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FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

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Mensaje por JVM Vie Feb 23, 2018 3:31 pm

Will brindandole el apoyo que necesita en estos momentos San, y pues ahora le toca pensar bien y adivinar donde se encuentra Britt para poder empezar con ella desde cero tambien
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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Vie Feb 23, 2018 7:41 pm

3:) escribió:hola morra,...

lo tomo demasiado bien todo lo que le contó san!!!
a ver  como y cuanto tarda san en encontrar a britt???

nos vemos!!




Hola lu, o no¿? me pone nerviosa XD Espero y nada la vrdd xD Saludos =D





monica.santander escribió:Hola!!!!
Ponete las pilas San y encontra pronto a Britt!!
Saludos  





Hola, si! eso mismo, ya hizo algo, ahora toca seguir con la rubia! Saludos =D





Isabella28 escribió:Es muy bonito lo que siente san por britt, ojala la encuentre pronto.





Hola, si!! el amor, el amorrr!!! SI! eso mismo!...ojala y pase xD Saludos =D






micky morales escribió:No se si estoy sensible pero hasta un par de lagrimas derrame, que lindo todo lo que Britt desperto en Santana, ahora a encontrarla!!!!! FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 2824147739 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 3718790499 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 2884812151




Hola, jajajajajaja xD jajajaaj puede..., pero no olvidemos q es uno de los tantos efectos brittana ajjajaajaja. O no¿?! si esa rubia mueve montañas y todo ajajaj. SI! Saludos =D






JVM escribió:Will brindandole el apoyo que necesita en estos momentos San, y pues ahora le toca pensar bien y adivinar donde se encuentra Britt para poder empezar con ella desde cero tambien





Hola, si, él si es un buen hombre la vrdd =/ Uff difícil trabajo..., pero ella puede! SI, ellas se merecen algo lindo! y desde 0 Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Cap 28

Mensaje por 23l1 Vie Feb 23, 2018 7:42 pm

Capitulo 28



Santana


Una vez en el pasillo, Emma nos cortó el paso. Me miró con el ceño fruncido.

—Los he oído desde la puerta, Santana.

—Muy bien.

—Me he enterado de casi todo.

Bajé la mirada, ya que la suya era demasiado intensa como para sostenérsela.

—Me has mentido. Le has mentido a mi familia.

—Sí.

—Y Britt también.

Levanté la cabeza enseguida.

—Porque la obligué, Emma. Detestaba hacerlo. Detestaba tener que mentir desde el principio, pero en cuanto los conoció, lo detestó con todas sus fuerzas—di un paso hacia delante—Lo hizo para asegurarse de que Penny recibía los cuidados necesarios y que tuviera un hogar seguro. Se… se encariñó de ti, de todos ustedes, y esta farsa la estaba carcomiendo—me aferré la nuca y masajeé los músculos en tensión—Creo que es el principal motivo de que se haya marchado. Ya no soportaba más mentiras.

Emma me dio un tironcito en el brazo. Me solté la nuca y le permití que me cogiera la mano.

—¿Todavía era todo una mentira cuando se fue?

—No—respondí—La quiero. Estoy perdida sin Britt—miré a Will y luego a ella—Por eso tenía que contarlo. Necesito hacer borrón y cuenta nueva, independientemente de lo que suceda. Necesito que comprendieran que la culpa es solo mía. No de ella. Si me voy de la ciudad y ella vuelve, espero que la perdonen. No tendrá a nadie.

Emma sonrió.

—Has madurado, Santana. Antepones el bienestar de Britt a todo lo demás.

—Debería haberlo hecho desde el primer momento.

Me dio un apretón en la mano.

—Busca a tu mujer. Cuéntale la verdad. Creo que te darás cuenta de que no eres la única que anda perdida.

Sentí una opresión en el pecho.

Quería creer… quería creer que ella también estaba enamorada de mí.

Que había huido porque necesitaba averiguar cuál sería el siguiente paso.

Tenía que encontrarla para hacerle ver que no tenía que darlo ella sola.

—Es lo que quiero.

Will habló en ese momento.

—Bueno trabaja para conseguirlo. Gánatelo. Pon en orden tu vida personal. Cuando lo hagas, ya hablaremos de tu vida profesional. A partir de este momento, estás de vacaciones hasta que volvamos a hablar. No estás despedida, pero tu futuro queda en el aire.

—Lo entiendo.

Esperaba que me despidiera en el acto. Que me echara a patadas de su casa.

Daba igual el resultado o lo duro que fuese, una discusión en el futuro era más de lo que merecía.

—Gracias—dije con sinceridad.

—Te llevo a casa.

Lo seguí al coche mientras pensaba que, sin Brittany, ya no era mi casa. Era el lugar donde dormía. Ahí donde ella estuviera en ese momento era mi casa.

Junto a ella.

Tenía que encontrarla y llevarla de vuelta.

Solo entonces volvería a ser un hogar.




Después de que Will me dejara en casa, deambulé por el departamento sin saber por dónde empezar.

En la mesita auxiliar estaba la carpeta con las muestras de color de Brittany y las ideas para remodelar el piso. Había añadido la lista para mi dormitorio, y en sus bocetos se incluían la redistribución de los muebles y el cambio de color de las paredes.

Tenía mucho talento.

Me había dado cuenta, pero nunca se lo había dicho aunque debería haberlo hecho.

Tendría que haber compartido con ella muchos pensamientos.

Dejé la carpeta en la mesita auxiliar. Cuando la recuperase, hablaríamos de todos los cambios que quisiera hacer en nuestro dormitorio.

Podría hacer lo que quisiera con todo el departamento; mientras ella estuviera.

Ahí, bienvenidos fueran los cambios.

Pero lo primero era encontrar a mi mujer.

Fui a su dormitorio y saqué una caja del estante que había en el armario. Sabía que contenía documentación legal de Penny y de ella.

Me senté en el diván y abrí la carpeta, desterrando el sentimiento de culpa.

Eran sus objetos personales y tenía la sensación de que no debería revisarlos sin su permiso.

Sin embargo, no me quedaba alternativa.




Una hora más tarde, lo devolví todo a la caja mientras la cabeza me daba vueltas.

Brittany era realmente buena con la contabilidad. Acababa de comprobar lo cerca del umbral de la pobreza en que había vivido.

Que cada centavo que había ganado lo destinaba a Penny y a su cuidado.

Había comprobado cómo los gastos aumentaban muchísimo mientras que sus ingresos apenas lo hacían.

Había reducido sus gastos personales al mínimo, se había mudado a un sitio más barato y había gastado lo imprescindible en el día a día.

Al recordar cómo la había tratado en la oficina, lo que había tenido que aguantar a diario, cómo me había burlado de sus escasos almuerzos… me sentí fatal.

La vergüenza, punzante y abismal, me abrumó al pensar en todo lo que había hecho, en cómo le había hablado.

El hecho de que lo superase, de que me perdonase, era un milagro.

Cerré la caja. Aunque ya sabía más cosas de su vida y del amor incondicional que había sentido por Penny, la caja no contenía pistas acerca de su paradero.

Saqué las dos cajas sin abrir de la parte inferior del armario y las revisé en busca de pistas.



Sin embargo, horas más tarde, me aparté, derrotada.

Contenían varios objetos personales: proyectos escolares, boletines de notas, algunos objetos coleccionables, unas cuantas fotos familiares y recuerdos de su época de adolescente.

Eran recuerdos que significarían mucho para ella, pero que para mí no significaban nada y que no contenían nada que pudiera llevarme hasta ella.

Lo devolví todo a las cajas y me levanté, cansada pero decidido. Eché un vistazo por la habitación antes de empezar a revisar los cajones, las estanterías y el cuarto de baño.

Repasé las fotografías que había en los estantes, examiné los objetos decorativos y acaricié los lomos de los libros.

Dudaba mucho de que su lectura preferida me diera pistas.

Apagué la luz y bajé las escaleras. Me serví un whisky y me sorprendí al darme cuenta de lo tarde que era.

Me fui a la cocina, pero no tenía hambre. Cogí una manzana y la mordisqueé mientras me sentaba frente a la barra.

Mi mente la recordó en la cocina, preparando una comida impresionante.

Recordé su risa y cómo se burlaba de mí cuando protestaba porque la cena estaba tardando mucho.

«Paciencia, Santana. Los que esperan con paciencia reciben su recompensa», dijo ella mientras se reía entre dientes.

Cerré los ojos.

No podía ser paciente a la hora de buscar a Brittany.

Solté la manzana a medio comer. Me fui al despacho, encendí el ordenador y busqué una dirección de correo electrónico a su nombre; claro que no me sorprendió no encontrarla.

Empecé a beber el whisky con la vista perdida.

Me encantaba que fuera al despacho y se sentara delante de mí. Yo le enseñaba el proyecto en el que estaba trabajando, y sus comentarios siempre eran positivos y útiles.

¿Cómo no me había dado cuenta de lo mucho que se había integrado en mi vida?

Cuando hicimos el acuerdo, las líneas estaban bien definidas. Poco a poco, se habían difuminado hasta que dejaron de existir. Se convirtió en algo tan natural como el respirar: yo la veía cocinar, ella me hablaba por encima del escritorio, yo me sentaba junto a ella mientras veía la televisión… incluso el besito que me daba en la cabeza cuando subía a acostarse.

Se había convertido en parte de la rutina diaria, de la misma manera que yo comprobaba sin pensar que mi puerta estuviera abierta para que me oyese roncar.

Me había enamorado de ella creando, poco a poco, rutinas insignificantes, pero positivas.

Poco a poco, Brittany había reemplazado las negativas hasta que ya no quedó ninguna, y solo bastaba con ser ella misma.

Gemí y eché la cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldo.

Necesitaba que volviera.




A primera hora del día siguiente, tras otra noche sin pegar ojo, me llevé las cajas de la residencia al dormitorio de Brittany.

Las había guardado en la habitación que usaba de almacén, a sabiendas de que ella no estaba preparada para lidiar con el contenido tras la reciente muerte de Penny.

Todos sus cuadros y sus dibujos, así como otras obras de arte, estaban guardados en las cajas, y ahí seguirían hasta que Brittany decidiera qué hacer con ellos.

La primera caja contenía un montón de figuritas y de recuerdos que habían estado en la habitación de Penny. Los volví a guardar con sumo cuidado y aparté la caja.

La siguiente estaba llena de fotos y de álbumes. Pasé un tiempo repasando los álbumes. En ellos, vi la vida de Penny en imágenes en blanco y negro que, poco a poco, dieron paso al color.

El último álbum que abrí fue el de la época en la que Brittany llegó a su vida: una adolescente delgada y asustada, con unos ojos cuya expresión era demasiado madura para esa cara.

A medida que pasé las páginas, Brittany fue cambiando: creció, ganó peso y redescubrió la vida. Me sorprendí por la cantidad de fotografías que vi de ellas en restaurantes, rodeadas de una multitud de personas sentadas a la misma mesa, todas sonrientes.

Sonreí al ver las fotografías hechas en la playa, donde Brittany aparecía con la vista perdida en el horizonte mientras las olas rompían en la orilla o escarbando en la arena en busca de almejas, con un cubo medio lleno a su lado.

El álbum terminaba dos años atrás, y supuse que ese fue el momento en el que Penny enfermó.

Recordé que había varios álbumes de fotos en la estantería y decidí repasarlos también.

Por fin abrí la tercera caja, que contenía algunos libros muy leídos y varios objetos.

En el fondo de la caja había un montón de libros negros, con las páginas desvaídas y los lomos muy marcados. En la portada de los libros había una etiqueta con la fecha, escrita con la letra inclinada de Penny.

Abrí uno y hojeé las primeras páginas hasta darme cuenta de lo que tenía entre manos.

Los diarios de Penny.

Había diez diarios, en los que se documentaban diferentes épocas de su vida. Di con el diario que correspondía al año en el que encontró a Brittany y empecé a leer.



Muchas cosas cobraron sentido por fin.

Sabía que su marido era chef y por fin entendía las fotografías que había visto. Brittany y ella trabajaban con uno de los amigos de John, también chefs, y una vez completado el trabajo, se reunían para comer.


Mi Britt ha aprendido hoy una nueva receta de Burt. Verla trabajar con él me ha llenado el corazón de felicidad, lo mismo que oír su risa y ver cómo la tristeza desaparecía mientras manejaba el cuchillo y removía la sopa. ¡Han servido su salsa marinara en el banquete de bodas! ¡Burt no dejaba de decir que era mejor que la suya! Y, después, cuando la probé durante la cena, tuve que darle la razón.

Esta noche, mi Britt nos ha dejado de piedra con su solomillo Wellington. Estuvo trabajando durante horas con Carole y todo lo que comimos después de la cena fue obra suya. John la habría adorado y se habría sentido muy orgulloso. Yo lo estaba.



Me di cuenta de que estaba sonriendo.

Con razón era una cocinera tan buena. Durante años había estado trabajando con profesionales, que le habían ofrecido clases particulares a cambio de su ayuda.

Pasé la página y me encontré con otra entrada corta.


¡La semana que viene me llevo a Britt a la casita! Podemos quedarnos sin pagar si trabajamos unas horas limpiando el resto de las casitas de alquiler. ¡Se puso loca de contenta cuando se lo dije!



Brittany me había dicho que no tenían mucho dinero y que Penny siempre había hecho que el trabajo pareciera divertido.

Esa increíble mujer había empleado todos los trucos imaginables para darle a Brittany cosas que no podía permitirse. Le había enseñado a Brittany que si trabajaba duro, obtendría su recompensa.

Cenar en un restaurante a cambio de trabajar de camarera o disfrutar de una casita de alquiler a cambio de hacer camas era un respiro de la vida en la ciudad y así tenían recuerdos que compartir.

Miré los diarios que había esparcido por el suelo. Sabía que contenían más historias de Penny y de su vida. Quería leerlas todas, pero tendría que dejarlo para otro momento.

Tenía que concentrarme en su vida con Brittany y rezar para que me ofrecieran una pista.


A mi Britt le encanta la playa. Se sienta durante horas en la arena, dibujando o contemplando el paisaje, en absoluta paz. Me preocupa que pase tanto tiempo sola, pero insiste que así es como se siente más feliz. Sin los ruidos de la ciudad, sin estar rodeada de gente. Tengo que encontrar la manera de traerla de nuevo.

He hablado con Bryan y podemos volver a mediados de septiembre. Tendré que sacar a Britt del colegio, pero sé que recuperará el tiempo perdido porque es muy lista. El complejo turístico no está tan lleno en esa época, pero sigue haciendo buen tiempo y la casita estará libre. La sorprenderé con esa noticia en su cumpleaños, justo antes de que nos vayamos.



Las entradas continuaron.

Una sucesión de recuerdos acerca de la casita, de la playa, de las dotes de Brittany como cocinera, de cómo iba creciendo… Mucha información, pero no la que yo necesitaba.

Estuve tentada de llamar a Will, de decirle que creía que estaba en una casita de alquiler y de suplicarle que me diera el nombre, pero estaba convencida de que me diría que siguiera buscando.

Cerré el diario y me froté los ojos.

Llevaba leyendo más de ocho horas y solo me había movido para encender la luz cuando las nubes comenzaron a tapar el sol y para prepararme un café.

La única pista que tenía era la casita que Penny había mencionado y a la que iban todos los años y el nombre de pila del propietario: Bryan. Por desgracia, no encontré el apellido ni, lo que habría sido mejor todavía, el nombre del pueblo o del complejo turístico donde se situaba la casita.

Extendí el brazo y cogí los álbumes de fotos que contenían las fotografías de Brittany y de su vida en común.

Repasé las fotos de la playa, para lo cual las saqué del álbum, convencido de que eran de la misma playa, si bien se habían hecho en épocas distintas.

No encontré pista alguna en las fotos ni tampoco nada escrito al dorso que pudiera ayudarme.

Tras soltar un largo suspiro, me dejé caer en el diván y eché un vistazo por la habitación.

Por primera vez, deseé ver un espantoso recuerdo turístico con el nombre del pueblo pintado bien grande entre sus libros.

Ladeé la cabeza y me di cuenta de que había algo raro en el último estante.

Los dos últimos libros no tenían nada escrito en el lomo. Eran altos y delgados. Miré la pila de diarios que había en el suelo y luego examiné una vez más los de la estantería.

Eran exactamente iguales.

Me levanté del diván y cogí los libros. Brittany llevaba un diario o, al menos, lo había llevado.

Miré las fechas y lo hojeé de la primera a la última página. Lo había empezado a escribir un año después de irse a vivir con Penny, y los libros le habían durado cinco años.

Sus diarios no eran tan meticulosos como los de Penny. Había pensamientos abstractos, algunos pasajes más largos e incluso alguna que otra postal entre sus páginas. También había bocetos, dibujos pequeñitos de cosas que le habían gustado.

Recé una breve oración antes de abrir el primero. Necesitaba una pista, un nombre, algo que me ayudase a encontrarla.

El tiempo se detuvo mientras leía sus palabras.

Descubrí que era incapaz de dejar de leer. Sus breves entradas estaban impregnadas de su esencia; era como si la tuviera delante y me estuviera contando una de sus historias.

La profundidad de su amor por Penny, la gratitud que sentía por el amor incondicional y por el hogar que Penny le había brindado era patente.

Describió sus aventuras, incluso conseguía que buscar botellas y latas sonara interesante. Describió las cenas con los amigos de Penny, lo mucho que le gustaban las distintas comidas, e incluso anotó alguna que otra receta.

Me quedé sin aliento al leer una entrada.


La semana que viene nos vamos a la playa. Penny tiene un amigo que es el dueño de un pequeño complejo turístico y ha hecho un trato con él. Limpiaremos las casitas todos los días y, a cambio, ¡podremos quedarnos en una toda una semana sin pagar! Como somos dos para limpiar, ¡terminaremos en un abrir y cerrar de ojos y tendremos todo el día para jugar! ¡Me muero de la emoción! No he estado en la playa desde que mis padres murieron. ¡No puedo creer que lo haya hecho por mí!



Se me aceleró el corazón.

Tenía que ser el mismo sitio. Penny había mencionado las casitas y había fotos de las dos en la playa.

Seguí leyendo.


i]¡Nuestra casita es preciosa! Es de un azul muy brillante con las contraventanas en blanco y está justo al final de una hilera de casas.

¡Puedo oír las olas todo el día y toda la noche! Solo hay seis casitas y como estamos en mayo, solo están medio llenas, así que Penny y yo terminamos a mediodía todos los días y nos pasamos el resto del tiempo explorando. ¡Me encanta este sitio!
[/i]


La siguiente entrada estaba fechada varios días después.


No quiero volver a casa, pero Penny me ha dicho que podremos regresar en septiembre. Bryan hasta le ha prometido que será la misma casita. ¡Vamos a disfrutar de otra semana! Tengo mucha suerte… ¡es el mejor regalo de cumpleaños del mundo!



Se me llenaron los ojos de lágrimas al leer esas palabras.

Unas vacaciones trabajando. Eso era todo lo que se podían permitir. De la misma manera que solo se podían permitir comer en restaurantes gracias a la generosidad de sus amigos y, sin embargo, creía que tenía mucha suerte.

Pensé en mi desenfrenada vida.

Podía tener lo que se me antojara… Incluso de niña, no me negaron nada que fuera material. Sin embargo, nunca me había sentido satisfecha, porque lo que más ansiaba era justo lo que me negaban.

El amor…

Penny se lo dio a Brittany a manos llenas. Eso hacía que un viaje juntas, aunque tuvieran que limpiar durante una semana, fuera especial.

Empecé a leer las entradas más deprisa, en busca de algo que me diera la localización de las casitas.

Cerca del final del último libro, me tocó la lotería. En uno de sus bocetos se veía un arco con el nombre « Bryan’s Seaside Hideaway». Cogí el teléfono e hice una búsqueda en Internet.

Lo encontré.

La imagen de su página web era el mismo arco de su boceto y el mapa indicaba que estaba a dos horas en coche.

Otra imagen mostraba una hilera de casitas y aunque la última apenas era visible, se distinguía su color azul.

Miré el diario de nuevo. Bajo el boceto se podía leer: «Mi trocito de paraíso preferido en la tierra».

Cerré los ojos mientras el alivio me abrumaba.

Había encontrado a mi esposa.







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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!


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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Vie Feb 23, 2018 9:30 pm

hola morra,...

al fin!!! san cuando quiere es una luz!!!
por lo menos emma y will lo llevan bien!!! a ver que pasa??
a ver como reacciona britt si la ve??

nos vemos!!!
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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Isabella28 Sáb Feb 24, 2018 12:05 am

Que la encuentre ya no puedo con la angustia de no saber donde esta britt.
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Mensaje por monica.santander Sáb Feb 24, 2018 3:29 am

Me muero muerta!! !! Que vuele a buscarla
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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Sáb Feb 24, 2018 8:25 am

jajajajajajaja Monica, me encanto esa frase "me muero muerta" vamos San, llego la hora, a correr por tu esposa!!!!! FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 2145353087 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 918367557 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 2145353087
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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Sáb Feb 24, 2018 7:47 pm

3:) escribió:hola morra,...

al fin!!! san cuando quiere es una luz!!!
por lo menos emma y will lo llevan bien!!! a ver que pasa??
a ver como reacciona britt si la ve??

nos vemos!!!





Hola lu, sii!!! jajajaja o no¿?! ajjaja y siempre con su rubia jajajaaj. Ooh si, menos mal xD Mmm mejorando las cosa noma xD De la mejor manera espero xD Saludos =D





Isabella28 escribió:Que la encuentre ya no puedo con la angustia de no saber donde esta britt.





Hola, jaajajajaj estamos igual! y q le salgan bn las cosas tmbn xD ajjajaajja. Saludos =D





monica.santander escribió:Me muero muerta!! !! Que vuele  a buscarla






Hola, jaajajajaj x Djajajajaajajaj ajajajajaj. Eso mismo, eso mismo y no la deje ir! Saludos =D






micky morales escribió:jajajajajajaja Monica, me encanto esa frase "me muero muerta" vamos San, llego la hora, a correr por tu esposa!!!!! FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 2145353087 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 918367557 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 2145353087






Hola, y a mi tmbn! me trajo recuerdos ajajajaja. SI! a todo por su rubia! Eso mismo! ella puede y q no se devuelve sin ella! Saludos =D




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El mundo de Brittany

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Finalizado FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Cap 29

Mensaje por 23l1 Sáb Feb 24, 2018 7:49 pm

Capitulo 29



Brittany


El suave murmullo de las olas al romper contra la orilla me reconfortaba.

Apoyé la cabeza en las rodillas y traté de perderme en la belleza de la playa.

En las gaviotas que surcaban el cielo, en el rítmico movimiento del agua, en la absoluta paz.

Pero yo no estaba en paz.

Me sentía perdida, dividida.

Agradecía que Penny ya no estuviera atrapada en una pesadilla interminable de momentos olvidados, pero la echaba muchísimo de menos. Su voz, su risa, la ternura con la que me acariciaba una mejilla, me besaba la frente o me pellizcaba la nariz, y durante sus escasos momentos de lucidez, sus consejos.

Si estuviera a mi lado, podría preguntarle, contarle cómo me sentía, y ella me lo explicaría todo.

Me diría qué hacer a continuación.

Estaba enamorada de mi esposa, una mujer que no me quería.

Una mujer que creía que el amor debilitaba y quien también se creía incapaz de amar.

Jamás reconocería sus virtudes, porque las había enterrado en lo más hondo de sí misma para que nunca volvieran a hacerle daño.

Había cambiado mucho desde el fatídico día en el que me pidió que me hiciera pasar por su prometida.

Poco a poco, había permitido que aflorara una versión de sí misma más tierna, más cariñosa.

Penny acabó de derribar sus barreras. Porque le recordaba a una época de su vida en la que sintió el amor de otra persona.

Will Schuester le había enseñado a trabajar con la gente, no a competir con ella. Le había demostrado que había buenas personas y que podía formar parte de un grupo positivo.

Su mujer y sus hijos le habían mostrado una versión distinta de lo que ella consideraba que era una familia.

Un grupo de personas dispuestas a ofrecer apoyo y cariño, no abandono y dolor.

Quería pensar que yo también tenía algo que ver con su cambio. Que, de alguna forma, de alguna manera, le había demostrado que el amor era posible.

Tal vez no conmigo, pero que era una emoción que algún día podría sentir y recibir. Sin embargo, ella no lo creía posible.

No sabía cuándo me había enamorado de ella.

La semilla tal vez se plantó el día de nuestra boda y creció cada día que ella se despojaba de un trocito de su carácter cáustico e hiriente.

Cada sonrisa sincera, cada carcajada alegre, regó el sentimiento, reforzándolo.

Cada gesto bondadoso hacia Penny, hacia uno de los Schuester o hacia mí, alimentó la emergente emoción hasta que enraizó con tanta fuerza que estaba segura de que nunca cambiaría.

El día que apareció Rachel en casa fue el día que descubrí que la quería.

La migraña la había molestado durante todo el día, dejándola en una posición inusualmente vulnerable. No solo permitió que la cuidara, sino que también pareció disfrutar durante el proceso.

Sus bromas fueron tiernas y graciosas, casi cariñosas.

Cuando se metió en la cama, me mostró una faceta de su carácter diferente.

Su voz era un murmullo ronco que me consolaba en la oscuridad, y sus disculpas fueron sinceras cuando me pidió perdón por su forma de tratarme en el pasado.

Un perdón que le concedí, que le había concedido tal vez semanas o días antes, mucho antes de que me lo pidiera.

Y, después, me abrazó y me hizo sentir segura de una manera en la que no me había sentido desde la muerte de mis padres.

Dormí contenta y cálida entre sus brazos.

A la mañana siguiente, vi otra faceta de su carácter: su lado sexi y juguetón.

Su reacción cuando despertó y descubrió que estábamos abrazadas; la forma tan graciosa con la que le ordenó a Rachel que saliera del dormitorio; sus besos que me dejaron sin aliento.

La pasión vibraba bajo la superficie, y su voz era ronca a causa del sueño.

Su comentario sobre la posibilidad de expandir nuestros límites me aceleró el corazón, y supe por primera vez en la vida que me estaba enamorando.

Por desgracia, sabía que ella jamás cambiaría hasta el punto de aceptar mi amor.

Sabía que jamás lo querría.

Pactamos una tregua. Para su sorpresa, y para la mía, nos hicimos amigas.

Sus insultos se convirtieron en bromas, y su actitud despectiva desapareció. Sin embargo, sabía que yo solo era eso para ella.

Una amiga, una colaboradora.

Suspiré mientras enterraba los dedos de los pies en la fresca arena.

Tendría que entrar pronto.

Una vez que se pusiera el sol, bajaría la temperatura y ya tenía un poco de frío, aun con la chaqueta puesta. Sabía que pasaría otra noche paseando de un lado para otro de la casita.

Seguramente acabaría de nuevo en la playa, arrebujada con una manta, tratando de agotarme para poder sumirme en un sueño inquieto y poco reparador.

Ni siquiera dormida podía escapar de mis pensamientos.

Dormida o despierta, era en ella en quien pensaba.

En Santana.

Se me llenaron los ojos de lágrimas al pensar en cómo me había cuidado cuando Penny murió. Parecía creer que podría romperme en pedazos como el cristal si hablaba demasiado alto.

Cuando me llevó a la cama, con la intención de consolarme, supe que tenía que dejarla.

No podía ocultar mucho más tiempo el amor que sentía por ella.

No podía soportar la idea de ver cómo su expresión se transformaba en la antigua máscara altiva y desdeñosa tras la que solía ocultarse mientras despreciaba mi confesión, porque eso haría.

Hasta que no fuera capaz de amarse, no podría amar a otra persona. Ni siquiera a mí.

Me limpié las lágrimas con gesto impaciente y me abracé con fuerza las rodillas.

Le había entregado el único regalo que podía darle: a mí misma.

Era lo único que tenía y, a decir verdad, fue un acto egoísta. Permití que me poseyera porque así podría atesorar ese recuerdo como el más querido de todos.

Pensar en aquel momento aún me resultaba doloroso, pero sabía que con el tiempo el dolor se suavizaría y podría sonreír al recordar la pasión.

Al recordar su boca sobre la mía.

Al recordar la perfección con la que se acoplaban nuestros cuerpos; la calidez de su cuerpo mientras me rodeaba, y el sonido ronco de su voz al pronunciar mi nombre.

Incapaz de soportar la descarga de recuerdos, contuve un sollozo y me puse de pie al tiempo que me sacudía los vaqueros. Al volverme, me quedé petrificada.

A la mortecina luz del atardecer, perfecta y seria, con las manos en los bolsillos del abrigo y los ojos clavados en mí luciendo una expresión insondable, estaba Santana.




Santana


Volvía a estar demasiado delgada. Se le notaba incluso con la chaqueta puesta.

Después de la muerte de Penny, su apetito desapareció, y en los pocos días que habíamos estado separadas supe que no había comido.

Estaba sufriendo tanto como yo.

Cuando llegué a la hilera de casitas, aparqué lejos para no alertarla de mi presencia por si acaso estuviera ahí de verdad.

La vi mientras caminaba por la arena, a lo lejos.

Un bultito en la arena contemplando el horizonte. Parecía perdida y diminuta. La necesidad de acercarme a ella, de cogerla en brazos y de negarme a soltarla era muy fuerte.

Jamás había sentido una emoción tan intensa. Sin embargo, la resistí, consciente de que debía acercarme a ella con cautela.

Ya había huido de mí una vez y no quería que lo hiciera de nuevo.

Nos quedamos de pie, mirándonos. Empecé a andar hacia ella con pasos lentos y calculados hasta que estuve a escasos centímetros de su cuerpo.

De cerca parecía tan destrozada como yo me sentía.

Esos ojos azules estaban enrojecidos y me miraban con recelo. Estaba más blanca que nunca y tenía el pelo lacio y sin brillo.

—Me dejaste.

—No tenía sentido que me quedara.

Fruncí el ceño.

—¿No tenía sentido?

—Will canceló el período de prueba. Penny había muerto. Ya no necesitabas la fachada de nuestro matrimonio.

—¿Qué creías que iba a decirle a la gente, Brittany? ¿Cómo esperabas que explicase tu repentina desaparición?

Agitó una mano para restarle importancia al asunto.

—Siempre dices que se te da muy bien improvisar sobre la marcha, San. Supuse que les dirías que estaba abrumada con la muerte de Penny y que me había ido para aclararme las ideas. Podrías haberlo estirado durante bastante tiempo, y después decirles que teníamos problemas y que yo había decidido no regresar.

—Así que esperabas que te culpara. Que te responsabilizara de todo.

Pareció perder el equilibrio un momento.

—¿Qué importa? Ni que fuera a protestar…

—Por supuesto que no. Porque no estabas ahí.

—Exacto.

—Pero sí importa. Me importa a mí.

Frunció el ceño mientras me miraba.

Di un paso hacia ella, deseando estar más cerca. Necesitaba tocarla, movida por la preocupación de lo frágil que parecía.

—Dejaste cosas atrás. Cosas que creí que eran importantes para ti.

—Iba a ponerme en contacto contigo y a pedirte que me las enviaras… Cuando tuviera claro dónde instalarme.

—No te llevaste el coche ni la tarjeta de crédito. ¿Cómo planeabas acceder al resto de tu dinero?

Alzó la barbilla con gesto obstinado.

—Solo cogí lo que me merecía.

—No, Brittany, merecías mucho más.

Le temblaron los labios.

—¿Por qué has venido? ¿Có… cómo me has encontrado?

—He venido hasta aquí por ti. Un amigo me sugirió que empezara por el principio.

—No lo entiendo.

—Will me dijo dónde encontrarte.

—¿Will?—frunció el ceño, confundida—¿Cómo… cómo lo averiguó?

—Tenía sus sospechas y como es capaz de escuchar mucho mejor que yo, sabía que la respuesta estaba en casa. Me dijo que buscara. Se negó a decirme el lugar exacto. Me dijo que debía averiguarlo yo sola.

—No… no lo entiendo.

—Después de que te fueras, pensé largo y tendido. Me regodeé en mi sufrimiento, bebí demasiado y corrí de un lado para otro, buscándote. Al final, me di cuenta de que no podía seguir así.

—¿Así cómo?

—Por fin comprendí lo que sentías. Mi vida se había convertido en una sucesión de mentiras. Era incapaz de distinguir dónde acababa la realidad y dónde empezaba la ficción. Incluso en mi época más oscura, cuando me comportaba como una cabrona, siempre fui honesta. Llevaba demasiado tiempo escondiéndome y no quería seguir haciéndolo. Así que le conté a Will que me habías dejado.

Una lágrima resbaló por una de sus mejillas.

—Y después se lo conté todo. Todas y cada una de las mentiras, joder.

Ella estaba sin aliento.

—¡No! San… ¿por qué lo has hecho? Lo tenías todo. ¡Tenías todo lo que querías! ¡Todo aquello por lo que tanto habías luchado! ¿Por qué has renunciado a todo?

La aferré por los brazos y la zarandeé con delicadeza.

—Brittany, ¿no lo entiendes? ¿No lo ves?

—¿Qué es lo que tengo que ver?—gritó.

—¡No lo tenía todo! ¡No sin ti! No tenía nada y, sin ti, lo que tuviera no significaba nada. ¡Lo único real que he tenido, lo único verdadero, eres tú!

Abrió los ojos de par en par mientras movía la cabeza.

—No lo dices en serio.

—Estoy hablando completamente en serio. He venido aquí por ti.

—¿Por qué? No me necesitas.

Le pasé las manos por los brazos, por los hombros y por el cuello, y le tomé la cara entre ellas.

Esa cara tan hermosa, pero de expresión exhausta.

—Sí te necesito—la miré con decisión y dije las palabras que solo había pronunciado una vez en la vida.

En aquel entonces, las dije con mentalidad infantil, y las palabras carecían de significado. En ese momento, sin embargo, lo eran todo.

—Te quiero, Brittany.

Me aferró las muñecas con las manos, la duda más que evidente en su aterrorizado rostro.

—No —susurró.

Apoyé la frente en la suya.

—Sí. Te necesito. Echo de menos a mi amiga, a mi mujer. Te echo de menos.

Un sollozo desgarrador brotó de su garganta. La estreché entre mis brazos, renuente a permitirle que huyera. Ella forcejeó empujándome el pecho, resistiéndose al consuelo que yo necesitaba darle.

—No puedes huir. Te seguiré adonde vayas, cariño. Te seguiré a cualquier lado—la besé en la cabeza—No me dejes sola otra vez, Britt. No podré soportarlo.

Y entonces rompió a llorar. Me echó los brazos al cuello y enterró la cara en mi pecho mientras las lágrimas me empapaban la camisa. La levanté en brazos y eché a andar por la arena compacta en dirección a la casita azul situada al final de la hilera.

La casita con las contraventanas blancas que había descrito en su diario.

La abracé con fuerza mientras la besaba en la cabeza.

No pensaba dejarla marchar.

La casita de alquiler era exactamente tal como me la había imaginado gracias a la descripción del diario. Un sofá desgastado por el uso y un sillón se emplazaban frente a la chimenea. A la izquierda había una cocina rudimentaria con una mesa y dos sillas. Una puerta abierta daba acceso a un reducido dormitorio, junto al que se encontraba un cuarto de baño.

Eso era todo.

Dejé a Brittany en el sofá y me volví hacia la chimenea. El humo y la ceniza de años de uso habían dejado su huella en las piedras y en los ladrillos, de manera que habían adquirido un tono gris mate.

Coloqué la leña y varias ramitas para encender el fuego, ya que quería calentar el frío interior.

—El tiro está bloqueado—Brittany se arrodilló a mi lado y extendió un brazo para darle un tirón al mecanismo que lo abría.

Encendí una cerilla y, tras asegurarme de que el fuego prendía en las ramitas, me puse de pie y coloqué la pantalla.

Después, me agaché para ayudarla a incorporarse, le quité la húmeda chaqueta bajándosela por los brazos y la arrojé a un lado. La abracé y la estreché con fuerza, abrumado por el alivio. Ella se estremeció y dejó escapar un largo suspiro.

Le tomé la cabeza entre las manos y le besé la coronilla. Ella ladeó la cabeza y la luz del fuego iluminó su rostro, resaltando los delicados contornos de su cara.

—No puedo creer que estés aquí.

—¿De verdad pensabas que no intentaría dar contigo, Britt?

—No lo sé. No me paré a pensar. Solo sabía que tenía que irme.

La insté a sentarse en el sofá y le cogí las manos.

—¿Por qué, cariño? ¿Por qué tenías que huir?

—Porque me había enamorado de ti y estaba convencida de que tú no me corresponderías. Ya no podía ocultarlo más y sabía que cuando descubrieras mis sentimientos…

Se me encogió el corazón al escuchar sus palabras.

Me quería.

Le di un apretón en las manos para invitarla a seguir hablando.

—¿Qué creías que iba a hacer?

—Convertirte de nuevo en la Santana que yo odiaba y que se reía de mí. Ya no me necesitabas y me dirías que me fuera. Pensé que sería más fácil si era yo quien decidía irme.

—¿Pensabas volver en algún momento?

—Solo para ver qué querías hacer y para recoger mis cosas. Suponía que ya no querrías que me quedara a tu lado.

—Bueno te equivocaste. En todo. Te necesito. Te quiero de vuelta. Te…—titubeé—Te quiero.

Brittany bajó la vista hasta nuestras manos unidas y después me miró de nuevo a los ojos.

Su expresión era de desconcierto. La incredulidad se había adueñado de su mirada.

No podía culparla, pero quería desterrar ambas emociones.

—No me crees.

—No sé qué creer—admitió.

Me acerqué a ella, consciente de que necesitaba encontrar la manera de demostrarle que estaba siendo sincera.

Recorrí con la mirada el interior de la casita mientras reflexionaba sobre mis palabras y la detuve en la pequeña urna que descansaba en la repisa de la chimenea.

—¿Has traído las cenizas de Penny para esparcirlas aquí?—le pregunté.

—Sí. Teníamos muchos recuerdos felices de este lugar. Se esforzó mucho para asegurarse de que yo pudiera venir todos los años. John y ella también solían venir. Esparció sus cenizas en la playa—tragó saliva y le tembló la voz—Pensé que quizás así podrían reencontrarse y estar juntos en la arena y en el agua—alzó la vista y me miró a los ojos—Supongo que parece una tontería.

Me llevé una de sus manos a los labios y le besé los nudillos.

—¿Una tontería? No. Me parece un gesto muy tierno. Algo que solo se le ocurriría a un alma sensible como la tuya.

—¿Un alma sensible?

—Tú lo eres, Britt. Me di cuenta hace unas semanas, cuando dejé de ser una cabrona. Te observé, vi cómo tratabas a Penny. Tú forma de relacionarte con la familia Schuester. La amabilidad que demostrabas al personal de la residencia de ancianos—le acaricié una mejilla con los nudillos y su piel fue como seda en mis dedos—Tu forma de tratarme. Tu generosidad. Siempre lo das todo. No había visto nada igual hasta que llegaste a mi vida. No pensaba que existiera alguien como tú sobre la faz de la tierra—me incliné hacia ella porque necesitaba que viera la sinceridad de mi mirada—No pensaba que alguien como tú pudiera formar parte de mi vida.

—¿Porque no lo merecías?

—Porque no creía en el amor.

Su respuesta fue un susurro.

—¿Y ahora?

—Ahora sé que puedo amar a alguien. Ahora amo a alguien. A ti—levanté las manos cuando ella trató de hablar—Sé que tal vez no me creas, Britt. Pero es verdad. Tú me has enseñado a amar. Me has demostrado que todo lo que decías era cierto. Lo que siento por ti me hace más fuerte. Hace que quiera ser una mujer mejor para ti. Una mujer honesta y real. Por eso le conté toda la verdad a Will. Sabía que si quería tener la oportunidad de recuperarte y de mantenerte a mi lado, debía sincerarme. Hacer que te enorgullecieras de mí.

—¿Cuándo?

—¿Cómo?

—¿Cuándo empezaste a cambiar? ¿Cuándo dejé de caerte mal?

Me encogí de hombros.

—Creo que el día que me dijiste que me follaran. Esa fue la primera vez que vi a la verdadera Brittany. Hasta entonces habías escondido todo ese fuego.

—Tenía que hacerlo. Necesitaba el trabajo. Penny era mucho más importante que tú o que tu desagradable actitud.

—Lo sé. Me porté fatal. Todavía no entiendo cómo conseguiste hacer la vista gorda y accediste a estar conmigo, aunque fuera por Penny. La noche que me contaste tu historia y me dejaste bien claro lo que pensabas de mí me abriste los ojos. Creo que nunca me he recuperado tan pronto de una borrachera. Y otra vez me perdonaste… y te casaste conmigo.

—Te había dado mi palabra.

—De la que te podrías haber retractado sin problemas. Esperaba que lo hicieras, pero me sorprendiste de nuevo. No dejas de sorprenderme—sonreí y le coloqué un mechón detrás de la oreja—Pocas cosas me sorprenden, pero tú lo haces constantemente. Me gusta.

Me devolvió la sonrisa. Su expresión ya no era tan recelosa.

—Pero lo que me resultaba, o me resulta, más sorprendente es tu forma de ser conmigo.

—¿A qué te refieres?

—Lo único que te pedí, lo único que esperaba, era que fingieras que estábamos juntas. Esperaba que pasaras de mí por completo cuando estuviéramos en la intimidad de nuestro departamento. Sé que yo había planeado pasar de ti, pero…

—¿Qué?

—Que no pude pasar de ti. Estabas en todas partes. Sin intentarlo siquiera, te metiste en mi cabeza. Pensar en ti era tan natural como respirar. El departamento se convirtió en un hogar desde que llegaste. Bromeabas y te reías conmigo. Me cuidabas. Nadie lo había hecho antes. Tu opinión era esencial para mí. Quería compartir contigo todo lo que hacía. En vez de pasar de ti, quería pasar más tiempo contigo. Quería saberlo todo sobre ti.

Me miró con los ojos abiertos de par en par.

—Y Penny. Me encantaba estar con ella. Oír las historias que contaba sobre ti. Cada vez que iba a verla, conseguía conocerte un poco mejor y, cuanto más sabía de ti, más me gustabas, hasta que me di cuenta de que estaba enamorada hasta las cejas—le cogí las manos y se las apreté—Mi crueldad no te cambió. Al contrario, tu bondad me cambió a mí, Britt. Penny y tú conseguisteis sacar a la luz a la niña que todavía es capaz de amar.

—¿Y si lo olvida de nuevo?

Negué con la cabeza.

—No lo hará. No puede hacerlo. No mientras te tenga a mi lado—le levanté una mano—Dejaste el anillo de compromiso y la alianza atrás, pero llevas este—le di unos golpecitos al anillo de diamantes que lucía en el dedo—Te lo has cambiado a la mano izquierda. ¿Por qué?

—Porque tú me lo regalaste. Fue el primer regalo que me hiciste sin que tuvieras que hacerlo—se le quebró la voz—Me… me lo he puesto ahí porque así está más cerca de mi corazón.

Cerré los ojos con la esperanza de haber interpretado bien el significado de sus palabras.

Me llevé su mano a la cara, abrí los ojos y la miré. Esos ojos azules estaban cuajados de lágrimas.

—También te he entregado mi corazón, Britt. ¿Lo cuidarás?

Respiró hondo y se estremeció por entero.

—Me entregaste tu cuerpo, pero quiero tu corazón. Quiero tu amor. Lo necesito. Te necesito.

—Dilo, San—una solitaria lágrima se deslizó por una de sus mejillas.

—Te quiero, Brittany Pierce López. Quiero que vuelvas a casa conmigo. Mi vida solo está completa si estás a mi lado. Haré lo que sea necesario para conseguir que me creas. Para conseguir que creas en mí.

—Ya lo hago.

Le tomé la cara entre las manos y tracé círculos sobre su piel con los pulgares mientras se me aceleraba el corazón.

—¿Y?

—Te quiero, San. Te quiero tanto que me asusta.

—¿Por qué te asusta?

—Porque puedes destrozarme.

Negué con la cabeza.

—Eres tú quien me ha destrozado, Britt. Soy todo tuya.

—Yo también soy tuya.

No necesité nada más.

La atraje hacia mí y cubrí sus labios con los míos, gimiendo por la sensación de tenerla cerca.

Nuestros labios se movieron y nuestras lenguas se acariciaron mientras nos reencontrábamos. Me echó los brazos al cuello y me estrechó mientras yo la abrazaba con todas mis fuerzas.

No pensaba soltarla… jamás.








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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!



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Mensaje por 3:) Sáb Feb 24, 2018 9:01 pm

hola morra,...

excelente historia me gusto mucho!!!
san si que sabe como arreglar las cosas!!!
vida eterna jajaja!!

nos vemos!!
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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por monica.santander Sáb Feb 24, 2018 9:08 pm

No pueden ser mas lindas!!!!!
Saludos
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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Isabella28 Sáb Feb 24, 2018 11:21 pm

Que bonito como se aman y ahora que vuelvan a casa como una verdadera pareja.
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Mensaje por micky morales Dom Feb 25, 2018 9:56 am

FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 1215408055 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 1215408055 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 1215408055 Ahora solo queda regresar y que la familia shuster les de otra oportunidad!!!!!
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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Dom Feb 25, 2018 7:38 pm

3:) escribió:hola morra,...

excelente historia me gusto mucho!!!
san si que sabe como arreglar las cosas!!!
vida eterna jajaja!!

nos vemos!!




Hola lu, jajajaja eso es muuuuy bueno! ajajaj. JAjajaaj lo cual es muy bueno tmbn! ajajjaaj. SI que si! Saludos =D





monica.santander escribió:No pueden ser mas lindas!!!!!
Saludos




Hola, o no¿?! aiii si son perfectas, perfectas!! ajajajaj. Saludos =D





Isabella28 escribió:Que bonito como se aman y ahora que vuelvan a casa como una verdadera pareja.




Hola, si que sii! Si que si! tmbn! ellas lo pueden todo cuando estan juntas! jajaja. Saludos =D





micky morales escribió:FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 1215408055 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 1215408055 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 1215408055 Ahora solo queda regresar y que la familia shuster les de otra oportunidad!!!!!




Hola, ooohh si, que razón...espero y sea así tmbn! Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Cap 30

Mensaje por 23l1 Dom Feb 25, 2018 7:40 pm

Capitulo 30


Santana


Levanté la cabeza y entrecerré los ojos en la oscuridad silenciosa.

Estábamos sentadas, abrazadas la una a la otra, ya que ambas necesitábamos el contacto.

No sabía cuánto tiempo llevábamos así, pero había pasado el suficiente para que se hiciera de noche.

—Tengo que echar más leña al fuego—susurré—Se va a apagar.

—Me gusta donde estás, estoy muy calentita.

Me eché a reír y la besé en la cabeza.

—Pero vamos a tener que movernos.

—Podría preparar algo de comer.

—Tengo que buscar un sitio donde quedarme.

Se quedó helada.

—¿No te vas a quedar aquí?

Le tomé la cara entre las manos con mucha ternura y la besé en los labios.

—Quiero hacerlo, pero no quiero presionarte.

—La cama es de matrimonio.

La miré con una ceja enarcada.

—Es pequeña para nosotras. Supongo que tendré que acurrucarme contigo. Es un sacrificio que tendré que hacer…

Esbozó una sonrisa.

—Supongo que sí.

—He echado de menos dormir acurrucada junto a ti. He echado de menos tu calidez y tu olor.

—En ese caso, supongo que será mejor que te quedes.

—Supongo que sí—hice una pausa, ya que tenía que hacerle la pregunta que llevaba rondándome la cabeza durante varios días—Tengo que preguntarte algo, Britt.

Me acarició la mejilla con los dedos.

—Me gusta que me llames así.

Le pellizqué la nariz.

—Bien, porque me gusta llamarte así.

Adoptó una expresión seria al punto.

—Bueno, ¿qué querías preguntarme?

Cambié de postura, muy incómoda.

—La víspera de que te fueras. La noche que hicimos el amor.

—¿Es lo que hicimos?

—Sí—contesté con firmeza—Lo fue.

—¿Qué pasa con esa noche?

Fui al grano.

—Sé que sabes que solía acostarme con muchas mujeres, pero siempre, siempre me practico exámenes para saber que estoy sana, como te dije antes hasta tengo mis óvulos congelados en una clínica. No corres ningún riesgo.

Negó con la cabeza y expresión avergonzada.

—Lo sé, tranquila. Y también sé que tienes esos óvulos por alguna emergencia y nada más.

—Ah—suspiré, aliviada.

—No te preocupes, San—apartó la vista—Sé lo que opinas acerca de tener hijos.

La tristeza de su voz me dolió, de modo que le coloqué una mano en la barbilla y la insté a mirarme.

—Una vez me dijiste que si quería a la mamá. Creo que, tal vez, tengas razón.

—¿Eso quiere decir que quieres tener hijos?

Me removí, inquieta, sin saber cómo contestar.

—Todo es muy nuevo para mí. Nunca había imaginado que podría querer a alguien. Apenas consigo asimilar que esté tan enamorada de ti, que no sea capaz de funcionar sin ti. Has derribado todo lo que tomaba como la verdad absoluta. Te necesito. Te quiero—meneé la cabeza con una sonrisa burlona—Supongo que lo lógico es suponer que mi actitud ante los hijos también cambiará.

—¿Es algo de lo que podríamos hablar… más adelante?

—Sí. Aunque me gustaría disfrutar de ti un poco más de tiempo. Quiero tenerte para mí sola una temporada. Quiero conocerte, por entero, y que tú me conozcas a mí.

—Creo que es lo más sensato.

—Vas a tener que ayudarme, cariño. No sé nada de niños. Pero nada de nada. La idea de meter la pata con uno tal como mis padres la metieron conmigo me acojona muchísimo si te digo la verdad.

Ladeó la cabeza y me miró fijamente.

—Santana Pierce López, consigues todos los objetivos que te propones con creces. ¿De verdad crees que te dejaría fracasar como mamá?

Sentí la sonrisa que afloró a mis labios.

—Supongo que no, no.

—No va a pasar. Saber que estás dispuesta a hablar del tema es un paso enorme.

—¿Estás segura?

—Sí, segurísima.

—Muy bien. En ese caso, supongo que ya hablaremos del tema… en el futuro.

Asintió con la cabeza.

—En el futuro.

Metí la mano en el bolsillo y saqué sus anillos.

—Mientras tanto, quiero que te los vuelvas a poner. Los quiero en tu dedo—le cogí la mano—Sé que crees que no significaban nada, Britt, pero lo significan todo. Significan que eres mía—le señalé el dedo—¿Puedo?

Asintió con la cabeza.

Le quité el anillo de diamantes y se lo puse en la mano derecha, tras lo cual le puse la alianza y el solitario en la mano izquierda. Incliné la cabeza y besé los anillos.

—Ahí es donde tienen que estar.

—Sí.

Cogí mi abrigo de la silla y saqué el pliego de documentos del bolsillo interior.

—¿Qué es?

—Nuestro acuerdo… las copias de ambas.

—Oh.

—Ya no significa nada, Britt. Dejó de tener sentido hace mucho. Es hora de librarnos de él—los levanté y los rompí por la mitad. Llevé los trozos a la chimenea y los tiré al fuego. Vi cómo los bordes se ennegrecían y se doblaban, cómo las llamas devoraban el papel hasta reducirlo a cenizas.

Brittany estaba a mi lado y lo observaba todo en silencio. Le rodeé la cintura con un brazo.

—El único documento que hay entre nosotras en este momento es el certificado de matrimonio. A partir de hoy, es lo que nos une.

Me miró con expresión muy tierna.

—Me gusta.

—A lo mejor, en cuanto las cosas se calmen, podrías casarte conmigo de nuevo.

Le brillaban los ojos.

—¿De verdad?

—Sí. Tal vez en algún lugar más bonito que el ayuntamiento. Me gustaría ofrecerte la boda que te mereces.

—La verdad es que me gustó nuestra boda. Me gustó bailar contigo.

—¿En serio?

Asintió con la cabeza.

—Fuiste muy amable.

—Te prometo que seré mucho más amable a partir de ahora. Quiero ser la mujer que te mereces.

—Ya lo eres.

—Ten paciencia conmigo, Britt. Seguro que la jodo a veces.

Se echó a reír al oírme y me acarició la mejilla.

—Todo el mundo lo hace. Nadie es perfecto.

—Pero… ¿te quedarás conmigo?

—No me separarán de ti ni con agua caliente.

Besé esos labios finos.

—En ese caso, todo va bien.




Examiné el contenido del pequeño frigorífico por encima de su hombro.

Los viejos paneles de rejilla contenían muy poca comida. La aparté y cogí el cartón de huevos para abrirlo. Solo le faltaban dos.

Apenas había tocado el pan, el paquete de queso estaba sin abrir y la leche estaba casi entera. Había dos manzanas, unos yogures y, en la encimera, unos plátanos.

Eso era todo.

Se confirmaron mis sospechas de su falta de apetito.

Cerré la puerta del frigorífico y me volví para mirarla.

—¿No tienes más comida? ¿Es que no has probado bocado?

—He comido poco—admitió—No tenía hambre.

Recordé el pueblecito que había atravesado de camino a las casitas. Había una tiendecita de ultramarinos y estaba segura de que había pasado por delante de un restaurante.

—Te llevaré al pueblo a cenar. Tienes que comer.

Negó con la cabeza.

—No hay nada abierto a esta hora de la noche, San. Es temporada baja. Tendríamos que ir al siguiente pueblo, que es más grande. Está a más de una hora de camino.

—Da igual.

—Puedo preparar unos huevos revueltos.

Cedí pronto porque, en realidad, no quería moverme de ahí.

—Muy bien. Yo preparo las tostadas.

—¿Sabes preparar unas tostadas?—preguntó con voz sorprendida al tiempo que se llevaba una mano al pecho.

La pegué a mi cuerpo y la besé, borrando la expresión traviesa de sus labios.

—Sí, me enseñó mi esposa. Es una mujer muy lista.

Vi cómo su mejilla se ahuecaba y supe que se estaba mordiendo el carrillo por dentro. Le di unos golpecitos en el moflete.

—Ya vale.

—Me gustas cuando dices que soy tu esposa—admitió.

—Es gracioso, pero no sabes la cantidad de veces que pensaba en ti de esa manera. No en Brittany ni en Britt, sino en mi esposa. Me gustaba cómo sonaba, aunque nunca me pregunté el motivo—Resoplé—Era tan tonta que no me daba cuenta de lo que sentía por ti, ni en mi cabeza.

—O tenías demasiado miedo.

Me quedé sin aliento. Como de costumbre, había dado en el clavo.

Había tenido demasiado miedo para admitir lo que sentía.

Para admitir que una idea que había mantenido a lo largo de toda la vida estaba mal.

—Ya no me da miedo quererte, Britt. Solo me da miedo perderte.

Se acurrucó contra mí y me apoyó la cabeza en el hombro. La acuné contra mi cuerpo y le acaricié el pelo con gesto tierno.

—Estoy aquí—susurró—Me has encontrado.

—Gracias a Dios…




Dejé el plato en la vieja mesita auxiliar con la vista clavada en Brittany.

El fuego creaba luces y sombras sobre su cara, así como un halo dorado alrededor de su cabeza. Se pegó las piernas al pecho y apoyó la barbilla en las rodillas con la mirada perdida.

No había comido mucho, pero sí se había terminado la tostada.

Yo me comí los huevos revueltos y las dos manzanas. Lo reemplazaríamos todo, y compraríamos más cosas, por la mañana.

Sin embargo, de momento, necesitaba saber cómo quería recorrer el camino que teníamos por delante.

—¿Qué te gustaría hacer, Britt?

Volvió la cara para mirarme.

—¿Mmm?

Le acaricié la mejilla con los nudillos.

—Mañana. Pasado mañana. Y el día siguiente. Dime qué estás pensando.

—No lo sé.

—¿Cuánto tiempo quieres quedarte aquí? ¿O prefieres volver a casa?—sentí una repentina opresión en el pecho que me impidió respirar—¿Vas a volver a casa?

Me cogió de la mano y con una sola palabra erradicó la preocupación.

—Sí.

—Perfecto. Bien. ¿Cuándo?

—¿Podemos quedarnos aquí unos días? Si tienes que volver, ¿puedo ir yo después?

Negué con la cabeza.

—No pienso irme de aquí sin ti. Si quieres quedarte, nos quedamos las dos. También vendremos en verano.

—Las casitas ya no estarán el verano próximo.

—¿Por qué?

—Bryan se tuvo que mudar el año pasado. Su hijo Joe va a venderlo todo. Después de hablar con él, tengo la sensación de que quienquiera que vaya a comprar la propiedad derribará las casitas y construirá una promoción nueva y moderna—echó un vistazo por la habitación, devorando los recuerdos con la mirada—Me ha dicho que el negocio ha ido mal últimamente, pero que es un buen momento para vender por la situación geográfica. La propiedad vale mucho dinero. Es una buena oportunidad para su familia.

—Lo siento, cariño. Sé que este lugar es especial para ti.

Sonrió y se frotó la cara con mi mano.

—Tengo mis recuerdos. Le agradezco a Joe que me permitiera volver por última vez—suspiró, y fue un sonido muy triste—Y tengo un buen recuerdo que añadir ahora.

—Podemos crear nuestros propios recuerdos, juntas. Nuevos.

Asintió con la cabeza.

—¿Quieres que compre este sitio para ti?—la miré fijamente—Puedo permitírmelo—añadí—Si quieres que lo haga, lo haré.

—¡No! No, San. No tienes que comprarme un complejo turístico. ¿Qué narices iba a hacer con él?

—Si te hiciera feliz, lo compraría. Ya se nos ocurriría algo. Seguramente sea una buena inversión. Podríamos reconstruirlo e incluiríamos una casita de color azul eléctrico con contraventanas blancas solo para ti.

Se inclinó hacia mí con los ojos llenos de lágrimas y me besó en la comisura de los labios.

—Gracias, corazón, pero no. El hecho de que te ofrezcas significa para mí más de lo que te imaginas.

—Está bien, pero si cambias de opinión, solo tienes que decírmelo.

—Lo haré.

Me recosté en el sofá y eché un vistazo por la habitación mientras una idea iba tomando forma en mi cabeza. Tendría que darle vueltas para ver si podía conseguirlo.

Le di un tironcito a Brittany en las piernas hasta que me las puso en el regazo.

—Vamos a tener que contestar a un montón de preguntas cuando volvamos.

—Lo sé—tomó una honda bocanada de aire—¿Crees que podrán perdonarnos?

Contesté con sinceridad.

—No lo sé.

Will se había mostrado muy comprensivo tras nuestra conversación. Sin embargo, sabía que la cosa no acababa ahí. En cuanto averigüé dónde estaba Brittany, me apresuré a meter unas cuantas cosas en una bolsa y a subir al coche para llegar antes de que anocheciera.


Flashback


Llamé a Will antes de marcharme para decirle que sabía dónde estaba Brittany y que iba a buscarla. Me animó y me deseó suerte.

—Ojalá encuentres la felicidad, Santana. Convéncete de que te la mereces y aférrate a ella.

—Gracias.

—Llámame cuando vuelvan. Hablaremos entonces.

—Lo haré. Gracias, Will.


Fin Flashback


Fueron las únicas palabras que se pronunciaron y no hizo mención a que me esperase un puesto de trabajo.

No sabía qué me depararía el futuro profesionalmente hablando. Solo sabía que Brittany era mi futuro.

Con eso me bastaba.

—Es posible que no tenga trabajo, Britt.

—¿Qué vas a hacer?

—A lo mejor tenemos que mudarnos—contesté, enfatizando el plural—Puedo tantear el mercado en Toronto o en Calgary, tal vez en Vancouver.

Asintió con la cabeza mientras jugueteaba con mis dedos. No dejaba de darle vueltas a mi alianza, girándola con nerviosismo.

—¿Me acompañarás?

Levantó la cabeza al punto y me miró a los ojos.

—Iré adonde sea contigo, San.

—Muy bien, perfecto. Encontraremos la solución, juntas.

—¿Y si no hace falta?

—Me llevaré una alegría tremenda. Me gusta trabajar para Will. Me encanta la energía positiva y el trabajo en equipo—solté una carcajada—Incluso le tengo cariño a esa polvorilla que llaman Rachel.

—Creo que les tienes cariño a todos.

—Bueno sí. Es lo que quiero y estoy dispuesta a hacer lo que sea para recuperar la confianza de Will. Si me da la oportunidad para hacerlo, nos quedaremos. Si no, tendremos que mudarnos.

—Está bien.

—¿Tan sencillo es para ti? Después de todo lo que ha pasado, ¿harás el equipaje y me seguirás?

Apoyó la cabeza en el sofá.

—Te quiero, San. Si tienes que irte, yo también me iré. El pasado es eso: pasado. Ha desaparecido, del mismo modo que el acuerdo que has quemado. No quiero regodearme en él ni echártelo en cara a todas horas. Así no funciona el amor. Así no funciono yo.

En un abrir y cerrar de ojos, la tuve sentada en mi regazo y empecé a besarla con toda la emoción que me consumía.

Todos mis pensamientos y todas mis emociones iban en ese beso. El amor, el deseo, la necesidad, el alivio de haberla encontrado… y una emoción desconocida hasta el momento, la alegría.

La alegría de que estuviera ahí, la alegría de que ella correspondiera mi amor y la alegría del futuro que tenía por delante porque en dicho futuro estaría mi Brittany.

La insté a ladear la cabeza y la pegué más a mi cuerpo, anhelando más de ella de todas las formas posibles.

La estreché con fuerza entre mis brazos, amoldándola a mi cuerpo sólido.

Deslicé las manos por debajo de su camiseta, acariciándole la suave espalda mientras gemía de deseo.

—Por favor, nena—le supliqué, ya que necesitaba más.

—La cama—susurró contra mi boca—Llévame a la cama, San.

Me puse en pie con ella en brazos. No hacía falta que me lo repitiera.



La cama era vieja y crujía.

El cabecero golpeaba la pared de forma rítmica mientras le hacía el amor y las sábanas se enrollaban en torno a nuestros cuerpos con el frenesí.

Daba igual.

Antes de caer al colchón, le quité la camiseta y le arranqué los pantalones, dejándola desnuda ante mi mirada ávida.

Le recorrí la piel cálida con las manos, ya que ansiaba sentir su tacto sedoso en los dedos.

Brittany empezó a darle tirones a mi sudadera y caí sobre ella, deseosa de besarla de nuevo en la boca.

Demostró su habilidad con los pies cuando consiguió quitarme los pantalones de deporte junto con las bragas para quedar piel contra piel, con nuestros húmedos sexos entre ambas.

Volví a memorizar su cuerpo con las manos y la boca.

Sus rosados pezones me rogaban que los atendiese y se endurecieron bajo el asalto de mi lengua. La dulce curva de su cintura, en el lado derecho, era muy sensible, y me deleité con su risa mientras le hacía cosquillas depositando un reguero de besos sobre su piel.

Sus caderas encajaban a la perfección en mis manos cuando ejercí un poco de fuerza para que separara las piernas.

Le besé el ombligo, deteniéndome con la lengua para saborear el regusto salado de su piel. Dejé una lluvia de besos en sus muslos, y sus gemidos solo consiguieron avivar mi deseo.

La penetré con los dedos y gemí por la sensación.

—Dios, Britt, te deseo, nena.

Se incorporó y me abrazó con fuerza para obligarme a tumbarme sobre ella.

—Hazme tuya—me suplicó.

Me rodeó las caderas con las piernas y me instó a ocupar el lugar donde ansiaba estar. Me quedé quieta nada más uniéndonos a la perfección, centímetro a centímetro, hasta que nuestros cuerpos estuvieron completamente unidos.

Nuestras miradas se encontraron y la besé mientras empezaba a moverme.

Con movimientos lentos y certeros que fueron aumentando de ritmo hasta que las dos nos dejamos arrastrar por la pasión.

Se aferró a mí, clavándome los dedos en la espalda, en el culo, dándome tirones en el pelo, mientras gemía y jadeaba mi nombre. A su vez, yo la abracé con fuerza, mientras me movía con frenesí y nuestros cuerpos sudorosos se frotaban y se movían al unísono.

Cuando sentí que ella se tensaba, le enterré la cara en el cuello. El orgasmo me consumió, llevándome a lo más alto, con los nervios a flor de piel mientras me derramaba en su interior y gritaba su nombre.

—¡Britt! ¡Britt!

Le pasé un brazo por la espalda, rodé hasta quedar de costado y la abracé con fuerza mientras le besaba la cara, el pelo y el cuello. Ella gimió, contenta y lánguida, contra mi pecho.

—Te quiero —susurró.

—Yo también te quiero—murmuré contra su piel.

Tanteé por el suelo hasta dar con una manta, con la que cubrí su cuerpo desnudo y la arropé hasta el cuello. Se acurrucó contra mí mientras me acariciaba la piel sobre el corazón.

—Mañana—dije—Mañana empezaremos de cero. Sin mentiras. Las dos.

—Las dos—repitió—Sí.

Esperé a que se quedara dormida antes de permitir que el sueño se apoderase de mí.

Cerré los ojos, a sabiendas de que, cuando despertase, ella estaría a mi lado.

Con esa certeza, me dormí.






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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!



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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Isabella28 Dom Feb 25, 2018 9:46 pm

Que lindas!!! ahora falta que san recupere su trabajo y sería todo perfecto.
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Mensaje por monica.santander Dom Feb 25, 2018 11:20 pm

Hola!! La verdad que lindas!! !
Saludos
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Mensaje por 3:) Lun Feb 26, 2018 9:50 am

Hola morra...

Me olvide que había mas cap Jajaja
Todo de cero!!? Nueva vida!!!
A ver como va??

Nos vemos!!
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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por JVM Lun Feb 26, 2018 4:09 pm

Por fin juntas de nuevo... y pues a partir de ahora lo que venga lo afrontaran juntas. Solo falta ver si Will le deja el trabajo a San y pues ver si la morena sorprende a Britt comprandole el complejo jajajaja
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Mensaje por 23l1 Lun Feb 26, 2018 7:43 pm

Isabella28 escribió:Que lindas!!! ahora falta que san recupere su trabajo y sería todo perfecto.





Hola, o no¿?! jaajajaja. Oooh si, esperemos y sea así la vrdd..., pero ya q estan juntas todo más q bn! Saludos =D






monica.santander escribió:Hola!! La verdad que lindas!! !
Saludos





Hola, si que si! son perfectas juntas! nada puede salir mal ahora jajaja. Saludos =D






3:) escribió:Hola morra...

Me olvide que había mas cap Jajaja
Todo de cero!!? Nueva vida!!!
A ver como va??

Nos vemos!!





Hola lu, jajajajajaja xD =o quiere decir que la leíste¿? =/ Ahora si que si! ahora todo empieza bn! jaajajaj. Aquí otro cap para saber más Saludos =D







JVM escribió:Por fin juntas de nuevo... y pues a partir de ahora lo que venga lo afrontaran juntas. Solo falta ver si Will le deja el trabajo a San y pues ver si la morena sorprende a Britt comprandole el complejo jajajaja





Hola, sii!! ahora todo más q bn! Eso mismo! JAjaajaja esperemos y esas dos cosas salgan bn xD y sería mas q perfecto jaajajaj. Saludos =D





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Finalizado FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Cap 31

Mensaje por 23l1 Lun Feb 26, 2018 7:44 pm

Capitulo 31



Santana


Estreché la mano de Joe y eché a andar por la playa.

Brittany estaba sentada en la arena con un cuaderno de dibujo en las rodillas y el lápiz en la mano, pero permanecía inmóvil. La brisa le agitaba el pelo y le alzaba los mechones de seda rubia.

Me senté a su espalda y la abracé.

—Hola.

Ella echó la cabeza hacia atrás y me miró desde abajo.

—Hola. ¿De qué has estado hablando con Joe durante tanto rato?—frunció el ceño—Por favor, dime que no le has dicho que quieres comprar las casas de alquiler.

Sonreí al ver la expresión de su rostro y la besé en la frente.

—No. Creo que ya tiene un comprador. Solo le he dado las gracias por permitirte volver y hemos hablado de otras cosas. Del sitio al que va a mudarse y eso.

Hizo un mohín con los labios y se encogió de hombros mientras devolvía la vista al mar.

—¿Qué estás dibujando?

Levantó el cuaderno.

—Nada. Estoy disfrutando del paisaje.

Le rodeé la cintura con los brazos y la estreché con fuerza.

—Es un paisaje magnífico.

—Penny y yo encendíamos una hoguera aquí para preparar la cena y contemplábamos la puesta de sol.

—Podemos hacerlo.

—¿Te comerías una salchicha pinchada en un palo?

—Solo si lleva mostaza. Y si después hay nubes de azúcar.

—Ah.

Me incliné y le mordisqueé la base del cuello.

—¿Crees que nunca he participado en actividades al aire libre, Britt? Anoche encendí el fuego.

—Me resultó extraño que supieras hacerlo—admitió.

—Es algo innato en mí. Lo llevo en los genes.

Se giró y puso los ojos en blanco.

—Ya…

Me eché a reír y le aparté el pelo de la cara.

—En el colegio íbamos de campamento. Nos enseñaron a encender el fuego, a montar una tienda de campaña y todo ese tipo de cosas.

—¿El colegio ofrecía esas actividades?

Apoyé la barbilla en uno de sus hombros.

—Cuando era adolescente y me quedaba en el colegio durante las vacaciones, la oferta de actividades variaba. Ir de campamento era una de ellas. Me gustaba. Y sí, incluso me gustaban las salchichas. No soy una esnob integral.

Esperaba que me replicara con alguno de sus mordaces comentarios, pero en cambio se dio media vuelta, levantó una mano y me acarició una mejilla.

—¿Preferías quedarte en el colegio antes que ir a casa de tus padres?

—Si me daban la opción, sí. Se libraban de la culpa de que no fuera a casa diciéndole a la gente que estaba de excursión con el colegio o algo así. A los catorce años, me las apañé para no ir a casa en todo el verano. Me apunté a una excursión y después me fui de campamento durante un mes. Fue el mejor verano de mi vida.

—Lo siento, corazón.

—No te compadezcas de mí—le solté.

—Ya hemos hablado antes de esto. Me siento mal por la niña a la que abandonaron—se puso en pie—Y que sepa, señora Pierce López, que otra vez está siendo una maleducada—se alejó furiosa, con el cuaderno de dibujo debajo del brazo.

Me puse en pie al instante y la alcancé con un par de zancadas. Esas piernas tan largas que tenía no podían dar pasos tan largos como debería, menos mal.

La agarré por la cintura, la levanté en volandas y la giré mientras la pegaba a mí.

—Otra vez he hecho la capullo. Permíteme disculparme.

Clavó la vista en mi pecho.

—Lo siento—le dije—He reaccionado sin pensar. No estoy acostumbrada a hablar de mi pasado ni a contar con alguien que se preocupe por cómo me sentía entonces o ahora.

—Yo me preocupo por ti.

La levanté hasta que su cara estuvo a la altura de la mía.

—Lo sé. Estoy intentando acostumbrarme, ¿de acuerdo? No seas tan dura conmigo—la besé en una de las comisuras de los labios—Esto de ser una chica buena es una novedad para mí.

Su mirada se suavizó y la besé otra vez.

—¿Esta ha sido nuestra primera discusión?—le pregunté.

—No sé si llamarla discusión siquiera, o si es la primera—sonrió.

—De todas formas, creo que es necesario un polvo de reconciliación, ¿verdad?

Trató de ponerse seria, pero acabó esbozando una sonrisa traviesa.

Le levanté las piernas al estilo nupcial para atravesar el umbral de la casita con ella en brazos.

—Vamos, señora López Pierce. Voy a compensarla por mi grosería. Después, iremos al pueblo en busca de salchichas y nubes de azúcar.

—Y mostaza.

La lancé sobre la cama y me quité la camisa pasándomela por la cabeza.

—Y mostaza.




Eché otro leño a la hoguera y crucé las piernas.

Brittany estaba acurrucada junto a mí, con la cabeza en mi hombro. Le di unas palmaditas en la rodilla.

—¿Estás calentita?

Ella asintió con la cabeza y se arrebujó con la manta que tenía en torno a los hombros.

—En esta época refresca por las noches.

—Estamos en otoño.

—Lo sé.

—¿Cuánto tiempo más quieres quedarte?

Suspiró mientras sus dedos jugueteaban con la manta.

—Supongo que deberíamos volver.

Habían pasado tres días desde que llegué. Era la primera vez en mi vida de adulta que no tenía un lugar en el que estar. Ni en la oficina, ni en una reunión, ni nada pendiente en la agenda de trabajo.

Brittany era lo único en lo que debía concentrarme.

Aparte de ir un par de veces al pueblo en busca de provisiones, no nos habíamos alejado de la playa. Paseábamos por la orilla y hacíamos buen uso de la sala de juegos donde había fracasado en mis intentos de enseñarle a jugar a las damas, y aprovechábamos el tiempo para conocernos mejor.

Hablamos durante horas.

Sabía más sobre mí que cualquier otra persona a lo largo de mi vida. Su forma de preguntar hacía que quisiera contarle cosas que no había compartido con nadie más.

Ella también compartió recuerdos de su vida anterior a Penny y episodios de su vida con ella. Algunas de las historias que me contó, de la época en la que vivió sola en la calle, hicieron que la abrazara con fuerza y que le diera las gracias a cualquier deidad que nos estuviera escuchando por haberla mantenido a salvo.

Hicimos el amor, a menudo.

Era incapaz de saciarme de ella. Ese cuerpo que en el pasado me resultaba poco atractivo se había convertido en mi ideal de perfección. Encajaba conmigo de maravilla, y la pasión que sentía por ella no tenía igual.

Su falta de experiencia aumentaba el erotismo de su respuesta. Me encantaba verla descubrir la faceta apasionada de su carácter.

No obstante, tenía razón.

Teníamos que retomar nuestra vida, o lo que quedaba de ella, y descubrir qué nos deparaba el futuro.

—¿Y si nos quedamos un par de días más y luego volvemos? He oído en la radio que el tiempo va a cambiar, así que aquí estaríamos encerradas en la casita. Aunque—sonreí, me incliné hacia delante y la besé—…Aunque no me importaría quedarme encerrada sin otra cosa que hacer que estar en la cama contigo.

—De acuerdo—accedió con una risilla y después se puso seria—Todavía tengo que esparcir las cenizas de Penny.

—¿Estás lista para hacerlo, cariño?

Sus ojos tenían una mirada vidriosa cuando contestó.

—El otoño era su estación preferida. No le gustaba el calor del verano. Se pasaba el año deseando que llegara el momento de venir aquí, igual que yo. Creo que le gustaría quedarse aquí.

—Siempre que lo tengas claro.

—Mañana—susurró.

La senté en mi regazo y la besé en la cabeza.

—Mañana.




Me desperté y el corazón se me desbocó a causa del pánico cuando vi la cama vacía a mi lado.

Me senté, aparté la manta y salí del dormitorio. Me relajé en cuanto vi a Brittany en la playa. Estaba mirando el agua y sostenía algo contra el pecho.

Miré hacia la repisa de la chimenea y, efectivamente, faltaba la urna con las cenizas de Penny.

Mi mujer estaba despidiéndose.

Regresé al dormitorio, cogí los pantalones y me los puse. Después cogí la camiseta de manga corta y me la pasé por la cabeza mientras salía de la casita en dirección a la playa.

El cambio de tiempo que habían pronosticado empezaba a ser evidente. Las olas eran más altas y rompían con fuerza contra la orilla. El viento arreciaba, y sabía que la lluvia no tardaría en hacer acto de presencia.

La tormenta pondría nerviosa a mi mujer.

Llegué a su lado y la rodeé con los brazos.

—Te estaba esperando.

—Deberías haberme despertado.

—Quería pasar un rato a solas. Sabía que no tardarías en aparecer.

—¿Estás segura?

Me sonrió y el brillo que vi en sus ojos fue la única respuesta que necesité.

—Sí.

—Está bien, cariño—extendí una mano para coger la urna—¿Quieres que la abra?

—Sí, por favor.

Sostuve el sencillo recipiente verde en la mano y acaricié las flores silvestres que adornaban la lisa superficie.

—Gracias—murmuré, dirigiéndome a Penny—No te arrepentirás de haber confiado en mí—con cuidado, abrí la urna y le entregué la bolsita a Brittany, que echó a andar hasta el borde del agua.

La dejé que lo hiciera sola porque sabía que era un momento muy emotivo y personal para ella.

Por unos instantes se quedó inmóvil. Vi que movía los labios y supe que estaba murmurando su adiós.

Después se agachó, abrió la bolsa y dejó que las cenizas cayeran a la arena, junto a sus pies. Al instante se enderezó, sacudió la bolsa y los últimos restos se esparcieron gracias al viento. Acto seguido, inclinó la cabeza y se abrazó la cintura.

Una figura solitaria recortada contra el cielo encapotado.

Quise acercarme a ella, consolarla, pero aún no sabía cómo manejar todas las emociones que sentía en lo referente a Brittany.

¿Debía dejarla sola?

¿Debía abrazarla?

Fue ella quien resolvió mi dilema cuando se dio media vuelta y me tendió una mano en silencio. La aferré y la acerqué a mí.

—¿Estás bien?

Ella me miró con los ojos llenos de lágrimas.

—Lo estaré.

—¿Puedo hacer algo?

—Ya lo estás haciendo.

—Quiero hacer más.

—Llévame a casa, San. Estoy lista.

—De acuerdo, cariño.

Abandonamos la playa y no tardamos mucho en recoger las escasas pertenencias que Brittany había llevado a la casita.

Recogí lo que quedaba de comida y lo guardé en el maletero. Esperé fuera a fin de ofrecerle otra vez la intimidad que necesitaba para esa nueva despedida.




El trayecto hasta nuestra casa supuso un enorme contraste con la velocidad de vértigo que había empleado hasta llegar a la playa.

Brittany estaba a mi lado y mantuvo su mano unida a la mía mientras regresábamos a la ciudad. Conduje despacio, para ofrecerle la oportunidad de relajarse.

La miré de reojo con frecuencia.

—Sé que me estás mirando.

—Me gusta mirarte.

—Estoy bien, San. De verdad.

—¿Te pone nerviosa el hecho de regresar conmigo? ¿El cambio en nuestra relación?

Inclinó la cabeza hacia atrás y me miró.

—¿Nerviosa?

—Todo ha cambiado, Britt. Volvemos a casa como un matrimonio real. De entrada, en cuanto lleguemos al departamento, trasladaremos tus cosas a mi dormitorio. A nuestro dormitorio. De forma permanente.

—Lo sé. Te gusta dormir abrazándome.

—Y a ti te gusta oírme roncar—me puse serio—Tenemos muchas cosas a las que enfrentarnos juntas.

—Y lo haremos—titubeó—¿Estás nerviosa?

—En cierto modo, sí.

—¿Por qué?

Detuve el coche en el arcén y extendí un brazo para apoyarlo en su asiento.

—Sigo siendo yo, Britt. En el fondo soy la misma gilipollas. Tengo muy mal carácter. No soy perfecta, ni por asomo.

—No espero que seas perfecta, San. Pero no creo que seas la misma gilipollas que eras.

—Confías demasiado en mí.

—He visto cómo has cambiado—sonrió—Además, te quiero.

—Me preocupa la idea de decepcionarte.

—¿Y cuando yo me enfade y haga alguna gilipollez?

Eso me arrancó una carcajada.

—Como sé que estará justificado, cuando suceda, ya lo solucionaremos.

—Lo solucionaremos juntas, San. Gilipolleces incluidas.

—Te juro que intentaré ser mejor persona.

—Sé que lo intentarás, y lo que es más, sé que lo conseguirás.

—¿Por qué estás tan segura?

—Porque me quieres.

Asentí con la cabeza al tiempo que le acariciaba la mejilla con los nudillos.

—Te quiero, cariño, mucho.

Ella cubrió mi mano con una de las suyas y me besó la palma.

—Todos tenemos nuestros momentos, ¿sabes? Hasta yo.

—¿Ah, sí?

—Antes me enfadaba mucho cuando me hablabas en plan… más capullo de lo normal.

—Bueno lo disimulabas muy bien.

—Pero me vengaba, a mi manera.

—Eso tengo que saberlo. Dime, ¿cómo te vengabas de mí?

En sus labios apareció el asomo de una sonrisa.

—¿Britt?

—Los días que estabas muy cabreada, cambiaba el queso de untar desnatado y la mayonesa light por queso de untar entero y mayonesa normal cuando iba a por tus sándwiches. La leche del café tampoco era desnatada. Nunca. Te tenía engañado.

—¿Cómo?

—Es que un día se me olvidó preguntarte cuando te estaba preparando un sándwich y no te diste cuenta. Fue mi manera de vengarme.

—¿Esa es tu manera de vengarte?

—Supuse que si los pantalones empezaban a quedarte estrechos, tendrías que hacer más ejercicio. A lo mejor sudando se te pasaba la gilipollez.

Me eché a reír entre dientes. Y, después, acabé riéndome a carcajadas.

Unas carcajadas que surgían de lo más hondo, hasta que acabé llorando de la risa.

—Cariño, eres una víbora vengativa. Me alegro de que ya estés de mi lado. Mi cinta de correr tiembla ante la inmensidad de tu ira.

—Que te follen, López.

Me incliné hacia delante y la besé.

Brittany no tenía ni idea de lo adorable que estaba en ese momento, ni de lo mucho que crecía mi amor por ella cada vez que pronunciaba esas palabras.

En el pasado, las pronunció con ira, pero en ese momento eran una broma. Un recordatorio de lo mucho que había avanzado nuestra relación.

—Llévame a casa, San.

—De acuerdo, cariño.

Regresé a la carretera, ya calmados los nervios y con una sonrisa en la cara.







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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!



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Mensaje por Isabella28 Lun Feb 26, 2018 10:22 pm

Que cruel es britt para vengarse :-D
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Mensaje por 3:) Mar Feb 27, 2018 8:52 am

Hola morra....

Puerta maldad en ese cuerpo Jajaja
A ver como les va a la vuelta??!!!

Nos vemos!!!
3:)
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Mensaje por micky morales Mar Feb 27, 2018 3:07 pm

Que inocente venganza la de Britt!!!!!! FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 4061796348 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 1215408055 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 1202786940
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Finalizado Re: FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Feb 27, 2018 8:14 pm

Isabella28 escribió:Que cruel es britt para vengarse :-D





Hola, o no¿?! uuuuhh da un miedo...jajaja es tan linda! jajaja. Saludos =D





3:) escribió:Hola morra....

Puerta maldad en ese cuerpo Jajaja
A ver como les va a la vuelta??!!!

Nos vemos!!!




Hola lu, o no¿?!!! no te metas con ella xq uff sales per-di-en-do! jajajaja. Aquí otro cap para saber mas! Saludos =D






micky morales escribió:Que inocente venganza la de Britt!!!!!! FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 4061796348 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 1215408055 FanFic Brittana: Contrato (Adaptada) Epílogo - Página 7 1202786940




Hola, ajajajja no tiene nada de maldad o algo relacionado jaajajajajaj. Tan linda! Saludos =D




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