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Mensaje por 23l1 Vie Nov 02, 2018 7:35 pm

micky morales escribió:Esta pareja de veronica y la senechal no me gusta mucho, no se supone que veronica fue a "hablar" con la vampiro?????




Hola, a mi tampoco, pero esa veronica nose si es del todo team francesca =/, como bn dices iba "hablar" con uno malo, no¿? Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 7

Mensaje por 23l1 Vie Nov 02, 2018 7:37 pm

Capitulo 7



—Dime, mi mascota—dijo Francesca desde lo alto de su ornamentado trono dorado, su voz melosa llenando la opulenta habitación con un comando sin esfuerzo—, ¿Qué pasó en la mazmorra?

Daniela se arrodilló desnuda ante la plataforma elevada, con las manos juntas detrás de la espalda, con la cabeza baja, suplicante y temblorosa.

—Yo...no recuerdo, señora.

—Regente—murmuró.

—Regente—se hizo eco a través una garganta seca de terror.

Había despertado en la oscura celda húmeda, la evidencia de su pérdida de control, sangre y fluidos sexuales, cubriendo su piel.

Había estado confundida pero extrañamente excitada, sus pechos y su sexo hormigueaban como si alguien hubiera enviado una corriente eléctrica a través de su cuerpo.

Todos sus sentidos estaban vivos, a pesar de que el recuerdo de las últimas horas era nebuloso. Extrañas imágenes caleidoscópicas a través de su mente, fragmentos de sol y flores, cosas que no había pensado desde que se había convertido. Cosas que no había pensado que había extrañado hasta que la deslumbrante luz del sol en su piel la envió tambaleándose hacia atrás en el tiempo.


Flashback


Había despertado con lágrimas corriendo por sus mejillas y la sensación que había estado bailando a través de campos de hierba ondulando suavemente. Los grilletes yacían enredados en las sábanas empapadas, y la puerta de la celda estaba abierta como una boca burlona.

Había tropezado a sus pies, se había quedado mirando las esquinas vacías de la oscura celda y se tambaleó hacia el vestíbulo. Los otros prisioneros se habían quedado misteriosamente callados, pero ella había sentido que sus ojos la seguían mientras luchaba hacia la pesada puerta reforzada que nadie de este lado, excepto ella, debía haber sido capaz de abrir.

Cuando disparó la cerradura con la palma de la mano y se deslizó por el pasillo iluminado, el sirviente humano que guardaba la puerta desenvainó una espada de tres pies de la vaina de su espalda y giró la hoja letal en una curva horizontal destinada a decapitar.

Había abortado su ataque con la brillante espada del cuello de Daniela y miraba horrorizado.

—Señora Daniela—él había jadeado, su espada sonando contra el suelo de piedra mientras bajaba apresuradamente su arma—Lo siento, no te vi regresar.

—¿Regreso? Yo...no me he ido—dijo, apenas reconociendo el tono lánguido de su propia voz.

El sabor del vino, algo que no había bebido en una década, permanecía en su lengua.

¿Había sido drogada?

¿Envenenada?

¿Pero cómo?

¿Cuándo su naturaleza vampírica debería hacerla resistente a todas esas cosas?

El alcohol, los productos químicos, no tenía ningún efecto en su sangre ahora. Pero una cortina de gasa la envolvió en una delicada neblina, como si estuviera dormida en un sopor durante el día.

—¿Qué hay dela prisionera?

—¿Prisionera?

—La celda está vacía. ¿Dónde está ella? ¿Vino alguien por ella?

El color del guardia se convirtió en ceniza.

—No, nadie ha salido después de ti.

Lo agarró por la garganta y lo clavó en la pared, sus incisivos se alargaron con furia.

—Te lo dije, no me he ido. ¿De qué estás hablando?

Y él se lo había dicho, pero no podía entenderlo. Todavía había estado intentado juntar los fragmentos de memoria cuando dos de los guardias privados de la señora habían venido a por ella y la arrastraron a la sala del trono.


Fin Flashback


La voz de Francesca cortó su ensueño.

—¿Qué recuerdas, mi dulce?

Se estremeció la se estremeció. La voz de la señora, suave, casi dulce, la atravesó como una espada, y no se atrevió a levantar los ojos.

—Recuerdo que estaba hambrienta. Tan hambrienta.

—Por supuesto que lo estabas. Y yo te di permiso para alimentarte de la prisionera, ¿no?

—Sí, sí—dijo con entusiasmo—Llevé a la Were a una sala de recuperación, como dijiste, y...y fui a la mazmorra, fui a la celda de la prisionera—entonces había estado tan hambrienta y la sangre de la Fae era tan dulce, como miel caliente en su lengua.

—¿Y entonces?—la voz de Francesca azotó el aire como un látigo—¿Qué sucedió?

—No lo sé, Señora Regente. No lo sé.

Francesca miró a su jefe de espías.

—¿Charles? ¿Cuál es tu opinión?

Charles, un rubio ascéticamente guapo de ojos azul pálido, era un siglo o dos más joven que Betty, aunque siguió los viejos hábitos y todavía se vestía con el estilo alto de la corte.

Él podría haber parecido delicado con su estructura delgada y sus camisas rizadas, pantalones ajustados y botas negras brillantes, pero irradiaba arrogancia masculina y superioridad sexual. También tenía una extensa red de espías e informantes en las comunidades Praetern y humana y era astuto tanto en política como en estrategia.

Francesca confiaba en Betty como su principal asesor, pero la rubia estaba ausente, como había sido cada vez más en los últimos tiempos, y Charles era un sucesor natural, si las circunstancias lo justificaban.

Su polla grande e incansable no era del todo insignificante, tampoco, aunque ella prefería a la rubia en su cama. Últimamente, sin embargo, incluso cuando ésta se alimentaba con ella y más tarde la follaba, parecía estar ausente en parte.

Francesca no estaba acostumbrada a compartir, y siempre mantenía a los que tenían poder cercar.

—¿Charles?

—Los hechos, Señora—dijo con su voz fría y culta que aún conservaba un toque de la vieja Gran Bretaña—, Es que la prisionera Fae se ha ido, presumiblemente habiendo escapado mientras Daniela se estaba alimentando. Por lo tanto, mi conclusión es que Daniela estaba encantada.

—¿Y el guardia que jura que la prisionera no pasó? No tenía ninguna razón para mentir, y le dimos todos los motivos para decir la verdad—frunció el ceño—Espero que se recupere pronto.

—Apuesto a que también estaba encantado, tal vez con un hechizo de olvido. Parecía confundido cuando vio por primera vez a Daniela—su expresión se volvió desdeñosa—Por supuesto, él es humano y más susceptible a la influencia.

—Probablemente—los ojos se encendieron escarlata y apuñaló un dedo con borde burdeos hacia Daniela—¿Pero qué hay de ella, cómo podría el prisionero influenciar a un Resucitado, incluso a uno joven? La prisionera estaba encadenada en hierro. Pensé que eso le impediría usar sus poderes.

Charles se encogió de hombros y agitó una mano indolentemente en el aire.

—Nuestro conocimiento de los Fae tiene siglos de antigüedad. Todos hemos evolucionado, y tal vez su magia no es como una vez sabíamos. El hierro debería haber sido suficiente para suprimir su magia, pero si la Fae era lo suficientemente fuerte, y...

Hizo una pausa como si se resistiera a terminar.

—Vamos—exclamó Francesca con tanta fuerza que cada Vampiro que asistía se estremeció.

Charles, sin embargo, parecía imperturbable.

—Es posible que si Daniela estaba profundamente en la sed de sangre, sus escudos se reducirían lo suficiente como para que la magia de Fae, si es lo suficientemente fuerte—agregó casi disculpándose—, Podría afectarla.

Él de alguna manera logró sonar arrepentido al colocar la culpa de los eventos completamente en uno de los Vampiros más cercano a Francesca.

—Así que el descuido de Daniela dejó libre ala prisionera.

Daniela levantó la cabeza, con los ojos abiertos de miedo. "

—No, no, Regente, yo no, yo nunca…

Francesca la miró con expresión tierna.

—Pero no lo recuerdas, ¿verdad querida?

—No—gimió Daniela, con las lágrimas desbordando sus pestañas.

—Admitiste que tenías hambre, y te alimentaste de ella.

—Sí, sí, con permiso…

—Por supuesto que te he dado permiso. Confiaba en ti, mi mascota. Te di mi prisionera como recompensa.

El miedo se enrosco en el pecho de Daniela. Había fallado en la prueba de la señora.

—Y tú perdiste el control, ¿verdad?—Francesca bajó del trono y caminó lentamente alrededor de Daniela, arrastrando sus dedos sobre el cuerpo desnudo—Te has perdido en la sed de sangre. Y mientras te alimentabas como un novato, sin nada en tu mente excepto satisfacer tus propias necesidades, permitiste que la prisionera escapara.

Daniela lanzó sus ojos implorantes hacia Charles, quien la miró como si fuera invisible.

—Comprendo cómo pudo haber sucedido eso—continuó Francesca, con un tono todavía razonable. Colocó un dedo debajo de la barbilla de Daniela y levantó su cabeza. La llama saltó en sus ojos—¿Cómo podrías haberte olvidado de mí cuándo…?

—¡No, señora!—Daniela sollozó—Nunca, yo nunca…

—Pero, querida—continuó como si no hubiese hablado—, Debes comprender que tu transgresión ha tenido serias consecuencias. Creo...Creo que necesitarás tiempo para reflexionar sobre tu error.

—Lo siento, Regente—atrapada como un pequeño animal en una jaula no podía apartar la mirada del poder hipnótico de Francesca. Por supuesto que debe ser castigada. Cualquier cosa, siempre y cuando ella no fuera expulsada del calor de la mirada de la señora—Voy a expiar.

—Lo sé—Francesca hizo señas a dos de los guardias que estaban de pie en la pared de cortina de terciopelo—Escolten a Daniela a su habitación.

Daniela suspiró. Había temido que su castigo fuera el encarcelamiento, morir de hambre.

—Hasta que yo decida otra cosa, te alimentarás solamente de los esclavos de sangre que yo proporcione, y estarás disponible para el entretenimiento de mis invitados cuando lo desean—la miró fijamente—Te asegurarás de tratar a cualquier persona que te mande con gracia, ¿verdad, cariño?

—Sí—susurró.

Un esclavo sexual, disponible para cualquier Vampiro o Were que quisiera satisfacción, de cualquier manera. Los Resucitados, una vez que se alimentaron, serían potentes, sus necesidades sexuales eran tan voraces como su hambre de sangre.

Ellos sabrían que ella estaba deshonrada, y tomarían lo que lo que querían como quisieran. Ella estaba siendo expulsada del círculo íntimo de su señora y relegada a un nivel más bajo que un esclavo de sangre. Inclinó la cabeza.

—Gracias, Regente.

Francesca movió una mano y los guardias levantaron a Daniela y medio llevada, medio arrastrada de la habitación. Cuando la puerta se cerró detrás de ellos, regresó al estrado y se dejó caer impacientemente en su trono.

—¿Bueno, Charles? ¿Tu consejo?

—No podemos permitir que esta afrenta no se responda, Regente—dijo inmediatamente—La pérdida de un prisionero dentro de tu propia guarida sugiere debilidad a tus enemigos. La prisionera debe ser recuperada y castigada.

—Ya he enviado un escuadrón de soldados.

Él asintió y no dijo nada.

—¿Qué?—Francesca siseo con impaciencia.

—Eso puede no ser suficiente, especialmente porque no pueden moverse a la luz del día.

—¿Tienes otra alternativa?

—Cuando me informaron de...la situación, llamé a un mercenario que podría ser útil—dijo Charles.

—¿Lo hiciste?—dijo Francesca, preguntándose cuánto tiempo había estado Charles enterado de la fuga y quién se lo había dicho. Sus fuentes se extendían obviamente dentro de sus muros. Mantenerlo cerca era una muy buena idea—Entonces trae a tu mercenario.

Silenciosamente, él asintió, y un momento después se abrió una puerta en el otro extremo de la habitación y la guardia del Vampiro que había llamado escoltó a una mujer alta y musculosa con rasgos leoninos y cabellos rojizos hasta los hombros en la habitación. Llevaba pantalones de gamuza y una camisa sin mangas abierta entre sus pechos.

Exudaba fuerza animal y sensualidad. Sus angulosos ojos verdes tomaron en la habitación en un rápido barrido, pasaron sobre Charles, y se fijaron en Francesca. Sus labios se curvaron en una sonrisa arrogante mientras se detenía a medio camino por la profunda alfombra roja que conducía al trono.

Francesca respiró hondo mientras las feromonas, salvajes y exuberantes, flotaban en el aire. Una oleada de lujuria la atravesó, junto con un aguijón de anticipación.

Siempre le encantaba alimentarse de Weres, su rica sangre llenaba su sexo más vigorosamente que cualquier otro anfitrión, dejándola potente durante horas. Y ella era más que potente ahora y todavía hambrienta.

—Regente—dijo Charles formalmente—, Puedo presentar a Dru. Ella es una rastreadora experimentada y una excelente cazadora.

La gata Were inclinó la cabeza.

—Regente. Me siento honrada.

—A menudo no vemos gatos Weres aquí en la ciudad—dijo Francesca—¿Qué te trae a nosotros?

El labio superior de Dru se curvó brevemente en un gruñido burlón.

—No tengo ningún deseo de seguir a la perra Alpha que busca unificar Prides (Orgullo). No soy una perra.

—¿Ni siquiera mía?—murmuró Francesca.

Los hombros de Dru se tensaron y la inclinación angular de sus facciones se afiló. Sus caninos brillaron.

—Si sirvo, sirvo de buena gana.

Francesca se echó a reír, contenta con su audacia. A veces se cansaba de la servidumbre de muchos de sus anfitriones.

—Entonces me acordaré de preguntar antes de tomar.

La mujer sonrió.

—Pero primero—dijo Francesca—, Necesito tus servicios.

—Le he dicho a Charles que no tengo amor por los lobos Weres ni por Hanna. Mis servicios...todo mi servicio...son tuyos.

Francesca bajó del trono y deslizó su mano alrededor del musculoso antebrazo de Dru.

—Ven conmigo y déjame decirte lo que necesito.





******


Mike cayó de la parte superior de la empalizada del Compuesto y aterrizó frente al grupo de Lexa.

No era tan musculoso como algunos de los machos, pero su gruñido era profundo y poderoso. El cabello oscuro enmarcaba su larga y delgada cara, por lo que pareció como parte de la noche mientras caminaba alrededor de Clarke, que permanecía inmóvil, mirando hacia delante, su postura ni agresiva ni servil.

De alguna manera, a pesar de las pesadas nubes, ella parecía rodeada de luz. Lexa parpadeó, tratando de aclarar su visión.

—¿Quién es esta?—Mike bloqueó el camino hacia la puerta con las piernas abiertas y las manos atascadas en las caderas.

Se colocó recta a la atención.

—Una prisionera, capitán. Estaba atravesando la tierra de la Manada en forma Were…

Mike se acercó a Clarke y olfateó:

—Ella no es Were.

—Lo sé—su sudor goteó por la garganta y esistió el impulso de lloriquear y alejarse.

No había sido hace tanto tiempo que Mike rutinariamente sujeto sus mandíbulas en su garganta y le exigió que reconociera su dominio en la formación sentrie.

—Pero ella estaba corriendo en la piel. Y olía a Were, hasta que nos acercamos.

Mike la miró fijamente, luego miró a Toni.

—Y tú, Sentrie. ¿Qué dices?

—La derribamos, y ella estaba en piel y parecía un Were—Toni se burló—No lo es. No es lo suficientemente fuerte.

Clarke sonrió.

—Mantenla aquí hasta que le informe a la Alpha—dijo Mike a Toni—Enviaré un escuadrón para ayudar.

—La protegeré—dijo Lexa rápidamente. Mike la fijó con una dura mirada y ella agachó la cabeza—Señor.

—Vendrás conmigo para hacer un reportaje.

—Sí, señor—su lobo aulló en señal de protesta y el dolor atravesó su centro.

Por encima un halcón, cazando por la noche cuando ningún halcón debería cazar, dio un grito fuerte y feroz. Tragó saliva, y el dolor de garras se alivió.

Toni apuntó su rifle a Clarke.

—La tengo.

Lexa gruñó, pero saltó sobre las barricadas después de Mike. Ella lo siguió a un Rover cercano, y ellos condujeron más allá del campamento y en el bosque, siguiendo el sendero estrecho a la guarida de la Alpha.

—¿Qué piensas de ella?—preguntó Mike.

La piel de Lexa hormigueó como si una gran cantidad de mariposas pasaran a su alrededor, golpeando sus delicadas alas contra su carne desnuda. Sea lo que fuera Clarke, era poderosa.

Y el poder en alguien que no fuera un lobo igualaba el peligro.

Respondió como había sido entrenada, como el lobo que era.

—No sé quién es ni por qué está aquí, pero no creo que debamos confiar en ella.







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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por micky morales Sáb Nov 03, 2018 5:48 am

Me encanta que ahora vaya a gestarse otra pareja lexa y clarke!!! y esta regente me aburre con su "calentera corporal" todo el tiempo!!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por 23l1 Lun Nov 05, 2018 7:20 pm

micky morales escribió:Me encanta que ahora vaya a gestarse otra pareja lexa y clarke!!! y esta regente me aburre con su "calentera corporal" todo el tiempo!!!!!!





Hola, si¿? jajaj va bn esa pareja¿? jajaajajaj. ¬¬ a mi tmbn ademas de mala ¬¬ Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 8

Mensaje por 23l1 Lun Nov 05, 2018 7:21 pm

Capitulo 8



El lobo de Brittany salió del rastro iluminado por la luna en la maleza oscura y presionó su vientre contra el frío suelo cubierto de agujas de pino.

En el momento en que ella y Santana llegaron a la guarida, cambiaron sin palabras, atraídas por el llamado de la luna y su necesidad de libertad, por su mutua necesidad para correr libremente del dolor de la pérdida y la amenaza de peligro.

Para correr hasta que todo lo que existía era su vínculo. Habían ordenaron a los centuri retirarse, y corrieron solas. Santana no estaba lejos de ella, había sido su sombra durante kilómetros, manteniendo el ritmo, burlándose de ella con su presencia, pero nunca haciendo un movimiento.

Esperando que Brittany se mostrara, para invitar a la persecución final.

Su lobo entendió este juego.

Su morena luchaba todos los días para controlar sus instintos naturales en jaque, ella luchaba por mantener a salvo a su Manada en un mundo más grande que los temía y los insultaba. Y para mantener su manada entera y sana, tuvo que suprimir su impulso primitivo para cazar y matar a aquellos que amenazaban a sus lobos.

Pero aquí, en la naturaleza que la sostenía, no tenía que encadenar a su lobo.

Podía cazar, perseguir y conquistar.

Podía tomar lo que era suyo.

Pero no sin un desafío.

A los lobos les gustaban los juegos. Y Sorpresas. Y Brittany era buena jugando.

Un poco más alta que su morena era ligeramente más ágil y su velocidad era casi igual. Y ella sabía cómo usar las sombras. Había mantenido a Santana a raya hasta que se hundieron en el corazón del bosque, entrando y saliendo entre islas de plata brillante y la medianoche más profunda, haciendo fantasmas a lo largo de las crestas al retorcer en senderos de ciervos y saltar sobre arroyos, dejando que la niebla helada que se levantaba del agua escondiera su olor.

Ella no la perdería, los sentidos de Santana eran demasiado afilados y era un demasiado mortal cazador, pero ella podría hacer su trabajo, hacer que su sangre corra y su corazón latir.

Hacer que su lobo anhele capturar.

Jadeó suavemente, su lengua fuera, las orejas animadas. Escuchando el susurro revelador de hojas cambiando en el viento que le hizo saber que el poder de Santana se elevaba para encontrarse con la luna.

Las mandíbulas que se cerraron en su cuello eran fuertes, pero suaves. El peso de su morena sobre su espalda no anticipado, pero familiar. Había esperado que la tomara mientras ella corría, golpeando como tan a menudo como una bala saliendo de la oscuridad, tirándola debajo de ella, inmovilizándola con su mayor peso, sus mandíbulas letales sujetas alrededor de su garganta.

El dominio final.

Esta sorprendentemente tierna reclamación era tan excitante por su dulzura. Se relajó bajo el peso de su morena en su espalda, y su lobo, cauteloso e interesado, se retiró mientras ella cambiaba de piel.

Ésta cambio con ella y le agarró suavemente las muñecas, abrazándolas bien, recordándole dónde pertenecía. La piel estaba caliente, manchada de deseo.

—No esperaste a la persecución—giró su cabeza y le besó la mandíbula.

—Te extrañe.

Se rió.

—¿Tienes miedo de que no me pudieras atrapar?

Su morena le mordió el hombro.

—Cuidado.

—¿Si no?

—O podría hacer que tú me persigas.

—Lo haría...pero... —el deseo se hinchó en su vientre, duro y feroz. Le apretó firmemente su trasero en el arco de las caderas y la rápida ingesta de la respiración le hizo apretar el estómago—Me gusta cuando me persigues, y me gusta más cuando me atrapas.

Retumbando suavemente, su morena besó la mordida mate en la curva del hombro y ella gimió. No se habían enredado toda la noche, y había estado lista desde antes de que su morena la dejara sola para correr y cazar.

Demasiados otros reclamaban lo que era suyo.

Agarró la rica tierra sin trama en sus puños, atrajo el frío aire de la montaña y dejó que su lobo se levantara, dejando que su propio poder se envolviera alrededor de su compañera.

Santana gruñó y empujó contra su culo.

—Esperaba que vinieras a mí fuerte y rápida esta noche—dijo Brittany.

La morena se empujó hacia arriba en un brazo, le agarró el hombro y la rodó debajo de ella. La luz de la luna brillaba en sus ojos, y seguían siendo puro lobo.

—¿Decepcionada?

—Nunca—envolvió sus piernas alrededor de las caderas y la tiró hacia abajo, atrapándola entre sus muslos, vientre contra vientre, pecho contra pecho.

Santana estaba llena y firme, como ella sabía que estaría, como ella estaba, distendida con la esencia de su unión única.

Santana se estremeció, su piel brillaba con un brillo de sexo y poder. Empujó lentamente, posesivamente, deslizando su clítoris sobre el de du rubia, preparándola cuando ya estaba tan cerca que quería darlo todo.

—No tengo el control para jugar—advirtió Brittany.

Su sonrisa arrogante y animal.

Le mordió el labio y sus caninos marcando ligeramente la superficie interior.

—No tienes elección.

Ella no lo hacía no porque fuera sumisa o porque temía a la fuerza de Santana. No podía negar lo que necesitaba, y eso era siempre. Y ella sabía cómo conseguir lo que quería.

Brittany rastrilló sus garras por la espalda morena, llamando al lobo con el movimiento agresivo. Los huesos de la cara se inclinaron, sus caninos brillaron más y un gruñido resonó en su pecho.

—Ten cuidado.

—¿Por qué debería serlo?—Brittany apretó sus caninos en la marca en el pecho de encendiendo su vínculo y la furia que las unía.

La espalda de la morena se arqueo y ella empujó más profundo entre las piernas enterrando su clítoris debajo. En un frenesí para unirse, Brittany arrastró sus garras hacia atrás por el largo de la espalda de la morena y cerró sus piernas alrededor de ésta.

Sus pechos y pezones se tensaron, su vientre se tensó.

—Ahora, San.

—Mía.

Su morena por fin, la tomó con fuerza, empujándola con poderosas embestidas de sus caderas, forzándola a explotar sobre ambas.

Se entregó al lobo en los ojos oscuros, liberándose en una pulsación de placer cuando la reclamó y fue reclamada.

—Mía—Santana gruñó otra vez, salvaje por su compañera, por el consuelo y el placer cegador de unirse, se vació duro y rápido.

Sus caderas empujaron hasta que su respiración cedió y sus músculos temblaron y se derrumbó con su rostro enterrado en el cuello. Las garras en su espalda la tranquilizaron ahora, apaciguando a su bestia, dándole la bienvenida al santuario.

—Te amo—Brittany susurró, acariciando su pelo.

Se estremeció, tan débil como había estado jamás y más fuerte de lo que hubiera podido creer.

—Toma todo. Y dame más.

La rubia le retorció el cabello en su puño y levantó la cabeza para besarla.

Santana sabía a salvaje, indómita y suya.

—Tú eres mi corazón. Te daré todo hasta el fin de los tiempos.

—Si te lo pidiera, ¿tomarías a los jóvenes y te irías?

—Nunca. Dónde estés, estaremos—Brittany la besó de nuevo—Pide tantas veces como debas, y la respuesta siempre será la misma.

Apoyó las frentes.

—A veces…

—No nos perderás. Lo juro—suspirando, Santana finalmente se relajó y ella la apretó.

Esto era para lo que Brittany vivía, para conducir a Santana hasta que ella diera el control de estos pocos segundos, para cuidarla, para protegerla. Por su unión para fortalecer a ambas.

La morena se puso rígida, se empujó hacia arriba en sus brazos y olfateo el aire.

Compañía.

Brittany, sus poderes creciendo diariamente, los percibió entonces. Mike y Lexa.

Santana se levantó en un movimiento fluido y tiró de ella.

—Sí, y algo anda mal.





*****



Una hora más tarde, Lexa cayó de la barricada y aterrizó suavemente en frente del pequeño grupo de sentries y soldados congregados delante de las puertas.

Clarke, todavía desnuda, estaba en el centro del anillo de Weres armados, ya pesar del nublado cielo y los destellos intermitentes de la luz de la luna que cortaron las sombras y luego desaparecieron, su piel parecía bañada en luz plateada.

Lexa se calmó mientras la mirada de Clarke se deslizaba sobre ella como el agua del río sobre piedras resbaladizas, frías y frescas

Con esfuerzo, se liberó de la sensación hipnótica y se dirigió a Sam, el teniente que Mike había puesto a cargo.

—La Alpha quiere ver ala prisionera.

Desde arriba, la voz profunda de Mike gritó:

—Abre las puertas.

Mantuvo su rifle en el hombro y se acercó a Clarke, consciente de que todos los demás lobo sostenían sus armas entrenadas, aunque ella estaba sin armas y no dio ninguna indicación de desafío.

La rubia era una extraña, y ni siquiera un lobo. Ni siquiera un Were. Y ella estaba a punto de ser escoltada en su santuario, donde sus mujeres embarazadas y jóvenes vivían seguros porque nadie invadía su territorio y vivía.

Ninguno de ellos dudaría en matar a Clarke si mostraba el menor signo de amenaza.

—Quédate cerca—murmuró Lexa, agarrando la nuca de Clarke y guiándola a través de las puertas hacia el Compuesto.

Dos Rovers inactivos justo dentro. Mike estaba junto al primero y les indicó que se acercaran. Otro escuadrón de soldados acordonado alrededor del segundo.

—Te dije que no me resistiría—dijo Clarke.

—No tengo ninguna razón para creerte, y ellos aún menos.

—Tú sabes poco del mundo—dijo Clarke—, Así que ¿cómo sabes dónde colocar tu confianza?

Su lobo estalló en protesta.

—Y tú no sabes nada de mí.

—Te equivocas. Sé que eres fuerte, valiente y leal.

—Y sé que no eres lo que pareces—habló sin verdadero calor, dándose cuenta de que la rubia sonaba más curiosa que acusadora. Cuando se acercaron al primer Rover, ella dijo—No puedes saber eso.

—¿No?—Clarke sonrió—Sé que tu lobo ama la sol y correr a través de flores silvestres. Sé que te gusta perseguir, y no sólo para matar. Que cuando capturas, te gusta morder y montar tu presa…

Clavó sus garras en el cuello de la rubia. Sus caninos perforaron y su pelaje se erizó bajo su piel. Lo que sea que Clarke estuviera haciendo, hizo que su sexo palpitara, y no sería jugada, no por esta mujer que brillaba con un poder que no reconocía.

—No soy tuya para llamar.

Sam habló desde atrás.

—¿Qué es?

—Nada—dijo Lexa rápidamente, empujando a Clarke hacia el Rover.

Toni pasó por delante de ellas y abrió la puerta trasera. Hizo señas con su rifle a la rubia.

—Entra.

Ésta entró y ella la siguió.

Toni estaba sentada enfrente en el banco largo y bajo, su rifle inclinado sobre sus rodillas con el cañón apuntando al pecho de Clarke, con los dedos sobre el gatillo. Un disparo probablemente no mataría a un vampiro y, a menos que fuera una bala de plata, probablemente tampoco mataría a un Were.

Si Clarke era humana, una bala en este rango seguramente sería letal. Pero no podía ser humana.

Fuera lo que fuera, tenía demasiado poder para ser humana. Aun así, tal vez podría ser asesinada.

Luchó contra el impulso de ponerse entre Clarke y el rifle de Toni.

La segunda estaba buscando una pelea, y ella estaba lista para darle una, pero no en los confines del Rover cuando todo el mundo estaba armado. Antes de que terminara la noche, enseñaría a Toni su lugar.

Le había dado suficiente tiempo y suficiente espacio para encontrarse a sí misma. Corrieron por el sendero estrecho de regreso a la guarida de la Alpha y se detuvieron en el borde del escaso claro. Un fuego ardía en la hoguera delante de la cabaña, y la Alpha estaba en el porche iluminado en llamas parpadeantes.

Estaba sin camisa, en ajustados pantalones negros de combate, con los brazos cruzados sobre el pecho, el cabello dorado brillando a la luz de la luna. La puerta detrás de ella se abrió y se cerró, y la Prima salió vestida toda de negro. Se puso de pie a la izquierda de Santana, su expresión alerta pero tranquila.

La Alpha era el poder que los mantenía por completo, pero la Prima les dio la seguridad para descansar. La Manada necesitaba que ambas estuvieran enteras.

Estando en su presencia su lobo se estableció.

El Rover se detuvo y la puerta trasera se abrió. Mike les hizo señas para salir. Apretó su rifle en medio de la espalda de Clarke.

—Camina hacia adelante.

Ésta hizo lo que le pidió y se detuvo donde él indicó que debería, al pie de la escalera que conducía a la guarida de la Alpha.

Ella estaba justo a su derecha y los otros Were sentries y soldados cayeron detrás de ellas en un semicírculo suelto.

—Estás lejos de casa—dijo Santana, tomando en la prisionera.

La había olido antes de que la hubieran llevado por las puertas. No Vampiro, no Were. Fae.

Había olido algo similar en las reuniones de la Coalición con Cecilia Thornton y sus emisarios de alto rango para reconocer la madreselva y el aroma de especias que jugaban a través de la superficie de su conciencia como las alas de los pájaros sobre las corrientes de aire, sin esfuerzo y elegantes.

Clarke se arrodilló e hizo una reverencia, un elegante y respetuoso saludo que no la disminuyó. Ella se enderezó lentamente.

—Gracias por permitirme interrumpir su velada, Alpha López.

—¿Y quién podría ser, Fae?

—Soy Clarke de Brinna, de la corte real de Cecilia, Reina de las Espinas.

—Como he dicho, estás lejos de casa.

—Me temo que estoy más lejos de lo que piensas.

Santana reconoció el comienzo de una negociación envuelta en insinuaciones típicas de Fae.

—Mike, Lexa, permanecen. El resto de ustedes pueden irse.

Toni retumbó infelizmente, y Santana lentamente giró la cabeza, bloqueando sus ojos hasta que Toni se estremeció, agachó la cabeza y retrocedió con los demás.

Mike miró a Sam por encima del hombro.

—Toma los Rovers y espérame con los demás en el primer claro.

Sam saludó, y los Weres se amontonaron en los Rovers y se alejaron.

Santana no hizo ningún movimiento para invitar a la Fae en su guarida. No trajo a nadie a su santuario, excepto a los que más confiaba. Sólo había traído ala prisionera hasta aquí porque el área estaba aislada y prácticamente imposible de encontrar fuera del perímetro del Compuesto.

Preferiría que la Fae viera una cabaña sin adornos en el bosque que cualquier otro del Compuesto que fuera necesario. Si ella determinara que la prisionera no sería ejecutada, tendría que decidir cuánto revelaría. Cecilia había dejado muy claro que los Fae no favorecían el éxodo y se mostró reacia a exponer Faerie a humanos o Praeterns.

Los Fae podrían no ser enemigos, pero tampoco eran amigos.

—¿Por qué estás aquí?—preguntó Santana.

—Busco santuario hasta que pueda regresar a Faerie—dijo Clarke.

—¿Por qué necesitas santuario?

—Esta noche he escapado de los calabozos de Francesca, Viceregal delos Vampiros del Este. Me persigue.

Santana se quedó mirando a la delgada y extravagante bella mujer cuya arrogancia, incluso desnuda y rodeada por Weres, estaba ligeramente templada por sus modales corteses.

Sólo leía la verdad en los ojos azules que le devolvían la mirada, desafiante pero intimidada.

—Mantener a un prisionero real Fae es audaz, incluso para Francesca. ¿Está tu Reina consciente de que estuvo presa?

Lexa retumbó, incapaz de controlar el rápido estallido de furia de su lobo.

—Sí, Alpha—dijo Clarke con facilidad—Le debía a la Viceregal una deuda por invadir sin ser invitada en su territorio y ejecutar a un Vampiro bajo su protección.

—¿Por qué?

Clarke sonrió.

—Me temo que no puedo decirlo.

—Vienes a mí y pides santuario—gruñó Santana—, Y aun así no me hablarás de tus crímenes. No tengo ninguna razón para involucrar a mi Manada en el negocio de Vampiros y Faes. ¿Qué es lo que me impide que te devuelva a Francesca y la ponga en mi deuda?

—Un movimiento seguro y prudente—dijo Clarke—Pero creo que Cecilia, Reina de Espinas, te debe un favor si me ayudaras a escapar de la captura y, con toda probabilidad, la ejecución como castigo por mi escape.

—¿Y qué necesidad tengo de un favor de la Reina de Faerie?

—Durante siglos, las Puertas se han cerrado a todos más allá del Reino, y los Fae se han mantenido al margen de los asuntos de los Vampiros y Weres. Ahora el Éxodo ha abierto las Puertas. La Reina de las Espinas valora fuertes aliados.

—Francesca y yo ya tenemos una tregua. Si te protejo, pondré en peligro esa tregua. Por la mañana, te devolveremos a ella—Santana se volvió y rodeó el cuello de Brittany con un brazo—Vamos a la cama.

Clarke sólo tenía una cosa para negociar. Cuando Cecilia le ordenó que rastreara a la Princesa de la Corona en el reino humano, ella había ofrecido a Clarke ciertas protecciones para asegurar el éxito de la misión. Dijo en voz baja:

—¿Has oído hablar de los Señores de la Sombra?

Lentamente, Santana se volvió, su lobo empujando a la superficie. Saltó por las escaleras y agarró la garganta de Clarke.

—No juego juegos Fae. Habla claramente o te ejecutaré yo misma, aquí y ahora.

El poder de Santana encubrió a Clarke a la luz de la luna, inmenso e impenetrable. Pero su poder era de los vivos, del mundo natural, a diferencia de los Vampiros, cuyo poder surgía de la noche y de los muertos.

Clarke se abrió a la luz de la luna, el viento, la tierra debajo de ella, y su magia coqueteaba con el poder de Alpha hasta que su mente y se deslizaron sobre el viento.

Llamó la imagen de una reunión bajo un puente junto al Hudson, donde había observado desde un barco con los otros guardias reales Fae.

Santana aflojó su agarre pero mantuvo a Clarke en su apretón mientras las imágenes turbias nadaban lentamente se enfocaban. Francesca con Bernardo, el pícaro Were cuya Manada había intentado matarla, y un hombre humano de pelo plateado y superior, a pesar de su fragilidad humana.

Otros que no podía ver con claridad. Todos ellos reunidos en secreto. Abrió los ojos, se encontró con los de Clarke y la soltó.

—Eres más que un guardia real.

—Soy un rastreador, de la Casa de Edric.

—No cualquier rastreador, entonces—murmuró Santana—Eres el Amo de Caza de Cecilia.

Clarke asintió con la cabeza.

—Más razón para desconfiar de ti—los caninos de Santana brillaron—Lexa, Mike, llévala al cuartel. Trátala como invitada, pero coloca un guardia en su habitación. Si intenta escapar, atenla en hierro y tráiganmela para matarla.







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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.



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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por micky morales Mar Nov 06, 2018 6:01 am

Santana siempre tan radical, a ver que intenciones tiene Clarke en realidad!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por 23l1 Miér Nov 07, 2018 6:45 pm

micky morales escribió:Santana siempre tan radical, a ver que intenciones tiene Clarke en realidad!!!!





Hola, jajaajaj esk es blanco o negro..., pero no le digan britt q ai se hace la loca xD Mmm espero y este cap nos diga mas! Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 9

Mensaje por 23l1 Miér Nov 07, 2018 6:46 pm

Capitulo 9





Brittany estaba en el porche con Santana mientras el bosque se tragaba el resplandor rojo de las luces traseras de los Rovers.

Las nubes se movían en lo alto, desdibujando los bordes afilados de la luna creciente, ocultando su brillo con una neblina turbia. El claro en frente de la guarida descendió en la oscuridad durante largos momentos hasta que una astilla de luz plateada escapó del cielo cubierto y flecha hacia abajo desde arriba, sólo para ser extinguida entre un latido del corazón y el siguiente.

La oscuridad no disuadía a los que vivían de noche.

Aquí y allá los ojos brillantes destellaron en los arbustos, zorros, zarigüeyas y zorrillos, cazando furtivamente para comer. El suave roce de las alas de los búhos cuando se abalanzaban para capturar ratones era un susurro en los árboles. En algún lugar del bosque, los centuri vigilaban. Incluso dentro del Compuesto, la pareja de la Alpha no estaba sin protección.

Su morena habría despedido a los guardias, pero hacerlo habría creado sólo ansiedad entre la Manada.

Se había acostumbrado a la presencia constante de otros, incluso en sus momentos más íntimos con su compañera. Sólo cuando cazaban, cuando corrían más rápido que todos ya todo, estaban siempre solas. El recuerdo de donde habían estado sólo horas antes, solas en el corazón de su tierra de cómo habían estado juntas, libres y completamente unidas la traspasaron con una sensación de añoranza que rara vez reconocía.

Tan pronto como la melancolía se levantó, ella la apartó. Había elegido a su morena, y con ella vino esta vida y todas sus demandas.

—¿Estás triste?—preguntó Santana, sus ojos tan brillantes y agudos como los de los depredadores acechando el bosque.

—No—dijo rápidamente. Y porque su morena podía leer sus estados de ánimo, y su mente, con mayor claridad cada día, agregó—Nunca triste, y no arrepentida. Pero tú no eres la única que se preocupa—le rozó los dedos a través de la melena crecida feroz y salvaje como ella en las últimas semanas—Me preocupo por ti.

Su pelinegra apoyó su espalda desnuda contra el poste del porche y la tiró contra ella, cara a cara. La abrazó ligeramente alrededor de la cintura, sus manos deslizándose bajo la camisa para el contacto que necesitaban todas las parejas apareadas, aún más en momentos de peligro.

—No te preocupes por mí. Te tengo, y ahora a los jóvenes, y eso me da toda la fuerza que necesito.

Lo sabía mejor pero no discutió.

Su pelinegra no podía cambiar quién era ella, ni quería que lo hiciera, pero todavía llevaba las cicatrices donde las balas habían entrado en su pecho y su vientre, llenándola de plata y casi matándola.

Cuando el lobo de su morena emergió, pequeñas manchas oscuras manchaban la su piel, marcando las heridas insignias de valor y un constante recordatorio de que Santana, por toda su fuerza y poder, no era indestructible.

Le besó ligeramente la mordedura mate en el pecho y ésta retumbó, una advertencia y una invitación.

Con la misma rapidez, se preparó para ella. La llamada de Santana era imposible de resistir, para cualquier lobo lo suficientemente cerca como para sentirlo. Y tal vez, pensando en lo que había presenciado cuando su morena sometió a la Fae, no sólo a los lobos.

La Fae había hecho algo...con... Santana que era tan potente como un toque. Y nadie tocó a su compañera.

Gruñendo suavemente, se recostó en sus brazos.

—Casi desafié a la Fae cuando ella extendió su magia sobre ti. Ella es o muy fuerte o muy tonta para intentarlo, especialmente delante de mí.

—Ella es fuerte y lejos de ser tonta—Santana le sacó la camiseta y le agarró el culo, tirando de ella más cerca hasta que sus muslos se encontraron. El pelaje de plata, el llamado de su lobo para unirse, cortó bajó la zanja en el centro del abdomen y desapareció bajo la cintura de sus pantalones bajos—Pero no hay ningún desafío para ti. Tu lobo puede estar tranquilo.

—Mi lobo protege lo que es suyo—le deslizó su boca por la garganta pastando con los puntos afilados de sus caninos, y el retumbar se convirtió en un gruñido. El calor irradiaba por el torso desnudo y las feromonas brillaban en sus pechos y vientre. Satisfecha, se relajó contra ella—¿Qué viste ahí, en el claro con la Fae?

—¿Sentiste su magia?

—No lo sentí, exactamente. Casi pensé que podía verlo—recordó la forma en que el aire resplandecía alrededor de Clarke y Santana, como si las partículas flotantes hubieran cobrado vida.

—Puede que hayas visto algo de eso. Eres lo suficientemente fuerte. Ella puede proyectar su magia y con alguien más débil, encantarlos. Sus ilusiones se sentirían reales en el cuerpo y la mente.

Gruñó de nuevo.

—¿Intentó tocarte?

—Por supuesto, ella no es sólo Fae, ella es La Maestra de la Caza, una de las más antiguas y más poderosas de la familia real Fae. Ella me puso a prueba, como si la probara si me encontraba prisionera en su reino—Santana sonrió—Pero ella no puede encantar a mi lobo, mi lobo le pertenece a ti.

—¿Y el resto de nuestros lobos? ¿Están los lobos apareados a salvo del encantamiento?

Su morena suspiró.

—No sé si alguno de ellos está a salvo. El vínculo mate impide que otros lobos se acerquen y traten de enredarse. Si el vínculo no existiera, una especie de barrera invisible natural, nuestros instintos territoriales nos obligarían a desafiar y luchar constantemente. Pero la maestra de caza de Cecilia ha pasado siglos encantando a las presas más débiles, humanos y Praetern. Hace siglos, cuando las guerras de los Vampiros-Were estaban en toda Europa, la Caza Salvaje encantó a muchos Weres en Faerie, donde los Fae criaron con ellos para fortalecer sus líneas.

—¿También estaba haciendo eso Clarke?

—Los Fae son muy duraderos—Santana se encogió de hombros.

—Y ahora está aquí, cuando otra guerra está en marcha.

—Los Fae son inteligentes y sabios. Clarke pudo haber sido enviada para recolectar inteligencia, pero es capaz de reunir mucho más que eso.

—Ella necesita ser vigilada—dijo.

—Ella lo será.

—¿Qué te hizo ella?

—Ella me mostró una reunión—Santana describió las imágenes turbias—No podría decir cuándo, pero la reunión parecía estar bajo la sombra de la oscuridad, y Bernardo estaba ahí—las facciones de Santana se hicieron agudas y angulosas—Y Francesca y Hiram Corcoran.

El hielo llenó su pecho. No el miedo, sino la ira dura y letal. Sabían, pero no podían demostrar que Hiram estaba detrás del reciente ataque.

—¿Puedes confiar en esta visión?

Su morena pasó la mano por su espalda, extendiendo el calor dondequiera que la tocara.

—No confío en nada de los Fae. Hasta el éxodo, no habíamos tratado con ellos durante siglos. Cubren sus verdades en fábulas y acertijos. La tradición antigua dice que no mienten, no pueden mentir, pero no estoy segura de creer eso. Todos hemos cambiado.

—Y esta Clarke—dijo—, Si ella es quien dice que es, ¿qué está haciendo aquí?

—Otra pregunta que consiguió evitar contestar mientras parecía responder—Santana se rió en seguida—Hay muy pocas razones por las que Cecilia hubiera permitido que alguien con el estatus y el poder de Clarke saliera de Faerie por cualquier período de tiempo, así que sólo puedo imaginar que algún tipo de emergencia la trajo aquí.

Miró fijamente al bosque, deseando poder ver todo el camino hasta el Compuesto. Tener a alguien con el poder de Clarke dentro de su santuario hizo que su lobo pasease ansioso.

—Si Clarke es tan importante, ¿por qué Cecilia la dejaría en la prisión de Francesca?

—Me estás pidiendo que piense como un Fae—dijo Santana a la ligera—Una tarea imposible. Sin embargo, dudo que Cecilia quisiera que la verdadera identidad de Clarke se revelara, especialmente a Francesca. Más tiempo no significa para los Fae lo que significa para otros Praeterns, incluso para los Vampiros. Cien años, quinientos años, no es nada. Y les encantan los juegos, así que, quién sabe lo que Cecilia pudo haber querido que Clarke hiciera.

—Tal vez Clarke fue enviada a espiar a Francesca.

Santana pensó en la imagen de la reunión los Señores de las Sombras, Clarke los llamó. Cecilia o Clarke debían haber estado ahí, y si se planeaba algún complot secreto, Cecilia tendría espías por todas partes.

—Esa no pudo haber sido la misión original de Clarke, pero una vez que fue capturada...las cosas podrían haber cambiado.

La rubia gruñó y las nubes se fracturaron sobre la luna por un instante. Sus caninos brillaban mientras su lobo se asomó.

—Así que algunos de los Praeterns más poderosos, y al menos dos miembros de la Coalición se reúnen en secreto con un Were quien te quiere muerta y el humano que conocemos conspira para destruirnos.

—Cecilia, Francesca, Bernardo y Hiram Corcoran—murmuró Santana.

—Todos se oponen al Éxodo.

La furia, caliente como una llama, derritió el hielo en el pecho de la rubia mientras su lobo rugía.

—¿Cuánto tiempo podemos esperar para tomar represalias? ¿Cuántas veces más intentarán matarte?

—No sabemos…

—Sí—dijo Brittany, negándose a ser calmada cuando su compañera estaba en peligro—, Lo hacemos. Todos ellos son nuestros enemigos.

—Tal vez, probablemente—dijo Santana—Pero Clarke me mostró la visión, y ella no habría hecho eso sin el permiso de Cecilia. Así que quizás no todos sean nuestros enemigos.

—¿Y Francesca? ¿Qué hay de ella?

—Las lealtades de Francesca cambian con el viento. Ella es un Vampiro, y su única lealtad es para sí misma y su único objetivo para preservar su poder.

—Entonces no es aliada nuestra.

—Desde que pusimos a los pícaros abajo, Bernardo se ha escondido. Pero él es un Were, y puedo encontrarlo. Él me dirá lo que quiero saber—Santana le agarró la nuca y la apretó suavemente—Todavía no estamos listos para hacer la guerra.

—Yo lo estoy.

Su morena la besó.

—¿Dónde está mi compañera con su voz de la razón?

La rubia le agarró los hombros desnudos dejando que sus garras se extendieran lo suficiente para perforar su piel.

—Amenazan a mi compañera.

—Sí—murmuró Santana—, Pero fracasaron. Y nosotros no lo haremos.





*****


Las puertas se abrieron y los Rovers regresaron al Compuesto.

Sentries se movían alrededor de los pozos de fuego, comiendo y bebiendo café, sus largas sombras bailando sobre la tierra de color rojo-marrón como espectros. Algunos se volvieron, los ojos de sus lobos brillando de interés y sospecha mientras los Rovers se acercaban al frente del cuartel.

Mike saltó y abrió las puertas traseras.

—Lexa, Sam, lleva ala prisionera adentro. Asegúrela y espere a que lleguen los guardias. Entonces te despides.

La ojiverde salió y se apresuró a Mike, que se dirigió al puesto de mando en la entrada principal.

—Permiso para tomar la primera guardia, capitán.

El moreno Mike hizo una pausa, su expresión cautelosa.

—Has estado en el perímetro de vigilancia durante cinco días y acabas de correr por un intruso. Debes relevar.

—Sí, señor, pero estoy bien, señor—dijo Lexa, incapaz de explicar la ira que se intensificaba cada vez que uno de los otros Weres se hacía cargo de Clarke o la presión constante en su cabeza, como si alguien susurrara palabras que ella no podía distinguir claramente.

Lo único que sabía era que el dolor arañando disminuía cuando la rubia estaba a la vista.

Respiró hondo.

—Creo que la prisionera podría hablar conmigo, tal vez me diga por qué está aquí.

Él cruzó los brazos y la miró fijamente.

—¿Por qué?

Se encogió de hombros, ella realmente no sabía por qué.

—Tal vez porque fui yo quien la sometió. Yo no la maté, así que ella podría confiar en mí un poco más que los demás.

—¿Y crees que si te haces amiga de ella, revelará por qué está aquí?

—Vale la pena intentarlo—Lexa trató de sonar casual, pero su corazón latía tan fuerte que sabía que él podía oírlo.

—Tal vez tengas razón—dijo Mike—Tomas la primera guardia con Finn. Lo enviaré en un minuto.

—Sí, señor—Lexa saltó al cuartel donde Sam había tomado a Clarke.

Toni se apoyó contra la pared junto a la puerta, su rifle descansando en una mano.

—¿Quieres comer algo?—preguntó Toni.

—Estoy de guardia—dijo—Sigue adelante.

—¿Qué pasó con la Alpha?—preguntó Toni.

—Nada—dijo aunque no estaba realmente segura de lo que había sucedido.

La Alpha y Clarke parecían listas para pelear y luego algo...algo había sucedido cuando ellas se enfrentaron, pero su memoria estaba nebulosa, como si lo hubiera visto todo en un sueño.

—Creo que la Alpha está esperando para ver por qué Clarke está aquí.

—No debería estar—gruñó Toni.

—No sabes nada de ella.

—Tampoco tú.

Si, lo hago. Pero ella no podía explicar exactamente lo que ella sabía, o por qué se preocupaba por lo que le pasó a la Fae, así que no lo intentó.

—Sé cómo seguir órdenes. Deberías probarlo alguna vez.

—Sí, claro—Toni se rió, un sonido áspero lleno de ira, y saltó sobre la barandilla. Un segundo después la noche la tomó.

Se apresuró a bajar por el largo pasillo que recorrió todo el cuartel. Puertas llanas abiertas a lo largo de cada lado. Soldados que volvían de las misiones y adolescentes en el entrenamiento sentrie utilizaron las habitaciones cuando estaban fuera de servicio.

Sam, con su rifle en brazos, estaba parado delante de una puerta cerrada en el extremo del edificio.

Se detuvo en seco de empujar a través de la puerta en la celda improvisada de la rubia, a pesar de que su lobo clamaba para que ella encontrara a Clarke.

Asintió con la cabeza a Sam.

—¿Todo claro?

—Ni una palabra dela prisionera—dijo Sam—Ella entró en calma a su antojo.

—Cuando Finn llegue, estás relevado—supo que sonaba aguda, pero no le importaba. Clarke no era una prisionera. Ellos no eran como Francesca, poniéndola en una celda. Sam alzó la frente, pero se encogió de hombros—Por supuesto.

Finalmente cedió a la presión para comprobar a la rubia y entró en la habitación. El espacio era espartano, con una cama individual, una silla de respaldo recto, un cofre pequeño, y ganchos llanos en la pared para ropa y equipo.

Una ventana alta cuadrada en la esquina derecha era lo suficientemente grande para que un lobo en piel entrara y saliera.

Había pasado muchas noches en esta habitación o igual y nunca se había sentido confinada, pero al mirarla ahora, imaginando cómo debía sentirse la ojiazul, se preguntaba si "celda" no era la palabra correcta para ello.

Ésta estaba de pie debajo de la ventana, de espaldas a la habitación. Alguien le había dado ropa, pero ella no parecía nada como un Were incluso en la misma camisa sencilla y pantalones vaqueros que todos llevaban alrededor del Compuesto.

La forma en que se paraba, la forma en que su cabello ondulaba a lo largo de su cuello, la forma en que su perfil perfectamente proporcionado se destacaba en el débil resplandor amarillo de la lámpara de pared hablaba de elegancia nacida, no criada.

La rubia habló sin volverse.

—¿Hay alguna manera de abrir eso?

—Sí, pero si sales por la ventana, los sentries en la pared del perímetro lejano te verán y te dispararán.

Clarke miró por encima de su hombro.

—No lo haré.

—Incluso si te ves como un lobo de nuevo, no olerás como uno.

—Pensé que lo hacía.

Gruñó.

—A una lejana distancia, tal vez.

—No voy por la ventana—dijo Clarke.

Sin decir palabra, abrió. No tenía ninguna razón para confiar en ella, pero no podía soportar pensar en ella encerrada lejos de la noche. Clarke odiaría eso tanto como un lobo.

No sabía cómo lo sabía, pero lo hizo. Y ella había dicho la verdad, si Clarke intentaba escapar, los tiradores de las barricadas dispararían.

—No corras.

—No lo haré. No esta noche—Clarke inclinó la cabeza hacia atrás y respiró profundamente, y como si hubiera llamado la luna, su piel brillaba.

Una oleada de electricidad corrió a lo largo de su piel y su pelaje se erizó. Su lobo se puso en alerta, intrigado y listo para jugar.

Retrocedió un paso.

—¿Tienes hambre?

—El alimento sería bienvenido. Ha pasado...un tiempo.

—¿No te alimentaron?—gruñó.

La rubia la miró y sonrió.

—Su idea de la comida y la mía son muy diferentes.

Buscó en el cuello de la ojiazul señales de cicatrices. No había ninguna, pero eso no significaba que no se hubieran alimentado de ella.

—¿Quién?

—No importa.

—Lo es—respondió aunque no podía decir por qué.

Clarke inclinó la cabeza, la estudió en silencio.

—Si alguna vez importa, te lo diré.

—Gracias…

—No—dijo Clarke—, No estás en mi deuda.

—Está bien. Te traeré algo de comida.

—Yo no como carne.

Frunció el ceño.

—¿Entonces qué?

La risa de la ojiazul era agua de manantiales corriendo por la ladera de la montaña, cristalina y pura.

Su cuello hormigueó como si cálidos dedos la rozaran. Su lobo ladeó la cabeza y emitió un suave y acogedor retumbar. La sangre palpitaba en sus lomos. Pelaje onduló por su torso.

Se había enredado un montón, como cualquier otro lobo joven, y nunca lo pensó mucho. La llamada la invadió y encontró a alguien para responder. Esta...cosa, lo que sea que Clarke le hiciera, no era como cualquier llamada que había conocido.

La necesidad brotó de algún lugar profundo dentro de ella, y aunque su clítoris se hinchó y sus glándulas se hinchaban como siempre, no sentía ganas de enredarse con el primer Were disponible.

Ella quería algo más, algo que hizo que su lobo gruñera y se paseara.

Ella quería correr, correr y perseguir y atrapar y unirse.

—Si tienes alguno—dijo Clarke desde lejos.

—¿Qué?—preguntó Lexa con voz ronca. Parpadeó rápido—¿Qué?

—Pan. Cualquier vegetal que puedas tener. ¿Queso?

—Encontraré algo—se apresuró a retroceder y se detuvo en la puerta. El frenesí sexual le arañó. Y la rubia era la causa—No nos pongas a prueba, Clarke. No somos Vampiros. No perdemos la cabeza cuando nos alimentamos. O cuando follamos.

La ojiazul inclinó la cabeza.

—Lo recordaré si haces algo por mí.

Se detuvo, sospechando una trampa. Pero le había dicho a Mike que podría hacer que Clarke hablara con ella.

—Habla.

—Cuando dejes de tener miedo, déjame entrar.

—No tengo miedo. Y nunca te dejaré entrar—cerró la puerta de golpe, ignorando las garras rastrillando su sección media.




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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por micky morales Jue Nov 08, 2018 5:51 am

Quiero confiar en Clarke, pero supongo que hay que esperar!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 4065562827 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 4065562827 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 4065562827
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por 23l1 Lun Nov 12, 2018 6:59 pm

micky morales escribió:Quiero confiar en Clarke, pero supongo que hay que esperar!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 4065562827 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 4065562827 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 4065562827




Hola, y yo tmbn! asik espero y no nos traicione ¬¬ Pero tiene un punto ai, asik aki dejo otro cap para no esperar tanto jajaaj. Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 10

Mensaje por 23l1 Lun Nov 12, 2018 7:01 pm

Capitulo 10



Clara miró su reloj por tercera vez en la última hora.

Tres horas hasta el amanecer.

Tres horas hasta que Luce desapareciera hasta el atardecer, dormida en alguna guarida oculta, a salvo de los rayos ultravioletas que podrían destruir su carne desprotegida.

Pero antes de que Luce fuera a tierra, ella tendría que alimentarse, y si no estuviera disponible, Luce se alimentaría en otra parte. Alguien más sentiría el delicioso deslizamiento de los incisivos su garganta, o su pecho, o su ingle justo antes de que el abrasador calor incinerara cada pensamiento, ardiera en cada terminación nerviosa y explotara en el placer más indescriptible y exquisito imaginable.

Se apartó de su escritorio y se dirigió a la amplia ventana que daba a la negra y agitada agua.

Había estado en el laboratorio todo el día y toda la noche y no había visto a Luce desde la mañana anterior. Y con cada momento que pasaba, su necesidad creció.

La necesidad de experimentar el transporte eufórico del cuerpo y de la mente cuando las hormonas de alimentación de Luce inundó su sistema era una demanda constante, su estómago se apretó con un hambre constante que ningún alimento satisfaría y su clítoris palpitaba en un estado perpetuo de distensión.

No importaba cuántas veces se masturbara, el dolor pulsante nunca se calmaba. Pero aun sabiendo que no encontraría ninguna satisfacción, no podía detenerse. La urgencia consumía todo.

Sólo su trabajo la mantenía parcialmente cuerda, pero se distraía fácilmente y su concentración era frágil. La erosión de su eficacia era una molestia cuando el remedio era tan simple. Todo lo que necesitaba era unos momentos con Luce y volvería a su máximo rendimiento de nuevo, más fuerte y mentalmente más nítida.

Ella trazó el contorno de su pecho debajo de su camisa de seda verde esmeralda, suavemente agitando su pezón con el borde de su uña hasta que estaba duro y apretado.

Podía hacerse llegar al orgasmo, ya tenía media docena de veces en las últimas horas, pero sólo la mordida de Luce le dio el tipo de liberación que necesitaba. Implosión mental y física total.

Pronto.

Debía terminar las medidas que había estado tomando y encontrar a Luce. Su clítoris se retorció.

Si, pronto.

Una barcaza se movió lentamente río arriba, empujando un petrolero vacío hacia el muelle, sus luces parpadeando en la neblina turbia. Detrás, los conductos de calefacción sonaron y el viejo edificio se estremeció. Una corriente fría y húmeda se filtraba alrededor del marco de la ventana.

Hiram le había prometido un nuevo laboratorio después de que hubieran tenido que abandonar el anterior cuando Santana López los había descubierto. Esta antigua fábrica de tuberías no había sido utilizada durante décadas, y Hiram había sido capaz de comprarlo bajo el pretexto de la fabricación de piezas para un sistema de vigilancia a gran altitud.

La pesada seguridad se explicó por la naturaleza delicada del producto y la importancia para la seguridad nacional. Tenía que admitir que ocultarse a plena vista era infinitamente preferible a pasar el tiempo conduciendo de un lado a otro a un lugar aislado en las montañas.

Esto no era lo que había tenido en mente, pero al menos podía resucitar su investigación.

Su trabajo.

Su causa.

Ella había salvado sus datos, por supuesto, pero había perdido sus especímenes. No es que ninguno de ellos tuviera mucho valor. Aún no había sido capaz de producir resultados reproducibles claros y había estado a punto de abandonar sus protocolos para una nueva vía de estudio.

Ella había estado tratando de producir la mutación Were mediante la inyección de ADN alterado en el genoma humano, pero los resultados eran impredecibles o, por desgracia, demasiado predecible. Podía inducir una condición en humanos que se asemejaba mucho a la fiebre Were, el contagio raro que ocasionalmente infectó a Weres natural-nacidos y produjo una fiebre letal, pero todos sus sujetos humanos murieron sin desarrollar ningún signo de inmunidad o adaptación fisiológica.

La fiebre en sí misma era útil hasta cierto punto, especialmente cuando Hiram ingeniosamente sugirió que depositaran sus especímenes fallidos en hospitales humanos. Habían esperado incitar al pánico del público con la amenaza de una plaga, quizás creando una reacción contra los Weres, pero su plan fue dejado de lado cuando López descubrió su base de operaciones.

Afortunadamente, ella y Hiram habían cubierto bien sus huellas. Los Were no conocían su identidad o el alcance completo de su investigación. Si López hubiera sabido, ya los habría cazado. Poco tiempo después del fallido atentado contra la vida de López en la gala del gobernador, se había escondido con la ayuda de Luce.

Ahora parecía haber pasado el peligro.

Los Were no tomarían represalias sin pruebas.

Los humanos no eran tan particulares.

La opinión pública estaba cambiando definitivamente a favor de los seres humanos primero y su sentimiento anti-Praetern, pero no estaba interesada en confiar en la ocasión para producir el resultado que ella deseaba. Durante toda su vida, ella había sido la que controlaba lo que era importante para ella, y desde el día en que el papá de Santana López y representantes de otras especies de Praetern habían ido a la televisión para anunciar su presencia en el mundo, su único enfoque se había convertido en preservar el orden natural de la especie.

A medida que el alcance de los poderes Praetern se hacía cada vez más evidente, su misión de asegurar la supremacía humana se había vuelto aún más urgente. Todavía no había sido capaz de replicar o manipular el genoma Were, pero si pudiera inducir errores en el ADN mitocondrial, podría ser capaz de interrumpir la reproducción Were.

Y si no pudieran reproducirse, eventualmente irían al camino de otras criaturas inferiores.

Extinción.

El trabajo progresaba lentamente. Los Weres de hecho, todos los Praeterns mantuvieron en secreto las complejidades de su biología. Sin embargo, una vez que los Praeterns hicieron su presencia conocida, sus secretos comenzaron a desaparecer. Exactamente cuando en su ciclo de vida los Weres comenzaron a cambiar y precisamente qué secuencia genética controlaba su capacidad de transformar eran todavía desconocidos, así que por supuesto, la solución lógica era estudiar su ciclo de vida.

Y donde mejor empezar que el nacimiento.

La barcaza se perdió de vista y una sola luz parpadeante cortó diagonalmente a través del ancho río Hudson en dirección a su nuevo laboratorio, cada vez más brillante a medida que pasaban los segundos.

Su pulso saltó.

El teléfono de su escritorio sonó y lo recogió.

—Dra. Standish.

—La entrega que has estado esperando ha llegado, doctora—
dijo el guardia de seguridad de los Vampiros con un barítono suave.

—Estaré abajo en breve—sonrió, la tensión en su vientre construyéndose. Su trabajo siempre había sido casi tan placentero como el sexo y a menudo la excitaba de la misma manera—Ve que los corredores estén despejados y sólo tu equipo tiene cualquier contacto con los especímenes. Lleve la entrega directamente a la zona de espera.

—Sí, doctora Standish.


Se desconectó y marcó otra extensión.

—Church.

—Una entrega acaba de llegar. Ve que el transporte sea cuidado como hemos discutido—
no podía permitirse dejar un rastro directamente a sus instalaciones, y no importa cuán generosamente los individuos fueron pagados, el silencio nunca fue garantizado.

Sólo una cosa lo garantizaba.

—Claro, doctora. Se han hecho arreglos.

Apretó los dientes.

Los mercenarios gatos eran excelentes cuando se trataba de llevar a cabo órdenes sin importar lo difícil, peligroso o desagradable de la tarea, pero no tenían sentido de respeto. Su lealtad era tan voluble como el viento y totalmente dependiente de cuánto se les pagaba, pero como nunca cuestionaban sus órdenes ni parecían preocuparse por lo que les pedía, podía mantenerlos en la oscuridad en cuanto a lo que realmente pasaba en el laboratorio.

Ella habría sido más feliz con sólo la seguridad de los Vampiros, pero necesitaba fuerzas que pudieran operar a la luz del día.

—Bien.

Puso el teléfono en su soporte justo cuando se abría la puerta de su despacho. Su corazón literalmente saltó, una sensación a la vez sorprendente y emocionante. Luce entró, cerró la puerta y se apoyó contra ella. Su cabello negro como el carbón se mezclaba con el cuello de su camisa de seda negra y su musculoso cuerpo con pantalones y botas de cuero negro parecían una cuchilla continúa de obsidiana.

Ella sonrió, sus incisivos desenfundados y relucientes.

—Sé que estás ocupada, pero si estás tan hambrienta como yo…

Voló a través de la habitación y agarró los largos y fríos dedos de Luce, arrastrándola hacia el profundo sofá de cuero contra la pared.

—Dios, sí. No pensé que pudiera aguantar hasta mañana. Llegas temprano.

Luce la recogió y en dos poderosas zancadas, la llevó al sofá y estaba sobre ella. Con la boca contra el pulso palpitante, murmuró:

—He estado pensando en ti desde que desperté a la caída del sol.

—Debes haberte alimentado—envolvió sus piernas alrededor de las esbeltas caderas de Luce y empujó la camisa de seda negra para agarrar su espalda lisa y desnuda—Sé que necesitabas hacerlo.

—Alimento—Luce le besó la parte inferior de la mandíbula y apretó sus caderas entre los muslos entreabiertos.

Deslizó los dedos en el cabello y la besó en la boca, deslizándose dentro de ella, saboreando su necesidad, dejando que sus hormonas de alimentación se burlaran sobre la superficie de la lengua.

Los humanos eran una presa tan tentadora, y tan fácil de atrapar.

—No puedo soportarlo—Clara jadeó, su cabeza golpeando—Por favor. Te necesito dentro de mí.

Luce no se molestó en cautivarla.

Ella no necesitaba ser seducida.

La adicción era demasiado poderosa ahora. La humana era física y mentalmente prisionera al placer. Y Luce tenía hambre. Se había alimentado de tres humanos en una fila cuando se despertó en las cámaras de seguridad bajo Nocturne, lo suficiente para restaurar su fuerza y potencia, pero ella había querido.

Su sabor salvaje, su necesidad desenfrenada, era casi tan poderosa como la oleada de sangre que recorría el cuerpo de Luce y la revitalizaba. Ella se enterró en la garganta, una oleada de lujuria la desgarraba mientras Clara se ponía rígida con un grito bajo ella.

Podría haber embotado la puñalada de la penetración con la manipulación mental, pero parte del placer el dolor antes del orgasmo. Luce tragó rápidamente mientras rasgaba su espalda y gritaba de nuevo.

—Oh, por favor—gimoteó Clara.

Luce forzó más hormonas de alimentación en el sistema provocando el orgasmo dela humana.

—¡Oh, Dios mío!—Clara convulsionó repetidamente a tiempo hasta que fue directamente al cuello.

Se corrió con cada trago estremeciéndose, montando el borde de la sed de sangre hasta que Clara se quedó inerte en sus brazos. Finalmente, se obligó a detenerse y sellar los pinchazos. Satisfecha, se sentó y pasó los dedos sobre el pecho de Clara.

En algún momento, mientras se había consumido en el sabor de Clara, había abierto la ropa.

Ésta gimió, sus párpados entreabiertos. Sus ojos, casi del mismo color que su camisa, estaban aturdidos. Su boca estaba ligeramente floja. Agarró débilmente la mano de Luce.

—De nuevo.

Luce rió suavemente y apretó ligeramente su pezón, viendo las réplicas sacudir a través del cuerpo sensual.

—No. Me has alimentado lo suficiente.

—Nunca lo suficiente—murmuró Clara. Sus caderas ondulaban suavemente sobre la cremosa piel de color caramelo—Quiero que me folles mientras te alimentas.

—Lo haré. Antes de que me vaya.

Clara suspiró, sus ojos empezaron a despejarse

—No quiero esperar, pero debo hacerlo. Tengo que volver a trabajar.

—¿Algo importante?

—Lo que he estado esperando—dijo Clara, con voz baja y pesada, casi en estupor—Tengo que ir a saludarlos.

—¿Ellos?—preguntó Luce en voz baja.

—Mis nuevos sujetos.

—¿Más humanos?—Luce apretó de nuevo el pezón de Clara y gimió.

—Mejores—murmuró Clara—Pronto podré trabajar desde la fuente.

—¿Te espero?

—Sí. Oh sí.

—Te necesitaré de nuevo antes del amanecer.

Luce sabía mejor que empujar por más. Clara no era una presa común, a pesar de su adicción a la sangre, y la señora no sería feliz si Luce sobre jugaba su mano.

Clara era su conducto hacia Hiram y sus planes.

—Mmm—Clara se levantó y enderezó su ropa.

Tomó varias respiraciones profundas, despejando la neblina postorgasmica de su mente. Se sentía maravillosa. Ahora que la necesidad había disminuido, ella podía concentrarse en su trabajo. La necesidad volvería, ella lo sabía, pero ahora mismo, todo estaba exactamente como debería ser.

Estaba en todo su poder.

Besó a Luce, dejó que su lengua se deslizara sobre los incisivos y sonrió para sí misma cuando siseó.

Luce siempre pensaba que tenía el control, pero había venido a ella, la necesitaba, y ¿qué era el poder si no creaba necesidad en otros?

—No tardaré mucho.

—Estaré aquí.

Se marchó sin mirar hacia atrás y corrió a través del pasillo hacia el ascensor trasero. Su trabajo más importante estaba alojado en un laboratorio secreto situado bajo la antigua fábrica de tuberías, en lo que había sido la sala de calderas.

Todos los técnicos e investigadores clave que trabajaban ahí habían sido escogidos a mano y ampliamente examinados. Para reducir aún más los riesgos de seguridad, se conformó con el menor número de personal posible y fraccionó el trabajo entre ellos para que nadie supiera lo que los demás estaban haciendo o lo que el proyecto mayor estaba destinado a lograr.

Cuando el trabajo se acercaba a un punto crítico, los secuestraría en alojamientos in situ para evitar fugas. Ahora estaban en el comienzo de una nueva fase, la más atrevida que había emprendido, y una de las más puras. Pronto, ella tendría los especímenes perfectos.

Salió del ascensor a una pequeña antecámara y abrió la puerta del ala de investigación con escáneres de retina y palma. Después de pasar por dos puertas más seguras, llegó a la zona de espera, que se estableció como un área pre-op con cubículos con cortina y equipo de vigilancia.

El técnico, un pelirrojo humano y musculoso, se levantó de un asiento frente a un banco de monitores y se encontró con ella en la puerta.

—Acaban de llegar.

—¿Tienes un conjunto de signos vitales?

—Sí. Ambas parecen sanas—sus ojos verdes pálidos brillaron mientras se deslizaban por su cuerpo.

Él probablemente pensó que estaba siendo sutil, pero su interés era patéticamente evidente. Clara sonrió, animando su atención. Era lo suficientemente atractivo, y encontró el interés sexual una herramienta eficaz para crear lealtad. Ella rara vez follaba a los humanos por más tiempo. Sin la mordida, la liberación era mucho...menos.

Pero lo harían en caso de emergencia, y ella también podría hacer buen uso de él, ya que una vez que el proyecto estuviera completo, tendría que deshacerse de él.

—Quiero una batería completa de sangre química, perfil hemo, serología, niveles hormonales. Ya sabes que hacer.

—En curso—hizo una mueca—Ambas están fuertemente sedados. También estoy corriendo un análisis toxicológico.

La rabia nubló la visión de Clara. Había instruido expresamente al lobo Were que no debía drogarlas. No sólo interferiría con sus pruebas de referencia, sino que podría comprometer sus condiciones. Con esfuerzo, recuperó su control.

—Repita las pruebas en veinticuatro horas para asegurarse de que no haya contaminación. ¿Dónde están?

—Número tres.

Pasó a través del pasillo cortinado hacia los cubículos de aislamiento. Los dos primeros estaban vacíos, pero detrás del cristal, en el tercer espacio de diez por diez, una tenue luz revelaba las ocupantes de dos estrechas camas de hospital. Sus sujetos más nuevos.

Ella sonrió, tomando en las dos hembras jóvenes. Parecían estar en su adolescencia o principios de los veinte, pero con Weres era difícil determinar la edad y realmente no le importaba. Lo que importaba era su abdomen distendido. Ambas embarazadas y a corto plazo.

Pronto, ella podría estudiar Weres recién nacidos antes de que hubieran progresado a su primer cambio. Si pudiera evitar la expresión de los genes de transformación de Were, habría logrado el primer paso para erradicarlos.





*****


Francesca acarició el clítoris lentamente ablandado de Dru y miró los monitores en el aparador antiguo a través de su cama espaciosa.

Ésta casi dormía, su ritmo cardíaco era lento y constante. Francesca apoyó su mejilla en el hombro, absorbiendo el calor que salía de su cuerpo. El musculoso pecho y el vientre todavía estaban ligeramente cubiertos con el suave color rojizo que había estallado cuando se liberó.

Los gatos no siempre eran tan potentes como los lobos, pero ésta lo era. Dru había cambiado parcialmente mientras Francesca se alimentaba de ella, gruñendo y arañando y golpeando, corriéndose por todas partes con una fuerza increíble. Ella era muy potente, y su agudo sabor salvaje era una novedad emocionante.

Tan delicioso.

Su sexo se estremeció, pero tendría que esperar hasta que ella hubiera atendido los negocios para festejar de nuevo.

La imagen en la pantalla era cristalina. La joven Were hembra envolvió sus piernas alrededor de las caderas de Betty, ondulando mientras echaba atrás su cabeza y atraía a su garganta. Ésta a tomó por cuarta vez, el fuego en sus ojos era más intenso de lo que había visto en meses.

Y la Were sabía cómo controlarla, tentándola a alimentarse una y otra vez. Algunos Weres eran tan vitales que podían hospedar hasta que un Vampiro perdió el control, y ésta era joven y potente.

Y peligrosa.

La rubia se había rendido a la sed de sangre, ahogándose en el placer de la sangre de la hembra. Un Vampiro en la sed de sangre estaba abierto a ataques, y un Vampiro vulnerable era un riesgo de seguridad.

Betty estaba caminando un borde muy afilado.

Cortó un surco poco profundo en el centro del vientre de Dru con sus uñas mientras miraba al monitor, y gruñó y se despertó.

—¿Qué ocurre?—preguntó Dru.

—¿Podrías rastrear a un lobo?—pasó la uña por el pecho de Dru y alrededor de su pezón.

Ésta siseó ante el dolor.

—Por supuesto.

—¿Podrías atrapar uno, sin matarlo, quiero decir?

—Por supuesto—Dru se despertó y rodó sobre ella deslizando su mano entre las piernas. La acarició, entró en ella, y empujó lentamente—¿A quién quieres que rastree?

Sonrió, rodando sus caderas para tomar a Dru más profundo, dejando que el orgasmo se formara lentamente.

—Nadie, por el momento—enterró sus incisivos en la garganta de Dru, formulando un plan mientras el placer ardía.







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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por micky morales Mar Nov 13, 2018 6:14 pm

A quien estaran pensando en cazar??????
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por 23l1 Miér Nov 14, 2018 7:01 pm

micky morales escribió:A quien estaran pensando en cazar??????




Hola, uuuuh interesante pregunta! espero y este cap nos diga mas! Saludos =D


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Finalizado FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 11

Mensaje por 23l1 Miér Nov 14, 2018 7:03 pm

Capitulo 11



Lexa saltó fuera del cuartel, su lobo todavía la montaba con fuerza.

Su piel, ligeramente espolvoreada con pelaje, se humedeció con feromonas y su sexo latía con fuerza de victus en sus glándulas presionando para la liberación. Una imagen de piel besada por la luna, pálida y sedosa, llena de energía, surgió en su mente tan clara y aguda como el filo de un cuchillo.

No el poder bruto de Were. La magia del viento y el canto y la estrella.

Se estremeció y recorrió el Compuesto hacia el comedor, bordeando las fogatas para evitar a los soldados y los aprendices que se reunieron alrededor de las brasas hirviendo.

Toni estaba ahí en alguna parte, y no quería verla ahora mismo, sentiría su agitación, olería su necesidad y sabría que estaba a punto de enredarse. Cualquier otra noche,

Toni sería la compañera perfecta para responder a su llamada.

Ellas se habían enredado regularmente desde que eran adolescentes, al principio no más ni menos de lo que se habían enredado con alguien más. La naturaleza había dominado cuando eran más jóvenes, y todos jugaban en juegos de sexo y dominación.

Ella y Toni y Ryder y Verónica se enredaron en un momento u otro, cuando habían llegado a su poder y resolvieron sus posiciones en la Manada. Nadie había estado interesado en algo más serio que la emoción de la liberación. Ciertamente nadie había estado pensando en una pareja.

Nunca había hecho más que dar una mordida provocadora para desencadenar la liberación. Cada vez más a medida que abandonaba la adolescencia, eligió a las mujeres para enredarse, y cada vez más, Toni había sido la única.

Después de que el Alpha liberara a Toni ya Verónica del cautiverio, la primera quería una dura persecución y una áspera pelea antes de que se enredaran. Siempre estaba enojada, siempre buscando una pelea, pero a ella no le importó. Estaban cerca en dominar, y a ella le gustaba el desafío y el sexo furioso. Un enredo rápido sin tener que preocuparse acerca de algunas mordidas o marcas de garras o contusiones ayudó a desactivar la furia latente de Toni, pero incluso con la liberación, el lobo de

Toni nunca se asentó realmente.

Esta noche, sin embargo, no quería a Toni.

No quería a nadie, y eso era tan confuso como la necesidad que ardía en sus lomos y el dolor persistente en su clítoris. Enojada y agitada, su lobo se paseaba, presionando por el control, ansiaba correr, cazar y matar. Olfateando el encanto del bosque, saboreando el sabor de la encarne en su lengua, su lobo quería perseguir alguna suculenta presa y llevarla de vuelta a su guarida.

Y presentarla a Clarke.

Retumbando, sacudió la cabeza y se metió en el comedor oscuro y desierto. Ella no tenía una guarida, y de todos modos, ¿por qué querría cazar para un Fae que ni siquiera conocía?

Clarke ni siquiera comía carne, y además, ella era una prisionera.

Bueno, no realmente una prisionera, sino una invitada cuyo estatus era desconocido. Su trabajo era vigilarla, no protegerla. Su lobo no parecía estar de acuerdo y roía sus entrañas, conduciéndola cerca del frenesí.

Bajó por el largo salón estrecho entre filas de mesas comunales y bancos toscos y empujó a través de las puertas dobles que se abrían hacia la cocina. Las paredes eran de color blanco sin adornos con hileras de ventanas bajo techos altos. El comedor era casi tan central para la vida de la Manada que la guardería o el cuartel general.

Todo el mundo por millas alrededor del Compuesto se reunieron ahí para las comidas de la mañana, y los que cocinaban siempre dejaba un montón de comida en los refrigeradores enormes para los soldados hambrientos que regresaban de patrullar.

Esta noche, sin embargo, el lugar se hizo eco de un vacío que igualaba el dolor hueco en la parte media.

Encendió una sola bombilla desnuda colgada de una cuerda sobre una isla de preparación y comprobó la nevera más cercana, mirando su contenido sin realmente verlos.

Su mente estaba lejos.

Estaba profundamente en el bosque sombrío, bordeando escarpas rocosas y saltando sobre arroyos helados, corriendo tras presas, absorbida por el antiguo ciclo de vida.

El aire frío que había en el interior del refrigerador la golpeó y el sudor que empapaba su piel se heló como la niebla de la mañana sobre las hojas de hierba. Se estremeció y sintió que sus caninos se deslizaban por su labio inferior.

Tenía que pensar.

Tenía que retirar su lobo de la caza.

¿Qué era lo que había dicho Clarke?

Queso.

Vegetales.

Las cosas que comía sin darse cuenta. Sacó un pan, recogió un puñado de verduras de otro cajón y lo llevó todo a un mostrador. Durante unos segundos se quedó quieta, los objetos antes de que se desvaneciera, mientras el recuerdo de Clarke cambiando de lobo a piel debajo de ella reclamó su conciencia.

El resplandor que emanaba de la piel pálida de Clarke había irradiado calor en su núcleo, excitándola y despertando a su lobo. Reconoció la llamada sexual, había crecido rodeada de Weres, bañada en el potente encanto de sus feromonas desde el momento en que tenía edad suficiente para que su cuerpo registrara las sensaciones.

Pero la rubia no era una Were, y por primera vez en su vida, desconfiaba de su cuerpo, y de su lobo. Estar en desacuerdo con su lobo era peor que incómodo, estaba desorientada e insegura.

Bloqueando la inquietante tormenta, se concentró en montar el bocadillo, esperando que el contenido fuera adecuado. Ella quería compensar los maltratos que Clarke había soportado mientras estaba encarcelada.

Una neblina roja obscureció su visión, quería estacar a todos los Vampiros que habían tocado a Clarke. Tomar la cabeza de cada Vampiro que se había alimentado de ella. Quemar Nocturne

—¿Qué estás haciendo?—preguntó una voz femenina.

Gruñendo, giró alrededor.

Emma, la Medicus de la manada, estaba justo detrás de ella. Los ojos verdes se agrandaron y ella retrocedió, temblando.

Estaba apareada y sumisa, pero seguía siendo un lobo, y la nube de feromonas sexuales y agresión que brotaba era una llamada que ella no podía ignorar totalmente.

Emma sabía que no debía enfrentarse a un lobo en ese estado. Bajando la cabeza, dijo en voz baja:

—Lexa. ¿Qué necesitas? ¿Puedo ayudarte?

—Estoy...—Lexa sacudió su cabeza, tragó más allá de la rabia en su garganta.

No podía recordar lo que estaba haciendo. Todo lo que sabía era deseo y una profunda hambre ardiente de tomar y reclamar.

—Estoy...—continuo y miró detrás de ella, enfocada en la variedad de comida extendida a través del bloque de cortar—Cogiendo comida para Clarke.

La mirada de la peliroja se agudizó.

—Clarke. ¿La prisionera?

Lexa sacudió la cabeza.

—No una prisionera. Una…invitada.

—Ah—Emma se acercó, viendo con ojos conocedores—¿Te dijo Mike que la alimentaras?

Lexa frunció el ceño.

—No.

—¿No te ordenaron traerle una bandeja de comida?

—No—quería alimentar a Clarke porque otros se habían alimentado de ella contra su voluntad.

Quería borrar la mancha de su encarcelamiento, aliviar el dolor de su encarcelamiento.

Quería protegerla. Matar a sus enemigos. Pelaje estalló por el centro de su torso. Ella gruñó una advertencia.

Emma se estremeció.

—Lo siento—dijo—No fue mi intención…

—Lo sé. No es necesario que te disculpes. Pero...—Emma suspiró—Sabes lo íntimo que es ofrecer comida para nosotros.

—Ella tiene hambre—sus caninos palpitaron y su visión brilló.

Su lobo estaba a punto de tomar el relevo. Tenía buen control, no había cambiado involuntariamente en mucho tiempo, no desde que había derramado los últimos vestigios de la adolescencia, pero tenía tanta necesidad de cazar y enredarse que no podía resistir la atracción.

Agarró la mesa a cada lado de sus caderas y clavó sus garras. La habitación se fracturó en planos que se cruzaban de color gris y blanco.

Su visión de lobo se afiló, sus sentidos se agudizaron.

Su voz se convirtió en grava de acero.

—La mantuvieron encadenada.

—¿Quién?—preguntó Emma suavemente, manteniendo su distancia, pero permaneciendo perfectamente inmóvil—¿Quién, Lexa?

—Los vampiros.

—Pero ahora ella está bien.

—Ella tiene hambre.

—¿Por qué no le llevo la bandeja?

—No.

—De acuerdo—dijo Emma—Si tienes que hacerlo.

—La daré de comer.

—Sí—Emma le acarició cuidadosamente el rostro húmedo—¿Lexa?

Parpadeó y se centró en la calmada cara de la peliroja.

—¿Qué?

—¿Puedes controlar a tu lobo?

Para los jóvenes dominantes, el control era una cuestión de honor. Emitió un suspiro estremecido.

Asintió.

—Sí, estoy bien.

—Bueno. Haz algo por mí primero, antes de que tomes la bandeja de Clarke.

—¿Qué?

—Camina por el patio. Enrédate si alguien se acerca. Calma a tu lobo.

—No quiero hacerlo.

La más alta sonrió suavemente.

—Lo sé. Pero intenta. Será más seguro para Clarke.

A regañadientes, dejó la bandeja en una mesa cerca de la salida y salió a la oscuridad. Olía a Manada por todas partes, machos y hembras, dominantes y sumisos, todo su poder se combinaba para enviarla en espiral hacia el frenesí.

Ryder se acercó, una pregunta en sus ojos y una sonrisa en su hermosa boca, pero ella negó con la cabeza. Él se encogió de hombros, le dio una palmada en la espalda y siguió su camino. Habían llegado juntos a través de la formación sentrie y eran amigos, pero ella no quería que él apagara el incendio.

Toni salió de las sombras, agarró la camisa de Lexa y la arrastró cerca. Tela desmenuzada y se mordió su labio.

—Sentí tu llamada a través del patio. Mi habitación está vacía—hizo una mueca, sus ojos brillaban de rabia y sexo—Verónica no está ahí.

Su piel ardía, sus entrañas se retorcían en dolorosos nudos de necesidad y deseo. La presión de liberación golpeó entre sus piernas. Necesitaba apagar el fuego ardiendo a través de ella.

—Yo no…

—Sí, tú lo haces—Toni le acarició el abdomen y puso una mano entre sus muslos—Quiero esto. Tú también.

Jadeó.

Sus caninos emergieron completamente. Los cuarteles estaban demasiado lejos. Diez pasos más era demasiado lejos para ir. Ella empujó a Toni en las sombras y en contra de la empalizada, le agarró las muñecas y la inmovilizó contra la pared.

Raspando sus caninos por la garganta se sentó a horcajadas sobre el muslo.

—Mastúrbame. Apresúrate.

Toni le metió la mano en los pantalones agarró el clítoris en el puño y la apretó. La presión era tan intensa, gritó. La masajeo, movimientos duros, rápidos y furiosos, y sus caderas se sacudieron.

Ella la mordió, no pudo detenerse, y el sabor de las poderosas feromonas de Toni la empujó por el borde. Ella explotó en la mano empapándola con una pulsación caliente tras otra hasta que ella estaba vacía.

Sin pensar, ni siquiera sentir cayó de rodillas, abrió los pantalones de Toni y la tomó en su boca. Ella dejó que sus caninos rozaran el rígido eje del clítoris tenso y en cuestión de segundos de chuparla, la llevó a una convulsión de liberación.

Toni cayó en las sombras torcidas, la cabeza echada hacia atrás contra los troncos ásperos.

Se levantó inestable, se metió la camisa en los pantalones y se apartó.

—Tengo que irme.

—No puedes confiar en ella—gruñó Toni.

—¿Cómo sabrías? No confías en nadie.

—¿Por qué debería yo, cuando alguien puede hacernos querer algo? ¿Hacer que hagamos algo?

—No lo sabes—dijo.

—Sé que no era yo la que te follaba en este momento.

—¿Y quién te estaba follando?—preguntó suavemente, incapaz de negar la acusación.

No había usado a Toni, su necesidad había sido mutua, pero tampoco la había deseado. Lo que ella quería era el brillo de la luz de la luna en su piel y el agudo grito del halcón que se elevaba dentro de ella.

Toni no respondió, y ella salió en las sombras para recuperar la bandeja de comida para Clarke.





*****


Betty acarició suavemente el pecho de Verónica.

—¿Por qué estás aquí?

—¿No es esto suficiente?—Verónica apretó su pecho en la palma de la rubia, el pasillo detrás de ellas reverberaba con el sonido de Vampiros alimentándose y anfitriones, humanos y Praetern, clamando en las profundidades dela esclavitud.

Su camisa y sus pantalones estaban abiertos, sus muslos manchados de victus, su cuello ardiendo de las mordidas que serían curadas en unos segundos. Había roto la camisa de seda para llegar a su carne.

En la oscuridad, los ojos de azules brillaron como brasas perfectas, listos para encender el primer aliento de deseo.

La rubia la besó, dejando atrás el sabor a roble ahumado de sus hormonas de alimentación.

—Podría alimentarme de ti infinitamente.

Gruñó cuando la fiebre de estimulantes golpeó su sexo y volvió a prepararse. Enredando los dedos en el cabello rubio besó el mordisco que había hecho en el hombro y sonrió cuando los labios retrocedieron en una mueca de placer, sus incisivos reluciendo.

La ojiazul podría ser más vieja y poderosa, pero ella sintió el dolor de la llamarada de hambre dentro de ella.

Betty estaba lista para ella también.

—Tómame tantas veces como quieras. Estoy aquí.

La rubia sacudió la cabeza.

—No deberías estarlo.

—He sentido tu hambre—murmuró, trazando una línea por la garganta de la más alta con su lengua. Ella inclinó sus caderas entre las piernas de la rubia—Querías que viniera a ti.

La ojiazul se estremeció, su boca contra el cuello de Verónica.

—Sí. Tú eres la única que me llena.

La pelinegra la imaginó alimentándose de otros, tomándolas dentro de ella, sacando poder y vida de su sangre. Llenándolos con su esencia. Los caninos de Verónica palpitaban. La línea de pelaje en su vientre se espesó.

Quería morder de nuevo a Betty, reclamarla.

—Entonces déjame alimentarte cuando necesites ser llenada.

—Francesca sabrá si vienes a mí aquí.

—No tengo miedo de Francesca.

La rubia se echó a reír.

—Deberías estarlo. Es más poderosa de lo que puedes imaginar.

—¿Qué le importa si te alimentas de mí?

Presionó a Verónica contra la pared, sus ojos brillando como fuego.

—Porque es más que sangre.

—¿Lo es?—Verónica corrió las puntas de sus garras por el centro del pecho de Betty y dejó un rastro de escarlata en su pálida piel.

—Ten cuidado, Verónica. Mi hambre es antigua e infinita.

—Soy más fuerte de lo que piensas.

La rubia inclinó la cabeza le besó el pecho llenó sus sentidos con el sabor picante de las feromonas. La sangre de la pelinegra, potente y rica, corrió dentro de ella. Ya se había alimentado de ella muchas veces, y todavía estaba hambrienta por ella.

—Tú me mordiste.

—Sí.

—Mi sangre fluye en ti ahora.

—Y la mía en ti.

Betty levantó la vista.

—Debes tener cuidado de no hacerlo de nuevo.

—¿Por qué?

—Si intercambiamos esencia, puedes estar unida a mí.

—¿Y entonces?

Betty sonrió débilmente y trazó su dedo a lo largo del borde de la mandíbula de Verónica.

—Entonces serás mía.

—¿Y tú?—Verónica apartó la camisa de la más alta y besó la mordida que había dejado en su hombro.

Ésta siseó. Las marcas eran todavía visibles, pero se desvanecían.

—¿Que serás?

En lugar de una respuesta sacudió la cabeza de Verónica hacia atrás y la besó con fuerza.

—No estás a salvo aquí.

—¿Entonces dónde?

La rubia debería enviarla lejos protegerse a sí misma ya su Regente. Verónica ya sentía su necesidad de lejos, la alimentaba sin sucumbir a la esclavitud. La unión había comenzado, y Francesca nunca permitiría que un Were estuviera tan cerca del centro de su poder.

Si Francesca sospechaba que Verónica podría saber lo que estaba en la mente de Betty, las mataría a las dos.

—¿Dónde?—preguntó nuevamente Verónica.

—Enviaré por ti.

—¿Cuando?

Betty la levantó y Verónica envolvió sus piernas alrededor de las caderas mientras deslizaba sus incisivos hacia la carne de la más baja, susurró:

—Pronto.







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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por micky morales Jue Nov 15, 2018 7:05 am

Pobre Lexa ya quedo atrapada!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 1206646864
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por 23l1 Vie Nov 16, 2018 7:21 pm

micky morales escribió:Pobre Lexa ya quedo atrapada!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 1206646864






Hola, uuuuuy complicada la situación ai, no¿? Esperemos y no sea para mal =/ Saludos =D





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Finalizado FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 12

Mensaje por 23l1 Lun Nov 19, 2018 6:46 pm

Capitulo 12




El borde del amanecer se filtraba por la alta ventana sobre la cama.

Brittany supo sin abrir los ojos que estaba sola. Santana nunca emitió ningún sonido cuando se movía, en el bosque o en cualquier otro lugar, pero incluso dormida, había sentido el instante en que había dejado la cama.

Su conexión metafísica era tan fuerte como su vínculo físico, y cada vez que su morena dejaba su lado, ella no dolía de la soledad, sino de la ausencia de una parte de ella que corría tan hondo como su alma.

Se imaginó a la morena corriendo otra vez, expulsando sus demonios mientras sus patas de lobo golpeaban el suelo del bosque y ella saltaba a través del aire frío cristalino, impulsada por el instinto, libre de cualquier ley, excepto la de la naturaleza.

El aire se agitó con anticipación un latido del corazón antes de que la cama se hundiera y su pelinegra se deslizó a su lado. Sus cálidos labios se movían sobre su cuello. Un brazo, posesivo e irresistible, le rodeaba la cintura. Una mano, cuyos contornos podía rastrear en las profundidades de cada célula, se cerró alrededor de su pecho.

—Buenos días—Santana murmuró contra su oído.

Se empujó hacia atrás contra ella, acomodando su culo en la curva de las caderas de su morena, su espalda contra el pecho. Cubriéndole la mano y entrelazó sus dedos.

—¿Corriste?

Su morena le acarició el cuello.

—Aún no. Esperando por ti.

—Podrías haberme despertado.

—No hay razón para que ambas estemos inquietas.

Le levantó la mano y le besó la palma de la mano.

—¿Dónde fuiste?

—A ver a los jóvenes.

No huyendo de ellos.

Visitando la guardería.

Su corazón se tambaleó, Santana nunca había visitado a las cachorras sola.

Desde que Andrew murió, ella había afirmado que su agitación sólo las asustaría, y sólo visitaba cuando ella estuviera ahí para amortiguar su rabia. Santana no había dejado que su familia, su Manada, fuera su consuelo. En su lugar había corrido, dejando que su lobo la tomara, pero intentar superar su dolor había sido una tarea inútil.

Le frotó su pulgar sobre los tendones de la mano. Todo en ella estaba tenso.

—¿Cómo están?

—Durmiendo profundamente. Tina está con ellas—Santana le mordió suavemente la piel sensible en el ángulo del cuello y hombro—No quería despertarlas, así que sólo me quedé un segundo.

—¿Sabían que estabas ahí?

—Creo que me sentían—Santana se rió—Difícil de decir. Estaban en una pila de cachorros con algunos de los de dos años y había un montón de oído-parpadeo en curso.

—¿Con los de dos años? ¿No es demasiado pronto?—tenía imágenes de sus hijas siendo enterradas por cachorros de lobo más grandes y fuertes.

—Son lobos Weres, no humanos. No seguirán la curva de crecimiento que estás acostumbrada a ver. Nuestros antepasados tuvieron que cazar para sobrevivir, y los únicos jóvenes que vivieron fueron los que crecieron rápidamente y aprendieron a correr en pocos meses.

—Sigo esperando que sean como bebés humanos.

—Ellas no son humanos—susurró Santana, frotándose la mejilla contra su garganta, un gesto posesivo de lobo—Y tampoco sus mamás.

—No. No lo somos—cuando se había convertido, sus células, su ADN, habían mutado. Había dejado de ser humana.

No era un híbrido ella era pura Were, y su compañera era el lobo más fuerte que existía.

—¿Cuándo hablaste por primera vez?

—¿En palabras?

Se rió.

—¿De qué otra forma?

—Mi mamá me dijo que podía entender sus órdenes mentales en la piel de inmediato. No pronuncié palabras hasta los seis meses de edad. Yo era lo suficientemente grande como para correr con la Manada mucho antes.

Contuvo el aliento.

Muy pronto.

—Crees que las nuestras sé que tienen todo tu poder, pero…

—Posiblemente. Probablemente—dijo Santana—Ellas están creciendo rápido. Y creo que las dos se parecen a ti.

—En caso de que no hayas notado—se giró sobre su espalda y tiró de la morena encima de ella—Una de ellas es morena.

—Aparte de eso.

—Sospecho que ambas tendrán un poco de cada una de nosotras—le dio unos golpecitos en la barbilla—Aunque Susan ya parece ser tú, completamente.

Su morena retumbó, un orgulloso gruñido satisfecho de sí misma:

—Ya tiene el aire de una Alpha.

—¿Crees que es una carga, que ella ha nacido para ello, como tú?—habría cogido las palabras de vuelta si pudiera. No lamentaba haber llevado a los líderes dela siguiente Manada. Sólo deseaba que el futuro fuera más seguro—No quise decir…

—Sé que sólo estás preocupada por ellas—dijo Santana—Pero si me hubieran dado la oportunidad de cambiar lo que soy, no lo haría. Estoy orgullosa de liderar. Excepto…

—¿Excepto qué?

Su morena apoyó su frente en la de ella.

—Cuando te pongo en peligro.

Retorció los dedos en el cabello y tiró con fuerza.

—Te he dicho que no lo haría de ninguna otra manera—envolvió sus piernas alrededor de las caderas y cubrió su vientre con una explosión de victus, caliente y espeso e intoxicante—Y no cambiaría esto por toda la seguridad del universo.

El oro destelló en los profundos ojos negros y un destello de canino brilló entre sus labios entreabiertos. Su sonrisa era depredadora mientras empujaba fuerte entre sus muslos. Su clítoris ya estaba distendido, y su llamada la llevó a la preparación inmediata.

—Tu argumento es convincente.

—Convénceme más—susurró rodando lentamente sus caderas de una manera que ella sabía empujó a su pelinegra hasta el borde.

El rostro de ésta se volvió pesado y rígido, su hambre era una fuerza viva, y ella empujó a tiempo con los movimientos provocativos.

—No necesito correr para ser libre—murmuró Santana—Sólo necesito esto.

Raspó sus garras arriba y abajo de la espalda de Santana, no lo suficientemente profundo como para sacar sangre, pero lo suficiente como para aumentar su placer con un susurro de dolor.

Santana era el ultra dominante, y el desafío aumentó todas sus respuestas, incluyendo el placer. Cuando empujó con más fuerza y más rápido, empujándolas a ambas hacia la liberación, ella le agarró sus hombros con fuerza y la giró sobre su espalda.

Santana gruñó.

—Shu—le ordenó contra la oreja—Déjame.


La morena se agarró a los lados de la cama, luchando con su necesidad de reclamar a su compañera. Darle su garganta, exponer su vientre, requería la confianza definitiva.

Sintiendo que su rubia la cubría, la poseía, llevó su pelaje a la superficie y llenó sus glándulas a reventar.

—Apresúrate.

La rubia se rió.

—No lo creo.

—Lo hago, siénteme—sus garras se clavaron en la cama y se arqueó, presionando su clítoris contra el vientre de su ojiazul—Estoy lista.

—Lo sé. Puedo olerte, sentir tu hambre como la mía—Brittany apoyó los brazos en la cama y se balanceó hacia abajo, besando su camino a lo largo de la hendidura entre sus abdominales tensos—Te haré correr. Sólo espera.

Jadeó, necesitando vaciarse.

Necesitando a Brittany aún más.

Susurró la palabra que nadie más que su rubia siempre escucharía.

—Por favor.

Brittany le agarró las caderas y la tomó en su boca, acariciando su longitud con su lengua, burlándose del núcleo rígido y sedoso de ella. La necesidad era su placer, la liberación su satisfacción.

Ella la atrajo más profundamente, sintió el primer espasmo agudo. Se sacudió, un aullido de placer arrancado de su garganta. Las caderas de la rubia se sacudieron ante el sonido, a punto de liberarse cuando lo hizo.

Chupó más fuerte, sacando la esencia de Santana en olas poderosas y largas. Un placer tan brillante como la luz del sol la quemaba.

—Más—susurró Santana, con las manos en el cabello rubio empujando lentamente entre los labios mientras ella se levantaba en la cresta y luego lánguidamente seguía vaciándose—Me encanta cuando me reclamas.

Brittany descansó su mejilla entre los muslos de Santana, lamiendo lentamente las últimas gotas de su carne todavía erecta.

—Me encanta hacerte mía.

—Siempre soy tuya.

Se levantó sobre Santana y se montó a horcajadas en su muslo. Mientras la besaba, empujó varias veces y terminó de vaciarse en la pierna. Marcándola con su olor. Suspirando con satisfacción, metió la cara en la curva del hombro acunando el pecho en una mano.

—Lo eres todo.

Santana le acarició el cabello y cerró los ojos.

—Vamos a despertarlas, podrían usar algún tiempo de juego.

—Esta Bi…

La morena se sacudió cuando su lobo se cuadró en atención.

—Eso tendrá que esperar.

—Creo que vamos a tener que mover la guarida más lejos en las montañas—Brittany dijo medio en serio—Mike ¿no es así?

—Sí.

Un golpe llamó a la puerta y ambas se sentaron.

—Yo iré—dijo Santana balanceándose fuera de la cama.

—No, yo también iré—Brittany se unió a ella y ambas se pusieron la ropa—Si está aquí tan temprano, es algo serio.

Abrió la puerta y Mike agachó la cabeza rápidamente.

—Lamento molestarte, Alpha, pero he tenido un reporte de un ataque a uno de nuestros puestos fronterizos.

Los ojos oscuros brillaron.

—¿Dónde?

—En la línea norte de Massachusetts.

—¿Gatos?—el gruñido de Santana llenó el aire de amenaza, y Mike retrocedió un paso.

—No, Alpha. Lobos—Mike gruñó—Creemos que los Blackpaws.

—Bernardo—escupió Santana—¿Tenemos prisioneros?

—No, pero hemos herido.

—Entonces no podemos perder el tiempo. Quiero el que nos atacó atrapado—envió una llamada mental a los centuri que estaban de guardia en el bosque, y Jake, Finn y Aria aparecieron en el claro unos segundos más tarde—¡Cazamos!

Un aullido dividió el aire y un gran lobo plateado saltó del porche hacia el claro. Unos milisegundos más tarde un lobo de medianoche se unió a ella, y los otros, atraídos por el poder de Santana en la piel, cambiaron en la segunda ola.

Extendiéndose en una falange detrás de la pareja Alpha, corrieron a la caza.





*****


Clarke observó cómo la luna se deslizaba detrás de las nubes por última vez al amanecer.

Ella atraía el aire dulce de la mañana a través de la ventana abierta, dejando que la niebla matutina limpiaba su cuerpo y alma. Después de semanas bajo tierra, en la oscuridad, el momento era tan dulce como cualquiera que pudiera recordar. La puerta detrás de ella se abrió y se cerró, y otra fragancia hojas trituradas y pino hirviendo se elevó a través de ella como canción de la mañana.

—Te traje algo de comida—dijo Lexa en voz baja.

Clarke se volvió y tomó la bandeja. Un plato de fruta y algún tipo de pan y relleno. La ojiverde la miró con cautela, como si esperara que ella hiciera algo amenazante, pero algo de la tensión la había dejado. La furiosa prensa de lobo se había ido.

Inclinó la cabeza y la estudió.

—Has estado complaciéndote.

—¿Qué te pasa?—dijo Lexa a la defensiva.

Había gastado mucho, pero la presión de roer se mantenía. Podía controlarlo ahora.

Ella era un lobo, después de todo.

—Nada, aparte de que me gusta el sabor de ello en tu piel.

La ojiverde dejó caer la bandeja sobre la mesita al lado del catre con un estruendo. Cruzó los brazos y abrió las piernas en desafío.

—¿De qué estás hablando?

—Tu placer—Clarke respiró profundamente—, Sabor de bayas silvestres y lluvia.

Sus palabras la golpearon como una lanza que le perforó el vientre. Sus muslos se tensaron. Suavemente, casi contra su voluntad, ella dijo:

—¿Cómo lo sabes?

—Tu sabor está en todas partes en el aire, eres poderosa y fuerte—murmuró Clarke—Y joven.

Gruñó.

—No tan joven como piensas.

—No, tal vez no. La guerra tiene una forma de envejecernos.

—¿Cuántos años tienes?

Clarke levantó un hombro. Cómo podría explicar a esta criatura de la tierra lo que significa ocupar un plano etéreo, donde la luz era tan sólida para ella como las piedras debajo de sus pies.

—No juzgamos el tiempo de la manera en que tú lo haces. No en años, ni siquiera en las estaciones. Pero he visto más de unos cuantos ciclos.

—¿Has tenido muchos amantes?—preguntó Lexa abruptamente.

—Sí.

Gruñó de nuevo.

—Pero nada del corazón.

La admisión sorprendió a Clarke.

La Caza gobernó su vida, y ella nunca pensó en qué más podría desear.

O necesitar.

—¿Qué significa eso?—preguntó Lexa.

—¿Te has complacido con muchos?

La morena le dio un asentimiento arrogante.

—Soy un lobo. Nos enredamos cuando queremos.

—Lo tomaré como un sí.

—No he tenido tantos...ciclos...como tú.

—¿Y tú...te has enredado...?—en el asentimiento de la más alta continuó—, Desde el corazón?

Miró el plato de comida.

—No.

—Entonces ya sabes a qué me refiero.

Alzó la cabeza y la miró.

—¿Por qué sé cómo sabes?

La rubia se sacudió, sorprendida.

—¿Lo haces?

Se acercó, pasó un dedo por el borde de la mandíbula de la rubia rozó su pulgar sobre la boca.

—Sí. Madreselva y especias.

—No había pensado eso—los ojos de azules eran incandescentes, brillantes de plata lo bastante profundas como para ahogarse.

—¿Qué me estás haciendo?—jadeó.

—Sólo con la esperanza de convencerte de que confíes en mí.

—No es mi lugar para confiar en ti o no. La Alpha decidirá.

—¿Y eso es suficiente para ti? ¿La decisión de tu Alpha?

—Por supuesto.

Clarke la miró con curiosidad.

¿Cómo sería tener total confianza en otro ser?

Nunca se había topado con eso.

Alianzas, lealtad, tal vez.

¿Pero la confianza?

Nunca.

—¿Por qué?¿Por qué confías en ella?

—Porque ella moriría por nosotros—dijo Lexa instantáneamente.

—¿Lo haría?—el concepto era curioso y extraño. Los Fae, en el fondo, eran egoístas. La vida era un juego a ser jugado y ganado. El auto-sacrificio era inaudito, una debilidad para ser explotada—¿Y tú? ¿Por quién morirías?

—Cualquiera de mis compañeros de manada.

—¿Por qué?—preguntó Clarke de nuevo.

Se enderezó, levantando la barbilla con orgullo.

—Porque soy un lobo.

La rubia se rió suavemente.

—Tu razonamiento es circular.

—No tengo que razonar. Sólo tengo que sentirlo.

—¿Y qué sientes ahora?

Lexa se estremeció ante la luz del sol que se inclinaba a través de la ventana. El olor de la madreselva la envolvió y las sedosas alas tocaban su piel. Su pelaje se agito como si fuera una brisa de la mañana. El grito de un halcón instó a su lobo a correr.

Jadeó suavemente.

—Libertad. La emoción de la caza.

—Tu Alpha está cazando ahora.

—Es ella—murmuró y su visión nadando en piscinas de azul y plata iridiscentes.

—Sí. ¿Quieres seguir?

—No. Te quiero.

Clarke se acercó hasta que sus cuerpos se tocaron. Ella la tomó de la mandíbula de e inclinó su cara hacia arriba.

Su boca flotó sobre la de Lexa.

—Eres muy hermosa.

Su lobo saltó hacia adelante, ansioso y jubiloso.

La agarró de los hombros.

¿Cómo puedes confiar en alguien cuando pueden hacernos hacer algo?

Esto no era real. Clarke era otra. No lobo.

—No—susurró rasgando su garganta. Tropezó hacia atrás, y su lobo aulló en protesta—No te conozco.

—¿No es así? Sabías que tenía hambre. Tú me trajiste comida—Clarke extendió las manos a los costados, abriéndose hacia su lobo exponiéndose a sí misma—Conoces mi olor. Escuchaste mi sangre.

Miró fijamente la comida, escuchó el llamado del halcón, la madreselva perfumada. Sus pezones hormiguearon, su vientre se tensó.

Se apoyó contra la puerta.

—¿Cómo puedo saber si algo de esto es real?

—¿Qué es real?—susurró Clarke.







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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por 23l1 Lun Nov 19, 2018 6:47 pm

Hola, nose como se me fue subir el cap =S asik aki dejo dos! Saludos =D
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Finalizado FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 13

Mensaje por 23l1 Lun Nov 19, 2018 6:49 pm

Capitulo 13




Justo antes del amanecer, Sugar había girado el Rover en el sendero sin marca, de un solo carril que conducía al Compuesto.

—Déjame salir—dijo Verónica.

La más baja desaceleró.

—¿Estás segura? Se supone que debo ser tu escolta."

—Estamos en un terreno seguro. Y quiero correr—saltó y la miró.

Parecía como si acabara de regresar de una patrulla de una semana y necesitaba una larga noche de sueño.

Sintió nada sino cansada. Su lobo clamaba para cazar.

—Yo...estoy bien—Sugar sonrió irónicamente—Sólo un poco hambrienta.

—Ve a buscar una comida y luego a dormir.

Sugar todavía parecía insegura, pero siguió adelante.

Su lobo estalló libre, energizado, sus sentidos más agudos de lo que recordaba desde que la Alpha la había liberado del cautiverio. Ella persiguió a una pequeña presa, la mató rápidamente y se alimentó. Entonces corrió sólo por la alegría de correr, viendo el amanecer coronar la cresta de los árboles, respirando agujas de aire helado hasta que le dolía el hocico.

Y con cada paso, sintió el poder de Betty corriendo a través de ella, ésta estaba en todas partes el calor de la boca en su piel, el agudo placer de su mordida, el éxtasis penetrante de sus hormonas explotando a través de ella cada sensación estaba definida por la presencia de la rubia.




Saltó a través del Compuesto, saltó a través de la ventana de los barracones altos y estrechos, y aterrizó en su catre, cambiando a la piel cuando se estableció en el centro.

Betty no debería preocuparse por cuántas veces o por cuánto tiempo la alimentaba.

Se sentía más fuerte que nunca.

—¿Dónde has estado?—Toni se sentó con las piernas cruzadas en la cama adyacente, apoyando la espalda contra la pared.

Llevaba pantalones de faena de carbón y una camiseta a juego, ambos estirados apretados sobre músculos gruesos afilados cada día con horas de correr y entrenamientos solitarios.

—Fuera—desnuda, se estiró sobre la manta de lana.

La habitación sin calefacción estaba fría a pesar del sol de la mañana que la había seguido adentro. Sus pezones se apretaron y la piel de gallina le pegó la piel, pero por dentro estaba caliente.

Su sangre todavía ardía.

El sabor de Betty permanecía en su lengua. Su sexo latió al tiempo con su corazón, lleno y tenso. Nunca podría recordar haberse sentido tan viva, incluso después de una cacería.

—¿Dónde?

—Sabes dónde—suspiró, su mano se deslizó por el centro de su torso.

Ahora estaba cansada, pero incluso el cansancio se sentía maravilloso. Apretó su mano sobre su abdomen desnudo, los últimos vestigios de placer hormigueando bajo las yemas de sus dedos.

Betty ya estaría profundamente en la guarida, posiblemente dormida. Verónica esperaba dormir, vendría a ella entonces.

—Hueles diferente—gruñó Toni.

Giró la cabeza, leyó la ira en los ojos de la morena.

—Hueles a sexo.

—Al menos huelo a Were.

—¿Por qué te importa con quién estoy? Nunca lo has hecho antes.

—Porque los vi cómo te torturaban.

—¿Te acuerdas?—se incorporó, la fatiga desapareció—Dime.

—¿Tú no?

Sacudió la cabeza.

—Sólo piezas. Un poco más ahora que antes, pero sobre todo, recuerdo...dolor.

Toni se burló.

—Sí, creo que eso es todo lo que se supone que debemos saber.

—Emma y Brittany dijeron que nos envenenaron con plata en el aire así que nuestras mentes estarían nubladas y nuestros cuerpos débiles. Recuerdo que me sentía pesada, como una manta de nieve y piedra apilada encima de mí. Y a veces...—apartó la mirada.

—¿A veces qué?—Toni se inclinó hacia delante con atención.

Se encontró con su mirada, vio algo que rara vez hacía en los ojos marrones.

Miedo.

—Deseo. Querer...necesitando...liberar tan mal. Sólo queriendo a alguien, cualquiera, me tomara y me hiciera correr.

La morena se estremeció.

—¿Recuerdas los choques?

Frunció el ceño, buscó en la neblina turbia de su memoria fracturada. El dolor era el último camino común, todo lo que podía evocar con claridad. Eso y el placer arrancado de ella.

Sacudió su cabeza.

—No. ¿Qué quieres decir?

—No importa.

—Lo hace. ¿Qué te hicieron?

Toni se quedó mirando sus manos, apretando sus palmas tan fuertemente contra sus muslos que sus dedos se cavaron en la carne.

—Cuando querían castigarme, me sacudían una y otra vez hasta que...Me obligaban a liberarme. Al principio no quería hacerlo. Pero entonces lo hice. A veces pienso que luché sólo por el castigo—los hombros de Toni temblaron—Como una cobarde, hice lo que ellos realmente querían que hiciera.

Verónica respiró lentamente que le quemó los pulmones, como si todavía respirara veneno, pero la sensación provenía de su interior.

—Debemos matarlos a todos.

Los labios de la pelirosa retrocedieron en una sonrisa feroz.

—Sí. Todos ellos.

—¿Recuerdas quiénes son?

—No. Sigo intentándolo, ya veces estoy tan cerca—Toni se levantó de un salto y empezó a pasearse—A veces veo rostros, pero no puedo distinguirlos con claridad. Reconocí al humano que la Alpha capturó una vez que lo vi de nuevo, pero antes de eso...sólo el dolor—gruñó—Debería haberlo matado.

—Matt. Yo también lo recuerdo. Trató de ayudarnos.

—Tal vez—las garras de Toni perforaron—Pero él estaba con ellos, cuando vinieron por nosotras. Cuando hicieron...cosas.

—A veces no podemos hacer lo que queremos hacer de inmediato. Como en una cacería, tenemos que ser pacientes antes de que podamos atacar.

—No si cazamos solos.

Verónica se levantó, se puso la ropa y agarró los hombros de Toni para detenerla.

—No eres un lobo solitario. El hecho de que estés enojada, y crees que nadie te entiende, no significa que has sido expulsada.

La morena se alejó y caminó hacia la ventana, de espaldas a Verónica. Afuera del cielo era azul cristalino, nubes de hielo cubriendo el cielo.

—Viene el invierno.

—¿Por lo tanto?

—Si quiero encontrar una guarida para que pueda durar el invierno, tengo que irme pronto.

La pelinegra la sacudió y gruñó en su rostro. Su lobo estaba tan cerca que su pelaje que rayaba los antebrazos y el pecho.

—¿Qué te hace pensar que eres tan especial?

Los ojos de Toni se ensancharon.

—¿Qué?

—No eras la única en esas celdas. Estuve ahí también. Y hay probablemente otros todavía encarcelados en alguna parte. Entonces, ¿por qué huyes? ¿Por qué tu dolor es mucho peor que el mío o el de alguien más?

Los labios de Toni retrocedieron y sus caninos destellaron.

—No sabes…

—Sí, lo hago. Tal vez no me hicieron lo que te hicieron, pero cada cosa que hicieron fue igual de malo. Recuerdo el dolor, y recuerdo—dudó, levantó la barbilla—Recuerdo el placer también. Y yo lo quería. Yo quería lo que estaban haciendo, igual que tú.

—No, no lo hiciste—Toni se hundió y envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Verónica—Sólo te hicieron pensar que lo querías. No podemos evitar lo que sienten nuestros cuerpos.

La pelinegra le apretó la nuca y masajeó los músculos con bandas de acero. Los pechos de la pelirosa se apretaban contra los de ella, sus muslos se unían, la fuerza en la fuerza.

Esto era lo que Toni necesitaba, lo que todo lobo necesitaba.

Manada.

—Entonces, ¿por qué te torturas?

Permaneció en silencio durante un buen rato, con la frente apoyada en el hombro de la más baja. Finalmente ella habló, su voz amortiguada, casi disculpándose.

—Porque todavía quiero el dolor.

—¿Y?—Verónica arrastró a Toni hasta el catre, la empujó hacia abajo y se dejó caer a su lado. Sus hombros, sus lados y sus muslos se tocaban mientras miraban hacia al frente—Somos lobos. Somos depredadores. El dolor es parte de nuestra vida. Cuando cazamos, cuando corremos con la Alpha, cuando tomamos nuestra presa, ¿no estás lista? ¿No quieres liberar cuando hemos terminado?

—Sí, pero…

—¿Pero qué? ¿Por qué uno se siente bien y el otro está mal? ¿Quieres someterte, es eso lo que te avergüenza? ¿Porque eres dominante y quieres que alguien más tome el control?

—A veces—Toni exhaló una respiración temblorosa—A veces quiero ser forzada, tomada, hacer daño, así el placer es aún mayor.

La pelinegra se rió suavemente y la pelirosa se puso rígida a su lado. Golpeó su puño ligeramente en el muslo.

—No te tomes tan en serio. Si quieres que alguien te muerda, ¿y qué? Me gusta ser mordida también.

—Sí—respondió Toni en tono sombrío—, Por un Vampiro.

—¿Por qué te molesta tanto?

—La vi tomarte por primera vez, en los laboratorios. Entonces no la querías. Ella sólo te tomó.

—Esa primera vez—dijo Verónica, recordando la terrible presión en su vientre y la liberación torrencial cuando Betty la mordió—, Yo sólo quería que alguien quitara la necesidad. Pero ahora...ahora quiero más. La quiero a ella.

—Pero ella es...no nosotros. Los vampiros son nuestros enemigos.

—No todos ellos. La Alpha tiene un tratado con los Vampiros.

—Por ahora.

—Emily es un Vampiro y un lobo—dijo Verónica—Ella sigue siendo centuri. Sigue siendo uno de nosotros. Tal vez podamos ser más de lo que pensamos.

—No se puede confiar en los vampiros. Pueden hacernos querer cosas.

—Ella lo hace—Verónica murmuró, y sólo el recuerdo de la boca de Betty en su cuello hizo que sus pezones se tensan de nuevo. Las feromonas sexuales estallando en su piel. Junto a ella, Toni gruñó, su lobo olfateando la excitación—Quiero que me haga desear. Me gusta cómo se siente. Pero te olvidas, ella también quiere. Ella me quiere. No estoy sin poder.

Toni inclinó la cabeza contra la pared y miró al techo.

—Todo está cambiando.

—Tal vez. Pero algunas cosas nunca cambiarán. Siempre seremos lobos. Siempre seremos Manada. Y siempre seremos leales a la Alpha, y ella a nosotros. Necesitas estar aquí, tienes que luchar.

Toni giró la cabeza, miró a Verónica con ojos vulnerables.

—No quiero irme.

Verónica deslizó su brazo alrededor del hombro de Toni, la atrajo hacia sí y la besó.

—Bueno. Porque no te voy a dejar.

Toni suspiró y apoyó su mejilla contra el hombro de Verónica.

—¿La Alpha sabe que estabas con ella esta noche?

—Me dio permiso para verla.

—¿Por qué?

Verónica vaciló.

La Alpha pensó que podría ser capaz de aprender de Betty quien estuvo involucrado en el ataque a la Alpha y la Prima. Pero no era por eso que ella había ido. Se había ido porque la llamada de Betty vivía dentro de ella, una necesidad que siempre estaba con ella.

—Para saber más sobre el ataque.

—Tienes que tener cuidado—dijo Toni.

—Sí—dijo Verónica, una imagen de Francesca deslizándose por su mente.




*****


El lobo de Santana subió por una pendiente rocosa a favor del viento del trío de asaltantes que habían estado siguiendo desde el amanecer.

Brittany saltó a su lado, el calor de su aliento calentando su cara.

Los asaltantes habían conseguido un buen comienzo en ellos después de su ataque relámpago contra un grupo de jóvenes soldados en un puesto fronterizo, pero los lobos de la invasión eran Blackpaws y habían ralentizado cuanto más profundo habían viajado a los Berkshires, territorio Blackpaw donde se sentían seguros.

Deberían haber sabido que no estarían a salvo de la Alpha de la Timberwolf, no importa cuán lejos corrieran.

Se detuvo a lo largo de una cordillera cubierta por la vista de aquellos que estaban debajo por una línea de matorrales escamosos y se arrastró hacia adelante sobre su vientre, jadeando suavemente.

Su rubia avanzó lentamente a su lado.

A doscientos metros de bajada, tres lobos trotaron a lo largo de un camino forestal estrecho rumbo al noreste, hacia la fortaleza Blackpaw. Santana no podía verlos, pero olía a otros Blackpaws que se extendían en el bosque que los rodeaba. La Manada Blackpaw era más pequeña que la Timberwolf y dirigido por un Alpha mucho menos experimentado y poderoso.

Bernardo, el lobo Were que había visto en la visión de Clarke, se había apoderado del poder después de que el último Alpha había desafiado a la madre de Santana y perdió.

Bernardo se había reunido en secreto con aquellos quien Clarke llamaba los Señores de la Sombra. Cecilia, Francesca y otros que no podía nombrar.

Bernardo era su enemigo.

¿Eso hizo que todos ellos fueran su enemigo?

Su rubia palpó su hombro.

Estaban en territorio de Blackpaw, y tan pronto como estos lobos enviaran una llamada por refuerzos, serían excedidos en número.

El tiempo era corto.

Debemos tomarlos antes de que se acerquen a su manada.

—las respuestas a sus preguntas tendrían que esperar—Toma a Finn y Aria y bloqueen su fuga hacia adelante. Voy a golpear desde el flanco. Espérame antes de mostrarte.

Su rubia apretó los dientes, su lobo feliz de estar cazando con ella de nuevo.

Ve.

Con un movimiento de su oreja y una inclinación de su hocico, le indicó a Jake ya Mike que vinieran con ella. Brittany esperó hasta que desaparecieron y llamó a Aria ya Finn para que la siguieran.

Confiando en el grupo de su morena para flanquear el trío de asaltantes, ellase dirigió hacia el noreste para interceptar el camino de su presa si debían tratar de correr más rápido que su morena ya los demás.

Antes de que llegaran al sendero, recogió los sonidos de la lucha y los lobos que se acercaban rápidamente. Ella salió del bosque con Finn y Aria como los asaltantes, un gran macho gris con rayas negras en su hocico y un par blanco y negro más pequeños, un macho y una hembra, delimitaban en el camino.

El musculoso y pesado macho gris cargó sin ralentizar.

Se agachó, esperando hasta el último segundo para lanzarse a un lado, golpeando su hombro con los dientes mientras él pasaba. Cogió la carne pero no lo suficientemente profunda como para frenarlo. Él se deslizó alrededor y se lanzó hacia ella, despejando la distancia entre ellos en una poderosa estocada.

Logró zafarse, sus garras rastrillando una línea de fuego por su costado. Aria y Finn rodaron en el suelo con los otros dos, cortando y arañando. Dos lobos más salieron del bosque y se unieron a la batalla. Uno aterrizó en la espalda de Aria, enterrando sus caninos en el músculo grueso en la unión de su cuello y hombro.

Gritó de dolor.

Giró y gruñó ante el quinto Blackpaw, y el gran lobo gris la golpeó por el costado y la derribó. Ella levanto sus patas traseras para proteger su vientre, arañando y golpeando para evitar que agarrara su garganta. El dolor rastrilló el centro de su vientre y la sangre caliente empapó su piel.

En una rabia de dolor, ella se clavó en su garganta, cerrando sus mandíbulas como un tornillo. Ella mantuvo sus gruñidos dientes lejos de su cuello pero ella no pudo aplastar su tráquea a través de la gruesa capa de músculos. Nunca lo derrotaría fuerza con fuerza, pero ella era más rápida y ágil.

Retorciéndose mientras se aferraba a su garganta, ella rastrilló en sus lomos con las patas traseras. Su asalto fue suficiente para ponerlo a la defensiva, y él rodó de ella, los dientes de él todavía enterrados en su hombro, los suyos en su cuello. Con su mayor masa, la arrastró con él mientras intentaba quitársela de encima.

Se colgó tenazmente, y cada vez más la sangre le empapó su vientre. Estaban en un punto muerto. Eventualmente él ganaría si no pudiera sacudirlo suelto o dañarlo en algún lugar vital.

Invocando todas sus fuerzas, torció fuertemente la cabeza de un lado a otro, enterrando sus caninos más profundamente en su garganta. Él rugió y rastrilló su costado desprotegido de nuevo. Sus músculos se estremecieron, debilitándose.

El aliento raspó sus mandíbulas cerradas, empañado con rojo. Le había perforado el pulmón.

Un aullido loco cortó el aire, golpeando el núcleo primitivo de ella, tan cruda y poderosa que habría sido paralizada de miedo si no hubiera reconocido el grito de guerra furioso.

Santana.

La Alpha más poderosa que cualquier lobo vivo.

Su morena aterrizó en la parte posterior del lobo gris grande mientras él rasgaba su vientre expuesto. Las mandíbulas se cerraron sobre su espina dorsal en un ataque masivo, y el crujido del hueso se disparó por el aire como un disparo. Él se quedó sin fuerzas instantáneamente y cayó sobre ella llevándola debajo de él y sujetándola al suelo del bosque con su peso.

Forzando el dolor que parecía en todas partes a la vez, ella jadeaba por aire y luchó para arrastrarse libre. Entonces el peso se levantó y todo lo que pudo ver fue el enorme lobo plateado, gruñendo y rodeándola con furia.

Protegiéndola.

Mira a los otros—Brittany señaló.

No. Estás herida. Todos ellos deben morir.

Estaré bien. No los mate a todos. Necesitamos prisioneros vivos.

Los ojos dorados de su morena quemaron sobre ella antes de que se apartara. Gruñidos y rugidos y aullidos de angustia llenaron el bosque y, con la misma rapidez, se apagaron.

Brittany rodó sobre su vientre y puso sus piernas debajo de ella. Débil y perdiendo sangre, pero tenía que pararse. Ninguno de ellos estaría a salvo hasta que llegaran a la tierra de la Manada.

Santana aterrizó a su lado y le lamió la cara.

¿Puedes correr?

Sí.

Hemos perseguido a un grupo de exploración antes. Vendrán más.

¿Tenemos un prisionero?

Santana gruñó.

Una. Los otros están muertos.

Brittany se enderezó y dio unos pasos. Sus piernas se sostuvieron, pero su respiración era errónea. No iba a poder correr a toda velocidad.

Aria está herida, y tenemos que llevar al prisionero a la tierra de la Manada. Deja a Mike y a Jake conmigo. Toma a Aria y Finn y sigue adelante con la Blackpaw.

No te estoy dejando—la expresión de Santana, los labios hacia atrás, las orejas planas, fue lo más cerca que un lobo podría llegar a ser despreciativa.

Señaló a los demás que tomaran al prisionero y se fueran. Mike, Aria y Jake juntaron al lobo blanco y negro entre ellos en el bosque y desaparecieron. Finn, cojeando por un corte sangrante en el hombro y un desgarro en la pata delantera, sacudió la cabeza y cayó al lado de su morena.

Tú y la Prima necesitan un guardia.

Vigila a la Prima, entonce—ordenó Santana mientras se dirigían al bosque detrás de los otros.

Brittany se encontró con la mirada oscura plana de Finn mientras caminaba a su lado. Su oído parpadeó mientras leía en sus ojos la verdad con la que todos los Were nacieron.

Protege a la Alpha por encima de todos los demás.

Satisfecha de que su morena estuviera a salvo se apoyó en la fuerza de su vínculo mate y el poder de la Alpha la envolvió y corrió.









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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.




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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por micky morales Mar Nov 20, 2018 10:02 am

Por un momento la pagina se reseteo y no podia comentar, cosa que me produjo un vaporon, pero creo ya paso, excelentes capitulos, espero Britt este bien!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por 23l1 Miér Nov 21, 2018 6:47 pm

micky morales escribió:Por un momento la pagina se reseteo y no podia comentar, cosa que me produjo un vaporon, pero creo ya paso, excelentes capitulos, espero Britt este bien!!!!





Hola, =O sii a mi cuando pasa eso o no se conecta nunca tmbn ajajajajajajajaj. Eso es lo bueno =S jajaajajaj. Q bueno q te gustaran, aki dejo mas! Yo tmbn! Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 14

Mensaje por 23l1 Miér Nov 21, 2018 6:49 pm

Capitulo 14



Dru empujó más lejos en territorio Timberwolf que ella nunca se había atrevido a penetrar antes.

Por lo general, cruzaba territorio de lobo a lo largo de la frontera entre la tierra del norte de Catamount Pride y las tierras salvajes de lobos poco desarrolladas y patrulladas.

Cuando lo hacía, sus incursiones eran cortas sólo el tiempo suficiente para perseguir a un ciervo o a una cabra monte. Su necesidad de cazar pesaba más que la posibilidad de correr en un grupo de patrulla de lobos. Desde el Éxodo y la rebelión dentro del Orgullo, se había unido a unos cuantos grupos de ataque en la persecución de Hanna y los leales a ella.

Las incursiones habían bordeado la tierra de la Manada, pero la mayoría de los gatos sabían mejor que no debían desafiar a los lobos. Los gatos eran superados en número y mucho menos organizados que los lobos. Uno-a-uno, los gatos eran luchadores superiores, pero los lobos lucharon en manada.

Cobardes que eran.

Ahora deliberadamente se internaba cada vez más en el corazón de la tierra de la Manada, siguiendo el distintivo olor dela prisionera fugada de Francesca. Le encantaba rastrear casi tanto como a ella le encantaba matar. Había esperado que la presa fuera al suelo en algún escondite a lo largo de la orilla del río lo más rápido posible, pero ésta parecía no preocuparse de quedarse a la intemperie.

Ella había estado rastreando desde el amanecer, y este sendero todavía estaba fresco, llevando directamente al río de la celda húmeda donde Francesca había mantenido ala prisionera Fae.

Ninguna lluvia había caído en el bosque para diluir el distintivo sabor picante que cubría su lengua fuera.

Se había sorprendido la primera vez que la presa volvió a girar sobre sí misma para desviarse primero hacia un parque y luego por segunda vez bajo un puente. No podía detectar nada inusual en los sitios.

El parque estaba desierto.

La zona bajo el puente era tan estéril no había muelle, ninguna evidencia de un campamento, nada que distinguiera el suelo derramado de basura de cualquier otra área a lo largo de la orilla del río, y sin embargo la presa había viajado deliberadamente ahí.

Ella no podía oler nada fuera de lo común y archivó la ubicación en su memoria antes de poner su nariz al suelo de nuevo y correr detrás del distintivo olor de lobo cortado con algo distintamente no lobo especias y madreselvas.

El olor de lobo fue otra sorpresa.

Ella no esperaba que la Fae estuviera corriendo con una escolta de lobo, pero la evidencia estaba clara.

Ella sabía, olía a lobo.

Francesca parecía no saber que los lobos eran cómplices en la fuga de su prisionera. Esa información ciertamente sería de interés para la Regente Vampiro. El monitor en la habitación del Vampiro había mostrado imágenes de docenas de lobos arriba en el club algunos de los cuales probablemente estaban involucrados.

Con suerte podría identificar el lobo exacto y quizás ganar una recompensa. Como era, tenía pruebas de que los lobos estaban albergando ala fugitiva.

Saboreaba el conocimiento de que su informe conduciría una brecha entre los Vampiros y los lobos, y cualquier persona que los lobos llamaran amigos. Le encantaría ver a Hanna encadenada a una pared en la mazmorra dela Vampiro Regente.

Si Hanna desapareciera, los gatos estarían en completo desorden y los que deberían liderar serían capaces de hacerlo, en la antigua manera donde la fuerza, el valor y el poder eran las únicas cosas que importaban.

Compromiso, alianzas, política y planificación.

¿Qué necesitaban de ellas?

Eran construcciones humanas, preocupaciones humanas todo lo que necesitaba el gato Weres era encontrar y tener tierra suficiente para alimentarse, para sostener su Orgullo y para proveer de presa a sus crías. Y los lobos tenían mucho de todo eso con un Alpha dispuesto a ir a la guerra, los gatos podrían expandir su territorio y tomar su lugar legítimo en la parte superior.

Mientras corría, el sol se levantó y le calentó la espalda cubrió las millas fácilmente, saboreando el estiramiento de sus músculos después de los confines estrechos de la ciudad.

El sendero se extendía delante de ella como si una cinta visible se moviera entre los árboles. Seguirla era casi demasiado fácil, o lo había sido hasta que la presa se volvió hacia el corazón de la tierra de la Manada.

Tal vez su presa había pensado perderse entre la maraña de olores dejados por innumerables lobos entrecruzando el bosque esperando que su olor se convirtiera en una sola nota entre muchos.

Pero entonces su presa había subestimado su habilidad.

Ella era una rastreadora maestra. Podía escoger los diferentes por cada miembro de un rebaño de ciervos, o identificar el camino de un intruso con nada más que seguir un rastro de semanas.

Sin embargo, estaba incómoda.

Estaba sola en territorio de lobo.

Si encontraba una patrulla de lobo o incluso un par cazando, inmediatamente sería atacada.

Estaba en desventaja en el combate contra más de un oponente, podría ser más grande que un lobo, pero eran casi tan rápidos como los gatos e implacables combatientes.

Sin embargo, podría superar a los más fuertes, y si la persiguieran hasta que llegara al territorio Catamount, pronto se convertirían en la presa y no en los depredadores.

El viento cambió y ella captó el olor penetrante de sangre fresca. Desacelerando, giró la cabeza y olfateó el aire. Su boca se llenó con el sabor recordado de la presa. No había comido en mucho tiempo, y algo estaba perdiendo mucha sangre. Algo era débil, y los débiles eran presas fáciles.

Un animal herido era fácil de cortar de la manada, fácil de perseguir.

A juzgar por la dirección en que se movía la presa, se acercó a los árboles y, aplastando su vientre sobre una ancha rama a veinte pies por encima de un estrecho sendero, se acercó hasta que pudo mirar por debajo. La luz del sol moteaba el suelo aunque el aire permanecía fresco. Un día perfecto para la caza. Ella olfateo lobo algunos de ellos habían pasado este camino recientemente y luego el olor a sangre se hizo más fuerte.

Ella gruñó profundamente en su pecho, midiendo la distancia que tendría que cubrir, y movió su cola en anticipación. Podía caer fácilmente sobre la parte posterior de su presa cuando pasaba por debajo de ella.

Un gran lobo plateado salió de la maleza y el cuello de Dru se levantó. Un lobo tan grande, que irradiaba tal poder y fuerza, sólo podía ser un lobo.

El lobo Alpha.

La Alpha buscó el camino y rodeó el pequeño claro justo delante, sus ojos dorados brillaban y parecían casi locos. Después de un segundo, ella miró hacia atrás y ladró una suave orden. Una hembra negra, casi tan grande como el plateado, sombreada por un macho musculoso, cojeaba de la cubierta de los árboles y pasaba bajo la perca de Dru.

Cada paso estaba marcado por un golpeteo de sangre que caía como la lluvia en el suelo cubierto de agujas.

No presa. Lobo.

Dru apretó con más fuerza sus extremidades, la cabeza apoyada en sus patas mientras observaba al trío moverse hacia el pequeño claro. El rastro de sangre era visible incluso a una distancia. El lobo negro estaba sangrando mucho, y si la Alpha era una escolta personal, el lobo negro era de gran importancia.

Más noticias interesantes para llevar a su nueva empleadora.

Ella siseo suavemente, su aliento solo un susurro en la brisa mientras recordaba los momentos que había pasado en la cama de Francesca. Había alimentado a Vampiros antes, pero nunca una tan poderosa como la Regente el placer que había sido forzado sobre ella estaba más allá de la descripción.

Y peligroso.

Había estado débil después, no por la pérdida de sangre, podía hospedar para una docena de Vampiros y no sentir el efecto, sino por placer.

Todo lo que la Regente Vampiro le había hecho había nublado su mente y drenado su cuerpo de fuerza. E incluso ahora, ansiaba más. Por un instante de locura, contempló acechar a los lobos y emboscar al lobo herido. Si ella trajera al lobo negro de vuelta a Francesca como trofeo, aseguraría su lugar en la cama de la Regente.

Sin embargo, se decía que Santana era invencible en una pelea, e incluso la promesa de placer lo suficientemente vicioso como para llevar a su gato a su vientre no era suficiente para desterrar toda razón.

Dru retrocedió de la rama, cayó suavemente al suelo y se volvió para regresar por donde había venido. Francesca estaría agradecida de saber que su prisionera estaba escondida en el territorio de Santana, y por ahora, la gratitud era suficiente.





*****


Brittany se detuvo.

Te estoy retrasando y no es seguro para ninguno de nosotros. Envía a Finn adelante para traer de vuelta a un Rover. No creo que pueda correr el resto del camino.

Santana la rodeó ansiosamente, gimiendo infelizmente en la parte posterior de su garganta. Le olfateó el cuello y lamió la herida en su hombro.

El sangrado se está ralentizando, pero la herida no se cierra. Cuanto más corro, más sangraré. Estamos en la tierra de la Manada, debería ser seguro detenerse ahora.

Su morena se paseó.

Podríamos ser perseguidos. Fueron lo bastante tontos como para atacarnos una vez en nuestro propio territorio, podrían serlo de nuevo, especialmente si una patrulla encontró los muertos que dejamos atrás.

Se puso rígida.

No correré ni me esconderé de una pelea. Si somos atacados en nuestra propia tierra, debemos luchar.

Los labios de su morena se apretaron.

No hay escondite de un lobo, incluso si quisiéramos. Nos van a oler. Pero al menos podemos elegir un lugar para luchar en nuestra propia ventaja.

Lo siento.

Estás herida. No hay nada que lamentar.

Santana giró alrededor y Finn, sorprendido por su rápido movimiento, se aplastó en el suelo en sumisión automática. Levantó su hocico, llamándolo a ella.

Ve adelante. Vamos a esperar aquí. Trae de vuelta a un Rover ya un médico.

Sí, Alpha.

Corre más rápido de lo que has corrido.

Los ojos de Finn brillaron.

Puedes contar conmigo, Alpha.

La morena lo vio irse, furiosa, apenas capaz de resistirse a cargar de vuelta al territorio de Blackpaw ya matar a cualquiera en su camino. Si no tuviera que cuidar a Brittany, ella dirigiría un grupo de ataque ahí sin preocuparse por explicaciones. Habían violado su territorio, atacado a sus soldados, herido a su compañera.

No hubo respuesta para lo que se había hecho, sino una retribución rápida y letal.

La rubia se acurrucó contra una escarpa rocosa que se elevaba hasta la línea de árboles a treinta pies por encima de su cabeza. Nadie podía llegar a ella por detrás, ya menos que cayeran del cielo, estaba a salvo lo alto. Observó el estrecho sendero que habían tomado fuera de los bosques y preparó la fuerza que le quedaba en caso de ataque.

Santana estaba de guardia delante de ella, con las patas abiertas, balanceando la cabeza de lado a lado, furia en cada músculo tembloroso.

Voy a estar bien.

La morena no la reconoció, aunque su rubia sabía que sentía sus palabras. La furia era tan formidable como lo había sido después de que Andrew hubiera sido asesinado, y la rubia dudó de que alguien más que ella pudiera penetrar el manto de furia de su morena.

Sin embargo, Santana siempre la oía, incluso cuando era completamente dominada por su lobo. Incluso medio salvaje, era suya.

No podemos luchar contra ellos ahora. Ni siquiera sabemos que pasó, por qué nuestra patrulla fue atacada. Cuando tomemos represalias, tendremos un plan, y atacaremos con propósito. Ven a acostarte conmigo.

Debo vigilar el camino.

Puedes verlo desde aquí. Necesito tu calor. Ven.

La morena vaciló unos segundos, luego se dio la vuelta y se dejó caer al lado de la rubia.

Ella se presionó cerca, poniendo su cuerpo entre y cualquier enemigo que pudiera acercarse. Apoyó su hocico en el hombro de la morena su aliento un suave hilo de calor contra la oreja.

Estaremos en casa pronto. A salvo.

La más baja gruñó.

La rubia mordió suavemente su hocico.

Sé que estás preocupada. Solo quédate a mi lado.

Nunca te dejaré.

La ojiazul cerró los ojos, segura de la verdad de las palabras de su morena.





*****


—¿No puedes sacar más velocidad de esto?—gruñó Finn desde el asiento del pasajero, hormonas agresivas que fluían de él en oleadas.

Quinn apretó los dientes y luchó el volante mientras el Rover se balanceaba sobre el terreno desigual, sus neumáticos de gran tamaño aplastando la maleza, y los guardabarros pelando la corteza de los árboles mientras ella apretaba el vehículo a través de pasajes donde no existía ningún sendero.

—No si quiero llegar ahí con el tren de aterrizaje intacto. Puedo sentir a la Alpha. Estamos cerca.

Lo que sentía era rabia, una furia terrible que la golpeaba, calentando su sangre hasta un frenesí de lucha.

Santana estaba lista para ir a la guerra.

Finn estaba apenas reteniendo a su lobo. Si él hacía cualquier movimiento repentino, ella iba a estar en su garganta.

Una mano fresca envolvió la parte posterior de su cuello. Los labios de Rachel le acariciaron la oreja.

—Llegarás a tiempo. Necesito que mantengas a los demás tranquilos. Finn y la Alpha.

La ojiverde gruñó, pero asintió.

Podía sentir a Santana pero no a la Prima, y su estómago se apretó. Su lobo arañó por la libertad pero tenía más experiencia que cualquier otro lobo al absorber la llamada de la Alpha.

La Alpha necesitaba que ella estuviera en control ahora, y ella lo estaría.

—Está bien. Pero quédate en el Rover hasta que te diga que es seguro.

—Ella no me hará daño—murmuró Rachel—Pero esperare.



Después de lo que parecía una eternidad, los faros del Rover atravesaron una abertura en la línea de árboles y Quinn se metió en un pequeño claro.

Santana se levantó desnuda en mitad forma de las sombras, sus mandíbulas alargadas, sus extremidades terminando en enormes garras letales. Caminó directamente hacia ellas, gruñendo una advertencia.

Paro de golpe el Rover y contuvo su respiración. Las feromonas tan potentes que casi sofocando inundó su sistema.

Estremeciéndose contra la embestida, esforzándose por no cambiar, salió por la puerta y tropezó unos pasos hacia la morena.

Cayendo de rodillas, con los brazos extendidos a ambos lados de su cuerpo, inclinó la cabeza hacia atrás y expuso su garganta. Un golpe de la enorme garra de Santana le arrancaría la garganta, e incluso si cambiaba al instante, probablemente moriría.

—Hemos venido a ayudar a la Prima—dijo Quinn suavemente, con la mirada baja—No ofrecemos ningún desafío.

El sudor goteaba del cuerpo cubierto de pelaje morena y un bajo y continuo retumbar emanaba de su pecho musculoso.

La rubia oyó el sonido de la puerta del Rover que crujía abierta detrás de ella pero no se atrevió a moverse.

¡Regresa!

La castaña con su cabello blanco y dorado brillando a la luz del sol, se deslizó junto a la ojiverde con el kit médico en la mano. Se arrodilló, su hombro rozando el de su rubia.

Una calma tranquilizadora calmó el corazón clamoroso de la ojiverde.

—Alpha—dijo Rachel suavemente, su voz firme y fuerte—¿Me dejarás ayudar a la Prima?

—Nadie la toca—gruñó Santana.

La castaña se encogió ante la furia que emanaba de la morena y alzó la mirada.

—Tengo que tocarla para cuidarla.

La ojiverde agarró el brazo la castaña.

—Regresa.

La más baja se alejó lentamente.

—Por favor, Alpha. Déjame ayudarla.

Santana sabía que Rachel no era una amenaza, pero su lobo estaba fuera de control. Ella había sido cazada, atacada, su compañera gravemente herida. Estaba más allá de la razón.

Santana respiró profundamente, aprovechó la fuerza de la Manada y la inquebrantable lealtad de sus compañeros de manada más cercanos.

—No le hagas. Daño. A ella.

—Nunca—susurró Rachel.

La morena se volvió, se arrodilló ante el lobo negro dormido e hizo señas para que la ojiverde y la castaña avanzaran.

—Ha estado durmiendo profundamente durante las últimas horas. La hemorragia es mejor, pero no es lo suficientemente fuerte como para sanar todo por sí misma.

—¿Qué tan seguro estamos aquí?—Rachel preguntó, abriendo el estuche y retirando los líquidos y los medicamentos—No quiero moverla hasta que el sangrado se haya ralentizado.

La rubia se paró sobre ellas, Finn a su lado.

—Estás a salvo para hacer lo que tengas que hacer. Los otros centuri están aquí. Mantendremos a la Alpha y la Prima a salvo.

Santana olfateó a Aria, Jake y Noah en el bosque y se centró en Rachel, que separó la piel alrededor del corte en el hombro de Brittany, ésta se estremeció y la morena gruñó.

Quinn se agachó junto a ella acomodándose ligeramente entre ésta y su castaña.

—Alpha, Rachel es un médico. Ella se ocupará del Prima.

La morena parecía a punto de atacar y ella se estremeció, pero mantuvo la mirada fija en la mejilla evitando el contacto visual directo, pero manteniendo la cabeza erguida, ejerciendo la fuerza de su posición como segunda.

Cuando la morena necesitaba una cabeza fría en medio de la batalla, ella estaba ahí.

Y esta era una batalla para definir todas las batallas.

—Debes ver ala prisionera cuando volvamos—dijo Santana, con la voz tan contorsionada por las cuerdas vocales parcialmente transformadas que sus palabras apenas se distinguían unas de otras—Si la veo la mataré.

—He dado órdenes para que la pongan en una celda bajo guardia. La interrogare en cuanto regresemos.

—Quiero saber por qué. Quiero saber quién dio la orden—Santana se levantó, el poder inundó el bosque e inclinó la cabeza hacia atrás para aullar a la luna creciente—Quiero saber a quién debo matar.







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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES.



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Mensaje por micky morales Miér Nov 21, 2018 8:11 pm

Santo Dios, Santana esta fuera de si, solo tocarle un pelo a la prima y ya la alpha esta en pie de guerra!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 3718790499 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 2236703817 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 304001509
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por Tati.94 Miér Nov 21, 2018 11:24 pm

Hola!!como estás? No podia comentar pero ya.

Que mal que las chica no tengan tranquilidad con sus cachorritas! Y me gusta la nueva pareja con lexa, está interesante la fae, ojala se una a san y ayude a la manada. Y veroncia, la enemiga que se va a echar ajjaajja
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31

Mensaje por 23l1 Mar Nov 27, 2018 7:03 pm

micky morales escribió:Santo Dios, Santana esta fuera de si, solo tocarle un pelo a la prima y ya la alpha esta en pie de guerra!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 3718790499 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 2236703817 [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31 - Página 25 304001509




Hola, primero pedir disculpas por no publicar en días, pero prometo q no volverá a pasar! Jajajajaajaj es una loquilla, que me cae mal pero tmbn me encanta jajajajaja. Saludos =D






Tati.94 escribió:Hola!!como estás? No podia comentar pero ya.

Que mal que las chica no tengan tranquilidad con sus cachorritas! Y me gusta la nueva pareja con lexa, está interesante la fae, ojala se una a san y ayude a la manada. Y veroncia, la enemiga que se va a echar ajjaajja




Hola, primero pedir disculpas por no publicas, pero decir q no volverá a pasar! Bn y tu¿? Casi te digo "perdida" pero tmbn lo estuve asik =S jajajajaaj. Mmmm esk xfin las tienen, pero no las tiene nah! =/ Esas parejas loquillas pero linda q se forman, no¿? y es bueno q te guste ajajajajajaj. SI! espero lo mismo...más si lexa es de ai, no¿? UFff esk esta complicada la cosa con ella, no¿? =/ Saludos =D






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