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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Nov 22, 2016 2:19 am

CHICAS YA HAN LEIDO LA NOTICIA DE QUE NAYA RIVERA SE ESTA DIVORCIANDO DE RYAN DORSEY. la demanda de divorcio fue interpuesta la semana pasada. Ella solicita la custodia Fisica de Josey. Algunos alegan que esto es una farsa. Pero supuestamente esto fue conocido por un comunicado de ambos....


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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Nov 22, 2016 2:23 am

CAPITULO 19
SANTANA



Debí haber valorado mejor el abrirme con alguien sobre mi hermana. La misma noche que me senté encima del viejo teatro y le conté a Brittany sobre Tina, me fui a mi casa después de dejarla cerca de la suya y me acosté a dormir, solo para tener una jodida pesadilla.

El sueño incluso comenzó siendo una mierda, con Libby Lawson gritando ante la vista de mi polla.

—¡Oh Dios mío! ¿Qué demonios está mal con ella?

Acababa de bajarme de ella, todavía me encontraba desnuda, y registraba la habitación con la mirada en busca de mis pantalones antes de que sus padres regresaran de su velada.

—¿Qué?

Bajé la mirada, esperando que no pensara que era demasiado pequeña. Entonces me cubrí inmediatamente. Mierda, no era más pequeña que la de Rowdy Crowner, ¿verdad? Ella había salido con él a principios de año, y escuché que habían llegado hasta el final. Pero, maldición, me tendría que suicidar si me decía que era más pequeña que la de ese imbécil.

Con el rostro mudado en horror, retrocedió en la cama en un intento de alejarse de mí lo más posible.

—Santa mierda. ¿Qué es esa cosa en el costado? No tienes algún tipo de enfermedad de transmisión sexual, ¿verdad?

Parpadeé durante un segundo antes de decir

—: ¿Te refieres a mi marca de nacimiento?

—¿Tu qué?

Abrí mis manos para mostrársela.

—Es solo una marca de nacimiento. Siempre la he tenido.

Se estremeció y giró la cabeza.

—Qué asco. Aléjala. No puedo creer que tuviera esa cosa dentro de mí. Qué asqueroso. ¿Por qué no me lo dijiste antes de hacer nada? ¡Será mejor que no me hayas contagiado nada!

—No te preocupes.

No pude ocultar la amargura en mi voz mientras me tambaleaba para ponerme mi ropa de un tirón. Odiaba que mi rostro se estuviera calentando.

—. Las marcas de nacimiento no son contagiosas.

—Será mejor que no lo sean, o le voy a decir a todo el mundo el bicho raro que eres.

Ácido quemó en mi estómago y la bilis subió por mi garganta. El pánico me rasgó mientras me imaginaba entrando en la escuela el lunes con todo el mundo riéndose y señalándome. Maldición, iba a tener que abandonar la escuela. A ocho semanas para la graduación de la preparatoria y mi vida ya se encontraba acabada… todo porque finalmente había perdido mi virginidad con una chica quien obviamente había visto suficientes pollas para saber que la mía no era normal.


—Como quieras —le espeté—. Gracias por la follada. Quizá mejores con la práctica.

Cuando se trataba de despedirme, ese no era mi fuerte, pero mierda, no me  encontraba en mi mejor momento. Bajando la cabeza, troté desde su casa hasta mi coche, una hermosa antigüedad que mi papá había comprado para mí y para mi hermana, pensando que seríamos capaces de compartirlo. En su mayoría, simplemente peleábamos por quien conduciría. Está noche, yo gané las llaves, y pensé que la suerte estaba conmigo cuando Libby me llamó para que viniera, diciendo que sus padres estaban fuera, dándonos una hora para jugar. ¿Quién sabría que se iría todo a la mierda tan rápido?

—Joder, joder, joder

murmuré y golpeé el volante con mi puño. Nunca me había sentido tan humillada como me sentí en ese momento. Con diecisiete años y mi vida ya estaba oficialmente acabada. Si Libby cumplía su palabra, y probablemente llamaba a todas sus amigas en este momento, nunca conseguiría follar de nuevo. Mi primera y única vez para experimentar el sexo, y ni siquiera había sido tan bueno.

—Maldita sea.

Arranqué el coche y conduje calle abajo. Trataba de alcanzar los controles de la radio para buscar algo de música fuerte y enojada cuando sonó mi teléfono. Mierda. Probablemente era uno de mis amigos que seguro ya había oído  hablar sobre mi peculiar polla. Casi no revisó la pantalla, pero la curiosidad me ganó. Cuando vi el nombre de Tina, gemí.

¿Mi gemela ya lo sabía? Bueno, no era eso simplemente… genial.

—¿Qué? —murmuré cuando respondí.

—Ven a buscarme —exigió sorbiendo por la nariz, obviamente llorando—. Ahora.

—¿Qué sucede?

Olvidándome por completo de mí, golpeé los frenos y cambiando de sentido regresé a toda velocidad hacia la casa de su amiga donde sabía que se había quedado para pasar la noche con otro par de chicas de la escuela.—. ¿A quién demonios tengo que matar?

—A nadie. Simplemente… quiero irme a casa.

—Estoy a cuatro cuadras. Estaré allí enseguida.

—Está bien. Apúrate.

Ella llegó destrozada al coche, con su bolso tirado por encima del hombro y el rímel manchando sus mejillas. Abrí mi puerta, molesta porque alguien hiciera llorar a mi hermana.

—En serio —le quité el bolso del hombro y lo metí en el asiento de atrás del coche—, ¿quién te hizo llorar?

Se limpió sus mejillas manchadas de negro.

—Nadie. Ella ni siquiera sabe lo que hizo. No fue su culpa de todas maneras. Solo… vámonos. Por favor.

Me giré para fruncirle el ceño a la casa de su amiga, pero las chicas que abarrotaban la puerta observándonos, se veían preocupadas y simpáticas, así que no pude ir hasta allí para maldecir apropiadamente a alguna de ellas. Cuando me volví a girar, Tina se había montado en el asiento del conductor.

—No —dije, señalando con mi dedo pulgar para que se bajara—. No vas a conducir. No en ese estado. Además, es mi noche, ¿recuerdas?

Y no quería sentirme más emasculada de lo que ya me sentía. Ya me habían dicho que tenía un horror raro entre mis piernas; no quería que mi hermana pequeña me llevase. Ni siquiera importaba que ella fuera un minuto y medio menor que yo, técnicamente todavía era la hermana mayor.

—Maldita sea, Santana. —Me miró con los ojos llenos de lágrimas—.Necesito conducir… simplemente necesito liberar un poco de presión. Por favor.

Nunca había sido capaz de decirle que no, pero menos cuando lloraba, así que suspiré, apreté los dientes y murmuré.

—. Está bien. Como quieras.

Antes de que dar la vuelta hacia el asiento del pasajero. Tiré del cinturón de seguridad tan pronto como me subí, y como la jodidamente terrible hermana  que era, ni siquiera noté que a ella se le había olvidado ponérselo.


—Entonces, ¿qué pasó? —le pregunté a la vez que aceleraba por la carretera y giraba bruscamente en la esquina.

—Corey Garboni se acostó con Suzanne.

Esperé que continuara, pero cuando no lo hizo, levanté las cejas.

—Está bien. ¿Y?

—¿Y? —Me frunció el ceño con incredulidad—. Y a mí me gustaba Corey. Le dejé manosearme los senos el fin de semana pasado.

—¿Tú hiciste qué?

—Y se suponía que iba a llevarme al cine otra vez mañana —continuó despotricando sin ni siquiera escucharme—. No tenía ni idea de que también le gustara Suzanne, y ella no tenía ni idea de lo que yo había hecho con él.

—Qué bastardo —murmuré en voz baja—. Ni siquiera puedo creer que te gustara ese tipo. Siempre pensé que era un maldito bastardo.

—Oh, bueno lamento mucho que no pudiera gustarme alguien que tu aprobaras.

—Deberías —dije—. Probablemente podría encontrarte a un mejor tipo. Alguien que jodidamente no te engañaría.

—¿En serio? —Me dio un una mirada de incredulidad—. Me encantaría escuchar con qué tipo de chico crees que debería terminar.

—Bien.

Me aclaré la garganta y me reacomodé en el asiento del pasajero, pensando.

—. Tiene que gustarle el fútbol, o yo no tendría nada en común con él, y si va a salir contigo, probablemente estaré atrapada para pasar el rato con él más de lo que quisiera.

—Está bien —dijo con un asentimiento mientras desaceleraba el coche para girar en una esquina—. Podría soportar salir con un jugador de fútbol.


—Cierto. —Tomé una respiración antes de añadir—: Leal, fiel y callado.

—¿Callado? —Me dio una mirada misteriosa.

Asentí, apegándome a mi decisión original.

—Sí. Ambas somos habladoras, así que necesitarías a un escuchador, quizás a alguien un poco reservado pero totalmente dispuesto a dar la cara por ti si es necesario. Tendría que ser más grande que yo, porque no sería capaz de respetarlo si no lo fuera. Ah, e inteligente, como que le guste la ciencia, de esa manera terminará siendo un rico cirujano del corazón o algo así.

—Todavía no has descrito su apariencia.

Me encogí de hombros e hice una mueca.

—Joder, como si me importara cómo luce.

Sonrió.

—Entonces quiero que sea sexy. Preferiblemente de ojos azules y quizás incluso con un hoyuelo.

Sacudí la cabeza, anonadada de por qué había escogido esas dos cosas y nada más. Mi hermana era tan extraña.

—Bien —dije—. Como sea.

Ella resopló una rápida risa.

—Sabes, acabamos de describir a un chico que podría no existir. A un atleta sexy, tímido y que le gusta la bilogía. En serio, Santana. Nunca va a suceder.

—Bueno, entonces supongo que tendremos que envejecer juntas, solteras e impotentes. —Mirando por la ventana, murmuré para mí mismo—: Porque  estoy totalmente seguro que no voy a follar de nuevo.

Pero mi gemela me escuchó, fuerte y claro.

—¿A qué te refieres con de nuevo? Tú no has… Oh Dios mío. ¿Estabas en casa de Libby cuando te llamé?

—Estaba de camino a casa cuando llamaste —la corregí.

Jadeó.

—Santa mierda. Así que ustedes dos… —Cuando me miró, sus cejas se fruncieron con preocupación—. Ay, no. Tu marca de nacimiento la asustó, ¿no es así?

Le di una dura mirada.

—¿Cómo demonios sabías eso?

Se encogió de hombros.

—No lo sé. Simplemente… lo adiviné. Quiero decir, nunca he visto un pene de verdad a parte del tuyo cuando éramos niñas, pero he escuchado a las chicas hablar, y ninguna ha mencionado marcas de un morado vivo en el costado.

Me hundí más en mi asiento, queriéndome morir.

—Bueno, gracias por iluminarme en eso… después de haberme humillado de por vida. Ella se lo va a decir a todo el mundo, ya sabes. Va a decir que soy un bicho raro, y nunca voy a volver a tener sexo en toda mi…


—Ay, por favor —resopló Tina y rodó los ojos hacia mí—. No todas las chicas allí afuera son tan crueles como Libby, la perra, Lawson. Algún día, vas a conocer a una chica increíble —que yo pueda soportar—, y va a amar todo de ti, incluso a tu polla colorida.

Arqueé una ceja.

—En realidad esperaba poder conseguir tantos coños como me fuera posible antes de que la indicada apareciera y tuviera que asentar cabeza.

Tina jadeó y agarró un pañuelo doblado que había en el centro de la consola antes de lanzármelo.

—No te atrevas a terminar como una mujeriega, Santana Marie López, o yo…

—¡Cuidado! —le grité cuando entramos en una intersección. El coche de la izquierda no obedecía su señal de stop.

Tina pisó los frenos, pero ya era demasiado tarde. Gritó mi nombre, y yo grité el suyo. Todavía gritaba su nombre cuando me desperté, dando vueltas en las sábanas.

—¡Tina! —grité, solo para llevarme un susto de muerte cuando un par de manos agarraron mi brazo.

—San. Oye, San. Despierta. Estás teniendo una pesadilla.

Me incorporé de un salto jadeando, sin aliento mientras mis dos compañeros de cuarto estaban parados a un paso de mi colchón, mirándome como si estuviera rabiosa. Sudor corría por mis sienes y mis pechos. Miré boquiabierto a Mike, recordando cada detalle de la última conversación que había tenido con mi gemela.

La primera vez que lo vi, casi me había cagado en los pantalones con incredulidad. Él había sido la viva imagen del chico que Tina y yo habíamos descrito. Creo que a mi hermana en realidad también le habría gustado… si alguna vez hubiese tenido la oportunidad de conocerlo.

El hecho de que él había terminado con una mujer que se llamaba Tina casi había sido demasiado para asimilar al principio. Asiatica era la antítesis de cómo había sido mi hermana, pero aun así… con el mismo nombre y la forma en que se enganchó con Chang, no había sido capaz de desprenderme de los sentimientos de hermandad que había empezado a tener hacia ella.

—¿Estás bien? —me preguntó, subiendo a la cama, con los ojos preocupados, para sentarse a mi lado—. Estabas gritando mi nombre.

Me estremecí.

—¿Lo hacía?

—Nos asustó.

Mike se sentó en la esquina, su expresión coincidía con la de su mujer.


Me aclaré la garganta y aparté la mirada.

—Sí, bueno… lo siento por eso.

—Soñaste con tu hermana, ¿cierto?

Con una mirada a Mike por siquiera preguntar eso y un estremecimiento interno a mí misma porque una vez les admití que había tenido una hermana que se llamaba Tina, luego aparté la mirada y les di un asentimiento.

Asiática tomó mi mano.

—¿Quieres que me cambie el nombre? Lo haría. Por ti.

—Eso es lindo —le dije y le di una pequeña sonrisa a la vez que apretaba sus dedos en forma de agradecimiento. Luego tiré de ella hacia mí y le di un abrazo.

—. Pero, no. Simplemente continuaré llamándote Asiatica.

Ella asintió.

—Está bien. Me gusta Asiatica. Es muchísimo mejor que Tetas de Leche.

Me alejé del abrazo para fruncirle el ceño.

—Tetas de Leche es un apodo de puta madre.

Ella se echó a reír y sacudió la cabeza.

—No. En realidad es horrible. — Pero tan pronto como sonrió se arregló—. ¿Quieres hablar de ello? De tu pesadilla.

Dios, no. La última vez que hablé de esta mierda, terminé con esta pesadilla. Había terminado de hablar. Negué con la cabeza.

—No. Estoy bien.

Pueden volver a dormir, chicos.

—¿Estás segura? —preguntó Mike—. ¿Podemos traerte un poco de agua o algo?

Maldición. Estos dos. Su dulzura comenzaba a hacer que mis dientes se pudrieran.

—Papá. Mamá —levanté las manos—, estoy bien. En serio. Lo siento por despertarlos. Ahora regresen a la cama.

Y por fin, cedieron. Asiatica tenía que darme otro abrazo y Mike palmeó mi hombro, pero una vez que se fueron, no pude volver a dormir. Estuve dando vueltas y antes de que lo supiera, me encontraba agarrando mi teléfono de la mesita de noche y enviándole un mensaje de texto a Brittany.

Después de escribir:

S: Nadie pone a Baby en un rincón,

suspiré y tiré el teléfono de regreso en la mesita, solo para que sonara inmediatamente con una respuesta. No esperaba que me respondiera a esta hora de la noche, lo tomé, emocionada de ver si era de ella.

B: ¿Por qué me estás enviando una cita de Dirty Dancing a las dos de la madrugada?

Sonreí, y de inmediato, mi pecho se sintió más aflojado. Podía respirar con más facilidad, y el dolor de cabeza que se había estado formando detrás de mis ojos me abandonó totalmente.

S: He estado estudiando. Quería deslumbrar a mi sexy novia experta en películas con mi nuevo conocimiento en películas con chistes cortos.


B; Bueno, no estoy deslumbrada. Todo el mundo conoce esa frase.

Así que le escribí:

S: Francamente, querida, me importa un bledo.

A lo cual ella me respondió:

B: Clark Gable. Lo que el viento se llevó. Envía un auténtico desafió ya. Estoy bostezando.

Una sonrisa iluminó mi rostro.

S: Tal vez estás bostezando porque estás despierta a las dos de la jodida madrugada. Quizás alguien debe… hacerte una oferta que no puedas rechazar.


B; El padrino. Y tú eres el que me estás despertando a las dos de la jodida madrugada. ¿Qué pasa con eso?



S: Te dejaba un mensaje para que lo leyeras cuando te despertaras. Mi intención no era despertarte en realidad, Rosebud.

B: Bueno me despertó, Citizen Kane. ¿Qué estás haciendo ahora, de todas maneras? No trabajaste esta noche
.

Me debatí entre si debía decírselo, pero luego me encogí de hombros. ¿Qué demonios?

S : Tuve un mal sueño, le escribí.

Dos segundos después, mi teléfono sonó. Sacudí la cabeza y respondí

—: ¿Sí?

—¿Qué estabas soñando?

—No fue nada —comencé, solo para que ella hablara por encima de mí.

—Era sobre tu hermana, ¿cierto? Tuvimos esa gran conversación intima en la azotea antes y te trajo un montón de recuerdos. Maldición, debí haber sospechado que esto podría pasar.

—¿Un diagnóstico equivocado de la doctora Brittany? —jadeé—. Creo que voy a necesitar un reembolso por nuestra última sesión.

Hubo una pausa antes de que ella dijera

—: Ni siquiera sé qué significa eso. No te estás arrepintiendo del sexo en la azotea del teatro, ¿verdad?

—Joder, no.

Me reí, y maldición, se sintió bien reírse. En realidad estaba contenta que mi mensaje de texto la hubiese despertado. Solo escuchar su voz ya me hacía sentir mejor.

—. No sé a qué me refería —le admití—. Simplemente sonó bien.

Ella resopló.

—¿Así es cómo tu cerebro funciona todas las noches a las dos de la madrugada? Creo que necesitas dormir más, amiga.

—Bueno, quizá podría dormir mejor si tuviera a una suave rubia de dulce olor acurrucada conmigo.

Suspiró.

—Bueno, quizá si fueras a tu puerta y la abrieras, encontrarías a una esperándote.

Hice una pausa y parpadeé.

—¿Espera? ¿Qué? No puedes estar aquí, ahora, afuera de mi apartamento.

—¿Por qué no?

—Mierda. ¿Estás aquí? ¿Ahora?

Me quité las sábanas y caminé a través de la casa para abrir rápidamente la puerta de un tirón. Una Brittany en persona, con el cabello desarreglado y la ropa arrugada, claramente puesta de prisa, me sonrió.

—Sorpresa.

—¿Qué demonios?

La tomé por la cintura y la arrastré adentro.

—. ¿Qué…? Por favor no me digas que caminaste hasta aquí en la oscuridad. —¿Y cómo demonios había llegado aquí tan rápido si había caminado?

—No. —Me abrazó y me besó en la mejilla—. Tomé las llaves de Marley y le dejé una nota.

Sonreí.

—Bueno, eres una mujercita retorcida. ¿Sabes qué le hago a las mujeres astutas?

—¿Tú… las dejas jadeando y sin huesos después de una clase de orgasmo mundial? —adivinó.

—Por supuesto. Sí, señora. Eso hago.

Alzándola, la llevé de regreso a mi habitación y cerré la puerta de una patada detrás de mí. Y el único sueño que tuve el resto de la noche fue un sueño hecho realidad.
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Mensaje por JVM Mar Nov 22, 2016 2:54 am

Tetas de leche jaja jajajajajajaja morí!
Me encanta la relación que tiene San con los asiáticos :)
Y Britt ahora apoyándola cuando su morena la necesita, súper bonito. Porque ambas están ahí para la otra en estos momentos y hacen que las cosas pasen estando a lado de la otra!
También que bonita relación tenía San con su hermana, con mucha confianza y planeando como serian sus parejas, y parece que Tina adivino el futuro de San, ya paso la etapa de .mujeriega y ahora encontró a la persona correcta!
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Mensaje por micky morales Mar Nov 22, 2016 6:45 am

Es triste que san haya perdido a su hermana pero es bueno que ahora tenga a los asiaticos y a britt que no le importa nada solo para estar con ella cuando esta mal!!!! [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 1206646864 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 1206646864
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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Nov 22, 2016 8:04 am

micky morales escribió:Es triste que san haya perdido a su hermana pero es bueno que ahora tenga a los asiaticos y a britt que no le importa nada solo para estar con ella cuando esta mal!!!! [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 1206646864 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 1206646864

Lamentablemente sip, pero no se me hace gracia que los llame asiáticos, es tan mala con sus amigos, no tiene filtro en esa boca ,jajajajaj, en Tina encontró una nueva hermana. y creo que a eso se debe también que entienda un poco a Ryder..
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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Nov 22, 2016 4:04 pm

CAPITULO 20
SANTANA


Las cosas cambiaron después de esa noche. Y no fue solo porque terminé la universidad, me puse una toga y un birrete y caminé a través de una línea estúpida para que mis padres pudieran tomar un montón de fotos de mí dándoles la mano a algunos idiotas importantes. Me sentía... diferente.

Mis aplicaciones fueron enviadas, mi futuro estaba abierto para explorar, sin embargo, temía salir de Ellamore más que nunca. Y todo era debido a una pequeña rubia sexy y descarada que había volteado mi mundo al revés.

Ciertamente, no ayudaba que a ella le gustara joder conmigo en el peor momento posible, tampoco, como el pequeño mensaje sexy que me envió antes de que comenzara un turno en el club en la noche de chicas.

B: Solo quería que supieras que estoy tocándome en este momento e imaginando que es tu lengua
.

Las gafas que suponía debía estar apilando detrás de la barra fueron de inmediato olvidadas. Gemí, duro como una roca cuando comencé a escribir mi respuesta.

S: Tienes una boca sucia, pequeña. Sé exactamente lo que necesitas para limpiarla.

B: Entonces... ¿69?

Negué con la cabeza cuando el deseo me recorrió.

—Descarada — murmuré en voz alta. Empecé a escribir de nuevo cuando una voz detrás de mí me sobresaltó hasta la mierda.

—Guau, ¿quién te está enviando mensajes que tiene tanta de tu atención?

Me di la vuelta para mirar boquiabierta a Ryder. Luego aspiré.

—No es de tu maldita incumbencia.

Bajé mi rostro al mensaje, pero ahora el momento fue arruinado por el hermano mayor.

—En serio.

Ryder  intentó agarrar mi teléfono, pero fui más rápida, manteniéndolo lejos de él. Su mirada saltó a la mía.

—. ¿Quién te está mandando mensajes? ¿Por qué no quieres mostrarme?

—Debido a que es tu hermana. —Usé una de mis típicas respuestas sabelotodo porque, infiernos, no lo sé. Eso es algo que yo diría, y... mierda, no creí que realmente me creyera.

Escribí:

S:  Vuelve a usar esa cosa roja otra vez. Quiero arrancártelo... con mis dientes esta vez.

El bastardo me clavó un puño en el estómago y sacó el teléfono de mi mano. Me doblé, gimiendo. Cuando me enderecé tanto como pude, agarrando mi vientre, me di cuenta que un Mike de aspecto preocupado había hecho una pausa para mirarnos. Sus ojos estaban muy abiertos, porque sabía que no había estado mintiendo sobre la hermana de Ryder.

Sin embargo Brittany nunca me enviaba mensajes provocativos desde su número personal. Ella todavía usaba el número de Visitante Nocturna. No estoy segura por qué, pero tenía que admitir que siempre estaba caliente al ver ese nombre emergente. Eso me decía que iba a leer algo explícito y sexual. Por el momento, estaba doblemente contenta de que ella lo hiciera, porque acababa de salvar nuestros culos de la ira de Ryder Pierce.

Él se rió cuando empezó a leer nuestra correspondencia privada.

—Pervertida —murmuré, agarrando mi teléfono y mirándolo.

—. Éstos no estaban destinados para tus ojos, imbécil.

Ryder alzó las cejas con sorpresa.

—Era tu amiga Visitante Nocturna.

Rodé los ojos.

—¿En serio? No tenía idea.

Puso sus manos en sus caderas, con el ceño fruncido.

—Pensé que habías dicho que no te pusiste en contacto con ella.

—Bueno, supongo que todavía le mando mensajes. ¿Por qué te importa?

—No me importa. Solo me sorprende que estés siendo tan reservada al respecto.

Con una risa, sacudí la cabeza.

—No estoy siendo reservada. ¿Desde cuándo no querer arruinar mi estado de ánimo por interrumpir una conversación caliente me hace ser reservada?

—Ya que por lo general los empujas en mi cara para leer cada maldita oración. ¿Qué pasa contigo, morena? Siempre das detalles, usualmente más de los que quiero, para empezar.

—Bueno, tal vez estoy comenzando a escucharte sobre mantener mi mierda para mí misma. ¿Pensaste alguna vez eso? Tu pequeña San está creciendo y aprendiendo algo llamado privacidad, responsabilidad, respeto y esa mierda decente.


—Sí, claro —dijo secamente—. Creciste mucho en... ¿cuánto tiempo ha pasado desde que comenzaste a follarla? ¿Unas semanas? ¿Un mes?

Me enfadé. No me gustaba cómo de malditamente irrespetuoso trataba mi relación con Brittany. Sabía que no estaría diciendo esa mierda si supiera de quién hablaba, pero maldita sea... todavía me hizo querer envolver mis manos alrededor de su cuello y solo...

—Oye, Ryder —gritó Sam de repente desde el otro extremo de la barra.

Alcé la mirada para verlo con su teléfono en mano y la palma sobre el receptor.

—. Tu hermana está en el teléfono preguntando por ti.

¿Qué? ¿Por qué demonios Brittany lo llamaba en medio de los mensajes provocativos conmigo? ¿Y por qué no había oído sonar el teléfono? Cualquiera sea la razón, Ryder se alejó para contestar su llamada, dejando nuestra discusión.

Parpadeé hacia Sam mientras negaba con la cabeza hacia mí.

—De nada —murmuró.

—¿Qué? —Confundida, me volví para seguirlo.

Sam suspiró y miró por encima del hombro para ver a Ryder hablar por teléfono.

—Tienes que ser un poco más serena con él, morena.

Me detuve en seco, parpadeando.

—¿Qué demonios significa eso?

—Significa que estás siendo una imbécil. Tú eres la que está teniendo sexo a sus espaldas. Sin embargo, actúas como si fuera al revés.

—¿Bromeas? —murmuré, cavando un dedo en mi propio pecho—. Él es la razón por la cual Brittany y yo tenemos que mantener todo en secreto. Creo que tengo una muy buen a razón para estar irritada con él. Y... espera. ¿Qué demonios?

Di un paso más cerca y agarré su camisa para tirarlo a la abertura del pasillo.

—. Lo sabes —susurré—. ¿Cómo diablos sabes?

El hijo de puta solo me sonrió.

—¿Saber qué?

Apreté los dientes y eché un vistazo alrededor para asegurarme de que nadie nos escuchaba.

—No jodas conmigo, amigo. ¿Cómo lo descubriste?

Se encogió de hombros, sin dejar de verse demasiado satisfecho de sí mismo.

—Me di cuenta la noche en que recibiste tu primer mensaje... ¿cómo la llamaste? ¿Tu Visitante Nocturna? Brittany me pidió que te regresara tu celular después que Tina y ella lo habían tomado.

—Ti... ¿Asiatica estaba involucrada en eso? —Ooh, ella y yo íbamos a tener algunas palabras después de esto—. Mierda. Así que, ¿lo sabías incluso antes de saberlo yo?

—Sí. —Viéndose orgulloso de sí mismo, Sam se rió entre dientes—. Soy bastante inteligente.

—Estás bastante muerto. —Lo empujé contra la pared y fruncí el ceño—. ¿Por qué diablos no me dijiste que lo sabías desde esa noche?

Sam se encogió de hombros, aparentemente despreocupado por el hecho de que yo estaba a una fracción de segundo de mutilarlo.

—Sabía que te darías cuenta eventualmente. Y Brittany hizo un montón de trabajo para engañarte.  No quería arruinar sus planes.

Él se encontraba en el Equipo Brittany. No me gustaba eso. ¿Cuánto la adoraba? Con el ceño fruncido, lo miré mal y di un paso atrás para darle espacio. Silbando una melodía, me guiñó el ojo y se deslizó junto a mí, saliendo del pasillo y regresando al bar.

—Así que, San...

Puck me sonrió mientras balaceaba una silla fuera de una mesa. Su sonrisa era demasiado intrigante. Entrecerré los ojos.

—¿Qué?

—¿Hacemos una pequeña apuesta esta noche?

Olvidando los vasos que había estado apilado, me moví a la mesa junto a la que él trabajaba y tomé otra silla para girarla y ponerla en posición vertical en el suelo.

—¿Qué clase de apuesta?

—¿Vemos cuál de nosotros puede obtener más números de teléfono de mujeres?

Me detuve y lo miré. El brillo en sus ojos cuando cruzó los brazos sobre su pecho y apoyó la espalda contra la mesa me dijo que sabía que me había encajonado en una esquina.

Detrás de nosotros, Ryder abucheó.

—Esa sí es una competición que me gustaría ver.

Mierda. Miré hacia atrás, a Ryder y mentalmente abofeteé a Sam. ¿En qué demonios me estaba metiendo? No podía rechazarlo ahora, no con Ryder escuchando; él sabría que algo pasaba si rechazaba un reto como éste.

—A mí también —dijo Sam. Su sonrisa se extendió un poco demasiado amplia y un poco demasiado a sabiendas—. A menos que tengas una razón por la que tendrías que decir que... no.

Mi boca se abrió. Qué cretino. A él le debía gustar Brittany lo suficiente como para joder conmigo esta noche en algún plan maligno para alejarla de mí.

Asentí y murmuré

—: Lo que sea —porque no podía decir que no frente a Ryder y tampoco podía expresar la palabra sí en voz alta.

Pero al primer segundo que tuve después de que abrimos las puertas y Ryder estaba ocupado en el bar, empujé al cretino por detrás.

—Ve hasta el bar donde Ryder  pueda oírte y cancela esta jodida apuesta.

—¿Qué? —Se sobresaltó—. ¿Por qué habría de hacerlo?

Porque lo mataría si no lo hacía. Levanté mis manos y le envié una mirada incrédula.

—¿Por qué piensas? No puedo jodidamente ligar con otras
mujeres. Estoy con alguien, idiota.

—Entonces cancélala tú.

—No puedo. Ryder  se dará cuenta de que algo raro está pasando, como si estuviera durmiendo con su hermana a su espalda.

—Bueno, lo estás, entonces...

—Vete a la mierda. —Lo empujé en el pecho—. Vamos a decirle. Algún día. Pero primero, quiero demostrarle que puedo crecer y cuidar de ella antes de dejar caer la gran bomba. Tal vez de esa manera, no va a matarme tan rápido cuando se entere. Excepto que jugar a acumular números de teléfono no va a demostrar una mierda.

—Entonces cancélala, morena. Muéstrale que estás creciendo.

Gruñí.

—Como si me creyera. Todo el mundo sabe que no podría crecer tan rápido. Tiene que haber un cambio progresivamente lento hacia la madurez.

—Oh Dios. —Sam rodó los ojos—. Me estás dando un dolor de cabeza.

Lo empujé de nuevo.

—Solo cancela la jodida apuesta.

Excepto que no lo hizo. Y entonces... la noche comenzó con su estúpida apuesta carcomiendo mi conciencia.

—¿Ningún número todavía? —preguntó Ryder una media hora después cuando me acerqué a la barra con una lista de bebidas para conseguirle a los clientes.

Levanté mi cara hacia donde él me miraba desde detrás del mostrador.

—¿Eh?

Rodó los ojos y chasqueó los dedos delante de mi cara.

—Chicas. Números. Apuesta. ¿Algo que te suene?

—Oh, cierto. Sí, no. No hay números todavía.

—¿En serio? Debes estar fuera de juego esta noche. Sam ya tiene tres.

—¿Sí? —Miré a mi alrededor a una mesa donde Sam le sonreía a la mesa de las chicas. El hijo de puta. Entrecerré los ojos hacia él antes de volver hacia Ryder

—. ¿Debe ser la cosa de músico?

—Hmm. —Ryder me miró críticamente, como si supiera. Luego cruzó los brazos sobre su pecho—. Estaba seguro que conseguirías algo de la mesa que acabas de servir.

Si hubiera estado jugando el maldito juego de Puck y Sam, sí, probablemente lo hubiera hecho.

Las miré.

—Todas tenían novios —dije.

—¿Y cómo demonios podrías saberlo? —preguntó Ryder—. Apenas hablaste con ellas el tiempo suficiente para tomar sus pedidos y mucho menos para obtener estatus de relación.

Puse mi bandeja de servir vacía en la parte superior de la barra, un poco demasiado duro, y le envié a Ryder una mirada feroz.

—¿Por qué diablos es esta apuesta tan importante para ti? Jesús, es como si trataras de revivir tus años de bachillerato a través de mí, o algo así.

—¿Perdón?

Ryder se echó hacia atrás por mi arrebato, y me di cuenta de que había ido demasiado lejos. Mierda.

—. Cristo, Santana. No sé qué te hizo tan seca e irritable últimamente, pero definitivamente hay algo contigo. Ahora...¿qué está pasando?

Me incliné para descansar los codos en la barra y luego hundí mi cara en las manos. Casi le conté todo. No sé por qué; no he hablado con Brittany sobre ello, pero estaba jodidamente cansada de ocultárselo.

—¿O es por ella?

La pregunta de Ryder me hizo levantar la cara. Miré por encima del hombro para ver a Brittany pasando la autorización del portero. Mi cara palideció. Mierda, mierda, mierda. ¿Qué hacía ella aquí? ¿Y si se enteró de la apuesta? ¿Y si pensaba que yo estaba de acuerdo con eso y que me había ofrecido voluntariamente para participar? Y si...

—Jesús, estás loca por la mujer de Mike, ¿verdad? —murmuró Ryder.

—¿Qué?

Lo miré, confundida, hasta que señaló en dirección a Brittany de nuevo. Fue entonces cuando me di cuenta de que Asiatica estaba con ella. El hijo de puta pensaba que la había estado mirando en lugar de a su hermana. Gemí. Esto no funcionaba. Abrí la boca para cancelar la apuesta con Puck y Sam y decirle a Ryder en términos inequívocos que no estaba caliente por la mujer de Mike cuando Sam maldijo por detrás de mí. Luego habló más alto, diciendo

—: Oye, San. Voy a cerrar la apuesta ahora. Tengo cuatro números. ¿Puedes superar eso?

Lo miré con el ceño fruncido.

—¿Vas a pararlo ahora?

Cuando asintió, rodé los ojos.

—. Todos ustedes se pueden ir al diablo. ¿Lo saben?

Harta de ambos, me di la vuelta lejos de la barra y me marché. Quería ir hacia Brittany, pero no podía. Lo que solo me enfureció más. Cuando ella llamó mi atención seguí caminando, sintiéndome como la mierda por mandarla lejos
.
Solo había tomado un pedido de otra mesa cuando Sam agarró mi brazo.

—Morena, no sabía que Brittany iba a aparecer esta noche. Nunca haría nada para lastimarla.

—Vete a la mierda.

Me encogí lejos de él y caminé hacia la barra para poner mis órdenes. Sin embargo me aseguré de detenerme en el lugar de Finn en vez de Ryder. Mientras él preparaba la bandeja para llevar a mis clientes, eché un vistazo alrededor del lugar. Vi a Asiatica donde había asaltado a Mike y lo saludaba con un abrazo y un beso. Pero Brittany ya no estaba con ella. Así que seguí buscando. ¿Dónde demonios se había ido? Cuando por fin la vi, ella ya me había encontrado. Caminó a través de la
multitud de personas y mesas mientras se dirigía en mi dirección, y querido Dios... No tenía idea que poseía una falda así de corta, o una blusa así de apretada y escotada. Mi interior se calentó. Quería que todos los demás en el lugar desaparezcan así podría sentarme en la parte superior de la barra y hacer una fiesta con ella.

Pero Ryder la llamó y dobló su dedo haciéndole señas. Ella se apartó y algo dentro de mí gruñó con disgusto.

Miré a su hermano brincar desde la parte superior de la barra. Cruzó los brazos sobre su pecho mientras hablaba con ella, probablemente dándole algún tipo de sermón. A cambio, ella puso sus manos sobre las caderas y le dijo algo, algo inteligente y defensivo sería mi conjetura. Pero en lugar de enojarse, Ryder simplemente rió entre dientes y luego la jaló para poder abrazarla, lo que hizo que su falda se subiera a la parte posterior de sus muslos para jodidamente mostrarle a todo el club qué color de ropa interior llevaba. Cuando ella sonrió y le devolvió el abrazo, miré lejos.


Eran momentos como este los que hacían mucho más difícil de hacer las cosas que hacía a sus espaldas. Si su hermana hubiera sido cualquiera menos Brittany, estaba segura de que nunca habría tenido un problema manteniendo mis manos lejos. Pero ella era tan... ella.

—Aquí tienes.

Finn estableció la última bebida de mis peticiones en mi bandeja y la recogí, enviando una última mirada anhelante hacia Brittany. Me miraba de nuevo, por desgracia, como si estuviera empezando a darse cuenta de que no iba a acercarme a ella. Aquí no. Me giré lejos, más miserable que nunca. Cuando volví al bar, ella ya no se encontraba allí. Tuve que explorar rápidamente antes de verla cerca de una mesa llena de hombres y mujeres, donde un maldito hijo de puta parecía demasiado interesado en sus tetas mientras él sonreía y se reía de lo que sea que decía ella.

Troné mis nudillos, queriendo sacrificarlo, quienquiera que fuese.  Pero entonces Sam se acercó a su mesa y robó su atención lejos del feo hijo de puta. Excepto que eso no resolvió mis celos en lo más mínimo. En serio, el maldito coqueteaba abiertamente con ella, justo en frente de Ryder. Y Ryder —el maldito— no hacía nada, ni siquiera se inmutó. No podía mencionar el nombre de Brittany sin que él rompa mis bolas y advirtiera que me aleje de ella, ¿pero Sam podía casi meter su mano bajo su corta falda delante de él y lo ignoraba completamente? Eso no era jodidamente justo.

Chupé y rechiné mis dientes mientras tomaba otra orden. Acababa de entregar una ronda de chupitos a un grupo alborotado de chicas borrachas —una de las cuales agarró mi culo mientras deslizaba mi propina en mi bolsillo trasero— cuando descubrí a Brittany entrando en el pasillo que conducía a las oficinas y los baños. Sin dejar pasar esta oportunidad, corrí tras ella.
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Mensaje por micky morales Mar Nov 22, 2016 7:22 pm

No me gusta que britt tome esta actitud de darle celos a san, ella sabe que ella ha cambiado, no me parece justo!!!!! [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 4065562827 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 4065562827 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 4065562827
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Mensaje por 3:) Mar Nov 22, 2016 10:14 pm

Ya me puse al dia....
Es bueno que san le aya contado todo a britt de lo que paso ese dia...
San va descubriendo a los aliados de britt jajaja
No se cuanto van a podre aguantar en especial san.. trabajando en el bar y britt le aparece asi....
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo

Mensaje por JVM Miér Nov 23, 2016 1:18 am

Que le pasa a Sam si según el no quiere causarle ningún mal a Britt debería apoyar a San y retándola a jueguitos estúpidos que le podrían traer problemas con su rubia.....
Y bueno Britt se sintió mal de que San no se acercará pero sabe que no podía por su hermano, y para ambas es cada vez mas difícil no poder estar juntas libremente :/
Esperó que estando a solas San le recuerde a Britt que están juntas y que no debería de dejar que liguen con ella, porque ella no siguió la apuesta por respeto hacia ella. Así que haber como les va!
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Jue Nov 24, 2016 2:06 am

CAPITULO 21
SANTANA



Había una docena de personas alrededor, bloqueando mi camino, pero los esquivé y tomé el brazo derecho de Brittany antes de que pudiera entrar en el baño de mujeres.

—¿Qué...?

Se dio la vuelta para enfrentarme, sus ojos abriéndose cuando me vio. Cambiando de dirección, la jalé hasta que llegamos a la puerta de la oficina de Pick. Ni siquiera me molesté en encender una luz. Tan pronto como la tuve adentro, cerré la puerta y la empujé contra ella, sujetándola allí. Luego la besé. Su boca se aferró a la mía y sus dedos agarraron mi camisa. Nos atacamos una a la otra hasta que tuvimos que separarnos por aire.

—¿Qué demonios estás haciendo, viniendo aquí, vestida así? —le grité y la besé de nuevo, duro, sin darle la oportunidad de responder.

Mientras metía la lengua en su boca, mis manos recorrieron sus muslos hasta que las tuve bajo su falda y palmeé sus nalgas a través de las bragas. Después de que me las arreglé para alejar mi boca, presioné mi frente con la suya.

—. ¿Solo querías volverme loca porque sabías que no podía hablar contigo, o tocarte o besarte después de esos jodidos y excitantes mensajes que me enviaste?

—Antes solías hablar conmigo en público —argumentó, incluso mientras pasaba sus dedos por mi cabello y tomaba mi cabeza entre las manos.

Entonces me jaló para otro beso. Froté la pelvis contra la de ella y la besé de nuevo, solo para separarme por aire y seguir discutiendo.

—Sí. Antes —murmuré—. Cuando no era jodidamente imposible mantener mis manos lejos de ti. No sé cómo diablos voy a sobrevivir estando de nuevo en la misma habitación contigo y tu hermano, no sin dejar escapar algo.

Brittany rió.

—Quieres decir algo como esto. —Cuando su mano vagó hacia mi palpitante erección, agarré su muñeca.

—Oh, no, no lo hagas. No jugarás con la varita mágica después de la forma en que coqueteaste con Sam.

—¿Qué?

Su exclamación de incredulidad llegó un segundo antes de que me empujara en el pecho.

—. No coqueteé con él.

—¿En serio? Y, podría haber jurado que te dijo lo bien que te veías esta noche, cómo ponías a todas las demás mujeres en vergüenza, y, en respuesta, le sonreíste y le sacudiste esas malditas hermosas pestañas.

—Oh. Eso. —Se aclaró la garganta—. Bueno, no lo llamaría exactamente coqueteo. Era más como…

—Coqueteo —dije—. Coqueteó contigo. Y le devolviste el coqueteo.

—Esa es la forma en que hablamos. No significó nada. Desde luego, no agarré su culo como esa chica cuando deslizó su propina en tu bolsillo, ¿o sí?

Solté una carcajada.

—¿Estás comparando? ¿En serio? Entonces debiste notar que no sonreí y batí las pestañas a esa chica después de que me tocó. Te busqué, y te vi entrar por el pasillo, así que te seguí, y bam. Aquí estamos. Jesús, pero me calientas cuando estás celosa.

La besé de nuevo y estaba muy impaciente por devolverme el beso. Se arrastró sobre mí hasta que enrolló sus piernas alrededor de mi cintura.

—Maldición. Quiero estar dentro de ti tanto en este momento.

—Lo sé. —Gimió y apretó su núcleo contra mi erección—. Pero no quiero dejar un lío aquí. ¿Tienes algo?

Me estremecí.

—Sí, pero... mierda, nena. Estoy trabajando. Tu hermano...

Diablos, ni siquiera podía terminar una lista de todas las razones por las que esto era una mala idea. Arranqué sus bragas y metí un dedo dentro de ella. De inmediato llegó, y casi me vine con ella mientras seguía con los pantalones puestos.

—Espera, yo... joder.

No podía ver ni mierda en esta oficina oscura. Mientras Brittany se venía contra mis dedos, busqué en la pared un interruptor de la luz. Una vez que lo encontré, lo encendí y observé lo último de su orgasmo mientras apoyaba la parte posterior de su cabeza contra la puerta y jadeaba. La transpiración roció su frente y labio superior. Era tan bella que una vez más casi me vine.

Divisé el sofá a través de la habitación, la cargué ahí y la acosté. Entonces metí la mano en mi bolsillo y saqué mi billetera. Mientras buscaba un condón que estaba segura tenía dentro, Brittany se sentó y abrió la cremallera de mis pantalones. Gemí mientras me liberaba.

Pasó los dedos sobre mi marca de nacimiento en primer lugar, como era su costumbre, sonriendo suavemente mientras la tocaba con una especie de reverencia gentil. Luego la besó antes de que me lamiera desde la base hasta la punta, succionando una gota de líquido preseminal al final. Me pregunté por qué esto no se sentía extraño. Pasé años asustada por mi condición y por mi polla manchada y había hecho un gran esfuerzo para mantenerla oculta de todos. Pero un mes con Brittany y no tenía escrúpulos de ningún tipo sobre mostrarla delante de ella. Ella en realidad me hacía sentir más especial por esto.

Su boca me cubrió por completo antes de que su rostro se moviera hacia adelante y tomara la mayoría de mí en su garganta. Maldita sea. Eso se sintió bien. Agarré un puñado de su cabello. Cuando gimió, apreté mi agarre.

—Mierda. Eres muy buena en eso.

Me chupó un poco más duro y me atrajo más profundamente en la caliente cavidad de su boca.

—. Maldita sea. ¿Cómo haces que esté lista para venirme tan fácilmente?

Liberó sus labios y me sonrió. Quería llorar por la pérdida de su boca, pero sí... estaba demasiado aturdida por esa sonrisa.

—Solo me llaman Brittany S. Pierce, famosa encantadora de la polla de Santana López.

Me reí.

—Tienes razón. Mi polla definitivamente sabe obedecer todas tus órdenes.

Su increíble sonrisa creció.

—¿Y qué haría tu polla si le diera esta orden?

Soltando mis caderas, se recostó sobre su espalda y abrió las piernas hasta que su pequeña falda cayó hasta su cintura para recordarme que ya le había quitado las bragas. Cuando se tocó a sí misma, separando los labios de su coño mostrándome lo mojada que estaba, me sacudí tan fuerte que casi no podía abrir el paquete de condones suficientemente rápido.

—Joder, mujer. Vas a matarme.

—Y solo pretendía satisfacerte.

Hice una pausa entre sus piernas y levanté la vista hacia ella. Cuando volvió a sonreír, sentí que golpeó fuerte en mi pecho.

—Tú me satisfaces —dije, queriéndolo decir más de lo que jamás quise decir nada en mi vida—. Me satisfaces jodidamente mucho.

Agarré un puñado de su cabello en la base de su cuello y mantuve su cabeza cautiva para que se viera obligada a mirarme a los ojos. A medida que su mirada se ampliaba con una especie de conmoción deliberada, me empujé dentro de ella. Jadeó de sorpresa.

Embestí lento y constante, asegurándome de que sintiera cada jodido centímetro de lo mucho que me satisfacía.

—Nadie nunca me ha satisfecho como tú lo haces. Cada vez contigo es mejor que la anterior. Ni siquiera puedo... Dios, Brittany. Te pertenezco.

—Santana.

Sollozó mi nombre y echó la cabeza hacia atrás. Cuando sus músculos internos comenzaron a ordeñarme, apreté los dientes.

—Maldición. Todavía no.

—No puedo... evitarlo. No puedo detenerlo.

Intentó contener su orgasmo, pero la arrasó de todos modos, y yo era incapaz de contenerme.

Besándola y pasando mis manos sobre su rostro y cabello, me vacié dentro de ella.


Nos aferramos la una a la otra, hasta que la habitación se asentó de nuevo. Entonces jadeé un suspiro y me derrumbé encima de ella, enterrando mi cara en su cuello, justo donde olía mejor. No tengo idea de cuánto tiempo nos quedamos así. Me encontraba casi inconsciente y probablemente volviéndome pesada sobre ella, cuando sacudió mi hombro y rió debajo de mí.

—Santana. Bebé, no te duermas sobre mí.

—¿Por qué no?

Arrastré las palabras, enterrándome en ella un poco más y haciéndola reír de nuevo.

—Estás trabajando, ¿recuerdas?

Levanté la cabeza de su hombro para mirar alrededor de la oficina de Pick.

—Mierda. —Olvidé completamente donde estábamos. Y tampoco bloqueé la puerta.

Me quité de encima de ella, provocándome un mareo en mi prisa. Luego me quité el condón y me puse de nuevo mis pantalones. Mientras cerraba la cremallera, me volví hacia Brittany a tiempo para verla recoger sus bragas del suelo. No había manera de que fuera capaz de ponerse la tela destrozada de nuevo, y no pude evitarlo; sonreí con suficiencia.

Me frunció el ceño y las agitó en mi cara.

—Muchas gracias, idiota. Las arruinaste. ¿Qué diablos se supone que voy a usar ahora?

Se las arrebaté, alegre de tener el recuerdo, y los metí en el bolsillo.

—Parece que alguien va a ir sin ropa interior por el resto de la noche. Solo asegúrate de no coquetear con Sam otra vez mientras no estés usando ropa interior, o enloqueceré y me pondré como una cavernícola. Probablemente te lanzaré sobre mi hombro y te arrastraré de vuelta a mi guarida, te encadenaré a mi cama y azotaré a diario.

Sonrió y tomó mi cara entre sus manos.

—Me encanta cuando te pones celosa.

Resoplé porque no me gustaba en absoluto. Casi lo odiaba. Los celos eran sexys cuando ella quería golpear a una perra por tocarme, no al revés.

—No sabes cómo me jodió el idiota de Sam temprano esta noche, así que tengo una buena razón para estar enojada con él. Su ceño se frunció por la confusión.

—¿Sam te jodió? ¿Cómo?

Sintiéndome como una niña caprichosa que chismoseaba sobre un matón, apoyé mi cara en su hombro y deslicé mi mano alrededor de su cintura, solo para dejar mi palma vagar hasta que la tenía bajo su falda, acariciando su trasero desnudo.

—Nos descubrió cuando le pediste ayuda para meterte en mi teléfono. Así que me molestó esta noche, y trató de iniciar un concurso conmigo para ver quién podía obtener una mayor cantidad de números de teléfono de chicas para el final de la noche, sabiendo que no podía decir que no frente a tu hermano.

Cuando se tensó contra mí, la tomé por el codo para evitar que se fuera a ninguna parte.

—No te preocupes. No conseguí ningún número. Ni siquiera lo intenté. El hijo de puta simplemente me molestó al proponer el reto.

Cuando alcé la vista, vi el alivio en el rostro de Brittany. Sonriéndome, murmuró

—: Mi pobre Santanita. Es difícil ser una mujeriega reformada, ¿no?

—Sí.

Hice un puchero para hacerla reír. En realidad, la parte reformada no era difícil; era fingir ante mi mejor amigo que todavía yo era esa imbécil.

—Así que prometes no coquetear con él nunca más, ¿verdad? —presioné.

—¿Hmm?

Parecía demasiado distraída besando mi mandíbula para contestar. Fruncí el ceño y chasqueé mis dedos delante de su cara.

—Concéntrate, Brittany. Sam. El coqueteo. Terminaste con eso.
¿Verdad?

Parpadeó y me miró con las cejas levantadas.

—Guau. Estás muy celosa de él.

—No estoy celosa —murmuré. Pero parecía tan contenta con la idea que dejé escapar un largo suspiro—. Es solo que pareces tan... jodidamente cercana a él.

Se encogió de hombros.

—Bueno... lo soy. Supongo. Quiero decir, somos amigos.

—Amigos —repetí en un tono seco cuando levanté mis cejas para mirarla directamente.

La maldita mujer se rió de mi irritación.

—Bueno, eres muy cercana a Tina —me recordó.

—Y sabes por qué —exclamé, aborreciendo esta conversación entre más se extendía.

Con un asentimiento, sonrió.

—Lo sé. Piensas en ella como una hermana. Bueno... lo mismo se puede decir Sam y yo, supongo.

No pude detener un bufido de incredulidad.

—¿Piensas en él como un hermano?

Cuando asintió, la miré, sin creerle.

—. Así que no lo encuentras atractivo.

—Oh Dios, sí. Sam es jodidamente precioso.

—¿Precioso? —No esperaba que usara precisamente esa palabra fuerte—. ¿Ese músico flacucho, delgado como un lápiz?

Sus dedos se arrastraron hasta mi mandíbula, distrayéndome.

—Mmm. Tiene una cara muy impresionante.

Bajé la nariz y la froté a lo largo de la suya.

—Pero te gusta más mi cara.

Era una pregunta a pesar de que la formulé como una declaración. La sonrisa de Brittany se amplió.

—¿Qué piensas? Fue tu habitación a la que me colé para poder estar contigo, no la de él.

Escucharla decir eso me hizo sentir mejor. Pero tomé su mano para evitar que me distrajera.

—Creo que estoy jodidamente confundida. Él es el que tiene el cuerpo perfecto, rostro impresionante, voz perfecta y actitud impresionante. Yo soy una imbécil. Así que, ¿por qué fue mi habitación la que elegiste?

Su mano se liberó de mi agarre para deslizarse en mi cabello, y la otra siguió hasta que enjauló mi cara en sus palmas.

—Porque eres la única que quiero.

Me encantó escuchar eso. Dios, cómo me gustaba escuchar eso. Pero cuando se inclinó para besarme, la tomé de nuevo, deteniéndola.

—¿Pero por qué?

Podría conseguir algo mucho mejor que una jodida idiota fenómeno como yo.

—. ¿Por qué yo?

Se detuvo cuando se dio cuenta de que hablaba en serio. Su mirada se suavizó y sus labios se curvaron en la más hermosa sonrisa.

—¿Recuerdas el día que nos conocimos?


Fue grabado en mi cerebro para siempre, así que asentí.

—Sí.

—Saliste y nos compraste a todos el desayuno —empezó. Yo había estado muriendo de hambre.

Tan pronto como salí del trabajo la noche anterior, Ryder tuvo la llamada angustiada de casa. Necesitaba pedirme prestada mi camioneta, ya que no tenía en que moverse en ese momento. Me preocupé, así que fui con él. Condujimos toda la noche para
llegar a ella, Colton y Brandt. Necesitaba comida antes de desmayarme, y no había manera de que fuera a comer algo de ese lugar desagradable, por lo que llevé a los dos hermanos jóvenes a un McDonalds cercano y compré desayuno para todos mientras Ryder se ocupaba de Brittany, porque su aborto la dejó muy enferma.

Brittany respiró.

—Mientras que los chicos y yo comimos en el sofá, tú y Ryder salieron a hablar, pero la ventana se hallaba abierta, por lo que oí casi todo lo que dijiste.

Hice una mueca, tratando de recordar esa conversación.

—¿Qué dije?

Sonrió con cariño.

—Bueno, primero soltaste algún tipo de broma sobre el karma-sutra, o algo así.

Me reí en voz baja.

—Está bien, sí. Recuerdo algo así.

—Y entonces empezaste a burlarte de él acerca de cómo... qué tan sexy pensabas que era yo.

Gimiendo, eché mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos.

—Maldita sea. Lo hice, ¿no? Lo siento por eso.

—No, me gustó mucho. Me gustó como te burlaste de él, cómo si estuvieras tratando de sacarlo de su depresión después de la conmoción a la que acababa de volver en casa.

Su sonrisa se suavizó en una expresión de aprecio supremo.

—. Pero luego te pusiste seria con él y lo hiciste hablar de sus problemas. Cuando te dijo que quería traernos de vuelta a casa con él, lo animaste. No importaba que el hacerlo significaba que de pronto tres personas más estarían viviendo en el apartamento que compartías con él y que sobre todo probablemente tendrías que encontrar otro lugar donde vivir. Ni siquiera te detuviste a pensar en ello. Tú solo... lo apoyaste, y no sé si él hubiera hecho lo que hizo por nosotros si no hubieras estado allí para decirle lo que debería hacer. Yo solo...

Sacudió la cabeza, mirándome como si fuera algo especial. Esto hizo que mi pecho se sintiera todo apretado y extraño.

—. Recuerdo haber pensado que deseaba tener una amiga como Santana López.

La inquietud me inundó. Sí, era una amiga. Le mentía a Ryder cada vez que lo veía. Sin embargo, Brittany parecía pensar que era honorable. Me sonrió.

—Cada vez que estuviste cerca después de eso, la habitación solo se volvía… más brillante. Siempre fuiste este rayo de optimismo. Incluso cuando tratabas de ser amable conmigo al principio, tenías algo gracioso que decir, algo un poco subido de tono, un poco obsceno, pero siempre, siempre entretenido. Ansiaba las veces que vendrías. Te lo juro, me sacaste de mi depresión más que nadie. La risa es mucho más sanadora de lo que parece.

Un recuerdo extraño me tomó por sorpresa ante sus palabras. Brittany vio el cambio en mi rostro, y echó la cabeza hacia un lado.

—¿Qué?

Comencé a sacudir la mano y decirle que no era nada, pero luego, no sé... me detuve.

—¿Conoces ese juego de niños en el que le haces muecas a alguien para ver quién reirá primero?

Sonrió.

—Sí. Ryder y yo solíamos jugarlo, y luego lo hacía con Brandt cuando se fue.

Asentí.

—Solo recordaba... lo que acabas de decir me recordó por alguna extraña razón...

—¿Qué? —incitó.

Negué con la cabeza, pero luego seguí y confesé

—: Tina y yo solíamos hacer eso, excepto que usábamos palabras. Ya sabes, el que decía la cosa más divertida para hacer que la otra persona se riera primero, ganaba.


Parecía que le tomó un momento darse cuenta de qué Tina hablaba. Entonces sus labios se separaron y sus ojos se iluminaron.

—Déjame adivinar.

Ganabas siempre.

Le di una sonrisa tranquila.

—No, en realidad ganaba ella. Mi hermana era malditamente hilarante. Siempre supo que hacer o decir para hacerme sonreír cuando estaba molesta. Solo… supongo que me sentí honrada de oír lo que hice por ti. Como si una parte de ella siguiera aquí. Viviendo a través de mí.

—¿Santana? —murmuró Brittany suavemente. Me tocó la cara y la miré.

—Tengo que volver a trabajar —dije.

Asintió, pero susurró

—: Gracias por decirme esto.

Aclaré mi garganta y miré a su cara.

—Sí, bueno… gracias por decime que estoy mucho mejor que Sam.

Entonces guiñé un ojo, haciéndola gemir y rodar los ojos. Presioné mi boca en la suya en el momento que la puerta de la oficina se abrió.

Saltamos lejos, pero era demasiado tarde. Ya nos hallábamos expuestas. Esperando encontrar a Ryder en la puerta, parpadeé cuando vi a Pick.

—¿Qué carajo haces tú aquí? —solté.

Miró desde mí a Brittany y de nuevo volvió a mí.

—Es mi oficina —dijo al final, con voz suave, pero sus ojos se estrecharon con desagrado.

—Pero es medianoche —discutí sin querer—. ¿No deberías estar metido en la cama con tu pequeña familia?

—Hmm.

Pick miró entre nosotras otra vez. Brittany parecía incómoda, cruzando los brazos sobre su pecho y pateando la punta de sus zapatos. Me moví un poco para bloquearle la vista de ella.

—Sí, en este momento debería estar en la cama, envuelto alrededor de mi preciosa esposa, pero dejé un trabajo inconcluso aquí, por lo que no pude dormir y daba vueltas en la cama, entonces Campanita me echó y me dijo que no volviera hasta que hubiese terminado.

—Oh. —Bueno, eso lo explicaba. Solté un suspiro, mirando a Brittany, y me di vuelta hacía Pick mientras aplaudía—. Entonces, creo que saldremos y te dejaremos hacerlo.

Me hice a un lado y guié a Brittany hacia la puerta. Ella volvió a la acción, solo para hacer una pausa cuando llegó donde se encontraba Pick.

Él le dedicó una cálida sonrisa y se apartó.

—Brittany. Estás preciosa esta noche.

Bajó la cabeza y murmuró

—: Gracias.

Palmeando su brazo cuando paso, dijo

—: Ten una buena noche.

Iba a seguirla, pero mi maldito jefe se paró en mi camino, bloqueándome la salida. Luego se movió más cerca, forzándome a dar un paso atrás. Una vez que estuvo plenamente dentro de la habitación, cerró la puerta y me miró a la cara.

—¿Estás malditamente loca? —gruñó.

Simplemente lo observé, mis ojos dándole una mirada osada para que hiciera lo que iba a hacer: correr donde Ryder y decirle todo, patear mi trasero, darme una advertencia, lo que fuera. Me encontraba lista.

—Estúpida idiota. Sabía que no serías capaz de mantenerte alejada de ella para siempre, pero Jesús, Ryder está al final del pasillo. Y esta es mi oficina, morena. Mi oficina. Seguro también lo hiciste en el sofá, ¿no es así? Ese era el sofá especial de Campanita y mío. Arruinaste nuestro sofá especial.

—Es malditamente cómodo —tuve que admitir.

Pick gruñó y me dio un pequeño empujón, compensando mi balance hasta que di un paso atrás.

—No me cabrees más de lo que ya estoy. No me gusta venir y encontrar a una empleada, teniendo sexo mientras está trabajando y, en el proceso, apuñalando a uno de mis buenos amigos en la espalda.

Apreté los dientes, y me negué absolutamente a pedir disculpas, a pesar que sabía que estuve totalmente fuera de lugar. Nunca podría estar arrepentida por el tiempo con Brittany.

—Mira, si me vas a despedir, solo hazlo ya, ¿de acuerdo?

Con el ceño fruncido, Pick murmuró

—: No voy a despedirte. Jesús, solo… ni se te ocurra hacerlo en mi oficina otra vez… o en cualquier lugar del club, menos cuando estás trabajando. No puedo creer que Brittany y tú… —Sacudiendo la cabeza, dejó escapar un suspiro.

—¿Vas a decirle a Ryder? —pregunté.

Eso lo hizo reír.

—¿Crees que estoy loco? No voy a involucrarme en este lío más de lo que ya estoy. Eventualmente él se va a enterar, y cuando lo haga, me iré tan lejos de ustedes como sea geográficamente posible.

—Está bien —dije—, bueno… gracias por no decirle. —Con un gesto de agradecimiento, caminé a la puerta, pero Pick agarró mi camisa, deteniéndome.

—Solo dime que ella significa algo para ti.

Negué con la cabeza. Pick siempre era protector con las mujeres. Tenía que reconocérselo. Pero aun así.

—Jesús, hombre. No. Es solo un polvo más que planeo mandar a volar mañana.

Cuando él frunció el ceño a mi respuesta sarcástica, alejé mi brazo.

—. ¿Qué demonios crees? Estoy arriesgándome a la ira de Ryder Pierce por estar con ella. Significa que es malditamente todo para mí.

Cuando la boca de Pick se curvó con apreciación, suspiré.

—. Ahora ¿puedo volver al trabajo, jefe?

—Una cosa más —murmuró—, ¿al menos puedes esperar hasta después de la fiesta de cumpleaños de Skylar este fin de semana para decirle?

Parpadeé, totalmente sin esperar oír esa solicitud.

—¿Eh?

—El primer cumpleaños de mi niña —me recordó—, Campanita y yo te invitamos a una comida al aire libre.

—Claro —dije—, ¿entonces qué?

—Es una buena oportunidad para ver a toda la pandilla unida antes de que nos separemos, y nos veamos obligados a tomar un lado, podría ser agradable. Además, no quiero joder su cumpleaños con tu drama. Campanita planeó todo esto.

Rodando los ojos, me reí.

—Sí, claro. Por Tetas de Leche, me abstendré de decirle a mi mejor amigo que estoy jodiendo a su hermana. Entendido.

—Jesús, eres tan malditamente vulgar. No tengo idea lo que la pobre Brittany ve en ti.

Brittany vio más allá de lo vulgar, quería decirle, pero no me molesté, porque él estaba demasiado ocupado agregando

—: Y deja ya de decirle Tetas de Leche a Campanita. Maldita sea.

Salí de su oficina riendo. De ninguna manera alguien podría hacerme dejar de decirle a Eva Mercer Tetas de Leche, pero había sido un buen intento. Seguía de buen humor cuando llegué detrás de la barra y comencé a trabajar. Vi a Brittany unos minutos después, cerca de Asiatica. Cuando me dio una mirada preocupada, le envié un guiño y le mostré un pulgar hacia arriba, lo que hizo caer sus hombros con alivio.

Todavía teníamos tiempo antes de que Ryder se enterara de la verdad, y todo el drama estallara.
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Mensaje por JVM Jue Nov 24, 2016 2:38 am

Jajajajaja, amo a San con sus frases como varita mágica, tetas de leche jajajajaja
Aparte súper tierna estando celosa y sumándole el hecho de cada vez se hacen mas unidas las chicas, que se entienden con sus gestos, miradas, todo!
Y bueno otro mas en la lista de los que ya saben sobre su relación, esperó que las cosas se vayan acomodando para que de una vez hablen con Ryder porque como dijo San cada vez les cuesta mas trabajo estar separadas, aunque estén en el mismo lugar.
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Mensaje por 3:) Jue Nov 24, 2016 1:47 pm

Ya es hs de que hablen y lo digan.. cada ves mas gente se va enterando que estan juntas....
Me encanta san y los apodos que les pone a todos jaja...
A ver como van las cosas y si llega a controlar los celos
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Mensaje por micky morales Jue Nov 24, 2016 9:28 pm

Se acerca el momento, no se si el tal Ryder lo entienda o no, pero por Dios Brittany es grande ya para tomar sus propias decisiones y como sea el lo tendra que aceptar!!!!
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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Nov 25, 2016 2:34 am

CAPITULO 22
SANTANA


No tenía idea de qué comprarle a un niño de un año, pero ese sábado por la tarde entré en el patio trasero de Pick con lo que parecía el juguete masticable de un cachorro. Tetas de Leche me había insultado hace unos meses, cuando dieron una fiesta de cumpleaños para su hijo. Me envió a comprarle algo, y me ordenó que no regresara hasta que consiguiera un regalo para el mocoso. Así que, esta vez, vine preparada.

Tetas de Leche vitoreó con apreciación en cuanto me vio llevar la estúpida bolsa de regalo de color rosa.

—No puedo creerlo —jadeó, acercándose a mí y, por suerte, liberándome de mi regalo—. San- San puede aprender modales.

—Sí, es un jodido milagro. —Le fruncí el ceño al tiempo que tiré el cuello de mi camisa—. ¿Dónde está la cerveza?

En vez de señalarme en la dirección correcta, cruzó sus brazos sobre su pecho y arqueó una ceja.

—Antes de que bebas nada, tú y yo tendremos una pequeña charla.

Mierda, eso no sonó bien. Pick debe haberle dicho de lo mío con Brittany.

—Supongo que no vas a decirme que quieres ponerle mi nombre a tu próximo hijo.

Resopló.

—No. Mi próximo hijo ya tiene nombre, pero gracias. Lo que quiero saber es qué crees que se me pasó por la cabeza al instante en que entré en la oficina de Pick, y encontré un condón usado en el bote de basura. Mis ojos se ensancharon.

—Oh, mierda. Lo siento mucho. —Ni siquiera pensé en ese escenario. Pero entonces fruncí el ceño—. Espera, no creíste que te engañó, ¿verdad?

Ellos eran tan unidos como Ryder y su mujer, Mike y Asiatica, Finn y Buttercup. Esas parejas simplemente no se engañaban.

Tetas de Leche frunció aún más el ceño.

Por una fracción de segundo, hubo un momento en que sentí una pizca de inquietud. Se estremeció-

—. Fue el peor medio segundo de mi vida. Así que, muchas gracias, idiota, por hacerme experimentarlo.

Me golpeó el hombro, y marchó enfurecida a hablar con Finn y Buttercup, que daban vuelta las hamburguesas en la parrilla. Mike y Asiatica se encontraban también por ahí, jugando con los dos niños de Eva y Pick. Y Sam estaba junto a los refrigeradores de cerveza.

Comencé a dirigirme allí, ya que necesitaba un trago. Cuando me vio, sonrió.

—Oye, San. Mira esto. He estado practicando.

Lanzó una botella de alcohol vacía en el aire, y la atrapó por detrás de su espalda. Una vez que la tuvo en la mano, lo llevó a la parte delantera y fingió servir en una taza invisible. Con una sonrisa, levantó la mirada para evaluar mi reacción.

—Pensé que conseguiría más propinas si lo hago en el trabajo.

En realidad, fue un movimiento estupendo. Pero fruncí el ceño como si no me impresionara.

—Siempre tienes que esforzarte para ser mejor que yo, ¿no?

Se rió.

—¿Esforzarme? En realidad no. Ser mejor que tú es algo que me sale natural.

—Como sea.

Empecé a alejarme, pero él gritó

—: No eres un fan de Cocktail, ¿no?

Hice una pausa y miré hacia atrás.

—Cock… ¿qué?

—Cocktail. La película de los años ochenta. Tom Cruise. Elisabeth Shue.

Negué.

—Nunca la he visto.

—¿Qué hay de Coyote Ugly?

Procedió a girar la botella sobre su mano y atraparla de nuevo. Maldito fanfarrón. Negué.

—¿Coyote Ugly? —repetí estúpidamente—. ¿Es otra película o algo así?

Bueno, en realidad miré esa porque mostraban a chicas sexys, pero no iba a decírselo.
Sam suspiró y sacudió la cabeza. —Hombre, no tienes remedio. Ooh,

Brittany mirando detrás de mí, sonrió.

—. Mira esto. Lo aprendí yo solo.

Me tensé, sorprendida al saber que ella venía detrás de mí y ni siquiera la sentí. Cuando me volví, la vi observando a Sam hacer sus trucos de Cocktail y Coyote Ugly.


—Oh, genial.

Su sonrisa para él me hizo rechinar los dientes.

—. Eso es de Cocktail, ¿no es así?

—Sí. Gracias.

Sam me miró, pero yo rodé los ojos.

—No es justo. Es una maldita friki de las películas con una carrera de dirección cinematográfica.

Su boca se abrió.

—¿Me acabas de llamar friki?

Sonreí y me moví un poco más cerca de ella.

—Una friki sexy.

Su rostro se iluminó de placer antes de que frunciera el ceño. Al darse cuenta de lo mucho que me acerqué, jadeó y abrió mucho los ojos antes de lanzar una mirada cautelosa hacia Sam.

—Santana —advirtió en voz baja.

—¿Qué? Ya sabe. De hecho —eché un vistazo a todos en la fiesta—, estoy segura que todo el mundo aquí lo sabe. Pick puso al tanto a Tetas de Leche, que probablemente le contó a Buttercup, quien le ha dicho a Finn. Y Tina lo ha sabido desde el principio. Creo que Ryder es, literalmente, la única persona que no lo sabe, y acaba de llamar para decirme que llegaba tarde, lo que significa...

La tomé por sorpresa y la agarré por la cintura.

—. Puedo absolutamente hacer esto.

Jalándola hacia mí, la acurruqué contra mi pecho, enterré mi cara en el costado de su garganta, donde procedí a mordisquear su piel sensible. Gritó por la sorpresa, y se sostuvo al brazo que envolví a su alrededor.

—Y esto.

Levanté la mano como si fuera a acunar sus pechos a través de su camisa.

—¡SANTANA!

Escandalizada, pero sin dejar de reír, me agarró la muñeca, deteniéndome.

—. Ya basta. —Salió de mis brazos para enfrentarme—. Estás jugando con fuego.

Entonces fue y me clavó su dedo en mi estómago. Me reí, y la esquivé de nuevo cuando vino hacia mí.

—Mujer —le advertí—, no me claves.

Con una risa juguetona, acusó

—: No seas tan infantil. Me gusta cuando me clavas.

Cuando la atrapé y encerré sus brazos, eché hacia atrás mi cabeza y solté una carcajada. Sam se cubrió su rostro con una mano y gimió.

—Jesús. Tiene una mente tan sucia como la tuya, San.

—Lo sé.

Al presionar mi mejilla contra la suya, sonreí con orgullo y me mecí de un lado al otro con ella.

—. ¿No es genial?

—Oye, San

gritó Finn, desde el otro lado del patio.

—. Ryder está pasando la entrada.

Levanté mi cara y fruncí el ceño.

—¿Qué? Pero acaba de enviarme un mensaje diciendo que llegaba tarde.

—Bueno, supongo que llega a tiempo.

Gruñí de frustración.

—Mierda.

Con un último y rápido beso en la mejilla de Brittany, le murmuré al oído

—: Luego te lamo, nena.

Aparté mi brazo de ella, y me alejé. Cuando lo hice, un pequeño dolor se extendió en mi pecho, pero me aseguré de comportarme con normalidad. Me acerqué hacia donde Mike y Asiatica jugaban con los dos niñitos.


—¿Cómo va el cuidado de los niños? —pregunté, mirando a los Ryder por el rabillo de mis ojos, mientras entraban al patio trasero. Ryder y su esposa llevaban platos de comida hacia Pick, donde preparaba todo, los hermanos menores fueron hacia Brittany, donde la dejé hablando con Sam. No quería enojarme con mi amigo más antiguo por llegar antes de lo que dijo, pero mierda, si no me molestaba porque apareció tan jodidamente temprano. Pero le prometí a Pick que no causaría ningún tipo de drama en la fiesta de su hijo, así que me quedé lejos.

—Oye —dijo Mike, pasándome a uno de los niños—. Sostén a Skylar por mí, ¿sí? Voy a ayudar a Mason a acomodar las herraduras.

Mis ojos se abrieron como platos, pero alcé al niño para que no se caiga. Sujetándolo a un brazo de distancia, grité tras él

—: ¡Oye! Oye, ¿qué debo hacer con esto?

Simplemente se rió entre dientes, y siguió caminando. Cuando vi a Asiática reírse de mí, giré hacia ella, aún sosteniendo al bebé lo más lejos posible de mí.

—Asiatica —susurré—, deja de reírte y, ¿dime qué hacer?

—No lo sé. Tal vez deberías, ya sabes, sentarte con ella en tu regazo.

—¿Ella? ¿Así que ésta es la niña?

—El vestido rosa no te dio ninguna pista, ¿verdad?

—Cállate —murmuré.

No podía pensar con claridad con la responsabilidad de un maldito niño en mis manos. Asiatica se rió de mi angustia. Pero poco después su corazón demasiado bondadoso la hizo acariciarme el hombro.

—Solo respira. Vas a hacerlo bien. Y en serio, debes sentarte. Te ves como si pudieras desmayarte.

Me senté como me instruyó, tragué saliva bruscamente cuando la cosita de mejillas regordetas con rizos finos y oscuros me miró con los más grandes ojos azules.

—Esta es la cumpleañera —presentó Asiática —. Su nombre es Skylar.

—Correcto. —La miré en busca de una guía—. ¿Y ahora qué?

Negó.

—No lo sé. Trata de hablar con ella.

Gruñí de frustración, y miré al otro lado del patio, buscando a Brittany para asegurarme de que no me vio bromeando y creyera que quería uno o algo parecido, ahora que sabía que ella no podía tener hijos. Pero se encontraba ocupada hablando con Marley y Sam. Me volví hacia la niña.

La cosita era algo linda con esa expresión siempre seria.

—Oye —dije, insegura de qué diablos debía decirle a alguien de un año—. Uh... feliz cumpleaños.

Skylar inclinó su cabeza como si le sorprendiera que por fin me decidiera a hablarle. Luego sus labios temblaron, y sonrió. Para mí. Sentí algo en mi pecho y joder, ¿quién habría sabido que la sonrisa de una bebita era tan jodidamente poderosa? Creo que me enamoré.

—Asiática. Oye, creo que le gusto.

—Por supuesto que sí. —Me sonrió—. Eres una chica simpática.

—Sí. —Asentí—. Joder, sí, lo soy. Las chicas me adoran.

Esto provocó que otra sonrisa apareciera en la cara de Skylar, y sí, probablemente me moriría por ella. Me atrapó, de cabo a rabo.

Asiática se quedó cerca, sosteniendo las manos del chico mientras él se tambaleaba por la hierba.

—¿Puedes hacer eso? —le pregunté a la niña—.¿Caminar como tu hermano?

Ellos no eran hermanos de sangre, pero los criaban juntos, y ya que eran tan cercanos en edad, serían criados más o menos del mismo modo que mi hermana y yo. Como gemelos.

Skylar me envió una sonrisa secreta como respuesta. Le devolví la sonrisa.

—Sí, apuesto que puedes hacer todo lo mismo que él.

Mi hermana había sido lo bastante competitiva como para asegurarse de que siempre se mantenía al día conmigo, a pesar de que yo era más alta, más rápida y más fuerte. Aún así, me había pateado el culo en más competiciones de las que yo quería admitir.

—Oye, Asiática —empecé de nuevo, necesitando compartir este genial momento con alguien.

Pero al segundo en que me volví hacia ella, decidió recoger al niño y ponerse de pie. El problema era que estuvo arrodillada lo suficientemente cerca de mí, para que su puntiagudo codo me golpeara directamente en el ojo cuando nos chocamos.

—Joder —grité, viendo las estrellas momentáneamente cuando mi ojo explotó por el dolor.

—Oh Dios mío —gritó—. Oh, San, lo siento mucho. ¿Estás bien?

—No.

No vi nada más que una cegadora luz blanca, al tiempo que el paquete en mis manos se retorció y se puso a llorar.

—. ¿Está bien? —pregunté—. Joder, no puedo ver una mierda. La niña está bien, ¿cierto?

—Está bien. —La voz de Pick vino desde mi izquierda—. Yo me ocupo de ella.

Sacaron de mis brazos a la bebé chillona, y al instante se calmó. Ya que no debía preocuparme más por la niña, me agaché y apreté mi palpitante ojo.

—Dios... maldita sea.

—San, ¿estás bien? —preguntó Buttercup, al tiempo que me tocó el brazo.

—Mejor que nunca —murmuré.

Se rió, pero luego dijo en voz baja

—: Entonces levanta un pulgar o algo parecido, porque Brittany parece lo bastante preocupada como para correr hasta aquí y ver cómo estás.

Inmediatamente levanté mi brazo, con el pulgar en el aire.

—Estoy bien —grité—. Había pasado demasiado tiempo desde que me dejaron un ojo negro.

Pensé en ponerme al día de nuevo. Alguien comenzó a aplaudir.

—Así se hace, Tina. Ahora puedes unirte oficialmente al club de “Dejarle un ojo negro a San” con Quinn, Pick y yo.

—Cállate, hijo de puta —le grité a Ryder, al tiempo que Buttercup y Asiática agarraron mis brazos y me guiaron hacia la casa—. Te apuesto que este moretón se extenderá mucho más, y será más oscuro que el pequeñito que me dejaste tú.

Después de que las chicas formaron una bolsa de hielo para mí, regresé a la fiesta y me encontré hablando con Pick y Mason, porque parecían estar ubicados muy lejos de Brittany. Era como si todo el mundo estuviera tratando de mantenerme alejada de ella. No me gustaba eso. Así que no escuché mucho de lo que dijeron los bastardos, demasiado ocupada haciendo un seguimiento de todo lo que hacía ella al otro lado del patio.

Esto era horrible, empeoró aún más cuando Finn sonrió y me estrechó el hombro a la vez que le hablaba a Pick.

—Solo mira esa expresión de cachorro mientras la observa.

Pick sonrió con aire de suficiencia.

—San, morena. Estás enamoradísima.

—Cállate —murmuré, y seguí mirando mientras bebía mi cerveza.

El resto de la fiesta parecía avanzar lentamente. Pero en serio, los niños de un año se tomaban una eternidad para abrir sus malditos regalos. En cuanto los abrían ellos querían jugar con sus juguetes, sin el menor deseo de moverse y ver qué más se les dio. En serio, ¿qué pasaba con eso? Me encontraba apoyada contra un poste, tratando de animar a su hermano para que gateara hasta allí, y le ayudara a rasgar el papel de regalo cuando por el rabillo de mi ojo, donde mi radar de Brittany resonaba con fuerza, ella agarró su estómago y cayó hacia adelante, doblándose. Toda mi atención se centró de inmediato en ella, y me aparté de la pared. Su mirada se encontró con la mía; sus ojos se abrieron mucho por la sorpresa y el dolor.

—¿Estás bien? —articulé.

Asintió, pero se veía más pálida y el sudor se deslizaba por el lado de su cara. No se encontraba para nada bien, maldición. De repente, se lanzó hacia un arbusto cercano y vomitó sobre él, devolviendo todo su almuerzo.

—¡Mierda! —Salté hacia delante, pero Mike me agarró del brazo, deteniéndome.

Lo miré y traté de liberarme.

—No me jodas, hombre.

Se acercó más.

—Ryder está aquí. La cuidará.

Mi respiración se aceleró. De todos modos, quería sacármelo de encima e ir con Brittany. Pick, Sam y la esposa de Ryder, se amontonaron a su alrededor, al igual que sus tres hermanos. ¿Qué tendría de malo si también iba allí? Era mi mujer, maldita sea.

—Este sería el peor momento para exponer tu relación —murmuró Mike.

Así que comencé a pasearme a su lado, sintiéndome como un animal enjaulado, mientras observaba desde jodidamente lejos, mientras que Brittany continuaba vaciando su estómago.

—¿Qué diablos le ocurre? —murmuré, empezando a entrar en pánico. Hace solo unos minutos se encontraba bien.

Mike negó.

—No lo sé. No creo… —Se detuvo cuando Buttercup se puso una mano sobre la boca, se lanzó dentro de la casa de Pick y Eva justo antes de que Finn la siguiera, sosteniendo su estómago.

—¿Qué demonios? —Un segundo después, Brandt también comenzó a vomitar sobre el césped.

—¿Una intoxicación? —supuso Asiática.

Y la esposa de Ryder levantó los brazos y gritó

—: ¿Qué comió todo el mundo?
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Nov 25, 2016 2:39 am

CAPITULO 23
SANTANA


Supongo que era algo bueno el hecho de que no me gustaran los camarones. Me salvó de un caso severo de diarrea y vómitos. Pero eso no evitó que me preocupara un poco, bueno, tal vez demasiado. Después de que pasara lo peor del envenenamiento por comida a Brittany y su hermano, Ryder la tomó en sus brazos y se la llevó. Cuando su esposa fue a ayudar a Brandt a levantarse, Sam comenzó a avanzar.

—Déjame ayudarte.

Pero agarré su brazo.

—Atrás, hijo de puta. —Empujándolo, corrí hacia Brandt y Marley.

—. Lo tengo —dije.

El niño lucía pálido y débil. Le envié una mueca de “Lo siento, solo hago esto para acercarme a Brittany” y lo recogí. Gruñó una vez pero pasó un brazo alrededor de mi cuello para mantener el equilibrio.

—Gracias —logró decir mientras se inclinaba pesadamente sobre mí.

—No hay problema —gruñí por el esfuerzo. Él era probablemente más pesado que Brittany, pero no me importaba. Hacer esto me acercaría más a ella. Cuando Ryder salió del asiento trasero del coche donde la coloqué, todos mis esfuerzos valieron la pena.

Ryder parpadeó hacia mí en sorpresa, pero dijo

—: Gracias por traerlo.

A la vez que ayudaba a Brandt a sentarse en el asiento trasero junto a su hermana. Una vez que lo establecí, me apoye en él y luego pasé por delante, haciéndole protestar a medida que me presionaba contra él quizás un poco duro.

—. ¡Oye!

Pero no paré hasta que tuve mi boca en el oído de Brittany.

—Mejórate —murmuré, encontrando su mirada borrosa mientras me alejaba.

Ella me envió una sonrisa débil, así que salí del coche y me enderecé. Ryder, quien no vio nada, me palmeó en el hombro en agradecimiento, y me despedí de él y su familia con la mano cuando condujeron de vuelta a casa.

La fiesta probablemente terminó a estas alturas. Conduje de vuelta a mi apartamento atrás de Tina y Mike, quienes tampoco comieron camarones. Pero aun no podía calmar mis nervios. Finalmente, me fui y conduje hacia la calle de la casa de Ryder donde siempre recogía a Brittany para nuestra cita de medianoche. Me senté en mi camioneta, viendo la casa hasta que el cielo se empezó a oscurecer. Y luego me senté por un rato más. ¿Seguía enferma? ¿Tomando suficiente liquido? ¿Descansando? Maldita sea, no soportaba esta mierda. Necesitaba verla. Era lo suficientemente tarde
para que algunos miembros de la casa pudieran estar durmiendo, así que salí de mi camioneta y deambulé hacia el patio trasero de Ryder. Me detuve en frente de una ventana que, estaba muy segura, pertenecía a su habitación y empecé a tocar. Solo un ligero golpe para no alertar a nadie de mi presencia, pero no paré hasta que la cubierta se levantó y una pálida Brittany se asomó por ella.

Sus ojos se abrieron. La saludé, enviándole una tímida sonrisa, y metí mis manos en los bolsillos mientras esperaba que ella le quitara el seguro a la ventana y la deslizara hacia arriba.

—¡Santana! ¿Qué demonios haces aquí?

—¿Estoy comprobando que estés bien?

Movió su cabeza, confundida.

—¿Has oído hablar de los teléfonos celulares?

—Seguro. Es más, tengo uno. Pero quería verte a ti. ¿Crees que puedes evitar esto? Voy a entrar.

—¿Qué?

Ella miró hacia atrás y luego se volvió hacia mí con los ojos abiertos.

—. ¿Estás loca?

—Sí. Ahora déjame entrar. Por favor.

Suspiró como si deliberara sus opciones. Pero por fin, negó con la cabeza y retiró la cubierta de la ventana. Una vez que la abrió por completo, comencé mi ascenso. No fue fácil, pero yo era una hija de puta con determinación. Unos rasguños y golpes y un puñado de frases de maldición recién inventadas más tarde, me hallaba dentro.
Suspirando con alivio, la atraje hacia mí en un gentil abrazo.

—¿Cómo te estás sintiendo?

—Mejor —admitió, apoyando su cabeza en mi hombro—. Mi estómago sigue mal, pero no creo que vaya a vomitar más.

—Bien. —Mi mano fue hacia su frente porque ella se sentía tan caliente contra mí—. Estás muy caliente. ¿Tienes fiebre?

—Un poco. Pero Marley ya me ha preparado para la noche.

Hizo un gesto hacia su mesita de noche donde había agua, aspirina, un termómetro, toallitas, pañuelos y más. Luego se giró hacia mí.

—. No puedo creer que hayas trepado por mi ventana para revisar si me encontraba bien.

—¿Por qué no lo haría? Estas enferma. No puedo hacerte venir a mi apartamento para cuidar de ti.

Después de agarrar su brazo y llevarla de vuelta a la cama donde empujó su sábana hacia un lado para responder a mi llamada, la ayudé a acostarse en su colchón. Debe haberse sentido bastante horrible porque me dejó mimarla sin luchar. Tan pronto su cabeza golpeó la almohada, suspiró en agradecimiento. Luego sus pestañas revolotearon mientras me estudiaba.

—No tienes por qué preocuparte por mí. Estaré bien.

—Demasiado tarde. Ya me preocupé, ya estoy aquí. Ahora solo vas a tener que lidiar conmigo.

Me puse a trabajar, encajando la cubierta de la ventana de vuelta a su lugar y luego cerrando y poniéndole el seguro. Luego me quité las zapatillas y mi camiseta. Mientras me quitaba mis pantalones de manera que solo me encontraba en boxers, Brittany simplemente me observó parpadeando.

—Si piensas que puedo tener sexo en este momento, estás tristemente delirando.

—Graciosa —murmuré y levanté un lado de las sábanas para meterme a la cama detrás de ella y abrazarla—. ¿No te he dicho ya que puedo sobrevivir una noche sin sexo?

Su voz era ronca y cansada.

—Sí, pero… ¿no constituiría esto como una segunda noche?

—No, porque tú terminaste entregándome todo esa noche. Así que estoy declarando esta como mi primera y única noche de abstinencia.

—Gracias —murmuró, pegándose a mí—. Lo aprecio mucho, porque ni siquiera tengo la intención de moverme.

Besé su hombro.

—Bien, porque no tienes que hacerlo. Estoy aquí para cuidarte.

Cuando comencé a masajear ligeramente sus hombros, gimió.

—Oh, Dios. Eso se siente bien. Juro que cada músculo en mi cuerpo está adolorido.

—Pobrecita —dije, besando su cabello—. Te quitaré todo el dolor masajeándote.

Y seguí frotando hasta muy después de que ella se quedó dormida sobre mí. Luego solo enterré mi nariz en su pelo y la abracé. Me quedé dormida sosteniéndola y lo seguía haciendo cuando temblores comenzaron a sacudir su cuerpo.

—¿Britt? —murmuré a medias mientras parpadeé hasta despertarme.

—.¿Brittany? Mierda, ¿qué sucede?

—Hace tanto…frío.

Sus dientes castañeaban y sus hombros temblaban.

—Sí, bueno, estás ardiendo.

Me senté para alcanzarle un analgésico de la mesita de noche.

—. ¿Cuándo fue la última vez que tomaste esto?

Calculé las horas después de que me dijo, y aún no era la hora para darle otra dosis, pero dije

—: A la mierda.

Y rocié dos tabletas en mi palma. La ayudé a sentarse, y tuvo que apoyarse en mí para tragar y beber un poco de agua. Cuando la hice tomar otro trago de agua, frunció el ceño pero obedeció. Sus mejillas se encontraban rojas con fiebre, y eso me preocupó.

—¿Qué puedo conseguirte? —pregunté mientras ella volvió a acostarse y cerró sus ojos.

—Mantas —murmuró.



Así que recorrí su habitación en busca de mantas extra y, demonios, un par de suéteres fue lo único que pude encontrar. Después de apilarlas sobre ella, me acurruqué de nuevo con ella. Estaba caliente como el infierno bajo las sábanas. Pero Brittany apreció mi calor, así que la apreté más cerca y dejé que tomara todo el calor que podía darle.

Después de sudar hasta por mis pelotas y escuchar su respiración, quité mitad de las mantas que me cubrían y dejé colgar una pierna afuera mientras jadeaba por aire fresco. Luego puse una mano en su espalda y la escuché respirar, esperando que no empeorara. Me quedé dormida con una pierna colgando de un lado de la cama y una mano en su espalda.

La siguiente vez que me desperté, me hallaba empapada de sudor. La fiebre de Brittany debía haber cesado porque sudaba sobre mí. Me senté y removí la mayor parte de cobertores. Luego encontré una toalla y sequé su cuerpo lo mejor que pude sin despertarla.

Terminaba de secar su frente húmeda cuando oí algo al otro lado de la habitación. Mi mirada se disparó para encontrar a una Marley helada, con los ojos abiertos de par en par, parada en el umbral de la puerta.

—Lo siento —susurró, sosteniendo sus manos como si se rindiera—. Solo venía revisarlos a ella y a Brandt. ¿Cómo se encuentra?

No había ninguna razón para tratar de inventar alguna excusa por la que me encontraba ahí. Ya me había pillado, con las malditas manos en la masa.

Pero la mujer de Ryder no gritaba como loca, así que lo mantuve casual y simplemente contesté a su pregunta en cuestión.

—Creo que su fiebre acaba de cesar. Está sudando como una puta en la iglesia.

Ella sonrió y asintió.

— Bien. Eso probablemente significa que está fuera de su sistema. Parece que tienes todo controlado, así que te dejaré continuar. Buenas noches.

—Salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella.


Me senté allí por un segundo, esperando a que despertara a su esposo, así él podía venir a patear mi trasero, pero pasaron treinta segundos y nada ocurrió. Luego un minuto. La esposa de Ryder no iba a delatarme. El alivio me inundó, pero también lo hizo la tristeza. Incluso su propia esposa sabía que no debía contarle sobre nosotras. Todos deben saber que no tomaría bien la noticia.

Suspiré y me acosté al lado de Brittany. Probablemente debería haber ido a casa en ese entonces, pero me encontraba cansada luego de haber estado despierta y dormido tantas veces en toda la noche. Otro par de horas con ella no me mataría. Además, no quería irme. Pasaron más horas. Un gris amanecer se filtró en la habitación mientras me despertaba. La sensación de ser observada molestaba mi conciencia, así que abrí los ojos y casi ensucié mis pantalones al encontrarme cara a cara con Colton.

—Hijo de puta —susurré, saltando—. Mierda, no le hagas eso a la gente. Es espeluznante.

Él apenas inclinó su cabeza hacia un lado.

—¿Qué haces en la habitación de Brittany?

—Bueno, estaba durmiendo —murmuré irritada—. ¿Qué haces tú aquí?

—Tuve una pesadilla. Siempre duermo con Brittany cuando tengo pesadillas.

—Está enferma, hombre. ¿No puedes escoger a alguien más, e ir a asustarlos, en lugar de a ella?

El pequeño hijo de puta obstinado negó con la cabeza.

—No. Necesito a Brittany.

Me quejé unos segundos antes de levantar mi lado de la sábana, y suspiré.

— Entonces échate aquí. Pero no la molestes, necesita descansar.

Él no se movió cuando le hice la seña. Sacudió su cabeza y apuntó hacia un lugar diferente en la cama.

—Quiero dormir en medio.

—Jesucristo, niño. Esta no es una fiesta de pijamas. Tienes suerte de que te esté permitiendo quedarte.

—Y tú tienes suerte de que no esté diciéndole a Ryder que estás aquí.

Entrecerré los ojos en la más intimidante mirada que pude reunir. Él también entrecerró sus ojos.

Cedí.

—Maldita sea. Ponte en el centro, pequeña mierda. Pero hazlo por este lado, y no despiertes a tu hermana.

Sonriendo, fue por mi lado de la cama y me dio un rodillazo en el estómago cuando se subió encima mío para reclamar su lugar.

—Joder. Ten cuidado con tus rodillas puntiagudas, ¿quieres? Esas cosas son letales.

Cuando se movió un poco más para acomodarse, él me pegó por accidente de nuevo, en la columna vertebral esta vez, y me forzó más cerca de la orilla de la cama hasta estar medio colgando de la maldita cosa.

—. Será mejor que no estés dándole codazos a Brittany por allá —le advertí después de la tercera vez que me pegó en el centro de la espalda.

En respuesta, se giró hacia su hermana y arrastró mitad de las mantas con él, dejándome con un pequeño cuadrado de cobertura sobre mi cadera.

—¿Cómodo? —pregunté; mi voz cargada de sarcasmo.

Colton suspiró pacíficamente.

—Ajá.

Rodé mis ojos a la vez que él dijo

—: ¿San?

—¿Qué? —murmuré.

—¿Puedes venir más tarde y jugar a la pelota conmigo, porque quiero jugar a la pelota?

Solté un bufido.

—Sí, no lo creo. Acabas de robarme el lugar junto a Brittany.

—Bueno… ¿quieres que le cuente a Ryder lo de ustedes?

¿Qué demonios?

—Oye. Ya me has chantajeado para entrar en esta cama y dormir en el medio. No puedes pedir más.

—¿Por qué no? —preguntó el pequeño mocoso mimado.

Mierda, ni siquiera tenía una respuesta para eso.

—¿Por qué tú, pequeño codicioso…

Colton inhaló como si fuera a gritar por Ryder en ese mismo instante. Gruñí y puse mi mano sobre su boca.

—Está bien. Vendré más tarde y jugaré a la pelota contigo. Como sea.

Su sonrisa fue instantánea.

—Gracias —dijo, todo dulce, en cuanto removí mi mano de su boca.

—Bien —dijo Brittany, su espalda aún hacia nosotros y su voz cargada de sueño—. Ahora, ¿podemos todos volver a dormir? ¿Por favor?


Mierda, la despertamos.

—Brittany —Colton empezó a aplaudir, con buen humor—, estás despierta.


Ella sonó totalmente desgastada cuando respondió

—: Fue un poco difícil dormir mientras ustedes dos discutían.

Estiré la mano a través de Colton, asegurándome de haber puesto mi axila justo en su cara, así podría frotar el hombro de Brittany.

—¿Cómo te sientes?

—Mucho mejor, dejando de lado el hecho de que mi cama se ha convertido en La Gran Estación Central. En serio, ¿Cómo es que todos encajamos en mi colchón de tamaño normal?

—Ni idea —dije—. Pero me iré para que puedas tener más espacio. Debo ponerme en marcha, de todas maneras.

Mientras me deslizaba fuera de la cama, me encontré con la mirada del niño. Me sonrió con tanta suficiencia que tuve que articular, “Hijo de puta”, a lo que él respondió: “Imbécil”.

Demonios, lo convertí en un boca sucia. Eso no podía ser bueno. Después de ponerme mi ropa, fui hacia el lado de Brittany y me arrodillé junto a ella, tocando su cabello. Sus ojos se abrieron lentamente.

—Te llamaré luego, ¿de acuerdo?

Cuando asintió, toqué su boca con la mía gentilmente.

—Tómalo con calma. Te veré cuando venga a pagar el chantaje con Aliento Apestoso.

—Tengo que trabajar esta noche.

Fruncí el ceño.

—Quizá deberías tomarte el día libre para recuperarte. Esa intoxicación de comida te pateó el trasero, nena.

Sus labios agrietados se ensancharon cuando su sonrisa creció.

—Verte preocupada por mí es sexy.

Con un suspiro melancólico, le acaricié el pelo un poco más.

—Si tan solo me aprovechara de chicas enfermas.

—Ese moretón alrededor de tu ojo también es sexy.

Acercándome hasta que mi nariz tocó la de ella, sonreí.

—Entonces lo mantendré perpetuamente azul y negro, solo para ti.

—¿Ya se van a dar el beso de despedida o no? —se quejó Colton—. Quiero regresar a dormir ahora.

—Ya lo hicimos, mocoso. —Le di un codazo en la parte trasera de su cabeza—. Ahora deja de ser un mirón y permíteme despedirme de forma adecuada.

Él resopló, y Brittany y yo nos sonreímos la una a la otra.

—No quiero irme —admití en un susurro.

—Yo tampoco quiero que te vayas. —Extendió la mano y tocó mi mandíbula. Pero sus ojos empezaron a estar somnolientos.

—Duerme un poco —le dije y le besé el pelo.

Sus ojos ya se encontraban cerrados para el momento en que me alejé.

—Bien —murmuró.

—Está bien —respondí mientras seguía ahí—. Te amo.

—Yo también —dijo, arrastrando las palabras.

Permanecí ahí por un momento, observándolos a ella y a su hermano acurrucados y quedando dormidos rápidamente el uno contra el otro. Eché un vistazo hacia la ventana pero supe que no podía irme de esa forma, ya que nadie la cerraría detrás de mí, así que contuve mi respiración y caminé de puntillas hacia la puerta. Me asomé al pasillo mientras la abría. Aún se encontraba lo bastante oscuro, así que caminé dentro de las sombras y me lancé hacia la abertura que conducía a la cocina. Casi esperaba encontrar a Ryder ahí, sentado en la mesa y bebiendo café, esperando por mí, pero la habitación se hallaba vacía. Me escapé por la puerta trasera, y caminé rápidamente hasta mi camioneta.

Después de llegar a casa, me arrastré hasta mi propia cama, pero no pude dormir. Todo se sentía mal sin Brittany a mi lado. Daba vueltas cuando se me ocurrió un pensamiento repentino.

—Mierda.

Me levanté de un salto, con los ojos bien abiertos.

Le dije que la amaba. Ni siquiera se me pasó por la cabeza lo que me encontraba diciendo cuando lo dije. Salió tan natural como respirar. Nunca se lo había dicho a ninguna mujer, además de mi madre y mi hermana.

No tengo ni idea de por qué me aterrorizaba tanto la idea. Sabía que era cierto por un tiempo, pero aun así, no tenía que ir por ahí diciendo esa mierda impulsivamente a todo el mundo. Tal vez no me escuchó. Ella había estado medio dormida y me murmuró su respuesta como si hubiera estado hablándole a su hermano, o algo así.

Un segundo, mierda. También dijo que me amaba. ¿Me pregunté si ella recordaría eso?

Dios, todo este pensamiento comenzaba a darme dolor de cabeza. Me arrastré fuera de la cama y corrí hacia el restaurante de comida rápida más cercano. Luego de comprar la suficiente comida para mí y mis compañeros de cuarto, troté hacia mi apartamento. Mike fue sorprendido por mi generosidad cuando se despertaron, pero ellos comieron y pasaron el rato conmigo, distrayéndome de mis pensamientos arremolinados por una buena hora. Pero entonces, fueron a hacer lo suyo, y yo deambulé inquieta por la casa la mayor parte del día. Envié unas cuantas aplicaciones e intenté ver un poco de televisión. Luego recibí una llamada de uno de los lugares a los que apliqué electrónicamente. Pero mayormente solo observé el reloj. Pasé un tiempo enviando mensajes de texto a mi mujer y coqueteando con ella.

Terminó tomando mi consejo y llamando al trabajo para decir que se hallaba enferma y no mencionó nada sobre la palabra con “A” que yo dejé caer unas horas antes, así que asumí que no lo recordaba. Necesitando verla de todos modos, me presenté en su casa en la tarde justo después de que supe que ya habían comido.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Nov 25, 2016 3:33 am


CAPITULO 24

SANTANA


La mujer de Ryder abrió la puerta

—San —dijo, sorprendida—. Uh, Ryder no se encuentra aquí esta tarde. Está trabajando…

—Lo sé. —Rodando los ojos, murmuré—: Me encuentro aquí por el niño. El pequeño.

Sus cejas se elevaron. —¿Colton?

—Sip. Ese. Quiere jugar… —suspiré pesadamente—, atrapadas.

—De… acuerdo. —Abriendo la puerta se hizo a un lado—. Entonces pasa… supongo. Iré a buscarlo.

Entré y ella desapareció de la habitación para encontrar al niño. Metiendo mis manos en los bolsillos, miré el cuarto de enfrente mientras esperaba.

—Te tomaste el tiempo suficiente para venir —susurró una voz. Me giré para hallar a Brittany usando una camiseta holgada y pantalones deportivos, cojeando hacia mí.

Se veía cansada y tenía ojeras bajo los ojos, pero seguía siendo demasiado hermosa. Ni siquiera puedo describir cómo se sentía saber que se encontraba lo suficiente cerca como para volver a tocarla. Mis dedos hormiguearon cuando hicieron contacto con su mejilla.

—¿Qué haces fuera de la cama? ¿Cómo te sientes?

Se recostó contra mí, y le di un cálido abrazo.

—Mi estómago sigue dándome punzadas, pero me siento un millón de veces mejor que anoche. Tu ojo negro luce muy oscuro. ¿Te encuentras bien?

En realidad tenía un pequeño dolor de cabeza, pero dije

—: Estoy bien. Nunca adivinarás quien me llamó hoy.

Levanto el rostro. Sombras llenaron sus ojos.

—No lo sé. ¿Una ex novia?

—¿Qué? No. —Bajé la voz y me acerqué—. Lake Tahoe.

Sus ojos se ampliaron.

—Oh, guau. ¿Conseguiste una entrevista con ellos?

Asintiendo, solté el aliento.

—Quería decírtelo en persona.

Se inclinó y me besó en la mejilla.

—Eso es fantástico. Felicitaciones.

Observaba su rostro de cerca, por lo que juro que vi un poco de miedo cruzar sus ojos. O tal vez solo lo imaginé.

—¿Estás emocionada? —preguntó.

Bufé.

—Más bien cagada de miedo.

Di un paso más cerca de ella hasta que pude volverme loca con su aroma. Casi le dije que no iría si no quería, pero Colton entró corriendo a la habitación.

—¡San! Realmente viniste.

Apartándome de Brittany, junté mis talones para poder darle un saludo a la pequeña mierda.

—Reportándome para el deber chantajeante como requirió, señor.

Se rió y luego agarró mi mano para arrastrarme de la sala de estar, lejos de Brittany. La miré, con un gesto sombrío de despedida. Sonrió y rodó sus ojos, pero me sopló un beso.

El balón de futbol que el niño encontró se hallaba desinflado, así que pasamos unos buenos veinte minutos sacando un inflador de mano y llenando de nuevo el balón con aire. También estaba lleno de polvo.

—Bueno, mierda. Supongo que no lanzas mucho el balón con tu hermano mayor, ¿no?

Colton agachó el rostro ante la mención de Ryder.

—Está muy ocupado —murmuró.

—Oh, ¿sí? —No lo creía.

Su familia significaba todo para Ryder. No importaba cuan ocupado estuviera, si supiera que su hermanito quería jugar a atrapar el balón, habría jugado con él.

—. ¿Alguna vez se lo pediste?

Sacudió la cabeza, aún mirando al piso.

—Bueno, deberías, sabes. Él me enseñó a hacer esto.

El niño levantó la mirada a tiempo para verme hacer girar el extremo del balón sobre mi dedo índice. Sus ojos se iluminaron.

—Genial.

—Lo sé ¿verdad? —Lancé el balón al aire y lo atrapé con una mano detrás de mi espalda—. Ve hacia allá y prepárate para atrapar esto.

Después de que siguió mis instrucciones, le dije

—: ¿Quieres saber cuan asombroso era Ryder con un balón de fútbol? —Lancé el balón en su dirección.

Se estiró pero fue capaz de atrapar el balón contra su pecho.

—¿Cuánto? —preguntó mientas lo volvía a lanzar.

Atrapé el balón en el aire antes de que se estrellara en mi rodilla.

—Era tan increíble que podía lanzar el balón treinta y siete metros mientras huía de una multitud de defensas que se le venían encima, con temperatura bajo cero y con cinco segundos restantes en el reloj mientras nos encontrábamos tres puntos abajo, y aun así se las arregló para que ganáramos el partido. Continué sorprendiéndolo con los grandes momentos universitarios de Ryder en el campo. Y comenzó a mejorar su lanzamiento y su atrapada mientras escuchaba, incluso hizo más preguntas, aumentando su curiosidad sobre su hermano mayor.

El crepúsculo empezaba a caer cuando alguien más se nos unió, caminando por un lado de la casa en el patio trasero y levantando la mano para saludar. Fruncí el ceño, preguntándome quién diablos era este engreído de mierda.

—¿Puedo ayudarte? —pregunté, sospechando al instante.

Cuando Colton se volteó y lo vio merodeando por el borde del patio, el reconocimiento iluminó el rostro del tipo. Dio un paso hacia Colton.

—Hola, amiguito. ¿Me recuerdas?

En vez de responder, el niño se pegó a mí. Lo agarré por el hombro y lo puse contra mí, protectoramente. Luego coloqué mi mano en su cabeza para tranquilizarlo. Instantáneamente sin gustarme cómo este idiota lo molestó, dije

—: ¿Sabes que tiene nueve, verdad? No dos.

Pero enserio, ¿quién hablaba con un niño de nueve años de esa manera, con voz de bebé e incluso tratando de agacharse a su altura? El hijo de puta era sospechoso, si me preguntabas. El extraño me dio una mirada irritada antes de preguntar

—: ¿Eres Ryder?

Bufé.

—¿Me veo como un jodido Ryder para ti?

Se encogió de hombros.

—Como si lo supiera. Ninguno de ustedes tiene el mismo padre, ¿verdad?


Sí, realmente no me gustaba este pedazo de mierda. Simplemente había algo sobre su actitud remilgada y arrogante y su ropa de Abercrombie y Fitch que me fastidiaba.

Fue entonces cuando la puerta trasera se abrió y Brandt salió.

—Oigan, escuché que jugaban… —Su voz se desvaneció cuando vio al visitante—. Tú —gruñó mientras hacía un puño con su mano y se dirigía hacia adelante—. Te debo un ojo negro por el que me diste, idiota.

Rápidamente agarré su brazo mientras avanzaba.

—Espera, espera, espera —lo reprendí suavemente—. Nadie dará ningún puñetazo hasta que sepa que pasa. Ahora que alguien lo diga rápido. —Troné mis dedos—. Y ya.

—Es Sander Scotini —dijo Brandt.

Mi boca se abrió, pero no salieron palabras. Me giré para mirar al chico que jodió la vida de Brittany. Quería reír. ¿Este pequeño mequetrefe endeble era Sander Scotini? Y luego de repente quise pegarle. ¿Este pequeño mequetrefe endeble era Sander Scotini?

—Oh ¿lo es? —murmuré.

Cuando Brandt trató de moverse nuevamente hacia él. Lo bloqueé una vez más, para así poder enfrentarme yo misma con el buen Sander.

—¿Por qué no dejas que me encargue de esto?

Cuando me encontré con la mirada del hijo de puta, sonreí ampliamente y le di un asentimiento con la barbilla.

—. Hola.

Sabía que mi saludo casi coqueto lo desconcertó. Frunció el ceño, de forma desconfiada y dio un paso atrás. Bien. Me gustó inquietarlo.

—¿Qué te trae por aquí, Sander? —pregunté, caminando casualmente por su lado—. Un poco lejos de casa ¿no?

Miró nerviosamente hacia la casa, pero debió haber sabido que no iría a ninguna parte cerca de ella hasta que pasara por mí. Con un suspiro, se rascó la nuca.

—Necesito hablar con Brittany.

Sacudí la cabeza y fruncí la boca como si estuviera pensándolo. Luego dije

—: No, en realidad no lo necesitas.

El idiota hinchó su pecho, los veinte centímetros que tenía de este, y alzó esa remilgada ceja suya.

—Vine hasta aquí para hablar con ella, así que lo haré. Me gustaría verte tratando de detenerme.

Oh, que empiece el juego, perra.

—Con mucho gusto.

Agarré la parte delantera de su camisa de poliéster color rosa, sí, rosa, y lo empujé hasta que golpeé su espalda contra un lado de la casa. Lo inmovilicé con mi antebrazo en su tráquea y levanté las cejas con desafío. El balbuceo que Salió de su garganta mientras forcejeaba inútilmente era música para mis oídos. Sin embargo, debió haber asustado a Colton, porque gritó de miedo y corrió hacia la puerta trasera de la casa.

Brandt, por otra parte, saltaba y sus ojos se iluminaron de placer antes de murmurar un sonido sorprendido.

—Genial.

Me incliné más cerca del hijo de puta, quien obviamente tenía problemas de audición, para que escuchara cada palabra que tenía por decir.

—Ahora, esto es lo que vas a hacer, Sandy. Vas a salir de este patio y a arrastrarte de nuevo al agujero de dónde vienes, y nunca vas a volver a ponerte en contacto con
Brittany. ¿Capiche?

Antes de que pudiera ahogarse con su respuesta, la puerta se abrió. Maldición. Testigos presenciales.

—¿Qué demonios… —comenzó a decir una Brittany sorprendida mientras Marley llenaba el espacio de la entrada detrás suyo.

Pero la corté con un gruñido.

—Vuelve adentro.

Tal vez muy severamente. Y sí, fue completamente la manera equivocada de decirlo. Sus cejas se alzaron con furia. Salió al pórtico con las manos en las caderas.

—¿Qué acabas de decirme?

—Britt…

Empecé a decir, pero el pequeño hijo de puta agitó sus brazos, llamando su atención.

—Brittany… Ayuda.

Se detuvo y parpadeó hacia el tipo que sostenía por la garganta.

—¿Sander?

Cuando abrió la boca, lo volví a empujar rudamente contra la pared.

—No se te permite hablarle. No tienes permitido mirarla.

—¿Qué demonios pasa? —exigió.

—¿Quién es esta chica? —balbuceó Sander, tratando de moverme—. ¿Es tu hermana?

—¡Oye!

Agarré un puñado de su cabello y golpeé la parte de atrás de su cabeza contra el revestimiento de vinilo.


—. ¿No te acabo de decir que no le hables?

Brittany suspiró y cruzó los brazos sobre su pecho.

—Santana, en serio. Déjalo ir.

Bufé.

—Claro, como si eso fuera a pasar.

Levantó sus manos como si pensara que mi rechazo a su petición fuera ridículo.

—¿Y por qué no?

—Porque de verdad me gusta sujetarlo a esta pared. Porque aún no puedo superar el hecho de que este patético hijo de puta tuvo su polla fea, arrugada y pequeña dentro de ti. De hecho, me molesta mucho y solo quiero agarrar su pelo grasiento y asqueroso con las dos manos.

Para demostrarlo, solté su garganta para poder agarrar dos puñados del pelo de Scotini.

—. Y solo quiero patearlo… justo en las bolas.

Sin poder evitarlo, subí mi rodilla y la sostuve con fuerza entre sus piernas. Scotini gruñó y se dobló.

—¡Santana! —Brittany avanzó con los ojos abiertos con sorpresa.

—Ooh —gritó Brandt con asombro, antes de cubrirse la boca con la mano y empezar a reír—. Impresionante.

Dejé ir al idiota y levanté mis manos mientras me alejaba de él en un intento de renunciar a toda culpabilidad por lastimarlo. Cayó sobre su costado, sosteniendo su entrepierna. Brittany se detuvo a mi lado e hizo una mueca hacia Sander.


—¿En serio tenías que hacer eso?

Asentí.

—Sí, en serio tenía que hacerlo. Ahora me siento mejor. Gracias por preguntar.

Hice un gesto hacia Scotini.

—. ¿Quieres hacerlo?

Lo estudió un momento, mirándolo tentativamente antes de asentir y dar un paso adelante.

—De acuerdo.

Sonreí, impresionada, pero Scotini gruñó, haciendo que se detuviera y que cambiara de idea. Bufé.

—Es un poco frágil ¿no?

—Sin duda no tiene material de jugador de fútbol —concordó, mirándome de reojo.

Le di una sonrisa satisfecha.

—Oh, así que tu tipo son los y las jugadoras de fútbol, ¿verdad?

—Brittany —jadeó Sander desde el piso. Una marcada petición de ayuda en su voz.

Suspiré y agarré su camisa antes de ponerlo de pie. Luego deslicé mis brazos a su alrededor y le hice una llave a la cabeza desde atrás antes de girarlo hacia Brittany.

—De acuerdo, cariño —le dije—. Lo tienes.

Pero en vez de darle un golpe físico, se encogió y retrocedió. Luego se movió incómodamente mientras su quejón ex trataba de desplomarse contra mí porque tenía mucho dolor. Le di un rodillazo en el trasero para que no me tocara demasiado.


—Sander, ¿qué haces aquí? —preguntó finamente Brittany con voz cansada.

—Mis padres me repudiaron.

Hizo una pausa para toser y jadear a través del dolor.


—¿De verdad?

Mi mujer arqueó una ceja, aparentemente no muy interesada.

—. Siento mucho oír eso.

Sonreí, porque no parecía lamentarlo para nada.

—. Pero ¿por qué viniste hasta aquí para decirme eso?

—¿Te sobra… algo de esos… veinte mil… que te dieron?

Escupí.

—Espera, ¿dijo veinte… Mierda. —La miré—. ¿Dijo veinte mil? ¿Veinte mil dólares?

Cuando me miró, empujé al hijo de puta.

—. Oye, chico bonito, ¿quieres preñarme?

—¿Qué diablos?

Luchó contra mí un poco más, pero sí, sus intentos de escape eran ridículos.

—. ¿Qué es esto? ¿Deliverance?3

Sonriendo, murmuré en su oído

—: Apuesto que puedes chillar como un cerdo.

—De acuerdo, primero que nada —interrumpió Brittany cuando Scotini gimió. Me señaló y esbozó una sonrisa.

—. Guau. Dijiste esa línea de Deliverance perfectamente.

Sonreí, pavoneándome alegremente.

—Por eso, gracias.

—Y en segundo lugar…

Su sonrisa se convirtió en una mueca mientras se centraba en su ex.

—. Sander, oh Dios mío, ¿te acabas de orinar en los pantalones?

—¿Qué? ¡Mierda!

Salté, alejándome de él, soltando inmediatamente la llave. Cuando vi una mancha húmeda extendida por el frente de sus pantalones, me estremecí con repulsión. Limpié mis manos en mis pantalones, me sentía contaminada.

—. Ah, qué asco, hombre. ¿En serio?

Sin embargo, Brandt parecía pensar que era hilarante. Mientras Scotini caía de rodillas y acunaba su polla húmeda y herida, el niño lo señaló y se burló.

—Oh Dios mío, esto es divertidísimo. No puedo creer que le patearas los huevos, San.

—Oye —lo señalé con una mirada seria—, cuando alguien lastima a tu hermana, también lo lastimas, donde creas que será más doloroso.

—Sander, párate —ordenó Brittany, sonando muy molesta—. No puedo creer que pensaras que tenía algo de ese dinero. Quiero decir, hola, mira a tu alrededor. ¿Crees que esta casa es gratis? ¿Crees que es barato cuidar a mis tres hermanos? Ha pasado un año. El dinero se acabó hace tiempo.

—De todas formas, no es que te hubiera dado nada —sentí la necesidad de añadir.

—Mierda —siseó Sander justo cuando la puerta trasera se volvió a abrir y salió Ryder. Me sentí tan feliz de verlo que casi me reí.


—¡Hola, cariño! —lo llamé alegremente—. Llegaste temprano a casa. Y ni siquiera llegué a poner el lazo en el regalo que tengo para ti.

Scotini miró de Ryder a mí y luego le dio una mirada escandalizada a Brittany.

—Oh Dios mío. ¿Tus hermanos son gay?

¿En serio? También me giré hacia ella, y con el mismo tono, dije

—: Oh Dios mío. ¿Es jodidamente estúpido?


Ella solo suspiró, y parecía algo avergonzada, como si le apenara haber tenido algo que ver con un estúpido descerebrado.

—¿San? —Se acercó Ryder, frunciendo el ceño—. ¿Qué demonios estás haciendo? Marley me llamó al trabajo, diciéndome que golpeaste a un extraño en nuestro patio trasero. Así que vine a casa para encontrar esto. ¿Quién es este chico?

No pude evitar sonreír.

—Bueno, por qué no te presento, amigo. Este de aquí es Sander Scotini.

Ryder salió de la conmoción y miró a Scotini antes de que una pequeña sonrisa iluminara su rostro.

—¿De verdad es él?

Asentí.

—Y Sandy —dije, tomando a la pequeña mierda del suelo, por el pelo—. Conoce al sobreprotector y homicida hermano mayor de Brittany, Ryder Piercer.

La puerta trasera se abrió de nuevo.

—¿Ryder? —dijo Marley, mirando preocupada mientras Ryder hacía crujir sus nudillos y daba un paso amenazador hacia Scotini.

—. ¿Todo está bien? ¿Debería llamar a la policía?

—¿Quién es ella? —preguntó Scotini.

—Es mi esposa —entonó Ryder—. Ni siquiera la mires.

Luego dijo sobre su hombro

—: No, bebé. Lo tenemos bajo control.

Scotini me miró.

—Sí él es Ryder, ¿entonces quién eres tú?

—Soy San.

Parpadeó, honestamente despistado. —¿San qué?

—Estoy a diez segundos de sacar a tus padres de su miseria por tener a un idiota como hijo. Jesús, Ya cáptalo.

—Espera, ¿se orinó en sus pantalones? —preguntó Ryder, de repente dando un paso cauteloso hacia atrás.

Levanté mis manos, orgullosa de mí misma.

—Por supuesto que se orinó en sus pantalones. Soy una maldita hija de puta. Soy jodidamente intimidante.

Ryder sacudió la cabeza, parecía decepcionado.

—Demonios. Ahora no lo puedo golpear.

—¿Puedo hacerlo yo? —pregunté.

—Ooh. —Brandt saltó ansiosamente—. También le quiero pegar. Ryder suspiró y puso las manos en sus caderas mientras observaba el patético desastre que era Sander Scotini.

—¿Qué diablos hace aquí?
—Supongo que mami y papi finalmente se cansaron de su mierda, y cortaron su suministro de dinero, así que vino arrastrándose hacia Brittany para pedirle algo de su muy secreto pago.

—Oh, demonios, no —murmuró—. No vas a obtener un centavo, maldito retardado. Y si quieres vivir para poder respirar una vez más, te largarás de aquí en este momento y nunca volverás. De hecho, si tratas de contactarla otra vez, mueres. ¿Lo entiendes?

Cuando Scotini no respondió en dos segundos, excepto para mirar suplicantemente a Brittany, Ryder gruñó

—: Maldita sea, la miraste. Brandt, ve adentro y trae mi arma.

—¡Mierda! —gritó Scotini, levantando sus manos y retrocediendo—. Oh, maldición. No dispares. Lo siento. Lo siento mucho. Nunca volveré de nuevo. Nunca le volveré a hablar. Lo juro por Dios.

—Entonces vete —gritó Ryder.

Scotini se giró y medio cojeó, medio corrió por el patio. Después que se fue, Brandt levantó la mirada hacia Ryder.

—No sabía que tenías un arma.

Ryder se encogió de hombros.

—No la tengo.

Todos nos reímos de eso. Cuando no pude soportar más tiempo, dejé que mi atención se centrara en Brittany. Parecía estar bien después de todo lo que acababa de pasar, pero aun así, odiaba el hecho de no poder acercármele. Como si sintiera mi mirada sobre ella, suspiró y alzó los ojos.

—¿Cuánto te queda de ese dinero? —pregunté, necesitando una razón para hablarle.

Su sonrisa intrigante era encantadora.

—Oh… como unos quince mil dólares.

Mi boca se abrió.

—Mierda. —Luego sonreí y sacudí la cabeza—. Genial.

Le tendí mi mano para que chocáramos los puños. Quería agarrarla, acercarla y jodidamente besarla cuando presionó sus nudillos contra los míos. Pero sí… Ryder se encontraba justo allí.

—Por qué no entran ustedes dos —les ordenó a Brandt y a Brittany, dirigiéndolos hacia la puerta como si fueran una manada de ganado—. Tengo que regresar al trabajo. Dejé solo a Quinn en el bar. Brittany me envió una última mirada, pero finalmente asintió y siguió a su hermano a la casa.

La vi irse al tiempo que sentí el mal presentimiento de que Ryder iba a empezar a hablar tan pronto como la puerta se cerrara, dejándonos a los dos solos aquí. Me asustaba que hubiese visto algo en la forma en que la miré o que se hubiera dado cuenta de lo que sentía por ella por el modo en que traté a Scotini, así que inhalé y lo enfrenté, lista para un puñetazo en el estómago, o la cara, o, esperaba por Dios que no, en las pelotas.

En cambio, me tendió la mano.

—Morena... —Después de su propio suspiro, añadió—: Gracias.

—¿Gracias? —repetí estúpidamente.

—Sí. Gracias por estar aquí para mi familia cuando yo no pude. Eres una verdadera amiga.

Me quedé mirando su mano, sintiéndome tan mal y falsa que apenas pude tomar una bocanada de aire. Cuando después de cinco segundos no sacudí su mano, frunció el ceño.

—¿Qué?

Negué con la cabeza.

—Nada. —Después de agarrarla y sacudirla, me aparté—. Pero no hice nada —finalmente agregué.

—Sí, lo hiciste. Le impediste entrar a nuestra casa. Lo mantuviste alejado de Brittany. Lo retuviste aquí hasta que pude presentarme.

Con un encogimiento de hombros, aparté la mirada. Sí, había hecho todo eso. Pero no lo hice por él. Ni siquiera pensé en él. Me golpeó como una bola de demolición en el pecho que ya no valoraba mi relación con él más de lo que valoraba mi relación con Brittany. Para mí, él no era más importante que ella. Si perdía mi amistad con Ryder después de esto, podría sobrevivir. Si la perdía a ella, quedaría destruida.


Que lo descubriera ya no era lo que más me asustaba. Así que abrí la boca, a punto de decir: Estoy enamorada de tu hermana, cuando él dejó escapar un suspiro.

—¿Sabes lo que más me molestó de lo que le hizo?

Sacudí la cabeza.

—¿Qué?

—El hecho de que la ocultara como un maldito secreto. Su primer novio, y probablemente a ella ni siquiera se le permitía hablarle en público, o mierda, al menos sostener su mano.

Mi mente regresó al momento en que la tomé de la mano por primera vez antes de presentársela a mis padres. Se sentía tan nerviosa; sabía que él tenía razón. La culpa se apoderó de mí. Ella aún seguía sin poder sostener la mano de su pareja en público, ¿verdad?

—Probablemente nunca ha estado en una cita real. O ha hecho algo de forma correcta.

Cerré los ojos. No, nunca la había llevado a una cita. Mierda. Ryder me dio una palmada en el hombro, sobresaltándome. Mis ojos se abrieron.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, mirándome de manera extraña.

—Yo, uh... —Mi mente daba vueltas. De repente no podía recordar por qué me encontraba aquí. Lo único que veía era el rostro de Brittany durante todas las noches en las que la recogí en la acera a una cuadra de su casa. Siempre parecía feliz de verme, pero tenía que haber una parte de ella que se sentía decepcionada, rechazada. ¿Creía que la consideraba una especie de secreto sucio?


—¿San? —Ryder agitó la mano delante de mi cara.

Parpadeé.

—Lo siento. Estaba... estaba jugando a la pelota con Colton. Él quería que me pasara por aquí.

—Oh.

Los hombros de Ryder se desplomaron, luego sus cejas bajaron.

—. No sabía que le gustaba eso. Nunca me ha pedido que juegue a la pelota con él.


—Eso es porque todavía lo asustas. —Me encogí de hombros—. A mí me ve como a una hermana mayor divertida.

—Pero yo soy su hermano mayor.

Con un suspiro, le di unas palmaditas en el hombro.

—Pero tuviste que lidiar con cosas de mierda y también con ser su padre. Él no ha tenido una gran historia con los padres, así que... naturalmente, va a estar cauteloso por un tiempo.

Cuando el rostro de Ryder se llenó de dolor, le golpeé el hombro de nuevo, esta vez un poco más fuerte.

—No te preocupes, hombre. Ya está empezando a entrar en razón. Mientras lanzábamos el balón, le hablé de tus increíbles reflejos en el fútbol, y parecía muy impresionado.

Sus labios se curvaron hacia arriba, y la esperanza entró en su mirada.

—¿En serio?

Solté un bufido.

—Joder, ¿quién no lo estaría? Solo dale un poco más de tiempo. ¿De acuerdo? Va a terminar adaptándose a ti.

Asintió, pero tuvo que añadir

—: Aceptó a Marley casi de inmediato.

—Probablemente porque es mucho más bonita que tú.

Esta vez, su boca cedió a una sonrisa completa.

—Es cierto.

Con un puñetazo en el hombro, lo alejé.

—Ahora, vuelve al trabajo, imbécil. Tu familia está sana y a salvo allí dentro. No tienes nada de qué preocuparte.

Excepto tal vez de una mejor amiga idiota que a tus espaldas está profanando por completo a tu hermanita.

Joder, yo era peor que Sander Scotini, ¿no? Con un movimiento de cabeza, murmuró

—: Gracias, morena.

Luego volteó y se alejó trotando. Lo observé irse, sintiéndome de nuevo como una mierda. Bueno, temía más perder a Brittany que a él, pero maldita sea... preferiría no perder a ninguno de ellos antes de que esto estuviera dicho y hecho. Ryder era mi
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Mensaje por micky morales Vie Nov 25, 2016 7:59 am

Bueno ahora las cosas han cambiado un poco, supongo que ryder se sentira traicionado por san y eso no hara las cosas faciles!!!! [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 4065562827 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 4065562827 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 4065562827 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 4065562827 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 4065562827
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Mensaje por 3:) Dom Nov 27, 2016 1:59 am

Estan jugando con fuego... ya lo saben todos y ellas que no hablan con ryder... no sr que seria peor que se entere que esta con san o qie no le ayan dicho primero...
Alfin san se cobro al.bastardo y merecia mas por lo que le hizo a britt... un buen susto se llevo!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo

Mensaje por JVM Lun Nov 28, 2016 12:51 am

Todos ya saben de la relación que tienen y lo chistoso es que les cuidan la espalda de Ryder....
Y la morena cuidando a Britt enferma súper bonito, porque a pesar de que era peligroso estar en su habitación estuvo al pendiente de ella en todo, hasta que su hermano literal se interpuso entre ellas jajajaj
San dando un paso inmenso al decirle a Britt que la ama, y que le haya salido tan natural es lo mejor
La aparición del idiota ese una sorpresa pero me cagó el motivo por el que fue, en verdad como dijo San no tiene cerebro!!
Y bueno las palabras de Ryder calando en San, esperó que hable con Britt y que tomen la decisión de hablar con el de una vez, todo va a ser mas fácil así, sera difícil el decirle y como lo tome pero valdrá la pena, así que ojala lo hagan pronto!
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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Dic 05, 2016 3:22 am

DISCULPEN LA BREVE AUSENCIA ACA ESTOY DE NUEVO....


CAPITULO 25
BRITTANY


Santana no se puso en contacto conmigo después de la visita de Sander. Esperaba un mensaje, una llamada, algo esa noche. Estoy segura de que había mucho que quería decir, como: ¿Qué demonios viste en ese imbécil? O: Maldición, por favor, dime que soy mejor en la cama, o estoy mejor dotado, que él. ¡Cualquier cosa! Pero, no, no me contactó.

No sabía con seguridad lo que eso significaba. Quería hablar con ella, me moría por decirle que observarla jugar con Sander fue sexy. Me recordó a una gran leona paseando, o una pantera, una de esas enormes gatas salvajes, del tipo que no solo golpeaba a su presa, sino que jugaba con ella primero, separándolo miembro por miembro. No tenía idea de por qué pensé que era caliente, pero lo hice.

Así que ahora, quería saber si se sentía tan disgustada por mi elección pasada de novios que iba a terminar conmigo, o qué. ¿Por qué jodidamente no me hablaba? Ir de múltiples mensajes de texto a nada me aterrorizaba. Cuando finalmente me envió un mensaje quince horas después de echar a Sander de mi patio trasero, estaba un poco demasiado asustada para leer su mensaje. Y si decía algo como: ¿Necesitamos hablar? No quería tener una de esas conversaciones. Todavía no había terminado con ella.

Pero me puse mis bragas de chica grande, o al menos mis bragas de chica universitaria, y abrí un ojo para leer de esa manera. Cuando vi que decía:

S: Vamos a salir hoy, abrí el otro ojo.

—¿Eh? —En lugar de responderle el mensaje, marqué su número

—. ¿De qué demonios hablas? —pregunté tan pronto como contestó.

—¿Qué quieres decir? No era una pregunta compleja. ¿Quieres salir o no?

—¿A qué te refieres con salir?

—Salir —repitió, sonando aturdida—. Como… afuera. Al exterior. Salir en público. Simplemente… salir.

—Pero… qué… no podemos salir.

—¿Por qué no?

—¡P-porque no! —farfullé—. ¿Qué pasa si alguien nos ve y se lo cuenta a Ryder? Demonios, ¿qué pasa si Ryder nos ve?

—Lo juro, Ryder es la única persona que queda en la tierra que no sabe acerca de nosotras, y estoy empezando a preguntarme por qué no lo sabe.

Mi boca se abrió. ¿Acababa de decir lo que creí que dijo?

—¿Qué estás diciendo? ¿Quieres contárselo?

—Bueno, con el tiempo, sí.

—¿P-p-pero quieres contárselo ahora?

Suspiró antes de contestar. Luego dijo

—: Digamos que estoy lista para decírselo siempre que tú lo estés.

Oh, Dios mío. Mi estómago se revolvió con nervios repentinos. Me imaginé a Ryder golpeando a Santana en la cara sin parar hasta que mi novia aterrizara en el hospital. El miedo se aferró a mi garganta, y mis palmas pasaron de sudorosas a frías por el pánico.

—¿Así que estás lista para decírselo?

—No —dijo seriamente—. Solo estoy lista cuando tú lo estés.

Negué con la cabeza. —Esa no es una respuesta.

—Bueno, supéralo, porque es la única respuesta que te voy a dar.

—Bueno, vete a la mierda. No me gusta ser puesta en la posición donde soy la que toma esta decisión.

—Bueno, no me gusta esta conversación, y punto. No te llamé para pelear. Simplemente quiero pasar el puto día contigo porque no te pude ver en toda la noche. Estoy irritable y celosa después de conocer a ese imbécil con el que solías salir, preocupándome como loca de que estés dudando de tu relación conmigo después de verlo de nuevo, y solo quiero pasar el maldito día contigo. ¿De acuerdo?

Tenía diarrea verbal o algo así. Comenzó a vomitar las palabras hasta que tuvo mi cabeza dando vueltas. Finalmente levanté la mano y dije

—: Espera. ¿Por qué siquiera pensarías que dudaría de nuestra relación después de verlo?

—No lo sé —murmuró—. Fue tu primer amor, o lo que sea. Las chicas se ponen sentimentales y esa mierda cuando se trata de su primer amor, ¿no?

Bueno, sí. Sí, lo hacíamos.

—Pero Sander no fue mi primer amor. Fue solo un… chico estúpido que le sonrió a una chica solitaria y vulnerable, hambrienta por un poco de atención. Era un imbécil y lo dejé utilizarme. Lo único que siento por ese idiota es una enorme satisfacción de que patearas su mierda por mí.

—¿En serio?

Sonreí y rodé mis ojos. Me dejó totalmente aturdida que esta arrogante y confiada Santana Marie López actuara tan insegura. Pero entonces, recordé que era la primera vez que se atrevía a abrirse a cualquier persona e intentar una relación desde la muerte de su hermana, desde que esa puta estúpida destrozó su ego. Pensando de esa manera, tenía sentido que tuviera algunas dudas.

—Sí, en serio —murmuré—. Y sí, me encantaría pasar el día afuera, contigo.

Si Ryder nos descubría, supongo que solo era una posibilidad que me sentía dispuesta a tomar para demostrarle a Santana que definitivamente no tenía ningún tipo de dudas. Porque ella era mi primer amor.

—Genial —murmuró como si tratara de reconstruir sus dudas y volver a ser la confiada Santana—. Tengo el lugar perfecto para llevarte. Hay un parque a una hora de aquí, cerca de mi ciudad natal. Es muy agradable y debería ser lo bastante lejos para que tu hermano no nos sorprenda. Está junto a un río y hay un carnaval y pequeños kioscos de comida y…

—¿Te refieres al Parque Rainly?

—Oh, ¿has oído de él? —La decepción llenó su voz.

—Sí, claro. Ryder nos llevó allí un par de veces para los paseos familiares.

—Ese hijo de puta —explotó—. Lo llevé ahí primero. ¿Cómo se atreve a llevarte allí antes de que yo pudiera?

Sonreí. —Si te hace sentir mejor, apuesto a que lo pasaré mucho mejor contigo que con él.

—Tienes toda la maldita razón.

Me reí y finalmente se rió junto conmigo.

—¿Te recojo en una hora en nuestro lugar? —preguntó.

El placer floreció en mi pecho. —Suena genial. Te veré entonces.

—Sí, lo harás. Te llamo luego, nena.

Primero me llevó a conseguir perritos de maíz, porque se moría de hambre, y mientras se comía tres contra mi respetable uno (bueno, está bien, me robé la mitad de su último perrito de maíz), paseábamos alrededor de los puestos de artesanía, observando a algunos artistas pintando al aire libre antes de que encontrara un local de videos antiguos.

Después de voltear una pila de viejos DVD y casetes VHS, encontré una versión readaptada de Child of Glass de Disney y casi me hice pipí encima.

—Oh, Dios mío, he estado buscando esta película por todas partes.

Mirando la cubierta, Santana se rió.

—Vaya. Esa niña con las gafas se ve sorprendente, puedo ver por qué mojabas tus bragas.

Le golpeé el brazo.

—Silencio. Es una película de los años setenta. Todo el mundo tenía un pésimo sentido de la moda en ese entonces.

—Sí, puedo notarlo. En serio, si alguna vez me pongo una camiseta así, dispárame y sácame de mi miseria, por favor.

—Fue la trama de la historia lo que me enganchó, no lo que vestían.

—¿De qué trataba? —Santana quitó el DVD de mi mano y le dio la vuelta para ver la parte trasera.

Fruncí el ceño.

—Sabes, ya no lo recuerdo.

—Suena excitante —entonó.

Fruncí el ceño y golpeé su brazo de nuevo, solo para sentirme mejor.

—Era muy joven la última vez que la vi. Era una especie de película de sábado por la tarde que daban en el especial de la televisión. Solo la conseguí ver una vez, pero recuerdo que la adoré. Amaba el nombre del fantasma. Inez Dumaine.
—Con un suspiro, sonreí—. Construí este sueño en mi cabeza de que si alguna vez tenía una hija la llamaría Inez Dumaine.

Recordando que nunca tendría hijos, mi sonrisa se desvaneció. Santana alzó la vista de la cubierta posterior, y me di cuenta por su expresión que sabía exactamente en lo que pensaba. Así que me aclaré la garganta y seguí hablando.

—De todos modos, también amaba su acento. Me encantaba la forma en que decía el nombre del chico principal que la ayudaba. Y quería verla de nuevo al día siguiente, así que Ryder me llevó a un lugar cercano donde alquilaban películas para conseguirla, pero no la tenían. Buscamos por todas partes. Finalmente le escribí una carta a Walt Disney y le pregunté si podía comprarle una copia. —Con el ceño fruncido, agregué—: Ese bastardo nunca me respondió.

—Voy a patearle el culo —prometió Santana, sonando mortalmente seria.

La abrí y agarré su brazo.

—Ya no importa. Tenemos la película ahora.

—Bueno, vamos a comprar a esta hija de puta y verla esta noche cuando lleguemos a casa.

Mientras se la llevaba al vendedor para pagar por ella, metiendo la mano en su propio bolsillo para sacar su billetera, me quedé atrás y la miré fijamente, asombrada. Una vez que la transacción estuvo completa, volvió a mí con mi nueva película y una sonrisa orgullosa en su rostro.

—¿Qué pasa si no funciona? —dije, de repente desconfiada mientras me mordía el labio—. ¿Y si funciona, y termina siendo una película horrible? Era muy joven, han pasado años desde que la vi.

Golpeó juguetonamente mi nariz con la punta de su dedo. —De verdad, querida, no me importa una mierda cómo termina la película. Está haciéndote sonreír ahora, y eso es todo lo que importa.

Mi corazón se derritió, metafóricamente se retorció en una pila pegajosa de papilla, y se licuó justo hacia sus pies. Dejé escapar un suspiro de asombro.

—Maldita sea, Santana. No tienes idea de cómo me excitan tus pequeños actos inesperados de amabilidad. Estoy tan mojada, que podría sentarme en tu cara y correrme al segundo en que tu lengua me tocara.

Contuvo un gemido y me agarró la mano, apretando casi dolorosamente.

—Conozco el lugar perfecto.

Mientras caminaba tan rápido que casi tuve que correr para alcanzarla, me reí y me presioné contra su costado.

—¿De verdad vamos a encontrar un lugar para estar juntas… por aquí?

Me envió una mirada seria.

—Maldición, sí. No puedes decir mierda como esa sin pagar las consecuencias, mujer. Estoy dura como una jodida roca.

Nos apresuramos por un pequeño mercado de locales y hacia un parque abierto donde las familias hacían picnics, donde Ryder nos trajo para hacer un picnic en el pasado. Cuando Santana se desvió por un sendero cubierto de maleza, me aferré a su brazo.

—¿A dónde diablos me llevas?

Un cartel más adelante decía: Camino Cerrado.

—A un lugar que nunca llevé a Ryder, así que estoy segura de que nunca te llevó.

Sonaba un poco engreída cuando me agarró de la cintura y me levantó sobre el cartel hasta el otro lado y luego saltó tras de mí.

—. Hay una cascada al final de este camino.

—¿En serio? Oh, asombroso.

—Sí, es bastante bonita, pero tuvieron que clausurarla hace un par de años debido a una severa erosión del suelo. De vez en cuando las orillas solo… colapsan.

Mis ojos se ampliaron.

—¿Y ahí es donde me llevas a pasar el rato?

Sonrió y me lanzó un guiño.

—Confía en mí, muñeca, habrá mucho espacio para hacer lo que tenemos en mente.

Confiaba en ella, y me demostró que hice lo correcto. Desde ese día en adelante, nunca volvería a ver una cascada de la misma manera.
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Mensaje por 3:) Lun Dic 05, 2016 4:06 am

Básicamente ya a san le importa poco si se entera el hermano de britt....
Amo a esta. Versión de san... ja ja ja ja
Definitivamente las cascadas cambiaron el significado!!!
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Mensaje por micky morales Lun Dic 05, 2016 8:17 am

magnifico, como cambia una cascada en mi mente!!!!! hasta pronto!!!! [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 2145353087 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 2145353087 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 2145353087 [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP)  Epilogo - Página 5 2145353087
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Mensaje por JVM Mar Dic 06, 2016 2:07 am

Jajajaja me gusta que San ya este considerando hablar con Ryder, obviamente ambas aun tienen miedo por su reacción, solo espero que cuando se entere las comprenda y vea lo perfectamente que se complementan.
Y además la morena cada vez mas dulce y cariñosa con Britt, demostrándole su amor con detalles, palabras y hechos como la cascada jaja
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Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Dic 06, 2016 4:16 am

CAPITULO 26

BRITTANY


Me senté en la cama de Santana con una pierna debajo de mí y la otra colgando a un lado mientras la veía sacar una chaqueta de vestir de su armario, y luego toser cuando quitó el polvo acumulado de las hombreras.

—Será mejor que consideres llevarlo a la tintorería antes que vayas a tu entrevista —sugerí, intentando no reírme… y fallando.

Me miró con el ceño fruncido.

—Ah, ¿eso crees?

Sacudí mi cabeza, las risitas salían de mis labios cerrados.

—¿Cuándo fue la última vez usaste esa cosa?

Lo miró con repulsión.

—Creo que para mi graduación en la secundaria. Espera, no. El hermano de mi abuelo murió hace tres años. Tuve que usarlo para el funeral.

—¿Y en verdad crees que te entrará? —Enarqué mis cejas, sin creerlo.

—Oye, ¿me estás diciendo gorda, mujer?

Se avecinó sobre mí con el ceño fruncido e indignada, lo que me hizo sonreír.

—¿Gorda? Dios, no, pero imagino que sacaste un par de músculos nuevos durante tu carrera universitaria al jugar fútbol. Como esta mísera y pequeña tabla para lavar de aquí.

Cuando humedecí mis labios y pasé mis dedos por su abdomen, se movió más cerca.

—¿Por qué tengo la sensación de que esto no se trata de tu preocupación de que me entre el traje, sino de que quieres verme desnuda?

—Oh, pero estoy muy, muy preocupada de que entres en tu traje —murmuré, levantando la mano para desabrochar su pantalón y luego, con lentitud, bajar el cierre—. Ver que te desnudas para probártelo es solo un beneficio extra.

Gruñó y agarró mi cabello cuando me incliné hacia adelante para besar sus abdominales sobre su camiseta.

—Maldita sea, amo tu boquita sucia.

—Apuesto que amarás de verdad la pequeñita cosa que quiero hacer con ella.

—Demonios, sí.

Comencé a levantar su camiseta para sacarla de mi camino cuando Tina apareció por la puerta abierta.

—Oigan, la pizza ya llegó… Oh, Dios. —Cuando se dio cuenta lo que pasaba al entrar, gritó y se cubrió los ojos—. Lo siento, lo siento. Creí…

Ni siquiera se molestó en terminar la oración mientras empezaba a salir del cuarto.

—Saldremos en un minuto —le dijo Santana—. Hasta entonces, ¿podrías cerrar la puerta, por favor?

—¡Santana! —jadeé a medida que Tina levantaba el brazo y buscaba a tientas el pomo de la puerta antes de cerrarla.

—¿Qué? —preguntó, volteándose hacia mí mientras arrojaba la chaqueta a un lado y se metía en la cama conmigo—. Cuando mi chica promete hacerme cosas sucias con su boca, la pizza puede jodidamente esperar.

Mordí mi pedazo de pepperoni y gemí con deleite.

—Mmm. Está tan rico.

Santana me sonrió desde el suelo, donde se hallaba sentada contra mi pierna con un brazo envuelto alrededor de mi mulso, y murmuró en voz baja

—:¿Incluso mejor que una polla con manchas?

Me ruboricé, echándole un vistazo a los Chang para asegurarme que no escucharon, pero se encontraban envueltos en su propio mundo en el sillón. Empujé con suavidad su hombro y regañé

—: No seas ordinaria.

—¿Por qué? —Se inclinó para morder juguetonamente mi muslo—. Adoras cuando soy ordinaria.

Le mandé un pequeño ceño fruncido.

—Solo cuando estamos solas.

No parecía afligida. Asintiendo en dirección a Mike, dijo

—: Como si esos dos siquiera se dieran cuenta que nos hallamos aquí. Se encuentran tan ocupados haciendo bebés con sus ojos.

—Te escuchamos —dijo Mike, frunciéndonos el ceño.

Santana tomó un bocado su propia pizza.

—Bien —soltó, sonando amortiguado por la boca llena—. Entonces escuchen esto y prométanme que se quedarán fuera de su burbuja de amor este fin de semana lo suficiente para hacerle compañía a Brittany mientras no estoy, ¿vale?

Un dolor se esparció por mi pecho cuando mencionó su viaje a Lake Tahoe. La firma de arquitectura le pagó el viaje en avión y alojamiento para volar hasta allá y entrevistarla para el puesto. Sabía que era la oportunidad de una vez. Cualquiera dispuesto a aceptar una universitaria novata y darle los tipos de beneficios y gastar como lo hacían era algo que nadie podría rechazar.

Me encontraba más que emocionada por ella, y aun así temía su viaje aún más. ¿Y si obtenía el trabajo? ¿Y si se mudaba lejos y nunca la veía de nuevo? ¿Y si…?

—En realidad —dijo Tina, haciendo una mueca—, pensábamos ir hasta allá para ver a mi papá este fin de semana.

La miré, sorprendida.

—¿Así que decidiste visitarlo?

Demonios, en serio necesitaba quedarme despierta para charlar con mi mejor amiga. Desde que comencé mi amorío secreto con Santana, mi amistad con Tina como que
quedó abandonada.

Asintió y levantó la vista para mirar a Mike. Él tomó su mano.

—Ella quería ver si podría aprender un poco de su herencia —explicó.

—Pero, ¿qué pasará con Brittany? —exigió Santana, frunciendo el ceño. Su mano se tensó alrededor de mi pierna.

Rodé mis ojos.

—Estaré bien.

No hablamos sobre lo mucho que la extrañaría mientras no estuviera, o lo nerviosa que me encontraba de que, en realidad, obtuviera el trabajo; pero debió presentirlo si actuaba de esta manera.

Me hizo sentir como la mierda. No quería que se preocupara por mí cuando se le presentaba la maldita oportunidad de su vida.

—Mi familia entera está aquí, y tengo un trabajo que empezar para el otro semestre.

De acuerdo, no tendría que preocuparme de mi próximo semestre universitario durante este fin de semana en particular mientras se hallaba lejos, pero pensaba en cuando se fuera de manera definitiva, después que obtuviera el puesto.

Me observó por un momento, sin decir nada, con su mirada llena de preocupación antes de voltearse hacia los Chang otra vez y centrarse en Tina.

—¿Dijiste que tu papá se quedará en California este verano, verdad? ¿Cuán lejos está de Lake Tahoe?

—Sabes… —ladeó su cabeza pensativamente—, en realidad no creo que se encuentre tan lejos. A un par de horas, tal vez.

Santana asintió y mordió su labio inferior como siempre lo hacía cuando tramaba un plan loco.

—¿Ya reservaron un vuelo? —preguntó.

Tina negó con la cabeza, y miró a Mike.

—Acabamos de decidir esta noche que iríamos.


—Deberían llevar a Brittany con ustedes —contestó, echándome un vistazo mientras sus ojos se iluminaban con travesura—. Es tu mejor amiga en el mundo. Necesitarás su apoyo moral durante este momento difícil.

—Oh, pero…

—Y deberían reservar un vuelto en la misma aerolínea que voy yo, luego ver si pueden reservar una habitación en el mismo hotel. Entonces después que visites a tu papá y yo tenga mi entrevista, los cuatro podemos pasar el rato en la playa antes que volvamos a casa a la mañana siguiente.

Mi boca se abrió por completo.

—Santana, no seas loca. No puedo ir contigo a tu entrevista.

Levantó la mirada, observándome.

—¿Por qué no?

—Porque no…

Sacudí la cabeza y reí. Su idea era descabellada, pese a que me llenó de emoción el siquiera considerarlo.

—. No puedo simplemente subirme a un avión y pasar un par de días contigo al otro lado del país. Y si saco esa cantidad de dinero de mis ahorros para un boleto, Ryder se preguntará…

—Entonces yo pagaré por tu boleto.

—Santana.

Me hallaba a punto que rechazarla de nuevo cuando agarró mi mano.

—Te quiero allí conmigo.

La mirada en su rostro me confirmó que no bromeaba.

—. Te necesito allí.

Mi estómago daba vueltas mientras observaba a Santana situar nuestra maleta en la cabina encima de nuestros asientos. No podía creer que de verdad hacíamos esto. Casi esperaba que Ryder entrara apresurado al avión en cualquier segundo y me llevara de vuelta como una niña malcriada. Comenzaba a sentirme tan infantil como sabía que actuaba al ocultarle mi relación, pero simplemente me preocupaba qué pasaría después que se enterara. Las dos cosas que sabía era que no quería perder a Santana, y que Ryder no nos quería juntas. Y las dos verdades no coexistirían en paz una vez que fueran consientes de la otra.

Pero hice a un lado mis preocupaciones para reírme con disimulo de una mujer de mediana edad que no podía dejar de observar el trasero de Santana cuando su camiseta se elevaba mientras sus manos se encontraban levantadas. Sacudí mi cabeza, sin culparla para nada por su interés. Luego comencé a masticar mis uñas cuando todos los miedos volvieron a surgir. Santana bajó los brazos de la cabina y se volteó hacia mí con una sonrisa.

—¿Quieres el asiento de la ventana, nena?

La mujer de los Ojos Comilones me empujó con suavidad la cadera.

—Oh, será mejor que la aceptes, cielo. No muy seguido una guapa chica renuncia al tan preciado asiento de la ventana por su mujer.

Santana se volteó hacia ella, sonriendo.

—Es su primera vez volando —dijo—. Pensé que debería tener la experiencia completa.

—Bueno, ¿si no eres lo más tierno?

Pude ver sus entrañas derretirse cuando la miró. La idiota acababa de desatar el pobre puma interno de la señora, y sin duda la imaginaba empapada con su vino favorito así ella podría… limpiarlo a lamidas.

La animaba, también, siendo extra amable mientras con gentiliza tomaba mi brazo para ayudarme llegar a mi asiento.

—Será mejor que te detengas —susurré cuando se sentó junto a mí—. Explotarás sus ovarios.

Sus labios se curvaron con coqueta diversión.

—Pero, cariño, no he explotado los ovarios de nadie en todo el día.

Resoplé y sacudí mi cabeza. En dos asientos directamente en diagonal a nosotros, los Chang también comenzaba a acomodarse. Chocando con suavidad mi codo con el de Santana, murmuré

—: No importa. Acaba de notar lo sexy que es Mike, y se olvidó por completo de ti.

—¿Qué?

Llevó su atención a la mujer de los Ojos Comilones. Cuando vio que, de hecho, observaba a Mike, frunció el ceño pero se inclinó más cerca de mí para murmurar

—: Probablemente se pregunta por qué no luce ni de cerca tan bien como yo.

Echando mi cabeza hacia atrás, solté una carcajada. Y ahí fue cuando lo decidí: no más preocupaciones. Iba a divertirme y disfrutar este viaje. Observé a Santana desenredar su cinturón de seguridad así podría situarlo en su lugar. Un aturdimiento me invadió. No mintió cuando le dijo a la mujer que nunca volé antes. En efecto, este era mi primer vuelo. Nunca antes estuve tan lejos de casa. Como que quería dar saltitos en mi asiento y chillar. Y lo que era mejor, lo hacía con Santana.

Ella lucía bien con su cabello disperso sobre su frente mientras tenía el ceño fruncido y le gruñía a su cinturón de seguridad, por fin pudiendo desenredarlo. Sus hombros parecían tan deliciosos cuando se balanceaban y flexionaban bajo su abotonada camisa gris. Quería arrancar todos los botones y pasar mis manos por sus pechos, lamiendo su cuello y solo… morder su garganta.

Me incliné hacia ella y susurré en su oído

—: ¿Quieres unirte al club de la altura?

Sus manos se congelaron en su cinturón. Luego levantó su rostro.

—¡Demonios, sí!

Sonriendo, en verdad di saltitos en mi asiento.

—¡También yo!

Echó un vistazo a nuestro alrededor. Al otro lado del pasillo, los Chang se habían instalado y se tomaban de la mano, apoyados en el otro mientras hablaban en voz baja entre ellos. Volteándose hacia mí sin realmente mirarme a los ojos, Santana comenzó a hablar en voz baja

—: Primero, tenemos que esperar hasta que el avión esté de verdad en el aire y luego tú vas primero. Cuando llegues allí, tocaré la puerta dos veces. Solo dos veces, ¿entendido?

Asentí y agarré su mano, apretando. Me apretó la mano de regreso.

—Esto será asombroso.
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Finalizado Re: [Resuelto]BRITTANA: PERFECTA (GP) Epilogo

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Mar Dic 06, 2016 4:19 am

CAPITULO 27

SANTANA


De acuerdo, quizá el asunto del club de la altura resultó ser un fallo épico. Pero no podemos decir que no le dimos nuestra mejor oportunidad. Minutos después cuando nos hallábamos en el aire, Brittany se puso de pie, fingiendo bostezar y estirarse, y se contoneó frente a mis piernas para llegar al pasillo. Hubo un momento en que su hermoso culo estuvo justo frente a mi rostro, y me tentó a alzar mis manos y acunar cada benditamente firme nalga, pero me dije, paciencia. Las tendría en mi mano muy, muy pronto una vez que la penetrara a un kilómetro y medio sobre el nivel del mar. O a nueve mil kilómetros sobre el nivel del mar. Como sea. El punto era que íbamos a ser tan condenadamente traviesas, y no podía esperar.


Aclarando mi garganta, la observé caminar hasta la parte posterior, y tuve que acomodarme porque mi erección chocaba con mi cinturón. Tamborileé mi rodilla con mis dedos por unos buenos treinta segundos hasta que no pude esperar más. Después de soltar mi cinturón, me tambaleé sobre mis pies y sin querer me encontré con la mirada de Asiática mientras me miraba, frunciendo el ceño con sospecha. Después de un coqueto movimiento de mis cejas, me dirigí a los baños. Había dos puertas y ambas decían ocupadas, así que golpeé dos veces en la primera, solo para que una voz muy masculina y para nada igual a la de Brittany rugiera

—: Ocupado.

Así que comencé a dirigirme a la otra, pero se abrió antes que pudiera golpearla. Una Brittany riéndose disimuladamente me observó desde adentro. Cuando empecé a dirigirme a ella, sus ojos se abrieron por completo y sacudió su cabeza.

—Santana, no creo que… mmm.

Hice que retrocediera en el baño y luego se detuvo de pronto porque no había más lugar para que se mueva.

—Maldita sea, estas cosas son pequeñas.

—Lo sé —siseó—. Es una locura. No hay manera que entremos…

La levanté por la cintura y la situé al borde del fregadero, el cual apenas me dio espacio suficiente para entrar al baño con ella. Luego cerré la puerta y apenas pude voltearme siquiera para enfrentarla. Enterró su rostro en las manos y comenzó a reírse con nerviosismo.

—No se puede —dijo finalmente—. Simplemente… no se puede. Ni siquiera tenemos el espacio suficiente para sacarnos la ropa.

—Habla por ti, mujer. Todo lo que tengo que hacer es bajarme el cierre.

—Bueno, mis pantalones se quedaran. Es imposible que pueda sacármelos.

Bajé la mirada a la adorable calza negra que usaba con un par de botas y un largo suéter. Y sí, de ninguna manera alguien sería lo bastante flexible para sacarlos en este lugar.

—Apuesto a que puedo hacerte venir a través de toda esta ropa —decidí.

Situé una mano en la pared detrás de su cabeza y la otra en lo alto de su muslo.

—. Al menos podemos juguetear un poco, ¿verdad?

Su sonrisa me dijo que le agradaba la idea, así que me incliné para besarla con suavidad cuando alguien tocó la puerta.

—Señoritas. —exclamó un tipo por la fina puerta—. Les habla Jon, su auxiliar de vuelo. ¿Podrían salir del baño, por favor?

—Oh, Dios mío —jadeó Brittany, mirándome con los ojos abiertos como platos.

La miré de vuelta antes de susurrar

—: Atrapadas.

Su rostro enrojeció.

—Esto es tan vergonzoso.

Tomando su mano, la ayudé a bajar del fregadero.

—No te preocupes. Yo me encargo.

Se posicionó contra mi espalda, buscando protección cuando abrí la puerta y vi a un tipo con el ceño fruncido vestido con el uniforme de auxiliar.

—Señorita —dijo tan seriamente que Brittany tuvo que amortiguar una risita contra mi vértebra—, hay un límite de capacidad para una sola persona en cada baño.
Tendrán que separarse.

—Sí, lo lamento —me disculpé—. Ella se… sentía mal. Simplemente vine a ver cómo seguía.

Jon entrecerró sus ojos.

—¿Es por eso que ella no puede parar de reírse?

—Bueno, ya sabe —me encogí de hombros y levanté una mano—, el dolor estomacal la hace… reírse.

—Oh, cielos —gruñó Brittany con absoluta humillación.

—Señorita.

A Jon no le hizo gracia mi mentira. Cruzó los brazos sobre el pecho y me miró.

—. No nací ayer. Sé exactamente lo que hacían ustedes dos. Y ese tipo de relaciones no están permitidas en este vuelo comercial.

—Así que… ¿dices que deberíamos haber ido con Southwest en su lugar?

Dejó escapar un sonido grave.

—Esto no es en lo más mínimo divertido.

—Oh, vamos, hombre —resoplé y levanté las manos—. ¿Qué vas a hacer? ¿Meternos en la cárcel del avión?

Jon hinchó su pequeño pecho de auxiliar enclenque y me dio la mirada.

—Señorita, nos hallamos lo suficientemente cerca como para dar vuelta el avión y dejarlos a O'Hare.

Tenía la sensación de que me tomaba el pelo. No me los imaginaba dándose la vuelta solo por dos niñas cachondas portándose mal, pero joder, tenía su cara de póquer. Tragué saliva, sintiendo que podría decir la verdad.

—Bueno, mierda.

—¡Oh, Dios mío, no!

Brittany saltó a mi alrededor y sacudió la cabeza rápidamente.

—. No, por favor, no puedes hacerle eso.

Apretó el brazo de Jon desesperadamente.

—. Se dirige a una entrevista. La entrevista de su vida. Por favor.

Se llevó la mano al pecho y respiró profundamente.

—. Fue mi idea. Esto fue todo… mi idea, y lo siento mucho, mucho. Solo… por favor no le hagas esto. Puedes llevarme de vuelta a O'Hare. Solo yo. No a ella. Voy a aceptar todo el castigo. Ella solo... tiene que llegar a Lake Tahoe.

Cuando las lágrimas llenaron los bordes de sus pestañas, no aguanté más.

—Maldita sea, nena, no.

La atraje hacia mí y le envié al imbécil de Jon una mueca por hacerla llorar. Sus ojos se desorbitaron por la preocupación mientras acariciaba el cabello de Brittany.

—No llores, princesa. Si tú no puedes ir, entonces yo tampoco. Este era tu primer viaje a través del país, tu primer viaje en avión. No iré a ninguna parte sin ti.

Ella levantó la vista, y una de sus lágrimas suspendida en el aire se deslizó por su mejilla.

—Pero la entrevista…

—A la mierda la entrevista. No podría hacerla si tú no te encontraras allí.


Le agarré la cara y la miré profundamente a los ojos.

—. Si tú saltas, yo salto. ¿De acuerdo, Rose?

Comenzó a sollozar entonces.

—Dios mío. ¿Estamos a punto de ser enviados a la cárcel del avión y citas Titanic?

—Lo siento —me disculpé al instante—. Dios, nena. Lo siento mucho. Esto fue mi culpa. Debí… mierda, no lo sé. Solo dije la cita de la película para hacerte sonreír.

—Funcionó —juró a pesar de que más lágrimas inundaron su rostro y la inclinación de sus labios parecía cualquier cosa menos feliz—. Fue tan bonito, y me encantó. Es que... no quería meternos en problemas. Has sido tan increíble, y yo solo estoy jodiéndolo todo.

—No... No, no hay ningún problema, señorita.

Jon le palmeó el hombro vacilante, su expresión llena de preocupación.

—. No quise hacerla llorar. Tome.

Le empujó un fajo de pañuelos.

—Oh. Gra… gracias —lloriqueó y con cautela cogió un pañuelo de papel antes de limpiarse la cara.

—. Así que… ¿no nos va a sacar a patadas del avión?

—Por supuesto que no. Lo siento por asustarla. Solo quería que fuera consciente de las reglas.

Ella asintió y se sonó la nariz.

—De acuerdo. Soy consciente ahora. Somos muy conscientes.

Todavía la observaba con recelo como si estuviera listo para atraparla en caso de que se desmayara o alguna mierda.

—¿Segura? ¿Se encuentra bien?

—Sí. Gracias. Muchas gracias. Si no le importa, yo... Creo que vamos a ir a tomar nuestros asientos.

—Claro.

Él le tocó el hombro de nuevo y tuvo la suerte de que yo no le rompiera la mano.

—. Voy a hacerle algo caliente para beber y se lo traigo, ¿de acuerdo?

—Gracias. Eso es muy amable.

Alcé una ceja mientras observaba su acción. Cuando Brittany levantó la vista hacia mí, sus mejillas se encontraban todavía húmedas por el llanto, pero ni una sola nueva lágrima llenó sus ojos. Tomó mi mano y nos llevó de vuelta a nuestros asientos. Sin decir una palabra, nos abrochamos los cinturones de seguridad y nos sentamos allí, mirando hacia delante.

—¿Estás bien? —pregunté al fin, bajando la cara para lograr mirarla.

Se volvió hacia mí, completamente casual.

—Claro. ¿Por qué?

Parpadeé. Y entonces me di cuenta.

—Por qué, pequeña mentirosa de mierda, has jugado totalmente con él. —Y conmigo también, al parecer.

Su sonrisa astuta se deslizó por su rostro.

—Bueno, tenía que hacer algo. Tu actitud de idiota listilla y petulante no nos llevaba a ninguna parte.

Mi boca se movió un momento antes de susurrarle

—: Mierda, mujer. ¿Cómo diablos puedes sacar lágrimas de esa manera?

Ella arqueó las cejas.

—Tengo tres hermanos. Años de práctica.

—Oh, Dios mío. —Eché la cabeza hacia atrás y solté una carcajada—.Eres tan impresionante. No soy digna.

Sacudiendo la cabeza, la miré con asombro.

—. No soy nada digna.

Se sonrojó y sonrió pero rápidamente bajó la expresión cuando miró por encima del hombro. Me dio codazo y susurró

—: Rápido. Viene con mi bebida.

Por mucho que lo intentara, no podía dejar de sonreír. Dejé caer mi cara de modo que Jon no pudiera ver mi sonrisa.

—Aquí tiene, señorita.

—Muchas gracias. —Brittany se acercó a mí para aceptar su bebida de cortesía—. Té caliente. Mmm. Huele delicioso.

—Y me disculpo de nuevo —soltó Jon—. No quise molestarla.

—Está bien. No se preocupe. He aprendido la lección.

Me encontraba muy cerca de morir de risa, y Brittany lo sabía porque de repente, apretó su mano alrededor de mi muslo y me clavó las uñas para mantenerme tranquila. Pero joder. Habíamos roto las reglas, y aquí estaba Jon, disculpándose con ella y sirviéndole un jodido té. Era sin duda la mujer más entretenida, dinámica, retorcida, increíble y hermosa que había conocido. Si ya no estuviera locamente enamorada de ella, lo habría estado en ese mismo momento
.

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