FIC: Brittana "Amantes Cobardes" - Cap 11 "Casi la verdad (1)" [HE VUELTO! OPINIONES POR FAVOR!!]2016/03

Mientras más cerca, más hermosa eres Santana… - Dijo mientras me regalaba una hermosa sonrisa – Toma asiento - continuo.

Nerviosamente y casi con 2 pies izquierdos logre sentarme en un amplio sofá que tenia, fácilmente nos podíamos sentar 6 personas cómodamente a ver una peli o a dormir toda la tarde, ya lo quisiera para mí.

No entendía porque me ponía así una completa desconocida, no sabía nada de ella pero absolutamente nada, no entendía porque me sudaban las manos cada vez que me llego un mensaje, cada vez que pensaba en ella, no entendía por qué sentía tantas mariposas como si tuviese 15 años con alguien que no conozco y ni sé que pasara con ella, sin embargo, todo eso no importaba y me volvía loca: Ansiaba un reencuentro con su mirada desde el bar, ansiaba poder tener esa piel cerca, su sonrisa era capaz de que el cielo estuviese a mis pies y sentir que estaba en el paraíso, solo sabía a ciencia cierta que era preciosa y perfecta y no me importaba nada mas, por primera vez en la vida dejaría las cosas fluir.

Mientras la miraba con cara de estúpida y sentía como se me caía la baba al mirarla boquiabierta ella servía 2 tragos con vodka, sin preguntarme si me gustaba o no. Se acerco a mí sentándose al lado mío y ofreciéndome un trago.

- Bebes? Es vodka europeo.
- Gracias – lo recibí encantada, una de las cosas que me encantaba en la vida era beber vodka bien frío.
- Que pasa morena? Te encuentras un poco nerviosa o eres tímida y no hablas? No te haré daño, ni nada malo – Dijo mientras reía suavemente, ella podía sentir que estaba nerviosa y todo era su culpa.
- Es… es que lo que pasa es… solo necesito un trago – Dije llevándome el vaso a la boca y bajándolo bajo la mitad de un solo sorbo.
- ¡Vaya! Si que sabes morena – Dijo ella repitiendo mi acción solo que ella no paró y llego más debajo de la mitad, y más abajo… hasta dejarlo sin nada, de un solo sorbo – Listo, creo que necesito más.

Se levanto en busca de otro trago mientras yo terminaba de bajar el mío lentamente, no quería emborracharme tan rápido para mañana no acordarme que había pasado o pasaría.

- Y bueno morena, debo decir que tienes una preciosa voz
- Gracias – Me cortó enseguida…
- Y una preciosa piel, unos hermosos ojos, realmente eres hermosa no sé que me sucede contigo, sentí que necesitaba más de ti  mientras te oía cantar.
- Tampoco me lo explico yo, solo he querido perderme en tu mirada desde aquella noche en el bar
- Sí que lo sentí, como quemas morena, pero me encanta – Término de servir su vaso pero lo dejo encima.
- ¿Me esperas? No arranques hermosa – Dijo mientras se ponía  unas zapatillas y tomaba unas llaves.
- Claro, no tengo intensiones de arrancar, hoy desperté valiente – Dije y se me escapo una risa traviesa, ella lo interpreto muy bien contestándome con un guiño de ojo.

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La rubia salió del camarin con un solo objetivo, ya había pasado más de 1 hora de que había terminado la obra y quería comprobar que no quedará nadie en el teatro ni en el set, ella tenía intenciones clara sobre la morena, le encantaba, la deseaba, y esa noche sería suya.

No se explicaba como una desconocida le había robado la respiración aquella noche, mientras escucho a la morena cantar en el bar sentía como su alma se desprendía del cuerpo y ella solamente estaba ahí perdida en ella, deseándola, cada vez que la morena sonreía ella sentía como una corriente recorría su cuerpo, cada vez que la morena subía su tono cantando ella sentía como se le erizaba la piel. Le hubiese encantado seguirla esa noche, pero andaba con su equipo de trabajo y tenía una imagen que mantener.

Siguió caminando revisando cada rincón del lugar y para suerte suya no quedaba nadie, todos se habían ido al hotel a descansar y solo quedaba la gente de seguridad y limpieza, pero daba igual, ella tenía llaves y se las arreglaría para salir tarde de ahí, o en la mañana.

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Apenas salió me puse de pie y comencé a mirar unas fotografías que habían de ella, era preciosa y debe haber sido su ultimo photobook, sus ojos en cada fotografía se hacían destacar, eran el centro junto a su sonrisa, daba igual como estuviese vestida o peinada, aquella rubia tenía esas armas de ataque y sabía usarlas muy bien.

No alcanzaron a pasar 5 minutos cuando abrió la puerta y entró rápidamente pillándome con una de sus fotografías en mi mano

- Que intrusa eres morena – Dijo riendo, menos mal que no estaba molesta.
- Es que me paré a servirme otro trago y una mirada me llamaba de aquellas fotografías, ¿es posible que siempre seas hermosa? – Pregunté acercándome a ella lentamente.

Su mirada me llamaba, sacaba toda la San coqueta que tenía dentro y no dudaría en dejarla salir esa noche con ella, era mi única oportunidad de estar con una estrella como ella y no la dejaría pasar.

- Y bueno rubia, cuéntame de ti – Dije mientras le pasaba un brazo por sus hombros y acariciaba su cabello, ella aun estaba de pie al lado de la puerta.

- Las palabras sobran morena – Y tras un brusco movimiento puso sus manos en mi cadera y me apretó contra ella, haciéndome sentir como sus manos quemaban.
- Ambas sabemos lo que queremos y no lo podemos negar ni controlar… ¡Qué diablos tienes morena que eres tan irresistible!

Finalizando eso se lanzo sobre mis labios con un beso un poco salvaje que no dudé en responderlo, el vaso de vodka que tenía en mis manos lo deje caer con la impresión…

- Lo siento – Dije alejándome un poco de sus labios.
- No lo sientas, sentirás cosas mejores  – Dijo ella mientras volvía a mis labios.

Sus besos quemaban, quemaban con pasión y con fuerza, pero me gustaba y nunca había sentido algo así.

Una de mis manos se perdió en su cabello rubio para controlar aquel beso, mientras otra deslizaba por su espalda hasta agarrarme de su cintura y presionarla sobre mí. Aquel beso no paraba y no había necesidad de hacerlo, solo existían pausas de dos segundos para tomar un poco de aíre y continuarlo entre sonrisas como si el mundo fuese a acabarse. Ella comenzó a caminar haciendo que me moviera, la intención de llevar aquel momento al sofá era clara, sin dejar descansar ese imparable beso nos acomodamos en el sofá. Yo primero y ella encima de mí, corto el beso inesperadamente y se separó un poco arreglando su despeinado cabello y comenzó a reír sola mientras negaba con la cabeza.

- ¿Pasa algo? – La mire confundida.
- ¡Que no pasa morena, mira como quemas! No sé cómo controlar estas ganas locas de sentirte, cada beso me pide más y más de ti – Finalizo eso mientras se volvió a tirar sobre mis labios.

Nuestras bocas encajaban perfectamente y eso hacían que el beso fuera cada vez más profundo, ella jugaba con su lengua y la mía y eso me estaba matando, llevaba mi excitación al límite haciendo que mi espalda se arqueara un poco. Ella entendió la señal de que quería más y lo supo responder muy bien, con su mano derecha comenzó a acariciarme las piernas de abajo hacia arriba, sin parar ese beso lleno de pasión y deseo, siguió hasta arriba subiéndome el vestido y llegando al borde de mi ropa interior comenzando a tironearla y jugar con ella – Sonreí nerviosa y ansiosa – Cortó el beso y dejó un beso en la nariz mientras se dispuso a bajar lentamente dando cortos besos hasta llegar a la zona de mi cuello y mi clavícula, corrió el tirante de mi vestido y fue ahí donde su lengua empezó a jugar me daba un escalofrío y un tipo de cosquilla que excitaba a cualquiera, subió un poco sus besos por mi cuello acercándose un poco a mi oreja donde le dio pequeños mordiscos y tirones a mi lóbulo derecho, mi espalda se arqueaba cada vez más, considerando que su mano nunca dejo de jugar en mi ropa interior y eso hacía que la comenzará a sentir un poco húmeda.

Termino de subir todo mi vestido dejándolo arrugado en mi abdomen mientras la tenía arriba mío, me beso los labios y se levanto rápidamente, tomo mis manos y me sentó de forma “normal” en el sofá, se arrodillo en el suelo frente a mí y me abrió las piernas  en una fracción de segundo, con sus manos apoyadas en mis rodillas clavo su mirada en la mía y su sonrisa era la más traviesa que había visto en mi vida.

Comenzó a besar mis piernas por la parte interior provocándome cosquillas con su cabello que rozaba mi piel, subía lentamente hasta llegar a la orilla de mi ropa interior y volvía a bajar, ella sí que sabia como torturarme y ponerme caliente con esos movimientos, me provocaba cada vez que se acercaba a mi entrepiernas y lo sabía, pero le gustaba como yo arqueaba mi espalda y me cortaba la respiración cada vez que se acercaba.

Sacando su boca de mi piel se acomodo y comenzó a subir sus manos por mis piernas, mientras nuestras miradas quemaban y no se separaban, siguió acariciando mi piel llegando a mi cadera y subiendo por mi abdomen, ahí fue cuando tomo el vestido y lo subió para sacármelo y dejarme solo con ropa interior con toda mi piel canela a su disposición.

- Oh Dios eres perfecta, ¡como me pones caliente morena! – Sonreía y mordía su labio inferior sin dejar de mirar mi piel.

Diciendo eso se lanzo sobre mí dando besos en mi abdomen, y subiendo a mi pecho sentí sus manos que tenían agarrada mi cadera como se iban por mi espalda hasta desabrochar la única prenda superior que me quedaba, logro sacarla y la lanzo a un montón de ropa donde la perdí de vista, ella estaba complemente vestida aun y me sentía vulnerable a ella, estaba a su disposición y ella podía hacer lo que quisiera conmigo.

Se inclino un poco sobré mi y volvió a besar mi cuello rápidamente para bajar y comenzar a jugar con uno de mis pechos, ella no perdía tiempo mientras una de sus manos acariciaba mi pecho derecho su boca y su lengua estaban ocupadas en excitarme jugando con el izquierdo, en uno de esos segundos mordía suavemente mi parte más sensible lo que hizo soltar un leve gemido de mi boca. Sentí como sonreía sobre mi piel, una vez más volvió a bajar y se arrodillo en el piso esta vez sus manos en mis húmedas bragas y las quito sin pensarlo.

Ahora sí que estaba perdida, aquella rubia me tenía entre sus garras y yo no haría nada por escapar, cada vez quería sentirla más.

Se inclino a mí por última vez para dar cortos besos en mi pecho y bajar por el centro pasando por mi abdomen, iba dejando un camino invisible de suaves besos mientras bajaba hasta llegar al fin, ahí estaba mi entrepiernas esperándola con ansias. No lo dudó y termino ahí, pude sentir como su cálida lengua al hacer contacto con mi sensibilidad me hacia estremecerme de placer y obligándome a soltar otro gemido entre la respiración cortada que ya tenía en ese momento.

Su lengua masajeaba toda mi intimidad llenándome de placer y erizando completamente mi piel, mi cabeza extendida completamente hacia atrás la hacía saber cómo me sentía, mis uñas enterradas en el sofá no era suficiente así que puse mis manos en su cabellera rubia controlando todo el acto.

Ella masajeaba en una constante velocidad, hasta que empezó a ir más rápido, más rápido… y presionaba con mucha más fuerza toda mi intimidad, mis manos la presionaban hacia mi zona mientras arqueaba mi espalda, ya estaba por venir. Su lengua no paraba y yo cada vez iba más arriba, mi respiración comenzó a cortarse y era más rápida, entre jadeos y gemidos, ella seguía, y yo sentía como mis piernas se abrían más y pasaba una corriente por ellas, su lengua seguía masajeándome llena de pasión y de excitación, alcanzo a aumentar la velocidad solo unos segundos más hasta que grité mientras ella se alejo y mis piernas se juntaban. No aguanté más y había acabado con uno de los mejores orgasmos de mi vida, era primera vez que llegaba al orgasmo de esa forma.

Ella me lleno de besos otra vez, fue subiendo lentamente hasta llegar a mi boca donde nos ahogamos en un profundo beso intensó lleno de deseo, me puse de pie y ahí estábamos ambas, ella vestida yo sin nada ante ella pero no lo soportaba más, mientras nos besábamos comencé a bajar sus tirantes haciendo que su vestido holgado cayera por su piel y quedara en el piso, para sorpresa mía no había ropa interior bajo ese vestido así que el trabajo fue mucho más efectivo, seguí besándola mientras mis manos se ocuparon de recorrer todo su cuerpo, disfrutaba de su cintura, de su cadera me preocupe de recorrer cada centímetro que pudiese de su piel sin dejar de besarla, quería recordar esa suavidad y ese calor de la piel para siempre.

Tendí mis brazos alrededor de su cuello acelerando el beso mientras tenía una de mis piernas entremedio de las suyas y cuando el beso fue profundizándose más sentí el calor que emanaba y como la humedad que existía ahí como me pedía en gritos silenciosos que la tocara.

Yo no iba a perder el tiempo, necesitaba hacerla mía y así fue como la arrincone contra uno de sus armarios, era yo quien tenía el poder y la llenaría de placer. Subí su pierna izquierda haciendo que la apoyara en mi cadera mientras la afirmaba de todos modos y con mi mano derecha comencé mi trabajo; por el interior de su pierna subí hasta llegar a su intimidad, su respiración era agitadísima porque ya estaba mojada completamente y al sentir mi contacto la hizo soltar un gemido estremecedor, me erizaba la piel su voz, su respiración y las ganas de sentirla mía eran aun peor. Ahogue su respiración en un beso mientras mi mano masajeaba su intimidad lentamente haciéndola sufrir de algún modo por la lentitud de mis movimientos, pero eso haría que se pusiera más caliente. Volvió a soltar otro gemido y ese fue mi señal de oportunidad en donde la hice mía, entre en ella con una fuerte embestida en donde soltó otro gemido, yo daba otra embestida, y ella soltaba otro gemido, y otro… y otro.

La puerta del armario estaba mala, entonces al dar cada embestida sonaba fuerte, pero eso no importaba y a ella más le gustaba, seguí acelerando el ritmo mientras ella se aferraba a mi espalda, su cabeza estaba escondida en mi cuello y sus uñas rasguñaban mi espalda, dolía, pero no importaba porque más caliente me colocaba. El ritmo era lento pero con fuerza para así llegar cada vez más adentro, de a poco la dejaba respirar pero comencé a aumentar el ritmo de forma gradual hasta llegar a una rapidez que se hizo constante y me mantuve ahí solo porque sus uñas y sus gemidos me lo indicaban:

- Sigue así morena, no pares – Fueron las primeras palabras que sonaban en esa habitación desde que comenzamos a besarnos.

Sin dejar mi ritmo su cabeza se fue hacia atrás, su respiración iba más y más rápido, soltó un gemido, soltó dos… quedo en silencio un segundo y su orgasmo invadió la habitación cuando yo me mantuve dentro de ella, su voz se hubiese escuchado en todo el continente y cayó rendida sobre mi cuerpo me pillo de sorpresa y caímos abrazadas al piso, menos mal que su alfombra era de muy buena calidad y muy acolchada.

- Eres tremenda morena, y lo mejor ha sido sentirme tuya, nadie me ha hecho sentir así jamás – Dijo mientras besaba mi nariz – Pero ahora sabrás lo que es sentirte mía.

Se tumbo arriba mío otra vez y se acerco a mi oído:

- Por cierto, soy Britanny, un verdadero placer conocerte – mordía mi lóbulo.
- Y yo Santana, el placer es mío – Respondí aferrándome a su cabello.

Me di cuenta que su mano se había perdido en mi entrepierna cuando solté un gemido, ella era muy rápida y especial, también comenzó con embestidas fuertes pera que yo la sintiera lo más adentro posible, ella beso mis labios y no se despego, seguía entrando y saliendo de mi a una velocidad que me mataba, en cada embestida una corriente recorría mi columna que hacía que me levantara un poco del piso, ya estaba muy caliente y no soportaba más excitación clavando mis uñas en su espalda, esta vez me tocaba marcarla a mí.

Logre zafarme de su boca para tomar aire y aproveche de decirle:

- Britt hazme tuya ahora – una sonrisa traviesa se apodero de mi mientras nuestras miradas se conectaron, ella solo me guiño un ojo sonriendo.

Su ritmo aumento rápidamente.

- ¡Sigue Britt, sigue! – Grite mientras le jalaba el cabello.

Mi espalda comenzó a arquearse y la respiración se me iba, fueron las últimas tres embestidas donde la corriente recorrió mi cuerpo entero una última vez y otro orgasmo más fuerte que el primero había salido de mi boca.

Ahí estábamos las 2 tumbadas en la alfombra abrazadas y besándonos, acariciándonos y recorriendo cada espacio de nuestros cuerpos para recordar lo maravillosa que había sido esa noche, con una total extraña que por lo menos ahora sabía el nombre, pero sabía que no vería más.

El reloj en su muro marcaba las 4:35am, debía volver a casa:

- Britt, mira la hora debemos irnos – Dije mientras trataba de que me soltará para vestirme.
- No… - Dijo ella apretándome más – Esta noche dormirás acá, dormirás conmigo.

Se levanto y le puso llave al camarín:

- El equipo vendrá a buscar el vestuario después de almuerzo así que tenemos hasta medio día morena – Dijo volviendo a recostarse sobre mi lado mientras me tapaba con una manta blanca que saco de un mueble.
- Esta bien – Asentí con una sonrisa abrazándola, como iba a negarme si era perfecta y me tenía loca.
- Haz que no te olvide nunca San, por favor – Y me besó nuevamente.

Ese beso había sido distinto, era suave y cálido, como quien entregase un beso con sabor de amor...