Segunda Batalla: Brittana & Samchel {#02}

Batalla Interdistritos

*EN ALGÚN LUGAR EN LAS AFUERAS DE OHIO*

-¡Increíble Trouty! ¡IN-CREÍBLE! ¡Espero dentro de esa gran boca traigas algunas bengalas porque de lo contrario nadie nos va a encontrar aquí!- Dijo una Santana histérica que caminaba de un lado a otro de la carretera por la que no se veía pasar ni un solo carro.

-¡Santana!- Dijo Rachel levantándose de donde estaba y poniendo ambas manos en su cintura- No te permito que le hables así y mucho menos que le digas “Trouty” –Dijo esto último haciendo comillas en el aire – Se llama Sam, y deberías agradecer que accedió a ir por ustedes para así llegar todos juntos al baile de lo contrario no habrías ido al baile.

-¡Creo preferiría haberme quedado en casa que estar aquí varada en medio de la nada! Y yo le digo cómo se me antoje gnomo de jardín tú no te metas –Terminó de decir la latina con el ceño fruncido.

-¡Óyeme, tú no tienes derecho a llamarme así!- Dijo Rachel acercándose a Santana enojada y señalándola con un dedo.

-¡Te llamo cómo me plazca, y no me apuntes con ese dedo de enanito o iré con toda Lima Heights y…

-¡Chicas, chicas basta!- Dijo Sam interrumpiendo que hasta ese momento había sido solo un espectador del intercambio de palabras entre la morena y la castaña- Sé que esto se ve muy mal pero no tenemos por qué pelearnos, en algún momento pasará alguien y podremos ir todos juntos al baile de graduación y ya esto solo será una anécdota para contar- Terminó de decir el rubio tratando de tranquilizar el ambiente.

- Tienes razón amor –Dijo Rachel acercándose y dándole un leve beso en los labios –Será mejor tener paciencia y esperar, después de los chicos se darán cuenta en seguida que no hemos llegado y tratarán de localizarnos- Terminó de decir la castaña convencida de sus palabras.

-O si no, Lord T usará su bola de cristal y sabrá dónde estamos, así que enviará un mensaje a alguno de ellos diciéndoles que vengan por nosotros- Dijo Brittany sacando su cabeza de dentro de la camioneta.

Ante el comentario de Brittany todos se quedaron viendo entre ellos, a excepción de Santana que asintiendo con la cabeza se acercó a su novia para darle un tierno beso en los labios.

-¿Seguro no puedes arreglarla? –Dijo Rachel mirando a Sam

-Ya intenté todo pero sabes que el mecánico es Finn, no yo, y además mi celular se quedó sin batería - Dijo Sam cabizbajo dándose cuenta que no podía hacer nada para sacarlos de esa situación.

-No te preocupes – Dijo Rachel mientras ponía su mano en el hombro de Sam para tratar de calmarlo –Como dije alguien se dará cuenta de que no hemos llegado y tratarán de buscarnos, esto no es tu culpa, no te sientas mal –Dijo la castaña regalándole una tierna sonrisa al rubio mientras se cruzaba de brazos para guardar un poco de calor.

Sam le devolvió la sonrisa pero al ver el gesto de la chica dijo:

-Debes tener frío, ten –Dijo mientras se quitaba el saco del traje que llevaba y se lo colocaba sobre los hombros- Así estarás mas calientita.

-Vaya –Dijo Rachel con una sonrisa y un leve tono rosa en sus mejillas- Que caballeroso, gracias –Dijo mientras se acomodaba bien el saco.

-No hay de qué –Respondió Sam mientras metía las manos en sus bolsillos- ¿Sabes? –Dijo un poco nervioso mirando a Rachel.

- ¿Qué cosa? –Respondió la pequeña castaña.

- A pesar de todo esta, sigue siendo la mejor noche de mi vida- Respondió un poco cohibido el chico mirando a los ojos de Rachel y con un leve rubor invadiendo sus mejillas.

-¿Sí? ¿Y por qué?- Preguntó Rachel con una linda y a la vez tímida sonrisa en su rostro.

-Porque tengo a los mejores amigos que haya podido pedir esperando en la fiesta –Dijo el rubio para luego acercarse a Rachel y rodear su cintura con sus brazos- Y porque tengo a la chica más hermosa como mi cita para el baile- Terminó de decir Sam viendo directamente a los ojos de Rachel.

-Para mí también es la mejor noche de mi vida –Dijo con una sonrisa de oreja a oreja y mirando a los ojos verdes de Sam – Y no la cambiaría por nada –Dijo acercándose lentamente hacia los labios de Sam.

-¡Britt rápido! ¡¡Saca la cámara, un gnomo está a punto de ser absorbido por una trucha!! -Dijo Santana gritando y agitando sus manos 

-¡¡¡SANTANA!!! –Gritó Rachel separándose rápidamente de Sam y solo dejando sus manos entrelazadas.

- Jajajaja es muy divertido molestarte Hobbit, ¿lo sabías? –Dijo Santana 

- No molestes- Dijo Rachel mientras jalaba a Sam a un lado de la carretera – Ven Sam, vamos a buscar algún teléfono o algo para pedir ayuda-

-¿Teléfono? Si claro lo que quieres son besos de tu BocaTrucha, ¡ten cuidado no te vaya a succionar por error Berry! – Dijo Santana hablando lo suficientemente fuerte para ser oída por los otros dos que ya se encontraban algo lejos.

-¿En verdad crees que pueda comérsela por error Sanny? – Preguntó inocentemente Brittany viendo fijamente a Santana con un poco de miedo en sus ojos.

-Jaja si no tiene cuidado, puede que sí- Dijo Santana mientras abría la puerta y se metía a la camioneta junto con Brittany.

-Oh, espero que tengan cuidado entonces, Rachel me cae bien no quiero que sea comida por Sam- Dijo Brittany.

-Jaja sí, a mí también me cae bien ese Hobbit, pero que sea nuestro secreto –Dijo Santana mientras dejaba un suave beso en los labios de Brittany y le retiraba unos cuantos mechones de cabello rubio de su frente.

-¿Crees que lleguemos al baile San? Tenía muchas ganas de bailar, pero sobre todo bailar contigo –Dijo la rubia un poco triste y haciendo un puchero.

- Ven –Dijo Santana mientras abría la puerta de la camioneta y le tendía su mano a la bailarina para que la agarrara y saliera con ella.

-¿Qué quieres hacer Santy? –Preguntó Brittany mientras salía y veía como Santana metía medio cuerpo a la camioneta y buscaba algo.

-Listo- Dijo Santana mientras encendía la radio y buscaba una estación que tuviera una canción lenta, al encontrarla subió el volumen, cerró la camioneta y le extendió de nuevo su mano a Brittany.

-Señorita Pierce, ¿me concedería este baile? –Dijo Santana en un tono formal y haciendo una pequeña reverencia hacia la rubia.

Brittany dando unos pequeños saltitos de emoción respondió: -Por supuesto Señorita López, será un placer.

Santana tomó la mano de Brittany y pasando sus brazos alrededor de su cuello, colocó sus manos en la cintura de la rubia y se empezaron a mover al compás de la música.

No se escuchaba nada, solo la música y el viento que pasaba por los árboles. Santana miraba directamente a esos ojos azul cielo que la volvían loca y se fue acercando lentamente a esos labios color cereza que tanto le gustaba besar, estaban tan cerca que ambas podían sentir el aliento de la otra cuando en eso…

PIIIIIIIIIP... PIIIIIIIIIIIIP…

Una luz cegadora y un claxon rompió por completo el momento, asustándolas y haciendo que se separaran al instante.

-¡EH LÓPEZ! GUARDA ALGO PARA DESPUÉS ¿QUIERES? –Gritó una voz que reconocería en cualquier lado: Puckerman.

-¡¡Estúpido Puck casi me matas de un susto!! –Gritó la latina molesta por la interrupción.

-Sí sí lo que sea, ¡suban de una vez que llegamos tarde a nuestra baile de graduación! –Dijo Puck

-Bfff… -Bufó la latina y agarrando la mano de Brittany se dirigió al coche.

-Bien –Dijo Rachel que se encontraba al frente con Sam y Puck- ¡Hora de ir a nuestro baile!

- ¡Siiiii! –Gritaron todos en unísono dirigiéndose a lo que para todos sería: la mejor noche de sus vidas.

By Turururu! SC

Batalla Interdistritos

Rachel Berry colocó cuidadosamente una delicada tiara en la parte superior de su cabeza, tirando parte de su cabello hacia atrás. Luego, se quedó contemplando a su reflejo por un rato. Las eternas horas  que había llevado preparándose valieron la pena: realmente se veía muy bien. Llevaba un largo y voluminoso vestido de color crema, que tenía algunos detalles brillantes. Los zapatos hacían juego: se trataba de unos tacones en tonos dorados. Sonrió, pensando que aquella noche sería inolvidable.
Oyó el lejano ruido de un motor y luego el de la puerta de un auto abriéndose y, luego, cerrándose. A los pocos segundos, por toda la casa de los Berry retumbó el sonido del timbre anunciando la llegada de la pareja del baile de Rachel. Lo próximo que escuchó fue la voz de sus padres, que lo saludaban con mucho entusiasmo.
—¡Rachel! —la llamaron desde el piso de abajo—, ¡Sam ya está aquí!
Miró una vez más al espejo y se encontró con una joven elegante y seductora. Le guiñó el ojo a su reflejo, tomó su pequeña cartera y su abrigo, y salió de la habitación.
Sam Evans la esperaba al final de las escaleras, y, cuando la vio, se quedó petrificado: Rachel tuvo que levantar un poco su vestido para bajar los escalones, lo que la hacía ver como una verdadera princesa. Se sintió el chico más afortunado de McKinley, al entender que esa muchacha tan guapa era su novia. Cuando ella ya casi estaba en el living, le tendió su mano y ella la sujetó con delicadeza. 
—¿Y bien? —preguntó Rachel.
—No existen suficientes palabras para poder expresar lo hermosa que eres —replicó el rubio mirándola fijamente a los ojos. 
Ella se sonrojó y bajó la mirada para ocultarlo, pero todavía podía notarse que también lucía una gran sonrisa.
***
Santana López y Brittany Pierce salieron de la habitación con la respiración entrecortada de la exaltación. 
—Nada como un revolcón con mi chica antes de salir a divertirnos —dijo la morena mientras se alisaba su vestido. 
Brittany soltó una risita. 
—Generalmente uno se acuesta con el otro después de la fiesta y no antes, ¿no crees San?
Santana volteó hacia ella y le dedicó una sonrisa. Luego la tomó por la cintura y la atrajo hacia sí, le dio un largo y romántico beso. Brittany recorrió con la punta de sus dedos el cabello de su novia, pero pronto se detuvo porque no quería arruinarle el peinado. 
—Britt… —susurró Santana—: te vi así vestida, toda arreglada, y no pude contenerme. 
La rubia le devolvió la sonrisa, la tomó de la mano y ambas se dirigieron a la puerta que daba a la calle, donde una limusina las esperaba. 
***
Rachel y Sam llegaron a Breadstix para su encuentro con sus mejores amigas: Santana y Brittany. Pero cuando vieron cómo estaban las cosas comprendieron que hallarlas les tomaría un poco más de lo que creían: muchísimos estudiantes de McKinley, que lucían elegantes trajes y despampanantes vestidos, hacían fila para conseguir mesa o disfrutaban de la cena, mientras las meseras corrían de aquí para allá con los pedidos. 
Justo cuando creían que se quedarían hasta el Día del Juicio Final buscándolas, escucharon la inconfundible voz de su amiga Santana. 
—¡Señor y Señora Boca de Trucha! —gritaba mientras sacudía su mano como un helicóptero para llamar su atención—. ¡Aquí estamos!
La pareja se abrió paso entre toda la multitud y se dirigieron a la mesa en la que se encontraban las dos jovencitas.
—Hola chicas —las saludó Rachel—. Se ven muy bien. 
Y no lo decía por compromiso, sino de forma muy sincera. Santana lucía un vestido ajustado y sexy, de color plateado. Brittany, en cambio, lucía algo muy original: una camisa abrochada hasta arriba con un estampado colorido, y una gran pollera de tul en tonos rosas. Las muchachas asintieron con la cabeza con una gran sonrisa en modo de agradecimiento.
—Gracias, Berry, lo mismo te digo—replicó Santana. Luego clavó sus ojos en Sam y lo estudió con la mirada—. Y tú, labios de rana, debo aceptar que también estás guapo. Esa corbata turquesa es lo suficientemente llamativa como para que la gente no se pregunte constantemente si en esa tenebrosa e infinita caverna a la que tu llamas boca podrá entrar toda la población china. 
Rachel y Brittany tuvieron que hacer muchísimo esfuerzo para contener la risa, Sam rodó los ojos y no le dijo nada. Aunque Santana ponía a prueba su paciencia, sabía que detrás de esa chica que usaba todos esos insultos había una con un corazón enorme que haría lo que sea por sus amigos. 
Rachel y Sam se sentaron en la mesa y, al cabo de unos quince minutos, llegó la mesera para tomarles el pedido, el cual tuvo mucha demora. Pero esto no fue problema para los cuatro jóvenes, que tenían un especial talento en matar el tiempo conversando de todo tipo de temas y, normalmente, a las risotadas.
Los chicos estaban súper felices, porque hace una semana habían ganado la Competencia Nacional de Coros, con sus compañeros de New Directions. Eso significaba muchísimo para ellos, ya que habían empezado como unos “losers”. Aquella noche, en el baile, tenían una sorpresa preparada para su profesor, el Señor Schuester. Todos los chicos del coro harían una presentación, que habían ensayado poco pero con mucho entusiasmo, para agradecerle todo lo que había hecho por ellos y su apoyo. 
Además, Santana y Brittany habían conseguido un lugar como bailarinas profesionales en un famoso programa de televisión, Rachel había sido aceptada en la Universidad Julliard, y Sam todavía no estaba muy seguro de qué haría con su futuro, pero sabía que siempre recibiría el apoyo de sus dos mejores amigas y, sobretodo, de su novia.
Lo último que pidieron fue un gran pastel de chocolate, con frutillas, y cuatro copas de champaña para brindar. 
Primero, brindaron por sus logros, por su futuro, por haber ganado las Nacionales. Luego, cada uno brindó por los demás.
—Chicos —empezó Santana—: ustedes son los mejores. Cuando tuve que confesarle al mundo acerca de mi sexualidad, ustedes siempre me apoyaron, estuvieron ahí para lo que necesitara, y me recordaron que era capaz de todo. Gracias, brindo por eso. 
—Yo —siguió Sam—… yo les agradezco por sacarme una sonrisa cada vez que estoy mal por no poder darles lo suficiente a mi familia. Ustedes siempre me ayudan cuando nosotros necesitamos algo, mis hermanos y mis padres también están muy agradecidos, siempre se acuerdan de ustedes tres, y aunque el próximo año tendremos que alejarnos miles de kilómetros —Sam dirigió su mirada hacia Rachel—, sé que nunca nos alejaremos del todo. Porque tenemos un lazo que nos mantiene unidos irrompible. 
La próxima que habló fue Brittany.
—Brindo por todos ustedes que son súper… unicornios. Son mágicos, chicos. Gracias por entender que yo no soy estúpida, sólo comprendo lo que todos los demás no.
—Yo quiero agradecerles por soportarme cuando me comporto como una diva, por alentarme a perseguir mis sueños y por estar ahí cada vez que los necesito. 
Lo último por lo que brindaron, fue por su amistad, que dudaría para siempre. 
—¡Salud! —exclamaron todos, y chocaron sus copas.
Rachel se secó una lágrima, Sam la abrazó.
—Vamos, Berry —dijo Santana—, ¿ya estás emocionada? ¡Todavía falta lo mejor: nuestro baile de graduación!
Todos mostraron una sonrisa de oreja a oreja, entusiasmados, y salieron por la puerta de Breadstix, convencidos de que sería la mejor noche, y que lo más importante era vivir disfrutar de sus últimos días en la preparatoria. ¿Lo más importante? Juntos.

By Turururu! SC