Sebtana | Nobody said it was easy.

Santana llegó a la cafetería un tanto alterada. ¿Por qué Sebastian querría hablar con ella?
Aunque sonase cruel, en lo único que podía pensar ahora mismo Santana era la converación que tendrían. ¿Y si se declaraba?
Santana negó con la cabeza borrando esa idea al instante.
''No seas idiota, Santana'' -Pensó. -''Los chicos como Sebastian no merecen la pena. Solo dan problemas''
Sin embargo, por más que lo intentase, solo conseguía pensar en una posible declaración.
Aunque todos los días se dijese a si misma que eso estaba mal, que era malo para ella, que solo la haría daño, había algo en él que la atraía profundamente... ¿Qué si estaba enamorada de él? Completamente.

Envuelta en sus pensamientos alguien llegó y se sentó justo en frente suyo, dejando dos deliciosos cafés sobre la redonda mesa.
-Aquí tienes. -Dijo Sebastian con una amable sonrisa. Tras ello Santana cogió su café, sin mirarle a penas.

Podía estar completamente enamorada de él, pero, no lo iba a demostrar. Santana no era tan tonta como para abalanzarse hacía él ahora mismo. Primero necesitaba oírle a él decirla que la quería.
De nuevo empezaron los problemas mentales de Santana. Una parte de ella se repetía a si misma que eso era imposible, y que no iba a pasar... y la otra todo lo contrario.
Estaba hecha un completo lío incluso antes de comenzar a hablar con él.

-¿Me has escuchado? -Preguntó Sebastian mirándola algo confuso. Buscaba la mirada de ella, pero esta parecía distante.

Al darse cuenta de lo que estaba pasando, Santana sacudió la cabeza intentando centrarse, mirándole a los ojos como si nada pasase.

-Lo siento, estaba distraída... -Sonrió débilmente, intentando disculparse.- ¿Qué decías?
-He venido a darte las gracias...

Rápidamente Santana le miró confusa.

-¿Por qué? -Preguntó otra vez a la defensiva.
-Por ayudarme a arreglar las cosas con Quinn, claro.

Santana no dijo nada, por lo que Sebastian siguió hablando, intentando explicarse.

-Mira, sé que yo a ti no te caigo bien, y de hecho, tu a mi tampoco, pero lo que hicístes fue un gran gesto por tu parte, Santana.

Santana abrió la boca, ladeando levemente la cabeza. Poniendo una mueca de cofusión. Estaba claro que no entendía nada.

-El otro día, en el parque... me abristes los ojos. Tenías toda la razón y siento no haberte hecho caso... Las cosas ya están hechas, ¿verdad? No puedo huir de algo tan gordo, y menos de mi futuro hijo...

Santana asintió con la cabeza, sin saber muy bien qué decir. ¿Ella había arreglado las cosas cuando precisamente lo único que quería era destruirlas?

-Genial, Sebastian... -Empezó a hablar ahora Santana, después de dar un pequeño sorbo a su café.- Sin embargo no tienes por qué darlas... lo único que quiero es que Quinn sea feliz... -Soltó Santana. En cierto modo no mentía. Quinn era su amiga, y la adoraba y por su puesto que quiería que ella fuese feliz, sin embargo sentía tremendos celos. ¿Por qué Sebastian la había escogido a ella?

Sebastian la dedicó una amable sonrisa.

-Bueno, pues en ese caso queremos lo mismo. -Repitió la acción de Santana con el café.- ¿Qué te parece si dejamos estas estúpidas peleas de una vez por todas? -Propuso Sebastian levantándose de la mesa, con el café. -Por Quinn.
-Claro. -Respondió secamente Santana, con una sonrisa falsa iluminando su cara.
-Me alegra que hayas aceptado, Santana. -Sonrió.- Y ha sido muy interesante esta charla contigo, sin embargo Quinn me está esperando fuera.

Justo cuando Sebastian iba a salir por la puerta, Santana se levantó rápidamente, gritando un: ''¡Espera!''
Sebastian se giró confuso, esperando a su comentario.
A medida que Santana se acercaba a Sebastian se daba cuenta de lo que estaba haciendo... ¿qué pretendía? ¿Decirle que le quiere?

-Eh... -Empezó.- ¿Vais a dar el bebé cuando nazca, verdad? ¿No os quedaréis con él siendo adolescentes, no? -Inventó rápidamente ella, intentando parecer seria.
-Lo cierto es que nos lo vamos a quedar, Santana. -Respondió Sebastian sin rodeos. Tras ello sonrió abriendo la puerta tras él.- Adiós nueva amiga. Nos vemos. -Finalizó cerrando la puerta tras él.

Santana alzó una ceja asimilando la información que acababa de recibir...
Sebastian tan solo había quedado con ella para darla la gracias, nada más. Y lo peor de todo es que iba a ser padre con Quinn, iban a formar una familia feliz para siempre.
Retrocedió pegándose a una de las paredes de la cafetería y apoyo la cabeza, cerrando los ojos mientras intentaba respirar con normalidad.
El día no podía ir peor.

Hola por favor actualiza me encanta tu fic, y me encanta la pareja de sebtana

D: pobre Santana. Gracias por actualizar. PD: odio Sebquinn

Quinn estaba comenzando a engordar, sin embargo todavía no podía decirselo a sus padres.
¿Os imagináis el escándolo que sería la noticia? Sus padres, los que siempre han pensado que su hijita es todo un angelito, una chica que no estaría dispuesta a hacer ese tipo de cosas por lo menos hasta el matrimonio... no, lo pasarían realmente mal. Joder, ¿y si rompiese una familia tan maravillosa como lo es la suya?
Pensándolo bien parece que Quinn puede ser un poco egoista. Cierto es que nunca ha hecho nada con Sebastian sin protección, ¿pero quién puede asegurar que el hijo no es suyo? NADIE. Absolutamente nadie.

Quinn estaba casi al cien por cien segura de que, en efecto, el hijo que estaba creciendo en su interior no pertenecía a Sebastian, sin embargo, era el padre perfecto.
Esa listo, guapo, amable, talentoso... podría decirse que lo tenia todo. Sin embargo había algo que todavía no conseguía dejar tranquila a Quinn, y esa no era más que Santana. ¿Por qué últimamente no hacía más que salir con Sebastian?
Estaba segura de que Sebastian la comentó el trato que habían hecho ellos, eso de ''hemos hecho las paces solo por tu bien-estar'' sin embargo notaba algo raro en la manera que tenía Santana de mirar a su novio.
¿Y si Santana estaba rompiendo uno de los tratos más sagrados que podrían tener unas amigas? ¿Y si a Santana de verdad le gustaba Sebastian?
Los demás del glee club la traían un poco sin cuidado ahora mismo. Es decir, ninguno podría ser tan astuto y malvado como para investigar con quién podría haber pasado la noche Quinn engañando a Sebastian... sin embargo ella sí que podría. Santana sería totalmente capaz. Y Quinn sabe que su amiga es demasiado inteligente, y no tardará en soltar preguntas incómodas... y si era cierto lo que sentía Santana por Sebastian... ¡Mierda! ¡Todo sería mucho más difícil!

Quinn miraba distraida por la ventana del coche. Sebastian la miraba de vez en cuando algo preocupado.

-Mantén tus manos al volante. Podemos chocar y no querrás eso... ni si quiera hemos podido montar toda la familia.

Sebastian estaba al tanto de los cambios de humor de Quinn. El médico se lo había dicho muy claro: ''sufrirá cambios emocionales a causa del embarazo. Una vez puede contestar amablemente y a la próxima puede ponerse a llorar.''
Por lo que tragó saliva fuertemente y comenzó a mirar más detenidamente a la carretera mientras conducía, como le había dicho su novia bastante alterada.

Una pregunta no paraba de rondar por la cabeza de Sebastian, una pregunta que sabía que intentaba esquivar Quinn por encima de todas las cosas... sin embargo era demasiado importante como para pasarla por alto.

-Quinn... ¿puedo pregutarte algo? -Susurró mientras seguía con la vista al frente.
-Claro Sebastian. -Respondió esta vez amablemente.

La dulce voz de Quinn le hizo animarse para preguntar aquella problemática pregunta.

-¿Cuándo se lo vas a contar a tus padres? -Preguntó Sebastian de nuevo, poniendo la voz más amable que alguien haya podido escuchar nunca.

Quinn bajo la mirada. Parecía que empezaba a cabrearse.

Tras varios minutos de silencio bastante incómodos, Quinn abrió la boca. Necesitaba dcir algo, sin embargo las palabras se la quedaban atrancadas. No podía. No debía. Es más, no estaba segura de que fuera así. ¡Demonios! ¿Cómo le iba a decir a aquel maravilloso chico que probablemente el hijo no era suyo? Se estaba tomando tantas molestias... a demás... ¿y si la dejaba? Se quedaría sola... madre soltera... sin una hogar en el que poder cuidar a su pobre bebe...
No. Estaba claro que no podía decírselo.

-¿Quinn? -Susurró Sebastian de nuevo. - ¿Estás bien?

Quinn sacudió la cabeza algo confundida. Sus pensamientos la habían sumergido hacia un mar de dudas y no se había dado cuetade que ya habían llegado a su casa.

-Sí, sí.. estoy perfectamente... -Respondió forzando una pequeña sonrisa.- ¿Podrías repetirme tu pregunta?
-Da igual, déjalo... es mejor que te vayas a descansar. -Añadió Sebastian justo antes de salir de su coche y abrirle la puerta a Quinn.

Quinn le dedicó una leve sonrisa mientras salía del coche. Comenzó a caminar hacia la puerta de su casa, escuchando los pasos de Sebastian, el cual iba unos metros por detrás de ella. Sin embargo algo la hizo pararse... ¿era ella de nuevo? ¿Qué hacía Santana otra vez buscándola?

Santana, la cual había estado esperando varias horas atras a que viniesen del médico, se levanto de las escaleras del porche de Quinn y caminó rápidamente hacia su amiga.

-¿Y bien? -Preguntó al instante, cuando Sebastian se acercó hasta ellas.
-¿Qué haces aquí, Santana? -Preguntó débilmente Quinn, la cual no tenía una de sus mejores caras.

Santana estuvo a punto de retroceder, hasta que se dio cuenta de quién era ella y de con quién estaba hablando. Era su amiga, no había motivo de alejarse por alguna reprimenda.

-Pérdonala San.- Comentó Sebastian, el cual había estado observando hasta hace unos segundos. - El médico ha dicho que va a sufrir bastantes cambios de humor...
-Comprendo...
-¿Desde cuando la llamas por su mote? -Quinn parecía no escuchar nada de la conversación. Tan solo le importaba el hecho de que Santana estuviese allí, y sobretodo la molestaba que a Sebastian le agradase que ella estuviese con ellos.
-¿Cómo quiéres que la llame, entonces? -Reprochó Sebastian más sarcástico de lo que él hubiese querido.
-No quiero que la llames.
-¿Perdón? -Preguntó Santana esta vez con los brazos cruzados. Se había quedado fuera de la conversación y so era lo último que quería.
Por el amor de Dios, había estado tan ocupada mirando los ojos de Sebastian que se había distraído, y ahora no tenía ni idea de cual era el tema de conversación. Sin embargo lo dedució rápidamente al ver la mirada que le echaba Quinn.
-He dicho que no quiero que la llames... no quiero que la hables, ¡No quiero ni si quiera que la mires, joder! -Parecía que Quinn se había vuelto loca.


La cara de confusión que Sebastian y Santana tenían lo decía todo. No se estaban enterando de nada. ¿Por qué derepente ahora que habían hehco las paces por ella, no la agradaba que ellos dos estuviesen juntos?

-¡Sois un par de idiotas! ¡Veo la forma en la que le miras, Santana! ¡No creas que no lo he notado! -Quinn gritaba sin parar. Estaba llena de furia y su cara estaba adquiriendo un color rojizo.
-Estás completamente loca... -Susurró Santana, la cual notaba como Quinn se estaba acercando demasiado.
-¡Quiero que te vayas! ¡Que te vayas y no vuelvas nunca más por aquí!
-¿Pero qué es este jaleo? -preguntó uno de los vecinos que acababa de salir de su casa, intrigado por los gritos que se estaban produciendo en su vecindario a estas altas horas de la noche.
-No ocurre nada Señor Holbrook. Métase en sus asuntos. -Soltó de inmediato Quinn, girándose hacia el anciano.

Indignado, éste comenzó a entrar de nuevo en su casa, murmurando feos insultos.
Cuando Quinn estaba dispuesta a soltar todo lo que tenía que decirle a Santana, se dio cuenta de que esta ya no se encontraba con ella. Es más, había comenzo a andar en dirección opuesta.
No corría, tan solo caminaba lentamente.
Rápidamente la mirada de Quinn se posó en su novio, el que miraba todo el panorama algo sorprendio.

Santana no tenía nada qué decir. Mientras caminaba por las oscuras calles de aquel estúpido pueblo, no podía parar de darle vueltas a lo sucedido.
Estaba claro que las hormonas la habían jugado una mala pasada a su amiga, pero... ¿y si se había dado cuenta de sus verdaderos sentimientos hacia Sebastian?
Era la primera vez que Santana había decidido no hacer nada con un chico, evidentemente porque era el novio de una buena amiga, y eso no se le hacía a gente importante... ¿pero Quinn no podía ver lo duro que estaba resultando esto también para ella? Es decir... pasaba demasiado tiempo con Sebastian, y era bastante duro no avalanzarse sobre él cuando ella estaba vomitando el desayuno... ¿por qué no podía ver también su esfuerzo? ¿por qué solo veía lo malo?

''Menudo Sábado más divertido'' -Pensó sarcástica Santana justo antes de entrar por la puerta de su casa.

MADRE DE DIOS. ME MUERO DE LA PERFECCIÓN DEL CAP.

Hola adoro tu fic por favor actualiza pronto espero con ansias la continuación Santana es increible. :)

ACTUALIZA ACTUALIZA ACTUALIZAAAAA POR FAVOR. QUIERO SABER SI SEB SE DIÓ CUENTA DE LO QUE LE DIJO QUINN (COFperraCOF) A SANTANA. QUIERO SEBTANAAAA.