OS Santana/Brittana- Llanto del corazón

La mañana estaba fría, las gotas de rocío estaban aún frescas en el pasto y las hojas de los árboles, las nubes cubrían el cielo por lo tanto estaba un poco oscuro y daba un sentimiento de tristeza.

En el camino se alcanzó a divisar una sombra que se acercaba, conforme iba llegando a su destino iba tomando forma hasta que se lograba ver perfectamente una chica morena con cabello oscuro como la noche y dueña de unos ojos color chocolate profundo, en días normales esta chica era alegre y caminaba con paso seguro dejando suspiros a su paso ya que era muy hermosa, pero hoy no, hoy era un día diferente para ella, si ponías la suficiente atención en sus ojos te darías cuenta que no tenían ese fuego característico, ahora el fuego estaba apagado dejando una mirada vacía y nostálgica.

La chica abrió la puerta del lugar y su mirada empezó a buscar a alguien, esa persona que la había herido hace tantos años ya y que aún estaba presente dentro de ella. A pesar del tiempo no había podido liberarse de ese sentimiento, no había podido olvidar, su cabeza le decía: “¡Olvida de una vez lo que pasó! Ya es pasado y no vale la pena seguir estancada por eso” pero su corazón ganaba en la típica pelea del corazón y la razón, solo que el corazón no hablaba, el corazón sentía, y su corazón seguía dolido y resentido.

Cuando su mirada encontró a quien buscaba retomó su caminar y se fue acercando, lento pero seguro, no sabía que decir ya que nunca lo había hecho pero quería sacarse de adentro todo lo que sentía y todas las cosas que siempre pensaba pero solo quedaban en eso, un pensamiento.

“Espero estés feliz” fue lo primero que dijo ya que estaba enfrente, “Gracias a ti mi vida quedó marcada, creí que me amabas lo suficiente como para luchar por mi pero no, no fuíste capaz de eso. ¿Sabes? Me llena de rabia cuando las personas se me acercan y me dicen lo afortunada que fui al tenerte, ja ¿afortunada? Me muerdo la lengua para no decirles la verdad y la verdad es que me destruiste por completo, te fuíste y me dejaste atrás, ni siquiera te detuviste para mirarme un momento, ni siquiera me dijiste adiós, fuíste egoísta conmigo y solo pensaste en ti.

¿Qué no viste que te amaba? ¿Qué no viste que te necesitaba? ¡Te necesité! ¡Te necesité! ¿Y tu dónde estabas? Claro, estabas formando una familia con ella, me dejaste, me cambiaste, me dejaste botada como un perro y ni siquiera regresaste un momento a ver cómo me habías dejado. La culpa te carcomía, ¿cierto? No podías regresar para ver los pedazos que quedaron de mi corazón ya que no ibas a poder con la culpa.” Dijo la chica morena mientras las lágrimas empezaban a deslizarse por sus mejillas hasta caer y morir en el suelo. Se limpió las mejillas con el dorso de la mano y continuó:

“Sigo preguntándome ¿qué fue lo que hice mal?, o ¿es acaso que nunca me amaste?, nadie que te ame hace lo que tú me hiciste, me odio a mi misma por no poder superarte, por no poder dejar atrás todo, ¡TE ODIO! ¡Te odio por lo que me hiciste y por lo que no pudimos hacer! ¡Te odio porque no puedo sacarte de mi maldito corazón y seguir adelante! ¡No puedo dejarte atrás! ¡¿Y sabes que es lo peor?! ¡Lo peor es que me odio a mi misma! ¡¡¡Me odio por no haberte ido a buscar, me odio por no haberte detenido antes de que te fueras, por no haberte dicho todo lo que sentía, todo lo que pensaba, me quedé callada porque soy una maldita cobarde!!!”

Dijo esto gritando y con un mar de lágrimas en sus ojos, estaba cansada y harta de la situación que a pesar de tener tiempo de haber pasado la seguía acosando. En el silencio lo único que se escuchaba era el llanto de la morena, esa morena que se veía siempre fuerte y con una sonrisa hermosa que te deslumbraba, y esos ojos morenos con un brillo vivo y especial, quién llegaría a pensar que esa misma morena era la que ahora estaba destruída en un cementerio gritándole a la tumba de su padre, ese padre que la dejó con heridas que aún la acechan en su alma y corazón.

Estaba tan metida en su dolor que no se dio cuenta de alguien…

“Mi amor” Fue lo único que se escuchó decir a la rubia que tenía ojos azules como el cielo, la chica rubia se acercó a la morena y la sostuvo entre sus brazos. La morena no necesitaba ver de quién se trataba reconocería esa voz y ese olor donde fuera, incluso tan mal como se encontraba escuchar su voz era una caricia para el alma, se abrazó fuerte a la bailarina y cayó de rodillas al pasto junto con la rubia.

“No puedo seguir con esto ya no quiero seguir así no puedo, ¡¡no puedo!!” Dijo entre sollozos y completamente acabada la morena.

La rubia solo la abrazaba, un abrazo fuerte para hacerle ver que no se iría a ningún lado, acariciaba con delicadeza la espalda de la morena tratando de tranquilizarla, y una vez que los sollozos de su morena terminaron, se separó tan solo un poco de ella para verla a los ojos, esos ojos color chocolate que aunque la mayoría de los latinos tuviera ojos de ese color, los de su latina eran diferentes para ella, eran únicos, después de todo eran de la mujer que amaba con toda su alma, la miró a los ojos fijamente y tiernamente acunó su cara entre sus manos, con los pulgares limpió las lagrímas que bajaban y le dio dos tiernos besos en las mejillas, tomando su tiempo para sentír la piel de la morena, bebiendo sus lágrimas y transmitiéndole en ese gesto tan simple todo el amor que sentía por ella.

“Mi Santy, mi amor, eres la chica más fuerte que conozco, has pasado por  tanto y aun así sigues aquí, día a día me demuestras la increíble persona que eres, me amas sin medida me haces sentir la persona mas especial del mundo cuando aquí la única especial eres tú mi vida. Yo te amo, y te ayudaré a olvidar esa cicatriz que tiene tu corazón, no te dejaré caer nunca mi amor, siempre juntas ¿recuerdas?” Dijo esto la bailarina con todo el amor que podía sentir, regalándole al final una tierna y hermosa sonrisa a su latina que solo la veía con ojos acuosos y rojos de tanto llorar, pero que transmitían el más grande amor que se haya podido ver entre dos personas.

La latina no dijo nada, las palabras no salían de su boca pero para la rubia eso no importaba, una mirada era más que suficiente para saber lo que su morena quería decir, y si eso no era suficiente la morena le dijo un te amo sin palabras, se acercó a la rubia, acunó con su mano izquierda la mejilla de la bailarina y se acercó a sus labios dándole un beso lento, salado por las lágrimas, tratando de transmitirle a la rubia todo ese amor que sentía dentro.

Se separaron del beso y se quedaron con los ojos cerrados y las frentes juntas, respirando lentamente, solo sintiendo. Santana abrió los ojos y la rubia pudo notar como esos ojos color chocolate ya no estaban opacos y vacíos, y un pequeño brillo se empezaba a notar en sus pupilas.

“Te amo Brittany, te amo como nunca he amado y amaré a nadie, solo… te amo mi amor” Dijo en un susurro rozando los labios de la rubia y mirándola directamente a esos ojos azules que desde el primer día la cautivaron, ojos azules que pertenecían a esa mujer con actitudes de niña que le alegraba sus días, que la soportaba a pesar de su mal humor y sus momentos de tristeza como el de ahora, esa chica que seguía ahí con ella, pudiendo darle la espalda como muchos otros lo habían hecho antes, pero no, su niña con ojos color cielo la amaba, la amaba tanto como ella la amaba.

“Yo también te amo San” Fue lo único que dijo la rubia antes de terminar con la poca distancia que las separaba y dándose otro beso un poco más profundo que el anterior pero sin lujuria alguna, solo un beso de amor donde se decían todo, hablaban sin palabras y se decían lo mucho que se amaban, que se necesitaban, que sin la otra no podrían vivir.
Terminaron el beso cuando el aire se fue por completo, se miraron de nuevo a los ojos, duraron unos segundos así y fue entonces que la rubia se levantó y le tendió la mano a su morena. La latina vio un momento a su derecha donde se encontraba esa lápida gris que tenía el nombre de su padre, volvió a mirar hacia arriba a su bailarina que seguía con la mano tendida y regalándole una hermosa sonrisa amorosa, así que le tomó la mano, se levantó, pasó su brazo izquierdo por la cintura de la rubia acercándola a ella y dándole un beso lento en la frente.

“Vamos a casa mi amor” Dijo la latina mientras daban vuelta para salir por donde ambas habían entrado.

“Vamos a casa” Fue lo último que se escuchó decir de la bailarina que se pegaba al cuerpo de su prometida abrazándola por la cintura y apoyando su cabeza en su hombro.

Y así se fueron abrazadas, saliendo del cementerio y dejando una lápida, una historia, un dolor atrás de ellas, un dolor que llenarían con su amor, un dolor que sería reemplazado por risas y besos, abrazos y lágrimas de felicidad, un dolor que quedaría en el lugar donde siempre ha pertenecido: el pasado.

Hey! Vos siempre queriendome sacar las cosas por skype, todo lo que tenga que decir va a salir aca. Creo que lo que si te habia dicho era que se nota el avance en la escritura, no se si lo escribiste de golpe pero me dejame decirte que lo elaboraste genial! Despues, hermosa la historia y sobretodo emotivo dejandote siempre las ganas de seguir peleando por lo que se fue... ¿Que seria de ese amor si tan solo pelearamos un poco mas? Insistir y perseverar... Hacen que la vida rote las oportunidades perdidas, pero no siempre por eso asusta.

Che, me alegra que te sigas animando a mostrarte! Tenes mi apoyo en todo lo que te propongas hacer! Nos vemos!