FanFic BRITTANA La verdad sobre el amor

Capítulo 13: Ella brilla: el estreno. Parte 2.



Escoltadas por Rachel y Alexandra nos dirigimos al salón, entramos y los aplausos volvieron a ser dedicados para Britt, Ryan la tomó de la cintura intentando guiarla hacia un costado del salón, por instinto solté su mano, ella al instante se paró y en frente de todos tomó mi mano y me condujo con ella. Ryan sonreía y decidió no avanzar tanto, le alcanzaron un micrófono e improvisó un discurso con los mejores augurios para Britt por el inicio de su carrera admitiendo que desde el instante en que la vio, él se enamoró de su bella forma para bailar, les aseguró a las personas que sería una obra impactante y no por el hecho de que estuviera dirigida por él sino por quien la interpretaba. Los aplausos se escucharon en todo el salón y los flashes nos cegaban un poco. Nicole y Harry se acercaron para felicitar nuevamente a su hija.

El micrófono fue ofrecido para Britt y las miradas se centraron en ella, “Desde joven soñé con vivir este momento, Alexandra fue la primer persona que me apoyo en esto, hoy puedo decir que juntas hemos alcanzado lo que tanto anhelábamos desde hace años…” Alexandra sonreía y la miraba con devoción, Britt continuó “… por otro lado, está Ryan quien me da esta enorme oportunidad de iniciar mi carrera, también mis padres me apoyan en esto y se los agradezco enormemente…” Nicole no dejaba de llorar y fue abrazada por Harry quien también se mostraba emocionado, “… ¡Oh! Y no olvido el apoyo de Quinn y Rachel, son geniales chicas…” las chicas al notarse aludidas sonrieron con orgullo “… por último y no es que sea menos importante, debo agradecer a Santana…”, se acercó a mí y me tomó de la mano nuevamente, mientras hablaba dirigía su mirada a mí y hacia las personas allí escuchando su discurso, “… ella ha creído en mí desde un principio, ambas sabemos que el inicio de nuestra relación no fue la mejor pero ahora somos muy unidas, su apoyo ha sido incondicional, sin ella nada de esto podría estar pasando; gracias San…” dijo eso y se abrazó a mí, los aplausos eran más fuertes pero mis sentidos estaban concentrados en el cuerpo de Britt, en el roce de sus brazos contra mi piel y su aliento que recorría mi cuello. Besó mi mejilla y me dedicó una mirada llena de agradecimiento y amor. “¡Brindemos!” dijo Ryan y nos ofrecieron una copa de champagne para realizar el brindis.

El tiempo pasaba y la velada resultó ser agradable, varias personas se acercaban para
felicitar a Britt por representar la obra y a mí por invertir en ello, mi abuelo estaba contento, él se sentía orgulloso de Britt como si fuera abuelo de ella, la abrazaba y la presumía como si fuera de su propiedad. Ryan se acercó a mí y me pidió hablar con él a solas, Britt no deseaba que me alejara de ella pero le dije que sólo sería un instante. Ryan me condujo hacia un lugar apartado de cualquier persona que pudiera interrumpirnos.

- Ryan, ¿pasa algo malo? -pregunté.
- No creo que sea malo, sólo quiero que seas sincera conmigo. No soy de meterme en la vida personal de las personas ni nada por el estilo pero debo preguntarte, ¿acaso entre tú y Britt hay algo más que una simple relación de negocios?
- ¿Por qué preguntas eso? -dije.
- Las he visto juntas, Santana, su relación es algo más que una amistad, lo noto en el aire ¿sabes?
- Pues… no te equivocas, Britt es muy importante para mí.
- Lo sé, he visto como la miras y jamás vi esa mirada en ti. Me alegro por ti, ya era hora, Santana. Britt es genial, no arruines esto ¿ok?
- ¡NI PENSARLO!

Él me abrazó y volvimos al salón, tomé la mano de Britt y deposité un beso en su mejilla, me metí en la charla que dirigía mi abuelo, varias personas estaban escuchándolo, Britt apretó mi mano y preguntó: “¿Todo bien?” sonreí y asentí, todo marchaba bien.

Britt estaba un poco cansada, decidimos irnos, Marcelo nos llevaría a casa, mi abuelo aún seguía disfrutando de la fiesta y mi nana también. El matrimonio Pierce se despidió de nosotras, sin hacer preguntas. Marcelo nos dejó en casa y volvió a la fiesta.

Conduje a Britt a mi habitación, una vez solas, acompañadas del silencio del lugar, ella se abrazó a mí con delicadeza, permanecimos un tiempo así.

- Mañana es el gran día, debes descansar -dije.
- Estarás conmigo ¿verdad? Santana, te necesito a mi lado…
- No podría estar en ningún otro lugar…

La besé y nos desvestimos, volví a hacerle el amor esa noche, ella se entregó a mí como no lo había hecho antes, sentí que su cuerpo simplemente se hizo a la idea de que mis manos y mis labios eran sus dueños, su piel se erizaba ante cada roce de mis dedos, su humedad aumentaba mientras jugaba en su entrepierna hasta que por fin la penetré mientras nuestros labios hicieron contacto. Su aroma se combinaba con el mío, el sudor en su piel era extremadamente excitante y sentía unas enormes ganas de seguir dentro de ella por el resto de la noche. Un orgasmo la invadió y se aferró a mí con firmeza, lanzando mi nombre envuelto entre sus suspiros de placer.

Estuvimos desnudas en mi cama, acariciándonos en la oscuridad, en un momento sentí la voz de mi abuelo, al parecer estaba un poco ebrio, noté que se acercaba a mi habitación, golpeó la puerta una vez, lo único que pude hacer es cubrir la desnudez de Britt con una sábana esperando que él entrara, pero no lo hizo. Desde su lado de la puerta escuché que dijo: “Santana, hija, mataré al imbécil que te haga daño, lo haré mi’jita… lo haré” y se alejó de la puerta. Blanqueé mis ojos y Britt sonrió, me abrazó y volvió a besarme. Nos dormimos desnudas y abrazadas.

El estreno sería alrededor de las siete de la tarde, yo debía ir a trabajar y Britt descansaría para estar lista para su noche. Desperté con ella abrazándome, besé su cuello y ella comenzó a desperezarse, “No vayas a trabajar” dijo ella, sonreí y volví a besarla, “Si me quedo contigo gastaré todas tus energías y las necesitas para esta noche”. Ella volvió a besarme mientras reía. Bajamos a desayunar, mi abuelo seguía durmiendo y mi nana también, entonces emprendí el trabajo de hacer el desayuno para Britt. Entre risas y un desastre en la cocina desayunamos, ambas limpiamos el lugar antes de irnos, “Creo que si viviéramos juntas podríamos sobrevivir” dijo ella, la abracé y la besé una vez más. El sólo hecho de imaginarme viviendo con ella despertaba en mí las ganas de ver realizada esa idea. Mi nana tosió al vernos juntas, Britt se sonrojó pero fue a abrazarla.

- Veo que ya han desayunado… -dijo ella.
- San es una buena cocinera -dijo Britt.
- Y Britt sí que es insaciable, se ha comido todo… -respondí.
- De eso no lo dudo mi’ja, no lo dudo -respondió mi nana.

Britt se sonrojó por el doble sentido que implicaba la respuesta de mi nana, abracé a mi novia y nos despedimos de esa mujer que nos miraba y sonreía. Britt se quedaría en su casa, yo debía irme a la empresa, una serie de reuniones me esperaban.

Mi mañana, mi almuerzo y parte de la tarde fue un fiasco, con una Quinn molesta por su resaca y una Carla desvelada realmente no servía para aminorar el sentimiento de nostalgia que sentía por Britt. No había charlado con ella en todo el día desde la mañana y realmente la extrañaba. Mi abuelo no asistió a la empresa, Harry y Sam sí pero era como ver un par de zombies en la oficina. Mis reuniones habían terminado y mandé a todos a descansar.

Quinn me lo agradeció, su cara simplemente era de desastre, al parecer la velada se extendió más de lo debido o bien ella tomó más de lo permitido.

Llegué a casa, mi abuelo estaba leyendo en la sala, estaba usando su pijama y pantuflas, me acerqué a él y dejé un beso en su frente, me senté a su lado y él dejó su lectura de lado.

- ¿Tan temprano en casa?
- No se puede trabajar con mujeres con resaca, desveladas o personas que parecen zombies…
- ¡Ja, ja! Fue una noche genial hija, ¿dónde te metiste?
- Vine a dormir, estaba cansada.
- ¿No me mientes hija?
- Claro que no abuelo.

Él me miró intentando garantizar la veracidad de mis palabras, al parecer me creyó pues no insinuó nada más. “Iré a descansar, ¿iremos juntos al estreno?” consulté, el sonrió y asintió. Volví a besarlo y me dirigí a mi habitación, me recosté. Desde mi celular le mandé un mensaje a Britt “Te quiero, te veo en la noche…” Inconscientemente había escrito “Te amo” pero consideré que era una frase que no podía decírsela por medio de un mensaje, era sentir algo más, demostrarle que mi cariño había aumentado, opté por un simple “Te quiero”, aunque en realidad lo que sentía era más amor del que esa o cualquier palabra podía expresar. Me dormí al instante en espera del mensaje de ella.

Al despertar la oscuridad invadía mi habitación, me levanté sobresaltada, mi abuelo entró en la habitación, él estaba listo, bien vestido, peinado y perfumado, “¿Sigues durmiendo hija?” preguntó y me levanté hecha un torbellino, me duché y me vestí lo más rápido posible. Mi nana fue a mi rescate y ella me peinaba con toda la rapidez que podía, mi celular estaba lleno de mensajes y llamadas perdidas, Quinn preguntaba por mí, Rachel hacía lo mismo e inclusive Britt. Llamé a Quinn y para mi alivio la obra aún no comenzaba.

Marcelo condujo con rapidez y llegamos al teatro, una muchacha nos guiaría hacia el palco, Ryan estaba esperándome, se acercó a mí y me dijo que Britt deseaba verme “Eso sí Santana, no se tarden, ya empezaremos…”

Un joven me guió hacia los camarines, atravesamos el teatro que estaba lleno de gente en espera de la apertura del telón. Sin golpear entré en el camerino, Alexandra estaba sentada viendo a una nerviosa Brittany aferrada a la mesa donde había ropa y maquillaje.

Britt se lanzó a mis brazos y sentí que ahogó un sollozo, la abracé con fuerza temiendo que algo malo pasaba, “¿Pasa algo?”, ella me besó en los labios con desesperación, correspondí a su accionar y luego, por fin habló: “Pensé que no vendrías…” la besé una vez más y sólo pude decir: “Britt, amor, estoy aquí ¿ok?”. Sentí la fuerza de su abrazo y Alexandra salió del lugar diciendo que se iría a preparar. Sequé las lágrimas de Britt y la besé con dulzura, ella me miraba y acariciaba mi rostro, “Te extrañé” me dijo levemente. Nos abrazamos una vez más, “Britt, cinco minutos” dijo una voz. Ella se tensó al escuchar eso, entonces le dije: “Tú puedes, esto es lo tuyo, ve y sorpréndelos, te quiero Britt”. Ella me besó una vez más y salimos del lugar, una chica la acompañó hacia su lugar y a mí me llevaron al palco. Mi abuelo, mi nana, Marcelo, Carla, Quinn, Rachel, Nicole, Harry y Sam estaban allí sentados. Me senté al lado de mi abuelo, miré hacia el público y reconocí al instante al imbécil de Edward, ¿Qué demonios hacía aquí? Estaba acompañado de unos empresarios ingleses. Mi humor cambió un poco, miré a Sam por instinto, y él dirigía su mirada hacia el palco frente al nuestro. ¡Esto no podía estar pasando! El imbécil de Artie estaba allí… mis celos afloraron sin límite alguno, mi abuelo notó la tensión pero no podía decirle por qué estaba así. Las luces se apagaron y el escenario fue iluminado, la obra comenzaría y todos estaban atentos dirigiendo la atención hacia ese lugar, hice lo mismo, a pesar de la frustración que sentía por no poder sacar del lugar a esos imbéciles.

La obra inició, Britt salió a escena generando admiración en las personas, su baile era delicado pero con fuerza, sus músculos eran percibidos en cada movimiento de su cuerpo, la melodía que acompañaba cada coreografía era variada, desde una partitura que demostraba tristeza, nostalgia y añoranza pasaban a una alegre y efusiva. Las escenas eran mezcladas y el baile de ella perfecto, los bailarines seguían sus movimientos con una sincronización envidiable, sonreían cuando la coreografía lo necesitaba y sus rostros demostraban seriedad por momentos, seriedad y concentración. Alexandra acompañó a Britt en unas escenas, juntas eran geniales, no podía negar que la combinación de ambas en el baile era espectacular, los suspiros de las personas se hicieron escuchar en todo el teatro. Alexandra era una buena bailarina y con sus pasos parecía trasmitirle confianza a Britt, la escena de ellas juntas generó en mí una especie de celos por la forma en la que sus manos tocaban parte de sus cuerpos.

En sí, la obra contaba una historia, una chica tímida con algo oculto en su interior, la intervención de varias personas hacen que ella suelte eso que guarda y es simplemente el amor por una persona que ni siquiera se siente atraído por ella y baila para captar su atención,lo logra pero el baile se transforma en algo más que una arma de seducción, ella ama bailar, más de lo que pensaba amarlo a él y se deja llevar por esas pasiones, el baile y ese hombre que comienza a seguirla e intenta poseerla. La chica lucha contra lo que siente, se concentra en su baile y en lo que genera en los demás, todos se sienten atraídos por ella y cada uno desea tenerla, es coqueta y seductora, demasiado seductora.

La escena sensual que yo vi en un ensayo estaba por comenzar, los movimientos de Britt eran más jugados y sensuales, una especie de fiebre recorría mi cuerpo y podía percibirse en el aire cierta tensión sexual, las personas estaban incómodas, comenzaban a moverse en sus asientos, ¿o era una percepción mía?, no, yo veía como las butacas comenzaban a perturbar a las personas, tal vez la misma fiebre que yo sentía comenzaba a invadir cada cuerpo allí presente, haciéndolos pensar en esa persona que aman o que desean; la sexualidad explícita de la escena atravesaba los cuerpos incómodos de la sala del teatro, mis pensamientos se desviaban a imaginar cada instante en que disfruté de la desnudez de Britt, en sus gemidos y sus manos tocando mi piel también desnuda, desee tenerla allí mismo a mi lado y besarla con desesperación, desnudarla y hacerle el amor. Quizás por la mente de algunos, la fantasía de estar con ella habrá cruzado por sus cabezas, pero, ella es mía.

Noté que las manos de Rachel se aferraban con fuerza en la butaca, Quinn estaba un poco sofocada y totalmente compenetrada en los movimientos de Britt, volví a dirigir mi mirada hacia allí y vi como las bailarinas la tocaban, ¡Oh Dios, la sensualidad que emanaba de ella! El bailarín principal la tomó de la cintura como aquella vez, recorrió su cuello, Britt se acercó a su boca peligrosamente, todos los ojos estaban atentos a esa escena, ella estaba a punto de besarlo, mi tolerancia comenzaba a desaparecer, quería salir corriendo entre la gente y apartar al bailarín de ella, pero su mano tomó la parte trasera de la cabeza del bailarín y lo alejaba con desprecio, ahora era ella quien lo rechazaba pero, el bailarín no se daba por vencido, quería tener a esa mujer que se resistía a sus encantos.

Britt salió del escenario, ahora se veía una clara lucha entre los bailarines, la clásica competencia entre los sexos, comandada por el bailarín principal y Alexandra, la música intentaba endulzar los oídos presentándonos una lucha entre los acordes, los tonos altos prevalecían, el ruido de los tambores hacían temblar mi corazón confundiendo ese ruido con los latidos de mi órgano vital, me levanté con rapidez ante la mirada de mi abuelo y de los demás.

Corrí entre los pasillos en busca de ella, atravesé el teatro y me dirigí al camerino, una persona no quería dejarme entrar pero cuando dije quien era me miró y se apartó. Britt estaba vestida de negro escuchando unas indicaciones de Ryan, me miró y el mundo pareció desaparecer para ambas, me acerqué y la besé con pasión sin importarme quien pudiera vernos, sus manos se enredaron en mi cabello y me besó con desesperación, nos separamos por falta de aire, su errática respiración me excitaba, Ryan nos miró con sorpresa y tomó a Britt de la cintura con delicadeza, “Ya es tiempo” dijo y Britt depositó un beso en mis labios adentrándose en el escenario, una hilera de bailarinas pasó por mi lado mientras mi alma era arrastrada hacia el lugar donde Britt se posicionó, ella significaba algo sumamente importante para mí, mi cuerpo sintió su ausencia y la de mi alma, los miles de ojos que la observaban se convirtieron en mis rivales, la quería sólo para mí pero ella era esto: una bailarina con tanto talento que enamoraba a los demás, ese era su propósito en este mundano tiempo y espacio, ¿cuál era mi propósito? amarla a cada instante y ayudarla a ser lo que ella es, una especie de ángel que baila e ilumina rostros perdidos en la soledad, encerrados en ideas equivocadas y actitudes sin sentido. Mi vida era vacía y sin sentido antes de conocerla, disfrutaba de un simple momento de sexo pero jamás me había atrevido a amar, a dejar libre mis sentimientos para que alguien los tomara y me hiciera perder la cordura, no había dejado que nadie se atreviera a demostrarme con un simple roce o una mirada lo maravilloso que puede ser amar y sentirse amada. La miraba bailar y me enamoraba un poco más, Britt era mi vida, mi amor.

Me quedé allí a un costado mirando la obra, Ryan estaba como hechizado observando el desarrollo de la coreografía, las bailarinas volvieron al escenario y el bailarín principal también, Alexandra se paró cerca de mí, me miró como queriendo decirme algo pero no se atrevía. Mi mirada se centró nuevamente en Britt, “No te tomes a mal lo que pasará ahora, es sólo una obra” dijo ella y acto seguido el bailarín tomó a Britt de la cintura y deslizó su mano por todo su torso uniendo sus labios a los de Britt, ella se dejó caer a los pies de él, fue arrastrada por parte del escenario en un toqueteo de manos ajenas, bailó junto a él y sin más se fueron alejando lentamente. Alexandra salió en escena uniéndose al baile de ellos y apartando a Britt de él. La obra estaba por terminar, el personaje de Britt se debatía entre sus amores, ese hombre que la poseyó y el baile, con firmeza escogió el baile, esa pasión que la poseyó por primera vez, mucho antes que él. El teatro entero estalló en aplausos al ver a Britt erguida mirando hacia el horizonte marcando el final de la obra. El telón se cerró y ella fue abrazada por los demás bailarines que sonreían y saltaban a su alrededor, Ryan se unió al abrazo grupal, los aplausos en ningún momento se dejaron de oír, Britt me miró, ella lloraba pero no podía acercarse a mí, todos se tomaron de la mano y el telón volvió a abrirse para mostrar al público de pie aplaudiendo a los protagonistas.
Luego de la ovación, los bailarines comenzaron a abandonar el escenario, Britt corrió en dirección hacia mí y nos fundimos en un abrazo, todos aplaudían, yo miré a Britt y sequé sus lágrimas, la aferré más a mi cuerpo y dejé un leve beso en su mejilla. Nos dirigimos a su camerino luego de las felicitaciones de cada uno de los bailarines. Estando solas me besó con pasión, mis manos acariciaron su cuerpo y nos recostamos en el sillón que había allí, comencé a desvestirla con desesperación y ella hizo lo mismo, en un segundo estábamos desnudas acariciándonos y besándonos sin frenesí, ella se adentró en mí haciéndome gemir, hice lo mismo; afuera se sentía el caminar de personas, risas, halagos, indicaciones de voces desconocidas y algunos gritos, en el camerino sólo se escuchaba la respiración errática de Britt y los gemidos que ambas nos proporcionábamos, arremetí contra ella con fuerza haciéndola perder en la locura del placer, no dejó de besarme ni un instante y arremetía contra mí, el orgasmo previsible nos invadió dejándonos absolutamente abandonadas de toda razón humana. Ambas desnudas nos acariciábamos con delicadeza, nuestras manos acariciaban cada centímetro de piel, agradeciendo la desnudez de nuestros cuerpos y el suave calor que desplegaban.

Sentimos unos golpes en la puerta, Britt se vistió y yo me dirigí al baño con mi ropa. Sentí el tono inglés entrando por el lugar, me vestí con rapidez y al salir Britt estaba siendo felicitada por Edward, ella me miró no entendiendo nada, atrás de él pude ver a un tipo sosteniendo un ramo de flores que fueron entregadas a sus manos, ella las recibió y despidió a Edward pero se acercó Artie y tras de él Sam junto con el matrimonio Pierce.

Artie le entregó un ramo de flores que yo puse en su camerino, noté que había varios ramos en la mesa, ¿cómo no pude verlos antes? Britt y Artie casi no charlaron pues ella se dedicó a abrazar a Sam y a sus padres quienes la felicitaban con lágrimas en sus rostros. Mi abuelo se acercaba sonriendo acompañado de Rachel y Quinn, en fin, todos estaban allí.
Sam tomó la silla de Artie y lo apartaba hacia un costado, Artie claramente mostró su disgusto por el accionar de Sam y trataba de evitar alejarse del lugar. Desaparecieron de mi vista, Britt era felicitada por cada una de las personas allí presentes.

Mientras ella era felicitada miré la tarjeta en el ramo de flores de Edward, había unas líneas donde la felicitaban y un número de celular. Ese tipo sí que no se daba por vencido. “¿Cenamos todos juntos?” preguntó mi abuelo y todos asintieron. De a poco despejaban el lugar, Britt y yo iríamos después de que ella se duchara; en ese momento no volví a ver a Artie ni a Sam.

Una vez solas, tomé la tarjeta de Edward y se la mostré, ella leyó, sonrió y lanzó la tarjeta al basurero, me besó en los labios y dijo: “No sé qué hace aquí”, volví a besarla y la desvestí, ella me miró y le dije: “Ya me encargaré de él, ve a ducharte”, le sonreí y depositó un beso en mis labios para adentrarse en el baño.

Decidí salir del camerino para ver si Edward se encontraba por allí pero en lugar de eso escuché como Sam discutía con Artie.

- Te lo repetiré una vez más, aléjate de ella… -dijo Sam.
- Tú ya no estás con ella -contraatacó Artie.
- Sólo nos hemos dado un tiempo, ella volverá conmigo, respeta eso.
- Ella siempre me importó y lo sabes, tienes ventaja porque no estás en una silla de ruedas…
- Artie, ella me eligió a mí…
- En aquel entonces, ahora es diferente.
- Ya no somos adolescentes y ni estamos en Ohio, te hablo de hombre a hombre, no te metas entre ella y yo.
- Eso ya no existe Sam, he visto como te mira, ella no es la misma, tú no le interesas.

No seguí escuchando la plática de ellos. Sam aún seguía esperando volver con Britt a pesar de la negativa explícita de ella en Ohio.

Regresé al camerino y Britt aún no salía del baño, me puse a leer cada una de las tarjetas y sólo vi cuanto la querían y como resaltaban su belleza. Quinn me había advertido una vez sobre esta situación, suponía que debía tragarme los celos y seguir apoyando a Britt, esto realmente la emocionaba y se esforzaba por hacer lo mejor, ella simplemente brilló en el escenario y no sólo yo lo digo, la mirada de las personas y los aplausos lo confirmaban.

- Son hermosas, ¿no crees? -dijo ella y señaló las flores.
- Lo son… -respondí sin ganas.
- ¿En qué piensas, San?
- ¿Hace cuánto conoces a Artie?
- Desde que éramos niños, él y Sam fueron amigos siempre, pero trabajar con mi papá los distanció un poco. Artie es un buen chico, me sorprendió verlo aquí después de lo que pasó en Ohio, pero, no es una mala persona.
- No me interesa si es buena o mala persona, no me gusta cómo te mira…
- San…
- Pero no le haré nada, ¿tendré que soportar a todos tus admiradores? Dime, ¿cómo haré eso?

Ella se abalanzó sobre mí y me besó con pasión, mis manos se posicionaron en sus pechos y la acariciaba con delicadeza, “Soy tuya, sólo tuya” dijo ella sin despegar sus labios de los míos, esa era la única razón que necesitaba para soportar a sus admiradores.

Al salir del teatro había fotógrafos esperándola y un puñado de gente con cámaras, logré divisar a Marcelo en el auto de mi abuelo, tomé de la mano a Britt y la conduje hacia allí. Marcelo aceleró dejando atrás al tumulto de gente. Britt no podía creérselo, estaba experimentando todo lo que una vez soñó y que pensó jamás viviría. Su temblorosa mano estaba enlazada en la mía, me acerqué a su rostro y la besé, ella posicionó su mano libre en mi mejilla e intensificó el beso, nuestras frentes se juntaron y abrí mis ojos, el azul de sus pupilas brillaban en la oscuridad del auto, sonrió y volvió a besarme, podría estar con ella así, todo el día.

Llegamos al restaurant, Britt no soltó mi mano ni un instante, nos sentamos juntas, sonriendo como bobas. Mi abuelo, como siempre, se dedicó a contar sus anécdotas humorísticas y elogiaba a Britt por su baile bromeando con Harry sobre las escenas sensuales, “Mi´ja, cuando vi cómo te tocaban pensé en saltar y apartar esas manos pero miré a Harry y tenía una mirada de asesino… mejor ni me metía sino también ligaba algo…” las risas se escucharon en la gran mesa y Harry estaba un poco ruborizado, Nicole tomó su mano y le dejó un leve beso en su mejilla, Britt sonreía al verlos.

Sam, por otro lado, estaba triste, totalmente distante a la charla y ajeno a las risas, por momentos nuestras miradas se cruzaban, sus ojos verdes se clavaban en Britt pero ella no lo miraba, podía ver la frustración rodear su rostro, metiéndose por su enorme boca y posicionarse en su ser, él era un ente lleno de desolación y sin nadie quien lo consuele. Tal vez su charla con Artie lo agotó, tal vez esas palabras que el chico en silla de ruedas le dijo literalmente lo aplastó, “Tú no le interesas” dijo él, hasta yo lo recuerdo y esas palabras dolieron, iban cargadas de maldad pero con la verdad preponderando el mensaje. Quizás la cabeza de Sam estaba debatiéndose entre lo que él quería y lo que sucedía en la realidad, quería a Britt con él de nuevo pero ella no deseaba lo mismo. La comida de su plato se enfriaba y él ni siquiera la tocó, mi nana le dijo algo, tal vez lo animaba a comer, él sonrió forzadamente y probó un bocado de carne cocida, mi nana le sonrió aprobando ese gran gesto.

Hicimos un brindis por Britt ella agradeció el apoyo de todos y las copas se juntaron sellando sus palabras, después de una breve charla Harry se acercó a nosotras.

- Britt, cariño, es hora de irnos.
- Papi, dormiré con Santana, tenemos muchas cosas que charlar…
- ¡Oh! ¿cosas de chicas? Lo entiendo hija…

Besó a Britt y nos dejó, le dijo algo al oído a Nicole y se despidieron de todos, Nicole se acercó y abrazó a Britt con cariño, besó su frente y se despidió, a mí me besó y me dedicó una de esas miradas que decían: “Cuídala”.

Quinn se fue con una Rachel medio borracha, ella festejó el estreno más que la bailarina principal, Sam a penas se despidió y se fue solo, Marcelo nos llevó al resto, mi abuelo iba charlando con él, mi nana iba a mi lado mirando como la mano se Britt se enlazaba con la mía durante todo el camino a casa.

“No se desvelen chicas, mañana hay que trabajar, menos tú hija, tómate el día, debes estar agotada” dijo mi abuelo besando a Britt en la frente y guiñándome un ojo a mí. Mi nana nos besó, nos dio su bendición y se fue a su habitación. La sala de mi casa era enorme y el silencio se asentó allí, tomé a Britt de la cintura y la besé con suavidad en los labios, ella enlazó sus brazos en mi cuello y gimió, sonreí ante eso y nos dirigimos a mi habitación, no me importaba si mi abuelo escuchaba los gritos de Britt o los míos, sólo me importaba amarla y besar todo su cuerpo.



……………………………….



Al despertar me encontré desnuda en mi cama, Britt no estaba conmigo, de un susto me incorporé en la cama buscando su ropa pero tampoco estaba, me vestí con lo primero que encontré y bajé, en la cocina ella estaba preparando el desayuno con mi nana mientras charlaban. Miré con incredulidad esa imagen, ella volteó y con una sonrisa me dijo: “Buenos días San, iba a llevarte el desayuno a la cama”. Me acerqué a ella con seriedad, ella lo notó y su rostro cambio de gesto, me paré frente a ella y la abracé mientras la besaba, mis ojos estaban cerrados pero noté como sus labios se curvaban mostrando una sonrisa. “No vuelvas a dejarme sola, Britt”, ella me besó levemente y agregó: “Sólo vine a hacer el desayuno”. Mi nana meneaba su cabeza y sonreía, besé nuevamente a Britt y me fui dejándolas solas.

Me duché y me alisté para ir a la empresa, al bajar vi a Britt bromear con mi abuelo, mi nana se reía por las cosas que ellos decían, sentí que podríamos ser una familia feliz, hace mucho tiempo que esa sensación de tranquilidad no invadía mi cuerpo, las emociones me seguían a menudo, por más que trataba de huir no podía hacerlo. Desde que Britt ha entrado en mi vida todo cambió, temía a los cambios y aún lo hago pero ella me brinda la tranquilidad que necesito para afrontar cada emoción fuerte que intenta desestabilizarme.
Si bien hay cuestiones que necesito afrontar, por ella lo haría, en medio de la oscuridad que son mis miedos y dudas, ella podría arrastrarme a la verdad y hacer que enfrente y luche con esos miedos, sin embargo, algo recorría mi pecho mientras pensaba en la posibilidad de hablar y decir lo que tenía que decir. La angustia me ganaba y se acumulaba en mi garganta, un escalofrío recorría mi columna vertebral, mis piernas temblaban y sentía una presión en mi sien, comenzaba a sentirme pequeña e indefensa, mi cuerpo se achicaba ante la sola presencia de la idea de hablar, expresar lo que mi pecho guardaba y lo que mi mente removía día tras día durante tantos años, ¿cuándo empezó? ¿Cómo fue? No lo recuerdo, sólo tengo presente el momento cuando vi a Britt bailar y como una revelación, mi cuerpo se estremeció al darse cuenta que estaba enamorada de ella, necesitaba estar a su lado, sentir el calor de su piel y el agarre de su mano, ella me sacaría de la oscuridad, simplemente porque Britt brilla, brilla tanto que me encandila y hace que la siga por ese camino que muchos desean transitar: la felicidad.