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Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
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Adee' Gustin Malik
Kenia_Michele
camidejuaco
Nalle Rivera
Nina Rathbone
9 participantes
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Capítulo 8-Sin respiración. FINAL DE TEMPORADA
HOLA! Bueno, me disculpo por no haber publicado antes pero es que los 6 comentarios nunca se cumplieron y no me sorprende la verdad, pero que haya 4 es tan *-* asdkjgahfhsajfds Entonces, aquí está, el último capítulo de esta temporada. La otra se estrenará muy pronto. Apenas aparezca el primer comentario lo pongo. LO PROMETO, LO JURO POR MI QUERIDO BRODY *-*. Bueno...No les interrumpo más y gracias Ade, un beso GIGANTE. (Y para todas también xd) Este capítulo les dará...UNA HERMOSA ESPERANZA :>.<:
RUMOR HAS IT
FINAL SEASON
SIN RESPIRACION
La lluvia había cedido un poco en aquel tranquilo lugar.
Varias personas ahora se refugiaban en sus casas esperando encontrar tranquilidad y calma después de un día agitado.
Sin embargo en el hospital de Lima la tranquilidad y la calma nunca eran factores presentes. Cada vez llegaban más y más pacientes enfermos haciendo grandes alborotos y perturbando el ambiente. Esta vez toco el turno de otra celebridad del pueblo de visitar el hospital a la mitad de la noche.
Era bien sabido por todos que el caso de Jesse St James era el crimen más famoso que se había cometido en aquel condado. Por lo cual todo lo que rodeara dicho caso se había hecho famoso también.
Ahora se rumoraba que el padre del mismo Jesse estaba en el hospital con un tiro de bala en el pecho. Y mientras la gente hablaba afuera. Había otros, a los que esta información, no les agrado demasiado.
Cerca de la media noche una persona llego a la planta baja del hospital. Entro con ropa negra y grandes lentes hasta el ascensor principal.
A esas horas los pasillos de las habitaciones del sexto piso estaban vacíos. Debido a que ya no era una hora de visitas.
Esto no fue un impedimento para esta persona. Llego al sexto piso, comenzó a caminar hacia el pasillo en donde estaban las habitaciones dejando atrás la sala de espera frente al ascensor.
Entro a la habitación de Will Schuester al verlo acostado en la cama dentro de ella. Comenzó a caminar lentamente hacia él.
Fue entonces cuando el paciente despertó al dejar de hacer efecto la anestesia.
- ¿Quién eres? – pregunto Will aun esposado a la cama de aquel lugar.
Aquella persona no dijo nada. Solamente se quedo mirando a Will fijamente mientras el otro trataba de identificarlo. Sin embargo debido a que acababa de despertar sus ojos no podían observar bien en la obscuridad de la habitación.
- Hey ¿Quién eres? – volvió a preguntar Will.
Fue entonces cuando en un acto rápido aquella persona tomo una almohada de la silla junto a la cama y comenzó a asfixiar a Will poniéndosela en la cara.
Ya que no podía mover las manos debido a las esposas que los policías le habían puesto, lo único que Will pudo hacer fue patalear hasta quedar eternamente dormido.
Dicha persona, se quedo mirando su cuerpo sin vida unos minutos. Después simplemente tiro la almohada al piso. Y huyo del lugar.
Rachel estaba sentada en la oficina de la oficial Sylvester cuando los policías le avisaron que Will Schuester había sido asesinado en el hospital del pueblo mientras los guardias estaban fuera de su habitación.
Sue encendió una pequeña televisión que estaba en la recepción de la comisaria rápidamente. Al escuchar el nombre de Will, Rachel se puso de pie y se quedo parada frente a dicho televisor.
Un mundo de reporteros se había congregado a las afueras del hospital de Lima. Habían asesinado al padre del joven Jesse St James. Quien había sido asesinado también unos días atrás.
Todo el pueblo estaba consternado. Ahora parecía que alguien estaba tratando de hacer algo contra aquella familia.
Varias reporteras daban datos esenciales sobre lo sucedido. Pero nadie podía acertar en la identidad del asesino. Rápidamente Sue miro a Rachel al ver que estaba parada detrás de ella. La tomo del brazo y la volvió a sentar en la sala de interrogatorios.
- ¿Qué está pasando? – dijo Rachel asustada.
- Justo lo que no quería que ocurriera. – respondió Sue dando vueltas por aquella habitación como si estuviera pensando en algo.
- No entiendo.
- Sería mucho más fácil todo si te hubiésemos encarcelado desde el principio sin darte oportunidad de dudar.
- ¿Está diciendo que me va a encerrar ahora?
- Es muy tarde Rachel. Pero no por eso olvido nuestro trato.
- Todos saben que el asesino de Will podría ser el mismo que mato a Jesse, y yo estuve aquí toda la noche.
- No es todo lo que tenemos contra ti. – dijo Sue tomando una pequeña computadora puesta en uno de los gabinetes detrás del escritorio de la sala.
- ¿Qué hace? – pregunto Rachel.
- Me enviaron este video hace unos días – dijo Sue encendiendo el reproductor.
Lo que se estaba reproduciendo en la pantalla era aquel video que Will había hecho grabar a Rachel "confesando" que ella había asesinado a Jesse.
- Si quisiera le mostraría esto al juez y usted se pudriría en prisión – dijo Sue sonando más agresiva.
- Pensé que estábamos del mismo lado – dijo Rachel asustada.
- Lo estamos – respondió Sue – por esto en este momento, me va a entregar una lista de posibles sospechosos conforme lo que logro recordar de esa noche. Y le puedo asegurar que cuando estemos todos en esta habitación. Vamos a averiguar más de lo que parecen saber.
Rachel se quedo mirándola por unos momentos.
- Hable señorita Berry – decía Sue – ¿quiénes son esas personas?
Rachel agacho la mirada y comenzó a recordar todo lo que había pasado en la semana. Solamente cuatro personas parecían tener razones para acabar con Jesse.
- Quinn Fabray – dijo Rachel recordando el asunto del video en la fiesta – Kurt Hummel – dijo después al recordar el asunto del misterioso regreso y los medicamentos – Santana López – dijo al recordar el golpe que le había dado aquella noche – y Finn Hudson – termino diciendo el nombre de Finn al recordar su odio por Jesse al regresar.
- Vamos a averiguar que paso esa noche. – dijo Sue saliendo de la habitación. Para traer a esos cuatro de inmediato.
Mientras la noche continuaba cayendo sobre Lima cinco jóvenes estaban enfrentándose a su destino en una comisaría local.
Quinn Fabray, Kurt Hummel, Rachel Berry, Santana López y Finn Hudson estaban ahora sentados en el cuarto de interrogatorios mirando fijamente a la oficial delante de ellos.
Varias cosas habían sucedido en las últimas noches, y hoy era la fecha límite para saber cuál de esos cinco estaba ocultando algo.
Quinn miraba a Rachel algo asustada, pues su amiga parecía tener la mirada perdida. Kurt, por otra parte parecía enojado. Mientras tanto Santana y Finn continuaban tomados de la mano esperando a que Sue hablara.
- ¿Podría decirnos que hacemos aquí? – dijo Santana cuando se le termino la paciencia.
- Pensé que ya lo sabían – respondió Sue sarcásticamente.
- No, en realidad no lo sabemos. Y estoy muy seguro de que esto ni siquiera es ortodoxo. Sacar a cuatro jóvenes de sus casas a mitad de la noche no puede serlo. – dijo Kurt irritado por la espera.
- Tampoco lo es ser acusado de homicidio. Y ya que todos son sospechosos lo primero que van a hacer es cerrar la boca y hablar solo cuando se los pida – contesto Sue agresivamente.
- Solo tiene que decirnos que quiere saber – dijo Quinn.
- Vamos a armar una por una las piezas de esa noche. Y puesto que hay una pieza perdida, todos juntos vamos a detenernos a buscarla antes de que salga el sol. – dijo Sue.
- Entonces comience a preguntar. – volvió a inquirir Santana sonando irritada – parece muy desesperada.
- Bien, ya que así lo quieren vamos a comenzar – dijo Sue.
La oficial se sentó en una silla frente a los cinco chicos mientras colocaba una grabadora de voz sobre la mesa. La lluvia comenzaba a caer afuera, justo como en la noche del baile.
- Empecemos con usted señorita Berry – dijo Sue haciendo que todos miraran a Rachel. - ¿quiere contarnos lo que recuerda sobre aquella noche?
Rachel se quedo callada por unos minutos mientras todos la miraban desconcertados. Al parecer aun tenía problemas para recordar aquella noche. Lo cual para algunos más que una tragedia eso parecía conveniente en su estado.
- El fue por mí a casa – dijo Rachel perdiéndose en sus pensamientos.
Comenzó a recordar entonces el momento en que lo vio desde dentro de su casa estacionado en la acera frente a su casa.
- Te ves hermosa – le decía su padre mientras le arreglaba el cabello.
- ¿Tú crees? – preguntaba Rachel entusiasmada al verse al espejo.
- Serás la más bella en ese baile. Te aseguro que cuando entres nadie te podrá quitar los ojos de encima.
- No me cabe duda de eso – respondió Rachel al ver a Jesse parado en el pórtico.
- Tu príncipe llego – dijo su otro padre abriendo la puerta.
Después de una larga charla y una sesión de fotos por parte de sus padres, Rachel y Jesse comenzaron a caminar afuera de la casa de Rachel mientras avanzaban hacia el auto. El ramillete que Jesse le había dado a Rachel era el más bello que ella había visto. Esa noche prometía ser la mejor para ella, por eso aun no podía creer en lo que se había convertido.
- ¿Ahora juegas futbol? – pregunto Rachel a Jesse al ver una calcomanía en su auto.
- Fue un regalo – respondió Rachel tomando gentilmente a Rachel del brazo.
- ¿esta va a ser una larga noche no? – pregunto Rachel mientras lo miraba a los ojos.
- Todos van a estar hablando a nuestras espaldas.
- Ya nos acostumbraremos. – dijo ella subiendo al auto con Jesse.
Los demás escuchaban como Rachel narraba aquella noche con atención. Todos parecían estar escuchando una novela de suspenso, pues el final había sido trágico, y algunos capítulos de esa historia escondían cosas sobre el final.
- Espera un momento – dijo Santana deteniendo a Rachel de seguir hablando. – hay algo que recordé.
- ¿Qué es? – pregunto Sue intrigada.
- Estaba completamente segura de que tú y Quinn compartirían limosina aquella noche. Y según lo que nos estas contando eso no fue así. – dijo Santana.
Quinn y Rachel se miraron mutuamente con vergüenza. La noche anterior en la fiesta que se había salido de control, Quinn había confesado su amor por Rachel. Y después de una resaca, al recordar todo, Rachel le había dicho a Quinn que no quería hablar con ella por un tiempo. Lo cual incluía la noche del baile.
- Tuvimos una discusión una noche anterior – dijo Quinn.
- ¿Sobre qué? – pregunto Sue.
- No es nada relevante – contesto Rachel rápidamente.
- Todo aquí es relevante – dijo Sue.
Quinn agacho la cabeza.
- Una noche antes – dijo ella después – le confesé a Rachel que la amaba.
Cuando Quinn dijo esto todos se quedaron con la boca abierta.
- ¿Contenta? ¿Es eso lo que quería saber? – dijo de nuevo Quinn enojada.
La tensión en el lugar comenzaba a crecer en el lugar. Mientras la noche seguía cayendo.
- Sigamos en la historia. – dijo Sue - ¿Pararon en algún lugar de camino al baile?
- No que yo recuerde – dijo Rachel.
- Pero llegaron a mitad del baile – dijo Quinn mirando a Rachel a los ojos por primera vez en toda la velada.
- Si llegaron a mitad del baile algo debió retrasarlos. – inquirió Sue – vamos Rachel, ¿En donde se detuvieron?
Rachel comenzó a cerrar los ojos para esforzarse en recordar. Fue entonces cuando otro Flashback llego a su cabeza.
- Sunville – dijo Rachel volviéndose a perder en sus pensamientos.
Recordó entonces, como Jesse la había llevado a Sunville mientras el baile comenzaba en la escuela. Él había bajo del auto mientras Rachel esperaba afuera del edificio.
Se asomo por la ventana y fue entonces cuando recordó haberlo visto hablar con un chico en la puerta de una de las habitaciones.
- ¿Quién era ese chico Rachel? – pregunto Sue mientras escuchaba el relato de Rachel.
- Creo que él era David Brooks, el chico que lo acompañaba desde California.
- ¿Hablo con David?
- No, solo Jesse lo hizo.
Jesse había ido a Sunville en la noche del baile. Pero ya que David aun seguía desaparecido también. Esa pista no ayudaba de mucho.
- ¿Qué paso cuando llegaron al baile? – continuo preguntando Sue.
- Esa parte la recuerdo. – contesto Rachel mientras los demás la escuchaban atentamente.
Rachel y Jesse habían entrado al baile cuando iba ya a la mitad. Fue entonces cuando todos los miraron sorprendidos al verlos entrar del brazo. No hubo persona en el lugar que no se secreteara mientras la pareja pasaba hacia la pista de baile. Parecía que una celebridad había entrado al lugar. Todos se preguntaban porque Rachel había traído al baile al chico que le había hecho tanto daño el año pasado.
- Si que fue un shock – dijo Finn al recordar.
- ¿Por qué lo fue? – pregunto Sue.
- Bueno, para empezar se sintió como si Rachel estuviera completamente loca. O como si hubiera sido atacada por Alzheimer. – dijo Finn.
- Explícate – ordeno Sue.
- Hace un año Jesse comenzó a salir con Rachel mientras nosotros estábamos en un descanso – al decir esto Rachel agacho la cabeza – todos comenzamos a tomar a Jesse como alguien normal hasta que comenzó a tener problemas con Rachel. Al final termino rompiéndole el corazón y yendo a California sin aviso alguno. Recuerdo ver la banca vacía de Rachel muchas semanas. Cayó en una depresión muy grande.
- ¿Es cierto eso Rachel? – pregunto Sue.
- Si, es cierto – respondió Rachel. – pero no fue solo por Jesse.
- Cuéntanos.
- Ese verano también Kurt se fue sin aviso alguno.
La mirada de todos se dirigió entonces hacia Kurt.
- Ah, así que ahora me toca hablar a mí. – contesto Kurt al notarlo.
- ¿Puedes contarnos tu versión?
- Si Kurt, ahora es buen momento para que nos digas porque te fuiste de repente – dijo Quinn.
Al chico tomo un respiro hondo y se aferro a la mesa como si estuviera nervioso.
- No pensé que contaría esto algún día. – dijo Kurt atrayendo aun más la atención de todos. – hace un año cuando Jesse llego a Lima y comenzó a salir con Rachel, yo… sin si quiera quererlo me comencé a enamorar de él.
Cuando Kurt dijo eso Quinn y Rachel lo miraron pasmadas. Era Kurt quien se había enamorado del novio de su mejor amiga.
- Siempre salíamos los cuatro juntos – dijo Kurt mirando a las dos chicas – y me trataba distinto a como lo hacían los demás chicos en la escuela. Fue algo que no pude evitar.
- ¿Por qué nunca dijiste nada? – dijo Rachel.
- ¿Qué iba a decirte Rachel? ¿"Estoy enamorado de tu novio"? no me parece algo que diría un buen amigo.
- ¿pero si te pareció que un buen amigo huiría sin decir adiós? – dijo Rachel algo alterada.
- Unos días antes de irme yo… no pude contenerme. Tenía que decirle lo que sentía. Porque si no mi cabeza iba a explotar. Fui con él a la cafetería después de la escuela. y le confesé todo.
- ¿Cómo reacciono Jesse? – pregunto Sue.
- Dijo que nunca quería volver a verme. Se fue enojado del lugar y después de llorar dos horas tuve que ir con ustedes al centro comercial.
Quinn y Rachel recordaron aquel día en que Kurt lloro por horas sin explicación.
- Después de eso sabía que no podía resistir verte con él otra vez – continuo Kurt mirando a Rachel – así que mi papá y yo nos fuimos a su ciudad natal y le dije que quería comenzar una nueva vida. Todo iba bien hasta que comencé a tener… problemas de salud. Fuimos a ver a un doctor que era amigo de mi padre y me dijo que tenía un desorden mental. El mismo desorden que termino con la vida de mi mamá.
Cuando Kurt hablaba con lágrimas en los ojos los demás se limitaban a escuchar con nudos en la garganta.
- Por suerte en aquella clínica encontré a Blaine – dijo Kurt – quien por cierto no es mi novio. Es mi doctor. Está tratando de ayudarme a pelear con esta enfermedad antes de que empeore. Y solo les oculte esto porque sentía mucha pena al decirlo. Y, después de todo lo que paso con Jesse, mis problemas mentales comenzaron a crecer. Fue por eso que viste las pastillas Rachel, debo tomarlas todos los días.
Ahora que Kurt había hablado Rachel comenzaba a comprender todo.
- ¿Qué hacías persiguiendo a Jesse la noche del baile? – pregunto Rachel.
- Blaine pensó que sería buena idea verlo y decirle que sentía mucho lo que había pasado con nosotros. Pero en cuanto me acerque a él para hablar simplemente me ignoro y salió corriendo del lugar.
Sue noto el mal estado en que estaba Kurt. Ahora parecía más nervioso y alterado que antes. Fue por eso que lo dejo irse a casa a tomar sus medicamentos. Mientras todos trataban de digerir la noticia de que Kurt podría volverse loco con el paso del tiempo.
Blaine lo estaba esperando afuera de la comisaria comenzó a caminar con el por la calle mientras le limpiaba las lagrimas con su suéter. El miedo en el rostro de Kurt hacía que Blaine cada vez se preocupara más. Subieron al auto y se quedaron ahí por unos momentos.
- ¿Estás bien? – pregunto Blaine.
- Parece una pregunta retorica. Con todo lo que ha pasado en estos días – respondió Kurt tratando de no llorar más.
- No tienes por qué tener miedo. – le dijo Blaine – yo estaré aquí contigo todo el tiempo que sea necesario. Y no voy a permitir que esta enfermedad nos gane.
- ¿Por qué eres tan bueno conmigo Blaine? – pregunto Kurt mirando al chico a su lado.
Blaine tomo aire. Lo miro fijamente a los ojos. Y después lo beso.
Kurt se quedo sin habla. Pero después de que Blaine se alejara de su rostro, pudo ver sus ojos tiernos frente a él. Mirándolo con cariño.
- Te amo Kurt – dijo Blaine sonriendo – y no dejare que nada te pase.
Kurt le devolvió la tierna mirada y sonrió. Después de todo la tormenta en su vida parecía haber traído algo bueno consigo. El amor podría estar tocando a la puerta de Kurt. Y esa, al menos para él, era la mejor medicina.
- No estamos llegando a nada con esto – dijo Sue poniéndose de pie.
- Es lo único que podemos decirle – respondió Quinn – ninguno de nosotros mato a Jesse, estoy segura.
- Solamente yo puedo afirmar eso – dijo Sue.
- ¿Y qué más quiere que le digamos? – pregunto Santana.
- Empecemos desde el golpe en la cabeza. ¿Recuerdas quien fue Rachel? – pregunto Sue.
Rachel miro a Santana fijamente y tomo aire.
- Fui yo – dijo Santana haciendo que Finn la mirara extrañado. – pero no tuvo nada que ver con Jesse. Fue solo porque estaba muy enojada de que Rachel ganara la corona de Reina del Baile ese año. Ya se lo había explicado a ella.
- ¿fue por eso que tu y Quinn estuvieron en la cafetería revisando aquellas cintas de seguridad?
- Si – dijo Santana. - ¿Ahora puedo irme?
- No – dijo Sue reflexionando – espera…
- ¿Ahora qué? – pregunto.
- El hombre de la cafetería dijo que un joven muy alto y con cabello negro se había llevado las cintas. – hizo una pausa y comenzó a recordar – cuando fui a interrogarlo, me dio esa descripción.
Las miradas de todos se dirigieron a Finn.
- ¿Puedo ver tu mochila? – dijo Sue estirando la mano hacia Finn – si algo he aprendido de los criminarles es que todas sus evidencias siempre las llevan consigo.
- No se dé que habla – dijo Finn.
- Solo dame tu mochila – decía Sue – necesito verla.
Finn le entrego su mochila a Sue.
- ¿Qué tiene que ver Finn en esto? – pregunto Rachel.
- Tú dímelo Rachel, - dijo Sue – recuerda bien. ¿Qué paso después de que tú y Jesse salieran del baile?
- El parecía estar despidiéndose de mí y luego me golpearon. – dijo Rachel algo confundida.
- Vamos Rachel, piensa mas, ¿Qué paso después?
Cuando Sue dijo eso la cabeza de Rachel comenzó a dar muchas vueltas. Tardo en poner nuevas imágenes en su cabeza, era un momento de mucha presión y ahora su mente no funcionaba muy bien del todo. Justo cuando pensó que no lograría nada, otro Flashback llego a la cabeza de Rachel, fue entonces cuando recordó como uno de los autos en el estacionamiento comenzó a seguir el auto de Jesse.
- Un auto, un auto lo seguía – dijo Rachel.
- Eso fue lo que imagine.
Sue comenzó a poner el video de seguridad en su computadora. Adelantaron hasta el momento en que Santana golpeaba a Rachel en la cabeza. Unos minutos después, Santana había corrido hacia la escuela mientras el cuerpo de Rachel seguía tirado en el piso. Fue entonces cuando Finn apareció en la escena. Había visto a Rachel tirada en el piso, pero en lugar de quedarse a ayudarla, había salido disparado a su auto persiguiendo a Jesse.
- ¿Por qué tenias tú esa cinta? – dijo Rachel a Finn.
- Si Finn, ¿Por qué tenias esa cinta? – dijo Sue. - ¿Por qué perseguiste a Jesse Finn? – comenzó a Decir ella sonando amenazante mientras Finn comenzaba a sudar. - ¿Por qué parecías tan enojado? ¿Te dolió que él se quedara con Rachel? ¿Te dolió que ella lo perdonara tan fácil cuando a ti nunca te dio la oportunidad? ¡Vamos Habla! ¿Te dolió mucho ser un inútil a su lado?
- ¡Cállate! – grito Finn poniéndose de pie mientras empujaba la mesa hacia el suelo.
Todas las chicas lo miraron asustadas.
- ¿Qué hiciste al seguirlo Finn? ¿Qué le paso al pobre Jesse?
Finn comenzó a rascarse la cabeza y a sacar lágrimas de los ojos.
- Yo no quiera hacerlo ¿Ok? Pero ese maldito… yo creí que.
Mientras Finn decía eso las chicas cada vez se asustaban más.
- ¿Qué hiciste Finn? – seguía insistiendo Sue.
- No puedo resistir ver a Rachel lastimada así en el piso. Pensé que había sido Jesse. Lo vi salir en su auto y pensé que él la había golpeado. ¿Sabe lo que es ver a alguien a quien amas, herida en el piso sangrando? ¡Pensé que estabas muerta! – decía Finn llorando desesperado.
- ¿Lo querías matar en esos momentos no? No pudiste resistir tener su sangre en las manos. Querías hacerlo sufrir como él te había hecho sufrir a ti – decía Sue.
- Solamente quería asustarlo – dijo Finn – nunca pensé que si le disparaba se moriría. No pensé en eso…
La cara de todas era de terror total. Finn había confesado haberlo asesinado.
Fue entonces cuando Sue llamo a dos guardias para llevárselo.
Comenzaron a llevarse a Finn mientras las chicas en la habitación lloraban.
Fue entonces cuando Finn grito algo que hizo que todos lo volvieran a mirar.
- ¡No mate a Jesse! – dijo él mientras lo sacaban de la habitación.
- Hey deténganse – dijo Sue avanzando hacia él - ¿Qué dijiste Finn?
- No mate a Jesse – dijo él
- Explícate.
- Lo perdí por unos minutos en la carretera mientras lo seguía. Cuando volví a ver su auto hice que se detuviera y dispare hacia él mientras estaba de espaldas. Me acerque al ver que sangraba, pero cuando le di la vuelta a aquel cuerpo. Pude ver que no era Jesse.
- ¿Quién era Finn?
- Su billetera decía el nombre de David Brooks. No podía pensar en esos momentos. Lo siento – decía él llorando.
Rachel abrió los ojos de la impresión.
- ¿Asesinaste a David? – pregunto Rachel.
- Si – dijo Finn – Jesse ni siquiera estaba en el auto.
- Esperen – dijo Rachel – Ryan dijo que él no había tenido el valor para reconocer a Jesse en la morgue. ¿Quién lo reconoció?
- Fue una chica rubia de su edad aproximadamente – dijo uno de los oficiales que estaba en la puerta – yo mismo la acompañe.
- Brittany – dijo Rachel mirando a Sue. – debió decir que era Jesse para protegerlo.
- Entonces… - dijo Sue – si Finn asesino a David, luego Brittany lo identifico como Jesse y el chico a quien enterramos hace dos días es él. ¿Dónde rayos esta Jesse?
De pronto un escalofrió corrió por el cuerpo de todos.
- No puede ser – dijo Sue al comprender lo que estaba pasando.
"Se rumora que… en algún lugar, del cual nadie sabe nada, escondido entre las sombras, Jesse St James, podría seguir con vida…"
RUMOR HAS IT
FINAL SEASON
SIN RESPIRACION
La lluvia había cedido un poco en aquel tranquilo lugar.
Varias personas ahora se refugiaban en sus casas esperando encontrar tranquilidad y calma después de un día agitado.
Sin embargo en el hospital de Lima la tranquilidad y la calma nunca eran factores presentes. Cada vez llegaban más y más pacientes enfermos haciendo grandes alborotos y perturbando el ambiente. Esta vez toco el turno de otra celebridad del pueblo de visitar el hospital a la mitad de la noche.
Era bien sabido por todos que el caso de Jesse St James era el crimen más famoso que se había cometido en aquel condado. Por lo cual todo lo que rodeara dicho caso se había hecho famoso también.
Ahora se rumoraba que el padre del mismo Jesse estaba en el hospital con un tiro de bala en el pecho. Y mientras la gente hablaba afuera. Había otros, a los que esta información, no les agrado demasiado.
Cerca de la media noche una persona llego a la planta baja del hospital. Entro con ropa negra y grandes lentes hasta el ascensor principal.
A esas horas los pasillos de las habitaciones del sexto piso estaban vacíos. Debido a que ya no era una hora de visitas.
Esto no fue un impedimento para esta persona. Llego al sexto piso, comenzó a caminar hacia el pasillo en donde estaban las habitaciones dejando atrás la sala de espera frente al ascensor.
Entro a la habitación de Will Schuester al verlo acostado en la cama dentro de ella. Comenzó a caminar lentamente hacia él.
Fue entonces cuando el paciente despertó al dejar de hacer efecto la anestesia.
- ¿Quién eres? – pregunto Will aun esposado a la cama de aquel lugar.
Aquella persona no dijo nada. Solamente se quedo mirando a Will fijamente mientras el otro trataba de identificarlo. Sin embargo debido a que acababa de despertar sus ojos no podían observar bien en la obscuridad de la habitación.
- Hey ¿Quién eres? – volvió a preguntar Will.
Fue entonces cuando en un acto rápido aquella persona tomo una almohada de la silla junto a la cama y comenzó a asfixiar a Will poniéndosela en la cara.
Ya que no podía mover las manos debido a las esposas que los policías le habían puesto, lo único que Will pudo hacer fue patalear hasta quedar eternamente dormido.
Dicha persona, se quedo mirando su cuerpo sin vida unos minutos. Después simplemente tiro la almohada al piso. Y huyo del lugar.
Rachel estaba sentada en la oficina de la oficial Sylvester cuando los policías le avisaron que Will Schuester había sido asesinado en el hospital del pueblo mientras los guardias estaban fuera de su habitación.
Sue encendió una pequeña televisión que estaba en la recepción de la comisaria rápidamente. Al escuchar el nombre de Will, Rachel se puso de pie y se quedo parada frente a dicho televisor.
Un mundo de reporteros se había congregado a las afueras del hospital de Lima. Habían asesinado al padre del joven Jesse St James. Quien había sido asesinado también unos días atrás.
Todo el pueblo estaba consternado. Ahora parecía que alguien estaba tratando de hacer algo contra aquella familia.
Varias reporteras daban datos esenciales sobre lo sucedido. Pero nadie podía acertar en la identidad del asesino. Rápidamente Sue miro a Rachel al ver que estaba parada detrás de ella. La tomo del brazo y la volvió a sentar en la sala de interrogatorios.
- ¿Qué está pasando? – dijo Rachel asustada.
- Justo lo que no quería que ocurriera. – respondió Sue dando vueltas por aquella habitación como si estuviera pensando en algo.
- No entiendo.
- Sería mucho más fácil todo si te hubiésemos encarcelado desde el principio sin darte oportunidad de dudar.
- ¿Está diciendo que me va a encerrar ahora?
- Es muy tarde Rachel. Pero no por eso olvido nuestro trato.
- Todos saben que el asesino de Will podría ser el mismo que mato a Jesse, y yo estuve aquí toda la noche.
- No es todo lo que tenemos contra ti. – dijo Sue tomando una pequeña computadora puesta en uno de los gabinetes detrás del escritorio de la sala.
- ¿Qué hace? – pregunto Rachel.
- Me enviaron este video hace unos días – dijo Sue encendiendo el reproductor.
Lo que se estaba reproduciendo en la pantalla era aquel video que Will había hecho grabar a Rachel "confesando" que ella había asesinado a Jesse.
- Si quisiera le mostraría esto al juez y usted se pudriría en prisión – dijo Sue sonando más agresiva.
- Pensé que estábamos del mismo lado – dijo Rachel asustada.
- Lo estamos – respondió Sue – por esto en este momento, me va a entregar una lista de posibles sospechosos conforme lo que logro recordar de esa noche. Y le puedo asegurar que cuando estemos todos en esta habitación. Vamos a averiguar más de lo que parecen saber.
Rachel se quedo mirándola por unos momentos.
- Hable señorita Berry – decía Sue – ¿quiénes son esas personas?
Rachel agacho la mirada y comenzó a recordar todo lo que había pasado en la semana. Solamente cuatro personas parecían tener razones para acabar con Jesse.
- Quinn Fabray – dijo Rachel recordando el asunto del video en la fiesta – Kurt Hummel – dijo después al recordar el asunto del misterioso regreso y los medicamentos – Santana López – dijo al recordar el golpe que le había dado aquella noche – y Finn Hudson – termino diciendo el nombre de Finn al recordar su odio por Jesse al regresar.
- Vamos a averiguar que paso esa noche. – dijo Sue saliendo de la habitación. Para traer a esos cuatro de inmediato.
Mientras la noche continuaba cayendo sobre Lima cinco jóvenes estaban enfrentándose a su destino en una comisaría local.
Quinn Fabray, Kurt Hummel, Rachel Berry, Santana López y Finn Hudson estaban ahora sentados en el cuarto de interrogatorios mirando fijamente a la oficial delante de ellos.
Varias cosas habían sucedido en las últimas noches, y hoy era la fecha límite para saber cuál de esos cinco estaba ocultando algo.
Quinn miraba a Rachel algo asustada, pues su amiga parecía tener la mirada perdida. Kurt, por otra parte parecía enojado. Mientras tanto Santana y Finn continuaban tomados de la mano esperando a que Sue hablara.
- ¿Podría decirnos que hacemos aquí? – dijo Santana cuando se le termino la paciencia.
- Pensé que ya lo sabían – respondió Sue sarcásticamente.
- No, en realidad no lo sabemos. Y estoy muy seguro de que esto ni siquiera es ortodoxo. Sacar a cuatro jóvenes de sus casas a mitad de la noche no puede serlo. – dijo Kurt irritado por la espera.
- Tampoco lo es ser acusado de homicidio. Y ya que todos son sospechosos lo primero que van a hacer es cerrar la boca y hablar solo cuando se los pida – contesto Sue agresivamente.
- Solo tiene que decirnos que quiere saber – dijo Quinn.
- Vamos a armar una por una las piezas de esa noche. Y puesto que hay una pieza perdida, todos juntos vamos a detenernos a buscarla antes de que salga el sol. – dijo Sue.
- Entonces comience a preguntar. – volvió a inquirir Santana sonando irritada – parece muy desesperada.
- Bien, ya que así lo quieren vamos a comenzar – dijo Sue.
La oficial se sentó en una silla frente a los cinco chicos mientras colocaba una grabadora de voz sobre la mesa. La lluvia comenzaba a caer afuera, justo como en la noche del baile.
- Empecemos con usted señorita Berry – dijo Sue haciendo que todos miraran a Rachel. - ¿quiere contarnos lo que recuerda sobre aquella noche?
Rachel se quedo callada por unos minutos mientras todos la miraban desconcertados. Al parecer aun tenía problemas para recordar aquella noche. Lo cual para algunos más que una tragedia eso parecía conveniente en su estado.
- El fue por mí a casa – dijo Rachel perdiéndose en sus pensamientos.
Comenzó a recordar entonces el momento en que lo vio desde dentro de su casa estacionado en la acera frente a su casa.
- Te ves hermosa – le decía su padre mientras le arreglaba el cabello.
- ¿Tú crees? – preguntaba Rachel entusiasmada al verse al espejo.
- Serás la más bella en ese baile. Te aseguro que cuando entres nadie te podrá quitar los ojos de encima.
- No me cabe duda de eso – respondió Rachel al ver a Jesse parado en el pórtico.
- Tu príncipe llego – dijo su otro padre abriendo la puerta.
Después de una larga charla y una sesión de fotos por parte de sus padres, Rachel y Jesse comenzaron a caminar afuera de la casa de Rachel mientras avanzaban hacia el auto. El ramillete que Jesse le había dado a Rachel era el más bello que ella había visto. Esa noche prometía ser la mejor para ella, por eso aun no podía creer en lo que se había convertido.
- ¿Ahora juegas futbol? – pregunto Rachel a Jesse al ver una calcomanía en su auto.
- Fue un regalo – respondió Rachel tomando gentilmente a Rachel del brazo.
- ¿esta va a ser una larga noche no? – pregunto Rachel mientras lo miraba a los ojos.
- Todos van a estar hablando a nuestras espaldas.
- Ya nos acostumbraremos. – dijo ella subiendo al auto con Jesse.
Los demás escuchaban como Rachel narraba aquella noche con atención. Todos parecían estar escuchando una novela de suspenso, pues el final había sido trágico, y algunos capítulos de esa historia escondían cosas sobre el final.
- Espera un momento – dijo Santana deteniendo a Rachel de seguir hablando. – hay algo que recordé.
- ¿Qué es? – pregunto Sue intrigada.
- Estaba completamente segura de que tú y Quinn compartirían limosina aquella noche. Y según lo que nos estas contando eso no fue así. – dijo Santana.
Quinn y Rachel se miraron mutuamente con vergüenza. La noche anterior en la fiesta que se había salido de control, Quinn había confesado su amor por Rachel. Y después de una resaca, al recordar todo, Rachel le había dicho a Quinn que no quería hablar con ella por un tiempo. Lo cual incluía la noche del baile.
- Tuvimos una discusión una noche anterior – dijo Quinn.
- ¿Sobre qué? – pregunto Sue.
- No es nada relevante – contesto Rachel rápidamente.
- Todo aquí es relevante – dijo Sue.
Quinn agacho la cabeza.
- Una noche antes – dijo ella después – le confesé a Rachel que la amaba.
Cuando Quinn dijo esto todos se quedaron con la boca abierta.
- ¿Contenta? ¿Es eso lo que quería saber? – dijo de nuevo Quinn enojada.
La tensión en el lugar comenzaba a crecer en el lugar. Mientras la noche seguía cayendo.
- Sigamos en la historia. – dijo Sue - ¿Pararon en algún lugar de camino al baile?
- No que yo recuerde – dijo Rachel.
- Pero llegaron a mitad del baile – dijo Quinn mirando a Rachel a los ojos por primera vez en toda la velada.
- Si llegaron a mitad del baile algo debió retrasarlos. – inquirió Sue – vamos Rachel, ¿En donde se detuvieron?
Rachel comenzó a cerrar los ojos para esforzarse en recordar. Fue entonces cuando otro Flashback llego a su cabeza.
- Sunville – dijo Rachel volviéndose a perder en sus pensamientos.
Recordó entonces, como Jesse la había llevado a Sunville mientras el baile comenzaba en la escuela. Él había bajo del auto mientras Rachel esperaba afuera del edificio.
Se asomo por la ventana y fue entonces cuando recordó haberlo visto hablar con un chico en la puerta de una de las habitaciones.
- ¿Quién era ese chico Rachel? – pregunto Sue mientras escuchaba el relato de Rachel.
- Creo que él era David Brooks, el chico que lo acompañaba desde California.
- ¿Hablo con David?
- No, solo Jesse lo hizo.
Jesse había ido a Sunville en la noche del baile. Pero ya que David aun seguía desaparecido también. Esa pista no ayudaba de mucho.
- ¿Qué paso cuando llegaron al baile? – continuo preguntando Sue.
- Esa parte la recuerdo. – contesto Rachel mientras los demás la escuchaban atentamente.
Rachel y Jesse habían entrado al baile cuando iba ya a la mitad. Fue entonces cuando todos los miraron sorprendidos al verlos entrar del brazo. No hubo persona en el lugar que no se secreteara mientras la pareja pasaba hacia la pista de baile. Parecía que una celebridad había entrado al lugar. Todos se preguntaban porque Rachel había traído al baile al chico que le había hecho tanto daño el año pasado.
- Si que fue un shock – dijo Finn al recordar.
- ¿Por qué lo fue? – pregunto Sue.
- Bueno, para empezar se sintió como si Rachel estuviera completamente loca. O como si hubiera sido atacada por Alzheimer. – dijo Finn.
- Explícate – ordeno Sue.
- Hace un año Jesse comenzó a salir con Rachel mientras nosotros estábamos en un descanso – al decir esto Rachel agacho la cabeza – todos comenzamos a tomar a Jesse como alguien normal hasta que comenzó a tener problemas con Rachel. Al final termino rompiéndole el corazón y yendo a California sin aviso alguno. Recuerdo ver la banca vacía de Rachel muchas semanas. Cayó en una depresión muy grande.
- ¿Es cierto eso Rachel? – pregunto Sue.
- Si, es cierto – respondió Rachel. – pero no fue solo por Jesse.
- Cuéntanos.
- Ese verano también Kurt se fue sin aviso alguno.
La mirada de todos se dirigió entonces hacia Kurt.
- Ah, así que ahora me toca hablar a mí. – contesto Kurt al notarlo.
- ¿Puedes contarnos tu versión?
- Si Kurt, ahora es buen momento para que nos digas porque te fuiste de repente – dijo Quinn.
Al chico tomo un respiro hondo y se aferro a la mesa como si estuviera nervioso.
- No pensé que contaría esto algún día. – dijo Kurt atrayendo aun más la atención de todos. – hace un año cuando Jesse llego a Lima y comenzó a salir con Rachel, yo… sin si quiera quererlo me comencé a enamorar de él.
Cuando Kurt dijo eso Quinn y Rachel lo miraron pasmadas. Era Kurt quien se había enamorado del novio de su mejor amiga.
- Siempre salíamos los cuatro juntos – dijo Kurt mirando a las dos chicas – y me trataba distinto a como lo hacían los demás chicos en la escuela. Fue algo que no pude evitar.
- ¿Por qué nunca dijiste nada? – dijo Rachel.
- ¿Qué iba a decirte Rachel? ¿"Estoy enamorado de tu novio"? no me parece algo que diría un buen amigo.
- ¿pero si te pareció que un buen amigo huiría sin decir adiós? – dijo Rachel algo alterada.
- Unos días antes de irme yo… no pude contenerme. Tenía que decirle lo que sentía. Porque si no mi cabeza iba a explotar. Fui con él a la cafetería después de la escuela. y le confesé todo.
- ¿Cómo reacciono Jesse? – pregunto Sue.
- Dijo que nunca quería volver a verme. Se fue enojado del lugar y después de llorar dos horas tuve que ir con ustedes al centro comercial.
Quinn y Rachel recordaron aquel día en que Kurt lloro por horas sin explicación.
- Después de eso sabía que no podía resistir verte con él otra vez – continuo Kurt mirando a Rachel – así que mi papá y yo nos fuimos a su ciudad natal y le dije que quería comenzar una nueva vida. Todo iba bien hasta que comencé a tener… problemas de salud. Fuimos a ver a un doctor que era amigo de mi padre y me dijo que tenía un desorden mental. El mismo desorden que termino con la vida de mi mamá.
Cuando Kurt hablaba con lágrimas en los ojos los demás se limitaban a escuchar con nudos en la garganta.
- Por suerte en aquella clínica encontré a Blaine – dijo Kurt – quien por cierto no es mi novio. Es mi doctor. Está tratando de ayudarme a pelear con esta enfermedad antes de que empeore. Y solo les oculte esto porque sentía mucha pena al decirlo. Y, después de todo lo que paso con Jesse, mis problemas mentales comenzaron a crecer. Fue por eso que viste las pastillas Rachel, debo tomarlas todos los días.
Ahora que Kurt había hablado Rachel comenzaba a comprender todo.
- ¿Qué hacías persiguiendo a Jesse la noche del baile? – pregunto Rachel.
- Blaine pensó que sería buena idea verlo y decirle que sentía mucho lo que había pasado con nosotros. Pero en cuanto me acerque a él para hablar simplemente me ignoro y salió corriendo del lugar.
Sue noto el mal estado en que estaba Kurt. Ahora parecía más nervioso y alterado que antes. Fue por eso que lo dejo irse a casa a tomar sus medicamentos. Mientras todos trataban de digerir la noticia de que Kurt podría volverse loco con el paso del tiempo.
Blaine lo estaba esperando afuera de la comisaria comenzó a caminar con el por la calle mientras le limpiaba las lagrimas con su suéter. El miedo en el rostro de Kurt hacía que Blaine cada vez se preocupara más. Subieron al auto y se quedaron ahí por unos momentos.
- ¿Estás bien? – pregunto Blaine.
- Parece una pregunta retorica. Con todo lo que ha pasado en estos días – respondió Kurt tratando de no llorar más.
- No tienes por qué tener miedo. – le dijo Blaine – yo estaré aquí contigo todo el tiempo que sea necesario. Y no voy a permitir que esta enfermedad nos gane.
- ¿Por qué eres tan bueno conmigo Blaine? – pregunto Kurt mirando al chico a su lado.
Blaine tomo aire. Lo miro fijamente a los ojos. Y después lo beso.
Kurt se quedo sin habla. Pero después de que Blaine se alejara de su rostro, pudo ver sus ojos tiernos frente a él. Mirándolo con cariño.
- Te amo Kurt – dijo Blaine sonriendo – y no dejare que nada te pase.
Kurt le devolvió la tierna mirada y sonrió. Después de todo la tormenta en su vida parecía haber traído algo bueno consigo. El amor podría estar tocando a la puerta de Kurt. Y esa, al menos para él, era la mejor medicina.
- No estamos llegando a nada con esto – dijo Sue poniéndose de pie.
- Es lo único que podemos decirle – respondió Quinn – ninguno de nosotros mato a Jesse, estoy segura.
- Solamente yo puedo afirmar eso – dijo Sue.
- ¿Y qué más quiere que le digamos? – pregunto Santana.
- Empecemos desde el golpe en la cabeza. ¿Recuerdas quien fue Rachel? – pregunto Sue.
Rachel miro a Santana fijamente y tomo aire.
- Fui yo – dijo Santana haciendo que Finn la mirara extrañado. – pero no tuvo nada que ver con Jesse. Fue solo porque estaba muy enojada de que Rachel ganara la corona de Reina del Baile ese año. Ya se lo había explicado a ella.
- ¿fue por eso que tu y Quinn estuvieron en la cafetería revisando aquellas cintas de seguridad?
- Si – dijo Santana. - ¿Ahora puedo irme?
- No – dijo Sue reflexionando – espera…
- ¿Ahora qué? – pregunto.
- El hombre de la cafetería dijo que un joven muy alto y con cabello negro se había llevado las cintas. – hizo una pausa y comenzó a recordar – cuando fui a interrogarlo, me dio esa descripción.
Las miradas de todos se dirigieron a Finn.
- ¿Puedo ver tu mochila? – dijo Sue estirando la mano hacia Finn – si algo he aprendido de los criminarles es que todas sus evidencias siempre las llevan consigo.
- No se dé que habla – dijo Finn.
- Solo dame tu mochila – decía Sue – necesito verla.
Finn le entrego su mochila a Sue.
- ¿Qué tiene que ver Finn en esto? – pregunto Rachel.
- Tú dímelo Rachel, - dijo Sue – recuerda bien. ¿Qué paso después de que tú y Jesse salieran del baile?
- El parecía estar despidiéndose de mí y luego me golpearon. – dijo Rachel algo confundida.
- Vamos Rachel, piensa mas, ¿Qué paso después?
Cuando Sue dijo eso la cabeza de Rachel comenzó a dar muchas vueltas. Tardo en poner nuevas imágenes en su cabeza, era un momento de mucha presión y ahora su mente no funcionaba muy bien del todo. Justo cuando pensó que no lograría nada, otro Flashback llego a la cabeza de Rachel, fue entonces cuando recordó como uno de los autos en el estacionamiento comenzó a seguir el auto de Jesse.
- Un auto, un auto lo seguía – dijo Rachel.
- Eso fue lo que imagine.
Sue comenzó a poner el video de seguridad en su computadora. Adelantaron hasta el momento en que Santana golpeaba a Rachel en la cabeza. Unos minutos después, Santana había corrido hacia la escuela mientras el cuerpo de Rachel seguía tirado en el piso. Fue entonces cuando Finn apareció en la escena. Había visto a Rachel tirada en el piso, pero en lugar de quedarse a ayudarla, había salido disparado a su auto persiguiendo a Jesse.
- ¿Por qué tenias tú esa cinta? – dijo Rachel a Finn.
- Si Finn, ¿Por qué tenias esa cinta? – dijo Sue. - ¿Por qué perseguiste a Jesse Finn? – comenzó a Decir ella sonando amenazante mientras Finn comenzaba a sudar. - ¿Por qué parecías tan enojado? ¿Te dolió que él se quedara con Rachel? ¿Te dolió que ella lo perdonara tan fácil cuando a ti nunca te dio la oportunidad? ¡Vamos Habla! ¿Te dolió mucho ser un inútil a su lado?
- ¡Cállate! – grito Finn poniéndose de pie mientras empujaba la mesa hacia el suelo.
Todas las chicas lo miraron asustadas.
- ¿Qué hiciste al seguirlo Finn? ¿Qué le paso al pobre Jesse?
Finn comenzó a rascarse la cabeza y a sacar lágrimas de los ojos.
- Yo no quiera hacerlo ¿Ok? Pero ese maldito… yo creí que.
Mientras Finn decía eso las chicas cada vez se asustaban más.
- ¿Qué hiciste Finn? – seguía insistiendo Sue.
- No puedo resistir ver a Rachel lastimada así en el piso. Pensé que había sido Jesse. Lo vi salir en su auto y pensé que él la había golpeado. ¿Sabe lo que es ver a alguien a quien amas, herida en el piso sangrando? ¡Pensé que estabas muerta! – decía Finn llorando desesperado.
- ¿Lo querías matar en esos momentos no? No pudiste resistir tener su sangre en las manos. Querías hacerlo sufrir como él te había hecho sufrir a ti – decía Sue.
- Solamente quería asustarlo – dijo Finn – nunca pensé que si le disparaba se moriría. No pensé en eso…
La cara de todas era de terror total. Finn había confesado haberlo asesinado.
Fue entonces cuando Sue llamo a dos guardias para llevárselo.
Comenzaron a llevarse a Finn mientras las chicas en la habitación lloraban.
Fue entonces cuando Finn grito algo que hizo que todos lo volvieran a mirar.
- ¡No mate a Jesse! – dijo él mientras lo sacaban de la habitación.
- Hey deténganse – dijo Sue avanzando hacia él - ¿Qué dijiste Finn?
- No mate a Jesse – dijo él
- Explícate.
- Lo perdí por unos minutos en la carretera mientras lo seguía. Cuando volví a ver su auto hice que se detuviera y dispare hacia él mientras estaba de espaldas. Me acerque al ver que sangraba, pero cuando le di la vuelta a aquel cuerpo. Pude ver que no era Jesse.
- ¿Quién era Finn?
- Su billetera decía el nombre de David Brooks. No podía pensar en esos momentos. Lo siento – decía él llorando.
Rachel abrió los ojos de la impresión.
- ¿Asesinaste a David? – pregunto Rachel.
- Si – dijo Finn – Jesse ni siquiera estaba en el auto.
- Esperen – dijo Rachel – Ryan dijo que él no había tenido el valor para reconocer a Jesse en la morgue. ¿Quién lo reconoció?
- Fue una chica rubia de su edad aproximadamente – dijo uno de los oficiales que estaba en la puerta – yo mismo la acompañe.
- Brittany – dijo Rachel mirando a Sue. – debió decir que era Jesse para protegerlo.
- Entonces… - dijo Sue – si Finn asesino a David, luego Brittany lo identifico como Jesse y el chico a quien enterramos hace dos días es él. ¿Dónde rayos esta Jesse?
De pronto un escalofrió corrió por el cuerpo de todos.
- No puede ser – dijo Sue al comprender lo que estaba pasando.
"Se rumora que… en algún lugar, del cual nadie sabe nada, escondido entre las sombras, Jesse St James, podría seguir con vida…"
Nina Rathbone* - Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 05/09/2012
Edad : 28
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
Valio la pena la espera, el capitulo estuvo buenisimo. Sabia que Blaine estaba enamorado de Kurt, pero no me imaginaba que la enfermedad que tenia fuera tan grave u.u Por otro lado me sorprendio lo de Finn, nunca se me paso por la mente que pudiera ser el que mato al supuesto Jesse y al final termino por ser David, y Jesse esta por ahi en algun lugar, wau este capitulo tuvo demasiadas cosas interesantes, me dejo intrigada por leer la proxima temporada...ya sabes que seguire el fic mientras lo sigas subiendo, es uno de los mejores que he leido. Salu2 y que tengas un lindo fin de semana
camidejuaco******* - Mensajes : 498
Fecha de inscripción : 18/04/2012
Edad : 31
(2da temporada) Capítulo 9: Sé que estás ahí.
(ESTE CAPÍTULO ESTÁ DEDICADO A CAMIDEJUACO.)
Sé que es muy pronto para la nueva temporada pero yo soy una chica de palabra y como Cami comentó, entonces me veo obligada a poner ya el primer capítulo de la segunda temporada. Espero que les guste y gracias Cami, lo sé es algo confuso xd. Beso.
Entonces, aquí empieza de nuevo la historia...el tormento de la pobre Rachel.
RUMOR HAS IT
CAPITULO 1 (Temporada 2)
SE QUE ESTAS AHÍ
La vida diaria para algunas personas comienza cuando el sol se oculta.
El ruido, la música, el desenfreno y muchas cosas más que deberían hacerse de día, comienzan a cobrar día de noche para aquellos enemigos de la luz del sol.
En un bar cerca de las afueras de Salt Lake City, la fiesta comenzaba a tomar color. Era una gran noche de karaoke en el lugar y las personas llegaban a montones conforme el reloj avanzaba.
Era común en estos lugares ver a un grupo de amigas disfrutando de la música y los efectos relajantes del alcohol. Bailaban sobre las mesas, cantaban las canciones aunque no supieran si quiera un fragmento de la letra e incluso tomaban a los hombres del lugar como sus presas.
Cuando en realidad hay ocasiones en que esta dinámica, es totalmente lo contrario.
- En verdad necesitaba esto. No sé cómo no vinimos antes. – dijo una chica sentada en una de las mesas de aquel bar con su grupo de amigas.
- Nosotras intentamos traerte – dijo una de sus amigas – pero estas tú la que nunca quería salir de su habitación.
- Ha sido un largo año ¿Saben? No pensé que podría rehacer me vida – respondió la chica.
- Bueno dejemos los recuerdos para una noche en que estemos viendo películas viejas en la habitación de la facultad – dijo otra tomando su vaso de whisky en la mano. - ¡Ahora hay que celebrar!
Las otras chicas tomaron sus vasos y bebieron de golpe todo lo que tenían.
- Entonces ¿Quién se sube primero a cantar? – pregunto una de las chicas en la mesa.
No habían terminado de decidir quién será la elegida cuando el mesero se acerco con vaso de licor en la mano. Se paro frente a la mesa de las chicas y lo dejo con cuidado frente a una de ellas. Las chicas se miraron desconcertadas las unas a las otras y después dirigieron sus ojos hacia el mesero.
- No ordenamos nada mas, debes estar equivocado – dijo la chica que había recibido el trago.
- Esto es de aquel chico que está sentado en la mesa frente a la barra – dijo el mesero señalando a aquel hombre.
Después de hacer eso el mesero se dio la vuelta y camino hacia otra mesa. Mientras tanto las chicas estaban riendo sonrojadas mientras miraban en señal de burla a la chica con el trago en la mano.
- ¿Creen que deba ir? – dijo ella mirando a aquel chico, el cual estaba de espaldas ante la barra.
- Bueno, te invito un trago, al menos deberías decir gracias. – dijo su amiga.
- Y ya sabes como decimos gracias por aquí – dijo otra riendo.
- Ok - respondió la chica tomando todo el licor que tenia aquel trago que le habían invitado. – voy a decir "gracias"
Sus amigas rieron al verla avanzar hacia aquel chico. La química en el lugar comenzaba a hacerse presente.
Fue entonces cuando aquella chica se detuvo a mitad del camino. Comenzó a ver todo en el lugar de una manera extraña. Sus pies de pronto no quisieron dar más pasos, y por más que luchara no podía dirigirse a ningún lugar. De pronto un dolor estomacal la ataco, seguido por una gran jaqueca.
Sus tobillos comenzaron a hacerse débiles, y de pronto el peso de su cuerpo no pudo sostenerse más.
Aquella chica cayó al piso mientras una serie de convulsiones la atacaban.
Fue entonces cuando sus amigas la miraron con terror y corrieron hacia ella. Una de las chicas grito al ver como su amiga comenzaba a sangrar por la boca mientras sus ojos se comenzaban a perder.
La música se detuvo en aquel momento haciendo que todas las personas hicieran un círculo alrededor de aquella chica.
Uno de los meseros se acerco a ella al ver que sus ojos se habían cerrado por completo. Toco su cuello con gentileza para revisar su pulso. Alzo la mirada, y trago saliva.
- Esta muerta – dijo el chico temblando.
Las amigas de aquella chica comenzaron a llorar fuertemente, mientras aquel hombre al otro lado del bar, quien había invitado el trago a la chica muerta en el piso, salía del lugar sin que nadie lo notara…
Rachel abrió los ojos al escuchar la alarma de su despertador sobre su mesa de noche. Estruendosa, dicha alarma avisaba que las clases se habían reanudado, y era hora de pasar los últimos meses en Mckinley antes de ir a la universidad.
Se puso de pie rápidamente y comenzó a avanzar hacia su baño. La casa parecía estar muy callada. Más callada de lo habitual.
Paso de largo por la habitación de sus padres al ver la puerta abierta y la cama vacía. Ella pensó que tal vez estarían ahora en la cocina, así que siguió su camino hasta el baño.
Abrió la puerta con lentitud mientras se dirigía hacia el lavabo. Se miro en el espejo unos segundos y tomo aire. De pronto una mirada se calvo en su espalda como si alguien estuviera detrás de ella. Dio la vuelta y al no ver a nadie saco del estante con el espejo una pasta de dientes junto con su cepillo dental. Tomo otra bocanada de aire al escuchar algo caer detrás de ella.
- Tranquilízate – se dijo ella misma.
Tomo más aire y cerro la gaveta con el espejo.
Fue entonces cuando detrás de ella una figura apareció. En el reflejo Jesse estaba detrás de ella mirándola fijamente. Tomo con sus manos la boca de Rachel y ella pudo sentir como luchaba contra su fuerza por librarse. Nadie podía escuchar sus gritos, los cuales cada vez se hacían más débiles.
En ese instante volvió a saltar de su cama. La alarma había sonado. Ahora era verdad.
Se sentó al pie de su cama y comenzó a tratar de tranquilizar su respiración. Su corazón se había vuelto loco y casi lo sentía salir de su pecho. Una vez más las pesadillas la habían agitado.
Y con este sueño macabro, comenzaba para Rachel la última etapa de su vida en Ohio.
Fue a lavarse los dientes, esta vez con la seguridad de estar despierta. Camino hacia la cocina cuando ya estaba lista para irse y se alivio al ver a sus padres desayunando frente a la televisión.
Rachel se detuvo al ver imágenes desagradables frente a ella. Al parecer las noticias matutinas estaban reportando un homicidio. Y las imágenes que aparecían eran muy graficas.
"Una estudiante fue asesinada hace unas horas aquí en la tranquila ciudad de Salt Lake City, este hecho a consternado a muchos habitantes del lugar, pues al parecer el asesino aun esta andando por las calles y se piensa que podría tener nexos con otros homicidios en el país, al parecer su modus operandi radica en los bares de las ciudades concurridas, siendo las jóvenes universitarias sus víctimas elegidas"
- Ok tienes prohibido ir a algún club en lo que resta del semestre – dijo el padre de Rachel mirándola fijamente.
- No me quedan ganas de salir de todas maneras – respondió ella tomando un vaso de jugo de naranja.
Al ver como la policía comenzaba a aparecer en la televisión, mostrando las escenas de aquel asesinato, Rachel no pudo evitar recordar los meses pasados, y ver de nuevo en el rostro de aquella chica a Jesse. Quien en las mismas circunstancias, había "sido asesinado" ahora se sabía que podría estar con vida. Lo cual hacia que Rachel perdiera la razón cada día más rápido.
Salió de su casa en dirección hacia la cochera cuando vio en su reloj que se le había hecho tarde. Miro el espacio que ocupaba su auto vacio y después se detuvo confundida. Sus padres reían detrás de ella mientras esperaban a que dijeran algo.
- Ok ¿Dónde está mi auto? – pregunto ella.
Sus padres soltaron una carcajada mientras Rachel se confundía más.
- Bien cierra los ojos – dijo uno de sus padres tapándole la vista con ambas manos.
- ¿Qué está pasando? – pregunto Rachel riendo.
- Ya puedes mirar.
Cuando Rachel abrió los ojos su cara de transformo por completo. Una camioneta VMW estaba frente a sus ojos con un gran moño de color rojo.
- Oh por Dios – dijo ella prácticamente saltando de alegría.
- Sabemos que este fue un año difícil para ti, y queríamos compensarlo con un bonito presente. Además el auto que tenias no era digno de una chica universitaria. – dijo su padre.
- Gracias – le respondió ella abalanzándose hacia los dos para abrazarlos.
- Ahora ve y presúmela a todos – le dijo su padre entregándole las llaves con un pequeño llavero en forma de estrella. – se te hace tarde.
Rachel rió de nuevo y después soltó un grito de alegría cual niña pequeña con su primera bicicleta. Se dirigió hacia la escuela olvidado por completo las malas cosas que habían traído esa mañana. Era ahora el turno de la alegría.
Se dice que la vida es como una montaña rusa, a veces arriba, a veces abajo. Personas como Santana López lo sabían muy bien. Mas ahora que su vida había dado una vuelta brutal en los últimos meses. Trato de arreglarse para seguir intentando ser de las chicas más bellas del colegio. Se recogió el cabello con una diadema, se puso maquillaje costoso en el rostro, y saco de su closet uno de sus conjuntos más caros. Pero sabía que debajo de todo aquello que cubría lo superficial, se escondía una gran vergüenza, al saber que había pasado de ser la chica más popular, a ser una de las tantas chicas embarazadas en medio de la preparatoria. Y si eso no era suficiente, el padre de su hijo era ahora un convicto.
Respiro profundamente y comenzó a caminar por los pasillos del colegio hacia la cafetería, mientras el sonido de sus zapatos bajos le hacían extrañar sus tacones caros. Los cuales hacían que todos se abrieran a su paso.
Ahora sentía como el karma le jugaba una mala broma. Hace unos meses era ella la que hacía sentir miserable a Rachel cuando entraba a la cafetería. Ahora, todo el mundo la miraba a ella como un fenómeno.
Trago saliva y tomo su bandeja de comida para caminar hacia las mesas. No sabía si sentarse en alguna mesa vacía, pues sabía que si lo hacía parecería más patética ahora, pero por el contrario, si se sentaba en una mesa llena de gente, se vería aun peor que todos se pararan y se fueran, o incluso que le lanzaran comida como a Rachel.
- Te puedes sentar aquí – dijo una voz al lado de ella.
Santana giro la cabeza y pudo ver a Tina, Quinn y Kurt sentados en una mesa a su lado. No dudo por un segundo en sentarse, y comenzó a acomodarse en las sillas. Ahora, con el embarazo en su séptimo mes incluso las sillas de la escuela parecían haberse hecho más chicas.
- Gracias – dijo Santana cuando estuvo sentada – pensé que tendría que comer en el baño como Lindsay Lohan.
- Eso habría sido horrible –dijo Quinn sonriendo.
De pronto de nuevo hubo silencio en el lugar.
- No quiero hacer esto incomodo – dijo Santana.
- Creo que es un poco tarde para eso – respondió Kurt sentado frente a ella.
- Solo, quería aclarar las cosas. Creo que después de todo lo que ha pasado nos quedamos estancados. No quiero seguir así. – dijo ella tratando de sonar seria.
- Ya todo paso – respondió Quinn – lo que vivimos hace unos meses, ya quedo todo olvidado. Creo que cada uno de nosotros tuvo razones para guardar secretos, pero ahora ya no hay que preocuparse por ellos.
Santana sonrió.
- Y hablando de secretos – dijo Kurt al ver a Rachel acercarse hacia ellos.
- ¿Han hablado desde...? ya sabes, que le dijiste lo que sentías – pregunto Tina a Quinn.
- No mucho, pero ya no tenemos ningún conflicto.
Rachel se acerco hacia ellos y les sonrió.
- Puedes sentarte si quieres – dijo Kurt. – esta es oficialmente la mesa de los fenómenos de Mckinley.
Todos rieron al escucharlo.
- Deberíamos aparecer en un show de televisión ¿no creen? – dijo Rachel sentándose.
- No creo que me lleguen al precio – respondió Kurt haciendo que todos rieran nuevamente.
De nuevo el silencio cayó sobre el lugar.
- ¿Cómo estás? – dijo Kurt, esta vez seriamente.
- Confundida, feliz, aterrada – respondió Rachel haciendo una pausa entre cada palabra.
Todos en la mesa la miraron confundidos.
- Por más que lo intento, no he dejado de pensar en aquella noche. – dijo ella.
- Debes dejar de atormentarte – dijo Quinn. – lo que haya o no pasado con él, ya no es más tu asunto. Debes dejarlo ir.
- Es solo que aun hay tantas preguntas sin responder. – decía Rachel - ¿Por qué Brittany dijo que David era Jesse? Si lo estaba protegiendo ¿De qué lo protegía? ¿de quién?
- Lo único que sé es que esas preguntas no nos incumben más. Jesse se fue, y nosotros debemos de dejar de pensar en él. – dijo Kurt.
Los ojos de Rachel se llenaron de recuerdos en aquel momento. Algo en su interior. Algo dentro de ella, seguía gritando desesperadamente, "esto no se ha terminado".
- No olviden todos llevar su mejor atuendo para esta noche – dijo Santana poniéndose de pie y dejando a mitad su almuerzo escolar.
- ¿Qué hay esta noche? – pregunto Rachel algo desconcertada.
- ¿Acaso lo olvidaste? El evento de universidades es hoy, debes causar una buena impresión. – dijo Tina.
- Como cuando bañan bien a un perro para que alguien lo compre – dijo Kurt bromeando.
- Lo olvide por completo – confeso Rachel.
- Bueno, pues mejor vete preparando. Si quieres puedo acompañarte esta tarde a comprar algo de ropa – dijo Quinn algo tímida.
Todos sabían lo que había pasado con Rachel y Quinn, por eso ahora las miradas de los cuatro estaban sobre Rachel esperando para escuchar su respuesta.
- Claro – dijo Rachel asintiendo con la cabeza.
Quinn sonrió mientras todos se ponían de pie. Al parecer la paz cada vez se hacía más grande.
Santana trataba de llevar su vida lo más normal que pudiera, así que no había descuidado ni un segundo sus actividades habituales. Tenía a su cargo el club de francés de la escuela, organizaba todas las salidas oficiales que se programaban para Mckinley, e incluso seguía haciendo labores comunitarias como vivistas a hospitales con el grupo dedicado a esto en su colegio. Pretendía ser una persona normal. Lo cual se le dificultaba al cargar seis kilos más en su estomago.
La noche de la visita de universidades era una de las más importantes para los de último año. En dicho evento, como había mencionado Kurt, todos tenían que causar una excelente impresión si querían conseguir una beca en alguna de las escuelas más privilegiadas del país.
Santana había sido asignada unos meses atrás para organizar el evento, así que se la había pasado toda la noche en vela preparando cada uno de los detalles.
Solamente tenía que ir a recoger su itinerario de actividades para completar esta misión exitosamente. Fue entonces cuando algo malo paso.
Una chica a la cual nunca había visto, se acerco hacia ella con la lista de itinerarios en la mano. Sonriendo, desinhibida y con un aspecto algo mayor se paro frente a ella y sonrió hipócritamente.
- ¿Tú eres Santana López? – pregunto la chica de ojos azules como el cielo frente a ella.
- Si – respondió - ¿Quién eres tú? – pregunto después sin quitar la mirada de la lista que tenia la chica en las manos.
- Lindsay Pearce – respondió ella.
Aquella chica comenzó a mirar con atención a santana, y dándose cuenta de inmediato que estaba embarazada, su mirada comenzó a volverse cada vez más burlona.
- Creo que tienes algo que es mío – dijo Santana con voz baja.
- ¿Qué? ¿Esto? – dijo Lindsay alzando la lista en las manos. - ¿Qué nadie te dijo?
- ¿Decirme que?
- Ahora yo soy la encargada del evento. Estamos muy agradecidos por el avance que demostraste pero, bueno debes entender, no se vería nada bien que quien recibiera a los encargados de las universidades fuera una chica en… tu estado. Así que pensaron que yo era la indicada. De igual manera nos serán de ayuda un par de manos más cerca de la mesa de comida. Adiós.
Después de decir eso Lindsay avanzo triunfal hacia la salida. Mientras Santana se quedaba muda con una caja de folletos en las manos. La tiro dejándola en el pasillo mientras caminaba lo más rápido que pudiera hacia el baño.
Se miro en el espejo, recordó las palabras que Lindsay había dicho, y fue entonces cuando comprendió que nunca en su vida la habían humillado de esa manera. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. Abrió la llave de agua y comenzó a quitarse el rímel corrido de la cara.
¿Qué te paso Santana? Se preguntaba mientras no reconocía más su reflejo en el espejo. ¿Cuándo se hizo tu vida tan miserable?
En ese momento, cuando tuvo ganas de tirarse en el piso y llorar hasta que no tuviera más lagrimas en el cuerpo. Su mano toco accidentalmente su estomago. Sintió un pequeño golpe dentro de ella y pudo tocarlo con la mano firme sobre su vientre.
Supo entonces, que aunque todos se comenzaran a alejar de ella y su vida se hiciera cada vez más difícil. Había una personita que la amaba como nadie, y nunca la dejaría sola. Sonrió, y pudo comprender, que aunque no fuera la misma. Esto podría ser algo bueno.
Kurt estaba sentado sobre el escritorio del consultorio de Blaine. Tenía puesto el atuendo que usaría esa noche en el evento de Universidades y miraba ansioso la puerta. Quería sorprender a su ahora novio.
Blaine abrió la puerta gentilmente y sonrió al ver a Kurt mirándolo con atención. Avanzo hacia él y lo tomo de la cintura.
- Quería saber su opinión sobre mi atuendo doctor Anderson – dijo Kurt sonriendo a Blaine.
- No soy un asesor de modas – respondió él – pero tengo que decirle que se ve usted perfecto.
Después de decir eso Blaine comenzó a besar a Kurt. Sus manos recorrían su cara dulcemente mientras sus ojos se cerraban poco a poco.
Desde que se conocieron Blaine había tendió algunos sentimientos por Kurt, pero después de escuchar su historia con Jesse, supo que no estaba listo para comenzar una relación en esos momentos, así que lo mejor que podía hacer, era ayudarlo como paciente y tratar de hacerlo superar sus temores.
Kurt lo tomaba gentilmente de los hombros mientras sus labios seguían tocándose. Él tampoco pensó nunca poder superar a Jesse, pero ahora Blaine hacia que ni si quiera pasara por su mente aquel chico de California.
En ese momento un chico abrió la puerta haciendo que la pareja se separara rápidamente.
Aquel joven con cabello rizado y rubio se sonrojo un poco y agacho la cabeza al darse cuenta que estaba interrumpiendo algo. Blaine también se ruborizo un poco mientras Kurt miraba en otra dirección.
- Tiene a tres pacientes esperando doctor – dijo el chico entrecerrando lentamente la puerta.
- Iré en un momento Jeremyha. – respondió Blaine.
Cuando el chico cerró la puerta Blaine y Kurt soltaron una pequeña carcajada.
- Te veo en la noche ¿sí? Mucha suerte con las universidades. Seguro lograras sorprender a Yale.
- Eso es espero – respondió Kurt – por cierto ¿Quién es él?
- Es mi nuevo asistente – respondió Blaine – lo contrataron hace unas semanas.
- Parece algo, extraño – dijo Kurt.
Blaine sonrió.
- Anda ve y alístate. Llevare la cena yo – dijo Blaine abriendo la puerta para que Kurt saliera.
Se dieron un beso más. Y después Kurt camino hacia la puerta. Mientras por unos segundos, sintió la mirada clavada de Jeremyha en su espalda.
Quinn y Rachel habían estado toda la tarde de compras. Los atuendos eran difíciles de escoger, pero ahora que tenían algo que decía serio y sexy al mismo tiempo, se dirigían a recoger algunas cosas de la casa de Rachel, para después ir hacia el evento.
No habían salido juntas desde que los sentimientos de Quinn se habían revelado, y ahora para ambas era bueno poder sentir que eran amigas otra vez.
Se estacionaron afuera de la casa de Rachel mientras veían como un camión de mudanzas les cerraba el paso.
Las chicas sabían que el reloj no las esperaría, así que tenían que llegar al instituto lo más antes posible. Quinn comenzó a tocar el clac son lo más fuerte que pudo, mientras los hombres que bajaban muebles delante de ella solamente la ignoraban.
- Esto es increíble – dijo Rachel disgustada.
- Quien sea que sea tu nuevo vecino, recuerda no llevarle nunca una tarta – respondió Quinn sarcásticamente bajando del auto.
Camino hasta la puerta de la casa frente a la de Rachel mientras su amiga le seguía el paso.
Quinn se detuvo en el pórtico sin entrar a la casa, aunque la puerta estaba abierta. Miro dentro de la estancia y pudo ver a un chico rubio frente a ella.
Rachel lo miro con atención. Tenía un aspecto familiar. Incluso su estilo de ropa parecía conocido.
Él chico rubio y con labios grandes salió a hablar con las chicas teniendo las manos metidas en su chaqueta. Las miro cabizbajo y se paro en frente de ellas.
- ¿Puedo ayudarlas en algo? – pregunto el chico sonriendo.
- Si en realidad puedes. Necesitamos lograr que mi auto – dijo Quinn señalando al automóvil detrás de aquel gran camión – cruce la calle. Y ya que hay un camión de mudanzas frente a él, no puedo hacerlo. ¿Podrías solo por unos minutos hacerlo a un lado?
- No creo que sea posible, la mudanza esta a la mitad. Pero si esperan solo unos veinte minutos el camión se ira, y no volverá a molestarlas. – respondió él.
- No tenemos veinte minutos – dijo Rachel algo irritada
- ¿Quince? – pregunto él.
- Escucha – dijo Quinn – tenemos mucha prisa ¿sí? ¿Lo vas a quitar o quieres que le pase encima mi auto a tu césped?
- No creo que eso sea bueno para el jardín – dijo burlándose aquel chico.
Quinn se dio la media vuelta y comenzó a caminar hacia su auto. Rachel seguía mirando a aquel chico tratando de recordar en donde lo había visto.
- ¿Y ella será mi nueva vecina? No creo que deba esperar una tarta de su parte.
- De hecho soy yo – dijo Rachel. – ella solo me trajo.
- Ah, me alegra escuchar eso. Sam Evans – dijo él chico estrechando la mano.
- Rachel Berry – dijo ella - ¿Nos conocíamos antes?
- No lo creo, soy nuevo en la ciudad.
- Ya veo.
Cuando Rachel estuvo a punto de irse el clac son de Quinn comenzó a sonar como loco de nuevo. Rachel se dio la vuelta y camino hacia su amiga.
Ambas acordaron rodear la cuadra para salir del lugar. Debido al temperamento que Sam había tomado.
Todos los alumnos de último año estaban ahora en el patio trasero del instituto Mckinley platicando cada uno con alguno de los cientos de decanos que estaban en dicho evento. Todo el mundo trataba de causar una buena impresión para aquella persona enviada de su universidad deseada. Grandes nombres como Harvard y Yale estaban escritos en los gafetes de algunos de los presentes. Solo pocos lograrían entrar a las más prestigiosas universidades. Por esto esta pelea era a muerte.
Santana y Tina iban directo sobre alguna de las universidades cercanas a Lima, pues debido a las situaciones que pasaban en estos momentos no era conveniente para ninguna irse lejos. Kurt tenía a Yale en la mira, pero sabía que para lograr entrar debía tener una casi impecable calificación, lo cual se dificultaría si su enfermedad se acrecentaba con el transcurso de los días.
Rachel y Quinn llegaron unos minutos tarde al evento. Lo cual no es de ninguna buena impresión. Por suerte solo pocos de los presentes notaron esto, y mientras los chicos mostraban su mejor sonrisa, los profesores se encargaban de cuidar los alrededores en caso de algún problema. Pues incluso para los docentes, este evento era de suma importancia.
- Buenas noches a todos los presentes – dijo una tenue voz en el micrófono. Era Lindsay la nueva jefa de actividades escolares, quien había desterrado a Santana, cosa que nunca se pensó posible. – espero que todos estén teniendo una muy buena velada. Quiero agradecer a las autoridades de la institución por dejarnos organizar este evento, el cual no tiene otro objetivo más que el de logar impulsar a nuestros compañeros para así poder tener un mejor futuro con valores y principios.
Santana y sus amigos simplemente escuchaban con atención lo que la chica decía.
- Pensé que tú darías ese discurso – dijo Quinn a Santana.
- Cambiaron los planes – respondió ella con la cabeza abajo.
Rachel la tomo del hombro mientras escuchaba lo que Lindsay seguía diciendo.
Fue entonces cuando en el altoparlante la voz del director se escucho interrumpiendo el discurso de la chica en el estrado.
Al parecer Santana López, Quinn Fabray, Kurt Hummel y Rachel Berry tenían que presentarse de inmediato en su oficina.
Los chicos avanzaron rápidamente hacia el lugar indicado con la mirada de todos los invitados sobre ellos. Esto no podía ser una buena señal, y en una noche como esta, cualquier error podría ser irreversible.
Al entrar vieron a varios de los profesores con sus cuatro expedientes en la mano. Se pusieron de pie frente a ellos y comenzaron a mirarlos confundidos.
- ¿Qué querían decirnos? – pregunto Kurt.
- Antes que nada quiero que sepan que estoy muy decepcionado de ustedes. Después de todo lo que pasaron el año pasado lo más razonable es que su actitud mejorara un cien por ciento para así compensar todo lo que ocurrió. Y ahora me encuentro con esto. – dijo el director mostrando los cuatro expedientes.
- ¿De qué está hablando? – pregunto Rachel.
- Cuando les entregamos sus expedientes fue para que los ordenaran y pudieran agregar algunas observaciones. No para que jugaran con ellos cual niños en preescolar. ¿Creen que esto es algo gracioso? La universidad es algo serio jóvenes ¡no se debe jugar así!
- ¿Podría explicarse mejor? ¡No entiendo nada de lo que está diciendo! – dijo Santana.
- Usted explíqueme a mi – dijo el director lanzando los expedientes a la mesa frente a los chicos.
Cada uno tomo su expediente correspondiente y lo abrieron para saber de que hablaba el director. En unos minutos sus ojos se abrieron a causa de la impresión y un extraño escalofrió entro en su cuerpo.
Las hojas principales de los cuatro expedientes estaban totalmente rayadas con un plumón rojo y letras grandes que arruinaban los documentos oficiales en los folders.
"Enfermo Mental" decía el expediente de Kurt. "Lesbiana Desdichada" estaba escrito en el de Quinn. "Zorra" tenia escrito el de Santana. Mientras el de Rachel decía "Perra Mentirosa"
Los cuatro chicos se miraron unos a otros con la boca sin poder decir alguna palabra.
- ¿Y bien? ¿Les parece esto gracioso? – pregunto el director mientras los chicos se seguían mirando mutuamente.
El presentimiento que Rachel tenía incrustado en el pecho era cierto. Esto solo era un nuevo comienzo.
Después de unas horas de discusión los chicos fueron obligados a irse de la escuela. Al parecer el director seguía tomando lo sucedido como una mala broma. Los chicos no tuvieron otra opción más que la de resignarse. Ahora será dos veces más difícil entrar a una buena universidad.
La madre de Santana paso a recogerla mientras los otros tres iban hacia el centro en el auto de Quinn. Lo mejor para ellos ahora era un café caliente. Lo que había pasado no había sido nada agradable. Pero pensando con detenimiento. Cualquiera pudo haberlo hecho.
- Aun no puedo creerlo – decía Kurt en el asiento trasero mientras pasaban por las carreteras boscosas de Lima.
- Yo todavía no creo lo que pasó en el último año. – dijo Rachel.
- No tienes porque pensar en eso. Lo que acaba de ocurrir no tiene nada que ver con Jesse. – dijo Quinn tratando de calmarla.
- ¿Cómo estas tan segura Quinn? – dijo Kurt – no cualquier persona sabe lo que estaba escrito en aquellos expedientes.
- ¿Creen que haya sido Sue? – dijo Rachel. – ella escucho todo.
- No tendría por qué. Es una policía.
- ¿Qué hay de Finn? – pregunto Kurt.
- No lo veo como algo que Finn haría – respondió Rachel.
- Bueno yo no veía a Finn matando a alguien pero aun así. Le disparo a David – respondió Kurt.
- Todo esto es tan confuso. Siento como si alguien estuviera jugando con nuestra cabeza. – dijo Quinn
Las curvas cerradas comenzaban a acercarse, mientras los letreros de límites de velocidad se hacían cada vez más visibles.
- Deberíamos ir a visitar a Finn uno de estos días. Tal vez hizo esto por algo – decía Kurt.
- No lo sé, siento que esto es algo distinto.
- Yo también - dijo Quinn.
Las llantas parecían ir cada vez más rápido. Y el camino se hacía obscuro a medida en que los arboles comenzaban a robar un poco de luz con su altura.
- Deberías bajar la velocidad Quinn – dijo Kurt desde el asiento trasero. – las curvas tienen que pasarse lento.
Quinn comenzó a mover la palanca sin que le respondiera. Parecía que el acelerador había cobrado vida.
- Es en serio Quinn baja la velocidad – decía Rachel.
- No puedo – dijo Quinn algo alterada – no puedo parar.
Los chicos tragaron saliva mientras se sentaban rectos detrás de Quinn.
- ¿De qué hablas? – grito Kurt.
- No sé qué le pasa al auto. Parece que no tiene frenos. – decía Quinn angustiada.
- ¿Qué? ¡Estaba bien hace una hora! – gritaba Rachel al ver como el auto se aceleraba.
- ¡Haz algo! – grito Kurt al ver una curva cerrada frente a ellos.
- ¡No puedo parar! – grito Quinn
El auto comenzó a caer cuesta abajo al estrellarse con un muro de contención al lado de la carretera. El estruendo del choque se escucho en todo el lugar. Miles de cristales comenzaron a volar por los aires mientras se fragmentaban en pequeñas partes.
Quienes iban dentro del auto solo pudieron cerrar los ojos mientras sentían como su cuerpo se iba llenando de moretones cada vez más rápido. Por fortuna un árbol firme detuvo la caída. Simplemente quedaron varados al lado de un voladero. Impidiendo una caída que hubiese sido letal.
Rachel fue la primera en abrir los ojos. Al reaccionar pudo ver a Quinn al lado de ella con cristales en el brazo y la cara metida en la bolsa de aire. Giro lentamente el cuello y pudo ver que Kurt aun estaba consciente. La miraba asustado. Fue entonces cuando Rachel noto la pequeña hoja de papel incrustada en los limpiaparabrisas.
"Esta es por Jesse. Comienza el juego". Tenía escrito aquel papel arrugado.
Rachel suspiro. Mientras sentía como sus heridas se hacían cada vez más penetrantes.
"Se rumora que… esto es solo el inicio"
ESPERO LES HAYA GUSTADO. NO OLVIDEN COMENTAR ;).
Sé que es muy pronto para la nueva temporada pero yo soy una chica de palabra y como Cami comentó, entonces me veo obligada a poner ya el primer capítulo de la segunda temporada. Espero que les guste y gracias Cami, lo sé es algo confuso xd. Beso.
Entonces, aquí empieza de nuevo la historia...el tormento de la pobre Rachel.
RUMOR HAS IT
CAPITULO 1 (Temporada 2)
SE QUE ESTAS AHÍ
La vida diaria para algunas personas comienza cuando el sol se oculta.
El ruido, la música, el desenfreno y muchas cosas más que deberían hacerse de día, comienzan a cobrar día de noche para aquellos enemigos de la luz del sol.
En un bar cerca de las afueras de Salt Lake City, la fiesta comenzaba a tomar color. Era una gran noche de karaoke en el lugar y las personas llegaban a montones conforme el reloj avanzaba.
Era común en estos lugares ver a un grupo de amigas disfrutando de la música y los efectos relajantes del alcohol. Bailaban sobre las mesas, cantaban las canciones aunque no supieran si quiera un fragmento de la letra e incluso tomaban a los hombres del lugar como sus presas.
Cuando en realidad hay ocasiones en que esta dinámica, es totalmente lo contrario.
- En verdad necesitaba esto. No sé cómo no vinimos antes. – dijo una chica sentada en una de las mesas de aquel bar con su grupo de amigas.
- Nosotras intentamos traerte – dijo una de sus amigas – pero estas tú la que nunca quería salir de su habitación.
- Ha sido un largo año ¿Saben? No pensé que podría rehacer me vida – respondió la chica.
- Bueno dejemos los recuerdos para una noche en que estemos viendo películas viejas en la habitación de la facultad – dijo otra tomando su vaso de whisky en la mano. - ¡Ahora hay que celebrar!
Las otras chicas tomaron sus vasos y bebieron de golpe todo lo que tenían.
- Entonces ¿Quién se sube primero a cantar? – pregunto una de las chicas en la mesa.
No habían terminado de decidir quién será la elegida cuando el mesero se acerco con vaso de licor en la mano. Se paro frente a la mesa de las chicas y lo dejo con cuidado frente a una de ellas. Las chicas se miraron desconcertadas las unas a las otras y después dirigieron sus ojos hacia el mesero.
- No ordenamos nada mas, debes estar equivocado – dijo la chica que había recibido el trago.
- Esto es de aquel chico que está sentado en la mesa frente a la barra – dijo el mesero señalando a aquel hombre.
Después de hacer eso el mesero se dio la vuelta y camino hacia otra mesa. Mientras tanto las chicas estaban riendo sonrojadas mientras miraban en señal de burla a la chica con el trago en la mano.
- ¿Creen que deba ir? – dijo ella mirando a aquel chico, el cual estaba de espaldas ante la barra.
- Bueno, te invito un trago, al menos deberías decir gracias. – dijo su amiga.
- Y ya sabes como decimos gracias por aquí – dijo otra riendo.
- Ok - respondió la chica tomando todo el licor que tenia aquel trago que le habían invitado. – voy a decir "gracias"
Sus amigas rieron al verla avanzar hacia aquel chico. La química en el lugar comenzaba a hacerse presente.
Fue entonces cuando aquella chica se detuvo a mitad del camino. Comenzó a ver todo en el lugar de una manera extraña. Sus pies de pronto no quisieron dar más pasos, y por más que luchara no podía dirigirse a ningún lugar. De pronto un dolor estomacal la ataco, seguido por una gran jaqueca.
Sus tobillos comenzaron a hacerse débiles, y de pronto el peso de su cuerpo no pudo sostenerse más.
Aquella chica cayó al piso mientras una serie de convulsiones la atacaban.
Fue entonces cuando sus amigas la miraron con terror y corrieron hacia ella. Una de las chicas grito al ver como su amiga comenzaba a sangrar por la boca mientras sus ojos se comenzaban a perder.
La música se detuvo en aquel momento haciendo que todas las personas hicieran un círculo alrededor de aquella chica.
Uno de los meseros se acerco a ella al ver que sus ojos se habían cerrado por completo. Toco su cuello con gentileza para revisar su pulso. Alzo la mirada, y trago saliva.
- Esta muerta – dijo el chico temblando.
Las amigas de aquella chica comenzaron a llorar fuertemente, mientras aquel hombre al otro lado del bar, quien había invitado el trago a la chica muerta en el piso, salía del lugar sin que nadie lo notara…
Rachel abrió los ojos al escuchar la alarma de su despertador sobre su mesa de noche. Estruendosa, dicha alarma avisaba que las clases se habían reanudado, y era hora de pasar los últimos meses en Mckinley antes de ir a la universidad.
Se puso de pie rápidamente y comenzó a avanzar hacia su baño. La casa parecía estar muy callada. Más callada de lo habitual.
Paso de largo por la habitación de sus padres al ver la puerta abierta y la cama vacía. Ella pensó que tal vez estarían ahora en la cocina, así que siguió su camino hasta el baño.
Abrió la puerta con lentitud mientras se dirigía hacia el lavabo. Se miro en el espejo unos segundos y tomo aire. De pronto una mirada se calvo en su espalda como si alguien estuviera detrás de ella. Dio la vuelta y al no ver a nadie saco del estante con el espejo una pasta de dientes junto con su cepillo dental. Tomo otra bocanada de aire al escuchar algo caer detrás de ella.
- Tranquilízate – se dijo ella misma.
Tomo más aire y cerro la gaveta con el espejo.
Fue entonces cuando detrás de ella una figura apareció. En el reflejo Jesse estaba detrás de ella mirándola fijamente. Tomo con sus manos la boca de Rachel y ella pudo sentir como luchaba contra su fuerza por librarse. Nadie podía escuchar sus gritos, los cuales cada vez se hacían más débiles.
En ese instante volvió a saltar de su cama. La alarma había sonado. Ahora era verdad.
Se sentó al pie de su cama y comenzó a tratar de tranquilizar su respiración. Su corazón se había vuelto loco y casi lo sentía salir de su pecho. Una vez más las pesadillas la habían agitado.
Y con este sueño macabro, comenzaba para Rachel la última etapa de su vida en Ohio.
Fue a lavarse los dientes, esta vez con la seguridad de estar despierta. Camino hacia la cocina cuando ya estaba lista para irse y se alivio al ver a sus padres desayunando frente a la televisión.
Rachel se detuvo al ver imágenes desagradables frente a ella. Al parecer las noticias matutinas estaban reportando un homicidio. Y las imágenes que aparecían eran muy graficas.
"Una estudiante fue asesinada hace unas horas aquí en la tranquila ciudad de Salt Lake City, este hecho a consternado a muchos habitantes del lugar, pues al parecer el asesino aun esta andando por las calles y se piensa que podría tener nexos con otros homicidios en el país, al parecer su modus operandi radica en los bares de las ciudades concurridas, siendo las jóvenes universitarias sus víctimas elegidas"
- Ok tienes prohibido ir a algún club en lo que resta del semestre – dijo el padre de Rachel mirándola fijamente.
- No me quedan ganas de salir de todas maneras – respondió ella tomando un vaso de jugo de naranja.
Al ver como la policía comenzaba a aparecer en la televisión, mostrando las escenas de aquel asesinato, Rachel no pudo evitar recordar los meses pasados, y ver de nuevo en el rostro de aquella chica a Jesse. Quien en las mismas circunstancias, había "sido asesinado" ahora se sabía que podría estar con vida. Lo cual hacia que Rachel perdiera la razón cada día más rápido.
Salió de su casa en dirección hacia la cochera cuando vio en su reloj que se le había hecho tarde. Miro el espacio que ocupaba su auto vacio y después se detuvo confundida. Sus padres reían detrás de ella mientras esperaban a que dijeran algo.
- Ok ¿Dónde está mi auto? – pregunto ella.
Sus padres soltaron una carcajada mientras Rachel se confundía más.
- Bien cierra los ojos – dijo uno de sus padres tapándole la vista con ambas manos.
- ¿Qué está pasando? – pregunto Rachel riendo.
- Ya puedes mirar.
Cuando Rachel abrió los ojos su cara de transformo por completo. Una camioneta VMW estaba frente a sus ojos con un gran moño de color rojo.
- Oh por Dios – dijo ella prácticamente saltando de alegría.
- Sabemos que este fue un año difícil para ti, y queríamos compensarlo con un bonito presente. Además el auto que tenias no era digno de una chica universitaria. – dijo su padre.
- Gracias – le respondió ella abalanzándose hacia los dos para abrazarlos.
- Ahora ve y presúmela a todos – le dijo su padre entregándole las llaves con un pequeño llavero en forma de estrella. – se te hace tarde.
Rachel rió de nuevo y después soltó un grito de alegría cual niña pequeña con su primera bicicleta. Se dirigió hacia la escuela olvidado por completo las malas cosas que habían traído esa mañana. Era ahora el turno de la alegría.
Se dice que la vida es como una montaña rusa, a veces arriba, a veces abajo. Personas como Santana López lo sabían muy bien. Mas ahora que su vida había dado una vuelta brutal en los últimos meses. Trato de arreglarse para seguir intentando ser de las chicas más bellas del colegio. Se recogió el cabello con una diadema, se puso maquillaje costoso en el rostro, y saco de su closet uno de sus conjuntos más caros. Pero sabía que debajo de todo aquello que cubría lo superficial, se escondía una gran vergüenza, al saber que había pasado de ser la chica más popular, a ser una de las tantas chicas embarazadas en medio de la preparatoria. Y si eso no era suficiente, el padre de su hijo era ahora un convicto.
Respiro profundamente y comenzó a caminar por los pasillos del colegio hacia la cafetería, mientras el sonido de sus zapatos bajos le hacían extrañar sus tacones caros. Los cuales hacían que todos se abrieran a su paso.
Ahora sentía como el karma le jugaba una mala broma. Hace unos meses era ella la que hacía sentir miserable a Rachel cuando entraba a la cafetería. Ahora, todo el mundo la miraba a ella como un fenómeno.
Trago saliva y tomo su bandeja de comida para caminar hacia las mesas. No sabía si sentarse en alguna mesa vacía, pues sabía que si lo hacía parecería más patética ahora, pero por el contrario, si se sentaba en una mesa llena de gente, se vería aun peor que todos se pararan y se fueran, o incluso que le lanzaran comida como a Rachel.
- Te puedes sentar aquí – dijo una voz al lado de ella.
Santana giro la cabeza y pudo ver a Tina, Quinn y Kurt sentados en una mesa a su lado. No dudo por un segundo en sentarse, y comenzó a acomodarse en las sillas. Ahora, con el embarazo en su séptimo mes incluso las sillas de la escuela parecían haberse hecho más chicas.
- Gracias – dijo Santana cuando estuvo sentada – pensé que tendría que comer en el baño como Lindsay Lohan.
- Eso habría sido horrible –dijo Quinn sonriendo.
De pronto de nuevo hubo silencio en el lugar.
- No quiero hacer esto incomodo – dijo Santana.
- Creo que es un poco tarde para eso – respondió Kurt sentado frente a ella.
- Solo, quería aclarar las cosas. Creo que después de todo lo que ha pasado nos quedamos estancados. No quiero seguir así. – dijo ella tratando de sonar seria.
- Ya todo paso – respondió Quinn – lo que vivimos hace unos meses, ya quedo todo olvidado. Creo que cada uno de nosotros tuvo razones para guardar secretos, pero ahora ya no hay que preocuparse por ellos.
Santana sonrió.
- Y hablando de secretos – dijo Kurt al ver a Rachel acercarse hacia ellos.
- ¿Han hablado desde...? ya sabes, que le dijiste lo que sentías – pregunto Tina a Quinn.
- No mucho, pero ya no tenemos ningún conflicto.
Rachel se acerco hacia ellos y les sonrió.
- Puedes sentarte si quieres – dijo Kurt. – esta es oficialmente la mesa de los fenómenos de Mckinley.
Todos rieron al escucharlo.
- Deberíamos aparecer en un show de televisión ¿no creen? – dijo Rachel sentándose.
- No creo que me lleguen al precio – respondió Kurt haciendo que todos rieran nuevamente.
De nuevo el silencio cayó sobre el lugar.
- ¿Cómo estás? – dijo Kurt, esta vez seriamente.
- Confundida, feliz, aterrada – respondió Rachel haciendo una pausa entre cada palabra.
Todos en la mesa la miraron confundidos.
- Por más que lo intento, no he dejado de pensar en aquella noche. – dijo ella.
- Debes dejar de atormentarte – dijo Quinn. – lo que haya o no pasado con él, ya no es más tu asunto. Debes dejarlo ir.
- Es solo que aun hay tantas preguntas sin responder. – decía Rachel - ¿Por qué Brittany dijo que David era Jesse? Si lo estaba protegiendo ¿De qué lo protegía? ¿de quién?
- Lo único que sé es que esas preguntas no nos incumben más. Jesse se fue, y nosotros debemos de dejar de pensar en él. – dijo Kurt.
Los ojos de Rachel se llenaron de recuerdos en aquel momento. Algo en su interior. Algo dentro de ella, seguía gritando desesperadamente, "esto no se ha terminado".
- No olviden todos llevar su mejor atuendo para esta noche – dijo Santana poniéndose de pie y dejando a mitad su almuerzo escolar.
- ¿Qué hay esta noche? – pregunto Rachel algo desconcertada.
- ¿Acaso lo olvidaste? El evento de universidades es hoy, debes causar una buena impresión. – dijo Tina.
- Como cuando bañan bien a un perro para que alguien lo compre – dijo Kurt bromeando.
- Lo olvide por completo – confeso Rachel.
- Bueno, pues mejor vete preparando. Si quieres puedo acompañarte esta tarde a comprar algo de ropa – dijo Quinn algo tímida.
Todos sabían lo que había pasado con Rachel y Quinn, por eso ahora las miradas de los cuatro estaban sobre Rachel esperando para escuchar su respuesta.
- Claro – dijo Rachel asintiendo con la cabeza.
Quinn sonrió mientras todos se ponían de pie. Al parecer la paz cada vez se hacía más grande.
Santana trataba de llevar su vida lo más normal que pudiera, así que no había descuidado ni un segundo sus actividades habituales. Tenía a su cargo el club de francés de la escuela, organizaba todas las salidas oficiales que se programaban para Mckinley, e incluso seguía haciendo labores comunitarias como vivistas a hospitales con el grupo dedicado a esto en su colegio. Pretendía ser una persona normal. Lo cual se le dificultaba al cargar seis kilos más en su estomago.
La noche de la visita de universidades era una de las más importantes para los de último año. En dicho evento, como había mencionado Kurt, todos tenían que causar una excelente impresión si querían conseguir una beca en alguna de las escuelas más privilegiadas del país.
Santana había sido asignada unos meses atrás para organizar el evento, así que se la había pasado toda la noche en vela preparando cada uno de los detalles.
Solamente tenía que ir a recoger su itinerario de actividades para completar esta misión exitosamente. Fue entonces cuando algo malo paso.
Una chica a la cual nunca había visto, se acerco hacia ella con la lista de itinerarios en la mano. Sonriendo, desinhibida y con un aspecto algo mayor se paro frente a ella y sonrió hipócritamente.
- ¿Tú eres Santana López? – pregunto la chica de ojos azules como el cielo frente a ella.
- Si – respondió - ¿Quién eres tú? – pregunto después sin quitar la mirada de la lista que tenia la chica en las manos.
- Lindsay Pearce – respondió ella.
Aquella chica comenzó a mirar con atención a santana, y dándose cuenta de inmediato que estaba embarazada, su mirada comenzó a volverse cada vez más burlona.
- Creo que tienes algo que es mío – dijo Santana con voz baja.
- ¿Qué? ¿Esto? – dijo Lindsay alzando la lista en las manos. - ¿Qué nadie te dijo?
- ¿Decirme que?
- Ahora yo soy la encargada del evento. Estamos muy agradecidos por el avance que demostraste pero, bueno debes entender, no se vería nada bien que quien recibiera a los encargados de las universidades fuera una chica en… tu estado. Así que pensaron que yo era la indicada. De igual manera nos serán de ayuda un par de manos más cerca de la mesa de comida. Adiós.
Después de decir eso Lindsay avanzo triunfal hacia la salida. Mientras Santana se quedaba muda con una caja de folletos en las manos. La tiro dejándola en el pasillo mientras caminaba lo más rápido que pudiera hacia el baño.
Se miro en el espejo, recordó las palabras que Lindsay había dicho, y fue entonces cuando comprendió que nunca en su vida la habían humillado de esa manera. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. Abrió la llave de agua y comenzó a quitarse el rímel corrido de la cara.
¿Qué te paso Santana? Se preguntaba mientras no reconocía más su reflejo en el espejo. ¿Cuándo se hizo tu vida tan miserable?
En ese momento, cuando tuvo ganas de tirarse en el piso y llorar hasta que no tuviera más lagrimas en el cuerpo. Su mano toco accidentalmente su estomago. Sintió un pequeño golpe dentro de ella y pudo tocarlo con la mano firme sobre su vientre.
Supo entonces, que aunque todos se comenzaran a alejar de ella y su vida se hiciera cada vez más difícil. Había una personita que la amaba como nadie, y nunca la dejaría sola. Sonrió, y pudo comprender, que aunque no fuera la misma. Esto podría ser algo bueno.
Kurt estaba sentado sobre el escritorio del consultorio de Blaine. Tenía puesto el atuendo que usaría esa noche en el evento de Universidades y miraba ansioso la puerta. Quería sorprender a su ahora novio.
Blaine abrió la puerta gentilmente y sonrió al ver a Kurt mirándolo con atención. Avanzo hacia él y lo tomo de la cintura.
- Quería saber su opinión sobre mi atuendo doctor Anderson – dijo Kurt sonriendo a Blaine.
- No soy un asesor de modas – respondió él – pero tengo que decirle que se ve usted perfecto.
Después de decir eso Blaine comenzó a besar a Kurt. Sus manos recorrían su cara dulcemente mientras sus ojos se cerraban poco a poco.
Desde que se conocieron Blaine había tendió algunos sentimientos por Kurt, pero después de escuchar su historia con Jesse, supo que no estaba listo para comenzar una relación en esos momentos, así que lo mejor que podía hacer, era ayudarlo como paciente y tratar de hacerlo superar sus temores.
Kurt lo tomaba gentilmente de los hombros mientras sus labios seguían tocándose. Él tampoco pensó nunca poder superar a Jesse, pero ahora Blaine hacia que ni si quiera pasara por su mente aquel chico de California.
En ese momento un chico abrió la puerta haciendo que la pareja se separara rápidamente.
Aquel joven con cabello rizado y rubio se sonrojo un poco y agacho la cabeza al darse cuenta que estaba interrumpiendo algo. Blaine también se ruborizo un poco mientras Kurt miraba en otra dirección.
- Tiene a tres pacientes esperando doctor – dijo el chico entrecerrando lentamente la puerta.
- Iré en un momento Jeremyha. – respondió Blaine.
Cuando el chico cerró la puerta Blaine y Kurt soltaron una pequeña carcajada.
- Te veo en la noche ¿sí? Mucha suerte con las universidades. Seguro lograras sorprender a Yale.
- Eso es espero – respondió Kurt – por cierto ¿Quién es él?
- Es mi nuevo asistente – respondió Blaine – lo contrataron hace unas semanas.
- Parece algo, extraño – dijo Kurt.
Blaine sonrió.
- Anda ve y alístate. Llevare la cena yo – dijo Blaine abriendo la puerta para que Kurt saliera.
Se dieron un beso más. Y después Kurt camino hacia la puerta. Mientras por unos segundos, sintió la mirada clavada de Jeremyha en su espalda.
Quinn y Rachel habían estado toda la tarde de compras. Los atuendos eran difíciles de escoger, pero ahora que tenían algo que decía serio y sexy al mismo tiempo, se dirigían a recoger algunas cosas de la casa de Rachel, para después ir hacia el evento.
No habían salido juntas desde que los sentimientos de Quinn se habían revelado, y ahora para ambas era bueno poder sentir que eran amigas otra vez.
Se estacionaron afuera de la casa de Rachel mientras veían como un camión de mudanzas les cerraba el paso.
Las chicas sabían que el reloj no las esperaría, así que tenían que llegar al instituto lo más antes posible. Quinn comenzó a tocar el clac son lo más fuerte que pudo, mientras los hombres que bajaban muebles delante de ella solamente la ignoraban.
- Esto es increíble – dijo Rachel disgustada.
- Quien sea que sea tu nuevo vecino, recuerda no llevarle nunca una tarta – respondió Quinn sarcásticamente bajando del auto.
Camino hasta la puerta de la casa frente a la de Rachel mientras su amiga le seguía el paso.
Quinn se detuvo en el pórtico sin entrar a la casa, aunque la puerta estaba abierta. Miro dentro de la estancia y pudo ver a un chico rubio frente a ella.
Rachel lo miro con atención. Tenía un aspecto familiar. Incluso su estilo de ropa parecía conocido.
Él chico rubio y con labios grandes salió a hablar con las chicas teniendo las manos metidas en su chaqueta. Las miro cabizbajo y se paro en frente de ellas.
- ¿Puedo ayudarlas en algo? – pregunto el chico sonriendo.
- Si en realidad puedes. Necesitamos lograr que mi auto – dijo Quinn señalando al automóvil detrás de aquel gran camión – cruce la calle. Y ya que hay un camión de mudanzas frente a él, no puedo hacerlo. ¿Podrías solo por unos minutos hacerlo a un lado?
- No creo que sea posible, la mudanza esta a la mitad. Pero si esperan solo unos veinte minutos el camión se ira, y no volverá a molestarlas. – respondió él.
- No tenemos veinte minutos – dijo Rachel algo irritada
- ¿Quince? – pregunto él.
- Escucha – dijo Quinn – tenemos mucha prisa ¿sí? ¿Lo vas a quitar o quieres que le pase encima mi auto a tu césped?
- No creo que eso sea bueno para el jardín – dijo burlándose aquel chico.
Quinn se dio la media vuelta y comenzó a caminar hacia su auto. Rachel seguía mirando a aquel chico tratando de recordar en donde lo había visto.
- ¿Y ella será mi nueva vecina? No creo que deba esperar una tarta de su parte.
- De hecho soy yo – dijo Rachel. – ella solo me trajo.
- Ah, me alegra escuchar eso. Sam Evans – dijo él chico estrechando la mano.
- Rachel Berry – dijo ella - ¿Nos conocíamos antes?
- No lo creo, soy nuevo en la ciudad.
- Ya veo.
Cuando Rachel estuvo a punto de irse el clac son de Quinn comenzó a sonar como loco de nuevo. Rachel se dio la vuelta y camino hacia su amiga.
Ambas acordaron rodear la cuadra para salir del lugar. Debido al temperamento que Sam había tomado.
Todos los alumnos de último año estaban ahora en el patio trasero del instituto Mckinley platicando cada uno con alguno de los cientos de decanos que estaban en dicho evento. Todo el mundo trataba de causar una buena impresión para aquella persona enviada de su universidad deseada. Grandes nombres como Harvard y Yale estaban escritos en los gafetes de algunos de los presentes. Solo pocos lograrían entrar a las más prestigiosas universidades. Por esto esta pelea era a muerte.
Santana y Tina iban directo sobre alguna de las universidades cercanas a Lima, pues debido a las situaciones que pasaban en estos momentos no era conveniente para ninguna irse lejos. Kurt tenía a Yale en la mira, pero sabía que para lograr entrar debía tener una casi impecable calificación, lo cual se dificultaría si su enfermedad se acrecentaba con el transcurso de los días.
Rachel y Quinn llegaron unos minutos tarde al evento. Lo cual no es de ninguna buena impresión. Por suerte solo pocos de los presentes notaron esto, y mientras los chicos mostraban su mejor sonrisa, los profesores se encargaban de cuidar los alrededores en caso de algún problema. Pues incluso para los docentes, este evento era de suma importancia.
- Buenas noches a todos los presentes – dijo una tenue voz en el micrófono. Era Lindsay la nueva jefa de actividades escolares, quien había desterrado a Santana, cosa que nunca se pensó posible. – espero que todos estén teniendo una muy buena velada. Quiero agradecer a las autoridades de la institución por dejarnos organizar este evento, el cual no tiene otro objetivo más que el de logar impulsar a nuestros compañeros para así poder tener un mejor futuro con valores y principios.
Santana y sus amigos simplemente escuchaban con atención lo que la chica decía.
- Pensé que tú darías ese discurso – dijo Quinn a Santana.
- Cambiaron los planes – respondió ella con la cabeza abajo.
Rachel la tomo del hombro mientras escuchaba lo que Lindsay seguía diciendo.
Fue entonces cuando en el altoparlante la voz del director se escucho interrumpiendo el discurso de la chica en el estrado.
Al parecer Santana López, Quinn Fabray, Kurt Hummel y Rachel Berry tenían que presentarse de inmediato en su oficina.
Los chicos avanzaron rápidamente hacia el lugar indicado con la mirada de todos los invitados sobre ellos. Esto no podía ser una buena señal, y en una noche como esta, cualquier error podría ser irreversible.
Al entrar vieron a varios de los profesores con sus cuatro expedientes en la mano. Se pusieron de pie frente a ellos y comenzaron a mirarlos confundidos.
- ¿Qué querían decirnos? – pregunto Kurt.
- Antes que nada quiero que sepan que estoy muy decepcionado de ustedes. Después de todo lo que pasaron el año pasado lo más razonable es que su actitud mejorara un cien por ciento para así compensar todo lo que ocurrió. Y ahora me encuentro con esto. – dijo el director mostrando los cuatro expedientes.
- ¿De qué está hablando? – pregunto Rachel.
- Cuando les entregamos sus expedientes fue para que los ordenaran y pudieran agregar algunas observaciones. No para que jugaran con ellos cual niños en preescolar. ¿Creen que esto es algo gracioso? La universidad es algo serio jóvenes ¡no se debe jugar así!
- ¿Podría explicarse mejor? ¡No entiendo nada de lo que está diciendo! – dijo Santana.
- Usted explíqueme a mi – dijo el director lanzando los expedientes a la mesa frente a los chicos.
Cada uno tomo su expediente correspondiente y lo abrieron para saber de que hablaba el director. En unos minutos sus ojos se abrieron a causa de la impresión y un extraño escalofrió entro en su cuerpo.
Las hojas principales de los cuatro expedientes estaban totalmente rayadas con un plumón rojo y letras grandes que arruinaban los documentos oficiales en los folders.
"Enfermo Mental" decía el expediente de Kurt. "Lesbiana Desdichada" estaba escrito en el de Quinn. "Zorra" tenia escrito el de Santana. Mientras el de Rachel decía "Perra Mentirosa"
Los cuatro chicos se miraron unos a otros con la boca sin poder decir alguna palabra.
- ¿Y bien? ¿Les parece esto gracioso? – pregunto el director mientras los chicos se seguían mirando mutuamente.
El presentimiento que Rachel tenía incrustado en el pecho era cierto. Esto solo era un nuevo comienzo.
Después de unas horas de discusión los chicos fueron obligados a irse de la escuela. Al parecer el director seguía tomando lo sucedido como una mala broma. Los chicos no tuvieron otra opción más que la de resignarse. Ahora será dos veces más difícil entrar a una buena universidad.
La madre de Santana paso a recogerla mientras los otros tres iban hacia el centro en el auto de Quinn. Lo mejor para ellos ahora era un café caliente. Lo que había pasado no había sido nada agradable. Pero pensando con detenimiento. Cualquiera pudo haberlo hecho.
- Aun no puedo creerlo – decía Kurt en el asiento trasero mientras pasaban por las carreteras boscosas de Lima.
- Yo todavía no creo lo que pasó en el último año. – dijo Rachel.
- No tienes porque pensar en eso. Lo que acaba de ocurrir no tiene nada que ver con Jesse. – dijo Quinn tratando de calmarla.
- ¿Cómo estas tan segura Quinn? – dijo Kurt – no cualquier persona sabe lo que estaba escrito en aquellos expedientes.
- ¿Creen que haya sido Sue? – dijo Rachel. – ella escucho todo.
- No tendría por qué. Es una policía.
- ¿Qué hay de Finn? – pregunto Kurt.
- No lo veo como algo que Finn haría – respondió Rachel.
- Bueno yo no veía a Finn matando a alguien pero aun así. Le disparo a David – respondió Kurt.
- Todo esto es tan confuso. Siento como si alguien estuviera jugando con nuestra cabeza. – dijo Quinn
Las curvas cerradas comenzaban a acercarse, mientras los letreros de límites de velocidad se hacían cada vez más visibles.
- Deberíamos ir a visitar a Finn uno de estos días. Tal vez hizo esto por algo – decía Kurt.
- No lo sé, siento que esto es algo distinto.
- Yo también - dijo Quinn.
Las llantas parecían ir cada vez más rápido. Y el camino se hacía obscuro a medida en que los arboles comenzaban a robar un poco de luz con su altura.
- Deberías bajar la velocidad Quinn – dijo Kurt desde el asiento trasero. – las curvas tienen que pasarse lento.
Quinn comenzó a mover la palanca sin que le respondiera. Parecía que el acelerador había cobrado vida.
- Es en serio Quinn baja la velocidad – decía Rachel.
- No puedo – dijo Quinn algo alterada – no puedo parar.
Los chicos tragaron saliva mientras se sentaban rectos detrás de Quinn.
- ¿De qué hablas? – grito Kurt.
- No sé qué le pasa al auto. Parece que no tiene frenos. – decía Quinn angustiada.
- ¿Qué? ¡Estaba bien hace una hora! – gritaba Rachel al ver como el auto se aceleraba.
- ¡Haz algo! – grito Kurt al ver una curva cerrada frente a ellos.
- ¡No puedo parar! – grito Quinn
El auto comenzó a caer cuesta abajo al estrellarse con un muro de contención al lado de la carretera. El estruendo del choque se escucho en todo el lugar. Miles de cristales comenzaron a volar por los aires mientras se fragmentaban en pequeñas partes.
Quienes iban dentro del auto solo pudieron cerrar los ojos mientras sentían como su cuerpo se iba llenando de moretones cada vez más rápido. Por fortuna un árbol firme detuvo la caída. Simplemente quedaron varados al lado de un voladero. Impidiendo una caída que hubiese sido letal.
Rachel fue la primera en abrir los ojos. Al reaccionar pudo ver a Quinn al lado de ella con cristales en el brazo y la cara metida en la bolsa de aire. Giro lentamente el cuello y pudo ver que Kurt aun estaba consciente. La miraba asustado. Fue entonces cuando Rachel noto la pequeña hoja de papel incrustada en los limpiaparabrisas.
"Esta es por Jesse. Comienza el juego". Tenía escrito aquel papel arrugado.
Rachel suspiro. Mientras sentía como sus heridas se hacían cada vez más penetrantes.
"Se rumora que… esto es solo el inicio"
ESPERO LES HAYA GUSTADO. NO OLVIDEN COMENTAR ;).
Nina Rathbone* - Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 05/09/2012
Edad : 28
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
Capitulo dedicado a mi *-* eso fue super tierno y ademas fue un gran capitulo, tuvo demasiado suspenso >.< Que bueno que Quinn y Rachel volvieron a ser amigas y que Kurt tiene un novio en quien apoyarse. Odie la actitud que tuvo Lindsay con Santana u.u ya me cayo mal y Jeremiah me parecio sospechoso al igual que Sam. Bueno ya veremos como se desarrolla la historia en los siguientes capitulos. Gracia por dedicarme el capitulo :D Salu2
camidejuaco******* - Mensajes : 498
Fecha de inscripción : 18/04/2012
Edad : 31
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
Wuuuaaaaoooo....!!!!! que bueno que regresaste extrañaba mucho tu FanFic.... me encanta la hitoria... y nos dejaste dos capitulos :D... me encanto el final de la primera temporada... y el inicio... estuvo lleno de mucho suspenso... tengo mis sospechas de quien mato a la chica... pero voy a dejar que me sigas sorprendiendo... espero que halla Samchel...!!! me gusta mucho esa pareja.... y que bueno que Faberry hallan vuelto a ser amigas...!!! pobre de Santana :( me encanta tu FanFic y porfa no nos vuelvas a abandonar tanto tiempo :/ actualiza pronto :DD
Kenia_Michele***** - Mensajes : 266
Fecha de inscripción : 10/09/2012
Edad : 29
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
Esta muy bueno, por favor actualiza, tienes una muy buena idea para esto. Actualiza! Tal vez lo hagas, eso espero :3
Camiii :3* - Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 27/10/2012
Edad : 28
Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
ESTE CAPÍTULO ESTÁ DEDICADO A MI ADE.
HOLA! AQUÍ LES TRAIGO UN NUEVO CAPÍTULO, Y ME HE DADO CUENTA DE QUE HACE MUCHO QUE NO PUBLICO ES POR ESO QUE PUBLIQUÉ DOS CAPÍTULOS Y PROMETO QUE SI LES GUSTAN ESTOS DOS LA PRÓXIMA TAMBIÉN SERÁ DOBLE! SÓLO PORQUE SE ACERCA EL CONCIERTO DE MI AMADA GAGA Y ME SIENTO MUY FELIZ DE IR. ASÍ QUE HASAT EL 6 DE NOVIEMBRE TODA PUBLICACIÓN SERÁ DOBLE! NO LES QUITO MÁS TIEMPO Y AQUÍ ESTÁN EL SEGUNDO Y TERCERO DE ESTA TEMPORADA.
POR CIERTO, LES DEDICO ESTOS CAPÍTULOS A MIS HERMOSAS NIÑAS. A ADE POR GANAR Y A NALLE POR INTENTARLO! UN BESO GIGANTE.
RUMOR HAS IT
CAPITULO 2 (Temporada 2)
LOS ESTRAGOS
Lo juegos infantiles habían quedado atrás. Pero las memorias sobre aquellos días aun seguían presentes en ellos.
Tres niños habían jurado ser los mejores amigos siempre. Y conforme el tiempo había ido pasando, aquella fiel promesa se olvido junto con los juegos.
Era en estos tiempos, cuando aquellas viejas promesas entre amigos. Eran las más importantes.
Quinn, Rachel y Kurt acostumbraban a jugar en el parque de la ciudad cuando ya había cerrado al público. El padre de Rachel era muy amigo del encargado del lugar, así que dejaba que los tres pasaran el tiempo ahí antes de la cena. La vida es muy diferente cuando tienes siete años, todo parece ser inofensivo.
Se había hecho ya de noche, y los niños aun estaban cerca del patio de juegos principal. Rachel tenía una pequeña caja de madera en las manos y cada uno llevaba una hoja de papel en la mano.
- ¡Apresúrate Kurt! – decía Rachel cuidando que nadie viniera.
- Nadie debe vernos hacer esto – dijo Quinn apoyando el argumento de Rachel.
- Lo hago lo más rápido que puedo – respondió Kurt. - ¿Creen que esto sea suficiente?
Las niñas se acercaron hasta el agujero que Kurt había cavado con una pequeña pala de jardín que había tomado del garaje de su padre. Sonrieron juntas y asintieron con la cabeza.
- Bien, ahora tenemos todos que prometer que nadie va a decir nada sobre este pacto. – dijo Quinn tomando la caja de madera que Rachel tenia.
- Nunca – prometió Kurt.
- Lo prometo – dijo Rachel.
Quinn tomo la caja y la metió al fondo del agujero.
- ¿Todos escribieron su promesa? – pregunto Quinn.
Kurt y Rachel asintieron y después lanzaron las tres hojas de papel que tenían en las manos junto con la caja.
Fue entonces cuando comenzaron a enterrar aquellos objetos de nuevo en aquel lugar.
- Amigos por siempre – dijo Kurt haciendo que sus amigas sonrieran.
- Por siempre – recalco Rachel.
Recuerdos como estos. Las promesas que te haces de niño. Son el tipo de cosas que ves pasar frente a tus ojos cuando la muerte ronda cerca de ti.
Y ahora, mientras estos tres amigos estaban en la sala de emergencias con sangre en todas partes. Esta promesa se había hecho más viva que nunca.
Una nueva noticia se había propagado por el pueblo en las últimas horas. Tres de los involucrados en el caso de Jesse St James hace unos meses, estaban de nuevo en el ojo del huracán. Pero ahora eran ellos quienes tenían el papel de victimas.
Su auto había sido encontrado hecho pedazos al lado de una de las curvas más peligrosas de Lima. Y ahora los tres estaban siendo ingresados a terapia intensiva en el hospital de la ciudad.
Los reporteros habían llenado por completo el estacionamiento del hospital, esperando que las familias de los afectados aparecieran. Todo el lugar se había convertido en un centro de convenciones para cualquier televisora local.
La ambulancia de Rachel fue la ultima en llegar, y entre empujones y varios flashes fotográficos, los paramédicos lograron ingresarla al hospital para ser tratada. Los ojos de Rachel trataban de abrirse para lograr reconocer el lugar en donde estaba. Sentía como varios cristales se habían incrustado en su espalda y como un tubo de oxigeno le estorbaba en la boca para poder hablar.
Quiso ver la cara de sus padres en algún lugar, pues no podía identificar ninguno de los rostros que la rodeaban en aquellos momentos.
Fue en ese momento, cuando por una milésima de segundo. Solamente por un instante. Creyó reconocer a uno de los rostros en aquel lugar.
Alzo la cabeza lo más que pudo y trato de enfocar su mirada hacia aquella persona.
En un rincón del pasillo, detrás de una puerta con la luz apagada, pudo ver como alguien lo observaba. Y pensó tal vez que el golpe la estaba confundiendo. Pero estuvo casi segura aquella noche, de ver a Jesse St James al otro lado de la sala de espera.
Santana estaba sentada frente a una silla vacía siendo alumbrada solamente por tres lámparas rotas mal colgadas en el techo. Las instalaciones de la prisión de Ohio no eran las de mejor estado en el país. Su respiración trataba de ser más lenta. Pues sabía que no era bueno para el bebe comenzar a tener problemas de presión. Las manos le estaban sudando. Su cara retocada en maquillaje había desaparecido, ahora parecía más bien que alguien le había jugado una broma pintándole la cara mientras tenía los ojos cerrados.
Uno de los guardias hizo un sonido fuerte mientras empujaba con fuerza una puerta de asbesto detrás de Santana. Ella salto del susto y giro rápidamente la cabeza.
Fue entonces cuando sus lágrimas quisieron volver a salir.
No acostumbraba mucho visitar a Finn después de que revelara que él había asesinado a David Brooks casi ocho meses atrás. Pero ahora, las circunstancias la habían obligado a hacerlo.
Recordó entonces, cuando se vieron por primera vez. Cuando ella aun era la reina de belleza, la chica más popular de la escuela. La única con quien nadie se metería solo por miedo a perder la vida. Mientras él, era el alter ego perfecto para alguien como ella. Los dos eran los reyes de la escuela. Y nadie podía decir lo contrario.
Finn había entrado a ese viejo café a las afueras del pueblo. Tenia del brazo a Rachel, pero Santana sabia que una novia no impediría que llegara hasta él.
Lo vio caminar hacia una mesa al lado de la de ella y sus amigas. Tenía una chaqueta de cuero que lo hacía verse mayor. La barba ayudaba también a crear ese efecto. Aun recuerda como todas las chicas, incluso las mayores en aquel lugar. Lo miraban como si fuera un príncipe visitando a los sublevados.
Pero ahora, viéndolo arrastrando una cadena en los pies, y con ese traje naranja que nadie quisiera ponerse nunca. Herido en la cara, y sin luz alguna en sus ojos. Desconocía por completo a ese hombre.
Cuando Finn la miro no pudo evitar sentir tristeza. Sobre todo al notar que su embarazo se había hecho más obvio ahora. Se sentó frente a ella, y cabizbajo la miro.
- Te ves hermosa – dijo mirando su vientre. Sabía que para Santana era mejor saber que no se veía mal con todo ese peso encima.
- No estoy aquí para hablar sobre mí – dijo ella secamente.
- Entonces ¿A qué viniste?
- Hoy hubo un incidente en la escuela. Nuestros expedientes fueron saboteados. Y quiero saber de una vez si fuiste tú el que ideo toda esa broma.
- ¿Nuestros?
- También el de Rachel, Kurt y Quinn. ¿Fuiste tú?
Finn negó con la cabeza.
- Ni si quiera puedo llamarte para preguntarte sobre mi hijo. ¿Crees que gastaría mi tiempo en hacerlos enojar? ¿Qué ganaría con eso?
- ¡Tú dímelo a mí! – dijo Santana un poco alterada. - ¿Qué ganas con todo lo que has hecho? ¿Qué ganaste con asesinar a ese chico? ¿Qué ganabas con tratar de defender a Rachel cuando se supone que era yo a quien amabas?
- ¿En serio quieres hacer esto ahora? – dijo Finn tratando de calmarla.
- Solo dime. – dijo Santana.
- No fui yo quien hizo lo de los expedientes. Ni si quiera se dé que hablas.
- Ahora ni si quiera yo me puedo dar cuenta de cuando mientes o no.
Finn agacho la cabeza.
Santana se puso de pie señalando que su visita había terminado.
- ¿Te vas? – pregunto Finn al notarlo.
- Era lo único a lo que venía.
- Solo quiero dejar en claro. No porque haya asesinado a un chico, me convierte en el culpable de todo lo que les pase.
- Pero si te pone en el tope de la lista – respondió Santana sin siquiera mirarlo.
- Ambos sabemos quién pudo haber hecho lo que me dices. De hecho los cuatro lo saben también.
Santana supo de inmediato hacia donde iba Finn.
- ¿Por qué Jesse querría hacernos eso? – pregunto Santana.
- No lo sé. Pero tampoco sabemos muchas de las razones por las cuales Jesse hizo las cosas como las hizo.
Ella comenzó a caminar hacia la puerta.
- ¿Ya tiene nombre? – grito Finn antes de que saliera, refiriéndose al bebe.
- Eric – le respondió ella antes de salir del lugar.
Con el paso de los días la prensa se comenzó a apaciguar sobre la noticia del accidente de los chicos de Mckinley.
Mientras tanto los implicados trataban de recuperarse en una de las habitaciones del hospital. Kurt Hummel, quien iba en el asiento trasero del auto fue quien menos daños sufrió. A él lo darían de alta en un par de días, mientras sus otras dos amigas aun seguían en observación. Quinn y Rachel se encontraban en la misma habitación. Así que en cuanto Kurt pudo ponerse de pie fue hacia donde estaban ellas para poder hablar a solas.
- ¿Viste la nota? – pregunto Rachel a Kurt cuando estuvo sentado frente a ellas.
- Si – respondió él.
- ¿Qué creen que signifique? – inquirió Quinn.
- Creo que el mensaje fue muy claro. Tiene que ver con Jesse. – respondió Kurt.
- Al parecer esto no ha terminado ¿cierto? – dijo Quinn algo nostálgica.
- Algo me decía que una cosa como esta iba a pasar – decía Rachel – no podía creer que todo hubiera terminado.
- ¿Y qué vamos a hacer al respecto? – pregunto Kurt
- Si, no podemos quedarnos sentados a esperar que alguien llegue y nos haga más daño. – dijo Quinn.
- El mensaje decía que "El juego iba a comenzar". Alguien quiera jugar con nosotros. – dijo Rachel.
- Pues si así es como juega, no quiero jugar con él – replico Quinn.
- Nadie quiere hacerlo. Por eso hay que detenerlo.
- ¿Pero cómo? – pregunto Kurt.
- Sé que esto puede sonar mal. Pero tenemos que saber que paso con Jesse, creo que es la única forma de estar seguros de que nada malo nos pasara. – dijo Rachel.
- Es como buscar una aguja en un pajar – argumento Kurt – Jesse podría estar en cualquier lugar.
Rachel recordó entonces la noche en que fue internada al hospital.
- No sé si haya sido la anestesia – dijo ella – pero creo que en la noche del accidente. Lo vi aquí.
Sus dos amigos se sorprendieron.
- ¿Estás segura? – pregunto Quinn.
- Les digo que no lo sé. Estaba muy herida. Pero juraría que me estaba mirando desde lejos.
De pronto la puerta se abrió haciendo que todos saltaran y guardaran silencio.
Blaine camino dentro de la habitación siendo esto un alivio para todos. Kurt sonrió al verlo y se puso de pie de inmediato.
- Así que además de mi doctor personas eres mi guardaespaldas ahora – dijo él bromeando con Blaine.
- Solo me preocupo por ti – respondió su novio sonriendo.
Las chicas sonrieron también al contemplar tan tierna pareja.
- Solo estábamos poniéndonos de acuerdo, aun no decidimos si le damos la exclusiva a un noticiero o a una revista – dijo Kurt haciendo que los demás rieran.
- Al parecer los días de reporteros terminaron. No he visto a ninguno en días.
- Pasamos de moda rápido – dijo Quinn.
- Eso parece – dijo Blaine después – por cierto chicas, creo que las darán de alta mañana, al parecer el peligro y lo peor ya paso. Solo tienen que ser cuidadosas cuando estén en casa.
- Me alegra escucharlo – dijo Rachel.
- Hey Kurt, ¿Puedo hablar contigo afuera? – dijo Blaine.
Las chicas los miraron sintiéndose como intrusas.
- Claro – respondió Kurt siguiendo el paso de su novio. Miro a las chicas mientras recordaba lo que Rachel había dicho.
Cuando estuvieron en el pasillo Blaine cerró la puerta y se sentó en una de las sillas al lado de la habitación. Kurt hizo lo mismo y le dirigió ojos confundidos.
- ¿Qué pasa? – pregunto él aun con entusiasmo. De pronto la mirada de Blaine le quito esa alegría del cuerpo.
- No quiero alterarte. – dijo Blaine acariciando el cabello de su novio.
- Me estas asustando mas diciendo cosas como esa. ¿Es sobre mis amigas?
- No, es sobre ti.
Kurt sintió como una ola de frio lo invadió.
- Solo dime – dijo después.
- Cuando llegaste al hospital quise asegurarme de que nada te hubiera pasado. Te hizo estudios casi de todo. Radiografías, ultrasonidos. Y todo lo demás.
- Lo sé – dijo Kurt – pero ¿Qué tiene que ver eso?
- En una de las resonancias pude ver algo extraño en tu cerebro. Al parecer los medicamentos dejaron de funcionar hace un tiempo, y… tu trastorno se hizo un poco más grande.
Kurt miro el piso con ojos vacios.
- Envié a hacerte más estudios en la clínica. Me darán los resultados en estos días. Pero quiero que te prepares para escuchar esto. El trastorno que puedes tener, es algo diferente.
- ¿A qué te refieres?
- No quiero que pienses mucho en eso. Pero… podrías estar presentando la misma enfermedad que tu madre.
- ¿Esquizofrenia? – pregunto Kurt con un nudo en la garganta.
- Solo es una posibilidad. – respondió Blaine abrazándolo.
Ahora los problemas de Kurt parecían haberse, hecho más fuertes. Pues además de tener a un asesino encima de él y sus amigas. Un enemigo dentro de su cuerpo lo amenazaba más peligrosamente.
Los rumores sobre el accidente de los chicos en la escuela corrieron rápido. Y como siempre varias teorías apuntaban a Jesse como involucrado en el asunto. Tina y Santana se la pasaron días enteros tratando de evadir las preguntas incomodas que los demás formulaban. Ahora solo restaba esperar que otra cosas interesante pasara para que se desviara la atención de los chicos. Pero en un pueblo como Lima, era como esperar lluvia en una sequia.
Tina se había refugiado en la cafetería al ver a un grupo de personas acercándose hacia ella con intensión de hacer más preguntas. Tomo un vaso de café de la repisa y se sentó en la primera mesa que estuvo frente a ella.
El chico que estaba sentado en dicha mesa la miro algo confundido y después sonrió apenado.
- ¿Hola? – dijo él mirando a tina desorientado
- Hola – respondió ella al ver que el chico frente a ella era apuesto. Se sonrojo al darse cuenta que había invadido de repente su privacidad y agacho la cabeza. – lo siento pero tenía que escapar de alguien.
- No – dijo aquel chico de inmediato – no hay problema. No muchas chicas hacen esto, algo me dice que eres única.
- No creo que sea el termino que buscas – respondió ella riendo.
- Artie – dijo el estrechando su mano.
- Tina – respondió ella aun sonrojada.
- Bueno Tina, ya que te sentaste porque no me haces compañía.
Ella sabía que tenía miles de pendientes que hacer, pero por alguna razón, cuando Artie sonrió no pudo hacer más que asentir con la cabeza, como si hubiera estado bajo una especie de control mental. Algo le decía que este chico era especial… único, como el mismo había mencionado.
El día en que los tres accidentados salieron del hospital fue un momento memorable en la vida de los tres. Se sentía como si una nueva vida hubiera comenzado. Una nueva oportunidad. La única interrogante era, ¿Cuánto tiempo duraría esta oportunidad?
Rachel se lo preguntaba la mayor parte del día. Pidió a sus padres que la dejaran regresar en un taxi y no interrumpieran su trabajo en Nueva York. Después de una hora de convencimiento ellos accedieron, y Rachel termino saliendo sola del hospital.
Ella no fue a casa. Tenía algo en la cabeza que no la dejaba dormir desde que aquella nota había aparecido frente a sus ojos. Le pidió al conductor que la llevara al cementerio de la ciudad. Mientras ella observaba como el sol caía completamente por la acera de las calles de Lima en aquel hermoso día.
Bajo en la puerta del cementerio, y sin titubear camino hacia una de las lapidas de la parte este del lugar. Se quedo de pie frente a ella y después suspiro al sentir una fresca brisa pasar frente a ella.
El nombre de la lapida había cambiado. Ya no era Jesse St James lo que estaba escrito en aquel pedazo de roca. Ahora David Brooks habitaba en aquel lugar.
Se puso en cuclillas y miro fijamente la inscripción en la tumba.
Fue entonces cuando un ruido la hizo mirar bruscamente hacia atrás. Giro la cabeza y no pudo ver nada. Se puso rápidamente de pie y comenzó a girar el cuerpo hacia todos lados.
- ¿Hola? – pregunto en voz alta.
Nadie respondió.
Sus nervios comenzaron a crecer. Las manos le empezaron a temblar, mientras sentía como alguien la observaba fijamente.
- ¿Quién está ahí? – pregunto una vez más.
Comenzó a caminar hacia un par de arbustos frente a ella, pensando que alguien se escondía tras ellos. En estos momentos ella tenía muy en claro que la curiosidad podía matar al gato, o al menos mandarlo a él y a sus dos amigos más al hospital. Pero tenía que asegurarse que sus sospechas eran ciertas. Sabía que había visto a Jesse.
Una mano la toco en la espalda haciéndola saltar de nuevo.
- Tranquila soy yo – dijo una voz detrás de ella.
Rachel giro la cabeza, y al saber quién era pudo respirar tranquila.
- ¡Ryan! – dijo ella tratando de mostrar entusiasmo - ¿Qué haces aquí?
- Creo que lo mismo que tu – respondió el mirando la lapida de David. – aun no puedo creer lo que paso. Y pensé que solo viendo que la tumba había desaparecido podría aceptarlo de una vez por todas.
- Fue un shock para todos – dijo ella.
- Lo sé, y sé que en especial para ti fue algo muy difícil de digerir.
- Creo que aun no lo hago. Por eso vine.
Ryan sonrió fugazmente.
- Rachel debo preguntar – dijo él con un tono de seriedad más obvio. – yo se que tan unidos eran ambos. ¿Tienes alguna idea de donde podría estar? ¿Te dijo algo antes de que desapareciera?
- Lo siento Ryan, pero la semana en que regreso aun sigue algo borrosa para mí.
Ryan alzo la cabeza y comenzó a caminar en círculos.
- Te entiendo – dijo él – en fin, no creo estar en el pueblo mucho tiempo. Así que creo que no nos veremos en un rato.
Rachel avanzo hacia él y lo abrazo.
- Cuídate – dijo Ryan haciendo que Rachel tragara saliva.
- Tu igual – respondió ella fingiendo una sonrisa.
Otra brisa paso velozmente por aquel lugar mientras Ryan se alejaba. Y aunque Rachel sabía que había sido el tío de Jesse quien la había asustado hacia unos momentos. No podía quitarse la sensación de estar siendo observada en esos momentos.
Quinn recordó cuando estaba ya en casa que había dejado su lap top en el casillero de la escuela. Fue al instituto de inmediato y se dirigió directamente hacia su locker para buscarla.
Se llevo un gran susto cuando su combinación no lograba abrir la puerta de dicho casillero. Comenzó a golpear fuertemente la puerta hasta lograr que una chica al final del pasillo la mirara seria.
- ¡Hey! ¿Qué haces? – pregunto esta chica al ver lo que Quinn hacia.
- No abre – respondió Quinn sin poner mucha atención a esta chica.
- Lo sé, es porque es mío. – dijo ella.
- ¿Qué? – pregunto Quinn asombrada – es imposible, hasta hace una semana yo tenía este casillero.
- Si lo imagine – respondió la chica – pero ya que soy de nuevo ingreso me dieron este casillero, pasaron todas tus cosas a otro lugar, deberías preguntar en la dirección.
- Lo hare – dijo Quinn mirando a la chica con algo de desprecio.
- Eres la de los noticieros ¿no? – pregunto la otra.
Quinn giro la cabeza lentamente y asintió con la cabeza.
- Soy Lindsay – dijo la chica sonriendo.
- Quinn – se presento ella después de irse.
Lindsay la miro fijamente hasta que se perdió entre las personas. Creyó que esa no había sido una muy buena impresión.
Rachel había organizado una pijamada en su casa debido a que sus padres estaban aun en Nueva York y no quería quedarse sola. Alguien estaba tratando de dañar a sus amigos y ella, lo cual señalaba que la compañía era un aliado en las siguientes noches.
Santana y Tina estaban ya en casa de Rachel, las tres esperaban a Quinn quien traería cafés fríos para hacer más larga la noche en vela. Todas estaban en el piso mirando películas mientras los temas de conversación seguían fluyendo.
- Se veía distinto – dijo Santana al estar contándole a las chicas de su vista con Finn – no parece el mismo chico.
- Es el efecto que puede tener la prisión – dijo Tina acariciando el hombro de Santana.
- Me pregunto el nombre del bebe – dijo después.
- ¿Ya tiene un nombre? – inquirió Rachel.
- Eric – dijo Santana – lo escuche en una canción mientras iba en el auto y me enamore de ese nombre.
- Seguro que será hermoso el pequeño Eric – dijo Rachel sonriendo después.
- Hey Rachel, ¿Qué piensan hacer con respecto al asunto de Jesse? – dijo Tina dudando al hablar.
- No lo sé, y en realidad no quiero pensar más en ello. Espero que podamos saber algo de él en los próximos días. Si no, tendré que empezar a buscarlo por mi cuenta.
- ¿Y enserio quieres hacer eso? – pregunto Santana.
- Es la única forma de saber que quiere la persona que nos quito los frenos.
Las chicas se quedaron en silencio por unos momentos, hasta que un fuerte ruido se escucho en la calle de enfrente. Las tres se pusieron de pie y se pararon frente a la ventana para ver de qué se trataba.
Pudieron ver entonces como Sam, el nuevo vecino levantaba del piso varias cajas de medicamentos que se le habían caído de las manos.
- ¿Quién es él? – pregunto Santana.
- Se llama Sam, es mi nuevo vecino – respondió Rachel.
- Es sexy – dijo Tina haciendo que las demás la miraran raro.
- ¿Crees que sea doctor? – pregunto Santana de nuevo.
- No lo sé, pero si no lo es lo que hace podría ser ilegal. – respondió Rachel
- No creo que este bien que alguien tenga tantas medicinas en su casa. – inquirió Tina.
Fue entonces cuando Sam alzo la mirada y logro ver como las tres lo observaban
- ¡Rayos! – grito Rachel haciendo que todas saltaran hacia atrás.
La mirada de Sam era pesada. Y aunque estuviera a más de diez metro de ellas, todas podían sentir como las intimidaban sus ojos.
Quinn entro rápidamente a la cafetería para recoger la orden que había pedido por teléfono. Pago en la caja y camino disparada hacia la puerta.
- ¡Quinn! – grito alguien haciendo que se detuviera.
Giro la cabeza y pudo ver a Lindsay en una mesa detrás de ella.
- Hola – dijo Quinn – lo siento pero tengo prisa.
- Solo te robare unos minutos – dijo Lindsay sonriendo.
Quinn se sentó en la mesa de Lindsay dejando su orden sobre ella.
- Si que te gusta el café – dijo Lindsay bromeando.
- Son para mis amigas – respondió Quinn.
- Ya veo. Bien solo quería disculparme. No fue muy buena la forma en que nos conocimos, y creo que la conciencia me remuerde ahora.
- Todo está olvidado – dijo Quinn.
- Aun así siento que debo compensarlo
- No es necesario.
- Bueno, ya le pedí al director que te devolviera tu casillero, y además quería saber si podíamos salir en los siguientes días. Ya sabes, solo para que duerma tranquila en las noches sabiendo que todo está bien contigo.
En ese momento, y solo hasta ese momento, Quinn pudo notar lo bonitos que eran los ojos de Lindsay.
- Está bien – respondió ella.
- Ok – dijo Lindsay entusiasmada – te llamare para ponernos de acuerdo.
Quinn se puso de pie y sonriendo comenzó a escribir su número en el teléfono de Lindsay.
- Espero tu llamada – dijo después saliendo del lugar. Mientras Lindsay sonreía al verla alejarse.
Blaine llego a casa casi a las once de la noche. Abrió la puerta como de costumbre buscando rápidamente a Kurt con la mirada.
Pudo verlo entonces sentado en el sofá mirando fijamente un sobre encima de la mesa. Se acerco a él y lo abrazo tomando su mano.
- Llego hoy – dijo Kurt sin quitarle la mirada de encima a aquel sobre. – no he podido tomar valor para abrirlo. Estoy aquí desde las seis.
- ¿Son los resultados? – pregunto Blaine.
- Si – respondió Kurt mirándolo a él ahora. – tengo miedo.
- No debes porque tenerlo. Yo estaré siempre aquí para protegerte.
Kurt sonrió tomando aire.
- Anda – dijo Blaine – ábrelo. No debes de tener miedo. Aun no sabemos que pasara.
Kurt tomo el sobre y lo apretó fuerte en sus manos.
- ¿Me prometes que no te irás sin importar lo que pase? – pregunto Kurt.
- Claro, no te dejaría por nada en el mundo – respondió Blaine.
El resultado de aquellos análisis podría solo revelar dos cosas. La primera, que Kurt estaba siendo tratado correctamente y su trastorno seguía estable, pero la segunda, podría implicar que una nueva enfermedad lo estaba atacando. Y su salud mental podría no ser muy larga. Si los exámenes revelaban principios de esquizofrenia, para Kurt la vida ya no sería igual.
Tomo el sobre en sus manos y comenzó a abrirlo mientras los pies le temblaban. Desdoblo cuidadosamente la hoja en sus manos y comenzó a leer lentamente lo que decía.
En ese momento no pudo contenerse. Sus ojos se llenaron rápidamente de lágrimas y un llanto tan doloroso, que Blaine ni siquiera tuvo que preguntar por los resultados.
- Todo va a estar bien – dijo Blaine abrazando a su novio al saber que los análisis habían sido positivos.
- No quiero terminar como mamá – decía Kurt llorando.
- Todo va a estar bien – seguía repitiendo Blaine, dudando si sus palabras eran ciertas.
Aquella noche nuevos caminos se abrieron en las vidas de los chicos del caso St James. Pero como se sabe, muchas personas se esconden en la noche solamente observando a los demás, esperando el momento para atacar.
Una sombra, salida de la nada se acerco hasta la tumba de David con un martillo en la mano. La miro con enojo por unos segundos. Se quedo de pie frente a a ella un momento… y después con solo tres golpes la hizo pedazos.
"Se rumora que… alguien quiere hacerles daño, y no descansará hasta logarlo"
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CAPITULO DEDICADO A NALLE RIVERA!
RUMOR HAS IT
CAPITULO 3 (Temporada 2)
PSICOSIS
Las mentes criminales son un misterio demasiado obscuro para ser fácil de comprender. Por esta misma razón diversos escritores y guionistas toman dichas historias para crear libros o películas. Las telarañas que se enredan en estas retorcidas mentes tienden a ser atrayentes, claro, siempre y cuando no estés involucrado en una.
- ¿Una función de media noche de Psicosis? – pregunto Rachel a Kurt y Quinn quien iban a su lado. El primer periodo había terminado y ahora iban los tres hacia biología.
- No creí que esa película aun existiera. – dijo Kurt.
- No cancelan películas por ser viejas Kurt – respondió Quinn
- Pues deberían – dijo él.
- Eso no me preocupa – inquirió Rachel – lo que no puedo entender es como después de presenciar tantos asesinatos en este pueblo, aun tienen las agallas para proyectar una película sobre asesinatos como si todo esto lo estuvieran disfrutando.
- ¿Y qué te hace pensar que no lo disfrutan? – dijo Kurt – no hay nada mejor que la desgracia ajena para emocionar a alguien. Y como es de esperarse, estar en Lima ahora implica estar en una ciudad llena de misterios, y así, al sentirse en su propia película de miedo, solo esperan estar en primera fila para el siguiente evento sangriento.
Rachel hizo bola el panfleto sobre dicha función de media noche que tenía en las manos y lo lanzo a un bote de basura.
Muchas personas asistirían a este épico evento. Los cinemas de la ciudad cerrarían mañana. Después de muchos años de entretener al distrito de Lima, Ohio cambiaría de lugar mudándose ahora un poco más al centro, pero antes de olvidarse de su edificio y tirar abajo todo. Harían una despedida para todo el pueblo, y no había nada mejor que una función especial de la película más antigua que ese cine había proyectado. Psicosis, un clásico del cine de terror de la vieja escuela.
Para Rachel, no era una muy buena idea hacer esto. Pues como ella lo había dicho, lo que menos necesitaban ella y sus amigos en estos momentos eran presenciar más muertes, aunque fueran solo ficticias.
Lindsay estaba al final del pasillo mirando fijamente la puerta del salón de biología. Al ver que Quinn se acercaba, tomo una bola de papel y la lanzo hacia su cabeza.
La chica rubia, al sentir el golpe, miro en dirección a Lindsay, mientras esta la saludaba riendo. Quinn sonrió y camino hacia ella.
- ¿Y así piensas disculparte conmigo? – dijo Quinn mientras se ponía de frente a Lindsay.
- Solo quería llamar tu atención – respondió la otra.
- Entonces, ¿Ya tienes algo en mente para nuestra salida de tregua? – pregunto Quinn.
- Si, en realidad se me ocurrió algo.
Lindsay saco de su bolsa un pequeño papel doblado con un número telefónico en el borde.
Quinn lo desdoblo en sus manos y trato de fingir sorpresa mientras leía el cartel que sostenía.
- ¡"El sombrero! – dijo tratando de aparentar entusiasmo.
- No pareces muy contenta.
- No acostumbro a ir a restaurantes de comida mexicana, eso es todo.
Lindsay rió.
- Mi tío me recomendó mucho ese lugar, y en realidad solo estaremos ahí por unos momentos. No aguante las ganas de ver tu cara al ver mi pequeña broma. De hecho quería que fuéramos a ver psicosis. Ya tengo dos entradas.
- Pensé que se habían agotado – dijo Quinn al ver las entradas en las manos de Lindsay.
- Tengo mis contactos.
Quinn sonrió.
- Entonces ¿Comida mexicana y después una película clásica? – pregunto Lindsay.
En ese momento, Quinn, comenzó a recordar todas las cosas malas que le habían pasado en los últimos meses, pero fue entonces cuando algo extraño sucedió. Al ver los ojos azules de Lindsay mirándola solo a ella, todas esas cosas, no fueron tan dolorosas, como lo eran antes.
- No hay mejor combinación – dijo Quinn aceptando la invitación.
- No vemos mañana – dijo Lindsay avanzando hacia su aula. Mientras Quinn aun sentía como su estomago cosquilleaba.
Blaine estaba sentado frente a su computador con anteojos sobre la cara. Se había pasado toda la noche, mientras Kurt dormía, buscando ensayos médicos sobre la esquizofrenia. Hasta ahora nada era alentador, pues sabía que esta era una enfermedad progresiva, y aunque podía lograr alentarla con medicamentos, eventualmente, terminaría por acabar con la mente de su novio. Y ahora, mientras debía estar trabajando, seguía con su búsqueda implacable en su oficina.
Jeremyha, el nuevo asistente, entro con un vaso de café en la mano. Sonriendo como siempre, dejo el café en la mesa y se sentó frente a Blaine.
- Tienes a dos pacientes allá afuera. Sabes que deberías recibirlos pronto. – dijo el asistente.
Blaine alzo la mirada rápidamente y después devolvió sus ojos al computador.
- Solo terminare algo rápido – dijo él después.
- Te ves algo cansado – continuo Jeremyha - ¿dormiste bien?
- No mucho, me la pase buscando ensayos en internet. Necesito encontrar algo pronto.
- Pareces muy estresado – dijo Jeremyha.
- Lo estoy.
- Bueno, no sé si deba pero, me enseñaron hace un tiempo un buen masaje para quitar el estrés. Solo te tomara dos minutos – dijo el chico.
- Si, tienes razón, no sé si debas – respondió Blaine.
- Oh vamos, solo será un masaje, además tu cuerpo grita que lo necesitas.
Después de decir eso Jeremyha se puso frente a la espalda de Blaine. Comenzó a masajear suavemente sus hombros, mientras lentamente Blaine alejaba sus ojos del monitor. Comenzó a cerrarlos mientras podía experimentar una sensación de alivio. Jeremyha, aun desde atrás, seguía liberando su presión tocando su cuello con gentileza.
Varias cosas comenzaron a pasar por la cabeza de Blaine en ese momento. Pero Kurt no estaba en ninguna de ellas. Se dejo caer en la silla mientras pintaba una sonrisa en su rostro. Sabía que estos días los problemas podrían acumularse debido a la condición de su novio. Y por esa razón, quería aprovechar momentos como este.
Fue en ese momento, cuando Blaine estaba a punto de caer dormido, en el que la recepcionista entro a la oficina interrumpiendo por completo la sesión de relajación del doctor Anderson y su asistente.
Jeremyha le lanzo a la chica una mirada fulminante, mientras Blaine se ponía de pie y salía hacia el consultorio para atender a su fila de pacientes.
- Tenias que arruinarlo – dijo Jeremyha sentándose en la silla de Blaine cuando el ya se había ido.
- Tiene novio, y tú lo sabes. No deberías estar haciendo esto – dijo la chica frente a él.
- Su novio no ocupara mucho tiempo en su vida ya – dijo Jeremyha – me encargue de eso.
- ¿De qué hablas? – dijo la chica ansiosa sentada frente a el otro.
Jeremyha dudo por un momento, pero después de unos segundos sonrió y comenzó a hablar en voz baja.
- ¿Recuerdas los exámenes que Blaine nos pidió que examináramos ayer? – dijo él.
- Si, eran para su novio ¿cierto?
- Exacto – respondió Jeremyha – esa fue mi ventaja. Digamos que, altere un poco solamente los resultados.
- ¿De qué rayos hablas? – dijo la chica sorprendida.
- Pues en aquellos papeles dice que su "novio" podría ser un paciente con esquizofrenia. Pero en realidad les mentí – dijo Jeremyha soltando una carcajada – el chico está completamente sano. Solo que eso no lo sabe ninguno de los dos, y si te pones a pensar un poco, podrás ver, ¿A quién crees que prefiera Blaine? ¿A su novio quedándose "loco", o a mí, su sexy asistente? – después de decir esto soltó otra carcajada.
- En serio que estas cruzando el límite. – dijo la chica.
- Solamente quiero que el elija a la mejor persona. Y créeme, nadie lo hará tan feliz como yo. – dijo el chico sonriendo malvadamente.
Ahora podíamos ver los colores reales de Jeremyha. Quería a Blaine a toda costa. Y si Kurt se interponía en su camino para tenerlo. No dudaría ni un segundo en quitarlo del camino.
Y mientras las clases cada vez se hacían más difíciles, Rachel aun seguía creyendo que no podía cerrar el ciclo de Jesse sino hasta saber que había pasado con él.
Los lugares en los cuales podría estar tranquila se habían desaparecido en los últimos meses, y el único refugio que ahora ella tenía. Era junto a la tumba de David en el cementerio. Tenía metido en la cabeza, que tal vez algún día Jesse iría a visitar la tumba de su amigo, y cuando ese día llegara, Rachel estaría ahí para saber de él.
Mientras conducía para llegar al cementerio Rachel seguía escuchando como en la radio la policía trataba aun de encontrar al asesino de la chica asesinada en el bar de Salt Lake City hace dos semanas. Al parecer no tenían ningún rastro del atacante y hasta ahora solo podían asegurar que la chica había sido envenenada. El bar estaba ahora clausurado, mientras la familia seguía pidiendo respuestas.
Ella apago la radio, pues no quería saber más sobre asesinatos y policías. Fue entonces cuando se dio cuenta que era muy tarde para huir de estos últimos.
Había cinco patrullas de policía en la puerta del cementerio, todas con las radios encendidas y con varios oficiales a su lado.
Rachel bajo de su auto por orden de uno de estos oficiales. Se quedo parada en la reja del lugar hasta que mintiendo la dejaron entrar. Corrió rápidamente hasta la lapida de David, pues estaba segura que los policías estaban en el lugar por dicha tumba.
Se quedo petrificada al ver que la lapida había desaparecido. Alguien la había reducido a escombros y ahora la tía de David, a quien Rachel había conocido hacia unos meses, estaba tratando de negociar con la policía los gastos de restauración. Fue entonces cuando además de esa mujer Rachel pudo encontrar una cara conocida entre la multitud. La oficial Sylvester la miro fijamente avanzando hacia ella, mientras Rachel seguía observando las rocas con el nombre de David Brooks regadas por todo el piso.
- No me sorprende verla aquí – dijo Sue a Rachel.
- Lo mismo pienso. – respondió ella. - ¿Quién lo hizo?
- Se sorprendería.
Rachel le lanzo una mirada directa. Al parecer la identidad del culpable era alguien a quien ella conocía.
- Ryan, el tío del desaparecido St James – respondió Sue.
Ella miro a la oficial tragando saliva. Ryan había estado con ella unos días antes en el mismo lugar y no parecía tener intenciones de hacerle daño a aquella lapida. Ahora parecía que las personas a las que Rachel creía conocer, no siempre eran honestas con ella.
- ¿Dónde está él? – pregunto Rachel.
- El velador lo encontró aquí justo después del incidente, lo llevaron a la comisaria.
Rachel, sin dudar un segundo, corrió hacia su auto. Tenía que saber porque Ryan había actuado así. Y si tal vez el era inocente. Al estar ahí después del incidente, podría saber quien había roto la lapida, siendo esta probablemente, la misma que los había estado amenazando.
Tina por su parte había estado comprando en el centro comercial. Llevaba las manos llenas de bolsas preparándose para su primera cita en meses. Artie, el chico que había conocido en los días pasados, la había invitado a salir.
Ella no se esperaba para nada encontrar a alguien como en una película, por un mero accidente ver de cerca al posible amor de su vida. Creía que ahora podía ser feliz, y lo disfrutaría mientras durara.
- Tina – dijo alguien a sus espaldas.
Ella giro la cabeza y pudo ver quien la llamaba.
- ¡Noah! – respondió algo sorprendida.
- ¿Necesitas ayuda con esas bolsas? – pregunto él acercándose.
- Solo tengo algunas cosas en ellas. No son pesadas.
Noah se detuvo frente a ella y sonrió algo penoso.
- No te había visto en meses – dijo Tina.
- Lo sé, desde que mi familia se mudo no había podido regresar a Lima a ver cómo estaban las cosas por aquí.
- Creo que mucho ha cambiado – dijo Tina recordando lo que había pasado en los últimos meses.
- Eso veo – respondió él – ahora veo que incluso el cine está cambiando de lugar.
- Lo sé – dijo Tina riendo – incluso el cine cambio.
Los dos guardaron silencio por un minuto.
- Debería irme – dijo tina después de este silencio incomodo.
- Yo también.
Ella comenzó a caminar hacia el estacionamiento cuando de pronto Noah volvió a llamarla.
- Hey tina – dijo el - ¿te gustaría ir a la última función? – dijo después mostrando el folleto de Psicosis en la mano.
Fue entonces cuando Tina sintió una gran presión en el pecho. Había estado enamorada de Noah desde el sexto grado, pero ahora Artie había aparecido en la escena. Era una decisión complicada. Esta invitación, la del chico que tenía el folleto frente a ella, la había estado esperando muchos años. Pero se sorprendió al notar, que ahora que había llegado, no tenía tanta importancia para ella.
- Ya quede de ir con alguien – respondió ella – lo siento.
Noah agacho la mirada.
- Será en otra ocasión – dijo ella - ¿Te quedaras mucho tiempo?
- Yo te aviso – respondió él.
Ahora Noah sabía que era cierto lo que decían, nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Muchas cosas habían cambiado desde que se había ido, incluyendo la chica que siempre estuvo enamorada de él, y ahora parecía haberlo superado.
Mientras Tina caminaba al estacionamiento pudo ver como el nuevo vecino de Rachel discutía con otro hombre cerca de la salida principal del centro comercial. Comenzó a guardar sus bolsas en la cajuela mientras trataba de escuchar porque discutían. Al parecer había un malentendido en precios, y habían cobrado más de lo necesario al chico rubio.
Sam, como le había dicho Rachel que se llamaba aquel chico, noto que Tina lo observaba fijamente. Ella giro rápidamente la cabeza y subió a su auto lo más rápido que pudo. Había algo en los ojos de ese chico, que lo hacían ver amenazante.
Rachel había llegado a la comisaria lo más rápido que su auto le permitió. Se quedo en la sala de espera con la esperanza de que los oficiales le dejaran ver a Ryan tan solo unos segundos. Un policía salió para indicarle que tenía solo cinco minutos. Ella rápidamente se puso de pie y avanzo hacia las celdas.
Ryan, al verla se puso de pie y se pego en los barrotes algo desesperado.
- Me alegra que estés aquí – dijo él ansioso, Rachel retrocedió un paso al ponerse nerviosa.
- ¿Qué paso? – dijo ella - ¿Por qué todos dicen que destruiste la lapida de David?
- Yo no lo hice Rachel, tienes que creerme – dijo él.
Rachel pudo recordar los meses pasados mientras Ryan pronunciaba esas palabras. Él era quien siempre había creído en su inocencia. Y ahora ella tenía que devolverle el favor haciendo lo mismo.
- Te creo – respondió – pero debes decirme que paso.
- No podía dormir en el hotel. Por más que quería cerrar los ojos muchas cosas en mi cabeza no me lo permitían. Pensé que sería mejor que me fuera de nuevo a California, así que tome mi auto y comencé a conducir. Pare en el cementerio, algo me dijo que debía ir a ese lugar. Me salte la barda, y corrí hacia la lapida de David antes de que alguien me viera. Fue entonces cuando pude ver como alguien la hacía pedazos. Y tu como yo sabemos quién era la persona a quien esperaba ver ahí en medio de la noche.
- Jesse – dijo Rachel con un escalofrió en su cuerpo.
- Exacto. Pensé que por fin podría verlo otra vez. Saber que había pasado con él. Pero lo único que logre fue ahuyentarlo. En cuanto escucho mis pisadas entre las ramas corrió hacia un auto que estaba estacionado al otro lado del camino. Rápidamente lo seguí, y fue entonces cuando pude ver que había dejado algo tirado en el camino antes de que arrancara.
- ¿Qué era? – pregunto Rachel intrigada.
Ryan saco de su bolsillo un pedazo de hoja doblada en cuatro. Rachel lo desdoblo en sus manos leyendo algo que de nuevo la dejaría sin habla.
"Estaré en el callejón Louth a media noche – Jesse"
¿Acaso esto era cierto? ¿Había sido Jesse quien había destruido la lapida de David? , pero sobre todo, ¿Seria Jesse quien estaría en Louth a mitad de la noche hoy? Rachel sabia que parecía todo muy desquiciado. Pero tenía que averiguar si era él quien se había estado presentando anónimamente los últimos meses, y solo había una forma de averiguarlo.
- Tengo que ir Rachel – dijo Ryan. – tengo que hablar con él.
- Yo iré – dijo ella – también tengo que hacerle algunas preguntas.
El oficial a cargo entro al pasillo indicándole a Rachel que su tiempo había terminado. Ella se puso de pie sin quitarle la vista de encima al hombre dentro de la celda. Esta noche podría ser decisiva, él podría haber regresado, terminando así con muchas cosas, que habían comenzado justamente, desde que se había ido.
El gran evento había llegado. Los cinemas de Lima darían su última función en su original edificio. Todos los que habían logrado conseguir entradas esperaban ansiosos en la fila.
Había varias personas regalando folletos en la entrada, tenían en ellos fotografías del cine en sus primeros años. Era muy bueno poder recordar cómo se veía antes, para así poder tener una imagen cuando el edificio fuera demolido la semana entrante.
La fila comenzó a avanzar. Poniendo así a los visitantes más ansiosos.
Tina y Artie estaban parados detrás de Quinn y Lindsay, platicaban sobre sus recuerdos más memorables en el lugar. Pues ellos habían crecido yendo a este cine casi todos los fines de semana durante años y años.
- Mis padres me trajeron aquí por primera vez cuando tenía siete años. – decía Quinn – no puedo creer que todos estos recuerdos tengan que irse.
- Fue bueno venir hoy, al menos así tenemos la oportunidad de disfrutar de un último recuerdo – dijo tina.
- Los últimos pueden ser los mejores – respondió Artie tomando la mano de Tina. Ella se sonrojo y sonrió a Quinn quien la miraba contenta.
- Creo que los veremos adentro – dijo Lindsay al ver que su turno estaba cerca.
- Seguro – respondió tina.
Lindsay y Quinn avanzaron hacia la taquilla dejando sus entradas en el lugar, avanzaron hacia la dulcería mientras reían al escuchar las múltiples aventuras de Quinn en ese lugar. Fue entonces cuando la chica rubia vio a Rachel al otro lado de la calle.
- ¿Me esperarías un momento? – dijo Quinn.
- Claro, solamente no tardes mucho, no quiero ver la película en el piso – respondió Lindsay bromeando.
Quinn sonrió y corrió rápidamente hasta donde estaba Rachel.
- ¿Vas a entrar? – pregunto cuando estuvo cerca de ella.
Rachel se sorprendió al escucharla y la miro sorprendida.
- Hola – dijo Rachel – no, no tengo entradas.
- ¿Qué haces aquí a mitad de la noche entonces?
- Creo que espero por alguien – dijo Rachel tragando saliva.
- Pareces algo asustada. ¿Qué pasa?
Rachel le mostro a su amiga la nota que Ryan le había entregado.
- ¿Cómo conseguiste esto? – pregunto Quinn algo sorprendida.
- Alguien la dejo para Ryan en la tumba de David. El no puede venir porque piensan que él fue quien la destruyo y ahora está en prisión. Pero yo no puedo perder esta oportunidad. Tengo que verlo, saber que le paso.
- No Rachel – dijo Quinn – esto podría ser solo una mala broma. Podría ser peligroso y lo sabes.
- No puedo dejar pasar esto Quinn, irme a dormir pensando que tal vez si haya sido él quien dejo esta nota.
Quinn giro la cabeza notando que Lindsay la observaba impaciente en la entrada del cine con un bote de palomitas en las manos.
- Solo llámame si algo pasa ¿Está bien? – dijo Quinn.
- Ok – respondió Rachel.
Ambas avanzaron hacia sus destinos. Quinn iba camino a una noche que podría convertirse en la mejor cita de todas. Mientras Rachel, dudaba en avanzar hacia el callejón, donde podría enfrentar cara a cara su destino.
La película había comenzado puntual faltando solo cinco minutos para la media noche. Todos dieron un grito de alegría al ver los primeros creiditos aparecer en la pantalla.
Quinn y Lindsay sonrieron al ver como las personas a su alrededor se alegraban.
La música de suspenso antigua comenzó a sonar en toda la sala, aumentando así el bullicio que la ansiedad de las personas causaba.
Habían sido unos meses llenos de presión para Quinn. Su mejor amiga había pasado a ser una sospechosa en el caso más terrible que había visto Lima, además de que sus sentimientos habían salido a la luz pública después de los rumores de un video en donde se podía ver como Quinn tenía preferencias distintas a las que todos creían. Había sufrido dos accidentes que la habían dejado en el hospital por días. Y todo esto, parecía nunca terminar. Pero ahora, bajo la luz tenue de la pantalla, todo eso parecía estar desapareciendo, y mientras miraba los claros ojos de Lindsay a su lado, sentía que podía respirar de nuevo. De pronto sintió como si solo ellas estuvieran sentadas en el lugar. Le sonrió, y después dirigió su mirada a la pantalla, tratando de evadir las ganas que tenia de besarla.
Artie y Tina estaban abrazados en las primeras filas. Muchas parejas estaban sentadas a su lado haciéndolos sentirse incómodos mientras se besaban ignorando totalmente la película frente a ellos. Artie rápidamente abrazo a Tina, para romper la tensión del momento. Ella se acomodo entre sus brazos, sintiendo como su final feliz, podría por fin haber llegado.
Mientras tanto Rachel estaba sentada en un pórtico al final del callejón Louth. Tenía las manos heladas, podía sentir incluso como sus dedos dejaban de moverse y se acalambraban debido a la temperatura, que cada vez era más baja.
Sabía que, como Quinn lo había dicho, esto podía ser solo una broma. Pero ahora no podía quitar de su cabeza la idea de que Jesse podría estar cerca. Y al fin podría verlo otra vez, y aclarar todo lo que había comenzado mal. Y terminado peor.
Los minutos seguía avanzando, y el reloj se hacía cada vez más veloz. Parecía que esta noche no pasaría nada interesante. Rachel seguía mirando los números en su teléfono celular, notando que ya habían pasado quince minutos y nadie se había aparecido.
Los nervios comenzaban a disminuir, mientras ella se hacía a la idea, de que nadie aparecería, y todo volvería a la normalidad.
Se puso de pie, comenzó a caminar hacia la calle principal y vio que la cafetería aun estaba abierta. Avanzo para comprar un café amargo. Tenía que quedarse despierta esperando a que amaneciera, pues ya que sus padres aun no regresaban, la casa sola le daba más temor que una calle desierta a media noche. Además sabia que la mitad del pueblo estaría en el cine unas horas más, lo cual le daba más confianza.
Pago por su café y camina hasta la acera. Fue entonces cuando la radio de una de las patrullas de policía penetro hasta los oídos de Rachel haciéndola escuchar con detalle lo que decían.
Uno de los presos de la comisaria había escapado, y le estaban dando a todas las unidades la orden de encontrarlo.
- Ryan – dijo Rache al saber que era él a quien buscaban.
Tiro el café y corrió acelerada hacia el callejón al otro lado de la calle. Sabía que si había escapado solo había sido por Jesse. Quería verlo con tantas ansias como Rachel. Y no dejaría pasar esta oportunidad.
Ella comenzó a buscar con la mirada alguna señal de vida. Su corazón palpitaba fuertemente mientras intentaba encontrar a Ryan. Parecía que todo había dado un giro inesperado. Y la noche apenas comenzaba.
Entonces pudo verlo. Vio como un hombre corrió hasta el otro lado del callejón perdiéndose entre las calles aledañas.
Quinn seguía mirando a Lindsay siempre que ella se descuidaba. Sus manos le pedían tomar las de su acompañante. Pero en su cabeza sabia que esto era muy precipitado.
- Parece que no supiera el final de la película – le susurro Lindsay emocionada.
- Siempre que la veo me vuelvo a intrigar – respondió Quinn tratando de mantener el ambiente relajado.
Fue Lindsay quien miro esta vez a Quinn con ternura, y en este momento ninguna de las dos pudo negar más lo que estaba a punto de ocurrir. Se comenzaron a acercar lentamente, mientras ambas cerraban los ojos para no arruinar el épico momento.
Sus labios habían comenzado a tocarse, cuando un disparo, que no era parte de la película, hizo a todo el público saltar de sus asientos.
Rachel había estado siguiendo a aquel hombre que había visto. Y conforme se acercaba podía ver cómo eran dos las personas que corrían en dirección al cine.
Abrió la puerta trasera violentamente al ver que las dos figuras habían entrado al edificio por esa misma entrada. Comenzó a buscar de nuevo a estas personas mientras su respiración se comenzaba a agitar.
El disparo se escucho en todo el lugar. No parecía tener dirección de origen. Pero Rachel se esforzó por encontrarla. Y pudo descubrir que había provenido de una puerta al final del corredor.
Todo el público comenzó a gritar asustado. Se pusieron de pie mientras los empleados del lugar les indicaban las salidas de emergencia.
Rachel abrió la puerta rápidamente. Encontrándose con algo para lo que no estaba preparada.
Ryan estaba tirado en el piso con sangre saliendo de su pecho. Tenía los ojos abiertos, pero perdidos en el momento. Ella se puso la mano en la boca mientras sus lágrimas comenzaban a salir. Se tiro de rodillas a su lado y comenzó a acariciar su frente.
- ¡Ayuda! – grito cuando recupero la voz. – por favor Ryan, no te vayas tu también.
Alzo la mirada y pudo ver que la ventana de dicha habitación estaba abierta. Quien sea que le haya disparado, había escapado ya.
¿Acaso había sido Jesse? ¿El había asesinado a su padre y a su tío después? ¿Había sido él quien había quitado los frenos en el auto de Quinn? ¿Por qué hacia todo esto? ¿Qué ganaba con lastimar a sus seres queridos?
Rachel sollozaba mientras no lograba encontrar pulso en Ryan.
- ¡Ayúdenme! – seguía gritando con todas sus fuerzas con la voz entrecortada.
En sus ojos tenía un extraño reflejo. Había visto a su atacante antes de morir. Y si había sido su sobrino quien lo había asesinado a sangre fría. Este reflejo solo seria de nostalgia.
Ella cerró sus ojos al resignarse. Ryan había muerto. Y ahora Jesse, parecía un misterio más grande, de lo que ya era.
"Se rumora que… los seres queridos de Jesse St James están siendo lastimados, y Rachel podría ser la siguiente"
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO, NO OLVIDEN COMENTAR. Y ME SIENTO MAL POR NO HABERME INSCRITO EN EL FANFIC AWARD PERO AÚN ASÍ AMO, AMOOOO, QUE MI ADE HAYA GANADO! ADE HERMOSA, SEPAS DE UNA VEZ QUE MI VOTO FUE PARA TI :) Y ENTRÉ POR MI CUENTA VIEJA Y VOTÉ POR TI MI NALLE ;) FELICITACIONES A TODOS LOS QUE GANARON.
BESOS, NINA.
HOLA! AQUÍ LES TRAIGO UN NUEVO CAPÍTULO, Y ME HE DADO CUENTA DE QUE HACE MUCHO QUE NO PUBLICO ES POR ESO QUE PUBLIQUÉ DOS CAPÍTULOS Y PROMETO QUE SI LES GUSTAN ESTOS DOS LA PRÓXIMA TAMBIÉN SERÁ DOBLE! SÓLO PORQUE SE ACERCA EL CONCIERTO DE MI AMADA GAGA Y ME SIENTO MUY FELIZ DE IR. ASÍ QUE HASAT EL 6 DE NOVIEMBRE TODA PUBLICACIÓN SERÁ DOBLE! NO LES QUITO MÁS TIEMPO Y AQUÍ ESTÁN EL SEGUNDO Y TERCERO DE ESTA TEMPORADA.
POR CIERTO, LES DEDICO ESTOS CAPÍTULOS A MIS HERMOSAS NIÑAS. A ADE POR GANAR Y A NALLE POR INTENTARLO! UN BESO GIGANTE.
RUMOR HAS IT
CAPITULO 2 (Temporada 2)
LOS ESTRAGOS
Lo juegos infantiles habían quedado atrás. Pero las memorias sobre aquellos días aun seguían presentes en ellos.
Tres niños habían jurado ser los mejores amigos siempre. Y conforme el tiempo había ido pasando, aquella fiel promesa se olvido junto con los juegos.
Era en estos tiempos, cuando aquellas viejas promesas entre amigos. Eran las más importantes.
Quinn, Rachel y Kurt acostumbraban a jugar en el parque de la ciudad cuando ya había cerrado al público. El padre de Rachel era muy amigo del encargado del lugar, así que dejaba que los tres pasaran el tiempo ahí antes de la cena. La vida es muy diferente cuando tienes siete años, todo parece ser inofensivo.
Se había hecho ya de noche, y los niños aun estaban cerca del patio de juegos principal. Rachel tenía una pequeña caja de madera en las manos y cada uno llevaba una hoja de papel en la mano.
- ¡Apresúrate Kurt! – decía Rachel cuidando que nadie viniera.
- Nadie debe vernos hacer esto – dijo Quinn apoyando el argumento de Rachel.
- Lo hago lo más rápido que puedo – respondió Kurt. - ¿Creen que esto sea suficiente?
Las niñas se acercaron hasta el agujero que Kurt había cavado con una pequeña pala de jardín que había tomado del garaje de su padre. Sonrieron juntas y asintieron con la cabeza.
- Bien, ahora tenemos todos que prometer que nadie va a decir nada sobre este pacto. – dijo Quinn tomando la caja de madera que Rachel tenia.
- Nunca – prometió Kurt.
- Lo prometo – dijo Rachel.
Quinn tomo la caja y la metió al fondo del agujero.
- ¿Todos escribieron su promesa? – pregunto Quinn.
Kurt y Rachel asintieron y después lanzaron las tres hojas de papel que tenían en las manos junto con la caja.
Fue entonces cuando comenzaron a enterrar aquellos objetos de nuevo en aquel lugar.
- Amigos por siempre – dijo Kurt haciendo que sus amigas sonrieran.
- Por siempre – recalco Rachel.
Recuerdos como estos. Las promesas que te haces de niño. Son el tipo de cosas que ves pasar frente a tus ojos cuando la muerte ronda cerca de ti.
Y ahora, mientras estos tres amigos estaban en la sala de emergencias con sangre en todas partes. Esta promesa se había hecho más viva que nunca.
Una nueva noticia se había propagado por el pueblo en las últimas horas. Tres de los involucrados en el caso de Jesse St James hace unos meses, estaban de nuevo en el ojo del huracán. Pero ahora eran ellos quienes tenían el papel de victimas.
Su auto había sido encontrado hecho pedazos al lado de una de las curvas más peligrosas de Lima. Y ahora los tres estaban siendo ingresados a terapia intensiva en el hospital de la ciudad.
Los reporteros habían llenado por completo el estacionamiento del hospital, esperando que las familias de los afectados aparecieran. Todo el lugar se había convertido en un centro de convenciones para cualquier televisora local.
La ambulancia de Rachel fue la ultima en llegar, y entre empujones y varios flashes fotográficos, los paramédicos lograron ingresarla al hospital para ser tratada. Los ojos de Rachel trataban de abrirse para lograr reconocer el lugar en donde estaba. Sentía como varios cristales se habían incrustado en su espalda y como un tubo de oxigeno le estorbaba en la boca para poder hablar.
Quiso ver la cara de sus padres en algún lugar, pues no podía identificar ninguno de los rostros que la rodeaban en aquellos momentos.
Fue en ese momento, cuando por una milésima de segundo. Solamente por un instante. Creyó reconocer a uno de los rostros en aquel lugar.
Alzo la cabeza lo más que pudo y trato de enfocar su mirada hacia aquella persona.
En un rincón del pasillo, detrás de una puerta con la luz apagada, pudo ver como alguien lo observaba. Y pensó tal vez que el golpe la estaba confundiendo. Pero estuvo casi segura aquella noche, de ver a Jesse St James al otro lado de la sala de espera.
Santana estaba sentada frente a una silla vacía siendo alumbrada solamente por tres lámparas rotas mal colgadas en el techo. Las instalaciones de la prisión de Ohio no eran las de mejor estado en el país. Su respiración trataba de ser más lenta. Pues sabía que no era bueno para el bebe comenzar a tener problemas de presión. Las manos le estaban sudando. Su cara retocada en maquillaje había desaparecido, ahora parecía más bien que alguien le había jugado una broma pintándole la cara mientras tenía los ojos cerrados.
Uno de los guardias hizo un sonido fuerte mientras empujaba con fuerza una puerta de asbesto detrás de Santana. Ella salto del susto y giro rápidamente la cabeza.
Fue entonces cuando sus lágrimas quisieron volver a salir.
No acostumbraba mucho visitar a Finn después de que revelara que él había asesinado a David Brooks casi ocho meses atrás. Pero ahora, las circunstancias la habían obligado a hacerlo.
Recordó entonces, cuando se vieron por primera vez. Cuando ella aun era la reina de belleza, la chica más popular de la escuela. La única con quien nadie se metería solo por miedo a perder la vida. Mientras él, era el alter ego perfecto para alguien como ella. Los dos eran los reyes de la escuela. Y nadie podía decir lo contrario.
Finn había entrado a ese viejo café a las afueras del pueblo. Tenia del brazo a Rachel, pero Santana sabia que una novia no impediría que llegara hasta él.
Lo vio caminar hacia una mesa al lado de la de ella y sus amigas. Tenía una chaqueta de cuero que lo hacía verse mayor. La barba ayudaba también a crear ese efecto. Aun recuerda como todas las chicas, incluso las mayores en aquel lugar. Lo miraban como si fuera un príncipe visitando a los sublevados.
Pero ahora, viéndolo arrastrando una cadena en los pies, y con ese traje naranja que nadie quisiera ponerse nunca. Herido en la cara, y sin luz alguna en sus ojos. Desconocía por completo a ese hombre.
Cuando Finn la miro no pudo evitar sentir tristeza. Sobre todo al notar que su embarazo se había hecho más obvio ahora. Se sentó frente a ella, y cabizbajo la miro.
- Te ves hermosa – dijo mirando su vientre. Sabía que para Santana era mejor saber que no se veía mal con todo ese peso encima.
- No estoy aquí para hablar sobre mí – dijo ella secamente.
- Entonces ¿A qué viniste?
- Hoy hubo un incidente en la escuela. Nuestros expedientes fueron saboteados. Y quiero saber de una vez si fuiste tú el que ideo toda esa broma.
- ¿Nuestros?
- También el de Rachel, Kurt y Quinn. ¿Fuiste tú?
Finn negó con la cabeza.
- Ni si quiera puedo llamarte para preguntarte sobre mi hijo. ¿Crees que gastaría mi tiempo en hacerlos enojar? ¿Qué ganaría con eso?
- ¡Tú dímelo a mí! – dijo Santana un poco alterada. - ¿Qué ganas con todo lo que has hecho? ¿Qué ganaste con asesinar a ese chico? ¿Qué ganabas con tratar de defender a Rachel cuando se supone que era yo a quien amabas?
- ¿En serio quieres hacer esto ahora? – dijo Finn tratando de calmarla.
- Solo dime. – dijo Santana.
- No fui yo quien hizo lo de los expedientes. Ni si quiera se dé que hablas.
- Ahora ni si quiera yo me puedo dar cuenta de cuando mientes o no.
Finn agacho la cabeza.
Santana se puso de pie señalando que su visita había terminado.
- ¿Te vas? – pregunto Finn al notarlo.
- Era lo único a lo que venía.
- Solo quiero dejar en claro. No porque haya asesinado a un chico, me convierte en el culpable de todo lo que les pase.
- Pero si te pone en el tope de la lista – respondió Santana sin siquiera mirarlo.
- Ambos sabemos quién pudo haber hecho lo que me dices. De hecho los cuatro lo saben también.
Santana supo de inmediato hacia donde iba Finn.
- ¿Por qué Jesse querría hacernos eso? – pregunto Santana.
- No lo sé. Pero tampoco sabemos muchas de las razones por las cuales Jesse hizo las cosas como las hizo.
Ella comenzó a caminar hacia la puerta.
- ¿Ya tiene nombre? – grito Finn antes de que saliera, refiriéndose al bebe.
- Eric – le respondió ella antes de salir del lugar.
Con el paso de los días la prensa se comenzó a apaciguar sobre la noticia del accidente de los chicos de Mckinley.
Mientras tanto los implicados trataban de recuperarse en una de las habitaciones del hospital. Kurt Hummel, quien iba en el asiento trasero del auto fue quien menos daños sufrió. A él lo darían de alta en un par de días, mientras sus otras dos amigas aun seguían en observación. Quinn y Rachel se encontraban en la misma habitación. Así que en cuanto Kurt pudo ponerse de pie fue hacia donde estaban ellas para poder hablar a solas.
- ¿Viste la nota? – pregunto Rachel a Kurt cuando estuvo sentado frente a ellas.
- Si – respondió él.
- ¿Qué creen que signifique? – inquirió Quinn.
- Creo que el mensaje fue muy claro. Tiene que ver con Jesse. – respondió Kurt.
- Al parecer esto no ha terminado ¿cierto? – dijo Quinn algo nostálgica.
- Algo me decía que una cosa como esta iba a pasar – decía Rachel – no podía creer que todo hubiera terminado.
- ¿Y qué vamos a hacer al respecto? – pregunto Kurt
- Si, no podemos quedarnos sentados a esperar que alguien llegue y nos haga más daño. – dijo Quinn.
- El mensaje decía que "El juego iba a comenzar". Alguien quiera jugar con nosotros. – dijo Rachel.
- Pues si así es como juega, no quiero jugar con él – replico Quinn.
- Nadie quiere hacerlo. Por eso hay que detenerlo.
- ¿Pero cómo? – pregunto Kurt.
- Sé que esto puede sonar mal. Pero tenemos que saber que paso con Jesse, creo que es la única forma de estar seguros de que nada malo nos pasara. – dijo Rachel.
- Es como buscar una aguja en un pajar – argumento Kurt – Jesse podría estar en cualquier lugar.
Rachel recordó entonces la noche en que fue internada al hospital.
- No sé si haya sido la anestesia – dijo ella – pero creo que en la noche del accidente. Lo vi aquí.
Sus dos amigos se sorprendieron.
- ¿Estás segura? – pregunto Quinn.
- Les digo que no lo sé. Estaba muy herida. Pero juraría que me estaba mirando desde lejos.
De pronto la puerta se abrió haciendo que todos saltaran y guardaran silencio.
Blaine camino dentro de la habitación siendo esto un alivio para todos. Kurt sonrió al verlo y se puso de pie de inmediato.
- Así que además de mi doctor personas eres mi guardaespaldas ahora – dijo él bromeando con Blaine.
- Solo me preocupo por ti – respondió su novio sonriendo.
Las chicas sonrieron también al contemplar tan tierna pareja.
- Solo estábamos poniéndonos de acuerdo, aun no decidimos si le damos la exclusiva a un noticiero o a una revista – dijo Kurt haciendo que los demás rieran.
- Al parecer los días de reporteros terminaron. No he visto a ninguno en días.
- Pasamos de moda rápido – dijo Quinn.
- Eso parece – dijo Blaine después – por cierto chicas, creo que las darán de alta mañana, al parecer el peligro y lo peor ya paso. Solo tienen que ser cuidadosas cuando estén en casa.
- Me alegra escucharlo – dijo Rachel.
- Hey Kurt, ¿Puedo hablar contigo afuera? – dijo Blaine.
Las chicas los miraron sintiéndose como intrusas.
- Claro – respondió Kurt siguiendo el paso de su novio. Miro a las chicas mientras recordaba lo que Rachel había dicho.
Cuando estuvieron en el pasillo Blaine cerró la puerta y se sentó en una de las sillas al lado de la habitación. Kurt hizo lo mismo y le dirigió ojos confundidos.
- ¿Qué pasa? – pregunto él aun con entusiasmo. De pronto la mirada de Blaine le quito esa alegría del cuerpo.
- No quiero alterarte. – dijo Blaine acariciando el cabello de su novio.
- Me estas asustando mas diciendo cosas como esa. ¿Es sobre mis amigas?
- No, es sobre ti.
Kurt sintió como una ola de frio lo invadió.
- Solo dime – dijo después.
- Cuando llegaste al hospital quise asegurarme de que nada te hubiera pasado. Te hizo estudios casi de todo. Radiografías, ultrasonidos. Y todo lo demás.
- Lo sé – dijo Kurt – pero ¿Qué tiene que ver eso?
- En una de las resonancias pude ver algo extraño en tu cerebro. Al parecer los medicamentos dejaron de funcionar hace un tiempo, y… tu trastorno se hizo un poco más grande.
Kurt miro el piso con ojos vacios.
- Envié a hacerte más estudios en la clínica. Me darán los resultados en estos días. Pero quiero que te prepares para escuchar esto. El trastorno que puedes tener, es algo diferente.
- ¿A qué te refieres?
- No quiero que pienses mucho en eso. Pero… podrías estar presentando la misma enfermedad que tu madre.
- ¿Esquizofrenia? – pregunto Kurt con un nudo en la garganta.
- Solo es una posibilidad. – respondió Blaine abrazándolo.
Ahora los problemas de Kurt parecían haberse, hecho más fuertes. Pues además de tener a un asesino encima de él y sus amigas. Un enemigo dentro de su cuerpo lo amenazaba más peligrosamente.
Los rumores sobre el accidente de los chicos en la escuela corrieron rápido. Y como siempre varias teorías apuntaban a Jesse como involucrado en el asunto. Tina y Santana se la pasaron días enteros tratando de evadir las preguntas incomodas que los demás formulaban. Ahora solo restaba esperar que otra cosas interesante pasara para que se desviara la atención de los chicos. Pero en un pueblo como Lima, era como esperar lluvia en una sequia.
Tina se había refugiado en la cafetería al ver a un grupo de personas acercándose hacia ella con intensión de hacer más preguntas. Tomo un vaso de café de la repisa y se sentó en la primera mesa que estuvo frente a ella.
El chico que estaba sentado en dicha mesa la miro algo confundido y después sonrió apenado.
- ¿Hola? – dijo él mirando a tina desorientado
- Hola – respondió ella al ver que el chico frente a ella era apuesto. Se sonrojo al darse cuenta que había invadido de repente su privacidad y agacho la cabeza. – lo siento pero tenía que escapar de alguien.
- No – dijo aquel chico de inmediato – no hay problema. No muchas chicas hacen esto, algo me dice que eres única.
- No creo que sea el termino que buscas – respondió ella riendo.
- Artie – dijo el estrechando su mano.
- Tina – respondió ella aun sonrojada.
- Bueno Tina, ya que te sentaste porque no me haces compañía.
Ella sabía que tenía miles de pendientes que hacer, pero por alguna razón, cuando Artie sonrió no pudo hacer más que asentir con la cabeza, como si hubiera estado bajo una especie de control mental. Algo le decía que este chico era especial… único, como el mismo había mencionado.
El día en que los tres accidentados salieron del hospital fue un momento memorable en la vida de los tres. Se sentía como si una nueva vida hubiera comenzado. Una nueva oportunidad. La única interrogante era, ¿Cuánto tiempo duraría esta oportunidad?
Rachel se lo preguntaba la mayor parte del día. Pidió a sus padres que la dejaran regresar en un taxi y no interrumpieran su trabajo en Nueva York. Después de una hora de convencimiento ellos accedieron, y Rachel termino saliendo sola del hospital.
Ella no fue a casa. Tenía algo en la cabeza que no la dejaba dormir desde que aquella nota había aparecido frente a sus ojos. Le pidió al conductor que la llevara al cementerio de la ciudad. Mientras ella observaba como el sol caía completamente por la acera de las calles de Lima en aquel hermoso día.
Bajo en la puerta del cementerio, y sin titubear camino hacia una de las lapidas de la parte este del lugar. Se quedo de pie frente a ella y después suspiro al sentir una fresca brisa pasar frente a ella.
El nombre de la lapida había cambiado. Ya no era Jesse St James lo que estaba escrito en aquel pedazo de roca. Ahora David Brooks habitaba en aquel lugar.
Se puso en cuclillas y miro fijamente la inscripción en la tumba.
Fue entonces cuando un ruido la hizo mirar bruscamente hacia atrás. Giro la cabeza y no pudo ver nada. Se puso rápidamente de pie y comenzó a girar el cuerpo hacia todos lados.
- ¿Hola? – pregunto en voz alta.
Nadie respondió.
Sus nervios comenzaron a crecer. Las manos le empezaron a temblar, mientras sentía como alguien la observaba fijamente.
- ¿Quién está ahí? – pregunto una vez más.
Comenzó a caminar hacia un par de arbustos frente a ella, pensando que alguien se escondía tras ellos. En estos momentos ella tenía muy en claro que la curiosidad podía matar al gato, o al menos mandarlo a él y a sus dos amigos más al hospital. Pero tenía que asegurarse que sus sospechas eran ciertas. Sabía que había visto a Jesse.
Una mano la toco en la espalda haciéndola saltar de nuevo.
- Tranquila soy yo – dijo una voz detrás de ella.
Rachel giro la cabeza, y al saber quién era pudo respirar tranquila.
- ¡Ryan! – dijo ella tratando de mostrar entusiasmo - ¿Qué haces aquí?
- Creo que lo mismo que tu – respondió el mirando la lapida de David. – aun no puedo creer lo que paso. Y pensé que solo viendo que la tumba había desaparecido podría aceptarlo de una vez por todas.
- Fue un shock para todos – dijo ella.
- Lo sé, y sé que en especial para ti fue algo muy difícil de digerir.
- Creo que aun no lo hago. Por eso vine.
Ryan sonrió fugazmente.
- Rachel debo preguntar – dijo él con un tono de seriedad más obvio. – yo se que tan unidos eran ambos. ¿Tienes alguna idea de donde podría estar? ¿Te dijo algo antes de que desapareciera?
- Lo siento Ryan, pero la semana en que regreso aun sigue algo borrosa para mí.
Ryan alzo la cabeza y comenzó a caminar en círculos.
- Te entiendo – dijo él – en fin, no creo estar en el pueblo mucho tiempo. Así que creo que no nos veremos en un rato.
Rachel avanzo hacia él y lo abrazo.
- Cuídate – dijo Ryan haciendo que Rachel tragara saliva.
- Tu igual – respondió ella fingiendo una sonrisa.
Otra brisa paso velozmente por aquel lugar mientras Ryan se alejaba. Y aunque Rachel sabía que había sido el tío de Jesse quien la había asustado hacia unos momentos. No podía quitarse la sensación de estar siendo observada en esos momentos.
Quinn recordó cuando estaba ya en casa que había dejado su lap top en el casillero de la escuela. Fue al instituto de inmediato y se dirigió directamente hacia su locker para buscarla.
Se llevo un gran susto cuando su combinación no lograba abrir la puerta de dicho casillero. Comenzó a golpear fuertemente la puerta hasta lograr que una chica al final del pasillo la mirara seria.
- ¡Hey! ¿Qué haces? – pregunto esta chica al ver lo que Quinn hacia.
- No abre – respondió Quinn sin poner mucha atención a esta chica.
- Lo sé, es porque es mío. – dijo ella.
- ¿Qué? – pregunto Quinn asombrada – es imposible, hasta hace una semana yo tenía este casillero.
- Si lo imagine – respondió la chica – pero ya que soy de nuevo ingreso me dieron este casillero, pasaron todas tus cosas a otro lugar, deberías preguntar en la dirección.
- Lo hare – dijo Quinn mirando a la chica con algo de desprecio.
- Eres la de los noticieros ¿no? – pregunto la otra.
Quinn giro la cabeza lentamente y asintió con la cabeza.
- Soy Lindsay – dijo la chica sonriendo.
- Quinn – se presento ella después de irse.
Lindsay la miro fijamente hasta que se perdió entre las personas. Creyó que esa no había sido una muy buena impresión.
Rachel había organizado una pijamada en su casa debido a que sus padres estaban aun en Nueva York y no quería quedarse sola. Alguien estaba tratando de dañar a sus amigos y ella, lo cual señalaba que la compañía era un aliado en las siguientes noches.
Santana y Tina estaban ya en casa de Rachel, las tres esperaban a Quinn quien traería cafés fríos para hacer más larga la noche en vela. Todas estaban en el piso mirando películas mientras los temas de conversación seguían fluyendo.
- Se veía distinto – dijo Santana al estar contándole a las chicas de su vista con Finn – no parece el mismo chico.
- Es el efecto que puede tener la prisión – dijo Tina acariciando el hombro de Santana.
- Me pregunto el nombre del bebe – dijo después.
- ¿Ya tiene un nombre? – inquirió Rachel.
- Eric – dijo Santana – lo escuche en una canción mientras iba en el auto y me enamore de ese nombre.
- Seguro que será hermoso el pequeño Eric – dijo Rachel sonriendo después.
- Hey Rachel, ¿Qué piensan hacer con respecto al asunto de Jesse? – dijo Tina dudando al hablar.
- No lo sé, y en realidad no quiero pensar más en ello. Espero que podamos saber algo de él en los próximos días. Si no, tendré que empezar a buscarlo por mi cuenta.
- ¿Y enserio quieres hacer eso? – pregunto Santana.
- Es la única forma de saber que quiere la persona que nos quito los frenos.
Las chicas se quedaron en silencio por unos momentos, hasta que un fuerte ruido se escucho en la calle de enfrente. Las tres se pusieron de pie y se pararon frente a la ventana para ver de qué se trataba.
Pudieron ver entonces como Sam, el nuevo vecino levantaba del piso varias cajas de medicamentos que se le habían caído de las manos.
- ¿Quién es él? – pregunto Santana.
- Se llama Sam, es mi nuevo vecino – respondió Rachel.
- Es sexy – dijo Tina haciendo que las demás la miraran raro.
- ¿Crees que sea doctor? – pregunto Santana de nuevo.
- No lo sé, pero si no lo es lo que hace podría ser ilegal. – respondió Rachel
- No creo que este bien que alguien tenga tantas medicinas en su casa. – inquirió Tina.
Fue entonces cuando Sam alzo la mirada y logro ver como las tres lo observaban
- ¡Rayos! – grito Rachel haciendo que todas saltaran hacia atrás.
La mirada de Sam era pesada. Y aunque estuviera a más de diez metro de ellas, todas podían sentir como las intimidaban sus ojos.
Quinn entro rápidamente a la cafetería para recoger la orden que había pedido por teléfono. Pago en la caja y camino disparada hacia la puerta.
- ¡Quinn! – grito alguien haciendo que se detuviera.
Giro la cabeza y pudo ver a Lindsay en una mesa detrás de ella.
- Hola – dijo Quinn – lo siento pero tengo prisa.
- Solo te robare unos minutos – dijo Lindsay sonriendo.
Quinn se sentó en la mesa de Lindsay dejando su orden sobre ella.
- Si que te gusta el café – dijo Lindsay bromeando.
- Son para mis amigas – respondió Quinn.
- Ya veo. Bien solo quería disculparme. No fue muy buena la forma en que nos conocimos, y creo que la conciencia me remuerde ahora.
- Todo está olvidado – dijo Quinn.
- Aun así siento que debo compensarlo
- No es necesario.
- Bueno, ya le pedí al director que te devolviera tu casillero, y además quería saber si podíamos salir en los siguientes días. Ya sabes, solo para que duerma tranquila en las noches sabiendo que todo está bien contigo.
En ese momento, y solo hasta ese momento, Quinn pudo notar lo bonitos que eran los ojos de Lindsay.
- Está bien – respondió ella.
- Ok – dijo Lindsay entusiasmada – te llamare para ponernos de acuerdo.
Quinn se puso de pie y sonriendo comenzó a escribir su número en el teléfono de Lindsay.
- Espero tu llamada – dijo después saliendo del lugar. Mientras Lindsay sonreía al verla alejarse.
Blaine llego a casa casi a las once de la noche. Abrió la puerta como de costumbre buscando rápidamente a Kurt con la mirada.
Pudo verlo entonces sentado en el sofá mirando fijamente un sobre encima de la mesa. Se acerco a él y lo abrazo tomando su mano.
- Llego hoy – dijo Kurt sin quitarle la mirada de encima a aquel sobre. – no he podido tomar valor para abrirlo. Estoy aquí desde las seis.
- ¿Son los resultados? – pregunto Blaine.
- Si – respondió Kurt mirándolo a él ahora. – tengo miedo.
- No debes porque tenerlo. Yo estaré siempre aquí para protegerte.
Kurt sonrió tomando aire.
- Anda – dijo Blaine – ábrelo. No debes de tener miedo. Aun no sabemos que pasara.
Kurt tomo el sobre y lo apretó fuerte en sus manos.
- ¿Me prometes que no te irás sin importar lo que pase? – pregunto Kurt.
- Claro, no te dejaría por nada en el mundo – respondió Blaine.
El resultado de aquellos análisis podría solo revelar dos cosas. La primera, que Kurt estaba siendo tratado correctamente y su trastorno seguía estable, pero la segunda, podría implicar que una nueva enfermedad lo estaba atacando. Y su salud mental podría no ser muy larga. Si los exámenes revelaban principios de esquizofrenia, para Kurt la vida ya no sería igual.
Tomo el sobre en sus manos y comenzó a abrirlo mientras los pies le temblaban. Desdoblo cuidadosamente la hoja en sus manos y comenzó a leer lentamente lo que decía.
En ese momento no pudo contenerse. Sus ojos se llenaron rápidamente de lágrimas y un llanto tan doloroso, que Blaine ni siquiera tuvo que preguntar por los resultados.
- Todo va a estar bien – dijo Blaine abrazando a su novio al saber que los análisis habían sido positivos.
- No quiero terminar como mamá – decía Kurt llorando.
- Todo va a estar bien – seguía repitiendo Blaine, dudando si sus palabras eran ciertas.
Aquella noche nuevos caminos se abrieron en las vidas de los chicos del caso St James. Pero como se sabe, muchas personas se esconden en la noche solamente observando a los demás, esperando el momento para atacar.
Una sombra, salida de la nada se acerco hasta la tumba de David con un martillo en la mano. La miro con enojo por unos segundos. Se quedo de pie frente a a ella un momento… y después con solo tres golpes la hizo pedazos.
"Se rumora que… alguien quiere hacerles daño, y no descansará hasta logarlo"
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CAPITULO DEDICADO A NALLE RIVERA!
RUMOR HAS IT
CAPITULO 3 (Temporada 2)
PSICOSIS
Las mentes criminales son un misterio demasiado obscuro para ser fácil de comprender. Por esta misma razón diversos escritores y guionistas toman dichas historias para crear libros o películas. Las telarañas que se enredan en estas retorcidas mentes tienden a ser atrayentes, claro, siempre y cuando no estés involucrado en una.
- ¿Una función de media noche de Psicosis? – pregunto Rachel a Kurt y Quinn quien iban a su lado. El primer periodo había terminado y ahora iban los tres hacia biología.
- No creí que esa película aun existiera. – dijo Kurt.
- No cancelan películas por ser viejas Kurt – respondió Quinn
- Pues deberían – dijo él.
- Eso no me preocupa – inquirió Rachel – lo que no puedo entender es como después de presenciar tantos asesinatos en este pueblo, aun tienen las agallas para proyectar una película sobre asesinatos como si todo esto lo estuvieran disfrutando.
- ¿Y qué te hace pensar que no lo disfrutan? – dijo Kurt – no hay nada mejor que la desgracia ajena para emocionar a alguien. Y como es de esperarse, estar en Lima ahora implica estar en una ciudad llena de misterios, y así, al sentirse en su propia película de miedo, solo esperan estar en primera fila para el siguiente evento sangriento.
Rachel hizo bola el panfleto sobre dicha función de media noche que tenía en las manos y lo lanzo a un bote de basura.
Muchas personas asistirían a este épico evento. Los cinemas de la ciudad cerrarían mañana. Después de muchos años de entretener al distrito de Lima, Ohio cambiaría de lugar mudándose ahora un poco más al centro, pero antes de olvidarse de su edificio y tirar abajo todo. Harían una despedida para todo el pueblo, y no había nada mejor que una función especial de la película más antigua que ese cine había proyectado. Psicosis, un clásico del cine de terror de la vieja escuela.
Para Rachel, no era una muy buena idea hacer esto. Pues como ella lo había dicho, lo que menos necesitaban ella y sus amigos en estos momentos eran presenciar más muertes, aunque fueran solo ficticias.
Lindsay estaba al final del pasillo mirando fijamente la puerta del salón de biología. Al ver que Quinn se acercaba, tomo una bola de papel y la lanzo hacia su cabeza.
La chica rubia, al sentir el golpe, miro en dirección a Lindsay, mientras esta la saludaba riendo. Quinn sonrió y camino hacia ella.
- ¿Y así piensas disculparte conmigo? – dijo Quinn mientras se ponía de frente a Lindsay.
- Solo quería llamar tu atención – respondió la otra.
- Entonces, ¿Ya tienes algo en mente para nuestra salida de tregua? – pregunto Quinn.
- Si, en realidad se me ocurrió algo.
Lindsay saco de su bolsa un pequeño papel doblado con un número telefónico en el borde.
Quinn lo desdoblo en sus manos y trato de fingir sorpresa mientras leía el cartel que sostenía.
- ¡"El sombrero! – dijo tratando de aparentar entusiasmo.
- No pareces muy contenta.
- No acostumbro a ir a restaurantes de comida mexicana, eso es todo.
Lindsay rió.
- Mi tío me recomendó mucho ese lugar, y en realidad solo estaremos ahí por unos momentos. No aguante las ganas de ver tu cara al ver mi pequeña broma. De hecho quería que fuéramos a ver psicosis. Ya tengo dos entradas.
- Pensé que se habían agotado – dijo Quinn al ver las entradas en las manos de Lindsay.
- Tengo mis contactos.
Quinn sonrió.
- Entonces ¿Comida mexicana y después una película clásica? – pregunto Lindsay.
En ese momento, Quinn, comenzó a recordar todas las cosas malas que le habían pasado en los últimos meses, pero fue entonces cuando algo extraño sucedió. Al ver los ojos azules de Lindsay mirándola solo a ella, todas esas cosas, no fueron tan dolorosas, como lo eran antes.
- No hay mejor combinación – dijo Quinn aceptando la invitación.
- No vemos mañana – dijo Lindsay avanzando hacia su aula. Mientras Quinn aun sentía como su estomago cosquilleaba.
Blaine estaba sentado frente a su computador con anteojos sobre la cara. Se había pasado toda la noche, mientras Kurt dormía, buscando ensayos médicos sobre la esquizofrenia. Hasta ahora nada era alentador, pues sabía que esta era una enfermedad progresiva, y aunque podía lograr alentarla con medicamentos, eventualmente, terminaría por acabar con la mente de su novio. Y ahora, mientras debía estar trabajando, seguía con su búsqueda implacable en su oficina.
Jeremyha, el nuevo asistente, entro con un vaso de café en la mano. Sonriendo como siempre, dejo el café en la mesa y se sentó frente a Blaine.
- Tienes a dos pacientes allá afuera. Sabes que deberías recibirlos pronto. – dijo el asistente.
Blaine alzo la mirada rápidamente y después devolvió sus ojos al computador.
- Solo terminare algo rápido – dijo él después.
- Te ves algo cansado – continuo Jeremyha - ¿dormiste bien?
- No mucho, me la pase buscando ensayos en internet. Necesito encontrar algo pronto.
- Pareces muy estresado – dijo Jeremyha.
- Lo estoy.
- Bueno, no sé si deba pero, me enseñaron hace un tiempo un buen masaje para quitar el estrés. Solo te tomara dos minutos – dijo el chico.
- Si, tienes razón, no sé si debas – respondió Blaine.
- Oh vamos, solo será un masaje, además tu cuerpo grita que lo necesitas.
Después de decir eso Jeremyha se puso frente a la espalda de Blaine. Comenzó a masajear suavemente sus hombros, mientras lentamente Blaine alejaba sus ojos del monitor. Comenzó a cerrarlos mientras podía experimentar una sensación de alivio. Jeremyha, aun desde atrás, seguía liberando su presión tocando su cuello con gentileza.
Varias cosas comenzaron a pasar por la cabeza de Blaine en ese momento. Pero Kurt no estaba en ninguna de ellas. Se dejo caer en la silla mientras pintaba una sonrisa en su rostro. Sabía que estos días los problemas podrían acumularse debido a la condición de su novio. Y por esa razón, quería aprovechar momentos como este.
Fue en ese momento, cuando Blaine estaba a punto de caer dormido, en el que la recepcionista entro a la oficina interrumpiendo por completo la sesión de relajación del doctor Anderson y su asistente.
Jeremyha le lanzo a la chica una mirada fulminante, mientras Blaine se ponía de pie y salía hacia el consultorio para atender a su fila de pacientes.
- Tenias que arruinarlo – dijo Jeremyha sentándose en la silla de Blaine cuando el ya se había ido.
- Tiene novio, y tú lo sabes. No deberías estar haciendo esto – dijo la chica frente a él.
- Su novio no ocupara mucho tiempo en su vida ya – dijo Jeremyha – me encargue de eso.
- ¿De qué hablas? – dijo la chica ansiosa sentada frente a el otro.
Jeremyha dudo por un momento, pero después de unos segundos sonrió y comenzó a hablar en voz baja.
- ¿Recuerdas los exámenes que Blaine nos pidió que examináramos ayer? – dijo él.
- Si, eran para su novio ¿cierto?
- Exacto – respondió Jeremyha – esa fue mi ventaja. Digamos que, altere un poco solamente los resultados.
- ¿De qué rayos hablas? – dijo la chica sorprendida.
- Pues en aquellos papeles dice que su "novio" podría ser un paciente con esquizofrenia. Pero en realidad les mentí – dijo Jeremyha soltando una carcajada – el chico está completamente sano. Solo que eso no lo sabe ninguno de los dos, y si te pones a pensar un poco, podrás ver, ¿A quién crees que prefiera Blaine? ¿A su novio quedándose "loco", o a mí, su sexy asistente? – después de decir esto soltó otra carcajada.
- En serio que estas cruzando el límite. – dijo la chica.
- Solamente quiero que el elija a la mejor persona. Y créeme, nadie lo hará tan feliz como yo. – dijo el chico sonriendo malvadamente.
Ahora podíamos ver los colores reales de Jeremyha. Quería a Blaine a toda costa. Y si Kurt se interponía en su camino para tenerlo. No dudaría ni un segundo en quitarlo del camino.
Y mientras las clases cada vez se hacían más difíciles, Rachel aun seguía creyendo que no podía cerrar el ciclo de Jesse sino hasta saber que había pasado con él.
Los lugares en los cuales podría estar tranquila se habían desaparecido en los últimos meses, y el único refugio que ahora ella tenía. Era junto a la tumba de David en el cementerio. Tenía metido en la cabeza, que tal vez algún día Jesse iría a visitar la tumba de su amigo, y cuando ese día llegara, Rachel estaría ahí para saber de él.
Mientras conducía para llegar al cementerio Rachel seguía escuchando como en la radio la policía trataba aun de encontrar al asesino de la chica asesinada en el bar de Salt Lake City hace dos semanas. Al parecer no tenían ningún rastro del atacante y hasta ahora solo podían asegurar que la chica había sido envenenada. El bar estaba ahora clausurado, mientras la familia seguía pidiendo respuestas.
Ella apago la radio, pues no quería saber más sobre asesinatos y policías. Fue entonces cuando se dio cuenta que era muy tarde para huir de estos últimos.
Había cinco patrullas de policía en la puerta del cementerio, todas con las radios encendidas y con varios oficiales a su lado.
Rachel bajo de su auto por orden de uno de estos oficiales. Se quedo parada en la reja del lugar hasta que mintiendo la dejaron entrar. Corrió rápidamente hasta la lapida de David, pues estaba segura que los policías estaban en el lugar por dicha tumba.
Se quedo petrificada al ver que la lapida había desaparecido. Alguien la había reducido a escombros y ahora la tía de David, a quien Rachel había conocido hacia unos meses, estaba tratando de negociar con la policía los gastos de restauración. Fue entonces cuando además de esa mujer Rachel pudo encontrar una cara conocida entre la multitud. La oficial Sylvester la miro fijamente avanzando hacia ella, mientras Rachel seguía observando las rocas con el nombre de David Brooks regadas por todo el piso.
- No me sorprende verla aquí – dijo Sue a Rachel.
- Lo mismo pienso. – respondió ella. - ¿Quién lo hizo?
- Se sorprendería.
Rachel le lanzo una mirada directa. Al parecer la identidad del culpable era alguien a quien ella conocía.
- Ryan, el tío del desaparecido St James – respondió Sue.
Ella miro a la oficial tragando saliva. Ryan había estado con ella unos días antes en el mismo lugar y no parecía tener intenciones de hacerle daño a aquella lapida. Ahora parecía que las personas a las que Rachel creía conocer, no siempre eran honestas con ella.
- ¿Dónde está él? – pregunto Rachel.
- El velador lo encontró aquí justo después del incidente, lo llevaron a la comisaria.
Rachel, sin dudar un segundo, corrió hacia su auto. Tenía que saber porque Ryan había actuado así. Y si tal vez el era inocente. Al estar ahí después del incidente, podría saber quien había roto la lapida, siendo esta probablemente, la misma que los había estado amenazando.
Tina por su parte había estado comprando en el centro comercial. Llevaba las manos llenas de bolsas preparándose para su primera cita en meses. Artie, el chico que había conocido en los días pasados, la había invitado a salir.
Ella no se esperaba para nada encontrar a alguien como en una película, por un mero accidente ver de cerca al posible amor de su vida. Creía que ahora podía ser feliz, y lo disfrutaría mientras durara.
- Tina – dijo alguien a sus espaldas.
Ella giro la cabeza y pudo ver quien la llamaba.
- ¡Noah! – respondió algo sorprendida.
- ¿Necesitas ayuda con esas bolsas? – pregunto él acercándose.
- Solo tengo algunas cosas en ellas. No son pesadas.
Noah se detuvo frente a ella y sonrió algo penoso.
- No te había visto en meses – dijo Tina.
- Lo sé, desde que mi familia se mudo no había podido regresar a Lima a ver cómo estaban las cosas por aquí.
- Creo que mucho ha cambiado – dijo Tina recordando lo que había pasado en los últimos meses.
- Eso veo – respondió él – ahora veo que incluso el cine está cambiando de lugar.
- Lo sé – dijo Tina riendo – incluso el cine cambio.
Los dos guardaron silencio por un minuto.
- Debería irme – dijo tina después de este silencio incomodo.
- Yo también.
Ella comenzó a caminar hacia el estacionamiento cuando de pronto Noah volvió a llamarla.
- Hey tina – dijo el - ¿te gustaría ir a la última función? – dijo después mostrando el folleto de Psicosis en la mano.
Fue entonces cuando Tina sintió una gran presión en el pecho. Había estado enamorada de Noah desde el sexto grado, pero ahora Artie había aparecido en la escena. Era una decisión complicada. Esta invitación, la del chico que tenía el folleto frente a ella, la había estado esperando muchos años. Pero se sorprendió al notar, que ahora que había llegado, no tenía tanta importancia para ella.
- Ya quede de ir con alguien – respondió ella – lo siento.
Noah agacho la mirada.
- Será en otra ocasión – dijo ella - ¿Te quedaras mucho tiempo?
- Yo te aviso – respondió él.
Ahora Noah sabía que era cierto lo que decían, nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Muchas cosas habían cambiado desde que se había ido, incluyendo la chica que siempre estuvo enamorada de él, y ahora parecía haberlo superado.
Mientras Tina caminaba al estacionamiento pudo ver como el nuevo vecino de Rachel discutía con otro hombre cerca de la salida principal del centro comercial. Comenzó a guardar sus bolsas en la cajuela mientras trataba de escuchar porque discutían. Al parecer había un malentendido en precios, y habían cobrado más de lo necesario al chico rubio.
Sam, como le había dicho Rachel que se llamaba aquel chico, noto que Tina lo observaba fijamente. Ella giro rápidamente la cabeza y subió a su auto lo más rápido que pudo. Había algo en los ojos de ese chico, que lo hacían ver amenazante.
Rachel había llegado a la comisaria lo más rápido que su auto le permitió. Se quedo en la sala de espera con la esperanza de que los oficiales le dejaran ver a Ryan tan solo unos segundos. Un policía salió para indicarle que tenía solo cinco minutos. Ella rápidamente se puso de pie y avanzo hacia las celdas.
Ryan, al verla se puso de pie y se pego en los barrotes algo desesperado.
- Me alegra que estés aquí – dijo él ansioso, Rachel retrocedió un paso al ponerse nerviosa.
- ¿Qué paso? – dijo ella - ¿Por qué todos dicen que destruiste la lapida de David?
- Yo no lo hice Rachel, tienes que creerme – dijo él.
Rachel pudo recordar los meses pasados mientras Ryan pronunciaba esas palabras. Él era quien siempre había creído en su inocencia. Y ahora ella tenía que devolverle el favor haciendo lo mismo.
- Te creo – respondió – pero debes decirme que paso.
- No podía dormir en el hotel. Por más que quería cerrar los ojos muchas cosas en mi cabeza no me lo permitían. Pensé que sería mejor que me fuera de nuevo a California, así que tome mi auto y comencé a conducir. Pare en el cementerio, algo me dijo que debía ir a ese lugar. Me salte la barda, y corrí hacia la lapida de David antes de que alguien me viera. Fue entonces cuando pude ver como alguien la hacía pedazos. Y tu como yo sabemos quién era la persona a quien esperaba ver ahí en medio de la noche.
- Jesse – dijo Rachel con un escalofrió en su cuerpo.
- Exacto. Pensé que por fin podría verlo otra vez. Saber que había pasado con él. Pero lo único que logre fue ahuyentarlo. En cuanto escucho mis pisadas entre las ramas corrió hacia un auto que estaba estacionado al otro lado del camino. Rápidamente lo seguí, y fue entonces cuando pude ver que había dejado algo tirado en el camino antes de que arrancara.
- ¿Qué era? – pregunto Rachel intrigada.
Ryan saco de su bolsillo un pedazo de hoja doblada en cuatro. Rachel lo desdoblo en sus manos leyendo algo que de nuevo la dejaría sin habla.
"Estaré en el callejón Louth a media noche – Jesse"
¿Acaso esto era cierto? ¿Había sido Jesse quien había destruido la lapida de David? , pero sobre todo, ¿Seria Jesse quien estaría en Louth a mitad de la noche hoy? Rachel sabia que parecía todo muy desquiciado. Pero tenía que averiguar si era él quien se había estado presentando anónimamente los últimos meses, y solo había una forma de averiguarlo.
- Tengo que ir Rachel – dijo Ryan. – tengo que hablar con él.
- Yo iré – dijo ella – también tengo que hacerle algunas preguntas.
El oficial a cargo entro al pasillo indicándole a Rachel que su tiempo había terminado. Ella se puso de pie sin quitarle la vista de encima al hombre dentro de la celda. Esta noche podría ser decisiva, él podría haber regresado, terminando así con muchas cosas, que habían comenzado justamente, desde que se había ido.
El gran evento había llegado. Los cinemas de Lima darían su última función en su original edificio. Todos los que habían logrado conseguir entradas esperaban ansiosos en la fila.
Había varias personas regalando folletos en la entrada, tenían en ellos fotografías del cine en sus primeros años. Era muy bueno poder recordar cómo se veía antes, para así poder tener una imagen cuando el edificio fuera demolido la semana entrante.
La fila comenzó a avanzar. Poniendo así a los visitantes más ansiosos.
Tina y Artie estaban parados detrás de Quinn y Lindsay, platicaban sobre sus recuerdos más memorables en el lugar. Pues ellos habían crecido yendo a este cine casi todos los fines de semana durante años y años.
- Mis padres me trajeron aquí por primera vez cuando tenía siete años. – decía Quinn – no puedo creer que todos estos recuerdos tengan que irse.
- Fue bueno venir hoy, al menos así tenemos la oportunidad de disfrutar de un último recuerdo – dijo tina.
- Los últimos pueden ser los mejores – respondió Artie tomando la mano de Tina. Ella se sonrojo y sonrió a Quinn quien la miraba contenta.
- Creo que los veremos adentro – dijo Lindsay al ver que su turno estaba cerca.
- Seguro – respondió tina.
Lindsay y Quinn avanzaron hacia la taquilla dejando sus entradas en el lugar, avanzaron hacia la dulcería mientras reían al escuchar las múltiples aventuras de Quinn en ese lugar. Fue entonces cuando la chica rubia vio a Rachel al otro lado de la calle.
- ¿Me esperarías un momento? – dijo Quinn.
- Claro, solamente no tardes mucho, no quiero ver la película en el piso – respondió Lindsay bromeando.
Quinn sonrió y corrió rápidamente hasta donde estaba Rachel.
- ¿Vas a entrar? – pregunto cuando estuvo cerca de ella.
Rachel se sorprendió al escucharla y la miro sorprendida.
- Hola – dijo Rachel – no, no tengo entradas.
- ¿Qué haces aquí a mitad de la noche entonces?
- Creo que espero por alguien – dijo Rachel tragando saliva.
- Pareces algo asustada. ¿Qué pasa?
Rachel le mostro a su amiga la nota que Ryan le había entregado.
- ¿Cómo conseguiste esto? – pregunto Quinn algo sorprendida.
- Alguien la dejo para Ryan en la tumba de David. El no puede venir porque piensan que él fue quien la destruyo y ahora está en prisión. Pero yo no puedo perder esta oportunidad. Tengo que verlo, saber que le paso.
- No Rachel – dijo Quinn – esto podría ser solo una mala broma. Podría ser peligroso y lo sabes.
- No puedo dejar pasar esto Quinn, irme a dormir pensando que tal vez si haya sido él quien dejo esta nota.
Quinn giro la cabeza notando que Lindsay la observaba impaciente en la entrada del cine con un bote de palomitas en las manos.
- Solo llámame si algo pasa ¿Está bien? – dijo Quinn.
- Ok – respondió Rachel.
Ambas avanzaron hacia sus destinos. Quinn iba camino a una noche que podría convertirse en la mejor cita de todas. Mientras Rachel, dudaba en avanzar hacia el callejón, donde podría enfrentar cara a cara su destino.
La película había comenzado puntual faltando solo cinco minutos para la media noche. Todos dieron un grito de alegría al ver los primeros creiditos aparecer en la pantalla.
Quinn y Lindsay sonrieron al ver como las personas a su alrededor se alegraban.
La música de suspenso antigua comenzó a sonar en toda la sala, aumentando así el bullicio que la ansiedad de las personas causaba.
Habían sido unos meses llenos de presión para Quinn. Su mejor amiga había pasado a ser una sospechosa en el caso más terrible que había visto Lima, además de que sus sentimientos habían salido a la luz pública después de los rumores de un video en donde se podía ver como Quinn tenía preferencias distintas a las que todos creían. Había sufrido dos accidentes que la habían dejado en el hospital por días. Y todo esto, parecía nunca terminar. Pero ahora, bajo la luz tenue de la pantalla, todo eso parecía estar desapareciendo, y mientras miraba los claros ojos de Lindsay a su lado, sentía que podía respirar de nuevo. De pronto sintió como si solo ellas estuvieran sentadas en el lugar. Le sonrió, y después dirigió su mirada a la pantalla, tratando de evadir las ganas que tenia de besarla.
Artie y Tina estaban abrazados en las primeras filas. Muchas parejas estaban sentadas a su lado haciéndolos sentirse incómodos mientras se besaban ignorando totalmente la película frente a ellos. Artie rápidamente abrazo a Tina, para romper la tensión del momento. Ella se acomodo entre sus brazos, sintiendo como su final feliz, podría por fin haber llegado.
Mientras tanto Rachel estaba sentada en un pórtico al final del callejón Louth. Tenía las manos heladas, podía sentir incluso como sus dedos dejaban de moverse y se acalambraban debido a la temperatura, que cada vez era más baja.
Sabía que, como Quinn lo había dicho, esto podía ser solo una broma. Pero ahora no podía quitar de su cabeza la idea de que Jesse podría estar cerca. Y al fin podría verlo otra vez, y aclarar todo lo que había comenzado mal. Y terminado peor.
Los minutos seguía avanzando, y el reloj se hacía cada vez más veloz. Parecía que esta noche no pasaría nada interesante. Rachel seguía mirando los números en su teléfono celular, notando que ya habían pasado quince minutos y nadie se había aparecido.
Los nervios comenzaban a disminuir, mientras ella se hacía a la idea, de que nadie aparecería, y todo volvería a la normalidad.
Se puso de pie, comenzó a caminar hacia la calle principal y vio que la cafetería aun estaba abierta. Avanzo para comprar un café amargo. Tenía que quedarse despierta esperando a que amaneciera, pues ya que sus padres aun no regresaban, la casa sola le daba más temor que una calle desierta a media noche. Además sabia que la mitad del pueblo estaría en el cine unas horas más, lo cual le daba más confianza.
Pago por su café y camina hasta la acera. Fue entonces cuando la radio de una de las patrullas de policía penetro hasta los oídos de Rachel haciéndola escuchar con detalle lo que decían.
Uno de los presos de la comisaria había escapado, y le estaban dando a todas las unidades la orden de encontrarlo.
- Ryan – dijo Rache al saber que era él a quien buscaban.
Tiro el café y corrió acelerada hacia el callejón al otro lado de la calle. Sabía que si había escapado solo había sido por Jesse. Quería verlo con tantas ansias como Rachel. Y no dejaría pasar esta oportunidad.
Ella comenzó a buscar con la mirada alguna señal de vida. Su corazón palpitaba fuertemente mientras intentaba encontrar a Ryan. Parecía que todo había dado un giro inesperado. Y la noche apenas comenzaba.
Entonces pudo verlo. Vio como un hombre corrió hasta el otro lado del callejón perdiéndose entre las calles aledañas.
Quinn seguía mirando a Lindsay siempre que ella se descuidaba. Sus manos le pedían tomar las de su acompañante. Pero en su cabeza sabia que esto era muy precipitado.
- Parece que no supiera el final de la película – le susurro Lindsay emocionada.
- Siempre que la veo me vuelvo a intrigar – respondió Quinn tratando de mantener el ambiente relajado.
Fue Lindsay quien miro esta vez a Quinn con ternura, y en este momento ninguna de las dos pudo negar más lo que estaba a punto de ocurrir. Se comenzaron a acercar lentamente, mientras ambas cerraban los ojos para no arruinar el épico momento.
Sus labios habían comenzado a tocarse, cuando un disparo, que no era parte de la película, hizo a todo el público saltar de sus asientos.
Rachel había estado siguiendo a aquel hombre que había visto. Y conforme se acercaba podía ver cómo eran dos las personas que corrían en dirección al cine.
Abrió la puerta trasera violentamente al ver que las dos figuras habían entrado al edificio por esa misma entrada. Comenzó a buscar de nuevo a estas personas mientras su respiración se comenzaba a agitar.
El disparo se escucho en todo el lugar. No parecía tener dirección de origen. Pero Rachel se esforzó por encontrarla. Y pudo descubrir que había provenido de una puerta al final del corredor.
Todo el público comenzó a gritar asustado. Se pusieron de pie mientras los empleados del lugar les indicaban las salidas de emergencia.
Rachel abrió la puerta rápidamente. Encontrándose con algo para lo que no estaba preparada.
Ryan estaba tirado en el piso con sangre saliendo de su pecho. Tenía los ojos abiertos, pero perdidos en el momento. Ella se puso la mano en la boca mientras sus lágrimas comenzaban a salir. Se tiro de rodillas a su lado y comenzó a acariciar su frente.
- ¡Ayuda! – grito cuando recupero la voz. – por favor Ryan, no te vayas tu también.
Alzo la mirada y pudo ver que la ventana de dicha habitación estaba abierta. Quien sea que le haya disparado, había escapado ya.
¿Acaso había sido Jesse? ¿El había asesinado a su padre y a su tío después? ¿Había sido él quien había quitado los frenos en el auto de Quinn? ¿Por qué hacia todo esto? ¿Qué ganaba con lastimar a sus seres queridos?
Rachel sollozaba mientras no lograba encontrar pulso en Ryan.
- ¡Ayúdenme! – seguía gritando con todas sus fuerzas con la voz entrecortada.
En sus ojos tenía un extraño reflejo. Había visto a su atacante antes de morir. Y si había sido su sobrino quien lo había asesinado a sangre fría. Este reflejo solo seria de nostalgia.
Ella cerró sus ojos al resignarse. Ryan había muerto. Y ahora Jesse, parecía un misterio más grande, de lo que ya era.
"Se rumora que… los seres queridos de Jesse St James están siendo lastimados, y Rachel podría ser la siguiente"
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO, NO OLVIDEN COMENTAR. Y ME SIENTO MAL POR NO HABERME INSCRITO EN EL FANFIC AWARD PERO AÚN ASÍ AMO, AMOOOO, QUE MI ADE HAYA GANADO! ADE HERMOSA, SEPAS DE UNA VEZ QUE MI VOTO FUE PARA TI :) Y ENTRÉ POR MI CUENTA VIEJA Y VOTÉ POR TI MI NALLE ;) FELICITACIONES A TODOS LOS QUE GANARON.
BESOS, NINA.
Nina Rathbone* - Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 05/09/2012
Edad : 28
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
Wau 2 capitulos, y estuvieron buenisimos. Primero odio a Jeremiah ¬¬ por su culpa Kurt esta sufriendo cuando no tiene porque hacerlo u.u Sera Jesse el que esta haciendo todo esto, ya quiero descubrirlo, los capitulos cada vez se ponen mejor y ahora Ryan murio u.u Es un gran fic, cada vez me gusta mas :D Salu2 y un abrazo a la distancia :D
camidejuaco******* - Mensajes : 498
Fecha de inscripción : 18/04/2012
Edad : 31
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
Genial! Gracias por actualizar, tenia muchas dudas de que iba a pasar y me alegra que no quedara inconcluso como otros, reongjhotlijnodhfjzoigj :3
Camiii :3* - Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 27/10/2012
Edad : 28
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
PERDON!!! PERDON!! Por no haber comentado, tenia muchas tareas!!! Me fascino Nina!! Pero Kurt esta enfermo :( yo quiero que este bien :( Ryan murio juuum raro.
Actualiza.
~ Adeliux♥!!.
Actualiza.
~ Adeliux♥!!.
Adee' Gustin Malik***** - Mensajes : 230
Fecha de inscripción : 09/08/2012
Edad : 27
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
Nina:
Simplemente MARAVILLOSO!!!!!!
de verdad no me pude aguantar aunque los ojos ya los tenia pa' la historia, asi que me hice la valiente e imprimí todo el Fanfics y lo leí tranquilamente sentada en mi sillon con una rica Coca Cola Light y no pude hacer nada hasta que lo terminé.
Definitivamente te puedo decir que eres una MAESTRA
Me encantó
de verdad lo que mas quiero es que actualizes o si no
Espero con ansias tu actualización
Simplemente MARAVILLOSO!!!!!!
de verdad no me pude aguantar aunque los ojos ya los tenia pa' la historia, asi que me hice la valiente e imprimí todo el Fanfics y lo leí tranquilamente sentada en mi sillon con una rica Coca Cola Light y no pude hacer nada hasta que lo terminé.
Definitivamente te puedo decir que eres una MAESTRA
Me encantó
de verdad lo que mas quiero es que actualizes o si no
Espero con ansias tu actualización
Emy_Rodriguez Groff- -
Mensajes : 1446
Fecha de inscripción : 25/05/2011
Edad : 43
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
Perdón por no comentar pero estaba súper pérdida enserio xd y tu dedicando el capitulo lo bueno fue que me dijo Emy del capitulo si no seguería perdida comentaría todos los capitulos que me perdí pero es algo noche y mi comentario no sería muy coherente que digamos xD así que solo diré ME ENCANTO y espero actualización
Nalle Rivera- Nayaholic Groff
- Mensajes : 1233
Fecha de inscripción : 24/12/2011
Edad : 25
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
hola devo decirte que desde que lei tu finc no pude parar es buenisima toda la trama que tiene eres la reina del suspenso eres una GENIAL !!!! lo que si me entristesio ver que llevas tiempo sin actualizar porfa haslo te lo suplico necesiro saber mas e.e. bueno nos vemos no tardes By
yani_sanchel*** - Mensajes : 126
Fecha de inscripción : 09/04/2013
Re: Fic: Rumor has it (St. Berry) Capítulos 9 y 10 (Segunda temporada) 9 DEDICADO A ADE 10 DEDICADO A NALLE RIVERA
FIC CON 6 MESES SIN ACTUALIZACION
Fanfic cerrado por 6 meses de inactividad, si el autor desea reabrirlo solo tiene que hacer una solicitud vía MP con el link del fic, a un moderador, administradora y de inmediato el fan fic será reabierto
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Edad : 39
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