(FIC-Klaine) "Escenas borradas" Winter “The Talk”

-¿Qué significa la “D”?— dijo Sam como primer comentario al ver acercarse a Blaine.
-¿Ese era Finn?—pregunto de vuelta Blaine, al ver que Artie y Finn se dirigían por el pasillo principal a la sala de los maestros.
-¿Qué significa la “D”?— insistió sacando unos libros de su casillero.
-¿Cuál “D”?, porque si hablas de calificaciones es lejos la peor, pero si hablas de un día, como “El día D”, es algo positivo y muy decidor—respondió más desganado que nunca.
-Ninguna, me refiero a la “D” de tu nombre.
-¿Cómo sabes que mi nombre lleva una “D”?—pregunto Blaine mirándolo raro y subiendo un poco el tono de su voz.
-Aparece en ese libro que me prestaste.
-No pongo mi nombre en los libros—corrigió Blaine, sacando un ejemplar de “The Prince and the Pauper” de Mark Twain y enseñándole la primera hoja— ¿Ves?, ¿Cuál libro?—agrego.
-Pues este—dijo Sam devolviéndole la copia de “Starry Messenger” de Peter Sis— que tampoco tiene tu nombre, pero tiene—dijo abriéndolo por la contraportada—esta tarjeta de la biblioteca de Dalton, donde dice, “Blaine D. Anderson”. ¿Es David?
-No, no es “David”… y había olvidado esto—dijo tomándola y revisándola por ambos lados.
-¿Sabías que este libro debió ser devuelto hace 1 año?...
-Lo sé, otra de las razones por las que me fui de Dalton, no hubiera podido con la multa por atraso—explico Blaine comenzando a caminar junto Sam por uno de los pasillos de Mckinley.
-Y una buena razón para no volver—advirtió Sam dándole una palmada amistosa en la espalda— ¿acaso es Damián?, o Daniel…ese es, es Daniel, ¿verdad?
-¿Qué?, no…
-Entonces, ¿Darcy?, como el tipo de la película.
-Ya deja de querer adivinar, no te lo diré ¿de acuerdo?—pidió Blaine, dando una palmada de vuelta.
-¿En serio?, ¿Por qué?... ¿Darrel?—dijo Sam como quinto intento.
-Pues porque no…y ¿Darrel?, que clase de nombre es ese…
-¿Nadie lo sabe?, ¿ni siquiera Kurt?
-Kurt lo sabe todo…

Marzo de 2011

-¿Aún estás triste?— pregunto Blaine apoyando su mentón en el hombro de Kurt, mientras este abría la puerta de su casa.
-Aún…—respondió, soltando un suspiro.
-Lo siento…pero pensemos que Pavarotti tuvo una larga y sonora vida—dijo Blaine tomándolo por los hombros y entrando tras de él.
-Lo sé, pero es más por haber perdido la competencia como te dije, si hubiéramos ganado, estaríamos en New York en dos meses. Pasa…
-Siempre podemos ir a New York, no es necesaria una competencia de coros para ello…aunque tal vez, si vuelves a Mckinley pod…
-¡¿Volver a Mckinley?!—exclamo Kurt volteándose hacia Blaine de pronto, como si este lo hubiera punzado con una vara de Bambú en la cabeza.
-Es una idea, es decir…si todos tus amigos colaboraran, podrían mantenerte seguro.Luego de clases, yo te cuidaría…—dijo Blaine haciendo con los brazos como si mostrara sus músculos en una competencia de fisicoculturismo o se sintiera un súper héroe.
-¿No hablemos de eso?
-OK…Tu casa es muy bonita—opino Blaine dando un vistazo general al lugar.
-Pero si ya habías estado aquí…
-¿Cuándo?...
-Cuando te quedaste aquella vez de la fiesta de Rachel y beb…
-¿No hablemos de eso?...
-Está bien—respondió soltando una risa— además te concedo que ese día no tenias conciencia de nada…
-Por ello digo hoy “tu casa es muy bonita”…
-Gracias, bueno ahora lo es más gracias a Carol, antes era la casa de un papá mecánico y un hijo gay, imaginaras el resultado de aquella combinación—explico Kurt apuntándolo con sus llaves antes de colgarlas— ¿quieres tu café?
-Me encantaría mi café—respondió Blaine, quitándose la chaqueta y la bufanda— ¿Dónde dejo esto?...
-Dámelo…—dijo Kurt acercándosele y tomando las piezas de ropa para colgarlas en el perchero del recibidor.
- Gracias “Dulce”…
-¿Cómo?...
-Nada… te di las gracias—advirtió Blaine tomando el envase de cartón que contenía los dos vasos de café del Lima Bean.
-¿Me llamaste dulce?—quiso saber Kurt sonriéndole de medio lado.
-Creo que si… ¿hay algún problema?—pegunto de vuelta Blaine, achicando sus ojos y rascándose la cabeza de puro nervio— ¿no te gusta?
-No…—respondió Kurt mientras colgaba la ropa.
-¿Por qué?...creo que es tierno…como tu—agrego Blaine, dejando los cafés en la mesa de centro y tomándole una mano.
-Lo es, pero no me gustan los “nicknames”.
-¿No?—pregunto tomándole la otra mano.
-NO, son estúpidos y algunos son bastante denigrantes, juro que un día escuche a un chico llamar “jellyfish” a su novia.
-¡Mentira!—exclamo Blaine sonriendo.
-¡Lo juro!—profirió Kurt de vuelta— además cada quien tiene su nombre—agrego.
-Por supuesto y el tuyo es el mejor de todos…KURT—respondió Blaine, poniendo un acento sexy en la “K” y en la “T”—y está bien si no te gustan, pero te advierto que te perderás de todos los que ya había escogido para ti—agrego acercándose mas.
-¿Habías escogido nombres para mí?—pregunto Kurt casi sintiendo que sus pies abandonaban el piso de su sala.
Blaine asintió con la cabeza, mientras daba un beso a cada una de las manos de Kurt.
-¿Puedo saber cuáles son?
-Bueno, esta “Dulce”—dijo dándole un beso en la frente—“Cariño”…—continuo, mientras rozaba su nariz con la de él—“Sexy Cookie”—agregó soltando una risa y besándolo en los labios—y…”Elmo cosquillas”—concluyo besando y riendo sobre sus labios.
-Tendrías que pagar derechos de autor a la entrenadora Sylvester por ese último—dijo Kurt sonriendo y sintiéndose irresistible.
-Pagaría lo que fuera…—respondió Blaine aun jugando con las manos de Kurt como si lo ayudara a avanzar en una barca.
-Aun así… siguen sin gustarme, y no me gustan tampoco las muestras públicas de afecto.
-¿De verdad?, pero si me has dejado tomarte la mano en público—dijo Blaine echándose hacia atrás, un tanto sorprendido.
-Eso es diferente, a lo que me refiero es a andar besándose y agarrándose en presencia de todo el mundo, es bastante incomodo y desagradable—advirtió dejando el juego de las manos, para utilizarlas en gesticular algo “incomodo y desagradable”
-OK…
-¿Te impacte?, ¿te enojaste?...
-No…me sorprende es todo…
-¿Crees que tengo un problema?
-No…—respondió mientras lo guiaba de la mano hacia la sala.
-¿Qué te sorprende entonces?—pegunto dejándose llevar hasta el sofá.
-Todas las reglas que tienes Kurt, en cuanto a relaciones interpersonales se trata.
-¿Crees entonces que soy un maniático compulsivo?
-No, creo que eres un encanto…—respondió Blaine mientras y esbozaba esa sonrisa que hacía que a Kurt le temblaran las piernas.
-Tampoco creo que sean tantas exigencias…
-No lo son—se apresuro en decir Blaine, al tiempo que se sentaba en el sofá a la par con Kurt—pero dime, ¿hay alguna más que debería saber?—agrego despejándole la frente con dos de sus dedos.
-Sí, es decir, es muy pronto para exponerla, pero…
-Pero…
-Me gustaría que esperáramos para…ya sabes—trato de decir Kurt moviendo su palma extendida, como si la palabra que quería usar estuviera ahí mismo entre ellos.
-¿Para qué?...
-Ya sabes…—repitió Kurt con el mismo gesto, pero con su cara un poco mas roja
Blaine frunció el seño fingiendo que no tenía idea a lo que Kurt se refería.
-¡Blaine!...—insistió Kurt, sintiendo que si la enfermera de la escuela le hubiera tomado el pulso, le habría pedido que descansara con los piernas hacia arriba en ese mismo instante.
-Si se a que te refieres…
-¿Para qué haces como que no tienes idea entonces?...
-Para no perderme esto…—explico Blaine apuntando las mejillas ruborizadas de Kurt— y no te preocupes cualquier cosa que pase, será tu decisión también.
-¿Seguro?...
-Seguro, ¿Qué crees?, que ando pensando en “eso” todo el tiempo.
-¿No?...
-Por supuesto que no…
-O sea, que si reviso tu billetera, ¿no me encontrare un condón?
-¿¡QUE!?—exclamo Blaine riendo nervioso y sintiendo él esta vez, la cara caliente.
-Eso, un estudio comprobó que la mayoría de los adolescentes cargan en sus billeteras un preservativo.
-Pues yo no…y te invito a que revises la mía—advirtió Blaine apuntando a su chaqueta y a la billetera que había dentro.
-Está bien…—dijo Kurt levantándose sin que fuese necesario que se lo dijeran dos veces. Se dirigió al recibidor y al tomar el chaquetón, sintió casi por toda su cara el aroma de Blaine que siempre impregnaba toda su ropa. No pudo ignorarlo y dio un suspiro hondo y disimulado sobre el cuello de la chaqueta y siguió buscando.
-¡En el bolsillo de adentro!—grito desde la sala, mientras hojeaba unas revistas de deporte, que estaban dispuestas en la mesa de café.
-La encontré—dijo Kurt enseñándosela.
-Puedes revisarla entonces…
-¿Si?, ¿no quieres ser tú el que me muestre todo lo que hay dentro?, después de todo es tuya.
- No, procede…—respondió Blaine, haciendo una especie de venia con la mano, y subiendo sus pies al sillón, se sentó como un japonés lo haría.
-Ok… ¡Vaya si cargas dinero!–exclamo como primera opinión, al revisar el compartimiento de los billetes y descubrir unos cuantos dólares.,
-Lo que pasa es que gane la lotería del estado…estaba por contarte pero surgió lo de la muerte de Pavarotti, luego el beso, la competencia…todo fue muy confuso…
-Si claro…—dijo Kurt, continuando con su revisión— ¿eres tú?—pregunto al encontrar una foto de un niño de unos 5 años, sobre un triciclo rojo y acompañado de un adulto.
- Si, yo y mi abuelo…
-Empiezo a arrepentirme de vetar los “nicknames”, porque podría llamarte “cosita” en este mismo instante—advirtió Kurt mientras sostenía la foto.
-¿De verdad?...
-No, pero podría analizarlo…Ok, ¿Qué es esto?—agrego Kurt sacando una tarjeta de visita con un gran arcoíris.
-Léela…—dijo Blaine volteándola, para que la información escrita en ella quedara hacia él.
-¿”Orgullo Gay de Ohio”?, ¿eres un activista Blaine Warbler?
-No, pero estoy orgullosos de lo que soy, así es que he asistido a un par de reuniones.
-¿Una tarjeta de Beisbol?, ¿acaso tienes 8 años?...—pregunto Kurt casi incrédulo.
-Oye, es Mickey Mantle y se supone que es extra valiosa…
-¿En serio?, ¿es original?—pregunto Kurt mirándola por todos lados
-No, es solo una copia, pero sirve para presumir…—respondió Blaine sonriendo y acomodándose en el sofá.
-Bueno, cualquiera puede pensar que es original, ¿Qué tal si te quieren asaltar solo por esto?—advirtió Kurt guardándola de nuevo.
-Nadie me querría asaltar, además que para encontrarla tendría que registrarme entero.
-Bueno, si hay que hacer eso, podría robártela yo—sugirió Kurt levantando una ceja.
-Te la entregaría sin resistirme—respondió Blaine incorporándose un poco para darle un beso.
-¿Un papel de dulce?, ¿en serio?
-Eso… eso, no sé porque está ahí—dijo Blaine en su defensa.
-Bueno, al parecer, tenias razón, no encuentro ningún indicio “profilác…”
-¿Qué?...
Kurt sonrió y miro a Blaine divertido, había encontrado su Licencia de conducir entre sus documentos y la había leído entera.
-¿Tu segundo nombre es DEVON?—quiso saber Kurt ampliando su sonrisa.
-OK, puedo explica eso…—dijo Blaine, tratando de tomar el documento, mientras Kurt reía contenido.
-¿Qué cosa vas a explicar?—dijo Kurt moviendo la licencia para que Blaine no la alcanzase.
-Ese nombre…es…es un nombre de familia…
-Pues a mí me suena a jabón…
-¿Qué?...
-Un jabón extra cremoso…
- ¡KURT!—exclamo Blaine echándose hacia atrás de nuevo y haciendo un puchero.
-¡Estoy bromeando!, es un nombre…bastante interesante…
-Es un nombre de familia, mi abuelo lo llevaba, mi papá, y ahora yo…
-“Blaine Devon Anderson”….Me encanta como suena—afirmo Kurt acomodándose en el sofá, para quedar con su espalda apoyada en el pecho de Blaine.
-¿Si?, ¿mejor que Blaine Warbler?...
-Mucho mejor…
-Tiene un significado, por si te interesa saberlo…
-¿Jabón suave y espumoso?...—acoto Kurt con una sonrisa, mientras seguía curioseando en la billetera de Blaine.
-NO…significa “guerrero y defensor”…
-¿No hay un condado de Inglaterra que se llama así?—pregunto moviendo su cabeza, como quien da un vistazo rápido a algo.
-No significa “guerre….”
-Estoy seguro que es un condado del sur de Inglaterra, habitado por celtas…—insistió.
-Esta ben, piensa lo que quieras, pero…
Kurt interrumpió el relato de Blaine, irguiendo su cuello y dándole con un beso.
-Creí que dijiste que no te gustaban las muestras públicas de afecto Kurt Hummel….
-Bueno, primero, no hay nadie aquí, así es que no es para nada público y segundo es para demostrarte cuanto me agrada conocer más cosas de ti.
-¿Cómo mi segundo nombre?
-Como tu segundo y “jabonoso” nombre…
-Perfecto…—susurro Blaine dándole otro beso.

-¿Es Dawson?...
-No, tampoco es Dawson.
-Si es ese, deberías estar orgulloso, muchos padres se inspiran en las series de Televisión para elegir los nombres de sus hijos, y esa fue súper popular.
-Bueno, mis Padres no ven televisión, y tendría que tener 14 años para que aquello fuera efectivo.
-Bueno, sea cual sea, tu secreto estaría seguro conmigo—dijo Sam tomándolo del hombro.
-Gracias…
-¿Estás bien?, parece que fueras uno de los extras de “The Walking Death”
-No es uno de mis mejores días… ¿Dónde vas?, ¿no vas a ir a clases?—quiso saber Blaine, al ver que Sam desviaba su camino.
-Acompáñame, quiero inscribirme para las audiciones del musical —respondió Sam apuntando con sus dedos índice, hacia la dirección donde la papeleta se encontraba.
-¿Si?, ¿quieres algún rol en especifico?
-Voy por Kenickie—respondió Sam hablando como Jeff Conaway lo hiciera en su rol en Grease.
-Excelente…—respondió Blaine procesando un poco la imitación de Sam, para poder apreciarla correctamente.
-¡Oye!, ¿no sería genial, que a ti te dieran el rol de Danny y a mí el de Kenickie?, de todas maneras seriamos de nuevo como el “presidente” y el “vicepresidente” de los T-Bird—dijo emocionado Sam, apuntando a Blaine y así mismo con sus manos—porque… , vas a audicionar ¿Verdad?, o ¿sigues con ese asunto de volver a Dalton?...¡Espera! ¿Ese es tu segundo nombre? ¿Dalton?
-¿Qué?...definitivamente ese es Finn…—dijo Blaine mirando dentro de la sala de maestros.
-¿Quién?...—pregunto Sam retrocediendo y parándose en la puerta del salón, para mirar también—Claro, Artie le pidió que fuera el “Co-director” del musical junto a él.
-Me pregunto si sabrá algo de Kurt…
-Pues entra y pregúntale...
-No, imagino que debe estar enojado conmigo por todo lo que paso, después de todo Kurt es su hermano—explico Blaine, siguiendo con su camino.
-En eso tienes razón—murmuro Sam quedándose un segundo más frente a la puerta del salón de maestros.
-Aquí está la hoja de inscripción—dijo Blaine apuntando al mural, donde colgaban diferentes hojas con información.
-Como Presidente y Vicepresidente, podemos pedir cualquier rol que queramos, ¿cierto?
-No estoy seguro de hacer el musical este año…

-Espera, ¿hay algún rol que pienses que podrías hacer?—pregunto Artie al ver que Blaine se retiraba del escenario pidiendo excusas y diciendo que no podría interpretar a Danny Zuko.
-No lo sé… tal vez “Teen Angel”, es solo una escena—dijo con su voz quebrada—pero probablemente no.
Blaine termino de hablar apenas, el dolor lo embargaba a tal punto, que se retiro casi corriendo del escenario, luego de audicionar para el musical.
Salió por una de las puertas laterales y sintió que todo se le daba vuelta, trato de normalizar su respiración, pero solo consiguió sentirse enfermo y con ganas de vomitar ahí mismo en uno de los patios de Mckinley. Se agacho un poco tomándose las rodillas y respirando agitado y rápido, lloro con más fuerza. Se acerco a la pared y se afirmo con una mano y con la otra empuñada le dio un golpe al muro de pura rabia, impotencia y dolor. No sentía esa clase angustia desde que estaba en la Primaria de Westerville y sufría acoso constante. Trago saliva y respiro profundo, dio media vuelta apoyado en la pared y ahí se quedo. Con los ojos cerrados pensó en Kurt, en cuanto quería que estuviese allí con él, abrazándolo y diciéndole, como en las muchas películas que habían visto juntos, que todo estaría bien. Dio un suspiro hondo y tomo su teléfono para intentar hablar nuevamente con él, encontrándose como en las ocasiones anteriores con el buzón de mensajes.
-¿Kurt?...soy yo…se que el hecho de que no me contestes es claro signo de que no quieres hablar conmigo, igual que las otras 450 ocasiones en que te llame y te textee, pero no puedo evitarlo…estoy muy mal y te extraño tanto…tanto. Sé que te hice daño y que lo que hice cambio todo para siempre, pero estoy tan…tan cansado…cansado de extrañarte, cansado de amarte tanto y no se… no se qué hacer. Por favor Kurt, por favor perdóname… te amo y te necesito, necesito estar contigo…necesito…necesito tenerte a mi lado cuando me voy a dormir, necesito tus besos, tus manos y tu corazón, tu maravilloso corazón…Se que me odias, que me odias por todo lo que paso, pero me sentí muy solo, solo como antes de conocerte, como siempre me he sentido en mi familia, en la escuela…aquí cuando recién deje Dalton… y no… no quiero que pienses que te estoy culpando de todo, porque yo asumo mi culpa y por eso te he pedido perdón mil veces, pero tal vez algún día tú puedas asumir la tuya, y entonces…Kurt… puedas darme otra oportunidad, porque todos merecen una nueva oportunidad y yo sé…SÉ… que me merezco otra. Acabo de audicionar para el musical y ni siquiera sé si pueda actuar sin romper en llanto…Te amo… te amo Kurt… y lo único que deseo en este momento es estar contigo. No sé como lo estas llevando tú… pero yo no… no se olvidar tan fácilmente como al parecer lo hiciste tú… y me prometiste, prometiste que nunca me dirías adiós, ni que tampoco te perdería por culpa de tu nueva vida…¿recuerdas eso?...¿recuerdas cuando me lo prometiste?...Disculpa por agotar la capacidad en tu casilla de mensajes, por ser tan insistente y por no renunciar, por que no lo hare Kurt… no renunciare a ti ni a lo que fuimos… Te amo…Adiós…Adiós Kurt.
Blaine cortó la llamada y se puso el teléfono en la frente, despacio se deslizo apoyado en la pared, hasta caer sentado sobre el asfalto. Sintió un alivio extraño, como si su corazón hubiese estado lleno de palabras revueltas que por fin habían encontrado la salida.
-¿Qué haces sentado aquí?—pregunto Sam, en ropa de ejercicio y bebiendo agua de su botella azul.
-Sam…nada, es solo que…
-¿Audicionaste?... ¿te fue mal?
-No…me ofrecieron el rol de Danny, pero lo rechace…—explico Blaine, mientras se restregaba los ojos con dos de sus dedos, disimulando lo enrojecido que estaban por tanto llorar.
-¡Por que!, creí que seriamos el Wolverine y el Cyclops de la secundaria Rydell
-Lo siento, pero como te dije, todo parece cuesta arriba en mi vida ahora.
-Y yo ye dije que todos hemos pasado por eso, y sobreviras, te lo aseguro—dijo Sam dándole un empujón amistoso con su cuerpo.
-¿Sabes?, estoy cansado que todos subestimen lo que me está pasando…—respondió Blaine un tanto molesto y gesticulando con sus manos
-¿Qué?
-Eso, que todos dicen que hay cosas peores, que salga adelante que siga con mi vida y no se que mas.—continuo gesticulando y poniéndose de pie.
-Pero Blaine...
-¿Que tal si para mi...PARA MI, esto es lo peor que me ha pasado y no puedo encontrar la salida? —dijo apuntandose en el pecho al pronunciar las palabras "Para mi"
-Pero es lo que se supone que se debe decir ante este tipo de situaciones…no la cargues conmigo—respondió Sam, haciendo un gesto de inocencia con sus manos.
-No es contigo, lo siento...
-Mira, no te disculpes, puedes decir lo que quieras, solo te digo que, al menos yo, no quiero imponerte nada, ni disuadirte de lo que puedas pensar o sentir, solo trato de ayudar.
-Lo se...escucha Sam, no quiero parecer descortés, pero…—dijo Blaine, con las manos en sus caderas y soltando un suspiro.
-Pero que…
-Podrías dejarme solo…por favor…—pidió mientras miraba a los atletas que a esa hora hacían calentamiento en una de las canchas de la escuela.
-¿Seguro?...—pregunto Sam un tanto preocupado.
-Seguro…y disculpa, pero prefiero estar solo.
-No te preocupes…pero piensa algo—dijo Sam mientras se ponía de pie—no tienes porque estarlo…
-Lo sé...¡Sam!..—exclamo Blaine al ver que su amigo se retiraba por donde vino.
-¿Si?...
-Gracias…de verdad…
Sam continúo su camino, le hizo un gesto con la mano, apuntándolo con el dedo índice y esbozo una sonrisa. Blaine le sonrió de vuelta y volvo a mirar su teléfono, con la esperanza que Kurt le respondiera el ultimo mensaje que había dejado en el buzón de su telefono.

-Lo sé Papá, pero…
- Pero que Kurt… ¿Cómo pudiste olvidarlo?
-¿Qué quieres que haga?, se que me perdí el “Día de gracias”…
-Por cierto que si….no todo en la vida es trabajo, espero y lo tengas presente para el futuro…
-Lo siento Papá…mira alguien me está llamando al celular, ¿me esperas o?…
-No te preocupes, Feliz Navidad hijo…
-Papá…
-Adiós Kurt, cuídate…
Kurt había olvidado hacer la reserva de los pasajes para viajar a Lima en Navidad y así pasar las fiestas con su Papá, Carol y Finn, ya que se había visto obligado a trabajar horas extras las últimas semanas. Termino disculpándose retiradamente y colgó la llamada sabiendo que había terminado por decepcionar a su Padre y a todos.
Estaba solo en el departamento, junto a Rachel habían colgado algunas luces y armado un árbol en medio de la sala. No tenía más que hacer que irse a dormir, todos sus conocidos en New York, se habían tomado la semana y se encontraban en ese mismo instante con sus amigos y familiares en sus respectivos hogares. Se puso su pijama y se llevo una taza de ponche de huevo envasado que había comprado en el supermercado camino a casa, no se comparaba con el que alguna vez preparara su Madre, ni con el que él mismo había aprendido a hacer. Pensó en Blaine y en cuan diferente había sido la Navidad del año anterior, en su Papá y en lo que en ese momento estarían haciendo en su casa. Con la cabeza llena de recuerdos termino por dormirse.
-¿Quién anda ahí?... ¿Rachel?—dijo Kurt desde detrás de las cortinas de su cuarto, al escuchar unos ruidos en la sala—hola…—insistió temeroso y asomándose— ¡Rachel!, ¿Estás bien? ¿Qué haces aquí?, ¿cancelaron tu vuelo?, ¿Cómo entraste sin hacer ruido?
-¡Tantas preguntas!... Primero, soy un fantasma y puedo ir y venir en un parpadeo y segundo, estoy mal, me toco el peor de los papeles, es decir, soy “Jacob Marley”, tengo cuantas ¿dos líneas? Lo que me demoro en decirte que luego vendrán a visitarte tres fantasmas, ¡tengo cero protagonismo Kurt!..¡Cero!—respondió Rachel haciendo gestos dramáticos con sus manos.
-¿Fantasmas?...“Jacob Marley”, ¿el tipo del cuento de Dickens?, ¿no deberías estar cargando un montón de cadenas entonces?—pregunto Kurt divertido pensando que su amiga había enloquecido por la fiebre de las compras de ultima hora.
-¡QUE!, ¡Por supuesto que no!, ni siquiera accedí a que me pusieran el pañuelo para amarrar mi mandíbula, menos iba a tolerar cargar cadenas.
-”¿Que me pusieran?”...Rachel, ¿de qué estás hablando?, ¿estás ebria?
-No Kurt, no lo estoy, solo vine a desempeñar el “papel” que me asignaron y decirte que estés preparado—dijo la chica poniendo un acento solemne a sus palabras.
-¿Preparado?, ¿para qué?... ¿le paso algo a Blaine?
-Blaine está bien, dentro de todo claro, tú espera a medianoche, te visitaran tres fantasmas que te enseñaran importantes lecciones.
-¿Fantasmas?, Rachel…voy por vaso de agua, claramente la falta de presión dentro del avión afecto tu cabeza—opino Kurt dirigiéndose a la cocina—“quedas advertido”—la escucho decir mientras cerraba el grifo.
-Toma… ¿¡QUE!?—exclamo al ver que Rachel había desaparecido y solo se escuchaba el trafico de la calle. Corrió las cortinas del cuarto de su amiga, entro al baño y miro por el pasillo, sin encontrar señales de la chica—OK, creo que el ebrio soy yo—se dijo así mismo tomándose el agua.
Kurt sintió que solo habían pasado un par de minutos desde su “visión” de Rachel, cuando un segundo ruido en la sala acabo por despertarlo.
-Esta bien, ¡si alguien quiere que enloquezca, créame que lo está logrando!—profiero, desde su cama.
-Buenas noches “Porcelana”…
-¿Entrenadora Sylvester?... ¿como…?...mi Papá tenía razón estoy enloqueciendo por trabajar tanto—dijo sobándose ambas sienes con sus manos.
-No me culpes a mi Porcelana, es tu sueño, no el mío. Me presento: Soy el fantasma de las navidades pasadas…—dijo la entrenadora abriendo ambos brazos como queriendo exhibirse a si misma.
-¿Estoy soñando?...
-Por supuesto que estas soñando, ¿Qué crees?, ¿que no tengo nada mejor que hacer que ponerme este atuendo ridículo y venir a despertarte?—dijo Sue, mirando su traje de ejercicio rojo y con bordes de piel blanca, como el que usaría Santa Claus si se dedicara a vender productos deportivos en un centro comercial— ahora levántate, debes venir conmigo.
-¿Qué?, ¿ir donde?, ¿sabe qué hora es?—dijo Kurt, tapándose la cabeza con dos de sus almohadas.
-¡PORCELANA!—grito la entrenadora a través de su inconfundible megáfono.
-Está bien, ahora sí que estoy asustado y quisiera despertarme —dijo levantando sus palmas como si estuviera siendo víctima de un robo.
-Despertarás cuando tu sueño se haya acabado—respondió Sue, sentándose en la cama junto a él. Le tomo un brazo y le dijo “vamos”.
Kurt sintió como si su cabeza diera 20 vueltas seguidas, sus oídos se taparon y su visión se hizo borrosa y luego nula, creyó que moriría en ese mismo instante victima de algo que lo hacía girar sin control.
-Llegamos…—dijo Sue impávida, como si estuviese habituada a los viajes a través del tiempo.
-Eso fue exageradamente rudo—dijo Kurt tomándose la cabeza y sintiendo que iba a vomitar ahí mismo, donde quiera que se encontraban.
-¿Reconoces este lugar “Porcelana”?
-¿Qué?—pregunto Kurt abriendo apenas los ojos, como recuperándose de una vomitada intensa.
-¿Reconoces este lugar “Porcelana”?—insistió como si el malestar de Kurt fuese algo que a ella, ni a nadie importaran.
-¿Esta es mi antigua casa?, ¿Cómo llegamos aquí?, hay alguien en la cocina, ¿es mi Papá?
Kurt camino por su antigua casa como si todo aquello fuese real, se dirigió a la cocina y vio a una mujer disponiendo galletas sobre una bandeja, para decorarlas con glaseado de colores después
-¿Mamá?...—dijo emocionado— ¡MAMÁ!—grito acto seguido corriendo hacia la mujer para abrazarla— ¿Qué pasa?, ¿por qué no me ve?
-¡Somos fantasmas “Porcelana”!, por favor no me digas que no sabes que los fantasmas y la gente normal no se ven ni se puede tocar, no insistas en eso—dijo Sue al ver que Kurt insistía en abrazar a la mujer y solo conseguía juntar sus brazos a través de ella, como si estuviese dándole abrazos al viento.
-Esto es bastante cruel, ¿Por qué estamos aquí?
-Definitivo, eres el peor “Ebenezer Scrooge” que me ha tocado ver, y eso que vi completa la versión de Zack Morris en “Salvado por la Campana”—dijo Sue perdiendo casi toda su paciencia—ven aquí y observa en silencio.—agrego tomándolo de la camiseta con brusquedad.
Kurt se ubico al lado de Sue y observo la escena como si estuviera de público en un teatro. Su Mamá, decoraba galletas con tanta paciencia y prolijidad, que Kurt pudo saber por fin de donde venia ese afán perfeccionista que él tenía.
-Papá…—murmuro al ver a Burt llegar por la puerta de atrás, y le daba un beso a su Madre y un abrazo apretado.
-¿Tu papa siempre fue calvo?
-¿Qué?...
-Nada, solo no deja de sorprenderme que no exista ni un cabello en esa cabeza. Mira con cuidado— advirtió apuntando con su megáfono la escena.
Kurt vio como una versión en miniatura de él mismo, se acercaba a ambos con un ángel hecho con un tubo de papel higiénico en su mano. Tenía unas alas de cartón y estaba cubierto en glitter dorado. Su madre lo tomo y Kurt casi pudo escuchar el “Es hermoso cariño” que ella le dijera, también sintió el abrazo que le diera después. Burt tomo al pequeño en sus brazos y le dio tres vueltas, haciéndolo reír sin parar.
-¿Recuerdas eso “Porcelana”?, dime que si por favor o nunca más aceptare entrar en alguno de tus sueños.
-No…—murmuro Kurt, mirando la escena con nostalgia—pero creo que fue antes que Mamá enfermara.
-Bueno, no necesito saber detalles, además… ¡OPS!, debemos irnos—exclamo mirando su reloj, que parecía girar más rápido de lo que lo hacían los relojes normales.
-¿Qué?, ¡no me quiero ir!, hace tanto tiempo que no veía a mi mamá, ni escuchaba su voz, ya había olvidado cómo era… ¡por favor, quedémonos un rato más!—pidió Kurt alejándose de Sue, para acercarse a su familia, que en ese instante decoraban el árbol y él, en su versión pequeña, ponía el ángel en la punta ayudado por su Padre.
-Lo siento “Porcelana”, el señor Dickens es quien pone las reglas—dijo Sue tomándolo del brazo.
-¡Nooooooo!—grito Kurt estirando sus brazos como queriendo alcanzar la escena que se alejaba de él y se volvía borrosa nuevamente.
-Segunda parada…—explico la entrenadora tan normalmente como si manejara el autobús escolar de Mckinley.
-No me interesa…—respondió Kurt de mal humor.
-¿De verdad?, ¿ni siquiera mirarás dónde estamos?
Kurt abrió de a poco sus ojos, volvía sentir el mismo malestar que a principios de la noche, cuando toda esa locura había comenzado. Sentía su estomago revuelto y la cabeza a punto de explotar. Se prometió así mismo, que si salía vivo de todo aquello, no volvería a viajar a través del tiempo, aunque se lo ofrecieran de gratis.
-No conozco este lugar…—dijo cruzándose de brazos.
-¿De verdad?, ¿ni siquiera al chico que esta tendido en la cama?—apunto Sue nuevamente con su megáfono.
-¿Blaine?... ¿es Blaine?—pregunto mirándola.
-Así es, el mismo, el joven Burt Reynolds…
-¿Está durmiendo?, ¿Qué año es este?
-De acuerdo con la decoración de esta habitación, diría que 1960, pero que se yo…
-No, es hace poco, tiene los libros de la Primaria de Westerville…
-¿Westerville?, ¿Qué diablos hace este chico en Westerville?
-Era su primera escuela, antes de Dalton, antes de Mckinley, se cambio cuan…
Kurt detuvo su relato y se llevo la mano a la boca de pura impresión. Blaine se había volteado y dejaba ver su cara magullada. Era claro que había recibido una enorme paliza. Tenía uno de sus ojos morado e hinchado, el labio superior partido y con sangre, y los nudillos de su mano derecha hechos trizas, como si le hubieran dado un pisotón con fuerza sobrehumana.
-¡Blaine por Dios!, ¡Blaine!—exclamo Kurt acercándose a la cama como queriendo abrazarlo.
-¿Volviste a olvidar que ellos no te ven?, ¿Vaya si que se desquitaron con él?—opino la entrenadora Sue acercándose a la cara de Blaine con las manos en su cintura.
- Lo golpearon por ser lo que es. Me conto la historia, por asistir al baile Sadie Hawkins, varios tipos lo golpearon a él y a su amigo. Nunca pensé que había sido tan grave—dijo Kurt pasando su mano por la frente de Blaine, pero esta desaparecía sin que pudiera tocarlo.
-No es que me interese el drama de este otro gay, pero “Porcelana”, ese baile es a finales de Octubre o principios de Noviembre y como veras , estamos en vísperas de Navidad.
-¿Qué quiere decir?, ¿que lo golpearon de nuevo?—pregunto Kurt poniéndose de pie y alzando su voz como exigiendo una respuesta.
-Pues no lo sé “Porcelana”, tú lo conoces mejor que yo…
-No lo puedo creer… ¡¿Y por qué esta solo?!, ¿Por qué su madre, no está poniéndoles paños húmedos en su frente o algo?
-Primero porque no tiene escarlatina ni nada contagioso, o no habría accedido a venir, segundo porque no estamos en 1820…y tercero y final creo que no están en casa—dijo Sue, levantado sus dedos a medida que hablaba, para terminar atravesando su cabeza por la pared del fondo, inspeccionando el cuarto junto y comprobando que los padres de Blaine no estaban.
-¿Estuvo llorado?—pregunto acercándose a la cama.
-Puedes apostar a que si….vamos “Porcelana” tú llorabas y te quejabas sin parar por que Karofsky te empujaba contra los casilleros, que crees que harías si alguien te golpea hasta dejarte en ese estado.—explico la entrenadora apuntando la cara de Blaine.
Kurt sintió que su corazón se quebraba en mil pedazos, y que cada uno de los trozos que caían al piso volvían a quebrarse de nuevo. Miro a Blaine y lo vio indefenso y solo, quiso abrazarlo y decirle que todo estaría bien, que él lo protegería de todo y de todos, pero solo pudo derramar un par de lágrimas de impotencia y tristeza.
-Bien “Porcelana”, es hora de irnos de nuevo.
-¿Qué estupidez de sueño es este?, para que me hacen ver esto si no puedo intervenir. No puedo abrazar a mi madre, ni ayudar a Blaine…
-Lo sé “Porcelana”, la vida es un asco, así como también los recuerdos, pero mi contrato no especifica que deba darte lecciones de vida—dijo Sue sacando un rollo como de pergamino que desplego allí mismo delante de los ojos de Kurt y frente al malogrado Blaine.
Sue agarro a Kurt por el brazo y lo devolvió a su departamento en Bushwick. Si bien los viajes a través del tiempo lo hacían sentir mal, Kurt ya comenzaba a habituarse un poco a ellos y el malestar que sentía no era tan grande. Se sentó en el futon de la sala y con los brazos cruzados echó su cabeza hacia atrás, pensando en lo que había visto y en cuanto extrañaba a aquellas dos personas que por diferentes razones ya no estaban en su vida.
-¿Qué debo hacer ahora?—pregunto desganado.
-¿Acaso Rachel no cumplió con lo que le habían encargado?, sabía que debí recomendar a Becky Jackson ese papel, te lo digo “Porcelana”, no hay nadie más obediente que ella—dijo Sue apuntándolo y negando con su cabeza al conocer el mal desempeño que había tenido Rachel, en su rol de “Jacob Marley”.
-¿Entonces?...
-Debes esperar, ¿nunca leíste este cuento?—quiso Saber Sue haciendo un gesto como que era casi imposible que alguien en el mundo entero no hubiera leído “Christmas Carol” de Charles Dickens— dos fantasmas mas vendrán a visitarte, ninguno con el estilo y sofisticación que tengo yo, pero te ayudaran. Ahora me retiro, tengo una deuda pendiente con un par de enanos en el taller de Santa del centro comercial. Creían que podrían morder mis piernas sin consecuencias….pues se equivocaron—advirtió Sue apuntándolo, de nuevo con el megáfono dorado que cargaba.
Kurt cerró los ojos pensando aún, que todo aquello era el más bizarro de los sueños, se acomodo en el futon y cuando estaba a punto de quedarse dormido de nuevo, sintió que alguien chocaba con la mesa de café y producía un ruido metálico.
-¿Artie?...ahora si sé que estoy soñando, de ninguna manera has podido subir hasta aquí tu solo.
-Pues siendo el fantasma de las Navidades presentes, puedo desplazarme por donde quiera, pensé eso si, que me darían el don de caminar, pero en fin…acompáñame Kurt—explico Artie tocándose sus gafas.
-¿Qué hago?, ¿montarme sobre ti en la silla?
-No, solo tómala...—explico Artie señalando los mangos de empuje de la parte de atrás de su silla de ruedas.
-Lo que sea—dijo Kurt levantando sus brazos, como si hubiera estado explicando algo un largo rato y nadie le entendiera.
Artie sonrió y tomo las ruedas de su silla, “Vamos”, dijo en voz baja. Kurt volvió a experimentar lo mismo que cuando Sue lo agarraba del brazo, todo se le dio vueltas y apareció de nuevo en casa de Blaine, esta vez en la sala. Todo estaba adornado para navidad, una gran guirnalda de pino engalanaba la escalera, así como la parte superior de la chimenea. El árbol era enorme y tenía todos los adornos imaginables. El Padre de Blaine hablaba con Cooper a un costado de la chimenea y a la Madre de este, servía aperitivos al resto de las personas que llenaban la sala. Kurt pudo contar 15 personas diferentes.
-¿Dónde está Blaine?—pregunto mirando a su alrededor.
-Allí…—respondió Artie señalando con su mano a una de las ventanas.
Kurt miro hacia donde le indicaba Artie y pudo ver a Blaine mirando por la ventana hacia la calle, sin tomar atención a su familia, estaba vestido con un traje oscuro y una corbata perfectamente anudada.
-¿Por qué está mirando por la ventana?... ¿espera alguien?—quiso saber Kurt levantando una ceja.
-Espera y veras…—dijo Artie juntando sus manos sobre el regazo.
Kurt entorno los ojos pensando que le habían tocado los fantasmas mas desinformados, y que Dickens se estaba revolcando en su tumba en ese mismo instante.
Blaine se volteo y cualquiera habría notado que era la persona más triste y desolada de aquella reunión. Ni siquiera alguien que nunca lo hubiese visto en su vida y que no lo conociese para nada, hubiera podido sacar una conclusión diferente. Se acerco a su Padre y a Cooper, este lo abrazo tomándolo por los hombros y le dijo algo que hizo que Blaine esbozara una sonrisa tímida.
-Al menos se lleva bien con su hermano…—opino Kurt apuntando la escena.
-¿Es lo que crees?—quiso saber Artie mirando a Kurt hacia arriba.
Cooper les dijo algo ambos y se retiro del lado de la chimenea, Kurt se movió del lado de Artie y se acerco a la escena, haciéndose paso entre los invitados como si estos lo notaran. Se paro al lado de Blaine y escucho como su padre lo recriminaba por estar con “cara de funeral” y lo comparaba con Cooper, que como siempre era el alma de la fiesta. Blaine trato de explicarse frente a él diciéndole que sentía mal y que extrañaba a Kurt con el alma. La respuesta de su padre fue la de siempre “¿Por qué no puedes ser mas como tu hermano Cooper?”
Kurt sitio como si alguien le tomara el corazón y se lo arrojara al piso, al ver que Blaine soltaba unas lágrimas y se las enjugaba disimulado con la manga de su chaqueta.
-¡Vámonos!—exclamo volviendo al lado de Artie.
-No podemos irnos antes de lo que corresponde—respondió este.
-¡Vámonos dije!—insistió, al tiempo que tocaba la silla de Artie por todos lados, como queriendo encontrar el lugar exacto donde se “activaba” el viaje inter - dimensional.
-No podemos irnos, es imposible, ¿Rachel no te indico como funcionaria todo esto?
Kurt negó con la cabeza y pensó que Rachel se vería en serios aprietos con el sindicato de fantasmas, ya que todos comenzaban a notar que había hecho un pésimo trabajo anunciando su visita y explicando el protocolo a seguir con las visitas al pasado, presente y futuro, así como todo lo que sucedería esa noche.
Blaine seguía en medio de sala sin que nadie lo notara. Todos pasaban por su lado y él les sonreía de manera forzada. Solo su madre se acerco a él y le tomo la cara preguntándole que le sucedía, Blaine negó con la cabeza sonriendo. Kurt pudo leer sus labios que le respondía “nada mamá, no te preocupes”
-Ahora sí, nos podemos ir—dijo Artie poniendo ambas manos en las ruedas de su silla.
-Las ruedas…—murmuro Kurt afirmándose del aparato para continuar con el viaje.
-¡Listo!—exclamo Artie arreglando sus gafas que se habían torcido por el desplazamiento en el tiempo.
-¿Dónde estamos ahora?—pregunto Kurt tomándose la cabeza y tragando saliva, como si estuviera a punto de desmayarse.
-Creo que lo sabes—acoto Artie haciendo una especie de paneo con su palma abierta y cubriendo toda la extensión del comedor de la casa de Burt y Carol.
-¡Ah, mi casa!—dijo sonriendo y acercándose a la mesa que estaba vestida como la ocasión lo ameritaba. Había un gran centro de mesa con flores rojas y tres velas a cada lado de este. Cada puesto tenía una copa, y una servilleta dorada doblada de tal forma que aparentaba ser un cisne. Los cubiertos estaban dispuestos a cada lado de los platos y a lo lejos se escuchaban antiguas versiones de los clásicos navideños. Mientras observaba cada detalle, Kurt escucho a su familia acercarse a la mesa. Burt, Carol y Finn se distribuyeron en los diferentes puestos, quedando el del extremo izquierdo desocupado.
-Esa es tu silla—advirtió Artie
-Lo sé, siempre ha sido mi lugar en la mesa, incluso cuando Finn y Carol se mudaron aquí, Papá se aseguro que supieran que aquel era mi puesto.
-¿Cómo pudiste perderte esto?—pregunto Artie al ver que Carol traía de la cocina un enorme pavo asado, dorado y apetitoso y lo ponía en el centro de la mesa. Finn y Burt aplaudieron aquel despliegue culinario
-No es mi culpa, tenía que trabajar…
-¿En navidad?...
-No antes, no tuve tiempo de reservar un pasaje y me quede abajo de todo, bus, avión, tren…todo—dijo Kurt sintiéndose pésimo al ver que su Padre tomaba una de las copas y hacia un brindis, pero no lograba terminarlo ya que en un momento de su discurso, apunto el lugar de Kurt y la emoción le impidió continuar.
-Creo que todos te extrañan—agrego Artie al ver que los tres miraban el puesto de Kurt y hacían comentarios al respecto.
-¿Debo concluir entonces que este viaje es solo para que me sienta culpable por todo lo que ha pasado y pasara?—pregunto Kurt dando una vuelta completa a la mesa con sus brazos cruzados.
-No, es mas para entregarte una visión más amplia de lo que sucede cuando tú no estás.
-Dudo ser tan imprescindible—acoto Kurt apuntando a su Papá que reía junto a Finn, al ver que el cuchillo eléctrico esparcía trozos de pavo por doquier.
-Piensa lo que quieras, es el propósito de este viaje, que, a todo esto, concluye ahora—dijo Artie tomando nuevamente las ruedas de su silla para trasladar a Kurt y a él mismo de vuelta a New York.
Kurt se sentó esta vez en la cama, sintiendo que su habitación daba vueltas.
-¿No sería más fácil que todos vinieran de una vez?, así no tengo que estar levantándome a cada rato, ni acabar con esta especie de resaca que me dejan los viajes en el tiempo—explico mientras se sobaba el estomago y ponía la cara de quien chupa un limón.
-Las reglas las hizo el señor Dickens hace 169 años
-¿Tanto?...
-Pues sí, y la franquicia funciona como si hubiese sido escrita ayer. Adiós Kurt y espera al fantasma que me viene después de mi, creo y no querrás perdértelo—dijo Artie tomando su silla y desapareciendo por donde llego.
Kurt se recostó en la cama esperando que todo acabara pronto, ni siquiera cuando era un niño sus sueños duraban tanto, ni eran tan reales como el que estaba teniendo aquella noche interminable. Se puso una mano en la frente y con la otra se apoyo la cabeza, alcanzo a contar 6 de sus respiraciones, cuando sintió que alguien mas estaba en la habitación y que lo observaba desde el final de la cama. Se enderezo rápido y asustado.
-¡Blaine!—exclamo con alegría—no sabes lo ha pasado esta noche, tuve la peor de las pesadillas, incluso te vi en una de ellas, tu…
-Aun estas soñando Kurt—advirtió Blaine.
-Por supuesto—dijo en voz baja y pensando que era imposible que Blaine llegara a deshoras para visitarlo en su departamento, además después de cómo había ignorado sus llamadas e intentos de comunicación por semanas, le resultaba aun mas imposible aquello fuera real— ¿y quién eres tú?
-El fantasma de las Navidades Futuras—dijo sonriendo como solo él sabía hacerlo.
-¿Qué tengo que hacer para viajar al futuro contigo?, y te advierto que Rachel no me explico nada.
-¿Nada?, ¿de verdad?, creo y tendrá problemas con el sindicato—dijo Blaine tomándose el mentón—pero no te preocupes, yo te explico.
-¿Si?—pregunto Kurt, que al ver a Blaine recordó que lo extrañaba casi hasta el dolor y que fantasma o no, lucia guapísimo, como siempre.
-¡Claro!, solo tienes que tomar mi mano—agrego estirándola.
-Por fin y una forma agradable de viajar—respondió, tomando firme la mano de Blaine
No supo en aquel instante si fue por que viajaba cogido de la mano de Blaine, o porque ya estaba tan habituado a esa forma de viajar, pero no sintió malestar alguno, desapareció un segundo y apareció delicada y tranquilamente en un departamento extra lujoso y de gran tamaño.
-¿De quién es este departamento?—pregunto Kurt sin soltar la mano de Blaine.
-Mío…—respondió este mirando sus manos entrelazadas—creo que esto ya no es necesario—agrego mirado su mano.
-¿Qué?... ¡ah claro!—dijo soltándola.
-¿Qué opinas?...
-Es muy lujoso y grande, ¿Ganaste la lotería del estado?
- No, me ha ido bien con la carrera que elegí.
-¿Medico cirujano o algo por el estilo?—pregunto Kurt pasando su mano invisible por los muebles de diseño que había en la sala.
-No, soy músico y cantante. He tenido unos cuantos logros— respondió Blaine apuntando a una repisa llena de galardones, entre ellos un par de tablas de Surf de los “Teen Choice Awards”, un Emmy, dos Grammys y un envase de “Popcorn” y un “Moon man” de los MTV awards.
-Qué maravilla, al fin una “visión” positiva…pero, ¿Qué hay de mi?, ¿me convierto en un fracasado o algo por el estilo?, además, ¿Por qué no está adornado de navidad, ¿nos volveremos musulmanes o algo así?
-¿”Volveremos”?—repitió Blaine en tono capcioso.
-¿Qué?...
-Este departamento es mío, estamos en Los Angeles y según tengo entendido, tu vives en New York.
-¿No estamos juntos?, por favor rectifica aquella información y dime que todo termino bien para nosotros, he tenido las peores visiones y solo me quedaba la esperanza que el futuro fuera algo bueno, para no llegar a Bushwick y tirarme de la azotea—dijo Kurt gesticulando de manera exagerada
-No Kurt, yo estoy solo…
-¡¿Qué?!—exclamo—¿Por qué?
-Porque luego que terminamos en la secundaria, tú te avocaste a tu trabajo en New York, yo termine por cambiarme a Dalton y…
-¡Dalton!...no me digas que te emparejaste con Sebastián, porque sueño o no me siguen dado nauseas cada vez que lo mencionas.
-No, no me empareje con nadie, como te dije estoy solo desde que terminamos en la secundaria.
-¿Por qué?...
-Porque te perdí a ti y tú eras mi alma gemela y nunca pude encontrar a nadie que me llenara como tú…mira—dijo apuntando la puerta
El crecido Blaine, había entrado en el departamento cargando una bolsa de farmacia y un montón de correspondencia. Lucia mucho mayor pero más guapo que nunca, estaba delgado y ya no llevaba gel en el cabello pero de alguna manera sus rizos lucían ordenados y pulcros. Era navidad, pero nada de lo que había en ese hogar lo demostraba. Dejo sus llaves en la mesa del lado de la puerta y cargo la bolsa y las cartas hasta la cocina. Paso por el lado de Kurt y este murmuró “Blaine”, aun pensando que lo podía ver y escuchar. Abrió el refrigerador y saco una botella de vodka, se quedo mirando un largo rato la puerta, murmuro algo que Kurt pudo identificar como “Te amo, adiós”, para luego sacar un par de frascos con medicamentos de la bolsa y dirigirse a su dormitorio.
-¿Estas triste, que mirabas en la puerta de la heladera?—pregunto Kurt sin notar que atravesaba con su cuerpo fantasmal todo lo que había entre él y la cocina—No…
-Te lo dije, estoy solo desde hace 10 años, amándote en silencio y soledad.
Kurt se quedo mirando también la puerta de la heladera que estaba abarrotada de recortes de periódicos y revistas, en todos los cuales aparecía él y sus logros en Broadway y en el mundo de la moda. Desde pequeños pie de foto, hasta artículos completos de la revista Time y otros impresos desde Broadway.com.
-Si un policía ve esto, creo que estarías en problemas, esto claramente califica como acoso…—acoto Kurt tratando de tragarse la pena.
-Creo que no me importaría—respondió Blaine mirando todas las fotos y reportajes, de pie al lado de Kurt y frente a la heladera.
-¿Por qué no me buscaste Blaine?, si seguías amándome, ¿Por qué no me buscaste?
-Lo hice, pero tu estabas tan concentrado en triunfar en todo lo que hacías, que no me quedo más remedio que buscar y seguir mi propio camino…Ahora debemos ir a otro lugar—dijo estirando su mano.
-¿Estarás bien?... ¡Un momento!, ¿Por qué te llevabas unos frascos con medicamentos?, ¿estás enfermo?—dijo Kurt dejando a Blaine con la mano estirada y dirigiéndose al dormitorio, tratando de abrir sin éxito la puerta con su mano invisible.
-Debemos irnos Kurt—insistió Blaine de manera nerviosa.
-¿Vas hacer lo que creo que vas a hacer?...
-No lo sé…—respondió aun con la mano estirada.
-Sí que lo sabes, fantasma o no, no puedes evitar que sepa lo que estas pensando. Sabes lo que pasara ¿verdad?, lo sabes y no quieres decírmelo, ¿estás enfermo?, ¿es eso?
-Si se lo que pasara, pero no puedo decírtelo, no estoy autorizado para revelarte nada…
-¡AUTORIZADO!, de que se trata esto, ¿Por qué no abres esa puerta?... ¿no harás una locura? ¿o sí?, por eso dijiste “Te amo, adiós”
-Debemos irnos Kurt—insistió Blaine con sus ojos vidriosos.
-NO, Blaine….no puedes hacer eso, mira tu vida, eres exitoso, no puedes… ¿Qué clase de cobardía es esa?
-¿Cobardía?... ¿qué es más cobarde? vivir una vida fingiendo que se es feliz por complacer al resto, o terminar con esa tortura de una buena vez—dijo Blaine apuntando los premios y la puerta de la heladera.
-No Blaine….no puedes…
-Debemos irnos Kurt —repitió por tercera vez.
-¡Ya deja de decir eso!, pareces un robot, ¿Qué sentido tiene que me muestres esto si no podemos hacer nada al respecto?...Por favor… ¡BLAINE!,¡BLAINE!—grito desde la puerta del dormitorio.
Blaine se adelanto y tomo su mano de manera forzada para llevarlo al lugar donde correspondía.
-¡No!...—alcanzo a gritar antes que desparecieran otra vez y volviera sentir ese retorcijón en el estomago y en el centro de su cerebro.
-Ya no puedo más, quiero despertar… por favor, juro que cambiare mi actitud…—gimió Kurt cansado de todo y asustado por lo que estaba viendo. Con los ojos cerrados se dejo caer en el piso y se abrazo a sus rodillas como si tuviera cinco años.
-Debes mirar esto Kurt—dijo Blaine de cuclillas a su lado.
-No quiero…—murmuró sollozando.
-Kurt, mira donde estamos…
Este levanto la cabeza y miro a su alrededor con miedo contenido. Pudo distinguir su antigua casa, y a su Papá, con unos cuantos años más, sentado en la silla reclinable leyendo un libro. La casa estaba adornada de navidad, pero no con la opulencia y alegría que solía estarlo. Carol estaba en la cocina preparando una cena para dos, ni él ni Finn estaban en la mesa ese año. Sobre la chimenea había tres tarjetas de saludo y bajo el árbol muchos regalos perfectamente envueltos.
Kurt se puso de pie y se dirigió hasta la chimenea, leyó la primera tarjeta que decía “Felicidades, saludos desde Boston. Finn”, la segunda era de una pareja que no conocía y la tercera era de él, “Saludos en estas fiestas. Con Cariño Kurt”
-¿Le envié una tarjeta a mi Padre?
-Así es…
-¿Por qué?, ¿Por qué no vine a verlo?—pregunto Kurt tomándose la cabeza, como pensando que aquel comportamiento era impropio y desquiciado.
-Porque estas ocupado, con tu trabajo, tus amigos, tu vida en New York…
-¡Yo nunca haría eso!, jamás me olvidaría de mi Padre, ni de ti…
-Lo hiciste este año—recordó Blaine.
-Fue un error, un estúpido error, ¡olvide reservar mi pasaje!, solo eso…
-Debemos irnos…—dijo Blaine, tomando nuevamente la mano de Kurt.
Kurt cerró los ojos y cuando volvió a abrirlos, se encontró sentado otra vez en su cama.
-Todo termino, ahora sí que puedes volver a dormirte—explico Blaine.
-¿Y que se supone que debo hacer mañana?, asomarme a la ventana y preguntarle a un niño, “¿Que día es hoy?” y mandarlo a comprar el ganso más grande en la tienda de la esquina…—dijo, soltando una risa ahogada, tomándose el cuello y estirándose como cansado de todo lo que había pasado.
-No Kurt, no tienes que hacer eso…
-Entonces…dime que si puedo cambiar algunas cosas… porque en este momento siento que todo es mi culpa…
- No todo es tu culpa…
-Y ¿porque siento entonces que venir a New York fue el peor error de mi vida?
-Ese no fue el error, y lo sabes…
-¿Cuál entonces?, ¿querer tener una carrera y ser exitoso?, por lo que vi tu también lo serás, y no me digas que no renunciaste a nada por todo eso…
-No tenía nada Kurt…
-¿Qué hago entonces?, se supone que Scrooge cambia de actitud y todo se soluciona, y yo ni siquiera tengo tanto dinero como él, ni soy tan avaro como para que me quisieran dar una lección…¿Puedo cambiar algo?
-Por supuesto que puedes cambiarlo todo, no tu pasado por cierto, pero si lo que viene…
-¿Qué hay de nosotros?
-Esta todo en tus manos Kurt, como viste, no me canse de esperarte, ni tu Padre tampoco.
-Pero, mañana es Navidad, como puedo llegar a Lima antes de eso…
-Mañana no es Navidad Kurt, falta una semana para eso…
-¿En serio?, ¿una semana?, ¡alcanzo entonces a comprar un ticket de avión!—exclamo Kurt tomando su teléfono, para llamar a la agencia de viajes y reservar su pasaje.
-Hazlo mañana Kurt, aun estas soñando ¿recuerdas?…
-Claro… dime que hacer…por favor dímelo…
-Vive Kurt, no todo es trabajar, no todo es triunfar en New York... ahora tengo que irme, de seguro, todos los fantasmas están esperándome para reprender a Rachel, estoy advirtiendo que no la citaran mas para ninguna fantasía de ninguna festividad —explico Blaine apuntando a la puerta.
-Blaine, no te vayas…por favor…
-Adiós Kurt…—dijo Blaine retrocediendo y despareciendo en una neblina blanca.
-¡Blaine!...¡BLAINE!...¡NO!—grito Kurt despertando sobresaltado, miro a su alrededor y se dio cuenta que estaba en su cuarto en el departamento de Bushwick. Tomo su teléfono para comprobar la fecha y la hora—19 de diciembre…—dijo en voz alta. Soltando un suspiro de alivio, marco de inmediato el número de su Papá, para disculparse por la conversación de la noche anterior y decirle que haría lo imposible para estar en casa para Navidad.
Pensó en Blaine y todo lo que había visto, en como también él estaba solo y que años atrás había sufrido de abuso, incluso peor que todo lo que le había pasado a él. Entendió la soledad que debió haber sentido desde que él se mudara a New York y reconoció que también había tenido culpa en el término de la relación. Volvió a tomar su teléfono para llamarlo, no estaba dispuesto a que su orgullo le ganara, pues de una u otra manera, tenía que arreglarlo todo. No quería que el futuro de ambos fuera como la visión que el Blaine fantasmal le había mostrado. Lo amaba sin duda, era su alma gemela y lo era desde aquel día en que lo vio por primera vez en la escalera de Dalton.
-¿Blaine?...