FanFic BRITTANA La verdad sobre el amor

Tu pupila es azul, y cuando ríes
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja
Tu pupila es azul, y cuando lloras
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea
me parece, en el cielo de la tarde
¡una perdida estrella!
Gustavo Adolfo Bécquer. Rima XIII

“Dime, ¿en qué pensaste todo este tiempo?”, me preguntó Quinn por teléfono, estaba a horas de volver a New York y la única respuesta que llegó a mi mente fue: “Reconstrucción”. Reflexioné sobre mí misma y me sorprendía de las conclusiones. Quinn seguía esperando mi respuesta, “Pensé en ella, en mí… sé lo que debo hacer” le dije con tranquilidad, un leve sonido de aceptación logré escuchar desde el otro lado de la línea. “¿Rachel?” consulté sabiendo que esa duda nos llevaría a otro tema de que charlar que no sea una rubia de ojos azules. “Ya sabes, Rach ocupada con sus clases de canto y preocupada por ti, sólo eso hace, cantar y hablar sobre ti con Britt…”

Me imaginé las posibles charlas de ellas, yo era el tema de cada conversación, Quinn me lo había dicho, pero esa vez le aclaré que prefería no saber nada de lo que decían de mí.
Quinn me contó que Britt ya no lloraba al nombrarme, ¿comenzaría a odiarme ahora?, de seguro Rachel luchaba para que ese sentimiento no se generara en Britt, aunque lo dudaba, no existe en el mundo persona más dulce y tierna que ella, un sentimiento tan nefasto como el odio no podría permanecer en su ser, de eso estaba segura. Sin embargo al regresar a New York tendría que enfrentarla, su mirada triste me haría sentir culpable pues yo era el motivo por el cual ella estaba así, pero es lo que tenía que hacer y ella tendría que entenderlo.

“No me dejes” me pidió ella antes de subir al avión, prometí volver y lo cumpliría, estaba cerca de volver, sin embargo esa frase me acompañó durante estos largos días, ¿cómo se le ocurre pensar que podría dejarla? Mi mente me sacudió en un instante recordándome que yo pensé lo mismo y le pedí que no me dejara, ambas sentíamos el mismo miedo, pero había algo que nos separaba momentáneamente, en ella la duda sobre mi fidelidad; en mí, la decepción por su falta de confianza. Nos estábamos haciendo daño aún amándonos, en realidad yo amándola, ¿ella me ama? Ahí una duda más crecía en mí cabeza y no era capaz de preguntarle si ella sentía lo mismo que yo. ¿Qué pasaría si me dice que no? No quería arriesgarme a sufrir, mis fortalezas se caerían y en ruinas quedaría, sola y sin consuelo.

“Mañana tienes que venir a cenar San…” dijo Quinn al teléfono, “Ahí estaré Fabray…”, ella siguió charlando conmigo un rato más y colgó. Me alisté y me cercioré de tener todo en orden, el equipaje estaba listo, el vuelo programado y lo más importante: mi corazón sanado.



…………………………………….



El primer día lejos de Britt fue horrible, no dormí pensando en ella y en cómo estaría o con quién. Como si de magia se tratara o simple telepatía un mensaje me llegó de ella: “Buenas noches San, estoy en casa con Lord Tubbington, él también te extraña…” leí el mensaje y no respondí, quería distancia de ella pero en nada me ayudaba recibir un mensaje con ese contenido, ella me extrañaba, tanto como yo a ella.

Mi trabajo ese primer día constaba de una larga reunión con unos inversionistas, eran amables y simpáticos, agradecí que ninguno de ellos pretendía hacerse el galán pues no estaba con ánimos de soportar imbéciles.

Al anochecer de ese día tan agotador recibí otro mensaje: “Gracias por las flores, las de ayer y las de hoy… te quiero”, sonreí, fue buena idea lo de las flores.

Al segundo día de trabajo las cosas parecían mejorar, no había nada que requería mi total concentración, ese día me relajé y traté de disfrutar mi estadía en un lugar que no fuera New York, ciudad de estrellas y bailarinas rubias extremadamente hermosas. Pero ella no pretendía dejar que la olvidase o que no pensara en su existencia, “Te extraño” así de simple, esas palabras escondían algo mayor, su supuesto amor, pero yo seguía herida y su amor me dolía.

Tercer día, nada de reuniones ni grandes esfuerzos laborales, había que planear la vuelta a casa, el vuelo, el equipaje, mi regreso. Fue el día de las llamadas, Carla aún no me conseguía piloto, sonaba angustiada por el teléfono, la calmé y la dejé trabajar; Britt llamó y no contesté, con dolor dejaba que el celular sonara y sonara, luego bajaba el volumen y veía su rostro en la pantalla que titilaba en absoluto silencio. Luego de unos minutos en mi pantalla estaba el rostro de Rachel, tomé el celular y atendí presintiendo que Britt habría hablado con ella, “¿Por qué no hablas con Britt? ¿A qué hora llegarás? ¿Deseas que vayamos a recogerte? ¿Cómo estás?” miré consternada mi celular, ¿cómo se supone que conteste todas esas preguntas?, “Sólo deseo estar en tranquilidad un tiempo, hablar con ella no es lo mejor en estos momentos…” respondí con sinceridad, pero ella retrucó: “Hace tres días que estás lejos, ¿no fue tiempo suficiente para pensar?”. La idea rondó mi cabeza, en realidad no, ni siquiera me había puesto a trabajar en eso, si bien pensaba en Britt y ella misma me hacía recordarla con sus mensajes, no había dedicado tiempo a pensar realmente por lo que estaba pasando. “Rach, debo cortar…” y colgué sin dar explicaciones.

Carla aún no encontraba un piloto para el avión, mi equipaje estaba listo, los negocios terminados y mi corazón sangraba, estaba herido, no quería volver así, nada estaba en orden. Mi celular titiló pero esta vez era Quinn. Contesté esperando oír algún reproche: “San, ¿pasa algo malo?” dijo ella, miré en rededor y me encontré sola en la habitación del hotel, “No quiero volver” respondí y lloré.

Dos llamadas más recibí ese día, una de mi abuelo aceptando mi decisión sin repróchame pero prometiéndole que lo llamaría todos los días y eso incluía llamadas a mi nana; la otra llamada fue de Britt; lloraba mientras preguntaba por qué lo hacía, “Prometiste no dejarme…” me reclamó y me sentí culpable por hacerla llorar, “No te estoy dejando, sólo quiero pensar en todo lo que pasamos, te quiero Britt, pero, me duele…” ella lloró, y cuando le dije que no me mandara mensajes sólo escuché el silencio, ella cortó y no supe nada más de ella, sólo que hablaba de mí con Rachel.

Ese tercer día lejos de New York me llevó a hoy, a dos semanas lejos de Britt.

Los días después de mi decisión de no regresar sólo pensé en ella, en sus besos y en sus ojos, esas pupilas azules, me sorprendía con cuanta fuerza extrañaba ese color de ojos, comencé a divagar entre versos buscando rimas para ella, me burlé de mi misma al compararme con aquel poeta español, Bécquer, quien se enamoró de una mujer que al parecer tenía ojos azules. ¿Tan enamorada estaba yo?


¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul,
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.


El miedo me acechaba, me sentía vulnerable ante este sentimiento, quería dejar de lado las dudas y amarla sin que me importe nada, en varias oportunidades estuve a punto de llamar a Carla y pedirle que programa mi vuelo, pero, desistía; en varias oportunidades escribía un mensaje para Britt diciéndole lo que sentía y que volvería a su lado en ese instante, pero tan pronto como tecleaba las palabras, las borraba sin atreverme a enviar el mensaje. Por momentos me sorprendía al notar el tiempo pasar y yo sentada en el sofá de la habitación viendo las fotos de Britt que tenía en mi celular, fotos de Lord T y algunas donde las dos estábamos juntas. Una de esas fotos la usé como foto de pantalla del celular y me quedaba allí viendo su rostro hasta que la pantalla se apagaba, desbloqueaba el celular y volvía a perderme en la imagen.

Nada de lo que hacía podía alejarme de ella, la pensaba a cada instante y deseaba estar allí disfrutando de su compañía. Los paseos por la ciudad me aburrían y me deprimían, ver a parejas juntas felices me hacía recordar los momentos a su lado. No habíamos roto, no la había dejado y ella parecía no haberme dejado a mí, tenía muchas dudas con respecto a ese tema pero prefería no preguntar, “No preguntes si no eres capaz de soportar la respuesta” me habían dicho una vez.

Mi ser necesitaba saber cómo estábamos, nuestra despedida en New York fue emotiva y triste, cerraba mis ojos, pretendía sentir sus brazos alrededor de mi cuello, mis manos en su espalda y el roce de nuestros labios. Esa noche ella fue sincera, sabía que me quería, sus mensajes me lo confirmaban pero aún había rastros de la desilusión que sentí. Siempre volvía a ese dolor y la nostalgia crecía un poco más. ¿Sería capaz de soportar una respuesta negativa ante mi duda?

¿Me amas Britt?

Volvía a la manía que adquirí cuando la conocí, mi mente inventaba posibles charlas con ella, miles de conversaciones posibles, maneras en la que encarábamos la situación, me vi sola monologando mi discurso ante ella, dándole a conocer los argumentos por los cuales había tomado la decisión de alejarme por un tiempo, me imaginé su reacción, la mía, la de Nicole e inclusive la de Quinn y Rachel. Algunas escenas mentales eran hermosas, terminaba abrazada a Britt y concluíamos este alejamiento con una charla amena y juntas en mi habitación o en la suya; otras escenas me tenían a mí como la víctima de la situación, llorando sin consuelo por el rechazo de Britt, la situación variaba, ella volvía con Sam o lo peor, intentaría algo con Alexandra. Lo que más temía de todas esas situaciones imaginadas, era la última, eran muchos días lejos de Britt, ella de seguro necesitaría con quien hablar, expresarse y desahogarse, Alexandra siempre pareció estar disponible aunque en el fondo sus intenciones no eran mostrarse como una buena amiga como lo hacía Rachel o Quinn, sino que pretendía algo más, conquistar el corazón de mi rubia. Lo he razonado mucho y sé que podría lograrlo, ante el alejamiento de alguien o abandono, se ve la posibilidad de “intentar” algo con otra persona, buscando así la tranquilidad del corazón.

Ahora, si Britt cedía a los encantos de Alexandra podría perderla; pasarían dos cosas según mi imaginación, la primera: al volver Britt la dejaría por mí y arreglaríamos nuestro problema, obviamente eso implicaba que ella si me quería y por eso la dejaba y surgía a partir de allí la segunda opción: si ella me quería, me esperaría y rechazaría la propuesta de “intentar algo” con otra persona. Mi corazón deseaba fervientemente que ella me esperase.

El hecho de saber que yo era el tema de conversación entre ella y Rachel por un lado me reconfortó, tal vez Britt hablaba con Alexandra pero de otra manera, mi rubia sabía de los sentimientos de su amiga bailarina y no sería tan cruel de desahogar sus penas de amor con ella siendo consciente del daño que podría hacerle.

Britt me quería, yo la quería y me sentía estúpida por no enfrentarla y estar a su lado.
Rachel me decía que haga lo que mi corazón me dicte, o sea, que salga corriendo en busca de ella, mi abuelo por otro lado me decía que no le haga caso a mi corazón sino a la razón, que el corazón se equivoca, que me impulsa a hacer tonterías y después me arrepentiría de esas acciones. Cuando le comenté a Rachel sobre la postura de mi abuelo ella puso la voz en el cielo, su lado romántico salía a flote defendiendo su punto de vista, alegando que el amor todo lo puede y todo lo vence, que somos seres humanos que si bien pensamos también amamos y ese hecho tan terrenal nos hacía más humanos, que el amor abunda en todo momento y lugar y que sin él seríamos unas tristes personas sin sentido en la vida.

En un momento de mi vida todas las ideas de Rachel me habrían parecido ridículas y de seguro la hubiera escuchado atentamente, pero no habría entendido de qué demonios me hablaba y le hubiera dicho: “Eres patética, tal cual como los perdedores”; pero eso hubiera sido en otro momento de mi vida, ahora, después de conocer el amor y sufrir por eso, sabía lo que ella quería decir. Me sentía la persona más estúpida del mundo, me odiaba por considerarme así, pero, era la verdad, amaba a una persona y me alejaba de ella con la excusa de “reconstruirme” para volver y enfrentar lo que debía enfrentar, pero me sentía débil, sola no podía hacer todo ese proceso, o quizás sí, pero no tenía ni idea de cómo empezar mi sanación.

Recurrir a terapia fue una opción pero ahí surgía mi orgullo diciendo “¡Soy una López! No necesito la ayuda de un psicólogo”, allí me hacía fuerte por unos momentos y fingía encontrar el rumbo ante mi problema, me envalentonaba sentirme la persona más fuerte y mi camino se iluminaba, nos obstante, llegaba un instante donde sin más, me derrumbaba al pensar cuán lejos estaba de arreglar las cosas con Britt. Era patética.

Un día de esos me puse a debatir a quien le haría caso, ¿a mi corazón o a mi cabeza?, ¿amor o razón?, ¿mi abuelo o Rachel?

Llegué a la conclusión de que mi órgano vital no era lo suficientemente inteligente como para decidir y mi cabeza carecía de vitalidad para pensar y razonar.

Estaba peor, aún más perdida y confundida, “No te encierres a escuchar música, eso es deprimente, San” me decía Quinn y le hice caso. Salía a caminar por las tardes, visitaba alguna galería de arte y comía en restaurantes diferentes extrañando los platillos de mi nana. Ella se mantenía al margen de lo que pasaba, la entendía, su cariño por Britt era tan grande como el que sentía por mí y estar en una encrucijada no parecía ser algo de su agrado, en realidad ¿a quién le gusta estar en esa situación? Cuando hablaba con ella se limitaba a preguntarme qué había comido y cómo me sentía, trataba de no nombrar a Britt pero el tono de su voz me decía que volviera y arreglara las cosas con mi novia.

Por las noches pensar en ella me desvelaba, por lo cual, dormía hasta cerca del mediodía, al despertar lo primero que hacía era imaginar las veces que ella amaneció a mi lado, por lo general desnuda y feliz. Me bañaba tratando de imitar sus leves movimientos cuando me lavaba el cabello, pero eran en vano, hay cosas que sólo ella podía hacer. Mientras desayunaba llamaba a mi abuelo, él me mantenía al tanto de la empresa y de lo que sucedía en New York, sólo una vez me dijo que notó a Britt triste y que planeaba invitarla a cenar para charlar con ella, me consultó si debía hacer eso o no, “Tu eres su amiga dime, ¿debería tener a alguien más en mi lista negra, mi’ja?” sonreí ante ese comentario, a veces parecía un mafioso; mi respuesta a su duda fue: “Olvida esa lista, abuelo, invítala a comer, de seguro le agradará”.

Lo que mi abuelo no me dijo es que esa primera invitación se transformó en cenas nocturnas obligatorias entre ellos, yo me enteraría días después, con más precisión, a horas de volver a New York.

Cuando la charla matutina con mi abuelo terminaba adopté por unos días la actividad de correr por un parque donde había unos patos, me recordaban a ella, en realidad todo mi mundo giraba en torno a ella, era como si el universo confabulaba en mi contra y me hacía recordarla, quisiera o no, ¿a ella le pasaría lo mismo? ¿El universo también confabulaba para que ella me recordara como lo hacía yo? Prendía la televisión para distraerme y me sorprendía ver un canal cualquiera y de pronto le hacían una entrevista a una tal Brittany, cambiaba de canal y hablaban sobre su obra teatral, pasaba por los canales infantiles y la propaganda de unos unicornios de juguetes me recordaban a sus gustos, apagaba el televisor, salía a correr y veía los patos, la debilidad de ella. ¿Acaso todo eso era una señal? Me parecía verla por la ciudad, cualquier rubia era ella, pero ella no es cualquier rubia…

Esa confabulación no me gustaba, el destino estaba jugando conmigo y no sé por cuánto tiempo lo soportaría, a cada paso un recuerdo, así no progresaba, es más, me hundía en el mar de sus ojos, en la nostalgia de fundirme lentamente en su piel disfrutando de sus cálidos y suaves labios, dejándome envolver por el aroma de su cabello y perdiéndome totalmente en su ser, en lo más íntimo de su existencia, lugar que nadie más había explorado ni conocido antes. Ella es mía, tan mía que me aterra esa afirmación, pues no quería que ella simbolizara para mí un objeto que podía poseer o no, pero, algo en mi gritaba que ella era mía y que nadie podría tocarla, los celos iban unidos a esa idea de posesión y aumentaban a medida que me sentía más alejada de su vida. Deseaba volver a su lado pero no con la idea de poseerla como a un trofeo y resguardarla de las miradas de los demás, eso no me hacía bien y en un futuro tampoco sería bueno para ella.

Estaba hecha un lío y en ese estado no podía volver ni ofrecerle algo bueno, ¿ella también se estaría esforzando por mí de la manera en la que yo lo hacía? Interiormente deseaba que todo lo que yo hacía, ella también lo hiciera, es decir, me la imaginaba planteándose las mismas dudas que yo me planteaba, hacer las mismas cosas que yo hacía, por ejemplo, divagar por las noches e inventar posibles encuentros y conversaciones… ¿ella hacía eso? Quizás sólo yo me dedicaba a hacer ese tipo de actividades.

Las canciones también se confabulaban para seguir recordando, mejor dicho para no olvidar. Tal vez mi estado de vulnerabilidad me hacía pensar lo que pensaba, sin embargo, cada canción contaba mi dolor, nuestra historia y lo que sentía por ella, las melodías envolvían a las palabras, algunas crueles para ser nombradas pero eso no quitaba que podrían ser la verdad, “¿Me seguirás amando mañana?” decía el verso de una canción y lo repetía en mi mente. Esa canción me acompañó durante días, trataba de no aprenderla pero mi mente la reclamaba y a cada instante la escuchaba, la tarareaba y mi voz la deleitó cada vez que la canté. Me esforzaba por practicarla y que me saliera bien, mis cuerdas vocales hace tiempo que no estaban en acción y ese tono triste del soul era alimento para ellas, pero las alimentó de tal manera que improvisaba mini recitales con mis canciones favoritas. Hacía tiempo que no cantaba y me prometí cantarle una canción a Britt. Yo tengo canciones que al escucharlas inmediatamente me hacen recordarla, es algo inconsciente, ni bien escucho la melodía la imagen de Britt se me viene a la cabeza, yo tengo mis canciones que me hacen recordarla, ¿ella tendrá canciones que la harán recordarme? Deseaba saber si ella tenía esas canciones y cuáles eran, tal vez algunas románticas.

Con el pasar de los días mi humor mejoraba, me sentía plena y tranquila, era consciente de mis actos y me sentía en condiciones de pensar y actuar.

Era momento de dejar el dolor a un lado, mi nana me había dicho que no perdonar sólo me haría más daño, que me secaría por dentro y viviría infeliz toda la vida. No sé si ella exageraba o qué pero de cierta manera tenía razón, ¿qué ganaba yo al no perdonar a Britt? La amo y esa era mi única verdad, sé que la decepción dejó una herida en mí, sin embargo, no podía negar lo que prevalecía en mi ser, mi organismo respiraba Brittany Pierce, ella también estaba sufriendo, eran sufrimientos diferentes, ambas a su manera pero nada ganábamos con eso. Lo que menos quería hacer es dañarla y lo estaba haciendo, supongo que ella desea lo mismo para mí.

Regresar con ella no implicaría un hecho de debilidad, pensaba en mi orgullo, él estaba indignado, enfurecido y malhumorado, no aceptaría enrollarse y hacerse pequeño al momento de decirle a Britt, “Te amo, vuelve conmigo” ¡Oh Dios mi orgullo! Se negaba a realizar esa acción de bajeza, de pura y maldita debilidad, pero tenía que entender que las mariposas golpearían las paredes de mi estómago al verla, tal vez mis piernas no podrían soportar el peso de mi cuerpo y las rodillas me traicionarían volteándome al suelo, todo en mí temblaría y una sonrisa boba se apoderaría de mi rostro, la sensación de tranquilidad rozaría mi piel y hasta no besar los labios de Britt no se instalaría en mi cuerpo, seguiría rondándome hasta lograr mi cometido: besarla.

Mi orgullo se había visto derrotado ante la aparición de Britt, temía de ella pues era la única rival para él y sabía que perdería con un simple roce que esa rubia me brinde. El contacto de nuestra piel era algo que me enloquecía y quería cada vez más, ¿cómo soporté dos semanas lejos de ella? No lo sabría explicar pero puedo decir que tan lejos no estaba, a cada instante la pensaba, acariciaba su corazón que colgaba en forma de dije en mi cuello, miraba el anillo que me regaló y sabía que esos objetos eran la prueba de nuestro amor, ella es mía así como yo soy de ella.

Entonces todo fue así: un día me levanté con ánimos y me dije a mí misma “¡Te amo, Britt!”, lo expresé en alto para que el que me oyera no tuviera dudas de mi amor. Miré en la habitación y nadie podía oírme, me abofetee mentalmente por la estupidez que había hecho pero sonreía, estaba enamorada, pues hacía tonterías por amor.

Ese mismo día supe que lo bueno tenía que prevalecer en mi vida, con Britt tuvimos buenos y malos momentos desde que nos conocimos pero sólo quería recordar lo bueno, nuestro primer beso, el temblor de mi cuerpo al acercarme a su rostro, su rechazo y luego el choque de nuestros labios que me alegró la existencia, quería recordar las burlas de Quinn al verme tan ilusionada y enamorada ¡Oh! ¿Cómo puedo dejar de lado ese baile casual donde descubrí que me enamoré de ella? Así como esos momentos, había muchos, nuestra primera vez, lo que me hace sentir cada vez que me hace el amor, el simple roce de sus labios en mi cien, la colisión de su cuerpo en el mío ante cada abrazo, el brillo de su mirada en la mía, la sonrisa que despierta en mi rostro ante la visualización de su silueta, el deleite de mi cuerpo al percibir su dulce aroma… y ni hablar de la sensación que experimento al tocar su piel, al admirar su desnudez o contemplar la forma en la que duerme, en la que baila, como ríe, el tono de su voz al hablar, el tono de esa misma voz cuando dice mi nombre envuelto en un gemido de placer, el sudor en su piel al hacer el amor, su rubor, los pucheros que hace cuando quiere algo, las miradas alegres y la sonrisa que la acompaña.
Lo bueno prevalece ante la decepción, mi amor es más grande que mi orgullo, me pondría en campaña para trabajar la confianza en ella, aunque no había motivos para que dudase de mí, eso debía aclarárselo, ella tiene que creer en mí y en lo que siento, pero ¿de qué manera le explico algo tan intenso como el amor?

Me burlaba de mi misma por saber que podía ser tan patética y cursi al estar enamorada, no conocía esa faceta en mí. Este tiempo en soledad me permitió conocerme un poco más, vi de lo que era capaz de hacer y soportar, aún dolida y derrotada podía salir victoriosa, tal vez el amor que siento por Britt es la fuerza más grande que poseía y la cual adquirí hace poco, aún tenía que explorar que más podría ser capaz de hacer impulsada por el amor que siento por ella.



………………………………………….



Espero no sea tarde para actuar, fueron dos semanas intensas y eternas, las ganas de verla se agolpaban en mi pecho y golpeaban mi piel queriendo salir al exterior y obligarme a volar entre las personas con el fin de llegar a New York. Pero debía esperar, Carla se estaba ocupando de programar el vuelo, sin embargo ese día no tuve suerte, al contrario de lo que yo pensaba, debía esperar un día más.

Mis emociones estaban en orden, reflexionaba que los primeros días fueron los peores y los más agotadores, el amor en mi cuerpo parecía desvanecerse en la más infinita oscuridad y quedarse allí olvidado, mi cuerpo deseaba rechazarlo, expulsarlo para siempre, sin embargo algo luchaba dentro de mí, los leves pálpitos del corazón indicaban que ese amor que habita en mí no aceptaría ser desterrado sin antes luchar, decía: “Por favor, no me dejes” pero yo pretendía no escuchar, ignorando eso pensaba que podría seguir en paz, pero yo conocí el amor, me deleité con él y confieso que no deseaba abandonarlo, entonces él permaneció allí, quietito, tranquilo y sereno hasta que yo pudiera verlo y aceptar que lo quería para siempre en mí, por lo menos durante el resto que me queda de vida.

A un día de regresar, mientras veía el atardecer en la ciudad que me acogió durante estas semanas, sufrí la lejanía a la que me había sometido, extrañaba los abrazos de mi nana, la mirada protectora de mi abuelo y la compañía de Quinn. Tomé mi celular y la llamé. Al segundo tono ella contestó: “¡Santana! ¿Cómo estás?”, suspiré y le dije: “Mañana vuelvo, Quinn…” ella pareció sonreír al otro lado, me acomodé en el sillón esperando escuchar su respuesta, “Te extrañé todo este tiempo, menos mal que regresas…”, “Quinn, ¿qué novedades hay por ahí?” Mi rubia amiga suspiró, tendríamos una larga charla…
Es todo monótono San… Rachel ha estado muy cerca de Britt, ¿te lo dije antes? ¿Si te dije verdad? “Lo hiciste, Quinn…” pues bien, estoy segura que a ella le hará bien verte, Rachel me ha dicho que cada vez que hablaban de ti, Britt lloraba, ya no lo hace, ¿es eso una novedad para ti? Verte le hará bien, podrán hablar y arreglar todo, la he visto triste desde tu partida, aún no hemos decorado la oficina, ella simplemente perdió el interés en ayudarme, hace su esfuerzo por elegir el diseño de los muebles y la pintura que usaremos pero decidí no presionarla con ese tema, la oficina sigue igual. Ryan ha preguntado por ti, ¿te llamó? “No lo hizo, debe estar enojado”, no parecía enojado, más bien preocupado “¿Algo relacionado con la obra? ¿Britt sigue ensayando?” ella no se ha perdido los ensayos, me dijo que es el único momento donde realmente se siente viva, Rachel pasa por ella y la lleva a los ensayos, fui a una función más y la verdad, aún me admiro de la forma en la que baila, ese mismo día que fui lo vi a tu abuelo en el teatro, ¿sabías que Britt va a cenar en tu casa todas las noches?, tu abuelo me lo dijo, Britt no me había comentado nada, curiosamente Rachel tampoco lo sabía, “¿Entonces no está enojada conmigo?” ¿Enojada? Santana, no hay razones para que ella esté enojada, sólo está triste, te extraña, todos aquí lo hacemos. Sé que te sientes herida porque Britt no ha creído en ti, yo también dudé pero al parecer está arrepentida y sabe que no la engañaste, perdón si no te creí, Santana… … Santana, ¿estás ahí? “Te estoy escuchando, Fabray…” ¿En qué piensas? … … “Mañana la veré después de tanto tiempo…” fueron sólo dos semanas, “Pero ha parecido una eternidad… ¿te imaginas estar tanto tiempo lejos de Rachel?” Entiendo… Hey, ¿estamos bien? “¿Estaría hablando contigo si no fuera así?” No lo sé Santana, tal vez no tienes con quien más hablar sobre esto, puede que estés odiándome por mi actitud y te lo guardarías sin decirme nada, al fin y al cabo así funcionamos nosotras, “Me aburres, Fabray…” siempre tan sincera López, “Sé que amas eso de mí” ¡Oh, ahí estás, Santana está de vuelta! Tu abuelo debe estar feliz de que vuelvas… me imagino a tu nana… “Aún no se los he dicho, después de Carla, eres la segunda en saberlo” ¿por qué se lo contaste primero a ella? “Ella se encarga de programar el vuelo” ¡Oh! ¿Cuándo se lo dirás a tu abuelo? “Más tarde lo llamaré, ¿puedes avisarle a mi nana?” no te preocupes yo me encargo de eso, ¿Le avisarás a Britt? “No quiero hablar con ella por teléfono…” Santana, deberías avisarle, al menos un mensaje. Rachel me contó que estuvo con ella cuando habló contigo la última vez por teléfono, realmente se sintió mal al saber que no querías hablar con ella pero ha estado esperando que le llegue al móvil aunque sea un mensaje tuyo o una llamada “Quise mandarle un mensaje o llamarla pero ¿qué podía decirle? Hablar a través del teléfono no es lo adecuado…” pero al menos ese mínimo gesto significa algo importante para ella, “Lo pensaré…” ¿Cómo te sentirías tú si ella hiciera lo que tú haces? … Sant...“Yonohabría…” ¿qué? “Yo no habría dudado de ella…”… ¿no vas a perdonarla? Me has dicho que volverás pero ¿qué decidiste? ¿En qué pensaste todo este tiempo? “¿Podríamos no hablar de mí? Quiero saber cómo está ella…” No me dejarás con la duda Santana, “Sólo por hoy, no hablemos de mí…” Me preocupas ¿lo sabías? Siempre haces lo mismo, te guardas todo de una manera admirable, miles de cosas guardas en tu corazón… ¿no crees que deberías dejar libre todo eso?... “Tal vez…” A veces eres imposible… “¿Sabes algo de Nicole?” Ella ha hablado con Rachel en una oportunidad, fue cuando decidiste no volver ese fin de semana, al igual que Britt, ella no entendía por qué decidiste no volver, Rachel trató de explicarle los motivos procurando no decir algo que podría dañar a Britt pues Nicole acudió a nosotras para saber qué pasaba y así consolarla, sin embargo sólo pudo decirle que necesitabas pensar en todo lo que había pasado y que te tomarías unos días para pensar, Rachel pensó que alejarte te permitiría reflexionar en tranquilidad y respetaba tu decisión pero apostaba a que regresarías al día siguiente, como no lo hiciste, decidió acercarse a Britt y junto con Nicole consolarla y acompañarla, por lo que me ha contado Rachel, Nicole entiende tu actitud, no es capaz de juzgarte, pero le duele que tu y Britt estén separadas, está en la misma situación que tu nana, ella también visita a Britt, ha estado yendo a un Club junto con Nicole, mi madre también comenzó a ir, las tres se juntan y hablan sobre nosotras, somos el tema de charla predilecto de ellas, mi madre no sabía que tú y Britt estaban juntas, “¿Estábamos? ¿Por qué hablas en pasado? No me digas que ahora tú madre lo sabe…” ok, ok, están… sí, Santana, ella lo sabe, me torturó unos días con eso ‘¿Qué clase de madre soy para ti? ¿Por qué no me has contado lo de Santana? ¡Es una tragedia lo que les pasó! ¡Cuánto deben estar sufriendo! ¿Sabes la vergüenza que pasé al no saber de que hablaban la madre de Britt y Rosario?’ eso me dijo, le expliqué que tu relación con Britt por ahora es algo de ustedes, que no dijera nada, ni siquiera a mi papá, “Ya me imagino el sermón que me dará al verme…” no lo creo, mi mamá te quiere mucho, “Más que a ti, Fabray…” tal vez… “A mí no me engañas, no finjas que no te importa, estás celosa pero no importa, al fin y al cabo es tu madre, ¿Harry ha dicho algo?”, él es otro que te extraña, ¿qué les has hecho a los Pierce? Según Britt, él ha querido viajar y hablar contigo pero ella lo convenció de no viajar, se preocupa mucho por ti, incluso les dijo a Britt y a Rachel que si él en algo podía ayudar, que lo haría “Espero siga en ese plan conmigo cuando se entere de lo que realmente pasa…” ¿Vas a decirle la verdad? “No, aún no, pero en algún momento se enterará” Santana, ¿qué planeas hacer? Realmente Britt está muy arrepentida, ambas están sufriendo, no quiero condicionarte con todo esto que te digo sobre ella pero se merecen una oportunidad, no pienses que sólo estoy de su lado, simplemente no puedo elegir en que extremo ubicarme, eres mi amiga pero Britt también lo es y “No te estoy pidiendo que elijas entre ella y yo” pero desde que te fuiste todo se divide entre ella o tú, “Lo que ha pasado es algo que debo arreglar con ella, agradezco tu preocupación pero no te he pedido ayuda adem…” ¡Ahí estás nuevamente cerrándote! ¿Por qué no me dejas ayudarte? “¿Cómo podrías haberme ayudado? ¿Tienes un remedio mágico que cura las decepciones? ¿Son pastillas o es una crema?” ¿Cuándo vas a entender que de esa manera no ganas nada? “Quinn, pensé que tú
me entenderías, necesitaba alejarme” Huir no es la solución, Santana “No huí, todos saben dónde estoy, sólo me alejé para reacomodar mis ideas, con Britt mirándome pierdo la cabeza y no logro concentrarme” trato de entenderte, sería más fácil si me contarás en qué has pensado todo este tiempo “Ya hablaremos de eso Quinn, ¿cómo has visto a mi abuelo? Hablo con él todos los días, me dice que está bien, tú, ¿cómo lo ves?” No deja de decir que va a matar al imbécil que te hizo daño, me preguntó quién es, él sabe que yo sé y al negarme a decirle la verdad comenzó a maldecir en español, inclusive a Britt le ha preguntado, ella con cierto temor le respondió que no era intención de esa persona lastimarte pero tu abuelo le respondió que el daño estaba hecho haya sido o no con intención, imagínate, Britt quedó destruida después de eso “Créeme que si mi abuelo supiera que es ella por quien estoy así no habría dicho eso” tienes razón, él la aprecia muchísimo, “Lo sé…” San, quería preguntarte algo, Britt en cada una de sus funciones ha recibido un ramo de flores con una tarjeta de ‘López & Asociados’, ella dice que tú se las mandas, Rachel piensa que es Sam y yo digo que es tu abuelo, Britt las espera con tanta emoción que Rachel no quiso romperle esa ilusión que tiene de que tú le mandas flores “¿Durante estas dos semanas las ha recibido?” sí… ¿tú se las mandas? “Carla… le dije que se ocupara de eso” Eso es tierno San, aunque confuso a la vez, “En realidad… mejor olvídalo…” ya has hablado… adelante, te escucho, “Le pedí a Carla que le enviara flores a Britt, eso se lo pedí antes de venir aquí, pero era sólo por esos dos días que no iría a verla, no pensé que aún seguía recibiéndolas, mejor dicho, que Carla las seguía enviando. Brittany me agradeció el gesto pero no le respondí” Entiendo, ahora entiendo la ilusión de ella, entonces no eras tú “En realidad sí, pero a la vez no… No se lo digas a Britt” Tranquila, no diré nada “Quinn, ¿qué pasó con Marcia?” Hice lo que me pediste, ya no trabaja en el Hotel Hilton, me aseguré de que ningún Hotel la reciba, he hablado con un viejo amigo de Recursos Humanos y te aseguro que no encontrará trabajo en la ciudad, no la he visto, ni volvió a acercarse a Britt “Ok… cuanto más lejos, mejor…”

“¡Hola amor!” capté la voz de Rachel pero seguida de su enérgica voz un apagado saludo escuché “Hola, Quinn…” Quinn dudaba y balbuceaba algo incomprensible, “Rachel, Britt…” dijo con nerviosismo y comprendí que nuestra charla debía terminar. Escuchar la tenue voz de Britt me estremeció “Quinn, llámame mañana” le dije pero a la vez que yo decía eso, Rachel articuló sus palabras: “¿Con quién hablas?” Hubo un leve silencio, corto pero tortuoso para mi amiga y para mí, “Dile que soy yo” le dije, esperaba escuchar nuevamente la voz de Britt pero Quinn dijo: “No hace falta, ya se dio cuenta, ¿te llamo mañana?”, mi pecho se comprimió un poco, sensación que experimentaba todos los días al pensar en Britt, pero ahora era con más intensidad dado que ella estaba al otro lado de la línea, seguramente mirando con tristeza a Quinn, “Esperaré tu llamada”.



…………………………………..



“Mañana tienes que venir a cenar San”, había dicho Quinn, si bien había aceptado, intuía que eso era una especie de trampa. No le había preguntado pero de seguro Britt ya estaba enterada de mi regreso, quizás la cena incluía su presencia.

La charla del día anterior me proporcionó mucha información, Britt frecuentaba mi casa, sufría mi ausencia tal como yo sufría la suya. Ambas nos queríamos y sufríamos por eso.
Me di cuenta que la lucha entre la razón y el corazón no daba para más, hacerle caso a uno solo no me ayudaría, yo soy la razón, Britt es mi corazón, ¿cómo podemos estar separadas? Decidí unirnos, razón y corazón…

Tal vez suene trillada la frase pero me funcionó: hay que amar con el corazón usando la razón, pues esa fue mi decisión, amo a Britt y dejarla sería un grave error, cuando uno ama debe atreverse a luchar por ese amor, ser valiente. Si bien ella dudó de mí y eso me dolió y fue la causa de mi alejamiento, siendo sincera, mi amor por ella puede más que esa situación, ella me quiere de eso no dudo, de lo contrario no estaría sufriendo como lo está haciendo y depende de mí demostrarle cuánto la amo para hacer que ella me ame. Tengo que arriesgarme, puedo perder o ganar, pero me tengo que arriesgar…

Y mi orgullo se enfureció aún más, me vio destrozada y exiliada en un lugar alejado que me protegía del dolor y la decepción, pensó que le ganaría al amor y espera impacientemente el momento de cantar victoria y salir nuevamente para destruir a quien quisiera hacerme daño, pretendía construir un muro en contra de una rubia hermosa de ojos color cielo, pretendía que hiciera “de tripas corazón” y siguiera adelante como la López que soy, “¿Brittany Pierce? Agua pasada” repetía él, pero, algo en mi cuerpo se estremecía ante esa idea, nada había pasado, todo estaba latente y ese muro que siempre he mostrado a todas las personas no sería lo suficientemente grande o fuerte como para detener lo inminente; verla y sonreír como boba, sentirme nerviosa y buscar la manera de no alejarme de su lado; Britt, mi Britt, podría contra ese muro de orgullo sin siquiera hacer mucho esfuerzo y todo por el simple hecho de que estoy completamente enamorada de ella, embrujada, encantada…

El orgullo debería mantenerse ahí quietecito, sin protestar pues la dueña de mi corazón con su mirada ordenaba que la amara, así de simple, mi cuerpo embrujado sólo respondía a aquella necesidad humana, amarla y desear que me ame de la misma manera en la que yo lo hacía.

Al igual que yo, el orgullo blanqueaba los ojos y me miraba con cierto recelo, una idea tenía entre manos, algo así como un as bajo la manga, pensé qué podría ser…

¡Oh sí!… Eso…

Tal vez Britt no desee verme, sería comprensible, comprensible y una vez más, doloroso, pero debo volver. Las energías de mi cuerpo me piden a gritos regresar y contemplar la belleza de sus ojos, verla bailar y sentir su aroma penetrar mi piel, envolviéndome en una burbuja de amor, sentir el cálido roce de sus dedos en mi cuerpo, admirar su sonrisa y escuchar el leve tono de su voz, sonreír ante la mirada juguetona que me proporciona cada vez que me habla, admirar todo de ella, amarla sin medida.

Mi orgullo tenía una buena jugada bajo la manga, pero nada estaba dicho, esto apenas comenzaba, él no quiere verse arruinado, esto le haría mal a mi reputación, pero se trataba de Britt, no era cualquier persona, en absoluto.

Recordé lo que mi abuelo me dijo aquella vez que charlamos cuando dudaba si estaba enamorada de Britt… “…no somos fáciles de enamorarnos pero cuando lo hacemos es de una sola persona y es quien marca nuestras vidas para siempre, son como nuestro complemento, una simple semilla que al unirse con nosotros crece día a día y siembra las raíces de algo enorme y eterno (…) si estás enamorada piensa, a tu corazón lo conquistó quien realmente te merece, lucha por ese amor y los frutos llegarán con el tiempo, es el destino de los López hija…”

No había vuelta atrás, ella debía estar conmigo y lucharía para que eso fuera así, mi cuerpo la necesitaba, no dejé de pensar en ella, me volvería loca si no está a mi lado el resto de mi vida.

Me recosté en el sofá totalmente embobada con la imagen de ella en mi cabeza, tomé mi celular y comencé a ver un video donde ella baila, recorro su cuerpo centímetro a centímetro con mis ojos, deseando estar allí en ese lugar y pararme en frente de ella sólo para besarla y estrecharla entre mis brazos, que mis piernas me fallen y deslizarme por el suelo o por el aire junto a ella y volar entre la pasión que nos envuelve…

El video terminó y volví a reproducirlo para perderme una vez más en mi fantasía…

El tiempo pasaba lento, Carla me llamó confirmando el viaje y cerciorándose de que todo estuviera en orden. Mi abuelo estaba contento con mi vuelta a casa y mi nana ni que decirles…

Varias personas que sabían lo que había entre Britt y yo, nos apoyaban y querían que todo esto se arreglase y que estuviéramos bien. Nada de malo hay en nuestra relación y mi nana me reprocha el hecho de que aún no haya hablado con mi abuelo sobre mi relación con Britt.

Los temores al rechazo reaparecían, y mi relación con Britt estaba en un estado delicado, no es el momento adecuado, aún no, lamento la insistencia pero aún no puedo hablar con él, no me resulta un tema del cual pueda hablar como si nada, es difícil, muy difícil para mí y sin Britt a mi lado no puedo enfrentar nada, la necesito, tanto o más que al mismísimo aire.



……………………………..



La tarde se acentuaba en la ciudad, el color anaranjado cubría el horizonte del cielo, las nubes eran casi imperceptibles desde el lugar donde me encontraba. El aire neoyorquino traspasó mi cuerpo, una extraña sensación se adueñó de mí, estaba en casa. Desde lo alto cerré mis ojos, respiré el aire fresco de la tarde y me estremecí al darme cuenta en donde estaba, no parecía real esta escena, pero deseaba estar aquí. Uno a uno bajé los escalones y noté a lo lejos unas siluetas, mi corazón dio un salto al darme cuenta de quienes eran.

Una sonrisa invadió mi rostro, mis piernas parecían adormecidas, no avanzaba rápido aunque quería correr, me acerqué con tranquilidad y aquellas siluetas hacían lo mismo. Mi nana me estrechó entre sus brazos y me besaba con lágrimas en los ojos, me bendijo sin apenas poder hablar, me besó en la frente y concedió su lugar a una rubia que lloraba igual que yo.

Quinn me abrazó con fuerza, “Te extrañé San” me dijo y nos fundimos en un abrazo más… de a poco el agarre entre nosotras se hizo leve y noté al hombre que estaba allí viéndome, el mismo hombre que tantos años cuidó de mi, noté en su mirada la furia, la impotencia y la necesidad de protegerme ante cualquier situación; me acerqué a él y como si fuera una niña pequeña me abracé a él llorando…

Las lágrimas recorrían mi rostro, mis fuerzas se desvanecían, abandonaban mi cuerpo, mi abuelo me sostenía con firmeza, sus brazos me rodeaban y el trataba de tranquilizarme “Shhh… pequeña, estoy contigo…” me decía. Quería que me protegiese, no deseaba abandonar sus protectores brazos, “Abuelo…” logré balbucear y lo miré, sus ojos estaban rojos por la furia y el llanto, con mi mano acaricié su rostro cargado de arrugas y gestos severos, parecía tener más canas de las que recuerdo, con mi mano aún en su rostro quería decirle que estaría bien, que no se preocupara pero realmente lo necesitaba, necesitaba su protección, sin embargo: “Estaré bien abuelo, te extrañé…” eso le dije. Él no pareció convencerse, besé su mejilla y volvimos a abrazarnos mientras el sol se ocultaba y New York era envuelto por la oscuridad junto con la leve brisa de otoño que se unía a la fuerza de los brazos que me cuidaban, permaneciendo latente en la piel de nosotros.

Ni rastros del sol quedaban, sólo los ojos rojos que delataban el recorrido de las lágrimas, mi abuelo me tomó de la mano con posesión, me acercaron la maleta y nos dirigimos hacia la salida.

Quinn fue en su auto, yo subí con ella en la parte delantera, mi nana y mi abuelo iban en la parte de atrás. El camino hacia casa era silencioso, Quinn puso algo de música como para hacer más ameno el viaje.

Miraba los edificios, la ciudad en sí, ella no estaba lejos, en un movimiento desapercibido miré hacia atrás, mi nana tomó la mano de mi abuelo y él la sujetó con firmeza. Ese leve gesto me sorprendió, representaba la unión entre dos personas que apreciaba muchísimo, lo que necesitaba en estos momentos, estar en casa con ellos dos me hace sentir protegida. Sonreí mirando a Quinn, ella correspondió mi gesto.

Abrí la puerta de mi habitación y el perfume de Britt me invadió, ¡extrañaba su aroma! Dejé mi maleta al lado de la cama, me recosté y allí podía percibir más el aroma del perfume de mi rubia. Quinn entró en la habitación, se sentó a mi lado, me miraba como no entendiendo que realmente estaba allí, “La habitación huele a Britt” le dije, ella sonrió y agregó: “¿No te comenté que a veces se quedaba a dormir aquí? Hasta su gato se ha quedado…” Sonreí y miré hacia el techo de la habitación, mi amiga me imitó, tomó mi mano y la apretó, “Me alegra que hayas vuelto”, presioné su mano, “A mí también…” logré decir.

Permanecimos un buen rato en silencio, yo me preguntaba dónde estaría Britt, ¿debería ir a verla ahora mismo? Como si hubiera dicho ese pensamiento en voz alta, Quinn dijo: “Britt está con Rach en el departamento, ¿nos vamos?”

Giré mi cabeza para encontrar su mirada verde sobre mi rostro, pensé en todo el tiempo que pasó, amaba a Britt y quería verla ya, pero, los nervios volvieron a invadirme, tal y como sucedió cuando me di cuenta que estaba enamorada de ella, por mi mente pasó un leve recuerdo, el momento donde la revelación de mi vida se hizo presente, el momento justo cuando discerní que estaba enamorada de ella, ¿cómo lo supe? Fue fácil en ese instante, simplemente la vi y ahí me di cuenta del amor que ella hizo nacer en mí; estaba a punto de verla y la adrenalina se apoderó de mi cuerpo.

“Vamos” le dije a Quinn, ella sonrió y preguntó: “¿En qué piensas San?”, me levanté y aspiré el aroma de Britt, miré a mi amiga y le confesé mis pensamientos: “Estaba pensando en el momento donde me di cuenta que me enamoré de Britt”.

Salimos de mi habitación, en mi mente mi voz cantaba una canción, dedicada para Britt, ni bien tenga la oportunidad se la cantaré y ella escuchará lo siguiente:

Right there
In the middle of a conversation
Wasn’t anything special you said
It was just there

Justo ahi
En medio de nuestra charla
No dijiste nada especial
y fue justo en ese momento.

Right then
I didn't have time even to overthink it
I loved you and all of a sudden
I was all in

En ese momento
No tenía tiempo para pensarlo
te amaba, y de repente todo estaba ahí.

It's like my knees are all weak and the butterflies
They were dancing and taking all of my air
From that moment on it was very clear

Es como si mis rodillas se desvanecen y las mariposas
siguen bailando y me sacan todo el aire
y en ese momento todo fue claro

That's when I knew I fell in love
That's when I knew you were the one
That's when I knew you stole my heart away from me
That's when I knew that I was sunk
That was the moment that I knew I was in love
That's when I knew
That's when I knew
That's when I knew

Fue entonces cuando supe que me enamoré
Fue entonces cuando supe que eras la indicada
Fue entonces cuando supe que robaste mi corazón y lo llevaste lejos
Fue entonces cuando supe que estaba en lo profundo
Ese fue el momento en que supe que estaba enamorada
Fue entonces cuando supe
Fue entonces cuando supe
Fue entonces cuando supe

That day
I didn't know we were going where the night would end
I didn't know there was something brewing and if it was
I didn't know how much I care

Ese día no sabía que terminaríamos donde culmina la noche
Yo no sabía que había algo preparado y asi fue
No sabía cuánto me importabas

That touch When you barely held my hand I was overcome
With feelings I don't understand Not in a million years I didn't think that we'd be here

Ese toque. cuando apenas agarraste mi mano y te apoderaste de mí
Con esos sentimientos que no entiendo
Ni en un millón de años, hubiese pensado que estaríamos aquí

It's like my knees are all weak and the butterflies
Got me dancing and taking all of my air
From that moment on it was very very very very clear

Es como si mis rodillas se desvanecen y las mariposas
siguen bailando y me sacan todo el aire
y en ese momento todo fue claro

[Chorus:]
That's when I knew I fell in love
That's when I knew you were the one
That's when I knew you stole my heart away from me
That's when I knew that I was sunk
That was the moment that I knew I was in love
That's when I knew
That's when I knew
That's when I knew
Don't you know it?
Hey
That's when I knew Baby
That's when I knew
That's when I knew

[Estribillo:]
Fue entonces cuando supe que me enamoré
Fue entonces cuando supe que eras la indicada
Fue entonces cuando supe que robaste mi corazón y lo llevaste lejos
Fue entonces cuando supe que estaba en lo profundo
Ese fue el momento en que supe que estaba enamorada
Fue entonces cuando supe
Fue entonces cuando supe
Fue entonces cuando supe
¿No lo sabias?
hey cariño
Fue entonces cuando supe
Fue entonces cuando supe
Fue entonces cuando supe

Baby
Bebé

You know (that?) you know
You know what you feel
And there's no denying
That love is for real
There is nothing to do
Just let it in
Gotta surrender

sabias eso? Lo sabias. Sabes lo que sientes
Y no hay que negarlo
Ese amor es verdadero
No podemos hacer nada mas que dejarlo ser y entregarse
[Chorus:]
That's when I knew I fell in love
That's when I knew you were the one
That's when I knew you stole my heart away from me
That's when I knew that I was sunk
That was the moment that I knew I fell in love
(That's when I knew)
(That's when I knew)
(That's when I knew)
That’s when I knew with that minute
That’s when I knew it was that beautiful
Sometimes you get it, sometimes you get it
That’s when I knew it baby
Yeah, that’s when I knew
That’s when I knew we fell in love

[Estribillo:]
Fue entonces cuando supe que me enamoré
Fue entonces cuando supe que eras la indicada
Fue entonces cuando supe que robaste mi corazón y lo llevaste lejos
Fue entonces cuando supe que estaba en lo profundo
Ese fue el momento en que supe que estaba enamorada
Fue entonces cuando supe
Fue entonces cuando supe
Fue entonces cuando supe
Fue entonces cuando supe con ese minuto
Fue entonces cuando supe que era tan hermosa
A veces se consigue, a veces tienes que conseguirlo
Fue entonces cuando lo supe cariño
Sí, ahí fue cuando lo supe
Fue entonces cuando supe que nos enamoramos