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Mensaje por 3:) Sáb Feb 18, 2017 8:53 am

Hola morra....

Me gusta como van las cosas entre ellas...
A ver como va el.cumple de san....
Y a ver que hace quinn??

Nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Sáb Feb 18, 2017 7:52 pm

micky morales escribió:Demasiado lindas, y Quinn ya esta como bueno no??????



Hola, o no¿? aiii!!!! si son lo mejor!!!! Mmmm sip, esta bn q quiera cuidar a san, pero al menos el voto de confianza para britt nop¿? =/ Saludos =D





3:) escribió:Hola morra....

Me gusta como van las cosas entre ellas...
A ver como va el.cumple de san....
Y a ver que hace quinn??

Nos vemos!!!



Hola lu, sii y a mi tmbn! son un amor!!! Esperemos y bn, no¿? osea no tiene xq ir mal... digo yo xD Mmmm esperemosy nada malo XD Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Cap 25

Mensaje por 23l1 Sáb Feb 18, 2017 7:54 pm

Capitulo 25



Guardando el secreto hasta el último minuto, Brittany entró en el repleto parking de un gran restaurante con una bonita iluminación.

—¿Mares del Sur?—comentó Santana leyendo las luces de neón de aspecto tropical.

—¿Has estado alguna vez aquí?

—No, pero parece interesante.

—Según Blaine, se supone que este es el restaurante polinesio.

Un aparcacoches las esperaba en la entrada. Brittany arrancó las llaves del contacto y se las tendió. Sonrió nerviosa mientras Santana daba la vuelta al coche.

—Bueno, ahora veremos—dijo mientras en ir por una enorme puerta de madera.

Inmediatamente fue a recibirlas un hombre vestido con un atuendo de brillantes colores étnicos y las guió por un puente que cruzaba una verdadera corriente de agua.

Al entrar a la parte central del restaurante, las dos mujeres se quedaron maravilladas por sus dimensiones y su espectacularidad: una serie de senderos serpenteantes rodeaban los parterres discretamente enclavados entre plantas tropicales y brillantes flores.

Y, desplegando magníficamente todo su esplendor, se erguía un acantilado
artificial de tres pisos de altura.

Cuando comenzaron el ascenso siguiendo los senderos hasta el siguiente nivel, pudieron ver una masa de agua azul turquesa rodeada de rocas, justo al pie del acantilado.

—Increíble—exclamó Santana.

—Me dijo que era como un trocito de paraíso. Espera a ver dónde estamos sentadas.

Continuaron subiendo, cruzando puentes y siguiendo el camino hasta una mesa que quedaba apartada y justo al lado del acantilado. Desde su posición estratégica tenían plena visión del lago y apenas se adivinaban unas cuantas mesas más.

Gracias a un excelente uso de los diferentes niveles, de las rocas y del follaje se podía disfrutar, al mismo tiempo, de intimidad y de una vista panorámica de aquel paraíso artificial.

Ciertamente era todo un logro artístico.

—Es absolutamente maravilloso—declaró Santana.

—Si la comida es tan buena como la ambientación, esto es el paraíso.

Inmediatamente después de que el camarero les llevara las bebidas, Brittany se percató de que dos mujeres con llamativos bañadores multicolores avanzaban sobre las rocas que había alrededor del agua.

Santana se volvió para ver qué estaba mirando Brittany.

—¿Qué hacen?

Una mujer se detuvo en una roca plana a ras de agua mientras que la otra seguía escalando el acantilado hasta una cornisa que quedaba justo debajo de su mesa.

Aunque Brittany sabía lo que iba a suceder, también era la primera vez que lo veía con sus propios ojos. Calculó la distancia que separaba la cornisa del agua.

Daba miedo.

—No irá a tirarse desde ahí, ¿verdad?—le preguntó Santana con nerviosismo comedido.

—Mira y verás.

La mujer de piel oscura y bellos músculos se preparó y, de repente, con los brazos completamente abiertos, saltó sin miedo al aire. En silencio, absolutamente sobrecogidas, contemplaron cómo la bella figura completaba sin esfuerzo aparente una perfecta zambullida en el agua.

—-¡Guau! —exclamó Santana.

—Ha sido increíble.

—Impresionante—dijo Santana con los ojos aún clavados en las ondas de la lejana agua azul del fondo.

La saltadora regresó a la superficie llevando algo en las manos entre sonoros aplausos que resonaron por todo el local. Salió del agua y se lo tendió a la mujer de la roca.

—Ha sacado algo del fondo. ¿Lo has visto? ¿Qué crees que es?—vio la sonrisa de la cara de Brittany—Ya lo sabes—volvió a clavar los ojos en la mujer que rodeaba la orilla del agua.

La cara de Brittany irradiaba alegría.

Ver el placer que aquella noche le estaba proporcionando a su amante convertía su regalo en justo lo que ella pretendía. Contempló embelesada cómo Santana observaba a la mujer morena que continuaba su ascenso por el camino.

Llevaba un collar de flores de brillante color fucsia y las deslumbró con su blanca sonrisa mientras se acercaba y colocaba el collar de flores alrededor del cuello de Santana.

—Feliz cumpleaños—le dijo dándole un beso en la mejilla.

La cara que puso Santana era impagable. Sus ojos reflejaban la sorpresa y la maravilla de una niña, y tenía las mejillas ruborizadas mientras observaba en silencio.

Entonces, la mujer le ofreció otro regalo. Hábilmente abrió la gran nécora que le había entregado la saltadora y cogió el tesoro que había dentro.

Con una sonrisa de complicidad, Santana se encontró con los relucientes ojos de Brittany.

—Una perla.

—Una perla grande y bonita—precisó la mujer.

—Es preciosa—dijo examinando su tesoro—, Gracias.

Primero en su lengua nativa y después en inglés, la mujer le dijo:

—Ojalá el día de hoy te traiga vientos cálidos y una mar en calma y que el amor te llene el corazón.

—Gracias—sonrió Santana buscando los ojos de Brittany—Así ha sido.

Se volvieron y saludaron con la mano en agradecimiento a la nadadora que las miraba desde las rocas del fondo y que les sonrió en respuesta.

Santana se volvió hacia los felices ojos de Brittany y le susurró:

—Ojala pudiera besarte aquí mismo. ¡Qué cumpleaños tan maravilloso!

Brittany se acercó por encima de la mesa y agarró la mano de Santana.

—Te quiero, Sanny; con todo mi amor.

Era una lástima que, a pesar de lo mucho que deseaba disfrutar de toda la magia y el romanticismo del momento, Santana no fuera capaz de evitar que su visión periférica captara cuanto ocurría a su alrededor.

Los años de paranoia constante le estaban pasando cuentas y, pese a sus esfuerzos por hacer caso omiso en aquella ocasión, no podía.

Un hombre que estaba a otra mesa observaba todos sus movimientos. Discretamente deslizó la mano para apartarla de la de Brittany y la reemplazó con la perla.

Durante toda la cena el hombre prosiguió con su vigilancia. Incluso su esposa desplazó la silla para ver qué es lo que le resultaba tan interesante a su marido.

Brittany seguía sin darse cuenta, lo que a Santana le resultó sorprendentemente reconfortante. Casi se sentía con derecho a negarse a que aquello la afectara, de modo que decidió disfrutar de los sentimientos todo lo que pudiera, seguramente hasta que Brittany se diera cuenta de que las miraban.

Tras unos minutos, mientras esperaban el postre y hablaban de plantas exóticas, Brittany se percató.

—¿Cuánto rato llevan mirándonos?

—De vez en cuando—respondió Santana quitándole importancia.

—¿Te molesta?

—No. Supongo que de algún modo es un cumplido ser más interesante que todo esto—dejó que sus ojos barrieran los alrededores de la otra mesa, pero conscientemente evitó la mirada del hombre.

De nuevo, Brittany se acercó y tomó la mano de Santana.

—Podemos celebrar aquí nuestros aniversarios—dijo—, Así, si alguna vez perdemos la cuenta de los años que llevamos juntas, siempre podremos contar las perlas.

Santana quitó una flor de su collar y la deslizó en el brillante pelo rubio por encima de la oreja de Brittany. Los pétalos, de un delicado rosa violáceo, intensificaban aún más el azul resplandeciente y profundo de los ojos que emitían refulgientes su mensaje de amor.

—Nunca dejarás de sorprenderme, Brittany Pierce—sonrió—¡Te quiero tanto...!


Cuando salían del restaurante y pasaban por la mesa de la pareja que había estado observándolas con tanta curiosidad toda la noche, el hombre expresó en voz alta su opinión:

—¡Qué desperdicio!

Santana apartó la mirada mientras Brittany ofrecía a la pareja su sonrisa más profesional:

—Buenas noches—les dijo con elegancia.

«¿Desperdicio?—pensó Santana—El desperdicio sería malgastar el tiempo intentando cambiar aquellos pensamientos malsanos.»

Sin embargo, reconoció que era importante no dejar que la ignorancia generara ira, un pensamiento con el que, saltaba a la vista, Brittany Pierce estaba de acuerdo.





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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Sáb Feb 18, 2017 8:52 pm

hola morra,...

desperdicio para el,.. ellas la pasan bomba jajaja
me encanto como fue el cumple de san,.
a ver como termina la noche???

nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Sáb Feb 18, 2017 11:28 pm

3:) escribió:hola morra,...

desperdicio para el,.. ellas la pasan bomba jajaja
me encanto como fue el cumple de san,.
a ver como termina la noche???

nos vemos!!!



Hola lu, sip jajajajajaajajaja. Y a mi, asik somos cuatro ajajajajajaj. Aquí el siguiente cap para saber mas! Saludos =D


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Finalizado FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Cap 26

Mensaje por 23l1 Sáb Feb 18, 2017 11:31 pm

Capitulo 26


Brittany detuvo el coche en una calle prácticamente desierta frente a la casa de Quinn.

Santana lo intentó de nuevo:

—Cariño, ha sido una velada fantástica. No tenemos por qué entrar. La llamaré cuando lleguemos a casa y le diré que estábamos demasiado cansadas.

—Sí, ha sido una velada maravillosa y no hay motivos para creer que Quinn vaya a estropearla. Además, ¿cómo te haría sentir eso si estuvieras en su lugar?

—Bueno prométeme que no nos quedaremos mucho rato, ¿vale?

—Trato hecho. Pero antes de que entremos quiero darte tu regalo—saco una cajita debajo de su asiento.

—Britt, lo de esta noche ya ha sido bastante regalo...

—Ábrelo.

Santana se quedó mirando un momento los arrebolados ojos de Brittany y después se inclinó a besarla.

—Ni siquiera lo has visto aún.

—No me hace falta verlo para saber cómo me siento—la voz de Santana era grave y suave—¿Estás segura de que no quieres ir a casa?

Con una risa delicada Brittany le respondió:

—Ábrelo.

La caja contenía una gruesa cadena de oro de dibujo de espiga que hacía juego con el brazalete que Santana siempre llevaba.

—¡Oh, Britt-Britt! Sé que es muy caro. Nunca me he podido permitir uno. ¿Por qué te has gastado tanto dinero?—preguntó mientras admiraba el regalo.

—Me han hecho un precio especial. Además, tú lo vales.

—Un plan especial de financiación, seguro.

—Venga, póntelo. Quiero ver cómo te queda—dijo inclinándose para ajustar el cierre—Así, perfecto.

—¿No hemos vivido esto ya antes?

—Claro que sí, pero esta vez no creo que vayas a salir huyendo de mí—dijo apretando sus labios contra los de Santana.

El beso rápidamente empezaba a expresar las horas de emoción reprimida. Después, con la misma velocidad, Brittany se separó.

—No, no, no. Tenemos que controlarnos. Vamos a ver a Quinn.

Con una sonrisa Santana abrió la puerta:

—Ponte la armadura, que allá vamos.

—¿De quién es ese coche?—inquirió Brittany.

—De Marley, la novia de Kitty, te acuerdas. Me dijo que Marley y Kitty llega un poco más tarde—llamó al timbre—Seguramente estarán abajo, que se está mejor.

Después de lo que le pareció un rato inusualmente largo, finalmente Quinn abrió la puerta.

—¡Hola! Empezaba a preguntarme si ibais a aparecer. ¿Se lo han pasado bien?—Quinn balbucía—Tienes buen aspecto.

—Sí, nos lo hemos pasado bien. Tendrías que ver el restaurante...—dijo Santana mientras cruzaba el salón.

—Sí, sí. Acaba de explicármelo abajo. Antes tengo que ir corriendo al baño.

Santana cogió a Brittany de la mano y empezó a bajar por la escalera iluminada, pero a medio camino dijo:

—Qué raro. La luz del sótano no está encendida.

—¿Dónde está el interruptor?

—Allá abajo—Santana se estiró para encenderlo.

De pronto las sobresaltó un tremendo silbido y un ensordecedor «Feliz cumpleaños» al tiempo que la luz inundaba el sótano.

Se quedaron de pie estupefactas, frente a un tropel de gente que reía y las ovacionaba. La cara de Santana lo contaba todo.

—¡Te hemos pillado! ¡Te hemos pillado!—exclamó Marley—No lo sabías, ¿verdad?

Santana negó con la cabeza, totalmente anonadada, y después se volvió hacia Brittany.

—Tú sí que lo sabías, ¿verdad?

—Ella no sabía nada—confirmó Quinn a su espalda—Venga, mira, todas están aquí. Ponte cómoda. Si es que puedes con esa ropa, claro.

Brittany intentó no verse abrumada por las bienvenidas y las presentaciones mientras Santana la guiaba por entre la multitud.

La alivió llegar al otro lado de la sala y encontrarse con Blaine. Se sintió mucho más cómoda mientras compartían con él la experiencia del restaurante.

Otra pareja se sumó pronto a su grupito.

Santana le presentó a las dos mujeres como unas amigas a las que había conocido durante casi los once años que ellas llevaban juntas.

Evonne, redondita y con aspecto de matrona, lucía unos rizos mayormente canosos y una sonrisa que hubiera derretido un témpano de hielo, y parecía tener unos cincuenta años.

Donna, robusta y rubicunda, con todo el aspecto de un Huckelberry adulto, probablemente tenía unos cuarenta años.

Su calidez natural y su agradable conversación proporcionaban a Brittany una sensación de aceptación que percibió al momento.

Escuchaba con una sonrisa de gratitud, dándose cuenta al instante de lo mucho que Santana admiraba y respetaba a aquellas dos mujeres y lo bien que le habían caído a ella ya.

—¿Te gustan los caballos, Brittany?—le preguntó Evonne.

—Sí, pero desde la universidad que no monto. Puedes decirme Britt.

—Bueno nosotras tenemos dos hermosas yeguas que necesitan ser montadas más a menudo. Tendrás que convencer a Sana para que te lleve a cabalgar algún día de estos—Evonne centró en ella su atención—Santana, hace tiempo que no vienes a montar.

—Lo sé. Me han pasado demasiadas cosas últimamente. Pero iremos, quizás el fin de semana que viene...

—Miren eso—dijo Donna agarrando de repente el brazo de Evonne.

Dirigía su atención al final de las escaleras, donde una rubia alta y voluptuosa estaba junto a Blaine. Su vestido de lentejuelas brillaba con reflejos irisados mientras avanzaba hacia la única luz que había sobre el escenario.

—Ahora caigo—sonrió Santana,

—No puedo creerme que te olvidaras de alguien así—se burló Donna,

—Hola—exclamó Santana—, es Kurt.

Las mujeres, fascinadas por la revelación, se quedaron mirando fijamente a la figura que estaba de pie ante el micrófono.

Acercándose a Santana, Brittany susurró:

—¿Ese es el hombre que nos presentó Blaine?

Santana asintió y sonrió.

—Es increíble—comentó Brittany—¿Cómo lo hace?

—Con el truco del almendruco—replicó Santana guiñándole un ojo en broma.

La voz suave y sensual de Kurt sonó por el micrófono.

—Santana, sube aquí, querida, que esto es para ti.

Se abrió camino a través de la sala llevando a Brittany de la mano, al mismo tiempo que Blaine emergía de las escaleras con un enorme pastel y hacía señas a Santana de que le cambiara el sitio.

Las treinta velitas iluminaban una expresión burlona.

—Has sido tú quien las ha puesto ahí una a una, ¿no? Muchas gracias, Blaine.

—Es que eres una ancianita tan guapa...—se rió.

Mientras Santana se quedaba de pie, muy vistosa, detrás del pastel iluminado, Kurt, en su falsete entrecortado, interpretó su versión de la famosa canción de cumpleaños de Marilyn.

Mientras tanto, Brittany se esforzaba por ver al hombre que tenía delante.

No le parecía posible.

Los movimientos eran extremadamente femeninos e incluso la voz resultaba creíble.

Cogió a Blaine por el brazo.

—¿Se dedica a esto profesionalmente?

—Es una drag queen—dijo con una enorme sonrisa—Me temo que Quinn te ha inscrito a un curso acelerado sobre la vida social de gays y lesbianas.

—Quizás quieras encontrar un sitio donde apoyar esto—anunció Kurt cuando se apagaron los aplausos—Santana, no queremos que te sientas fuera de lugar vestida de tiros largos, así que, como vas a ver, no soy la única drag. Esta noche, para tu diversión y deleite, presentamos a...—su mano extendida dirigió la atención a las escaleras, donde tres mujeres vestidas con traje de noche se abrían camino tambaleándose hacia la tarima—Las Safo Sisters.

—¿Cómo lo hacemos para andar con estos putos zapatos?—decía la última.

—Porque somos las mejores—respondía la de en medio—Nosotras las mujeres somos lo más.

La primera en el escenario, la más elegante y con movimientos finos de las tres, miró directamente a Santana:

—Cariño, espero que aprecies que me haya prestado para eso, es especialmente para ti.

—¡Quinny! —exclamó Santana sorprendida mientras

inspeccionaba aquella constitución fina cubierta de azul brillante. Brittany se limitó a quedársela mirando sin poder creérselo.

—¡Ohhh, nena!—bromeó Santana pasando maliciosamente la mano por las piernas de Quinn.

—¡Compórtate!—le espetó Quinn dándole un golpe en la mano—¡Locas bolleras!

—Pero cariño, nunca te había visto así antes—se rió Santana—Podrías arrastrar a la más recatada por el camino de la perversión.

A esas alturas toda la sala estaba riéndose a carcajadas, ya que, para entonces, todas se habían imaginado que el trío de poco probables candidatas a reina de la fiesta de fin de curso consistía en Quinn, Rachel y Dani.

Superada la impresión inicial de la imagen de Quinn, Santana centró la atención en las otras dos.

Apenas se las podía reconocer con pelucas que escondían su pelo y un maquillaje extremado.

A Dani sólo la delataban su sonrisa.

Curiosamente, Rachel era la que más se delataba, ya que era la más bajita de todas, sus caderas estrechas y su bonita sonrisa.

Quinn, que seguía sin poder captar la atención de toda la gente, finalmente llamó a Blaine.

—Adelante, maestro—y el trío entró en acción.

My Guy, adaptada por el trabajo experto de Blaine en aquella ocasión se refería a «My Girl» mientras las Safo Sisters hacían playback en su fugaz camino al estrellato.

—Seguro que les ha costado mucho trabajo preparar esto—comentó Brittany.

—Es un cometido ideal para Quinn. Le encantan este tipo de cosas—explicó Santana—, Aunque me ha sorprendido con el vestido y el maquillaje.

Mientras tanto, Quinn hacía el payaso, primero con una amiga y después con la otra, provocando las risas con sus gestos y sus expresiones faciales.

Prosiguió con sus gracias durante la segunda estrofa hasta que unos ojos súbitamente acerados se clavaron en los de Brittany: «No ha nacido el hombre que pueda apartarme de mi chica».

La diversión se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos, junto con la sonrisa de Quinn. Aún así, Brittany se negó a romper el contacto visual, obligando a Quinn a ser ella quien apartara la mirada.

De algún modo, aquello le hacía sentir que controlaba la situación.

Fue una cosa tan insignificante y sucedió tan deprisa que Santana no se enteró de nada, pero el impacto fue innegable, y el mensaje, alto y claro, era que el resto de la noche podría no ser tan agradable como el principio.

Decidió no decirle nada a Santana.

Quinn habló por encima de los aplausos, que ya se apagaban.

—¿Quieren cantar unas cuantas? Muy bien, muy bien. Venga, cumpleañera, que nos hace falta un cardo entre tantas flores—con una sonrisa le tendió la mano a Santana, quien se arremangó su ceñida falda y dejó que Quinn y Rachel la ayudaran a subir al escenario.

—¿Qué cantamos?

—Pretty woman—fue la réplica al unísono.

—Parece que se ha convertido en una tradición. ¿ Dani?—le señaló Santana.

Agradecida por el cambio en el ambiente, Brittany se sumó a la multitud de caras felices siguiendo el tono de la potente voz de Santana, pero observaba con interés mientras su morena interactuaba con su amiga de toda la vida y con Rachel Berry.

Santana dirigió a Quinn el célebre rugido de la canción, y ésta replicó:

—Me encanta que me rujas cochinadas.

Brittany se rió a su pesar, sin embargo, la mayor reacción del público llegó cuando Santana repasó a Rachel de los pies a la cabeza mientras, con su voz grave y lenta zumbaba «mercy» y en una aprobación de aquella bajita y atractiva neoyorquina que estaba claro que muchas compartían.

Y la sonrisa que Rachel dirigió a Santana reflejaba también su propia aprobación mientras le deslizaba tan tranquila el brazo por la cintura.

Aunque los celos no eran unos visitantes frecuentes de Brittany, de repente aparecieron en primer plano.

Esperaba que la atracción sexual que percibía fuera sólo el resultado de un montón de mujeres excitadas y de su propia imaginación. No obstante, la sonrisa que le ofreció Santana cuando la canción se terminó era justo lo que necesitaba.

Decidió que no tenía por qué preocuparse.

Cuando Santana empezaba a marcharse del escenario se vio frenada por Quinn, que la agarró por un brazo y cogió el micrófono.

—Muy bien, quien quiera bailar con la homenajeada, que lo haga aprovechando el cambio de canción del popurrí—anunció.

—Antes voy a cambiarme—dijo Rachel.

—Yo también—añadió Dani dejando a Quinn y a Santana solas en la tarima.

—¡Cobardes!—masculló Quinn colocando a Santana en posición de baile.

—Nunca creí que fuera a ver esto—Santana sonreía levantando una ceja en referencia la vestimenta de Quinn.

—Bueno no te acostumbres, que seguramente no lo volverás a ver nunca—se quitó los zapatos de una patada y empezó a bailar con ella en la primera canción—Y no me pises—le advirtió,

—¿Cuándo te he pisado?

Las mujeres comenzaron a agolparse alrededor del escenario y Brittany decidió dejar que Quinn se divirtiera.

Blaine y Kurt estaban en el medio de la sala envueltos en un abrazo y moviéndose lentamente, así que avanzó serpenteando entre las mujeres y las sillas hasta encontrarse con Evonne y Donna.

—¿Esperando a que se acaben los bailes de cumpleaños?—le preguntó Evonne.

—No me siento cómoda teniendo que hacer cola para poder bailar con mi novia.

—No van a dejar pasar la oportunidad de tener entre sus brazos a la esquiva Santana López—terció Donna—, Pero no creo que pretenda ser un ataque personal hacia ti, Britt.

—Quinny lleva meses planeándolo todo—explicó Evonne.

—Por cierto, ¿cómo se llevan ustedes dos?—preguntó Donna.

—¿Quinn y yo? Bueno lo intento, pero no le gusto demasiado.

—Quinn es muy protectora con Santana y, disculpa mi franqueza, pero no le gustan lo que ella considera que son mujeres heteros con ganas de probar cosas nuevas—sugirió Evonne.

—No entro en esa categoría, pero seguro que no me da oportunidad de demostrarlo.

—Ni siquiera Evonne le gustaba al principio—explicó Donna—, Porque estuvo casada bastantes años y crio a dos hijos. Sin embargo ahora, a parte de Santana, seguramente somos sus mejoras amigas.

—Incluso fue nuestra madrina en nuestra ceremonia de compromiso—añadió Evonne.

—¿Me estás diciendo que aún hay esperanzas?—el optimismo del tono de Brittany no resultaba convincente.

—Si antes no consigue hacerse odiar—sonrió Evonne—El tiempo le ha demostrado que amo sinceramente a Donna y que el hecho de que haya vivido una vida hetero hasta que la conocí no me convierte en menos lesbiana. Quinn, en el fondo, es buena persona. Lo que pasa es que es demasiado sincera y extremadamente fiel. Una vez que eres su amiga, lo eres para toda la vida. Intenta tener paciencia.

—¿Hay muchas más que piensen como Quinn?

—Me he tropezado con unas cuantas. Seguramente la mayoría de mujeres que están aquí esta noche comparten esa actitud en mayor o menor grado—replicó Evonne.

—¿Puede servir de algo el hecho de mostrar abiertamente tu lesbianismo?

—No lo sé. Ten en cuenta que la situación de cada una es diferente—le advirtió Evonne—Ha de ser una decisión individual y no siempre es fácil.

—Hola—las interrumpió una mujer estrafalaria que se sumó al grupito de la mesa—Rachel acaba de sacar a bailar a Santana, ¡Mierda!, si montan el mismo número que la otra vez tendré que encontrar a alguien que llevarme a casa. Después de verlas, el sexo a pilas pierde todo el interés.

Donna miró inmediatamente a Brittany, que se volvió hacia el escenario a tiempo de ver a Rachel tomando a Santana entre sus brazos. Rápidamente Evonne intervino:

—No creo que esta noche tengas que preocuparte de eso.

—¿Cómo lo sabes? La última vez se pegaron el lote que daba gusto—comentó cándidamente la mujer.

—Porque esta es Brittany, la novia de Santana—explicó Donna demasiado tarde.

Una dolorosa punzada atravesó el pecho de Brittany.

—Lo siento. No lo sabía—respondió la mujer con ostensible incomodidad.

Se fue de la mesa, pero Brittany casi no se dio cuenta tenía los ojos clavados en la pareja que bailaba.

La situación había desencadenado mil emociones: enfado con Santana por no habérselo explicado, miedo de un desafío sexual, nerviosismo por no ser capaz de controlar la situación.

Buscó una salida.

Su primer impulso fue interrumpir el baile, pero aquello daría la innegable sensación de que faltaba confianza y seguridad entre ellas.

No podía.

A pesar de lo incómoda que se sentía, iba a tener que esperar a que se acabara.

—¿Puede explicarme alguien quién es Rachel?

—Una amiga de Quinn—la satisfizo Donna—Vivía en Nueva York y se ha mudado aquí.

«Claro. Podría haberlo adivinado si hubiera tenido la mente más despejada.»

Brittany dedicó su atención a Rachel Berry.

Había algo en ella que la hacía muy atractiva. Incluso lo había pensado al verla por primera vez. Pero saber hasta qué punto Santana debía de haberlo comprobado le formó un nudo en el estómago.

—Es muy atractiva…bajita, pero atractiva—reconoció en voz alta.

La sinceridad de Donna no lo hizo más fácil:

—Eso piensan muchas mujeres.

—Es bajita, pero sin que se pierda de vista que es una mujer.

—Tiene algo es la palabra que andas buscando—añadió Evonne.

—¿Ha salido con Santana?

Donna estaba haciendo todo lo que podía para tranquilizar los ánimos de Brittany.

—No creo. Se conocieron en la última fiesta de Quinn y desde entonces he visto a Rachel con otro par de mujeres, pero no con Santana.

Brittany volvió a contemplar a la pareja que bailaba, moviéndose lentamente, hablando tranquilamente.

Mantener una conversación parecía mitigar un poco su ansiedad.

—San parece... andrógina cuando trabaja.

—Cuesta creer que alguien capaz de clavar un clavo del ocho de tres martillazos pueda tener este aspecto por las noches—se rió Donna mirando a la pareja que bailaba.

—Lo sé—sonrió Brittany admirando el aspecto de su amante con aquel vestido negro ceñido—Eso es algo que me atrajo de veras, y su manera de moverse, como una mujer fuerte y segura de sí misma. Su feminidad me gusta mucho y es tan sexy.

—Te gusta mucho. ¿Es lo mismo que decir que te excita?—preguntó Donna con una sonrisa.

—¡Donna! —la reprendió Evonne.

Por fin con una risa y con un alivio momentáneo, Brittany respondió:

—Sí, me excita.

—También tú eres muy femenina y sexy—señaló Donna—La gente presupone que deberías sentirte atraída por alguien más masculino o por lo menos con rasgos más masculinos.

—Ahora me estoy empezando a dar cuenta de que la gente tiene problemas con nuestro aspecto. En cambio, si se tomaran la molestia de llegar a conocemos, descubrirían que las dos tenemos algunos de los mal llamados rasgos masculinos, igual que, hasta cierto punto, les sucede a la mayoría de mujeres. Es una lástima que se consideren masculinos. Todos tenemos algo del otro sexo—Brittany volvió a mirar a la tarima, a su novia en los brazos de otra mujer y, de repente, se dio cuenta de que la canción que sonaba era otra.

Rachel, que rodeaba a Santana con los dos brazos, la atrajo hacia sí.

La escena hizo volver de golpe a Brittany a la realidad del momento. La ansiedad contenida había regresado con fuerzas renovadas.

Algo que le dijo Santana hizo reír a Rachel y relajó su abrazo. Sus cuerpos se separaron hasta una posición más respetable.

—Nadie las interrumpe—constató Brittany de golpe.

—Tienes razón—asintió Evonne—, Por lo menos llevan dos canciones.

—Les gustaría que Santana saliera con Rachel, ¿no?—vacilando apenas un momento, Brittany tomó una decisión—Enseguida vuelvo.



—¿Te gusta mi maquillaje?—le preguntó Rachel, todavía con una conversación frívola.

—Es bonito—respondió Santana.

—Nos lo ha hecho Kurt. He pensado que te gustaría.

—Sí, pero...

El cumplido fue todo el incentivo que necesitaba Rachel para llevar la conversación adonde quería llevarla.

—Dime una cosa...—empezó—Sé que aquella noche sentías lo mismo que yo. Lo manifestaste bastante bien.

La incomodidad hizo que Santana rompiera el contacto visual.

—¿Por qué te detuviste en aquel momento?

—Lo siento. Fue desconsiderado e injusto.

—No quiero que te disculpes, sino que seas sincera conmigo.

—Rach, aquella noche había demasiados factores en juego. Hacía mucho tiempo que no estaba con nadie y estaba luchando contra lo que sentía por Brittany. Esos dos factores combinados ya me hacían lo suficientemente vulnerable como para no haber debido estar ahí. Si le sumas las cinco copas, algo a lo que no estoy acostumbrada, y una mujer muy atractiva y persuasiva, obtendrás una situación extremadamente sexual. Lo que yo sentía era puramente sexual y eso es lo que intenté decirte entonces.

—Sé que lo hiciste, y yo también te debo una disculpa. Me aproveché de la situación.

—Me gustaría que lo olvidáramos. Quizás podamos llegar a ser amigas. Me gustas mucho, pero estoy enamorada de Brittany.

—Hablando de ella...—Rachel hizo un gesto con la cabeza hacia un extremo de la tarima.

Después de tenderle a Blaine la música que había ido a buscar al coche, Brittany avanzó por el escenario.

—Para Santana, de parte de Brittany—anunció él mientras Rachel se apartaba.

Rachel sólo la miró un momento a los ojos.

—Diviértanse—dijo con frialdad.

Su intención no quedó clara, pero tampoco era importante. Brittany tenía un mensaje que estaba a punto de transmitir a todo el mundo.

—¿Quieres bailar conmigo?—le preguntó en las notas iniciales de You Have It All Over Him.

Santana la rodeó con los brazos:

—¿Toda la vida?

Brittany rozó con su boca abierta los labios de Santana.

—Toda la vida.

Con las manos alrededor de sus hombros, le agarró la nuca y la atrajo hacia sí descaradamente, el beso fue lo bastante sensual para que hasta Quinn hubiera sentido algo.

Y a pesar de lo mucho que pudiera haberles gustado la idea de que Santana y Rachel salieran juntas, las mujeres profirieron una clamorosa aprobación de aquella exhibición pública.


—Algo me dice que el baile de cumpleaños se ha acabado—le dijo Rachel a Quinn—Sabes que esta canción es en tu honor, ¿verdad?

—Las tiene bien puestas, eso sí que lo he de reconocer—comentó señalando con la cabeza hacía el escenario—¿Te molesta eso?

Rachel contempló la intimidad que había entre las dos.

—Un poco. No me arrepiento de haber besado esos labios, aunque seguramente debería. Santana es una mujer con talento y muy atractiva, y seguirá siéndolo cuando cumpla sesenta y seis.

—Ojalá no malgastara su talento y su atractivo con mujeres que no saben apreciarlo—se quejó Quinn.

—Debería considerarse uno de los siete pecados capitales.

Miraron como Brittany contemplaba profundamente los ojos de Santana.

—Aunque eso parece que sí que sabe apreciarlo.

—Sí, hasta que su curiosidad esté satisfecha—el tono de Quinn no resonaba su sarcasmo anterior—Lo único que espero es que esta vez no tarde tres años.


Brittany apretó su cara contra la mejilla de Santana.

—Me preguntaba si te incomodarían las muestras públicas de afecto—le dijo Santana con una sonrisa tierna—Creo que me has respondido a la pregunta.

—No sabes las ganas que tenía de hacer esto la primera vez que bailamos—replicó Brittany también con ternura, su nariz contra la de Santana—, En el momento en que me estrechaste entre tus brazos supe que te amaba, que te deseaba.

Santana se quedó mirando sus hermosos labios y sonrió.

—Si supieras cuánto me costó apartarme de ti aquella noche... Me estabas derritiendo a fuego lento. Sabía que teníamos que salir de ahí.

—¿Qué hubiera pasado si nos hubiéramos quedado?

Santana sonrió.

Sus labios rozaban ligeramente la oreja de Brittany,

—El siguiente baile hubiera sido muy físico.

Lentamente, empezó a mover sensualmente las caderas pegadas a las de
Brittany alimentando las llamas que había encendido aquel beso.

—Eres una mujer muy sexy—susurró Brittany—Menos mal que se ha acabado esta canción—se besaron una vez más mientras sonaban las últimas notas—¡Oh, sí! Déjalo para luego. Creo que Blaine quiere que cortes el pastel.

Con dos grandes trozos de pastel en las manos, Brittany se aproximó a Rachel y Quinn, quienes interrumpieron abruptamente su conversación cuando ella estuvo cerca.

—Santana aún está cortando el pastel y he pensado que podía traeros esto.

—Gracias, Brittany—dijo Rachel con una agradable sonrisa.

Quinn cogió a la vez el plato y la mano derecha de Brittany, dándose cuenta de sus uñas largas y pintadas.

—Joder, Rach, ¿has visto esto? Me juego algo a que estas uñas pueden estropear un momento, ¿No te parece estar oyendo a Santana?: «Ah, cariño, ¿hay alguna otra cosa que quieras hacer? Es que ese momento ya ha pasado».

Solo las comisuras de los labios de Rachel se curvaron ligeramente:

—Sin duda creerías que eran gritos de placer.

Brittany retiró la mano rápidamente mientras las dos mujeres se reían.

—Hasta el momento no he tenido ninguna queja—dijo resueltamente, negándose a mostrar en su defensa la mano de los acordes.

—Ajá. He aquí otro de mis malentendidos acerca de las mujeres heteros. Siempre había creído que no estaban dispuestas a tragar con todo, ni al sexo oral—Quinn atacó de nuevo.

Sin responder, Brittany se volvió bruscamente y se dirigió hacia las escaleras.

—Ha sido cruel, Quinn—dijo Rachel maliciosamente—, Gracioso pero cruel.


Santana se encontró con la mirada sombría de Brittany al pie de la escalera.

—¿Va todo bien?

—Necesitaba un poco de aire fresco.

Acercándose a ella, Santana la tomó de la mano y la llevo al patio trasero.

—Es Quinn, ¿no?

Brittany se limitó a inspirar y miró las estrellas.

—Le hice prometer que se portaría bien—le explicó Santana rodeándola con los brazos por la cintura.

Brittany se reclinó en ella.

—Lo sé. Supongo que no ha podido resistirse.

—¿Vas a explicarme lo que ha pasado?

—No y no quiero que le digas nada.

Santana se volvió hacía la puerta.

—Bueno, voy a decirle algo y después nos vamos.

Brittany la sujetó del brazo.

—No, San. No quiero que se piense que no soy capaz de aguantarlo. ¿No lo ves? Entonces gana ella. Eso demuestra que no puedo soportar la presión.

—Britt, no pienso permitir que te trate así.

—Escúchame—le dijo tomando a Santana por las dos manos para evitar que se fuera—No quiero que te enfades con ella. Eso sólo empeoraría las cosas. Tienen que seguir trabajando juntas.

—Ya estoy enfadada con ella—dijo con el ceño fruncido, volviendo a los brazos de Brittany—, Pero mi amor por ti cuenta más.

La calmada voz de la ojiazul inspiraba tranquilidad.

—Algún día aprenderás a confiar en lo mucho que te quiero yo.

La palabra confiar puso el dedo en la llaga.

—Ahora que estamos solas, hay una cosa que tengo que decirte. Algo que debería haberte dicho antes.

Que Santana se abriera a ella sin que le hubiera preguntado nada aliviaba en gran parte su nerviosismo.

—Puedes contármelo todo, cariño.

—Eso espero—Santana le cogió ambas manos—Es acerca de Rachel. ¿Recuerdas que te expliqué que había ido a la fiesta de Quinn aquel viernes antes de que tú y yo empezáramos a salir?—Brittany asintió—Y que bebí demasiado. Bueno eso no fue todo—tomó aire—Rachel desde el principio me dejó muy claro que yo le interesaba. Estuvo cuidándome y halagándome
toda la noche y todo el mundo sabía lo que estaba haciendo, yo incluida. Yo intentaba con todas mis fuerzas no pensar en ti. Bailamos un par de veces 2/2 y la última yo estaba un poco mareada, así que le pasé los brazos alrededor del cuello y me pegué a ella—tenía la cabeza gacha, se miraba las manos: no estaba lista para afrontar el dolor o lo que fuera a encontrarse en los ojos de Brittany—De algún modo, ahí empezó todo.

El inminente silencio convenció a Brittany de que se suponía que ella tenía que preguntar lo inevitable:

—¿Te acostaste con ella?

Otro hondo suspiro de Santana.

—No, pero podría haberlo hecho. Estábamos en el vestíbulo frente a su habitación, prácticamente haciendo el amor de pie, pero cuando ella quiso que entráramos en la habitación, me frené.

Brittany acarició las mejillas de Santana con sus largos dedos.

—¿Qué te detuvo?

—Tú—por fin la miró a los ojos—Sabía que lo que sentía era sólo sexo, y eso me obligó a reconocer que estaba enamorada de ti. No podía apartarte de mi cabeza ni de mi corazón.

—Y aún así me hiciste ir a pescarte en medio del lago—sonrió Brittany sosteniendo con la mano la cara de Santana.

—Supongo que necesitaba saber lo serio que era para ti.

Brittany estiró a Santana de los brazos para rodearse con ellos.

—Déjame que te lo recuerde.

—Santana, ahí estás—le dijo Quinn encontrándolas al final de las escaleras—Todas quieren que cantes.

—Quinn, es muy tarde y estoy cansada.

—Venga, San, sólo un par de canciones. No tenemos ocasión de oírte muy a menudo.

Santana frunció el ceño y negó con la cabeza, pero Brittany sonrió y la besó en la mejilla.

—Dos canciones.

—De acuerdo, venga—sonrió Quinn.

Santana llevó a Brittany de la mano hasta que tuvo que soltarla.

—No te vayas.

—No mientras vivas.

De nuevo sola, Brittany buscó a Blaine o a Evonne y Donna, pero antes de que pudiera encontrarles alguien la agarró del brazo. Se volvió para encontrase cara a cara con Quinn.

—Ven aquí. Tengo que hablar contigo—le dijo con dureza mientras doblaba la esquina arrastrándola hasta el lavadero.

Esforzándose por evitar la sensación de ser una niña a punto de recibir un castigo, Brittany inmediatamente reforzó sus defensas. Pie contra pie, las dos mujeres se quedaron mirándose de hito en hito con frialdad.

De nuevo, Brittany se negó a romper el contacto visual.

—No me das miedo, Quinn.

—¿No? Bueno, ya te mearás en tus bragas de blonda cuando te des cuenta de que yo no soy el peor monstruo al que vas a tener que enfrentarte—extendió su dedo amenazador frente a su cara—Mientras tanto, te voy a decir una cosa, y sólo te lo diré una vez: quiero a esa mujer y, cuando le hagas daño, voy a convertir tu vida en un infierno, ¿Me entiendes?

Brittany prácticamente podía sentir la rabia que hacía temblar el cuerpo de Quinn, pero aún así su voz permaneció firme y su postura sólida.

—-Ahora escúchame tú. Sé que la quieres y esa es la única razón por la que tolero tu actitud. Me has dejado muy claro que no te gusto y he sido paciente contigo, pero deja que te diga yo otra cosa: amo a Santana más de lo que he amado nunca a nadie, aunque no tengo por qué justificarme delante de ti. Y no estoy dispuesta a dejar que nada comprometa su felicidad, ni siquiera tú—acercó su cara a la de Quinn, tanto que podía sentir el calor de su aliento—Así que lo mejor será que reconsideres la situación. Yo no pienso irme a ninguna parte, de modo que sí su amistad es tan importante para ti como dices, será mejor que empieces a pensar en cómo llevarte bien conmigo. Piensa en eso—exponiendo su propio dedo desafiantemente cerca del pecho de Quinn, Brittany salió bruscamente de la habitación.

Temblando por la adrenalina y sin ningunas ganas de socializar, Brittany buscó algún sitio en el que estar sola.

De la manera más discreta posible se deslizó hasta un espacio que encontró a un lado del escenario.

Mientras contemplaba el espectáculo de Santana y Dani, revivió el enfrentamiento.

En cierto modo, todo aquello era un alivio.

Había supuesto que más pronto o más tarde sucedería algo, y, ahora que había sucedido, quizás las cosas mejoraran.

Lo deseaba sinceramente, por el bien de todas.

Todavía absorta en sus propios pensamientos, Brittany se volvió para encontrarse con que Rachel se había deslizado a su lado sin que se diera cuenta.

«¡Oh, perfecto!»

¿Qué había hecho últimamente para merecerse que la pusieran a prueba de aquella manera?

«Por favor, que no me hable.»

Le alivió ver que Santana cogía el micrófono.

Pero su suerte siguió la tónica habitual de la noche y, mientras Santana marcaba el ritmo con su cuerpo, Rachel le dijo:

—¿Has llegado a verla en acción?

—La he visto actuar, si te refieres a eso.

—¿Para un grupo de lesbianas?

—No.

Rachel esperó hasta que Brittany la miró a los ojos.

—Sabe cómo ponerlas a tono.

—Eso he oído.

Aquellos inquisitivos ojos marrones escudriñaron la mirada azul de Brittany, quien, a su vez, también la escudriñó haciéndose preguntas en silencio hasta que su atención se vio distraída.

—Esta es para ti, Quinn, Gracias por esta fiesta tan maravilloso—anunció Santana.

Con facilidad se dejó llevar por el ritmo, con su voz prominente que hacía que su excitación fuera en aumento. Los movimientos de su cuerpo y las expresiones de su cara añadieron un toque personal a la interpretación con la que ofrecía a Quinn un agradecimiento único.

Brittany observó la inmensa capacidad de seducción de Santana mientras interpretaba la canción favorita de Quinn. Vio cómo cerraba el puño contra su pecho mientras formulaba las preguntas de la letra de No One Else on Earth.

La seguridad y la fuerza que emitía desde una sensualidad claramente femenina resultaban fascinantes. La contradicción entre fuerza y feminidad
resultaba intrínsecamente sensual.

No era de extrañar que las pusiera a tono, tal como había dicho Rachel. Era una combinación tan ideal como infrecuente.

Demasiadas mujeres, decidió Brittany, tenían miedo de descubrirse a sí mismas, de desarrollar su plenitud. Era fácil ver por qué disfrutaban contemplando a una mujer tan completa como Santana López.

Por un momento, Brittany apartó los ojos el tiempo suficiente para fijarse en el grupo de mujeres que había cerca del escenario.

Sus caras resplandecientes de adoración la hicieron esbozar una sonrisa de orgullo.

Era a su amante a quien ellas admiraban, era su Santana al lado de quien querían estar.

Mantuvo felizmente aquella sensación de orgullo hasta que volvió a mirar a Rachel Berry.

Su mirada era completamente desafiante.

Sus oscuros ojos marrones recorrían descaradamente cada centímetro del cuerpo de Santana, disfrutando del movimiento de sus caderas, del brillo del sudor que perlaba su pecho.

No había ni pizca de rubor en su goce, ni siquiera cuando Brittany la miró.

Incluso aunque Santana hubiera dejado bien clara su elección, saber lo cerca que había estado aquella mujer resultaba amedrentador.

«¿Qué estará pensando Rachel? ¿Qué la hizo acercarse tanto? ¿Cree que
puede volver a hacerlo?»


—Tendrías que disculparnos un momento. Dani y yo nunca hemos interpretado esta juntas—explicó Santana, y se reunieron en el teclado, Santana tarareando y Dani probando los acordes.

Después Santana regresó al micrófono.

—Es fantástica. Ya la tiene—se volvió y sonrió a Dani y después, mirando a
Brittany a los ojos, le dijo en voz baja—Esta es para ti mi amor, mi Britt-Britt

El pulso de Brittany se aceleró inmediatamente y una oleada de calor le recorrió todo el cuerpo.

En aquel momento no importaba nada más, sólo la mirada bañada en azul enviándole una descarga de electricidad por todo su cuerpo.

No existía Quinn.

No existía Rachel.

No había nadie más que Santana y Brittany.

—Bendigo el día en que te encontré...—su voz poderosa transportaba las palabras directamente desde lo más hondo de su alma.

El corazón de Brittany ya no le pertenecía.

Al llegar a la segunda estrofa, había perdido la noción de las demás mujeres que las contemplaban. Sólo miraba a Santana, no pensaba en nada más que en ella.

Y entonces, inesperadamente, Santana le tendió la mano, igual que había hecho aquella noche en el club.

Una invitación que Brittany nunca rechazaría. Subió al escenario y la cogió de la mano mientras Santana comenzaba la última estrofa.

Brittany ya no existía sin Santana:

—Dime que sólo me amarás a mi' y que siempre me dejarás ser como soy—atrajo a Brittany hacia sí y colocó el micrófono entre ellas dos.

Brittany sabía exactamente lo que quería.

Dani repitió las últimas dos estrofas y al unísono, con el tono suave y ligero de Brittany que complementaba el tono potente y pleno de Santana, acabaron juntas la canción.

La sala rompió en aplausos.

La sonrisa de Santana se fundió en un tierno beso antes de que, una vez más, cogiera el micrófono.

Cuando se hizo el silencio explicó con un poco de timidez:

—Y ahora sí que tengo que irme a casa. Gracias por venir y por este cumpleaños tan especial. Buenas noches.

Con la máxima discreción posible, fueron diciendo adiós y avanzando hacia las escaleras. Su despedida fue educada y cordial y, por fin, entraron agradecidas en el refugio del coche de Brittany.

Había sido un día muy largo, plagado de emociones y prácticamente sin ninguna intimidad.

Brittany se dirigió rápidamente a casa.

—Ha sido muy bonito, Sanny—dijo buscando su mano.

Santana apartó el apoyabrazos y se acercó a ella.

—Esa canción parecía decir todo lo que siento. Me alegra que Dani haya podido tocarla.

—Las palabras que has cantado me han ido directas a lo más hondo—justo en su alma, donde acostumbraba haber un espacio vacío que entonces el amor de Santana había llenado.

Las lágrimas se le acumularon en los ojos.

—Siempre seré tuya, Sanny.

—Eres más de lo que nunca he soñado—suavemente, Santana besó una lágrima que asomaba por el rabillo del ojo y cuchicheó en su mejilla al tiempo que con una mano acariciaba lentamente la fina seda que cubría los pechos de Brittany—Llevo toda la noche queriendo demostrarte cuánto te quiero.

Los toques tiernos y delicados de los labios de Santana empezaron a cubrir la piel del escote de Brittany.

—Sanny, así es imposible conducir—sin embargo, con una mano que rodeaba la cabeza de Santana, la animó a que siguiera con aquellas suaves caricias entre sus pechos.

La calidez de la mano de Santana se deslizó lentamente hacia arriba por debajo del suave vestido.

—San, si esto es una prueba para ver cuánto tiempo puedo resistirlo, voy a
suspender—no había tregua en los besos sobre sus pechos, y los dedos acariciaban la sedosa calidez entre sus piernas—O paras tú o paro yo.

El aliento de Santana era cálido sobre su piel enrojecida.

—Voy a hacerte el amor aquí mismo.

Rápidamente, Brittany aparcó el coche a un lado de aquella tranquila carretera relativamente rural. Mientras Santana se soltaba el cinturón, la rubia echó el asiento hacia atrás.

—Nunca pensé que desearía tanto a alguien—dijo apretando su boca contra la de Santana.

Su deseo era urgente: no hacía falta ningún crescendo en el tiempo. Las horas de juegos previos emocionales ya habían creado unas ansias urgentes de satisfacción.

Brittany se movió resueltamente bajo ella.

Sus besos, ya sin ternura, avanzaban desesperadamente hacia su objetivo.

Los gemidos continuos se encontraban con los suspiros de deseo mientras sus cuerpos se peleaban por entrar en contacto.

De pronto, Brittany agarró la mano de Santana y la dirigió de un modo agresivo dentro de la cinturilla de sus pantalones, donde los dedos insistentes acariciaron su deseo líquido.

Sin aliento, le ordenó:

—Ahora, nena, ahora—la voz de Santana era grave y lujuriosa.

—Te quiero—se deslizó fácilmente en lo más hondo de su dulce interior—¡Oh Dios, te quiero!—encontró el sitio que tan bien conocía y lo rodeó trazando círculos, lo masajeó hasta que empezaron a sonar los gritos entrecortados de excitación de su novia.

—Sí, Sanny... ¡sí, nena!—las palabras de Brittany eran de puro placer—Lo haces tan bien, tan bien... Oh, sí... sigue así—jadeó con fuerza contra la oreja de Santana.

La expresión del deseo de Brittany proporcionaba un exquisito placer a Santana, quien gimió con el impulso del inminente orgasmo.

Brittany se estremeció contra ella y gritó en pleno éxtasis:

—Ohhh... Sí, sí, sí—la tensión rompió las últimas ataduras y Brittany levantó las caderas para atraer a Santana a su interior.

Más hondo.

Más fuerte.

Abriéndose del todo, por completo.

Los gritos resonaron en el coche.

—Te amo, te amo, te amo—Santana le cubrió la cara y el cuello con las tiernas caricias de sus labios mientras Brittany restregaba su cuerpo contra el suyo, manteniéndola en su interior, capturando hasta el último momento de placer.

Susurró amorosamente las palabras.

—Oh, guapísima, lo eres todo para mí.

Santana apretó los labios contra su cálida cara y saboreó la sal de sus lágrimas. Forzó la vista en la oscuridad para verle la cara y su voz rezumó preocupación:

—¿Qué pasa, Britt? ¿Te encuentras bien?

Cerró cariñosamente los brazos para apretarse estrechamente contra Santana.

—Nunca dejes de amarme.

—No lo haré, cariño—prometió secándole las lágrimas con sus besos—, No lo haré.

Santana recuperó su posición reclinándose en el apoyabrazos y Brittany se desplazó para dejarle más sitio.

—Lo siento—dijo mientras se secaba la humedad de la cara—Debe de haber sido bastante incómodo.

Santana negó con la cabeza y sonrió:

—Ha sido el mejor regalo de cumpleaños que me han hecho nunca.

Con una extraña sensación de rubor, Brittany sonrió y señaló la cadena que Santana llevaba alrededor de su cuello.

—Si lo hubiera sabido hace dos semanas...—se rieron a la vez, suavemente, juntando las cabezas en la oscuridad. Después, Brittany se puso pensativa—¿Por qué tendré la suerte de tener una amante tan generosa?

—Vamos a casa y te demostraré lo egoísta que puedo llegar a ser.





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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Lucy LP Dom Feb 19, 2017 9:05 am

Me gusta que Britt peleé por lo que quiere , entiendo que Quin. Sea protectora pero deberia deje que San viva el momento y si se hace daño que esté ahí para consolarla aunque las Brittana son la perfección pura juntas....
Saludos chica del efecto gracias por el capítulo largo .


Última edición por Lucy LP el Dom Feb 19, 2017 11:45 pm, editado 1 vez
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Dom Feb 19, 2017 10:07 am

Hola morra....

Dios que ganas de matar a quinn... Joder es entendible que quiera a san como una hermana pero en serio comportarse así....
Me gusto que britt me hizo frente,!!
Estuvo buena la fiesta a pesar de todo!!!

Nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por perez102 Lun Feb 20, 2017 1:58 am

Esperando el siguiente capítulo, saludos cordiales
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Mensaje por micky morales Lun Feb 20, 2017 7:11 am

Que le pasa a quinn, me esta hartando y en cuanto a rachel, mas zorra imposible, hasta la proxima!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Feb 21, 2017 7:55 pm

Lucy LP escribió:Me gusta que Britt peleé por lo que quiere , entiendo que Quin. Sea protectora pero deberia deje que San viva el momento y si se hace daño que esté ahí para consolarla aunque las Brittana son la perfección pura juntas....
Saludos chica del efecto gracias por el capítulo largo .




Hola, si, a mi tmbn. Sip, yo tmbn entiendo a quinn y que es su hermana y todas esas cosas, pero no le da ni sikiera una oportunidad a britt para saber si esta jugando o no =/ Jajaja toda la razón, las brittana son perfectas jajajaja. De nada, pero los cap son solos xD algunos largos, otros normales y otros cortitos ajajajajaj. Saludos =D





3:) escribió:Hola morra....

Dios que ganas de matar a quinn... Joder es entendible que quiera a san como una hermana pero en serio comportarse así....
Me gusto que britt me hizo frente,!!
Estuvo buena la fiesta a pesar de todo!!!

Nos vemos!!!




Hola lu, jajaajajaj un poco si la vrdd =/ Pienso igual, puede tener todo el amor del mundo y querer protegerla y todo eso, pero no le da nada a britt para que pueda intentar algo ai ¬¬ SI! aii si la rubia de ojos azules esta haciendo todo, pero todo bn!!!! Si, siempre ai q ver lo bueno en las cosas, bn ai! aajajaj. Saludos =D





perez102 escribió:Esperando el siguiente capítulo, saludos cordiales



Hola, bienvenida¿? Si es así, que bueno! Siento la demora, pero aquí dejo el siguiente! Saludos =D





micky morales escribió:Que le pasa a quinn, me esta hartando y en cuanto a rachel, mas zorra imposible, hasta la proxima!!!!!




Hola, nadie lo sabe, osea si, pero mucha protección para san de su parte =/ JAjajajaajajajaja otra que esta actuando mal =/ Aquí entonces jajaja. Saludos =D



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El mundo de Brittany

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Finalizado FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Cap 27

Mensaje por 23l1 Mar Feb 21, 2017 7:57 pm

Capitulo 27


—¡Por fin han llegado!—exclamó Donna cuando Santana y Brittany aparecieron por un lado de la casa.

Cada una recibió un cálido abrazo de Donna y, después, de Evonne mientras Quinn guardaba una distancia educada.

Donna se apartó un poco para valorar el atuendo de Brittany:

—Estás guapa con vaqueros y botas.

—Hemos tenido que pedir las botas prestadas, por eso hemos llegado tarde—explicó Santana.

—Eso está bien. Son imprescindibles. No queremos que se caigan, ya que los caballos no siempre son los animales más nobles—se rió Evonne—Rachel está detrás, ensillando a nuestras dos damas. Ahora mismo estábamos pidiéndole a Quinn su opinión sobre una valla que queremos poner. Parece que nos va a hacer falta tu experiencia, San, tenemos un problema.

—¡Eh!—la voz de Rachel llegó desde la cuadra—¿Quién va a montar conmigo?

—¿Tú no montas, Quinn?—le preguntó Santana.

—No, hoy no me encuentro muy bien y no me apetece.

Santana miró a Brittany.

—¿Quieres ir tú a montar con ella? Así puedo ayudarlas con lo de la valla y después podemos cabalgar nosotras dos juntas.

La idea no era precisamente emocionante, pero tenía un punto de ironía.

Obviamente ella no era la persona con quien Rachel esperaba cabalgar y, si Brittany lograba superar la preocupación de quedar como una estúpida ante ella, podría resultar una experiencia interesante.

—Claro —decidió.

«¿Por qué no?»

—Montará Britt—le respondió Donna—Ahora vamos.

—Ya verás qué bien—le dijo Santana para tranquilizarla—Seguro que montas mejor que yo.

A Brittany le preocupó que la aprensión que Santana había notado fuera perceptible para todo el mundo.

—No lo sé, Hace mucho tiempo que no monto.

Evonne miró en dirección a la cuadra,

—No te preocupes. Rachel prefiere montar a Blaze y, ahí donde va Blaze, Sassy la sigue. Son inseparables.

—Como sus dueñas—añadió Donna con una sonrisa.

—No has de preocuparte por controlarla: limítate a cabalgar y a disfrutar—concluyo Evonne,

—Vale. Está bien,

Al entrar en la cuadra, Brittany contempló admirada las dos magníficas yeguas alazán.

—Las criaron juntas, El anterior propietario primero intentó venderlas por separado—explicaba Donna—, Pero dejaban de comer, así que no tuvo más remedio que encontrar a alguien que se las quedara a las dos. Nosotras le vinimos como anillo al dedo.

—Son unos anímales muy hermosos—comentó Brittany.

Rachel le tendió las riendas.

—Aquí tienes.

—Britt, esta es Sassy—Evonne le acarició afectuosamente el hocico aterciopelado para facilitar su presentación.

Brittany le pasó las manos por el poderoso cuello.

—Hola, Sassy, espero que seas una señorita delicada porque estoy un poco oxidada.

Sassy bajó su gran cabeza y dio un suave empujón en el pecho de Brittany.

—Me parece que ya le has gustado—se rió Donna.

Rachel ya estaba en la silla, así que, tras unas cuantas caricias de presentación, Brittany decidió que era el momento. Con las riendas y la perilla de la silla en la mano, colocó el pie izquierdo en el estribo y se impulsó.

En una décima de segundo y con un impresionante golpetazo, se encontró de espaldas en el sucio suelo, viendo cómo la silla colgaba grotescamente a un lado del vientre abombado de Sassy.

Quinn soltó una carcajada.

Brittany levantó la vista a tiempo de ver los restos de una sonrisa en la cara de Rachel antes de que Santana la ayudara a levantarse.

—¿Estás bien?—le preguntó Santana mientras Evonne le quitaba el polvo de la camisa blanca.

—¿Qué ha pasado?

No tenía claro si sentir vergüenza o indignación.

—La cincha estaba demasiado floja—la reprimenda de Evonne fue educada—Rachel, te has olvidado de que Sassy es una tramposa

Donna colocó la silla en su sitio y explicó mientras ceñía la cincha:

—Sassy siempre coge aire y lo retiene mientras intentas ajustar la cincha. Hay que darle una palmada en el vientre y apretar la cincha cuando exhala.

El tono de Rachel tenía un matiz indefinible.

—Se me olvidó—dijo sentándose bien erguida y distante sobre Blaze.

El tono de Brittany siguió conciliador:

—No pasa nada. Debería haberlo comprobado yo también.

—¿Estás lista para volver a intentarlo?—le preguntó Donna con una sonrisa.

—Una vez más.

Brittany se sacudió los bajos de sus pantalones y montó, esta vez sin dificultad, y le hizo a Sassy unas cuantas caricias de agradecimiento por haberse estado tan quieta.

—¿Preparada?—le preguntó Rachel.

—No soy Dale Evans, pero vamos allá.

Tal como le había adelantado Evonne, sin que Brittany hiciera nada, Sassy siguió a Blaze fuera de la cuadra.

Mientras pasaban, Santana le dio una palmadita a Brittany en el muslo y una sonrisa de ánimo.

—Si no he vuelto al anochecer, manda al sheriff a por nosotras—bromeó Brittany, y hasta Quinn sonrió.

Con un trote lento, los caballos llevaron a las mujeres a lo alto de la colina que había detrás del granero y siguieron el camino que cruzaba un bosquecillo.

Brittany, que ya se sentía más cómoda en la silla, se maravilló de la pericia de Rachel.

—Para ser una mujer de la gran ciudad, se te ve muy cómoda a caballo. Manejas muy bien a Blaze.

Prosiguieron su recorrido por el sendero y Rachel no respondió inmediatamente,

—Nueva York no es sólo la ciudad de Nueva York—contestó pasando por un claro entre los árboles. Se detuvieron al borde de un gran campo junto a los árboles—Yo tenía acceso a un gran picadero al norte del Estado. Un trote fácil y una conversación agradable. Quizás al fin y al cabo no sea tan malo.

—Bueno yo solía montar mucho, pero han pasado más de diez años desde la última vez que me subí a un caballo.

—Quizás podría ser de ayuda si te lo plantearas como lo de follar con un hombre: cuanto más te relajes, menos te dolerá.

Brittany clavó sus ojos azules en la acerada mirada marrón de Rachel.

Parecía que la situación no pretendía ser precisamente cómoda. Al parecer, también su intuición había acertado en lo de la cincha mal atada: no había sido un descuido de Rachel.

—Que yo te caiga tan mal, ¿es por Quinn o por Santana?

—Por ninguna de las dos—su voz era como una oleada de frío y tenía la mirada fija—He estado con mujeres como tú. Eres como una novelita romántica barata.

Bruscamente, Brittany rompió el contacto visual y, tirando con fuerza de la rienda izquierda, hizo que Sassy regresara a los árboles.

La pelea iba a ser inevitable a menos que se alejara de ahí, pero Sassy sólo colaboró hasta que llegaron al camino; ahí empezó a andar de lado, a pelearse con las riendas.

Blaze la llamó mientras Rachel continuaba hacia el campo y no hizo falta nada más: a pesar de todos los intentos de Brittany por controlarla, Sassy no hacía caso de las riendas, y dio media vuelta para seguir a Blaze.

Sus inútiles esfuerzos por detenerla se terminaron cuando, de pronto, Rachel puso a Blaze al galope.

Sassy salió disparada, prácticamente derribando a su amazona. Sólo con un pie en el estribo y aferrándose desesperadamente a la silla con una sola mano, Brittany se debatió para recuperar el equilibrio y evitar salir disparada.

Dolorosamente se esforzó por echarse hacia delante, haciendo toda la fuerza que podía con las rodillas hasta que, por fin, centrada de nuevo en la
montura, logró colocar el otro píe en el estribo.

El instinto de tantos años atrás asumió el control hizo fuerza sobre los estribos hasta levantarse de la silla lo suficiente para acomodarse al ritmo del galope de Sassy.

Ahora sí que estaba montando, cabalgando como ella sabía, con las piernas firmes y seguras, con buena postura. Dándole rienda suelta a Sassy y espoleándola para regular la velocidad de su zancada larga y suave alcanzó a Rachel.

Corriendo en paralelo, Sassy copió el ritmo de Blaze zancada a zancada en su galope por el campo. Rachel, sorprendida, miró a su lado y espoleó a Blaze para que galopara a la máxima velocidad.

Sassy respondió automáticamente.

En realidad, Brittany estaba empezando a disfrutar del reto: hicieron una carrera hasta el final del campo, girando en una amplia curva al llegar y volviendo a competir de vuelta.

Aunque no esperaba que lo reconociera, Brittany sospechaba que Rachel también había empezado a divertirse.

Bajando el ritmo al trote, Rachel encabezó la marcha hasta otro grupillo de árboles y luego hasta otro claro con diversos valles y colinas.

Se detuvieron en lo alto de la primera colina para dar un descanso a las yeguas. Aunque su enfado persistía, la curiosidad de Brittany pudo más que ella y se arriesgó con una pregunta que rozaba el insulto.

—Cuando dices que has estado con mujeres como yo, ¿a qué tipo de mujeres te refieres?

Rachel la miró atónita o por la pregunta o por que Brittany se la hiciera. Con su característico retraso, bajó la mirada hacia Blaze y le deshizo una trenza en las crines.

Brittany se preguntaba si Rachel estaría decidiendo cómo explicárselo o si quería responder a la pregunta. Esperó con paciencia mientras la morena fijaba su mirada perdida en las vistas desde la colina.

Por fin Rachel habló:

—Me refiero a mujeres que parecen completamente heteros en todos los aspectos de su vida y que después, a escondidas, se acuestan con alguien como yo. Necesitan un marido para mantener la apariencia de normalidad, quieren una seguridad económica y no piensan arriesgarse a perder a sus hijos—dudó y volvió a acariciar a Blaze—, Pero anhelan la intimidad emocional y el buen sexo que sólo puede proporcionarles una mujer. Así que—por fin miró a Brittany con una sonrisa fría y sin sentimiento—, Sí te gustan las mujeres guapas y las aventuras, ahí fuera hay muchas. Lo único que has de hacer es tener cuidado para no cometer la estupidez de enamorarte de una.

Ella hizo caso omiso de la referencia:

—¿Cómo te pasó a ti?

—No—su respuesta fue inusualmente rápida, y su mirada fría, como un témpano—Dejé que me tuviera como... como amante—Rachel esperaba, impávida y, curiosamente, con la mirada gacha una reacción que no llegó—¿Vas a cabalgar o a charlar?

Súbitamente, Brittany rompió el contacto visual e hizo que Sassy empezara a descender la colina.

Cabalgaron un buen rato sin más conversación, subiendo colinas y haciendo carreras por los valles.

«Una mujer curiosa», pensó echando un vistazo a Rachel.

Su frialdad y su seguridad en sí misma rozaban la arrogancia, y sin embargo, aún así, inexplicablemente no resultaba intimidante.

Sólo hacía que Brittany la mirara con más detenimiento y que viera algo en su sonrisa que era una perfecta contradicción. La contempló mientras cabalgaban de vuelta y se preguntó si algún día llegaría a conocerla.

Lo más extraño era ese deseo de conocerla, teniendo en cuenta cómo la trataba.



El sonido de los cepillos pasando por los lisos y relucientes lomos de las yeguas era lo único que se oía en la cuadra.

Las dos mujeres trabajaban en silencio hasta que Dona irrumpió enérgicamente:

—¡Vaya! Han vuelto de una pieza y ni siquiera hemos tenido que enviar al sheriff a por ustedes.

—¿Tanto hemos tardado?—preguntó Rachel.

—Lo suficiente para que decidiéramos comer sin ustedes. Ya acabo esto yo—se ofreció Donna—Pueden ir a lavarse.

Rachel siguió cepillando a Blaze.

—No, me quedo a ayudarte.

—Ve tú, Britt, creo que San empieza a estar preocupada.

—Gracias, Donna—al pasar por al lado de Rachel cuando salía, le dijo en voz baja—Que conste que te equivocas conmigo—seguramente las palabras no iban a significar nada para Rachel, pero decírselas le hizo sentir
mejor.



Durante el resto del día, mientras las mujeres conversaban, Quinn y Rachel se mantuvieron a una distancia prudente.

Sin embargo, Donna y Evonne demostraron ser absolutamente encantadoras.

Cálidas y sinceras, mantenían una proximidad llena de sonrisas y de afables caricias que hicieron que Brittany se sintiera querida desde un principio.

Le parecían personas amables, comprensivas y se sentía bienvenida en sus vidas y en su casa.

Fue la sensación de aceptación lo que le hizo apreciar lo importantes que eran aquellas mujeres para Santana y lo importantes que se habían vuelto ya para ella también.

Entró en la sala donde estaban todas, con bebidas para ella y para Santana.

—Oooh—se quejó al agacharse para sentarse en el suelo delante de Santana—A pesar de que hemos montado un buen rato, no esperaba que fuera a estar tan molida, pero ya empiezo a notarlo.

—Es toda una serie de músculos que no sabías que tenías—sonrió Evonne.

—Esta noche nada de gimnasia, amiga mía—Donna le guiñó un ojo a Santana—Cuando lleven un tiempo juntas se acostumbraran a esas noches tranquilas en las que no pasa nada.

Santana se limitó a sonreír y empezó a masajear los músculos del cuello y los hombros de Brittany.

—Parece como si creyeras que estamos todo el rato haciéndolo—respondió Brittany con una sonrisa.

Santana saltó antes de que Donna pudiera responder.

—No, parece como si eso fuera lo que solían hacer ellas al principio de conocerse.

Cuando todas se rieron el ambiente se volvió algo más ligero, más relajado. Parecía que se aceptaban las bromas y aquello le gustaba a Brittany.

—Sí, sí, cuéntales lo de aquella vez que el jefe de Evonne casi las pilla—sugirió Quinn.

—Ahora nos reímos—empezó Evonne—, Pero cuando pasó no fue tan divertido. Me había quedado a trabajar hasta tarde en la oficina y Donna vino a traerme algo de comida. Hacía horas que el jefe se había ido y, bueno, una cosa llevó a la otra...—un rubor se extendió por su cara redonda mientras sus maternales ojos refulgían con malicia insospechada.

Todo el mundo se había formado ya una imagen mental y empezaron a reírse en voz baja previéndola.

Donna se tapó la cara con las manos mientras Evonne continuaba.

—Estábamos en el suelo, haciéndolo cuando oí que se abría la puerta de la calle. Nunca verás a dos mujeres vestirse más rápido. Empujé a Donna dentro del armario justo en el momento en que mí jefe abría la puerta del despacho.

Hasta Rachel se reía a carcajadas.

—Todavía me pregunto por la expresión que debía de tener yo en la cara. El comentó algo sobre que yo trabajara hasta tan tarde y que se había olvidado algo y se fue. No sé que habría hecho yo sí lo que se dejó hubiera estado en el armario.

Las mujeres estaban muertas de risa, pero Evonne aún no había terminado:

—Esperen, que hay más. Cuando abrí la puerta del armario, a Donna le dio tal ataque de risa que no podía ni hablar. Al final consiguió llevarme hasta el espejo de detrás de la puerta. No podía creerme lo que veía: tenía los pelos de punta y el sujetador desabrochado, así que los pechos me quedaban más caídos que de costumbre. Sólo tenía abrochado un botón de la camisa y en un ojal equivocado, y, con la mano, me aguantaba el cierre de los pantalones.

Brittany se reía tanto que se le saltaban las lágrimas, pero Evonne aún no había acabado:

—¿Y saben qué es lo más divertido? Que nunca lo mencionó. No puedo ni imaginarme qué pensaría. Debió de creer que estaba borracha.

Finalmente las carcajadas se convirtieron en risitas, después de haber relajado las tensiones que habían ribeteado con tanta intensidad los momentos previos del día.

Les dio una base común, algo que compartir y de lo que disfrutar juntas.

Ya más abiertas, sin el impedimento de las barreras construidas por ellas mismas, empezaron a intercambiar anécdotas. Se explicaron las veces que las habían pillado o que habían estado a punto de pillarlas.

Y aunque las historias alcanzó la vis cómica de la de Evonne, eran divertidas e incluso instructivas.

Rachel explicó que, cuando estaba en la universidad, la sorprendieron en el aparcamiento con una mujer.

—Estábamos en plena faena, con las ventanillas empañadas por el vapor, cuando sonaron unos golpecitos en la ventanilla del conductor. La bajé y me deslumbró la linterna de un policía. Estábamos hablando» sonó más como un chiste que como una explicación. Nos advirtió que más valía que no volviera a vernos nunca en aquella calle.

Las mujeres estaban pendientes de la conclusión y Rachel cedió:

—La noche siguiente volvió a pillarnos, exactamente igual la historia resultaba tan reveladora como divertida.

Demostraba la fuerte tendencia al desafío que marcaba claramente la personalidad de Rachel. Brittany tardó poco en advertirlo y lo archivó para el futuro como una pieza más del rompecabezas.

Sospechaba que la vida de Rachel incluía experiencias mucho más extremas que aquella, episodios demasiado reveladores para compartirlos, aunque, a pesar de los rumores que generaba, todo en ella parecía ser bastante moderado.

Las manos de Santana volvían a masajearla. Brittany se inclinó hacia atrás, apoyando los brazos en las rodillas para que su morena le alcanzara la espalda con más facilidad.

—Ohh, esto está muy bien.

—Santana da los mejores masajes de espalda que me han hecho nunca—comentó Donna.

—Tiene unas manos maravillosas—dijo Evonne.

Donna, de camino a la cocina, acarició la cabeza de Brittany:

—Como si ella no lo supiera.

Evonne enrojeció.

—No me refería a eso.

—Ya lo sabemos—se rió Quinn—Pero es tan buena que podría cobrar por sus servicios.

—No me tientes—la advirtió Santana—, Que ya he hecho suficientes para ser una mujer rica.

—Parece como si yo fuera la única que no lo ha probado—dijo Rachel en un tono sospechosamente inocente.

—Sí, bueno, yo creía que habías recibido el tratamiento de lujo—dijo Quinn con una sonrisita de complicidad que no dejaba ninguna duda sobre su falta de inocencia.

Brittany notó que las manos en su espalda se detenían de golpe y levantó la cabeza a tiempo de ver una mirada afilada como un puñal dirigida a Quinn.

El mensaje alcanzó su destino.

—Sólo era una broma.

Santana se levantó y avanzó hacia Rachel, pero su reprimenda siguió dirigiéndose a Quinn:

—No creo que a nadie le haya parecido gracioso—se estiró para colocar un almohadón en el suelo y agarró a Rachel por el brazo.

Una cara completamente seria acompañaba su tono firme.

—Tu turno.

—Yo también lo decía de broma, Santana.

—Bueno yo no. Túmbate.

Rachel se levantó desafiante, mirándola de hito en hito.

Todas observaban en silencio.

—Pareces una mujer dura.

—Lo bastante dura para tirarte al suelo si quisiera ponerte en evidencia.

—Rachel, no te metas con ella—le advirtió Quinn.

En voz baja y con seriedad, Rachel explicó:

—Mira, no quiero causar problemas.

—No los causarás—Santana no podía esbozar ni la menor sonrisa—Túmbate.

Superando el desafío, Rachel cedió y se tumbó en el suelo boca abajo.

Santana se puso a horcajadas, se acomodó sobre su culo y colocó sus fuertes manos en sus hombros. Era la primera vez que Brittany veía a Santana reaccionar con tanta furia, pero sabiendo lo terca que era no la sorprendía.

Siguió observándolas mientras Santana le sacaba la camisa de dentro de los vaqueros y, diestramente, le desabrochaba el sujetador con una mano mediante un gesto que ella conocía muy bien.

Rachel, sorprendida, levantó la cabeza para mirar a Santana.

—Quizás sería mejor que esto fuera en privado.

—Si no—respondió Santana haciendo que Rachel volviera a apoyar la cabeza en el almohadón—, Podría salir te un morado.

—Voy a tirarle el disco volador a Cooper antes de que se haga de noche—dijo Quinn.

—Muy bien, pero asegúrate de que se queden a la izquierda de la casa—le advirtió Donna—Nuestro vecino ha amenazado con disparar a cualquier animal nuestro que entre en su finca.

—Es una lástima que no puedan hacer que arresten a ese cabrón—gruñó Quinn al salir.

—Tú ve con cuidado—enfatizó Donna.

—Iré con cuidado. Vamos, Coop.

—Es por eso por lo que vamos a poner una reja de madera en vez de un alambre—aclaró Evonne—Además, un poco de intimidad tampoco nos vendrá mal.

—El jueves alquilaremos una taladradora—dijo Santana—Y cogeré la broca extra por si nos encontramos con raíces de envergadura en aquel punto.

—Muy bien, después sólo has de enseñarnos cómo colocar los postes y Evonne y yo podemos hacer el resto—replicó Donna.

—¿Están seguras de que no quieren ayuda?

—No, ya haces bastante cavando los agujeros.

—¿Sigues entre nosotras, Rachel?—Evonne lanzó un guiño a Santana.

Rachel se limitó a gemir suavemente, con aspecto de estar completamente satisfecha bajo las expertas manos de Santana.

Brittany contempló cómo aquellas hermosas manos que conocía tan bien presionaban sobre la camisa azul desteñida de Rachel. Hasta entonces nunca había visto sus gestos, sólo había sentido las consecuencias. Firmes e imperativos, sus manos y sus morenos brazos de prominentes venas hacían maravillas.

Pensó que era una sensación extraña.

«¿Puede ser sensual sin ser sexual?»

No sabía describirlo de otra manera, pero entonces, al fin, ya quedó claro lo que estaba haciendo Santana y porqué había insistido tanto.

Tenía que hacerlo delante de sus amigas, delante de su novia, para demostrar que podía existir un contacto físico entre ellas sin que fuera sexual.

Una demostración para la que, según sospechaba Brittany, Rachel no estaba preparada.

No obstante, seguro que en aquel momento Rachel no querría cambiarle el sitio a nadie.

Las manos siguieron trabajando, recorriendo los hombros de Rachel a lo ancho y a lo largo, de ida y de vuelta, diversas veces.

—No sé cómo puedes aguantar tanto rato, San, Yo he intentado hacerle masajes a Evonne, pero me canso enseguida—reconoció Donna.

—Yo le digo que debería practicar más—se rió Evonne.

—Es cierto—añadió Santana—, Te ayudará a aguantar más—su sonrisa maliciosa obtuvo las risas que buscaba mientras presionando en la espalda de Rachel, se levantaba—Muy bien, la sesión de regalo se ha acabado. La próxima te saldrá carísima.

Con los ojos aún cerrados, la respuesta de Rachel fue poco más que un murmullo:

—La próxima vez te daré todo lo que quieras.

Santana se agachó y le dio una palmadita de broma en la coronilla.

Volviendo a su asiento, rodeó con los brazos los hombros de Brittany y la abrazó con fuerza. Se escondió en su cuello y le susurró:

—Te amo, vaquera.

—Ya lo sé—le dijo acurrucándose con una dulce sonrisa.

—Muy bien, chicas—anunció Quinn apareciendo desde la cocina—Coop ya está cansado, así que supongo que es hora de irse. Maldita sea, Santana, ¿qué le has hecho a Rachel?

Todas se rieron al darse cuenta de que el cuerpo tendido en el suelo no se había movido ni un centímetro.

—Rach—bromeaba Quinn con un suave tono maternal—, Es hora de levantarse, cariño.

Hasta Brittany tuvo que sonreír.

—Ummm. Apaga la luz—murmuró adormilada Rachel.

Todavía con ganas de jugar, Quinn se agachó y empezó a hacer cosquillas en los costados de Rachel, quien recuperó la conciencia de golpe, y se retorció para huir del alcance de Quinn.

De nuevo se rieron a su costa cuando se apoyó en las piernas de Donna con una sonrisa tímida.

—Joder, Quinn.

—Venga, podrás seguir durmiendo cuando llegues a casa, pero no te creas que vas a conseguir ningún masaje de estas manitas.

Rachel rápidamente se abrochó el sujetador y se puso de pie mientras Quinn abrazaba a Donna y a Evonne.

Se despidieron de Santana y de Brittany con un gesto de la mano y fueron hacia el coche.

—¿De verdad me hubiera tumbado ella al suelo?—le preguntó Rachel.

—En un abrir y cerrar de ojos...ademas que tu porte no te ayuda mucho Rach—sonrió Quinn.





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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Mar Feb 21, 2017 8:39 pm

hola morra,..

es una patada en los huevos,.. quinn y rachel!!! por lo menos quinn esta al margen por ahora!
espero que britt le saque la ficha rápido a rachel y la frene de una vez,..
me encanta cuando estan juntas,.. se me hace que no quiero ver a san enojada!!! dentro de todo la pasaron bien!!!

nos vemos!!!

PD: ¬¬ donde andabas??? si desapareces seguro andas por viña??? jajajajaj na mentira
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Miér Feb 22, 2017 10:01 am

Es la primera vez que quiero estrangular a Quinn y a Rachel, LITERALMENTE!!!!! estoy segura que Britt demostrara que va en serio con San!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 3637566961 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 3637566961 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 3637566961
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Miér Feb 22, 2017 8:02 pm

3:) escribió:hola morra,..

es una patada en los huevos,.. quinn y rachel!!! por lo menos quinn esta al margen por ahora!
espero que britt le saque la ficha rápido a rachel y la frene de una vez,..
me encanta cuando estan juntas,.. se me hace que no quiero ver a san enojada!!! dentro de todo la pasaron bien!!!

nos vemos!!!

PD: ¬¬ donde andabas??? si desapareces seguro andas por viña??? jajajajaj na mentira




Hola lu, la vrdd esk si osea que les pasa a esas dos ¬¬ Mmm al menos una les da un respiro, no¿? Jajajajajaaj esperemos y no pase nada que les dificulte en su relación, osea dificil olvidar a san, ya, pero ai ha meterse ¬¬ Y a mi tmbn!!!! Uff yo tampoco la quiero ver en modo snixx jajajajaj. Si q si, y eso es bueno la vrdd jajaajaj. Saludos =D

Pd: jajajajajajajajajajaja esk las vacaciones son una locura, no¿? jajaajajaj y no, no es viña ajajajjajaj, pero podría ser, no¿? jajaajaj.





micky morales escribió:Es la primera vez que quiero estrangular a Quinn y a Rachel, LITERALMENTE!!!!! estoy segura que Britt demostrara que va en serio con San!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 3637566961 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 3637566961 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 3637566961




Hola, la vrdd esk es un sentimiento que suelen causar las faberry ahora ¬¬ Esperemos y si, y tengo toda la fe ai tmbn! Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Cap 28

Mensaje por 23l1 Miér Feb 22, 2017 8:05 pm

Capitulo 28



Los espaguetis estaban a punto y Brittany apartó la cazuela del fuego.

—Sanny, la cena ya está—anunció probando la salsa y removiéndola por última vez.

Santana contestó desde el salón.

—Comamos aquí—encendió el televisor, puso su emisora de noticias favorita y quitó del sofá la cesta de la ropa.

Sosteniendo una pila de toallas dobladas bajo la barbilla, se dirigió al armario de la ropa blanca.

Aquel fin de semana habían decidido no ir a la cabaña y ponerse al día con las labores del hogar. Quería estar localizable por si Donna necesitaba ayuda para lo de la reja.

De repente, un nombre familiar en la tele captó su atención. Volvió a entrar en la sala y le impacto reconocer las caras de la pantalla:


«Dos mujeres asesinadas esta mañana en el jardín de su casa, presuntamente por los disparos de un vecino»—informó la voz.

—¡Noooo!—gritó Santana.

Se quedó clavada mirando a la televisión, a las caras de Donna y Evonne.

Al oír el grito, Brittany acudió corriendo al salón. Santana estaba sentada en la mesita y parecía asustada como un animal herido.

—Sanny, ¿qué pasa? ¿Qué ha ocurrido?—siguió los ojos de Santana, que miraban la pantalla, e intentó comprender lo que estaba sucediendo.

El reportero prosiguió:

«Las mujeres vivían juntas y habían mantenido una relación lésbica durante más de once años, lo que puede haber sido un factor que haya contribuido a su asesinato. Evonne Koch, la mayor, tenía dos hijos ya adultos. En estos momentos la policía está interrogando al hombre mayor que vivía junto a la casa de las mujeres. Seguiremos informando a medida que se vayan conociendo los hechos.»

—¡Dios! ¡No!—exclamó Brittany—Esto no puede estar sucediendo.

—No, no, no—repitió Santana mientras se ponía de pie—No son ellas—vagó sin rumbo por la habitación, pasándose nerviosamente las manos por el pelo—No son ellas—repetía negando con la cabeza.

Brittany la cogió de un brazo, pero Santana la apartó.

—No, no, no—decía apartándose de los intentos de Brittany, como si evitar su consuelo fuera a invalidar las noticias—Tengo que ir—dijo muy nerviosa palpando con las manos la superficie de la mesita.

Rápidamente Brittany cogió las llaves que estaban en la otra mesita.

—¿Adónde, San? ¿Adónde has de ir?

Santana se cubrió la cara con las manos y negó con la cabeza. Bruscamente echó a correr, cruzó la cocina y salió por la puerta de atrás. Brittany empezó a seguirla, pero se detuvo, agarró la puerta de rejilla antes de que se cerrara y miró cómo los pasos desorientados de Santana finalmente la llevaban hasta la reja de atrás.

Después, con los ojos enturbiados por las lágrimas, vio cómo Santana dolorosamente golpeaba con las manos los tablones de la reja, gritando una y otra vez: «No, no, no».

Las lágrimas rodaban por la cara de Brittany que, impotente, contemplaba la angustia de su novia hasta que el timbre del teléfono interrumpió su estado de shock.

El timbrazo, minúsculo en comparación, hizo que responder a la llamada pareciera completamente fútil, de modo que no le hizo el menor caso, pero la voz sonaba persistente desde el contestador.

—Santana, Brittany, soy Rachel. Por favor, cojan el teléfono. Necesito su ayuda—y se quedó a la espera.

Diligentemente, Brittany descolgó y se oyó a sí misma decir:

—Soy Brittany.

—¿Estaban viendo las noticias?

—Sí.

—Créeme, eres la última persona a la que querría molestar, pero Marley y Kitty no está en casa y Quinn está histérica y no sé qué hacer con ella. Le he quitado las llaves del coche, pero no sé dónde guarda la llave del armario de la escopeta. Dice que va a matarlo.

—Es una impresión tan brutal... San
—titubeó—, También está afectadísima—hizo una pausa intentando tomar la decisión correcta—Iremos para allá en cuanto podamos.

Se acercó a Santana, que ahora estaba agarrada a lo alto de la reja de casi dos metros con la cabeza gacha.

Sollozaba.

Brittany deslizó las manos por encima de las suyas, la soltó de los tablones y la rodeó con los brazos.

Durante los siguientes minutos estuvo abrazándola.

Lo único que podía hacer era ofrecerle la fuerza que le quedaba y el consuelo de sus brazos.

Nada de lo que pudiera decir iba a ayudarla.

Finalmente le susurró:

—Tenemos que ir a casa de Quinn. Te necesita.


Recorrieron en silencio la distancia que había hasta casa de Quinn. Brittany conducía sosteniendo la mano de Santana, que miraba por la ventanilla y regularmente se secaba los ojos.

—No creo que verme vaya a ayudar a Quinn—dijo Brittany aparcando en la entrada—Ve tú primera. Yo me esperaré aquí. Si crees que has de quedarte, vienes a decírmelo y me voy a casa.

Santana asintió y le apretó la mano, después corrió hacia la puerta principal.

Brittany la contempló hasta que desapareció en el interior, después dejó caer la cabeza hacia atrás e intentó encontrar un sentido a lo que había ocurrido.


—Santana—la voz de Rachel era suave mientras la abrazaba—Gracias a Dios que has venido. ¿Estás bien?

—No puedo creérmelo.

—Yo aún no he tenido tiempo de pensar en ello—se soltó del abrazo cuando Quinn subió en tromba por las escaleras—Toma—le tendió a Santana un juego de llaves—Esto es lo que está buscando.

Santana se metió las llaves en el bolsillo al tiempo que Quinn irrumpía en la habitación. Había apremio en sus pasos, indignación en sus ojos y un rifle entre sus manos.

—Tana, bien. Vamos, tenemos que darnos prisa. Venga—agarró el brazo de Santana con energía, pero ésta se puso delante—¡No, San! Sal de en medio—gritó—Tengo que pillar a ese hijo de puta. Les ha hecho daño. Les ha hecho mucho daño.

Quinn siguió empujando hacia la puerta, pero Santana permaneció delante de ella.

—Está bien, Quinny, está bien. La policía ya le ha detenido—las lágrimas le corrían por la cara.

Luchaba por mantener su propia serenidad, intentando reunir fuerzas para las dos.

Sin embargo Quinn, furiosa y bajo los efectos del shock, no era tan fácil de tranquilizar.

—No está bien. No está bien. Me necesitan—empezó a temblar, las lágrimas le caían de los ojos mientras repetía aquellas palabras—Me necesitan.

Sin embargo entonces ya sabía que eran inútiles.

—El ya no puede hacerles daño.

Quinn miró sus apesadumbrados ojos y gritó entre llantos:

—¡Oh, no! ¡Dios, San!—de repente, las muertes eran una realidad—¿Por qué? ¿Por qué?

Santana pasó los brazos por los hombros de Quinn y la abrazó.

—No lo sé. Te juro por lo que más quieras que no lo sé.

En el consuelo del abrazo de Santana, Quinn aflojó la mano que aferraba el arma y Santana se la quitó con suavidad y se la tendió a Rachel.

Quinn hundió la cara en el hombro de Santana y empezó a sollozar. Santana la abrazó estrechamente, acunándola con suavidad.

—Shhhhh—le costaba un gran esfuerzo emitir palabras—Nadie podrá volver a hacerles daño—con lo poco que le quedaba de control, le susurró—Están juntas, siempre estarán juntas, Quinny.




Absorta en sus propios sentimientos, Brittany no vio que Rachel se acercaba al coche hasta que repiqueteó en la ventanilla.

La interrupción no fue bien recibida, pero, como había empezado a llover a cántaros, hizo señas de que entrara.

—No pienso aguantar ninguna humillación, Rachel, así que ni se te ocurra.

—Maldita sea, Brittany. Dos personas maravillosas han muerto y mi mejor amiga está histérica. ¿Qué clase de persona crees que soy?—vaciló, y mientras tanto su aspecto enfadado desaparecía rápidamente—Quería agradecerte que hayan venido tan rápido.

—Lo siento—tras disculparse se volvió hacia la ventana, se apoyó en el reposacabezas y cerró los ojos.

El silencio que siguió resultaba incómodo y la amalgama de emociones, casi insoportable.

La rabia, la frustración, el nerviosismo estaban pasando factura, pero la emoción que en aquellos momentos les partía el corazón, la más fuerte, era el dolor.

Probablemente era el único sentimiento que podía unirlas.

Rachel habló con suavidad:

—Yo también lo siento, por muchas cosas. Pero no sé qué decirte ahora mismo.

Brittany siguió mirando por la ventana sin expresión alguna.

—Lo único que podemos hacer es intentar ayudar a las dos personas que más nos importan a sobrellevar esto de algún modo—se volvió para mirar a Rachel, que seguía observando por la ventana y asintiendo.

Finalmente Rachel se volvió para mirar a Brittany a los ojos.

—¿Crees que estarán bien solas ahí dentro?—le preguntó Brittany.

Rachel percibió una preocupación que la conmovió.

—Han pasado por muchas crisis juntas. Estuvieron la una al lado de la otra cuando mataron al hermano de Quinn y cuando murió la mamá de Santana. Y se ayudaron las dos en sus respectivas rupturas. Confío en que sabrán ayudarse ahora. Lo único que tenemos que hacer es dejar que se necesiten la una a la otra.

Rachel apoyó la cabeza en la ventana, mientras las lágrimas se deslizaban lentamente por su cara:

—¿Cómo ha podido suceder esto? ¿Cómo es posible que ese hijo de puta haya matado a dos personas tan buenas?

—No lo sé. Nunca pensé que fuera a ver tanto odio contra alguien a quien yo conociera—los ojos se le llenaban de lágrimas mientras recordaba sus cálidos abrazos y sus agradables sonrisas—Han sido tan buenas conmigo, desde el momento en que las conocí..., y ahora nunca podré decirles lo mucho que eso ha significado para mí—las lágrimas ya manaban imparables—Este verano he estado a punto de perder a mi mamá. Te parecerá que debería acordarme de darle las gracias a la gente al momento, de decirles lo que les aprecio.

—Nadie se esperaba que les sucediera nada.

—Es eso. Las cosas pueden pasar tan de improviso, y después es demasiado tarde para decir lo que sientes de verdad o para arreglar las cosas con alguien.

Sus dedos largos y esbeltos se deslizaban arriba y abajo por las marcas de la ventanilla. Rachel los miraba como si fueran de otra persona.

Separadas apenas por unos centímetros, las mujeres lloraban en silencio, privadamente.

Las palabras de Brittany le habían llegado.

Las implicaciones personales de aquellas palabras despertaron la conciencia tan bien protegida de Rachel.

La animadversión que había sentido contra aquella mujer, de repente, quedaba expuesta como lo que era: el revestimiento egoísta e impertinente de su orgullo herido.

Era algo difícil de expresar en palabras.

La avergonzaba no haber sido lo bastante benevolente para manejar de una manera más madura la situación con Brittany.

De nuevo, el silencio entre ellas se había vuelto incómodo.

La lluvia cesó.

Brittany bajó la ventanilla y respiró profundamente el aire frío y húmedo. Aunque momentáneamente eso alivió su depresión, se sintió culpable por disfrutarlo.

Durante un segundo había perdido de vista el dolor que entonces, abrumador, estaba de vuelta, mezclado con el impacto y con la perplejidad.

No encontraba alivio, no había nadie con quien pudiera compartirlo, a menos que ella y Rachel pudieran ponerse al mismo nivel.

—Rachel, sé que esto es incómodo. Para mí también lo es. Quizás sería más fácil si pudiéramos hablar de otra cosa. Quizás deberíamos hablar del problema que hay entre tú y yo.

Rachel se quedó mirándola con una expresión indiscernible, ella continuó:

—Sé lo que sucedió entre tú y San.

—Me dijo que estaba soltera.

—Lo estaba. No te culpo en absoluto por eso, seguramente yo hubiera hecho lo mismo. Pero también sé que a San le gustaría que fuéramos amigas y que, siendo realistas, eso no va a suceder. Al menos, hasta que tú y yo nos llevemos bien, nos fiemos la una de la otra.

Antes de que Rachel pudiera responder, la puerta de la casa se abrió y las dos mujeres contemplaron a Santana, que se acercaba al coche.

—Lo siento—dijo asomándose por la ventanilla del conductor—No tenía intención de hacerte esperar tanto rato.

—¿Está bien Quinn?

Santana asintió, con los ojos hinchados y muy seria. Brittany le acarició la mejilla con ternura:

—¿Y tú?

—Estaré bien. Mantenernos ocupadas nos ayudará a las dos. He llamado a la hija de Evonne.

—Bien.

—La familia se está reuniendo ahí y Quinn y yo vamos a acercarnos. Quizás podamos ayudar en algo. ¿Ustedes estarán bien?

—Voy a preguntarle a Rachel si quiere venir a casa—miró a Rachel, quien asintió con la cabeza—Tenemos mucho de qué hablar. Haz lo que creas que es mejor para Quinn.

—Muy bien—lo mejor que Santana pudo ofrecerle a Rachel fue una desmayada sonrisa.

Brittany se inclinó hacia la ventana, besó a Santana en los labios y le susurró:

—Te amo—mientras observaba cómo la figura desalentada de Santana se retiraba, Brittany se dio cuenta de que podía haber parecido lo que no era—No quería ser grosera contigo.

—Lo sé. Lo has hecho porque lo necesitaba.


De camino a casa de Brittany ninguna de las dos estuvo muy habladora.

En aquellos pocos kilómetros tanto Brittany como Rachel se dedicaron a la introspección. No fue hasta que se sentaron cada una en un extremo del sofá con una taza de café en las manos cuando Rachel empezó a abrirse.

—Estás siendo demasiado buena conmigo para lo desagradable que he sido yo contigo.

—¿No hay un dicho que habla de tener a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca?

—¿Me consideras tu enemiga?

—No quisiera—la contempló por encima de la taza de café mientras daba un sorbo—Quizás haya algo que podamos decir ahora y que nos ayude a dar el primer paso hacia la mutua comprensión.

—Creo que ya hemos dado ese primer paso—se le suavizó la cara y el reborde marcado de su músculo masetero finalmente se desdibujó en sus mejillas—Desde la primera vez que te vi he intentado con todas mis fuerzas que no me gustaras. Me preguntaba si tendrías la más remota idea de la suerte que tienes de estar con Santana—su impertérrita mirada cambió bruscamente y bajó los ojos—, Pero lo que me dijiste en el coche me ha afectado y no querría dejar las cosas así—de nuevo levantó la mirada—La verdad es que me caes bien. Creo que Santana tiene un gusto excelente para las mujeres.

—Es gracioso—sonrió Brittany—Yo pensé lo mismo en la fiesta cuando me di cuenta de quién eras.

La sinceridad y el cambio de tema tuvieron un efecto tranquilizador sobre las dos mujeres.

Rachel sonrió por primera vez en todo el día.

Con el brazo cómodamente extendido sobre el respaldo del sofá, parecía notablemente más relajada.

—¿De verdad estamos haciéndonos confesiones?

—¿Por qué no? Ya que hemos llegado hasta aquí.

Rachel asintió:

—Me hubiera costado muy poco enamorarme de Santana.

—Para mí fue fácil—sus ojos buscaron el reflejo de los de Rachel—No tenía ni idea de lo que estaba sucediendo hasta que fue demasiado tarde.

—¿Demasiado tarde?

—Para cuando me di cuenta de que me había enamorado de ella, no podía soportar pasar ni un día sin verla. Cuando se lo dije, se asustó y pensé que la había perdido. Fue entonces cuando la conociste.

—Ahora todo empieza a cobrar sentido.

Mientras Rachel titubeaba, Brittany empezó a ver cómo, por primera vez, emergía una parte de la personalidad de Rachel que siempre había sospechado que existía.

No se había movido, pero parecía haberse acercado.

—No quiero parecer egocéntrica, pero nunca me había pasado que después de llegar tan lejos con una mujer, se echara atrás. No sabía qué pensar. De hecho, no pensaba en nada más que en ella hasta que me enteré de que existías tú.

—Y entonces pudiste concentrarte en odiarme—vio el asentimiento de Rachel—¿Hay algo que pueda decir para ayudarte?

Las comisuras de sus labios se curvaron muy ligeramente. Sus párpados se entrecerraron apenas.

—Quizás puedas explicarme que es muy egoísta o que tiene mal carácter o hablarme de sus pequeñas manías insoportables—ahora era Brittany quien sonreía—O , mejor aún, dime que es pésima en la cama.

Brittany levantó las cejas con una suave risa:

—Eso no puedo decirlo.

—Ya me lo imaginaba.

—Aunque sí que es muy testaruda.

—Ya lo vi el fin de semana pasado.

—También asume demasiada responsabilidad a un mismo tiempo y no soporta cocinar.

—Eso es. Tengo que buscar a otra persona; si no, me moriré de hambre.

Por fin, despojadas de gran parte de su carga personal, se rieron.

A pesar de que era algo momentáneo, aquello templó la tristeza del día. La risa, al parecer, era una forma de sanar, de calmar las almas heridas.

Así ya habían dado un primer paso, o quizás más, hacia una relación más sana.

Una que las dos necesitaban.

Rachel miró intensamente a los ojos de Brittany.

—Gracias.

—¿Por qué?

—Por dejarme ver lo afortunada que es Santana.

—En el fondo eres un encanto, ¿verdad? Supongo que he de alegrarme de haberla conocido antes que tú—sin darle tiempo a ofrecerle a Rachel otra taza de café, sonó el teléfono.

Brittany respondió en el recibidor.

Minutos más tarde Rachel la vio pasar por delante del sofá sin mediar palabra.

—¿Era Santana?

Brittany asintió.

—Se están encargando de los medios de comunicación. Como si no tuvieran bastante con el dolor.

—Quizás les ayude a olvidarse del dolor.

—Igual que a nosotras. Supongo que sí, por unos momentos—miró por la ventana—San me explicó que, cuando perdió a su mamá, organizar el funeral y todas las demás responsabilidades lo único que hicieron fue posponer el dolor; que al final tuvo que hacer frente a la pérdida ella sola.

—Todos tenemos que hacer frente a las pérdidas solos, a nuestra manera, tarde o temprano.

Concentradas en sus miradas se esforzaron en ello hasta que Brittany finalmente habló:

—Sigo sin poder creerme que haya sucedido—hizo una pausa. Rachel estaba inclinada hacia delante, apoyada en sus muslos y mirando el suelo—¿Pongo las noticias?

Rachel levantó la cabeza:

—Quizás ayude a responder algunas preguntas.

Brittany volvió a reunirse con Rachel en el sofá y esperaron en silencio a que se terminaran los cinco últimos minutos de un programa y los anuncios subsiguientes.

Después, el presentador de las noticias comenzó a relatar la historia que tanto temían:

«Nuestro reportaje de hoy es el doble asesinato perpetrado esta mañana de dos mujeres en su casa de una tranquila zona rural.

El reportaje continuaba con una imagen de Donna y Evonne sonriendo felices cogidas de los hombros. Repitieron la información del boletín anterior respecto a sus edades, su modo de vida y los lugares donde trabajaban.

Después remplazaron la foto con imágenes tomadas durante el día.

Sobre las diez de la mañana un vecino llamó a la policía para avisar de que había oído disparos y había visto a otro vecino salir de la escena del crimen con un rifle.»

El reportero mostró los familiares entornos: el patio, la casa, los agujeros para los postes que Santana y Donna habían excavado hacía apenas unos días.

Las terribles imágenes de aquellas gentiles mujeres exhalando penosamente su último suspiro empezaron a rebasar el débil dique con el que Brittany intentaba contener sus sentimientos.

La única manera de aliviar aquel persistente dolor fue un nuevo acceso de llanto.

«No está claro—decía el reportero—, Si el asesinato fue el resultado de una discusión sobre los lindes de la finca. Las mujeres estaban instalando una valla que separaba su propiedad de la del presunto asesino.»

—No tiene nada que ver con los lindes los agujeros estaban a más de medio metro por dentro de las estacas que marcan el linde—la ira que llevaba toda la tarde retumbando en lo hondo del alma de Rachel encontró una manera de emerger—Tiene que ver con creerse Dios, con eliminar lo que no puedes cambiar. No hay justificación para esa clase de odio.

La cámara enfocó a Jenny, la hija de Evonne, quien, conteniendo la emoción de manera ostensible, sorteó las preguntas del reportero.

Sí, había habido amenazas.

Sí, se había denunciado a la policía, incluso el día anterior.

Le preguntaron si aquella animadversión podía tener que ver con el hecho de que las mujeres fueran lesbianas.

«Donna y mi mamá eran dos personas buenas y afectuosas. No hay ningún motivo para que alguien quisiera hacerles daño»—respondió mientras la defensa de sus sentimientos empezaba a tambalearse.

Parpadeando para evitar las lágrimas y apretando los labios para que no le temblaran, dio media vuelta y se alejó.

Siguieron con la transmisión.

Podía verse al sospechoso avanzando penosamente hacia la comisaría con la ayuda de un bastón.

«Otra pregunta sería qué puede haber empujado a este hombre mayor obviamente incapacitado a, presuntamente, coger un rifle, recorrer la distancia necesaria y asesinar a sus vecinas»—declaró el reportero.

—Ese hijo de puta no está más discapacitado que yo. Míralo. Ya lo viste. El fin de semana pasado andaba sin ningún problema.

Brittany se levantó y apagó el televisor.

—No importa, Rachel, eso no cambiará los hechos.

Las palabras de Rachel sonaron peligrosamente decididas.

—Alguien debería pegarle un tiro.

—Pero entonces sería ese alguien el que se creyera Dios, ¿no?

Sin embargo, a pesar de lo ciertas que eran aquellas palabras, no podían limar el filo de un dolor como aquel.

Se acercó a Rachel y le acarició cuidadosamente su suave pelo y mientras la tensión se aligeraba y apoyó la cabeza en la esbelta cadera de Brittany conteniendo su rabia en silencio.






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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

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Mensaje por micky morales Miér Feb 22, 2017 8:55 pm

No puede ser, que impotencia!!!! esas buena mujeres terminar asi por un hijo de p..... que bueno que las chicas pudieron limar sus asperezas, lastima que de esa forma!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 2414267551 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 3287304868 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 3718790499 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 2824147739 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 2236703817
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Mensaje por 3:) Miér Feb 22, 2017 10:35 pm

hola morra,..

tremendo hijo de re mil p,.. no pudo a ver hecho eso,..
el lado bueno es el acercamiento de rachel con britt!!!
a ver como van las cosas ahora'?

nos vemos!!
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Mensaje por monica.santander Vie Feb 24, 2017 3:03 am

[Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 2236703817 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 2236703817 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 304001509 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 304001509 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 304001509 me estas jodiendo????? No puede ser!!!
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Mensaje por Tati.94 Vie Feb 24, 2017 11:04 am

No me lo esperaba. Pobres chicas, nadie se merece eso.
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Mensaje por 23l1 Vie Feb 24, 2017 11:47 pm

micky morales escribió:No puede ser, que impotencia!!!! esas buena mujeres terminar asi por un hijo de p..... que bueno que las chicas pudieron limar sus asperezas, lastima que de esa forma!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 2414267551 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 3287304868 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 3718790499 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 2824147739 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 2236703817


Hola, si :@ gente estúpida de pensamientos estúpidos! SI =( Eso y mas se merece ese imbécil. Como siempre digo, de algo malo, siempre ai algo bueno... aunk esto es mas que malo algo bueno salio =/ Saludos =D




3:) escribió:hola morra,..

tremendo hijo de re mil p,.. no pudo a ver hecho eso,..
el lado bueno es el acercamiento de rachel con britt!!!
a ver como van las cosas ahora'?

nos vemos!!



Hola lu, si y mas! :@ NO! estúpido que tiene pensamientos estúpidos :@ Como digo, algo malo siempre tiene bueno... aunk aquí fue muy malo =/ Esperemos y mejoren... después de tanto dolor =/ Saludos =D





monica.santander escribió:[Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 2236703817 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 2236703817 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 304001509 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 304001509 [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo - Página 5 304001509 me estas jodiendo????? No puede ser!!!



Hola, no =/ Ni yo lo creo la vrdd =/ y pensar que aun pasan esas cosas =/ Saludos =D





Tati.94 escribió:No me lo esperaba. Pobres chicas, nadie se merece eso.




Hola, ni yo la vrdd =/ Si. No, nadie, y menos por pensamientos estúpidos :@ Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Cap 29

Mensaje por 23l1 Vie Feb 24, 2017 11:49 pm

Capitulo 29


Transcurrieron dos días repletos de angustia y dolor y con algunos tensos enfrentamientos con los medios.

El funeral de aquel día, en parte, sería una bendición.

Hacía falta que pasara, por lo menos en la medida en que el funeral podía suponer una clausura.

Necesitaban despedirse de ellas.

Sus testamentos habían sido muy explícitos y habían previsto por adelantado todos los preparativos.

Sorprendentemente, ninguna de las familias se opuso.

Enterrarían juntas a Donna y Evonne y la reverenda Mary Griffin, quien había bendecido su unión, bendeciría ahora su partida.

Las familias habían acordado que hubiera una única ceremonia y que se celebrara al lado de la tumba. Todo el mundo que acudió para formar el cortejo fúnebre las vio a solas por última vez y se despidió de ellas en silencio.

¡Cuántas lágrimas en tan poco tiempo!

Aunque parecía que ya no quedaba nada por llorar, las lágrimas seguían manando, y Brittany sospechaba que seguiría siendo así durante bastante tiempo.

Los amigos íntimos y la familia estaban sentados en las dos primeras filas.

Sin darse cuenta, Brittany se encontró sentada entre Santana y Quinn, pero no era ni el momento ni el lugar para preocuparse por algo tan banal.

Había empezado el servicio.

El hermano de Donna fue el primero en hablar. Compartió sus recuerdos de cuando crecieron juntos, algunos felices, algunos tristes.

—Recuerdo lo confuso y desgarrado que me sentí cuando mis padres obligaron a Donna a irse de casa: se habían enterado de que era lesbiana. Ella tenía diecisiete años y yo catorce, y recuerdo que no entendí por qué tenía que irse. De algún modo, creía que era algo que dependía de ella. La llamé adonde estaba y lloré y le supliqué que volviera a casa. Donna también lloraba e intentaba explicarme lo que sucedía. Estábamos muy unidos el uno al otro. Curiosamente, aquello me hizo sentir que no le importaba lo suficiente, tuve la sensación de que me había abandonado y no fue hasta que nos convertimos en adultos cuando me di cuenta del impacto que los prejuicios y la ignorancia habían tenido en nuestra vida, y volvimos a hacernos amigos. Y ahora, de nuevo, los prejuicios y la ignorancia la han apartado de mí—las lágrimas le corrían por la cara—No sé cuándo volveré a verla—echó la cabeza hacia atrás y tomó aire en un intento de conservar el control lo suficiente como para terminar. Con labios temblorosos prosiguió—No podemos dejar que sus muertes sean en vano. Puede que esto sea una batalla perdida, pero debemos darnos cuenta de que la guerra continúa.

Brittany y todo el mundo a su alrededor se estaban secando los ojos en aquel momento, pero Quinn lo estaba pasando especialmente mal. Con la cabeza hundida en las manos, le temblaba todo el cuerpo mientras intentaba inútilmente controlar su llanto.

Tenía la mano que quedaba más cerca de Brittany apoyada en la pierna, sujetando un clínex. Sin reservas, Brittany se acercó y le tomó la mano. Con la cara aún tapada y el cuerpo temblando por la emoción, Quinn abrió su mano a la de Brittany.

El gesto no había pasado inadvertido y unos pocos segundos más tarde Santana miró a Brittany a los ojos y le apretó la mano, reconociendo su compasión como un motivo más para amarla.

Jenny, la hija de Evonne, estaba entonces de pie delante de todos. Se aclaró la garganta y comenzó su discurso.

—No hay palabras para explicar lo que mi mamá significaba para mí. Apenas he empezado a sentir lo que va a suponer en mi vida haberlas perdido a ella y a Donna. Aprendí tantas cosas de ellas, aprendí la importancia del amor, aprendí lo que es la sinceridad, aprendí a ser fuerte y a ser generosa. Me enseñaron tantas cosas, cosas que son tan valiosas para mí, que voy a asegurarme de transmitir esos valores a mis propios hijos. Me entristece pensar que mamá y Donna nunca llegarán a saber lo mucho que significaban para mí. Y me entristece que mis hijos van a crecer sin su amor y su ejemplo. Sin embargo, junto con las cosas maravillosas de las que disfruté a su lado, también conocí el odio y la intolerancia. Vi cómo calladamente luchaban contra ellos cada día. Eran muy conscientes de la guerra, tal como la ha llamado Jeff, pero nunca se sintieron llamadas a estar en primera línea. Intentaron llevar una vida normal y tranquila. Eran amables, generosas y felices. Eran cordiales, probablemente demasiado—las lágrimas se hicieron visibles sobre sus mejillas, su voz se volvió temblorosa—, Pero por algún motivo inexplicable nos las han arrebatado. Supongo que, si algo he aprendido de su muerte, es a darme cuenta de que, tanto si lo sabemos como si no, todos estamos en esta guerra—ahora lloraba abiertamente y hablaba con frases cortas—Tenemos que dejar a un lado... nuestra complacencia. Encontrar maneras de acabar con ese odio... Si no lo hacemos... todos sufriremos—Jenny fue a sentarse y su marido la abrazó.

Mientras tanto, Blaine discretamente puso en marcha la música colocada en el reproductor portátil. Era una cinta que habían grabado él y Santana un par de años atrás.

Todo el mundo sabía que aquel día cantar sería imposible para Santana.

La música era perfecto.

Su hermosa voz resonó en la carpa, llegando a los corazones de las personas congregadas, ofreciendo palabras quizás demasiado dolorosas.

«Si hubiera sabido que sería el último paseo bajo la lluvia...»

Brittany reconoció el principio de la canción que Reba Mclntyre había dedicado a sus compañeros de banda muertos en un accidente de tráfico.

Sabía que la letra decía lo que tantos en aquella carpa sentían pero no podían decir.

El relajante sonido y las conmovedoras palabras fueron calando en la gruesa capa de silencio que envolvía la ceremonia.

La pastora Griffin estaba de pie entre los ataúdes, con la cabeza gacha, rezando en silencio.

Pasó un largo minuto antes de que hablara.

—«Si lo hubiera sabido... Pero la mayoría de veces no lo sabemos. No podemos saberlo. No somos Dios. No conocemos sus planes ni su agenda, así que tenemos que amar mientras podamos, hemos de utilizar cada precioso momento para expresar nuestro amor. Si hay un problema, debemos resolverlo. Si hay un malentendido, tenemos que aclararlo. No debemos permitirnos confiar en que más adelante será mejor. Si tienes que darle las gracias a alguien, hazlo ahora. Si has de perdonar a alguien, o decirle que le quieres, hazlo hoy, no esperes, no lo pospongas—se detuvo un momento, probablemente para dejar que asumieran todo el impacto de su mensaje—Ese es el legado que nos dejan. La vida que Donna y Evonne vivieron juntas. Una vida de callado ejemplo, de amor y de valor. Haberlas perdido nos hace contemplar su ejemplo más de cerca, personalmente.

Brittany se dio cuenta en aquel momento de lo mucho que le servía de ayuda concentrarse en la cara de la reverenda, en su mensaje.

Estudió a aquella mujer de Dios, de ojos delicados y amables, y sus palabras poderosas.

—Voy a pedirles a todos que tomen la mano de la persona que tienen al lado. Es la mano de un ser especial, creado por Dios. Puede ser blanca o negra, de hombre o de mujer, de gay, de lesbiana o de heterosexual, de protestante o de católico, puede que tenga dinero o que no lo tenga, pero hay una cosa segura: tendrá un alma. Un alma creada en el amor y que ha de alimentarse con amor. Apretad esas manos ahora en reconocimiento de esas preciosas almas. No hace falta saber nada más de la otra persona, a menos que quieran, pero sí que tienen que saber esto: todos necesitamos amar y ser amados, ser felices en este mundo.

De nuevo, hizo una pausa y cerró los ojos en gesto de oración. Posando una mano sobre cada ataúd, levantó la cara hacia delante y dijo:

—Recen conmigo para despedirnos de nuestras amigas. Querido Dios, sabemos que tu amor es inconmensurable e infalible. Ayúdanos a confiar estas preciosas almas, Donna y Evonne, a tu amor y cuidado eterno. A través de tu Espíritu Santo, danos la fuerza y el valor para seguir amando y para perdonar a pesar de nuestra terrible pérdida. Nunca las olvidaremos ni dejaremos de añorarlas, pero deseamos volver a verlas contigo. En nombre de Nuestro Señor Jesús te pedimos que las acojas en tus brazos llenos de amor y que les concedas la felicidad eterna. Amén

Mientras la gente se soltaba de las manos y se secaba los ojos, concluyó la ceremonia con estas palabras:

—Esperen un segundo. Respiren hondo. Vuelvan a la realidad de lo que es la vida. Valoren cada momento, cada respiración, cada alma. Sean todo lo que puedan ser, no esperen. Dios nos ha dado su amor como ejemplo. Vayan y amando los unos a los otros.





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Finalizado FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Cap 30

Mensaje por 23l1 Vie Feb 24, 2017 11:51 pm

Capitulo 30


Santana desdobló la última pata y Quinn colocó la última de las mesas alquiladas en el sótano.

—Ayer recogí las sillas, San. Aún están en la furgoneta—le lanzó las llaves por encima de la mesa—Llévala al patio de atrás, que será lo próximo que descarguemos. Después podemos tomarnos un descanso.

Santana quería creer que Quinn se equivocaba en la manera de enfocar el caso y que la reunión de aquel día era innecesaria, pero ya habían pasado tres meses desde los asesinatos y seguía sin haber aparecido en los medios ninguna mención a una vista o a la fecha del juicio.

Quinn contactaba con Jenny a diario, y así se mantenía al corriente de las preocupaciones de la familia, de la que la más reciente era la aparente falta de convicción del fiscal al defender el caso.

E hizo suya la preocupación de Jenny.

¿No sería homofobia enmascarada de profesionalidad lo que le hacía que el fiscal fuera tan poco entusiasta con su cometido?

Con dos sillas plegadas en cada mano, Santana calculó mal el espacio y se golpeó la mano derecha contra el borde de la puerta corredera.

—¡Joder! ¡Maldita sea, Quinn! Creía que me habías dicho que habías arreglado esta mierda—dejó caer las sillas y se frotó los nudillos magullados—Sigue sin abrirse del todo.

Al no oír la típica respuesta sarcástica de Quinn, se volvió y la vio al teléfono.

La cara que tenía hizo sonreír a Santana a pesar del dolor.

Era la típica cara que suele poner un hermano tuyo cuando estás diciendo algo delante de tus padres que, en otras circunstancias, no te hubieras atrevido a decir.

Quinn se estaba conteniendo y resultaba cómico.

Santana regresó con cuatro sillas más y esta vez tuvo cuidado de pasar bien por la estrecha abertura.

Había deseado tantas veces que acabara todo.

Necesitaba normalidad en su vida, si es que existía tal cosa.

No era que le importara ayudar a las familias.

En absoluto.

Todos habían estado fantásticos y nadie había escatimado ni tiempo ni esfuerzos.

Brittany ayudó a poner orden en los temas económicos.

Rachel y Quinn se habían ocupado de cuidar los animales. Ella, por su parte, había dedicado todos los fines de semana a ayudar a organizar y a poner orden en las posesiones de la finca, una tarea difícil y altamente emotiva.

Las decisiones sobre qué conservar, qué dar y qué vender resultaban emocionalmente agotadoras.

Ella ni siquiera había acabado de hacerlo con las pertenencias de su mamá, ya que la lógica y los sentimientos entraban en conflicto con frecuencia.

Sería un proceso largo.

No obstante, lo que todos necesitaban, y pronto, era algún tipo de conclusión.

—Lo sabía—Quinn colgó el teléfono y se puso en pie bruscamente con los brazos en jarras—Mi intuición era cierta.

—¿Qué ha pasado?

—Al abogado de Crawford le han concedido un aplazamiento para que su cliente pueda ingresar en una clínica. Alega que Crawford tiene la salud delicada y que el estrés adicional de la vista podría poner su vida en peligro. El fiscal ni siquiera ha objetado y no hay fecha para el juicio.

—¿Cómo pueden haber estado tanto tiempo sin decir nada?

—El por qué es más importante.

—Me pregunto si tendrán idea del interés con que está siguiendo el caso la comunidad gay y lesbiana.

—Lo sabrán a partir de hoy.

A pesar del sensacionalismo de un caso que afectaba a dos lesbianas, éste había seguido su curso natural en los medios.

Sue Sylvester, directora del grupo estatal del Gay and Lesbian Task Forcé estuvo de acuerdo en que era importante captar la atención de los medios, pero aconsejó no actuar a lo loco y se ofreció para ayudar a establecer durante la reunión de aquel día una aproximación organizada y objetiva.

Quinn presentó a Sue Sylvester, una mujer sencilla y con gafas, ante las cuarenta y cinco mujeres decididas a hacer cuanto hiciera falta para garantizar que se hiciera justicia.

—Como muchas de ustedes saben, Quinn y yo participamos activamente en la organización, tanto a nivel local como estatal, desde hace ya años. Constantemente intentamos animar a las lesbianas a involucrarse en nuestra organización, sea abiertamente o entre bastidores, pero no ha sido tarea fácil. Durante años los gays han constituido su puntal, y hasta hace poco había muy pocas mujeres que quisieran involucrarse en ella abiertamente. Lo que también hemos descubierto es que, lamentablemente, hasta que no ocurre algo como la reciente tragedia, muchas no lo viven como una lucha personal. Antes debe tocarlas a ellas. Y es lo que ha sucedido en este caso; si no, no estaríais aquí hoy—miró a las caras serías y concentradas de las mujeres afectadas por la tragedia, muchas de las cuales nunca habían asistido a una reunión de aquel tipo—Para lo que estoy aquí es para deciros que tenéis que contemplar el problema globalmente. Tienen que reconocer su magnitud y saber el impacto que sus esfuerzos pueden suponer para su resolución—las caras estaban expectantes, pendientes de sus consejos—, Creo que reconocer el problema, comprenderlo, será más fácil lograrlo aquí primero, en su propia ciudad, en su vecindad, en su lugar de trabajo. Después, la confianza en el poder de sus voces y de todas ustedes puede hacerse sentir a mayor escala. Muchas mujeres, lesbianas incluidas, empiezan a darse cuenta de su poder político y social a nivel nacional. Pero para ustedes, por ahora, ha de empezar aquí. Aquí es donde es más importante. Como una profesora de universidad dando la bienvenida a una nueva hornada de estudiantes de primer curso, Sue Sylvester escrutó sus caras atentas.

—Ahora que ya han sido adecuadamente inspiradas, deberíamos concentrarnos en el trabajo que tenemos entre manos—finalmente una sonrisa iluminó su cara—Quinn se ha distribuido en pequeños grupos para que discutan las propuestas de las acciones que consideren adecuadas. Hemos subrayado el problema sobre el que queremos actuar en aquel mural que está colgado en la pared. Cuando volvamos a reunimos todas aquí, una portavoz de cada grupo hará la relación de las ideas de su grupo. Después,
las clasificaremos y empezará la parte tediosa de priorizar y de tomar decisiones. ¿Quinn?

Quinn designó los grupos e indicó dónde tenían que encontrarse.

—Recuerden que es una sesión de brainstorming, lo que significa que hay que apuntar todas las ideas que se propongan. No es el momento de tomar decisiones sobre su validez. Iré a buscaros en media hora.

Cuando todo el grupo volvió a reunirse se dedicaron a la tarea de confeccionar la lista definitiva.

Las ideas iban desde la más absurda hasta la más obvia.

Una ejecución pública por una escuadra de lesbianas enmascaradas quedó descartada, pero encontrar un espacio público donde debatir abiertamente sobre el tema era algo que claramente tenía que situarse en los primeros puestos de la lista.

Decidieron que una manifestación frente al ayuntamiento que atrajese la atención de todo el estado podría hacer que los medios volvieran a interesarse.

Además, seguramente daría como resultado, por lo menos, una entrevista ante las cámaras.

Que interviniera un par de personas en los programas de entrevistas de la radio y la televisión locales también era otra elección prioritaria: intentarían que hubiera tanto un representante de la familia como uno de la comunidad gay y lésbica para discutir todas las implicaciones del crimen.

Enviar cartas a los directores de los dos periódicos de la zona también se anotó en la lista definitiva como parte de un plan a largo plazo de creciente visibilidad de la comunidad.

Sin embargo, la decisión más drástica fue investigar y exigir enérgicamente un cambio de fiscal.

Brittany salió de la reunión con la agradable sensación de, por fin, formar parte de una acción positiva. Cruzarse de brazos y no intentar siquiera cambiar las cosas iba contra su naturaleza.

Odiaba la sensación de impotencia, pero, aún así, no había olvidado que el alcance de su compromiso ya no la afectaba exclusivamente a ella.

Santana no había manifestado que quisiera involucrarse más.

Haciendo las muertes de Donna y Evonne de recordatorio constante de la magnitud de la intolerancia social, el miedo era una reacción natural y comprensible.

No obstante, el mismo miedo que parecía haber paralizado a Santana había servido para enfurecer a Brittany Pierce.

Luchó para no sucumbir, para no dejar que el odio y la ignorancia avanzaran sin plantarles cara.

Sabía que tenía que encontrar una manera, un modo positivo de canalizar su rabia y, preferentemente, con Santana. Pero si no podía ser, lo haría ella sola callada y discretamente.

—Hoy me he dado cuenta de algo, cariño—empezó Brittany—Me he dado cuenta de que Quinn, a pesar de su intolerancia y de sus ideas dogmáticas, es una mujer sabia.

Santana levantó las cejas sorprendida, la rubia continuo:

—Ha descubierto una verdad importante y desearía por lo que más quiere que tú también la vieras.

—¿Qué estás diciendo?

—Sabe que las lesbianas como tú y como yo, con nuestro aspecto, y los gays como Blaine y Kurt son, en última instancia, los que tienen el poder de inclinar la balanza—sus ojos miraron seriamente a Santana—Hay muchos como nosotros, ¿no?

—Más de los que nadie pueda imaginarse.

—Entremezclados a salvo hasta en el último rincón de la sociedad.

Santana asintió.

—¿Qué pasaría si algo en la composición química de los gays y lesbianas hiciera reacción con alguno de los minerales del agua y, sin poder evitarlo, nos volviéramos verdes?

Santana se rió ante aquella especulación clásica:

—Que los heterosexuales empalidecerían y se cagarían de miedo. Afortunadamente para ellos, podemos elegir.

—¿No lo ves? Lo único que puede evitar que vuelva a suceder lo que les ocurrió a Evonne y Donna es eso, que los gays y lesbianas salgan en masa del armario.

—Nunca saldrá bastante gente del armario para lograr ese impacto. Además, para los que han declarado abiertamente ser gays o lesbianas, todo se ha vuelto más peligroso.

Se hizo un largo silencio mientras se preparaban para ir a dormir.

Finalmente, Brittany insistió en el tema.

—¿Vamos a participar en la manifestación la semana que viene?

—En el fondo sería como declarar públicamente que somos lesbianas.

—Lo sé.

Santana vio que había vuelto a hacerlo: incitarla a algo a lo que ninguna otra amante la había incitado. Estaba sugiriendo una posibilidad que Santana se negaba a plantearse.

—No, no depende de mí. Será mejor que te lo pienses con más detenimiento. Estarán los medios, es probable que te vea alguien del trabajo—asomó la cabeza por la esquina del baño—¿De verdad estás dispuesta a decirle a Will que eres lesbiana?

—Ya lo he pensado.

—¿Qué pasará si reacciona mal y te hace la vida imposible en el trabajo... o si te despide?

—Siempre puedo emprender mi propio negocio. Ya le había dado vueltas a la idea antes. La pérdida de ingresos sería lo más duro—sonriendo para sus adentros añadió—, Pero ya tengo una cliente.

Santana salió del baño envuelta en una toalla.

—Sí, pero no te paga muy bien.

—Oh, por supuesto que sí—apartó pulcramente la colcha hasta los pies de la cama—Esa dienta me ha hecho la persona más rica del mundo.

Notó cómo la mano de Santana le rodeaba la cintura por detrás y sus labios cálidos y tiernos en la nuca. No hacían el amor desde el funeral y, durante semanas, el conflicto entre la comprensión de Brittany y su paciencia había empezado a hacerse evidente.

Cuando lo hablaron, a Santana le costaba expresar sus sentimientos con palabras.

No le resultaba fácil hablar de la idea que no dejaba de acosarla: que si hubiera ido a ayudarlas aquel fin de semana quizás podría haber hecho algo para evitar el asesinato.

Y aún le resultaba más difícil enfrentarse al sentimiento de culpa por sentir una fugaz sensación de alivio por no haber estado ahí.

Era fácil ver que, desde aquella perspectiva, la gratificación sexual le pareciera egoísta y de poca importancia.

Sin embargo, sí que había habido mucha intimidad y se habían pasado muchas noches abrazándose la una a la otra y hablando.

También, otras noches Brittany se había despertado y se había encontrado a Santana llorando en silencio al otro lado de la cama y se había pasado el resto de la noche reconfortándola, abrazándola, intentando tranquilizarla lo suficiente para que se durmiera.

Era un dolor muy profundo y resultaba muy difícil de aliviar.

Comprendía por qué alguien como Santana pudiera no ser capaz de declararse abiertamente lesbiana.

Brittany apretó la mejilla contra la de la morena y se apoyó en ella.

—Quiero que sepas que estoy muy orgullosa de ti. En parte me enamoré de ti por la profundidad de tus sentimientos y por tu pasión y sé que eso conlleva una gran vulnerabilidad al sufrimiento. El valor es algo muy personal. No tiene por qué ser un debate en Oprah, o explicarle la verdad al Pentágono o
ni siquiera a tu jefe. El valor puede ser algo tan discreto como irse cuando escuchas un chiste de gays o lesbianas o algo tan personal como decírselo a tu papá o a tu mamá, o a tu mejor amigo. Incluso puede ser algo tan poderoso como enamorarse de una mujer. Eres una mujer valiente, Sanny.

La suave voz le susurró al oído:

—Te quiero.

Brittany se volvió hacia su novia y la abrazó.

—Tenemos que empezar a cuidar de nosotras, cariño. Necesito sentirme cerca de ti. Necesito hacerte el amor—mientras hablaba, la suave calidez de los labios de Santana recorriendo su cuello empezó a transmitir su mensaje a todo su cuerpo—Sí, te necesito. Necesito sentirte—rápidamente, la toalla cayó al suelo junto con la camiseta de Brittany.

El contacto con la cálida piel de Santana la excitó al momento.

Brittany le susurró al oído:

—La primera vez que sentí tu piel contra la mía, creí que estaba en el cielo. No sabía que nada pudiera ser tan maravilloso—se acurrucó en el abrazo de Santana—, Hasta que me acerqué a ti.

—Yo pensaba que eras demasiado buena para ser verdad—apretó la cara contra la suavidad de los hermosos pechos de Brittany, acariciándolos con sus tersas mejillas.

Finalmente, con un gemido desgarrado desde el fondo del alma, Santana liberó el dolor que la atenazaba.

Por fin, se dejó llevar, abandonando la culpabilidad y los sentimientos destructivos que la controlaban desde hacía meses.

Donna y Evonne no hubieran querido tener aquel efecto en su vida.

No había nada más que pudiera hacer por ellas.

Decidió recordarlas con amor y pensar en su humor y sus sonrisas siempre que la tristeza la acechara.

Lo que hiciera entonces tenía que ser para ella y para la mujer que estaba entre sus brazos.

Su amor por Brittany crecía día a día.

Era hora de demostrarle la profundidad de su amor, con manos tiernas y expertas, con el calor de su boca cálida contra su suave piel, con sus labios en cada centímetro de sus delicadas carnes.

Se lo demostraría.

Los esbeltos dedos de Brittany pasaron por entre el pelo oscuro de Santana, le agarró la cabeza y dirigió la boca hacia la mullidez de su pecho. Los labios tocaron la tersura de su piel desnuda con creciente excitación. Un suspiro largo y suave se convirtió en el gemido más extasiado mientras Santana acariciaba y excitaba con la lengua la suavísima piel de los pechos de Brittany.

Apretaba contra su boca los pezones erizados de deseo. El placer que le proporcionaba se hacía evidente en sus ardientes jadeos.

—Sí, mi amor Te he echado mucho de menos.

La respiración áspera removió sensaciones en lo más hondo de Santana y calentó todo su cuerpo. Levantó la cara de aquella mullidez con los ojos rebosantes de deseo.

Se acercaron con las cabezas ladeadas: ella posó la boca sobre la elegante curva del cuello de Brittany. Los brazos se tensaron sobre sus fuertes hombros, demostrando con su presión cuánto la necesitaba.

Su cuerpo se estremecía ante el flexible cuerpo de Brittany. Sus extremidades temblorosas, ardientes de deseo, se movían exquisitamente contra las de ella.

Las manos de Santana se demoraron sobre sus ondulantes caderas, moviéndolas, moviéndose pegadas a ellas, ansiando más de lo que llegaba a alcanzar.

Brittany apretó su pubis contra el de Santana mientras la besaba lenta y profundamente, en completo contraste con la creciente urgencia de sus cuerpos.

Incapaz de poder controlarse, Santana la llevó a la cama, se deslizaron juntas como piezas de un rompecabezas. Deseaba a aquella mujer con todas y cada una de las partes de su ser, la amaba desde lo más hondo del alma.

Los murmullos de deseo se convirtieron rápidamente en jadeos de desesperada necesidad.

Los corazones palpitaban el uno contra el otro, los movimientos de sus caderas se volvían fieros, exigían ser satisfechos.

La ansiedad de sus bocas, totalmente abiertas, probaba el filo de su deseo, más fuerte entonces que al principio, sin absolutamente ninguna reserva.

Frenéticamente se buscaron la una a la otra, bañándose en una humedad sedosa y cálida.

El placer se expresaba a sí mismo entrecortadamente, sonaba con la exclusiva voz del amor y de la alegría, les decía con jadeos cada vez más rápidos lo cerca que estaban del éxtasis.

Se tocaban las dos sabiendo perfectamente cada una lo que necesitaba la otra. Sentían con sensibilidad explícita el placer paralizante que se proporcionaban.

Sus cuerpos estaban completamente abiertos, llenándose la una a la otra de una incandescencia tan intensa como el mismo fuego, avivando el carbón hasta que prendía.

Las llamas ardieron en una tremenda explosión.

Sus cuerpos se balancearon con el mismo éxtasis, alcanzando sublimes el clímax hasta que los espasmos del placer se suavizaron para convertirse en una cálida y entrecortada aceptación.

Durante un buen rato permanecieron con la mente y el cuerpo totalmente embebidos en la otra, sin deseo de estropear su conexión.

Al fin, habló Brittany suavemente, susurrando desde el fondo de su alma:

—Formas parte de mí. Me llenas en el lugar justo, junto a mi alma, Sanny.

—Ahí es donde siempre estaré, Britt-Britt.




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Finalizado FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Cap 31

Mensaje por 23l1 Vie Feb 24, 2017 11:53 pm

Capitulo 31



Los carteles rezaban:

«Con fuerzas para asesinar, con FUERZAS PARA AGUANTAR EL JUICIO».

«OPINAR ES LEGAL, ASESINAR NO.»

«LA JUSTICIA TIENE LOS OJOS VENDADOS.»



Los llevaban una muchedumbre compuesta por más de doscientas cincuenta lesbianas y algún que otro hombre.

La imagen de tantas y tantas lesbianas reuniéndose públicamente frente al ayuntamiento resultaba estimulante.

Quinn tenía motivos para estar orgullosa de su esfuerzo.

Tal como se esperaba, habían acudido los medios de comunicación y cubrirían todo el acto. Al fin y al cabo, siempre había la posibilidad de que un excitante enfrentamiento pusiera un poco de salsa al asunto.

Y, tanto si les gustaba como si no, la entrevista a la hija de Evonne había proporcionado una concienzuda mirada emocional a las repercusiones personales de un crimen de odio.

Cuando terminó, Donna Nicholson y Evonne Koch se habían convertido en algo más que dos lesbianas.

Eran la mamá, la abuela, la hermana y la amiga en la que cualquiera podía confiar.

Sus muertes ya no eran simples estadísticas en un crimen de odio, sino que eran las víctimas de un atroz asesinato sin sentido, cuyos devastadores efectos se extendían más allá de la comunidad gay y lésbica.

Cuando el reportero le preguntó a Quinn por qué creía que era necesaria la manifestación, su respuesta fue diplomática pero directa.

—Ser mujer siempre ha supuesto una lucha por la igualdad, una lucha por ser visible a los ojos de la ley. Ser mujer y de una minoría supone una lucha aún mayor. Como lesbianas, somos mujeres de una minoría, una minoría que siempre ha temido luchar. Pero después de la muerte de nuestras hermanas nos damos cuenta de que nosotras también hemos de estar dispuestas a luchar por nuestros derechos. Si nosotras mismas no creemos
en nuestra valía, ¿cómo podemos esperar que lo hagan los demás?

El reportero, indiferente y profesional, le preguntó:

—¿No confía en que vaya a aplicarse debidamente la ley en este caso?

—Las leyes no son más que palabras en los libros. A menos que se hagan respetar, no tienen ningún valor. A lo largo de la historia ha habido casos en los que las leyes se han aplicado según criterios determinados y lo que estamos intentando es asegurarnos de que esto no se repita en esta ocasión.

Detrás de aquellas respuestas había mucho trabajo, horas de discusiones sobre las posibles preguntas.

Había negociado las respuestas más efectivas y las había memorizado.

Había desempeñado bien su trabajo, igual que las demás, y todas tenían la sensación de haber logrado algo, se sentían poderosas, lo que suponía todo un cambio.

Quizás no fuera un gran cambio y, sin duda, no por sí solo, pero era un comienzo.

Un buen comienzo.

—Joder, Quinn. Deberías dedicarte a la política—sonrió Rachel mientras Quinn se reunía con las mujeres en su itinerario establecido.

—Quizás es a lo que estoy llamada.

Rachel estaba a punto de agasajarla con otro cumplido cuando Quinn la agarró del brazo.

—¡No me lo puedo creer!—se quedó mirando de hito en hito hacia el parking.

Rachel centró la atención en la misma dirección:

—Bueno yo sí.

Saliendo de entre los coches estacionados, guapas, muy femeninas y cogidas de la mano estaban Santana y Brittany.

Las flores perfectas para completar un ramo muy especial. Y lo más importante, habían tomado una decisión personal.

Quinn no pudo contener más su alegría y corrió hasta el parking donde, para sorpresa de todos, abrazó a Brittany, la alzó entre sus brazos y le hizo dar dos vueltas alrededor de ella.

—Eres maravillosa. ¡Maravillosa!—exclamó—¿Cómo lo has hecho?

—No he sido yo. Ella está dispuesta.

Para aumentar el asombro de Brittany, Quinn la besó en la mejilla.

—Sí que has sido tú—dijo mientras dejaba que Brittany volviera a poner los pies en el suelo.

Después, con ostensible emoción, estrechó a Santana en un fuerte abrazo. No dijo ni una palabra, pero Santana percibió todos sus sentimientos y se le llenaron los ojos de lágrimas.

—¡Eh!—dijo Santana aclarándose la garganta—, ¿Nos hemos perdido tu entrevista?

—Sí—replicó Quinn limpiándose los ojos rápidamente con el dorso de la mano—, Pero podemos verla en las noticias de esta noche—su cara y sus ojos resplandecían con una felicidad que hacía mucho tiempo que Santana no veía—Esta noche en mi casa grabaremos en vídeo toda la cobertura de los medios, ¿vale?

Las cámaras siguieron rodando.

La pareja continuó impasible saludando a todo el mundo. Habían tomado una decisión: la sociedad tendría ocasión de ver, aunque fuera brevemente, otra faceta del lesbianismo.

Y ellas saldrían ganando.




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Pd: Les pido disculpas por la falta de actualización, y en recompensa les dejo un maratón!


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Sáb Feb 25, 2017 5:31 pm

Asi se hace!!!! hay que hacer justicia a como de lugar!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: En Equilibrio (Adaptada) Epílogo

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