(FanFic Klaine) Creo en ti - Cap 7 "Sinceridad "

No admitiría ni bajo tortura que había sobrepasado el límite de velocidad para hacer una parada en The Lima Bean.
Se bajó rápidamente de su auto y cuando abrió la puerta un rico olor a café y galletas recién hechas invadió sus fosas nasales, se dirigió a la cola que había para pedir lo que llevaría, compró dos vasos de café, no sabía cuál le gustaba a Kurt así que eligió al azar y un par de galletas con forma ángel, ni bien las vio le recordó al castaño y no pudo evitar comprarlas.

La chica que le dio el pedido le hizo ojitos todo el tiempo,  no era la primera vez que pasaba pero siempre se sentía un poco incómodo, lo único que quería hacer era gritar soy gay ¿no se han dado cuenta? nunca iba a entender que le veían los heterosexuales a los pechos. Era la perfecta estrella gay dorada, nunca le habían atraído las chicas, eso lo descubrió a los 13 y a los 14 se lo confeso a su familia, Cooper no paraba de hacer chistes al respecto que traduciéndolo quería decir que no le importaba, su madre le dijo que ya lo sabía porque una vez lo encontró viendo unas revistas de chicos y su padre soltó un suspiro y lo abrazo muy fuerte diciéndole que siempre lo iba a apoyar en todas sus decisiones.

Salió de la cafetería apresuradamente y se subió a su auto, recordando ese día sintiéndose agradecido por todo el apoyo que le daba su familia, coloco el pedido en el asiento del copiloto y arranco para dirigirse a la casa del castaño; ajeno a todo lo que le esperaba cuando arribara a Dalton.
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Kurt estaba por darle el último toque a su cabello cuando sonó el timbre de su casa, se dio un último vistazo en el espejo de su baño y asintió conforme con su vestimenta. Estaba usando unos jeans ajustados negros con un polo azul que contrastaba con su piel pálida y hacia que sus ojos resaltaran calzando unas zapatillas converse. Vamos Kurt no puedes estar nervioso es solo una amigo pensaba mientras se dirigía rápidamente hacia la puerta principal trata de convencerte de eso su mente le estaba jugando una mala pasada. Eso solo sirvió para ponerlo mucho más nervioso de lo que ya estaba, antes de abrir la puerta se limpió sus manos sudorosa en su jean y tomo un par de respiraciones para calmarse, cuando logro su cometido conto hasta cinco mentalmente y abrió la puerta.

Por más que se repitió que solo era un amigo su corazón que poco a poco estaba sanando, se paró por un segundo al verlo ahí en la puerta de su casa con una gran sonrisa, nunca había visto a nadie que sonriera tanto como Blaine y después su roto corazón comenzó a latir frenéticamente, antes no se había dado cuenta pero el pelinegro usaba una gran cantidad de gel en el cabello, además de verse sexy en el uniforme de lo que pensó era Dalton. Oh no Kurt no acabas de pensar que Blaine se ve sexy en ese uniforme ¿Qué te pasa? se reprendió ni bien se dio cuenta y sus mejillas se tiñeron de rojo ante el pensamiento. Bajo su mirada a sus manos que estaban apretando fuertemente la perilla de la puerta, sus brazos dolían porque lo único que quería hacer en ese momento era abrazarlo y pedirle que nunca lo deje, pero no lo hizo aún no estaba preparado para todas esas emociones que le hacía sentir en chico de ojos avellana.

-Hola Blaine – se armó de valor y levanto la mirada encontrándose con que el moreno lo miraba con la boca abierta – ¿Blaine? – lo llamo tratando de llamar su atención.

-¿Ah? Oh, si…H-hola Kurt – respondió medio ahogado y avergonzado. Se le había olvidado respirar en cuanto lo vio.

El castaño se hizo a un lado para dejarlo pasar al interior de su casa y Blaine necesito de un minuto para que sus neuronas se volvieran a conectar y entender lo que tenía que hacer.

Vamos da un paso y luego otro y entra no es tan difícil o ¿Si? Como era posible que su propia mente se burlara de él, no lo sabía y todavía no lo quería descubrir. Otra cosa de la cual no se había dado cuenta era que el ojiazul se había volteado, dándole la espalda y sus traicioneros ojos estaban mirando fijamente su perfecto trasero.  
 
-¿Ya has almorzado? – la voz de Kurt lo bajo de su nube, subió su mirada rápidamente a sus ojos.

Error, ocurrió lo mismo que paso la primera vez que se miraron a los ojos. No existía nadie más, no había pasado, no había futuro, solo ellos dos en el presente. Sintieron la misma magia y conexión.  

Blaine quería correr el espacio que había entre ellos y abrazarlo, besarlo hasta quedar sin aire rogarle que se dejara amar. Cuando iba a dar el primer paso Kurt rompió el hechizo.

-¿Blaine ya has almorzado? – pregunto Kurt rápidamente, había visto la determinación en los ojos avellanas de Blaine y se asustó por lo que actuó rápidamente.  

El pelinegro negó con la cabeza no muy seguro de su voz.

-P-perfecto, puedo preparar algo rápido en lo que llega mi papá ¿no te importa cierto? – pregunto intentando sonreír.

-¿T-tu papá? – pregunto tartamudeando.

-Si, no te preocupes es como un súper oso apapachable –trataba de hacer que el ambiente se relajara nuevamente.  

-Claro un oso – susurro sin intención que el castaño lo escuchara.

Ahora tenía que mentalizarse hasta que llegara el padre de Kurt. Vamos Blaine respira tranquilamente, no es como si fueras a conocer a tu suegro, bueno futuro suegro se paralizo con ese pensamiento ¡Oh no! Anderson ya estas delirando. Se quería dar de golpes por ese pensamiento. De pronto se acordó que había llevado algo a casa del castaño y su mirada se dirigió a sus manos donde una bolsa de papel descansaba tranquilamente.

-¡KURT! – prácticamente había gritado – Se me olvidaba, traje café y galletas no sabía si íbamos a salir o quedarnos en tu casa – bien era oficial estaba nervioso.  
 
-Gracias Blaine no tenías por qué molestarte, puedes dejarlo en la mesita ratona, cuando terminemos de almorzar podemos comer lo que trajiste.

¿Cómo era que había terminado en la cocina?  Era un total misterio, al parecer sus pies se movían solos. Se dirigió a la sala de estar y coloco la bolsa en la mesita ratona como el castaño le dijo. Le echo un vistazo a su alrededor, la sala era muy acogedora y cálida, ni muy grande ni muy pequeña, tenía el tamaño perfecto. Habían tres sofás, dos de ellos personales y el tercero más grande colocado perfectamente en la mitad de los otros dos, delante del sofá grande estaba la mesa ratona hecha totalmente de vidrio con un florero en medio y en la pared más grande estaba colocada una gran televisión, debajo de esta había una chimenea hecha de piedra, apagada por el momento. A los lados de la chimenea y la televisión habían dos muebles con fotos, muchas fotos. La primera que le llamo la atención al moreno fue la fotografía de una hermosa mujer que no pasaba de los treinta años, en sus brazos sostenía a un bebe envuelto en una cobijita azul ambos estaban en lo que parecía ser una camilla de hospital, al lado de la muy sonriente mujer se encontraba un señor que también sonreía y que tenía los increíbles ojos azules de Kurt. Otra foto que le llamo la atención era la que tenía a una mini versión de Kurt sonriendo a la cámara delante de él, dejando ver dos huequitos donde deberían estar sus dientes de leche.

-¿Blaine? – al ver que el pelinegro se demoraba decidió ir a buscarlo.

Lo que no sabía era que estaba tan atento viendo las fotos que lo hizo saltar del susto.

-¡Oh dios mío! – Exclamo poniendo una mano en su pecho – Kurt me acabas de dar un susto de muerte – dijo con los ojos como platos – yo como que me entretuve viendo las fotos, no lo pude evitar lo siento, s-son muy lindas.

-Gracias – una sonrisa se le había formado en el rostro, todas esas fotos tenían hermosos recuerdos – ¿Me acompañas a la cocina?

-¿Tienes un extintor cerca?

-¿Eh? – la pregunta le había tomado con la guardia baja.

-Es que no quiero quemar tu cocina ni nada por el estilo, ponme solo en una y veras el desorden que soy capaz de hacer en menos de un minuto, de hecho una vez intente poner pan en la tostadora y no sé cómo la cocina de Jeff termino llena de humo – le conto un poco avergonzado.

-Bien, no dejar a Blaine en una cocina sin supervisión. Entendido y anotado para el futuro.
Cuando dijo eso al pelinegro se le llenaron los ojos de lágrimas, lágrimas de felicidad, Kurt quería seguir viéndolo después de todo.        

-Vamos no te burles de mí, ni siquiera supe de donde salió el humo – le decía mientras caminaba delante del castaño, para que no viera sus ojos llorosos y su sonrisa.

-Hay Blaine – soltó una risita y lo jalo del brazo a la cocina – Ven yo te ayudo.    
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A las finales Kurt termino haciendo todo, mientras que Blaine trataba de concentrarse en cortar los vegetales que el castaño le había dado para que preparara una ensalada. Con suerte el pelinegro salió con todos sus dedos ilesos. Kurt preparo lasaña, su especialidad. En ese lapso Blaine monopolizo la conversación contándole más cosas  acerca de Dalton, tratando de describir como era la estructura, los temas que estaban tocando en las clases, como eran los profesores. También le hablo de los Warblers e incluso le mostro fotografías que tenía en su celular. Le conto más de sus amigos y para sorpresa del ojiazul todos le cayeron muy bien en especial Jeff que según Blaine era un grano en el trasero.

El castaño reía y de vez en cuando preguntaba, estaba pasando un buen momento.
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Estaban terminando de poner la mesa cuando escucharon la cerradura de la puerta. El chico de ojos avellana se tensó al instante.

-¿Kurt? – escucharon que llamaban.

-En el comedor papá – respondió el castaño frunciendo el ceño porque parecía que Blaine quería salir corriendo además de que se veía pálido.

Escucharon los pasos de Burt dirigirse de la sala hasta el comedor, en la cabeza del pelinegro se escuchaba esa musiquita que ponen en las películas de terror cuando la protagonista huye despavorida del asesino serial.      

El chico de ojos avellana de mordió el interior de su mejilla para tratar de calmarse. Vamos Blaine tranquilízate, recuerda que Kurt dijo que era un oso apapachable se repetía en su mente.

Dejaron de oír los pasos y Burt se asomó al comedor con una sonrisa, Kurt corrió a abrazarlo.
-Hola papá – le dijo durante el abrazo.

-Hola chico, huele delicioso – le respondió apretándolo en el abrazo.

-Gracias papá – agarro la mano de su padre y lo acerco donde estaba el pelinegro –Blaine él es Burt, mi padre, papá él es Blaine – los presento.  

-B-buenas tardes señor –saludo educadamente el pelinegro, echando sus nervios por la ventana para estrecharle la mano.

-Gusto en conocerte muchacho y no me digas señor, me hace sentir viejo dime Burt.

-Ok, Burt entonces – dijo asintiendo.

-Papá, ve a lavarte mientras termino de servir.

Burt salió del comedor sin decir nada y se dirigió al baño del primer piso.

-Ves un oso, no tenías por qué preocuparte – le dijo el castaño y con eso se fue a la cocina, dejando solo a Blaine para sacar del horno la lasaña.

Blaine se sentó un poco más tranquilo en el lugar que le había indicado antes el chico de ojos azules y soltó un suspiro. En eso escucho que una silla se corría, levanto la mirada y se encontró con Burt que lo miraba fijamente.

-Si le haces algo a mi niño te olvidas que tienes dos piernas ¿Entendido? – Blaine lo miro con los ojos como platos intentando balbucear una respuesta – ¡Hey! Cálmate chico fue una broma, he visto como lo miras simplemente no le hagas daño, ya ha sufrido demasiado – termino de decirle dándole una palmada amistosa en la espalda.
Blaine quería preguntar por qué le decía eso pero llego Kurt y comenzó a servir.

Le lanzo una mirada a Blaine y vio que había palidecido más de lo que estaba, miro desaprobatoriamente a su padre y este solo se encogió de hombros.
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Durante todo el almuerzo Blaine prácticamente fue interrogado por Burt, con suerte término de comer. Las preguntas iban una tras otra ¿De dónde eres? ¿Dónde vives? ¿Cuántos hermanos tienes? ¿Cómo se llaman tus padres? ¿Cuántos años tienes? ¿Dónde estudias? El pelinegro se sentía como en una de esas pruebas psicológicas en donde tienes que responder con lo primero que se te pasaba por la cabeza.

Terminaron de comer la lasaña y Kurt se apresuró al frigorífico de donde saco un cheesecake de fresa, le sirvió una porción a cada uno y Burt aprovecho para dar un anuncio, se aclaro la garganta y miro a su hijo.

-Kurt hoy fui a Dalton para averiguar sobre la vacantes que me comentaste, lamentablemente todas estaban ocupadas – las sonrisas de ambos chicos decayeron notablemente – pero le explique de tu situación al director, vio tus notas y creo que también tuvo que ver el que sea congresista, pero lo importante es que te aceptaron hijo, ya estas matriculado. De hecho tengo tu uniforme en el auto y todo lo que necesitas.

-Gracias papá – corrió a abrazar a Burt no tenía palabras para agradecerle todo lo que hacía por él.

-Toma – dijo Burt entregándole unas llaves plateadas – es para tu habitación, Blaine espero que puedas ayudar a Kurt a instalarse – esta vez se dirigió a Blaine.

-Por supuesto que si se… digo Burt no tiene ni porque pedirlo.

Burt le agradeció con un asentimiento, se paró de su lugar diciéndoles un ahora vuelvo y salió rápidamente del comedor.

-Blaine me vas a ayudar cierto yo creo que tengo un poco de miedo.

-No tienes nada de qué preocuparte yo voy a estar contigo en todo momento.

-¿Lo prometes?

-Te lo prometo – quería abrazarlo pero solo levanto el dedo meñique de su mano derecha esperando que el castaño comprendiera que así sellaba su promesa.

Kurt cruzó su menique con el de Blaine y se sintió mejor, era una promesa.

Unos minutos después Burt los llamo a la sala. En el sofá grande había colocado cuidadosamente el uniforme de su hijo sabiendo lo quisquilloso que  era con su ropa, en sus manos tenía una carpeta con el logo de Dalton y se la entregó al castaño. En esa carpeta estaban las hojas que faltaban firmar, su horario, la ficha de su compañero de cuarto entre otras cosas, le echó un vistazo rápido y la coloco en el mismo sillón donde estaba su uniforme, ya más tarde la revisaría.

-Hijo el lunes te tienes que presentar a clases, así que durante el fin de semana podemos trasladar tus cosas, quiero que disfrutes al máximo tu último año escolar ¿Me entiendes?

-Por supuesto papá, te voy a extrañar durante la semana ¿Seguro vas a estar bien?

-Hey, no quiero que te preocupes por mí y es lo último que quiero escuchar del tema ¿entendido? – se apresuró a decir al ver que el castaño quería replicar –Bueno chicos los dejo, en todo el día no he abierto el taller, un gusto conocerte Blaine.

-Un gusto para mí también se… Burt.

-Bien nos vemos más tarde chico – termino de despedirse de Kurt dándole un beso en la frente.
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Los chicos regresaron a la cocina para lavar los trastes sucios mientras bromeaban. A Blaine no se le escapo un detalle, a pesar de que Kurt reía sus ojos aún tenía ese brillo de tristeza el cual había notado desde que lo conoció.

Terminaron en pocos minutos y calentaron lo que el pelinegro había llevado, para sorpresa de Kurt era su pedido habitual.

-¿Cómo supiste mi orden de café? – interrogo a Blaine.

-Yo… no se simplemente escogí al azar, no pensé que acertaría.
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Volvieron a la sala con sus respectivos cafés y sus galletas.

-Déjame ver quien es tu compañero de cuarto –dijo Blaine mientras volvía a poner su vaso en la mesita ratona.

-Mmm bueno debe estar aquí – le entrego la carpeta que Burt le había dado.
El pelinegro busco entre las hojas y saco lo más importante, su horario y la ficha de su compañero de cuarto. Ni bien vio la foto supo quién era.    

-Es Trent Nixon, él también está en los Warblers es un buen compañero, no te vas a quejar de él, lo prometo. Además es muy tierno y tiene una increíble voz.

-Entonces nadie de quien preocuparse

-Definitivamente no, ahora déjame ver tu horario –la sonrisa que se formó en su rostro mostro todos sus dientes – Tenemos el mismo horario Kurt – quiso esconder la emoción de su voz pero no pudo. Estaba a punto de saltar por todo la habitación.

El castaño soltó un suspiro, al menos tendría a Blaine y no estaría vagando solo entre clases.

-Eso suena perfecto – dijo mirando su horario y dándole un sorbo a su café.

Que le había poseído para hacer lo que estaba a punto de hacer, no lo sabía. Quería pensar que era la manchita que tenía el castaño en la comisura derecha de su boca. Poco a poco fue acortando el espacio que había entre ellos, su cuerpo no le respondía; su mano se movió sola y como en el parque cogió la barbilla del ojiazul, sus ojos fijos en los labios del castaño que lo invitaban a que los besara, su propia boca picaba por ese beso.

Kurt se paralizo cuando entendió las intenciones de Blaine, el muy pero muy en el fondo anhelaba ese beso, pero su parte racional le gritaba que no, aun no estaba listo, tenía heridas que sanar. No podía ni quería jugar con los sentimientos del pelinegro, tenía que actuar rápido antes que fuera demasiado tarde.    

Sus labios estaban a dos milímetros de encontrarse cuando el castaño obligo a sus brazos a levantarse y colocar sus manos en el pecho de Blaine para poder empujarlo solo un poco. El contacto de las manos de Kurt en su pecho lo trajeron de nuevo a la realidad. El castaño estaba respirando agitadamente mientras temblaba.

Su corazón se paró un latido al darse cuenta de lo que estuvo a punto de hacer. Lo había arruinado y ni siquiera había comenzado. Quería largarse a llorar mientras escondía la cabeza entre las rodillas y se martirizaba. Toda había ocurrido tan rápido.

Necesita encontrar su voz y disculparse por ser tan idiota, pero no podía; sentía que si tan solo abría la boca sus lágrimas nunca dejarían de caer, pero lo intento no por el sino por el castaño que sollozaba a su lado.

-K-Kurt, yo lo siento no sé qué paso, es una excusa muy pobre, pero es la verdad y-yo ¿Quieres que me vaya? – le susurro con la voz rota.

El castaño negó con la cabeza, abrazándose a sí mismo, sabía que eso iba a pasar en cualquier momento, lo había visto en los ojos del pelinegro en el parque y se reprendió por no dejar las cosas claras.

-Blaine, yo estoy roto en muchos sentidos – comenzó a explicarle con un hilo de voz – no digas nada hasta que termine. Ya sabes el comienzo, lo que paso en la escuela, yo sin amigos, el abuzo. Pero no sabes lo más importante – sentía su alma a carne viva, por primera vez iba a contarle a alguien lo que pasaba con el – Un día cuando iba de compras cerca del aniversario de la muerte de mi madre, lo vi por primera vez mi gayradar estaba eufórico cuando me dijo hola. Sabes, si tan solo me hubieran dicho lo que iba a ocurrir tiempo después, simplemente hubiera huido, lo hubiera dejado para que el viviera, incluso hubiera dado mi miserable vida por él. Fuimos amigos a pesar de las réplicas de sus padres, siempre encontrábamos el tiempo para vernos después de su trabajo en el centro comercial y antes de la llamada de su madre exigiéndole que regresara a casa. Era inevitable que no sintiera algo por el ¿Sabes? Era lindo, todo un caballero, lo que siempre había querido. Después de unos meses de ser amigos, me cito en el café de siempre; cuando me llamo su voz sonaba ansiosa así que le dije que iría, el error más grande que pude cometer. A una cuadra antes de llegar al café ocurrió un choque. Aun lo recuerdo como si hubiera sido ayer, los gritos de las personas que se juntaban en el lugar, yo tratando de llegar, el metal retorcido, los vidrios rotos, la sirena de la ambulancia, él desangrándose y después nada. Mi padre dice que estuve inconsciente por tres días, cuando desperté lo único que quería era saber que había pasado e imploraba para que todo hubiera sido una pesadilla. Estaba catatónico, no paraba de llorar y llamarlo a gritos, pero él nunca regreso. Después de eso me culpe de todo lo que paso ese día, era mi maldita culpa. Entre en depresión, no salía, no comía, no quería ayuda profesional; solo lloraba. Después de un tiempo me di cuenta que estando como estaba, no solo me mataba a mí, sino que también a mi papá. Trate de engañarlo saliendo al Lima Bean, retomando mis clases con la Srta. Collins. Hasta hace 3 días que te conocí y pudiste sacarme una sonrisa sincera en mucho tiempo y lo único que quiero es poder corresponderte pero no puedo Blaine, lo siento mucho aun no puedo. Cuando vi todos esos sentimientos en tus ojos simplemente me quise enterrar vivo porque sabía que te iba hacer sufrir. Si después de esto te quieres ir lo voy a entender – para cuando termino su cara estaba surcada en lágrimas y profundos sollozos se escapaban de su pecho. Había sido sincero, aunque eso le costara la amistad de Blaine.

No se atrevía a mirarlo por temor a lo que iba a encontrar en la mirada de Blaine. Así que cuando sintió que el moreno se levantaba del sofá se encogió, había sido el fin de la poca paz que había tenido en su vida.
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Blaine había tomado una decisión ni bien el castaño termino de contarle todo, se limpió las lágrimas de sus ojos que no dejaban de caer ignorando el dolor en su pecho al ver en ese estado al castaño, se paró. Solo había una forma para que Kurt entendiera que nunca se iba a ir de su lado.

Busco la canción en su celular, la única que podría expresar bien sus sentimientos y los del castaño, conecto los parlantes que estaban en las repisas al celular.  
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Kurt sollozaba cada vez más alto, sus ojos rojos e hinchados estaban tapados por sus manos. Solo quería sumirse en la inconsciencia para no pensar, para no sentir. Así que cuando escucho los primeros acordes de una canción en vez de la puerta al cerrarse se sorprendió mucho.
Levanto la vista y vio que Blaine abría la boca para cantar la primera línea mientras se sentaba de nuevo en el sofá.

Ni bien Blaine comenzó a cantar el castaño reconoció la letra de canción, se limpió las lágrimas y se enderezo en el sofá.