[Fic] The Big Parentheses

Era como un enorme lío en el que todos estaban involucrados: Nick amaba a Jeff que amaba a su vez a Seb y éste a Blaine, que amaba a Kurt, pero él amaba a Dave y Dave… Bueno, él tenía ‘novio’ por así decirlo.

Pero eso sólo era el revoltijo de parejas. El inicio estaba no muy lejos de ahí… Regresemos al primer día de clases en la Academia Dalton. Primero, hay que resaltar que era una escuela para jóvenes adinerados y algunos de familia acomodada. Era conocida por su política de cero tolerancias hacia la violencia, razón por la cual muchos de éstos se inscribían en dicha institución.

Por los pasillos caminaba un chico de piel clara como la porcelana. Sus ojos azules recorrían el lugar en busca del aula de Química, al que iba a llegar con retardo. Farfulló unas palabras irreconocibles y continuó caminando por el pasillo. En ese instante, dos miembros del coro ‘’Warblers’’ se encaminaban a su clase de Lenguas. Nick y Jeff eran amigos desde que tenían uso de razón puesto que sus padres siempre lo habían sido. Pero el rubio no conocía los verdaderos sentimientos del pelinegro; hacía años atrás que el pequeño Nick sentía algo más que amistad por él. La obviedad era demasiada: su forma en que lo miraba y le brillaban los ojos, la felicidad que se reflejaba en su rostro al verlo…

Y por último, estaban los chicos de primer año. Parecían ganado al estar todos reunidos en una sala, de pie y escuchando cada palabra de su director. No estaban por orden de estatura, por lo que un chico por debajo de la media se alzaba de puntillas para ver el rostro del superior. Se mordió el labio y lo intentó con más, tropezando un poco.

—Hey, tranquilo —Murmuró un chico alto—. No quieres armar un alboroto.

Blaine notó que el chico tenía una sonrisa encantadora y no pudo evitar devolvérsela.

—Lo siento, mi estatura no me permite ver nada —Susurró a modo de respuesta—. Corrección, veo solamente espaldas. Suerte la tuya de medir más de 1.70.

— ¿Estás insinuando que soy un gigante, hobbit?

Las mejillas del chico enrojecieron. Había dicho algo obvio y le avergonzaba que por su estatura nadie lo mirara más de dos veces. Sonrió con timidez.

—Todo el mundo me llama así. ¿De verdad soy tan pequeño?

El rostro del chico cambió a uno dulce y se sorprendió de que le mirase con calidez.

—No, yo diría que tienes la estatura perfecta.

Todo mundo rompió en aplausos y se dieron cuenta que se habían perdido el resto de la plática. El pequeño le sonrió con gratitud y acompañó a los demás con sus palmas. Sebastian no podía quitarse de la mente lo que acaba de suceder. Nunca había conocido a alguien que le causara tal ternura al mirarlo y al mismo tiempo un potente deseo de arrancarle la ropa y hacerle cosas indebidas.

El resto del alumnado se dispersó y ellos no volvieron a verse en toda la tarde.

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Esto es sólo el comienzo. Amo fics así. Como ven, no hay mucho desarrollo entre las parejas, porque quiero que sea un fic de verdad. Hay fics que se ven y ya están enamorados. La vida real no es así. Espero que me dejen un lindo comentario acerca de su opinión y sí debo continuarla.

ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!te adorooooooooooooooooooooooooooooooooooooo !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! yo queria u nfic asi con enamoramientos imposibles sino saben que van a ser correspondidos asi como en la vida real !! me encanta!! continualo esta superrr!!!!!!!!!!!!! saludos!!

¡Gracias! Me hace muy feliz la aceptación que ha tenido este fic. Una aclaración: Yo solía ser Klainer hasta el episodio de ''Michael'' en el cual me volví Seblainer. Deducirán que a mí me gusta esa pareja -Klaine- por lo que va a ver de todo un poco ;)

El capítulo estará dentro de poco. De nuevo, gracias por comentar.

Capítulo 1. ‘’Blue eyes’’

Dalton era una academia de gran prestigio y con una apariencia impecable. No faltaba el rebelde que quedara desfajado o despeinara su cabello. Y ahí estaba Kurt, peinada con pulcritud y portando el uniforme correctamente. Era su segundo día y no había hablado con nadie; se sentía como un antisocial, cuando su personalidad extravagante ya debía haberse mostrado. Pero tenía miedo.

Sonrió a medias al darse cuenta de su ridiculez. Por eso se había transferido a esa escuela, por la seguridad. Pegó con más fuerza la correa de su mochila a su pecho y apresuró su paso. Iba un poco atrasado a su clase y esta vez no podía usar la excusa de ser nuevo porque ayer ya la había utilizado. Tocó un par de veces la puerta y dejó entre ver su cabeza.

—Señor Hummel, que grato que nos acompañe el día de hoy —gruñó el profesor de Lengua—. Siéntese junto al señor Karofsky.

Las mejillas del chico de ojos cielo se colorearon: él no sabía quién era ‘Karofsky’ y le daba vergüenza preguntar a quién se refería. Sin embargo, aquel aludido levantó su mano. Kurt dirigió su mirada a él. Ciertamente, no lo había visto el día anterior porque estaba seguro de que no había ido. Esta vez sonrió con amplitud y se encaminó al asiento continuo del chico.
Su profesor siguió con la clase, dando unos conceptos que vendrían en el examen. El recién llegado cogió un cuaderno y su bolígrafo para apuntar todo lo que decía, pero iba demasiado rápido y sus apuntes salían como garabatos de niño de preescolar.

Escuchó un chistar a su lado y levantó sus ojos hacia el individuo.

—No te esfuerces demasiado —Susurró, Karofsky—. Lo dice sólo para molestarte. Eres nuevo y no sabes cómo trabaja. El profesor Kingsley no deja examen —guiñó un ojo en su dirección.

Kurt estaba perplejo y con la mano acalambrada. Resopló inaudiblemente y Dave rió por lo bajo. Hizo un amago de sonrisa con el pensamiento de que recién acababa de hacer un amigo.

Al otro lado de Dalton, Blaine estaba afuera de lo que parecía ser una sala de reuniones. El Club al que todos querían entrar, pero al que no entraban sin una audición previa. Golpeaba con su pie el piso, frenético, con los nervios a flor de piel. No sólo se encontraba él, si no que había una fila de poco más de veinte personas. Y eso que era el último día de audiciones, puesto que el día anterior no había podido siquiera llegar cerca de la puerta.

Por fin, ese día, iba a probar de lo que era capaz. Se sentiría mal si no quedaba dentro, aunque se sabría que debía mejorar para poder entrar el próximo año; era lo bueno de cursar su primer año. Sonrió, esperanzado y escuchó su nombre.

Tragó en seco y entró a la habitación, donde vio unos muchachos con grandes sonrisas… Y al fondo distinguió al chico alto de ayer, ese que le había dicho ‘’hobbit’’. ¿Él había aceptado tan rápido? Los nervios le regresaron con más fuerza. Debía ser un gran artista si Los Warblers le habían dado el privilegio de cantar a su lado. Caminó hasta el centro, dirigiéndose al Consejo y medio sonrió.

—Soy Blaine Anderson —el rostro de Sebastian se iluminó al conocer el nombre del encantador chico—. Y cantaré para ustedes ‘’It’s Gonna Be Me’’.

Era una canción de una boy band. Su voz quedaba perfectamente con el tipo de canción que interpretaba y sus movimientos cautivaron a los del Consejo. Blaine era hipnótico en el escenario y parecía que pertenecía a ellos. Definitivamente, él poseía lo que estaban buscando en un solista y en los Warblers. Le sonrieron los tres.

—Blaine Anderson…—comenzó, Wes—. ¿O debo decir Blaine Warbler? —dijo con complicidad.

El grupo enteró corrió a abrazar al anonadado chico que continuaba sin creerlo. Entró.

Nick y Jeff fueron de los primeros en felicitarlo. Al primer instante el menor creyó que eran como hermanos, pero sus rasgos físicos eran diferentes; en lo único que se parecían era en su entusiasmo y como el otro sabía lo que iba a decir. Él se sintió bienvenido por cada uno de ellos. Al final, el joven de ojos verdes se le acercó.

—Sebastian Smythe —se presentó, extendiendo su mano, que Blaine cogió y la agitó amistosamente con una sonrisa de oreja a oreja.

—Hola, es un placer conocerte —saludó—. Pero creo que después del día anterior, tu y yo ya éramos conocidos.

Seb le guiñó un ojo.

—Eso puedes apostarlo. Lo hago por mera formalidad, ya sabes.

Un timbre ensordecedor llegó a sus oídos, dando por finalizada la reunión del coro. Los chicos se sonrieron y se encaminaron a su merecido descanso. Sebastian y Blaine se veían graciosos juntos, pero no por eso menos adorables. La forma en que el alto se encogía un poco para estar más cerca y como el chico de ojos avellana intentaba ponerse de puntitas.
Ya dentro del comedor, encontraron una mesa disponible e íntima casi al final del pasillo. Cada quien escogió un respectivo alimento y se sentaron en su lugar.

—Realmente no tienes un acento de Westerville —agregó, Sebastian.

Blaine hizo un gesto gracioso—. Soy de California. Mi madre tuvo que transferirse por su trabajo y esta escuela es muy decente.

El chico alto rió de buena gana.

—Correcto. Yo vengo de París.

—Estás de broma, ¿cierto? —expresó un Blaine incrédulo.

Los chicos rieron de nuevo, incontrolablemente. Sin embargo, al chico de cabellos negros se le atoró la risa al toparse con unos dulces e inocentes ojos azules que le devolvían la mirada. Unos ojos que jamás olvidaría.

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Creí que jamás actualizaría. Este es el primer capítulo. Siento que me proyecto mucho con el Seblaine... No lo hago a propósito, cuando estoy escribiendo sale solo. Lo prometo. Gracias por leer.