[One-Shot: Faberry] Unconditionally

Otra noche en la que ella me poseía. Sus manos paseándose por todo mi cuerpo mientras sus labios besaban con insistencia mis pechos y su lengua torturaba mis pezones. Los gemidos provenientes  de mi boca aumentaban de intensidad con cada caricia suya, cada movimiento ágil y cada respiración jadeante de su parte. Sus ojos verdes se encontraban completamente oscurecidos por la lujuria, su cabello caía libremente en desordenadas pero seductoras ondas y sus labios hinchados daban evidencia de nuestro encuentro de pasión. Ella se sentó en mis caderas y se liberó de la parte superior de su uniforme de Cherrior que inmediatamente fue acompañada por la atractiva pieza de lencería que cubría la parte superior de su perfecta anatomía.

Sus labios llegaron con fuerza a los míos, uniéndonos en un beso urgente y húmedo. Su lengua envolvió la mía luego de que las dos piezas de ropa volaron a una parte de la habitación que no me importaba en lo más mínimo, mientras sus manos viajaban por mi piel desnuda que se estremecía ante cada roce, cada caricia, cada rasguño… Estaba perdida en ella. Me gustaría que fuera un poco más delicada puesto a que siempre después de que hacemos el amor, sus rasguños y mordidas surgen efecto haciendo que mi piel queme y se resienta, pero ella no lo es, no cuando está caliente. Mi historia con Quinn siempre es la misma, ella solo quiere acostarse conmigo y yo no tengo fuerza para rechazarla. Sencillamente no puedo decirle que no. No a Quinn.

Con fuerza, Quinn hizo a un lado una de mis piernas acariciándola a lo largo con sus expertas manos para después juntar su feminidad con la mía y empezar un movimiento de caderas que me torturaba con acentuados y lentos movimientos, estableciendo un ritmo hipnótico, capaz de enloquecerme en cualquier momento. Sus embestidas aumentaban de velocidad de igual manera que la intensidad de sus gemidos que se entremezclaban con los míos haciendo eco en las paredes de mi habitación. La imagen de Quinn no tenía precio, la manera en como echaba su cabeza hacia atrás y entreabría sus labios para jadear me encantaba.

 Pronto, mis ojos se cerraron y fui invadida por los efectos del orgasmo, llegando a mi cuerpo y atravesándome en ondas constantes. Su nombre se escapaba de mis labios en compañía de palabras inentendibles  mientras mis manos se aferraban a su cintura, ella no se dejó de mover hasta que unos segundos después sus labios se abrieron y los sonidos de placer que escaparon de su garganta me anunciaron que ella también lo había alcanzado, es tan hermosa cuando se entrega de esta manera. Me abracé  a ella apenas cayó junto a mí, aspiré su aroma y sentí su suave piel bajo mis manos.

 –Eso fue… increíble –Murmuré contra la piel de su hombro, batallando por recuperar mi aliento–Eres hermosa… Increíble… Perfecta… Te amo tanto–Carajo. No debí decir eso-

Al instante me arrepentí de mis palabras. Ella chasqueó su lengua, se liberó de mis brazos y se levantó enojada mientras recogía pieza por pieza su ropa esparcida por todo el piso de mi habitación. Se empezó a vestir –Mierda Rachel… ¿Por qué siempre tienes que arruinarlo todo? –Siseó molesta sin dejar de acomodarse su ropa-

–Yo… No quise decir eso Quinn, yo… Lo siento mucho –Me apresuré a decir mientras mi mente me recalcaba una y otra vez que era una idiota-

Quinn suspiró–Ya, ya. Déjalo–Espetó de mala gana-
Jadeé sin saber qué hacer, no quería que se alejara–Lo siento mucho, Quinn. En serio –Repetí aferrando la sábana a mi cuerpo desnudo-

Ella hacía a oídos sordos mientras con gracia unía su cabello en una pulcra y alta cola de caballo para después pasar sus manos encima de su hermoso uniforme de animadora alisando las arrugas inexistentes en él sin dejar de verse en mi espejo.

–Escucha Rachel… –Volteó a hablarme sentándose en la cama junto a mí –Que tengamos sexo no quiere decir que haya… amor –Explicó con seriedad– Ni siquiera me gustas. Solo hago esto contigo porque eres genial en la cama.

Me sentí completamente denigrada al escuchar esas palabras, ahí vamos de nuevo con lo mismo, oigo como se rompe mi corazón por su culpa y soy incapaz de decirle algo. Aunque estando desnuda en mi cama, después de hacer el amor, no es algo que nadie esperaría… ¿Pero en qué demonios estoy pensando? Ella es Quinn Fabray, por lo tanto, es algo que tengo que esperar de ella. Conteniendo mis lágrimas bajé la mirada con tristeza.

–Sabemos las reglas del juego, nena–Murmuró captando mi barbilla entre sus dedos y alzándola–Ahora dime ¿Qué es lo que no vas a hacer? –Preguntó buscando mis ojos-

–… No le voy a decir a nadie –Contesté en voz baja-

Ella sonrió conforme al oírme –Buena chica –Dijo para después acariciar mi cabeza justo como si se tratara de un cachorro–Ahora, me tengo que ir. Tengo una cita –Anunció poniéndose de pie-

Y después pasó lo mismo de siempre, ella me dio la espalda y me dejó sentada ahí, encima de mi cama, desnuda y al borde de las lágrimas. Quinn me hace sentir mal, estúpida y hasta he llegado a odiarme a mi misma por lo que siento por ella. Pero de esto se trata todo, ella habla y siempre me tendrá. Incondicionalmente me tendrá. Odio sentirme así por ella.



Entre nosotras, todo siempre se limita a sexo. En los pasillos de McKinley siempre soy su víctima de burlas, tropezones y slushies. Tanto suya como de las demás porristas y del equipo de futbol. Pero ella nunca dice o hace nada a excepción de ignorarme o reírse. Y esta mañana no fue la excepción. Estaba de pie en mi casillero, sacando y metiendo libros, pero también estaba observándola a ella que se encontraba a unas cuantas puertecillas más, hablando tranquilamente en compañía de Santana y Brittany. Estaba tan absorta en su sonrisa que no me di cuenta de que el idiota de Puckerman se acercaba con un slushie grande solo para mí.


¡ZAZ!

Mis ojos ardieron y mi piel llegó a erizarse cuando el condenado granizado me golpeó en la cara, escurriéndose hasta en el lugar más recóndito de mí. Con una de mis manos tallé mis ojos para poder abrir los ojos, y en ese momento deseé haberlos dejado cerrados, porque ver a Quinn reírse de mí fue algo que hizo que mi corazón se sintiera pisoteado. Las lágrimas amenazaron con salir, así que apenas conteniéndolas empecé a correr con destino a los baños de chicas. Ella no podía verme llorar.

Los sollozos hacían eco libremente por todo el lugar. Podría soportar un slushie diario, como presidenta de muchos clubes e integrante del Club Glee, es algo a lo que me tengo que acostumbrar, de hecho, es algo a lo que estoy tan acostumbrada que nunca falta un segundo cambio de ropa entre mis cosas. Pero algo que no puedo tolerar es la manera en la que Quinn me trata… ¿Tiene que ser tan mala siempre?

– ¿Rachel Berry? –Una  fina voz llamó mi atención, haciéndome alzar la mirada-

–Kurt… ¿Qué haces en el baño de chicas? –Pregunté sin sentir la mínima pizca de curiosidad ¿Qué arde más? ¿El granizado o las lágrimas? –

Él se encoge de hombros– Son más limpios y nadie intenta echarme de cabeza a los inodoros –Respondió tranquilamente– ¿Por qué las lágrimas? Digo… Ya deberías estar acostumbrada–Dijo señalando vagamente con un gesto de su mano-

–No es por el slushie–Murmuro con voz ronca mientras el recuerdo de Quinn vuelve a mi mente y nuevas lágrimas amenazan con salir-

– ¿Entonces…? –Insiste con su curiosidad mientras de sus cosas saca un pañuelo, lo humedece y gentilmente me lo ofrece-

–Es… es por Quinn –Contesté tomando su pañuelo, empezando a pasarlo por mi rostro evitando mirarlo-

–Espera… ¿Estás llorando por Quinn? ¿Quinn Fabray? ¿La rubia cliché perra y capitana de las animadoras? ¿Esa Quinn? –Pregunta con su ceño fruncido, claramente confundido-

Solamente me limito a asentir. Ya ocultar las cosas llegó hasta aquí– Quinn y yo… Tenemos sexo desde hace ya un tiempo atrás. Yo estoy enamorada de ella pero… Quinn solo me utiliza cuando está caliente, después de que tiene su orgasmo me bota y deja que sus inútiles amigos hagan lo que se les dé la gana conmigo –Explico sin mirarlo, avergonzada de mi posición-

El continúa sorprendido, pero yo solo me limito a limpiarme con su pañuelo abriendo el grifo de vez en cuando, frotando mi rostro una y otra vez. Que te jodan Puckerman, hoy no era un buen día.

–Pero… No entiendo ¿Ella no es la presidenta del Club de Celibato? –Pregunta atónito-
Asentí–Lo es. Pero ella dice que mientras seamos dos chicas, no cuenta –Respondo recordando sus palabras-

Una risa incrédula escapa de sus labios–Demonios… Capitana de las Cherriors, presidenta del Club de Celibato pero una completa estúpida –Dice negando con la cabeza mientras se acerca a mí, dispuesto a ayudarme-

–No sé porque me enamoré de ella –Murmuro para mí misma-

El suspira mientras saca un montón de productos de su bolso– Rachel, lamentablemente tu no escoges el amor. El amor es el que te escoge a ti. Más sin embargo, no estoy de acuerdo en que te dejes pisotear por la Perra Barbie, esa chica tiene que saber que tu eres alguien con sentimientos… Con una voluntad –Dice viéndome por el espejo–  Eres una chica fuerte y hermosa que merece algo mejor –Afirma con dulzura–Alguien que merece romance de verdad… Un romance de Broadway

Escucho sus inteligentes palabras atentamente sin dejarlo de ver a través del enorme espejo frente a nosotros.

–Gracias Kurt –Susurro en respuesta a sus palabras-

El sonríe–No hay nada que agradecer. Solo tienes que creértelo, mira que no vivo subiéndole la moral a cada chica que llega llorando al baño… Es solo que… eres una buena chica y en serio, mereces algo mejor.

Esas palabras en serio me golpean. Me hacen ver las cosas como me he negado a verlas desde que empecé todo esto con Quinn ‘Mereces algo mejor’ Sí. Sí lo merezco.

–En serio… Muchas gracias Kurt. Es muy dulce de tu parte –Agradezco regalándole una pequeña sonrisa-

El hace un mohín y me sonríe de vuelta–Algún día te lo cobraré, pero será después. Ahora espero que tengas un segundo cambio de ropa. Tenemos que ir a clases.
Y por primera vez, me sentí tranquila después de un mal momento por culpa de Quinn. Las palabras que me dijo Kurt eran algo en lo que tenía que pensar muy bien. Quinn no se merece mi incondicionalidad.



La última reunión de los clubes terminó. Salí caminando directamente a mi casillero, el trayecto se hacía mucho más rápido con la población estudiantil reducida al máximo. Con nadie en los pasillos, podía respirar y dar el día por terminado, estaba preparada para llegar a casa, tomar un baño, relajarme y…

-Hola manos de hombre –Oh no. Ella está aquí– Sígueme –Demandó cerrando sus dedos alrededor de mi antebrazo y llevándome con muy poca delicadeza hasta uno de los muchos salones vacíos-

Cerró la puerta tras ella. Demonios.

–Mis padres saldrán esta noche. Te quiero en mi casa a las 7pm en punto –Dijo cruzando sus brazos de manera dominante-

Tragué fuertemente imaginándome lo que podíamos hacer en su casa, a solas… Pero las inteligentes palabras de Kurt escogieron un momento muy oportuno para recordarme lo que en realidad me merezco y lo que Quinn no me puede dar.

–… No ­–Espeté en un suspiro-

Ella alzó una de sus perfectas cejas– ¿Disculpa? –Preguntó incrédula–

Inhale mucho aire en busca de valor –Lo que oíste. Dije que no.

El gesto que a continuación se dibujó en su rostro, provocó que un escalofrío recorriera mi piel. La manera en la que sus mejillas se coloraron y su ceño se frunció me intimidó de tal manera que di un par de pasos hacia atrás a manera de protección.

–Dije 7 en punto –Repitió acercándose a mí lentamente-

Retrocedía más y más hasta que choqué con el escritorio. Mierda– Y yo te dije que no –Repetí queriendo parecer convincente-

Ella desvió su mirada a ningún lugar en particular solamente para reír con sarcasmo–Vamos Rachel. Tú me amas, me lo dijiste.

–Eso no quiere decir que no pueda dejar de hacerlo –Me defendí nerviosa al ver que ella me aprisionó entre el escritorio y sus caderas-

Una de sus manos pasó por mi abdomen, subió y se escurrió entre mis pechos, acariciándolos por unos cuantos segundos haciéndome jadear para después seguir subiendo llegando a ubicarse en la parte de atrás de mi cuello, justo donde mi cabello culmina. Sus ojos estaban fijos en los míos y varios segundos nos quedamos así, cuando de repente sus dedos tomaron mi cabello y halaron de él con fuerza, tirando de mi cabeza a un lado para que ella pudiera acercar sus labios a mi oreja. Un nudo se armó en mi garganta ante el miedo de lo que ella podría hacerme.

– ¿Acaso estás terminando conmigo? –Susurró rozando sus labios con mi oreja. Su voz rasposa hizo que un escalofrío cruzara mi piel-

Respiré profundo–Si hubiera algo que terminar, lo estaría haciendo.

Quinn azotó su mano fuertemente en la madera del escritorio y tiró más fuerte de mi cabello haciendo que varias lágrimas que no pude contener, corrieran cuesta abajo por mis mejillas.

–Tú no puedes dejarme ¿Sabes por qué? Porque eres mía, Rachel. Tú eres mía –Afirmó lentamente sin dejar de rozar sus labios en mi oreja-

Sus manos dejaron mi cabello deslizándose hacia mi mejilla girando mi rostro de una manera gentil. Con la mano que había golpeado el escritorio secó mis lágrimas y después sorpresivamente besó mis labios de una manera en la que nunca lo había hecho… Era algo nuevo.

Se separó de mis labios y rozó su nariz con la mía– No sé cómo llegan esas locuras a tu cabeza–Dijo con una entonación dulce– ¿A qué hora tienes que estar en mi casa? –Preguntó en un susurro-

–7pm en punto –Respondí aún sin poder superar el beso  que me acababa de dar-

Ella sonrió–Sé puntual –Pidió para después acercarse, morder mi labio inferior e irse-
Cuando ella salió del salón, me quejé en silencio maldiciendo mentalmente muchas veces mi estupidez. No puedo creer que una vez más haya accedido a ella. Una vez más pierdo ante Quinn Fabray.



7:01pm Marca el reloj en la pantalla de mi teléfono, decido tocar el timbre de la casa de la respetable familia Fabray que, como dijo Quinn, está vacía. A los pocos segundos, ella salió y abrió la puerta, no pasó mucho tiempo para que ella tomara mi antebrazo de la manera en la que siempre acostumbraba hacerlo y me arrastrara hasta el interior de su casa, para después encaminarme directamente a su habitación.

Una vez que cerró la puerta, sus manos encontraron refugio en mis caderas y sus labios en mi cuello. Un pequeño suspiro brotó desde la parte trasera de mi garganta al sentir la humedad de sus labios pasearse por todo mi cuello, pero no podía permitir que esto pasara de nuevo. No así.

–Quinn… Quinn… –La detuve con cantidades inhumanas de fuerza de voluntad-

Ella suspiró fastidiada– ¿Qué pasa?

– ¿Puedo preguntarte algo? –Tanteé algo nerviosa-
Cerró sus ojos y asintió luego de unos segundos que solo se tomó para respirar– Pero que sea rápido.

–Está bien… Solo quiero saber una cosa y quiero… Quiero que seas honesta ¿Sí? –Pregunté a lo que ella asintió con los ojos cerrados– ¿Por…? ¿Por qué yo?

De repente, sus ojos se abrieron y por unos segundos, Quinn se quedó en silencio. No sé decir si es por qué no esperaba la pregunta o por que no sabía que responder, honestamente, no se cual de las dos opciones es mi favorita. Luego de unos segundos, ella suspiró–Ya te lo dije. Eres buena en la cama. Ahora, volvamos a lo nuestro –Se volvió a lanzar a mi cuello pero la detuve–

–Carajo Rachel. Estamos perdiendo tiempo –Se quejó pasando sus manos por su cabello-

–No Quinn, no entiendes. Para mi es importante saber de qué va todo esto por…–Ella me interrumpió-

– ¡Ya hablamos de esto! –Saltó alzando su mano– Varias veces. Tú me amas, eres mía. Es todo –Dijo con firmeza sin siquiera verme a los ojos cosa que me hizo molestar-

– ¡No Quinn! ¡Entiende! ¡No soy de nadie! –Exclamé empujándola lejos. Suficiente de todo esto–

–Mierda Rachel ¿Quién te está metiendo toda esa basura en la cabeza? –Cuestionó frunciendo su ceño volviendo a acercarse a mí-

–No entiendes nada, Quinn. Esto no es basura, son sentimientos, son… –Callé sabiendo que mis palabras como siempre llegarían a oídos sordos. Suspiré– Soy yo Quinn. Ya no puedo seguir con esto. Sí, te amo, pero ¿Sabes algo? También me amo a mi misma y entiende que no puedo amarte si siempre te portas como una perra con…–Callé al sentir su mano estamparse en mi mejilla-

Unos segundos después, giré mi rostro para verla nuevamente, ella se encontraba con su rostro cubierto por ambas manos. Llevé una de mis manos a la mejilla que ella abofeteó y las ganas de llorar amenazaron nuevamente con salir, pero esto se acabó. Ya no más.

– ¡Vete a la mierda, Quinn Fabray! –Grité con todas mis fuerzas-


No me dejes ir. Vamos, no me dejes ir.

Ella descubrió su rostro y la expresión que apareció en él me asustó. Sus ojos estaban completamente rojos al igual que sus mejillas, su labio inferior se encontraba levemente pronunciado y antes de que pudiera afirmar que lo que estaba ante mis era solo producto de mi imaginación, la primera lágrima rodó cuesta abajo por su mejilla. Quinn estaba llorando ¿Por mi? No, seguro que no. La ira escaló en mi interior estacionándose en mi pecho, quería que ella me dijera algo, que me detuviera, que aunque sea me besara pero nada.

– ¡¿Por qué demonios todo tiene que ser tan difícil contigo?! –Exclamé en el mismo tono que antes para después darle la espalda–

Tomé el pomo de la puerta en mi mano para después girarlo, dispuesta de escapar de todo eso, completamente entregada a la idea de que en unas horas estaré llorando con la cara pegada a una de mis almohadas. Completamente dispuesta a patear el recuerdo de Quinn Fabray fuera de mi vida, pero al dar el primer paso a la libertad…

– ¡Por que te amo! –Gritó con su voz rota a mis espaldas-

Enseguida pude escuchar cómo empezó a sollozar de manera ruidosa, y cuando me giré me encontré con una Quinn que nunca en mi vida había visto. Una Quinn vulnerable, frágil, asustada de verdad, con miedo a... ¿Perder? Me acerque a ella lentamente y entre sollozos lo repitió.

–Te amo –Susurró para después abrazarse a mí de una manera en la que nunca lo había hecho-

Ella enterró su rostro en mi cuello, sus lágrimas caían por sus mejillas para después reposar en la parte inicial de mi clavícula, los sollozos que ella emitía hacían cosquillas en mi piel enviándome uno que otro escalofrío. No pude hacer nada más que abrazarla sin aún poderme creer lo que ella había afirmado segundos atrás. Quinn dijo que me amaba.

–No… No te vayas… Por favor, no –Pidió entre sollozos- No me dejes

Estreché su cuerpo entre mis brazos con algo más de fuerza mientras mi vista se empañaba–… No podría hacerlo–Respondí acariciando su espalda– No podría…

Y así nos quedamos unos segundos más. Abrazadas en la oscuridad de su habitación, escuchando nuestras respiraciones e intentando callar nuestros llantos cada uno por motivos diferentes.

–… Incondicional –Susurró deshaciendo el abrazo-

– ¿Qué? –Pregunté dejando que sus brazos rodearan mi cintura-

–Así eres tú, y así es tu amor… Incondicional –Afirmó mientras una pequeña sonrisa alzaba las comisuras de sus labios- Por eso es que te escogí a ti. Por eso es que te amo.


Le devolví la sonrisa mientras la miraba a los ojos, esos ojos que incluso en la oscuridad lucían tan brillantes como la mismísima luna. Sus labios se unieron con los míos de una manera dulce, no dispuestos a buscar más o a elevar la temperatura de nuestros cuerpos. Esta vez no. Esta vez era solamente una caricia, un gesto tan suave y tan cargado de sentimientos que fue capaz de dejarme sin aliento. Mi corazón saltó rebosante de alegría al saber que nada de lo que estaba pasando era un sueño. Quinn también sería mía, y lo haría de la manera en la ella lo había descrito: Incondicionalmente.

Me gustó. Me gustó mucho. Muchísimo. Deberías tener insomnio más seguido, eh.
Oh, dios ¿Qué tienen las chicas malas que hacen que estemos tan malditamente enamoradas de ellas? Bueno, en éste caso, es Quinn, así que, comprendo perfectamente a Berry.
Llega un momento en el que te hartas, y dices "Ugh. Lo voy a mandar a la fregada." Y así piensas que lo harás. Estás total y completamente decidida a hacerlo, pero luego... ¡Ugh! Se ponen lindos, frágiles, dulces... ¡Y te olvidas de lo decidida que estabas hace apenas unos dos minutos, y te lanzas a sus brazos! Oh, sí, esas personas saben como manipularnos completamente. O a lo mejor, sólo adoramos la facilidad que tienen para manipularnos. Pero bueno, ¿quién no quisiera ser manipulada por alguien como Quinn?
No sé, pero tú haces a Quinn muy irresistible.

En fin, me ha encantado. Estuvo muy bueno! ;)

AAYYYYY MIS FABERRY'S FEELINGS FDIUSHVUISHVUIDOIFHUIHVUIHFID *.*

Me morí con este OS.. Amo Faberry.. e imaginarme una situacion asi, con la fria Quinn luchando con sus sentimientos y la pobre Rachel siendo una "victima" hacen saltar a mis hormonas *.*

Cuando le dijo "Incondicional" mi mente voló y crei que le iba a cantar la cancion de Luis Miguel ajaja


Te voy a tener en la mira (?