fan fic brittana : amame todavia

CAPITULO 1

El olor familiar del padre de brittany vagó a través de los pinos de la montaña. Los lobos alzaron las cabezas, oliendo el viento. La piel de los lomos picó y se erizó. Peligro.
Simultáneamente, cambiaron a su forma humana. La mayor parte de la manada cambiaron a su alrededor mientras avanzaban entre los árboles en dirección al olor de Robert. Formas desnudas se vistieron, una barrera al frío y a la nieve. Brittany conjuro pieles de ante, botas, una camisa y una pesada piel.
Su preocupación no era solo por su padre sino también por su compañera, santana. Ella había ido con él y con puck al pequeño pueblo abajo de la montaña. Olieron otra vez pero no podían discernir el olor de santana ni el de puck. Sólo el de su padre. Y su sangre.
Corrieron a toda velocidad, saltando al claro donde su padre se movía con dificultad por la nieve en su forma humana.
—¡Padre! —gritó brittany.
brittany se apresuro a donde el hombre más viejo se desplomó, la sangre manchaba su cara y pecho. Sus heridas eran desiguales, y la carne estaba abierta en varios lugares. Con el temor revolviéndoles el intestino. ¿Dónde estaba santana? ¿Dónde estaba su compañera?
—Hija mia —dijo robert, su voz baja y débil.
—¿Qué sucedió, Padre? —demandó brittany—. ¿Dónde están santana y puck?
Detrás de ellos, el resto de la manada se reunió. Silenciosos y preocupados. Un chillido agudo quebrantó la calma. Alguien debía de haber convocado a su madre. Se empujó entre ellos y recogió a su padre en sus brazos, meciéndolo de aquí para allá mientras las lágrimas corrían por su cara. robert luchó contra ella, mirando más allá de ella a su hija.
—santana…
Ella avanzo, su mente consumiéndose por la preocupación y el temor de que habían perdido a su compañera como parecía que perderían a su padre. Sus heridas eran graves. Eran mortales.
—Debes decirme donde encontrarla, padre —imploró brittany—. Dime lo que ha sucedido. ¿Quién hizo esto?
—Ella nos traicionó —dijo robert, su voz pesada con dolor y pena.
Brittany se echó para atrás.
—¿Qué? ¿Qué dices? —Se movió más cerca de su padre, apartando suavemente a su madre—. Padre, santana es mi compañera. Nunca nos traicionaría.
Robert tosió, la sangre burbujeando en la boca.
—Ella hizo esto. Creo que puck está muerto también. Nos tendieron una emboscada. Fui cogido. La vi en el claro donde me tenían a mí y a puck. La vi herirle mientras los otros me golpeaban. La oí jurar venganza contra la manada.
—No —negó brittany, sacudiendo la cabeza—. No lo haría. me ama. Acepta lo que somos. No guiaría a los cazadores hacia nosotros.
Los claros ojos azules de robert, espejos de los de su hija, se abrieron ampliamente y miró fijamente a su única hija .
—Examina mi vista. Ve lo que vi.
Brittany se empujo en la mente de su padre. Fue un vórtice salvaje, arremolinándose. Imágenes enturbiadas. Dolorosas. Oyeron reír a santana. La vieron bailar dentro y fuera de la visión de robert, una amarga sonrisa en su hermosa cara. Morirás. Ella se acercó, dando un paso adelante de los hombres que golpeaban a su padre. Ellos te matarán. La determinación estaba grabada a fuego en sus rasgos mientras miraba la cara del padre. Más imágenes. santana en el abrazo de uno de los cazadores.
Brittny retrocedio, su corazon golpeando, la pena creciendo en su pecho. La traición, agudo y agonizante, se deslizó por el cuerpo de brittany. ¡Dios, no! ¿Cómo ha podido? Su padre. Un hombre que la había adoptado como su propia hija cuando ella la habían tomado como compañera. Y ahora ella lo había matado. Y a uno de sus hermanos de manada.
—Lo siento —susurró Robert Más sangre fluyó de su boca en una fina corriente—. La amaba, también. Como… como a una hija mía.
Una lágrima se deslizó por la mejilla del hombre anciano y la madre de brittany envolvió sus brazos alrededor de él, sollozando su pena en el pecho.
Mientras Robert respiraba su último aliento, se transformó lentamente en el lobo hermoso y blanco que era. Alrededor de ellos, la manada se transformó y empezó a aullar su pena a los cielos.
Una lágrima apareció en el ojo de brittany pero se negó a caer. El aliento se le atascó en el pecho y se quedó allí congelado. Su padre muerto. Traicionado por la compañera de Su compañera. La humana que había traído a la manada. Era todo su culpa.
brittany no lloraba solo a su padre, sino también la pérdida de su compañera. Puta traidora.
El viento cambió y brittany se puso tiesa. Otro olor, uno demasiado familiar, uno impreso para siempre en su corazón y mente, le llegó a sus narices. Los lobos pararon su aullido y gruñeron de modo amenazador. La habían olido también. La traidora volvía a la manada.


—Silencio ahora, pequeña —tranquilizó puck mientras santana lloriqueaba de dolor—. Estamos a poco mas de cien yardas de la manada. Ahora estarás bien.
Apretó los brazos alrededor de ella mientras suavemente la dejaba en el suelo. Los pies golpearon la nieve y tropezó un poco mientras intentaba estabilizarse. Su pierna derecha se negó a sostener su peso y se dobló bajo ella.
—¿A donde vas? —susurró ella—. ¿Por qué no vienes?
Él le puso un dedo en los labios y acarició tiernamente con la otra mano la mejilla magullada.
—Tu compañera te cuidara. Esa será su prioridad absoluta. Voy a perseguir a los cazadores. La justicia debe ser ejecutada por sus crímenes contra nuestra manada. Volveré cuando haya hecho mi tarea.
—No sé si puedo hacerlo —dijo ella. Su fuerza casi se había ido. Estaba tan débil.
—Eres la mujer más fuerte que conozco —dijo puck, su voz tibia y repleta de admiración. Se inclinó para besarla en la frente y tranquilizó con sus manos su cuerpo azotado.
—Vete ahora. Tu compañera aguarda. Gracias, pequeña humana, por salvarme a mí y a robert. Te sacrificaste demasiado. Nunca lo olvidaré.
Se transformó en lobo y saltó alejándose, dejándola tambaleándose en el ventisquero. Tiritaba mientras la nieve le trepaba hasta las rodillas. Brittany vendría por ella. Ella ya la habría olido. Las lágrimas se deslizaron por las mejillas.
¿La querría ella todavía? El toque de los cazadores permanecía en la piel. Se sentía utilizada y sucia. Su carne se arrastraba como si sus manos todavía la manosearan.
Levantó una mano temblorosa a la mejilla, respingando cuando los dedos tocaron cerca del ojo hinchado. Se puso de pies, determinada a encontrar a su compañera con dignidad y orgullo.
Luchó a través de la nieve. Podía oír el aullido en la distancias. Un sonido lento y dolorido. La sangre se le congeló con pánico. ¿robert no había vuelto? ¿O eran sus heridas más graves de lo que ella y puck habían pensado?
Apresuró su ritmo, ignorando el dolor que se le disparaba por el cuerpo. Debía alcanzar a su compañera. Ella la cuidaría. Sólo ella. Ella la amaban. Estaría furiosa por lo que le había sucedido, pero nunca se alejaría de ella. Finalmente irrumpió en el claro. Los árboles caían y miró fijamente a través de la ladera para ver a brittany arrodillada en el suelo alrededor de su madre y un lobo blanco . robert .
El temor y la pena crecieron en su garganta hasta que casi no pudo respirar. Se apresuró hacia delante, empujándose incluso mientras su cuerpo chillaba en protesta. Su compañera se giro para mirarla
Se detuvo a unos pasos, retrocediendo ante el odio y la pena en sus ojos. No había bienvenida aquí. Ninguna prisa por ayudarla, ninguna preocupación en su expresion.
Estaba de pie, su amante, la mujer a la que amaba más que a su vida. Se adelantó otra vez, pero la fría mirada en los ojos de brittany la detuvo una vez más.
—Tienes mucho valor al venir aquí —siseó ella—. ¿No estabas satisfecha hasta ver los resultados de tu traición? —Se giró, ondeando una mano en dirección al lobo caído—. Echa un buen vistazo, santna . Ve lo que has hecho aquí.
—Pero yo no he hecho… —protestó, alzando una mano en gesto defensivo. El movimiento le costó. Osciló y se hundió de rodillas, la humedad fría de la nieve se filtró en su ropa rota.
¿Qué quería decir brittanu ? ¿Por qué hablaba con tal ira? Nunca antes le había dirigido enfado.
—Mientes —escupió brittany—. Estás maldecida por las propias palabras de nuestro padre y su vista. Vi y oí lo que hiciste.
—Eras mi compañera —dijo brittany la angustia arrastrándose en su voz—. Te amába como ningún otro. Pusimos tus necesidades sobre las nuestras. Sobre nuestra manada. Y nos traicionaste. ¿Cómo pudiste? ¿Te satisface ver uno de los lobos más grandes de nuestra línea de sangre yaciendo en el suelo sin vida? ¿Te hace sentir bien saber que nuestra madre se apena por un compañero al lado del cual ha corrido durante un siglo?
—¡brittany, no! —estalló ella—. Por favor, debes escucharme. Te amo. Nunca te traicionaría. —Miró a brittany que estaba de pie, los hombros pesados por la ira y la emoción—. Te amo —dijo suavemente—. ¿Por qué te habéis vuelto contra mí? ¿Por qué creés que podría hacer algo tan horrible?
Susan se paró, sus ojos ardiendo. Anduvo a zancadas hasta donde santana luchaba por ponerse de pie otra vez. Levantó la mano y abofeteó a santana en la mejilla magullada. El sonido sonó en el aire.
—No me hables de amor —chilló la madre de su compañera—. Nos has traicionado. Estás muerta para nosotros como lo está Robert .
La cabeza de santana chasqueó hacia atrás, y a la nieve. El cielo giró locamente encima de ella, y supo sin duda alguna, el mundo se había vuelto loco. Quizá se había muerto allí atrás. Quizá no había sobrevivido el ataque brutal.
—puck —cuchicheó. Ella necesitaba a puck. Él sabía. Les diría lo que había sucedido.
—Te atreves a mencionar el nombre del guerrero noble que has asesinado —siseó susan—. No eres digna de decir su nombre.
Santana alzó la mirada para ver a sucompañera flanquear a su madre. Brittany l deslizó un brazo alrededor de sus hombros delgados.
—Vamonos, madre —dijo en voz baja.
—¡No te vayas! —lloró santana.
Brittany se giró para mirarla otra vez. Sus ojos estaban llenos de dolor y pena.
— Yo te amába, santana Habría hecho cualquier cosa por ti. Te habría amado y cuidado para siempre. ¿Y lo tiraste todo lejos para qué? ¿Por qué nos odias tanto? Mi padre te acogió como una de los suyos. Te amaba como a una hija. Se lo devolviste con traición.
Ella miró mientras le daba la espalda y se alejaba. En la distancias, su compañera cambio a loba. Merodearon alrededor del cuerpo de robert antes agarrar la piel en sus bocas para llevárselo.
La estaban abandonando. El pánico la inundó y estalló dentro de ella. Estaba malherida. Moriría aquí sin su ayuda. Más que eso, se moriría sin su amor.
—No te vayas —dijo con voz ronca mientras las lágrimas inundaban sus ojos y se deslizaban por sus mejillas—. te amo. te necesito —susurró.

waaa!!! el primer capitulo esta bueno...bien escrito..estare pendiente de la actualizacion!!

buenas vibras

CAPITULO 2

Santana se despertó y tiró las pesadas pieles más cerca de su cuerpo. Entonces esperó. Esperar que esto fuera un día en que pudiera despertar sin la avalancha arrolladora de dolor. La pena se elevó por ella, dejándola débil y sin fuerzas contra la cama provisional. Su cuerpo todavía no se había curado del ataque de hacía tres semanas, pero su alma había sufrido la mayoría de los daños. Un daño irreparable.
Un golpe la puso sobre aviso de la presencia de John Quincy en la vieja cabaña. La puerta delantera se abrió, y una ráfaga de aire frío sopló antes de que rápidamente lo cerrara otra vez. Levantó la mirada desde la plataforma hasta la chimenea para verle acarreando un pequeño abeto a través del piso.
—Buenos días, chica. ¿Te sientes mejor hoy? —preguntó el hombre más viejo. Ella asintió como hacía cada mañana, y él bufó como hacía cada mañana cuando veía la mentira en sus ojos.
—¿Qué es eso? —preguntó ella mientras luchaba contra el dolor para incorporarse.
Él arqueó una tupida ceja.
—¿Qué te parece, un oso pardo?
Ella trató de sonreír pero renunció. Sonreír tomaba demasiado esfuerzo. Él suspiró.
—Es un árbol de Navidad, chica. Pensé que podría levantarte el ánimo. Tengo unas pocas chucherías que podemos colgar para hacerlo más bonito. Podemos ensartar incluso alguna palomita de maíz si prometes no comértelas todas.
Ella sonrió entonces. Adoraba la Navidad. Se lo había dicho durante uno de esas conversaciones largas en las frías noches delante del fuego.
—Ahí, eso es mejor —dijo él con aprobación—. ¿Sonreír no es tan malo, verdad?
Ella miró hacia abajo, preguntándose por centésima vez que hubiera hecho si el viejo cazador no la hubiera encontrado en la nieve. Yaciendo allí deseando que la muerte viniera rápidamente para poder dejar de sentir el dolor.
John Quincy puso el árbol en un rincón y se movió hasta el fuego para calentarse las manos. Después de frotarlas juntas unos pocos segundos, giró su atención a ella.
—Déjame ver esa pierna que coloqué. Considero que quizás sea tiempo de quitarte las tablillas. Caminarás más que probablemente con una cojera durante un tiempo, pero al final, deberías estar bien de nuevo.
Ella le permitió echar para atrás las cubiertas, y él pasó las nudosas manos por las tablillas firmes que había asegurado a los lados de la pierna. Aunque era brusco mientras miraba, era asombrosamente gentil.
—Bien, ¿qué dices, chica? ¿Estás lo bastante bien para intentar andar?
Ella se mordió el labio inferior, luego asintió.
—Déjame coger mi cuchillo —dijo mientras se levantaba.
Fue al área de la cabaña que le servía como cocina y registró el armario antes de volver con un afilado cuchillo de cazador. Cortó la tela que rodeaba las tablillas, luego suavemente apartó la madera de su pierna.
—Mueve el pie alrededor un poco —alentó—. Entonces te tendremos de pie y probaremos.
Dobló el pie, respingando cuando los músculos protestaron por la acción.
—Dolerá un poco —advirtió él—. Aunque nada por lo que preocuparse.
Curvó sus brazos bajo la espalda y cintura, y ella se soltó.
—No me puedes coger —protestó.
Él rió entre dientes.
—Yo, ¿no puedo coger a una poquita cosa como tu? ¿Cómo piensas que traje aquí? Chica, he acarreado un oso pardo de ochocientas libras fuera del bosque para despellejarlo.
Ella se encontró levantada mientras él se ponía de pie.
—Ahora, te dejaré con calma. Toma la mayor parte de tu peso con la pierna buena. Trata de no pasarte de la raya.
El pie golpeó el piso, y ella rechinó los dientes mientras varias partes de su cuerpo protestaban por estar en vertical. Después de tres semanas acostada, su cuerpo estaba débil e inestable. Apenas se había incorporado más que cada vez que tenía que aliviarse.
John Quincy la sostuvo alrededor de la cintura mientras bajaba con cuidado la pierna mala. Entonces cambió su peso a ambas piernas igualmente. La rodilla se dobló y él la agarró antes de se cayera al suelo.
Mitad la llevó, mitad la ayudó hasta la mesita y la arrojó a la silla.
—Aquí ahora, solo siéntate aquí y oriéntate mientras preparo algún desayuno. Luego puedes supervisar mientras decoro el árbol.
Las lágrimas llenaron sus ojos mientras miraba al entrecano viejo anciano.
—Gracias, John Quincy. No puedo ni siquiera tener la esperanza de devolverte jamás tu bondad.
La expresión de él se suavizó.
—Ahora, chica, no me mires con esos ojos lacrimógenos. Esa manada tuya debería ser cazada, disparada y hecha alfombras de piel por lo que te han hecho.
Ella inclinó la cabeza mientras John Quincy empezaba a andar alrededor de la cocina. No había querido que él supiera nada sobre los lobos, pero había sabido de su existencia hacía mucho tiempo antes de que santana hubiera puesto ni siquiera un pie en estas montañas. Había conocido al mismo robert cuando era joven. Le llamó amigo.
Una vez que ella se hubo dado cuenta de que él conocía a sus lobos, le había soltado toda la historia, usando toda una caja de pañuelos en el proceso. En broma le había dicho que esperaba no coger un catarro este invierno porque ella había usado toda su suministro y no conseguiría más hasta la primavera.
Ella alzó la mirada otra vez hacia John Quincy.
—¿Parará de doler? —preguntó en voz baja.
La bondad suavizó arrugas bajo sus ojos.
—Lo hará, chica. Con el tiempo. Un día te despertarás y no dolerá tanto como el día anterior. Y el siguiente dolerá menos que ese día. Llevará tiempo, pero eres una sobreviviente. Lo que es más importante eres una buena, dulce chica. No te mereces lo que te pasó, pero no tengo ninguna duda que te hará más fuerte.
brittany trotó hacia la espaciosa cabaña que servía de cuartos. Había corrido a lo largo del risco de la montaña hasta que había jadeado en busca de aire. Pero, el dolor que todavía le apretaba el pecho no desaparecía. No podía negar todo lo que quería, pero la había perdido.
Los había traicionado, asesinado a dos de su manada, pero todavía le dolía. Deseaba volver a antes de que todo hubiera pasado. A las noches en que ella yacía junto a elle , con el sedoso pelo esparcido sobre sus hombros mientras dormía en el refugio de sus brazos.
Curvó la nariz mientras empezaba su transformación de vuelta a humano. No importaba cuanto lo intentara, no podía deshacerse del olor de los cazadores que había persistido con el olor de ella de aquel día. Ella había apestado a ellos.
Mientras conjuraba ropa e iba hacia la puerta de su cabaña, el recordado olor, el asqueroso olor, fue reemplazado por uno más familiar. Uno que no debería estar oliendo.
Giró bruscamente para mirar fijamente a través del suelo nevado. En la distancia oyó un ladrido. puck. No podía ser. Simplemente no podía ser. Había desaparecido el día en que su padre había muerto. Lo habían creído muerto a manos de los cazadores. Y de su compañera. ¿Podía haber escapado y solo ahora volver con la manada?
Echó atrás la cabeza ,olió cuidadosamente en el aire. Sus ojos se ensancharon de incredulidad.
—¿puck?
Otro ladrido desgarró el aire y de repente, con incredulidad, puck apareció sobre la cima de la colina. Sus patas se clavaron en la nieve, partículas de hielo volaron en su estela mientras tiraba de un trineo detrás de él.
Brittany se apresuro a adelantarse para saludar a su compañero de manada, su alegría de verlo vivo resbalando sobre ellos.
Cuando puck se paró unas pocas yardas lejos, se sacudió la nieve de la piel y se transformó. Anduvo a zancadas hacia brittany , el brazo levantado para saludarla.
Brittanu lo miró fijamente con la boca abierta de sorpresa. Estaba vivo. puck agarró el brazo que brittany había extendido con aturdida incredulidad, como si puck hubiera regresado de la muerte.
—Es bueno verte, brittany —dijo puck—. ¿Dónde está santana?
La cara de brittany se endureció.
—Ella no está aquí.
El alivio destelló en los ojos de puck
—Bien. No querría que viera lo que os he traído. La trastornaría. —Echó una mirada alrededor—. Aunque pienso que tu padre estaría interesado en una pequeña venganza. ¿Dónde está?
brittany dio un paso adelante, la confusión arrugándole la frente.
—puck, pensábamos que estabas muerto. ¿Cómo es que vienes vivo? ¿Cómo es que no sabes nada acerca de la muerte de nuestro padre? ¿Y por qué nos preguntarías si santana está aquí sabiendo lo que nos hizo a todos nosotros?
puck dejó caer la boca, abriéndola. Su cuerpo alto y musculoso se tensó mientras sus labios se curvaban hacia abajo en un ceño desconcertado. Sacudió la cabeza cubierta de barro como si se aclarara las telarañas.
—¿robert está muerto? ¿Cómo sucedió? Estaba herido cuando nos dejó a santana y a mí, pero debería haber sobrevivido fácilmente a tales heridas. ¿Y por qué pensaste que yo estaba muerto? ¿No te contaron robert y santana que estaba cazando a los cazadores que nos tendieron una emboscada?
El terror se apretó en el abdomen de brittany. Algo estaba equivocado. Muy, muy equivocado. La náusea se curvó en su estómago y se frotó las tripas para tratar de aliviar la molestia.
—robert murió porque santana nos traicionó a los cazadores —dijo brittany planamente—. Padre me lo contó todo.
Puck palideció.
—¿Él os dijo que santana nos traicionó con los cazadores? ¿Dijo realmente eso?
Brittany asintió.
—¿Dónde está santana —demandó puck. La sospecha entró en sus ojos, y brillaron peligrosamente.
—La dejamos atrás como conviene a alguien que daña a la manada —rechinó brittany
En un instante, puck se transformó en lobo y se lanzó contra brittany . Esta no tuvo más elección que cambiar también. Nunca sobreviviría el ataque del lobo en su forma humana.
puck gruñó y se pegó a la garganta de brittany , giraron una y otra vez en una masa de piel retorcida.. Tenían la misma fuerza y energía. Se matarían el uno al otro antes de darse cuartel. Finalmente, brittany logró asir a puck por el cuello y tirarlo lejos. Brittany se transformó primero luego puck cambió a humano, con un ceño peligroso oscureciéndole la cara.
—¿La abandonasteis allí en su condición? —demandó puck—. ¿La abandonaste después de lo que había sufrido?
puck sacudió la cabeza. Estaba más confuso por momentos. Señaló con la cabeza hacia el trineo mientras un bajo gemido ascendía del montón.
Lo acechó y tiró de la manta para ver a dos hombres tumbados y atados. Le dio a puck una mirada afilada.
—¿Quién son y por qué los has traído aquí?
puck le miró enfurecido, los hombros subiendo y bajando con ira.
—Son los cazadores que atacaron a tu compañera. Los cazadores que nos tendieron una emboscada y mataron a robert. Los he traído aquí pensando que querrías exigir venganza por dañar lo que es tuyo. Puedo ver que cometí un error.
—¿Qué estás diciendo, puck? No entiendo nada de esto. Actúas como si santana fuera la víctima en todo esto. Nuestro padre no mentiría. Vimos lo que él vio. Nos introdujimos en su mente.
—Visteis mal —dijo puck rotundamente.
Brittany lo miro horrorizada . puck estuvo resuelto en su defensa de santana , y él había estado allí. ¿Podría haber estado su padre equivocado? ¿O tenía puck una razón para mentir?
—Ella apestaba a los cazadores —dijo brittany curamente.
Puck se movió como si fuera a atacar otra vez, y brittany gruñó una advertencia. puck se paró allí flexionando las manos con ira.
—Reclamo el derecho de tomarla como compañera —declaró puck—. La encontraré, siempre que esté viva. Si eso significa el destierro de la manada, que así sea. Nunca me perdonaré por echarla cuando aguantó tanto por salvarme a mí y a vuestro padre.
—Sobre mi cadáver —ladró brittany—. Ella es mi compañera.
Puck lo rodeó, con un gruñido feroz saliendo de su boca.
—Echaste a tu compañera. Le diste la espalda cuando más te necesitaba. Le aseguré que la cuidaríais, que sería vuestra prioridad. Nunca me perdonaré por llevarla de vuelta a la manada, pero estaba perdiendo rápidamente el olor de los cazadores. Pensé que ella estaría a salvo con vosotros, así que la dejé y perseguí a los cazadores. Aunque me llevó semanas rastrearlos. Vengaré a santana . No tenéis que preocuparos por el asunto.
—brittany , ¿qué pasa aquí? —dijo su madre detrás de ellos—. ¿puck? ¡puck! —exclamó con un sollozo.
Pasó como una exhalación a su hija y tiró sus brazos alrededor de su compañero de manada.
—Pensábamos que estabas muerto —dijo mientras las lágrimas le bajaban por las mejillas—. Gracias a los dioses que has vuelto a salvo.
Puck apartó suavemente a susan de él y dio un paso atrás.
—Lo siento, susan. Debo irme. Probablemente no regresaré. Debo encontrar a santana y hacer las cosas bien.
Brittany se lanzo a por él. Su fuerza combinada no estaba a su altura, pero aún así dio una pelea tremenda. Finalmente, lo domino y lo sostuvo contra el suelo.
Brittany se puso en pie, arrastrando a puc con él. Lo empujó hacia la cabaña mientras su confundida madre los seguían detrás.
Una vez dentro, empujó a puck hacia una silla y se paró delante de él.
—Dinos lo que sucedió. Todo. Y no omitas una maldita cosa. Especialmente nada que tenga que ver con mi compañera.
puck lo miró fijamente enojado.
—No la mereces.
Brittany se inclinó, acercándose a la cara de puck .
—Si tienes algo que decirme acerca de santana, dilo antes de que despedace.
—¿santana ? —dio su madre con voz afligida—. Brittany , quizá nosotros no deberíamos estar discutiendo sobre santana. Sé cuán dura ha sido su traición para ti
puck giró para mirar fijamente a la madre de brittany
—santana no traicionó a nadie. Es tu hija quien la ha traicionado.
Brittany tensó y flexionó las manos en puños.
—Suelta lo que tengas que decir antes de que desparrame tu sangre.
—Nos tendieron una emboscada —dijo puck con voz fatigada—. Regresando del pueblo con los suministros. Robert y yo tirábamos de los trineos y santana andaba entre nosotros. No sé cómo supieron que estábamos allí pero no fue porque santana nos traicionara. La hice correr y esconderse en los árboles. No quería que la cogiera la pelea. Le lanzaron un dardo a Robert Dio dos pasos y se desplomó. Traté de luchar contra ellos pero eran tres contra uno, y las drogas que utilizaron me impidieron cambiar a lobo.
—¿Y santana ¿Dónde estaba ella en todo esto? —demandó brittany Recordaba las imágenes de los recuerdos de su padre demasiado bien.
—Ella vino como un ángel vengador —dijo puck con voz atormentada—. No iba a dejarnos morir o algo peor. Desafió a los cazadores. —Levantó la mirada sobriamente hacia brittany —. Nunca me he sentido tan impotente en mi vida. Esa pequeña cosa diminuta de pie entre rpbert y las bestias que le golpeaban. Los desafió a que hicieran lo peor, y por Dios, que lo hicieron.
Las piernas de Robert se debilitaron. Se balanceó y tuvo que tropezar con una de las sillas antes de caerse.
—¿Qué quieres decir con lo peor? —preguntó brittany en voz ronca.
Los ojos de puck se fijaron en él, el dolor brillando en sus ojos celestes .
—Lo peor. Y ella lo aguantó para que tuviera tiempo de escapar y liberar a Robert . Se burló de ellos con el hecho de que morirían. Que su manada los cazaría y los mataría. Que su compañera nunca permitiría que esa injusticia quedara así. ¿Qué irónico es eso? —acabó amargamente.
Moriréis. Os matarán.
Brittany recordaba las palabras de la visión de su padre. ¿Podía Robert haber estado tan drogado que imaginó a santaan burlándose de él cuando de hecho desafiaba a los cazadores?
Oh Dios. Ten misericordia. Ella no merecía ninguna.
Una lágrima le resbaló por la mejilla mientras su madre se sentaban en un silencio aturdido. La voz de puck rompió la pesada capa de desesperación que había caído sobre ellos.
—Logré liberarme, pero era demasiado tarde para salvar a santana de los horrores que encaró. Ya que sabía que girarían su atención únicamente a ella, olvidándose del todo de mí y robert en el ínterin. Compró suficiente tiempo para que las drogas abandonaran mi sistema. Cambié y ataqué. Los hombres corrieron. Liberé a robert y lo mandé a vosotros para conseguir ayuda. Recogí a santana en mis brazos y la llevé de vuelta. Todo el camino la consolé diciéndole que su compañera cuidaría de ella, que iría a cazar a sus atacantes y la justicia estaría servida. Si hubiera sabido lo que la esperaba aquí, nunca le habría permitido irse.
Levantó unos ojos condenatorios a brittany e incluso a susan
—Nunca imaginé que mi manada volvería la espalda a una mujer que necesitaba tanta ayuda. A alguien a quien adoptamos como uno de los nuestros. Voy a encontrarla, y cuando lo haga, voy a pasar el resto de mi vida compensándola. Reemplazaré a la compañera que la tiro lejos como si fuera basura de ayer.
—Oh mi Dios —dijo brittany la angustia impresa en cada palabra—. Oh Dios mío.
susan se puso en pie retorciéndose las manos delante de ella.
—La golpeé. Golpeé a la chica que era mi hija.
Puck se levantó con repugnancia. Se movió hacia la puerta y brittany supo que estaba a un segundo de cambiar y correr en la noche para encontrar a santana.
—puck , espera.
Puck giró para mirarle fijamente.
—Tienes todo el derecho a estar enojado. Solo Dios sabe cómo me perdonaré alguna vez. Pero ella es mi compañera. Soy yo quien debe hacer lo correcto.
Los ojos de puck destellaron enojadamente.
—Renunciaste a lo correcto cuando le disteis la espalda. No eres mas su compañera, no importa que lleve tu marca.
—Ella es mia —dijo brittany su voz tensa por la emoción—. Le he hecho más daño que los hombres que la atacaron, pero los dioses son mi testigo que encontraré una manera de hacer lo correcto. Será vengada, y volverá bajo mi protección.
Puck miró fijamente a brittany como si midiera su determinación. Sus hombros se desplomaron derrotados. Luego, levantó la cabeza con desafío.
—No sabes si te aceptará. No sabemos si está viva. La abandonaste para que se defendiera sola en un terreno implacable. Voy a ir contigo , porque si la encontramos y te rechaza, haré todo lo que esté en mi poder para hacerla feliz y protegerla. Incluso si eso significa hacerlo de lejos. Nunca permitiré que lo que le sucedió ocurra otra vez.
Brittany escuchó el voto de puc k y sintió una oleada del orgullo ante la defensa de santana por su compañero de manada.
—Te doy la bienvenida en mi viaje, puck Pero que sepas esto. Haré todo lo que esté en mi poder para recobrar la confianza de santana y su amor. Incluso si me toma el resto de mi vida.

CAPITULO 3

Santana reunió valor y fuerza mientras se empujaba dentro de los pantalones de ante que John Quincy le había hecho. Estaban forrados de piel, un hecho que apreciaba mientras tiritaba por el frío de la mañana. Ni siquiera el fuego que ardía en el hogar la calentaba mucho. Esa mañana había despertado para bendecir el entumecimiento. Se sentía extraña, realmente. Su cara estaba tensa y se sentía caliente al tocarla, y tiritaba interminablemente entre las mantas pesadas de su plataforma.
Pero había estado tumbada allí, moviéndose poco en el mes pasado. Las tablillas habían sido quitadas hacía una semana, así que no había ninguna excusa para no empezar a levantarse. Una onda de mareos la asaltó mientras se ponía en pie y probaba las piernas inestables. Vaciló y se agarró a una silla cercana para estabilizarse. Miró con anhelo afuera por la única ventana de la cabaña al paisaje nevado. Había pasado tanto desde que había respirado aire fresco.
Sin decidirlo conscientemente el aventurarse fuera, se dirigió hacia la puerta. John Quincy estaba fuera para verificar sus trampas, pero regresaría pronto, y no dolería estirar las piernas un poco.
En la puerta, se puso con cuidado sus mocasines, el esfuerzo casi agotándola. Era extraño, pero se sentía más débil hoy que en días anteriores. Los dedos temblaron mientras ataba los cordones de los zapatos.
Usando la puerta para apoyarse, se deslizó con cuidado fuera, estremeciéndose cuando el aire frío se erizó sobre su cuerpo. Tan pronto como dio un paso en la nieve, la angustia se vertió en su corazón, derramándose y rasgando por su cuerpo. El paisaje era hermoso y horriblemente feo. La última vez que había disfrutado de un día como este, un día donde el cielo estaba imposiblemente azul y el sol arriba, había sido el día cuando brittany y ella habían jugado en la nieve . Apenas horas antes de irse al pueblo con puck .
Lágrimas resbalaron por sus mejillas, y su cuerpo onduló con escalofríos. Cojeó por la nieve hacia la cubierta de árboles a lo lejos. Los viejos hábitos nunca mueren. Brittany le había enseñado a buscar siempre la cubierta. Nunca te pares en abierto.
Pero nunca la vería otra vez,. La había abandonado, segura de que ella era la causa de la muerte de su padre. Y quizá lo era. Si hubiera intervenido antes. Si no se hubiera quedado bajo los árboles reuniendo valor para hacer lo imposible. Si solo hubiera sido más valiente y se hubiera apresurado para ayudar a Robert
Pero nunca los había traicionado. Amaba a su manada. Era la única familia que tenía
Por primera vez, se dio cuenta de que no tenía a nadie. Nadie excepto a viejo cazador que podía enfermar por el esfuerzo de responsabilizarse de una joven que no podía cuidar de si misma. No tenía a donde ir, ningún futuro que esperar, ningún compañero para mantenerla caliente en las noches largas y frías.
Oh, mamá, cómo te echo de menos.
Las lágrimas se acumularon en sus ojos. Su madre, se había ido hacía tanto, todavía hervía a fuego lento en los vagos recuerdos de sus niñez. Si cerraba los ojos y se concentraba fuertemente, podía conjurar un recuerdo de Navidad. Su madre, decorando un pequeño árbol con ornamentos caseros, su sonrisa tierna mientras abrazaba a la pequeña santana contra su pecho. Otro temblor bordeó por su espina dorsal hasta que su cuerpo se cubrió de carne de gallina. Ignoró el frío dolor, el dolor en su cuerpo y su corazón, y caminó penosamente adentrándose en los árboles. Adelante podía ver un desnivel empinado. Se dio cuenta de que se acercaba a un risco.
Sus ojos picaron mientras tenía cuidado en la vasta región montañosa. Centenares de pies abajo un río cortaba un sendero por la tierra. ¿Estaban su loba allí? ¿Pensaba alguna vez en ella? ¿O se había muerto su amor junto con su padre? Y su fe en ella. Un sollozo le brotó de la garganta. Sonó duro y feo en el silencio. Había perdido todo lo que le importaba. ¿Cómo podía continuar sabiendo que nunca lo tendría otra vez? Nunca la sostendría en sus brazos.
Una completa y total desesperación se envolvió alrededor de ella, apretándole el pecho, estrujándola hasta que resolló por el aire. Qué no daría por no sentir. Por ser capaz de cerrar los ojos y que la bendita oscuridad descendiera.
Dio un paso hacia el desnivel, mirando fijamente hacia abajo al barranco. Sería tan fácil dar un paso hacia la nada. Entonces ella nunca sentiría otra vez. No dolería tanto. Encontraría la paz que necesitaba tan desesperadamente.

Brittany empujó las pesadas pieles más apretadamente a su alrededor mientras él, puck y ella se apresuraban y caminaban penosamente subiendo la montaña. Su incapacidad para cambiar y moverse más rápido lo frustraba, pero había un humano en el área. Un trampero si tenía que adivinar. No querían asustarlo surgiendo en forma de lobo. Era una buena manera de que les dispararan.
Durante una semana, él y su primo habían rastreado el área alrededor del viejo campamento. No pudieron detectar ningún rastro del olor de santana Entonces ayer, cuando el viento cambió y sopló del norte, había captado un débil rastro de ella.
Ellos habían cargado montaña arriba hacia el viento, ansiosos por encontrarla. De repente puck se paró delante de brittany Levantó la cabeza y olió. Un gruñido bajo procedió de su garganta.
—¿Qué es, puck ? —demandó brittany mientras avanzaba por la nieve.
—Es ella. La huelo. Mucho más fuerte ahora. No está lejos.
Brittany inhaló profundamente y cerró sus ojos cuando el olor dulce de su compañera vagó hasta su nariz. El anhelo, la pena, tanta tristeza crecieron dentro de él. Empujó a puck , aumentando su velocidad subiendo por la cuesta de la montaña. Su olor aumentó, y su cuerpo sintió un hormigueo con la anticipación de verla, tenía las palmas sudadas en el aire frío ante el pensamiento de lo que le diría. Como ganaría su perdón.
Entonces se paró. Puck casi chocó con él por detrás. Un sollozo bajo les llegó con el viento. Brittany miró hacia el sonido, y allí la vio. Equilibrada al borde de un risco. Santana .
Dio un paso más cerca y miró fijamente hacia abajo al abismo. El terror le agarró el pecho de brittany . Al lado de él, puck siseó con temor. Iba a caer.
Oh Dios. Nunca llegarían a tiempo.
En un instante, brittany se transformó, arremetiendo en la nieve. Cavó en el terreno, corriendo tan rápidamente como su forma de lobo le permitía. Detrás de él, puck cambio y salio hacia santana también.
¡No! No podía perderla otra vez. Cuando pensaba que ella daría un paso más allá del borde, se desmoronó en la nieve y yació inmóvil. Su corazón latió con alivio, pero todavía voló la distancia restante, su necesidad de tocarla, para tenerla, de asegurarse que estaba bien lo consumía todo. La alcanzó apenas unos segundos antes que puck . Suavemente le dio un codazo con su hocico, pero estaba inconsciente. Le acarició con la nariz la mejilla y lamió su piel, tratando de conseguir despertarla.
Ella ardía de fiebre.
Brittany cambió y miró fijamente hacia abajo a su compañera. Las lágrimas le picaban los párpados, amenazando con deshumanizarlo completamente. Ella parecía tan frágil. Pálida, delgada, tan quebradiza. Y no estaba bien.
—¿Está viva? —preguntó puck en una ráfaga de temor.
Brittany cabeceó sobriamente.
—No durará mucho si no la sacamos del frío. Está ardiendo de fiebre.
—Hay una cabaña a lo lejos —dijo puck señalando—. Podría ser donde ha estado.
Brittany recogió su precioso bulto de la nieve y la levantó en sus brazos. Siempre había sido una cosa diminuta, pero su ligereza, incluso entre las pieles que llevaba lo alarmo. Presionó los labios en su frente caliente y cerró los ojos mientras seguía a puck hacia la cabaña. Te quiero, corazón. Estoy tan arrepentido por como te he hecho daño. Por favor vuelve a mí. No puedo vivir sin ti.
Puck cayó a su lado, mirando ansiosamente la forma inconsciente de santana . Estiró una mano para tocar la mejilla, y brittany pudo ver las lágrimas en los ojos
—Le falle —croó brittany —. Cuando más me necesitó, le di la espalda. ¿Cómo se supone que superemos jamás eso?
Puck sacudió la cabeza sobriamente. No tenía palabras para ofrecer consuelo a su primo , no santana no lo tenía.
Puck abrió la puerta de la cabaña e investigó antes de volver a brittany y hacerle señas para que entraran.
—Ha estado aquí. Su olor está por todas partes, pero hay también el olor de otro. Un hombre. Creo que es el trampero que sabemos está cerca —dijo puck mientras se abría camino con santana .
El fuego ardía bajo y puck trabajó agregando troncos mientras brittany bajaba a santana a la plataforma de pieles a apenas unos pocos pies de distancia. Arregló suavemente las cubiertas sobre ella. Sabía que era friolenta. Ella había disfrutado manteniéndola caliente durante el invierno.
Acarició con una mano el pelo negro, disfrutando de la sensación de los mechones sedosos entre los dedos. La ira y el remordimiento surgieron repentinamente por sus venas mientras veía las sombras débiles de las magulladuras en su cara. Tenía una cicatriz, todavía fruncida e inflamada encima de la ceja donde uno de los bastardos la había golpeado, cortándole la piel.
Había visto su cojera cuando había dado un paso hacia la orilla del precipicio. Ahora, alzó las cubiertas para poder examinarle los miembros. Había marcas y magulladuras en una pierna de lo que parecían tablillas. Las hendiduras permanecían. La mano se curvó de rabia ante lo que los cazadores le habían hecho a su compañera. Pero eso no era lo peor.
Giró la cara, incapaz de contener la emoción que le manaba de la garganta. Una lágrima se deslizó por su mejilla.
—¿Está malherida? —preguntó puck ansiosamente.
—Lo estaba —dijo brittany sobriamente—. Parece que el trampero la ha cuidado. Probablemente le salvó la vida. —Robó una mirada de ojeada a puck que estaba parado al lado, el enfado y la preocupación arrugando sus rasgos.
Un click los alertó desde la puerta. Brittany se giró, preparado para cambiar y atacar en un instante. Un hombre anciano vestido con pieles estaba de pie en la puerta apuntándolos con un rifle.
—Te agradeceré que te alejes de la pequeña chica —dijo bruscamente—. Y no trates de cambiar porque creo que tu piel quedaría bien cerca de mi chimenea.
Brittany parpadeó. ¿Le había contado santana acerca de la manada? No es que ella les debiera ninguna lealtad después de que la hubieran desterrado.
—Ella no ha contado nada si es eso lo que estás pensando —dijo el hombre mientras se acercaba—. ¿Eres la chica de Robert ?
Brittany asintió.
—Soy ella —dijo calmamente. a—.. ¿Conocía a mi padre?
El hombre asintió.
—Lo conocía hace muchos años. Siento haber oído lo que le pasó. Ahora, ¿que demonios estáis haciendo aquí, y por qué estás inclinado sobre la chica?
—Es mi compañera —habló brittany .
El anciano levantó una ceja.
—Bien, ahora, entonces ¿donde infiernos estabas cuando ella te necesitaba? ¿Cuándo ella yacía en la nieve rezando para morir rápidamente? ¿Cuándo tenía tanto dolor y se moría por dentro de vergüenza? —Sus ojos brillaron de modo amenazador, y agarró el rifle más apretado—. Tengo una buena mente para llenar a tu piel con plomo.
Brittany se estremeció ante la descripción de santana yaciendo tan cerca de la muerte. Necesitando desesperadamente a su compañera. Bajó la cabeza, incapaz de mirar al hombre más viejo a los ojos.
—Solo dime una cosa. ¿Por qué estáis aquí ahora? —demandó el hombre.
Brittany miró hacia arriba, una determinación de acero agarrándolo.
—Estoy aquí porque ella es mi compañera, y quiero desesperadamente arreglar las injusticias del pasado.
El hombre relajó el agarre del rifle antes de bajarlo finalmente.
—Bien, ahora, ¿por qué no dijiste solo eso? —alargó la mano a brittany —. Mi nombre es John Quincy Ledbetter. Me puedes llamar John Quincy. La mayoría de la gente lo hace. —Su mirada cayó donde santana estaba tumbada—. ¿Ha salido? Cuando me marché esta mañana, se sentía como si tuviera fiebre.
John Quincy sacudió la cabeza y se restregó la barba.
—Tenía miedo de que la pequeña hubiera enfermado. Ha sido tal la lucha para ella estas pasadas semanas.
—Tienes nuestra gratitud por ayudarla —dijo brittany mientras daba un paso adelante para ofrecer su mano.
—Bien, alguien tenía que hacerlo, ¿verdad? —le miró deliberadamente, y la vergüenza se arrastró sobre brittany una vez más. Luego sus ojos parpadearon sobre Heather, y brittany pudo ver la preocupación hervir a fuego lento en la mirada del anciano.
John Quincy les hizo gestos para seguirle fuera.
—Hay cosas que necesitan decirse pero no quiero que la chica las oiga por casualidad si se despierta.
Brittany salio , pero puck se quedó detrás, su mirada ambivalente siguiéndolos.
—Ha tenido momentos duros, esa chica —dijo John Quincy. Sacudió su dedo ante ellos—. Tenéis un largo camino delante de vosotros si se recupera apropiadamente. No pasa ninguna noche sin que grite con pesadillas. Y no puedo conseguir que coma una maldita cosa. Se está muriendo por dentro.
Brittany cerró los ojos y se preguntó cuantas lágrimas más soltaría antes de superarlo.
—¡Oh Dios! —gritó brittany que perdió la batalla por mantener las lágrimas a raya.
—Ahora, ahora, no os cuento esto para hacerte sentir peor —reprendió John Quincy—.. Solo os lo cuento porque ha estado debilitada desde entonces. Creo que es por eso que tiene fiebre. No se nada acerca de problemas de mujeres. He hecho todo lo que puedo para ayudarla. Si mejora, vais a tener que llevarla a algún sito donde pueda conseguir ayuda.
—A casa —dijo brittany suavemente—. Necesitamos llevarla a casa con la manada. Nuestro chaman puede sanarla.
—Si va —indicó John Quincy.
—No le daré elección —dijo brittany simplemente—. Si no está bien, como su compañera , solo puedo hacer lo que sea necesario para asegurar su bienestar. Dejarla aquí no es una opción.
John Quincy asintió con satisfacción.
—Esperaba que dijeras eso. El hecho es, que esa pequeña necesita que alguien cuide de ella. Ha pasado demasiado dolor en su joven vida.
—Nunca estará sin mi otra vez —prometió brittany —. Nunca estará sin mi protección. Ni siquiera por un minuto.
—Volvamos dentro antes de que nos congelemos —dijo John Quincy—. Veré si consigo alguna comida, y le haré a la chica algo de caldo. Necesita comer.

CAPITULO 4

Cuando brittany entró se congeló, vio a un leonado lobo acariciando la mejilla de santana con la nariz. Puck había cambiado, y ahora concentraba su atención en su compañera
.brittany no estaba complacida hasta que vio que pcuk había logrado despertar a santana
Sus hermosos y marrones ojos se abrieron adormilados, los párpados caídos mientras se pasaba una mano por la cara. Parpadeó con sorpresa al ver al lobo tan cerca de ella.
—puck —susurró ella.
Estiró una mano y curvó los dedos en la piel de puck .
—Oh, puck , eres tu.
Tiró sus brazos alrededor del cuello del lobo y sollozó en su piel. El corazón de brittany dio bandazos mientras los gritos desgarradores de santana llenaban la cabaña.
Pcuk cambió, envolviendo sus brazos alrededor de ella y la sostuvo contra su pecho.
—Shhh, pequeña. No llores así. Todo está bien ahora.
Brittany rechinó los dientes. Puck ni siquiera había conjurado ropa.
—Me abandonaron, puck —dijo, su voz tan tímida y llena de dolor. Cada palabra parecía arrastrarse fiera de ella, y se desplomó con cansancio contra puck —. No me quieren ya. Creen que maté a Robert y quizás lo hice, puck . No debería haber tardado tanto en intervenir. Tenía miedo. ¿Cómo puede una cobarde ser una compañera digna de la alfa de la manada ?
Brittany giró lejos, incapaz de soportar el dolor de ver a su compañera tan apenada. Tan llena de dolor y traición. Se culpaba a si misma cuando había hecho el último sacrificio por dos de su manada. Ella no era indigna del alfa. Era el alfa quien era indigna de ella.
Puck continuaba meciéndola de aquí para allá, sosteniéndola apretadamente mientras la consolaba. La cabeza le colgó atrás mientras se resbalaba otra vez a la inconsciencia.
Puck suavemente la bajó a la plataforma, escondiendo rápidamente su cara de la vista de los otros. Pero brittanuy había visto las lágrimas brillando en los ojos de su compañero de manada. ¿Quién podía no estar afectado por su pena?
Cuándo puc finalmente miró hacia atrás a brittany , un fuego peligroso ardía brillantemente en sus ojos dorados.
—La llevaremos a casa de la manada. Si cualquier lobo la mira mal, le desafiaré. Ganaré. Me la llevaré lejos de allí.
Brittany asintió.
—Eso sería tu derecho si ella no es cuidada apropiadamente. Pero eso no sucederá, puck. Es mi compañera. La mujer de mi corazon. La amo, y la manada la aceptará o me ire con ella.
—No la merecéis.
Brittany asintió.
—Tienes razón. Pero es mia .
Brittaany se movió hacia la cama y se arrodilló al lado de santana . Estiró una mano suavemente y le acarició la mejilla. Luego se inclinó y presionó los labios en su frente. Permaneció allí un largo momento, con los ojos cerrados. Apartó con cuidado los mechones de pelo de su cara antes de levantarse y marcharse.
. Había pasado un mes desde que había sostenido a su compañera en sus brazos. Un mes desde que la había tocado, besado, sentido su piel contra la suya. Había pasado las últimas semanas soñando con mejores tiempos, cuando yacíajunto a ella , saciada después de hacer el amor.
Su necesidad era un dolor físico. La quería con cada pedazo de su alma. La quería abierta ante ella , esperando para tomarla en el interior de su cuerpo. La quería llevando esa hermosa sonrisa que llevaba solo para ella Pero después de lo que le había pasado, y luego de la última traición de su compañera, quizás no sonreiría otra vez. Pero dedicaría el resto de su vida a intentar que pasara.
Se tumbó a su lado y la tiró a sus brazos. Necesitaba ese contacto. Quería ser la única que la mantuviera caliente mientras tiritaba por la fiebre.
Mientras ella se amoldaba a su cuerpo, lo envolvía un sentido de justicia que no había sentido desde ese horrible día de hacía un mes. Envolvió los brazos apretadamente a su alrededor y la sostuvo cerca. Luego rezó a los dioses para que esta hermosa, entregada mujer encontrara el camino a casa, a la mujer que la amaba .


Brittany y puck tiraban del trineo , explorando el área y comunicándose con una serie de ladridos y gañidos. Britany corrió a pasos largos en un ritmo apacible, las correas del trineo entre los dientes.
Detrás de él, santana yacía metida entre una pila de pieles en el trineo de madera. Escogía su sendero con cuidado, no queriendo darle más empujones de los necesarios.
Se preocupaba por su compañera. No había despertado otra vez desde ayer por la mañana cuando había sollozado en brazos de puck . Su fiebre se había elevado durante la noche mientras brittanu la había sostenido. Se había retorcido y movido inquietamente, luchando contra sus demonios mientras brittany la miraba impotente.
Habían salido antes del alba, cargando a santanaen el trineo y llevándosela. Estaban al menos a dos días de viaje de la manada.
Mientras cubrían las millas, el sol se movía alto arriba, hundiéndose en el horizonte. Cuándo la oscuridad cayó, pararon a descansar, encendiendo un fuego para mantener a santana caliente. Brittany arregló las pieles sobre la nieve, luego envolvio a santana entre las más gruesas. Puck se ofreció para la primera vigilancia y brittanu se tumbo al lado de santana , permitiendo que el calor de cuerpo la envolviera.
Se retorció inquieta contra ella, y en un punto empezó llorar. Los suaves sonidos de pena rompieron el corazón debrittany . Cuando comenzó a luchar, brittany convocó su valor y se empujó en su mente.
Las imágenes que vio lo hicieron gritar. Por primera vez desde que había visto la escena en los ojos de su padre, vio la realidad de la situación. Miró mientras santana se interponía entre Robert y los cazadores, no dispuesta a permitir que continuaran hiriéndolo. Sintió cada punzada de temor, cada respingo de dolor mientras le rompían la ropa, golpeándola. Sintió su vergüenza cuando la violaron. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas aún cuando caían sobre ella. Revivió cada momento con ella, odiándose más por la manera en que la había traicionado.
—Ella tiene todo el derecho a odiarme —dijo brittany en voz baja—. Le falle. Falle en protegerla, luego me aleje cuando más me necesitaba. Creí lo peor de ella cuando no tenía nada más que fe en mi.

¿Qué podía decir cuando se condenaba a si misma con cada aliento? Era total y completamente indigno de su amor o fe.



¿Había seguido adelante ella? ¿Había resbalado al lado del abismo? ¿Estaba ahora pasando a la siguiente vida? El mundo alrededor de ella era una miríada de imágenes complicadas, alucinaciones salvajes y sonidos extraños.
Un momento se sentía como si las llamas del infierno lamieran su piel, y el siguiente, estaba sumergida en las profundidades heladas de un ventisquero. Oía voces. Voces familiares. Había veces que juraba que brittany hablaba con ella, su amor limpiándola como un viento curativo. Las lágrimas pincharon sus ardientes párpados. No tenía más lágrimas para soltar. Y los muertos no lloraban.
Se deslizaba dentro y fuera de su nebuloso mundo. Cuando oyó la voz de su suegra, se encogió de temor. Cuando oyó los ladridos y aullidos de su manada, dedos de terror bordearon su fría piel.
La odiaban. La voz de su suegra se arrastraba más cerca. Santana abrió los ojos, intentando ver si era real o una invención de su imaginación. Cuando vio a la mujer cerniéndose sobre ella, lloriqueó de temor y se encogió.
La manada exigiría justicia por los pecados de santana . ¿La habían seguido a la otra vida, determinados a no permitirle irse impune?
Suaves manos se deslizaron sobre su piel caliente. Palabras de amor se susurraron en su oído. Un leve gemido se le escapó. No se suponía que la muerte doliera tanto. No se suponía que sintiera.
—santana , mi amor, por favor no llores.
Ella parpadeó rápidamente, tratando de dar sentido a la voz. Era la voz de brittany . Suaves labios le acariciaron la frente. Una mano le alisó el cabello húmedo.
—Tengo miedo —lloriqueó—. No se supone que la muerte sea tan espantosa.
Se odiaba a si misma por ser tan cobarde. Era la compañera de los alfas y no podía ni ir al gran más allá sin avergonzarse.
—No vas a morir, corazón. No te dejaré.
—Me odias —susurró—. Déjame en paz.
Sacudió la cabeza de un lado a otro. ¿Por qué estaba brittany allí? Luego un súbito pensamiento la alarmó, destellando a través de su mente maltratada. ¿Había muerto brittany también? ¿Era por eso por lo que podía oírlo? La idea la llenó de pena, más entumecedora que cualquiera que hubiera sentido hasta ahora.
—Noooo —gritó—. No se suponía que tú murieras también.
Los sollozos manaron de su pecho y ardieron en su garganta con una angustia desgarradora. Fuertes brazos se envolvieron alrededor de ella, uniéndolos en un segundo grupo. Manos familiares. Olores familiares.
—Nadie se muere, pequeño amor. Debes regresar a mi .
—¿brittany ?
—Sí, amor, soy yo. . Estoy aquí..
—¿Estoy muerta? —preguntó con un hilo de voz.
Se esforzó por oír su respuesta, pero sus voces se debilitaron mientras el mundo se desvanecía alrededor de ella. Se deslizó de vuelta al consuelo de la inconsciencia.

Me encanta la historia, solo tengo una pregunta ¿es una adaptación? en algunas partes se menciona "él" al referirse a brittany; esa mezcla de lobos, nieve, el dolor de creer una traición me ha encantado y puck es un amor. Saludos.

oh   por Dios.............me ausente por un buen tiempo del foro, regreso nuevamente y me encuentro con   tremenda historia...........me siento sumamente:=}:   conmovida y asombrada   por como relatas la historia.........y de alguna forma recorde tu anterior fic. Ya espero ansiosamente un nuevo capitulo

Saludos, hasta la proxima actualizacion:(8):  

CAPITULO 5

Cuándo santana despertó de nuevo, tenía una conciencia que no había experimentado desde el día en que había viajado por la nieve hasta la cabaña de John Quincy. Miró alrededor, esperando ver la vista familiar de la chimenea. El árbol que John Quincy había decorado para ella. En vez de eso, lo que vio trajo un dolor a su pecho.
Brittany estaba tumbada en el suelo al lado de su cama, la piel enredada en sus piernas. Solo llevaba ante, los pechos desnudos. Un fuego ardía bajo apenas a unos pies de distancia. Se movió y casi gimió por el esfuerzo. Nunca se había sentido tan débil. Tan dolorida. Los músculos protestaron mientras intentaba arrastrar los pies.
Echó una ojeada a la cabaña, reconociéndola como el alojamiento de invierno de la manada. ¿Qué estaba haciendo allí? El miedo y la angustia le inundaron el vientre. ¿Cómo había regresado con la manada?
Un vago recuerdo de puck en su forma de lobo en la cabaña de John Quincy. ¿Lo había soñado o de algún modo la había devuelto él a la manada? ¿Y como reaccionaría brittanu cuando la encarara otra vez?
El temor le indujo a tener nauseas arremolinándose en el estómago hasta que tragó convulsivamente contra el impulso de vomitar. Aire. Necesitaba aire.
Con cuidado, bajó de la suave cama, probando sus piernas débiles antes de dar demasiados pasos. El suelo se sentía frío en los pies desnudos, y buscó sus mocasines. En la puerta, a unos pocos pies, había una pila de zapatos. Se movió con cuidado en su dirección, con cuidado de no despertar a su compañera. Su compañera. Cerró los ojos ante el repentino dolor que serpenteó por su cuerpo. Ella ya no la consideraba su compañera.
Con una mirada dolorosa en su dirección, se puso despacio los zapatos en los pies y alcanzó una de las pieles que colgaban en la puerta. Abrió la puerta y escapó rápidamente por la nieve. Respiró profundamente el aire frío. El olor del humo de los fuegos de las cabañas cercanas se filtraba por su nariz. El sol de la mañana estaba apenas encima del horizonte, y un frío húmedo se extendía por su cuerpo.
Silenciosa, escogió con cuidado su camino a través de la nieve. Tenía sed, y sabía que había un arroyo no muy lejos. Mientras se aproximaba, vio que había una capa de hielo. Se agachó y cogió una piedra para romper la superficie. El agua burbujeó por la pequeña apertura y recogió agua fría en el cuenco de las manos. Bebió con avidez, tomando tragos y rellenando las palmas rápidamente.
—Deberías haberme despertado, amor. Te hubiera conseguido el agua.
Ella casi se cayó hacia adelante al hielo por la sorpresa. Unas manos fuertes la agarraron por los brazos para estabilizarla. Alzó la mirada hacia brittany que estaba de pie sobre ella.
Ella se estremeció lejos de su toque, tropezando hacia atrás mientras intentaba ponerse de pie. Ella le tendió las manos para ayudarla pero las rechazó, poniendo varios pies de distancia entre ellas.
—¿Qué estoy haciendo aquí? —preguntó—. ¿Cómo he llegado?
. Ella dio otro protector paso atrás. Sus ojos revolotearon hacia brittany quien estaba de pie allí mirándola, con tanta agonía reflejada en sus ojos que la hizo hacer una mueca de dolor.
—Fui a buscarte —dijo b —. Te encontramos en la cabaña de John Quincy ardiendo de fiebre. Te trajimos a casa para que nuestro chamán te curara.
—No fue un sueño —murmuró—. Eras real.
—Sí, amor. Soy real.
Brittny vaciló y dio un paso adelante. Ella retrocedió inmediatamente insegura de lo que hacer. Qué decir. Qué sentir. ¿Por qué habían venido a por ella?
—Me rompe el corazón que me mires con temor en tus ojos —dijo ella con voz desigual—. Incluso si se que merezco tu aborrecimiento. Preferiría el odio en tu mirada. Pero no el temor.
—brittanu —terminó ella El pánico burbujeaba—. ¿Por qué fuiste detrás de mí?
Osciló un poco, y antes de saberlo, estaba arrodillada en la nieve fría, desorientada sobre como había llegado allí. Brittany estuvo a su lado en un segundo, cogiéndola con manos tiernas.
La miró en completa confusión. A través de la nieve, oyó un grito agudo. Siguió la dirección del sonido para ver a su suegra corriendo hacia ellos. santana se tensó y se encogió sin querer contra brittany en busca de protección.
brittanu la columpió en sus brazos, sosteniéndola cerca. Anduvo a zancadas hacia la cabaña, encontrándose con su madre a medio camino.
—Ahora no, mama —dijo bruscamente mientras la sobrepasaba.
Pronto como volvieron a la calidez de la cabaña. brittanu la dejó en la cama y le quitó los zapatos, sacudiendo la nieve en el proceso.
—Estás congelada —dijo mientras la envolvía en las pieles—. No deberías haber salido tan pronto después de la fiebre.
Ella se quedó boquiabierta, todavía insegura de si vivía algún sueño extraño. Solo para estar segura, se estiró y le pasó los dedos por la mandíbula. Ella cerró los ojos y le acarició la mano con la nariz.
Ella tiró de la mano, sujetándola con la otra mano.
—¿Qué estoy haciendo aquí? —preguntó—. No entiendo.
brittanu se arrodilló en el suelo delante de ella, sus ojos buscando seriamente los suyos. manteniendo una pequeña distancia entre ellas. Parecía querer acercarse más, moviéndose nerviosamente, estirándose hacia su mano antes de que la apartara otra vez.
—santana, yo.. he sido injusta contigo. Fui a buscarte para rogar tu perdón, para traerte a casa, de vuelta conmigo. —Se estiró y le acunó la mejilla, el pulgar alisándole la mandíbula.
—¿No creéis que te traicioné? —preguntó con voz desorientada. ¿Que había cambiado? Si viviera cien años, nunca olvidaría la mirada de odio en su compañera de ese día.
—Estába equivocada —habló b —. puck nos contó lo que sucedió.
El espíritu de santana cayó a plomo. Se apartó de un empujón de brittanu. Dobló las rodillas y envolvió sus brazos alrededor de las piernas en actitud protectora, trayéndolas hasta su pecho.
—Si puck no hubiera regresado y contado lo que sucedió realmente, ¿estaría yo aquí ahora? —preguntó.
Un silencio incómodo descendió entre ellos. brittanu hizo un sonido de agonía y se movió a su lado. Deslizó sus fuertes brazos alrededor de ella, abrazándola a ella. Ella puso tiesa.
—santana, aún cuando pensába que nos habías traicionado, todavía te amába. Si no crees nada más, cree eso. No puedo decirte cuanto dolió…
Se apartó bruscamente de brittanu, su mente inundándose de ira. Tropezando salió de la cama, poniendo tanta distancia entre las dos como pudo.
—No me hables sobre daño —siseó entre dientes—. No hice nada para ganar tu desconfianza. Fui abandonada por mi compañera, la mujer que decía que me amaba, que juro quererme siempre. Ni siquiera me escuchaste. Nunca me diste una oportunidad.
Lágrimas corrieron por sus mejillas mientras dejaba salir la ira que había hervido a fuego lento bajo la superficie durante muchas semanas. Se sentía cerca de estallar. Como si fuera a explotar en cualquier segundo.
Brittany se puso de pie, sus ojos sombríos.
—Estába equivocada, santana. No ofreceré excusas. mi padre estaba equivocado. Nuestra pena era cruda, una cosa terrible. Vi a mi padre morir, sus últimas palabras condenando a mi compañera, la mujer que amába. Fue un doble golpe. Reaccione mal. Debería haberte cuidado, escuchado, impuesto justicia por las injusticias que te fueron hechas.
Su voz se estranguló mientras decía lo último, su cara gris por la tristeza.
—Sí. Deberías —susurró, las palabras enganchadas mientras la emoción casi le hinchaba la garganta hasta cerrarla—. Deberías haber creído en mí.
Estaba cerca de perder todo el control mientras su pena la agobiaba. Cojeó hacia la puerta de la cabaña, procurando salir una vez más. En vez de volver a por sus mocasines, empujó los pies en las pesadas botas de brittanu y caminó penosamente afuera. La cabaña había estado cerrándose a su alrededor. Tenía que salir. El aire fresco lavó sobre su cara mojada, esparciendo las lágrimas en partículas diminutas de hielo. Pero ignoró el frío, andando sin rumbo hacia la orilla del campamento.
Los miembros de su manada pararon lo que estaban haciendo para mirarla fijamente mientras pasaba. Encorvó los hombros hacia delante, ignorando su escrutinio. Nunca antes había sentido tan intensamente que no pertenecía. La única humana en una manada de lobos. Era una intrusa, más por el hecho de que su compañera la había desechado.
Le dolía la pierna. No se había ejercitado mucho desde el ataque pero necesitaba espacio. Necesitaba huir del impulso arrollador de chillar cuando se encaró con brittany. Quería golpearla. Quería hacerlA sangrar. Quería llorar. Quería que las cosas fueran de la manera como habían sido antes.
Pero eso nunca sucedería.
Tropezó con una de las cabañas más pequeñas y se inclinó pesadamente contra la puerta. No eran utilizadas para vivir, principalmente para almacenamiento. Aquí, al menos podía estar caliente. Y sola.
Mientras alcanzaba el asidero, registró un grito en la distancia. Lo ignoró y empujó la puerta abriéndola. Entró y se paró congelada.
La mano voló a la garganta mientras un chillido se alojaba allí. La boca se abrió y cerró pero ningún sonido salió. Allí en el piso, atados de pies y manos estaban los cazadores.
Salió apresuradamente de la cabaña, cayendo mientras tropezaba sobre la pierna mala, las botas grandes en sus pies la hacían torpe. Aterrizó en la nieve y luchó por huir. Se arrastró, dando bandazos, preparada para correr. Golpeó un duro pecho. Unos brazos la agarraron fuerte y una voz calmante canturreó en la oreja. puck.
Se relajó, toda la lucha abandonándola. puck la había salvado antes. El no permitiría que nada malo le sucediera ahora. Se desplomó en sus brazos, y él la acercó.
—puck —cuchicheó.
—Calla, pequeña. Todo estará bien. Intenté detenerte antes de que entraras. Siempre has sido demasiado inquisitiva para tu propio bien.
Ella sonrió por primera vez desde la mañana en que John Quincy le había llevado el árbol de Navidad. Envolvió sus brazos alrededor del cuello de Niko y lo abrazó apretadamente.
—¿Por qué están aquí? —preguntó con voz desigual.
La besó en la cima de la cabeza.
—Siento que los hayas visto. Estábamos demasiado concentrados en encontrarte para tratar rápidamente con ellos. Así que esperaron hasta que volviéramos. Pronto, la justicia será encontrada.
Ella tiritó en sus brazos, retrocediendo mentalmente de los horribles recuerdos que los cazadores conjuraban.
—Ven conmigo —dijo, apresurándola—. No necesitas estar aquí. Debo hablar contigo de todos modos.
Alzó la mirada curiosa, buscando su cara para ver su intención. La miraba solemnemente, sus dorados ojos llenos de resolución.
Le permitió que la guiara lejos. Se movía lentamente, teniendo cuidado con su pierna herida. Mientras se acercaban a la orilla del bosque, la movió cuidadosamente para que se sentara en un gran tronco. Se agachó delante de ella, tomándole las manos en las suyas. La pena destellaba en sus ojos.
—Tengo mucho por lo que disculparme, pequeña. Nunca debería haberte dejado aquel día. Debería haberte entregado a salvo a tu compañera.
—Oh, puck —susurró, su voz temblando—. No fue tu culpa. Me salvaste. Me llevaste de vuelta cuando realmente todo lo que quería hacer era tumbarme y morir.
—Quiero cuidar de ti, santana. Sé que no me amas, pero con el tiempo vendría el cariño. Estaría orgulloso de llamarte compañera. Te honraría y protegería con mi vida. Nadie te heriría jamás otra vez. Si no estás cómoda con la manada, podemos irnos. Empezar una nueva vida en otra parte.

CAPITULO 6

santana miró fijamente al guapo guerrero con asombro.
—¿Compañero? No entiendo.
—Creo que lo haces —dijo suavemente. Levantó una mano y le metió un mechón de pelo detrás de la oreja—. Te llevaría lejos de aquí si ese fuera tu deseo. Solo quiero que seas feliz. Sacrificaste todo por mí. Veré que nunca te falte nada.
El corazón de santana se apretó mientras lo miraba tristemente. Su declaración era real y honorable. No tenía ninguna duda de que haría exactamente lo que prometía. Pero no la amaba. ¿Y eso era tan malo?
Bajó la mirada, su corazón latiendo un poco más deprisa mientras consideraba su propuesta. El amor era doloroso. Quemaba. Sangraba. Era el cuchillo más afilado y la hoja más desafilada. Traía las alegrías más altas y las penas más profundas. Estaba cansada de sentir. ¿Sería más fácil estar con un hombre sin la carga del amor?
—¿En que estás pensando? —incitó él.
—No se lo que debería hacer —dijo honestamente—. Duele. —La admisión vino dolorosa, un estallido afilado, empujando desde su pecho.
—Lo se —susurró—. Y lo siento mucho. —La empujó contra su pecho, meciéndola de aquí para allá mientras frotaba las manos en su espalda.
—Piénsalo —dijo mientras finalmente la soltaba—. No te abandonaré ni rescindiré mi oferta. Tomate tanto tiempo como necesites. Déjame saber cuando hayas alcanzado una decisión. La respetaré no importa el resultado.
—Gracias —dijo, estirándose para empujarlo más cerca de ella. Le besó ligeramente en los labios, un gesto de cariño. Lo había hecho así antes y nunca había pensado nada sobre ello. Pero ahora parecía inapropiado. Se echó hacia atrás y apartó la mirada.
—Ven, pequeña —dijo él suavemente—. Déjame devolverte a tu cabaña. No deberías estar fuera en el frío. Necesitas descansar.
Mientras giraban para volver a la cabaña, ella alzó la mirada para ver a brittany de pie en la distancia, mirándola. ¿La había visto besar a puck ? Apartó la culpa que la invadía a un lado, metiendo ira en su lugar. No tenia nada por lo que sentirse culpable. Nada de nada.
Mientras se acercaban a brittany, ella dio un paso hacia delante, envolviendo un brazo alrededor de los hombros de santana y empujándola a su lado.
—Gracias por acompañar a mi compañera, puck. La cuidare desde aquí.
puck asintió bruscamente y se alejó a zancadas, pateando la nieve con sus botas. Brittany guió a santana a la calidez de la cabaña. La podía sentir temblar contra ella , aunque se preguntaba si era solo por el frío.
Brittany no podía culparla por querer irse, por no querer permanecer con la mujer que la había herido tan mal. Pero también sabía que no podría vivir sin ella. Tendría que hacer su postura o arriesgarse a perderla para siempre.
Guió a santana a una silla delante del fuego. La acomodó en el asiento y puso una piel en su regazo. lucharía por su compañera.
—santana, necesitamos hablar —dijo brittany mientras empujaba una silla en ángulo a ella.
Los ojos marrones de ella destellaron sobre ella, reflejando la herida que ella sabía que sentía. Haría cualquier cosa por aliviarla. Por borrarla. Que nunca volviera a pasar. Pero Dios, no podía. No podía cambiar el pasado.
Deslizó la mano sobre su brazo, disfrutando de la sensación de su carne bajo los dedos.
—¿Todavía nme amas? —preguntó.
Ella se tensó bajo su mano, y apartó la mirada, pero no antes de que ellz viera el borde de humedad en sus párpados.
—Se que estás enfadada y herida, amor —habló b su voz cansada y nerviosa—. Tienes todo el derecho a estarlo. Pero ¿ha muerto tu amor por mi ? ¿Tengo alguna oportunidad de hacer que me ames otra vez?
Brittany sentía la tensión en ella, oía el tartamudeo de su aliento como si se le rompiera el pecho.
—Nunca dejé de amarte —susurró—.eres tu quiene habéis perdido tu amor y fe en mí.
El pecho de brittsny se abrió ante sus palabras, y su estómago giró.
—Oh, no, mi corazón —dijo mientras la atraía a sus brazos—. Nunca. Ni siquiera cuando pense lo peor mi amor desapareció.
La mantuvo cerca, cuchicheando besos en su pelo. El corazón de ella latía salvajemente contra su pecho.
—¿Puedes perdonarmw? —Preguntó b con voz ronca—. Lo que te pedo no es una cosa sencilla, pero ruego no obstante. No puedo vivir sin ti, mi amor. Si me lleva el resto de mi vida, viviré cada día compensándote por la manera en que te trate.
santana era una masa de confusión. Era el cielo regresar a sus brazos y la peor clase de infierno. La oferta de puck descansaba en el fondo de su mente, un refugio al dolor y a la angustia de la decisión que debía tomar. Era la salida del cobarde, pero no estaba segura de tener la fuerza para ser valiente. Ya no.
Se permitió el consuelo exquisito del abrazo de beittany por unos pocos segundos más antes de apartarse. La Miró vio el miedo y la ansiedad en sus ojos. Temía perderla. ¿Pero no la había perdido ya? ¿No había estado dispuesta a irse sin ella? ¿Qué si ella hubiera muerto cuando la había abandonado? Cerró los ojos. Se sentía tan fatigada. Tan rota. Nunca antes había encarado una decisión de esta magnitud. Una que tenía el poder de afectar al resto de su vida de una manera que ninguna otra decisión lo haría. Podía vivir su vida sola, negándose a la mujer que reclamaba amarla, la mujer a la que amaba más que nada. O podía coger la oportunidad, ponerse a si misma en sus manos, algo que antes hubiera hecho sin pensarlo o preocuparse. Pero no tenía ese lujo ahora.
—No lo se —susurró—. Solo no lo se.
Brittanu la miró con ojos desolados.
—Está bien, mi corazón. Debes descansar. Ponerte mejor. Te cuidare. Tomate el tiempo que necesites para tomar tu decisión. Pero que sepas esto. Siempre te amare. Siempre cuidare de ti. Nunca jamás te dejare sola.
Ella miró arriba hacia ella , queriendo creerlo con todo su corazón, queriendo comenzar de nuevo y olvidar el pasado. Pero no era tan fácil. Nunca lo sería.
Lentamente, apartó la mirada, girando su mirada fija a las llamas del fuego.
—Los cazadores —cuchicheó—. No los quiero aquí.
Ella envolvió sus brazos en actitud protectora sobre su pecho, agarrándose los brazos mientras los recuerdos giraban.
Brittany se tenso , y cuando ella alzó la mirada a ella, la rabia emanaba de brittany en ondas.
—Será hecho —dijo b con una voz peligrosamente baja—. Nunca tendrás que mirarlos otra vez.
Ella tiritó anta la intensidad de su expresión. Ella inclinó la cabeza, con indecisión al principio, y acarició suavemente los labios con los suyos.
Fue una sacudida a su sistema. Ella cerró los ojos mientras un sentido del regreso al hogar tarareaba dulcemente por sus venas. Cuándo b se apartó, sintió la falta de su toque.
—Descansa, corazón. Tu compañera te velara.

me encanta este fic, es tan diferente que atrapa!

hola me encanta tu historia... estaré esperando tu actualización... ojala sea pronto:(8): 

lo de siempre, comienzan una historia y luego la dejan colgada sin explicacion, no se pq todavia espero lo contrario!

Nueva lectora!!!
Este es el fic mas lindo y hermoso que he leidoo... Definitivamente me LO AMO, la historia es realmente triste pero a la vez genial..

Me gusta mucho ese amor tan intenso de las chicas, nunca me imagine a Britt como una mujer loba... Es increiblemente GENIAL :D

Espero que actualices pronto, ya muero por leer otro capitulo de esta interesantisima historia *w*