{OneShot: Klaine} "Pasado, Presente... Futuro"

¿Y si por esas cosas, ya habías visto antes a la persona que ahora amas? Uno nunca sabe, cuando dos personas están destinadas... lo están! Es asi de simple... se llama destino.
Espero les guste!


Pasado…

Blaine Anderson tenía siete años cuando se encontró escondido tras un árbol del parque de la ciudad de Lima. Llorando silenciosamente, para que su padre no lo viera en aquella actitud tan débil, porque el era un muchacho, eso Blaine lo sabía de memoria, su padre se lo repetía una y otra vez:
“los muchachos no lloran, eso es cosa de nenas”.
La voz de su padre retumbó haciendo eco en su pequeña cabeza de cabellos crispados.
Blaine comenzó a llorar con más fuerza.
Se sentó en el césped alrededor de aquel inmenso roble, en el suelo, en medio de raíces y hojas secas, Blaine escondió su rostro entre sus piernas y siguió llorando… como un niño.
No muy lejos de ahí, otro muchacho corría con irritación persiguiendo las palomas que solían apropiarse del camino para picotear una que otra migaja que los transeúntes del parque dejaban caer a su paso.
— ¡Palomas sucias! — Gritaba cuando pasaba corriendo, obligando a las palomas a alzar el vuelo. — ¡Ensucian todo! — Gruñó el menor.
— Deja a las palomas en paz, Kurt.
— ¡Pero papá! — Se defendió el niño. — ¡Ensucian mi ropa! — Finalizó cruzándose de brazos.
El padre del menor rió ante aquel comentario. Ya estaba acostumbrado a escuchar cosas así de parte de su hijo. Le hacía recordar tanto a su difunta esposa. Que era feliz, sabiendo que su hijo era digno de su madre.
— Hagamos un trato… dejas en paz a las palomas y yo voy por helados.
Kurt no lo dudó dos veces y sonrió ampliamente. — ¡De Fresa!
El papá rió. — Espérame en aquel banco, regreso enseguida. — Finalizó sacudiéndole el pelo. Suspiró, el helado de Fresa también era el favorito de su esposa.
Kurt, obediente corrió al banco de madera que quedaba por delante de un enorme e imponente roble y se sentó. Sus pies apenas podían tocar el suelo. Moviendo los pies como un niño suele hacerlo cuando está ansioso, esperó a su papá.
Las palomas volvieron a aparecer en medio del camino.
— ¡Suertudas! — Les sacó la lengua mientras volvía a cruzarse de brazos — Se lo prometí a mi papá.
Ignorando a las palomas Kurt siguió esperando a su padre. Era un domingo por la tarde, hacia mucho calor, pero aún así no había mucha gente recorriendo el lugar. De seguro, la mayoría debía de estar en las piscinas públicas o algo así. Pero Kurt, prefería mil veces espantar a las palomas que ir a compartir el agua de una piscina pública. Se estremeció de solo pensar cuantas personas entraban y salían de aquella agua.
Fue en ese instante que algo llamó la atención de Kurt.
Alguien estaba llorando.
Preocupado y en parte instado por la curiosidad, Kurt se bajó del banco y buscó el origen de aquel lastimero sonido. Camino un poco hacia el roble, lo rodeó un poco y lo vio.
Kurt, se acercó despacio al muchacho que lloraba con la cabeza escondida. No lo quería asustar, más pensó que podía estar perdido, solo lo quería ayudar.
— ¿Estás perdido? — Preguntó cuando se puso de cuclillas en frente del otro niño. Posó una de sus manos en uno de los brazos del otro muchacho. — Oye…
Sorprendido, Blaine alzó su vista empapada en llanto. Se ruborizó un poco de la situación, porque tampoco quería que nadie lo viera llorar. Menos otro niño que bien se podría burlar. Miró a Kurt con desdén y no le contestó.
Kurt pudo sentir el menosprecio del otro niño. Y el orgullo que tenía a sus cortos seis años, le hizo arrancar pasto del suelo y lanzárselo por la cabeza.
Blaine sorprendido se pasó rápidamente la manga de su chaleco por el rostro para quitarse todo rastro de lágrimas y antes de que Kurt lo previera, Blaine cogió tierra en su pequeño puño y se lo lanzó a Kurt. La cual cayó fija en su ropa.
— ¡Ensuciaste mi ropa! — Exclamó Kurt ruborizado. Y rápidamente comenzó a sacudirla con sus pequeñas manos. — ¡Tonto!
— ¡Te lo mereces! ¡No soy tonto… ándate de aquí! — Le gritó Blaine en respuesta.
Pero Kurt no le hizo caso. Estaba aún pendiente de quitarse toda aquella tierra de sus ropas.
Blaine, irritado por aquel molesto invasor de su privacidad, volvió a coger tierra y se la lanzó a Kurt, esta vez en la cara.
Kurt asustado intentó mirar al frente para rebatir contra el niño de cabellos crispados por tal ofensa, pero ni siquiera pudo abrir los ojos porque la tierra se le había metido en ellos, y le dolía.
— ¡Me duele! ¡Me duele! — Se quejó frotándose las manos en sus ojos desesperadamente. — ¡Papá! — Gritó.
Blaine se puso de pie en ese mismo instante. Temblando de miedo de que llegara el padre de aquel niño y lo regañara por haberle echado tierra en el ojo. Pero más que aquel regaño que Blaine sentía que le llegaría en cualquier momento, tembló de pies a cabeza cuando escuchó al otro niño llorar.
Definitivamente no le había gustado haberlo echo llorar.
Se apoyó en sus rodillas y quitó las manos de Kurt de su rostro. — Deja de restregártelos, hará que la tierra penetre más en ellos. — Lo aconsejó.
Kurt sollozó lastimeramente y Blaine sintió que una punzada atravesaba su pecho.
— Lo siento… perdóname. — Dijo Blaine queriendo sacarse esa agonía que estaba sintiendo.
Kurt aún con los ojos cerrados y calmando su llanto, asintió con la cabeza.
Y Blaine sonrió cuando sintió que ya no existía tensión alguna entre ellos. Tomó la mano del otro muchacho y lo ayudó a ponerse de pie. — Yo te guiaré… tu no me sueltes, te llevaré a la laguna… limpiaremos tu cara.
Kurt se dejó levantar por el otro niño. Realmente necesitaba con urgencia que le quitaran la tierra de los ojos. Caminó confiando en el otro muchacho, sin soltarle la mano, ambos caminaron bajando por el roble hacia un pequeño laguna que se hallaba en el límite del parque al final de una leve cuesta.
Cuando por fin llegaron. Blaine sacó de su bolsillo un pañuelo blanco y lo mojó con el agua que llegaba a la orilla de la laguna. Luego de mojar el pañuelo lo estrujó en sus manos para quitar el exceso de agua y suavemente lo pasó por el blanco rostro de Kurt. Repitió una vez más el mismo acto de mojar y estrujar para nuevamente pasar el pañuelo por los ojos de su acompañante.
— ¡Abre los ojos! — Exclamó Blaine.
Kurt, temeroso poco a poco se dispuso a abrirlos. Sonrió. — ¡Ya puedo ver!
Blaine también sonrió. — ¿Me perdonas? — Volvió a preguntar preocupado.
Kurt dejó de sonreír y miró a Blaine de pies a cabeza. Se cruzó de brazos y alzó una ceja — No lo sé… — Respondió.
Blaine se mordió el labio y puso sus manos por detrás de su espalda. Se quedó esperando hasta que Kurt le diera una respuesta.
— Tienes ojos hazel… — Dijo Kurt descruzando sus brazos. Y apuntando a Blaine con un dedo. — Me gustan tus ojos.
Blaine parpadeó un par de veces antes de saber que decir… — ¿Gra… gracias?
— De nada. — Dijo Kurt de una forma muy altiva.
— ¿Qué significa ojos hazel? — Preguntó Blaine con curiosidad.
Kurt suspiró. — ¡Bah! No sabes nada. Hazel… Hem… ¿miel?
Blaine asintió. — Entonces, gracias.
Pero Kurt parecía no satisfecho…
Blaine dudó un momento, luego habló: — Tus ojos azules también son muy lindos. — Dijo sonrojándose hasta más no poder.
Y Kurt pareció entonces realmente feliz. — ¡Ya lo sé, gracias!. — Exclamó, aplaudiendo una y otra vez… luego tomó aire… — ¿Por qué llorabas?
Blaine se mordisqueó el labio otra vez. Pensó un poco antes de contestar esa pregunta. La respuesta le dolía en demasía, tanto así que sus ojos volvieron a humedecerse, sollozó levemente…
— ¿Vas a llorar otra vez? — Preguntó Kurt preocupado.
Blaine asintió agachando la cabeza, sus largos y ondulados cabellos le cubrieron los ojos.
Kurt tomó aire y se acercó al niño de ojos hazel. Lo abrazó.
Blaine se dejó abrazar y apoyó el mentón en el hombro del niño de ojos azules. — Bobby se murió anoche… — y diciendo esto se puso a llorar mucho más fuerte.
— ¿Bobby es tu hermano? — Preguntó Kurt, porque de seguro no diría “Bobby se murió” si se tratase de su papá, o mucho menos su mamá…
— Mi perro Bobby.
Kurt asintió. — No sigas llorando… por favor. — Pidió. Tampoco le había sido agradable escucharlo llorar, era como si el dolor de aquel muchacho también le doliera a él. — Ya va a pasar… te lo prometo.
Blaine sollozó una última vez antes de levantar su rostro del hombro de Kurt, alzó la vista y se secó los últimos rastros de lágrimas de su mejilla.
— ¿Me lo prometes?
Kurt asintió con una amplia sonrisa. — Bobby no va a volver… pero tampoco se ha ido del todo… tienes su recuerdo… eso no desaparece.
Blaine sonrió con timidez. — Era bien loco Bobby. — comentó, al parecer acordándose de él. — Rió fuertemente.
— Mi mamá murió hace poco… — Comentó Kurt de la nada.
Blaine dejó de reír. — ¿Y sigues llorando por ella?
Kurt negó con la cabeza. — Nop. Cuando me acuerdo de ella me pongo contento. — Sus ojos azules brillaron a la luz del sol.
Blaine sonrió nuevamente, pero esta vez con mucha más confianza. — ¿Ya me perdonaste?
— Mmm… — Musitó Kurt golpeándose la nunca con su dedo índice… — Espera…estoy pensando.
— ¿En que? — Preguntó Blaine con curiosidad
— En algo que hagas para que yo te perdone…
— Bueno… pide lo que quieras… quiero que me perdones.
— ¡Ya se! — Exclamó. ¡Cásate conmigo!
— ¿Aquí? — Preguntó Blaine como si aquella proposición fuera lo más normal del mundo.
— ¡No! — Negó Kurt moviendo su cabeza de lado a lado. — Tampoco ahora… somos muy chicos.
— ¿Entonces? — Preguntó Blaine.
— ¡Cuando grandes!
— Bueno, si eso quieres… — Contestó Blaine encogiéndose de hombros. Era lógico, no los dejarían por ser pequeños, nunca dejan a los pequeños hacer muchas cosas. — Te lo prometo. — Le extendió la mano a Kurt.
Kurt extendió su mano también y ambos sellaron la promesa con ese estrechón de manos. — Pero no te vayas a olvidar ¿eh?
— ¡Tengo buena memoria! Siempre saco diez en historia. — Le explicó Blaine como si eso zanjara el asunto.
— ¿En serio? — Preguntó Kurt admirado. — ¡Vaya! Yo apen…
— ¡Kurt! — Se escuchó una voz a lo lejos. — ¿Kurt? ¿Dónde estás?
— Ops, me tengo que ir… mi papá me llama. — Dijo Kurt sobresaltándose.
Blaine se encogió de hombros. — ¿Te llamas Kurt? — Preguntó mientras caminaba junto a su nuevo amigo en dirección al banco frente del roble.
— Si, así me llamo. — Contestó el de ojos azules.
— ¡Hijo! ¿Dónde estás?
Kurt se detuvo antes de comenzar a subir la cuesta. — Parece que está preocupado… mejor corro… sino, se enojará más.
— Bueno, corre entonces. — Dijo Blaine con algo de nostalgia por quedarse solo nuevamente.
Kurt se volteó y antes de lanzarse a correr, le dio a Blaine un dulce beso en la mejilla.

Presente...

Blaine se sentó en su cama y se restregó los ojos. Había tenido un sueño…
Se acomodó sobre su almohada mirando al techo. Una sonrisa tranquila se apoderó de sus labios, no era un sueño… ahora lo recordaba todo. Cuando niño, había conocido alguna vez a un muchacho en el parque, cuando el lloraba a escondidas la perdida de su mascota.
Suspiró.
De pronto, sobre la mesa de noche, el vibrar de su teléfono celular sacó a Blaine de su ensimismamiento. Cogió el aparato y antes de contestar, vio como la fotografía de un sonriente ojiazul se apoderaba de la pantalla de su móvil.
Suspiró nuevamente.
— ¡Buenos días, cariño! — Contestó alegremente.
Del otro lado se podía oír una voz tan alegre como la suya. — ¡No sabes cuanto te extraño! — Exclamó Kurt.
Blaine sonrió. — ¿Cómo está Nueva York? — Le preguntó. Los nacionales de la competencia de coro se estaban realizando allá, New Directions había clasificado, por ende llevaban varios días sin verse.
— Oh… ya no me acuerdo de Nueva York. — Comentó Kurt del otro lado del teléfono.
A Blaine ese comentario le llamó la atención. — ¿A que te refieres, cariño?
— Que tal si tú y yo nos tomamos un café en The Lima Bean y te pongo al corriente de todo… — Ofreció Kurt ignorando la pregunta de su novio.
— Un momento… ¿Estás en Lima?
— Ajá… — Una risilla se dejó oír por el auricular. — Voy camino al café… no tardes. — Cortó.
— Espera… ¿Kurt? ¿Kurt? ¡Me corto! — Exclamó Blaine regañando a su teléfono…
Miró el reloj sobre su velador y este indicaba que eran las once menos quince de la mañana. Inmediatamente después de eso, saltó de su cama y tras pasar por debajo de una fugaz ducha, vestirse y coger las llaves de su auto por fin salió en rumbo a su lugar favorito.
Cuando se estacionó en el parqué y salió de su auto, divisó a la distancia a Kurt, de pie con los brazos cruzados, esperando fuera del café.
Una sensación de paz se gobernó de su pecho al ver a su novio. Y comprendió entonces cuanta falta le había hecho todos estos días. Aceleró su paso para poder estrechar a Kurt lo más pronto posible en sus brazos. Se acercó sigilosamente a Kurt y lo abrazó por detrás.
— ¡Oye! Suelta… — Le golpeteó Kurt sonriendo tan ampliamente como él lo hacia. Los dos se quedaron mirando fijamente el uno al otro. Kurt suspiró y ese suspiro bastó para hacer que Blaine terminara de comprender muchas cosas en ese instante.
— Muero por un café… — Comentó Kurt coqueteando un poco con su cabeza.
Blaine abrió la puerta del The Lima Bean y le hizo un gesto a Kurt con la mano — Después de usted…
Kurt rió mirando al suelo pero luego se atrevió a contestar — Es usted muy galante — Dijo pasando al lado de Blaine y casi rosando los labios del mayor con sus palabras…
Dentro del café, todo adquirió una completa normalidad entre ellos. Era como si no se hubiesen separado ni aunque sea por un día. Sabían que pedir y dónde sentarse. Sabían como debían mirarse y hablarse cuando se encontraban rodeados de más personas, sabían controlar sus emociones y sus impulsos porque sabían que luego tendrían algún lugar para estar en privado y disfrutar de una caricia o un dulce beso sin alarmar a nadie. Sabían perfectamente como actuar el uno con el otro, como sonreírse, como coquetear… ese era su mundo, y solo ellos sabían como vivirlo.
— Te amo — Dijo Blaine sin poder decir otra cosa más coherente para el momento. Aunque no tuviese nada que ver con lo que llevaban hablando hace un buen rato. Pero era lo más oportuno para su corazón. Ver y oír a Kurt, y todo lo que su novio significaba, realmente lo “movía”, se sentía vivo cuando se hallaba junto a él.
Y no supo lo que significaba la felicidad completa sino fue hasta que Kurt le respondió — Yo también te amo.
Se dejaron amar con toda la fuerza que sus miradas furtivas podían permitirse en un lugar como en el que ambos se hallaban. Amor que no decayó ningún instante pese a ser interrumpidos por Mercedes y Sam. A quienes dirigieron un par de palabras cálidas, pero sin realmente pensar lo que le estaban diciendo ¿le contaron acerca de obras y audiciones? Eso no lo sabían con seguridad, pues, ambos tenían muchas otras cosas mejores en que pensar.
Cuando por fin se hallaron solos y retomaron su plática llena de complicidad. Blaine guardó silencio y parpadeó un par de veces, como si de pronto no pudiera creer lo que tenía frente a sus ojos.
— ¿Pasa algo, Blaine? — Preguntó Kurt que se había dado cuenta de la extraña reacción de Blaine.
— Kurt… — Murmuró Blaine y de pronto todo fue más claro. — ¡Te llamas Kurt!
Kurt rió un poco avergonzado. — Cielo, si… me llamo Kurt.
— Oh, no… — Exclamó Blaine entendiendo la risa de Kurt — No pienses que me volví loco de repente… digo, se como te llamas… ok… no me estoy explicando bien…
Kurt apretó los labios. — Pues no… ¿pasa algo?
Blaine sonrió ampliamente. — Ven conmigo… quiero llevarte a un lugar.
Kurt alzó una ceja…

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Sin intercambiar muchas palabras, Blaine llevó a Kurt de camino al parque. El Warbler realmente estaba sumergido en su recuerdo y buscaba como desesperado algo en alguna dirección. Kurt caminaba a su lado sin reprochar. De seguro Blaine tenía una muy buena excusa como para haberlo querido traer al parque. Así que lo dejo hacer lo que quisiera…
Un grupo de palomas picoteaban el suelo, en medio del camino de los chicos.
El ojiazul suspiro exasperado — ¡Chu, chu! Fuera de aquí. — Dijo espantándolas a todas. Las palomas, asustadas se fueron volando, despejando el lugar.
Kurt sonrió victorioso.
— ¡Acá es! Kurt, ven — Exclamó Blaine desde un lado del parque, parado debajo de un árbol. Lo llamaba haciéndole señas con su mano.
Kurt se encogió de hombros y lo siguió. Aunque ahora si sentía más que curiosidad por saber de que se trataba todo esto — ¿Qué hacemos debajo de este roble? — le preguntó a su novio cuando llegó a su lado.
— Confía en mi — Le dijo Blaine tomando la mano de Kurt.
Kurt se dejó llevar por su novio. Caminó confiando en Blaine, sin soltarle la mano, ambos caminaron bajando por el roble hacia un pequeño laguna que se hallaba en el límite del parque al final de una leve cuesta.
Era como revivir el recuerdo tal y cual.
— No puedo creerlo… — Murmuró Blaine mirando todo a su alrededor. Cuando depositó su vista en Kurt, no tuvo más dudas al respecto. Sonrió.
Kurt lo miró con ternura. No quiso preguntarle aún que cosas pasaban por su cabeza, ni cual era la razón por la que ambos se encontraban ahí. Dejó a Blaine sumergido en sus pensamientos, porque al parecer, algo estaba haciendo realmente feliz a su novio en ese momento. De brazos cruzados y en silencio, Kurt recorrió un poco el lugar y de pronto tubo sus propias razones para admirarse del lugar dónde se encontraba.
— No lo puedo creer… — Murmuró Kurt ahora y del asombro paso rápidamente a la risa. Su sutil carcajada sacó a Blaine de sus pensamientos.
El mayor preguntó con emoción. — ¿Qué sucede, Kurt?
El ojiazul se cruzó de brazos como abrazándose a si mismo y miró el suelo uno segundos, luego levantó la vista hacia Blaine, sus mejillas se habían pintado con un leve tinte rosa. — Es que… una vez cuando niño… visité este lugar.
Al oír eso Blaine sintió su corazón a punto de escaparse por su pecho.
— Nada importante… juego de niños. — Dijo Kurt como no dándole importancia.
Blaine asintió, también haciendo como si no fuese nada importante…
— Y tú… ¿Por qué quisiste venir acá? — Preguntó Kurt con curiosidad.
— Pues… quise venir aquí, porque una vez hice una promesa que tengo que cumplir…
— ¿Conocías este lugar? — Preguntó Kurt divertido, adoraba ese tipo de coincidencias entre su novio y él.
Blaine asintió sin decir nada, aunque no dejaba de sonreír.
— ¿Qué promesa? — Preguntó Kurt, como si de pronto sintiera celos de aquella persona a la que Blaine pensaba en corresponder… — Si se puede saber, claro…
Blaine no dijo nada y se acercó a Kurt. — Eso deberías saberlo tú, o ya lo olvidaste… — murmuró.
Kurt sintió como los latidos de su corazón se aceleraban cada vez más cuando en su mente los recuerdos infantiles se agolparon de pronto. Entonces pudo ver como aquella tarde de su infancia le llenó la cabeza, el pecho y la mente. — Eras tú.
Blaine asintió y sus ojos hazel brillaron bajo los rayos del sol. — Ahora… tenemos algo pendiente.

Aw!!! casi me muero de lo dulce que fue leerlo
Wow Sunny, te pasaste, tan lindo de solo imaginarme a un mini Kurt correteando palomas y un mini Blaine llorando contra un arbol y que Kurt buscara animarlo. Que lindo!
que tiernos que se prometieran que se casarian!
Me dejaste con una tremenda sonrisa de boba!
Me encanto

OMG mueroooo!!! lo adore *-*
ya por msn te dije mis partes favoritas xD de todas formas las pongo:
-tienes ojos hazel
-casate conmigo
-te llamas kurt!
-eras tu.... -ahora tenemos algo pendiente

muero! porque lo dejaste ahi >.< yo quiero bodaaaa D:
esta precioso! me emociono mucho! eres una genio! *-*
me mataste de ternura!

Sunny me encantoo :') morí con tanta ternura, mini Klaine y el final súper Awwwwwwwwww repito me Encanto!!!!!

Sunny Warbler escribió:

Sister! Te juro que tu me entiendes! Captaste todoo!
Gracias por leerme siempre :')
Y que bueno que te haya gustado!
Ui! No se me había ocurrido un fic de una boda
*Se va a pensar reflexionar acerca de eso*
Te adoro Sister! IKY!!

aw ^^ no tienes que agradecer, es un placer leerte
un fic de una boda seria hermoso! yo he pensado en escribir sobre eso pero
no lo he concretado xD yo tambien te adoro! i klaine you soo much!

ow que hermoso, me hizo llorar, mi corazon klaine explotó de ternura :3 es muy agradable leerte, escribes muy bien (:

Ohh sunny!
Mientras iba leyendo cada oracion siempre se ke salia un awwww
Esque el hecho de imaginarme a mini kurt sentado esperando su nieve y con los pies colgando y scandole la lengua a las palomas me mata de ternura
Y a un mini blaine triste llorando en arbol awww :)
Me encanto lo de la boda, mi kurtie siemore sabe que decir ejemplo:ensuciaste mi ropa, tan chiquito jaja
Simplemente lo ame!!

Me E-N-C-A-N-T-O Es muy bueno espero que sigas!!! :D

Que hermosa historia, el destino los junto desde niños!! :3

''Ahora… tenemos algo pendiente...'' Vivir juntos y felices por siempre!!!

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