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{Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
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{Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Epic Travel:
Kurt, Santana, Brittany y Blaine siempre fueron mejores amigos, o por lo menos así fue hasta comenzar la secundaria, lugar en dónde los círculos sociales y sus propios problemas personales los distanciaron. Arrastrados por la corriente e intentando sobrevivir a la presión de la escuela; los cuatros comenzaron a tomar rumbos opuestos volviéndose prácticamente en desconocidos. Ahora que la secundaria terminó y están en su último verano antes de entrar a la universidad, una vieja promesa los reúne de nuevo:
Un viaje por Europa que habían soñado realizar juntos. Y en el momento en que sus vidas no parecen tener sentido, esta aventura aparece como la excusa perfecta para escapar de la presión de sus padres, de la pesadilla que significa escoger una carrera universitaria, de las desilusiones amorosas, en fin, para evadir la realidad y para encontrarse así mismos, y con ellos las respuestas a su futuro.
Al otro lado del océano, la historia se desenvuelve entre viajes de carreteras, boletos de avión, servilletas de la cena, recibos de motel, postales, un fuerte lazo de amistad y dos inevitables historias de amor.
En la portada: El niño senado en la lancha es Blaine, la muchacha frente a la torre Eiffel es Santana, el muchacho envuelto en labandera de inglterra es Kurt y la rubia en la orilla de la playa es Brittany. ¿Se parecen? :D
Kurt, Santana, Brittany y Blaine siempre fueron mejores amigos, o por lo menos así fue hasta comenzar la secundaria, lugar en dónde los círculos sociales y sus propios problemas personales los distanciaron. Arrastrados por la corriente e intentando sobrevivir a la presión de la escuela; los cuatros comenzaron a tomar rumbos opuestos volviéndose prácticamente en desconocidos. Ahora que la secundaria terminó y están en su último verano antes de entrar a la universidad, una vieja promesa los reúne de nuevo:
Un viaje por Europa que habían soñado realizar juntos. Y en el momento en que sus vidas no parecen tener sentido, esta aventura aparece como la excusa perfecta para escapar de la presión de sus padres, de la pesadilla que significa escoger una carrera universitaria, de las desilusiones amorosas, en fin, para evadir la realidad y para encontrarse así mismos, y con ellos las respuestas a su futuro.
Al otro lado del océano, la historia se desenvuelve entre viajes de carreteras, boletos de avión, servilletas de la cena, recibos de motel, postales, un fuerte lazo de amistad y dos inevitables historias de amor.
En la portada: El niño senado en la lancha es Blaine, la muchacha frente a la torre Eiffel es Santana, el muchacho envuelto en labandera de inglterra es Kurt y la rubia en la orilla de la playa es Brittany. ¿Se parecen? :D
Dedicado a los fandoms más notables de Glee:
Klaine y Brittana. Feliz de shippear con ustedes a estas dos parejas.
Klaine y Brittana. Feliz de shippear con ustedes a estas dos parejas.
CAPITULO #01: BOLETOS PARA CUATRO
I
I
Las teclas del computador resonaron bajo los dedos de Kurt Hummel. Afuera, Central Park parecía bañado en oro, producto del efecto de los rayos del sol a esa hora de la tarde. Una leve brisa apenas si se escabullía por el gran ventanal de la habitación de Kurt, sin embargo, ni el calor del verano, ni la falta de aire parecía importarle al muchacho que no dejaba de escribir en su computadora con la vista fija en la pantalla.
— Piénsalo bien. — Dijo de pronto una muchacha de cabellos oscuros, que sin levantar la vista de una revista de vestidos de novia, parecía no muy contenta. Ella se encontraba sobre la única cama que había en la habitación.
Kurt negó con la cabeza más no dejó de escribir.
— Solo no quiero que hagas el ridículo con ellos. — Volvió a hablar la muchacha, que ahora marcaba una de las páginas con un rotulador. — Puede que no se hayan dirigido la palabra estos últimos cuatro años, pero no hace falta hacerlo para saber que se volvieron unos engreídos.
Kurt resopló impaciente.
— A lo mejor solo consigues que se rían de ti. — Insistió la chica.
— Ya. Rachel, ya fue suficiente de tu actitud positiva. — Habló Kurt por primera vez, volteándose en su silla giratoria para darle la espalda a su computadora portátil y poder ver a su amiga. — Te recuerdo que se trata de mis amigos y no se han vuelto tan engreídos como lo que yo me volví para ellos.
Rachel levantó la vista de su revista y miró a Kurt con cariño. — Solo no quiero que salgas herido si a ellos no les interesa tu carta.
Kurt se encogió de hombros. — Es un riesgo que tengo que correr. — Su mirada se volvió enternecedora pero a la vez firme y segura. Tenía que explicarle a su amiga. — Estos días en que solo he pensado en el futuro, y comencé a deshacerme de algunas cosas de la secundaria… y encontré las fotografías de ellos, de nosotros cuatro. Me hizo sentir querer volver a ser niño. No estoy preparado para nada de esto ¿Quiero ir a la universidad? ¿Quiero diseñar? No lo sé y tengo miedo, y en las fotos, reconocí al Kurt que se reía todo el tiempo, el Kurt que no le temía a nada y siempre que recordaba a ese Kurt en las fotos, al lado estaban ellos. La promesa que hicimos, debe significar algo.
Rachel sonrió solo para no sonar tan negativa. — Se que en algún momento fueron grades amigos, pero ahora ya no lo son. Deberías tomar eso como primera señal de que las cosas ya no son como antes. Todo cambió, Kurt.
— Y todo va a seguir cambiando y estoy harto de eso. — Kurt sonó triste y no tan seguro como momento atrás. — Y necesito un descanso, necesito escapar. Y no se me ocurre otra idea. Sabes como es mi papá, no me dejará hacer algo como esto solo, y aunque ni Britt, ni San, ni Blaine se han aparecido por aquí en los últimos cuatro años. Estamos en el Upper East Side. — Dijo Kurt poniéndose de pie y acercándose a la ventana. Desde dónde podía ver el parque y todo el lujoso barrio en el que vivía. — Nuestras familias siguen siendo amigas, por lo menos nuestros padres, quiero fiarme de eso para que me dejen ir. Además, tú no puedes ir conmigo porque debes preparar tu boda con Finn.
— Y te quiero a mi lado para hacerlo. — Dijo Rachel levantándose de la cama para ir hacia Kurt y abrazarlo por la espalda. — Sabes que soy un desastre organizando cosas.
Kurt sonrió. — Lo vas a hacer bien, tú y Finn van a ser muy felices.
Rachel sonrió de lado. — Me gustaría decir lo mismo de ti y de…
— No lo menciones — Exclamó Kurt soltándose del abrazo de Rachel para dirigirse a su escritorio nuevamente. — También necesito olvidarme de él.
La muchacha suspiró resignada. Eran demasiado los motivos los que Kurt tenía para desear que su plan de viajar a Europa funcionase. Y en el fondo, ella también deseaba que eso sucediera, Kurt merecía un descanso de la realidad. Ojalá los otros tres muchachos recordaran su promesa.
Santana López entró llorando a su cuarto. La Latina se lazó sobre su cama y abrazó su almohada sin encontrar consuelo.
Tras ella, su madre de pie en el marco de la puerta, intentaba buscar las palabras adecuadas antes de acercarse a su hija y consolarla como debía ser. Pero era difícil, como todo lo había sido desde que Santana había admitido su condición sexual. Y aunque tanto como su madre y su padre intentaron hacerle sentir conforme consigo misma, Santana aún no tenía la valentía ni la fuerza suficiente para aceptarse así misma. Por lo que cada vez que alguien le decía algo malo, o alguien la criticaba por lo que era, el mundo de Santana se desplomaba de un golpe envolviendo a la joven en un torbellino de inseguridades.
— Hija, tienes que ser fuerte. — Dijo su madre a Santana, acercándose a ella, sentándose al borde de la cama, acariciando la larga cabellera azabache de su hija.
Pero Santana sollozó aún más fuerte.
— No puedo imaginar cuanto debe dolerte. Y no sé que hacer para hacerte sentir mejor. Pero tienes que poner de tu parte, hijita…
Santana se volteó, las lágrimas caían alrededor de sus azoradas mejillas. Se sentó en la cama y entre sollozos se dirigió a su madre: — Es que es la abuela, y lo que me dijo… mamá, la abuela me rechazó. No me quiere ver más.
— Lo sé, hijita. — La madre de Santana se abrazó a ella. — Pero no puedo hacer nada al respecto y lo sabes. Ella fue criada en una sociedad diferente, “a la antigua” no le pidas que entienda esto.
— P-pero, mamá… — Santana volvió a quebrarse en llanto, su madre la abrazó aún más fuerte. Y lloró junto a su hija por un largo rato.
Cuando los sentimientos, mezcla de furia, vergüenza y dolor de Santana fueron poco a poco abandonándola por cada lágrima derramada. La menor fue volviendo poco a poco en sí, tranquilizándose, regresando el ritmo de su corazón a la normalidad, y sin más lágrimas de por medio. Santana alzó su vista aun hinchada producto del llanto y divisó a su madre junto a ella, sus ojos estaban humedecidos también, pero no tan lastimados como los suyos propios. — Gracias por todo mamá. — Fue lo primero que Santana sintió que debía decir. Al final, y pese a todos los prejuicios y malos momentos que los demás le hacían pasar. Sus padres siempre terminaban a su lado apoyándola y protegiéndola de todo y de todos.
— No tienes que agradecerme nada, soy tu madre y siempre estaré aquí para ti, no lo olvides nunca.
Santana sonrió, aunque débil. Una sonrisa más que nada para complacer a su madre.
— Y con respecto a tu abuela. — Habló su mamá. — No importa lo que ella piense San, solo importa lo que tu pienses de ti misma.
Santana desvió su mirada asustada, ¿qué era lo que pensaba de ella misma? ahora mismo no tenía idea.
— Santana… — El tono en la voz de su madre sonó un poco más dura. — Sufres demasiado por lo que dicen los demás, y te entiendo… pero si tu realmente te sintieras conforme contigo misma, si fueses una mujer firme en tus convicciones, te reirías de la opinión de los demás. Ya es momento de que madurez y crezcas. No puedes entrar llorando cada vez que alguien dice algo en contra tuyo. Eso es fácil. Rendirse y llorar, y dejar que tus padres te consuelen. Sabes que siempre estaremos para ti, pero ni tu padre ni yo podemos estar encima de ti todo el tiempo. Tienes que ser más independiente hija, ármate de valor de una buena vez.
A medida que la madre de Santana habló, la menor sintió su corazón recogerse. Porque todo aquello era cierto. En el fondo aún sentía vergüenza de ser quién era, y por eso le daba tanta importancia a lo que los demás decían. Y tal vez, en la escuela era fácil fingir, una imagen de fem fatale le ayudó todo este tiempo, pero en el fondo Santana era más del tipo doncella en apuros, y no precisamente necesitaba que la rescatara un príncipe azul. Tal vez un hada…u otra princesa sería mejor.
— Sé a que te refieres mamá… lo sé. — Dijo Santana admitiendo las palabras de su madre. — Pero es que es tan difícil. No soy tan segura como todos creen…
— Santana, eres mucho más segura de lo que tu misma piensas. — Dijo su madre dándole un tierno beso en la frente. — Confía en ti, confía en tus sentimientos de una vez por todas.
Santana no dudó ni por un segundo lanzarse a abrazar a su madre en señal de gratitud. En eso, el teléfono móvil de Santana comenzó a vibrar sobre la cama, captando la atención de ambas y distendiendo un poco el tenso ambiente.
— ¿Quién es hijita? — Preguntó su mamá, mientras Santana buscaba el teléfono debajo de su almohada y comenzó a chequear la bandeja de correos de su e-mail.
La expresión de Santana se tornó confusa cuando leyó el nombre de quién le había escrito.
— Es… ¿Kurt?
Brittany Pierce apenas podía distinguir el calor de aquel momento. ¿Eran las altas temperaturas provocadas por el sol veraniego? ¿O se debía a estar recostada en la cama de su cuarto besando a su novio de forma apasionada? Eso daba lo mismo, hacia calor y punto. Sam, el novio de Brittany parecía estar inconscientemente de acuerdo con ello, tanto el verano como los besos de su novia eran agradables.
Sam enredó sus dedos en el cabello de Brittany y la hizo acostarse sobre la cama. Ella levantó los brazos por encima y dejó que Sam comenzase a desabrocharle los botones de blusa, hasta que la rubia se dio cuenta de dónde acabarían y como no estaba ni una mínima parte preparada para “eso”, como una niña buena, se sentó de golpe e hizo que Sam se detuviese.
Brittany comenzó a abrocharse nuevamente los tres botones que Sam había alcanzado a abrir en un arranque hormonal.
— Lo siento, Sam. — Dijo Brittany temerosa de que su reacción hubiese molestado a su novio. — Aún no estoy preparada, perdóname.
Sam asintió con paciencia. — Sabes que no importa. — Dijo, poniéndose de pie. Y aunque realmente no importaba, porque él era un chico de buenos sentimientos y muy respetuoso con las mujeres, algo le incomodaba de su relación con Britt, pero no lograba entender de qué se trataba.
Brittany sonrió. Sabía que era afortunada de tener a Sam. Llevaban dos años de noviazgo, y lo pasaba realmente bien con su compañía, pero ella sabía que algo faltaba. ¿Pero que cosa? ¿Sexo? Brittany negó con la cabeza de solo pensarlo. Tenía miedo de acostarse con Sam, todavía no era el momento. Y la verdad, es que ella ni siquiera estaba convencida de querer a Sam como su primera vez. Y se sintió algo tonta de si misma por pensar aún en esperar a la persona indicada, pero es que ella era así, tímida, inocente, una niña aún en muchos sentidos y tenía la idea de “hacerlo por amor”. Lo que significaba que si Sam no era su opción tal vez era porque no lo amaba realmente.
Brittany se entristeció. Y Sam se dio cuenta.
— Hey, cariño. — Dijo, regresando a la cama, poniéndose en cuclillas. Colocó respetuosamente sus manos alrededor de las piernas de Brittany. — ¿Qué sucede? — preguntó con preocupación.
Brittany se encogió de hombros. — No lo sé. — Respondió en medio de un puchero. Acarició suavemente la mejilla de Sam. ¿Qué tan enamorado estaba él de ella? Si Brittany se decidía por terminar la relación, no estaba segura de cuanto podría llegar a lastimarlo. Y el no se merecía ser lastimado. Si la cabeza de Britt era un lío en esos momentos, mucho más enredados estaban sus sentimientos. — Te quiero. — Le susurró.
— Yo también. — Le respondió Sam, aunque no estaba seguro de cuan cierto era aquello. Y el problema era que ninguno se atrevía a hablar de sus sentimientos por temor a herir al otro.
Sumergidos en sus pensamientos, suspiraron al unísono.
Cuando la laptop de Britt avisó de un nuevo correo en su bandeja de entrada, el particular sonido de un mensaje recibido rompió el tenso silencio que se había formado entre la pareja de rubios. La muchacha no dudó ni un segundo en levantarse de su cama y correr hacia su escritorio, dándole la espalda a Sam y olvidándose de sus preocupaciones.
Brittany abrió el mensaje sin sorprenderse de que Kurt sea quién le escribió. De hecho se sintió agradecida de que en aquel momento hubiera recibido la carta, porque le significaba zafarse de un incómodo momento que ella y Sam estaba pasando. Comenzó a leer sin muchas expectativas pero para cuando finalizó la lectura una enorme sonrisa se asomó en su rostro. Llena de ternura, los recuerdos de una vieja amistad inundaron el interior de la rubia.
— ¿Qué es lo que te puso tan feliz de repente? — Preguntó Sam, quién había estado observando a su novia mientras leía. Con curiosidad, se asomó por la espalda de su novia y clavó la mirada en el contenido de la carta. Brittany no se molestó por la invasión de privacidad y dejó que Sam leyera también, al fin de cuentas y pasara lo que pasara entre ellos, ella confiaba en Sam más que en nadie.
— ¡Wow! — Exclamó Sam cuando finalizó de leer. — Eso suena… genial. — Dijo buscando la palabra adecuada para describir la situación. ¿Una promesa que significaba que posiblemente Brittany viajaría fuera del país por unos días? Sonaba como la excusa perfecta para distanciarse unos momentos y pensar en sus sentimientos. Sam sonrió para sus adentros, sin imaginar que Brittany pensaba exactamente lo mismo.
— Entonces… — Dijo ella, llamando la atención de su novio. — ¿Puedo…?
Sam se sorprendió de la pregunta. — ¿Me estás preguntando si puedes ir? Sabes que no necesitas pedirme permiso… porque ¿tú quieres ir cierto? — Tenía que estar seguro.
Brittany estuvo a punto de gritar que se moría por ir. Pero encontró mucho más prudente asentir con la cabeza.
— Entonces… no nos veremos por un tiempo. —Dijo Sam.
— Exacto. — Afirmó la rubia. No queriendo sonar como si esa idea fuese lo mejor del mundo.
Sam sonrió. Y besó a Brittany tiernamente.
Brittany devolvió el beso de la misma forma. Sin saber que aquel beso marcaba una despedida entre ambos.
Blaine Anderson entró a su habitación. Cargaba consigo al menos una decena de libros con historias de las más prestigiosas universidades del país. Cuando dejó caer los textos sobre su cama, recién se dio cuenta de que a pesar de que se trataba de su dormitorio, había alguien más. De hecho, se trataba de su hermano mayor Cooper, quién como si nada se encontraba sentado en el escritorio ocupando la computadora del menor.
— Ni siquiera me pides permiso para entrar a mi cuarto. — Resopló Blaine. Dándole una fugaz pero reprobatoria mirada al mayor. Para luego posar toda su atención en la ruma de libros.
Cooper observó en silencio a su hermano. Y sintió bastante lástima al verlo tan ensimismado hurgando entre cada uno de aquellos ejemplares. No era normal que un chico gastase todas sus energías en algo que debería ser tan sencillo. Escoger una carrera o elegir algún tipo de profesión debería ser tarea sencilla, porque según Cooper uno debería escoger con el corazón, y hacer lo que a uno le hace feliz. Blaine sin embargo estaba eligiendo según lo que haría sentir orgulloso a su padre. Y aquello era algo que Cooper no aprobaba.
— Deja eso, Blainy… son tus vacaciones. — Dijo el mayor tratando de captar la atención del aludido. — Vamos, relájate… hagamos algo divertido.
Blaine negó con la cabeza. Hacer algo divertido con Cooper significaría perder lo que le restaba de tarde y parte de la noche, y no podía darse el lujo de ser irresponsable.
— Blainy, mírate. — Volvió a hablar su hermano mayor. — Sabes que ni siquiera te gusta nada de esto.
— Okay, vale. Detente ahí. — Blaine dejó un libro de Yale por sobre los demás. Y miró a Cooper realmente furioso. — Sabía que vendrías a mi cuarto a tratar de intervenir en mis decisiones. Estoy bien con lo que estoy haciendo, gracias. Y no me llames Blainey, no soy pariente de Barney el dinosaurio o algo parecido. — Terminó de decir realmente alterado y colocando sus manos en sus caderas. Su respiración se había disparado. Estaba enojado una vez más y por la misma razón por la cual venía discutiendo con su hermano las últimas semanas: su futuro.
— Claro que no estás bien. — Dijo Cooper ignorando el estado de Blaine. — Si lo estuvieras, no reaccionarías así.
Blaine arqueó una ceja. — Coop, ya. Basta, no quiero tener esta conversación. No más, me hace mal discutir contigo. — El menor que tenía unos profundos ojos hazel, empujó los libros para que cayeran de la cama y se sentó en ella. Tomó aire para llenar sus pulmones y tranquilizarse.
Cooper lo siguió con la vista. Todo era tan triste. — Yo tampoco quiero discutir contigo. Pero parece que eres el único que no se da cuenta de lo mal que estás, bueno… tu y papá que al parecer tampoco se da cuenta.
Blaine suspiró. Pero esta vez no discutió. Cooper estaba en lo cierto.
— Entraste en NYADA. — Dejó escapar el mayor.
Blaine abrió los ojos enormemente. — ¿D-de verdad?
Cooper asintió. Eso era lo que a Blaine hacía feliz. El arte, la música, las artes escénicas. Nada que ver con los clubes de debates, ni las ciencias políticas. Nada que ver con un decatlón académico u olimpiadas de matemáticas. Cooper sabía que Blaine se había pasado los últimos cuatro años de secundaria, intentando hacer sentir orgulloso a su padre. Pero mientras más feliz el padre de los Anderson era feliz con los logros académicos de su hijo menor, más se olvidaba Blaine de hacerse feliz así mismo.
— Ya no me interesa NYADA. No sé como fue que me convenciste de audicionar. Papá no debe enterarse que hice eso.
Cooper parpadeó irritado ¿En quién se estaba convirtiendo Blaine? ¿En su padre? Cooper sabía que no podría tolerar a dos Anderson así de amargados. No entendía como lo hacía su dulce madre para aguantar a dos hombres tan infelices. Suspiró. — Mientes, Blaine. Sabes que en el fondo mueres por entrar a NYADA.
— Estoy hablando en serio, Cooper. Ya déjame en paz.
— Lo siento. ¿Me decías? Es que pensé que estaba hablando con papá. — Lanzó Cooper de forma mordaz. — Es que aveces suenas como un viejo.
— Okay, es hora de que salgas de mi cuarto.
— Blaine… no. Deja de hacer esto. Mírate. Vistes camisas formales, chalecos de cashmere. Pantalones de vestir. El Blaine que me gusta ni siquiera se peina con gel. Te olvidaste te tus gafas rosadas, de tus camisas coloridas… de tu guitarra.
Blaine escuchó a Cooper atentamente. No quería discutir con él y en el fondo, quería convencerse de que su hermano mayor tenía razón. Pero… tampoco quería desilusionar a su padre una vez más. — Yale tiene un optativo… un club de drama. Tal vez me inscriba, como algo extracurricular.
Cooper negó con la cabeza. — ¿Un club de drama en Yale? ¿Cómo algo extracurricular? Blaine, en NYADA harías todo lo que te gusta las veinticuatro horas del día.
— Pero papá…
— ¡Olvídate de papá!
— Sabes que en el fondo me odia.
— Papá no tiene sentimientos, ni siquiera para odia. Es frío. — Dijo Cooper y aquello hizo sonreír a Blaine. — Olvídate de él, no pretendas ser lo que el quiere queseas, porque eso no va a cambiarte a ti. No van a dejarte de gustar los chicos ¿o sí?
Blaine se sonrojó.
— Sabes que quieres compensar a papá por tener un hijo gay. Pero ¿Sabes qué? Papá ni siquiera se da cuenta de todo los sacrificios que estás haciendo por él. Blaine… no hagas lo que el quiera, por favor.
Pero Blaine ya había tomado una decisión.
Cooper suspiró una vez más. — Como quieras. Yo ya traté de hablar contigo. Pero es tu decisión. Yo soy tu hermano mayor así que no me queda de otra que apoyarte. Pero no estoy de acuerdo con esto.
Blaine asintió. — Gracias.
— ¡Cielos! — Exclamó Cooper con exasperación. — Pareces un robot. Ven, dame un abrazo para saber que aun sigues teniendo un corazón ahí.
Blaine volvió a sonreír. Y se levantó de la cama para abrazar a su hermano.
— Una cosa más… — Dijo Cooper esperando que su plan funcionase.
Blaine frunció el seño, separándose de su hermano y contemplándolo con inseguridad. — ¿Qué favor?
— Cuando entraste a tu cuarto, estaba husmeando entre tus cosas. Y recibiste un email, con una propuesta bastante interesante diría yo.
Blaine resopló mirando hacia el techo. — No me gusta que husmees en mis cosas, Coop.
— Lo sé, lo sé. — Se apresuró a decir Cooper, evitando el regaño. — Pero el punto es que… bueno, deberías leerlo. — Dijo colocando sus manos en los hombros del menor, y empujándolo hacia su escritorio.
— Está bien, bien. Leeré de que se trata. — Se dejó llevar por Cooper. Sentándose frente a su computadora. — Pero a poco sea una de esas bromas en la que de pronto aparece el muñeco chuki en medio de la pantalla, juro que dejas de ser mi hermano.
— Solo lee. — Dijo Cooper.
Blaine clavó la vista, sin poder creerse de quién se trataba.
Sé que debe parecer extraño recibir un correo de parte mía. Mucho tiempo sin comunicarnos, pese a que íbamos en el mismo curso. Bueno, cosas de la secundaria. Da lo mismo, creo.
El motivo de mi carta es la siguiente. Hace un par de días, ordenando algunas cosas, encontré algunos recuerdos, ya saben, de nuestra infancia. Y entre recuerdo y recuerdo… recordé, valga la redundancia ¿no hicimos una promesa de hacer un viaje juntos después de graduarnos? Ya sé que deben estar pensando que estoy loco o algo por el estilo, pero creo que las promesas están hechas para cumplirlas ¿no? Además, alguna vez fuimos buenos amigos, y deberíamos hacer honor a eso.
Así que, por lo menos yo cumpliré con mi parte. Tengo boletos para cuatro, partimos en dos días, llegaríamos a Londres y desde ahí tendríamos que decidir. Esto podría ser divertido.
Me gustaría ser completamente sincero y decirles que tengo razones extras para hacer este viaje. Pero tal vez podríamos hablar de eso durante el vuelo.
Hay que estar en la puerta de embarque a las tres en punto de la tarde, dentro de dos días. Lleven bloqueador, y por lo que más quieras Blaine Anderson, deja esas tenidas tan formales, te hacen lucir ridículo.
Esperando que esta carta sea bien recibida, se despide Kurt.
Blaine cerró la computadora en el instante en que terminó de leer la carta. Tenía sentimientos encontrados y no sabía por donde empezar. Si por la forma confianzuda en que Kurt hablaba en aquella carta, o el hecho de que Santana y Brittany de seguro también la habían leído, o si era el hecho de que él también había recordado la promesa días atrás. Suspiró, aunque un nudo se coló en su garganta. Podía admitir sin tapujos que sus años de infancia, su amistad con esos tres muchachos del vecindario, habían sido sus mejores años.
— A mi me parece una buena idea. — Habló Cooper.
Blaine rió burlón. — Tus ideas buenas, siempre terminan siendo una pesadilla para mí. — Dijo el menor poniéndose de pie. Y regresando a su cama a leer sus libros.
Pero Cooper no se iba a dar por vencido. — Pero cuéntame… ¿de verdad hicieron esa promesa?
Blaine sonrió al recordad. — Si. — Se dejó llevar. — Kurt quería ser diseñador y una vez le sugerí que para diseñar algo debía observar primero, pero que observar Nueva York no le serviría de mucho. Santana sugirió que observar el mundo sería fascinante. Y poco a poco ideamos un viaje, hicimos una promesa luego. Cuando concluimos que Europa sería fascinante y dijimos que cuando nos graduemos viajaríamos. Ya sabes, cosas de niños. Muchos años atrás. — Blaine terminó de decir, quitándole importancia, aunque en el fondo el solo recuerdo lo había llenado de energía.
— Kurt parecía bastante convencido de que ustedes irán.
Blaine asintió, sentándose de una vez por todas. — Kurt siempre ha sido así, o por lo menos así lo recuerdo. Siempre decidía por todos, aunque siempre terminaba escogiendo lo que mejor nos haría.
— ¿No debería ser igual esta vez? — Inquirió Cooper.
— ¿Estás loco? — Exclamó Blaine. — Años de que no hablamos, no sé como Kurt pudo escribir algo así, pretendiendo de que todo sería igual.
— No creo que pretendiera que todo sigue igual entre ustedes… más bien, suena como a un llamado de auxilio, como si quisiera hacer esto de forma desesperada.
Blaine parpadeó. Cooper podría tener razón. Kurt no era muy conocido por hacer las cosas sin pensar.
— Blaine… haz este viaje.
Blaine miró a Cooper desconcertado.
Pero el mayor tenía que jugar todas sus cartas para evitar que su hermano arruine su futuro. — Escucha… tu quieres estudiar en Yale, quieres seguir impresionando a papá, quieres hacer todo lo que él quiere para obtener su aprobación. Este viaje de llega como anillo al dedo, haz esto por ti. Si vas a pasar el resto de tu vida haciendo algo que no quieres, haz este viaje. Diviértete en tus vacaciones siendo tu mismo aunque sea por última vez, busca tus viejas ropas, coge tu guitarra. En Europa papá no va a estar contigo, así que no debes fingir, porque no necesitas impresionar a nadie.
— Cooper yo… — Blaine no sabía que responder a aquello. Era la primera vez que Cooper le decía algo que le impactaba tanto. — N-no… no estoy seguro.
Dos días después Kurt se encontraba en la fila de asientos frente a la puerta de embarque. Sentado, luego de haber ido a entregar su equipaje, no dejaba de mover su pie izquierdo en señal de nerviosismo. Y agradeció haberle negado a Rachel el que lo fuera a acompañar, porque teniendo a su amiga al lado diciéndole que esto sería una mala idea hubiese sido insoportable. Sacó su iPod de su bolsillo por vigésima vez y cambió la canción. De pronto todas las canciones en su reproductor parecían aburridas o poco interesantes, o sería que estaba tan nervioso que ninguna canción lograba llamar su atención. Fue en eso que una mano se posó sobre su muslo haciéndole dar un respingo en su asiento. Se impresionó al ver a la rubia sentada a su lado, luciendo una sonrisa picara que hacía brillar sus profundos ojos azules.
— Britt… Brittany.
La muchacha sonrió como de costumbre. Entrecerrando sus ojos y ladeando un poco su cabeza. Kurt, no recordaba muchas cosas acerca de ella, pero si podía acordarse de lo linda que lucía cuando sonreía de esa forma.
— Así que… nos vamos a Londres. — Dijo la rubia convencida de esta aventura. Y no era como si de ahora en adelante pudiera mantener una conversación fluida con Kurt, claro que no. Más bien era como estar conociéndose por primera vez, por lo que ambos no cruzaron muchas palabras, por lo menos no con la confianza de años atrás.
Kurt asintió, tratando de calmar los latidos de su corazón. — Sip. Londres. — Dijo, tímido, aunque no pudo evitar sonreír abiertamente.
— ¡Aún están aquí! — Exclamó una muchacha llamando la atención de Kurt y Brittany. En frente de ellos, la exuberante chica latina los observaba con detenimiento. Al parecer estaba hablando con alguien por teléfono.
Santana los vio y les guiñó un ojo a ambos, sin embargo siguió con su teléfono — Ya mamá, no perdí el vuelo. Sí, están aquí aún… si, de tu parte…si mamá, ¿Qué?... no, no te preocupes. Sí, claro. Bien… te llamo cuando aterricemos. Besos.
La muchacha guardó su teléfono en su bolsillo, algo sonrojada. — No sé si recuerdan a mi madre… ya saben, quiere saberlo todo.
Kurt estuvo a punto decir algo cuando una voz femenina llamó la atención de los tres desde uno de los auto-parlantes:
“Pasajeros con vuelo destino a Londres favor de abordar por la puerta numero dieciséis”
— Ese es nuestro vuelo ¿verdad? — Preguntó Brittany.
Kurt asintió, aunque algo apenado. Ya era hora de abordar y solo eran tres de ellos. Santana y Brittany parecían pensar lo mismo, aunque ninguno comentó nada mientras caminaban para posicionarse en la fila de pasajeros.
— Tengan, sus boletos. Iremos en filas diferentes. — Dijo Kurt entregándole a cada una su tarjeta de abordaje. — Como los asientos son de tres en tres, elegí dos filas diferentes con asientos de dos en dos…
— Si Blaine no llega podríamos cambiar con alguien para irnos sentados los tres. — Sugirió Brittany, la primera que se aventuró a mencionar al cuarto integrante.
— Me parece buena idea. Así podemos conversar y distraer a Kurt. Aún recuerdo que detestas cuando el avión despega. — Sonrió Santana.
Brittany rió. — Es cierto, ¿No lloraste en el vuelo aquella vez cuando mis padres nos llevaron a Disney?
Kurt se sonrojó. — Tenía diez… aunque debo admitir que mi fobia no ha cambiado mucho desde aquel entonces.
Los tres rieron.
— ¿Qué fobia no ha cambiado desde entonces? — Una voz masculina interrumpió las risas.
— ¡Blaine! — Exclamaron los otros tres una vez vieron al trigueño de pie frente a ellos. Llevaba una camisa a cuadros color rosa, y sus gafas a juego descansaban sobre su cabellera, sin gel y despeinada.
— Creímos que no vendrías. — Dijo Santana contenta de verlo ahí.
— Tu ropa. — Dijo Brittany mirándolo de pies a cabeza. Ya estaba acostumbrada a verlo por los pasillos de la escuela con aquellas ropas formales y grises. Totalmente diferente a como iba vestido ahora. — Te vez bien.
— Bueno, — Dijo Blaine defendiéndose. — Alguien dijo que me veía ridículo con mis trajes formales. — Concluyó mirando a Kurt deliberadamente.
— Sip. Es cierto. — Dijo admitió Kurt. — Yo dije eso.
Y antes de que el moreno pudiese protestar, la azafata a cargo los interrumpió:
— Señores, ¿me permiten sus tarjetas y sus pasaportes?
Kurt y los demás entregaron sus documentos y una vez echo el chequeo de rutina, la mujer a cargo los dejó abordar.
— Que tengan un excelente vuelo, y gracias por viajar en aerolíneas Qatar Airways.
Kurt y los demás le agradecieron con una sonrisa y uno tras uno comenzaron a caminar por el pasillo de abordaje. No cruzaron muchas palabras en aquel momento, era como si todos hubiesen olvidado las reglas básicas de conversación. Pero es que se encontraban realmente nerviosos por el solo hecho de estar ahí. Ya habría tiempo de sobra para conversar, y tal vez entender que fue lo que les pasó. Sin embargo ahora no había motivo para apresurar las cosas. Además ya habían roto el hielo, sin necesidad de muchas palabras, entendiéndose más que nada con miradas furtivas y sonrisas sinceras, algo que reflejaba lo buenos amigos que alguna vez habían llegado a ser. Y ahora, nuevamente los cuatro estaban a punto de embarcarse en una nueva aventura.
— Piénsalo bien. — Dijo de pronto una muchacha de cabellos oscuros, que sin levantar la vista de una revista de vestidos de novia, parecía no muy contenta. Ella se encontraba sobre la única cama que había en la habitación.
Kurt negó con la cabeza más no dejó de escribir.
— Solo no quiero que hagas el ridículo con ellos. — Volvió a hablar la muchacha, que ahora marcaba una de las páginas con un rotulador. — Puede que no se hayan dirigido la palabra estos últimos cuatro años, pero no hace falta hacerlo para saber que se volvieron unos engreídos.
Kurt resopló impaciente.
— A lo mejor solo consigues que se rían de ti. — Insistió la chica.
— Ya. Rachel, ya fue suficiente de tu actitud positiva. — Habló Kurt por primera vez, volteándose en su silla giratoria para darle la espalda a su computadora portátil y poder ver a su amiga. — Te recuerdo que se trata de mis amigos y no se han vuelto tan engreídos como lo que yo me volví para ellos.
Rachel levantó la vista de su revista y miró a Kurt con cariño. — Solo no quiero que salgas herido si a ellos no les interesa tu carta.
Kurt se encogió de hombros. — Es un riesgo que tengo que correr. — Su mirada se volvió enternecedora pero a la vez firme y segura. Tenía que explicarle a su amiga. — Estos días en que solo he pensado en el futuro, y comencé a deshacerme de algunas cosas de la secundaria… y encontré las fotografías de ellos, de nosotros cuatro. Me hizo sentir querer volver a ser niño. No estoy preparado para nada de esto ¿Quiero ir a la universidad? ¿Quiero diseñar? No lo sé y tengo miedo, y en las fotos, reconocí al Kurt que se reía todo el tiempo, el Kurt que no le temía a nada y siempre que recordaba a ese Kurt en las fotos, al lado estaban ellos. La promesa que hicimos, debe significar algo.
Rachel sonrió solo para no sonar tan negativa. — Se que en algún momento fueron grades amigos, pero ahora ya no lo son. Deberías tomar eso como primera señal de que las cosas ya no son como antes. Todo cambió, Kurt.
— Y todo va a seguir cambiando y estoy harto de eso. — Kurt sonó triste y no tan seguro como momento atrás. — Y necesito un descanso, necesito escapar. Y no se me ocurre otra idea. Sabes como es mi papá, no me dejará hacer algo como esto solo, y aunque ni Britt, ni San, ni Blaine se han aparecido por aquí en los últimos cuatro años. Estamos en el Upper East Side. — Dijo Kurt poniéndose de pie y acercándose a la ventana. Desde dónde podía ver el parque y todo el lujoso barrio en el que vivía. — Nuestras familias siguen siendo amigas, por lo menos nuestros padres, quiero fiarme de eso para que me dejen ir. Además, tú no puedes ir conmigo porque debes preparar tu boda con Finn.
— Y te quiero a mi lado para hacerlo. — Dijo Rachel levantándose de la cama para ir hacia Kurt y abrazarlo por la espalda. — Sabes que soy un desastre organizando cosas.
Kurt sonrió. — Lo vas a hacer bien, tú y Finn van a ser muy felices.
Rachel sonrió de lado. — Me gustaría decir lo mismo de ti y de…
— No lo menciones — Exclamó Kurt soltándose del abrazo de Rachel para dirigirse a su escritorio nuevamente. — También necesito olvidarme de él.
La muchacha suspiró resignada. Eran demasiado los motivos los que Kurt tenía para desear que su plan de viajar a Europa funcionase. Y en el fondo, ella también deseaba que eso sucediera, Kurt merecía un descanso de la realidad. Ojalá los otros tres muchachos recordaran su promesa.
II
Santana López entró llorando a su cuarto. La Latina se lazó sobre su cama y abrazó su almohada sin encontrar consuelo.
Tras ella, su madre de pie en el marco de la puerta, intentaba buscar las palabras adecuadas antes de acercarse a su hija y consolarla como debía ser. Pero era difícil, como todo lo había sido desde que Santana había admitido su condición sexual. Y aunque tanto como su madre y su padre intentaron hacerle sentir conforme consigo misma, Santana aún no tenía la valentía ni la fuerza suficiente para aceptarse así misma. Por lo que cada vez que alguien le decía algo malo, o alguien la criticaba por lo que era, el mundo de Santana se desplomaba de un golpe envolviendo a la joven en un torbellino de inseguridades.
— Hija, tienes que ser fuerte. — Dijo su madre a Santana, acercándose a ella, sentándose al borde de la cama, acariciando la larga cabellera azabache de su hija.
Pero Santana sollozó aún más fuerte.
— No puedo imaginar cuanto debe dolerte. Y no sé que hacer para hacerte sentir mejor. Pero tienes que poner de tu parte, hijita…
Santana se volteó, las lágrimas caían alrededor de sus azoradas mejillas. Se sentó en la cama y entre sollozos se dirigió a su madre: — Es que es la abuela, y lo que me dijo… mamá, la abuela me rechazó. No me quiere ver más.
— Lo sé, hijita. — La madre de Santana se abrazó a ella. — Pero no puedo hacer nada al respecto y lo sabes. Ella fue criada en una sociedad diferente, “a la antigua” no le pidas que entienda esto.
— P-pero, mamá… — Santana volvió a quebrarse en llanto, su madre la abrazó aún más fuerte. Y lloró junto a su hija por un largo rato.
Cuando los sentimientos, mezcla de furia, vergüenza y dolor de Santana fueron poco a poco abandonándola por cada lágrima derramada. La menor fue volviendo poco a poco en sí, tranquilizándose, regresando el ritmo de su corazón a la normalidad, y sin más lágrimas de por medio. Santana alzó su vista aun hinchada producto del llanto y divisó a su madre junto a ella, sus ojos estaban humedecidos también, pero no tan lastimados como los suyos propios. — Gracias por todo mamá. — Fue lo primero que Santana sintió que debía decir. Al final, y pese a todos los prejuicios y malos momentos que los demás le hacían pasar. Sus padres siempre terminaban a su lado apoyándola y protegiéndola de todo y de todos.
— No tienes que agradecerme nada, soy tu madre y siempre estaré aquí para ti, no lo olvides nunca.
Santana sonrió, aunque débil. Una sonrisa más que nada para complacer a su madre.
— Y con respecto a tu abuela. — Habló su mamá. — No importa lo que ella piense San, solo importa lo que tu pienses de ti misma.
Santana desvió su mirada asustada, ¿qué era lo que pensaba de ella misma? ahora mismo no tenía idea.
— Santana… — El tono en la voz de su madre sonó un poco más dura. — Sufres demasiado por lo que dicen los demás, y te entiendo… pero si tu realmente te sintieras conforme contigo misma, si fueses una mujer firme en tus convicciones, te reirías de la opinión de los demás. Ya es momento de que madurez y crezcas. No puedes entrar llorando cada vez que alguien dice algo en contra tuyo. Eso es fácil. Rendirse y llorar, y dejar que tus padres te consuelen. Sabes que siempre estaremos para ti, pero ni tu padre ni yo podemos estar encima de ti todo el tiempo. Tienes que ser más independiente hija, ármate de valor de una buena vez.
A medida que la madre de Santana habló, la menor sintió su corazón recogerse. Porque todo aquello era cierto. En el fondo aún sentía vergüenza de ser quién era, y por eso le daba tanta importancia a lo que los demás decían. Y tal vez, en la escuela era fácil fingir, una imagen de fem fatale le ayudó todo este tiempo, pero en el fondo Santana era más del tipo doncella en apuros, y no precisamente necesitaba que la rescatara un príncipe azul. Tal vez un hada…u otra princesa sería mejor.
— Sé a que te refieres mamá… lo sé. — Dijo Santana admitiendo las palabras de su madre. — Pero es que es tan difícil. No soy tan segura como todos creen…
— Santana, eres mucho más segura de lo que tu misma piensas. — Dijo su madre dándole un tierno beso en la frente. — Confía en ti, confía en tus sentimientos de una vez por todas.
Santana no dudó ni por un segundo lanzarse a abrazar a su madre en señal de gratitud. En eso, el teléfono móvil de Santana comenzó a vibrar sobre la cama, captando la atención de ambas y distendiendo un poco el tenso ambiente.
— ¿Quién es hijita? — Preguntó su mamá, mientras Santana buscaba el teléfono debajo de su almohada y comenzó a chequear la bandeja de correos de su e-mail.
La expresión de Santana se tornó confusa cuando leyó el nombre de quién le había escrito.
— Es… ¿Kurt?
III
Brittany Pierce apenas podía distinguir el calor de aquel momento. ¿Eran las altas temperaturas provocadas por el sol veraniego? ¿O se debía a estar recostada en la cama de su cuarto besando a su novio de forma apasionada? Eso daba lo mismo, hacia calor y punto. Sam, el novio de Brittany parecía estar inconscientemente de acuerdo con ello, tanto el verano como los besos de su novia eran agradables.
Sam enredó sus dedos en el cabello de Brittany y la hizo acostarse sobre la cama. Ella levantó los brazos por encima y dejó que Sam comenzase a desabrocharle los botones de blusa, hasta que la rubia se dio cuenta de dónde acabarían y como no estaba ni una mínima parte preparada para “eso”, como una niña buena, se sentó de golpe e hizo que Sam se detuviese.
Brittany comenzó a abrocharse nuevamente los tres botones que Sam había alcanzado a abrir en un arranque hormonal.
— Lo siento, Sam. — Dijo Brittany temerosa de que su reacción hubiese molestado a su novio. — Aún no estoy preparada, perdóname.
Sam asintió con paciencia. — Sabes que no importa. — Dijo, poniéndose de pie. Y aunque realmente no importaba, porque él era un chico de buenos sentimientos y muy respetuoso con las mujeres, algo le incomodaba de su relación con Britt, pero no lograba entender de qué se trataba.
Brittany sonrió. Sabía que era afortunada de tener a Sam. Llevaban dos años de noviazgo, y lo pasaba realmente bien con su compañía, pero ella sabía que algo faltaba. ¿Pero que cosa? ¿Sexo? Brittany negó con la cabeza de solo pensarlo. Tenía miedo de acostarse con Sam, todavía no era el momento. Y la verdad, es que ella ni siquiera estaba convencida de querer a Sam como su primera vez. Y se sintió algo tonta de si misma por pensar aún en esperar a la persona indicada, pero es que ella era así, tímida, inocente, una niña aún en muchos sentidos y tenía la idea de “hacerlo por amor”. Lo que significaba que si Sam no era su opción tal vez era porque no lo amaba realmente.
Brittany se entristeció. Y Sam se dio cuenta.
— Hey, cariño. — Dijo, regresando a la cama, poniéndose en cuclillas. Colocó respetuosamente sus manos alrededor de las piernas de Brittany. — ¿Qué sucede? — preguntó con preocupación.
Brittany se encogió de hombros. — No lo sé. — Respondió en medio de un puchero. Acarició suavemente la mejilla de Sam. ¿Qué tan enamorado estaba él de ella? Si Brittany se decidía por terminar la relación, no estaba segura de cuanto podría llegar a lastimarlo. Y el no se merecía ser lastimado. Si la cabeza de Britt era un lío en esos momentos, mucho más enredados estaban sus sentimientos. — Te quiero. — Le susurró.
— Yo también. — Le respondió Sam, aunque no estaba seguro de cuan cierto era aquello. Y el problema era que ninguno se atrevía a hablar de sus sentimientos por temor a herir al otro.
Sumergidos en sus pensamientos, suspiraron al unísono.
Cuando la laptop de Britt avisó de un nuevo correo en su bandeja de entrada, el particular sonido de un mensaje recibido rompió el tenso silencio que se había formado entre la pareja de rubios. La muchacha no dudó ni un segundo en levantarse de su cama y correr hacia su escritorio, dándole la espalda a Sam y olvidándose de sus preocupaciones.
Brittany abrió el mensaje sin sorprenderse de que Kurt sea quién le escribió. De hecho se sintió agradecida de que en aquel momento hubiera recibido la carta, porque le significaba zafarse de un incómodo momento que ella y Sam estaba pasando. Comenzó a leer sin muchas expectativas pero para cuando finalizó la lectura una enorme sonrisa se asomó en su rostro. Llena de ternura, los recuerdos de una vieja amistad inundaron el interior de la rubia.
— ¿Qué es lo que te puso tan feliz de repente? — Preguntó Sam, quién había estado observando a su novia mientras leía. Con curiosidad, se asomó por la espalda de su novia y clavó la mirada en el contenido de la carta. Brittany no se molestó por la invasión de privacidad y dejó que Sam leyera también, al fin de cuentas y pasara lo que pasara entre ellos, ella confiaba en Sam más que en nadie.
— ¡Wow! — Exclamó Sam cuando finalizó de leer. — Eso suena… genial. — Dijo buscando la palabra adecuada para describir la situación. ¿Una promesa que significaba que posiblemente Brittany viajaría fuera del país por unos días? Sonaba como la excusa perfecta para distanciarse unos momentos y pensar en sus sentimientos. Sam sonrió para sus adentros, sin imaginar que Brittany pensaba exactamente lo mismo.
— Entonces… — Dijo ella, llamando la atención de su novio. — ¿Puedo…?
Sam se sorprendió de la pregunta. — ¿Me estás preguntando si puedes ir? Sabes que no necesitas pedirme permiso… porque ¿tú quieres ir cierto? — Tenía que estar seguro.
Brittany estuvo a punto de gritar que se moría por ir. Pero encontró mucho más prudente asentir con la cabeza.
— Entonces… no nos veremos por un tiempo. —Dijo Sam.
— Exacto. — Afirmó la rubia. No queriendo sonar como si esa idea fuese lo mejor del mundo.
Sam sonrió. Y besó a Brittany tiernamente.
Brittany devolvió el beso de la misma forma. Sin saber que aquel beso marcaba una despedida entre ambos.
IV
Blaine Anderson entró a su habitación. Cargaba consigo al menos una decena de libros con historias de las más prestigiosas universidades del país. Cuando dejó caer los textos sobre su cama, recién se dio cuenta de que a pesar de que se trataba de su dormitorio, había alguien más. De hecho, se trataba de su hermano mayor Cooper, quién como si nada se encontraba sentado en el escritorio ocupando la computadora del menor.
— Ni siquiera me pides permiso para entrar a mi cuarto. — Resopló Blaine. Dándole una fugaz pero reprobatoria mirada al mayor. Para luego posar toda su atención en la ruma de libros.
Cooper observó en silencio a su hermano. Y sintió bastante lástima al verlo tan ensimismado hurgando entre cada uno de aquellos ejemplares. No era normal que un chico gastase todas sus energías en algo que debería ser tan sencillo. Escoger una carrera o elegir algún tipo de profesión debería ser tarea sencilla, porque según Cooper uno debería escoger con el corazón, y hacer lo que a uno le hace feliz. Blaine sin embargo estaba eligiendo según lo que haría sentir orgulloso a su padre. Y aquello era algo que Cooper no aprobaba.
— Deja eso, Blainy… son tus vacaciones. — Dijo el mayor tratando de captar la atención del aludido. — Vamos, relájate… hagamos algo divertido.
Blaine negó con la cabeza. Hacer algo divertido con Cooper significaría perder lo que le restaba de tarde y parte de la noche, y no podía darse el lujo de ser irresponsable.
— Blainy, mírate. — Volvió a hablar su hermano mayor. — Sabes que ni siquiera te gusta nada de esto.
— Okay, vale. Detente ahí. — Blaine dejó un libro de Yale por sobre los demás. Y miró a Cooper realmente furioso. — Sabía que vendrías a mi cuarto a tratar de intervenir en mis decisiones. Estoy bien con lo que estoy haciendo, gracias. Y no me llames Blainey, no soy pariente de Barney el dinosaurio o algo parecido. — Terminó de decir realmente alterado y colocando sus manos en sus caderas. Su respiración se había disparado. Estaba enojado una vez más y por la misma razón por la cual venía discutiendo con su hermano las últimas semanas: su futuro.
— Claro que no estás bien. — Dijo Cooper ignorando el estado de Blaine. — Si lo estuvieras, no reaccionarías así.
Blaine arqueó una ceja. — Coop, ya. Basta, no quiero tener esta conversación. No más, me hace mal discutir contigo. — El menor que tenía unos profundos ojos hazel, empujó los libros para que cayeran de la cama y se sentó en ella. Tomó aire para llenar sus pulmones y tranquilizarse.
Cooper lo siguió con la vista. Todo era tan triste. — Yo tampoco quiero discutir contigo. Pero parece que eres el único que no se da cuenta de lo mal que estás, bueno… tu y papá que al parecer tampoco se da cuenta.
Blaine suspiró. Pero esta vez no discutió. Cooper estaba en lo cierto.
— Entraste en NYADA. — Dejó escapar el mayor.
Blaine abrió los ojos enormemente. — ¿D-de verdad?
Cooper asintió. Eso era lo que a Blaine hacía feliz. El arte, la música, las artes escénicas. Nada que ver con los clubes de debates, ni las ciencias políticas. Nada que ver con un decatlón académico u olimpiadas de matemáticas. Cooper sabía que Blaine se había pasado los últimos cuatro años de secundaria, intentando hacer sentir orgulloso a su padre. Pero mientras más feliz el padre de los Anderson era feliz con los logros académicos de su hijo menor, más se olvidaba Blaine de hacerse feliz así mismo.
— Ya no me interesa NYADA. No sé como fue que me convenciste de audicionar. Papá no debe enterarse que hice eso.
Cooper parpadeó irritado ¿En quién se estaba convirtiendo Blaine? ¿En su padre? Cooper sabía que no podría tolerar a dos Anderson así de amargados. No entendía como lo hacía su dulce madre para aguantar a dos hombres tan infelices. Suspiró. — Mientes, Blaine. Sabes que en el fondo mueres por entrar a NYADA.
— Estoy hablando en serio, Cooper. Ya déjame en paz.
— Lo siento. ¿Me decías? Es que pensé que estaba hablando con papá. — Lanzó Cooper de forma mordaz. — Es que aveces suenas como un viejo.
— Okay, es hora de que salgas de mi cuarto.
— Blaine… no. Deja de hacer esto. Mírate. Vistes camisas formales, chalecos de cashmere. Pantalones de vestir. El Blaine que me gusta ni siquiera se peina con gel. Te olvidaste te tus gafas rosadas, de tus camisas coloridas… de tu guitarra.
Blaine escuchó a Cooper atentamente. No quería discutir con él y en el fondo, quería convencerse de que su hermano mayor tenía razón. Pero… tampoco quería desilusionar a su padre una vez más. — Yale tiene un optativo… un club de drama. Tal vez me inscriba, como algo extracurricular.
Cooper negó con la cabeza. — ¿Un club de drama en Yale? ¿Cómo algo extracurricular? Blaine, en NYADA harías todo lo que te gusta las veinticuatro horas del día.
— Pero papá…
— ¡Olvídate de papá!
— Sabes que en el fondo me odia.
— Papá no tiene sentimientos, ni siquiera para odia. Es frío. — Dijo Cooper y aquello hizo sonreír a Blaine. — Olvídate de él, no pretendas ser lo que el quiere queseas, porque eso no va a cambiarte a ti. No van a dejarte de gustar los chicos ¿o sí?
Blaine se sonrojó.
— Sabes que quieres compensar a papá por tener un hijo gay. Pero ¿Sabes qué? Papá ni siquiera se da cuenta de todo los sacrificios que estás haciendo por él. Blaine… no hagas lo que el quiera, por favor.
Pero Blaine ya había tomado una decisión.
Cooper suspiró una vez más. — Como quieras. Yo ya traté de hablar contigo. Pero es tu decisión. Yo soy tu hermano mayor así que no me queda de otra que apoyarte. Pero no estoy de acuerdo con esto.
Blaine asintió. — Gracias.
— ¡Cielos! — Exclamó Cooper con exasperación. — Pareces un robot. Ven, dame un abrazo para saber que aun sigues teniendo un corazón ahí.
Blaine volvió a sonreír. Y se levantó de la cama para abrazar a su hermano.
— Una cosa más… — Dijo Cooper esperando que su plan funcionase.
Blaine frunció el seño, separándose de su hermano y contemplándolo con inseguridad. — ¿Qué favor?
— Cuando entraste a tu cuarto, estaba husmeando entre tus cosas. Y recibiste un email, con una propuesta bastante interesante diría yo.
Blaine resopló mirando hacia el techo. — No me gusta que husmees en mis cosas, Coop.
— Lo sé, lo sé. — Se apresuró a decir Cooper, evitando el regaño. — Pero el punto es que… bueno, deberías leerlo. — Dijo colocando sus manos en los hombros del menor, y empujándolo hacia su escritorio.
— Está bien, bien. Leeré de que se trata. — Se dejó llevar por Cooper. Sentándose frente a su computadora. — Pero a poco sea una de esas bromas en la que de pronto aparece el muñeco chuki en medio de la pantalla, juro que dejas de ser mi hermano.
— Solo lee. — Dijo Cooper.
Blaine clavó la vista, sin poder creerse de quién se trataba.
¡Hola, Chicos!
Sé que debe parecer extraño recibir un correo de parte mía. Mucho tiempo sin comunicarnos, pese a que íbamos en el mismo curso. Bueno, cosas de la secundaria. Da lo mismo, creo.
El motivo de mi carta es la siguiente. Hace un par de días, ordenando algunas cosas, encontré algunos recuerdos, ya saben, de nuestra infancia. Y entre recuerdo y recuerdo… recordé, valga la redundancia ¿no hicimos una promesa de hacer un viaje juntos después de graduarnos? Ya sé que deben estar pensando que estoy loco o algo por el estilo, pero creo que las promesas están hechas para cumplirlas ¿no? Además, alguna vez fuimos buenos amigos, y deberíamos hacer honor a eso.
Así que, por lo menos yo cumpliré con mi parte. Tengo boletos para cuatro, partimos en dos días, llegaríamos a Londres y desde ahí tendríamos que decidir. Esto podría ser divertido.
Me gustaría ser completamente sincero y decirles que tengo razones extras para hacer este viaje. Pero tal vez podríamos hablar de eso durante el vuelo.
Hay que estar en la puerta de embarque a las tres en punto de la tarde, dentro de dos días. Lleven bloqueador, y por lo que más quieras Blaine Anderson, deja esas tenidas tan formales, te hacen lucir ridículo.
Esperando que esta carta sea bien recibida, se despide Kurt.
Blaine cerró la computadora en el instante en que terminó de leer la carta. Tenía sentimientos encontrados y no sabía por donde empezar. Si por la forma confianzuda en que Kurt hablaba en aquella carta, o el hecho de que Santana y Brittany de seguro también la habían leído, o si era el hecho de que él también había recordado la promesa días atrás. Suspiró, aunque un nudo se coló en su garganta. Podía admitir sin tapujos que sus años de infancia, su amistad con esos tres muchachos del vecindario, habían sido sus mejores años.
— A mi me parece una buena idea. — Habló Cooper.
Blaine rió burlón. — Tus ideas buenas, siempre terminan siendo una pesadilla para mí. — Dijo el menor poniéndose de pie. Y regresando a su cama a leer sus libros.
Pero Cooper no se iba a dar por vencido. — Pero cuéntame… ¿de verdad hicieron esa promesa?
Blaine sonrió al recordad. — Si. — Se dejó llevar. — Kurt quería ser diseñador y una vez le sugerí que para diseñar algo debía observar primero, pero que observar Nueva York no le serviría de mucho. Santana sugirió que observar el mundo sería fascinante. Y poco a poco ideamos un viaje, hicimos una promesa luego. Cuando concluimos que Europa sería fascinante y dijimos que cuando nos graduemos viajaríamos. Ya sabes, cosas de niños. Muchos años atrás. — Blaine terminó de decir, quitándole importancia, aunque en el fondo el solo recuerdo lo había llenado de energía.
— Kurt parecía bastante convencido de que ustedes irán.
Blaine asintió, sentándose de una vez por todas. — Kurt siempre ha sido así, o por lo menos así lo recuerdo. Siempre decidía por todos, aunque siempre terminaba escogiendo lo que mejor nos haría.
— ¿No debería ser igual esta vez? — Inquirió Cooper.
— ¿Estás loco? — Exclamó Blaine. — Años de que no hablamos, no sé como Kurt pudo escribir algo así, pretendiendo de que todo sería igual.
— No creo que pretendiera que todo sigue igual entre ustedes… más bien, suena como a un llamado de auxilio, como si quisiera hacer esto de forma desesperada.
Blaine parpadeó. Cooper podría tener razón. Kurt no era muy conocido por hacer las cosas sin pensar.
— Blaine… haz este viaje.
Blaine miró a Cooper desconcertado.
Pero el mayor tenía que jugar todas sus cartas para evitar que su hermano arruine su futuro. — Escucha… tu quieres estudiar en Yale, quieres seguir impresionando a papá, quieres hacer todo lo que él quiere para obtener su aprobación. Este viaje de llega como anillo al dedo, haz esto por ti. Si vas a pasar el resto de tu vida haciendo algo que no quieres, haz este viaje. Diviértete en tus vacaciones siendo tu mismo aunque sea por última vez, busca tus viejas ropas, coge tu guitarra. En Europa papá no va a estar contigo, así que no debes fingir, porque no necesitas impresionar a nadie.
— Cooper yo… — Blaine no sabía que responder a aquello. Era la primera vez que Cooper le decía algo que le impactaba tanto. — N-no… no estoy seguro.
V
Dos días después Kurt se encontraba en la fila de asientos frente a la puerta de embarque. Sentado, luego de haber ido a entregar su equipaje, no dejaba de mover su pie izquierdo en señal de nerviosismo. Y agradeció haberle negado a Rachel el que lo fuera a acompañar, porque teniendo a su amiga al lado diciéndole que esto sería una mala idea hubiese sido insoportable. Sacó su iPod de su bolsillo por vigésima vez y cambió la canción. De pronto todas las canciones en su reproductor parecían aburridas o poco interesantes, o sería que estaba tan nervioso que ninguna canción lograba llamar su atención. Fue en eso que una mano se posó sobre su muslo haciéndole dar un respingo en su asiento. Se impresionó al ver a la rubia sentada a su lado, luciendo una sonrisa picara que hacía brillar sus profundos ojos azules.
— Britt… Brittany.
La muchacha sonrió como de costumbre. Entrecerrando sus ojos y ladeando un poco su cabeza. Kurt, no recordaba muchas cosas acerca de ella, pero si podía acordarse de lo linda que lucía cuando sonreía de esa forma.
— Así que… nos vamos a Londres. — Dijo la rubia convencida de esta aventura. Y no era como si de ahora en adelante pudiera mantener una conversación fluida con Kurt, claro que no. Más bien era como estar conociéndose por primera vez, por lo que ambos no cruzaron muchas palabras, por lo menos no con la confianza de años atrás.
Kurt asintió, tratando de calmar los latidos de su corazón. — Sip. Londres. — Dijo, tímido, aunque no pudo evitar sonreír abiertamente.
— ¡Aún están aquí! — Exclamó una muchacha llamando la atención de Kurt y Brittany. En frente de ellos, la exuberante chica latina los observaba con detenimiento. Al parecer estaba hablando con alguien por teléfono.
Santana los vio y les guiñó un ojo a ambos, sin embargo siguió con su teléfono — Ya mamá, no perdí el vuelo. Sí, están aquí aún… si, de tu parte…si mamá, ¿Qué?... no, no te preocupes. Sí, claro. Bien… te llamo cuando aterricemos. Besos.
La muchacha guardó su teléfono en su bolsillo, algo sonrojada. — No sé si recuerdan a mi madre… ya saben, quiere saberlo todo.
Kurt estuvo a punto decir algo cuando una voz femenina llamó la atención de los tres desde uno de los auto-parlantes:
“Pasajeros con vuelo destino a Londres favor de abordar por la puerta numero dieciséis”
— Ese es nuestro vuelo ¿verdad? — Preguntó Brittany.
Kurt asintió, aunque algo apenado. Ya era hora de abordar y solo eran tres de ellos. Santana y Brittany parecían pensar lo mismo, aunque ninguno comentó nada mientras caminaban para posicionarse en la fila de pasajeros.
— Tengan, sus boletos. Iremos en filas diferentes. — Dijo Kurt entregándole a cada una su tarjeta de abordaje. — Como los asientos son de tres en tres, elegí dos filas diferentes con asientos de dos en dos…
— Si Blaine no llega podríamos cambiar con alguien para irnos sentados los tres. — Sugirió Brittany, la primera que se aventuró a mencionar al cuarto integrante.
— Me parece buena idea. Así podemos conversar y distraer a Kurt. Aún recuerdo que detestas cuando el avión despega. — Sonrió Santana.
Brittany rió. — Es cierto, ¿No lloraste en el vuelo aquella vez cuando mis padres nos llevaron a Disney?
Kurt se sonrojó. — Tenía diez… aunque debo admitir que mi fobia no ha cambiado mucho desde aquel entonces.
Los tres rieron.
— ¿Qué fobia no ha cambiado desde entonces? — Una voz masculina interrumpió las risas.
— ¡Blaine! — Exclamaron los otros tres una vez vieron al trigueño de pie frente a ellos. Llevaba una camisa a cuadros color rosa, y sus gafas a juego descansaban sobre su cabellera, sin gel y despeinada.
— Creímos que no vendrías. — Dijo Santana contenta de verlo ahí.
— Tu ropa. — Dijo Brittany mirándolo de pies a cabeza. Ya estaba acostumbrada a verlo por los pasillos de la escuela con aquellas ropas formales y grises. Totalmente diferente a como iba vestido ahora. — Te vez bien.
— Bueno, — Dijo Blaine defendiéndose. — Alguien dijo que me veía ridículo con mis trajes formales. — Concluyó mirando a Kurt deliberadamente.
— Sip. Es cierto. — Dijo admitió Kurt. — Yo dije eso.
Y antes de que el moreno pudiese protestar, la azafata a cargo los interrumpió:
— Señores, ¿me permiten sus tarjetas y sus pasaportes?
Kurt y los demás entregaron sus documentos y una vez echo el chequeo de rutina, la mujer a cargo los dejó abordar.
— Que tengan un excelente vuelo, y gracias por viajar en aerolíneas Qatar Airways.
Kurt y los demás le agradecieron con una sonrisa y uno tras uno comenzaron a caminar por el pasillo de abordaje. No cruzaron muchas palabras en aquel momento, era como si todos hubiesen olvidado las reglas básicas de conversación. Pero es que se encontraban realmente nerviosos por el solo hecho de estar ahí. Ya habría tiempo de sobra para conversar, y tal vez entender que fue lo que les pasó. Sin embargo ahora no había motivo para apresurar las cosas. Además ya habían roto el hielo, sin necesidad de muchas palabras, entendiéndose más que nada con miradas furtivas y sonrisas sinceras, algo que reflejaba lo buenos amigos que alguna vez habían llegado a ser. Y ahora, nuevamente los cuatro estaban a punto de embarcarse en una nueva aventura.
Espero les haya gustado el primer cap. Es lento, pero era para introducir la historia. Muchas cosas pasarán desde ahora en adelante. Gracias por leer. Acepto críticas, sugerencias y slushies! Besitos :D
Última edición por Lea Berry el Dom Ene 20, 2013 9:39 pm, editado 1 vez
Lea Berry-*- - Mensajes : 2622
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Me encanto!! Esta genial, quiero ver que pasa en ese viaje, que bueno de se reunan denuevo...
Actualiza Pronto
Actualiza Pronto
LoveyouHemo******* - Mensajes : 403
Fecha de inscripción : 23/09/2012
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
¡Está muy entretenido y emocionante! Ya quiero leer las aventuras que los esperan por allá en la hermosa Europa (¿También te extenderás por los demás continentes?)
Como sea, actualiza pronto. Te está quedando genial
Pd: Me encantó la foto y sí se parecen mucho jajajaja
Como sea, actualiza pronto. Te está quedando genial
Pd: Me encantó la foto y sí se parecen mucho jajajaja
MarianMaBe*** - Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 01/01/2013
Edad : 29
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me encantooooooooo esta super
Mary Alexander********-* - Mensajes : 893
Fecha de inscripción : 14/08/2012
Edad : 26
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Me encanta la idea del fic, siempre quise leer un fic donde estos cuatro fueran amigos :D y me encanta como se desarrollo el primer capitulo y como se llegaron a encontrar. Tienes una fiel lectora para tu fic :D Saludos :D
camidejuaco******* - Mensajes : 498
Fecha de inscripción : 18/04/2012
Edad : 31
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Hola, debo decir que la historia me encanta, amo brittana y es la primera vez ue leo algo sobre klaine, aunque los personajes me encantan; espero actualices pronto porque ya quiero ver como se desarrolla ese viaje y sobre todo las historias de amor.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
me encanto mis dos parejas favoritas juntas en una historia que bien
actualiza RÁPIDO
actualiza RÁPIDO
linaklaine********- - Mensajes : 738
Fecha de inscripción : 31/07/2012
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Holaa! :) Nueva lectora!
Suena a que va a estar interesaante y entretenido.. Creo que es la primera vez que leo un fic de estas dos parejas! :B Va a estar genial, estoy seguraa!
Espero que actualices prontooo!
Suena a que va a estar interesaante y entretenido.. Creo que es la primera vez que leo un fic de estas dos parejas! :B Va a estar genial, estoy seguraa!
Espero que actualices prontooo!
Invitado- Invitado
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
No sé que decir! :3
Gracias, gracias, gracias por sus comentarios. Me gusta mucho escribir y que alguien venga y se tome el tiempo de leer y dejar un comentario es muy gratificante!
Mañana subo el segundo cap: Porque me ha costado escribir, estoy en verano, y las vacaciones en familia no me dejan estar frente a mi portátil todo el tiempo .-. Aún así me comprometo a no demorarme con las actualizaciones.
Gracias por leer, me hicieron el día con sus comentarios ^^!
Cariños mil!
Gracias, gracias, gracias por sus comentarios. Me gusta mucho escribir y que alguien venga y se tome el tiempo de leer y dejar un comentario es muy gratificante!
Mañana subo el segundo cap: Porque me ha costado escribir, estoy en verano, y las vacaciones en familia no me dejan estar frente a mi portátil todo el tiempo .-. Aún así me comprometo a no demorarme con las actualizaciones.
Gracias por leer, me hicieron el día con sus comentarios ^^!
Cariños mil!
Lea Berry-*- - Mensajes : 2622
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
de nada pues quien la leeria si es hermoso el fic
linaklaine********- - Mensajes : 738
Fecha de inscripción : 31/07/2012
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Muy intrigante, buen inicio me agrada su amistad :D y aunque no la tengan aún la irán retomando, quiero ver sus aventuras. Muchas expectativas para los cuatro en Europa.
Gracias por escribir.
Gracias por escribir.
MariamXO- ---
- Mensajes : 566
Fecha de inscripción : 08/08/2012
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Simplemente me encanta ACTUAIZA ;)
alexa-unicornio-15****** - Mensajes : 307
Fecha de inscripción : 30/12/2012
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Hola! me encanto la idea ! estas son mis parejas preferidas!
tiene que actualizar rapido! por favor!!
tiene que actualizar rapido! por favor!!
GabrielaGlee**** - Mensajes : 184
Fecha de inscripción : 19/12/2012
{Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Nota de la autora: Lamento la demora. No fue mi intención porque hace días las declaraciones de Hemo acerca de Brittana me dejaron out y no me salia la inspiración así afectada. Me costó escribir y lo que tenía decidí borrarlo.
Este capítulo es lento. Pero es porque lo de Brittana me hizo querer tratar los personajes de forma distinta. No es como que ¡Boom! las parejas se armarán de un segundo a otro. Me gusta trabajar las historias, sobre todo si son de amor, creo que estas parejas se merecen eso después de todo lo que hacen los guionistas de Glee D:
Así que este es un cap. de transisión. Para hacer borrón y cuenta nueva y para dar paso a la aventura. Ya sé todo lo que va a ocurrir con este grupito xD
Es un cap. algo mediocre, pero ahora si que estoy con las pilas puestas.
Gracias por leerme :')
Este capítulo es lento. Pero es porque lo de Brittana me hizo querer tratar los personajes de forma distinta. No es como que ¡Boom! las parejas se armarán de un segundo a otro. Me gusta trabajar las historias, sobre todo si son de amor, creo que estas parejas se merecen eso después de todo lo que hacen los guionistas de Glee D:
Así que este es un cap. de transisión. Para hacer borrón y cuenta nueva y para dar paso a la aventura. Ya sé todo lo que va a ocurrir con este grupito xD
Es un cap. algo mediocre, pero ahora si que estoy con las pilas puestas.
Gracias por leerme :')
CAPITULO #02: ¡BENVENUTI A VERONA!
A las tres de la mañana el avión dio una pequeña sacudida. Los cuatro amigos y todos los pasajeros que no estaban despiertos, abrieron sus ojos. El avión se volvió a sacudir.
— ¿Esto es normal? — Preguntó Brittany medio adormilada. Iba sentada al lado de Santana.
La latina dudó un poco. — Supongo.
Ambas se miraron y se sonrieron, tratando de calmarse la una a la otra. Tampoco era como si fuese la cosa más normal del mundo estar a más de veinte mil metros sobre el suelo, y que el avión pareciera atracción de algún parque de diversiones.
La máquina se volvió a sacudir y como acto reflejo, las dos muchachas se tomaron de las manos.
— No me sueltes. — Pidió Santana que había descubierto no le gustaban las turbulencias.
Brittany sonrió. — Tú tampoco a mí.
En los asientos detrás de ellas la situación era similar. Aunque Blaine no estaba para nada nervioso en comparación con Kurt. Este último tenía ciertas aversiones cuando se trataba de volar en avión. Miedos que en circunstancias como esta se incrementaban el doble.
Kurt deslizó la cortina que cubría su ventana y miró hacia afuera. Todo estaba oscuro. Eso lo aterró más.
Blaine suspiró. — No hagas eso, solo conseguirás asustarte más. — El estaba más tranquilo. Deslizó su brazo por sobre Kurt y volvió a cerrar la cortina.
— ¿Asus- asustarme? N-no, no e-estoy asustado. — Kurt mintió. Su piel estaba más pálida que de costumbre, y sus manos sudaban un poco.
— Claro. — Blaine giró sus ojos y se acomodó en su asiento. — Pero si necesitas que te de la mano para sentirte seguro solo avísame. — Bromeo.
Kurt lo fulminó con la mirada. — Que no estoy asustado.
— Claro. — Volvió a decir Blaine.
El avión volvió a sacudirse un poco más fuerte esta vez.
— ¿B-Blaine? — Kurt llamo.
El moreno sonrió divertido y extendió su mano para sostener la de su amigo. — ¿Mejor?
Kurt asintió nervioso.
Tras una última sacudida las luces se encendieron y una melodía se escuchó por los altavoces, a continuación habló el capitán:
— “Estimados pasajeros, favor mantener sus cinturones de seguridad abrochados…
Brittany y Santana volvieron a intercambiar una mirada temerosa.
Kurt apretó más fuerte la mano de Blaine.
— … Nos encontramos en medio de una espesa neblina por lo que estaremos acompañados de pequeñas turbulencias durante los próximos minutos. Para evitar cualquier tipo de riesgo nos hemos visto obligados a cambiar el rumbo y tomar una ruta más despejada. Aterrizaremos dentro de la próxima media hora”
Brittany suspiró aliviada. — No me importa llegar a China si eso significa bajarme de este avión.
Santana rió divertida. — Aunque dudo que China esté cerca, pero entiendo lo que quieres decir.
— La geografía no es mi fuerte, Tana. — Confesó Brittany apenada. — Aunque he mejorado bastante.
— ¿De verdad? — Santana alzó una ceja con expresión divertida. Y le regaló una mirada condescendiente a su compañera. — La capital de Egipto ¿es?
— ¡Arabia! — Exclamó la rubia con seguridad.
Santana tuvo que morderse el labio para intentar no reírse demasiado fuerte. — Dios, dejaste a la gente de El Cairo sin nacionalidad.
— ¿Qué El Cairo no queda en Brasil?
Santana largo a reír a carcajadas.
Y Brittany por primera vez desde que se habían visto en el aeropuerto volvió a sentirse cómoda al lado de la latina. De sus tres amigos, Santana siempre había sido muy complaciente con ella, y la rubia había extrañado eso. Siempre le decía que sí a todo y era la que más se reía de sus torpezas y distracciones. Jamás la hacia sentir mal ni se avergonzaba de ella si decía algo tonto. Le aguantaba todo y siempre con una sonrisa sincera en el rostro. Era la que más paciencia le tenía. Y Brittany apreció que en ese momento Santana se estuviese riendo con tantas ganas, aún si se trataba de algo que ella había dicho mal.
— ¿Cómo puede Santana estar riéndose en una situación así? — Kurt se encontraba malhumorado, sin mencionar que las pequeñas sacudidas que el avión seguía dando lo tenían al borde de un ataque al corazón. Apretó su cinturón con más fuerza mientras que con la otra mano seguía agarrado de la mano de su compañero de asiento.
— A lo mejor se están distrayendo con alguna charla o algo. — Comentó Blaine un poco exasperado. — Es lo mismo que deberíamos estar haciendo nosotros, en vez de que me estés estrangulando la mano de la forma en que lo estás haciendo ahora. — Blaine apuntó a sus manos agarradas, Kurt estaba ejerciendo muchísima presión.
Kurt vio también hacia dónde sus manos estaban tomadas. — Oh, y-yo. Lo siento. — Dijo, pero no retiró su mano.
Algo que no sorprendió a Blaine. Porque Kurt era así, siempre hacia lo que se le daba en gana, no importaba de qué se tratase. Por lo menos así era con sus más cercanos. El era el consentido de casi todos, incluido Blaine. Y Kurt lo sabía y siempre se había aprovechado de eso. Y a Blaine le daba lo mismo, porque en el fondo, no le importaba darle en el gusto.
— Como quieras, pero luego me vas a tener que comprar un anti-inflamatorio o algo. — Dijo Blaine, cuando vio que Kurt no lo soltaría.
— Hecho. — Respondió Kurt con una sonrisa triunfante.
El aeropuerto de Verona era uno de los más transitados de Europa, y uno de los más importantes de Italia. Y el aeropuerto que contaba con la mejor tecnología para aterrizajes de vuelos desviados por la niebla. Así que cuando el vuelo a Londres se vio en complicaciones producto de la neblina matutina, la aeronave tubo que cambiar su rumbo como suele suceder en estos casos y aterrizó en la pista de emergencia de la recóndita Verona.
La aerolínea había explicado a todos sus pasajeros que sería cuestión de horas para retomar rumbo seguro a la ciudad de Londres, por lo que deberían esperar pacientemente un rato dentro del aeropuerto. Era verano y estas cosas solían suceder con frecuencia en estas fechas.
— Ya no quiero tomar otro avión, por lo menos no dentro de las próximas trecientas horas. — Dijo Kurt de forma exagerada. Eran casi las cinco de la mañana, y llevaban casi dos horas esperando sentados en la cafetería del aeropuerto. Apoyó sus codos en la mesa y su barbilla sobre sus manos. Había que decidir que hacer.
Santana cubrió con su mano izquierda un bostezo, luego habló. — Estoy de acuerdo con Kurt. Además muero de sueño ¿Por qué no nos quedamos acá? Podemos ir a Inglaterra de otra forma, podríamos trazar una ruta o algo y viajar por carretera y... y… — Otro bostezo le impidió hablar. —... Perdón, pero por ahora solo pienso en dormir. ¿Qué hacemos?
Blaine se encogió de hombros. A esas horas y luego de un largo vuelo desde Nueva York, apenas sí podía mantenerse despierto. Y estaba muerto de frío. Aún era madrugada y la temperatura estaba baja. — Voto porque nos quedemos, además, no podemos estar en Europa y no pasear por Italia.
Brittany asintió bostezando. — Nos quedamos entonces.
Una vez tomaron la decisión se dividieron los trabajos para poder abandonar el aeropuerto. Mientras los hombres iban por el equipaje las mujeres se encargarían de comprar un mapa y pedir indicaciones de algún alojamiento. Al final, comenzó a amanecer cuando los cuatro amigos se encontraron cargando su equipaje en uno de los furgones que los llevaría a la ciudad.
— ¡Hey, Anderson! Cuidado con mi maleta, es Louis Vuitton. — Reclamó Kurt cuando el moreno comenzó a meter el equipaje en el carruaje de la furgoneta, lanzando una maleta sobre otra sin mayor cuidado.
— Espera… ¿Tu maleta se llama Louis? — Bromeó Blaine de forma irónica.
Kurt se enfureció. — No te burles, y no se llama Louis… me refería a la marca, tonto.
— Claro, claro — Dijo Blaine no haciéndole caso. — Acomodaré a “Louis” con más cuidado para que su viaje sea más placentero.
— Deja de burlarte de mí.
— No cuando le has puesto “Louis” a tu maleta.
— ¡Esa es su marca!
— Ya, los dos. Deténganse. Tenemos compañía. — Intervino Santana de pronto. Habían regresado con Brittany trayendo consigo un guía. — El es Giovanni. Será nuestro chofer, nos llevará hacia la ciudad y nos dejará en una de las Hostales.
Los chicos guardaron silencio y lo saludaron con un gesto de cabeza.
Giovanni se acercó a Blaine y tomó las maletas. — Lasciatemi, io che ospitare.
Blaine frunció el seño.
— Creo que te está insultando, Blaine. — Soltó Brittany.
— No, tontos. — Sonrió Santana. — El dijo que va a terminar de acomodar el equipaje.
— ¿Te manejas con el Italiano? Creí que eras descendiente latina. — Comentó Kurt.
Santana volvió a sonreír negando con la cabeza. — ¿Ves algún rasgo Italiano en mí? — Rio. — Sólo tomé una clase extracurricular, eso es todo.
— Me parece perfecto. — Exclamó Brittany. —Entonces tu sabrás cuando nos están insultando o no.
— Sali in macchina. È ora di andare. — Dijo Giovanni acercándose al grupo.
— ¿Qué dijo? — Preguntaron los otros tres a Santana.
La latina suspiró. — Que subamos al auto, que es hora de partir.
Los cuatro jóvenes se subieron a la furgoneta, mientras Giovanni el guía se sentaba en el asiento del piloto. Arrancó el motor y antes de partir, Giovanni se volteó para sonreírles a los cuatro amigos que se habían acomodado en el asiento trasero:
— ¡Benvenuti a tutti, amerai la bella Verona!
— ¿No nos está insultando, verdad? — Preguntó Brittany apoyando su cabeza en el hombro de la latina.
— Solo nos está dando la bienvenida, dice que nos encantará Verona.
Y tal vez así sería. A medida que la furgoneta se alejaba del solitario aeropuerto, y avanzaba por la carretera, los árboles comenzaron a llenar el paisaje. Como ya estaba amaneciendo, los débiles rayos del sol que se colaban entre las ramas comenzaron a calentar el ambiente, la temperatura se hacia más agradable a medida que el sol comenzaba a posicionarse en el cielo azul. A la distancia se podían apreciar montes, valles y colinas. Llenas de casas, y monumentos antiguos. La ciudad parecía una reliquia.
— ¡Veo un lago! — Exclamó Kurt que desde su ventana podía apreciar a medida que la furgoneta se acercaba a la entrada de la ciudad un lago azul que marcaba la frontera de Verona.
— Il fiume Adige. — Comentó Giovanni.
— Es el río Adige. — Tradujo Santana.
— Attraversa tutta la città. E ci unisce a Milan e Venecia.
— Atraviesa toda la ciudad y la une con Milán y Venecia.
— Oh, ya veo. Gracias Giovanni, gracias Santana. — Agradeció Kurt la explicación.
El recorrido continuó cuando la furgoneta entró a la ciudad tras cruzar un puente.
Luego y desde ahí, todo se convirtió en callejuelas y plazas, fuentes de agua, iglesias y construcciones antiguas. La ciudad era un laberinto por sí sola. El vehículo dio un par de vueltas más y Santana agradeció para sus adentro haber conseguido un mapa. La ciudad era un laberinto por si sola. Cuando la furgoneta se detuvo, los chicos pudieron ver que estaban en la entrada de un estrecho callejón que iba en subida. El callejón estaba lleno de casas a cada uno de sus extremos, cafés y sitios de comida. Hacia arriba, y en la cima una inmensa casona se alzaba desde lo más alto.
— Siamo in "Nuvole" — Dijo Giovanni estacionando el auto. — Un quartiere per i turista.
— Estamos en “Las Nubes”, un barrio para turistas.
— L'ultima casa è il tuo ostello
— La última casa será nuestra hostal.
— Non riesco a salire in auto, è molto stretto.
Santana asintió.
— ¿Qué fue lo último que dijo? — Preguntó Blaine con curiosidad.
— No puede ir a dejarnos en auto, es muy estrecha la calle. Debemos bajarnos y subir caminando.
Así que hasta ahí concluyó el viaje en auto. Los cuatro amigos se bajaron y comenzaron a recibir su equipaje a medida que Giovanni se los iba entregando.
— ¿Louis está bien? — preguntó Blaine a Kurt cuando este recibía su maleta.
— Eres un idiota, Anderson. — Sentenció Kurt propinándole un codazo en plena costilla al moreno. Acto que hizo reír a las chicas.
— I proprietari sono molto cordiale, l'amore per i turisti. — Interrumpió Giovanni.
— Oh, Giovannni dice que los dueños son muy amables, que nos van a adorar.
Los cuatro amigos desviaron su mirada hacia la hostal que se alzaba en lo alto de la colina. Era un camino recto desde donde se encontraban, pero se veía empinado. Por lo menos no hacia calor aún.
— eh, io mi ritiro. — Giovanni dijo haciendo una señal de adiós. — Godetevi Verona, la città degli innamorati. — Hizo una reverencia con su cabeza y subió al auto.
— Ciao, Giovanni. — Dijo Santana representando a los demás. — Grazie di tutto.
Brittany, Kurt y Blaine también le hicieron señas a Giovanni suponiendo que aquella era la despedida. El auto arrancó y la furgoneta se perdió entre los callejones.
— ¿Qué fue lo último que dijo Giovanni? — Preguntó la rubia mientras subían por la empinada cuesta en dirección a la Hostal. El único sonido que se escuchaba a esa hora por el callejón era el de las ruedas de las maletas rodando por el suelo. No eran aún las ocho de la mañana, y al parecer la mayoría dormía.
— Dijo que disfrutemos Verona, la ciudad de los enamorados.
— ¿Ciudad de los enamorados? — Preguntó Kurt frunciendo el seño.
— ¡Shakespeare! — Intervino Blaine, ahora recordaba porqué el nombre de Verona le hacia eco en la cabeza. — ¡Eso es! Estamos en Verona ya saben, la ciudad natal de Romeo y Julieta.
— ¡Oh, eso es tan romántico! — La voz de Brittany se había llenado de entusiasmo.
— Paso. — Dijo Santana. Últimamente estaba haciéndole el quite a cualquier cosa que insinuara la palabra “romance” — No digo que no sea una historia romántica y muy linda. Pero espero que esta ciudad tenga que ofrecer algo más que eso.
— Apoyo a Santana. — La voz de Kurt sonaba un poco apagada. — Además ¿morir por amor? Que estúpido.
— Parece que alguien no lo ha pasado bien. — Blaine intentó bromear. Aunque no sabía porque Kurt podría ser tan negativo cuando se supone que es novio del capitán del equipo de Polo de la escuela.
— Espera, Kurt. — Brittany cayó en la cuenta. — ¿Qué no estás con Sebastián? Parecían felices.
— Exacto. — Y se notaba que Kurt no quería decir mucho al respecto. — Parecíamos.
Brittany se mordió el labio dudando si sería correcto hablar al respecto. Pero Santana se le adelantó. — ¿Quieres conversar de eso?
Kurt negó con su cabeza de forma cortés. — No quiero sonar tajante, pero… por ahora mejor no.
— Está bien. — Los oscuros ojos de Santana brillaron con ternura. — Tampoco es como si ya hubiésemos recobrado la confianza para hablar de cosas tan personales.
Y como si ese hubiese sido el efecto que Santana hubiese esperado de sus palabras. Uno a uno, tras el comentario de la latina detuvo su paso. Los cuatro intercambiaron miradas de un lado a otro. Santana tenía razón. ¿Cómo lo harían para que todo vuelva a ser como antes? ¿Cómo volverían a confiar sus más íntimos secretos si hace años que no cruzaban palabra alguna? Desde que comenzaron la secundaria los cuatro se distanciaron de tal manera que prácticamente se volvieron en desconocidos. Un silencio incómodo cayó sobre los cuatro amigos, ninguno sabía con certeza que decir. Ni siquiera podían seguir caminando. ¿Tendrían que zanjar el tema ahí mismo? ¿Valía la pena este viaje?
Brittany suspiró y para sorpresa de todos fue quién rompió el silencio. — Si estamos aquí es porque aún confiamos en nosotros. Es cierto. Hay muchas cosas pendientes aún y nos debemos una explicación por todo lo que nos ignoramos en la escuela todo este tiempo. Pero ¿saben? no creo que hayamos dejado de querernos… Y ese cariño nos trajo hasta acá. No estaríamos aquí si no supiéramos que estamos haciendo este viaje con personas de confianza. No creo, bajo ningún motivo que yo hubiese llegado a hacer esto con otras personas. Y ustedes tampoco.
Blaine frunció el seño. — Jamás te había oído hablar así.
— Sí. — Santana se cruzó de brazos. Inspeccionando a su amiga. — ¿Cuándo te volviste tan sabia?
La rubia se encogió de hombros. — Supongo que mientras tú aprendías a hablar italiano. — Respondió Brittany con astucia.
— Brittany uno, Santana cero. — Kurt concluyó.
Los cuatro largaron a reír para dar paso a un nuevo lapsus de silencio. En el que volvieron a intercambiar miradas, pero esta vez todos se sonreían. Las palabras de Brittany no habían pasado desapercibido para ninguno, aunque ninguno lo dijo en voz alta, todos lo pensaban. Hay algunas cosas que no se pueden compartir sin terminar unidos, y hay ciertas uniones que no pueden romperse tan fácilmente. Y ellos lo sabían, solo tenían que volver a intentarlo. Estarían bien. Y como si ese silencio cerrara el asunto. Los cuatro retomaron el camino hacia la Hostal.
Cuando estaban a punto de llegar, Kurt reabrió el tema. Ya no tenía dudas en que podía volver a confiar en ellos. — Sebastián me engañó. Lo vi con mis propios ojos. Me traicionó. — Las palabras se le escaparon de la boca de forma torpe, pero quería liberarse de ese recuerdo. Tenía que olvidar a Sebastián.
— ¡Oh, Kurt! — Las chicas exclamaron al unísono. Apenadas.
— Realmente lo siento. — Dijo Santana, poniendo su mano sobre el hombro de su amigo.
Kurt se encogió de hombros. — Sé que debería restarle importancia y seguir adelante… Pero es difícil olvidar una cosa así ¿saben?
— Claro. — Blaine que había guardado silencio se acercó a Kurt. — Pero no es imposible. — Su voz sonaba segura. Como si se tratase del mejor consejo que su amigo pudiese estar recibiendo ahora mismo. — Dame, yo llevo a “Louis” — Dijo quitándole la maleta de las manos.
Kurt frunció el ceño mientras veía como el moreno se llevaba su maleta. — Terminé con mi novio, no estoy muriéndome de cáncer o algo. Yo puedo llevar mi maleta solo.
— Como si no te gustara que te consientan. — Dijo Blaine reanudando su paso sin devolverle la maleta a Kurt.
— Blaine uno, Kurt cero. — Brittany zanjó el asunto.
Y los cuatro siguieron caminando cuesta arriba. Blaine arrastraba tanto su maleta como la de Kurt. Y las muchachas iban tomadas del brazo como dos viejas amigas suelen hacerlo. Era como si de apoco los cuatro comenzaran a encajar nuevamente, como el rompecabezas que alguna vez habían sido. Era momento de volver a confiar el uno en el otro y sobre todo era momento de empezar a disfrutar del viaje. Ya habría tiempo de hablar de sus sentimientos, de sus miedos y de las razones por la cual se habían embarcado en esta aventura. Lo único que tenían que tener claro, era que desde ahora en adelante se volverían a tener el uno al otro, pase lo que pase.
— ¿Esto es normal? — Preguntó Brittany medio adormilada. Iba sentada al lado de Santana.
La latina dudó un poco. — Supongo.
Ambas se miraron y se sonrieron, tratando de calmarse la una a la otra. Tampoco era como si fuese la cosa más normal del mundo estar a más de veinte mil metros sobre el suelo, y que el avión pareciera atracción de algún parque de diversiones.
La máquina se volvió a sacudir y como acto reflejo, las dos muchachas se tomaron de las manos.
— No me sueltes. — Pidió Santana que había descubierto no le gustaban las turbulencias.
Brittany sonrió. — Tú tampoco a mí.
En los asientos detrás de ellas la situación era similar. Aunque Blaine no estaba para nada nervioso en comparación con Kurt. Este último tenía ciertas aversiones cuando se trataba de volar en avión. Miedos que en circunstancias como esta se incrementaban el doble.
Kurt deslizó la cortina que cubría su ventana y miró hacia afuera. Todo estaba oscuro. Eso lo aterró más.
Blaine suspiró. — No hagas eso, solo conseguirás asustarte más. — El estaba más tranquilo. Deslizó su brazo por sobre Kurt y volvió a cerrar la cortina.
— ¿Asus- asustarme? N-no, no e-estoy asustado. — Kurt mintió. Su piel estaba más pálida que de costumbre, y sus manos sudaban un poco.
— Claro. — Blaine giró sus ojos y se acomodó en su asiento. — Pero si necesitas que te de la mano para sentirte seguro solo avísame. — Bromeo.
Kurt lo fulminó con la mirada. — Que no estoy asustado.
— Claro. — Volvió a decir Blaine.
El avión volvió a sacudirse un poco más fuerte esta vez.
— ¿B-Blaine? — Kurt llamo.
El moreno sonrió divertido y extendió su mano para sostener la de su amigo. — ¿Mejor?
Kurt asintió nervioso.
Tras una última sacudida las luces se encendieron y una melodía se escuchó por los altavoces, a continuación habló el capitán:
— “Estimados pasajeros, favor mantener sus cinturones de seguridad abrochados…
Brittany y Santana volvieron a intercambiar una mirada temerosa.
Kurt apretó más fuerte la mano de Blaine.
— … Nos encontramos en medio de una espesa neblina por lo que estaremos acompañados de pequeñas turbulencias durante los próximos minutos. Para evitar cualquier tipo de riesgo nos hemos visto obligados a cambiar el rumbo y tomar una ruta más despejada. Aterrizaremos dentro de la próxima media hora”
Brittany suspiró aliviada. — No me importa llegar a China si eso significa bajarme de este avión.
Santana rió divertida. — Aunque dudo que China esté cerca, pero entiendo lo que quieres decir.
— La geografía no es mi fuerte, Tana. — Confesó Brittany apenada. — Aunque he mejorado bastante.
— ¿De verdad? — Santana alzó una ceja con expresión divertida. Y le regaló una mirada condescendiente a su compañera. — La capital de Egipto ¿es?
— ¡Arabia! — Exclamó la rubia con seguridad.
Santana tuvo que morderse el labio para intentar no reírse demasiado fuerte. — Dios, dejaste a la gente de El Cairo sin nacionalidad.
— ¿Qué El Cairo no queda en Brasil?
Santana largo a reír a carcajadas.
Y Brittany por primera vez desde que se habían visto en el aeropuerto volvió a sentirse cómoda al lado de la latina. De sus tres amigos, Santana siempre había sido muy complaciente con ella, y la rubia había extrañado eso. Siempre le decía que sí a todo y era la que más se reía de sus torpezas y distracciones. Jamás la hacia sentir mal ni se avergonzaba de ella si decía algo tonto. Le aguantaba todo y siempre con una sonrisa sincera en el rostro. Era la que más paciencia le tenía. Y Brittany apreció que en ese momento Santana se estuviese riendo con tantas ganas, aún si se trataba de algo que ella había dicho mal.
— ¿Cómo puede Santana estar riéndose en una situación así? — Kurt se encontraba malhumorado, sin mencionar que las pequeñas sacudidas que el avión seguía dando lo tenían al borde de un ataque al corazón. Apretó su cinturón con más fuerza mientras que con la otra mano seguía agarrado de la mano de su compañero de asiento.
— A lo mejor se están distrayendo con alguna charla o algo. — Comentó Blaine un poco exasperado. — Es lo mismo que deberíamos estar haciendo nosotros, en vez de que me estés estrangulando la mano de la forma en que lo estás haciendo ahora. — Blaine apuntó a sus manos agarradas, Kurt estaba ejerciendo muchísima presión.
Kurt vio también hacia dónde sus manos estaban tomadas. — Oh, y-yo. Lo siento. — Dijo, pero no retiró su mano.
Algo que no sorprendió a Blaine. Porque Kurt era así, siempre hacia lo que se le daba en gana, no importaba de qué se tratase. Por lo menos así era con sus más cercanos. El era el consentido de casi todos, incluido Blaine. Y Kurt lo sabía y siempre se había aprovechado de eso. Y a Blaine le daba lo mismo, porque en el fondo, no le importaba darle en el gusto.
— Como quieras, pero luego me vas a tener que comprar un anti-inflamatorio o algo. — Dijo Blaine, cuando vio que Kurt no lo soltaría.
— Hecho. — Respondió Kurt con una sonrisa triunfante.
***
El aeropuerto de Verona era uno de los más transitados de Europa, y uno de los más importantes de Italia. Y el aeropuerto que contaba con la mejor tecnología para aterrizajes de vuelos desviados por la niebla. Así que cuando el vuelo a Londres se vio en complicaciones producto de la neblina matutina, la aeronave tubo que cambiar su rumbo como suele suceder en estos casos y aterrizó en la pista de emergencia de la recóndita Verona.
La aerolínea había explicado a todos sus pasajeros que sería cuestión de horas para retomar rumbo seguro a la ciudad de Londres, por lo que deberían esperar pacientemente un rato dentro del aeropuerto. Era verano y estas cosas solían suceder con frecuencia en estas fechas.
— Ya no quiero tomar otro avión, por lo menos no dentro de las próximas trecientas horas. — Dijo Kurt de forma exagerada. Eran casi las cinco de la mañana, y llevaban casi dos horas esperando sentados en la cafetería del aeropuerto. Apoyó sus codos en la mesa y su barbilla sobre sus manos. Había que decidir que hacer.
Santana cubrió con su mano izquierda un bostezo, luego habló. — Estoy de acuerdo con Kurt. Además muero de sueño ¿Por qué no nos quedamos acá? Podemos ir a Inglaterra de otra forma, podríamos trazar una ruta o algo y viajar por carretera y... y… — Otro bostezo le impidió hablar. —... Perdón, pero por ahora solo pienso en dormir. ¿Qué hacemos?
Blaine se encogió de hombros. A esas horas y luego de un largo vuelo desde Nueva York, apenas sí podía mantenerse despierto. Y estaba muerto de frío. Aún era madrugada y la temperatura estaba baja. — Voto porque nos quedemos, además, no podemos estar en Europa y no pasear por Italia.
Brittany asintió bostezando. — Nos quedamos entonces.
Una vez tomaron la decisión se dividieron los trabajos para poder abandonar el aeropuerto. Mientras los hombres iban por el equipaje las mujeres se encargarían de comprar un mapa y pedir indicaciones de algún alojamiento. Al final, comenzó a amanecer cuando los cuatro amigos se encontraron cargando su equipaje en uno de los furgones que los llevaría a la ciudad.
— ¡Hey, Anderson! Cuidado con mi maleta, es Louis Vuitton. — Reclamó Kurt cuando el moreno comenzó a meter el equipaje en el carruaje de la furgoneta, lanzando una maleta sobre otra sin mayor cuidado.
— Espera… ¿Tu maleta se llama Louis? — Bromeó Blaine de forma irónica.
Kurt se enfureció. — No te burles, y no se llama Louis… me refería a la marca, tonto.
— Claro, claro — Dijo Blaine no haciéndole caso. — Acomodaré a “Louis” con más cuidado para que su viaje sea más placentero.
— Deja de burlarte de mí.
— No cuando le has puesto “Louis” a tu maleta.
— ¡Esa es su marca!
— Ya, los dos. Deténganse. Tenemos compañía. — Intervino Santana de pronto. Habían regresado con Brittany trayendo consigo un guía. — El es Giovanni. Será nuestro chofer, nos llevará hacia la ciudad y nos dejará en una de las Hostales.
Los chicos guardaron silencio y lo saludaron con un gesto de cabeza.
Giovanni se acercó a Blaine y tomó las maletas. — Lasciatemi, io che ospitare.
Blaine frunció el seño.
— Creo que te está insultando, Blaine. — Soltó Brittany.
— No, tontos. — Sonrió Santana. — El dijo que va a terminar de acomodar el equipaje.
— ¿Te manejas con el Italiano? Creí que eras descendiente latina. — Comentó Kurt.
Santana volvió a sonreír negando con la cabeza. — ¿Ves algún rasgo Italiano en mí? — Rio. — Sólo tomé una clase extracurricular, eso es todo.
— Me parece perfecto. — Exclamó Brittany. —Entonces tu sabrás cuando nos están insultando o no.
— Sali in macchina. È ora di andare. — Dijo Giovanni acercándose al grupo.
— ¿Qué dijo? — Preguntaron los otros tres a Santana.
La latina suspiró. — Que subamos al auto, que es hora de partir.
Los cuatro jóvenes se subieron a la furgoneta, mientras Giovanni el guía se sentaba en el asiento del piloto. Arrancó el motor y antes de partir, Giovanni se volteó para sonreírles a los cuatro amigos que se habían acomodado en el asiento trasero:
— ¡Benvenuti a tutti, amerai la bella Verona!
— ¿No nos está insultando, verdad? — Preguntó Brittany apoyando su cabeza en el hombro de la latina.
— Solo nos está dando la bienvenida, dice que nos encantará Verona.
Y tal vez así sería. A medida que la furgoneta se alejaba del solitario aeropuerto, y avanzaba por la carretera, los árboles comenzaron a llenar el paisaje. Como ya estaba amaneciendo, los débiles rayos del sol que se colaban entre las ramas comenzaron a calentar el ambiente, la temperatura se hacia más agradable a medida que el sol comenzaba a posicionarse en el cielo azul. A la distancia se podían apreciar montes, valles y colinas. Llenas de casas, y monumentos antiguos. La ciudad parecía una reliquia.
— ¡Veo un lago! — Exclamó Kurt que desde su ventana podía apreciar a medida que la furgoneta se acercaba a la entrada de la ciudad un lago azul que marcaba la frontera de Verona.
— Il fiume Adige. — Comentó Giovanni.
— Es el río Adige. — Tradujo Santana.
— Attraversa tutta la città. E ci unisce a Milan e Venecia.
— Atraviesa toda la ciudad y la une con Milán y Venecia.
— Oh, ya veo. Gracias Giovanni, gracias Santana. — Agradeció Kurt la explicación.
El recorrido continuó cuando la furgoneta entró a la ciudad tras cruzar un puente.
Luego y desde ahí, todo se convirtió en callejuelas y plazas, fuentes de agua, iglesias y construcciones antiguas. La ciudad era un laberinto por sí sola. El vehículo dio un par de vueltas más y Santana agradeció para sus adentro haber conseguido un mapa. La ciudad era un laberinto por si sola. Cuando la furgoneta se detuvo, los chicos pudieron ver que estaban en la entrada de un estrecho callejón que iba en subida. El callejón estaba lleno de casas a cada uno de sus extremos, cafés y sitios de comida. Hacia arriba, y en la cima una inmensa casona se alzaba desde lo más alto.
— Siamo in "Nuvole" — Dijo Giovanni estacionando el auto. — Un quartiere per i turista.
— Estamos en “Las Nubes”, un barrio para turistas.
— L'ultima casa è il tuo ostello
— La última casa será nuestra hostal.
— Non riesco a salire in auto, è molto stretto.
Santana asintió.
— ¿Qué fue lo último que dijo? — Preguntó Blaine con curiosidad.
— No puede ir a dejarnos en auto, es muy estrecha la calle. Debemos bajarnos y subir caminando.
Así que hasta ahí concluyó el viaje en auto. Los cuatro amigos se bajaron y comenzaron a recibir su equipaje a medida que Giovanni se los iba entregando.
— ¿Louis está bien? — preguntó Blaine a Kurt cuando este recibía su maleta.
— Eres un idiota, Anderson. — Sentenció Kurt propinándole un codazo en plena costilla al moreno. Acto que hizo reír a las chicas.
— I proprietari sono molto cordiale, l'amore per i turisti. — Interrumpió Giovanni.
— Oh, Giovannni dice que los dueños son muy amables, que nos van a adorar.
Los cuatro amigos desviaron su mirada hacia la hostal que se alzaba en lo alto de la colina. Era un camino recto desde donde se encontraban, pero se veía empinado. Por lo menos no hacia calor aún.
— eh, io mi ritiro. — Giovanni dijo haciendo una señal de adiós. — Godetevi Verona, la città degli innamorati. — Hizo una reverencia con su cabeza y subió al auto.
— Ciao, Giovanni. — Dijo Santana representando a los demás. — Grazie di tutto.
Brittany, Kurt y Blaine también le hicieron señas a Giovanni suponiendo que aquella era la despedida. El auto arrancó y la furgoneta se perdió entre los callejones.
— ¿Qué fue lo último que dijo Giovanni? — Preguntó la rubia mientras subían por la empinada cuesta en dirección a la Hostal. El único sonido que se escuchaba a esa hora por el callejón era el de las ruedas de las maletas rodando por el suelo. No eran aún las ocho de la mañana, y al parecer la mayoría dormía.
— Dijo que disfrutemos Verona, la ciudad de los enamorados.
— ¿Ciudad de los enamorados? — Preguntó Kurt frunciendo el seño.
— ¡Shakespeare! — Intervino Blaine, ahora recordaba porqué el nombre de Verona le hacia eco en la cabeza. — ¡Eso es! Estamos en Verona ya saben, la ciudad natal de Romeo y Julieta.
— ¡Oh, eso es tan romántico! — La voz de Brittany se había llenado de entusiasmo.
— Paso. — Dijo Santana. Últimamente estaba haciéndole el quite a cualquier cosa que insinuara la palabra “romance” — No digo que no sea una historia romántica y muy linda. Pero espero que esta ciudad tenga que ofrecer algo más que eso.
— Apoyo a Santana. — La voz de Kurt sonaba un poco apagada. — Además ¿morir por amor? Que estúpido.
— Parece que alguien no lo ha pasado bien. — Blaine intentó bromear. Aunque no sabía porque Kurt podría ser tan negativo cuando se supone que es novio del capitán del equipo de Polo de la escuela.
— Espera, Kurt. — Brittany cayó en la cuenta. — ¿Qué no estás con Sebastián? Parecían felices.
— Exacto. — Y se notaba que Kurt no quería decir mucho al respecto. — Parecíamos.
Brittany se mordió el labio dudando si sería correcto hablar al respecto. Pero Santana se le adelantó. — ¿Quieres conversar de eso?
Kurt negó con su cabeza de forma cortés. — No quiero sonar tajante, pero… por ahora mejor no.
— Está bien. — Los oscuros ojos de Santana brillaron con ternura. — Tampoco es como si ya hubiésemos recobrado la confianza para hablar de cosas tan personales.
Y como si ese hubiese sido el efecto que Santana hubiese esperado de sus palabras. Uno a uno, tras el comentario de la latina detuvo su paso. Los cuatro intercambiaron miradas de un lado a otro. Santana tenía razón. ¿Cómo lo harían para que todo vuelva a ser como antes? ¿Cómo volverían a confiar sus más íntimos secretos si hace años que no cruzaban palabra alguna? Desde que comenzaron la secundaria los cuatro se distanciaron de tal manera que prácticamente se volvieron en desconocidos. Un silencio incómodo cayó sobre los cuatro amigos, ninguno sabía con certeza que decir. Ni siquiera podían seguir caminando. ¿Tendrían que zanjar el tema ahí mismo? ¿Valía la pena este viaje?
Brittany suspiró y para sorpresa de todos fue quién rompió el silencio. — Si estamos aquí es porque aún confiamos en nosotros. Es cierto. Hay muchas cosas pendientes aún y nos debemos una explicación por todo lo que nos ignoramos en la escuela todo este tiempo. Pero ¿saben? no creo que hayamos dejado de querernos… Y ese cariño nos trajo hasta acá. No estaríamos aquí si no supiéramos que estamos haciendo este viaje con personas de confianza. No creo, bajo ningún motivo que yo hubiese llegado a hacer esto con otras personas. Y ustedes tampoco.
Blaine frunció el seño. — Jamás te había oído hablar así.
— Sí. — Santana se cruzó de brazos. Inspeccionando a su amiga. — ¿Cuándo te volviste tan sabia?
La rubia se encogió de hombros. — Supongo que mientras tú aprendías a hablar italiano. — Respondió Brittany con astucia.
— Brittany uno, Santana cero. — Kurt concluyó.
Los cuatro largaron a reír para dar paso a un nuevo lapsus de silencio. En el que volvieron a intercambiar miradas, pero esta vez todos se sonreían. Las palabras de Brittany no habían pasado desapercibido para ninguno, aunque ninguno lo dijo en voz alta, todos lo pensaban. Hay algunas cosas que no se pueden compartir sin terminar unidos, y hay ciertas uniones que no pueden romperse tan fácilmente. Y ellos lo sabían, solo tenían que volver a intentarlo. Estarían bien. Y como si ese silencio cerrara el asunto. Los cuatro retomaron el camino hacia la Hostal.
Cuando estaban a punto de llegar, Kurt reabrió el tema. Ya no tenía dudas en que podía volver a confiar en ellos. — Sebastián me engañó. Lo vi con mis propios ojos. Me traicionó. — Las palabras se le escaparon de la boca de forma torpe, pero quería liberarse de ese recuerdo. Tenía que olvidar a Sebastián.
— ¡Oh, Kurt! — Las chicas exclamaron al unísono. Apenadas.
— Realmente lo siento. — Dijo Santana, poniendo su mano sobre el hombro de su amigo.
Kurt se encogió de hombros. — Sé que debería restarle importancia y seguir adelante… Pero es difícil olvidar una cosa así ¿saben?
— Claro. — Blaine que había guardado silencio se acercó a Kurt. — Pero no es imposible. — Su voz sonaba segura. Como si se tratase del mejor consejo que su amigo pudiese estar recibiendo ahora mismo. — Dame, yo llevo a “Louis” — Dijo quitándole la maleta de las manos.
Kurt frunció el ceño mientras veía como el moreno se llevaba su maleta. — Terminé con mi novio, no estoy muriéndome de cáncer o algo. Yo puedo llevar mi maleta solo.
— Como si no te gustara que te consientan. — Dijo Blaine reanudando su paso sin devolverle la maleta a Kurt.
— Blaine uno, Kurt cero. — Brittany zanjó el asunto.
Y los cuatro siguieron caminando cuesta arriba. Blaine arrastraba tanto su maleta como la de Kurt. Y las muchachas iban tomadas del brazo como dos viejas amigas suelen hacerlo. Era como si de apoco los cuatro comenzaran a encajar nuevamente, como el rompecabezas que alguna vez habían sido. Era momento de volver a confiar el uno en el otro y sobre todo era momento de empezar a disfrutar del viaje. Ya habría tiempo de hablar de sus sentimientos, de sus miedos y de las razones por la cual se habían embarcado en esta aventura. Lo único que tenían que tener claro, era que desde ahora en adelante se volverían a tener el uno al otro, pase lo que pase.
Lea Berry-*- - Mensajes : 2622
Fecha de inscripción : 05/01/2013
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Simplemente me encanto, desde el principio hasta el final. Me encanta que llegaran a Verona, creo que es una gran ciudad para comenzar a retomar las cosas que quedaron en el camino. Se pone interesante y ya quiero saber que pasara mas adelante. Saludos
camidejuaco******* - Mensajes : 498
Fecha de inscripción : 18/04/2012
Edad : 31
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Me encanto el capitulo y apoyo totalmente la idea de que todo vaya poco a poco, me gustan las historias de amor que van despacio. Me hizo reir mucho lo de las capitales, solo brittany puede decir algo así. Es divertido e interesante ver como poco a poco van recuperando la amistad; me encanta como describes las ciudades porque es muy fácil imaginarlo. Ya quiero ver como continua su viaje, un abrazo.
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
tan lindo, me gusto mucho mucho
nunca habia leido algo asi , es interesante y divertido al mismo tiempo
nunca habia leido algo asi , es interesante y divertido al mismo tiempo
Mary Alexander********-* - Mensajes : 893
Fecha de inscripción : 14/08/2012
Edad : 26
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
hermoso me encanto y kurt es un CONSENTIDO pero es lindo y lo amo y blaine jaja tan lindo y brittany tan sabia santana me gustaría oírla hablar en italiano
ODIO A SEBASTIAN
ODIO A SEBASTIAN
linaklaine********- - Mensajes : 738
Fecha de inscripción : 31/07/2012
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
me enamore te tu fic lo amo síguelo esta super :D
gleemaniatica** - Mensajes : 99
Fecha de inscripción : 15/01/2013
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Simplemente me encanto, me gusto la idea que vayan poco a poco
y tambien estoy algo deprimida con la declaracion de Hemo que ya no va a haber Brittana :(
Pero bueno actualiza pronto, me encanta tu fic
y tambien estoy algo deprimida con la declaracion de Hemo que ya no va a haber Brittana :(
Pero bueno actualiza pronto, me encanta tu fic
LoveyouHemo******* - Mensajes : 403
Fecha de inscripción : 23/09/2012
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Hermoso Capitulo!
Ahora si que va a comenzar la aventura, cuando leí "La ciudad de los enamorados" dije.. Ya está.. acá se arman parejitas jajajaja
Espero que actualices rápido! :)
Besos!
Ahora si que va a comenzar la aventura, cuando leí "La ciudad de los enamorados" dije.. Ya está.. acá se arman parejitas jajajaja
Espero que actualices rápido! :)
Besos!
Invitado- Invitado
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
creo que voy a enamorarme fácilmente de este fic. Que lindo! Me ha encantado como escribes! Es la primera vez que leo Klaine aunque la pareja me encanta y combinado con Brittana es...perfecto! *o*
Me reí mucho con Britt y las capitales, eso fue un comentario muy característico de ella. Y Santana hablando en italiano debe ser de la mar en sexy!
Ya quiero continuar leyendo las aventuras de estos 4. A sido genial, me gusta mucho sigue asi. Por cierto, me encanta que te tomes el tiempo de que las historias de amor vayan lentas, se disfrutan mas! :)
Hasta el proximo. cap!
Me reí mucho con Britt y las capitales, eso fue un comentario muy característico de ella. Y Santana hablando en italiano debe ser de la mar en sexy!
Ya quiero continuar leyendo las aventuras de estos 4. A sido genial, me gusta mucho sigue asi. Por cierto, me encanta que te tomes el tiempo de que las historias de amor vayan lentas, se disfrutan mas! :)
Hasta el proximo. cap!
Boobs McGee********-* - Mensajes : 838
Fecha de inscripción : 18/01/2013
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Awww estaa hermoso :D :D
ACTUALIZA!!
ACTUALIZA!!
alexa-unicornio-15****** - Mensajes : 307
Fecha de inscripción : 30/12/2012
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
ameeeee tu ficcccccccccc, esta muy bueno, super elavorado y m encanta brittana , y klaine me parece super tierno jajajaja me gusta la amistad que tienen cada unoo
espero que actualices luegooo me muero por otro capituloo
espero que actualices luegooo me muero por otro capituloo
brittana-bitches!!!***** - Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 02/09/2012
Edad : 27
Re: {Fic:Brittana/Klaine} "Epic Travel" Cap. #02
Nueva Lectora!!!!!!!!!
Me ha encantado este fic! :)
Me gusto como has desarrollado las historias de Klaine y Brittana juntas (Que tambien son mis parejas favoritas xD)
Actualiza Rapido!
Me ha encantado este fic! :)
Me gusto como has desarrollado las historias de Klaine y Brittana juntas (Que tambien son mis parejas favoritas xD)
Actualiza Rapido!
Kary Klaine******* - Mensajes : 460
Fecha de inscripción : 12/10/2011
Edad : 26
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Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
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» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Lun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli
» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
» brittana. amor y hierro capitulo 10
Miér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic
» holaaa,he vuelto
Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
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