FanFic BRITTANA La verdad sobre el amor

Capítulo 11: Pasiones. Parte 1.



Dejé a Britt descansar, cuando me dirigía a la puerta del hotel vi a la recepcionista, ella me saludó nuevamente y preguntó:

- ¿Todo bien señorita López?
- Más que bien, gracias por todos los detalles, estuvo todo hermoso.
- Es nuestro trabajo, me alegro verla tan satisfecha.
- Gracias -sonreí un poco acalorada, no sabía muy bien que quería decir con satisfecha.
- La señorita Pierce es un poco celosa, ¿verdad?
- Ehh… ¿Perdón?
- Disculpe mi atrevimiento, pero he notado como me mira ella y déjeme decirle que un poco de miedo me ha dado.
- Oh… -no sabía que más decir, prácticamente ella sabía que Britt era mi novia con tan sólo observarnos, ¿tanto se notaba lo enamoradas que estábamos?
- Igual ambas son tiernas, hacen una linda pareja señorita López.
- Ehh… ¡Gracias! Debo irme… hasta luego.

Escuché un efusivo “Hasta luego” de parte de ella, pero aún tenía dudas, ¿tanto se notaba lo nuestro? Paré en seco, miré hacia atrás, dudé un poco pero me volví hacia la recepcionista.

- Emmm… disculpa, ¿tanto se nota lo que hay entre Britt y yo?
- ¿Britt? -dijo dudando- ¡Ah! ¿la señorita Pierce? ¡Hermoso nombre! -exclamaba con su tono inglés- ¿Cómo explicarle? Se percibe algo especial, puede haber miles de personas en este lugar pero mi mirada se centra en ustedes dos, hay algo, es amor, se nota, por lo menos eso me pasa a mí, no sé a los demás, tal vez les sucede lo mismo.
- Oh… -dije un poco colorada.
- La noto un poco ruborizada, ¡Santo cielo! ¿acaso nadie sabe sobre su relación? -la miré aprobando su enunciado, me miró sorprendida y agregó- ¡Yo no diré nada! No se preocupe, seré discreta. ¡Aww son tan tiernas!

Sonreí aún más. “Bien, ahora si me voy” dije un poco aturdida por ser tan obvia, la chica acababa de proporcionarme demasiada información que no había tenido en cuenta. Antes de alejarme me preguntó si Britt saldría, le dije que no, que ella se quedaba a descansar. No preguntó nada más y me fui, despidiéndome una vez más de ella.

Mientras el taxi inglés me llevaba a la empresa pensaba en Britt, comenzaba a extrañarla, me estaba dando cuenta que comenzaba a ser una persona indispensable para mí; antes, la soledad no me preocupaba en lo más mínimo, pero ahora comenzaba a pesarme, no quería estar sola, mejor dicho, no quería estar sin ella, sólo la necesitaba a mi lado, sentir su aroma y tocar su piel.

El taxi frenó y me dejó ante el imponente edificio. Entré y me condujeron a la sala de conferencias, Edward se encontraba allí expectante de la llegada de mi chica, noté su cara de frustración al no verla, se acercó a mí y me preguntó por ella. No tenía por qué darle explicaciones, es más no quería hacerlo, él comenzaba a fastidiarme, estaba a punto de decirle unas cuantas verdades hasta que el jefe de él pregunto por “la señorita Pierce”. Los miré y sólo dije: “Ella se ha quedado a descansar, sepan disculparla, es nueva en este tipo de negocios”. Todos asintieron y quisieron reanudar la reunión. Edward estaba triste, quería lanzarlo hacia la puerta por sentirse así por mi chica, ¡mi chica!

Desarrollé toda la reunión con el proyecto de mi abuelo. Deseaba terminar lo más antes posible, saber que Britt estaba semi-desnuda en la cama era algo que me tenía desesperada. La reunión se extendió hasta cerca de las siete de la tarde. El empresario quedó fascinado con la idea de mi abuelo y pensaba seriamente en unirse a nosotros. Al día siguiente tendría su respuesta, ahora ya estaba desocupada, por fin.

Edward, el incansable, aún seguía insistiendo, me preguntó si era posible que Britt y yo cenemos con él. Ya estaba cansada de él, mi cerebro seleccionaba cada una de las posibles palabras que le diría para que dejara de pretender a mi novia, “Sutileza Santana, sutileza” eso me decía a mí misma. “Mira Edward, he notado que te interesa Brittany, pero tú a ella no, verás, ella está enamorada, lamento informarte que no tienes chances, no insistas. Un hombre así tan insistente no es atractivo para una mujer ¿me entiendes?” Él me miró un poco avergonzado, su fachada de macho se fue al diablo, no era nada más que un pobre tipo que no sabía cómo llamar la atención de alguien que ni siquiera lo mira. “Bien, las veo mañana” dijo un poco furioso y frustrado. Se fue sin más y me dejó allí en la sala de reuniones. Tomé mis cosas y salí del lugar.

Mientras esperaba el taxi decidí llamar a mi abuelo, lo puse al tanto de todo, él estaba contento porque por fin estaba haciendo las cosas como él quería.

- Bien Santana, ¿ves que era necesario que hayas ido?
- Ok, ok… no me hagas recordar la forma en la que me pediste que viniera.
- ¡Pasemos de tema! ¿Cómo está Britt? Harry habló con ella, estaba en el hotel descansando, ¿cómo se encuentra?
- Aún no he vuelto al hotel, supongo que un buen descanso no le vendría mal.
- Estoy más que conforme con la amistad que tienen, veo que la aprecias, por eso la cuidas, eso es bueno hija.
- Es lo que querías ¿verdad?
- ¡Absolutamente! Hija, aparte de eso déjame decirte que me gustó que me dijeras papá…

No lo veía pero me lo imaginaba con los ojos llenos de lágrimas, yo estaba así. “Hace años que no escucho que esa palabra sea dirigida a mí, no sé en que estabas pensando hija, pero me encantó volver a sentirme papá” noté su voz quebrada, me imaginaba que tanto para él como para mí se nos venía la imagen de mi papá. Las lágrimas recorrieron mi mejilla y sólo pude decir: “Te quiero” él suspiró y dijo: “Yo también hija”. Sin decirnos nada más colgamos. El taxi llegó y me llevó al hotel, en todo el transcurso pensé en papá, lo extrañaba a él y a mamá.

Con cierta tristeza entré al hotel, la recepcionista me vio y sonrió, “Señorita López, mire lo que tengo para usted” sacó un ramo enorme de flores, la miré un poco sorprendida, ella sonrió y dijo: “Son para que le regale a la señorita Pierce, recuerde, los detalles son muy importantes, siempre sorpréndala con algo”. Sonreí ante el consejo de ella, le agradecí la ayuda y me llevé el ramo. A pesar de la tristeza que sentía por extrañar a mis padres, tenía alguien que me esperaba, esa persona me quiere como yo a ella, y tenía toda una vida para demostrarle cuán importante se convirtió para mí, tenía que demostrarle mi amor.

Entré en la habitación y dejé el ramo en la mesa de luz al lado de Britt. Ella dormía todavía, las luces estaban apagadas, me deshice de mi ropa, sólo quedé con mi lencería y así como estaba me abracé al cuerpo de mi novia. La besé en la mejilla, ella notó mi presencia y con pereza me miró y dejó un beso en mis labios, “Te extrañé” dijo levemente, sonreí y la besé, ella me abrazó con fuerza y cerró los ojos, aún seguía cansada, me acomodé entre sus brazos y cerré mis ojos, el sueño me dominó.

No tenía noción de la hora, abrí los ojos y noté que Britt me miraba, sonreí y ella se acercó a darme un beso en los labios. Se posicionó encima de mí, la luz de la habitación era tenue, Britt sonreía y me besaba. “Gracias por el ramo de flores, te quiero San”, me dijo y comenzó a besarme. Cerré mis ojos y mis manos acariciaron su espalda, en un arrebato le desprendí el sostén, se lo saqué y comencé a acariciar sus pechos, me puse encima de ella y comencé a besar su cuello y sus pechos, mis labios hicieron contacto con sus pezones haciéndolos erizar totalmente, su respiración era pesada, sin dudar me sacó el sostén y acariciaba mis pechos, ya no podía parar, la pasión se había encendido entre nosotras; sólo una tela me separaba de la locura, el objeto de mi deseo, hace tiempo deseaba hacerla mía y ya no podía esperar más.

Tomé su cuerpo y la levanté por la cintura, deslizando lentamente esa tela por sus piernas. Ella gemía, una vez desnuda debajo de mí, besé su vientre y mis besos se extendían hacia más abajo… “Santana…” la escuché decir, subí hasta su rostro y la besé con efusividad, mi mano izquierda viajó desde su rostro hasta su entre pierna dejando huellas por su cuello, su pecho y su vientre. Britt correspondía mi beso, temblaba ante cada roce de mis dedos en su piel, cuando toqué su centro la sentí vibrar, abrió sus ojos y el hermoso tono celeste me encandilaba, comencé a hacer pequeños círculos con mi mano generando en ella la locura, me abrazó fuerte, repetía mi nombre, estaba rígida, percibía cierto miedo, la besé levemente y separé un poco sus piernas, ella estaba nerviosa, volví a besarla, mi mano regresó a su centro y palpé cuan excitada estaba, la miré retorcerse entre mis caricias y sin más deslicé un dedo dentro de ella, sentí como sus muslos se tensaban, los gemidos endulzaban mis oídos, entraba y salía levemente de ella, en una de esas arremetidas deslicé otro dedo haciéndola gemir más fuerte, contemplé su rostro, había una mezcla de placer y dolor, la notaba rígida, miré hacia el sur de nuestros cuerpos y vi unas manchas de sangre en mi mano, me asusté… ¿la lastimé?




………………………….




Entre mi respiración agitada y mi mirada de sorpresa, dejé de arremeter contra ella, la miré asustada y le pregunté: “Britt, acaso… ¿acaso eres virgen?” ella deslizó sus brazos sobre mi cuello, me besó levemente en los labios y dijo aún dudando: “Ehh… San, creo que ya no…” y volvió a besarme, aún seguía dentro de ella, correspondí a su beso sonriendo y reanudé las arremetidas haciéndola gritar mi nombre. Sus manos recorrían mi cuerpo y yo la llenaba de besos, sentí una presión en mis dedos, estaba a punto de tener un orgasmo, me acomodé y seguí arremetiendo dentro y fuera de ella, suspiro y dijo: “San…” totalmente extasiada, se aferró a mí con fuerza y su cuerpo vibró debajo de mí.

Su respiración era pesada, aún seguía dentro de ella, la miraba con admiración, me entregó algo demasiado preciado para una mujer. Aún no podía entender todo, ¿cómo es que nunca pasó nada con Sam?

El sudor recorría todo su cuerpo y un aroma leve provenía de ella, besé tiernamente cada centímetro de piel, sus manos dejaban caricias por todo mi cuerpo para terminar unidas a las mías. La miré a los ojos buscando respuestas a mi duda, ¿por qué no me lo dijo? Ahora entendía en parte su nerviosismo en cada situación donde intenté hacerle el amor.

- Britt… ¿estás bien?
- ¡Dios San! Fue increíble, fue hermoso…
- ¿Por qué no me dijiste que eras virgen?
- Tenía vergüenza… No sabía cómo decírtelo…

Dijo eso cerrando sus ojos, la besé levemente en los labios y le dije: “Te quiero, pero aún no terminamos…” reanudé mis besos esparciéndolos por toda su piel, su ternura me volvía loca, aún la notaba nerviosa y me dediqué a acariciarla para borrar todo tipo de miedo en ella. Comencé besando sus pezones, ella se retorcía, mis manos la acariciaban por doquier, ella tomó mi cara entre sus manos y me besó con efusividad, era totalmente mía, con dos dedos volví a penetrarla con suavidad, ella gimió, instintivamente cerró las piernas pero con mi otra mano acaricié sus muslos y logré separar un poco las piernas para dar lugar a mis movimientos, los cuales la volvían loca, tanto a ella como a mí. Dentro y fuera, dentro y fuera, aún no podía ser consciente de lo que estaba haciendo, Britt se retorcía bajo mi absoluto control, sus manos recorrían mi pecho y mi espalda, al momento del clímax me abrazaba con fervor soltando mi nombre en un suspiro lleno de excitación.

Permanecimos recostadas en la cama, totalmente desnudas y ambas complacidas. Yo no dejaba de mirar a Britt y ella no dejaba de besarme.

- Ahora entiendo muchas cosas Britt…
- ¿Eh?
- Las veces que intenté estar contigo… te ponías nerviosa y ahora entiendo por qué… no era el lugar adecuado, también entiendo tu seguridad cuando me decías que no estabas embarazada… ¡Me volví loca Britt! Tendrías que habérmelo dicho…
- San, amor, no sabía cómo… Perdón…
- Espera un momento…-dije pensando- en la fiesta aniversario de Quinn y Rachel fuiste con un vestido hermoso, al día siguiente te pusiste el mismo vestido, supuse que habías dormido con Sam…
- ¡Ah! Sí, dormí con él.

La miré sin entender lo que me decía, “Sólo dormí con él San, varias veces he dormido con él, pero sólo eso…”, dijo eso y volvió a besarme, se posicionó encima de mí y el beso se intensificaba, ¡Dios esta mujer! “¿Más?” le pregunté entre sus labios, ella asintió y me propuse hacerla vibrar una y otra vez más durante el resto de la noche y la madrugada.

La noche se volvió pasional y lujuriosa, explorando cada centímetro de mi novia, cenamos algo rápido y continuamos con nuestra maratónica exploración de piel y sensaciones. No sé en qué momento nos dormimos, pero ella estaba acurrucada entre mis brazos y su pierna rodeaba la mía; así desnuda despertó junto a mí.

- Eres fantástica San…

Me besó y se fue a bañar, presumiendo en el camino al baño su espectacular cuerpo. Sin dudarlo me adentré en la ducha junto a ella y ambas nos duchamos disfrutando la presencia de la otra.

Entre besos y caricias nos alistamos para salir, el trabajo nos esperaba, una reunión más con Edward y los demás…

Al entrar, todos estaban esperándonos impecablemente sentados en sus lugares, Edward miraba a Britt anonadado, yo la miré y noté algo especial en ella, estaba feliz, diferente, irradiaba algo particular, su hermosura encandilaba mis ojos, los de Edward también y algunos otros. Me vanaglorié al saber que yo era la responsable de esa felicidad en Britt.
Ella saludó a todos con su dulce voz y todos quedaban estúpidamente bobos ante esa acción. El presidente dio por iniciada la reunión y gracias a Dios él la dirigía, todas las miradas se centraban en él y no en mi chica, aunque debo admitir que más de uno la miraba de reojo. Ella como si nada prestaba atención al hombre que tenía detrás de él la proyección de unas imágenes diseñadas por nosotros, Britt lo oía y fruncía el ceño ¿estaba enojándose?

- ¿Le parece bien señorita López? ¿Coincide?

Lo miré frunciendo mi ceño, no entendía con que debería estar coincidiendo, él me miraba expectante a mí respuesta, los demás también lo hacían, miré a Britt y ella estaba igual.

- Caballeros, denme un momento… Brittany acompáñame -dije y salí de la oficina.

Estando en el pasillo veía como los demás observaban a Britt al salir del lugar. ¿Qué demonios les pasaba?

- San… ¡Rechazaron parte del contrato, no puedes estar de acuerdo!
- ¡¿QUÉ?!

Brittany me miraba desconcertada, asustada, yo no podía creer que todo el trabajo que hicimos no sirviera de nada, discutí con mi abuelo por venir aquí, improvisé una ceremonia para Britt por nuestro primer mes por estar aquí y ella no se merecía eso y como si fuera poco tuve que soportar las miradas de estos imbéciles encima de mi novia, soportar al pesado de Edward y… no, no, no… me van a escuchar, ¡me van a escuchar!

- Estos imbéciles…- dije y entré hecha una furia en la oficina, Edward se levantó para decir algo, lo señalé y agregué- tú te sientas y me escuchas. He trabajado mucho en
esto, invertí demasiado tiempo en armar todo y encima exponérselo tema por tema en las reuniones que tuvimos durante estos días y, ¿qué hacen ustedes? ¡RECHAZAN PARTE DEL CONTRATO! En todas las malditas reuniones han estado como imbéciles viendo a Brittany con esa mirada de hombres hambrientos, ¿creen que no me di cuenta? Y aparte de eso ¿tienen el tupé de rechazarnos? Discúlpenme señores pero no pienso trabajar con hombres como ustedes, ¡al diablo el maldito contrato!

- ¡Santana! -dijo Britt pero yo estaba encolerizada.
- ¡Santana nada! ¡Al diablo todo! ¡Brittany nos vamos!

La tomé de la mano, ella agarró nuestras cosas y salí hecha una furia de la empresa, Edward estaba pálido mientras yo hablé y los demás un poco asustados. El presidente de la empresa sólo me miraba sorprendido. Brittany no decía nada mientras nos dirigíamos a la salida, yo la arrastraba por los pasillos sin soltar su mano. Mientras esperaba un maldito taxi ella me dijo: “San, me duele” señaló su mano y me di cuenta que la estaba presionando mucho, dejé de ejercer fuerza y suavizando mí semblante me llevé su mano a la boca y la besé, ella sonrió un poco y me dio un beso en la mejilla. El taxi se paró frente a nosotras y nos fuimos al hotel.

Eran las tres de la tarde y mi abuelo seguía enojado, ya era la cuarta vez que me llamaba sólo para retarme. “No haces lo que te digo” esa frase me la habrá repetido como unas seis mil veces más o menos, Britt hablaba con Harry ambos veían la forma de calmar a mi abuelo, pero nada funcionaba. “Santana, debiste negociar no insultar ¿por qué demonios insultas? ¡Maldita sea!” yo me reía, ahora sé por qué insulto.

- Te quedarás ahí hasta que arregles eso, Brittany se volverá hoy.
- ¡¿Qué?! No lo permitiré, no abuelo, no tomarás tu las decisiones.
- ¡Oh Santana! ¿tú tomas buenas decisiones? -dijo con tono sarcástico.
- ¡Ella no se irá, la necesito aquí!
- ¿La necesitas? -el tono seguía- ¡Para qué demonios la necesitas si harás lo que se te dé la gana! Déjala volver, tú te quedas y no volverás hasta que…

Le corté, estaba furiosa, Britt me miró con tristeza y dijo: “Ok papi… Un beso”. Cortó y me miraba con temor, ¡Oh no! ¿Se irá? Se acercó y me abrazó.

- Debo volver San… Ryan quiere que vuelva a los ensayos.
- ¡Oh Britt! No quiero que te vayas, no quiero estar aquí sin ti…
- ¿Cómo haremos para solucionar esto?
- No voy a solucionar nada, veré como me enfrento a mi abuelo pero no me alejaré de ti, nunca Britt.

Me besó en los labios y me abrazó con más fuerza, luego, sus manos sujetaban mi rostro con firmeza a la vez que intensificaba el beso, mis manos viajaban por su cintura, le acariciaba el vientre plano sintiendo sus músculos, es mía, esta bella mujer es mía. La tomé de las caderas y la levanté, sus piernas rodearon mi cintura y lentamente la posicioné en el sofá, mi celular comenzó a sonar, seguro era mi abuelo nuevamente, estaba por apagar el aparato cuando veo el nombre de la empresa de los ingleses. Britt lo vio también y ella contestó: “¿Hola?... ¡Oh lo entiendo no se preocupe!... ¿Ahora? Emmm… claro, lo esperamos, hasta luego”. La miré confundida, ella dejó el celular en el sofá y me besó nuevamente, al terminar el beso dijo entre mis labios: “El presidente vendrá a charlar con nosotras amor”. La tomé de la cintura y me posicioné encima de ella, rodeó sus brazos en mi cuello, mirándola a los ojos le dije: “Pierce, Pierce, me vuelves loca… ¿tendremos tiempo antes de que llegue?” Ella sonreía, me besó nuevamente y respondió: “No López, te quiero para mí el resto del día, no sólo un momento”. Volvió a besarme con efusividad, yo estaba perpleja, ya quería desnudarla y besarla por doquier, pero debía esperar…

A los pocos minutos la recepcionista llamó a la habitación preguntando si dejamos que el señor Wilson Foster suba, “Britt, ¿dejamos que suba?” le pregunté, ella se acercó y me besó diciendo: “Claro amor”. Oí risitas de la recepcionista “Ya la oíste” le dije y colgó, después de un momento alguien golpeó la puerta. Britt me besó diciéndome: “Tranquila López”. Se dirigía a la puerta y la tomé de la cintura por detrás haciéndola girar en la sala, ella reía, la posicioné delante de mí y la besé “Estoy tranquila, pero en cuanto te miré con intenciones que no me gustan lo mato Britt…” Ella sonrió y se fue a recibir al señor Foster.
Él entró como todo un caballero, saludando a Britt y luego a mí pidiendo disculpas por aparecerse así en el hotel. Nos sentamos en unos comodísimos sillones que había en la sala y nos dispusimos a charlar. Nos mostró algunas modificaciones que quería hacerle al contrato, acepté de buena manera algunas modificaciones, otras no, en fin, estábamos negociando, mi abuelo seguro estaría orgulloso. El trato se cerró y decidimos brindar. “Yo voy por las cosas” dijo Britt y se adentró en la cocina. Foster me miraba con una sonrisa en su rostro.

- Señorita López he quedado admirado con usted hoy, disculpe mi apreciación pero
es usted una mujer con agallas.
- ¡Oh gracias señor Foster! Pero sólo estaba defendiendo mi empresa y mi trabajo.
- La entiendo y créame cuando le digo que tanto para mí y para mis socios será la primera vez que tratamos con mujeres en la empresa, no supe controlar el alboroto que la señorita Pierce generó en mis socios, déjeme decirle que ella es una mujer hermosa, usted también lo es pero su seriedad ha intimidado bastante. Lamento que eso le haya molestado tanto, es muy poco profesional de nuestra parte, lo asumo, sepa disculparnos.
- Tranquilo Foster, me ha molestado, es verdad, sólo espero no se vuelva a repetir.
- Descuide, no volverá a pasar.
- Sus socios estaban como locos con Brittany…-dije sorbiendo un poco de agua que tenía.
- Y no eran los únicos…

Yo lo miré intrigada, el agua pasó por mi garganta como si fuera una roca, él sonreía.

- ¿Cómo que no eran los únicos?
- ¡Oh señorita López no se ofenda! La noté distraída en varias reuniones, casualmente fueron en las reuniones donde la señorita Pierce estaba presente, es usted una gran empresaria, tome esto como un consejo: no se deje ganar por los celos.

Lo miré petrificada, Britt volvió con las copas y Champagne para brindar. “Por las nuevas relaciones, que espero duren mucho tiempo” dijo él y noté su doble sentido. “Brindo por eso” dijo Britt besándome en la mejilla. Foster sólo sonreía, no lo hacía con maldad, eso pude notarlo. “Siéntese señor Foster, haré unos bocadillos” dijo Britt dirigiéndose nuevamente a la cocina.

- ¿Qué es lo que insinúas Foster?
- Señorita López, no se ofenda, no era esa mi intención. Seré discreto si lo desea, no piense que pretendo aprovecharme de la situación.
- Ok Foster… yo… sólo no digas nada.
- Descuide…

Britt volvió con los bocadillos y la charla tomó otro rumbo, Foster realmente deseaba ser parte de nuestra empresa y no creía prudente rechazar nuestra propuesta “Si bien la señorita López adoptó una actitud demasiado intimidante, reconozco que tenía razón en lo que decía, sepa perdonar la incomodidad de mis socios señorita Pierce”. Britt lo miraba atenta y sonreía ruborizada. Foster se fue, al día siguiente cerraríamos el trato y él deseaba simplemente descansar.

Lo acompañamos hasta la puerta y ni bien se fue, Britt se abalanzó sobre mí besándome. Le correspondí el beso, llevaba tiempo deseando sus labios. “Eres genial San, debemos llamar al señor López…” No deseaba hablar con mi abuelo.

Britt estaba sentada en mi regazo, la abrazaba por la cintura mientras ella le explicaba al “señor López” todo lo que había pasado después de su última llamada. Al día siguiente firmaríamos todo y volveríamos a casa. Mi abuelo seguía furioso por haberle cortado la llamada pero también estaba contento con el resultado del contrato “Mira Britt, no sé cómo le hace pero mi nieta siempre se sale con la suya…” con Britt no miramos y nos dimos un rápido pero tierno beso en los labios.

Una vez que cortó la miré fijamente a los ojos, ella hizo lo mismo y dijo: “Nos queda pendiente un tema Santana, ¿recuerdas?” la besé en los labios y la posicioné debajo de mi en el sofá donde minutos antes estaba Foster sentado. La besaba con efusividad mientras mis manos recorrían su cuerpo con delicadeza, palpando cada centímetro de ella, conociéndola de a poco. Ella dirigió con timidez sus manos a mi vientre desabrochándome el pantalón, luego de eso, sus manos subían por mi vientre arrastrando mi blusa, la cual abandonó mi cuerpo en unos segundos. Ella aún estaba nerviosa, miraba mi torso descubierto posicionando su mirada en mis pechos, le saqué la camisa e hice lo mismo que ella sólo que lentamente la despojé de su sujetador y besé sus pechos, gimió y sus pezones me indicaban el grado de excitación en ella. Me desnudé, e hice lo mismo con ella, nos abrazábamos mientras nos fundíamos en un apasionado beso; ella recorría mi espalda con sus delicadas manos, emanaba de ella un aroma que me embriagaba de pasión, sentía la humedad desprendiéndose de su sexo y sin dudarlo me adentré en su cuerpo haciéndola estremecer, gimió por la sorpresa, y comencé a arremeter contra ella lentamente. Britt sólo podía articular mi nombre, sus manos se hundían con fuerza en mi espalda y yo seguía dentro de ella, besaba su cuello y sus pechos mientras entraba y salía de ella, notaba cierta desesperación en su rostro y comencé mis arremetidas con más velocidad. Su cuerpo vibró debajo de mí, sus suspiros dejaron soltar el placer del orgasmo; ella tenía los ojos cerrados pero sonreía, me abrazó con fuerza mientras yo trataba de calmar mi agitada respiración. Comencé a dejar leves besos por sus pechos y su vientre, bajando de a poco, ella temblaba aún más expectante por lo que haría. Besé su ombligo y seguía bajando, instintivamente ella cerró las piernas. La miré sonriendo, ella me miraba nerviosa apoyándose en sus codos mientras observaba mis movimientos. “No he terminado Britt, por favor, déjame terminar” le dije mientras acariciaba sus piernas, ella se tumbó en la cama y de a poco dejó que yo abriera sus piernas y besara su centro de placer “¡Dios San!” dijo cuando mi lengua comenzó a moverse en su entrepierna, permanecí allí unos momentos hasta que gritó que no aguantaba más y un nuevo orgasmo se apoderó de ella.




……………




Ella estaba acostada encima de mí, ambas desnudas en el sofá, la veía exhausta pero terriblemente hermosa luego de hacer el amor. Su cabello estaba alborotado y diseminado en mi pecho, nuestras piernas enlazadas y sus manos aferradas a mi cuerpo. Sentía una satisfacción particular, deseaba volver a hacerle el amor, una y otra vez, durante todo el día, ella era especial. Después de contemplarla durante bastante tiempo, logré despegarme de su agarre y la llevé en brazos a la habitación, nos recostamos y cerré mis ojos mientras
ella volvía a abrazarme y entrelazar sus piernas con las mías.

Al despertar sentí hambre, Britt aún dormía, eran alrededor de las siete de la mañana, me levanté y pedí el desayuno a la habitación. Apoyada en el respaldar de la cama veía a Britt dormir, de un momento a otro ella abrió los ojos y me sonrió. Sus pupilas azules me miraban con amor, se sentó encima de mí y rodeó sus brazos en mi cuello a la vez que me besaba.
Mis manos se posicionaron en su espalda desnuda y seguí besándola. El timbre sonó e hizo que Britt se sobresaltara “¿Quién es?” preguntó, mientras me vestía le dije: “Sorpresa, no te muevas de aquí”, salí de la habitación pero al instante me volví y agregué: “Tampoco te cambies Britt”. Ella me miró ruborizada, estaba colocándose su ropa interior, la miré y le hice una seña de negación, sonreí y salí nuevamente de la habitación.

Volví con el desayuno y unas flores para ella, la vi sentada en la cama cubierta con una sábana. “¿Sucede algo Britt?” ella se ruborizaba más y eso me alegraba, me acerqué y le saqué la sábana, ella instintivamente se tapó, tomé sus manos y sin dejar de mirar sus ojos me acerqué lentamente a su rostro dejando un leve beso en su mejilla y me dirigí a su oído para decirle: “Eres hermosa, y ocultarte de mí sólo hace que desee seguir explorando tu cuerpo”. Ella se ruborizó más y me abrazó, nos besamos nuevamente “Entonces, sigue explorando San, pero desvístete también”. Me despojé de mi ropa y nos emprendimos a devorar el desayuno en la cama, totalmente desnudas.

Nos duchamos entre caricias y besos y nos alistamos para la reunión de cierre con los ingleses. Britt se puso un vestido que remarcaba perfectamente sus curvas, la miré desaprobando su vestuario.

- No puedes ponerte ese vestido -le dije.
- Es un vestido hermoso San, controla tus celos, sólo me interesas tú.

Recordé las palabras de Foster, la miré y terminé de vestirme. Mientras revisaba unos papeles importantes la veía desplazarse por la habitación, sus piernas me distraían, mis ojos comenzaban a ver sus músculos definidos y avanzaban hacia su vientre y su pecho y allí me detenía, ella se daba la vuelta y ¡Dios santo! Perdía la noción de todo. Me levanté y categóricamente le dije:

- No puedes ir así vestida, ¿cómo crees que todos te mirarán?
- Tal vez me miren como lo haces tú San…

Me ruboricé, ¿cómo? No, no, no…

- Britt, eres mi novia, yo si puedo mirarte como te miro pero ¡ellos no!
- San… me mire quien me mire no tiene importancia para mí, sólo me interesas tú, me preocuparé cuando no desees mirarme…

La besé, rodeé mis brazos en su cintura y encima de sus labios le dije: “Nunca podría dejar de mirarte Britt”. Ella volvió a besarme. “Tranquila López, no enloquezcas en la reunión” me dijo mientras se soltaba de mi agarre y se maquillaba.

Tortura, esa reunión sería una tortura.

Un auto nos esperaba para llevarnos, nos subimos y nos dirigíamos a la empresa, mi abuelo hablaba con Britt por teléfono, ya no se confiaba de mi actitud y supongo planeaba algo con Britt por las dudas yo volvía a explotar de ira en la reunión.

Al llegar Edward se encontraba en recepción, nos vio y sonrió, este imbécil sí que no entendía. “Buenos días” dijo con su tono inglés sonriéndole a Britt y mirándome con nerviosismo. Lo saludamos y él nos señaló el ascensor para que subiéramos junto con él. Tomé a Britt del brazo y le dije: “Sube tu, con Britt debemos hablar”. Edward, sorprendido, nos dejó y se fue solo en el ascensor.

- Te dije que te controlaras. Santana, ¿qué fue eso?
- Te dije que no te pusieras ese vestido.
- Te dije que sólo me importas tú.
- Te dije que no usaras ese vestido Brittany.
- San, dime Britt, no te enojes conmigo.

Yo estaba con el ceño fruncido, ella me miraba con sus bellos ojos suplicando mi tranquilidad.

- Te quiero San…

Dijo eso y me dejó un leve beso en los labios, nadie nos vio, me tomó de la mano y me dijo:

- Ven, vamos a terminar esto de una buena vez.

Era manejada por ella, entramos solas en el ascensor y la besé con pasión, ella sonreía, sabe que puede manejarme, eso no es bueno para mí, pero me encanta que lo haga, me fascina toda ella, lo que hace conmigo y las cosas que me hace hacer.

Entramos en la sala de reuniones, Foster estaba sentado en la cabecera de la mesa, todos se pusieron de pie al vernos llegar. Algunos miraban de reojo a Britt y otros trataban de no hacerlo. Ella simplemente les dedicaba una sonrisa. Foster sonreía y se acercó a saludarnos con un beso, al oído me dijo: “Créeme, si yo fuera tú, también estaría así, pero tranquila, se nota lo enamorada que está de ti”. Lo miré y miré a Britt que me dedicaba una mirada intrigada por saber que me decía Foster. Le sonreí y procedimos a cerrar el trato.

Edward no dejaba de mirar a Britt, eso me distraía un poco, Brittany estaba muy
concentrada en sus papeles, controlando todo. De un momento a otro Edward se levantó y le consultó algo a Britt y le entregó un papel. Brittany me miró y se puso de pie, todos dirigieron su mirada a ella “Señores, creí que ayer la señorita López dejó claro que hemos venido a trabajar, esperamos lo mismo de ustedes, no estamos aquí para coquetear” todos la miraron sin comprender nada pero intuían que Edward algo tenía que ver, se hacía el desentendido pero se puso rojo cuando Britt agregó: “Edward, no almorzaré ni cenaré con usted, y la señorita López menos, gracias por las invitaciones pero mejor trabajemos”. Se dirigió al cesto de basura y lanzó en él el papel que Edward le dio, al parecer había un número telefónico allí.

¿Podía ser más hermosa esta mujer? Le dediqué una sonrisa y ella hizo lo mismo conmigo, Foster furioso con Edward me dedicó una mirada de disculpa pero luego sonrió aprobando la acción de mi novia.

Alrededor del mediodía cerramos todo y volvimos a brindar con Champagne. Mi abuelo llamó a Britt para corroborar que todo haya salido bien y charló un buen rato con Foster. Con Britt permanecíamos ajenas a todos, y nos miraban como si hubiera una barrera que no podían traspasar, Edward había desaparecido, no se lo veía por ningún lugar.

Foster nos despidió, deseándonos lo mejor para nosotras. Cerrado el trato volvíamos a casa en la tarde. Almorzamos con Britt en un restaurant recomendado por Foster. Luego dimos un breve paseo por las calles londinenses tomadas de la mano y sonriendo. Le conté a Britt que Foster se dio cuenta de lo nuestro.

- ¡Oh San! ¿somos tan obvias?
- No lo sé Britt, supongo que sí…
- Pues no me interesa que el mundo se entere, realmente te quiero San.

Dijo eso besándome en los labios, las personas pasaban a nuestro alrededor y ni se inmutaban de nuestro beso.

- La primera vez que vinimos hasta aquí ya deseaba besarte Britt…
- ¿Por qué no lo hiciste? -dijo apoyando su frente en la mía.
- ¿Me lo hubieras permitido?
- Ummm… -dudaba.
- ¿Ves? No era conveniente en ese momento.
- ¡Fuiste tan dulce conmigo! Aunque, no tanto como ahora…

Volvió a besarme y volví a perderme en ella, en sus labios y en sus caricias, era de ella,
sólo de ella.