Fanfic - Royal Sweet - Capítulo II "Sin vuelta atrás"

Probando escribir algo mas ligero y loco que mis otros fics, la idea la tenia en la cabeza y no se salia.








¿Sabes como funcionan las trampas para ratones? Esos aparatos pequeños que tienen un resorte especial donde ponen el queso y apenas el pequeño e inocente ratón va a buscarlo, lo atrapan sin posibilidad de escapar.

¿Por qué el ratón siempre va por el queso?

¡oh, vamos!, para un ratón no es fácil encontrar queso, tienen mucha suerte si es que la casa donde habitan encuentran un pedazo pequeño de queso, por eso cuando ven la trampa con el queso solo tienen dos opciones, correr esperando la oportunidad de ver otro pedazo de queso que es algo tan improbable o conseguir el queso que posiblemente sea su desgracia.

Es por eso que muchos ratones se arriesgan a tomar el queso arriesgando su vida.

Santana esta en una situación parecida.


―¡Tu no me puedes estar pidiendo eso!
―¿Por qué no? Tu lo necesitas para obtener la residencia legal, yo necesito una forma de librarme de mi familia.
―¡Pero yo ni siquiera te conozco! ¡Yo no voy a hacerlo! ¡Definitivamente no estoy haciendo esto!
―Esta bien. No lo hagas, tal vez estaba pasándome de la raya

La latina asintió enérgicamente.

―Definitivamente, estabas
―Entonces, ahora me ire…
―Es lo mejor

Mientras mas lejos se vaya esa “loca” mejor.

―Llamaré a la policía y…
―¡¿Qué?! ¡No espera! ¡¿Por qué?!
―Eres una ilegal, no puedes vivir en estados unidos. Lo correcto con la ley es llamar a la policía.

“Demonios” Santana sabia que contarle sus problemas a un desconocido era mala idea, necesitaba alguien con quien desahogarse un poco y mira lo que obtiene.

―¿Me estas amenazando?
―¿si?
―¡Estas loca!
―¡No estoy loca! ¡Pero yo necesito esto!

La rubia, que se llamaba Brittany, también había decido compartir un poco de sus frustraciones con la latina.

Santana paso una mano por su cabello, hoy era su día de mala suerte, tenia que estar pagando algún crimen que cometió en su vida anterior, por que no se podía explicar tanta mala suerte hoy.

“¿Por qué de todas las personas, tenia que cruzarme con ella?”

Estaba contra la espada y la pared. ¡Brittany le estaba pidiendo… mas bien, OBLIGANDO que se casara con ella o la deportaría!

Este era el más vil chantaje del cual pudo ser victima.

Pero para entender como es que llegaron hasta aquí, hay que retroceder en el tiempo y ver que es lo que pasó.








Santana viajó a estados unidos ilegalmente por dos motivos. El primero es que no encontraba trabajo en su país natal en el puesto que quería y se estaba desesperada. El segundo motivo es que siempre quiso viajar a otro país y la idea la estaba obsesionando.

Así, con veinte años, tomó su mochila, se despidió de su familia que se encontraba en un debate a causa de ella, la mitad querían que encontrara su camino como ella quisiera y la otra mitad intentaba evitar que se fuera del país. Incluso tuvo que escapar de esa mitad antes de que la encerraran en la casa.

Cuando piso suelo norteamericano, se dio cuenta de que no era tan sencillo, apenas tenia dinero para sobrevivir un par de semanas y no tenia un lugar en el cual dormir. Tal vez no fue una buena idea después de todo, pero no había nada que hacer, estaba ahí ya.

En el viaje a los estados unidos conoció a Mercedes Jones, otra inmigrante ilegal, ambas entablaron una buena amistad y Rentaron un pequeño cuarto en los suburbios y se pusieron a buscar trabajo, lo encontraron en un pequeño restaurante de comida rápida como lavaplatos, no era lo mejor, pero era un inicio ¿verdad?

¡Hay que ser optimistas ante todo y pensar que todo estará bien en el futuro!


―¡Santana corre! ¡Ahí vienen los de inmigración!
―…¡Mierda!

El dueño del restaurante abrió la puerta trasera del local para que los las dos latinas pudieran correr y esconderse en algún lugar mientras los policías hacían la inspección rutinaria.

Era la tercera vez en la semana que sucedía lo mismo y Santana ya se estaba cansando de esto. Correr es bueno para el cuerpo y la mantiene en forma, pero no es divertido si tienes a los policías respirándote en el cuello a cualquier hora del día. Incluso dormía con las zapatillas de deportes puestas por las noches.

Saltó por una baranda y subió por las escaleras de emergencia del edificio de al lado. Escondiéndose en el techo hasta que el carro patrullero se fuera de la zona.

―Y me lo advirtieron ― por lo menos la mitad de la familia lo hizo - pero yo y mi jodida terquedad no querían escuchar– rabió.

Se sentó en el suelo esperando a que se fueran, cuando el patrullero estuvo lo suficientemente lejos volvió a bajar para seguir con su trabajo, que de eso comía y el maldito dueño les descontaba de su sueldo las horas que no laboraban.

―Tu podrías volver a tu país si no te gusta esta vida, yo solo estoy ahorrando lo suficiente para regresar a mi hogar
―¿Y tu sueño de ser showgirl en las Vegas?
―Creo que nunca se hará realidad – dijo con lastima – también deberías ahorrar y regresar a tu hogar.

Le sugirió una amiga en el trabajo, ella negó con la cabeza.

―Yo no quiero volver y que todos me griten “te lo dije”
―¿Solo por eso?
―Si
―Santana… eres rara.
―Mira quien habla, Mercedes.

Ambas rieron, mientras lavaban platos.









Lejos de ese pequeño restaurante de comida rápida de tercera categoría. En un lujoso restaurante, se encontraban dos familias, en la sala especial diseñada solo para clientes importantes. Brittany Pierce se sentía incomoda en el lugar, a pesar de que venia a diario a comer ahí gracias a que su familia era dueña de ese restaurante.

Suspiró, no había forma de escapar… por ahora, podía fingir un malestar, excusarse para ir al baño y escapar, ese seria un buen plan, de no ser por los dos guardias de seguridad que estaban vigilando la entrada.

Frente a ella se encontraba un guapo hombre de unos veinticinco años, sonriendo, Sam Evans, el primogénito heredero de los Evans, futuro dueño de la cadena de hoteles de cinco estrellas de su familia y también, su futuro esposo.

Esa palabra, futuro esposo, había algo malo en ella. Cualquier chica quisiera casarse con alguien como él, guapo y millonario, con esa brillante sonrisa de PopStar. Era el sueño de muchas, el príncipe azul.

Para Brittany, él solo era la maldita prisión en la que sus padres estaban intentando meterla desde que cumplió los dieciséis, presentándoles a posibles novios que seguramente tenían bien organizados en una lista de la A a la Z.

Y llegó el turno de la E, de Evans. Al principio cuando se lo presentaron sus padres, lo dejo pasar, total, un novio mas, ella sabía como deshacerse de todos los pretendientes que su querida familia le elegía constantemente.

Esa relación no debió durar mas de dos meses, pero Sam era persistente y muy tolerante al parecer, aguataba sus desplantes, sus locuras y cualquier otra táctica que Brittany planeaba. La relación se alargo demasiado y eso era peligroso, Brittany se estaba quedando sin armas que usar para evitar el inminente final, y perdió.

Ahora se encontraba aquí, reunidos con los Evans para hablar del maldito matrimonio. ¿Quién había dicho algo de un matrimonio? Joder, Sam ni siquiera se lo había propuesto pero ahí estaban los seis, hablando de la fecha, el lugar y que diseñador se encargaría del vestido de novia de Brittany. Esto era una pesadilla ¡Ella no quería casarse con él!

Tal vez si se hubieran en otras circunstancias en las que sus padres no estuvieran empujándolos unos a otros con la pistola en la cabeza por un acuerdo entre familias, por que todo se trataba de eso, un acuerdo de familias para fusionar los hoteles Evans con los restaurantes Pierce y así obtener más y más dinero, lo suficiente para llenar una piscina y nadar en ella… en fin, si se hubieran conocido de manera diferente, en “libertad” tal vez hubiera pasado algo entre ellos, Sam no era un mal chico.

―¿Qué les parece si hacemos la boda en Hawai? Es un hermoso lugar.
―Oh, tenemos un hotel ahí, les encantará, es maravilloso.
―Y el banquete corre por parte de nuestros mejores chefs.

“¡Sigan haciendo sus planes, yo no me voy a casar solo por sus negocios!”

Y de ser necesario y solo por darles un ataque de coraje a sus padres, saldría de esa reunión, ¡cogería al primer “idiota” que pasara frente a ella y se casaría con él!. Si fuera tan fácil… aunque la idea no era tan mala, ya podía imaginar a sus padres, verdes y echando fuego por la boca como dragones. Sonrió imaginando la escena.

―Querida, veo que estas muy feliz por la boda en Hawai ¿verdad?
―¿Ah?

Sonrió esta vez de una manera forzada y asintió.

―Bueno… - Sam se levantó de la silla, nervioso – estamos hablando de esto todo el almuerzo, pero yo aun no e echo la pregunta mas importante.

“No, demonios…”

―Brittany Pierce – de su bolsillo sacó una pequeña caja aterciopelada negra - ¿Te casarías conmigo?

Su corazón se detuvo, ahí estaba la pregunta. Podía escuchar incluso los pensamientos de sus padres, todo referente a ¡VICTORIA!

Sam abrió la pequeña cajita, mostrando un hermoso anillo de oro con un diamante digno de la reina de Inglaterra. Todos estaban en silencio esperando la respuesta de la joven.

Brittany miró el anillo, luego a Sam, a sus padres, a los señores Evans. Se levantó de su silla.

Y se desmayó.

―¡Hija!
―¡Cariño!

Pronto los guardias de seguridad ingresaron a la sala por el escándalo, encontraron a la joven Pierce en el suelo, el señor Pierce dio instrucciones de que llamaran a una ambulancia urgente.

Todo el mundo estaba en shock, la rubia abrió un ojo para verificar lo que pasaba a su alrededor, vio la puerta abierta y libre de guardias. Este era el momento.

Escapó.

Mientras corría escuchaba los gritos de sus padres pidiendo a todo el personal que la atrapara, pero cuando ellos reaccionaron ya estaba fuera.

―¡TAXI!

Prácticamente saltó hacia la ventana del automóvil en marcha para irse de ahí.

―¡Sáqueme de aquí!









El taxista no sabia a donde llevarla y ya estaba siendo hora de almorzar, le preguntó cual era su destino y la rubia solo dijo que la llevara a cualquier lujar lejos. Eso podría suponer una situación favorable para cualquier hombre, que una mujer hermosa le diga eso era demasiado tentador.

Pero el señor tenia cincuenta años, tenia esposa en casa y la señorita que se encontraba en el asiento trasero tenia la pinta de ser una chica de mucho dinero, no quería problemas, ni con la familia de la rubia, ni con la ley, ni con su esposa que era mucho peor que las anteriores.

―Usted esta muy nerviosa, dígame ¿Ya comió?
―No – con todo lo que pasó en el restaurante, ella no probo nada de la comida
―Ya es mi hora de almorzar ¿Esta bien si la llevo hacia allí?
―Eso estaría bien.









Ya era la hora de almorzar de Santana y Mercedes, pero si querían cobrar el sueldo completo mas les valía cubrir las horas que perdieron en su huida de la policía.

No hay nada peor que trabajar en un local de comida con el estomago vacio. Ambas tenían tanta hambre, la comida de ahí era grasosa y no tan buena, pero era barata, por eso era popular entre los adolescentes del barrio.

Santana podía escuchar su estomago gruñir, llorar y rogar por una hamburguesa doble con queso.

―¡Santana! – llamó el jefe

Asomó la cabeza por la ventana que separaba la cocina de las mesas. El jefe estaba parado a un costado con un cigarro en la boca.

―Dos meseras acabaron su turno ya, te necesito a ti ocupando su lugar.
―Pero…
―¡YA!

Se quitó el delantal murmurando entre dientes, el jefe les pagaba mal, era mezquino y explotador pero no podía hacer nada.

Trabajo es trabajo.

―Te juro que un día voy a tener mi propio restaurante y voy a decirle un par de verdades a este…
―Claro, Santana, lo que sea, pero ve a trabajar o no comes
―Regresar con mi familia no suena tan mal después de todo…
―Te lo dije
―Pero ya estoy aquí y no me voy hasta lograr lo que quiero, tu también Mercedes – levantó el puño en alto
―¿tu crees? – Parpadeo – tal vez tengas razón
―¡si! ¡Hay que luchar por nuestros objetivos! Además… bueno… te necesito para completar la renta de la habitación
―… anda ya decía yo… - ironizó – ve a trabajar antes de que te tire un plato a la cabeza.

Santana salió de la cocina y tomó una bandeja de la pila, un pequeño cuadernillo y salió a atender a los adolescentes que ya estaban llegando en grupos para la hora del almuerzo. Ella sola no se daría abasto para todos ellos, pero tenia que intentarlo, el jefe la estaba observando desde una esquina muy cuidadosamente.

―Este lugar esta lleno – dijo un viejo taxista - ¡Oye, muchacha! ¡¿Hay sitio para dos?!

Santana asintió y les señaló una mesa que acababa de desocuparse, limpio la mesa mientras las dos personas se sentaban a comer.

―¿Qué es lo que van a pedir? – señaló el pequeño menú que estaba pegado a la mesa.
―Hamburguesa doble con queso

Justo lo que Santana quería comer.

“Te odio” lloró internamente.

―¿Y su hija…
―¿Mi que… ohh… - el taxista bonachón carcajeo alegre - ¿de verdad parece mi hija?

Santana levantó la vista, no había mirado bien a la chica que acompañaba al señor.

Ella tenia el cabello dorado como el sol y ojos tan azules como el cielo, sus facciones eran finas, dulces, se sonrojó avergonzada, por supuesto, una chica tan hermosa y vestida con esa ropa que parecía cara no podía ser hija de un hombre como él que tenia una mancha en la camiseta. Esa chica prácticamente estaba brillando.

―Disculpe señorita no quise…
―No, esta bien
―Entonces… ¿Qué va a pedir?

Brittany nunca había estado en un lugar como ese, una vez escuchó de sus padres que en estos lugares vendían hamburguesas echas con carne de ratones, se estremeció solo pensar en los pequeños animalitos.

―Nada… gracias…
―¿Segura?
―Eh… ¿tal vez una botella de agua mineral?

Santana anotó el pedido del taxista y de la chica en la libreta, se dirigió a la cocina para dejar los pedidos mientras se preguntaba que hacia una chica como esa en un lugar como este.

Los suburbios no era lugar para alguien así, podría pasarle algo a esa joven y entonces ¿Qué? El collar que tenia en su cuello por ejemplo, debía valer una fortuna y estaba mas que segura que muchos en el restaurante ya estaban planeando dar el golpe apenas saliera del local.

―¡La policía!

Un adolescente gritó mientras Santana atendía a los demás clientes. Maldijo, lo único que le faltaba.

―¡Por favor todos tranquilos! – gritó uno de los oficiales – solo venimos a verificar los documentos de los adultos
―Pero señor – dijo el jefe del local – ya vinieron a revisar hoy
―Si ¿y? Hemos recibido ordenes de volver a verificar. Entonces, ¿Serian tan amables de sacar sus documentos por favor?

A nadie le gustaba ver policías, ponían a la gente nerviosa. Santana rezó por que Mercedes haya escapado ya. Ella tenía que pensar en un plan para escapar.

―Señor, sus papeles por favor? – pidió a uno de los clientes
―¿Qué?
―Papeles…
―¿Papeles?
―Si, papeles…

Tragó en seco, asintió.

―Sabe oficial, hay un dicho muy famoso…
―¿ah?
―En situaciones como esta… ¡piernas para que las quiero!

Empujó al uniformado y salió por la puerta.

―¡Atrapenlo!

Los adolescentes también se echaron a correr cuando uno de los policías desenfundó su arma.

―¡tenemos que salir de aquí!

La gente corría de un lado para otro saliendo del local como hormigas a la superficie. Brittany estaba asustada y no sabia a donde ir, el taxista se metió al carro, la gente intentaba meterse y Brittany no podía avanzar, al final el se fue dejando a la rubia a su suerte.

Empujones, gente corriendo. Gritos.

Estaba perdida. La empujaron al suelo y ella no se podía levantar, demasiado asustada.

―¡Levántate!

Miró hacia arriba, la mesera del restaurante tenía una mano extendida para ella.

―¡Vamos! ¡¿Qué esperas?!









Y eso fue lo que sucedió.

Santana no sabia por que salvó a esa mujer, en una situación así lo mas lógico para ella era correr. Pero verla tirada en el suelo, asustada y con lagrimas en los ojos le partió el corazón. No podía dejar ahí tirada.

Estaban en la habitación que Santana rentaba junto con Mercedes, y hablando de ella, aun no llegaba, pero recibió un mensaje de celular diciéndole que estaba bien y que llegaría un poco mas tarde. Por lo menos su amiga estaba bien.

Había entablado conversación con Brittany muy fácil, dicen que desahogarse con un desconocido es mas fácil que con un conocido, por lo cual, hablar de sus problemas fue sencillo, la rubia la escuchó atentamente y ella también le contó sobre su familia y el novio que le habían impuesto.

Por culpa de todo eso, ahora estaba en esta horrible encrucijada.

―Debí dejarte ahí – siseó
―Pero no lo hiciste
―Y ahora por culpa de eso, me estas amenazando. Te hablé de mis problemas y tu te aprovechaste ¡Eres una chantajista!
―¿Por qué tienes que decirlo así? Ya te dije que esto es un gana, gana, nos casamos… por un tiempo, yo me vengo de mis padres, me libero de mi prometido, tu obtienes tu residencia y trabajo, por que como dije, te puedo dar trabajo como chef repostero en uno de mis restaurantes, después nos separamos, todos felices.
―Brittany
―¿Si?
―¿Alguna vez te han dicho que tienes que ir al psicólogo? ¡POR QUE TIENES QUE IR A UNO! ¡ESTAS LOCA! ¡MALDITA LOCA!
―¡Ya deja de insultarme! ¡Estoy esperando tu decisión! ¡Así que decide ahora!

Sus dientes crujieron de la rabia, Santana tenía ganas de tirársele encima y ahorcarla, podía ser hermosa por fuera, pero estaba loca, una persona en sus cinco sentidos jamás propondría algo así a un desconocido.

La había acorralado, no tenia escapatoria y todo por salvarla.

―¿Y cual es tu respuesta?
―¿Por qué me preguntas? No tengo alternativa. Ya tienes tu respuesta

¡Hay como es la vida!

Me gusta mucho la idea, es original y peculiar, espero continues con la historia, lo vuelvo a decir, simplemente genial, un matrimonio por conveniencia, imagino todo lo que se desatara después de esto.

jajaja me encanto la idea muy original

esta genial tu fic, me encanta...
Actualiza pronto

geniaaaal, continualo y que sea proooonto ! :)




saludos!

wowww ............desde las primeras lineas, tu fic me ha impactado y por supuesto me ha fascinado cada detalle, descripciones tan precisas de los momentos y situaciones........asi que ya espero ansiosamente un nuevo capitulo

Saludos, hasta la proxima actualizacion

Esta genial, sigue actualizando.......

Simplemente FE-NO-ME-NAL! Nunca me habria imaginado a las chicas en un aprieto tan grande como ese... espero la actuu!!--

Me facina tu fic , es una trama super interesante y me encanta este tipo de britt , por favor no tardes en actualizar que voy a estar ansiosa esperando el nuevo capitulo

Holaaa! acá nueva lectora presentandose (?
me gusto muchisimo el fic!
super entretenido y gracioso a la vez...
es supeeer loco, pero RE original! me encantó!
me causo muchisima gracia como britt obliga a san a q se casen jajajaa
espero q actualizes rapido, esta buenisimo y promete muuuucho!

Juliet st James escribió:Hola! muchas gracias por compartir tu historia con nosotros, pero por favor te pido modifiques el titulo de acuerdo al formato indicado en las Reglas de la zona Fanfic, el cual debe incluir la palabra FIC.
Cualquier duda puedes consular en las reglas del foro o enviarme un MP.
Saludos.

Me llamaron la atención D:. Disculpa, no me había dado cuenta del titulo, ya lo arreglé .

Mercedes estaba preocupada por su amiga, no la había visto en todo el día y no pudo contactar con ella por el celular. La ultima vez que la vio fue en la mañana antes de ir a trabajar, Santana dijo que no iría porque tenia algo mas importante que hacer, algo “sumamente importante que va a cambiarles la vida a las dos”. A Mercedes no le gustaba el tono que había usado, su amiga se veía tan… ¿Cómo decirlo?... era como ver a una persona que acaba de enterarse por teléfono que le quedan 24 horas de vida, y va a preparar su propio funeral.

Dejo la pila de platos limpios en su lugar mientras esperaba que las meseras le trajeran la siguiente carga. Ya era de noche, dentro de dos horas serian las once y podría irse a casa a dormir. Se acomodó en la silla que usaba para descansar cada vez que tenía oportunidad.

¿Dónde estaría Santana?
Tal vez la chica se volvió loca por la situación en la que estaba y decidió tomar medidas desesperadas para conseguir dinero… como por ejemplo, vender farmacéuticos ilegales, alucinógenos, drogas. Había varios en el barrio que se dedicaban a eso. Se estremeció, no, Santana nunca aria algo para dañar a la gente, entonces ¿Qué estaba haciendo ahora mismo? Otra medida desesperada era… la prostitución, casi lanza un grito del horror al imaginarse a la latina en una esquina usando nada mas que su ropa interior y un saco largo negro que la tape. No sabía que era peor, las drogas o la prostitución.

Se mordió las uñas tratando de pensar en que estaría metida su amiga, las posibilidades eran infinitas pero solo podía pensar en las peores. Oh si su amiga estaba metida en algo turbio la agraria de los cabellos y le daría una paliza tal que se le quitarían todas las malas mañas del cuerpo y luego…

―Mercedes

Volteó a ver hacia la puerta trasera del restaurante. Santana estaba ahí parada, notablemente cansada. Mercedes sintió un alivio muy grande en el corazón al verla de pie ahí, se había encariñado mucho con ella, habían pasado por tantas cosas mientras pasaban a los Estados Unidos y en ese país extranjero solo se tenían la una a la otra al fin y al cabo. Corrió a abrazarla.

―Dios mío ¿Qué paso? Luces como si hubieras ido a un entierro.
―Algo así

Intentó sonreír y fracasó desastrosamente en el intento. Se acercó al grifo y llenó un vaso con agua, tomándolo hasta el fondo.

―¿Dónde estabas? Estaba muy preocupada por ti
―Perdón por eso… eran unos asuntos… de vida o muerte – se rió
―Santana
―¿Si?
―¿Estas borracha?

Santana no respondió, miró a ambos lados asegurándose de que no había espías y estiró los brazos señalándose a si misma.

―Un poquito
―Ya veo… ok chica, siéntate mientras yo te traigo un café bien cargado.
―No, no es necesario… tengo que decirte algo mas importante.
―Luego, primero el café
―Mercedes, enserio, ENSERIO, es importante.

Tambaleó un poco y sostuvo a Mercedes para que no se fuera. Volvió a reír.

―Lo que tengas que decirme, creo que puede esperar un poco
―Solo escúchame ¿si?

Por lo menos Santana no estaba cantando borracha la canción de “Don’t cry” o “I love Rock and Roll”. Eran unas de sus favoritas en su repertorio de modo ebrio. Asintió, apoyándose contra el lavabo con los brazos cruzados firmemente sobre el pecho, esperando escuchar lo que tenia que decir Santana.

―Ayer antes de que tú vinieras a casa, llevé a una chica y…
―¡¿Llevaste a una chica donde nosotras dormimos?!
―Shhh…
―Ah no Santana López, a mi no me “shites” ¿ok?. ¡Mas te vale que tengas algo realmente bueno que contarme de lo contrario recibirás un sartenazo en la cabeza!

Cualquier rastro de alcohol en su sangre se desvaneció y se sentó mas recta, con temor a ser golpeada, lo último que necesitaba era un moretón en su cabeza que dañara su aspecto.

―Llevé a una chica porque estaba mal, muy asustada por la redada de la otra vez. Los policías se volvieron violentos
―Verdad, ok así que fue un acto de caridad

Encogió los hombros, no sabia como responder a eso “caridad” no, eso no.

―Ella se aprovechó de mí

La mandíbula de Mercedes se fue hasta el suelo, sus ojos se pusieron en blanco y su cara tan rojo que parecía que explotaría.

―¡No, no! No te equivoques. No me refería a “eso”
―¿No?

Santana sacudió su cabeza con fuerza a los lados para negarlo.

―¿Entonces?
―Se aprovechó de mí de otra forma… más… HORRIBLE

Santana le contó todo, le contó lo que había pasado en aquella habitación, la conversación, Brittany y su prometido, el chantaje, la aceptación. Mercedes ardía en rabia, lanzó algunas maldiciones e insultos para la rubia, estaba fuera de sí tanto así que cuando el jefe de ambas apareció para ver que es lo que pasaba y vio a las dos sentadas. Mercedes le dio literalmente una patada en el trasero para que no les molestara.

―¿Y ahora que vas a hacer? Tenemos que irnos de aquí, podemos rentar otra habitación lejos de New York, irnos en carretera.
―No puedo
―Si, si puedes, ella no nos va a hacer nada, desapareceremos de aquí y ya.
―No es por eso
―¿Entonces?

Santana levantó la mano, justo en frente de la cara de su amiga. Ella lanzó un grito de horror, como el de las películas de terror antiguas.

En la mano relucía un brillante y dorado anillo, una alianza de matrimonio.

―No
―Si
―¡NO!
―¡SI!
―¡P-pero como! ¡No pudieron casarse tan rápido!
―¿Crees que existen imposibles para los niños ricos?
―¡Aun así esto es ilógico!
―Vegas
―¿Qué?
―¡Nos casamos en las VEGAS!

Efectivamente, Brittany quería casarse lo mas rápido posible para evitar que Santana escapase, ella quería un matrimonio sin mucho papeleo por la situación de la latina y sobre todo que sea un proceso “fácil”.

La mañana de ese mismo día llamó a Santana para que se encontraran en un restaurant cercano a la plaza Times Square, era un restaurant muy elegante, Cuando Santana llegó al lugar inmediatamente fue recibida como una reina, la ubicaron en la mejor mesa del restaurant, le dieron la carta para que pidiera lo que quisiera, Santana nunca imaginó desayunar en un lugar así y no sabia como pagar pero los meseros le pusieron al tanto que “La señorita Pierce” había dado la orden, en persona, que se le tratase de la mejor manera y todo estaba pagado, cualquier cosa que consumiría.

Hora y media después, cuando Santana ya había terminado de comer, apareció Brittany y sin darle ninguna explicación a la latina la arrastró al interior de un taxi hasta un aeropuerto, y como si se tratase de un secuestro fue metida a un avión. Volaron juntas a las Vegas ese mismo día, ingresaron a la primera capilla que daba servicios de matrimonio las 24 horas y se casaron, bajo la bendición de un hombre vestido como Elvis Presley y como testigos un par de ebrios sacados del carnaval que esperaban su turno para darse el “si, acepto”. Cuando todo termino, Santana estaba en shock, la rubia le dio un sobre con dinero e indicaciones para encontrarse mañana por la mañana con sus maletas echas para “mudarse a su nuevo hogar”.

Lo primero que hiso cuando Brittany se fue, es ir al bar más cercano y gastar todo el dinero en alcohol. Después cuando no quedaba ni un solo billete fue a caminar por ahí cantando a viva voz una canción improvisada cuya frase principal era “Yo odio mi vida”, cuando se calmó y ya podía caminar en línea recta, fue a ver a Mercedes.

―¡No puedo creerlo! ¡Ella es una… una!
―¿Aprovechada? ¿Chantajista?
―No… ¡ella es una perra! ¡Una perra millonaria que cree que puede hacer lo que quiera con las personas como nosotros! ¡Santana yo no puedo creer que no hayas luchado! ¡O resistirte! ¿Dónde estaba mi amiga fuerte? La chica que no se deja amedrentar por nadie.
―¿Y que podía hacer? Brittany tiene el poder para destruir todo por lo que estamos luchando, absolutamente todo. Y le falta un tornillo en la cabeza.
―Uno extremadamente grande… ¿Y ahora que vamos a hacer?
―¿Vamos?
―Yo no se que esta planeando ella, pero yo no te voy a dejar sola con esto, encontraremos una solución.

Santana se sentía tan reconfortada al tener una amiga como Mercedes.

―Gracias
―De nada, ahora creo que mejor vamos a casa y hacemos las maletas
―¿mhm?
―Por supuesto, ella tiene el control “por ahora”, si cree que este juego lo tiene ganado, ella no tiene ni idea. No sabe con que chicas se ha metido.

Eso hiso reír a Santana, abrazó a su amiga y le dio un beso en la mejilla.

―¡¿Y hasta que hora planean tener su conversación?! ¡Pueden irse olvidando de la mitad de su salario! ¡Sobre tu Jones, esa patada que me has dado es imperdonable! ¡Estas despedida!

El jefe entró con un cigarro puro en la boca, echando humo por las orejas. Ambas se miraron y sonrieron.

―¡¿Sabes que vejete?! ¡En primer lugar vas bajándole el tono de voz! ¡En segundo lugar puedes meterte tu salario por donde mejor te quepa! ¡Y tercero… - señaló a Mercedes – por favor, has los honores.
―Claro… ¡Y tercero… ¡VETE A LA MIERDA!!

Salieron del restaurante por la puerta principal, bajo los atentos ojos de los empleados del local, salieron de ahí con la frente en alto y riéndose a carcajadas.

Bueno, la vida no era tan mala después de todo.





Al día siguiente.

Brittany vivía en una de las mejores zonas de Manhatan. La Quinta Avenida, que era junto con Brodway, los lugares más famosos de New York. Ahí, La familia Pierce tenía su hogar principal. “Pierce Manor” una enorme mansión, tan grande que fácilmente uno podía perderse ahí. Fundada por la primera generación Pierce, hace tantos años que Brittany no podía recordar, por supuesto, su padre de niña siempre le contaba la historia pero la rubia no prestaba atención para ella no tenia sentido escuchar historias sobre gente que dejo de existir en este mundo hace ya tanto tiempo.

Se levantó de su cama bostezando, no le gustaba despertar temprano, pero era mejor madrugar, hoy era su día especial. Sonrió de solo pensarlo. Fue hasta la habitación guardarropa y buscó en una de las filas de abrigos de invierno uno en especial, uno que en su bolsillo derecho contenía una alianza de matrimonio.

No fue nada fácil para ella comprar un anillo con la calidad que estaba acostumbrada, escondida de sus padres. Su padre no revisaba con regularidad la tarjeta de crédito de su hija pero por las dudas, tuvo que pagar al contado, se prestó dinero de su mejor amigo Kurt Hummel, que sin hacer muchas preguntas, aceptó hacerle el préstamo, no era la primera vez que entre los dos se prestaban dinero cuando uno se olvidaba la tarjeta de crédito, luego con ayuda de Blaine Anderson, compró el anillo, fingiendo ser una pareja feliz, ella estaba nerviosa, no sabia que comprar. Era una boda “por conveniencia”, una boda al fin y al cabo, no iba a casarse con un anillo de fantasía ¿verdad?

A Blaine si que tuvo que contarle lo que estaba pasando, el chico casi se cae de espaldas, no estaba de acuerdo con lo que ella estaba haciendo pero no iba a detenerla, eso era “misión imposible” esa fueron las palabras usadas por Blaine. Él prometió no decirle nada a nadie, sobretodo a Kurt, de lo contrario su novio seria capaz de terminar el compromiso solo por que Blaine no detuvo a Brittany antes de cometer esa locura y ya bastante le había costado que Kurt accediera a comprometerse con él.

―Vaya, pero que sorpresa verte despierta tan temprano – su padre dijo complacido
―Es que estoy muy emocionada por lo de mi casamiento

Benjamin Pierce se sintió satisfecho y aliviado que su hija le dijera ero, si supiera que Brittany no estaba hablando del mismo matrimonio que sus padres pensaban.

―Me alegra escuchar eso, ven hija, siéntate conmigo, desayunemos juntos.
―¿Y mamá?
―Fue a hacer Tai Chi con sus amigas, ella dijo algo de un profesor asiático famoso o no se que…
―Ahhh…

Pronto la servidumbre les sirvió el desayuno y comieron en silencio, a veces intercambiando algunos comentarios respecto al futuro. Benjamin estaba muy animado con la alianza de los restaurants Pierce y los hoteles Evans.

―Hablando de eso… papá, te tengo una gran sorpresa
―¿Si?

Ya vas a ver…

―¡Si! Pero necesito que tu y mamá estén juntos para dárselas
―Me parece perfecto, dentro de poco debe estar llegando tu mamá
―¡Ok!, ya me voy papá, tengo algo importante que hacer. ¡Francesca! – Llamó a una de las sirvientas – avisa a Joel que prepare la limusina, voy a salir.





Por otra parte. Santana y Mercedes estaban de pie en la entrada de la habitación vacía, no volverían ahí pasara lo que pasara, sentían algo de pena dejar el lugar. Ahí habían iniciado todo, compraron sus primeros muebles, la televisión de segunda mano, el ropero de una venta de garaje.

―Es como si fuera el primer día
―Solo que ahora nos vamos – observó el anillo – solo será un tiempo, luego tendremos suficiente dinero como para hacer nuestros sueños realidad.
―Yo aun quiero destrozarle la cara a ¿Cómo se llama?
―Brittany Pierce
―Quiero destrozarle la cara a Brittany Pierce.
―Ya hablamos sobre esto, es un contrato. Es cuestión de tiempo.
―¿Así que ya te resignaste a que tu nuevo y flamante nombre sea Santana Pierce?

Se estremeció, “por supuesto que no”

―Es un contrato, dentro de meses volveré a ser Santana López.
―Yo no se tu, pero yo por lo menos no le dejaré esto fácil a ella, lo dije ayer y lo digo ahora.
―Si, ya se.

Bajaron las escaleras y esperaron.





Brittany no demoró mucho en aparecer, la limusina se estacionó frente al edificio. Ella bajó del vehículo ayudada por su chofer. Vio a las dos mujeres, ella no esperaba ver a otra chica ahí.

―¿Lista?
―Así que tu eres Brittany
―¿si? ¿Quién eres tu?

Mercedes estaba enojada, muy, muy enojada. Santana metió las manos a los bolsillos de su polera.

―¿Yo? ¡Yo soy la hermana de ella! ¡Y déjame decirte que eres UNA HIJA DE…
―¡¿Qué les parece si nos vamos de una vez?!

No era por defender a la rubia ni nada por el estilo, es solo que no quería ver a Mercedes en la cárcel por culpe de haber masacrado a “su esposa”.

―No sabia que tenias una hermana
―Técnicamente lo es, vivimos juntas.
―Hasta que tu jodiste todo – Mercedes bufó.
―Oh, uhm ¿Qué hice?
―¡No te atrevas a hacerte la tonta! ¡O de verdad voy a matarte!

Mercedes no estaba de broma y Brittany tenia miedo. Aceptó la advertencia y le dio indicaciones a su chofer de meter las maletas a la cajuela.

―¿A dónde la llevamos? – preguntó a Santana
―Con nosotras
―¡¿Qué?!
―No me estoy yendo sin ella Brittany, solo acéptalo. Ella viene conmigo si o si.
―Esto no es parte del trato
―Ni siquiera existen clausulas, ¡no existe nada! Si ella no viene conmigo entonces me voy, puedes hacer lo que quieras, yo me voy.

No se lo esperaba, las palabras de Santana fueron un golpe en la cara. Ahora no podía perder a Santana, la necesitaba para vengarse de sus padres.

―Bien, si eso quieres, esta bien. Ella viene.
―Tengo mi nombre, Blondie
―Mercedes puede venir – corrigió de mala gana.

Dentro de la limusina, el chofer pidió las siguientes indicaciones. El ambiente estaba pesado, tenso a más no poder y lleno de malas vibras.

―Antes de ir a casa, ¿quieren ir a algún lugar?.
―Si, a un lugar alejado y sin gente que no escuche tus gritos mientras te asesino

Santana hiso uso de todas sus fuerzas para no reír.

―Que graciosa eres Mercedes – ironizó Brittany
―Brittany
―¿Dime, Santana?
―Eso no era un chiste.

Silencio.

―Vamos a casa

La trayectoria a la casa de Brittany fue como una película para las dos inmigrantes. Una en donde los personajes principales se hacían millonarios por una suerte de loto y viajaban a su nueva vida. Algo así era esto, solo que ellas estaban siendo obligadas.

Las calles comenzaron a cambiar delante de sus ojos, los edificios dejaron de ser viejos y pintados con grafitis para ser poco a poco más elegantes, más altos, más modernos, los parques desatendidos y llenos de vagos, comenzaron a crecer, hacerse mas grandes y mas distinguidos, llenos de color y fragancias frescas.

A Brittany esto le hacia gracia, ver a las dos mujeres pegadas a la ventanilla, ellas intentaban moderarse pero no funcionaba.

Pronto estuvieron en Pierce Manor y todo fue más surrealista para ellas. Era como estar en una maldita película de Disney, todo en Pierce Manor era técnicamente perfecto, los amplios jardines con arboles podados en diferentes formas de animales, los caminos que conectaban todos los lugares de la casa, con postes de luz estilos victoriano, originales victoriano, el decorado de mármol tan excesito en los bordes. ¡Tenían un lago con cisnes incluso!.

―¿Qué es esa música?
―A mi mamá le gusta ambientar algunas zonas de la casa con música, la entrada principalmente, dice que es para reconfortar a los visitantes. Es A time for us de Henry Mancini.

“Eso es raro… esperen, ¿dijo “la entrada”? ¡¿Pero que tan grande puede ser esa casa?!” Esto no era bueno para Santana, nada bueno. Los padres de Brittany tenían más dinero de lo que podía imaginar y eso ¿solo sacado de restaurantes? Ella no se lo creía, algo mas debía haber ahí. En fin, cualquiera que sea la mina de oro que los Pierce habían encontrado, Santana ahora tenia ganas de vomitar, los señores Pierce estarían muy enojado al conocer la “travesura” de su hija, le darían un castigo y ya, ¿pero que van a hacer con ella y Mercedes?.

Debía pensar en un plan de escape, uno rápido, urgente y…

―Llegamos

“Oh dios mío, protégenos”







Benjamin y Susan Pierce estaban disfrutando de la vista en la terraza, compartiendo una tasa de té mientras charlaban sobre las clases de Tai Chi de la señora Pierce, cuando uno de los mayordomos avisó que su única hija había llegado con visitantes y requerían de la presencia de ambos.

―¿Quiénes son Alfred?

El mayordomo se acomodó la corbata, nervioso.

―No son gente de por aquí, eso es seguro.
―Gracias, Alfred, estaremos allí de inmediato
―¿Amigos que no son de por aquí? – preguntó Susan - ¿tal vez uno de sus amigos italianos?
―No lo se querida, Brittany dijo que tenia una sorpresa para nosotros.

Cuando los señores Pierce bajaron al vestíbulo para recibir a su amada hija, se sorprendieron bastante al ver también a las dos jóvenes de rasgos latinoamericanos ahí con ella, con esas vestimentas tan “urbanas”.

Brittany corrió a sus brazos sonriente, dándoles un abrazo fuerte a ambos que casi los hace tambalear.

―¡Papá te acuerdas que te dije sobre una sorpresa!

El matrimonio asintió.

―¡Bueno! ¡Sorpresa!

Señaló a las dos chicas, aun con la reluciente sonrisa en la cara. Santana intentó con todas sus fuerzas sacarse el anillo, la mano oculta en uno de los bolsillos. Si se lo sacaba podía decir que era una broma de su hija, que no la conocía o cualquier otra excusa.

―No entiendo linda… por cierto, un gusto conocerlas, mi nombre es Susan Pierce – Sonrió amablemente, aunque estaba desconcertada y no le agradaba “ese tipo de gente” en su casa
―Soy Mercedes Jones y ella es Santana… López.
―¡Bueno no es exactamente Lopez! – añadió Brittany – su nombre actual seria…
―¿¡Brittany podemos hablar un momento!?

Jaló a la rubia hasta una esquina del vestíbulo.

―Escúchame, no puedo hacer esto, de verdad, de verdad no puedo. Por favor solo déjanos ir.
―¿Por qué? Esto se esta poniendo tan divertido
―Divertido para ti, para mi NO. Es una pesadilla
―Tenemos un trato
―Tu me estas chantajeando te lo recuerdo
―Tienes tu beneficio, vamos Santana
―¡No! No y NO. Yo me voy ahora mismo con Mercedes y no me vuelves a ver en tu vida. No se como acepté algo tan descabellado.
―Pero…

Esto estaba mal, solo faltaba un poco y ahora Santana se estaba yendo, eso no lo iba a permitir.

―Señores Pierce disculpen las molestias, Mercedes y yo ya nos…
―¡Me case ayer!

“¡Oh, tu no lo dijiste!”

―¿uhm? ¿Te casaste?... con… ¿Sam?
―¡Por supuesto que desde luego QUE NO! – tomó la mano de Santana, mostrando los anillos brillantes con la luz del sol.

“Esto es como ver la bomba nuclear en Hiroshima” Pensó Mercedes

―Nos casamos – dijo alegre – ella y yo, ayer nos casamos ¡y la mejor parte es que fue en las vegas!

Los Pierce no sabían como reaccionar. ¿Era una broma o la verdad? ¡Esos anillos lucían demasiado auténticos!

―Te… casaste… - habló Benajmin
―Si
―Con ella
―Aja
―¿En las vegas?
―¡Siii!
―¿Es una broma?
―No, es todo es muy real y autentico.
Joder.

―¡Bejamin… yo… yo creo que voy a… me voy a…
―¡Susan!

La madre de Brittany cayó al suelo como plomo. Santana se soltó de Brittany molesta y enojada, Mercedes tenia que admitir que esto era muy gracioso y Brittany, bueno ella estaba satisfecha.

―¡Alfred! ¡Alfred! ¡Por favor lleva a mi esposa a su recamara! ¡Y en cuanto a ti jovencita! ¡Esto no ha terminado! ¡Quiero verte en la sala con tu… tu… ¡argh! ¡Quiero verlas a las tres en la sala! ¡Esto no se queda así!

Bejamin estaba colorado de la rabia, murmurando incoherencias mientras seguía a Alfred cargando a su esposa a la recamara.

Brittany estaba feliz, llevó a sus invitadas a la sala de reuniones que su madre usaba para atender a sus visitas.

―¡¿Vieron la cara que puso mi papá?! ¡Estaba tan furioso! – rió
―¿En serio? Mira que no me di cuenta, estaba más atenta ¡A COMO TU MADRE SE DESMAYÓ!
―¡Hay vamos! Ella esta bien, le encanta el drama. Solo finge – agitó una mano en el aire restándole importancia
―Blondie, tu estas loca – dijo Mercedes
―¿Por qué se empeñan en decirme que estoy loca? – cruzó los brazos – además ellos se lo merecen por intentar casarme a la fuerza
―¡Tu no eres exactamente un angelito! ¡¿Sabes?! ¡Me obligaste a mi a casarse contigo!
―Como si fuera un “gran sacrificio” ¿Quién no quiere ser la esposa de una multimillonaria?
―¡YO! – Levantó la mano – yo NO QUERIA casarme contigo
―Solo disfrútalo ¿si? Cuando tus papeles estén en regla, yo personalmente de daré la hoja de divorcio. Y no intentes sacarme nada porque estamos casadas por bienes separados, así que te recomiendo que aproveches la oportunidad y obtengas lo más que puedas en tu nuevo trabajo.
―¡Como si yo quisiera algo de ti! ¡Ni siquiera un trabajo!
―Que mal, vas a tener que aceptar
―¡¿Y si no quiero?!
―¿Crees que mis padres van a permitir que su hija este casada con una vaga? Tendrás el puesto que quieres ¿De que te quejas tanto?

En toda la discusión Mercedes terminó de comerse todos los bocadillos, odiaba esto, pero repitiendo, no dejaba de ser gracioso para ella y los panecillos tenían un sabor fenomenal a chocolate.

Buenisimo cap!
JAJA Esta Brittaany es una loca totaaal!
Ni boola a la madre !
Espero que se enamoreeen ♥
Hasta la preox actuu!

Indudablemente una historia y capitulo fuera de serie, simpelemente GENIAL

Saludos, hasta la proxima actualizacion

que buen fic pero no quiero ilusionarme comienzo a leerlos y a medida que el tiempo pasa o no actualizan o lo dejan, pero bueno .......

se tieneeen que enamoraaaaaar!!!

Mercedes es una geniaa!! La amooo!!

holaaaa... nueva lectora
tu fics esta :O .... me encató.... espero q actualices
saludos (o.O))//

Actualiza pronto...esta demasiado bueno tu Fic :3

Nueva lectora reportandose!!!

Me encanta tu fic y debo admitir que me parecen extrañamente tiernas las locuras de Britt!!!
Mercedes es genial, no pude parar de reir con cada cosa que se le ocurría a esa mujer jaja.
Y Santy uff bueno ella cada vez mas perfecta...!

Espero con ansias la actu..!

BYEEE!!!

no habia leido este fic pero esta genial espero que lo continues

holaaa.....
espero tu pronta actualizacion....
espero q estes bien y tenert de regreso x aqui..... tu fic es genial
bye
XOXO