»Fanfic »Safe and Sound »Capítulo 3

Artie entró a paso seguro en el auditorio, la música de fondo sonando suavemente, sus amigos del Glee Club observando con curiosidad y ansia, esperando ver algo divertido e innovador. Este será un buen año se dijo para sus adentros, y cuando Blaine pisó el escenario junto a él, supo que estaba rodeado de las mejores personas del mundo, este sería un muy buen último año.

Give Me Evrything - Pitbull:

El pasillo estaba atiborrado de estudiantes que no querían llegar tarde a su última clase, sacando cosas de sus casilleros, por un motivo u otro. Una sonrisa segura e insinuante de Sam le fue regalada a una confundida Mercedes. Ella apartó rápidamente la mirada, deteniéndola en el piso. ¿Qué estaba haciendo? Ella tenía novio. Ella tenía novio. Su mirada era vacía, y si él la hubiese podido ver, algo se hubiese quebrado en su anterior. Ninguno lo sabía, pero ella se apartaba de a poco, casi sin saberlo, y aquello que parecía querer renacer entre ellos, parecía destinado a sólo ver la luz para morir de una vez y para siempre. El chico de cabellos dorados continuó con su camino, sin saber qué hacer o qué decir, pues la reacción de Mercedes no fue lo que esperaba. El timbre sonó justo a tiempo que un inseguro Finn Hudson ingresaba a la clase de Matemáticas que ya comenzaba, mientras la mano de Santana se deslizaba silenciosa y dubitativa bajo la mesa para coger la de Brittany. Cuando alcanzó la de ella, Brittany le dedicó una sonrisa, para luego apartarla cuando la profesora finalmente se dirigió a la clase. Nadie lo notó, pero el brillo en los ojos de Santana era triste.
Will Schuester ingresó a la sala del Glee Club que ya se hallaba repleta, todos murmurando y conversando entre ellos, animada o no tan animadamente. -Chicos, como todos saben, ya se acercan las Regionales y este año es la última oportunidad de muchos de ustedes para conseguir ganar las Nacionales. Así que no hay tiempo que perder. -Will les pide a todos que escuchen atentos, con esa impaciencia característica de él, tan propia cuando se trataba de mostrarles el nuevo tema de la semana. Se volvió hacia la pizarra en busca del plumón mientras su exaltación le impidió quedarse en silencio y no dar pistas. -Como sabrán, este último tiempo han sucedido un montón de cambios, varios de aquí se han peleado, nos han dejado, han llegado, etc. Y es por ello, que quiero que piensen en eso, en la gente a la que han herido en algún momento, a la que han olvidado, traicionado o mentido. -La caligrafía clara y precisa de Will se plasmó en la pizarra y los ojos de todos brillaron ante las palabras allí escritas. «Reclamos & Disculpas». -Esta semana quiero que trabajen en estas dos palabras y logren resolver sus diferencias. No podemos ir a las Regionales, y menos ganar las Nacionales, si no actuamos como una sola familia. -El timbre sonó, y todos abandonaron la sala con nebulosos pensamientos. Todos tenían por qué disculparse. Con más de uno. En ese momento, Santana se preguntó si la dejarían cantar una canción por cada miembro del Glee Club. Aquella sería una semana muy emotiva.
Rachel miraba con ojos tristes a Finn sin que éste se diese cuenta. Finn estaba muy sumido en sus pensamientos. Por un momento, Rachel había delirado sobre los reclamos que podría hacerle a cada uno de los presentes pero luego, paulatinamente, se dio cuenta de que más era lo que tendría que disculparse. Por lo que hizo. Por lo que iba a hacer. Por su parte, Finn no sabía bien a quién había dañado más. Estaba Santana, Kurt, Blaine... incluso, aunque no sabía muy bien por qué, Quinn. Si tan sólo pudiese encontrar la canción perfecta para disculparse con todos...
Al día siguiente todos esperaban ansiosos que alguien saliese con alguna disculpa o reclamo, pues nadie se había podido decidir aún. Rachel, que se había desvelado, dio un paso al frente. Todos se lo esperaban, a decir verdad, o por lo menos habían rezado por que ella tuviese algo preparado.

I'm Sorry - Brenda Lee:

Los ojos de Rachel estaban clavados en los de Finn, que no sabía muy bien por qué demonios se disculpaba Rachel, más sus razones sólo ella las entendía. Tal vez fuese por aquél engaño que motivado por despecho la llevó Puck mucho tiempo atrás. Tal vez fuese eso. No se le ocurría nada más. El timbre sonó, y Rachel abandonó la sala del Glee Club a paso rápido, seguida por un Finn completamente perdido. ¿Qué le ocurría? -Rachel. ¡Rachel! -La llamó, al tiempo que la agarraba del brazo, alcanzándola con sus enormes zancadas. Ella le dedicó una mirada con ojos tristes y Finn no supo que decir. Por un momento. -Hey, ¿qué fue todo eso, Rachel? -Sonrió con dulzura. Una sombra de pánico se asomaba en los ojos de Rachel. -Ya hemos hablado de nuestros problemas. Y la última vez creo que habíamos quedado bien. ¿Me equivoco? -Preguntó con amor infinito en su mirada. Un poco de extrañeza ahondaba en su corazón, le dolía verla triste. Rachel apartó la mirada, aterrada a nivel medular. -Afrontémoslo, Finn. Esto no va a funcionar. Ya está por llegar mi carta de aceptación de NYADA -a Rachel nunca se le ocurrió la posibilidad de que ésta no llegase- y no puedo elegir entre tú y mis sueños. Quiero decir, sí puedo, y sabes cuál es mi decisión. Cuanto antes terminemos con ésto, menos doloroso será después. -Finn frunció el ceño, simplemente no podía creerlo. -Rachel qué demonios. Ya hemos hablado de esto. No importa si tienes que irte a New York, no te haré las cosas más difíciles haciéndote decidir entre tu carrera o yo. Sólo te pido que estemos juntos el tiempo que nos queda. -Tomó su rostro y lo giró suavemente, obligándole a mirarle a los ojos. -Por favor. -Rachel derramó una lágrima que golpeó la mano de Finn. -No puedo. Lo siento. -Finn soltó su rostro y sus manos cayeron a sus costados. -No. Rachel, yo... te amo. Te amo, Rachel. En verdad te amo. -Rachel se quedó en blanco, mientras su mirada vacía se paraba en los ojos de Finn. -¡Sabías que esto iba a ser así! ¡Lo sabías! -Rachel le acusó, mientras sentía su corazón partirse en pedazos. -¡Queda todo el resto del año, Rachel! ¡Queda un semestre por completo! ¿Qué quieres que haga? ¿Que te mire todos los días, amándote sabiendo que no estoy contigo por una estupidez? No. No tienes que elegir, Rachel. Me iré contigo a New York si es necesario, si con eso logro demostrarte... cásate conmigo, Rachel. -El terror en los ojos de Rachel le indicó que había sido demasiado directo. -Quiero decir, no ahora, ahora. Sino que sigamos juntos, terminemos esto juntos, y después de dejar McKingley, cásate conmigo y vámonos juntos a New York. -La mirada de Rachel se suavizó por un momento y Finn pensó haberlo conseguido. Pero al siguiente instante Rachel se alejó corriendo. Pateó los casilleros junto a él con fuerza, sin saber, que desde la sombría esquina del pasillo, los ojos atentos de Quinn grababan ese momento a fuego en su memoria.

Echó a correr antes de que Finn tuviese alguna posibilidad de verla. Dios, soy tan patética pensó mientras se alejaba con sus pasos ligeros, pensando en qué habría pasado si la hubiesen descubierto. Finn... susurraron sus pensamientos, recordando la frustración en su rostro. No, no haré esto de nuevo.
El timbre sonó una vez más, había sonado ya tantas veces en los familiares pasillos de McKingley que quien llevase la cuenta, probablemente había encontrado un número nuevo y desconocido. Difícil de decir. Santana caminó hasta donde se hallaba Brittany. -Hey, Britt. ¿Quieres ir a Breadstix hoy? -Brittany sonrió con dulzura. -Claro, a las ocho nos vemos allí. -Movimiento seguido, cerró la puerta de su casillero y se alejó dejando a Santana allí, observando con amor en sus ojos, cada paso que daba y la forma en que los daba. Brittany ignoraba, que Santana la amaba mucho más de lo que ella podría amarla de vuelta. Ahora para ambas, quedaba un sólo pero no menos importante dilema. ¿Disculparse? Ok. Pero, ¿con quién?
Artie entró a la sala del Glee Club un poco más tarde de lo normal, justo cuando William Schuester había preguntado quién (o quiénes) tenían algo para presentar ese día. Artie alzó la mano incluso antes de llegar a su lugar habitual. Sus miradas iban directo a una sola persona en el Glee Club, y Santana no pudo evitar sentirse celosa. Para como lo veía Artie, a pesar de todo, nunca le había entregado una disculpa tal cual y completamente sincera a Brittany.

Sorry - Jonas Brothers:

-Lo lamento, Brittany. Jamás debí haberte llamado estúpida. Eres una chica especial y siento mucho haberte lastimado. -Santana estaba crispada de los nervios, no podía perder a Brittany contra Artie, pero tampoco quería parecer grosera apartando a Artie de un tirón en medio de su disculpa. Aquello le haría más difícil tener que elegir a alguien con quien disculparse. -¿Amigos? -Preguntó alzando la mano con una sonrisa gentil. Santana dejó salir el aire que no sabía que estaba reteniendo. -Amigos -dijo Brittany, sacudiendo con agrado su mano.
Finn no apartaba la vista de Rachel. No podía. Se levantó del asiento. Caminó al centro de la sala e hizo un gesto que daba a entender que no hicieran ningún comentario. Que era su turno.

I Don't Wanna Miss a Thing - Aerosmith:

Rachel abandonó la sala en medio de la canción, y Finn la siguió, una vez más. Y casi sin que nadie la notase, Quinn abandonó la sala del Glee Club, aunque en dirección contraria. Sólo una persona la notó. Sólo una persona la siguió. Quinn estaba sentada en el suelo de un pasillo vacío, iluminado por la tenue y decadente luz del amanecer. Sabía que nadie la había visto, pues a todos les había sorprendido la forma en que Rachel había abandonado la sala del Glee Club. Porque se suponía que ellos estaban bien. Porque se suponía que nadie sabía que algo iba mal entre ellos dos. Porque se suponía que ella no sabía que algo iba mal entre ellos dos. Un par de piernas aparecieron frente a sus ojos. -Quien quiera que sea, no estoy de humor en este momento -murmuró. Sus ojos estaban clavados en el piso. Pero no pudo evitar alzar la vista ante la curiosidad de quién podría ser. Sabía que no sería Finn, no podía ser, pero aún así la decepción empapó su mirada y su corazón al encontrar a Rory observándola con sus ojos claros y una sonrisa. -Hey. -La saludó encogiéndose de hombros. -Hey. -Respondió a su vez, sin poder evitar esbozar una leve sonrisa. Rory tomó asiento a su lado, aunque dejando un pequeño espacio entre los dos. -Quinn, sé que no hemos hablado mucho y que soy prácticamente un extraño para ti, pero ¿sabes? Creo que hay algo que te causa tristeza. Y cómo dice mi madre, guardarse las penas no ayuda al corazón. Probablemente no soy la persona a quien contarías tus aflicciones, pero estoy aquí para escucharte sin juzgar. -Vio que tenía la intención de decir algo, por lo que se le adelantó. -Y dado que no soy precisamente muy popular por aquí, creo que el tiempo no será un problema -Quinn sonrió, algo divertida por su comentario, pero enseguida se le echó encima y comenzó a llorar sobre su hombro, abrazándole mientras el llanto hacía temblar su cuerpo. Él le devolvió el abrazo, primero algo sorprendido, y luego algo conmovido. Pobre Quinn, ella era una pobre chica con más problemas de los que merecía. Él la abrazó en silencio, y entre sollozo y sollozo, creyó haberle escuchado decir: -Gracias Rory.
En un pasillo no muy lejano a aquél, con una iluminación un poco más tenue, Finn alcanzó a Rachel. -Sólo dime que no. No pido más. Sé lo suficientemente valiente para, por último, terminar conmigo como es debido -sus ojos reflejaban su desesperación y dolor. Pero se sorprendió al ver la expresión en los ojos de ella. No reflejaban el terror del día anterior. No. Reflejaban nervios y decisión, la conocía bien y podía saberlo con facilidad. -Sí. -Finn parpadeó con desconcierto, su rostro preguntando en silencio ¿Qué demonios?. Rachel sonrió, y el supo que era una buena señal. -Sí me quiero casar contigo. Como dijiste, no ahora, pero cuando terminemos con esto. Ven conmigo a New York. -Finn sonrió, y la besó dulcemente, más una nueva sensación se almacenaba en su corazón. Pensó que era alivio, pero sencillamente no lo era. No lo era, más parecía como si ahora cargase con un peso sobre sus hombros que nunca estimó ser capaz de soportar. No lo había pensado, pero ahora que las cosas resultaban de esta manera, él amaba a Rachel, eso no era mentira. Pero de alguna forma pensó que pedirle matrimonio la presionaría aún más a terminar de una vez y para siempre con él. Y se dio cuenta, de que esperaba de que Rachel lo dejase, que nunca pensó que esto podría suceder. No se arrepentía, no aún, pero deseó haberlo pensado dos veces antes de haber hablado el día anterior.

Eran las ocho, y Santana esperaba puntualmente sentada en una de las mesas de Breadstix a que llegase Brittany. Miraba el reloj con impaciencia, cada segundo que pasaba le parecía una eternidad desperdiciada. Brittany apareció y la sonrisa de Santana se hizo presente junto con ella. Pidieron de comer, y Santana sonrió tristemente. Brittany se alarmó por ello. -¿Qué anda mal, Santana? -Preguntó con su forma tan distraída de decir las cosas. -Nada, Britt, no necesitas preocuparte -respondió con una sonrisa dulce. Brittany tomó la mano de Santana, pero esta vez sin servilletas, para disimular el acto, y sonrió. -Santana, sé que a veces puede parecer que no me preocupo, pero te quiero más de lo que puedas imaginar. -Santana esbozó una sonrisa radiante y sincera a su vez, mientras escogía las palabras con sumo cuidado. -Britt, ¿quieres ser mi novia? -Brittany se quedó en blanco por un momento, y Santana temió haber apresurado las cosas. Más Brittany se alzó y sin importarle nada, ni quién les estaba mirando, ni quiénes estaban cerca, la besó dulcemente, beso que Santana respondió sin dudarlo, feliz de que Brittany no la rechazase. Era la única persona que realmente le interesaba que no la rechazase. -Claro que quiero ser tu novia, boba -dijo con una sonrisa radiante antes de besarla nuevamente.

La voz dulce y suave de Quinn se perdía en las paredes de la Sala del Glee Club, con sus ojos fijos en Finn. En Sam. En Finn. En Finn. Una recelosa Rachel observaba a Quinn, sin saber qué sospechar de ella, cuando Quinn dirigió su mirada hacia ella, pidiéndole disculpas también. Salvada por la campana, Rachel no tuvo que abrazar a Quinn para aceptar su disculpa, ni Finn, ni Sam. Y Quinn se quedó allí, con sus ojos tristes. Sola. O casi. -¿Planes para hoy en la tarde? -Preguntó Rory con una sonrisa. -Depende -Pues iba a ir a dar una vuelta por ahí. Me voy caminando desde que Brittany no me considera precisamente un gran amigo. Es difícil estar por aquí sin nadie. Les debo mucho a ustedes por lo mismo. -Quinn sonrió. -Caminar contigo a casa de Britt, o irme directo a mi casa... uhm... -dijo como haciendo balanza con las manos. -Te acompaño a la tuya entonces -sugirió. Quinn hizo como que lo pensaba un momento. -Trato hecho.
Su sonrisa era radiante, y Rory se preguntó si alguna vez podría conseguir que ella sonriese así sólo para él. Sólo por él.