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FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
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Lía Colfer ☆
12 participantes
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Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
Amo desde ahora este fic como a nada (? bueno no importa amo el libro como lo comente antes y bueno...es perfecto :)
♫♥Anny Hummel♥♫- - Mensajes : 1241
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Edad : 25
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
Lo es! Gracias por comentar Juli y me alegra que te guste.Juliett S. Pierce escribió:Es muy interesante hhfdjkdfj me encanta, espero tu actualizacion pronto Lia.
La historia es MUY buena, que bien que te guste.gleeclast escribió:Me gusto mucho el capitulo espero actualices pronto me gusta la historia
No lo hare...Gabriela Cruz escribió:Estuvo genial, espero que no tardes en actualizar.
I love you too. ahRiveraMyLove escribió:¡Te amo, te amo, te amo! ¿Ya te lo había dicho?
Amo este libro por dios, Klaine lo hace muchísimo más interesante.
¡Seguila Lía!
¡Oh, yo también lo amo! Gracias por dejarme adaptarlo para ustedes.
Yo también lo amo como a nada... bueno, sí, quizás no tanto como a Chris pero aun así Lo es!annyhummel escribió:Amo desde ahora este fic como a nada (? bueno no importa amo el libro como lo comente antes y bueno...es perfecto :)
Lía Colfer ☆******* - Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 01/06/2013
Edad : 26
Klaine. Hush, hush. "III"
III
El Entrenador Tanaka se mantuvo ante la pizarra hablando monótonamente sobre algo, pero mi mente estaba lejos de las complejidades de la ciencia. Estaba ocupado formulando razones de por qué Blaine y yo no deberíamos ser compañeros y estaba haciendo una lista sobre ellas en la parte trasera de un viejo examen. Tan pronto la clase terminara, le presentaría al Entrenador mis argumentos. No es cooperador con las asignaturas, escribí. Demuestra poco interés en trabajar en equipo. Pero eran las cosas no enlistadas las que me preocupaban más.
Encontré inquietante la localidad de la marca de nacimiento de Blaine y estaba asustado por el incidente en mi ventana la noche anterior. No estaba completamente seguro de que Blaine me estaba espiando, pero no podía ignorar la coincidencia de que estaba casi seguro de que vi a alguien mirando por mi ventana solo horas después de que me encontré con él. El pensar que Blaine me está espiando me provocó alcanzar el interior del compartimiento delantero de mi mochila, sacar dos píldoras de hierro de la botella y tragármelas enteras. Por un momento se quedaron atoradas en mi garganta, pero luego lograron bajar.
Por el rabillo del ojo, atrapé a Blaine arqueando sus cejas. Consideré explicar que soy anémico y que tengo que tomar hierro varias veces al día, especialmente cuando estoy bajo estrés, pero luego decidí no decir nada. La anemia no era una amenaza contra mi vida… siempre y cuando tomara hierro regularmente. No estaba paranoico hasta al punto de pensar que Blaine querría hacerme daño, pero de alguna manera, sentía que era mejor guardar en secreto mi vulnerable condición médica.
—¿Kurt?
Encontré inquietante la localidad de la marca de nacimiento de Blaine y estaba asustado por el incidente en mi ventana la noche anterior. No estaba completamente seguro de que Blaine me estaba espiando, pero no podía ignorar la coincidencia de que estaba casi seguro de que vi a alguien mirando por mi ventana solo horas después de que me encontré con él. El pensar que Blaine me está espiando me provocó alcanzar el interior del compartimiento delantero de mi mochila, sacar dos píldoras de hierro de la botella y tragármelas enteras. Por un momento se quedaron atoradas en mi garganta, pero luego lograron bajar.
Por el rabillo del ojo, atrapé a Blaine arqueando sus cejas. Consideré explicar que soy anémico y que tengo que tomar hierro varias veces al día, especialmente cuando estoy bajo estrés, pero luego decidí no decir nada. La anemia no era una amenaza contra mi vida… siempre y cuando tomara hierro regularmente. No estaba paranoico hasta al punto de pensar que Blaine querría hacerme daño, pero de alguna manera, sentía que era mejor guardar en secreto mi vulnerable condición médica.
—¿Kurt?
El Entrenador se detuvo en el frente del salón, con su mano extendida en un gesto que mostraba que estaba esperando por algo—. Mi respuesta —Un suave incendio se abrió camino hasta mis mejillas.
—¿Podría repetir la pregunta? —Pregunté. La clase rió.
¿Qué cualidades te atraen en una potencial pareja? —Dijo el Entrenador con un poco de irritación.
—¿Una potencial pareja?
—Vamos, que no tenemos toda la tarde.
Podía escuchar a Rachel riendo tras de mí. Mi garganta pareció estrecharse.
—¿Quieres que mencione las características de…?
—De una posible pareja, sí, eso ayudaría bastante.
Sin proponérmelo, miré a Blaine de soslayo. Él estaba recostado en su silla, estudiándome con satisfacción. Luego mostró una de sus sonrisas piratas y me dijo por lo bajo «Estamos esperando». Yo puse mis manos sobre la mesa, esperando lucir con más compostura de la que en realidad sentía.
—Nunca he pensado sobre ello.
Sin proponérmelo, miré a Blaine de soslayo. Él estaba recostado en su silla, estudiándome con satisfacción. Luego mostró una de sus sonrisas piratas y me dijo por lo bajo «Estamos esperando». Yo puse mis manos sobre la mesa, esperando lucir con más compostura de la que en realidad sentía.
—Nunca he pensado sobre ello.
—Bueno, pues piensa rápido.
—¿Podrías preguntarle a otro primero?
El Entrenador señaló con impaciencia a mi izquierda.
—Tu turno, Blaine.
Contrario a mí, Blaine habló con seguridad, posicionó su cuerpo de una manera que quedaba levemente inclinado hacia mí y nuestras rodillas estaban a solo pulgadas de distancia.
—Inteligente. Atractivo. Vulnerable.
Contrario a mí, Blaine habló con seguridad, posicionó su cuerpo de una manera que quedaba levemente inclinado hacia mí y nuestras rodillas estaban a solo pulgadas de distancia.
—Inteligente. Atractivo. Vulnerable.
El Entrenador estaba ocupado escribiendo los adjetivos en la pizarra.
—¿Vulnerable? —Preguntó.
—¿Cómo…? —Rachel habló—. ¿Esto tiene algo que ver con lo que estamos estudiando? Porque en el libro no aparece nada sobre las características deseadas en una pareja.
El Entrenador dejó de escribir y miró sobre sus hombros.
—Todo animal en el planeta atrae a la pareja con el propósito de reproducirse. Los sapos inflaman sus cuerpos. Los gorilas machos golpean su pecho. ¿Alguna vez has visto a una langosta macho levantarse sobre las puntas de sus patas y chasquear sus pinzas, para llamar la atención de la hembra? Atracción es el primer elemento de toda la reproducción animal, incluyendo a los humanos. ¿Por qué no nos da su lista, señorita Berry?
Rachel levantó cinco dedos.
—Guapo, rico, indulgente, fieramente protector y un poquito peligroso. —Cada vez que mencionaba una descripción, bajaba un dedo. Blaine rió por lo bajo.
—El problema con la atracción humana es que no se sabe si ésta será correspondida.
Rachel levantó cinco dedos.
—Guapo, rico, indulgente, fieramente protector y un poquito peligroso. —Cada vez que mencionaba una descripción, bajaba un dedo. Blaine rió por lo bajo.
—El problema con la atracción humana es que no se sabe si ésta será correspondida.
—Excelente punto —Dijo el Entrenador.
—Los humanos son vulnerables —Continuó Blaine—. Porque son capaces de ser heridos.
Al decir eso, la rodilla de Blaine chocó con la mía y yo me alejé porque no me atrevía a pensar qué quiso decir con ese gesto. El Entrenador asintió.
—La complejidad de la atracción humana —y la reproducción— es una de las cosas que nos apartan de las otras especies. —creí escuchar a Blaine bufar, pero fue un sonido muy suave, así que no podía estar muy seguro. El Entrenador continuó—. Desde el comienzo de los tiempos, la mujer ha sido atraída a hombres con fuertes destrezas de supervivencia —como inteligencia y fuerza física— porque los hombres con esas cualidades tienen más probabilidades de traer a casa cena al final del día. —el levantó sus pulgares y sonrió abiertamente—. Cena equivale a supervivencia, equipo.
Nadie rió.
—Además, —Él continuó—. los hombres están atraídos por la belleza porque eso indica salud y juventud. No tiene sentido emparejarse con una persona enfermiza que no durará mucho para criar a los hijos.
Al decir eso, la rodilla de Blaine chocó con la mía y yo me alejé porque no me atrevía a pensar qué quiso decir con ese gesto. El Entrenador asintió.
—La complejidad de la atracción humana —y la reproducción— es una de las cosas que nos apartan de las otras especies. —creí escuchar a Blaine bufar, pero fue un sonido muy suave, así que no podía estar muy seguro. El Entrenador continuó—. Desde el comienzo de los tiempos, la mujer ha sido atraída a hombres con fuertes destrezas de supervivencia —como inteligencia y fuerza física— porque los hombres con esas cualidades tienen más probabilidades de traer a casa cena al final del día. —el levantó sus pulgares y sonrió abiertamente—. Cena equivale a supervivencia, equipo.
Nadie rió.
—Además, —Él continuó—. los hombres están atraídos por la belleza porque eso indica salud y juventud. No tiene sentido emparejarse con una persona enfermiza que no durará mucho para criar a los hijos.
El Entrenador acomodó sus gafas en el puente de su nariz y soltó una risa ahogada.
—Eso es tan sexista. —Protestó Rachel—. Dime algo que se relacione con la mujer del siglo XXI.
—Si observa la reproducción con ojos científicos, señorita Berry, verás que los hijos son la llave de la supervivencia de nuestra especie. Mientras más hijos tengas, mayor es tu contribución para los genes.
Prácticamente escuché a los ojos de Rachel ponerse en blanco.
Prácticamente escuché a los ojos de Rachel ponerse en blanco.
—Creo que finalmente nos estamos acercando al tema de hoy. Sexo.
—Casi. —Dijo el Entrenador, alzando un dedo—. Antes del sexo viene la atracción, pero antes de la atracción viene el lenguaje corporal. Tienes que comunicarle a tu potencial pareja que estás interesada, pero debes hacerlo sin muchas palabras.
El Entrenador señaló al lado mío.
—Muy bien, Blaine. Digamos que estás en una fiesta. La habitación está llena de chicas… Hm, en tu caso, chicos… De toda clase de formas y tallas. Ves rubios, morenos, pelirrojos y unos cuantos con pelo negro. Algunos son habladores, mientras que otros parecen tímidos. Has encontrado un chico que encaja con tu perfil: atractivo, inteligente y vulnerable. ¿Cómo le dejas saber que estás interesado?
El Entrenador señaló al lado mío.
—Muy bien, Blaine. Digamos que estás en una fiesta. La habitación está llena de chicas… Hm, en tu caso, chicos… De toda clase de formas y tallas. Ves rubios, morenos, pelirrojos y unos cuantos con pelo negro. Algunos son habladores, mientras que otros parecen tímidos. Has encontrado un chico que encaja con tu perfil: atractivo, inteligente y vulnerable. ¿Cómo le dejas saber que estás interesado?
—Lo saco aparte y hablo con él.
—Bien. Ahora la gran pregunta ¿Cómo sabes que él está interesado o solo quiere que te vayas?
—Lo estudio. —Dijo Blaine—. Descubro qué está pensando y sintiendo. El no va a decirme las cosas directamente, por lo cual debo prestar mucha atención. ¿Inclina su cuerpo hacia mí? ¿Me mira directo a los ojos y luego mira a otra parte? ¿Se muerde el labio y juega con su pelo de la manera que Kurt lo está haciendo justo ahora?
La risa aumentó en todo el salón. Yo dejé caer mis manos sobre mi escritorio.
La risa aumentó en todo el salón. Yo dejé caer mis manos sobre mi escritorio.
—El está interesado. —Dijo Blaine, dándole otra vez a mi pierna. De todas las cosas que pude hacer, me sonrojé.
—¡Muy bien! ¡Muy bien! —Dijo el Entrenador con voz cargada y sonriendo abiertamente por nuestra atención.
—Los vasos sanguíneos de la cara de Kurt se están ensanchando y su piel se ha acalorado. —Dijo Blaine—. El sabe que está siendo evaluado. A él le gusta la atención, pero no está seguro de cómo lidiar con ello.
—Yo no me estoy sonrojando.
—El está nervioso. —Dijo Blaine—. El está acariciando su brazo para desviar la atención de su cara y llevarla hacia su cuerpo o quizás su piel. Ambos son puntos fuertes de interés.
Yo casi me ahogo. Él está bromeando, me dije a mí mismo. No, él está loco. No tengo experiencia lidiando con lunáticos y ahora se ha presentado. Sentí como si hubiera pasado la mayor parte de nuestro tiempo juntos, mirando boquiabierto a Blaine. Si tenía alguna ilusión de ponerme a la par con él, iba a tener que encontrar alguna otra manera para lograrlo. Situé mis manos sobre la mesa, puse mi mentón en alto y traté de parecer que aún me quedaba algo de dignidad.
—Esto es ridículo.
Yo casi me ahogo. Él está bromeando, me dije a mí mismo. No, él está loco. No tengo experiencia lidiando con lunáticos y ahora se ha presentado. Sentí como si hubiera pasado la mayor parte de nuestro tiempo juntos, mirando boquiabierto a Blaine. Si tenía alguna ilusión de ponerme a la par con él, iba a tener que encontrar alguna otra manera para lograrlo. Situé mis manos sobre la mesa, puse mi mentón en alto y traté de parecer que aún me quedaba algo de dignidad.
—Esto es ridículo.
Estirando su brazo con exagerada lentitud, Blaine lo acomodó en el respaldo de mi silla. Tuve la extraña sensación de que esto era un reto dirigido directamente a mí y que a él le importaba poco lo que la clase pensara. Ellos rieron, pero él pareció no escucharlo, mirándome directamente a los ojos y sosteniendo la mirada de una manera que casi creí que él había creado para nosotros un pequeño y privado mundo que nadie podía alcanzar. «Vulnerable» articuló sin pronunciar palabra. Yo junté mis tobillos a las patas de mi silla y me incliné hacia delante, sintiendo el peso de su brazo caer tras la silla. Yo no era vulnerable.
—¡Y ahí lo tienes! —Dijo el Entrenador—. Biología en marcha.
—¡Y ahí lo tienes! —Dijo el Entrenador—. Biología en marcha.
—¿Podríamos ahora hablar sobre sexo? —Preguntó Rachel.
—Mañana. Lee el capítulo siete y prepárate para discutirlo.
La campana sonó y Blaine arrastró su silla hacia atrás.
La campana sonó y Blaine arrastró su silla hacia atrás.
—Eso fue divertido. Repitámoslo en alguna otra ocasión.
Antes de que pudiera decirle algo menos lamentable que “no, gracias”, él se fue detrás de mí y desapareció por la puerta.
Antes de que pudiera decirle algo menos lamentable que “no, gracias”, él se fue detrás de mí y desapareció por la puerta.
Última edición por Lía Colfer ☆ el Vie Sep 27, 2013 4:56 pm, editado 1 vez
Lía Colfer ☆******* - Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 01/06/2013
Edad : 26
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
Me gusto mucho el capitulo espero actualices pronto me gusta la historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
Estuvo súper, me encanto como Blaine explicó el tema, espero que actualizes pronto.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
me encanto lindura sigue por favor que me estas mtando porque quiero llegar a mi parte favorita hahaha bueno sigue como siempre te dire que estuvo geniallllllllll
♫♥Anny Hummel♥♫- - Mensajes : 1241
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Edad : 25
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
Sigue por favor que Klaine es mi vida
Gaby Klainer********-*- - Mensajes : 911
Fecha de inscripción : 01/07/2013
Edad : 24
Klaine. Hush, hush."IV"
IV
—Estoy comenzando una petición para que despidan al Entrenador. —Dijo Rachel mientras se acercaba a mi mesa—. ¿Qué pasó con la clase de hoy? Eso fue como porno. Prácticamente los acostó a ti y a Blaine sobre la mesa de laboratorio, horizontalmente, sin ropa y haciendo el gran acto…
La corté en seco con una mirada que decía: “¿Parezco que quiero que me lo recuerden?”
—Cielos. —Dijo Rachel retrocediendo.
—Necesito hablar con el Entrenador. Te veré en las taquillas en diez minutos.
—Seguro.
Me abrí camino hacia el escritorio del Entrenador, en donde él estaba inclinado sobre un libro de jugadas de futbol americano. A primera vista, todas las X y O parecían como si él hubiera estado jugando al tic—tac—toe.
Me abrí camino hacia el escritorio del Entrenador, en donde él estaba inclinado sobre un libro de jugadas de futbol americano. A primera vista, todas las X y O parecían como si él hubiera estado jugando al tic—tac—toe.
—Hola, Kurt —Dijo sin mirar—. ¿Qué puedo hacer por ti?
—Estoy aquí para decirle que el cambio de compañeros y el plan de clase me está haciendo sentir incómodo.
El Entrenador se echó para atrás en su silla y puso sus manos detrás de su cabeza.
—Me gusta cómo están acomodados casi tanto como esta nueva jugada que estoy trabajando para el juego del sábado en la noche. Puse justo sobre el libro de jugadas una copia sobre los derechos del código de conducta escolar.
—Por ley, ningún estudiante debería sentirse amenazado en propiedad escolar.
—¿Te sientes amenazado?
—Me siento incómodo y me gustaría proponer una solución. —Como el Entrenador no me interrumpió, respiré con más seguridad—. Seré tutor de cualquier estudiante de cualquiera de sus clases de Biología, si me sienta otra vez junto a Rachel.
—Blaine podría usar un tutor.
Resistí tronar mis dientes.
—Eso contradice mi punto.
—¿Lo viste hoy? Él estaba envuelto en la discusión. Nunca lo había escuchado decir ni una palabra en todo el año, pero lo siento a tu lado y bingo. Sus calificaciones aquí van a mejorar.
—Y las de Rachel van a empeorar.
—Eso es lo que pasa cuando ya no puedes mirar hacia un lado para saber la contestación correcta. —Él dijo secamente.
—El problema de Rachel es falta de dedicación. Seré su tutor.
—No puedes hacer eso. —Mirando a su reloj, dijo—. Llego tarde a una reunión. ¿Tienes algo más que decir?
Me quedé con la boca abierta a medias, escurriendo mi cerebro para que escupiera algún otro argumento, pero parecía que estaba falto de inspiración.
—Vamos a darle un par de semanas al asunto de los compañeros de silla. Ah, y estaba hablando en serio acerca de ser el tutor de Blaine. Estoy contando contigo.
Me quedé con la boca abierta a medias, escurriendo mi cerebro para que escupiera algún otro argumento, pero parecía que estaba falto de inspiración.
—Vamos a darle un par de semanas al asunto de los compañeros de silla. Ah, y estaba hablando en serio acerca de ser el tutor de Blaine. Estoy contando contigo.
El Entrenador no esperó por mi respuesta, comenzó a silbar la tonada de Jeopardy y salió por la puerta.
***
A las siete de la tarde el cielo se puso azul oscuro y subí la cremallera de mi abrigo buscando más calor. Rachel y yo salíamos del cine, después de ver El Sacrificio, y nos dirigíamos al estacionamiento. Mi trabajo en el periódico escolar era hacer reseñas de películas, y como ya había visto todas las demás películas en cartelera, nos resignamos a ver lo último del cine urbano.
—Esa —Dijo Rachel—. Fue la película más grotesca que he visto en mi vida. Como norma, ya no volveremos a ver nada que tenga que ver con terror.
Bien por mí. Estaba comenzando a sentirme un poco paranoico tomando en consideración que anoche alguien estuvo acechando tras la ventana de mi cuarto y a eso le sumamos que hoy vimos una película que trata sobre un acosador.
—¿Puedes imaginar —Dijo Rachel—. vivir toda tu vida sin saber que la única razón por la cual sigues con vida es porque serás usado como un sacrificio?
—Esa —Dijo Rachel—. Fue la película más grotesca que he visto en mi vida. Como norma, ya no volveremos a ver nada que tenga que ver con terror.
Bien por mí. Estaba comenzando a sentirme un poco paranoico tomando en consideración que anoche alguien estuvo acechando tras la ventana de mi cuarto y a eso le sumamos que hoy vimos una película que trata sobre un acosador.
—¿Puedes imaginar —Dijo Rachel—. vivir toda tu vida sin saber que la única razón por la cual sigues con vida es porque serás usado como un sacrificio?
Ambos nos estremecimos.
—¿Y qué pasa con ese altar? —Ella continuó, sin darse cuenta de que me estaba fastidiando y de que preferiría hablar sobre el ciclo de vida de los hongos antes de hablar sobre la película—. ¿Por qué el chico malo prendió la piedra en fuego antes de atarla a ella? Cuando escuché su piel chisporrotear…
—¡Ya está bien! —Prácticamente grité—. ¿A dónde vamos ahora?
—¿Y puedo decir que si alguna vez un chico me besa así, vomitaré? Repulsivo ni siquiera describe qué estaba pasando con su boca. ¿Eso era maquillaje, verdad? O sea, nadie tiene una boca así en la vida real…
—Mi reseña tiene que estar lista para la media noche. —Dije parándome frente a ella.
—Ah. Sí. A la biblioteca entonces. —Rachel abrió las puertas de su Dodge Neon del 95 color violeta—. Estás siendo demasiado susceptible ¿Lo sabías?
Me deslicé en el asiento del pasajero.
—Culpa a la película. Culpa a Tom el Espía, que estaba anoche en mi ventana.
Me deslicé en el asiento del pasajero.
—Culpa a la película. Culpa a Tom el Espía, que estaba anoche en mi ventana.
—No estoy hablando solamente de hoy. He notado —Dijo ella con una mueca traviesa—. Que durante los últimos dos días has estado inusualmente malhumorado por una buena media hora después de la clase de Biología.
—Eso también es fácil. Culpa a Blaine.
Los ojos de Rachel se posaron en el espejo retrovisor, lo ajustó para ver mejor sus dientes, los lamió y luego dio una sonrisa practicada.
—Tengo que admitir que su lado oscuro llama la atención.
Yo no tenía ningún deseo de admitirlo, pero Rachel tenía razón. Me sentía atraído por Blaine de una manera que nunca había sentido por nadie. Entre nosotros había un siniestro magnetismo. Cuando estaba cerca de él me sentía atraído al borde del peligro. Se sentía como si en cualquier momento él podría empujarme por el abismo.
—Escucharte decir eso me hace querer…
Hice una pausa, intentando pensar qué era exactamente lo que mi atracción hacia Blaine me hacía querer hacer. Algo no placentero.
—Dime que no crees que él es guapo —Dijo Rachel—. Y prometo nunca más hablar de él.
Extendí la mano para encender la radio. Con tantas cosas que hacer, debe haber algo mejor que arruinar nuestra noche hablando abstractamente de Blaine. Sentarme una hora al lado de él todos los días, cinco días a la semana, era más de lo que podía soportar. Tampoco le iba a dar mis noches.
—¿Y bueno? —Presionó Rachel—. Él puede ser guapo, pero yo seré la última en saberlo. En esto soy un jurado corrupto, lo siento.
Los ojos de Rachel se posaron en el espejo retrovisor, lo ajustó para ver mejor sus dientes, los lamió y luego dio una sonrisa practicada.
—Tengo que admitir que su lado oscuro llama la atención.
Yo no tenía ningún deseo de admitirlo, pero Rachel tenía razón. Me sentía atraído por Blaine de una manera que nunca había sentido por nadie. Entre nosotros había un siniestro magnetismo. Cuando estaba cerca de él me sentía atraído al borde del peligro. Se sentía como si en cualquier momento él podría empujarme por el abismo.
—Escucharte decir eso me hace querer…
Hice una pausa, intentando pensar qué era exactamente lo que mi atracción hacia Blaine me hacía querer hacer. Algo no placentero.
—Dime que no crees que él es guapo —Dijo Rachel—. Y prometo nunca más hablar de él.
Extendí la mano para encender la radio. Con tantas cosas que hacer, debe haber algo mejor que arruinar nuestra noche hablando abstractamente de Blaine. Sentarme una hora al lado de él todos los días, cinco días a la semana, era más de lo que podía soportar. Tampoco le iba a dar mis noches.
—¿Y bueno? —Presionó Rachel—. Él puede ser guapo, pero yo seré la última en saberlo. En esto soy un jurado corrupto, lo siento.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Significa que no soporto su personalidad. Ninguna cantidad de belleza podría arreglar eso.
Yo puse mis ojos en blanco. Rachel sonó la bocina y frenó en seco mientras otro coche se ponía frente a ella.
—¿Qué? ¿No estás de acuerdo, o es que no es tu tipo?
—No tengo un tipo. —Dije—. No soy tan estrecho.
Rachel rió.
—Tú, chico, eres más que estrecho. Estás confinado. Hacinado. Tu espectro es tan ancho como uno de los micro-organismos del entrenador. En la escuela hay pocos chicos, si es que hay alguno, de los cuales podrías enamorarte.
—Eso no es cierto. —Dije automáticamente. No fue hasta que lo dije que me pregunté cuán ciertas eran mis palabras. Nunca he estado interesado en nadie. ¿Tan raro era?—. No tiene que ver con los chicos, es sobre… amor. No lo he encontrado.
—No se trata de amor —Dijo Rachel—. Se trata de divertirse.
Dudoso, junté mis cejas.
—Besar un chico, no sé. No me interesa ¿Es divertido?
—¿No has estado prestando atención a la clase de Biología? Es mucho más que besarse.
—Ah —Dije como si hubiera descubierto el mayor de los conocimientos.
—¿Quieres saber quién creo que sería muy bueno en eso?
—¿Bueno?
—Bueno —Repitió con una sonrisa indecente.
—No quiero saberlo.
—Tu compañero.
—No lo llames así. —Dije—. Compañero tiene una connotación positiva.
Rachel acomodó su coche en un espacio cerca de las puertas de la biblioteca y apagó el motor.
Rachel acomodó su coche en un espacio cerca de las puertas de la biblioteca y apagó el motor.
—¿Alguna vez has fantaseado con besarlo? ¿Alguna vez lo has visto de reojo y has imaginado lanzarte y cerrar tu boca con la suya?
Yo la miré con una mirada que deseé que luciera bastante alarmada.
Yo la miré con una mirada que deseé que luciera bastante alarmada.
—¿Tú lo has hecho? —Rachel sonrió abiertamente. Traté de imaginar qué haría Blaine si supiera esta información. Con lo poco que sabía de él, sentía que su aversión hacia Rachel era lo suficientemente concreta como para tocar—. A él no le interesan las mujeres.
Ella gimió.
Ella gimió.
—Cuidado. Solo estás haciendo que lo desee más.
Dentro de la biblioteca ocupamos una mesa en el primer nivel, cerca de la sección de ficción para adultos. Abrí mi ordenador portátil y escribí El Sacrificio, dos estrellas y media. Dos y media era probablemente demasiado bajo, pero tenía tantas cosas en mi mente que no me sentía particularmente equitativo. Rachel abrió una bolsa de frituras de manzana.
Dentro de la biblioteca ocupamos una mesa en el primer nivel, cerca de la sección de ficción para adultos. Abrí mi ordenador portátil y escribí El Sacrificio, dos estrellas y media. Dos y media era probablemente demasiado bajo, pero tenía tantas cosas en mi mente que no me sentía particularmente equitativo. Rachel abrió una bolsa de frituras de manzana.
—¿Quieres?
—Estoy bien, gracias.
Ella miró la bolsa.
—Si no te las comes tendré que hacerlo yo, y en realidad no quiero.
Rachel estaba en la dieta de frutas. Tres frutas rojas diarias, dos azules y muchas verdes… Ella alzó una fritura y la examinó.
—¿Qué color? —Le pregunté.
—Verde vómito. Creo.
Justo en ese momento Quinn Fabray, la única estudiante de segundo curso que logró ser porrista en la historia de McKinley, se sentó en la esquina de nuestra mesa. Su cabello rubio estaba recogido en una cola de caballo y, como siempre, su piel estaba cubierta por media botella de maquillaje. Estaba seguro de que había acertado en la cantidad de maquillaje porque no se notaban sus pecas. No he vuelto a ver ninguna de sus pecas desde séptimo grado, el mismo año que descubrió Mary Kay. Había tres cuartos de pulgada entre el final de su falda y el comienzo de su ropa interior… si es que llevaba puesto algo.
Justo en ese momento Quinn Fabray, la única estudiante de segundo curso que logró ser porrista en la historia de McKinley, se sentó en la esquina de nuestra mesa. Su cabello rubio estaba recogido en una cola de caballo y, como siempre, su piel estaba cubierta por media botella de maquillaje. Estaba seguro de que había acertado en la cantidad de maquillaje porque no se notaban sus pecas. No he vuelto a ver ninguna de sus pecas desde séptimo grado, el mismo año que descubrió Mary Kay. Había tres cuartos de pulgada entre el final de su falda y el comienzo de su ropa interior… si es que llevaba puesto algo.
—Hola talla grande. —Le dijo Quinn a Rachel.
—Hola fenómeno. —Le contestó Rachel.
—Mi madre está buscando modelos en esta semana. El pago son nueve dólares la hora. Pensé que estarías interesada. —La madre de Quinn maneja el local JCPenney y en los fines de semana tiene a Quinn y al resto de las porristas desfilando bikinis en las vitrinas que dan a la calle—. Se le ha hecho muy difícil conseguir modelos para ropa interior de talla extra grande. —Dijo Quinn.
—Tienes comida atorada en tus dientes. —Rachel le dijo a Quinn—. En la grieta que hay entre tus dos dientes frontales. Parece como chocolate laxante… —Quinn lamió sus dientes y se bajó de la mesa. Mientras ella se alejaba ostentosamente, Rachel —a espaldas de Quinn— metió su dedo en la boca y fingió que se provocaba el vómito.
—Tiene suerte de que estemos en la biblioteca. —Me dijo Rachel—. Tuvo suerte de que no nos hubiéramos encontrado en un callejón oscuro. Última oportunidad, ¿quieres una fritura?
—Paso.
Rachel se fue para tirar las frituras. Minutos más tardes regresó con una novela de romance. Se sentó al lado mío y, mostrando la carátula, dijo:
Rachel se fue para tirar las frituras. Minutos más tardes regresó con una novela de romance. Se sentó al lado mío y, mostrando la carátula, dijo:
—Algún día éstos vamos a ser nosotros. Violados por dos vaqueros medio desnudos. Me pregunto cómo se sentirá besar labios tostados por el sol y manchados de barro…
—Sucio. —Murmuré mientras seguía escribiendo en mi portátil.
—Hablando de sucio —Alzó la voz inesperadamente—. Ahí está tu chico.
Dejé de escribir, miré sobre mi portátil y mi corazón soltó un latido. Blaine estaba parado al otro lado de la habitación, haciendo fila para llevarse un libro. Como si él sintiera que lo estaba mirando, se volvió y nuestros ojos se encontraron por tres segundos. Yo fui el primero en mirar a otra parte, pero no sin antes recibir una lenta sonrisa. Mi corazón comenzó a latir erráticamente y me dije a mí mismo que me tranquilizara. Yo no iba a seguir por este camino. No con Blaine. De ninguna manera, a menos que estuviera loco.
—Vámonos. —Le dije a Rachel mientras cerraba mi portátil, la guardaba y metía mis libros dentro de mi mochila, dejando caer unos cuantos mientras lo hacía.
Dejé de escribir, miré sobre mi portátil y mi corazón soltó un latido. Blaine estaba parado al otro lado de la habitación, haciendo fila para llevarse un libro. Como si él sintiera que lo estaba mirando, se volvió y nuestros ojos se encontraron por tres segundos. Yo fui el primero en mirar a otra parte, pero no sin antes recibir una lenta sonrisa. Mi corazón comenzó a latir erráticamente y me dije a mí mismo que me tranquilizara. Yo no iba a seguir por este camino. No con Blaine. De ninguna manera, a menos que estuviera loco.
—Vámonos. —Le dije a Rachel mientras cerraba mi portátil, la guardaba y metía mis libros dentro de mi mochila, dejando caer unos cuantos mientras lo hacía.
—Estoy intentando leer el título del libro que tiene… espera… Cómo ser un Acosador.
—Él no se va a llevar un libro con ese título. —Pero no estaba seguro.
—Es eso o Cómo Ser Sexy Sin Intentarlo.
—¡Shh! —Silbé entre dientes.
—Cálmate, él no puede escucharnos. Está hablando con la bibliotecaria. Está registrando el libro para llevárselo.
Confirmando eso con una rápida mirada, me di cuenta de que si nos íbamos ahora probablemente nos encontraríamos con él en la salida y entonces tendría que decirle algo. Me acomodé de nuevo en la silla y comencé a buscar en mis bolsillos ninguna cosa en particular mientras él terminaba el proceso del libro.
—¿Crees que es raro que él esté aquí a la misma vez que nosotros? —Preguntó Rachel.
—¿Tú lo crees así?
—Yo creo que te está siguiendo.
—Yo creo que es una coincidencia. —Esto no era del todo cierto. Si tuviera que hacer una lista de los primeros diez lugares en donde pensaría encontrar a Blaine en cualquier noche, la biblioteca no sería uno de ellos. La biblioteca no estaría ni en los primeros cien lugares. Entonces, ¿qué estaba haciendo él aquí? La pregunta era particularmente perturbadora después de lo que pasó anoche. No se lo había mencionado a Rachel porque pensaba que se iba a reducir y marchitar en mi memoria hasta que dejara de existir. Punto.
—¡Blaine! —Susurró Rachel teatralmente—. ¿Estás acosando a Kurt?
Yo planté mi mano en su boca.
—Deja eso y lo digo en serio. —Le dije adoptando una expresión severa.
—Apuesto a que te está siguiendo. —Dijo Rachel apartando mi mano—. Apuesto a que ya tiene un historial en esto. Apuesto a que ha tenido órdenes de alejamiento. Deberíamos colarnos en la oficina, podría estar todo en su archivo estudiantil.
—No nos vamos a meter en la oficina.
—Yo podría crear alguna distracción. Soy buena en eso. Nadie te vería entrando. Podríamos ser como espías.
—Nosotros no somos espías.
—¿Sabes cuál es su apellido? —Preguntó Rachel.
—No.
—¿Sabes algo sobre él?
—No, y me gustaría mantenerlo así.
—Ay, vamos. Te encantan los misterios y éste no podría ser mejor.
—Los mejores misterios están relacionados con cadáveres. No tenemos un cadáver.
—¡Todavía! —Chilló Rachel.
Saqué de la botella dos píldoras de hierro y me las tragué.
Saqué de la botella dos píldoras de hierro y me las tragué.
***
Después de las nueve y treinta, Rachel estaba entrando en la carretera de su casa, apagando el motor y sacudiendo las llaves enfrente de mí.
—¿No me vas a llevar a casa? —Le pregunté. Una pérdida de aliento porque ya sabía qué iba a responder.
—¿No me vas a llevar a casa? —Le pregunté. Una pérdida de aliento porque ya sabía qué iba a responder.
—Hay neblina.
—Neblina parcial.
Rachel sonrió abiertamente.
—Ay, Kurt. Estás pensando en él. No te culpo. Personalmente, espero soñar con él esta noche. Y la neblina siempre se pone peor cerca de tu casa. —Continuó Rachel—. Me asusta cuando ya es de noche.
Agarré las llaves.
—Muchas gracias.
—No me culpes. Dile a tu madre que se mude más cerca. Dile que existe este nuevo club llamado civilización y ustedes podrían unirse.
—Supongo que mañana te tengo que recoger para ir a la escuela. ¿Cierto?
—A las siete y media estaría bien. Haré el desayuno.
—Más vale que sea bueno.
—Sé bueno con mi bebé. —Ella acarició el dash del Neon—. Pero no demasiado bueno. No quiero que piense que hay alguien mejor que yo.
***
Mientras conducía a mi casa, me permití pensar un poco en Blaine. Rachel tenía razón, algo en él era increíblemente seductor y también increíblemente espeluznante. Mientras más pensaba en ello, más me convencía de que algo en él era… extraño. El hecho de que a él le gustara contrariarme no era exactamente algo nuevo, pero había una diferencia cuando a molestarme en la clase se le suma el que posiblemente me esté siguiendo a la biblioteca para contrariarme aún más. No mucha gente se tomaría tantas molestias… a menos que tenga una muy buena razón. A mitad de camino, la lluvia comenzó a caer, dividiendo mi atención entre el camino y el volante, mientras intentaba localizar los limpia-parabrisas.
Las luces de la calle comenzaron a parpadear y me pregunté si se avecinaba alguna tormenta más fuerte. El clima cambia constantemente estando tan cerca del océano y un aguacero puede rápidamente convertirse en una inundación. Decidí acelerar el Neon. Las luces de afuera volvieron a parpadear. Una sensación fría recorrió mi nuca y se me puso la piel de gallina. Mi sexto sentido gradualmente se puso en alerta máxima. Me pregunté si pensaba que estaba siendo perseguido. Por mi retrovisor no veía ninguna luz y al frente tampoco había ningún coche. Estaba completamente solo. No era un pensamiento muy reconfortante. Aceleré el coche a cuarenta y cinco. Encontré los limpia-parabrisas, pero aunque estaban a velocidad máxima, no podían contra la pesada lluvia.
La luz del semáforo que estaba más al frente cambió a amarillo. Me detuve lentamente, verifiqué que no hubiera tráfico y luego atravesé la intersección. Escuché el impacto antes de que registrara la oscura silueta deslizarse a través del techo del coche. Grité y frené en seco. La silueta dio un golpazo contra el parabrisas y lo agrietó. Por impulso, moví el volante bruscamente hacia la derecha. La parte trasera del Neon patinó, haciéndome dar vueltas en la intersección.
La silueta dio vueltas y desapareció en el borde del techo. Yo estaba aguantando la respiración, apretando el volante entre los nudillos blancos de mis manos. Levanté mis pies de los pedales y el coche se detuvo. Él estaba agachado a poca distancia, observándome. Él no parecía para nada… herido. Estaba vestido completamente de negro y se confundía con la noche, haciendo difícil ver cómo era. Al principio no pude distinguir ningún rasgo facial y luego me di cuenta de que llevaba puesta una máscara de esquiar. Él se paró y aminoró la distancia entre ambos. Plantó su mano en el cristal de la ventana del conductor y nuestros ojos se encontraron a través de los agujeros de su máscara. Una sonrisa letal pareció crecer en los suyos. Nuevamente aporreó el cristal y éste vibró entre nosotros.
Arranqué el coche, intenté sincronizarlo poniendo el cambio en primera, apretando el pedal de gasolina y soltando el embrague. El motor hizo el intento de prender, pero luego se volvió a apagar. Arranqué el motor una vez más, pero estaba distraído por un gemido metálico y desentonado. Observé con horror cómo la puerta comenzaba a arquearse. Él la estaba arrancando. Con fuerza, puse la palanca de cambio en primera. Mis zapatos resbalaban en los pedales. El motor comenzó a gruñir y el contador de revoluciones subió hasta la zona roja. Su puño atravesó la ventana con una explosión de vidrios. Su mano pasó torpemente por mi hombro y luego se aferró a mi brazo. Lancé un ronco grito, pisé fuerte el pedal de gasolina y me liberé de su agarre. El Neon comenzó a moverse haciendo chillidos. Él por un tiempo se mantuvo corriendo al lado del coche y agarrando mi brazo, pero luego me soltó. Aceleré más actuando bajo los efectos de la adrenalina. Miré por el espejo retrovisor para asegurarme de que él no me estaba siguiendo y luego giré el espejo para que diera a otra parte. Tuve que morderme los labios para evitar sollozar.
Las luces de la calle comenzaron a parpadear y me pregunté si se avecinaba alguna tormenta más fuerte. El clima cambia constantemente estando tan cerca del océano y un aguacero puede rápidamente convertirse en una inundación. Decidí acelerar el Neon. Las luces de afuera volvieron a parpadear. Una sensación fría recorrió mi nuca y se me puso la piel de gallina. Mi sexto sentido gradualmente se puso en alerta máxima. Me pregunté si pensaba que estaba siendo perseguido. Por mi retrovisor no veía ninguna luz y al frente tampoco había ningún coche. Estaba completamente solo. No era un pensamiento muy reconfortante. Aceleré el coche a cuarenta y cinco. Encontré los limpia-parabrisas, pero aunque estaban a velocidad máxima, no podían contra la pesada lluvia.
La luz del semáforo que estaba más al frente cambió a amarillo. Me detuve lentamente, verifiqué que no hubiera tráfico y luego atravesé la intersección. Escuché el impacto antes de que registrara la oscura silueta deslizarse a través del techo del coche. Grité y frené en seco. La silueta dio un golpazo contra el parabrisas y lo agrietó. Por impulso, moví el volante bruscamente hacia la derecha. La parte trasera del Neon patinó, haciéndome dar vueltas en la intersección.
La silueta dio vueltas y desapareció en el borde del techo. Yo estaba aguantando la respiración, apretando el volante entre los nudillos blancos de mis manos. Levanté mis pies de los pedales y el coche se detuvo. Él estaba agachado a poca distancia, observándome. Él no parecía para nada… herido. Estaba vestido completamente de negro y se confundía con la noche, haciendo difícil ver cómo era. Al principio no pude distinguir ningún rasgo facial y luego me di cuenta de que llevaba puesta una máscara de esquiar. Él se paró y aminoró la distancia entre ambos. Plantó su mano en el cristal de la ventana del conductor y nuestros ojos se encontraron a través de los agujeros de su máscara. Una sonrisa letal pareció crecer en los suyos. Nuevamente aporreó el cristal y éste vibró entre nosotros.
Arranqué el coche, intenté sincronizarlo poniendo el cambio en primera, apretando el pedal de gasolina y soltando el embrague. El motor hizo el intento de prender, pero luego se volvió a apagar. Arranqué el motor una vez más, pero estaba distraído por un gemido metálico y desentonado. Observé con horror cómo la puerta comenzaba a arquearse. Él la estaba arrancando. Con fuerza, puse la palanca de cambio en primera. Mis zapatos resbalaban en los pedales. El motor comenzó a gruñir y el contador de revoluciones subió hasta la zona roja. Su puño atravesó la ventana con una explosión de vidrios. Su mano pasó torpemente por mi hombro y luego se aferró a mi brazo. Lancé un ronco grito, pisé fuerte el pedal de gasolina y me liberé de su agarre. El Neon comenzó a moverse haciendo chillidos. Él por un tiempo se mantuvo corriendo al lado del coche y agarrando mi brazo, pero luego me soltó. Aceleré más actuando bajo los efectos de la adrenalina. Miré por el espejo retrovisor para asegurarme de que él no me estaba siguiendo y luego giré el espejo para que diera a otra parte. Tuve que morderme los labios para evitar sollozar.
Lía Colfer ☆******* - Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 01/06/2013
Edad : 26
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
Líaaaaaaaaaaaaaa, ya quiero que llegue mi parte favorita de la historia, me voy a reir y a llorar al mismo tiempo.
Hablando de este capítulo... lo odio, no me gusta que Kurt sufra, pobechito :'(.
Seguí sdkfnsdf.
Hablando de este capítulo... lo odio, no me gusta que Kurt sufra, pobechito :'(.
Seguí sdkfnsdf.
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
Me gusto mucho el capitulo pobre kurt espero actualices pronto me gusta mucho la historia
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
No tardes en actualizar, esta interesante.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Gaby Klainer********-*- - Mensajes : 911
Fecha de inscripción : 01/07/2013
Edad : 24
Conduje Hawthorne a toda velocidad hasta llegar a mi casa y luego di la vuelta y me dirigí al centro de Lima, atajando por Beech y utilicé el marcado rápido de mi celular para llamar a Rachel. —Pasó algo… yo… él… eso salió de la nada… el Neón… —Te estás
V
—Pasó algo… yo… él… eso salió de la nada… el Neón…
—Te estás entrecortando. ¿Qué?
Me limpié la nariz con la parte trasera de mi mano. Estaba temblando de la cabeza a los pies.
—Él salió de la nada.
—¿Quién?
—Él…
Intenté juntar mis pensamientos y formularlos en palabras.
—¡Él saltó frente al auto!
—Ay, hombre. Ay…Dios…ay…Dios…ay…Dios. ¿Golpeaste un venado? ¿Estás bien? ¿Qué le pasó a Bambi? —Ella mitad gimió y mitad gruñó—. ¿El Neón? —Yo abrí la boca, pero Rachel me interrumpió—. Olvídalo. Lo tengo asegurado. Solo dime que no hay pedazos de venado sobre mi bebé… no los hay ¿cierto?
Cualquiera que fuera la respuesta que le iba a dar se quedó atrás. Mi mente estaba dos pasos adelantados. Un venado. Quizá podría fingir que impacté a un venado. Quería contarle la verdad a Rachel, pero tampoco quería parecer un demente. ¿Cómo iba a explicar que vi al chico que impacté ponerse en pie y arrancar la puerta del auto? Gire mi cuello hacia un lado de mi hombro. Hasta donde podía ver, no había marcas en dónde él me había agarrado… De repente reflexioné. ¿De verdad estaba considerando negar lo que había pasado? Yo sé lo que vi. No fue mi imaginación.
—Ay rayos —dijo Rachel—. No me estas respondiendo. El venado está pegado en los focos del auto ¿cierto? ¿Estás conduciendo por ahí con él atascado en el frente como si fuera una pala para la nieve? ¿No?
—¿Puedo dormir en tu casa?
Quería salir de las calles. Fuera de la oscuridad. Con una súbita inhalación me di cuenta de que para ir a casa de Rachel tendría que volver a la intersección en donde lo impacté a él.
—Estoy en mi cuarto —dijo Rachel —. Puedes venir. Te veo en un rato.
Con mis manos fuertemente apretadas contra el volante, conduje el Neón a través de la lluvia, rezando para que el semáforo en Hawthorne estuviera verde en mi favor. Lo estaba y pasé la intersección mirando directamente hacia el frente, pero a la vez mirando con el rabillo del ojo las sombras a los lados de la carretera. No había ninguna señal del chico con la máscara de esquiar. Diez minutos más tarde estaba estacionando el Neón frente a la casa de Rachel. El daño en la puerta fue mucho y tuve que patearla para poder salir. Luego corrí hasta la puerta de entrada, entré a toda prisa y bajé corriendo las escaleras hasta el sótano. Rachel estaba sentada en su cama con las piernas cruzadas, tenía un cuaderno sobre sus rodillas, llevaba puesto audífonos y su iPod estaba encendido.
—¿Quiero ver el daño hoy, o debería esperar a dormir al menos siete horas? —Me preguntó a través de la música.
—Quizá deberías escoger la opción número dos.
Rachel cerró su cuaderno y se quitó los audífonos.
—Terminemos con esto de una vez.
Cuando salimos, me quedé mirando al Neón por un largo rato. No era una noche cálida, pero el clima no era la causa del escalofrío que recorrió mis brazos. La ventana del conductor no estaba rota. Tampoco la puerta.
—Algo no está bien —dije.
Pero Rachel no me estaba escuchando. Ella estaba ocupada inspeccionando cada pulgada del Neón. Yo me adelanté para inspeccionar la ventana del lado del conductor. Cristal sólido. Cerré mis ojos. Cuando los volví a abrir, la ventana seguía intacta. Caminé hasta la parte de atrás del auto, casi terminaba de rodearlo cuando de repente me paré en seco. Había una pequeña grieta en el parabrisas. Rachel la vio al mismo tiempo.
—¿Estás seguro de que no fue una ardilla?
Mi mente volvió a los letales ojos tras la máscara de esquiar. Ellos eran tan oscuros que no podía distinguir las pupilas. Eran oscuros como los de… Blaine.
Conduje Hawthorne a toda velocidad hasta llegar a mi casa y luego di la vuelta y me dirigí al centro de Lima, atajando por Beech y utilicé el marcado rápido de mi celular para llamar a Rachel.
—Pasó algo… yo… él… eso salió de la nada… el Neón…
—Te estás entrecortando. ¿Qué?
Me limpié la nariz con la parte trasera de mi mano. Estaba temblando de la cabeza a los pies.
—Él salió de la nada.
—¿Quién?
—Él…
Intenté juntar mis pensamientos y formularlos en palabras.
—¡Él saltó frente al auto!
—Ay, hombre. Ay…Dios…ay…Dios…ay…Dios. ¿Golpeaste un venado? ¿Estás bien? ¿Qué le pasó a Bambi? —Ella mitad gimió y mitad gruñó—. ¿El Neón? —Yo abrí la boca, pero Rachel me interrumpió—. Olvídalo. Lo tengo asegurado. Solo dime que no hay pedazos de venado sobre mi bebé… no los hay ¿cierto?
Cualquiera que fuera la respuesta que le iba a dar se quedó atrás. Mi mente estaba dos pasos adelantados. Un venado. Quizá podría fingir que impacté a un venado. Quería contarle la verdad a Rachel, pero tampoco quería parecer un demente. ¿Cómo iba a explicar que vi al chico que impacté ponerse en pie y arrancar la puerta del auto? Gire mi cuello hacia un lado de mi hombro. Hasta donde podía ver, no había marcas en dónde él me había agarrado… De repente reflexioné. ¿De verdad estaba considerando negar lo que había pasado? Yo sé lo que vi. No fue mi imaginación.
—Ay rayos —dijo Rachel—. No me estas respondiendo. El venado está pegado en los focos del auto ¿cierto? ¿Estás conduciendo por ahí con él atascado en el frente como si fuera una pala para la nieve? ¿No?
—¿Puedo dormir en tu casa?
Quería salir de las calles. Fuera de la oscuridad. Con una súbita inhalación me di cuenta de que para ir a casa de Rachel tendría que volver a la intersección en donde lo impacté a él.
—Estoy en mi cuarto —dijo Rachel —. Puedes venir. Te veo en un rato.
Con mis manos fuertemente apretadas contra el volante, conduje el Neón a través de la lluvia, rezando para que el semáforo en Hawthorne estuviera verde en mi favor. Lo estaba y pasé la intersección mirando directamente hacia el frente, pero a la vez mirando con el rabillo del ojo las sombras a los lados de la carretera. No había ninguna señal del chico con la máscara de esquiar. Diez minutos más tarde estaba estacionando el Neón frente a la casa de Rachel. El daño en la puerta fue mucho y tuve que patearla para poder salir. Luego corrí hasta la puerta de entrada, entré a toda prisa y bajé corriendo las escaleras hasta el sótano. Rachel estaba sentada en su cama con las piernas cruzadas, tenía un cuaderno sobre sus rodillas, llevaba puesto audífonos y su iPod estaba encendido.
—¿Quiero ver el daño hoy, o debería esperar a dormir al menos siete horas? —Me preguntó a través de la música.
—Quizá deberías escoger la opción número dos.
Rachel cerró su cuaderno y se quitó los audífonos.
—Terminemos con esto de una vez.
Cuando salimos, me quedé mirando al Neón por un largo rato. No era una noche cálida, pero el clima no era la causa del escalofrío que recorrió mis brazos. La ventana del conductor no estaba rota. Tampoco la puerta.
—Algo no está bien —dije.
Pero Rachel no me estaba escuchando. Ella estaba ocupada inspeccionando cada pulgada del Neón. Yo me adelanté para inspeccionar la ventana del lado del conductor. Cristal sólido. Cerré mis ojos. Cuando los volví a abrir, la ventana seguía intacta. Caminé hasta la parte de atrás del auto, casi terminaba de rodearlo cuando de repente me paré en seco. Había una pequeña grieta en el parabrisas. Rachel la vio al mismo tiempo.
—¿Estás seguro de que no fue una ardilla?
Mi mente volvió a los letales ojos tras la máscara de esquiar. Ellos eran tan oscuros que no podía distinguir las pupilas. Eran oscuros como los de… Blaine.
Lía Colfer ☆******* - Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 01/06/2013
Edad : 26
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
Me encante el capitulo ¿la persona que vio kurt fue blaine? Espero el siguiente capitulo y que actualices pronto quiero ver que pasa en el sig. Cap.
gleeclast-* - Mensajes : 1799
Fecha de inscripción : 26/03/2013
Edad : 27
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
Que eres Blaine
pobre de mi Kurt indefenso y con miedo
pobre de mi Kurt indefenso y con miedo
Gaby Klainer********-*- - Mensajes : 911
Fecha de inscripción : 01/07/2013
Edad : 24
Re: FIC KLAINE. Hush, hush - "V"
Lo siento por mi esta pregunta pero muero de ganas de saber a que libro se refieren Por favor me pueden dar el nombre
Diego Colfer* - Mensajes : 1
Fecha de inscripción : 01/05/2014
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