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[Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 Primer15
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Mensaje por 23l1 Miér Sep 03, 2014 7:32 pm

micky morales escribió:jajajajajajajajaja nueva lectora, m encanto tu historia pero muero por saber que pasara ahora!!!!!!

ajajajaj si es muy chistosa por eso decidí subirla =P.
Saludos
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Miér Sep 03, 2014 7:42 pm

lauravm98 escribió:Jajajaja nueva lectora y oficialmente fiel lectora jajaja confienzo que me encanta la Santana wallbanger xD esta muy bueno este fic



ajajaja y a quien no le encanta san¿?... gracias
Saludos =D
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por madridcks Miér Sep 03, 2014 8:38 pm

Pues a mí me hace mucha gracia Brittany, por cómo se expresa y actúa. Aparte de poner buenos apodos como wallbanger. Escribe el sexto cuando puedas por favor, que en estos días fanfics divertidos me suben el estado de ánimo.
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Miér Sep 03, 2014 9:08 pm

madridcks escribió:Pues a mí me hace mucha gracia Brittany, por cómo se expresa y actúa. Aparte de poner buenos apodos como wallbanger. Escribe el sexto cuando puedas por favor, que en estos días fanfics divertidos me suben el estado de ánimo.


o no¿? jaaj es muy chistosa...
En eso estoy lo subo altiro =D jajaaj si suele ocurrir eso del estado de ánimo =D
Saludos
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap6-P1

Mensaje por 23l1 Miér Sep 03, 2014 9:10 pm

Capitulo 6 - Parte 1


Nos observamos, oleadas de ira y enojo chispeando entre nosotras. Nos miramos, ella con una sonrisa y yo con desprecio, antes de darme cuenta que nuestro gallinero volvía estar en silencio, junto con todos los otros huéspedes en la cocina. Miré más allá de mi vecina y vi de pie a Emma junto a Will con una mirada inquisitiva en la cara, sin duda preguntándose por qué su protegida tenía un enfrentamiento en medio de su inauguración.

Espera un minuto, ¿cómo demonios conocen a Santana? ¿Por qué ella está aquí?

Sentí una pequeña mano en mi hombro y giré rápidamente para ver a Rach.

—Tranquila, gatillo. No necesitas poner una bomba nuclear en la casa de Emma, ¿bien? —susurró, sonriéndole tímidamente a Santana. La miré y luego me volví hacia ella, encontrándola con nuestros anfitriones.

—Brittany, no sabía que conocieras a Santana. ¡Qué pequeño es el mundo!—exclamó Emma, juntando las manos.

—No diría que la conozco, pero estoy familiarizada con su trabajo —contesté entre dientes.

Rach bailaba en un círculo alrededor de nosotros como una niña pequeña con un secreto.

—Emma, no creerás esto, pero… —comenzó, su voz rebosante de alegría apenas disimulada.

—Rach… —le advertí.

—¡Santana es la Santana de al lado! ¡Santana Wallbanger! —gritó Marley, agarrando el brazo de Will.

Estoy segura que sólo lo hizo para tocarlo.

—Diablos —exhalé en lo que Emma procesaba la información.

—De ninguna maldita manera —suspiró, poniendo las palmas sobre su boca y dejando caer la bomba. Emma siempre trataba de ser una dama. Will lucía confundido, y Santana tuvo la decencia de sonrojarse un poco.

—Imbécil —le articulé.

—Aguafiestas —articuló de vuelta, la sonrisa regresando con toda su fuerza.

Jadeé. Apreté los puños y me preparé para decirle exactamente lo que podía hacer con su “aguafiestas” cuando Kitty entró en la discusión.

—Will, mira esto, ¡este pequeño bombón que está aquí es la Chica del Camisón Rosa! ¡¿Puedes creerlo?! —Se rió y Quinn luchó por mantener la cara seria. Los ojos de Will se abrieron y alzó una ceja. Santana se tragó una carcajada.

—¿Chica del Camisón Rosa? —preguntó Emma y oí a Will inclinarse para decirle que le explicaría más tarde.

—¡Está bien, eso es todo! —exclamé y señalé a Santana—Tú, ¿podemos hablar, por favor? —le grité y la agarré del brazo. Llevándola afuera, bajé por uno de los caminos que conducían lejos de la casa. Corrió detrás de mí, mis tacones sonando fuertemente en la losa.

—Jesús, cálmate, ¿puedes?

Mi respuesta fue clavarle las uñas en el brazo, lo que la hizo gritar. Bien.

Llegamos a un pequeño enclave alejado de la casa y la fiesta, lo suficiente para que nadie pudiera escucharla gritar cuando le arrancara las tetas del cuerpo. Solté su brazo y la rodeé, señalando con un dedo su cara de sorpresa.

—¡¿Cómo tuviste la osadía de decirle a todos sobre mí, idiota?! ¿Qué demonios? ¿Chica del Camisón Rosa? ¿Me estás jodiendo? —susurré o, mejor dicho, grité.

—¡Oye, podría hacerte la misma pregunta! ¿Por qué todas las chicas allí dentro me llaman Wallbanger, eh? ¿Quién está contando cuentos ahora? —medio gritó en respuesta.

—¿Bromeas? ¿Aguafiestas? ¡Sólo porque me negué a pasar otra noche escuchándote a ti y a tu harén no me hace una aguafiestas! —susurré.

—Bueno, el hecho de que hayas golpeado mi puerta bloqueó mi excitación, así que eso te hace una aguafiestas. ¡Aguafiestas! —siseó.

Toda esta conversación comenzaba a sonar como algo que podría haber pasado en cuarto grado, a excepción de los camisones y la excitación.

—Ahora, escúchame, chica —dije, tratando de hablar como adulta—¡No voy a pasar toda la noche escuchando cómo tratas de pasar la cabeza de una chica a través de mi pared sólo con la fuerza de tus dedos y arremetidas! De ninguna manera, amiga. —La apunté con el dedo. El cual agarró.

—Lo que haga del lado de mi pared es asunto mío. Vamos a dejar eso claro ahora mismo. Y de todos modos, ¿por qué te preocupamos tanto mis dedos, arremetidas y yo? —preguntó, volviendo a sonreír.

Era esa sonrisa, esa maldita sonrisa era la que me enfurecía. Eso y el hecho de que todavía sostenía mi dedo.

—¡Es mi asunto cuando tú y tu tren sexual golpean mi pared cada noche!

—¿Realmente te obsesiona eso, no? ¿Deseas estar al otro lado de la pared? ¿Buscas montar el tren del sexo, Chica del Camisón? —Se rió entre dientes y agitó su dedo en mi cara.

—Bien, eso es todo —gruñí. Agarré su dedo en defensa, lo que al instante nos encerró juntas. Debíamos parecer dos leñadoras tratando de cortar un árbol. Nos hallábamos más allá de lo ridículo. Ambas soplamos y resoplamos, cada una intentando conseguir la mano superior, pero negándose a ceder.

—¿Por qué eres una mujeriega tan idiota? —pregunté a centímetros de su cara.

—¿Por qué eres tan aguafiestas? —preguntó, y cuando abrí mi boca para decir exactamente lo que pensaba, la hija de puta me besó.

Me besó.

Puso sus labios sobre los míos y me besó. Bajo la luna y las estrellas, con los sonidos de las olas golpeando y el chirrido de los grillos. Mis ojos todavía se encontraban abiertos, mirando furiosos a los suyos. Sus ojos eran tan oscuros que era como mirar a la misma noche sin estrellas y luna.

Se apartó, nuestros dedos aún juntos como tenazas. Solté su mano y le di una bofetada. Se veía confundida, más aún cuando agarré su chaleco y la tiré más cerca. La besé y esta vez, cerré los ojos y dejé que mis manos se llenaran de lana y mi nariz se inundara con el olor de esta atractiva chica.

Maldita sea, olía bien.

Sus manos se deslizaron en la parte baja de mi espalda, y tan pronto como me tocó, me di cuenta en dónde me encontraba y lo que hacía.

—Maldición —dije, y me aparté. Nos miramos la una a la otra y me limpié los labios.

Comencé a alejarme y luego me giré rápidamente.

—Esto nunca pasó, ¿entendido? —Lo señalé otra vez.

—Lo que digas. —Sonrió y sentí que mi temperamento se volvía a encender.

—Y para con la cosa del Camisón Rosa, ¿bien? —medio le grité, dándome la vuelta para caminar por el sendero.

—Hasta que no vea otro de tus camisones, así es como te llamaré —respondió y casi tropecé.

Alisé mi vestido y me dirigí a la fiesta.

Increíble.


Última edición por 23l1 el Vie Sep 05, 2014 11:44 pm, editado 1 vez
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por lauravm98 Miér Sep 03, 2014 9:21 pm

omg!!! anda sube otro si?!! andale andale!!! esta tan ajsmcnskaoqpkeana
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap6-P2

Mensaje por 23l1 Miér Sep 03, 2014 9:25 pm

Capitulo 6 - Parte 2


* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *


—Así que le dije al tipo: No hay forma de que organice tu “sala de juegos”. ¡Puedes organizar solo tus propias fustas! —gritó Rach y todas nos reímos.

Ella podía contar una historia como nadie. Tenía un don para atraer a un grupo, especialmente cuando era gente nueva queriendo conocer a otros.

A medida que la fiesta comenzaba a tranquilizarse, mis chicas y las chicas de Santana se reunieron alrededor de una fogata en una de las terrazas. Era profunda y llena de losa, tenía bancos al alrededor. A medida que el fuego crepitaba alegremente, nos reímos, bebimos y contamos historias. Y con esto me refiero a Rach, Marley, Kitty y Quinn mientras Santana y yo nos mirábamos sobre las llamas. Con las chispas volando, cerré mis ojos un poco y la imaginé asándose en el fuego del infierno.

—Entonces, ¿vamos a tener el elefante en la habitación? —preguntó Quinn, subiendo las rodillas y poniendo su cerveza en el banco junto a ella.

—¿Cuál sería ese elefante? —pregunté dulcemente, bebiendo mi vino.

—Oh, por favor, ¡el hecho de que la mujer golpeando la cabecera de tu cama es la sexy de al lado, chica! —gritó Rach, casi tirando su bebida en el rostro de Kitty. Quien se rió con ella, pero arrancó el vaso de su mano antes de que pudiera hacerle algún daño real.

—Realmente no hay nada que hablar —dijo Santana—Tengo una nueva vecina. Su nombre es Brittany. Eso es todo. —Asintió, mirándome a través del fuego. Levanté una ceja y bebí del vino.

—Sí, es bueno saber que la Chica del Camisón Rosa tiene un nombre. La forma en que te describía… ¡Guau! ¡No sabía con certeza que fuera real, pero eres tan sexy como dijo que eras! —comentó Kitty apreciativamente, tratando por un momento de golpear a Santana a través de las llamas antes de darse cuenta de lo calientes que eran.

Mis ojos se dispararon a Santana. Hizo una mueca con la descripción.

Interesante.

—Así que, ¿ustedes eran las chicas que golpeaban esta noche? ¿Escuchando Guns N‘ Roses? —preguntó Marley, codeando a Quinn.

—¿Supongo que ustedes eran las chicas cantando? —La codeó de vuelta, sonriendo.

—El mundo es pequeño, ¿no? —Rach suspiró, mirando a Kitty. Ella le guiñó un ojo, y vi rápidamente a donde iba esto. Ella tenía a la rubia bajita de ojos verdes profundos, Marley tenía a la bonita rubia alta, ojos avellanas, y yo tenía mi vino. Que desaparecería en un segundo.

—Discúlpenme —murmuré y me paré para encontrar un camarero.

Me abrí paso entre la multitud cada vez menor, asintiendo a algunos rostros que reconocí. Acepté otra copa de vino y me dirigí al exterior. Comencé ir hacia el fuego cuando oí a Rach decir:

—Y deberías haber oído a Britt cuando nos contó sobre la noche que tocó su puerta y por fin la vio.

Marley y Rach se inclinaron y dijeron sin aliento—: ¡Ella…esta… tan… buena!

Todos se rieron. Necesitaba recordar el matar a esas chicas mañana, dolorosamente.
Quejándome por mi humillación pública, me di la vuelta para irme a los jardines cuando vi a Santana entre las sombras. Traté de retroceder antes de que me viera, pero me saludó con la mano.

—Ven, ven, no muerdo —bromeó.

—Sí, claro, supongo —respondí, caminando en su dirección.

Nos quedamos en silencio en medio de la noche. Miré hacia la bahía, disfrutando del silencio. Luego, finalmente habló.

—Así que pensaba, ya que somos vecinas y todo… —comenzó.

Me di vuelta para mirarla. Me daba una pequeña y linda sonrisa, y sabía que la usaba para tirar bragas. Ja, poco sabía que no usaba.

—¿Qué pensabas? ¿Qué me gustaría unirme a ustedes en alguna noche? ¿Ver de qué se trata todo el alboroto? ¿Subirme al carro de bienvenida? Cariño, no estoy interesada en convertirme en una de tus chicas —respondí, mirándola.

No dijo nada.

—¿Bien? —pregunté, golpeando mi pie furiosamente. El descaro de esta tipa…

—En realidad, iba a decir que ya que somos vecinas y todo, ¿quizás podríamos hacer una tregua? —dijo tranquilamente, mirándome irritadamente.

—Oh —comenté. Fue todo lo que pude decir.

—O quizás no —terminó y comenzó a alejarse.

—Espera, espera, espera, Santana —me quejé agarrándola por la muñeca mientras se alejaba. Se quedó allí, mirándome.

—Sí. Bien. Podemos llamarlo tregua. Pero habrá que tener algunas reglas básicas —contesté, viéndola. Cruzó los brazos sobre su pecho.

—Debo advertirte ahora, no me gusta que las mujeres me digan qué hacer—respondió sombríamente.

—No, por lo que he escuchado—dije en voz baja—pero lo escuchó de todos modos.

—Eso es diferente —dijo, siendo engreída otra vez.

—Bien, esta es la cosa. Disfruta, haz lo tuyo, cuélgate de los ventiladores del techo, me da igual. Sin embargo, ¿a altas horas de la noche? ¿Puedes mantener un rugido sordo? ¿Por favor? Tengo que dormir un poco.

Lo consideró por un momento.

—Sí, puedo ver que eso podría ser un problema. Pero ya sabes, en realidad no me conoces para nada, y desde luego no sabes nada de mi “harén”, como lo llamas, y de mí. No tengo que justificarte mi vida o a la mujer en ella. Aquí no hay juicios desagradables, ¿de acuerdo?

Lo consideré.

—De acuerdo. Por cierto, me gustó la tranquilidad de esta semana. ¿Pasó algo?

—¿Algo? ¿A qué te refieres? —preguntó mientras caminábamos al grupo.

—Pensé que tal vez te lesionaste cumpliendo el deber, que tus dedos se quebraron o tu muñeca o algo —me burlé, orgullosa de volver a usar mis ocurrencias.

—Increíble. Eso es todo lo que crees que soy, ¿no? —replicó, su rostro enojado de nuevo.

—¿Un cuerpo bonito? ¿Solo dedos? ¿Movimientos de muñeca y pélvicos? Sí, de hecho —volví a soltar.

—Mira… —comenzó y Kitty apareció de la nada.

—Qué lindo verlos besándose y felices —reprendió, pretendiendo tomar a Santana.

—¿Puedes, presentadora? —murmuró Santana mientras el resto de las recién emparejadas aparecían.

—Cuidado con la presentadora, ¿eh? —dijo Kitty, y Marley se giró hacia ella.


—¡Presentadora! Espera un minuto, eres la tipa de deportes del canal local, ¿verdad? ¿Verdad? —preguntó.

Vi cómo se le iluminaron los ojos. Marley podía ser la chica con gusto por la música clásica, pero también era una gran fan del equipo de San Francisco. Y estaba casi segura de que los 49ers eran un equipo de fútbol americano.

—Sí, soy yo. ¿Ves muchos deportes? —preguntó, inclinándose hacia ella, dejando a Rach cerca.

La forma en que ella se aferraba a su brazo, era inevitable. Se tambaleó un poco y Quinn se abalanzó para sostenerla. Se sonrieron la una a la otra al tiempo que Marley y Kitty terminaban su conversación de fútbol. Tosí, recordándoles que, de hecho, todavía me encontraba aquí.

—¡Britt, nos vamos! —Marley soltó una risita, ahora apoyada en el brazo de Quinn.

—Qué bien. He tenido suficiente diversión por esta noche. Llamaré por el auto, y podremos salir en unos minutos —contesté, metiendo una mano en el bolso, buscando mi teléfono.

—En realidad, Kitty nos dijo acerca de un bar genial, e iremos por allí. ¿Quieres venir? —interrumpió Rach, deteniendo mi mano. La presionó y vi que negó con la cabeza casi imperceptiblemente.

—¿No? —pregunté, levantando las cejas.

—¡Genial! Wallbanger se asegurará que llegues bien a casa —dijo Kitty, golpeando a Santana en la espalda.

—Sí, claro —contestó con los dientes apretados.

Antes de que pudiera parpadear, las cuatro se encaminaban al funicular, diciéndole adiós a Will y Emma, que sólo rió y compartió un choque de manos.

Wallbanger y yo nos miramos, y de repente me sentí muy agotada.

—¿Tregua? —le dije con cansancio.

—Tregua —dijo, asintiendo.

Dejamos la fiesta juntas. Regresamos por el puente con la niebla de la madrugada y el silencio envolviéndonos. Abrió la puerta para mí cuando me acerqué a su camioneta. Una de sus manos descasaba en la parte baja de mi espalda cuando subí, luego se fue y se encontraba de su lado antes de que pudiera hacer algún comentario sarcástico. Quizás era lo mejor; lo llamamos una tregua. La segunda tregua en un lapso de pocos minutos.

Podía decir que esto iba a terminar mal. Aún así, me gustaría intentarlo.

Podría ser amable, ¿verdad?

Amable. Ja. Ese beso fue muy amable. Trataba duramente de no pensar en ello, pero seguía pensando en ello. Presioné los dedos en mis labios sin darme cuenta, al recordar la sensación de su boca sobre la mía. Ese beso fue casi un atrevimiento, una llamada a mi farol, la promesa de lo que vendría después si lo permitía.

¿Mi beso? Lo cierto es que mi instinto hasta me sorprendió. ¿Por qué la besé? No tengo idea, pero lo hice. Seguro fue ridículo. La abofeteé, luego la besé como la escena de una vieja película de Cary Grant. Tiré todo mi cuerpo en ese beso, dejando que mis partes suaves se curvaran contra su firme cuerpo.

Mi boca buscó la suya, y su beso se volvió tan ansioso como el mío. No sonaba la música de cuentos de hadas, pero existía algo allí.

Su problema con la radio me hizo regresar al presente. Parecía muy concentrada en la música mientras conducía a través del puente, lo que me puso nerviosa.

—¿Te ayudo con eso? ¿Por favor? —pregunté, mirando con nerviosismo el agua debajo.

—No, gracias, lo tengo —dijo, mirándome. Debió notar la forma en que observaba el puente, y se rió entre dientes

—Bien, claro, adelante. Quiero decir, sabes cada palabra de la canción Welcome to the Jungle, por lo que podrás elegir algo bueno —desafió.

Volvió a mirar el camino, pero incluso de lado pude ver una sonrisa de aprobación. Lo cual, y odiaba admitirlo, hacía que su mandíbula se viese cincelada por las más ardientes piezas de granito jamás descubiertas.

—Estoy segura de que puedo encontrar algo —dije, sacando su mano e inclinándola en su dirección. Su mano se rozó contra el costado de mi pecho, y ambas nos estremecimos.

—¿Qué? ¿Intentas sentir algo ahí? —espeté, seleccionando una canción.

—¿Pusiste o no tus pechos en el camino de mi mano? —espetó de vuelta.

—Diría que tu mano se movió en la trayectoria de estas chicas, pero no te preocupes. Eres apenas la primera que ha puesto en órbita a estos seres celestiales. —Suspiré dramáticamente, mirándola de reojo para ver si notó que bromeaba. La esquina de su boca se elevó en una sonrisa y me permití una risita.

—Sí, celestiales. Esa es la palabra que iba a usar, no son de este mundo. Están como, suspendidas en el cielo. Por cortesía de la lencería de Victoria‘s Secret. —Sonrió, y pretendí estar sorprendida.

—Oh, Dios, ¿sabes sobre el secreto? Y yo que pensaba que todas esas chicas tontas los tenían engañadas.—Me reí y acomodé en el asiento.

Cruzamos el puente y ahora volvíamos a la ciudad.

—Se necesita mucho para engañarme, sobre todo cuando se trata de mi mismo sexo—contestó en el momento que la música se encendía.

Asintió ante mi elección.

—¿Too Short? Interesante elección. No muchas mujeres optarían por eso, solo a pocas nos gusta—reflexionó.

—¿Qué puedo decir? Me siento muy rapera esta noche. Y te lo digo ahora, no soy como la mayoría de las mujeres—añadí, sintiendo otra sonrisa extenderse por mi rostro.

—Empiezo a darme cuenta de eso —dijo.

Estuvimos en silencio por unos minutos, y de repente, empezamos a hablar al mismo tiempo.

—Así que, ¿qué piensas sobre…? —comencé.

—Puedes creer que todas ellas… —dijo.

—Adelante. —Me reí.

—No, ¿qué ibas a decir?

—Iba a decir: ¿qué piensas sobre nuestras amigas esta noche?

—Eso es lo que iba a decir. ¡No puedo creer que sólo se levantaran y se fueran! —Rió, y no pude dejar de imitarla. Tenía una gran carcajada.

—Lo sé, pero mis chicas saben lo que quieren. No podría haber pintado otras dos chicas mejores para ellas. Saben exactamente lo que buscan —le confié, apoyada contra la ventana de tal manera que podía verla mientras conducíamos por las empinadas calles.

—Sí, Kitty tiene una debilidad por las chicas de pelo oscuro, y juro que suena pervertido en mi mente. Y a Quinn le encantan las mujeres de pelo largo con bonita voz. —Se rió otra vez, mirándome para ver si me molestaba el comentario.

No lo hacía. Ellas lucían así.

—Bueno, estoy segura de que escucharé todo mañana, el tipo de impresión que tuvieron en mis damas. Iré por el informe completo, no te preocupes. —

Suspiré. Mi teléfono no pararía de sonar.

El silencio se arrastró otra vez, y me pregunté qué decir a continuación.

—Entonces, ¿cómo conoces a Will y Emma? —preguntó, salvándome de la fiebre de la pequeña conversación.

—Trabajo en la empresa de Emma. Soy diseñadora de interiores.

—Espera. Espera, ¿eres esa Britt, Brittany? —preguntó.

—No tengo idea de lo que significa eso —contesté, preguntándome por qué me miraba así.

—Maldición, sí que es un mundo pequeño —exclamó, sacudiendo la cabeza de un lado a otro como si quisiera entenderlo.

Se calló mientras yo me sentaba en el limbo.


—Oye, ¿quieres aclarar esto un poco? ¿Qué quieres decir con lo de esa Britt?—pregunté finalmente, dándole una palmada en el hombro.

—Es sólo que… bueno… eh. Emma te mencionó antes. Dejemos las cosas así —dijo.

—¡Demonios, no, no dejaremos las cosas así! ¿Qué dijo? —presioné, dándole otra palmada en el hombro.

—¿Quieres parar con eso? Eres bastante brusca, ¿lo sabías? —dijo.

Existían muchas formas simples de seguir ese comentario, por lo cual sabiamente guardé silencio.

—¿Qué dijo de mí? —pregunté en voz baja, ahora preocupada de que tal vez comentara algo sobre mi trabajo. Los nervios ya se destrozaban, y ahora jugaban tenis de mesa.

Me miró.

—No, no, no es así —dijo en voz baja—. No es nada malo. Es sólo que, bueno, Emma te adora. Y ella me adora, por supuesto, ¿cierto?.

Rodé los ojos, pero siguió hablando.

—Y bueno, te ha… mencionado un par de veces… pensó que debía conocerte —dijo despacio, sólo para guiñarme un ojo cuando me miró a los ojos.

—Oh. Ohhhh. —Exhalé dándome cuenta de lo que quería decir. Me sonrojé.

Emma, esa pequeña casamentera de mierda

—¿Sabe del harén? —pregunté.

—¿Quieres dejar de decir eso? No lo llames harén. Haces que suene tan sucio. ¿Qué pasa si te digo que esas tres mujeres son increíblemente importantes para mí? Que me preocupo mucho por ellas. Que las relaciones que tengo funcionan entre nosotras, y nadie necesita entenderlo, ¿lo tienes?—dijo, estacionando el Rover de una manera enojada fuera de nuestro edificio.

Me sentía tranquila mientras estudiaba mis manos y la miré cuando arreglaba su ya desordenado y largo cabello oscuro.

—Oye, ¿sabes qué? Tienes razón. Quién soy para decir qué está bien o mal para alguien más. Si funciona para ti, genial. Golpéalo. Mazel tov. Sólo me sorprende que Emma te quisiera emparejar conmigo. Ella sabe que soy una chica tradicional, eso es todo —expliqué.

Sonrió y me miró con esos oscuros ojos.

—Lo que sucede es que no sabe todo sobre mí. Mantengo privada mi vida íntima, con la excepción de mi vecina con las paredes delgadas y lencería devastadora —dijo en un tono que podría derretir, bueno, cualquier cosa.

Mi cerebro se ubicaba sin duda entre esas cosas, ya que de repente me pareció que de las orejas y cuello para abajo me desvanecía.

—Excepto por ella —murmuré, completamente revuelta.

Dejó escapar una risa oscura y abrió la puerta. Mantuvo sus ojos en los míos al caminar alrededor del auto y abrirme la puerta.

Bajé, tomando la mano que me ofrecía, y casi sin notar que trazó un pequeño círculo en la parte interior de ella con su pulgar derecho.

Casi sin notar, mi trasero. Hizo que mi piel se erizara y que la Britt de abajo se enderezara. ¿Nerviosa? Con fuegos artificiales por todo el sitio.

Entramos al edificio, y otra vez abrió la puerta para mí. Era encantadora, tenía que darle eso.

—Así que, ¿cómo conoces a Will y Emma? —pregunté, caminando por las escaleras frente a ella. Podía asegurar que miraba mis piernas, y ¿por qué no lo haría? Tenía grandiosas piernas, las cuales lucían actualmente halagadas por mi pequeño vestido con volantes.

—Will ha sido amigo de mi familia por años. Lo conozco prácticamente de toda la vida. También maneja mis inversiones —respondió Santana al rodear la primera planta y comenzar con la segunda.

La miré por encima del hombro y confirmé que miraba a escondidas mis piernas. ¡Ja! La atrapé.

—Oooh, tus inversiones. ¿Tienes algunos bonos de cumpleaños allí, ricachona? —bromeé.

Se rió entre dientes.

—Sí, algo así.

Continuamos subiendo las escaleras.

—Es curioso, ¿no crees? —ofrecí.

—¿Curioso? —preguntó, su voz deslizándose en mi interior como miel caliente.

—Bueno, quiero decir, ambas conocemos a Will y Emma, vamos a una fiesta como esa, y eres la que me ha mantenido divertida estas semanas. Mundo pequeño, ¿no? —Rodeamos las últimas escaleras, y saqué mis llaves.

—San Francisco es una gran ciudad, pero se puede sentir como un pueblo de alguna manera —aportó—. Pero sí, es curioso. Intrigante incluso. ¿Quién diría que la linda diseñadora con la que Emma quería emparejarme fuese en realidad la Chica del Camisón Rosa? Si lo hubiera sabido, quizás lo habría tomado en cuenta —respondió, esa maldita sonrisa volvió a su bello rostro.

Maldición, ¿por qué no podía seguir siendo una idiota?

—Sí, pero la Chica del Camisón Rosa pudo decir que no. Después de todo, las paredes delgadas… —Le guiñé un ojo, haciendo un puño y golpeando la pared junto a mi puerta. Oí a Lord Tubbington maullando detrás de la entrada, y necesitaba entrar antes de que empezara a protestar.

—Ah, sí, paredes delgadas. Mmm… Bueno, buenas noches, Brittany. La tregua sigue en pie, ¿no? —preguntó, girando hacia su puerta.

—La tregua sigue, a menos que hagas algo para enojarme otra vez. —Reí, apoyada en mi puerta.

—Oh, cuenta con eso. ¿Y Brittany? ¿Hablando de paredes delgadas? —dijo abriendo su puerta y mirándome. Se apoyó en ella, y golpeó el puño contra la pared.

—¿Sí? —pregunté, un poco demasiado soñadora para mi propio bien.

La sonrisa reapareció cuando dijo:

— Dulces sueños.

Golpeó la pared otra vez, me guiñó un ojo y entró.

¿Qué? Dulces sueños y paredes delgadas. Dulces sueños y paredes delgadas…

Por la madre de las perlas. Me escuchó. ME ESCHUCHÓ!


Última edición por 23l1 el Sáb Sep 06, 2014 12:06 am, editado 1 vez
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Mensaje por 23l1 Miér Sep 03, 2014 9:26 pm

lauravm98 escribió:omg!!! anda sube otro si?!! andale andale!!! esta tan ajsmcnskaoqpkeana


ajajaj en eso estoy, esk aveces la pagina no me deja, pero ya esta el cap completo . Saludos =D
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Mensaje por micky morales Miér Sep 03, 2014 10:45 pm

jajajajajajajajajaja por supuesto que la escucho, bueno espero en algun momento comenzar mis comentarios sin carcajearme!!!!! hasta pronto.
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Mensaje por lauravm98 Miér Sep 03, 2014 11:13 pm

Gracias! Me ha encantado simplemente maravilloso y esos beso :O simplemente perfectos ojala Britt se de la oportunidad de conocer a San :3 no tardes en actualizar :D
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Mensaje por Elita Miér Sep 03, 2014 11:31 pm

Jajajajaja malditas paredes delgadas! Ahora sabe que ha tenido sueños calientes con ella xD

Y ese beso! Ni que decir yo no la hubiera dejado seprarse xD

Aah! Ya esty ansiosa de leer el proximo *---*
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Mensaje por Dolomiti Jue Sep 04, 2014 1:51 am

Que primer beso caray!! [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1215408055 jajaja "dulces sueños y paredes delgadas" jajaja [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 2414267551 San la escuchó!! [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 2414267551 sube otro pronto!! [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 2414267551 saludos [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1206646864
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Mensaje por madridcks Jue Sep 04, 2014 1:38 pm

amo la relacion de ambas, ese: yo no me voy a acostar contigo ni aunque me paguen por ello, no soy una mas
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Mensaje por 23l1 Jue Sep 04, 2014 7:51 pm

micky morales escribió:jajajajajajajajajaja por supuesto que la escucho, bueno espero en algun momento comenzar mis comentarios sin carcajearme!!!!! hasta pronto.

Hola, JAJAJAAJAJAJ pobre britt y ella pensaba que paso piola xD jaaajajaj. Saludos =D



lauravm98 escribió:Gracias! Me ha encantado simplemente maravilloso y esos beso :O simplemente perfectos ojala Britt se de la oportunidad de conocer a San :3 no tardes en actualizar :D


Hola, ese momento es y sera inevitable siempre! jaajjaajajaj. Saludos =D



Elita escribió:Jajajajaja malditas paredes delgadas! Ahora sabe que ha tenido sueños calientes con ella xD

Y ese beso! Ni que decir yo no la hubiera dejado seprarse xD

Aah! Ya esty ansiosa de leer el proximo *---*


Hola, esas paredes no favorecen en nada a britt parece xq escucha a san y hace q san la escuche a ella xD pobre. Saludos =D

pd: que pasa con las actualizaciones de tus fics¿? aun las espero =/ espero y actualices pronto =D.



Dolomiti escribió:Que primer beso caray!! [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1215408055  jajaja "dulces sueños y paredes delgadas" jajaja [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 2414267551 San la escuchó!! [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 2414267551 sube otro pronto!! [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 2414267551 saludos [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1206646864


Hola, obvio que sany la escucho! jaja pobre britt queria pasar desapercibida, pero nop xD. Saludos =D


madridcks escribió:amo la relacion de ambas, ese: yo no me voy a acostar contigo ni aunque me paguen por ello, no soy una mas

Hola, jajaajaj esas "peleas" son las mejores para ver la tensión entre ellas 1313 jjaaj y los comentarios de britt! jaajajaja. Saludos =D
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap7-P1

Mensaje por 23l1 Jue Sep 04, 2014 9:38 pm

Capitulo 7  - Parte 1


Golpe.

—Grrr.

Golpe. Amasar, amasar. Golpe.

—Basta.

Amasar, amasar, amasar. Golpe en el trasero.

—Me doy cuenta de que no sabes cómo leer un calendario, pero debes saber cuándo es domingo. En serio, Lord Tubbington.

Otro golpe.

Me di la vuelta, lejos de los golpes de Lord Tubbington junto a su persistencia, y tiré de las mantas sobre mi cabeza. Los recuerdos de la noche anterior seguían apareciendo en mi mente. Santana, la cocina de Emma con una presentación que resonaba por todo el lugar.

Sus amigas llamándome Chica del Camisón Rosa. Will sumando dos más dos cuando se enteró de que yo era esa chica. Besar a San…tana, Santana. Mmm, besar a Santana.

¡No, no besar a Santana! Me acurruqué más en la cama.

Dulces sueños y paredes delgadas... Pura mortificación se apoderó de mí al recordar sus palabras de despedida. Me hundí más en la cama. Mi corazón latió con más rapidez, pensando en lo vergonzoso que fue. Corazón, no prestes atención a la chica bajo las sábanas.

La noche anterior decidí soñar con libertad, pero para asegurarme de que nadie, Santana, pudiera oírme gritando de pasión, dormí con la televisión encendida. El que Santana me escuchase soñando con ella me lanzó en un bucle sin final al que rodeé a través de los canales, tratando de encontrar algo que no sonara como si hubiese tenido mi propia versión de sueño húmedo con ella. Acabé en el canal de infomerciales que, por supuesto, me mantuvo despierta hasta más tarde de lo que planeé. Todo lo que vendían era fascinante.

Tuve que quitarme de la mano mi propio teléfono a las tres y media de la mañana, cuando casi ordené un rayador eléctrico, sin agregar la media hora que nunca recuperaré después de ver al dinosaurio Bowser intentando vender una colección de canciones de los años cincuenta.

Todo esto más la música de Tommy Dorsey viniendo a través de la pared. Lo que me hizo sonreír. No podía mentir.

Me estiré perezosamente debajo de la sábana, ahogando una risita cuando vi la sombra de Lord Tubbington acechándome, tratando de encontrar una manera de entrar bajo las sábanas. Lo intentó por todos los ángulos y desvié todos sus avances. Al final, volvió a su golpe, golpe, amasar, y me reí burlonamente.  

Podría manejar esto con Santana. No tenía que sentirme totalmente avergonzada. Cierto, mis O se fueron, quizás para siempre. Y claro, tenía sueños húmedos con mi vecina demasiada… demasiada atractiva y confiada. Y por supuesto, dicha vecina escuchó esos sueños y me comentó sobre ellos, teniendo la última palabra en una noche ya bastante extraña.

Pero podría manejar esto. Desde luego. Lo reconocí antes de que pudiera tomar el viento de las velas, por así decirlo. No siempre tendría que tener la última palabra. Podría recobrarme y mantener nuestra pequeña y ridícula tregua.

Estoy totalmente jodida.

En ese momento, escuché una alarma activándose al lado, y me congelé. Después de recuperarme, me volví a deslizar bajo las sábanas, dejando sólo mis ojos sin cubrir.

Un segundo, ¿por qué me ocultaba? Ella no podía verme.

La escuché darle una palmada al despertador, a sus pies tocando el suelo. ¿Por qué se levantó tan temprano? Cuando todo se encontraba en silencio, podía escuchar a través de estas paredes. ¿Cómo diablos no me di cuenta antes de si podía oírla, obviamente ella podía oírme? Sentí que la cara se me calentaba al pensar en esos sueños otra vez, pero luego me recuperé. Además, esto se vio favorecido por Lord Tubbington golpeando con la cabeza la parte baja de mi espalda en un intento de empujarme físicamente de la cama para darle de desayunar.  

—Bueno, bueno, vamos a levantarnos. Dios, te comportas algo idiota a veces, Lord Tubbington.

Me disparó una respuesta sobre su lomo al caminar hacia la cocina.

Después de alimentar al señor Tubbington y pasar por la ducha, fui a encontrarme con las chicas para el almuerzo. Salía del edificio, mirando mi teléfono y contestando un mensaje de Rach, cuando choqué con una húmeda, caliente, delicada pared, una pared con buenas curvas tengo que decir llamada Santana.

—Guau —grité, tambaleándome hacia atrás. Su brazo salió disparado y me atrapó justo antes de que pudiera avergonzarme más.

—¿A dónde corres esta mañana?—preguntó, y la miré fijamente. Llevaba una sudorosa camiseta blanca, un par de oscuros pantalones cortos para correr, negro y húmedo cabello atado en una coleta junto a su iPod y sonrisa.

—Estás sudada—dije con una mueca.

—Estoy sudada. Eso ocurre —agregó, pasándose el dorso de la mano por su frente, lo que hizo que se le levantaran los cabellos que se le soltaron de la coleta. Tuve que bloquear físicamente las neuronas de mi cerebro que trataban de enviarles instrucciones a mis dedos de levantar y aplanar. Levantar y aplanar.

Bajó la mirada hacia mí, sus marrones ojos brillando. Haría esto doloroso si no sacaba al elefante gigante del sexo en la habitación.

—Escucha, sobre lo de anoche…—comencé.

—¿Qué pasó anoche? ¿La parte en la que me regañaste por mi vida sexual? ¿O la parte en la que la compartiste con tus amigas?—preguntó, arqueando una ceja, una perfecta ceja debía decir, y levantando su camiseta para secarse la cara. Tomé una bocanada de aire, la cual sonó como un túnel de viento cuando miré sus abdominales que casi podrían ser un lavadero y como se lograba ver un top de deporte negro al juego con su pantalones de correr, dejando ver sus formados y firmes pechos. ¿Por qué no podía ser del tipo de vecina tonta y grasosa?

—No, me refiero al punto que hiciste sobre los dulces sueños. Y las... bueno... las paredes delgadas—tartamudeé, evitando todo contacto visual. De repente, me sentía fascinada por mi nuevo tono de esmalte para uñas. Era una maravilla…

—Ah, sí, las paredes delgadas. Bueno, en ambos sentidos, ya sabes. Y si alguien, por ejemplo, tiene un sueño muy interesante alguna noche, bien, vamos a decir que sería muy divertido—susurró. Mis rodillas se pusieron algo tambaleantes. Maldita ella y su vudú…

Tenía que recuperar el control. Retrocedí un paso.

—Sí, tal vez escuchaste algo que hubiera preferido no escucharas, pero esa no es la manera en que las cosas suceden siempre. Me atrapaste. Pero en realidad nunca me tendrás, así que superémoslo. ¿Entiendes? Y por cierto, voy a un almuerzo—terminé.

Parecía confundida y divertida al mismo tiempo.

—¿Por cierto voy a un almuerzo?

—Almuerzo. Preguntaste a dónde saldría esta mañana, y mi respuesta es a un almuerzo.

—Ah, lo tengo. ¿Y te vas a encontrar con las chicas que salieron con mis chicas anoche?

—Por supuesto, y con gusto compartiré contigo la gran noticia si es algo bueno—reí, retorciendo un mechón de cabello alrededor de mi dedo. Genial. Coqueteo para principiantes. ¿Qué demonios?

—Oh, estoy segura de que es una buena primicia. Las dos se veían como todas una devora mujeres—dijo, meciéndose sobre los talones y comenzando a estirar un poco.

—¿Estamos hablando de Hannibal?

—No, más como Hall & Oates.—Se rió, mirándome mientras estiraba los músculos de sus piernas.

Cristo, esos músculos y esas piernas.

—Sí, bueno, pueden usar definitivamente una habitación cuando lo necesiten—le dije pensativa, empezando a retroceder de nuevo.

—¿Y qué hay de ti?—preguntó, parándose.

—¿Qué hay de mí?

—Oh, apuesto a que la Chica del Camisón Rosa puede usar la habitación que quiera.—Se rió entre dientes, sus ojos brillando.

—¡Oye! —disparé y me alejé con mi propio brillo.

—Lindo —añadió cuando le lancé una mirada por encima del hombro.

—Oh, por favor, como si no estuvieras intrigada—grité de vuelta a unos tres metros de distancia.

—Oh, estoy intrigada—gritó mientras caminaba en reversa, moviendo mis caderas y aplaudiendo.

—¡Es una pena que no funcione bien con las demás! ¡No soy una chica de harén!—le grité, casi en la esquina.

—¿La tregua sigue en pie? —gritó.

—No sé, ¿qué dice Santana?

—Oh, Santana dice: Demonios, sí. ¡Continúa! —contestó cuando doblé la esquina.

Di vueltas alrededor, haciendo algo parecido a una pequeña pirueta. Sonreí ampliamente y reboté por el camino, pensando que la tregua había sido algo bastante bueno.



* * * * * * * * * * * * * * ** * * * * * ** * * * * * ** * * * * * ** * * * * * *



—Una tortilla de clara de huevo con tomates, champiñones, espinacas y cebollas.

—Cuatro pilas de panqueques con un poco de tocino. Uno muy crujiente, por favor, pero no ennegrecido.

—Dos huevos estrellados, tostadas de centeno con mantequilla a un lado y ensalada de fruta.

Después de realizar el pedido, nos acomodamos con un café mañanero y chismes.

—Está bien, así que, dime lo que pasó después de que nos fuimos anoche —dijo Rach, colocando la barbilla en sus manos y guiñándome divertidamente.

—¿Después de que se fueron? Quieres decir, ¿después de que me dejaran con mi tonta vecina para que me llevara a casa? ¿En qué pensaban? ¿Y decirle a todo el mundo la historia de que ella está tan buena? ¿En serio? Las estoy sacando de mi testamento—les espeté, tragando el café que se estaba demasiado caliente e instantáneamente quemando un tercio de mis papilas gustativas. Dejé que mi lengua colgara fuera de mi boca para que se enfriara.

—En primer lugar, contamos esa historia porque es graciosa y lo divertido es bueno—comenzó Marley, pescando un trozo de hielo de su vaso de agua y entregándomelo.

—Gracias—logré decir, aceptando el cubo.

Asintió.

—Y en segundo lugar, no tienes nada que dejarme de todos modos, ya que tengo toda la colección de libros de cocina de Barefoot Contessa, los cuales me compraste. Así que sácame de tu testamento. Y en tercer lugar, las dos lucían tan deprimidas que no existía alguna posibilidad de que salieran con nuestras chicas nuevas—terminó Marley, sonriendo maliciosamente.

—Chicas nuevas. Amo a las chicas nuevas. —Aplaudió Rach, luciendo como un dibujo animado de Disney.

—¿Cómo estuvo el viaje a casa? —preguntó Marley.

—El viaje a casa. Bien, fue interesante.—Suspiré, ahora chupando el cubo con desenfreno.

—¿Interesante del modo bueno? —chilló Rach.

—Si llamas a tener sexo con alguien en el puente Golden Gate interesante, entonces sí—le contesté con calma, mis dedos tamborileando sobre la mesa. Su boca comenzó a caer de su rostro hasta que Marley puso la mano derecha sobre su mano, que se encontraba a punto de convertir el tenedor en algo irreconocible.

—Cariño, está bromeando. Sabríamos si Britt hubiera tenido sexo anoche. Tendría un mejor tono de piel —la tranquilizó Marley.

Rach asintió rápidamente y lanzó el tenedor. Sentí lástima por cualquier tipo que la molestara durante una paja.

—Por lo tanto, ¿ningún chisme?—preguntó Marley.

—Oye, conoces las reglas. Tú chismeas, yo chismeo—le respondí, abriendo los ojos al momento que sirvieron el desayuno. Después de que comenzamos a comer, Rach disparó el primer tiro.

—¿Sabían que Kitty jugó tenis para la universidad de Stanford? ¿Y que siempre quiso adentrarse en la transmisión de deportes? —ofreció, separando metódicamente el melón de sus bayas.

—Es bueno saberlo, muy bueno. ¿Sabían que Quinn vendió algún tipo de programa para ordenador asombroso a una empresa de tecnologías cuando sólo tenía veintitrés? ¿Y que puso todo el dinero en el banco, renunció a su puesto de trabajo, y pasó dos años enseñando inglés para niños en Tailandia? —añadió Marley luego.

—Es bueno saberlo. ¿Sabían que Santana no considera a sus amigas un "harén", y Emma en algún momento le habló de mí como una chica potencial con la que debería salir?

Todas hicimos un mmm y masticamos. Entonces comenzó la segunda ronda.

—¿Sabían que a Kitty le encanta surfear en vela? ¿Y que tiene entradas para la sinfonía de beneficencia de la semana que viene? Cuando se enteró de que iría contigo, Marley, sugirió que fuéramos en una cita doble.

—Mmm, eso suena divertido. Pensaba en preguntarle a Quinn. A quien, por cierto, también le gusta surfear en vela. Navegan por la bahía cada vez que pueden. Y también puedo contarles que actualmente dirige una organización de caridad que aporta computadoras y materiales educativos a escuelas pobres en toda California. Se llama… —comenzó Marley.


—¿Que Ningún Niño se Quede Fuera de Línea? —terminó Rach rápidamente.

Marley asintió.

—¡Me encanta esa caridad! Dono a la organización cada año. ¿Y Quinn, es ella que la dirige? Vaya, qué pequeño es el mundo—reflexionó Rach y empezó a cortar los huevos.

En silencio descendía mientras me volvía a tocar, y traté de pensar en algo más que decir acerca de Sanatana que no tuviera nada que ver con ella besándome, conmigo besándola, o con ella siendo consciente de mis emisiones verbales nocturnas.

—Um, Santana tiene al rapero Too Short en su iPod —murmuré, lo que fue recibido con unos mmm, pero sabía que mi chisme no era tan bueno.

—La música es importante. ¿Cuál era esa tipa con el que salías y que sacó su propio álbum? —preguntó Rach.

—No, no. No tenía un álbum. Trataba de vender sus propios discos en la cajuela de su coche. No es la misma cosa. —Me reí.

—Saliste con otro cantante también, el de la Cafetería de Joe, ¿lo recuerdas?—Marley resopló en su desayuno.

—Sí, era unos quince años demasiado viejo para la palabrería, pero consiguió una alta calificación por la angustia. Y era más que decente en la cama. —Suspiré, recordando.

—¿Cuándo esta interrupción autoimpuesta de salidas terminará? —preguntó Rach.

—No estoy segura. Me gusta un poco no salir con nadie.

—Por favor, ¿bromeas? —Marley volvió a resoplar.

—¿Necesitas un pañuelo, señorita llorona? En serio, han habido demasiados Joe de la Cafetería y Carla Ametralladora. Ya no estoy interesada en simplemente salir. Es más que un carrusel. No invertiré más tiempo y esfuerzo hasta que sepa que va a alguna parte. Y además, O está fuera, en tierra de nadie. Lo mejor es que también me le una—añadí, probando de nuevo un poco de café y evitando sus ojos.

Ellas tenían a sus O, y ahora a unas chicas nuevas. No esperaba que nadie me acompañara en mi año sabático de citas. Pero ahora sus rostros lucían tan simplemente tristes.

Necesitaba que el tema volviera a ellas.

—Así que, anoche fue bueno para ustedes, ¿no? ¿Besos en la puerta? ¿Cualquier intercambio de saliva? —les pregunté, sonriendo alegremente.

—¡Sí! Quiero decir, Kitty me besó. —Rach suspiró.

—Oooh, apuesto que es una buena besadora. ¿Te envolvió fuertemente y movió sus manos de arriba y abajo por tu espalda?. ¿Notaste sus manos? Malditas manos lindas—divagó Marely, concentrada en su pila de panqueques.

Rach y yo intercambiamos una mirada y esperamos a que respirara. Cuando nos vio mirándola fijamente, se sonrojó un poco.

—¿Qué? Noté sus manos. Son tan suaves y bien cuidadas. ¿Cómo pudieron no verlas? —tartamudeó y se llenó la boca, para que de esa manera no le pidiéramos que continuara.

Me reí y puse mi atención en Rach.

—Entonces, ¿la señora Manos Lindas y Bien cuidadas usó sus manos?

Era el turno de Rach para ruborizarse.

—En realidad, fue muy dulce. Sólo un pequeño beso en los labios y un buen abrazo en la puerta—respondió con una enorme sonrisa.

—¿Y tú? ¿Fue la genia de la informática caritativa con su beso de buenas noches?—Solté una risita.

—Um... sí, lo fue. Me dio un gran beso de buenas noches—respondió, lamiendo el jarabe de la parte posterior de su mano. No parecía darse cuenta de la forma en que los ojos de Rach ardieron un poco cuando mencionó las buenas noches que recibió, pero yo lo hice.

—¿Por lo que supongo que escapaste ilesa anoche? —me preguntó Rach, sorbiendo café.

Yo todavía intentaba cuidar el dolor en mi lengua, optando continuar con el jugo.

—Lo hice. Llegamos a una tregua y trataré de ser más amistosa.

—¿Qué significa eso exactamente? —preguntó.

—Significa que va a tratar de limitar sus actividades a principios de la noche, y yo trataré de ser más comprensiva acerca de su animada vida sexual —respondí, y excavé en mi bolso en busca de un poco de dinero.

—Una semana —murmuró Marley.

—¿Vendremos de nuevo?

—Ya quisieras. Una semana. Ese es el tiempo que le doy a esta tregua. No puedes guardar tus opiniones para ti misma, y ella no puede mantener a Risitas callada. Una semana —dijo de nuevo y Rach sonrió.

Bien, ya veremos…


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El mundo de Brittany

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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap7-P2

Mensaje por 23l1 Jue Sep 04, 2014 9:40 pm

Capitulo 7 - Parte 2


* * * * * * * * * ** * * * * * ** * * * * * ** * * * * * ** * * * * * *




El lunes por la mañana, muy temprano, Emma entró toda campante en mi oficina.

—Toc, toc —llamó. Era la viva imagen del estilo casual chic: cabello recogido en un moño suelto, un pequeño vestido negro en su cuerpecito blanco, con piernas bonitas y terminaban en zapatillas rojas. Zapatillas que probablemente valdrían mi salario de casi una semana. Era mi mentora en todos los sentidos, e hice una nota mental para asegurarme de que algún día obtendría la tranquila confianza que ella poseía.

Sonrió al ver las nuevas flores en el jarrón del escritorio. Esta semana elegí tulipanes color naranja, tres docenas.

—¡Buenos días! ¿Viste que los Nicholson añadieron un cine en casa? Sabía que vendrían.—Sonreí al sentarme en mi silla. Emma se acomodó en la que se encontraba al frente y solamente me devolvió la sonrisa.

—Ah, y Rach vendrá a cenar esta noche. Tenemos la esperanza de finalizar los planos para el nuevo sistema de armario que está diseñando. Quiere añadir una alfombra ahora.—Negué con la cabeza y tomé un sorbo de la taza de café en mi escritorio. Mi lengua casi se había curado.

Emma sólo siguió sonriendo. Empecé a preguntarme si tenía cereal pegado en la cara.

—¿Te dije que tengo a la compañía de cristales de Murano dándome un descuento en las piezas que pedí para la araña de luces en el baño?—continué—.Será hermoso. Creo que definitivamente querremos usarlas de nuevo —agregué, sonriendo esperanzadoramente.

Al final suspiró y se acercó con la sonrisa de un gato que se acababa de comer al canario y había vuelto para jugar con las plumas.

—Emma, ¿fuiste al dentista esta mañana? ¿Tratas de mostrar tu nueva dentadura? —le pregunté, y ella se estremeció al fin.

—Ja, como si alguna vez hubiese necesitado prótesis dentales. No, estoy esperando a que me cuentes acerca de tu vecina, la señora López. ¿O debería decir Santana Wallbanger?—Se echó a reír, finalmente recostándose en la silla y dándome una mirada que decía que no me permitiría salir de la oficina hasta que le dijera todo lo que quería saber.

—Mmm, Wallbanger. ¿Por dónde empezar? En primer lugar, no puedes decirme que no sabías que vivía al lado. ¿Cómo diablos pudiste haber vivido allí todo ese tiempo y no saber que ella era la que golpeaba cada noche?—le pregunté, mirándola con mi mejor cara de desprecio al estilo detective.

—Oye, sabes que difícilmente me quedaba allí, y sobre todo en los últimos años. Sabía que vivía en ese barrio, ¡pero no tenía ni idea de que era al lado del apartamento que subarrendaba! Cuando la veo, siempre es con Will, y solemos ir a tomar algo o lo hacemos en nuestra casa. En cualquier caso, es el comienzo de una gran historia, ¿no te parece?—tentó, sonriendo de nuevo.

—Oh, tú y tus emparejamientos. Santana dijo que me mencionaste antes. Estás tan loca.

Alzó las manos frente a ella.

—Espera, espera, espera, yo no tenía idea de que ella fuera así de… bueno, activa. Nunca te lo sugeriría si hubiera sabido que tenía tantas amigas. Will debía saberlo... pero supongo que es cosa entre amigos—respondió.

Fui yo la que se acercó esta vez.

—Así que dime, ¿cómo es que lo conoce Will?

—Bueno, Santana no es originaria de California. Sus padres eran latinos al igual que ella y llegaron a Filadelfia en donde la criaron y sólo se mudó aquí para asistir a la universidad de Stanford. Will la ha conocido la mayor parte de su vida, era muy cercano a su padre. Es una especie de cuidador para Santana, el tío favorito, hermano mayor, padre sustituto, ese tipo de cosas —dijo, con el rostro cada vez más suave.

—¿Era muy cercano a su padre? ¿Tuvieron una pelea o algo así? —le pregunté.

—Oh, no, no, Will siempre fue muy amigo del papá de Santana. Fue su mentor al iniciar su carrera. Era cercano a toda la familia—dijo, con los ojos cada vez más tristes.

—¿Pero ahora? —insistí.

—Los padres de Sanatna murieron cuando estudiaba el último año en la escuela secundaria —dijo en voz baja.

Mi mano voló directo a mi boca.

—Oh, no —susurré, con el corazón lleno de compasión por alguien a quien apenas conocía.

—Un accidente de auto. Will dice que fue muy rápido, casi instantáneamente—respondió.

Nos quedamos en silencio por un momento, perdidas en nuestros propios pensamientos. Ni siquiera podía procesar lo que debió haber sido para ella

—Entonces después del funeral, se quedó en Filadelfia por un tiempo, y él y Santana empezaron a hablar sobre asistir a Stanford—continuó después de un momento.

Sonreí ante la imagen de Will haciendo todo lo posible para ayudar

—Me imagino que probablemente era una buena idea para ella alejarse de todo—dije, preguntándome cómo lidiaría con algo como eso.

—Exacto. Creo que San vio una oportunidad y la tomó. ¿Y saber que Will se encontraría cerca si necesitaba algo? Creo que lo hizo más fácil—añadió.

—¿Cuándo conociste a Santana? —le pregunté.

—En su último año de universidad. Pasó un tiempo en España el verano anterior, y cuando volvió a casa en aquel mes de agosto llegó a la ciudad para cenar con nosotros. Will y yo habíamos salido durante un tiempo para ese momento, por lo que sabía de mí, pero no nos conocíamos en persona—dijo.

Guau, Santana conoce España. Esas pobres bailarinas de flamenco nunca tuvieron una oportunidad.

—Nos reunimos para cenar, y cautivó a las camareras al ordenar en español. Luego le dijo a Will que si alguna vez era tan estúpido como para dejarme, se sentiría completamente feliz… ¿Qué fue lo que dijo? Ah, sí, que estaría muy feliz de calentar mi cama.—Se rió, su rostro volviéndose más rosado.

Rodé los ojos. Esto coincidía con lo que ya sabía de ella. Aunque, tan temeraria como mis chicas y yo éramos cuando coqueteábamos con Will, eso se aplicaba también para ella.

—Y así es como conocí a San—concluyó, con la mirada perdida—En serio es bastante genial, Britt, con todo y golpeando las paredes.

—Sí, golpeando las paredes—reflexioné, pasando los dedos por los pétalos de las flores.

—Espero que llegues a conocerla un poco mejor —dijo con una sonrisa, jugando a la casamentera de nuevo.

—Cálmate allí. Hemos hecho una tregua, pero eso es todo. —Me reí, moviendo un dedo hacia ella.

Se puso de pie y caminó hacia la puerta.

—Eres muy atrevida para alguien que se supone que trabaja para mí —dijo, tratando de parecer severa.

—¡Bueno, realizaría mucho más trabajo si se me permitieras volver a ello y terminaras con tus tonterías! —dije, tratando de lucir seria.

Se rió y miró a la recepción.

—¡Oye, Maggie! ¿Cuándo perdí el control de esta oficina? —gritó.

—Nunca lo tuviste, Emma—gritó Maggie de regreso.

—¡Oh, ve a hacer café o lo que sea! Y tú—dijo, volviéndose hacia mí y señalando—, diseña algo brillante para el sótano de los Nicholson.

—Una vez más, podría haber estado haciéndolo mientras chismeabas... —murmuré, golpeando el lápiz en mi reloj.

Suspiró.

—En serio, Brittany, ella es muy dulce. Creo que ustedes dos podrían ser grandes amigas —dijo, apoyándose en la puerta.

¿Qué pasa con todo el mundo intentando emparejarme últimamente?

—Bueno, siempre puedo usar otra amiga, ¿no? —La saludé con la mano y ella desapareció.

Amigas. Amigas que hicieron a una tregua.


*** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** ***


—Está bien, así que sabemos que los pisos en el dormitorio se recuperarán, y serán color miel madera, ¿pero de todas formas quieres alfombra en el armario?—pregunté, acomodándome en el sofá junto a Rach, con un segundo cóctel.

Hemos recorrido sus planos por casi una hora e intentaba hacerla ver que yo no era la única que tendría que ceder en los diseños. Ella lo haría también.

En el tiempo que hemos sido amigas, Rach creía que ganaba cada argumento. Se veía a sí misma como una chica dura que podía poner mano firme en cualquiera y hacerlo cambiar de opinión. Poco sabía que Marley y yo nos dimos cuenta de que sólo teníamos que dejarla pensar que lo hacía a su manera, lo cual la volvía mucho más tolerable.

Lo cierto era que siempre supe que quería alfombra en el armario, sólo que no por las mismas razones que ella lo hacía.

—¡Sí, sí, sí! Tiene que ser de alfombra. ¡Una muy gruesa y lujosa alfombra! Se siente tan bien bajo los pies fríos en la mañana —exclamó, casi temblando de excitación.

En serio esperaba que Kitty estuviera alrededor el tiempo suficiente para un romance. Necesitaba liberar parte de este exceso de energía.

—Está bien, Rach, supongo que tienes razón. Alfombra en el armario. Pero para eso, tienes que devolverme ese medio metro que querías del cuarto de baño para el zapatero giratorio. —Hablé con atención, preguntándome si ella iría por ello.

Pensó un momento, miró sus planos de nuevo, tomó un largo trago del cóctel, y asintió.

—Sí, te regreso tu medio metro. Obtendré mi alfombra y viviré con eso.—Suspiró, ofreciéndome su mano.

Me estrechó con solemnidad y le compartí mi tallo de apio. Lord Tubbington caminó tranquilamente y empezó a pasearse por la puerta principal, pateando bajo la grieta.

—Apuesto que nuestra comida tailandesa está casi aquí. Déjame buscar el dinero —le dije, señalando la puerta y dirigiéndome a mi bolso en el mostrador de la cocina. Justo cuando hablé, pude oír pasos en el pasillo.

—Rach, abre la puerta, debe ser el repartidor—le dije, rebuscando en el bolso.

—Lo tengo —gritó, y oí la puerta abrirse—. Oh. ¡Hola, Santana! —dijo, y luego escuché el sonido más extraño.

Juraría, sobre una pila de biblias en un tribunal de justicia real, que oí hablar a mi gato.

—Pouuuuurrrrriiiiinnnnna —dijo Lord Tubbington, y me giré.

En el lapso de cinco segundos, miles de cosas sucedieron: Vi a Santana y a Purina en el pasillo, con bolsas del supermercado orgánico en las manos, junto a la puerta principal.

Vi a Rach a su lado, descalza e inclinándose en la entrada. Vi a Lord Tubbington  pararse sobre sus patas traseras y prepararse para saltar de una manera en que sólo lo vi hacerlo una vez, cuando escondí la menta para gatos arriba del refrigerador. Los bebés nacieron, las personas grandes murieron, las acciones se negociaron, y alguien fingió un orgasmo.

Todo en esos cinco segundos.

Me lancé a la puerta en una carrera lenta que me recordó a todas las películas de acción que existían.

—¡Nooooooooo! —grité mientras veía la mirada de pánico cruzar el rostro de Purina y una mirada de pura lujuria cruzar la de Lord Tubbington que se preparaba para cortejarla. Si hubiera empezado a correr en su dirección más rápido, tal vez incluso un segundo antes, podría haber evitado el caos que sobrevino.  

Santana abrió la puerta y sonrió con confusión cuando la vi. Sin duda, preguntándose por qué corría a la puerta gritando noooooo. En ese momento, Lord Tubbington saltó. Brincó. Y cargó. Purina lo vio lanzarse directamente hacia ella, e hizo lo peor que pudo haber hecho. Se echó a correr. Corrió al apartamento de Santana. Por supuesto, la chica que maúlla cuando tiene un orgasmo, le teme a los gatos.
 
Lord Tubbington  fue en su persecución, y cuando me encontré en el pasillo con Santana y Rach, oímos gritos y maullidos regresando en forma de eco.

Sonaba extrañamente familiar, y recordé a Santana acabando. Sacudí la cabeza y me hice cargo.

—Brittany, ¿qué diablos fue eso? Tu gato acaba de… —decía Santana, y puse una mano sobre su boca al apresurarme por delante de ella.

—¡No tengo tiempo, Santana! ¡Tenemos que alcanzar a Lord Tubbington!

Rach me siguió hasta su apartamento; era la cómplice de mis acciones. Seguí los gritos y maullidos hasta la parte trasera de la casa, y noté que el lugar de Santana era un reflejo exacto del mío. Era una mujer muy sencilla, con un televisor de pantalla plana y un sistema de sonido increíble. Realmente no tenía tiempo para una sesión de inspección adecuada, pero me di cuenta de la bicicleta de montaña en el comedor, así como de las hermosas fotografías enmarcadas por todas las paredes e iluminadas por candelabros retro.

No pude admirar por mucho tiempo, ya que oí a Lord Tubbington haciendo su trabajo en el dormitorio.

Me detuve junto a la puerta, escuchando los gritos de Purina. Volví a mirar a Santana y Rach, que tenían expresiones de miedo y confusión, aunque la de Rach también mostraba un poco de alegría.

—Voy a entrar —dije en voz baja y valiente. Con un profundo suspiro, abrí la puerta y vi la habitación del pecado por primera vez. Un escritorio en la esquina. Una cómoda en una pared, con la parte superior cubierta de monedas. Más fotografías blanco y negro en la pared. Y allí estaba: su cama.

Sonido de trompetas.

Puesta contra la pared, mi pared, se ubicaba una gran cama, con una cabecera acolchada de cuero. Acolchada. Tenía que serlo, ¿no es así? Era inmensa. ¿Y ella tenía el poder de mover esa cosa con sus caderas y dedos?

Una vez más, la Brittany de abajo se enderezó y tomó nota.

Me enfoqué, concentrándome y alejando mis ojos del Centro del Orgasmo.

Revisé y adquirí el objetivo: allí en el sillón de cuero delante de la ventana.

Purina subida en la parte posterior de la silla, con las manos en su cabello, gimiendo, lamentándose y llorando. Su falda se encontraba destrozada, y se veían marcas de diminutas garras en sus medias. Intentaba con todas las fibras de su ser alejarse del gato delante de ella.

¿Y Lord Tubbington?

Lord Tubbington se pavoneaba. Apuntalando de un lado al otro frente a ella, dándole su todo. Se dio la vuelta como si estuviera en una pasarela, caminando a lo largo de una línea en el suelo y mirándola con indiferencia.

Si Lord Tubbington pudiera usar una chaqueta, se la habría quitado, puesto sobre el hombro casualmente, y la hubiera señalado. Era todo lo que podía hacer para no caerme de la risa. Me acerqué a él, y Purina me gritó algo en ruso. No le hice caso y centré toda mi atención en mi gato.

—Hola, Lord T. Oye, ¿dónde está mi chico bueno? —canturreé, y se volteó.

Me miró, y luego volvió la cabeza en dirección de Purina como si estuviera haciendo la primera ronda de presentaciones.

—¿Quién es tu nueva amiga? —canturreé otra vez, sacudiendo la cabeza hacia Purina cuando ella trató de decir algo. Sostuve un dedo frente a mis labios. Esto requeriría una gran finura.

—¡Lord Tubbington, ven aquí! —gritó Rach y entró en la habitación. Ella siempre tenía problemas conteniendo su emoción.  

Lord Tubbington se dirigió a la puerta al tiempo en que Rach caminó hasta él.

Purina llegó a la cama y yo corrí tras Rach, quien tropezó con Santana justo fuera de la puerta del dormitorio, y que seguía sosteniendo sus malditas bolsas del supermercado. Los cuidadosamente elegidos productos orgánicos cayeron sobre ellos mientras los empujaba al pasar y saltaba las vallas junto a una rueda de queso en mi camino de regreso a la puerta principal. Alcancé a Lord Tubbington  justo cuando hizo una pausa en las escaleras y lo abracé.

—Lord Tubbington, sabes que es mejor no huir de mamá—regañé, cuando Santana y Rach finalmente nos alcanzaron.  

—¿Qué demonios estás haciendo, Aguafiestas? ¿Intentas matarme? —gritó.

Rach se giró hacia ella.

—¡No la llames así, tú… tú… tú, Wallbanger! —disparó de regreso, golpeándole el pecho.

—¡Oh, cállense ustedes dos! —les grité. Purina se nos acercó por el pasillo, vestida sólo con un zapato y una mirada furiosa. Comenzó a gritar en ruso.

Rach y Santana continuaron gritándose, Purina gritó, Lord Tubbington luchó por soltarse y reunirse con su único y verdadero amor, y yo me encontré en medio del caos, tratando de averiguar qué demonios pasó en los últimos dos minutos.  

—Controla a tu maldito gato —gritó Santana, mientras Lord Tubbington intentaba saltar libre.  
—No le grites a Britt—gritó Rach, pegándole de nuevo.

—¡Mira mi falda! —exclamó Purina.

—¿Alguien ordenó comida tailandesa? —oí por encima del caos. Miré y vi al repartidor petrificado en el primer escalón, reacio a acercarse.

Todo el mundo se detuvo.  

—Increíble —murmuró Rach y entró a mi apartamento, haciéndole un gesto al repartidor para que la siguiera. Puse a Lord Tubbington junto a la puerta y la cerré, cortando sus lloriqueos. Santana acompañó a Purina a su casa, diciéndole en voz baja que encontrara algo para ponerse en su cuarto.

—Estaré allí en un minuto —dijo, y volvió a asentir para que entrara. Ella me miró una vez más e hizo una rabieta, dando un portazo.

Santana se volvió hacia mí y nos miramos. Comenzamos a reír al mismo tiempo.

—¿Esto realmente sucedió? —preguntó entre risas.

—Me temo que sí. Por favor, dile a Purina que lo siento —le contesté, limpiándome las lágrimas de los ojos.

—Lo haré, pero ella necesita refrescarse un rato antes de que intente que… Espera, ¿cómo acabas de llamarla? —preguntó.

—Umm, ¿Purina? —le contesté, todavía riéndome.

—¿Por qué la llamas así? —quiso saber, sin reírse.

—¿En serio? Vamos, ¿no puedes entenderlo? —dije.

—No, dime —pidió, pasándose las manos por su largo y lindo cabello.

—Oh, chica, ¿harás que te lo diga? Purina... porque, Dios, ¡porque maúlla!—solté, volviendo a reír.

Se sonrojó y asintió.

—Sí, sí, por supuesto que has escuchado eso—Se echó a reír—Purina —dijo en voz baja y sonrió.

Podía oír a Rach discutiendo con el repartidor dentro de mi apartamento, algo sobre olvidar los rollitos primavera.

—Ella asusta un poco, ¿sabes? —dijo Santana, haciendo un gesto hacia mi puerta.

—No tienes idea —le dije. Todavía podía oír los lamentos de Lord Tubbington detrás de la puerta. Apreté mi rostro en el borde y la abrí apenas una pulgada

—Cállate, Lord Tubbington—susurré. Una pata salió a través de la grieta, y juro que me enseñó el dedo medio.

—No sé mucho acerca de gatos, ¿pero ese es el comportamiento de un felino normal? —preguntó Santana.

—Él tiene un apego bastante extraño con tu chica, desde la segunda noche que vivimos aquí. Creo que está enamorado.

—Ya veo. Bueno, me aseguraré de transmitirle sus sentimientos a Nadia—dijo—Cuando sea el momento adecuado, por supuesto—Se rió entre dientes y se preparó para volver a entrar.

—Es mejor que bajen la voz por ahí esta noche, o enviaré de vuelta a Lord Tubbington —le advertí.

—Jesús, no —dijo.

—Bueno, entonces pon música. Tienes que darle algo—le supliqué—, o se subirá por las paredes otra vez.

—Puedo poner música. ¿Alguna petición? —preguntó, volviéndose hacia mí desde su puerta. Retrocedí a la mía y puse una mano en ella.

—Cualquier cosa menos Big Band, ¿de acuerdo? —respondí en voz baja, el corazón revoloteándome en el estómago.

Una mirada de decepción cruzó su rostro.

—¿No te gusta Big Band? —susurró.

Apreté los dedos en mi clavícula, mi piel se sentía cálida bajo su contemplación. Vi como sus marrones ojos siguieron mi mano, calentándome aún más con la intensidad de su mirada.

—Me encanta —dije en voz baja, y sus ojos regresaron a los míos por la sorpresa. Le sonreí con timidez y desaparecí en mi apartamento, dejándola con una sonrisa.

Rach seguía gritándole al repartidor cuando entré para adiestrar a Lord Tubbington, una mirada de afecto en nuestros rostros. Cinco minutos más tarde, con la boca llena de fideos, escuché a Purina gritando algo indescifrable en ruso en el pasillo y azotando su puerta. Traté de ocultar mi sonrisa, jugueteando con un bocado particularmente picante. Suponía que no habría golpes esa noche… Lord Tubbington estaría tan deprimido.

Alrededor de las once y media de la noche, mientras me acomodaba en la cama, Santana puso un poco de música que atravesó nuestra pared compartida. No era Big Band, pero era bastante bueno. Prince con Pussy Control.

Sonreí a pesar de mí misma, encantada con su perverso sentido del humor.

¿Amigas? Por supuesto. Tal vez. Posiblemente.

Pussy Control. Pensé en ello de nuevo y resoplé.

Bien jugado, Santana. Bien jugado.


Última edición por 23l1 el Dom Sep 07, 2014 8:51 pm, editado 3 veces
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Dolomiti Vie Sep 05, 2014 3:15 am

[Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1215408055 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1215408055 jajaja pobre lord t! xD estos capítulos fueron estupendos [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1215408055 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1215408055 actualiza pronto! Besos [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1206646864
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Mensaje por lauravm98 Vie Sep 05, 2014 10:41 am

Gracias!Jajajajajaja muero de la risa (mis compañeras me preguntan porque rio tanto) Jajajajajaja amo las ocurrencias de Britt :3 no tardes tanto ;)
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Mensaje por micky morales Vie Sep 05, 2014 11:42 am

imposible no reirme, por Dios, ese felino es lo maximo!!!!!!! jajajajajajajajajajajaja hasta muy pronto, espero!
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Mensaje por 3:) Vie Sep 05, 2014 2:39 pm

holap,...

nueva lectora,.... me reí mucho con tu fic,...
me gusta la tregua entre san y britt!!!!,... pobre lordy conoció cara a cara al amor de su vida!!!!! jajajajaja

nos vemos!!!

ATTE:LU!!!
3:)
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Elita Vie Sep 05, 2014 2:40 pm

Jajajajaja!  Amo a Lord <3 yo quiero uno como él!  XD

Pobre Purina xD
Aah! Britt está loquita por San :3 me encanta :)

PD: Mis ff's? Lo creas o no he tenido una semana bastante movida, ni un solo segundo para escribir :/
Por el momento solo seguiré con "Pecado Mortales" & "You Could Be My Love" pues..no tengo idea de como seguirlo :$ & bueno los demas están terminados :D
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Mensaje por 23l1 Vie Sep 05, 2014 7:22 pm

Dolomiti escribió:[Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1215408055 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1215408055 jajaja pobre lord t! xD estos capítulos fueron estupendos [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1215408055 [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1215408055  actualiza pronto! Besos [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo - Página 2 1206646864

Hola! jajajaaj Lord T. y sus "actos" jajajaajaj. Saludos =D



lauravm98 escribió:Gracias!Jajajajajaja muero de la risa (mis compañeras me preguntan porque rio tanto) Jajajajajaja amo las ocurrencias de Britt :3 no tardes tanto ;)

Hola! ajajajaj sip yo por eso también ame el libro Britt y Lord T. son los mejores jajajaja. Saludos =D

micky morales escribió:imposible no reirme, por Dios, ese felino es lo maximo!!!!!!! jajajajajajajajajajajaja hasta muy pronto, espero!

Hola! jajajaajjaja pienso lo mismo. Saludos =D

3:) escribió:holap,...

nueva lectora,.... me reí mucho con tu fic,...
me gusta la tregua entre san y britt!!!!,... pobre lordy conoció cara a cara al amor de su vida!!!!! jajajajaja

nos vemos!!!

ATTE:LU!!!

Hola! jajajaajaj lo conoció por fin, pero es mas que imposible, pero parece que eso a el no le importa xD. Saludos =D



Elita escribió:Jajajajaja!  Amo a Lord <3 yo quiero uno como él!  XD

Pobre Purina xD
Aah! Britt está loquita por San :3 me encanta :)

PD: Mis ff's? Lo creas o no he tenido una semana bastante movida, ni un solo segundo para escribir :/
Por el momento solo seguiré con "Pecado Mortales" & "You Could Be My Love" pues..no tengo idea de como seguirlo :$ & bueno los demas están terminados :D

Hola! Lord y Britt son una gran pareja! jajajaajajajajajaj.
Sip exactamente a esos dos fics me refería, ya que los otros como dijiste estan finalizados
=(... =o pero como me encanta You Could be my Love!!! a esa britt que hace volver loquita a san!, espero que vuelvan las ideas =D... espero que el universo se digne a darte descanso y puedas actualizar =D. Saludos
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Finalizado FanFic Brittana:Wallbanger (Adaptada) Cap8

Mensaje por 23l1 Vie Sep 05, 2014 8:47 pm

Capitulo 8


La noche siguiente iba a la clase de yoga cuando me encontré cara a cara con Santana otra vez. Ella subía las escaleras mientras yo las bajaba.

—Si digo: “tenemos que dejar de vernos así” ¿sonaría tan trillado como suena en mi cabeza? —ofrecí.

Se rió.

—Es difícil decirlo. Inténtalo.

—Está bien. Guau, ¡tenemos que dejar de vernos así!—exclamé. Las dos esperamos un segundo y luego nos reímos de nuevo.

—Sip, trillado —dijo ella.

—Tal vez podemos elaborar algún tipo de calendario, compartir la custodia del pasillo o algo así—Cambié mi peso de una pierna a la otra. Genial, ahora parece que tengo que orinar.

—¿A dónde vas esta noche? Parece que siempre te encuentro cuando estás saliendo—dijo mientras se apoyó en la pared.

—Bueno, claramente me dirijo hacia algún lugar elegante—Hice un gesto hacia mis pantalones de yoga y camiseta. Luego le mostré mi botella de agua y una colchoneta de yoga.

Fingió pensarlo muy cuidadosamente, luego sus ojos se abrieron mucho.

—¡Vas a una clase de cerámica!

—Sí, allí es a donde voy… tonta.

Me sonrió con esa sonrisa tan de ella y por primera vez me daba cuenta de sus tiernos hoyuelos que se le formaban es sus cachetitos. Se la devolví.

—Entonces, nunca me diste la primicia sobre lo que escuchaste en el desayuno del otro día. ¿Qué está pasando con nuestras amigas? —me preguntó, y no sentí para nada un aleteo en mi vientre ante la mención de la palabra nuestras. Para nada…

—Bueno, puedo decirte que mis chicas estaban bastante encantadas con tus chicas. ¿Sabías que van a ir a una sinfonía de beneficencia la próxima semana?—dije, instantáneamente horrorizada de ir allí tan rápido.

—Lo escuché. Kitty consigue entradas cada año. Ventajas del trabajo, supongo. Los y las comentaristas deportivos siempre van a la sinfonía, ¿cierto?

—Supongo, especialmente cuando se está tratando de cultivar cierta reputación de mujer culta—añadí con un guiño.

—Lo notaste, ¿eh? —Me guiñó de vuelta, y nos encontramos sonriendo de nuevo.

¿Amigas? Definitivamente una fuerte posibilidad.

—Tendremos que comparar notas después, ver cómo les está yendo a las Cuatro Fantásticas. ¿Sabías que han estado saliendo en citas dobles toda la semana?—le dije. Marley me había confesado que habían estado saliendo constantemente, pero siempre como un cuarteto. Umm…

—Algo escuché sobre eso. Parecen estar llevándose bien. Eso es bueno, ¿verdad?

—Es bueno, sí. De hecho voy a salir con ellas la próxima semana. Deberías venir —dije de manera casual. Todo es por la tregua, sólo la tregua…

—Oh, guau. Me encantaría, pero voy hacia el extranjero. Me voy mañana, de hecho —dijo.

Si no la conociera mejor, diría que casi parecía decepcionada.

—¿En serio? ¿En una sesión fotográfica?—dije, y me di cuenta de mi error. La sonrisa conocedora y nuevos hoyuelos detectados volvió con venganza.

—¿Una sesión fotográfica? ¿Investigando sobre mí?

Sentí mi rostro ir de rosa a un encantador rojo tomate.

—Emma mencionó lo que haces para vivir, sí. Y noté las fotos en tu apartamento. ¿Cuándo mi gatito perseguía a tu rusa? ¿Te suena?

Pareció cambiar el peso de su cuerpo por mi elección de palabras. Umm, ¿punto débil?

—¿Notaste mis fotos? —preguntó.

—Lo hice. Tienes un gran conjunto de candelabros. —Le sonreí dulcemente

—¿Candelabros? —murmuró.

—Gajes del oficio. ¿Y hacia dónde te diriges, por cierto? Al extranjero, me refiero. —Arrastré mis ojos deliberadamente de vuelta a los suyos, y noté que los suyos no se encontraban cerca de mi rostro. Je, je, je…

—¿Qué? Oh, um, Irlanda. Fotografiando un montón de lugares costeros para Condé Nast, y luego iré hacia algunos de los pueblos pequeños —respondió, regresando su mirada de vuelta a la mía.

Fue bueno verla un poco nerviosa.

—Irlanda, qué bien. Bueno, tráeme un suéter.

—Suéter, lo tengo. ¿Algo más?

—¿Una olla de oro? ¿Y un trébol?

—Genial. No tendré que salir de la tienda de regalos del aeropuerto—murmuró.

—Y luego cuando vuelvas a casa, ¡voy a hacerte un pequeño baile irlandés para ti!—grité y comencé a reír por la locura de esta conversación.

—Ahhh, Chica del Camisón Rosa, ¿acabas de ofrecerme un baile? —dijo en voz baja, acercándose un poco más.

Y así, el equilibrio de poder se cambió.

—Santana, Santana, Santana—exhalé, negando con la cabeza. Principalmente para aclararme por efecto de su cercanía—Ya hemos pasado por esto. No tengo ningún deseo de unirme al harén.

—¿Qué te hace pensar que te lo pediría?

—¿Qué te hace pensar que no me lo pedirías? Además, pienso que eso arruinaría la tregua, ¿no lo crees? —me reí.

—Mmm, la tregua —dijo.

En ese momento escuché pasos en la escalera abajo.

—¿Santana? ¿Eres tú? —dijo una voz.

Con eso se echó hacia atrás, lejos de mí. Bajé la mirada y me di cuenta de que habíamos avanzado lentamente hacia el descanso de las escaleras durante nuestro intercambio.

—¡Hola, Katie, aquí estoy! —gritó hacia abajo.

—¿Una del harén? Vigilaré mis paredes está noche —dije en voz baja.

—Basta. Ella tuvo un duro día de trabajo e iremos a ver una película. Eso es todo.

Me sonrío tímidamente, y yo me reí. Si íbamos a ser amigas, yo podría conocer al harén, por Dios.

Un momento más tarde se nos unió Katie, a quien yo, por supuesto, conocía como Azotada. Ahogué una risa mientras le sonreía.

—Katie, ella es mi vecina, Brit..tany—dijo Santana—Brittany, ella es Katie.

Me dijo Britt!, bueno después lo arreglo, pero no importa.

Le ofrecí mi mano Katie, ella miró con curiosidad entre Santana y yo.

—Hola, Katie. Encantada de conocerte.

—Igual a ti, Brittany. ¿Tú eres la que tiene un gato?—preguntó, un brillo en sus ojos. Miré a Santana, ella se encogió de hombros.

—Culpable, aunque Lord Tubbington diría que, de hecho, es una persona real.

—Oh, lo sé. Mi perro solía ver televisión y ladrar hasta que le pusiera algo que le gustara. Que molesto era. —Me sonrió.  

Nos quedamos allí por un momento, y comenzaba a ponerse un poco incómodo.

—Bueno, chicas, me voy a la clase de yoga. Santana, que tengas un buen viaje, y te informaré sobre los chismes de las nuevas parejas cuando regreses.

—Suena bien. Estaré fuera por un tiempo, pero espero que no se metan en muchos problemas mientras no estoy —Se rió entre dientes mientras comenzaba a subir las escaleras.

—Mantendré mis ojos en ellas. Mucho gusto en conocerte, Katie—dije, dirigiéndome hacia abajo.

—Igual, Brittany. ¡Buenas noches! —me dijo.

Mientras bajaba las escaleras, más despacio de lo necesario, la escuché decir:

— La Chica del Camisón Rosa es bonita.

—Cállate, Katie —espetó ella, y juro que le dio un manotazo en el trasero.

Lo confirmó su grito un segundo más tarde.

Rodé mis ojos mientras abría la puerta y salía hacia la calle. Cuando llegué al gimnasio, cambié mi clase de yoga por la de kickboxing.


*** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** ***  


—Me gustaría un Martini con vodka, con tres aceitunas, por favor—El bartender se puso a trabajar mientras yo observaba el restaurante lleno de gente, tomando un descanso de las Cuatro Fantásticas. Después de dos semanas de escuchar sobre estas fabulosas citas dobles, había accedido a salir con ellas y convertirlos en las Cinco Fantásticas. Era divertido, y yo la pasaba bien, pero después de estar con las dos nuevas parejas toda la noche necesitaba un descanso. Observar a la gente desde el bar era una gran forma de tomar un poco de tiempo libre. A mi izquierda se encontraba una pareja interesante: caballero con cabello canoso con una mujer más joven que yo, quien recientemente había comprado tetas. ¡Buena chica! Conseguiste las tuyas. Quiero decir, si tuviera que mirar culos flácidos de hombres viejos también querría tetas más grandes.

Nunca pensé que disfrutaría de estar sola, pero últimamente me daba cuenta de que estoy muy bien sin un hombre en mi vida. Estaba sola, pero no estaba sola.

Apartando los orgasmos, ocasionalmente extrañaba la compañía de un novio o novia, pero me gustaba ir a lugares sola. Podía viajar sola, así que, ¿por qué no?

Sin embargo, la primera vez que fui a ver una película sola creí que iba a ser raro —la posibilidad de encontrarse con alguien que conocía mientras me hallaba en las junglas de Costa Rica eran prácticamente nulas, pero ¿encontrarse a alguien en el cine, en las junglas de San Francisco? Las probabilidades eran mayores—
¡pero fue genial! Y estar en un restaurante solo también era bueno. Resulta que soy genial saliendo sólo conmigo.

Aún así, la cena de esta noche con mis amigas había sido bastante entretenida.

La forma en la que estas dos nuevas parejas se rodeaban unas a otras era divertida de ver. Rach y Marley se habían enganchado con las mujeres que habían cultivado como la pareja perfecta.
Justo en ese momento vi a Marley en la multitud, su altura y hermoso cabello castaño la hacía sobresalir incluso entre cientos. Restaurante sexy, y un bar incluso más sexy, este lugar se encontraba lleno de gente y pretensión.

Pude verla charlando con alguien, y a un lado vi a Rach y Quinn. ¿Era eso extraño? Kitty, no Quinn, parecía ser la compañera de conversación de Marley. Quinn parecía completamente cautivada por Rach, las manos de ella moviéndose en el aire y puntuando declaraciones con su aceituna en un palillo mientras ella la escuchaba, fascinada. Desde donde me encontraba, la distancia me ofrecía una claridad perfecta. No pude evitar sonreír. Ellas habían encontrado a las chicas que siempre pensaron que eran las que querían, pero ahora las dos parecían fascinadas con la otra… ah, bueno, nadie está contento con su suerte, ¿no?

Marley levantó la mirada y me miró, poco después, se disculpó y se dirigió hacia mí.

—¿Divirtiéndote?—le pregunté mientras se sentaba en el taburete a mi lado.

—Me lo estoy pasando muy bien—reflexionó. Luego le dijo al bartender exactamente cómo hacer su cóctel.

—¿Cómo está Kitty esta noche?

Sus ojos se iluminaron brevemente, y luego pareció sorprenderse a sí misma.

—¿Kitty? Bien, supongo. Quinn luce genial, ¿cierto?—Se cubrió, haciendo un gesto hacia donde habíamos dejado nuestro grupo, y donde Rach y Quinn aún seguían enfrascadas en una conversación. Quinn efectivamente se veía bien en sus vaqueros apretados y una camisa que hacía juego con sus ojos verdes—los ojos fijados con deleite en la Srta. Rachel.

¿Cómo no pueden verlo?

—Kitty también se ve muy bien esta noche —lancé, centrándome de nuevo en la linda rubia bajita, reportera de deportes. Suéter de carbón, chinos —era en cada centímetro la mujer de ciudad.

—Sip —dijo con frialdad, lamiendo un poco de sal del borde del vaso.

Me reí y coloqué una mano en su brazo.

—Vamos, chica bonita, vamos a llevarte con tu mujer perfecta—le dije, y nos unimos al grupo.

Me fui un poco antes que mis amigas, cansada pero feliz. Una vez más, había pasado la noche sola y viví para contarlo. Me preguntaba si otra mujer soltera entendía el placer que viene en ser la quinta rueda. El no tener que hablar con algún chico o chica con el que has sido emparejada, no tener que preocuparte sobre algún o alguna idiota con aliento a comida  tratando de forzar su lengua en la parte trasera de tu garganta, y no tener que explicarle al mismo o a la misma idiota por qué insistes en tomar un taxi a casa cuando su gran auto súper veloz está estacionado justo allí.

Había disfrutado —o debería decir disfruté en su mayoría— un surtido de relaciones desde la secundaria, pero no había estado realmente enamorada en un largo tiempo. No desde mi último año de universidad. Y desde que me vine abajo, sólo he tenido aventuras casuales, nunca realmente confiando en alguien.

De ahí mi hiato actual a las citas. Tener todas las partes alineadas parece más y más difícil para mí mientras envejezco, y el proceso puede ser agotador.

La Britt de Abajo podría estar abordo, pero mi Cerebro y Corazón siempre parecían tener sus reservas. Además, ahora que mi O se encontraba también ausente, por quien sabe cuánto tiempo, yo comenzaba a hallar mi estilo de vida solitario cada vez más atractivo.

Mientras reflexionaba sobre estos pensamientos, volviendo a casa en un taxi, mi teléfono sonó. Tenía un mensaje de texto de un número que no reconocía.

¿Tuviste una buena noche?

¿Quién diablos me está escribiendo?

Mientras esperaba por la respuesta, me incliné para quitarme los zapatos. Tacones fantásticos, pero maldita sea, lastimaban mis pies. Mi teléfono sonó de nuevo, y lo leí.

Algunas personas me llaman Wallbanger.

Me odié un poco por la forma en la que mis ahora desnudos pies se curvaron. Estúpidos pies.

Wallbanger, ¿eh?
Espera un minuto… ¿cómo conseguiste mi número
?


Yo sabía que fue Rach o Marley. Malditas chicas. De verdad están tentando a la suerte últimamente.

No puedo revelar mis fuentes.
Así que, ¿tuviste una buena noche?


Está bien, puedo jugar este juego.

De hecho sí. Estoy en camino a casa ahora.
¿Cómo está la Isla Esmeralda? ¿Sola aún?


Es hermosa de hecho, estoy desayunando.
Y nunca estoy sola.


Te lo creo. ¿Compraste mi suéter?

Estoy trabajando en eso, quiero conseguir el correcto.

Sí, por favor dame uno bueno.

No voy a responder a eso… ¿cómo está ese “gato” tuyo?

En serio, no voy a responder a eso.
¿Quieres alguna cosa?


Esto de no responder cosas se está poniendo difícil.

Sé lo que quieres decir. Es difícil no tocar eso.-pensé

Está bien, voy a finalizar esto oficialmente. Las insinuaciones son demasiado intensas como para ver bien.

Oh, no lo sé, es mejor cuando es intenso…

Guau. Estoy disfrutando de esta tregua más de lo que esperaba.

Tengo que admitir que está bien para mí también.
¿Ya estás en casa?


Sip, acabo de estacionarme frente a nuestro edificio.

Bueno, esperaré hasta que estés adentro.

Apuesto a que no puedes esperar a estar adentro.

Eres un demonio, ¿lo sabías?

Me lo han dicho. Bueno, adentro. Acabo de patear tu puerta, por cierto.

Gracias.

Sólo estoy siendo una buena vecina.

Buenas noches, Britt.

Buenos días, San.

Bien aviamos pasado la barrera de los nombres largos. Me reí mientras le daba vuelta a la llave en la cerradura y entré. Me hundí en mi sofá, aun riéndome. Lord Tubbington rápidamente saltó en mi regazo, y yo palmeé su piel sedosa mientras ronroneaba su bienvenida. Mi teléfono sonó de nuevo.

¿En serio pateaste mi puerta?

Cállate. Ve a comer tu desayuno.  

Me reí de nuevo mientras silenciaba mi teléfono y me acostaba en el sofá. Lord Tubbington se posaba en mi pecho mientras me relajaba un poco, ideas de esa maldita Wallbanger en mi cabeza. Era sorprendente cómo podía imaginarla claramente: vaqueros apretados, suaves y gastados, botas de escalar, suéter blanco de cuello de tortuga de punto irlandés, cabello largo atado en una coleta y algunos cabellos suelto por el viento. De pie en una costa rocosa en alguna parte, con el océano de fondo. Un poco bronceada, ligeramente descuidada, con las manos en los bolsillos. Y esa sonrisa… y sus nuevos hoyuelos detectados…


Última edición por 23l1 el Sáb Sep 06, 2014 12:30 pm, editado 2 veces
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Vie Sep 05, 2014 9:14 pm

holap,...

me gusto!!!!
me gusta que se lleven bien,... las chicas hicieron cambio de pareja!!! jajajaja
me encanto esta parte "primera vez me daba cuenta de sus tiernos hoyuelos que se le formaban es sus cachetitos. " jajajajaja
quien no se enamoraría de san!!!

nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo

Mensaje por atercio Vie Sep 05, 2014 9:27 pm

hola, amo esta historia aunque critica constructiva: algunas veces se te va el genero masculino en algunas frases o en algunos sentidos, de resto es excelente, espero que actualices muy mu pronto...te deseo lo mejor
atercio
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