Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Hola niñas soy Mary aqui les traigo uno de mis Fic favoritos de Brittana es una traduccion aqui les dejo el enlace en ingles http://www.fanfiction.net/s/6410509/1/Influence
espero les guste yo lo he leido muchas veces porq es muy bno.

Aqui esta el trailer https://www.youtube.com/watch?v=-MpeMC5V9_o

Capitulo 1: Retrato de una joven

Descripción: Brittany se proyecta como una rubia tonta, pero las razones de su comportamiento son más que eso, ella ve hacia atrás en su infancia, su relación con Santana, las alteraciones de su vida, las decisiones que tomo en su juventud, como han afectado su futuro Ella ha pasado la mayor parte de su vida siendo lo que la gente quiere o necesita y nada más Se da cuenta de que esto no funciona y decide hacer algo al respecto


Hay un punto en tu vida, usualmente cuando eres joven, que determina en quien te convertirás para las personas a tu alrededor. Realmente nunca es un momento exacto en el tiempo, como sentarse para hacer la lista de las cosas que cambiarias para encajar en el molde socialmente aceptable. Es más como una serie de momentos, en que aceptas que alguien sabe más. Nadie jamás toma esas decisiones conscientemente, con el propósito de alguien que sabe que están cambiando para siempre he inalterablemente. Pero aun así, estas decisiones son inherentes en el crecimiento, y darán forma a la manera en que viviremos el resto de nuestras vidas; la forma en que actuamos y reaccionamos a las situaciones que se nos imponen cuando envejecemos.
Cuando eres joven y aún moldeable, hay un nivel de influencia que los amigos tienen sobre ti, no importa lo que consejeros u oradores motivacionales te digan sobre ser tú mismo. Se tú mismo y le agradaras a la gente. Se tú mismo y encontraras a tus verdaderos amigos. Se tú mismo y podrás hacer cualquier cosa.

Es probable que, si todos fuéramos realmente nosotros mismos todo el tiempo, todo el mundo estaría solo.
Tus amigos durante la infancia son los determinantes perpetuos de tu destino. No importa qué edad tengas, miraras a esos primeros recuerdos de amistad para guiarte en como continuar con las nuevas. Tus primeros amigos te enseñaron que rasgos de tu personalidad eran inaceptables, y tú has cambiado para adaptarte. Ellos te moldearon en alguien con el que estuvieran cómodos, y tú, a cambio, los moldeaste. Algunos son más complacientes con estos cambios. Otros se las arreglan para ser originales.

Al final, sin embargo, todos nos moldeamos con nuestro alrededor, doblegándonos hasta encajar sin discordia. Las personas que no…bueno, realmente no encajan en ninguna parte ¿o sí?
A nadie le gustaba que pudiera cantar, entonces baile al fondo y deje a los otros pararse frente al reflector. A nadie le gustaba que fuera lista, así que me hice la tonta. Era más fácil seguir que liderar, porque liderar significaba mostrarle a la gente todas estas cosas que podía hacer, haciéndome destacar cuando era mejor encajar.
Cuando teníamos ocho años, Santana me encontró en el patio de juego en el receso. Antes de ese día nunca habíamos hablado, pero yo admiraba la manera en que su largo cabello negro caía por sus hombros, y como su piel se mantenía bronceada, incluso en invierno. Ella era muy hermosa, incluso a los ocho. Yo, por otra parte, era larguirucha. Muy alta, y ruidosa. La combinación de esas dos cosas me hacía la burla en los pasillos.
Estaca, Pie grande, Leñadora era especialmente hiriente. Ese día en el patio de juegos, me encontré acorralada por un grupo de chicas mayores. Después de burlarse de mi por varios minutos, termine en un charco de lodo. Seguía sentada ahí cuando Santana vino, sus brazos cruzados sobre la imagen de Justin Timberlake estampada en su pecho.
"¿Qué estas hacienda ahí abajo?"
"Me caí."
"No, claro que no. Vi lo que ellas hicieron. ¿Por qué las dejaste hacer eso?"
"No lo sé. Ellas son mayores."
"¿Y? Tu eres más alta."
"¿Por qué te importa? Ayúdame a subir o déjame sola."
Ella me miró por un minuto, sus oscuros ojos se entrecerraron, como si enserio estuviera pensando las dos opciones. Después de un poco ella extendió su mano y me jalo para ayudarme a ponerme de pie. Me levante completamente más alta que ella, y mientras quitaba el barro de mis jeans la atrape mirándome otra vez, juzgándome.
"No te molestarían si no destacaras tanto."
Parecía un comentario ridículo. "No puedo evitar ser alta."
"No es solo eso. Te escuche cantando por los columpios. Te escuche en el baño a la hora del almuerzo. A nadie le agrada un show andante. Tal vez si no lo hicieras, te dejarían en paz."

Amigos. Los determinadores perpetuos del destino. Esta morena pequeñita miró hacía mi con sus enormes ojos llenos de nada más que la sinceridad en sus palabras. Ella no me estaba advirtiendo o amenazándome. Ella lo dijo lo que sentía. Ella quería que dejaran de molestarme, y esta era la única manera que conocía que podría hacerlas parar.
Creo que me enamore de ella en ese momento.
"Tal vez."
Ella me sonrió, Había algo más que felicidad según mi entendimiento en su rostro. "Vamos. Les mostraremos."
La seguí por la cancha de futbol al lado del patio de juegos, donde las chicas mayores se sentaban en las bancas, masticando su chicle libre de azúcar que sus madres les compraban y seleccionando su esmalte de uñas. Santana cruzo sus brazos otra vez, sus pies se plantaron firmemente al ancho de sus hombres. Ella llamo a la líder del grupo, la cual se burló y se puso de pie. Santana, tan pequeña como era, se paró de puntas y susurro algo en la oreja de la chica. Después de un momento los ojos de la chica se abrieron, y ella dio un paso hacia atrás, con sus dedos en la boca. Santana sonrió arrogante. Llegaría a conocer esa cara muy bien con el paso de los años.
"Vámonos, Britt."
Ella tomo mi mano y juntas caminamos de vuelta a los columpios. Espere hasta que ella escogiera su lugar favorito y señalara el puesto de al lado para sentarme junto a ella.
"¿Qué le dijiste?"
"No importa. No te molestara otra vez."
"Bueno… gracias."
"Para eso son las mejores amigas."


Cuando tenía ocho años, Santana dijo que sería mi mejor amiga para siempre. Su lealtad era intensa, firme e incuestionable. Nadie volvió a molestarme otra vez. Pero aprendí rápidamente que era a cambio de algunas cosas de mi parte.
Cuando eres joven y aún moldeable, hay un nivel de influencia que los amigos tienen sobre ti, no importa lo que consejeros te digan. Me tomo ocho años darme cuenta que, a veces, tal vez no se suponía que los dejaras moldearte para nada

Interesante el fic.. Me gusta la idea de que empiezes contando la historia desde que son chicas!
Te deseo suerte!
Hasta la proxima actualizacion :)

hace mucho que queria leer este fic, pero no habia encontrado una traduccion, solo espero que lo continues hasta el final por favor.

Waooo este fic es muy lindo aunque muy triste menos mal que lo traduces ya lo lei pero en ingles ahora ya es muy facil espero lo continues

Este fic es narrado por Britt britt quiero saber q sucede

Ya habia leído este fic traducido en una pagina de facebook, esta genial volverlo a leer.

Yo lei este fic en la pagina de fanfiction y es la primera vez que lo veo traducido.. pero te ha salido muy bien... el fic es algo triste pero es de lo mejor que se ha escrito acerca de las brittana...

Wow, lo conocía de nombre pero en inglés nunca tengo muchas ganas de leerlo por vaga, así que gracias! igual como no aguanto la espera empecé a leerlo en inglés y ya puedo decir que es hermoso, pero leerlo en español es mucho mejor. Seguilo!

Girls gracias es muy bonito espero les guste la historia en lo personal el Fic es muy muy bonito
Aqui esta el otro trailer https://www.youtube.com/watch?v=Ti0OOFneY9U

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Influence (Influencia)|Brittana| Capitulo 2: Como las ondas

Nota del autor: al principio serán una serie de historia sobre la relación de Santana y Brittany en el pasado, como ha ido avanzando. Brittany mirando hacia atrás. Y luego la verdadera historia empezara.

La mayoría de las personas afirmarían que están en un estado constante de reinvención, que nadie se mantiene igual que como cuando eran niños. Ellos dirían cuanto han crecido desde que estaban en la escuela. Qué ellos son más Fuertes y más independientes, quizá que ellos son más relajados; más cómodos con quien son. El problema con declaraciones es que no hay forma objetiva para que alguien pruebe que ha cambiado. Ellos pueden tener nuevos amigos, ropa nueva, ideas nuevas, pero sus funcionalidades básicas-sus peculiaridades, hábitos y defectos de personalidad- realmente nunca se desaparecían.

Mi primer error fue creer que he cambiado, para empezar.

Santana y yo se supone que nunca seríamos amigas. Con toda honestidad, no creo que Santana estuviera destinada a ser amiga de nadie. Aunque en un principio, entre cuarto grado, y quinto grado, ella era demandante. Ella esperaba ciertas cosas, y sabía exactamente como obtenerlas. Resistirse era inútil, por así decirlo. Aprendí esto rápido, tras el incidente en el patio de juegos. Ninguna de nosotras había tenido antes un amigo de verdad, así que nos sentíamos la una para la otra, aprendiendo la forma en que cada uno funcionaba, y presionando cuando algo no nos gustaba. Bueno Santana presionaba. Yo me doblegue.

No estábamos en la misma clase en la escuela, así que nos encontrábamos en el receso tres veces al día, y siempre en el mismo lugar: por el charco donde por primera vez me recogió. Era algo no dicho. Ella fue ahí el día siguiente, después del incidente, y yo instintivamente la encontré. Así, durante quince minutos dos veces al día y media hora para el almuerzo, estábamos juntas.

"Hoy vamos a jugar un juego." Tres semanas más tarde estábamos aisladas en la cima de la jungla gimnasio sentadas con nuestras piernas colgando y nuestras espaldas recargadas la una con la otra, vigilando a cualquier usurpador potencial. Era bastante bien conocido que la cima de la jungla gimnasio tenía la mejor vista del patio de juegos, y estábamos listas para soltar un patada para prevenir que alguien quisiera quitarnos eso.
"Claro, San. ¿Qué juego?" Realmente no me gustaban los juegos, sin embargo.
"Verdad o mentira. Tú me dices algo, y yo te diré sí creo que es una verdad o una mentira. Luego yo te diré algo, y tú me dirás."
Realmente no me gusta mentir, tampoco. "Bien. ¿Yo primero?" Ella asintió. "Eres mi mejor amiga."
"Demasiado fácil," ella sonrió arrogante. "Eso es verdad. Mi turno. Mi papa es un doctor."

"¡Verdad! Umm..." Recuerdo haber hecho una pausa, queriendo formular una mentira convincente para decirle a mi mejor amiga. Pero odiaba mentir. Lo que odiaba más era decepcionar a mi amiga en su juego, así qué seguí con algo fácil. "Mi cabello es castaño."
Santana resoplo y giro los ojos, lanzando sus trenzas por encima de su hombro de un tirón, como ella solía hacer. "Realmente apestas en este juego, Britt. Eso no cuenta. Dime algo secreto. O inventa algo que podría ser secreto."

No tenía secretos para Santana. Apenas a tres semanas de nuestra amistad, le había dicho todo lo que había para decir. Mis padres se divorciaron. Vivía con mama, y veía a papa cada fin de semana. Odiaba a su nueva novia porque ella olía a blanqueador y flores, resultado de un trastorno que la hacía limpiar tofo más seguido de lo necesario. Era buena en matemáticas, pero nadie necesitaba saber eso porque a los niños listos los molestaban. Me gustaba cantar y bailar, pero era demasiado ruidosa así que ahora solo cantaba en casa. Santana me enseño como mezclarlo porque yo no sabía cómo. Ella sabía todo.

Los niños abajo de nosotras empezaron a pelear, dos niños se empujaban fuertes entre sí. Reconocí al niño más grande como Noah Puckerman, y lo mire como formaba un puño y daba un golpe rápido, directo hacia el estómago del niño más pequeño. Kurt, con su usual corbata de lazo, cayó de rodillas en la arena. Kurt era un buen niño. Él había compartido su té una vez en el almuerzo. Al verlo en el suelo, mientras Noah se mantenía de pie mofándose, trajo al Nuevo a mi mente.

"No lo sé, San... creo... que realmente no me gustan los chicos."
Otra vez, ella resoplo. Giro su cabeza para mirarme sobre su hombre, y gire la mí para hacer lo mismo. Ella estaba sonriendo. No condescendiente, como si supiera algo que yo no, pero como si entendiera. "A nadie le gustan los chicos, B. Son asquerosos. El otro día vi a Finn Hudson comiendo lodo, justo fuera de nuestro charco." La forma en que ella dijo ‘nuestro charco’ hizo que mi corazón latiera inesperadamente, y yo asentí.
"Súper asqueroso. Tu turno, San."
Ella pensó por un minuto, mirando a los niños bajo nosotras que jugaban un juego de ‘listones’. Nadie realmente sabía quién era el que perseguía, pero ellos corrían en círculos golpeándose unos a otros gritando “él” de cualquier forma.
"Tú eres mi única-"

El monitor del patio sonó el timbre y un montón de niños gritones corrían por la escuela. Me gire, esperando a expectante a que terminara, pero sus ojos se había nublado, calmada y triste, y ella permaneció en silencio. "No importa," murmuró. "Este es un juego estúpido. Llegaremos tarde."

Se deslizo saliendo de la jungla gimnasio con unas gracias que no me esperaba de alguien tan pequeña, y salió corriendo hacia sus compañeros de clase mientras me sentaba en la cima de la estructura y la miraba. Se deslizo hábilmente entre Quinn Fabray y Tina Cohen-Chang, con quienes entablo una conversación fácil e inmediata. Ella me miro por encima de la cabeza de Tina, y aún en la distancia podría decir que estaba molesta. Hice una nota mental: A Santana no le gusta decir verdades sobre ella.

Realmente nunca me detuve a preguntarme porque, y en su lugar me arrastre por las barras de la jungla gimnasio, golpeando mis rodillas nudosas en el camino. Fui la última dentro del edificio, el monitor del patio del recreo me lanzo una mirada por encima de sus anteojos y me siguió adentro con un ruido de exasperación. Pase por el salón de Santana de camino al mío, y me detuve fuera de la puerta del salón para mirar por la pequeña, de malla de alambre. Ella tenía su cuaderno abierto y su pluma en el papel, pero estaba mirando hacia afuera de la ventana al patio, con el patio de recreo justo detrás de él. Si siguiera su línea de visión, parecería que estaba mirando hacia el charco atrás de los terrenos. Ella ya no estaba molesta; solo nostálgica. Quinn se levantó por encima de la mesa y le lanzó una bola de papel, y Santana volvió a la realidad. Ella no me vio en la puerta o atrapo mi mirada, así que seguí mi camino, llegando tarde a mi propio salón de clases, sola.
"Qué bueno verte, Brittany." Mi maestro me regaño delante de la clase, con la tiza en su mano. "Tal vez puedas resolver este problema en el pizarrón para todos, ya que te has tomado tiempo extra de receso."

No quería, pero no tenía más opción. Los otros niños me miraban con pena como un recluso en el corredor de la muerte mientras marcha solemnemente, cabeza abajo, directo al pizarrón. Al ver el problema, supe la respuesta. El maestro me extendió la tiza y la mire, con polvo en mis dedos, y pensé en Santana. A nadie le gustan los shows andantes.
Puse la tiza en el pizarrón y espere, pensando.
Molestan a los niños listos.

Puse el primer número, deteniéndome.
Mira a Kurt. Él es listo y canta.
Puse el Segundo numero –el equivocado –y le regrese al maestro la tiza.

se empezo a hacer la tonta britt para complaver a santana

Esta historia es muy triste pero muy bonita siempre la quise traducir pero me quede en los primeros caps espero los prox caps

https://www.youtube.com/watch?v=njsEsUP_Geg

Enjoy
Influence (Influencia)|Brittana| Capitulo 3: En compromiso e integridad

Cuando vives una mentira por tanto tiempo como yo, ciertas cosas se van adheridas a tu mente. Camina por la izquierda. Solo su meñique. Nunca en los labios. Vas olvidando los que quieres en el proceso de asegurarte que todos los demás obtengan lo que quieren antes que tú. Algunas veces lo olvidas porque tener a alguien en quien confiar es más fácil cuando te aseguras que tienen los mismos intereses – aunque solo sea porque has cambiado los tuyos en el camino.

Empezó con un problema matemático incorrecto, luego pase a fallar respuestas en exámenes de deletreo y olvidar proyectos de ciencia. Fue una escalada lenta, primero tomo semanas luego meses. Santana y yo comparábamos nuestra tarea cuando no la regresaban, y siempre había una leve punzada de celos cuando mis calificaciones eran más altas que las de ella. Cuando las mías bajaron, las de ella subieron, y ella era feliz.
Así que yo también era feliz.
Una vez que empecé a cometer errores en exámenes, olvidar hacer mi tarea y evitar la mayoría de mis responsabilidades, los adultos alrededor de mí asumieron que tenía un problema. No llamas una niña de 12 años estúpida. Desarrollo atrofiado, quizá. Con dificultades para el aprendizaje. Disléxica o autista. A los adultos, les gustaban las etiquetas. Nunca nadie se tomó el tiempo de sentarse y preguntarme porque había dejado de esforzarme, ellos solo me lanzaron una prescripción para Ritalin o de litio en la mesa y estuvieron tranquilos.

La primera vez que tome las pastillas camine como en una bruma. Los pasillos de la escuela se aplastaban contra mí, los estudiantes me chocaban al pasar y me aventaban hacia los casilleros mientras mis ojos cristalinos recorrían las puertas, los números del salón de clases se fusionaban entre sí como muchos otros espejismos. Los estudiantes de octavo grado fueron implacables, y las miradas incesantes no pasaron desapercibidas, a pesar de mi estado nubloso. Santana estuvo conmigo toda la mañana, con sus ojos llenos de profunda preocupación,

Enderezándome a mí camino cuando empezaba a fallar, o me desviaba hacia el otro lado del pasillo hacia el tráfico. Ella me dejaba en todas mis clases, me recogía cuando sonaba la campana, y me guio hasta nuestra mesa usual en el almuerzo.
"¿Qué está pasando contigo, B?" Ella corto mi rebanada de pizza en pedazos más pequeños, el cuchillo de plástico rallando el plato de papel y cortando atreves de él, la grasa lo hacía más fácil.
Parpadee hacia ella, lentamente formando mi oración. "Nada malo. Pizza es una palabra divertida."

Ella empujo el plato hacia mí, dejando restos de grasa naranja sobre la mesa. "Come tu comida," respondió cautelosamente, mirándome. "Y mastica. Dios, te ves como Pucherean después de pasar la tarde con su primo atrás de las gradas de la secundaria. Tu no estarás... usando drogas, ¿cierto, B?"
Los pequeños pedazos que Santana corto para mí no se quedaría en el tenedor. Los ensarte con un ligero movimiento de muñeca, y el tenedor se fue de lado, o ensarto solo queso sin pan. Fruncí el ceño, internamente furiosa con mi propia ineptitud, pero incapaz de explicar porque no podía usar un simple utensilio. Deje de intentarlo y levante la cosa plástica a la altura de mi cara, mirándola fijamente, contemplándola.

"¿Por qué los tenedores se llaman tenedores, San?" Fue lo primero que vino a mi cabeza, y lo dije sin pensarlo. Era la primera vez que lo hacía desde hace cerca de cuatro años. Desde que me hice amiga de Santana todo tenía que ser considerado antes de ser dicho. Ella tenía mal temperamento.

"¿Enserio?" Aquí estaba el temperamento, disminuyendo. "Britt, Te juro por Dios que le diré a tu mamá que estás en las drogas. Se lo diré."
"Ellos me las dieron." Giraba el tenedor entre mis dedos. Lo veía y lo perdía de vista, ignorando la ira de Santana entre la niebla. "Ellos me las dieron."
"¿Quiénes son 'ellos'?" Ella me arrebato el tenedor y fui forzada a volver a la claridad. "Nadie simplemente te da yerba, Brittany. Solo, como, a los pacientes con cáncer les dan eso. Y la última vez que revise tu no eras un paciente con cáncer, solo eras estúpida."

Sus palabras se quedaron flotando en el aire más de lo que espero, y su boca se abrió. La vi fijamente con mis ojos ardiendo por las lágrimas. Ella tenía mal temperamento, sí. Pero nunca antes había sido mala conmigo. Hasta este punto había sido objeto de su protección inquebrantable. La seguía, y ella me llevaba. Confiábamos la una a la otra. Pero esto…era algo totalmente diferente.

"No es..." Empecé poco a poco, apartando la falta de claridad de mis ojos. "Yo no puedo..." No había forma de articular lo que trataba de decir. Furia. Vergüenza. Corazón roto. Mi mejor amiga – mi única amiga – me llamo estúpida frente un comedor lleno de estudiantes de octavo grado. La cosa más imperdonable. Me pare temblando. Por las pastillas o por la impresión, no podría decir cuál. Pero sin embargo me levante, di unos lentos pasos hacia atrás y gire. Solo para tropezar con mi mochila que estaba en el piso.

Hubo un breve momento de silencio antes de la erupción. Un momento en el que estaba tirada en el suelo, cuando el olor a comida quemada de cafetería y los calcetines del gimnasio se combinaron con la laca fresca del piso y sentí mis rodillas raspadas y mi aliento formo una nube de condensación en el frio piso y por primera vez en todo el día mi cabeza estaba en. El momento exploto como una burbuja con la risa que me envolvió, precipitándose sobre mí en oleadas y de repente, en la multitud, estaba irrevocablemente y enfáticamente sola.
Las lágrimas empezaron a caer antes de que tuviera la oportunidad de detenerlas, mis mejillas ardían mientras apretaba los ojos tratando de sofocar el sonido. Puse las palmas sobre mis orejas y trate de levantarme pero no podría sin usar mis manos para empujarme hacia arriba. Así que me tire ahí, hecha un ovillo, encogida y llorando, ciega y sorda. Si no podía escucharlos, verlos, se detendría.
Todo se detendría.
Dos Fuertes manos me agarraron por la cintura y me levantaron poniéndome de pie. Fui guiada, aún a ciegas, atravesando la multitud de risas hacia un pasillo vacío, donde esas mismas manos jalaron mis dedos fuera de mis oídos y frotaron la parte superior de mis brazos, calmándome.
"B, mírame."
Santana. Me rehusé a abrir mis ojos y sacudí mi cabeza furiosamente, limpiando mis mejillas húmedas con el revés de mis manos.
"Brittany. Por favor. Lo siento."

Me recargue contra la pared y finalmente la mire. Ella estaba frenética, sus ojos estaban en pánico y abiertos. Ella cargaba ambas de nuestras mochilas en su puño con los nudillos emblanquecidos y se paró más cerca de lo usual, buscándome para darle una respuesta.
"Lo siento, B, no quería decir eso. ¿Estás bien? ¿Estás herida?"
Estaba herida. "No estoy en las drogas," susurre, bajando mis ojos, incapaz de verla. ¿Cómo podía estar tan molesta cuando era yo quien acababa de ser humillada? "Y no soy estúpida."
"Yo sé que no, B," dijo, alzando su mano para quitar el cabello de mi cara. "Estaba molesta y confundida. No sé qué te está pasando."
"Ellos... ellos me dieron las pastillas," Quise explicarle, pero no sabía cómo. "No puedo pensar claro. No me siento como yo, San. Solo empecé a soltar todo lo que estaba en mi mente. No estoy en las drogas. Ellos me las dieron."

Ella seguía confundida, su mano en mi mejilla, mirando directo a mí con esos grandes ojos cafés que gritaban porque su mejor amiga volviera. No sabía cómo más ayudarla para que pudiera ayudarme. La risa en la cafetería aún no se había terminado, y por un momento vi algo hacer clic en su cabeza. Ella tomo mi mano y me guio de regreso a la puerta por la que acabábamos de salir, e irrumpimos de nuevo en la multitud, marcada por Finn y Noah en la mesa de popular. Ellos apuntaron pasándola a ella, hacia mí, y estallaron en risas histéricas una vez más. Ninguno de ellos noto que ella llevo su puño hacia atrás lanzándolo directo a cada una de sus mandíbulas. La habitación se quedó en silencio y ella se inclinó sobre ellos como si cuidara de sus heridas, ahora llorando un poco entre ellos.
"Si se vuelven a reír de ella otra vez, no tendrán un tiro de advertencia. Me asegurare de que sangren."
Ella regreso a mí, tomando mi meñique en el de ella y juntas caminamos fuera del comedor.
"¿Brittany?"

Nuestras cabezas voltearon. El consejero estaba parado al final del pasillo, mirando la escena. Santana se sonrojo intensamente, esperando una detención, pero se sorprendió cuando el consejero simplemente me dio un pequeño vaso de papel con dos pastillas adentro y una botella de agua.

"Brittany, olvidaste tu medicación. Hablamos de esto la semana pasada. Dos en el almuerzo, todos los días. ¿Bien?"
Las pastillas caían pesadas en mi mano, y mire hacia Santana. Ella negó con la cabeza, silenciosamente rogándome para que no las tomara. El consejero nos miró, punteando con su pie con impaciencia. No había salida.
Volqué el vaso de papel mientras lanzaba mi cabeza hacía atrás, tome un trago de agua, y me sentí de vuelta en la interminable niebla.


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Hola a Todas gracias por comentar gracias por leer ¡¡Feliz Año a Todas!!
despues de este Cap comienzan los acercamientos Brittana

Aww.. no entiendo nada! Que son esas pastillas?? Está bueno el fic.. por lo que leí es algo triste.. pero no entiendo nada!
Espero que cuando actualizes se me aclaren un poco las dudas jajajaj
Hasta la prox actualizacion :)

No me gusto lo que le dijo santana q era estupida pero despues la defendio d Puck pobre Britt ahora ya empezo cn las pastillas :S

Influence (Influencia)|Brittana| Capitulo 4: Mitad dentro, mitad fuera

Nadie se para dentro de un nuevo ambiente sabiendo que serán populares o exitosos, o incluso recordaran. Es una serie de eventos que te pueden llevar por caminos diferentes, y tu tomas la decisión de esconderte o florecer.
Si hubiera sido yo, esconderme hubiera sido una fiable y altamente aceptable alternativa que empujarme al centro de atención. Yo nunca quise nada de esto. Santana, en cambio, era una historia diferente. Y lo que Santana quería, Santana lo obtenía.
Santana quería ser popular. Hasta este punto, hemos vivido una vida bastante tranquila, ambas. Desde el día en que me jalo fuera del lodo hasta cuando pasamos el examen de inscripción-aspirantes para primer año, nosotras éramos inseparables. Ella había hecho una observación: usar un uniforme significa que todos alrededor de ti te respetaran. Habrías obtenido algo que era negado para todos los demás, y con eso llegaba el status.

"Mira a esos chicos del ejército," Ella comentó un día libre durante el verano entre octavo grado y preparatoria. Estábamos recostadas en el trampolín en su patio, viendo las nubes pasar lentamente por el cielo como las hojas en los ríos. Pasábamos mucho tiempo así, solo recostadas, hablando. Era difícil para mí concentrarme en una actividad lo suficiente para llevarla a cabo, y Santana estaba cómoda solo sentándose conmigo. No había nadie alrededor para impresionar, y había notado que ella se esforzaba mucho más por impresionar al final del año escolar.

Mientras estábamos ahí, recostadas de cabeza a los pies con nuestros dedos casualmente entrelazados, ella trataba de ayudarme a ver que usar un uniforme sería algo bueno para ambas. "Ves a un soldado en las calle y tú lo respetas, ¿cierto? En la preparatoria es exactamente lo mismo. Mi primo tenía una de esas chaquetas con las letras en ellas cuando él jugaba futbol en McKinley y él era, como, el chico más popular de la escuela. Solo era otro uniforme."

"¿Les dan armas a los jugadores de futbol?"

Había tomado la mayor parte del año anterior para regular la medicación a un nivel aceptable; hasta un punto en que ya no caminara por ahí como un zombi, pero tampoco era totalmente presente en todo momento. Mitad adentro y mitad afuera de la puerta, Santana lo llamaba. Aún tenía peculiaridades en el subir y bajar de todo, pero sabía, y ella sabía, cuando era yo y cuando eran las pastillas. Usualmente cuando subía me perdía, perdía cosas, o salía del espacio. Al bajar, sin embargo, era propensa al pánico y a la paranoia después de perder la efímera sensación de sentirme sin peso y fuera de mi misma. Ella era muy paciente conmigo, y ahora, mientras contemplaba la terrible idea de los chicos populares en la preparatoria que mandaban con puño de hierro- y posiblemente con armas automáticas- ella levantó su cabeza y se apoyó sobre sus codos, sonriéndome cálidamente.

"¿Mitad adentro, o mitad afuera, B?"
Lo pensé por un momento. "Mitad afuera," dije finalmente, aun mirando hacía las nubes. "Los bordes son más claros ahora, Voy a estar mejor en un par de horas."

Su pulgar froto la parte superior de mi mano confortantemente. "Bien. Y no hay armas. Animar es solo bailar pero fuera en un campo de futbol. Tú amas bailar, Britt. He estado en tus recitales. Y eres tan buena. Lo juro, si las cosas funcionan, y nos unimos a las Cheerios, nunca tendremos que preocuparnos de que se rían de nosotras en el comedor otra vez."

"Ellos ya no se ríen, San, no desde que golpeaste a Finn y a Puck."
"La preparatoria es diferente," dijo, con su voz cambiando. Estaba nerviosa. Alcé la cabeza y la mire. Ella estaba mordiendo su labio, con su ceño fruncido. "Tenemos que empezar desde cero allí, nadie sabrá lo que le hice a Finn y a Puck. Yo no puedo..."

Me senté y me deslice más cerca de ella, nuestras piernas tocándose mientras el trampolín rebotaba bajo nosotras, como agua. "No te preocupes, San. ¿A quién le importa ellos? Me tienes a mí."

Ella esbozo una sonrisa. "Lo sé, B. Y tú a mí, siempre. Pero algunas veces no es suficiente."

Ella no soltó mi mano, pero yo sentí una inmediata, y abrumadora necesidad de alejarla. Apreté la mandíbula y me sentó más erguida, mirando abajo su mano en la mía. Se había sentido también ahí hace un momento. Pero ahora, de algún modo, no era suficiente. Mi pecho dolía

"No seas así," reprocho, al sentirme tensa junto a ella. "Quiero decir que yo no puedo... nosotras no podemos solo tenernos a nosotras. La preparatoria es todo sobre quien conoce a quien. Es como…al menos que tengas un grupo, eres nada."

"Nosotras no somos nada," miré arriba hacia ella, desesperada. "Tú eres todo para mí, y yo soy todo para ti. Lo dijiste. Por siempre, ¿recuerdas?"
"Está bien," me hizo callar al apoyar su frente contra la mía. "Nunca te dejare. Pero no sobreviviremos nosotras solas. Quinn puede-"
"¿Quinn? San, ella es horrible. E-Ella siempre está hablando de Jesús y-y-y la iglesia y me trata como si fuera un bebé. Yo s-s-simplemente no pue-"
Pánico. Lo sentí quedarse en mi pecho, consciente de que las cosas cambiaran. No era algo sobre lo que tuviera control; cambiar era inevitable. Pero nunca espere que las cosas cambiaran con Santana.

Sentí su aliento sobre mi mejilla mientras me miraba, viendo mis ojos abiertos y mi caja torácica empezarse a expandirse y contraerse rápidamente. Ella me envolvió con sus brazos alrededor mío fuertemente y me jalo hasta su regazo mientras yo exhalaba lamentablemente, tratando de controlar la restricción en mi pecho.

"Hare esto," ella dijo con firmeza, tallando mi brazo, sus labios en mi oreja. "Lo necesitamos. Yo lo necesito. No seré la niña rara que solo sale con su mejor amiga."

Hubo una ligera vacilación, y sentí sus brazos apretarse alrededor mío antes de que volviera a hablar. "Te amo, B. Pero necesitamos conocer gente nueva. La preparatoria será difícil si solo somos nosotras dos. Las porristas nos harán las cosas más fáciles."

Estaba calmada, pero no feliz. Le permití abrazarme por un poco más antes de sentarme y alejarme, reajustándome de manera que ya no estábamos tocándonos. Ella frunció el ceño cuando hice esto, algo entre herida y molesta. Cruce mis brazos sobre mi pecho y me puse de nuevo a mirar las nubes.

"Bien," dije después de unos minutos de silencio. "Pero no lo estoy haciendo porque tú quieres que lo haga. Quiero bailar. Prefiero bailar contigo, en lugar de sola."

Ella se arrastró hacia mi lado y pasó su pierna sobre mi cuerpo así que sus muslos estaban a caballo sobre mis caderas. Ella hacia esto mucho, porque por alguna razón nunca podía discutir cuando ella estaba encima de mí. Se arrodillo ahí, sus palmas a cada lado de mi cabeza mientras se inclinaba hacia mí, sonriendo.

"No te arrepentirás de esto, B."
Y luego por primera vez, me beso.


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Hola NIÑAS Gracias por leer y por comentar el Fic es algo triste pero es muy bonita como una cancion de Adele Someone like you como esa cancion triste pero bonito apartir de ahora se va ir aclarondo las cosas desde aca empieza el climax de la historia

SofiRiivera : las pastillas son unas drogas q le dan a los niños cuando creen q tiene deficis de atencion y como Brittany no tiene nada los efectos de la droga no son los esperados y bienvenidas las nuevas lectoras

ya estan en las cherrios y santana la beso que lindo, britt no resiste q san este sobre ella jejeje

Brittana kiss me deprime que santana le diga todo eso porq quiere ser popular siempre pensando en el que diran

Holaa! :) Me encantó el cap!
Awwww la besó la besó la besó :B
Me muero por ver como siiiigue jajaja
Y Gracias por la explicacion.. no entendía nada jajaja osea, no entedía el porqué de las pastillas!
Hasta la proxx actualizacion!! :)

Influence (Influencia)|Brittana| Capitulo 5: Uno-y-dos, tres, cuatro

Enjoy

Nota del autor: Los Americanos estamos totalmente obsesionados con los diagnósticos. Nos encanta determinar raíces y causas, y tratar y curar los síntomas físicos sin realmente tomarnos el tiempo de entender el impacto mental o emocional. Los niños son medicados con Ritalin, Adderall, y otros medicamentos anti-psicóticos para controlar su comportamiento, ¿Pero por qué? Vivimos en una era donde somos sobre estimulados con televisión, películas, música, luces y sonidos de cientos de diferentes dispositivos que parpadean hacia nosotros, y cuando un niño se distrae nos preguntamos por qué y le lanzamos una pastilla para callarlos y calmarlos. Tengo un serio problema con los padres que ven en medicar a sus hijos como una respuesta a sus problemas, porque no hace falta decir que si ellos no son capaces de entender a su hijo, es porque realmente no están escuchando. La “epidemia” del Trastorno por Déficit de Atención y Trastorno por Déficit de Atención por Hiperactividad son mitos porque somos demasiado impacientes para esperar un resultado que podría venir con solo hablar, así que medicamos. Gratificación instantánea, otra primera necesidad de los americanos. Esto anestesia el cerebro y sofoca los sentidos para eliminar la sobre estimulación, pero también elimina el pensamiento libre y la creatividad.
Esta historia es un tipo de comentario sobre ese mismo tema. Brittany es forzada, en contra de su voluntad y sin otro esfuerzo real por ayudarla, a tomar medicación que destruye quien es ella como persona. Ella se pierde como individuo y se convierte en alguien que no reconoce. Estamos llegando a lo que pasa una vez que ella ve que tan descarrilada se está poniendo, y el entendimiento de que cosas que no siempre tienen que ser distorsionadas.

Todo mundo tiene esas cosas en sus vidas que se quedan en la parte de atrás de sus mentes y los molesta todo el tiempo hasta que se deshacen de ellas. Raramente se hablan sobre ellas, en lugar de eso se sientan en las esquinas de nuestro cerebro como elefantes, trompeteándonos porque no estamos lidiando con nuestros problemas. Así fue se quedó ese beso en mi mente después de ese día en el trampolín, molestando.
Regresaba a eso cuando me sentía nublada. Era una de las pocas cosas que se quedaban atoradas sin importar cuál era el ciclo de la pastilla. Podía volver a él, como si estuviera mirando un video. Podía ver alentarlo, ver el destello del sol en su cabello en un halo de luz cuando su cabeza lo bloqueo, eclipsándome en una sombra obscura mientras ella se inclinaba para presionar su boca con la mía, sus labios dolorosamente suaves.

Ella sonreía cuando me beso, tan gentil que parecía que no había pasado.
Pensé en esa posibilidad muchas veces; que tal vez no había sido real, que lo había imaginado. No hubiera sido la primera vez.

Cosas como esta tendían a surgir de vez en cuando, y Santana muy educadamente me corregiría, tomando mi mano y recordándome como habían pasado las cosas. Pero esta vez ella no había dicho una sola palabra, y yo me rehusaba a sacar el tema porque temía que no hubiera sido real.
No quería perder el recuerdo, la sensación que había crecido en mi pecho cuando sentí que se sentaba en mis caderas, sus rodillas apretando mi cintura y sus pequeños pechos presionados ligeramente sobre mí. Ese sensación como si fuera infinita y juntas, justo así, éramos imparables.
Pero ella no había hablado conmigo sobre eso.
El verano termino tres semanas después, y pasamos cada día de él sobre ese trampolín.

Ella no lo volvió a intentar. Ella solo era Santana, confortante y paciente, y solo un par de veces corta conmigo cuando estaba Mitad adentro. La transformación, a mis ojos, entre su versión bajita y confusa de la secundaria y la chica recostada conmigo sobre el trampolín era marcada. Ella me miraba cuidadosa, con amor, y se aseguraba de que siempre estuviera presente, incluso si no era completamente consciente. Cuando las clases comenzaron, ella camino por los nuevos pasillos conmigo en las mañanas, antes de que me elevara, cuando era capaz de memorizar los patrones y las direcciones.

Ella escribió los números de mi clase sobre la parte interna de mi muñeca, y me acompañaba a casa después de la escuela. Cuando llegaron las pruebas para las porristas, ella incluso ensayo conmigo antes de que fuera a adicionar.
Bailar era una de las cosas con la que siempre me sentí segura. No importaba donde estaba mi cabeza, bailar me traía de vuelta al nivel del suelo y era libre. El simple acto de izquierda-paso-patada/cadera-golpe/giro era etéreo.

Contaba los ritmos en mi cabeza y me movía, y era como si fuera otra persona. Una no ocupada por su constante estado de ensimismamiento, de una niebla y ojos cristalinos. Uno-y-dos, tres, cuatro. Izquierda-paso-patada /cadera-golpe / giro.

Las canciones nunca cambiaban de ritmo, era un golpeteo constante en mi pecho y oídos que golpeaba y golpeaba hasta que mis ojos vibraban y yo solo me movía. La mayoría fue instintivo, los pasos izquierda o derecha dependían de lo agudo del ritmo, el sonido grave del bajo causaban un movimiento diferente que el agudo. Memorizar la rutina no era imposible, pero se sentía mucho más natural solo sentirlo. Sentir había sido un ejercicio inútil por dos años, excepto cuando bailaba.
Así que bailaba en cada oportunidad que tenía.

Cheerios era una excelente excusa para empezar a bailar en la escuela, donde la gente lo veía; desafiando la orden que Santana había impuesto en tercer grado, de que tenía que dejar de llamar la atención hacia mí. Parecía que ya a nadie le importaba que alguna de las dos llamara la atención: éramos porristas, era un requisito para nosotras ahora. La mirada de orgullo en la cara de Santana cuando se puso el uniforme por primera vez era inolvidable. Como si se diera cuenta que había perdido algo y de repente lo encontrara. Pero con el uniforme vino algo para lo que no estaba preparado.

Quinn, con todo su pequeño resplandor, entraron a mi vida, indeseada y mal recibida. Ella se ató al lado de Santana (el lado derecho, anote; el lado equivocado) y no lo soltó otra vez. Y Santana no la hizo alejar. No incluso cuando Quinn me reprendió por ser olvidadiza o cuando ella me preguntaba si era retrasada. Mi amiga se reía incomoda y luego, cuando pensaba tranquilamente sobre ello ella me tomaba por el codo y reclinaba su cabeza cerca de la mía.
"Ella no lo dice enserio, B," Santana diría. "Quinn solo es así, es así con todo el mundo. No lo tomes personal."
No me importaba Quinn, pero ella realmente nunca lo capto. El dolor que sentí no vino cuando Quinn rodo sus ojos y me llamo una idiota, si no cuando Santana se rehusó a defenderme.
Viendo lo ahora, muchos años después, debía haberme dolido no ser capaz de defenderme por mi misma. Pero cuando tienes catorce y estas Mitad adentro, volver con una respuesta ingeniosa se vuelve más difícil en la práctica que en la teoría.
Quinn era el ideal de cualquier chica en la escuela, y el premio mayor para cualquier chico. Los jugadores de futbol la perseguían sin descanso, pero la cruz que llevaba alrededor de su cuello servía como campo de fuerza, manteniendo a raya a todos los pretendientes, y con esa mirada fulminante de ella, ellos debían considerarse afortunados.

Ella formo el Club del Celibato el día después de nuestra primera clase de educación sexual, y el día después de eso Santana y yo pasábamos la hora de nuestro almuerzo en el salón de economía del hogar con una docena de porristas usando una cruz, hablando sobre chicos y arreglándonos las uñas. O en ocasiones, ellas hablaban de chicos y se arreglaban sus uñas. Yo miraba a Santana, quien a su vez miraba a Quinn.

Este es el primer recuerdo que tengo de celos, ver a mi mejor amiga idolatrando a este espectro de ser humano; esta manipuladora, chica falsa que usaba a la gente a su alrededor para avanzar sigilosamente, como un ejército guerrillero, a través de las filas de la preparatoria.

Sabiendo que Quinn era una influencia sobre Santana que me horrorizaba hasta el punto que me encontraba espantada, lo que me asusto a un más. No podía hacer nada más que sentarme de brazos cruzados ante la expresión de Santana que cambiaba cuando Quinn estaba cerca. Su rostro se volvía más duro. Sus labios se fruncían, sus ojos se entrecerraban en una expresión de superioridad, en una forma arrogante que le recordara a la gente que ella era una porrista. Ella realmente era superior.
La sorprendí burlándose de otras chicas de nuestro grado por razones que hasta el día de hoy se escapan de mi comprensión. Quinn tenía una peculiar fascinación por Rachel Berry, y ella pasaba gran parte del tiempo hallando formas de torturar a la pobre chica. Santana, en un esfuerzo de mantener el afecto de Quinn - o lo que pasaba por afecto- se unía a la tortura.
A diferencia de Quinn, sin embargo, quien evito la mayoría de las atenciones amorosas de los atletas de la escuela mediante el uso de su inaccesibilidad para que dejaran de perseguirla, Santana parecía regocijarse en ellas.
Cuando los chicos se dieron cuenta que Quinn nunca les daría lo que querían, ellos centraron su atención hacia la segunda mejor opción: Santana.

Los primeros cuantos chicos que se acercaron a ella la hicieron ruborizar y ella humildemente los rechazo. Pero mientras más venían, su timidez se desvaneció y su confianza se vio reforzada al saber que ella estaba, como los chicos decían, buena. La misma cara de superioridad que usaba cuando se burlaba de esas chicas aparecía cuando un chico se inclinaba casualmente contra su casillero y le sonreía coqueto mientras ella sacaba sus libros. Ella se tomaba el "Hey nena" y el "Te ves bien, linda chica" como agua.
Ella caminaba más erguida, sus hombros atrás y su nariz al aire, con ellos iban detrás de ella mirándole la cola por la corta falda de porrista.

En medio de todo esto, sin embargo, ella nunca cambio alrededor de mío. Ella me encontraba al final de cada día y caminábamos, yo por su lado izquierdo sujetando su meñique con el mío, de vuelta a casa. Creo que le gustaba la idea de que los chicos pudieran verla sosteniendo mi mano casi tanto como le gustaba la idea de solo sujetar mi mano.
Cuando estábamos solas, nunca hablábamos de chicos o sexo de la manera que lo hacíamos cuando el resto de las chicas estaban alrededor. Solo éramos nosotras, y yo florecía en estas horas juntas, ya sea en su trampolín o solas en su habitación.

Nunca le dije lo mucho que el contraste entre la Santana de la escuela y la Santana de la casa me molestaba. Tampoco me preguntó.
"Necesito decirte algo, B," ella me murmuro mientras estábamos recostadas juntas en mi cama a mitad del primer año, nuestros libros de ciencia cerrados en nuestro regazo. "Pero tienes que prometerme que no te molestaras."
"Sabes que nunca podría molestarme contigo, San," respondí, mirándola con triste sonrisa a medias.
"Estás bien, ¿verdad? Estás Fuera ahora, ¿están fuera de tu sistema?" Su rostro estaba cargado de culpa, y eso me asusto.

"Estoy bien, San. Sabes que estoy bien ahora. ¿Qué pasa?" Mire como se mordía su labio nerviosa, su rodilla subía y bajaba a mi lado. Puse mi mano en ella para calmarla, la sentí su cálida piel bajo mi palma, pero la aparto enseguida. "¿Qué? ¿Qué hice?"
"Nada," dijo rápidamente. "Nada, no eres tú. Es solo que... B, dormí con Puck."
No me moví. Por dentro, mi pecho colapso sobre sí mismo mientras mi corazón explotaba atrás de mis costillas, y mi cerebro se licuaba en mi cráneo. Si había tenido mi primera probada de celos cuando Santana estaba con Quinn, tuve mi primera probada de corazón roto cuando ella me dijo lo de Puck.
Mi boca se abrió y se cerró pero ningún sonido salió de ella. No podía verla a los ojos. Me sentí una especie de vergüenza de segunda mano por ella, sabiendo que ella le había dado a él algo de ella que era tan preciado. Algo, de lo que me di cuenta, que quería para mí.
"Háblame..." susurro.
Sacudí la cabeza y me levantar de la cama y comencé a pasearme. Sentí la sensación de pánico que normalmente tenía cuando estaba mitad afuera, pero sabía que no era por las pastillas.
Esto era totalmente orgánico, racionalmente encerrada en mis sentimientos mientras ellos chocaban entre sí en la repentina comprensión de dos cosas muy dramáticas: la primera, que estaba enamorada de Santana; la segunda, que ella probablemente nunca sentiría lo mismo.
No fue suficiente para detener mi corazón completamente.
"B, por favor, ¡háblame!" Ella se levantó y se acercó a mí, sus manos tomando la parte superior de mis brazos y sosteniéndome en mi lugar como había hecho un año antes, cuando ella se había disculpado por algo totalmente diferente. "Solo paso, estábamos en la fiesta de Q el fin de semana, estábamos borrachos. Solo fue una cosa, lo juro no pretendía que pasara."
"¿Estas enamorada de él?" pregunte, finalmente mirándola a los ojos.
"¿Qué?" Ella parecía sorprendida por la pregunta. "Dios, no. Solo... solo que me gusta la forma como me hace sentir. Se siente bien, no tener que pensar todo el tiempo."
"¿Así que no estabas pensando cuando decidiste dormir con él?"

Ella trato de alcanzar mi mano pero la jale, tan molesta porque ella me había traicionado. Pero de alguna manera el sentimiento de traición era opacado por el conocimiento de que nunca había tenido ningún derecho sobre ella en primer lugar. Eso me lastimo más que nada que ella pudiera haberme hecho.

"Es solo que es fácil con él, B," ella suspiro. "¿No pueden algunas cosas solo ser fáciles?"
"¿Así que hago las cosas difíciles para ti?"
Su boca cayó. "No, por dios. ¿Qué te hace pensar eso?"

"Este verano, el trampolín..." solté y ella se sonrojo violentamente. "Me besaste. Luego no lo volviste hacer. Y ahora estas besando a Puck... Más que besar a Puck. ¿Qué se supone que debo pensar?"

"Brittany, Yo..." ella se detuvo y me miro, buscando, como si estuviera intentando encontrar algo en mí que había perdido.
Antes de hablar otra vez ella llevo su mano a mi mejilla, se paró en sobre sus dedos y me beso. Ligeramente como él primero, luego cuando libere la tensión de mi cuerpo y la deje besarme ella se volvió más ferviente.

Su lengua separo mis labios y la parte de atrás de mis rodillas. Me recline sobre la pared de la habitación y puse mis manos sobre su cintura, jalándola hacia mi así que sus caderas se presionaron contra las mías.
"Santana..."

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Hola a todas gracias por sus comentarios me animan a continuar con el Fic poco a poco se va a ir aclarando todo

Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii me encanta este, ya lo habia leido pero yo feliz de leerlo miles y miles y miles y miles y miles de veces (aparte por que no me acuerdo muchas cosas :/ ) jajajaja

Britt como la trataba la aveja reina pobresita y santana solo se reia como siempre
y lo que sufrio cuando se entero que se acosto con la cabeza de ardilla :s