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Wicked Game (FanFic Quinntana)
Hola, chicos y chicas.
Soy nueva en el foro, de hecho me registré apenas antier. Comenté en mi presentación que me encanta escribir fanfics, pero nunca había hecho uno de Glee.
Aquí les dejo entonces el primero que realizo. Espero que les guste y que me hagan saber sus ideas o sugerencias. Será un fic largo, aunque no sé qué tanto, el mismo rumbo de la historia me lo irá diciendo :)
Es de "Quinntana" porque son mis chicas favoritas y ambas me encantan.
Ojalá que les guste :)
Capítulo 1.
Como siempre en aquella ciudad, la lluvia hacía de las suyas, dándole la belleza nostálgica que la gente casi no se detenía a ver debido a su acelerado ritmo de vida. Había un enfrascamiento vial casi insoportable, y era muy complicado conseguir un solo taxi que la llevara hacia la estación del tren a la cual le urgía llegar para no perder el viaje hacia Ohio. Miró su reloj un poco desesperada, pero al fin logró encontrar un vehículo vacío que se detuvo delante de ella. Con algo de dificultad, y sin soltar la sombrilla que la protegía del agua, ingresó en él, mientras el conductor introducía la maleta en la que llevaba ropa y algunos artículos personales. Una vez que todo estuvo listo, le indicó cual era el destino, y simplemente se dispuso a llegar a él, tratando de no pensar en que probablemente sería tarde. Una vez en la estación del tren, pagó los dólares correspondientes y casi corriendo llegó hasta la sala de espera para ingresar a los trenes. Para su fortuna, llegó justo cinco minutos antes de que saliera el que iba directamente hacia Lima, Ohio. Al abordar se quitó el pesado abrigo que le cubría del frío y ordenó una taza de chocolate caliente, lo cual le ayudó a dormir todo el trayecto de regreso a lo que fue su hogar durante la mayor parte de su vida.
“Santana, ¿estás segura de que quieres hacer esto?”- se preguntó en una especie de sueño donde se miraba directamente al espejo. Notó en sus propios ojos una determinación como la que siempre tenía al estar completamente segura de algo, y se sonrió como respuesta.
Al llegar a Lima, otro pasajero tuvo que despertarla amablemente. Aquello de tomar clases de baile en NYADA y además tener que trabajar para mantenerse con una calidad de vida como la que le gustaba, estaba comenzando a cansarle demasiado, pero al llegar a casa y darse cuenta de que estaba cumpliendo su sueño, todo el cansancio cambiaba radicalmente, convirtiéndose en energía positiva. Una vez que descendió del tren, miró su reloj nuevamente. No supo como, pero había llegado justo a la hora en la que había hecho su cita. Miró por todos lados y nadie aparecía aún. Pensó por un momento que quizás la otra persona no tenía los mismos deseos de verle, pero ese pensamiento se borró alegremente en cuanto a lo lejos vio un resplandor dorado que para ella era inconfundible. Sonrió de aquella manera mágica que solo ella podía hacerlo, y finalmente caminó a prisa hacia aquella rubia de hermosa mirada.
- Por un momento pensé que no vendrías- dijo en cuanto se soltaron del abrazo efusivo con el que se recibieron.
- No entiendo porqué pensarías eso… No te voy a negar que me pareció muy raro que en esta visita a casa me pidieras justamente a mí que te acompañara, tomando en cuenta que Brittany no anda lejos…- dijo con un poco de la malicia pícara que le caracterizaba.
- Este viaje no es para ver a Brittany. En realidad deseaba con todas mis fuerzas verte a ti- soltó dejando a la mujer rubia con una expresión de sorpresa en el rostro.
- ¿A mí?...
- Sí, pero… ¿podemos hablarlo en otra parte?...
- Claro- aceptó aún sin salir de la incredulidad. Caminaron hasta la salida de aquella estación del tren que comenzaba a ser familiar por todas las visitas que hacían, aún a pesar de que su vida ya se encontraba hecha en otra parte. Una vez fuera, Santana pidió un taxi y solicitó que la llevaran al hotel cercano al centro. Quinn sonrió pero giró su cabeza para que no fuera evidente. Durante el trayecto hablaron muy superficialmente de algunas cosas, pero fue hasta que estuvieron en el bar del hotel, tomando una copa que no se les fue negada ya que presentaron las identificaciones falsas con las que alguna vez ya habían hecho la travesura, que comenzaron una plática un poco más honda.
- Sé que todo esto puede parecer una locura- dijo mientras tomaba casi de golpe su “margarita” y ordenaba otra.
- No me has dicho de qué se trata, entonces no sé si es una locura o no.- respondió viendo con gracia como la otra mujer bebía de aquel líquido como si fuera agua.
- Bueno, antes de comenzar quiero preguntarte una cosa: ¿estás saliendo con alguien?- soltó directamente. La rubia, al momento de escuchar aquella pregunta casi se ahoga con el sorbo que recién le había dado a su bebida. Una vez que pudo recuperarse, sonrió ampliamente.
- Hace un par de meses lo intenté con el capitán del equipo de fútbol- aceptó sonriendo por la “fijación” que tenía por ese tipo de chicos.- Pero no funcionó. No tengo idea de porqué, pensé que las cosas iban a salir bien, pero simplemente hubo algo que no permitió que así fuera… ¿Y tú qué tal?... ¿Alguna neoyorquina sexy que buscando su sueño se encontró con la mujer de sus sueños?- preguntó entonces mirándola a los ojos.
- No, para nada. He estado conociendo algunas chicas, pero lo cierto es que son pocas las personas que soportan mi humor. Imagina que el otro día una se molestó porque le dije que en persona se veía gorda respecto a su foto de perfil de Facebook…- dijo inocentemente como si no comprendiera porqué eso resultaba un insulto. Quinn soltó una carcajada y luego simplemente la miró con fingida seriedad.
- Recuerda que tú te acostaste con Lucy Caboosey- retó seriamente, con una sonrisa que hacía evidente el deleite que ese recuerdo le causaba. Esta vez fue Santana quien casi resulta ahogada.
- Veo que sí lo recuerdas…- dijo mientras terminaba su segunda margarita y ordenaba una más.
- Claro que lo recuerdo- le reclamó mientras trataba de contener un suspiro de gratitud.
- Vaya… Creo entonces que mi plática va por buen camino.- admitió.
- Vaya que sí… Pero… ¿Sabes qué es lo mejor?- preguntó acercándose discretamente a ella.
- ¿Qué?...
- ¿Prometes no abofetearme si te lo confieso?- cuestionó para luego soltar una carcajada que a Santana le pareció ver en cámara lenta.
- Si vuelves a reírte de esa manera, puedo prometerte y jurarte lo que quieras- susurró mientras caía en el juego que se estaba haciendo tan evidente. La rubia mostró una sonrisa torcida.
- ¿Quieres que te diga qué es lo mejor o vas a seguir parloteando?- preguntó.
- Muy bien, dime…
- Pues… Que esta noche se va a repetir… Y no es necesario que sigas ingiriendo alcohol. Quiero recordar todos los detalles para después, ya sabes, cotillear y todo eso…- ofreció mientras se levantaba e iba a liquidar la cuenta a la barra. La morena la miró con descaro mientras avanzaba y de inmediato la alcanzó cerca del elevador.
- Espera aquí- le pidió suavemente.- Iré a la recepción- completó mientras sentía el corazón acelerarse a todo el ritmo posible. La rubia asintió y esa fue la clara señal para que Santana se dirigiera casi volando hacia el sitio que mencionó. Una vez que estuvo ahí, pidió una habitación matrimonial para una noche y se acercó nuevamente a los elevadores. Para su fortuna, no había nadie alrededor, excepto Quinn, quien llevaba un hermoso vestido del tono de sus ojos y se cubría con un suéter ligero en tono beige.
- Te tardaste un poco.- dijo en tono un tanto duro.
- Lo siento…
- No lo sientas… ¿Sabes que no suelo esperar demasiado a las personas?- preguntó entonces.
- Si quieres puedes irte, no es necesario que me esperes más tiempo.- respondió un poco ofendida. En ese momento el elevador se detuvo justo delante de ellas y como si la suerte lo hubiera querido así, estaba completamente vacío.
- ¿Estás loca?... De no haber querido ya me habría marchado- dijo entrando a él, mientras jalaba la mano morena de la otra chica. Una vez dentro, Santana presionó el número 4, piso al que iban. En cuanto las puertas se cerraron, giró para mirar la belleza de la rubia.
- ¿Estás segura?- preguntó. No fue necesaria una sola palabra: Quinn se lanzó hacia ella de una forma casi desesperada y comenzó a besarla. Para Santana era una señal clara. Y entonces no la iba a desaprovechar.
Tuvieron que parar antes de llegar al piso que seleccionaron, pero en cuanto se encontraron con la habitación correspondiente y la puerta se hubo cerrado, aventaron la maleta de Santana y supieron que ya no había manera de parar con aquello. Resultaba una locura en toda la extensión de la palabra, pero era precisamente eso lo que lo estaba haciendo tan divertido. Las sonrisas de su rostro demostraban lo graciosa que les parecía aquella situación: durante el tiempo que compartieron en el colegio no se soportaban la mayor parte de los días. Eran tan diferentes como iguales. Ambas tenían un estatus qué mantener e incluso en un par de ocasiones llegaron a pelear físicamente. Ahora, con su vida adulta y encerradas en aquella habitación de hotel se hacía evidente que todo lo que había sucedido en el pasado no era más que pasión mal encaminada.
La morena era quien tenía más experiencia al respecto. Aunque no se pudiera decir que ya había estado con todas las chicas de NY, era cierto que su lista no era pequeña. Y es que no era fácil resistirse al poder de seducción que escondía en sus ojos oscuros, añadiendo además la magia que llegaba a transmitir cuando cantaba en el bar que primeramente le había ofrecido trabajo solo como camarera. No era raro que al final de sus presentaciones una o dos chicas pidieran pasar a verla al camerino, o fueran llamadas por ella misma si las llegaba a ver entre el efusivo público. Siempre eran encuentros un tanto fugaces, ya que ella tenía realmente claro que no podía llevarlas a su departamento: en primer lugar, quería evitar a toda costa que si las cosas no funcionaban, ellas estuvieran ahí rogando o simplemente dando problemas. En segundo lugar, era un apartamento compartido con otros dos de sus ex compañeros del colegio, y ambos tenían ideas conservadoras (por no decir “mojigatas”). Definitivamente ni Rachel ni Kurt le iban a permitir hacer de su departamento compartido un nido de corazones rotos.
Santana tomó la cintura de la rubia entre sus manos, sin parar de besarla. Una vez que estuvo con la confianza suficiente, comenzó a quitarle aquella ropa que, aunque la hacía ver hermosa, en ese momento estorbaba para los fines que ambas tenían. Dejando de besarla por un momento, la giró para lograr poner su espalda al alcance de su boca y besándola desde el cuello, quitó con habilidad el sujetador, que terminó aventando muy lejos, haciéndolas sonreír. Quinn la imitó, aunque con un poco más de torpeza. Ambas tenían entonces el torso completamente descubierto, y de hecho la rubia, por llevar vestido, estaba en completa desventaja. Al darse cuenta de esto, igualó las circunstancias, despejando a la morena del pantalón en color negro que le cubría perfectamente sus piernas. Santana la tumbó cuidadosamente en la cama y posteriormente comenzó a besarla por completo, haciéndola dar sendos suspiros y quedar completamente desarmada. Sabiendo perfectamente qué era lo que ambas estaban deseando en ese momento, simplemente comenzó por un camino que no tenía regreso, apoyada con las adquiridas habilidades de su boca y sus entrenadas manos. Después de unos minutos que parecieron eternos, Quinn cayó rendida en la cama, con su cuerpo perfectamente dibujado que acababa de ser consentido de la mejor manera. Santana sonrió mientras la miraba y se tendía en la cama junto a ella, ambas tapadas con la sábana que muy apenas habían alcanzado a alzar.
- Eso fue asombroso.- admitió sin borrar su sonrisa y apenas pudiendo abrir los ojos.
- Lo sé… Estuve presente- bromeó entonces, para luego destapar una botella de agua que estaba en el buró junto a ella. Después de darle un sorbo, la pasó a la rubia, quien también tomó.
- Esto me parece familiar- dijo sonriendo. Ambas recordaron con cierto cariño que ya había sucedido en algún momento.
- A mí también… Pero me parece que fue mejor, al menos ahora no necesitamos embriagarnos para ponerlo como pretexto de lo que pasó.- dijo alzando su brazo.
- Lo sé. Esto es sin duda mejor… Pero debo volver a hacer una pregunta: ¿Luego de esto qué pasa?...- interrogó.
- Pasará lo que desees que suceda. Aquí la heterosexual eres tú, así que si quieres puedes irte y hacer como si no hubiera pasado, o quedarte a tener la más maravillosa de las noches.- dijo con simpleza.
- ¿Y qué crees que voy a elegir?- preguntó mientras comenzaba a besarla de nuevo. Ya no hubo una sola palabra, pues todo se dijo con besos y caricias hasta que ambas cayeron rendidas por el sueño.
A la mañana siguiente, una corriente de frío despertó a la morena. Cuando abrió los ojos, se encontraba completamente sola. Por un momento tuvo la esperanza de que Quinn se encontrara en la ducha pero al notar un completo silencio simplemente se levantó y se desperezó, ingresando ella misma en las regaderas. Tomó un baño largo con el fin de reponer un poco de las energías que acababa de perder y finalmente comenzó a vestirse. Cuando terminó de hacerlo, notó que entre su ropa se encontraba el sujetador de la rubia y en el buró había una nota con su fina caligrafía:
“Perdona que me haya ido de esa manera, pero mamá mandó como ochenta mensajes al saber que estuve de visita en Lima y no pasé a verla. Dormías tan plácidamente que no quise despertarte. Muchas gracias por lo de anoche…
Por cierto, olvidé “accidentalmente” algo que seguro te gusta… Esta tarde me voy de Ohio, pero espero que pronto pueda verte para que me lo devuelvas… O me despojes de otro.
Quinn”
Al terminar de leer la nota, sonrió tan ampliamente que casi le dolió la quijada. Era evidente que aquello podía ser divertido, peligroso, pero divertido.
- Si esto es lo que quieres, Quinn… Que comience el juego.- dijo al aire mientras guardaba el sujetador en su maleta.
CONTINUAR...
Soy nueva en el foro, de hecho me registré apenas antier. Comenté en mi presentación que me encanta escribir fanfics, pero nunca había hecho uno de Glee.
Aquí les dejo entonces el primero que realizo. Espero que les guste y que me hagan saber sus ideas o sugerencias. Será un fic largo, aunque no sé qué tanto, el mismo rumbo de la historia me lo irá diciendo :)
Es de "Quinntana" porque son mis chicas favoritas y ambas me encantan.
Ojalá que les guste :)
Capítulo 1.
Como siempre en aquella ciudad, la lluvia hacía de las suyas, dándole la belleza nostálgica que la gente casi no se detenía a ver debido a su acelerado ritmo de vida. Había un enfrascamiento vial casi insoportable, y era muy complicado conseguir un solo taxi que la llevara hacia la estación del tren a la cual le urgía llegar para no perder el viaje hacia Ohio. Miró su reloj un poco desesperada, pero al fin logró encontrar un vehículo vacío que se detuvo delante de ella. Con algo de dificultad, y sin soltar la sombrilla que la protegía del agua, ingresó en él, mientras el conductor introducía la maleta en la que llevaba ropa y algunos artículos personales. Una vez que todo estuvo listo, le indicó cual era el destino, y simplemente se dispuso a llegar a él, tratando de no pensar en que probablemente sería tarde. Una vez en la estación del tren, pagó los dólares correspondientes y casi corriendo llegó hasta la sala de espera para ingresar a los trenes. Para su fortuna, llegó justo cinco minutos antes de que saliera el que iba directamente hacia Lima, Ohio. Al abordar se quitó el pesado abrigo que le cubría del frío y ordenó una taza de chocolate caliente, lo cual le ayudó a dormir todo el trayecto de regreso a lo que fue su hogar durante la mayor parte de su vida.
“Santana, ¿estás segura de que quieres hacer esto?”- se preguntó en una especie de sueño donde se miraba directamente al espejo. Notó en sus propios ojos una determinación como la que siempre tenía al estar completamente segura de algo, y se sonrió como respuesta.
Al llegar a Lima, otro pasajero tuvo que despertarla amablemente. Aquello de tomar clases de baile en NYADA y además tener que trabajar para mantenerse con una calidad de vida como la que le gustaba, estaba comenzando a cansarle demasiado, pero al llegar a casa y darse cuenta de que estaba cumpliendo su sueño, todo el cansancio cambiaba radicalmente, convirtiéndose en energía positiva. Una vez que descendió del tren, miró su reloj nuevamente. No supo como, pero había llegado justo a la hora en la que había hecho su cita. Miró por todos lados y nadie aparecía aún. Pensó por un momento que quizás la otra persona no tenía los mismos deseos de verle, pero ese pensamiento se borró alegremente en cuanto a lo lejos vio un resplandor dorado que para ella era inconfundible. Sonrió de aquella manera mágica que solo ella podía hacerlo, y finalmente caminó a prisa hacia aquella rubia de hermosa mirada.
- Por un momento pensé que no vendrías- dijo en cuanto se soltaron del abrazo efusivo con el que se recibieron.
- No entiendo porqué pensarías eso… No te voy a negar que me pareció muy raro que en esta visita a casa me pidieras justamente a mí que te acompañara, tomando en cuenta que Brittany no anda lejos…- dijo con un poco de la malicia pícara que le caracterizaba.
- Este viaje no es para ver a Brittany. En realidad deseaba con todas mis fuerzas verte a ti- soltó dejando a la mujer rubia con una expresión de sorpresa en el rostro.
- ¿A mí?...
- Sí, pero… ¿podemos hablarlo en otra parte?...
- Claro- aceptó aún sin salir de la incredulidad. Caminaron hasta la salida de aquella estación del tren que comenzaba a ser familiar por todas las visitas que hacían, aún a pesar de que su vida ya se encontraba hecha en otra parte. Una vez fuera, Santana pidió un taxi y solicitó que la llevaran al hotel cercano al centro. Quinn sonrió pero giró su cabeza para que no fuera evidente. Durante el trayecto hablaron muy superficialmente de algunas cosas, pero fue hasta que estuvieron en el bar del hotel, tomando una copa que no se les fue negada ya que presentaron las identificaciones falsas con las que alguna vez ya habían hecho la travesura, que comenzaron una plática un poco más honda.
- Sé que todo esto puede parecer una locura- dijo mientras tomaba casi de golpe su “margarita” y ordenaba otra.
- No me has dicho de qué se trata, entonces no sé si es una locura o no.- respondió viendo con gracia como la otra mujer bebía de aquel líquido como si fuera agua.
- Bueno, antes de comenzar quiero preguntarte una cosa: ¿estás saliendo con alguien?- soltó directamente. La rubia, al momento de escuchar aquella pregunta casi se ahoga con el sorbo que recién le había dado a su bebida. Una vez que pudo recuperarse, sonrió ampliamente.
- Hace un par de meses lo intenté con el capitán del equipo de fútbol- aceptó sonriendo por la “fijación” que tenía por ese tipo de chicos.- Pero no funcionó. No tengo idea de porqué, pensé que las cosas iban a salir bien, pero simplemente hubo algo que no permitió que así fuera… ¿Y tú qué tal?... ¿Alguna neoyorquina sexy que buscando su sueño se encontró con la mujer de sus sueños?- preguntó entonces mirándola a los ojos.
- No, para nada. He estado conociendo algunas chicas, pero lo cierto es que son pocas las personas que soportan mi humor. Imagina que el otro día una se molestó porque le dije que en persona se veía gorda respecto a su foto de perfil de Facebook…- dijo inocentemente como si no comprendiera porqué eso resultaba un insulto. Quinn soltó una carcajada y luego simplemente la miró con fingida seriedad.
- Recuerda que tú te acostaste con Lucy Caboosey- retó seriamente, con una sonrisa que hacía evidente el deleite que ese recuerdo le causaba. Esta vez fue Santana quien casi resulta ahogada.
- Veo que sí lo recuerdas…- dijo mientras terminaba su segunda margarita y ordenaba una más.
- Claro que lo recuerdo- le reclamó mientras trataba de contener un suspiro de gratitud.
- Vaya… Creo entonces que mi plática va por buen camino.- admitió.
- Vaya que sí… Pero… ¿Sabes qué es lo mejor?- preguntó acercándose discretamente a ella.
- ¿Qué?...
- ¿Prometes no abofetearme si te lo confieso?- cuestionó para luego soltar una carcajada que a Santana le pareció ver en cámara lenta.
- Si vuelves a reírte de esa manera, puedo prometerte y jurarte lo que quieras- susurró mientras caía en el juego que se estaba haciendo tan evidente. La rubia mostró una sonrisa torcida.
- ¿Quieres que te diga qué es lo mejor o vas a seguir parloteando?- preguntó.
- Muy bien, dime…
- Pues… Que esta noche se va a repetir… Y no es necesario que sigas ingiriendo alcohol. Quiero recordar todos los detalles para después, ya sabes, cotillear y todo eso…- ofreció mientras se levantaba e iba a liquidar la cuenta a la barra. La morena la miró con descaro mientras avanzaba y de inmediato la alcanzó cerca del elevador.
- Espera aquí- le pidió suavemente.- Iré a la recepción- completó mientras sentía el corazón acelerarse a todo el ritmo posible. La rubia asintió y esa fue la clara señal para que Santana se dirigiera casi volando hacia el sitio que mencionó. Una vez que estuvo ahí, pidió una habitación matrimonial para una noche y se acercó nuevamente a los elevadores. Para su fortuna, no había nadie alrededor, excepto Quinn, quien llevaba un hermoso vestido del tono de sus ojos y se cubría con un suéter ligero en tono beige.
- Te tardaste un poco.- dijo en tono un tanto duro.
- Lo siento…
- No lo sientas… ¿Sabes que no suelo esperar demasiado a las personas?- preguntó entonces.
- Si quieres puedes irte, no es necesario que me esperes más tiempo.- respondió un poco ofendida. En ese momento el elevador se detuvo justo delante de ellas y como si la suerte lo hubiera querido así, estaba completamente vacío.
- ¿Estás loca?... De no haber querido ya me habría marchado- dijo entrando a él, mientras jalaba la mano morena de la otra chica. Una vez dentro, Santana presionó el número 4, piso al que iban. En cuanto las puertas se cerraron, giró para mirar la belleza de la rubia.
- ¿Estás segura?- preguntó. No fue necesaria una sola palabra: Quinn se lanzó hacia ella de una forma casi desesperada y comenzó a besarla. Para Santana era una señal clara. Y entonces no la iba a desaprovechar.
Tuvieron que parar antes de llegar al piso que seleccionaron, pero en cuanto se encontraron con la habitación correspondiente y la puerta se hubo cerrado, aventaron la maleta de Santana y supieron que ya no había manera de parar con aquello. Resultaba una locura en toda la extensión de la palabra, pero era precisamente eso lo que lo estaba haciendo tan divertido. Las sonrisas de su rostro demostraban lo graciosa que les parecía aquella situación: durante el tiempo que compartieron en el colegio no se soportaban la mayor parte de los días. Eran tan diferentes como iguales. Ambas tenían un estatus qué mantener e incluso en un par de ocasiones llegaron a pelear físicamente. Ahora, con su vida adulta y encerradas en aquella habitación de hotel se hacía evidente que todo lo que había sucedido en el pasado no era más que pasión mal encaminada.
La morena era quien tenía más experiencia al respecto. Aunque no se pudiera decir que ya había estado con todas las chicas de NY, era cierto que su lista no era pequeña. Y es que no era fácil resistirse al poder de seducción que escondía en sus ojos oscuros, añadiendo además la magia que llegaba a transmitir cuando cantaba en el bar que primeramente le había ofrecido trabajo solo como camarera. No era raro que al final de sus presentaciones una o dos chicas pidieran pasar a verla al camerino, o fueran llamadas por ella misma si las llegaba a ver entre el efusivo público. Siempre eran encuentros un tanto fugaces, ya que ella tenía realmente claro que no podía llevarlas a su departamento: en primer lugar, quería evitar a toda costa que si las cosas no funcionaban, ellas estuvieran ahí rogando o simplemente dando problemas. En segundo lugar, era un apartamento compartido con otros dos de sus ex compañeros del colegio, y ambos tenían ideas conservadoras (por no decir “mojigatas”). Definitivamente ni Rachel ni Kurt le iban a permitir hacer de su departamento compartido un nido de corazones rotos.
Santana tomó la cintura de la rubia entre sus manos, sin parar de besarla. Una vez que estuvo con la confianza suficiente, comenzó a quitarle aquella ropa que, aunque la hacía ver hermosa, en ese momento estorbaba para los fines que ambas tenían. Dejando de besarla por un momento, la giró para lograr poner su espalda al alcance de su boca y besándola desde el cuello, quitó con habilidad el sujetador, que terminó aventando muy lejos, haciéndolas sonreír. Quinn la imitó, aunque con un poco más de torpeza. Ambas tenían entonces el torso completamente descubierto, y de hecho la rubia, por llevar vestido, estaba en completa desventaja. Al darse cuenta de esto, igualó las circunstancias, despejando a la morena del pantalón en color negro que le cubría perfectamente sus piernas. Santana la tumbó cuidadosamente en la cama y posteriormente comenzó a besarla por completo, haciéndola dar sendos suspiros y quedar completamente desarmada. Sabiendo perfectamente qué era lo que ambas estaban deseando en ese momento, simplemente comenzó por un camino que no tenía regreso, apoyada con las adquiridas habilidades de su boca y sus entrenadas manos. Después de unos minutos que parecieron eternos, Quinn cayó rendida en la cama, con su cuerpo perfectamente dibujado que acababa de ser consentido de la mejor manera. Santana sonrió mientras la miraba y se tendía en la cama junto a ella, ambas tapadas con la sábana que muy apenas habían alcanzado a alzar.
- Eso fue asombroso.- admitió sin borrar su sonrisa y apenas pudiendo abrir los ojos.
- Lo sé… Estuve presente- bromeó entonces, para luego destapar una botella de agua que estaba en el buró junto a ella. Después de darle un sorbo, la pasó a la rubia, quien también tomó.
- Esto me parece familiar- dijo sonriendo. Ambas recordaron con cierto cariño que ya había sucedido en algún momento.
- A mí también… Pero me parece que fue mejor, al menos ahora no necesitamos embriagarnos para ponerlo como pretexto de lo que pasó.- dijo alzando su brazo.
- Lo sé. Esto es sin duda mejor… Pero debo volver a hacer una pregunta: ¿Luego de esto qué pasa?...- interrogó.
- Pasará lo que desees que suceda. Aquí la heterosexual eres tú, así que si quieres puedes irte y hacer como si no hubiera pasado, o quedarte a tener la más maravillosa de las noches.- dijo con simpleza.
- ¿Y qué crees que voy a elegir?- preguntó mientras comenzaba a besarla de nuevo. Ya no hubo una sola palabra, pues todo se dijo con besos y caricias hasta que ambas cayeron rendidas por el sueño.
A la mañana siguiente, una corriente de frío despertó a la morena. Cuando abrió los ojos, se encontraba completamente sola. Por un momento tuvo la esperanza de que Quinn se encontrara en la ducha pero al notar un completo silencio simplemente se levantó y se desperezó, ingresando ella misma en las regaderas. Tomó un baño largo con el fin de reponer un poco de las energías que acababa de perder y finalmente comenzó a vestirse. Cuando terminó de hacerlo, notó que entre su ropa se encontraba el sujetador de la rubia y en el buró había una nota con su fina caligrafía:
“Perdona que me haya ido de esa manera, pero mamá mandó como ochenta mensajes al saber que estuve de visita en Lima y no pasé a verla. Dormías tan plácidamente que no quise despertarte. Muchas gracias por lo de anoche…
Por cierto, olvidé “accidentalmente” algo que seguro te gusta… Esta tarde me voy de Ohio, pero espero que pronto pueda verte para que me lo devuelvas… O me despojes de otro.
Quinn”
Al terminar de leer la nota, sonrió tan ampliamente que casi le dolió la quijada. Era evidente que aquello podía ser divertido, peligroso, pero divertido.
- Si esto es lo que quieres, Quinn… Que comience el juego.- dijo al aire mientras guardaba el sujetador en su maleta.
CONTINUAR...
Última edición por LyubovSantana el Lun Nov 25, 2013 10:24 am, editado 1 vez
LyubovSantana* - Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 14/08/2013
Edad : 34
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Woow la verdad me encanto mucho,yo soy fan de estas chicas.Te felicito te quedo ncreible.
Por favor siguelo,esperare anciosa el siguiente cap.Saludos.
P.D me tendras aqui pegada a tu fic comentando cada vez que pueda :)
Por favor siguelo,esperare anciosa el siguiente cap.Saludos.
P.D me tendras aqui pegada a tu fic comentando cada vez que pueda :)
.:CamilaGleek:.***** - Mensajes : 204
Fecha de inscripción : 08/01/2013
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
hola me a encantado tu fic estas dos chicas me encantan ahora que hiciste un fic de ellas es asombroso tu fic actualiza pronto pliss
Thiare********- - Mensajes : 796
Fecha de inscripción : 05/10/2011
Edad : 24
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Holaa tu fic esta muy bueno actualiza pronto ya quiero saber que va a pasar entre esas dos las adoro *-*
GabyLopez*** - Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 26/06/2013
Edad : 28
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Me facino!
Primer fic q leo de ellas aunque si escribo jajaaj y enserio me encanto :)
Escribes muuuuy bien *-* Te felicito ;)
Bueno aqui me tendras seguido, ojala actualices pronto.
Un beso!
Primer fic q leo de ellas aunque si escribo jajaaj y enserio me encanto :)
Escribes muuuuy bien *-* Te felicito ;)
Bueno aqui me tendras seguido, ojala actualices pronto.
Un beso!
Twinkle Dani-*-* - Mensajes : 3020
Fecha de inscripción : 23/03/2012
Edad : 29
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Oh por Dios actualiza actualiza ♥ Me fascino amo Quinntana *-* Actualiza actualiza *-* BIENVENIDA AL FORO♥
Nox**** - Mensajes : 163
Fecha de inscripción : 21/02/2013
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
¡Hooooola! Lo comentaré sin rodeos:
1.- La manera en la que escribes y desarrollas la historia me fascina.
2.- Brittana es hermoso, pero Quinntana es explosivo... y me encanta también.
3.- Tu historia promete muchísimo.
4.- Me encanta.
5.- Me muero por tu próxima actualización.
En verdad pienso que esta historia tiene mucho futuro, ¡y no puedo esperar a verlo! (o más bien, leerlo).
Por lo pronto tienes que saber que te has ganado otra fiel lectora. Ojalá no tardes mucho :c Ten por seguro de que te voy a leer siempre y trataré de comentarte, para que no lo dejes! :D
GRAAACIAS POR ESTOOOOOOO.
1.- La manera en la que escribes y desarrollas la historia me fascina.
2.- Brittana es hermoso, pero Quinntana es explosivo... y me encanta también.
3.- Tu historia promete muchísimo.
4.- Me encanta.
5.- Me muero por tu próxima actualización.
En verdad pienso que esta historia tiene mucho futuro, ¡y no puedo esperar a verlo! (o más bien, leerlo).
Por lo pronto tienes que saber que te has ganado otra fiel lectora. Ojalá no tardes mucho :c Ten por seguro de que te voy a leer siempre y trataré de comentarte, para que no lo dejes! :D
GRAAACIAS POR ESTOOOOOOO.
YoyoMay***** - Mensajes : 206
Fecha de inscripción : 11/04/2013
Edad : 30
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Me encanto odoro Quinntana asi que me tendras por aqui leyendo tu fic para saber lo que sucesedera con estas dos. Actualiza rapido por favor.... PD: Bienvenida al foro *Besos*
mary04- - Mensajes : 1296
Fecha de inscripción : 30/09/2011
Edad : 31
Ya lo leí!!!
Dany!!!
Estoy aquí!! (Disculpa que apenas lo lea,pero no había tenido tiempo)
Pero ya me lo leí,bueno,déjame decirte en mi más humilde opinión,que te ha quedado muy bueno,ya me gusto y eso que apenas empiezas
Esperamos conti pronto ...
Y ya ves que es este foro también estas causando impacto desde el principio
Mucho éxito y sigue con la conti!
Estoy aquí!! (Disculpa que apenas lo lea,pero no había tenido tiempo)
Pero ya me lo leí,bueno,déjame decirte en mi más humilde opinión,que te ha quedado muy bueno,ya me gusto y eso que apenas empiezas
Esperamos conti pronto ...
Y ya ves que es este foro también estas causando impacto desde el principio
Mucho éxito y sigue con la conti!
Achelitta* - Mensajes : 3
Fecha de inscripción : 20/08/2013
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Hola.
Antes que nada, perdón por no haber subido continuación, he tenido muchas cosas que hacer y no había podido continuar...
Pero aquí les dejo el capítulo 2. Muchas gracias por sus bienvenidas y comentarios, me halaga y me motiva que les esté gustando la historia. Me encanta que comenten n.n
Espero que les guste.
Capítulo 2.
Pensó que sería una buena idea visitar la casa de sus padres aunque sea por unos minutos. No era que no tuviera el deseo de que la visita fuera un poco más prolongada, sino que solamente se sentía ajena ya en ese sitio. Hacía unos meses que estaba acostumbrada a total libertad. Las cosas en Nueva York no eran sencillas, pero valía la pena todo ese tiempo de trabajo y de sacrificio. Entre las clases de baile en NYADA y las noches en que se dedicaba a atender órdenes en el bar donde consiguió empleo le quedaba poco tiempo libre, casi siempre los fines de semana por la mañana solamente y algunas noches ocasionalmente. Su día de descanso establecido tanto de la escuela como del empleo eran los Jueves, justo como ese.
Luego de terminar de arreglarse, salió de aquella habitación donde se quedaba un recuerdo que seguramente podría quitarle el frío un par de noches, y se dirigió al barrio donde se crió. Al llegar, su madre estaba cocinando, pero al momento dejó todos los utensilios, apagó la lumbre y se lanzó a abrazarla y besarla como hacía mucho tiempo no podía. Al terminar la lluvia de cariños, la obligó a comer mientras le hacía mil preguntas acerca de cómo era la vida en Nueva York. Una vez que se pusieron al corriente, se sirvieron un par de tazas de café mientras esperaban la llegada de su padre, que, con suerte, vería unos pocos minutos o de lo contrario perdería el último tren con destino a su nuevo hogar.
Tomó la taza entre sus manos mientras trataba de enfriarla soplándole. Justo cuando iba a darle un sorbo, su madre, inquisitiva, la miró directamente a los ojos.
- Esa mirada me asusta- dijo Santana mientras alejaba el café de su boca.
- ¿Tienes algo de qué asustarte?- preguntó entonces.
- Pues… No… No sé…- titubeó un poco. Su madre era la única que lograba ver su lado más vulnerable.
- ¿Segura?... Recuerda que el “tercer ojo psíquico mexicano” lo heredaste de mí… ¿No hay nada que tengas para contarme?- preguntó. La morena sonrió ante este comentario y de inmediato hizo el gesto de cuando tenía en mente alguna maldad o ya la había cometido.
- Quizás…- dijo por fin acercándose de nuevo la taza, pero ahora sí tomándole un sorbo.
- Te escucho- comentó mientras se levantaba e iba por galletas. Al instante volvió a la mesa.
- Pues… Aún me es un poco complicado hablar de chicas contigo- admitió un poco avergonzada. Su madre la tomó de la mano, sonriéndole con serenidad.
- Te cambié los pañales y estuve contigo hasta que dejaste de chuparte el dedo, créeme que no tienes porqué sentir pena conmigo- dijo logrando así tranquilizarla.
- Bueno- expresó gustosa.- Estoy empezando a “salir” con alguien.- dijo dándole un sorbo grande al café.
- ¿Estás saliendo con ella o teniendo una aventura sexual?- preguntó entonces sonriéndole. El trago que estaba en la garganta de la morena se escabulló por una ruta que no era la adecuada, haciendo que por poco fuera escupido. Por suerte Santana logró retenerlo y pasarlo, para luego comenzar a toser y por fin regresar su respiración a un ritmo normal.
- ¡Mamá!- reclamó apenas le fue posible hacerlo, mientras sabía perfectamente que su rostro estaba de mil colores.
- Bueno, hija, es que son cosas diferentes- dijo relajada, como si aquella plática fuera la más normal del mundo.- Pero si quieres que lo platiquemos a tu modo, está bien “comienzas a salir con alguien”… ¿Quién es?- preguntó sorprendiéndola de nuevo, pero esta vez sin hacer que casi se ahogara.
- Se dice el pecado, no el pecador- se apresuró a aclarar, sabiendo que quizás no era buena idea que se supiera algo que probablemente ni siquiera se iba a repetir, a pesar del deseo de que sí pasara cuantas veces fuera posible.
- ¿Es bonita?...
- ¡Vaya que lo es!...- dijo con entusiasmo, dándose cuenta de que nunca se había dado la oportunidad de admirarle tanto.
- Hija, pues entonces deseo que las cosas salgan bien para ambas, pero… ¿Ya no sientes nada por Brittany?- interrogó. La sonrisa que se había dibujado en el rostro de la morena se esfumó en un instante, intercambiándose por un gesto de nostalgia. Su mamá lo notó y de inmediato la tomó de la mano.- Santana, sé que puede ser incómodo y que quizás lo consideres hasta cierto punto innecesario, pero es muy importante que tengas claro cuáles son tus sentimientos, porque de lo contrario se puede desatar un desastre…
- Lo sé, mamo.- repuso- No te voy a negar que ya no siento una patada en el hígado cada vez que veo en Twitter alguna foto de Brittany con Sam, pero creo que ya es una cuestión diferente. Quizás solo es ese ego herido que siempre queda luego de que te dejan de querer para querer a alguien más- admitió con cierta franqueza.
- No es que te haya dejado de querer y lo sabes perfectamente. Es solo que las cosas se pusieron complicadas con la distancia y ya no era justo para ninguna de las dos que vivieran esa situación… Pero lo que te pregunté fue si tú sentías algo por ella todavía…
- Solo mucho cariño. Nunca la voy a dejar de querer porque fue la primer persona que me hizo quererme por quién soy. Gracias a ella pude salir de un armario que ya me estaba asfixiando y gracias a ella acepté que lo que me gusta está bien, y me tiene que hacer sentir orgullosa. Pero ya no la extraño como antes ni pienso en ella todo el día, y mucho menos me torturo imaginando que un día de estos Sam “Boca de trucha” se va a tragar su cabeza para luego escupirla mientras llora arrepentido y canta una canción con su guitarra desafinada- dijo sonriendo. Su madre la imitó.
- Seas heterosexual u homosexual, tu primer amor jamás lo vas a olvidar, pero me alegra bien que ya estás saliendo delante de esto y que te lo tomas con humor- le dijo entonces, abrazándola- Ahora entonces concéntrate en tu nueva conquista. Sé que es muy pronto, pero en cuanto te sientas cómoda me gustaría conocerla.
- Claro, mamá… Gracias- dijo finalmente.
- Hija, me da mucho gusto que hayas venido, pero es tarde y tu papá no llega… Estos últimos días ha estado quedándose en el empleo hasta tarde. Me dijo que hoy probablemente podría ser la excepción, pero no me gustaría arriesgarnos a que no llegue pronto y pierdas tu tren…
- Lo sé- le dijo mirando su reloj.- De cualquier modo, si todo sale como espero, vendré la semana entrante- dijo con seguridad.
- ¿Tienes asuntos pendientes?...
- Sí… La chica de la que te hablé…
- No sé porqué tenía la idea de que era una chica en Nueva York.- dijo con sorpresa.
- No… En realidad tampoco está aquí, pero Lima será nuestro punto de encuentro- dijo pícaramente.- Per bueno, mami… Me dio gusto saludarte. Nos vemos pronto- dijo levantándose y llevando los trastes recién usados al fregadero para que fueran lavados.
- Promete que llamarás más- le respondió una vez que estaban despidiéndose en la puerta.
- Claro, lo haré.- aseguró para finalmente salir de su antigua casa y dirigirse hacia la estación.
Durante el viaje de regreso fue mucho más tranquilo, debido a que una vez abordando el tren no tenía presión por el tiempo. Una vez que llegó a casa, tomó una larga ducha en la tina y un par de veces se vio sorprendida disfrutando del contacto del agua que recordaba un poco a las manos tersas de Quinn . Prefirió quitarse un poco esa idea de la cabeza, haciéndose consciente de que quizás aquello no se repetiría tan pronto como lo hubiera deseado y simplemente se quedó dormida después de un masaje de hidratación de la cara.
Al siguiente día se levantó muy temprano y optó por salir a correr, equipándose con su botella de agua y su iPod y al regresar a casa se sintió tan bien, que optó por hacerlo una rutina, además no le caería mal, pues aunque se sabía dueña de uno de los cuerpos más espectaculares, no le haría nada mal delinearlo un tanto más para que terminara de ser irresistible. Tomó una ducha y de inmediato se dirigió hasta NYADA para comenzar con su clase. Una vez que estuvo ahí, realizó todo con un gran entusiasmo y al salir regresó a casa para tomar otra ducha y comer. Justo cuando iba en el último bocado, su móvil vibró constantemente sobre la mesa, llevándola a responderlo, pues al notar en la pantalla, era Fred, su jefe y el dueño del mar donde trabajaba.
- ¿Hola?- dijo al móvil todavía sorprendida, por la naturaleza poco usual de la llamada.
- Hola, Santana, ¿qué tal todo?
- Bien, ¿y tú qué tal?- preguntó.
- También… Perdona que te llame, ¿sigues en la escuela?...
- No, para nada, ya estoy en casa descansando un poco antes de ir al bar, ¿por qué?...
- Bien, es que necesito que por favor vengas antes el día de hoy. Te necesito a las 5:30 en punto, ¿está bien?...
- Claro- aceptó aunque se encontraba un tanto desconcertada al respecto.- Pero ¿sucede algo?...
- No… Bueno, sí… Tenemos que hablar sobre tu desempeño en el empleo… Es importante que lo resolvamos pronto- dijo finalmente mientras colgaba la llamada. La morena se quedó pensativa durante unos minutos, y un poco preocupada. Tenía miedo de haber hecho algo que le perjudicara, y cuando hizo memoria encontró entre sus recuerdos lo que probablemente había causado aquella situación. Pensó en las cosas que podría decir en su defensa, mientras iba de camino hacia el bar. Una vez que llegó ahí, notó que solo estaba abierta la puerta trasera, por la que luego de confirmar que no estaba sola, se animó a entrar. Al fondo de la mesa se encontraba Fred, el chico pelirrojo que le dio una oportunidad sin siquiera conocerla. Se acercó a él y se saludaron con el tradicional beso en la mejilla. Él la invitó a sentarse y sirvió una copa con muy poco alcohol.
- Tu llamada me dejó un poco preocupada- dijo finalmente.
- No tiene porqué… Perdón por eso, mi madre siempre me dice que al querer dar una buena noticia siempre tengo un tono de voz que indica todo lo contrario.
- ¿Entonces no tiene nada que ver con el tipo que me manoseó y tuve que golpear en el rostro?- preguntó inocentemente. El chico se rió tan fuerte que su risa retumbó en toda la habitación.
- Claro que no. Ese patán se lo merecía- dijo una vez que pudo calmarse.
- ¿Entonces?...
- Pues ¿recuerdas que el otro día nos ayudaste a “presentar” a la artista que viene a dar su función los Sábados y Domingos?...- dijo.
- Sí, claro. El idiota de Frank se enfermó en el peor momento- dijo recordando que el presentador contrajo una especie de virus nuevo causado por comer alimentos tailandeses en descomposición.
- Bueno… Pues resulta que hubo alguien entre el público que se interesó mucho en ti. Me dijo que le pareces la mujer más hermosa que ha visto y que le diste la impresión de que llegarás realmente lejos si te lo propones.
- Por favor dime que no es un viejo de 80 años que gusta de las jovencitas, el solo pensarlo me asquea mucho…- dijo haciendo un gesto de repulsión.
- Claro que no. Además sé perfectamente que los hombres no son lo tuyo, así que no te preocupes por eso. Pero en fin… Resulta que esta persona es muy amiga mía y me preguntó si tenías algún talento además de los evidentes (dijo haciendo el gesto de unos senos imaginarios con su propio cuerpo). Como Santana sabía que era una simple broma, ambos se rieron fuertemente.
- Bueno, ¿y qué le dijiste?....
- Le enseñé el vídeo de cuando hicimos la fiesta de disfraces el mes pasado, y claro, tu excelente interpretación de “Mine”…
- ¿Y entonces?...
- Pues me abrió los ojos completamente. ¿Sabes?... Katherine es buena, pero ya no puede controlar sus problemas de alcohol ni su romance con su baterista. No está bien que siga trabajando cuando en realidad necesita ocuparse un poco más de su vida. Eso hace que quede libre la vacante. Y la opinión y la inversión de quien te vio en el público, me llevan a la conclusión de que serías una estrella en este bar si en lugar de atender mesas te pones a cantar y bailar como sabes hacerlo- dijo con certeza, mientras alzaba su copa.
- ¿Eso es un ofrecimiento formal?...
- No. Lo será en cuanto firmes tu contrato en donde se establece que tendrás un sueldo bastante atractivo, el bar te apoyará con tu utilería y vestuario, tendrás todas las prestaciones como seguro médico y de vida, y serás libre de volar de aquí en cuanto un cazatalentos inteligente ponga la mira en ti.- dijo finalmente, mientras chocaba su copa con la de la morena. Ella no lo podía creer y su rostro lo demostraba, pero en cuanto pudo reaccionar, se le abalanzó y le dio un par de besos en la mejilla, mientras gritaba emocionada.
- ¿Eso es un “sí”?...- preguntó mientras la cargaba y luego la bajaba.
- ¡Claro que sí! ¡Gracias por la oportunidad! No la voy a desaprovechar.- aseguró.
- Lo sé, San, por eso no tuve ni qué reflexionarlo en cuanto me llegó la idea. Comenzarías el día de mañana. Por esta ocasión tendrás que apoyarnos con un impresionante vestido, porque por falta de tiempo no podemos conseguirlo nosotros, ¿está bien?...
- Claro. No te preocupes por eso, tengo a las personas adecuadas- dijo mientras se sentaba nuevamente.- ¡Muchas gracias!
- No agradezcas… Mejor anda, tómate la tarde libre, que debes de preparar muchas cosas- dijo tomando lo que quedaba en su copa de licor.
- ¡Gracias de nuevo!- se apresuró a decir mientras ya estaba casi en la puerta. Al salir del bar, su emoción era tan grande que tuvo que detenerse un momento a respirar y tratar de que todo tuviera sentido, pero al no encontrarlo simplemente se dejó invadir por la emoción y llamó a los dos amigos con los que inicialmente se instaló en NY.
Luego de menos de veinte minutos, ambos estaban junto a ella, mirando en los escaparates de las tiendas más importantes. Aunque ninguno podía darse el lujo de comprar algo de precio demasiado elevado, ellos estaban tan emocionados por el logro de su amiga, que pusieron una parte para comprar un hermoso vestido en tono rojo que dejaba al descubierto sus hombros. El debate para elegirlo fue largo, pero finalmente fue la pieza que los conquistó a los tres.
- No saben en serio como les agradezco que estén haciendo esto por mí- dijo sinceramente mientras los tomaba por un momento de las manos. Al darse cuenta de que no era una acción común en ella, y al mirar que tanto la chica judía como el chico de ojos claros la veían con cara de “¿En serio eres tú?”, los soltó.- Bueno, tú eres una judía glamourosa y tú un fashionista gay, supongo que esto es interesante para ustedes- soltó de una forma más acorde a su personalidad, haciéndolos sonreír.
- Créelo o no, te queremos, Santana, y nos alegra mucho lo que te está pasando- dijo el chico sinceramente.
- Kurt tiene razón- asintió la otra chica.- Además, cuando llegué aquí, me prometí que Rachel Berry estaría en todos los estrenos posibles, y este será uno muy exitoso- soltó sinceramente.
- Gracias de todos modos. ¿Quieren tomar un café o ambos están ocupados con una vida romántica desastrosa, profesores locos o fashionistas gays más gays y más fashionistas que ustedes?...
- ¿Un café? ¡Esto amerita cuando menos una copa!- dijo Kurt.
- No, no- comentó la judía.- Ambas cosas pueden afectar la voz de Santana e irritarle las cuerdas vocales, creo que sería mejor idea que te dediques a descansar y pensar en tu repertorio de mañana, además de ensayar sin forzarte demasiado la voz.
- Odio decirlo, pero creo que tienes razón, Rachel… Así que muchas gracias por su ayuda. Iré a mi departamento a hacer todo lo que me dijiste… ¿Los veo mañana?...
- ¡Estaremos ahí a las 8 en punto!- aseguraron en coro mientras se despedían. La morena tomó un taxi hasta su casa y posteriormente realizó todas las recomendaciones que le dieron. Pensó por un momento en compartir la noticia con algunos de sus compañeros, pero prefirió no hacerlo. Probablemente sería muy raro e incómodo si a alguien se le ocurría contarle a Britt y ella llegaba seguramente del brazo de Sam, así que omitió su logro decidida a compartirlo solo con las personas que se habían vuelto de alguna manera sus compañeras de vida.
Trató de dormir, pero al no lograrlo sin despertar cada diez minutos por los nervios, se decidió a pasar la noche entera ensayando.
El otro día llegó rápidamente. Durmió un poco por la mañana y luego llegó temprano al bar para dejar todo listo para la función. Todos sus compañeros estaban contentos por ella, pues a diferencia de cuando iba en el colegio, se había hecho tan sociable como nunca y había tenido la gentileza de defender a algunas de sus compañeras cuando había casos en los que los clientes llegaban a propasarse. Sus compañeros varones, en cambio, tenían la costumbre de mostrarle discretamente cuando alguna chica linda entraba al bar, y luego reían de cómo Santana lograba con su “magia latina” (como le llamaban) que la chica terminara coqueteándole o pidiéndole su número.
Los nervios le invadían cada parte del cuerpo, y podía sentir todo lo que estaba sucediendo. Todo se estaba quedando en su memoria, y aunque se sentía presionada, era más bien felicidad lo que predominaba. Solo faltaba un minuto para salir al escenario, y ella estaba tan concentrada que todo lo demás desapareció. Cuando por fin fue presentada por el propio Fred, salió hacia donde las luces la buscaban, y utilizando su voz, logró la magia y sensualidad que lograba irradiar cada que tomaba un micrófono.
Para finalizar, se detuvo por un segundo.
- Muchas gracias a todos por estar presentes en este momento. Para finalizar la presentación de hoy, quiero cantar un tema que me ha gustado toda la vida, pero que últimamente está en mi cabeza y en mi cuerpo por una persona que me hace sentir exactamente de esa forma… ¿Les gusta Chris Isaak?- el público respondió con un vitoreo.- Esto es “Wicked game”- dijo finalmente mientras la música ya comenzaba.
-
- The world was on fire and no one could save me but you.
It's strange what desire will make foolish people do.
I never dreamed that I'd meet somebody like you.
And I never dreamed that I'd lose somebody like you.
No, I don't want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
No, I don't want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
With you (This world is only gonna break your heart)
What a wicked game to play, to make me feel this way.
What a wicked thing to do, to let me dream of you.
What a wicked thing to say, you never felt this way.
What a wicked thing to do, to make me dream of you and,
I want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
No, I want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
With you.
The world was on fire and no one could save me but you.
It's strange what desire will make foolish people do.
I never dreamed that I'd love somebody like you.
And I never dreamed that I'd lose somebody like you,
No, I want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
No, I want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
With you (This world is only gonna break your heart)
No, I... (This world is only gonna break your heart)
(This world is only gonna break your heart)
Nobody loves no one.
(El mundo estaba en llamas y nadie podía salvarme, más que tú.
Es extraño lo que el deseo hará a la gente tonta hacer.
Nunca soñé que conocería alguien como tú.
Y nunca soñé que conocería alguien como t.u
No, no quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
No, no quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
contigo, contigo
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
Que juego perverso para jugar, para hacerme sentir de esta forma
Que cosa perversa para hacer, que me permita soñar contigo
Que cosa perversa que decir, nunca te sentiste de esta manera
Que cosa perversa para hacer, para hacerme soñar contigo y,
Quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
No, yo quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
contigo
El mundo estaba en llamas y nadie podía salvarme más que tu
Es extraño lo que el deseo hará a la gente tonta hacer
Nunca soñé que conocería alguien como tú…
Y nunca soñé que perdería alguien como tú, no…
No, yo quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
No, yo quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
Contigo
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
Contigo
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
No, yo...
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
Nadie ama a nadie.)
Al finalizar la canción, se dio cuenta de que todas las personas estaban de pie, mirándola y aplaudiéndole como si fuera la más grande de las artistas. También se dio cuenta de que Quinn estuvo presente en cada una de las letras y acordes de esa melodía. Probablemente era solo una cuestión de deseo, como la misma canción lo decía, pero ¿y si en algún punto el deseo era tan fuerte que le quemaría la piel?... Cuando finalizaron los aplausos del público, ellas se despidió con besos al aire y salió del escenario sintiendo aquello como un triunfo. Se dirigió al camerino donde estuvo anteriormente y simplemente se quedó unos minutos disfrutando de aquella sensación. Luego del paso del tiempo, la puerta se escuchó. Al abrir, vio a Rachel y a Kurt con un gran ramo de flores.
- ¡Estuviste maravillosa!- dijo la chica mientras la abrazaba.
- Gracias.
- Aunque debes de decirnos inmediatamente quién es la chica que te tiene pensando en ella tanto, ¿por qué nunca nos habías dicho nada?- medio reclamó Kurt.
- Porque aún no hay nada qué contar…
- Tal vez con algunos tragos… Porque iremos a celebrar, ¿verdad?- propuso la chica.
- Ayer no dormí muy bien por los nervios, me acabo de hacer consciente de lo cansada que estoy… ¿Les parece si lo cambiamos por un desayuno mañana?
- ¡Muy bien!- dijeron entonces para luego salir de los camerinos. Cuando estaban al marco de la puerta, saludaron a una mujer rubia que entró. Lucía tan hermosa como siempre, portando un vestido en color negro y unos tacones que le daban tanto más de altura. Santana no pudo creer lo que sus ojos veían: Quinn estaba ahí, con las flores en la mano, sonriéndole con orgullo. Rachel y Kurt desaparecieron en ese momento, y un instante después la rubia cerró la puerta.
- Estuviste excelente- le dijo acercándose y poniendo las flores sobre el tocador.
- Gracias, ¡me alegra verte aquí!- dijo sinceramente.
- No me lo podía perder. Debes saber que Rachel mandó un email masivo avisando de tu presentación, pero la mitad de las direcciones que puso ya no las están usando los chicos- señaló como explicando su presencia.
- Vinieron solo los que deseaba ver- aseguró.
- ¿Qué tanto deseabas verme?- preguntó en un tono claramente más seductor.
- Mucho… ¿No lo imaginas?- siguió el juego. La rubia se acercó tanto a ella que pareció por un momento que iba a besarla, pero al momento en que sus bocas estaban separadas por una distancia casi nula, se separó de ella para simplemente sonreír.
- ¿Iremos a celebrar?- preguntó con un fingido tono de inocencia. Santana recuperó su respiración.
- Claro, ¿prefieres bar o café?...
- Tu apartamento- sentenció mientras comenzaba a salir de los camerinos.
Santana sonrió y se frotó las manos… Esa noche iba a ser larga…
CONTINUARÁ…
Antes que nada, perdón por no haber subido continuación, he tenido muchas cosas que hacer y no había podido continuar...
Pero aquí les dejo el capítulo 2. Muchas gracias por sus bienvenidas y comentarios, me halaga y me motiva que les esté gustando la historia. Me encanta que comenten n.n
Espero que les guste.
Capítulo 2.
Pensó que sería una buena idea visitar la casa de sus padres aunque sea por unos minutos. No era que no tuviera el deseo de que la visita fuera un poco más prolongada, sino que solamente se sentía ajena ya en ese sitio. Hacía unos meses que estaba acostumbrada a total libertad. Las cosas en Nueva York no eran sencillas, pero valía la pena todo ese tiempo de trabajo y de sacrificio. Entre las clases de baile en NYADA y las noches en que se dedicaba a atender órdenes en el bar donde consiguió empleo le quedaba poco tiempo libre, casi siempre los fines de semana por la mañana solamente y algunas noches ocasionalmente. Su día de descanso establecido tanto de la escuela como del empleo eran los Jueves, justo como ese.
Luego de terminar de arreglarse, salió de aquella habitación donde se quedaba un recuerdo que seguramente podría quitarle el frío un par de noches, y se dirigió al barrio donde se crió. Al llegar, su madre estaba cocinando, pero al momento dejó todos los utensilios, apagó la lumbre y se lanzó a abrazarla y besarla como hacía mucho tiempo no podía. Al terminar la lluvia de cariños, la obligó a comer mientras le hacía mil preguntas acerca de cómo era la vida en Nueva York. Una vez que se pusieron al corriente, se sirvieron un par de tazas de café mientras esperaban la llegada de su padre, que, con suerte, vería unos pocos minutos o de lo contrario perdería el último tren con destino a su nuevo hogar.
Tomó la taza entre sus manos mientras trataba de enfriarla soplándole. Justo cuando iba a darle un sorbo, su madre, inquisitiva, la miró directamente a los ojos.
- Esa mirada me asusta- dijo Santana mientras alejaba el café de su boca.
- ¿Tienes algo de qué asustarte?- preguntó entonces.
- Pues… No… No sé…- titubeó un poco. Su madre era la única que lograba ver su lado más vulnerable.
- ¿Segura?... Recuerda que el “tercer ojo psíquico mexicano” lo heredaste de mí… ¿No hay nada que tengas para contarme?- preguntó. La morena sonrió ante este comentario y de inmediato hizo el gesto de cuando tenía en mente alguna maldad o ya la había cometido.
- Quizás…- dijo por fin acercándose de nuevo la taza, pero ahora sí tomándole un sorbo.
- Te escucho- comentó mientras se levantaba e iba por galletas. Al instante volvió a la mesa.
- Pues… Aún me es un poco complicado hablar de chicas contigo- admitió un poco avergonzada. Su madre la tomó de la mano, sonriéndole con serenidad.
- Te cambié los pañales y estuve contigo hasta que dejaste de chuparte el dedo, créeme que no tienes porqué sentir pena conmigo- dijo logrando así tranquilizarla.
- Bueno- expresó gustosa.- Estoy empezando a “salir” con alguien.- dijo dándole un sorbo grande al café.
- ¿Estás saliendo con ella o teniendo una aventura sexual?- preguntó entonces sonriéndole. El trago que estaba en la garganta de la morena se escabulló por una ruta que no era la adecuada, haciendo que por poco fuera escupido. Por suerte Santana logró retenerlo y pasarlo, para luego comenzar a toser y por fin regresar su respiración a un ritmo normal.
- ¡Mamá!- reclamó apenas le fue posible hacerlo, mientras sabía perfectamente que su rostro estaba de mil colores.
- Bueno, hija, es que son cosas diferentes- dijo relajada, como si aquella plática fuera la más normal del mundo.- Pero si quieres que lo platiquemos a tu modo, está bien “comienzas a salir con alguien”… ¿Quién es?- preguntó sorprendiéndola de nuevo, pero esta vez sin hacer que casi se ahogara.
- Se dice el pecado, no el pecador- se apresuró a aclarar, sabiendo que quizás no era buena idea que se supiera algo que probablemente ni siquiera se iba a repetir, a pesar del deseo de que sí pasara cuantas veces fuera posible.
- ¿Es bonita?...
- ¡Vaya que lo es!...- dijo con entusiasmo, dándose cuenta de que nunca se había dado la oportunidad de admirarle tanto.
- Hija, pues entonces deseo que las cosas salgan bien para ambas, pero… ¿Ya no sientes nada por Brittany?- interrogó. La sonrisa que se había dibujado en el rostro de la morena se esfumó en un instante, intercambiándose por un gesto de nostalgia. Su mamá lo notó y de inmediato la tomó de la mano.- Santana, sé que puede ser incómodo y que quizás lo consideres hasta cierto punto innecesario, pero es muy importante que tengas claro cuáles son tus sentimientos, porque de lo contrario se puede desatar un desastre…
- Lo sé, mamo.- repuso- No te voy a negar que ya no siento una patada en el hígado cada vez que veo en Twitter alguna foto de Brittany con Sam, pero creo que ya es una cuestión diferente. Quizás solo es ese ego herido que siempre queda luego de que te dejan de querer para querer a alguien más- admitió con cierta franqueza.
- No es que te haya dejado de querer y lo sabes perfectamente. Es solo que las cosas se pusieron complicadas con la distancia y ya no era justo para ninguna de las dos que vivieran esa situación… Pero lo que te pregunté fue si tú sentías algo por ella todavía…
- Solo mucho cariño. Nunca la voy a dejar de querer porque fue la primer persona que me hizo quererme por quién soy. Gracias a ella pude salir de un armario que ya me estaba asfixiando y gracias a ella acepté que lo que me gusta está bien, y me tiene que hacer sentir orgullosa. Pero ya no la extraño como antes ni pienso en ella todo el día, y mucho menos me torturo imaginando que un día de estos Sam “Boca de trucha” se va a tragar su cabeza para luego escupirla mientras llora arrepentido y canta una canción con su guitarra desafinada- dijo sonriendo. Su madre la imitó.
- Seas heterosexual u homosexual, tu primer amor jamás lo vas a olvidar, pero me alegra bien que ya estás saliendo delante de esto y que te lo tomas con humor- le dijo entonces, abrazándola- Ahora entonces concéntrate en tu nueva conquista. Sé que es muy pronto, pero en cuanto te sientas cómoda me gustaría conocerla.
- Claro, mamá… Gracias- dijo finalmente.
- Hija, me da mucho gusto que hayas venido, pero es tarde y tu papá no llega… Estos últimos días ha estado quedándose en el empleo hasta tarde. Me dijo que hoy probablemente podría ser la excepción, pero no me gustaría arriesgarnos a que no llegue pronto y pierdas tu tren…
- Lo sé- le dijo mirando su reloj.- De cualquier modo, si todo sale como espero, vendré la semana entrante- dijo con seguridad.
- ¿Tienes asuntos pendientes?...
- Sí… La chica de la que te hablé…
- No sé porqué tenía la idea de que era una chica en Nueva York.- dijo con sorpresa.
- No… En realidad tampoco está aquí, pero Lima será nuestro punto de encuentro- dijo pícaramente.- Per bueno, mami… Me dio gusto saludarte. Nos vemos pronto- dijo levantándose y llevando los trastes recién usados al fregadero para que fueran lavados.
- Promete que llamarás más- le respondió una vez que estaban despidiéndose en la puerta.
- Claro, lo haré.- aseguró para finalmente salir de su antigua casa y dirigirse hacia la estación.
Durante el viaje de regreso fue mucho más tranquilo, debido a que una vez abordando el tren no tenía presión por el tiempo. Una vez que llegó a casa, tomó una larga ducha en la tina y un par de veces se vio sorprendida disfrutando del contacto del agua que recordaba un poco a las manos tersas de Quinn . Prefirió quitarse un poco esa idea de la cabeza, haciéndose consciente de que quizás aquello no se repetiría tan pronto como lo hubiera deseado y simplemente se quedó dormida después de un masaje de hidratación de la cara.
Al siguiente día se levantó muy temprano y optó por salir a correr, equipándose con su botella de agua y su iPod y al regresar a casa se sintió tan bien, que optó por hacerlo una rutina, además no le caería mal, pues aunque se sabía dueña de uno de los cuerpos más espectaculares, no le haría nada mal delinearlo un tanto más para que terminara de ser irresistible. Tomó una ducha y de inmediato se dirigió hasta NYADA para comenzar con su clase. Una vez que estuvo ahí, realizó todo con un gran entusiasmo y al salir regresó a casa para tomar otra ducha y comer. Justo cuando iba en el último bocado, su móvil vibró constantemente sobre la mesa, llevándola a responderlo, pues al notar en la pantalla, era Fred, su jefe y el dueño del mar donde trabajaba.
- ¿Hola?- dijo al móvil todavía sorprendida, por la naturaleza poco usual de la llamada.
- Hola, Santana, ¿qué tal todo?
- Bien, ¿y tú qué tal?- preguntó.
- También… Perdona que te llame, ¿sigues en la escuela?...
- No, para nada, ya estoy en casa descansando un poco antes de ir al bar, ¿por qué?...
- Bien, es que necesito que por favor vengas antes el día de hoy. Te necesito a las 5:30 en punto, ¿está bien?...
- Claro- aceptó aunque se encontraba un tanto desconcertada al respecto.- Pero ¿sucede algo?...
- No… Bueno, sí… Tenemos que hablar sobre tu desempeño en el empleo… Es importante que lo resolvamos pronto- dijo finalmente mientras colgaba la llamada. La morena se quedó pensativa durante unos minutos, y un poco preocupada. Tenía miedo de haber hecho algo que le perjudicara, y cuando hizo memoria encontró entre sus recuerdos lo que probablemente había causado aquella situación. Pensó en las cosas que podría decir en su defensa, mientras iba de camino hacia el bar. Una vez que llegó ahí, notó que solo estaba abierta la puerta trasera, por la que luego de confirmar que no estaba sola, se animó a entrar. Al fondo de la mesa se encontraba Fred, el chico pelirrojo que le dio una oportunidad sin siquiera conocerla. Se acercó a él y se saludaron con el tradicional beso en la mejilla. Él la invitó a sentarse y sirvió una copa con muy poco alcohol.
- Tu llamada me dejó un poco preocupada- dijo finalmente.
- No tiene porqué… Perdón por eso, mi madre siempre me dice que al querer dar una buena noticia siempre tengo un tono de voz que indica todo lo contrario.
- ¿Entonces no tiene nada que ver con el tipo que me manoseó y tuve que golpear en el rostro?- preguntó inocentemente. El chico se rió tan fuerte que su risa retumbó en toda la habitación.
- Claro que no. Ese patán se lo merecía- dijo una vez que pudo calmarse.
- ¿Entonces?...
- Pues ¿recuerdas que el otro día nos ayudaste a “presentar” a la artista que viene a dar su función los Sábados y Domingos?...- dijo.
- Sí, claro. El idiota de Frank se enfermó en el peor momento- dijo recordando que el presentador contrajo una especie de virus nuevo causado por comer alimentos tailandeses en descomposición.
- Bueno… Pues resulta que hubo alguien entre el público que se interesó mucho en ti. Me dijo que le pareces la mujer más hermosa que ha visto y que le diste la impresión de que llegarás realmente lejos si te lo propones.
- Por favor dime que no es un viejo de 80 años que gusta de las jovencitas, el solo pensarlo me asquea mucho…- dijo haciendo un gesto de repulsión.
- Claro que no. Además sé perfectamente que los hombres no son lo tuyo, así que no te preocupes por eso. Pero en fin… Resulta que esta persona es muy amiga mía y me preguntó si tenías algún talento además de los evidentes (dijo haciendo el gesto de unos senos imaginarios con su propio cuerpo). Como Santana sabía que era una simple broma, ambos se rieron fuertemente.
- Bueno, ¿y qué le dijiste?....
- Le enseñé el vídeo de cuando hicimos la fiesta de disfraces el mes pasado, y claro, tu excelente interpretación de “Mine”…
- ¿Y entonces?...
- Pues me abrió los ojos completamente. ¿Sabes?... Katherine es buena, pero ya no puede controlar sus problemas de alcohol ni su romance con su baterista. No está bien que siga trabajando cuando en realidad necesita ocuparse un poco más de su vida. Eso hace que quede libre la vacante. Y la opinión y la inversión de quien te vio en el público, me llevan a la conclusión de que serías una estrella en este bar si en lugar de atender mesas te pones a cantar y bailar como sabes hacerlo- dijo con certeza, mientras alzaba su copa.
- ¿Eso es un ofrecimiento formal?...
- No. Lo será en cuanto firmes tu contrato en donde se establece que tendrás un sueldo bastante atractivo, el bar te apoyará con tu utilería y vestuario, tendrás todas las prestaciones como seguro médico y de vida, y serás libre de volar de aquí en cuanto un cazatalentos inteligente ponga la mira en ti.- dijo finalmente, mientras chocaba su copa con la de la morena. Ella no lo podía creer y su rostro lo demostraba, pero en cuanto pudo reaccionar, se le abalanzó y le dio un par de besos en la mejilla, mientras gritaba emocionada.
- ¿Eso es un “sí”?...- preguntó mientras la cargaba y luego la bajaba.
- ¡Claro que sí! ¡Gracias por la oportunidad! No la voy a desaprovechar.- aseguró.
- Lo sé, San, por eso no tuve ni qué reflexionarlo en cuanto me llegó la idea. Comenzarías el día de mañana. Por esta ocasión tendrás que apoyarnos con un impresionante vestido, porque por falta de tiempo no podemos conseguirlo nosotros, ¿está bien?...
- Claro. No te preocupes por eso, tengo a las personas adecuadas- dijo mientras se sentaba nuevamente.- ¡Muchas gracias!
- No agradezcas… Mejor anda, tómate la tarde libre, que debes de preparar muchas cosas- dijo tomando lo que quedaba en su copa de licor.
- ¡Gracias de nuevo!- se apresuró a decir mientras ya estaba casi en la puerta. Al salir del bar, su emoción era tan grande que tuvo que detenerse un momento a respirar y tratar de que todo tuviera sentido, pero al no encontrarlo simplemente se dejó invadir por la emoción y llamó a los dos amigos con los que inicialmente se instaló en NY.
Luego de menos de veinte minutos, ambos estaban junto a ella, mirando en los escaparates de las tiendas más importantes. Aunque ninguno podía darse el lujo de comprar algo de precio demasiado elevado, ellos estaban tan emocionados por el logro de su amiga, que pusieron una parte para comprar un hermoso vestido en tono rojo que dejaba al descubierto sus hombros. El debate para elegirlo fue largo, pero finalmente fue la pieza que los conquistó a los tres.
- No saben en serio como les agradezco que estén haciendo esto por mí- dijo sinceramente mientras los tomaba por un momento de las manos. Al darse cuenta de que no era una acción común en ella, y al mirar que tanto la chica judía como el chico de ojos claros la veían con cara de “¿En serio eres tú?”, los soltó.- Bueno, tú eres una judía glamourosa y tú un fashionista gay, supongo que esto es interesante para ustedes- soltó de una forma más acorde a su personalidad, haciéndolos sonreír.
- Créelo o no, te queremos, Santana, y nos alegra mucho lo que te está pasando- dijo el chico sinceramente.
- Kurt tiene razón- asintió la otra chica.- Además, cuando llegué aquí, me prometí que Rachel Berry estaría en todos los estrenos posibles, y este será uno muy exitoso- soltó sinceramente.
- Gracias de todos modos. ¿Quieren tomar un café o ambos están ocupados con una vida romántica desastrosa, profesores locos o fashionistas gays más gays y más fashionistas que ustedes?...
- ¿Un café? ¡Esto amerita cuando menos una copa!- dijo Kurt.
- No, no- comentó la judía.- Ambas cosas pueden afectar la voz de Santana e irritarle las cuerdas vocales, creo que sería mejor idea que te dediques a descansar y pensar en tu repertorio de mañana, además de ensayar sin forzarte demasiado la voz.
- Odio decirlo, pero creo que tienes razón, Rachel… Así que muchas gracias por su ayuda. Iré a mi departamento a hacer todo lo que me dijiste… ¿Los veo mañana?...
- ¡Estaremos ahí a las 8 en punto!- aseguraron en coro mientras se despedían. La morena tomó un taxi hasta su casa y posteriormente realizó todas las recomendaciones que le dieron. Pensó por un momento en compartir la noticia con algunos de sus compañeros, pero prefirió no hacerlo. Probablemente sería muy raro e incómodo si a alguien se le ocurría contarle a Britt y ella llegaba seguramente del brazo de Sam, así que omitió su logro decidida a compartirlo solo con las personas que se habían vuelto de alguna manera sus compañeras de vida.
Trató de dormir, pero al no lograrlo sin despertar cada diez minutos por los nervios, se decidió a pasar la noche entera ensayando.
El otro día llegó rápidamente. Durmió un poco por la mañana y luego llegó temprano al bar para dejar todo listo para la función. Todos sus compañeros estaban contentos por ella, pues a diferencia de cuando iba en el colegio, se había hecho tan sociable como nunca y había tenido la gentileza de defender a algunas de sus compañeras cuando había casos en los que los clientes llegaban a propasarse. Sus compañeros varones, en cambio, tenían la costumbre de mostrarle discretamente cuando alguna chica linda entraba al bar, y luego reían de cómo Santana lograba con su “magia latina” (como le llamaban) que la chica terminara coqueteándole o pidiéndole su número.
Los nervios le invadían cada parte del cuerpo, y podía sentir todo lo que estaba sucediendo. Todo se estaba quedando en su memoria, y aunque se sentía presionada, era más bien felicidad lo que predominaba. Solo faltaba un minuto para salir al escenario, y ella estaba tan concentrada que todo lo demás desapareció. Cuando por fin fue presentada por el propio Fred, salió hacia donde las luces la buscaban, y utilizando su voz, logró la magia y sensualidad que lograba irradiar cada que tomaba un micrófono.
Para finalizar, se detuvo por un segundo.
- Muchas gracias a todos por estar presentes en este momento. Para finalizar la presentación de hoy, quiero cantar un tema que me ha gustado toda la vida, pero que últimamente está en mi cabeza y en mi cuerpo por una persona que me hace sentir exactamente de esa forma… ¿Les gusta Chris Isaak?- el público respondió con un vitoreo.- Esto es “Wicked game”- dijo finalmente mientras la música ya comenzaba.
-
- The world was on fire and no one could save me but you.
It's strange what desire will make foolish people do.
I never dreamed that I'd meet somebody like you.
And I never dreamed that I'd lose somebody like you.
No, I don't want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
No, I don't want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
With you (This world is only gonna break your heart)
What a wicked game to play, to make me feel this way.
What a wicked thing to do, to let me dream of you.
What a wicked thing to say, you never felt this way.
What a wicked thing to do, to make me dream of you and,
I want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
No, I want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
With you.
The world was on fire and no one could save me but you.
It's strange what desire will make foolish people do.
I never dreamed that I'd love somebody like you.
And I never dreamed that I'd lose somebody like you,
No, I want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
No, I want to fall in love (This world is only gonna break your heart)
With you (This world is only gonna break your heart)
No, I... (This world is only gonna break your heart)
(This world is only gonna break your heart)
Nobody loves no one.
(El mundo estaba en llamas y nadie podía salvarme, más que tú.
Es extraño lo que el deseo hará a la gente tonta hacer.
Nunca soñé que conocería alguien como tú.
Y nunca soñé que conocería alguien como t.u
No, no quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
No, no quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
contigo, contigo
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
Que juego perverso para jugar, para hacerme sentir de esta forma
Que cosa perversa para hacer, que me permita soñar contigo
Que cosa perversa que decir, nunca te sentiste de esta manera
Que cosa perversa para hacer, para hacerme soñar contigo y,
Quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
No, yo quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
contigo
El mundo estaba en llamas y nadie podía salvarme más que tu
Es extraño lo que el deseo hará a la gente tonta hacer
Nunca soñé que conocería alguien como tú…
Y nunca soñé que perdería alguien como tú, no…
No, yo quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
No, yo quiero enamorarme
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
Contigo
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
Contigo
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
No, yo...
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
(Este mundo solamente va a romper tu corazón)
Nadie ama a nadie.)
Al finalizar la canción, se dio cuenta de que todas las personas estaban de pie, mirándola y aplaudiéndole como si fuera la más grande de las artistas. También se dio cuenta de que Quinn estuvo presente en cada una de las letras y acordes de esa melodía. Probablemente era solo una cuestión de deseo, como la misma canción lo decía, pero ¿y si en algún punto el deseo era tan fuerte que le quemaría la piel?... Cuando finalizaron los aplausos del público, ellas se despidió con besos al aire y salió del escenario sintiendo aquello como un triunfo. Se dirigió al camerino donde estuvo anteriormente y simplemente se quedó unos minutos disfrutando de aquella sensación. Luego del paso del tiempo, la puerta se escuchó. Al abrir, vio a Rachel y a Kurt con un gran ramo de flores.
- ¡Estuviste maravillosa!- dijo la chica mientras la abrazaba.
- Gracias.
- Aunque debes de decirnos inmediatamente quién es la chica que te tiene pensando en ella tanto, ¿por qué nunca nos habías dicho nada?- medio reclamó Kurt.
- Porque aún no hay nada qué contar…
- Tal vez con algunos tragos… Porque iremos a celebrar, ¿verdad?- propuso la chica.
- Ayer no dormí muy bien por los nervios, me acabo de hacer consciente de lo cansada que estoy… ¿Les parece si lo cambiamos por un desayuno mañana?
- ¡Muy bien!- dijeron entonces para luego salir de los camerinos. Cuando estaban al marco de la puerta, saludaron a una mujer rubia que entró. Lucía tan hermosa como siempre, portando un vestido en color negro y unos tacones que le daban tanto más de altura. Santana no pudo creer lo que sus ojos veían: Quinn estaba ahí, con las flores en la mano, sonriéndole con orgullo. Rachel y Kurt desaparecieron en ese momento, y un instante después la rubia cerró la puerta.
- Estuviste excelente- le dijo acercándose y poniendo las flores sobre el tocador.
- Gracias, ¡me alegra verte aquí!- dijo sinceramente.
- No me lo podía perder. Debes saber que Rachel mandó un email masivo avisando de tu presentación, pero la mitad de las direcciones que puso ya no las están usando los chicos- señaló como explicando su presencia.
- Vinieron solo los que deseaba ver- aseguró.
- ¿Qué tanto deseabas verme?- preguntó en un tono claramente más seductor.
- Mucho… ¿No lo imaginas?- siguió el juego. La rubia se acercó tanto a ella que pareció por un momento que iba a besarla, pero al momento en que sus bocas estaban separadas por una distancia casi nula, se separó de ella para simplemente sonreír.
- ¿Iremos a celebrar?- preguntó con un fingido tono de inocencia. Santana recuperó su respiración.
- Claro, ¿prefieres bar o café?...
- Tu apartamento- sentenció mientras comenzaba a salir de los camerinos.
Santana sonrió y se frotó las manos… Esa noche iba a ser larga…
CONTINUARÁ…
LyubovSantana* - Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 14/08/2013
Edad : 34
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Si q esta bueno el fic, Quinn es increiblemente sexy!
Ya quiero leer el proximo cap
Escribes increible, me encanta :)
Saludos!
Ya quiero leer el proximo cap
Escribes increible, me encanta :)
Saludos!
Twinkle Dani-*-* - Mensajes : 3020
Fecha de inscripción : 23/03/2012
Edad : 29
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Escribes muy bien, la historia esta increíble, actualiza pronto.
mmesia- ---
- Mensajes : 595
Fecha de inscripción : 18/10/2012
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Yeah baby!!!
you rock!!!
Me gusta,me gusta,me gusta!!!! *_*
ya salio Kurt,rachel (los amo) wiiiii
y por supuesto Quinn :Q____ (la amo,más que a rache y a kurt)
Bueno,bueno,siguele así como vas
Queremos conti pronto!!!!
Actualiza pronto!!!!! (Y avísame cuando actualices)
you rock!!!
Me gusta,me gusta,me gusta!!!! *_*
ya salio Kurt,rachel (los amo) wiiiii
y por supuesto Quinn :Q____ (la amo,más que a rache y a kurt)
Bueno,bueno,siguele así como vas
Queremos conti pronto!!!!
Actualiza pronto!!!!! (Y avísame cuando actualices)
Achelitta* - Mensajes : 3
Fecha de inscripción : 20/08/2013
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Dioss es hermosoo!!
me encanta.nose por que pero me gustaria que apareciera Britt,pero sin boca de trucha.
me encanto el cap super bueno.Saludos y actualiza pronto :D
me encanta.nose por que pero me gustaria que apareciera Britt,pero sin boca de trucha.
me encanto el cap super bueno.Saludos y actualiza pronto :D
Invitado- Invitado
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Oh Dios lo ame completamente♥ fgenial porque amo quinntana *-*
Nox**** - Mensajes : 163
Fecha de inscripción : 21/02/2013
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Hola de nuevo.
Les agradezco mucho por sus comentarios, y les dejo el tercer capítulo, esperando que les guste.
En cuanto me entreguen mi laptop prometo subir capítulos con más frecuencia. Lindo fin de semana, y recuerden que siempre es lindo leer lo que responden :)
Capítulo 3
Supo al instante lo que debía de hacer. Recogió los ramos de flores que le habían regalado esa noche y salió tras la rubia, quien parecía realmente ansiosa por llegar al apartamento, pues caminaba esquivando personas por todo el lugar.
- Permíteme un momento- la detuvo en cuanto por fin logró alcanzarla, sosteniéndola suavemente del hombro. Quinn se detuvo y en cuanto hizo esto, Santana la dirigió de nuevo entre la gente, hasta llegar a un pasillo donde lo primero a la vista era una puerta que daba directamente a la oficina de Fred, donde entraron. Él se encontraba sentado detrás de su escritorio, revisando unos papeles que dejó sobre él al instante en que notó la compañía de las chicas.
- ¡Fuiste un éxito!- le soltó a Santana antes de levantarse y darle un abrazo fraternal.
- Gracias…
- No, de verdad… ¡les encantaste!- culminó con sinceridad.
- ¿Y eso amerita que me pueda ir temprano?- preguntó aprovechando un poco la situación, mientras inconscientemente miraba a la rubia. Fred pareció entender las palabras no dichas.
- Sí, pero antes debo decirte dos cosas: la primera es el nombre de tu guapa novia- dijo sonriendo mientras miraba a Quinn; tanto ella como Santana le imitaron el gesto.
- Se llama Quinn, pero no es mi chica- dijo con tono divertido.
- Aún…- intervino la rubia, mirando directamente a Fred. Santana giró incrédula, para encontrarse con la sonrisa traviesa de su amiga.
- Bien, esto se pone interesante- bromeó el chico- así que antes de quitarte más tiempo te diré que la segunda condición para que puedas irte es que te lleves contigo esta preciosa botella- dijo mientras caminaba con dirección a la vitrina clásica donde guardaba con toda confianza algunas cosas de valor o que significaran algo especial para él o para todos los chicos que trabajaban en su equipo. Al llegar ahí, abrió con una llave plateada y finalmente sacó una botella de vino tinto que estaba cerrada y resplandeciente. Le sonrió como si con esto se estuviera despidiendo de ella y finalmente caminó hasta donde estaba la morena, para luego ponerla en sus manos.
- ¿Te volviste loco?- preguntó incrédula la morena, luego de examinar el recipiente.-¡Esta cosecha es fenomenal!- culminó.
- Por eso mismo quiero regalársela a mi nueva estrella- dijo guiñando el ojo como siempre lo hacía cuando se dirigía a Santana.- Y ahora será mejor que te la lleves antes de que me arrepienta.- bromeó.
- Está bien- respondió con una sonrisa idéntica a la que se dibujaba en el rostro de la rubia.- ¡Nos vemos mañana!
- Claro que no… Debes descansar…Nos vemos hasta el Miércoles- pidió amablemente.
- Muy bien, ¡gracias en serio!- dijo para luego salir del brazo de su acompañante. Una vez que estuvieron fuera del lugar, esperaron por unos minutos y abordaron un taxi que las llevó hasta el apartamento que la morena rentaba por una cantidad bastante considerada, tomando en cuenta la ubicación del lugar y la cercanía que este tenía con su sitio de trabajo. Todo el camino transcurrió en silencio, pero no era incomodidad, sino más bien de esos silencios finos que solo puede haber entre dos personas que son cómplices en algo. Era de esos silencios que hablaban más que cualquier palabra.
Una vez que pisaron la duela del apartamento, Santana se adelantó un poco.
- Ponte cómoda- invitó mientras miraba el sillón. Entendiendo el mensaje, la rubia obedeció y se sentó sobre el mueble color beige que era parte de la sala, para luego quitarse el abrigo que la había protegido del frío.
- Tu departamento es bello- halagó luego de darle un vistazo al sitio.
- No es lo más bello de esta noche- respondió con voz lejana desde la cocina, logrando arrancarle una sonrisa amplia. Instantes después, Santana se encontraba cerca de ella, dándole una copa del vino tinto que le habían regalado y quedándose una ella misma.
- Quiero brindar por ti- se apresuró a decir la rubia, alzando la copa.- Por el éxito de esta noche y por el que viene después de esto- culminó guiñándole el ojo. Santana respondió la acción chocando la copa y sonriéndole.
- Francamente me sorprendió mucho verte en el camerino. No me imaginaba que siquiera estuvieras enterada.- soltó para luego ella misma quitarse su abrigo.
- Tiene lógica lo que dices, tomando en cuenta que no me invitaste- medio reclamó.- Pero afortunadamente tienes amigos, ¿cómo decirlo?... Muy… “Comunicativos”… En cuanto vi el email de Rachel supe que quería presenciar tu primera actuación “formal” en esto que es para lo que realmente naciste- dijo con simpleza.
- Me alegra mucho que hayas venido- respondió con sinceridad.- Fred me dio una oportunidad fascinante y no pienso desaprovecharla- comentó finalmente con convicción.
- Y hablando de Fred… ¿No te has dado cuenta de que babea por ti?- preguntó finalmente. Santana sonrió.
- No es verdad- trató de defenderse- y aunque lo fuera, él sabe desde hace tiempo que los hombres no son lo mío.- aseguró.
- ¿Y qué es lo tuyo?- preguntó mientras sus ojos claros la examinaban de la forma en que sabía que podía desarmar a cualquiera.
- Las mujeres de ojos hermosos- aseguró, tomando un trago de su copa y sin romper el contacto visual que se había establecido. Ambas dibujaron una sonrisa que, aunque hubieran querido, era imposible de disimular.
Quinn se acercó un poco a ella. Tenía la intención de volver a huir, pero algo en el fuego de los ojos de Santana se lo impidió definitivamente; sus labios se quedaron atrapados, juntos. Santana mordió un poco con su delicadeza femenina, logrando hacer que ambas estremecieran. Gracias a esto, comenzó una llama que no podían ni querían apagar. Los besos continuaron por unos minutos, pero luego comenzaron a ser insuficientes, por lo que se hicieron acompañar por caricias que estaba fuera de control, a tal grado que de un instante a otro, la ropa que estorbaba desapareció. Las manos de Santana eran tan ágiles en ese momento que parecían estar haciendo alguna especie de arte oculto. La acción le fue retribuida casi al instante, pero mientras Quinn trataba de emparejar un poco la situación, la morena aprovechó para comenzar con una tarea que planeó desde el momento en que sus miradas se cruzaron en el camerino; comenzó a besar su pecho de manera tierna, mientras su mano derecha le acariciaba con suavidad el cuello, y la izquierda comenzaba a perderse en su entrepierna, logrando que la rubia se estremeciera y soltara un pequeño suspiro de “aprobación” que sin duda las invitó a seguir… durante toda la noche. Luego de la primera vez en que cayeron vencidas por el placer, Quinn la miró mientras curvaba la perversa sonrisa que ya comenzaba a ser tan familiar entre ellas.
- ¿No me llevarás a conocer tu habitación?- preguntó apenas recuperó el aliento.
- Claro- aceptó Santana, recogiendo sin revisar bien la ropa que se encontraba en el suelo. Luego de esto, ambas llegaron hasta la recámara, donde comenzaron de nuevo con aquel juego.
Unas horas después, habían perdido por completo la noción de todas las veces que su cuerpo se tensó, húmedo, para luego relajarse y entregarse por completo al placer recién sentido. Lucían exhaustas a pesar de la radiante sonrisa en su rostro. Al no poder más, entraron en un profundo sueño en el que inconscientemente se abrazaban, pero como la morena no acostumbraba a dormir así, se zafó sin despertarla en los últimos minutos de la madrugada.
Los rayos del sol indicaban que hacía tiempo la mañana había llegado. La morena abrió los ojos lentamente, sintiéndose observada. Para cuando terminó de enfocar su vista, se encontró directamente con los ojos de Quinn, quien le sonreía al tiempo en que sus dedos “escalaban” por su hombro desnudo.
- Buenos días- le dijo con la sensualidad impregnada en el tono ronco de su voz.
- Buenos días- respondió desperezándose con femineidad. La rubia la miró durante unos segundos más y sonrió. – Dime en qué estás pensando- pidió al darse cuenta de que aquella sonrisa era un poco diferente a la que tenía siempre.
- Es que… El día del baile de graduación, cuando cantábamos “Take my breath away” y yo me levanté ahí, delante de todos, luego de lo que me pasó… Tú me tomaste por la cintura de una forma que no sé como describir; era dulce y protectora, pero al mismo tiempo fue tan sensual… Por una fracción de segundo pasó por mi cabeza besarte. – Confesó- Luego en la boda-no-boda de Mr. Shue… Pues sabemos lo que pasó… Y por último ayer-hoy… ¿Te das cuenta de que todas las veces que quise acostarme contigo, o que lo hice tenías puesto un sensual y diferente vestido rojo?- preguntó para que luego ambas se rieran abiertamente.
- Es verdad- dijo aún un poco halagada de que haya notado aquel detalle.- Eso puede significar dos cosas: que debo de cambiar la elección de ropa… O que debes de pensar menos a menudo en tener sexo conmigo- bromeó.
- ¿Y tú cuál prefieres?- preguntó para luego acercarse a ella y quedar a muy poca distancia de su boca.
- Ir de compras lo antes posible- le respondió con media sonrisa, para luego besarla. Cuando las caricias comenzaban a estar presentes de nuevo y ya estaban encaminadas a lo mismo que las tenía desnudas sobre esa cama, escucharon que el timbre del apartamento sonó.- ¡Rayos!- dijo mientras ambas se separaban un poco impresionadas.
- ¿Quién puede ser?...
- Seguramente Rachel y Kurt… ¡Maldición!
- Que inoportunos- se quejó un poco.
- Lo sé… No te pueden ver desnuda en mi cama…
- ¡Ya sé! ¿Qué hago?- preguntó medio nerviosa, para darle paso nuevamente al sonido del timbre.
- Eh…- pensó- Ya sé; entra a ducharte. Yo me encargo del resto.
- ¿Segura?- preguntó ya levantada y con la sábana cubriéndole el cuerpo.
- Sí, ve…- dijo antes de que nuevamente escucharan el timbre. La rubia obedeció, mientras Santana se vistió rápidamente con un pants y una playera holgada. Luego se amarró el cabello y salió a prisa. Al abrir la puerta, en efecto estaban Rachel y Kurt, algo impacientes e incrédulos de notar su ropa.
- Olvidaste que pasaríamos por ti, ¿verdad?- reclamó el chico.
- Lo siento, lo siento- se disculpó. Ellos entraron y se sentaron en la sala. Rachel vio el vino abierto y las dos copas, por lo que sin tener la intención de contenerse, comenzó a interrogar.
- ¿Cómo se llama la chica?- preguntó directamente con una sonrisa, como si la hubiera descubierto en alguna travesura.
- No es una chica…
- ¿Estás saliendo con hombres?- preguntaron incrédulos.
- ¡Claro que no!- respondió con una mueca de asco.
- ¿Entonces?...
- Es decir… Si vino una chica, pero no es lo que ustedes se imaginan- se defendió- Solo era Quinn, ustedes mismos la vieron ayer… Nos tomamos una copa y luego fuimos a dormir, solo eso.- mintió.
- Ah vaya… Sí, tomando en cuenta que era Quinn no creo que se hayan acostado o algo por el estilo- bromeó. Santana sonrió con cierto nerviosismo, pero ninguno de sus amigos lo notó.
- No, claro que no- sonrió.- ¿Quieren algo de tomar?- preguntó cambiando un poco el tema. Ambos pidieron un vaso de agua. La morena llenó los vasos de agua en la cocina y cuando salió para entregárselos, notó que Kurt miraba directamente y con una graciosa cara de asco el sujetador de Quinn, que se encontraba debajo del sillón.
- Esta es la razón por la que no quise vivir contigo, Santana- dijo aún mirándolo pero sin atreverse a tocarlo.
- ¡Lo siento!- dijo apresurada para poner los vasos en la mesa de centro y ella misma recogerlo- Esto no fue obra mía, sino de Snixx.- bromeó. Platicaron por algunos minutos, y justo cuando ella se despedía para ir a ducharse, Quinn salió del pasillo, en toalla.
- ¡Hola, chicos!- dijo naturalmente.- ¿Listos para ir a desayunar?
- Sí… Y espero que nos acompañes… Lo harás, ¿verdad?- preguntó.
- Si no hay problema, claro que sí.
- Bueno… Entonces ahora solo hay que esperar a que Santana esté lista- medio reclamó.
- No te preocupes, yo me encargo de presionarla- respondió la rubia riendo.- Santana… ¿Me puedes prestar algo de ropa?... No sé, solo unos jeans y una blusa…- sugirió con una mirada cómplice que solamente ellas pudieron comprender.
- Claro… Vamos.- le respondió, para luego ir hacia la habitación. Al llegar, cerraron la puerta solo como precaución.- Mira- le dijo la morena mientras le mostraba el brassier.- Lo vio Kurt, estaba justo debajo del sillón.
- ¿Y qué le dijiste?- preguntó medio asustada.
- Que es mío, por supuesto- aseguró.
- Gracias por mentir por mí- dijo para luego besarla profundamente.
- De hecho no mentí- dijo sonriéndole mientras la arrinconaba en la pared y le besaba el cuello.
- Explícame eso- pidió a su oído en un susurro.
- La nota que me dejaste en el hotel- recordó- Quise entender que me prometiste que también podía quedarme con este- dijo y luego le besó el lóbulo de la oreja, haciéndola estremecer.
- Está bien, puedes quedártelo- declaró pícaramente y con la respiración algo alterada.
- Gracias…Iré a bañarme, nos espera un rico desayuno con los gemelos maravilla- bromeó- Puedes tomar lo que quieras del clóset y de aquel cajón- dijo señalando hacia un mueble cercano a la ventana, para luego comenzar a caminar hacia el baño, dejando caer prenda por prenda. La rubia tuvo ganas de ir tras ella, pero sabía que de hacerlo, no saldrían de la habitación en unas horas, por lo que conteniendo su deseo, se limitó a observarla mientras sostenían el vínculo casi indestructible de la tentación.
CONTINUARÁ…
Les agradezco mucho por sus comentarios, y les dejo el tercer capítulo, esperando que les guste.
En cuanto me entreguen mi laptop prometo subir capítulos con más frecuencia. Lindo fin de semana, y recuerden que siempre es lindo leer lo que responden :)
Capítulo 3
Supo al instante lo que debía de hacer. Recogió los ramos de flores que le habían regalado esa noche y salió tras la rubia, quien parecía realmente ansiosa por llegar al apartamento, pues caminaba esquivando personas por todo el lugar.
- Permíteme un momento- la detuvo en cuanto por fin logró alcanzarla, sosteniéndola suavemente del hombro. Quinn se detuvo y en cuanto hizo esto, Santana la dirigió de nuevo entre la gente, hasta llegar a un pasillo donde lo primero a la vista era una puerta que daba directamente a la oficina de Fred, donde entraron. Él se encontraba sentado detrás de su escritorio, revisando unos papeles que dejó sobre él al instante en que notó la compañía de las chicas.
- ¡Fuiste un éxito!- le soltó a Santana antes de levantarse y darle un abrazo fraternal.
- Gracias…
- No, de verdad… ¡les encantaste!- culminó con sinceridad.
- ¿Y eso amerita que me pueda ir temprano?- preguntó aprovechando un poco la situación, mientras inconscientemente miraba a la rubia. Fred pareció entender las palabras no dichas.
- Sí, pero antes debo decirte dos cosas: la primera es el nombre de tu guapa novia- dijo sonriendo mientras miraba a Quinn; tanto ella como Santana le imitaron el gesto.
- Se llama Quinn, pero no es mi chica- dijo con tono divertido.
- Aún…- intervino la rubia, mirando directamente a Fred. Santana giró incrédula, para encontrarse con la sonrisa traviesa de su amiga.
- Bien, esto se pone interesante- bromeó el chico- así que antes de quitarte más tiempo te diré que la segunda condición para que puedas irte es que te lleves contigo esta preciosa botella- dijo mientras caminaba con dirección a la vitrina clásica donde guardaba con toda confianza algunas cosas de valor o que significaran algo especial para él o para todos los chicos que trabajaban en su equipo. Al llegar ahí, abrió con una llave plateada y finalmente sacó una botella de vino tinto que estaba cerrada y resplandeciente. Le sonrió como si con esto se estuviera despidiendo de ella y finalmente caminó hasta donde estaba la morena, para luego ponerla en sus manos.
- ¿Te volviste loco?- preguntó incrédula la morena, luego de examinar el recipiente.-¡Esta cosecha es fenomenal!- culminó.
- Por eso mismo quiero regalársela a mi nueva estrella- dijo guiñando el ojo como siempre lo hacía cuando se dirigía a Santana.- Y ahora será mejor que te la lleves antes de que me arrepienta.- bromeó.
- Está bien- respondió con una sonrisa idéntica a la que se dibujaba en el rostro de la rubia.- ¡Nos vemos mañana!
- Claro que no… Debes descansar…Nos vemos hasta el Miércoles- pidió amablemente.
- Muy bien, ¡gracias en serio!- dijo para luego salir del brazo de su acompañante. Una vez que estuvieron fuera del lugar, esperaron por unos minutos y abordaron un taxi que las llevó hasta el apartamento que la morena rentaba por una cantidad bastante considerada, tomando en cuenta la ubicación del lugar y la cercanía que este tenía con su sitio de trabajo. Todo el camino transcurrió en silencio, pero no era incomodidad, sino más bien de esos silencios finos que solo puede haber entre dos personas que son cómplices en algo. Era de esos silencios que hablaban más que cualquier palabra.
Una vez que pisaron la duela del apartamento, Santana se adelantó un poco.
- Ponte cómoda- invitó mientras miraba el sillón. Entendiendo el mensaje, la rubia obedeció y se sentó sobre el mueble color beige que era parte de la sala, para luego quitarse el abrigo que la había protegido del frío.
- Tu departamento es bello- halagó luego de darle un vistazo al sitio.
- No es lo más bello de esta noche- respondió con voz lejana desde la cocina, logrando arrancarle una sonrisa amplia. Instantes después, Santana se encontraba cerca de ella, dándole una copa del vino tinto que le habían regalado y quedándose una ella misma.
- Quiero brindar por ti- se apresuró a decir la rubia, alzando la copa.- Por el éxito de esta noche y por el que viene después de esto- culminó guiñándole el ojo. Santana respondió la acción chocando la copa y sonriéndole.
- Francamente me sorprendió mucho verte en el camerino. No me imaginaba que siquiera estuvieras enterada.- soltó para luego ella misma quitarse su abrigo.
- Tiene lógica lo que dices, tomando en cuenta que no me invitaste- medio reclamó.- Pero afortunadamente tienes amigos, ¿cómo decirlo?... Muy… “Comunicativos”… En cuanto vi el email de Rachel supe que quería presenciar tu primera actuación “formal” en esto que es para lo que realmente naciste- dijo con simpleza.
- Me alegra mucho que hayas venido- respondió con sinceridad.- Fred me dio una oportunidad fascinante y no pienso desaprovecharla- comentó finalmente con convicción.
- Y hablando de Fred… ¿No te has dado cuenta de que babea por ti?- preguntó finalmente. Santana sonrió.
- No es verdad- trató de defenderse- y aunque lo fuera, él sabe desde hace tiempo que los hombres no son lo mío.- aseguró.
- ¿Y qué es lo tuyo?- preguntó mientras sus ojos claros la examinaban de la forma en que sabía que podía desarmar a cualquiera.
- Las mujeres de ojos hermosos- aseguró, tomando un trago de su copa y sin romper el contacto visual que se había establecido. Ambas dibujaron una sonrisa que, aunque hubieran querido, era imposible de disimular.
Quinn se acercó un poco a ella. Tenía la intención de volver a huir, pero algo en el fuego de los ojos de Santana se lo impidió definitivamente; sus labios se quedaron atrapados, juntos. Santana mordió un poco con su delicadeza femenina, logrando hacer que ambas estremecieran. Gracias a esto, comenzó una llama que no podían ni querían apagar. Los besos continuaron por unos minutos, pero luego comenzaron a ser insuficientes, por lo que se hicieron acompañar por caricias que estaba fuera de control, a tal grado que de un instante a otro, la ropa que estorbaba desapareció. Las manos de Santana eran tan ágiles en ese momento que parecían estar haciendo alguna especie de arte oculto. La acción le fue retribuida casi al instante, pero mientras Quinn trataba de emparejar un poco la situación, la morena aprovechó para comenzar con una tarea que planeó desde el momento en que sus miradas se cruzaron en el camerino; comenzó a besar su pecho de manera tierna, mientras su mano derecha le acariciaba con suavidad el cuello, y la izquierda comenzaba a perderse en su entrepierna, logrando que la rubia se estremeciera y soltara un pequeño suspiro de “aprobación” que sin duda las invitó a seguir… durante toda la noche. Luego de la primera vez en que cayeron vencidas por el placer, Quinn la miró mientras curvaba la perversa sonrisa que ya comenzaba a ser tan familiar entre ellas.
- ¿No me llevarás a conocer tu habitación?- preguntó apenas recuperó el aliento.
- Claro- aceptó Santana, recogiendo sin revisar bien la ropa que se encontraba en el suelo. Luego de esto, ambas llegaron hasta la recámara, donde comenzaron de nuevo con aquel juego.
Unas horas después, habían perdido por completo la noción de todas las veces que su cuerpo se tensó, húmedo, para luego relajarse y entregarse por completo al placer recién sentido. Lucían exhaustas a pesar de la radiante sonrisa en su rostro. Al no poder más, entraron en un profundo sueño en el que inconscientemente se abrazaban, pero como la morena no acostumbraba a dormir así, se zafó sin despertarla en los últimos minutos de la madrugada.
Los rayos del sol indicaban que hacía tiempo la mañana había llegado. La morena abrió los ojos lentamente, sintiéndose observada. Para cuando terminó de enfocar su vista, se encontró directamente con los ojos de Quinn, quien le sonreía al tiempo en que sus dedos “escalaban” por su hombro desnudo.
- Buenos días- le dijo con la sensualidad impregnada en el tono ronco de su voz.
- Buenos días- respondió desperezándose con femineidad. La rubia la miró durante unos segundos más y sonrió. – Dime en qué estás pensando- pidió al darse cuenta de que aquella sonrisa era un poco diferente a la que tenía siempre.
- Es que… El día del baile de graduación, cuando cantábamos “Take my breath away” y yo me levanté ahí, delante de todos, luego de lo que me pasó… Tú me tomaste por la cintura de una forma que no sé como describir; era dulce y protectora, pero al mismo tiempo fue tan sensual… Por una fracción de segundo pasó por mi cabeza besarte. – Confesó- Luego en la boda-no-boda de Mr. Shue… Pues sabemos lo que pasó… Y por último ayer-hoy… ¿Te das cuenta de que todas las veces que quise acostarme contigo, o que lo hice tenías puesto un sensual y diferente vestido rojo?- preguntó para que luego ambas se rieran abiertamente.
- Es verdad- dijo aún un poco halagada de que haya notado aquel detalle.- Eso puede significar dos cosas: que debo de cambiar la elección de ropa… O que debes de pensar menos a menudo en tener sexo conmigo- bromeó.
- ¿Y tú cuál prefieres?- preguntó para luego acercarse a ella y quedar a muy poca distancia de su boca.
- Ir de compras lo antes posible- le respondió con media sonrisa, para luego besarla. Cuando las caricias comenzaban a estar presentes de nuevo y ya estaban encaminadas a lo mismo que las tenía desnudas sobre esa cama, escucharon que el timbre del apartamento sonó.- ¡Rayos!- dijo mientras ambas se separaban un poco impresionadas.
- ¿Quién puede ser?...
- Seguramente Rachel y Kurt… ¡Maldición!
- Que inoportunos- se quejó un poco.
- Lo sé… No te pueden ver desnuda en mi cama…
- ¡Ya sé! ¿Qué hago?- preguntó medio nerviosa, para darle paso nuevamente al sonido del timbre.
- Eh…- pensó- Ya sé; entra a ducharte. Yo me encargo del resto.
- ¿Segura?- preguntó ya levantada y con la sábana cubriéndole el cuerpo.
- Sí, ve…- dijo antes de que nuevamente escucharan el timbre. La rubia obedeció, mientras Santana se vistió rápidamente con un pants y una playera holgada. Luego se amarró el cabello y salió a prisa. Al abrir la puerta, en efecto estaban Rachel y Kurt, algo impacientes e incrédulos de notar su ropa.
- Olvidaste que pasaríamos por ti, ¿verdad?- reclamó el chico.
- Lo siento, lo siento- se disculpó. Ellos entraron y se sentaron en la sala. Rachel vio el vino abierto y las dos copas, por lo que sin tener la intención de contenerse, comenzó a interrogar.
- ¿Cómo se llama la chica?- preguntó directamente con una sonrisa, como si la hubiera descubierto en alguna travesura.
- No es una chica…
- ¿Estás saliendo con hombres?- preguntaron incrédulos.
- ¡Claro que no!- respondió con una mueca de asco.
- ¿Entonces?...
- Es decir… Si vino una chica, pero no es lo que ustedes se imaginan- se defendió- Solo era Quinn, ustedes mismos la vieron ayer… Nos tomamos una copa y luego fuimos a dormir, solo eso.- mintió.
- Ah vaya… Sí, tomando en cuenta que era Quinn no creo que se hayan acostado o algo por el estilo- bromeó. Santana sonrió con cierto nerviosismo, pero ninguno de sus amigos lo notó.
- No, claro que no- sonrió.- ¿Quieren algo de tomar?- preguntó cambiando un poco el tema. Ambos pidieron un vaso de agua. La morena llenó los vasos de agua en la cocina y cuando salió para entregárselos, notó que Kurt miraba directamente y con una graciosa cara de asco el sujetador de Quinn, que se encontraba debajo del sillón.
- Esta es la razón por la que no quise vivir contigo, Santana- dijo aún mirándolo pero sin atreverse a tocarlo.
- ¡Lo siento!- dijo apresurada para poner los vasos en la mesa de centro y ella misma recogerlo- Esto no fue obra mía, sino de Snixx.- bromeó. Platicaron por algunos minutos, y justo cuando ella se despedía para ir a ducharse, Quinn salió del pasillo, en toalla.
- ¡Hola, chicos!- dijo naturalmente.- ¿Listos para ir a desayunar?
- Sí… Y espero que nos acompañes… Lo harás, ¿verdad?- preguntó.
- Si no hay problema, claro que sí.
- Bueno… Entonces ahora solo hay que esperar a que Santana esté lista- medio reclamó.
- No te preocupes, yo me encargo de presionarla- respondió la rubia riendo.- Santana… ¿Me puedes prestar algo de ropa?... No sé, solo unos jeans y una blusa…- sugirió con una mirada cómplice que solamente ellas pudieron comprender.
- Claro… Vamos.- le respondió, para luego ir hacia la habitación. Al llegar, cerraron la puerta solo como precaución.- Mira- le dijo la morena mientras le mostraba el brassier.- Lo vio Kurt, estaba justo debajo del sillón.
- ¿Y qué le dijiste?- preguntó medio asustada.
- Que es mío, por supuesto- aseguró.
- Gracias por mentir por mí- dijo para luego besarla profundamente.
- De hecho no mentí- dijo sonriéndole mientras la arrinconaba en la pared y le besaba el cuello.
- Explícame eso- pidió a su oído en un susurro.
- La nota que me dejaste en el hotel- recordó- Quise entender que me prometiste que también podía quedarme con este- dijo y luego le besó el lóbulo de la oreja, haciéndola estremecer.
- Está bien, puedes quedártelo- declaró pícaramente y con la respiración algo alterada.
- Gracias…Iré a bañarme, nos espera un rico desayuno con los gemelos maravilla- bromeó- Puedes tomar lo que quieras del clóset y de aquel cajón- dijo señalando hacia un mueble cercano a la ventana, para luego comenzar a caminar hacia el baño, dejando caer prenda por prenda. La rubia tuvo ganas de ir tras ella, pero sabía que de hacerlo, no saldrían de la habitación en unas horas, por lo que conteniendo su deseo, se limitó a observarla mientras sostenían el vínculo casi indestructible de la tentación.
CONTINUARÁ…
LyubovSantana* - Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 14/08/2013
Edad : 34
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Como nadie se imagina que ellas están juntas XD amo Quintana <3
Hasta la próxima actualización. ^^
Hasta la próxima actualización. ^^
Invitado- Invitado
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Excelenteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee♥Lo ame *-* sigue asi
Nox**** - Mensajes : 163
Fecha de inscripción : 21/02/2013
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Woow!! Geniaal!! Re contra amo a estas chicas!! Me super encanto y fascino este cap.
por favorcitoo actualizaa prontoo. Saludos ^-^
por favorcitoo actualizaa prontoo. Saludos ^-^
Invitado- Invitado
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Hola :)
Lo siento por tardar tanto en subir la continuación, pero no había podido escribir...
En fin, les dejo el siguiente capítulo, las cosas se están poniendo buenas... Ni se imaginan lo que viene. Muajajaja.
Gracias a quienes comentan, ojalá más personas lo hicieran ;)
Capítulo 4
Luego de que ambas estuvieron arregladas, salieron junto con los otros dos chicos y abordaron un taxi que los llevó, por instrucciones de Rachel, hasta un café en el centro al cual asistían constantemente. Todas insistieron en que Kurt se sentara junto a la judía, pues era justo ese sitio el que quedaba de frente a un atlético chico que no dejaba de mirarlo y de sonreírle. Santana y Quinn quedaron juntas, cosa que la rubia aprovechó durante unos momentos en que, discretamente, pasaba su mano por la pierna semi-descubierta de la otra chica, quien con mucha dificultad lograba disimular las sensaciones que aquella caricia le causaba en todo su cuerpo.
- Ya me di cuenta de lo que están haciendo- dijo Kurt mientras las miraba directamente. De inmediato Quinn y Santana se separaron un poco, sobresaltadas ante esas palabras.
- ¿Eh?- alcanzó a titubear la morena.
- Que ya me di cuenta… Ustedes me dejaron delante de este chico para que pudiera verlo y así piensan que voy a superar lo de Blane, pero están muy equivocadas- dijo para luego mirar a Rachel. Quinn sonrió y luego volvió a hacer lo que había comenzado, pero en ese momento llegó el mesero para dejar la carta y tuvo que detenerlo nuevamente. Una vez que tuvieron claro que ordenarían, la morena se levantó.
- Iré a pedirlo a la barra, es un poco más rápido, y por alguna razón me muero de hambre- sugirió mientras miraba a la rubia.
- Te acompaño… No sé como sea aquí, pero quiero verificar que le pongan la crema correcta a mi café- mintió mientras también se levantaban. Rachel las miró por un momento, pero luego simplemente asintió y comenzó a platicar con Kurt.
Santana y Quinn se alejaron caminando, y para cuando estuvieron lejos del alcance de las miradas, la rubia tomó a la otra chica de la mano.
- ¿Entonces no sabes por qué tienes hambre?- preguntó riéndose.
- Claro que lo sé, pero no es como que quiera que los Santos sepan para que nos den un sermón…
- Lo sé, pero… - dijo, sin embargo se quedó callada.
- ¿Pero qué?...
- Nada- compuso antes de caminar más rápido.
- Dime. Sabes que me lo puedes decir.- aseguró deteniéndose y jalándola con suavidad. La rubia se detuvo justo delante de ella y la miró a los ojos.
- Solo se me había ocurrido preguntar qué haríamos si esto pasaba a más y después era imposible de ocultar- dijo al inicio con seguridad, pero gradualmente esta fue desapareciendo, mientras sus ojos claros miraban poco a poco hacia otro sitio. Santana se sorprendió al grado de quedarse sin palabras durante unos segundos.
- Ya veremos- dijo después de darse cuenta de que la rubia estaba un poco decepcionada.- Mientras nosotras estemos bien con lo que tenemos… Lo que sea que tenemos… Los demás se pueden ir al carajo- aseguró. Quinn la volvió a mirar directamente y luego sonrió.
- Ese es el tipo de respuesta que esperaba- aseguró sonriendo más ampliamente para luego irse hasta la barra. Santana suspiró. Estaba un poco confundida, ¿qué era esa reacción?... Pensó en un inicio que nada de lo que estaba sucediendo iba a involucrar sentimiento para alguna de las dos, y se mantuvo a la distancia prudente para evitar caer en eso, pero… ¿Y si el razonamiento de Quinn era correcto? ¿Y si se daba algo más que la aventura que hasta el momento mantenían?... Durante unos segundos se quedó contemplándola a la distancia… Era realmente hermosa. Luego de unos pasos la alcanzó y en el tiempo que estuvieron en la barra no hablaron demasiado. Luego volvieron con las charolas de comida hasta la mesa y entre los cuatro comenzaron a desayunar. Al terminar, Kurt se sonrojó sin poder ocultárselo al resto de las chicas, pues el joven que lo estaba viendo desde que arribaron a aquel sitio alzó su taza de café mientras le dirigía una mirada de coquetería innegable.
- Basta, basta- dijo Santana para luego levantarse e ir directamente hacia aquella mesa. Fue hasta ese momento que notó que aquel chico no se encontraba solo; una rubia de mirada espectacular lo acompañaba mientras se reía por las ocurrencias de su amigo.- Hola…- dijo luego de sonreírles a ambos.
- Hola- respondió la chica, mirándola directamente a los ojos.
- Hola- también respondió el chico, quien se encontraba ligeramente ruborizado.
- Perdón que venga a su mesa, pero creo que si deseas hablarle a mi amigo sería bueno que lo hicieras de cerca, ¿no crees?- preguntó haciéndole un gesto gracioso.
- Es verdad- aceptó el chico- Pero por otro lado, es bueno que vinieras…
- ¿Por qué?- preguntó entonces.
- Porque igual que yo he estado coqueteándole un buen rato a tu amigo, Alice quería ir por ti desde hace rato, pero quedaste de espaldas a ella y no ha encontrado el valor de ir por ti- dijo mirando a la rubia junto a él, quien en ese momento sonrió y se ruborizó al doble de ambos chicos.
- Bien… Pues… Hagamos algo; voy por mi amigo y volvemos…
- No… En realidad prefiero ir por él… Tú solo quédate aquí con Alice y no te preocupes- le dijo mientras se levantaba y comenzaba a caminar, sin darle oportunidad de siquiera reaccionar. Luego de unos segundos, Santana reaccionó y se sentó junto a la rubia, sin tener el valor de irse corriendo ni la mala educación de dejarla ahí sola.
- Disculpa a Thomas- dijo Alice después de unos segundos. – A veces es un poco atrabancado… Yo… Ni siquiera sabía si hablarte… No sé si tú… Bueno, ya sabes…- dijo mirando hacia la taza de café.
- ¿Si me gustan las chicas?- preguntó un poco divertida, haciéndose consciente de que aquella situación podría ser un poco divertida. Parte del interés de permanecer ahí fue ver la reacción de Quinn, que de vez en cuando volteaba a verla, un poco confundida con la situación.
- Sí…- respondió con algo de timidez. Santana giró por un momento la cabeza, y notó que Quinn las “vigilaba” desde su mesa, pero en cuanto sus miradas se cruzaron, la rubia se giró, como apenada de haber sido descubierta.
- Sí… Sí me gustan- aseguró. Luego de esas palabras, la plática comenzó a ser tan fluida que de vez en cuando se escuchaban unas risas sonoras provenientes de esa mesa, e incluso se alcanzaron a intercambiar los números telefónicos. Al paso de unos minutos, Santana giró la vista para buscar de nuevo a Quinn, solo para percatarse de que esta se encontraba levantándose y poniendo en la mesa algo de dinero. En cuanto la morena notó esto, se disculpó con Alice y le dijo que la veía después, que “estaban en contacto” y antes de que ella pudiera responder cualquier cosa, se levantó y caminó hasta la mesa, donde la rubia ya no estaba.
- ¿Y Quinn?- preguntó a Rachel mientras notaba que esta miraba divertida el cortejo que Thomas le hacía a Kurt.
- Ya se fue… No sé si se molestó por algo, pero de un momento a otro se levantó y dijo que nos veríamos después.
- ¡Rayos!- dijo sacando algo de dinero de su bolsa y poniéndolo en la mesa. - ¡Nos vemos después, Rachel!- dijo finalmente para ir corriendo tras la rubia, a quien alcanzó afuera del sitio. - ¡Espera!- le dijo tomándola de la cintura cuando la tuvo lo suficientemente cerca.
- ¿Qué pasa?- preguntó medio molesta, girando hacia ella. Cuando se miraron directamente a los ojos, la morena sintió una descarga en todo su cuerpo.
- Solo quiero saber porque te fuiste…- dijo cuando se recuperó un poco de aquella sensación.
- Bueno, es que todo mundo estaba ocupado y… Simplemente tengo otras cosas que hacer-apenas respondió para después tratar de seguir su camino, pero la mano de Santana la detuvo antes de que lo lograra.
- Y te ibas a ir sin despedirte de mí…- medio reclamó.
- Bueno, tú eras la mas ocupada de todos- aseguró. Santana comprendió inmediatamente y esto le dibujó una sonrisa amplia en el rostro.- Espero que tengas algo bueno que decirme acerca de esa sonrisa- dijo medio molesta, pero también contagiándose.
- Es que me parece que alguien está celosa… -sugirió. Quinn desvió la mirada sin decir nada- No tienes por qué estarlo- continuó la morena, mientras se aseguraba de tener suavidad al tocarle su barbilla y hacerla girar hacia ella. – Eres la única chica que me interesa- aseguró finalmente, en un ataque de dulzura que nunca se imaginó vivir, y logrando que ambas se quedaran sin palabras durante unos segundos.
- No estoy celosa- dijo finalmente, aunque su tono no fue muy convincente.
- Supongamos que te creo- respondió algo decepcionada de aquella afirmación, sobre todo luego de su declaración.- Pero de todos modos no te voy a dejar que te vayas sola, así que te llevaré a la estación del tren, ¿de acuerdo?
- Supongo que no me queda de otra- aceptó, aunque todavía algo molesta.
- Bien… Gracias- se limitó a decir mientras comenzaban a caminar juntas y luego de unos minutos abordaban un taxi que las llevaría hasta la estación de trenes. Una vez que estuvieron ahí, la rubia se dirigió directamente hacia la taquilla y compró el boleto del tren más próximo, que salía justo cinco minutos después, lo que les daba tiempo solamente de caminar hacia el sitio de abordaje.
- Gracias por acompañarme- dijo educadamente, aunque se le escuchaba seca.
- No hay de qué… Espero que llegues pronto a Lima. Muchas gracias a ti por haber venido a la presentación…
- Siempre es un gusto verte en el escenario- aseguró halagando.
- Gracias…
- Nos vemos…- se despidió sin siquiera tratar de hacerlo cálidamente.
- Quinn, espera…- pidió tomándola de la muñeca. La rubia giró y quedó delante de ella.
- ¿Qué pasa?...
- Solo quiero que sepas que estoy consciente de que hace rato fui una idiota. No sé en qué estaba pensando cuando me quedé platicando con aquella chica. Quizás solo quería ver tu reacción…- confesó. Para cuando se dio cuenta de lo que había dicho, ya era demasiado tarde, pues la rubia la miraba con sorpresa.
- Pues esta es mi reacción- dijo finalmente.- Escucha, Santana: sé que eres una de las mujeres más hermosas y eres tremendamente sensual; entiendo el magnetismo que tienes con las mujeres, pero ¿qué me dices de mí?... Sabes que también tengo ese poder de atracción con las personas, pero no por eso me tengo que conformar como una verdadera “patana” delante de ti… ¿Qué pretendías notar en mi reacción?... ¿Celos?...
- Quizás.
- Los celos se sienten solamente cuando hay un vínculo muy fuerte. Eres mi amiga desde hace años y ahora tenemos esta especie de romance, pero no te equivoques… Ninguna de las dos está enamorada.- soltó con rudeza.
- Tienes razón- admitió- entonces olvida lo que pasó hace rato. Si quieres que detengamos todo esto, podemos hacerlo y ya está. No quiero que estemos discutiendo por cosas sin sentido- respondió algo ofendida.
- Nunca hablé de dejarlo- replicó.
- Muy bien, entonces solamente no hay que hacer tonterías. No tiene caso el desgaste, sobre todo si no estamos enamoradas.- dijo en el mismo tono que Quinn había utilizado.
- ¿Sabes qué?... No quise decirlo así...- trató de disculparse al notar que lo que había dicho no era adecuado.
- No te preocupes, entendí perfectamente lo que quisiste decir y no hay problema por ello… Espero que nos podamos ver pronto- continuó mirando hacia el tren.
- Claro.- aceptó entendiendo la indirecta.
- Cuídate- dijo antes de darse la vuelta, pero esta vez fue Quinn la que hizo que quedaran de frente nuevamente, para luego darle un beso largo en la boca, que Santana respondió sin esfuerzo.
- También tú cuídate- dijo al finalizar, para simplemente darse la vuelta y abordar el tren. La morena se quedó ahí parada por unos instantes y luego simplemente sonrió. Toda la situación le parecía divertida, pero tuvo un pensamiento especialmente gracioso: “Ninguna está enamorada. Por el momento.”- pasó por su mente mientras volvía hasta la entrada de la central y elegía la opción de caminar hacia su casa, llena de pensamientos y de recuerdos que, aunque no lo planeara así, le causaban sensaciones deliciosas. Al llegar a su hogar, hizo un poco de ejercicio mientras escuchaba música. Por la tarde estuvo un gran tiempo en la computadora viendo vídeos graciosos y al llegar de la noche llegó hasta su cama, que claramente aguardaba un olor diferente: lo fresco y cítrico del perfume de Quinn se impregnaba en las sábanas, y daba una sensación tan placentera, que Santana se vio casi obligada a respirarlo durante varios minutos antes de quedarse dormida.
Poco menos de una semana había transcurrido desde ese momento. Durante todos esos días, entre sus ocupaciones (que ahora eran solamente la escuela, en la cual había logrado ingresar también al taller de canto y actuación gracias a su aumento de sueldo y su reducción de jornada), el ejercicio y algunas otras distracciones, la imagen del cuerpo desnudo de la rubia se hacía presente sin que pudiera evitarlo siquiera.
Esa mañana había decidido que no se ocuparía más que de descansar, ya que por la noche tendría su segunda presentación. Fred le había comentado que le mandaría a su hogar el vestuario que él, junto con el “socio misterioso” habían elegido como opción para la presentación, por lo cual recibirlo era el único pendiente real. A pesar de que se despertó poco después de medio día, inmediatamente se activó, se duchó y se vistió con algo de ropa informal, pensando que sería justo hasta la tarde o quizás hasta la noche que se arreglaría para su show. Se encontraba en su recámara, ordenando un poco, cuando se encontró entre la ropa que recién había recogido del centro de lavado, la prenda interior de Quinn. Sonrió. Durante ese tiempo no habían tenido comunicación. Santana pensó mandarle mensaje durante varios días, pero cuando estaba a punto de hacerlo, borraba todo lo escrito, pensando “Si ella no me busca, yo no lo haré”. A pesar de que era un poco decepcionante no saber de la rubia, el hecho de encontrar ahí la prenda le recordaba momentos que le fascinaba repasar en su mente. Justo cuando estaba cayendo en una especie de “trance” de erotismo, el ruido de su timbre la sacó de sus ideas. Un tanto extrañada, caminó hasta la sala y luego supuso que era la persona que Fred mandaría, por lo que se decidió a abrir la puerta sin mirar por el ojillo. Segundos después supo que fue una mala elección, pues entre confundida y contenta, notó que no era la persona que esperaba; delante de ella se encontraba una rubia de cuerpo espectacular y una tierna mirada clara que durante mucho tiempo la hizo derretirse en secreto. Acompañado a esto, había una sonrisa amplia que le daba más belleza de la que recordaba. Se quedó pasmada por la sorpresa y cuando finalmente pudo reaccionar, la invitó a pasar.
- Hola…- saludó la rubia, quien se notaba algo nerviosa. La voz le temblaba ya que se encontraba completamente mojada, pues fuera había una lluvia tremenda.
- ¡Britt! ¡Hola!... Yo… Eh… Wow…
- No es precisamente la bienvenida que esperaba- reclamó en tono de broma, mientras se lanzaba a los brazos de Santana y la estrechaba con verdadera emoción. La morena se dejó llevar por esa sensación sin importar que también se estuviera mojando.
- ¡Me alegra verte! ¿Qué haces aquí?...- preguntaba mientras la abrazaba nuevamente.
- Rachel me contó lo de tu nuevo empleo. Deja que te diga que me ofendió un poco que no me avisaras, me hubiera gustado estar presente… Pero ya que no se pudo la semana pasada quise venir ahora, espero que no te moleste que haya llegado sin invitación- dijo como disculpándose.
- Claro que no… Pero pasa, por favor. Estás empapada, necesitas cambiarte y darte una ducha, no quiero que te enfermes- pidió señalando hacia el pasillo que daba directamente hasta las habitaciones. La rubia la siguió inmediatamente cuando Santana comenzó a caminar y abrió la puerta de su recámara.
- Vaya que llueve…- comentó mientras se comenzaba a quitar su abrigo, parada al borde de la cama de la morena, mientras esta buscaba prendas en su clóset. Una vez que tuvo un par de cosas para la rubia, giró para dárselas, encontrándose con un cuerpo precioso y casi descubierto, que parecía casi artístico. Por unos segundos su vista se quedó clavada ahí, sin que pudiera evitarlo. Brittany lo notó, pero lejos de molestarse, permitió que su cara gesticulara de una forma muy sensual y luego comenzó a caminar hacia la morena, quien seguía inmóvil. Cuando estuvieron a muy poca distancia, la rubia terminó el espacio entre ellas y sin decir una sola palabra, comenzaron a besarse de una forma que daba a entender que ambas habían extrañado demasiado aquel contacto. Continuaron con los labios entendiéndose y luego todo fue automático; las manos de Santana recorrían con delicadeza y desesperación aquel cuerpo, mientras las de Brittany se enredaban en el cuello de la morena. Las respiraciones comenzaban a entrecortarse, mientras inconscientemente las chicas habían llegado hasta la cama, donde tumbadas continuaron con las caricias. Brittany estaba por quitarse el sujetador, cuando la imagen de Quinn irrumpió sin invitación a la mente de Santana, lo cual la hizo detenerse por completo.
- Espera- pidió mientras se alejaba un poco. La rubia la miró confundida, pero se detuvo tratando de normalizar sus latidos.
- ¿Qué sucede?- preguntó.
- No podemos… Tú… Estás con Sam y… No podemos.- se justificó rápidamente.
- Tontita- comenzó, tratando de acercarse de nuevo y besándola suavemente- No estoy con Sam desde que entré al MIT. Acordamos que sería lo mejor porque yo no soportaría de nuevo la distancia… Tiene un par de meses que de hecho ni siquiera sé de él- aseguró. Santana sintió una repentina alegría y se disponía a continuar, pero imaginó la mirada de Quinn nuevamente y se detuvo de nuevo.
- No, Britt… Espera.- dijo en un tono más firme, levantándose de la cama y apartándose un poco de ella.
- Tú si estás con alguien, ¿verdad?- preguntó medio triste.
- Eh…
- Santana, no sé si en este momento aún tengo ese privilegio, pero recuerda que fui tu mejor amiga durante mucho tiempo… Te conozco más de lo que lo haces tú misma… Muchas personas podrán pensar que eres casi una “piedra”, pero sé que no es así. Eres la persona más leal que conozco… Sé que si estás comportándote así es porque ya estás con alguien más- dedujo. La morena se quedó pasmada por un instante.
- No estoy con nadie- aseguró.
- No, pero alguien te gusta- dijo en un tono más calmado.- No te preocupes, siempre supe que en algún momento te perdería… Sería imposible no hacerlo porque eres una joya y… Sé que alguien más iba a verlo tarde o temprano- aseguró sonriéndole con sinceridad.
- Gracias por entender. Eres mi primer amor y me enseñaste muchas cosas… Gracias por seguir aquí y por comprenderme… - fue todo lo que pudo decir. La rubia se acercó hasta ella y la abrazó fraternalmente, quedándose así durante algunos minutos. El gesto era completamente reconfortante, pero ya no se sentía como hacía algunos meses. Quizás inconscientemente habían aprendido a desprenderse del mundo de sensaciones que las invadían cada vez que se miraban o tocaban. Al paso del tiempo, la rubia temblaba de frío. – Debes de meterte a duchar, ahí está el baño- le dijo señalando hacia una puerta. Mientras voy a dejarte ropa aquí, ¿está bien?...
- Claro, gracias…- dijo mientras se levantaba. La morena le dio un par de toallas con las que se cubrió el cuerpo anteriormente desnudo, y posteriormente caminó hasta la puerta que le había sido indicada. Santana colocó la ropa que le prestaría para cubrirse y luego salió de la habitación con la intención de preparar algo de comer. Justo cuando iba llegando a la cocina, el timbre de su casa sonó nuevamente. Pensando que seguro ahora si sería su vestuario, se apresuró a abrir nuevamente sin verificar, y cuando se dio cuenta de quien estaba delante de ella, quiso que se la tragara la tierra.
- Hola…- saludó la rubia en la que había estado pensando toda la semana.
- Hola- respondió en estado de shock.
- Perdón que haya venido sin avisar, quise que fuera una sorpresa- aseguró desde la puerta.- ¿No me invitas a pasar?... El clima está horrible. Con decirte que no encontré hotel y tampoco transporte de regreso a Lima… Dijeron en el tren que no era seguro viajar- dijoal notar que Santana se quedaba inmóvil.
- Sí, claro- respondió arrepintiéndose al segundo de haberlo dicho. Una vez que ambas estuvieron dentro, Santana notó que Quinn miraba fijamente hacia el pasillo, y para cuando ella misma giró, sintió todo venirse abajo; Brittany caminaba con descuido, únicamente en toalla.
- ¿Cuál es la llave del agua caliente, preciosa?- preguntó distraída sin mirar a alguna de las otras dos, mientras seguía caminando. Al llegar hasta ellas fue cuando notó que Quinn se encontraba ahí también.- Hola, Quinn- saludó con naturalidad. La otra rubia se quedó sin saber qué decir durante unos segundos, pero en el rostro se dibujó un tono rojizo muy gracioso.
- Hola, Britt- dijo apenas pudiendo sostener su voz.
- La del lado derecho- dijo Santana muy nerviosa. Brittany le agradeció y simplemente se fue por el pasillo para tomar la ducha.
- No es nada de lo que se pudiera pensar- aclaró la morena sin pensarlo.
- No me tienes que dar explicaciones- aclaró con un tono seco.- Pensé que sería buena idea pasar el fin de semana juntas, tomando en cuenta que en toda la semana no supe nada de ti… Pero ya me di cuenta porqué- dijo mientras se giraba dispuesta a salir.
- No, Quinn. De verdad esto no es nada de lo que parece, aunque lo que esto diciendo parece guión de película mala. En serio, yo puedo explicarte.
- Ya te dije que no tienes nada que explicar- interrumpió cortante.- Que tengas éxito en tu presentación hoy…- comenzó a despedirse.
- No puedes irte. No hay hoteles ni transporte de regreso. No voy a dejar que te expongas a eso- soltó. Quinn se detuvo, pues la morena tenía razón.
- No seré un problema. Supongo que puedo dormir en tu sala- aceptó.
- Para nada. Yo dormiré en la sala o a ver cómo nos organizamos- aseguró un poco más calmada. En la mirada de Quinn había algo muy raro que no alcanzó a descifrar en ese momento.
- Ok- aceptó medio fría, mientras se sentaba en la sala.
- Prepararé algo de comida… Vuelvo en un momento.- dijo mientras entraba en la cocina. Una vez fuera de las miradas de ambas, suspiró y echó un poco de agua en su cara. Se sentía completamente confundida, en una de las situaciones más raras de su vida. Si así era en ese momento, ni se quería imaginar cuan “difícil” sería esa noche…
CONTINUARÁ…
Lo siento por tardar tanto en subir la continuación, pero no había podido escribir...
En fin, les dejo el siguiente capítulo, las cosas se están poniendo buenas... Ni se imaginan lo que viene. Muajajaja.
Gracias a quienes comentan, ojalá más personas lo hicieran ;)
Capítulo 4
Luego de que ambas estuvieron arregladas, salieron junto con los otros dos chicos y abordaron un taxi que los llevó, por instrucciones de Rachel, hasta un café en el centro al cual asistían constantemente. Todas insistieron en que Kurt se sentara junto a la judía, pues era justo ese sitio el que quedaba de frente a un atlético chico que no dejaba de mirarlo y de sonreírle. Santana y Quinn quedaron juntas, cosa que la rubia aprovechó durante unos momentos en que, discretamente, pasaba su mano por la pierna semi-descubierta de la otra chica, quien con mucha dificultad lograba disimular las sensaciones que aquella caricia le causaba en todo su cuerpo.
- Ya me di cuenta de lo que están haciendo- dijo Kurt mientras las miraba directamente. De inmediato Quinn y Santana se separaron un poco, sobresaltadas ante esas palabras.
- ¿Eh?- alcanzó a titubear la morena.
- Que ya me di cuenta… Ustedes me dejaron delante de este chico para que pudiera verlo y así piensan que voy a superar lo de Blane, pero están muy equivocadas- dijo para luego mirar a Rachel. Quinn sonrió y luego volvió a hacer lo que había comenzado, pero en ese momento llegó el mesero para dejar la carta y tuvo que detenerlo nuevamente. Una vez que tuvieron claro que ordenarían, la morena se levantó.
- Iré a pedirlo a la barra, es un poco más rápido, y por alguna razón me muero de hambre- sugirió mientras miraba a la rubia.
- Te acompaño… No sé como sea aquí, pero quiero verificar que le pongan la crema correcta a mi café- mintió mientras también se levantaban. Rachel las miró por un momento, pero luego simplemente asintió y comenzó a platicar con Kurt.
Santana y Quinn se alejaron caminando, y para cuando estuvieron lejos del alcance de las miradas, la rubia tomó a la otra chica de la mano.
- ¿Entonces no sabes por qué tienes hambre?- preguntó riéndose.
- Claro que lo sé, pero no es como que quiera que los Santos sepan para que nos den un sermón…
- Lo sé, pero… - dijo, sin embargo se quedó callada.
- ¿Pero qué?...
- Nada- compuso antes de caminar más rápido.
- Dime. Sabes que me lo puedes decir.- aseguró deteniéndose y jalándola con suavidad. La rubia se detuvo justo delante de ella y la miró a los ojos.
- Solo se me había ocurrido preguntar qué haríamos si esto pasaba a más y después era imposible de ocultar- dijo al inicio con seguridad, pero gradualmente esta fue desapareciendo, mientras sus ojos claros miraban poco a poco hacia otro sitio. Santana se sorprendió al grado de quedarse sin palabras durante unos segundos.
- Ya veremos- dijo después de darse cuenta de que la rubia estaba un poco decepcionada.- Mientras nosotras estemos bien con lo que tenemos… Lo que sea que tenemos… Los demás se pueden ir al carajo- aseguró. Quinn la volvió a mirar directamente y luego sonrió.
- Ese es el tipo de respuesta que esperaba- aseguró sonriendo más ampliamente para luego irse hasta la barra. Santana suspiró. Estaba un poco confundida, ¿qué era esa reacción?... Pensó en un inicio que nada de lo que estaba sucediendo iba a involucrar sentimiento para alguna de las dos, y se mantuvo a la distancia prudente para evitar caer en eso, pero… ¿Y si el razonamiento de Quinn era correcto? ¿Y si se daba algo más que la aventura que hasta el momento mantenían?... Durante unos segundos se quedó contemplándola a la distancia… Era realmente hermosa. Luego de unos pasos la alcanzó y en el tiempo que estuvieron en la barra no hablaron demasiado. Luego volvieron con las charolas de comida hasta la mesa y entre los cuatro comenzaron a desayunar. Al terminar, Kurt se sonrojó sin poder ocultárselo al resto de las chicas, pues el joven que lo estaba viendo desde que arribaron a aquel sitio alzó su taza de café mientras le dirigía una mirada de coquetería innegable.
- Basta, basta- dijo Santana para luego levantarse e ir directamente hacia aquella mesa. Fue hasta ese momento que notó que aquel chico no se encontraba solo; una rubia de mirada espectacular lo acompañaba mientras se reía por las ocurrencias de su amigo.- Hola…- dijo luego de sonreírles a ambos.
- Hola- respondió la chica, mirándola directamente a los ojos.
- Hola- también respondió el chico, quien se encontraba ligeramente ruborizado.
- Perdón que venga a su mesa, pero creo que si deseas hablarle a mi amigo sería bueno que lo hicieras de cerca, ¿no crees?- preguntó haciéndole un gesto gracioso.
- Es verdad- aceptó el chico- Pero por otro lado, es bueno que vinieras…
- ¿Por qué?- preguntó entonces.
- Porque igual que yo he estado coqueteándole un buen rato a tu amigo, Alice quería ir por ti desde hace rato, pero quedaste de espaldas a ella y no ha encontrado el valor de ir por ti- dijo mirando a la rubia junto a él, quien en ese momento sonrió y se ruborizó al doble de ambos chicos.
- Bien… Pues… Hagamos algo; voy por mi amigo y volvemos…
- No… En realidad prefiero ir por él… Tú solo quédate aquí con Alice y no te preocupes- le dijo mientras se levantaba y comenzaba a caminar, sin darle oportunidad de siquiera reaccionar. Luego de unos segundos, Santana reaccionó y se sentó junto a la rubia, sin tener el valor de irse corriendo ni la mala educación de dejarla ahí sola.
- Disculpa a Thomas- dijo Alice después de unos segundos. – A veces es un poco atrabancado… Yo… Ni siquiera sabía si hablarte… No sé si tú… Bueno, ya sabes…- dijo mirando hacia la taza de café.
- ¿Si me gustan las chicas?- preguntó un poco divertida, haciéndose consciente de que aquella situación podría ser un poco divertida. Parte del interés de permanecer ahí fue ver la reacción de Quinn, que de vez en cuando volteaba a verla, un poco confundida con la situación.
- Sí…- respondió con algo de timidez. Santana giró por un momento la cabeza, y notó que Quinn las “vigilaba” desde su mesa, pero en cuanto sus miradas se cruzaron, la rubia se giró, como apenada de haber sido descubierta.
- Sí… Sí me gustan- aseguró. Luego de esas palabras, la plática comenzó a ser tan fluida que de vez en cuando se escuchaban unas risas sonoras provenientes de esa mesa, e incluso se alcanzaron a intercambiar los números telefónicos. Al paso de unos minutos, Santana giró la vista para buscar de nuevo a Quinn, solo para percatarse de que esta se encontraba levantándose y poniendo en la mesa algo de dinero. En cuanto la morena notó esto, se disculpó con Alice y le dijo que la veía después, que “estaban en contacto” y antes de que ella pudiera responder cualquier cosa, se levantó y caminó hasta la mesa, donde la rubia ya no estaba.
- ¿Y Quinn?- preguntó a Rachel mientras notaba que esta miraba divertida el cortejo que Thomas le hacía a Kurt.
- Ya se fue… No sé si se molestó por algo, pero de un momento a otro se levantó y dijo que nos veríamos después.
- ¡Rayos!- dijo sacando algo de dinero de su bolsa y poniéndolo en la mesa. - ¡Nos vemos después, Rachel!- dijo finalmente para ir corriendo tras la rubia, a quien alcanzó afuera del sitio. - ¡Espera!- le dijo tomándola de la cintura cuando la tuvo lo suficientemente cerca.
- ¿Qué pasa?- preguntó medio molesta, girando hacia ella. Cuando se miraron directamente a los ojos, la morena sintió una descarga en todo su cuerpo.
- Solo quiero saber porque te fuiste…- dijo cuando se recuperó un poco de aquella sensación.
- Bueno, es que todo mundo estaba ocupado y… Simplemente tengo otras cosas que hacer-apenas respondió para después tratar de seguir su camino, pero la mano de Santana la detuvo antes de que lo lograra.
- Y te ibas a ir sin despedirte de mí…- medio reclamó.
- Bueno, tú eras la mas ocupada de todos- aseguró. Santana comprendió inmediatamente y esto le dibujó una sonrisa amplia en el rostro.- Espero que tengas algo bueno que decirme acerca de esa sonrisa- dijo medio molesta, pero también contagiándose.
- Es que me parece que alguien está celosa… -sugirió. Quinn desvió la mirada sin decir nada- No tienes por qué estarlo- continuó la morena, mientras se aseguraba de tener suavidad al tocarle su barbilla y hacerla girar hacia ella. – Eres la única chica que me interesa- aseguró finalmente, en un ataque de dulzura que nunca se imaginó vivir, y logrando que ambas se quedaran sin palabras durante unos segundos.
- No estoy celosa- dijo finalmente, aunque su tono no fue muy convincente.
- Supongamos que te creo- respondió algo decepcionada de aquella afirmación, sobre todo luego de su declaración.- Pero de todos modos no te voy a dejar que te vayas sola, así que te llevaré a la estación del tren, ¿de acuerdo?
- Supongo que no me queda de otra- aceptó, aunque todavía algo molesta.
- Bien… Gracias- se limitó a decir mientras comenzaban a caminar juntas y luego de unos minutos abordaban un taxi que las llevaría hasta la estación de trenes. Una vez que estuvieron ahí, la rubia se dirigió directamente hacia la taquilla y compró el boleto del tren más próximo, que salía justo cinco minutos después, lo que les daba tiempo solamente de caminar hacia el sitio de abordaje.
- Gracias por acompañarme- dijo educadamente, aunque se le escuchaba seca.
- No hay de qué… Espero que llegues pronto a Lima. Muchas gracias a ti por haber venido a la presentación…
- Siempre es un gusto verte en el escenario- aseguró halagando.
- Gracias…
- Nos vemos…- se despidió sin siquiera tratar de hacerlo cálidamente.
- Quinn, espera…- pidió tomándola de la muñeca. La rubia giró y quedó delante de ella.
- ¿Qué pasa?...
- Solo quiero que sepas que estoy consciente de que hace rato fui una idiota. No sé en qué estaba pensando cuando me quedé platicando con aquella chica. Quizás solo quería ver tu reacción…- confesó. Para cuando se dio cuenta de lo que había dicho, ya era demasiado tarde, pues la rubia la miraba con sorpresa.
- Pues esta es mi reacción- dijo finalmente.- Escucha, Santana: sé que eres una de las mujeres más hermosas y eres tremendamente sensual; entiendo el magnetismo que tienes con las mujeres, pero ¿qué me dices de mí?... Sabes que también tengo ese poder de atracción con las personas, pero no por eso me tengo que conformar como una verdadera “patana” delante de ti… ¿Qué pretendías notar en mi reacción?... ¿Celos?...
- Quizás.
- Los celos se sienten solamente cuando hay un vínculo muy fuerte. Eres mi amiga desde hace años y ahora tenemos esta especie de romance, pero no te equivoques… Ninguna de las dos está enamorada.- soltó con rudeza.
- Tienes razón- admitió- entonces olvida lo que pasó hace rato. Si quieres que detengamos todo esto, podemos hacerlo y ya está. No quiero que estemos discutiendo por cosas sin sentido- respondió algo ofendida.
- Nunca hablé de dejarlo- replicó.
- Muy bien, entonces solamente no hay que hacer tonterías. No tiene caso el desgaste, sobre todo si no estamos enamoradas.- dijo en el mismo tono que Quinn había utilizado.
- ¿Sabes qué?... No quise decirlo así...- trató de disculparse al notar que lo que había dicho no era adecuado.
- No te preocupes, entendí perfectamente lo que quisiste decir y no hay problema por ello… Espero que nos podamos ver pronto- continuó mirando hacia el tren.
- Claro.- aceptó entendiendo la indirecta.
- Cuídate- dijo antes de darse la vuelta, pero esta vez fue Quinn la que hizo que quedaran de frente nuevamente, para luego darle un beso largo en la boca, que Santana respondió sin esfuerzo.
- También tú cuídate- dijo al finalizar, para simplemente darse la vuelta y abordar el tren. La morena se quedó ahí parada por unos instantes y luego simplemente sonrió. Toda la situación le parecía divertida, pero tuvo un pensamiento especialmente gracioso: “Ninguna está enamorada. Por el momento.”- pasó por su mente mientras volvía hasta la entrada de la central y elegía la opción de caminar hacia su casa, llena de pensamientos y de recuerdos que, aunque no lo planeara así, le causaban sensaciones deliciosas. Al llegar a su hogar, hizo un poco de ejercicio mientras escuchaba música. Por la tarde estuvo un gran tiempo en la computadora viendo vídeos graciosos y al llegar de la noche llegó hasta su cama, que claramente aguardaba un olor diferente: lo fresco y cítrico del perfume de Quinn se impregnaba en las sábanas, y daba una sensación tan placentera, que Santana se vio casi obligada a respirarlo durante varios minutos antes de quedarse dormida.
Poco menos de una semana había transcurrido desde ese momento. Durante todos esos días, entre sus ocupaciones (que ahora eran solamente la escuela, en la cual había logrado ingresar también al taller de canto y actuación gracias a su aumento de sueldo y su reducción de jornada), el ejercicio y algunas otras distracciones, la imagen del cuerpo desnudo de la rubia se hacía presente sin que pudiera evitarlo siquiera.
Esa mañana había decidido que no se ocuparía más que de descansar, ya que por la noche tendría su segunda presentación. Fred le había comentado que le mandaría a su hogar el vestuario que él, junto con el “socio misterioso” habían elegido como opción para la presentación, por lo cual recibirlo era el único pendiente real. A pesar de que se despertó poco después de medio día, inmediatamente se activó, se duchó y se vistió con algo de ropa informal, pensando que sería justo hasta la tarde o quizás hasta la noche que se arreglaría para su show. Se encontraba en su recámara, ordenando un poco, cuando se encontró entre la ropa que recién había recogido del centro de lavado, la prenda interior de Quinn. Sonrió. Durante ese tiempo no habían tenido comunicación. Santana pensó mandarle mensaje durante varios días, pero cuando estaba a punto de hacerlo, borraba todo lo escrito, pensando “Si ella no me busca, yo no lo haré”. A pesar de que era un poco decepcionante no saber de la rubia, el hecho de encontrar ahí la prenda le recordaba momentos que le fascinaba repasar en su mente. Justo cuando estaba cayendo en una especie de “trance” de erotismo, el ruido de su timbre la sacó de sus ideas. Un tanto extrañada, caminó hasta la sala y luego supuso que era la persona que Fred mandaría, por lo que se decidió a abrir la puerta sin mirar por el ojillo. Segundos después supo que fue una mala elección, pues entre confundida y contenta, notó que no era la persona que esperaba; delante de ella se encontraba una rubia de cuerpo espectacular y una tierna mirada clara que durante mucho tiempo la hizo derretirse en secreto. Acompañado a esto, había una sonrisa amplia que le daba más belleza de la que recordaba. Se quedó pasmada por la sorpresa y cuando finalmente pudo reaccionar, la invitó a pasar.
- Hola…- saludó la rubia, quien se notaba algo nerviosa. La voz le temblaba ya que se encontraba completamente mojada, pues fuera había una lluvia tremenda.
- ¡Britt! ¡Hola!... Yo… Eh… Wow…
- No es precisamente la bienvenida que esperaba- reclamó en tono de broma, mientras se lanzaba a los brazos de Santana y la estrechaba con verdadera emoción. La morena se dejó llevar por esa sensación sin importar que también se estuviera mojando.
- ¡Me alegra verte! ¿Qué haces aquí?...- preguntaba mientras la abrazaba nuevamente.
- Rachel me contó lo de tu nuevo empleo. Deja que te diga que me ofendió un poco que no me avisaras, me hubiera gustado estar presente… Pero ya que no se pudo la semana pasada quise venir ahora, espero que no te moleste que haya llegado sin invitación- dijo como disculpándose.
- Claro que no… Pero pasa, por favor. Estás empapada, necesitas cambiarte y darte una ducha, no quiero que te enfermes- pidió señalando hacia el pasillo que daba directamente hasta las habitaciones. La rubia la siguió inmediatamente cuando Santana comenzó a caminar y abrió la puerta de su recámara.
- Vaya que llueve…- comentó mientras se comenzaba a quitar su abrigo, parada al borde de la cama de la morena, mientras esta buscaba prendas en su clóset. Una vez que tuvo un par de cosas para la rubia, giró para dárselas, encontrándose con un cuerpo precioso y casi descubierto, que parecía casi artístico. Por unos segundos su vista se quedó clavada ahí, sin que pudiera evitarlo. Brittany lo notó, pero lejos de molestarse, permitió que su cara gesticulara de una forma muy sensual y luego comenzó a caminar hacia la morena, quien seguía inmóvil. Cuando estuvieron a muy poca distancia, la rubia terminó el espacio entre ellas y sin decir una sola palabra, comenzaron a besarse de una forma que daba a entender que ambas habían extrañado demasiado aquel contacto. Continuaron con los labios entendiéndose y luego todo fue automático; las manos de Santana recorrían con delicadeza y desesperación aquel cuerpo, mientras las de Brittany se enredaban en el cuello de la morena. Las respiraciones comenzaban a entrecortarse, mientras inconscientemente las chicas habían llegado hasta la cama, donde tumbadas continuaron con las caricias. Brittany estaba por quitarse el sujetador, cuando la imagen de Quinn irrumpió sin invitación a la mente de Santana, lo cual la hizo detenerse por completo.
- Espera- pidió mientras se alejaba un poco. La rubia la miró confundida, pero se detuvo tratando de normalizar sus latidos.
- ¿Qué sucede?- preguntó.
- No podemos… Tú… Estás con Sam y… No podemos.- se justificó rápidamente.
- Tontita- comenzó, tratando de acercarse de nuevo y besándola suavemente- No estoy con Sam desde que entré al MIT. Acordamos que sería lo mejor porque yo no soportaría de nuevo la distancia… Tiene un par de meses que de hecho ni siquiera sé de él- aseguró. Santana sintió una repentina alegría y se disponía a continuar, pero imaginó la mirada de Quinn nuevamente y se detuvo de nuevo.
- No, Britt… Espera.- dijo en un tono más firme, levantándose de la cama y apartándose un poco de ella.
- Tú si estás con alguien, ¿verdad?- preguntó medio triste.
- Eh…
- Santana, no sé si en este momento aún tengo ese privilegio, pero recuerda que fui tu mejor amiga durante mucho tiempo… Te conozco más de lo que lo haces tú misma… Muchas personas podrán pensar que eres casi una “piedra”, pero sé que no es así. Eres la persona más leal que conozco… Sé que si estás comportándote así es porque ya estás con alguien más- dedujo. La morena se quedó pasmada por un instante.
- No estoy con nadie- aseguró.
- No, pero alguien te gusta- dijo en un tono más calmado.- No te preocupes, siempre supe que en algún momento te perdería… Sería imposible no hacerlo porque eres una joya y… Sé que alguien más iba a verlo tarde o temprano- aseguró sonriéndole con sinceridad.
- Gracias por entender. Eres mi primer amor y me enseñaste muchas cosas… Gracias por seguir aquí y por comprenderme… - fue todo lo que pudo decir. La rubia se acercó hasta ella y la abrazó fraternalmente, quedándose así durante algunos minutos. El gesto era completamente reconfortante, pero ya no se sentía como hacía algunos meses. Quizás inconscientemente habían aprendido a desprenderse del mundo de sensaciones que las invadían cada vez que se miraban o tocaban. Al paso del tiempo, la rubia temblaba de frío. – Debes de meterte a duchar, ahí está el baño- le dijo señalando hacia una puerta. Mientras voy a dejarte ropa aquí, ¿está bien?...
- Claro, gracias…- dijo mientras se levantaba. La morena le dio un par de toallas con las que se cubrió el cuerpo anteriormente desnudo, y posteriormente caminó hasta la puerta que le había sido indicada. Santana colocó la ropa que le prestaría para cubrirse y luego salió de la habitación con la intención de preparar algo de comer. Justo cuando iba llegando a la cocina, el timbre de su casa sonó nuevamente. Pensando que seguro ahora si sería su vestuario, se apresuró a abrir nuevamente sin verificar, y cuando se dio cuenta de quien estaba delante de ella, quiso que se la tragara la tierra.
- Hola…- saludó la rubia en la que había estado pensando toda la semana.
- Hola- respondió en estado de shock.
- Perdón que haya venido sin avisar, quise que fuera una sorpresa- aseguró desde la puerta.- ¿No me invitas a pasar?... El clima está horrible. Con decirte que no encontré hotel y tampoco transporte de regreso a Lima… Dijeron en el tren que no era seguro viajar- dijoal notar que Santana se quedaba inmóvil.
- Sí, claro- respondió arrepintiéndose al segundo de haberlo dicho. Una vez que ambas estuvieron dentro, Santana notó que Quinn miraba fijamente hacia el pasillo, y para cuando ella misma giró, sintió todo venirse abajo; Brittany caminaba con descuido, únicamente en toalla.
- ¿Cuál es la llave del agua caliente, preciosa?- preguntó distraída sin mirar a alguna de las otras dos, mientras seguía caminando. Al llegar hasta ellas fue cuando notó que Quinn se encontraba ahí también.- Hola, Quinn- saludó con naturalidad. La otra rubia se quedó sin saber qué decir durante unos segundos, pero en el rostro se dibujó un tono rojizo muy gracioso.
- Hola, Britt- dijo apenas pudiendo sostener su voz.
- La del lado derecho- dijo Santana muy nerviosa. Brittany le agradeció y simplemente se fue por el pasillo para tomar la ducha.
- No es nada de lo que se pudiera pensar- aclaró la morena sin pensarlo.
- No me tienes que dar explicaciones- aclaró con un tono seco.- Pensé que sería buena idea pasar el fin de semana juntas, tomando en cuenta que en toda la semana no supe nada de ti… Pero ya me di cuenta porqué- dijo mientras se giraba dispuesta a salir.
- No, Quinn. De verdad esto no es nada de lo que parece, aunque lo que esto diciendo parece guión de película mala. En serio, yo puedo explicarte.
- Ya te dije que no tienes nada que explicar- interrumpió cortante.- Que tengas éxito en tu presentación hoy…- comenzó a despedirse.
- No puedes irte. No hay hoteles ni transporte de regreso. No voy a dejar que te expongas a eso- soltó. Quinn se detuvo, pues la morena tenía razón.
- No seré un problema. Supongo que puedo dormir en tu sala- aceptó.
- Para nada. Yo dormiré en la sala o a ver cómo nos organizamos- aseguró un poco más calmada. En la mirada de Quinn había algo muy raro que no alcanzó a descifrar en ese momento.
- Ok- aceptó medio fría, mientras se sentaba en la sala.
- Prepararé algo de comida… Vuelvo en un momento.- dijo mientras entraba en la cocina. Una vez fuera de las miradas de ambas, suspiró y echó un poco de agua en su cara. Se sentía completamente confundida, en una de las situaciones más raras de su vida. Si así era en ese momento, ni se quería imaginar cuan “difícil” sería esa noche…
CONTINUARÁ…
LyubovSantana* - Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 14/08/2013
Edad : 34
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Me chocan se quieren o algo así y no lo dicen y ahora llega Quinn y piensa que Brittany y Santana estaban juntas... Nada más falta que también este la otra rubia Alice, hay puras rubias. ;)
Espero tu actualización. ^^
Espero tu actualización. ^^
Invitado- Invitado
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Dani!!!!!!...
A pesar que prefiero mil veces Brittana, me encanta tu fic...
Pervertida... como colocas a San en una posición tan difícil???
Te gusta hacerla sufrir.. ya te gustaría a ti sufrir como a ella xDDDD
Ya.. te dejo tranquila.. siguele pronto que me ha gustado mucho,...
PERVERT!
Y sigue con el estudio pequeña :)
A pesar que prefiero mil veces Brittana, me encanta tu fic...
Pervertida... como colocas a San en una posición tan difícil???
Te gusta hacerla sufrir.. ya te gustaría a ti sufrir como a ella xDDDD
Ya.. te dejo tranquila.. siguele pronto que me ha gustado mucho,...
PERVERT!
Y sigue con el estudio pequeña :)
Tat-Tat******* - Mensajes : 469
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Joder! San en que te estas metiendo, aunque deberias aprovechar de que tienes dos rubias jejeje Okno ._. Aveces me pongo media perver, lo siento.
Muy buen cap, si que tardaste u.u. pero bueno, te entiendo no te preocupes, a mi igual me pasa que no tengo tiempo para nada.
Hasta la actu! Saludos :D
Muy buen cap, si que tardaste u.u. pero bueno, te entiendo no te preocupes, a mi igual me pasa que no tengo tiempo para nada.
Hasta la actu! Saludos :D
.:CamilaGleek:.***** - Mensajes : 204
Fecha de inscripción : 08/01/2013
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Exelente espero la proxima actualizacion
Maira_Faberrytana- ---
- Mensajes : 584
Fecha de inscripción : 17/09/2013
Edad : 28
Re: Wicked Game (FanFic Quinntana)
Jajajajaja de hecho viene algo super pervert, espero subir conti Lunes o Martes jajajaja.
Tat-tat ¿me sabes algo o me hablas al tanteo? Jajaja.
Y por si les quedaba duda: me encantan las rubias jajaja. Santana (Naya, pues) sale de mis gustos totalmentr y eso hace que me guste más xD.
Tat-tat ¿me sabes algo o me hablas al tanteo? Jajaja.
Y por si les quedaba duda: me encantan las rubias jajaja. Santana (Naya, pues) sale de mis gustos totalmentr y eso hace que me guste más xD.
LyubovSantana* - Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 14/08/2013
Edad : 34
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Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
» Busco fanfic brittana
Lun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66
» Busco fanfic
Sáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken
» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
Jue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604
» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
Mar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28
» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
Dom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28
» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
Vie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604
» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
Mar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Lun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es
» Que pasó con Naya?
Miér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es
» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
Jue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es
» No abandonen
Miér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303
» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
Vie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303
» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Lun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli
» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
» brittana. amor y hierro capitulo 10
Miér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic
» holaaa,he vuelto
Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Miér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
Miér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Lun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1