FanFic BRITTANA La verdad sobre el amor

Capítulo 11: Pasiones. Parte 2.




Al regresar al hotel la recepcionista sonrió al vernos y nos saludó con efusividad. Yo hice lo mismo, Brittany se enfureció y mientras esperábamos el ascensor dijo:

- ¿Me vas a decir que pasó con la recepcionista?
- ¿Qué? Simplemente fue amable conmigo… nada más.
- ¿Qué tan amable?
- Tanto que ella te adora y me ayuda para que yo te adore más.
- Ummm… explícame eso -dijo sonriendo.
- ¡Oh Pierce! Aquí no…

La ropa estaba esparcida por toda la habitación, Britt reía a carcajadas producto de las cosquillas a la que era sometida por ser celosa.

- ¡Basta San! No aguanto más…
- ¿Dejarás de ser celosa de las recepcionistas?
- ¡Sólo de ésta! -contestó riéndose y volví a hacerle cosquillas.

Estábamos desnudas, al entrar a la habitación la tomé de la cintura y comencé a desvestirla, le hice el amor una vez más. Ella se entregaba a mí con cierta timidez, pero notaba cuanto me deseaba y emprendía mis acciones para volverla loca.

- ¡Ok, ok! No seré celosa de las recepcionistas…
- ¿Lo dices en serio?
- Solo si tú prometes no ser celosa de los Edward y empresarios ingleses jóvenes y atractivos.
- ¡Oh Pierce! ¿Estás de broma? ¿Empresarios atractivos? ¿Te parecen atractivos?
Las cosquillas siguieron y ella no lo soportaba más, lo hacía a propósito.
- ¡Está bien López! Nada de celos, ¿ok? ¿Prometes hacer lo mismo?
- Lo intentaré… -le dije besándola.
- Ahora, hazme el amor San…

La besé con ternura y comencé a acariciarla, ella hacía lo mismo conmigo, besé sus pechos dirigiéndome al sur de su cuerpo, ella temblaba ante mi avance, me acomodé entre sus piernas y comencé a jugar con mi lengua en ese lugar tan sagrado para mí, Britt gemía y se retorcía ante mis movimientos, estaba totalmente húmeda, regresé a su rostro y la besé con pasión mientras introducía dos dedos en ella, sus manos recorrían mi cuerpo posicionándose en mi cintura, a medida que arremetía contra ella sentí como su cadera seguía el ritmo de mis movimientos, eso me extasiaba completamente, me sentía deseada por esta bella mujer y mis movimientos adquirían rapidez, ella no se quedaba atrás y seguía con fidelidad mis rítmicos movimientos, la besé y le pedí que me mirara, ella obedeció y noté sus pupilas dilatadas, envueltas en éxtasis, el placer que nuestros cuerpos despedían, inundaban la habitación, nuestras respiraciones eran erráticas, ella gritó mi nombre, yo me desplomé en su pecho sin salir de ella, adoraba ese lugar y sólo deseaba estar allí. Las paredes de piel se apretaban contra mis dedos y Britt seguía vibrando producto del orgasmo. Me abrazó y se posicionó encima de mí, saqué mis dedos de ella y nuestros sexos rozaban y se unían perfectamente, Britt comenzó un lento pero delicioso movimiento pélvico, la miré sorprendida pero la dejé que siguiera. Se sentó encima de mí sin dejar de moverse, mis manos viajaron desde su cintura hasta sus pechos y jugaban son sus pezones, ella se sostenía con sus manos apoyadas en mi vientre, ambas nos movíamos generando en la otra la locura, ejerciendo más velocidad, Britt se desplomó en mi pecho y seguía arremetiendo contra mi hasta que el clímax nos envolvió. Besé su cabello rubio y la abracé.



…………………



Ya una vez en el avión de regreso a casa pude respirar con tranquilidad, nos alejábamos de Inglaterra, volvíamos a nuestra realidad. Ya no notaba a Britt preocupada por los ensayos, el viaje le sentó bien. De seguro yo debería enfrentarme a mi abuelo, pero nada de eso me asustaba, con Britt hemos dado un paso importante y eso es lo único relevante.
Me pregunto si Nicole sabe lo de Britt, ¿debería hablar con ella sobre lo que pasó? Capaz que al vernos ya se dé cuenta de lo sucedido, no creo que vaya a reprocharme algo, después de todo, ambas somos grandes y hay necesidades, más si la chica que tienes como novia es hermosísima como Britt.

Nos quedaba un largo viaje por delante, Britt estaba cansada, apoyó su cabeza en mi hombro y entrelazó sus dedos con los míos, se durmió al instante. Besé su frente y me dormí junto a ella.

Desperté cerca de las seis de la tarde, hora de New York, besé levemente a Britt en los labios para despertarla. La azafata aún no regresaba. Britt se despertó y me sonreía “¿Llegamos?” la besé y asentí, nos pidieron que nos pusiéramos el cinturón de seguridad dado que estamos por aterrizar.

Al bajarnos del avión pude ver al matrimonio Pierce junto a mi abuelo y a Quinn esperándonos. Al acercarnos Britt abrazó a sus padres y Quinn me abrazó a mí, dado que mi abuelo no pretendía hacerlo. “Gustavo…” dijo Harry en forma de reproche, y obligadamente nos abrazamos, por simple compromiso. Nicole y Harry me dedicaron un fuerte abrazo, después de todo, fue lindo volver. Nos despedimos de los Pierce, no deseaba separarme de Britt pero debíamos hacerlo, ya me había acostumbrado a estar con ella estos días, me costaría retomar la rutina que teníamos, verla poco y soportar que esté con Alexandra todas las tardes. Con tristeza y con un simple abrazo nos despedimos, Nicole nos miraba comprendiendo lo que estábamos sintiendo por dentro, Quinn también lo sabía, me abrazó y nos fuimos con mi abuelo en sentido opuesto a Britt.

Mi abuelo se sentó al lado de Marcelo, estaba furioso, pero era lo que menos me importaba. Sólo quería estar con Britt y ella se alejaba de mí, Quinn presionó con fuerza mi mano, fue un gesto que demostraba que ella entendía por lo que estaba pasando. Marcelo me miraba por el espejo retrovisor y me saludó con efusividad, le correspondí con cierta tristeza en mi mirada, él notó eso, de seguro después tendríamos una charla. ¿Acaso todos notaban mi tristeza menos mi abuelo? Él sólo se preocupaba por la empresa, ¿dónde quedaban mis sentimientos? Recién era consciente de que podía sentir dolor por querer a una persona a tal punto de agonizar, y tan sólo nos separamos hace unos minutos. La vería recién al día siguiente, si tenía suerte. Deseaba que mi abuelo tuviera ese tacto de notar mi tristeza y me hiciera más fácil el hecho de decirle que estoy enamorada de Britt.

- Cuéntame, ¿qué tal Inglaterra? -dijo Quinn.
- Igual que la última vez Quinn -respondí sin ganas de charlar.
- ¡Oh Santana! Mírate nada más…-dijo observándome- estás hecha un desastre, ¿tan enamorada estás? Es difícil creerlo.
- Cállate, ¿no ves que va mi abuelo?
- Él no nos escuchará, va entretenido con Marcelo. San, cambia la cara, mañana verás a Britt, has estado con ella varios días.
- ¿Tú me dirás que unos días son suficientes? ¿Tú, la que se escapaba de la empresa a escondidas sólo para ver a Rach? ¡Esto debe ser una broma!
- ¡Ok! lo admito, una por amor es capaz de cualquier cosa… tal vez deberías animarte a hacer algo que debes hacer… ¿Te ayudo? Pues, debes hablar con tu abuelo sobre…
- ¡Suficiente! Aún no lo haré, lo he hablado con Britt y esperaremos.
- ¿Por qué esperar? ¿Aún no están seguras?
- No es eso Quinn… tengo miedo de la reacción de mi abuelo, miedo al prejuicio.
- Pues si crees que tu abuelo reaccionará mal tal vez tu también lo estés prejuzgando…

Quinn tenía razón, por temor al prejuicio yo pecaba de prejuiciosa. Pero no estaba lista aún. Quinn me abrazó y yo me perdí entre su abrazo deseando abrazar a Britt.

Llegamos a casa y mi nana me abrazó con fuerza, yo hice lo mismo, estuvimos así un buen rato, sentía la mirada de Quinn y la de mi abuelo, mi nana me tomó de los brazos y examinó mi rostro detenidamente “¡Oh mi niña! ¿Qué pasó?” me dijo y unas lágrimas rebeldes escapaban de mis ojos, ella volvió a abrazarme y sollocé en su pecho. ¡Oh Dios mío! ¿Tan enamorada estaba? Britt, amor, te necesito…

“Ya hablaremos cariño” dijo mi nana y me mandó a descansar. Me di la vuelta y mi abuelo me miraba desconcertado, sin decirme nada se fue a la biblioteca, mi nana me besó y se fue a prepararnos unos bocadillos. Quinn estaba con los ojos llorosos y rojos, me abrazó y me llevó a la habitación. Recibí un mensaje de Britt “Te extraño amor… Ya deseo verte. Besos” le respondí diciéndole que sentía lo mismo y agregué un simple pero sentido “Te quiero y te necesito” Su respuesta fue una carita feliz y corazones que palpitaban.
Me recosté en la cama exhausta, Quinn se acomodó a mi lado, ambas mirábamos el techo de la habitación.

- ¿Volviste a hacer de las tuyas en Inglaterra?
- Ni me lo recuerdes, fueron celos Quinn, todos esos imbéciles miraban a Britt y enloquecí.
- ¡Ja, ja, ja! Me hubiera gustado estar allí y ver la cara de esos pobres hombres, pero San, debes controlarte, Britt comenzará a bailar y créeme, tendrá admiradores que no se guardarán sus pensamientos.

Cerré mis ojos recordando ese pequeño gran detalle, ¿cómo haría para controlarme? Quinn tenía razón, y ella lo sabía bien pues lo vive con Rach día a día.

- Tú, ¿cómo haces para soportar eso?
- Al principio fue difícil y discutíamos mucho, pues para Rach su carrera es muy importante y cualquier elogio para ella es relevante, en fin, prácticamente quería encerrarla en una habitación sólo para mí, pero eso es imposible, el término correcto es “privación de la libertad” y no quiero eso, -la miré sonriendo- opté por no discutir más y disfrutar; cada vez que alguien que no me agrada se le acerca la tomó de la cintura o la beso, dejando en claro que ella sólo es mía. A Rach eso le gusta, se siente querida y amada. Así funcionamos San. No pretendas controlar todo, fracasarás, simplemente dedícate a quererla.

- Ya me dedico a quererla…
- Lo sé San, pero controla los celos, sino terminarás arruinando algo que no deberías arruinar y estoy hablando del sueño de Britt.

Nos quedamos en silencio, mirando el techo, mi nana nos llevó unos bocadillos, comimos mientras charlábamos sobre el viaje, me recosté en la cama y Quinn me abrazó por la espalda “Amar duele San, pero depende de cada uno transformar ese dolor en un momento feliz”, sollocé un poco y me dormí, Quinn sólo me abrazaba.

Desperté y la habitación estaba a oscuras. Quinn seguía abrazándome, me moví un poco y ella también despertó.

- Hola San… ¿Cómo te sientes?
- Ummm… Rara, me estaba acostumbrando a despertar con una rubia hermosa, pero en nada se parece a ti.
- ¡Wow! ¿dormían juntas? En realidad no debería sorprenderme proviniendo de ti… a poco…

Me miró con esa sonrisa burlona, yo y mi bocota…

- ¿Hubo sexo San? ¡Ummm! ¡Por eso estás así! ¡Oh Dios!
- ¡Cállate Fabray!
- ¿No lo niegas? ¡Oh Dios! ¿Qué tal?
- No pienso hablar contigo de eso…
- ¿Por qué no? Siempre me cuentas… vamos, ¡cuéntame!
- No… ella no es cualquier chica, es mi novia Quinn, respétala.
- Cielos… te desconozco Santana… Pero en fin… me alegro por ti, ¡al fin! Te hacía falta, ¿ya se fueron las fantasías?

Nos miramos fijamente a los ojos, ella esperando mi respuesta como si fuera una pregunta trivial y yo frunciendo mi ceño reprochando su comentario, “Sí, ya” dije y nos largamos a reír.

- Bien López, hora de enfrentar a la bestia. Suerte, yo debo ir a dormir con mi chica.

Quinn se peinó un poco, me abrazó y me besó en la frente. Quedé sola en la habitación oscura. Podría seguir durmiendo pero mejor era discutir hoy con mi abuelo y mañana irme de paseo todo el día con Britt. Me levanté y a tientas busqué el interruptor que dio lugar a la luz. Con desgano me duché y me puse mi pijama. Besé el corazón de Britt que permanecía en mi pecho y con ese escudo me dirigí a enfrentar a la bestia.

Noté la luz por debajo de la puerta de la biblioteca, golpee y entré al instante sin esperar
respuesta. Mi abuelo estaba sentado en el enorme sillón de cuero, leyendo un periódico. Se sacó los anteojos y me contemplaba desde su lugar mientras yo avanzaba por la habitación para sentarme del otro lado del escritorio. El seguía mirándome, yo hacía lo mismo. Se acomodó en su lugar y comenzó a hablar en un tono curiosamente tranquilo.

- Cuando me enamoré hice locuras Santana, me había olvidado, hiciste que recordara eso. No deseo escuchar ahora sobre tu enamorado, estoy furioso por lo de Inglaterra pero ¿qué ganamos con discutir? El trato está hecho y Foster me ha hablado maravillas de ti. Supongo es suficiente para aplacar mi furia.
- Yo no deseaba viajar abuelo.
- Lo sé, y te he presionado, pero es tu trabajo, será tu empresa el día de mañana, no cederé ante eso. Vete haciendo a la idea de realizar este tipo de viajes ¿entiendes?
- No es lo que quiero para mi vida abuelo.
- ¿Cómo? ¿Qué harás con tu vida? Lo que tú tienes Santana es ceguera, producto del enamoramiento. Sé lo que es, pero eso se pasa con el tiempo y ahí te arrepentirás pues dejaste de lado muchas cosas importantes, eso no es bueno Santana.
- Estás siendo frío ¿cómo pudo mi abuela enamorarse de ti?
- Santana, debes dedicar tu tiempo para todo, la familia, el trabajo, los negocios y el amor. Así funciona la vida. Y tú estás actuando mal.
- No me digas como debo vivir, no tienes ni idea por lo que estoy pasando y lo que estoy sintiendo…
- Eso es lo que tú crees, te conozco Santana, esto no es más que un capricho.
- ¡No lo es!
- Entonces si tan en serio va, ¿por qué no me lo has presentado aún?
- ¿Qué sentido tendría si eres tan negativo? Está claro que no apruebas que esté en una relación.
- Esa persona te distrae de tus obligaciones, no es más que un capricho. Espero que eso se termine Santana, estás perjudicando tu futuro.
- ¿Hay algo más que desees agregar?
- No aprobaré que te metas con cualquier imbécil…
- ¡Oh por Dios!

Me levanté y me dirigía a la sala, él gritaba “No lo aprobaré Santana”, me detuve en la puerta y le dije: “No necesito de tu permiso abuelo”. Él me miró y dijo: “No dejaré que un imbécil te toque, te juro Santana que lo haré desaparecer”, me enfurecí.

- Estás siendo un imbécil ahora, ¿no crees que ya estoy demasiado grande como para decidir con quién estaré de novia?
- No me interesa Santana, ese tipo debe pasar por mí antes, ¡mira nada más cómo lo defiendes! Si lo escondes es por algo…
- Es por ti, estás prejuzgando mi relación abuelo, soy una mujer, ya no decides por mí, he crecido.

Dije eso y él se puso los anteojos y siguió leyendo el periódico. Salí de la biblioteca en dirección a la habitación de mi nana. Eran alrededor de las dos de la madrugada. Golpee la puerta y entré sin esperar, mi nana me vio y me señaló la cama. Cuando papá falleció solía tener dificultades para dormir, mi nana me acogía en su cama y lograba dormirme luego de llorar. Ahora haría lo mismo, me recosté, ella me abrazó, lloré y entre sollozos le dije: “Él no la aceptará, no la aceptará”. Me besó en la cabeza y seguí llorando, implorando fuerzas para enfrentarlo y luchar por Britt. Si bien yo era una mujer, mi abuelo representaba para mí un pilar que no podía ignorar, ejercía en mí un control inexplicable, me dolía sentirme en una encrucijada entre dos personas que resultaban ser importantes para mí, por un lado, él, la persona que llevaba mi misma sangre, quien me dio las fuerzas para soportar la perdida de mis padres y me brindó las herramientas para tener un futuro, por otro lado, ella, la mujer que quería y con la cual quiero formar ese futuro. Lloré en brazos de mi nana, lloré hasta dormirme.



………………………………………….



Me desperté con unos finos brazos rodeándome la cintura, mi nana no era, me di la vuelta y unos ojos celestes me miraban con amor. Britt estaba ahí a mi lado. No era un sueño, ella se posicionó encima de mí y me dijo: “No podía esperar ni un segundo más para verte” me besó con delicadeza, la tomé de la cintura y me puse encima de ella besándola con pasión, ella reía y la miré no entendiendo que es lo que le causaba gracia, “Tu nana dijo que nada de besos en su cama”. Ambas sonreímos y volví a besarla, desde afuera escuché a mi nana “Santana, lo digo en serio”. Sonreímos y me levanté tomando de la mano a Britt. “¿Desayunamos?” dije, ella asintió y salimos en dirección a la cocina. El sol apenas iluminaba el lugar, sería un día sin su presencia. Mi nana nos miraba y sonreía, ella adoraba a Britt. Tomé a Britt por la cintura y la hice girar en el aire, ella reía, y la besé en los labios. Se ruborizó un poco pero dejó un beso más en mis labios.

Desayunamos en compañía de mi nana y Lord T quien se encontraba sentado en una silla a mi lado, ronroneándole a Britt. “Lord Tubbington desea pasear” dijo Britt, le hizo una caricia, besó a la nana y me tomó de la mano, “Ven, vístete que ya debemos irnos”.

Me llevó a mi habitación y vi que mi ropa ya estaba seleccionada, la abracé y nos tumbamos en la cama, “No deseo pasear en estos momentos” le dije besándola y acariciando sus pechos. Ella sonreía, “Tengo una sorpresa para ti pero debemos ir a pasear a Lord Tubbington primero”. Me besó e intentó levantarse pero no la dejé.

- No te dejaré salir de aquí si no me adelantas algo de la sorpresa…
- ¡Oh! … Pues, es algo que implica tu desnudez completa, y la mía también.

Me dejó atónita, se soltó de mi agarré y se dirigía a la puerta caminando sensualmente, “Vístete” me dijo y en menos de cinco minutos estaba lista para hacer cuanto antes ese bendito paseo con mi amigo Lord T.

Al bajar nos despedimos de mi nana, Britt llevaba en sus brazos al minino, me lo dio a mí y se subió en su auto, ella manejaría. Lord T se acurrucó en mis piernas y se durmió, Britt conducía por una calle familiar para mí. “¿Vas al departamento de Quinn?” ella asintió y pude ver como Quinn y Rach estaban en la vereda de su edificio con todo un cargamento para hacer un picnic. Britt sonreía, estacionó y me dejó un leve beso en la mejilla “Día de amigas” dijo al bajarse del auto para ayudar a acomodar las cosas de las chicas. Rachel no dejaba de hablar y preguntarle miles de cosas a Britt, Quinn sonreía totalmente enamorada de esa mujer parlanchina.

Un parque, ese fue nuestro destino, estaba alejado de la ciudad, el verde del pasto comenzaba a desaparecer producto de la estación. No hacía mucho frío dado que el sol levemente nos acompañaba. Lord Tubbington hizo apenas unos cinco pasos y se quedó parado, en vano fueron mis esfuerzos por hacer que camine hacia el lugar donde Britt y las demás acomodaban todo para disfrutar el día, se sentaron y comenzaron a charlar. El minino se acostó y pretendía quedarse allí, miré a Britt y ella parecía haberse olvidado que él nos acompañaba. Blanqueando mis ojos tomé a Lord T y lo llevé al lugar donde las demás estaban alegremente charlando. Me senté al lado de Britt y ella me besó en la mejilla, el minino se acurrucó a mi lado y se durmió. “Oh mira San, Lord Tubbington está disfrutando del paseo”. Yo le sonreí y la besé en los labios, Quinn y Rachel sonreían mirándonos. La charla se reinició y Britt volvió a contar todo lo sucedido en Inglaterra, Rach escuchaba emocionada, le preguntó por nuestro festejo del primer mes y quedó sorprendida por todo lo que había hecho para agasajarla. Rach me miró con cierta intriga, ella no podía creer que todo eso que Britt le contaba era obra mía. Me sonrió con incredulidad y continuamos la charla. Luego de un paseo por el parque, Quinn se adelantó un poco con Britt, Rachel aprovechó que estábamos solas y comenzó su interrogatorio.

- Con que fuiste romántica ¿verdad?
- Si mi novia lo dice, debe ser verdad…
- A mí no me engañas Santana, ¿quién te dio esas maravillosas ideas?
- Tuve un poco de ayuda ¿contenta?
- ¡Lo sabía! Espero tu ayuda no haya provenido de esa tipa…
- ¿Cuál tipa? -dije con extrañeza.
- ¿Marcia?
- ¡Oh Rachel! ¿Cómo crees? Entre ella y yo no hay nada, ni la menciones. Si tuviera que pedir ayuda a una profesional del romanticismo, eres la primera en mi lista.

Rachel se abalanzó sobre mí y me besó en la mejilla, pero nada de eso hizo que detuviera su intriga sobre quien me ayudó. Le conté que la recepcionista del hotel fue la ayudante, obviamente excluyendo los momentos donde me mostraba como una idiota por no saber cómo decirle lo que realmente quería para mi novia.

Almorzamos tranquilas y disfrutamos de la tarde en el parque, el minino comía con lentitud saboreando su platillo especial. Britt estaba a mi lado y de vez en cuando me acariciaba o me daba un beso en los labios.

- Britt me tienes intrigada con la sorpresa… -le dije.
- Te dije que sería después del paseo.
- Pero el paseo no incluía a Quinn y a Rachel.
- Claro que sí las incluía…
- ¡Oh Britt!

Me quejé y fruncí mi ceño, Quinn sonreía y Britt me besó en los labios para calmar mi furia, seguía enojada y ella me volteó en la hierba y se posicionó encima de mí, besándome con tranquilidad, ignorando la risa de las chicas y algunas miradas que la gente hacía.

- Britt, será mejor que lleves ese animalito a la casa, se enfada muy seguido, y no me refiero a Lord Tubbington… -dijo Quinn y la fulminé con la mirada.
- ¡Púdrete Fabray!

Tomé a Britt de la cintura, la besé una vez más y nos pusimos de pie, “Hora de irnos” dije tajantemente y Britt se dejaba llevar por mí. Recogimos todo ante la mirada divertida de Quinn, alcé a Lord T y lo llevé al auto, ahora la que manejaba era yo, dejé a las chicas en su edificio, ellas se despidieron muy alegres, burlándose de mi apuro por dejarlas y estar a solas con Britt. “Ahora, ¿hacia dónde vamos?” le dije, ella se acercó y me besó en los labios, “A mi casa” dijo sin tardar ni un instante. Hacia allí nos dirigimos.

No había nadie en la casa de los Pierce, Britt me arrastró hacia su habitación, estaba inundada por un aroma a flores, en la cama había una cajita con un moño. Me acerqué y ella tomó el regalo y me lo entregó. Abrí la caja y encontré un par de anillos plateados, la miré con intriga, ella tomó un anillo y me lo colocó en el dedo anular, “Soy tuya, por siempre” dijo y me besó en los labios, tomé el otro anillo y se lo coloqué en su dedo anular junto al otro anillo que le regalé diciendo: “Siempre serás mía y siempre seré sólo tuya”. Sin dudarlo ni un segundo más me besó con efusividad y comenzó a desvestirme, hice lo mismo con ella, y nos recostamos en la cama, quise posicionarme encima de ella pero se negó y ella se puso encima de mí, “Santana, hay algo que debes saber…” dijo besándome y acariciando mi vientre, “…mi cama, mis reglas ¿ok?” Sonreí ante eso y asentí. Britt unió su cuerpo al mío y me besaba con pasión, sus manos temblorosas recorrían mi cuerpo, sus caricias me hacían estremecer, mis manos tocaban sus pechos y ella gemía, su mano viajó a mi entre pierna y palpaba mi excitación, cerró sus ojos y se adentró en mí, mi cuerpo se estremeció ante su contacto, Britt estaba dentro de mí y yo me volvía loca, comenzó a entrar y salir de mi con propiedad muy lentamente, mis manos apretaban sus pechos y ella gemía, dirigí mi mano hacia su sexo y la penetré, detuvo sus movimientos sintiendo como me adentraba en ella, luego era un movimiento ella, un movimiento yo, uno y uno, dentro, fuera, dentro, fuera… de a poco la velocidad incrementaba y ambas llegamos al orgasmo juntas. Ella se desplomó en mi pecho y yo besaba su cabello rubio, me miró con sus ojos azules y me besó tiernamente en los labios, siguió por mí cuello y mis pechos, allí se detuvo besando y mordisqueando mis pezones, yo me retorcía debajo de ella, sus manos se enredaron en las mías y las posicionó por encima de mi cabeza mientras su pelvis se acomodaba en la mía y volvía a besarme en la boca, comenzó un movimiento pélvico que me hacía gritar su nombre, un movimiento más, y otro más… siendo víctima del éxtasis seguí sus movimientos, sus manos se aferraban con fuerza en las mías, nuestros dedos se entrelazaban y arrugaban las sábanas, ambas gemíamos, ella me soltó y se sentó encima de mi sin dejar de moverse, mis manos se posicionaron en su cintura y ejercía fuerza desde allí moviéndola contra mí. Ella gritó mi nombre una y otra vez y se dejó llevar nuevamente por un orgasmo que invadió tanto su cuerpo como el mío. Se desplomó nuevamente en mi pecho y la recibí con desesperación, besándola nuevamente, logré posicionarme encima de ella y besar cada centímetro de su cuerpo, mis manos la acariciaban y mis labios dejaban besos por cada parte de su suave piel.

El sol se estaba ocultando y yo permanecía abrazada a Britt, durante esas horas de la tarde nos dedicamos a conocernos mutuamente. Britt era insaciable, hicimos el amor una y otra vez, conociendo su cama y el suelo de la habitación. A todo eso, no tenía ni idea donde se encontraba Lord T. Escuchamos voces en la parte baja de la casa “Mis padres llegaron” dijo Britt vistiéndose con rapidez, hice lo mismo y traté de peinarme un poco, Britt estaba radiante, sólo se acomodó un poco su cabello y me besó en los labios, “Ven, vamos a saludarlos” dijo y me llevó de la mano hacia la sala donde estaba Harry y Nicole.

Ellos me saludaron y comenzamos a charlar, estaban al tanto de lo ocurrido en Inglaterra. Harry me preguntó cómo fue la charla con mi abuelo y con desgano le contesté que no fue muy buena pero por lo menos seguiría trabajando en la empresa.

Britt se fue a preparar algo para cenar en compañía de Nicole. Harry y yo charlábamos los pormenores del contrato nuevo, él me comentaba los futuros proyectos de mi abuelo y los posibles viajes que debería realizar, mi semblante cambio al recibir esa información, él notó eso y me dijo:

- He hablado con Gustavo hace unas horas, está preocupado por ti Santana.
- ¿Preocupado? No Harry, él está furioso.
- Cree que estás siendo mal influenciada por tu supuesto novio.
- ¿Qué? No es así Harry, él no lo entiende.
- ¿Puedo saber quién es ese hombre Santana?

Era el momento de decirle que en realidad no era un hombre, menos una mala influencia, al contrario, era su hija, su princesa Britt, pero en lugar de eso un ruido se escuchó en la cocina, al parecer unas cacerolas rodaron por el piso. Con Harry nos dirigimos hacia la cocina. Britt y Nicole levantaban las cacerolas que estaban por el suelo, Harry preguntó qué había sucedido y Nicole respondió que fue un error de ella. Me miró y supe al instante que Britt le contó algo importante. “Santana, querida, ¿puedo hablar contigo un instante?” Harry la miró sorprendida pero no dijo nada, Britt me miró un poco ruborizada y seguí a Nicole hasta la biblioteca. Nos sentamos en el ya conocido sofá una al lado de la otra. Ella me miraba y no sabía cómo comenzar la charla.

- Nicole, ¿estás enojada?
- ¡Oh cariño, no! Sorprendida, esa es la palabra correcta. Creí… creí que Britt había tenido intimidad con Sam… veo que no fue así. Igual, me parece muy apresurado lo de ustedes Santana, entiendo que haya necesidades, pero hija, Britt es muy sensible, no desearía que salga lastimada.
- No deseo hacerle daño Nicole.
- Me parece muy precipitado lo de ustedes, apenas se conocen Santana.
- Yo la quiero y si pasó lo que pasó fue porque ambas estuvimos de acuerdo, sin el consentimiento de ella no hubiera pasado nada. La he respetado Nicole.
- Lo entiendo… sólo no le hagas daño. Confío en ti Santana.

Me abrazó y me dejó un beso en la frente, volvimos a la cocina, Harry se dispuso a cocinar acompañado de Britt. Nicole sonrió y se unió a la actividad culinaria de su esposo. Yo me senté a mirarlos, Britt me lanzó un beso al aire y una sonrisa. Podría acostumbrarme a vivir así.

Cenamos en tranquilidad. Harry comentaba sobre lo sucedido en la empresa los días que no estuvimos, el alboroto que armó mi abuelo cuando creímos que nos rechazaron el proyecto y el miedo de los empleados a raíz de la furia de mi abuelo. Me lo imaginó hecho una furia e impotente por no saber qué hacer.

- Harry, de verdad te admiro, ¿cómo es que soportas los arranques de mi abuelo?
- Es cuestión de paciencia Santana -respondió él.
- Para los López hay que tener bastante paciencia papi -dijo Britt.
- ¿Lo dices por algo en particular hija?
- Imagínate a Santana con los ingleses…

Sonrieron, ambos sabían cómo éramos los López enojados. Nicole nos miraba sonriendo, no dijo nada.

- Santana, espero no ser impertinente pero esto me recuerda un consejo que quería darte…-dijo Harry, lo miré sorprendida- sé que estás atravesando una etapa muy importante para ti, pero trata de que eso no influya en los negocios…

- Harry por favor… Santana discúlpalo -dijo Nicole.
- Es la verdad Nicole, Santana no pretendo incomodarte, ni parecerme a Gustavo pero tú me dirás ¿influyen tus sentimientos en los negocios? ¿Eso hace que te distraigas un poco?
- Harry basta -agregó tajantemente Nicole.
Pensé en mis palabras, Nicole miraba enojada a Harry y Britt esperaba ansiosa mi respuesta.
- Sí, sí influyen. Pero, Harry, son cuestiones que no sé manejarlas, esto es nuevo para mí, sólo estoy tratando de hacer todo bien, realmente me interesa esa persona -dije mirando a Britt, ella sonrió.
- Lo entiendo hija… Me ha pasado -dijo mirando a Nicole- pero hay que saber priorizar las cosas, elegir que es lo mejor en cada momento.
- Lo intentaré Harry, gracias por el consejo.
- Bien, ¿café? Pasen a la sala chicas. Señor Pierce ¿me ayuda? -dijo Nicole.

Claramente eso era una estrategia de Nicole para alejarnos de ellos, pobre Harry, recibiría un buen escarmiento al parecer. Con Britt nos fuimos a la sala, estábamos solas, ella tomó mi mano y nos sentamos en el sofá, mirándome a los ojos me dijo:

- ¿Soy una distracción para ti?
- ¿Qué? No Britt…
- Dijiste que sí…
- Britt, realmente pienso en ti todo el día, a cada instante y sin darme cuenta resulta que estoy en una reunión o con mi abuelo hablando de no sé qué temas, simplemente no sé medirme. No puedo dejar de pensar en ti, tampoco deseo dejar de hacerlo.
- San, eso es tierno -me besó en los labios levemente- pero no quiero que por mi culpa tengas problemas en la empresa.
- Tú no tienes la culpa de nada, o ¿acaso tienes la culpa de ser tan hermosa como para que no deje de pensar en ti?

Ella sonrió y volvió a besarme en los labios, cerré mis ojos y me dejé llevar, simplemente me besaba con ternura, se alejó de mí y Harry entró en la sala, yo estaba que volaba en un mundo paralelo, lleno de colores y fuegos artificiales.

Era momento de despedirme, Marcelo iría a buscarme, Nicole y Harry me abrazaron y me dieron un beso, Britt me abrazó fuerte y dejó un beso en la comisura de mis labios, desee besarla en los labios, ella me dedicó una mirada que decía “También deseo besarte”.

De regreso a casa Marcelo y yo íbamos charlando sobre lo que hicimos en el día, él me miraba por el espejo retrovisor, sabía que teníamos una charla pendiente.

- ¿Mal de amores? -dijo él.
- No… mi mal es mi abuelo.
- Él te quiere mucho, sólo dale tiempo.
- ¿Tú me ves enamorada? Mi abuelo no lo nota…
- Claro que se te ve enamorada, él también lo notó, lo que no ha notado es de quien te enamoraste.
- ¡Ja! ¿Acaso tú sí?
- ¿La señorita Pierce?

Sonreí, él hizo lo mismo. Con Marcelo no sentía vergüenza ni miedo, él lo notó, muchas personas lo hacían, por un lado eso no me molestaba, pero a la vez sentía cierta inseguridad, mi abuelo podría enterarse por alguien más y yo debería decírselo antes que nadie. Los rumores sobre mi sexualidad siempre estaban en boca de todos pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta. No estaba siendo sincera conmigo misma, los reproches de Quinn y de mi nana volvían a martillar mi cabeza, aún no me sentía lo demasiado fuerte como para enfrentarme a mi abuelo, Quinn una vez me dijo: “Santana ¿algo malo va a pasar? No lo creo, a lo sumo se sorprenderá, nada más”.

Miré mi mano, el anillo de Britt brillaba para mí, debía enfrentar a mi abuelo para estar en armonía con ella, Britt piensa que estar juntas no es algo bueno pero resulta que se convirtió en lo único importante para mí.

- Hacen una linda pareja -dijo Marcelo.
Sonreí, Britt era única para mí, única e irrepetible.