FanFic BRITTANA La verdad sobre el amor

Capítulo 14: Please don´t leave me. Parte 1



Brittany regresó al trabajo unos días después del estreno de su obra. Su rutina era movida pero no quería dejar la empresa. Sus ensayos ya no eran tan cansadores y la obra sólo se veía tres veces a la semana lo cual le dejaba un margen para descansar u ocuparse de los negocios.

Los almuerzos los hacía conmigo, Quinn nos acompañaba cuando no podía almorzar con Rachel, los días que Britt presentaba la obra yo iba a verla, a veces llegaba tarde pero en el palco siempre había un lugar para mí. Esos días, luego de cada función, ella dormía en mi casa, fue un pacto silencioso que hicimos ambas, a Nicole no pareció molestarle tampoco de un día a otro simplemente Britt decidía quedarse a dormir en casa después que yo la buscaba al terminar la obra.

Mi rutina diaria se basaba en trabajar y estar con Britt. Durante este tiempo no había hecho enfadar a mi abuelo con nada, él aceptó la tregua entre nosotros y también se comportaba bien. Le tomó un cariño especial a Britt dado que algunas noches la esperaba para cenar y preguntarle como estuvo su día y la obra, él bromeaba al decirle que cada día que pasaba estaba más linda y no dudaría en contratar unos gorilas para cuidar que ningún imbécil se le acercara, “Si Harry no lo hace, lo hago yo mi´ja…” le decía.

Cuando estábamos solas en mi habitación ella desbordaba pasión, por mi mente pasó la idea de que ambas nos excitábamos con la puesta en escena de la obra, mi fiebre aumentaba cada vez que tocaban su cuerpo y ella se imaginaba que era yo quien la tocaba en cada baile que hacía. Cada una a su modo previamente se excitaba y al momento de unirnos toda esa pasión explotaba en un acto lleno de lujuria. Se hizo costumbre para mí sentir sus labios recorrer cada parte de mi cuerpo, si bien era mi cama, dejaba que ella tomase todo el control de la situación, luego el rol se invertía y así pasábamos cada madrugada, peleando por control en la cama; ella es muy excitante, el movimiento de sus caderas me hace enloquecer y el roce de sus manos me eriza la piel. Ella juega conmigo, me tortura, comienza acariciándome y no tiene prisa por adentrarse en mí, mientras yo me retuerzo bajo su peso ella sigue acariciándome y dejando besos húmedos por mis piernas, todo vibra al sentir su lengua adentrarse en lo más profundo de mí, suspiro y grito, ella me hace el amor maravillosamente; otras veces me desnuda con rapidez y me penetra sin siquiera hacer el juego tortuoso que hace siempre, es señal de que me extraña, sin más yo me adentro en ella haciéndola gritar y nos fundimos en un abrazo mientras nuestros labios se devoran por sí solos en un pasional beso.

Mi cama espera ansiosa la llegada de ella, su cuerpo desnudo es la imagen que más anhelo ver, cuando despierto en las mañanas el brillo de su pelo sólo hace crecer en mí la sensación de acercarme y besar su cabellera; una que otra noche mientras ella dormía y la madrugada seguía en su auge, contemplaba su cuerpo desnudo junto al mío, sus parpados cerrados ocultaban una belleza azul que me volvía loca, su cuello me guiaba hacia su pecho que se agitaba con su respiración, subía y bajaba lentamente rozando mi piel. Me acercaba a ella y dejaba besos por su cuello y sus pechos, mis dedos levemente la acariciaban procurando no despertarla. Si bien ya no tenía fuerzas para seguir haciéndole el amor lo poco que podía hacer era amarla con la mirada y dejarle perezosos besos por su piel, mientras me acurrucaba a su lado y la abrazaba con firmeza para luego unirme a ella en un merecido descanso y leve sueño.

Por las mañanas bañarme en compañía de ella se convirtió en una de mis actividades favoritas, en realidad yo no me bañaba, lo hacía ella, lavaba mi cabello con delicadeza, luego el resto de mi piel, yo sólo la besaba y la mordisqueaba por doquier, ella reía y continuaba bañándome sin protestar, enjuagaba mi cabello, paso siguiente procedía a lavar el suyo mientras yo la besaba abrazada a ella, terminaba de bañarse y me envolvía en una toalla; yo era como una niña pequeña, ni el esfuerzo por secarme hacía, todo lo hacía ella. Una vez que el baño terminaba, nos vestíamos, me cepillaba el cabello y dejaba un beso en mi frente. La amo y aunque parezca increíble, aún no se lo digo, ella tampoco lo hizo y ahí radica mi miedo, ¿ella me ama?

Todo en la empresa es tranquilo por ahora, ningún sobresalto ni empresarios ambiciosos andaban rondando el lugar.

Este día resultó tranquilo como los anteriores, sin novedades y colmado de reuniones. Carla
se acercó y me dijo: “Reunión a las tres en el Hotel Hilton, Santana”, asentí e hice una nota mental: después de almorzar, reunión.

En el almuerzo Quinn se nos unió, traía con ella una revista de decoración, eso atrajo la atención de Britt, ambas miraban cada página muy compenetradas en las imágenes.

- ¿Estás por decorar tu departamento Quinn? -dije tratando de interesarme en eso.
- No sería una mala idea pero eso sería una discusión con Rach por cada detalle a cambiar y no tengo ánimos de discutir esos cambios. Con Britt es más fácil, pero, decoraremos la oficina, ¡Mira Britt ese sofá!
- ¿Estás diciendo que te llevas mejor con mi novia que con la tuya? ¿Debería preocuparme por eso?

Britt me besó en la mejilla y centró su atención en el sofá. Las miré y blanquee los ojos.

- ¡Oh vamos López! ¿Celosa otra vez? Con Britt simplemente todo es más fácil… -dijo Quinn.
- Eso no cambia nada ¿sabes? ¿Por qué no lo haces tú sola? -respondí.
- Estamos en la misma oficina, obvio que ella debe opinar…
- Pero puede venirse a mi oficina y todo arreglado -respondí con una sonrisa.

Britt me miró y Quinn también, “¿Qué dices Britt?” volví a preguntar, ella me besó en los labios tiernamente y dijo: “Tú y yo solas en una oficina con un sofá… Umm… ¡Tan sólo piénsalo San! Imposible que alguna de las dos trabaje…” volvió a besarme y dulcemente dijo: “No amor”. Quinn reía y seguía hojeando la revista robándome toda la atención de Britt, pero agregó: “¿Quién quería mandar a Britt a la oficina del otro piso?”, yo la miré asesinándola de sólo recordarlo, Britt sonrió y volvió a dejar un beso en mis labios para aplacar mi disgusto y me perdí en su mirada, sonrió y hojeaba la revista, ¿cómo pude querer que se vaya a otro piso?

Ese día Britt no tenía ensayo, ella dejó un beso en mis labios y se fue con Quinn a la oficina, yo me dirigí al Hotel, una vez allí me hicieron pasar a un lujoso salón en espera del empresario, al llegar él comenzamos con la reunión y se extendió por bastante tiempo.
Britt me mandó un mensaje diciéndome que se iría a su casa y que me esperaba para la cena. Mi reunión terminó y el empresario se fue, sin embargo, antes de salir del salón escuché la voz de Marcia, “¿Santana?”, giré y la vi en la puerta del salón, me miraba con sorpresa pero a la vez con deseo.

- ¿Ahora trabajas aquí? -pregunté.
- Contrato por un año, ¿qué te parece?
- Bien por ti…
- Puedo usar una habitación, ¿me acompañas?
- Marcia… No puedo.
- ¿Enamorada López? Es raro, la prensa no ha dicho algo de que estuvieras de novia.
- No hace falta que la prensa lo divulgue.
- Ella no se enterará -dijo acercándose a mí, tan cerca que podía sentir su aliento en mi rostro- seremos ruidosas en la cama pero silenciosas ante los demás, nadie lo sabrá -se acercó y rozó sus labios con los míos, la aparté al instante.
- No.

Tomé mis cosas y me dirigía a la puerta, “¿Brittany sabe que trabajo aquí?” dijo y fijé mi mirada en ella, no agregó nada más y salí del lugar sin mirar atrás. Llamé a Carla, “No vuelvas a pactar una reunión en el Hotel Hilton”, Carla me confirmó que escuchó lo que dije y colgué.

Britt me esperaba en su casa, Nicole nos sirvió la cena. Harry me contaba sobre sus negocios y la relación con mi abuelo, se habían vuelto muy íntimos, cuestión que él no lograba entender en qué momento ocurrió.

La cena transcurrió tranquila, me sentía cansada, sólo deseaba ir a la cama y dormir. Britt me miró y preguntó:

- ¿Estás bien San?
- Sí… un poco cansada.
- Quédate esta noche…

La miré y asentí, no le había mentido, estaba cansada pero algo más me preocupaba y no se lo estaba diciendo. Mi encuentro con Marcia me dejó esa horrible sensación, dudaba si contarle a Britt sobre eso, la miré y preferí callarme, nada malo pasaría si omitía ese casual encuentro con ella.

Lord T se paseó por mis piernas haciéndome olvidar por un momento las dudas que tenía, lo alcé y lo acariciaba detrás de su oreja, sus ojos semi-abiertos me miraban sin interés y movía su cabeza en busca de mi caricia, ronroneaba al instante y se acomodaba en mis piernas. Pasaron unos minutos y nos dirigimos a la habitación de Britt, llevé alzando a Lord T, lo dejé en el sillón y se quedó allí durmiendo. Britt se desvestía ante mi mirada, yo me senté en la cama a observarla, una vez que ella sólo quedó con su lencería puesta, se acercó a mí y comenzó a desvestirme, yo la miraba sin siquiera moverme, “Estás rara San… ¿pasa algo?”, la miré y la besé en los labios intentando persuadirla de que nada malo pasaba, porque nada malo pasaba ¿verdad?

Me desvistió y quedé totalmente desnuda ante ella, noté que no había igualdad entre nosotras y tomé su piernas, hice que se sentara en las mías rodeando mi cadera y lentamente deslizaba por sus muslos esa tela de encaje roja, se puso de pie y la tela cayó al suelo, yo seguía sentada y besé su estómago dirigiendo mis manos a su espalda para desabrochar su sostén, el cual encontró lugar junto a mi ropa amontonada en un rincón.

Admiré sus pechos y los besé delicadamente, Britt se aferró a mí y juntas caímos entre las sábanas de su cama, ella me hizo el amor lentamente, volviendo a probar cada parte de mi cuerpo, tallando mi piel con sus besos y sus manos, me penetró y grité al sentirla dentro de mí, me besaba con delicadeza haciéndome estremecer, mis manos se perdían entre sus cabellos y mis gemidos eran recibidos por sus labios, me hizo llegar al orgasmo después de tanto esmero y dedicación en mi cuerpo; cuando por fin pude recobrar el conocimiento, no me dejó que me pusiera encima de ella, me sonreía y se sentó encima de mí, yo aún acostada la miré y mi mano izquierda se dirigió a su centro de placer penetrándola, su cabeza se movió hacia atrás y comenzó a mecerse al ritmo que yo le marcaba, sus manos se posicionaron en mi estómago y subieron hacia mis pechos, los apretó y con sus dedos hacia reaccionar mis pezones, lo que vivo en esos instante es glorioso, absolutamente maravilloso. Ella volvió a unirse en mí y me besó con amor, giré y estaba encima de ella arremetiendo con más fuerza, nuestra respiración era cada vez más errática, sentí la presión en mis dedos y vibró debajo de mí, se aferró con más fuerza y volvió a besarme.
Ella dormía, me dediqué a mirarla por un largo tiempo, tenía que decirle lo de Marcia pero tenía miedo, no sé a qué le temía pero esa sensación no me abandonaba.

Al despertar ella me miraba, mis ojos se unieron a los suyos “Te amo” quise decirle pero las palabras no salieron de mi boca, ella se acercó y me besó. “¿Nos bañamos, San?” preguntó y no esperó a mi respuesta, se dirigió al baño, vi desde la cama su desnudez y me dirigí al baño, la abracé y mientras ella sonreía me lavaba el pelo.

Me estaba cambiando y ella volvió a preguntar: “¿Pasa algo, San?” la miré, tenía que decirle, tenía que hablar pero no me animaba, “No, Britt” le dije y ella lo dejó pasar.

Bajamos a desayunar y algo entre nosotras no estaba bien, ella estaba preocupada y yo “rara”. Nicole pareció no notar nada puesto que sólo hablaba sobre sus reuniones en un Club al cual comenzó a asistir, nos contaba de sus nuevas amigas y deseaba llevar a mi nana a ese lugar que al parecer le gustaría. Harry estaba centrado en su periódico asombrándose de las noticias que leía. Él se despidió de Nicole y se fue, tomé mis cosas y le indiqué a Britt que era hora de irnos también. Ella besó a Nicole, “Te veo en la noche, mami” le dijo. Nicole se acercó a mí y me besó en la frente, le sonreí y nos fuimos.

Primero fuimos a mi casa, debía cambiarme, el camino fue silencioso y un poco incómodo. Mi nana nos dio los buenos días y se quedó conversando con Britt mientras yo me cambiaba, antes de estar lista un mensaje llegó a mi celular, era Marcia: “¿Nos vemos esta noche, latina?” borré el mensaje, definitivamente tenía que hablar con esa mujer.

Al bajar mi nana se acercó y me preguntó: “¿Todo en orden mi´ja?” asentí y tomé de la mano a Britt, “Nos vemos a la noche, nana” le dije y salimos rumbo a la empresa. Britt iba preocupada, tomé su mano y la posicioné en mi pierna. Ella sonrió ante el gesto y dejó un beso en mi mejilla, “Te quiero” susurró en mi oído. Cuando un semáforo me obligó a parar me acerqué a ella y la besé en los labios, ella me miró no comprendiendo mi actitud, eran cosas que no hacía a menudo, “Te quiero” le dije y avancé.

En la empresa ella se encargó de sus reuniones, mi mente divagaba entre la nada y mi miedo, Marcia volvía a aparecer en mi vida y no sabía cómo alejarla de una vez por todas.
En el almuerzo Quinn seguía viendo otra revista en busca del “sofá perfecto” según sus palabras, Britt la ayudaba y mi celular volvió a sonar, ella otra vez: “Estaré desnuda entre tus sábanas esperándote…” borré el mensaje al instante y me aparté de la mesa para hablarla, Britt me miró pero sólo dije: “Necesito hacer una llamada”.

Al segundo tono ella atendió.

- Deja de mandarme mensajes.
- ¿Acaso Brittany es celosa?
- Ella no tiene nada que ver en esto, deja de mandarme mensajes o hablaremos de otra manera y créeme, no te gustará.
- ¿Por qué te pones a la defensiva?
- ¿Quieres que te deje sin trabajo por el resto de tu vida? Lo puedo hacer Marcia, no me provoques.
- Sólo quiero estar contigo, cariño, ¿cuándo has cambiado?
- Déjate de estupideces, estás advertida.

Colgué ofuscada, Quinn tenía que saber sobre esto pero ella estaba tan ocupada en ese estúpido sofá que ni prestaba atención a lo que pasaba a su alrededor. Dirigí mi mirada hacia la mesa donde ella se encontraba y noté la mirada de Britt sobre mí. Me acerqué y con preocupación dijo: “¿Problemas?”, la miré y por primera vez fui sincera, “Sí…” dije levemente, tomé su mano y la besé en los labios, Quinn se sorprendió ante mi atrevimiento y sonrió levemente. Britt me acarició y no apartó su mirada de mí. “Quinn, debes ayudarme con esto, luego te explico”. Ella asintió y siguieron mirando la revista.

A las tres dejé a Britt en el teatro para su ensayo, ella me besó en los labios antes de salir del auto, sonrió y esperé a que entrara para marcharme. Al llegar a la empresa Quinn no estaba, según su secretaria debía reunirse con su madre. Me sentí desolada. Me senté en el sofá de su oficina, el mueble no tenía nada de malo y quería cambiarlo. Al instante me abofeteé mentalmente por ser tan patética al querer defender un sofá que ni era mío, teniendo tremenda preocupación en mi cabeza.

“Santana, llamada para ti, línea tres” dijo Carla y recordé que debía trabajar, alejé mis preocupaciones y atendí la llamada.



……………………………………………………….



Alrededor de las seis de la tarde me llegó un mensaje de Quinn, “Tenemos que hablar” ¡Por fin! Grité para mis adentros, tecleé la respuesta de que pasaría por ella más tarde y me dijo que tratara de ir lo más rápido posible a su departamento. Me asusté y decidí llamarla.

- Santana… -dijo ella.
- ¿Pasa algo Quinn?
- Deberías venir al departamento, hay algo de lo que debemos charlar.
- No puedo ir ahora, debo pasar por Britt.
- San… -el silencio invadió la conversación, no dije nada, esperaba a que siguiera hablando- no creo que ella quiera verte…



…………………………………………………..



Conduje lo más rápido posible hacia el teatro, mi corazón amenazaba con abandonarme, la angustia se expandía pesadamente en mi pecho y mi furia estaba siendo contenida por los huesos de mi cuerpo. Caminé entre las bailarinas cruzando el salón de ensayos en dirección al camerino, estaba vacío, el bolso de Britt no estaba ahí, sólo su perfume podía sentir en esa habitación. Las lágrimas me amenazaban también, querían salir libres por mis mejillas pero trataba de evitarlas. Me dirigí al escenario y vi a Ryan dando indicaciones a los bailarines, me miró y me saludó.

- ¿Dónde está Britt? -le dije.
- Atrás, llamen a Britt -dijo y mi corazón por unos instantes se calmó y se quedó a la expectativa del encuentro con ella.

Las miradas de los bailarines me decían que algo no andaba bien, nadie se atrevía a hablar hasta que uno dijo: “No quiere salir”. Ryan me miró no entendiendo lo que pasaba. Corrí entre las butacas y me subí al escenario, “¡Santana!” gritaba Ryan pero ignoré su potente voz, los bailarines abrieron paso y me adentré entre las bambalinas, no podía encontrarla, Ryan venía hecho una furia detrás de mí, “¿Dónde está?” pregunté a unas chicas que estaban allí y ninguna se animaba a contestarme, “¿Dónde demonios está?” grité y una chica dijo levemente, “En el camerino de Alexandra”.

Me dirigí hacia donde la chica señalaba con los gritos de Ryan pidiendo que me detuviera. “¡Santana, cálmate!” decía él y mi cerebro no lograba entender el significado de esas palabras.

- ¿Qué ha pasado? -dijo él intentando calmarme.
- Sólo necesito hablar con ella, Ryan…

Nos acercamos a la puerta del camerino e intenté abrirla pero estaba cerrada, golpeé y nadie abrió.

- ¡Sé que estás ahí Britt! ¡ÁBREME!

No recibí respuesta y seguí golpeando la puerta con furia, “¡Abre, Brittany!” grité y nada se escuchaba desde el otro lado. Ryan estaba claramente nervioso y dijo: “Cálmate, luego podrán hablar”.

- ¡Brittany, no me moveré de aquí hasta que salgas!
- ¿Puedes largarte de una vez? -dijo Alexandra y mi furia creció, golpee la puerta con más fuerza.
- ¡ABRE BRITTANY!
- Santana… -dijo su voz quebrada, mis fuerzas se desvanecieron esperando que la puerta se abriera- vete por favor…
- No me iré sin hablar contigo, por favor abre…
- Sólo vete Santana, estoy ensayando.
- No me moveré de aquí.
- Santana, por favor -dijo y sentí su llanto, mis lágrimas rodaron en dirección al suelo.

Ryan tocó mi hombro con su mano, yo seguía pegada a la puerta escuchando los sollozos de Britt, “Te quiero” logré decir y su llanto aumento, sin mirar a Ryan me alejé del lugar.
Sentada en el auto mirando mi rostro en el espejo retrovisor debatía si quedarme allí o irme al departamento de Quinn.

Giré la llave, el auto parecía manejarse solo, mi mente sólo pensaba en el llanto de Britt. Estacioné en el edificio de Quinn y me dirigí a su departamento. Era guiada por alguien más, no era yo en esos momentos. El timbre sonó y sentí los pasos apresurados de Rachel, abrió y me vio parada en el umbral de su departamento. Su mirada me atravesó, me examinaba tratando de buscar respuestas, con sólo una mirada quería saber si yo hubiera sido capaz de hacer lo que supuestamente hice. Se acercó a mí y me abrazó, “¿Hablaste con ella?”, negué con mi cabeza y las lágrimas volvían a formarse en el bordé de mis ojos, “Creo en ti” me dijo y me hizo pasar. Me senté en el sofá de la sala, Quinn hablaba por teléfono pero sus ojos verdes no se apartaban de mí, “Traeré café” dijo Rachel y se dirigió a la cocina.

Una mentira puede hacer destrozos si la confianza en la otra persona no está fortificada, una leve duda destruye todo a su alrededor y algo se rompe al instante. Las ilusiones se diluyen y los miedos ocultos afloran con rapidez, esa duda oculta aparece diciendo: “¡Hey! Yo tenía razón”. Aunque esa mentira es creada con toda la maldad posible, sí confías en la persona de quien supuestamente te están diciendo algo malo, puede que dudes pero en el fondo sabes cuál es la verdad.

Que duden de ti es doloroso porque sientes que no te conocen lo suficiente; ¿cómo se atreve a dudar de mí? Piensas… Supuestamente me conoce, debería saber de lo que soy capaz de hacer. Pero con el tiempo esa herida sana; dudaste de mí, ¡Ok! nos demos una chance y ¡Puff! el tiempo borra ese leve dolor y ese atisbo de decepción que sientes cuando dudan de ti, además logras demostrar que no has mentido, que fuiste… fiel.

Repito, el hecho de que duden de ti duele, pero, ¿qué sientes cuándo ni siquiera ese beneficio te es concedido? A veces toman por verdad algo que realmente no es verdad, sabes que esas mentiras son puras patrañas, ideas inventadas, acciones adjudicadas que en nada se asemejan a la realidad. La rabia crece y deseas destrozar todo a tu paso, sientes la necesidad de explicar que esas son simples mentiras, los que te conocen te creerán, ellos son incondicionales pero el dolor vuelve a herirte cuando quien tú crees que te conoce y debería apoyarte en tu verdad se aparta y cree en la mentira. ¿Cómo no puedes creerme?

¡Oh, mis antecedentes!, todos en el pasado cometemos errores pero en cierto punto cambiamos, yo he cambiado por ella y ni siquiera parece estar enterada. ¡Soy culpable!, lo soy, culpable de mi pasado, de cada una de mis acciones, pero mi presente es diferente y fui sincera con eso, al menos lo expresé, me costó pero lo hice. ¿Acaso tengo la culpa de la inseguridad de las otras personas? ¿Soy culpable de la inseguridad de Brittany?

Ella debería conocerme, y el dolor se acentúa en mí ante esa idea, debería conocerme y no lo hace. Decepción, ese sentimiento se instaló en mi cuerpo pero la amo, y repito: aún no se lo dije.

“Diste indicios de alejamiento” me dijo Quinn, indicios, ¿acaso no fue capaz de distinguir un alejamiento de una preocupación? Estaba preocupada por su reacción, temía lo peor y eso pasó. ¿Alguna vez te imaginaste algo o lo presentiste y luego sucedió? Cuando presientes algo bueno saltas de la emoción cuando sucede, pero cuando ese presentimiento viene acompañado del miedo, tratas de esquivar cualquier pensamiento malo, pero ¡sucede! Y deseas huir o llorar. Yo sólo lloré.

Lloré pero no sabía si porque ella no deseaba verme o porque no creía en mí. Ambas opciones dolían con intensidad.

La angustia en mi pecho crecía, ella seguro estaba mal al igual que yo pero la diferencia es que ella prefirió creer en algo que no es la realidad, sufría por voluntad propia, por no querer escucharme ni intentar arreglar las cosas. Odiaba esa actitud de ella, odiaba la situación de mierda por la que estaba pasando pero a la vez mi corazón la extrañaba y se apretujaba en los otros órganos de mi cuerpo en busca de confort, sin embargo esa calma no llegaba, la seguridad y serenidad de mi ser estaba al lado de ella, entre sus brazos y sus labios.

La infidelidad está al alcance de todos, es una de las cosas más temida entre las personas. Si estás en pareja, ¿qué sentido tiene mentir y engañar a esa persona? ¿Se lo merece? ¿Por qué alguien merecería eso? Desde que conocí a Britt la infidelidad tiene sentido para mí, es algo malo y sumamente cruel engañar a tu pareja, no le haría eso a Britt, pero ella me cree capaz de hacerlo, ni dudó, sólo lo creyó y lo tomó como una verdad. Duele esa verdad, ella no confiaba en mí, ¿qué debo hacer para ganarme su confianza? En realidad primero debería pensar cómo lograr que vuelva a hablarme y si tengo suerte con eso, trabajaría en la confianza, pero, algo absurdo había en esa idea. Todo el día estaba al pendiente de ella, creo que le he demostrado mi amor de varias maneras venciendo miedos y obstáculos, entregaba todo en la relación, si bien aún no la hacíamos publica no faltaba mucho para eso, o al menos eso creía. Siento que doy más de lo que recibo, la apoyé en su sueño, que ya no es sueño sino su carrera, controlo mis celos con la firme certeza de saber que ella no me engañaría, ¿cómo pudo haber dudado?

Quinn dudaba pero por dentro me creía, Rachel no dudó y era la más afligida por pensar en una solución.

Vuelvo al punto de inicio, una mentira puede hacer destrozos si no existe confianza, pero hay un grado de mentiras, las crueles y las piadosas, las creadas al instante sin pensarlo y que sorprendentemente encajan con la realidad, pasa el tiempo y no recuerdas cual fue esa mentira, en ese momento pareció fácil inventarla y decirla pero desapareció y ahí te cachan que mentiste. Pero hay mentiras que se crean con la maldad pura, tienen en cuenta los detalles más mínimos y atacan a la víctima más indefensa. Marcia sabe que no puede ir con tonteras a mi abuelo, sabe que si se acerca a él puede que me haga daño pero no el suficiente, sabe que yendo a Britt me dañaría más, por eso la eligió. Y la muy desgraciada logró su cometido.

Unas fotos, sí, unas fotos. “Todo entra por los ojos” había dicho un experto en Marketing en una reunión, esa frase se quedó en mi cabeza, era verdad. Hasta yo dudé de las fotos; era yo, desnuda en una cama abrazada a Marcia. Cuando Quinn me mostró eso, palidecí, es verdad, era yo, pero, ¿Cuándo accedí a sacarme esas fotos? Observé que algunas fotos estaban arrugadas, Britt de seguro hizo eso. Tomé cada una de las fotos, las analicé y en efecto, era yo. Entendía porque dudaba de mí pero eso no disminuía mi dolor, siempre hay una explicación, ¿verdad?

Quinn esperaba paciente a que hablara, “Son de hace tiempo, ¿verdad?” dijo Rachel y Quinn la fulminó con la mirada, Rachel la enfrentó y le dijo: “No pienses que la estoy ayudando”. Mi rubia amiga creía que Rach me daba ideas para justificar mi accionar, “Quinn, Rachel jamás me apoyaría en una mentira como esta”. Ella pareció pensarlo, besó a Rachel en la frente y me miró en espera de mi explicación. “Soy yo, pero no sé de cuando son, ni sabía que ella sacaba fotos mientras lo hacíamos”. Quinn se sentó a mi lado, bebía su café pensando en quien sabe qué cosa, podría estar pensando en una solución o tal vez su mente seguía eligiendo el maldito sofá.

Britt al recibir las fotos se reunió con Rachel, Quinn estaba en el departamento por pura casualidad y vio el desastre en que se convirtió mi rubia. Lloraba sin consuelo, Rach me decía que repetía una y mil veces que no podía creerlo pero miraba las fotos y esa confianza se desvanecía al igual que las lágrimas que brotaban de sus pupilas azules. Junto a las fotos el mensaje de Marcia, “Ella estuvo conmigo en el Hotel Hilton ayer…”

¡CONFIANZA, BRITTANY! Gritaba en mi interior, ella no podía dudar de mí, mi cerebro quería buscar a Marcia y hacerla pedazos. Lo haría, ella conocería mi furia y se arrepentirá de haber hecho lo que hizo.

- Ocúpate de que Marcia no tenga trabajo en la ciudad, oblígala a irse de New York -le dije a Quinn.
- Eso no soluciona nada, Santana.
- O te ocupas tú o lo hago yo. No quiero que esa mujer esté en la ciudad.
- Lo haré yo. Déjamela a mí.

El silencio se acentuó entre nosotras. Y decidí hablar.

- Es verdad que la vi ayer en el Hotel, ya terminaba mi reunión y se metió en la sala donde yo estaba -Quinn y Rachel me escuchaban- intentó besarme, la aparté y siguió insistiendo, me invitó a la habitación del Hotel y me negué. Ella sabe que hay algo entre Britt y yo, por eso hizo lo que hizo.

- ¿Britt lo sabe? -preguntó Rachel.
- No… intenté decírselo pero temía su reacción, temía esto que está pasando. No intentaba alejarme de Britt, sólo estaba preocupada. Marcia me ha mandado mensajes insinuantes, en el almuerzo la hablé y le dije que no siguiera, quería contártelo Quinn pero no pudimos hablar y aquí me tienes…
- Santana, Britt te quiere, sólo dale tiempo, veremos cómo solucionamos esto -dijo Quinn.
- ¿Y si no me quiere tanto como yo a ella? -respondí.
- ¿Dudas de ella?
- Ahora sí, ella ha dudado de mí, de mi amor ¿cómo debería sentirme?
- Santana… -dijo Rachel en tono de reproche.
- Santana nada, no trates de calmarme, ella no confía en mí, ¿cómo se supone que sigamos juntas? Me siento herida…

Ellas me miraron, “Encontraremos una solución” dijo Rachel. Una solución, tal vez podría ocurrírsenos miles de soluciones posibles, podríamos hacer que Britt estuviera conmigo de muchas maneras pero ¿cómo sanaríamos mi corazón herido por la desconfianza y la decepción? Realmente no sabía si deseaba encontrar una solución, la amo, la amo tanto que duele, pero, ella sin querer y sin pensarlo me hirió, tan profundo que es insoportable.
No quería expresar frente a Rachel y a Quinn esa duda, no quería que ellas supieran que dudaba si volver o no con Britt.


¿Volver?...


¿Acaso ella me había dejado? Mi pecho se comprimió con dolor, ¡Oh Britt! ¿Me dejaste?
Las lágrimas salieron sin vergüenza alguna, Rachel me abrazó y sollocé como una niña en su regazo, “¡Oh Britt, no me dejes!” gritaba en mi interior y seguía llorando desconsoladamente, ¿todo había acabado? El aire comenzó a faltarme, el llanto seguía y Quinn me ofreció un vaso con agua, bebí un poco y continué llorando.

Mi pecho se comprimía, ¿ese era el dolor del corazón? Mi cabeza quería explotar, sentí mis ojos hinchados de tanto llorar, la angustia que se instaló en mi cuerpo desde ayer permanecía picando mi piel, odiaba sentirme así, quería estar con Britt, mis sentimientos no se definían, la odiaba por no creer en mí pero la amaba y es ella quien calmaría mi tristeza y mi llanto.

¿Cómo estaría ella? ¿Llorando en brazos de Alexandra o de Nicole? Los celos me invadieron de sólo imaginarla con Alexandra y el tiempo no avanzaba. La noche apenas comenzaba y mi desolación también.



……………………………..



Desperté en la cama de Quinn, mi celular murió en alguna hora de la madrugada, me levanté y sentí mis ojos hinchados, mi nariz totalmente congestionada y mi cuerpo desganado. No había un reloj en la habitación. Descalza caminé hacia la sala, eran las diez de la mañana, me escandalicé. ¿Cómo se supone que quiero arreglar las cosas con Britt?
Rachel salió de la cocina con una taza de café en la mano.

- ¿Te sirvo el desayuno? -dijo ella.
- ¿Por qué no me has despertado? ¡Mira la hora qué es!
- Deberías calmarte San… de seguro Quinn habrá hablado con ella. Date una ducha y te sirvo el desayuno.

Con cierto nerviosismo me duché, quería ir a la empresa lo más rápido posible, necesitaba ver a Brittany y hablar con ella.

Devoré el desayuno en cuestión de segundos, miré a Rachel y le dije: “¿Nos vamos?”, ella meneó su cabeza y fue en busca de su bolso. Mientras volvía tecleó un número en su celular, “Llamaré a Quinn”. Para cuando nos encontrábamos en la vereda del edificio Quinn nos informó que Britt no había ido a la empresa. Harry le dijo que ella se sentía mal y que no iría a trabajar, deseaba descansar para estar bien en la noche, hoy tenía función.

- Vamos a su casa… -dije.
- ¿Tú crees?
- Rach, ella tiene que escucharme.
- Yo manejo, San… Vamos.

Rachel manejaba con ciudado pero no lento. Llegamos a casa de Britt y toqué el timbre. Al instante sentí pasos acercarse a la puerta, la cual se abrió y Nicole me miró fijo, “Estaba esperando que vinieras” me dijo, saludó a Rachel y nos hizo pasar. “Britt aún duerme” dijo mientras dejaba unos papeles en la mesa y nos ofrecía asiento. Se dirigió a la cocina y trajo con ella café y galletas. Nicole no dejaba de mirarme, tal vez intentaba matarme lentamente con su mirada o quizás esperaba respuestas.

- Por tu aspecto veo que tampoco fue una buena noche para ti -dijo ella.
- ¿Cómo está ella? -pregunté.
- Dolida, decepcionada…
- No la engañé, Nicole…

Ella me inspeccionó, recorrió cada parte de mi rostro en busca de la verdad.

- ¿Quién es Marcia?

No podía mentir, pero tampoco podía decirle a Nicole lo que Marcia fue para mí, por primera vez sentí vergüenza de expresar lo que esa mujer fue para mí, ¿una tipa dispuesta a tener sexo conmigo sólo porque había ganas? No podía decirle eso a Nicole. Bajé mi cabeza y dije:

- Tuve algo con Marcia antes de Britt, pero nada importante, lo único serio en mi vida es mi relación con Britt, ella lo sabe.
- Me contó lo de las fotos…
- ¡Oh! -dije y cerré mis ojos- soy yo pero no recuerdo que ella me las haya sacado, jamás accedí a eso, no son de ahora, no estuve con ella.
- Britt está muy afectada, Santana, la verdad no sé qué pensar.
- No dudes de mí Nicole, estoy siendo sincera, no engañé a Britt, déjame hablar con ella.

Ella lo pensó, miró a Rachel y noté que no sabía qué hacer. “Primero se lo consultaré” dijo y desapareció escaleras arriba.

El tiempo pasaba lento, miré a Rachel y decidí subir, Rachel desde abajo me decía: “Santana, no subas”. Ya estaba arriba, frente a su puerta, sentí sollozos del otro lado, eso me obligó a parar y no avanzar, no sería capaz de verla llorar. Las lágrimas se amontonaban en los bordes de mis ojos, miré a mi costado y Rachel estaba acercándose a mí, “San…” decía levemente. La puerta se abrió y Nicole con lágrimas en los ojos se sorprendió de verme allí. Miré al interior de la habitación y todo estaba oscuro, la puerta se cerró. Bajé mi cabeza sabiendo cual sería la respuesta a mi pedido. “Deberías venir en otro momento, cariño” dijo Nicole con dulzura, ella me creía, estaba de mi lado pero eso no disminuía el dolor que sentía. Lloré y ella me abrazó, suavemente me conducía a las escaleras, no sé cómo hice pero me solté de su agarré y me planté frente a la puerta, mis rodillas chocaron contra el suelo, no me atrevía a abrir la puerta, “Britt, créeme, no te engañé… Te quiero, por favor no me dejes, Britt…”, las lágrimas me dominaron, mi orgullo estaba por el suelo al igual que mi compostura. Rachel me levantó y salimos de la casa.
Mi único consuelo fue la cama de Quinn y los abrazos de Rachel. Dormí todo el día, en ese estado no sentía nada, si bien soñé con ella, el despertar fue más doloroso y el atardecer se reflejaba en las ventanas de la habitación. Rachel se acercó con comida pero mi estómago ignoró todo eso.

- Llamó tu nana, quiere que vayas a la casa. Ha hablado con Britt…

Mis ojos se iluminaron, ella era mi salvadora, mi nana. Rachel continuó hablando.

- Tu abuelo ha venido a verte, no le pudimos mentir y está furioso, amenaza con matar al que te hizo sufrir. No quiso despertarte, él está preocupado también.

Suspiré, ¿qué le diría a él? Mi nana de seguro ha tenido que soportar su mal humor todo el día. Tenía que ir a casa.

- Britt ya debe estar en el teatro -dije con pereza.
- ¿Piensas ir? -preguntó ella.

Lo pensé, ¿podría aguantar verla y no poder acercarme? ¿Cuánto tiempo más soportaría su rechazo? Se supone que yo soy la ofendida, la herida, pero ella no desea escucharme ni hace el esfuerzo por salir de esa nube de mentira en la que Marcia la envolvió. Yo podría luchar por ella, por nuestro amor, pero tenía un límite y estaba tan herida y destrozada por dentro que comenzaba a divisar ese límite, me estaba acercando rápidamente, muy rápido. Rachel esperaba mi respuesta, “No lo sé” dije pero por dentro todo me impulsaba a ir y enfrentarla una vez más, quizás la última vez que podría hacerlo.

Llegué a casa, entré y me dirigí a la cocina, mi nana al verme se acercó y nos fundimos en
un abrazo, lloré entre sus brazos. Sentí su cálido agarre pero también alguien se aferraba a esa muestra de cariño. Giré mi cabeza y mi abuelo estaba allí con su semblante serio.

Extendió su pecho y me acomodé allí sollozando, él me condujo a la sala, las brazos de mi nana me abandonaron, había olvidado la lucha silenciosa que ellos dos tenían, ambos querían ser la persona incondicional para mí, cada uno usaba sus armas con el fin de ganarse mi completo cariño, tanto ella como él eran celosos, pero lo que ninguno sabía es que ambos eran importantes para mí y los necesitaba unidos para calmar mi dolor.

Cuando logré controlar mi llanto mi abuelo me miró y dijo: “¿No vas a decirme quién es?”, lo miré, vi la furia en su rostro, la impotencia por no poder usar todo su poder para hacer que yo volviera a estar bien. “No te lo diré, no es una mala persona, sólo le mintieron”. Él me miró esperando que siguiera hablando, y así lo hice, “Esto es nuevo para mí, abuelo, no sé lidiar con estas emociones, pero me enamoré de esa persona, estoy tratando de arreglar las cosas”. Él me abrazó y permanecimos así por un buen rato. La obra de Britt ya había empezado, me separé de mi abuelo diciéndole: “Debo ir a ver a Britt, emmm…tal vez esta noche yo duerma contigo”. Besó mi frente y dijo: “¿Britt no vendrá a cenar?”. Lo miré y sólo pude decir, “Esta noche no creo”.

Me dirigí a la cocina y sin más le dije a mí nana:

- ¿Qué te dijo Britt?
- Me contó lo de las fotos… mi´ja yo sé que no podrías engañar a Britt, pero ella asegura que la de la foto eres tú…
- Lo soy, pero, nana, esas fotos son viejas, desde antes de conocer a Britt.
- Ella te quiere mi´jita, tú también, deben sentarse a hablar y aclarar todo esto.
- No quiere verme, nana…
- No es tonta mi´ja, sólo dale tiempo.
- Me duele que no confíe en mí…

Mi nana no dijo nada, la besé y me fui al teatro. Intenté entrar al camerino pero el de seguridad me lo impidió, por orden de Brittany y Ryan. Por lo menos mi lugar en el palco no me fue negado. La vi desde lejos, bailaba hermoso como siempre a pesar de lo que estaba sintiendo por dentro. Me dediqué a admirarla durante el resto de la obra, intenté guardarme cada gesto y cada movimiento de su cuerpo por las dudas ya no pudiera verla de nuevo.

Mi angustia crecía, no quería que eso sucediera pero parecía algo inevitable. Alejarme de ella resultaba ser un martirio para mí y no sé hasta qué punto eso iba a ser tolerable para mí.

La obra terminó y los aplausos invadieron el lugar. Me alejé del palco y me puse al lado del tipo de seguridad que no me dejó entrar al camerino. Los bailarines pasaban y podía verlos claramente, Alexandra me vio y se asustó, no me saludó ni yo hice algo por acercarme o saludarla. Ella de seguro estaba imaginando lo peor de mí y apuesto a que quería golpearme, mientras nuestras miradas batallaban sin tregua alguna Ryan venía charlando con Britt, mi rubia me vio y se paró en seco. Yo no me moví, estaba tranquila al lado del tipo musculoso de seguridad, él parecía más intranquilo al pensar que podría hacer alguna locura. Ryan miró a Britt consultando que harían conmigo.

Los ojos azules de mi chica no se alejaban de mí, ¿qué aspecto tendría yo? ¿Estaba lo suficientemente arruinada como para demostrarle la miseria en la que me instalé desde el día anterior? La miré implorando un minuto a su lado para charlar. Ella miró a Ryan y luego a Alexandra, no sabía qué hacer y clavó su mirada de nuevo en mí.

- Por si no lo sabían invierto dinero en esta obra, deseo hablar con la bailarina principal.

Britt me miró con cierta sorpresa, al parecer el escuchar mi voz le producía algo, mis ojos no se apartaron de los suyos y por un instante el salón comenzaba a achicarse creando en paralelo un sitio diferente al mundano lugar en el que vivíamos, el de seguridad me miraba escuchando todo, sin dejar de mirar a Britt le dije, “Oye, podría dejarte sin trabajo, pero soy buena y sé que cumples órdenes, sólo déjame pasar, prometo portarme bien”, él de seguridad vaciló y avancé, él no me detuvo, Britt me veía avanzar hacia ella y no huía, pero alguien en ese lugar estaba para impedir nuestro encuentro.

- ¿Usas tu dinero para chantajear a las personas? ¿Así pretendes acercarte a Britt? -dijo Alexandra.
- Haría lo que sea por estar junto a ella -dije poniéndome en frente de Britt.

Ella bajó su cabeza y se dirigió al camerino, la seguí y Alexandra gritaba colérica: “¡Es un error Brittany! ¡Ella sólo miente!”. Ni siquiera me tomé el trabajo de insultar o golpear a Alexandra, sólo seguía a Britt.

Estábamos solas en su camerino, ella se sentó en el sofá y yo me puse a su lado. Nos mirábamos como intentando ver si realmente estábamos en frente a quien creíamos ver. Me acerqué para besarla pero ella se apartó, mis labios chocaron con su mejilla en lugar de sus labios, pero el contacto fue suficiente, podría sobrevivir unas horas más con ese simple roce.

Ella comenzó a llorar y la abracé, las lágrimas también brotaban de mis ojos, me recosté en el sofá con ella. Besé sus parpados y traté de calmar su llanto, me posicioné encima de ella y la abracé, ella rodeó sus brazos en mi cuello y en un determinado momento estuvimos obligadas a vernos, cara a cara, sus ojos en los míos y viceversa.

Si las miradas hablaran ella sabría que la amo, pero mi mirada parecía ser muda dado que no dijo nada, sólo mostraba mi dolor y el cansancio de mi cuerpo por el día tan agotador, sentimentalmente hablando.

“No te engañé, soy yo, es verdad pero eso fue hace mucho tiempo, mucho antes de conocerte”, ya perdí la cuenta de las veces que repetí esa maldita frase, inclusive yo estaba cansada de pronunciarla, había dado muchas explicaciones a varias personas pero menos a ella, a la mujer que me hacía enloquecer de amor. Ella me miró y noté la duda en su mirada. “Confía en mí, amor…” le dije rozando nuestros labios.

Ella cerró los ojos y las lágrimas volvieron a aparecer. Tiempo, tenía que darle tiempo, a ella y a mí misma. Besé la comisura de sus labios, me incorporé y me senté, ella continuó acostada llorando. Intenté irme pero ella me lo impidió, “No” dijo y me agarró del brazo. Volví a recostarme, la abracé con fuerza y la besé en los labios, ella correspondió a mi beso, era desesperado de ambas partes, tendría unas horas más de vida gracias a eso. Nuestras frentes se apoyaron entre sí, acarició mi rostro y dijo: “No sé cómo seguiremos, no lo sé, San”. Besé una vez más sus labios, “Lo veremos con el tiempo Britt, debo irme, no dudes que te quiero”; ella no mencionó una ruptura definitiva, eso me reconfortaba. La besé una vez más y ella correspondió a mi beso, pero, me dejó ir.

Llegué a casa y todos estaban durmiendo, me puse el pijama y me dirigí a la habitación de mi abuelo. El olor a perfume de hombre invadía el lugar, me acerqué y me metí entre las sábanas, él notó mi presencia y preguntó: “¿Qué tal la obra?”, “Hermosa, como siempre” respondí, me abrazó y besó mi frente. Me acurruqué en sus brazos; como una niña pequeña me dormí bajo su cuidado, pensando cómo solucionaría mi situación con Britt.



………………………………..



El ruido de una maquina recibiendo un fax atravesaba mi oído, las voces lejanas del personal y las charlas por teléfono llegaban a mi oficina. El café que Carla me trajo estaba intacto en su envase, los papeles acumulados en mi escritorio disminuían, había trabajado desde temprano sin siquiera pensarlo. Esperaba que todo estuviera en orden, trabajaba como una máquina, mis energías parecían no agotarse y ¿cuánto tiempo había pasado? ¿Cuántos días? Pocos, en realidad sólo habían pasado unas horas, parecía más tiempo, podía jurar que habían sido días.

Britt llegó a la oficina un poco mejor, no nos saludamos y eso es algo que Carla notó pero no se atrevió a preguntar el origen de ese trato entre nosotras. Quinn desde la puerta de su oficina me saludó y comenzó a charlar con Britt.

A la hora del almuerzo me dirigí a casa, almorzaría con mi nana, salí antes para evitar la invitación de Quinn. Quería olvidar por unos momentos, recordar cada instante que pasé con Britt es doloroso pero aún más doloroso es recordar y tenerla a una distancia mínima de mí. Podía cruzar el pasillo y fundirme con ella en un beso, como solía hacer, como se nos hizo costumbre el último tiempo pero algo me decía que no debía hacerlo.

Britt evitaba mirarme, no cerré las persianas de mi ventana pero me centré en mi trabajo y cuando levantaba mi vista ella estaba ocupada. Por cómo íbamos, sería otro día sin ella, una noche más alejada de su cuerpo y de sus caricias.

Mi nana me sirvió la comida y trató de no nombrarla en nuestra charla. El almuerzo fue tranquilo y lo suficientemente bueno como para relajarme, me recosté en la cama y me dormí. Mi nana me despertó cerca de las cuatro de la tarde pues Carla me necesitaba en la empresa. Al regresar, Britt se encontraba en su oficina, cuando yo la miré ella no notó mi presencia pero al apartar mi mirada sentí que me miraba pero no forcé la unión de nuestros ojos, simplemente porque me perdería en ella y eso significaba descarriarme del camino, perder el rumbo y la cabeza. Deseaba sentirme centrada en mí y concentrada en el trabajo. “Deberás viajar” dijo Carla y asentí, “Prepara todo, saldré esta noche”. Me instalé en mi oficina y comencé a trabajar nuevamente, tenía un viaje, corto y simple. Esta vez no pataleaba ni discutía por no viajar, alejarme no me vendría mal. Extrañaría a Britt los días que pretendía estar fuera pero tal vez era lo mejor para ambas.

Britt se retiró, hoy tenía función, no se despidió de mí, simplemente se fue. La vi salir de su oficina y no dije nada, tampoco salí corriendo en su dirección en busca de un abrazo o un beso, sólo se fue. Todos comenzaban a marcharse, Carla me confirmó que todo estaba listo para el viaje, iría sola. “¿Necesitas algo más?” me preguntó ella, la miré y pensé en Britt. “Procura que Brittany reciba flores en el teatro, eso sí, que la tarjeta sólo diga ‘López & Asociados’…” Ella asintió y se retiró.

Fui a casa a preparar mi equipaje, mi nana me ayudó. Mi vuelo salía a las diez de la noche, aún tenía tiempo para cenar con mi abuelo. Él estaba contento de que viaje, según él eso despejaría mi mente.

Comentamos unos temas de la empresa después de cenar, él me acompañaría al aeropuerto. Me despedí de mi nana y Marcelo nos llevó.

Hacía frío en la pista de despegue, estaba abrigada con un tapado negro y mis manos metidas en los bolsillos, el aire caliente de mi cuerpo salía al exterior y se podía notar el frío del ambiente, esperaba paciente el despegue, faltaban unos minutos apenas, Quinn me había llamado deseándome un buen viaje dejándome el recordatorio de que la llamase si me sentía mal o triste. Noté que el piloto puso en orden todo, y se subió al avión, mi abuelo me abrazó y besó mi frente, “Buen viaje mi’ja” dijo, lo abracé y después volví a meter mis manos en los bolsillos del tapado. Me encaminé al avión y sentí que alguien a lo lejos gritaba mi nombre: “¡Santana!”, giré y vi que Britt venía corriendo rápidamente lanzando el aire caliente de su cuerpo hacia afuera, mi abuelo no entendía nada pero se quedó a un costado viendo como esa rubia se acercaba a mí y me abrazaba con efusividad. Mis manos se posicionaron en su espalda, los brazos de ella rodeaban mi cuello, podía sentir el aroma de su cabello, me abrazaba con tanta fuerza que me hacía desear besarla allí mismo. “Santana, no me dejes” me decía ella, la separé de mí e hice que me mirara, sus ojos azules estaban brillosos producto de las lágrimas, mi abuelo nos dio la espalda y la besé levemente, ella se sorprendió, se alejó, miró en dirección a mi abuelo, notó que él no estaba viendo y fue ella quien me besó. Nos miramos por un instante y le dije: “Es un viaje de negocios, volveré, ambas necesitamos pensar en lo que pasó”, ella volvió a abrazarme. Aspiré su perfume y rocé mi mejilla con la suya, necesitaba sentir el roce de su piel. Mi abuelo nos miraba pero permanecía allí inmóvil, esperando. Me solté del agarre de Britt y limpié las lágrimas de su rostro, besé su mejilla y me subí al avión.

Desde mi asiento pude ver como mi abuelo la abrazaba con cariño, ella se pegó al cuerpo de él y juraría que estaba llorando, ¿cuánto tiempo estaríamos así? Tenía bastante en que pensar y reflexionar, por fin el tiempo estaba de mi lado, todas las circunstancias estaban dadas para mi relajación y para el comienzo de una introspección personal en los días siguientes.