FanFic BRITTANA La verdad sobre el amor

Chicas! Aquí les dejo una nueva actualización. Disculpen la demora.
Debo agradecer los comentarios, a pesar de que tardo en actualizar lo mismo comentan y eso es muy reconfortante. Les agradezco enormemente que se tomen un tiempo para leer y comentar.

Capítulo dedicado a las lectoras locas de las teorias... ja!
Besos! Que lo disfruten!


Capítulo 21 parte 2: La propuesta.



Me encontraba en la oficina pensando en los acontecimientos de la noche anterior, fue imposible no beber unas copas de alcohol a pesar de haber dicho que no lo haría. No tenía resaca, ni me embriagué y eso que con Fabiola habíamos tomado botella y media de vino. Denis entró en la oficina con la agenda del día, muchas reuniones y papeleo. Yo seguía esperando a Britt, necesitaba saber qué pasó en su cena con Sam.

Algunos minutos pasaron y noté que Harry llegaba con Sam, me dirigieron una mirada y se adentraron en su oficina. Britt llegó unos segundos después que ellos. Al ver a Denis la saludó con cordialidad pero le pidió que nos dejara un momento a solas y que nadie nos interrumpiera mientras ella no le avisaba que ya estábamos desocupadas. “Claro, Britt” contestó Denis mirándome y esperando una aprobación para acatar esa orden. Asentí y ella salió.

Britt se sentó frente a mí, con el escritorio entre ambas. Me miró y empezó a hablar.

- ¿Qué hiciste anoche?
- ¿Después de que te fueras a cenar con Sam? Me fui a mi casa.
- Fui a cenar con él porque así me lo pediste. ¿Con quién te fuiste?

No respondí, ¿ella ya lo sabía? Al ver que no hablé, continuó.

- Vi como te ibas con Fabiola -silencio- traté de no perder la cordura, San… pero Sam me aseguró que seguro estaría en tu casa después de cenar… y así fue. Su auto estaba en tu casa.
- Britt, detente…

Sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. Me puse de pie y me arrodillé ante ella, me miró fijamente y exclamó: “No me mientas, dime qué pasó”. No sé que me dolía más, verla llorar o sentir que comenzaba a desconfiar de mí. Besé sus labios por un breve instante “Santana” dijo ella entre un sollozo y depositó sus manos en mi rostro, cerré mis ojos para sentir su caricia y le dije lo que pasó “Estaba sola en el teatro, Fabiola se ofreció a llevarme… necesitaba una copa, Britt -suspiré- ver cómo te ibas con Sam me hizo enloquecer de celos. No pasó nada con Fabiola sólo me acompañó a tomar unas copas” ella apoyó su frente en la mía sin dejar de acariciar mi rostro, cerró sus ojos y me besó, me incorporé sin dejar de besarla, ella se aferró a mí y siguió besándome. De a poco nos separamos, ella clavó su mirada azul en mí, sus ojos llorosos me derretían “Te amo Britt, nunca te engañaría, me duele verte así y duele que no confíes en mí”, ella me besó y agregó “Confío en ti, San. Sólo que cuando te vi con ella… me dieron celos”. La besé una vez más y nos abrazamos con fuerza. “Sam aprovechará cualquier cosa para hacer que dudes de mí, tienes que confiar en mí, Britt”. Ella pareció avergonzarse de su actitud, me miró fijamente y dijo “Confío en ti. Te amo”. Nos sentamos en el sofá, limpié sus lágrimas con mis dedos y dejé un beso en cada uno de sus parpados, ella acarició mi rostro y me besó dulcemente en los labios.

- Cuéntame que pasó en la cena. No sabía que tus padres irían.
- Yo tampoco, San. Sam fue a buscarme en el camerino y me dijo que iríamos con ellos. Se están reconciliado, ¿lo notaste?
- Si -dije dejando un beso en sus labios.
- No sé que habrá pretendido Sam pero no me gustó lo que dijo en la cena -fruncí mi ceño y ella continuó- Dijo que él me extrañaba y que su vida no tenía sentido si yo no estaba con él. Me pidió que nos casáramos, qué él estaba dispuesto a enamorarme nuevamente -quedé helada.
- ¿Te pidió casamiento?
- Delante de mis padres -Britt me dijo eso totalmente sorprendida.
- ¿Qué dijeron tus papás?
- Papá estaba nervioso y mamá sorprendida, le dije a Sam que no podía aceptar eso porque lo nuestro hace tiempo que había terminado. No dijo tu nombre pero dio a entender que sólo querías seducirme, llevarme a la cama y luego desecharme -me enfurecí- Papá se enfureció y le dijo que midiera sus palabras, una porque se estaba dirigiendo a mí y además porque él no conocía nada acerca de la persona que estaba conmigo.
- ¿Harry dijo eso?
- Si, San… ¿Te das cuenta? Él nos defendió.
- De cierta forma es como si aceptara nuestra relación -ella me besó en los labios y asintió.
- Sam estaba desesperado. Papá dio por concluida la cena y nos retiramos, pero antes de irme él me dijo que pasara por tu casa y vería que él no mentía cuando decía que tú sólo querías usarme dado que estarías con Fabiola. Le pedí a papá que pasara por tu casa, él no entendió porque le pedía eso pero pasamos por ahí. Me puse triste, muchas ideas rondaron mi cabeza, antes de dormirme mamá me preguntó qué pasaba, papá también estaba preocupado, le comenté lo que Sam me dijo y ella me dijo que hablara contigo antes de imaginarme cosas.

Ella me acarició, me besó y fijó su mirada en mí “Sentí celos, San” dijo y la besé con efusividad para eliminar la desconfianza de su mente. “Ambas pasamos una noche horrible, pero ya pasó” le dije reanudando el beso.

Luego de un momento más sólo para nosotras, ella se separó de mí diciendo: “Creo que es momento de comenzar a trabajar”. Me dio un beso y fue a la puerta, sacó su cabeza para afuera y le hizo un gesto a Denis. Al instante entró ella junto con Carla y comenzamos a trabajar. Britt nos deleitaba con una selección de canciones que se reproducían a través de su celular.

A media mañana Fabiola entró en la oficina. Ella me sonrió y saludó a todas con su característica simpatía. Britt la saludó pero noté que ambas se miraron a los ojos unos segundos más. Fabiola fue la primera que apartó la mirada de Britt y dijo “La sala está lista, ¿comenzamos?”. Asentí y me dirigí con ella y Denis a la sala de conferencias.



……………………………..



Las reuniones terminaron justo a la hora del almuerzo, no tenía programado ningún almuerzo con nadie así que podría estar con Britt. Denis estaba organizando una serie de papeles en la sala de conferencia y le consulté mi agenda para la tarde. “Dos reuniones simples, un par de firmas y para finalizar una reunión con Harry, él la solicitó”. Asentí y me dirigí a la oficina de mi abuelo. Britt no estaba allí. Tal vez se haya ido a cenar con alguien más. Me dirigía a buscar a Quinn, abrí la puerta de su oficina, ella estaba con Rachel y Britt. “¡Santana! -Exclamó Rachel- Britt nos está contando lo que le pasó anoche, ven, almuerza con nosotras” miré a la mesa y había comida china servida, me senté al lado de Britt besándola en la mejilla con delicadeza, Rachel sonrió y le dirigió una mirada a Quinn.

- Entonces, Britt… Harry las defendió y ¿qué más? -preguntó Rachel.
- Sam no dijo nada más, papá decidió volver a casa y así lo hicimos.
- ¿Te ha dicho algo hoy?
- No… no creo que se atreva a insistir.
- Eso espero -dije y le di un mordisco al sushi.
- ¡Pero qué valor el de él! ¿pedirte matrimonio así como si nada? ¡Y ni siquiera son pareja! -dijo Rachel.
- Lo más llamativo es que lo hizo delante de tus padres, ¿habrá creído que ellos lo apoyarían y que a base de presiones aceptarías? -dijo Quinn.
- No lo sé… me sorprendió que me lo propusiera.
- Y no fue nada romántico… -agregó Rachel- pedirle matrimonio a alguien es un instante especial, un alma acepta unirse de por vida a otra alma, el romanticismo está a flor de piel, el amor se reconfirma en ese instante donde la otra persona acepta seguir el mismo camino que la persona amada -suspiró- ¡Oh, Dios! el amor lo es todo en un matrimonio, no se lo puede andar pidiendo a la ligera, así como así.

Con Quinn nos miramos un instante al escuchar hablar a Rachel.

- Sam está enamorado - dijo Quinn, la miré seriamente- lo lamento Santana pero esa es la realidad y tal vez pensó que al proponerle matrimonio cambiaría el rumbo de las cosas.
- Pero Quinn, ¿Sam está ciego o qué? Él no acepta que Britt se haya enamorado de otra persona, ¿en qué cabeza cabe la idea descabellada de pedirle matrimonio después de haberse separado? Casarse no es un juego, es algo muy serio. Muchas personas no están preparadas para casarse y lo hacen, al poco tiempo se dan cuenta que fue un error y se arrepienten, de esa manera llegan las infidelidades. ¿Y todo por qué? Por precipitarse y casarse cuando no era el momento -respondió Rachel.
- Yo no me siento preparada para casarme aún -dijo Britt- ¿Cuándo se supone que es el momento adecuado para casarse?
- Cuando ambas personas están seguras que juntas podrán vivir día a día sin importarles si son días buenos o malos -dijo Rachel.

Britt me miró y me sonrió. La besé y le dije “Entonces tú y yo vamos a casarnos algún día”, Britt se ruborizó y me devolvió el beso, abrazándose a mí, “Será la mejor boda de la historia” sentenció ella. Rachel sólo nos miraba con devoción, le dirigió otra mirada a Quinn, ellas se entendían en ese intercambio de miradas secretas porque mi amiga sonrió de una manera diferente.

Terminamos de almorzar y Rachel llevó a Britt al teatro. Quinn lucía intranquila.

- ¿La escuchaste, Santana?
- ¿A Rachel? ¿Cómo no hacerlo si habla todo el tiempo?
- López… -dijo en tono de reproche.
- Quinn, ¿acaso estás dudando en casarte con ella?
- ¡No! Solo que no sé si será el momento adecuado. ¿Ella sentirá lo mismo que yo?
- Rachel está loca por ti, si tantas dudas tienes ¡pregúntaselo!, estoy segura que aceptará ser tu esposa.

Quinn sonrió, cubrió sus ojos con sus manos e inclinó la cabeza hacia atrás murmurando “¡Dios, la amo! ¡Ella será mi esposa, lo será!”.

Luego de los delirios amorosos de mi amiga regresé al trabajo. Fabiola no tuvo oportunidad de preguntarme algo personal, cuestión que agradecí al destino dado que no deseaba hablar con ella sobre Britt. No después de lo que había ocurrido anoche. Si bien no hicimos nada incorrecto, ella deseaba que algo ocurriese y me abofetee mentalmente por haberla invitado a entrar a mi casa. Ella lucía segura de sí misma ni bien ingresó a casa, se acomodó en el sillón, se sacó su sweater y la camiseta que llevaba se ceñía a su cuerpo. Mientras tomaba vino lo saboreaba con delicadeza y me sonreía cada vez que dejaba de hablar. Era atractiva, seductora e inteligente, desde que me recogió en el teatro, con sutileza comenzó a coquetear pero jamás hizo alguna propuesta indecente, sabía que me negaría pero estoy segura que ante la primera oportunidad ella la hubiera aprovechado y habríamos terminado liadas. Quizás pensó que el alcohol estaría de su lado pero nada de eso ocurrió. Pensé en Britt, la extrañaba y quería hacer con ella todo lo que Fabiola pretendía conmigo, quería que ella estuviera a mi lado. Miré la botella medio vacía, perdón, la segunda botella medio vacía y me dije que era suficiente por esa noche. Me despedí de Fabiola y me lancé a la cama imaginando que en algún momento, mi rubia de ojos azules entraría y se abrazaría a mi cuerpo, besándome y a la vez dejándome sin respiración por el contacto de su tibia piel con la mía.



………………………..



La tarde transcurrió rápidamente y era momento de tener la reunión con Harry. Él entró en la oficina junto con Sam. Revisamos una serie de papeles pero la hostilidad de Sam hacia mí era más que perceptible. Trataba de no hablarme ni siquiera mirarme pero estaba delante de mí. La situación fue incómoda, si bien él no era de mi agrado no lo trataba mal al momento de trabajar juntos. Él no podía separar lo personal de lo profesional. En un momento dado pidió permiso para retirarse pues no se encontraba bien. Harry ni lo miró y le dijo que podía retirarse. Sam salió por la puerta sin dirigirnos una mirada ni despidiéndose.

El que si me miró fue Harry, observaba mis gestos pero mi rostro no se inmutó por la presencia ni la ausencia de Sam. Nos encontrábamos solos comparando balances, analizando las últimas acciones realizadas, reorganizando las prioridades empresariales de toda la empresa.

- ¿Sueles hacer esto con mi abuelo? -consulté- ¿ó sólo lo haces porque estoy al mando?
- Ambas cosas… Confío en ti pero no está de mal revisar el trabajo. ¿Hay alguna duda?
- Por el momento no… es muy cansador estar al mando de todo, este trabajo nos consume, pero no me imagino haciendo otra cosa.

Él me miró y se acomodó en su sillón “Suena a algo parecido que una vez me dijo tu padre cuando nos conocimos, él amaba este trabajo”. Ambos sonreímos con nostalgia tal vez imaginándolo, no sé qué imagen habrá rememorado Harry en su mente pero yo recordé cuando papá me llevaba de la mano camino al ascensor de este edificio, mientras él intercambiaba palabras con alguien yo presionaba el botón del ascensor que nos llevaba a esta misma oficina en la que estamos. Al abrirse las puertas yo corría en busca de mi abuelo, siempre envuelto en una pila de papeles y gente a su alrededor, sin importarme qué hacía o con quien estaba me lanzaba a sus brazos. Papá llegaba al instante, siempre charlando con alguien, tenía una soltura única, al hablar agitaba sus manos y cuando empezaba a fanfarronear metía una mano en el bolsillo del pantalón y agitaba la otra. Sonreía a menudo y esa sonrisa quedará plasmada en mí hasta por el resto que me quedé de vida.

- Santana, ahora desearía que dejemos de lado el trabajo, necesito hablar contigo sobre Britt.
- Cómo quieras, Harry.
- Santana, -él tomó aire y no sabía cómo formular la pregunta, lucía confundido- anoche fue una cena no tan agradable, supongo Britt ya te puso al tanto -asentí- Pues no sé qué sucedió después pero Britt no estaba bien… yo… no sé cómo hablar de esto, es muy complicado… Sam no tuvo nada que ver en su estado de ánimo, Britt me pidió que pasamos por tu casa y estaba triste, ¿Acaso pasó algo? Me atrevo a preguntártelo porque ni Britt ni mi esposa me dirán lo que sucede, ambas te protegen, te quieren pero, Santana, yo necesito saber qué está pasando con mi hija.
- No voy a mentirte, Harry, pero Sam es el responsable de todo esto. Yo acepto que ustedes se conozcan desde hace mucho tiempo y que para ti seguro es el hombre ideal para Britt pero ella ya no está con él y no volverá con él, sin embargo, está empecinado en re-conquistarla y en ese afán de recuperarla inventa cosas en mi contra. No sé qué concepto tienes de mi, Harry, los rumores sobre mí no me favorecen pero te aclaro una vez más que no quiero hacerle daño a Britt, no podría hacer eso porque la quiero.

Él me escuchó atentamente pero noté que estaba incómodo.

- Santana yo no me guio de los rumores. Vi a Britt mal y eso me transforma en un ser irracional capaz hasta de matar a alguien -suspiró- Es mi hija, Santana, te pido por favor que la cuides.
- Lo hago, Harry.

Él asintió con la cabeza, tomó sus papeles y se retiró diciendo “Hasta mañana, Santana”. Cerré mis ojos y suspiré con fuerza, él comenzaba a bajar la guardia.

Al terminar la charla con Harry, me fui a casa. Me di un baño rápido y me alisté para ir al teatro a ver a mi chica.
No pude llegar antes de que ella saliera a escena, pero me encontré en el palco con Rachel y Quinn. Ambas me saludaron y me dijeron que estaban allí para invitarnos a cenar luego de la función. Asentí, no creo que Britt se negara.
Nos acomodamos en nuestras butacas, noté que el rostro de Quinn ocultaba algo, miraba a Rachel de una manera especial, me brindó una mirada cómplice y besó la mejilla del hobbit, blanquee mis ojos y supe de que se trataba, ella le pediría matrimonio a Rachel.

La función transcurrió y la gente se embelesaba con el baile de Britt, al final le regalaron un ramo de flores enorme y le brindaron aplausos de pie, el ramo de flores era de parte del gobernador de la ciudad, quien se dio lugar para asistir a la obra y el cual aplaudía de pie mientras sonreía al público porque un presentador le agradecía su presencia en el teatro.

La gente comenzaba a dejar sus lugares y con las chicas íbamos en busca de Britt. La encontramos afuera de su camerino charlando con el gobernador quien se acercaba a ella de una manera que no me agradaba. Él estaba acompañado de dos hombres y Britt se encontraba con Alexandra y Ryan. Ni bien me vio, Britt me sonrió y me hizo una seña para que me acercara con Quinn y Reich. Nos presentaron y saludamos con cordialidad al gobernador quien ni ante nuestra presencia dejaba de mirar a Britt. Ella se disculpó y se retiró tomando mi mano y guiándome al interior de su camerino.

Una vez solas ella me miró con atención, la miré y nos tomamos de las manos. Sonrió levemente y depositó un suave beso en mis labios. Yo automáticamente cerré mis ojos para deleitarme con la caricia de sus labios en los míos y en mi mejilla. La abracé y la besé una vez más, sonriendo porque estaba a su lado. “Casi mato al gobernador” dije mientras la besaba, ella me devolvió el beso y agregó: “San, sólo tengo ojos para ti, confía en mí”. La besé una vez más y así permanecimos un buen rato hasta que le dije que de seguro las chicas nos esperaban para ir a cenar. Ella fue a ducharse y yo me acomodé en el sillón admirando la pared, allí noté que había una foto de nosotras juntas y las notas que le mandé con cada ramo de flores estaban alrededor formando un corazón. Britt había nombrado una palabra importante: confianza. Yo confiaba en ella pero ¿ella confiaba en mí? Traté de no pensar tanto en esa idea que me provocaba dolor, disfrutaría de la compañía de Britt porque aunque ciertas cosas lograban entristecerme no podría soportar estar lejos de ella.

Britt estuvo lista en apenas unos minutos. La miré y me enamoré un poco más, se acercó y dejó un beso en mi frente tomando mi mano para marcharnos de ese lugar. Al salir del teatro nos encontramos con algunos fotógrafos, Britt no soltó mi mano pero nuestro paso fue interrumpido, contestó algunas preguntas que le hicieron y emprendió camino hacia el auto de Quinn. Nos adentramos en él y ella aceleró. Ni bien dejamos atrás a los paparazzi Britt me besó dulcemente en los labios mientras Rachel decía:

- Sólo una diva puede dejar solo al gobernador de Nueva York y esa eres tú.
- Rachel, ese tipo no dejaba de mirar lascivamente a mi chica… por poco y lo mato.
- ¡Ja! ¡Ja! Créeme, Santana, de eso no hay duda.

Ellas sonrieron al unísono y besé a mi chica una vez más, ella enlazó sus brazos en mi cuello y descansó su frente en la mía. Recorrimos la ciudad, abrazadas, ella bostezó y se acomodó en mi pecho. “Estás muy cansada, Britt” le dije y ella sólo asintió ejerciendo presión en su abrazo. Quinn al parecer nos llevaba a un lugar especial, se detuvo en un semáforo y miré hacia una pared en la cual había frases escritas con aerosol. Leí los grafiti pero había uno que llamó mi atención y decía lo siguiente: La confianza es el resultado de un riesgo sufrido exitosamente… Mi mente volvió a leer esa frase una y otra vez como queriendo grabarla en mi mente y en mi alma. Britt notó que estaba absorta en algo que sobrepasaba el vidrio del auto, dirigió su aletargada mirada hacia lo que yo miraba y leyó lo que yo leía una y otra vez. Nos miramos con complicidad mientras Quinn avanzaba. La ciudad que nunca duerme esconde miles de sorpresas en sus calles, nos regaló a Britt y a mí un consejo que nos ayudaría a superar los miedos que teníamos. El riesgo que afrontamos con mucho dolor terminó exitosamente dado que ambas estábamos juntas, entonces, podríamos decir que confiábamos una en la otra. Ella me besó y me dijo “Te amo” mientras se abrazaba más a mí.

Quinn estacionó en un restaurante muy lujoso. Reservó una mesa especial para nosotras. El lugar era acogedor y la comida deliciosa. Había una banda en vivo quienes deleitaban a todos con los suaves acordes de sus instrumentos.

Cada una comenzó a comentar lo sobresaliente del día, hasta comentar la presencia del gobernador en el teatro y el revuelo que se armó cuando Britt lo dejó en compañía de los demás y se marchó. Los periodistas estaban atentos a los movimientos del personaje político, al parecer ellos también notaron las miradas que le brindaba a Britt y se burlaban por el desplante de mi chica.

En un momento Quinn pidió permiso para ir a pedir la cuenta, la velada estaba por terminar. Rachel notó que Britt estaba muy cansada y le dijo que debería descansar un poco más, de lo contrario el estrés haría estragos en su salud. Comenzó a hablar sobre una rutina que ella aplicaba, la cual incluía yoga, comida sana y no sé que más, ella hablaba y hablaba hasta que los acordes de una canción hicieron que dejara de hablar abruptamente. Se quedó estática escuchando esos acordes y parecía que se concentraba al escuchar una voz que para mí también era conocida, mi oído se agudizaba, al parecer el de Rachel también, esa voz conocida comenzó a sonar más fuerte cuando la canción comenzaba. Dirigimos nuestra mirada hacia la parte donde la banda tocaba y allí se encontraba Quinn con sus ojos cerrados embrujada por la melodía que se desprendía de los instrumentos, se movía lentamente sosteniendo el micrófono entre sus manos. El movimiento de su cuerpo esbelto era sensual, y a la vez su cabellera rubia acompañaba el desplazamiento de ella por el pequeño escenario. Rachel pareció estar hipnotizada, miraba a Quinn con admiración, deseo y devoción. Sus ojos parecían estar a punto de soltar lágrimas cargadas de amor. Con Britt y un par de personas más éramos los que presenciábamos la pasión que se desbordaba de la voz de esa rubia que cantaba con sensualidad pero con Britt sólo éramos las espectadoras de la situación que afrontaba Rachel. Su estado de atónita nos sorprendió y pareció perderse entre los ojos claros de Quinn cuando ésta dirigió la mirada a su novia y le dedicaba las últimas estrofas de la canción. Mi amiga le sonrió con complicidad a Rachel, mientras la gente la aplaudía, dejó el micrófono y se dirigió con sutileza hacia su amada, cuando estuvo cerca Rachel se puso de pie y su cuerpo fue atrapado por Quinn, se entregaba a ella en ese acto de amor. Se abrazaron un instante ante la atenta mirada de todos los presentes, luego, Quinn la tomó de la cintura y la separó de su cuerpo sólo un poco para hacerle una seña a un mozo que se acercó con una bandeja decorada de flores, en el centro había un pequeño paquetito aterciopelado que fue tomado por las manos de Quinn, lo abrió y Rachel lloraba sin antes ver el contenido del paquetito, pero estoy segura que se imaginaba lo que era. Quinn la miraba con amor y deseo, sonrió y pronunció levemente su propuesta para luego dar lugar a una sonrisa llena de entusiasmo y nerviosismo. Britt tomó mi mano en ese momento con sus ojos rojos a causa de las lágrimas. Rachel se abalanzó sobre Quinn y selló aquel instante con un “Sí” y luego un beso pasional que desencadenó un aplauso masivo en el lugar. Quinn tomó la mano de Rachel e insertó en su dedo anular un anillo que brillaba tanto o casi igual que los ojos de ellas cuando sus miradas estaban fijas en el rostro de cada una. Como si todo no fuera más mágico, el cielo de la ciudad se cubrió de fuegos artificiales que se podían admirar desde el lugar en el cual nos encontrábamos. Quinn señaló el cielo cubierto de diversos colores y Rachel pareció morir de ternura por las cosas que su ahora prometida y futura esposa, hacía por ella. Se besaron una vez más y la gente parecía contagiarse del amor que se desplegaba por el lugar dado que algunos se dieron un casto beso o se tomaban de la mano.

La música invadió de nuevo el lugar y las chicas estaban inmersas en su propio mundo, las luces del lugar disminuían y ellas comenzaron a bailar lentamente al ritmo de la melodía, la gente su sumó al momento romántico; con Britt nos miramos y también nos pusimos a bailar.

Britt se aferraba a mí con sutileza, noté que estaba cansadísima pero a pesar de eso no quería marcharse, menos en un momento especial para nuestras amigas. Tomó mi mano y acarició el anillo que yo tenía en mi dedo anular, ese anillo que ella también tenía en su posesión, la miré y la besé levemente, nosotras también estábamos comprometidas. Seguimos bailando un poco más y le hice una seña a Quinn de que nos marchábamos, ella asintió y se quedó allí abrazada a su prometida.

Tomamos un taxi y nos dirigimos a casa de Britt. Ella se abrazó a mí con propiedad y se durmió levemente entre mis brazos. Todo el transcurso del viaje me vi inundada por su aroma y el acompasado ritmo de su respiración. Hundí mi rostro en su sedoso cabello y dejé una serie de besos en su cabeza. No quería separarme de ella, comenzaba a dolerme la idea de dormir en camas diferentes.

Llegamos a casa de Britt y ella me pidió que la acompañara. Le pagué al taxista y ambas nos dirigimos al interior del hogar. Las luces de su casa estaban apagadas, sigilosamente nos dirigimos a su habitación. Traté de detenerme apenas subimos unos escalones pero ella me dijo: “Por favor, San… ven conmigo”, sostuvo mi mano con fuerza y accedí. Miré hacia la habitación de los padres de Britt, al parecer ya dormían, Britt me arrastró hacia el interior de su alcoba y me besó suavemente. Se recostó en su cama y me puse encima de ella, en ningún momento dejamos de besarnos, ella me abrazaba y gemía, mi cabeza estuvo a punto de perder la razón cuando recordé el lugar en el cual estábamos, “Britt… tu papá puede venir” le dije entrecortadamente. Ella disminuyó sus besos y trató de controlar su respiración agitada. “San…” dijo con un halo de aire, “…te necesito…”. Besé sus labios y la observé entre la tenue luz de la noche, se veía cansada, abatida por tantas actividades y le dije lo siguiente: “Descansa, Britt-Britt, te prometo que el fin de semana será sólo para nosotras, sin interrupciones”. La besé unos minutos más, la desvestí y dejé dulces besos por algunas partes de su cuerpo, ella me acariciaba y antes de dejarme marchar me besó con efusividad. Ni bien apoyó su cabeza en la almohada se durmió. Acaricié su rostro y salí del lugar.

Al acercarme a las escaleras vi las luces de la sala prendidas, rogaba a Dios que si me topaba con alguien fuera Nicole. Miré por toda la sala desde las escaleras y no había nadie, entonces emprendí mi salida. Ni bien atravesé la sala, Harry se apareció en el umbral de la puerta de entrada. Lo miré sorprendida, él cerró la puerta tras de sí y carraspeó un poco antes de hablar: “¿Britt duerme?”, lo miré y asentí, “Bien, no veo tu auto afuera, ¿te llevo?”, asentí y esperé a que abriera la puerta para dirigirme a su auto, al salir noté que el auto estaba allí estacionado. Me subí en el asiento del copiloto, él entró y arrancó. Mientras manejaba comenzó a hablar:

- Vi cuando ambas llegaron. Pensé que no debería interrumpir, aunque pude hacerlo, es mi casa y es mi hija pero Nicole me recuerda a cada instante que no sea tan anticuado -hizo un gesto en el cual tomaba aire para continuar su soliloquio- Pero debo confesarte que me sorprendió ver que te ibas pronto. En realidad sólo bajé a buscar unos papeles que dejé en el auto -me miró y lo miré- Gracias por respetar a mi hija -me sonrió y centró su atención al camino.

No pude decir algo más. El resto del viaje estuvimos callados. Al estacionar afuera de mi casa decidí que al menos algunas palabras debería decirle.

- Gracias, Harry.
- No tienes nada que agradecer, Santana, no iba a dejar que vinieras sola.
- No es sólo porque me hayas traído… la verdad es que te aprecio y me alegra que podamos llevarnos bien, para Britt es importante que aceptes nuestra relación.
- ¿Me aprecias? -preguntó con sus ojos a punto de llorar- pensé que me odiarías por mi actitud.
- Nadie es perfecto, Harry, ni yo lo soy y mi conducta no fue buena hace un tiempo atrás, pero Britt me hace actuar de otra forma, ella me hace ser una mejor persona.

Nos miramos y estoy segura que ambos nos imaginábamos el rostro de Britt sonriendo. Él me sonrió a modo de despedida y salí del auto devolviéndole esa sonrisa sincera.



……………………..



Un día nuevo comenzaba en la oficina. Estaba con Denis revisando unos documentos cuando Carla entró en la oficina pidiendo hablar conmigo de forma privada. Denis entendió la indirecta y nos dejó solas.

- ¿Qué sucede? -consulté.
- Debes mirar esto -dijo acercándome la tablet.
- ¿De dónde sacaste esto? -dije con seriedad.
- Por lo menos tres páginas más han publicado las fotos.

La miré no comprendiendo lo que decía, mejor dicho, sí comprendía pero me sorprendía lo que estaba ocurriendo. Britt llegó en ese momento.

- ¡Hola! -dijo y dejó un beso en mis labios- ¿pasa algo? -preguntó y Carla le mostró la tablet.
- ¡Oh! -dijo mientras leía la información, frunció el ceño y agregó- ¿cómo saben que Quinn y Rachel se comprometieron?
- ¿Qué? -exclamé.
- ¿Cómo se enteraron tan rápido?
- Britt… lee bien.

Britt leía nuevamente frunciendo el ceño, la novedad no sólo era el compromiso de Quinn y Rachel sino que había un rumor sobre nosotras, había fotos en las cuales salíamos del teatro tomadas de las manos, abrazadas bailando en el restaurante y subiéndonos al taxi. Britt dirigió su mirada hacia mí, Carla nos dejó solas.

- ¿Estás preocupada? -consultó ella.
- Sólo pienso en lo que mi abuelo dirá si se entera de esto.

Ambas nos acercamos y nos abrazamos. Ella besó mis labios sutilmente, al ver que le sonreí intensificó la acción. La abracé con fuerza y comencé a hacerle cosquillas, ella reía y ese sonido era alimento para mi alma.

Decidí no preocuparme por lo que se diría de nosotras y enfrentar a mi abuelo en caso de que me hiciera algún planteo. “Empecemos a trabajar, San, me prometiste un fin de semana juntas”.

El trabajo nos consumió ese día, con Britt tuvimos poco tiempo para vernos, ni siquiera pudimos almorzar juntas, agregando que Harry tuvo que llevarla al teatro. En la oficina, durante la mañana de lo único que se hablaba era sobre el compromiso de Quinn, la mayoría preguntaba cuándo será la unión y si estarían invitados. Mi rubia amiga les sonreía y aclaraba que la fecha dependía del día que Rachel eligiera. Me comentó que Rachel estaba muy emocionada y ansiosa por comenzar a planear el gran día en que se uniría con Quinn por el resto de sus días. “Fue una noche mágica, eso me dijo ella… Dios, Santana, esto es maravilloso” me dijo mientras parecía rememorar los momentos que vivió con Reich la noche anterior.

Mientras charlábamos, apareció en la oficina mi abuelo. Lo miré con sorpresa dado que no le permitiría que se reincorpore al trabajo. Vi que ingresaba en la oficina sonriéndole a Quinn, me puse de pie para increparlo.

- ¿Qué haces aquí? -le dije.
- Tranquila, sólo vine a saludar a Quinn. Ya tengo mi guardián - dijo señalando a sus espaldas, venía con mi nana- Ven pequeña, te daré un abrazo.

Quinn se acercó a saludarlo, se fundieron en un abrazo mientras yo hacía pasar a mi nana al interior del lugar. Harry se acercó y nos saludó a todos, inclusive a Quinn, era inevitable que nadie se enterase de su compromiso. Mi nana la abrazó con dulzura y dejó besos en sus mejillas.

- ¿Dónde está Britt? -consultó mi abuelo.
- Está en una reunión, abuelo.
- Bien, ya que todos están aquí les aviso que esta noche cenaremos en casa, en honor a Quinn y Rachel. Harry, lleva a Nicole y a Britt, será una gran velada.

Todos le sonrieron y mi abuelo se fue cuando mi nana le hizo una seña. Quinn notó eso y sonrió mirándome, le correspondí de la misma manera. Mi abuelo notó nuestra complicidad y antes de irse dijo: “No se acostumbren, chicas, esta oficina es mía todavía”. Quinn lanzó una carcajada “Jefa, amenazan con quitarle el puesto”, sonreí una vez más y agregué “Veremos si eso pasa don López, veremos”. Él sonrió y se fue apurado dado que mi nana lo esperaba en el pasillo.

- ¡Wow! Gustavo López, el gran empresario de Nueva York, ¿siguiendo órdenes de mujeres?
- Pues sí, los López tenemos una debilidad por las mujeres.

Quinn sonrió y se marchó riéndose de mi cara de boba, dado que me imaginaba al lado de mi debilidad, besándola y abrazándola.

Antes de salir de la empresa Harry me dijo que él iría a buscar a Britt al teatro y nos llevaría a ambas a mi casa para cenar con mi abuelo. Le sonreí y acepté su propuesta. Ni bien nos separamos me llegó un mensaje de Britt, ella me decía que Harry le contó sobre la invitación de mi abuelo, decidí llamarla.

- Hola, Britt…
- ¡San! Te extraño… ¿vendrás por mí?
- Sí, amor… Recién hablé con Harry y me dijo que él nos llevará a mi casa luego de la función.
- ¿En serio? Eso es genial… ¿verdad?
- Claro que lo es…-sonreí- Te amo…
- También te amo, San.
- Luego nos vemos, preciosa, te amo.
- Te estaré esperando.

La comunicación terminó, guardé mi teléfono en el bolso y mientras caminaba hacia el ascensor vi que detrás de mí estaba Sam, mirándome fijamente, con rabia en sus pupilas claras. No sé que tanto habrá escuchado de mi charla con Britt dado que él estaba relativamente cerca. Las puertas del ascensor se cerraban y él se quedó quieto en el lugar que estaba sin dejar de mirarme, las puertas se cerraron y supe que en cualquier momento él y yo nos enfrentaríamos cara a cara, eso era inevitable.