[Resuelto]Brittana: La Gestante Subrogada de la Millonaria López. Cap. 25 (FINAL) Y EPILOGO

Isabella28 escribió:Por eso siempre lo digo, nunca pero nunca jamas de todos los jamases te juntes con un ex cuando estas en pareja, he dicho y lo firmo con sangre. amen

jajajaj, totalmente de acuerdo.... ya el pasado pisado, ya el pasado no tiene nada nuevo ni bueno que agregar....

3:) escribió:Las circunstancias no ayudan a san en ningún maldito momento y tampoco se arriesga a decirle a. Britt que siente aunque la mande por el tuvo!!!!
Si ahí confianza no importa con quien te juntes, sea la cumbre de las ex!!!! Britt necesita seguridad en la relación!!!

a veces cuando comentan es como que me estuvieran leyendo la mente, ajjajajaja, o si Brittany necesita muchas cosas, esas hormonas la estan matando...

micky morales escribió:Que estupido malentendido, Brittany esta siendo demasiado intransigente a mi parecer!!!!

lo entiendo totalmente pero no podemos quitarle la sazon a la cuestion en si, si no el final seria incipido,,,,, por cierto estamos cerca del FIN...

Capítulo Veinticuatro

Santana sintió alivio cuando, dos días más tarde, Brittany abandonó de nuevo su aislamiento para desayunar con ella. Pero no habló mucho, y Santana se pasó el tiempo dejando que su mirada recorriera su cara, sus espesas pestañas y sus carnosos labios. Cuando dejó la casa para ir a trabajar, ella también salió, pero no mencionó dónde iba.

Santana quería saber qué se proponía, pero se sintió incómoda preguntando al chófer; el hombre ya las había visto discutiendo fuera del deli la tarde que se encontró con Vera. Probablemente también le habría visto tomando algo con ella y pensaba que estaba engañando a Brittany.

Todo el personal de su casa sabía que Brittany era una gestante subrogada, y estaba claro que también sabían que las cosas habían cambiado entre ellas. Habían dormido juntas muchas noches. No era ningún secreto, y no creía que debiera guardar secretos dentro de su propia casa.

Pero le molestaba tener que actuar de forma extraña debido a la situación, ahora que Brittany se negaba a reconocer su existencia. Le dijo lo que tenía que decir, y aún así Brittany no estaba dispuesta a arreglar las cosas. Iba a tener que esperar. Se le pasaría con el tiempo. Pero cuando se acomodó en la parte de atrás de la limusina, se dio cuenta de que estaba tratando de convencerse a sí misma.

Brittany se había rendido. Ya no le importaba. No le importaba si ella rogaba o suplicaba o se explicaba. Verle con Vera le había roto el corazón y había decidido seguir adelante con su vida y restablecer el equilibrio que debería haber existido desde el principio - siendo solamente una gestante subrogada que se marcharía una vez que diera a luz. Al pasar por delante de Tiffany's, le dio un vuelco el corazón.

Cinco minutos más tarde, entró en la tienda, y los gerentes, que la conocían y conocían su historial de compras, pulularon a su alrededor. Santana se sintió distinta mientras compraba. Había hecho compras allí muchas veces, pero siempre le habían parecido impávidas, una cuestión de los vendedores recomendando una joya y Santana pidiéndoles que la empaquetaran rápido porque llegaba tarde al trabajo.

Cuando quiso comprar algo para Brittany, las recomendaciones del personal no eran lo bastante buenas, y sus propias preferencias tampoco le convencían. Pasó una hora dentro de la tienda, incapaz de elegir, inquietándose, sabiendo que probablemente no lo aceptaría de todos modos, pero queriendo darle una sorpresa a pesar de ello. Tras darse cuenta de que la mayoría de los artículos que estaba mirando eran demasiado para Brittany y no reflejaban su personalidad, se decidió por unos pendientes de diamantes con un collar a juego. Sencillo, elegante y bello, igual que ella.

Cuando regresó del trabajo, Brittany no estaba en casa. Presa del pánico, llamó a su chófer, que sólo pudo decirle dónde estaba aparcado porque no le había preguntado a la señorita Pierce dónde iba.

Cuando llamó a Brittany, ésta contestó al segundo timbrazo.

-¿Dónde estás, Brittany?- preguntó, con tanta dulzura como pudo reunir, con la ira recorriendo sus venas y la desesperación haciendo que le temblara la voz.

-Estoy con Rachel.

El corazón de Santana dio un salto.

-¿No te parece irresponsable que ni siquiera me informes de donde estás? Me has asustado...- detuvo la diatriba a tiempo.

Brittany permaneció en silencio, reprimiendo una réplica sobre el paradero de Santana y sus improvisadas citas para almorzar, pero estaba empezando a sentirse demasiado cansada de todo aquello. Pero tampoco quería arreglar las cosas. Se encontraba en un estado mental en el que sólo quería escapar; en el que solamente quería dar a luz y entregarle al bebé, para no tener que estar constantemente atormentada y sollozando por aquel niño que se suponía que era de Santana, pero que también era suyo. El temor ante aquel inminente momento, no la dejaba dormir.

El bebé se movía, hacía que tuviera siempre hambre, la agotaba y estaba allí, era suyo, y no podía separarlo de su ser hiciera lo que hiciera.

-Volveré en una hora.

Cuando regresó, Santana la estaba esperando en el salón. El corazón de Brittany dio un vuelco al verla todavía con su vestimenta de trabajo, su abrigo colocada sobre el reposabrazos del sofá. Sin decir palabra, Brittany pasó delante de ella y subió las escaleras en dirección a su dormitorio. Santana reclinó la cabeza en el sofá.

-Te echo de menos, Brittany- dijo en voz alta, y se puso en pie, deshaciéndose del vestido, su fajon y medias en un intento de agotar la rabia y la desesperación que crecían dentro de ella. En cuestión de segundos, se quedó en ropa interior y salió por los ventanales al jardín trasero; se lanzó a la piscina e hizo varios largos, hasta que se detuvo respirando entrecortadamente.

Brittany dejó la bolsa sobre una butaca de su habitación. Tras quitarse el reloj y los zapatos, descubrió una caja negra en la mesilla de noche. Su corazón dio un salto, pero la alcanzó y la abrió. Las lágrimas le quemaron los ojos. Los pendientes de diamantes eran magníficos, y el collar divino, pero sólo le recordaban a la morena que había conseguido transformarla en una montaña rusa de emociones desde el momento en que la conoció.

Quería que el viaje se acabara. No podía amarla de aquella manera; la hacía débil y patética. Los celos que había sentido al verla con aquella impresionante Barbie que tenía por ex-novia, habían sido gélidos y ardientes al mismo tiempo. Y no quería volver a pasar por aquello. No podía cortar lazos con el bebé que llevaba dentro, pero sí podía hacerlo con su madre, y eso era exactamente lo que iba a hacer.

***

Santana se detuvo en silencio en la puerta principal, sujetándola mientras esperaba pacientemente. Brittany cogió su bolso y se enderezó la blusa verde que llevaba con unos vaqueros cortos y ajustados.

Ella recordó cómo había rechazado el regalo que tan minuciosamente había escogido para Brittany. Lo había sabido. Había esperado que no lo aceptara, pero mentiría si dijera que no se le había roto el corazón cuando lo encontró al pie de su cama cuatro días antes. Desde entonces, había sido una batalla de silencios. El de Brittany, en su opinión, estaba alimentado por la ira y el resentimiento, mientras que el suyo se debía a la impotencia. No había forma de que ella le fuera a permitir ganar esa guerra, pero Santana no tenía intención de dejar de luchar. Ella se acomodó en el asiento trasero del coche, y Santana se sentó a su lado, antes de que el chófer partiera a toda velocidad.

-Despacio. Hay una mujer embarazada en el coche.

El conductor se sonrojó.

-Lo siento muchísimo, señora. No me di cuenta...

-De acuerdo, ten cuidado en el futuro.

Sabía que era un poco injusto. Aquel chófer no había llevado a Brittany muy a menudo, por lo que, obviamente, lo había olvidado. Y a la propio Santana le gustaba la velocidad, pero no podía controlar su enfado. Quería inclinarse hacia Brittany y tomar su mano. Se suponía que aquel momento, aquel día, era una fecha importante para las dos. Habían hablado de ello a menudo, sobre la ecografía de las veintiuna semanas, y ahora lo sentía como un peso que debía soportar ella sólo. Tenía el estómago revuelto.

Observó a Brittany mirando por la ventana, con el rostro tenso y una expresión preocupada. No pudo evitarlo. Se inclinó hacia ella y colocó la mano sobre la suya.

-Toda va a ir bien, y el bebé también va a estar bien.

Brittany suspiró y cerró los ojos. Había echado de menos su tacto. Habían pasado diez días desde la última vez que la había sentido, y deseaba que la envolviera en sus brazos; para consolarla, para hacerla olvidar, para sofocar aquella desenfrenada necesidad de escapar de su casa y su presencia. Las hormonas del embarazo estaban causando estragos en su mente. Era un cúmulo de emociones y temores y dudas. Un momento estaba enojada con Santana, y al siguiente lloraba contra la almohada agarrando una camiseta suya y olfateándola. Era un desastre de emociones encontradas que no tenía ni idea de lo que quería ni de dónde quería ir. Si sólo supiera qué hacer para sanar aquella herida de su corazón y el desastre que era su vida...

Santana esperó a que ella retirara la mano, a que rechazara el contacto como había rechazado su regalo, pero no lo hizo. En un gesto protector, ella extendió los dedos sobre su puño, deleitándose con el roce, mientras iban camino del hospital.


.NOTA: nuevamente se desactivaron los formatos de texto, asi que pido comprension por que es la unica manera de subir los cap....

Solo espero que hablen de sus sentimientos de una buena vez!!!!

Espero qe esta visita al hospital las una mas cuando vean al bebé.

Este bebe las unira porque los bebes son milagrosos.

Las hormonas no ayudan... En el segundo trimestre son mucho mas intensas a los sentimientos.jajajaj
Espero que britt empiece a seder después de la.visita al Hospital!??

Hola!!!
Que cabeza dura es Britt!!!
Por que hace sugerir tanto a Santana!!!??
Saludos

micky morales escribió:Solo espero que hablen de sus sentimientos de una buena vez!!!!

ojala sea asi, y que pase lo que tu esperas,,,, anunciando que estoy respondiendo los comentarios y subiendo el ultimo cap. y para no hacerlas sufrir mas de la cuenta seguidamente el epilogo..gracias por leer la historia, por que se que tomo algunos mese para actualizarla...

Tati.94 escribió:Espero qe esta visita al hospital las una mas cuando vean al bebé.

Asi lo espero yo tambien.... ya solo estamos actualizando cap. final y epilogo ok, espero su comentarios...

Isabella28 escribió:Este bebe las unira porque los bebes son milagrosos.

Claro que le bebe las ha unido desde que se conocieron, pero su relacion no debe girar entorno al bebe,, vamos a ver que sucede... una familia poco convencional

Isabella28 escribió:Este bebe las unira porque los bebes son milagrosos.

Woau!! le estamos dando mucho trabajo al bebe y no ha nacido....... espero que ellas lo puedan resolver por si solas..

micky morales escribió:Solo espero que hablen de sus sentimientos de una buena vez!!!!

Igual yo y creo que lo haran, por que ya es el cap. finall.....

monica.santander escribió: Hola!!!
Que cabeza dura es Britt!!!
Por que hace sugerir tanto a Santana!!!??
Saludos

Hola, totalmente de acuerdo, creo que su condicion de embarazada no la deja razonar las hormonas han tomado posesion de ese cuerpo y ese cerebro, jajajajja la pobre Santana que puede hacer frente a una mujer embarazada, ademas la adora.... solo se deja hacer..

3:) escribió:Las hormonas no ayudan... En el segundo trimestre son mucho mas intensas a los sentimientos.jajajaj
Espero que britt empiece a seder después de la.visita al Hospital!??

Benditas hormonas estan matando la relacion.... ojala que asi sea... y que todo se aclare si no tendremos final feliz....

gracias a todas por leer y comentar... nos leemos en las otras historias..... abrazo a todas chicas.

Capítulo Veinticinco

El médico subió un poco la blusa de Brittany y deslizó el dispositivo de ultrasonido sobre su vientre. Brittany hizo una mueca al sentir el frío del gel, y sus brazos se cubrieron de piel de gallina.


Santana observó el espanto y la preocupación en su mirada.


-No estás sola- le susurró, y colocó una mano en la suya. Ella la apretó, sin mirarle a los ojos, agradecida por su cercanía y por su mera existencia. El amor que había intentado esconder seguía palpitando ferozmente a través de su ser. Santana era la única que entendía sus miedos; el único a la que le importaría al bebé tanto como a ella.

-¿Saben ya el sexo del bebé?- peguntó el médico mientras ella escudriñaba la pantalla.

Santana permaneció en silencio y Brittany abrió la boca. La tenía seca y estaba asustada, y cuanto más tiempo se tomaba el médico, más le martilleaba el corazón.

-Preguntamos durante la ecografía de la semana dieciséis, pero el radiólogo dijo que el bebé estaba en una posición que no le permitía verlo con certeza.

El doctor asintió y sonrió, volviéndose hacia ellas.

-El bebé está perfecto, y está creciendo muy bien. Giró el monitor en su dirección. -Y parece una niña feliz.

Brittany se quedó sin respiración, y Santana finalmente despegó la mirada de su rostro para observar la pantalla.

-Hola...- oyó decir a Brittany a la imagen del bebé, y Santana no pudo evitar sonreír. Brittany se volvió hacia ella con una inmensa sonrisa. Santana se quedó inmóvil al verla sonreír de aquella forma que había echado tanto de menos. Le clavó los dedos en el puño con fuerza, mientras ambas continuaban contemplando al minúsculo bebé que habían creado juntas

. -Mírala, Brittany.

Las lágrimas le impedían ver, pero no pudo contener la emoción y la alegría, que la inundaron con fuerza, y se aferró a ellas, alegre y extasiada, sintiéndose completa.

Comenzó a sollozar, intentando controlar su respiración mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Santana le puso la mano en la frente y la besó entre las cejas. Brittany se inclinó hacia ella, llorando por todo lo que tenían y por todo lo que habían perdido. El médico adivinó que aquel momento era demasiado íntimo para ellas, por lo que las dejó solas en la habitación.

No había forma de que supiera que era la primera vez que se comunicaban en diez días. Santana deslizó los brazos bajo ella y la levantó de la estrecha camilla, acomodándola en su regazo. Brittany se acurrucó contra su pecho, sollozando e intentando no hacer demasiado ruido, y se agarró a su nuca en busca de apoyo.


-Es muy real una vez que lo ves. Santana se quedó sin aliento. -Cierto. Brittany rió a pesar de sí misma y se aferró a ella con más fuerza.

No sabía lo que significaba aquel momento, pero sentía que sólo podía contar con Santana en lo relacionado con el bebé. No era sólo el bebé del que no podía separarse - tampoco de Santana.

-Es perfecta, y se parece a ti.

Brittany sonrió contra su cuello, inhalando su aroma.

-¿Cómo hemos acabado así?- preguntó ella después de varios minutos, y Santana se enderezó para mirar su rostro.

-¿Así cómo? ¿Embarazada?

Brittany sacudió la cabeza.

-No.

Santana asintió, reacia a apartar la mirada de sus preciosos ojos azules, que estaban rojos y un poco hinchados, y tenían un aspecto agotado por el llanto, pero a ella le parecía completamente prístina, incluso virginal, y la deseaba con toda su alma.

-¿Cómo hemos acabado así... peleando, sin comunicarnos, y rompiéndonos el corazón mutuamente?

Brittany asimiló aquellas palabras, y todas ellas eran verdad. Ella no había sido la única que había resultado herida. Santana se había sentido igual de destrozada. Todo aquel tiempo, sabía que le estaba haciendo daño, pero estaba demasiado celosa para darse cuenta de lo autodestructiva que estaba siendo.

- Exactamente.

Santana le acarició la mejilla, apartándole el cabello de la cara.

-Odio pelear contigo.

-Yo también.

Brittany abandonó su regazo y, al ponerse en pie, estuvo confundida momentáneamente en cuanto a qué dirección tomar. Santana sintió como si se hubiera olvidado de algo, como si aún quedara mucho por decir para terminar el capítulo que había hecho de sus vidas un infierno. Sostuvo su mano todo el camino de vuelta al coche y, cuando le pidió al chófer que parara en un pequeño café, seguía con su mano en la suya. Brittany le siguió y no le importó a dónde se dirigían, siempre que la tomara de la mano. Recordó todo lo que le había dicho sobre su encuentro con su ex-prometida y, por primera vez desde el incidente, penetró en su memoria racional. Un peso abrumador desapareció de su pecho. Se había negado a escuchar su explicación, pero Santana no había mentido. Y si era sincera, las había visto riendo y cogidas de las manos - como dos viejas amigas; como dos personas que habían prometido compartir sus vidas, pero nunca llegaron a hacerlo. Había sido un adiós, tal y como Santana había dicho.

Lo que vio en el rostro de Santana era tristeza y pesar, y arrepentimiento, y disculpa; y ahora lo entendía todo. Se sentaron en silencio mirándose la una a la otra, mientras el camarero le servía gofres a Brittany, y un café a Santana.

-¿Gofres?- hizo una mueca al ver lo que le había pedido.

-Te vendrá bien el azúcar. Ha sido un día muy emotivo.

Brittany sonrió, empujando el plato al centro de la mesa. Luego deslizó su café también hacia el mismo lugar.

-Vamos a compartir ambas cosas, porque también necesito algo de cafeína.

Sin dejar de mirarla, cogió un tenedor.

-Siento que he cometido un tremendo error.

-¿Pidiéndome gofres?

Santana reprimió una carcajada. Brittany sacudió la cabeza.

-No pasa nada, lo entiendo. Supongo que siempre lo he entendido, pero estaba demasiado destrozada después de veros para darme cuenta de que tenías razón, y que me decías la verdad.

Santana sacudió la cabeza.

-No se trata de Vera.

Brittany masticó lentamente, con el tenedor apoyado en el plato mientras se derretía ante la ternura de sus ojos.

-Entonces, ¿a qué error te refieres? Santana suspiró. -Debería haber esperado. Te debería haber encontrado primero. Te debería haber amado antes y después tenido el bebé contigo.

El corazón de Brittany latía con fuerza.

-¿Me amas?

Santana se quedó mirándola, boquiabierta.

-Por supuesto. Maldita sea, Brittany, te amo. Te amo muchísimo.

Brittany luchó contra las lágrimas que amenazaban con estallar.

-¿Por qué no me lo dijiste antes?- protestó.

Santana la tomó de las manos y se inclino hacia delante.

-Porque pensé que te limitaría, tus objetivos, tus planes... No quería atarte a mí. Quería que fueras libre. Sabía que querías mucho más que eso.

Brittany sacudió la cabeza.

-Pensaba... que eras tú la que quería más… que yo.

Santana se quedó callada ante la honestidad de su mirada.

-Quiero que estés conmigo. Junto a mí. Mientras viva. Quiero que envejezcamos juntas y que criemos a este bebé, y a otros cinco más.

Ella rió entre lágrimas y sonrió.

-No te dije que te amaba porque sabía cuánto deseabas ser libre e independiente y estudiar. Y sabía que podías hacer todo eso conmigo, pero no quería atarte a mí porque te amo.

-Y yo sentía lo mismo.- Sollozó ella.

El corazón de Santana dio un vuelco. Se levantó y se sentó junto a ella, deslizando su brazo alrededor de sus hombros y estrechándola con fuerza hasta dejarla sin aliento. Pero ella no quería que parase.

-Santana, te amo.

-Dios.-

La besó con firmeza en la coronilla y la sujetó por la nuca, obligándola a mirarle. Cubriendo su boca llena de jarabe de arce con la suya, acarició el contorno de su cara y le mordió los labios con desesperación. Brittany le devolvió el beso con la misma urgencia, teniendo por fin un destino en su corazón.

-Santana- dijo cuando ella interrumpió el beso.

-¿Sí?- deslizó las manos por sus brazos y la besó en la frente, incapaz de dejar de tocarla.

-Sé cuál es mi sitio.

Santana sonrió, agarrándola con fuerza.

-No dejaría que estés en ningún otro. Estoy dispuesta a luchar por ti, para siempre, y no me importan las consecuencias mientras estés aquí conmigo.

Epílogo

Rachel tomó la mano de Brittany y la ayudó a subir los escalones del enorme gazebo que había en mitad del jardín.

-Espera aquí en la sombra, enseguida vuelvo.

Brittany asintió, contenta de poder descansar los pies hinchados por el peso de un vientre gigante que hacía que tuviera dificultades para caminar. Miró al cielo. Hacía un día precioso para celebrar un baby shower, y la fiesta había sido todo un éxito, gracias a que Rachel y Santana habían unido fuerzas en secreto para proporcionarle la mejor fiesta de su vida. Todo era rosa, desde la decoración a la tarta, y Brittany, enfundada en un vestido blanco, lo había pasado muy bien, pero había echado de menos a Santana. Habían estado rodeadas de cámaras y fotógrafos, porque Santana se había empeñado en grabar cada momento para verlo más adelante, y Brittany vio a dos de ellos a cinco metros del gazebo, tomando algo, una vez terminada la fiesta. El clima era más fresco y agradable, y estaba deseando tener al bebé. Y ver a Santana sosteniendo al hijo que tanto deseaba. Y averiguar qué tipo de madre era, porque como una novia era incomparable. Se pasó la mano por la garganta, acariciando el collar de diamantes que le había regalado cuando no se hablaban. Los pendientes a juego relucían en sus orejas; eran sus joyas favoritas. A pesar de que a menudo le regalaba cosas, aquel conjunto tenía un valor sentimental. Vio a Rachel entrar en la casa e hizo una mueca. Genial. Se había olvidado de ella.

-¿Has disfrutado de la fiesta? Brittany sonrió y se dio la vuelta lentamente en el banco.

Santana se acercó y se detuvo frente a ella.

-Me ha encantado...- respondió, tendiéndole las manos.

-Y te amo.

Santana se inclinó para besar ambas manos.

-Te he echado mucho de menos.-

Respiró en sus manos, besando sus dedos uno a uno. Los ojos de Brittany brillaban de amor y emoción. Nunca se había imaginado que encontraría el amor en la decisión más disparatada que jamás había tomado. Ya estaba inscrita en el programa de sus sueños, y tenía todo el apoyo de Santana. Incluso se había ofrecido a llevarla a París más adelante, para que pudiese completar el otro programa. A veces, se sentía abrumada por su generosidad. Era como si no pudiese esperar a poner su vida a sus pies, y le hacía sentirse poderosa, pero también aterrorizada.

-No me puedo imaginar la vida sin ti, ¿sabes?

Sonriendo, Santana clavó una rodilla en el suelo.

-Vamos a asegurarnos de que no tengas que hacerlo.

Brittany sonrió; y entonces se quedó helada al notar su postura. Sobre una rodilla, sosteniendo sus manos, se metió la mano en el bolsillo de los pantalones y sacó algo que destellaba de forma sospechosa.

-Santana...- sollozó.

Los ojos de Santana brillaban con emoción propia.

-Has cambiado mi vida, y te quiero... sólo a ti, mientras siga con vida.

Brittany sacudió la cabeza y rompió a llorar, liberó sus manos y las colocó alrededor de su cuello, con dificultad debido a su enorme barriga. Pero ella la envolvió en sus brazos y enterró el rostro en su cuello.

-Te amo. Dime que te casarás conmigo.

Sollozando, se apartó un poco y tomó su rostro con las manos.

-Por supuesto que me casaré contigo- afirmó con una sonrisa llorosa.

Inclinándose para besar su boca apasionadamente, las manos de Santana se posaron de forma protectora sobre su vientre. La ternura y el amor que sentía por Brittany le inundaron con renovada posesividad, haciendo de ella una mujer completa.

FIN

El mágico momento de ver al bebé. Santana tan tierna, menos mal que no siguieron perdiendo el tiempo estando enojadas y siendo miserables. Me encanto el final.

excelente historia!!!
me gusto mucho, al fin san dio el paso jajaja
me encanta la familia que armaron!!!

Muy buena historia, igual el bebe las reconcilio y se van a casar!! Que lindo. Muchas muchas gracias por volver

Hola!!
El bebe provoco que al fin hablaran, POR DIOS!!!
Me encanto!!!!! Gracias!!

Que tremendo final, mejor de lo esperado. Gracias, gracias y mil veces gracias!!!!!