Después del Windex (Klaine)

Hola.
Les dejo un fic C:


Hay momentos en la vida que marcan un antes y un después, él nunca esperó que fuese así.

Luego de cinco horas en carretera: el sol golpeándole de frente con córneas casi fritas, un dolor en la zona más baja de su espalda y el insistente ruido del radiador, Blaine Anderson de 19 años se da por vencido. Se estaciona en la destartalada gasolinera y sale a comprar en la tienda que está a lado de esta. Un agua de $2.48 y un paquete de twinkies de vainilla, que será toda su comida del día, si es que quiere conservar dinero para la gasolina del recorrido que aún le falta por hacer.

Cuando se acerca a la caja a pagar, dónde le espera el típico aburrido adulto joven cansado de la vida y de su trabajo. El joven Anderson se encuentra con un muchacho alto y delgado que pelea con el dependiente, creyendo que se trata de un posible asalto se esconde detrás de los anaqueles de frituras cercano y busca rápidamente lo que puede ser tomado como un arma improvisada. Con el mayor de los sigilos, sale desde su escondite de bolsas que contienen comida chatarra y aire, blandiendo un spray aromatizante de lavanda, en lo que es posiblemente el peor plan de rescate de la historia. Por algo los intrépidos (estúpidos) mueren jóvenes.

El delgado, muy delgado atacante le da la espalda, y a pesar de ser más alto que nuestro inexperto muchacho, no le amedrentada de forma alguna. Y cuando este último está a solo un paso de brincar sobre el atacante se da cuenta de algo: no tiene arma alguna y las ropas que trae no concuerdan con las de un delincuente común (no es como si conociera muchos, pero el vestuario de las series policíacas le dan una idea) una chamarra oscura y holgada, pero que sin duda es de marca y muy reconocida; pantalones entubados casi pintados y botas blancas Dr. Martens. En ese punto se da cuenta; no es un ladrón.

Aún dudoso, con la lata que contiene un 33% más de producto, y tratando de analizar todo en el menor tiempo posible.

Hasta que escucha su voz quejándose, y el joven casi puede jurar que la reconocería hasta en el mismísimo infierno o en un día de rebajas de fin de temporada de Tommy Hilfiger, que son casi lo mismo.

Él, hasta a hace unos pocos segundos posibles ladrones, es en realidad Kurt Hummel. Actor y cantante de moda. Del que Blaine ha sido ferviente seguidor desde inicios de su reciente carrera.

El dependiente con la gorra azul chueca y mascando un chicle de una forma casi obscena, deja de hablar y con emoción grita:

— ¡Oh, no puede ser! — una forma húmeda y rosa ha caído de la boca abierta del cajero— Eres Kurt Hummel.

Hummel mira con incredulidad y casi horror la pasta mojada que se encuentra en el lector de códigos de barras. Blaine se acerca lo más natural que le es posible (aunque tiembla de pies a cabeza).

—Por supuesto que no. ¿Sabes cuantas veces le han confundido? Lo que él tiene de Kurt Hummel lo tengo yo de Clark Kent— y con eso toma al delgado joven por los hombros y le conduce a las puertas del descuidado establecimiento, que milagrosamente se deja llevar, Anderson se da cuenta cuan ligero es y que tiene un olor muy peculiar, como agua de piscina pública.

Afuera hay dos camionetas blancas que en un inicio no notó.

Un hombre en silla de ruedas se acerca nervioso.

—Kurt ¿Dónde estabas? — Es mayor que ambos, pero no por mucho, solo por un par de años, cuando mucho.

—Solo... Solo necesita más Windex... — El moreno continúa sujetándole. El mayor parece darse cuenta de su existencia, como si hasta hace poco tiempo no fuese más que una mochila enorme y deforme que trae puesta Hummel.

— ¿Le has sacado de allí? — Cabecea hacia el deprimente local— Sin que se dieran cuenta de quién es ¿Verdad?

Anderson asiente.

—Muy bien, soy Artie. Sube— Con otro movimiento de cabeza señala a la camioneta estacionada más cercana.

— ¿Qué? ¿Por qué?—su cara es sorprendida mientras intenta negarse.

—Vamos, solo hazlo, nada malo te pasará— dos hombres fornidos vestidos de negro le alzan sin dificultad depositándole en el asiento trasero con Kurt.

De un brinco aborda el vehículo, puede sonar loco. Pero ¿Cuántas veces en la vida abordas la camioneta de tu ídolo?


Díganme que les pareció.
Besos "3"

me gusto mucho espero la actualizacion

No lo entiendo
Saludos

Me confundio un poco jajaja bueno solo le entendi lo ultimo pero me guto