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Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
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¿Te gusta esta enigmática historia?
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Que posesiva es santana, que miedo! pero bueno a britt le gusta la mala vida tambien asi que bueno... no tengo ningun problema con san siempre y cuando no vuelva a golpear o azotar a britt como la ultima vez, en fin... sera muy interesante esa platica asi que espero la sig actu... saluditos que estes muy bien!!
Lebam_Snix****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 21/11/2012
Edad : 36
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Excelentes capítulos. agradezco que te des el tiempo para escribir. saludos
yo_mera* - Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
siempre de autoritaria esta santana jajaja y preocupada por que britt coma, pero al menos se de cuenta que britt es diferente y que le ha dado vuelta o un cambio de 360 a su vida
lexis17******* - Mensajes : 424
Fecha de inscripción : 23/03/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Ayyy estas 2!!
Amo este fic!!
Gracias por actualizar y espero el sig cap!!
Saludos!
-Dai
Amo este fic!!
Gracias por actualizar y espero el sig cap!!
Saludos!
-Dai
Dai15***** - Mensajes : 242
Fecha de inscripción : 20/12/2012
Edad : 33
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Hola que tal!!!! yo mal por que me has dejaste sin mi dosis de ti fic !!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
ya veo que no tardaste, me super encanto el capitulo como todos claro, jajaja, besos, cuidate.
Invitado- Invitado
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Soy la única que piensa que Britt sede muy rápido a Santana, me hubiera gustado que esperara mas, pero bueno supongo que así es la historia...
Espero que esta vez no se deje mangonear tanto, y bueno me interesa ver mas a Marley LOL (:
Espero tu próxima actualización.
Espero que esta vez no se deje mangonear tanto, y bueno me interesa ver mas a Marley LOL (:
Espero tu próxima actualización.
Invitado- Invitado
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
ey que alegria que rapido has vuelto...yo tenia la idea que iva esperar mas...
pero tu como siempre de consentidora....
gracias pues nada mas a seguir esperando la actu.
pero tu como siempre de consentidora....
gracias pues nada mas a seguir esperando la actu.
jas2602** - Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 05/02/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Hola a todos y todas jeje ando de pasada gracias a los que me comentaron!!.. ayer no subi el capitulo xq no vi muchos comentarios.
Pero hoy les traigo un nuevo capitulo ;)
A ustedes les gusta q las consienta seguido con actualización ps yo espero que me consientan con comentario, opiniones, criticas lo que sea pero opinen este fic es para ustedes recuerden
Me lleva a un restaurante pequeño e íntimo.
—Habrá que conformarse con este sitio —refunfuña Santana—. Tenemos poco tiempo.
A mí el local me parece bien. Sillas de madera, manteles de lino y paredes del mismo color que el cuarto de juegos de Santana —rojo sangre intenso—, con espejitos dorados colocados arbitrariamente, velas blancas y jarroncitos con rosas blancas. Ella Fitzgerald se oye bajito de fondo, cantándole a esa cosa llamada amor.
Es muy romántico.
El camarero nos conduce a una mesa para dos en un pequeño reservado, y yo me siento, con aprensión, preguntándome qué va a decir.
—No tenemos mucho tiempo —le dice Santana al camarero cuando nos sentamos—, así que las dos tomaremos un solomillo al punto, con salsa bearnesa si tienen, con patatas fritas y verduras, lo que tenga el chef; y tráigame la carta de vinos.
—Ahora mismo, señora.
El camarero, sorprendido por la fría y tranquila eficiencia de Santana, desaparece. Santana pone su BlackBerry sobre la mesa. Madre mía, ¿es que no puedo escoger?
— ¿Y si a mí no me gusta el solomillo?
Suspira.
—No empieces, Brittany.
—No soy una niña pequeña, Santana.
—Pues deja de actuar como si lo fueras.
Es como si me hubiera abofeteado. La miro y pestañeo. De modo que será así, una conversación agitada, tensa, aunque en un escenario muy romántico, pero sin flores ni corazones, eso seguro.
— ¿Soy una cría porque no me gusta el solomillo? —murmuro, intentando ocultar que estoy dolida.
—Por ponerme celosa aposta. Es infantil hacer eso. ¿Tan poco te importan los sentimientos de tu amigo como para manipularle de esa manera?
Santana aprieta los labios, que se convierten en una fina línea, y frunce el ceño mientras el camarero vuelve con la carta de vinos.
Me ruborizo. No había pensado en eso. Pobre Noah… Desde luego, no quiero darle esperanzas. De repente me siento avergonzada. Santana tiene parte de razón, fue muy desconsiderado hacer eso. Examina la carta de vinos.
— ¿Te gustaría escoger el vino? —pregunta y arquea las cejas, expectante, es la arrogancia personificada.
Sabe que no entiendo nada de vinos.
—Escoge tú —contesto, hosca pero escarmentada.
—Dos copas de Shiraz del valle de Barossa, por favor.
—Esto… ese vino solo lo servimos por botella, señora.
—Pues una botella —espeta Santana.
—Señora —se retira dócilmente, y no le culpo por ello.
Miro ceñuda a Santana. ¿Qué le carcome? Ah, probablemente sea yo, y en algún lugar de lo más profundo de mi mente, la diosa que llevo dentro se alza somnolienta y sonríe. Ha estado durmiendo una temporada.
—Estás muy arisca.
Me mira impasible.
—Me pregunto por qué será.
—Bueno, está bien establecer el tono para una charla íntima y sincera sobre el futuro, ¿no te parece?
Le sonrío con dulzura.
Aprieta la boca dibujando una línea firme, pero luego, casi de mala gBritt, sus labios se curvan hacia arriba y sé que está intentando disimular una sonrisa.
—Lo siento —dice.
—Disculpas aceptadas, y me complace informarte de que no he decidido convertirme en vegetariBritt desde la última vez que comimos.
—Eso es discutible, dado que esa fue la última vez que comiste.
—Ahí está otra vez esa palabra: «discutible».
—Discutible —dice con buen humor, y su mirada se suaviza. Se pasa la mano por el pelo y vuelve a ponerse seria—. Britt, la última vez que hablamos me dejaste. Estoy un poco nerviosa. Te he dicho que quiero que vuelvas, y tú has dicho…nada.
Tiene una mirada intensa y expectante, que me desarma totalmente. ¿Qué demonios digo a eso?
—Te he extrañado… te he extrañado realmente, Santana. Estos últimos días han sido… difíciles.
Trago saliva, y siento crecer un nudo en la garganta al recordar mi desesperada angustia desde que le dejé.
Esta última semana ha sido la peor de mi vida, un dolor casi indescriptible.
No se puede comparar con nada. Pero la realidad me golpea y me devuelve a mi sitio.
—No ha cambiado nada. Yo no puedo ser lo que tú quieres que sea —digo, forzando a las palabras a pasar a través del nudo de mi garganta.
—Tú eres lo que yo quiero que seas —dice en voz baja y enfática.
—No, Santana, no lo soy.
—Estás enfadada por lo que pasó la última vez. Me porté como una idiota. Y
tú… tú también. ¿Por qué no usaste la palabra de seguridad, Brittany?
Su tono ha cambiado, ahora es acusador.
¿Qué? Vaya… cambio de rumbo.
—Contéstame.
—No lo sé. Estaba abrumada. Intenté ser lo que tú querías que fuera, intenté soportar el dolor, y se me fue de la cabeza. ¿Sabes…?, lo olvidé —susurro, vergonzada, y encojo los hombros a modo de disculpa.
Quizá podríamos habernos evitado todo este drama.
— ¡Lo olvidaste! —me suelta horrorizada, se agarra a los lados de la mesa y me mira fijamente.
Yo me marchito bajo esa mirada. ¡Maldita sea! Vuelve a estar furiosa. La diosa que llevo dentro también me observa. ¿Ves dónde te has metido tú solita?
— ¿Cómo voy a confiar en ti? — dice ahora en voz baja—. ¿Podré confiar alguna vez?
Llega el camarero con nuestro vino y nosotras seguimos mirándonos, ojos azules a marrones. Ambos llenos de reproches no expresados, mientras el camarero saca el corcho con innecesaria ceremonia y sirve un poco de vino en la copa de Santana.
Automáticamente, Santana la coge y bebe un sorbo.
—Está bien —dice cortante.
El camarero nos llena las copas con cuidado, deja la botella en la mesa y se retira a toda prisa. Santana no ha apartado la vista de mí en todo el rato. Yo soy la primera en rendirme, rompo el contacto visual, levanto mi copa y bebo un buen trago.
Sin saborearlo apenas.
—Lo siento —murmuro.
De pronto me siento estúpida. La dejé porque creía que éramos incompatibles, pero ¿me está diciendo que podría haberla parado?
— ¿Qué sientes?
—No haber usado la palabra de seguridad.
Ella cierra los ojos, parece aliviada.
—Podríamos habernos evitado todo este sufrimiento —musita.
—Parece que tú estás bien.
Más que bien. Pareces tú.
—Las apariencias engañan —dice en voz baja—. Estoy de todo menos bien. Tengo la sensación de que el sol se ha puesto y no ha salido durante cinco días, Britt. Vivo en una noche perpetua.
Me quita la respiración oír que lo reconoce. Oh, Dios, como yo.
—Me dijiste que nunca te irías, pero en cuanto la cosa se pone dura, coges la puerta y te vas.
— ¿Cuándo dije que nunca me iría?
—En sueños. Creo que fue la cosa más reconfortante que he oído en mucho tiempo, Brittany. Y me sentí relajada.
Se me encoge el corazón y cojo la copa de vino.
—Dijiste que me querías —susurra—. ¿Eso pertenece ya al pasado? —dice en voz baja, cargada de ansiedad.
—No, Santana, no.
Se le ve tan vulnerable al exhalar…
—Bien —murmura.
Esa revelación me deja atónita. Ha cambiado de opinión. Antes, cuando le decía que le quería, se quedaba horrorizada. El camarero vuelve. Nos coloca rápidamente los platos delante y se esfuma de inmediato.
Dios mío. Comida.
—Come —ordena Santana.
En el fondo estoy hambrienta, pero ahora mismo tengo un nudo en el estómago. Estar sentada frente a la única mujer a la que he amado en mi vida, hablando de nuestro incierto futuro, no favorece un apetito saludable. Miro mi comida con recelo.
—Que Dios me ayude, Brittany; si no comes, te tumbaré encima de mis rodillas aquí en este restaurante, y no tendrá nada que ver con mi gratificación sexual.
¡Come!
No te sulfures, López. Mi subconsciente me mira por encima de sus gafas de media luna. Ella está totalmente de acuerdo con Cincuenta Sombras.
—Vale, comeré. Calma los picores de tu mano suelta, por favor.
Ella no sonríe y sigue observándome. Yo cojo de mala gana el cuchillo y el tenedor y corto el solomillo. Oh, está tan bueno que se deshace en la boca. Tengo hambre, hambre de verdad. Mastico y ella se relaja de forma evidente.
Cenamos en silencio. La música ha cambiado. Se oye de fondo una suave voz de mujer, y sus palabras son el eco de mis pensamientos. Desde que ella entró en mi vida, ya nunca seré la misma.
Miro a Santana. Está comiendo y mirándome. Hambre, anhelo, ansiedad, combinadas en una mirada ardiente.
— ¿Sabes quién canta? —pregunto, intentando mantener una conversación normal.
Santana se para y escucha.
—No… pero sea quien sea es buena.
—A mí también me gusta.
Finalmente, esboza su enigmática sonrisa privada. ¿Qué está planeando?
— ¿Qué? —pregunto.
Ella menea la cabeza.
—Come —dice gentilmente.
Me he comido la mitad del plato. No puedo más. ¿Cómo podría negociarlo?
—No puedo más. ¿He comido bastante para la señora?
Ella me observa impasible sin contestar, y consulta su reloj.
—De verdad que estoy llena —añado, y bebo un sorbo del delicioso vino.
—Hemos de irnos enseguida. Taylor está aquí, y mañana tienes que levantarte pronto para ir a trabajar.
—Tú también.
—Yo funciono habiendo dormido mucho menos que tú, Brittany. Al menos has comido algo.
— ¿Volveremos con el Charlie Tango?
—No, creo que me tomaré una copa. Taylor nos recogerá. Además, así al menos te tendré en el coche para mí sola durante unas horas. ¿Qué podemos hacer aparte de hablar?
Oh, ese es su plan.
Santana llama al camarero para pedirle la cuenta, luego coge su BlackBerry y hace una llamada.
—Estamos en Le Picotin, Tercera Avenida Sudoeste.
Y cuelga. Sigue siendo muy cortante por teléfono.
—Eres muy cortante con Taylor; de hecho, con la mayoría de la gente.
—Simplemente voy directo al grano, Brittany.
—Esta noche no has ido al grano. No ha cambiado nada, Santana.
—Tengo que hacerte una proposición.
—Esto empezó con una proposición.
—Una proposición diferente.
Vuelve el camarero, y Santana le entrega la tarjeta de crédito sin mirar la cuenta. Me analiza con la mirada mientras el camarero pasa la tarjeta. Su teléfono vibra una vez, y ella lo observa detenidamente.
¿Tiene una proposición? ¿Y ahora qué? Me vienen a la mente un par de posibilidades: un secuestro, trabajar para ella. No, nada tiene sentido. Santana acaba de pagar.
—Vamos. Taylor está fuera.
Nos levantamos y me coge la mano.
—No quiero perderte, Brittany.
Me besa los nudillos con cariño, y la caricia de sus labios en mi piel reverbera en todo mi cuerpo.
El Audi espera fuera. Santana me abre la puerta. Subo y me hundo en la piel suntuosa. Ella se dirige al asiento del conductor, Taylor sale del coche y hablan un momento. Eso no es habitual en ellos. Estoy intrigada. ¿De qué hablan? Al cabo de un momento suben los dos y observo a Santana, que luce su expresión impasible y mira al frente.
Me concedo un momento para examinar su perfil: nariz recta pequeña, labios carnosos y el pelo que le cae deliciosamente sobre los hombros. Seguro que esta mujer divina no es para mí.
Una música suave inunda la parte de atrás del coche, una espectacular pieza orquestal que no conozco, y Taylor se incorpora al escaso tráfico en dirección a la interestatal 5 y a Seattle.
Santana se gira para mirarme.
—Como iba diciendo, Brittany, tengo que hacerte una proposición.
Miro de reojo a Taylor, nerviosa.
—Taylor no te oye —asegura Santana.
— ¿Cómo?
—Taylor —le llama Santana.
Taylor no contesta. Vuelve a llamarle, y sigue sin responder. Santana se inclina y le da un golpecito en el hombro. Taylor se quita un tapón del oído que yo no había visto.
— ¿Sí, señora?
—Gracias, Taylor. No pasa nada; sigue escuchando.
—Señora.
— ¿Estás contenta? Está escuchando su iPod. Puccini. Olvida que está presente. Como yo.
— ¿Tú le has pedido expresamente que lo hiciera?
—Sí.
Ah.
—Vale. ¿Tu propuesta?
De repente, Santana adopta una actitud decidida y profesional. Dios…
Vamos a negociar un pacto. Yo escucho atentamente.
—Primero, deja que te pregunte una cosa. ¿Tú quieres una relación vainilla convencional y sosa, sin sexo pervertido ni nada?
Me quedo con la boca abierta.
— ¿Sexo pervertido? —levanto la voz.
—Sexo pervertido.
—No puedo creer que hayas dicho eso. Miro nerviosa a Taylor.
—Bueno, pues sí. Contesta —dice tranquilamente.
Me ruborizo. La diosa que llevo dentro está ahora inclinada de rodillas ante mí, con las manos unidas en un gesto de súplica.
—A mí me gusta tu perversión sexual —susurro.
—Eso pensaba. Entonces, ¿qué es lo que no te gusta?
No poder tocarte. Que disfrutes con mi dolor, los azotes con el cinturón…
—La amenaza de un castigo cruel e inusual.
— ¿Y eso qué quiere decir?
—Bueno, tienes todas esas varas y fustas y esas cosas en tu cuarto de juegos, que me dan un miedo espantoso. No quiero que uses eso conmigo.
—Vale, o sea que nada de fustas ni varas… ni tampoco cinturones —dice sardónica.
Yo la observo desconcertada.
— ¿Estás intentando redefinir los límites de la dureza?
—En absoluto. Solo intento entenderte, tener una idea más clara de lo que te gusta o no.
—Fundamentalmente, Santana, lo que me cuesta más aceptar es que disfrutes haciéndome daño. Y pensar que lo harás porque he traspasado determinada
línea arbitraria.
—Pero no es arbitraria, hay una lista de normas escritas.
—Yo no quiero una lista de normas.
— ¿Ninguna?
—Nada de normas.
Niego con la cabeza, pero estoy muy asustada. ¿Qué pretende con esto?
—Pero ¿no te importa si te doy unos azotes?
— ¿Unos azotes con qué?
—Con esto.
Levanta la mano.
Me siento avergonzada e incómoda.
—No, la verdad es que no. Sobre todo con esas bolas de plata…
Gracias a Dios que está oscuro; al recordar aquella noche me arde la cara y se me quiebra la voz. Sí… hazlo otra vez.
Ella me sonríe.
—Sí, aquello estuvo bien.
—Más que bien —musito.
—O sea que eres capaz de soportar cierto grado de dolor.
Me encojo de hombros.
—Sí, supongo.
¿Qué pretende con todo esto? Mi nivel de ansiedad ha subido varios grados en la escala de Richter.
Ella se acaricia el mentón, sumida en sus pensamientos.
—Brittany, quiero volver a empezar. Pasar por la fase vainilla y luego, cuando confíes más en mí y yo confíe en que tú serás sincera y te comunicarás conmigo, quizá podamos ir a más y hacer algunas de las cosas que a mí me gusta hacer.
Yo la miro con la boca abierta y la mente totalmente en blanco, como un ordenador que se ha quedado colgado. Creo que está angustiada, pero no puedo verla bien, porque estamos sumidas en la noche de Oregón. Y al final se me ocurre… eso es.
Ella desea la luz, pero ¿puedo pedirle que haga esto por mí? ¿Y es que acaso a mí no me gusta la oscuridad? Cierta oscuridad, en ciertos momentos. Recuerdos de la noche de Thomas Tallis vagan sugerentes por mi mente.
— ¿Y los castigos?
—Nada de castigos —Niega con la cabeza—. Ni uno.
— ¿Y las normas?
—Nada de normas.
— ¿Ninguna? Pero tú necesitas ciertas cosas.
—Te necesito más a ti, Brittany. Estos últimos días han sido infernales.
Todos mis instintos me dicen que te deje marchar, que no te merezco.
»Esas fotos que te hizo ese chico… comprendo cómo te ve. Estás tan guapa y se te ve tan relajada… No es que ahora no estés preciosa, pero estás aquí sentada y veo tu dolor. Es duro saber que he sido yo quien te ha hecho sentir así.
»Pero yo soy una mujer egoísta. Te deseé desde que apareciste en mi despacho. Eres exquisita, sincera, cálida, fuerte, lista, seductoramente inocente; la lista es infinita. Me tienes cautivada. Te deseo, e imaginar que te posea otro u otra es como si un cuchillo hurgara en mi alma oscura.
Se me seca la boca. Dios… Si esto no es una declaración de amor, no sé qué es. Y las palabras surgen a borbotones de mi boca, como de una presa que revienta.
—Santana, ¿por qué piensas que tienes un alma oscura? Yo nunca lo diría.
Triste quizá, pero eres una buena mujer. Lo noto… eres generosa, eres amable, y nunca me has mentido. Y yo no lo he intentado realmente en serio.
»El sábado pasado fue una terrible conmoción para todo mi ser. Fue como si sonara la alarma y despertara: me di cuenta de que hasta entonces tú habías sido condescendiente conmigo y de que yo no podía ser la persona que tú querías que fuera.
Luego, después de marcharme, caí en la cuenta de que el daño que me habías infligido no era tan malo como el dolor de perderte. Yo quiero complacerte, pero es duro.
—Tú me complaces siempre —susurra—. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo?
—Nunca sé qué estás pensando. A veces te cierras tanto… como una isla.
Me intimidas. Por eso me callo. No sé de qué humor vas a estar. Pasas del negro al blanco y de nuevo al negro en una fracción de segundo. Eso me confunde, y no me dejas tocarte, y yo tengo un inmenso deseo de demostrarte cuánto te quiero.
Ella me mira en la oscuridad y parpadea, con recelo creo, y ya no soy capaz de contenerme más. Me desabrocho el cinturón y me coloco en su regazo, por sorpresa, y la cojo la cabeza con ambas manos.
—Te quiero, Santana López. Y tú estás dispuesta a hacer todo esto por mí.
Soy yo quien no lo merece, y lo único que lamento es no poder hacer todas esas cosas por ti. A lo mejor, con el tiempo… pero sí, acepto tu proposición. ¿Dónde firmo?
Ella desliza sus brazos a mí alrededor y me estrecha contra sí.
—Oh, Britt —gime, y hunde la nariz en mi cabello.
Permanecemos sentadas, abrazándonos mutuamente, escuchando la música del coche… una pieza de piano relajante… reflejo de nuestros sentimientos, la dulce calma después de la tormenta. Me acurruco en sus brazos, apoyo la cabeza en el hueco de su cuello.
—Que me toques es un límite infranqueable para mí, Brittany —murmura.
—Lo sé. Me gustaría entender por qué.
Al cabo de un momento, suspira y dice en voz baja:
—Tuve una infancia espantosa. Uno de los chulos de la puta adicta al crack… —Se le quiebra la voz, y su cuerpo se tensa al recordar algún terror inimaginable—. No puedo recordar aquello —susurra, estremeciéndose.
De pronto se me encoge el corazón al recordar esas horribles marcas de quemaduras que tiene en la piel. Oh, Santana. Me abrazo a su cuello con más fuerza.
— ¿Te maltrataba? ¿Tu madre? —le digo con voz queda y preñada de lágrimas.
—No, que yo recuerde. No se ocupaba de mí. No me protegía de su chulo.
—Resopla—. Creo que era yo quien la cuidaba a ella. Cuando al final consiguió matarse, pasaron cuatro días hasta que alguien avisó y nos encontraron… eso lo recuerdo.
No puedo evitar un gemido de horror. Cielo santo… Siento la bilis subirme a la garganta.
—Eso es espantoso, terrible —susurro.
—Cincuenta sombras —murmura.
Aprieto los labios contra su cuello, buscando y ofreciendo consuelo, mientras imagino a una cría de ojos marrones, sucia y sola, junto al cuerpo de su madre muerta.
Oh, Santana. Aspiro su aroma. Huele divinamente, es mi fragancia favorita en el mundo entero. Ella tensa los brazos a mi alrededor y besa mi cabello, y yo me quedo sentada y envuelta en su abrazo mientras Taylor nos conduce a través de la noche.
Cuando me despierto, estamos cruzando Seattle.
—Eh —dice Santana en voz baja.
—Perdona —balbuceo mientras me incorporo, parpadeo y me desperezo, aún en sus brazos, sobre su regazo.
—Estaría eternamente mirando cómo duermes, Britt.
— ¿He dicho algo?
—No. Casi hemos llegado a tu casa.
—Oh, ¿no vamos a la tuya?
—No.
Enderezo la espalda y le miro.
— ¿Por qué no?
—Porque mañana tienes que trabajar.
—Oh —digo con un mohín.
— ¿Por qué, tenías algo en mente?
Me ruborizo.
—Bueno, puede…
Se echa a reír.
—Brittany, no pienso volver a tocarte, no hasta que me lo supliques.
— ¡Qué!
—Así empezarás a comunicarte conmigo. La próxima vez que hagamos el amor, tendrás que decirme exactamente qué quieres, con todo detalle.
—Oh.
Me aparta de su regazo en cuanto Taylor aparca delante de mi apartamento.
Santana baja de un salto y me abre la puerta del coche.
—Tengo una cosa para ti.
Se dirige a la parte de atrás del coche, abre el maletero y saca un gran paquete de regalo. ¿Qué demonios es eso?
—Ábrelo cuando estés dentro.
— ¿No vas a pasar?
—No, Brittany.
— ¿Y cuándo te veré?
—Mañana.
—Mi jefa quiere que salga a tomar una copa con ella mañana.
Santana endurece el gesto.
— ¿Eso quiere?
Su voz está impregnada de una amenaza latente.
—Para celebrar mi primera semana —añado enseguida.
— ¿Dónde?
—No lo sé.
—Podría pasar a recogerte por allí.
—Vale… Te mandaré un correo o un mensaje.
—Bien.
Me acompaña hasta la entrada del vestíbulo y espera mientras saco las llaves del bolso. Cuando abro la puerta, se inclina, me coge la barbilla y me echa la cabeza hacia atrás. Deja la boca suspendida sobre la mía, cierra los ojos y dibuja un reguero de besos desde el rabillo de un ojo hasta la comisura de mi boca.
Siento que mis entrañas se abren y se derriten, y se me escapa un leve quejido.
—Hasta mañana —musita ella.
—Buenas noches, Santana.
Percibo el anhelo en mi voz.
Ella sonríe.
—Entra —ordena.
Yo cruzo el vestíbulo cargada con el misterioso paquete.
—Hasta luego, bella —dice, luego se da la vuelta con su elegancia natural y vuelve al coche.
Una vez dentro del apartamento, abro la caja del regalo y descubro mi portátil MacBook Pro, la BlackBerry y otra caja rectangular. ¿Qué es esto?
Desenvuelvo el papel de plata. Dentro hay un estuche de piel negra alargado.
Lo abro y es un iPad. Madre mía… un iPad. Sobre la pantalla hay una tarjeta blanca con un mensaje escrito a mano por Santana:
Brittany… esto es para ti.
Sé lo que quieres oír.
La música que hay aquí lo dice por mí.
Santana
Tengo una recopilación grabada por Santana López en forma de iPad de última generación. Meneo la cabeza con disgusto por el despilfarro, pero en el fondo me encanta. Marley tiene uno en la oficina, así que sé cómo funciona.
Lo enciendo y, cuando aparece la imagen del escritorio, reprimo un grito: una pequeña maqueta de planeador. Dios. Es el Blanik L23 que le regalé, montado en una peana de vidrio, sobre lo que creo que es el escritorio del estudio de Santana. Me quedo boquiabierta.
¡Lo montó! Lo montó de verdad. Ahora recuerdo que lo mencionó en la nota de las flores. Me flaquean las piernas, y en este instante sé que ha pensado mucho en ese regalo.
Deslizo la flecha de la parte inferior de la pantalla para desbloquearla y vuelvo a ahogar un gemido. El fondo de pantalla es una foto de Santana y de mí en el entoldado de la fiesta de mi graduación. Es la que publicó el Seattle Times. Santana está tan guapa que no puedo evitar sonreír de oreja a oreja. ¡Sí, y es mía!
Doy un golpecito con el dedo y la imagen de pantalla cambia, y aparecen varias nuevas. Una aplicación Kindle, iBooks, Words… lo que sea todo eso.
Por Dios. ¿ La Biblioteca Británica? Pulso el icono y aparece un menú:
COLECCIÓN HISTÓRICA. Me desplazo hacia abajo y selecciono NOVELAS DE
LOS SIGLOS XVIII Y XIX. Otro menú. Presiono en el título: EL AMERICANO DE
HENRY JAMES. Se abre una nueva ventana, que me ofrece una copia del libro escaneada para lectura. Cielo santo… ¡es una primera edición, publicada en 1879, y la tengo en mi iPad! Me ha comprado la Biblioteca Británica, y solo he de darle a un botón.
Salgo rápidamente, sabiendo que soy capaz de perderme en esta aplicación eternamente. Localizo una aplicación de «buena alimentación» que hace que ponga los ojos en blanco y sonría al mismo tiempo, otra de noticias, una del tiempo, pero ella en su nota hablaba de música. Vuelvo a la pantalla principal, pulso el icono de iPod y aparece una lista de títulos. Voy pasando las canciones y la selección me hace sonreír.
Thomas Tallis… me costará olvidarme de eso. Al fin y al cabo la oí dos veces, mientras me azotaba y me follaba.
«Witchcraft.» Mi sonrisa se expande… bailando alrededor del gran salón.
La pieza de Bach de Marcello… Oh, no, eso es demasiado triste para mi estado de ánimo actual. Mmm. Jeff Buckley… sí, he oído hablar de él. Snow Patrol, mi grupo favorito, y una canción titulada «Principles of Lust» de Enigma. Típico de Santana.
Sonrío. Otra llamada «Possession»… oh, sí, muy Cincuenta Sombras. Y unas cuantas más que no conozco.
Selecciono una canción que me llama la atención, y le doy al play. Se titula «Try» de Nelly Furtado. Ella empieza a cantar, y su voz es como un pañuelo de seda que se enrolla a mí alrededor y me envuelve. Me tumbo en la cama.
¿Esto significa que Santana va a intentarlo? ¿Intentará esta relación nueva?
Me embebo de la letra mirando al techo, intentando entender este giro. Ella me extrañó.
Yo la extrañé. Debe de sentir algo por mí. A la fuerza. Este iPad, estas canciones, estas aplicaciones… lo nuestro le importa. Le importa de verdad. Mi corazón se llena de esperanza.
Termina la canción y tengo los ojos rebosantes de lágrimas. Rápidamente selecciono otra: «The Scientist» de Coldplay, uno de los grupos preferidos de Quinn.
Conozco el tema, pero nunca he escuchado la letra de verdad. Cierro los ojos y dejo que las palabras me inunden y me invadan.
Empiezan a brotar las lágrimas. No puedo contenerlas. Si esto no es una disculpa, ¿qué es? Oh, Santana.
¿O es una invitación? ¿Contestará a mis preguntas? ¿Estoy sacando demasiadas conclusiones de esto? Probablemente, esté sacando demasiadas conclusiones de esto.
Me enjuago las lágrimas. Tengo que mandarle un e-mail para darle las gracias. Salto de la cama para coger el cacharro. Coldplay sigue sonando, mientras me siento en la cama con las piernas cruzadas. El Mac se enciende y me conecto.
De: Brittany Pierce
Fecha: 9 de junio de 2011 23:56
Para: Santana López
Asunto: IPAD
Me has hecho llorar otra vez.
Me encanta el iPad.
Me encantan las canciones.
Me encanta la aplicación de la Biblioteca Británica.
Te quiero.
Gracias.
Buenas noches.
Britt xx
De: Santana López
Fecha: 10 de junio de 2011 00:03
Para: Brittany Pierce
Asunto: iPad
Me encanta que te guste. Yo también me he comprado una.
Ahora, si estuviera allí, te secaría las lágrimas a besos.
Pero no estoy… así que vete a dormir.
Santana López
Presidenta de López Enterprises Holdings, Inc.
Su respuesta me hace sonreír… siempre tan dominante, siempre tan Santana. ¿Esto cambiará, también? Y en ese momento me doy cuenta de que espero que no. Me gusta tal cual es —autoritaria—, mientras yo pueda enfrentarme sin miedo al castigo.
De: Brittany Pierce
Fecha: 10 de junio de 2011 00:07
Para: Santana López
Asunto: Señora Gruñona
Suenas igual de dominante que siempre, posiblemente tensa y probablemente malhumorada, señora López.
Yo sé algo que podría aliviar eso. Pero es verdad que no estás aquí… no me dejarías quedarme y esperas que te suplique…
Sueña con eso, señora.
Britt xx
P.D.: Veo que también has incluido la versión de Stalker’s Anthem de «Every Breath You Take». Disfruto mucho de tu sentido del humor, pero ¿lo sabe el doctor Flynn?
De: Santana López
Fecha: 10 de junio de 2011 00:10
Para: Brittany Pierce
Asunto: Tranquilidad tipo zen
Mi queridísima señorita Pierce:
En las relaciones vainilla también hay azotes, ¿sabes? Normalmente consentidos y en un contexto sexual… pero yo estaría muy contenta de hacer una excepción con usted.
Te tranquilizará saber que el doctor Flynn también disfruta con mi sentido del humor.
Ahora, por favor, vete a dormir; si no, mañana no servirás para nada.
Por cierto… suplicarás, créeme. Y lo estoy deseando.
Santana López
Presidenta tensa de López Enterprises Holdings, Inc.
De: Brittany Pierce
Fecha: 10 de junio de 2011 00:12
Para: Santana López
Asunto: Buenas noches, dulces sueños
Bueno, ya que lo has pedido con tanta amabilidad, y como me encanta tu deliciosa amenaza, me acurrucaré con el iPad que me has dado con tanto cariño y me quedaré dormida ojeando la Biblioteca Británica, escuchando la música que habla por ti.
Britt xx
De: Santana López
Fecha: 10 de junio de 2011 00:15
Para: Brittany Pierce
Asunto: Una petición más
Sueña conmigo.
x
Santana López
Presidenta de López Enterprises Holdings, Inc.
¿Soñar contigo, Santana López? Siempre.
Me pongo rápidamente el pijama, me cepillo los dientes y me meto en la cama. Me pongo los auriculares, saco el globo deshinchado del Charlie Tango de debajo de la almohada y me abrazo a él.
Estoy radiante de alegría, y mi boca entreabierta dibuja una sonrisa enorme y bobalicona. Cómo cambia todo en un día. ¿Cómo voy a poder dormir?
José González empieza a cantar una melodía cadenciosa con un hipnótico acorde de guitarra, y me sumerjo lentamente en el sueño, maravillada de que el mundo se haya arreglado en una noche, y preguntándome vagamente si debería hacer una lista de temas para Santana.
Pero hoy les traigo un nuevo capitulo ;)
A ustedes les gusta q las consienta seguido con actualización ps yo espero que me consientan con comentario, opiniones, criticas lo que sea pero opinen este fic es para ustedes recuerden
Parte II - Capítulo 2
Me lleva a un restaurante pequeño e íntimo.
—Habrá que conformarse con este sitio —refunfuña Santana—. Tenemos poco tiempo.
A mí el local me parece bien. Sillas de madera, manteles de lino y paredes del mismo color que el cuarto de juegos de Santana —rojo sangre intenso—, con espejitos dorados colocados arbitrariamente, velas blancas y jarroncitos con rosas blancas. Ella Fitzgerald se oye bajito de fondo, cantándole a esa cosa llamada amor.
Es muy romántico.
El camarero nos conduce a una mesa para dos en un pequeño reservado, y yo me siento, con aprensión, preguntándome qué va a decir.
—No tenemos mucho tiempo —le dice Santana al camarero cuando nos sentamos—, así que las dos tomaremos un solomillo al punto, con salsa bearnesa si tienen, con patatas fritas y verduras, lo que tenga el chef; y tráigame la carta de vinos.
—Ahora mismo, señora.
El camarero, sorprendido por la fría y tranquila eficiencia de Santana, desaparece. Santana pone su BlackBerry sobre la mesa. Madre mía, ¿es que no puedo escoger?
— ¿Y si a mí no me gusta el solomillo?
Suspira.
—No empieces, Brittany.
—No soy una niña pequeña, Santana.
—Pues deja de actuar como si lo fueras.
Es como si me hubiera abofeteado. La miro y pestañeo. De modo que será así, una conversación agitada, tensa, aunque en un escenario muy romántico, pero sin flores ni corazones, eso seguro.
— ¿Soy una cría porque no me gusta el solomillo? —murmuro, intentando ocultar que estoy dolida.
—Por ponerme celosa aposta. Es infantil hacer eso. ¿Tan poco te importan los sentimientos de tu amigo como para manipularle de esa manera?
Santana aprieta los labios, que se convierten en una fina línea, y frunce el ceño mientras el camarero vuelve con la carta de vinos.
Me ruborizo. No había pensado en eso. Pobre Noah… Desde luego, no quiero darle esperanzas. De repente me siento avergonzada. Santana tiene parte de razón, fue muy desconsiderado hacer eso. Examina la carta de vinos.
— ¿Te gustaría escoger el vino? —pregunta y arquea las cejas, expectante, es la arrogancia personificada.
Sabe que no entiendo nada de vinos.
—Escoge tú —contesto, hosca pero escarmentada.
—Dos copas de Shiraz del valle de Barossa, por favor.
—Esto… ese vino solo lo servimos por botella, señora.
—Pues una botella —espeta Santana.
—Señora —se retira dócilmente, y no le culpo por ello.
Miro ceñuda a Santana. ¿Qué le carcome? Ah, probablemente sea yo, y en algún lugar de lo más profundo de mi mente, la diosa que llevo dentro se alza somnolienta y sonríe. Ha estado durmiendo una temporada.
—Estás muy arisca.
Me mira impasible.
—Me pregunto por qué será.
—Bueno, está bien establecer el tono para una charla íntima y sincera sobre el futuro, ¿no te parece?
Le sonrío con dulzura.
Aprieta la boca dibujando una línea firme, pero luego, casi de mala gBritt, sus labios se curvan hacia arriba y sé que está intentando disimular una sonrisa.
—Lo siento —dice.
—Disculpas aceptadas, y me complace informarte de que no he decidido convertirme en vegetariBritt desde la última vez que comimos.
—Eso es discutible, dado que esa fue la última vez que comiste.
—Ahí está otra vez esa palabra: «discutible».
—Discutible —dice con buen humor, y su mirada se suaviza. Se pasa la mano por el pelo y vuelve a ponerse seria—. Britt, la última vez que hablamos me dejaste. Estoy un poco nerviosa. Te he dicho que quiero que vuelvas, y tú has dicho…nada.
Tiene una mirada intensa y expectante, que me desarma totalmente. ¿Qué demonios digo a eso?
—Te he extrañado… te he extrañado realmente, Santana. Estos últimos días han sido… difíciles.
Trago saliva, y siento crecer un nudo en la garganta al recordar mi desesperada angustia desde que le dejé.
Esta última semana ha sido la peor de mi vida, un dolor casi indescriptible.
No se puede comparar con nada. Pero la realidad me golpea y me devuelve a mi sitio.
—No ha cambiado nada. Yo no puedo ser lo que tú quieres que sea —digo, forzando a las palabras a pasar a través del nudo de mi garganta.
—Tú eres lo que yo quiero que seas —dice en voz baja y enfática.
—No, Santana, no lo soy.
—Estás enfadada por lo que pasó la última vez. Me porté como una idiota. Y
tú… tú también. ¿Por qué no usaste la palabra de seguridad, Brittany?
Su tono ha cambiado, ahora es acusador.
¿Qué? Vaya… cambio de rumbo.
—Contéstame.
—No lo sé. Estaba abrumada. Intenté ser lo que tú querías que fuera, intenté soportar el dolor, y se me fue de la cabeza. ¿Sabes…?, lo olvidé —susurro, vergonzada, y encojo los hombros a modo de disculpa.
Quizá podríamos habernos evitado todo este drama.
— ¡Lo olvidaste! —me suelta horrorizada, se agarra a los lados de la mesa y me mira fijamente.
Yo me marchito bajo esa mirada. ¡Maldita sea! Vuelve a estar furiosa. La diosa que llevo dentro también me observa. ¿Ves dónde te has metido tú solita?
— ¿Cómo voy a confiar en ti? — dice ahora en voz baja—. ¿Podré confiar alguna vez?
Llega el camarero con nuestro vino y nosotras seguimos mirándonos, ojos azules a marrones. Ambos llenos de reproches no expresados, mientras el camarero saca el corcho con innecesaria ceremonia y sirve un poco de vino en la copa de Santana.
Automáticamente, Santana la coge y bebe un sorbo.
—Está bien —dice cortante.
El camarero nos llena las copas con cuidado, deja la botella en la mesa y se retira a toda prisa. Santana no ha apartado la vista de mí en todo el rato. Yo soy la primera en rendirme, rompo el contacto visual, levanto mi copa y bebo un buen trago.
Sin saborearlo apenas.
—Lo siento —murmuro.
De pronto me siento estúpida. La dejé porque creía que éramos incompatibles, pero ¿me está diciendo que podría haberla parado?
— ¿Qué sientes?
—No haber usado la palabra de seguridad.
Ella cierra los ojos, parece aliviada.
—Podríamos habernos evitado todo este sufrimiento —musita.
—Parece que tú estás bien.
Más que bien. Pareces tú.
—Las apariencias engañan —dice en voz baja—. Estoy de todo menos bien. Tengo la sensación de que el sol se ha puesto y no ha salido durante cinco días, Britt. Vivo en una noche perpetua.
Me quita la respiración oír que lo reconoce. Oh, Dios, como yo.
—Me dijiste que nunca te irías, pero en cuanto la cosa se pone dura, coges la puerta y te vas.
— ¿Cuándo dije que nunca me iría?
—En sueños. Creo que fue la cosa más reconfortante que he oído en mucho tiempo, Brittany. Y me sentí relajada.
Se me encoge el corazón y cojo la copa de vino.
—Dijiste que me querías —susurra—. ¿Eso pertenece ya al pasado? —dice en voz baja, cargada de ansiedad.
—No, Santana, no.
Se le ve tan vulnerable al exhalar…
—Bien —murmura.
Esa revelación me deja atónita. Ha cambiado de opinión. Antes, cuando le decía que le quería, se quedaba horrorizada. El camarero vuelve. Nos coloca rápidamente los platos delante y se esfuma de inmediato.
Dios mío. Comida.
—Come —ordena Santana.
En el fondo estoy hambrienta, pero ahora mismo tengo un nudo en el estómago. Estar sentada frente a la única mujer a la que he amado en mi vida, hablando de nuestro incierto futuro, no favorece un apetito saludable. Miro mi comida con recelo.
—Que Dios me ayude, Brittany; si no comes, te tumbaré encima de mis rodillas aquí en este restaurante, y no tendrá nada que ver con mi gratificación sexual.
¡Come!
No te sulfures, López. Mi subconsciente me mira por encima de sus gafas de media luna. Ella está totalmente de acuerdo con Cincuenta Sombras.
—Vale, comeré. Calma los picores de tu mano suelta, por favor.
Ella no sonríe y sigue observándome. Yo cojo de mala gana el cuchillo y el tenedor y corto el solomillo. Oh, está tan bueno que se deshace en la boca. Tengo hambre, hambre de verdad. Mastico y ella se relaja de forma evidente.
Cenamos en silencio. La música ha cambiado. Se oye de fondo una suave voz de mujer, y sus palabras son el eco de mis pensamientos. Desde que ella entró en mi vida, ya nunca seré la misma.
Miro a Santana. Está comiendo y mirándome. Hambre, anhelo, ansiedad, combinadas en una mirada ardiente.
— ¿Sabes quién canta? —pregunto, intentando mantener una conversación normal.
Santana se para y escucha.
—No… pero sea quien sea es buena.
—A mí también me gusta.
Finalmente, esboza su enigmática sonrisa privada. ¿Qué está planeando?
— ¿Qué? —pregunto.
Ella menea la cabeza.
—Come —dice gentilmente.
Me he comido la mitad del plato. No puedo más. ¿Cómo podría negociarlo?
—No puedo más. ¿He comido bastante para la señora?
Ella me observa impasible sin contestar, y consulta su reloj.
—De verdad que estoy llena —añado, y bebo un sorbo del delicioso vino.
—Hemos de irnos enseguida. Taylor está aquí, y mañana tienes que levantarte pronto para ir a trabajar.
—Tú también.
—Yo funciono habiendo dormido mucho menos que tú, Brittany. Al menos has comido algo.
— ¿Volveremos con el Charlie Tango?
—No, creo que me tomaré una copa. Taylor nos recogerá. Además, así al menos te tendré en el coche para mí sola durante unas horas. ¿Qué podemos hacer aparte de hablar?
Oh, ese es su plan.
Santana llama al camarero para pedirle la cuenta, luego coge su BlackBerry y hace una llamada.
—Estamos en Le Picotin, Tercera Avenida Sudoeste.
Y cuelga. Sigue siendo muy cortante por teléfono.
—Eres muy cortante con Taylor; de hecho, con la mayoría de la gente.
—Simplemente voy directo al grano, Brittany.
—Esta noche no has ido al grano. No ha cambiado nada, Santana.
—Tengo que hacerte una proposición.
—Esto empezó con una proposición.
—Una proposición diferente.
Vuelve el camarero, y Santana le entrega la tarjeta de crédito sin mirar la cuenta. Me analiza con la mirada mientras el camarero pasa la tarjeta. Su teléfono vibra una vez, y ella lo observa detenidamente.
¿Tiene una proposición? ¿Y ahora qué? Me vienen a la mente un par de posibilidades: un secuestro, trabajar para ella. No, nada tiene sentido. Santana acaba de pagar.
—Vamos. Taylor está fuera.
Nos levantamos y me coge la mano.
—No quiero perderte, Brittany.
Me besa los nudillos con cariño, y la caricia de sus labios en mi piel reverbera en todo mi cuerpo.
El Audi espera fuera. Santana me abre la puerta. Subo y me hundo en la piel suntuosa. Ella se dirige al asiento del conductor, Taylor sale del coche y hablan un momento. Eso no es habitual en ellos. Estoy intrigada. ¿De qué hablan? Al cabo de un momento suben los dos y observo a Santana, que luce su expresión impasible y mira al frente.
Me concedo un momento para examinar su perfil: nariz recta pequeña, labios carnosos y el pelo que le cae deliciosamente sobre los hombros. Seguro que esta mujer divina no es para mí.
Una música suave inunda la parte de atrás del coche, una espectacular pieza orquestal que no conozco, y Taylor se incorpora al escaso tráfico en dirección a la interestatal 5 y a Seattle.
Santana se gira para mirarme.
—Como iba diciendo, Brittany, tengo que hacerte una proposición.
Miro de reojo a Taylor, nerviosa.
—Taylor no te oye —asegura Santana.
— ¿Cómo?
—Taylor —le llama Santana.
Taylor no contesta. Vuelve a llamarle, y sigue sin responder. Santana se inclina y le da un golpecito en el hombro. Taylor se quita un tapón del oído que yo no había visto.
— ¿Sí, señora?
—Gracias, Taylor. No pasa nada; sigue escuchando.
—Señora.
— ¿Estás contenta? Está escuchando su iPod. Puccini. Olvida que está presente. Como yo.
— ¿Tú le has pedido expresamente que lo hiciera?
—Sí.
Ah.
—Vale. ¿Tu propuesta?
De repente, Santana adopta una actitud decidida y profesional. Dios…
Vamos a negociar un pacto. Yo escucho atentamente.
—Primero, deja que te pregunte una cosa. ¿Tú quieres una relación vainilla convencional y sosa, sin sexo pervertido ni nada?
Me quedo con la boca abierta.
— ¿Sexo pervertido? —levanto la voz.
—Sexo pervertido.
—No puedo creer que hayas dicho eso. Miro nerviosa a Taylor.
—Bueno, pues sí. Contesta —dice tranquilamente.
Me ruborizo. La diosa que llevo dentro está ahora inclinada de rodillas ante mí, con las manos unidas en un gesto de súplica.
—A mí me gusta tu perversión sexual —susurro.
—Eso pensaba. Entonces, ¿qué es lo que no te gusta?
No poder tocarte. Que disfrutes con mi dolor, los azotes con el cinturón…
—La amenaza de un castigo cruel e inusual.
— ¿Y eso qué quiere decir?
—Bueno, tienes todas esas varas y fustas y esas cosas en tu cuarto de juegos, que me dan un miedo espantoso. No quiero que uses eso conmigo.
—Vale, o sea que nada de fustas ni varas… ni tampoco cinturones —dice sardónica.
Yo la observo desconcertada.
— ¿Estás intentando redefinir los límites de la dureza?
—En absoluto. Solo intento entenderte, tener una idea más clara de lo que te gusta o no.
—Fundamentalmente, Santana, lo que me cuesta más aceptar es que disfrutes haciéndome daño. Y pensar que lo harás porque he traspasado determinada
línea arbitraria.
—Pero no es arbitraria, hay una lista de normas escritas.
—Yo no quiero una lista de normas.
— ¿Ninguna?
—Nada de normas.
Niego con la cabeza, pero estoy muy asustada. ¿Qué pretende con esto?
—Pero ¿no te importa si te doy unos azotes?
— ¿Unos azotes con qué?
—Con esto.
Levanta la mano.
Me siento avergonzada e incómoda.
—No, la verdad es que no. Sobre todo con esas bolas de plata…
Gracias a Dios que está oscuro; al recordar aquella noche me arde la cara y se me quiebra la voz. Sí… hazlo otra vez.
Ella me sonríe.
—Sí, aquello estuvo bien.
—Más que bien —musito.
—O sea que eres capaz de soportar cierto grado de dolor.
Me encojo de hombros.
—Sí, supongo.
¿Qué pretende con todo esto? Mi nivel de ansiedad ha subido varios grados en la escala de Richter.
Ella se acaricia el mentón, sumida en sus pensamientos.
—Brittany, quiero volver a empezar. Pasar por la fase vainilla y luego, cuando confíes más en mí y yo confíe en que tú serás sincera y te comunicarás conmigo, quizá podamos ir a más y hacer algunas de las cosas que a mí me gusta hacer.
Yo la miro con la boca abierta y la mente totalmente en blanco, como un ordenador que se ha quedado colgado. Creo que está angustiada, pero no puedo verla bien, porque estamos sumidas en la noche de Oregón. Y al final se me ocurre… eso es.
Ella desea la luz, pero ¿puedo pedirle que haga esto por mí? ¿Y es que acaso a mí no me gusta la oscuridad? Cierta oscuridad, en ciertos momentos. Recuerdos de la noche de Thomas Tallis vagan sugerentes por mi mente.
— ¿Y los castigos?
—Nada de castigos —Niega con la cabeza—. Ni uno.
— ¿Y las normas?
—Nada de normas.
— ¿Ninguna? Pero tú necesitas ciertas cosas.
—Te necesito más a ti, Brittany. Estos últimos días han sido infernales.
Todos mis instintos me dicen que te deje marchar, que no te merezco.
»Esas fotos que te hizo ese chico… comprendo cómo te ve. Estás tan guapa y se te ve tan relajada… No es que ahora no estés preciosa, pero estás aquí sentada y veo tu dolor. Es duro saber que he sido yo quien te ha hecho sentir así.
»Pero yo soy una mujer egoísta. Te deseé desde que apareciste en mi despacho. Eres exquisita, sincera, cálida, fuerte, lista, seductoramente inocente; la lista es infinita. Me tienes cautivada. Te deseo, e imaginar que te posea otro u otra es como si un cuchillo hurgara en mi alma oscura.
Se me seca la boca. Dios… Si esto no es una declaración de amor, no sé qué es. Y las palabras surgen a borbotones de mi boca, como de una presa que revienta.
—Santana, ¿por qué piensas que tienes un alma oscura? Yo nunca lo diría.
Triste quizá, pero eres una buena mujer. Lo noto… eres generosa, eres amable, y nunca me has mentido. Y yo no lo he intentado realmente en serio.
»El sábado pasado fue una terrible conmoción para todo mi ser. Fue como si sonara la alarma y despertara: me di cuenta de que hasta entonces tú habías sido condescendiente conmigo y de que yo no podía ser la persona que tú querías que fuera.
Luego, después de marcharme, caí en la cuenta de que el daño que me habías infligido no era tan malo como el dolor de perderte. Yo quiero complacerte, pero es duro.
—Tú me complaces siempre —susurra—. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo?
—Nunca sé qué estás pensando. A veces te cierras tanto… como una isla.
Me intimidas. Por eso me callo. No sé de qué humor vas a estar. Pasas del negro al blanco y de nuevo al negro en una fracción de segundo. Eso me confunde, y no me dejas tocarte, y yo tengo un inmenso deseo de demostrarte cuánto te quiero.
Ella me mira en la oscuridad y parpadea, con recelo creo, y ya no soy capaz de contenerme más. Me desabrocho el cinturón y me coloco en su regazo, por sorpresa, y la cojo la cabeza con ambas manos.
—Te quiero, Santana López. Y tú estás dispuesta a hacer todo esto por mí.
Soy yo quien no lo merece, y lo único que lamento es no poder hacer todas esas cosas por ti. A lo mejor, con el tiempo… pero sí, acepto tu proposición. ¿Dónde firmo?
Ella desliza sus brazos a mí alrededor y me estrecha contra sí.
—Oh, Britt —gime, y hunde la nariz en mi cabello.
Permanecemos sentadas, abrazándonos mutuamente, escuchando la música del coche… una pieza de piano relajante… reflejo de nuestros sentimientos, la dulce calma después de la tormenta. Me acurruco en sus brazos, apoyo la cabeza en el hueco de su cuello.
—Que me toques es un límite infranqueable para mí, Brittany —murmura.
—Lo sé. Me gustaría entender por qué.
Al cabo de un momento, suspira y dice en voz baja:
—Tuve una infancia espantosa. Uno de los chulos de la puta adicta al crack… —Se le quiebra la voz, y su cuerpo se tensa al recordar algún terror inimaginable—. No puedo recordar aquello —susurra, estremeciéndose.
De pronto se me encoge el corazón al recordar esas horribles marcas de quemaduras que tiene en la piel. Oh, Santana. Me abrazo a su cuello con más fuerza.
— ¿Te maltrataba? ¿Tu madre? —le digo con voz queda y preñada de lágrimas.
—No, que yo recuerde. No se ocupaba de mí. No me protegía de su chulo.
—Resopla—. Creo que era yo quien la cuidaba a ella. Cuando al final consiguió matarse, pasaron cuatro días hasta que alguien avisó y nos encontraron… eso lo recuerdo.
No puedo evitar un gemido de horror. Cielo santo… Siento la bilis subirme a la garganta.
—Eso es espantoso, terrible —susurro.
—Cincuenta sombras —murmura.
Aprieto los labios contra su cuello, buscando y ofreciendo consuelo, mientras imagino a una cría de ojos marrones, sucia y sola, junto al cuerpo de su madre muerta.
Oh, Santana. Aspiro su aroma. Huele divinamente, es mi fragancia favorita en el mundo entero. Ella tensa los brazos a mi alrededor y besa mi cabello, y yo me quedo sentada y envuelta en su abrazo mientras Taylor nos conduce a través de la noche.
Cuando me despierto, estamos cruzando Seattle.
—Eh —dice Santana en voz baja.
—Perdona —balbuceo mientras me incorporo, parpadeo y me desperezo, aún en sus brazos, sobre su regazo.
—Estaría eternamente mirando cómo duermes, Britt.
— ¿He dicho algo?
—No. Casi hemos llegado a tu casa.
—Oh, ¿no vamos a la tuya?
—No.
Enderezo la espalda y le miro.
— ¿Por qué no?
—Porque mañana tienes que trabajar.
—Oh —digo con un mohín.
— ¿Por qué, tenías algo en mente?
Me ruborizo.
—Bueno, puede…
Se echa a reír.
—Brittany, no pienso volver a tocarte, no hasta que me lo supliques.
— ¡Qué!
—Así empezarás a comunicarte conmigo. La próxima vez que hagamos el amor, tendrás que decirme exactamente qué quieres, con todo detalle.
—Oh.
Me aparta de su regazo en cuanto Taylor aparca delante de mi apartamento.
Santana baja de un salto y me abre la puerta del coche.
—Tengo una cosa para ti.
Se dirige a la parte de atrás del coche, abre el maletero y saca un gran paquete de regalo. ¿Qué demonios es eso?
—Ábrelo cuando estés dentro.
— ¿No vas a pasar?
—No, Brittany.
— ¿Y cuándo te veré?
—Mañana.
—Mi jefa quiere que salga a tomar una copa con ella mañana.
Santana endurece el gesto.
— ¿Eso quiere?
Su voz está impregnada de una amenaza latente.
—Para celebrar mi primera semana —añado enseguida.
— ¿Dónde?
—No lo sé.
—Podría pasar a recogerte por allí.
—Vale… Te mandaré un correo o un mensaje.
—Bien.
Me acompaña hasta la entrada del vestíbulo y espera mientras saco las llaves del bolso. Cuando abro la puerta, se inclina, me coge la barbilla y me echa la cabeza hacia atrás. Deja la boca suspendida sobre la mía, cierra los ojos y dibuja un reguero de besos desde el rabillo de un ojo hasta la comisura de mi boca.
Siento que mis entrañas se abren y se derriten, y se me escapa un leve quejido.
—Hasta mañana —musita ella.
—Buenas noches, Santana.
Percibo el anhelo en mi voz.
Ella sonríe.
—Entra —ordena.
Yo cruzo el vestíbulo cargada con el misterioso paquete.
—Hasta luego, bella —dice, luego se da la vuelta con su elegancia natural y vuelve al coche.
Una vez dentro del apartamento, abro la caja del regalo y descubro mi portátil MacBook Pro, la BlackBerry y otra caja rectangular. ¿Qué es esto?
Desenvuelvo el papel de plata. Dentro hay un estuche de piel negra alargado.
Lo abro y es un iPad. Madre mía… un iPad. Sobre la pantalla hay una tarjeta blanca con un mensaje escrito a mano por Santana:
Brittany… esto es para ti.
Sé lo que quieres oír.
La música que hay aquí lo dice por mí.
Santana
Tengo una recopilación grabada por Santana López en forma de iPad de última generación. Meneo la cabeza con disgusto por el despilfarro, pero en el fondo me encanta. Marley tiene uno en la oficina, así que sé cómo funciona.
Lo enciendo y, cuando aparece la imagen del escritorio, reprimo un grito: una pequeña maqueta de planeador. Dios. Es el Blanik L23 que le regalé, montado en una peana de vidrio, sobre lo que creo que es el escritorio del estudio de Santana. Me quedo boquiabierta.
¡Lo montó! Lo montó de verdad. Ahora recuerdo que lo mencionó en la nota de las flores. Me flaquean las piernas, y en este instante sé que ha pensado mucho en ese regalo.
Deslizo la flecha de la parte inferior de la pantalla para desbloquearla y vuelvo a ahogar un gemido. El fondo de pantalla es una foto de Santana y de mí en el entoldado de la fiesta de mi graduación. Es la que publicó el Seattle Times. Santana está tan guapa que no puedo evitar sonreír de oreja a oreja. ¡Sí, y es mía!
Doy un golpecito con el dedo y la imagen de pantalla cambia, y aparecen varias nuevas. Una aplicación Kindle, iBooks, Words… lo que sea todo eso.
Por Dios. ¿ La Biblioteca Británica? Pulso el icono y aparece un menú:
COLECCIÓN HISTÓRICA. Me desplazo hacia abajo y selecciono NOVELAS DE
LOS SIGLOS XVIII Y XIX. Otro menú. Presiono en el título: EL AMERICANO DE
HENRY JAMES. Se abre una nueva ventana, que me ofrece una copia del libro escaneada para lectura. Cielo santo… ¡es una primera edición, publicada en 1879, y la tengo en mi iPad! Me ha comprado la Biblioteca Británica, y solo he de darle a un botón.
Salgo rápidamente, sabiendo que soy capaz de perderme en esta aplicación eternamente. Localizo una aplicación de «buena alimentación» que hace que ponga los ojos en blanco y sonría al mismo tiempo, otra de noticias, una del tiempo, pero ella en su nota hablaba de música. Vuelvo a la pantalla principal, pulso el icono de iPod y aparece una lista de títulos. Voy pasando las canciones y la selección me hace sonreír.
Thomas Tallis… me costará olvidarme de eso. Al fin y al cabo la oí dos veces, mientras me azotaba y me follaba.
«Witchcraft.» Mi sonrisa se expande… bailando alrededor del gran salón.
La pieza de Bach de Marcello… Oh, no, eso es demasiado triste para mi estado de ánimo actual. Mmm. Jeff Buckley… sí, he oído hablar de él. Snow Patrol, mi grupo favorito, y una canción titulada «Principles of Lust» de Enigma. Típico de Santana.
Sonrío. Otra llamada «Possession»… oh, sí, muy Cincuenta Sombras. Y unas cuantas más que no conozco.
Selecciono una canción que me llama la atención, y le doy al play. Se titula «Try» de Nelly Furtado. Ella empieza a cantar, y su voz es como un pañuelo de seda que se enrolla a mí alrededor y me envuelve. Me tumbo en la cama.
¿Esto significa que Santana va a intentarlo? ¿Intentará esta relación nueva?
Me embebo de la letra mirando al techo, intentando entender este giro. Ella me extrañó.
Yo la extrañé. Debe de sentir algo por mí. A la fuerza. Este iPad, estas canciones, estas aplicaciones… lo nuestro le importa. Le importa de verdad. Mi corazón se llena de esperanza.
Termina la canción y tengo los ojos rebosantes de lágrimas. Rápidamente selecciono otra: «The Scientist» de Coldplay, uno de los grupos preferidos de Quinn.
Conozco el tema, pero nunca he escuchado la letra de verdad. Cierro los ojos y dejo que las palabras me inunden y me invadan.
Empiezan a brotar las lágrimas. No puedo contenerlas. Si esto no es una disculpa, ¿qué es? Oh, Santana.
¿O es una invitación? ¿Contestará a mis preguntas? ¿Estoy sacando demasiadas conclusiones de esto? Probablemente, esté sacando demasiadas conclusiones de esto.
Me enjuago las lágrimas. Tengo que mandarle un e-mail para darle las gracias. Salto de la cama para coger el cacharro. Coldplay sigue sonando, mientras me siento en la cama con las piernas cruzadas. El Mac se enciende y me conecto.
De: Brittany Pierce
Fecha: 9 de junio de 2011 23:56
Para: Santana López
Asunto: IPAD
Me has hecho llorar otra vez.
Me encanta el iPad.
Me encantan las canciones.
Me encanta la aplicación de la Biblioteca Británica.
Te quiero.
Gracias.
Buenas noches.
Britt xx
De: Santana López
Fecha: 10 de junio de 2011 00:03
Para: Brittany Pierce
Asunto: iPad
Me encanta que te guste. Yo también me he comprado una.
Ahora, si estuviera allí, te secaría las lágrimas a besos.
Pero no estoy… así que vete a dormir.
Santana López
Presidenta de López Enterprises Holdings, Inc.
Su respuesta me hace sonreír… siempre tan dominante, siempre tan Santana. ¿Esto cambiará, también? Y en ese momento me doy cuenta de que espero que no. Me gusta tal cual es —autoritaria—, mientras yo pueda enfrentarme sin miedo al castigo.
De: Brittany Pierce
Fecha: 10 de junio de 2011 00:07
Para: Santana López
Asunto: Señora Gruñona
Suenas igual de dominante que siempre, posiblemente tensa y probablemente malhumorada, señora López.
Yo sé algo que podría aliviar eso. Pero es verdad que no estás aquí… no me dejarías quedarme y esperas que te suplique…
Sueña con eso, señora.
Britt xx
P.D.: Veo que también has incluido la versión de Stalker’s Anthem de «Every Breath You Take». Disfruto mucho de tu sentido del humor, pero ¿lo sabe el doctor Flynn?
De: Santana López
Fecha: 10 de junio de 2011 00:10
Para: Brittany Pierce
Asunto: Tranquilidad tipo zen
Mi queridísima señorita Pierce:
En las relaciones vainilla también hay azotes, ¿sabes? Normalmente consentidos y en un contexto sexual… pero yo estaría muy contenta de hacer una excepción con usted.
Te tranquilizará saber que el doctor Flynn también disfruta con mi sentido del humor.
Ahora, por favor, vete a dormir; si no, mañana no servirás para nada.
Por cierto… suplicarás, créeme. Y lo estoy deseando.
Santana López
Presidenta tensa de López Enterprises Holdings, Inc.
De: Brittany Pierce
Fecha: 10 de junio de 2011 00:12
Para: Santana López
Asunto: Buenas noches, dulces sueños
Bueno, ya que lo has pedido con tanta amabilidad, y como me encanta tu deliciosa amenaza, me acurrucaré con el iPad que me has dado con tanto cariño y me quedaré dormida ojeando la Biblioteca Británica, escuchando la música que habla por ti.
Britt xx
De: Santana López
Fecha: 10 de junio de 2011 00:15
Para: Brittany Pierce
Asunto: Una petición más
Sueña conmigo.
x
Santana López
Presidenta de López Enterprises Holdings, Inc.
¿Soñar contigo, Santana López? Siempre.
Me pongo rápidamente el pijama, me cepillo los dientes y me meto en la cama. Me pongo los auriculares, saco el globo deshinchado del Charlie Tango de debajo de la almohada y me abrazo a él.
Estoy radiante de alegría, y mi boca entreabierta dibuja una sonrisa enorme y bobalicona. Cómo cambia todo en un día. ¿Cómo voy a poder dormir?
José González empieza a cantar una melodía cadenciosa con un hipnótico acorde de guitarra, y me sumerjo lentamente en el sueño, maravillada de que el mundo se haya arreglado en una noche, y preguntándome vagamente si debería hacer una lista de temas para Santana.
O_o***** - Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 05/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
holaaa saludos , dejame felicitarte por decidir adaptar la historia la verdad que me tiene atrapada ahora leo el cap final de la 1era parte ya que llevo unos 3 dias leyendolo y queria pasar a saludar
he disfrutado de las imagenes q has subido y me hice una idea de como era el ambiente
veo que tambien eres de venezuela lo cual es maravilloso.... en mi perfil estan mis redes sociales, seria genial que me agregaras al FB o skype para interactuar
nos leemos pronto ,
saludos
Mcmahonnn
he disfrutado de las imagenes q has subido y me hice una idea de como era el ambiente
veo que tambien eres de venezuela lo cual es maravilloso.... en mi perfil estan mis redes sociales, seria genial que me agregaras al FB o skype para interactuar
nos leemos pronto ,
saludos
Mcmahonnn
mcmahonnn- |******|
- Mensajes : 265
Fecha de inscripción : 12/02/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
siiiiii buenisimo este capitulo!! Pobre San que horrorosa infancia!!
Sigo insistiendo son un amor juntas!!
Gracias por seguir con las actualizaciones espero que tengas muchos comentarios!! jaja!!
Saludos
Espero leerte mañana???
Sigo insistiendo son un amor juntas!!
Gracias por seguir con las actualizaciones espero que tengas muchos comentarios!! jaja!!
Saludos
Espero leerte mañana???
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
ay Dios, me encantooo, estuvo buenisimo, gracias por darnos este fic... besos, cuidate.
Invitado- Invitado
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
como siempre me encanto el capitulo y todo lo bueno que pda decir de la historia ya lo he dicho, tanto que a veces me quedo sin palabras, solo queria comentar y esperando no te molestes que me hace sentir un poco mal el hecho de que si no recibes muchos comentarios decides no subir el capitulo diario y me pregunto si las que somos fieles, aunque ese dia seamos pocas para comentar, no somos suficientes para merecer ese cap que subes dia a dia? disculpa pero a veces no se pde comentar a diario y no significa que la historia no sea la mejor, gracias y disculpa de nuevo!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
las palabras de santana fueron increibles muy sinceras y para que diga que cambiara y que quiere todo con britt es porque de verdad lo quiere no tuvo una infancia bonita ni normal pero se que britt le ayudara con sus temores.
lexis17******* - Mensajes : 424
Fecha de inscripción : 23/03/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
lindo y tierno capitulo, me encanta que santana este intentando mas por britt y me fascina que britt intente hacer mas por sanatana. ayer espere todo el día por el fic, espero hoy no me hagas sufrir tanto. gracias por escribir
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Buen capitulo. gracias por tomarte el tiempo de escribir. Por cierto es raro que el personaje de "santana" haya cedido tan rápido a las peticiones del personaje de "Brittany". La lógica de este requería mas sufrimiento y que le costra mucho mas trabajo por todo el montaje que tiene en su cabeza de como "debe de ser una relación" ahhhh comentario molesto de la semana. saludos. Gracias por compartir la historia.
yo_mera* - Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Que buen capítulo. Me alegra que Santana buscará a Britt, al fin y al cabo se quieren y merecen una segunda oportunidad, sin azotes...sin perverciones.
Que difícil la situación de Cincuenta Sombras, ahora entiendo parte de su razón de ser, no tuvo una infancia fácil. Tuvo que vivir con el recuerdo de el cuerpo de su madre, después de suicidarse y lo que sea que haya pasado antes de eso.
Me alegra que contará un poco sobre ella y aun más que intente dale más a Brittany.
Tres cosas:
Vivo en una noche perpetua....Vaya romanticismo.
La próxima vez que hagamos el amor...¿Dijo hacer el amor? No sexo, no follar ¡Hacer el amor! Uhu
The Scientist» de Coldplay" ...Cuanto te adoro Quinn, cuanto te adoro Santana, cuanto adoro está canción.
Ahora, a esperar por lo Wanky. Anda Britt...te toca suplicar
Un saludo...hasta la próxima!
Que difícil la situación de Cincuenta Sombras, ahora entiendo parte de su razón de ser, no tuvo una infancia fácil. Tuvo que vivir con el recuerdo de el cuerpo de su madre, después de suicidarse y lo que sea que haya pasado antes de eso.
Me alegra que contará un poco sobre ella y aun más que intente dale más a Brittany.
Tres cosas:
Vivo en una noche perpetua....Vaya romanticismo.
La próxima vez que hagamos el amor...¿Dijo hacer el amor? No sexo, no follar ¡Hacer el amor! Uhu
The Scientist» de Coldplay" ...Cuanto te adoro Quinn, cuanto te adoro Santana, cuanto adoro está canción.
Ahora, a esperar por lo Wanky. Anda Britt...te toca suplicar
Un saludo...hasta la próxima!
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Edad : 31
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Me gusto mucho el capitulo la adaptación que haces con la historia es más que genial de verdad espero tu próxima actualización saludos
Keiri Lopierce-* - Mensajes : 1570
Fecha de inscripción : 09/04/2012
Edad : 33
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
awwwwww por fin una relacion vainilla, sin nada de golpes y cosas sadicas, se ke la historia se trata de eso, pero me llega a perturbar un poco tanto sadismo, mmmm creo que prefiero las relaciones vainillas jajajajajaja espero de verdad que esta relacion vainilla dureun rato, y que cuando brittany le suplioque a santana si primer encuentro no tenga nada de pervertido, sea algo mas "hacer el amor" y no follar con desesperacion. ( no se, creo que me gustaria mucho mas que la que termine suplicando sea santana, porque eso le quitaria algo de control y seria mas tierno y emotivo, creeeo, o bien ambas)
yo no siempre puedo comentar, porque trabajo, o lo leo desde lugares como el cel o asi, y se que al igual que yo hay mcuhas , espero que no pares de actualizar por eso, ten por seguro que sin muchoa muchas las que leen sin comentar, ahoraa que eso no indica que siempre que pueda comentare con gusto ( en ocaciones se me pasan un capi, porke llego tarde o muy canzada, otra razon por la que no puedo comentar, pero al dia siguiente en seguida me pongo al corrienta hasta donde vas>)
Saludos y en enpera de tu actu
yo no siempre puedo comentar, porque trabajo, o lo leo desde lugares como el cel o asi, y se que al igual que yo hay mcuhas , espero que no pares de actualizar por eso, ten por seguro que sin muchoa muchas las que leen sin comentar, ahoraa que eso no indica que siempre que pueda comentare con gusto ( en ocaciones se me pasan un capi, porke llego tarde o muy canzada, otra razon por la que no puedo comentar, pero al dia siguiente en seguida me pongo al corrienta hasta donde vas>)
Saludos y en enpera de tu actu
victoria555****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
jaja me encanta tu fic :) actualiza pronto jajaja britany suplicandole a san uff muero por leeer eso :D
el otro dia me dormi como a las 4 esperando tu actilizacion jajajaja kndo vi k no no me kedo de otra mas k irme a domir :( sigue asii esta mui bien tu historia :D
el otro dia me dormi como a las 4 esperando tu actilizacion jajajaja kndo vi k no no me kedo de otra mas k irme a domir :( sigue asii esta mui bien tu historia :D
itzel7** - Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 10/03/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Sí! Un equilibrio entre luz y sombra o, mejor dicho, la cercanía de ambas, sin confundirse. El claroscuro, todo lo que se necesita para destacar lo profundo de lo llano que, al mismo tiempo, se necesitan para poder ser lo que son. Sin profundidad, no habría superficie. Sin oscuridad, no habría claridad. Y viceversa.
Este capítulo estuvo muy bien adaptado! Gracias
Este capítulo estuvo muy bien adaptado! Gracias
MarisaParedes****** - Mensajes : 316
Fecha de inscripción : 25/02/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Me encanta tu trabajo, me encanta el fic, me encanta la adaptación, espero actualización pronto!
Pd: Gracias <3.
Pd: Gracias <3.
Faberrittana* - Mensajes : 3
Fecha de inscripción : 07/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Que te puedo decir magnifico¡¡¡ me gusta mucho esta historia y amo a santana, sera por que es demaciado hermosa ehhh. Bueno adoro que escribas y que actualices rápido
Saludos y hasta la próxima actualización ;)
Saludos y hasta la próxima actualización ;)
khandyy** - Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 08/03/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
aqui dejando mi comen
buenisimooooooooooooooooooooooooooooooo dios es mejor idea q esta no ahi
buenisimooooooooooooooooooooooooooooooo dios es mejor idea q esta no ahi
airin-SyB***** - Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 28/01/2013
Edad : 30
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
San va a aceptar una relacion vainilla??? En serio??? GENIAL!!
Me me gusta ver la morena va cediendo.. esos celos de nuestra 50 sombras me encantan jejejej tan posesiva como siempre!
Me encanta que actualizas super rapido.. AMO esta historia!
Me me gusta ver la morena va cediendo.. esos celos de nuestra 50 sombras me encantan jejejej tan posesiva como siempre!
Me encanta que actualizas super rapido.. AMO esta historia!
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
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