FanFic Brittana: Somewhere over the rainbow.

Bueno... humm... Hola.
Algunos ya me conocen por aquí. Otros estarán así de que "Who the f*ck are you?". Bueno pues yo me llamo Gloria, y no soy muy nueva que digamos por aquí, pero sí estoy algo escondidilla.
Las que ya me conocen, lo harán por el otro fic que tengo aquí, que por cierto no he actualizado. Si mis lectorcitas bonitas leen esto, les digo que no lo estoy abandonando. Actualizaré, PROMESA DE DEDITO.
Lo que pasa es que, mientras estuve lejos dos semanas, hubo una pequeña historiecita que yo no me podía quitar de la cabeza. Antes dormir, pensaba en eso. Al despertar, pensaba en eso. Al comer, pensaba en eso... Y estoy atascada en la otra historia, pero en esta... ¡Me llueven las palabras! Creo que esta nueva historia está succionando toda mi atención, pero estoy segura de que cuando me descargue, Witchcraft volverá a la normalidad.
No quiero mentirles, esto ni suiquiera tiene un nombre. Le puse así en lo que encontraba algo bueno para llamarle. El que quiera, puede ayudaarme a encontrar algo. En verdad, no sé como llamarle a esto. :P

Esta historia es especial. No digo que Witchcraft no lo sea, pero esta es... diferente. Igual, les dejaré un pedacito aquí para que el que quiera leerlo lo haga, y me digan si sigo con esto o mejor lo dejo y lo elimino y hacemos como que nada pasó aquí. Esto sólo es para ir como... abriendo la boca.

En fin. Se los dejo aquí y me dicen qué les pareció. ¡Besos!







Hola. Te escribo ahora, desde la sucia banqueta de los salones de taller que están cerca de la cafetería porque en verdad estoy muy sola. No sé por qué mi mamá aún me obliga a asistir a la escuela, si ella sabe muy bien que es en estos días en los que nadie viene, sólo los maestros. Me siento muy tonta. No hay nadie a mi alrededor, Lía. Sólo somos tú y yo. Mañana definitivamente no asistiré, diga lo que mi madre diga. Pero bueno, creo que estar así de sola no es tan malo. Nunca había visto la secundaria tan… serena. Ojalá pudieras verla. No hay absolutamente nadie afuera además de mí. Es ahora cuando me doy cuenta de que el año escolar ya acabó y me pregunto ¿Cómo rayos pasó? Pareciera que fue ayer cuando sólo hablaba con Hanna por chat y no paraba de insistirme que me cambiara de secundaria, y bueno… lo logró. Hanna a veces puede ser demasiado cabezota, pero obtiene lo que quiere. ¡Oh, dios! ¡Todo lo que ha pasado desde entonces! He conocido a personas increíbles aquí. No quiero irme. No quiero dejarla… ¡No quiero dejar la secundaria! Nunca seré ni la mitad de feliz de lo que lo he sido aquí. No quiero, Lía. No me siento preparada… ¡Quiero quedarme aquí por siempre! Reprobaría todas mis materias sólo por quedarme otro año aquí… pero no sería lo mismo, porque no tendría a mis amigos.

Ya nos han dado la guía del examen de admisión para la preparatoria ¿sabes? Todos están verdaderamente histéricos por estudiar. Ellos dicen que según la nota que saques en ese examen, te asignarán en las especialidades. Si sacas una buena nota, estarás en una buena especialidad. Si sacas una mala… bueno, te pondrán en la menos codiciada. La preparatoria William McKinley cuenta con seis especialidades, Lía; Laboratorio, Informática, Contabilidad, Electrónica, Mecatrónica y Electricidad. Antes, también tenían carpintería, pero creo que esa la quitaron, aunque no sé por qué. Sé que la primera opción de todos, es laboratorio. La segunda es informática, y la tercera es contabilidad, pero yo paso; los números en realidad no son lo mío. En la tercera, más bien, he estado pensando en mecatrónica; no es que sea mi favorita, pero me llama la atención más que las otras tres. Contabilidad, ni loca.

Además de McKinley, había otra preparatoria a la que tenía pensado entrar… Rosewood. Es igual o más buena que McKinley. Tiene más especialidades, equipos de fútbol, más talleres de artísticas… Creo que todo es mejor ahí. Pero claro, es una de las más caras. Mi madre también me veía en esa preparatoria, hasta que vio los costos… bueno, la inscripción no es tan costosa… son los exámenes extraordinarios, esos que presentas cuando repruebas… Ahí, reprobar te sale muy caro, y mi madre sabe que juntarme a mí con exámenes extraordinarios caros podría dejarla en la ruina… así que… bueno, Rosewood queda descartado.

Lía… Yo quiero ser buena. Quiero ser una buena estudiante. Tengo deseos de crecer. Si ellos pueden sacar buenas notas, entonces ¿por qué yo no? ¡Sé que puedo! ¡Ya lo verás!

De verdad, no quiero dejar la secundaria. Ojalá el tiempo no pasara. Ojalá pudiera quedarme en esta etapa de mi vida para siempre: la secundaria. Pero no… no se puede. Creo que ahora lo único que me queda, es ir con la corriente y tratar de no chocar con las rocas que me encuentre.

No, pero estoy completamente segura, de jamás en la vida volveré a sentirme igual de feliz.

No quiero crecer.

Bueno… creo que llamaré a mi mamá para que venga por mí. No creo que pueda estar sola aquí, y creo que mi maestra de historia me ve con una cara extraña. Bueno, ahora estoy segura de que se ríe de mí con cariño. Oh, dios. Extrañaré demasiado a esa maestra.

Iré a saludarla. Después, daré uno de mis últimos recorridos por la secundaria.

Hablo contigo más tarde, Lía. Una vez más, gracias por estar para mí, como siempre.

¡Te quiero!





Bueno, eso ha sido todo por ahora. Es algo corto, y no dice mucho en sí, pero si dicen que quieren leer más, entonces les daré más.
Quizá hasta más de una se sienta identificanda con esto. Ya no sé qué más decirles...Sólo que si llegaste a leer hasta aquí, ¡gracias!

Besos :)

holaaaaa, me que con ganas de másss jejeje
nos vemos en la proxima     

Hola!!!!
Nueva lectora!!! Quiero saber más!!!!

Espero la actu!!!!
PD: espero y encuentres un nombre pronto.

Saludos

Okay, bueno, soy yo otra vez. Paso por aquí, porque ayer que leí mi propio "prólogo" (lo pongo entre comillas, porque en realidad ni estoy segura de que lo sea) me di cuenta de lo aburrrrrrrrrriiiido que está. Tal vez las aburrí un poquito, así que aquí les traigo otro pequeño pedacito, para que se den una idea mas o menos de cómo irá esto.

¡Gracias a las dos por comentar!, pero aquí les traigo otro pedacito a ver qué tal. Está chiquito, porque no quiero poner mucho todavía, pero a ver qué...

¡Ya encontré título! Algunos conocerán esa canción, y espero que coincidan conmigo al pensar que es maravillosa, y creo que es justo como debería llamarse este fic. Espero les guste.

Y bueno, también digo que estos personajes conocidos por la famosa serie de GLEE no me pertenecen (como es obvio) ni tampoco ninguna de las canciones que quizá se mencionarán. Sólo aclaro porque no quiero meterme en problemas, si es que los hay...

En fin, mejor escribo este quizá pequeño pedacito a ver si les gusta... ¡Gracias por leer! Ojalá puedan comentar también.





Iba tarde a mi clase de español, como ya se me había hecho costumbre. Los diez minutos de descanso que había entre cada clase nunca eran suficientes para mí. Tampoco los veinte minutos de receso. Yo nunca tenía suficiente tiempo para estar con Hanna y los demás. Cada que no estaba con ellos, me la pasaba pensando en lo que estarían haciendo. ¡Rayos! Como odiaba haber quedado en esa estúpida especialidad. Al voltear a mi alrededor, sólo veía caras desconocidas y para nada interesantes. No, no hablaba con nadie. Según yo, nadie merecía la pena. Ya estaba a mediados de semestre y yo aún no tenía algún amigo en mi nuevo salón, lo cual no me importaba mucho. Yo ya tenía amigos. ¿Para qué quería más? Sólo había intercambiado palabras con unos cuantos chicos, pero nada más. Una vez que hablaba con ellos, no volvía a hacerlo de nuevo. O al menos, no el mismo día.

Sólo había un chico. Era algo peculiar, y ahora que lo pienso, creo que eso era lo que me llamaba la atención de él. Él se llamaba Noah, Noah Puckerman. Y yo, por más que tratara de decirme a mí misma que no, ese chico me… atraía. No era muy guapo, tampoco era muy inteligente, y a mí siempre me había gustado lo peculiar y las cosas en las que muchas personas no se fijarían. Bueno, no era que Noah fuera invisible. Tampoco era que no fuera de alguna manera atractivo, pero yo sabía que no era la primera opción de todas…

Pero sí la mía.

En ese momento.

—Hey… Oye…

Ese era él, llamándome desde la banca de a lado mío, donde él siempre se sentaba.

—Dime.

— ¿Puedes prestarme tu sacapuntas? —Me pidió—De nuevo. —Agregó, con una tímida risa masculina.

— ¿De nuevo? —Pregunté, un poco sorprendida, porque ya me lo había pedido dos veces en el día.

¡Las cosas por las que uno se preocupa en esa edad!

—Sí, bueno… mi lápiz es de la marca barata, así que…

—O quizá es mi sacapuntas el que no funciona. ¿Lo has pensado?

Él me miró y esbozó una tierna sonrisa ladeada.

—No. —Me contradijo—Estoy seguro de que es mi lápiz.

Supe de inmediato que me estaba mintiendo. Mi sacapuntas era un asco.

Estuve por sacar mi sacapuntas con forma de corazón rojo de mi bolso, cuando algo me llamó la atención…

— ¡Hey, regrésame mi lápiz!

Ese había sido Sam Evans, que le arrebataba el lápiz sin punta a Noah. El moreno de camisa negra se volvió hacia mí, apenado, y yo lo miré con una falsa desaprobación, entrecerrándole los ojos y frunciendo mi boca.

—Con que me vine a topar con un roba-lápices…

—No. —Interrumpió Sam, sentándose en la banca que estaba a espaldas de Noah, con una sonrisa en sus grandes labios rosados. Él también era muy guapo, pero no sé por qué me encontraba a veces comparándolo con Noah—Sólo te topas con un chico que se inventa cualquier excusa para hablarte…

— ¡Cállate! —Y Noah le dio un fugaz golpe a Sam en la nuca.

Encontré la situación muy divertida, así que, obviamente, me reí. Probablemente, mi primera risa en aquella aula. Esa, probablemente era la conversación más larga que había tenido hasta entonces. No me tomé el comentario de Sam enserio, y me giré hacia la mujer rubia, alta y de complexión delgada que estaba parada frente al grupo. Ella era la profesora Holly Hollyday, e impartía la clase de español, clase que ninguno de los chicos se saltaba, y yo menos, pero por motivos totalmente diferentes. Yo estaba segura de que ellos sólo querían ver a la mujer que teníamos enfrente, pero yo nunca me perdía su clase porque yo era realmente muy buena en español. Además, debía aceptar que esa profesora me parecía muy genial. Había escuchado rumores sobre ella que decían que sostenía una relación lésbica con otra profesora. Yo no los creía, y nunca supe si fueron ciertos. Yo lo único que a veces veía, era a ellas, llegando juntas y yéndose juntas. Yo atribuí eso a que quizá eran muy amigas, porque yo en ese entonces, no creía en las relaciones homosexuales. No me molestaban, y tampoco era que me importaran, sólo que no creía que dos personas del mismo sexo pudieran gustarse o sentir cosas que debían sentir por el sexo opuesto. Yo tenía amigas y amigos homosexuales, y los seguía queriendo igual que antes de que me enterara de sus preferencias, yo los respetaba, pero no me imaginaba cómo un hombre querría estar con otro hombre, ni cómo una mujer querría estar con otra mujer…

Oh, ingenua de mí.

—Buenos días, chicos. — *Tardes* Corregí mentalmente, ya que ya pasaban de las doce del mediodía. Yo no me molesté en responderle, ya que sabía que los demás lo harían y mi voz no haría ninguna diferencia—Bueno, no necesito presentarme porque ya me conocen. Para gusto de muchos de ustedes, no daré clase hoy…—“¡Rayos!” Maldije por lo bajo—Porque quiero hablar seriamente con ustedes sobre la importante etapa de sus vidas a la que están a punto de entrar: la preparatoria. —Habló, con un falso aire serio. Luego, paseó su verde mirada por todos nosotros, pero aún dudo de que me haya mirado a mí— ¿Ya no falta nadie?

— ¡Yo! —Se escuchó desde la puerta una voz femenina y ajetreada—Lo siento, profesora.

—Oh, no te disculpes, niña. —La tranquilizó la rubia mujer—Por favor, pasa para que pueda hablar también contigo.

Fue entonces cuando pude notar las potentes miradas encima de ella. Recuerdo que en ese momento hasta me pregunté si las pesadas miradas de los chicos no le pesaban al caminar. Yo supe por qué la miraban: era de las chicas más guapas que habían entrado en nuestro salón.

No me malinterpreten, pero yo los entendía. No éramos muchas mujeres en nuestro salón… así que comprendía que se fijaran en ella de esa manera.

Aún recuerdo que llevaba unos jeans de color caqui oscuro ceñido, que hacía que sus piernas se notaran demasiado. Tanto, que hasta yo me encontré mirándolas. Ella debía medir unos diez centímetros más que yo, y eso la hacía ver más deseable aún. Desde donde estaba, no podía ver el color de sus ojos, pero sí el de su rubio cabello. Ella era blanca, y en ese momento tenía una agradable sonrisa en su rostro, pero una cara de cansancio. Supe que había llegado corriendo, y que a ella también se le había hecho tarde como a mí. En ese momento, yo me imaginé que ella también debía extrañar a sus amigos tanto como yo lo hacía.

Aunque tampoco estaba tan de acuerdo con ellos… O sea, sí, la chica era guapa, pero tampoco me parecía nada del otro mundo. Yo sólo esperaba que no fuera una de esas chicas que trataban a toda costa de llamar la atención, como las que sobraban en ese salón.

Pero lo que encontré extraño, era que, en los días que llevaba siendo parte del grupo de “Electrónica, G”, me parecía que nunca la había visto.

“La recordaría.” Pensé.

La alta rubia pasó por un lado mío y yo, no sé por qué razón, me negué a verla a los ojos. No era que me intimidara. Yo estaba segura de que quizá ella y yo éramos las más decentes de ahí… pero aún así, decidí no mirarla. Ella se sentó al final de la fila de Sam y Noah, sentándose detrás de Sam. Él ni siquiera le prestó atención, porque tenía la vista clavada en su móvil.

“Será gay.” Supuse.

—Bien. —Volvió a hablar Holly Hollyday, una vez que la chica se sentó—Ahora que estamos todos, quisiera pedirles que volteen a su alrededor, porque sé que no se han tomado tiempo para analizarse ¿verdad? ¡Vamos, véanse!

Pude ver de reojo como todos mis nuevos compañeros volteaban a ver a su alrededor, obedeciendo. Yo también lo hice, pero no vi nada que no hubiera visto ya. Los mismos rostros. Me giré lentamente hacia atrás para encontrarme con la sonrisa de Noah, luego con Sam, que miraba para su derecha… y luego con ella, y fue ahí donde me di cuenta de que nuestras miradas se cruzaron casualmente. Ninguna lo había buscado. Ella miraba para su izquierda, y yo para mi derecha. Di un pequeño respingo al darme cuenta de su mirada en la mía, que hasta la fecha no sé si ella lo notó.

Entonces, me sonrió. Fue un simple gesto. Así, sin más, ni menos. Ni siquiera me enseñó su dentadura, sólo curveó sus labios hacia arriba y sus ojos se relajaron hacia mí.

Esa había sido la entrada hacia un mundo del que yo no sabía nada. Era el inicio de todo. Esa era el inicio de la nueva etapa de mi vida. Etapa de la que yo nunca saldría… y yo nunca lo supe hasta hoy. En ese momento, jamás se me hubiera pasado por la cabeza todo lo que esos ojos asombrosamente azules verían de mí. Si en ese momento, alguien me hubiera dicho todas las cosas que ella traería a mi vida, yo me hubiera reído y lo hubiera tachado de loco.  

— ¿Ya se vieron? —Volvió a hablar la profesora—Bien, pues les daré un consejo: no hagan amigos hasta el penúltimo semestre… porque puede que ahora vean a más de cincuenta caras nuevas, pero les aseguro que para quinto semestre, más de la mitad de esas caras ya no estarán aquí. —Nos dijo, y yo me sorprendí. ¿Alguien dejando los estudios? Yo nunca lo haría…—Sí, chicos, algunos se verán en la triste necesidad de abandonar los estudios. Unos, simplemente se cansarán y lo dejarán para después de un año volver a ingresar a la preparatoria, pero en otro salón. Véanlo como una especie de casting: aquí se preparan a los más fuertes para las ligas mayores… la universidad, mientras los más débiles renuncian y se van. Así de simple. Al final, sólo quedarán los indicados. Será al final de esta etapa de su vida en donde se darán cuenta de quién en realidad valió la pena. De quién en realidad siempre fue un miembro de este grupo, y estoy seguro que se darán cuenta de muchísimas cosas más, cosas que no me corresponde a mí decirles…—Entonces, su mirada se paseó por toda el aula, hasta que sus ojos verdes se posaron en mí y me sonrió… solamente a mí, y lo sabía. Ella volvió a hablar—Sé que algunos están asustados. Sé que algunos piensan que pueden salir de aquí sin crear algún tipo de vínculo con alguien más. Sé que es difícil dejar la secundaria, pero ya no están ahí, y no pueden ir por la vida con la mentalidad de no crear vínculos con alguien. Se crearán, lo quieran o no, porque es inevitable. Cada persona que entra a su vida, se lleva algo de ustedes, pero deja algo nuevo en su lugar. Cada persona tiene un impacto sobre otra, así como todo. —Una vez que dijo eso, ella se giró para ver a alguien más, y yo me sentí… tocada—Ya no son unos niños, y nadie puede decirles ahora qué camino deben tomar, ustedes deben encontrarlo por sí mismos, ya que ese será el camino que seguirán el resto de sus vidas, y no es una decisión que deba tomarse a la ligera… —Hizo una pausa. Nos miró con una sonrisa ladeada y yo hasta pensé que nos había visto con… cariño—Y les daré otro consejo: disfruten esta etapa lo más que puedan, porque puede que ya no sean unos niños, pero aún están a tiempo de actuar como que sí. Se acercan duras decisiones, y ustedes deben estar preparados para tomarlas, por eso le llaman “preparatoria”. Y si algún día se sienten asustados, confundidos, o sólo tienen ganas de hablar, pero no saben con quién, porque les aseguro que pasará… aquí estoy, chicos. —No quitó su sonrisa ladeada para nada, y eso le daba un aspecto más genial aún. Parecía una de esas profesoras con alma de joven. Nos arqueó una ceja, divertida— ¡Y que el casting comience!

Aún recuerdo que pensé que sólo era el típico discurso que un profesor les da a sus alumnos en su primer día de clase, la única diferencia era que no era nuestro primer día. Yo no sabía por qué la profesora Holly nos daba ese discurso que parecía de bienvenida, cuando ya estábamos a mediados de semestre, pero la justifiqué pensando que, una persona genial siempre hacía las cosas cuando se le diera la gana ¿no? quizá a ella sólo se le había olvidado y ya.

Y ahora entiendo qué era lo que quería decir. Ahora entiendo que tenía la boca llena de razón, y yo no lo sabía. Claro, tenía dieciséis años. ¿Qué iba a saber yo?



Ahí está. No sé, quizá es algo cortito, pero les aseguro que los siguientes capítulos no lo serán tanto. No sé qué les haya parecido, así que... Pues nada, gracias :)