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Escuela de Caballería
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lizzz
Gabriela Cruz
Pebrotets
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Escuela de Caballería
Como cada día desde que nuestra raza recuerda, despierto con el sonido de las trompetas en mi cabeza, que me indican que es hora de prepararse y empezar el día. No me quejo, quiero decir que, podría ser peor, mi familia es de la estirpe de los caballeros, somos considerados nobles y por tanto, vivimos bien y el pueblo no nos odia, ya que nos dedicamos a protegerlos. Los caballeros tenemos algo que nos hace ser justos, por un mecanismo de nuestra estirpe, no podríamos robar al pueblo ni aunque quisiéramos, aunque tampoco queremos.
Nuestra sociedad está dividida en estamentos; los nobles, los magos, el pueblo y los esclavos. Los caballeros también somos magos, por eso se nos considera superiores. La magia se manifiesta en nosotros a la edad de doce años, que es cuando empezamos la Escuela de Caballería. Yo estoy en esta escuela desde hace ya cuatro. Me internaron en el año 3.726. Ya que es un internado, todos los estudiantes vivimos aquí, pero no volvemos en vacaciones a ver a nuestras familias, pues es parte del entrenamiento estar solo. Me tranquilizo pensando que cuando acabe en este lugar, podré proteger a todas las personas a las que quiero del acecho de los demonios. Si, demonios. No es una historia muy larga.
Desde que podemos recordar, nuestro mundo ha estado infestado de demonios negros, sombríos, sin cara, que no se pueden matar. Seguramente porque ya estén muertos. Por esa razón, la magia es la forma de vencerlos.
Nuestro Rey, Alumio El Inmortal ha estado en la tierra desde que esta se creó, vio a las sombras nacer y creó la Escuela de Caballería para combatirlas. Puede que nuestra sociedad no tenga las riquezas tan repartidas como debería, pero yo confío en Alumio. Él nunca nos ha fallado. Él nos protege, busca la forma de vencer a los sin cara y ha estado siempre allí. ¿No es suficiente con eso? Nos da esperanza, puede que sigamos sin vencer la guerra contra los demonios, pero hemos ganado muchas batallas y presiento que el final se acerca. Llevan mucho tiempo sin atacar porque son pocos y débiles. Cuando salga de aquí, ayudaré a que esta guerra acabe.
Me levanto de mi cama y miro a mi compañero de habitación y mi mejor amigo Finn, quien duerme aún a pesar del estridente sonido de las trompetas. Cojo mi almohada y se la lanzo sin piedad.
-¡Kurt! –Me mira con su cara de las mañanas –No mereces mi respeto.
-¿Alguien se quedó hasta tarde mirando por la ventana otra vez?- Le digo, mi voz maternal y mirándolo con sarcasmo. Hace un tiempo que Finn se queda mirando por la ventana de nuestro cuarto hasta altas horas de la madrugada, pero no para ver estrellas. Nuestra habitación da directamente de frente con el ala de las habitaciones femeninas de los magos. Compartimos el mismo internado con ellos, ya que muchas clases son las mismas, pero no las damos juntas y nuestra tendencia es a ir separados ya que no está bien visto, al ser ellos de un estamento inferior. Así era también para menta y para mi, hasta que a mi estúpido amigo se le ocurrió enamorarse de Rachel Berry, una pequeña maga, y no solo por ser un año menor que nosotros, sino también por su estatura, morena, parlanchina y con una nariz bastante grande en comparación con el resto de su diminuta anatomía, pero muy dulce. Mi amigo la había encontrado un día en el aula de música, a una hora intempestiva, cantando con una voz que le cautivó antes de que lo hiciera también la chica. Desde entonces he tenido que acompañarlo de incógnito a la parte de los magos para algunos de sus encuentros clandestinos, que hacían a Rachel suspirar y emocionarse por estar viviendo un amor prohibido.
-¿Ya estás listo, Kurt?- Mi amigo me saca de mis pensamientos –Tenemos a la señora Sue a primera hora. –Noto como un escalofrío de terror recorre su espalda cuando nombra a la profesora y no puedo evitar sonreír.
Corremos mientras bajamos las escaleras para llegar al campo de entrenamiento, donde ya casi todos los alumnos están en una perfecta fila de uno, esperando a que la señora Sue Sylvester los “honre” con su presencia. Suelto un suspiro pensando en lo que me espera.
-¡Por fin la hora del almuerzo! Espero a que llegue esta hora todo el día- Me comenta Finn mientras entramos al inmenso comedor. Aquí los caballeros y los magos comemos juntos, pero en mesas separadas, así que cuando pasamos por la mesa donde se encuentra Rachel, (Menta) Finn le da una simple mirada como saludo, pero que conociendo a mi amigo, dice mucho.
Pronto llegamos a nuestra mesa habitual, donde ya se encuentran algunos de nuestros amigos. Quinn, una chica rubia con una cara y una voz tan dulces que no dirías que fuera capaz de herir ni al más pequeño de los demonios pero que en el momento en que sacaba su furia, no te convenía para nada haber sido el causante de esta. Al lado de ella se encontraba Noah Puckerman, Puck para los amigos, Puckzilla para los sin cara. Un chico atlético, rapado pero con una cresta de pelo negro que parecía un animal muerto. El típico chico prepotente, pero que en el fondo tiene muy buen corazón. Mike Chang, un chico asiático de pocas palabras, pero muy fuerte y con mucha valor y por último, Santana Lopez, mi mejor amiga junto con Finn, ella era muy abierta y con mucha energía, hasta que los demonios se llevaron a su amor, Brittany, y no volvimos a saber nada más de ella,desde entonces siempre está a la defensiva y con un humor de perros, pero todos intentamos comprenderla y ayudarla en lo que podemos.
Hablamos de temas al azar mientras almorzamos, la temporada de fútbol, insultar a Sylvester… Hasta que Santana pregunta a Finn qué mira con tanto ahínco. Por supuesto que era a Rachel, pero ellos no saben nada. Quinn es muy radical en cuanto a los estamentos, y montaría un escándalo si se diera cuenta de lo que le ocurre a mi compañero de habitación, así que para evitarnos problemas, decidimos no decirle a nadie, y así va a seguir siendo.
Nos estábamos levantando de la mesa para salir del comedor cuando un ruido como de una explosión hizo que nos pusiéramos en guardia y que el comedor entero girase la cabeza hacia la mesa de Rachel.
Bueno, este es el primer capítulo de este fic. Es mío, aunque en el colegio en el que se encuentran me basaba en Hogwarts ;) Blaine sale en el próximo capítulo, don’t worry.
Por lo demás, me encantaría que me dejarais algún review con vuestra opinión, es una idea un poco loca, y no se si se me hará muy largo, pero si os gusta, lo acabaré. De momento no se cuando actualizaré, pero seguramente el siguiente cap lo suba mañana, sábado como muy tarde. Gracias por leer, besos! <3
PD: En cuanto al otro fic, estoy en ello, ahora que són vacaciones trataré de publicar más seguido
Pebrotets* - Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 06/02/2013
Re: Escuela de Caballería
Esta súper, espero que actualizes pronto.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: Escuela de Caballería
Espero que Actualizes
lizzz***** - Mensajes : 248
Fecha de inscripción : 27/01/2013
Edad : 26
Re: Escuela de Caballería
me gusto muchisimo, en serio amo los magos, la magia, los amores imposible y amo Hogwarts jaja considerame tu fiel lectora actualiza pronto ya quiero saber en que rango entrara Blaine...
gabiigleek********- - Mensajes : 783
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Edad : 31
Re: Escuela de Caballería
Me encanta, una historia muy original. Actualiza pronto, quiero seguir leyendo.
LynndeMcGinty- - Mensajes : 1362
Fecha de inscripción : 23/05/2012
Edad : 30
Re: Escuela de Caballería
Me gusto mucho. Actualiza pronto
Aloklainer* - Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 06/12/2012
Edad : 27
Capitulo 2
Hola! Aquí traigo el siguiente capitulo! Antes que nada, muchas gracias a Aloklainer, LynndeMcGinty, Gabiigleek, Lizzz y Gabriela Cruz por sus comentarios,me encantaron, muchos besos <3!!
CAPITULO 2
Nos estábamos levantando de la mesa para salir del comedor cuando un ruido como de una explosión hizo que nos pusiéramos en guardia y que el comedor entero girase la cabeza hacia la mesa de Rachel.
Humo se levantaba del centro de la mesa. Los pocos profesores que se encontraban en el salón en ese momento se acercaron corriendo, al igual que yo y la mayoría de los alumnos, mientras se armaba un revuelo más grande que la explosión misma.
Me abrí paso entre capas y armaduras hasta llegar al lado de Rachel, quien, para mi extrañeza, reía histéricamente, junto con la mayor parte de la mesa y los estudiantes que empezaban a darse cuenta de lo que realmente había pasado.
Seguí todas las miradas hasta dar con un mago, sentado en el centro de la mesa, con lo que parecía ser un vaso que se suponía tendría que haber contenido zumo de naranja en la mano y su cara llena de pólvora, tan negra, que lo único que se podía distinguir de ella eran unos enormes ojos que oscilaban entre el color miel y el verde resina, al mismo tiempo que sabías donde acababa su cara y empezaba su pelo por los enormes rizos que inundaban su cabeza. El pensamiento que vino a mi mente fue lo adorable que se veía, justo antes de ser apartado por la mano de la Decana, abriéndose paso.
-Por Alumio… Quién tenía que ser, reconocería esos rizos en cualquier lugar.- Comenzó la Decana, con voz severa, aunque su mirada se veía divertida- Blaine Devon Anderson –El
chico explosivo y adorable levantó los ojos hacia ella- Es la cuarta vez esta semana, y solo estamos a miércoles ¿Qué tienes que decir en tu defensa?
-Pensé que sería divertido si conseguía hacer que cuando Jeff intentara beber el zumo se le callera todo encima… Sin causar dolor, ya sabe- La decana miró al chico con mirada severa. Yo sólo podía pensar en lo dulce de su voz. – Quiero decir que, estaba practicando para clase de defensa contra demonios, Sra. Decana- Rectificó el chico, Blaine, inmediatamente.
-Acompáñeme a mi despacho, Sr. Anderson. A pesar de tener cierta simpatía por usted y agradarme la idea de molestar al Sr. Sterling, me temo que esto no puede seguir sin un castigo- Blaine se levantó de la mesa, junto con aplausos de los que parecían sus amigos, con Rachel entre ellos, y se puso al lado de la Decana. No pude dejar de notar que era bastante bajo.- Pasaremos por la enfermería de camino- Dijo la Decana, después de mirarlo y empezar a caminar- Y ustedes, vuelvan a sus quehaceres, ¿Tan poco trabajo tienen? Me temo que tendré que hablar con la Sra. Sylvester.- Antes de que la Decana acabara de decir estas palabras, el comedor se encontraba ya casi vacío. La verdad es que, lo que más deseaba en ese momento era acercarme a Rachel y poder hablar con ella sobre su amigo Blaine, que tanto me había llamado la atención, pero por desgracia, no podía, y tendría que esperar a hacer de sujetavelas en su cita con Finn. Suspiré. Al menos tendría alguna oportunidad.
Cuando acabé la clase de textos antiguos me dirigí a la Sala de Natura, ya que tenía un periodo libre y me apetecía estar solo. Entre por la puerta del jardín y me dirigí a mi banco preferido. La Sala de Natura se utilizaba antes como aula de Biología y anatomía, pero ahora está en desuso y simplemente es una parte más del jardín, aunque vallada y con bancos y pupitres.
Los estudiantes no suelen merodear por aquí, ya que la suciedad de los antiguos asientos, impide darles uso. Por eso yo mantengo mi preciado banquito limpio y saludable. Cuando llegué a mi lugar, me extrañó que siguiera tan limpio como lo dejé, a pesar de la tormenta de la noche anterior, pero no le di importancia. No al menos, hasta que metí la mano bajo las hojas y no encontré mi libro. En ese momento me asusté de verdad. Yo nunca rompo las reglas, pero ese libro… Ese libro era un libro pagano y del pueblo, y estaba prohibido para los Caballeros como yo. Noté como empezaba a hiperventilar, los ojos me escocían y las lágrimas ya amenazaban con caer cuando una mano en mi espalda hizo que me sobresaltara y me apartara inmediatamente. Miré al chico a la cara. Nunca lo había visto antes, pero por la capa verde oscura, supuse que era un mago. Luego miré a sus ojos, y… Esos ojos.
-Tranquilo- Era él, Blaine. Con su cara despejada pude ver lo realmente hermoso que era, los ojos que ya conocía envueltos por largas pestañas, los labios rojos y carnosos mientras que su cara era enmarcada por una mata de rizos- Yo tengo tu libro.
Me lo quedé mirando sin saber que decir, miles de preguntas con lo que podría él hacer con esa información me asaltaban la mente, pero pareció darse cuenta, me sonrió.
-Otra vez, tranquilo. No le diré a nadie. Me encanta este autor- Se sentó en mi banco, mirando el libro. Yo me levanté, pues hasta ese momento había permanecido agazapado y recuperé mi postura y expresión habituales.
-¿Qué haces aquí?- Le pregunté, en un tono más insolente del que me habría gustado sonar, pero el hecho de que me hubiera visto débil no me gustaba en absoluto.
-Exploté un zumo hoy y la Decana me castigó con limpiar esta Sala. Ni siquiera sabía que existía. Aquí encontré tu libro.- Contestó él sin hacer caso a mi tono despectivo de antes.
No pude evitar soltar una pequeña carcajada por su pésima explicación de lo que había pasado esta mañana en el comedor.
-Se lo que pasó en el almuerzo Blaine- Dije su nombre con seguridad – Lo vi. Todos lo vimos.
-Vaya, así que ahora soy famoso- Dijo con una sonrisa- No es que no lo fuera ya. Entre los magos lo era, pero ahora lo soy también entre los caballeros. Increíble.
-Pero cierto- Contesté devolviendo su sonrisa- Entonces… ¿ No te molesta hablar con un Caballero?- Le dije un poco asustado, a lo que él sólo rió.
-¿No se supone que soy yo quien debería preguntar eso? ¡Tú eres de un estamento superior! Además, me encantaría poder hablar más contigo pero no creo que pueda hasta que sepa tu nombre.
-Soy Kurt Hummel. Y gracias por lo del libro.
-No hay de qué. Espera. ¿Has dicho Kurt Hummel? Así que tu eres el famoso carabina de Rachel y Finn.
-¿Tu sabes de Rachl y Finn? –Pregunté, sinceramente sorprendido, a lo que Blaine asintió.
-Rachel es mi mejor amiga, me lo cuenta todo. Pero no te preocupes- Añadió al ver mi cara intranquila- soy el único que lo sabe, y nunca le diría a nadie. Al igual que con lo de tu libro.
-Si… Gracias por eso.- Le dije mirándolo, realmente agradecido.- Sabes, esta noche Finn y Rachel tendrán una cita “clandestina” como ellos la llaman y como no, tendré que ir de tercero. ¿Te gustaría venir y hacerme compañía para que no muera de absoluto aburrimiento.
-Para mí sería un honor- Respondió Blaine mientras hacía una tonta reverencia. No me di cuenta de cuanto a cita sonaba mi plan para esa noche hasta que sonaron las trompetas para indicar el final de esa hora y tuve que despedirme de Blaine.
Hasta aquí el capitulo 2, espero que os haya gustado. En el suguiente ya habrá un poco de acción! Dejad porfavor vuestros comentarios opiniones, lo que sea!
Posiblemente no actualize hasta el lunes porque me voy de fin de semana y no tendré internet, aunque si el domingo por la noche tengo tiempo lo intentaré. Besos! <3
CAPITULO 2
Nos estábamos levantando de la mesa para salir del comedor cuando un ruido como de una explosión hizo que nos pusiéramos en guardia y que el comedor entero girase la cabeza hacia la mesa de Rachel.
Humo se levantaba del centro de la mesa. Los pocos profesores que se encontraban en el salón en ese momento se acercaron corriendo, al igual que yo y la mayoría de los alumnos, mientras se armaba un revuelo más grande que la explosión misma.
Me abrí paso entre capas y armaduras hasta llegar al lado de Rachel, quien, para mi extrañeza, reía histéricamente, junto con la mayor parte de la mesa y los estudiantes que empezaban a darse cuenta de lo que realmente había pasado.
Seguí todas las miradas hasta dar con un mago, sentado en el centro de la mesa, con lo que parecía ser un vaso que se suponía tendría que haber contenido zumo de naranja en la mano y su cara llena de pólvora, tan negra, que lo único que se podía distinguir de ella eran unos enormes ojos que oscilaban entre el color miel y el verde resina, al mismo tiempo que sabías donde acababa su cara y empezaba su pelo por los enormes rizos que inundaban su cabeza. El pensamiento que vino a mi mente fue lo adorable que se veía, justo antes de ser apartado por la mano de la Decana, abriéndose paso.
-Por Alumio… Quién tenía que ser, reconocería esos rizos en cualquier lugar.- Comenzó la Decana, con voz severa, aunque su mirada se veía divertida- Blaine Devon Anderson –El
chico explosivo y adorable levantó los ojos hacia ella- Es la cuarta vez esta semana, y solo estamos a miércoles ¿Qué tienes que decir en tu defensa?
-Pensé que sería divertido si conseguía hacer que cuando Jeff intentara beber el zumo se le callera todo encima… Sin causar dolor, ya sabe- La decana miró al chico con mirada severa. Yo sólo podía pensar en lo dulce de su voz. – Quiero decir que, estaba practicando para clase de defensa contra demonios, Sra. Decana- Rectificó el chico, Blaine, inmediatamente.
-Acompáñeme a mi despacho, Sr. Anderson. A pesar de tener cierta simpatía por usted y agradarme la idea de molestar al Sr. Sterling, me temo que esto no puede seguir sin un castigo- Blaine se levantó de la mesa, junto con aplausos de los que parecían sus amigos, con Rachel entre ellos, y se puso al lado de la Decana. No pude dejar de notar que era bastante bajo.- Pasaremos por la enfermería de camino- Dijo la Decana, después de mirarlo y empezar a caminar- Y ustedes, vuelvan a sus quehaceres, ¿Tan poco trabajo tienen? Me temo que tendré que hablar con la Sra. Sylvester.- Antes de que la Decana acabara de decir estas palabras, el comedor se encontraba ya casi vacío. La verdad es que, lo que más deseaba en ese momento era acercarme a Rachel y poder hablar con ella sobre su amigo Blaine, que tanto me había llamado la atención, pero por desgracia, no podía, y tendría que esperar a hacer de sujetavelas en su cita con Finn. Suspiré. Al menos tendría alguna oportunidad.
O.O.O.O.O
Cuando acabé la clase de textos antiguos me dirigí a la Sala de Natura, ya que tenía un periodo libre y me apetecía estar solo. Entre por la puerta del jardín y me dirigí a mi banco preferido. La Sala de Natura se utilizaba antes como aula de Biología y anatomía, pero ahora está en desuso y simplemente es una parte más del jardín, aunque vallada y con bancos y pupitres.
Los estudiantes no suelen merodear por aquí, ya que la suciedad de los antiguos asientos, impide darles uso. Por eso yo mantengo mi preciado banquito limpio y saludable. Cuando llegué a mi lugar, me extrañó que siguiera tan limpio como lo dejé, a pesar de la tormenta de la noche anterior, pero no le di importancia. No al menos, hasta que metí la mano bajo las hojas y no encontré mi libro. En ese momento me asusté de verdad. Yo nunca rompo las reglas, pero ese libro… Ese libro era un libro pagano y del pueblo, y estaba prohibido para los Caballeros como yo. Noté como empezaba a hiperventilar, los ojos me escocían y las lágrimas ya amenazaban con caer cuando una mano en mi espalda hizo que me sobresaltara y me apartara inmediatamente. Miré al chico a la cara. Nunca lo había visto antes, pero por la capa verde oscura, supuse que era un mago. Luego miré a sus ojos, y… Esos ojos.
-Tranquilo- Era él, Blaine. Con su cara despejada pude ver lo realmente hermoso que era, los ojos que ya conocía envueltos por largas pestañas, los labios rojos y carnosos mientras que su cara era enmarcada por una mata de rizos- Yo tengo tu libro.
Me lo quedé mirando sin saber que decir, miles de preguntas con lo que podría él hacer con esa información me asaltaban la mente, pero pareció darse cuenta, me sonrió.
-Otra vez, tranquilo. No le diré a nadie. Me encanta este autor- Se sentó en mi banco, mirando el libro. Yo me levanté, pues hasta ese momento había permanecido agazapado y recuperé mi postura y expresión habituales.
-¿Qué haces aquí?- Le pregunté, en un tono más insolente del que me habría gustado sonar, pero el hecho de que me hubiera visto débil no me gustaba en absoluto.
-Exploté un zumo hoy y la Decana me castigó con limpiar esta Sala. Ni siquiera sabía que existía. Aquí encontré tu libro.- Contestó él sin hacer caso a mi tono despectivo de antes.
No pude evitar soltar una pequeña carcajada por su pésima explicación de lo que había pasado esta mañana en el comedor.
-Se lo que pasó en el almuerzo Blaine- Dije su nombre con seguridad – Lo vi. Todos lo vimos.
-Vaya, así que ahora soy famoso- Dijo con una sonrisa- No es que no lo fuera ya. Entre los magos lo era, pero ahora lo soy también entre los caballeros. Increíble.
-Pero cierto- Contesté devolviendo su sonrisa- Entonces… ¿ No te molesta hablar con un Caballero?- Le dije un poco asustado, a lo que él sólo rió.
-¿No se supone que soy yo quien debería preguntar eso? ¡Tú eres de un estamento superior! Además, me encantaría poder hablar más contigo pero no creo que pueda hasta que sepa tu nombre.
-Soy Kurt Hummel. Y gracias por lo del libro.
-No hay de qué. Espera. ¿Has dicho Kurt Hummel? Así que tu eres el famoso carabina de Rachel y Finn.
-¿Tu sabes de Rachl y Finn? –Pregunté, sinceramente sorprendido, a lo que Blaine asintió.
-Rachel es mi mejor amiga, me lo cuenta todo. Pero no te preocupes- Añadió al ver mi cara intranquila- soy el único que lo sabe, y nunca le diría a nadie. Al igual que con lo de tu libro.
-Si… Gracias por eso.- Le dije mirándolo, realmente agradecido.- Sabes, esta noche Finn y Rachel tendrán una cita “clandestina” como ellos la llaman y como no, tendré que ir de tercero. ¿Te gustaría venir y hacerme compañía para que no muera de absoluto aburrimiento.
-Para mí sería un honor- Respondió Blaine mientras hacía una tonta reverencia. No me di cuenta de cuanto a cita sonaba mi plan para esa noche hasta que sonaron las trompetas para indicar el final de esa hora y tuve que despedirme de Blaine.
Hasta aquí el capitulo 2, espero que os haya gustado. En el suguiente ya habrá un poco de acción! Dejad porfavor vuestros comentarios opiniones, lo que sea!
Posiblemente no actualize hasta el lunes porque me voy de fin de semana y no tendré internet, aunque si el domingo por la noche tengo tiempo lo intentaré. Besos! <3
Pebrotets* - Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 06/02/2013
Capitulo 3
Aquí el capitulo tres:
No entendía muy bien cómo me sentía. Principalmente porque nunca me había sentido de esa forma, en cuanto a un chico. Desde mi charla con Blaine no había podido dejar de pensar en él. Su amabilidad, su simpatía, su sonrisa… Sus labios. Pensaba demasiado en sus labios. Nunca me había pasado el desear tanto besar unos labios, y los suyos parecían tan suaves… Claro que había tenido novio. Aunque la verdad, solo uno, ya que en esta academia no hay muchos chicos gays, y lo cierto es que nunca había pensado que podría gustarme un mago. ¡Un mago! Porque… ¿A quién se le ocurre? Ni siquiera la ley lo contempla. No está prohibido porque se supone que es una cosa impensable, que te puedas prendar de una persona de otro estamento, pero aquí estábamos. Finn y yo. Mi amigo ya perdidamente enamorado y yo sintiendo algo que no había sentido nunca antes… Porque lo cierto es que, la verdadera razón por la que acabé mi relación con Adam, mi primer y único novio, era porque él quería algo más, ya sabéis… Un paso que yo no estaba dispuesto a dar ya que no creía que Adam fuera la persona indicada. Él se enfadó y me dejó. No lo culpo, la verdad es que tendría que haber roto nuestra relación yo mismo hace ya tiempo, ya que sabía que él no era con quien quería hacer todo lo que conlleva una relación.
Pero Blaine era un mago.
Con esto en la cabeza pasé el día. Estuve tan distraído que ni siquiera me di cuenta de que se había acabado la última clase del día y Finn me tiraba bolitas de papel a la cabeza mientras Puck y Santana esperaban en la puerta para ir a descansar al jardín un rato antes de ir a la biblioteca para volver a los estudios y realizar las tareas para los próximos días. Me levanté mientras le lanzaba mi mirada de perra a Finn y este paraba de lanzarme los papelitos,
-Oye Kurt, acuérdate de lo de esta noche. Cenaremos rápido para así estar pronto en las habitaciones y que me pueda duchar al menos –Me dijo mi compañero de habitación en voz baja mientras nos dirigíamos a Puck y Santana- Así diez minutos después del toque de queda, cuando ya no haya nadie por los pasillos, saldremos.- Asentí, no le había comentado lo de que cierto chico de pelo rizado estaría allí también, pero… No le importaría, ¿Verdad?
Nos dirigimos al jardín por la puerta de atrás, más cercana a la clase que acabábamos de tener. Cuando bajamos las escaleras y salimos al patio, notamos como el matorral de al lado del camino se movía. Nos pusimos en guardia (es como un reflejo que tenemos) y permanecimos en silencio. Poco a poco vi, con una sonrisa en la cara como unos rizos negros se asomaban por encima del matorral, seguidos de los enormes ojos avellana, para después ver salir a Blaine al completo con un salto, cubierto de hojas. Me miró y me lanzó una sonrisa, pero enseguida volvió a lo que se suponía que estaba haciendo, recoger las hojas y meterlas en una bolsa. Miré a mis amigos, que seguían con la vista puesta en el oji-miel, cuando para mi sorpresa, Puck habló.
-¿Por qué no haces desaparecer las hojas, Chico-Zumo? Creo que te sería mucho más fácil que estar recogiéndolas todas de una en una.- Blaine levantó la vista y le contestó con su habitual sonrisa.
-No puedo hacerlas desaparecer, no es tan fácil. Como mucho hacerlas explotar- No pude evitar reír, y quedé estático al darme cuenta de que no era el único. Mis otros tres amigos también lo hicieron- pero aún estoy en ello, y no creo que a la Decana le hiciera mucha gracia que me deshiciera del castigo de la misma forma de la que me lo gané. No soportaría estar otra semana limpiando toda la academia. Ah, y mi nombre es Blaine.
-Sabes que, Chico-Zumo- Volvió a empezar Puckerman sin hacer caso a la última petición de Blaine- Tu tienes talento, y yo podría aprovechar eso. Tu y yo juntos haríamos un gran equipo, ¿qué me dices?
-¿Hablas de negocios turbios?- Dijo Blaine con el ceño fruncido, a lo que Noah asintió- Está bien por mí, pero debemos hablar antes- Siguió el morocho con una gran sonrisa en su cara- Ya tengo algunas ofertas con fuegos artificiales, debería ver que me ofreces.
-Me gustas chico, volveremos a hablar pronto- Dijo Puck antes de alejarse con Santana y Finn. Yo me acerqué a la oreja de Blaine.
-Nos vemos esta noche- Dije suave, y me fui. No se de donde saqué el valor, pero lo hecho, hecho está.
Después de adelantar mis deberes en la biblioteca me dirigí al Salón Comedor para la cena.
La verdad es que no se cómo pude concentrarme para hacer algo de provecho pues no paraba de pensar en la conversación de Blaine y Puck y la posterior reflexión en el jardín, donde todos, excepto Quinn, hablaban sobre lo genial que parecía Blaine, y que nunca se habían fijado en él por el hecho de ser un mago, a lo que yo sólo asentía para no delatarme, mientras Finn me miraba con una sonrisa que no acertaba a comprender.
Cenamos rápido, como Finn me dijo, para subir a la habitación. No pude evitar fijarme en que ni Rachel ni Blaine estaban ya en el Salón. Rápidamente subimos las escaleras deseando no encontrarnos con Sue Sylvester, ya que ella se encargaba de vigilar durante las comidas y cenas. Nadie nunca la había visto comer y circulaba la leyenda de que subsistía a base de sudor de Enano, que le daba la fuerza sobre humana que poseía. Por suerte, nuestras plegarias fueron escuchadas y llegamos a nuestra habitación sin toparnos con nadie. Pensábamos que la noche a partir de ahí sólo podía ir bien, pero nos equivocábamos.
Cuando llegamos al Salón Natura, el lugar donde habíamos quedado, nuestras parejas aún no estaban allí. Ejem, quiero decir, la pareja de Finn y Blaine. Así que pensé que era el mejor momento de comentarle lo del morocho a mi mejor amigo.
-Oye Finn… En cuanto a lo de hoy… No se cómo decirte esto… ¿Recuerdas a Blaine? El… ¿El chico zumo? Pues veras-
-Kurt, tranquilo, ya lo se. No me importa, de verdad. ¿Por qué creías que lo haría? –Me dijo con una sonrisa.
-Espera, ¿lo sabes? ¿Cómo qu… ¡Oh! Vale, Rachel ¿Ella te lo dijo?
-SÍ, Blaine le contó. Al contrario que tu a mi- Añadió reprobatoriamente. No tuve tiempo de contestarle ya que Rache le saltó encima, mientras que yo noté una mano gentil en mi espalda y me di la vuelta para encontrarme con los ojos miel.
-Hola otra vez- Me dijo con su gran sonrisa.
-Ho… Hola- No pude evitar sonrojarme y bajar la vista. ¡Vamos, Kurt! ¡Acabas de conocerlo!
Nos sentamos en mi banco, un poco alejados de nuestros amigos, diciendo de dejarles privacidad, aunque lo cierto era que nosotros también queríamos la nuestra. Al menos, por mi parte así era.
Hablamos un poco de todo, desde temas triviales hasta cosas políticas, a raíz de mi libro “prohibido” que él, por suerte, encontró antes. Todo iba bien hasta que de repente, sin más aviso que un pequeño silbido, todas las luces del Salón Natura se apagaron. Enseguida me puse en guardia, mi cuerpo se acercó al de Blaine por instinto, cuando noté que él había hecho lo mismo, y había sacado su barita. Poco a poco notamos como el frío se apoderaba de nosotros, y como una sombra, una oscuridad más negra que la propia oscuridad se alzaba a nuestro alrededor. Noté como Blaine me agarraba de la cintura y me movía bajo el banco. Estábamos tumbados con la barriga en el suelo, su brazo aún rodeando mi espalda baja y mirando a la nada, completamente negra, cuando el miedo es apoderó de mí y las lágrimas comenzaron a bajar. Pensaba que estaba preparado para esto, pero no era así. El agarre de Blaine se hizo más fuerte cuando notó mi temblor. Noté su boca en mi oreja, diciéndome palabras que supongo eran tranquilizantes, pero yo no entendía nada, solo podía mirar con miedo esa gran oscuridad sobre mí, cuando sin previo aviso, oímos un grito desgarrador, un grito que solo se puede describir de profundo terror y que provenía de un poco más allá de donde nos encontrábamos nosotros, cuando una luz blanca y cegadora salió de la barita de Blaine.
No entendía muy bien cómo me sentía. Principalmente porque nunca me había sentido de esa forma, en cuanto a un chico. Desde mi charla con Blaine no había podido dejar de pensar en él. Su amabilidad, su simpatía, su sonrisa… Sus labios. Pensaba demasiado en sus labios. Nunca me había pasado el desear tanto besar unos labios, y los suyos parecían tan suaves… Claro que había tenido novio. Aunque la verdad, solo uno, ya que en esta academia no hay muchos chicos gays, y lo cierto es que nunca había pensado que podría gustarme un mago. ¡Un mago! Porque… ¿A quién se le ocurre? Ni siquiera la ley lo contempla. No está prohibido porque se supone que es una cosa impensable, que te puedas prendar de una persona de otro estamento, pero aquí estábamos. Finn y yo. Mi amigo ya perdidamente enamorado y yo sintiendo algo que no había sentido nunca antes… Porque lo cierto es que, la verdadera razón por la que acabé mi relación con Adam, mi primer y único novio, era porque él quería algo más, ya sabéis… Un paso que yo no estaba dispuesto a dar ya que no creía que Adam fuera la persona indicada. Él se enfadó y me dejó. No lo culpo, la verdad es que tendría que haber roto nuestra relación yo mismo hace ya tiempo, ya que sabía que él no era con quien quería hacer todo lo que conlleva una relación.
Pero Blaine era un mago.
Con esto en la cabeza pasé el día. Estuve tan distraído que ni siquiera me di cuenta de que se había acabado la última clase del día y Finn me tiraba bolitas de papel a la cabeza mientras Puck y Santana esperaban en la puerta para ir a descansar al jardín un rato antes de ir a la biblioteca para volver a los estudios y realizar las tareas para los próximos días. Me levanté mientras le lanzaba mi mirada de perra a Finn y este paraba de lanzarme los papelitos,
-Oye Kurt, acuérdate de lo de esta noche. Cenaremos rápido para así estar pronto en las habitaciones y que me pueda duchar al menos –Me dijo mi compañero de habitación en voz baja mientras nos dirigíamos a Puck y Santana- Así diez minutos después del toque de queda, cuando ya no haya nadie por los pasillos, saldremos.- Asentí, no le había comentado lo de que cierto chico de pelo rizado estaría allí también, pero… No le importaría, ¿Verdad?
O.O.O.O.O.O
Nos dirigimos al jardín por la puerta de atrás, más cercana a la clase que acabábamos de tener. Cuando bajamos las escaleras y salimos al patio, notamos como el matorral de al lado del camino se movía. Nos pusimos en guardia (es como un reflejo que tenemos) y permanecimos en silencio. Poco a poco vi, con una sonrisa en la cara como unos rizos negros se asomaban por encima del matorral, seguidos de los enormes ojos avellana, para después ver salir a Blaine al completo con un salto, cubierto de hojas. Me miró y me lanzó una sonrisa, pero enseguida volvió a lo que se suponía que estaba haciendo, recoger las hojas y meterlas en una bolsa. Miré a mis amigos, que seguían con la vista puesta en el oji-miel, cuando para mi sorpresa, Puck habló.
-¿Por qué no haces desaparecer las hojas, Chico-Zumo? Creo que te sería mucho más fácil que estar recogiéndolas todas de una en una.- Blaine levantó la vista y le contestó con su habitual sonrisa.
-No puedo hacerlas desaparecer, no es tan fácil. Como mucho hacerlas explotar- No pude evitar reír, y quedé estático al darme cuenta de que no era el único. Mis otros tres amigos también lo hicieron- pero aún estoy en ello, y no creo que a la Decana le hiciera mucha gracia que me deshiciera del castigo de la misma forma de la que me lo gané. No soportaría estar otra semana limpiando toda la academia. Ah, y mi nombre es Blaine.
-Sabes que, Chico-Zumo- Volvió a empezar Puckerman sin hacer caso a la última petición de Blaine- Tu tienes talento, y yo podría aprovechar eso. Tu y yo juntos haríamos un gran equipo, ¿qué me dices?
-¿Hablas de negocios turbios?- Dijo Blaine con el ceño fruncido, a lo que Noah asintió- Está bien por mí, pero debemos hablar antes- Siguió el morocho con una gran sonrisa en su cara- Ya tengo algunas ofertas con fuegos artificiales, debería ver que me ofreces.
-Me gustas chico, volveremos a hablar pronto- Dijo Puck antes de alejarse con Santana y Finn. Yo me acerqué a la oreja de Blaine.
-Nos vemos esta noche- Dije suave, y me fui. No se de donde saqué el valor, pero lo hecho, hecho está.
O.O.O.O.O.O
Después de adelantar mis deberes en la biblioteca me dirigí al Salón Comedor para la cena.
La verdad es que no se cómo pude concentrarme para hacer algo de provecho pues no paraba de pensar en la conversación de Blaine y Puck y la posterior reflexión en el jardín, donde todos, excepto Quinn, hablaban sobre lo genial que parecía Blaine, y que nunca se habían fijado en él por el hecho de ser un mago, a lo que yo sólo asentía para no delatarme, mientras Finn me miraba con una sonrisa que no acertaba a comprender.
Cenamos rápido, como Finn me dijo, para subir a la habitación. No pude evitar fijarme en que ni Rachel ni Blaine estaban ya en el Salón. Rápidamente subimos las escaleras deseando no encontrarnos con Sue Sylvester, ya que ella se encargaba de vigilar durante las comidas y cenas. Nadie nunca la había visto comer y circulaba la leyenda de que subsistía a base de sudor de Enano, que le daba la fuerza sobre humana que poseía. Por suerte, nuestras plegarias fueron escuchadas y llegamos a nuestra habitación sin toparnos con nadie. Pensábamos que la noche a partir de ahí sólo podía ir bien, pero nos equivocábamos.
Cuando llegamos al Salón Natura, el lugar donde habíamos quedado, nuestras parejas aún no estaban allí. Ejem, quiero decir, la pareja de Finn y Blaine. Así que pensé que era el mejor momento de comentarle lo del morocho a mi mejor amigo.
-Oye Finn… En cuanto a lo de hoy… No se cómo decirte esto… ¿Recuerdas a Blaine? El… ¿El chico zumo? Pues veras-
-Kurt, tranquilo, ya lo se. No me importa, de verdad. ¿Por qué creías que lo haría? –Me dijo con una sonrisa.
-Espera, ¿lo sabes? ¿Cómo qu… ¡Oh! Vale, Rachel ¿Ella te lo dijo?
-SÍ, Blaine le contó. Al contrario que tu a mi- Añadió reprobatoriamente. No tuve tiempo de contestarle ya que Rache le saltó encima, mientras que yo noté una mano gentil en mi espalda y me di la vuelta para encontrarme con los ojos miel.
-Hola otra vez- Me dijo con su gran sonrisa.
-Ho… Hola- No pude evitar sonrojarme y bajar la vista. ¡Vamos, Kurt! ¡Acabas de conocerlo!
Nos sentamos en mi banco, un poco alejados de nuestros amigos, diciendo de dejarles privacidad, aunque lo cierto era que nosotros también queríamos la nuestra. Al menos, por mi parte así era.
Hablamos un poco de todo, desde temas triviales hasta cosas políticas, a raíz de mi libro “prohibido” que él, por suerte, encontró antes. Todo iba bien hasta que de repente, sin más aviso que un pequeño silbido, todas las luces del Salón Natura se apagaron. Enseguida me puse en guardia, mi cuerpo se acercó al de Blaine por instinto, cuando noté que él había hecho lo mismo, y había sacado su barita. Poco a poco notamos como el frío se apoderaba de nosotros, y como una sombra, una oscuridad más negra que la propia oscuridad se alzaba a nuestro alrededor. Noté como Blaine me agarraba de la cintura y me movía bajo el banco. Estábamos tumbados con la barriga en el suelo, su brazo aún rodeando mi espalda baja y mirando a la nada, completamente negra, cuando el miedo es apoderó de mí y las lágrimas comenzaron a bajar. Pensaba que estaba preparado para esto, pero no era así. El agarre de Blaine se hizo más fuerte cuando notó mi temblor. Noté su boca en mi oreja, diciéndome palabras que supongo eran tranquilizantes, pero yo no entendía nada, solo podía mirar con miedo esa gran oscuridad sobre mí, cuando sin previo aviso, oímos un grito desgarrador, un grito que solo se puede describir de profundo terror y que provenía de un poco más allá de donde nos encontrábamos nosotros, cuando una luz blanca y cegadora salió de la barita de Blaine.
Pebrotets* - Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 06/02/2013
Re: Escuela de Caballería
wow que genial está esta historia, quiero saber qué más pasará.
LynndeMcGinty- - Mensajes : 1362
Fecha de inscripción : 23/05/2012
Edad : 30
Re: Escuela de Caballería
bueno, este es mi primer mensaje hace 8 meses, la ultima vez que entre, y debo decir que me encanta este fanfic
Es tan hermoso wow, no soy nueva lectora, lo segui desde el principio, Nueva en comentar, talvez
lo hago para decirte que continues, como no sigues, quiero hacerte saber, que hay alguien que se come las uñas por saber que pasa, asi que
continua!!!, porfavor!!!!
Es tan hermoso wow, no soy nueva lectora, lo segui desde el principio, Nueva en comentar, talvez
lo hago para decirte que continues, como no sigues, quiero hacerte saber, que hay alguien que se come las uñas por saber que pasa, asi que
continua!!!, porfavor!!!!
johanna anderson****** - Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 12/06/2012
Edad : 27
Re: Escuela de Caballería
me encanta este fic, no se porque no comente en el otro pero bueno aqui esta continualo pronto besos
gabiigleek********- - Mensajes : 783
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Edad : 31
Capitulo 4
Hola! He aquí el cuarto capitulo, siento el retraso! En compensación es un poquitín más largo Bueno, no dedico nunca a nadie, pero este se lo dedico a Cory. Nunca te olvidaremos!!
También quiero agradecer a LynndeMcGinty (yo también quiero saber que pasará hahaah, aunque tengo una vaga idea) a Johanna Anderson (me animaste mucho con tu comentario! como no recivía casi reviews pensava que nadie me leía, comenta cuando puedas por favor, me have mucha ilusión) y a Gabiigleek (muchas gracias!! A mi me encanta que te guste! besos!) por los comentarios. Antes de enrollarme más, el capitulo:
CAPITULO 4
Sin previo aviso, oímos un grito desgarrador, un grito que solo se puede describir de profundo terror y que provenía de un poco más allá de donde nos encontrábamos nosotros, cuando una luz blanca y cegadora salió de la barita de Blaine.
Los primeros segundos del hechizo mi vista se incapacitó, luego pude ver como la luz blanca se tornaba en una extraña forma y su color cambiaba a un verde brillante, entonces lo vi.
Blaine se había levantado y con un brazo estirado levantaba la varita contra la sombra. Su cara contraída demostraba el esfuerzo, todo su cuerpo temblaba, pero no de miedo. La luz verde de su varita se cernía sobre la oscuridad que nos atacaba, pude observar cómo se envolvía a su alrededor, pero no distinguía ninguna figura. En ese momento mis piernas reaccionaron y empecé a levantarme para ayudar a Blaine, aunque no tenía ni idea de cómo, no podía quedarme con los brazos cruzados.
Salí de bajo el banco y me levanté, miré hacia la sombra y comencé a buscar su cara, para tener al menos una referencia de dónde atacar, subía mi mirada cuando Blaine me gritó.
-¡Kurt! ¡¿Qué te crees que estás haciendo?! ¡Vuelve bajo el banco!- Lo miré desconcertado, y luego furioso. ¿Quién era él para hablarme así? Él me lanzó una mirada que me decía claramente que en ese momento no debería ponerme a discutir- ¡Ahora! – Volví a mi escondite.
Blaine volvió su atención a la sombra y yo también. Era pequeña, más o menos del tamaño de Rachel, quizá un poco más. Rachel y Finn… ¿Sería suyo el grito? ¿Habría más como este? La luz verde cesó y antes de que me pudiera preguntar por qué Blaine gritó algo que no pude distinguir y un rayo azul impactó contra la oscuridad. Se escuchó un ruido. Algo aterrador, como mil niños gritando de terror y la sombra se esfumó.
Hubo un silencio por unos segundos hasta que escuché unos pasos, seguramente los de Blaine, aún estaba todo oscuro y ahora no distinguía nada. De repente vi como una luz salía de su varita y nos iluminaba. Él se acercó a donde había desaparecido el, supongo, demonio, se agachó y cogió algo que no pude distinguir antes de acercarse a mí, agacharse y darme una sonrisa que iluminaba más que su varita, como si no hubiera ocurrido nada.
-¿Estás bien?- Me ofreció una mano que rechacé mientras me levantaba con orgullo. Me espolsé el uniforme y lo miré serio a los ojos.
-Bien, explícame que ha ocurrido aquí.
- Lo haré enseguida y con mucho gusto pero creo que primero deberíamos buscar a Finchel y asegurarnos que están bien.- me dijo mientras se daba la vuelta y se ponía a caminar.
-¿Finchel?- Pregunté mientras lo seguía de cerca, aún un poco asustado.
-Finn y Rachel- Respondió sin mirarme, mientras buscaba a su alrededor, iluminando con la luz de su varita.
-O Dios mío… ¡Me había olvidado de ellos!
-Tranquilo, es por el shock.- Se dio la vuelta y me miró- Ven, dame la mano. No quiero que nos separemos, no sabemos si hay más… Aunque no lo creo- Cogí su mano con fuerza. Necesitaba su calor más de lo que creía.
-Esa…cosa. ¿Era un demonio?- Blaine soltó una risa sarcástica.
-Ojalá eso fueran los demonios. Todo sería mucho más fácil.- Miró su mano, creo que dudando si continuar.- Era un mensajero.- Dijo al fin, mientras me enseñaba lo que llevaba
en la mano. Lo que había recogido al matar a la sombra.
Era una pequeña bolita del tamaño de medio puño, dorada. Con dos cruces plateadas y en relieve, una lo mas apartada de la otra, justo al otro lado de la bola.
-¿Mensajeros?- Le volví a preguntar después de haber observado el extraño objeto.
-Sí. Son las sombras que se envían los demonios para comunicarse y no ser vistos. Llevan estas cosas- dijo volviéndome a mostrar la bolita dorada- se llaman Codex, contienen el mensaje y lo guardan de forma que, si por algún motivo, los mensajeros son vistos, su mensaje no puede ser descifrado. Bueno, al menos fácilmente. Siempre se puede descifrar algo que ha sido cifrado con anterioridad.- Hizo una pausa y miró al cielo, pensando.- Por eso los mensajeros viajan de noche. Son sombras y el más difícil que sean vistos. Pero un mensajero en la academia…
-¿Crees… crees que hay un demonio aquí, en la escuela?- Le pregunté, miedo en mis ojos.
-No lo se… Es la única explicación que le veo a la presencia de ese mensajero.- Me miró y pasó su brazo libre por mi espalda, haciendo círculos tranquilizantes- Pero no estamos seguros de nada, así ce no te preocupes.- Acabó, antes de abrazarme por la espalda y posar un beso en mi cabeza, para luego soltarme. Le sonreí.
-¿Por qué me hiciste volverme a esconder, cuando me levanté para ayudarte?- Pregunté notándome un poco molesto por ello. Él soltó un suspiro.
-Mira Kurt… Sé que los caballeros creéis que os preparan para luchar contra los demonios en caso de una guerra y todo eso, pero… La verdad es que no es enseñan nada que podáis usar luego. ¿Qué ibas a hacer para ayudarme?- No supe que contestar, tenía razón. Blaine siguió- Ni siquiera os enseñan cómo hacer hechizos de ataque, no sé que pretende el Rey con eso… No entiendo como pretende acabar con los demonios… Ni siquiera parece que quiera acabar con ellos.
-¡Blaine! ¡¿Cómo te atreves a hablar así de nuestro Rey?!- Le susurré indignado- Sólo quiere protegernos.
Él me miró y una sonrisa sarcástica cruzó su cara.
-Así que verdad crees eso… Hoy ni siquiera sabías que si hubieras mirado al mensajero a los ojos hubieras muerto quemado y tu cuerpo habría desaparecido- Me estremecí ante eso. Claro que no lo sabía, nadie me lo había dicho- Tuvisteis suerte Finn y tu, él por suerte estuvo con Rachel y ella también tiene consciencia de estas cosas.
Mientras Blaine hablaba, empezamos a oír algo, como un murmullo. Nos miramos, ambos pensando que serían Finn y Rachel. Seguimos la voz, hasta estar bastante cerca como para darnos cuenta de que era un lamento.
Los cuerpos de nuestros amigos se encontraban tirados en el suelo, me asusté y corrí hacia ellos para darme cuenta que Finn se encontraba tirado encima de Rachel, llorando. No tuve tiempo de reaccionar, pues en ese momento llegó Blaine a mi lado.
-¡Rachel!- Gritó, mientras se lanzaba en dirección a su amiga, apartó a mi compañero de habitación sin muchos miramientos y comenzó a observarla frenéticamente, levantando sus brazos, escuchando su respiración, tonándole el pulso… Por lo que pude observar Finn se encontraba tan en shock como yo, que no podía hacer otra cosa que observar con la cara pálida, que no había recuperado su color desde el grito al que se le sucedió el ataque. De momento, Blaine soltó un suspiro de alivio y nos miró a ambos con la mirada ahora más suave.
-Ella está bien- llevó la mirada a mi amigo- tranquilo Finn, solo está desmayada. Es la defensa de los mensajeros- empezó a explicarnos- si los miras a los ojos, mueres instantáneamente, sin dejar pistas de lo que pudo acabar con tu vida, de modo que no puedes contar a nadie que lo viste. Por eso antes no te dejé hacerlo…
-Espera- le corté- has dicho muerte instantánea y Rachel solo esta… Dormida, ¿no es así?- El moreno asintió.
-Rachel sabe lo que pasa, todo con respecto a los demonios, como yo está enterada. Este le cogió por sorpresa. A ambos nos cogió por sorpresa. Pensábamos que al estar dentro de la escuela estábamos fuera de peligro, pero no… Como era de noche, al verlo a los ojos ella no murió. Es más, me parece que él tampoco esperaba encontrar a nadie aquí.- Finn soltó el aire que había estado aguantando y se secó la cara, aunque de repente pareció recordar algo.
-¿Qué ha pasad con él, eso, esa cosa, lo que sea?- Preguntó, de nuevo en guardia.
-Blaine lo destruyó- Le contesté, mirando al moreno con una sonrisa que él me devolvió, sentía… ¿orgullo? Finn carraspeó y ambos bajamos la mirada avergonzados, mientras él proponía llevar a Rachel a la enfermería.
Caminábamos silenciosamente por los pasillos de la academia, en la parte de los magos, a oscuras. A esta hora debían estar todos más que dormidos, pero en la enfermería siempre había guardia.
Blaine había insistido en que volviéramos a nuestra parte de la escuela, que él se ocuparía de Rachel. Pero el cabezota de Finn quería ocuparse él mismo. La verdad… le entiendo. Casi no conozco a Blaine, pero rápido le he cogido cariño y si hubiera sido él el dañado, hubiera querido ayudar. Así que con paso lento y mucho cuidado nos dirigíamos a la enfermería.
-Muy bien genios, haber quien me dice cómo vamos a hacer para explicarle a la Srta. Pillsbury que le ha ocurrido a Rachel.- Dije, con mi ya habitual sarcasmo. Blaine se giró hacia mí.
-Desde luego, no podemos decirle la verdad.- Se paró un momento a pensar y luego miró a Finn.- Creo que en la puerta deberías dármela, Hudson- Le dijo con gracia- Le diré que se cayó y se golpeó la cabeza. No creo que la Srta. Pillsbury me crea, pero le hago gracia y no hará preguntas. Con unas cuantas pruebas descubrirá lo que ha pasado y le comentará al Director Shuster, pero para entonces ya deberíamos haber averiguado algo acerca del Codex- Finn me dio una mirada inquisitiva y yo le di una de te-explico-todo-en-la-habitación-vas-a-flipar.- Así que dadme a Rachel y volved a vuestras habitaciones. Cerrad con llave, por lo que sabemos podría haber un demonio en la escuela.
-Ya lo hay- Finn dijo mientras soltaba una risita tonta- tiene nombre y es Sue Sylvester.
Blaine y yo reímos a la tonta broma del castaño. La verdad es que después de todo lo que había pasado era un alivio.
Paramos de caminar y Finn posó a Rachel en brazos del moreno de rizos rebeldes. Los ojos miel me miraron.
-¿Sabréis volver?
-Claro no somos estúpidos- dije con sarcasmo, para luego darle una mirada suave y añadir- No hemos andado mucho, recuerdo el camino.- Blaine asintió y mientras nos marchábamos añadió:
-Tened mucho cuidado- Comenzó, su mirada oscureciéndose y su gesto cada vez más serio, tanto que me asusté.- Hogwarts ya no es un lugar seguro.
-No me lo creo… ¡Blaine! ¿Enserio?- Finn y yo reímos antes de que el oji-miel desapareciera de nuestra vista al cruzar una esquina.
-Sabía que era un nerd- Me dijo mi amigo al oído antes de soltar una risita- Me gusta, tientes mi aprobación.
Le miré con una ceja levantada para luego rodar los ojos.
-No sabía que necesitara tu aprobación para hacer amigos.
-Sí, claro. Amigos- Remarcó la última palabra haciendo el gesto de unas comillas con sus manos. Noté como la sangre subía a mi cara y agradecí que fuera de noche. ¿Por qué reaccionaba así? De repente la mirada divertida que me estaba dando mi compañero cambió.
-¿Cuánto tiempo crees que estará Rachel en la enfermería?
-No sé, según dijo Blaine solo estaba desmayada, pero también dijo que no era técnicamente lo que solemos llamar “desmayo”. Estaría así al menos por una semana. Si además le quieren hacer pruebas, no se cuanto se alargará.
-¿Crees que me dejarán visitarla?- Me preguntó preocupado, a lo que no pude más que sonreír. Había caído rápido por la chica.
-¡Claro! Y si no, ya encontraremos la forma. Seguro que Blaine y sus amigos nos echan una mano.
Después de mi último comentario caminamos en silencio hasta llegar al edificio de los Caballeros. Había pasado tanto ese día… Mi concepción de nuestro estamento ya no era el mismo y algo me decía que iba a seguir cambiando. Levanté mi mirada hacía Finn y vi en sus ojos lo mismo que debería estar viendo él en los míos. Algo grande se avecinaba. Esa noche no íbamos a dormir. No podríamos, a parte debería ponerlo al día de todo lo dicho por el moreno. Algo me decía que no sería la primera noche que me quedaría sin dormir. Y no me equivocaba.
Eso es todo, que tal? Se que la relación entre Blaine y Kurt no ha avanzado mucho, pero se acaban de conocer... de todas formas, pensaís que la cosa va muy lenta, muy rapida...? Decidmelo! Reviews pls!
Hasta otro día, besos <3!!
También quiero agradecer a LynndeMcGinty (yo también quiero saber que pasará hahaah, aunque tengo una vaga idea) a Johanna Anderson (me animaste mucho con tu comentario! como no recivía casi reviews pensava que nadie me leía, comenta cuando puedas por favor, me have mucha ilusión) y a Gabiigleek (muchas gracias!! A mi me encanta que te guste! besos!) por los comentarios. Antes de enrollarme más, el capitulo:
CAPITULO 4
Sin previo aviso, oímos un grito desgarrador, un grito que solo se puede describir de profundo terror y que provenía de un poco más allá de donde nos encontrábamos nosotros, cuando una luz blanca y cegadora salió de la barita de Blaine.
Los primeros segundos del hechizo mi vista se incapacitó, luego pude ver como la luz blanca se tornaba en una extraña forma y su color cambiaba a un verde brillante, entonces lo vi.
Blaine se había levantado y con un brazo estirado levantaba la varita contra la sombra. Su cara contraída demostraba el esfuerzo, todo su cuerpo temblaba, pero no de miedo. La luz verde de su varita se cernía sobre la oscuridad que nos atacaba, pude observar cómo se envolvía a su alrededor, pero no distinguía ninguna figura. En ese momento mis piernas reaccionaron y empecé a levantarme para ayudar a Blaine, aunque no tenía ni idea de cómo, no podía quedarme con los brazos cruzados.
Salí de bajo el banco y me levanté, miré hacia la sombra y comencé a buscar su cara, para tener al menos una referencia de dónde atacar, subía mi mirada cuando Blaine me gritó.
-¡Kurt! ¡¿Qué te crees que estás haciendo?! ¡Vuelve bajo el banco!- Lo miré desconcertado, y luego furioso. ¿Quién era él para hablarme así? Él me lanzó una mirada que me decía claramente que en ese momento no debería ponerme a discutir- ¡Ahora! – Volví a mi escondite.
Blaine volvió su atención a la sombra y yo también. Era pequeña, más o menos del tamaño de Rachel, quizá un poco más. Rachel y Finn… ¿Sería suyo el grito? ¿Habría más como este? La luz verde cesó y antes de que me pudiera preguntar por qué Blaine gritó algo que no pude distinguir y un rayo azul impactó contra la oscuridad. Se escuchó un ruido. Algo aterrador, como mil niños gritando de terror y la sombra se esfumó.
Hubo un silencio por unos segundos hasta que escuché unos pasos, seguramente los de Blaine, aún estaba todo oscuro y ahora no distinguía nada. De repente vi como una luz salía de su varita y nos iluminaba. Él se acercó a donde había desaparecido el, supongo, demonio, se agachó y cogió algo que no pude distinguir antes de acercarse a mí, agacharse y darme una sonrisa que iluminaba más que su varita, como si no hubiera ocurrido nada.
-¿Estás bien?- Me ofreció una mano que rechacé mientras me levantaba con orgullo. Me espolsé el uniforme y lo miré serio a los ojos.
-Bien, explícame que ha ocurrido aquí.
- Lo haré enseguida y con mucho gusto pero creo que primero deberíamos buscar a Finchel y asegurarnos que están bien.- me dijo mientras se daba la vuelta y se ponía a caminar.
-¿Finchel?- Pregunté mientras lo seguía de cerca, aún un poco asustado.
-Finn y Rachel- Respondió sin mirarme, mientras buscaba a su alrededor, iluminando con la luz de su varita.
-O Dios mío… ¡Me había olvidado de ellos!
-Tranquilo, es por el shock.- Se dio la vuelta y me miró- Ven, dame la mano. No quiero que nos separemos, no sabemos si hay más… Aunque no lo creo- Cogí su mano con fuerza. Necesitaba su calor más de lo que creía.
-Esa…cosa. ¿Era un demonio?- Blaine soltó una risa sarcástica.
-Ojalá eso fueran los demonios. Todo sería mucho más fácil.- Miró su mano, creo que dudando si continuar.- Era un mensajero.- Dijo al fin, mientras me enseñaba lo que llevaba
en la mano. Lo que había recogido al matar a la sombra.
Era una pequeña bolita del tamaño de medio puño, dorada. Con dos cruces plateadas y en relieve, una lo mas apartada de la otra, justo al otro lado de la bola.
-¿Mensajeros?- Le volví a preguntar después de haber observado el extraño objeto.
-Sí. Son las sombras que se envían los demonios para comunicarse y no ser vistos. Llevan estas cosas- dijo volviéndome a mostrar la bolita dorada- se llaman Codex, contienen el mensaje y lo guardan de forma que, si por algún motivo, los mensajeros son vistos, su mensaje no puede ser descifrado. Bueno, al menos fácilmente. Siempre se puede descifrar algo que ha sido cifrado con anterioridad.- Hizo una pausa y miró al cielo, pensando.- Por eso los mensajeros viajan de noche. Son sombras y el más difícil que sean vistos. Pero un mensajero en la academia…
-¿Crees… crees que hay un demonio aquí, en la escuela?- Le pregunté, miedo en mis ojos.
-No lo se… Es la única explicación que le veo a la presencia de ese mensajero.- Me miró y pasó su brazo libre por mi espalda, haciendo círculos tranquilizantes- Pero no estamos seguros de nada, así ce no te preocupes.- Acabó, antes de abrazarme por la espalda y posar un beso en mi cabeza, para luego soltarme. Le sonreí.
-¿Por qué me hiciste volverme a esconder, cuando me levanté para ayudarte?- Pregunté notándome un poco molesto por ello. Él soltó un suspiro.
-Mira Kurt… Sé que los caballeros creéis que os preparan para luchar contra los demonios en caso de una guerra y todo eso, pero… La verdad es que no es enseñan nada que podáis usar luego. ¿Qué ibas a hacer para ayudarme?- No supe que contestar, tenía razón. Blaine siguió- Ni siquiera os enseñan cómo hacer hechizos de ataque, no sé que pretende el Rey con eso… No entiendo como pretende acabar con los demonios… Ni siquiera parece que quiera acabar con ellos.
-¡Blaine! ¡¿Cómo te atreves a hablar así de nuestro Rey?!- Le susurré indignado- Sólo quiere protegernos.
Él me miró y una sonrisa sarcástica cruzó su cara.
-Así que verdad crees eso… Hoy ni siquiera sabías que si hubieras mirado al mensajero a los ojos hubieras muerto quemado y tu cuerpo habría desaparecido- Me estremecí ante eso. Claro que no lo sabía, nadie me lo había dicho- Tuvisteis suerte Finn y tu, él por suerte estuvo con Rachel y ella también tiene consciencia de estas cosas.
Mientras Blaine hablaba, empezamos a oír algo, como un murmullo. Nos miramos, ambos pensando que serían Finn y Rachel. Seguimos la voz, hasta estar bastante cerca como para darnos cuenta de que era un lamento.
Los cuerpos de nuestros amigos se encontraban tirados en el suelo, me asusté y corrí hacia ellos para darme cuenta que Finn se encontraba tirado encima de Rachel, llorando. No tuve tiempo de reaccionar, pues en ese momento llegó Blaine a mi lado.
-¡Rachel!- Gritó, mientras se lanzaba en dirección a su amiga, apartó a mi compañero de habitación sin muchos miramientos y comenzó a observarla frenéticamente, levantando sus brazos, escuchando su respiración, tonándole el pulso… Por lo que pude observar Finn se encontraba tan en shock como yo, que no podía hacer otra cosa que observar con la cara pálida, que no había recuperado su color desde el grito al que se le sucedió el ataque. De momento, Blaine soltó un suspiro de alivio y nos miró a ambos con la mirada ahora más suave.
-Ella está bien- llevó la mirada a mi amigo- tranquilo Finn, solo está desmayada. Es la defensa de los mensajeros- empezó a explicarnos- si los miras a los ojos, mueres instantáneamente, sin dejar pistas de lo que pudo acabar con tu vida, de modo que no puedes contar a nadie que lo viste. Por eso antes no te dejé hacerlo…
-Espera- le corté- has dicho muerte instantánea y Rachel solo esta… Dormida, ¿no es así?- El moreno asintió.
-Rachel sabe lo que pasa, todo con respecto a los demonios, como yo está enterada. Este le cogió por sorpresa. A ambos nos cogió por sorpresa. Pensábamos que al estar dentro de la escuela estábamos fuera de peligro, pero no… Como era de noche, al verlo a los ojos ella no murió. Es más, me parece que él tampoco esperaba encontrar a nadie aquí.- Finn soltó el aire que había estado aguantando y se secó la cara, aunque de repente pareció recordar algo.
-¿Qué ha pasad con él, eso, esa cosa, lo que sea?- Preguntó, de nuevo en guardia.
-Blaine lo destruyó- Le contesté, mirando al moreno con una sonrisa que él me devolvió, sentía… ¿orgullo? Finn carraspeó y ambos bajamos la mirada avergonzados, mientras él proponía llevar a Rachel a la enfermería.
O.O.O.O.O.O.O
Caminábamos silenciosamente por los pasillos de la academia, en la parte de los magos, a oscuras. A esta hora debían estar todos más que dormidos, pero en la enfermería siempre había guardia.
Blaine había insistido en que volviéramos a nuestra parte de la escuela, que él se ocuparía de Rachel. Pero el cabezota de Finn quería ocuparse él mismo. La verdad… le entiendo. Casi no conozco a Blaine, pero rápido le he cogido cariño y si hubiera sido él el dañado, hubiera querido ayudar. Así que con paso lento y mucho cuidado nos dirigíamos a la enfermería.
-Muy bien genios, haber quien me dice cómo vamos a hacer para explicarle a la Srta. Pillsbury que le ha ocurrido a Rachel.- Dije, con mi ya habitual sarcasmo. Blaine se giró hacia mí.
-Desde luego, no podemos decirle la verdad.- Se paró un momento a pensar y luego miró a Finn.- Creo que en la puerta deberías dármela, Hudson- Le dijo con gracia- Le diré que se cayó y se golpeó la cabeza. No creo que la Srta. Pillsbury me crea, pero le hago gracia y no hará preguntas. Con unas cuantas pruebas descubrirá lo que ha pasado y le comentará al Director Shuster, pero para entonces ya deberíamos haber averiguado algo acerca del Codex- Finn me dio una mirada inquisitiva y yo le di una de te-explico-todo-en-la-habitación-vas-a-flipar.- Así que dadme a Rachel y volved a vuestras habitaciones. Cerrad con llave, por lo que sabemos podría haber un demonio en la escuela.
-Ya lo hay- Finn dijo mientras soltaba una risita tonta- tiene nombre y es Sue Sylvester.
Blaine y yo reímos a la tonta broma del castaño. La verdad es que después de todo lo que había pasado era un alivio.
Paramos de caminar y Finn posó a Rachel en brazos del moreno de rizos rebeldes. Los ojos miel me miraron.
-¿Sabréis volver?
-Claro no somos estúpidos- dije con sarcasmo, para luego darle una mirada suave y añadir- No hemos andado mucho, recuerdo el camino.- Blaine asintió y mientras nos marchábamos añadió:
-Tened mucho cuidado- Comenzó, su mirada oscureciéndose y su gesto cada vez más serio, tanto que me asusté.- Hogwarts ya no es un lugar seguro.
-No me lo creo… ¡Blaine! ¿Enserio?- Finn y yo reímos antes de que el oji-miel desapareciera de nuestra vista al cruzar una esquina.
-Sabía que era un nerd- Me dijo mi amigo al oído antes de soltar una risita- Me gusta, tientes mi aprobación.
Le miré con una ceja levantada para luego rodar los ojos.
-No sabía que necesitara tu aprobación para hacer amigos.
-Sí, claro. Amigos- Remarcó la última palabra haciendo el gesto de unas comillas con sus manos. Noté como la sangre subía a mi cara y agradecí que fuera de noche. ¿Por qué reaccionaba así? De repente la mirada divertida que me estaba dando mi compañero cambió.
-¿Cuánto tiempo crees que estará Rachel en la enfermería?
-No sé, según dijo Blaine solo estaba desmayada, pero también dijo que no era técnicamente lo que solemos llamar “desmayo”. Estaría así al menos por una semana. Si además le quieren hacer pruebas, no se cuanto se alargará.
-¿Crees que me dejarán visitarla?- Me preguntó preocupado, a lo que no pude más que sonreír. Había caído rápido por la chica.
-¡Claro! Y si no, ya encontraremos la forma. Seguro que Blaine y sus amigos nos echan una mano.
Después de mi último comentario caminamos en silencio hasta llegar al edificio de los Caballeros. Había pasado tanto ese día… Mi concepción de nuestro estamento ya no era el mismo y algo me decía que iba a seguir cambiando. Levanté mi mirada hacía Finn y vi en sus ojos lo mismo que debería estar viendo él en los míos. Algo grande se avecinaba. Esa noche no íbamos a dormir. No podríamos, a parte debería ponerlo al día de todo lo dicho por el moreno. Algo me decía que no sería la primera noche que me quedaría sin dormir. Y no me equivocaba.
Eso es todo, que tal? Se que la relación entre Blaine y Kurt no ha avanzado mucho, pero se acaban de conocer... de todas formas, pensaís que la cosa va muy lenta, muy rapida...? Decidmelo! Reviews pls!
Hasta otro día, besos <3!!
Pebrotets* - Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 06/02/2013
Re: Escuela de Caballería
Va a un ritmo perfecto. Con cada capítulo siento que me enamoro más de esta historia.
Actualiza pronto.
Actualiza pronto.
LynndeMcGinty- - Mensajes : 1362
Fecha de inscripción : 23/05/2012
Edad : 30
Re: Escuela de Caballería
AHHHHHH, sigo creyendo que es perfecto hahaha, me encanta, me encanta, I love it, Ich lieb dich hahaha
que lindo que Blaine trate de cuidar de Kurt, ahora se da cuenta de lo importante que es un mago
Anna
que lindo que Blaine trate de cuidar de Kurt, ahora se da cuenta de lo importante que es un mago
Anna
johanna anderson****** - Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 12/06/2012
Edad : 27
Capitulo 5
YEEEEE I'M HERE!! un nuevo cap, un poco más largo de lo común, que compense por la espera :S
Agradecer por los reviews a LynndeMcGinty (aish gracias! yo me enamoro de ti hahah me alegra que te guste, cualquier recomendación, estoy abierta a criticas) y a Johanna Anderson (eres un encanto, amo tus comentarios, claro que un mago es importante, sobretodo si es Blaine! verdad?hahah) Besos a los dos!!! <3
Vale, recuerdo que estaba basado en Harry Potter y bla bla, es decir, imaginaos la academa algo así como el castillo de Hogwarts, ok? Hay referencias, sin más, el cap 5!
CAPITULO 5
Cuando me desperté me costó darme cuenta de lo que había pasado esa noche. Palabras como “mensajero”, “codex”y “demonio” volaban por mi mente, a la par que Blaine alzando su varita contra el enemigo, el brillo del hechizo reflejando en sus ojos, sus labios en una línea recta y su ceño fruncido con concentración… Un escalofrío me recorre la espinilla y me miro la entrepierna. Sí, a pesar de todo lo ocurrido y de mi charla con Finn sobre monstruos y demás derivados, mi pantalón del pijama está abultado, como cada mañana. Claro que hoy el culpable de eso tiene nombre y apellidos.
Me levanto con cuidado de no despertar a Finn que sigue durmiendo en la cama de al lado.
Aún es pronto para ir a clases así que rápidamente me doy una ducha de agua fría y me pongo el uniforme. Pienso en ir a ver a Rachel a la enfermería, pero no sé si quedaría muy extraño que fuera yo sólo a ver a una maga, además que mi enamorado compañero me querrá acompañar, así que pienso en dejarlo para después. Voy caminando sin rumbo, solo dando un paseo y me doy cuenta que he acabado en el campo de vuelo. El campo de vuelo, así como las pistas de fútbol, baloncesto, quiddich y atletismo las compartimos con los magos, allí es donde los alumnos de primer año dan clases de vuelo con escoba. Nosotros los caballeros no tenemos esa asignatura ya que se considera innecesaria. Nos preparan para luchar con demonios, y los demonios no vuelan. O al menos, eso me habían dicho. La verdad es que ya no tengo nada muy claro…
-¿No tuviste bastante anoche que ya estás despierto?- Una voz que ahora ya conozco demasiado bien me grita desde algún lugar. A continuación oigo unas risas.
-¡Eh, Anderson! ¿Noche ocupada?- Gritó una voz femenina desconocida para mí para a continuación volver a reír. Al comprender el significado de estas palabras noté como me el color me subió hasta las orejas mientras una ráfaga de aire provocada por una escoba movió mi pelo y Blaine bajo de el cielo para aterrizar a mi lado y saltar de la escoba, haciendo mover sus rizos azabache.
-No escuches a Lauren… Tiene el síndrome Malfoy.- Me dijo Blaine ya a mi lado.
-¿El síndrome Malfoy?- Le pregunto con una sonrisa en la cara, sin creer lo nerd que es, y obviando el pensamiento que tuve de que eso lo hacía adorable.- ¿Draco Malfoy?
-El mismo- Dijo con un asentimiento- Ahora, ¿Qué haces por aquí y a estas horas? No hay casi nadie despierto aún.
-¿No te alegras de verme?- Pregunté, para luego darme cuenta de lo coqueta que había quedado y mirar a Blaine, que por lo estático que había quedado, no esperaba tal comentario.
-Em… si, claro- pareció reaccionar- Siempre me alegro de verte. Pero me… no se… solo me pareció raro, es pronto y-
-Vale Blaine, tranquilo. Solo era una broma- Le dije con una sonrisa tranquilizadora- La verdad es que me desperté pronto. No estuve durmiendo muy bien, ya sabes…-me miró con ojos comprensivos- quería ir a ver a Rachel, pero preferí esperar a Finn.
-Claro, entiendo- Contestó cogiéndome del codo con la mano libre de la escoba y llevándome fuera del campo.- A mi me ha pasado un poco igual. Sabes si quieres esta tarde si no tienes mucha tarea podemos ir a ver a Rachel y luego había pensado- coontinuó, bajando la voz y acercándose más a mi- en llevarle el Códex a unos amigos. Creo que ellos podrían intentar descifrarlo, no podemos dejar esto como si nada hubiera pasado.- Asentí dándole la razón.
-Sí, me parece buena idea. Si conoces a alguien de confianza, estoy seguro de que es lo mejor, y esta tarde tendré deberes, como siempre, pero puedo atrasarlos. En cambio tú…-Dije mirándolo reprobatoriamente- explotas zumos y te castigan con limpiar cosas, ¿o ya lo has olvidado?
-No, claro que no lo he olvidado- Me miró y me dio una sonrisa cómplice, que por su belleza
y proximidad, me hizo temblar las piernas- Tu amigo Puckerman hará eso por mí- Reí ante tan descabellada idea.
-¿Qué te hace pensar que Puck hará algo así? No es una de esas personas a las que le puedas pedir cualquier cosa.
-Digamos que me debe un favor- Soltó una risita- No debería haberse metido en negocios
turbios conmigo.
-¿Cómo…cómo de turbios?
-Digamos que a tu amiguito le gustan los artículos de broma mágicos, y no para fines caritativos.
-No me digas más. No quiero saber lo que os traéis entre manos.- Blaine rió de nuevo.
-Haces bien. Oye Kurt, tengo que ir a ducharme antes de ir a clase. ¿Dónde quieres que nos veamos esta tarde?
-¿Aquí mismo?
-Bien- Me dijo antes de poner cada pierna a un lado de su escoba. Miró con duda a sus manos para luego levantar la vista hacia mí.- ¿Quieres que te lleve a tu habitación?- Se quedó mirándome esperando mi respuesta ¿Quería que me subiera en una escoba? Nunca me había hecho mucha gracia eso de volar. Es más, no había volado nunca, aunque la verdad sea dicha. Volar en la escoba del chico de ojos miel con el chico de ojos miel, era tentador.
–Claro que si quieres pasear…-
-¡No!- Grité Ups…- Quiero decir, no. Me haría ilusión volar- Dije con una sonrisa tan grande como la que Blaine tenía ahora en el rostro.
-¡Genial! ¿Has volado alguna vez?
-Mmm… No.
-Bueno, pues no te preocupes, porque no podrías haber escogido a alguien mejor- Alardeó Blaine con una estúpida y gran sonrisa contagiosa.
-¿A si? Habrá que verlo, si no la próxima vez subiré con otra persona.-Reí al ver la expresión del moreno. No creo que quisiera estar tan cerca de otro, Blaine.
-Bueno, ven.- Me acerqué a él.- Ponte detrás de mí y pasa una pierna, como yo.- Hice lo que me indicó.- Si lo haces bien a la próxima te dejaré subir delante- Comento, guiñándome un ojo, Una próxima, ¿eh Hummel? No suena mal, pero espera a ver que no te mate con su escoba.- Cógete de mi cintura- Rió ante mi expresión para inmediatamente añadir- No querrás caerte.
Si me preguntaran de volver a volar, diría que ni pensarlo. Si Blaine me lo pidiera… Bueno, ni siquiera le haría falta pedírmelo, se lo demandaría yo mismo.
Cuando envolví su cintura con mis brazos no tuve más remedio que pegarme completamente a él y mentiría si dijera que no noté los músculos que delineaban su espalda y tórax, que no enterré mi nariz en su cuello para aspirar su envolvente aroma mientras sus rizos me hacían cosquillas en la cara. Sé que es una estupidez, sobre todo tratándose de un chico que prácticamente acababa de conocer, pero su alegría, su coraje y su amabilidad habían calado en mi, y estaba seguro que si seguía así, podría querer que el oji-miel fuera algo más que un amigo, aunque… a quién engañar, ni siquiera en ese momento lo veía ya como a un simple amigo. Solo así, abrazado a Blaine, sentía que nada malo podía pasarme. Me sentía en casa.
Al principio de mi toque él se tensó, para seguidamente relajarse, colocó bien la escoba y antes de que me diera cuenta subíamos hacia el cielo, el aire cada vez me golpeaba con más fuerza la cara. Miré a mi alrededor para darme cuenta que el moreno no fue hacía el ala de las habitaciones de los caballeros.
-¿Blaine, donde vas?- Dije gritando un poco para que me escuchara a través de la fuerza del viento, aunque mi boca estaba prácticamente pegada a su oreja.
-¡Un tour! No te voy a llevar tan cerca siendo la primera vez que montas en escoba. ¿Qué clase de mago sería si no fardara de mis habilidades?- Me contestó sonriendo y también sonreí, porque no podía evitarlo, porque la sonrisa de Blaine era tan grande y sincera que parecía que no pudiera pasar nada malo en el mundo, aunque todos supiéramos que no era así. Mi sonrisa se agrando más al ver el increíble paisaje. Volábamos ¡Volábamos! Por encima del Lago Negro mientras las sirenas saltaban. El moreno bajo más, hasta que pude tocar el agua con mis manos y lo salpiqué. Él rió y levantó el vuelo hacia la colina, donde volamos cerca de los pegasos que pastaban tranquilamente, para finalmente dirigirnos hacia la academia.
Blaine subió hasta el piso de los dormitorios de los caballeros y aterrizó suavemente en la terraza a donde daban las habitaciones. Me baje de la escoba, reacio a soltarme de él y enseguida echando de menos su calor, pero con el rostro aún iluminado de la increíble experiencia que acababa de vivir.
-¿Y bien? ¿Qué te ha parecido?
-Dios mío Blaine, eso ha sido… increíble. Nunca, nunca había vivido algo igual. No se qué decir, estoy sin palabras.
-Me pasó lo mismo la primera vez que volé. Entonces… quiere decir que no es la última vez que te vas a subir en mi escoba ¿no?- Preguntó con una sonrisa esperanzada.
-Espero que no- Le respondí sonriendo como un idiota.- Ahora- Dije, volviendo a recuperar la compostura, pero no del todo. Nunca del todo con el chico de cabello rizado.- Deberías irte. Si alguien te ve en la terraza del dormitorio de los caballeros, te cae una buena. Y no tienes tiempo para otro castigo, chico zumo.- Rió ante mi comentario y volvió a subir a la escoba.
-Está bien, nos vemos esta tarde Kurt.
-Sí, hasta esta tarde.- No se de donde saqué el valor pero me acerqué y le di un suave beso en la mejilla- Gracias por esto, en serio, ha sido genial.- Cuando me aparté de él pude notar un ligero rubor en sus mejillas y como sus ojos se movían nerviosos intentando mirar a todos lados menos a mí. Me dio un asentimiento con la cabeza y alzó el vuelo. Lo vi marcharse por el cielo con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
El día pasó lento y sin nada que mencionar, aparte de Puck inventándole una excusa a Santana de por qué esa tarde no estaba libre mientras yo intentaba esconder la sonrisa. Por otro lado Finn estuvo ausente todo el tiempo, aunque lo entiendo, yo apenas conocía a Rachel y estaba bastante preocupado pero me tranquilizaba pensando en que esta tarde iríamos a verla y al menos haríamos algo por intentar descubrir que mensaje escondía el
Códex, aunque de eso no le había mencionado nada a mi mejor amigo. No quería añadirle preocupaciones y… A quién voy a engañar. Quería, aunque fuera, un tiempo a solas con el mago de rizos negros.
Luego de la clase de hípica (sí, montar a caballo. Realmente, después de lo que vi anoche no creo que eso nos ayude en nada a la hora de acabar con un demonio) fui a las duchas.
Me alargué un poco más de lo debido para hacer tiempo para dirigirme al Campo de Vuelo, dónde había quedado con Blaine. Antes de que me diera cuenta, todos mis compañeros se habían marchado y sólo quedaba yo en los vestuarios. En esta parte de la historia, debo comentar que los vestuarios, como algunas de las demás salas comunes, eran sólo para caballeros, los magos tenían otras cerca de las nuestras. Bien. Había yo salido ya de la ducha cuando escuché un ruido. Me quedé estático. Después de lo que ocurrió anoche ya no sabía que podía pasarme así que acabe de ponerme la camiseta y me pegué a los casilleros cuanto pude. Entonces escuché unas risas y unas voces que no podía distinguir, aunque rápidamente supe que eran alumnos, pero magos.
-¿Donde queréis que ponga los fuegos mágicos?- Preguntó una voz masculina, divertido.
-Cerca del lavamanos.-Contestó otra.- ¡Jeff! Pon la pintura en el grifo de las duchas.
-¿Que preferís, chicos. Verde o rojo?- Preguntó el que supuse sería Jeff.
-¡Rojo! Aprovechemos hoy que no está Blaine. Él siempre quiere ponerla verde.- Espera,
¿Blaine? Sólo conocía una persona con ese nombre.
-Es verdad, Wes. Algo bueno ha salido de que no haya venido, al fin y al cabo.
-Si… Pero, aunque me cueste admitirlo. Él tiene las mejores ideas para las bromas.
-Es cierto, pero eso no se lo digas a él. Por cierto, ¿Por qué no ha venido? Wes, tu te enteras de todo.
-No lo se Nick.
-¿No estaba castigado por intentar molestar a Jeff con lo del zumo?
-Sí pero hoy no, el tal Puckerman, un caballero le debe unos días a cambio de los polvos para enfermarse.- Varias voces rieron.
-Cierto.
-Había quedado.
-¿Una cita? ¿Nuestro Blainie? ¿Con quién, Jeffy?
-No lo se, me fue imposible sonsacárselo. Lo que se es que el chico en cuestión le gusta, porque me ha negado hasta el final que era una cita.
-Chicos, no comprendo vuestra lógica.- Me costó darme cuenta de que hablaban de mí, puesto que era la persona que había quedado con Blaine. Sonreí ante la expectativa de ver al moreno y recordé que tenía que irme, aunque no podía hacerlo sin que los intrusos que intentaban que los caballeros quedáramos de color rojo me vieran. Así que decidí que lo mejor era que lo hicieran. Recogí mis cosas y salí de mi “escondite” para ver a tres chicos con las capas verdes del uniforme de los magos. Tres chicos que supuse eran Jeff, Nick y
Wes. Se que Jeff era el único rubio de los tres, ya que lo ví en el comedor en día que me fijé en Blaine por primera vez, a los otros, uno asiático y otro moreno, no les ponía nombre con cara. Caras que fueron épicas cuando me vieron.
-Adiós chicos.- Les dije mientras salía de los vestuarios, notando sus miradas sobre mí, mientras sonreía con satisfacción.
-¿Y qué dijeron?- Me preguntó Blaine riendo, mientras íbamos a recoger a Finn, después de
que le contara lo de sus amigos en el baño de los caballeros.
-Nada- Le contesté con una sonrisa igualmente divertida- Se me quedaron mirando.
-Pobres chicos- Suspiró Blaine- Sin mí no son nada. Aún tienen mucho que aprender.
-¿Así que tu eres el cabecilla?
-No me gusta alardear… Pero sí.
-Aja. Por lo tanto eres el culpable de que más de una vez haya acabado col en pelo verde.- Le dije serio, a lo que el moreno se asustó.
-Em, si bueno… No te conocía y… Si te sirve de consuelo, también lo hemos hecho en las duchas de los magos y-
-¡Tranquilo! Era una broma. Como las tuyas Blainie.- Le dije, haciendo hincapié en el mote que había oído a sus amigo usar con él. Un rubor subió a sus mejillas, pero no me dijo nada acerca de la forma en cómo lo había llamado.
Llegamos a la puerta del edificio de los magos, dónde ya nos esperaba Finn, pasándose las manos por la cara nerviosamente y con el pelo hecho un lío. Cuando llegamos a él Blaine le dio una palmadita en la espalda.
-Tranquilo tío. En una semana estará como si nada hubiera ocurrido- Le comentó con una sonrisa tranquilizadora, a lo que Finn solo atinó a asentir.
En un silencio cómodo nos dirigimos a la enfermería, para encontrar a Rachel en una de las muchas camas con sus grandes ojos cerrados. Como si durmiera apaciblemente.
Después de hablar un poco con ella (obviamente solo hablábamos nosotros, la morena seguía inconsciente) y tocar sus manos, decidimos que era hora de irnos, Blaine y yo pensando en visitar a esos amigos suyos que podrían ayudarnos a descifrar el Códex.
Mientras nos levantamos miramos a Finn que nos dijo que él prefería quedarse un poco más con Rachel. Blaine y yo asentimos y salimos de la enfermería.
-Bien.-Me dijo el moreno cuando ya estábamos en el pasillo- había pensado de ir un lugar al que podamos entrar los dos ya que tu no puedes entrar en el ala de las habitaciones de los magos, y que no nos escuchara hablar nadie, así que pensé en ir a la Sala Natura, pero como tu sabes bien- soltó una risita nerviosa- fue justo allí donde nos atacaron, así quela única opción acaban siendo los dormitorios, y más fácil que entrar a tres magos en la Sala de los Caballeros es meter a un caballero en la Sala de los Magos. ¿Te molesta?
-No, claro que no Blaine. Es más, si te soy sincero, tengo curiosidad en ver que tan diferentes son de las nuestras pero… ¿Cómo voy a entrar sin que me vean?
-Obviamente el uniforme es un problema. No lo puedes llevar, pero no te preocupes. Jeff, a quién ya has visto, mide más o menos lo que tú así que puede prestarte su uniforme.
-¿No se ha extrañado de que le pidieras un uniforme para dejárselo a un caballero?
-Jeff cree que estamos saliendo y que intentamos guardarlo en secreto, ya que somos algo así como un amor imposible. Jeff ve demasiado romance, a veces.- Un sentimiento de satisfacción me invadió al pensar que alguien creía que tenía un romance con Blaine.- A partir de ahí, podremos entrar, tu sólo no levantes mucho la cabeza. Una vez que estemos dentro, iremos a la Sala de Estudio. Allí nunca hay nadie a estas horas, y los que hay están enfrascados en sus libros.
-Me parece un buen plan. ¿Dónde me cambio?
-Jeff ha dejado su uniforme en vuestros vestuarios. Y a sabes, dónde estaban preparando la broma. Ya verás cuando se entere que tú y mi supuesto amante sois la misma persona- Rió Blaine- Te puedes cambiar allí.- Nos miramos y seguimos caminando por los amplios corredores, ahora con una dirección.
-Oye, Blaine.- El morocho hizo un sonido para que entendiera que me estaba escuchando.-¿No le vas a decir a Jeff, Nick y Wes lo que pasó? Parecen buenos amigos tuyos, y si vamos a seguir con esto, tal vez deberían saber…
-Lo he pensado. De verdad. Pero primero necesito saber que contiene el Códex. Si es algo importante, tal vez deberíamos decírselo a ellos, y algunos de tus amigos más intimos ya que puede que necesitemos ayuda.
-¿Qué crees que contiene?
-No lo se, tal vez… Se que es difícil, pero puede que contenga algo de información de la guerra que se avecina. Entiendo que llevamos tiempo creyendo que puede que esa guerra nunca se produzca. El gobierno nos estás dando una sensación de tranquilidad, pero yo no confío y no creo que algo así se pueda evitar, aunque de verdad que me gustaría.- Blaine habló tan serio, que no pude dudar de sus palabras.
-Pero si el mensaje es sobre algo tan serio, tal vez deberíamos avisar a las autoridades, ¡Deberíamos hablar con el director!
-Kurt, no confío en el director. Sí algo he aprendido es a no confiar. En cambio, la decana parece alguien de quien te puedas fiar, pero no estoy seguro. De todas formas, deberemos esperar a ver que nos dice en código, si es que algún día lo desciframos.
Hablando en voz baja, y sin darnos cuenta ya estábamos en los vestuarios y, en efecto, el uniforme con la capa verde se encontraba ahí. La verdad sea dicha, me hacía mucha ilusión ponérmelo.
-Esperaré fuera- Dijo Blaine mientras salía, aunque de repente se giró- Ah y… bueno, no utilices el baño, ya sabes… Mejor no toques nada.
Me cambié a la ropa de los magos y escondí la mía, para salir a encontrarme con Blaine que silbó y me dijo que realmente tenía pinta de brujo.
A paso rápido y con la cabeza agachada seguí al chico de rizos hasta que llegamos a una gran puerta que Blaine tocó con la varita para dejar que a continuación se abriera.
Entramos a una amplia sala con sillones verdes y paredes rojas con motivos del mismo color que los sofás, dos chimeneas, una a cada lado de la habitación y una pared cubierta completamente con libros. No había ventanas, pero las luces de las velas y una de las chimeneas que se mantenía encendida iluminaban la habitación. Blaine se dio cuenta de mi ensimismamiento, ya que me cogió una manó y me dirigió hacía la gran estantería que cubría la pared. Sacó uno de los libros (verde, de nuevo) y la estantería giró, dejándonos dentro de una habitación aún mayor que la anterior. En esta todo estaba cubierto de libros, libros en las paredes, libros en estanterías por el centro de la sala, libros amontonados por el suelo… Al igual que en la sala anterior, en esta no había ninguna ventana, sólo algunas velas que hacían que se viera oscura. Algunos sillones, mesas y… ¡oh! Unos chicos que no había visto antes. Uno de ellos moreno y con gafas, sentado en una silla de ruedas y el otro rubio y con una boca mu extraña, pero que increíblemente en su cara quedaba bien, tumbado en el suelo sobre unos cojines.
-Kurt, bienvenido a nuestra Sala de Estudio.- Me dijo Blaine en la oreja, haciéndome temblar. Me arrastró por mi mano que aún aguantaba hacía ambos chicos.
-Kurt, estos son mis buenos amigos Sam- Comentó señalando al chico rubio- Y Artie- Acabó con el de la silla de ruedas.- Chicos, este es Kurt.- Intercambiamos unos saludos y nos sentamos en los cojines del suelo.- Bien, y ahora vayamos al tema que nos atañe, no tenemos mucho tiempo antes de que sea la hora de bajar al comedor.- El moreno se metió la mano en el bolsillo y sacó el Códex, para a continuación dárselo a Artie que comenzó a observarlo cuidadosamente mientras Sam parecía perdido en su mundo.- Ya les he comentado lo que pasó la otra noche, así que están al tanto.- Me avisó el moreno al oído, a lo que yo sólo asentí.
-Blaine, te voy a ser sincero- Comenzó Artie- Esto no va a ser nada fácil, pero intentaré descifrarlo, si Sam consigue abrirlo. Te iremos informando si hay algún avance así que no te preocupes- Se inclinó un poco hacia el oji-miel- Y yo me encargaré de que Sam- dijo mirando a este último, que hablaba consigo mismo mientras parecía que hacía… ¿imitaciones?- se centre.
-Gracias Artie, de verdad que te lo agradezco. Si no puedes hacer nada más por ahora, creo que Kurt y yo nos marcharemos. No queremos que lo pillen y si gane un castigo limpiando junto a mí, ¿verdad?
Nos despedimos de la extraña pareja para volver a que me cambiara de nuevo el uniforme.
Blaine me acompañó hasta el exterior del edificio de los magos, pero allí le dije que iría solo, que fuera a prepararse para la cena. Él me discutió un poco pero al final accedió. Quedamos en que le devolvería el uniforme al día siguiente después de clases, pues él tendría que estar limpiando el aula de música ya que sería mejor que esa noche intentáramos descansar.
Para despedirnos estábamos ambos algo nerviosos, pero fue él quien esta vez se inclinó y
me dio un beso rápido en la mejilla, que a pesar de lo fugaz tuvo un gran efecto en mí.
Vi como se daba la vuelta y subía los escalones para adentrarse en el edificio, mientras su capa ondeaba y sus rizos saltaban. Y yo seguía ahí, tocándome la mejilla como un imbécil, antes de darme la vuelta y dirigirme a los cambiadores para volver a mi vida de estudiante de caballero.
And... That's all! Que os ha parecido?
Bueno, quero aclarar que seguiré actualizando, a pesar de que el fic no ha tenido mucho exito hahaa pero al menos hay alguien que lo sigue así que yo también lo seguiré. Besotes <3
Agradecer por los reviews a LynndeMcGinty (aish gracias! yo me enamoro de ti hahah me alegra que te guste, cualquier recomendación, estoy abierta a criticas) y a Johanna Anderson (eres un encanto, amo tus comentarios, claro que un mago es importante, sobretodo si es Blaine! verdad?hahah) Besos a los dos!!! <3
Vale, recuerdo que estaba basado en Harry Potter y bla bla, es decir, imaginaos la academa algo así como el castillo de Hogwarts, ok? Hay referencias, sin más, el cap 5!
CAPITULO 5
Cuando me desperté me costó darme cuenta de lo que había pasado esa noche. Palabras como “mensajero”, “codex”y “demonio” volaban por mi mente, a la par que Blaine alzando su varita contra el enemigo, el brillo del hechizo reflejando en sus ojos, sus labios en una línea recta y su ceño fruncido con concentración… Un escalofrío me recorre la espinilla y me miro la entrepierna. Sí, a pesar de todo lo ocurrido y de mi charla con Finn sobre monstruos y demás derivados, mi pantalón del pijama está abultado, como cada mañana. Claro que hoy el culpable de eso tiene nombre y apellidos.
Me levanto con cuidado de no despertar a Finn que sigue durmiendo en la cama de al lado.
Aún es pronto para ir a clases así que rápidamente me doy una ducha de agua fría y me pongo el uniforme. Pienso en ir a ver a Rachel a la enfermería, pero no sé si quedaría muy extraño que fuera yo sólo a ver a una maga, además que mi enamorado compañero me querrá acompañar, así que pienso en dejarlo para después. Voy caminando sin rumbo, solo dando un paseo y me doy cuenta que he acabado en el campo de vuelo. El campo de vuelo, así como las pistas de fútbol, baloncesto, quiddich y atletismo las compartimos con los magos, allí es donde los alumnos de primer año dan clases de vuelo con escoba. Nosotros los caballeros no tenemos esa asignatura ya que se considera innecesaria. Nos preparan para luchar con demonios, y los demonios no vuelan. O al menos, eso me habían dicho. La verdad es que ya no tengo nada muy claro…
-¿No tuviste bastante anoche que ya estás despierto?- Una voz que ahora ya conozco demasiado bien me grita desde algún lugar. A continuación oigo unas risas.
-¡Eh, Anderson! ¿Noche ocupada?- Gritó una voz femenina desconocida para mí para a continuación volver a reír. Al comprender el significado de estas palabras noté como me el color me subió hasta las orejas mientras una ráfaga de aire provocada por una escoba movió mi pelo y Blaine bajo de el cielo para aterrizar a mi lado y saltar de la escoba, haciendo mover sus rizos azabache.
-No escuches a Lauren… Tiene el síndrome Malfoy.- Me dijo Blaine ya a mi lado.
-¿El síndrome Malfoy?- Le pregunto con una sonrisa en la cara, sin creer lo nerd que es, y obviando el pensamiento que tuve de que eso lo hacía adorable.- ¿Draco Malfoy?
-El mismo- Dijo con un asentimiento- Ahora, ¿Qué haces por aquí y a estas horas? No hay casi nadie despierto aún.
-¿No te alegras de verme?- Pregunté, para luego darme cuenta de lo coqueta que había quedado y mirar a Blaine, que por lo estático que había quedado, no esperaba tal comentario.
-Em… si, claro- pareció reaccionar- Siempre me alegro de verte. Pero me… no se… solo me pareció raro, es pronto y-
-Vale Blaine, tranquilo. Solo era una broma- Le dije con una sonrisa tranquilizadora- La verdad es que me desperté pronto. No estuve durmiendo muy bien, ya sabes…-me miró con ojos comprensivos- quería ir a ver a Rachel, pero preferí esperar a Finn.
-Claro, entiendo- Contestó cogiéndome del codo con la mano libre de la escoba y llevándome fuera del campo.- A mi me ha pasado un poco igual. Sabes si quieres esta tarde si no tienes mucha tarea podemos ir a ver a Rachel y luego había pensado- coontinuó, bajando la voz y acercándose más a mi- en llevarle el Códex a unos amigos. Creo que ellos podrían intentar descifrarlo, no podemos dejar esto como si nada hubiera pasado.- Asentí dándole la razón.
-Sí, me parece buena idea. Si conoces a alguien de confianza, estoy seguro de que es lo mejor, y esta tarde tendré deberes, como siempre, pero puedo atrasarlos. En cambio tú…-Dije mirándolo reprobatoriamente- explotas zumos y te castigan con limpiar cosas, ¿o ya lo has olvidado?
-No, claro que no lo he olvidado- Me miró y me dio una sonrisa cómplice, que por su belleza
y proximidad, me hizo temblar las piernas- Tu amigo Puckerman hará eso por mí- Reí ante tan descabellada idea.
-¿Qué te hace pensar que Puck hará algo así? No es una de esas personas a las que le puedas pedir cualquier cosa.
-Digamos que me debe un favor- Soltó una risita- No debería haberse metido en negocios
turbios conmigo.
-¿Cómo…cómo de turbios?
-Digamos que a tu amiguito le gustan los artículos de broma mágicos, y no para fines caritativos.
-No me digas más. No quiero saber lo que os traéis entre manos.- Blaine rió de nuevo.
-Haces bien. Oye Kurt, tengo que ir a ducharme antes de ir a clase. ¿Dónde quieres que nos veamos esta tarde?
-¿Aquí mismo?
-Bien- Me dijo antes de poner cada pierna a un lado de su escoba. Miró con duda a sus manos para luego levantar la vista hacia mí.- ¿Quieres que te lleve a tu habitación?- Se quedó mirándome esperando mi respuesta ¿Quería que me subiera en una escoba? Nunca me había hecho mucha gracia eso de volar. Es más, no había volado nunca, aunque la verdad sea dicha. Volar en la escoba del chico de ojos miel con el chico de ojos miel, era tentador.
–Claro que si quieres pasear…-
-¡No!- Grité Ups…- Quiero decir, no. Me haría ilusión volar- Dije con una sonrisa tan grande como la que Blaine tenía ahora en el rostro.
-¡Genial! ¿Has volado alguna vez?
-Mmm… No.
-Bueno, pues no te preocupes, porque no podrías haber escogido a alguien mejor- Alardeó Blaine con una estúpida y gran sonrisa contagiosa.
-¿A si? Habrá que verlo, si no la próxima vez subiré con otra persona.-Reí al ver la expresión del moreno. No creo que quisiera estar tan cerca de otro, Blaine.
-Bueno, ven.- Me acerqué a él.- Ponte detrás de mí y pasa una pierna, como yo.- Hice lo que me indicó.- Si lo haces bien a la próxima te dejaré subir delante- Comento, guiñándome un ojo, Una próxima, ¿eh Hummel? No suena mal, pero espera a ver que no te mate con su escoba.- Cógete de mi cintura- Rió ante mi expresión para inmediatamente añadir- No querrás caerte.
Si me preguntaran de volver a volar, diría que ni pensarlo. Si Blaine me lo pidiera… Bueno, ni siquiera le haría falta pedírmelo, se lo demandaría yo mismo.
Cuando envolví su cintura con mis brazos no tuve más remedio que pegarme completamente a él y mentiría si dijera que no noté los músculos que delineaban su espalda y tórax, que no enterré mi nariz en su cuello para aspirar su envolvente aroma mientras sus rizos me hacían cosquillas en la cara. Sé que es una estupidez, sobre todo tratándose de un chico que prácticamente acababa de conocer, pero su alegría, su coraje y su amabilidad habían calado en mi, y estaba seguro que si seguía así, podría querer que el oji-miel fuera algo más que un amigo, aunque… a quién engañar, ni siquiera en ese momento lo veía ya como a un simple amigo. Solo así, abrazado a Blaine, sentía que nada malo podía pasarme. Me sentía en casa.
Al principio de mi toque él se tensó, para seguidamente relajarse, colocó bien la escoba y antes de que me diera cuenta subíamos hacia el cielo, el aire cada vez me golpeaba con más fuerza la cara. Miré a mi alrededor para darme cuenta que el moreno no fue hacía el ala de las habitaciones de los caballeros.
-¿Blaine, donde vas?- Dije gritando un poco para que me escuchara a través de la fuerza del viento, aunque mi boca estaba prácticamente pegada a su oreja.
-¡Un tour! No te voy a llevar tan cerca siendo la primera vez que montas en escoba. ¿Qué clase de mago sería si no fardara de mis habilidades?- Me contestó sonriendo y también sonreí, porque no podía evitarlo, porque la sonrisa de Blaine era tan grande y sincera que parecía que no pudiera pasar nada malo en el mundo, aunque todos supiéramos que no era así. Mi sonrisa se agrando más al ver el increíble paisaje. Volábamos ¡Volábamos! Por encima del Lago Negro mientras las sirenas saltaban. El moreno bajo más, hasta que pude tocar el agua con mis manos y lo salpiqué. Él rió y levantó el vuelo hacia la colina, donde volamos cerca de los pegasos que pastaban tranquilamente, para finalmente dirigirnos hacia la academia.
Blaine subió hasta el piso de los dormitorios de los caballeros y aterrizó suavemente en la terraza a donde daban las habitaciones. Me baje de la escoba, reacio a soltarme de él y enseguida echando de menos su calor, pero con el rostro aún iluminado de la increíble experiencia que acababa de vivir.
-¿Y bien? ¿Qué te ha parecido?
-Dios mío Blaine, eso ha sido… increíble. Nunca, nunca había vivido algo igual. No se qué decir, estoy sin palabras.
-Me pasó lo mismo la primera vez que volé. Entonces… quiere decir que no es la última vez que te vas a subir en mi escoba ¿no?- Preguntó con una sonrisa esperanzada.
-Espero que no- Le respondí sonriendo como un idiota.- Ahora- Dije, volviendo a recuperar la compostura, pero no del todo. Nunca del todo con el chico de cabello rizado.- Deberías irte. Si alguien te ve en la terraza del dormitorio de los caballeros, te cae una buena. Y no tienes tiempo para otro castigo, chico zumo.- Rió ante mi comentario y volvió a subir a la escoba.
-Está bien, nos vemos esta tarde Kurt.
-Sí, hasta esta tarde.- No se de donde saqué el valor pero me acerqué y le di un suave beso en la mejilla- Gracias por esto, en serio, ha sido genial.- Cuando me aparté de él pude notar un ligero rubor en sus mejillas y como sus ojos se movían nerviosos intentando mirar a todos lados menos a mí. Me dio un asentimiento con la cabeza y alzó el vuelo. Lo vi marcharse por el cielo con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
O.O.O.O.O.O.O
El día pasó lento y sin nada que mencionar, aparte de Puck inventándole una excusa a Santana de por qué esa tarde no estaba libre mientras yo intentaba esconder la sonrisa. Por otro lado Finn estuvo ausente todo el tiempo, aunque lo entiendo, yo apenas conocía a Rachel y estaba bastante preocupado pero me tranquilizaba pensando en que esta tarde iríamos a verla y al menos haríamos algo por intentar descubrir que mensaje escondía el
Códex, aunque de eso no le había mencionado nada a mi mejor amigo. No quería añadirle preocupaciones y… A quién voy a engañar. Quería, aunque fuera, un tiempo a solas con el mago de rizos negros.
Luego de la clase de hípica (sí, montar a caballo. Realmente, después de lo que vi anoche no creo que eso nos ayude en nada a la hora de acabar con un demonio) fui a las duchas.
Me alargué un poco más de lo debido para hacer tiempo para dirigirme al Campo de Vuelo, dónde había quedado con Blaine. Antes de que me diera cuenta, todos mis compañeros se habían marchado y sólo quedaba yo en los vestuarios. En esta parte de la historia, debo comentar que los vestuarios, como algunas de las demás salas comunes, eran sólo para caballeros, los magos tenían otras cerca de las nuestras. Bien. Había yo salido ya de la ducha cuando escuché un ruido. Me quedé estático. Después de lo que ocurrió anoche ya no sabía que podía pasarme así que acabe de ponerme la camiseta y me pegué a los casilleros cuanto pude. Entonces escuché unas risas y unas voces que no podía distinguir, aunque rápidamente supe que eran alumnos, pero magos.
-¿Donde queréis que ponga los fuegos mágicos?- Preguntó una voz masculina, divertido.
-Cerca del lavamanos.-Contestó otra.- ¡Jeff! Pon la pintura en el grifo de las duchas.
-¿Que preferís, chicos. Verde o rojo?- Preguntó el que supuse sería Jeff.
-¡Rojo! Aprovechemos hoy que no está Blaine. Él siempre quiere ponerla verde.- Espera,
¿Blaine? Sólo conocía una persona con ese nombre.
-Es verdad, Wes. Algo bueno ha salido de que no haya venido, al fin y al cabo.
-Si… Pero, aunque me cueste admitirlo. Él tiene las mejores ideas para las bromas.
-Es cierto, pero eso no se lo digas a él. Por cierto, ¿Por qué no ha venido? Wes, tu te enteras de todo.
-No lo se Nick.
-¿No estaba castigado por intentar molestar a Jeff con lo del zumo?
-Sí pero hoy no, el tal Puckerman, un caballero le debe unos días a cambio de los polvos para enfermarse.- Varias voces rieron.
-Cierto.
-Había quedado.
-¿Una cita? ¿Nuestro Blainie? ¿Con quién, Jeffy?
-No lo se, me fue imposible sonsacárselo. Lo que se es que el chico en cuestión le gusta, porque me ha negado hasta el final que era una cita.
-Chicos, no comprendo vuestra lógica.- Me costó darme cuenta de que hablaban de mí, puesto que era la persona que había quedado con Blaine. Sonreí ante la expectativa de ver al moreno y recordé que tenía que irme, aunque no podía hacerlo sin que los intrusos que intentaban que los caballeros quedáramos de color rojo me vieran. Así que decidí que lo mejor era que lo hicieran. Recogí mis cosas y salí de mi “escondite” para ver a tres chicos con las capas verdes del uniforme de los magos. Tres chicos que supuse eran Jeff, Nick y
Wes. Se que Jeff era el único rubio de los tres, ya que lo ví en el comedor en día que me fijé en Blaine por primera vez, a los otros, uno asiático y otro moreno, no les ponía nombre con cara. Caras que fueron épicas cuando me vieron.
-Adiós chicos.- Les dije mientras salía de los vestuarios, notando sus miradas sobre mí, mientras sonreía con satisfacción.
O.O.O.O.O.O
-¿Y qué dijeron?- Me preguntó Blaine riendo, mientras íbamos a recoger a Finn, después de
que le contara lo de sus amigos en el baño de los caballeros.
-Nada- Le contesté con una sonrisa igualmente divertida- Se me quedaron mirando.
-Pobres chicos- Suspiró Blaine- Sin mí no son nada. Aún tienen mucho que aprender.
-¿Así que tu eres el cabecilla?
-No me gusta alardear… Pero sí.
-Aja. Por lo tanto eres el culpable de que más de una vez haya acabado col en pelo verde.- Le dije serio, a lo que el moreno se asustó.
-Em, si bueno… No te conocía y… Si te sirve de consuelo, también lo hemos hecho en las duchas de los magos y-
-¡Tranquilo! Era una broma. Como las tuyas Blainie.- Le dije, haciendo hincapié en el mote que había oído a sus amigo usar con él. Un rubor subió a sus mejillas, pero no me dijo nada acerca de la forma en cómo lo había llamado.
Llegamos a la puerta del edificio de los magos, dónde ya nos esperaba Finn, pasándose las manos por la cara nerviosamente y con el pelo hecho un lío. Cuando llegamos a él Blaine le dio una palmadita en la espalda.
-Tranquilo tío. En una semana estará como si nada hubiera ocurrido- Le comentó con una sonrisa tranquilizadora, a lo que Finn solo atinó a asentir.
En un silencio cómodo nos dirigimos a la enfermería, para encontrar a Rachel en una de las muchas camas con sus grandes ojos cerrados. Como si durmiera apaciblemente.
Después de hablar un poco con ella (obviamente solo hablábamos nosotros, la morena seguía inconsciente) y tocar sus manos, decidimos que era hora de irnos, Blaine y yo pensando en visitar a esos amigos suyos que podrían ayudarnos a descifrar el Códex.
Mientras nos levantamos miramos a Finn que nos dijo que él prefería quedarse un poco más con Rachel. Blaine y yo asentimos y salimos de la enfermería.
-Bien.-Me dijo el moreno cuando ya estábamos en el pasillo- había pensado de ir un lugar al que podamos entrar los dos ya que tu no puedes entrar en el ala de las habitaciones de los magos, y que no nos escuchara hablar nadie, así que pensé en ir a la Sala Natura, pero como tu sabes bien- soltó una risita nerviosa- fue justo allí donde nos atacaron, así quela única opción acaban siendo los dormitorios, y más fácil que entrar a tres magos en la Sala de los Caballeros es meter a un caballero en la Sala de los Magos. ¿Te molesta?
-No, claro que no Blaine. Es más, si te soy sincero, tengo curiosidad en ver que tan diferentes son de las nuestras pero… ¿Cómo voy a entrar sin que me vean?
-Obviamente el uniforme es un problema. No lo puedes llevar, pero no te preocupes. Jeff, a quién ya has visto, mide más o menos lo que tú así que puede prestarte su uniforme.
-¿No se ha extrañado de que le pidieras un uniforme para dejárselo a un caballero?
-Jeff cree que estamos saliendo y que intentamos guardarlo en secreto, ya que somos algo así como un amor imposible. Jeff ve demasiado romance, a veces.- Un sentimiento de satisfacción me invadió al pensar que alguien creía que tenía un romance con Blaine.- A partir de ahí, podremos entrar, tu sólo no levantes mucho la cabeza. Una vez que estemos dentro, iremos a la Sala de Estudio. Allí nunca hay nadie a estas horas, y los que hay están enfrascados en sus libros.
-Me parece un buen plan. ¿Dónde me cambio?
-Jeff ha dejado su uniforme en vuestros vestuarios. Y a sabes, dónde estaban preparando la broma. Ya verás cuando se entere que tú y mi supuesto amante sois la misma persona- Rió Blaine- Te puedes cambiar allí.- Nos miramos y seguimos caminando por los amplios corredores, ahora con una dirección.
-Oye, Blaine.- El morocho hizo un sonido para que entendiera que me estaba escuchando.-¿No le vas a decir a Jeff, Nick y Wes lo que pasó? Parecen buenos amigos tuyos, y si vamos a seguir con esto, tal vez deberían saber…
-Lo he pensado. De verdad. Pero primero necesito saber que contiene el Códex. Si es algo importante, tal vez deberíamos decírselo a ellos, y algunos de tus amigos más intimos ya que puede que necesitemos ayuda.
-¿Qué crees que contiene?
-No lo se, tal vez… Se que es difícil, pero puede que contenga algo de información de la guerra que se avecina. Entiendo que llevamos tiempo creyendo que puede que esa guerra nunca se produzca. El gobierno nos estás dando una sensación de tranquilidad, pero yo no confío y no creo que algo así se pueda evitar, aunque de verdad que me gustaría.- Blaine habló tan serio, que no pude dudar de sus palabras.
-Pero si el mensaje es sobre algo tan serio, tal vez deberíamos avisar a las autoridades, ¡Deberíamos hablar con el director!
-Kurt, no confío en el director. Sí algo he aprendido es a no confiar. En cambio, la decana parece alguien de quien te puedas fiar, pero no estoy seguro. De todas formas, deberemos esperar a ver que nos dice en código, si es que algún día lo desciframos.
Hablando en voz baja, y sin darnos cuenta ya estábamos en los vestuarios y, en efecto, el uniforme con la capa verde se encontraba ahí. La verdad sea dicha, me hacía mucha ilusión ponérmelo.
-Esperaré fuera- Dijo Blaine mientras salía, aunque de repente se giró- Ah y… bueno, no utilices el baño, ya sabes… Mejor no toques nada.
Me cambié a la ropa de los magos y escondí la mía, para salir a encontrarme con Blaine que silbó y me dijo que realmente tenía pinta de brujo.
A paso rápido y con la cabeza agachada seguí al chico de rizos hasta que llegamos a una gran puerta que Blaine tocó con la varita para dejar que a continuación se abriera.
Entramos a una amplia sala con sillones verdes y paredes rojas con motivos del mismo color que los sofás, dos chimeneas, una a cada lado de la habitación y una pared cubierta completamente con libros. No había ventanas, pero las luces de las velas y una de las chimeneas que se mantenía encendida iluminaban la habitación. Blaine se dio cuenta de mi ensimismamiento, ya que me cogió una manó y me dirigió hacía la gran estantería que cubría la pared. Sacó uno de los libros (verde, de nuevo) y la estantería giró, dejándonos dentro de una habitación aún mayor que la anterior. En esta todo estaba cubierto de libros, libros en las paredes, libros en estanterías por el centro de la sala, libros amontonados por el suelo… Al igual que en la sala anterior, en esta no había ninguna ventana, sólo algunas velas que hacían que se viera oscura. Algunos sillones, mesas y… ¡oh! Unos chicos que no había visto antes. Uno de ellos moreno y con gafas, sentado en una silla de ruedas y el otro rubio y con una boca mu extraña, pero que increíblemente en su cara quedaba bien, tumbado en el suelo sobre unos cojines.
-Kurt, bienvenido a nuestra Sala de Estudio.- Me dijo Blaine en la oreja, haciéndome temblar. Me arrastró por mi mano que aún aguantaba hacía ambos chicos.
-Kurt, estos son mis buenos amigos Sam- Comentó señalando al chico rubio- Y Artie- Acabó con el de la silla de ruedas.- Chicos, este es Kurt.- Intercambiamos unos saludos y nos sentamos en los cojines del suelo.- Bien, y ahora vayamos al tema que nos atañe, no tenemos mucho tiempo antes de que sea la hora de bajar al comedor.- El moreno se metió la mano en el bolsillo y sacó el Códex, para a continuación dárselo a Artie que comenzó a observarlo cuidadosamente mientras Sam parecía perdido en su mundo.- Ya les he comentado lo que pasó la otra noche, así que están al tanto.- Me avisó el moreno al oído, a lo que yo sólo asentí.
-Blaine, te voy a ser sincero- Comenzó Artie- Esto no va a ser nada fácil, pero intentaré descifrarlo, si Sam consigue abrirlo. Te iremos informando si hay algún avance así que no te preocupes- Se inclinó un poco hacia el oji-miel- Y yo me encargaré de que Sam- dijo mirando a este último, que hablaba consigo mismo mientras parecía que hacía… ¿imitaciones?- se centre.
-Gracias Artie, de verdad que te lo agradezco. Si no puedes hacer nada más por ahora, creo que Kurt y yo nos marcharemos. No queremos que lo pillen y si gane un castigo limpiando junto a mí, ¿verdad?
Nos despedimos de la extraña pareja para volver a que me cambiara de nuevo el uniforme.
Blaine me acompañó hasta el exterior del edificio de los magos, pero allí le dije que iría solo, que fuera a prepararse para la cena. Él me discutió un poco pero al final accedió. Quedamos en que le devolvería el uniforme al día siguiente después de clases, pues él tendría que estar limpiando el aula de música ya que sería mejor que esa noche intentáramos descansar.
Para despedirnos estábamos ambos algo nerviosos, pero fue él quien esta vez se inclinó y
me dio un beso rápido en la mejilla, que a pesar de lo fugaz tuvo un gran efecto en mí.
Vi como se daba la vuelta y subía los escalones para adentrarse en el edificio, mientras su capa ondeaba y sus rizos saltaban. Y yo seguía ahí, tocándome la mejilla como un imbécil, antes de darme la vuelta y dirigirme a los cambiadores para volver a mi vida de estudiante de caballero.
And... That's all! Que os ha parecido?
Bueno, quero aclarar que seguiré actualizando, a pesar de que el fic no ha tenido mucho exito hahaa pero al menos hay alguien que lo sigue así que yo también lo seguiré. Besotes <3
Pebrotets* - Mensajes : 17
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Re: Escuela de Caballería
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
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Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
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Lun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66
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» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
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» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Lun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli
» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
» brittana. amor y hierro capitulo 10
Miér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic
» holaaa,he vuelto
Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
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