Gleek Latino
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Primer15
Image hosted by servimg.com

Image hosted by servimg.com
Image hosted by servimg.com
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Coment10
Últimos temas
» Ayudenme a encontrarlos
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyLun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T

» Busco fanfic brittana
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyLun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66

» Busco fanfic
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptySáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken

» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyJue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604

» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyMar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28

» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyDom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28

» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyVie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604

» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyMar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyLun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es

» Que pasó con Naya?
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyMiér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es

» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyJue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es

» No abandonen
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyMiér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303

» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyVie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303

» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyLun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli

» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyDom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic

» brittana. amor y hierro capitulo 10
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyMiér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic

» holaaa,he vuelto
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyJue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyMiér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyMiér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 EmptyLun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1

FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Encues10
Sondeo

Musical Favorito Glee 5x15 Bash

FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba1011%FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba10 11% [ 4 ]
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba1019%FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba10 19% [ 7 ]
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba1011%FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba10 11% [ 4 ]
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba1024%FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba10 24% [ 9 ]
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba1027%FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba10 27% [ 10 ]
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba108%FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Topeba10 8% [ 3 ]

Votos Totales : 37

Image hosted by servimg.com
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 Gleeka10
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Disclaimer
Image hosted by servimg.com
·Nombre: Gleek Latino
·Creación: 13 Nov 2009
·Host: Foroactivo
·Versión: GS5
Glee
Image hosted by servimg.com
Publicidad

FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

+15
AngySalas
monica.santander
Ana Bedoya
VictoriaRivera
Dani(:
vidia
3:)
Nathie_B4E
Anddy Rivera Morris
lauravm98
micky morales
fanybeaHEYA
jas2602
Elita
marcy3395
19 participantes

Página 12 de 13. Precedente  1, 2, 3 ... , 11, 12, 13  Siguiente

Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por monica.santander Mar Feb 03, 2015 12:08 pm

Hola al fin volviste!!!! me gusto mucho el capitulo!!
Pobre el padre de Britt espero que ella lo puedo tranquilizar.
Saludos. Volve pronto
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por micky morales Mar Feb 03, 2015 8:55 pm

hola buen capitulo, espero no vuelvas a desaparecer, bye!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Lun Feb 16, 2015 11:09 pm

monica.santander escribió:Hola al fin volviste!!!! me gusto mucho el capitulo!!
Pobre el padre de Britt espero que ella lo puedo tranquilizar.
Saludos. Volve pronto

Hola Hola!

Aquí estoy ! y ya veremos :)

micky morales escribió:hola buen capitulo, espero no vuelvas a desaparecer, bye!

Hola Hola!

Aquí estoy FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 2145353087
Dani(:
Dani(:
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 27
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Lun Feb 16, 2015 11:19 pm

Capítulo 12

–Está obligando a Derek a esforzarse de verdad —comentó Sam mientras se secaba con una toalla el brillo de sudor de su cabeza.

Me giré y vi a mi padre luchando con el instructor, que era el doble de su tamaño, y eso que mi padre no era un hombre bajito. Con más de un metro ochenta de altura y noventa kilos de peso y músculos marcados, Victor Pierce era un magnífico oponente. Además, me había dicho que iba a probar el Krav Maga después de que yo le hablara de mi interés por él y parecía que así había sido. Algunos de los movimientos ya los había aprendido.

—Gracias por dejarle entrar.

Sam me miró con aquella mirada inmutable y calmada tan propia de él. Me había enseñado más cosas aparte de a defenderme. También me había enseñado a concentrarme en los pasos que debía dar, no en el miedo.

—Normalmente te diría que la clase no es el lugar idóneo para traer la rabia —contestó—, pero Derek necesitaba un desafío así.

Aunque no la formuló, pude sentir la pregunta que quedó flotando en el aire. Decidí que lo mejor sería responderla, pues Sam me estaba haciendo un favor al dejar que mi padre monopolizara a su compañero instructor.

—Acaba de enterarse de que alguien me hizo daño hace mucho tiempo. Ahora es demasiado tarde para poder hacer nada al respecto y no lo lleva bien.

Alargó la mano para coger la botella de agua que estaba justo al lado de la colchoneta.

—Yo tengo una hija —dijo poco después—. Puedo imaginar cómo se siente.

Cuando me miró antes de beber, vi la comprensión en sus ojos de pestañas espesas y estuve segura de que había traído a mi padre al lugar correcto.

Sam era una persona agradable con una gran sonrisa. Y tenía una autenticidad que pocas veces había visto en nadie. Pero había algo en él que advertía a los demás que se anduvieran con pies de plomo. Enseguida sabías que era una estupidez tratar de engañarle. Su actitud desenvuelta era tan obvia como sus tatuajes tribales.

—Así que lo traes aquí para que se entrene y, de paso, para que vea por sí mismo que te estás encargando de tu propia protección —dijo—. Buena idea.

—No sé qué otra cosa hacer —confesé. El estudio de Sam estaba situado en una zona de Brooklyn que estaba reactivándose.

Se trataba de un antiguo almacén remodelado y el ladrillo visto y las gigantes puertas correderas del muelle de carga le daban un toque moderno y duro. Era un lugar donde yo disfrutaba de una sensación de seguridad y control.

—Se me ocurre una cosa. —Sonrió y señaló con el mentón hacia la colchoneta—. Vamos a enseñarle lo que sabes hacer.

Dejé caer la toalla sobre mi botella de agua y asentí.

—Vamos.

No vi a ninguno de los encargados uniformados del aparcamiento cuando entramos en el garaje de mi edificio de apartamentos. Como de todos modos quería ser yo quien hiciera los honores, no me importó. Deslicé el DB9 hacia una de las plazas vacías y detuve el coche.

—Estupendo. Justo al lado del ascensor.

—Ya lo veo —dijo mi padre— ¿Es tuyo este coche?

Había estado esperando esa pregunta.
—No. De una vecina.

—Una vecina muy generosa —observó con tono seco.

—Un cielo. Es un Aston Martin. No está mal, ¿eh? —Lo miré de reojo con una sonrisa.

Parecía cansado y exhausto, y no por el ejercicio. Su agotamiento venía de dentro y me estaba destrozando el corazón.

Apagué el coche, me quité el cinturón de seguridad y me giré para mirarle.

—Papá, yo... Me duele verte tan destrozado por esto. No puedo soportarlo.

—Sólo necesito un poco de tiempo —dijo tras soltar un resoplido.

—Yo no quería que lo supieras. —Extendí la mano para coger la suya—. Pero me alegraré de que así sea si podemos olvidarnos de Nathan para siempre.

—He leído las denuncias...

—Dios mío. Papá... —Tragué la bilis que subió hasta mi garganta—. No quiero que tengas esas cosas en la cabeza.

—Sabía que pasaba algo malo. —Me miró con tanta pena y sufrimiento en sus ojos que dolía verlos—. Por el modo en que Rachel fue a sentarse a tu lado cuando la detective Graves pronunció el nombre de Nathan Barker... supe que había algo que no me habías contado. Esperaba que lo hicieras.

—He intentado con todas mis fuerzas dejar a Nathan atrás. Tú eras una de las pocas cosas de mi vida que él no había infectado. Quería que siguiera siendo así.

Apretó mi mano con más fuerza.

—Dime la verdad. ¿Estás bien?

—Papá, soy la misma hija a la que viniste a ver hace un par de semanas. La misma que vivía contigo en San Diego. Estoy bien.

—Estabas embarazada... —La voz se le rompió y una lágrima se deslizó por su mejilla.

Se la limpié sin hacer caso de la que caía por la mía.

—Y volveré a estarlo algún día. Puede que más de una vez. Quizá termines invadido de nietos.

—Ven aquí.
Se inclinó sobre el compartimento que había entre los dos asientos y me abrazó. Nos quedamos sentados en el coche un largo rato. Desahogándonos.

¿Estaba Santana vigilando las imágenes de las cámaras de seguridad para hacerme llegar su silencioso apoyo?

Me consoló pensar que quizá sí.

La cena esa noche en un restaurante no fue tan animada como era habitual entre Rachel, mi padre y yo, pero tampoco tan triste como me había temido. La comida era estupenda, el vino mejor y Rachel estuvo muy sarcástica.

—Era peor que Quinn —dijo refiriéndose a la modelo con la que había compartido la sesión de fotos de ese día—. No dejaba de hablar de su «lado bueno», que personalmente pensé que sería su culo cuando la vi salir por la puerta.

— ¿Has hecho sesiones de fotos con Quinn? —pregunté—. Es una chica con la que está saliendo Rachel —le expliqué a continuación a mi padre.

—Sí, claro. —Rachel se lamió la gota de vino tinto de su labio inferior—. La verdad es que trabajamos mucho juntas. Soy la domadora de Quinn Ella empieza con uno de sus arranques y yo la calmo.

— ¿Y cómo...? No importa —me corregí rápidamente—. No quiero saberlo.

—Ya lo sabes —contestó guiñándome un ojo.

Miré a mi padre y puse los ojos en blanco.

— ¿Y qué tal tú, Victor? —Preguntó Rachel mientras daba un bocado al salteado de setas—. ¿Estás saliendo con alguien?
Mi padre se encogió de hombros.

—Nada serio.

Eso era porque él quería. Yo había visto cómo actuaban las mujeres a su alrededor. Se desvivían por captar su atención. Mi padre era muy atractivo, tenía un cuerpo estupendo, un rostro precioso y una sensualidad latina. Conseguía a las mejores féminas y yo sabía que no era ningún santo, pero nunca parecía conocer a ninguna que de verdad le gustara. Hacía poco tiempo me había dado cuenta de que se debía a que era mi madre quien ocupaba el primer puesto.

— ¿Crees que algún día tendrás más hijos? —le preguntó Rachel sorprendiéndome con esa pregunta.

Hacía mucho tiempo que me había resignado a ser hija única.

Mi padre negó con la cabeza.

—No es que me oponga a esa idea, pero Britt es más de lo que nunca pensé que tendría en mi vida. —Me miró con tanto amor que se me hizo un nudo en la garganta—. Y es perfecta. Más de lo que habría podido esperar. No estoy seguro de que haya espacio en mi corazón para nadie más.

—Ay, papaíto. —Recosté la cabeza sobre su hombro, contenta de que estuviese conmigo, pese a que se debiese al peor de los motivos.

Cuando volvimos al apartamento, decidimos ver una película antes de dar por terminada la velada. Fui a mi dormitorio para cambiarme y me emocioné al ver un precioso ramo de rosas blancas en mi vestidor. La tarjeta, escrita con la inconfundible letra enérgica de Santana, casi hizo que sintiera vértigo.

[b
]«ESTOY PENSANDO EN TI, COMO SIEMPRE.

Y ESTOY AQUÍ».
[/b]

Me senté en la cama abrazada a la tarjeta, segura de que estaba pensando en mí en ese mismo momento. Empezaba además a asimilar que también había estado pensando en mí a cada momento durante las semanas que habíamos estado separadas.

Esa noche me quedé dormida en el sofá después de ver Dredd. Me desperté brevemente al sentir que me levantaban y me llevaban a mi habitación, sonriendo entre sueños mientras mi padre me metía en la cama como a una niña y me besaba en la frente.

—Te quiero, papá —murmuré.

—Yo también te quiero, cariño.

A la mañana siguiente, me desperté antes de que sonara la alarma y me sentí mejor de lo que me había sentido en mucho tiempo. Dejé una nota sobre la barra de la cocina en la que le decía a mi padre que me llamara si quería que nos viéramos para comer. No estaba segura de sí tenía algún plan para ese día. Sabía que Rachel tenía una sesión fotográfica por la tarde.
Durante el trayecto en taxi hasta el trabajo, respondí a un mensaje que me había enviado Shawna celebrando el compromiso de su hermano con Kurt. «Estoy muy contenta por todos vosotros», respondí.

«Conseguiré que seas la siguiente», contestó ella.

Sonreí mirando el teléfono.

« ¿Qué quieres decir? Se va la señal... No puedo leerte...».

Cuando el taxi se detuvo delante del edificio Lópezfire, la visión del Bentley en la acera me provocó el entusiasmo habitual. Al salir, miré en el asiento delantero y saludé con la mano cuando vi a Angus sentado en su interior.

Salió y se colocó su sombrero de chófer en la cabeza. Al igual que Clancy, no se notaba que portara un arma escondida en el costado, pues la llevaba con toda naturalidad.

—Buenos días, señorita Pierce —me saludó. Aunque no era un hombre joven y su pelo rojo se mezclaba con el plateado, nunca dudé de la capacidad de Angus para proteger a Santana.

—Hola, Angus. Me alegro de verte.

—Está muy guapa.

Bajé la mirada a mi vestido amarillo claro. Lo había elegido porque era luminoso y alegre, que era la impresión que quería que mi padre tuviera de mí.

—Gracias. Que tengas un buen día. —Me dirigí hacia la puerta giratoria—. ¡Hasta luego!

Sus ojos azules claros me miraron amables mientras se tocaba la punta del sombrero para despedirse de mí.

Cuando subí, vi que Megumi volvía a tener su aspecto habitual. Su sonrisa era amplia y auténtica y sus ojos tenían el brillo que a mí me gustaba ver cada mañana.

Me detuve en su mesa.

— ¿Cómo estás?

—Bien. Voy a ver a tu sabes para comer y voy a cortar con todo De una forma agradable y civilizada.

—Llevas un atuendo matador —le dije admirando el vestido verde esmeralda que se había puesto. Era ajustado y tenía unos ribetes de piel que le daban la dosis justa de modernidad.

Se puso de pie para enseñarme sus botas hasta las rodillas.

—Muy al estilo de Kalinda Sharma—dije—. Va a desear aferrarse a ti.

— ¡Venga ya! —se burló—. Estas botas son para darle la patada. No me ha vuelto a llamar hasta ayer por la noche, lo cual hace que hayan sido cuatro los días sin dar señales de vida. No es que sea demasiado, pero estoy dispuesta a buscar alguien que esté loco por mí.

Asentí y pensé en Santana.

—Merece la pena esperar a que aparezca. ¿Quieres que te haga una llamada de auxilio durante la comida?
—No —sonrió—. Pero gracias.

—De acuerdo. Si cambias de opinión, dímelo.

Volví a mi mesa y me puse enseguida a trabajar, decidida a adelantar trabajo para compensar el haber salido antes el día anterior. Kurt también estaba entusiasmado y sólo hizo una pausa en el trabajo lo suficientemente larga para decirme que Blaine tenía una carpeta llena de ideas para bodas que llevaba varios años coleccionando.

— ¿Por qué no me sorprende? —pregunté.

—A mí no me debería sorprender. —La boca de Kurt se curvó con una sonrisa de cariño—. La ha tenido guardada todo este tiempo en su despacho para que yo no la viera.

— ¿Le has echado un vistazo?

—La repasó entera conmigo. Estuvimos horas con ella.

—Vais a tener la boda del siglo —me burlé.

—Sí. —Aquella palabra denotaba cierta exasperación, pero su expresión continuaba siendo tan feliz que no pude dejar de sonreír.

Mi padre llamó poco antes de las once.

—Hola, cariño —dijo respondiendo a mi habitual saludo del trabajo—. ¿Cómo llevas el día?

—Genial. —Apoyé la espalda en mi sillón y miré su fotografía—. ¿Has dormido bien?

—Mucho. Aún estoy tratando de despertarme.

— ¿Por qué? Vuelve a la cama a retozar.

—Quería decirte que no voy a ir a comer. Lo haremos mañana. Hoy necesito hablar con tu madre.

—Ah —conocía ese tono. Era el mismo que utilizaba cuando detenía a la gente, la mezcla perfecta entre autoridad y reprobación—. Oye, no voy a meterme en medio de vosotros dos en esto. Los dos sois adultos y no voy a tomar partido por ninguno. Pero debo decirte que mamá quería contártelo.

—Debió haberlo hecho.

—Estaba sola —insistí, dando una patada nerviosa a la moqueta—. Estaba enfrentándose a un divorcio y al juicio contra Nathan y encargándose de mi recuperación. Estoy segura de que deseaba con desesperación un hombro sobre el que apoyarse, ya sabes cómo es. Pero se estaba ahogando por la culpa. En aquel momento, podría haberla convencido de que hiciera lo que yo quisiera, y lo hice.

Él se quedó en silencio al otro lado de la línea.

—Sólo quiero que lo tengas en cuenta cuando hables con ella —concluí.

—De acuerdo. ¿A qué hora estarás en casa?

—Poco después de las cinco. ¿Quieres ir al gimnasio? ¿O volver al estudio de Sam?

—Deja que vea cómo me encuentro cuando llegues —contestó.

—Vale. —Me obligué a no hacer caso de la inquietud que me provocaba la inminente conversación entre mis padres—. Llámame si necesitas algo.

Colgamos y volví al trabajo, agradecida por la distracción.

Cuando llegó la hora del almuerzo, decidí comprar algo rápido y llevármelo a mí mesa para trabajar durante la hora de la comida. Me enfrenté a la sauna que era el mediodía en la calle para ir a la tienda Duane Reade a por un paquete de cecina y una botella de bebida isotónica. Me había saltado el entrenamiento con bastante frecuencia desde que Santana y yo habíamos vuelto a estar juntas y supuse que había llegado el momento de pagar por ello.

Estaba considerando si sería apropiado enviarle a Santana una nota de «Estoy pensando en ti» cuando atravesé la puerta giratoria del Lópzfire. Un pequeño detalle para darle las gracias por las flores que habían hecho más soportable un día duro.
Entonces, vi a la mujer que habría preferido no volver a ver. Emily Fields. Y estaba hablando con mi mujer, con la palma de la mano apoyada de forma íntima sobre el pecho de ella.

Estaban apartadas, protegidas por una columna, lejos del flujo de gente que entraba y salía por los torniquetes de seguridad. El cabello largo y moreno de Emily le llegaba casi a la cintura, una cortina brillante que resaltaba incluso sobre su vestido negro de corte clásico. Tanto ella como Santana estaban de perfil, de modo que no pude ver los ojos de Emily, pero sabía que eran de un precioso tono Justo ahí, con las dos vestidas de negro, el único punto de color era la camisa azul de santana Mi favorita.

De repente, Santana giró la cabeza y me vio, como si hubiese sentido que la estaba observando. En el momento en que nuestras miradas se cruzaron, sentí que algo me atravesaba hasta lo más hondo, aquella conciencia primitiva que sólo había sentido con ella. De una forma muy primaria, algo en mi interior sabía que ella era mía. Lo había sabido desde la primera vez que mis ojos la miraron.

Y otra mujer tenía sus manos sobre ella.

Levanté las cejas con un silencioso « ¿Qué coño es esto?». En ese momento, Emily siguió la mirada de ella No pareció contenta de verme parada en mitad de aquel enorme vestíbulo, mirándolas.

Tuvo suerte de que no fuera a por ella y la arrastrara del pelo.

Entonces, colocó la mano sobre el mentón de ella instándole a que volviera dirigir su atención hacia ella y se puso de puntillas para darle un beso en su boca cerrada. En ese momento, consideré de verdad hacerlo. Incluso di un paso al frente.

Santana se retiró justo antes de que ella consiguiera su objetivo, agarrándola por los brazos y empujándola hacia atrás.

Controlé mi mal humor, solté mi irritación con un suspiro y lo dejé. No puedo decir que no sintiera celos, porque por supuesto que los sentí. Emily podía estar con ella en público y yo no. Pero no apareció en mi vientre el miedo enfermizo que había sentido antes, aquella terrible inseguridad que me decía que iba a perder a la mujer que amaba más que a nada.
Fue raro no sentir pánico. Seguía oyendo una vocecita en mi cabeza que me advertía que no me confiara demasiado, que era mejor mostrarme temerosa, protegerme para que no me hicieran daño. Pero por una vez, conseguí no hacerle caso. Después de todo lo que Santana y yo habíamos pasado, lo que seguíamos pasando, todo lo que ella había hecho por mí... era más difícil desconfiar que creer.

Subí al ascensor y me dirigí a mi trabajo. Dejé que mis pensamientos se centraran en mis padres. Decidí tomar como una buena señal que ni mi madre ni Stanton hubiesen llamado para quejarse de mi padre. Crucé los dedos con la esperanza de que, cuando llegara a casa, todos pudiésemos olvidarnos de Nathan para siempre. Yo estaba dispuesta a hacerlo. Más que dispuesta a seguir adelante para afrontar la siguiente etapa de mi vida, cualquiera que ésta fuera.

El ascensor se detuvo en la planta décima y las puertas se abrieron a un agudo zumbido de herramientas eléctricas y al rítmico golpeteo de martillos. Justo delante del ascensor, una tela de plástico colgaba del techo. No me había dado cuenta de que hubiese obras en el Lópezfire y miré por encima de la gente que me rodeaba para echar un vistazo.

— ¿Va a salir alguien? —preguntó una tipa que estaba junto a la puerta mirando hacia atrás.

Me puse derecha y negué con la cabeza, aun cuando no me estaba hablando a mí directamente. Nadie se movió. Esperamos a que las puertas se cerraran y desapareciera el ruido de las obras.

Pero tampoco ellas se movieron.

Cuando la mujer empezó a pulsar los botones del ascensor en vano, me di cuenta de lo que pasaba.

Santana.

—Disculpen, por favor —dije sonriendo.

Los ocupantes del ascensor se hicieron a un lado para dejarme salir y otro hombre salió conmigo. Las puertas se cerraron detrás de nosotros y el ascensor siguió su camino

— ¿Qué demonios pasa? —preguntó el tipo con su ceño fruncido mientras se giraba para comprobar los otros tres ascensores. Era un poco más alto que yo, pero no mucho, y llevaba pantalones de vestir con una camisa de manga corta y corbata.

La señal que anunciaba la llegada de otro ascensor casi no se oyó entre el ruido de las obras. Cuando se abrieron sus puertas, salió Santana, con un aspecto cortés, elegante y molesto.

Quise saltar sobre ella al verla tan guapa. Además, tenía que admitir que me excitaba mucho cuando actuaba conmigo como una dominante alfa.

«Por ti haría que el mundo dejara de dar vueltas». A veces, sentía que lo hacía.

Gruñendo en voz baja, el hombre de la camisa de manga corta entró en el ascensor vacío de Santana y se fue.

Iba vestida igual que el día que la conocí. En ese momento, quise alzarme sobre su delicioso cuerpo y follármela hasta dejarla sin sentido.

Después de tantas semanas, eso no había cambiado.
—Britt —empezó a decir con aquella voz suya que hacía que se me encogieran los dedos de los pies—. No es lo que piensas. Emily ha venido porque no contesto a sus llamadas...

Levanté la mano para interrumpirle y miré su regalo, mi precioso reloj, en la otra muñeca.

—Tengo treinta minutos. Preferiría follar contigo a estar hablando de tu ex, si no te importa.

Durante un largo rato, se quedó en silencio e inmóvil, mirándome, tratando de calibrar mi estado de ánimo. Vi cómo los interruptores de su cerebro y su cuerpo pasaban de la exasperación a la concentración. Entrecerró los ojos y la mirada se le oscureció. Las mejillas se le ruborizaron y sus labios se separaron con un fuerte suspiro. Cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro mientras la sangre se le calentaba, su sexualidad se despertó como una pantera que se estiraza tras una siesta.
Casi pude sentir el chisporroteo de la corriente sexual que cobraba vida entre nosotras. Yo reaccioné ante aquello como había aprendido a hacer, enterneciéndome y despertándome mientras por dentro me tensaba suavemente. Suplicando por tenerla. El ruido que nos rodeaba no hizo más que ponerme más caliente, haciendo que los latidos de mi corazón se aceleraran.

Santana se metió la mano en un bolsillo interior de la chaqueta negra y sacó el teléfono. Pulsó la marcación rápida y se llevó el teléfono al oído con la vista clavada en mí.

—Llegaré treinta minutos tarde. Si no le viene bien a Anderson, concierta otra cita.

Colgó y volvió a dejar caer el teléfono en bolsillo con despreocupación.

—Me acabas de poner muy caliente —le dije con voz ronca y llena de deseo.

Dejó caer las manos y recobró la compostura. Entonces, se acercó a mí con los ojos en llamas.

—Vamos.

Colocó una mano en la parte inferior de mi espalda de esa forma que tanto me gustaba, ejerciendo presión y calor sobre un punto que me hacía sentir un hormigueo en todo el cuerpo ante la expectativa. Levanté los ojos hacia ella y vi la ligera sonrisa de su boca, prueba de que ella sabía lo que aquella inocente caricia provocaba en mí.

Nos abrimos paso entre las telas de plástico dejando atrás los ascensores. Delante de nosotras había luz del sol, cemento y telas colgando por todas partes. Al otro lado de los plásticos pude ver las sombras diluidas y neblinosas de los obreros. Oí una música que casi quedaba ahogada por el estruendo y los gritos que los hombres se daban entre sí.

Santana me condujo a través de los plásticos, sabiendo adónde se dirigía. Su silencio me estimulaba y el peso de lo que nos esperaba crecía a cada paso que dábamos. Llegamos a una puerta y ella la abrió. Me metió en una sala que sería el despacho de algún ejecutivo.

La ciudad se extendía ante mí con la visión de aquella jungla urbana moderna salpicada de edificios que mostraban con orgullo su historia. El humo subía ondulándose hacia un cielo azul y sin nubes a intervalos irregulares y los coches parecían fluir por las calles como afluentes.

Oí el pestillo de la puerta cerrarse detrás de mí y me giré para mirar a Santana justo cuando se quitaba la chaqueta. La habitación estaba amueblada. Un escritorio con sillas y unos sillones en el rincón. Todos ellos envueltos en lonas en aquel espacio aún sin terminar.

Con metódica lentitud se quitó la camisa y el sujetador. Yo la miraba, obsesionada con su perfección.
—Puede que nos interrumpan —dijo—. O que nos oigan.

— ¿Eso te preocupa?

—Sólo si te preocupa a ti. —Se acercó a mí con la cremallera abierta y sus bragas claramente visibles a través de ella.

—Me estás provocando. Nunca consentirías que corriéramos el riesgo de que nos interrumpieran.

—No me detendría. No se me ocurre nada que pueda pararme una vez estoy dentro de ti. —Me cogió el bolso de la mano y lo dejó caer en uno de los sillones—. Llevas puesta demasiada ropa.

Envolviéndome con sus brazos, Santana me bajó la cremallera de la espalda con experta facilidad mientras sus labios susurraban sobre los míos.

—Intentaré no ensuciarte mucho.

—Me gusta ensuciarme. —Me saqué el vestido por los pies y estaba a punto de desabrocharme el sujetador cuando me cogió y me puso sobre sus hombros.

Di un grito de sorpresa y abofeteé su culo firme con las dos manos ella me dio un azote tan fuerte que me escoció y, a continuación, lanzó mi vestido a un lado de un modo tan perfecto que aterrizó directamente sobre su chaqueta. Estaba atravesando la habitación cuando levantó la mano y me bajó las medias bajo la curva de mi trasero.

Cogió el filo de la lona que envolvía el sofá y lo echó hacia atrás, después, me sentó y se agachó delante de mí.

— ¿Va todo bien, cielo? —me preguntó mientras me deslizaba la ropa interior por mis tacones de tiras cruzadas.

—Sí. —Sonreí y le acaricié la mejilla, sabiendo que aquella pregunta lo abarcaba todo, desde mis padres hasta mi trabajo.

Siempre comprobaba en qué estaba mi cabeza antes de tomar el control de mi cuerpo—. Todo va bien.

Santana tiró de mis caderas hasta el mismo filo del sofá con mis piernas a cada lado de ella, mostrando mi coño ante sus ojos.

—Entonces, dime qué es lo que ha hecho que hoy este coñito esté tan glotón.

—Tú.

—Excelente respuesta.

Le di un empujón en el hombro.

—Te has puesto el traje que llevabas cuando te conocí y mi camisa preferida. Deseé con todas mis ganas follar contigo en ese momento, pero no pude hacer nada al respecto. Ahora sí puedo.

Abrió más mis muslos con sus suaves manos y con el dedo pulgar me acarició el clítoris. Mi sexo se estremeció mientras el placer me recorría el cuerpo.

—Y ahora puedo yo también —murmuró bajando su oscura cabeza.
Me agarré con desesperación al cojín que tenía debajo y el estómago se me puso tenso mientras su lengua me lamía lentamente la raja. Rodeó con la lengua la trémula abertura de mi sexo, provocándome antes de hundirla dentro de mí.
Arqueé el cuerpo con fuerza doblando la espalda mientras ella mortificaba mi tierna carne.

—Deja que te diga cómo te imaginé ese día —dijo con un ronroneo mientras rodeaba mi clítoris con la punta de la lengua y con las manos me sujetaba ante las sacudidas que me provocaba aquella caricia—. Abierta debajo de mí sobre sábanas de satén negro, el pelo revuelto a tu alrededor, tu mirada salvaje y caliente por la sensación de mis dedos aporreando el interior de tu coño tenso y sedoso.

—Dios, Santana —gruñí, seducida al ver cómo me saboreaba de una forma tan íntima. Era una fantasía hecha realidad, aquella diosa del sexo oscura y peligrosa vestida con su imponente traje prestándome sus servicios con aquella boca esculpida hecha para volver locas a las mujeres.

—Imaginé tus muñecas apresadas entre mi mano —continuó con tono brusco—, obligándome a tomar tu cuerpo una y otra vez. Tus pezones duros y pequeños hinchados bajo mi boca. Tus labios rojos y húmedos de haber estado chupándome La habitación inundada de esos sonidos sensuales que tú emites... esos gemidos desesperados cuando no puedes dejar de correrte.

En ese momento, gemí, mordiéndome el labio mientras ella revoloteaba sobre mi clítoris con el malvado látigo de su lengua. Doblé una pierna por encima de su hombro desnudo y el calor de su piel abrasó la carne sensible de la parte posterior de mi rodilla.

—Quiero lo que tú quieras.

Su sonrisa se iluminó.

—Lo sé.

Chupó tirando de aquel tenso manojo de nervios. Yo me corrí con un grito de desesperación y agité las piernas con aquella descarga.

Seguía estremeciéndome de placer cuando me instó a que me tumbara en el sofá, colocando su cuerpo sobre el mío Yo bajé los brazos deseando sentir su humedad en mis manos, pero ella me cogió de las muñecas y me sujetó los brazos.
—Me gusta verte así —dijo amenazante—. Prisionera de mi lujuria.

Los ojos de Santana miraban fijamente mi rostro, los labios le brillaban por mi orgasmo y los pechos se le elevaban Yo estaba fascinada—Te quiero —le dije jadeando mientras tres de sus dedos se deslizaban pesadamente por mi coño hinchado. Empujó su cuerpo contra el mío separando la resbaladiza abertura.

—Oh, cielo... —Con un gruñido, enterró la cara en mi cuello—. Dios mío, cómo te necesito.

La desesperación de su voz me cogió por sorpresa. Quise tocarla, pero siguió sujetándome mientras movía las caderas a ritmo de su mano sin cesar. Sentirla dentro de mí, tan caliente, me estaba volviendo loca. Yo también me movía, incapaz de permanecer quieta, retorciéndonos las dos juntas.

Presionó los labios contra mi sien.

—Cuando te he visto ahora en el vestíbulo, con tu bonito vestido amarillo, estabas radiante y preciosa. Perfecta.

Se me hizo un nudo en la garganta.

—Santana.

—El sol brillaba detrás de ti y pensé que quizá no fueses real.

Traté de liberar mis manos.

—Deja que te toque.

—He venido detrás porque no podía alejarme de ti. Y cuando te he encontrado, tú me estabas deseando. —Agarró mis dos muñecas con una mano y sus dedos empezaron embestidas más rápidas.

Yo gemí, revolviéndome alrededor de su mano, y mi sexo succionó vorazmente sus dedos.

—Oh, Dios, cómo me gusta. Me gusta sentirte...

—Quiero correrme encima de ti.

—Te necesito así.

Bajó su boca hasta encontrar la mía y la chupó de una forma muy erótica—. Te necesito tanto...

—Santana Deja que te toque.

—He capturado un ángel. —Su beso era salvaje y húmedo, apasionado. Sus labios inclinados sobre los míos y su lengua saliendo y entrando con movimientos profundos y rápidos—. Y he puesto mis manos codiciosas sobre todo tu cuerpo. Te estoy profanando. Y a ti te encanta.

—Te quiero.

Me acariciaba por dentro y yo me retorcía.

—Fóllame, Santana Fóllame fuerte.

Sus dedos pasaron de dos a tres a un solo tirón penetrándome con tanta fuerza el coño se me tensó y el clítoris me palpitaba con cada impacto y el sofá producía un ruido sordo sobre el cemento, moviéndose mientras Santana aporreaba su cuerpo.

Los sonidos obscenos del sexo salvaje pasaron inadvertidos a los obreros que estaban a pocos metros. La corriente hacia el orgasmo nos llevaba a las dos y nuestros cuerpos eran la válvula de escape de la violencia de nuestras emociones.
—Voy a correrme en tu boca —dijo con un gruñido y con el sudor deslizándose por su sien.

Sólo pensar que ella iba a terminar de esa forma me hizo explotar. Mi sexo empezó a palpitar con el orgasmo, apretaba y agarraba sus dedos en movimiento, y los infinitos latidos del orgasmo se propagaron hacia fuera en dirección a los dedos de mis pies y mis manos. Y aun así, no se detuvo, siguió moviendo sus caderas en círculo sobre mi muslo.

—Ahora, Britt. —Se levantó y yo le seguí, poniéndome de rodillas y deslizando la boca por su entrada y su clictoris.

Al primer atisbo de succión por mi parte, ella empezó a correrse, derramándose sobre mi lengua disfrutando de los ásperos sonidos de satisfacción que salían de su pecho.

Tenía las manos en mi pelo, la cabeza inclinada hacia mí y el sudor relucía en sus pechos.

—Para —dijo entre jadeos apartándome—. Vas a conseguir que me vuelva a poner mojada.

Seguía estándolo, pero no dije nada.

Santana colocó las manos sobre mi cara y me besó, y nuestra saliva se mezcló.

—Gracias.

— ¿Por qué me das las gracias? Has hecho tú todo el esfuerzo.

—No es ningún esfuerzo follarte, cielo. —Su lenta sonrisa era la de una mujer completamente saciado—. Te doy las gracias por darme el privilegio.

Volví a ponerme los tacones.

—Me vas a matar. No puedes ser tan guapa y sensual y decir cosas como ésas. Es demasiado. Me fríe las neuronas. Me derrite.

Su sonrisa se amplió y me volvió a besar.

—Conozco esa sensación.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola Hola FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

Aqui nuevo cap espero que le sgusten :)

y dejen sus comentarios FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 2145353087

Saludos y besos
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

Dani(:
Dani(:
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 27
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por monica.santander Mar Feb 17, 2015 12:28 am

Me encantan juntas!!!!
Que habra pasado con los padres de Britt??
Saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por micky morales Mar Feb 17, 2015 9:10 pm

que pdo decir juntas son perfectas!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por 3:) Mar Feb 17, 2015 10:34 pm

holap dan,...

ya me puse la día con los capítulos!!!
lo único que puedo decir que amo cuando están juntas,...

nos vemos!!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Vie Feb 27, 2015 12:22 am

monica.santander escribió:Me encantan juntas!!!!
Que habra pasado con los padres de Britt??
Saludos

Hola Hola ! FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

SON PERFECTAS NO? y ya veremos que paso ;)

Saludos FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

micky morales escribió:que pdo decir juntas son perfectas!

Hola Hola! FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

AMEN!

Saludos FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557

3:) escribió:holap dan,...

ya me puse la día con los capítulos!!!
lo único que puedo decir que amo cuando están juntas,...

nos vemos!!!

Hola Hola!FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557

Me alegro que te pusieras al dia ;) y son perfectas jajaja

Saludos FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864
Dani(:
Dani(:
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 27
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Vie Feb 27, 2015 12:34 am

Capítulo 13


Quizá fuera porque yo misma acababa de tener sexo por lo que advertí los síntomas de Megumi. O quizá fuera porque mi radar sexual, como lo llamaba Rachel, ya no estaba estropeado. Cualquiera que fuera el motivo, supe que mi amiga se había acostado con la pareja que tenía pensado romper y estuve segura de que no se alegraba de ello.

— ¿Has roto o no? —pregunté inclinándome sobre el mostrador de recepción.

—Creo que sí —contestó abatida—. Pero después de haberme acostado otra vez Supuse que sería liberador. Además, quién sabe cuánto me va a durar la época de sequía.

— ¿Estás replanteándote tu decisión de cortar?

—La verdad es que no se ha mostrado muy dolida, como si le hubiese utilizado para el sexo. Y supongo que ha sido así, Imaginé que no habría problemas con echar un polvo rápido a mediodía sin compromiso alguno.

—Así que ahora estás hecha un lío —le dije dedicándole una sonrisa compasiva—. Recuerda que se trata de la misma persona que no te había llamado desde el viernes. Ha conseguido comer con una chica guapa y, después, un orgasmo. No está nada mal.

Inclinó la cabeza a un lado.

—Sí.

—Sí.

El ánimo se le levantó visiblemente.

— ¿Vas a ir al gimnasio esta noche, Britt?

—Debería, pero mi padre está en la ciudad y dependerá de lo que tenga planeado. Si vamos, serás bienvenida para acompañarnos. Pero no lo sabré hasta que termine de trabajar.

—No quiero molestar.

— ¿Es eso una excusa?

Sonrió avergonzada.

—Puede que un poco.

—Si quieres, puedes venir a casa conmigo al salir del trabajo y así lo conoces. Si quiere ir al gimnasio puedo dejarte algo mío para que te lo pongas. Si no, ya se nos ocurrirá otra cosa que hacer.

—Me parece bien.

—Vale, quedamos en eso. —Nos vendría bien a las dos. Mi padre podría tener otra visión de normalidad en mi vida y a Megumi le evitaría estar torturándose—. Salimos a las cinco.

— ¿Vives aquí? —Megumi inclinó la cabeza hacia atrás para ver mi edificio—. Es bonito.

Como el resto de los edificios de la calle bordeada de árboles, tenía historia y hacía alarde de ella con detalles arquitectónicos que los constructores actuales ya no utilizaban. El edificio había sido remodelado y ahora cobijaba a los residentes con un moderno saliente de cristal sobre la puerta de entrada. Aquella incorporación engranaba sorprendentemente bien con la fachada.

—Vamos —le dije sonriendo a Paul cuando éste nos abrió la puerta.

Cuando salimos del ascensor en mi planta, me obligué a no mirar hacia la puerta de Santana. ¿Cómo sería llevar a una amiga a una casa que compartiera con Santana?
Deseé hacerlo. Quería construir algo así con ella.

Abrí la cerradura de mi apartamento y cogí el bolso de Megumi cuando entramos.

—Estás en tu casa. Voy a decirle a mi padre que estamos aquí.

Miró con los ojos abiertos de par en par la espaciosa sala de estar y la cocina.

—Esta casa es enorme.

—La verdad es que no necesitamos tanto espacio.

—Pero ¿quién se iba a quejar? —dijo sonriendo.

—Es verdad.

Me estaba girando hacia el pasillo que llevaba al cuarto de invitados cuando mi madre salió del distribuidor que daba a mi dormitorio y al de Rachel y que estaba enfrente de la sala de estar. Me detuve, asombrada al ver que llevaba puesta una falda y una blusa mías.

— ¿Mamá? ¿Qué haces aquí?

Sus ojos enrojecidos se fijaron en algún lugar a la altura de mi cintura y tenía la piel lo suficientemente pálida como para hacer que su maquillaje pareciera recargado. Fue entonces cuando me di cuenta de que también había utilizado mis productos de cosmética. Aunque en algunas ocasiones nos habían tomado por hermanas, mis ojos azules y el tono de mi piel venían de mi padre y necesitaba una paleta de colores diferente a los tonos pastel que usaba mi madre.

Tuve una sensación de mareo.

— ¿Mamá?

—Tengo que irme. —No me miró a los ojos—. No me había dado cuenta de que era tan tarde.

— ¿Por qué llevas puesta mi ropa? —pregunté, a pesar de saber la respuesta.

—Me he manchado el vestido. Te la devolveré. —Pasó rápidamente por mi lado y, de nuevo, se detuvo de repente al ver a Megumi.

Yo no podía moverme. Sentía los pies clavados a la alfombra. Cerré las manos en un puño. Sabía identificar cuándo alguien acababa de tener sexo sólo con verlo. Sentí un nudo en el pecho por la rabia y la decepción.

—Hola, Mónica. —Megumi se acercó para darle un abrazo—. ¿Cómo estás?

—Hola, Megumi. —Mi madre se esforzaba claramente, tratando de buscar algo más que decir—. Me alegro de verte. Ojalá pudiera quedarme para salir con vosotras, pero lo cierto es que tengo prisa.

— ¿Está Clancy aquí? —pregunté, pues no había prestado atención al resto de vehículos que había en la calle al llegar.

—No. Tomaré un taxi. —Seguía sin mirarme a los ojos, pese a haber girado la cabeza hacia mí.

—Megumi, ¿te importaría compartir un taxi con mi madre? Siento dejarte plantada, pero, de repente, no me encuentro bien.

—Claro. —Me miró a la cara y vi que se había dado cuenta del cambio en mi estado de ánimo—. Sin problema.

Mi madre me miró entonces y no se me ocurrió nada que decirle. Me indignaba su mirada de culpa casi tanto como la idea de que hubiese engañado a Stanton. Si iba a hacerlo, podría, al menos, admitirlo.

Mi padre eligió ese momento para unirse a nosotras. Entró en la habitación vestida con unos vaqueros y una camiseta, descalza y con el pelo aún mojado de la ducha.

Como siempre, mi suerte no podía ser peor.

—Papá, ésta es mi amiga Megumi. Megumi, éste es mi padre, Victor Pierce.

Mientras él se acercaba a Megumi para darle la mano, mis padres evitaron mirarse.
Aquella precaución no sirvió para ocultar la electricidad que había entre ellos.

—Había pensado que podríamos salir —le dije para llenar aquel repentino e incómodo silencio—, pero ya no me apetece.

—Tengo que irme —volvió a decir mi madre cogiendo su bolso—. Megumi, ¿te vienes conmigo?

—Sí, por favor. —Mi amiga se despidió de mí con un abrazo—. Te llamo luego para ver cómo estás.

—Gracias. —La cogí de la mano y se la apreté antes de que se apartara.

En el momento en que la puerta se cerró tras ellos, me dirigí a mi habitación.

Mi padre vino detrás.

—Brittany, espera.

—Ahora mismo no quiero hablar contigo.

—No seas pueril con esto.

— ¿Perdona? —Me di la vuelta para mirarle—. Mi padrastro paga este apartamento. Quería que yo tuviera un lugar con un buen sistema de seguridad para así estar a salvo de Nathan. ¿Estabas pensando en eso cuando te follabas a su mujer?

—Cuidado con lo que dices. Sigues siendo mi hija.

—Tienes razón. ¿Y sabes qué? —Caminé de espaldas hacia el pasillo—. Nunca me había sentido avergonzada de ello hasta ahora.

Me tumbé en la cama mirando al techo, deseando poder estar con Santana Pero sabía que estaba en terapia con el doctor Petersen.

Le envié un mensaje a Rachel: «Te necesito. Ven a casa cuanto antes».

Eran casi las siete cuando alguien llamó a la puerta de mi habitación.

—Nena, soy yo. Déjame entrar.

Me abalancé sobre la puerta para abrirla y me eché en sus brazos, abrazándola con fuerza ella me levantó del suelo y me metió en la habitación cerrando la puerta con una patada.

Me dejó en la cama y se sentó a mi lado con su brazo alrededor de mis hombros. Olía bien, a su habitual colonia. Me eché sobre ella, agradecida por su amistad incondicional.

—Mis padres se acuestan juntos —dije un rato después.

—Sí, ya lo sé.

Incliné la cabeza hacia atrás para mirarla.

Hizo una mueca.

—Los oí cuando salía hacia la sesión de fotos esta tarde.

— ¡Puaj! —El estómago se me revolvió.

—Sí, a mí tampoco me parece bien —murmuró. Me pasó los dedos por el pelo—. Tu padre está en el sofá y parece hecho polvo. ¿Le has dicho algo?

—Por desgracia, sí. He sido mezquina y ahora me siento fatal. Necesito hablar con él, pero se me hace raro, porque la persona con la que quiero ser más leal es con Stanton. Ni siquiera me gusta ese hombre la mitad de las veces.

—Ha sido bueno contigo y con tu madre. Y que le engañen a uno nunca es plato de buen gusto.

Dejé escapar un gruñido.

—Me habría enfadado menos si hubiesen ido a otro sitio. Es decir, seguiría pareciéndome mal, pero esto es territorio de Stanton. Eso hace que sea aún peor.

—Es verdad —confirmó ella.

— ¿Qué te parecería si nos mudáramos?

Me miró sorprendido.

— ¿Porque tus padres han echado un polvo aquí?

—No. —Me puse de pie y empecé a caminar por la habitación—. La seguridad fue la razón por la que elegimos este apartamento. Era lógico dejar que Stanton me ayudara cuando Nathan era una amenaza y la seguridad una prioridad, pero ahora... —La miré—. Ahora todo es diferente. Ya no me parece que sea lo correcto.

— ¿Mudarnos adónde? ¿A algún sitio de Nueva York que nos podamos permitir nosotras solas? ¿O fuera de Nueva York?

—Yo no quiero irme de Nueva York —dije para tranquilizarla—. Tu trabajo está aquí. Y el mío también.

Y Santana.

Rachel se encogió de hombros.

—Claro. Lo que tú digas. Estoy de acuerdo.

Me acerqué hasta donde ella seguía sentada y la abracé.

— ¿Te importaría pedir que trajeran algo para cenar mientras hablo con mi padre?
— ¿Se te ocurre algo en particular?

—No. Sorpréndeme.

Fui con mi padre al sofá. Había estado mirando cosas en internet con mi tableta, pero la dejó a un lado cuando me senté.

—Siento lo que te dije antes —empecé—. No era en serio.

—Sí que lo era. —Se rascó la nuca con actitud de agotamiento—. Y no te culpo. No me siento muy orgulloso de mí mismo en este momento. Y no tengo excusas. Debería haberlo hecho mejor. Y ella también.

Subí las piernas y me senté mirándole con el hombro apoyado en el respaldo del sofá.

—Hay entre vosotros mucha química. Yo sé lo que es eso.

Me lanzó una mirada interrogante, con sus grises ojos tormentosos y serios.

—Es lo que tienes con López Lo vi cuando vino a cenar. ¿Vas a tratar de arreglar las cosas con ella?

—Me gustaría. ¿Te plantea eso algún problema?

— ¿Te quiere?

—Sí. —Sonreí—. Pero más que eso, me... necesita. No hay nada que no esté dispuesta a hacer por mí.

—Entonces, ¿por qué no estáis juntas?

—Bueno... es algo complicado.

— ¿No lo es siempre? —Preguntó con tristeza—. Mira, debes saber que... He querido a tu madre desde el momento en que la vi. Lo que ha pasado hoy no debería haber ocurrido, pero para mí ha significado algo.

—Lo entiendo. —Le cogí la mano—. ¿Y qué va a pasar ahora?

—Me voy a casa mañana. Voy a intentar aclararme la mente.

—Rachel y yo hemos estado hablando de ir a San Diego dentro de dos fines de semana.
Habíamos pensado ir a casa y quedarnos allí. Verte a ti, y al doctor Travis.

— ¿Hablaste con Travis sobre lo que te pasó?

—Sí. Me salvaste la vida al ponerme en contacto con él —dije con sinceridad—. No puedo estarte más agradecida. Mamá me había estado enviando a un montón de psiquiatras estirados y no supe conectar con ninguno de ellos. Me sentía como un caso práctico de estudio. El doctor Travis hizo que me sintiera normal. Además, allí conocí a Rachel.

— ¿Habéis dejado ya de hablar de mí? —Justo en ese momento, Rachel entró en la habitación enarbolando un menú de comida para llevar—. Sé que soy fascinante, pero quizá deberíais ahorrar saliva para la comida tailandesa que van a traer. He pedido una tonelada.

Mi padre tomaba el vuelo de las once que salía de Nueva York, así que tuve que dejar que fuese Rachel quien lo despidiera. Nos dijimos adiós antes de irme a trabajar, prometiéndonos hacer planes para el viaje a San Diego la próxima vez que habláramos.

Yo iba en el asiento trasero de un taxi camino del trabajo cuando Kitty me llamó. Por un momento, consideré desviar la llamada al buzón de voz pero, después, decidí afrontarla y respondí.

—Hola.

—Hola, preciosa. —Su voz hizo que mi sentido común se aplastara como si se tratara de chocolate caliente—. ¿Lista para mañana?

—Lo estaré. ¿A qué hora es el lanzamiento del vídeo? ¿Cuándo tenemos que estar en Times Square?

—Se supone que llegamos a las seis.

—Vale. No sé qué ponerme.

—Estarás fantástica con cualquier cosa.

—Esperemos que sí. ¿Cómo va la gira?

—Me lo estoy pasando como nunca —respondió riéndose, y aquel sonido ronco y sensual me trajo recuerdos—. Ha sido un larguísimo camino desde el bar de Pete.

—Ah, Pete. —Nunca olvidaría ese bar, aunque algunas de las noches que pasé allí estaban un poco confusas—. ¿Estás nerviosa por lo de mañana?

—Sí. Voy a verte. Estoy deseándolo.

—No es a eso a lo que me refería, y lo sabes.

—También estoy nerviosa por el lanzamiento del vídeo. —Volvió a reírse—. Ojalá pudiese verte esta noche, pero voy a coger un vuelo nocturno al JFK. Aunque sí quiero que cenemos mañana.

— ¿Puede venir Rachel? Ya la he invitado al lanzamiento del vídeo. Las dos os conocéis, así que supuse que no te importaría. Al menos, no mucho.

Soltó un bufido.

—No necesitas ninguna carabina, Britt. Sé controlarme.

El taxi se detuvo delante del edificio Lópezfire y el conductor paró el taxímetro. Le pasé dinero por la ranura del plexiglás y me bajé, dejando la puerta abierta para el hombre que se abalanzaba corriendo para montarse.

—Creía que Rachel te caía bien.

—Y me cae bien, pero me gusta más tenerte para mí sola. ¿Qué te parece si las dos cedemos y acordamos que Rachel venga al lanzamiento y tú vengas sola a cenar?

—De acuerdo. —Supuse que no estaría mal hacer que aquella situación fuera más fácil para Santana si elegía un restaurante suyo—. ¿Hago yo la reserva?

—Genial.

—Tengo que dejarte. Estoy llegando al trabajo.

—Envíame tu dirección por mensaje para saber dónde recogerte.

—Luego lo hago. —Pasé por la puerta giratoria y me dirigí a los torniquetes de entrada—. Mañana hablamos.

—Lo estoy deseando. Te veo a eso de las cinco.

Me guardé el teléfono y entré en el ascensor más cercano que estaba abierto. Cuando estuve arriba y me abrieron las puertas de seguridad de cristal, Megumi me saludó poniéndome el teléfono delante de la cara.

— ¿Te lo puedes creer? —preguntó

Me retiré lo suficiente para poder enfocar la vista en la pantalla.

—Tres llamadas pérdidas de tu sabes quién.

—Odio a las personas así —se quejó—. Inconstantes y dispersas. Te quieren hasta que te tienen y, después, a otra cosa.

—Pues díselo.

— ¿En serio?

—Desde luego. Podrías no hacer caso de sus llamadas, pero eso te volvería loca. Pero no aceptes quedar Volver a acostarte eso estaría mal.

—De acuerdo —asintió Megumi—. El sexo es malo, incluso cuando es bueno.

Riéndome, me dirigí a mi mesa. Tenía otras cosas que hacer aparte de dirigir la vida amorosa de los demás. Kurt estaba compatibilizando varias cuentas a la vez y tenía tres campañas a punto de terminar. Los creativos estaban trabajando y las maquetas estaban poco a poco inundando su mesa. Ésa era mi parte favorita, ver cómo todos los diseños de estrategia se juntaban.

A las diez, Kurt y yo estábamos debatiendo en profundidad los distintos enfoques de una campaña de publicidad de un abogado de divorcios. Tratábamos de encontrar la combinación exacta de comprensión por un momento difícil en la vida de una persona y las cualidades más valoradas en un abogado, su capacidad de ser astuto e implacable.

—Yo nunca voy a necesitar a uno de éstos —dijo él de buenas a primeras.

—No —respondí yo después de que mi cerebro captara que se estaba refiriendo a abogados de divorcios—. Nunca lo vas a necesitar. Estoy deseando ver a Blaine en la comida para felicitarle. Estoy contentísima por vosotros dos.

La sonrisa de Kurt dejó a la vista sus dientes torcidos y me parecieron bonitos.

—Nunca he sido más feliz.

Eran casi las once y habíamos pasado a la campaña de un fabricante de guitarras cuando sonó mi teléfono. Fui corriendo a mi mesa para cogerlo y mi saludo habitual se vio interrumpido por un chillido.

— ¡Dios mío, Britt! ¡Acabo de enterarme de que las dos vamos a estar mañana en esa cosa de los Six-Ninths!

— ¿Ireland?

— ¿Quién iba a ser? —La hermana de Santana estaba tan emocionada que parecía aún más joven que sus diecisiete años—. Me encantan los Six-Ninths. Kitty Wilde es buenísima.

Y también Darrin Rumsfeld. Es el batería. Está como un queso.

Me reí.

— ¿Por casualidad te gusta también la música que hacen?

— ¡Uf! Desde luego. —Su voz se volvió seria—. Oye, creo que mañana deberías tratar de hablar con Santana Ya sabes, en plan ir de paso y saludar. Si abres esa puerta estoy segura de que va a ir a por todas. Te lo juro. Te echa mucho de menos.

Me apoyé en el respaldo de mi silla y le seguí el juego.

— ¿Tú crees?

—Está clarísimo.

— ¿De verdad? ¿Por qué?

—No lo sé. Por cómo le cambia la voz cuando habla de ti. No sé explicártelo, pero te lo digo en serio, se muere porque vuelvas con ella Fuiste tú quien le dijiste que me llevara con ella mañana, ¿verdad?

—No exactamente...

— ¡Ja! Lo sabía. Siempre te hace caso. —Se rio—. Gracias, por cierto.

—Dale las gracias a ella Yo sólo tenía ganas de volver a verte.

Ireland era la única persona de la familia de Santana por la que ella sentía un cariño sin lacra, aunque se esforzaba mucho porque no se le notara. Yo creía que tenía miedo de que la decepcionara o de echarlo a perder de alguna forma. No estaba segura de qué ocurría, pero sí sabía que Ireland adoraba a su hermana y ella mantenía las distancias, pese a estar tan terriblemente necesitada de amor.

—Prométeme que intentarás hablar con ella —insistió—. Sigues queriéndola, ¿verdad?

—Más que nunca —contesté fervientemente.
Ella se quedó en silencio un momento.


—Ha cambiado desde que te conoció —dijo después.

—Eso creo. Yo también he cambiado. —Me incorporé cuando Kurt salió de su despacho—. Tengo que seguir trabajando, pero nos pondremos al día mañana. Y haremos planes para ese día sólo para chicas del que hablamos.

—Eres un cielo. ¡Hasta luego!

Colgué, encantada de que Santana hubiese cumplido haciendo planes con Ireland. Estábamos avanzando, juntas y por separado.

—Pasos de bebé —susurré. Y a continuación, volví al trabajo.

A mediodía, Kurt y yo salimos para reunirnos con Blaine en un bistró francés. Cuando entramos en el restaurante fue fácil localizar a la pareja de Kurt, incluso a pesar de las dimensiones del lugar y la cantidad de comensales.

— ¡Hola! —Lo saludé con un beso en la mejilla, pues podía mostrarme más familiar con él que con mi jefe—. Felicidades.

—Gracias, querida. Kurt va a convertirme por fin en un hombre honesto.

—Para eso hace falta algo más que el matrimonio —respondió Kurt retirando una silla para que yo me sentara.

— ¿Cuándo no he sido honesto contigo? —protestó Blaine.

—Pues, veamos. —Kurt me acomodó en mi silla y, a continuación, se sentó en la que estaba a mi lado—. ¿Qué me dices de esa vez que juraste que el matrimonio no era para ti?

—Ah, yo nunca dije que no fuera para mí. —Blaine me guiñó sus ojos—. Sólo dije que no era para la mayoría de la gente.

—Estaba muy nervioso antes de preguntártelo —le dije—. Me dio pena.

—Sí —Kurt ojeó el menú—. Ella es testigo de tu cruel e inusual castigo.

—Le doy pena —replicó Blaine—. Yo le cortejé con vino, rosas y música de violines. Pasé días ensayando mi declaración. Aún sigo abatido.

Puso los ojos en blanco, pero estuve segura de que ahí había una herida que aún no había cicatrizado del todo. Cuando Kurt colocó su mano sobre la de su pareja y la apretó, supe que tenía razón.

— ¿Y cómo lo ha hecho? —pregunté, pese a que Kurt ya me lo había contado.

La camarera nos interrumpió para preguntarnos si queríamos agua. La entretuvimos un momento y le pedimos la comida también y, a continuación, Blaine empezó a contar cómo fue la noche de su aniversario.

—Él sudaba como un loco —continuó—. Y se secaba la cara a cada minuto.

—Es verano —murmuró Kurt.

—Y los restaurantes y los cines están climatizados —repuso Blaine—. Durante toda la noche estuvo así y, por fin, nos fuimos a casa. Yo llegué a pensar que no iba a hacerlo. Que la noche iba a terminar y que él no iba a pronunciar aquellas malditas palabras. Y ahí me tienes a mí, preguntándome si tendría que ser yo quien lo preguntara de nuevo para terminar de una vez por todas con aquello. Y si me vuelve a decir que no...

—No dije que no la primera vez —intervino Kurt.

—... le doy una paliza. Le dejo inconsciente, lo meto en un avión y nos vamos para Las Vegas, porque ya no soy ningún jovencito.

—Y está claro que con la edad tampoco has madurado —refunfuñó Kurt.

Blaine le lanzó una mirada amenazante.

—Así que salimos de la limusina y estoy tratando de acordarme de aquella proposición tan fantástica que le hice aquella vez y va él y me agarra del codo y desembucha: «Blaine, maldita sea. Tienes que casarte conmigo».

Me reí echándome hacia atrás mientras la camarera dejaba mi ensalada delante de mí.
— ¿Tal cual?

—Tal cual —confirmó Blaine de forma categórica.

—Muy sentido. —Miré a Kurt levantando el pulgar—. Eres estupendo.

— ¿Ves? —Dijo Kurt—. Lo conseguí.

— ¿Vas a escribirte tú mismo los votos? —pregunté—. Porque eso sería muy interesante.
Blaine se rio a carcajadas llamando la atención de todos los que nos rodeaban.

—Sabes que me muero por ver tu carpeta de bodas, ¿no?

—Pues da la casualidad...

—No puede ser verdad. —Kurt negó con la cabeza mientras Blaine metía la mano en un bolso que había en el suelo junto a su silla y sacaba una carpeta abultada.

Estaba tan llena que los papeles se le salían por arriba, por abajo y por el lado.

—Espera a ver esta tarta que he encontrado. —Blaine puso a un lado la cesta del pan para dejar espacio para abrir la carpeta.

Yo reprimí una sonrisa cuando vi los separadores y la lista de lo que contenían.

—No vamos a tener una tarta de bodas con la forma de un rascacielos con grúas y vallas publicitarias —dijo Kurt con firmeza.

— ¿En serio? —pregunté intrigada—. Déjame verla.

Cuando llegué a casa esa noche, dejé caer el bolso en el sitio de siempre, me quité los zapatos de una patada y fui directa al sofá. Me tumbé en él y miré al techo. Megumi iba a reunirse conmigo en el López Trainer a las seis y media, así que no disponía de mucho tiempo, pero sentía que necesitaba un respiro. El hecho de haber empezado con el periodo esa misma tarde me tenía al borde de la irritación y el mal humor, y eso añadido al agotamiento por tantas risas y bromas.

Solté un suspiro. En algún momento iba a tener que enfrentarme a mi madre. Teníamos que resolver muchas cosas y empezaba a molestarme el estar posponiéndolo. Deseé que fuera tan fácil solucionar con ella los problemas como lo era con mi padre, pero aquello no era excusa para no abordarlos. Era mi madre y la quería. Lo pasaba muy mal cuando nos enfadábamos.

Después, pensé en Emily. Supongo que debía haberme imaginado que una mujer que dejaba a su marido y se mudaba de París a Nueva York por otra mujer no iba a olvidarse de ella tan fácilmente. Y aun así, ella debía conocer a Santana lo suficiente como para saber que acosándola no la iba a conseguir.

Y Kitty... ¿Qué iba a hacer con ella?

Sonó el portero automático. Fruncí el ceño y me puse de pie para ir a contestar. ¿Se había equivocado Megumi y había entendido que nos teníamos que ver aquí? No es que me importara, pero...

— ¿Sí?

—Hola, Britt —me saludó con tono alegre el recepcionista—. Han venido unos policías, los detectives Michna y Graves.

Mierda. En ese momento, todo lo demás dejó de tener importancia. El miedo me empezó a recorrer el cuerpo con sus dedos de hielo.

Deseé tener conmigo a un abogado. Había demasiadas cosas en juego.

Pero no quería que pareciera que tenía nada que esconder.

Tuve que tragar saliva dos veces antes de responder.

—Gracias. ¿Puedes decirles que suban, por favor?

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola Hola ! FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

Regrese !!! WOW que les parecio los del papa de Britt y la mama?

Saluodos y besos FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557

Dejen sus comentarios
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557
Dani(:
Dani(:
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 27
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por micky morales Vie Feb 27, 2015 9:39 am

al fin una actualizacion, gracias!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por monica.santander Vie Feb 27, 2015 8:15 pm

No me gusto nada lo de los padres de Britt pobre Stanton!!!!
Veremos que pasa ahora con la policia.
Volveras pronto??
Saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por 3:) Vie Feb 27, 2015 8:57 pm

holap dan,....

no ahí nada mas traumatico que tus papas tengan sexo,.. ya estando separados y en tu casa!!!
como dijo britt a paso de bebe,.. me gusta que san valla cambiando de apoco,..
mmm que quera la poli ahora???

nos vemos!!!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Jue Mar 12, 2015 11:48 pm

micky morales escribió:al fin una actualizacion, gracias!

Hola! FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

Aqui estoy!

monica.santander escribió:No me gusto nada lo de los padres de Britt pobre Stanton!!!!
Veremos que pasa ahora con la policia.
Volveras pronto??
Saludos

Hola ! FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

Ya veremos que dicen! y aqui estoy FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

3:) escribió:holap dan,....

no ahí nada mas traumatico que tus papas tengan sexo,.. ya estando separados y en tu casa!!!
como dijo britt a paso de bebe,.. me gusta que san valla cambiando de apoco,..
mmm que quera la poli ahora???

nos vemos!!!!

Hola Hola ! FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

JAJAJAJAJ de hecho! exacto y ya veremos FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 2145353087
Dani(:
Dani(:
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 27
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Jue Mar 12, 2015 11:55 pm

Capítulo 14


El corazón me latía con fuerza mientras me abalanzaba sobre mi bolso para silenciar el otro teléfono y guardarlo en un bolsillo cerrado con cremallera. Me di la vuelta, buscando algo que estuviera fuera de su sitio, algo que debiera esconder. Estaban las flores de mi dormitorio y la tarjeta.

Aunque, a menos que los detectives tuvieran una orden de registro, sólo podrían tomar nota de lo que estaba a la vista.

Fui corriendo a cerrar mi puerta y, a continuación, fui a cerrar también la de Rachel Estaba respirando con fuerza cuando sonó el timbre de la puerta. Me obligué a tranquilizarme e ir despacio hacia la sala de estar. Cuando llegué a la puerta, respiré hondo para calmarme antes de abrir.

—Hola, detectives.

Graves, una mujer extremadamente delgada de rostro serio y ojos azules y astutos, apareció en primer lugar. Su compañero, Michna, era el más callado de los dos, un hombre mayor con entradas, cabello gris y barriga. Había un equilibrio entre ellos. Graves era la más seria y se ocupaba de mantener ocupados a los sujetos y desconcertarlos. A Michna se le daba claramente bien permanecer en segundo plano mientras sus ojos de policía lo registraban todo sin dejarse nada. El índice de éxito de los dos debía ser bastante alto.

— ¿Podemos pasar, señorita Pierce? —preguntó Graves con un tono que convertía la pregunta en exigencia. Se había recogido su pelo castaño y rizado y llevaba puesta una chaqueta para ocultar la funda de su pistola. En la mano llevaba una cartera.

—Claro. —Abrí más la puerta—. ¿Quieren tomar algo? ¿Café? ¿Agua?

—Agua estaría bien —contestó Michna.

Los conduje a la cocina y saqué la botella de agua del frigorífico. Los detectives esperaron en la barra de la cocina. Graves con los ojos clavados en mí mientras Michna echaba un vistazo a lo que le rodeaba.

— ¿Acaba de llegar a casa del trabajo? —preguntó él.

Supuse que sabían la respuesta, pero contesté de todos modos.

—Hace unos minutos. ¿Quieren sentarse en la sala de estar?

—Aquí está bien —respondió Graves con su tono serio, dejando la cartera de piel gastada sobre la barra—. Nos gustaría hacerle unas cuantas preguntas, si no le importa. Y mostrarle unas fotografías.

Me quedé helada. ¿Podría soportar ver alguna de las fotos que Nathan me había hecho?
Por un momento, pensé que serían fotos tomadas en el escenario del crimen o incluso durante la autopsia. Pero sabía que era muy poco probable.

— ¿De qué se trata?

—Ha aparecido nueva información que podría estar relacionada con la muerte de Nathan Barker —explicó Michna—. Estamos investigando todas las pistas y usted podría sernos de ayuda.

Respiré hondo y de forma temblorosa.

—Lo intentaré, claro. Pero no sé cómo.

— ¿Conoce a Andrei Yedemsky? —preguntó Graves.

—No —respondí frunciendo el ceño—. ¿Quién es?

Metió la mano en el bolso, sacó un montón de fotos y las colocó delante de mí.
—Este hombre. ¿Lo ha visto antes?

Extendí la mano con dedos temblorosos y me acerqué la foto que había encima de todas.

Era de un hombre con una gabardina que hablaba con otro hombre que estaba a punto de subir a la parte de atrás de una limusina. Era atractivo, con el pelo extremadamente rubio y la piel bronceada.

—No. Y no es de esas personas que se te olvidan. —Levanté la vista hacia ella—. ¿Debería conocerlo?

—Tenía en su casa fotos de usted. Tomadas a escondidas en la calle, yendo y viniendo. Barker tenía las mismas fotos.

—No lo entiendo. ¿Cómo las consiguió?

—Supuestamente, se las dio Barker —contestó Michna.

— ¿Es eso lo que les ha dicho este tal Yedemsky? ¿Por qué iba a darle Nathan unas fotos mías?

—Yedemsky no ha dicho nada —me explicó Graves—. Está muerto. Asesinado.

Sentí que me acechaba un dolor de cabeza.

—No lo comprendo. No sé nada de este hombre y no tengo ni idea de por qué él sabía nada de mí.

—Andrei Yedemsky es un conocido miembro de la mafia rusa —continuó explicando Michna—. Además de dedicarse al contrabando de alcohol y armas de asalto, también se sospecha que trafican con mujeres. Es posible que Barker estuviese haciendo tratos para venderla o comerciar con usted con ese fin.

Me retiré de la barra negando con la cabeza, incapaz de procesar lo que estaban diciendo.

Podía creer que Nathan me estuviese acechando. Me odió desde el primer momento, odiaba que su padre se hubiese vuelto a casar en lugar de guardar luto eternamente por su madre. Me había odiado por hacer que lo encerraran en un centro psiquiátrico y porque me hubiesen dado una asignación de cinco millones de dólares que él consideraba que era su herencia. Pero ¿la mafia rusa? ¿Trata de blancas? Aquello no me cabía en la cabeza.

Graves pasó las fotos hasta que llegó a una de una pulsera de zafiros y platino. La rodeaba una regla en forma de ele. No había duda de que se trataba de una foto del forense.

— ¿Reconoce esto?

—Sí. Pertenecía a la madre de Nathan. La cambió para adaptársela a él. Nunca iba a ningún sitio sin ella.

—Yedemsky la llevaba puesta en el momento de su muerte —dijo ella sin ninguna entonación—. Posiblemente como recuerdo.

— ¿De qué?

—Del asesinato de Barker.

Me quedé mirando a Graves, que ya sabía lo que iba a preguntarle.

— ¿Está sugiriendo que Yedemsky podría ser el responsable de la muerte de Nathan?
Entonces, ¿quién mató a Yedemsky?

Me sostuvo la mirada, comprendiendo qué era lo que me llevaba a hacer aquella pregunta.
—Lo eliminó su propia gente.

— ¿Está segura? —Necesitaba saber que tenían claro que Santana no estaba implicada. Sí, había matado por mí, por protegerme, pero nunca mataría simplemente por evitar la cárcel.

Michna frunció el ceño al escuchar mi pregunta. Fue Graves quien contestó:

—No nos cabe ninguna duda. Tenemos las imágenes de seguridad. Uno de sus socios no llevaba muy bien que Yedemsky se estuviese acostando con su hija menor de edad.

Sentí una oleada de esperanza seguida de un miedo escalofriante.

—Entonces, ¿qué pasa ahora? ¿Qué significa esto?

— ¿Conoce a alguien que esté relacionado con la mafia rusa? —preguntó Michna.

—Dios mío, no —contesté con vehemencia—. Eso es... de otro mundo. Ya me cuesta creer que Nathan lo estuviera. Pero han pasado muchos años desde que lo conocí.

Me froté el pecho para quitarle tensión y miré a Graves.

—Quiero olvidar todo esto. Quiero que Nathan deje ya de destrozarme la vida. ¿Voy a conseguirlo alguna vez? ¿Va a seguir persiguiéndome después de muerto?

Graves recogió las fotos con eficiencia y rapidez y con el rostro impasible.

—Nosotros hemos hecho todo lo que hemos podido. Lo que usted haga a partir de ahora es cosa suya.

Aparecí en el López Trainer a las seis y cuarto. Fui porque le había dicho a Megumi que lo haría y ya le había dado un plantón. También sentía una tremenda inquietud, un deseo de moverme que tenía que saciar antes de terminar volviéndome loca. Le envié un mensaje a Santana nada más marcharse la policía para decirle que necesitaba verle después, pero cuando dejé el bolso en el vestuario, aún no había tenido noticias suyas.

Como todo lo que era de Santana, el López Trainer era impresionante tanto en tamaño como en prestaciones. Aquel gimnasio de tres plantas, uno más de los cientos que tenía por todo el país, contaba con todo lo que un entusiasta del mantenimiento físico podría desear, además de servicios de spa y un bar de zumos.

Megumi estaba algo abrumada y necesitaba ayuda con algunas de las máquinas de alta tecnología, así que se estaba aprovechando de la sesión de ejercicios supervisada por un entrenador para nuevos miembros e invitados. Yo me subí en la cinta de correr. Empecé con un paso ligero para calentar y, después, fui aumentando el ritmo hasta empezar a correr. Una vez entrada en calor, dejé que mis pensamientos también echaran a andar.

¿Era posible que Santana  y yo fuéramos libres para retomar nuestras vidas y seguir adelante? ¿Cómo? ¿Por qué? Por mi mente pasaban a toda velocidad preguntas que necesitaba hacerle a Santana, con la esperanza de que ella tuviera tan poca información como yo. No podía estar implicada en la muerte de Yedemsky. No me creería nunca que fuera así.

Estuve corriendo hasta que los muslos y las pantorrillas me empezaron a arder, hasta que el sudor me recorría el cuerpo a chorros y los pulmones me dolían y me costaba respirar.
Fue Megumi la que por fin me hizo parar haciéndome señales con la mano ante mis ojos mientras se movía delante de mi cinta.

—Ahora mismo estoy absolutamente impresionada. Eres una máquina.

Fue bajando el ritmo hasta convertirlo en paso y, finalmente, me detuve. Cogí la toalla y la botella de agua, me bajé y sentí los efectos de haberme esforzado tanto y durante tanto rato.

—No me gusta nada correr —confesé aún jadeante—. ¿Cómo han ido tus ejercicios?
Megumi estaba atractiva incluso con ropa de gimnasia. Su sujetador de espalda cruzada de color verde amarillento tenía unos lazos azules que hacían juego con sus mallas de licra. El conjunto era alegre y moderno.

Me dio un empujón con los hombros.

—Me haces sentir una floja. Sólo he hecho un circuito y he estado buscando tíos y tías buenos. La entrenadora con la que he estado era buena, pero ojalá me hubiese tocado aquella.

Seguí la dirección de su dedo.

—Ésa es Spencer ¿Quieres conocerla?

— ¡Sí!

Me acerqué con ella a las colchonetas que había en el centro de aquel espacio abierto y saludé a Spencer con la mano cuando ella levantó la mirada y nos vio. Megumi se soltó enseguida la goma que le recogía su pelo negro, pero a mí me pareció que con ella puesta estaba igual de estupenda. Tenía una piel preciosa y le envidiaba la forma de su boca.

—Brittany, me alegro de verte. —Spencer extendió la mano hacia mí—. ¿Quién viene contigo?

—Mi amiga Megumi. Ha venido hoy por primera vez.

—Te he visto haciendo ejercicio con Tara. —Exhibió ante Megumi su brillantísima sonrisa—. Soy Spencer  Si alguna vez necesitas ayuda con algo, dímelo.

—Te tomo la palabra —le advirtió ella mientras le estrechaba la mano.

—Por supuesto. ¿Hay algo en particular en lo que te gustaría entrenar?

Mientras empezaban a conversar con mayor profundidad, yo paseé la vista por mí alrededor. Me fijé en los equipos, buscando algo fácil que pudiera hacer mientras esperaba a que terminaran. Pero en lugar de ello, vi a alguien a quien conocía.

Me eché la toalla al hombro y vi a mi reportera nada favorita en el suelo. Respiré hondo y me acerqué mientras veía cómo hacía abdominales con una mancuerna de cuatro kilos y medio. Su cabello castaño oscuro estaba recogido en una coleta, sus largas piernas quedaban a la vista bajo unos pantalones cortos ajustados y tenía el vientre tirante y plano. Tenía un aspecto estupendo.

—Hola, Deanna.

—Te preguntaría si sueles venir por aquí, pero eso es demasiado típico —contestó cambiándose la pesa de una mano a otra—. ¿Qué tal estás, Brittany?

—Bien. ¿Tú?
Su sonrisa tenía esa expresión que me hizo no bajar la guardia.

— ¿No te molesta que Santana López entierre sus pecados bajo todo su dinero?

Así que Santana tenía razón al decir que Ian Hager desaparecería después de que le pagaran.

—Si realmente me creyera que buscas saber la verdad, te daría la razón.

—Es todo verdad, Brittany. He hablado con Emily Fields.

— ¿Sí? ¿Qué tal está su marido?

Deanna se rio.

—Santana debería contratarte para que te encargaras de su imagen pública.

Aquello casi se me clavó en lo más hondo.

— ¿Por qué no vas sin más a su despacho y le echas la bronca? Haz que se entere. Tírale una copa a la cara o dale una bofetada.

—No le importaría. Le daría exactamente igual.

Me limpié el sudor que seguía cayéndome por la sien y admití que aquello podría ser verdad. Sabía muy bien que Santana podía tener el corazón de piedra.

—De todas formas, es probable que tú sí te sintieras mucho mejor.

Deanna cogió su toalla del banco.

—Yo sé exactamente qué es lo que haría que me sintiera mejor. Disfruta del resto de tus ejercicios, Brittany Seguro que volveremos a hablar pronto.

Se fue con paso tranquilo y yo no pude evitar pensar que tramaba algo. Me ponía nerviosa no saber qué era.

—Vale, ya he terminado —dijo Megumi acercándose a mí—. ¿Quién era ésa?

—Nadie importante. —Mi estómago eligió ese momento para gruñir con fuerza, anunciando que ya había quemado el filete de buey que me había comido a mediodía.

—Hacer ejercicio siempre me da hambre también. ¿Quieres que vayamos a cenar?

—Vale. —Salimos hacia las duchas bordeando los aparatos y al resto de la gente—. Voy a llamar a Rachel por si quiere venir con nosotras.

—Ah, sí. —Se lamió los labios—. ¿Te he dicho ya que me parece deliciosa?

—Más de una vez. —Me despedí de Spencer levantando la mano antes de salir de allí.

Llegamos a los vestuarios y Megumi lanzó su toalla al cubo que había justo en la puerta.
Yo me detuve antes de tirar la mía, acariciando con el dedo pulgar el logotipo bordado de López Trainer. Me acordé de las toallas que colgaban en el baño de Santana.

Quizá la próxima vez la llamaría también a ella para pedirle que se uniera a mis amigos y a mí para cenar.

Quizá lo peor ya había pasado.

Encontramos un restaurante indio cerca del gimnasio y Rachel apareció en la cena con Finn, entrando los dos cogidos de la mano. Nuestra mesa estaba justo delante de la ventana que había al mismo nivel de la calle, junto a la puerta, lo cual hacía que el pulso de la ciudad se uniera a la experiencia gastronómica.

Nos sentamos sobre cojines en el suelo, bebimos un poco de vino de más y dejamos que Rachel hiciera continuos comentarios sobre la gente que pasaba. Casi pude ver corazoncitos en los ojos de Finn cuando miraba a mi mejor amiga y me alegré al ver que Rachel se mostraba a cambio abiertamente cariñosa. Cuando Rachel estaba realmente interesada en alguien se contenía a la hora de tocarlo. Decidí deliberadamente ver sus frecuentes y despreocupadas caricias como un síntoma de dos personas que se estaban acercando, más que como una pérdida de interés por parte de Rachel.

Megumi recibió otra llamada mientras cenábamos, pero ella no hizo caso. Cuando Rachel le preguntó si se estaba haciendo la dura, ella le contó toda la historia.

—Si vuelve a llamar, deja que conteste yo —dijo ella.

—No, Dios mío —gruñí yo.

— ¿Qué? —Rachel parpadeó con mirada inocente—. Puedo decir que ella está demasiado ocupada como para atender la llamada y Finn podría gritar obscenidades sexuales de fondo.

— ¡Qué diabólico! —Megumi se frotó las manos—.no es el tipo adecuado para esas cosas, pero estoy segura de que algún día aceptaré tu oferta, sabiendo la suerte que tengo.

Yo negué con la cabeza y busqué a hurtadillas en mi bolso el otro teléfono. Me fastidió ver que aún no tenía respuesta de Santana.

Rachel miró por encima de la mesa.

— ¿Estás esperando una llamada caliente de tu señora amante?

— ¿Qué? —Megumi me miró con la boca abierta—. ¿Estás saliendo con alguien y no me lo has contado?

Lancé a Rachel una mirada furiosa.

—Es complicado.

—Es exactamente lo contrario de complicado —intervino Rachel arrastrando las palabras y echándose sobre su cojín—. Es pura lujuria.

— ¿Y qué pasa con López? —preguntó ella.

— ¿Quién? —repuso Rachel.

—Quiere volver con ella —insistió Megumi.

Entonces, fue Rachel la que me miró.

— ¿Cuándo has hablado con ella?

Negué con la cabeza.

—Llamó a mi madre. Y no dijo que quería que volviera con ella.

Rachel lanzó una sonrisa ladina.

— ¿Abandonarías a tu nueva amante por repetir con López, la corredora de fondo?
Megumi me dio un pellizco en la pierna.

— ¿Santana López es una corredora de fondo en la cama? Joder... Y tan guapa. Dios mío. —Se abanicó con la mano.

— ¿Podemos dejar de hablar sobre mi vida sexual, por favor? —murmuré mirando a Finn en busca de un poco de ayuda.

—Rachel me ha dicho que vais al estreno de un vídeo mañana —intervino—. No sabía que los vídeos musicales fuesen todavía importantes.

Me agarré con fuerza a aquella tabla de salvación.

—Sí, es verdad. A mí también me ha sorprendido.

—Y además, está nuestra vieja amiga Kitty —dijo Rachel inclinándose sobre la mesa hacia Megumi, como si estuviese a punto de contarle un secreto—. Nosotras la conocemos como la mujer entre bastidores. O el del asiento de atrás.

Sumergí los dedos en mi copa y le salpiqué agua.

— ¡Oye, Britt! Me estás mojando.

—Sigue así y terminarás empapada.

Aún no había tenido noticias de Santana cuando llegamos a casa a las diez menos cuarto. Megumi había tomado el metro hasta su casa y Rachel, Finn y yo compartimos un taxi hasta el apartamento. Ellos dos se fueron directos a la habitación de Rachel, pero yo me quedé en la cocina, pensando si debía ir corriendo a la casa de al lado para ver si estaba Santana allí.

Estaba a punto de sacar mis llaves del bolso cuando Rachel entró en la cocina sin camisa solo con top y descalza.

Sacó la nata montada de la nevera pero se detuvo antes de irse.

— ¿Estás bien?

—Sí, estoy bien.

— ¿Has hablado ya con tu madre?

—No, pero pienso hacerlo.

Apoyó la cadera en la barra.

— ¿Tienes alguna otra cosa en la cabeza?

—Ve a divertirte. Estoy bien —contesté para que se fuera—. Podemos hablar mañana.
—En cuanto a eso, ¿a qué hora tengo que estar lista?

—Kitty quiere recogernos a las cinco. ¿Quedamos en el edificio Lópezfire?

—Sin problema. —Se acercó a mí y me dio un beso en la cabeza—. Que duermas bien, nena.

Esperé hasta que oí la puerta de Rachel cerrarse, después cogí las llaves y fui a la casa de al lado. En el momento en que entré en la oscuridad y la quietud del apartamento, supe que Santana no estaba allí, pero miré en las habitaciones de todos modos. No podía quitarme de la cabeza la sensación de que pasaba algo... raro.

¿Dónde estaba?

Decidí llamar a Angus. Volví a mi apartamento, cogí el otro teléfono y fui a mi habitación.
Y encontré a Santana en medio de una pesadilla.

Sorprendida, cerré la puerta y eché el pestillo. Ella se revolvía en mi cama y arqueaba la espalda con sonidos de dolor. Seguía vestida con vaqueros y una camiseta apretadísima, con su cuerpo tendido sobre el edredón, como si se hubiese quedado dormida mientras me esperaba. Su ordenador portátil se había caído al suelo, aún abierto, y había papeles crujiendo por la violencia de sus movimientos.

Me abalancé sobre ella, tratando de buscar un modo de despertarla que no me pusiera en peligro, pues sabía que se odiaría si me hacía daño sin querer.

Gruñó con un sonido grave y salvaje de agresividad.

—Nunca —dijo con los dientes apretados—. No vas a volver a tocarla nunca.

Me quedé paralizada.

Su cuerpo se sacudió con fuerza y, después, gimió y se acurrucó de lado, temblando.
El sonido de su dolor hizo que me moviera. Me subí a la cama y le toqué en el hombro con la mano. Un momento después, yo estaba tumbada de espaldas, atrapada, con ella encima de mí, con la mirada fija y cegada. El miedo me paralizó.

—Vas a saber lo que se siente —susurró con voz oscura, embistiendo con su cadera contra la mía en una imitación nauseabunda del amor que compartíamos.

Giré la cabeza y le mordí y mis dientes apenas hicieron mella en su músculo.

— ¡Joder! —Se separó de mí y yo la aparté como me había enseñado a hacer Sam, lanzándola a un lado y liberándome de un salto de la cama—. ¡Britt!
Me di la vuelta y la miré, con mi cuerpo listo para luchar.

Ella se deslizó desde la cama, casi dejándose caer de rodillas antes de recobrar el equilibrio e incorporarse.

—Lo siento. Me he quedado dormida... Dios, lo siento.

—Estoy bien —dije con una calma forzada—. Tranquila.

Se pasó una mano por el pelo mientras su pecho palpitaba. La cara le brillaba por el sudor y los ojos se le enrojecieron.

—Dios mío.

Me acerqué dando un paso adelante y combatiendo el miedo que aún sentía. Aquello formaba parte de nuestras vidas. Las dos teníamos que enfrentarnos a ello.

— ¿Recuerdas lo que soñabas?

Santana tragó saliva con esfuerzo y negó con la cabeza.

—No te creo.

—Maldita sea, tienes que...

—Estabas soñando con Nathan. ¿Con qué frecuencia te ocurre? —Extendí la mano y le agarré la suya.

—No lo sé.

—No me mientas.

— ¡No lo hago! —espetó encrespado—. Rara vez recuerdo los sueños.

La llevé al baño, haciendo que se moviera tanto física como mentalmente

—Hoy ha venido a verme la policía.

—Lo sé.

Su voz ronca me preocupó. ¿Cuánto tiempo había estado dormida y soñando? La idea de que la atormentara su propia mente, sola y sintiendo dolor, me destrozaba.

— ¿También te han visitado a ti?

—No, pero han estado haciendo preguntas.

Encendí la luz y se detuvo, apretándome la mano para que yo también me parara.

—Britt.

—Métete en la ducha, campeona. Hablaremos cuando hayas acabado.

Cogió mi cara entre sus manos y con el dedo pulgar me acarició la mejilla.

—Vas demasiado rápido. Frena.

—No quiero tener que preocuparme cada vez que tengas una pesadilla.

—Dame un minuto —murmuró bajando la frente para apoyarla en la mía—. Te he asustado y yo estoy asustada. Vamos a darnos un minuto para asimilarlo.

Me serené y subí la mano para descansarla sobre su corazón acelerado.

Ella enterró la nariz en mi pelo.

—Deja que te huela, cielo. Que te sienta. Que te diga que lo lamento.

—Estoy bien.

—Eso no vale —protestó con su voz aún grave y mimosa—. Debería haberte esperado en nuestra casa.

Apoyé la mejilla en sus pechos, encantada de oír aquello de «nuestra» casa.

—He estado mirando el teléfono toda la noche, esperando un mensaje.

—He trabajado hasta tarde. —Deslizó sus manos por debajo de mi blusa, acariciando la piel desnuda de mi espalda—. Luego vine aquí. Quería darte una sorpresa... hacerte el amor.

—Creo que somos libres —susurré agarrándome a su camisa—. La policía... creo que vamos a estar bien.

—Explícate.

—Nathan tenía una pulsera que siempre llevaba puesta...

—Zafiros. Muy femenina.

Levanté los ojos hacia ella.

—Sí.

—Continúa.

—La han encontrado en el brazo de un mafioso muerto. De la mafia rusa. Tienen la teoría de que se trata de una relación criminal que terminó mal.

Santana se quedó inmóvil con los ojos entrecerrados.

—Interesante.

—Es raro. Me hablaron de fotos mías y de trata de blancas, y eso no encaja con...

Apretó los dedos contra mis labios para callarme.

—Es interesante porque Nathan llevaba esa pulsera cuando yo lo dejé.

Observé a Santana en la ducha mientras yo me lavaba los dientes. Sus manos enjabonadas se deslizaban por su cuerpo con indiferencia, con breves movimientos enérgicos y violentos. No con la adoración íntima con la que yo la acariciaba, ni con asombro ni amor. Terminó en un momento y salió de la ducha con toda su gloriosa desnudez antes de coger una toalla frotarse con ella y secarse el agua de la piel.
Se acercó a mí por detrás cuando hubo terminado, agarrándome por las caderas y besándome en la nunca.

—Yo no tengo ninguna relación con la mafia —murmuró.

Terminé de enjuagarme la boca y la miré por el espejo.

— ¿Te molesta tener que decírmelo?

—Prefiero decírtelo a que tengas tú que preguntármelo.

—Alguien se ha tomado muchas molestias para protegerte. —Me giré para mirarle directamente—. ¿Puede haber sido Angus?

—No. Dime cómo murió ese mafioso.

Mis dedos se pasearon por su abdomen, encantados por el modo en que aquellos músculos se contraían y estiraban como reacción a mis caricias.

—Uno de los suyos lo ha eliminado. Represalias. Estaba bajo vigilancia, así que Graves dice que tienen pruebas de ello.

—Entonces, se trata de alguien que sí está relacionado con ellos. O con la mafia o con las autoridades, o con las dos. Quienquiera que sea el responsable, ha elegido a un muerto para que cargue con la culpa sin tener que pagar por ello.

—No me importa quién lo haya arreglado mientras tú estés a salvo.

Me besó en la frente.

—Sí nos tiene que importar —dijo con voz suave—. Para poder protegerme antes tienen que saber lo que hice.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola Hola FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

Perdon por la tardanza pero aaaaaaaaaqui estoy :)

Saludos FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557
Dani(:
Dani(:
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 27
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por 3:) Vie Mar 13, 2015 2:16 pm

holap dan,...

definitivamente salio de cierta forma a favor!!! por ahora!!! a ver hasta donde llega el poli!!!
britt y su mama,.. es un karma jajajaja

nos vemos!!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por monica.santander Vie Mar 13, 2015 9:02 pm

NOooooooo lo dejas ahi???? Aqui se va a saber como hizo San???
Saludos
PD: no tardes tanto por favor
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por micky morales Vie Mar 13, 2015 9:10 pm

por lo que se ve santana saldra sin problemas de este gran percance, hasta luego!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Lun Abr 06, 2015 8:27 pm

3:) escribió:holap dan,...

definitivamente salio de cierta forma a favor!!! por ahora!!! a ver hasta donde llega el poli!!!
britt y su mama,.. es un karma jajajaja

nos vemos!!!

Hola Hola !

Veremos veremos ;) y jajajaja totalmente FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 2414267551

Saludos FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557

monica.santander escribió:NOooooooo lo dejas ahi???? Aqui se va a saber como hizo San???
Saludos
PD: no tardes tanto por favor

Hola HOla!

Y ya ssabremos todo poco a poco ;)

Saludos FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557

micky morales escribió:por lo que se ve santana saldra sin problemas de este gran percance, hasta luego!

Hola Hola!

Ya veremos si es asi :)

Saludos FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557
Dani(:
Dani(:
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 27
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Lun Abr 06, 2015 8:32 pm

Capítulo 15


Poco después de las cinco de la mañana pasé en un abrir y cerrar de ojos del estado inconsciente al de completamente despierta. Los retazos de un sueño seguían aferrados a mí, un sueño en el que seguía creyendo que Santana y yo habíamos roto. La soledad y la pena me ahogaban, haciendo que me mantuviera inmóvil en la cama durante varios minutos. Deseé que Santana estuviera a mi lado. Deseé poder darme la vuelta sin más y apretar mi cuerpo contra el suyo.

Debido en parte a que tenía el periodo, no habíamos tenido sexo la noche anterior. En lugar de ello, habíamos disfrutado del sencillo consuelo de estar juntas. Nos habíamos acurrucado en mi cama para ver la televisión hasta que el agotamiento por mi excesivo rato en la cinta de correr pudo conmigo.

Me encantaban aquellos momentos de tranquilidad en los que simplemente nos abrazábamos. Cuando la atracción sexual permanecía bajo la superficie. Me encantaba sentir su aliento sobre mi piel y el modo en que mis curvas se amoldaban a las suyas como si hubiésemos sido diseñadas  la una para la otra.

Suspiré y supe qué era lo que me tenía preocupada. Era jueves y Kitty venía a Nueva York, si es que no estaba ya en la ciudad.

Santana y yo acabábamos de encontrar un nuevo ritmo, lo cual hacía que ése fuera el peor momento posible para que Kitty regresara de nuevo a mi vida. Me preocupaba que algo saliera mal, que algún gesto o mirada fuese malinterpretado y fuera el causante de nuevos problemas que Santana y yo tuviéramos que solucionar.

Ésta sería la primera vez que íbamos a estar juntas en público desde nuestra «ruptura». Iba a ser una tortura. Estar junto a kitty mientras mi corazón estaba con Santana.
Salí de la cama y fui al baño para lavarme y, después, me puse unos pantalones cortos y una camiseta sin mangas. Necesitaba estar con Santana. Necesitábamos pasar un tiempo juntas para empezar el día con ganas.

Pasé en silencio de mi apartamento al suyo, sintiéndome algo traviesa mientras corría por el pasillo hasta su —nuestra— puerta.

Una vez dentro, dejé mis llaves sobre la barra de la cocina y tomé el pasillo para ir al dormitorio de invitados. Me entristecí al no verla allí, pero seguí buscando, pues podía sentirla. Notaba cierto cosquilleo que solamente experimentaba cuando ella estaba cerca.

La encontré en el dormitorio principal, con los brazos rodeando mi almohada mientras dormía apoyada parcialmente sobre su vientre. La sábana se le había bajado hasta la cintura y dejaba desnudos su delicada espalda y sus brazos e insinuaba también levemente la magnífica curva de su increíble culo.

Parecía una fantasía erótica hecha realidad. Y era mía.

La quería tanto...

Y quería que, al menos una vez, se despertara a mi lado con placer en lugar de con miedo, tristeza y remordimiento.

Me desnudé en silencio con las primeras luces del alba, mientras mi cabeza le daba vueltas a distintas formas de complacer a mi mujer. Quería pasar mis manos y boca por todo su cuerpo, hacer que se excitara y jadeara, sentir su cuerpo estremeciéndose. Quería reafirmar la conexión de la una con la otra, mi absoluto e irrevocable compromiso con ella, antes de que entre nosotras apareciera la cruda realidad a la que nos enfrentábamos.
Cuando hundí la rodilla en el colchón, se despertó. Fui andando a gatas hasta ella y la besé en la parte inferior de la espalda para después ir subiendo.

—Oh, Britt —dijo con voz ronca, estirándose ligeramente bajo mi boca.

—Más te vale esperar que sea yo, campeona. —Le mordí en el omóplato—. Tendrías problemas de no ser así.

Bajé mi cuerpo hasta apoyarlo sobre el suyo. Su calor era maravilloso y me detuve un momento para disfrutarlo.

—Es muy temprano para ti —murmuró permaneciendo cómodamente tumbada, tan contenta como yo de estar tocándonos.

—Mucho —asentí—. Estás abrazada a mi almohada.

—Huele a ti. Me ayuda a dormir.

Me aparté el pelo y apreté los labios contra su cuello.

—Es bonito que digas eso. Ojalá pudiera estar aquí tumbada contigo todo el día.

—Recuerda que quiero llevarte fuera este fin de semana.

—Sí. —Pasé la mano por sus delgados brazos—. Estoy deseándolo.

—Nos iremos en cuanto salgas de trabajar el viernes y tomaremos el avión de vuelta justo a tiempo para llegar al trabajo el lunes. No vas a necesitar nada más que el pasaporte.

—Y a ti. —Le besé en el hombro y, después, hablé apurada y nerviosa—: Te deseo y he venido preparada para tenerte dentro, pero puede que sea sucio. Es decir, es el final, así que puede que no lo sea, pero si tener sexo durante el periodo no te gusta... yo lo entendería, porque a mí nunca me ha gustado...

—Tú eres lo que me gusta, cielo. Te tomaré de todas las formas posibles que pueda hacerlo.

Después de una sección de sexo salvaje estábamos completamente entrelazadas, agarrándonos y tirando la una de la otra, nuestras manos en el pelo de la otra, nuestros labios y lenguas encajadas con frenesí.

Santana era mía, completamente mía. Pero aun así, una parte de mi mente estaba asombrada de que pudiera tenerla así, de que estuviera desnuda, en una cama que compartíamos, en un apartamento que compartíamos, de una parte de mí, aceptando cada pedazo de mi amor y pasión y devolviéndome mucho más.

—Te quiero —dije con un gemido mordiéndole un pezón—. Te quiero tanto.

—Dios mío, Britt. —Se estremeció, corriéndose.

Movía sus manos sin parar, acariciándome la espalda de arriba abajo, sus besos con una perfecta mezcla entre amor y deseo. Sentí su gratitud y necesidad. Las reconocí porque yo sentía lo mismo.

Era un milagro haberla encontrado, que pudiera hacerme sentir así, que pudiese amar a una mujer de una forma tan profunda, completa y sexual con todo el bagaje que arrastraba. Y que pudiese ofrecerle a cambio el mismo refugio.

Apoyé la mejilla en sus pechos y escuché los fuertes latidos de su corazón, mientras su sudor se mezclaba con el mío.

—Britt —exhaló con fuerza—. Esas respuestas que quieres que te dé... Necesito que tú me hagas las preguntas.

Me abracé a ella durante un largo rato, esperando a que nuestros cuerpos se recuperaran y que mi propio pánico remitiera. Estábamos todo lo cerca que podíamos estar, pero no era suficiente para ella. Tenía que tener más, en todos los sentidos. No iba a rendirse hasta que poseyera cada parte de mí e impregnara cada aspecto de mi vida.

Me aparté para mirarla.

—No voy a irme a ningún sitio, Santana. No tienes que exigirte más si no estás preparada.

—Lo estoy. —Me miró fijamente, resplandeciente de tanto poder y determinación—. Y necesito que tú estés preparada, porque no tardaré mucho tiempo en hacerte una pregunta, Britt. Y voy a necesitar que me des la respuesta adecuada.

—Es demasiado pronto —susurré con la garganta casi cerrada. Me incorporé un poco, tratando de conseguir cierta distancia, pero ella me atrajo y me apretó contra ella—. No sé si podré.

—Pero no vas a ir a ningún sitio —me recordó con la mandíbula apretada—. Y yo tampoco. ¿Por qué postergar lo inevitable?

—No es así como hay que verlo. Tenemos demasiados detonantes. Si no vamos con cuidado, una de nosotras o las dos podría cerrarse, hacer daño a la otra...

—Pregúntame, Britt —me ordenó.

—Santana...

—Ahora.

Frustrada por su obstinación, me sentí molesta por un momento y, después, decidí que cualquiera que fuera el motivo, sí había preguntas que necesitaban una respuesta, fuese la que fuese.

—El doctor Lucas... ¿sabes por qué mintió a tu madre?

Movió la mandíbula al apretar los dientes y su mirada se volvió dura y fría.

—Estaba protegiendo a su cuñado.

— ¿Qué?—Me eché hacia atrás mientras la cabeza me daba vueltas—. ¿El hermano de Anne? ¿La mujer con la que estabas?

—Con la que follaba —me corrigió con tono severo—. En la familia de Anne todos se dedican al campo de la salud mental. Todos ellos, los muy cabrones. Ella es psiquiatra. ¿No lo descubriste en alguna de tus búsquedas en Google?

Asentí distraídamente, más preocupada por la vehemencia con la que pronunció la palabra psiquiatra, prácticamente escupiéndola. ¿Por eso no le habían prestado ayuda antes? ¿Y cuánto debía amarme como para hacer el esfuerzo de ver al doctor Petersen a pesar de su aversión?

—Al principio, no lo supe —continuó—. No entendía por qué Lucas había mentido. Es pediatra, por el amor de Dios. Se supone que tiene que cuidar a los niños.

—A la mierda con eso. ¡Se supone que es humano! —La rabia me inundó, un deseo candente de encontrarme a Lucas para hacerle daño—. No me puedo creer que me mirara a los ojos como hizo para soltarme toda esa mierda que me contó.

Culpando a Santana de todo... tratando de abrir una brecha entre nosotras dos...

—Hasta que te conocí no empecé a comprenderlo —dijo apretando las manos alrededor de mi cintura—. Quiere a Anne. Quizá tanto como yo a ti. Lo suficiente como para hacer la vista gorda ante el hecho de que ella le engañara y encubrir al hermano de Anne para ocultarle a ella la verdad. O para evitarle la vergüenza.

—Ese hombre no debería practicar la medicina.

—Eso no te lo discuto.

— ¿Y por qué tiene su consulta en uno de tus edificios?

—Compré el edificio porque tiene allí su consulta. Me ayuda a tenerlo vigilado y ver si hace bien las cosas... o no.

Hubo algo en su forma de decir «o no» que hizo que me preguntara si no tendría ella algo que ver con la pérdida de beneficios de Lucas. Recordé cuando llevaron a Rachel al hospital y los preparativos especiales que habían organizado para ella y para mí por el hecho de que Santana era una generosa benefactora. ¿Hasta dónde podía llegar su influencia?

Si había alguna forma de colocar a Lucas en una situación de desventaja, estaba segura de que Santana la conocería.

— ¿Y el cuñado? —pregunté—. ¿Qué pasó con él?

Santana levantó el mentón y entrecerró los ojos.

—El delito prescribió, pero me enfrenté a él y le dije que si alguna vez ejercía o le ponía una mano encima a otro niño, yo dedicaría unos fondos ilimitados a su procesamiento civil y criminal en nombre de sus víctimas. Poco después, se suicidó.

Dijo aquello último sin ninguna entonación, lo cual hizo que se me erizara el pelo de la nuca. Sentí un escalofrío repentino que procedía de mi interior.

Pasó sus manos arriba y abajo por mis brazos, tratando de darme calor, pero no me atrajo hacia ella.

—Hugh estaba casado. Tenía un hijo. Un niño. De pocos años.

—Santana. —La abracé, comprendiéndola. Su padre también se había suicidado—. Lo que Hugh decidiera hacer no es culpa tuya. No eres responsable de las decisiones que él tomó.

— ¿No? —preguntó con voz glacial.

—No. No lo eres. —La abracé con todas mis fuerzas, deseando que mi amor entrara en su cuerpo rígido y tenso—. Y el niño... La muerte de su padre puede haber impedido que sufriera lo que sufriste tú. ¿Has pensado en eso?

Su pecho se elevaba y se hundía con fuerza.

—Sí, lo he pensado. Pero él no sabe lo que era su padre. Sólo sabe que su padre se ha ido, porque ha querido, y lo ha dejado. Creerá que su padre no le quería lo suficiente como para quedarse.

—Cariño. —Atraje su cabeza hacia mí para que la apoyara en mi pecho. No sabía qué decirle. No se me ocurría ninguna excusa para Geoffrey López y sabía que Santana estaba pensando en él y en el niño que ella misma había sido—. Tú no has hecho nada malo.

—Necesito que te quedes conmigo, Britt —susurró envolviéndome por fin con sus brazos—. Y tú te estás resistiendo. Eso me está volviendo loca.

Me balanceé suavemente, acunándola.

—Estoy siendo cautelosa porque eres muy importante para mí.

—Sé que no es justo que te pida que estés conmigo —dijo echando la cabeza hacia atrás—, cuando ni siquiera podemos dormir en la misma cama, pero te querré más de lo que ningún otra pueda hacerlo. Cuidaré de ti y te haré feliz. Sé que puedo hacerlo.

—Y lo haces. —Le retiré el pelo de la sien y sentí ganas de llorar cuando vi el anhelo que había en su rostro—. Quiero que me creas cuando digo que voy a seguir contigo.

—Tienes miedo.

—De ti no. —Suspiré tratando de reunir las palabras de modo que tuvieran sentido—. No puedo... no puedo ser simplemente una prolongación de ti.

—Britt. —Sus facciones se suavizaron—. No puedo dejar de ser quien soy y no quiero que tú lo hagas tampoco. Sólo quiero que seamos lo que somos... juntas.

La besé. No sabía qué decir. Yo también quería que compartiéramos la misma vida, que estuviésemos juntas en todos los aspectos que nos fueran posibles. Pero también creía que ninguna de las dos estaba lista.

—Santana. —Volví a besarla y dejé mis labios pegados a los suyos—. Tú y yo apenas somos lo suficientemente fuertes por nuestra cuenta. Estamos mejorando, pero aún no lo somos del todo. No se trata sólo de las pesadillas.

—Entonces, dime de qué se trata.

—Todo, no sé... A mí no me parece bien seguir viviendo en una casa que está pagando Stanton ahora que Nathan ya no es una amenaza. Y sobre todo, ahora que mis padres están teniendo una relación.

— ¿Cómo dices? —preguntó sorprendida.

—Sí —le confirmé—. Un verdadero lío.

—Vente a vivir conmigo —dijo acariciándome la espalda para tranquilizarme.

—Así que... ¿me salto lo de vivir por mi cuenta? ¿Siempre me va a estar manteniendo otra persona?

— ¡Joder! —Soltó un bufido de frustración—. ¿Te sentirías mejor si compartiéramos el alquiler?

— ¡Ja! Como si yo pudiese permitirme tu lujoso ático. Ni siquiera la tercera parte. Y desde luego, Rachel no podría.

—Pues nos quedamos aquí o en el piso de al lado, si quieres, y compartimos los gastos. No me importa dónde sea, Britt.

Me quedé mirándola, deseando que fuese verdad lo que me ofrecía, pero temiendo no tener en cuenta algún gran inconveniente que pudiera hacernos daño.

—Has venido a mí nada más levantarte esta mañana —observó—. A ti tampoco te gusta estar lejos de mí. ¿Por qué seguir torturándonos? Compartir el mismo espacio sería el menor de nuestros problemas.

—No quiero estropear esto —respondí pasando los dedos por sus pechos—. Necesito que lo nuestro funcione, Santana.

Me agarró la mano y la apretó contra su corazón.

—Yo también necesito que lo nuestro funcione, cielo. Y quiero mañanas como ésta y noches como la de anoche mientras lo conseguimos.

—Nadie sabe que nos estamos viendo. ¿Cómo vamos a pasar de haber roto a vivir juntas?

—Empezamos hoy. Vas a llevar a Rachel al lanzamiento del vídeo. Yo me presentaré ante vosotras con Ireland para saludar...

—Me ha llamado —la interrumpí—. Y me ha dicho que me acerque a ti. Quiere que volvamos a estar juntas.

—Es una chica lista. —Sonrió y sentí cierta emoción al pensar que quizá ella se estaba abriendo a ella—. Así que una de las dos se acercará a la otra, charlará un poco y yo saludaré a Rachel. Tú y yo no tendremos que disimular la atracción que hay entre las dos. Mañana te llevaré a comer. El Bryant Park Grill sería ideal. Lo haremos público.

Todo parecía maravilloso y fácil, pero...

— ¿Es seguro?

—Haber encontrado la pulsera de Nathan en el cadáver de un criminal abre la puerta de la duda razonable. Es lo único que necesitamos.

Nos miramos, compartiendo la misma sensación de esperanza, la emoción y la ilusión de un futuro que un día antes había parecido más incierto.

Me acarició la mejilla.

—Has hecho una reserva en Tableau One para esta noche.

Asentí.

—Sí, tuve que utilizar tu nombre para que me incluyeran en la lista, pero Kitty me pidió que saliéramos a cenar y yo quería ir a algún sitio que estuviera relacionado contigo.

—Ireland y yo tenemos una reserva a la misma hora. Nos sentaremos con vosotras.

Me revolví incómoda, nerviosa al pensarlo y tocándole su centro sin querer.

—Ah...

—No te preocupes —murmuró, centrándose ahora en pensamientos más calenturientos—. Será divertido.

—Sí, claro.

Envolviendo mis caderas con sus brazos, Santana me levantó y se movió, dándose la vuelta y colocándome debajo de ella.

—Confía en mí.

Iba a responder, pero me calló con un beso y me folló hasta perder el sentido.

Me di una ducha y me vestí en casa de Santana, después salí corriendo por el pasillo hasta mi apartamento para recoger mi bolso y el macuto, tratando de que no pareciera que estaba entrando a hurtadillas. Era fácil arreglarse en el apartamento de Santana, pues había equipado el baño con todos mis artículos de aseo y cosmética habituales y había comprado suficiente ropa y mudas para mí como para no tener que coger nada de mi armario.

Era demasiado, pero así es como ella actuaba.

Estaba enjuagando la taza que había utilizado para un café rápido cuando Finn entró en la cocina.

Sonrió tímidamente. Vestido con unos pantalones de chándal y con la camiseta de la noche anterior, parecía sentirse en casa.

—Buenos días.

—Lo mismo digo. —Dejé la taza en el lavavajillas y lo miré—. Me alegro de que vinieras anoche a cenar.

—Yo también. Lo pasé muy bien.

— ¿Café? —le pregunté.

—Sí, por favor. Tengo que arreglarme para ir a trabajar, pero me estoy haciendo el remolón.

—Yo he tenido días así. —Le preparé una taza y se la di.

Él la cogió y la levantó con un gesto de gratitud.

— ¿Puedo preguntarte una cosa?

—Dispara.

— ¿A ti también te gusta Quinn? ¿Te resulta raro tenernos a los dos por aquí?

Me encogí de hombros.

—Si te soy sincera, la verdad es que no conozco a Quinn. No sale con Rachel y conmigo como lo haces tú.

—Ah.

Empecé a moverme hacia la puerta y le apreté el hombro al pasar por su lado.

—Que tengas un buen día.

—Tú también.

Miré mi teléfono mientras iba en taxi al trabajo. Casi deseé haber ido andando, pues el taxista llevaba las ventanillas de delante bajadas y, al parecer, no le gustaba ponerse desodorante. Lo único que lo salvaba era que aquello era más rápido que caminar.

Había un mensaje de Kitty que me había enviado sobre las seis de la mañana: «Ya aquí.
Deseando verte esta noche».

Le respondí con un emoticono sonriente.

Megumi tenía buen aspecto cuando la vi en el trabajo, y eso también me puso contenta a mí, pero Bette parecía triste. Mientras dejaba mi bolso en un cajón, se detuvo junto a mi cubículo y apoyó los brazos en el pequeño muro.

— ¿Qué te pasa? —le pregunté levantando la vista desde mi silla.

—Socorro. Necesito carbohidratos.

Me reí y negué con la cabeza.

—Creo que es muy bonito que estés pasando por esta dieta por amor a tu chica.

—No debería quejarme —contestó—. Ha perdido más de dos kilos, cosa que yo no creía que tuviera que hacer, por cierto. Y ahora tiene un aspecto estupendo y está llena de energía. Pero, Dios mío... yo me siento como una babosa. Mi cuerpo no está hecho para esto.

— ¿Me estás pidiendo que salga contigo a comer?

—Por favor. —Juntó las manos como si estuviese rezando—. Tú eres una de las pocas mujeres que conozco que disfruta de verdad de las comidas.

—También tengo un trasero que lo demuestra —respondí con remordimiento—. Pero sí, iré contigo.

—Eres la mejor, Britt. —Se fue caminando hacia atrás y chocó con Kurt—. ¡Uy, lo siento!
Kurt sonrió.

—No pasa nada.

Bette volvió a su mesa y Kurt dirigió su sonrisa hacia mí.

—El equipo de Drys del viene a las nueve y media —le recordé.

—De acuerdo. Y tengo una idea que me gustaría comentar sobre la estrategia antes de que lleguen.

Cogí mi tableta y me puse de pie, pensando que sería una carrera contrarreloj.

—Vives siempre al límite, jefe.

—Sólo así se puede vivir. Vamos.

El día pasó volando y durante todo el tiempo me esforcé al máximo, invadida por una inquieta energía. El hecho de haberme levantado tan temprano y haber comido después un plato de pasta rellena para almorzar no hizo que aminorara el ritmo.

Recogí a las cinco en punto y me cambié rápidamente en el baño, sustituyendo la falda y la blusa por un vestido azul claro. Me puse un par de sandalias de suela de cuña, me quité los pendientes de diamantes y me puse aros de plata y convertí la cola de caballo en un moño despeinado. A continuación, bajé al vestíbulo.

Mientras me dirigía a la puerta principal, vi a Rachel hablando con Kitty en la acera. Me detuve para así darme un minuto para asimilar el estar viendo aquella antigua llama.

El color natural del pelo de Kitty era rubio oscuro, pero se había teñido las puntas de platino y aquello le daba un estupendo aspecto a su piel bronceada y a sus ojos sobre el escenario aparecía a veces sin camiseta solo con un top, pero hoy iba vestida con pantalones negros y una camiseta de color rojo intenso, sus brazos cubiertos por unas mangas de tatuajes que se retorcían sobre sus músculos.

En ese momento, giró la cabeza para mirar al interior del vestíbulo y yo empecé a caminar de nuevo, sintiendo que el estómago se me agitaba un poco cuando me vio y su rostro se suavizó con una sonrisa que revelaba un hoyuelo en la mejilla.

¡Dios, qué guapa estaba!

Sintiéndome un poco expuesta de más, saqué las gafas de sol y me las puse. Entonces, respiré hondo mientras pasaba por las puertas giratorias y dirigí la mirada al Bentley que había aparcado justo detrás de la limusina de Kitty.

Kitty soltó un silbido.

—Maldita sea, Britt Cada vez que te veo estás más guapa.

Lancé una sonrisa tensa a Rachel y el pulso se me aceleró frenéticamente.

—Hola.

—Estás estupenda, nena —dijo cogiéndome de la mano.

Por el rabillo del ojo vi a Angus saliendo del Bentley. En ese momento de distracción no advertí que Kitty alargaba una mano hacia mí. Una milésima de segundo después de notar sus manos en mi cintura, me di cuenta de que iba a besarme y giré ligeramente la cabeza a tiempo. Sus labios tocaron la comisura de mi boca. Di un traspiés y tropecé con Rachel, que me agarró de los hombros.

Ruborizada por la vergüenza y confundida, miré a todas partes excepto a Kitty.

Y me encontré mirando a los gélidos ojos cafés de Santana.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola Hola FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

Perdon por no actualizar e tenido problemas pero espero regresar el jueves :) de nuevo espero sus comentarios FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 2145353087

Saludos y besos
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557
Dani(:
Dani(:
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 27
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por 3:) Mar Abr 07, 2015 2:09 pm

holap dan,...

las dos sufrieron demasiado,.. y se saben complementar una al otra,..
a ver como van las cosa en el evento y si vuelven a una relación publica jajaja

nos vemos!!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por micky morales Mar Abr 07, 2015 10:25 pm

kitty es una imbecil pero tampoco es que brittany no le de muchas alas!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por monica.santander Miér Abr 08, 2015 12:45 am

Hola que bueno que hayas vuelto!!
Veremos que hace San!!
Saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Mar Mayo 05, 2015 12:30 am

¡AVISO!


Hola ! Perdon por no haber vuelto, tengo problemas personales pero nada de nada me va hacer no terminar la historia esta semana regreso cualquier dia pero esta semana :)

GRACIAS por su compresion
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

SALUDOS Y BESOS
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557

Dani(:
Dani(:
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 27
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Dani(: Mar Mayo 05, 2015 12:31 am

¡AVISO!


Hola ! Perdon por no haber vuelto, tengo problemas personales pero nada de nada me va hacer no terminar la historia esta semana regreso cualquier dia pero esta semana :)

GRACIAS por su compresion
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 1206646864

SALUDOS Y BESOS
FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17  7/6/15) - Página 12 918367557

Dani(:
Dani(:
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 27
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por 3:) Mar Mayo 05, 2015 9:10 pm

holap dan,...

espero que se arreglen los problemas,...
actu cuando puedas!!!

nos vemos!!!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Activo Re: FanFic Brittana: No te escondo nada #3 ( Capítulo 17 7/6/15)

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 12 de 13. Precedente  1, 2, 3 ... , 11, 12, 13  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.