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FanFic Brittana ''Brighter'' Cap.5
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Re: FanFic Brittana ''Brighter'' Cap.5
O NO... dime que no es britt... a porque... aunque me diga que no es ella... no me con ven so... no puede ser britt que le pasa...
estoy totalmente de acuerdo con sheccid seria super romántico... ah y esa película me hizo llorar...
*besos* actualiza pronto porfa
estoy totalmente de acuerdo con sheccid seria super romántico... ah y esa película me hizo llorar...
*besos* actualiza pronto porfa
CrazyJava-* - Mensajes : 1628
Fecha de inscripción : 20/02/2012
Edad : 26
Capítulo 4.
Okay, MIL MIL MIL MIL MIIIIIIIIIIIIL DISCULPAS POR EL RETRASO. No he tenido internet y la prepa y y y egh. En fin, espero que los lectores sigan por ahí. Aquí un capítulo mas largo, o eso creo. Que lo disfruten y comenten igual de bonito. Ah, algo mas, recomiendenlo a sus amigos, amigas, familiares, lo que sea. Si les gusta leer ffs y brittana o lo que sea pretty please, hablenles de mi Fan Fic. Los quiero:) xoxo
Capítulo 4.
La luz de la pequeña sala llena de libros iluminaba la castaña cabellera de Santana, y así mismo las pequeñas letras impresas en las hojas del libro de texto que estudiaba detenidamente. Sin duda alguna la peor parte de convertirse en neurocirujana, o cualquier tipo de medico era la parte donde todo giraba alrededor de la teoría, y no tanto la práctica. Lo único que podía mantenerla con los ojos en el libro era concentrarse en su padre, en el gran medico que era y por ende, el gran ejemplo que ella quería seguir. La muerte de Roberto Lopez había afectado a la morena a gran escala. Esta figura paterna abandonó la vida de la latina cuando tenía 15 años, justo al inicio de su etapa de crecimiento. Una edad decisiva donde una figura paterna se necesita casi a diario. La vida sin el fue dura, vio cambios drásticos en la actitud de su madre, cambios que le rompían el corazón. Por un tiempo, Santana se refugió en la rebeldía. Su estatus social llego hasta la cima, convirtiéndose en la Reina de la escuela a la que asistía. Nadie, absolutamente nadie se metía con ella. Hacerlo significaba no una muerte segura, si no una tortura por el resto de tus días dentro de la vista de la morocha. No fue hasta antes de la graduación donde un sinfín de hechos ocurridos la afectaron aún más. Era su último año en la preparatoria, para estas alturas Santana tenía una gran reputación por haber estado con la mayoría de chicos a su altura, pero nadie sabía que también había logrado meterse en los pantalones de las chicas. En este caso, las faldas. Susan Mckensie fue quien se atrevió a hablar. Durante un enfrentamiento en medio de uno de los pasillos del lugar que solía ser territorio de Santana la pelirroja decidió dejar el silencio atrás y hablar de lo ocurrido. Grito a los cuatro vientos lo orgullosa que era al ser Homosexual, y de igual manera, grito que igual de orgullosa debería estar Santana por su Bisexualidad. Pudo haberlo negado, pudo haberlo ocultado y simplemente haberse lanzado con la chica de cabellos rojizos y obligarla a callarse… pero no lo hizo. En su lugar, una lágrima selló el silencio cayendo por su mejilla y sus piernas buscaron refugio, huyendo del lugar. Era difícil, su vida se derrumbaba cada vez más. Fue ahí donde los brazos de su madre la aceptaron y la consolaron tratando de sanar el dolor que abundaba en su espíritu. Los días en la preparatoria no fueron iguales. Miradas, susurros, habladurías, verdades que salieron a la luz, todo giraba a su al redor. La reina había tropezado, mas no caído. Una gran parte de las personas que integraban el instituto seguían temiendo del poder Lima Heights Adjacent que Santana poseía. Fue así como las semanas pasaron, la graduación llegó y a pesar de haber sido rebelde y de haberse ocultado en las malas acciones, las calificaciones de ella jamás bajaron. No era algo difícil, no tenía que esforzarse. La información se almacenaba en su cabeza sin así quererlo y era usada cuando servía de beneficio para ella. Con honores, dejo atrás los momentos que había vivido en esa escuela, y decidió mirar hacia enfrente. Desde el primer segundo en que se convirtió en ex alumna de la preparatoria McKinley supo que el único ejemplo que quería seguir era el de su padre, Roberto Lopez. Un reconocido médico en Lima, quien ayudo a fundar el hospital general en la ciudad y quien se esforzó en darle el mejor equipamiento, costara lo que costara. Ese hombre, lleno de alegría, lleno de bondad. Ese hombre que veía por los demás antes que por el mismo era la viva imagen de lo que Santana quería ser, era lo único que quería ser en la vida.
Ahora, sentada frente a esa mesa de madera, rodeada de murmullos de la gente que pasaba de vez en cuando frente a la puerta de la pequeña biblioteca del hospital, con los lentes reposando frente a sus ojos y una vista cansada era justamente lo que la castaña estaba haciendo, estaba intentando ser como su padre.
.- Lopez, ¿Qué haces aún aquí?.- Escuchó en la puerta y de inmediato su mirada brincó al lugar. Era Jackson Samuels, uno de los pocos chicos que de verdad le caían bien dentro del grupo de practicantes.
.- Trato de, ya sabes, investigar un poco.- Dijo sacándose los pequeños lentes para leer de su cara y reposando su codo sobre la mesa, girando su cabeza para ver mejor al chico de rizos castaños y ojos del mismo color.- Luego del incidente con el doctor Wells intento estar preparada para todo.
Soltó una pequeña risa al recordar como le había arrojado accidentalmente el café, ensuciado su bata entera. Al hacerlo, recordó la presencia de cierta rubia que había estado con ella en el momento, y había sido en parte la razón de su distracción. Brittany, ¿Qué habrá sido de ella? Al parecer estaban destinadas a separarse cada vez que volvían a encontrarse.
.- Aún recuerdo como te miraba después de eso. Prácticamente te castigaba con ese par de ojos rodeados de arrugas.- El chico simuló un escalofrió y entre una pequeña risa se acerco a la morena.- Hey, el resto del grupo y yo iremos a comer algo de pizza y ver si nos divertimos un poco en algún lugar por ahí. New york, de noche, ¡vamos! no puedes perdértelo.
La idea de salir con un grupo de gente, del cual el 80% no soportaba, el 10% no había conocido jamás, ni siquiera una pequeña interacción y el resto parecían ser de su agrado pero no en lo suficiente y exponerse a perder el control con el alcohol como solía hacerlo simplemente no fue bien recibida a su mente. Acarició su frente y suspiró.
.- Suena genial, Samuels, pero creo que yo paso.- Contestó cerrando el gran libro frente a ella y colocándolo sobre una pequeña pila de libros gruesos como ese que descansaba al lado derecho.- Es noche y, sinceramente, no aguanto estos tacones. Solo quiero ir a mi apartamento, meterme a la cama con una sopa instantánea y después hacer una de mis actividades favoritas.- Tomó los libros y alzó un poco las cejas.- Dormir.
El chico a su lado rio un poco y después suspiró.
.- Vaya, estas dejando mal a mis expectativas. Eres demasiado aguafiestas.- Cruzó los brazos sobre su pecho-. Nada parecido a lo que me habían dicho de ti.
Al escuchar estas palabras la latina ya estaba devolviendo los libros a su lugar en uno de los cuatro estantes un poco largos que habitaban en la pequeña sala. Su expresión se tornó un tanto seria y su cejo se arrugo un poco.
.- ¿Qué diablos te dijeron de mi?.- Dijo con un tono firme de voz dejando en su lugar el último libro.
.- ¡Ah-Ah! .-Contestó Jackson alzando su mano y negando un poco con la cabeza.- no te lo diré. En fin, me voy a disfrutar mi noche. Ojala te vaya bien en tu cita con la sopa instantánea Santana.- Se dio la vuelta y comenzó a caminar.
.- Ojala termines ebrio y despiertes al lado de un travesti, tarado.- Soltó sonriente bromeando-. Si es que a ellos si les interesas.- Escuchó como el chico rio un poco y simplemente la dejó con un adiós, saliendo de la habitación y perdiéndose en el pasillo.
Aún con la sonrisa sobre sus labios se acerco a la mesa y guardo los pequeños lentes de cristal en su estuche. Al hacerlo, recargó sus manos sobre la mesa y comenzó a pensar. ¿Qué era lo que habían dicho de ella?. Miles de dudas y recuerdos comenzaron a invadirla. Sacudiendo su cabeza y tomando su bolso intentó dejar todo eso atrás. Solo quería salir del lugar y dormir un poco para poder tener energías suficientes para el día siguiente.
Apagó la luz de la pequeña habitación y cerró la puerta detrás de ella. Comenzó a caminar por los pasillos del lugar, los cuales estaban prácticamente vacios por las horas de la noche. Sacó su celular y verifico la hora. En la pantalla se indicaban las 11:57pm. Suspiró y cerró el aparato, cuando un singular sonido recorría su sentido del oído. Santana detuvo su paso y escucho con más atención. Giró su cabeza hacía atrás pero no había nadie. Dio un paso mas para seguir su camino ignorando esto pero fue detenida de nuevo. No estaba loca, había escuchado claramente un llamado de ayuda. Su mirada recorrió el lugar en busca de alguna otra señal y entonces, vio una puerta de color azul oscuro. Un armario de conserjería. Prestando mas atención notó que el sonido parecía provenir de ahí. Se acercó y giró el pomo de la puerta, con un movimiento rápido la abrió y sintió como su corazón se detenía al ver un cuerpo de pie dentro de la oscura habitación. Un pequeño grito quería escapar de su garganta pero se ahogo al reconocer esa cabellera.
.- ¿Pero que…? ¿Brittany?.- Preguntó con el ceño fruncido.
La rubia alzó las cejas y se abalanzó a la morena, envolviendo su cuello con sus brazos en un gran y apretado abrazo.
.- Gracias gracias gracias gracias graaaaaaaacias.- Chilló muy cerca de su oído y Santana simplemente alzo las manos por naturaleza, para después dar unas cuantas palmaditas a la espalda de la ojiazul para indicarle que una de sus necesidades básicas era respirar, y la estaba privando de ello. Al paso de unos cuantos segundos la rubia deshizo el abrazo y la tomó de los hombros.- ¡San!
.- ¿Quieres decirme que diablos hacías ahí adentro, Brittany?.- Preguntó con confusión en su rostro y dando una pequeña mirada al armario del conserje y después de vuelta a la chica.
.-Yo… no lo sé, no lo recuerdo.- Hizo una pequeña mueca y miró al suelo. Cosa que Santana encontró sumamente adorable. Prestando mas atención a la chica notó que ella no estaba vestida como las veces anteriores en las que se habían topado. Ahora portaba una bata, una de las batas que usaban los pacientes en el hospital.
.-¿No lo sabes? Eso es ridi… quiero decir, ¿Cómo que no lo sabes? Tienes que volver a tu habitación, tus padres o quien sea que esté contigo deben de estar buscándote.- Fue cuestión de unos cuantos segundos para que la morocha se sorprendiera por el suave tono que había usado en sus palabras. Extraño, ella jamás hablaba así y luego de notarlo comenzaba a arrepentirse. Ah! Maldito dulzor de palabras, cursis y débiles. Eso no era para nada lima heights adjacent.
.- No lo sé.- Afirmo la rubia de nuevo encogiéndose de hombros-. Recuerdo que esa enfermera que me da miedo dijo que volvería porque era hora de inyectarme más suero, y detesto eso así que jugamos a las escondidillas… pero olvide avisarle que ella también jugaba y debía buscarme.- Terminó la historia asintiendo detrás de la verdad de sus palabras como una pequeña niña cuando se explica.
El asombro de Santana por la cantidad de inocencia que se percibía en las palabras de esa extraña conocida simplemente la sorprendía cada vez más. Sin duda alguna, ella no era para nada igual a las demás rubias, que había conocido. Y no solo a las rubias, también a las castañas, pelirrojas –Ugh, pelirrojas- incluso las chicas con el pelo con más colores que el arcoíris, aquellas que veía seguido en su antiguo vecindario cuando era adolescente. Si, extrañas etapas de rebeldía terminaban en extraños juegos con chicas aún mas extrañas. Claro, si sabes lo que eran juegos para Santana.
Entrecerrando sus ojos la morena ladeó un poco la cabeza intentando captar si la singularidad de Brittany era real o era un sueño, causa de su estrés y cansancio por las horas de estudio y lectura. Conociendo a Santana, ya hubiera huido del lugar o aprovechar la rareza y estupidez en las palabras de la chica para burlarse, uno de sus mejores talentos naturales, pero con Brittany era diferente. Agh, había algo en esa chica que no le cuadraba, simplemente… no podía.
.- Brittany, son casi….- Verificó el reloj en la pantalla de su pequeño Nokia y corrigió- Son las 12:00am. Es hora de que vuelvas a tu habitación, quien sabe cuanto tiempo llevas aquí y si no das señales probablemente armes un drama total en el hospital.- En su mente las imágenes de las estúpidas compañeras de su grupo hablando una y otra vez, modificando las historias que corrían por el hospital en un tono chillante que simplemente le ponía los nervios de punta comenzaron a surgir y un leve escalofrió recorrió los nervios de su ceño. Esas chicas eran repugnantes, y sin duda alguna molestas.- Vamos, supongo que te acompañaré.
La ojiazul comenzó a salir de la pequeña habitación rodeada de productos de limpieza y otras cosas y entrelazo sus dedos un tanto nerviosa. Santana suspiró y cruzó los brazos sobre su pecho cuando notó el cambio de expresión corporal de Brittany.
.- ¿Qué?- Preguntó la latina mirando el modo en que sus ojos celestes recorrían el pasillo del lugar y mordía su labio ligeramente.
.- Si son las 12:00am… entonces… es de noche, ¿cierto? Bueno, de mañana… pero esta oscuro y…
Santana rodó sus ojos ante la obvia aclaración de Brittany pero volvió a su extraña y mas suave compostura cuando logró descifrar el mensaje detrás de esas palabras y ese porte que mantenía.
.- No tienes miedo, ¿o si?- La pregunta se contestó por si sola cuando Brittany dio un pequeño salto al escuchar a un medico pasar a algunos metros de ellas por otro pasillo. Santana no pudo evitar soltar una pequeña risa al notar lo infantil que era eso de temer a los hospitales. Vaya, esta chica no dejaba de darle insultos a su gran libro negro del sarcasmo pero a pesar de eso, seguía sin poder usarlos. Su risa se vio callada cuando sus ojos de color chocolate se encontraron con una mirada de color azul, totalmente penetrante acompañada de un ceño fruncido.
La expresión de Santana se volvió seria naturalmente y aclaró su garganta saliendo del hechizo de la mirada de la rubia.- No pasa nada, este hospital esta libre de fantasmas o monstruos o lo que sea que pienses que haya aquí. De hecho, las enfermeras gruñonas que tanto te molestan se encargan de espantarlos.- Sonrió e incluso rió por la torpeza de su excusa. Si, era bastante tonto seguirle el juego a Brittany y la hacía sentir como una completa estúpida pero, que mas daba, quería irse a casa pronto y debía guiar a la singular chica al lugar que pertenece.
.- ¿Qué hay de los gnomos? - Preguntó la rubia con sus ojos abiertos como platos y señas de preocupación en toda su cara.- Lord tubbington siempre me decía que ellos aman los hospitales porque de aquí se roban a los bebes que trae la cigüeña para hacerlos gnomos como ellos.- Agachó la mirada ante el recuerdo de su gato y probablemente mejor amigo. Había sido muy duro decirle adiós pero ella sabía que el ya estaba muy viejo así que se dijo a si misma que quizás su muerte fue por un ataque al corazón, de tanto que el amó a Brittany. Ella siempre había sido una chica… diferente. Durante su infancia se refugiaba en lo único que podía responder por los errores y fantasías que cometía, su inocencia. Eso siempre la salvaba de problemas, eso siempre respondía por ella cuando todos los demás chicos y chicas se burlaban de su manera de ser, su manera de vestir y las palabras que salían de su boca. Al final, al llegar a casa y encontrarse con los cálidos brazos de su madre y padre sabía que todo lo que decían a su alrededor, todo lo que podía hacerla caer no eran mas que falsedades. Ella era mejor que los demás porque no era igual a ellos. Los años pasaron y ella creció, igual que las otras chicas. Al contrario de las chicas de su edad, ella jamás se interesó por el concepto de ‘’madurar’’. En su lugar se refugiaba en sus fantasías, sus sueños y todo lo que la diferenciaba de los demás y sus padres alimentaron esas esperanzas. Fuerte, Fenomenal y Diferente sobresalió en su escuela al sur de california, y en cuestión de meses sus habilidades para el baile le ganaron un lugar entre las animadoras. Estando ahí sintió que al fin encajaba en el lugar y procuraba hacer lo que las demás hacían para permanecer en la dinastía de popularidad del colegio y logró besar a todos y cada uno de los estudiantes del lugar, lo quisieran o no. A pesar de ser una de las porristas mas populares y tener un grupo de amigas que de vez en cuando seguían sus juegos nunca sintió que había logrado tener una mejor amiga, o un mejor amigo como veía en sus películas favoritas. Ella no tenía a un Sebastian como Ariel, o a un Buzz como Woody, ella no había sentido eso con nadie de su escuela. Al final del día, solo Lord Tubbington estaba para ella, aunque nadie creyera que de verdad podía comunicarse con el. Falta de fe, el no creer en algo que careciera de realidad era una de las cosas que Brittany jamás quería hacer, pues sabía que era lo que los demás hacían. El día en que Lord Tubbington murió, unos meses antes a su llegada al hospital, experimento lo que podía ser quizás el día más triste de su vida. Fue el primer día en que sus ojos perdieron el brillo que siempre guardaban. Recordarlo siempre era difícil pero siempre llegaba la imagen de el en una casa en las nubes, rodeado de gatitas y sus bocadillos favoritos, además de cigarrillos y los placeres/adicciones que tanto la atormentaban cuando estaba en vida, y eso la hacía sentir un poco mejor.
.- ¿Lord… que?.- preguntó Santana confundida pero luego sacudió la cabeza-. Claro, claro, uhmm… - Pensó rápidamente una manera de contestar a eso. Diablos, era difícil pensar así de… fantástico. Debía felicitar a Brittany por hacerlo con tanta facilidad.- Cerca de los basureros, uhm, los conserjes tienen unos grandes barriles con fertilizante para gnomos. No tiene color, no tiene olor, nada. Solo lo rocían por el piso, es por eso que está tan brillante.- Señaló al piso delante de ellas mientras seguía caminando y miró la respuesta de Brittany.
.- Claro…- Sonrió lentamente y luego acomodó las manos alrededor de su estomago.- ¿Aquí también hay comida de noche? Mamá dijo que nunca duermen, así que…- Su mirada se perdió en unos metros delante de ellas y los ojos cafés de Santana siguieron a los de Brittany.- ¡Elevador! Amo usar el elevador, ¿podemos usarlo? ¿por favor?.
Santana Rodó los ojos y miró la expresión de cachorrito triste en el pálido rostro de la chica. Recordó que su posición actual era el 4to piso del lugar, y considerando el cansancio que tenía definitivamente las escaleras no eran una opción.
.- Claro, lo que sea menos las horribles escaleras.- Contestó luego de un suspiro y vislumbro a Brittany correr con sus pies descalzos hacia el elevador. Su largo y rubio cabello saltaba conforme ella brincaba hacía su destino, haciendo que los pequeños rizos rebotaran como resortes. La bata de hospital se abría un poco en la parte superior trasera, por lo que podía ver un poco de su espalda. Una espalda blanca como la leche y cubierta de pequeños lunares por lo que pudo percibir. Era… linda, sin mencionar su cuerpo… wow, pero dejando de lado lo sexy que era, era… linda.
Capítulo 4.
La luz de la pequeña sala llena de libros iluminaba la castaña cabellera de Santana, y así mismo las pequeñas letras impresas en las hojas del libro de texto que estudiaba detenidamente. Sin duda alguna la peor parte de convertirse en neurocirujana, o cualquier tipo de medico era la parte donde todo giraba alrededor de la teoría, y no tanto la práctica. Lo único que podía mantenerla con los ojos en el libro era concentrarse en su padre, en el gran medico que era y por ende, el gran ejemplo que ella quería seguir. La muerte de Roberto Lopez había afectado a la morena a gran escala. Esta figura paterna abandonó la vida de la latina cuando tenía 15 años, justo al inicio de su etapa de crecimiento. Una edad decisiva donde una figura paterna se necesita casi a diario. La vida sin el fue dura, vio cambios drásticos en la actitud de su madre, cambios que le rompían el corazón. Por un tiempo, Santana se refugió en la rebeldía. Su estatus social llego hasta la cima, convirtiéndose en la Reina de la escuela a la que asistía. Nadie, absolutamente nadie se metía con ella. Hacerlo significaba no una muerte segura, si no una tortura por el resto de tus días dentro de la vista de la morocha. No fue hasta antes de la graduación donde un sinfín de hechos ocurridos la afectaron aún más. Era su último año en la preparatoria, para estas alturas Santana tenía una gran reputación por haber estado con la mayoría de chicos a su altura, pero nadie sabía que también había logrado meterse en los pantalones de las chicas. En este caso, las faldas. Susan Mckensie fue quien se atrevió a hablar. Durante un enfrentamiento en medio de uno de los pasillos del lugar que solía ser territorio de Santana la pelirroja decidió dejar el silencio atrás y hablar de lo ocurrido. Grito a los cuatro vientos lo orgullosa que era al ser Homosexual, y de igual manera, grito que igual de orgullosa debería estar Santana por su Bisexualidad. Pudo haberlo negado, pudo haberlo ocultado y simplemente haberse lanzado con la chica de cabellos rojizos y obligarla a callarse… pero no lo hizo. En su lugar, una lágrima selló el silencio cayendo por su mejilla y sus piernas buscaron refugio, huyendo del lugar. Era difícil, su vida se derrumbaba cada vez más. Fue ahí donde los brazos de su madre la aceptaron y la consolaron tratando de sanar el dolor que abundaba en su espíritu. Los días en la preparatoria no fueron iguales. Miradas, susurros, habladurías, verdades que salieron a la luz, todo giraba a su al redor. La reina había tropezado, mas no caído. Una gran parte de las personas que integraban el instituto seguían temiendo del poder Lima Heights Adjacent que Santana poseía. Fue así como las semanas pasaron, la graduación llegó y a pesar de haber sido rebelde y de haberse ocultado en las malas acciones, las calificaciones de ella jamás bajaron. No era algo difícil, no tenía que esforzarse. La información se almacenaba en su cabeza sin así quererlo y era usada cuando servía de beneficio para ella. Con honores, dejo atrás los momentos que había vivido en esa escuela, y decidió mirar hacia enfrente. Desde el primer segundo en que se convirtió en ex alumna de la preparatoria McKinley supo que el único ejemplo que quería seguir era el de su padre, Roberto Lopez. Un reconocido médico en Lima, quien ayudo a fundar el hospital general en la ciudad y quien se esforzó en darle el mejor equipamiento, costara lo que costara. Ese hombre, lleno de alegría, lleno de bondad. Ese hombre que veía por los demás antes que por el mismo era la viva imagen de lo que Santana quería ser, era lo único que quería ser en la vida.
Ahora, sentada frente a esa mesa de madera, rodeada de murmullos de la gente que pasaba de vez en cuando frente a la puerta de la pequeña biblioteca del hospital, con los lentes reposando frente a sus ojos y una vista cansada era justamente lo que la castaña estaba haciendo, estaba intentando ser como su padre.
.- Lopez, ¿Qué haces aún aquí?.- Escuchó en la puerta y de inmediato su mirada brincó al lugar. Era Jackson Samuels, uno de los pocos chicos que de verdad le caían bien dentro del grupo de practicantes.
.- Trato de, ya sabes, investigar un poco.- Dijo sacándose los pequeños lentes para leer de su cara y reposando su codo sobre la mesa, girando su cabeza para ver mejor al chico de rizos castaños y ojos del mismo color.- Luego del incidente con el doctor Wells intento estar preparada para todo.
Soltó una pequeña risa al recordar como le había arrojado accidentalmente el café, ensuciado su bata entera. Al hacerlo, recordó la presencia de cierta rubia que había estado con ella en el momento, y había sido en parte la razón de su distracción. Brittany, ¿Qué habrá sido de ella? Al parecer estaban destinadas a separarse cada vez que volvían a encontrarse.
.- Aún recuerdo como te miraba después de eso. Prácticamente te castigaba con ese par de ojos rodeados de arrugas.- El chico simuló un escalofrió y entre una pequeña risa se acerco a la morena.- Hey, el resto del grupo y yo iremos a comer algo de pizza y ver si nos divertimos un poco en algún lugar por ahí. New york, de noche, ¡vamos! no puedes perdértelo.
La idea de salir con un grupo de gente, del cual el 80% no soportaba, el 10% no había conocido jamás, ni siquiera una pequeña interacción y el resto parecían ser de su agrado pero no en lo suficiente y exponerse a perder el control con el alcohol como solía hacerlo simplemente no fue bien recibida a su mente. Acarició su frente y suspiró.
.- Suena genial, Samuels, pero creo que yo paso.- Contestó cerrando el gran libro frente a ella y colocándolo sobre una pequeña pila de libros gruesos como ese que descansaba al lado derecho.- Es noche y, sinceramente, no aguanto estos tacones. Solo quiero ir a mi apartamento, meterme a la cama con una sopa instantánea y después hacer una de mis actividades favoritas.- Tomó los libros y alzó un poco las cejas.- Dormir.
El chico a su lado rio un poco y después suspiró.
.- Vaya, estas dejando mal a mis expectativas. Eres demasiado aguafiestas.- Cruzó los brazos sobre su pecho-. Nada parecido a lo que me habían dicho de ti.
Al escuchar estas palabras la latina ya estaba devolviendo los libros a su lugar en uno de los cuatro estantes un poco largos que habitaban en la pequeña sala. Su expresión se tornó un tanto seria y su cejo se arrugo un poco.
.- ¿Qué diablos te dijeron de mi?.- Dijo con un tono firme de voz dejando en su lugar el último libro.
.- ¡Ah-Ah! .-Contestó Jackson alzando su mano y negando un poco con la cabeza.- no te lo diré. En fin, me voy a disfrutar mi noche. Ojala te vaya bien en tu cita con la sopa instantánea Santana.- Se dio la vuelta y comenzó a caminar.
.- Ojala termines ebrio y despiertes al lado de un travesti, tarado.- Soltó sonriente bromeando-. Si es que a ellos si les interesas.- Escuchó como el chico rio un poco y simplemente la dejó con un adiós, saliendo de la habitación y perdiéndose en el pasillo.
Aún con la sonrisa sobre sus labios se acerco a la mesa y guardo los pequeños lentes de cristal en su estuche. Al hacerlo, recargó sus manos sobre la mesa y comenzó a pensar. ¿Qué era lo que habían dicho de ella?. Miles de dudas y recuerdos comenzaron a invadirla. Sacudiendo su cabeza y tomando su bolso intentó dejar todo eso atrás. Solo quería salir del lugar y dormir un poco para poder tener energías suficientes para el día siguiente.
Apagó la luz de la pequeña habitación y cerró la puerta detrás de ella. Comenzó a caminar por los pasillos del lugar, los cuales estaban prácticamente vacios por las horas de la noche. Sacó su celular y verifico la hora. En la pantalla se indicaban las 11:57pm. Suspiró y cerró el aparato, cuando un singular sonido recorría su sentido del oído. Santana detuvo su paso y escucho con más atención. Giró su cabeza hacía atrás pero no había nadie. Dio un paso mas para seguir su camino ignorando esto pero fue detenida de nuevo. No estaba loca, había escuchado claramente un llamado de ayuda. Su mirada recorrió el lugar en busca de alguna otra señal y entonces, vio una puerta de color azul oscuro. Un armario de conserjería. Prestando mas atención notó que el sonido parecía provenir de ahí. Se acercó y giró el pomo de la puerta, con un movimiento rápido la abrió y sintió como su corazón se detenía al ver un cuerpo de pie dentro de la oscura habitación. Un pequeño grito quería escapar de su garganta pero se ahogo al reconocer esa cabellera.
.- ¿Pero que…? ¿Brittany?.- Preguntó con el ceño fruncido.
La rubia alzó las cejas y se abalanzó a la morena, envolviendo su cuello con sus brazos en un gran y apretado abrazo.
.- Gracias gracias gracias gracias graaaaaaaacias.- Chilló muy cerca de su oído y Santana simplemente alzo las manos por naturaleza, para después dar unas cuantas palmaditas a la espalda de la ojiazul para indicarle que una de sus necesidades básicas era respirar, y la estaba privando de ello. Al paso de unos cuantos segundos la rubia deshizo el abrazo y la tomó de los hombros.- ¡San!
.- ¿Quieres decirme que diablos hacías ahí adentro, Brittany?.- Preguntó con confusión en su rostro y dando una pequeña mirada al armario del conserje y después de vuelta a la chica.
.-Yo… no lo sé, no lo recuerdo.- Hizo una pequeña mueca y miró al suelo. Cosa que Santana encontró sumamente adorable. Prestando mas atención a la chica notó que ella no estaba vestida como las veces anteriores en las que se habían topado. Ahora portaba una bata, una de las batas que usaban los pacientes en el hospital.
.-¿No lo sabes? Eso es ridi… quiero decir, ¿Cómo que no lo sabes? Tienes que volver a tu habitación, tus padres o quien sea que esté contigo deben de estar buscándote.- Fue cuestión de unos cuantos segundos para que la morocha se sorprendiera por el suave tono que había usado en sus palabras. Extraño, ella jamás hablaba así y luego de notarlo comenzaba a arrepentirse. Ah! Maldito dulzor de palabras, cursis y débiles. Eso no era para nada lima heights adjacent.
.- No lo sé.- Afirmo la rubia de nuevo encogiéndose de hombros-. Recuerdo que esa enfermera que me da miedo dijo que volvería porque era hora de inyectarme más suero, y detesto eso así que jugamos a las escondidillas… pero olvide avisarle que ella también jugaba y debía buscarme.- Terminó la historia asintiendo detrás de la verdad de sus palabras como una pequeña niña cuando se explica.
El asombro de Santana por la cantidad de inocencia que se percibía en las palabras de esa extraña conocida simplemente la sorprendía cada vez más. Sin duda alguna, ella no era para nada igual a las demás rubias, que había conocido. Y no solo a las rubias, también a las castañas, pelirrojas –Ugh, pelirrojas- incluso las chicas con el pelo con más colores que el arcoíris, aquellas que veía seguido en su antiguo vecindario cuando era adolescente. Si, extrañas etapas de rebeldía terminaban en extraños juegos con chicas aún mas extrañas. Claro, si sabes lo que eran juegos para Santana.
Entrecerrando sus ojos la morena ladeó un poco la cabeza intentando captar si la singularidad de Brittany era real o era un sueño, causa de su estrés y cansancio por las horas de estudio y lectura. Conociendo a Santana, ya hubiera huido del lugar o aprovechar la rareza y estupidez en las palabras de la chica para burlarse, uno de sus mejores talentos naturales, pero con Brittany era diferente. Agh, había algo en esa chica que no le cuadraba, simplemente… no podía.
.- Brittany, son casi….- Verificó el reloj en la pantalla de su pequeño Nokia y corrigió- Son las 12:00am. Es hora de que vuelvas a tu habitación, quien sabe cuanto tiempo llevas aquí y si no das señales probablemente armes un drama total en el hospital.- En su mente las imágenes de las estúpidas compañeras de su grupo hablando una y otra vez, modificando las historias que corrían por el hospital en un tono chillante que simplemente le ponía los nervios de punta comenzaron a surgir y un leve escalofrió recorrió los nervios de su ceño. Esas chicas eran repugnantes, y sin duda alguna molestas.- Vamos, supongo que te acompañaré.
La ojiazul comenzó a salir de la pequeña habitación rodeada de productos de limpieza y otras cosas y entrelazo sus dedos un tanto nerviosa. Santana suspiró y cruzó los brazos sobre su pecho cuando notó el cambio de expresión corporal de Brittany.
.- ¿Qué?- Preguntó la latina mirando el modo en que sus ojos celestes recorrían el pasillo del lugar y mordía su labio ligeramente.
.- Si son las 12:00am… entonces… es de noche, ¿cierto? Bueno, de mañana… pero esta oscuro y…
Santana rodó sus ojos ante la obvia aclaración de Brittany pero volvió a su extraña y mas suave compostura cuando logró descifrar el mensaje detrás de esas palabras y ese porte que mantenía.
.- No tienes miedo, ¿o si?- La pregunta se contestó por si sola cuando Brittany dio un pequeño salto al escuchar a un medico pasar a algunos metros de ellas por otro pasillo. Santana no pudo evitar soltar una pequeña risa al notar lo infantil que era eso de temer a los hospitales. Vaya, esta chica no dejaba de darle insultos a su gran libro negro del sarcasmo pero a pesar de eso, seguía sin poder usarlos. Su risa se vio callada cuando sus ojos de color chocolate se encontraron con una mirada de color azul, totalmente penetrante acompañada de un ceño fruncido.
La expresión de Santana se volvió seria naturalmente y aclaró su garganta saliendo del hechizo de la mirada de la rubia.- No pasa nada, este hospital esta libre de fantasmas o monstruos o lo que sea que pienses que haya aquí. De hecho, las enfermeras gruñonas que tanto te molestan se encargan de espantarlos.- Sonrió e incluso rió por la torpeza de su excusa. Si, era bastante tonto seguirle el juego a Brittany y la hacía sentir como una completa estúpida pero, que mas daba, quería irse a casa pronto y debía guiar a la singular chica al lugar que pertenece.
.- ¿Qué hay de los gnomos? - Preguntó la rubia con sus ojos abiertos como platos y señas de preocupación en toda su cara.- Lord tubbington siempre me decía que ellos aman los hospitales porque de aquí se roban a los bebes que trae la cigüeña para hacerlos gnomos como ellos.- Agachó la mirada ante el recuerdo de su gato y probablemente mejor amigo. Había sido muy duro decirle adiós pero ella sabía que el ya estaba muy viejo así que se dijo a si misma que quizás su muerte fue por un ataque al corazón, de tanto que el amó a Brittany. Ella siempre había sido una chica… diferente. Durante su infancia se refugiaba en lo único que podía responder por los errores y fantasías que cometía, su inocencia. Eso siempre la salvaba de problemas, eso siempre respondía por ella cuando todos los demás chicos y chicas se burlaban de su manera de ser, su manera de vestir y las palabras que salían de su boca. Al final, al llegar a casa y encontrarse con los cálidos brazos de su madre y padre sabía que todo lo que decían a su alrededor, todo lo que podía hacerla caer no eran mas que falsedades. Ella era mejor que los demás porque no era igual a ellos. Los años pasaron y ella creció, igual que las otras chicas. Al contrario de las chicas de su edad, ella jamás se interesó por el concepto de ‘’madurar’’. En su lugar se refugiaba en sus fantasías, sus sueños y todo lo que la diferenciaba de los demás y sus padres alimentaron esas esperanzas. Fuerte, Fenomenal y Diferente sobresalió en su escuela al sur de california, y en cuestión de meses sus habilidades para el baile le ganaron un lugar entre las animadoras. Estando ahí sintió que al fin encajaba en el lugar y procuraba hacer lo que las demás hacían para permanecer en la dinastía de popularidad del colegio y logró besar a todos y cada uno de los estudiantes del lugar, lo quisieran o no. A pesar de ser una de las porristas mas populares y tener un grupo de amigas que de vez en cuando seguían sus juegos nunca sintió que había logrado tener una mejor amiga, o un mejor amigo como veía en sus películas favoritas. Ella no tenía a un Sebastian como Ariel, o a un Buzz como Woody, ella no había sentido eso con nadie de su escuela. Al final del día, solo Lord Tubbington estaba para ella, aunque nadie creyera que de verdad podía comunicarse con el. Falta de fe, el no creer en algo que careciera de realidad era una de las cosas que Brittany jamás quería hacer, pues sabía que era lo que los demás hacían. El día en que Lord Tubbington murió, unos meses antes a su llegada al hospital, experimento lo que podía ser quizás el día más triste de su vida. Fue el primer día en que sus ojos perdieron el brillo que siempre guardaban. Recordarlo siempre era difícil pero siempre llegaba la imagen de el en una casa en las nubes, rodeado de gatitas y sus bocadillos favoritos, además de cigarrillos y los placeres/adicciones que tanto la atormentaban cuando estaba en vida, y eso la hacía sentir un poco mejor.
.- ¿Lord… que?.- preguntó Santana confundida pero luego sacudió la cabeza-. Claro, claro, uhmm… - Pensó rápidamente una manera de contestar a eso. Diablos, era difícil pensar así de… fantástico. Debía felicitar a Brittany por hacerlo con tanta facilidad.- Cerca de los basureros, uhm, los conserjes tienen unos grandes barriles con fertilizante para gnomos. No tiene color, no tiene olor, nada. Solo lo rocían por el piso, es por eso que está tan brillante.- Señaló al piso delante de ellas mientras seguía caminando y miró la respuesta de Brittany.
.- Claro…- Sonrió lentamente y luego acomodó las manos alrededor de su estomago.- ¿Aquí también hay comida de noche? Mamá dijo que nunca duermen, así que…- Su mirada se perdió en unos metros delante de ellas y los ojos cafés de Santana siguieron a los de Brittany.- ¡Elevador! Amo usar el elevador, ¿podemos usarlo? ¿por favor?.
Santana Rodó los ojos y miró la expresión de cachorrito triste en el pálido rostro de la chica. Recordó que su posición actual era el 4to piso del lugar, y considerando el cansancio que tenía definitivamente las escaleras no eran una opción.
.- Claro, lo que sea menos las horribles escaleras.- Contestó luego de un suspiro y vislumbro a Brittany correr con sus pies descalzos hacia el elevador. Su largo y rubio cabello saltaba conforme ella brincaba hacía su destino, haciendo que los pequeños rizos rebotaran como resortes. La bata de hospital se abría un poco en la parte superior trasera, por lo que podía ver un poco de su espalda. Una espalda blanca como la leche y cubierta de pequeños lunares por lo que pudo percibir. Era… linda, sin mencionar su cuerpo… wow, pero dejando de lado lo sexy que era, era… linda.
Heyachele* - Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 03/04/2012
Edad : 28
Re: FanFic Brittana ''Brighter'' Cap.5
me encanto
Iriz_santana_nayaheather********- - Mensajes : 761
Fecha de inscripción : 08/02/2012
Edad : 33
Re: FanFic Brittana ''Brighter'' Cap.5
SON UN AMOR ESTAS CHICAS!!!
Britt es demasiado tierna pero es San la que lleva todo mi amor, o sea, la facilidad con que le sigue las ideas a Britt, lo que se preocupa de no herir sus sentimientos...eso es algo hermoso...
No tardes tanto en actualizar, ya creia que no escribirias más...con lo mucho que me gusta tu fic era una lastima creer que quedaría abandonado en el baul de los recuerdos
Bye
Britt es demasiado tierna pero es San la que lleva todo mi amor, o sea, la facilidad con que le sigue las ideas a Britt, lo que se preocupa de no herir sus sentimientos...eso es algo hermoso...
No tardes tanto en actualizar, ya creia que no escribirias más...con lo mucho que me gusta tu fic era una lastima creer que quedaría abandonado en el baul de los recuerdos
Bye
santaty********-* - Mensajes : 859
Fecha de inscripción : 03/03/2012
Re: FanFic Brittana ''Brighter'' Cap.5
oh... que ternucho todo...
es tan lindo... como san (ah la amo) le su¡igue todo el juego para mantenerla bien y para que pueda estar bien...
porfi... si no puedes actualizar tan seguido avisa... ves que deprimes uno aqui pensando que pedaso de fic se iba... uno se ponia triste ... pero no... no se te olvido y eso me pone feliz...
*besotes* hasta la actu
es tan lindo... como san (ah la amo) le su¡igue todo el juego para mantenerla bien y para que pueda estar bien...
porfi... si no puedes actualizar tan seguido avisa... ves que deprimes uno aqui pensando que pedaso de fic se iba... uno se ponia triste ... pero no... no se te olvido y eso me pone feliz...
*besotes* hasta la actu
CrazyJava-* - Mensajes : 1628
Fecha de inscripción : 20/02/2012
Edad : 26
Re: FanFic Brittana ''Brighter'' Cap.5
Hola! Tu historia es fantástica. Quise comentar desde que leí el primer capítulo, pero no hice hasta hoy que recordé especialmente este fic, lo busqué y ahora te escribo: es maravilloso...
Ojalá lo puedas continuar, porque tenés una buena cosa entre manos, una lectura para disfrutar con esos dos personajes encantadores que adoramos infinito, más allá de los problemas que puedan tener.
Un beso grande
Ojalá lo puedas continuar, porque tenés una buena cosa entre manos, una lectura para disfrutar con esos dos personajes encantadores que adoramos infinito, más allá de los problemas que puedan tener.
Un beso grande
MarisaParedes****** - Mensajes : 316
Fecha de inscripción : 25/02/2012
Capítulo 5.
Bueno, creo que podría llegar a ser en vano cualquier excusa o demás que intente decir aquí por la cantidad de tiempo que me demoré en volver aquí, pero fueron muchas las cosas. Me detuve a pensar y desde hace un par de semanas, más que nunca, no he dejado de soñar con esta historia. Y en lo personal, me enamoré de ella desde que vino a mi mente, así que intentaré con mi alma entera continuarla hasta darle un final merecido. Quizás y los capítulos que publique de ahora en adelante, si dios quiere, no sean tan largos pero, algo es algo ¿no?:B Además, creo, no lo sé, que volví mejor que nunca. Mejoré mucho mi ortografía y otras cosas, o eso es lo que yo creo, así que puede que les ofrezca una lectura mucho más enriquecida. En fin, aquí, luego de un graaaaaaaan tiempo, el capítulo 5. Espero que les agrade y hola a aquellos nuevos lectores:3 los quiero <3
----------------------------------------------------------
Capítulo 5
‘’1, 2, 3, 4…’’ contaba mentalmente mientras veía el agua hirviente verterse en el vaso, llenándolo y cambiando su color a un negro. El aroma del café estrellándose contra su rostro, al tiempo que sus cejas se fruncían a la perfección en el medio superior de su cara. Su mandíbula estaba tensa, y respiraba en un intento de calmar sus instintos y sus palabras. ¿Cuándo diablos sería usada como asistente personal del Dr. Wells? Con una mierda, ella era interna, no su maldita secretaria. De mala gana vertió el azúcar y la leche al gusto del viejo cincuentón y tomó el vaso con cuidado, intentando no irritar o quemar la piel de su mano y subir su genio incluso a uno más malo. Con la sangre hirviendo, la igual que el café en sus manos, salió de la cafetería al paso más rápido y ágil que le fue posible. Esquivando pacientes, médicos, trabajadores y otras cosas raras que la hacían girar su cabeza en una expresión de ‘’ ¿Pero qué diablos…?’’. La clase de cosas que solo se ven en un hospital concurrido de la ciudad de New York. Hizo de las suyas y en un par de maniobras y pasos torpes llegó a la habitación 107, donde el grupo de internos y el doctor que tanto la sacaba de sus casillas aguardaban, observando y anotando detenidamente el progreso de una paciente, víctima de un tipo de cáncer. Ofreció el vaso de café al señor de cabellos grises, quien lo tomó como si hubiera estado ahí todo el tiempo. Sin siquiera agradecer o mirar a la morena. Santana le dedicó una de sus peores miradas y pudo percibir como del otro lado, entre los internos, Jackson intentaba contener una risilla ante su expresión. Santana solo pudo dedicarle la misma mirada al chico de rizos, quien ahogó su risa y dejó caer su expresión, fingiendo que ponía más atención a lo que el Doctor Wells decía. La latina volvió a su posición entre un par de chicas de quienes desconocía nombres y no quería hacer mucho por cambiar esto. Suspiró, e intentando con toda la fuerza interior que le fue posible el no abalanzarse y pedirle un pequeño espacio a la paciente para dormir en su cama, hizo ciertas anotaciones de lo que el doctor decía. Cuando hubo ya ciertas oraciones escritas en la tinta negra de la pluma que sus esbeltos dedos sostenían, su mirada ligeramente subió de su libreta a la chica en la cama. Lo primero que notaba era la falta de cabello en su cabeza, pero sabía que este era de un color castaño claro, casi rubio, porque comenzaba a crecer de nuevo ligeramente. Bajo sus orbes de un color verde había un par de marcas oscuras. Unas ojeras más marcadas que las que Santana tenía por no descansar desde hacía ya un par de días. Pero claro, las de la desconocida chica eran por razones totalmente diferentes. Su piel tenía un color no muy saludable. Un blanco demasiado pálido y apagado. Sus clavículas y los huesos de su cuello sobresalían un poco más de lo normal. En resumen, no lucía demasiado bien, y se supone que se estaba recuperando. Uno podía sentir la tristeza y el dolor de todo lo que esa extraña, a quien nunca había visto antes, había sufrido. Uno podía simplemente percibir cada piedra con la que tropezó y la hizo mantenerse en el suelo por un largo tiempo. Pero luego, estaba esa sonrisa. Una gran sonrisa, una pequeña risa ante los comentarios del doctor o de la enfermera que la atendían mientras nosotros observábamos atentos. Podías notar que, a pesar de toda la tierra que cayó sobre su vida, se mantenía de pie. Luchaba por ser feliz. Y a pesar de todo, parecía conseguirlo.
Los labios de Santana se curvaron en una pequeña sonrisa mientras se perdía en sus pensamientos y dejaba de lado completamente sus anotaciones. Sus ojos castaños oscuros se cruzaron con la mirada brillante de la chica desconocida. Esta le dedico una sonrisa y por un momento, Santana se sintió mal, pues quizás la chica se había sentido incomoda con la mirada de Santana sobre ella, pero en lugar de dar señal de esto, simplemente se limitó a sonreír más ampliamente y tornar su mirada de nuevo a su cuaderno. Era esa una de otras razones por las cuales se encontraba ahí, día y noche, quebrándose y pasando corajes con la clase de compañeros y jefes que tenía para un día llegar a ser doctora. Ella quería ser capaz de lograr cosas como esa. Quería ser capaz de mejorar las vidas de otras personas que lo necesitaban. Quería ser capaz de dar la felicidad que quizás ella no pudo tener años atrás.
Horas más tarde, la latina se encontraba en su casillero, donde retiró su bata y sobó la parte trasera de su cuello en un intento casi fallido de relajar la zona por el dolor que sentía al haber dormido en mala posición. O probablemente, al haber estado con la cabeza agachada y enterrada en los miles, bueno; decenas, de libros de texto que había leído los últimos días. La habitación estaba casi sola, hasta que el par de voces de chica 1 y chica 2, personas que no conocía más que de vista en su grupo, se encaminaron hacia la salida y dejaron para bien a Santana sola. La morocha suspiró, sentándose en la banca frente a su casillero y luego recostándose sobre ella, cerrando sus ojos y casi soltando un pequeño gemido al sentir lo bien que se sentía estar en esa posición de descanso. Respiró en relajación un par de veces más, sintiendo como los latidos de su corazón se controlaban y la sangre en su cuerpo viajaba de manera más ligera… hasta que se le ocurrió abrir los ojos. Podía jurar que el corazón había saltado de su pecho y había huido de la habitación, corriendo por los grandes pasillos del hospital.
— BOO! — Fue lo que sus oídos pudieron captar al tiempo que un grito y una expresión de pánico se apoderaron de su rostro entero. Le tomó solo un par de segundos reconocer a el par de ojos azul cielo abiertos como platos en un intento de expresión horrenda. ‘’Buen intento, pero tú no puedes ser horrenda…’’ pensó para sí misma un poco más tranquila. Se sentó de golpe por el mismo susto, haciendo que la chica en bata retrocediera un poco más y remplazara su ‘’aterradora’’ expresión por una gran y amplia sonrisa, la cual hacía que su mirada brillara mil veces más.
— ¡Cristo santo, Brittany. No vuelvas a hacer eso! —La mano aún en su pecho, como si eso aliviara los estruendosos e irregulares latidos de su corazón.
— Debiste haber visto tu cara, San — Dijo la ojiazul entre risas y risas, sobando su estómago ante el evidente dolor de sus músculos contrayéndose por las carcajadas.
—Para ya de reírte, eso no fue divertido — No era como si fuera no le gustara hacer bromas o sustos. Hacerlas, no recibirlas.
—Para mí lo fue — se encogió de hombros y se balanceó un poco sobre sus talones como una niña pequeña, con la risa ya controlada per la sonrisa aún grande y radiante.
—No-…. No vuelvas a hacerlo —Comentó Santana con expresión seria, poniéndose de pie y cerrando la puerta de su casillero después de haber sacado una pequeña bolsa con alimentos. Fue ahí cuando pudo percibir los gruñidos de su estómago exigiendo por algo dentro de él.
—Parece que alguien desayunó león…— dijo la rubia sonriendo con más suavidad.
—Alguien no ha desayunado —Dijo suspirando y girándose ligeramente para ahora sí, enfrentar a la chica. Su ceño se frunció ligeramente en confusión mientras que sus ojos intentaban identificar el porqué del cambio de expresión en Brittany a una un poco asustada.
— ¿Cómo lo supiste? — Dijo la rubia con su expresión aún espantada.
— ¿Saber qué?
— Que no he desayunado…
— ¿No has desayunado? — Preguntó Santana con la cabeza dándole un poco de vueltas.
— ¿Qué? —Preguntó Brittany, cambiando su expresión a una más tranquila.
— ¿Qué? — Repitió Santana.
— ¿Qué de qué? —Dijo la rubia, ahora sonriendo ligeramente de nuevo.
— ¿De qué hablas? — Santana frunció el ceño más firmemente, sintiéndose ahora mucho más confundida.
— ¿De qué hablas tú? — podía ver en el brillo de los ojos de Brittany que lo estaba haciendo a propósito. Además de en esa sonrisa que ya la estaba obligando a sonreír por igual, pero no lo hizo.
—De… desayuno
— ¡¿No has desayunado?! — Brittany fingió sorpresa antes de reír un poco. Santana rodó sus ojos y sonrió al fin.
—Eres imposible — comentó Santana, dando la vuelta y comenzando a caminar hacia la salida.
— ¡Espera! —Exclamó Brittany, igualando sus distancias y girando a la chica del hombro para que pudiera verla. La sonrisa en su rostro se volvió más misteriosa pero alegre y alzó y bajó las cejas — Quiero mostrarte algo…— y fue así como antes de que pudiera protestar o hacer alguna pregunta, el roce de los dedos de Brittany contra los suyos, cegaron por completo su mente y nublaron aquellas preguntas que por naturalidad habían llegado a su cerebro.
Las corrientes eléctricas corrieron por su espina dorsal y cuando menos pudo darse cuenta ya estaba corriendo a un costado de la chica en pantuflas y bata de hospital. La sonrisa torpe invadía su rostro y todo a su alrededor se tornó en cámara lenta. Un pasillo, otro y otro más. Un par de escaleras y la mirada de Brittany sobre su hombro, dedicándole una sonrisa entre un par de risas. Tanto de Brittany como de ella misma.
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Capítulo 5
‘’1, 2, 3, 4…’’ contaba mentalmente mientras veía el agua hirviente verterse en el vaso, llenándolo y cambiando su color a un negro. El aroma del café estrellándose contra su rostro, al tiempo que sus cejas se fruncían a la perfección en el medio superior de su cara. Su mandíbula estaba tensa, y respiraba en un intento de calmar sus instintos y sus palabras. ¿Cuándo diablos sería usada como asistente personal del Dr. Wells? Con una mierda, ella era interna, no su maldita secretaria. De mala gana vertió el azúcar y la leche al gusto del viejo cincuentón y tomó el vaso con cuidado, intentando no irritar o quemar la piel de su mano y subir su genio incluso a uno más malo. Con la sangre hirviendo, la igual que el café en sus manos, salió de la cafetería al paso más rápido y ágil que le fue posible. Esquivando pacientes, médicos, trabajadores y otras cosas raras que la hacían girar su cabeza en una expresión de ‘’ ¿Pero qué diablos…?’’. La clase de cosas que solo se ven en un hospital concurrido de la ciudad de New York. Hizo de las suyas y en un par de maniobras y pasos torpes llegó a la habitación 107, donde el grupo de internos y el doctor que tanto la sacaba de sus casillas aguardaban, observando y anotando detenidamente el progreso de una paciente, víctima de un tipo de cáncer. Ofreció el vaso de café al señor de cabellos grises, quien lo tomó como si hubiera estado ahí todo el tiempo. Sin siquiera agradecer o mirar a la morena. Santana le dedicó una de sus peores miradas y pudo percibir como del otro lado, entre los internos, Jackson intentaba contener una risilla ante su expresión. Santana solo pudo dedicarle la misma mirada al chico de rizos, quien ahogó su risa y dejó caer su expresión, fingiendo que ponía más atención a lo que el Doctor Wells decía. La latina volvió a su posición entre un par de chicas de quienes desconocía nombres y no quería hacer mucho por cambiar esto. Suspiró, e intentando con toda la fuerza interior que le fue posible el no abalanzarse y pedirle un pequeño espacio a la paciente para dormir en su cama, hizo ciertas anotaciones de lo que el doctor decía. Cuando hubo ya ciertas oraciones escritas en la tinta negra de la pluma que sus esbeltos dedos sostenían, su mirada ligeramente subió de su libreta a la chica en la cama. Lo primero que notaba era la falta de cabello en su cabeza, pero sabía que este era de un color castaño claro, casi rubio, porque comenzaba a crecer de nuevo ligeramente. Bajo sus orbes de un color verde había un par de marcas oscuras. Unas ojeras más marcadas que las que Santana tenía por no descansar desde hacía ya un par de días. Pero claro, las de la desconocida chica eran por razones totalmente diferentes. Su piel tenía un color no muy saludable. Un blanco demasiado pálido y apagado. Sus clavículas y los huesos de su cuello sobresalían un poco más de lo normal. En resumen, no lucía demasiado bien, y se supone que se estaba recuperando. Uno podía sentir la tristeza y el dolor de todo lo que esa extraña, a quien nunca había visto antes, había sufrido. Uno podía simplemente percibir cada piedra con la que tropezó y la hizo mantenerse en el suelo por un largo tiempo. Pero luego, estaba esa sonrisa. Una gran sonrisa, una pequeña risa ante los comentarios del doctor o de la enfermera que la atendían mientras nosotros observábamos atentos. Podías notar que, a pesar de toda la tierra que cayó sobre su vida, se mantenía de pie. Luchaba por ser feliz. Y a pesar de todo, parecía conseguirlo.
Los labios de Santana se curvaron en una pequeña sonrisa mientras se perdía en sus pensamientos y dejaba de lado completamente sus anotaciones. Sus ojos castaños oscuros se cruzaron con la mirada brillante de la chica desconocida. Esta le dedico una sonrisa y por un momento, Santana se sintió mal, pues quizás la chica se había sentido incomoda con la mirada de Santana sobre ella, pero en lugar de dar señal de esto, simplemente se limitó a sonreír más ampliamente y tornar su mirada de nuevo a su cuaderno. Era esa una de otras razones por las cuales se encontraba ahí, día y noche, quebrándose y pasando corajes con la clase de compañeros y jefes que tenía para un día llegar a ser doctora. Ella quería ser capaz de lograr cosas como esa. Quería ser capaz de mejorar las vidas de otras personas que lo necesitaban. Quería ser capaz de dar la felicidad que quizás ella no pudo tener años atrás.
Horas más tarde, la latina se encontraba en su casillero, donde retiró su bata y sobó la parte trasera de su cuello en un intento casi fallido de relajar la zona por el dolor que sentía al haber dormido en mala posición. O probablemente, al haber estado con la cabeza agachada y enterrada en los miles, bueno; decenas, de libros de texto que había leído los últimos días. La habitación estaba casi sola, hasta que el par de voces de chica 1 y chica 2, personas que no conocía más que de vista en su grupo, se encaminaron hacia la salida y dejaron para bien a Santana sola. La morocha suspiró, sentándose en la banca frente a su casillero y luego recostándose sobre ella, cerrando sus ojos y casi soltando un pequeño gemido al sentir lo bien que se sentía estar en esa posición de descanso. Respiró en relajación un par de veces más, sintiendo como los latidos de su corazón se controlaban y la sangre en su cuerpo viajaba de manera más ligera… hasta que se le ocurrió abrir los ojos. Podía jurar que el corazón había saltado de su pecho y había huido de la habitación, corriendo por los grandes pasillos del hospital.
— BOO! — Fue lo que sus oídos pudieron captar al tiempo que un grito y una expresión de pánico se apoderaron de su rostro entero. Le tomó solo un par de segundos reconocer a el par de ojos azul cielo abiertos como platos en un intento de expresión horrenda. ‘’Buen intento, pero tú no puedes ser horrenda…’’ pensó para sí misma un poco más tranquila. Se sentó de golpe por el mismo susto, haciendo que la chica en bata retrocediera un poco más y remplazara su ‘’aterradora’’ expresión por una gran y amplia sonrisa, la cual hacía que su mirada brillara mil veces más.
— ¡Cristo santo, Brittany. No vuelvas a hacer eso! —La mano aún en su pecho, como si eso aliviara los estruendosos e irregulares latidos de su corazón.
— Debiste haber visto tu cara, San — Dijo la ojiazul entre risas y risas, sobando su estómago ante el evidente dolor de sus músculos contrayéndose por las carcajadas.
—Para ya de reírte, eso no fue divertido — No era como si fuera no le gustara hacer bromas o sustos. Hacerlas, no recibirlas.
—Para mí lo fue — se encogió de hombros y se balanceó un poco sobre sus talones como una niña pequeña, con la risa ya controlada per la sonrisa aún grande y radiante.
—No-…. No vuelvas a hacerlo —Comentó Santana con expresión seria, poniéndose de pie y cerrando la puerta de su casillero después de haber sacado una pequeña bolsa con alimentos. Fue ahí cuando pudo percibir los gruñidos de su estómago exigiendo por algo dentro de él.
—Parece que alguien desayunó león…— dijo la rubia sonriendo con más suavidad.
—Alguien no ha desayunado —Dijo suspirando y girándose ligeramente para ahora sí, enfrentar a la chica. Su ceño se frunció ligeramente en confusión mientras que sus ojos intentaban identificar el porqué del cambio de expresión en Brittany a una un poco asustada.
— ¿Cómo lo supiste? — Dijo la rubia con su expresión aún espantada.
— ¿Saber qué?
— Que no he desayunado…
— ¿No has desayunado? — Preguntó Santana con la cabeza dándole un poco de vueltas.
— ¿Qué? —Preguntó Brittany, cambiando su expresión a una más tranquila.
— ¿Qué? — Repitió Santana.
— ¿Qué de qué? —Dijo la rubia, ahora sonriendo ligeramente de nuevo.
— ¿De qué hablas? — Santana frunció el ceño más firmemente, sintiéndose ahora mucho más confundida.
— ¿De qué hablas tú? — podía ver en el brillo de los ojos de Brittany que lo estaba haciendo a propósito. Además de en esa sonrisa que ya la estaba obligando a sonreír por igual, pero no lo hizo.
—De… desayuno
— ¡¿No has desayunado?! — Brittany fingió sorpresa antes de reír un poco. Santana rodó sus ojos y sonrió al fin.
—Eres imposible — comentó Santana, dando la vuelta y comenzando a caminar hacia la salida.
— ¡Espera! —Exclamó Brittany, igualando sus distancias y girando a la chica del hombro para que pudiera verla. La sonrisa en su rostro se volvió más misteriosa pero alegre y alzó y bajó las cejas — Quiero mostrarte algo…— y fue así como antes de que pudiera protestar o hacer alguna pregunta, el roce de los dedos de Brittany contra los suyos, cegaron por completo su mente y nublaron aquellas preguntas que por naturalidad habían llegado a su cerebro.
Las corrientes eléctricas corrieron por su espina dorsal y cuando menos pudo darse cuenta ya estaba corriendo a un costado de la chica en pantuflas y bata de hospital. La sonrisa torpe invadía su rostro y todo a su alrededor se tornó en cámara lenta. Un pasillo, otro y otro más. Un par de escaleras y la mirada de Brittany sobre su hombro, dedicándole una sonrisa entre un par de risas. Tanto de Brittany como de ella misma.
Heyachele* - Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 03/04/2012
Edad : 28
Re: FanFic Brittana ''Brighter'' Cap.5
Que bueno que volviste!!! jajjajaj pensé que se quedaría inconcluso este fic y eso me daba tristeza, y que bueno que tu ortografía haya mejorado y tengas la historia muy presente.
Sabes pensé no deberían dejarlas hacernos esto, ¿porque nos abandonan el FF? ¬¬ es como dejar un libro a medias, la verdad es que yo no escribo, no tengo ese don.
ojala te lea pronto :B
Saludos y que tengas un excelente fin
Sabes pensé no deberían dejarlas hacernos esto, ¿porque nos abandonan el FF? ¬¬ es como dejar un libro a medias, la verdad es que yo no escribo, no tengo ese don.
ojala te lea pronto :B
Saludos y que tengas un excelente fin
ladybathory19- ---
- Mensajes : 554
Fecha de inscripción : 21/05/2012
Edad : 35
Re: FanFic Brittana ''Brighter'' Cap.5
aaaw volviste *---* amo esta historia!
no la dejes :c hahah
saludos!
no la dejes :c hahah
saludos!
nicky-ainsworth*** - Mensajes : 125
Fecha de inscripción : 09/04/2012
Edad : 31
Re: FanFic Brittana ''Brighter'' Cap.5
YaY! you have come back! estoy súper contenta... es que este fic me encanta y de verdad no me gustaría que lo dejaras así que ver que has regresado me a puesto súper feliz :D ojala nunca lo dejes... y estoy emocionada quiero brittana jeje... quiero el siguiente...
*besos* hasta la actu
*besos* hasta la actu
CrazyJava-* - Mensajes : 1628
Fecha de inscripción : 20/02/2012
Edad : 26
Re: FanFic Brittana ''Brighter'' Cap.5
03/07/2013
Hola, debido a que este fic ya presenta mas de 6 meses sin actualización, se a procedido a cerrarlo, si el autor desea reabrirlo solo tiene que hacer una solicitud vía MP a un moderador, administradora y de inmediato el fan fic será reabierto
Juliet st James- Nayaholic
-
Mensajes : 1979
Fecha de inscripción : 31/05/2011
Edad : 30
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