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[Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
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johanna anderson
Gabriela Cruz
6 participantes
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[Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
Advertencia: Este fic ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos. Nada referente a Glee me pertenece, si algo fuese mío, definitivamente cambiaría a Kurt y Blaine directo y sin escalas a HBO.
Pedido realizado por Mary 04, para el distrito Dalton Academy.
...
"I"
"Noche en un bar"
—A veces eres tan idiota que consigues sorprenderme, Blaine Anderson —ante el comentario reprobatorio que Kurt le dirigió, el hombre cuyos ojos pardos lucían todavía arrepentidos, emitió un pesado suspiro derrotado.
Era casi media noche, sin embargo, al originario de Westerville realmente eso le importaba muy poco. Estaba demasiado agotado como para siquiera concebir moverse. Le dolían músculos del cuerpo que nisiquiera sabía existían, por ende, sólo podía reunir fuerzas suficientes que apenas y le permitían mantener —a medias— una descuidada e incómoda posición sobre un pequeño y raído sofá individual; mueble perteneciente a la casi inexistente decoración del lugar donde Blaine había estado viviendo con su novio los últimos dos fabulosos meses.
Desde el día en que los dos arreglaron sus diferencias, y el tema del innombrable —"Eli C"— quedó felizmente enterrado, decidieron conjuntamente lo más sensato sería comenzar su futura vida juntos en cuanto Anderson concluyera la preparatoria. Fueron tiempos de locos. Blaine debió centrarse muchísimo en cualquier posibilidad de ingresar ya fuese a NYADA o NYU, mientras tanto, Hummel continuaba alternando la universidad con VOGUE, e inclusive, pequeñas visitas programadas a oficinas de "bienes raíces", esperando encontrar alguna propuesta de vivienda decente.
Y sí que lo hicieron. La ubicación era perfecta porque tenían múltiples rutas a seguir, permitiéndoles llegar sin retrasarse a cualquier parte. Aunque el vecindario poseía "cierta" mala reputación, Kurt y Blaine procuraban evitar meterse en problemas con nadie.
Bueno, a excepción de aquella noche.
Repentinamente enfurruñado, el hombre de cabellos rizados pensó debió empecinarse más a quedarse en casa y así disfrutar cualquier película que estuviesen transmitiendo en televisión, tranquilamente. Pero no. Los "hubiera" nisiquiera existían. Esa noche, Kurt había insistido durante horas quería salir a divertirse; porque era Viernes, porque estaba aburrido y porque demandaba divertirse como cualquier otra persona normal del planeta entero. Sin embargo, por el palpitante dolor constante clavado en su labio inferior partido y la horrible hinchazón del pómulo derecho que continuaba aumentando, Blaine ya podía decir nada salió bien.
Anderson aún se mortificaba horrores cuando consideraba que, si Kurt no hubiese actuado, seguro ahora mismo un oficial estaría creándole un bonito expediente policiaco, asegurándole luego cuarenta y ocho horas de estadía entre los muros de una apestosa celda gris y oscura. Todo por protagonizar una estúpida pelea en un establecimiento público.
En realidad, ellos no hicieron nada; sólo acudieron a un bar medianamente popular entre universitarios de la NYU, y, pese a que New York, ciudad glamurosa cuyos ciudadanos homosexuales podían disfrutar libremente sus preferencias sin temor a ninguna represalia, nunca podían faltar personas con la mente todavía tan cerrada que ni un maní podía caberles allí dentro aunque lo intentaran. Kurt y Blaine disfrutaron al inicio el ambiente, como la música retumbaba por cada fibra de sus cuerpos incitándoles a mecerse a su hechizante ritmo, hasta que ese "sujeto" —algún ordinario estudiante salido de sólo Dios sabía dónde—, les vio besarse.
Apenas se trató de un breve roce suave, inocente e inofensivo, aún así, pareció resultar ser más de lo que el tipo idiota pudo soportar.
Indignado, el tipo abandonó la meza que compartía con otros cuatro chicos y al instante empezó a proferirles diversos insultos vulgares y homofóbicos, provocando un autentico escándalo. Blaine, ferviente partidario de emplear palabras en vez de puños para resolver situaciones, dialogó con el extraño utilizando toda su privilegiada paciencia, percatándose al instante su agresor tenía tanto alcohol recorriéndole las venas que bien podría provocar un gran incendio si tuviese acceso a fósforos. Kurt quiso evitar cualquier problema, por eso, se colocó entre ambos e intentó poner fin a tan embarazosa situación, sin obtener muy buenos resultados.
No fue hasta que, accidentalmente, "ebrio estúpido" manoteó demasiado efusivamente conforme continuaba gritando otra ronda de autenticas incoherencias, y abofeteó al castaño tan fuerte que le hizo retroceder dos tambaleantes pasos.
Aunque la música reinante dentro del local era condenadamente alta, Blaine juró escuchar como había resonado dentro de su cabeza semejante golpazo. Un breve contacto visual con Kurt fue todo cuanto necesito. Eso había sido suficiente para que una inaudita furia le invadiera cada célula, cualquier minúscula parte racional, formandle una extraña bruma rojiza frente a sus ojos. Olvidándose sobre las evidentes diferencias entre estaturas, Anderson perdió los estribos y se abalanzó contra el otro hombre sin piedad, justo como lo haría cualquier animal salvaje, iniciando una querella ante incontables miradas atónitas de otros clientes presentes.
Hummel tardó en reaccionar debidamente puesto que jamás su novio actuó de semejante manera violenta antes. Blaine era amable y cariñoso por naturaleza; debido a ello, le costó trabajo manejar la situación. Rondándoles, gritó hasta casi quedarse afónico exigiéndoles detenerse.
Desafortunadamente ningún esfuerzo surtió el efecto deseado.
Mezas volcadas, cristalería rota y botellas de licor desperdiciadas rodaron en distintas direcciones, sumándose a las principales pérdidas materiales que ocasionó un comportamiento cargado de tanta hostilidad. Al final, Anderson si bien se ganó algunos golpes leves, "el prejuicioso basura" gozó con poca suerte porque prácticamente quedó noqueado tras recibir tremendo derechazo del moreno, que lo hizo derrumbarse cual frágil muñeco de trapo a los pies de al menos doce desconocidos, imposibilitándole continuar.
Aún invadido por la potente adrenalina que le recorría, Blaine casi no prestó atención cuando Kurt, mortificado hasta la medula, los sacó a ambos del bar porque simplemente poco le apetecía enfrentarse a la policía.
Con la noche arruinada, lo mejor fue regresar a su hogar para hacer recuento de daños.
—Me parece increíble digas eso —comentó alzando ambos brazos, como si quisiera evidenciar con un cartel enorme cuan indignado estaba—. ¡Ese miserable bastardo te pegó, Kurt! —Blaine dirigió toda atención a la marca rojiza que contrastaba con la pálida piel ajena.
—Desde mi perspectiva fue accidental —la actitud arisca del castaño continuaba igual desde hacía horas; Blaine temía le vetara entrada al dormitorio durante tiempo indefinido o bien, hasta que su humor mejorara. Lo cual no sería nada pronto—. Además, tú tampoco debiste actuar tan violentamente —recalcó al colocar hielos que sacó del congelador en un paño limpio, prosiguiendo seguidamente a envolverlos y así pasarlos sobre cada notable hinchazón en el rostro de Blaine, donde seguro le quedarían moretones—. Pudimos solucionarlo de manera pacífica.
—Sí, claro —resopló sarcástico, ganándose que Kurt presionara la tela fría con demasiado ímpetu contra las aéreas lesionadas—. ¡Eso duele!
—Perdón – Kurt revoleó los ojos, restándole importancia—. Como sea, todavía me cuesta creer resultaras ganador cuando tenías tatas desventajas físicas en contra— Blaine arqueó una de sus cejas sanas, casi preguntando sin necesidad de palabras un evidente: "¿Es en serio?" —. Mira, no lo tomes a mal —pidió haciéndole cariños en la barbilla—, pero cualquiera pensaría exactamente igual con sólo mirarte.
—¿Es porque soy pequeño? ¡Las personas bajitas somos capaces de hacer muchas cosas asombrosas!
—Compacto sería la palabra más adecuada —bromeó al depositar breves besos mariposas desde la oreja hasta la masculina mandíbula de su compañero con cariño—. Y sí, demostraste cuan hábil puedes ser, mi amor.
—No sólo consiste en tener habilidad, sino también en conocer la manera de lograrlo, cariño —sonrió levemente—. Pero, hablando en serio —Blaine envolvió el brazo torno al torso del joven castaño, acercándole, rompiendo cualquier distancia. Kurt, cooperando gustoso casi quedó sentado sobre Anderson—. Aunque New York sea fabuloso, encontraremos gente intolerante pululando por ahí y me aterroriza pensar algo malo pudiese sucederte; Tu lo eres todo para mi Kurt, eres mi mundo entero.¡Moriría si algo malo llegase a ocurrirte!
—Oh Blaine…—ciertamente Kurt sintió una poderosa avalancha de profundo amor recorriéndole el pecho. Blaine era protector para con él por naturaleza desde que se encontraron años atrás entre las concurridas escaleras pertenecientes a Dalton. Siempre estaría cuidándole, sin importar nada, brindaría cualquier tipo de apoyo incondicional que necesitara. Lo cual era completamente reciproco. Dejando de lado el asunto del paño, Kurt maniobró en el reducido mueble hasta conseguir encontrar una posición cómoda, es decir, prácticamente a horcajadas sobre Blaine. Este, de inmediato recorrió camino conocido sobre los firmes glúteos—. ¿Sabes?, eres tan…
Blaine suspiró lleno de satisfacción al notar la dulce respiración de Kurt acariciándole los sentidos—. ¿Encantador? —ronroneó coqueto—. ¿Irresistible?
—Adulador…
—Pero así me amas —aseguró con tanta vehemencia que convencería a cualquiera. Pronto, los labios de ambos hombres chocaron entre si encontrándose en un demandante beso necesitado, hambriento y urgente. Ninguno podría tener suficiente del otro nunca. Sus ansias sólo eran satisfechas teniéndose así, cada vez más y más cerca. En ese momento, Blaine emitió ligeros gemiditos doloridos debido a la fea cortada que tenía, haciéndoles separarse al instante. Kurt ofreció disculpas, saboreando el ligero sabor salobre tan característico de la sangre en su propia boca—. Tranquilo, ya sanará —le aseguro, y aunque Hummel asintió, se mostró sumamente reflexivo. Blaine casi podía escucharle pensar—. ¿Qué sucede?
—Bueno —comenzó, jugando travieso con los pequeños botones de la camisa azul que Blaine traía puesta, despertando autentica curiosidad en Anderson. Conocía cada señal, cada pequeño detalle para saber cuándo Kurt quería sexo; y veía muchos de esos detalles interesantes en ese preciso instante, justo como gigantes anuncios luminosos que indicaban exactamente cuál camino debería seguir a continuación—, aunque no soy partidario a enfrentar violencia con más violencia, debo reconocer tu breve exceso de testosterona resultó ser —canturreó introduciéndole las manos entre las ropas, sintiéndole la cálida firmeza del bronceado pecho—…muy sexy.
—¿Sexy? —quiso saber, fingiendo no escuchar bien la primera vez, acomodándose mejor.
—Condenadamente sexy —le susurró con voz ronca cargada de deseo puro.
Blaine notó su excitación desbordándose al instante, haciéndole querer más. Aunque pasaran mil años, siempre necesitaría más—. ¿A sí? —murmuró delineándole a Kurt la marcada cintura gracias a constantes horas invertidas a clases de baile—. ¿Sólo eso o hay otra cosa?
Kurt guió las grandes manos del moreno directo a su trasero sin pudor, incitándole—. ¿Debo ser más específico?
—Por supuesto que no, señor.
Y ahí, lejos de cualquier tipo de odio, sobre un reducido sofá viejo y envueltos entre los confortables muros seguros del departamento que habían compartido recién escasos meses, ambos amantes dedicaron horas completas a entregarse al intenso fuego producido gracias al amor que se tenían.
Y mientras tanto, los pequeños trozos de hielo descartados sobre la mesita central procedieron a derretirse ante tan grande y absoluta demostración de verdadera pasión.
Última edición por whiteflower el Mar Ene 07, 2014 3:39 am, editado 9 veces
Invitado- Invitado
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
Esta súper, te felicito.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
me encanto esto, wow haha, continua porfavor :d
johanna anderson****** - Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 12/06/2012
Edad : 27
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
Gabriela Cruz escribió:Esta súper, te felicito.
Muchas gracias Gaby. ¡En verdad no sabes cuanto aprecio tu apoyo!
johanna anderson escribió:
me encanto esto, wow haha, continua porfavor :d
Johanna, encantada de tenerte por aquí. Saber que te gusta lo que hago me llena de infinita alegria, puesto que son pocos los lectores que disfrutan lo que escribo.
¡Gracias por tus comentarios!
Invitado- Invitado
II
Advertencia: Este fic ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos. Nada referente a Glee me pertenece, si algo fuese mío, definitivamente cambiaría a Kurt y Blaine directo y sin escalas a HBO.
justify]
Última edición por whiteflower el Jue Ene 30, 2014 8:58 pm, editado 6 veces
Invitado- Invitado
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
Súper, espero más capítulos.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
ame este capitulo, si tengo una peticion, y si no te molesta :), oudieras continuar con "Alma Perdida"?, me encanto, quiero saber como lo rescato, se que es one shoot, pero aun asi, porfavoooorrr
Anna
Anna
johanna anderson****** - Mensajes : 323
Fecha de inscripción : 12/06/2012
Edad : 27
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
Advertencia: Este One-shot ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos, basado en la película “Historias de un abrigo de mink”. Nada me pertenece, excepto el One Shot. Aunque aclaro que si algo fuese mío, todo Glee debería ser Klaine y sería trasladado directo y sin escalas a HBO. ¡Quiero creer todos saben el por qué!
El fic es un pedido especial realizado por Cannelle Vert, en la página de Fanfiction.net
De todas las cosas que Rachel Berry había estado esperando escuchar esa helada tarde de invierno, cuando Kurt prácticamente le rogó desesperado durante una muy larga conversación telefónica necesitaba reunirse con ella urgentemente en aquella pequeña, aunque confortable cafetería que frecuentaban desde hacía ya algunos años, definitivamente el tema a tratar nisiquiera se acercaba a lo que usualmente solían charlar. Aún demasiado impresionada, parpadeó repetidas veces como si con tan común acto pudiese lograr convencerse a si misma escuchó bien semejante descabellada confesión.
—Espera sólo dos segundos, ¿quieres? —dijo incrédula—. ¿Qué cosa has dicho?
Hummel, sentado justo frente a la mujer que desde la escuela preparatoria consiguió convertirse en su mejor y más preciada amiga, no pudo más que suspirar pesadamente, revelando profundo cansancio le aquejaba. En realidad, ya venía pronosticando una reacción semejante. Nisiquiera se molestó en "inyectar" ninguna otra emoción al asunto; a decir verdad, llevaba meditando tal decisión radical durante meses completos.
Día tras día, debió lidiar innumerables e inquietantes sentimientos confusos hasta casi hacerlo enloquecer; al final, concluyó necesitaba hablarlo con alguien o explotaría. Rachel era la única persona lo suficientemente cercana a él en todo New York a quien pudiese confiarle algo así. Aunque ella claramente casi perdió la cabeza en el proceso.
—Por favor, no me hagas repetirlo de nuevo — pidió notablemente apenado, dibujando círculos imaginarios en el vaso térmico del café que mantenía entre sus manos como tabla de salvación. Sin embargo, al encarar el femenino rostro aún impactado, supo sería necesario—. Estoy considerando terminar con Blaine —soltó mortificado—. ¿Contenta?
Rachel automáticamente se llevó ambas manos directo a la boca, amortiguando un pequeño gemido espantado que surgió desde su garganta. Ella lucía como si le hubiesen revelado la peor y más grande blasfemia del planeta entero. En seguida, cambiando al instante su humor, prosiguió a estrellarlas contra sus muslos repetidas veces, causando ruidos secos chocantes.
—¡¿Por qué carajos harías semejante locura?! —casi le gritó cada palabra, elevando dos decibles su chillante tono de voz.
Kurt, avergonzado y nervioso, miró en todas direcciones cuando percató otros clientes cercanos a ellos les dirigieron cierta curiosa atención—. ¡Rachel! —siseó, inclinándose unos cuantos centímetros sobre la meza. Por un breve instante, casi creyó estar representando el arriesgado papel de un agente en medio de una misión ultra secreta. Y le pareció gracioso. Pero recobrando la compostura perdida, Kurt no podía culpar a su amiga por conocer los motivos por los cuales estaba siquiera tomando en cuenta semejante idea descabellada. Todos sus amigos creían Blaine era adorablemente perfecto. Un nombre maravilloso salido directo de una novela romántica. Lo irónico radicaba en que él creyó esto también durante épocas más felices, las cuales yacían olvidadas en recónditos confines de su memoria—. Mira, no es nada definitivo todavía, ¿de acuerdo? Pero es una posibilidad; lo he estado meditando mucho últimamente.
La joven soprano, escéptica, empequeñeció sus ojos marrones discretamente maquillados—. ¿Qué hiciste, Kurt? —quiso saber, sacando a flote su maniaco lado acosador. Kurt, sorprendido, casi escupió el trago de café que se recién había sorbido en su boca.
—¡Yo no hice nada, Rachel! —se defendió ante tan injusta acusación—. ¿De qué condenado lado estás tú? —indignado, limpió con servilletas el desastre producido con el cálido líquido derramado segundos antes—. Se supone eres mi amiga, no de Blaine ¿recuerdas?
—Soy amiga de los dos, cariño —corrigió ella al echarse atrás un largo mechón de cabello con ligeros movimientos sutiles. A oídos del castaño, sonó con la clara actitud de una educadora sabionda que se dirige a un niño pequeño no muy listo—. Eso significa —prosiguió —, puedo expresar ciertas opiniones cuando considero oportuno hacerlo.
—Sea como sea, por ahí no va el asunto —Hummel dirigió toda atención directo al techo de la cafetería. Desde pequeño abandonó eso de creer en Dios pero, justo ahora reconsideraba restablecer su fe perdida y suplicarle le brindase suficiente paciencia. Terminar encerrado por cometer asesinato ciertamente estaba fuera de sus planes futuros—. Intento decirte que…
—Espera —Rachel parecía sufrir compulsivos impulsos de interrumpir a Kurt aún sin darse apenas cuenta. Sobre todo cuando creía tener ciertas "revelaciones" respecto a detalles importantes. Justo igual a aquel—. ¡Oh, maldita sea! ¿Acaso fue él? —ante conjeturas tan poco coherentes, Hummel revoleó sus claros ojos azules exasperado—. ¡Esto apesta! Gay o hetero, todos los hombres son iguales —concluyó decepcionada.
—A ver, en primer lugar —comenzó harto, enumerando cada punto utilizando los dedos, aferrándose a la vaga esperanza de que ella pudiese entender—, ni Blaine y mucho menos yo hemos sido infieles en ningún sentido —dijo, sufriendo una gran necesidad por defender al moreno porque pese a todo, él seguía siendo un muy buen chico—, en segundo quiero recordarte yo también soy hombre, en consecuencia entro en tu terrible clasificación al igual que tu marido.
—No es lo mismo.
—Da igual —agitando la mano, imitando a quien espanta un bicho asqueroso, le restó importancia—. ¿Ahora si vas a dejarme hablar? —dejándose caer contra su silla, Rachel asintió concediéndole autorización—. Blaine y yo tenemos serios problemas —desmoralizado, comenzó a relatar—. Nuestra relación ha sido genial durante estos últimos años, sin embargo, parecemos habernos estancado. ¿Entiendes lo qué quiero decir? No vamos hacia ninguna parte y cuando compartimos tiempo juntos, siento me asfixiaré en cuestión de segundos —enfatizó con un chasquido rápido—. Lo más frustrante resulta ser que me es imposible determinar cuándo o cómo sucedió esto. Sólo…una mañana desperté y "ese algo" especial simplemente pareció esfumarse.
—Oh, Kurt —Rachel comprendió al instante qué quería decir su amigo con eso. Ella pasó infinidad de veces por situaciones semejantes junto a Finn, chico del cual estuvo locamente enamorada desde el primer día que lo vio entre los abarrotados pasillos de McKinley High. Los dos debieron afrontar muchos altibajos, situaciones difíciles e incluso tanto tiempo uno al lado del otro ocasionó desgaste tal, que temas primordiales como el romanticismo, compartir sueños e ilusiones y hasta la desenfrenada emoción por compartir cualquier momento con esa personita especial, acababan desvaneciéndose, diluyéndose cual tinta entre agua sin apenas darse cuenta. Aún así, Rachel Berry podía asegurar que, cuando dos personas nacían para estar juntas nada ni nadie les separaría. Dos fantásticos años de feliz matrimonio le avalaban—. Quizá sólo necesitan darse espacio —aconsejó, regalándole una comprensiva sonrisa afectuosa—. Eso ayuda a veces.
Hummel apoyó el mentón contra su mano. Tenía cara de estar resolviendo una ecuación algorítmica compleja—. Estoy tan confundido y ya no sé qué pensar al respecto.
—¿Qué hay con Blaine? —preguntó cautelosa. Aquel era terreno minado y si movía la conversación hasta ciertos límites inapropiados, amenazaba con provocar una explosión. Kurt enfadado daba mucho miedo. Prefería tantear terreno conocido primero, gracias—. ¿Ya hablaste con él al respecto?
—Lo intenté —resopló frustrado—, pero siempre cambia el tema o casi nunca tiene tiempo para mí porque debe terminar su estúpida tesis. ¡Casi creo estarle hablando a una jodida pared! —derrotado, apretó el puente de su nariz—. Aunque apuesto obtendría mayores resultados si discutiera con alguna —concluyó moviendo su cabeza de derecha a izquierda respectivamente.
—Cielo, en verdad siento mucho esto que está pasándote —la soprano extendió el brazo, hasta envolver su mano con la del hombre pálido, brindándole evidente apoyo moral—. Puedo charlar con Blaine si tú quieres —ofreció desinteresadamente—. O Finn, tal vez mi marido pueda hacerle entrar en razón.
—Considero imposible ustedes logren nada que yo no, pero igual gracias, Rachel —Kurt dejó escapar un profundo suspiro derrotado al consultar su teléfono celular. Sorprendido, comprobó las últimas tres horas habían transcurrido demasiado rápido—. Escucha, debo marcharme ahora o perderé la video conferencia que Isabelle organizará dentro de un rato —poniéndose en pie, reunió todas sus pertenencias—. Gracias por venir —depositando un suave beso sobre la morena mejilla femenina, prosiguió a salir del local—. En verdad lo aprecio bastante.
—Llámame —le escuchó decir a Berry desde la distancia, a lo cual Hummel respondió mostrándole su pulgar en ese universal gesto de aceptación.
Ajustándose meticulosamente su chaqueta y bufanda resguardándose de los desagradables efectos del gélido clima frío tan característico en New York durante esa época del año, Kurt caminó distraído entre las calles iluminadas con luz artificial amarillenta, preguntándose qué debería hacer. Hummel sabía Blaine era un muy buen tipo, lo intuyó desde el primer momento de conocerse cuatro años atrás, sin embargo, necesitaba más. Aún tenía esperanzas de que Anderson debía ser la persona indicada, ese alguien con quien tendría hijos, hipotecas impagables, un perro y hasta nietos. Pero todo eso lo veía demasiado distante.
Sin proponérselo, nostálgico recordó cómo sus caminos se cruzaron por mera obra del destino.
En aquel entonces, Kurt y Rachel recién habían sido aceptados en la universidad de sus sueños, y Finn, un año mayor, aprovechaba las vacaciones para visitarles desde Ohio, tomándose así un breve descanso tras concluir exitosamente su primer semestre en la licenciatura de educación. Pero, más tarde ambos amigos descubrirían las verdaderas intenciones del futuro profesor cuando este les mencionara durante días completos ansiaba asistir a uno de las exposiciones más populares relacionadas con comics y videojuegos que New York solía organizar cada año.
Rachel pensando de manera anticipada, logró zafarse satisfactoriamente del compromiso alegando aún debía organizar muchas cosas, puesto tenían muy pocas semanas ocupando su nuevo e improvisado departamento.
Kurt no tuvo tanta suerte; en realidad pocas veces solía disfrutarla.
Finn prácticamente rebotó emocionado entre cada stand disponible nada más estuvieron allí, metiéndose en conversaciones —inentendibles a oídos del castaño— con otros fans sobre temas que sólo ellos comprendían y regateando precios cuando creía encontrar un tesoro invaluable. Sobraba decir Hummel, aburrido hasta la muerte, comenzó a preguntarse muy seriamente cómo diantres podían existir personas adictas a esa clase de aficiones extrañas. Conforme las horas transcurrían, Kurt encontró tedioso vagar sin rumbo definido entre presentaciones, exposiciones o firmas de autógrafos.
Entonces, gracias a un estúpido descuido, sucedió.
Kurt juraba haber apartado sus ojos durante escasos treinta segundos, tiempo que tontamente decidió desperdiciar en prestar cierta atención al colorido disfraz que una chica llevaba puesto, cuyo curioso diseño le pareció interesante, para acabar perdiendo entre decenas de desconocidos a su inquieto hermanastro. Un instante Finn caminaba justo a escasos pasos frente a él, absolutamente fascinado por la amplia variedad entre historietas, muñecos coleccionables y videojuegos, para al siguiente desaparecer sin dejar rastro. ¡¿Cómo diantres alguien de metro noventa se desvanecía cual suave humo en el aire?! Oficialmente, Kurt, ya harto, se enfadó tanto con Hudson que ideó unos muy buenos insultos desagradables que memorizó para cuando lo encontrara. Le gritaría, por supuesto que lo haría. ¡Y también lo castigaría! ¡El muy torpe debería comprarle café cada maldito día hasta su viaje de regreso a Lima!
No obstante, esa reprimenda jamás ocurrió.
Hummel, demasiado absorto en repasar sus argumentos no alcanzó a eludir un variopinto grupo de adolescentes entusiastas que prácticamente pasaron corriendo demasiado cerca, empujándolo irremediablemente contra dos expositores repletos hasta los topes con cómics. Desesperado, Kurt manoteó repetidas ocasiones pretendiendo sujetar cualquier objeto sólido que le permitiera mantener el equilibrio. Todo en vano. Nada evitó cayese directamente contra los expositores, causando un alboroto de grandes proporciones. Instantes después, Kurt irremediablemente aterrizó contra el duro suelo pulido conforme decenas de tomos "edición especial o limitada" lo sepultaron casi entero. El recién iniciado estudiante universitario creyó conveniente quedarse quieto mientras curiosos, atraídos gracias al estridente sonido, decidieron acercarse y averiguar qué diablos ocurría ahí.
Inhóspitamente enojado consigo mismo, Hummel se preguntó si acaso estaría destinado a protagonizar grandes ridículos en su vida. Primero Lima, luego McKinley y ahora también New York. Perfecto, simplemente perfecto. Avergonzado, reunió suficiente orgullo para comenzar a ponerse en pie muy lentamente, manteniendo siempre la barbilla elevada, demostrándoles le importaba muy poco las constantes murmuraciones y miradas desaprobatorias. Mientras comenzaba a erguirse cuan alto era, preparó diversas respuestas inteligentes a cualquier posible reclamo dirigido a él, sin embargo, nada adecuado pensó en el remoto caso de recibir ayuda.
Fuertes manos cálidas reposaron suavemente sobre la cintura del joven contratenor adicionándole sólido apoyo físico extra, evitando con ello, pudiese derrumbarse otra segunda ocasión. Increíble voz grave y masculina flotó cual dulce melodía embriagante hacia sus oídos, deseando saber si se había hecho daño. Kurt, demasiado atontado, apenas contestó cada pregunta en piloto automático pues tenía enfrente al hombre más atractivo que jamás tuvo oportunidad de conocer. Y cuando sus ojos, hasta ese momento ocupados en otras cosas, se toparon, electricidad pura saltó entre ellos. Caliente, atrayente e hipnotizante.
Resultó ser amor a primera vista.
A partir de ese día, poco a poco comenzaron a introducirse en la vida del otro sin apenas percatarlo. Pequeños detalles aparentemente superficiales les permitió acercarse más; también sirvió mucho compartir breves retazos de información puesto que conforme transcurrían las semanas fueron capaces de profundizar en otros temas, iniciando interesantes conversaciones cuya duración bien podía extenderse durante horas. Primero comenzaron intercambiando mensajes vía telefónica cada tanto, obsequiándose ocasionales saludos motivacionales. Meses más tarde, descubrieron las llamadas serían asunto más práctico que escribir varios textos. Cada noche antes de irse a dormir hablaban sobre sus actividades escolares, desviándose luego a meras eventualidades cotidianas.
Después pactaron "no citas", como a Kurt le gustaba denominarlas. Se trataban de reuniones ocasionales, charlas breves sobre todo o nada, horas en que emprendían largos paseos juntos disfrutando la magnificencia del Central Park, o bien, cualquier otro sitio al aire libre dispuesto para ello. Reían, soñaban, compartían experiencias y compartían mutuamente planes relacionados con el futuro, los cuales, desde aquella perspectiva todavía los vislumbraban demasiado lejanos. Cupido rondó cerca durante aquellas épocas, flechándoles, enamorándolos irremediablemente del otro. Conforme continuaba evolucionando su relación a algo más profundo, Kurt creyó haber encontrado esa pieza faltante en su vida. Esa pieza primordial para hacerle sentir completo.
Y hasta podría sonar estereotipado, aún así, creyó Blaine paulatinamente comenzaba a convertirse en un autentico príncipe azul; ese que durante toda su solitaria adolescencia había anhelado con tantas fuerzas. Cuando decidió estudiar en New York, tenía plena conciencia no sería para nada sencillo, sin embargo, Hummel se prometió a si mismo relegar el papel de espectador a otros. Iba a darse las oportunidades que en Lima no podía permitirse, y Anderson cumplía cada requerimiento necesario. ¡Con honores además!
Vivir una experiencia tan maravillosa incluso le hizo replantearse si realmente estaba sucediéndole aquello. Porque bueno, Blaine era un hombre atractivo, dedicado, sin vicios autodestructivos, amable y adorablemente gracioso. ¡Todo cuanto hubiese podido desear!
Fue tan malditamente feliz.
Pero lo que Kurt jamás imaginó durante esas épocas tan importantes en su vida, fue que su relación acabara así: consumida lentamente ante una siempre constante rutina. Como bien le dijera Rachel mientras conversaban minutos antes, muchas parejas solían desgastarse mutuamente porque los años compartidos juntos lo propiciaban, no obstante, aunque Kurt era muy consiente sobre ello, aunque intentara encontrar miles de escusas o pretextos más, no significaba dejara de doler menos. La vida real distaba mucho de los cuentos; era dura, tenía altas y bajas horribles y además, mostraba poca compasión con los débiles.
Regresando al presente luego de divagar amargamente entre sus recuerdos y pensamientos, Hummel aceleró el paso cuando debió internarse entre las poco acogedoras profundidades del subterráneo que le permitiría retornar a casa. Ese sitio donde Blaine estaría trabajando arduamente en su tesis, olvidándose existía mundo real afuera del departamento que compartían juntos. Esperar le resultó ameno, todavía faltaban unos cuantas semanas para comenzar las festividades navideñas y los transportes públicos gozaban cierta libertad. Cuando navidad llegase, entones todo se convertiría en un reverendo caos, protagonizado más que nada por compradores compulsivos. Nada distinto.
Casi media hora más tarde, Kurt arribó al departamento.
Aliviado ante tan acogedora sensación que reinaba en el cálido ambiente exterior, cortesía sin dudas de una calefacción que ese año auguraba funcionaría sin mayores contratiempos, Kurt depositó sus llaves donde correspondía entre ligeros tintineos metálicos. Deshaciéndose también de su abrigadora ropa, procedió a colocarla ordenadamente sobre los percheros ubicados junto a la puerta dispuestos para ello. Aquella vivienda si bien no contaba con espacios generosos, resultaba suficientemente bueno para una pareja independiente sin hijos. Cuando se mudaron juntos, Kurt y Blaine volcaron grandes expectativas en la convivencia conjunta. Poco a poco hicieron suyo el sitio, resultándoles increíble cuantos momentos increíbles compartieron.
Muchos agradables, otros no tanto, pero siempre fueron nuevas experiencias.
Masajeándose cansinamente parte del cuello y hombros, Hummel borró todo aquello de su mente nada más toparse con una imagen cada vez más recurrente; Blaine sentado en el sofá más pequeño dándole la espalda, sumido entre altas pilas de gruesos libros cuyas páginas resaltadas presentaban ya cierto grado de deterioro debido al uso constante. Igualmente le rodeaban libretas abiertas espaciadas sin orden, tazas vacías y platos sucios.
Todo un reverendo y asqueroso desastre.
Como si cierta fuerza extraña hubiese girado un interruptor, una inexplicable rabia irracional recorrió cada terminación nerviosa del joven castaño fluyéndole incuso hasta las entrañas, instalándose ahí obstinadamente igual que un persistente malestar estomacal. Y Kurt en verdad necesitó respirar profundo, evitando así alterarse demasiado. Luego de trabajar tantas horas continuas sin descaso en los preparativos relacionados con la nueva portada de VOUGE, literalmente estaba exhausto. Justo ahora, lo único que quería era concluir esa importante videoconferencia con Isabelle, darse un relajante baño y después meterse a la cama.
Pero aparentemente Blaine tenía otros planes porque, con semejante actitud sólo parecía importarle una cosa: fastidiarle.
¿Así que su novio buscaba jugar pesado, no? ¡Perfecto! Kurt igualmente conocía muchos trucos efectivos capaces de arruinarle satisfactoriamente la existencia al muy cretino malagradecido. Aprovechándose que Anderson todavía prestaba desmedida atención a la computadora portátil que yacía en su regazo, avanzó sigiloso hasta el tomacorriente más cercano encontrando ahí su objetivo principal: el cargador del dichoso aparatito. Sin pensárselo dos veces, Kurt haló la conexión ocasionando que el ordenador se apagara automáticamente. Sólo así, de tal manera drástica Blaine pareció reaccionar. Alarmado y confundido, emitió maldiciones frustradas porque no tuvo suficiente cuidado de guardar cambios al documento en el cual estuvo enfrascado durante horas.
Y entonces, enfadado, Blaine notó la presencia del contratenor. Kurt mientras tanto no se permitió amedrentarse ante aquella mirada dorada que conocía casi tan bien como la suya propia, por lo tanto, elevando su barbilla meneó descaradamente frente al otro hombre el cable negro recién desenchufado.
Sobraba decir eso fue suficiente para detonar la bomba; sin necesitar palabras los dos aceptaron el reto recién lazando—. ¿Pero qué rayos crees estás haciendo? —demandó saber Anderson levantándose con un brinco, dispuesto a iniciar una pelea—. ¡Arruinaste toda una tarde de arduo trabajo! ¿Qué sucede contigo, carajo?
Kurt entrecerró los ojos, impaciente—. Créeme cariño, yo he estado haciéndome la misma pregunta desde hace casi seis meses — espetó mordaz dejando caer el cable sin mayor interés, prosiguiendo después a imponer cierto orden dentro de aquella habitación.
—Odio cuando mencionas cosas entre líneas. Si tienes algún problema sólo suéltalo y asunto arreglado —espetó inclinándose lo suficiente para recuperar la pieza eléctrica pérdida. No obstante, Kurt le ignoró; sólo continuó levantando platos y tazas acumulándolas entre sus brazos sin importarle demasiado pudiese dejar caer alguna—. ¿Al menos podrías mirarme mientras te hablo? —preguntó siguiéndolo hasta la compacta cocina cuyos electrodomésticos apenas eran los elementales.
—Ya sé cuáles estupideces estás a punto de decirme, Blaine. Te aseguro no es necesario las repitas otra vez porque ya me las sé prácticamente de memoria —Hummel depositó sin mayor cuidado dentro del lavabo los platos, causando que estos chocaran entre si y un fuerte sonido aumentase la tensa atmosfera.
El moreno, creyéndose incapaz de soportarlo más, decidió lo mejor era irse por esa noche—. ¿Sabes qué? Eres detestable cuando actúas así.
Retornando a la estancia, Anderson metió descuidadamente dentro de una desgastada mochila unos cuantos libros, su computadora y teléfono celular. También incluyó su cepillo dental así como ropa limpia que sacó del dormitorio que compartía con Kurt. Quien pese a escucharlo moverse apresurado por todo el departamento, nisiquiera intentó detenerle pues siempre era igual. Blaine solía emprender las retiradas cuando creía todo empeoraba, impidiéndoles resolver sus problemas como dos adultos maduros. ¿Su novio necesitaba tiempo a solas? ¡Bien! Tampoco le caería nada mal pasar unas cuantas horas lejos de él.
—Mándales mi saludos a Nick y Jeff —dijo sarcástico cuando Blaine procedía a marcharse sin siquiera despedirse—. Supongo es ahí dónde vas, ¿no?
Guiado por el orgullo, Blaine evitó contestarle nada. Simplemente se fue sin mirar atrás azotando la puerta al hacerlo.
Kurt dejó escapar un profundo suspiro apesumbrado. Decidiendo sería mejor dejar la limpieza para otro momento, caminó a su habitación ahora demasiado consiente sobre cuán silencioso parecía todo cuando Blaine no estaba ahí. Mientras se desnudaba para darse meterse bajo la ducha, se dijo que, como siguieran así lo más sano sería terminar aquella relación infructuosa.
Y entonces, ya libres, cada uno podría tomar el camino que mejor creyesen conveniente.
El fic es un pedido especial realizado por Cannelle Vert, en la página de Fanfiction.net
...
“Y sigues siendo tu"
"Parte I"
"Parte I"
De todas las cosas que Rachel Berry había estado esperando escuchar esa helada tarde de invierno, cuando Kurt prácticamente le rogó desesperado durante una muy larga conversación telefónica necesitaba reunirse con ella urgentemente en aquella pequeña, aunque confortable cafetería que frecuentaban desde hacía ya algunos años, definitivamente el tema a tratar nisiquiera se acercaba a lo que usualmente solían charlar. Aún demasiado impresionada, parpadeó repetidas veces como si con tan común acto pudiese lograr convencerse a si misma escuchó bien semejante descabellada confesión.
—Espera sólo dos segundos, ¿quieres? —dijo incrédula—. ¿Qué cosa has dicho?
Hummel, sentado justo frente a la mujer que desde la escuela preparatoria consiguió convertirse en su mejor y más preciada amiga, no pudo más que suspirar pesadamente, revelando profundo cansancio le aquejaba. En realidad, ya venía pronosticando una reacción semejante. Nisiquiera se molestó en "inyectar" ninguna otra emoción al asunto; a decir verdad, llevaba meditando tal decisión radical durante meses completos.
Día tras día, debió lidiar innumerables e inquietantes sentimientos confusos hasta casi hacerlo enloquecer; al final, concluyó necesitaba hablarlo con alguien o explotaría. Rachel era la única persona lo suficientemente cercana a él en todo New York a quien pudiese confiarle algo así. Aunque ella claramente casi perdió la cabeza en el proceso.
—Por favor, no me hagas repetirlo de nuevo — pidió notablemente apenado, dibujando círculos imaginarios en el vaso térmico del café que mantenía entre sus manos como tabla de salvación. Sin embargo, al encarar el femenino rostro aún impactado, supo sería necesario—. Estoy considerando terminar con Blaine —soltó mortificado—. ¿Contenta?
Rachel automáticamente se llevó ambas manos directo a la boca, amortiguando un pequeño gemido espantado que surgió desde su garganta. Ella lucía como si le hubiesen revelado la peor y más grande blasfemia del planeta entero. En seguida, cambiando al instante su humor, prosiguió a estrellarlas contra sus muslos repetidas veces, causando ruidos secos chocantes.
—¡¿Por qué carajos harías semejante locura?! —casi le gritó cada palabra, elevando dos decibles su chillante tono de voz.
Kurt, avergonzado y nervioso, miró en todas direcciones cuando percató otros clientes cercanos a ellos les dirigieron cierta curiosa atención—. ¡Rachel! —siseó, inclinándose unos cuantos centímetros sobre la meza. Por un breve instante, casi creyó estar representando el arriesgado papel de un agente en medio de una misión ultra secreta. Y le pareció gracioso. Pero recobrando la compostura perdida, Kurt no podía culpar a su amiga por conocer los motivos por los cuales estaba siquiera tomando en cuenta semejante idea descabellada. Todos sus amigos creían Blaine era adorablemente perfecto. Un nombre maravilloso salido directo de una novela romántica. Lo irónico radicaba en que él creyó esto también durante épocas más felices, las cuales yacían olvidadas en recónditos confines de su memoria—. Mira, no es nada definitivo todavía, ¿de acuerdo? Pero es una posibilidad; lo he estado meditando mucho últimamente.
La joven soprano, escéptica, empequeñeció sus ojos marrones discretamente maquillados—. ¿Qué hiciste, Kurt? —quiso saber, sacando a flote su maniaco lado acosador. Kurt, sorprendido, casi escupió el trago de café que se recién había sorbido en su boca.
—¡Yo no hice nada, Rachel! —se defendió ante tan injusta acusación—. ¿De qué condenado lado estás tú? —indignado, limpió con servilletas el desastre producido con el cálido líquido derramado segundos antes—. Se supone eres mi amiga, no de Blaine ¿recuerdas?
—Soy amiga de los dos, cariño —corrigió ella al echarse atrás un largo mechón de cabello con ligeros movimientos sutiles. A oídos del castaño, sonó con la clara actitud de una educadora sabionda que se dirige a un niño pequeño no muy listo—. Eso significa —prosiguió —, puedo expresar ciertas opiniones cuando considero oportuno hacerlo.
—Sea como sea, por ahí no va el asunto —Hummel dirigió toda atención directo al techo de la cafetería. Desde pequeño abandonó eso de creer en Dios pero, justo ahora reconsideraba restablecer su fe perdida y suplicarle le brindase suficiente paciencia. Terminar encerrado por cometer asesinato ciertamente estaba fuera de sus planes futuros—. Intento decirte que…
—Espera —Rachel parecía sufrir compulsivos impulsos de interrumpir a Kurt aún sin darse apenas cuenta. Sobre todo cuando creía tener ciertas "revelaciones" respecto a detalles importantes. Justo igual a aquel—. ¡Oh, maldita sea! ¿Acaso fue él? —ante conjeturas tan poco coherentes, Hummel revoleó sus claros ojos azules exasperado—. ¡Esto apesta! Gay o hetero, todos los hombres son iguales —concluyó decepcionada.
—A ver, en primer lugar —comenzó harto, enumerando cada punto utilizando los dedos, aferrándose a la vaga esperanza de que ella pudiese entender—, ni Blaine y mucho menos yo hemos sido infieles en ningún sentido —dijo, sufriendo una gran necesidad por defender al moreno porque pese a todo, él seguía siendo un muy buen chico—, en segundo quiero recordarte yo también soy hombre, en consecuencia entro en tu terrible clasificación al igual que tu marido.
—No es lo mismo.
—Da igual —agitando la mano, imitando a quien espanta un bicho asqueroso, le restó importancia—. ¿Ahora si vas a dejarme hablar? —dejándose caer contra su silla, Rachel asintió concediéndole autorización—. Blaine y yo tenemos serios problemas —desmoralizado, comenzó a relatar—. Nuestra relación ha sido genial durante estos últimos años, sin embargo, parecemos habernos estancado. ¿Entiendes lo qué quiero decir? No vamos hacia ninguna parte y cuando compartimos tiempo juntos, siento me asfixiaré en cuestión de segundos —enfatizó con un chasquido rápido—. Lo más frustrante resulta ser que me es imposible determinar cuándo o cómo sucedió esto. Sólo…una mañana desperté y "ese algo" especial simplemente pareció esfumarse.
—Oh, Kurt —Rachel comprendió al instante qué quería decir su amigo con eso. Ella pasó infinidad de veces por situaciones semejantes junto a Finn, chico del cual estuvo locamente enamorada desde el primer día que lo vio entre los abarrotados pasillos de McKinley High. Los dos debieron afrontar muchos altibajos, situaciones difíciles e incluso tanto tiempo uno al lado del otro ocasionó desgaste tal, que temas primordiales como el romanticismo, compartir sueños e ilusiones y hasta la desenfrenada emoción por compartir cualquier momento con esa personita especial, acababan desvaneciéndose, diluyéndose cual tinta entre agua sin apenas darse cuenta. Aún así, Rachel Berry podía asegurar que, cuando dos personas nacían para estar juntas nada ni nadie les separaría. Dos fantásticos años de feliz matrimonio le avalaban—. Quizá sólo necesitan darse espacio —aconsejó, regalándole una comprensiva sonrisa afectuosa—. Eso ayuda a veces.
Hummel apoyó el mentón contra su mano. Tenía cara de estar resolviendo una ecuación algorítmica compleja—. Estoy tan confundido y ya no sé qué pensar al respecto.
—¿Qué hay con Blaine? —preguntó cautelosa. Aquel era terreno minado y si movía la conversación hasta ciertos límites inapropiados, amenazaba con provocar una explosión. Kurt enfadado daba mucho miedo. Prefería tantear terreno conocido primero, gracias—. ¿Ya hablaste con él al respecto?
—Lo intenté —resopló frustrado—, pero siempre cambia el tema o casi nunca tiene tiempo para mí porque debe terminar su estúpida tesis. ¡Casi creo estarle hablando a una jodida pared! —derrotado, apretó el puente de su nariz—. Aunque apuesto obtendría mayores resultados si discutiera con alguna —concluyó moviendo su cabeza de derecha a izquierda respectivamente.
—Cielo, en verdad siento mucho esto que está pasándote —la soprano extendió el brazo, hasta envolver su mano con la del hombre pálido, brindándole evidente apoyo moral—. Puedo charlar con Blaine si tú quieres —ofreció desinteresadamente—. O Finn, tal vez mi marido pueda hacerle entrar en razón.
—Considero imposible ustedes logren nada que yo no, pero igual gracias, Rachel —Kurt dejó escapar un profundo suspiro derrotado al consultar su teléfono celular. Sorprendido, comprobó las últimas tres horas habían transcurrido demasiado rápido—. Escucha, debo marcharme ahora o perderé la video conferencia que Isabelle organizará dentro de un rato —poniéndose en pie, reunió todas sus pertenencias—. Gracias por venir —depositando un suave beso sobre la morena mejilla femenina, prosiguió a salir del local—. En verdad lo aprecio bastante.
—Llámame —le escuchó decir a Berry desde la distancia, a lo cual Hummel respondió mostrándole su pulgar en ese universal gesto de aceptación.
Ajustándose meticulosamente su chaqueta y bufanda resguardándose de los desagradables efectos del gélido clima frío tan característico en New York durante esa época del año, Kurt caminó distraído entre las calles iluminadas con luz artificial amarillenta, preguntándose qué debería hacer. Hummel sabía Blaine era un muy buen tipo, lo intuyó desde el primer momento de conocerse cuatro años atrás, sin embargo, necesitaba más. Aún tenía esperanzas de que Anderson debía ser la persona indicada, ese alguien con quien tendría hijos, hipotecas impagables, un perro y hasta nietos. Pero todo eso lo veía demasiado distante.
Sin proponérselo, nostálgico recordó cómo sus caminos se cruzaron por mera obra del destino.
En aquel entonces, Kurt y Rachel recién habían sido aceptados en la universidad de sus sueños, y Finn, un año mayor, aprovechaba las vacaciones para visitarles desde Ohio, tomándose así un breve descanso tras concluir exitosamente su primer semestre en la licenciatura de educación. Pero, más tarde ambos amigos descubrirían las verdaderas intenciones del futuro profesor cuando este les mencionara durante días completos ansiaba asistir a uno de las exposiciones más populares relacionadas con comics y videojuegos que New York solía organizar cada año.
Rachel pensando de manera anticipada, logró zafarse satisfactoriamente del compromiso alegando aún debía organizar muchas cosas, puesto tenían muy pocas semanas ocupando su nuevo e improvisado departamento.
Kurt no tuvo tanta suerte; en realidad pocas veces solía disfrutarla.
Finn prácticamente rebotó emocionado entre cada stand disponible nada más estuvieron allí, metiéndose en conversaciones —inentendibles a oídos del castaño— con otros fans sobre temas que sólo ellos comprendían y regateando precios cuando creía encontrar un tesoro invaluable. Sobraba decir Hummel, aburrido hasta la muerte, comenzó a preguntarse muy seriamente cómo diantres podían existir personas adictas a esa clase de aficiones extrañas. Conforme las horas transcurrían, Kurt encontró tedioso vagar sin rumbo definido entre presentaciones, exposiciones o firmas de autógrafos.
Entonces, gracias a un estúpido descuido, sucedió.
Kurt juraba haber apartado sus ojos durante escasos treinta segundos, tiempo que tontamente decidió desperdiciar en prestar cierta atención al colorido disfraz que una chica llevaba puesto, cuyo curioso diseño le pareció interesante, para acabar perdiendo entre decenas de desconocidos a su inquieto hermanastro. Un instante Finn caminaba justo a escasos pasos frente a él, absolutamente fascinado por la amplia variedad entre historietas, muñecos coleccionables y videojuegos, para al siguiente desaparecer sin dejar rastro. ¡¿Cómo diantres alguien de metro noventa se desvanecía cual suave humo en el aire?! Oficialmente, Kurt, ya harto, se enfadó tanto con Hudson que ideó unos muy buenos insultos desagradables que memorizó para cuando lo encontrara. Le gritaría, por supuesto que lo haría. ¡Y también lo castigaría! ¡El muy torpe debería comprarle café cada maldito día hasta su viaje de regreso a Lima!
No obstante, esa reprimenda jamás ocurrió.
Hummel, demasiado absorto en repasar sus argumentos no alcanzó a eludir un variopinto grupo de adolescentes entusiastas que prácticamente pasaron corriendo demasiado cerca, empujándolo irremediablemente contra dos expositores repletos hasta los topes con cómics. Desesperado, Kurt manoteó repetidas ocasiones pretendiendo sujetar cualquier objeto sólido que le permitiera mantener el equilibrio. Todo en vano. Nada evitó cayese directamente contra los expositores, causando un alboroto de grandes proporciones. Instantes después, Kurt irremediablemente aterrizó contra el duro suelo pulido conforme decenas de tomos "edición especial o limitada" lo sepultaron casi entero. El recién iniciado estudiante universitario creyó conveniente quedarse quieto mientras curiosos, atraídos gracias al estridente sonido, decidieron acercarse y averiguar qué diablos ocurría ahí.
Inhóspitamente enojado consigo mismo, Hummel se preguntó si acaso estaría destinado a protagonizar grandes ridículos en su vida. Primero Lima, luego McKinley y ahora también New York. Perfecto, simplemente perfecto. Avergonzado, reunió suficiente orgullo para comenzar a ponerse en pie muy lentamente, manteniendo siempre la barbilla elevada, demostrándoles le importaba muy poco las constantes murmuraciones y miradas desaprobatorias. Mientras comenzaba a erguirse cuan alto era, preparó diversas respuestas inteligentes a cualquier posible reclamo dirigido a él, sin embargo, nada adecuado pensó en el remoto caso de recibir ayuda.
Fuertes manos cálidas reposaron suavemente sobre la cintura del joven contratenor adicionándole sólido apoyo físico extra, evitando con ello, pudiese derrumbarse otra segunda ocasión. Increíble voz grave y masculina flotó cual dulce melodía embriagante hacia sus oídos, deseando saber si se había hecho daño. Kurt, demasiado atontado, apenas contestó cada pregunta en piloto automático pues tenía enfrente al hombre más atractivo que jamás tuvo oportunidad de conocer. Y cuando sus ojos, hasta ese momento ocupados en otras cosas, se toparon, electricidad pura saltó entre ellos. Caliente, atrayente e hipnotizante.
Resultó ser amor a primera vista.
A partir de ese día, poco a poco comenzaron a introducirse en la vida del otro sin apenas percatarlo. Pequeños detalles aparentemente superficiales les permitió acercarse más; también sirvió mucho compartir breves retazos de información puesto que conforme transcurrían las semanas fueron capaces de profundizar en otros temas, iniciando interesantes conversaciones cuya duración bien podía extenderse durante horas. Primero comenzaron intercambiando mensajes vía telefónica cada tanto, obsequiándose ocasionales saludos motivacionales. Meses más tarde, descubrieron las llamadas serían asunto más práctico que escribir varios textos. Cada noche antes de irse a dormir hablaban sobre sus actividades escolares, desviándose luego a meras eventualidades cotidianas.
Después pactaron "no citas", como a Kurt le gustaba denominarlas. Se trataban de reuniones ocasionales, charlas breves sobre todo o nada, horas en que emprendían largos paseos juntos disfrutando la magnificencia del Central Park, o bien, cualquier otro sitio al aire libre dispuesto para ello. Reían, soñaban, compartían experiencias y compartían mutuamente planes relacionados con el futuro, los cuales, desde aquella perspectiva todavía los vislumbraban demasiado lejanos. Cupido rondó cerca durante aquellas épocas, flechándoles, enamorándolos irremediablemente del otro. Conforme continuaba evolucionando su relación a algo más profundo, Kurt creyó haber encontrado esa pieza faltante en su vida. Esa pieza primordial para hacerle sentir completo.
Y hasta podría sonar estereotipado, aún así, creyó Blaine paulatinamente comenzaba a convertirse en un autentico príncipe azul; ese que durante toda su solitaria adolescencia había anhelado con tantas fuerzas. Cuando decidió estudiar en New York, tenía plena conciencia no sería para nada sencillo, sin embargo, Hummel se prometió a si mismo relegar el papel de espectador a otros. Iba a darse las oportunidades que en Lima no podía permitirse, y Anderson cumplía cada requerimiento necesario. ¡Con honores además!
Vivir una experiencia tan maravillosa incluso le hizo replantearse si realmente estaba sucediéndole aquello. Porque bueno, Blaine era un hombre atractivo, dedicado, sin vicios autodestructivos, amable y adorablemente gracioso. ¡Todo cuanto hubiese podido desear!
Fue tan malditamente feliz.
Pero lo que Kurt jamás imaginó durante esas épocas tan importantes en su vida, fue que su relación acabara así: consumida lentamente ante una siempre constante rutina. Como bien le dijera Rachel mientras conversaban minutos antes, muchas parejas solían desgastarse mutuamente porque los años compartidos juntos lo propiciaban, no obstante, aunque Kurt era muy consiente sobre ello, aunque intentara encontrar miles de escusas o pretextos más, no significaba dejara de doler menos. La vida real distaba mucho de los cuentos; era dura, tenía altas y bajas horribles y además, mostraba poca compasión con los débiles.
Regresando al presente luego de divagar amargamente entre sus recuerdos y pensamientos, Hummel aceleró el paso cuando debió internarse entre las poco acogedoras profundidades del subterráneo que le permitiría retornar a casa. Ese sitio donde Blaine estaría trabajando arduamente en su tesis, olvidándose existía mundo real afuera del departamento que compartían juntos. Esperar le resultó ameno, todavía faltaban unos cuantas semanas para comenzar las festividades navideñas y los transportes públicos gozaban cierta libertad. Cuando navidad llegase, entones todo se convertiría en un reverendo caos, protagonizado más que nada por compradores compulsivos. Nada distinto.
Casi media hora más tarde, Kurt arribó al departamento.
Aliviado ante tan acogedora sensación que reinaba en el cálido ambiente exterior, cortesía sin dudas de una calefacción que ese año auguraba funcionaría sin mayores contratiempos, Kurt depositó sus llaves donde correspondía entre ligeros tintineos metálicos. Deshaciéndose también de su abrigadora ropa, procedió a colocarla ordenadamente sobre los percheros ubicados junto a la puerta dispuestos para ello. Aquella vivienda si bien no contaba con espacios generosos, resultaba suficientemente bueno para una pareja independiente sin hijos. Cuando se mudaron juntos, Kurt y Blaine volcaron grandes expectativas en la convivencia conjunta. Poco a poco hicieron suyo el sitio, resultándoles increíble cuantos momentos increíbles compartieron.
Muchos agradables, otros no tanto, pero siempre fueron nuevas experiencias.
Masajeándose cansinamente parte del cuello y hombros, Hummel borró todo aquello de su mente nada más toparse con una imagen cada vez más recurrente; Blaine sentado en el sofá más pequeño dándole la espalda, sumido entre altas pilas de gruesos libros cuyas páginas resaltadas presentaban ya cierto grado de deterioro debido al uso constante. Igualmente le rodeaban libretas abiertas espaciadas sin orden, tazas vacías y platos sucios.
Todo un reverendo y asqueroso desastre.
Como si cierta fuerza extraña hubiese girado un interruptor, una inexplicable rabia irracional recorrió cada terminación nerviosa del joven castaño fluyéndole incuso hasta las entrañas, instalándose ahí obstinadamente igual que un persistente malestar estomacal. Y Kurt en verdad necesitó respirar profundo, evitando así alterarse demasiado. Luego de trabajar tantas horas continuas sin descaso en los preparativos relacionados con la nueva portada de VOUGE, literalmente estaba exhausto. Justo ahora, lo único que quería era concluir esa importante videoconferencia con Isabelle, darse un relajante baño y después meterse a la cama.
Pero aparentemente Blaine tenía otros planes porque, con semejante actitud sólo parecía importarle una cosa: fastidiarle.
¿Así que su novio buscaba jugar pesado, no? ¡Perfecto! Kurt igualmente conocía muchos trucos efectivos capaces de arruinarle satisfactoriamente la existencia al muy cretino malagradecido. Aprovechándose que Anderson todavía prestaba desmedida atención a la computadora portátil que yacía en su regazo, avanzó sigiloso hasta el tomacorriente más cercano encontrando ahí su objetivo principal: el cargador del dichoso aparatito. Sin pensárselo dos veces, Kurt haló la conexión ocasionando que el ordenador se apagara automáticamente. Sólo así, de tal manera drástica Blaine pareció reaccionar. Alarmado y confundido, emitió maldiciones frustradas porque no tuvo suficiente cuidado de guardar cambios al documento en el cual estuvo enfrascado durante horas.
Y entonces, enfadado, Blaine notó la presencia del contratenor. Kurt mientras tanto no se permitió amedrentarse ante aquella mirada dorada que conocía casi tan bien como la suya propia, por lo tanto, elevando su barbilla meneó descaradamente frente al otro hombre el cable negro recién desenchufado.
Sobraba decir eso fue suficiente para detonar la bomba; sin necesitar palabras los dos aceptaron el reto recién lazando—. ¿Pero qué rayos crees estás haciendo? —demandó saber Anderson levantándose con un brinco, dispuesto a iniciar una pelea—. ¡Arruinaste toda una tarde de arduo trabajo! ¿Qué sucede contigo, carajo?
Kurt entrecerró los ojos, impaciente—. Créeme cariño, yo he estado haciéndome la misma pregunta desde hace casi seis meses — espetó mordaz dejando caer el cable sin mayor interés, prosiguiendo después a imponer cierto orden dentro de aquella habitación.
—Odio cuando mencionas cosas entre líneas. Si tienes algún problema sólo suéltalo y asunto arreglado —espetó inclinándose lo suficiente para recuperar la pieza eléctrica pérdida. No obstante, Kurt le ignoró; sólo continuó levantando platos y tazas acumulándolas entre sus brazos sin importarle demasiado pudiese dejar caer alguna—. ¿Al menos podrías mirarme mientras te hablo? —preguntó siguiéndolo hasta la compacta cocina cuyos electrodomésticos apenas eran los elementales.
—Ya sé cuáles estupideces estás a punto de decirme, Blaine. Te aseguro no es necesario las repitas otra vez porque ya me las sé prácticamente de memoria —Hummel depositó sin mayor cuidado dentro del lavabo los platos, causando que estos chocaran entre si y un fuerte sonido aumentase la tensa atmosfera.
El moreno, creyéndose incapaz de soportarlo más, decidió lo mejor era irse por esa noche—. ¿Sabes qué? Eres detestable cuando actúas así.
Retornando a la estancia, Anderson metió descuidadamente dentro de una desgastada mochila unos cuantos libros, su computadora y teléfono celular. También incluyó su cepillo dental así como ropa limpia que sacó del dormitorio que compartía con Kurt. Quien pese a escucharlo moverse apresurado por todo el departamento, nisiquiera intentó detenerle pues siempre era igual. Blaine solía emprender las retiradas cuando creía todo empeoraba, impidiéndoles resolver sus problemas como dos adultos maduros. ¿Su novio necesitaba tiempo a solas? ¡Bien! Tampoco le caería nada mal pasar unas cuantas horas lejos de él.
—Mándales mi saludos a Nick y Jeff —dijo sarcástico cuando Blaine procedía a marcharse sin siquiera despedirse—. Supongo es ahí dónde vas, ¿no?
Guiado por el orgullo, Blaine evitó contestarle nada. Simplemente se fue sin mirar atrás azotando la puerta al hacerlo.
Kurt dejó escapar un profundo suspiro apesumbrado. Decidiendo sería mejor dejar la limpieza para otro momento, caminó a su habitación ahora demasiado consiente sobre cuán silencioso parecía todo cuando Blaine no estaba ahí. Mientras se desnudaba para darse meterse bajo la ducha, se dijo que, como siguieran así lo más sano sería terminar aquella relación infructuosa.
Y entonces, ya libres, cada uno podría tomar el camino que mejor creyesen conveniente.
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Bueno, ya tengo avanzada la segunda parte del escrito y a último minuto decidí integrar Niff a la ecuación. ¡Me divertí mucho escribiendo una escena en particular entre ellos dos!
Bien, nunca antes había elaborado nada relacionado con comedia, así que espero no haberlo arruinado o algo peor. Debo decir esta primera parte sirvió para aterrizar la idea sobre cómo puede llegar una relación a deteriorarse con el tempo. En el segunda parte, estaré entrando de lleno con la trama y pues ya veremos cómo resulta.
Ok, entonces siguiendo mi ciclo rotativo, ahora seguiré con "I Knew I Loved You", voy avanzada un tanto así que espero tenerlo para el sábado más tardar.
Pese a ser la reyna de la irresponsabilidad, igualmente agradezco mucho sus comentarios. ¡Tengo Shots pendientes también! Pero no se preocupen, tarde, pero los entrego xD
¡Gracias por leer!
Bien, nunca antes había elaborado nada relacionado con comedia, así que espero no haberlo arruinado o algo peor. Debo decir esta primera parte sirvió para aterrizar la idea sobre cómo puede llegar una relación a deteriorarse con el tempo. En el segunda parte, estaré entrando de lleno con la trama y pues ya veremos cómo resulta.
Ok, entonces siguiendo mi ciclo rotativo, ahora seguiré con "I Knew I Loved You", voy avanzada un tanto así que espero tenerlo para el sábado más tardar.
Pese a ser la reyna de la irresponsabilidad, igualmente agradezco mucho sus comentarios. ¡Tengo Shots pendientes también! Pero no se preocupen, tarde, pero los entrego xD
¡Gracias por leer!
Invitado- Invitado
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
¡Hola! Bueno, leí todos tus one shot y me gustaron mucho :).
Espero actualización pronto.
Espero actualización pronto.
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
Advertencia: Este One-shot ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos, basado en la película "Historias de un abrigo de mink". Nada me pertenece, excepto el One Shot en si. Aunque aclaro que si algo fuese mío, todo Glee debería ser Klaine y sería trasladado directo y sin escalas a HBO. ¡Quiero creer todos saben el por qué!
¡Segunda parte! ¡Disfrútenla!
Gracias a RiveraMyLove por leer : 3...
"Y sigues siendo tú"
"Parte II"
—Te quiero tanto.
Jeff no pudo, o, más bien, no quiso evitar sonreír como auténtico idiota al escuchar aquellas simples palabras mágicas ser susurradas directo contra su oído con infinita ternura. Nisiquiera habían transcurrido escasos segundos para cuando el siempre conocido efecto dócil e incitante que poseía la grave voz del hombre que amaba nublase cada uno de sus sentidos más básicos por completo, elevándole sin remedio sobre una vaporosa nube color rosa; sito del cual difícilmente bajaba una vez Nick Duval le llevaba ahí.
Olvidándose de proseguir con los preparativos para una cena tardía tras un complicado día ocupado, el chico universitario creyó sería mejor malgastar su tiempo en entregarse sin oponer resistencia al cariñoso abrazo, feliz ante la obvia suavidad con que su novio le sostenía. Para Jeff aquel era un momento maravilloso, pues se sentía amado, protegido, mimado y atractivo. Él siempre quiso tener algo así y cada día agradecía infinitamente a cualquier divinidad existente permitir sus caminos terminaran cruzándose aún cuando la manera resultara poco convencional.
Y ahora, ahí mismo, rodeados por simples paredes de un departamento que compartían desde hacia apenas seis meses; sitio donde compartieron tantas primeras veces, tantas experiencias maravillosas, podía decirse era muy feliz.
Estaba enamorado y condenadamente satisfecho.
—¿Y a qué viene eso, señor abogado? —quiso saber divertido, amoldándose a las perfectas formas del cuerpo ajeno.
—¿Y a qué viene eso, señor abogado? —quiso saber divertido, amoldándose a las perfectas formas del cuerpo ajeno.
—A nada en particular, sólo tenía ganas de decirte cuanto te amo —Jeff cerró el suministro del gas y, suavemente, se las arregló para girarse entre los fuertes brazos del moreno—. ¿Qué? — dijo emitiendo tres risitas suaves al verle gesticular un adorable puchero.
—¿En verdad? —Duval le obsequió una hermosa sonrisa antes de inclinarse y depositar besitos mariposas sobre esos labios que añoraba tanto durante las tortuosas horas que se la pasaba encerrado en una aburrida oficina durante las tardes.
—Siempre cariño —bocas anhelantes colisionaron entre si, buscando más contacto, necesitando reconocerse.
Despacio, Nick tomó control y disfrutó muchísimo recorrer con su lengua aquella húmeda cavidad cuyo sabor familiar le fascinaba, permitiéndole también a su compañero sentir exactamente lo mismo pues, aunque él pudiese ser muchas cosas en la vida que tenía, pese a los defectos que le convertían en un ser humano común como cualquier otro, él no era egoísta. Sus corazones conectados por un lazo irrompible bombean acelerados contra sus pechos apenas separados unos cuantos centímetros, buscándose, deseando sincronizarse al mismo ritmo. Pronto, también hubo conjunción entre manos, brazos y dedos que recorrían caminos conocidos, trazando caminos de fuego puro, robándoles el aliento.
En instantes así los dos amantes creían nada ni nadie importaba más que ellos dos. Bien podría ocurrir cualquier calamidad afuera y no lo notarían pues, encontrándose en su sitio seguro, en ese sito donde tantas y tantas veces formaron parte del otro sólo eran necesarias sus propias emociones.
Desesperado, impaciente ante la deliciosa expectativa ante lo que sabía sucedería a continuación, Nick guió cuidadosamente al otro chico hasta hacerlo apoyarse contra el redondeado borde de la espaciosa meza central. Duval acarició los firmes muslos enfundados entre áspera mezclilla ajustada y, sujetándole sin hacerle ningún daño, le sentó sobre aquel mueble. Jeff comprendió y separó las piernas brindándole espacio suficiente, cuando Nick lentamente se ubicó ente ellas, ardiente calor lo recorrió entero haciéndole jadear con primitiva necesidad. Sentía muy claro la dura excitación del moreno rozar contra su propia cadera.
Los largos dedos del joven Sterling desabotonaron con vergonzosa torpeza la pulcra camisa que Nick portaba tan maravillosamente, cuando el timbre resonó insistente desde la puerta de entrada.
—Ignóralo bebé —le susurró apenas pues estaba ocupado en succionar sitios aleatorios en su cuello dejándole marcas rojizas bastante notorias—. Seguro debe ser esa loca que vive dos departamentos más arriba —dijo refiriéndose a Sugar Motta, una adorable aunque siempre inoportuna chica que solía acudir a ellos si necesitaba ayuda.
—Ignóralo bebé —le susurró apenas pues estaba ocupado en succionar sitios aleatorios en su cuello dejándole marcas rojizas bastante notorias—. Seguro debe ser esa loca que vive dos departamentos más arriba —dijo refiriéndose a Sugar Motta, una adorable aunque siempre inoportuna chica que solía acudir a ellos si necesitaba ayuda.
Dispuesto a obedecer, Jeff cerró los ojos. La cabeza le daba vueltas descontroladas como si estuviese en un juego mecánico a alta velocidad. Pero el timbre retumbó otra vez, restándole concentración.
—Espera Nick, espera…—su novio dejó escapar tres resoplidos seguidos evidenciando así su inconformidad—. ¿Qué tal si no es ella? ¿Y si fuera algo importante?
—Espera Nick, espera…—su novio dejó escapar tres resoplidos seguidos evidenciando así su inconformidad—. ¿Qué tal si no es ella? ¿Y si fuera algo importante?
El abogado revoleó los ojos—. Oh, maldita sea —gruñó procediendo a atender. Duval juró patear directo hasta Marte al miserable que había osado interrumpirles. Estaba preparando ciertas palabrotas nada agradables, sin embargo, nada más abrir otra oración muy distinta fue pronunciada—. ¡Por todos los cielos, Blaine! ¡¿Otra vez?!
Jeff se puso en pie resignado tras escuchar aquel nombre. Bueno, tener al mejor amigo de su novio en casa sólo podía significar que necesariamente debería despedirse del romance tres o cuatro días, eso si era afortunado y Kurt decidía perdonar al hombre de ojos avellana cualquier por cualesquiera que hubiese sido la nueva estupidez cometida.
—Lamento venir tan tarde sin anunciarme primero, pero éste es el único sitio seguro donde puedo refugiarme —dijo Blaine depositando todas sus cosas en un sofá cercano.
—¿Y ahora qué diantres ocurrió? —preguntó Sterling permitiéndose exteriorizar su latente descontento mientras alternaba miradas amenazantes cada tanto entre los dos amigos. Esperando respuestas, cruzó ambos brazos sobre el pecho y Nick se removió intranquilo. Sabía aquella pose sólo significaba una sola cosa: problemas. ¡Maldita mala suerte!
—Discutimos —confesó él mortificado—. Preferí marcharme antes de convertirlo en algo todavía peor.
—¿Eres idiota? ¿Acaso no te has preguntado que tal vez ahí radica el verdadero problema, grandísimo zopenco? —aunque Jeff podía ser amable, dulce y considerado la mayor parte del tiempo, enfadado era igual que enfrentarse contra Satán mismo. Nick necesitó interponerse entre ambos porque sino ahí mismo iniciaría un innecesario derramamiento de sangre.
—Tranquilo cariño.
—¿Lo defiendes, Duval? —preguntó sin creérselo—. ¿Saben qué?... ¡Da lo mismo! ¡Me voy a dormir! —pisoteando sonoramente, Sterling emprendió la retirada y propinó un portazo que hizo estremecer el departamento nada más intentarse al dormitorio principal.
—¡Muchas gracias, Blaine! ¡Acabas de meterme en un lío monumental! —la frustración era evidente en Nick cuando se dejó caer también en el mueble donde el otro hombre moreno estaba sentado—. Eres un imbécil, Anderson —susurró.
—Ya me he disculpado contigo tantas veces que no tengo idea si todavía cuenta —Blaine apenas murmuró hundiéndose cuanto le fue posible entre los cojines del sofá, claramente avergonzado—. A este paso también tu relación acabará echándose a perder.
—¡Hey, alto ahí vaquero! Eso jamás sucederá ¿entiendes? Amo demasiado a Jeff y primero muerto a permitirme perderlo.
Blaine curvó sus labios en una sonrisa triste, melancólica; eran esas típicas expresiones anhelantes de momentos pasados mejores—. Lo mismo pensaba yo y mírame ahora.
—A diferencia mía, estas cosas te suceden porque eren un torpe orgulloso que prefiere ser comida para peces a ofrecer disculpas —reclamó lanzándole el primer objeto que tuvo a mano. Blaine gozaba excelente condición y reflejos físicos así que pudo atrapar sin problemas la revista para comenzar a hojearla evitando así continuar viéndole poner expresión de cachorro abandonado durante una espantosa tormenta en pleno invierno.
—¿Ilusión, Nick? ¿Es broma? —preguntó escéptico mostrándole la "acaramelada" portada que exponía a unos enamorados sonriéndose de manera romántica.
—Tenemos suscripción permanente. ¡Hasta donde yo sé no significa ningún delito! Y mira que mis conocimientos son amplios respecto a las leyes —dijo alzando los brazos al cielo como si pidiera paciencia divina—. ¿Acaso olvidaste ya la manera en que conocí a Jeff?
—Si soy sincero, siempre creí ustedes ya venían unidos desde el momento mismo de nacer —Blaine rió ante su propia broma.
—Sigue comportándote igual y dormirás en la calle — advirtió, ante lo cual Anderson hizo un breve gesto inocente—. Sabes cuán destrozado quedé cuando Roger me abandonó para largarse con su "secretario" —movió los dedos simulando comillas—. Un día, esta revista llegó entre toda la porquería publicitaria en mi correo y así pude constatar tienen servicio de "citas" vía electrónica. Entre emborracharme y perder tiempo charlando con un autentico desconocido, elegí la segunda opción. Llené una breve forma digital, y veinticuatro horas más tarde obtuve respuesta. El resto es historia.
Blaine agitó su cabeza. Aún le impresionaba saber Nick encontró al amor verdadero utilizando semejante medio—. Todavía me cuesta creer hicieras semejante locura.
—Nunca voy a arrepentirme, créeme —comentó masajeándose el cuello—. Y ahora, si me disculpas, voy a intentar suplicar perdón de rodillas —gruño levantándose—. ¡Te lo cobrare caro, mal amigo!
—Juro no pagarás café durante un mes. ¡Yo invito!
—Pastelillos incluidos o no hay trato.
—Hecho —satisfecho, Nick le deseó buenas noches y se dispuso a rogar misericordia.
Después de que Nick se fuera, Blaine conectó al suministro eléctrico su computadora y mientras esperaba, se acomodó lo mejor posible sobre el sofá y leyó la revista "Ilusión", pues no tenía nada mejor que hacer. Este ejemplar era mundialmente conocido porque solía reunir parejas a través de citas a ciegas y, en sus publicaciones mensuales diversos testimonios verídicos eran descritos asegurándoles a todos los solteros allá afuera aún existían grandes posibilidades de encontrar al amor verdadero.
Blaine creía eran puras patrañas hasta que Nick y Jeff se sumaron al impresionante número de suscriptores beneficiados.
Anderson dejó escapar un suspiro triste. Extrañaba la ilusión característica correspondiente al cortejo; cuando conoció a Kurt, él se sintió el hombre más afortunado del planeta entero. Hummel le había parecido una persona maravillosa, atenta, dulce e increíblemente afín a sus propios gustos que creyó estar viviendo un mágico sueño. Sus primeros años de independencia en New York resultaron ser indudablemente fantásticos, hizo muchos amigos y tuvo experiencias increíbles; pero aquello no implicaba resintiese menos la soledad. Concentrado en sus estudios, poco tiempo le quedó para intentar siquiera formalizar una relación con nadie.
Hasta que Kurt hizo acto de presencia. El chico de profunda mirada azul fue como una hermosa luz que había llegado a su vida en la peor de las tormentas, reemplazando esa profunda oscuridad a que estaba tan acostumbrado. Y, aún pese a los años compartidos juntos, pese a cada alta o baja en su relación, se desgastaron tanto mutuamente hasta casi hacerle creer a Blaine ya no estaba enamorado. ¿Acaso había considerado terminar con Kurt? Sí, incontables ocasiones. Pero era fatal intentando poner sobre la meza cartas tan delicadas y siempre creyó mejor idea desistir pues la solución llegaría después. Craso error. Blaine lo relacionó con una pesada avalancha; en cuanto menos esperabas ya caía sobre ti montones de errores estúpidos y temas inconclusos.
¿Alguna vez tendría valor suficiente para intentar darse una oportunidad con otra persona?
No sabía.
Entonces, motivado por una repentina y descabellada idea, se levantó rápidamente y rebuscó entre sus cosas el teléfono celular que había empacado a las carreras antes de abandonar el departamento que compartía con Kurt. Dudándolo dos o tres veces, al final buscó la dirección electrónica correspondiente a "Ilusión". Blaine en verdad esperó encontrarse muchas cosas, más nunca un sitio tan bien elaborado y elegante y, además, parecía seguro. Durante treinta minutos verificó cada menú desplegable hasta toparse con la opción de "citas". No leyó ahí nada del otro mundo, si se deseaba enviar una solicitud sólo era necesario llenar ciertos datos comunes como preferencias personales, edad, sexo y "nickname".
Ciertos impulsos desconocidos le guiaron a llenar cada casilla, preguntándose al mismo tiempo si no estaría cometiendo una barbaridad. ¿Qué tal si Kurt se daba cuenta? ¿Estaría dándole los motivos para terminar con él si acaso lo descubría? ¿No era cometer infidelidad?
"Nadie resultará herido si manejas esto con suficiente discreción, Anderson" dijo cierta vocecilla retadora.
—Ojos que no ven…—murmuró y sus dedos se deslizaron sobre la pantalla de cristal líquido presionando "enviar".
Ya estaba hecho, ahora sólo le quedaba esperar aquella situación no terminase saliéndosele de las manos.
...
A la mañana siguiente de su pelea con Blaine, Kurt se había despertado con un humor espantoso.
Nada más terminar su ducha, Kurt se vio obligado a enfrascarse en una tediosa conferencia vía internet con sus jefes y colaboradores, la cual terminó cerca de media noche. Luego, aunque física y emocionalmente estaba exhausto, Hummel bajo ninguna circunstancia consiguió conciliar el sueño aunque lo hubiese intentado de mil maneras distintas. Muchas horas más tarde, milagrosamente había logrado quedarse dormido cuando los rayos del alba se filtraban entre las persianas mal cerradas del dormitorio.
En simples palabras, era un completo desastre.
También cada mínimo detalle pareció confabular contra suya de manera casi retorcida. La calefacción fallaba cada media hora sumiendo al pequeño departamento en un microclima cambiante espantoso, no tenía agua cliente, tampoco recordó la tarde anterior comprar víveres y simplemente debió conformarse con comer fruta, arriesgándose así a pasar hambre justo a media mañana. Luego muy tarde se dio cuenta Blaine había recogido la correspondencia equivocada. Ese era tema frecuente entre los vecinos pues, el holgazán mensajero, un chico irresponsable a quien nunca debieron expedirle su licencia de conducir, tenía costumbre de dejar los sobres revueltos en recepción.
Cualquier otro vecino hubiese implicado nulos problemas, sin embargo, aquella ocasión las dueñas eran Santana López y su novia Danielle.
Kurt conocía a ambas mujeres, pero eso no evitaba le molestase menos el osado temperamento de López. Danielle, mientras tanto, era una chica dulce y encantadora cuya personalidad muchas veces le hacía preguntarse cómo rayos soportaba convivir con Santana.
Bueno, se figuraba cierta idea pero prefería evitar pensar demasiado sobre ello.
Le tomó breves minutos trasladarse al piso correspondiente y, gran consuelo le invadió cuando fue Danielle quien le abrió la puerta.
—¡Hola Kurt! —saludó regalándole una deslumbrante sonrisa de casi mil vatios—. ¿Qué tal tu mañana?
—¡Hola Kurt! —saludó regalándole una deslumbrante sonrisa de casi mil vatios—. ¿Qué tal tu mañana?
—Muy bien Dani, muchas gracias por preguntar —mintió. Entonces, sin perder más tiempo pues pronto comenzaría su turno en VOUGE, prosiguió—. Creo nos equivocamos de nuevo —dijo tendiéndole unos cuantos sobres y revistas.
—Oh, Santana también lo notó recién esta misma mañana antes de irse a trabajar —ella alcanzó desde un mueble cercano la correspondencia ajena—. Si hubieses esperado unos cuantos minutos más en venir, seguro no me encuentras. ¡Mi nuevo horario escolar es una reverenda locura! —Kurt asintió derrochando buenos modales. Danielle, inquieta, notó ciertos detalles desfavorables respecto al hombre alto que tenía parado enfrente—. Disculpa, tal vez creerás soy una entrometida terrible pero, ¿te encuentras bien?
—Más o menos —espetó frotándose el cuello y ella asintió comprensiva. A Kurt siempre le agradó Dani pese al poco trato entre ellos.
—¿Mala noche?
—Novio idiota, que es diferente —Dani hizo un gesto compungido ante la respuesta.
—Lamento escuchar eso.
—No importa —dijo encogiéndose de hombros—. Bueno, será mejor marcharme. ¡Nos veremos luego!
—Espera —la chica rubia lo detuvo e inmediatamente seleccionó entre todos aquellos documentos una delgada revista—. Tal vez esto pueda serte de utilidad algún día—Kurt motivado por la curiosidad, regresó sobre sus pasos y reconoció al instante aquel ejemplar.
—Eres muy amable, pero dudo algo así resolviese mis problemas.
—Quédatela de todos modos. Créeme, si le das oportunidad seguro acabaras llevándote una muy agradable sorpresa —guiñándole un ojo de manera cómplice, Dani tomó el impecable estuche de una guitarra colgándoselo después al hombro—. Debo salir ahora o llegaré tarde y mi profesor se pondrá furioso.
—Oh, claro. Nos veremos luego entonces.
—¡Por supuesto! Pasa un lindo día Kurt.
Mientras la veía marcharse tarareando una alegre canción que no reconoció en absoluto, Kurt prestó atención a la revista cuya melosa portada tenía inscrito en grandes y estilizadas letras blancas la palabra "Ilusión". ¿Qué si la conocía? ¡Por supuesto! Era ridículamente famosa porque reunía corazones solitarios, brindándoles otra oportunidad de encontrar el amor. Hummel bufó sarcástico. ¿En qué sentido podría ayudarle a él una sosa revista que seguro sólo leían señoras ya encontradas en los cuarentas? ¡No tenía sentido! Ahí sólo encontraría historias sobre parejas inmensamente felices.
Y ciertamente no se le antojaba nada deprimirse todavía más dada su actual situación.
Derrotado, se colocó la revista bajo el brazo decidido a hacer total caso omiso sobre las recomendaciones ofrecidas por Dani.
Porque, desgraciadamente, su relación ya no tenía salvación alguna.
Invitado- Invitado
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
¡Esperé tanto apra que actualizaras! Me encanta como escribís.
Ojalá, en esa revista, se encuentren sin saberlo y se enamoren de nuevo. *Rogando para que eso pase y Klaine siga vivo*.
Ojalá, en esa revista, se encuentren sin saberlo y se enamoren de nuevo. *Rogando para que eso pase y Klaine siga vivo*.
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
Sólo tengo una pregunta para ti, Whiteflower: ¿Por qué rayos NADIE te lee?
Lamento si mi introducción del post ha sido un poco inapropiada, pero no puedo creer que siendo tan buena autora nadie se interese por tus escritos. Por ahí vi que tienes cuenta en Fanfiction, ¡pues espero ahí si valoren las obras que nos obsequias con tanta dedicación! Si las lectoras no se dignan a dejarte un comentario debo suponer es porque tardas un poco en actualizar. ¡Pero y eso qué! Mientras continúes escribiendo, debería ser suficiente.
Ahora, me voy por partes porque realmente siento vale la pena hacerlo.
Primero que nada, amé este comentario al inicio:
Whiteflower escribió:Advertencia: Este fic ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos. Nada referente a Glee me pertenece, si algo fuese mío, definitivamente cambiaría a Kurt y Blaine directo y sin escalas a HBO.
Ahora si, lo que nos interesa:
Noche en un bar:
Fue un pedido y me encantó. Ciertamente aunque la historia es corta dada a su naturaleza, no por ello dejó de ser menos encantadora. Blaine sacando a relucir su lado protector resulta simplemente adorable. ¡Sencillamente genial!
Alma perdida:
Bueno, primero que nada debo felicitarte por tomar una idea como esta. Nunca había leído nada semejante antes relacionado con Kaine. Las enfermedades mentales son bastante complicadas de describir en un fic, pero tú lo has hecho de maravilla. ¡Felicidades! Ahora, la curiosidad me mata, ¿habrá continuación? Sería maravilloso leer una posible secuela.
Y sigues siendo tú:
Otra cosa que adoré respecto a este One Shot:
Whiteflower escribió:Advertencia: Este One-shot ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos, basado en la película “Historias de un abrigo de mink”. Nada me pertenece, excepto el One Shot. Aunque aclaro que si algo fuese mío, todo Glee debería ser Klaine y sería trasladado directo y sin escalas a HBO. ¡Quiero creer todos saben el por qué!
El fic es un pedido especial realizado por Cannelle Vert, en la página de Fanfiction.net
Y he ahí la palabra mágica, señoras y señores "basado en". Nuevamente felicidades Whiteflower, tú si eres una verdadera adaptadora. Debo decir me entró cierta curiosidad y busqué la película que mencionas líneas más arriba, y, aunque sé cómo va la cosa, pues simplemente me intriga muchísimo conocer la manera que terminará esta historia pues has creado otro universo completamente diferente.
¡Tienes mi más grande respeto!
Igualmente, tengo fé en no haberte aburrido demasiado con mis cosas. También espero no te cause mayores problemas tenerme como tu lectora, pues como ya podrás haberte dado cuenta, soy "malamente" conocida por aquí :)
Espero pases una excelente noche. ¡Y si por mi fuera, te haría propaganda!
¡Hasta otra!
Perla_negra* - Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 22/10/2013
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
RiveraMyLoveRiveraMyLove escribió:¡Esperé tanto apra que actualizaras! Me encanta como escribís.
Ojalá, en esa revista, se encuentren sin saberlo y se enamoren de nuevo. *Rogando para que eso pase y Klaine siga vivo*.
Hola. ¡Muchas gracias por comentar! Sí, sé tardo mucho en actualizar pero aunque soy lenta también soy segura.
Pues sí, por ahí va el asunto. ¡Espero que cuando tenga la última entrega sea de tu agrado! Aún trabajo en ella y escribir comedia resulta dificil.
¡Gracias de nuevo por el comentario!
Perla_Negra escribió:
Sólo tengo una pregunta para ti, Whiteflower: ¿Por qué rayos NADIE te lee?
Lamento si mi introducción del post ha sido un poco inapropiada, pero no puedo creer que siendo tan buena autora nadie se interese por tus escritos. Por ahí vi que tienes cuenta en Fanfiction, ¡pues espero ahí si valoren las obras que nos obsequias con tanta dedicación! Si las lectoras no se dignan a dejarte un comentario debo suponer es porque tardas un poco en actualizar. ¡Pero y eso qué! Mientras continúes escribiendo, debería ser suficiente.
Ahora, me voy por partes porque realmente siento vale la pena hacerlo.
Hola Perla Negra. ¡Gracias por pasarte también por este fic! Hemm, bueno, como tu ya bien escribiste lineas más arriba, supongo que es porque tardo mucho en actualizar. ¡Lamento eso! Soy muy paranohica al momento de ponerme a escribir y la verdad eso hace que tarde más de la cuenta.
¡Muchas gracias! Secuela de Alma Perdida la hay, pero supongo tengo demasiados proyectos pendientes. ¡Lo siento!Perla_Negra escribió:
Primero que nada, amé este comentario al inicio:Creo eres la única autora hasta hoy que ha puesto este tipo de advertencia al inicio de cada uno de sus fics. Porque sí, Whiteflower, me he convertido en asidua lectora tuya. ¡Espero eso no te moleste en lo más mínimo!Whiteflower escribió:Advertencia: Este fic ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos. Nada referente a Glee me pertenece, si algo fuese mío, definitivamente cambiaría a Kurt y Blaine directo y sin escalas a HBO.
Ahora si, lo que nos interesa:
Noche en un bar:
Fue un pedido y me encantó. Ciertamente aunque la historia es corta dada a su naturaleza, no por ello dejó de ser menos encantadora. Blaine sacando a relucir su lado protector resulta simplemente adorable. ¡Sencillamente genial!
Alma perdida:
Bueno, primero que nada debo felicitarte por tomar una idea como esta. Nunca había leído nada semejante antes relacionado con Kaine. Las enfermedades mentales son bastante complicadas de describir en un fic, pero tú lo has hecho de maravilla. ¡Felicidades! Ahora, la curiosidad me mata, ¿habrá continuación? Sería maravilloso leer una posible secuela.
¡De nuevo muchas gracias! Para nada me aburres, y pues bueno, el gusto se rompe en generos porque en realidad si me alegra tenerte en mis fics.Perla_Negra escribió:Y sigues siendo tú:
Otra cosa que adoré respecto a este One Shot:Y he ahí la palabra mágica, señoras y señores "basado en". Nuevamente felicidades Whiteflower, tú si eres una verdadera adaptadora. Debo decir me entró cierta curiosidad y busqué la película que mencionas líneas más arriba, y, aunque sé cómo va la cosa, pues simplemente me intriga muchísimo conocer la manera que terminará esta historia pues has creado otro universo completamente diferente.Whiteflower escribió:Advertencia: Este One-shot ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos, basado en la película “Historias de un abrigo de mink”. Nada me pertenece, excepto el One Shot. Aunque aclaro que si algo fuese mío, todo Glee debería ser Klaine y sería trasladado directo y sin escalas a HBO. ¡Quiero creer todos saben el por qué!
El fic es un pedido especial realizado por Cannelle Vert, en la página de Fanfiction.net
¡Tienes mi más grande respeto!
Igualmente, tengo fé en no haberte aburrido demasiado con mis cosas. También espero no te cause mayores problemas tenerme como tu lectora, pues como ya podrás haberte dado cuenta, soy "malamente" conocida por aquí :)
Espero pases una excelente noche. ¡Y si por mi fuera, te haría propaganda!
¡Hasta otra!
¡Cuídate!
Invitado- Invitado
Siempre conmigo —I—
Advertencia: El pequeño One-Shot ha sido elaborado de una fan para fans sin fines lucrativos, por lo tanto, nada gano y absolutamente nada pierdo tampoco. Si algo fuese mío, definitivamente Glee, así como también Klaine acabarían en HBO. ¿Saben por qué, no?
Tenía ganas de escribir algo sumamente dramático. Decidí hacerlo utilizando otro tipo de narrativa en la cual llevo mucho tiempo deseando emplear, así que espero no les cause mucho conflicto. También debo decir que últimamente he estado obsesionada con la idea de Blaine como soldado, por lo tanto, sean buenas conmigo. ¡Aún tengo mucho por aprender!
¡Disfrútenlo!
...
"Make Feel My Love"
Al momento mismo en que abandonaste la espaciosa cama donde has dormido sin compañía durante los últimos meses, jamás imaginaste algo así te sucedería. Durante toda aquella agradable tarde, conforme preparabas lo necesario para recibir a tu familia, volcaste mil esperanzas positivas en sobre como llegaría a tu vida otro maravilloso motivo que te permitiría sonreír nuevamente.
Sin embargo, no sabes en qué momento exacto ocurrió pero tanta felicidad acabó convirtiéndose en una auténtica pesadilla.
El hombre situado justo frente a ti continúa hablando sobre diversos protocolos, también se toma la molestia de narrarte con detalles la manera exacta en que ocurrió, e inclusive, tiene suficiente descaro para decir cuánto siente tu irreparable pérdida. Pero desde hace tiempo no le escuchas, tu cerebro se niega a filtrar correctamente las explicaciones que con tanto profesionalismo se supone deben hacerte sentir un poco mejor. Pero no, no lo hacen, y tampoco puede importarte menos porque ahora mismo crees tener tu corazón roto en millones de pedazos.
Tibias lágrimas emergen desde tus ojos quemándote los párpados. El ritmo de tu corazón parece ir dos veces más aprisa, haciéndote respirar tan agitado que cualquiera pensaría recién terminaste una maratón sin descanso. Conmocionado, apenas consciente sobre tus propios actos, intentas decir algo más ningún sonido coherente emerge desde tu garganta, y es justo ahí cuando finalmente la enormidad de tan fatídica noticia cae sobre ti igual que mil pesados bloques de hielo sólido. Aterrorizado, incrédulo, retrocedes dos, tres, cuatro pasos hasta que tu espalda choca contra la puerta del hogar que ustedes dos construyeron juntos tiempo atrás.
Un hogar que crees acabará desmoronándose en cualquier instante.
Y sin previo aviso dejas escapar un desgarrador grito sin importarte un reverendo cuerno la posible opinión de tu interlocutor. Te desmoronas conforme angustiantes sollozos rompen el pesado silencio donde antes estuvieron inmersos, alterando la pacifica calma. Burt es quien te escucha primero; él obviamente desconoce qué demonios pudo ocurrir para hacerte emitir semejante lamento tan perturbador, pero aún así deja todo y acude en tu búsqueda esperando encontrar respuestas. Llegar a ti no le toma mucho, unas cuantas puertas jamás serán impedimento suficiente, y el maravilloso padre que la vida te entregó se sorprende muchísimo al encontrarte arrodillado mientras lloras como si todo lo bueno del planeta entero te hubiese sido arrebatado sin misericordia.
Una sola mirada al oficial pulcramente ataviado con elegante uniforme militar es todo cuanto necesita para entender. Desolado, Burt lucha contra sus propias emociones pues sabe eres tú quien necesita sentirse reconfortado ante tan difícil situación, y, colocándose a tu lado te envuelve entre sus cálidos brazos igual a cuando eras pequeño y alegabas temerle a la profunda oscuridad.
No obstante, ningún posible consuelo podía servirte de ayuda. Ya no.
Adam, acompañado por Finn y Carole —esa maravillosa mujer que ha sido una verdadera madre pese a tener nulos parentescos sanguíneos contigo— igualmente alarmados ante tu reacción, corren a verificar si estás bien, e igualmente asombrados, reciben la mala noticia. Carole ahoga un gemido cubriéndose la boca con una mano, Finn se queda quieto en su sitio sin saber qué hacer y Adam se debate entre seguir interrogando al oficial o acercarse a ti.
Y, aún entre la espesa nebulosa de potente dolor que te nubla el juicio, no entiendes por qué escucharles hablar sobre la persona que has perdido produce verdaderos estragos en tu interior. Motivado ante un pánico inevitable ajeno a tu control, luchas impasible contra todo pues crees podrás escapar del penetrante dolor que te carcome el alma.
Adam, preocupado ante la posibilidad de que puedas hacerte daño a ti mismo, necesita correr apresurado a su automóvil aparcado sólo escasos metros más allá pues ahí siempre carga consigo un maletín especializado porque su profesión como médico así se lo requería. Entre tanto, Finn y Burt hacen cuanto pueden por contenerte, no obstante, estás tan dispuesto a luchar, a aferrarte a creer él volverá y simplemente experimentas otra espantosa pesadilla que te resulta difícil distinguir entre una cosa u otra.
Pese a los gritos desesperados de Burt, las palabras de aliento provenientes desde Finn y las súplicas emitidas por Carole, sigues peleando; nada físicamente humano podrá hacerte desistir, no al menos hasta que Adam regresa y cree buena idea administrarte un sedante que te permitirá caer dormido. Todavía duele, y aunque sabes todo seguirá allí cuando despiertes, al menos podrás soñar con él; tú único amor, ese hombre al cual tiempo atrás decidiste entregar todas tus ilusiones, sueños e incluso esperanzas.
Tú Blaine: tú esposo, tú compañero, tú mejor amigo...tú todo.
Quién, según acababan de notificarte, había fallecido en cumplimiento de su deber como soldado del Ejército Norteamericano.
Última edición por whiteflower el Mar Ene 07, 2014 3:38 am, editado 7 veces
Invitado- Invitado
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
Acabo de leer todos tus one shot y déjame decirte que están SÚPER INCREÍBLES, te felicito.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
Habia leido los primeros onet shot y me facinaron , me faltaban leer los ultimos dos que tambien me gustaron mucho te felicito realmente tienes una gran creatividad (que envidia) Felicitaciones.
mary04- - Mensajes : 1296
Fecha de inscripción : 30/09/2011
Edad : 31
Re: [Fic Klaine] "Garabatos de Ficción" IV " "Make Feel My Love"
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
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Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
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Lun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66
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Mar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1
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Lun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es
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Miér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es
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Jue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es
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Miér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303
» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
Vie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303
» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Lun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli
» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
» brittana. amor y hierro capitulo 10
Miér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic
» holaaa,he vuelto
Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Miér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
Miér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Lun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1