[Resuelto] Manual De Lo Prohibido - E P I L O G O!

me encanto todo tu fic solo que nunca tuve oportunidad para dejar un comentario pero eso no cambia el hecho de que me fascino toda la historia   

sobre tus propuestas....yo eligo la 3 aunque la 4 no esta nada mal

E P I L O G O ~
 
 
 
- No estoy muy seguro – hice un mohín, sintiendo cómo el corazón me latía nervioso bajo mi pecho.
 
Él sonrió y se acercó para besarme la cabeza.
 
- ¿Qué piensas que va a pasar? – me dijo, y su aliento al hablar me movió los cabellos.
- No sé, Blaine – musité, viendo cómo se podía vislumbrar la cúspide del edificio del aeropuerto tras la ventanilla trasera del taxi - Sé que ha pasado un año – dije, mientras su nariz seguía revolviéndome el pelo - pero te recuerdo que la última vez que hablamos, me dio una bofetada – mi entrecejo se arrugó en una expresión de congoja al recordarlo.
 
Blaine rió y el soplo de su risa me acarició el cuello, luego sus labios se posaron en él dulcemente, haciéndome erizar la piel.
 
- Tú mejor que nadie conoces a Rachel; ella no puede guardar el rencor durante tanto tiempo – me dijo, ahora mirándome - Además, ahora ya está bien, ya está con Finn – me sonrió - El tiempo cura las heridas, ¿recuerdas?
- No todas, Blaine – contradije, ahora de veras nervioso, ya que el taxi aparcaba justo frente al aeropuerto.
 
Blaine pagó el taxi y como quien no quiere la cosa bajé de él. Me quedé de pie hasta que Blaine se colocó a mi lado y pasó una mano por mi cintura. Su tacto me hizo sentir un poco mejor.
 
- Vamos – me dijo, empujándome amablemente.
 
Caminé a su lado, mientras la gente iba de un lado a otro con maletas y boletos en la mano.
 
- ¿Por qué estás tan tranquilo? ¿Qué acaso sus últimas palabras para ti fueron “Está bien Blaine, no hay problema que te hayas enamorado de mi mejor amigo. Vete en paz”? – farfullé y pensé que se iba a reír, pero en vez de eso, su rostro se volvió un poco tenso.
- No. Ya sabes que no me despedí, pero… mira, si quisieron venir a visitarnos yo creo que ya no hay rencores – se encogió de hombros - Tranquilo, ¿sí? – me besó la cien mientras seguíamos caminando para sentarnos a esperar que el vuelo llegara.
 
Luego de unos minutos los vimos salir por la puerta por donde emergían los demás pasajeros provenientes del vuelo de Italia y reconocí los cabellos oscuros de Rachel, su mirada iba baja, indiferente, la seguía conociendo.
 
- Blaine… – murmuré temeroso, a nada de decirle que nos echáramos a correr.
- ¡Ya los vi! – pero me interrumpió y tomándome fuertemente de la mano, me hizo correr hacía ellos - ¡Finn! – gritó y levantó su mano izquierda para que lo viera.
 
Fijé mi vista en Rachel y nada más en ella; no es que no extrañara a mi mejor amigo pero quería saber cuál era la expresión de Rach y si no era tan mala idea echarme a correr. Al momento de oír la voz de Blaine, levantó la vista y sus ojos al verlo, lucían distintos, era la clase de mirada que das a un viejo amigo que aprecias sinceramente. Luego me miró a mí y aunque me congelé repentinamente tenso, ella esbozó una tenue sonrisita apenas visible y volvió a bajar la mirada, haciéndome sentir confundido y atolondrado.
 
- ¡Blaine, Kurt! – la voz de Finn me hizo mirarle, no lucía tan distinto, de hecho ninguno de los dos había cambiado.
- Hermano – Blaine abrazó a Finn en un cariño fraternal cuando estuvimos por fin cerca los cuatro y yo volví a mirar a Rachel, cautelosa aun.
- Hola – me dijo ella con una tenue sonrisita dibujada en su rostro.
- Hola, Rachel – respondí tímido, era raro intercambiar con ella palabras después de un año y siendo las últimas un sin fin de maldiciones.
 
Miró a Blaine y le sonrió, no como lo hacía antes, pero si se notaba sincera.
 
- Rachel – dijo él y se inclinó para abrazarla. Un abrazo rápido e incómodo para Rachel, según pude notarlo en su rostro - ¿Vamos a algún restaurante? Yo invito, como bienvenida. ¿Qué dicen? – ofreció Blaine.
- Suena bien – admitió Finn - ¿Me acompañas por las maletas? – le preguntó, pero lo conocía lo suficiente como para darme cuenta de que lo hacía por dejarme a solas con Rachel.
 
Estuve a punto de ir tras ellos cuando la voz de Blaine me detuvo.
 
- Espérenos aquí, no tardamos, ¿está bien? – me guiñó un ojo y siguió a su hermano entre el tumulto de gente.
 
Me mordí el labio inferior con nerviosismo y giré sobre mis talones para ver a Rachel, su mirada seguía baja hasta el momento en que notó que la miré, fue entonces que poco a poco comenzó a alzarla.
 
- Dime, ¿has visto a Sam o Britt? – pregunté, como para entablar conversación, haciéndome recordar irónicamente cómo antes no había huecos de silencio en nuestras pláticas.
- Oh, sí, Sam te envía saludos, bueno, Sam y Britt, los dos – sonrió.
- Oh… genial – fue todo lo que pude articular.
 
Bajé la mirada y me dediqué a golpetear nerviosamente el suelo con la suela de mi zapato, mientras las manos en los bolsillos de mi chaqueta se removían ansiosas entre el pequeño espacio.
 
- Escucha… – la firme voz de Rachel me hizo levantar la mirada rápidamente - sé… sé que nuestra relación se… se quebró al último – estaba nerviosa, igual o poco más que yo - Y, tuviste razón, creo que fue falta de comunicación o algo así – hizo un mohín - Sólo… – exhaló - sólo quiero decirte que no te guardo rencores y que… – me miró - espero no me los guardes a mí. Reaccioné bastante mal y dije palabras que no debí de haberte dicho. Supongo que también le debo una disculpa a Blaine por eso – dijo como para sí - El punto es, que quizá no volvamos a ser los… mejores amigos que éramos antes; pero… al menos no seamos enemigos. Yo la verdad te… estimo mucho – se encogió de hombros.
 
La miré y respiré, era increíble que aun adivinara mis pensamientos.
 
- Gracias Rachel – dije - Gracias por, bueno, por no odiarme – ella rió y movió la cabeza - disculpa por… todo. Yo…
- Kurt – me interrumpió - no tienes que darme explicaciones ahora, digo, el tiempo ya pasó y bueno, yo estoy con Finn – me sonrió.
- Hablando de eso, en serio me alegra que estén juntos. Finn es genial y te ama demasiado.
- Sí, lo sé, me lo ha demostrado y a decir verdad estoy feliz.
 
Aquella confesión me hizo respirar.
 
- Tú más que nadie merece ser feliz, Rachel – dije.
- Tú también. Yo espero que…
- ¡Listo! – dijo Finn a mi espalda, interrumpiendo a Rachel - Vayamos a comer.
 
Finn le extendió la mano a Rachel y ella la tomó, luego caminaron juntos hasta la salida. Detrás íbamos a Blaine y yo, él cargaba las maletas de Finn con una mano y con la otra me tomaba de la cintura. Me miró y yo hice lo mismo, luego me sonrió.
 
- ¿Todo bien? – susurró.
 
Asentí y le devolví la sonrisa.
 
- Finn me contó que va muy bien con Rachel y que espera que ella sea la mujer de su vida – se acercó a mi oído al susurrarlo y la piel se me erizó completa.
 
Me alejé un poco para poder mirarle.
 
- Me alegra que estén felices. Lo merecen – musité.
- Por supuesto.
 
Al salir la luz de medio día nos alumbró y Finn ya se encontraba subiendo sus maletas al taxi. Blaine corrió en su ayuda y subió también las que él venía cargando, me quedé de pie a unos metros. Finn y Blaine reían haciendo bromas y ese tipo de cosas entre hermanos, mientras que Rachel miraba a uno de ellos como jamás había mirado a alguien. Podía ver en sus ojos que realmente estaba enamorada y de la forma más sincera y profunda que jamás haya visto. Finn le devolvió la mirada y le sonrió y ella, al notarse en el reflejo de sus ojos, una chispa le iluminó el rostro.
 
Entonces, ¿qué se volvía ahora todo el sufrimiento anterior? No había nada en el mundo capaz de separarme del hombre que yo amaba, ni fuerza sobrenatural que separara a Finn de Rachel. Es que así era como debía de estar el mundo, así era como debió de ser desde un principio; pero, si no hubiéramos sufrido, jamás podríamos haber llegado hasta donde estábamos ahora. No traía mi cámara pero fue como si tomara una fotografía en mi mente de aquella escena del mundo correcto, revelándola donde iba a permanecer guardada por siempre. En mi corazón.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
E P I L O G O   2  ~  [ B L A I N E ]
 
 
 
 
Contemplé por un rato a la feliz pareja de pie junto al altar y luego mi mirada revoloteó hacía el bello chico que estaba sentado a mi lado. Los recuerdos salieron a florecer en mi cabeza, haciéndome vibrar por la nitidez con la que se proyectaron.
 
Mientras el ministro hablaba uniendo a la pareja frente a él, recordé las palabras de Rachel el año pasado; me golpeaba el pecho con fuerza y rencor, mientras me miraba con sus grandes ojos cafés y lloraba sin contenerse. Me partía el alma verla así.
 
- ¡Vete tras en él entonces! – me decía - ¡Alcánzalo porque el amor de tu vida se escapa! – me golpeó por doceava vez el pecho.
- Rachel – musité.
- Debí de haberme dado cuenta antes – gritaba - ¿Por qué no me dijiste que te gustaban los chicos? ¡Nos hubiéramos ahorrado todo esto! – manoteó, cansada.
- En ningún momento te engañé, Rachel – expuse - Él me robó un beso, pero estaba ebrio, Rach.
- ¡Pero tú no! – Exclamó, con voz estrangulada - Además, el que haya estado o no ebrio no quita que se haya enamorado de ti – señaló un papel sobre la mesa, arrugado violentamente - ¿Y sabes qué es lo peor? – Sollozó - Que tú, perfectamente cuerdo, te enamoraste también… de él. De mi mejor amigo ¡De un chico! – gimió escandalizada.
- Rachel – quise acercarme, abrigarla en mis brazos para que de alguna manera cesara su dolor, pero me quedé a distancia, sabiendo que después de mi confesión, no serviría de nada - nunca quise hacerte daño – expliqué - Simplemente… no pude controlarlo.
 
Recordé entonces el primer día que descubrí que sentía algo por Kurt, o mejor dicho, cuando acepté que sentía algo por él. Aquella vez que él veía una película de terror y que de cierta manera, sin explicarme cómo, quería protegerlo entre mis brazos y luego, jamás dejarlo ir. Con el paso del tiempo me di cuenta de que me gustaba estar a su lado, pasar las horas en su compañía y hacer chistes tontos de cualquier cosa.
 
- ¡Pero pudiste decírmelo! – Las palabras de Rachel continuaron - No había necesidad de que me hirieras de esta forma – sollozó, de nuevo - Pero yo soy la estúpida, ¿sabes? Debí de darme cuenta, por cómo mirabas a Sam cuando se le acercaba, le hablaba o lo besaba.
 
Mi rostro de endureció al recordarlo. Era una furia devastadora, una inquietud por querer alejarlo de Sam cuando éste se le acercaba. Algo que en ese momento me inundaba de pies a cabeza y que no podía explicarme la razón. Ahora lo sabía.
 
Volví a perderme en el recuerdo, en la escena de aquel día gris.
 
Me encontraba inmovilizado en el centro del departamento de Rachel, después de haber parecido un idiota y sentirme como uno. Viendo a Finn parado en la puerta y a Rachel entre sus brazos, sollozando en su pecho. Entonces, sólo entonces, me di cuenta de que yo había sido igual de ingenuo que Rachel, ahora comprendía quién era la chica a la que Finn amaba y porqué es que nunca me lo dijo. Estaba de pie allí, mirándome con la comprensión de un amigo, con el dolor de un hermano; mientras Rachel lo apartaba lejos, llevándoselo consigo como el único apoyo con el que contaba.
 
- Acepto – musitó el novio, mirando fijamente a su futura esposa y sonriéndole, haciendo que mi mente volviera al presente.
- Y tú, Rachel Barbra Berry, ¿aceptas a Finn Hudson como tu futuro esposo; para amarlo, cuidarlo, en la salud y enfermedad, hasta que la muerte los separe? – preguntó el ministro.
- Acepto – respondió ella.
 
Kurt se levantó de la silla y sacó su cámara fotográfica. Lo miré desde abajo, sentado aun.
 
El recuerdo continuó en mi mente.
 
Me acerqué hasta la mesa en donde Rachel había dejado aquel papel arrugado y vuelto a desarrugar y curioso lo tomé entre mis manos. El corazón me volvió a palpitar cuando leí escrito del puño y letra de Kurt las palabras “te juro que lo amo”. Pero ya era demasiado tarde, su vuelo había partido y se lo había llevado lejos.
 
O tal vez no tan lejos. Corrí a mi casa y empaqué mis cosas, llamé a Finn como cuatro veces, pero no contestó ninguna, así que mejor le escribí un texto, diciéndole que me iba, que me perdonara; casi lo mismo que Kurt en su carta para Rachel, pero más breve; y por último agregué: Sé feliz y hazla feliz.
 
Kurt había tomado una buena fotografía del beso entre Rachel y Finn. Sonreí. Los murmullos de la gente a mí alrededor me hicieron perderme de nuevo.
 
- Un boleto para Egipto, por favor – le dije a la señorita de la aerolínea, convencido totalmente de mi decisión. Recordando la vez que Kurt me había dicho que a ese lugar escaparía y con la esperanza de que estuviera más cerca de mí en vez de haber volado a Ohio, como dijo que lo haría.
- Tiene suerte, señor – me dijo la muchacha - Hay un vuelo para esta noche.
 
Me pidió identificación y luego pagué mi boleto, estaba dispuesto a cruzar el mediterráneo ahora que sabía que él también me amaba e ir a buscarlo, así fuera por cielo, mar o tierra. Lo encontraría.
 
Kurt volvió a sentarse a mi lado y me miró, provocando que volviera bruscamente al presente y me perdiera en su mirada azul. Ató su mano a la mía y yo miré esa acción.
 
- ¿Vamos? – me preguntó, haciendo seña con la cabeza hacía la pareja recién casada.
- Claro – le sonreí y me paré junto a él, siguiéndolo a través de la gente, atado de su mano.
 
Todos los rostros lucían felices, sonrientes. Incluso el mío. Cuando llegamos hasta Finn y Rachel, miré a ambos y al instante Kurt los abrazó, felicitándolos.
 
Mi mente volvió a irse.
 
- ¿Cómo está Rachel? – le pregunté, a través de la bocina del teléfono se escuchó un suspiro.
- Mejor – musitó Finn.
- ¿Aun me odia? – inquirí, sintiéndome culpable.
 
Luego de un silencio corto, mi hermano contestó:
 
- No lo creo. Ni a ti ni a Kurt. Aunque sigue dolida… Blaine, ha pasado más de un mes. ¿Ya lo encontraste? – me preguntó y la decepción saltó a mi rostro.
- No – respondí, sintiéndome tonto.
- ¿Y si sí volvió a Ohio?
- No lo sé, Finn. Estaba casi seguro de que lo encontraría aquí – admití.
- ¿Y ahora?
- Necesito alguna señal de dónde es que se encuentra – me pregunté qué tan desesperado soné - Lo que sea, Finn.
 
- Blaine – mi cabeza se sacudió al llamado de mi nombre y miré a mi hermano frente a mí.
- ¡Ey, felicidades! – lo abracé con sinceridad, dándole unas palmadas en la espalda -  Ahora estás con la mujer que amas, me alegro por ti – le dije.
- Y tú también – me palmeó el hombro y luego miré a Kurt, que parloteaba animoso con un chico alto y delgado, su amigo Jeff, a quien le daba órdenes de dónde y cómo tomar fotografías.
 
Sonreí.
 
- Finalmente – susurré y miré a mi hermano - Gracias por todo lo que has hecho por mí, Finn. Estoy orgulloso y honrado de ser tu hermano.
 
Mi hermano sonrió ante lo que escuchaba y me hizo seña de que fuera con la novia, yo asentí.
 
Di unos cuantos pequeños pasos y me acerqué a Rachel, que inmediatamente me miró y me sonrió.
 
- ¡Felicidades! – musité y me incliné sobre ella para darle un abrazo, el cual me respondió.
- Gracias, Blaine – me dijo, y la escuché sincera - ¿Alguna vez lo imaginaste? – me preguntó, casual.
- ¿Qué cosa?
- Todo lo que pasó, quién diría que tú me llevarías a encontrar a la persona indicada y que yo haría lo mismo contigo – dijo, de lo más normal.
- Me alegra que pienses de esa manera – admití - Ahora eres como una hermana para mí, Rach.
 
Ella sonrió, algo incómoda.
 
- Dejémoslo en que soy tu cuñada – rió.
- Claro – reí, igual.
- ¡Rachel, a partir el pastel! – gritó una chica tan blanca como la nieve, a unos cuántos metros parada junto a Finn.
 
Rachel la miró y le sonrió. Luego volvió a mirarme.
 
- Gracias por venir, Blaine – dijo.
- Deseo que seas muy feliz Rachel, lo mereces – confesé y ella me sonrió.
- Gracias. Lo soy – musitó y caminó hasta la chica que le había gritado antes.
 
Busqué con la mirada a Kurt, se encontraba parado, preparado para tomar fotografías.
 
Y lo último del recuerdo vino a mi memoria.
 
Su nombre apareció en la Internet, anunciando una exposición fotográfica en Lima, Ohio. “Manuale del proibito” y una foto… mía. Sin duda era Kurt, mi Kurt, al que había estado buscando por cada rincón de Egipto y que buscaría hasta el último lugar de la Tierra.
 
Leí todo el artículo que se exponía en aquella página. Tenía que viajar a Ohio lo más pronto posible. Sabía que él me amaba, esta vez no tenía por qué mentirme.
 
Me acerqué a él y lo abracé por detrás, acomodando mi barbilla en su frágil hombro. Él se giró y nuestras respiraciones chocaron.
 
- Deja que Jeff tome las fotos – le susurré al oído y sentí cómo su piel se erizó junto a mi cuerpo.
- ¿Quieres que me pierda cuando parten el pastel? – musitó, haciendo un leve puchero.
 
Me reí.
 
- No. Quiero que sueltes esa cámara y me abraces – rocé con mi boca la piel de su mejilla - Y que nunca me dejes ir – susurré.
 
Él se giró y quedó en mis brazos, de frente.
 
- Jamás – prometió y acunó mi rostro entre sus delicadas manos - Y tú prométeme que no me dejaras escapar otra vez.
- Nunca, y si eso sucediera, yo iría justo detrás de ti – le sonreí y retiré su mano izquierda de mi rostro, luego acaricié la argolla que adornaba su dedo corazón - Pero sé que no volverás a escapar – miré el anillo plateado por un segundo y luego volví mis ojos a él, olvidándome por completo de dónde estaba y de la gente que me rodeaba, concentrado sólo en el bello rostro frente a mí - usted prometió ser mío por siempre, futuro Sr. Hummel-Anderson, ¿lo recuerda?
- No voy a olvidarlo jamás – rió.
 
Le sonreí y luego coloqué mis manos en su rostro y él puso las suyas en mi cadera. Me acerqué y uní mis labios a los de Kurt, acariciándolos suave y limpiamente.
 
Después de haber estado perdido en mí mismo, entre el querer y no poder; sumido en una total confusión, logré escapar hasta lo alto y conseguir lo que realmente necesitaba. Dicen que las cosas buenas tardan tiempo, pero que las realmente maravillosas, suceden en un abrir y cerrar de ojos.
 
Ahora aquí estaba, en este momento, teniendo en mis brazos al único hombre que amaba, y estaba dispuesto a hacer con él, un nuevo manual de lo prohibido.
 
 
 

Me encanto el final.  
Una hermosa historia.  
Y que al final Rachel no los odiara.  
Saludos!!
  

Me encanto el epilogo fue genial me gusto mucho que bueno que rachel y kurt se arreglaron nos leemos en otra de tus historias

estoy maravillado, esta adaptación fue maravillosa, me encanto

Estuvo genial de nuevo te felicito, y espero pronto más Fics tuyos.

me encanto toda la historia D:    
estuvo genial y me encanto que rachel y kurt hayan echo las paces  
nos leemos pronto  

Llore...definitivamente esto me hizo llorar....

Tengo un pensamiento... Pienso que el amor realmente no existe como deberia de ser pero cuando se trata de Klaine suspiro como loca hahaha Gracias por esta historia :') me encantooooooooo!

Espero pronto tus Fics y que actualizes cupido pronto.

TRATERÉ DE ACTUALIZAR "CUPIDO" LO MÁS PRONTO POSIBLE....