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Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
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Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
capítulo 1
Sabe que está mal lo que está a punto de hacer, sabe que una vez crucé esa línea imaginaria que "ella" le ha impuesto, no podrá volver atrás.
Está tan condenadamente mal, que se siente la personas más egoísta y cobarde del mundo.
-No quiero que pase por lo mismo que yo- se dice a sí misma intentando convencerse, aunque es inútil, porque su mente le grita "cobarde" y su corazón le suplica " no lo hagas, no me separes de ella".
- Escusas- le réplica su alter ego
En el fondo Santana no quiere hacerlo, pero tiene tanto miedo de volver a salir herida, que simplemente ha decidido tomar el camino fácil y olvidarse de que se ha enamorado de su mejor amiga. Bueno, más bien que ha vuelto a enamorarse de otra de sus mejores amigas, que otra vez una rubia de ojos claros, ha atravesado todas esas estúpidas barreras que durante años la latina se molestó en construir.
-Lo estoy haciendo por su bien- se repite una y otra vez como sí por el mero hecho de hacerlo, se volviese realidad.
- Deja de mentirte.
Se levanta de la cama con más lentitud de la que le gustaría. Quiere acabar con esto cuanto antes, pero su cuerpo, está de alguna manera intentando evitar, que haga algo que esta mal lo mires por donde lo mires.
-Ella no jugará conmigo, es 100% lesbiana y me ha dicho que le gustó. ¿Porqué no intentarlo?- dice en voz alta, pero su mente la corrige inmediatamente " Salir con alguien a quién no quieres es de malas personas y más aún , cuando hay alguien a un par de horas de coche, que te ha dicho que te ama y tu la amas"
-No la amo- grita internamente.
Pero hoy Snixx no está para aguantar a la Santana cobarde y caprichosa.
-La amas, te guste o no- habla su otro yo frente a ella, apareciendo en el espejo frente al que esta situada.
-No soy para ella
-Eso no lo tienes que decidir tu pedazo de idiota, no tienes ese derecho.
-No quiero que me lastimen más.
-Te lastimas tu sola.
-Si salgo con Dani no lastimaré a nadie.
-Si por nadie te refieres a La humanidad, pues has acertado, pero si te refieres a Dani, Quinn y a ti. Me temo que estas realmente como una puta cabra, porque vas a conseguir justamente el efecto contrario.
Acaba de vestirse, con una lentitud impropia de ella y sale a la calle, esperando encontrar en alguna esquina el valor que le falta para hacer lo correcto o por el contrario, encontrar la fórmula para silenciar a la voz en su cabeza.
Tras media hora caminando llega al apartamento de la otra rubia. Aún tiene tiempo de salir corriendo hacia la estación, comprar un billete para New Heaven y hacer lo correcto. Pero no lo hace.
-Siempre rubias, preciosas y resplandecientes- dice Snixx- aunque por esta no sientas más que curiosidad por saber el color de sus bragas.
Llamas con los nudillos y tras unos segundos, te abre la puerta la cantante, con una dulce sonrisa en el rostro.
-Buenos días Santana, no te esperaba- dice sonriente
- Pasaba por aquí y pensé en ti.
- Pasa el café está recién hecho.
Tu pasas, aunque sabes que aquel no es tu lugar, que ella no es la persona para ti y que te estas hiriendo gravemente por imbécil.
Llegas a la cocina y por primera vez en toda la mañana tu móvil hace acto de presencia. Lo sacas del bolsillo de la gabardina y lees las frases más hermosas que alguien te ha dedicado nunca.
"Quiero luchar por ti Santana, no me importa que sea difícil o lo que digan los demás. Sólo te quiero a ti"
Tu mente te maldice y tu corazón se despide de ti para siempre, tras mandarle aquel estúpido mensaje a Quinn.
"Olvídame, yo ya te he superado"
Podías ser feliz, pero has decidido vivir una mentira.
Lo que nunca sabrás es que a las 8:34 am en la estación de tren de New Heaven se escuchó como a Quinn Fabray se le rompió en corazón por última vez.
Sabe que está mal lo que está a punto de hacer, sabe que una vez crucé esa línea imaginaria que "ella" le ha impuesto, no podrá volver atrás.
Está tan condenadamente mal, que se siente la personas más egoísta y cobarde del mundo.
-No quiero que pase por lo mismo que yo- se dice a sí misma intentando convencerse, aunque es inútil, porque su mente le grita "cobarde" y su corazón le suplica " no lo hagas, no me separes de ella".
- Escusas- le réplica su alter ego
En el fondo Santana no quiere hacerlo, pero tiene tanto miedo de volver a salir herida, que simplemente ha decidido tomar el camino fácil y olvidarse de que se ha enamorado de su mejor amiga. Bueno, más bien que ha vuelto a enamorarse de otra de sus mejores amigas, que otra vez una rubia de ojos claros, ha atravesado todas esas estúpidas barreras que durante años la latina se molestó en construir.
-Lo estoy haciendo por su bien- se repite una y otra vez como sí por el mero hecho de hacerlo, se volviese realidad.
- Deja de mentirte.
Se levanta de la cama con más lentitud de la que le gustaría. Quiere acabar con esto cuanto antes, pero su cuerpo, está de alguna manera intentando evitar, que haga algo que esta mal lo mires por donde lo mires.
-Ella no jugará conmigo, es 100% lesbiana y me ha dicho que le gustó. ¿Porqué no intentarlo?- dice en voz alta, pero su mente la corrige inmediatamente " Salir con alguien a quién no quieres es de malas personas y más aún , cuando hay alguien a un par de horas de coche, que te ha dicho que te ama y tu la amas"
-No la amo- grita internamente.
Pero hoy Snixx no está para aguantar a la Santana cobarde y caprichosa.
-La amas, te guste o no- habla su otro yo frente a ella, apareciendo en el espejo frente al que esta situada.
-No soy para ella
-Eso no lo tienes que decidir tu pedazo de idiota, no tienes ese derecho.
-No quiero que me lastimen más.
-Te lastimas tu sola.
-Si salgo con Dani no lastimaré a nadie.
-Si por nadie te refieres a La humanidad, pues has acertado, pero si te refieres a Dani, Quinn y a ti. Me temo que estas realmente como una puta cabra, porque vas a conseguir justamente el efecto contrario.
Acaba de vestirse, con una lentitud impropia de ella y sale a la calle, esperando encontrar en alguna esquina el valor que le falta para hacer lo correcto o por el contrario, encontrar la fórmula para silenciar a la voz en su cabeza.
Tras media hora caminando llega al apartamento de la otra rubia. Aún tiene tiempo de salir corriendo hacia la estación, comprar un billete para New Heaven y hacer lo correcto. Pero no lo hace.
-Siempre rubias, preciosas y resplandecientes- dice Snixx- aunque por esta no sientas más que curiosidad por saber el color de sus bragas.
Llamas con los nudillos y tras unos segundos, te abre la puerta la cantante, con una dulce sonrisa en el rostro.
-Buenos días Santana, no te esperaba- dice sonriente
- Pasaba por aquí y pensé en ti.
- Pasa el café está recién hecho.
Tu pasas, aunque sabes que aquel no es tu lugar, que ella no es la persona para ti y que te estas hiriendo gravemente por imbécil.
Llegas a la cocina y por primera vez en toda la mañana tu móvil hace acto de presencia. Lo sacas del bolsillo de la gabardina y lees las frases más hermosas que alguien te ha dedicado nunca.
"Quiero luchar por ti Santana, no me importa que sea difícil o lo que digan los demás. Sólo te quiero a ti"
Tu mente te maldice y tu corazón se despide de ti para siempre, tras mandarle aquel estúpido mensaje a Quinn.
"Olvídame, yo ya te he superado"
Podías ser feliz, pero has decidido vivir una mentira.
Lo que nunca sabrás es que a las 8:34 am en la estación de tren de New Heaven se escuchó como a Quinn Fabray se le rompió en corazón por última vez.
Última edición por Jenny_QFE el Vie Jul 25, 2014 11:36 am, editado 7 veces
Jenny_QFE***** - Mensajes : 269
Fecha de inscripción : 03/09/2013
Edad : 31
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
Pues siempre me han gustado los Fanfics de Quinntana y espero lo sigas. :)
iFannyGleek****** - Mensajes : 335
Fecha de inscripción : 03/10/2013
Edad : 27
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
Espero que sigas esta historia, esta muy linda de verdad me ha gustado
GabyLopez*** - Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 26/06/2013
Edad : 28
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
Muy bueno me gusta tu fic ;)
Maira_Faberrytana- ---
- Mensajes : 584
Fecha de inscripción : 17/09/2013
Edad : 28
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
Gracias por los comentarios, aqui os dejo el capitulo 2, es algo corto,pero espero que os guste.
Lie capítulo 2
Han pasado años desde que te rompieron el corazón por última vez, pero en aquella ocasión no te lo merecías. Habías puesto todo de tu parte para luchar por lo vuestro, incluso aún arriesgo de perder a tu conservadora madre por segunda vez. No te habría importado nada, con tal de ser feliz al lado de aquella preciosa, pero desquiciante latina.
Todo había empezado meses atrás, en el día de San Valentín y hasta aquel día en la estación, habías pensado que aquello había sido una clara señal del destino, diciendo que estabais hechas la una para la otra, pero ella fue demasiado egoísta para luchar por ti, demasiado cobarde para permitirte luchar por ambas y prefirió atenerse a lo fácil, aunque no la hiciese feliz.
Sabes que no ha sido feliz, aunque no te esperabas este final para ella. No esperabas que la persona que había estado a su lado, fuese tan estúpida de haberla engañado durante más de un año. Podrías estar feliz, pensar que algún tipo de justicia divina, le había hecho pagar muy caras cada una de sus faltas. Pero ese no es tu estilo.
Sientes lástima por ella, humillada públicamente por la persona con la que había estado a punto de casarse y siendo perseguida a diario por los paparazzis en busca de carnaza para seguir engordando la mala noticia.
Te gustaría saber como está, pero no piensas ser la primera en dar el paso. Si ella quisiera ponerse en contacto contigo, lo tendría fácil. Vives todavía en tu céntrico piso de New Heaven, que ella tan bien conoce, tu número sigue siendo el mismo, al igual que tu correo electrónico y tu Facebook, donde con cierto sarcasmo pone que sois amigas.
Sales de casa en busca de liberar tu mente de su recuerdo, ya bastante te ha atormentado durante este tiempo. Tanto como para ser incapaz de mantener una relación de más de unas semanas. Una parte de ti lo justifica, diciendo que aún eres muy joven para atarte a nadie, pero otra parte, una que te has molestado en silenciar durante mucho tiempo, susurra que todavía la esperas a ella y que pase lo que pase la esperarás, porque es Tú persona. Esa supuesta alma gemela de la que todo el mundo habla. Esa persona con la que estas predestinada a pasar el resto de tu vida.
Te pones los cascos y subes el volumen al máximo. A través de los auriculares la voz de Brandon, el cantante de the killers, te cuenta su particular historia de desamor. Siempre te has identificado con esa canción en especial, ELLA tampoco es otra chica cualquiera para ti.
Agitas la cabeza de pura frustración, cuanto más intentas no pensar en ella, más hace el destino por ponerlo imposible. ¿Tan mala persona habías sido para un castigo tal? Si era cierto que en el instituto, te habías burlado de muchos, pero había cambiado desde aquello. No era esa odiosa persona que en un pasado había sido la mayor perra del Mckinley.
Tu móvil hizo acto de presencia, desconocías el número y no tenías ánimos para hablar con nadie, al menos no en aquel momento, así que dejaste que saltase el contestador y seguiste deambulando por las calles de la ciudad con la mirada perdida.
Entras en una cafetería y pides un capuchino para llevar, cuando la persona de atrás se ofrece a pagartelo, te quedas estática, como si fueras de piedra. Reconocerías aquella voz firme y despreocupada en el mismísimo infiero y te preguntas en que momento bajaste a él. Tomas tu café e intentas irte lo más rápido posible de allí cuando ella te agarra del brazo nada más salir del establecimiento.
-¿Santana te importa? Tengo prisa- dices en tono calmado. Aunque para nada es tu estado de ánimo, estas nerviosa y con ganas de huir corriendo hasta que te fallen las piernas.
- ¿Qué si me importa que Fabray?- dice ella con su típico tono de mofa
- ¿Me devuelves mi brazo?- dices mirándola fijamente a los ojos, con Rabia.
- No, no hasta que hables conmigo.
- No tenemos nada de que hablar tu y yo.
- Yo creo que sí- insiste ella aferrandose a tu brazo.
- ¿Y de qué? Si se puede saber
- De nosotras- dice pausadamente, casi acariciando cada letra que sale de su boca.
- No existe un nosotras, me lo dejaste claro en su día- dices dolida, las heridas siguen tan
- Cometí un error Q, un error ENORME. Sólo quiero poder remediarlo- dice con voz firme y por primera vez en años sientes todo el amor del mundo, cuando te acaricia la cara, casi con vehemencia.
- No Santana, un error es muchas cosas, pero entre ellas, no está lo que tu has hecho- dices dándote la vuelta. No quieres que sus preciosos ojos marrones sigan mirándote de esa manera, no lo puedes resistir. Tu corazón no aguantará mucho más.
- Es cierto, lo mío ha sido un error tras otro. Desde aquel estúpido día de junio todo ha ido de mal el peor y siempre supe que no sería de otra forma. Porque aquel día dejó de salir el sol para mi, deje de ver el mundo a colores. ¿Y sabes porqué?- dice intentando contener la emoción y las lágrimas que ya han acudido a sus ojos.
- ¿Porqué?
- Porqué dejé ir al amor de mi vida, por estúpida.
- ¿Creí que te ibas a casar con el amor de tu vida? - dijiste con demasiada rabia y ella sonrió por tus celos.
- Nunca quise casarme con ella. Ni siquiera se porqué alargue aquello más de la cuenta.
- No me interesa Santana, ¿puedes soltarme?
- No, no pienso soltarte
- ¿Y cuándo me dejarás irme o es que pretendes tenerme aquí parada toda la vida?
- Ese era el plan- dice riendo y tu por primera vez, te giras, como buscando el motivo por el que sonríe.
- Tu plan da asco- dices bufando mientras forcejeas por liberarte de su agarre.
- Que va, es un gran plan.
- Lo que tu digas. Ya hemos hablado, ahora sueltame.
- No
- Entonces gritaré
- Si lo intentas me harías un gran favor.
La miras sorprendida y confusa, no entiendes porqué querría que gritases en plena calle.
- Me muero por probar tus labios otra vez- dijo ella dejándote casi sin aliento.
Lie capítulo 2
Han pasado años desde que te rompieron el corazón por última vez, pero en aquella ocasión no te lo merecías. Habías puesto todo de tu parte para luchar por lo vuestro, incluso aún arriesgo de perder a tu conservadora madre por segunda vez. No te habría importado nada, con tal de ser feliz al lado de aquella preciosa, pero desquiciante latina.
Todo había empezado meses atrás, en el día de San Valentín y hasta aquel día en la estación, habías pensado que aquello había sido una clara señal del destino, diciendo que estabais hechas la una para la otra, pero ella fue demasiado egoísta para luchar por ti, demasiado cobarde para permitirte luchar por ambas y prefirió atenerse a lo fácil, aunque no la hiciese feliz.
Sabes que no ha sido feliz, aunque no te esperabas este final para ella. No esperabas que la persona que había estado a su lado, fuese tan estúpida de haberla engañado durante más de un año. Podrías estar feliz, pensar que algún tipo de justicia divina, le había hecho pagar muy caras cada una de sus faltas. Pero ese no es tu estilo.
Sientes lástima por ella, humillada públicamente por la persona con la que había estado a punto de casarse y siendo perseguida a diario por los paparazzis en busca de carnaza para seguir engordando la mala noticia.
Te gustaría saber como está, pero no piensas ser la primera en dar el paso. Si ella quisiera ponerse en contacto contigo, lo tendría fácil. Vives todavía en tu céntrico piso de New Heaven, que ella tan bien conoce, tu número sigue siendo el mismo, al igual que tu correo electrónico y tu Facebook, donde con cierto sarcasmo pone que sois amigas.
Sales de casa en busca de liberar tu mente de su recuerdo, ya bastante te ha atormentado durante este tiempo. Tanto como para ser incapaz de mantener una relación de más de unas semanas. Una parte de ti lo justifica, diciendo que aún eres muy joven para atarte a nadie, pero otra parte, una que te has molestado en silenciar durante mucho tiempo, susurra que todavía la esperas a ella y que pase lo que pase la esperarás, porque es Tú persona. Esa supuesta alma gemela de la que todo el mundo habla. Esa persona con la que estas predestinada a pasar el resto de tu vida.
Te pones los cascos y subes el volumen al máximo. A través de los auriculares la voz de Brandon, el cantante de the killers, te cuenta su particular historia de desamor. Siempre te has identificado con esa canción en especial, ELLA tampoco es otra chica cualquiera para ti.
Agitas la cabeza de pura frustración, cuanto más intentas no pensar en ella, más hace el destino por ponerlo imposible. ¿Tan mala persona habías sido para un castigo tal? Si era cierto que en el instituto, te habías burlado de muchos, pero había cambiado desde aquello. No era esa odiosa persona que en un pasado había sido la mayor perra del Mckinley.
Tu móvil hizo acto de presencia, desconocías el número y no tenías ánimos para hablar con nadie, al menos no en aquel momento, así que dejaste que saltase el contestador y seguiste deambulando por las calles de la ciudad con la mirada perdida.
Entras en una cafetería y pides un capuchino para llevar, cuando la persona de atrás se ofrece a pagartelo, te quedas estática, como si fueras de piedra. Reconocerías aquella voz firme y despreocupada en el mismísimo infiero y te preguntas en que momento bajaste a él. Tomas tu café e intentas irte lo más rápido posible de allí cuando ella te agarra del brazo nada más salir del establecimiento.
-¿Santana te importa? Tengo prisa- dices en tono calmado. Aunque para nada es tu estado de ánimo, estas nerviosa y con ganas de huir corriendo hasta que te fallen las piernas.
- ¿Qué si me importa que Fabray?- dice ella con su típico tono de mofa
- ¿Me devuelves mi brazo?- dices mirándola fijamente a los ojos, con Rabia.
- No, no hasta que hables conmigo.
- No tenemos nada de que hablar tu y yo.
- Yo creo que sí- insiste ella aferrandose a tu brazo.
- ¿Y de qué? Si se puede saber
- De nosotras- dice pausadamente, casi acariciando cada letra que sale de su boca.
- No existe un nosotras, me lo dejaste claro en su día- dices dolida, las heridas siguen tan
- Cometí un error Q, un error ENORME. Sólo quiero poder remediarlo- dice con voz firme y por primera vez en años sientes todo el amor del mundo, cuando te acaricia la cara, casi con vehemencia.
- No Santana, un error es muchas cosas, pero entre ellas, no está lo que tu has hecho- dices dándote la vuelta. No quieres que sus preciosos ojos marrones sigan mirándote de esa manera, no lo puedes resistir. Tu corazón no aguantará mucho más.
- Es cierto, lo mío ha sido un error tras otro. Desde aquel estúpido día de junio todo ha ido de mal el peor y siempre supe que no sería de otra forma. Porque aquel día dejó de salir el sol para mi, deje de ver el mundo a colores. ¿Y sabes porqué?- dice intentando contener la emoción y las lágrimas que ya han acudido a sus ojos.
- ¿Porqué?
- Porqué dejé ir al amor de mi vida, por estúpida.
- ¿Creí que te ibas a casar con el amor de tu vida? - dijiste con demasiada rabia y ella sonrió por tus celos.
- Nunca quise casarme con ella. Ni siquiera se porqué alargue aquello más de la cuenta.
- No me interesa Santana, ¿puedes soltarme?
- No, no pienso soltarte
- ¿Y cuándo me dejarás irme o es que pretendes tenerme aquí parada toda la vida?
- Ese era el plan- dice riendo y tu por primera vez, te giras, como buscando el motivo por el que sonríe.
- Tu plan da asco- dices bufando mientras forcejeas por liberarte de su agarre.
- Que va, es un gran plan.
- Lo que tu digas. Ya hemos hablado, ahora sueltame.
- No
- Entonces gritaré
- Si lo intentas me harías un gran favor.
La miras sorprendida y confusa, no entiendes porqué querría que gritases en plena calle.
- Me muero por probar tus labios otra vez- dijo ella dejándote casi sin aliento.
Jenny_QFE***** - Mensajes : 269
Fecha de inscripción : 03/09/2013
Edad : 31
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
Capítulo 3
Desde que te lo encontraste en el café, ha pasado un mes y las cosas entre vosotras parece que sigan como al principio.
Ella ha intentado poner de su parte para que cambien las cosas, pero tú no estás preparada para ello. No es que tus sentimientos hayan cambiado, al contrario han crecido y eso que te molesta.
Una parte de ti, quiere perdonar, seguir adelante y quizás vivir una bonita historia de amor con la mujer que hace años te enamoró.
Sin embargo otra parte, te impide hacerlo, te impide perdonarla. No puedes olvidar que fue ella quien te dejó el corazón roto. Ella es la responsable de que hayas sido incapaz de ser feliz en losúltimos años. Al menos es lo que te gusta pensar, que ella es la responsable de tu infelicidad, cuando la única responsable has sido tú. Porque no has querido pasar página y has estado buscando desesperadamente una mínima posibilidad, para volver a tu lugar , o mejor dicho para volver junto a quien perteneces.
Puedes seguir mintiéndote, como llevas haciendo casi los últimos cuatro años, seguir poniendo patéticas excusas para no seguir con tu vida aunque tu futuro, esté esperando a que seas lo suficientemente valiente como para luchar por lo que quieres.
Hace unos años, fuiste tú la valiente, la que quiso luchar por lo que quería, la que tenía todo claro y no estaba dispuesta a perderlo, al menos no sin luchar antes. Pero ella no te dejó y ahora mismo, tú estás tomando la misma posición que eligió ella en el pasado.
Te levantas de la cama, donde has estado dando vueltas la última hora, intentando dejar de pensar, en que será lo que haga hoy Santana por lograr tu perdón.
Durante el último mes, no se ha cansado de enviarte regalos a diario, flores, bombones, entradas para el cine, el ballet e incluso para la ópera. Incluso te había regalado un fabuloso y carísimo vestido de Dior, que no habías podido evitar probarte, pero pensabas devolvérselo.
Sabías lo que estaba haciendo y no pensabas dejar que te cómprase con regalos, por mucho que te quedasen a la perfección o fuesen de Dior.
Tras una ducha rápida y vaciar medio armario, acabaste de vestirte y fuiste a la cocina a preparar el desayuno cuando alguien llamó a tu puerta.
Te sorprendió, pues hace poco que te habías cambiado de apartamento y sólo Rachel, Mercedes y Humel-anderson conocían donde vivías.
Abriste la puerta y frente a ti, se encontraba una sonriente Santana. Vestida con unos ajustados vaqueros, una camisa blanca holgada y unos zapatos negros de tacón.
- ¿Se puede saber qué haces tú aquí?- preguntaste sorprendida
Ella entró como sí de su casa se tratase, mientras tu seguías en pie, observándola, sin saber que decir. Dejó sobre la mesa la cocina la bolsa que había traído y volvió a tu lado con una sonrisa en los labios.
- Como no has contestado a ninguna de mis llamadas, has rechazado todas mis invitaciones y me has devuelto los regalos, pensé que sería la única forma de poder hablar contigo.
- No puedes aparecer por mi casa cuando te venga en gana, es más... ¿Cómo sabes donde vivo? ¿Me has estado espiando?
- Ojalá tuviese tanto tiempo como para espiarte- dijo ella con una sonrisa- la verdad es que tuve que sobornar a los hummel-Anderson con unas entradas vip para el concierto de Beyoncé.
- Con amigos así, no se para que quiero enemigos- bufaste
- No fue su culpa, creo que hasta les levanté dolor de cabeza, de tantas veces que les pedí tu dirección.
- Si no la tenías será por algo ¿no crees?
- Afortunadamente eso está solucionado- dijo sin dejar de mirarte de arriba a abajo, cosa que había comenzado a molestarte. Ella antes disimulaba cuando se comía a una mine con los ojos, pero esta vez, ni siquiera lo estaba intentando ocultar.
- Al grano López, tengo prisa- dijiste de mal humor mientras cruzabas los brazos a la altura del pecho.
- Había olvidado lo preciosa que te ves cuando haces berrinche- dijo con una sonrisa
- Espero que eso no sean más regalos, porque de lo contrario te los puedes meter...- ni siquiera lo viste venir. Odiabas su manía de hacerte callar a besos, aunque odiabas mucho más que tu cuerpo se rindiese ante ella en menos de 5 minutos.
Ella se separó lentamente de tí y sonrió satisfecha entretanto la mirabas con una de esas características miradas tuyas de Bitch.
- Anda, no frunzas el ceño. Te ves más guapa cuando sonríes- dice de forma seductora mientras te acaricia el una de tus mejillas con el dorso de la mano y no puedes evitar cerrar los ojos- lo que hay en las bolsa es tu desayuno.
Interiormente te regañas por permitir que atraviese todas sus defensas tan fácilmente.
- ¿Que quieres? - preguntas con tono triste y calmado.
- A ti
- Ya es tarde para eso- dices dándole la espalda.
- Yo creo que no- dice caminando hasta ti y obligándote a girar sobre tus talones- se que los sentimientos siguen ahí- dice señalando ese lugar en el pecho del de sé encuentra tu corazón.
- Santana, supones demasiado- dices tristemente.
- ¿En qué me estoy equivocando según tú?
- Para empezar: supones que te perdonaré por que me regales cosas. No me vas a comprar.
- No pretendo comprar tu perdón, solamente quería darte unos obsequios ¿Algo más?
- En qué tenga sentimientos...
- Todo tenemos sentimientos Q.
- Yo no- dices pausadamente- y si me apuras tampoco tengo corazón.
- No digas eso- súplica Santana dolida.
- ¿Hemos acabado ya?
- Por favor Q, sólo dame dos horas- dice tomándote las manos y mirándote suplicante- déjame demostrarte que estoy realmente arrepentida y que quiero hacer las cosas bien.
- Santana no hace falta, ya fué..
- No, no fué. Se que me sigues queriendo tanto como yo a ti.
- Está bien... Una cena, hoy a las 8- dijiste dándote por vencida- reservas tú en cualquier restaurante y luego de esa cena no volverás a molestarme. No más flores al studio, no mas llamadas ni más regalos.
- De acuerdo, lo haremos a tu manera- dijo caminando hacia la salida.
- Llévate el vestido- dijiste señalando la enorme caja con letras doradas que contenía aquella preciosidad.
- No, ese vestido es tuyo.
- Santana, dijiste que haríamos las cosas a mi manera- te quejaste.
- Lo vas a necesitar para esta noche- y tras esas palabras te dejó sola.
Desde que te lo encontraste en el café, ha pasado un mes y las cosas entre vosotras parece que sigan como al principio.
Ella ha intentado poner de su parte para que cambien las cosas, pero tú no estás preparada para ello. No es que tus sentimientos hayan cambiado, al contrario han crecido y eso que te molesta.
Una parte de ti, quiere perdonar, seguir adelante y quizás vivir una bonita historia de amor con la mujer que hace años te enamoró.
Sin embargo otra parte, te impide hacerlo, te impide perdonarla. No puedes olvidar que fue ella quien te dejó el corazón roto. Ella es la responsable de que hayas sido incapaz de ser feliz en losúltimos años. Al menos es lo que te gusta pensar, que ella es la responsable de tu infelicidad, cuando la única responsable has sido tú. Porque no has querido pasar página y has estado buscando desesperadamente una mínima posibilidad, para volver a tu lugar , o mejor dicho para volver junto a quien perteneces.
Puedes seguir mintiéndote, como llevas haciendo casi los últimos cuatro años, seguir poniendo patéticas excusas para no seguir con tu vida aunque tu futuro, esté esperando a que seas lo suficientemente valiente como para luchar por lo que quieres.
Hace unos años, fuiste tú la valiente, la que quiso luchar por lo que quería, la que tenía todo claro y no estaba dispuesta a perderlo, al menos no sin luchar antes. Pero ella no te dejó y ahora mismo, tú estás tomando la misma posición que eligió ella en el pasado.
Te levantas de la cama, donde has estado dando vueltas la última hora, intentando dejar de pensar, en que será lo que haga hoy Santana por lograr tu perdón.
Durante el último mes, no se ha cansado de enviarte regalos a diario, flores, bombones, entradas para el cine, el ballet e incluso para la ópera. Incluso te había regalado un fabuloso y carísimo vestido de Dior, que no habías podido evitar probarte, pero pensabas devolvérselo.
Sabías lo que estaba haciendo y no pensabas dejar que te cómprase con regalos, por mucho que te quedasen a la perfección o fuesen de Dior.
Tras una ducha rápida y vaciar medio armario, acabaste de vestirte y fuiste a la cocina a preparar el desayuno cuando alguien llamó a tu puerta.
Te sorprendió, pues hace poco que te habías cambiado de apartamento y sólo Rachel, Mercedes y Humel-anderson conocían donde vivías.
Abriste la puerta y frente a ti, se encontraba una sonriente Santana. Vestida con unos ajustados vaqueros, una camisa blanca holgada y unos zapatos negros de tacón.
- ¿Se puede saber qué haces tú aquí?- preguntaste sorprendida
Ella entró como sí de su casa se tratase, mientras tu seguías en pie, observándola, sin saber que decir. Dejó sobre la mesa la cocina la bolsa que había traído y volvió a tu lado con una sonrisa en los labios.
- Como no has contestado a ninguna de mis llamadas, has rechazado todas mis invitaciones y me has devuelto los regalos, pensé que sería la única forma de poder hablar contigo.
- No puedes aparecer por mi casa cuando te venga en gana, es más... ¿Cómo sabes donde vivo? ¿Me has estado espiando?
- Ojalá tuviese tanto tiempo como para espiarte- dijo ella con una sonrisa- la verdad es que tuve que sobornar a los hummel-Anderson con unas entradas vip para el concierto de Beyoncé.
- Con amigos así, no se para que quiero enemigos- bufaste
- No fue su culpa, creo que hasta les levanté dolor de cabeza, de tantas veces que les pedí tu dirección.
- Si no la tenías será por algo ¿no crees?
- Afortunadamente eso está solucionado- dijo sin dejar de mirarte de arriba a abajo, cosa que había comenzado a molestarte. Ella antes disimulaba cuando se comía a una mine con los ojos, pero esta vez, ni siquiera lo estaba intentando ocultar.
- Al grano López, tengo prisa- dijiste de mal humor mientras cruzabas los brazos a la altura del pecho.
- Había olvidado lo preciosa que te ves cuando haces berrinche- dijo con una sonrisa
- Espero que eso no sean más regalos, porque de lo contrario te los puedes meter...- ni siquiera lo viste venir. Odiabas su manía de hacerte callar a besos, aunque odiabas mucho más que tu cuerpo se rindiese ante ella en menos de 5 minutos.
Ella se separó lentamente de tí y sonrió satisfecha entretanto la mirabas con una de esas características miradas tuyas de Bitch.
- Anda, no frunzas el ceño. Te ves más guapa cuando sonríes- dice de forma seductora mientras te acaricia el una de tus mejillas con el dorso de la mano y no puedes evitar cerrar los ojos- lo que hay en las bolsa es tu desayuno.
Interiormente te regañas por permitir que atraviese todas sus defensas tan fácilmente.
- ¿Que quieres? - preguntas con tono triste y calmado.
- A ti
- Ya es tarde para eso- dices dándole la espalda.
- Yo creo que no- dice caminando hasta ti y obligándote a girar sobre tus talones- se que los sentimientos siguen ahí- dice señalando ese lugar en el pecho del de sé encuentra tu corazón.
- Santana, supones demasiado- dices tristemente.
- ¿En qué me estoy equivocando según tú?
- Para empezar: supones que te perdonaré por que me regales cosas. No me vas a comprar.
- No pretendo comprar tu perdón, solamente quería darte unos obsequios ¿Algo más?
- En qué tenga sentimientos...
- Todo tenemos sentimientos Q.
- Yo no- dices pausadamente- y si me apuras tampoco tengo corazón.
- No digas eso- súplica Santana dolida.
- ¿Hemos acabado ya?
- Por favor Q, sólo dame dos horas- dice tomándote las manos y mirándote suplicante- déjame demostrarte que estoy realmente arrepentida y que quiero hacer las cosas bien.
- Santana no hace falta, ya fué..
- No, no fué. Se que me sigues queriendo tanto como yo a ti.
- Está bien... Una cena, hoy a las 8- dijiste dándote por vencida- reservas tú en cualquier restaurante y luego de esa cena no volverás a molestarme. No más flores al studio, no mas llamadas ni más regalos.
- De acuerdo, lo haremos a tu manera- dijo caminando hacia la salida.
- Llévate el vestido- dijiste señalando la enorme caja con letras doradas que contenía aquella preciosidad.
- No, ese vestido es tuyo.
- Santana, dijiste que haríamos las cosas a mi manera- te quejaste.
- Lo vas a necesitar para esta noche- y tras esas palabras te dejó sola.
Jenny_QFE***** - Mensajes : 269
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Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
Espero tu actu ;)
Maira_Faberrytana- ---
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Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
gracias por los comentarios, aqui os dejo el capítulo
Lie capítulo 4
Había sido un día agotador, acababas de llegar del estudio y estabas súper cansada. Realmente no te apetece hacer nada más que no fuera meter en cama, pero ya era muy tarde para cancelar la cita.
Las las seis y cinco pasadas cuando te empezaste a preparar para la cita, tenías poco tiempo para arreglarte, habíais quedado a las 8 , aunque todavía no te había dicho dirección del restaurante que había elegido.
Saliste de la ducha sobre las 6:15, únicamente ataviada con una toalla que tapaba lo justo y necesario. Te secaste lentamente y cuando comenzaste a vestirte llamaron a la puerta.
-Genial, debe ser ella ... Y yo todavía sin vestir- te quejaste.
Te pusiste una bata y fuiste a abrir. Al otro lado de la puerta había un chico joven, no tendría más de 16 o 17 años e iba vestido con el uniforme de una floristería.
-Disculpe, vive aquí la señorita Fabray? - preguntó sonrojado.
Tu sonreíste complacida, al menos alguien apreciaba tu belleza, pensaste. Aunque rápidamente te vino a la mente la forma en la que te había mirado Santana está mañana y te admitiste que te sentías más desnuda en aquel momento que en este.
-si, soy yo.
-Estas flores son para usted- dijo tendiéndole un ramo enorme de rosas de diferentes colores- le importaría firmarme aquí conforme se las he entregado.
-Si,claro- dijiste cogiendo el bolígrafo que te ofrecía, mientras hacías malabares para que no te cayese el ramo al suelo.
Firmaste y le pediste que esperase unos segundos mientras ibas a por tu bolso, pero el chico se negó, argumentando que la persona que las había encargado ya le había dado una propina de 100 dólares. Le diste las gracias, cerraste la puerta y fuisteis a ponerlas en agua.
Te quedaste unos minutos viéndolas, obviamente eran de Santana, lo sabías aunque no hubieses leído aún la nota que las acompañaba. Era un ramo precioso, de 26 rosas rosas,rojas y blancas. Cogiste el pequeño sobré y sacaste de su interior una nota. La desplegaste y comenzaste a leer.
Se que te prometí que no te mandaría más regalos, pero ya las había encargado cuando vine a verte esta mañana. 26 rosas para la mujer más hermosa que existe. 15 rosas rosas que representan los años que ha durado nuestra amistad, 10 rosas blancas que representan las veces que te tuve entre mis brazos y me hiciste sentir en el cielo y 1 rosa roja que representa, "Nuestro amor"
Santana.
A estas alturas tus ojos estaban bañados en lágrimas y apretabas la pequeña nota contra tu pecho. A pesar de haber pasado cuatro años las heridas seguían ahí, tan abiertas como aquel día.
Dejaste la nota sobre la mesilla de noche de tu habitación y sacaste el vestido de la caja. Era la segunda vez que lo veías y ahora que lo observabas más detenidamente, era mucho más bonito de lo que recordabas. Era completamente negro, entallado, con un escote palabra de honor y algo corto para tu gusto. Te lo pusiste y al mirarte al espejo, recordaste esa época como jefa de las animadoras, era tan corto como aquella falda.
Para cuando acabaste de maquillarte y peinarte ya eran las 7:15. Miraste el teléfono y viste un mensaje de Santana.
"Te espero abajo princesa"
Una sonrisa tonta cubrió tu rostro, siempre te echaban piropos, era algo a lo que te habías acostumbrado desde que te mudaras a Lima, pero la forma en la que Santana lo hacía, era diferente.
Tomaste airé y te preparaste para interpretar el papel de tu vida. Tenías dos horas para hacerle creer que tu ya habías pasado página.
Cogiste el abrigo, el bolso y bajaste hasta el hall del edificio. Allí en la entrada, esperaba Santana mientras jugueteaba con su teléfono móvil .
Estaba completamente espectacular, tanto que te tuviste que serenar antes de caminar hacia ella. Llevaba un traje blanco que resaltaba su Moreno natural, pero lo más llamativo es que no llevaba camisa y por lo que pudiste apreciar al acercarte, seguramente tampoco llevaba sujetador. Es decir que solamente la cubría una fina chaqueta y los ceñidos pantalones que le marcaban el trasero.
- hola ¿llegó tarde?- preguntaste al darte cuenta de que desde que habías recibido el mensaje hasta ese momento había pasado media hora.
-Dios mío Q, estas ...- dijo mientras abría mucho los ojos, se veía que le gustaba lo que tenía en frente- sabía que este vestido estaba hecho para ti, estas hermosa.
- Gracias, tu también lo estas, Aunque no cres que vas un poco
-¿Fresca? Eso dijeron un par de ancianas que me encontré hace un rato.- respondió con una amplia sonrisa- espero que a ti no te moleste.
- Seguro que las pobres se llevaron una contestación al estilo López- dijiste sonriendo maliciosamente.
- Sí no les gustan mis amigas, no se para que las miran- dijo señalandose el pecho.
Tu sonreíste, seguía siendo tan descarada como siempre y eso era una de las cosas que más te gustaban de ella.
-¿A dónde vamos?- preguntaste algo nerviosa, mientras intentabas que tus ojos no te traicionasen y se quedasen mirando fijamente toda esa piel expuesta que debería estar cubierta por una camisa o algo por el estilo.
-Ya lo verás, es una sorpresa- dijo sonriendo y tomando tu mano para guiarte hasta su coche, donde amablemente te abrió la puerta del copiloto para que entrases.
Durante el camino apenas cruzasteis dos palabras, desde tu accidente te habías vuelto muy estricta a lo que se refiere distracciones al volante y las únicas palabras que cruzasteis fueron quejas por parte tuya, porque a la latina los ojos se le iban a tu escote.
Aparcó en High street y caminasteis hasta el número 39. Cuando ella se paró, alzaste la vista y abriste los ojos de pura sorpresa. Te había llevado al Ibiza, el mejor restaurante de toda la ciudad. Para conseguir mesa tenías que reservar un mes antes, pero dudabas que para ella fuese difícil conseguir mesa. Al fin y al cabo era la nueva niña mimada de la industria Hollywoodiense desde que consiguió el papel de Zoey Redbird, la protagonista de una famosa saga de libros para adolescentes.
- Santana, no hacia falta que me trajeses al Ibiza, podríamos haber cenado en cualquier otra parte- dijiste algo nerviosa, estabas segura de que había organizado hasta el último detalle de aquella velada con la intención de hacer que cedieses a sus encantos y por el momento llevaba todas las de ganar.
- No, me dijeron que era el mejor de la ciudad y tu no te mereces otra cosa- dijo mirándote a los ojos- Además con ese vestido sólo podría llevarte a dos lugares.
- ¿A dónde?- preguntaste cayendo en su juego.
Ella se acercó lentamente y susurró muy sensualmente a tu oído.
- A este restaurante o a la habitación de mi hotel.
Al escucharla tragaste saliva y te mordiste el labio inconscientemente, era uno de esos tics que uno tiene y jamás se da cuenta, pero Santana conocía perfectamente aquel pequeño gesto y sonrió al ver como tu cuerpo seguía reaccionando a ella de la misma manera.
-Tranquila, no pienso hacerte nada, al menos no esta noche.
- Ni ninguna- dices volviendo a alzar tus defensas.
-No me voy a rendir Q- dice acariciandote el rostro con ambas manos- no pararé hasta que seas mía.
- Vinimos a zanjar esa discusión de una vez- dijiste avanzando hasta la puerta del local.
Una vez dentro, un amable y jovencísimo camarero os guió hasta el reservado, para tu desgracia, Santana y tú estaríais solas en la misma habitación. Ahora si que estabas nerviosa, tanto que las manos comenzaron a sudarte.
La habitación no era muy grande pero estaba espléndidamente decorada y junto a la tenue iluminación hacían de aquel sitio, un precioso y muy romántico lugar.
Os sentasteis una frente a la otra y dejaste que ella pidiese, no tenía hambre, se te había cerrado el estomago tras escuchar sus palabras justo antes de entrar al restaurante.
La cena transcurrió más tranquilamente de lo que habías imaginado. Ella se había comportado correctamente y no volvió a hacerte ningún tipo de insinuación.
- ¿puedo hacerte una pregunta?- dijiste antes de darle un largo sorbo a tu copa de vino.
- Dirás otra, porque lo que me acabas de decir se considera una pregunta.- dijo bromeando
- Si bueno... Otra- rectificaste
- Claro.
- ¿Por que no te casaste con ella? - preguntaste- Parecíais felices y enamoradas.
- Parecíamos, pero lo cierto es que el amor, si alguna vez lo hubo al menos por su parte, se quemó muy rápido- confesó
- ¿Entonces porqué seguisteis juntas?
-Dos meses después de que te mandase aquel estúpido mensaje, corté con ella. Vine a New Haven a buscarte, pero me dijeron que te habías ido de intercambio a la Royal en Londres. Intenté llamarte pero cambiaste de número y ni Rachel ni tu madre quisieron dármelo. Ella vino a buscarme, dijo que lo mejor para nuestras carreras sería que permaneciéramos juntas, como la típica pareja de lesbianas súper enamoradas con una relación súper sólida. Yo acepté con la única condición de que cuando regresases, ella tendría que dejarme ir, pero no cumplió esa parte. cuando regresaste ella empezó a decirme que te olvidase, que no estabas interesada en mi, incluso contrato a un actor para que viniese a hablar conmigo y me dijese que era tu prometido. Al principio yo me lo creí y me deprimí tanto que simplemente me desconecté del mundo y ella lo aprovechó para anunciar nuestro compromiso, ni siquiera me lo pidió, le bastaba con que la gente lo hablase.
- Pero San, eso es horrible, te utilizó para conseguir fama- dijiste horrorizada, siendo consciente de que la carrera de la rubia subió como la espuma a raíz de los logros de Santana.
- un día, Britt vino a buscarme a uno de los rodajes, me dijo que habías vuelto hace meses y que nunca habías estado prometida. Me enfadé tanto que pensaba en golpearla cuando la viese, pero al llegar a casa y verla con otra... Simplemente me reí. Había sido tan ingenua y estúpida que durante tres años y medio dejé que me manipulase. Así que simplemente le di lo que merecía. Le regale nuestro apartamento, saqué mis cosas de él y a la semanas siguiente di una rueda de prensa informando de nuestra ruptura y los motivos. Desde entonces, siempre he estado ahí, esperando a mi oportunidad.
Estabas en shock por sus palabras, no sabías nada de eso y mucho menos que hubiese estado esperando a que cortases con tu último novio.
- Me buscaste- dijiste casi en un susurro
- Supuse que no lo sabrías ... No creo que me odiasen tanto si estuvieses al tanto.
-No te odio Santana... O de lo contrario no estaría aquí.
-¿Puedo preguntarte yo algo?
-Supongo- dijiste notablemente nerviosa.
-¿Cómo es que la mejor actriz de Yale acaba siendo una consolidada y famosa fotógrafa?- preguntó con curiosidad.
-Cosas del destino supongo. Cuando viví en Londres salí con un estudiante de Fotografía, aunque más que su novia parecía su modelo. Cada vez que nos veíamos me hacia una sesión completa y tras las 10 primeras, sólo accedía a que me retratase si me enseñaba a manejar su cámara.
-Eso ha sonado muy sucio.
-¿No puedes parar de pensar en sexo, ni por un segundo?
-Puedo, pero es muy difícil cuando veo lo bien que te sienta ese condenado vestido.
-Creo que te puedes controlar un ratito más- dijiste con una sonrisa.
-¿eso que significa señorita Fabray?
-Que a esta cita le quedan escasos 10 minutos
-Oh vamos Q- se quejó- me he portado bien, ¿no crees que me merezco algo más de tiempo?
-¿Cuatro años no te parecieron suficiente tiempo?
-Eso ha sido un golpe bajo Quinn
-En ningún momento dije que fuese a jugar limpio.
-Hagamos una cosa- dijo ella ignorando tu último comentario- puedes preguntarme lo que quieras, de lo que sea. Si te gustan las respuestas cancelas la cuenta atrás. Si no, te llevo a casa y no te molestaré más por hoy.
-Quedamos en que no me molestarías más... Y con ello me refería hasta que me muera.
-Já. Eres mi futura esposa, ni loca dejaré de molestarte, Fabray.
Lie capítulo 4
Había sido un día agotador, acababas de llegar del estudio y estabas súper cansada. Realmente no te apetece hacer nada más que no fuera meter en cama, pero ya era muy tarde para cancelar la cita.
Las las seis y cinco pasadas cuando te empezaste a preparar para la cita, tenías poco tiempo para arreglarte, habíais quedado a las 8 , aunque todavía no te había dicho dirección del restaurante que había elegido.
Saliste de la ducha sobre las 6:15, únicamente ataviada con una toalla que tapaba lo justo y necesario. Te secaste lentamente y cuando comenzaste a vestirte llamaron a la puerta.
-Genial, debe ser ella ... Y yo todavía sin vestir- te quejaste.
Te pusiste una bata y fuiste a abrir. Al otro lado de la puerta había un chico joven, no tendría más de 16 o 17 años e iba vestido con el uniforme de una floristería.
-Disculpe, vive aquí la señorita Fabray? - preguntó sonrojado.
Tu sonreíste complacida, al menos alguien apreciaba tu belleza, pensaste. Aunque rápidamente te vino a la mente la forma en la que te había mirado Santana está mañana y te admitiste que te sentías más desnuda en aquel momento que en este.
-si, soy yo.
-Estas flores son para usted- dijo tendiéndole un ramo enorme de rosas de diferentes colores- le importaría firmarme aquí conforme se las he entregado.
-Si,claro- dijiste cogiendo el bolígrafo que te ofrecía, mientras hacías malabares para que no te cayese el ramo al suelo.
Firmaste y le pediste que esperase unos segundos mientras ibas a por tu bolso, pero el chico se negó, argumentando que la persona que las había encargado ya le había dado una propina de 100 dólares. Le diste las gracias, cerraste la puerta y fuisteis a ponerlas en agua.
Te quedaste unos minutos viéndolas, obviamente eran de Santana, lo sabías aunque no hubieses leído aún la nota que las acompañaba. Era un ramo precioso, de 26 rosas rosas,rojas y blancas. Cogiste el pequeño sobré y sacaste de su interior una nota. La desplegaste y comenzaste a leer.
Se que te prometí que no te mandaría más regalos, pero ya las había encargado cuando vine a verte esta mañana. 26 rosas para la mujer más hermosa que existe. 15 rosas rosas que representan los años que ha durado nuestra amistad, 10 rosas blancas que representan las veces que te tuve entre mis brazos y me hiciste sentir en el cielo y 1 rosa roja que representa, "Nuestro amor"
Santana.
A estas alturas tus ojos estaban bañados en lágrimas y apretabas la pequeña nota contra tu pecho. A pesar de haber pasado cuatro años las heridas seguían ahí, tan abiertas como aquel día.
Dejaste la nota sobre la mesilla de noche de tu habitación y sacaste el vestido de la caja. Era la segunda vez que lo veías y ahora que lo observabas más detenidamente, era mucho más bonito de lo que recordabas. Era completamente negro, entallado, con un escote palabra de honor y algo corto para tu gusto. Te lo pusiste y al mirarte al espejo, recordaste esa época como jefa de las animadoras, era tan corto como aquella falda.
Para cuando acabaste de maquillarte y peinarte ya eran las 7:15. Miraste el teléfono y viste un mensaje de Santana.
"Te espero abajo princesa"
Una sonrisa tonta cubrió tu rostro, siempre te echaban piropos, era algo a lo que te habías acostumbrado desde que te mudaras a Lima, pero la forma en la que Santana lo hacía, era diferente.
Tomaste airé y te preparaste para interpretar el papel de tu vida. Tenías dos horas para hacerle creer que tu ya habías pasado página.
Cogiste el abrigo, el bolso y bajaste hasta el hall del edificio. Allí en la entrada, esperaba Santana mientras jugueteaba con su teléfono móvil .
Estaba completamente espectacular, tanto que te tuviste que serenar antes de caminar hacia ella. Llevaba un traje blanco que resaltaba su Moreno natural, pero lo más llamativo es que no llevaba camisa y por lo que pudiste apreciar al acercarte, seguramente tampoco llevaba sujetador. Es decir que solamente la cubría una fina chaqueta y los ceñidos pantalones que le marcaban el trasero.
- hola ¿llegó tarde?- preguntaste al darte cuenta de que desde que habías recibido el mensaje hasta ese momento había pasado media hora.
-Dios mío Q, estas ...- dijo mientras abría mucho los ojos, se veía que le gustaba lo que tenía en frente- sabía que este vestido estaba hecho para ti, estas hermosa.
- Gracias, tu también lo estas, Aunque no cres que vas un poco
-¿Fresca? Eso dijeron un par de ancianas que me encontré hace un rato.- respondió con una amplia sonrisa- espero que a ti no te moleste.
- Seguro que las pobres se llevaron una contestación al estilo López- dijiste sonriendo maliciosamente.
- Sí no les gustan mis amigas, no se para que las miran- dijo señalandose el pecho.
Tu sonreíste, seguía siendo tan descarada como siempre y eso era una de las cosas que más te gustaban de ella.
-¿A dónde vamos?- preguntaste algo nerviosa, mientras intentabas que tus ojos no te traicionasen y se quedasen mirando fijamente toda esa piel expuesta que debería estar cubierta por una camisa o algo por el estilo.
-Ya lo verás, es una sorpresa- dijo sonriendo y tomando tu mano para guiarte hasta su coche, donde amablemente te abrió la puerta del copiloto para que entrases.
Durante el camino apenas cruzasteis dos palabras, desde tu accidente te habías vuelto muy estricta a lo que se refiere distracciones al volante y las únicas palabras que cruzasteis fueron quejas por parte tuya, porque a la latina los ojos se le iban a tu escote.
Aparcó en High street y caminasteis hasta el número 39. Cuando ella se paró, alzaste la vista y abriste los ojos de pura sorpresa. Te había llevado al Ibiza, el mejor restaurante de toda la ciudad. Para conseguir mesa tenías que reservar un mes antes, pero dudabas que para ella fuese difícil conseguir mesa. Al fin y al cabo era la nueva niña mimada de la industria Hollywoodiense desde que consiguió el papel de Zoey Redbird, la protagonista de una famosa saga de libros para adolescentes.
- Santana, no hacia falta que me trajeses al Ibiza, podríamos haber cenado en cualquier otra parte- dijiste algo nerviosa, estabas segura de que había organizado hasta el último detalle de aquella velada con la intención de hacer que cedieses a sus encantos y por el momento llevaba todas las de ganar.
- No, me dijeron que era el mejor de la ciudad y tu no te mereces otra cosa- dijo mirándote a los ojos- Además con ese vestido sólo podría llevarte a dos lugares.
- ¿A dónde?- preguntaste cayendo en su juego.
Ella se acercó lentamente y susurró muy sensualmente a tu oído.
- A este restaurante o a la habitación de mi hotel.
Al escucharla tragaste saliva y te mordiste el labio inconscientemente, era uno de esos tics que uno tiene y jamás se da cuenta, pero Santana conocía perfectamente aquel pequeño gesto y sonrió al ver como tu cuerpo seguía reaccionando a ella de la misma manera.
-Tranquila, no pienso hacerte nada, al menos no esta noche.
- Ni ninguna- dices volviendo a alzar tus defensas.
-No me voy a rendir Q- dice acariciandote el rostro con ambas manos- no pararé hasta que seas mía.
- Vinimos a zanjar esa discusión de una vez- dijiste avanzando hasta la puerta del local.
Una vez dentro, un amable y jovencísimo camarero os guió hasta el reservado, para tu desgracia, Santana y tú estaríais solas en la misma habitación. Ahora si que estabas nerviosa, tanto que las manos comenzaron a sudarte.
La habitación no era muy grande pero estaba espléndidamente decorada y junto a la tenue iluminación hacían de aquel sitio, un precioso y muy romántico lugar.
Os sentasteis una frente a la otra y dejaste que ella pidiese, no tenía hambre, se te había cerrado el estomago tras escuchar sus palabras justo antes de entrar al restaurante.
La cena transcurrió más tranquilamente de lo que habías imaginado. Ella se había comportado correctamente y no volvió a hacerte ningún tipo de insinuación.
- ¿puedo hacerte una pregunta?- dijiste antes de darle un largo sorbo a tu copa de vino.
- Dirás otra, porque lo que me acabas de decir se considera una pregunta.- dijo bromeando
- Si bueno... Otra- rectificaste
- Claro.
- ¿Por que no te casaste con ella? - preguntaste- Parecíais felices y enamoradas.
- Parecíamos, pero lo cierto es que el amor, si alguna vez lo hubo al menos por su parte, se quemó muy rápido- confesó
- ¿Entonces porqué seguisteis juntas?
-Dos meses después de que te mandase aquel estúpido mensaje, corté con ella. Vine a New Haven a buscarte, pero me dijeron que te habías ido de intercambio a la Royal en Londres. Intenté llamarte pero cambiaste de número y ni Rachel ni tu madre quisieron dármelo. Ella vino a buscarme, dijo que lo mejor para nuestras carreras sería que permaneciéramos juntas, como la típica pareja de lesbianas súper enamoradas con una relación súper sólida. Yo acepté con la única condición de que cuando regresases, ella tendría que dejarme ir, pero no cumplió esa parte. cuando regresaste ella empezó a decirme que te olvidase, que no estabas interesada en mi, incluso contrato a un actor para que viniese a hablar conmigo y me dijese que era tu prometido. Al principio yo me lo creí y me deprimí tanto que simplemente me desconecté del mundo y ella lo aprovechó para anunciar nuestro compromiso, ni siquiera me lo pidió, le bastaba con que la gente lo hablase.
- Pero San, eso es horrible, te utilizó para conseguir fama- dijiste horrorizada, siendo consciente de que la carrera de la rubia subió como la espuma a raíz de los logros de Santana.
- un día, Britt vino a buscarme a uno de los rodajes, me dijo que habías vuelto hace meses y que nunca habías estado prometida. Me enfadé tanto que pensaba en golpearla cuando la viese, pero al llegar a casa y verla con otra... Simplemente me reí. Había sido tan ingenua y estúpida que durante tres años y medio dejé que me manipulase. Así que simplemente le di lo que merecía. Le regale nuestro apartamento, saqué mis cosas de él y a la semanas siguiente di una rueda de prensa informando de nuestra ruptura y los motivos. Desde entonces, siempre he estado ahí, esperando a mi oportunidad.
Estabas en shock por sus palabras, no sabías nada de eso y mucho menos que hubiese estado esperando a que cortases con tu último novio.
- Me buscaste- dijiste casi en un susurro
- Supuse que no lo sabrías ... No creo que me odiasen tanto si estuvieses al tanto.
-No te odio Santana... O de lo contrario no estaría aquí.
-¿Puedo preguntarte yo algo?
-Supongo- dijiste notablemente nerviosa.
-¿Cómo es que la mejor actriz de Yale acaba siendo una consolidada y famosa fotógrafa?- preguntó con curiosidad.
-Cosas del destino supongo. Cuando viví en Londres salí con un estudiante de Fotografía, aunque más que su novia parecía su modelo. Cada vez que nos veíamos me hacia una sesión completa y tras las 10 primeras, sólo accedía a que me retratase si me enseñaba a manejar su cámara.
-Eso ha sonado muy sucio.
-¿No puedes parar de pensar en sexo, ni por un segundo?
-Puedo, pero es muy difícil cuando veo lo bien que te sienta ese condenado vestido.
-Creo que te puedes controlar un ratito más- dijiste con una sonrisa.
-¿eso que significa señorita Fabray?
-Que a esta cita le quedan escasos 10 minutos
-Oh vamos Q- se quejó- me he portado bien, ¿no crees que me merezco algo más de tiempo?
-¿Cuatro años no te parecieron suficiente tiempo?
-Eso ha sido un golpe bajo Quinn
-En ningún momento dije que fuese a jugar limpio.
-Hagamos una cosa- dijo ella ignorando tu último comentario- puedes preguntarme lo que quieras, de lo que sea. Si te gustan las respuestas cancelas la cuenta atrás. Si no, te llevo a casa y no te molestaré más por hoy.
-Quedamos en que no me molestarías más... Y con ello me refería hasta que me muera.
-Já. Eres mi futura esposa, ni loca dejaré de molestarte, Fabray.
Jenny_QFE***** - Mensajes : 269
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Edad : 31
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
capítulo cinco:
Quinn estaba realmente molesta, en algún punto de la cena había perdido el control de la situación y la abrumadora sinceridad de las palabras de Santana, estaban consiguiendo que bajase la guardia.
-Me parece horrible que hiciese eso, solo por conseguir aumentar su fama y conseguir finalmente grabar un cd.- dijo la rubia muy molesta.
- Al fin y al cabo somos famosos Q y tenemos ver venir este tipo de cosas. Siempre va a haber alguien que quiera algo de nosotros, el problema es que nosotros nos lleguemos a autoengañar y no sólo darle lo que quieren, si no dejar incluso que nos hagan daño- dijo la latina sin dejar de mirar a Quinn que estaba visiblemente cabreada y soñando despierta, con darle una golpiza a la joven cantante.
-Lo que no entiendo, es... ¿ si aquel anillo, no era para ella y te trajo tantos problemas para quien era?
-¿ no te lo imaginas?- dijo Santana sonriendo.
-¿ estás loca o me estas tomando el pelo? - preguntó la rubia que que estaba entrando en estado de shock.
-Quizás, quizás tenga razón y esté loca... O puede que simplemente esté locamente enamorada de tí.
-No puedes soltarme eso después de tantos años, no cuando nos acabamos de reencontrar, apenas puedo mirarte y evitar pensar que me vas a volver a lastimar.
-Quinn, he cambiado nunca volvería a hacerte daño. Sólo te pido que confíes en una última vez.
-San, por mucho que quisiera no puedo. La confianza se gana o se pierde, pero no se regala- dijo la rubia mirándola fijamente a los ojos por primera vez.
-Me gustaría enseñarte algo para que veas que estoy siendo sincera-Santana abrió su bolso y sacó una pequeña cajita azul que posó sobre la mesa y la deslizó hasta su acompañante-simplemente ábrela y yo acabaré de sincerarme, contándote el origen de mi miedo.
Quinn cogió entre sus finos y blancos dedos, la pequeña cajita azul que observo detenidamente durante unos instantes . Estaba nerviosa y no sabía que había dentro, una parte de ella quería saber que se encontraría al abrirla. Cual era esa verdad que se escondía tras ese pequeño objeto y que ella había ignorado desde hace tanto tiempo, pero por otra parte tenía miedo de saber que había en el interior, de saber que, si ella misma, hubiese sido un poco más valiente y no se hubiera quedado en New Haven llorando la pérdida del amor de su vida, podría haber evitado tantos años de dolor para ambas.
-Quinn ábrela,nada de lo que hay dentro puede hacernos más daño del que ya nos hemos hecho- dijo tristemente.
-Está bien- la rubia abrió lentamente la caja y ante sus ojos apareció una alianza de platino adornada con una esmeralda, aquel anillo le era extrañamente familiar, no sabía donde lo había visto antes. Se quedó observando durante unos instantes hasta que recordó donde lo había visto por primar e y única vez hasta aquel momento.
Flashback
Era una cálida mañana de verano, aquel verano que habían pasado juntas. Santana se había levantado temprano y por primera vez en su vida, le había preparado el desayuno para alguien que no fuese ella misma. Eran las 10 de la mañana cuando salieron del apartamento de Santana, caminaron por las calles de Nueva York cogidas de la mano. Todo esto era nuevo para Quinn, caminar de la mano de una mujer, en una gran ciudad como Nueva York y no de cualquier mujer, si no de la mujer de su vida, de ello estaba segura.
Quiero un pequeño paseo por central Park y al salir, decidieron ir de compras. Santana necesitaba un mes y medio para su próxima audición si Quinn necesitaba unos zapatos para el traje nuevo que se había comprado la semana anterior. Caminaban por el centro comercial cuando la latina se paro a mirar el escaparate de una joyería. Su mirada recorrido todos y cada uno de los objetos que ocupaban la cristalera, pero sólo se quedó observando durante un rato, un pequeño y simple anillo que estaba prácticamente escondido entre unos lujosos relojes y pulseras de oro, apenas llamaba la atención si no fuese por el brillo que desprendía la esmeralda.
-¿ Qué miras tan fijamente bebé? Dijo Quinn abrazándola por la espalda y apoyando su barbilla en el hombro derecho de la latina para ver lo que ella veía tan detenidamente.
-¿Cómo me has llamado?preguntado Santana con una sonrisa.
-Bebé- repitió Q con una gran sonrisa.
Santana se giró quedando frente a frente con la rubia, que la miraba algo expectante.
-Es la primera vez que te escucho llamarme así, es más, es la primera vez que llamas a alguien de esa forma- dijo la latina.
-¿ te molesta? - pregunto Quinn con una sonrisa en el rostro.
-Todo lo contrario, me gusta.
-¿ Qué es lo que mirabas tan fijamente? preguntó la rubia, agarrando de nuevo la mano de Santana.
-¿Ves aquel anillo junto a los relojes? -la rubia asintió levemente- creo que es el anillo más bonito que he visto hasta ahora.
-Es un anillo precioso, tanto que si alguien me lo regalaste, me casaría con esa persona - dijo la rubia sin darle mayor importancia a sus palabras.
-Brilla tanto como tus ojos y hasta me atrevería a decir que son del mismo color- dijo la morena con una sonrisa.
-No creo, mis ojos son más castaños que verdes y esa esmeralda tiene un color muy intenso, mucho más que mis ojos en verano.
-Al igual que tú es hermosa.-Dijo Santana acariciando una de las mejillas de la rubia, con las yemas de sus finos y alargados dedos.
-Eres una mentirosa, no soy hermosa- Se quejó la rubia.
-Lo eres, eres la mujer más hermosa del mundo, al menos para mi - dijo Santana acercando sus labios a los de su amiga.
-Por muchos piropos que me eches, no pienso dejar que duermas conmigo. -dijo la rubia de manera juguetona
-Quinn se buena, me duele la espalda por culpa del maldito sofá- dijo la morena poniendo mala cara y llevándose una mano a la espalda.
-Está bien, está bien. Pero sólo por esta noche. No quiero que te quejes de que te maltrato o algo por el estilo - dijo Quinn con una sonrisa.
-Te quiero, pedazo de imbécil -dijo Santana sin dejar de sonreír
- te amo ,idiota
Fin Flasback
Sus ojos se habían llenado de lágrimas, mientras ambas rememoraban aquel último y feliz momento entre ellas. Después de aquel día, Santana regresaría al apartamento con Rachel y finalmente semanas después se separaría, hasta hace un mes cuando se encontraron.
-No puedo creer que no hayas a comprado, ni siquiera lo dije con algún tipo de intención.
-Lo sé, pero tus palabras me llegaron y realmente quería regalártelo, aún quiero hacerlo- dijo Santana con cierto nerviosismo en su voz.
-Santana, no puedo aceptarlo. No sé si puedo perdonarte, me rompiste el corazón - dijo Quinn bajando la mirada hacia sus temblorosas manos.
-Lo sé, lo siento muchísimo Quinn, no sabes cuanto. Simplemente tenía miedo, miedo de que fueras tú quien acabase conmigo...definitivamente.
Quinn alzó la mirada y pudo observar como la cara de Santana rebosaba rabia, tristeza y sobre todo dolor. Un dolor que le resultaba demasiado familiar, pues lo había visto bien en su propio rostro los últimos cuatro años.
-Creo que es hora de que me lleves a casa- dijo Quinn
-Tienes razón, se nos ha hecho tarde y yo mañana tengo ensayo a primera hora- dijo Santana sin mirarla.
- ¿vuelves ya a NY. - preguntó la rubia con tristeza en su voz.
- tengo que hacerlo, al menos por unos días. Además no hay nadie que me quiera por aquí.
- San… Yo... lo siento
-No te preocupes, sé que no va a ser fácil, pero nada que valga la pena lo es ... No? - dijo con unas sonrisa que ocupaba todo su rostro- vuelvo enseguida, no te muevas- pidió justo antes de abandonar la sala.
Quinn se había quedado a solas en la habitación unos instantes, en ese corto espacio de tiempo, había estado meditando sobre las palabras de Santana, sobre todas y cada una de ellas. Había estado en aquella habitación más tiempo del que le habría gustado y realmente en aquellas pocas horas, Santana había conseguido derrumbar todas sus defensas nuevamente.
Enfocó su vista en la mesa,donde seguía el anillo en su caja. Tomo la pequeña pequeña joya entre sus dedos y lo observó detenidamente. Le parecía casi un milagro que Santana lo hubiera Conservado durante tanto tiempo y mucho más que no se lo hubiese regalado a aquella estúpida cantante con la que había salido.
Mientras daba vueltas al anillo, su mirada encontró algo que no se esperaba. En el interior del aro, había una pequeña inscripción. Sus ojos comenzaron a aguarse al leer estas palabras elegidas por Santana para darle el toque final al regalo.
Una simple frase, pero que estaba cargada de sentimiento. "You'll be my last love"
Recordaba perfectamente el día que la latina las había pronunciado y lo mucho que habían significado para ella. Toda su vida la gente le había dicho que era hermosa, al menos desde que llegó a Lima. Pero con aquellas palabra Santana consiguió que por primera vez en toda su vida, Quinn se sintiese realmente hermosa y sobretodo amada.
En aquel preciso instante, Santana apareció por la puerta con un enorme ramo de rosas blancas, las preferidas de Quinn.
-ya nos podemos ir - dijo Santana
-Te olvidas el anillo- dijo Quinn al ver que Santana recogía todas sus cosas menos el pequeño aro de platino.
-Al contrario, lo olvidas tú
-Santana... Te he dicho que no puedo aceptarlo.
-Y yo que es tuyo desde hace 4 años. Es sólo un anillo Quinn.
-No es sólo un anillo.
-Hay otro mucho más bonito esperándote- dijo Santana sonriendo.
-Santana ¿estas intentando comprarme?- preguntó ofendida.
-Ojalá pudiese comprarte, pero no hay nada en este mundo lo suficientemente valioso como para recibirte a ti a cambio. Te daría todo lo que tengo por que aceptases casarte conmigo- dijo Santana entregándole las flores a Quinn.
-San...
-Te amo Quinn ... Se que debí decírtelo antes, pero te amo Y eso no va a cambiar. Da igual cuanto tiempo más tenga que esperar, vas a ser mi último amor y el más grande- dijo acariciando ambas mejillas de Quinn con sus manos.
La rubia dejó caer las flores al suelo y en un impulso besó a Santana que instantáneamente correspondió a los labios de la fotógrafa.
Quinn estaba realmente molesta, en algún punto de la cena había perdido el control de la situación y la abrumadora sinceridad de las palabras de Santana, estaban consiguiendo que bajase la guardia.
-Me parece horrible que hiciese eso, solo por conseguir aumentar su fama y conseguir finalmente grabar un cd.- dijo la rubia muy molesta.
- Al fin y al cabo somos famosos Q y tenemos ver venir este tipo de cosas. Siempre va a haber alguien que quiera algo de nosotros, el problema es que nosotros nos lleguemos a autoengañar y no sólo darle lo que quieren, si no dejar incluso que nos hagan daño- dijo la latina sin dejar de mirar a Quinn que estaba visiblemente cabreada y soñando despierta, con darle una golpiza a la joven cantante.
-Lo que no entiendo, es... ¿ si aquel anillo, no era para ella y te trajo tantos problemas para quien era?
-¿ no te lo imaginas?- dijo Santana sonriendo.
-¿ estás loca o me estas tomando el pelo? - preguntó la rubia que que estaba entrando en estado de shock.
-Quizás, quizás tenga razón y esté loca... O puede que simplemente esté locamente enamorada de tí.
-No puedes soltarme eso después de tantos años, no cuando nos acabamos de reencontrar, apenas puedo mirarte y evitar pensar que me vas a volver a lastimar.
-Quinn, he cambiado nunca volvería a hacerte daño. Sólo te pido que confíes en una última vez.
-San, por mucho que quisiera no puedo. La confianza se gana o se pierde, pero no se regala- dijo la rubia mirándola fijamente a los ojos por primera vez.
-Me gustaría enseñarte algo para que veas que estoy siendo sincera-Santana abrió su bolso y sacó una pequeña cajita azul que posó sobre la mesa y la deslizó hasta su acompañante-simplemente ábrela y yo acabaré de sincerarme, contándote el origen de mi miedo.
Quinn cogió entre sus finos y blancos dedos, la pequeña cajita azul que observo detenidamente durante unos instantes . Estaba nerviosa y no sabía que había dentro, una parte de ella quería saber que se encontraría al abrirla. Cual era esa verdad que se escondía tras ese pequeño objeto y que ella había ignorado desde hace tanto tiempo, pero por otra parte tenía miedo de saber que había en el interior, de saber que, si ella misma, hubiese sido un poco más valiente y no se hubiera quedado en New Haven llorando la pérdida del amor de su vida, podría haber evitado tantos años de dolor para ambas.
-Quinn ábrela,nada de lo que hay dentro puede hacernos más daño del que ya nos hemos hecho- dijo tristemente.
-Está bien- la rubia abrió lentamente la caja y ante sus ojos apareció una alianza de platino adornada con una esmeralda, aquel anillo le era extrañamente familiar, no sabía donde lo había visto antes. Se quedó observando durante unos instantes hasta que recordó donde lo había visto por primar e y única vez hasta aquel momento.
Flashback
Era una cálida mañana de verano, aquel verano que habían pasado juntas. Santana se había levantado temprano y por primera vez en su vida, le había preparado el desayuno para alguien que no fuese ella misma. Eran las 10 de la mañana cuando salieron del apartamento de Santana, caminaron por las calles de Nueva York cogidas de la mano. Todo esto era nuevo para Quinn, caminar de la mano de una mujer, en una gran ciudad como Nueva York y no de cualquier mujer, si no de la mujer de su vida, de ello estaba segura.
Quiero un pequeño paseo por central Park y al salir, decidieron ir de compras. Santana necesitaba un mes y medio para su próxima audición si Quinn necesitaba unos zapatos para el traje nuevo que se había comprado la semana anterior. Caminaban por el centro comercial cuando la latina se paro a mirar el escaparate de una joyería. Su mirada recorrido todos y cada uno de los objetos que ocupaban la cristalera, pero sólo se quedó observando durante un rato, un pequeño y simple anillo que estaba prácticamente escondido entre unos lujosos relojes y pulseras de oro, apenas llamaba la atención si no fuese por el brillo que desprendía la esmeralda.
-¿ Qué miras tan fijamente bebé? Dijo Quinn abrazándola por la espalda y apoyando su barbilla en el hombro derecho de la latina para ver lo que ella veía tan detenidamente.
-¿Cómo me has llamado?preguntado Santana con una sonrisa.
-Bebé- repitió Q con una gran sonrisa.
Santana se giró quedando frente a frente con la rubia, que la miraba algo expectante.
-Es la primera vez que te escucho llamarme así, es más, es la primera vez que llamas a alguien de esa forma- dijo la latina.
-¿ te molesta? - pregunto Quinn con una sonrisa en el rostro.
-Todo lo contrario, me gusta.
-¿ Qué es lo que mirabas tan fijamente? preguntó la rubia, agarrando de nuevo la mano de Santana.
-¿Ves aquel anillo junto a los relojes? -la rubia asintió levemente- creo que es el anillo más bonito que he visto hasta ahora.
-Es un anillo precioso, tanto que si alguien me lo regalaste, me casaría con esa persona - dijo la rubia sin darle mayor importancia a sus palabras.
-Brilla tanto como tus ojos y hasta me atrevería a decir que son del mismo color- dijo la morena con una sonrisa.
-No creo, mis ojos son más castaños que verdes y esa esmeralda tiene un color muy intenso, mucho más que mis ojos en verano.
-Al igual que tú es hermosa.-Dijo Santana acariciando una de las mejillas de la rubia, con las yemas de sus finos y alargados dedos.
-Eres una mentirosa, no soy hermosa- Se quejó la rubia.
-Lo eres, eres la mujer más hermosa del mundo, al menos para mi - dijo Santana acercando sus labios a los de su amiga.
-Por muchos piropos que me eches, no pienso dejar que duermas conmigo. -dijo la rubia de manera juguetona
-Quinn se buena, me duele la espalda por culpa del maldito sofá- dijo la morena poniendo mala cara y llevándose una mano a la espalda.
-Está bien, está bien. Pero sólo por esta noche. No quiero que te quejes de que te maltrato o algo por el estilo - dijo Quinn con una sonrisa.
-Te quiero, pedazo de imbécil -dijo Santana sin dejar de sonreír
- te amo ,idiota
Fin Flasback
Sus ojos se habían llenado de lágrimas, mientras ambas rememoraban aquel último y feliz momento entre ellas. Después de aquel día, Santana regresaría al apartamento con Rachel y finalmente semanas después se separaría, hasta hace un mes cuando se encontraron.
-No puedo creer que no hayas a comprado, ni siquiera lo dije con algún tipo de intención.
-Lo sé, pero tus palabras me llegaron y realmente quería regalártelo, aún quiero hacerlo- dijo Santana con cierto nerviosismo en su voz.
-Santana, no puedo aceptarlo. No sé si puedo perdonarte, me rompiste el corazón - dijo Quinn bajando la mirada hacia sus temblorosas manos.
-Lo sé, lo siento muchísimo Quinn, no sabes cuanto. Simplemente tenía miedo, miedo de que fueras tú quien acabase conmigo...definitivamente.
Quinn alzó la mirada y pudo observar como la cara de Santana rebosaba rabia, tristeza y sobre todo dolor. Un dolor que le resultaba demasiado familiar, pues lo había visto bien en su propio rostro los últimos cuatro años.
-Creo que es hora de que me lleves a casa- dijo Quinn
-Tienes razón, se nos ha hecho tarde y yo mañana tengo ensayo a primera hora- dijo Santana sin mirarla.
- ¿vuelves ya a NY. - preguntó la rubia con tristeza en su voz.
- tengo que hacerlo, al menos por unos días. Además no hay nadie que me quiera por aquí.
- San… Yo... lo siento
-No te preocupes, sé que no va a ser fácil, pero nada que valga la pena lo es ... No? - dijo con unas sonrisa que ocupaba todo su rostro- vuelvo enseguida, no te muevas- pidió justo antes de abandonar la sala.
Quinn se había quedado a solas en la habitación unos instantes, en ese corto espacio de tiempo, había estado meditando sobre las palabras de Santana, sobre todas y cada una de ellas. Había estado en aquella habitación más tiempo del que le habría gustado y realmente en aquellas pocas horas, Santana había conseguido derrumbar todas sus defensas nuevamente.
Enfocó su vista en la mesa,donde seguía el anillo en su caja. Tomo la pequeña pequeña joya entre sus dedos y lo observó detenidamente. Le parecía casi un milagro que Santana lo hubiera Conservado durante tanto tiempo y mucho más que no se lo hubiese regalado a aquella estúpida cantante con la que había salido.
Mientras daba vueltas al anillo, su mirada encontró algo que no se esperaba. En el interior del aro, había una pequeña inscripción. Sus ojos comenzaron a aguarse al leer estas palabras elegidas por Santana para darle el toque final al regalo.
Una simple frase, pero que estaba cargada de sentimiento. "You'll be my last love"
Recordaba perfectamente el día que la latina las había pronunciado y lo mucho que habían significado para ella. Toda su vida la gente le había dicho que era hermosa, al menos desde que llegó a Lima. Pero con aquellas palabra Santana consiguió que por primera vez en toda su vida, Quinn se sintiese realmente hermosa y sobretodo amada.
En aquel preciso instante, Santana apareció por la puerta con un enorme ramo de rosas blancas, las preferidas de Quinn.
-ya nos podemos ir - dijo Santana
-Te olvidas el anillo- dijo Quinn al ver que Santana recogía todas sus cosas menos el pequeño aro de platino.
-Al contrario, lo olvidas tú
-Santana... Te he dicho que no puedo aceptarlo.
-Y yo que es tuyo desde hace 4 años. Es sólo un anillo Quinn.
-No es sólo un anillo.
-Hay otro mucho más bonito esperándote- dijo Santana sonriendo.
-Santana ¿estas intentando comprarme?- preguntó ofendida.
-Ojalá pudiese comprarte, pero no hay nada en este mundo lo suficientemente valioso como para recibirte a ti a cambio. Te daría todo lo que tengo por que aceptases casarte conmigo- dijo Santana entregándole las flores a Quinn.
-San...
-Te amo Quinn ... Se que debí decírtelo antes, pero te amo Y eso no va a cambiar. Da igual cuanto tiempo más tenga que esperar, vas a ser mi último amor y el más grande- dijo acariciando ambas mejillas de Quinn con sus manos.
La rubia dejó caer las flores al suelo y en un impulso besó a Santana que instantáneamente correspondió a los labios de la fotógrafa.
Jenny_QFE***** - Mensajes : 269
Fecha de inscripción : 03/09/2013
Edad : 31
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
Lie capítulo 6
Después de aquel beso, os separasteis a regañadientes,pero ambas sabíais que forzar aquella situación era lo peor que podíais hacer.
Sin cruzar una palabra mas, salisteis del restaurante, no sin antes asegurarte de que llevabas todo, incluido el precioso anillo que te acababa de regalar.
Os metisteis en su coche y durante todo el camino se impuso un silencio, que por primera vez en años, no resultaba violento o incómodo.
Llegasteis a tu edificio y ella te acompañó hasta la entrada. Querías pedirle que subiera y sabias que ella lo haría si tu pronunciabas las palabras correctas, pero tenía que regresar a NY, te lo había dicho durante la cena y las dudas te estaban atormentando nuevamente, pero por una vez su voz salió en tu rescate.
- Ya está la princesa en su castillo - dijo con una sonrisa que podría derretir hasta el mismísimo polo sur.
-Gracias por la cena... Me lo he pasado bien-afirmaste con una sonrisa.
- De eso se trataba... Bueno de eso y otras cuestiones - dijo mirándote a los ojos como si estos la hipnotizasen.
Se acercó un poco mas a ti y besó tu mejilla con delicadeza, a modo de despedida.
-Supongo que nos veremos por ahí.
Te sonrió y cuando dio unos cuantos pasos alejándose de ti, tu cuerpo reaccionó sin tu consentimiento. Corriste hasta ella, si es que a recorrer los dos escasos metros que os separaban, se le podía llamar correr. Tu pecho impactó contra su espalda y tus brazos la rodearon con se quedó estática esperando unas palabras o una señal que le indicasen que debía hacer.
-En que hotel te quedas?- preguntaste con un hilo de voz.
- Tenia pensado irme ya para NY.
Tu cuerpo se tensó y tus brazos la abrazaron con más fuerza, como si de esa forma la pudieses retener.
Tu cuerpo hablaba por ti, tenías miedo que una vez abierto el baúl donde habías guardado todos tus sentimientos hacia ella, se evaporase como el agua de un lago durante un día caluroso.
-Es tarde y son al menos 2 horas en coche-te quejaste- además has bebido,podrías tener un accidente.
- Quinn, agradezco tu preocupación, pero solo bebí dos copas de vino-miró su reloj y finalizó- hace ya 2 horas, estoy en perfectas condiciones de conducir.
-Quédate- le rogaste.
-Pero...
- Prefiero arrepentirme de esto que de dejarte ir y que te ocurra algo...no me lo perdonaría-finalizaste casi en un susurro.
Ella se giró y se te quedó observando, preguntándose que debía hacer. Finalmente suspiró y con ambas manos acaricio cariñosamente tus mejillas.
-Eres la mujer más bipolar y desquiciante que conozco. Primero me quieres fuera de tu vida para siempre y ahora simplemente me quieres contigo.. ¿No será esto, una estrategia para volverme loca?- dijo bromeando.
En ese momento la soltaste, te volteaste y de mala gana le dijiste que se podía ir al infierno, pero para tu sorpresa ella soltó una carcajada. Giraste la cabeza hacia ella, estabas confusa, ¿en qué momento habías dicho algo gracioso, para que se riese de esa manera?
-He vivido cuatro años en el infierno y tras un par de horas conmigo me regresas a el, que poco aguante Fabray- dijo alzando una ceja
-Tsss-dijiste rodando los ojos y cruzando ambos brazos bajo el pecho.
El silencio volvió a imponerse y lo que más temías ocurrió, oíste unos pasos alejarse y dedujiste que otra vez ella se iba de tu lado para no volver. Te quedaste allí de pié, con las llaves en las manos, tiritando de frío y maldiciéndote interiormente, cuando sentiste una tela sobre tus hombros, resguardándote del frío y unos brazos a tu alrededor sosteniéndote.
-Esta vez no me iré a ningún lado-dijo Santana susurrando en tu oído.
-Pensé que...
-Sólo he ido a por mi bolso y una chaqueta para ti.
-Podrías haberme...-no pronunciaste la frase completa, por un segundo se te había olvidado que seguramente no llevaba nada bajo la americana.
-Es cierto, podría haberte dado la mía, pero entonces pasarían dos cosas: 1 me detendrían por escándalo público y 2 ya no necesitarías la chaqueta-dijo con una sonrisa arrogante.
-Claro, se me olvidaba que eres la responsable del calentamiento global-dijiste con sarcasmo.
Ella sólo sonrió,dejó caer vuestros bolsos, tomó tu mano y en un suave pero rápido movimiento, te tenía entre sus brazos.
-Santana ¿Que haces? -preguntaste con una amplia sonrisa cuando empezó a moverse como si bailaseis una canción lenta.
-En la boda fallida de Mr Schue dijiste que Nunca habías bailado una lenta con una chica, pero que te gustó- dijo ella a tu oído sin parar de moverse a un ritmo desconocido para ti- aquel día lo supe, tras tus palabras supe, que por mucho que corriese, por muy lejos que me fuese o por mucho que me empeñase en salir con otras personas, sólo tú me harías sentir así.
-¿Cómo? ¿cómo te hago sentir?
-Viva, especial, feliz, no sabría explicarlo con palabras-dijo separándose y haciéndote girar sobre ti misma.
Tu sonreíste al escuchar sus palabras y te paraste a pensar en lo que habría ocurrido si aquel día, en vez de lanzarse a los brazos de aquella cantante, hubiese tenido el valor de tomar el primer tren a New Haven y decirte lo que te acababa de confesar.
Os seguías moviendo al son de un ritmo desconocido y la curiosidad te estaba matando ¿Qué canción sería?
-San... ¿Qué estas tarareando?
Ella se separó de ti y sonrió.
-Ni te imaginas lo mucho que he extrañado que me llamases de esta manera-dice mirándote a los ojos y en ese momento recordaste lo mucho que le brillan cuando está feliz y ahora mismo le brillan más que nunca.
-No has contestado a mi pregunta,López- dices fingiendo indiferencia.
Ella no te responde, al menos no de la manera que esperabas. Vuelve a pegarte a su cuerpo y os movéis al mismo ritmo que antes, sólo que esta vez ella te canta " I can't take my eyes off you" una canción de Lady Antebellum que recuerdas habérsela mostrado aquel verano que pasasteis juntas en NY.
Tu te dejas llevar y apoyas tu barbilla en su hombro. No sabías cuanto extrañabas y cuantísimo te gustaba bailar lento con ella hasta esta noche, pero el clima no os acompaña y una enorme nube negra descarga sobre vosotras toda su ira.
-San, deberíamos entrar- dices sin dejar de mirarla.
-Sólo si me prometes que arriba acabaremos de bailar "nuestra canción"
Y tú como ibas a negarte a tal proposición. Cogisteis vuestras cosas del suelo y corristeis a resguardaros. Ya en el pasillo hacia tu apartamento, recreasteis lo que sucedido en el pasillo de aquel hotel de Lima, sólo que esta vez las dos estabais completamente sobrias y lo hacías por pura diversión.
-Señorita Fabray ¿me concede este baile? - dijo ella haciendo una pequeña reverencia y ofreciéndote su mano.
Te reíste y ella fingió que tu comportamiento la había ofendido, aunque no te supo engañar,mno podía evitar que su sonrisa la delatase.
Corriste a sus brazos, ambas estabais empapadas, tanto que todavía un par de gotas rebeldes colgaban de tu nariz, un par de gotas que fueron barridas por uno de los dedos índice de Santana. Lo hizo con tanto cuidado y tan suavemente, que te pareció hasta una caricia.
Vuestras manos se encontraron y empezasteis de nuevo a bailar, esta vez el estribillo de aquella canción que ahora mismo, te parecía que la hubiesen escrito para ella.
- So lay here beside me, just hold me and dont let go
Oh, this feelin' I'm feelin' is something I've never known
And I just can't take my eyes off you
And I just can't take my eyes off you
Santana alargó la canción un par de estrofas más, pues al igual que te ocurría a ti, temíais que una vez finalizada la canción todo se acabase, como si lo que estuvieseis viviendo fuese un sueño.
-Será mejor que te cambies o pillarás un resfriado-dijiste caminando hacia tu cuarto.
Ella bajó la cabeza y asintió.
Te secaste, te pusiste el pijama y la esperaste ya metida en la cama, pero ella no aparecía.
-¿Se habrá ido?- te preguntaste a ti misma.
Así que tras esperar unos minutos más fuiste a buscarla. Estaba tirada en el sofá con un pantalón de pijama rojo y una camiseta básica de tiras de color blanco.
-San
Ella se incorporó y te miró fijamente.
-¿Qué pasa, Q? - te preguntó
-No puedo dormir-mentiste
-¿Quieres que hablemos un rato hasta que te entre el sueño?
Tu negaste enérgicamente con la cabeza.
-¿Quieres bailar?
Volviste a negar
-¿Algo de beber? ¿Un cuento? ¿Quizás un masaje?
Tu sonreíste y seguiste negando. Era divertido verla tan nerviosa imaginando que es lo que querías.
-Me rindo- dijo ella tras formular todo lo que podrías querer, todo excepto 4 cosas.
-Ven-dijiste suavemente.
-¿A dónde?
-A la cama.
-¿A tu cama? ¿Contigo?
-claro, si quieres llamo al vecino-dijiste con sarcasmo.
-¿No crees que es algo ...pronto?- dijo ella bajando la cabeza y frotándole la nuca con la palma de la mano.
-A dormir, sólo a dormir- aclaraste.
-Emm.. Sí claro- dijo ella levantándose del sofá y siguiéndote.
Una vez en la cama ella permaneció estática en su lado, la notabas nerviosa, así que hiciste lo único que sabias que podría calmarla. Apoyaste tu cabeza en su hombro, la rodeaste por la cintura con un brazo y metiste tu pierna izquierda entre las suyas, besaste su mejilla y dijiste:
-Buenas noches San, hasta mañana.
-Buenas noches amor, que duermas bien.
Después de aquel beso, os separasteis a regañadientes,pero ambas sabíais que forzar aquella situación era lo peor que podíais hacer.
Sin cruzar una palabra mas, salisteis del restaurante, no sin antes asegurarte de que llevabas todo, incluido el precioso anillo que te acababa de regalar.
Os metisteis en su coche y durante todo el camino se impuso un silencio, que por primera vez en años, no resultaba violento o incómodo.
Llegasteis a tu edificio y ella te acompañó hasta la entrada. Querías pedirle que subiera y sabias que ella lo haría si tu pronunciabas las palabras correctas, pero tenía que regresar a NY, te lo había dicho durante la cena y las dudas te estaban atormentando nuevamente, pero por una vez su voz salió en tu rescate.
- Ya está la princesa en su castillo - dijo con una sonrisa que podría derretir hasta el mismísimo polo sur.
-Gracias por la cena... Me lo he pasado bien-afirmaste con una sonrisa.
- De eso se trataba... Bueno de eso y otras cuestiones - dijo mirándote a los ojos como si estos la hipnotizasen.
Se acercó un poco mas a ti y besó tu mejilla con delicadeza, a modo de despedida.
-Supongo que nos veremos por ahí.
Te sonrió y cuando dio unos cuantos pasos alejándose de ti, tu cuerpo reaccionó sin tu consentimiento. Corriste hasta ella, si es que a recorrer los dos escasos metros que os separaban, se le podía llamar correr. Tu pecho impactó contra su espalda y tus brazos la rodearon con se quedó estática esperando unas palabras o una señal que le indicasen que debía hacer.
-En que hotel te quedas?- preguntaste con un hilo de voz.
- Tenia pensado irme ya para NY.
Tu cuerpo se tensó y tus brazos la abrazaron con más fuerza, como si de esa forma la pudieses retener.
Tu cuerpo hablaba por ti, tenías miedo que una vez abierto el baúl donde habías guardado todos tus sentimientos hacia ella, se evaporase como el agua de un lago durante un día caluroso.
-Es tarde y son al menos 2 horas en coche-te quejaste- además has bebido,podrías tener un accidente.
- Quinn, agradezco tu preocupación, pero solo bebí dos copas de vino-miró su reloj y finalizó- hace ya 2 horas, estoy en perfectas condiciones de conducir.
-Quédate- le rogaste.
-Pero...
- Prefiero arrepentirme de esto que de dejarte ir y que te ocurra algo...no me lo perdonaría-finalizaste casi en un susurro.
Ella se giró y se te quedó observando, preguntándose que debía hacer. Finalmente suspiró y con ambas manos acaricio cariñosamente tus mejillas.
-Eres la mujer más bipolar y desquiciante que conozco. Primero me quieres fuera de tu vida para siempre y ahora simplemente me quieres contigo.. ¿No será esto, una estrategia para volverme loca?- dijo bromeando.
En ese momento la soltaste, te volteaste y de mala gana le dijiste que se podía ir al infierno, pero para tu sorpresa ella soltó una carcajada. Giraste la cabeza hacia ella, estabas confusa, ¿en qué momento habías dicho algo gracioso, para que se riese de esa manera?
-He vivido cuatro años en el infierno y tras un par de horas conmigo me regresas a el, que poco aguante Fabray- dijo alzando una ceja
-Tsss-dijiste rodando los ojos y cruzando ambos brazos bajo el pecho.
El silencio volvió a imponerse y lo que más temías ocurrió, oíste unos pasos alejarse y dedujiste que otra vez ella se iba de tu lado para no volver. Te quedaste allí de pié, con las llaves en las manos, tiritando de frío y maldiciéndote interiormente, cuando sentiste una tela sobre tus hombros, resguardándote del frío y unos brazos a tu alrededor sosteniéndote.
-Esta vez no me iré a ningún lado-dijo Santana susurrando en tu oído.
-Pensé que...
-Sólo he ido a por mi bolso y una chaqueta para ti.
-Podrías haberme...-no pronunciaste la frase completa, por un segundo se te había olvidado que seguramente no llevaba nada bajo la americana.
-Es cierto, podría haberte dado la mía, pero entonces pasarían dos cosas: 1 me detendrían por escándalo público y 2 ya no necesitarías la chaqueta-dijo con una sonrisa arrogante.
-Claro, se me olvidaba que eres la responsable del calentamiento global-dijiste con sarcasmo.
Ella sólo sonrió,dejó caer vuestros bolsos, tomó tu mano y en un suave pero rápido movimiento, te tenía entre sus brazos.
-Santana ¿Que haces? -preguntaste con una amplia sonrisa cuando empezó a moverse como si bailaseis una canción lenta.
-En la boda fallida de Mr Schue dijiste que Nunca habías bailado una lenta con una chica, pero que te gustó- dijo ella a tu oído sin parar de moverse a un ritmo desconocido para ti- aquel día lo supe, tras tus palabras supe, que por mucho que corriese, por muy lejos que me fuese o por mucho que me empeñase en salir con otras personas, sólo tú me harías sentir así.
-¿Cómo? ¿cómo te hago sentir?
-Viva, especial, feliz, no sabría explicarlo con palabras-dijo separándose y haciéndote girar sobre ti misma.
Tu sonreíste al escuchar sus palabras y te paraste a pensar en lo que habría ocurrido si aquel día, en vez de lanzarse a los brazos de aquella cantante, hubiese tenido el valor de tomar el primer tren a New Haven y decirte lo que te acababa de confesar.
Os seguías moviendo al son de un ritmo desconocido y la curiosidad te estaba matando ¿Qué canción sería?
-San... ¿Qué estas tarareando?
Ella se separó de ti y sonrió.
-Ni te imaginas lo mucho que he extrañado que me llamases de esta manera-dice mirándote a los ojos y en ese momento recordaste lo mucho que le brillan cuando está feliz y ahora mismo le brillan más que nunca.
-No has contestado a mi pregunta,López- dices fingiendo indiferencia.
Ella no te responde, al menos no de la manera que esperabas. Vuelve a pegarte a su cuerpo y os movéis al mismo ritmo que antes, sólo que esta vez ella te canta " I can't take my eyes off you" una canción de Lady Antebellum que recuerdas habérsela mostrado aquel verano que pasasteis juntas en NY.
Tu te dejas llevar y apoyas tu barbilla en su hombro. No sabías cuanto extrañabas y cuantísimo te gustaba bailar lento con ella hasta esta noche, pero el clima no os acompaña y una enorme nube negra descarga sobre vosotras toda su ira.
-San, deberíamos entrar- dices sin dejar de mirarla.
-Sólo si me prometes que arriba acabaremos de bailar "nuestra canción"
Y tú como ibas a negarte a tal proposición. Cogisteis vuestras cosas del suelo y corristeis a resguardaros. Ya en el pasillo hacia tu apartamento, recreasteis lo que sucedido en el pasillo de aquel hotel de Lima, sólo que esta vez las dos estabais completamente sobrias y lo hacías por pura diversión.
-Señorita Fabray ¿me concede este baile? - dijo ella haciendo una pequeña reverencia y ofreciéndote su mano.
Te reíste y ella fingió que tu comportamiento la había ofendido, aunque no te supo engañar,mno podía evitar que su sonrisa la delatase.
Corriste a sus brazos, ambas estabais empapadas, tanto que todavía un par de gotas rebeldes colgaban de tu nariz, un par de gotas que fueron barridas por uno de los dedos índice de Santana. Lo hizo con tanto cuidado y tan suavemente, que te pareció hasta una caricia.
Vuestras manos se encontraron y empezasteis de nuevo a bailar, esta vez el estribillo de aquella canción que ahora mismo, te parecía que la hubiesen escrito para ella.
- So lay here beside me, just hold me and dont let go
Oh, this feelin' I'm feelin' is something I've never known
And I just can't take my eyes off you
And I just can't take my eyes off you
Santana alargó la canción un par de estrofas más, pues al igual que te ocurría a ti, temíais que una vez finalizada la canción todo se acabase, como si lo que estuvieseis viviendo fuese un sueño.
-Será mejor que te cambies o pillarás un resfriado-dijiste caminando hacia tu cuarto.
Ella bajó la cabeza y asintió.
Te secaste, te pusiste el pijama y la esperaste ya metida en la cama, pero ella no aparecía.
-¿Se habrá ido?- te preguntaste a ti misma.
Así que tras esperar unos minutos más fuiste a buscarla. Estaba tirada en el sofá con un pantalón de pijama rojo y una camiseta básica de tiras de color blanco.
-San
Ella se incorporó y te miró fijamente.
-¿Qué pasa, Q? - te preguntó
-No puedo dormir-mentiste
-¿Quieres que hablemos un rato hasta que te entre el sueño?
Tu negaste enérgicamente con la cabeza.
-¿Quieres bailar?
Volviste a negar
-¿Algo de beber? ¿Un cuento? ¿Quizás un masaje?
Tu sonreíste y seguiste negando. Era divertido verla tan nerviosa imaginando que es lo que querías.
-Me rindo- dijo ella tras formular todo lo que podrías querer, todo excepto 4 cosas.
-Ven-dijiste suavemente.
-¿A dónde?
-A la cama.
-¿A tu cama? ¿Contigo?
-claro, si quieres llamo al vecino-dijiste con sarcasmo.
-¿No crees que es algo ...pronto?- dijo ella bajando la cabeza y frotándole la nuca con la palma de la mano.
-A dormir, sólo a dormir- aclaraste.
-Emm.. Sí claro- dijo ella levantándose del sofá y siguiéndote.
Una vez en la cama ella permaneció estática en su lado, la notabas nerviosa, así que hiciste lo único que sabias que podría calmarla. Apoyaste tu cabeza en su hombro, la rodeaste por la cintura con un brazo y metiste tu pierna izquierda entre las suyas, besaste su mejilla y dijiste:
-Buenas noches San, hasta mañana.
-Buenas noches amor, que duermas bien.
Jenny_QFE***** - Mensajes : 269
Fecha de inscripción : 03/09/2013
Edad : 31
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
wow estuvo magnifico :)
Maira_Faberrytana- ---
- Mensajes : 584
Fecha de inscripción : 17/09/2013
Edad : 28
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
Capitulo 7
Es de día y lo sabes por la cantidad de luz que atraviesa las cortinas. Lentamente te acabas de despertar y en ese preciso instante, notas la tenue respiración de Santana sobre tu nuca. Te giras con cuidado de no despertarla, ya que ambas os habéis movido por la noche y ella te rodea la cintura con uno de sus brazos.
Observas su rostro y una sonrisa aparece en el tuyo, está hermosa, más que normalmente, aunque puede ser que tu no seas precisamente la persona más imparcial del mundo. Está profundamente dormida y por un segundo te preguntas que estará soñando para que se vea tan radiante.
Pasa casi una hora y ni te has movido, continuas en la misma posición observándola dormir y haciéndote preguntas que no sabes responderte. Pero ella se mueve y te estrecha fuertemente entre sus brazos, haciendo que tu sonrisa aumente ¿Se puede empezar mejor el día? Te preguntas a ti misma y por primera vez en toda la mañana, eres capaz de responderte -No-
-Buenos días dormilona, despiértate o llegarás tarde- dices mirando el reloj.
-Cinco minutos más, Mami- dice ella todavía adormilada y tu te ríes. Está tan adorable que te da pena despertarla, pero son las 7:04 am y tiene que estar en una reunión a las 10.
-Santana, no soy tu madre y vas a llegar tarde. Levanta tu culo de mi cama.
Ella bufa y a regañadientes abre los ojos.
-¿Sabes lo que menos me gusta de dormir contigo?- dice ella y tu niegas con la cabeza- tu horrible manera de despertarme.
-Aún encima que dejó que me estrujes como si fuese un oso de peluche- ruedas los ojos y pones cara de fastidio.
-Además es temprano, a decir verdad muy temprano-dice volviéndote a abrazar y colocando su cabeza en el espacio entre tu hombro y tu cuello.
-Dijiste que tenías una reunión- le recuerdas.
-Una que cancelé ayer a la noche tras bailar contigo-dice con los ojos cerrados
-¿La cancelaste? ¿Por qué? - preguntas mientras juegas con uno de los ondulados y negros mechones que le caen sobre el rostro.
-Me apetece más quedarme todo el día contigo, que verle la cara a esa panda de viejos amargados
-¿Así que haces planes para las dos sin contar conmigo? Muy bonito Santana-dices fingiendo molestia.
-1 Siempre me dices que no, así que ¿Para que pedirte permiso?
-Touché
-2 tengo algo preparado y si te lo cuento ya no sería sorpresa.
-Te arriesgas a que me niegue a ir. Nunca me han emocionado las sorpresas, me ponen nerviosa y no suelen ser buenas.
-Podrías negarte, pero puedo arrastrarte hasta allí. Esta te aseguro que lo es, aunque nos va a llevar todo el día.
-¿Me estas diciendo que piensas secuestrarme todo el día?- preguntas sorprendida- Santana, yo tengo que trabajar.
-No tienes por que, el estudio de fotografía es tuyo y se perfectamente que no te tomas unas vacaciones desde que lo abriste.
-¿Me has estado vigilando?
-Como ya te dije anteriormente, ojalá tuviese el tiempo para vigilarte. Simplemente he hecho los deberes.
-Como sea-dijiste rodando los ojos- tengo que ir a trabajar, no puedo cerrar el estudio por que a ti te de el gusto.
-¿Y si te prometo que podrás hacer las fotos más increíbles que nadie jamás haya hecho? -dice con una sonrisa y tu te lo piensas, hace mucho que no haces fotos al aire libre, al principio había sido por los cursos que habías tomado después acabar arte dramático en Yale y luego por la cantidad de sesiones de fotos que requerían una luz constante y que te habías visto obligada a hacer en el estudio.
-Está bien...pero es la primera y última vez que me convences de algo así, López-dijo fingiendo estar molesta y levantándose a preparar el desayuno.
-Adoro sus falsos berrinches-dijo la latina saliendo de la cama para darse una ducha.
10 minutos después Quinn abrió la puerta de su habitación para avisar a la latina de que el desayuno ya estaba listo, pero por nada del mundo se esperaba encontrarla de esa manera.
Santana sólo llevaba puesta una toalla que le cubría hasta un par de centímetros por debajo del trasero. Quinn se quedó unos segundos embobada mirándola y sólo apartó la vista cuando Santana sonrió y la miró.
-Esto... El desayuno está casi listo ¿Que prefieres tostadas o tortitas?-dijiste intentando no mirarla.
-Enseguida voy, deja que acabe de vestirme y desayunamos. Mm tostadas por favor.
-Si claro...- estabas cerrando la puerta cuando ella te llamó.
-Quinn
-Dime- respondiste nerviosa.
-Esta mañana estas preciosa-dijo sonriendo.
-Vaya ...gracias
Saliste de allí con la intuición de que no era aquello lo que te quería decir, seguramente si no hubiese tanto drama entre vosotras te hubiera soltado un "¿Te gusta lo que ves? o quizás algo como ¿Supongo que el desayuno es para mi, puesto que tu me estas comiendo con los ojos?
Un par de minutos después Santana apareció completamente vestida. Llevaba un atuendo bastante Sport para ser ella. Unos shorts vaqueros, una camiseta blanca con rayas azules y unas convers del mismo color. Se acercó y te abrazó por la espalda.
-Eso huele de maravilla-dijo apoyando su mentón en tu hombro derecho.
Tu no dijiste nada, cada vez que te tocaba te ponía más nerviosa é intentabas por todos los medios, que ella no se diese cuenta, pero ella lo notaba, podrías engañar a todo el mundo, incluida tu madre, pero ella siempre sabría lo que escondes.
-Bueno y a donde se supone que me vas a llevar?
-Si te lo digo no es sorpresa-dice ella sirviendose una taza de café
-San, sabes que odió las sorpresas-dices mientras le robas una de sus tostadas.
-Hey, eso es mío- dice poniéndote mala cara y acto seguido mordiendo la tostada que te estabas llevando a la boca. Tu la miras desafiante y tiras de la tostada para llevártela.
-Ahora es mía-dices después de tragar el trozo que acababas de masticar.
-Eres una ladrona de tostadas, pero me la pienso cobrar Fabray, cuando menos te lo esperes-dice mientras das un trago a tu café y haces verdaderos milagros para no atragantarte, ante tal declaración.
Durante el desayuno apenas cruzáis un par de palabras más, pero vuestros ojos y manos no dejan de buscarse. Cada vez que vuestras miradas se cruzan o vuestras manos se tocan, no podéis evitar sonreír.
-Será mejor que recoja esto y me vaya a cambiar-dices levantándote de la mesa, después de que Santana acaricié tu mano tras uno de esos pequeños roces que habéis tenido a lo largo del desayuno.
-No te preocupes, ya recojo y friego yo esto, es lo menos que puedo hacer. Ve a cambiarte nos espera un largo día.
-Está bien- dices y caminas hasta la puerta de tu habitación, pero justo cuando agarras el pomo, te giras- ¿Que debería ponerme?
-Algo cómodo.
-¿cómodo? ¿Por qué?
-Demasiadas preguntas Fabray- dice mientras acaba de recoger los vasos y los platos.
-Tsss- te quejas, giras el pomo, empujas la puerta y cuando ya tienes medio cuerpo en tu habitación la oyes.
-Lleva bañador y toalla, los vas a necesitar.
Cierras la puerta de tu habitación y te apoyas en ella. Todas tus barreras se están derrumbando demasiado rápido y otra vez estás en ese punto que abandonaste aquel verano de hace ya años. Estas a dos palabras de rendirte a ella, completa y absolutamente.
-Me gustaría que esta vez fuese diferente-te dices en voz alta mientras acabas de colocar la ropa sobre la cama, que para tu sorpresa está hecha.
Te metes en la ducha y dejas que el agua relaje todos tus músculos. Estas nerviosa, demasiado, todo esto de la sorpresa te recuerda demasiado a aquel verano, aquel verano que pasasteis juntas entre NY y New Haven para recuperar el tiempo que no tenías durante el resto del año y que acabó siendo el mejor de tu vida.
-Si tan sólo supiese que esta vez no va a acabar igual, que está vez seremos un "Felices para siempre"-te decías mentalmente.
Acabaste de aclararte el jabón, te secaste el pelo y rodeada con una toalla saliste a tu habitación. Miraste la ropa que habías elegido hace 15 minutos e hiciste un cambio de última hora.
-Quizás el destino es más fuerte que todas las demás fuerzas naturales y puede que por ello, estemos de vuelta al lugar exacto donde nos quedamos aquel día. Quizás el simple hecho de que no haya podido negarme a ella, demuestra que nunca la olvidé y que no tengo previsto, ni quiero hacerlo-dijiste para ti misma en voz baja
-La amo-admites y como por arte de magia o quizás por alguna compleja reacción química en tu cerebro, que no alcanzas a comprender, te sientes más ligera como si te hubieses librado de una pesada carga.
Rápidamente coges la cámara, el trípode, 2 objetivos, los filtros y un par de cosas más, los metes en la mochila, te la cuelgas a un hombro y sobre el otro llevas una toalla enorme de color azul.
-¿Lista?-pregunta ella mientras recoge sus cosas.
-Ajá, ¿Pero para que necesito la toalla y el bañador?
-Ya lo veras- dice ella tomándote de la mano y arrastrándote hasta su coche.
Lleva algo más de una hora conduciendo cuando de repente atravesáis un espeso bosque y unos 10 minutos después aparca en medio de la nada.
-Hemos llegado
-¿cómo que hemos llegado? -dices asustada.
-Tranquila Q, te va a encantar, te lo juro-dice mientras sale del coche y saca del maletero su mochila con todas las cosas que ibais a necesitar.
-Ya se que he sido dura con ella, pero traerme a un bosque en nuestra primera cita me parece de mal gusto-dices sin darte cuenta.
Ella te sonríe y te agarra de la mano.
-Si Finnmemo, boca trucha o Noah Atontao Puckerman te hubiesen traído aquí te habrías casado con ellos.
-Lo dudo, López, lo dudo mucho.
Camináis unos 5 minutos y ante vosotras se alza una preciosa cascada con un pequeño lago de agua cristalina. Todo estaba rodeado de árboles de un brillante color verde y en los dos más grandes, que han crecido torcidos, hay unas cuerdas y unas tablillas, que en aquel momento no sabías para que servían. La luz incidía en el agua, dotando a aquel lugar de una magia inigualable.
-¡Santana esto es precioso!-exclamas sorprendida.
-¿Recuerdas aquel día en que te quería llevar a un sitio especial, pero me enfermé y tuviste que cuidar de mi por 4 días? - dijo y tu asentiste con la cabeza- me había llevado mucho tiempo encontrar el sitio ideal para cuando me armase de valor.
-¿De valor para qué?-dices dejando tu mochila, la toalla y tus converse en el suelo.
-Aquel verano pudo marcar algo completamente diferente- dijo sentándose y abrazando sus rodillas.
-No te entiendo ¿Diferente en que sentido?-preguntas sentándote a su lado y apoyando tu cabeza en su hombro.
-Te amo Quinn, lo supe desde aquel día en Central Park, cuando jugábamos en el césped y sin pretenderlo te besé.
-¿Cómo que sin pretenderlo?- dijiste riendo- no fue un choque de cabezas,Santana. Me besaste y con toda la intención.
-Vale, es cierto. Quería besarte y me pareció que debía hacerlo. Aún quiero hacerlo- admitió.
Tu la miraste vacilante, en el fondo te morías de ganas por volver a besarla, una vez más. Necesitabas besarla una vez más, sólo para asegurarse de que estabas segura de que podías perdonarla y que podías perdonarte a ti misma por no haberle abierto los ojos a tiempo.
-Te he traído aquí para que te olvides de nuestro drama, no para que lo recuerdes y te sigas culpando por mis errores Q-dice mientras te acaricia la mejilla con una mano.
-No puedes liberarme de mis fantasmas Santana-dices mientras las lágrimas resbalan por tus mejillas.
-Quiero hacerlo, es lo que más quiero después de ...
-¿Después de qué?-preguntas sonriendo
-Ya lo sabrás.
-Oh venga, dímelo.
Santana no dijo nada, simplemente acortó la distancia entre tus labios y los suyos.
Fue un beso suave y corto, apenas un roce y tras alejar sus labios de los tuyos, emitiste un leve quejido que la hizo sonreír.
-A veces se me olvida el efecto que tienes en mi-dice ella como leyéndome la mente.
-¿Como crees que hubiera sido nuestra vida si no nos hubiésemos rendido?-preguntas después de apoyar tu cabeza en uno de sus hombros y observas como el agua cae al transparente lago.
-No lo sé, supongo que diferente. Me habría mudado contigo, te habría apoyado con lo de ser actriz o con la fotografía-dice sonriendo y dándote un ligero toque en la nariz con el índice- quizás me habría vuelto loca y te habría compuesto mil canciones de amor o tal vez más loca y te habría propuesto matrimonio sin ni siquiera pasar un sólo minuto como tu novia.
-Santana, estas loca-dices sonriendo como una tonta enamorada.
-Por ti-rebusca algo en su mochila, lo guarda en su puño y tu intentas averiguar que es lo que esconde con tanto celo- es una locura y se que dirás que no, pero si no lo hago me arrepentiré el resto de mi vida y ya me arrepiento de demasiadas cosas.
-¿A qué te refieres?- dices mirándola sin entender sus palabras.
Ella hace el amago de levantarse, pero se coloca frente a ti e hinca una rodilla en el suelo y tu cuerpo se tensa.
-Lucy Quinn Fabray, se que en el pasado he cometido los errores más grandes de mi vida. Era una inmadura, una egoísta y una cobarde, pero si tu me lo permites y me concedes el inmenso honor de ser mi esposa, prometo que no sólo corregiré hasta el más mínimo de mis errores, también haré que te sientas la mujer más feliz del mundo durante el resto de mi vida-dice mostrándote un simple anillo de plata con una Q y una S entrelazadas.
Es de día y lo sabes por la cantidad de luz que atraviesa las cortinas. Lentamente te acabas de despertar y en ese preciso instante, notas la tenue respiración de Santana sobre tu nuca. Te giras con cuidado de no despertarla, ya que ambas os habéis movido por la noche y ella te rodea la cintura con uno de sus brazos.
Observas su rostro y una sonrisa aparece en el tuyo, está hermosa, más que normalmente, aunque puede ser que tu no seas precisamente la persona más imparcial del mundo. Está profundamente dormida y por un segundo te preguntas que estará soñando para que se vea tan radiante.
Pasa casi una hora y ni te has movido, continuas en la misma posición observándola dormir y haciéndote preguntas que no sabes responderte. Pero ella se mueve y te estrecha fuertemente entre sus brazos, haciendo que tu sonrisa aumente ¿Se puede empezar mejor el día? Te preguntas a ti misma y por primera vez en toda la mañana, eres capaz de responderte -No-
-Buenos días dormilona, despiértate o llegarás tarde- dices mirando el reloj.
-Cinco minutos más, Mami- dice ella todavía adormilada y tu te ríes. Está tan adorable que te da pena despertarla, pero son las 7:04 am y tiene que estar en una reunión a las 10.
-Santana, no soy tu madre y vas a llegar tarde. Levanta tu culo de mi cama.
Ella bufa y a regañadientes abre los ojos.
-¿Sabes lo que menos me gusta de dormir contigo?- dice ella y tu niegas con la cabeza- tu horrible manera de despertarme.
-Aún encima que dejó que me estrujes como si fuese un oso de peluche- ruedas los ojos y pones cara de fastidio.
-Además es temprano, a decir verdad muy temprano-dice volviéndote a abrazar y colocando su cabeza en el espacio entre tu hombro y tu cuello.
-Dijiste que tenías una reunión- le recuerdas.
-Una que cancelé ayer a la noche tras bailar contigo-dice con los ojos cerrados
-¿La cancelaste? ¿Por qué? - preguntas mientras juegas con uno de los ondulados y negros mechones que le caen sobre el rostro.
-Me apetece más quedarme todo el día contigo, que verle la cara a esa panda de viejos amargados
-¿Así que haces planes para las dos sin contar conmigo? Muy bonito Santana-dices fingiendo molestia.
-1 Siempre me dices que no, así que ¿Para que pedirte permiso?
-Touché
-2 tengo algo preparado y si te lo cuento ya no sería sorpresa.
-Te arriesgas a que me niegue a ir. Nunca me han emocionado las sorpresas, me ponen nerviosa y no suelen ser buenas.
-Podrías negarte, pero puedo arrastrarte hasta allí. Esta te aseguro que lo es, aunque nos va a llevar todo el día.
-¿Me estas diciendo que piensas secuestrarme todo el día?- preguntas sorprendida- Santana, yo tengo que trabajar.
-No tienes por que, el estudio de fotografía es tuyo y se perfectamente que no te tomas unas vacaciones desde que lo abriste.
-¿Me has estado vigilando?
-Como ya te dije anteriormente, ojalá tuviese el tiempo para vigilarte. Simplemente he hecho los deberes.
-Como sea-dijiste rodando los ojos- tengo que ir a trabajar, no puedo cerrar el estudio por que a ti te de el gusto.
-¿Y si te prometo que podrás hacer las fotos más increíbles que nadie jamás haya hecho? -dice con una sonrisa y tu te lo piensas, hace mucho que no haces fotos al aire libre, al principio había sido por los cursos que habías tomado después acabar arte dramático en Yale y luego por la cantidad de sesiones de fotos que requerían una luz constante y que te habías visto obligada a hacer en el estudio.
-Está bien...pero es la primera y última vez que me convences de algo así, López-dijo fingiendo estar molesta y levantándose a preparar el desayuno.
-Adoro sus falsos berrinches-dijo la latina saliendo de la cama para darse una ducha.
10 minutos después Quinn abrió la puerta de su habitación para avisar a la latina de que el desayuno ya estaba listo, pero por nada del mundo se esperaba encontrarla de esa manera.
Santana sólo llevaba puesta una toalla que le cubría hasta un par de centímetros por debajo del trasero. Quinn se quedó unos segundos embobada mirándola y sólo apartó la vista cuando Santana sonrió y la miró.
-Esto... El desayuno está casi listo ¿Que prefieres tostadas o tortitas?-dijiste intentando no mirarla.
-Enseguida voy, deja que acabe de vestirme y desayunamos. Mm tostadas por favor.
-Si claro...- estabas cerrando la puerta cuando ella te llamó.
-Quinn
-Dime- respondiste nerviosa.
-Esta mañana estas preciosa-dijo sonriendo.
-Vaya ...gracias
Saliste de allí con la intuición de que no era aquello lo que te quería decir, seguramente si no hubiese tanto drama entre vosotras te hubiera soltado un "¿Te gusta lo que ves? o quizás algo como ¿Supongo que el desayuno es para mi, puesto que tu me estas comiendo con los ojos?
Un par de minutos después Santana apareció completamente vestida. Llevaba un atuendo bastante Sport para ser ella. Unos shorts vaqueros, una camiseta blanca con rayas azules y unas convers del mismo color. Se acercó y te abrazó por la espalda.
-Eso huele de maravilla-dijo apoyando su mentón en tu hombro derecho.
Tu no dijiste nada, cada vez que te tocaba te ponía más nerviosa é intentabas por todos los medios, que ella no se diese cuenta, pero ella lo notaba, podrías engañar a todo el mundo, incluida tu madre, pero ella siempre sabría lo que escondes.
-Bueno y a donde se supone que me vas a llevar?
-Si te lo digo no es sorpresa-dice ella sirviendose una taza de café
-San, sabes que odió las sorpresas-dices mientras le robas una de sus tostadas.
-Hey, eso es mío- dice poniéndote mala cara y acto seguido mordiendo la tostada que te estabas llevando a la boca. Tu la miras desafiante y tiras de la tostada para llevártela.
-Ahora es mía-dices después de tragar el trozo que acababas de masticar.
-Eres una ladrona de tostadas, pero me la pienso cobrar Fabray, cuando menos te lo esperes-dice mientras das un trago a tu café y haces verdaderos milagros para no atragantarte, ante tal declaración.
Durante el desayuno apenas cruzáis un par de palabras más, pero vuestros ojos y manos no dejan de buscarse. Cada vez que vuestras miradas se cruzan o vuestras manos se tocan, no podéis evitar sonreír.
-Será mejor que recoja esto y me vaya a cambiar-dices levantándote de la mesa, después de que Santana acaricié tu mano tras uno de esos pequeños roces que habéis tenido a lo largo del desayuno.
-No te preocupes, ya recojo y friego yo esto, es lo menos que puedo hacer. Ve a cambiarte nos espera un largo día.
-Está bien- dices y caminas hasta la puerta de tu habitación, pero justo cuando agarras el pomo, te giras- ¿Que debería ponerme?
-Algo cómodo.
-¿cómodo? ¿Por qué?
-Demasiadas preguntas Fabray- dice mientras acaba de recoger los vasos y los platos.
-Tsss- te quejas, giras el pomo, empujas la puerta y cuando ya tienes medio cuerpo en tu habitación la oyes.
-Lleva bañador y toalla, los vas a necesitar.
Cierras la puerta de tu habitación y te apoyas en ella. Todas tus barreras se están derrumbando demasiado rápido y otra vez estás en ese punto que abandonaste aquel verano de hace ya años. Estas a dos palabras de rendirte a ella, completa y absolutamente.
-Me gustaría que esta vez fuese diferente-te dices en voz alta mientras acabas de colocar la ropa sobre la cama, que para tu sorpresa está hecha.
Te metes en la ducha y dejas que el agua relaje todos tus músculos. Estas nerviosa, demasiado, todo esto de la sorpresa te recuerda demasiado a aquel verano, aquel verano que pasasteis juntas entre NY y New Haven para recuperar el tiempo que no tenías durante el resto del año y que acabó siendo el mejor de tu vida.
-Si tan sólo supiese que esta vez no va a acabar igual, que está vez seremos un "Felices para siempre"-te decías mentalmente.
Acabaste de aclararte el jabón, te secaste el pelo y rodeada con una toalla saliste a tu habitación. Miraste la ropa que habías elegido hace 15 minutos e hiciste un cambio de última hora.
-Quizás el destino es más fuerte que todas las demás fuerzas naturales y puede que por ello, estemos de vuelta al lugar exacto donde nos quedamos aquel día. Quizás el simple hecho de que no haya podido negarme a ella, demuestra que nunca la olvidé y que no tengo previsto, ni quiero hacerlo-dijiste para ti misma en voz baja
-La amo-admites y como por arte de magia o quizás por alguna compleja reacción química en tu cerebro, que no alcanzas a comprender, te sientes más ligera como si te hubieses librado de una pesada carga.
Rápidamente coges la cámara, el trípode, 2 objetivos, los filtros y un par de cosas más, los metes en la mochila, te la cuelgas a un hombro y sobre el otro llevas una toalla enorme de color azul.
-¿Lista?-pregunta ella mientras recoge sus cosas.
-Ajá, ¿Pero para que necesito la toalla y el bañador?
-Ya lo veras- dice ella tomándote de la mano y arrastrándote hasta su coche.
Lleva algo más de una hora conduciendo cuando de repente atravesáis un espeso bosque y unos 10 minutos después aparca en medio de la nada.
-Hemos llegado
-¿cómo que hemos llegado? -dices asustada.
-Tranquila Q, te va a encantar, te lo juro-dice mientras sale del coche y saca del maletero su mochila con todas las cosas que ibais a necesitar.
-Ya se que he sido dura con ella, pero traerme a un bosque en nuestra primera cita me parece de mal gusto-dices sin darte cuenta.
Ella te sonríe y te agarra de la mano.
-Si Finnmemo, boca trucha o Noah Atontao Puckerman te hubiesen traído aquí te habrías casado con ellos.
-Lo dudo, López, lo dudo mucho.
Camináis unos 5 minutos y ante vosotras se alza una preciosa cascada con un pequeño lago de agua cristalina. Todo estaba rodeado de árboles de un brillante color verde y en los dos más grandes, que han crecido torcidos, hay unas cuerdas y unas tablillas, que en aquel momento no sabías para que servían. La luz incidía en el agua, dotando a aquel lugar de una magia inigualable.
-¡Santana esto es precioso!-exclamas sorprendida.
-¿Recuerdas aquel día en que te quería llevar a un sitio especial, pero me enfermé y tuviste que cuidar de mi por 4 días? - dijo y tu asentiste con la cabeza- me había llevado mucho tiempo encontrar el sitio ideal para cuando me armase de valor.
-¿De valor para qué?-dices dejando tu mochila, la toalla y tus converse en el suelo.
-Aquel verano pudo marcar algo completamente diferente- dijo sentándose y abrazando sus rodillas.
-No te entiendo ¿Diferente en que sentido?-preguntas sentándote a su lado y apoyando tu cabeza en su hombro.
-Te amo Quinn, lo supe desde aquel día en Central Park, cuando jugábamos en el césped y sin pretenderlo te besé.
-¿Cómo que sin pretenderlo?- dijiste riendo- no fue un choque de cabezas,Santana. Me besaste y con toda la intención.
-Vale, es cierto. Quería besarte y me pareció que debía hacerlo. Aún quiero hacerlo- admitió.
Tu la miraste vacilante, en el fondo te morías de ganas por volver a besarla, una vez más. Necesitabas besarla una vez más, sólo para asegurarse de que estabas segura de que podías perdonarla y que podías perdonarte a ti misma por no haberle abierto los ojos a tiempo.
-Te he traído aquí para que te olvides de nuestro drama, no para que lo recuerdes y te sigas culpando por mis errores Q-dice mientras te acaricia la mejilla con una mano.
-No puedes liberarme de mis fantasmas Santana-dices mientras las lágrimas resbalan por tus mejillas.
-Quiero hacerlo, es lo que más quiero después de ...
-¿Después de qué?-preguntas sonriendo
-Ya lo sabrás.
-Oh venga, dímelo.
Santana no dijo nada, simplemente acortó la distancia entre tus labios y los suyos.
Fue un beso suave y corto, apenas un roce y tras alejar sus labios de los tuyos, emitiste un leve quejido que la hizo sonreír.
-A veces se me olvida el efecto que tienes en mi-dice ella como leyéndome la mente.
-¿Como crees que hubiera sido nuestra vida si no nos hubiésemos rendido?-preguntas después de apoyar tu cabeza en uno de sus hombros y observas como el agua cae al transparente lago.
-No lo sé, supongo que diferente. Me habría mudado contigo, te habría apoyado con lo de ser actriz o con la fotografía-dice sonriendo y dándote un ligero toque en la nariz con el índice- quizás me habría vuelto loca y te habría compuesto mil canciones de amor o tal vez más loca y te habría propuesto matrimonio sin ni siquiera pasar un sólo minuto como tu novia.
-Santana, estas loca-dices sonriendo como una tonta enamorada.
-Por ti-rebusca algo en su mochila, lo guarda en su puño y tu intentas averiguar que es lo que esconde con tanto celo- es una locura y se que dirás que no, pero si no lo hago me arrepentiré el resto de mi vida y ya me arrepiento de demasiadas cosas.
-¿A qué te refieres?- dices mirándola sin entender sus palabras.
Ella hace el amago de levantarse, pero se coloca frente a ti e hinca una rodilla en el suelo y tu cuerpo se tensa.
-Lucy Quinn Fabray, se que en el pasado he cometido los errores más grandes de mi vida. Era una inmadura, una egoísta y una cobarde, pero si tu me lo permites y me concedes el inmenso honor de ser mi esposa, prometo que no sólo corregiré hasta el más mínimo de mis errores, también haré que te sientas la mujer más feliz del mundo durante el resto de mi vida-dice mostrándote un simple anillo de plata con una Q y una S entrelazadas.
Jenny_QFE***** - Mensajes : 269
Fecha de inscripción : 03/09/2013
Edad : 31
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
actualizaaa esta super padre!!!
gleebang* - Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 22/12/2013
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
ya solo queda este capítulo y el epílogo. disfrutadlo.
capítulo 8
No sabías que decir, no te esperabas aquello, pero lo más preocupante es que no sabías si realmente lo deseabas.
Querías estar con ella, llegar a conocer cada mínima parte de su ser, pero estabas segura de que casarte con ella sin haber dado los pasos anteriores, podía suponer que todo lo que tenéis y lo que podríais tener, se esfumase.
-Santana ...yo.
Ella te miró desilusionada, creía conocer tu respuesta y aunque en parte tenía razón, tus palabras distaban mucho de un no.
-No pasa nada-dijo guardando el anillo- sabía que lo más probable era que me dijeses que No.
Te dolía verla así, pero esta vez haríais las cosas bien, no adelantaríais acontecimientos, ni daríais pasos en falso. Una vez ella se sentó a tu lado y fijó la mirada en la cascada, tu empezaste a hablar.
-No he dicho que no-ella te miró sorprendida- Claro que quiero casarme contigo, pero no ahora. No soportaría la idea de casarme contigo y un tiempo después perderte.
-¿Eso quiere decir?
-Te quiero, siempre lo he hecho, quiero dar todos y cada uno de los pasos contigo, pero no quiero forzar o estropear todo, por tener prisa.
Ella volvió a sonreír y tu corazón latió con fuerza, te parecía increíble todo el poder que tenía sobre ti, como tu cuerpo reaccionaba al suyo sin tu permiso o incluso desobedeciendote.
-Te amo-dijo ella acariciando una de tus mejillas con su pulgar derecho.
-No estoy yo tan segura de eso. No me has besado en todo el día- dijiste jugando, ella simplemente negó con la cabeza y al ver que tu plan no había funcionado, te tiraste sobre ella.
-¿Alguna vez te he dicho que podrías jugar al fútbol americano? Menudo placaje Fabray.
-¿Te he dicho alguna vez que eres idiota?
-Claro que sí, pero cuando me lo dices, paso ampliamente de tu culo y créeme que es difícil, porque tienes un culo precioso.
-Muy bonito López, muy bonito.
-Dirás bonita.
-¿Bonita qué?
-Yo, soy preciosa, salta a la vista.
-Lo que digas-dijiste con media sonrisa.
-¿cómo que lo que diga? -dijo ella girando y dejándote bajo ella pero sin recargar su peso en ti
-Las dos sabemos que la más guapa de las dos soy yo, pero nunca lo admitirás porque desde que estábamos en el instituto me tienes envidia.
-¿Envidia de que o por que? -preguntó con una cara graciosa! pues intentaba reprimir una carcajada.
-De todo. Ya sabes fui la capitana de las animadoras, la más popular, incluso te gané en el baile de promoción-dijiste para molestarla.
-De lo único que estoy yo celosa es de tu ropa, que está más pegada a ti que yo. Lo demás no me interesa.
-¿Sólo te interesa eso?- preguntaste algo desilusionada, pensando que se refería a que sólo se interesaba algo de dos veces, tal y como había empezado vuestra historia.
-Sólo me interesas tú.
-¿Sólo yo?-preguntaste mientras apartabas su cabello hacia un lado, para poder apreciar su hermoso rostro con más facilidad.
-Sólo tú-dijo rozando sus labios contra los tuyos, besándote pero sin llegar a hacerlo y provocando que una corriente eléctrica recorriese cada centímetro de tu piel.
Tragaste saliva y cuando pensaste que te besaría, simplemente se puso de pié y empezó a desnudarse, hasta quedar en bikini. Era un bikini sencillo, de color negro y completamente liso. Se lo ajustó frente a ti y poco a poco se acercó a la orilla del lago.
En ese momento tu aprovechaste para montar la cámara y sacarle un par de fotos sin que se diese cuenta. Al fin y al cabo ella te había llevado allí con la promesa de sacar las mejores fotos que nadie había hecho y en cierta manera así era. Miraste las fotos y te sorprendió la forma en que la luz, hacia que la mirada pasase de el agua , al pie de la latina rozando la tranquila y cristalina superficie del lago.
-Menuda paparazzi estas hecha- se quejó ella al percatarse de que estabas haciendo tu trabajo.
-Me forrare con estas fotos-dijiste bromeando.
Ella sonrió y cada vez que llevabas el ojo al visor de tu cámara, se las empleaba para poner muecas y estropear fotos que con una simple sonrisa y un poco de colocación, podrían valer para cualquier campaña de bikinis de las grandes firmas.
-No hagas eso- te quejaste después de un rato, pues en quince minutos no habías logrado sacarle ni una foto medio decente. Finalmente dejaste la cámara en la mochila y te quedaste en bikini.
-¿Hacer qué? -preguntó haciéndose la tonta.
-Lo sabes muy bien-dijiste apoyando la cabeza sobre la mochila de Santana y estirandote para tomar el sol, mientras tomabas de nuevo la cámara y borrabas muchas de las fotos que le había hecho.
-Eres una aburrida Fabray, deja la cámara y ven a bañarte.
Tu le lanzaste una mirada de esas que matan y ella como buena actriz interpretó el papel y fingió morir, quedando boca abajo, flotando en el agua.
Tu reíste ante su infantil actitud, pero al pasar un par de minutos y no darse la vuelta, te asustaste y corriste hacia ella.
-Santana!- exclamaste cuando se giró y se empezó a reír en tu cara-¡Eres una idiota!-dijiste realmente molesta.
-Tendrías que verte la cara, esa sí que habría sido una buena foto-dijo riendo.
Tú, aún más molesta que antes, te diste la vuelta y comenzaste a nadar hacia la orilla, pero ella te agarró de un pie y te impidió avanzar.
-¡Sueltame!
-No quiero- dijo ella tirando firmemente, obligándote a girar y acercarte a su cuerpo.
-No te enfades-pidió ella con dulzura-sólo era una pequeña broma, no te va a ser tan fácil librarte de mi.
La mirarte un par de veces y una sonrisa traviesa apareció en tu rostro. Si quiere jugar,vamos a jugar, pensaste con malicia y ni corta ni perezosa le hundiste la cabeza en el agua unos segundos.
Una vez fuera y mientras ella se apartaba el pelo de la cara, una carcajada tuya inundó aquel bello pero silencioso lugar.
-No debiste hacer eso Fabray-dijo acercándose con el mismo tipo de sonrisa que tu le habías puesto tan sólo unos segundo antes.
Nuevamente te agarró y te pegó a su cuerpo, la miraste fijamente intentando adivinar su próximo movimiento, pero ella puede ser tan impulsiva y tan impredecible, que podías pensar en cualquier cosa menos aquello.
Puso sus manos sobre tus mejillas y por primera vez en todo el día hizo lo que sin palabras y con ellas, le habías pedido. Te besó con suavidad, apenas un roce entre sus labios y tu labio inferior. Así pasasteis un par de segundos y cuando ella se iba a separarse, simplemente raptaste sus labios y tu lengua tímidamente le pidió permiso para entrar en su boca.
Lentamente alejasteis vuestros labios, pero no os alejasteis ni un sólo centímetro. Os mirabais fijamente, mientras vuestras mentes se esforzaban por buscar algo que decir.
-Te amo-dijo ella
Tu sonreíste y te preguntaste como era posible que no se te ocurriese antes que a ella, que esas dos simples palabras, pero tan cargadas de sentimiento eran las únicas y perfectas para aquel momento.
La abrazaste y apoyaste tu mejilla sobre su hombro derecho.
-¿Q, estas bien?-preguntó ella aferrandose a ti.
-Tengo miedo-admitiste con lágrimas asomándose a tus ojos-tengo miedo que una vez cojamos el coche y volvamos a New Haven vuelva a ser todo como lo fue cuando volviste a New York, aquel verano.
Ella se alejó lo justo para obligarte a mirarla a los ojos y puso tus manos sobre tus mejillas.
-Te juro que eso no volverá a pasar, nunca más volveré a ser aquella cobarde. No te dejaré ir y no pienso irme.
Tu la miraste sin poder evitar sonreír. En sus ojos se veía sinceridad y una indestructible determinación.
-Vale que casarnos es un poco pronto para ti-dijo pasando su mirada de tus ojos a tus labios- pero quizás vivir juntas, sea un buen paso intermedio.
-¿No te vas a rendir, verdad?
-Exactamente.
-¿Y si te digo que no, con que me saldrás?
-Con una mascota compartida.
-¿Cómo qué?
-Pues un gato no, porque si no recuerdo mal eres alérgica a ellos, pero quizás un perro o un conejo estaría bien- dijo pasando sus brazos alrededor de tu cadera.
-Siendo sincera, me parece bien.
-¿El perro o el conejo?
-En realidad, me refería a lo de vivir juntas.
Su cara en ese momento pasó de sorpresa a incredulidad y luego a felicidad. Te estrechó fuertemente contra su cuerpo.
-Dime que no me estas tomando el pelo-suplicó.
-No, siempre me pasó más tiempo en NY que en New Haven, al menos desde que acabé interpretación en Yale. Además, ahora mismo tengo un motivo más fuerte para mudarme.
-¿Cuál?
-Mi novia- dijiste con una sonrisa.
Dos meses después empezasteis tu mudanza, afortunadamente tu casero no había puesto demasiado problema para rescindir el contrato y habías conseguido vender el estudio a otro fotógrafo de la ciudad, por lo que ya no tenías nada que te retuviese allí.
Llevabais un par de días colocando todas las cosas que te habías traído, sin contar las 5 cajas que le habías mandado a tu madre para que te guardase en Lima.
-Quinn, cariño ¿Dónde pongo estos libros? - dijo Santana apareciendo en la que hasta anteayer era su habitación, con una enorme pila de libros de fotografía.
-San deja eso y ven a ayudarme con esto.
Ella desapareció y un par de minutos después, estaba de vuelta con la última de tus maletas cargadas de ropa. La dejó suavemente sobre la cama y se sentó al lado de ella a mirar como guardabas tus vaqueros en tu parte del armario.
-S ¿Qué debería ponerme para la cena de hoy?- dijiste mientras comenzabas a ordenar los vestidos.
-Con cualquier cosa que te pongas te verás como una diosa- dijo sonriendo.
-Se me había olvidado lo poco imparcial que eres-dijiste dando la vuelta y sentándote sobre su regazo- ¿A qué viene tanta sonrisa? Desde qué dejé todas mis cosas en el salón no has parado de sonreír.
-Estoy feliz.
-y ¿Por qué si se puede saber? - dijiste pasando tus brazos alrededor de su cuello.
-Fácil, porque al fin estas conmigo.
-Llevo contigo dos meses-dijiste sonriendo
-Ya sabes a que me refiero, era genial escaparme para ir a verte o que tu hicieses lo mismo, pero...
-Pero...
-Es indescriptible lo feliz que me siento al despertarme y verte dormida a mi lado.
-¿Incluso despeinada, babeando y ocupando toda la cama?-dijiste con una sonrisa de oreja a oreja.
-Sobretodo cuando estas despeinada, babeando, ocupando toda la cama y destapandome- dijo acercándose a tus labios-incluso cuando te mueves tanto que acabas por tirarme de la cama o cuando vuelves cansada de trabajar y al quedarte dormida hablas en sueños.
-Yo no hablo en sueños-dijiste
-Si lo haces y permíteme decirte mi querida Fabray, que tienes una boca muy sucia-dijo riendo.
-¿De que...? Oh no, dime que no has hecho eso-dijiste poniéndole mala cara.
-Soy inocente-alegó ella
-¡Y una mierda!- exclamaste
-Ves lo que te digo de la boca sucia-dijo intentado no reirse.
-¿Como se te ocurre?
-Me aburría, no te dabas despertado y provocarte una sueño húmedo me pareció una buena idea. ¿Cómo me iba a imaginar yo que de verdad tengo ese poder sobre ti?
Tu la empujaste y pusiste tus rodillas a ambos lados de su cadera.
-¡Eres incorregible!
-Te gusto así
-Debo tener un problema mental.
-Bastante severo, diría yo-dijo ella siguiéndote el juego
-Mas que severo.
-Debería internarte ahora mismo-dijo pasando sus manos por tu espalda, bajo la camiseta.
-No se a que esperas
No dijo nada más, sólo te besó y tu acto seguido profundizaste el beso. Habíais perdido mucho tiempo durante los últimos 4 años de vuestras vidas, os habíais alejado de vuestro destino una y otra vez, causándoos más dolor de el que erais capaces de soportar, mintiendoos diariamente a vosotras mismas, intentando autoconvenceros de que estabais bien, cuando en realidad necesitabais a la otra más que el aire que respiráis.
-Te amo-dijiste apoyando tu cabeza en su hombro
-Y yo a ti mi pequeña rubia-dijo después de besar tu frente.
capítulo 8
No sabías que decir, no te esperabas aquello, pero lo más preocupante es que no sabías si realmente lo deseabas.
Querías estar con ella, llegar a conocer cada mínima parte de su ser, pero estabas segura de que casarte con ella sin haber dado los pasos anteriores, podía suponer que todo lo que tenéis y lo que podríais tener, se esfumase.
-Santana ...yo.
Ella te miró desilusionada, creía conocer tu respuesta y aunque en parte tenía razón, tus palabras distaban mucho de un no.
-No pasa nada-dijo guardando el anillo- sabía que lo más probable era que me dijeses que No.
Te dolía verla así, pero esta vez haríais las cosas bien, no adelantaríais acontecimientos, ni daríais pasos en falso. Una vez ella se sentó a tu lado y fijó la mirada en la cascada, tu empezaste a hablar.
-No he dicho que no-ella te miró sorprendida- Claro que quiero casarme contigo, pero no ahora. No soportaría la idea de casarme contigo y un tiempo después perderte.
-¿Eso quiere decir?
-Te quiero, siempre lo he hecho, quiero dar todos y cada uno de los pasos contigo, pero no quiero forzar o estropear todo, por tener prisa.
Ella volvió a sonreír y tu corazón latió con fuerza, te parecía increíble todo el poder que tenía sobre ti, como tu cuerpo reaccionaba al suyo sin tu permiso o incluso desobedeciendote.
-Te amo-dijo ella acariciando una de tus mejillas con su pulgar derecho.
-No estoy yo tan segura de eso. No me has besado en todo el día- dijiste jugando, ella simplemente negó con la cabeza y al ver que tu plan no había funcionado, te tiraste sobre ella.
-¿Alguna vez te he dicho que podrías jugar al fútbol americano? Menudo placaje Fabray.
-¿Te he dicho alguna vez que eres idiota?
-Claro que sí, pero cuando me lo dices, paso ampliamente de tu culo y créeme que es difícil, porque tienes un culo precioso.
-Muy bonito López, muy bonito.
-Dirás bonita.
-¿Bonita qué?
-Yo, soy preciosa, salta a la vista.
-Lo que digas-dijiste con media sonrisa.
-¿cómo que lo que diga? -dijo ella girando y dejándote bajo ella pero sin recargar su peso en ti
-Las dos sabemos que la más guapa de las dos soy yo, pero nunca lo admitirás porque desde que estábamos en el instituto me tienes envidia.
-¿Envidia de que o por que? -preguntó con una cara graciosa! pues intentaba reprimir una carcajada.
-De todo. Ya sabes fui la capitana de las animadoras, la más popular, incluso te gané en el baile de promoción-dijiste para molestarla.
-De lo único que estoy yo celosa es de tu ropa, que está más pegada a ti que yo. Lo demás no me interesa.
-¿Sólo te interesa eso?- preguntaste algo desilusionada, pensando que se refería a que sólo se interesaba algo de dos veces, tal y como había empezado vuestra historia.
-Sólo me interesas tú.
-¿Sólo yo?-preguntaste mientras apartabas su cabello hacia un lado, para poder apreciar su hermoso rostro con más facilidad.
-Sólo tú-dijo rozando sus labios contra los tuyos, besándote pero sin llegar a hacerlo y provocando que una corriente eléctrica recorriese cada centímetro de tu piel.
Tragaste saliva y cuando pensaste que te besaría, simplemente se puso de pié y empezó a desnudarse, hasta quedar en bikini. Era un bikini sencillo, de color negro y completamente liso. Se lo ajustó frente a ti y poco a poco se acercó a la orilla del lago.
En ese momento tu aprovechaste para montar la cámara y sacarle un par de fotos sin que se diese cuenta. Al fin y al cabo ella te había llevado allí con la promesa de sacar las mejores fotos que nadie había hecho y en cierta manera así era. Miraste las fotos y te sorprendió la forma en que la luz, hacia que la mirada pasase de el agua , al pie de la latina rozando la tranquila y cristalina superficie del lago.
-Menuda paparazzi estas hecha- se quejó ella al percatarse de que estabas haciendo tu trabajo.
-Me forrare con estas fotos-dijiste bromeando.
Ella sonrió y cada vez que llevabas el ojo al visor de tu cámara, se las empleaba para poner muecas y estropear fotos que con una simple sonrisa y un poco de colocación, podrían valer para cualquier campaña de bikinis de las grandes firmas.
-No hagas eso- te quejaste después de un rato, pues en quince minutos no habías logrado sacarle ni una foto medio decente. Finalmente dejaste la cámara en la mochila y te quedaste en bikini.
-¿Hacer qué? -preguntó haciéndose la tonta.
-Lo sabes muy bien-dijiste apoyando la cabeza sobre la mochila de Santana y estirandote para tomar el sol, mientras tomabas de nuevo la cámara y borrabas muchas de las fotos que le había hecho.
-Eres una aburrida Fabray, deja la cámara y ven a bañarte.
Tu le lanzaste una mirada de esas que matan y ella como buena actriz interpretó el papel y fingió morir, quedando boca abajo, flotando en el agua.
Tu reíste ante su infantil actitud, pero al pasar un par de minutos y no darse la vuelta, te asustaste y corriste hacia ella.
-Santana!- exclamaste cuando se giró y se empezó a reír en tu cara-¡Eres una idiota!-dijiste realmente molesta.
-Tendrías que verte la cara, esa sí que habría sido una buena foto-dijo riendo.
Tú, aún más molesta que antes, te diste la vuelta y comenzaste a nadar hacia la orilla, pero ella te agarró de un pie y te impidió avanzar.
-¡Sueltame!
-No quiero- dijo ella tirando firmemente, obligándote a girar y acercarte a su cuerpo.
-No te enfades-pidió ella con dulzura-sólo era una pequeña broma, no te va a ser tan fácil librarte de mi.
La mirarte un par de veces y una sonrisa traviesa apareció en tu rostro. Si quiere jugar,vamos a jugar, pensaste con malicia y ni corta ni perezosa le hundiste la cabeza en el agua unos segundos.
Una vez fuera y mientras ella se apartaba el pelo de la cara, una carcajada tuya inundó aquel bello pero silencioso lugar.
-No debiste hacer eso Fabray-dijo acercándose con el mismo tipo de sonrisa que tu le habías puesto tan sólo unos segundo antes.
Nuevamente te agarró y te pegó a su cuerpo, la miraste fijamente intentando adivinar su próximo movimiento, pero ella puede ser tan impulsiva y tan impredecible, que podías pensar en cualquier cosa menos aquello.
Puso sus manos sobre tus mejillas y por primera vez en todo el día hizo lo que sin palabras y con ellas, le habías pedido. Te besó con suavidad, apenas un roce entre sus labios y tu labio inferior. Así pasasteis un par de segundos y cuando ella se iba a separarse, simplemente raptaste sus labios y tu lengua tímidamente le pidió permiso para entrar en su boca.
Lentamente alejasteis vuestros labios, pero no os alejasteis ni un sólo centímetro. Os mirabais fijamente, mientras vuestras mentes se esforzaban por buscar algo que decir.
-Te amo-dijo ella
Tu sonreíste y te preguntaste como era posible que no se te ocurriese antes que a ella, que esas dos simples palabras, pero tan cargadas de sentimiento eran las únicas y perfectas para aquel momento.
La abrazaste y apoyaste tu mejilla sobre su hombro derecho.
-¿Q, estas bien?-preguntó ella aferrandose a ti.
-Tengo miedo-admitiste con lágrimas asomándose a tus ojos-tengo miedo que una vez cojamos el coche y volvamos a New Haven vuelva a ser todo como lo fue cuando volviste a New York, aquel verano.
Ella se alejó lo justo para obligarte a mirarla a los ojos y puso tus manos sobre tus mejillas.
-Te juro que eso no volverá a pasar, nunca más volveré a ser aquella cobarde. No te dejaré ir y no pienso irme.
Tu la miraste sin poder evitar sonreír. En sus ojos se veía sinceridad y una indestructible determinación.
-Vale que casarnos es un poco pronto para ti-dijo pasando su mirada de tus ojos a tus labios- pero quizás vivir juntas, sea un buen paso intermedio.
-¿No te vas a rendir, verdad?
-Exactamente.
-¿Y si te digo que no, con que me saldrás?
-Con una mascota compartida.
-¿Cómo qué?
-Pues un gato no, porque si no recuerdo mal eres alérgica a ellos, pero quizás un perro o un conejo estaría bien- dijo pasando sus brazos alrededor de tu cadera.
-Siendo sincera, me parece bien.
-¿El perro o el conejo?
-En realidad, me refería a lo de vivir juntas.
Su cara en ese momento pasó de sorpresa a incredulidad y luego a felicidad. Te estrechó fuertemente contra su cuerpo.
-Dime que no me estas tomando el pelo-suplicó.
-No, siempre me pasó más tiempo en NY que en New Haven, al menos desde que acabé interpretación en Yale. Además, ahora mismo tengo un motivo más fuerte para mudarme.
-¿Cuál?
-Mi novia- dijiste con una sonrisa.
Dos meses después empezasteis tu mudanza, afortunadamente tu casero no había puesto demasiado problema para rescindir el contrato y habías conseguido vender el estudio a otro fotógrafo de la ciudad, por lo que ya no tenías nada que te retuviese allí.
Llevabais un par de días colocando todas las cosas que te habías traído, sin contar las 5 cajas que le habías mandado a tu madre para que te guardase en Lima.
-Quinn, cariño ¿Dónde pongo estos libros? - dijo Santana apareciendo en la que hasta anteayer era su habitación, con una enorme pila de libros de fotografía.
-San deja eso y ven a ayudarme con esto.
Ella desapareció y un par de minutos después, estaba de vuelta con la última de tus maletas cargadas de ropa. La dejó suavemente sobre la cama y se sentó al lado de ella a mirar como guardabas tus vaqueros en tu parte del armario.
-S ¿Qué debería ponerme para la cena de hoy?- dijiste mientras comenzabas a ordenar los vestidos.
-Con cualquier cosa que te pongas te verás como una diosa- dijo sonriendo.
-Se me había olvidado lo poco imparcial que eres-dijiste dando la vuelta y sentándote sobre su regazo- ¿A qué viene tanta sonrisa? Desde qué dejé todas mis cosas en el salón no has parado de sonreír.
-Estoy feliz.
-y ¿Por qué si se puede saber? - dijiste pasando tus brazos alrededor de su cuello.
-Fácil, porque al fin estas conmigo.
-Llevo contigo dos meses-dijiste sonriendo
-Ya sabes a que me refiero, era genial escaparme para ir a verte o que tu hicieses lo mismo, pero...
-Pero...
-Es indescriptible lo feliz que me siento al despertarme y verte dormida a mi lado.
-¿Incluso despeinada, babeando y ocupando toda la cama?-dijiste con una sonrisa de oreja a oreja.
-Sobretodo cuando estas despeinada, babeando, ocupando toda la cama y destapandome- dijo acercándose a tus labios-incluso cuando te mueves tanto que acabas por tirarme de la cama o cuando vuelves cansada de trabajar y al quedarte dormida hablas en sueños.
-Yo no hablo en sueños-dijiste
-Si lo haces y permíteme decirte mi querida Fabray, que tienes una boca muy sucia-dijo riendo.
-¿De que...? Oh no, dime que no has hecho eso-dijiste poniéndole mala cara.
-Soy inocente-alegó ella
-¡Y una mierda!- exclamaste
-Ves lo que te digo de la boca sucia-dijo intentado no reirse.
-¿Como se te ocurre?
-Me aburría, no te dabas despertado y provocarte una sueño húmedo me pareció una buena idea. ¿Cómo me iba a imaginar yo que de verdad tengo ese poder sobre ti?
Tu la empujaste y pusiste tus rodillas a ambos lados de su cadera.
-¡Eres incorregible!
-Te gusto así
-Debo tener un problema mental.
-Bastante severo, diría yo-dijo ella siguiéndote el juego
-Mas que severo.
-Debería internarte ahora mismo-dijo pasando sus manos por tu espalda, bajo la camiseta.
-No se a que esperas
No dijo nada más, sólo te besó y tu acto seguido profundizaste el beso. Habíais perdido mucho tiempo durante los últimos 4 años de vuestras vidas, os habíais alejado de vuestro destino una y otra vez, causándoos más dolor de el que erais capaces de soportar, mintiendoos diariamente a vosotras mismas, intentando autoconvenceros de que estabais bien, cuando en realidad necesitabais a la otra más que el aire que respiráis.
-Te amo-dijiste apoyando tu cabeza en su hombro
-Y yo a ti mi pequeña rubia-dijo después de besar tu frente.
Jenny_QFE***** - Mensajes : 269
Fecha de inscripción : 03/09/2013
Edad : 31
Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
Epílogo
Nunca te habías planteado rendirte a ella nuevamente, no querías hacerlo, pero los sentimientos habían seguido creciendo sin pausa y de manera desmedida. Durante los últimos dos años se ha esforzado por compensarte todos esos días en los que no estuvo contigo y ha llegado a hacerte la persona más feliz del mundo o eso es lo que crees.
Te miras al espejo y no te puedes creer que ya sea el día, el día en el que te uñirás a ella para siempre. Alisas tu vestido blanco por última vez y de reojo ves como tu madre se limpia las lágrimas con un pañuelo. Tu te giras y le sonríes.
-Quinnie estas preciosa - dice con una sonrisa mientras te abraza.
-Gracias mamá- dices feliz
-Va a ser una boda preciosa, Kurt ha dejado todo perfectamente decorado. ¿Estas nerviosa?- preguntó apartándote un mechón que se había liberado de tu recogido.
-Un poco- dices mordiéndote el labio inferior- ¿has visto a Santana?
-Si, la vi hace un rato cuando fui a por agua ¿ por qué me lo preguntas? ¿Temes que se vaya a escapar?- pregunta tu madre tranquilamente.
-Para nada, es sólo que... - ni se te había pasado por la cabeza la posibilidad de que Santana te dejase tirada en el altar.
-Te mueres por verla- dice tu madre sonriéndote mientras te entrega el ramo de rosas. Una pequeña réplica de aquel ramo que te había regalado tras vuestro reencuentro. Había sido un capricho de Quinn, puesto que Santana pensaba que un ramo de rosas blancas era mucho más apropiado para ser un ramillete de boda.
-Si... De seguro está hermosa y me muero de curiosidad por saber que ha elegido. Ni siquiera sé de que color es su traje, solo espero que no sea negro.
-De negro se vería muy elegante- afirmó Judy, provocando que su hija la mirase con preocupación- Tranquila, ha elegido otro color, demasiado llamativo para una boda, pero ¿que no es llamativo en ella?- preguntó retóricamente con una amplia sonrisa.
La música comenzó a soñar, indicándoles que ya era la hora. Judy le dio un beso en la mejilla justo cuando el padrino hizo acto de presencia.
-¡ Dios mío Q, estas preciosa! - exclamó Kurt - Iré a por un cubo para Santana- dijo con media sonrisa.
Tanto Judy como Quinn sonrieron al padrino, que iba impecablemente vestido con un traje negro y pajarita, algo más propio de su marido que de él. Judy se despidió de ambos y fue a ocupar el lugar que le habían asignado.
-Gracias Kurt, pero no creo que sea para tanto- afirmo con modestia.
-Lo es, a Santana se le van a salir los ojos de las órbitas.
Tu sonreíste complacida por sus palabras, realmente deseabas ver la cara de tu futura esposa al verte así vestida y deseabas de todo corazón estar a la altura de su escultural belleza.
-¿Preparada? - preguntó ofreciéndole su brazo para que te agarrases.
-Más que nunca- respondiste sonriente.
Ambos salieron de la habitación, bajaron las escaleras y llegaron al amplio jardín donde estaba todo decorado de blanco.
Desde los bancos donde se agrupaban los invitados, hasta las guirnaldas que adornaban los árboles o el arco lleno de flores bajo en que la esperaban Santana y el juez que las casaría.
Al llegar todos los chicos del Glee club se giraron para ver a la novia, pero Quinn fijó su mirada en Santana que hablaba animadamente con Beth, que la tenía tomada de la mano y le sonreía a la pequeña. La rubia sonrió al ver como su pequeña miraba con devoción a la única persona que le había robado el corazón. Al lado de ellas estaba Manuel, el padre de Santana, visiblemente nervioso y unas emocionadísimas damas de honor, que en esta ocasión eran Brittany, Mercedes y Rachel.
Tenía el pelo suelto y rizado, cayéndole sobre su hombro izquierdo. Su maquillaje era suave, donde destacaban sus labios, pintados del mismo tono rojo que el vestido. Pero lo que más le llamó la atención fue la sencillez del vestido que había elegido su futura esposa, le recordaba a aquel vestido que había llevado cuando cantaron juntas en el baile de promoción, aunque era muy diferente. El vestido era liso, con el escote en v, pero a diferencia del otro, este tenía las mangas de encaje al igual que la espalda.
Blaine sustituyó a Brad al piano cuando su marido y Quinn llegaron al pasillo central. El ex Warbler, eligió exactamente la canción que ambas habían cantado juntas como melodía para el momento en que Quinn recorriese el pasillo. En ese preciso instante la mirada de la morena conectó con la de la rubia. Ambas sonrieron, mientras se observaban detenidamente.
Tras unos segundos ambas estaban juntas, tomadas de las manos frente a los escasos familiares que habían acudido al enlace. Ambas habían decidido que sólo asistirían los chicos del Glee, Beth y los padres de ambas, aunque como era de esperar, el padre de Quinn rechazó la invitación.
La boda transcurrió normalmente hasta el momento donde Santana pronunció sus votos. La sinceridad y amor que desprendían sus palabras, emocionó a todos los presentes incluido Puck, que trataba de que no se notase, la única excepción fue Beth, que las miraba feliz.
-Es curioso como la vida puede sorprenderte de la manera más inesperada. Hace más de 10 que llegaste a mi vida. Tu venias de otro lugar y yo era a HBIC del Mckinley, puesto que me robaste en cinco minutos- las risas inundaron todo- nuestra relación ha sido la más rara que alguien ha podido tener. Pasamos de ser uña y carne, a golpearnos por los pasillos- Santana se giró hacia el señor Schuester- creo que le tengo que agradecer a Schue que siempre nos separase antes de que hiciéramos algo de lo que luego nos arrepintiésemos- el sonrió y Santana le devolvió la sonrisa- pero como todos sabéis, somos demasiado cabezotas y a veces, demasiadas veces, el orgullo nos venció. No diré como comenzó todo esto, porque es nuestro pequeño secreto- dijo Santana tomando las manos de Quinn, mientras la rubia sonreía, mientras esta evitaba llorar de pura emoción- pero de lo único que puedo arrepentirme es de no haberte ido a buscar antes, arrastrarte a las Vegas y casarnos.
-Humelberry te habrían matado- Dijo Brittany, provocando que el resto del Glee club incluido Mr Shue y su ahora mujer, la señorita Pilsbury dijesen al unísono- Amén
Rachel y Kurt miraron mal a Santana y ella les lanzó un beso antes de proseguir con su discurso.
- Aunque de alguna manera, creo que todo lo que hemos vivido nos ha llevado a este momento y que de otra manera, no estaríamos aquí, juntas y a punto de formar una familia. Te Amo Lucy Quinn Fabray.
Una vez acabó tuvo que abrazar a Quinn, quién se deshacía en lágrimas y aprovechó la cercanía del abrazo para susurrarle al oído "te amo"
-Santana López ¿aceptas a Quinn Fabray como tu legítima esposa, para amarla, honrarla y respetarla, todos los días de tu vida? - dijo el juez
-Si, quiero- contestó la morena con una sonrisa.
-Quinn Fabray, ¿Aceptas a Santana López como tu legítima esposa y prometas amarla, honrarla y respetarla, todos los días de tu vida?
-Si, quiero- dijo la rubia mientras un par de lágrimas recorrían sus pálidas mejillas.
-Pues por el poder que me ha conferido el estado de NY, yo os declaro mujer y mujer, puedes besar a la novia- dijo el juez mirando a Santana con una mirada cómplice.
Santana no se lo pensó dos veces y besó a su ya esposa mientras le acariciaba ambas mejillas con los pulgares.
-Te amo Santana- le dijo Quinn
La morena sonrió feliz y volvió a besarla, esta vez con más intensidad, como diciendo "yo tambien te amo" al fin y al cabo, Santana siempre fue más de demostrar sus sentimientos con acciones que con palabras.
Nunca te habías planteado rendirte a ella nuevamente, no querías hacerlo, pero los sentimientos habían seguido creciendo sin pausa y de manera desmedida. Durante los últimos dos años se ha esforzado por compensarte todos esos días en los que no estuvo contigo y ha llegado a hacerte la persona más feliz del mundo o eso es lo que crees.
Te miras al espejo y no te puedes creer que ya sea el día, el día en el que te uñirás a ella para siempre. Alisas tu vestido blanco por última vez y de reojo ves como tu madre se limpia las lágrimas con un pañuelo. Tu te giras y le sonríes.
-Quinnie estas preciosa - dice con una sonrisa mientras te abraza.
-Gracias mamá- dices feliz
-Va a ser una boda preciosa, Kurt ha dejado todo perfectamente decorado. ¿Estas nerviosa?- preguntó apartándote un mechón que se había liberado de tu recogido.
-Un poco- dices mordiéndote el labio inferior- ¿has visto a Santana?
-Si, la vi hace un rato cuando fui a por agua ¿ por qué me lo preguntas? ¿Temes que se vaya a escapar?- pregunta tu madre tranquilamente.
-Para nada, es sólo que... - ni se te había pasado por la cabeza la posibilidad de que Santana te dejase tirada en el altar.
-Te mueres por verla- dice tu madre sonriéndote mientras te entrega el ramo de rosas. Una pequeña réplica de aquel ramo que te había regalado tras vuestro reencuentro. Había sido un capricho de Quinn, puesto que Santana pensaba que un ramo de rosas blancas era mucho más apropiado para ser un ramillete de boda.
-Si... De seguro está hermosa y me muero de curiosidad por saber que ha elegido. Ni siquiera sé de que color es su traje, solo espero que no sea negro.
-De negro se vería muy elegante- afirmó Judy, provocando que su hija la mirase con preocupación- Tranquila, ha elegido otro color, demasiado llamativo para una boda, pero ¿que no es llamativo en ella?- preguntó retóricamente con una amplia sonrisa.
La música comenzó a soñar, indicándoles que ya era la hora. Judy le dio un beso en la mejilla justo cuando el padrino hizo acto de presencia.
-¡ Dios mío Q, estas preciosa! - exclamó Kurt - Iré a por un cubo para Santana- dijo con media sonrisa.
Tanto Judy como Quinn sonrieron al padrino, que iba impecablemente vestido con un traje negro y pajarita, algo más propio de su marido que de él. Judy se despidió de ambos y fue a ocupar el lugar que le habían asignado.
-Gracias Kurt, pero no creo que sea para tanto- afirmo con modestia.
-Lo es, a Santana se le van a salir los ojos de las órbitas.
Tu sonreíste complacida por sus palabras, realmente deseabas ver la cara de tu futura esposa al verte así vestida y deseabas de todo corazón estar a la altura de su escultural belleza.
-¿Preparada? - preguntó ofreciéndole su brazo para que te agarrases.
-Más que nunca- respondiste sonriente.
Ambos salieron de la habitación, bajaron las escaleras y llegaron al amplio jardín donde estaba todo decorado de blanco.
Desde los bancos donde se agrupaban los invitados, hasta las guirnaldas que adornaban los árboles o el arco lleno de flores bajo en que la esperaban Santana y el juez que las casaría.
Al llegar todos los chicos del Glee club se giraron para ver a la novia, pero Quinn fijó su mirada en Santana que hablaba animadamente con Beth, que la tenía tomada de la mano y le sonreía a la pequeña. La rubia sonrió al ver como su pequeña miraba con devoción a la única persona que le había robado el corazón. Al lado de ellas estaba Manuel, el padre de Santana, visiblemente nervioso y unas emocionadísimas damas de honor, que en esta ocasión eran Brittany, Mercedes y Rachel.
Tenía el pelo suelto y rizado, cayéndole sobre su hombro izquierdo. Su maquillaje era suave, donde destacaban sus labios, pintados del mismo tono rojo que el vestido. Pero lo que más le llamó la atención fue la sencillez del vestido que había elegido su futura esposa, le recordaba a aquel vestido que había llevado cuando cantaron juntas en el baile de promoción, aunque era muy diferente. El vestido era liso, con el escote en v, pero a diferencia del otro, este tenía las mangas de encaje al igual que la espalda.
Blaine sustituyó a Brad al piano cuando su marido y Quinn llegaron al pasillo central. El ex Warbler, eligió exactamente la canción que ambas habían cantado juntas como melodía para el momento en que Quinn recorriese el pasillo. En ese preciso instante la mirada de la morena conectó con la de la rubia. Ambas sonrieron, mientras se observaban detenidamente.
Tras unos segundos ambas estaban juntas, tomadas de las manos frente a los escasos familiares que habían acudido al enlace. Ambas habían decidido que sólo asistirían los chicos del Glee, Beth y los padres de ambas, aunque como era de esperar, el padre de Quinn rechazó la invitación.
La boda transcurrió normalmente hasta el momento donde Santana pronunció sus votos. La sinceridad y amor que desprendían sus palabras, emocionó a todos los presentes incluido Puck, que trataba de que no se notase, la única excepción fue Beth, que las miraba feliz.
-Es curioso como la vida puede sorprenderte de la manera más inesperada. Hace más de 10 que llegaste a mi vida. Tu venias de otro lugar y yo era a HBIC del Mckinley, puesto que me robaste en cinco minutos- las risas inundaron todo- nuestra relación ha sido la más rara que alguien ha podido tener. Pasamos de ser uña y carne, a golpearnos por los pasillos- Santana se giró hacia el señor Schuester- creo que le tengo que agradecer a Schue que siempre nos separase antes de que hiciéramos algo de lo que luego nos arrepintiésemos- el sonrió y Santana le devolvió la sonrisa- pero como todos sabéis, somos demasiado cabezotas y a veces, demasiadas veces, el orgullo nos venció. No diré como comenzó todo esto, porque es nuestro pequeño secreto- dijo Santana tomando las manos de Quinn, mientras la rubia sonreía, mientras esta evitaba llorar de pura emoción- pero de lo único que puedo arrepentirme es de no haberte ido a buscar antes, arrastrarte a las Vegas y casarnos.
-Humelberry te habrían matado- Dijo Brittany, provocando que el resto del Glee club incluido Mr Shue y su ahora mujer, la señorita Pilsbury dijesen al unísono- Amén
Rachel y Kurt miraron mal a Santana y ella les lanzó un beso antes de proseguir con su discurso.
- Aunque de alguna manera, creo que todo lo que hemos vivido nos ha llevado a este momento y que de otra manera, no estaríamos aquí, juntas y a punto de formar una familia. Te Amo Lucy Quinn Fabray.
Una vez acabó tuvo que abrazar a Quinn, quién se deshacía en lágrimas y aprovechó la cercanía del abrazo para susurrarle al oído "te amo"
-Santana López ¿aceptas a Quinn Fabray como tu legítima esposa, para amarla, honrarla y respetarla, todos los días de tu vida? - dijo el juez
-Si, quiero- contestó la morena con una sonrisa.
-Quinn Fabray, ¿Aceptas a Santana López como tu legítima esposa y prometas amarla, honrarla y respetarla, todos los días de tu vida?
-Si, quiero- dijo la rubia mientras un par de lágrimas recorrían sus pálidas mejillas.
-Pues por el poder que me ha conferido el estado de NY, yo os declaro mujer y mujer, puedes besar a la novia- dijo el juez mirando a Santana con una mirada cómplice.
Santana no se lo pensó dos veces y besó a su ya esposa mientras le acariciaba ambas mejillas con los pulgares.
-Te amo Santana- le dijo Quinn
La morena sonrió feliz y volvió a besarla, esta vez con más intensidad, como diciendo "yo tambien te amo" al fin y al cabo, Santana siempre fue más de demostrar sus sentimientos con acciones que con palabras.
Jenny_QFE***** - Mensajes : 269
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Re: Quinntana [Mini-fic] Lie (Finalizada)
estuvo genial felicidades :)
Maira_Faberrytana- ---
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