FIC Brittana - Tu, yo y...ella - Capitulo 7: "Los muros de uno mismo"

Muy bien lo prometido es deuda, y aquí estoy con un nuevo Fanfic.

Pasión…por la danza? Lamentablemente le quedan a lo máximo 2 o 3 capítulos, así que tengo que renovarme, y llego con una nueva idea.

Es muy distinto a mi anterior fic, es una idea que hace mucho tiempo me ronda por la cabeza, pero he tenido que buscar información y pensar bastante ya que todo transcurre en un ambiente del que soy una total desentendida, pero bien he hecho mis deberes, y por fin tengo el primer capítulo. No es muy largo, es una introducción de lo que vamos a ver…Solo he dejado entrever, sobre que girara mi nueva historia.

Espero como siempre, vuestros comentarios y opiniones, son importantes a al hora de seguir adelante con una historia :).

Solo espero que os guste o al menos os pique la curiosidad :P.

Bien creo que ya sobran las palabras, y aquí os dejo mi nueva historia.

Muchos besos!







CAPITULO 1

Brittany van der Wildt, estaba parada en su enorme cocina, cortando cebolla para hacer uno de los poco platos que la chica sabia cocinar.

Era una mujer de unos 23 años, su cabello rubio caía en cascada por su espalda, lo llevaba semirecogido, dejando caer algunos mechones sueltos por la cara, que la hacían ver desenfadada.

Su piel era blanca y suave como la de un bebe, desprendía de ella un brillo natural que la hacía asemejarse a un ángel.

Era alta de estatura, llevaba un vestido corto de color azul, que dejaba al descubierto una largas piernas bien contorneadas, fue animadora durante el instituto y seguía bailando siempre que podía, esa era una de sus pasiones, y gracias a todo ese deporte se había ganado un cuerpo digno de cualquier supermodelo de pasarela.

Poseedora de una cara adorable, a la que no te podías resistir si te pedía cualquier cosa, pero con la maravillosa habilidad de convertirse en la mujer más sexy del planeta si se lo planteaba.

Aunque sin duda, su rasgo más característico eran sus ojos, de un color azul que te hacía perderte en ellos, un azul parecido al cielo cuando estaba alegre y tranquila, o un azul oscuro como el mar cuando se enfadaba, cuando esa chica te miraba a los ojos te cautivaba, era capaz de elevarte a las nubes con una simple caída de pestañas.

Pero sin lugar a dudas su mayor virtud, era el ser tan bella por fuera como por dentro.

Allí estaba concentrada en su tarea, sola en aquella gran cocina, de muebles modernos u lujosos.

Cortaba y picaba la cebolla en pequeños trozos justo como a su marido le gustaba, ella odiaba la cebolla, pero no le importaba integrarla a todos los platos que cocinaba con tal de tener a Tony contento.

Sus ojos le escocían a causa de la cebolla pero ella seguía cortando cuando de repente…”PAM!”…Se escucho un disparo que retumbó por toda la mansión.

La rubia no se lo esperaba, y dio un respingo al escuchar el estruendo, cosa que hizo que el cuchillo se le escapara y se cortara el dedo índice.

Brittany: Auchh..-dijo llevándose el dedo a la boca, mientras abría el grifo de agua helada y lo metía debajo-.

Cerró los ojos con fuerza mientras el agua corría por su dedo, no quería escuchar nada más.

…

No muy lejos de aquella cocina se encontraba una amplio despacho, donde Anthony van der Wildt pasaba horas encerrado con sus hombres, haciendo negocios y planeando.

Tyson: Que hacemos con el cuerpo señor? – preguntó, el hombretón mientras miraba con desprecio el cuerpo sin vida de aquel hombre-.

Tony: Deshazte de él, igual que de los otros…-dijo dándose la vuelta y sirviéndose una copa de whisky-.

Tyson: Si señor – solo le falto cuadrarse frente a su jefe-.

Tony: Ya ves Tyson…ten cuidado en lo que haces, tú mismo has comprobado lo que les pasa a los imbéciles que deciden traicionarme…- dijo mirando con desprecio al hombre que le acababa de meter una bala entre ceja y ceja- No me gustan las traiciones, y mucho menos que mi gente juegue a dos bandos…

Tyson: Sabe que tiene toda mi lealtad señor van der Wildt. – dijo asustado-.

Tyson, era un hombre de unos 50 años, su principal característica era que todo lo que tenía de músculo le faltaba de cerebro. Era un hombre fuerte y salvaje, sin escrúpulo alguno, lo que lo convertía en la perfecta máquina de matar.

Tony: Más te vale que así sea Tyson…date prisa, no quiero que se manche más la alfombra…- dijo dando otro sorbo a su whisky.

Anthony van der Wildt, 30 años, y uno de los hombres más poderosos de todo el país. Frío como un témpano, implacable, no le temblaba la mano a la hora de empuñar un arma, o de quitar la vida a una persona.

Era alguien ambicioso, que siempre quería más y más, y lo peor, era que le daba igual la manera de tenerlo nadie podía interponerse sobre él, era un hombre temido al que nadie osaba llevar la contraria.

Inteligente, calculador y manipulador, el ser un niño abandonado lo convirtió en la persona que era ahora, él siempre estaba por encima de los demás, menos cuando se trataba de su esposa…

Tony, como ella lo llamaba, se enamoró en el mismo instante que la vio, cuando ella aún era ingenua e inocente hecho de que él se aprovechó, y en menos de seis meses ya estaban comprometidos, él tenía muy claro que aquella rubia iba a ser su esposa, y solo había una forma de lograrlo, mentirle y ocultarle su verdadera vida…

Brittany S. Pierce, así era su nombre de soltera, estaba en su primer año de Universidad cuando conoció a su marido, coincidieron en un bar por casualidad, dónde todo empezó con un juego de miradas…Pero ella en ningún momento pudo imaginarse que aquel apuesto chico se convertiría en su marido.

Tony se encargó de buscarla, se convirtió en el hombre perfecto para ella, era romántico, cuidadoso, protector, detallista, el chico perfecto para una soñadora estudiante de literatura como lo era Brittany que vivía rodeada de las grandes historias de amor que leía en sus libros y que ansiaba por vivir en primera persona.

La guapa estudiante se enamoró locamente de aquel chico perfecto que parecía sacado de alguna historia de Shakespeare, y no dudó a la hora de comprometerse con él al poco más de seis meses.

Su vida era como un cuento de hadas, la boda fue mágica, el vestido perfecto, la ceremonia perfecta, el marido perfecto, cientos de invitados de los cuales más de la mitad no había visto jamás, era una mujer feliz, la más feliz…

Pero Brittany, solo conocía una pequeña parte de quien era el hombre con el que se acababa de casar, en aquel momento no supo en qué mundo se metía, con quien acababa de unir su vida, y mucho menos todo lo que le tocaría sufrir….

La rubia seguía con su dedo bajo el grifo, cuando sintió como alguien se acercaba a ella.

Tony: - cogiéndole el dedo a su esposa- Que ha pasado?

Brittany: - lo miró de reojo- Me asusté con el disparo…- susurró-.

Tony: Oh…lo siento…

Brittany: Por favor…-rogó-.

Tony: - la cortó inmediatamente- Brittany, hemos hablado esto millones de veces maldita sea! – gritó- Es lo que tengo que hacer y punto! – dijo demasiado nervioso-.

Brittany, bajo la mirada al suelo, no tenía caso que le contestara.

Tony: Lo siento…- dijo intentando tranquilizarse- Ven te curare esto…

Brittany: No importa es un corte muy pequeño.

Tony: Te he dicho que vengas, que te curare esto…- dijo marcando sus palabras-.

Brittany, no dijo nada más y se quedo callada mientras su esposo sacaba el botiquín y le curaba la herida.

Tony: - sonrió- Listo! – dijo dándola un beso al dedo herido-.

Brittany: Gracias…- dijo sonriéndole vagamente-.

Tony: Que estás haciendo para comer? Tengo hambre…

Brittany: Pollo…-dijo dudosa-.

Tony: Pollo?!

Brittany: Si…

Tony: Maldita sea Brittany! Siempre lo mismo estoy harto! – gritó de nuevo-.

Brittany: Tony, te he dicho mil veces que no sé cocinar, con el dinero que tienes podríamos contratar una cocinera que me ayudara o al menos que me enseñara, ya no sé hacer más cosas…- intento defenderse-.

Tony: No me voy a gasta el dinero en eso! Tu eres mi mujer, es tu deber cocinarme y tenerme atendido!! Y no eres capaz de hacer dos platos distintos joder!! – dijo demasiado nervioso-.

La rubia se lo quedo mirando mientras sus ojos le empezaban a brillar, odiaba que le hablara así, ella hacia todo lo que podía y nunca recibía palabras de agradecimiento…

Tony: - cambió completamente al verla así, y le cogió la cara con ambas manos mientras la acariciaba- Lo siento lo siento…no quería hablarte así perdóname cariño…- se disculpó mientras le dejaba cariñosos besos a su esposa-.



…



Mientras lejos de allí…

Carlos: - por teléfono- Como que ha desaparecido? – gritaba nervioso por teléfono-.

Pedro: - a la otra línea- Como escuchas López, no hay rastro de él, hace más de una hora que debía pasar a recoger la mercancía para la zona este de la ciudad y nada…

Carlos: Maldita sea! Porque esto me suena al sello van der Wildt? – decía nervioso-.

Pedro: Si, yo opino igual…Pero no te preocupes, el martes se la vamos a devolver a esos malnacidos…

En mitad de la conversa se escuchó una puerta y unos tacones entrando por la casa, eran las 15:00 a.m.

Carlos: Pedro debo dejarte, acaba de llegar el angelito que tengo por hija.

Santana, era una joven de 22 años, según ella estaba de año sabático, su excusa fue que debía encontrarse a ella misma saber quién era, y eso solo podía lograrlo saliendo de fiesta por las noches y yendo de compras por las mañanas.

Era astuta, e inteligente, siempre lograba lo que quería, era licenciada en las artes de la manipulación, sobre todo a su padre, no sabía cómo lo hacía, a lo mejor era el hecho de nunca haber tenido una madre, pero conseguía todo lo que quería de su papaíto.

Era espectacular, su belleza la hacía triunfar allá donde fuera, vivía el día a día sin preocupación alguna, ajena a todos los negocios de su padre, ella solo se preocupaba de pasarlo bien.

Carlos: Santana! – dijo al verla subir las escaleras con los zapatos de tacón en la mano-.

Santana: - arrugó la nariz al escucharlo- Papa!!! – dijo girándose y tirándose a su cuello-.

Carlos: Has visto la hora que es jovencita?

Santana: Bueno papi…no te enfades…me quede en casa de una amiga, no se encontraba bien y la acompañe, pero estaba cansada como para coger el coche de vuelta así que me quedé allí a dormir…No tienes que preocuparte de nada – dijo sonriéndole encantadoramente-.

Carlos: - se la quedo mirando mientras arrugaba el ceño- Tu no tienes remedio hija, quisiera saber yo cuando vas a centrar cabeza…

Santana: Ui la cabeza! Justo eso me duele mucho ahora mismo, mejor será que descanse un ratito…Buenas noches papaíto- dijo dándola un beso en la mejilla y subiendo rápidamente las escaleras hacia el piso de arriba-.

Carlos: Aii esta hija mía cuando aprenderá…




Brittany

Anthony

Santana

Carlos