FanFic BRITTANA "Sweet Hope": Sinopsis + Prólogo + Epílogo & Capítulo Extra (24 de Octubre 2015)

Hola……….buenas noches a todas/os……….ufff, mañana tengo una prueba en la uni, así que no me dio mucho tiempo para ponerles mas capítulos…….procuraré poner un capítulo más el día sábado




Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)





http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
(Sweet Home: 1ra y 2da parte)







*Actualización: día LUNES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….












https://www.youtube.com/watch?v=2JCXkBmlPZY



NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Hope” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Seattle y Alabama-Tusscalosa fundamentalmente; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Seattle y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone 1 solo libro que consta de: sinopsis + prólogo + 22 capítulos + epílogo + capítulo extra. Este libro es narrado desde la perspectiva de Brittany y Santana (es decir, algunos capítulos los narrado por una, y otros capítulos por la otra)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 15
Brittany

Un mes más tarde...

-¿Estás bien, querida, no te ves muy bien?

Había estado de pie en el pasillo esperando a que Rachel bajara por las escaleras para ir a casa Jake y Kitty, y fruncí el ceño cuando ella apareció en lo alto de las escaleras viéndose débil y frágil.

Rachel sacudió su mano delante de su cara.

—Brittany, estoy bien, sólo estoy cansada —dijo, pero mis ojos se estrecharon con preocupación.

En los últimos días había estado muy callada y cansada. Yo estaba preocupada, y por cierto Quinn no la dejaría sola, mimándola las veinticuatro horas del día, por lo que sabía que ella lo estaba también.

—¿Lista para irnos? —preguntó ella.

Asentí, sin querer mostrar mis preocupaciones. A Rachel no le gustaba que la mimaran o se compadecieran de ella.

Tina y Mike habían llegado desde Texas de visita y estaban quedándose en casa de los López.

En casa de los López... incluyendo a mi hermosa latina. Mi oscura y torturada Santana López. La chica por la que había perdido la cabeza.

Esta noche, Kitty estaba haciéndoles a su mejor amiga y su marido, Tina y Jimmy Mike, una pequeña fiesta para darles la bienvenida a Lima-Ohio. Por supuesto que iba, ellos eran unos de mis mejores amigos después de todo, pero después de no ver a Santana en casi dos días debido a compromisos laborales, no podía esperar para ir a verla... para robar esperanzadoramente un momento para abrazarla... estar sólo en las cercanías.

Después de semanas de estar casi todas las noches en su cama, era adicta.

Más que eso, estaba cautivada, obsesionada y completamente enamorada.

Se estaba convirtiendo rápidamente en mi todo, mi sol, mis estrellas, mi luna, mi todo. Aunque pensaba que ella sentía lo mismo por mí, nunca estaba completamente convencida. Santana López era una fortaleza, un enigma. Su actitud fría decía que ella era de una manera, pero conmigo, en la cama, cuando acariciaba mi cabello o me abrazaba después de hacer el amor en el refugio de sus brazos, sentía más en ella. Aunque no se abría mucho, nunca había hablado nuevamente de su pasado, mantenía sus sentimientos enterrados, sabía que la hacía feliz, y en una ocasión, tuve la oportunidad de hacerla sonreír...

No había nada más hermosa que una sonriente Santana López.

Anhelaba que se abriera a mí. Podía ver que estaba atormentada. Apenas dormía. Trabajaba todas las horas que podía en sus desgarradoras esculturas, como si purgara su pasado. Sabía que si compartía sus demonios conmigo, tal vez podría comenzar a sanar, pero por ahora, estaba contenta con sólo tenerla en mi vida. Sabía, que para muchos, la idea de estar en compañía de esta mujer sería una pesadilla viviente. Pero, para mí, estar en sus brazos era el más dulce de los sueños... mi más sincero deseo hecho realidad... mi rayo de luz.

—Estoy lista, cariño —le dije a Rachel. Traté de no mostrar mi creciente excitación ante el hecho de ver a mi San en cuestión de minutos, mientras caminábamos hacia mi auto de alquiler bajo el cielo lluvioso de Lima-Ohio.

Caminando lentamente junto a Rachel, nos metimos en el coche y mi corazón empezó a palpitar mientras me imaginaba su dura mirada penetrando la mía. Sólo nosotras dos conscientes de nuestra relación prohibida. Esto hacia que todo lo que compartíamos fuese mucho más intenso, como sabíamos cada momento que pasábamos besándonos, discutiendo arte y unidas porque así era únicamente para nosotras.

—Te ves hermosa esta noche —dijo Rachel, apoyando su cabeza contra el reposacabezas de cuero, pasando su mano suavemente sobre su creciente barriga.

Me sonrojé mientras pasé las manos por mi falda estrecha hasta la rodilla, de color negro, cintura alta; mi corta camisa blanca de mangas tres cuartos que mostraba unos tres centímetros de piel entre esta y mi falda. Mi cabello estaba suelto y rizado, sujeto a un lado, y en mis pies tenía mis Louboutins de cuero negro, de diez centímetros.

Me había vestido para Santana. Y, literalmente, no podía esperar a que me viera. Quería ver esa llama de desesperación en sus ojos, la que mostraba cuando estaba desnuda ante ella y sus manos de escultora acarician cada centímetro de mi cuerpo como si fuera una musa.

—Sólo pensé en hacer un esfuerzo —le dije con un encogimiento de hombros indiferente cuando atrapé a Rachel mirando mi rostro con curiosidad.

Rachel sonrió en respuesta, pero me di cuenta por su mirada evaluadora que su mente de genio estaba trabajando demás. Cambié la conversación a los últimos avances en la galería, tratando de apartarla del rastro. En escasos diez minutos, llegamos a la residencia de los López.

Me hizo reír cuando me di cuenta, hace semanas, cuán cerca vivían de Rachel y Quinn. No es que Santana se quedara mucho aquí ahora, prácticamente se había mudado a su estudio, huyendo de sus problemas no resueltos con Violeta... pero sobre todo para que pudiéramos estar juntas. Sabía que Jake y Kitty se preguntaban dónde estaba casi todas las noches, los había oído hablar en susurros apresurados, preocupados de que Santana estuviera metida en nada bueno de nuevo, pero no la presionaban. Creo que Jake tenía miedo de que si él preguntaba, Santana se cerraría en banda por completo. Probablemente tenía razón; los escudos de Santana era tan fáciles de romper como el Fuerte Knox.

Deseaba que les hablara sobre su arte, sobre el hecho de que había cambiado su vida y que era… una mujer excepcional, con un talento inigualable, pero no lo haría. En cambio, prefería que ellos pensaran que trabajaba en un mercado de pescado, retribuyéndole a la sociedad por sus agravios ilegales.

Se mantenía en un estado de auto-odio que me rompía el corazón. Se merecía el mundo, pero hasta que llegara el día en que le diera la bienvenida a ese mundo, yo le otorgaba toda la gracia que podía reunir.

Mientras Rachel y yo salíamos del coche, la puerta principal se abrió. Quinn llegó a toda prisa, buscando con sus ojos de inmediato a su esposa. Había estado en el entrenamiento del equipo con Jake, después vino directamente aquí. Mike había ido con ellos, y yo había acordado traer a Rachel.

—Nena, ¿estás bien? —Oí a Quinn preguntarle a Rachel mientras la ayudaba a salir del coche—. No te ves muy bien.

—Quinn, no empieces. Estoy bien —comentó Rachel exasperada, pero Quinn lanzó una mirada preocupada hacia mí. Me encogí de hombros. Honestamente, no pensaba que se viera bien tampoco, pero era una mujer testaruda que insistió en venir.

Andando detrás de Rachel y Quinn, miré las ventanas en busca de signos de vida. Entramos a la casa lentamente, y tan pronto como lo hice, mis ojos buscaron a Santana. Mi estómago cayó ante la desilusión cuando vi que no estaba en ninguna parte, que se viera. Era como una adicta, anhelando sólo un vistazo de su cuerpo de infarto.

Quinn tomó el liderazgo, sosteniendo a Rachel, y llevándonos hacia la izquierda a una enorme sala de televisión. En el sofá justo en frente de mí estaba una Tina embarazada, su negro cabello y rojas mejillas tan brillantes como siempre.

Tan pronto como sus ojos se encontraron con los míos, apresuradamente se levantó del sofá y plasmó la sonrisa más grande.

—¡Brittany maldita Pierce! —gritó alto con su acento tejano, sus acostumbrados vaqueros con diamantes de imitación y camisa a cuadros cubriendo su gran barriga.

—¡Tina! —grité de emoción y crucé la habitación para tomarla en mis brazos—. ¡Te he echado mucho de menos, niña! —le dije al oído y ella me sostuvo en su fuerte y apretado abrazo.

Tina me apartó y, mirando mi cuerpo, silbó bajo.

—¡Cielos, chica! Justo cuando pensaba que no podías ser más sexy, vas y la sacas fuera del estadio. Me haces querer comprar un consolador con correa y follar tu trasero.

Con el ceño fruncido, negué con la cabeza y traté de aceptar sus palabras por lo que eran: ¡un cumplido!

Inclinándome, froté mi mano sobre su barriga y levanté la vista hacia su rostro sonriente.

—Te ves increíble, querida. ¡No puedo creer que estés embarazada de nuevo! ¿Cuál es este ahora, el tercero?

Ella se encogió de hombros en un "eh", y señaló a Mike.

—Sí, el tercero. Culpa a éste, que no puede mantener sus malditas manos fuera de mí. Lo cual entiendo por cierto, ya que soy una chica muy caliente.

Riéndose de sus habituales y escandalosas travesuras, miré alrededor de Tina para ver a Mike de pie junto a Jake y Violeta, todos bebiendo cervezas y viendo un partido de baloncesto en la pantalla gigante de Jake.

Moviéndome en torno a Tina, me trasladé hacia el siempre sonriente Mike y me aplastó en un abrazo de oso.

—¿Cómo estás, querido? —le pregunté, y di un paso atrás.

—Nada mal, Brittany, ¿cómo estás? Oí que estás dirigiendo una lujosa exposición aquí en Lima-Ohio.

Rodé los ojos y miré a Jake que sonreía.

—Déjame adivinar, ¿Jake te dijo eso?

A mi lado Violeta comenzó a reír mientras Jake se encogía de hombros.

—Bueno es así, ¿verdad? Lujosa, quiero decir.

Sacudiendo mi cabeza, pero sonriendo por cómo ellos veían el mundo del arte, lancé mi brazo alrededor del hombro de Violeta, alborotando su cabello color negro.

—¡No te rías, Vio, estás destinada a ser más culta que estos pobres hombres!

Violeta se rió, después su rostro se iluminó de un rojo brillante mientras miraba mi traje.

—Te ves muy bonita, Brittany —dijo en voz baja, y mi corazón se llenó. Ella era una buena chica. Pero entonces mi corazón se desinfló rápidamente cuando deseé poder hacerle ver que Santana era una buena persona también. Una mujer que había hecho más por sus hermanos de lo que sabían. Una mujer que los amaba tanto, pero no sabía cómo expresarlo, porque nunca le habían mostrado cómo hacerlo.

Fingiendo una sonrisa, la abracé con fuerza y le respondí,

—Y tú no estás nada mal, Vio. Dime, ¿tienes una pareja ya? Los chicos y chicas en la universidad deben estar clamando detrás de ti. Si yo fuera más joven, habrías estado en mi radar. —Guiñé un ojo.

Me dio su tímida sonrisa habitual y sacudió la cabeza.

—No, señora, no hay citas ni parejas por el momento. —Jake estaba observando a Violeta mientras su hermana menor se cerraba en sí misma. Pude ver la preocupación acumulándose en su mirada.

—¡Hola Brittany! —Oyendo a Kitty entrar en la habitación, me di la vuelta y caminé para besarla en la mejilla. A los pocos minutos tenía una copa de Moscato en la mano y estaba aplastada junto a Tina en el sofá, con Rachel y Kitty sentadas en sillas delante de nosotras.

Vislumbré algo parpadeando en el oscuro pasillo, mi corazón comenzó a correr cuando vi a Santana, escondiéndose en las sombras, observándome. Sabiendo que podía verme, sonreí en su dirección y noté en sus labios una sonrisa mientras daba un paso más hacia la luz. Dios, era hermosa. Como siempre, estaba vestida toda de negro, con el cabello largo cayendo como una cortina sobre su rostro, pero esos ojos oscuros que me gustaban tanto se quedaran en mí, bebiéndome, haciéndome sentir como la mujer más bella del mundo.

Dios, quería ir con ella. Quería que mis amigos le dieran la bienvenida a la sala, hablaran con ella porque les gustara y me pertenecía. Quería que me vieran caminar abiertamente hasta ella y besarla sin vergüenza. Quería que la aceptaran porque pertenecíamos la una a la otra, no importa lo difícil que fuera para ellos entender.

Pero sabía que no podía ser. Mis amigos y sus hermanos, no lo entenderían. Así que en su lugar, tuve que conformarme con ojeadas furtivas a las sombras, donde la hermosa mujer que sostenía mi corazón se escondía del mundo... el mundo que la había rechazado... el mundo que no la entendía.

—¿Santana?

Cada músculo se me congeló al oír pronunciar el nombre de Santana detrás de mí. Me volví para ver Jake corriendo hacia delante, una enorme sonrisa en su rostro.

Mirando de nuevo hacia las sombras, vi a Santana tratando de agachar la cabeza y escapar, pero era demasiado tarde, Jake ya la había visto.

—¡San! —dijo Jake—. Ven a tomar una cerveza con nosotros... conmigo.— Se corrigió tardíamente, claramente avergonzado por su desliz.

Los ojos de Quinn se estrecharon mientras permanecía de pie junto a Violeta y Mike. Violeta bajó los ojos al ver a su hermana mayor y Quinn murmuró algo para sí misma.

La ira ardía en mis venas ante el cambio de estado de ánimo de mi prima. Afortunadamente, Jake se puso delante de Santana, con una mirada esperanzada en su rostro.

—No pensé que bajarías cuando te invité a unirte a nosotros antes. Estoy tan feliz de que lo hayas hecho, fratella.

Mi corazón se hundió cuando escuché lo feliz que Jake era de que Santana hubiera mostrado la cara. Porque sabía que Santana nunca habría llegado hasta aquí para sentarse con nosotros. Ella evitaba cualquier contacto con la gente o multitudes. Sin embargo, allí estaba, merodeando en la seguridad de la oscuridad sólo para poder verme.

De pronto sentí ganas de llorar. Santana debería sentirse bienvenida en la casa de su propia familia. No debería tener que guardarse lo que sentía por mí en secreto, por miedo a que mis amigos me dieran la espalda... a causa de la pareja que yo había elegido…

Mi mano voló hacia mi pecho mientras me daba cuenta de lo que había estado a punto de admitir. No podía... no, todavía no, ¿verdad? Era imposible... Era...

Cielos... era verdad...

Eché un vistazo para comprobar que nadie había notado mi extraña reacción, y nadie lo había hecho... hasta que me encontré mirando a un par de familiares ojos, la mirada de Rachel estaba firmemente pegada en mí.

Forzando mi atención al pasillo a oscuras, estaba convencida de que Santana se negaría a entrar. Inventaría alguna pobre excusa y saldría. Sabía que esta era su idea del infierno, así que tuve que evitar que mi boca cayera abierta cuando ella, más bien torpemente, caminó de lleno hacia la luz. Se veía tan condenadamente sexy y melancólica que, por un momento, no pude recuperar el aliento.

La amaba. Amaba a esta mujer torturada delante de mí con una intensidad sin aliento.

Jake, claramente también sorprendido por el aspecto de su hermana, pasó un brazo alrededor del hombro de Santana y la condujo hacia un cubo de las cervezas, entregándole una botella de Bud.

—¿Esa es Santana? —susurró Tina a mi lado. Girando en mi lugar hacia el sofá para hacer ponerme frente a ella, asentí en silencio. Quería decirle que era mi Santana, mi Snix, la chica que me había devuelto a la vida con su profunda alma y magnética fuerza oscura, pero no pude.

Viendo a Tina evaluar a mi chica, me preparé para que hablará pestes sobre ella, sintiendo como si estuviera apuñalándome con una daga en el proceso, pero en la manera típica de Tina, hizo justo lo contrario.

—¡No me jodas, ella es tan sexy y la tentación andante! —exclamó Tina con un suspiro apasionado.

Rachel y Kitty sacudieron sus cabezas hacia Tina cuyos ojos estaban desorbitados en Santana. Sus ojos revisaron cada centímetro de su cuerpo formado, un cuerpo que ahora conocía mejor que el mío, cada tatuaje suyo grabado en mi memoria.

—Quiero decir, ese largo cabello negro, ese rostro tan atrayente, ese tatuaje en el brazo... toda la cosa de ¿soy una ex-pandillera, podría matarte en cualquier momento y he pasado un tiempo difícil? ¡Cielos! —Tina se abanicó con la mano—. ¡Si no estuviera embarazada y casada estaría sobre esta chica mala! ¡Me aseguraría malditamente de rehabilitarla!

Mike miraba a Tina, exasperado. Después de todo, ella estaba mostrando su típico yo en voz alta. Me obligué a bajar un trago de mi vino por temor a echarme a reír... especialmente cuando miré a Jake y Santana, quienes estaban mirando a Tina con expresiones mutuas de incredulidad. Al menos Jake lo estaba; Santana simplemente la miraba con su mandíbula apretada.

Jake, decidiendo ignorar a Tina, hizo un gesto con la cabeza a Santana en la dirección de Mike, Quinn y Violeta. Cuando Santana a regañadientes los miró, todos estaban mirándola con expresiones cautelosas, ninguna de las cuales parecían exactamente acogedoras.

Santana apuntó con su cerveza al asiento más cercano a mí, debajo de la televisión.

—Solo voy a ver el partido —dijo con voz ronca. Sonaba con su acostumbrada fachada dura y áspera, pero podía detectar el dolor y el daño en su mirada y su voz. Las acciones de Violeta dejaron en claro que no quería a Santana en ninguna parte cerca de ella.

Oyendo a Tina suspirar de nuevo, miré en dirección a ella y todavía estaba abanicándose, mirando con avidez a mi chica. Se volvió hacia mí y murmuró.

—¡Esa voz!

Una parte de mí se alegró de que Tina se sintiera de la forma en que lo hacía yo. Eso me daba la esperanza de que Santana y yo no fuéramos una causa perdida.

—Así qué, Brittany —dijo Tina, recostándose contra el sofá mientras Santana se dejó caer en la silla... la silla que ofrecía una vista perfecta de mí. Demonios, ella estaba sentada exactamente en el lado opuesto.

Me volví hacia Tina.

—¿Sí, querida?

—¿Se rumora que, te tienes una nueva novia? —Las cejas de Tina bailaban, pero mis mejillas llamearon cuando vi a Santana congelarse en mi visión periférica.

—Sí —susurré y tomé un sorbo de mi vino, tratando de evitar las preguntas que seguirían.

—Entonces, ¿cómo es? Alguna artista solitaria, ¿no?

Sintiendo mi respiración escapar, asentí con la cabeza.

—Sí.

Tina golpeó su muslo con un sonido fuerte y gimió de frustración ante mis respuestas cortas.

—Brittany, estoy embarazada y he estado con Mike por lo que parece una eternidad. Rachel está embarazada también y Kitty y Jake… bueno, ella es su pequeña pix y él es su chico malo. Ellos no ven a nadie más, así que necesitamos vivir la vida de solteros indirectamente a través de ti. ¡Así que suéltalo, necesito detalles! ¡Mamá necesita algunos chismes!

Lanzando un vistazo a Santana, debatí qué decir. Estaba preocupada de que fuera demasiado transparente y nuestro secreto saliera a la luz. Santana levantó su botella de cerveza hacia su boca y lanzó una mirada hacia mí. Esa sola mirada hambrienta me derritió en el acto. Pensé que tal vez había un destello de diversión en sus ojos oscuros, pero desde aquí no podía estar segura.

Rayos. No tenía ni idea de cómo salir de esta.

Sintiendo la mirada puntillosa de Tina quemando a través de mí, suspiré con la derrota y pregunté:

—¿Qué quieres saber, Tina? En realidad no quiero hablar de eso... es privado.

Cuando sonrió con entusiasmo, sabía que no debería haber hablado.

Hizo una mueca, sumida en sus pensamientos, a continuación, frunciendo los labios, preguntó:

—¿Cómo es ella en la cama? ¿Increíble? ¿La follada del siglo?

Ahogado en mi sorbo de vino, tosí y miré a Kitty y Rachel que estaban tratando de no reírse de Tina.

—¡Tina! —Kitty la amonestó, con los labios fruncidos con humor— ¡Basta!

El rostro de Tina se arrugó por la confusión.

—¿Qué?

—No puedes preguntar ese tipo de cosas, Tina —dijo Rachel con cansancio, haciéndome olvidar momentáneamente mi exasperación por Tina y preocuparme por ella en su lugar.

—Sí puedo. ¡Todos somos amigos aquí! Y malditamente te escuché a ti y Quinny follando y gritando más de lo que quería cuando regresaba de la universidad, así que ¡no hay necesidad de la timidez ahora, Rach! ¡No es ningún secreto que ellas están en ello como conejos! —La mano de Tina se posó en mi brazo mientras los ojos de Rachel estaban desorbitados. Quinn tosió detrás de nosotras, y Tina siguió independientemente—. ¿Y bien? ¿El sexo? ¿Cómo es?

Dejando escapar un suspiro, pude sentir mi rostro en llamas, pero contesté en voz baja:

—El mejor de mi vida, Tina. Es... es, increíble. ¿Estás feliz ahora?

Tina sonrió y me metió la cabeza para mirar a Santana, que estaba mirando hacia mí, su mirada se encendió con la calidez que había llegado a adorar. Ella me quería. Y, Cristo, yo la quería también.

—Y… ¿qué aspecto tiene? Necesito visualizar —preguntó Tina.

—Es tan hermosa, tan dulce... prácticamente casi perfecta —susurré, dándome cuenta de que estaba traicionando más lo que sentía por Santana de lo previsto—. Poniéndolo simple, es la chica más increíble y asombrosa que he conocido, en todos los sentidos, no sólo físicamente, a pesar de que está más allá de las palabras en ese departamento también.

—¡Vaya sorpresa, Brittany! —dijo Tina, por una vez, su voz a un volumen bajo—. No sabía que te habías enamorado de esa chica. Pensé que era sólo ¿sexo?

Mi ritmo cardíaco se aceleró hasta igualar la velocidad de las alas de un colibrí, y parpadeando demasiado rápido. El brazo de Tina se enroscó sobre mis hombros.

—Realmente te gusta esta chica misteriosa, ¿eh?

Inhalando un suspiro tembloroso, eché un vistazo hacia Santana que estaba agarrando el cuello de la botella con una intensidad feroz, esperando con gran expectación por mi respuesta.

—Me ha robado el corazón —le susurré—. Está irreparable y desesperadamente fusionado con el suyo.

—Brittany... —Kitty la hizo callar y vi las lágrimas llenar sus ojos—. No tenía ni idea...

Sintiendo la habitación adquirir un silencio ensordecedor, miré hacia arriba para ver a todos mis amigos mirándome con sorpresa. Aclarando mi garganta, nerviosamente pregunté:

—¿Por qué están todos mirándome así? Ella me preguntó, sólo estaba siendo honesta.

Rachel se inclinó hacia delante capturando mi atención.

—Simplemente nunca te he visto así de enamorada de una chica antes, cariño. Es una bendición el presenciarlo.

Mientras miraba a los ojos de mi mejor amiga, le dije:

—Eso es porque ella no es cualquier chica, ella es mi más, mi rayo, la que he estado esperando toda mi vida. —Una sonrisa tiró de mis labios mientras miraba al suelo y le susurré—. Ella es mi corazón.

Sabía que no podían entender que acababa de llamar a Santana mi corazón, y me alegré, era una admisión para mí misma.

Cuando miré a través del cuarto, Santana estaba sentada en su silla, con los codos sobre las rodillas. Entonces, como si ya sintiera mi mirada, y siendo incapaz de hacer frente a tal declaración, sin decir palabra, se levantó y salió de la habitación.

Sintiendo como si el aire hubiera abandonado mis pulmones, apuré el resto de mi vino y me puse de pie también.

—Si me disculpan un momento —dije—. Voy al baño.

Dejando mis amigos reflexionando sobre mi confesión, entré en el pasillo y, a mi izquierda, vi a Santana entrar en la cocina.

Al mirar hacia abajo en mi copa vacía en la mano, sabía que podría usar eso como mi excusa para estar en la cocina con Santana. Simplemente necesitaba más vino. Eso era creíble, ¿no?

Sin pensármelo dos veces, entré en la enorme cocina, de inmediato vi a Santana. Estaba inclinada, con manos colocadas firmemente en el mostrador. Su espalda estaba subiendo y bajando con respiraciones profundas controladas.

Comprobando que no había nadie detrás de mí, me dirigí hacia adelante y me detuve a su lado. Santana saltó sintiendo mi presencia. Su expresión cautelosa cambió, cuando vio que era yo se relajó.

Sin quitar las manos de encima del mostrador, sus ojos me desnudaron lentamente. Podía sentir mis pezones endurecerse bajo su duro escrutinio.

—Rayos, Brittany —dijo con voz áspera, su voz profunda y gutural, y pude ver esa calidez y deseo en sus ojos—. Me estás matando al verte así. Casi te tomó en la sala de TV.

Apretando mis muslos por el efecto que sus palabras estaban teniendo sobre mí, me volví y fingí buscar un armario alto. Podía sentir la dura mirada de Santana en mí cuando me alcé, fingiendo buscar más vino, sabiendo que mi estómago se estaba mostrando y mis pechos presionaban hacia fuera mientras mi espalda se arqueaba.

Al oír un gemido, mi respiración se detuvo cuando Santana pasó junto a mi espalda con su frente como si estuviera pasando inocentemente por mí lado para llegar a un vaso.

Los escalofríos corrieron por mi columna vertebral con su duro toque y ahogué un gemido mientras su cálido aliento flotaba por mi cuello. Como si presionarme encima del mostrador no me tuviera anhelando que me hiciera suya justo allí, el roce de sus labios y los dientes sobre la piel de mi nuca seguro lo hicieron.

Golpeando mi palma en la superficie de granito para calmarme, ordenó con voz casi inaudible.

—Será mejor que te dejes esos zapatos puestos esta noche cuando llegues. Te quiero sin nada más que ellos, tu cabello como lo está ahora y esos tacones golpeando en mi espalda.

Abrí la otra puerta del armario, temblando; seguí fingiendo buscar cualquier cosa, cuando su brazo empujó hacia el mío, con su piel rozándome.

—¿Me tendrás a solas? —le pregunté, sabiendo que ella, y sólo ella, sería capaz de oírme.

La cabeza de Santana se acercó más a la mía. Lamiendo lo largo de la concha de mi oreja con su lengua caliente, mis ojos aletearon cerrados, gimió.

—Puedes apostar a que sí. No te tuve anoche y no me gustó. Yo... — Se aclaró la garganta y le oí hacer una pausa en su respiración—. Te extrañé, carina...

Completamente sorprendida por la confesión sincera que salió de su boca, que por lo general no admitía nada. Una confesión tan tierna, con palabras honestas, cuando rara vez me daba algo, me hizo entrar en lágrimas.

—Santana...

Me obligué a mantenerme tranquila, pero mi corazón estaba tan lleno de emoción y mi sangre tan cargada de necesidad que no creí que fuera posible. Santana no se movió de mi lado. De hecho su mano flotó a través de mi estómago, vagando sus dedos primero a lo largo de mi piel expuesta, a continuación, a la deriva hasta lograr inquietarme aún más con sus ardientes caricias mientras sus labios a la deriva de mi oreja pellizcando en mi cuello.

—¿Lo dijiste en serio? —susurró y mis ojos se abrieron.

—¿En serio qué? —pregunté sin aliento.

—Que he robado tu corazón —dijo suavemente. Podía escuchar la reticencia en su voz de lo mucho que quería saber—. Que está irremediablemente fusionado con el mío.

La calidez llenó mi pecho mientras repetía mis palabras completamente honestas. Deslizándose detrás de mí, con su brazo alrededor de mi cintura inquebrantable rozando mi trasero contra su cuerpo.

—Bueno, ¿es verdad? Necesito saber...

Podía sentir su corazón latiendo rápidamente contra mi espalda. Sonreí. Estaba nerviosa. Santana López, conmigo envuelta en sus brazos que anhelaba tanto, desesperadamente quería que mis palabras fueran ciertas. Necesitaba a alguien que cuidara de ella con tanta fuerza... necesitaba ser... querida.

—Sí —murmuré en voz baja, sabiendo que yo le podría decir mucho más si yo no estuviera tan asustada—. Quise decir cada palabra. Me has consumido por completo, poseído y me hiciste tuya, querida. Toda tuya...

El agarre de Santana en mi cintura bordeaba lo doloroso y sus caderas se apretaban contra mi trasero con más fuerza, lo que se convirtió en un gemido. Su ansiedad por nuestra cercanía era indescriptible.

Jadeando y rozando las uñas contra sus manos, Santana fue súbitamente arrastrándome a través de la habitación hacia la despensa. Una vez allí, estrelló mi espalda contra la pared, con las manos manteniendo mis muñecas puestas por encima de mi cabeza. Mi pecho se movía y gemía al ver mis pechos hinchándose con su atención.

—Siento que quiero hacerte el amor, aquí mismo, ahora mismo, contra esta pared, la mia luce. Quiero sentirte junto a mí.

Lamí mis labios, por lo encendida que estaba, no podía soportar la tortura, la más dulce de las torturas, pero tortura no obstante. Quería lo que ofrecía también. Yo la necesitaba dentro de mí. Necesitaba esa sensación de un rayo de esperanza e ilusión atravesando mi cuerpo, la que sólo he sentido cuando llegué con ella.

—Santana... —Suspiré, mis párpados entre cerrados mientras boca húmeda descendía sobre la mía. Los suaves contactos de su boca con la mía se burlaban de mis labios mientras que ligeramente se acercaba a mí, el sabor de la cerveza siendo prominente alrededor de su boca. Luego, en un gemido sin restricciones, Santana se lanzó hacia delante y tomó mis labios con los suyos, sus movimientos furiosos. Ofrecieron una promesa... una promesa de lo que le esperaba para nosotras esta noche, cuando estuviéramos solas... cuando podríamos estar juntas sin restricciones.

Necesitando más, necesitando cada vez más a esta hermosa mujer, empujé mi lengua insistente a través de sus labios hasta que mi lengua acarició la suya.

Santana, mostrando una fortaleza que fallé en poseer, se separó con un gemido de dolor. Dejando caer una de sus manos para enmarcar mi rostro con la otra, dijo.

—Mándame un mensaje cuando quieras irte, voy a estar fuera esperando. Te quiero para mí sola esta noche.

Asintiendo con la cabeza aturdida, mis piernas temblando como un potro recién nacido, retiré mis brazos del agarre de Santana, enderezando mi falda y cabello. La dura mirada de Santana estaba observándome todo el tiempo. Levanté mi mano para descansar sobre sus pechos y confirmé.

—Esta noche, querida.

Justo cuando me di la vuelta para marcharme, Santana dio un codazo a su barbilla en la dirección de mis zapatos.

—Recuerda, que estos se quedan.

Asentí en silencio, luchando contra el impulso instintivo que tenía para no caer en sus brazos y rogarle que me llevara en ese mismo segundo, me obligué a caminar de nuevo a la sala de televisión donde todo el mundo seguía hablando. Ellos no sabían que acababa de experimentar uno de los momentos más eróticos de mi vida con la chica que acababa de comprometer mi corazón.

Lanzando una sonrisa, me dejé caer junto a Tina, ella enlazó su brazo con el mío, y me preguntó:
—Entonces, ¿qué me he perdido?




La noche parecía arrastrarse al escuchar todas las conversaciones que mis amigos tuvieron, pero me sentía desconectada. En mi cabeza, estaba de vuelta en esa cocina con Santana. Estaba siendo despojada de mi ropa. Estaba siendo devorada por su boca hambrienta y húmeda lengua... Y yo estaba agarrando su espalda mientras lloraba por mi liberación.

Rachel y Quinn se fueron después de unas horas, Rachel finalmente admitió que no se sentía muy bien. Parecía incómoda durante toda la noche. Estaba realmente preocupada por ella.

Por último, alrededor de la medianoche, me levanté de la silla, retirándome antes de tiempo con el pretexto de tener que levantarme temprano para ir a la galería. No era completamente una mentira, estaría en la galería mañana, pero primero tenía que pasar tiempo de calidad con la escultora que me había robado el corazón.

A medida que salía, una sombra se movió a mi lado y sonreí sabiendo que Santana había recibido mi mensaje. Mientras pulsaba el llavero para abrir mi auto, subí en el interior, mi pulso atronador cuando la puerta del lado del pasajero se abrió también. Santana se deslizó rápidamente en el asiento, apagando las luces interiores, sumiéndonos en la oscuridad.

El aire en el auto parecía estar cargado de electricidad. Colocando su mano en mi rodilla, Santana me apretó la pierna y activó un solo comando.

—Conduce.

Lamiendo mis labios junto al calor de su toque, le dije:

—Sólo tengo que ir a tomar mi bolsa de viaje a casa de Quinn. Iré a la galería mañana temprano para colocar tu escultura más reciente. Estamos por finalizar.

La mano de Santana se congeló en la mía.

—No puedo ir contigo a casa de Lucy Quinn Fabray, ella me odia, y si te ve conmigo... —Se detuvo. Podía escuchar la preocupación por mí en su voz.

Llevando mis dedos por su mejilla, le dije.

—Sólo quédate en el coche, estaré fuera en menos de cinco minutos. Mi prima y Rachel estarán en la cama de todos modos. Ellas nunca lo sabrán. —Miré a Santana. Su expresión facial era glacial. Inclinándose sobre el asiento, me dio un beso en la mejilla sintiendo su hermoso rostro y le aseguré—. Va a estar bien. Nadie sabrá que estás conmigo… —Sonreí y añadí—. Entonces me puedes llevar de nuevo al estudio donde voy a ser toda tuya, para que hagas lo que quieras...

Santana me agarró la cabeza con las manos y me llevó en un breve beso duro.

Sin aliento, ordenó.

—Debes conducir rápido.

Salí de la calzada de los López tan rápido como pude, y en un tiempo récord, llegué a las puertas eléctricas de Quinn donde furiosamente presioné el timbre para que se abrieran.

Cada vez que nos deteníamos en una señal de stop, había tenido que luchar para no tirar hacia atrás el asiento y mendigar a Santana para que me tocara indecentemente en el auto. Nunca antes había tenido, ni había sentido alguna vez una necesidad irracional de entregarme a una chica con todo el corazón, por ninguna otra razón que desear estar lo más cerca que pudiéramos llegar físicamente.

Las puertas se abrieron lentamente. Al ver el agarre de Santana sobre sus piernas, arranqué por el camino de grava y coloqué el auto en el estacionamiento.

Mirando a Santana, le dije:

—Vuelvo en cinco minutos. —Así mientras abría la puerta del conductor, la puerta de la casa se abrió de golpe. Oí un gemido de dolor de Quinn y se me heló la sangre.

Mis ojos se estrecharon en la entrada a oscuras, tratando de ver lo que estaba sucediendo. De repente Quinn salió corriendo por la puerta... con Rachel tumbada sin vida en sus brazos.

—¡BRITTANY! —gritó mientras se dirigía a mi auto, con terror rezumando en su voz. Corrí desde el auto...

—¿Quinn? —le pregunté nerviosa. Atrapé su expresión asustada, mientras Rachel, vestida con un camisón de seda largo, colgaba pálida y no respondía en sus brazos.

—¡Ayúdame! —suplicó—. ¡Ella no despierta! ¡No puedo malditamente despertarla!

Las lágrimas comenzaron a bajar por mi cara. Me congelé sin saber qué hacer. Quinn estaba temblando mientras presionaba a su esposa en su pecho, los sollozos rasgados de su garganta.

—Cariño —susurró, sus dedos corriendo por su rostro—. Cariño... por favor... despierta...

Ahogada en mis gritos, Quinn me miró. La impotencia absoluta grabada en su rostro me hizo caer de rodillas.

—Brittany —exclamó—. No puedo perderla, no a mi Rach, no puedo... —se interrumpió y la meció contra su pecho.

Traté de pensar, intenté descifrar mi mente frenética mientras miraba a mi amiga inconsciente. No podía pensar racionalmente, no podía pensar con claridad.

De repente, el sonido de la puerta de mi auto abriéndose hizo girar mi cabeza hacia donde Santana estaba caminando alrededor del auto. La cabeza de Quinn se levantó cuando vio el movimiento. Sus ojos se helaron.

Antes de que mi primo pudiera hablar, Santana abrió la puerta trasera del auto, y miró a Quinn.

—Entra —ordenó—. Voy a llevarlas a todos al hospital.

Quinn, necesitando claramente que alguien que se hiciera cargo, corrió hacia adelante y se deslizó con mucho cuidado en el asiento de atrás, todo el tiempo murmurando a Rachel para que se despertara.

Encontré los ojos de Santana mientras abría la puerta del lado del pasajero. Mi boca se abrió, pero las palabras no salieron. Frotando rápidamente las lágrimas de mi rostro con las yemas de los pulgares, su expresión se suavizó y dijo:

—Entra, carina. Tenemos que irnos.

Asentí aturdida, me dejé caer en el asiento del pasajero y me volví para ver a Quinn presionando besos a lo largo de la frente, las mejillas y los labios de Rachel. Su rostro se contrajo de dolor agonizante. Un fuerte grito escapó de su boca mientras se mecía con Rachel en su regazo, mirando cada pedacito tan indefenso justo como me sentía.

En segundos, Santana estaba acelerando por el camino, en dirección al hospital.

—Va... Va... va a es-tar bien —tartamudeé a Quinn entre sollozos. Me miró a los ojos.

—¿Y si... y qué si ella muere? Cristo, Brittany, ¿qué pasa si los pierdo, a ella y al bebé? No puedo... no puedo... no podré sobrevivir... yo...

Levanté mi mano, la puse sobre la suya y apreté con fuerza.

—Ella va a estar bien. —Mis ojos bajaron a mirar la prominente barriga de Rachel. Agregué—: Ambos lo estarán. Lo prometo.

Sintiendo un golpe dulce con la mano a lo largo de mi muslo, mi mirada se lanzó hacia Santana que estaba concentrada intensamente en la carretera. Mi corazón se sentía como si fuera a estallar. Ella no era alguien que demostrara afecto, pero ese solo gesto, un toque de apoyo hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas de gratitud por tenerla en mi vida.

—Manda un mensaje de texto a Jake y Kitty, carina —susurró Santana. Asentí, haciendo lo que me pidió. Mis manos temblaban como hojas en una tormenta mientras buscaba en la pantalla táctil. Me las arreglé para encadenar una oración junta, diciendo a nuestros amigos lo que había sucedido. Segundos después, la respuesta vino de Kitty diciendo que iban a reunirse en el hospital.

Cuando volví mi atención de nuevo a Quinn, se veía... rota. Los recuerdos de la noche en la universidad cuando Rachel había perdido a su primer hijo pasaron por mi mente. No podía hacer eso otra vez. Rachel era su universo... ella era su más.

Cuando me senté, mire fijamente a Quinn rogar a su esposa para que estuviera bien. Sabía que no había registrado exactamente quién nos conducía al hospital o por qué Santana estaba en mi auto para empezar. Pero sabía que una cosa era segura; cuando Rachel saliera de esta, porque ella lo haría, Quinn sabría quien había capturado mi corazón... y antes de que terminara la noche, todos mis amigos y amigas lo harían...

Capítulo 16
Brittany

Quinn y Rachel fueron trasladadas directamente a la unidad de obstetricia, tan pronto como llegamos. Rachel había comenzado a moverse ligeramente, sus dedos inquietos, y a soltar suaves gemidos entrecortados, pero eso era suficiente para darme esperanza de que iba a estar bien. Santana y yo estacionamos el auto y nos dirigimos dentro, una enfermera nos dijo que fuéramos a la sala de espera.

Mientras caminaba aturdida, Santana me guió a través de un laberinto de pasillos estériles, empecé a percatarme de las enfermeras y los médicos observaban con cautela a Santana. Mantuvo la cabeza gacha, como si bloqueara todo, pero me di cuenta. La estaban juzgando. Estaban viendo el tatuaje visible de su brazo y su presencia intimidante. Añadiendo esto al hecho de que era muy atractiva, obviamente, la consideraban peligrosa.

Cada guardia de seguridad que nos cruzábamos, giraba su cabeza mientras Santana caminaba, evaluándolo. Y con cada encuentro, me sentía más y más molesta.

Mi mejor amiga apenas podía despertar, mi prima se estaba cayendo a pedazos y la chica que había mantenido la calma y nos prestó su ayuda, era juzgada como amenaza por la gente en este hospital.

Sintiendo mis manos apretarse con frustración, mi corazón comenzó a acelerarse. Al pasar dos guardias de seguridad en un pasillo vacío, giraron sobre sus talones y comenzaron a seguirnos mientras caminábamos a la unidad donde se habían llevado a Rachel. Mis emociones estallaron, decidí que había tenido suficiente.

Dando la vuelta, me encontré con los ojos asombrados de los dos hombres y, con confianza, pregunté:

—¿Por qué nos siguen?

Permanecieron estoicos tratando de sostenerme la mirada. Cuando Santana puso su mano en mi brazo para hacerme retroceder, sus ojos se centraron en ella. Me rompió. La forma en que contemplaban a esta formidable mujer que se estaba convirtiendo rápidamente en mi mundo, que no había recibido nada más que caos y tragedia en su joven vida, bueno, destrozaba mi corazón.

Apartando mi brazo del agarre firme de Santana, di un paso adelante imaginando cómo debía verme con mi cabello desordenado y rímel negro seco manchando mis mejillas.

—¿Es por ella? —pregunté fríamente apuntando a Santana, cuyo rostro no expresaba ninguna emoción.

—Sólo hacemos nuestro trabajo, señorita —respondió el mayor de los dos.

Me reí sin humor y di un paso adelante de nuevo.

—Bueno, antes de juzgar a mi novia, sepan que esta chica ha salvado la vida de una mujer embarazada que no podía despertar. Es una buena persona. Tiene más talento en su dedo meñique del que ustedes dos podrían soñar. ¿Y sólo porque se ve de la forma en que lo hace, les parece oportuno vigilarnos, mientras nos dirigimos a saber si nuestra amiga va a estar bien? —susurré furiosa mientras sus rostros permanecían impasibles.

—La mia luce —dijo Santana detrás de mí, su voz severa y baja—. Vieni qua. — Mi corazón se aceleró más y más rápido mientras me quedaba quieta, fulminándolos con la mirada. Entonces, la mano de Santana cogió la mía, sorprendiéndome.

Mi mirada se dirigió automáticamente a nuestras manos unidas. Aspiré una bocanada ante su exhibición pública de afecto.

Santana nunca había sostenido mi mano. Nunca se acercaba a mí cuando había gente alrededor... no es como si estuviéramos realmente siempre cerca de personas, de todos modos, pero esta acción sorprendente me dejó sin palabras.

Santana utilizó su poder sobre mi mano para atraerme a su lado y pasó su mano libre por mi cabello. Nuestras miradas oscuras chocaron y susurró:

—Tenemos que ir arriba a ver a Rachel. Tenemos que encontrarnos con Kitty y Jake. No hagas esto, déjalo.

Las lágrimas llenaron mis ojos por lo tranquila y comprensiva que era ante la manera en que la gente la observaba sin siquiera conocerla. No podía soportarlo. Valía mucho más de lo que la gente pensaba. Sí, tenía algunos tatuajes que solo yo había visto. Lucía siniestra y oscura para la mayoría, pero era mucho más que la armadura que llevaba. ¡Quería gritar a los cuatro vientos que había mucho más! Era creativa, artística... y, aunque trataba de retratarse a sí misma de otro modo, era una buena mujer que se preocupaba por los suyos.

Le importaba... de alguna manera tenía que hacerle comprender también.

Tenía que abrir una grieta en el muro que había construido a su alrededor.

Queriendo envolver mis brazos alrededor de su cuello y acercarlo, me resistí.

—Pero no debes permitir que te miren y te juzguen como un peligro. ¡No pueden hacer eso! ¡No es justo!

Los ojos de Santana se cerraron un instante e inhaló.

―Brittany ―dijo mientras exhalaba despacio―. Que se fastidien. Deja que nos sigan. No son nada para mí... Estoy acostumbrada...

Mientras una lágrima caía por mi mejilla ante esta injusticia, dejé que Santana me alejara, mirando hacia arriba, a su rostro inexpresivo mientras sus dedos sostenían los míos con fuerza.

Estaba tan acostumbrada a ser despreciada por todos fuera de su pandilla que ni siquiera pestañeaba cuando ocurría, incluso cuando estaba tan fuera de lugar. En ese momento, entendí a esta mujer tan cerrada un poco más.

Ella no sabía cómo existir en este mundo día a día.

Se crió en un infame parque de caravanas en el lado equivocado de la ciudad. Era la hija mayor de un padre alcohólico y violento, quien la golpeaba a ella y a su madre constantemente. Se unió a los y las Heighters cuando era una niña porque eso era todo lo que estaba a su disposición en ese momento… ¡pero sólo era una niña, Rayos! Condicionada a vivir de esa manera… cometió errores, grandes errores. Lo entendía, aunque todavía no podía comprender la mayoría de las cosas. Pero ya había cumplido su condena. Había sobrevivido a ser un objetivo, atacada en la cárcel por abandonar a su pandilla para salvar a sus hermanos. Su familia, quienes no tenían idea de lo que había tenido que soportar para asegurarse de que pudieran escapar de sus vidas de angustia y ser libres. Y, a pesar de todo esto, esta chica perdida, cuya vida había sido tan injusta, había encontrado su vocación y cambió por completo con las simples herramientas de un martillo y un cincel.

Ya había influido en tantas vidas con su arte… incluida la mía. Todavía no se daba cuenta, pero había cambiado completamente mi vida en cada manera concebible.

Esta chica, que estaba agarrando mi mano como un tornillo para salvarme de meterme en problemas por defenderla, merecía que la gente le diera una oportunidad. Estaba enfurecida de que aceptara con tanta indiferencia la conducta despectiva y el comportamiento hostil de la gente hacia ella.

Arrastrando mis pies hasta frenarme, mis emociones empañando mi lógica, miré hacia atrás y me di cuenta de que los guardias de seguridad ya no estaban siguiéndonos. Santana se había detenido también, su atención todavía estaba enfocada hacia adelante, pero pude ver su mandíbula moviéndose con enojo. Pude ver los músculos de su cuello tensados por la ira.

―¿Por qué dejas que la gente te trate de esa manera? ―pregunté, escuchando el filo cortante alimentando mi voz.

Los músculos inferiores del cuello de Santana se apretaron, sus brazos parecían aumentar de tamaño mientras cerraba los ojos fuertemente. Exhaló despacio por la nariz, para tranquilizarse, su piel canela enrojecida.

Cuando no respondió nada, agregué:

—No es justo cómo te miran. Porque te ves así, asumen que eres una pandillera que sólo va a causar problemas. ¡Me enferma! ―Todavía no respondió nada, así que me acerqué más e hice que me mirara a los ojos―. ¿Por qué te quedas en silencio? Di algo. ¡Por Dios! ¿Por qué no dices una sola palabra?

La mano de Santana comenzó a lastimar la mía. Con un gruñido de frustración, dio la vuelta, arrastrándome por el pasillo vacío hasta que se detuvo frente una puerta con el cartel "Depósito".

Girando el picaporte, me hizo entrar y me soltó la mano. Comenzó a caminar de un lado a otro. La observé con cuidado, pero la adrenalina todavía estaba bombeando salvajemente en mi sangre.

Pasándome una mano por el rostro, pregunté:

—¿Por qué estamos aquí?

Santana se quedó completamente quieta, girándose para mirarme, su rostro estaba retorciéndose de rabia. Pasó la mano por encima de mi hombro hasta la puerta y trabó la cerradura.

Usando su pecho, me empujo contra una estantería de metal.

―¿Crees que no me importa? ―dijo entre dientes, en voz baja.

Tragué saliva... la empujé hasta su punto de ruptura.

―¿No crees que cada vez que uno de esos cretinos, como esos estúpidos guardias, me miran como si no fuera nada más que basura, no quiero darme la vuelta y hacerlos pedazos? ¡Porque sí! Odio a todos, Rayos. Odio a la gente y sus actitudes ignorantes del tipo “soy más que tú", la opinión que tienen de "esta tipa va a lastimarme" cuando me ven caminar por la calle. Tengo una furia dentro de mí que estoy absolutamente segura que nunca se irá, una furia que, si la desatara en idiotas como esos, terminaría cometiendo asesinato. Y los mataría, lo sé. No sería capaz de parar. ¡Porque eso es con lo que he estado luchando toda mi vida, idiotas como esos! Juzgándome y deseando desesperadamente que fracase para así desaparecer y ya no ser un problema de la sociedad.

―Santana, eso no es verdad...

Levantando las manos a la estantería de metal, golpeó una contra el estante superior y gritó:

—¡Y, no necesito que me defiendas!

Mis ojos se abrieron ampliamente y toda la ira que estaba conteniendo se disipó, solamente sentía tristeza arrastrándose mientras internalizaba sus palabras.

―No pude soportarlo. ¡No eres la chica peligrosa que ven! ¡Están tan equivocados sobre ti!

Santana se rió en mi rostro, pero era una oscura risa burlona. Negó, mirándome como si fuera estúpida.

―¡No están equivocados! ―bramó―. ¡Tienen razón! ¡Soy la persona que ellos creen que soy! He sido esa chica por tanto tiempo que no sé cómo ser otra. ¡Es solo que tú no te permites ver la verdadero yo! ¡Estás cegada por todo este arte, toda esta admiración de Snix! ―Se lanzó hacia adelante y acunó mi cara entre sus manos—. ¡Rayos, despiértate, Brittany! Soy Santana López. Soy mala, no soy buena para ti... ¡Por Dios! ¡Soy una traficante de cocaína! Sigues tratando de creer que soy esta tipa genial, mirándome con esos grandes ojos de gacela como si fuera tu sol, ¡pero soy lo opuesto! ¡Soy la medianoche! ¡Soy un eclipse que se roba la luz! ¡Se lo he hecho a todos en mi patética vida de porquería! ¡Mira a Jake! ¡A Violeta! A mi mam...

La voz de Santana se detuvo, quebrándose por la emoción mientras trataba de pronunciar el nombre de su madre. Palideció; incluso decir su nombre la destrozaba irreparablemente.

Le afectaba…

―Eres más que eso ―discutí, agarrándole el brazo y tirando para que diera la vuelta y me mirara―. No te atrevas a decirme todo eso, Santana. No a mí.― Respiré hondo entrecortadamente mientras me miraba con una expresión dura e inmóvil cincelada en su férreo rostro―. No te atrevas a hacer esto. La chica con la que estoy es una buena persona.

Sus manos agarraron su largo cabello.

—No tienes ni idea. Te gusta pensar que soy la reformada chica mala transformada en escultora a la que le has dado tu corazón. La verdad es que no hay reparación para mí, Brittany. Sólo escondo el demonio en mi interior, muy bien. Cuando fui a la cárcel, tuve que aprender a lidiar con la vida de allí muy rápido, maldita sea. Tuve que aprender a controlar la ira, o arriesgarme a ser asesinada. Tuve que fingir que era una buena chica, así podría conseguir salir viva, Rayos… no tienes idea de cómo fue…

—Cállate —espeté. Los músculos de Santana empezaron a crisparse por lo extremadamente tensa que se estaba poniendo debido a mi actitud.

—¿Qué acabas de decir? —preguntó, apretando los dientes.

Sin miedo, me enfrenté a ella, mirándola directamente a los ojos, y repetí:

—He dicho que te calles.

Santana López se quedó allí, su cuerpo irradiando ondas de pura amenaza, pero no me asustaba. Esto era lo que hacía. Intimidaba. Causaba temor. Ahuyentaba a la gente. Pero, en el fondo, era una niña pequeña asustada que no supo hacer otra cosa en la vida salvo pelear; pelear para proteger a su familia y los que amaba, pelear contra una sociedad que se había olvidado de ella, que la había dado de lado desde el nacimiento.

—Tienes que retroceder de una vez, Brittany. Ahora mismo. Te estoy advirtiendo —dijo, amenazante.

Lentamente, sacudí mi cabeza enterrando mi nerviosismo profundamente, así no se mostraría. Las fosas nasales de Santana se ensancharon. Sabía que la tenía donde la necesitaba. Ella no tenía ni idea de qué hacer conmigo ahora mismo, ahora que estaba resistiéndome a sus típicamente exitosas formas de intimidación. Porque la conocía. No me lastimaría… podía verlo en sus ojos… podía sentirla con cada latido de mi corazón.

—No voy a retroceder. No te dejaré hacer esto. —La empujé con fuerza.

Sus ojos se entrecerraron, unas pequeñas arrugas apareciendo en las comisuras de sus ojos.

—Déjame preguntarte algo. Y esta vez, realmente dame una respuesta —le pedí. Santana me miró como una cazadora mira a su presa, pero no iba a permitirme flaquear—. ¿Por qué empezaste a traficar con drogas para la pandilla Heighters? No por qué te uniste a la pandilla, eso lo sé, sino ¿por qué empezaste a traficar con cocaína cuando eras adulta?

En esta habitación silenciosa, escuché sus dientes rechinando. Podía ver su pulso acelerarse en su cuello. Sabía que esto era justo lo que necesitaba.

Necesitaba ver por sí misma que no era inherentemente mala. Ser mala por naturaleza y tener malos impulsos en ti, eran cosas completamente diferentes.

—Respóndeme —espeté.

Apretando sus puños, siseó:

—Porque era parte de la pandilla y eso era lo que hacíamos para proteger nuestro territorio. Las mejores vendíamos la coca, el resto vigilaba a la policía, por la amenaza de nuestros rivales.

—Tonterías —le desafié. La furia prendió en sus ojos. Empujé su pecho—. Dime el verdadero motivo. ¿Por qué vendías tú drogas? No la pandilla, tú. ¿Por qué reclutaste a Jake y Violeta en la pandilla, tan jóvenes?

—Por dinero —respondió con frialdad y un rayo de esperanza brotó en mi pecho. No me estaba mintiendo descaradamente, simplemente evadía la verdad.

—¿Dinero para qué? —continué.

Un destello de dolor atravesó su pétrea expresión. Sus ojos comenzaron a brillar.

—No —insistió. Esta vez, casi me detuve. Podía ver el dolor al que no quería enfrentarse saliendo a la superficie.

—¿Por qué, Santana? —insistí, agarrando la tela de su camiseta con mis manos. Permaneció en silencio. Estaba bastante segura de que no podía hablar.- ¿Fue para conseguir dinero para el tratamiento de tu madre después de que fuese diagnosticada con esclerosis lateral amiotrófica? ¿Fue para conseguir todo dinero que fuera posible para salvarla de tener que sufrir tanto dolor? ¿Fue para que no muriese en agonía? ¿Es por eso que necesitabas el dinero?

La boca de Santana se entreabrió. Soltó una respiración entrecortada mientras una sola lágrima descendió por su rostro, con sus labios temblando ligeramente. En comprensión, las lágrimas cayeron por mis mejillas también. Santana no lo sabía, pero había visto a su madre… estuve allí, en la habitación, cuando murió. Quería decírselo, pero sabía que no estaba lista para esa confesión todavía.

Pero no podía parar ahora. Había provocado una pequeña grieta en su impenetrable armadura; había llegado el maldito momento de que la armadura fuera derribada.

Era el momento de permitir entrar a la luz.

—Lo hiciste —dije con firmeza—. Metiste a tus hermanos en la pandilla Heighters porque no podías hacerlo tú sola. Necesitabas ayuda, pero te asustaba pedirla. No tenías a nadie, de todos modos. Estabas sola, eras "Santana López" la chica que los Heighters utilizaban para intimidar. La chica que todas las pandillas rivales temían por encima de cualquiera. Por lo tanto, ¿cómo podrías pedir la ayuda de alguien cuando fuiste siempre la chica que no mostraba ninguna emoción o remordimiento? Sí, una parte de ti quería a Jake y Violeta involucrados, porque amabas a esa pandilla. Eran tu familia. Te cubrieron cuando nadie más lo hizo. Matarían por ti, sin hacer preguntas. Estaban siempre allí cuando no había nadie más. Y querías este sentimiento de familia para Jake y Violeta. Porque los amas. Los amas más que a nada y a nadie en este mundo. Son todo lo que te queda y era la única manera que conocías para mantenerlos cerca e intentar salvar a tu madre al mismo tiempo. Pensaste que eso los mantendría a todos juntos como una familia.

El corazón de Santana estaba palpitando contra su pecho mientras miraba por encima de mi cabeza, incapaz de mirarme a los ojos. Pero sabía que estaba escuchando, porque su mano agarró las mías y apretó con fuerza mis muñecas. Las sostenía como apoyo.

—Pero no pudiste salvar a tu madre —dije en un tono tranquilo y comprensivo, usando mi pulgar para acariciar suavemente la piel su mano—. Los Heighters estaban arruinando la vida de Jake y Violeta. Te fugaste de la policía cuando Porter tuvo una sobredosis, e impropio de ti, dejaste que Jake y Violeta lidiaran con los últimos días de tu madre. Pero regresaste y salvaste a Jake de ir a la cárcel. Volviste para salvar a tus hermanos por encima de la pandilla que había sido tu única verdadera familia durante tanto tiempo. Porque lo hiciste todo por la familia. Todo lo que haces es por la familia. Una y otra vez, has sacrificado tu oportunidad de ser feliz para que ellos tengan la suya.

Deslicé mis manos alrededor de su cuello y tracé la larga cicatriz, la de la cuchillada que casi la mató.

- Has sufrido cinco malditos años por tus hermanos. Y, aunque has encontrado la pasión de tu vida dentro de esa pesadilla, tus esculturas gritan desesperadas súplicas de perdón. Son culpables y atormentados gritos de dolor… profunda pena… profunda angustia y tristeza por las cosas que crees que no puedes superar… o afrontar...

Me estaba refiriendo específicamente al ángel de mármol. Todavía era la única pieza terminada que nunca me explicó. Pero sabía acerca de qué trataba el ángel. El doble rostro roto y el ángel liberado era su madre.

—Brittany… —susurró, sus manos temblado mientras me sostenían. Curvando mi palma para descansar en su mejilla, le dije:

—Te conozco, Santana López, cariño. No eres la villana en esta historia, eres la maravillosamente imperfecta heroína. La heroína en la oscuridad, que ha estado sacrificándose durante toda la vida por los demás, para que estuvieran a salvo… y lo hiciste plenamente consciente de que nunca nadie lo sabría. Pero yo lo sé y no me importa lo que cualquiera piense de mí por entregarte mi corazón.

—Todos lo van a saber ahora —dijo con aspereza, su voz sonando como si se hubiera tragado metros de alambre de púas—. Tus amigos y amigas, mis hermanos, todos sabrán que estamos juntas después de esto, después de esta noche... y no van a entender por qué. Cuando toda esta situación con Rachel se arregle, van a intentar convencerte de que me dejes. Van a querer separarnos.

Ladeando la cabeza, pude ver el dolor y la aprensión... ¿y eso fue... miedo, en su voz? La comprensión calentó mi alma... no quería perderme. Mi corazón se llenó de tanto amor que apenas podía respirar... ella no quería perderme...

Avanzando hacia su boca lentamente, rocé mis labios por los suyos, escuchándole suspirar con ese mismo sentimiento que siempre sacudía nuestros cuerpos cuando nos tocábamos.

—Rayo... —susurré contra su cálida boca, incapaz de detener mi sonrisa.

—¿Qué? —preguntó mientras su mano acariciaba mi espalda.

Sonreí ampliamente, la acción provocándole inhalar una respiración rápida.

—Relámpago —esclarecí—. Juntos, provocamos... relámpagos... es la única manera en que puedo explicar la sensación que me atraviesa cuando te veo, cuando hablo contigo... te toco... hago el amor contigo...

Santana se quedó en silencio ante mis palabras, hasta que su mano se envolvió con fuerza alrededor de mi cintura.

—Fulmine —tradujo al italiano. Mis piernas flaquearon ante su pronunciación perfecta, ante tan hermoso lenguaje deslizándose de sus labios—. Si... —dijo en un suspiro profundo— La mia fulmine... la mia luce...

—Bésame —dije.

Santana nos presionó más cerca, fusionando nuestros cuerpos una vez más.

Nuestros labios vagaron a lo largo de las mejillas y el cuello hasta que al fin se encontraron en un beso sensual... el más perfecto beso suave. Más fue dicho en este único beso que en nuestras interminables noches de hacer el amor.

Cuando nuestros labios se separaron, nuestras respiraciones se volvieron fuertes, le aseguré a Santana:

—Nadie puede hacer que te deje. No me importa lo que digan. Eres mía, toda mía. Tus problemas son mis problemas. Tus pecados son ahora mis pecados.

Santana sacudió la cabeza como si no pudiera creer lo que acababa de prometer. Levantó la mano, girando mi brazo para besar el interior de mi muñeca.

—Eres mi sacramento. El agua bendita que mi madre usaba para consagrarme, una plegaria de bendición deslizándose de sus labios, y, ahora, corre por tus venas… —Dejó caer mi brazo y recogió mis lágrimas con sus pulgares, chupándolas con su boca. Cuando sus labios liberaron la almohadilla de su pulgar, finalizó—… cae con cada lágrima que derramaste por mí.

—Santana —sollocé en voz baja. Me dio un beso en ambas mejillas antes de envolverme en sus brazos. Fue un sencillo abrazo. Un abrazo que la mayoría de las parejas inocentemente comparten casi distraídamente, pero Santana nunca me había permitido antes compartir un acto tan amoroso.

Significaba algo... no, significaba todo... significaba que me había dejado entrar... finalmente.

Cuando envolví mis brazos alrededor de su cintura y me derretí contra su pecho, me dijo:

—Eres mi renacimiento.

Casi ahogándose al final de la frase, me apretó más fuerte. Fruncí el ceño ante lo que la tenía tan molesta, cuando se abrió a mí... sobre el tema que nunca había podido hablar antes de este momento.

—Eres el deseo que mi… mamma... tenía para mi oscurecida alma...lo que ella me decía todas las noches antes de dejarla para traficar... io prego perché tu possa trovare la tua luce, mio figlio smarrito... rezo para que encuentres tu luz, mi hija perdida...

El dolor me embargó ante el afilado y desolado timbre de su voz. Lloré. Con palabras tan conmovedoras, ¿cómo no iba a hacerlo?

Santana besó mi cabeza y añadió:

—Y la he encontrado, carina. La mia fulmine... la mia luce... la mia vita... la única persona que ve mi reflejo nítido en el empañado espejo que es mi vida.

Hola……….buenos días a todas/os……….ufff, lo prometido será cumplido, asi que espero disfruten del capítulo extra de hoy (me adelanto a decirles que en los caps. 19 y 20 habrá drama…….alguien del pasado de San regresara para hacer de las suyas)




Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)





http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
(Sweet Home: 1ra y 2da parte)







*Actualización: día LUNES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….













https://www.youtube.com/watch?v=giAE7Yz7gHI


NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Hope” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Seattle y Alabama-Tusscalosa fundamentalmente; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Seattle y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone 1 solo libro que consta de: sinopsis + prólogo + 22 capítulos + epílogo + capítulo extra. Este libro es narrado desde la perspectiva de Brittany y Santana (es decir, algunos capítulos los narrado por una, y otros capítulos por la otra)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 17
Santana

No quería dejar este almacén y enfrentarme al mundo real, así que, con renuencia, aparté mis brazos de Brittany e instantáneamente sentí frío.

—Será mejor ir a ver cómo está Rachel —sugerí, acariciando con mi dedo su barbilla.

Brittany retrocedió y, silenciosamente, asintió. Bajó su mano y tomó la mía. Sus pestañas revolotearon y preguntó:

—Está... ¿está esto todavía bien?

Llevando nuestras manos unidas a mis labios, besé el dorso de la suya mientras estudiaba su rostro esperanzado... su rostro esperanzado. Examiné cada línea y curva, una imagen excitante. Una impresión, una chispa... como siempre empezaba.

Pensé en cómo Brittany siempre me había mirado así. Volví a pensar en el momento en que vi la escultura de mi mamma, la única en esa galería vacía, luciendo tan solitaria que me hizo desmoronarme. Y luego, por detrás del mármol, allí estaba ella, como una maldita luz brillante, su bello rostro, el más hermoso que había visto en mi vida, observándome en silencio... haciéndome sentir que ya no estaba sola. Debería haberlo sabido entonces, tal vez lo hice de alguna manera, que ésta sería la mujer que cambiaría mi vida.

Meses atrás, me encontraba perdida, ahogándome en un mar de culpa y una devastadora tristeza. Aunque estaba luchando por salir a la superficie, nunca pude liberarme. Cada persona que conocía, me observaba desde la banda, permitiéndome hundirme, pero no ella. No la mia luce. Pensé que ella podría lanzarme un salvavidas, o, por lo menos, tratar de tirar de mí hacia arriba. Lo que no esperaba que hiciera era saltar y nadar a mi lado... esperando, sólo esperando hasta que estuviera lista para seguirla hasta la orilla.

Apreté la mano de Brittany.

—Rayos, está más que bien —contesté. Y allí estaba, esa sonrisa cegadora. Esa sonrisa dándome la esperanza de que tal vez esta vida funcionaría, después de todo.

—¿Lista? —preguntó Brittany, con una sonrisa nerviosa.

Una parte de mí, decía que debería dejarla ir, que no debería hacerla pasar por el drama que, sin duda, todo el mundo le iba a dar por estar conmigo. Pero la otra parte de mí, la egoísta, la que por una vez en mi vida quería tener algo sólo mío, se negaba a dejarla ir.

Iba a hacerle caso a la parte egoísta. No iba a renunciar a ella por nada ni nadie.

—Lista —respondí. Juntas, salimos del almacén y por el pasillo hacia la unidad de obstetricia. Cuando llegamos, la sanitaria en el mostrador de enfermeras nos dirigió hacia la sala de espera. Mientras nos acercábamos a la puerta cerrada, miré hacia abajo y pude ver la aprehensión en el rostro de Brittany. Estaba nerviosa y me sentí culpable.

Suspirando, dejé caer mi cabeza y traté de soltarla. Brittany me miró alarmada y apretó nuestras manos con más fuerza.

—No —dijo con firmeza—. Vamos a enfrentar esto juntas. Estoy dispuesta a soportar lo que nos digan.

Atrayéndola a mi pecho con fuerza, besé la parte superior de su cabeza. Brittany giró el pomo de la puerta, enderezó los hombros y caminó, tirando de mí detrás de ella. Se oían murmullos de conversaciones. Cuando levanté la vista, Jake, Kitty, Violeta, Mike y Tina se encontraban sentados en sillas de plástico... hablando... pero todos se hallaban realmente silenciosos ahora, mientras nos observaban.

El silencio se prolongó y Brittany se acercó más a mi lado. Cuando levanté mis ojos, cada persona en la habitación nos estaba mirando... a nuestras manos unidas... a Brittany Susan Pierce con Santana López.

La primera persona a la que se enfrentaron mis ojos fue Jake, quien se encontraba frunciendo el ceño con confusión, Kitty estaba sentada en su regazo, boquiabierta.

Aclarando su garganta, Brittany preguntó:

—¿Cómo está Rachel?

Pasé de Jake para mirar a Violeta, que se encontraba observando entre Brittany y yo, de ida y vuelta, ida y vuelta. Nadie parecía feliz. Nadie contestaba la pregunta de Brittany.

Mi estómago se hundió y el rostro de Brittany palideció cuando escuchamos:

—Rachel está estable. Su condición avanzó a eclampsia, es por eso que colapsó. Su presión arterial era demasiado alta.

Reconocí la voz de Quinn Fabray detrás de nosotras. Brittany se tensó. Tirando de su mano para colocarla a mi costado, nos giramos, para que todos pudieran vernos. Envolví mi brazo alrededor de sus hombros y levanté mi barbilla retando a cualquiera que dijera algo.

Brittany se fundió en mi costado y agarró mi camiseta. Miró a Quinn con alivio.

—¿Rachel va a estar bien?

Ella tenía sus brazos cruzados contra pecho y me di cuenta que estaba a punto de estallar.

—Está durmiendo, pero va a estar bien —respondió fríamente. Oí a Brittany suspirar profundamente y le susurré al oído:

—Ella va a estar bien, carina.

—En primer lugar —dijo Quinn, mirándome—, quiero agradecerte por traernos a Rachel y a mí aquí. Rayos, me vine abajo, pero nos acercaste aquí y ella está a salvo ahora. No puedo pagar eso.

Brittany se relajó al escuchar el agradecimiento sincero de su prima, pero, entonces, Quinn dejó caer sus manos y la miró.

-Pero, en segundo lugar —sacudió la cabeza con incredulidad—, ¿estás con Santana, Britt? ¿Me estás haciendo algún tipo de broma?

Los ojos de Brittany se endurecieron y me miró.

—Sí, estoy con Santana —respondió, con orgullo en su voz.

—Nos dijiste que te veías con esa artista. Rayos, ¿nos mentiste? —medio preguntó, medio desafió, luciendo como si no pudiera entender todo lo que estaba sucediendo.

La mano de Brittany se congeló en la mía. Mi corazón latía con fuerza, preguntándome qué demonios iba a decir a eso.

—Sí —susurró—, mentí... Les mentí a todos porque sabía que no lo aprobarían.

Exhalé bruscamente cuando Brittany mintió a su prima para proteger mi secreto. Entonces, Quinn abrió la boca.

—Brittany, ¿qué estás pensando? —preguntó en voz alta. Brittany inhaló un aliento herido—. ¿Has perdido la cordura?

—No —susurró—. Estoy muy cuerda. Por primera vez, estoy pensando perfectamente claro... y la quiero. Estoy con ella.

Los ojos de Quinn se estrecharon, cuando Kitty habló:

—¿No hay artista? ¿Santana es la chica de la que realmente te has enamorado?— Sólo había preocupación en el rostro de Kitty. Eso me dolió. Sabía que no éramos cercanas, que ella todavía esperaba que fracasase en la vida, pero nunca creí que vería el miedo en sus ojos porque yo estuviera con su amiga.

—Sí —dijo Brittany a Kitty, quien lanzó una mirada a Tina que, sorprendentemente, por una vez, no parecía tener nada que decir.

—Nunca tienes novia y, cuando por fin consigues una, ¿eliges a una traficante de drogas ex convicta? —espetó Quinn. La ira comenzó a correr por mi sangre mientras escuchaba a Brittany empezar a llorar. Mi respiración se estaba volviendo más y más rápida, y, cuando los ojos de Quinn se encontraron con los míos, di un paso adelante. Iba a matar a esta cretina por molestar a mi hermosa rubia.

Brittany se interpuso, poniendo sus manos en mi pecho.

—No, cariño, para.

—¡Vaya, Brittany! —exclamó Quinn. Di un paso adelante justo cuando Jake se puso frente a mí y encaró a su mejor amiga.

—Déjala, Quinn, ahora —ordenó Jake. Quinn se detuvo en seco y, por su expresión, me di cuenta que no podía creer lo que mi hermano pequeño estaba haciendo... cubriendo mi espalda... Yo casi no podía creerlo, tampoco.

—¿Hablas en serio? Después de todo lo que les hizo a ti, a Kitty, a Violeta, ¿vas a defenderla por estar con mi prima? ¡Mi prima!

Jake tensó su mandíbula y me sentí muy mal. Sabía que odiaba el hecho de lastimar a Quinn, pero también veía lo mucho que quería defenderme.

—Quinn, estoy tan sorprendido como tú de que estén juntas y, honestamente, no estoy seguro de qué pensar de esto justo ahora. Pero Santana ha estado haciéndolo muy bien. Así que para de una vez con todo ese odio, por un maldito segundo, ¿sí?

—¿Que pare de una vez? —repitió Quinn con los dientes apretados—. ¿Que pare de una vez? Ella es basura. Siempre ha sido basura. Siempre será basura... y ¿Brittany? —Quinn la miró directamente y dijo—. Ella te va a hacer basura también. Ya has estado mintiendo por ella a tu familia y mejores amigos.

Y eso me rompió. Brittany era cualquier cosa menos basura. Y sabía que Quinn estaba sufriendo, su esposa estaba enferma, y se veía mal. Pero nadie llamaba a Brittany basura, prima o no.

Saltando hacia adelante, casi pude partirle el rostro a Quinn, pero Jake consiguió detenerme. Mike paró a Quinn cuando trató de lanzarse hacia mí. Justo cuando lo hizo, la puerta de la sala de espera se abrió y los dos guardias de antes entraron.

Tan pronto como me vieron siendo refrenada, sus ojos se ensombrecieron.

Brittany se precipitó hacia mí y puso sus manos en mi rostro.

—Santana, por favor, cálmate —susurró.

Al contemplar su rostro, pude ver que estaba más que molesta, entonces miré hacia abajo a mi mano, todavía en un puño. Me deshice de Jake y envolví mis brazos alrededor de los hombros de Brittany.

—Señorita, necesitamos que se vaya —dijo el más grande de los dos guardias.

Podía sentir a Brittany llorando en mi pecho. Asentí hacia el tipo. Mirando hacia atrás, vi a Jake con las manos detrás de la cabeza, observándome... pero también me di cuenta de que incluso él no aprobaba mi relación con Brittany. Rayos, la única persona que pensaba que cubría mi espalda, realmente no lo hacía. Cuando llegó el momento, él todavía me consideraba indigna.

—Carina —dije—. Quédate con tus amigos. Me iré. Tienes que estar aquí para Rachel.

La cabeza de Brittany se alzó de golpe y sus ojos se veían enormes.

—No —replicó.

Atrapé a Tina maldiciendo desde atrás.

Brittany entrelazó sus manos con las mías y se volvió hacia sus amigos, Quinn nos miraba como un halcón. Enderezándose, anunció:

—Mentí acerca de con quién estaba porque sabía que actuarían de esta manera. Sí, estoy con Santana, y no me importa lo que cualquiera de ustedes tenga que decir. —Miró a Quinn y ella sacudió la cabeza con incredulidad—. Sé lo que ha hecho mal en su pasado. Sé que todos ustedes lo encontrarán difícil de olvidar, pero es una buena mujer. —Su rostro se sonrojó y añadió—: Y soy lo suficientemente adulta para elegir a quien quiero. Y la elijo. No necesito, ni busco, su aprobación.

Todos sus amigos jadearon. Rayos, nunca había visto a tanta gente luciendo tan conmocionada. Entonces, para empeorar las cosas, Quinn se adelantó y dijo:

—Preferiría que estuvieras con cualquiera excepto ella. Cualquiera es mejor que una adicta traficante de crack que te llevará directamente al infierno.

La cabeza de Brittany se giró de golpe hacia Quinn, sus ojos se oscurecieron y dijo:

—¿Sí? Bueno, no quiero a nadie más, salvo a Santana. —Me miró y me golpeó con una sonrisa acuosa—. Posee mi corazón por completo.

—Brittany... —susurró Kitty a nuestro lado, sus manos en su boca y lágrimas en sus ojos. Y no podía hablar, mi pecho estaba demasiado apretado ante ella orgullosamente de pie a mi lado. Estaba orgullosa de estar a mi lado. ¿En qué clase de mundo aterricé que Brittany Susan Pierce estaba de pie orgullosamente a mi lado?

Brittany se volvió hacia Kitty.

—Por favor, ¿puedes mantenerme informada de la recuperación de Rachel, Kitty? Dile que la veré muy pronto y que lo siento, pero no me puedo quedar. — Kitty asintió, observando preocupada a Jake. Entonces, Brittany miró a su prima—. Sé que no lo apruebas, Quinn. Y quiero quedarme por Rach, pero me doy cuenta que estás enojada conmigo en este instante y necesitas que nos vayamos. Porque, si Santana se va, yo también. Pero no soy esa chica a la que sientes que tienes que proteger, ya no más. Y no necesito que apruebes mis elecciones. —Tomó aire y continuó—. Si quieres que me vaya de tu casa, lo haré. Lo entiendo.

La mandíbula de Quinn se apretó mientras me miraba, pero cuando sus ojos se posaron en su prima, se suavizó un poco.

—No tienes que irte, Britt. Lo sabes, pero no puedo estar bien con ustedes estando juntas. No tengo idea de cómo sucedió o durante cuánto tiempo ha estado pasando. Pero sé que ella es como un maldito veneno, Britt. Puede estar haciéndolo bien ahora, pero la he visto hacerlo desde que éramos niñas. Es una Heighter de por vida.

—No lo es, Quinn —dijo ella con frialdad—. No tienes idea de lo increíble que es en realidad.

Con eso, se volvió y caminó por el pasillo, dejando a todos sus amigos atrás.

No hablamos cuando nos subimos al coche ni mientras íbamos a mi estudio.

No había mucho que decir, de todos modos.






Cuando entramos en el estudio, Brittany tenía sus brazos alrededor de su cintura como si tuviera frío. Di un paso atrás, observándola mientras ella se quedó inmóvil mirando fijamente por la ventana. Cielos, era tan hermosa que casi no podía soportarlo.

Poniendo las llaves de su coche de alquiler en la mesa, me moví para estar detrás de ella y la giré en mis brazos. Su rostro, normalmente brillante, se encontraba muy pálido y la mayor parte de su maquillaje había desaparecido de tanto llorar.

Mientras absorbía su rostro inusualmente triste, mi estómago se giró. Le hice esto.

Le hice esto a todo el mundo. Rayos, destruí sus vidas, los entristecí... los hice dejar a la gente que amaban.

Quinn tenía razón, yo era veneno. Y, probablemente, lo arruinaría de nuevo. Es lo que hacía mejor.

—No lo hagas —dijo Brittany, de pronto, con voz ronca, devolviendo mi atención a este momento. No contesté nada. No le gustaría lo que tenía que decir, de todos modos.

La mano de Brittany se presionó en mi mejilla, acercándome.

—Lo que sea que estés pensando, para.

—No deberíamos estar juntas —repliqué, aunque me desgarrara por dentro.

Dejando caer su mano de mi rostro, Brittany se acercó a la cama y comenzó a desvestirse. Mi corazón empezó a latir muy rápido inmediatamente cuando se quitó su top, un sostén de encaje blanco debajo. Y cuando sus manos empezaron a bajar la cremallera de su falda, su trasero firme apareciendo, cubierto únicamente con un pequeño tanga blanco, tuve que cerrar los ojos para no lanzarme sobre ella.

Logrando ganar algún tipo de compostura, avancé por la habitación hacia Brittany, luchando por respirar mientras se desabrochaba el sujetador y caía al suelo... sólo quedó su tanga y esos tacones sexys en sus pies.

Me quedé paralizada, completamente incapaz de moverme. Entonces, Brittany se volvió y me miró. Tiró las horquillas de su cabello en el suelo para que cayera por su espalda.

Parecía una deslumbrante sirena y estuve tan completamente hipnotizada.

Pude ver en sus ojos que sabía lo que yo estaba tratando de hacer. Claramente, había anticipado que me encontraba de pie aquí, a punto de alejarla. Para salvarla de perder a sus mejores amigos porque se había enamorado de mí. Pero también podía decir, por la mirada determinada en esos ojos, que no me iba a dejarme hacerlo.

Moviendo sus manos hasta el dobladillo de mi camiseta, la levantó por mi cabeza y se adelantó para presionar sus labios contra mi piel caliente. Sus hinchados y suaves labios pasaron por mis pechos y hacia mi pezón, que succionó en su boca. Luego, continuó hacia abajo, hasta que llegó a la cremallera de mi jeans.

Bajando la cremallera con cuidado, empujó mis vaqueros hacia abajo y me acarició firmemente. Respiré a través de mi nariz mientras se enderezaba para susurrarme al oído:

―Deja de tratar de huir de mí. Te elijo. Quiero estar contigo, Santana López. Y si sigues intentando alejarme, voy a dar rienda suelta a la ardiente latina que vive dentro de mí, ya sabes que mi abuelo paterno era latino y te haré escuchar todo lo que tengo por decir.

Echó hacia atrás la cabeza, elevando su ceja con desafío y sus mejillas recuperando su color natural. No pude evitar curvar mi labio en una sonrisa y Brittany tuvo que fruncir los suyos para dejar de reírse, también.

―¿Dar rienda suelta a la ardiente latina? ―pregunté con voz ronca, mientras su experta mano comenzó a moverse de un lado a otro en mis piernas.

―Sí ―susurró, en su orgásmico acento español y, tomando mi mano, la llevó al pequeño triángulo de su tanga, deslizando mis dedos por su coño mojado, encontrando finalmente su clítoris. Usando la yema de mi dedo, empecé a moverlo en círculos, amando oírla jadear.

A medida que nuestras manos se movían más rápido, empujé su cabello a un lado para murmurar:

―No olvides que también soy latina. Puedo dar tanto como reciba.

Los ojos de Brittany se veían hambrientos cuando eché la cabeza hacia atrás y me encontré con ellos.

―Es... es... el porqué de... esto... entre nosotras... ―dijo entre respiraciones superficiales.

―¿Mmm? ―Fue todo lo que pude decir. Sostuve su pelo agrupándolo en mis manos, mis caderas comenzando a mecerse mientras un rubor cincelaba su piel.

―Esta... explosividad que tenemos... es por eso que luchamos... gritamos... entonces follamos como si no hubiera un mañana... follar con toda esa ardiente pasión... es la sangre latina... dentro de nosotras... es el... fuego latino... ―se las arregló para decir, antes de que un grito cortara sus palabras cuando hundí un dedo en su interior.

Tenía razón. Habíamos peleado, discutido, gritado... pero eso sólo alimentó la atracción que teníamos la una por la otra.

Estábamos encendiéndonos…

Incapaz de ver más allá de la maldita niebla sexual en la que ella me había envuelto, aparté su mano de mis piernas y, retirando la mía del suyo, desgarré su tanga, hasta que todo lo que llevaba era su piel natural y esos tacones de aguja.

Los ojos de Brittany se ampliaron cuando di un paso hacia ella, piel contra piel.

―Te dije que iba hacerte mía en esos tacones ―murmuré, y vi cómo se le ponía la piel de gallina.

Los pechos de Brittany se levantaron con su respiración, y, en un suspiro, dijo:

―Hazme tuya, entonces.

Sonriendo ante la latina siendo desatada, la alcé por sus muslos. Caminando a través de la habitación, Brittany arrastró sus dientes a lo largo de mi cuello, haciéndome gemir. Alcanzando mi área de trabajo, usé una mano para limpiar el escritorio y bajé a Brittany sobre él, su espalda inmediatamente rociándose con polvo de mármol.

Lo ojos azules de Brittany estaban vidriosos por la lujuria cuando ella me miró. Incapaz de resistirme a tocarla, chupé uno de sus pechos, haciendo rodar su pezón en mi boca.

―Santana... Mi dios... ―gimió, su coño frotándose contra mí. Cuanto más rápido se movían sus caderas, más necesitaba de ella. Soltando su pecho, agarré sus muslos y la atraje hacia el borde del mostrador.

Sin apartar mis ojos de los suyos ni una sola vez, envolví sus piernas alrededor de mi espalda, siseando cuando los tacones de aguja de sus zapatos se clavaron en mi piel. Mis ojos se ensancharon y Brittany sonrió en señal de victoria.

―Dijiste que los querías clavándose en tu espalda... bueno, están en tu espalda, ¿y ahora qué?

Gruñendo cuando tensó sus piernas, el agudo aguijón de dolor de sus tacones yendo directamente a mi centro, preparé mis dedos traviesos en su entrada y empujé.

―¡Cristo! ―gritó mientras sus manos arañaban mis brazos, pero estaba demasiado ida, tan envuelta en esta chica debajo de mí, la única que alguna vez había estado de pie orgullosamente a mi lado.

La amé de todas las formas posibles. Su cabello rubio se estaba llenando de polvo blanco, manchas palideciendo su rostro enrojecido. Pero cuanto más se revolvía, más fijamente la miraba. Parecía una escultura viviente. Lucía como la mejor escultura que había visto nunca.

Arqueando la espalda, sus gemidos se hicieron más prolongados, sus brazos cayeron de los míos y los extendió sobre su cabeza. El polvo se asentó en su estómago plano y tonificado e, incapaz de resistirme, extendí mi mano sobre su piel cubierta, disfrutando de la sensación de tenerla conmigo. Los ojos de Brittany se cerraron mientras sentía el deseo y pasión que se apoderaba de ella. Entonces, todo su cuerpo se tensó, su boca se abrió mientras gritaba por su liberación. No pudiendo resistirme a la vista de ella debajo de mí, sólo me deje llevar por el éxtasis y placer que sentía, con los ojos de Brittany contemplándome.

Jadeando por aire, levanté mi mano y, con mi pulgar, tracé ligeramente con mis dedos el polvo que cubría el rostro de Brittany, y sabía, sin ninguna duda, que estaría añadiendo una pieza final a la exposición.

Brittany me permitió tocar su rostro, me dejó mover su cabeza de lado a lado mientras estudiaba sus ángulos y características. Y supe en ese instante, que esta pieza cambiaría todo. Esta pieza sería la primera en romper el molde.

Sería la que me liberase.

Cuando mi mano cayó de su rostro, mi corazón comenzó a acelerarse por la emoción de lo que iba a crear, y Brittany apartó sus tacones de mi espalda. Inmediatamente, sentí el goteo de la sangre en la parte posterior de mis muslos.

Siseé y los ojos de Brittany se ampliaron.

―Yo... Santana, lo siento mucho.

Bajando mi cabeza para tomar su labio inferior entre mis dientes, la hice mía una última vez y solté su labio para decir:

―No lo sientas. Rayos, eso fue increíble.

La sonrisa que esbozó Brittany, casi me hizo caer de espaldas. Alzándola de nuevo, nos llevé a la cama, pero no antes de que Brittany agarrase la botella de whisky que había en mi mesa, trayéndola para nosotras.

Lo sostenía firmemente en sus brazos. Se encogió de hombros.

―Creo que lo necesitamos esta noche.

Mientras nos bajé a la cama y nos arrastré bajo las sábanas, comenzó a amanecer. Brittany esperó hasta que me senté contra la cabecera y, entonces, pasó sobre mí hasta mi mesita de noche. Tomó un cigarrillo de mi paquete casi vacío, lo colocó entre sus labios y lo encendió. Cuando el extremo brilló anaranjado, Brittany tomó una calada, quitándolo de sus labios y poniéndolo entre los míos. Cuando se cernió sobre mí a cuatro patas y tomé una larga calada, su ceja se levantó.

―Son muy malos para ti, ya sabes.

Agarrando el cigarrillo con el índice y el pulgar, exhalé.

―Sí, lo he oído alguna vez.

Brittany se echó a reír más fuerte esta vez, pero se detuvo para presionar besos por mi estómago. Pasé mi mano por su cabello y levantó su cabeza para decir:

―Nunca puedo tener suficiente de ti. Es imposible.

Mi corazón latió más rápido y alcancé la botella de whisky. Cuando Brittany ladeó su cabeza para mirarme, dije:

—Soy muy mala para ti, ya sabes.

Brittany contuvo el aliento por un momento, perdiendo su sonrisa. Bajó su boca a mi pecho y se movió hasta mis labios, sólo para susurrar:

—Sí, he oído eso alguna vez.

Resoplé una risa mientras Brittany se sentaba, mirándome juguetonamente.

—¿Sólo una vez? —pregunté.

Fingió pensarlo, su dedo en sus labios.

—O dos, o tres veces... —Se rió, pero rápidamente perdió su humor—… o un millón.

Mi estómago se tensó ante el tono triste en su voz. Equilibré el cigarro entre mis labios y agarré la botella del paraíso de Tennessee de sus manos. Desenrosqué la tapa, quitando el cigarro de mis labios tomé un trago de whisky y se la entregué a Brittany. Bebió tres tragos largos antes de sacarlo bruscamente de su boca para jadear ante la quemadura en su garganta y pecho.

Mientras yacía sobre sus tobillos, después de beber el whisky, sus ojos recorrieron la habitación. Al ver el estado de la estación de trabajo, miró su cabello y levantó sus manos. Se rió.

—Soy un desastre —dijo, tratando de sacudir el polvo de su cabello y su piel.

No era un desastre. De hecho, si no estuviera aquí ahora mismo, yo estaría agarrando una nueva losa de mármol y comenzando a esculpir la imagen que ya frecuentaba mi cabeza.

Los hombros de Brittany se desplomaron. Pasando su dedo por la cima de la botella, dijo:

—La exposición ya está casi lista, Santana.

Esa tristeza estaba de vuelta en su voz y no podía mirarme.

—¿Sí?

Brittany asintió, con los ojos bajos. Levantó la cabeza y, mirándome, dijo:

—Voy a conseguir otro encargo después de que termine este.

La comprensión me golpeó... ella dejaría Lima-Ohio.

—¿A dónde vas a ir? —pregunté.

—A donde pueda conseguir un trabajo. —Asentí, incapaz de hablar, sintiendo como si mil puñales se clavaran en mi pecho. Realmente no quería que se fuera.

—¿Y tú, Santana? ¿A dónde irás?

Mi espalda se tensó y me envaré. Ni siquiera lo había reflexionado. Sólo pensaba en el aquí y ahora. Que tenía que estar en Lima-Ohio...

—No lo sé —contesté. Brittany me observó.

—¿No vas a volver a Lima?

Negué con firmeza.

Brittany frunció el ceño.

—¿Por qué?

Aparté la mirada, no quería hablar de ello, pero Brittany se arrastró hacia adelante y se puso a horcajadas sobre mi cintura, alejando el cabello de mi rostro con las manos.

—Santana, dime por qué. Por el amor de Dios, tienes que empezar a compartir cosas conmigo. Háblame de tu vida. ¿Qué está pasando en esa compleja cabeza tuya?

Suspirando, puse mi mano en el muslo suave de Brittany y dije:

—Me matarán.

Su mano dejó de acariciar mi cabello y el color desapareció de su rostro.

—Te mat...

—Matarán —terminé por ella y le di una larga calada a otro cigarrillo. Brittany me miró. Pude ver su mano comenzar a temblar—. Oye —dije, tomando su mano en la mía—. No…

—¿Quién te va a matar? —interrumpió. Podía ver el miedo en su rostro.

Dudé, porque no quería meterla en esto, pero se inclinó hacia delante y presionó su frente contra la mía.

—Dime... comparte esto conmigo. No lidies con ello tú solo. Estoy aquí...Estoy aquí... contigo... para ti.

Mis dedos se apretaron en sus muslos y me di cuenta de que, finalmente, quería decirle lo que siempre había mantenido en mi interior.

—Santana, por favor —rogó y, sin querer estar solo más, la miré a los ojos.

—¿Sabes cuántos años me dieron, Brittany?

—Diez —dijo.

—Pero sólo cumplí cinco —añadí. Las cejas de Brittany cayeron.

—Asumí que saliste por buena conducta.

—Esa fue una parte —expliqué—. Mantuve mi cabeza abajo, traté de mantenerme fuera del camino de todos.

—Entonces, ¿qué más? ¿Qué más hizo que salieras antes de tiempo?

—Delaté nombres.

La frente de Brittany se frunció en confusión.

—¿Qué nombres?

Pasando mi mano por mi rostro, dije:

—Los traficantes de drogas que abastecían a la pandilla Heighters. Los federales sabían que les podía dar sus nombres y direcciones y dónde guardaban su alijo. No tenía nada que perder al delatarlos. Los federales me prometieron cumplir la mitad de la condena si lo hacía, así que acepté. Los proveedores fueron los que nos dieron esa coca en mal estado que hizo que Porter tuviera una sobredosis. Esos imbéciles merecían caer.

—¿Y ellos son los que te quieren muerta?

Me reí sin humor.

—Probablemente, pero no son los que sé que tienen la intención de hacerlo. Si los federales han hecho bien su trabajo, los distribuidores no sabrán que fui yo quien los entregó. Van a estar cumpliendo su condena de por vida ahora, de todos modos.

—Entonces, ¿quién...? —Brittany se fue apagando.

—Remo. El primo mayor de Elaine, el viejo líder supremo Heighter. Era tan cercano a Elaine como Jake y Violeta son para mí, así que está molesto. Tuvo que huir del estado hace años cuando un problema con los Kings se salió de control. Necesitaba pasar desapercibido durante un tiempo. Ahí es donde estaba cuando todo el drama se hundió con la pandilla Heighters y la sobredosis de Porter. Elaine me dijo que tenía que salir de la ciudad por un tiempo y pasar desapercibida, también. Así que me fui y me quedé con Remo. Fue muy bueno conmigo. Me ayudó a esconderme sin ser detectada. Pero, cuando Violeta me llamó y me dijo que la mamma había muerto, que Kitty sufría de anorexia y estaba en el hospital, y que Jake había sido arrestado, supe que tenía que volver a casa. Nunca debí huir como una cobarde, de todos modos. Cuando le dije que iba a volver a casa, Remo trató de detenerme, sabía que Elaine me necesitaba para mantener el equipo fuerte. Yo era la razón principal por la que la mayoría de nuestros rivales nos dejaban en paz. Sabía que serían vulnerables sin mí alrededor. Así que le di una paliza para escapar, regresé a Ohio y me entregué. Sabía que Remo vendría tras de mí. Nadie lo traicionaba. Entonces, después de que organicé el golpe contra Elaine... Remo se aseguró de que recibiera un mensaje dentro de la cárcel: si salía, podía darme por muerta. Rayos, los arruiné a todos. Me habían salvado de mi padre, de esa vida de angustia y, ahora, Remo va a hacerme pagar por todo, Rayos.

Brittany hizo un gesto de dolor cuando le mencioné la muerte de Elaine, y tal vez la mía, pero lo ignoró y preguntó:

—Y Remo, ¿sabe que estás fuera de la cárcel ahora? ¿Sabe que estás en Lima-Ohio? —Su voz se había vuelto más y más alta cuanto más hablaba.

Me encogí de hombros.

—Lo sabrá a estas alturas, no hay duda. Algunos de los guardias eran fáciles de sobornar. Alguien se lo habrá hecho saber.

—¡Entonces, tienes que decírselo a alguien! —medio gritó, sus mejillas pálidas y su rostro lleno pánico—. La policía, alguien.

Acuné su rostro para calmarla.

—No tiene el dinero para venir aquí y está buscado por los federales. No se atreverá a correr el riesgo. No sabe en qué parte de Lima-Ohio estoy y, definitivamente, no sabe nada de la exposición y... Snix y todo eso.

—Cristo, Santana... —dijo Brittany, con la voz quebrada—. Yo... tengo tanto miedo por ti...

Mi estómago se retorció por el dolor en su voz.

—No lo tengas. He atravesado peores cosas. La gente me ha querido muerta durante años. Me he vuelto muy buena en esquivar balas. —Traté de hacer que sonara como una broma, pero Brittany no le vio la gracia.

Agarrando el whisky, lo puse en sus manos.

—Es mejor que tomes un trago.

Haciendo lo que le dije, Brittany bebió un largo trago del líquido ámbar. Pero cuando bajó la botella, todavía podía ver la preocupación en su expresión.

—Rayos, Brittany —dije y, sosteniendo sus brazos, la empujé abajo y aplasté mi boca en la suya. En cuestión de segundos, se había derretido debajo de mí y me aparté un poco—. No pienses sobre todo esto.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y sus dedos se envolvieron alrededor del largo cabello cayendo delante de mi rostro.

—Nunca tienes un descanso, ¿verdad? Siempre hay algo que te atormenta.

La tristeza en su voz me cortó profundo. Tragando el nudo que estaba obstruyendo mi garganta, dije:

—Me busqué esto, carina. Causé la guerra, estas son las consecuencias. Es el karma.

—Te mereces lo mejor —susurró. En su expresión pude ver lo mucho que lo creía. No tenía ni idea de lo que hice para merecerla.

Cerré los ojos mientras interiorizaba sus palabras.

—Tengo más de lo que merezco. Un hermano que está casado con una chica que ama más que a la vida y está jugando en la liga profesional de tenis. Mi otra hermana está en el mismo camino. Tengo una mujer y nunca voy a entender por qué quiere estar conmigo. Y tengo la oportunidad de crear lo que me gusta para ganarme la vida. ¿Qué más puedo pedir?

—Que las personas confíen en ti. Que tus hermanos sepan que eres una talentosa escultora, que te acepten de nuevo... para que estés en paz, para ser feliz.

Soltando un tembloroso aliento, dije:

—No estoy segura que nada de eso vaya a suceder y, si no lo hace, está bien. Conseguí más de lo que la mayoría de la gente hace.

Me di cuenta de que Brittany deseaba decir más, pero, realmente, no quería seguir hablando de esto. Pudo verlo en mi expresión.

—Acuéstate a mi lado —dijo, con un suspiro exasperado.

Desplomándome a su izquierda, casi esbocé una sonrisa cuando puso mi brazo alrededor de sus hombros y se acurrucó.

—Noche loca, ¿eh? —comentó, su dedo trazando los contornos de mis pechos.

—Y que lo digas.

—Lo aceptarán —habló, manteniendo esa positividad que parecía exudar. Me quedé en silencio. No estaba tan convencida.

—¿Santana? —llamó Brittany en voz baja.

—¿Mmm?

—¿Vas a decirme ahora cómo comenzaste a esculpir? Ya sabes, ¿en la cárcel? Me encantaría saber más acerca de tu lado creativo.

La calidez llenó mi pecho cuando me acordé del primer día que entré en el salón de clases de la prisión. Un tipo estaba allí para enseñarnos arte. El alcaide, Rayos, y el estado, esperaban que ayudaría a las presas a lidiar con nuestra ira.

Brittany se movió en mis brazos para descansar su barbilla en su puño, mientras yacía sobre mi pecho. Sus ojos estaban llenos de anticipación y emoción. Estaba a punto de abrirme a ella sobre mi arte. Y, finalmente, hablaría de eso. Había pasado un tiempo desde que había visto esa mirada en sus ojos. Cuando yo era sólo Snix para ella, estaba allí todo el tiempo. Ahora que sabía que era Santana, la mayoría de las veces lucía preocupada o, peor aún, triste.

—¿De verdad quieres saber toda esta cosa tan aburrida? —pregunté. Brittany asintió contra su puño.

—Nada es aburrido cuando se trata de tus esculturas. Averiguar cómo una artista comenzó su viaje es siempre una de las cosas más interesantes para mí. Cómo encontró la chispa que desató su pasión.

—Está bien —bromeé, como si ella fuera rara. Brittany me dio un codazo, riendo.

—Sé que soy una friki, pero quiero saberlo todo.

Su mano libre cogió la mía, que estaba puesta casualmente en mi estómago. Entrelazó sus dedos con los míos. Cuando miré hacia abajo, Brittany mostró una sonrisa enorme.

—Cómo me inicié... —dije y, respirando profundamente, comencé—: Acababa de ser atacada y estaba en la enfermería recuperándome. —Sacudí la cabeza ante el recuerdo—. Cielos, estuve allí lo que pareció ser una eternidad; una tonelada de guardias y psicólogas viniendo día y noche para intentar que hablara y delatara a mi antiguo equipo, pero no lo haría. La primera regla para sobrevivir en ese lugar era mantener cerrada tu maldita boca. Así que lo hice. No hablé con nadie, estaba constantemente a solas con mis pensamientos. Encontrándome confinada a la cama, incapaz de moverme, fue donde realmente comencé a cuestionármelo todo. Ya sabes, qué había hecho con mi vida, todas las equivocaciones, pocos aciertos... y mi familia, lo que le había hecho a las únicas tres personas que realmente alguna vez habían dado la cara por mí… incondicionalmente. Pero cuanto más pensaba sobre mi pasado, más culpa me inundaba, y empezó a destrozarme.

Brittany apretó mi mano, como para animarme. Continua:

- No podía manejar ver la luz, supongo. Fue la primera vez en mi vida que me habían obligado a yacer allí y pensar. Es muy fácil no sentir un poco de maldita culpa por las opciones que has tomado cuando estás en continuo movimiento, trapicheando, vendiendo droga, ya sabes, lo de siempre.

Brittany me lanzó una sonrisa irónica ante eso. Rayos, se veía tan perfecta mirándome en este momento, su maravilloso rostro colocado en su puño, abierto y aceptando todo lo que estaba diciendo. Era un maldito sueño hecho realidad.

—Sigue —me instó, y levanté nuestras manos unidas para besar su suave piel.

Mirando sus dedos, continué:

—Cuanto más pensaba acerca de todo lo que había hecho, más enojada me sentía. Realmente enfadada, Brittany. No podía hacer frente a todos los recuerdos. Empezaron a producirme malditas pesadillas, todavía lo hacen. La culpa era insoportable. Mientras mejoraba físicamente, una de las enfermeras, que era muy buena conmigo, me preguntó sobre mi tatuaje en mi espalda baja, acerca de quién los diseñó, y le contesté que fui yo.

Los ojos de Brittany recorrieron mis tatuajes y su mirada se encontró con la mía.

—¿Diseñaste todo esto? —Asentí y la boca de Brittany se abrió—. Son tan hermosos, tan intrincados.

En realidad, podía sentir mis mejillas ardiendo por su alabanza.

—Diseñé la mayoría de los de Jake, también.

Brittany sacudió la cabeza y sonrió.

—Así que, ¿sabes dibujar?

Me encogí de hombros otra vez y Brittany se inclinó para besar mis labios, susurrando contra mi boca:

—Me impresionas, todos los días hay algo nuevo.

Retrocediendo, volvió a su anterior postura, con su rostro en su puño, su rubio cabello ahora colocado a un lado, cayendo sobre su hombro. Y ese era el cuadro. Esa, justo ahí, era la imagen. Era ella en su forma más bella.

—Santana, ¿qué estabas diciendo de la enfermera que habló contigo acerca de tus tatuajes?

Volviendo al aquí y el ahora, dije:

—Sí... eh... bien, así que, sí, la enfermera sabía que podía dibujar. Les dijo a los doctores, a la psiquiatra, y lo siguiente que sé es que me habían inscrito en un programa de arte. Al principio, estuve cabreada. Había tomado una clase de comercio y estaba haciéndolo bien. Jake estaba orgulloso de eso, así que quería seguir adelante. Pero, a partir del primer día en esa clase, algo dentro de mí sólo encajó. —Me quedé mirando mis herramientas colgadas en mi pared—. Durante toda mi vida había estado tan ocupada traficando, trabajando para la banda, que no había intentado averiguar en lo que podía ser buena. Diez segundos en esa habitación y supe que había encontrado "lo mío".

—Asombroso... —Brittany suspiró—. Una bendición disfrazada.

—Sí... Empecé a dibujar todo lo que podía. Estaba bien con el dibujo, al diablo con el asunto de la pintura, pero cuando el profesor, un tipo llamado Daryl, llevó arcilla, eso y yo, simplemente encajamos. En poco tiempo, estaba haciendo esculturas de arcilla. Vertiendo toda mi rabia en esas piezas. —Me reí, recordando la expresión del rostro de Daryl cuando había terminado la primera pieza adecuadamente—. Daryl continuó enseñándome más y más, hasta que, unos meses más tarde, le preguntó al alcaide si me podía mostrar cómo esculpir mármol. No tenía ningún interés real en eso. Pero, entonces, un día, me trajo un libro de estatuas de mármol. Lo abrí en una página al azar. La primera que vi fue la de Antonio Canova…

—Psique resucitada por el beso de Cupido —interrumpió Brittany, su rostro animado y brillando.

—Sí —concordé, entonces, fruncí el ceño—. ¿Te gusta, también?

La pasión encendió sus ojos oscuros.

—Es mi segunda escultura de mármol favorita desde siempre.

Mis ojos se estrecharon cuando su rostro enrojeció de vergüenza. Me pregunté cuál era su favorita, pero algo me detuvo de averiguarlo.

—De todos modos, cuando vi esa escultura, busqué al artista, un italiano. Un italiano que trabajó con mármol de Carrara. —Bajé mi mirada. Los tatuajes de la bandera italiana y la flor de lis Firenziana en mi brazo llamaron mi atención.- Mientras miraba el verde, blanco y rojo, un sentimiento de orgullo fluyó por mis venas; el mismo que tuve al saber que el hombre que talló esa escultura, también era italiano. Sentí una conexión con mi herencia mientras miraba esa escultura. Pero, más que eso, entendí todo lo que el escultor quiso retratar en su trabajo. No sabía nada de la historia de Cupido y Psique, pero, por esa escultura, comprendí que se amaban... desesperadamente. Aprendí mucho de esa única estatua. Le dije a Daryl que quería intentarlo y seguir desde allí. Hice un montón de desastres durante el siguiente año. Daryl quería que utilizara herramientas más modernas, pero me negué. Me había obsesionado con Antonio Canova, así que insistí en utilizar solamente las herramientas que él usó. —Resoplé—. Resulta que fue lo mejor. Me dio una marca, una singularidad frente a otros escultores modernos de hoy en día.

—Pero, ¿cómo llamó la atención tu trabajo? —preguntó Brittany, su rostro impresionado. Podía sentir el amor por el arte irradiando de su sonrisa.

—Daryl tenía un amigo que conocía a Sue Sylvester. Tomó fotos de mis esculturas y las envió a su amigo, quien se las envió a Sue. Lo siguiente que supe es que tenía una solicitud de visita de Sue y eso fue todo. Se convirtió en mi mentora, se hizo con mis esculturas de la prisión, las almacenaron en su estudio de Nueva York... luego me enteré de que estaba mostrando una en el Met. Rayos, me enfurecí. Nunca quise que mi trabajo se expusiera. Eran mías, mi culpa, mi pasado, todo.

—Pero Sue lo hizo de todos modos —confirmó Brittany.

Sacudí la cabeza.

—Sí, la arrogante lo hizo. Y, después de eso, todo cambió. La gente me conocía. Al menos, conocían el trabajo de “Snix”, ese nombre repentinamente fue conocido en el mundo del arte.

—¿Y “Snix”? —inquirió Brittany—. Era tu…

—Nonna, Snix era su apodo... la madre de mi mamma. Nunca la conocí, pero... —La habitual puñalada se arrastraba por mi estómago al pensar en mi mamma. Se estaba haciendo más y más difícil contener todo el dolor que rodeaba a la mujer que lo que más deseaba era que tuviera éxito. En cambio, todo lo que hice fue fallar, una y otra y otra vez... Había sido una completa decepción como hija.

—¿Querida? ¿Estás bien? —preguntó Brittany en voz baja.

Cuando me encontré con sus cálidos ojos azules, supe que entendió lo que estaba pensando. Pero todavía no podía ir allí... ni siquiera con Brittany.

Todavía no.

—Mi... la mamma solía hablar sobre Nonna todo el tiempo. La amaba. Dijo que fue una mujer buena y trabajadora. Estaba usando la técnica italiana, me encontraba utilizando mármol de Carrara, por lo que me parecía bien emplear su nombre. Rayos, el nombre de mi propio padre o alguien relacionado con él sería una maldición, simplemente.

—Snix... Es un pseudónimo perfecto, realmente lo es —murmuró Brittany. De repente, pude ver que la forma en la que me estaba mirando, había cambiado.

Eché mi cabeza hacia atrás y pregunté:

—¿Qué?

Brittany se arrastró sobre mí y metió su cabeza en mi cuello. Parecía que quería decirme algo, pero, por alguna razón, lo estaba reteniendo.

—Eres mucho más de lo que nadie sabe. Debes darte más crédito del que te das.

No dije nada mientras yacíamos allí. Durante un buen rato, pensé que Brittany se había quedado dormida, hasta que dijo:

—Voy a hacer todo lo posible para persuadir a tus hermanos de que vean la mujer maravillosa que eres hoy.

Me puse rígida.

—No quiero que sepan acerca de mis esculturas.

Brittany suspiró.

—Lo sé. No voy a pretender entender por qué, pero lo acepto... a regañadientes. Aunque aun así voy a intentar todo lo demás.

Sentí que mi corazón estallaría a través de mi pecho mientras decía eso. El celular de Brittany sonó. En un instante, estaba al otro lado de la sala abriéndolo.

El alivio se propagó por su rostro.

—¿Buenas noticias? —pregunté.

—Es Quinn. Rachel va a estar bien. Va a tener un par de meses difíciles, pero, por ahora, está bien.

Brittany regresó a la cama y se sentó en el borde del colchón. Mirando atrás hacia mí, dijo:

—Estoy cansada, pero, al mismo tiempo, no creo que pueda dormir.

—Tengo una idea, entonces —dije, y vi como el fuego encendió los ojos azules de Brittany.

—¿Sí? —inquirió, y se giró para trepar sobre mí.

Después de que me besara, sostuve su cabeza entre mis manos y susurré:

—Toca para mí.

Brittany se echó hacia atrás, sorprendida.

—¿Qué?

Sintiéndome muy sentimental, dije:

—Toca el piano... para mí.

La expresión de Brittany cambió de sorprendida a avergonzada y a maravillada.

—¿Quieres que toque el piano para ti?

Le di un pequeño asentimiento. Brittany lanzó una mirada al piano y, luego, de nuevo a mí.

—¿Qué quieres que toque?

—Lo que me tocaste antes... Beso la lluvia.

Su sonrisa borró cualquier vergüenza que sentía y me dijo:

—¿Recuerdas el título?

Presionando besos por sus mejillas y cuello, musité:

—Me acuerdo de todo, cada cosa de esa noche. Cada detalle...

Brittany, sorprendiéndome mucho, envolvió sus manos alrededor de mi cuello y me apretó en el abrazo más grande que jamás había sentido... Nunca quería dejarla ir.

—Estás en cada parte de mi corazón, señorita López, en cada parte... —dijo soltándome, antes de levantarse de la cama y dejarme tumbada como una tonta pasmada.

¿Qué quiere decir con eso?... ¿Qué estoy en todo su corazón?

Antes de que tuviera la oportunidad de pensar en ello, escuché a Brittany sentarse al piano y probar las teclas, al igual que la última vez. Allí estaba, desnuda, su delicada piel blanca sonrojada, su cabello rubio cayendo hasta su cintura.

Sus ojos estaban cerrados, las manos estiradas sobre las teclas. Entonces, los primeros acordes de esa canción enviaron una flecha a través de mi corazón. La imagen de mi chica sonriéndome dulcemente, con su barbilla en su puño, grandes ojos azules contemplándome, como nunca nadie me había mirado antes, llenó mi mente.

Mis manos escocían para crear.

Mi corazón se aceleró para que hiciera un esbozo.

Mientras los ojos de Brittany se cerraban y una sonrisa feliz se extendió en sus labios, cogí un bloc de dibujo y un lápiz de mi mesita de noche...

Y empecé a dibujar... a dibujar el contorno de la única escultura que sabía que nunca me cansaría de mirar.

Hola……….buenas noches a todas/os……….ufff, estamos entrando en la recta final de la historia (apenas y faltan 3 capitulos + epilogo y capitulo extra)….cuando lean los breves adelantos se que querrán torturarme, pero cuando los publique el dia jueves apuesto a que no querrán que hayan llegado porque son los capítulos con bastante drama de la historia (en su momento comprenderán porque……asi que mejor me pongo a correr jejejeje)



Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)





http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
(Sweet Home: 1ra y 2da parte)







*Actualización: día JUEVES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….















https://www.youtube.com/watch?v=nf0lMDQ3-oI

NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Hope” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Seattle y Alabama-Tusscalosa fundamentalmente; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Seattle y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone 1 solo libro que consta de: sinopsis + prólogo + 22 capítulos + epílogo + capítulo extra. Este libro es narrado desde la perspectiva de Brittany y Santana (es decir, algunos capítulos los narrado por una, y otros capítulos por la otra)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 18
Brittany

- Eso es todo, amigos. Las únicas dos cosas que me quedan por hacer es conseguir las tableros con el texto final redactado y ¡organizar el servicio de limpieza para pulir la galería hasta que esté reluciente!

Me puse de pie en el centro de la galería de arte con mi equipo. Me quedé observando la exposición terminada con un nudo en la garganta... fue simplemente impresionante.

La piezas de Santana ocupaban exquisitamente el espacio en blanco abierto; cada una a una altura diferente, cada una iluminada perfectamente con color o con telones de fondo sutilmente pintados. Era un viaje, un viaje a través de las complejas emociones torturadas de una escultora... una escultora que aún tenía que ver su belleza... sin embargo, quiere ver sus conmovedoras creaciones en la exposición en la que todo el mundo las verá.

Mientras mi equipo se reunía alrededor, un suave aplauso resonó cuando todos nos felicitamos unos a otros por un trabajo bien hecho. Pero un aplauso más fuerte proveniente de la parte trasera. Cuando nos giramos, Sue Sylvester surgió a través de las cortinas negras con lágrimas en su rostro.

Estaba de vuelta desde Nueva York a tiempo para la noche de la apertura, ahora sólo a unos días.

—¡Sue! —le llamé, mientras ella se abría camino a través del grupo en dispersión.

Fijando su atención en mí, corrió hacia mí con la mano sobre su corazón.

—Srta. Pierce... estoy sin palabras... —dijo, claramente con admiración, y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.

—Estoy muy contenta con ella también. Es mi mejor trabajo.

Sue me miró, con sus ojos claros.

—¿Y Snix?

Me sonrojé, pensando en Santana, y respondí:

—Espero mostrarle la exhibición esta noche.

Sue sonrió dulcemente. Fue entonces cuando supe que ella sabía que estábamos en algo. Me pregunté si Santana se lo había dicho.

—Tal vez finalmente vea la luz, ¿eh? Finalmente se dé cuenta de que vale la pena todo este esfuerzo —dijo esperanzada.

Inhalé profundamente, compartiendo en silencio la esperanza de Sue.

Esperaba que el ver toda su obra presentada en un hermoso entorno le ayudaría a aclarar las cosas con sus hermanos acerca de lo que había estado haciendo... sobre todo...

Echando un vistazo al reloj de la pared, me volví hacia Sue.

—Me tengo que ir, Sue. Nos vemos en un par de días para la apertura, ¿no?

Sue me dio unas palmaditas en la mano, pero estaba demasiado perdida en la exposición para responder. Mientras caminaba hacia adelante, de repente miró hacia atrás para decir con cariño.

—Desde la primera vez que me enviaron una foto de su escultura del ángel, supe que ella era especial. Supe que era algo más que una pandillera cumpliendo condena. —La emoción brotó en mí cuando vi que los ojos de Sue brillaron—. Estaba tan cerrada cuando la conocí, rota y enfadada con el mundo. Sus esculturas fueron tan tristes, tan desgarradoras... pero la mujer que vi hoy, tallando el mármol con vistas al Sound, bueno, ella cambió. Incluso podría atreverme a decir que estaba en paz... quizás incluso feliz.

Sue me sonrió para indicar que sabía que yo era la razón del cambio emocional de Santana... el sentimiento me creó un nudo en la garganta.

—¿Has visto lo que estaba tallando?

Se niega a decírmelo. Lo mantiene escondido fuera del estudio bajo una lona cerrada con candado, así que no puedo ni siquiera echar un vistazo —le pregunté.

La sonrisa acuosa de Sue se extendió en una amplia sonrisa.

—Lo vi... pero mis labios están sellados.

Gruñí en frustración e hice un saludo a Sue cuando agarré mi bolso y salí corriendo por la puerta.

Logré llegar al estudio de Santana en un tiempo récord.

Desde el momento en que entré, sentí un escalofrío en la habitación. Las puertas se abrieron llevando al sendero de hierba con vista al agua. Podía escuchar a Santana astillando el mármol. Estaba desesperada por salir a la calle, pero ella me había pedido que no lo hiciera. Como conservadora respetaba su proceso creativo y su necesidad de privacidad. Pero como su novia, ¡no podía soportarlo!

Santana entró un segundo después, vestida con una camiseta de manga larga negra con un chaleco encima. Y, como siempre, un cigarrillo Marlboro equilibrado entre sus labios.

Era tan condenadamente sexy.

Caminando hacia mí, sacó el cigarrillo de su boca para que pudiera besar sus labios.

—Mmm... Eso está mejor —murmuré cuando nos separamos.

Juguetonamente, le regresé el cigarrillo entre sus labios. Agitando mis llaves, Santana dio un largo suspiro y asintió con la cabeza. Con eso me dijo que estaba lista para ir, pero que al mismo tiempo, de hecho, no lo estaba.

Violeta tenía un partido hoy para el seleccionado o equipo universitario. Santana había estado desesperada por ver jugar a su hermana menor. Sabíamos que era la jugadora estrella. Como era de esperar, Violeta no había pedido que fuera alguna vez Santana. Había decidido que su hermana mayor era un desastre y decepción.

Había logrado que Santana fuese hoy. Quería ver a Violeta jugar, por lo que me había asegurado absolutamente de que sucediera... con un poco de ayuda.

Pude ver la aprehensión arder en el rostro de Santana. Acariciando con mis dedos su mejilla fría, le dije:

—Al final, apreciará que fueras.

Santana volvió su mejilla en mi mano, pero sus ojos se quedaron en los míos.

—No, odiará que yo esté allí, pero vamos a ir de todos modos. Nada más ha funcionado.




El estadio estaba lleno cuando llegamos a las puertas. Santana estaba tensa y mantuvo la cabeza baja mientras pasamos a través de una multitud de fans emocionados. Odiaba las multitudes, prácticamente se aterrorizaba cada vez que teníamos que estar cerca de muchas personas. Dirigí el camino. Santana desconocía que lo había arreglado para que nos sentásemos en la sección familiar.

Al ver una pequeña multitud reunida en torno a dos personas, agité mi mano hacia Kitty. Estaba de pie al lado de Jake mientras firmaba autógrafos para los fans de la universidad.

Santana, viéndome saludar, levantó la cabeza. Sus dedos sujetaron los míos con un apretón de muerte al ver que Jake y Kitty nos esperaban.

Sin mirar hacia ella, me encaminé hasta donde se encontraban. Kitty me lanzó una sonrisa nerviosa. Jake sacudió su barbilla hacia mí, luego a su hermana con mayor ansiedad.

—¡Hola, chicos! —saludé, la mano de Santana se negaba a soltar la mía mientras flotaba a mi lado. Kitty se adelantó y le dio un beso en la mejilla.

Santana bajó la cabeza a Kitty, y su mirada vagó hacia Jake que seguía firmando autógrafos. De repente inhaló y sus ojos marrones se suavizaron. Mi corazón palpitó con más rapidez por su reacción a Jake, que ahora estaba hablando con los fans con una especie de sonrisa en la cara. Santana estaba tan orgullosa de él. Sabía cómo entender los ligeros cambios de Santana en su expresión ahora. Eran sutiles, pero eran muy reveladores.

Jake miró a los ojos de Santana y sonrió más ampliamente, pidiendo a sus fans que esperaran un segundo. Jake se acercó a Santana y lanzó sus brazos alrededor de ella. Torpemente, Santana le devolvió el abrazo con una mano. Jake retrocedió.

—Me alegro de verte, fratella. No has contestado mis llamadas desde el hospital la otra noche. —Jake me miró y sus ojos se tensaron. Fue como si estuviera resolviendo cómo había llegado a estar con su hermana.

Dando un paso adelante, me abracé a Jake. Un fan apareció a su lado y preguntó:

—Jake, ¿es tu hermana?

Santana se puso rígida mientras el fan la miró. El fan se alejó tan pronto como Santana cambió automáticamente a su "habitual" expresión intimidante.

—Sí, es mi hermana mayor. —Jake respondió con orgullo. La mejilla de Santana se crispó. Se estaba emocionando.

Los ojos del fan se estrecharon sobre Santana.

—¿Juega al tenis?

Jake se detuvo en la firma de su camiseta.

—Nah.

—Entonces, ¿qué hace? —preguntó con emoción y los ojos de Jake se ensancharon. Santana maldijo en voz baja y miró hacia otro lado.

Justo cuando pensaba que Santana iba a girar y alejarse, Kitty se adelantó y puso su mano en el brazo de Jake.

—Cariño, tenemos que irnos.

Santana y Jake se relajaron cuando los fans se alejaron después de unas cuantas fotos de última hora. Atravesando las puertas del enorme estadio.

Santana se detuvo en seco cuando llegamos al lado del campo y observamos la atmósfera, la gente, la música, los canticos... los estudiantes y aficionados que llevan el nombre de "López" en sus camisetas deportivas.

—Cielos... —dijo Santana en silencio y cuando miré a mi derecha, Jake y Kitty estaban mirando a Violeta. Pude ver la felicidad en sus ojos porque finalmente era testigo de esto. Su hermana pequeña jugando a este nivel.

—Una locura, ¿eh? —dijo Jake, pero Santana no miró a su hermano. En cambio, su rostro adquirió una expresión de pesar y le susurró:

—Debería haberte visto también a ti con tu equipo de la universidad.

Me mordí mi labio inferior sólo para tratar de evitar que temblara. La mano de Santana apretaba férreamente la mía y sabía que le había costado su orgullo admitir eso a Jake.

Santana estaba tan orgullosa de su familia. Jake estaba estupefacto. También llevaba una mirada de incredulidad... pero no había emoción real en esa mirada. Para Jake, yo tenía claro que cualquier cosa que Santana dijera del pasado sería una sorpresa.

Los ojos verdes de Kiktty aparecieron enormes en su cara de hada y su boca estaba un poco separada. Obviamente sintiendo mi mirada, se encontró con mis ojos y sus labios se ensancharon en una sonrisa temblorosa pero agradecida.

Jake soltó el brazo alrededor de su esposa y se acercó a Santana. Traté de sacudir la mano de Santana, pero continuó con su agarre. Sabiendo que necesitaba este rato con Jake, apreté mis dedos como apoyo y la levanté para presionar un beso en su mejilla.

—Habla con Jake —susurré, por lo que sólo ella podía oír. Cerrando los ojos abatido, Santana los abrió de nuevo y de mala gana me soltó.

Jake le puso la mano en el hombro de Santana.

—Me hubiera gustado que estuvieras allí, San —dijo con voz áspera.

La cabeza de Santana se dejó caer. Jake se adelantó y puso su mano en la cara de Santana.

—Pero puedes verme jugar ahora, San. Tendrás la oportunidad de ver a Violeta jugar también. Eso es todo lo que importa.

Incapaz de detener una lágrima deslizándose por el rabillo de mi ojo, me di la vuelta y fingí comprobar nuestro ticket para ver dónde nos sentábamos.

Un brazo delgado pasó a través del mío. Cuando miré hacia un lado, Kitty estaba mirándome. Se inclinó y apretó su mejilla contra mi pecho. Contuve la respiración.

Kitty nunca dejaba que nadie se acercara a ella a excepción de Jake y, en ocasiones, Violeta.

Sólo sirvió para hacer que la situación fuera mucho más especial.

—¿Querida? —Me las arreglé para soltar mientras Kitty y yo comenzamos a caminar hacia nuestros asientos, Santana y Jake nos seguían detrás.

Kitty apretó su agarre en mi brazo y dijo:

—No voy a fingir entender lo tuyo con Santana, y no soy nadie para decir nada. Dios sabe que Jake y yo tuvimos nuestros secretos cuando nos enamoramos. — Mirando hacia mí, suspiró y dijo—: pero... solo... gracias...

Mis cejas se fruncieron en confusión, pero Kitty no dijo nada más.

Al llegar a nuestros asientos, hice señas para sentarme junto a Kitty cuando Santana se acercó y tomó mi mano.

—No, te sientas a mi lado —dijo con voz cortante y ronca.

Kitty la miró con alarma. Sabía que era debido a su demanda aguda. Pero sólo yo sabía que Santana se sentía incómoda entre la multitud... sabía que solo me necesitaba para ayudarle a relajarse.

Jake se reclinó en su silla mientras pasé a sentarme al lado de Santana. Pude ver en su expresión que estaba furiosamente tratando de averiguar mi estrecha relación con Santana, pero me ignoró.

Mientras estaba delante de Santana, vi sus hombros relajarse con alivio. Justo cuando fui a sentarme a su lado, se inclinó hacia adelante y presionó sus labios contra los míos.

Podía sentir la fija atención de Kitty y de Jake en nosotras, pero no me importaba. Nadie sabía lo que compartíamos. Nadie sabía lo que quería decir la una a la otra.

Sentada al lado de Santana, puso su brazo alrededor de mi hombro y me acercó a ella. La amaba. Amaba cómo me necesitaba… Solo la amaba, más de lo que jamás podría comprender.

Mientras las animadoras y la banda terminaban su espectáculo previo al juego, Jake preguntó:

—Entonces, San, ¿cómo es el trabajo en el mercado?

El cuerpo de Santana se tensó. Mantuve mi mirada hacia adelante.

Odiaba que estuviera a punto de mentir a su hermano.

—Bien. Ocupado. Manteniéndome desapercibida —respondió Santana vagamente.

Arriesgué una mirada a Jake cuya cabeza fue a dar a un lado con los ojos entrecerrados. Me asustó que supiera que algo estaba pasando con la mentira de Santana. Santana apenas iba a su casa; Jake tuvo que darse cuenta de que eso era más que extraño.

—Es bueno saber eso, fratella. —Jake respondió y se recostó en su asiento. Casi me reí mientras Jake y Kitty seguían mirándonos como si fuéramos un par de animales enjaulados en un maldito zoológico.

—¿Cómo está hoy Rachel, Brittany? —preguntó Kitty, inclinándose sobre Jake para hacerlo.

—Mejor. Ya ha firmado los papeles de su alta. Quinn no está feliz con eso, pero ambas sabemos que va a darle todo lo que ella quiera. Está con medicación más fuerte. Diría que ya se siente como su antigua yo.

Rachel había sido dada de alta del hospital hoy. Me aseguré de estar allí para saludarla. Quinn, obviamente, le había hablado de Santana, y con su típica manera de hacer las cosas, Rachel me dijo que estaba contenta de que fuera feliz. Quinn se burló de eso, pero Rachel nunca había sido una persona que juzgara a los demás. La amaba por eso.

Justo en ese momento, la multitud se levantó de golpe, cuando se anunció a las jugadoras de la universidad. Santana se levantó, tirando de mí con ella. Levanté la mano para sostener la suya que me cubría por encima de mi hombro. Su corazón latía mientras esperaba que su hermana saliera. Cuando Violeta apareció en el campo, la oí exhalar con fuerza.

Mientras Violeta corría a la línea de juego, las lágrimas llenaron los ojos marrones de Santana. A medida que caían por sus mejillas, extendí mi mano y las sequé con mi pulgar. Santana me apretó con más fuerza, al igual que el brazo de Jake envuelto alrededor de Santana a su otro lado. Cuando levanté la vista hacia Jake, las lágrimas corrían por sus mejillas también. Poniendo su mano en el lado de la cabeza de Santana, se inclinó hacia ella.

Vi a los dos hermanos mayores López, rotos interiormente por la tragedia y las circunstancias. Ambos eran similares en ese aspecto y personalidad latino-italiana y mi corazón estaba lleno de esperanza. Los puentes se estaban construyendo, los corazones destrozados estaban uniéndose de nuevo... los lazos de sangre se estaban fortaleciendo.

La multitud rugió cuando las jugadoras del primer partido tomaron sus posiciones. Violeta estaba a la vista. Justo antes de que se pusiera lista para el juego, sus ojos grises buscaron a Jake y Kitty, una sonrisa tirando de sus labios... hasta que vagaron a Santana en los brazos de Jake. Aquellos ojos grises que eran normalmente tan dulces y cautelosos, repentinamente ardieron con desprecio. No estaba segura de sí Santana y Jake lo habían visto, pero yo sí. Cuando miré a Kitty, la tristeza y el estrés en su cara me dijo que ella también.

Mi estómago se hundió.

No estaba segura de que fuera a ir tan bien como esperaba.




El partido llegó al final con una ventaja de diez para el equipo universitario de Violeta. Ella había jugado increíblemente bien. Anotó dos sets increíbles y fue nombrada "la mejor jugadora". No podría haber imaginado un mejor día para Santana que ver a su hermana pequeña jugar. Pero a pesar de que Violeta había jugado bien, también había sido agresiva. Excesivamente agresiva. Luchó contra todo, de arriba abajo por la línea de juego. Todo el tiempo, Jake instigaba a su hermana para que se calmara.

Sólo una vez Santana me miró durante el partido, y pude ver arrepentimiento en su expresión. Ella lamentaba que hubiéramos venido aquí.

Mientras la multitud empezaba a dispersarse, los cuatro nos sentamos y vimos a Violeta en el campo central, se agachaba sobre una rodilla con la cabeza baja. Sus compañeras de equipo y entrenadora pasaron junto a ella, pero todas la dejaron sola. Nosotros cuatro y Violeta parecíamos ser las únicas personas que quedaban en el gran estadio.

Todos sabíamos que Violeta estaba enojada porque Santana y yo estuviéramos aquí sin su permiso. No pude evitar pensar que todo lo que había entre ellas se tendría que enfrentar finalmente...

—Mejor bajemos y veámosla —dijo finalmente Kitty. Jake estuvo de acuerdo, aunque con vacilación en su voz.

—Mejor vámonos —dijo Santana, y suspiré.

Ella y Violeta apenas habían interactuado desde que estuvo fuera de la cárcel. Diablos, Violeta dejó de ver a Santana en la cárcel después de sólo unas pocas visitas, por lo que prácticamente no se dijeron una palabra en más de cinco años, Violeta destrozaba a Santana apartándola.

La tensión entre ellas era palpable. Era horrible estar cerca.

Siguió un silencio. Jake, que apoyaba los codos en las rodillas, miró a su izquierda y dijo:

—Sabe que estás aquí, San. Ambas tienen que enfrentar esto algún día... ¿por qué no ahora?

—Rayos, Jake —dijo Santana con voz áspera. Jake dejó caer la cabeza entre sus manos, respirando con dificultad.

Finalmente, Jake miró a Santana, con sus ojos oscuros llenos de emoción y dijo:

—Quiero que los tres seamos hermanos de nuevo. Quiero que todo este maldito odio entre ustedes termine... —Jake torció los labios, sus fosas nasales se abrieron y las lágrimas llenaron sus ojos. Con la respiración entrecortada, añadió—: Destrozaría a la Mamma ver a sus hijas actuar así. Todo lo que siempre quiso fue que nos tuviéramos los unos a los otros... piensa en su cara orgullosa cuando nos veía juntos, San, y dime que no es verdad.

Parpadeé rápidamente, para así no llorar. Sólo podía imaginar cómo una declaración como esa afectaría a Santana. Su mammá y Violeta eran las dos paredes restantes por caer en todo su corazón fuertemente custodiado. El brazo de Santana rodeó mis hombros, acercándome más y, cuando nuestras miradas se encontraron, pude ver su mirada herida.

Sabía que quería mi apoyo, así que le di una sonrisa y asentí.

—Es hora, mi amor.

—Está bien —dijo Santana con la voz quebrada, cuando su atención volvió a Violeta que todavía no se había movido de su posición en el centro del campo.

Jake soltó un largo suspiro de alivio. Juntos caminamos hacia Violeta.

Cuando nos acercamos, la cabeza de Violeta se levantó y sus ojos grises se fijaron en Santana que sostenía mi mano. Nos detuvimos detrás de Jake y Kitty.

—Buen partido, Violeta —dijo Kitty tratando de ser optimista. Violeta no le hizo caso, solo tenía ojos para una persona.

La mano de Santana apretaba la mía. Cuando Violeta siguió mirando a Santana, su mano tuvo una ligera sacudida. Cerré los ojos anticipando brevemente cómo ocurriría.

Violeta se puso de pie, dejando caer su raqueta en el campo. Su cabello color negro estaba desordenado, su rostro enrojecido aún por el esfuerzo del partido. Elevándose a la misma altura que Santana y Jake, con el cuerpo ligeramente más delgado, cada milímetro de Violeta se veía como una verdadera López.

—Vio —dijo Jake con cautela—: Sabía que San venía, ayudé a planearlo. Quería verte jugar. No hay nada malo con que tus hermanos mayores quieran eso, ¿verdad?

El rostro de Violeta se volvió de color rojo brillante y apretó los labios.

—Sí, pero todo depende de cual hermano, ¿no, Jake? Tú o la perdedora.

Santana se estremeció ante el veneno en el tono de Violeta.

Jake sacudió la cabeza con disgusto ante su hermana pequeña. Casi dije algo cuando Santana mantuvo su silencio. Pero de repente soltó mi mano y dio un paso adelante.

Kitty me lanzó una mirada de pánico y rápidamente se movió a su lado.

Jake se puso tenso al ver a Violeta prepararse para pelear.

No tenía ni idea de lo que haría si Santana arremetía contra Violeta.

Santana lentamente se acercó a pocos centímetros de Violeta. Violeta echaba humo, sus piernas eran incapaces de estar quietas.

—Regresa a las alcantarillas, Santana —espetó Violeta, pero Santana no se movió.

—No voy a ir a ninguna parte, fratellina. Eres mi hermana pequeña y quería verte jugar.

Violeta se burló y avanzó hacia adelante.

—¿Sí? ¿Querías verme jugar? Querías verme jugar de la misma manera que querías verme en tu valioso equipo.

—No era mi valioso equipo, Violeta. Ahora lo entiendo.

Violeta se rió en la cara de Santana. Mi sangre se le heló ante su tono condescendiente.

—¿Te das cuenta ahora? Señora Heighter del siglo, ¿entendió que esos y esas inútiles por los que hizo cualquier cosa son veneno? Dime, San, ¡por qué no entendiste eso antes de hacerme dispararle a alguien!

Santana palideció, luego fue a decir algo. Violeta la interrumpió:

—¡No! ¡Escucha lo que digo! —gritó, y su voz resonó en todo el estadio—. Tú, mi hermana mayor, la hermana que admiraba, la que debería haberme cuidado, ¡me hizo dispararle a alguien! ¡Tenía catorce años y me hizo dispararle! ¿Te das cuenta las horas de sueño que he perdido recordando aquella noche? ¿Cuántas pesadillas me persiguen, torturándome mientras me pregunto si lo maté? —Violeta se pasó las manos por su rostro, con lágrimas en sus ojos—. Cielos, San, ¡estabas detrás de mí presionándome para que lo hiciera! ¿Qué clase de hermana hace eso? Maté a alguien porque me dijiste que lo hiciera. ¡Te adoraba, confiaba en ti y me hiciste matar a alguien! ¿Pero ahora? ¡Ahora TE ODIO!

Santana dejó caer la cabeza. Me imaginé la escultura con las dagas; "El Desangramiento". Cada una de las palabras de Violeta era una daga que no podía quitar, rompiéndola lentamente. Pude ver el dolor en la cara de Santana. Violeta se acercó más aún, y esta vez con los puños apretados mientras su cuerpo se tensaba... iba a luchar contra Santana.

—¿Nada que decir, fratella? —escupió Violeta, la palabra "fratella" sonó como un disparo en sus labios. Cuando Santana no dijo nada en respuesta, Violeta se lanzó hacia adelante y empujó el pecho de Santana—. ¡Habla, maldita seas! —gritó Violeta y empujó en Santana de nuevo―. ¡HABLA DE UNA VEZ! —Violeta bramó. Entonces vi algo a presión en el interior de Santana.

Levantando la cabeza, Santana agarró el cuello de la camiseta deportiva de Violeta en sus puños y lo sacudió, y luego arremetió contra ella con su pecho. Violeta palideció cuando la cara de Santana se encontró con la suya.

—No me presiones, Violeta, no me presiones, Rayos.

Entonces, para mi sorpresa, Violeta sonrió, pero había pura rabia detrás de esa sonrisa falsa.

—¿Por qué, San? ¿Porque me matarás también, me arruinarás también? — Violeta se inclinó hacia delante hasta que sus narices casi se tocaban, y luego susurró fríamente—: Bueno, es muy tarde. Morí cuando tenía catorce años... ¡cuando lo perdí todo por tu culpa!

Santana, reaccionó como si la hubieran quemado, dejó caer las manos de la camiseta de Violeta y se tambaleó hacia atrás unos pocos pasos. Violeta se rió al ver a Santana derrotada. Y continuó:

- Vaya, ¿qué te pasa, San? ¿Sientes lástima por ti misma ahora? ¿La gran "Santana López" se compadece de sí misma?

Santana respiraba agitadamente para controlar su respiración. Miró a Violeta y con voz áspera dijo:

—Lo siento. Estoy tan arrepentida por lo que te hice... lo que te obligué a hacer. Estoy tan arrepentida.

Kitty se quedó sin aliento a mi lado y extendió la mano para tomar la mía. Jake dejó caer la cabeza, y me di cuenta de que era probablemente la primera vez que Santana se había disculpado por sus elecciones pasadas.

Violeta apretó sus dientes con furia. De repente, se tambaleó hacia atrás como si hubiera recibido un disparo. Sus ojos grises mostraban pánico ante la confesión de Santana. Su mirada se posó en el resto de nosotros y pasó sus manos por su cabello.

—No lo hagas —le advirtió a Santana—. ¡No te atrevas a pedir disculpas!

Pero Santana se movió hacia delante, con sus manos extendidas en señal de rendición, y repitió:

—Fratellina, lo siento. Lamento mucho todo. Te quiero, Violeta. Te quiero demasiado.

Las lágrimas corrían como ríos por las mejillas de Violeta. Ahogó un sollozo, apretando sus puños de nuevo.

—¡No! No me digas eso, San. Apártate. ¡Vete al diablo!

Pero no lo hizo; Santana siguió:

—Te quiero, hermanita. Siempre lo hice. Lo arruiné, pero te amo, siempre te he amado, más que a mi propia vida...

Violeta levantó la cabeza hacia el cielo oscuro y gritó. Interrumpió a Santana y la empujó hacia atrás.

—¡Te dije que no dijeras eso! ¡No me amas, no amas a nadie más que a ti misma! ¡Nunca nos antepones! ¡Nos llevaste al infierno!

Santana se mantuvo firme, sacando pecho repitió:

—Sé que lo hice, pero te amo... mucho...

Violeta estaba rota, su cuerpo temblaba. Apretando el puño, retiró su mano y golpeó directamente a la mandíbula de Santana. Santana se tambaleó hacia atrás, pero no tomó represalias.

Los ojos de Violeta se oscurecieron.

—¡Lucha contra mí! ¡Lucha contra mí, maldita idiota! —retumbó Violeta cuando golpeó a Santana de nuevo. La cabeza de Santana retrocedió; aceptó golpe tras golpe. Las acciones de Violeta se volvieron frenéticas cuando Santana se negó a pelear, y gritó—: Soy lo suficientemente grande ahora para que pueda enfrentarte, ¡lucha conmigo, estúpida!

La sangre corría de la boca de Santana, pero mantuvo sus manos a su lado.

Tosió a través de su boca magullada.

—Te quiero, y lo siento, Violeta.

Violeta golpeó a Santana de nuevo y lloré abiertamente mientras la sangre continuaba saliendo de los labios y la nariz de Santana. Jake, por fin, saltó hacia adelante, pero Santana, al ver su acercamiento, le tendió la mano abierta para detenerlo.

—¡No! —gritó, mientras se inclinaba escupiendo sangre.

—¡A la mierda! —Jake siseó y plantó los pies en el suelo delante de nosotros... se estaba rompiendo al ver a sus hermanas pelearse.

Los gritos de Violeta eran bajos y ruidosos, y se paseaba delante de Santana como si no pudiera soportar toda esta emoción, como si la enloqueciera. Cuando Santana, ensangrentada y golpeada, se acercó a ella de nuevo, Violeta rugió y le dio otro golpe, pero Santana lo esquivó esta vez. En lugar de ello, Santana envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Violeta, negándose a dejarla ir.

Violeta giró, tratando de deshacerse de su hermana, pero Santana era más fuerte y mantuvo un férreo control, repitiendo:

—Lo siento, Vio, te amo. —Una y otra vez.

Cada vez que Santana decía esas palabras, el rostro de Violeta se contorsionaba de dolor cada vez más, sollozando cada vez más fuertes.

—Te amo hermanita, te quiero mucho... —Cuando Santana gritó esas palabras al oído de Violeta, algo cambió repentinamente en Violeta. Dejando toda lucha, Violeta se apoyó en Santana quien sostuvo a su hermana pequeña en sus brazos.

Los ojos de Violeta se cerraron fuertemente mientras su llanto la consumían. Después de resistir durante tanto tiempo como pudo, Violeta de repente envolvió sus brazos alrededor de Santana. El impacto emocional causó que Santana cayera al suelo con Violeta todavía en sus brazos. Santana lloraba con fuerza.

Incapaz de aguantar un sollozo atrapado en mi garganta, puse mi mano sobre mi boca y lloré con ellas. Jake y Kitty hicieron lo mismo.

—Santana —gritó Violeta y apretó más sus brazos contra el cuello de Santana—. Me dejaste, me abandonaste —dijo entrecortadamente—. Nos abandonaste a todos... te necesitábamos... y nos dejaste... solos...

—Lo siento —lloró Santana—. Lamento haberlos hecho sufrir, chica...

—Y a la mammá... —dijo Violeta rompiéndose cuando dijo su nombre—. La mamma te necesitaba allí cuando falleció. Ella te amaba. Eras su hija mayor, su corazón... y nos dejaste solos... la dejaste sola mientras se desvanecía, mientras se quedaba allí muriendo preguntándose dónde estabas... nunca llegaste a decirle adiós... nunca llegaste a besarla y despedirte... a rezar con nosotros... a besar su mejilla... —se lamentó Violeta.

Santana se rompió aún más.

Santana se apoyó en Violeta mientras se derrumbaba y Violeta, sintiendo esto, se sentó y acunó Santana en sus brazos. Sus papeles de repente se intercambiaron. Obviamente sin poder soportarlo más, Jake corrió junto a sus hermanas sentadas en el suelo y rodeó con sus grandes brazos a las dos. Los tres hermanos López purgaban su pasado y se sanaban a través de sus estremecedoras lágrimas.

—¡Oh Dios, Britt...! —gimió Britt a mi lado, enterrando su cara en mi costado.

Miré hacia arriba al claro cielo nocturno. Las estrellas brillaban, pero cerré los ojos. Di gracias a Dios porque esta noche sucediera realmente. Miré a los tres hermanos López, envueltos en el dolor, pero finalmente... juntos.

Entonces oí el sonido más dulce de todos...

—Yo... te quiero, también, San... te perdono —dijo Violeta mientras los sollozos de los hermanos se convirtió en un suave llanto—. Te he echado de menos condenadamente mucho... nada estaba bien desde que te fuiste...

Suspirando, Santana levantó la cabeza. Sosteniendo la parte posterior de la cabeza de Violeta, le dio un beso en la frente de su hermana menor, luego a Jake. Por primera vez desde que había conocido a Santana, parecía poder respirar, como si su tonelada de carga se hubiese desaparecido de su alma.

Santana envolvió sus brazos alrededor de Violeta, y Violeta la miró con los ojos enrojecidos. La adoración que vi en la mirada de Violeta casi me arrodilló.

—Yo maté a ese King, Violeta —admitió Santana en voz baja. Los ojos grises de Violeta se abrieron sorprendidos.

—¿Q-Qué? —tartamudeó en voz baja.

—Era imposible que ese pecado recayera en ti, así que yo lo maté antes. Puedes dormir tranquila, fratellina. Tu conciencia está tranquila.

Mi corazón dio un vuelco ante la confesión. Siempre sería lo más difícil de escuchar decir a Santana. Sabía que lo había matado, me dijo que sí, pero tenía que limitarme al pasado, junto con todo lo demás.

—San... —gritó Violeta mientras se desplomaba hacia delante. Jake envolvió su brazo alrededor de los hombros de Santana—. ¿Por qué no me lo dijiste? Me ha perseguido durante tanto tiempo.

El dolor cruzó el rostro de Santana.

—Yo... no sabía que tú... no sabía que te sentías así... estaba... yo, Vio, lo arruiné... lo siento... Rayos...

Santana apretó a Violeta, y Violeta levantó la mirada hacia Santana como si fuera un milagro, su salvadora.

—¿Violeta? —dijo Santana—. ¿Estamos bien ahora?

Pude ver la esperanza en la mirada de Santana. Suspirando, Violeta asintió. Se puso de rodillas y acercó a Santana fuertemente contra su pecho.

Resoplando en silencio y de manera constante por mi boca, traté de relajarme. Apreté la diminuta mano de Kitty. Ella me miró, luciendo la sonrisa más grande que jamás había visto en su cara y en voz baja dijo:

—No me importa lo que digan de ustedes dos juntas. Has salvado a Santana... — Dio un beso en la palma de mi mano y continuó—: Los salvaste a los tres.

Luché por tragar mi emoción, pero no pude. Estaba tan feliz de que Violeta hubiera venido, tan feliz de que Santana por fin recuperara a su hermanita menor. Jake se puso de pie, acercando a Violeta. Mirando hacia abajo, Violeta le tendió la mano a Santana. Con una gran sonrisa, Santana la tomó y se puso de pie, agitando el pelo de Violeta.

Violeta no podía apartar los ojos de Santana. Con los tres hermanos López delante de mí, los imaginé como niños, Violeta y Jake viendo a Santana como su heroína. Santana controlando el mundo para asegurarse de que estaban a salvo.

El rostro de Violeta cayó, y luego dijo:

—Lamento haberte golpeado, San.

Santana, como si recordara su labio y mandíbula amoratada, se llevó la mano a la boca, limpiándose la sangre. Dejando escapar una carcajada.

—No te preocupes, chica. He soportado cosas peores. —Sus ojos se encontraron en los míos entonces. Sólo yo sabía lo que había sufrido.

—Entonces —dijo Kitty, dando un paso adelante—. ¿Vamos todos juntos a cenar?

Los tres hermanos López, atractivos e intimidantes miraron a mi pequeña amiga. Los ojos de Jake mostraban todo el amor que sentía por su esposa en su mirada, y todos comenzaron a reír.

—Sí, Pix —dijo Jake, moviendo su cabeza hacia un lado, instándola a ir hacia él. Kitty se rió y corrió a los brazos abiertos de Jake, pero no antes de detenerse a abrazar a Violeta fuertemente... Nerviosa, se acercó a Santana y, colocó sus manos en cada una de sus mejillas, bajando su cabeza para besarla en la frente.

Santana sonrió sorprendida. Kitty le devolvió la sonrisa, tan amplia que era contagiosa.

Todavía conmocionada, Santana tendió su mano, mirándome. Ignoré su mano para envolver mis brazos alrededor de su cintura. Santana suspiró ante mi toque y me besó en la cabeza.

Cincuenta minutos más tarde, estábamos todos sentados en un restaurante, los hermanos López compartiendo el pan por primera vez en años.

Todo parecía ir bien... por fin.

Capítulo 19
Santana

Mientras estaba sentada en la mesa del restaurante con Violeta, Kitty, Jake y Brittany a mi lado, me costó creer que esto fuera verdad. Sabía que teníamos mucho camino por recorrer, pero estábamos todos aquí, tratando; tratando de reconstruir lo que quedaba de esta familia de nuevo.

Y sabía a quién agradecer por todo esto... a la hermosa ángel rubia que se había estrellado en mi vida con la fuerza de un tornado. Y de alguna manera, contra todas las probabilidades, lo había hecho muy bien.

Mi pecho se contrajo mientras la veía reír de algo que Violeta había dicho, su bello rostro resplandeciendo. No podía respirar mientras la miraba, se había convertido en mi todo... Brittany era lo más importante de mi vida.

Moviéndome en mi asiento, traté de no perder la cabeza, pero sorprendí a Jake mirándome con una sonrisa de autosuficiencia.

Mientras salíamos del restaurante más tarde esa noche, caminábamos hacia el auto de Brittany mientras Violeta, Jake y Kitty iban al suyo. Cuando dijimos buenas noches, Violeta de repente corrió detrás de mí. Torpemente, tiró de mí para abrazarme.

Suspirando de felicidad, le devolví el abrazo. Apartándose, bajó la cabeza con timidez, diciendo rápidamente:

—No hagas nada que te aparte de nosotros de nuevo, de acuerdo, San.

Asentí firmemente.

—Lo giuro, fratellina —le dije, queriendo decir cada palabra. Violeta sonrió.

—Bene, molto bene. Buono notte, fratella.

Jake, Kitty y Violeta se despidieron mientras Brittany volvió a mi lado. Presionó un beso en mi cuello, usando la distracción para arrebatar sus llaves de mi mano.

Levanté una ceja preguntando. Ella bamboleó las llaves de su auto hacia mí.

—Quiero mostrarte algo —dijo emocionada.

—Está bien —accedí, y la mayor sonrisa burlona se extendió por su rostro.

Brittany me llevó hasta el auto y saltó en el asiento del conductor. Justo cuando me fui a deslizar en el asiento del pasajero, noté un auto aparcado a la distancia. Fruncí el ceño. Había visto ese auto negro alrededor de la ciudad en el último par de días.

—¿Santana? —Brittany me llamó desde el interior del auto. Bajé la mirada hacia ella frenéticamente haciéndome gestos. Echando una mirada más al auto estacionado, mi pecho perdió tensión cuando lo vi salir a la carretera y alejarse del restaurante.

Suspiré con alivio y sacudí la cabeza. Estaba siendo paranoica. Mientras me deslizaba en el auto, Brittany preguntó:

—¿Todo bien?

Tomando su mano, la llevé a mis labios, presionando un beso en su piel suave.

—Bien.

Después de un corto paseo, llegamos a la galería. Mi corazón empezó a palpitar en mi pecho tan pronto como llegamos y Brittany metió el auto en el parking.

La exposición era en un par de días y sabía que ella había terminado el diseño. No sabía por qué, pero había sido demasiado cobarde para venir aquí últimamente, para ver todo terminado, ver la exposición totalmente diseñada.

Supongo que esto solo hacía todo este cambio en mi vida un poco más real. Como si estuviera finalmente dejando atrás mi pasado. Todavía tenía miedo de creer que esta vida que ahora estaba viviendo era real; que de alguna manera me sería arrebatada, justo en el momento en que me permitiera ser feliz. Tenía mi escultura, tenía a Brittany, y ahora, después de esta noche, tenía a mis dos hermanos de vuelta en mi vida.

No podía soportar la idea de perderlo todo de nuevo.

—Querida, ¿vas a venir conmigo? —instó Brittany suavemente.

Respirando profundamente, bajé del auto y caminé detrás de ella hacia la entrada de personal.

Cuando entramos, el guardia que estaba por lo general en servicio saludó con la mano a Brittany, y como siempre, apartó su cabeza de mí. Brittany miró hacia atrás y rodó los ojos juguetonamente haciendo que mi labio se torciera en una sonrisa. Adoraba a esta mujer.

Cuando nos acercamos a las cortinas negras, me sobresalté mientras miraba hacia el gran título colgando encima de la entrada, "Snix". Mi estómago se volcó con una sensación desconocida cuando vi mi nombre artístico escrito en una sencilla letra negra. Entonces me di cuenta de que el sentimiento desconocido era emoción. Estaba tan entusiasmada con la exhibición.

Oliendo el aroma a fresa de Brittany, bajé la mirada para verla sonriendo hacia mí. Pero también podía ver la ansiedad en su impresionante rostro. Estaba nerviosa de que no fuera a gustarme lo que había al otro lado de las cortinas. Eso era imposible. Me conocía mejor que incluso yo misma. Sería, sin duda, perfecto.

—¿Estás lista? —preguntó.

—Lista —le contesté, y Brittany corrió las cortinas para revelar la galería, completamente cambiada desde la última vez que la había visto.

Mis pies comenzaron a moverse hacia adelante mientras mis ojos absorbían el espacio. Era… increíble... surrealista... aparte de la locura que todo esto era para mí.

Mis esculturas se veían perfectas en todas sus diferentes alturas. Fueron distribuidas para que los visitantes fueran capaces de ver cada una de ellas tanto de atrás y adelante.

—¿Y bien? —preguntó Brittany con ansiedad.

Tomando su mano en la mía, la levanté a mi boca y besé a lo largo de su piel caliente.

—Es precioso, Britt. —Fue todo lo que podía pensar en decir. Su sonrisa en respuesta casi me hizo caer de espaldas.

—¿Puedo guiarte? ¿Puedo llevarte en el viaje?

Fruncí el ceño sin entender qué quería decir con "el viaje". Brittany, viéndolo claramente en mi cara, me empezó a llevar hacia adelante.

—Definí el flujo de la galería de una determinada manera, en los temas. Como me dijiste lo que significaba cada escultura, y lo que lo inspiró, las puse en un cierto orden. Empecé con esta pieza primero porque parecía ser el comienzo para mí.

Brittany nos llevó a la estatua que hice de nosotros, los hermanos López de pequeños. Jake y yo estábamos acostados, Jake apuntando hacia arriba al cielo, y en mis brazos, sostenía a una bebé, Violeta. Debajo de nosotros había fuego y rostros gritando de dolor... esas caras pertenecían a mi Mamma, gritando desde el interior del remolque a causa de mi padre, mientras yo trataba de mantener a mis hermanos a salvo de sus puños.

Brittany tiró mi mano y nos llevó a la siguiente, a una stidda de mármol, una stidda de mármol cuyas esquinas estaban asfixiando un corazón, de sus bordes afilados supuraba sangre.

—La siguiente es cómo las cosas empezaron a ir mal, un corazón inocente perforado por esta estrella.

No dije nada, no podía, mientras nos trasladábamos a la próxima, hacía los tres hermanos de pie en un círculo, con las cabezas hacia abajo, la hermana mayor agarrando los cuellos de los dos más jóvenes, arrastrándolos a su lado.

—Luego viene la desaparición de los niños del principio, la mayor llevándolos por el camino equivocado.

Mi corazón había fue perforado por la vergüenza cuando Brittany dijo eso, pero sólo estaba repitiendo mis palabras de nuevo a mí. La siguiente a la que llegamos era a mi escultura más nueva, la niña llorando balas. Brittany se detuvo junto a mí y dijo:

—Necesitamos un título para ésta, Santana. ¿Alguna idea?

Asentí mientras miraba el rostro de la chica, demasiado aterrorizada para disparar. Las palabras de Violeta de hoy daban vueltas en mi mente, de cómo tenía pesadillas creyendo que había matado a alguien.

—Hamartia —dije ásperamente. Brittany me miró confundida—. Significa pecado, hacer el mal, errar el blanco. Es un acontecimiento excepcional que les sucede a los personajes principales en una historia que arruina sus vidas o los sitúa en un camino que sólo puede terminar mal.

—Santana... —Brittany susurró con tristeza. Miré a Brittany y le dije:

—Sabes la inspiración detrás de esta. No necesito explicarlo, ¿verdad?

Brittany asintió hacia mí comprendiendo. Caminamos alrededor del resto de mis esculturas, cada una más desgarradora que la anterior.

—Así que empezamos con miedo, luego desesperación, después pecado, culpa, y finalmente... esta... —Las palabras de Brittany se desvanecieron. No necesitaba levantar la mirada para saber que estábamos ante el ángel.

—Querida —dijo Brittany con dulzura, su mano en mi espalda—. Necesitamos un título, necesitamos algo para los tableros de texto. Es la última pieza de la que hablar.

Los sentimientos que ya no era capaz de contener se lanzaron hacia delante, sofocándome. Me quedé sin aliento, mis ojos cerrados apretados mientras trataba de recuperar el aliento.

—Querida —susurró Brittany en voz baja y empujó hacia atrás mi pelo, abriendo mis ojos.

—No puedo, Brittany, no puedo hablar acerca de... ella... —le dije, quebrándose mi voz en mi última palabra.

Brittany de repente estaba delante de mí, agarrando con sus manos mis muñecas, apartándolas de mi cara.

—Cariño —dijo en voz baja—. Ya es hora de que lo enfrentes. Necesitas hablar sobre tu mamma. Esto te está comiendo viva.

Mi corazón se hinchó en mi pecho y luché por respirar, con mis pulmones constriñéndose. Pero sabía que tenía razón. Durante cinco largos años había bloqueado a mi mamma de mi cabeza para mantener mi cordura. Pero eso me estaba matando. No podía soportarlo más. Me estaba haciendo daño, no ser capaz de recordar las cosas buenas: su rostro, su sonrisa, lo mucho que me amaba, sin sentir como si estuviera siendo torturada lentamente en el proceso.

Forzándome a inhalar profundamente, me obligué a mirar esa estatua. Una ola de dolor y culpa se precipitó a través de mi cuerpo, incapacitándome hasta caer de rodillas.

De repente, Brittany se arrodilló en el suelo a mi lado, envolviendo sus brazos alrededor de mi espalda. Las lágrimas comenzaron a derramarse de mis ojos mientras me imaginaba la última vez que había visto a mi mamma. Estaba acostada en su cama, su discurso casi inexistente y su frágil cuerpo débil e inmóvil. Me miraba salir para ir al después de la fiesta del Campeonato Nacional del equipo de tenis en la universidad de Jake. Le había dado sus medicamentos, y recogí su ropa de su habitación. Durante todo el tiempo solo me había mirado con lágrimas en sus enormes ojos desde su rota posición en su cama.

Se preocupaba por mí. Siempre estaba preocupada por mí. Pero esa noche, había algo diferente en su mirada. Era como si supiera que era la última vez que estaríamos juntas... como si supiera que iba a arruinarlo tan mal que iba a cambiar todo...




Flashback

Mientras colgaba los camisones limpios de la mamma en su armario, me di la vuelta para encontrarla mirándome, con su cara empapada de lágrimas. Mi corazón se quebró al verla tan pequeña y triste en esa cama. Siempre estaba triste. Siempre acostada, incapaz de moverse, llorando cubos de lágrimas. Mientras estaba allí de pie mirándola quebrarse, recordé como mi mamma se había visto antes. Había sido hermosa, tan llena de vida, pero el idiota de mi padre y su enfermedad le robaron cada músculo y lo peor de todo, robó su sonrisa. Todo lo que se mantuvo sin cambios fueron sus enormes ojos marrones. Los mismos ojos marrones que podían decirte todo lo que estaba sintiendo con una sola mirada. Esos ojos marrones que me estaban destripando mientras miraban hacia mí, en este momento.

Caminé hacia donde estaba, con mi corazón acelerándose en mi pecho, algo dentro de mí me hizo sentar en el borde de su cama y tomar su huesuda mano fría en la mía.

A medida que nuestras miradas se encontraron, las lágrimas escaparon por la comisura de mis ojos justo a la vista de las suyas. No podía soportar verla llorar, esto me partía el corazón. Rompía mi corazón saber que esas lágrimas eran de preocupación... de decepción por mí.

Levanté la mano de la mamma hasta mis labios y presioné un beso en su delgada piel.

—Lo siento, mamma —susurré mientras miraba hacia mí, su cuerpo inmóvil, sus lágrimas volviéndose más y más gruesas cuanto más hablaba—. Sé que no soy la hija que querías que fuera. Lo siento, soy un gran fracaso.

Mamma cerró sus ojos, parpadeando para alejar la tristeza que llenaba su mirada cuando le dije esas palabras. Mi cabeza cayó en su mano y susurré:

- Sólo quería ayudarte, mamma. Incluso cuando era pequeña, con papá pegándote, siempre quise protegerte, mantenerte a salvo... salvarte de tener una vida tan dolorosa. Pero sé que todo lo que soy para ti ahora es una decepción. No soy una estrella del deporte como Jake. No soy como Violeta, la chica joven y dulce en el cuarto de al lado que sabes que va a ser alguien algún día... —Me atraganté con un suspiro y miré sus ojos de nuevo, moviendo mi dedo para apartar las frescas lágrimas calientes de su mejilla y el cabello húmedo de su cara—. Pero te amo igual, Mamma. Te amo tanto que no sé cómo lidiar con todo esto por lo que estás pasando, esta maldita enfermedad. No puedo soportar lo que te está pasando. No puedo soportar no ser capaz de hacer algo acerca de esto. Siempre nos he protegido, pero no puedo protegerte de esto... y no puedo malditamente manejarlo.— Apreté la mano de mi mamma más fuerte y me detuve, para poder respirar—. Y no estoy segura de qué demonios voy a hacer cuando me dejes... cuando nos dejes... —Un sollozo arrancó en mi pecho cuando pensé en cómo sería vivir en un mundo donde ella no existiera y ese pensamiento me rompió.

La respiración de la Mamma aumentó, y cuando miré su rostro, a pesar de que sus músculos no podían moverse, vi el dolor en su expresión... Vi la cruda verdad de que no quería dejarnos, tampoco... que eso la estaba consumiendo, que no tenía más remedio que desvanecerse lentamente.

—No estoy segura de cómo seguir en esta vida sin ti, mamma. He luchado durante tanto tiempo para mantenernos, para mantenerte, que no sé qué demonios voy a hacer cuando te vayas... cómo voy a hacerle frente...

Lloré un montón en esta cama con la mano de mi mamma tan débil entre la mía. No creía que pudiera moverme de estar sentada aquí, sólo sosteniendo la mano de mamma, pero Elaine golpeó la puerta de nuestro remolque, diciéndome que teníamos que irnos.

Limpiando mis mejillas, me levanté y limpié la cara de la mamma con el paño húmedo que mantenía junto a su cama. Inclinándome, la besé en la frente y susurré:

—Ti voglio bene, mamma... sempre.

Justo antes de irme, me dirigí hacia su viejo tocadiscos y lo encendí. "Ave María" comenzó a sonar de inmediato desde el altavoz.

Caminando hacia la puerta, salí sin mirar atrás. Y nunca la volví a ver de nuevo...
Fin de flashback





—Shhh... —Brittany me susurró al oído mientras me mecía, llorando en mis manos.

Levantando mi cara, me encontré con la mirada comprensiva de Brittany y le dije:

—Nunca llegué a decirle adiós, Brittany... Nunca jodidamente tuve la oportunidad de despedirme de mi mamma... —grité cuanto pude y luché sólo para respirar a través de la culpa que me carcomía.

—Era egoísta... tan egoísta, y me fui, hui y la dejé sola, los dejé solos. Debió de haber estado muy asustada por mí, tan preocupada por dónde estaba cuando se quedaba allí sin poder levantarse y venir a buscarme. Porque siempre se preocupaba por mí, Britt. A pesar de que se estaba muriendo, durante años consumiéndose lentamente, no le di ningún tipo de paz. ¿En qué demonios estaba pensando? Murió en esa habitación de hospital sin mí allí para decirle que la amaba, para decirle que saldría por fin esta vida llena de problemas y que se quedara en paz... que la echaría de menos el resto de mi vida... Cristo, Brittany, ¿cómo diablos dejé pasar eso? No hay vuelta atrás y no sé cómo seguir.

Las lágrimas de Brittany salpicaron sobre mi cabeza y dijo con voz cansada:

—Sabía que la amabas, cariño... ella sabía que un día serías alguien.

—Pero no vivió lo suficiente para ver nada de eso, ¿verdad? Lo único que conocía de mí era decepción. Murió pensando que todo lo que había criado era una inútil que traficaba coca. La culpa... la culpa de eso condenadamente me destroza. Debió morir pensando que había fallado como madre... pero la verdad era que yo había fallado como hija...

—Santana... —Brittany iba a hablar, pero la miré y dije:

—No sé ni cómo lucía cuando falleció. Nunca he sido capaz de preguntarle a Jake eso. No sé cómo se veía, a qué hora fue su muerte, lo que dijo. Nunca podré perdonarme a mí misma por ello... mientras viva, nunca me lo perdonaré.

Todo el color desapareció del rostro de Brittany y sus brazos se apretaron alrededor de mí. Entonces abrió la boca y confesó en voz baja:

—Yo estaba allí, Santana...

Todavía tratando de evitar que mi pecho se asfixiara, no entendía lo que quería decir. Las temblorosas manos de Brittany acunaron mis mejillas y explicó:

—Cariño, estaba allí cuando tu mamma murió... la vi... estaba en la habitación cuando tomó su último aliento.

Confusión me congeló. La cara de Brittany se rompió en un suave llanto.

—He querido decirte esto desde hace mucho tiempo, que estaba con Jake y Violeta cuando tu mamma falleció. Estábamos todos en el hospital por Kitty cuando recayó y tu madre fue ingresada. Jake casi se rompió por tener a su madre muriendo y su alma gemela desvaneciéndose. Él no podía hacerle frente, por lo que todos nos quedamos para apoyarlos a él y Violeta.

Todo lo que podía hacer era mirar a Brittany mientras hablaba. Nuevas lágrimas llenaron sus ojos.

—Nunca hablabas de ella y tenía miedo de que si la mencionaba, te ahuyentaría. Pero estaba allí, mi amor. Estaba allí cuando pasó.

Sin saber cómo reaccionar ante lo que estaba diciendo, le pregunté:

—¿Estaba tranquila? ¿Estaba sufriendo? No puedo soportar la idea de que luchara para morir, tratando desesperadamente de vivir.

Los labios de Brittany se fruncieron mientras luchaba para no romperse aún más. Luego añadió:

—Tu mamma estaba durmiendo pacíficamente y luego se desvaneció... fue indoloro, Santana. Parecía que estaba durmiendo... se veía hermosa... como un ángel...

La imagen del hermoso rostro dormido de mi mamma inundó mi mente, y fui incapaz de contenerme, me derrumbé en el regazo de Brittany, dejando escapar cinco años de pena reprimida. Lloré hasta que mi garganta y pecho se encontraban en carne viva y dolorida. Durante todo el tiempo, Brittany me sostuvo en sus brazos, acariciando mi cabello y llorando conmigo...

—Quería decirle adiós, y ahora que sé que fue es imposible... —grazné, purgando mi culpa.

La mejilla de Brittany se recostó en mi cabeza y susurró:

—La muerte no es un adiós; es simplemente un hasta pronto.

Jadeé y levanté mi cabeza para mirar directamente en sus ojos azules.

—¿De verdad crees eso? ¿Que esto no es el final?

Brittany acarició mi cabello.

—Con cada parte de mi corazón.

No sé cuánto tiempo me quedé envuelta en sus brazos, pero cuando finalmente levanté mi cabeza, mi pecho se sentía más ligero. Y cuando miré los ojos amorosos de Brittany, mis manos en su rostro perfecto, sabía que las plegarias de mi mamma por mí se habían hecho realidad...Io prego perché tu Possa trovare la tua luce, mia figlia smarrita... Ruego para que encuentres tu luz, mi hija perdida...

Lo hice.

—La Mia luce... —murmuré a través de mi garganta adolorida y cruda. La cara de Brittany se suavizó en adoración. Las siguientes palabras que dije salieron directamente de mi corazón sin ni siquiera pensarlo consciente—. Ti amo, carina... te amo tanto que a veces no puedo soportarlo.

Brittany jadeó sorprendida, y con su labio inferior temblando, se inclinó para besar mis labios secos y murmuró respondiendo:

—Yo también te quiero, Santana. Mucho. Eres todo mi corazón.

Cielos. Ella también me amaba...

Nuestro beso se hizo más profundo, hasta que me retiré. Sintiéndome agotada, puse mi cabeza en el regazo de Brittany, mis ojos mirando directamente su cara.

Mientras la miraba feliz acariciando mi cara, pensaba sobre la plegaria de mi mamma y me quedé helada.

Brittany, sintiendo que algo estaba mal, preguntó:

—¿Qué pasa, cariño?

Sacudiendo su cabeza con incredulidad, le dije:

—Sólo es algo que me vino a la mente.

Las cejas de Brittany se elevaron.

—Dime —instó.

Miré al ángel de mármol de mi mamá y le dije:

—¿Crees en el destino?

Todavía confundida, se detuvo y se encogió de hombros.

—No lo sé, tal vez. Creo que a veces pasan cosas que parecen tan planeado por una fuerza externa que lo que ocurre no puede ser simplemente una coincidencia. —Su cabeza se ladeó—. ¿Por qué lo preguntas, cielo?

Aclarándome la garganta, y sintiéndome muy muy estúpida por decirlo, me decidí contarle mi versión.

—Mi mamma solía rezar para que un día encontrara mi luz, la luz que lograría que cambiase, para salvarme. Siempre me llamaba su hija perdida, y su mayor deseo era que encontrara mi camino.

Brittany sonrió y extendió su mano para tomar la mía, jugando con mis dedos.

—Pero no lo hice. De hecho, las cosas sólo empeoraron. Ella murió y fui a la cárcel.

—Santana... —dijo Brittany con simpatía, pero detuvo lo que iba a decir levantando la mano.

—Brittany, el ir a la cárcel, me alejó de la pandilla Heighters, lo que provocó que me atacaran.

Brittany parpadeó rápido y se apresuró para entender.

—Carina, si no hubiera pasado por todo eso... todo ese dolor, esa rabia... Yo nunca habría hablado con la enfermera en la enfermería sobre mis diseños de tatuajes. Nunca me habría visto obligada a ir a clase de arte para frenar mi enojo. No me hubiera enamorado de la escultura de arcilla, que luego me condujo a esculpir mármol, en el que derramé mi dolor. Nunca me habría encontrado con Sue, quien publicó fotos de mis obras, que luego usaron mi ángel de mármol en una exposición en el Met…

—…Donde la vi en una revista y volé a Nueva York para verla en persona. Donde entonces escribía artículos y entradas de tus obras y métodos…

—Donde Sue los leyó, y cuando fue a preparar todo para la exhibición, te contrató para que la elaboraras... la mujer que era amiga de mi hermano... la mujer que entendió mi alma antes de que yo misma lo hiciera... —Tomé una tranquila respiración—. La mujer que estaba en la habitación con mi mamma mientras moría cuando yo no pude estar... esa misma mujer que respondió a la plegaría de mi mamma... ella se convirtió en mi luz, ella salvó a la hija perdida de la mamma.

—Santana... yo... no sé qué decir... —susurró Brittany a medida que más lágrimas caían de sus ojos. La atraje a mi pecho y respiré el aroma de champú de lavanda de su cabello.

—Siempre he querido esto —dijo con fuerza—. Siempre he querido este tipo de amor, este amor intenso... nunca me di cuenta de que podría ser mucho más... hasta que te conocí.

Cerré mis ojos mientras decía esas palabras, y por primera vez en mi vida me sentí... sin fuerzas.

Fijé mi atención en la estatua de mármol de mi mamma y le dije en voz baja:

—Ave María.

Brittany se tensó contra mi pecho, y preguntó:

—¿Qué?

—El ángel, su título debe ser "Ave María".

—Santana —Brittany suspiró—. Es hermoso... es perfecto.

Brittany presionó besos a lo largo de mi cuello y cerré mis ojos, relajándome con su toque.

—El ángel roto es mi mamma en esta vida. Atrapada en un cuerpo del que no podía escapar, rezando por la muerte antes que vivir en aquel infierno. Las cenizas que está sosteniendo son un símbolo de la muerte.

Los labios de Brittany habían dejado mi cuello, su cuerpo muy quieto.

—¿Y el otro lado?

Sonreí, casi sintiendo el calor del sol en la cara de mi mamma.

—Esa es la próxima vida, el cielo, el paraíso, como quieras llamarlo. Esa es mi mamma despertando después de la muerte, totalmente sanada, sintiendo el sol brillante en su cuerpo sano... libre... Siempre fue mi sueño desde que se enfermó. Que iba a volver a ser libre.

Una sensación de paz me llenó mientras miraba la estatua y tomé una respiración profunda. Toda la información y títulos se habían completado. Había conseguido atravesarlo. La exposición estaba finalmente completa.

—¿Santana? —dijo Brittany.

—¿Mmm? —murmuré, fijando mi atención en las brillantes estrellas del cinturón de Orión a través del techo de cristal.

—Es hora de contarle a tus hermanos sobre de tus esculturas.

Esperé a que la aprehensión, vergüenza y temor se instalaran en mi pecho. Por una vez, no vinieron. Mientras miraba las estrellas, me di cuenta de que estaba preparada para contarlea acerca de la verdadera razón por la que estaba en Lima-Ohio, y lo que realmente había estado haciendo con mi vida.

—Sí —le dije en respuesta—. Se los diré mañana.

Podía sentir a Brittany sonreír contra mi pecho, y susurrando:

—Te amo, querida.

Una ráfaga, un sentimiento casi paralizante de amor me recorrió el cuerpo, llenando cada uno de mis músculos y susurré:

—Ti amo, carina. Sempre.




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Pequeños adelantos caps. 20 & 21


A medida que el viento de la tarde soplaba a mí alrededor, cubrí la escultura con su lona, asegurándola al zócalo y envié un mensaje a Sue de que la había terminado. Sólo ella sabía que la iba a añadir a la exposición a última hora. Tenía las tablas de texto hechas en privado, la tabla del título, el telón de color del fondo y todo lo que necesitaba para hacer esto perfecto.

Un pitido llegó desde de mi celular, era Sue diciéndome que estaba en camino con sus ayudantes. Le dije dónde estaba y que estaría fuera. Más que eso, confiaba en ella para lograr colocarla en la galería.

Sue me aseguró que todo estaría bien y que Brittany nunca sabría de la escultura hasta la noche del estreno. Era mi sorpresa para ella.

El regalo de mi alma para la suya.
++++++
Jake, oyendo la bolsa desgarrarse, suspiró y, sin mirar atrás, dijo:

—Sólo vete, San. Sólo vete maldita sea...

Todo mi cuerpo se heló ante lo frías que esas palabras sonaron viniendo de su boca. Miré hacia abajo, al lío de coca a mis pies y no sentí más que vergüenza... vergüenza de que hubiera tenido un momento de debilidad y comprara esa coca hace semanas.

Pero estaba tan enojada de que no me hubieran escuchado. Ellos ni siquiera me dejaron hablar, rayos.

Volviendo sobre mis talones, dejé mi bolsa de ropa donde estaba y corrí fuera de la casa, con mi cabeza dando vueltas.
++++++++
—Pero tú, tú asesinaste a mi prima. ¡A tu condenada mejor amiga! ¿Cómo pudiste, ragazza? Elaine malditamente te amaba.

—Estaba protegiendo a mi familia —le dije tensa.

Remo incluso asintió como si lo entendiera.

—Lo entiendo. Y ahora yo estoy vengando a la mía.

Nos miramos mutuamente bajo la lluvia durante lo que parecieron horas, cuando de repente, Remo me atacó, conectando su puño con mi cara, antes de que me tumbara contra mi auto. Arreglándomelas para alejarlo, lo golpeé en respuesta, Remo me enfrentó con la sangre corriendo por su rostro. Él sonrió y se me heló la sangre. El bastardo estaba loco.

Corriendo hacia adelante, nos arrastramos hacia el medio de la carretera, fui a golpear su cara, cuando el sonido de un arma de fuego disparándose sonó a través de la noche.

**********

—Encontré una bolsa de coca en su habitación, Britt. ¡Cocaína! Ha estado traficando desde que llegó aquí, y peor aún, trajo eso a mi casa. Le dije que se fuera. No puedo tener más de ese drama entre nosotros. No puedo dejar que mi familia se involucre en ese tipo de vida nunca más.

Una mezcla de miedo y simpatía inundó mi pecho y mi mano voló sobre mi boca.

—Tú... ¿tú le pediste que se fuera?

Jake asintió.

—¿Al menos dejaste que hablara contigo? ¿Le diste la oportunidad de explicar lo de la bolsa de coca?
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Santana no había aparecido. Estaba empezando a ser más que evidente que se había ido. En realidad me había dejado. Una parte me gritaba que no era posible, que no podía haberme dejado, a pesar de que Jake y Violeta estaban convencidos de que era su modus operandi habitual. Me amaba... no me dejaría atrás.

Pero entonces otra parte de mí decía que era totalmente posible. Había sido rechazada por sus hermanos de nuevo. Por supuesto que no le gustaría quedarse.

¿Cuánto rechazo podía recibir una persona? Pero pensé que al menos me llamaría. Me habría dicho que se iba por un tiempo, que me amaba y, en algún momento, vendría de nuevo a mí.
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—Sí... San solía llevarnos a la parte superior del remolque cuando mi padre llegaba a casa borracho y golpeaba a mi mamma. —La cara de Jake se arrugó como si no pudiera soportar la idea de recordar aquellos tiempos, pero, añadió—: Ella hacía que mirara a las estrellas y le dijera las constelaciones... ella me distraía, para que no escuchara los gritos de mi mamma. —Jake miró a Violeta, y envolviendo un brazo alrededor de su hombro, se refirió a la bebé—. Esa eres tú, Vio. Por la noche, Santana te tomaba de la Mamma así cuando papá llegaba a casa enojado y borracho, él no te hiciera daño. Santana te mantenía en nuestra habitación, te alimentaba, cambiaba y bañaba... Rayos, ella te mantenía toda la noche en sus brazos por si acaso papá entraba por nosotros. Cuando la pelea era muy fuerte, ella nos llevaba al techo y mirábamos las estrellas...

Los ojos grises de Violeta estaban enormes mientras se inclinaba hacia delante para inspeccionar la bebé en los brazos de Santana.

—¿Ella... ella me cuidaba? ¿Me protegió cuando era una bebé? —preguntó inocentemente Violeta. Vi como las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.

—¿Yo... yo no sé por qué se me olvidó todo eso? —dijo Jake aturdido. Miró a Violeta, a continuación, a su esposa—. Prácticamente crio a Violeta hasta que papá se fue... y yo... ella siempre cuidaba de mí.

Hola……….buenas noches a todas/os……….uyyy, ya estamos prácticamente en el final de esta historia….apenas si queda 1 capitulo+epilogo+1 capitulo extra…..les puse la actualziacion hoy porque mañana estare muy ocupada y me iba a ser difícil hacerlo……



Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)





http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
(Sweet Home: 1ra y 2da parte)







*Actualización: día LUNES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….














https://www.youtube.com/watch?v=m2GfeKHajv4



NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que conserve el título de la historia porque me pareció lo más conveniente, además de que soy malísima para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Sweet Hope” y es de autoría de Tillie Cole (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual SIMPLY BOOKS (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Seattle y Alabama-Tusscalosa fundamentalmente; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Seattle y Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone 1 solo libro que consta de: sinopsis + prólogo + 22 capítulos + epílogo + capítulo extra. Este libro es narrado desde la perspectiva de Brittany y Santana (es decir, algunos capítulos los narrado por una, y otros capítulos por la otra)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 20
Santana

Esta ya era mi pieza favorita.

Mientras lijaba la curva final de la mano, y después lavaba el mármol de Carrara con agua, di un paso atrás en la orilla del río y suspiré.

Había trabajado todo el día durante la semana pasada para conseguir terminar esto, nunca había conseguido completar una escultura tan rápidamente, pero no tenía elección. Tenía que sacar la imagen de mi cabeza y colocarla en el mármol... necesitaba esta pieza para poder verla siempre. La necesitaba para completar mi primera exhibición. Era el final perfecto para el viaje que Brittany había creado.

A medida que el viento de la tarde soplaba a mí alrededor, cubrí la escultura con su lona, asegurándola al zócalo y envié un mensaje a Sue de que la había terminado. Sólo ella sabía que la iba a añadir a la exposición a última hora. Tenía las tablas de texto hechas en privado, la tabla del título, el telón de color del fondo y todo lo que necesitaba para hacer esto perfecto.

Un pitido llegó desde de mi celular, era Sue diciéndome que estaba en camino con sus ayudantes. Le dije dónde estaba y que estaría fuera. Más que eso, confiaba en ella para lograr colocarla en la galería.

Sue me aseguró que todo estaría bien y que Brittany nunca sabría de la escultura hasta la noche del estreno. Era mi sorpresa para ella.

El regalo de mi alma para la suya.

Entrando en mi estudio, sonreí a la ropa de cama todavía echa un desastre. Cada mañana habitualmente despertaba y hacía mi cama antes de cualquier cosa. Años de estar en prisión me dieron hábitos demasiado difíciles de quitar. Pero después de anoche, después de hacer el amor con Brittany anoche, ella me decía que me amaba una y otra vez en mi oído mientras nos acariciábamos... yo no me atreví a cambiar nada.

Viendo las llaves de mi coche “Camino” en el puesto de trabajo, me acerqué, las recogí, así como mis cigarrillos y me dirigí a mi auto. Los nervios estaban destrozando mi estómago. La idea de contarle a Jake y a Violeta todo sobre mis esculturas; más que eso, acerca de mi apertura mañana por la noche me hacía casi vomitar.

¿Qué diablos pensarían? Yo una escultora con su propia muestra en un verdadero museo.

Una ola de algo nuevo me golpeó mientras me imaginaba sus reacciones. Felicidad... alivio, emoción... orgullo. Rayos, eso era; quería que estuvieran orgullosos de mí. Quería que ellos finalmente me vieran como algo más que su hermana mayor, quien sólo había mostrado habilidad para vender cocaína.

Mientras pasaba a través de las calles de Lima-Ohio, pensé en cuando Brittany me dijo que estaría fuera para hacer su próxima comisión después de mi presentación. La idea de no tenerla a mi lado todos los días hacía que cada parte de mí doliera. Quería que se quedara. Quería que se quedara aquí en Lima-Ohio conmigo.

Tenía que encontrar una manera de hacer que ocurriera. No podía dejarla irse. Habíamos llegado demasiado lejos.

Mientras me acercaba a la casa de Jake, los nervios volvieron a hacer que mis manos temblaran. Me reí por estar tan nerviosa. Era una maldita cobarde.

En cuestión de minutos había estacionado mi coche y entré por la puerta delantera... entonces me detuve inmediatamente al ver a Violeta y Jake sentados en las escaleras, con mi bolsa llena de ropa colocada a sus pies.

Mis dos hermanos tenían sus cabezas gachas, pero cuando oyeron la puerta abrirse, Jake levantó la mirada, con una expresión pétrea en el rostro.

—¿Qué es todo esto? —pregunté, sintiendo la temperatura en la sala caer unos diez grados.

Jake se puso de pie y caminó hasta situarse en la parte inferior de las escaleras, con los brazos cruzados sobre el pecho.

Cuando sus ojos se encontraron con los míos sólo pude ver dolor en ellos. Casi me adelanto para envolver mi brazo alrededor de sus hombros para preguntarle qué le pasaba, pero la manera en que me estaba mirando me mantuvo clavada en el suelo.

Jake levantó el pie, y lo apoyó en la parte superior de mi bolsa.

—Fuimos al mercado de pescado esta mañana, San, en el que tú dijiste que estabas trabajando.

La sangre se drenó de mi rostro.

—Sí, San. El mercado en el que los gerentes no tenían ni idea acerca de quién estaba hablando.

Jake miró a Violeta. Violeta mantuvo la cabeza baja, agarrando su cabello con sus manos.

Abrí la boca para explicar, pero…

—Yo no podía creerlo, San, así que fui a todos los mercados que pude encontrar. En ninguno de ellos te conocían. Ninguno de ellos. Uno de los hombres recordó haber visto a alguien de tu descripción. Dijo que pensaba que te había visto dando vueltas, pero de seguro como el infierno que no estabas trabajando.

Jake peinó su cabello oscuro, sus ojos estaban brillantes. Encontrando de nuevo mi mirada, dijo:

—Pensé que tenía que haber algún error. Tenía que haberlo, porque mi hermana había cambiado. Había salido de prisión cinco años antes y estaba haciéndolo muy bien. Era una chica diferente de la que solía ser, de la inflexible Heighter. —Respiró entrecortadamente y su rostro enrojeció de dolor.

Di un paso adelante.

—Yo…

—Luego llegué a casa, discutiendo conmigo mismo por lo que rezaba que no fuera cierto, y entré en tu habitación, esperando que estuvieras allí para explicar todo. No estabas, como siempre. Así que empecé a buscar en tus cosas, buscando alguna razón por la que me mentirías. ¡Nos mentirías a todos nosotros durante estos malditos meses!

Jake metió la mano en el bolsillo trasero de sus vaqueros y sacó la segunda bolsa de coca que había comprado después de su partido. Debí de haberla dejado en mis jeans.

Mi estómago cayó, y al instante supe lo que ellos estaban pensando.

—¿Estás traficando de nuevo, San? ¿Después de todo? —El rostro de Jake se contorsionó en una mezcla de ira y dolor. Tiró la bolsa de coca a mis pies.

Luché por respirar mientras lo miraba. Mientras miraba hacia arriba, Jake estaba mirándome, toda la ira desaparecida, simplemente aplastante decepción en su rostro. Pero no podía hablar. No podía conciliar en mi cabeza cómo había venido aquí hoy para decirles acerca de mi exhibición, y en lugar de ello, que mis hermanos pequeños me estuvieran pidiendo explicaciones de por qué no estaba en el mercado, por qué tenía esta coca. Y por supuesto ellos inmediatamente pensaron lo peor.

Jake de repente empujó la bolsa de lona a mis pies.

—Vine a verte hoy para decirte que vas a ser tía, una Zia, San. Kitty está embarazada. Lo hemos estado intentando durante dos años, pero debido a los daños en su cuerpo a causa de su anorexia, no estábamos seguros de sí seríamos capaces de tener niños. Ella me despertó esta mañana para decirme que iba a ser papá. Un papa, San. Contra todo pronóstico, vamos a tener un bebé. Es un milagro... y las únicas dos personas a las que no podía esperar para decírselo era a ti y a Violeta.

Mi corazón latía más rápido... Jake iba a ser papá.

Una sonrisa por la emoción se asomó a mis labios, pero Jake no la vio, estaba demasiado ocupado mirando el suelo.

—No puedo tenerte aquí más, San. Tengo cosas más importantes que considerar ahora que a ti. —Sus ojos oscuros se encontraron con los míos— Necesito que te vayas. No puedo tener a mi bebé, a mi esposa, arrastrada a todo el tráfico y la estupidez de una pandilla... mi hijo va a tener una vida mejor de la que nosotros tuvimos... ellos tienen que estar a salvo. Todos tenemos que estar a salvo.

Violeta levantó su cabeza, sus ojos inyectados en sangre, con el rostro pálido corrió por las escaleras.

—Yo... Puedo exp…

Violeta se detuvo de inmediato en la escalera, pero no miró hacia atrás.

—Me juraste que no harías nada que te alejara de nosotros otra vez. Te dejé entrar, te abrí mi corazón de nuevo, ¡y tienes que arruinarlo todo! Te dejé entrar, San... y ahora te he perdido otra vez... —exclamó, y desapareció de la vista. Jake me dio la espalda y caminó detrás de Violeta.

Sintiendo temor real corriendo por mis venas, me adelanté y dije:

—Jake... —Pero mi pie aterrizó sobre la bolsa de coca, reventando la maldita cosa y esparciéndola por todo el suelo.

Jake, oyendo la bolsa desgarrarse, suspiró y, sin mirar atrás, dijo:

—Sólo vete, San. Sólo vete maldita sea...

Todo mi cuerpo se heló ante lo frías que esas palabras sonaron viniendo de su boca. Miré hacia abajo, al lío de coca a mis pies y no sentí más que vergüenza... vergüenza de que hubiera tenido un momento de debilidad y comprara esa coca hace semanas.

Pero estaba tan enojada de que no me hubieran escuchado. Ellos ni siquiera me dejaron hablar, rayos.

Volviendo sobre mis talones, dejé mi bolsa de ropa donde estaba y corrí fuera de la casa, con mi cabeza dando vueltas.

¿Qué diablos estaba pensando al volver aquí?

Había terminado. Tan solo había terminado con tratar de hacer las cosas correctas.

Conduje mi automóvil rápido a través de la lluvia, una lluvia perfecta reflejando mi estado de ánimo, y me dirigí a mi estudio. En mi prisa por decirle a Jake y Violeta sobre mi arte, no había traído nada conmigo, ni siquiera mi maldita billetera o el celular. Estaba buscándolos y luego saliendo de las calles de Lima-Ohio. Y quería que Brittany viniera conmigo. Sólo ella, yo, y mi coche.

Dejando que la música heavy metal de mi equipo alimentara mi creciente rabia, no me di cuenta durante unos cuantos kilómetros del auto negro que me estaba siguiendo. Con el ceño fruncido, mi sospecha volvió, me metí por algunas calles al azar para ver si me seguía, esta vez lo hizo.

Sintiendo mi pulso elevarse, entrecerré mis ojos y subí la velocidad. El auto siguió, su parachoques casi tocando el mío.

—Mierda —susurré en voz baja. Sólo había un cretino que estaría detrás de mí de esta manera: Remo.

¡NO PUEDE SER!

Saqué mi auto para estacionarlo en una calle tranquila, sentí un nudo en mi estómago cuando me di cuenta de que era él. Estaba aquí por mi sangre. La fuerte lluvia rebotó en mi parabrisas como balas, corté la música, con los ojos pegados en mis manos.

Siempre pensé que moriría a manos de mi pandilla. Pero lo que me estaba destrozando justo ahora era imaginar a Brittany. Ni siquiera podía llamarla para decirle adiós. ¡CIELOS! Había puesto mi drama junta, finalmente haciendo algo de avances en mi vida... y ahora...

El sonido de la puerta de un auto abriéndose me hizo sentarme más derecha, y, por primera vez, sentí miedo. Miedo real. Hoy tenía algo que perder, la idea de dejar atrás a Brittany, me aterrorizaba mucho.

Empujando para abrir la puerta de mi auto, salté del auto justo a tiempo para ver a Remo Marino pavoneándose en mi dirección. Parecía mayor. Había aumentado de peso, ganó arrugas en su rostro, pero él seguía siendo la misma persona intimidante que siempre había sido. Mi estómago cayó... Este idiota me había estado siguiendo durante días.

Me mantuve firme y observé como los labios de Remo formaban una sonrisa.

—¡Rayos, ragazza! —dijo, fingiendo una risa y sonriendo—. Casi no te reconocí con el jodido cabello largo. Me ha tomado unos días asegurarme de que la pista que me dieron no era falsa. —Hizo un gesto con la mano hacia mí—. ¿Y tú stidda, San? ¿Perdiste eso también? —Asintió en señal de aprobación—. Hiciste un buen trabajo en ocultarte de mí. Casi me tenías pensando que mi informante estaba equivocado. Pero cuando vi a Jake y a Violeta de nuevo, supe a ciencia cierta que eras tú.

Mostrando mis dientes hacia él al mencionar mis hermanos, escupí:

—¿Qué estás haciendo aquí, Rem?

Remo dejó caer su sonrisa hipócrita.

—Estoy aquí para cobrar la deuda de mi familia, ragazza. Ya sabes eso... deberías haber estado esperándolo. Conoces el código de la calle: sangre por sangre.

—Estás huyendo, Rem, buscado por todo tipo de delitos, aun así, ¿viniste hasta aquí por mí? Los federales te habrán rastreado al cruzar los límites estatales. Estarás preso de por vida.

Remo extendió sus manos.

—Ya estoy con tiempo prestado, Santana. Voy a estar preso el resto de mi vida...¿qué es un delito más cuando no hay posibilidad de liberación de todos modos?

Los ojos de Remo se estrecharon mientras se acercaba a mí.

—Pero tú, tú asesinaste a mi prima. ¡A tu condenada mejor amiga! ¿Cómo pudiste, ragazza? Elaine malditamente te amaba.

—Estaba protegiendo a mi familia —le dije tensa.

Remo incluso asintió como si lo entendiera.

—Lo entiendo. Y ahora yo estoy vengando a la mía.

Nos miramos mutuamente bajo la lluvia durante lo que parecieron horas, cuando de repente, Remo me atacó, conectando su puño con mi cara, antes de que me tumbara contra mi auto. Arreglándomelas para alejarlo, lo golpeé en respuesta, Remo me enfrentó con la sangre corriendo por su rostro. Él sonrió y se me heló la sangre. El bastardo estaba loco.

Corriendo hacia adelante, nos arrastramos hacia el medio de la carretera, fui a golpear su cara, cuando el sonido de un arma de fuego disparándose sonó a través de la noche.

Por un segundo me quedé quieta, sólo mirando fijamente a Remo que estaba delante de mí... entonces mientras mis ojos viajaban hacia abajo, vi una pistola en su mano tendida, su arma con el cañón presionado contra mi estómago. Un repentino dolor agudo se deslizó a través de mi estómago robando mi aliento y la sangre comenzó a empapar mi ropa. Remo dio un paso atrás, y levantando mi mano hasta mi estómago, la aparté y vi brillante sangre roja recubriendo la palma. Mis piernas se doblaron debajo de mí y golpeé sobre el asfalto.

El sonido de sirenas sonó en la distancia, mientras Remo se paraba por encima de mí y escupía mi rostro. Mis pulmones se sentían como si estuvieran vacíos mientras trataba de levantarme... pero no podía mover las piernas.

—Sangre por sangre, Santana —dijo Remo de nuevo y desapareció de mi vista.

Colocando la parte posterior de mi cabeza plana sobre el pavimento, me quedé mirando el cielo gris, litros de lluvia golpeando sobre mi cuerpo. Imágenes de Jake y Violeta pasaron por mi cabeza y sentí mis ojos escocer con las lágrimas.

Nunca los vería otra vez... nunca llegué a decirles una vez más cuanto los amaba...

El tiempo pareció detenerse y mis pensamientos derivaron de nuevo a cuando éramos niños. A una promesa que le había hecho a mi mamma... Yo estaba reviviéndola como si fuera ayer...






Flashback

“Dormi, Dormi, O Bel Bambin…”

Violeta yacía en mis brazos, envuelta en su manta azul desteñida, sus grandes ojos grises mirándome mientras me balanceaba hacia atrás y adelante en el suelo del dormitorio. Tranquilamente, canté su canción de cuna favorita, una canción navideña, una que siempre la calmaba, una que la ayudaba a relajarse y olvidar este mundo horrible durante un rato.

“¿Perche piangi, o mio tresor? Dolce amor, dolce amor, Fa la nanna, o caro figlio, Tanto bel, tanto bel, Fa la nanna, o caro figlio.”

Cuando terminé la última estrofa, escuché su suave respiración y suspiré.

Inclinándome, presioné un beso en la suave frente de mi hermanita.

Finalmente estaba dormida.

Tomando un gran respiro, me apoyé contra la pared de mi habitación y sostuve a Violeta apretadamente en mis brazos. Mientras miraba su rostro dormido, cerré los ojos y le recé a Dios para que todo este miedo terminara pronto. Que papá dejara de venir a casa ebrio, que dejara de golpear a la mamma… y así él dejaría de intentar callar a Violeta porque no podía soportar que llorara.

Todas las noches traía a Violeta a nuestra estrecha habitación. Todas las noches la bañaba, le daba de comer, la cambiaba y la mecía hasta dormirla cantándole una canción de cuna… todo eso para que mi mamma pudiera evitar que papá la lastimara cuando viniera golpeando la puerta, buscando una razón para pelear.

Le rezaba a Dios cada noche para que un día papá simplemente dejara de venir a casa. Que nos dejara solos así podríamos vivir en paz.

Justo cuando me permití relajarme, el ruido de pasos vino a través del angosto pasillo, y un segundo después, Jake entró corriendo por la puerta. Su rostro estaba sonrojado y sus ojos marrones oscuros muy abiertos. Cada parte de mí se congeló y escuché la puerta principal cerrarse de un golpe.

—Está de vuelva —dijo Jake, luchando contra su miedo. Sólo tenía ocho años, yo tenía once y Violeta, sólo unos meses—. Y está verdaderamente ebrio esta noche. Lo vi balancearse por el camino del parque. Estaba gritándole a todo el mundo.

Mi estómago cayó y, mirando a Violeta otra vez, gruñí cuando escuché a la mamma gritar desde la otra habitación.

Los ojos de Violeta se abrieron de golpe con el ruido y su carita se arrugó cuando comenzó a llorar en mis brazos. Mi mirada encontró a Jake, quien estaba congelado en la puerta.

—Llévate a nuestra fratellina —ordené. Corrió hacia adelante y tomó a Violeta de mis manos, y se dejó caer en nuestra pequeña cama compartida.

Un ruido sonó en el cuarto de estar y Jake me miró, las lágrimas también caían de sus ojos. Lucia tan indefenso que se atragantó con un nudo en su garganta.

—Él va a lastimarla otra vez, ¿verdad? —dijo con voz temblorosa—. Luego nos lastimará.

Tomando una respiración profunda, dije:

—No lo hará. Lo juro. —Señalé a mis dos hermanitos sentados perdidos y asustados en esa cama y dije—: Cuida de Vio, ¿está bien? Intenta mantenerla en silencio.

Jake asintió mientras dejaba la habitación, cerrando la puerta. Mi corazón latía rápido en mi pecho, cuando los gritos de mi mamma vinieron por el pasillo. Podía escuchar a mi padre maldiciendo y a mi mamma rogándole que se detuviera. Cuando alcancé el final del pasillo, vi a papá sujetando a Mamma contra el suelo, su rostro estaba ensangrentado mientras intentaba con sus manos alejarlo.

Los ojos de ella estaban cerrados, pero como si pudiera sentirme de pie allí mirando, se abrieron. Su mirada encontró la mía y negó lentamente. Sabía que quería que me fuera, sabía que quería que corriera y me escondiera. Pero no podía. Él estaba lastimándola, y sabía que iría a por mis hermanos después. Tenía que protegerlos. Debía hacer que quisiera solo golpearme a mí.

Violeta gritó desde nuestro dormitorio justo cuando papá pateó a Mamma en el estómago. Escuchando el llanto del bebé, mi padre se dio la vuelta, con su rostro furioso.

—¡Esa maldita niña! —Arrastró las palabras dirigiéndose hacia mí. Iba por mis hermanos… no podía dejar que llegara a mis hermanos.

Dando un paso adelante, mi padre me vio e intentó apartarme del camino.

—¡Muévete! —gruñó. Pero no lo hice. Miré a mi madre jadeando por aire en el suelo, su cuerpo enroscado, escuché a mi hermano pequeño llorando en la habitación, y escuché a Jake rogándole que se detuviera.

Encontrado los ojos oscuros de papá, intentando no temblar, di otro paso adelante y observé una lenta sonrisa esparcirse en su rostro. Sin palabras. Sin decir nada levantó su puño y golpeó mi rostro. Sin una palabra me levantó del suelo y me arrojó contra la pared, quebrando con mi espalda el frágil yeso.

Intenté bloquearlo. Me enfoqué en mis hermanos y mi mamma llorando… me enfoqué en que papá me usara como un saco de boxeo para que no se acercara a ellos.

No supe cuánto duró esta paliza, pero se sintió como una eternidad. Finalmente, la respiración de mi padre disminuyó y sus golpes se volvieron débiles y lentos. Me arrojó al suelo y pude probar la sangre en mi boca.

Yací quieta, rezando para que éste fuera el final de su ira, cuando la puerta se abrió y se cerró de un golpe.

Se había ido… al menos por ahora.

—Mia cara —gimió mamma y sostuve mi cabeza lo suficiente para verla levantarse. Usando mis manos, me puse de pie y me moví a través de la pequeña habitación para ayudarla a caminar.

—Ayúdame a llegar a mi habitación, mia cara —dijo en un susurro y, envolviendo mi brazo alrededor de su cintura, la ayudé a entrar a su habitación y en la cama.

Fui al baño y humedecí una toalla, llevándola de vuelta para limpiar la sangre de su rostro.

Mientras limpiaba su labio hinchado, levantó su mano temblorosa para pasarla por mi rostro. Me estremecí cuando las puntas de sus dedos tocaron un corte en mi mejilla y las lágrimas cayeron por su rostro.

—Lo siento mucho, mia cara, —dijo dolorosamente, pero yo negué.

—Está bien, mamma, no estoy herida.

Una sonrisa triste tiró de sus labios y sus dedos pasaron por mi cabello.

—Una chica tan valiente. Estás herida, aun así no muestras miedo o dolor.

Alejé la toalla de su labio así no sentiría mis manos temblar. No quería que supiera que estaba asustada… que mi rostro dolía.

—No estoy herida, mamma. Lo juro.

Mamma me observó en silencio y, todo el tiempo que lloró intenté no llorar también. Sabía que si lo hacía, rompería su corazón… ella ya estaba lo suficientemente triste.

Sólo quería hacerla sonreír otra vez. Extrañaba su sonrisa.

—Ahí tienes, mamma, estás limpia ahora, —dije y la mamma se recostó en su cama, sosteniendo su estómago magullado, pero sus ojos tristes nunca dejaron los míos. Me volví para al baño a limpiarme cuando se estiró y tomó mi brazo.

Cuando miré hacia atrás, ella dijo:

—Santana, mia cara, no tienes que ser siempre tan dura, tan fuerte.

Observando a mi madre rota en la cama, dije:

—Pero tengo que serlo. Tengo que protegerlos a ustedes de papá sin importar como.

La mamna gimió flojito.

—Ese no es tu trabajo, mia cara.

No dije nada y el remolque se quedó en silencio. Pero entonces escuché a Jake cantando silenciosamente la canción de cuna favorita de mamma a Violeta y asentí.

—Sí, mamma. Este es mi trabajo. Necesito cuidar de todos ustedes, y prometo que siempre lo haré… Nunca dejaré que alguien los lastime a ti o a mis hermanos otra vez. Siempre los mantendré a salvo…
Fin de flashback






Unas gruesas lágrimas cayeron por mis mejillas, mezclándose con la lluvia fría mientras ese recuerdo se reproducía en mi mente.

Siempre los mantendré a salvo…

Mientras pensaba en Jake y Violeta, me sentí de pronto en paz. Sin mí, estarían a salvo. No habría más vínculos con nuestro pasado. Sin mí, la nueva familia de Jake estaría a salvo y Violeta ya no sentiría más dolor.

Siempre los mantendré a salvo…

Sonreí mientras la lluvia caía más fuerte. Finalmente lo había hecho.

Finalmente estarían a salvo.

Cerrando mis ojos, el entumecimiento se apoderó de mí. Vi a Brittany con la barbilla en su puño, su cabello suelto a un lado mientras sonreía en la cama. Le agradecía tanto a Dios cada segundo que ella estuvo conmigo… que la había tenido, incluso si fue por poco tiempo. Al menos llegué a sentir como era ese tipo de amor, incluso aunque fuera por un breve momento.

Intenté aferrarme a la visión del rostro de Brittany, hasta que ya no pude aferrarme a la imagen… hasta que todo se desvaneció en la nada.

Capítulo 21
Brittany

-¿Tampoco la has visto Sue?

—No desde ayer —respondió.

—Muy bien, gracias —dije y terminé la llamada.

Mientras miraba al suelo, una extraña sensación volvió a mi estómago.

Había esperado en el estudio de Santana durante horas, pero no se presentó. Había intentado llamarlo a su celular, pero la batería debió haber muerto. Sue no la había visto, así que supuse que estaba en la casa de Jake.

Un asomo de sonrisa se dibujó en mis labios mientras pensaba en lo nerviosa que Santana estaba por contarles a sus hermanos acerca de su exhibición, sus imágenes... lo que había estado haciendo durante años. En mi bolso tenía sus invitaciones para la inauguración de mañana por la noche, una para Jake, Violeta y Kitty. Tenían que estar allí. Todavía no estaba segura de sí Santana haría acto de presencia. Adiviné que no, todavía estaba en contra de que la gente supiera quién era, pero su familia debía ver su trabajo... después de todo, ellos eran la fuente de su inspiración.

En cuestión de minutos entre en el estacionamiento de Jake y estacioné mi coche. Llamé a la puerta y después de una corta espera bajo la lluvia, Jake abrió.

Agachándome desde el aguacero, corrí por el pasillo sacudiendo mi gabardina.

—¡Que maldito diluvio! —grité y finalmente miré a Jake. Su rostro estaba pálido y me miraba con ojos tristes.

—¿Estás bien, Jake? —le dije y miró hacia arriba. Violeta estaba caminando melancólica con los ojos enrojecidos.

Mi estómago cayó.

—¿Qué? —susurré. Kitty entró desde la cocina— ¿Que está pasando? ¿Dónde está Santana?

Unos escalofríos recorrieron mi columna vertebral por la forma en que estaban todos mirándome, cuando Jake puso su mano en mi brazo.

—No es quién crees que es, Britt. —Su voz sonaba ronca como si hubiera estado llorando durante horas.

Mi mirada se precipitó alrededor de los tres y pregunté:

—¿De qué demonios estás hablando?

—Santana —dijo Jake—. Ha estado vendiendo coca de nuevo.

Sentí que la tierra desaparecía debajo de mí, y dije:

—¿Qué? ¿De qué diablos estás hablando? Nunca lo haría de nuevo.

Jake negó.

—Lo siento, Britt, pero es verdad. No quiero malditamente creerlo tampoco, pero fui a ese mercado de pescado donde estaba trabajando desde su libertad condicional y ni siquiera habían oído hablar de ella. Mintió, Brittany. Ha estado mintiendo todo este tiempo.

—¡No! —dije sacudiendo mi cabeza, tratando de imaginar qué diablos había ocurrido aquí esta tarde.

Jake levantó la mano.

—Encontré una bolsa de coca en su habitación, Britt. ¡Cocaína! Ha estado traficando desde que llegó aquí, y peor aún, trajo eso a mi casa. Le dije que se fuera. No puedo tener más de ese drama entre nosotros. No puedo dejar que mi familia se involucre en ese tipo de vida nunca más.

Una mezcla de miedo y simpatía inundó mi pecho y mi mano voló sobre mi boca.

—Tú... ¿tú le pediste que se fuera?

Jake asintió.

—¿Al menos dejaste que hablara contigo? ¿Le diste la oportunidad de explicar lo de la bolsa de coca?

Los ojos de Jake cayeron. Cuando miré a Violeta, este dejó caer su cabeza también.

—No lo hiciste, ¿verdad? —pregunté. Las lágrimas comenzaron a llenar mis ojos. Dios mío, ella vino aquí hoy para explicarles todo acerca de su obra y la echaron, la acusaron porque habían encontrado una bolsa de coca... esa maldita coca que una vez compró porque se estaba ahogando en esta nueva vida... ahogándose en su rechazo hacía ella, en mi rechazo a ella.

—Dios... —Lloré y presioné mi mano mi frente.

Jake dio un paso adelante, pero di un paso atrás.

—¿Dónde está ahora? No he sido capaz de ponerme en contacto con ella durante todo el día.

Un destello de preocupación pasó por el rostro de Jake, pero rápidamente se convirtió en piedra cuando dijo:

—Le dije que se fuera. Lo hizo. Ni siquiera tomo sus cosas, simplemente salió corriendo. —La respiración se me cortó— Britt, se habrá ido lejos. Es lo que hace cuando las cosas de ponían feas. Huye.

La ira se arremolinaba dentro de mí, y retrocedí hacia la puerta.

—No tienes ni idea —dije a todos ellos destrozada—. No tienen ni idea de lo que ha hecho ella por ustedes, ni idea de lo mucho que ha sacrificado y lo mucho que ha cambiado su vida.

Las cejas de Jake bajaron con mis palabras, pero antes de que pudiera hablar, metí la mano en mi bolso y saqué las invitaciones. Si Santana no era capaz de decirles a sus hermanos lo que había estado haciendo, entonces lo haría yo.

Colocando rápidamente las invitaciones en la mesa auxiliar, miré a cada uno de ellos a los ojos y dije:

—Los invito a la apertura de la galería mañana en la noche. Tienen que estar allí.

Jake negó y Kitty se dirigió a reunirse con él a su lado.

—Britt, estoy muy feliz y orgullosa de ti, pero, Rayos, no creo que sea el momento adecuado…

—Tienen que estar ahí —le dije interrumpiéndolo y Kitty frunció el ceño hacia mí.

—¿Por qué Brittany? —preguntó ella y mi ira se redujo un poco. Cielos, nunca podría estar enojada con Kitty. No había hecho otra cosa que aceptar a Santana en su casa, y en la de todo el mundo.

—Solo por favor, Kitty. Por favor, ve allí... hay algo que ustedes necesitan ver.

Alcanzando mis llaves, di vuelta a la manija de la puerta, mientras Jake decía:

—Sé que te gusta, Britt, pero Santana siempre ha sido de esta manera. Siempre le ha atraído el lado oscuro de la vida, las cosas ilegales. Solo lamento que salieras lastimada por todo esto.

Mirando hacia atrás a Jake con incredulidad, le contesté:

—No sólo me gusta, Jake. Estoy locamente enamorada de ella. Ha cambiado mi vida en todos los sentidos para bien, de verdad siento que estés tan cegado por su pasado que no puedas ver la excelente persona honorable que es hoy. —Al tocar mi mano en las invitaciones, exigí—, estén allí mañana por la noche.

Salí corriendo hacía mi auto, saqué mi celular y marqué el número de Santana de nuevo. La llamada fue directamente al correo de voz. Presioné FIN y miré a través del parabrisas mojado.

Las lágrimas corrían por mis mejillas y mis manos temblaban de pánico.

Cerré los ojos, apoyé la cabeza contra el respaldo y susurré:

—Santana... ¿A dónde diablos has ido?






La siguiente noche me quedé en el cuarto de baño del museo, mirándome en el espejo. Me veía cansada y pálida; los efectos de sentir que mi corazón se había roto.

Santana no había aparecido. Estaba empezando a ser más que evidente que se había ido. En realidad me había dejado. Una parte me gritaba que no era posible, que no podía haberme dejado, a pesar de que Jake y Violeta estaban convencidos de que era su modus operandi habitual. Me amaba... no me dejaría atrás.

Pero entonces otra parte de mí decía que era totalmente posible. Había sido rechazada por sus hermanos de nuevo. Por supuesto que no le gustaría quedarse.

¿Cuánto rechazo podía recibir una persona? Pero pensé que al menos me llamaría. Me habría dicho que se iba por un tiempo, que me amaba y, en algún momento, vendría de nuevo a mí.

Además de eso, Sue había estado en la Galería todo el día, trabajando en una sección cerrada de la parte posterior... ¡para la inauguración de la noche! Estaba pálida, agotada, y agobiaba por la preocupación. No tenía idea de lo que estaba haciendo, pero como un patrón y la única fuente de financiación de esta exposición, realmente no tenía otra opción.

Al oír el bullicio del museo y las partes interesadas de la universidad, los aficionados y estudiantes por igual a la espera de que la exhibición comenzara, me obligué a mantenerme erguida y sacudí mis hombros.

Puedes hacer esto, eres una profesional, traté de convencerme.

Cepillé hacia atrás mi cabello largo y rubio, de estilo recto, y lo dejé colgando por mi espalda, entonces pasé las manos por mi vestido negro que me llegaba hasta la rodilla. Por último, comprobé que mis Louboutins estuviesen limpios.

Estaba lista.

Salí del baño, me dirigí a Bridgette, la directora del museo, y le aseguré que estaba lista. Recorrí la multitud buscando a Sue, preguntándome dónde diablos podría estar, pero no había ni rastro. Mis manos estaban húmedas mientras trataba de pensar como arrancar mi introducción esta noche.

Bridgette me presentó con el comisario, y se acercó al micrófono, un mar de ojos ansiosos mirando hacia mí.

—Buenas noches a todos —comencé—. Mi nombre es Brittany Susan Pierce, y estoy contenta de estar aquí esta noche para celebrar a la inspiradora y verdaderamente única en la vida; el talento de Snix.

Me detuve cuando vi a Kitty, Violeta y Jake entrar en la galería, junto con Rachel, Quinn, Tina y Mike. Mi corazón se cayó por lo triste y perdidos que estaban los dos hermanos López. Pude ver que el dolor por su confrontación con Santana ayer estaba pesando fuertemente en sus corazones.

Centrándome de nuevo en la multitud, continué:

—Snix comenzó su viaje con el mármol de Carrara hace sólo unos años. En este momento se ha convertido en una maestra en su campo, capturando nuestros corazones con su alma, sus demoledoras imágenes de desesperación, dolor y culpa; de hecho todas las facetas de la emoción cruda y la condición humana.

—Esta noche podrán ver obras que aún no han sido publicadas en revistas, y también verán esculturas recientes que se... —lágrimas llenaron mis ojos al pensar en la niña llorando balas—, que pondrá a prueba las emociones de incluso el más estoico entre nosotros.

Tomando una respiración profunda, agregué:

—Esta noche, también serán capaces de leer lo que inspiró la creación de sus perfectas esculturas. Snix es notoriamente solitaria, y como tal, no va a hacer aparición esta noche. —La multitud murmuró decepcionada—, pero ha compartido conmigo sus inspiraciones para las piezas que estoy segura será tanto asombrosas como alentadoras para ustedes.

Asentí con la cabeza hacía Bridgette que estaba de pie sobre las grandes cortinas de terciopelo rojo para revelar la exhibición. Volviéndome de nuevo a la multitud, dije:

—Es un placer para mí presentarles a ustedes, ¡Snix!

Bridgette corrió las cortinas, dejando al descubierto el blanco brillante de la serie y me hice a un lado cuando parte del público ansiosamente entró en el espacio.

Obligándome a permanecer estoica, observé a Jake, Violeta, Kitty, Rachel, Quinn, Tina y Mike acercándose a mí.

Rachel se acercó y me envolvió en sus brazos. Tuve que luchar con el nudo en la garganta y mi corazón para la comodidad de mi mejor amiga. Mi corazón estaba roto y estaba tomando todo en mi poder no ceder a la profunda tristeza.

Santana debería estar aquí. Debería estar viendo cómo muchas personas habían venido para ver su exhibición. Debería estar viendo la reacción de su familia.

—Estoy tan orgullosa de ti —dijo Rachel y se trasladó a un lado para dejar que Quinn me abrazara también. No había dicho nada acerca de la huida de Santana. Pude ver en su expresión que siempre había esperado que cayera de nuevo en sus viejas costumbres.

Toda la pandilla me felicitó por el éxito de la serie, pero sólo tenía ojos para Violeta y Jake. Jake me vio observándolos y me pregunto:

—¿Por qué insististe tanto para que viniéramos aquí Britt? —Su voz era ronca y todavía se veía cansado. Mi corazón se encogió al pensar en el daño que Santana debió de hacerle. Jake amaba a Santana, todo era un maldito lío enorme.

—Se trata de Santana, Jake —dije y caminé hacia él, puse mi mano sobre la suya y en la espalda de Violeta. Los lleve hacia delante de la galería, ambos hermanos me fruncieron el ceño confusos.

Deteniéndome en el camino de entrada, me volví a ellos, y a mis otros amigos que estaban detrás, y le dije:

—Tenías razón, Jake, Santana no ha venido a Lima-Ohio para trabajar en el mercado de pescado como parte de su libertad condicional. —Violeta estaba tensa, al igual que Jake, luego añadí—: Pero tampoco estaba vendiendo drogas... — Dejé caer mi cabeza y resople una carcajada sin humor—. Ya ves, Santana es excepcional... es tan talentosa y sorprendente, sin embargo, nunca sentía que podía decirlo. Sentía que no merecía ninguna alabanza o aclamación después de lo que les había hecho pasar a ustedes.

—¿Elogios por qué? —Jake dijo, mientras Violeta asentía.

—Elogios por su trabajo.

—¿Qué trabajo? Brittany, ¿de qué estás hablando? —dijo Jake secamente. En lugar de decirle, me hice a un lado hasta estar frente a la galería e hice un gesto hacia la impresionante exposición con mi mano.

—Este trabajo, Jake... Santana... Santana es Snix...

Recorrí los rostros de asombro de mis amigos y vi, que notaron la exquisitez de las esculturas de mármol.

Kitty dio un paso adelante, con la mano sobre su boca y dijo:

—Santana... Santana creó todas estas... Santana es... ¿Snix...? —Sus ojos verdes se llenaron de lágrimas y giró la cabeza hacía Jake—. Dios mío, Jake... Santana hizo todo esto... y todos pensábamos... ¡oh Dios! —exclamó.

—Nos has mentido —dijo Rachel.

Conocía esa mirada.

—No, me enamoré de Snix... fue casualidad que fuese Santana López también; tanto la heroína como la villana.

La expresión de Rachel se llenó de simpatía y Quinn se puso de pie a su lado con la boca abierta mirando la galería.

—Vengan a ver —le dije a mis amigos, conteniendo las lágrimas. Caminando hacia adelante, nos encontramos cara a cara con los chicos de mármol (dos chicas y un niño) que apuntaban hacia las estrellas. Oí a Jake tomar aire.

—Stelle —dijo, revelando el título.

Jake dio un paso hacia adelante, mirando hacia abajo a los chicos de mármol que descansan sobre sus espaldas, con sonrisas en sus rostros.

—Cielos... —dijo a través de una estrecha garganta—. Esos somos nosotros. —Miró a Violeta, que estaba pálida y clavada en el suelo, completamente atónita por todo—. Vio, esa eres tú de bebé.

Kitty envolvió su brazo alrededor de Jake que necesitaba su apoyo y le preguntó:

—¿Solías mirar las estrellas con Santana, cariño? ¿Al igual que lo haces conmigo?

Jake asintió, incapaz de apartar la mirada de la escultura.

—Sí... San solía llevarnos a la parte superior del remolque cuando mi padre llegaba a casa borracho y golpeaba a mi mamma. —La cara de Jake se arrugó como si no pudiera soportar la idea de recordar aquellos tiempos, pero, añadió—: Ella hacía que mirara a las estrellas y le dijera las constelaciones... ella me distraía, para que no escuchara los gritos de mi mamma. —Jake miró a Violeta, y envolviendo un brazo alrededor de su hombro, se refirió a la bebé—. Esa eres tú, Vio. Por la noche, Santana te tomaba de la Mamma así cuando papá llegaba a casa enojado y borracho, él no te hiciera daño. Santana te mantenía en nuestra habitación, te alimentaba, cambiaba y bañaba... Rayos, ella te mantenía toda la noche en sus brazos por si acaso papá entraba por nosotros. Cuando la pelea era muy fuerte, ella nos llevaba al techo y mirábamos las estrellas...

Los ojos grises de Violeta estaban enormes mientras se inclinaba hacia delante para inspeccionar la bebé en los brazos de Santana.

—¿Ella... ella me cuidaba? ¿Me protegió cuando era una bebé? —preguntó inocentemente Violeta. Vi como las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas.

—¿Yo... yo no sé por qué se me olvidó todo eso? —dijo Jake aturdido. Miró a Violeta, a continuación, a su esposa—. Prácticamente crio a Violeta hasta que papá se fue... y yo... ella siempre cuidaba de mí.

Aclarando mi garganta, mi corazón se rompía ante el amor que brillaba en sus rostros, los llevé a la más reciente pieza de Santana. Mientras caminaba delante de Violeta, oí un gemido doloroso escapar de su boca.

Me puse de pie delante de la escultura y miré a mis amigos. Quinn estaba pasando su mano por la cara. "Cielos," atrapé el susurrar de Rachel que estaba leyendo el texto del tablero.

—Hamartia —anuncié, señalando la estatua.

—Esa soy yo —afirmó Violeta. Pude ver la agonía en su rostro mientras se apaciguaba ese momento—. Rayos, Jake, soy yo y San cuando era más joven.

Jake estaba admirando la pieza con ojos incrédulos.

—¿Qué significa Hamartia? —preguntó con voz ronca.

—El pecado —Rachel dijo desde detrás de nosotros y todo el mundo se volvió para mirarla. Ella se sonrojó al darse cuenta de que lo había dicho en voz alta—. Es de la filosofía aristotélica. Significa llevar a alguien a un lugar oscuro, perder el blanco, errar, o hacer el mal cómo se interpreta normalmente hoy.

—El pecado... —dijo Violeta.

Oí el silbido de Tina.

—Eso es un poderoso, jódete, ahí mismo —dijo en voz baja. Quería mirar hacia ella, pero no podía apartar los ojos de Violeta. Las lágrimas corrían por su hermoso rostro.

Como si sintiera mi mirada, Violeta me miró y preguntó:

—¿Cómo, Britt? ¿Cómo pasó de la pandilla Heighters, a la cárcel... a esto? ¿Cómo es posible?

Apartando la vista de su mirada penetrante, me debatí cuánto decirles. Pero decidí que ya que los secretos y mentiras habían sido la fuente de tantos malentendidos, lo aclararía todo.

—Santana... pasó por algunas cosas cuando estuvo en la cárcel.

—¿Qué cosas? —Jake espetó, con el cuerpo en aprehensión.

—Las palizas, ser marginada por sus antiguas miembros de la pandilla. Las Heighters dentro la marcaron como una traidora. La inmovilizaron y borraron su Stidda con una aguja y tinta. —Jake palideció y apretó a Kitty con más fuerza.

—Una tipa llamada Alessia fue enviada a la misma prisión que ella —expliqué.

Violeta se quedó sin aliento, disparando con los ojos a Jake.

—¿Sabías eso, Jake? ¿Sabías que Alessia estaba dentro también?

Jake negó.

—Brittany, cuán…

—Dos años después de su condena. Fue la razón por la que empezó a denegar tus visitas. Estaba preocupada de que Alessia llegara a ti cuando volviste a Lima, por lo que cortó todos los lazos.

Jake parecía que iba a enfermarse, así que decidí a contarle todo a la vez.

—Para resumir, Alessia la atacó por la muerte de Elaine y Santana salió herida... muy grave. Ellas la apuñalaron en la parte posterior cuello, la sujetaron y acuchillaron.

Kitty volvió la cabeza y le acarició el pecho de Jake. Ella lloró.

—Es la razón por la que tiene el pelo largo —me informó—. Escondió la cicatriz para que no le hicieran preguntas.

—Cristo... —dijo Jake con voz áspera.

—Estuvo a punto de morir —le dije con tristeza—. Estuvo en la enfermería durante mucho tiempo. Estaba tan enojada, tan amargada con el mundo... tan enojada consigo misma por todo lo que había hecho... especialmente por faltar a la muerte de su mamma. Para tratar de ayudar a lidiar con su ira, la enviaron a una clase de arte. Ella tenía talento, y rápidamente se ganó el favor del maestro, quien envió fotos de su primera pieza a Sue Sylvester, una escultora de mármol. Tomó a Santana bajo su tutela y el resto es historia. —Miré a los ojos de todos y cada uno de mis amigos y les dije—: Ella vino a Lima-Ohio para esta exhibición. Nunca sintió que era lo suficientemente buena para decirlo, está paralizada por la culpa y la vergüenza.

—Jake —Violeta con voz ronca, incapaz de contener sus gritos—. Nos equivocamos. Hicimos que se fuera y ¡no había hecho nada malo!

Jake estaba quieto todavía, hasta que sus ojos miraron a los míos.

—¿Pero la coca que encontré?

Buscando en mi cabeza, me esforcé para no dar con mi ira un espectáculo, pero le espeté:

—Ella la compró después del partido inaugural donde participaste... cuando todo el mundo la ignoró... incluyéndome a mí. Yo no supe que ella era Santana López hasta ese día. Había conocido y me había enamorado de Snix, después cuando me la presentaron como Santana, me asusté. La lastimé.

—Yo sabía que vi algo entre ustedes ese día —dijo de pronto Rachel. Le sonreí débilmente—. La forma en que ambas no podían mantener los ojos apartados la una de la otra... Debí sumar dos más dos, pero nunca jamás habría soñado que Santana podía hacer esto. —Ella hizo un gesto hacia la galería con sus obras—. El talento que posee es asombroso.

Asentí y mis lágrimas caían espesas y rápidas.

—La lastimé, Violeta la lastimó... todos nosotros lo hicimos, y ella estúpidamente compró las drogas de alguna pandilla. Sólo quería escapar del dolor por un tiempo... estaba tan perdida y volvió a lo único que ella conocía.

—Pero ella no tomó la coca, ¿verdad? —preguntó Jake, casi asegurándolo.

—No... no lo hizo.

—¡Cielos! —dijo Violeta—. ¿Cómo le decimos que lo sentimos? ¿Cómo conseguimos que vuelva?

Todo el mundo parecía tan indefenso como yo misma, cuando de repente Jake preguntó:

—¿Cuál fue su primera pieza? ¿Por la que fue reconocida? ¿Cuál es?

Tomando aliento con calma, los conduje hacia el ángel, que era estudio de muchos admiradores. Pero oí el momento en que los López lo habían visto. Los sollozos y gritos de angustia arrancados de sus gargantas.

—Es la mamma... —dijo Violeta, con voz quebrada.

—Se llama Ave María —expliqué—. Es la forma en que veía a su mamá en esta vida... —Señalé hacia el otro lado de la escultura—, y cómo ella soñaba que buscaría reunirse en la próxima.

Extendiendo la mano, Jake aplastó a Violeta en su pecho, ya que ambos se rompieron a los pies de la representación de mármol de su madre.

Fue desgarrador, te removía y no podía soportar mirarlo. Alejándome, traté de respirar a pesar de que mi pecho estaba firmemente anudado, cuando me di cuenta de que muchos de los invitados estaban mirando hacia mí, sonreían mientras salían de una pantalla acorralada a oscuras. Una puerta separada del resto de la galería. De repente me acordé de que Sue estuvo poniendo algo ahí. Infiernos. Había estado tan preocupada por la desaparición de Santana que me había olvidado por completo de ello.

Caminando hacia la puerta, escuché a Rachel y Quinn siguiendo detrás de mí, pero no me di la vuelta, no podía girar. De repente, oí el sonido melódico de mi pieza favorita de música sonando en el fondo al otro lado de la pared.

Mi corazón martilleaba en el pecho mientras poco a poco abrí la puerta, el sonido de Yiruma de "Beso la Lluvia" se filtraba en cada una de mis células.

Un flashbacks de mí tocando esto, mi pieza favorita de música, para Santana en su estudio se agolpaba en mi mente. Con cada recuerdo, sentí que mi corazón se rompía un poquito más. Una multitud considerable se había reunido alrededor de la escultura, las luces de color lavanda, creaban un suave resplandor desde arriba y el aroma de fresa impregnaba el aire.

Mientras me acercaba a través de la multitud, muchos me sonreían mientras "Beso la Lluvia " volvía a repetirse. Como si los visitantes sintieran que necesitaba estar sola, se dispersaron en silencio. Mis pies abruptamente llegaron a lo alto...

Mirando hacia atrás, estaba... yo...

—Oh, Brittany —oí a Rachel suspirar detrás de mí, pero yo no podía apartar la mirada. Estaba paralizada por la escultura delante de mis ojos.

Una escultura de Carrara, de mi cara sonriente, mi barbilla en equilibrio sobre mi puño y mi cabello largo que fluía a un lado estaba mirándome.

Un escalofría recorrió por mi espina dorsal y las mariposas sonaron alrededor de mi estómago, cuando me di cuenta de que esta debía de haber sido la pieza en que estaba trabajando esta semana, en las afueras... esto era lo que tan desesperadamente quería tallar... esta cara maravillosamente hecha a mano... era cómo me veía...

—La esperanza —dijo Rachel. Mis ojos brillantes siguieron el sonido de su voz y ella me miró, con los ojos llorosos por debajo de sus gafas mientras añadió—: Esta pieza se llama Esperanza.

Conteniendo un sollozo, me di cuenta de que la habitación se había despejado, aparte de mis amigos, un atormentado y hosco Jake, Violeta y Lexi entraban en la habitación.

Vi como miraron la escultura, y Jake tuvo que darle la espalda.

—¿Qué he hecho? —Le oí susurrar a su esposa—. ¿Qué demonios he hecho? Mira lo que ha creado. Mira todo esto, lo que ha logrado y la eché porque saqué unas conclusiones erróneas precipitadas... ¡Nunca le di la oportunidad de explicarse!

Dirigiéndome hacia el título, recorrí con mi dedo la palabra "Esperanza", y luego me di cuenta del texto en la tarjeta...

“La esperanza es un deseo ferviente, silencioso de que todo va a salir igual que sueñas”...

Incapaz de ocultar nada, lloré cuando leí las palabras que Santana había utilizado para explicar la inspiración para esta pieza.

Dos brazos se envolvieron a mí alrededor, y yo sabía que era Quinn.

—Cielos, Britt, yo... yo no sé qué diablos decir —dijo en tono de disculpa y lloré con más fuerza en su pecho—. Estaba malditamente equivocada. Me equivoqué sobre ella.

La habitación estaba en silencio, aparte de las lágrimas que se derramaron por todos los errores sobre el amor de mi vida.

Al apartarme de Quinn, miré a Jake y Violeta y les dije:

—Santana, o Snix, es visto como una de las artistas modernas contemporáneas más talentosas e inspiradoras en el mundo. Pero Santana no lo ve. No ve cómo alguien puede pensar que ella es digna de cualquier cosa. No ve que se merece una segunda oportunidad porque no puede dejar atrás todo el daño que ha cometido en su pasado.

Suspirando, miré atrás, hacia mi cara de mármol y les dije:

—Es hora de dejar el pasado. Dejar de juzgar el día de ayer, y aceptar a la increíble mujer que es hoy... la mujer más increíble que he conocido, que jamás conoceré.

Jake y Violeta bajaron la cabeza, aparentemente con pesar. De repente, Sue se precipitó por la puerta. Al verme al lado de mi escultura, corrió hacia mí, aturdida y sin aliento. La expresión en su rostro...

—¿Sue? ¿Qué pasa? —Salí corriendo.

El rostro de Sue se ruborizó y su mano estaba sobre su pecho.

—A... acabo de recibir una llamada del hospital. Es Snix...

Mis manos empezaron a temblar al instante.

—¿Qué?... ¿Qué ha pasado? —le pregunté sin aliento.

Sue se quedó inmóvil.

—A Snix le han disparado.

Tambaleándome hacia atrás con sus palabras, me encontré con el pecho de Quinn. Sus brazos no me dejaron caer al suelo.

—¿Qué? —le susurré. Jake y Violeta corrieron hacia adelante. Jake agarró los brazos de Sue y dijo:

—¿San? ¿A San le dispararon?

Sue, viendo claramente el parecido familiar, asintió con la cabeza.

—Ayer por la tarde. Le dispararon en el estómago. Está en el hospital ahora. No tenía ninguna identificación con ella. Ellos tomaron sus huellas digitales y porque estaba aquí en Lima-Ohio bajo mi asesoramiento, me llamaron. Me tomó un tiempo conseguir encontrarla, ya que he estado aquí todo el día para recibir esta pieza acabada para la exposición.

Todo lo que podía visualizar era sangre y armas de fuego, cuando de repente un nombre entró en mi cabeza.

—Remo... —dije aterrorizada—. Remo debió de haberla encontrado.

Las cabezas de Jake y de Violeta se giraron hacia mí.

—¿Remo? ¿Qué quieres decir con Remo? ¿Qué tiene que ver Remo Marino en todo esto?

Mis labios y voz temblaron, pero fui capaz de decir:

—Le dijo a Santana que iba a matarla. Él le dijo a Santana en la cárcel que la mataría como venganza por la muerte de Elaine.

—¡NO PUEDE SER! —gritó Jake, su voz profundamente quebrada, haciendo eco en las paredes de la galería—. ¿Por qué no nos dijo? ¿Por qué no pudo contarnos esto?

—Ella... ella nunca quiso que te preocuparas por ella... estaba tratando de protegerte... lo único que quería hacer era mantenerte a salvo.

Volviendo la cabeza hacia Sue de nuevo, Jake preguntó:

—¿Qué hospital?

Nerviosa, Sue lo dijo. Y en segundos todos estábamos saliendo por la puerta.



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Pequeños adelantos cap. 22

—Anoche, por primera vez en mi vida, estuve muy asustada.

Mi corazón se hundió cuando vi lo mucho que le había costado reconocer eso.

—Amor… —susurré, y con mi otra mano, acaricié su mejilla—. Es entendible. Te dispararon.

Santana se inclinó ante mi toque y besó mi palma.

—No estaba asustada por recibir un disparo, Brittany, estaba tan aterrorizada de que no volver a verte nunca de nuevo.
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—Por supuesto. Te amo —dije en un estado de perfecta alegría, y me enrosqué en los brazos de Santana.

Escuchando también un suspiro pacifico de Santana, susurró de regreso:

—Ti amo, carina. Tienes todo mi amor.

Mientras cerraba mis ojos, segura con la chica cuya alma estaría por siempre fusionada con la mía, envié una oración silenciosa a la mamma de Santana.

“La tengo ahora, Maribel. Tu hija perdida ha sido encontrada. Finalmente puedes descansar en paz”.