Teenage Dream | Capítulo II |06.02.13

Se miraron fijamente, como si se prometieran amor eterno.

Kurt cerró sus ojos al momento en el que él le abrazaba y se dejó llevar por la música. Se sentía tan liviano y sereno en los brazos de Blaine que deseó que este no lo soltase más. Sabía que eso era técnicamente imposible, pero por ahora, sólo quería disfrutar el momento.

Qué importaba si es que en unos minutos más la magia acabaría, qué importaba si reprobaba español, qué importaba si al otro día le lanzarían malteada de fresa en la cara… ¿qué importaba? Nada tenía importancia en ese momento para Kurt, porque Blaine, en ese momento estaba ahí… no en sus sueños, en la realidad, con él.

Se miraron a los ojos una vez más y suspiró. Había buscado tantas veces sentirse así como ahora, pero nunca lo había logrado, y es que recién entendía que sólo estando junto a él se sentía bien….

I.
El sol brillaba y el día lucía realmente perfecto para ir a la playa o pasear por el parque, pero no. Es comienzos de Septiembre y las vacaciones de verano han terminado. Los chicos vuelven a clases y todas las aventuras y romances de verano quedan en el olvido.

Un día normal en casa de los Hummel-Hudson comienza. El despertador de Kurt suena exactamente a las seis de la mañana con treinta minutos lo que significa que el infierno ha comenzado otra vez. Todo el verano había visto muy lejana la vuelta a McKinley High pero ahora que ya era el día, sentía un revoltijo en su estómago al saber que le esperaba una “grata” bienvenida por parte algunos—nótese el sarcasmo.

Tomó una ducha y aprovechó que despertaba más temprano de lo necesario para exfoliar su piel. Kurt Hummel nunca se presentaría en la escuela con una piel dañada. Eligió ropa cómoda para su primer día, pero no por eso menos glamorosa. Eran las siete treinta cuando estaba listo, en la cocina, esperando a su hermanastro.

—¿Estás listo?—Le preguntó Kurt y este asintió. Volvió a mirar a su hermanastro de pies a cabeza y nuevamente preguntó:—¿Estás seguro?
—¿Ajá?—Respondió sin entender a qué iba todo esto—. Me haré un sándwich y nos vamos.
—Ok.

Después de dos sándwiches de queso asado y un vaso de “bebida chocolatosa” Kurt y su hermanastro Finn partieron en el auto de este último, para su primer día de clases.

—¿Puedes creerlo?—Kurt susurró emocionado—Este es nuestro último año.
—Lo sé—Rió Finn, con sus ojos puestos en el camino—, es impresionante que todo haya pasado tan rápido.
—Rachel y yo hemos preparado nuestras solicitudes para NYADA desde que tenemos quince… ¡Y por fin estaremos listo para lograr nuestros sueños!
—Estoy seguro que lo lograrán—Me animó—, ustedes son muy talentosos—Dio un suspiro y se rascó la cabeza con pereza—. Llegamos.

Ambos bajaron del auto luego de estacionarse y casi dos segundos después los amigos de Finn Hudson—Los populares, musculosos y “super lindos” jugadores de futbol de McKinley. Kurt, solo, avanzó por el asfalto y suspiró horrorizado.

Rachel Berry fue la primera en saludarlo con un apretado abrazo. No se veían hace tres semanas, cuando ella había partido de vacaciones a New York con sus padres. Le hubiera gustado que Finn estuviese con ellos dos para defenderlos en ese momento, ya que no habían pasado ni cinco minutos en el pasillo cuando los brabucones ya se acercaban a ellos.

—Quédate quieta—Kurt habló entré dientes a Rachel, mirando hacia otra parte—, quizás no nos ven…

Y parecía funcionar, ya que, a Rachel no le dijeron nada. Podía ser que en las vacaciones los chicos habían entendido que molestar a los más débiles no era bueno… Claro que eso era imposible, se dio cuenta Kurt, porque cuando pasaron junto a él lo arrastraron y acorralaron en la pared.

Rachel chilló para que lo dejasen en paz, pero cuando tocaron la campana de inicio de clases, decidió que no quería un castigo por llegar tarde a inglés, así que simplemente se fue mirando a su amigo con compasión.

El pobre Kurt sintió pena por la camisa blanca que llevaba debajo de ese fino suéter azul. Quedaría toda pegajosa y bañada en malteada de fresa.

—Y, Kurt—Dijo desafiante Dave Karofsky—¿Nos extrañaste en las vacaciones?

Los chicos levantaron sus vasos y él sólo cerró los ojos para que todo sucediera más rápido.

“Bienvenido al infierno” Pensó.

***

Blaine Anderson llegó al McKinley High un poco más temprano de lo normal para no perderse en la gran escuela en la cual era nuevo.

Sus padres se mudaron a Ohio a comienzos del verano, lo que significo para Blaine un cambio en su vida. Había decidido que su pasión era la música y el teatro, y que quería simplemente expresarse y ser él mismo.

Ya había reconocido bastantes salones y sabía cómo llegar a la cafetería, a la biblioteca y el autorio. ¡La escuela era fantástica! Sólo le faltaba buscar su casillero y ya se sentiría como uno alumno más.

Todo parecía normal mientras avanzaba por el pasillo, pero de repente, un alboroto en la mitad de este le hizo detenerse.
Un chico de piel pálida y vivos ojos azules era atemorizado por una manada de jugadores de futbol. Todos con vasos de malteada en sus manos, dispuestos a lanzársela en cualquier momento. El indefenso chico, flacucho, simplemente resignado, cerró sus ojos deseando que todo ocurriera rápido, pero Blaine no lo permitiría. No, pensó, abusivos no.

Agradecía saber defensa personal, y rezó para que eso le sirviera un poco, ya que, cuando le dio un suave golpe al más grande de los que estaba ahí, sintió miedo.

—¿Qué sacas con golpearlo?

Todo el grupito se giró sólo para reírse de él, en su cara.

Bien, lo pacífico no había funcionado, es hora de la extorción.

—¿Sabes de qué colegio vengo?—El robusto se giró molesto con expresión de “¿Tú otra vez?” y Blaine se preparó para mentir diplomáticamente—. Soy un prodigio en esta escuela, el director me conoce, y si hablo mal de ti, te irás expulsado en un dos por tres. ¿Qué dirá tu mami si te expulsan? ¿O acaso a ella también le golpeas?

Le expresión del los muchachos cambió a una más sumisa y el líder del grupo casi gruño mirando con odio a Blaine.

—Vamos chicos, estos maricas no valen la pena.

El chico que hasta ahora seguía siendo un desconocido para él, parecía más pálido de lo normal. Y es que su piel era tan blanca y tersa que sintió una necesidad de acariciarla, necesidad que contuvo para que el pobre muchacho no se asustara ante la primera impresión que daría, así que simplemente articuló una vaga pregunta, aún impresionado por lo abusivos que eran los chicos de Ohio

—¿Estás bien?
—Ahora sí—Susurró—. Muchas Gracias… ¿Me has dicho tu nombre?
—Soy Blaine—Rió y estiró su mano.
—Kurt—Sonrie él.

Y aquí es cuando lo mágico de la historia comienza a suceder. Al apretar sus manos, cosa que parecía un simple saludo, una corriente de sensaciones recorrió todo el cuerpo de Blaine. Se estremeció y sacudió para no quedar como embobado y soltó la mano de su nuevo amigo. Se sonríen y él mira para otro lado.

—¿Por qué te han intentado golpear?—Pregunta nervioso. Quizás había notado su raro actuar después de tocar sus manos.
—Siempre es igual—Se encogió de hombros y suspiró—, ya estoy acostumbrado.
—No deberías permitirles… no tienen ni un derecho.
—Pero, ¿Qué puedo hacer? A mis amigos les hacen lo mismo,
—¿Y nadie los defiende?
—¿Si es que nos defienden?—Kurt soltó una carcajada bastante fuerte—Ja, muy gracioso.
—Pues desde ahora dejará de serlo—Blaine estaba decidido cuando hablaba—, porque yo no dejaré que los abusivos vuelva a hacerte eso.

Él sabía de qué hablaba respecto a abusivos. Y es que prefirió no contarle sus experiencias a Kurt, ya que, el pasado era algo que quería olvidar.

Kurt se ruborizó y miró al piso nervioso.

—Oye…—Blaine se sentía cada vez más tímido. Es como si hablara frente a alguien importante, alguien de quien necesitaba su aprobación. —¿Sabes dónde es la clase de Álgebra Intermedio?—El chico asintió—¿Me ayudas a llegar? Es sólo que no tengo idea donde es…

Se dieron una sonrisa y avanzaron por el pasillo ya vacío.
Kurt se sentía algo feliz y Blaine un descarado. Y es que no sabía por qué le había pedido ayuda al chico, si él sabía perfectamente dónde se encontraba el salón.

¿Acaso estaba inventando cualquier excusa para mantenerse cerca de él?