FIC KLAINE: "Amarte Duele". Chapter 4.

¡Hi, Klainers! Antes que nada, voy a aclarar que ésta historia es mía. Si la ven por ahí en fanfiction.net por Beluee, no piensen en plagio ni nada por el estilo. Ése es mi usuario allí. Solo que acabo de descubrir el foro, y me pareció bien la idea de colgar mis fics aquí también.

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8 de octubre

Era una tarde cálida de otoño, las hojas caían lentamente mientas Blaine Anderson iba caminando hundido es sus propios pensamientos, se acercaba el cumpleaños de su mejor amigo y no sabía si era el momento adecuado para decirle sus sentimientos hacia él, mientras seguía caminando con la cabeza agachada empezó a escuchar un llanto.

Volteó y vio qué estaba en el barrio de él, cuando miro lentamente estaba a dos casas de la suya y volteando vio qué estaba sentado en las escaleras de la puerta de su casa, hundiendo su cabeza en sus rodillas.

Blaine se acerco lentamente a él, Kurt al ver qué algo tapaba la luz, se inclino. La luz del sol no dejo verlo muy bien así qué entrecerró los ojos, cuando se dio cuenta de quién era, se paró. Lo observó por varios segundos, él se dio cuenta qué una lagrima se le escapaba e iba bajando lentamente por su mejilla. Blaine se la quitó con el pulgar y lo abrazó.

—¿Qué pasó, Kurt? – él no contesto solo lo abrazo fuertemente mientras sollozaba en su hombro, salieron del abrazo y se sentaron en donde estaba Kurt– ¿Me vas a decir qué te paso?

—No, Blaine, no quiero qué te enojes.

—Por favor, prometo no enojarme, no me gusta verte así – Blaine se dio cuenta qué otra lagrima corría por sus mejillas.

—Está bien, hace una semana volví con Sebastian – Blaine se quedo quieto y con los ojos abiertos, cómo si algo lo fuera a golpear, algo muy fuerte sintió en su pecho, se paró de donde estaba.

—¿Cómo qué volviste con Sebastian? ¿Por qué? Creí qué ya no lo amabas, qué ya no quería saber de él, ¿Qué paso? – Dijo con un tono un poco molesto, Kurt lo miró y después agachó la cabeza y empezó  a sollozar, Blaine se tranquilizó y se volvió a sentar – Kurt… lo siento, pero no me gusta verte sufrir y mucho menos por él, es un idiota, ¿qué te hizo?

—Nada…

—Kurt, dime, prometo no volver a enojarme.

—Bueno – dijo tratando de no llorar – Sebastian… quiere experimentar algo nuevo conmigo, y yo no quise.

—¿Algo nuevo? Cómo qué algo nuevo?

—Si… algo nuevo – Kurt hizo una cara obvia y Blaine todavía no entendía a lo qué se refería – Blaine, Sebastian quiere qué me acueste con el.

—¿¡Qué, qué!? – abrió los ojos rápidamente.

—Sí, pero yo no quise. Se enojó y me dijo qué era un nene.

—Pero Kurt, vos si sos un nene, apenas tienes 13 años.

—Ya voy a cumplir catorce, Blaine.

—Y sigues siendo un nene, Kurt. Te dije qué te traería problemas ese idiota. Él tiene diecisiete y vos solo trece años, eso no está bien.

—¡Pero yo lo amo, Blaine! ¿No entiendes éso? – Blaine se quedó quieto cómo si un balde de agua fría le hubiera caído por todo el cuerpo, esas palabras lo habían matado por dentro.

—No, yo lo mato. – Blaine se paro y se iba a retirar.

—¡No! Blaine, por favor, déjame arreglar esto solo – Blaine se quedo parado en donde estaba, Kurt se acercó y lo abrazó por la espalda. Él se volteó y lo abrazó, después se volvieron a sentar, Kurt se recostó en sus piernas y lo miró – Gracias, Blaine, sos mi mejor amigo – él le dio un beso en la frente.

Para Blaine eso es lo qué más le dolía, qué le contara sobre sus sentimientos hacia otros hombres, qué viera cómo sufría por ellos, qué le hablara cada noche para contarle sobre ellos y Blaine se quedaba callado escuchándolo, el no le decía sobre sus sentimientos.

Blaine era un chico muy tímido hasta con su mejor amigo, odia esas dos palabras, odiaba no poder expresarse ante él, qué su corazón recibiera los golpes cada vez qué Kurt hablaba de sus novios y su amor hacia ellos, que cada palabra que escapaba de la boca de Kurt no fuera para él.

A Blaine le dolía tanto que si no fuera fuerte lloraría cada noche pensando en Kurt, para él, Kurt era el único hombre que hacía que le temblara las piernas cada vez que oía su nombre. Amaba su voz suave, que escuchaba cada mañana que le hablaba por teléfono para preguntarle como había amanecido.

Cada sonrisa que Kurt daba al hablar con él, le dolía cada vez que esos hermosos ojos color cielo se llenaban de lagrimas, Kurt le hacía trasmitir tantos sentimientos pero él no podía hacer nada y mucho menos expresarle todo eso que sentía por él ya que no quería qué su amistad se perdiera ante dos simples palabras: “Te Amo”.

Blaine después de estar un rato con su mejor amigo, tratando de tranquilizarlo, se fue a su casa. Cuando llegó ya era un poco tarde, pero a él no le importaba eso, subió a su habitación y se cambio para estar mas cómodo.

Se puso una playera blanca grande y solo se saco los pantalones, quedándose en bóxer, después se sentó en su escritorio y encendió la computadora. Él cada noche antes de dormir le escribía una carta a su amor platónico, una carta donde expresaba todo lo que sentía por Kurt, cada palabra era escrita con el corazón, desgraciadamente él no se animaría nunca a entregárselos o por lo menos eso es lo que él pensaba.

Esa noche no pudo dormir ya qué se quedo pensando en lo qué Kurt le había dicho, ¿cómo es posible que Sebastian le haya pedido éso? Estaba destrozado por cada palabra qué Kurt le había dicho esa tarde, cada pensamiento qué el imaginaba era mucho más doloroso a cada segundo, de repente sus pensamientos fueron interrumpidos por alguien qué tocaba la puerta de su habitación.

—Adelante – dijo, y su padre entró.

—Hola, hijo.

—Hola papa, ¿qué paso? ¿Acabas de llegar?

—No, pero quería hablar con vos. ¿Por qué no te has dormido?

—Em… por nada, solo no estoy cansado.

—Bueno hijo, tengo qué decirte algo.

—¿Qué pasa?

—Bueno, esto no será fácil para ti ya qué sos chico y te va a costar...

—¿Qué pasa? No me asustes

—No, mira lo qué pasa es que, en el trabajo me ofrecieron un puesto muy bueno.

—Eso está bien.

—Sí, muy bien, pero para aceptar ese empleo, la familia tiene qué hacer un sacrificio.

—¿Qué?

—Nos tenemos que ir a vivir a Madrid.

—¿Qué? No, yo no me quiero ir de acá, ¡mi vida está acá! – dijo Blaine con un nudo en la garganta.

—Lo sé hijo, pero es un puesto muy bueno, y se qué te gustara vivir hallá.

—Pero yo amo vivir acá, acá está mi vida, mis amigos, acá esta… el amor de mi vida. No, papá, yo no me quiero ir.

—Bueno hijo, piénsalo, mañana me dices.

El padre de Blaine le dio un beso en la frente y se retiro, él se quedo en la cama mirando a un punto fijo, no él no se quería ir, no, él quería quedarse. Kurt era lo más importante en su vida y no se olvidaría tan fácil si se iba a otro país, él quería… ¿enamorarlo? Pero qué estaba diciendo, si hace ocho años qué se conocían y el todavía no podía ni decirle lo qué siente.

Blaine lo amaba con locura y no se lo decía. ¿Por qué? Porque es un cobarde, por eso, tal vez sea tiempo de madurar y decirle lo qué siente o de ser alguien nuevo fuera de ese país. No sabía qué hacer, se puso a pensar toda la noche y por fin tomo su decisión, le iba a decir a Kurt lo que sentía. Después se iría a Madrid, ya no quiere sufrir más, y eso estaba bien. Pero tampoco se olvidaría de Kurt tan fácil, será muy difícil y sabe que estar lejos de Kurt después de decirle lo que sentía serviría, pero el problema era, ¿como se lo diría?

Blaine trató de evitar a Kurt hasta el día de su cumpleaños, cuando llego ese día iba muy arreglado, se puso una camisa blanca con un saco gris y unos pantalones grises con unos zapatos de punta, parecía de diecisiete, pero solo tenía catorce años.

Al llegar lo primero que buscó fue a Kurt. Su casa era muy grande, cuando por fin lo encontró lo vio, tan hermoso... Y tomado de la mano con ése tipo al que quería matar.

Kurt al percatarse de su presencia salió de la conversación que tenía entre Sebastian y otra amiga, y fue a abrazarlo.

—Hola Blaine, hace mucho que no te veo. ¿Dónde estabas?

—Hola, Kurt. Feliz cumpleaños. Estaba un poco ocupado, ¿podemos hablar?

—Claro.

—Aquí no. – La fiesta tenía una música muy fuerte y para Blaine ese no era un buen lugar para lo que le iba a decir. Lo tomó del brazo y lo llevo al jardín, estaban solos ahí, se sentaron en la fuente que tenía el jardín.

—Kurt… yo me voy – Kurt lo miró sin entender.

—No entiendo. ¿Cómo que te vas?

—A mi padre le ofrecieron un trabajo en Madrid, y pasado mañana me voy.

—¿Qué?

—Sí. Y por eso te quería dar esto. – Le dio una bolsa de regalo y una cajita de madera – no quiero que los abras ahora, por favor, ábrelos mañana cuando te despiertes.

—¿Qué es todo esto, Blaine? No te puedes ir así como… - lo interrumpió.

—Te amo – Kurt abrió los ojos rápidamente, eso no lo venía venir.

—¿Qué?

—Sí, te amo. Sé que sos mi mejor amigo y esto está mal, pero es la verdad. Te amo y no puedo evitar sentir esto, eres la razón por la cual me despierto cada mañana – Kurt iba hablar pero Blaine no lo dejó.

Antes de que dijera algo lo besó, fue un beso suave y dulce, un beso que sabía que no iba a repetir en su vida. Blaine salió del beso y le dio otro en la mejilla, después salió corriendo. Kurt se quedó ahí en shock, no sabía lo que estaba pasando, después de unos segundos reaccionó y lo fue a buscar, pero cuando llegó ya era tarde. Blaine había subido a un taxi.

Ésa noche Kurt no pudo concentrarse en nada, solo pensaba en lo que le había dicho Blaine y ése beso que le dio, él sabía que tenía que ir a buscarlo, pero cuando fuera a su casa y Blaine le abriera, ¿qué le iba a decir? Kurt no sabía qué hacer...

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Como dije antes, pueden buscarme en fanfiction.net como Beluee. Allí también están mis historias. ¡Saludos! :)

Hola! Pues, interesante, sin duda interesante... Espero decidas seguir actualizando ;D

Ola me llamo ulises me gusto mucho el primer capitulo se ve muyyy genial esta historia espero con ansias otro capitulo

Esta súper, no tardes con más capítulos.

Hola, me gusto mucho, actualiza pronto, por favor.

Hola!!

Lo adore.. fue muy bueno... que lindos son, que mal que Seb presione a Kurt, espero que no le pase nada malo y ya quiero leer el próximo capitulo...

Saludos!!
 

Me encanta esta historia

Odio a Sebastian, es un idiota por apurar a Kurt.

Ya quiero leer que le dira Kurt a Blaine cuando vaya a su casa. 

No tardes en actualizar.

Bye 

Hola!!!

Tarde, pero llegué!!!

Me gusta y me intriga mucho la historia... Espero que Blaine no se vaya...

Me dejaste con ganas de más... No tardes en actualizar...

Besos

Chapter 2.

Kurt despertó con los ojos rojizos, ya que casi no pudo dormir por todo lo que pasó anoche, no podría creer que su mejor amigo estaba enamorado de él, y él como un tonto no se dio cuenta. Se sentía tan culpable, tantas palabras que le dijo para otros hombres, tantos sentimientos que le decía. Hasta le dijo que amaba a Sebastian, ¿cómo podía ser tan horrible?

No sabía qué hacer, se sentía muy mal. Kurt después de arreglarse, estaba pensando en buscar a Blaine, pero no estaba seguro ya que no sabía que le diría cuando lo tuviera en frente, en lo que lo pensaba fue hasta el armario y saco la cajita de madera que le había dado Blaine.

Cuando la abrió, vio un millón de recuerdos que pasaron juntos y unas cartas, empezó abrir algunas y cuando leyó todo lo que decían, no podía creerlo, se sentía la persona más horrible del mundo. Blaine era muy tierno, pero jamás se imagino que lo amara tanto. Kurt guardó todo y salió corriendo a buscarlo, cuando llego a su casa la atendió la madre de Blaine.

—Buenas tardes, señora. – dijo respirando con dificultad ya que había corrido hasta allí.

—Hola, Kurt, feliz cumpleaños. Lo siento si no te felicité ayer. —dijo ella mientras lo abrazaba.

—No se preocupe, todo está bien. ¿Está Blaine? —preguntó tomando su estómago, y tratando de recobrar algo de aire.

—¿Estás bien, querido?

—Sí, muy bien, ya se me va a pasar. ¿Está o no?

—La verdad no lo sé. Dijo que iba a ir a la casa de Sam, pero no sé si sigue arriba. Si quieres sube.

—Gracias.

Kurt pasó, pero algo estaba mal, caminaba como si algo le doliera. Kurt no le hizo mucho caso a ese dolor de estómago que tenía y subió. Cuando llegó a la habitación, vio que no estaba... hace mucho que no entraba a su habitación, en la pared había algunos posters de las bandas favoritas de Blaine y un cuadro grande con cada foto que se han sacado los dos juntos.

Tantos recuerdos había en esas cuatro paredes, en el escritorio había figuras de colección y revistas de superhéroes, Blaine. Recuerdos se le venían a la cabeza con cada cosa que veía en la habitación de Blaine. De repente volvió a sentir un estirón en el estómago muy fuerte, se sentó en la cama, escuchó que alguien abría la puerta, se incorporó como si no le doliera nada.

—Kurt, ¿qué haces aquí?

—Tenemos que hablar, del beso de ayer.

—Kurt, ya te dije todo lo que sentía. Más no, enserio. No me busques, mañana me voy a España y...

—Y por eso tenemos que hablar, Blaine. ¿Por qué no me dijiste lo que te sucedía conmigo?

—Por nuestra amistad, Kurt. Yo no quería perder ese cariño que teníamos.

—¿Teníamos? Blaine, yo...

De repente volvió a sentir ese estirón, Kurt se agarró el estómago muy fuerte, esta vez el dolor era más fuerte. Se sentó en la cama, no podía respirar. Blaine se dio cuenta de ello, y se acercó a él.

—Kurt, ¿qué tienes? ¿¡Qué te pasa!? – empezó a recostarlo en la cama. Fue escuchando la voz de Blaine y los “Kurt” que repetía frecuentemente cada vez más lejos, se había desmayado.

Kurt empezó a escuchar murmullos y sus ojos se empezaron abrir lentamente, vio como un hombre con una bata blanca estaba enfrente de él. Despertó rápidamente y vio a Blaine a su lado.

—¿Qué me pasó?

—¿Cómo te sientes? —preguntó Blaine inclinándose a su altura.

—Me duele un poco la cabeza. ¿Qué me pasó? —insistió.

—Tuviste una fuerte infección en el estómago. —dijo el doctor— El dolor de cabeza ya pasará, tuviste suerte que solo te haya dolido el estómago, en algunos casos han llegado hasta a operar. Pero todo va a estar bien, te voy a recetar algunas pastillas y te sentirás mejor. ¿No sabes por qué te paso ésto? ¿Comiste algo en mal estado?

—No recuerdo. Creo que fue ayer en la noche, en mi fiesta de cumpleaños.

—Bueno, yo me retiro. Toma las pastillas, seguro te sentirás mejor. – el doctor se retiró, con él, los padres de Blaine que también estaban ahí.

—Y, ¿cómo te sientes? —preguntó el morocho.

—Con ganas de hablar.

—Kurt, no quiero hablar de eso, ya está. Fue una estupidez de momento, no sabía lo que hacía, hice cualquier cosa, dije tonterías. Ahora te llevo a tu casa, vamos. – Kurt lo miró confundido, ¿cómo podía ser posible que tuviera tanto miedo?

—¿Ni siquiera vas a escuchar lo que voy a decir?

—Yo sé que nunca te vas a enamorar de mí, vos mismo lo dijiste, soy tu mejor amigo. No quiero sufrir más hablando de ésto, aparte tu amor es Sebastian, ¿no? Así que no importa. Kurt, te quiero, pero me hace mal tenerte cerca.

—Creo que fue una mala idea ser amigos, ¿cierto? – Kurt agachó la cabeza.

—No. —lo volteó a ver rápidamente – Yo no me arrepiento de ser tu amigo, no me arrepiento de haber pasado toda mi vida con vos. Fuiste lo mejor que me pasó en éste mundo, y como amigo o como amor, nunca me voy arrepentir, mucho menos de a verte echo sonreír tanto tiempo.

—¿Tanto me quieres?

—Más que a mi vida.

—Pero es lo que yo no entiendo. Soy horrible, ¿sabes qué? Ahora me doy cuenta que solo te buscaba cuando estaba mal, que siempre que me peleaba con Sebastian te iba a buscar, soy una persona que no merecen que la amen y mucho menos una persona como tú.

—Mis ocho años contigo no los cambio por nada, me regalabas cada sonrisa, siempre que estaba mal, tú estabas, fuiste lo mejor de mi vida, pero… Yo sé que no te merezco, por algo la vida nos puso como amigos.

—¿Y crees que esta amistad se termina acá?

—Eso creo. De todas formas, el amor que siento por ti, no se apagará nunca.

—Blaine. —Kurt se levantó de la cama y quedó frente a él— Yo no quiero terminar nuestra amistad.

—Yo tampoco, hermoso. Pero no creo que volvamos a ser amigos sabiendo que yo te miro con otros ojos, y que me voy a ir a España. Tú volverás a tu vida normal, como antes, sin mí.

Kurt iba a hablar, pero tocaron la puerta de la habitación, y el padre de Blaine entró.

—Kurt, ven, te llevo a tu casa.

—Gracias, señor, en un minuto bajo. —el padre de Blaine asintió y salío.

—Será mejor que te vayas. —dijo Blaine— Antes de que cometa una estupidez, de nuevo.

Kurt miró a Blaine con un poco de culpa, no sabía que es lo que sentía por Blaine, pero algo cambió desde ese beso. Kurt iba a salir, Blaine se sentó en la cama, y él antes de salir quedó parado en el marco de la puerta por varios segundos con la cabeza agachada. Dio media vuelta y regresó.

Se acercó a él y bajó a su altura, para luego darle un beso en los labios, un beso que ninguno de los dos se esperaban. Ese beso desató todos los deseos que Blaine tenía hacia Kurt. El beso duró varios segundos, luego de separarse, los dos quedaron a pocos centímetros.

—Espero volver a verte algún día, Blaine. —Kurt se volteó y salió de la habitación.

Blaine quedó en shok, no podía creer lo que había sucedido, comenzó a sentir algo muy fuerte. Como si alguien lo hubiese revivido. ¿Kurt en realidad sentía algo por él? ¿O solo era lástima? Ésa noche ninguno de los dos pudo dormir, algo estaba claro.

No sentían amistad por el otro, era algo más fuerte, algo que sintieron desde esa noche del primero beso. Pero Kurt pensó que eso estaba mal, él ya no podía hacer nada. Blaine se iría mañana a España y no podría estar más junto a él. Sería mejor olvidar ése amor imposible.


Como dije en el primer capítulo, ésta historia también la pueden encontrar en fanfiction.net con mi user Beluee, allí voy publicando el capítulo cuatro, va más adelantada que aquí.
https://www.fanfiction.net/u/5489297/

Esta súper, ojalá y no tardes con más capítulos.

Me encanto mucho el capitulo espero muyyy ansioso otro grandioso capitulo

Me encanto el capitulo

Pobrecito Kurt, tuvo una infeccion el en estomago :( lo bueno que no fue nada grave.

Ese beso, por dios ese beso fue hermoso, significo bastante para ambos. Que mal que ahora Blaine se va a España.

No tardes con el otro capitulo.

Bye. 

Hola, me gusto mucho el capitulo, que lindo que se besaron pero que mal que blaine se vaya a España, actualiza pronto, por favor.

Chapter 3.

9 años después.

10 de julio.

Blaine se preparaba para llegar al aeropuerto, ya quería volver a su lugar de nacimiento, habían pasado ya nueve años desde que no estaba en su país. Hoy era el día de regresar, ya con veintitrés años volvía a su país y volvería a ver a sus viejos amigos, estaba preparando la maleta cuando sonó su celular.

—¿Hola? Sí, ya voy para el aeropuerto. No te preocupes, estaré ahí antes, ya quiero regresar… Pero si todavía falta mucho… Gracias, espero verte hallá en unos días… Yo también te amo.

Colgó y empezó a cerrar la maleta, luego salió y agarró un taxi. Blaine estaba muy ansioso por llegar, parecía un niño pequeño, cuando llegó al aeropuerto todavía faltaba para que despegara el avión, mientras esperaba empezó a leer una revista. Una revista donde estaba él, después de tantos años nunca se pudo olvidar de Kurt.

Unos años atrás empezó a modelar y después lo dejó, ahora trabaja en una agencia de diseño de ropa, su ropa se volvió muy famosa tanto que hasta revistas extranjeras salía. Blaine no podía dejar de mirarlo en esa foto, seguía igual de hermoso, no había cambiado. Sus pensamientos fueron interrumpidos, por la persona que habla por el alta voz para indicar que el vuelo hacia ya estaba listo para salir.

"¡Al fin!", exclamó. Cuando llegó a su asiento en el avión seguía pensando en él, en que si lo volvería a ver, ya no podría hacer nada. Tal vez él ya había hecho su vida con otro hombre y eso estaba bien, ya que él estaba con alguien que amaba enserio, pero sabía muy bien que lo que sentía por Kurt jamás se apagó. Sus pensamientos se fueron alejando poco a poco hasta quedarse dormido, el avión despegó y pasó todo el viaje en sueños.

Cuando por fin llegó, fue directo a su departamento, nadie sabía que él venia, así que nadie fue a buscarlo. Cuando llegó a su departamento empezó a desempacar, estaba un poco cansado así que se recostó en la cama a ver la televisión. Cuando suena su celular, contestó.

—¿Hola…? Nick, ¿qué pasa?

—Blaine, sé que acabas de llegar de España, y debes estar cansado pero necesito que vengas. No hay nadie que reciba a un cliente y creo que tú lo puedes manejar muy bien.

—¿Y quién es el cliente?

—No recordamos muy bien el nombre, ya que la secretaria no sabe donde dejó sus papeles. Pero sé que vos los podes resolver, ¿venís?

—Está bien, voy para hallá.

Blaine colgó, se puso los zapatos, su chaqueta y salió rápido. Blaine trabaja en una agencia de publicidad, era el sub-jefe de dicha empresa y manejaba todos los papeleos, cada vez que sucedía algo malo a él era al que lo llamaban. Ésta vez su agencia se había recorrido allí, y es por eso que él estaba, para dirigir la agencia. Cuando llegó, Nick lo estaba esperando con cara de preocupación.

—Qué bueno que llegaste, estamos un poco apurados.

—Relájate un poco, Nick. Ya llegué, y aparte no es para preocuparse.

—Hermano, la persona que viene es muy importante.

—¿Ah, sí? Tan importante que hasta olvidaron como se llamaba.

—No, es que su nombre es tan importante que no se puede decir. – Blaine soltó una carcajada, los dos llegaron a la oficina.

Era un lugar muy amplio, con color blanco y negro, su asiento hecho de piel, su escritorio negro y un poco grande para su gusto. Del lado izquierdo había un lugar muy cómodo, como una mini-sala donde tomar café, las puerta y la pared de enfrente estaba hecha de vidrio, con unas persianas para tener un poco de privacidad. Igual que las ventanas de la derecha, era una linda oficina, y Blaine no pensó en que llegaría a su nueva agencia el primer día que llegaba a su antigua casa. Al parecer no pensó en ver esa oficina todavía, pero necesitaba ese contrato con la supuesta persona misteriosa que venían a ver sobre la publicidad.

—Bueno, Nick, ve afuera y cuando llegue la haces pasar. – Nick asintió y salió de la oficina. Blaine se acomodó en su escritorio y empezó a revisar unos papeles, después de unos minutos Nick habló por el teléfono de la secretaria.

—Blaine, aquí está él. – ¿Él? Jamás pensó que podría ser un hombre. Blaine oprimió el botón y contestó.

—Hazlo pasar, y después prepara dos cafés. –Nick no volvió a contestar, después oyó como golpeaban el vidrio de la puerta.

—Pase. -dijo distraído. Blaine no volteó a ver a la persona que estaba enfrente de él ya que estaba un poco distraído observando todos los papales que tenía en su escritorio.

—Buen día, vengo por lo de la publicidad.

—Sí. ¿Cómo esta? ­ -dijo mientras volteaba a verlo. Sus ojos empezaron a brillar, no podía creer a quien tenía enfrente. Se levantó de su asiento lentamente sin dejar de mirarlo.

—¿Pasa algo?

—Vos… - dijo mientras él lo miraba sin entender lo que sucedía.

—Ehm, disculpe, no le entiendo. ¿Nos conocemos de algún lado? – dijo mientras lo miraba fijamente.

—Kurtye... -él se quedó sorprendido.

—¿Cómo sabe mi sobrenombre? Que yo sepa, mis papeles se los envié con mi nombre.

—Sí, disculpe, es que yo empecé a investigar un poco de usted. Espero no le moleste.

—No, para nada, como me va a molestar. Digo, deben estar muy bien informados de sus clientes.

—Sí, claro, siéntese señor Hummel. – el castaño obedeció y se sentó, después puso el maletín que traía, en sus piernas y empezó a buscar algo.

Blaine lo veía fijamente, Kurt no se podía enterar de quien era él. Pero qué estaba pensando; él muy pronto va a descubrir su nombre, pero si lo sabe podría asombrarse tanto que ya no volvería a verlo. Kurt le puso enfrente unos papeles a Blaine, pero él no le hizo mucho caso. Solo lo miraba fijamente.

—Oiga, ¿está bien usted? – dijo Kurt agitándole la mano enfrente para que reaccionara.

—Sí, disculpe, no he dormido bien últimamente. – lo seguía mirando fijamente mientras que Kurt se ponía algo incómodo.

—Ok, no se preocupe. Le decía que ahí están mis papeles, y como quiero el diseño de la publicidad.

—Sí, claro. – Blaine agarró los papeles e hizo como si los leyera, no podía estar concentrado, después se puso un poco más serio y empezó a leer con más atención– Mire, ¿qué tal si al diseño le pone un poco más de color?

—Claro, dígame cual es su idea.

Blaine empezó a dar miles de ideas y Kurt lo escuchaba con atención, después entró Nick con dos tazas de café y salió rápido volviendo a dejarlos solos. Pasaron horas y horas hablando del proyecto, y de todo lo que le podían poner, hasta que se hizo un poco tarde.

—Bueno, será mejor que me vaya, el cartel está quedando muy bueno.

—Ehm, sí. Pero no se vaya.

—¿Perdone?

—No, lo que quiero decir es que si… ¿Ya comió?

—Bueno, la verdad no, no he comido nada.

—¿Me deja invitarlo a comer? Aquí cerca hay un restaurante. —Kurt asintió. Ambos salieron de allí, y mientras caminaban el castaño intentó sacar conversación.

—¿Sabe...?

—Por favor, tutéame, no soy tan viejo. – Kurt se rió.

—Está bien, sabes, te me haces familiar. ¿Seguro qué no nos conocemos? – Blaine se quedó pensando, ¿en realidad le iba a mentir al qué una vez llamó amigo; al qué le contaba todo y al que amaba en secreto?

—Puede que sí nos conozcamos.

—A todo ésto, ¿cómo te llamas?

—No, no te voy a decir. Si me reconoces de algún lado por mi nombre, sería trampa.

Kurt se quedó pensando, sabía qué lo conocía, pero si lo conocía, ¿por qué no podía recordarlo? No creía qué podría olvidarse de ese hombre de ojos color avellana, del que cualquier hombre podría enamorarse. Claro, menos él, o eso pensaba.

Llegaron al restaurante y los dos pidieron algo simple, no tan caro. Kurt tenía bastante hambre ya qué solo había desayunado a las nueve de la ma{ana, y desde ahí no había comido nada más. Cuando llegó la comida Kurt no dudó dos veces en comerla, Blaine lo miraba mientas comía.

—No has cambiado nada. -dijo Blaine en susurro.

—¿Perdón?

—No, nada, qué si qué tenías hambre.

—Disculpa, comí de forma inapropiada. —respondió apenado.

—No, para nada, por mi está bien. –dijo Blaine con una sonrisa de lado, una sonrisa qué Kurt reconocía muy bien pero no recordaba de donde. A Kurt le costaba recordar, y claro, con lo qué le paso años atrás tenía qué suponerlo. Pero él se esforzaba por recordar y su mente seguía sin darle resultado de saber quién era el hombre qué estaba sentado en frente.

—Y dime, ¿sos casado? O solo tenes novio. – dijo Blaine recargándose en la mesa y viéndolo con intriga. De verdad quería saber si su corazón pertenecía a otro hombre.

—Mi relación amorosa no le interesa señor… Disculpe, ¿cómo dijo qué se llamaba? –Blaine iba a hablar pero reaccionó rápidamente.

—No me harás caer, ya te dije, si te parezco conocido tendrás qué averiguarlo por ti mismo. –Kurt asintió y sonrió, realmente no iba a decir su nombre– Bueno, te daré una pista, mi nombre empieza con B.

—Bueno, señor B, no recuerdo mucho desde… -agachó la cabeza.

—¿Qué pasa? ¿Desde qué, Kurt? – Kurt lo miró con los ojos vidriosos, iba hablar pero de pronto llegó el mesero.

—La cuenta, señor. –el mesero dejó la hoja en la mesa y Blaine sacó su billetera. Mientras él contaba el dinero Kurt se iba parando de la silla, Blaine dejó el dinero encima de la cuenta y lo observó. Algo raro había en él, tenía una cara llena de cansancio y tristeza, ¿qué le pasaba? No se veía el mismo nene alegre qué dejo hace nueve años. El mismo nene alegre qué también sufría por situaciones amorosas, pensó, ¿qué había pasado después de qué él se fuera?

—Señor B, gracias por la comida, pero no quiero molestarlo con mis problemas. Espero volver a verlo. –Kurt le dio un beso en la mejilla y se fue rápidamente. Blaine no podía creer qué se volvería a encontrar con él, con el qué una vez lo hacía temblar con un simple “hola”, y qué hasta el momento sigue haciéndolo. Se quedó un rato más sentado cuando sonó su celular, se había olvidado completamente de qué le iba hablar cuando llegara; contestó.

—¿Hola? Mi amor, perdóname, se me olvidó completamente qué te tenia qué marcar… No te preocupes, llegué bien… Sí, claro qué te amo… Ya quiero qué estés acá… Bueno, te dejo, Nick viene a la casa, adiós.

Tenía qué controlarse por Kurt, él ya estaba haciendo su vida con otro hombre. Pronto se iba a casar y no iba a dejar qué los sentimientos qué sentía por Kurt se fueran encendiendo poco a poco, tenía qué controlarlos.

No puedo creer que Kurt ya no se acuerde de Blaine.

Hola me gusto mucho el capitulo actualiza pronto.

me gusto mucho el capitulo esperare ansioso otro capitulo

Chapter 4.

Al siguiente día Kurt estaba muy apurado, se le había hecho tarde, anoche no pudo dormir por pensar en ese hombre qué ni siquiera sabía su nombre, pero algo muy raro le pasó. Algo de él le dio confianza, cómo si lo conociera de toda la vida, ¿quién era? Se moría de intriga, Kurt estaba almorzando rápidamente para después irse a la empresa, alguien tocó la puerta y fue a abrir.

—¿Rachel, qué haces acá? Deberías estar en la empresa. – Rachel era la socia y mejor amiga de Kurt, la conoció cuando hizo su viaje a Europa para su presentación de modelaje.

—Lo siento, amigo, pero necesito hablar contigo.

—¿Qué pasa?

—Creo que lo nuestro no está funcionando.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando? Ni que estuviéramos saliendo.

—¿Qué? No, estoy hablando de Finn.

—¿Ahora qué pasó con Finn?

—¿Qué pasó? Te diré que no pasó. No me llama, ningún mensaje, no me dice ni un te amo.

—Hey, Rachel, estás exagerando. – Kurt amaba a Rachel, pero a veces era un poco exagerada e irritante.— Finn es muy bueno contigo, te quiere, bueno, solo que está trabajando y está ocupado. Al igual que nosotros que tenemos que ir a trabajar. – dijo Kurt con un tono de felicidad para alegrar a su amiga.

—¿Y si me está engañando?

—Rach, en serio, te juro que no te engaña. – dijo incándose ya que Rachel estaba sentada en la silla.

—¿Y vos cómo sabes? Ya sé, vos lo estás cubriendo y por eso me estas tranquilizando, para que yo no sepa su aventura con la otra, ¿quién es, Kurt? ¡Dime!

—No, Rachel, yo no te engañaría y Finn menos. Él te quiere, lo sé por como los he visto juntos.

—¿Vos crees?

—Claro que sí, pero mira si hace eso que tú dices créeme que yo seré el primero en retarlo. – Rachel sonrió y lo abrazó – Bueno, ahora que está todo bien, ¿podemos ir a trabajar?

Cuando llegaron a la oficina Rachel fue a traer unos pedidos de telas y Kurt se metió en su oficina, en la computadora, ya que el señor B le dijo que le iba a mandar el diseño del cartel por correo. De pronto, algo sucedió mientras revisaba su correo, empezó a imaginar lo que sucedió esa noche. Esa noche que sufrió el accidente, donde no solo había quedado con un trauma permanente si no que también con la marca en su piel. Volvió al pasado, ese pasado que no lo dejaba tranquilo, ese pasado que todas las noches soñaba, soñaba con cada detalle, con cada palabra que le había dicho. Con cada beso de asco que le daba ese maldito, Kurt de pronto empezó a mirar a un punto fijo, sentía como el aire le faltaba y como no podía reaccionar, estaba recordando todo eso que lo hizo sufrir.

—¿Kurt? Reacciona Kurt. – Kurt no la escuchaba, solo escuchaba sus gritos de dolor, y la sirena de la ambulancia. También las gotas de lluvia que habían esa noche, esa noche que dejó marcada su vida para siempre.

Rachel agitaba a Kurt rápidamente para que reaccionara, lo movía de un lado para otro pero nada pasaba.

—Por favor Kurt, volve en sí. No te acuerdes, por favor, mírame. – dijo Racjeñ desesperada por hacerlo volver en sí, de pronto Kurt siente como Rachel le da una bofetada para que reaccione, él al momento de reaccionar, la abraza llorando en su hombro – Ya, tranquilo, todo va a estar bien. Ya pasó, estás aquí, estás vivo. – dijo Rachel abrazándolo fuertemente para tranquilizarlo – No te acuerdes, todo va estar bien. – Kurt se separó de ella.

—No puedo creer todo lo que he pasado, Rachel, ese maldito pasado no me deja vivir.

—Está todo bien.

—Pero eso es lo que no entiendo, porque si ya está todo bien, si ese maldito ya no está en mi vida, ¿porque me sigo acordando? ¿Porque mi cabeza se aferra en recordar esa noche? —dijo Kurt entre llanto.— Dios, tenía 17 años, apenas estaba empezando mi carrera de modelaje. Sebastian me arruinó eso, y toda mi vida se fue a la basura.

Después de que Rachel tranquilizó a Kurt, le dijo que se fuera a la casa, que ella se haría cargo. Kurt no quiso y no lo convenció, las horas pasaban y Kurt seguía trabajando en el diseño de algunas prendas, ya era un poco tarde pero él seguía trabajando sin descansar, Rachel entró a su oficina.

—¿Cómo te sientes? – le preguntó mientras se sentaba en la silla del otro lado del escritorio.

—Bien, no pasó nada. – Rachel se puso nerviosa.

—Kurt, he estado pensando y creo que necesitas ayuda.

—¿Cómo? – la miraba sin comprender.

—Kurt, no quiero que me malinterpretes, pero creo que necesitas ir al psicólogo.

—¡Yo no estoy loco, Rachel! – dijo mientras se levantaba y agarraba sus cosas para después irse.

—Yo no estoy diciendo que estás loco, pero es evidente que necesitas ayuda, necesitas a alguien que te saque ese trauma que tenes. – dijo mientras Kurt iba cruzando la puerta, después se frenó y volvió hacia ella.

—Yo no tengo ningún trauma, estoy bien, no necesito ninguna ayuda.– dijo Kurt muy molesto y después salió dejando a Rachel sola

No podía creer que su mejor amiga le haya dicho eso, cómo es posible, él no estaba traumado. Y mucho menos loco, sabía muy bien que su cerebro muy pronto iba a dejar de volver al pasado. ¿Pero qué estaba diciendo? Si hace cinco años pasó eso y lo seguía recordando con cada detalle, lo seguía recordando con asco y repulsión, no solo hacia ese hombre, también hacia cualquier hombre que se le acercara, ese maldito había arruinado su vida.

Kurt salió llorando del edificio, cuando iba bajando los escalones de afuera, algo había pasado, empezaron a caer gotas de lluvia. Kurt se quedo ahí sentado un rato, con su cabeza hundida en las rodilla, de pronto presiente que alguien está enfrente de él y voltea.

—Señor B, ¿qué hace aquí?

—Vine a traerle algunos diseños de la propaganda, ¿qué te pasa?

—Nada. – dijo Kurt.

—No creo que llores por nada. – se sentó a su lado, tapándolo con la sombrilla que traía él – ¿te hicieron algo? No creo que te estés mojando por gusto. –Kurt negó.

—No, señor B.

—Dime Blaine.

—Ah, así que ese es tu nombre. – Blaine estaba asombrado que no se acordara, pero no lo hizo notar.

—¿Y no te acuerdas de mí?

—Sabes que sí, tu nombre me suena familiar, pero no se dé donde. – Blaine se sorprendió mucho al escuchar eso, no pudo creer que después de tantos años de ser amigos se haya olvidado de él, ¿que le pasó a ese Kurt que quería mucho y lo hacía sonreír? — Blaine, me dio gusto verte otra vez, me tengo que ir.

Kurt se fue corriendo hacia su auto, Blaine se la quedó viendo, cuando subió, dejó todas sus cosas en el asiento del copiloto y trató de arrancar pero el motor no encendía. Kurt pensó que ese fue el peor día para levantarse de la cama, volvió a intentar y nada, el motor no arrancaba. Blaine vio como Kurt tomaba sus cosas y bajaba del auto muy enojado asotando la puerta, tratando de pedir una taxi, algo que no le funcionaba ya que cuando quiso que el taxi frenara este arranco más, que hizo que a Kurt le salpicara un charco de agua. Blaine se empezó a reír y Kurt lo escuchó e hizo que se enojara más de lo que ya estaba.

—Discúlpame por reírme, pero es que… – dijo entre risas y Kurt se enojó aún mas, agachó la cabeza y empezó a llorar – No, no llores, perdóname, no ha sido tu día ¿no? – Él negó – Si queres, te llevo a tu casa en mi auto. – Kurt levantó la cara.

—No, no quiero molestarte Blaine.

—No, no pasa nada, hasta ahora estoy libre, déjame llevarte. – Kurt asintió y se fue con él.

Cuando llegaron a su casa, Blaine abrió la puerta donde estaba Kurt y lo ayudó, ya que él tenía la sombrilla, hasta que llegaron hasta su puerta.

—¿Quieres pasar?

—No, gracias, debes estar cansado.

—No, para nada, pasa. Por lo menos hasta que se calme la lluvia. – Blaine dudó pero después aceptó, era un departamento muy acogedor, era de color blanco y un poco chico. – Ponete cómodo, yo me voy a cambiar. – Dijo Kurt yéndose a la otra habitación.

Blaine lo miraba todo el tiempo, no podía resistirse, pero tenía que hacerlo. De pronto sonó su celular, era él, contestó.

—Hola, mi amor… Sí, estoy en casa de Nick… Sí, ya te extraño, ojalá y vengas pronto… Después te llamo, estamos viendo un partido... Yo igual.

Sabía que estaba mal, y que a él no le gustaban las mentiras, pero que le podía decir; “Mi amor, estoy en casa del chico que una vez amé y tal vez sigo amando”- No, de todas formas, nunca se enteraría.

Blaine se quedó un rato esperando, cuando por fin salió Kurt de la habitación con algo mas cómodo y secándose el pelo con una toalla. Blaine solo lo miraba de arriba abajo, no puedo creer lo hermoso que sigue siendo, pensó. Tenía que controlarse, no podía arruinar su matrimonio solo por el deseo incontrolable que sentía hacia Kurt, pero no podía dejar de mirarlo, necesitaba saber si alguna vez ese cuerpo seria de él, y sabía que tenía cuatro semanas para aprovechar y averiguarlo antes de que su futuro esposo llegara y se casara con él.

Hola muy lindo capitulo actualiza pronto.

Espero que pronto Kurt recuerde todo.

Me encanto mucho el capitulo esperare pronto otro capitulo de esta historia

Simplemente Genial por favor actualiza pronto