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El ultimo otoño en New Haven
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El ultimo otoño en New Haven
Las hojas habían comenzado a caer sobre New Heaven. Era otoño, ella caminaba por los pasillos de la universidad, encantada por la magia e historia detrás de cada uno de esos muros.
A pesar de todo el sufrimiento y las lágrimas derramadas en otros días llegó a ese lugar y estaba orgullosa con su logro. Todo era como ella lo había planeado en su cabeza, de forma meticulosa. Pero con el correr de los meses comenzó a sentir un vació que la atormentaba por las noches. Pero su orgullo no la dejaba dar marcha atrás. Quizás en el fondo seguía siendo una niña egoísta.
Así pasó todo un año en donde las caminatas por aquellos pasillos no tenían el mismo sentido que en un comienzo. Los días se hacían cada vez más largos y las noches eternas. Estaba rodeada de gente como ella; pero esa gente hablaba, reía, amaba y vivía en normalidad mientras la vida para ella parecía ir en cámara lenta, nada parecía tener color, el vació en su pecho era cada día más grande. No se pudo quejar de estar sola, pues por su belleza los hombres se rendían a sus pies como piezas de dominó cayendo una tras otra. Pero no podía lograr encantarse con ninguno de sus acompañantes, y se preguntaba así misma luego de cada cita que arruinaba –¿Por qué?-
Al finalizar una clase se fue a su dormitorio, no acompaño a sus nuevos amigos por el café siempre. Tomó un baño se sentó en su cama, ya era noche y se perdió en sus pensamientos mientras miraba por la ventana. Su corazón se detuvo por un segundo, el silencio invadió aquel cuarto de universidad, era una mala jugada de su mente. Le pareció ver una sombra, una ilusión entre los arbustos observando directamente hacía su habitación. Se dijo para si –No puede ser verdad- Se levantó de la cama, salió de la habitación y corrió por el pasillo del dormitorio, hasta las escaleras; en su loca carrera resbalo en el último peldaño, desplomándose directamente hacía la puerta de entraba. Se apresuro a levantarse con el dolor de un tobillo lastimado, y con sus últimas fuerzas fue hasta aquel lugar, su corazón se aceleraba cada vez más, sin saber por qué lo hacía. En su cabeza nada estaba claro solo la alentaba un fuerte deseo de descubrir que era lo que su corazón le decía. Era muy testaruda para admitirlo. Al llegar ahí pudo percatarse que era una mala jugada de su imaginación. No había nada ahí para ella, ni un alma, ni una respuesta.
Regreso lentamente a su habitación con una sensación de desazón. Su compañera de dormitorio se acerco a ella –Quinn estás bien, hoy no nos acompañaste a…- ella la vio con una mirada vacía – Si lo estoy, Kate , no es nada- Quinn se sentó en su cama y volvió a mirar por la ventana, tratándose de convencerse de que era su imaginación. Con el correr de los días, se fue retrayendo un poco más, puesto que aquella ilusión en su cabeza la estaba a todos lados donde miraba, entre las butacas en penumbra del teatro mientras ensayaba sus líneas, en los pasillos, en el campus, en todos lados, pero de cierta forma no se sentía sola. Todas las noches se sentaba a mirar por aquella ventana si era posible que ocurriera otra vez. Pero nada parecía ocurrir, solo la luna y las estrellas invadían su habitación con su luz eran su compañera . Solo ellas sabían que secretos había en su corazón. Una de aquellas tantas noche estaba mirando por la ventaba cuando Kate se acerca a ella y le dice –Vamos a un bar, creo que necesitas salir, no es normal que te retraigas tanto, y te tenemos una sorpresa para que dejes de estar triste- Ella la miro extrañada y se dejó llevar por su compañera, se vistió, para la ocasión, se dispusieron a salir. Acudieron a una típico bar universitario, repleto de gente.
Kate le dice al llegar al bar, -Te quiero presentar a alguien muy especial, es necesario que se conozcan, lo conocí hace unos días en el campus, estaba un poco perdido al parecer. Solo te puedo decir que es una hermosa persona, él está en la ciudad de paso, esta noche viene para acá- Su amiga parecía estar muy sobre exaltada por aquel encuentro pero Quinn no le tomó tanta importancia , su compañera se perdió entre la multitud mientras iba por su nuevo amigo. Quinn se separa del grupo al oír una canción bastante conmovedora.
Al escuchar la voz del cantante sus ojos se cristalizaron era como un rayo que le atravesaba el alma pero a la vez muy dulce y tan familiar que hizo que su corazón se acelerara tal cual como le sucedió el día que comenzó su dulce tormento.
Trataba de ir tan rápido como podía por la multitud de gente aquella noche. Cuando por fin pudo llegar al frente de aquel escenario, cuando es interrumpida por Alan, el único que estuvo a punto de robar su corazón, hacía un año, cuando intento dejarlo todo atrás para empezar de cero, pero algo no la dejó avanzar. Alan era el clásico chico encantador, perfecto del que cualquier mujer se podría enamorar, pero ella no lo logró. –Quinn, te amo solo necesito una oportunidad- le dijo acercándosele y dándole un beso, ella retrocedió un paso y no presto mayor interés a tan importante declaración, su meta era poder ver ese rostro. Quien era el dueño de aquella voz era lo único de quería saber en ese momento, la canción había finalizado, cuando pudo llegar, de espaldas a ella había un muchacho guardando una guitarra. Ella toma aire y se toca su hombro diciendo –Sabía que eras tú- el joven gira lentamente y la mira con una sonrisa llena de ternura diciéndole –Gracias, ¿nos conocemos?- Ella movió su cabeza, hace un gesto con su mano y regresa hacía donde están sus amigos.
-Donde te metiste, él se acaba de ir- Le dice Kate un poco desanimada.
-Yo solo fui un segundo a escuchar, creí ver a un viejo amigo- Fue todo lo que dijo Quinn mientras sus amigos hablaban y hablaban y ella no parecía entender. Las luces, la música, la noche parecían perder el brillo. Tomó su abrigo y camino toda la noche, después de mucho tiempo reflexionó qué era lo que necesitaba, pero ya era tarde para tenerlo.
Volvió a la universidad vio el amanecer desde su ventana, cuando sus ojos comenzaban a cerrar le mostraron una última silueta y una última nota acompañada de una voz. Luchó para poder ver si era real pero su mente ya le había jugado malas pasadas en el pasado y solo se dejó ir en un sueño profundo. Al despertar era ya un poco tarde se vistió rápido y se marcho a clases. La vida debía continuar. Y ese fuego en su corazón se tenía que apagar en algún momento. Y ella sabía como hacerlo. Alan era la respuesta. Pero con el correr de los días se sentía llena de una falsa felicidad, y si antes sentía una extraña compañía que no la dejaba sola desde la sombra, hoy sentía el frio de una vida sin amor.
De una forma u otra forma, trato de volver a rehacer su vida. Esta no tenía los mismos colores que al comenzar pero debía cumplir su meta y hacer lo más aceptable la experiencia de su paso por Yale. Una carrera, un novio, amigos esplendorosos y un futuro prometedor.
-Me pone muy contenta que comenzaras a salir con Alan, creo que te ha hecho bien- decía Kate a Quinn mientras esta dejaba unos libros sobre su escritorio –Gracias- Respondió ella con una sonrisa fabricada. Kate trataba de sintonizar el radio mientras comienza a sonar una canción familiar. La sonrisa de Quinn se borra de pronto, Kate se percata de ello y le pregunta –Sucede algo…?- Quinn la mira y dice –No está todo bien, al fin está bien-
Kate se levanta de la silla y se pone a ordenar su ropa mientras le dice –Sabes cada vez que escucho esta canción…recuerdas esa noche hace unos meses en el bar- Quinn un poco confundida, le responde –Si, recuerdo aquella noche-
-El tipo que la cantó aquella noche, era mi nuevo amigo que quería presentarte, pero algo le pasó y se marcho tan rápido que no alcance a decirle adiós, era un chico de Ohio…por eso era mi interés en que se conocieran…creo que me dijo de Lima…- Al escuchar esas palabras, Quinn comenzó a agitarse, con una mano toca su pecho, y con la otra sujeta su frente. Un silencio invadió la habitación, solo aquella canción que sonaba en el radio. Luego de ello ella dijo casi segura de que Kate le daría la respuesta –Cual es su nombre, dónde está ahora ….como lo conociste- Su compañera estaba a punto de revelar el misterio cuando golpean la puerta –Adelante- dice Quinn muy molesta al ver interrumpido ese momento
-Cariño aun no estás lista, hoy cenaremos con mis padres, se te olvidó?- Era Alan.
-Si vamos- dijo aun nerviosa luego de las palabras emitidas por Kate. Su compañera solo observaba la reacción de su amiga salir de la habitación, mientras buscaba un cuaderno.
La noche paso tan lenta como los meses anteriores, solo quería salir de ahí, para obtener su respuesta–Alan, lo siento, no me siento bien me duele la cabeza y deseo volver a casa-le dijo luego se levanto de la mesa y salió corriendo hacia la universidad. Subió las escaleras tan rápido como pudo cuando llegó a su habitación estaba vacía. Kate no estaba ni su ropa, había tenido que hacer un viaje a San Francisco a ver a su abuela que estaba enferma. Después de mucho tiempo por sus mejillas corrían las malditas lagrimas, que desde hacía mucho había dejado atrás con Lima. Eran incontrolables, pero después de tanto las dejó salir, cayó sobre su cama, presa de ese llanto. Cuando mira hacia esa ventana que la tuvo por mucho tiempo hipnotizada buscando una respuesta. Ve un sobre dirigido a ella con una carta en su interior…
“Querida Quinn:
Luego de ver tu rostro esta tarde, quizás debí haber hablado antes o haber tenido la capacidad de hilar de mejor forma mis ideas. Con lo que estaba pasando. A él lo conocí aquí afuera del dormitorio, estaba mirando al edificio, ahora sé que miraba esta habitación. El vino hasta aquí desde California buscando a una mujer que le había robado el corazón desde ya hacía tres años y que él sabía que no era correspondido por ella, ya que ella estaba para cosas mejores, por lo que me comentó, pero que el día que la vio partir hasta aquí su cuerpo perdió el alma y que a pesar de tratar de olvidarla y de alejarse lo más posible, pero no pudo concretarlo por que vino hasta aquí a decírselo, en realidad a decírtelo, pero me dijo también que tenía miedo de hacerlo, y estaba buscando ese momento…Te preguntarás como me enteré de todo esto. Todas las noches cuando llegaba de mis practicas de atletismo estaba aquí afuera u otras veces estaba cerca del auditorio en la facultad de artes…así comenzamos a hablar…”
Quinn arrugo aquella carta entre sus manos, cogió un bolso y salió de la habitación. A la mañana siguiente recorría lugares que nunca antes había visitado, pero su necesidad de encontrar esa verdad que necesitaba su alma para estar en paz de una vez por todas y dejarse de sentimientos egoístas que no la llevarían a nada.
Ya comenzaba a atardecer cuando caminaba por la playa, su búsqueda parecía no dar resultados. Pero ella sabía que no sería fácil, en una ciudad tan grande. Cuando en una estación de salvavidas encuentra un afiche que pegaban unas muchachas. Ella se acerca las queda mirando y les dice –¿Dónde que queda esto? – Ellas la miran riendo y le dicen –Ten esta es la dirección…pero no pareces de las que van a estas fiestas- Quinn tomó el papel y regreso al lugar donde se estaba hospedando. Se sentó a ver el atardecer en la terraza atesoraba su carta y ese papel en su pecho. Sabía que esta noche sería decisiva. Y se vistió para ella, y salió a jugar su última carta, era su oportunidad de abrir su corazón. Por fin había comprendido que si ella deseaba ser amada debía dejar de huir y entregarse a quien siempre la amo a pesar de todo, y quien huyo de su lado por su forma de ser.
Camino por un boulevard hasta llegar a un pub. Al entrar lo primero fue escuchar aquella voz cantante de la que solo salían melodías de desamor. El lugar estaba repleto como aquella vez que lo escucho en New Haven. Se dispuso a llegar esta vez a él. Cuando llegó hasta al frente, supo que siempre fue él a quien había querido con toda su alma, pero el orgullo de ser una niña caprichosa no la había dejado hasta ahora. Ella pensó que en tres años había cambiado su forma de ser y de ver el mundo pero siempre conservo ese algo que le impedía seguir adelante. Hoy no, después de verlo, sabía que al haber llegado hasta ahí esa noche ya no quedaba nada de la Quinn de antes. Si era capaz de admitir su amor ante un hombre que demostró quererla por sobre todo y ella rechazo.
La tonada que cantaba era de mucho dolor, esa noche ella estaba dispuesta a terminarlo. Ella dejó que terminara ese momento. El dejó la guitarra, una linda rubía se acercó a él, tomó su rostro entre sus manos y lo besó. El corazón de Quinn parecía romperse, él salió junto a la muchacha.
Quinn sintió que se había equivocado tanto, al ir hasta ese lugar. Quizás se había demorado mucho tiempo en tomar una decisión. Era justo lo que le estaba pasando. Como una vez le dijo a Rachel quizás para ella solo era el papel de la chica que sabe llorar. Y era tiempo de llorar y dejar partir. Pero una voz, la antigua Quinn que vivía aún dentro de ella, le gritaba –No…como…lo vas a dejar ir… cruzaste el país para irte con las manos vacías…sin decirle algo- En ese momento su mirada cambio por completo era la vieja muchacha que no se dejaba abatir por nada. Tomo un minuto para respirar y salió tras él. Vio que dejó a la rubia sola y partió camino hacia a la costa. Ella corrió tras él pero le era difícil alcanzarlo. Cuando llegó a la playa la luna llena iluminaba el mar y dejó ver la misma silueta que había estado por mucho tiempo junto a ella. Bajo hasta la playa y grito –Puckerman, ….-
El corrió hasta su encuentro se paro frente a ella, tomó su rostro entre sus manos, arregló su cabellera, sonrió y la beso como nunca antes lo había hecho, mientras la abrazaba. Luego separó sus labios de los de ella la miró nuevamente y le dice –Que haces aquí Quinn a que viniste- ella lo mira un poco confundida y le responde, lo mismo que fuiste hacer a New Haven hace unos meses, vine por ti y no me voy sin ti. Me tomó una eternidad entenderlo, no eres una mancha en mi pasado, ni el perdedor del Lima que dije que eras en algún momento…eres el amor de mi vida- Le respondió más convencida que nunca en su vida
Los ojos de Puckerman se cristalizaron, en su corazón y mente, eso era todo lo que había querido escuchar desde el día que le dijo que la amaba especialmente ahora, al nacer Beth. Él cruza sus brazos por el cuello de Quinn la acerca a su pecho, aprieta sus ojos muy fuertemente. El rostro de Quinn ante aquel abrazo es de una felicidad inmensa, como nunca antes. Luego Puck la separa de su cuerpo y le dice – No Quinn, tu vida y tu mundo está en otro lugar, y no a mi lado. Te vi desbordar felicidad, cuando estuve allá. Sé que algún día tendrás una hermosa vida, sé que serás una estrella en el cielo de algún otro- Luego beso su frente –Yo solo te hago daño y causo caos en tu vida, no soy suficiente para ti. Nunca estaré a la altura de una princesa como tú. Vete Quinn-
-No Puck – Dijo ella a punto de romper a llorar –No me puedes hacer esto- El tomó aire y le dice –No puedo ir contigo mi negocio está yendo bien, y conseguí una beca de futbol en la UCLA, la usaré para estudiar administración, soy bueno para ello-
-Entonces me quedo contigo- dijo ella desesperada –
-No Quinn tu futuro está allá, en Yale- ella se apartó y comenzó a caminar delante de él. El vio como ella se apartaba. Pero aún así la siguió, una vez que logro llegar a su lado le dice -No es seguro que andes sola, ¿te voy a dejar a algún lugar?- ella no dijo nada solo camino. Llegaron al hostal donde ella estaba, se miraron de forma cómplice, luego ella lo beso y él no pudo resistir ese beso, entró con ella a la habitación, donde se entregaron todo lo que habían tenido guardado el uno al otro durante años. Besos, caricias, romance, pasión, deseo, era lo que emanaba de sus cuerpos aquella noche. Hasta caer el alba. Cuando el sol llegó a su punto máximo yacía el cuerpo desnudo de Quinn solo cubierto por una sábana blanca. Ella se sentó en la cama envolvió su cuerpo con aquella sabana, para salir a la terraza de aquel hostal. Espero durante horas en aquel lugar por si él regresaba y nada. De alguna forma u otra ella sabía que Puck sentía lo mismo. Pero quizás era demasiado tarde para haber venido hasta aquí. Tomó sus cosas, se limpió esas últimas lágrimas de dolor, esas que a pesar de limpiarlas corren sin control. Y regresó a New Haven. Al volver se prometió cerrar su corazón para siempre y solo dedicarse a su real ambición, se una gran actriz. Esa última noche entre los brazos Puck, los besos, las caricias, el amor, las promesas sin decir palabra alguna los había hecho dueños el uno del otro. Sería todo lo que ella iba a conocer por amor. Los pasillos de Yale tomaron el color de antaño, de ese primer año, la gente comenzaba, a caminar ya no en cámara lenta, todo tomaba un ritmo, el ritmo que la había llevado hasta ahí.
Así las hojas siguieron cayendo sobre New Haven año tras año. De vez en cuando ella siguió sintiendo que alguien la observaba pero trataba de ignorar ese deseo de que él estuviera ahí. El tenía razón ya era tarde lo maltrató hasta que Puck decidió que era mejor nunca estar juntos.
El día de la graduación había llegado. Quinn arreglaba todo para partir hacía New York al día siguiente. Kate su inseparable amiga de la universidad había partido a San Francisco. Ya no había de quien despedirse. Estaba sola. Ella tomó su toga y birrete y se dirigió a su titulación. Sus padres estaban por sobre todo orgullosos del logro de su hija. Le dieron un lindo presente. Un departamento en la gran manzana, luego la llevaron a cenar. Eran los privilegios de ser una hija mimada. Quinn se despidió de sus padres y camino por última vez por las calles de New Haven, recordando todos los días felices que tuvo en aquella ciudad por cinco años, también reflexionaba acerca de lo afortunada que ha sido su vida, siempre obtuvo todo lo que quiso. Incluso como las cosas se dieron con Beth, para que ella lograra sus objetivos. A pesar de eso , faltaba algo, pero estaba muy enterrado en el fondo de su corazón.
Entró por última vez al dormitorio, la habitación se veía tan grande, hacía tres años que no estaba sola en aquel lugar. Arregló un par de cajas; estaba todo listo para dar el gran salto al día siguiente. Estaba agotada, habían sido cinco largos años. Apagó las luces, subió las persianas y se sentó en su viejo escritorio de universidad. A contemplar satisfecha de toda su gloría, pero luego vino el vacío. Algo la comenzó a atormentar, él recuerdo de ese viejo amor. Abrió el cajón de su escritorio, ahí estaba aquella reveladora carta de Kate. Se paró de la silla y miró por aquella ventana esperando encontrar algo, lo único que vio era la silueta a una de las jóvenes promesas de la abogacía, o de los negocios que caminaban por el campus de noche, con un traje, demostrando lo exitosos que son, por algo estudiaron en Yale. Giro un momento y sintió un escalofrió correr por su espalda, volvió su vista, pero no había nada, su corazón latió aceleradamente. No estaba convencida, así que tomó su abrigo por última vez para cerciorarse de que era una mala pasada de su mente. Era una fría noche de otoño, las últimas hojas seguían cayendo afuera con el viento, se avecinaba el invierno. Se paró frente a la puerta, debía estar loca para bajar en medio de la noche a buscar nada, pero debía convencer a su corazón de que Puck no estaba ahí. Respiró hondo, puso su mano en la manija de la puerta, la giró temerosa. Ella sabía que no encontraría nada al bajar, pero aún así lo hacía. Abrió la puerta lentamente, cuando finalizo, ante ella un joven que traía una camisa abierta, que dejaba ver una playera, en su mano una chaqueta de traje y una corbata, era el joven que caminaba por el campus esa noche
-Me tomo 5 años llegar a tu habitación- dijo algo agitado por las escaleras. Los ojos de Quinn se cristalizaron, ella sonrió de verdad, Puck se acerca a ella y la besa, ella deja caer un par de lagrimas, pero ya no eran de dolor de esas que derrama la chica que debe sufrir en la obra por desamor. Eran de felicidad, por qué sabía que era amor de verdad. Un amor que lo soporta todo, un amor que ni el tiempo ni la distancia pudo apagar
-A mi también me tomó 5 años algo- dijo ella, Puck toma su rostro la mira dulcemente y le dice - ¿Qué?-
-Te Amo- las mejillas de la rubia se ruborizaron. Él la abrazó con más fuerza aún, ella tomó su mano – Si viniste de tan lejos, ¿pasarás?- El hizo una mueca, dio un paso y entro, observó detenidamente el lugar, luego se sentó en la cama cerca del la ventana, ella avanzó hacía él, apagó la lámpara y se sentó junto a Puck, se acurruco en su hombro, él cruzo su abrazo por el cuello de Quinn. Era una noche de luna llena, la única luz que entraba por esa ventana. Al instante comenzaron a caer los primeros copos de nieve sobre New Haven. El invierno había llegado. Pero ya no sería un invierno frio como los anteriores si no que este tendría el calor de un amor que nunca se había apagado.
A pesar de todo el sufrimiento y las lágrimas derramadas en otros días llegó a ese lugar y estaba orgullosa con su logro. Todo era como ella lo había planeado en su cabeza, de forma meticulosa. Pero con el correr de los meses comenzó a sentir un vació que la atormentaba por las noches. Pero su orgullo no la dejaba dar marcha atrás. Quizás en el fondo seguía siendo una niña egoísta.
Así pasó todo un año en donde las caminatas por aquellos pasillos no tenían el mismo sentido que en un comienzo. Los días se hacían cada vez más largos y las noches eternas. Estaba rodeada de gente como ella; pero esa gente hablaba, reía, amaba y vivía en normalidad mientras la vida para ella parecía ir en cámara lenta, nada parecía tener color, el vació en su pecho era cada día más grande. No se pudo quejar de estar sola, pues por su belleza los hombres se rendían a sus pies como piezas de dominó cayendo una tras otra. Pero no podía lograr encantarse con ninguno de sus acompañantes, y se preguntaba así misma luego de cada cita que arruinaba –¿Por qué?-
Al finalizar una clase se fue a su dormitorio, no acompaño a sus nuevos amigos por el café siempre. Tomó un baño se sentó en su cama, ya era noche y se perdió en sus pensamientos mientras miraba por la ventana. Su corazón se detuvo por un segundo, el silencio invadió aquel cuarto de universidad, era una mala jugada de su mente. Le pareció ver una sombra, una ilusión entre los arbustos observando directamente hacía su habitación. Se dijo para si –No puede ser verdad- Se levantó de la cama, salió de la habitación y corrió por el pasillo del dormitorio, hasta las escaleras; en su loca carrera resbalo en el último peldaño, desplomándose directamente hacía la puerta de entraba. Se apresuro a levantarse con el dolor de un tobillo lastimado, y con sus últimas fuerzas fue hasta aquel lugar, su corazón se aceleraba cada vez más, sin saber por qué lo hacía. En su cabeza nada estaba claro solo la alentaba un fuerte deseo de descubrir que era lo que su corazón le decía. Era muy testaruda para admitirlo. Al llegar ahí pudo percatarse que era una mala jugada de su imaginación. No había nada ahí para ella, ni un alma, ni una respuesta.
Regreso lentamente a su habitación con una sensación de desazón. Su compañera de dormitorio se acerco a ella –Quinn estás bien, hoy no nos acompañaste a…- ella la vio con una mirada vacía – Si lo estoy, Kate , no es nada- Quinn se sentó en su cama y volvió a mirar por la ventana, tratándose de convencerse de que era su imaginación. Con el correr de los días, se fue retrayendo un poco más, puesto que aquella ilusión en su cabeza la estaba a todos lados donde miraba, entre las butacas en penumbra del teatro mientras ensayaba sus líneas, en los pasillos, en el campus, en todos lados, pero de cierta forma no se sentía sola. Todas las noches se sentaba a mirar por aquella ventana si era posible que ocurriera otra vez. Pero nada parecía ocurrir, solo la luna y las estrellas invadían su habitación con su luz eran su compañera . Solo ellas sabían que secretos había en su corazón. Una de aquellas tantas noche estaba mirando por la ventaba cuando Kate se acerca a ella y le dice –Vamos a un bar, creo que necesitas salir, no es normal que te retraigas tanto, y te tenemos una sorpresa para que dejes de estar triste- Ella la miro extrañada y se dejó llevar por su compañera, se vistió, para la ocasión, se dispusieron a salir. Acudieron a una típico bar universitario, repleto de gente.
Kate le dice al llegar al bar, -Te quiero presentar a alguien muy especial, es necesario que se conozcan, lo conocí hace unos días en el campus, estaba un poco perdido al parecer. Solo te puedo decir que es una hermosa persona, él está en la ciudad de paso, esta noche viene para acá- Su amiga parecía estar muy sobre exaltada por aquel encuentro pero Quinn no le tomó tanta importancia , su compañera se perdió entre la multitud mientras iba por su nuevo amigo. Quinn se separa del grupo al oír una canción bastante conmovedora.
Al escuchar la voz del cantante sus ojos se cristalizaron era como un rayo que le atravesaba el alma pero a la vez muy dulce y tan familiar que hizo que su corazón se acelerara tal cual como le sucedió el día que comenzó su dulce tormento.
Trataba de ir tan rápido como podía por la multitud de gente aquella noche. Cuando por fin pudo llegar al frente de aquel escenario, cuando es interrumpida por Alan, el único que estuvo a punto de robar su corazón, hacía un año, cuando intento dejarlo todo atrás para empezar de cero, pero algo no la dejó avanzar. Alan era el clásico chico encantador, perfecto del que cualquier mujer se podría enamorar, pero ella no lo logró. –Quinn, te amo solo necesito una oportunidad- le dijo acercándosele y dándole un beso, ella retrocedió un paso y no presto mayor interés a tan importante declaración, su meta era poder ver ese rostro. Quien era el dueño de aquella voz era lo único de quería saber en ese momento, la canción había finalizado, cuando pudo llegar, de espaldas a ella había un muchacho guardando una guitarra. Ella toma aire y se toca su hombro diciendo –Sabía que eras tú- el joven gira lentamente y la mira con una sonrisa llena de ternura diciéndole –Gracias, ¿nos conocemos?- Ella movió su cabeza, hace un gesto con su mano y regresa hacía donde están sus amigos.
-Donde te metiste, él se acaba de ir- Le dice Kate un poco desanimada.
-Yo solo fui un segundo a escuchar, creí ver a un viejo amigo- Fue todo lo que dijo Quinn mientras sus amigos hablaban y hablaban y ella no parecía entender. Las luces, la música, la noche parecían perder el brillo. Tomó su abrigo y camino toda la noche, después de mucho tiempo reflexionó qué era lo que necesitaba, pero ya era tarde para tenerlo.
Volvió a la universidad vio el amanecer desde su ventana, cuando sus ojos comenzaban a cerrar le mostraron una última silueta y una última nota acompañada de una voz. Luchó para poder ver si era real pero su mente ya le había jugado malas pasadas en el pasado y solo se dejó ir en un sueño profundo. Al despertar era ya un poco tarde se vistió rápido y se marcho a clases. La vida debía continuar. Y ese fuego en su corazón se tenía que apagar en algún momento. Y ella sabía como hacerlo. Alan era la respuesta. Pero con el correr de los días se sentía llena de una falsa felicidad, y si antes sentía una extraña compañía que no la dejaba sola desde la sombra, hoy sentía el frio de una vida sin amor.
De una forma u otra forma, trato de volver a rehacer su vida. Esta no tenía los mismos colores que al comenzar pero debía cumplir su meta y hacer lo más aceptable la experiencia de su paso por Yale. Una carrera, un novio, amigos esplendorosos y un futuro prometedor.
-Me pone muy contenta que comenzaras a salir con Alan, creo que te ha hecho bien- decía Kate a Quinn mientras esta dejaba unos libros sobre su escritorio –Gracias- Respondió ella con una sonrisa fabricada. Kate trataba de sintonizar el radio mientras comienza a sonar una canción familiar. La sonrisa de Quinn se borra de pronto, Kate se percata de ello y le pregunta –Sucede algo…?- Quinn la mira y dice –No está todo bien, al fin está bien-
Kate se levanta de la silla y se pone a ordenar su ropa mientras le dice –Sabes cada vez que escucho esta canción…recuerdas esa noche hace unos meses en el bar- Quinn un poco confundida, le responde –Si, recuerdo aquella noche-
-El tipo que la cantó aquella noche, era mi nuevo amigo que quería presentarte, pero algo le pasó y se marcho tan rápido que no alcance a decirle adiós, era un chico de Ohio…por eso era mi interés en que se conocieran…creo que me dijo de Lima…- Al escuchar esas palabras, Quinn comenzó a agitarse, con una mano toca su pecho, y con la otra sujeta su frente. Un silencio invadió la habitación, solo aquella canción que sonaba en el radio. Luego de ello ella dijo casi segura de que Kate le daría la respuesta –Cual es su nombre, dónde está ahora ….como lo conociste- Su compañera estaba a punto de revelar el misterio cuando golpean la puerta –Adelante- dice Quinn muy molesta al ver interrumpido ese momento
-Cariño aun no estás lista, hoy cenaremos con mis padres, se te olvidó?- Era Alan.
-Si vamos- dijo aun nerviosa luego de las palabras emitidas por Kate. Su compañera solo observaba la reacción de su amiga salir de la habitación, mientras buscaba un cuaderno.
La noche paso tan lenta como los meses anteriores, solo quería salir de ahí, para obtener su respuesta–Alan, lo siento, no me siento bien me duele la cabeza y deseo volver a casa-le dijo luego se levanto de la mesa y salió corriendo hacia la universidad. Subió las escaleras tan rápido como pudo cuando llegó a su habitación estaba vacía. Kate no estaba ni su ropa, había tenido que hacer un viaje a San Francisco a ver a su abuela que estaba enferma. Después de mucho tiempo por sus mejillas corrían las malditas lagrimas, que desde hacía mucho había dejado atrás con Lima. Eran incontrolables, pero después de tanto las dejó salir, cayó sobre su cama, presa de ese llanto. Cuando mira hacia esa ventana que la tuvo por mucho tiempo hipnotizada buscando una respuesta. Ve un sobre dirigido a ella con una carta en su interior…
“Querida Quinn:
Luego de ver tu rostro esta tarde, quizás debí haber hablado antes o haber tenido la capacidad de hilar de mejor forma mis ideas. Con lo que estaba pasando. A él lo conocí aquí afuera del dormitorio, estaba mirando al edificio, ahora sé que miraba esta habitación. El vino hasta aquí desde California buscando a una mujer que le había robado el corazón desde ya hacía tres años y que él sabía que no era correspondido por ella, ya que ella estaba para cosas mejores, por lo que me comentó, pero que el día que la vio partir hasta aquí su cuerpo perdió el alma y que a pesar de tratar de olvidarla y de alejarse lo más posible, pero no pudo concretarlo por que vino hasta aquí a decírselo, en realidad a decírtelo, pero me dijo también que tenía miedo de hacerlo, y estaba buscando ese momento…Te preguntarás como me enteré de todo esto. Todas las noches cuando llegaba de mis practicas de atletismo estaba aquí afuera u otras veces estaba cerca del auditorio en la facultad de artes…así comenzamos a hablar…”
Quinn arrugo aquella carta entre sus manos, cogió un bolso y salió de la habitación. A la mañana siguiente recorría lugares que nunca antes había visitado, pero su necesidad de encontrar esa verdad que necesitaba su alma para estar en paz de una vez por todas y dejarse de sentimientos egoístas que no la llevarían a nada.
Ya comenzaba a atardecer cuando caminaba por la playa, su búsqueda parecía no dar resultados. Pero ella sabía que no sería fácil, en una ciudad tan grande. Cuando en una estación de salvavidas encuentra un afiche que pegaban unas muchachas. Ella se acerca las queda mirando y les dice –¿Dónde que queda esto? – Ellas la miran riendo y le dicen –Ten esta es la dirección…pero no pareces de las que van a estas fiestas- Quinn tomó el papel y regreso al lugar donde se estaba hospedando. Se sentó a ver el atardecer en la terraza atesoraba su carta y ese papel en su pecho. Sabía que esta noche sería decisiva. Y se vistió para ella, y salió a jugar su última carta, era su oportunidad de abrir su corazón. Por fin había comprendido que si ella deseaba ser amada debía dejar de huir y entregarse a quien siempre la amo a pesar de todo, y quien huyo de su lado por su forma de ser.
Camino por un boulevard hasta llegar a un pub. Al entrar lo primero fue escuchar aquella voz cantante de la que solo salían melodías de desamor. El lugar estaba repleto como aquella vez que lo escucho en New Haven. Se dispuso a llegar esta vez a él. Cuando llegó hasta al frente, supo que siempre fue él a quien había querido con toda su alma, pero el orgullo de ser una niña caprichosa no la había dejado hasta ahora. Ella pensó que en tres años había cambiado su forma de ser y de ver el mundo pero siempre conservo ese algo que le impedía seguir adelante. Hoy no, después de verlo, sabía que al haber llegado hasta ahí esa noche ya no quedaba nada de la Quinn de antes. Si era capaz de admitir su amor ante un hombre que demostró quererla por sobre todo y ella rechazo.
La tonada que cantaba era de mucho dolor, esa noche ella estaba dispuesta a terminarlo. Ella dejó que terminara ese momento. El dejó la guitarra, una linda rubía se acercó a él, tomó su rostro entre sus manos y lo besó. El corazón de Quinn parecía romperse, él salió junto a la muchacha.
Quinn sintió que se había equivocado tanto, al ir hasta ese lugar. Quizás se había demorado mucho tiempo en tomar una decisión. Era justo lo que le estaba pasando. Como una vez le dijo a Rachel quizás para ella solo era el papel de la chica que sabe llorar. Y era tiempo de llorar y dejar partir. Pero una voz, la antigua Quinn que vivía aún dentro de ella, le gritaba –No…como…lo vas a dejar ir… cruzaste el país para irte con las manos vacías…sin decirle algo- En ese momento su mirada cambio por completo era la vieja muchacha que no se dejaba abatir por nada. Tomo un minuto para respirar y salió tras él. Vio que dejó a la rubia sola y partió camino hacia a la costa. Ella corrió tras él pero le era difícil alcanzarlo. Cuando llegó a la playa la luna llena iluminaba el mar y dejó ver la misma silueta que había estado por mucho tiempo junto a ella. Bajo hasta la playa y grito –Puckerman, ….-
El corrió hasta su encuentro se paro frente a ella, tomó su rostro entre sus manos, arregló su cabellera, sonrió y la beso como nunca antes lo había hecho, mientras la abrazaba. Luego separó sus labios de los de ella la miró nuevamente y le dice –Que haces aquí Quinn a que viniste- ella lo mira un poco confundida y le responde, lo mismo que fuiste hacer a New Haven hace unos meses, vine por ti y no me voy sin ti. Me tomó una eternidad entenderlo, no eres una mancha en mi pasado, ni el perdedor del Lima que dije que eras en algún momento…eres el amor de mi vida- Le respondió más convencida que nunca en su vida
Los ojos de Puckerman se cristalizaron, en su corazón y mente, eso era todo lo que había querido escuchar desde el día que le dijo que la amaba especialmente ahora, al nacer Beth. Él cruza sus brazos por el cuello de Quinn la acerca a su pecho, aprieta sus ojos muy fuertemente. El rostro de Quinn ante aquel abrazo es de una felicidad inmensa, como nunca antes. Luego Puck la separa de su cuerpo y le dice – No Quinn, tu vida y tu mundo está en otro lugar, y no a mi lado. Te vi desbordar felicidad, cuando estuve allá. Sé que algún día tendrás una hermosa vida, sé que serás una estrella en el cielo de algún otro- Luego beso su frente –Yo solo te hago daño y causo caos en tu vida, no soy suficiente para ti. Nunca estaré a la altura de una princesa como tú. Vete Quinn-
-No Puck – Dijo ella a punto de romper a llorar –No me puedes hacer esto- El tomó aire y le dice –No puedo ir contigo mi negocio está yendo bien, y conseguí una beca de futbol en la UCLA, la usaré para estudiar administración, soy bueno para ello-
-Entonces me quedo contigo- dijo ella desesperada –
-No Quinn tu futuro está allá, en Yale- ella se apartó y comenzó a caminar delante de él. El vio como ella se apartaba. Pero aún así la siguió, una vez que logro llegar a su lado le dice -No es seguro que andes sola, ¿te voy a dejar a algún lugar?- ella no dijo nada solo camino. Llegaron al hostal donde ella estaba, se miraron de forma cómplice, luego ella lo beso y él no pudo resistir ese beso, entró con ella a la habitación, donde se entregaron todo lo que habían tenido guardado el uno al otro durante años. Besos, caricias, romance, pasión, deseo, era lo que emanaba de sus cuerpos aquella noche. Hasta caer el alba. Cuando el sol llegó a su punto máximo yacía el cuerpo desnudo de Quinn solo cubierto por una sábana blanca. Ella se sentó en la cama envolvió su cuerpo con aquella sabana, para salir a la terraza de aquel hostal. Espero durante horas en aquel lugar por si él regresaba y nada. De alguna forma u otra ella sabía que Puck sentía lo mismo. Pero quizás era demasiado tarde para haber venido hasta aquí. Tomó sus cosas, se limpió esas últimas lágrimas de dolor, esas que a pesar de limpiarlas corren sin control. Y regresó a New Haven. Al volver se prometió cerrar su corazón para siempre y solo dedicarse a su real ambición, se una gran actriz. Esa última noche entre los brazos Puck, los besos, las caricias, el amor, las promesas sin decir palabra alguna los había hecho dueños el uno del otro. Sería todo lo que ella iba a conocer por amor. Los pasillos de Yale tomaron el color de antaño, de ese primer año, la gente comenzaba, a caminar ya no en cámara lenta, todo tomaba un ritmo, el ritmo que la había llevado hasta ahí.
Así las hojas siguieron cayendo sobre New Haven año tras año. De vez en cuando ella siguió sintiendo que alguien la observaba pero trataba de ignorar ese deseo de que él estuviera ahí. El tenía razón ya era tarde lo maltrató hasta que Puck decidió que era mejor nunca estar juntos.
El día de la graduación había llegado. Quinn arreglaba todo para partir hacía New York al día siguiente. Kate su inseparable amiga de la universidad había partido a San Francisco. Ya no había de quien despedirse. Estaba sola. Ella tomó su toga y birrete y se dirigió a su titulación. Sus padres estaban por sobre todo orgullosos del logro de su hija. Le dieron un lindo presente. Un departamento en la gran manzana, luego la llevaron a cenar. Eran los privilegios de ser una hija mimada. Quinn se despidió de sus padres y camino por última vez por las calles de New Haven, recordando todos los días felices que tuvo en aquella ciudad por cinco años, también reflexionaba acerca de lo afortunada que ha sido su vida, siempre obtuvo todo lo que quiso. Incluso como las cosas se dieron con Beth, para que ella lograra sus objetivos. A pesar de eso , faltaba algo, pero estaba muy enterrado en el fondo de su corazón.
Entró por última vez al dormitorio, la habitación se veía tan grande, hacía tres años que no estaba sola en aquel lugar. Arregló un par de cajas; estaba todo listo para dar el gran salto al día siguiente. Estaba agotada, habían sido cinco largos años. Apagó las luces, subió las persianas y se sentó en su viejo escritorio de universidad. A contemplar satisfecha de toda su gloría, pero luego vino el vacío. Algo la comenzó a atormentar, él recuerdo de ese viejo amor. Abrió el cajón de su escritorio, ahí estaba aquella reveladora carta de Kate. Se paró de la silla y miró por aquella ventana esperando encontrar algo, lo único que vio era la silueta a una de las jóvenes promesas de la abogacía, o de los negocios que caminaban por el campus de noche, con un traje, demostrando lo exitosos que son, por algo estudiaron en Yale. Giro un momento y sintió un escalofrió correr por su espalda, volvió su vista, pero no había nada, su corazón latió aceleradamente. No estaba convencida, así que tomó su abrigo por última vez para cerciorarse de que era una mala pasada de su mente. Era una fría noche de otoño, las últimas hojas seguían cayendo afuera con el viento, se avecinaba el invierno. Se paró frente a la puerta, debía estar loca para bajar en medio de la noche a buscar nada, pero debía convencer a su corazón de que Puck no estaba ahí. Respiró hondo, puso su mano en la manija de la puerta, la giró temerosa. Ella sabía que no encontraría nada al bajar, pero aún así lo hacía. Abrió la puerta lentamente, cuando finalizo, ante ella un joven que traía una camisa abierta, que dejaba ver una playera, en su mano una chaqueta de traje y una corbata, era el joven que caminaba por el campus esa noche
-Me tomo 5 años llegar a tu habitación- dijo algo agitado por las escaleras. Los ojos de Quinn se cristalizaron, ella sonrió de verdad, Puck se acerca a ella y la besa, ella deja caer un par de lagrimas, pero ya no eran de dolor de esas que derrama la chica que debe sufrir en la obra por desamor. Eran de felicidad, por qué sabía que era amor de verdad. Un amor que lo soporta todo, un amor que ni el tiempo ni la distancia pudo apagar
-A mi también me tomó 5 años algo- dijo ella, Puck toma su rostro la mira dulcemente y le dice - ¿Qué?-
-Te Amo- las mejillas de la rubia se ruborizaron. Él la abrazó con más fuerza aún, ella tomó su mano – Si viniste de tan lejos, ¿pasarás?- El hizo una mueca, dio un paso y entro, observó detenidamente el lugar, luego se sentó en la cama cerca del la ventana, ella avanzó hacía él, apagó la lámpara y se sentó junto a Puck, se acurruco en su hombro, él cruzo su abrazo por el cuello de Quinn. Era una noche de luna llena, la única luz que entraba por esa ventana. Al instante comenzaron a caer los primeros copos de nieve sobre New Haven. El invierno había llegado. Pero ya no sería un invierno frio como los anteriores si no que este tendría el calor de un amor que nunca se había apagado.
Mrs.KarlitaGroff********-* - Mensajes : 801
Fecha de inscripción : 07/10/2010
Re: El ultimo otoño en New Haven
OH POR DIOS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ESTE ES EL MEJOR ONE SHOT QUE HE LEIDO EN MI VIDAAAAAAAA!!!!
ME VAS A HACER LLORAR DE LA EMOCION!!!!!
ES TAN GENIAAAAAAAL!!!! GRACIAS POR HACER UN ONE SHOT QUICK!!!!! HACE MUCHO QUE NO PUDE LEER UNO TAN P E R F E C T O COMO ESTE!!!
Pues, no te molesto más. Ahora me voy a leer tu novela :D:D:D:D:D
Sos una escritora GENIAL!!!!!!!
Besitos!!!!!! Segui increible como hasta ahora ;)
ME VAS A HACER LLORAR DE LA EMOCION!!!!!
ES TAN GENIAAAAAAAL!!!! GRACIAS POR HACER UN ONE SHOT QUICK!!!!! HACE MUCHO QUE NO PUDE LEER UNO TAN P E R F E C T O COMO ESTE!!!
Pues, no te molesto más. Ahora me voy a leer tu novela :D:D:D:D:D
Sos una escritora GENIAL!!!!!!!
Besitos!!!!!! Segui increible como hasta ahora ;)
damsayandfinchel*** - Mensajes : 113
Fecha de inscripción : 04/11/2011
Edad : 25
Re: El ultimo otoño en New Haven
Muchisimas gracias por comentar El one-shot me hace muy feliz que fuera de tu agrado hace siglos que no escribía y que mejor que volver con un Quick
:D
:D
Mrs.KarlitaGroff********-* - Mensajes : 801
Fecha de inscripción : 07/10/2010
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