|
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
"Opening Night" en:
Últimos temas
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios |
Publicidad
Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
+86
alezandrakac
verodiver
Floracing
Aisha_BrittanaGleek
nayistica
Anomi
Dann Miranda
Elita
andre *-*
AdrianaSofia
LittleShipper
Karla Soto
PAOFEXR
Floor
MC.
CarolinaAnArias
Lady Di_Masha
Heather_Rivera
naty_LOVE_GLEE
Kareemciitaah Ediith
Fatiiu
LilianaM.
betacool frex
Maitehd
DiannaSnixxx
Hemonay Rivera
javavera
laura.owens
Anddy Rivera Morris
mcmahonnn
julia7x
Filomena!
KikitaRivera
CamilaFrancisca.-
aleSBQRnayaholic
Brianna lopez
khandyy
victoria555
lexis17
Keiri Lopierce
Kristen Rivera
micky morales
Gudu
monica.santander
aria
Camila18
Dai15
Ali_Pearce
O_o
MarisaParedes
scarlet17
saibelli
kAh0sR
Alisseth
brittana234
£§t®ãnG€®
yo_mera
4LoveIsLove
Lebam_Snix
Elisika-sama
vika
Twinkle Dani
itzel7
Faberrittana
nicole19
angelicarestrepo
brittana-bitches!!!
kaorip0
Maruu Crissvera
MariaDPP
k-cadena
Andy_Pandy
gatituu *_*
sdaa
MarT1n4
marcoheath
jas2602
sweetbitch
andreiitahh21
MarLovesGlee<3
LoveyouHemo
EliLovesBrittana
airin-SyB
caariitooj
Nicole López
YoyoMay
90 participantes
Página 32 de 40.
Página 32 de 40. • 1 ... 17 ... 31, 32, 33 ... 36 ... 40
¿Te gusta esta enigmática historia?
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
ya estoy en coma, que capitulazo!!!!! no es que asi no se pde vivir, esperando esta bendita actualizacion, por Dios ten piedad!!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
¡Oh Dios mío, ha sido perfecto! <3
Gracias, gracias, gracias, gracias por actualizar a pesar de que estés enferma
vales mil Nina c':
Sin más, recuperate pronto jeje
...
muchos besos ^^
Gracias, gracias, gracias, gracias por actualizar a pesar de que estés enferma
vales mil Nina c':
Sin más, recuperate pronto jeje
...
muchos besos ^^
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Santana esta bien! ojala el Charlie Tango no haya quedado tan mal
Amo a la familia de San, son tan... no lo se, no encuentro la palabra indicada para definirlos....
Le dijo que siiiiiii ! Ahora puedo irme a dormir en paz.
Excelente capitulo cada vez se pone mejor esta maravillosa historia.
Cuídate, que se te pase la gripe pronto, hasta la próxima actualización.
Amo a la familia de San, son tan... no lo se, no encuentro la palabra indicada para definirlos....
Le dijo que siiiiiii ! Ahora puedo irme a dormir en paz.
Excelente capitulo cada vez se pone mejor esta maravillosa historia.
Cuídate, que se te pase la gripe pronto, hasta la próxima actualización.
laura.owens*** - Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 10/04/2012
Edad : 31
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Ohhhhh genial... Britt ha acepto!!! Que manera mas original de darle una respuesta, esa rubia es bien insegeniosa..
Este cap ha sido muy angustiante... El solo pensar que Cincuenta le pasara algo moriiiii... Suerte que solo fue un fallo electronico pero eso eata muy raro -.-
Este cap ha sido muy angustiante... El solo pensar que Cincuenta le pasara algo moriiiii... Suerte que solo fue un fallo electronico pero eso eata muy raro -.-
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Uff, ahora ya puedo dejar de contener la respiración....¡Santana esta bien! ¡Yey! Todas nos llevamos un susto, la pobre Britt, no podía ni articular palabra.
"¿Fuego? ¿En ambos motores?" No se mucho sobre estas cosas, pero a mi me hule a atentado. "Piensa mal y acertaras" si estoy en lo cierto lo importante ahora es que Cincuenta Sombras está bien.
"Si" ¿Si que? o...espera ¿Si se casará con ella?
Me encanto este capítulo, fue perfecto! Espero que este mejor, odio cuando me da gripe se siente horrible así que mejorate ^-^ Un abrazo Nina ¡Hasta el próximo!
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Edad : 31
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
wooowwww casi me muero muerta!!!! san aparecio, gracias, gracias!!
Punto triple para vos por actualizar AUN ESTANDO ENFERMITA!!!
muero por la reaccion de Santana.
saludos, espero que te recuperes pronto
Punto triple para vos por actualizar AUN ESTANDO ENFERMITA!!!
muero por la reaccion de Santana.
saludos, espero que te recuperes pronto
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
un capitulo muy emocionante logro angustiarme pero como siempre me deje muy fascinada. espero ansiosa esa conversacion entre quinn y britt, el cumpleaños de sanatana sigue dando vueltas en mi cabeza. por cierto ese si, en ese pequeño llavero me ah encantado. espero te encuentres mejor. gracias por escribir
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
OMG!!!!!!!!!! SIiiiiiiiiiiiiiii por fin se vana casar??????????? eso espero
Menos mal que Santy esta bien! que angustioso el capitulo!
No veo al hora de que actualices!!!!!!!!!!!!!!!
Ten piedad de tus lectoras!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Menos mal que Santy esta bien! que angustioso el capitulo!
No veo al hora de que actualices!!!!!!!!!!!!!!!
Ten piedad de tus lectoras!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
MC.* - Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
QUERIDISIMA SEÑORITA NINA:
POR MOMENTOS AL PRINCIPIO DEL CAP ME TENÍAS EXALTADA Y ANSIOSA DE QUE SAN VUELVA Y SE ENCUENTRE BIEN!
HASTA QUE LLEGUE AL MOMENTO DE SU APARICIÓN DE VERDAD FUE GENIAL COMO SE DESARROLLO TODO, FUE TIERNO Y ERA LO QUE MENOS ESPERABA DESPUÉS DEL SUSTO EN EL QUE NOS HABÍAS DEJADO.
LA PARTE FINAL FUE TAN "DFAOIJFADJÑADVL" DE VERDAD LE DIJO QUE SI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
YA QUIERO VER COMO SIGUE TODO, ESTO ES TAN PROFUNDO, DIVERTIDO, ENTRETENIDO Y EMOCIONANTE NO ME QUIERO PERDER DE NADA SEÑORITA NINA GRACIAS POR ESTO!!!
DE VERDAD USTED ES MI IDOLA!!!
ESPERO LA ACTU! SALUDOS!! NATY.
POR MOMENTOS AL PRINCIPIO DEL CAP ME TENÍAS EXALTADA Y ANSIOSA DE QUE SAN VUELVA Y SE ENCUENTRE BIEN!
HASTA QUE LLEGUE AL MOMENTO DE SU APARICIÓN DE VERDAD FUE GENIAL COMO SE DESARROLLO TODO, FUE TIERNO Y ERA LO QUE MENOS ESPERABA DESPUÉS DEL SUSTO EN EL QUE NOS HABÍAS DEJADO.
LA PARTE FINAL FUE TAN "DFAOIJFADJÑADVL" DE VERDAD LE DIJO QUE SI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
YA QUIERO VER COMO SIGUE TODO, ESTO ES TAN PROFUNDO, DIVERTIDO, ENTRETENIDO Y EMOCIONANTE NO ME QUIERO PERDER DE NADA SEÑORITA NINA GRACIAS POR ESTO!!!
DE VERDAD USTED ES MI IDOLA!!!
ESPERO LA ACTU! SALUDOS!! NATY.
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaiii no pk me hace estooo ????????
lo dejas en el SI sin dejarnos leer la reaccion de san :(
i lgo nnoooo actualizas hoyyy mira k me kede depirtaa asta trde
i nada mas estava F5 F5 aber si ya habias actulizadoo :(
pero bueno espero hoy subas un cap
x fin le dijo k sii k emocioon
lo dejas en el SI sin dejarnos leer la reaccion de san :(
i lgo nnoooo actualizas hoyyy mira k me kede depirtaa asta trde
i nada mas estava F5 F5 aber si ya habias actulizadoo :(
pero bueno espero hoy subas un cap
x fin le dijo k sii k emocioon
itzel7** - Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 10/03/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Le dijo que SI y soy profundamente Feliz :$
Actualiza por favor
Felicidades una vez mas por este Fic C:
Actualiza por favor
Felicidades una vez mas por este Fic C:
LilianaM.* - Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 14/06/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Hola ya estoy curada 100 % gracias a todas por comentar y sus buenos deseos les dejo el capitulo ando de pasada espero sus comentarios
Espero que les guste.
— ¿Te casarás conmigo?
Susurra, incrédula.
Yo asiento, nerviosa, ruborizada y ansiosa, y sin creer apenas su reacción… la de esta mujer a la que creí que había perdido. ¿Cómo puede no entender cuánto la quiero?
—Dilo —me ordena en voz baja, con una mirada intensa y ardiente.
—Sí, me casaré contigo.
Inspira profundamente y de repente me coge en volandas y empieza a darme vueltas alrededor del salón de un modo muy impropio de Cincuenta. Se ríe, joven y despreocupada, radiante de una alegría eufórica. Yo me aferro a sus brazos, sintiendo cómo sus músculos se tensan bajo mis dedos, y me dejo llevar por su contagiosa risa, aturdida, confundida, una muchacha total y perdidamente enamorada de su novia y futura esposa. Me deja en el suelo y me besa. Intensamente, con las manos a ambos lados de mi cara, y su lengua insistente, persuasiva… excitante.
—Oh, Britt —musita pegada a mis labios, y eso me enciende y hace que todo me dé vueltas.
Ella me quiere, de eso no tengo la menor duda, y disfruto del sabor de esta mujer deliciosa, esta mujer a la que creí que nunca volvería a ver. Su felicidad es evidente, le brillan los ojos, sonríe como una muchacha, y el alivio que siente es casi palpable.
—Pensé que te había perdido —murmuro, todavía abrumada y sin aliento por ese beso.
—Bella, hará falta algo más que un 135 averiado para alejarme de ti.
— ¿135?
—El Charlie Tango. Es un Eurocopter EC135, el más seguro de su gama.
Una emoción sombría cruza fugazmente por su rostro, distrayendo mi atención. ¿Qué me oculta? Antes de que pueda preguntárselo, se queda muy quieta y me ve a los ojos con el ceño fruncido, y por un segundo creo que va a contármelo. Observo sus ojos.
—Un momento… Me diste esto antes de que viéramos a Flynn —dice sosteniendo el llavero, con expresión casi horrorizada.
Oh, Dios, ¿adónde quiere ir a parar con esto? Yo asiento, inexpresiva.
Abre la boca.
Yo me encojo de hombros a modo de disculpa.
—Quería que supieras que dijera lo que dijese Flynn, para mí nada cambiaría.
Santana parpadea y me mira, incrédula.
—Así que toda la noche de ayer, mientras yo te suplicaba una respuesta, ¿ya me la habías dado?
Parece consternada. Yo vuelvo a asentir e intento desesperadamente evaluar su reacción. Ella se me queda mirando, estupefacta, atónita, pero entonces entorna los ojos y en su boca se dibuja un amago de ironía.
—Toda esa preocupación… —susurra en un tono inquietante. Yo le sonrío y me encojo de hombros otra vez—. Oh, no intente hacerse la niña ingenua conmigo, señorita Pierce. Ahora mismo, tengo ganas de…
Se pasa la mano por el pelo, y luego menea la cabeza y cambia de táctica.
—No puedo creer que me dejaras con la duda.
Su voz susurrante está teñida de incredulidad. Su expresión cambia levemente, sus ojos brillan perversos y aparece su sonrisa sensual.
Santo cielo. Me estremezco por dentro. ¿En qué está pensando?
—Creo que esto se merece algún tipo de retribución, señorita Pierce —dice en voz baja.
¿Retribución? ¡Oh, no! Sé que está jugando… pero aun así retrocedo un poco con cautela.
Santana sonríe.
— ¿Así que ese es el juego?
Susurra
— Porque te tengo en mis manos. Y sus ojos arden intensos, juguetones.
—Y además te estás mordiendo el labio — añade amenazadora.
Siento cómo todas mis entrañas se contraen súbitamente. Oh, Dios. Mi futura esposa quiere jugar. Retrocedo un paso más, y luego me doy la vuelta para tratar de huir, pero es en vano. Santana me agarra con un rápido movimiento y yo grito de placer, sorprendida y sobresaltada. Me carga sobre su hombro y echa a andar por el pasillo.
— ¡Santana! —siseo, consciente de que Noah está arriba, aunque no creo que pueda oírnos.
Intento tranquilizarme dándole palmaditas en la parte baja de la espalda, y de pronto, con un valeroso impulso irrefrenable, le doy un cachete en su voluptuoso trasero. Ella me lo devuelve inmediatamente.
— ¡Ay! —chillo.
—Hora de ducharse —declara triunfante.
— ¡Bájame!
Me esfuerzo por parecer enfadada, pero fracaso. Es una lucha fútil, ella me sujeta firmemente los muslos con el brazo, y por la razón que sea no puedo parar de reír.
— ¿Les tienes mucho cariño a estos zapatos? —pregunta con ironía, mientras abre la puerta del baño de su dormitorio.
—Ahora mismo preferiría que tocaran el suelo —intento quejarme, pero no acabo de conseguirlo, porque no puedo dejar de reír.
—Sus deseos son órdenes para mí, señorita Pierce.
Sin bajarme, me quita los dos zapatos y los deja caer ruidosamente sobre el suelo de baldosas. Se para junto al tocador, se vacía los bolsillos: la BlackBerry sin batería, las llaves, el llavero. Desde este ángulo, solo puedo imaginar qué aspecto tendré en el espejo. Una vez que ha terminado, se dirige muy decidida hacia la inmensa ducha.
— ¡Santana! —le advierto a gritos, viendo claras ahora sus intenciones.
Abre el grifo al máximo. ¡Dios…! Un chorro de agua helada me cae directamente sobre el trasero, y chillo; luego vuelvo a acordarme de que Noah está arriba y me callo. Aunque voy totalmente vestida, tengo mucho frío. El agua helada me empapa el traje, las bragas y el sujetador. Estoy calada y me entra otro ataque de risa.
— ¡No! —chillo—. ¡Bájame!
Vuelvo a darle cachetes, más fuertes esta vez, y Santana me suelta dejando que me deslice por su cuerpo chorreante. Ella tiene la camisa blanca pegada a sus pechos y se le transparenta el sujetador blanco, también los pantalones del traje están empapados. Yo también estoy calada, enardecida, aturdida y sin aliento, y ella me mira sonriente, y está tan… increíblemente sexy.
Se pone seria, sus ojos centellean, y vuelve a cogerme la barbilla y acerca mis labios a su boca. Es un beso tierno, acariciante, que me trastorna por completo. Ya no me importa estar totalmente vestida y chorreando en la ducha de Santana. Estamos las dos solas bajo la cascada de agua. Ha vuelto, está bien, es mía.
Mis manos se dirigen involuntariamente a su camisa, que se pega a sus pechos, mostrando el sujetador bajo la tela blanca empapada, como desearía que no tuviera el sujetador. Yo le saco la camisa del pantalón de un tirón y ella gime, pegada a mi boca, sin despegar sus labios de los míos. Cuando empiezo a desabrocharle la camisa, ella comienza a bajar la cremallera de mi vestido lentamente. Sus labios son ahora más insistentes, más provocativos, su lengua invade mi boca… y mi cuerpo explota de deseo. Le abro la camisa de golpe. Los botones salen volando, rebotando contra las baldosas y repiqueteando por el suelo de la ducha. Mientras aparto la tela mojada de sus hombros y brazos, la empujo contra la pared, dificultando sus intentos de desnudarme.
—La cadena —murmura, y levanta su cabello.
Con dedos torpes le quito la cadena de oro que tiene como dije su inicial, la dejo caer sobre el suelo de baldosas fuera de la ducha, luego le quito la camisa y la rodeo con mis brazos hacia su espalda evitando tocarla y le quito el sujetador, quedo con la boca abierta cuando veo sus morenos pezones deseo besarlos. Sus ojos buscan los míos a través de la cascada de agua. Su mirada es candente, carnal, como el agua ahora abrasadora. Cojo sus pantalones por la cinturilla, pero ella menea la cabeza, me sujeta por los hombros y me da la vuelta de manera que quedo de espaldas. Termina de bajarme la cremallera, me aparta el pelo mojado del cuello y pasa la lengua desde la nuca hasta el nacimiento del pelo, y de nuevo hacia abajo, sin parar de besarme y chuparme el cuello.
Yo gimo y ella me retira dulcemente el vestido de los hombros, haciéndolo bajar sobre mis pechos mientras me besa la nuca y debajo de la oreja. Me desabrocha el sujetador, lo aparta también y libera mis pechos. Los rodea y los cubre con las manos susurrándome cosas bonitas al oído.
—Eres preciosa —murmura.
Tengo los brazos atrapados por el sujetador y el vestido desabrochado, que cuelga bajo mis pechos; sigo con las mangas puestas, pero tengo las manos libres. Ladeo la cabeza para que Santana acceda fácilmente a mi cuello y dejo que sus mágicas manos tomen posesión de mis pechos. Echo hacia atrás los brazos y me alegra oír que inspira bruscamente cuando mis dedos inquisitivos toman contacto con su sexo. Ella presiona su sexo contra mis manos acogedoras. Maldita sea, ¿por qué no me ha dejado que le quitara los pantalones?
Me pellizca los pezones, y mientras se endurecen y yerguen bajo sus expertas caricias, todos los pensamientos relacionados con sus pantalones desaparecen y un libidinoso placer se clava con fuerza bajo mi vientre. Pegada a su cuerpo siento sus pezones erectos en mi espalda, echo la cabeza hacia atrás y gimo.
—Sí —musita, me da la vuelta otra vez y atrapa mi boca con la suya.
Me despoja del sujetador, el vestido y las bragas y los deja caer, de forma que se unen a su camisa en un amasijo de ropa húmeda sobre el suelo de la ducha.
Cojo el gel que está a nuestro lado. Santana se queda quieta en cuanto se da cuenta de lo que voy a hacer. La miro directamente a los ojos y me pongo un poco de gel en la palma de la mano. La mantengo levantada frente a su torso, esperando su respuesta a mi pregunta implícita. Ella abre mucho los ojos y me contesta con un asentimiento casi imperceptible.
Poso la mano cuidadosamente sobre su clavícula y, con suavidad, empiezo a frotarle la piel con el jabón. Santana inspira profundamente hinchando el torso, pero aparte de eso permanece inmóvil. Acto seguido me aferra las caderas con las manos, pero no me aparta. Me observa con recelo y con una mirada más intensa que asustada, pero sus labios están entreabiertos y su respiración acelerada.
— ¿Estás bien? —susurro.
—Sí.
Su breve respuesta es casi un jadeo. Acuden a mi memoria todas las veces que nos hemos duchado juntas, aunque el recuerdo del Olympic es agridulce. Bueno, ahora puedo tocarla. Le lavo con cariño dibujando pequeños círculos. Limpio a mi mujer por debajo de los brazos, sobre las costillas, y desciendo por su vientre firme y plano, hasta el vello que sobresale de su zona púbica.
—Ahora me toca a mí —musita.
Coge el champú, nos aparta a ambas del chorro de agua y me vierte un poco sobre la cabeza.
Interpreto su gesto como una señal para que deje de lavarle, así que dejo los dedos aferrados a la cinturilla de su pantalón. Ella me extiende el champú por el pelo y me masajea el cuero cabelludo con sus dedos esbeltos y delicados. Yo gimo de placer.
Cierro los ojos y me rindo a esa sensación celestial. Esto es justo lo que necesito, después de esta angustiosa noche.
Ella se ríe entre dientes y yo abro un ojo y veo que me mira complacida.
— ¿Te gusta?
—Mmm…
Sonríe satisfecha.
—A mí también —dice, y se inclina para besarme la frente, mientras sus dedos continúan masajeándome dulcemente el cuero cabelludo—. Date la vuelta — dice en tono autoritario.
Yo hago lo que me ordena, y sus dedos se mueven despacio sobre mi cabeza. Me lavan, me relajan, me miman. Oh, esto es el éxtasis. Ella coge más champú y me frota con delicadeza la melena que cae sobre mi espalda. Cuando termina, vuelve a empujarme hacia el chorro de agua.
—Inclina la cabeza hacia atrás —ordena en voz baja.
Yo obedezco complaciente, y ella me aclara la espuma del jabón. Cuando termina, me coloco otra vez de frente y echo mano de nuevo a sus pantalones.
—Quiero lavarte entera —susurro.
Ella responde con su sensual media sonrisa y levanta las manos como diciendo: «Soy toda tuya, bella». Yo sonrío: es una sensación maravillosa. Le bajo delicadamente la cremallera, y sus pantalones y las bragas no tardan en reunirse con el resto de la ropa. Con un hábil dedo roso su sexo y noto lo húmeda que esta. Me yergo y cojo el gel y la esponja natural.
—Parece que te alegras de verme —murmuro con ironía.
—Yo siempre me alegro de verla, señorita Pierce —replica, devolviéndome la sonrisa.
Echo gel en la esponja, y reemprendo mi viaje a través de su torso. Ahora está más relajada, quizá porque en realidad no la estoy tocando. Voy descendiendo con la esponja, desde sus pechos, pasando por encima de su vientre hasta deslizarla entre su vello púbico y luego sobre su sexo hasta el medio de sus muslos.
La miro de reojo, y ella me observa con ojos acechantes y anhelo sensual.
Mmm… me gusta esa mirada. Tiro la esponja y uso las manos para acariciarle su sexo. Ella cierra los ojos, echa la cabeza hacia atrás gimiendo, e impulsa las caderas hacia mis manos.
¡Oh, sí! Esto es muy excitante. La diosa que llevo dentro ha resurgido después de pasarse la noche entera meciéndose y sollozando en un rincón, y ahora lleva los labios pintados de un tono rojo fulana.
De pronto, Santana me mira fijamente con ojos ardientes. Ha recordado algo.
—Es sábado —exclama con asombro lascivo en la mirada, y me coge por la cintura, me atrae hacia ella y me besa salvajemente.
¡Uau… cambio de ritmo!
Sus manos se deslizan por mi cuerpo húmedo y resbaladizo hasta moverse en torno a mi sexo, sus dedos me exploran provocativos, y su implacable boca me deja sin respiración. Sube una mano hasta mi cabello húmedo para sujetarme la cabeza, mientras yo resisto toda la fuerza de su pasión desatada. Sus dedos se mueven en mi interior.
— ¡Ah! —jadeo junto a su boca.
—Sí —sisea, desliza las manos hasta mi trasero y me levanta—. Rodéame con las piernas, bella.
Mis piernas obedecen, y me aferro a su cuello como una lapa. Ella me sostiene contra la pared de la ducha, se para y me observa intensamente.
—Abre los ojos —murmura—. Quiero verte.
La miro parpadeante, con el corazón latiéndome desbocado y la sangre hirviendo ardiente a través de mis venas, y un deseo real y galopante aumenta en mi interior. Entonces ella acomoda su sexo junto al mío, comienza una danza lenta con las caderas se mueve muy despacio, y me llena, y me reclama, piel contra piel. Yo empujo hacia abajo para fundirme en ella, gimiendo con fuerza. Una vez junto a mí, se detiene otra vez, con la cara contraída, intensa.
—Eres mía, Brittany —susurra.
—Siempre.
Sonríe victoriosa, se mueve y me hace jadear.
—Y ahora ya podemos contárselo a todo el mundo, porque has dicho que sí.
Su voz tiene un tono reverencial, y entonces sus labios se apoderan de mi boca, y empieza a moverse… lenta y dulcemente. Yo cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás, mi cuerpo se arquea y someto mi voluntad a la suya, esclava de su cadencia lenta y embriagadora.
Me roza con los dientes la mandíbula, y la barbilla, bajando por el cuello mientras recupera el ritmo, empujándome hacia delante y hacia tras… lejos de este planeta terrenal, de la ducha abrasadora, del terror gélido de la noche pasada. Somos solo mi mujer y yo, moviéndonos al unísono como si fuéramos una, cada una absolutamente absorbida la una de la otra, y nuestros jadeos y gruñidos se funden. Yo saboreo la sensación exquisita de que me posea, mientras mi cuerpo brota y florece en torno a ella.
Podría haberla perdido… y la amo… la amo tanto, y de pronto me supera la inmensidad de mi amor y la profundidad de mi compromiso con ella. Pasaré el resto de mi vida amando a esta mujer, y con esa revelación abrumadora, exploto en torno a ella en un orgasmo catártico, sanador, y grito su nombre mientras las lágrimas bañan mis mejillas.
Ella alcanza el clímax y nuestras humedades se funden. Con la cara hundida en mi cuello, se derrumba en el suelo, abrazándome fuerte, besándome la cara y secándome las lágrimas a besos, mientras el agua caliente cae a nuestro alrededor y nos purifica.
—Tengo los dedos morados —murmuro, saciada y reclinada sobre sus pechos en la dicha poscoital.
Ella acerca mis dedos a sus labios y los besa, uno por uno.
—Deberíamos salir de esta ducha.
—Yo estoy muy a gusto aquí.
Reposo sentada entre sus piernas mientras ella me abraza fuerte. No quiero moverme.
Santana expresa su conformidad con un murmullo. Pero de pronto me siento agotada, totalmente exhausta. Han pasado tantas cosas durante la última semana, historias como para llenar toda una vida, y además ahora voy a casarme. Se me escapa una risita de incredulidad.
— ¿Qué le hace tanta gracia, señorita Pierce? —pregunta ella cariñosamente.
—Ha sido una semana muy intensa.
Sonríe.
—Lo ha sido, sí.
—Gracias a Dios que ha regresado sana y salva, señora López —murmuro, y al pensar en lo que podría haber pasado se me encoge el alma.
Ella se pone tensa e inmediatamente lamento habérselo recordado.
—Pasé mucho miedo —confiesa para mi sorpresa.
— ¿Cuándo… Antes?
Asiente con gesto serio.
Santo cielo.
— ¿Así que le quitaste importancia para tranquilizar a tu familia?
—Sí. Volaba demasiado bajo para poder aterrizar bien. Pero lo conseguí, no sé cómo.
Oh, Dios. Levanto los ojos hacia ella, con la cascada de agua cayendo sobre nosotras, y su expresión es muy grave.
— ¿Ha estado cerca?
Me mira fijamente.
—Muy cerca. —Hace una pausa—. Durante unos segundos espantosos, pensé que no volvería a verte.
La abrazo fuerte.
—No puedo imaginar mi vida sin ti, Santana. Te quiero tanto que me da miedo.
—Yo también. —Me estrecha con fuerza entre sus brazos y hunde el rostro en mi cabello—. Nunca dejaré que te vayas.
—No quiero irme, nunca.
La beso en el cuello, y ella se inclina y me besa también con dulzura.
Al cabo de un momento, se remueve un poco.
—Ven levántate voy a lavarme el pelo… y luego vamos a secarte, y a la cama. Yo estoy exhausta, y a ti parece que te hayan dado una paliza.
Al oír estas palabras, me inclino hacia atrás y arqueo una ceja. Ella ladea la cabeza y me sonríe con ironía.
— ¿Algo que decir, señorita Pierce?
Niego con la cabeza y me pongo de pie algo tambaleante.
Estoy sentada en la cama. Después de que Santana se seco el pelo ella se ha empeñado en secarme el pelo a mi… y lo hace bastante bien.
Son más de las dos de la madrugada, y estoy deseando dormir.
Antes de meterse en la cama, Santana baja de nuevo la mirada hacia el llavero y vuelve a menear la cabeza sin dar crédito.
—Es fantástico. El mejor regalo de cumpleaños que he tenido nunca. —Me mira fijamente, con ojos dulces y cariñosos—. Mejor que el póster firmado de Giuseppe DeNatale.
—Te lo habría dicho antes, pero como se acercaba tu cumpleaños… ¿Qué le das a una mujer que lo tiene todo? Así que pensé en darme… yo.
Deja el llavero en la mesita de noche y se acurruca a mi lado. Me acoge en sus brazos, me estrecha contra su pecho y se queda abrazada a mi espalda.
—Es perfecto. Como tú.
Sonrío, aunque ella no puede verme.
—Yo no soy perfecta, ni mucho menos, Santana.
— ¿Está sonriendo, señorita Pierce?
¿Cómo lo sabe?
—Tal vez —respondo con una risita—. ¿Puedo preguntarte algo?
—Claro —dice acariciándome el cuello con la nariz.
—No llamaste mientras volvías de Portland. ¿Fue en realidad por culpa de Noah? ¿Te preocupaba que me quedara a solas con él?
Santana no dice nada. Me doy la vuelta para verle la cara, y ella me mira con los ojos muy abiertos, como si le estuviera reprochando algo.
— ¿Te das cuenta de lo ridículo que es eso? ¿De lo mal que nos lo has hecho pasar a tu familia y a mí? Todos te queremos mucho.
Ella parpadea un par de veces y después me dedica su sonrisa tímida.
—No imaginaba que todos se preocuparían tanto.
Frunzo los labios.
— ¿Cuándo te entrará en esa cabeza tan dura que la gente te quiere?
— ¿Cabeza dura?
Arquea las cejas, completamente atónita.
Yo asiento.
—Sí, cabeza dura.
—No creo que los huesos de mi cráneo tengan una dureza significativamente mayor que cualquier otra parte de mi cuerpo.
— ¡Estoy hablando en serio! Deja de hacer bromas. Aún estoy un poco enfadada contigo, aunque eso haya quedado parcialmente eclipsado por el hecho de que estés en casa sana y salva. Cuando pensé… —Se me quiebra la voz al recordar esas horas de angustia—. Bueno, ya sabes lo que pensé.
Su mirada se dulcifica, alarga la mano y me acaricia la cara.
—Lo siento. ¿De acuerdo?
—Y también tu pobre madre. Fue muy conmovedor verte con ella — susurro.
Ella sonríe tímidamente.
—Nunca la había visto de ese modo. —Adopta una expresión perpleja al recordarlo—. Sí, ha sido realmente impresionante. Por lo general es tan serena… Resultó muy impactante.
— ¿Lo ves? Todo el mundo te quiere. —Sonrío—. Quizá ahora empieces a creértelo.
Me inclino y la beso con dulzura.
—Feliz cumpleaños, Santana. Me alegro de que estés aquí para compartir tu día conmigo. Y no has visto lo que te tengo preparado para mañana… bueno, hoy.
— ¿Hay más? —dice asombrada, y en su cara aparece una sonrisa arrebatadora.
—Ah, sí, señora López, pero tendrá que esperar hasta entonces.
Me despierto de repente de un sueño, o de una pesadilla, y me incorporo en la cama con el pulso terriblemente acelerado. Me doy la vuelta, aterrada, y compruebo con alivio que Santana duerme plácidamente a mi lado. Como me he movido, ella se revuelve y alarga un brazo en sueños para rodearme con ella, recuesta la cabeza en mi hombro, y suspira quedamente.
La luz inunda la habitación. Son las ocho. Santana nunca duerme hasta tan tarde. Vuelvo a tumbarme y dejo que mi corazón palpitante se calme. ¿Por qué esta angustia? ¿Es una secuela de lo sucedido anoche?
Me doy la vuelta y la observo. Está a salvo. Inspiro profunda y tranquilamente y contemplo su adorable rostro. Un rostro que ahora me resulta tan familiar, con todas sus luces y sombras grabadas en mi mente a perpetuidad.
Cuando duerme parece mucho más joven, y sonrío porque a partir de hoy es un año más vieja. Me abrazo a mí misma, pensando en mi regalo. Oooh… ¿cómo reaccionará? Quizá debería empezar trayéndole el desayuno a la cama. Además, puede que Noah todavía esté aquí.
Me lo encuentro en la barra, comiendo un bol de cereales. No puedo evitar ruborizarme al verle. Sabe que he pasado la noche con Santana. ¿Por qué siento de pronto esta timidez? No es como si fuera desnuda ni nada parecido. Llevo mi bata de seda larga hasta los pies.
—Buenos días, Noah —saludo sonriendo abiertamente.
— ¡Eh, Britt!
Se le ilumina la cara. Se alegra sinceramente de verme. En su expresión no hay ningún deje burlón ni desdeñoso.
— ¿Has dormido bien? —pregunto.
—Mucho. Vaya vistas hay desde aquí.
—Sí, es un lugar muy especial. —Como la propietaria del apartamento
— ¿Te apetece un auténtico desayuno para hombres? —le pregunto bromeando.
—Me encantaría.
—Hoy es el cumpleaños de Santana. Voy a llevarle el desayuno a la cama.
— ¿Está despierta?
—No. Creo que está bastante cansada después de todo lo de ayer.
Aparto rápidamente la mirada y voy hacia el frigorífico para que no vea que me he ruborizado. Dios… pero si solo es Noah. Cuando saco el beicon y los huevos de la nevera, me está mirando sonriente.
— ¿Estás segura que es con una mujer con la que quieres estar y no con un hombre? Lo digo porque nunca has tenido novio, hasta la fecha únicamente has estado con Santana.
Frunzo los labios.
—Si Noah estoy segura yo la quiero.
Abre mucho los ojos un momento y luego sonríe.
— ¿Cómo no vas a quererla? —pregunta, y hace un gesto con la mano alrededor del salón.
— ¡Vaya, gracias! —le digo en tono de reproche.
—Oye, Britt, que solo era una broma.
Mmm… ¿Me harán siempre ese comentario: que me caso con Santana por su dinero?
—De verdad que era una broma. Tú nunca has sido de esa clase de chicas.
— ¿Te apetece una tortilla? —le pregunto para cambiar de tema: no quiero discutir.
—Sí.
—Y a mí también —dice Santana, entrando pausadamente en el salón.
Oh, Dios…, solo lleva esos short cortos de pijama que le quedan tan tremendamente sexys y una camiseta.
—Noah —le saluda con un gesto de la cabeza.
—Santana —le devuelve el saludo con aire solemne, aunque noto como Noah se le queda viendo de forma descarada hasta el esta maravillado de la belleza de Santana. Si mi mujer es sexy y es solo mía.
Santana se vuelve hacia mí y sonríe maliciosamente. Lo ha hecho a propósito. Entorno los ojos en un intento desesperado por recuperar la compostura, y la expresión de Santana se altera levemente. Sabe que ahora soy consciente de lo que se propone, y no le importa en absoluto.
—Iba a llevarte el desayuno a la cama.
Se me acerca con arrogancia, me rodea los hombros con el brazo, me levanta la barbilla y me planta un beso apasionado y sonoro en los labios. ¡Tan impropio de Cincuenta!
—Buenos días, Brittany —dice.
Tengo ganas de reñirle y de decirle que se comporte… pero es su cumpleaños. Me sonrojo. ¿Por qué es tan posesiva?
—Buenos días, Santana. Feliz cumpleaños.
Le dedico una sonrisa y ella me la devuelve.
—Espero con ansia mi otro regalo —dice sin más.
Me pongo del color del cuarto rojo del dolor y miro nerviosamente a Noah, que parece como si se hubiera tragado algo muy desagradable. Aparto la vista y empiezo a preparar el desayuno.
— ¿Y qué planes tienes para hoy, Noah? —pregunta Santana con fingida naturalidad, sentándose en un taburete de la barra.
—Voy a ir a ver a mi padre y a Ray, el padre de Britt.
Santana frunce el ceño.
— ¿Se conocen?
—Sí, estuvieron juntos en el ejército. Perdieron el contacto hasta que Britt y yo nos conocimos en la universidad. Fue algo bastante curioso, y ahora son auténticos colegas. Vamos a ir de pesca.
— ¿De pesca?
Santana parece realmente interesada.
—Sí… hay piezas muy buenas en estas aguas. Unos salmones enormes.
—Es verdad. Mi hermano Sam y yo pescamos una vez uno de quince kilos.
¿Ahora se ponen a hablar de pesca? ¿Qué tendrá la pesca para Santana? Nunca lo he entendido.
— ¿Quince kilos? No está mal. Pero el récord lo tiene el padre de Britt, con uno de diecinueve kilos.
— ¿En serio? No me lo había dicho.
—Por cierto, feliz cumpleaños.
—Gracias. ¿Y a ti dónde te gusta pescar?
Me desentiendo. No me interesa nada de todo esto. Pero, al mismo tiempo,
me siento aliviada. ¿Lo ves, Santana? Noah no es tan malo.
Cuando llega la hora de que Noah se marche, el ambiente entre ambos se ha relajado bastante. Santana se pone rápidamente unos vaqueros ceñidos y una camiseta y, aún descalza, nos acompaña a Noah y a mí al vestíbulo.
—Gracias por dejarme dormir aquí —le dice Noah a Santana cuando se dan la mano.
—Cuando quieras —responde Santana sonriendo.
Noah me da un pequeño abrazo.
—Cuídate, Britt.
—Claro. Me alegro de haberte visto. La próxima vez saldremos por ahí.
—Te tomo la palabra.
Se despide alzando la mano desde el interior del ascensor, y luego las puertas se cierran.
—Sigue queriendo acostarse contigo, Britt. Pero no puedo culparle de eso.
— ¡Santana, eso no es cierto!
—No te enteras de nada, ¿verdad? —Me sonríe—. Te desea. Muchísimo.
Frunzo el ceño.
—Solo es un amigo, Santana, un buen amigo.
Y de pronto me doy cuenta de que me parezco a Santana cuando habla de la señora Robinson. Y esa idea me inquieta.
Ella levanta las manos en un gesto conciliatorio.
—No quiero discutir —dice en voz baja.
¡Ah! No estamos discutiendo… ¿o sí?
—Yo tampoco.
—No le has dicho que vamos a casarnos.
—No. Pensé que debía decírselo primero a mamá y a Ray.
Oh, no. Es la primera vez que pienso en eso desde que acepté su proposición. Dios… ¿qué van a decir mis padres?
Santana asiente.
—Sí, tienes razón. Y yo… eh… debería pedírselo a tu padre ya que fui yo la que te pidió matrimonio.
Me echo a reír.
—Santana, no estamos en el siglo XVIII.
Madre mía. ¿Qué dirá Ray? Pensar en esa conversación me horroriza.
—Es la tradición, además si tú me hubieras pedido matrimonio a mí, también le tendrías que pedir permiso a mi padre —replica Santana, encogiéndose de hombros.
Me imagino yo pidiéndole la mano de Santana al Señor López, eso me daría mucho miedo.
—Ya hablaremos luego de eso. Quiero darte tu otro regalo —digo para intentar distraerle.
Pensar en mi regalo me tiene en angustia. Necesito dárselo para ver cómo reacciona.
Ella me dedica su sonrisa tímida y se me para el corazón. Aunque viva mil años, nunca me cansaré de esa sonrisa.
—Estas mordiéndote el labio otra vez —me dice, y me levanta la barbilla.
Cuando sus dedos me tocan, un estremecimiento recorre mi cuerpo. Sin decir una palabra, y ahora que todavía me queda algo de valor, la cojo de la mano y la llevo de nuevo al dormitorio. La suelto cuando llegamos junto a la cama y, de debajo de mi lado de la cama, saco las otras dos cajas de regalo.
— ¿Dos? —dice sorprendida.
Yo inspiro profundamente.
—Esto lo compré antes del… eh… incidente de ayer. Ahora ya no me convence tanto.
Y me apresuro a darle uno de los paquetes, antes de cambiar de opinión. Ella se me queda mirando desconcertada al notar mis dudas.
— ¿Seguro que quieres que lo abra?
Yo asiento, ansiosa.
Santana rompe el envoltorio y mira sorprendida la caja.
—Es el Charlie Tango —susurro.
Ella sonríe. La caja contiene un pequeño helicóptero de madera, con unas grandes hélices que funcionan con energía solar. La abre.
—Energía solar —murmura—. Uau.
Y, sin apenas darme cuenta, ya está sentada en la cama, montándolo. Lo encaja rápidamente y lo sostiene en la palma de la mano. Un helicóptero negro de madera. Levanta la vista hacia mí con esa gloriosa sonrisa de muchacha cien por cien americana, y luego se acerca a la ventana y, cuando la luz del sol baña el pequeño helicóptero, las hélices empiezan a girar.
—Mira esto —musita, y lo observa de cerca—. Lo que ya es posible hacer con esta tecnología.
Lo sostiene a la altura de los ojos y contempla cómo giran las hélices. Está fascinada, y también es fascinante ver cómo se deja llevar por sus pensamientos mientras mira el pequeño helicóptero. ¿En qué estará pensando?
— ¿Te gusta?
—Me encanta, Britt. Gracias. —Me coge y me besa rápidamente, y luego se da la vuelta para ver girar la hélice.
—Lo pondré en mi despacho al lado del planeador.
Dice, absorta, viendo girar las aspas.
Luego aparta el helicóptero del sol, y la hélice se ralentiza hasta pararse finalmente.
Yo no puedo evitar sonreír de oreja a oreja y tengo deseos de abrazarme a mí misma. Le encanta. Claro, está muy interesada en las tecnologías alternativas. Ni siquiera había pensado en eso cuando lo compré a toda prisa. Lo deja sobre la cómoda y se vuelve hacia mí.
—Me hará compañía hasta que recuperemos el Charlie Tango.
— ¿Se podrá recuperar?
—No lo sé. Eso espero. Si no, lo echaré de menos.
¿Qué? Yo misma me escandalizo por sentir celos de un objeto inanimado.
Mi subconsciente resopla y suelta una carcajada desdeñosa. Yo no le hago caso.
— ¿Qué hay en la otra caja? —pregunta con los ojos muy abiertos, emocionada como una niña.
Dios mío.
—No estoy segura de si este regalo es para ti o para mí.
— ¿De verdad? —pregunta, y sé que he despertado su curiosidad.
Le entrego nerviosa la segunda caja. Ella la agita con cuidado y ambas oímos un fuerte traqueteo. Santana levanta la vista hacia mí.
— ¿Por qué estás tan nerviosa? —pregunta, perpleja.
Avergonzada y excitada, me encojo de hombros y me ruborizo. Ella arquea una ceja.
—Me tiene intrigada, señorita Pierce —susurra, y su voz me penetra, y el deseo y la expectativa se expanden por mi vientre.
—Debo decir que estoy disfrutando con tu reacción. ¿En qué has estado pensando? —pregunta, entornando los ojos con suspicacia.
Yo contengo la respiración y sigo callada.
Ella retira la tapa de la caja y saca una pequeña tarjeta. El resto del contenido está envuelto en papel de seda. Abre la tarjeta, e inmediatamente me clava la mirada, con los ojos muy abiertos, impactada o sorprendida, no lo sé.
— ¿Que te trate con dureza? —murmura.
Y yo asiento y trago saliva. Ella ladea la cabeza con cautela evaluando mi reacción, y frunce el ceño. Entonces vuelve a fijarse en la caja. Rasga el papel de seda rosado pálido y saca un antifaz, unas pinzas para pezones, un dilatador anal, su iPod, su corbata gris perla… y, por último, aunque no por eso menos importante, la llave de su cuarto de juegos.
Me mira fijamente con una expresión oscura e indescifrable. Oh, no. ¿Ha sido una mala idea?
— ¿Quieres jugar? —pregunta con voz queda.
—Sí —musito.
— ¿Por mi cumpleaños?
—Sí. ¿De dónde me sale este hilo de voz?
Multitud de emociones cruzan por su rostro sin que pueda identificar ninguna, pero finalmente me domina la ansiedad. Mmm… Esa no es exactamente la reacción que esperaba.
— ¿Estás segura? —pregunta.
—Nada de látigos ni cosas de esas.
—Eso ya lo he entendido.
—Pues entonces sí. Estoy segura.
Sacude la cabeza y vuelve a mirar el contenido de la caja.
—Loca por el sexo e insaciable. Bueno, creo que podré hacer algo con estas cosas.
Murmura como si hablara consigo misma, y vuelve a meter el contenido dentro de la caja.
Cuando me mira otra vez, su expresión ha cambiado totalmente. Madre mía, sus ojos refulgen ardientes, y en sus labios carnosos se dibuja lentamente una erótica sonrisa.
Me tiende la mano.
—Ahora —dice, y no es una petición.
Mi vientre se contrae y se tensa con fuerza muy, muy adentro.
Acepto su mano.
—Ven —ordena, y salgo de la habitación detrás de ella, con el corazón en un puño.
El deseo recorre lentamente mi sangre ardiente y mis entrañas se contraen anhelantes ante la expectativa. ¡Por fin!
Espero que les guste.
Parte II – Capítulo 20
— ¿Te casarás conmigo?
Susurra, incrédula.
Yo asiento, nerviosa, ruborizada y ansiosa, y sin creer apenas su reacción… la de esta mujer a la que creí que había perdido. ¿Cómo puede no entender cuánto la quiero?
—Dilo —me ordena en voz baja, con una mirada intensa y ardiente.
—Sí, me casaré contigo.
Inspira profundamente y de repente me coge en volandas y empieza a darme vueltas alrededor del salón de un modo muy impropio de Cincuenta. Se ríe, joven y despreocupada, radiante de una alegría eufórica. Yo me aferro a sus brazos, sintiendo cómo sus músculos se tensan bajo mis dedos, y me dejo llevar por su contagiosa risa, aturdida, confundida, una muchacha total y perdidamente enamorada de su novia y futura esposa. Me deja en el suelo y me besa. Intensamente, con las manos a ambos lados de mi cara, y su lengua insistente, persuasiva… excitante.
—Oh, Britt —musita pegada a mis labios, y eso me enciende y hace que todo me dé vueltas.
Ella me quiere, de eso no tengo la menor duda, y disfruto del sabor de esta mujer deliciosa, esta mujer a la que creí que nunca volvería a ver. Su felicidad es evidente, le brillan los ojos, sonríe como una muchacha, y el alivio que siente es casi palpable.
—Pensé que te había perdido —murmuro, todavía abrumada y sin aliento por ese beso.
—Bella, hará falta algo más que un 135 averiado para alejarme de ti.
— ¿135?
—El Charlie Tango. Es un Eurocopter EC135, el más seguro de su gama.
Una emoción sombría cruza fugazmente por su rostro, distrayendo mi atención. ¿Qué me oculta? Antes de que pueda preguntárselo, se queda muy quieta y me ve a los ojos con el ceño fruncido, y por un segundo creo que va a contármelo. Observo sus ojos.
—Un momento… Me diste esto antes de que viéramos a Flynn —dice sosteniendo el llavero, con expresión casi horrorizada.
Oh, Dios, ¿adónde quiere ir a parar con esto? Yo asiento, inexpresiva.
Abre la boca.
Yo me encojo de hombros a modo de disculpa.
—Quería que supieras que dijera lo que dijese Flynn, para mí nada cambiaría.
Santana parpadea y me mira, incrédula.
—Así que toda la noche de ayer, mientras yo te suplicaba una respuesta, ¿ya me la habías dado?
Parece consternada. Yo vuelvo a asentir e intento desesperadamente evaluar su reacción. Ella se me queda mirando, estupefacta, atónita, pero entonces entorna los ojos y en su boca se dibuja un amago de ironía.
—Toda esa preocupación… —susurra en un tono inquietante. Yo le sonrío y me encojo de hombros otra vez—. Oh, no intente hacerse la niña ingenua conmigo, señorita Pierce. Ahora mismo, tengo ganas de…
Se pasa la mano por el pelo, y luego menea la cabeza y cambia de táctica.
—No puedo creer que me dejaras con la duda.
Su voz susurrante está teñida de incredulidad. Su expresión cambia levemente, sus ojos brillan perversos y aparece su sonrisa sensual.
Santo cielo. Me estremezco por dentro. ¿En qué está pensando?
—Creo que esto se merece algún tipo de retribución, señorita Pierce —dice en voz baja.
¿Retribución? ¡Oh, no! Sé que está jugando… pero aun así retrocedo un poco con cautela.
Santana sonríe.
— ¿Así que ese es el juego?
Susurra
— Porque te tengo en mis manos. Y sus ojos arden intensos, juguetones.
—Y además te estás mordiendo el labio — añade amenazadora.
Siento cómo todas mis entrañas se contraen súbitamente. Oh, Dios. Mi futura esposa quiere jugar. Retrocedo un paso más, y luego me doy la vuelta para tratar de huir, pero es en vano. Santana me agarra con un rápido movimiento y yo grito de placer, sorprendida y sobresaltada. Me carga sobre su hombro y echa a andar por el pasillo.
— ¡Santana! —siseo, consciente de que Noah está arriba, aunque no creo que pueda oírnos.
Intento tranquilizarme dándole palmaditas en la parte baja de la espalda, y de pronto, con un valeroso impulso irrefrenable, le doy un cachete en su voluptuoso trasero. Ella me lo devuelve inmediatamente.
— ¡Ay! —chillo.
—Hora de ducharse —declara triunfante.
— ¡Bájame!
Me esfuerzo por parecer enfadada, pero fracaso. Es una lucha fútil, ella me sujeta firmemente los muslos con el brazo, y por la razón que sea no puedo parar de reír.
— ¿Les tienes mucho cariño a estos zapatos? —pregunta con ironía, mientras abre la puerta del baño de su dormitorio.
—Ahora mismo preferiría que tocaran el suelo —intento quejarme, pero no acabo de conseguirlo, porque no puedo dejar de reír.
—Sus deseos son órdenes para mí, señorita Pierce.
Sin bajarme, me quita los dos zapatos y los deja caer ruidosamente sobre el suelo de baldosas. Se para junto al tocador, se vacía los bolsillos: la BlackBerry sin batería, las llaves, el llavero. Desde este ángulo, solo puedo imaginar qué aspecto tendré en el espejo. Una vez que ha terminado, se dirige muy decidida hacia la inmensa ducha.
— ¡Santana! —le advierto a gritos, viendo claras ahora sus intenciones.
Abre el grifo al máximo. ¡Dios…! Un chorro de agua helada me cae directamente sobre el trasero, y chillo; luego vuelvo a acordarme de que Noah está arriba y me callo. Aunque voy totalmente vestida, tengo mucho frío. El agua helada me empapa el traje, las bragas y el sujetador. Estoy calada y me entra otro ataque de risa.
— ¡No! —chillo—. ¡Bájame!
Vuelvo a darle cachetes, más fuertes esta vez, y Santana me suelta dejando que me deslice por su cuerpo chorreante. Ella tiene la camisa blanca pegada a sus pechos y se le transparenta el sujetador blanco, también los pantalones del traje están empapados. Yo también estoy calada, enardecida, aturdida y sin aliento, y ella me mira sonriente, y está tan… increíblemente sexy.
Se pone seria, sus ojos centellean, y vuelve a cogerme la barbilla y acerca mis labios a su boca. Es un beso tierno, acariciante, que me trastorna por completo. Ya no me importa estar totalmente vestida y chorreando en la ducha de Santana. Estamos las dos solas bajo la cascada de agua. Ha vuelto, está bien, es mía.
Mis manos se dirigen involuntariamente a su camisa, que se pega a sus pechos, mostrando el sujetador bajo la tela blanca empapada, como desearía que no tuviera el sujetador. Yo le saco la camisa del pantalón de un tirón y ella gime, pegada a mi boca, sin despegar sus labios de los míos. Cuando empiezo a desabrocharle la camisa, ella comienza a bajar la cremallera de mi vestido lentamente. Sus labios son ahora más insistentes, más provocativos, su lengua invade mi boca… y mi cuerpo explota de deseo. Le abro la camisa de golpe. Los botones salen volando, rebotando contra las baldosas y repiqueteando por el suelo de la ducha. Mientras aparto la tela mojada de sus hombros y brazos, la empujo contra la pared, dificultando sus intentos de desnudarme.
—La cadena —murmura, y levanta su cabello.
Con dedos torpes le quito la cadena de oro que tiene como dije su inicial, la dejo caer sobre el suelo de baldosas fuera de la ducha, luego le quito la camisa y la rodeo con mis brazos hacia su espalda evitando tocarla y le quito el sujetador, quedo con la boca abierta cuando veo sus morenos pezones deseo besarlos. Sus ojos buscan los míos a través de la cascada de agua. Su mirada es candente, carnal, como el agua ahora abrasadora. Cojo sus pantalones por la cinturilla, pero ella menea la cabeza, me sujeta por los hombros y me da la vuelta de manera que quedo de espaldas. Termina de bajarme la cremallera, me aparta el pelo mojado del cuello y pasa la lengua desde la nuca hasta el nacimiento del pelo, y de nuevo hacia abajo, sin parar de besarme y chuparme el cuello.
Yo gimo y ella me retira dulcemente el vestido de los hombros, haciéndolo bajar sobre mis pechos mientras me besa la nuca y debajo de la oreja. Me desabrocha el sujetador, lo aparta también y libera mis pechos. Los rodea y los cubre con las manos susurrándome cosas bonitas al oído.
—Eres preciosa —murmura.
Tengo los brazos atrapados por el sujetador y el vestido desabrochado, que cuelga bajo mis pechos; sigo con las mangas puestas, pero tengo las manos libres. Ladeo la cabeza para que Santana acceda fácilmente a mi cuello y dejo que sus mágicas manos tomen posesión de mis pechos. Echo hacia atrás los brazos y me alegra oír que inspira bruscamente cuando mis dedos inquisitivos toman contacto con su sexo. Ella presiona su sexo contra mis manos acogedoras. Maldita sea, ¿por qué no me ha dejado que le quitara los pantalones?
Me pellizca los pezones, y mientras se endurecen y yerguen bajo sus expertas caricias, todos los pensamientos relacionados con sus pantalones desaparecen y un libidinoso placer se clava con fuerza bajo mi vientre. Pegada a su cuerpo siento sus pezones erectos en mi espalda, echo la cabeza hacia atrás y gimo.
—Sí —musita, me da la vuelta otra vez y atrapa mi boca con la suya.
Me despoja del sujetador, el vestido y las bragas y los deja caer, de forma que se unen a su camisa en un amasijo de ropa húmeda sobre el suelo de la ducha.
Cojo el gel que está a nuestro lado. Santana se queda quieta en cuanto se da cuenta de lo que voy a hacer. La miro directamente a los ojos y me pongo un poco de gel en la palma de la mano. La mantengo levantada frente a su torso, esperando su respuesta a mi pregunta implícita. Ella abre mucho los ojos y me contesta con un asentimiento casi imperceptible.
Poso la mano cuidadosamente sobre su clavícula y, con suavidad, empiezo a frotarle la piel con el jabón. Santana inspira profundamente hinchando el torso, pero aparte de eso permanece inmóvil. Acto seguido me aferra las caderas con las manos, pero no me aparta. Me observa con recelo y con una mirada más intensa que asustada, pero sus labios están entreabiertos y su respiración acelerada.
— ¿Estás bien? —susurro.
—Sí.
Su breve respuesta es casi un jadeo. Acuden a mi memoria todas las veces que nos hemos duchado juntas, aunque el recuerdo del Olympic es agridulce. Bueno, ahora puedo tocarla. Le lavo con cariño dibujando pequeños círculos. Limpio a mi mujer por debajo de los brazos, sobre las costillas, y desciendo por su vientre firme y plano, hasta el vello que sobresale de su zona púbica.
—Ahora me toca a mí —musita.
Coge el champú, nos aparta a ambas del chorro de agua y me vierte un poco sobre la cabeza.
Interpreto su gesto como una señal para que deje de lavarle, así que dejo los dedos aferrados a la cinturilla de su pantalón. Ella me extiende el champú por el pelo y me masajea el cuero cabelludo con sus dedos esbeltos y delicados. Yo gimo de placer.
Cierro los ojos y me rindo a esa sensación celestial. Esto es justo lo que necesito, después de esta angustiosa noche.
Ella se ríe entre dientes y yo abro un ojo y veo que me mira complacida.
— ¿Te gusta?
—Mmm…
Sonríe satisfecha.
—A mí también —dice, y se inclina para besarme la frente, mientras sus dedos continúan masajeándome dulcemente el cuero cabelludo—. Date la vuelta — dice en tono autoritario.
Yo hago lo que me ordena, y sus dedos se mueven despacio sobre mi cabeza. Me lavan, me relajan, me miman. Oh, esto es el éxtasis. Ella coge más champú y me frota con delicadeza la melena que cae sobre mi espalda. Cuando termina, vuelve a empujarme hacia el chorro de agua.
—Inclina la cabeza hacia atrás —ordena en voz baja.
Yo obedezco complaciente, y ella me aclara la espuma del jabón. Cuando termina, me coloco otra vez de frente y echo mano de nuevo a sus pantalones.
—Quiero lavarte entera —susurro.
Ella responde con su sensual media sonrisa y levanta las manos como diciendo: «Soy toda tuya, bella». Yo sonrío: es una sensación maravillosa. Le bajo delicadamente la cremallera, y sus pantalones y las bragas no tardan en reunirse con el resto de la ropa. Con un hábil dedo roso su sexo y noto lo húmeda que esta. Me yergo y cojo el gel y la esponja natural.
—Parece que te alegras de verme —murmuro con ironía.
—Yo siempre me alegro de verla, señorita Pierce —replica, devolviéndome la sonrisa.
Echo gel en la esponja, y reemprendo mi viaje a través de su torso. Ahora está más relajada, quizá porque en realidad no la estoy tocando. Voy descendiendo con la esponja, desde sus pechos, pasando por encima de su vientre hasta deslizarla entre su vello púbico y luego sobre su sexo hasta el medio de sus muslos.
La miro de reojo, y ella me observa con ojos acechantes y anhelo sensual.
Mmm… me gusta esa mirada. Tiro la esponja y uso las manos para acariciarle su sexo. Ella cierra los ojos, echa la cabeza hacia atrás gimiendo, e impulsa las caderas hacia mis manos.
¡Oh, sí! Esto es muy excitante. La diosa que llevo dentro ha resurgido después de pasarse la noche entera meciéndose y sollozando en un rincón, y ahora lleva los labios pintados de un tono rojo fulana.
De pronto, Santana me mira fijamente con ojos ardientes. Ha recordado algo.
—Es sábado —exclama con asombro lascivo en la mirada, y me coge por la cintura, me atrae hacia ella y me besa salvajemente.
¡Uau… cambio de ritmo!
Sus manos se deslizan por mi cuerpo húmedo y resbaladizo hasta moverse en torno a mi sexo, sus dedos me exploran provocativos, y su implacable boca me deja sin respiración. Sube una mano hasta mi cabello húmedo para sujetarme la cabeza, mientras yo resisto toda la fuerza de su pasión desatada. Sus dedos se mueven en mi interior.
— ¡Ah! —jadeo junto a su boca.
—Sí —sisea, desliza las manos hasta mi trasero y me levanta—. Rodéame con las piernas, bella.
Mis piernas obedecen, y me aferro a su cuello como una lapa. Ella me sostiene contra la pared de la ducha, se para y me observa intensamente.
—Abre los ojos —murmura—. Quiero verte.
La miro parpadeante, con el corazón latiéndome desbocado y la sangre hirviendo ardiente a través de mis venas, y un deseo real y galopante aumenta en mi interior. Entonces ella acomoda su sexo junto al mío, comienza una danza lenta con las caderas se mueve muy despacio, y me llena, y me reclama, piel contra piel. Yo empujo hacia abajo para fundirme en ella, gimiendo con fuerza. Una vez junto a mí, se detiene otra vez, con la cara contraída, intensa.
—Eres mía, Brittany —susurra.
—Siempre.
Sonríe victoriosa, se mueve y me hace jadear.
—Y ahora ya podemos contárselo a todo el mundo, porque has dicho que sí.
Su voz tiene un tono reverencial, y entonces sus labios se apoderan de mi boca, y empieza a moverse… lenta y dulcemente. Yo cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás, mi cuerpo se arquea y someto mi voluntad a la suya, esclava de su cadencia lenta y embriagadora.
Me roza con los dientes la mandíbula, y la barbilla, bajando por el cuello mientras recupera el ritmo, empujándome hacia delante y hacia tras… lejos de este planeta terrenal, de la ducha abrasadora, del terror gélido de la noche pasada. Somos solo mi mujer y yo, moviéndonos al unísono como si fuéramos una, cada una absolutamente absorbida la una de la otra, y nuestros jadeos y gruñidos se funden. Yo saboreo la sensación exquisita de que me posea, mientras mi cuerpo brota y florece en torno a ella.
Podría haberla perdido… y la amo… la amo tanto, y de pronto me supera la inmensidad de mi amor y la profundidad de mi compromiso con ella. Pasaré el resto de mi vida amando a esta mujer, y con esa revelación abrumadora, exploto en torno a ella en un orgasmo catártico, sanador, y grito su nombre mientras las lágrimas bañan mis mejillas.
Ella alcanza el clímax y nuestras humedades se funden. Con la cara hundida en mi cuello, se derrumba en el suelo, abrazándome fuerte, besándome la cara y secándome las lágrimas a besos, mientras el agua caliente cae a nuestro alrededor y nos purifica.
—Tengo los dedos morados —murmuro, saciada y reclinada sobre sus pechos en la dicha poscoital.
Ella acerca mis dedos a sus labios y los besa, uno por uno.
—Deberíamos salir de esta ducha.
—Yo estoy muy a gusto aquí.
Reposo sentada entre sus piernas mientras ella me abraza fuerte. No quiero moverme.
Santana expresa su conformidad con un murmullo. Pero de pronto me siento agotada, totalmente exhausta. Han pasado tantas cosas durante la última semana, historias como para llenar toda una vida, y además ahora voy a casarme. Se me escapa una risita de incredulidad.
— ¿Qué le hace tanta gracia, señorita Pierce? —pregunta ella cariñosamente.
—Ha sido una semana muy intensa.
Sonríe.
—Lo ha sido, sí.
—Gracias a Dios que ha regresado sana y salva, señora López —murmuro, y al pensar en lo que podría haber pasado se me encoge el alma.
Ella se pone tensa e inmediatamente lamento habérselo recordado.
—Pasé mucho miedo —confiesa para mi sorpresa.
— ¿Cuándo… Antes?
Asiente con gesto serio.
Santo cielo.
— ¿Así que le quitaste importancia para tranquilizar a tu familia?
—Sí. Volaba demasiado bajo para poder aterrizar bien. Pero lo conseguí, no sé cómo.
Oh, Dios. Levanto los ojos hacia ella, con la cascada de agua cayendo sobre nosotras, y su expresión es muy grave.
— ¿Ha estado cerca?
Me mira fijamente.
—Muy cerca. —Hace una pausa—. Durante unos segundos espantosos, pensé que no volvería a verte.
La abrazo fuerte.
—No puedo imaginar mi vida sin ti, Santana. Te quiero tanto que me da miedo.
—Yo también. —Me estrecha con fuerza entre sus brazos y hunde el rostro en mi cabello—. Nunca dejaré que te vayas.
—No quiero irme, nunca.
La beso en el cuello, y ella se inclina y me besa también con dulzura.
Al cabo de un momento, se remueve un poco.
—Ven levántate voy a lavarme el pelo… y luego vamos a secarte, y a la cama. Yo estoy exhausta, y a ti parece que te hayan dado una paliza.
Al oír estas palabras, me inclino hacia atrás y arqueo una ceja. Ella ladea la cabeza y me sonríe con ironía.
— ¿Algo que decir, señorita Pierce?
Niego con la cabeza y me pongo de pie algo tambaleante.
Estoy sentada en la cama. Después de que Santana se seco el pelo ella se ha empeñado en secarme el pelo a mi… y lo hace bastante bien.
Son más de las dos de la madrugada, y estoy deseando dormir.
Antes de meterse en la cama, Santana baja de nuevo la mirada hacia el llavero y vuelve a menear la cabeza sin dar crédito.
—Es fantástico. El mejor regalo de cumpleaños que he tenido nunca. —Me mira fijamente, con ojos dulces y cariñosos—. Mejor que el póster firmado de Giuseppe DeNatale.
—Te lo habría dicho antes, pero como se acercaba tu cumpleaños… ¿Qué le das a una mujer que lo tiene todo? Así que pensé en darme… yo.
Deja el llavero en la mesita de noche y se acurruca a mi lado. Me acoge en sus brazos, me estrecha contra su pecho y se queda abrazada a mi espalda.
—Es perfecto. Como tú.
Sonrío, aunque ella no puede verme.
—Yo no soy perfecta, ni mucho menos, Santana.
— ¿Está sonriendo, señorita Pierce?
¿Cómo lo sabe?
—Tal vez —respondo con una risita—. ¿Puedo preguntarte algo?
—Claro —dice acariciándome el cuello con la nariz.
—No llamaste mientras volvías de Portland. ¿Fue en realidad por culpa de Noah? ¿Te preocupaba que me quedara a solas con él?
Santana no dice nada. Me doy la vuelta para verle la cara, y ella me mira con los ojos muy abiertos, como si le estuviera reprochando algo.
— ¿Te das cuenta de lo ridículo que es eso? ¿De lo mal que nos lo has hecho pasar a tu familia y a mí? Todos te queremos mucho.
Ella parpadea un par de veces y después me dedica su sonrisa tímida.
—No imaginaba que todos se preocuparían tanto.
Frunzo los labios.
— ¿Cuándo te entrará en esa cabeza tan dura que la gente te quiere?
— ¿Cabeza dura?
Arquea las cejas, completamente atónita.
Yo asiento.
—Sí, cabeza dura.
—No creo que los huesos de mi cráneo tengan una dureza significativamente mayor que cualquier otra parte de mi cuerpo.
— ¡Estoy hablando en serio! Deja de hacer bromas. Aún estoy un poco enfadada contigo, aunque eso haya quedado parcialmente eclipsado por el hecho de que estés en casa sana y salva. Cuando pensé… —Se me quiebra la voz al recordar esas horas de angustia—. Bueno, ya sabes lo que pensé.
Su mirada se dulcifica, alarga la mano y me acaricia la cara.
—Lo siento. ¿De acuerdo?
—Y también tu pobre madre. Fue muy conmovedor verte con ella — susurro.
Ella sonríe tímidamente.
—Nunca la había visto de ese modo. —Adopta una expresión perpleja al recordarlo—. Sí, ha sido realmente impresionante. Por lo general es tan serena… Resultó muy impactante.
— ¿Lo ves? Todo el mundo te quiere. —Sonrío—. Quizá ahora empieces a creértelo.
Me inclino y la beso con dulzura.
—Feliz cumpleaños, Santana. Me alegro de que estés aquí para compartir tu día conmigo. Y no has visto lo que te tengo preparado para mañana… bueno, hoy.
— ¿Hay más? —dice asombrada, y en su cara aparece una sonrisa arrebatadora.
—Ah, sí, señora López, pero tendrá que esperar hasta entonces.
Me despierto de repente de un sueño, o de una pesadilla, y me incorporo en la cama con el pulso terriblemente acelerado. Me doy la vuelta, aterrada, y compruebo con alivio que Santana duerme plácidamente a mi lado. Como me he movido, ella se revuelve y alarga un brazo en sueños para rodearme con ella, recuesta la cabeza en mi hombro, y suspira quedamente.
La luz inunda la habitación. Son las ocho. Santana nunca duerme hasta tan tarde. Vuelvo a tumbarme y dejo que mi corazón palpitante se calme. ¿Por qué esta angustia? ¿Es una secuela de lo sucedido anoche?
Me doy la vuelta y la observo. Está a salvo. Inspiro profunda y tranquilamente y contemplo su adorable rostro. Un rostro que ahora me resulta tan familiar, con todas sus luces y sombras grabadas en mi mente a perpetuidad.
Cuando duerme parece mucho más joven, y sonrío porque a partir de hoy es un año más vieja. Me abrazo a mí misma, pensando en mi regalo. Oooh… ¿cómo reaccionará? Quizá debería empezar trayéndole el desayuno a la cama. Además, puede que Noah todavía esté aquí.
Me lo encuentro en la barra, comiendo un bol de cereales. No puedo evitar ruborizarme al verle. Sabe que he pasado la noche con Santana. ¿Por qué siento de pronto esta timidez? No es como si fuera desnuda ni nada parecido. Llevo mi bata de seda larga hasta los pies.
—Buenos días, Noah —saludo sonriendo abiertamente.
— ¡Eh, Britt!
Se le ilumina la cara. Se alegra sinceramente de verme. En su expresión no hay ningún deje burlón ni desdeñoso.
— ¿Has dormido bien? —pregunto.
—Mucho. Vaya vistas hay desde aquí.
—Sí, es un lugar muy especial. —Como la propietaria del apartamento
— ¿Te apetece un auténtico desayuno para hombres? —le pregunto bromeando.
—Me encantaría.
—Hoy es el cumpleaños de Santana. Voy a llevarle el desayuno a la cama.
— ¿Está despierta?
—No. Creo que está bastante cansada después de todo lo de ayer.
Aparto rápidamente la mirada y voy hacia el frigorífico para que no vea que me he ruborizado. Dios… pero si solo es Noah. Cuando saco el beicon y los huevos de la nevera, me está mirando sonriente.
— ¿Estás segura que es con una mujer con la que quieres estar y no con un hombre? Lo digo porque nunca has tenido novio, hasta la fecha únicamente has estado con Santana.
Frunzo los labios.
—Si Noah estoy segura yo la quiero.
Abre mucho los ojos un momento y luego sonríe.
— ¿Cómo no vas a quererla? —pregunta, y hace un gesto con la mano alrededor del salón.
— ¡Vaya, gracias! —le digo en tono de reproche.
—Oye, Britt, que solo era una broma.
Mmm… ¿Me harán siempre ese comentario: que me caso con Santana por su dinero?
—De verdad que era una broma. Tú nunca has sido de esa clase de chicas.
— ¿Te apetece una tortilla? —le pregunto para cambiar de tema: no quiero discutir.
—Sí.
—Y a mí también —dice Santana, entrando pausadamente en el salón.
Oh, Dios…, solo lleva esos short cortos de pijama que le quedan tan tremendamente sexys y una camiseta.
—Noah —le saluda con un gesto de la cabeza.
—Santana —le devuelve el saludo con aire solemne, aunque noto como Noah se le queda viendo de forma descarada hasta el esta maravillado de la belleza de Santana. Si mi mujer es sexy y es solo mía.
Santana se vuelve hacia mí y sonríe maliciosamente. Lo ha hecho a propósito. Entorno los ojos en un intento desesperado por recuperar la compostura, y la expresión de Santana se altera levemente. Sabe que ahora soy consciente de lo que se propone, y no le importa en absoluto.
—Iba a llevarte el desayuno a la cama.
Se me acerca con arrogancia, me rodea los hombros con el brazo, me levanta la barbilla y me planta un beso apasionado y sonoro en los labios. ¡Tan impropio de Cincuenta!
—Buenos días, Brittany —dice.
Tengo ganas de reñirle y de decirle que se comporte… pero es su cumpleaños. Me sonrojo. ¿Por qué es tan posesiva?
—Buenos días, Santana. Feliz cumpleaños.
Le dedico una sonrisa y ella me la devuelve.
—Espero con ansia mi otro regalo —dice sin más.
Me pongo del color del cuarto rojo del dolor y miro nerviosamente a Noah, que parece como si se hubiera tragado algo muy desagradable. Aparto la vista y empiezo a preparar el desayuno.
— ¿Y qué planes tienes para hoy, Noah? —pregunta Santana con fingida naturalidad, sentándose en un taburete de la barra.
—Voy a ir a ver a mi padre y a Ray, el padre de Britt.
Santana frunce el ceño.
— ¿Se conocen?
—Sí, estuvieron juntos en el ejército. Perdieron el contacto hasta que Britt y yo nos conocimos en la universidad. Fue algo bastante curioso, y ahora son auténticos colegas. Vamos a ir de pesca.
— ¿De pesca?
Santana parece realmente interesada.
—Sí… hay piezas muy buenas en estas aguas. Unos salmones enormes.
—Es verdad. Mi hermano Sam y yo pescamos una vez uno de quince kilos.
¿Ahora se ponen a hablar de pesca? ¿Qué tendrá la pesca para Santana? Nunca lo he entendido.
— ¿Quince kilos? No está mal. Pero el récord lo tiene el padre de Britt, con uno de diecinueve kilos.
— ¿En serio? No me lo había dicho.
—Por cierto, feliz cumpleaños.
—Gracias. ¿Y a ti dónde te gusta pescar?
Me desentiendo. No me interesa nada de todo esto. Pero, al mismo tiempo,
me siento aliviada. ¿Lo ves, Santana? Noah no es tan malo.
Cuando llega la hora de que Noah se marche, el ambiente entre ambos se ha relajado bastante. Santana se pone rápidamente unos vaqueros ceñidos y una camiseta y, aún descalza, nos acompaña a Noah y a mí al vestíbulo.
—Gracias por dejarme dormir aquí —le dice Noah a Santana cuando se dan la mano.
—Cuando quieras —responde Santana sonriendo.
Noah me da un pequeño abrazo.
—Cuídate, Britt.
—Claro. Me alegro de haberte visto. La próxima vez saldremos por ahí.
—Te tomo la palabra.
Se despide alzando la mano desde el interior del ascensor, y luego las puertas se cierran.
—Sigue queriendo acostarse contigo, Britt. Pero no puedo culparle de eso.
— ¡Santana, eso no es cierto!
—No te enteras de nada, ¿verdad? —Me sonríe—. Te desea. Muchísimo.
Frunzo el ceño.
—Solo es un amigo, Santana, un buen amigo.
Y de pronto me doy cuenta de que me parezco a Santana cuando habla de la señora Robinson. Y esa idea me inquieta.
Ella levanta las manos en un gesto conciliatorio.
—No quiero discutir —dice en voz baja.
¡Ah! No estamos discutiendo… ¿o sí?
—Yo tampoco.
—No le has dicho que vamos a casarnos.
—No. Pensé que debía decírselo primero a mamá y a Ray.
Oh, no. Es la primera vez que pienso en eso desde que acepté su proposición. Dios… ¿qué van a decir mis padres?
Santana asiente.
—Sí, tienes razón. Y yo… eh… debería pedírselo a tu padre ya que fui yo la que te pidió matrimonio.
Me echo a reír.
—Santana, no estamos en el siglo XVIII.
Madre mía. ¿Qué dirá Ray? Pensar en esa conversación me horroriza.
—Es la tradición, además si tú me hubieras pedido matrimonio a mí, también le tendrías que pedir permiso a mi padre —replica Santana, encogiéndose de hombros.
Me imagino yo pidiéndole la mano de Santana al Señor López, eso me daría mucho miedo.
—Ya hablaremos luego de eso. Quiero darte tu otro regalo —digo para intentar distraerle.
Pensar en mi regalo me tiene en angustia. Necesito dárselo para ver cómo reacciona.
Ella me dedica su sonrisa tímida y se me para el corazón. Aunque viva mil años, nunca me cansaré de esa sonrisa.
—Estas mordiéndote el labio otra vez —me dice, y me levanta la barbilla.
Cuando sus dedos me tocan, un estremecimiento recorre mi cuerpo. Sin decir una palabra, y ahora que todavía me queda algo de valor, la cojo de la mano y la llevo de nuevo al dormitorio. La suelto cuando llegamos junto a la cama y, de debajo de mi lado de la cama, saco las otras dos cajas de regalo.
— ¿Dos? —dice sorprendida.
Yo inspiro profundamente.
—Esto lo compré antes del… eh… incidente de ayer. Ahora ya no me convence tanto.
Y me apresuro a darle uno de los paquetes, antes de cambiar de opinión. Ella se me queda mirando desconcertada al notar mis dudas.
— ¿Seguro que quieres que lo abra?
Yo asiento, ansiosa.
Santana rompe el envoltorio y mira sorprendida la caja.
—Es el Charlie Tango —susurro.
Ella sonríe. La caja contiene un pequeño helicóptero de madera, con unas grandes hélices que funcionan con energía solar. La abre.
—Energía solar —murmura—. Uau.
Y, sin apenas darme cuenta, ya está sentada en la cama, montándolo. Lo encaja rápidamente y lo sostiene en la palma de la mano. Un helicóptero negro de madera. Levanta la vista hacia mí con esa gloriosa sonrisa de muchacha cien por cien americana, y luego se acerca a la ventana y, cuando la luz del sol baña el pequeño helicóptero, las hélices empiezan a girar.
—Mira esto —musita, y lo observa de cerca—. Lo que ya es posible hacer con esta tecnología.
Lo sostiene a la altura de los ojos y contempla cómo giran las hélices. Está fascinada, y también es fascinante ver cómo se deja llevar por sus pensamientos mientras mira el pequeño helicóptero. ¿En qué estará pensando?
— ¿Te gusta?
—Me encanta, Britt. Gracias. —Me coge y me besa rápidamente, y luego se da la vuelta para ver girar la hélice.
—Lo pondré en mi despacho al lado del planeador.
Dice, absorta, viendo girar las aspas.
Luego aparta el helicóptero del sol, y la hélice se ralentiza hasta pararse finalmente.
Yo no puedo evitar sonreír de oreja a oreja y tengo deseos de abrazarme a mí misma. Le encanta. Claro, está muy interesada en las tecnologías alternativas. Ni siquiera había pensado en eso cuando lo compré a toda prisa. Lo deja sobre la cómoda y se vuelve hacia mí.
—Me hará compañía hasta que recuperemos el Charlie Tango.
— ¿Se podrá recuperar?
—No lo sé. Eso espero. Si no, lo echaré de menos.
¿Qué? Yo misma me escandalizo por sentir celos de un objeto inanimado.
Mi subconsciente resopla y suelta una carcajada desdeñosa. Yo no le hago caso.
— ¿Qué hay en la otra caja? —pregunta con los ojos muy abiertos, emocionada como una niña.
Dios mío.
—No estoy segura de si este regalo es para ti o para mí.
— ¿De verdad? —pregunta, y sé que he despertado su curiosidad.
Le entrego nerviosa la segunda caja. Ella la agita con cuidado y ambas oímos un fuerte traqueteo. Santana levanta la vista hacia mí.
— ¿Por qué estás tan nerviosa? —pregunta, perpleja.
Avergonzada y excitada, me encojo de hombros y me ruborizo. Ella arquea una ceja.
—Me tiene intrigada, señorita Pierce —susurra, y su voz me penetra, y el deseo y la expectativa se expanden por mi vientre.
—Debo decir que estoy disfrutando con tu reacción. ¿En qué has estado pensando? —pregunta, entornando los ojos con suspicacia.
Yo contengo la respiración y sigo callada.
Ella retira la tapa de la caja y saca una pequeña tarjeta. El resto del contenido está envuelto en papel de seda. Abre la tarjeta, e inmediatamente me clava la mirada, con los ojos muy abiertos, impactada o sorprendida, no lo sé.
— ¿Que te trate con dureza? —murmura.
Y yo asiento y trago saliva. Ella ladea la cabeza con cautela evaluando mi reacción, y frunce el ceño. Entonces vuelve a fijarse en la caja. Rasga el papel de seda rosado pálido y saca un antifaz, unas pinzas para pezones, un dilatador anal, su iPod, su corbata gris perla… y, por último, aunque no por eso menos importante, la llave de su cuarto de juegos.
Me mira fijamente con una expresión oscura e indescifrable. Oh, no. ¿Ha sido una mala idea?
— ¿Quieres jugar? —pregunta con voz queda.
—Sí —musito.
— ¿Por mi cumpleaños?
—Sí. ¿De dónde me sale este hilo de voz?
Multitud de emociones cruzan por su rostro sin que pueda identificar ninguna, pero finalmente me domina la ansiedad. Mmm… Esa no es exactamente la reacción que esperaba.
— ¿Estás segura? —pregunta.
—Nada de látigos ni cosas de esas.
—Eso ya lo he entendido.
—Pues entonces sí. Estoy segura.
Sacude la cabeza y vuelve a mirar el contenido de la caja.
—Loca por el sexo e insaciable. Bueno, creo que podré hacer algo con estas cosas.
Murmura como si hablara consigo misma, y vuelve a meter el contenido dentro de la caja.
Cuando me mira otra vez, su expresión ha cambiado totalmente. Madre mía, sus ojos refulgen ardientes, y en sus labios carnosos se dibuja lentamente una erótica sonrisa.
Me tiende la mano.
—Ahora —dice, y no es una petición.
Mi vientre se contrae y se tensa con fuerza muy, muy adentro.
Acepto su mano.
—Ven —ordena, y salgo de la habitación detrás de ella, con el corazón en un puño.
El deseo recorre lentamente mi sangre ardiente y mis entrañas se contraen anhelantes ante la expectativa. ¡Por fin!
O_o***** - Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 05/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Volverán al cuarto rojo del dolor oh si!! ojalá esta vez todo resulte bien....
El Charlie Tango, ojala no haya quedado tan mal. Y si Britt, es ridículo sentir celos por un objeto inanimado
Como siempre excelente capítulo, te felicito.
Que bien que ya no estés enferma cuídate, hasta la próxima actualización.
El Charlie Tango, ojala no haya quedado tan mal. Y si Britt, es ridículo sentir celos por un objeto inanimado
Como siempre excelente capítulo, te felicito.
Que bien que ya no estés enferma cuídate, hasta la próxima actualización.
laura.owens*** - Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 10/04/2012
Edad : 31
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
britt, santana te paso sus cincuenta sombras!!!!!!!!excelente capitulo como siempre, y tambien como siempre gracias por escribir este fic!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Woooow Me encantoo *-* quedo perfecto.... es que como decirle que no a santana? bien por ellas son perfectas la una con la otra y britt siempre pensando en san pero es cierto el regalo es mas para ella jejeje!.... gracias x actualizar este fic tan adictivo me alegra que estes mejor besoos :* y cuidate mucho
saibelli** - Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 06/03/2013
Edad : 33
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
aiiiiiiiiii nooooooo cuarto de juegos otra vez noooo jajaaja! espero ke no se salga nada de las manos, y sobre todo nada de golpes bruscos, tan bonito ke es verlasde manera tierna y romantica jaajaj
en espera de tu actu
en espera de tu actu
victoria555****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
este fic y tu, me tienen aaahrg... nose como decirlo, con las emociones a flor de piel!! así quizás logres entender como realmente me siento cuando leo cada capitulo, por cierto cada capitulo supera mis expectativas. me alegro mucho de que estes recuperada. te escribo rápido exámenes y mas exámenes. gracias por escribir.
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
hay no jajaja!!!!! lo que le espera a Britt!!! jaja quiero ese capìtulo ya por favor jaja!!
Me alegra que ya estes mejor!!
Saludos
Me alegra que ya estes mejor!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
¡Que capítulo más WANKY!
me ha encantado, en verdad *-*
Nina, mil gracias por el capítulo, vales mil :3 jeje
que bueno que ya te hayas recuperado de la espantosa gripe :)
y sin más, espero con ansias tu siguiente actualizacion
...
Muchos besos
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Excelente capítulos si, señor!
El mejor regalo que puedo tener al volverse vacaciones jajajajaja. Casi me da algo cuando vi que desaparecía Santana y luego volvió, uffffff.... Menos mal, ya pensaba lo peor, aunque creo que la cosa no acaba ahí... Alguien parece que quiere matar a Santana o algo así... Y luego prácticamente he llorado con la respuesta de Britt... Es, es... Sencillamente perfecto, me muero de ternura y amor... Fue.... Buffff.... Que nunca había llorado de felicidad con una historia, con eso te digo todo.
Y ahora, el dichoso cuarto rojo, nunca entenderé porque Britt quiere al final siempre meterse en eso, aunque sea sin varas, látigos y cruces, pero no se... Sigo sin entenderlo jajajaja y creo que a Santana le pasa lo mismo.
Espero que continúes pronto y felicitaciones por esta explendidas historia.
El mejor regalo que puedo tener al volverse vacaciones jajajajaja. Casi me da algo cuando vi que desaparecía Santana y luego volvió, uffffff.... Menos mal, ya pensaba lo peor, aunque creo que la cosa no acaba ahí... Alguien parece que quiere matar a Santana o algo así... Y luego prácticamente he llorado con la respuesta de Britt... Es, es... Sencillamente perfecto, me muero de ternura y amor... Fue.... Buffff.... Que nunca había llorado de felicidad con una historia, con eso te digo todo.
Y ahora, el dichoso cuarto rojo, nunca entenderé porque Britt quiere al final siempre meterse en eso, aunque sea sin varas, látigos y cruces, pero no se... Sigo sin entenderlo jajajaja y creo que a Santana le pasa lo mismo.
Espero que continúes pronto y felicitaciones por esta explendidas historia.
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
Fecha de inscripción : 01/12/2012
Edad : 30
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
De nuevo al cuarto rojo de juegos ¡Vaya manera de festejar el cumpleaños de Santana!
Se casarán ¿No es muy pronto? Bueno, en la historia llevamos muchos capítulos, pero parece que su realidad no tiene mucho como pareja ¿Pero que digo? ¡Que se casen que yo soy madrina! XD
Me alegra que estes mejor, un abrazo y nos leemos en el próximo!
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Edad : 31
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
OMG.! How crazy is this?
Actualiza, Estoy demasiado ansiosa :$
Actualiza, Estoy demasiado ansiosa :$
LilianaM.* - Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 14/06/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Wow!!!! Fue un cap genial!!!
Lleno de emociones, gracias señorita nina, siempre usted me deja con la piel de gallina!!!
Tantas cosas, tanto amor!!!
Los regalos me gustaron pero jajjajajaj Britt celosa de un objeto inanimado?? jajajjaja hay mi Britt es tan ocurrente.
Me encanto leer lo mucho que se extrañaron y no me gusto que Sancincuenta estuviera de verdad en peligro, eso no me gusto! Ya me había aliviado con que no era nada pero con lo que dijo San si que tmb me asuste de lo que pudo pasar.
Sancincuenta posesiva frente a Puck, bien echo, quien no lo sería si le dice las cosas que le dice a Britt cuando estan solos.
Irán al cuarto de juegos......................que pasará??
Saludos!!! Naty.
Lleno de emociones, gracias señorita nina, siempre usted me deja con la piel de gallina!!!
Tantas cosas, tanto amor!!!
Los regalos me gustaron pero jajjajajaj Britt celosa de un objeto inanimado?? jajajjaja hay mi Britt es tan ocurrente.
Me encanto leer lo mucho que se extrañaron y no me gusto que Sancincuenta estuviera de verdad en peligro, eso no me gusto! Ya me había aliviado con que no era nada pero con lo que dijo San si que tmb me asuste de lo que pudo pasar.
Sancincuenta posesiva frente a Puck, bien echo, quien no lo sería si le dice las cosas que le dice a Britt cuando estan solos.
Irán al cuarto de juegos......................que pasará??
Saludos!!! Naty.
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
hola. excelentes capítulos, cada día son mejores
y de muy buena calidad, espero continúes
la historia. gracias por darte el tiempo
para escribir. saludos.
y de muy buena calidad, espero continúes
la historia. gracias por darte el tiempo
para escribir. saludos.
yo_mera* - Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Re: Fan Fic - 50 Sombras de López... (Parte III - Capítulo 13)
Actualiza pronto bella! :$
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Página 32 de 40. • 1 ... 17 ... 31, 32, 33 ... 36 ... 40
Temas similares
» BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
» Fanfic Brittana-ST Ella Santana 50 sombras de Lopez #4
» Blaine Anderson, Conociendo a Cincuenta Sombras, Capítulo 5
» Fanfic Brittana - Tu Eres Perfecta
» Fic Brittana - My sister is gay - Capitulo 10: ¿Aun me amas?
» Fanfic Brittana-ST Ella Santana 50 sombras de Lopez #4
» Blaine Anderson, Conociendo a Cincuenta Sombras, Capítulo 5
» Fanfic Brittana - Tu Eres Perfecta
» Fic Brittana - My sister is gay - Capitulo 10: ¿Aun me amas?
Página 32 de 40.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
» Busco fanfic brittana
Lun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66
» Busco fanfic
Sáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken
» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
Jue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604
» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
Mar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28
» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
Dom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28
» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
Vie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604
» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
Mar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Lun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es
» Que pasó con Naya?
Miér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es
» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
Jue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es
» No abandonen
Miér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303
» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
Vie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303
» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Lun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli
» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
» brittana. amor y hierro capitulo 10
Miér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic
» holaaa,he vuelto
Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Miér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
Miér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Lun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1