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FanFic Faberry // "Marea de Recuerdos" - Capitulo 18 "Recuerdos dolorosos" Parte I
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mary04
Rory Nayru Luna
Enrique Monteith
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FanFic Faberry // "Marea de Recuerdos" - Capitulo 18 "Recuerdos dolorosos" Parte I
Hola hola!.. Yo otra vez! Despues de un mes! Si un mes! No me lo perdono.. Pero la tesis esta dura y mi tutor no me perdona ni una!.. Pero aquí sigo escribiendo! :)..
Gracias por seguir aqui.. Y Les dejo un nuevo capitulo dividido en dos partes, la segunda parte la publico en esta semana!.
Se que tendran algunas dudas como "Que? aja Finchel?" o como de que a porqué Faberry no están juntas en la "actualidad" (eso me recuerda lo mucho que extraño Achele y lo mucho que me descepciona Lea con su falta de felicitación a Di el dia de su cumpleaños! Digo! Son o mejor dicho quizas Eran! Buenas amigas, fuera del contexto de relación si la tenian o no! digo da igual! Si era tu "mejor amiga" lo minimo que se merece es una felicitación! Digo! y aja porque no vemos mucho a Quinn en la 4 temporada! realmente la extraño!) Dejando de lado el parentesis aun falta responder "Que le paso a Quinn en su año en Nueva York, porque regreso a Lima, Que paso con Beth y Puck.. había una llamada se acuerdan?.. Bueno aqui vamos :) desenlace!
Por favor, les pido y ruego que no me miren con malos ojos en este capitulo que posiblemente los deje con cara de que onda? O.O.. Pero luego prometo hacerles reir, y que lo vean con ojo crítico. Es parte de la historia y en algún momento tenía que llegar.
Por otro lado les comento que habrá un momento en la historia en el que escucharemos a Rachel y ella nos dirá que pasó para aquellos Rachomanos :3. No aquí en este capitulo, posiblemente más adelante.. Pero ella es el punto clave de todo esto.
Sin más queridos lectores, les dejo con Quinn, nuevamente mil disculpas por retrasarme tanto, pero estoy a dos de aplicar la de Sue cuando se libra del director de coro de Aural Intensity para con mi tutor.. De veras que no me deja respirar me hace sentir pequeña con mi tesis sobre la diversidad Ictiológica del Parque turístico de Chankan'ab ubicado dentro del Parque Marino Arrecifes de Cozumel en la Isla Cozumel que forma parte del Caribe Mexicano. Lo que no me extraña puesto que el es botánico xD..
Nos vemos en la proxima actualizacion! Que prometo será esta viernes sin falta! :)
Un abrazo de Fenix!
Gracias por seguir aqui.. Y Les dejo un nuevo capitulo dividido en dos partes, la segunda parte la publico en esta semana!.
Se que tendran algunas dudas como "Que? aja Finchel?" o como de que a porqué Faberry no están juntas en la "actualidad" (eso me recuerda lo mucho que extraño Achele y lo mucho que me descepciona Lea con su falta de felicitación a Di el dia de su cumpleaños! Digo! Son o mejor dicho quizas Eran! Buenas amigas, fuera del contexto de relación si la tenian o no! digo da igual! Si era tu "mejor amiga" lo minimo que se merece es una felicitación! Digo! y aja porque no vemos mucho a Quinn en la 4 temporada! realmente la extraño!) Dejando de lado el parentesis aun falta responder "Que le paso a Quinn en su año en Nueva York, porque regreso a Lima, Que paso con Beth y Puck.. había una llamada se acuerdan?.. Bueno aqui vamos :) desenlace!
Por favor, les pido y ruego que no me miren con malos ojos en este capitulo que posiblemente los deje con cara de que onda? O.O.. Pero luego prometo hacerles reir, y que lo vean con ojo crítico. Es parte de la historia y en algún momento tenía que llegar.
Por otro lado les comento que habrá un momento en la historia en el que escucharemos a Rachel y ella nos dirá que pasó para aquellos Rachomanos :3. No aquí en este capitulo, posiblemente más adelante.. Pero ella es el punto clave de todo esto.
Sin más queridos lectores, les dejo con Quinn, nuevamente mil disculpas por retrasarme tanto, pero estoy a dos de aplicar la de Sue cuando se libra del director de coro de Aural Intensity para con mi tutor.. De veras que no me deja respirar me hace sentir pequeña con mi tesis sobre la diversidad Ictiológica del Parque turístico de Chankan'ab ubicado dentro del Parque Marino Arrecifes de Cozumel en la Isla Cozumel que forma parte del Caribe Mexicano. Lo que no me extraña puesto que el es botánico xD..
Nos vemos en la proxima actualizacion! Que prometo será esta viernes sin falta! :)
Un abrazo de Fenix!
Capitulo 18 – “Recuerdos dolorosos” Parte I
~ Lima 1 año y 6 meses atrás ~
~ Lima 1 año y 6 meses atrás ~
Me tumbé en la cama para tener que pararme nuevamente cuando escuche el celular sonar. Mi felicidad y la suerte que tenía en ese momento se esfumaron el recibir la llamada, que sin ver la pantalla conteste pensando que sería Rachel.
“Vaya que si cuesta localizarte rubia..” – La voz que salía de aquél aparato dejó caer toda mi felicidad como cristal acabado de estallar con un golpe. La reconocí, sabía quién era.. Era la tormenta misma que parecía avecinarse nuevamente. Los nervios recorrieron mi cuerpo.
Solamente tuve una imagen de Nueva York. Abrí los ojos como platos y en ese momento me arrepentí de haber tomado la llamada.
“Puck….” - Apenas y pude pronunciar.
“No estoy para juegos rubia.. ¿Dónde está Beth? La quiero conocer” – Hablaba tranquilo, pero lo conozco tan bien, que se que esa tranquilidad que pretendía transmitir, era simplemente por ocultar el enojo que lleva guardado hacia mi desde el día que me fuí de casa, el día que lo arrestaron.
“Puck.. – Suspiré tratando de calmar los nervios que me invadían que poco a poco se iban transformando en miedo. – No puedes conocer a Beth.. porque….”
“No me fastidies Quinn!.. – Levantó la voz interrumpiéndome. Hizo una pausa seguida de un suspiro para volver a serenarse y seguir hablando con la misma tranquilidad. – Quiero verla, nada más.. No pretendo nada.. Por favor Quinn, tráemela un día..”
“Escúchame Puck.. No puedo hacer eso.. – Intentaba controlar la situación, sabía que eventualmente Puck se iba a enterar de lo sucedido, tenía que hablarle, sincerarme, sé que en el fondo el chico no es malo, es alguien con buenos sentimientos. – No puedo porque.. No estoy más en Nueva York… - Hice una pausa. – Y Beth no esta mas conmigo”.
Hubo una larga pausa, en la que pude suponer que a Puck lo gobernaba la ira y sin que yo escuchara trataba de tranquilizarse, cosa que sé no iba a lograr.
“¿Qué dices? ¿Dónde está Beth? ¿Porque te fuiste de Nueva York y dónde estás?” – La ira lo dominaba, podía sentirlo.
“Puck.. Escucha, cuando salgas.. Podremos hablar tranquilamente” – Intenté calmarlo.
“No! Escúchame tu Quinn.. Cuando salga, te voy a encontrar, a ti y a Beth.. Me vas a explicar todo.. O de lo contrario te juro que…” – Gritaba en el teléfono, me vi en la obligación de interrumpirlo.
“¿Me estás amenazando?.. Puck, si sigues en ese plan yo seré quien te juré que en tu vida sepas nada, ni de mi, ni mucho menos de Beth!.. Y por favor, no vuelvas a llamarme”. – Me defendí.
En ese momento terminé la llamada, supuse que si Puck seguía en aquella prisión pues el ya era mayor de edad y tenía que acometerse a las consecuencias de sus actos, solo tenía derecho a una llamada a un familiar, llamada que ya había hecho y gastado de la peor manera. No sé por qué espero un año para hacerla, rompió mi tranquilidad en ese momento. Me vi aterrada por su amenaza, y lo único que pude pensar al momento era que Beth se encontraba ahora en buenas manos muy lejos de Puck y de mí y eso me dejaba un poco mas tranquila.
Me lleve las manos a la cabeza tratando de hallar tranquilidad, miré a mi alrededor hasta dar con la pequeña mochila que llevo a todos lados conmigo, me aproxime buscando en su interior hasta encontrar un cigarro. Abrí la cajetilla que se encontraba llena todavía, pues no había probado uno desde aquella noche que Rachel me lo prohibió.
Tomé un cigarrillo y el encendedor. Dudé. – “No se va a enterar..” – Murmuré y salí al balcón de mi cuarto. Me senté en el borde.
Pensé en Beth, en como estaría. Un sentimiento de culpa me invadió, y no, no era por aquel cigarrillo que tenía la cara de Rachel diciéndome “no me gusta que fumes”; era por Beth.. Puck después de un año se acordó de ella, y no dudo que piense en ella todos los días, pero aquel sentimiento de culpa se debía a eso; Puck la recordaba, y yo.. Yo me sentía una mala madre, después de entregársela a aquella mujer jamás me digne a llamarle y preguntarle por.. mi hija. Todavía conservo su tarjeta, me dijo que el día que yo quiera la podía contactar; y yo simplemente no lo había hecho en un año.
Pensé en Finn; en el tiempo que estábamos juntos desde que llegue a Lima, el era el único confidente, después de San y Britt claro, que sabía exactamente lo que había pasado en Nueva York, las veces que el me dijo que intentara contactar a aquella mujer para simplemente preguntar cómo estaba Beth y que aquel sentimiento de culpa al extrañarla se desvaneciera. Finn lo intentó, de verdad intentó hacerme feliz, yo simplemente me negaba a hablar de Beth.
Pensé en Sam, en el tiempo que me ayudó y que estuvo conmigo durante el embarazo. Estuvo ahí para mi, hasta el día que Beth nació, por llamadas puesto que el se había ido de Nueva York 2 meses antes de ese día.
Aquellas tres personas eran importantes en mi vida, y ahora una cuarta persona formaba parte de ello. Tarde o temprano Rachel conocería aquel pasado, y lo que me aterraba, era lo que podía pensar con aquello; un miedo intenso a perderla comenzó a invadirme.
Cuando regrese a la realidad, aquel cigarrillo se había consumido y en la otra mano sostenía el celular con el registro de contactos abierto, señalando el nombre de Shelby Corcoran. Contemplé aquello por unos segundos, cuando la pantalla del celular se ilumino mostrando la llegada de un mensaje. No dude, lo abrí y esbocé una sonrisa.
Tu aroma está impregnado en mis sabanas, es muy pronto para extrañarte? Como fue con tu mama? R.
Sonreí, porque recordarla me hacía sonreír estúpidamente. Miré la hora, si bien eran las 10 de la mañana no tenía más de tres horas que había despertado con Rachel entre mis brazos, sabía que aquel mensaje, aparte de extrañarme, expresaba la preocupación que sentía desde que me dejo a dos esquinas de mi casa.
Sorprendida aún con esas extrañas sensaciones que la morena lograba despertar en mí, me decidí a llamarla para dejarla tranquila. No fue después del último tono cuando me contesto.
“Quinnie!.. Discúlpame, estaba con mis padres y deje el celular en la mesita de la sala..” – Contestaba apurada.
“No te apures Rachs.. – Sonreí. – Solo te llamé para decirte que todo está bien”
“¿De verdad? ¿Qué pasó? Dímelo Quinn! Me quede preocupada toda la mañana..” – Respondía con su típico hablar.
“Jaja, tranquila.. La verdad es que me salvé, cuando llegué a la casa mi madre no estaba.. Solo me dejo una nota que decía que salieron de viaje y que me quedaba sola una semana y que ya hablaríamos cuando regresaran… Así que todo esta bien, no te preocupes” – Respondí interrumpiéndola.
“Vaya!.. El mundo está a nuestro favor! Jajajaja – Reía Rachel contagiándome con ella. – ¿Y que haces ahorita?”
“Pues.. Justo ahora nada, pero pienso bajar y a prepararme el desayuno porque tengo hambre, luego creo que dormiré un ratito. – Pensé, intuí que si Rachel preguntaba, era por algo. - ¿Quieres que te vea más tarde?”.
“Me gusta la idea!.. – Pude escuchar su sonrisa y sentía que la tenía a mi lado. – Te espero para la hora de comer y comemos juntas. ¿Te parece?”
“Suena perfecto.. – Hice una pausa al escuchar un ruido en las escaleras. – Rachs.. Tengo que dejarte, te veo en un rato ok?”.
“Claro cielo, yo igual me tengo que ir.. Un beso.. y Quinn”. – Esperó mi respuesta.
“Dime”
“Deja de fumar.. Ciao cielo, te veo en un rato”. – Respondió de manera divertida, dando por terminada la conversación.
Al cortarse la llamada, di un salto para tocar el piso y miré por todos lados buscando a Rachel. Tomé mi celular y le mandé un mensaje.
Me espías?. Q
Jajajaja, tonta! Te acabas de quemar!. R
Que? Porque? Cómo Sabes?. Q
Lo digo porque anoche vi tu cajetilla de cigarros en tu mochilita, no porque te haya visto fumando. Pero gracias por confirmarme que lo hacias!. R
Oh.. ya.. ahm.. ya te dije que te extraño?. Q
Jajaja, hazte! Te veo al rato “corderito” un beso! Póntelo donde quieras ;). R
“Que estúpida que soy” – Reí para mi misma.
¿Alguna vez se han sentido tan felices, que todo marcha a su favor, que todo esta tan pero tan bien; que incluso esa sensación les da temor?.. Sabes que ya esta! Caíste, estas.. Por más que me cueste decir la palabra, estas enamorada.. ¿Y cómo lo sabes? Porque te quedas mirando el celular cada vez que suena pensando que es ella, sea mensaje o llamada, porque siempre tienes unas ganas de verla a todo momento.
Y es ahí y es así cuando conoces a tu “primer amor” el amor que normalmente llega entre los 16 y los 18 años.
Yo conocí a Rachel a los 16 años y medio aproximadamente, en un evento anual de Lima que se realiza a principios del mes de Julio. Conocerla le dio un giro de 180° a mi vida, no he dejado de pensar en ella desde que vi aquellos ojos cafés mientras hacíamos de las nuestras en la pista de baile de aquel lugar. ¿Qué puedo decir? Mirar esos profundos ojos me inspira una ternura extrema, y eso es una de las cosas que amo de Rachel Berry. Eso y su rápido hablar, su asombrosa voz, su rápido caminar, su entusiasmo, su alegría, su seguridad.
Su seguridad.
Seguridad que yo no tenía, yo siempre viví en constante miedo.
¿Sabes por qué? Crecí en una familia unida, siempre fuimos esa familia modelo, idealismo de mi padre, siempre fui la princesa de sus ojos las cosas eran perfectas; la familia perfecta. Y la familia perfecta no comete errores como el que yo cometí un año atrás en Nueva York.
Estaba tan entusiasmada, los hermanos de mi padre (igual de exitosos) viven ahí, y en las reuniones familiares como la Navidad, el día de Acción de Gracias o el cumpleaños de la abuela, siempre íbamos a Nueva York. Ellos eran igual de “perfectos” que nosotros, en aquellas reuniones recuerdo tener elegantes charlas (en las que yo me aburría) con mis primas de un par de años mas que yo, de igual manera eran las princesas de sus padres; ellas siempre soñaban con ir a la más prestigiada escuela secundaria de Nueva York.
Aquella forma de vida, aunque me aborrecía, me hizo pensar: “Bueno, yo soy hija de mi padre, una Fabray”. Veas como lo veas siempre quise complacerlo. Así que cuando mis primas entraron, lo primero que hice fue pensar “¿porque yo no?”. Tenía que enorgullecer a mi padre, quizás para mi era, o mejor dicho es, una manera de agradecerle el esfuerzo de verme crecer.
Tenía que hacerlo sentir orgulloso de mí. Se lo debía.
Así que le rogué que me dejara ir a aquella prestigiosa secundaria de Nueva York, tenía que seguir con ese “legado familiar” de prestigio. ¿Qué te puedo decir? Su cara de orgullo y su “Esa es mi princesa” me hacían sonreír de manera espontánea. Tenía que ser perfecta, así me crecieron.
Oh! Gran error.
Caí en el abismo de aquella desagradable soledad, lejos de casa. Cuando intentas ser perfecto, en el fondo casi nunca lo eres. Cuando llegue conocí a fondo a mis primas, eran barbies perfectas pero eran tan falsas dentro de un mundo galante. Ya sabes, de aquellas que van a fiestas VIP gastando el nuevo salario de papa y a sus espaldas consumen drogas y estupefacientes y martinis bien preparados. Fue en una de esas fiestas donde conocí a Puck.
¿Qué hacía Puck en esa fiesta? Fácil, el era el encargado de llevar a la fiesta aquel “producto de clase” como el lo llamaba.
Yo llegué a aquella fiesta a “acompañar” a mis primas, vivía con ellas y mi tío prácticamente me obligó.
Puck llegó como cada fiesta con su bien peinado moicano, su chaqueta de cuero, sus flojos pantalones de mezclilla y su esencia de chico malo. Yo estaba sentada en un enorme y lujoso sofá observando a todos, cuando Puck llegó a sentarse a mi lado.
“¿Qué tal?.. – Extendió la mano para presentarse. – Noah Puckerman, pero tu puedes decirme Puck.. – Dudé en tomar su mano, lo miré unos segundos; él se dio cuenta de mi actitud. – ¿Tiene nombre esta guapa rubia?.. Sabes, es de mala educación dejar a alguien con la mano extendida”.
“Quinn.. – Respondí tomando su mano, y con una cara seria. – Ahora puedes perderte por donde veniste”. – Regrese la mirada hacia mis primas, acomodándome en el sillón. Puck parece no haber entendido mi directa y se sentó a un lado.
“¿Es aburrido verdad?.. No entiendo como llaman fiesta a estos eventos de niños ricos, nunca lo comprendí.. – Decía mirando a su alrededor, giré la vista hacia el con la ceja alzada. – Tu no pareces pertenecer a este lugar.. Esto es demasiado falso, tu no eres de estas personas”. – Terminó señalando con la mano a mis primas que bailaban entretenidas y fuera de lugar.
“Y.. ¿Qué te hace pensar eso?”. – Pregunté interesada, Puck era guapo y siempre me permití ese ligero coqueteo; vamos! ¿A quien no le gusta que coqueteen con uno?.
“Es solo cuestión de mirarte a los ojos, notar que esta fiesta te aburre es sencillo porque de lo contrario no estarías aquí sentada”. – Finalizó esbozando su coqueta sonrisa.
No se si sea su sonrisa boba, o su “look” de chico malo; pero Puck me pareció atractivo en ese momento, estaba sola y aun no me había acostumbrado a este cambiante ritmo de vida. Fue sencillo caer en sus brazos. El chico se portó lindo y elegante, sabía cómo tratar a las chicas que se envuelven en ese círculo. Al final terminó convenciéndome de acompañarlo a una fiesta divertida. Y ya sabemos como terminó.
Ese día conocí lo que yo llamo “la verdadera perdición” y no una fiesta VIP como las de mis primas; y ahora que lo pienso, si me dieran la oportunidad de volver a elegir entre irme a una de las fiestas divertidas que llama Puck o las fiestas VIP de mis primas.. No dudaría y escogería la de mis primas.
Puck era un dealer, salí con el cerca de 1 año. Con el conocí todo tipo de drogas, malas compañías, incluso aprendí a tratar a la mafia. Vamos! Era su novia, el confiaba en mi y yo, pensaba que eso era vida. Todo adolescente desea esa independencia! A los seis meses de estar con el, finalmente decidí salirme de casa de mis primas y esa fue la primera decepción de mi padre.
La segunda llegó con mi embarazo. Y cómo dicen, la tercera es la vencida; y la tercera termino en un hospital psiquiátrico donde tratan a pacientes con enfermedades mentales. Sí, ese fue mi castigo; la manera de “enmendarme” según mi padre, y vaya que tenía razón.
No les contare mucho de aquello, pues es algo que hoy día prefiero no recordar. Pasé mis nueve meses restantes encerrada en esa clínica a cargo de una de las mejores psiquiatras de nueva york que parecía estar mas loca que yo: Terri Del Monico. Ella fue la encargada de abrir mi primer historial clínico, el que me perseguiría toda la vida: Cuadros psicóticos con alucinaciones, trastornos de ánimo, ansiedad, de sueño y trastornos perceptivos (flashbacks). De ahí que mi estado de salud mental se viera altera en los próximos años.
Estaba dañada, perdida, tenía el cabello pintado de rosa, vestía de negro y tenía un tatuaje irónico de Ryan Seacrest, resultado de mi “nueva vida” junto a Puck. No me reconocía, me distancie de mis mejores amigas Santana y Brittany que en ese entonces se dedicaban a regañarme, y el único amigo que me quedaba era Sam. Mi padre se había hecho de la vista gorda todo este tiempo aclamando la decepción que tenía, cosa que me importo poco en ese entonces.
“Es hora de salir a comer Fabray..” – Decía la regordeta señora de color encargada de hacerla de seguridad en la habitación completamente blanca en la que me encontraba. – Después, la Dra. Del Mónico quiere que pases a su oficina para tu medicamento.. ¿Entendido?”.
“Entendido.. – Respondí secamente mientras me colocaba la camisa blanca que era el uniforme de los pacientes en aquel blanco hospital.
Salí al comedor, tomando mi porción diaria de comida cuyo sabor era similar al del plástico. Y me senté tranquilamente en la mesa mas alejada y solitaria que encontraba, siempre permanecía sola, a mi alrededor solo veía gente que a mi pensar, era menos cuerda que yo.
Terminada mi comida me dispuse a caminar con mi ya costumbre de jugar con mis manos, ya sea tronándome los dedos o simplemente frotándolas, me dirigía hacia la oficina de la Doctora Terri Del Monico.
Y cómo siempre cada vez que caminaba por ese pasillo me topaba con mi peor pesadilla. Una morena que tenía cara de loca, más que la Dra. Del Monico era la encargada de hacerme la vida imposible en ese lugar, nuestros encuentros siempre terminaban en baños con una manguera de agua helada a presión, empezábamos con peleas donde los guardias de seguridad nos separaban y nos llevaban a un habitáculo donde nos mojaban para “enmendarnos”. Siempre fue la misma historia y yo ya no soportaría más aquel suplicio.
“¿Quería verme doctora?”. – Me asome por la puerta de la oficina de la Doctora Terri.
“Si Quinn, pasa.. – Me respondió señalándome una silla frente a su escritorio. – Toma, son tus pastillas habituales, estos procedimientos son largos y lo que intentamos combatir es esa adicción que tienes a las drogas, que es lo que te ha traído aquí”.
“Es irónico.. Sustituir una droga por otra, me parece absurdo” – Respondí
“Es por tu bien, tu padre ha sido demasiado estricto con tu progreso.. Y aunque debo decir que has estado mejorando, aún faltan otras cosas que debemos tratar”.
“Yo ya quiero irme de aquí!”. – Supliqué.
“Tranquila.. Estarás solamente el tiempo necesario.. Y por favor quiero que dejes de pelear con esa chica, ya sabes cómo es la situación aquí.”
“Pero si es ella la que siempre empieza! Yo solamente camino por los pasillos y cuando me la topo.. No se porque siempre me dan ganas de meterle el puño en la boca para que se calle de una maldita vez!”. Respondía dejándome caer en la silla mientras tomaba las pastillas que según me tranquilizarían.
“Quinn.. La ira que sientes es una de las consecuencias que trae la abstinencia de las drogas, es normal.. Pero a estas alturas ya deberías haberla controlado, por lo que tu estadía en este hospital se ve aplazada, no puedo dejarte ir si no estás completamente curada.. Un segundo. – Me dijo mientras contestaba una llamada que le hacían a su teléfono de oficina. – Doctora Del Monico.. – Contestó. – Okey.. Perfecto en un momento le informo está aquí conmigo, gracias.. – Colgó el teléfono y se dirigió a mi. – Quinn, tu madre está aquí, ha dicho que quiere verte”.
“¿Mi madre?.. ¿Qué quiere que?. – Respondí aturdida. – Pues no quiero verla, no si esta con mi padre”.
“Quinn, ha venido sola, y quiere hablar contigo.. Es tu madre, y de eso ya hablaremos mas tarde en tu terapia ¿Entendido?.. – Asentí con desgana. – Bien, ahora ve a tu habitación y espera a tu madre”.
Después de media hora, mi madre hacía acto de presencia en la habitación donde yo me encontraba sentada sobre el incómodo colchón recargada en una esquina de la pared con los brazos abrazando mis piernas.
“Corderito.. – Saludó mi madre, entrando y abalanzándose sobre mi en un protector abrazo. – No tienes idea de lo mucho que te extraño, me preocupo por ti”.
“Vaya pues, no lo parece..” – Respondí con desgana sin inmutarme en el abrazo, yo mantuve mi posición.
“Quinn.. Mirame.. – Me dijo tomando mi rostro haciendo que la vea a los ojos. – No es justo, ¿Tu crees que esto no es suficiente martirio para nosotros? Verte aquí, tratando de ayudarte a regresar a ser quien eras.. ¿Tu crees que para mi no es difícil tratar de comprender el momento en el que te perdimos?..”
“Tan difícil como escuchar decir a Russel que soy su peor decepción”. – Le dije desviando la mirada, mientras mi madre aun me sostenía limitándome a regresar a verla.
“No estamos decepcionados de ti Quinnie.. Somos tus padres y te queremos, hablé con el, si es verdad fue duro con su decisión. – Los ojos de mi madre comenzaban a llenarse de lágrimas. – Pero fuera de eso.. Te queremos, y estamos desesperados por ayudarte.. Conforme vas creciendo nosotros estamos aprendiendo a ser padres, lo único que buscamos es tú felicidad, una felicidad sana.. Te extraño tanto”. – Sentenció abrazándome con fuerza mientras en mi hombro sentía como sus lágrimas caían.
Lágrimas de dolor.
Fue ahí donde comprendí que había cometido el mayor error de mi vida, los decepcione, así lo sentía. Pero a pesar de eso, mi madre aun me acogía en sus brazos. No pude evitar llorar junto a ella.
“Perdóname.. – Susurre, abrazándola con fuerza. – Perdóname mama.. Quiero salir de aquí, por favor.. – Rogaba. – Sácame de aquí, prometo que cambiaré.. Pero por favor ya no quiero estar aquí.. Me arrepiento”.
Esas son algunas de las palabras que recuerdo con claridad. Al día siguiente estaba quitándome aquel uniforme blanco y saliendo por la puerta de la habitación con mi maleta en mano hacia mi nuevo destino. Lima, ese era mi regreso.
Mi llegada a Lima hacía ya 6 meses había marcado un nuevo rumbo en mi vida, que se había desviado del “buen camino” por 1 año. Guardo muchos secretos desde que llegue, secretos, que permanecerían en el rincón mas obscuro de mi ser y que jamás volverían a salir a la luz. Y esos recuerdos marcaron mi nuevo comienzo, cambié como bien le prometí a mi madre.
El miedo de vivir nuevamente aquel suplicio me ayudo a regresar a mi camino. El miedo al ver los ojos llenos de dolor de mi madre me hizo prometer que jamás la volvería a decepcionar. El miedo de que pensarían los demás de mí.El miedo de que aquellos recuerdos me alcancen destruyendo cosas que ahora tengo, como mi relación con Rachel Berry. El miedo al fracaso.
Estaba insegura, dudaba al dar un paso hacia adelante por miedo de fracasar. Yo era una Fabray y debía imponer y recuperar esa perfección para que la sociedad no me mire con malos ojos y que me respetaran. Que me respetaran al pasar.
Cometer otro error ya no estaba en mi lista.
Y eso me dejaba en la cuerda floja entre mi felicidad con Rachel, y lo que aquella felicidad pudiera provocar en boca de otros, sobre todo las de mis padres.
Sí, hasta ahora, suelo divagar mucho por mi mente entre recuerdos. Me habré quedado unos minutos sumergida en aquellos pensamientos. Recordando lo que fue para mi Nueva York.
Regresé a la realidad al escuchar nuevamente un ruido en las escaleras, con el celular aun en la mano y el último mensaje de Rachel aún abierto.
No entendía porque se escuchaba aquel ruido, se supone que estaba sola en la casa. Pero la llamada de Puck ya me había puesto en alerta, tome un trozo de madera que no se qué hacía en el balcón de mi cuarto y me dispuse a caminar sigilosamente hacía las escaleras.
“Vaya que si cuesta localizarte rubia..” – La voz que salía de aquél aparato dejó caer toda mi felicidad como cristal acabado de estallar con un golpe. La reconocí, sabía quién era.. Era la tormenta misma que parecía avecinarse nuevamente. Los nervios recorrieron mi cuerpo.
Solamente tuve una imagen de Nueva York. Abrí los ojos como platos y en ese momento me arrepentí de haber tomado la llamada.
“Puck….” - Apenas y pude pronunciar.
“No estoy para juegos rubia.. ¿Dónde está Beth? La quiero conocer” – Hablaba tranquilo, pero lo conozco tan bien, que se que esa tranquilidad que pretendía transmitir, era simplemente por ocultar el enojo que lleva guardado hacia mi desde el día que me fuí de casa, el día que lo arrestaron.
“Puck.. – Suspiré tratando de calmar los nervios que me invadían que poco a poco se iban transformando en miedo. – No puedes conocer a Beth.. porque….”
“No me fastidies Quinn!.. – Levantó la voz interrumpiéndome. Hizo una pausa seguida de un suspiro para volver a serenarse y seguir hablando con la misma tranquilidad. – Quiero verla, nada más.. No pretendo nada.. Por favor Quinn, tráemela un día..”
“Escúchame Puck.. No puedo hacer eso.. – Intentaba controlar la situación, sabía que eventualmente Puck se iba a enterar de lo sucedido, tenía que hablarle, sincerarme, sé que en el fondo el chico no es malo, es alguien con buenos sentimientos. – No puedo porque.. No estoy más en Nueva York… - Hice una pausa. – Y Beth no esta mas conmigo”.
Hubo una larga pausa, en la que pude suponer que a Puck lo gobernaba la ira y sin que yo escuchara trataba de tranquilizarse, cosa que sé no iba a lograr.
“¿Qué dices? ¿Dónde está Beth? ¿Porque te fuiste de Nueva York y dónde estás?” – La ira lo dominaba, podía sentirlo.
“Puck.. Escucha, cuando salgas.. Podremos hablar tranquilamente” – Intenté calmarlo.
“No! Escúchame tu Quinn.. Cuando salga, te voy a encontrar, a ti y a Beth.. Me vas a explicar todo.. O de lo contrario te juro que…” – Gritaba en el teléfono, me vi en la obligación de interrumpirlo.
“¿Me estás amenazando?.. Puck, si sigues en ese plan yo seré quien te juré que en tu vida sepas nada, ni de mi, ni mucho menos de Beth!.. Y por favor, no vuelvas a llamarme”. – Me defendí.
En ese momento terminé la llamada, supuse que si Puck seguía en aquella prisión pues el ya era mayor de edad y tenía que acometerse a las consecuencias de sus actos, solo tenía derecho a una llamada a un familiar, llamada que ya había hecho y gastado de la peor manera. No sé por qué espero un año para hacerla, rompió mi tranquilidad en ese momento. Me vi aterrada por su amenaza, y lo único que pude pensar al momento era que Beth se encontraba ahora en buenas manos muy lejos de Puck y de mí y eso me dejaba un poco mas tranquila.
Me lleve las manos a la cabeza tratando de hallar tranquilidad, miré a mi alrededor hasta dar con la pequeña mochila que llevo a todos lados conmigo, me aproxime buscando en su interior hasta encontrar un cigarro. Abrí la cajetilla que se encontraba llena todavía, pues no había probado uno desde aquella noche que Rachel me lo prohibió.
Tomé un cigarrillo y el encendedor. Dudé. – “No se va a enterar..” – Murmuré y salí al balcón de mi cuarto. Me senté en el borde.
Pensé en Beth, en como estaría. Un sentimiento de culpa me invadió, y no, no era por aquel cigarrillo que tenía la cara de Rachel diciéndome “no me gusta que fumes”; era por Beth.. Puck después de un año se acordó de ella, y no dudo que piense en ella todos los días, pero aquel sentimiento de culpa se debía a eso; Puck la recordaba, y yo.. Yo me sentía una mala madre, después de entregársela a aquella mujer jamás me digne a llamarle y preguntarle por.. mi hija. Todavía conservo su tarjeta, me dijo que el día que yo quiera la podía contactar; y yo simplemente no lo había hecho en un año.
Pensé en Finn; en el tiempo que estábamos juntos desde que llegue a Lima, el era el único confidente, después de San y Britt claro, que sabía exactamente lo que había pasado en Nueva York, las veces que el me dijo que intentara contactar a aquella mujer para simplemente preguntar cómo estaba Beth y que aquel sentimiento de culpa al extrañarla se desvaneciera. Finn lo intentó, de verdad intentó hacerme feliz, yo simplemente me negaba a hablar de Beth.
Pensé en Sam, en el tiempo que me ayudó y que estuvo conmigo durante el embarazo. Estuvo ahí para mi, hasta el día que Beth nació, por llamadas puesto que el se había ido de Nueva York 2 meses antes de ese día.
Aquellas tres personas eran importantes en mi vida, y ahora una cuarta persona formaba parte de ello. Tarde o temprano Rachel conocería aquel pasado, y lo que me aterraba, era lo que podía pensar con aquello; un miedo intenso a perderla comenzó a invadirme.
Cuando regrese a la realidad, aquel cigarrillo se había consumido y en la otra mano sostenía el celular con el registro de contactos abierto, señalando el nombre de Shelby Corcoran. Contemplé aquello por unos segundos, cuando la pantalla del celular se ilumino mostrando la llegada de un mensaje. No dude, lo abrí y esbocé una sonrisa.
Tu aroma está impregnado en mis sabanas, es muy pronto para extrañarte? Como fue con tu mama? R.
Sonreí, porque recordarla me hacía sonreír estúpidamente. Miré la hora, si bien eran las 10 de la mañana no tenía más de tres horas que había despertado con Rachel entre mis brazos, sabía que aquel mensaje, aparte de extrañarme, expresaba la preocupación que sentía desde que me dejo a dos esquinas de mi casa.
Sorprendida aún con esas extrañas sensaciones que la morena lograba despertar en mí, me decidí a llamarla para dejarla tranquila. No fue después del último tono cuando me contesto.
“Quinnie!.. Discúlpame, estaba con mis padres y deje el celular en la mesita de la sala..” – Contestaba apurada.
“No te apures Rachs.. – Sonreí. – Solo te llamé para decirte que todo está bien”
“¿De verdad? ¿Qué pasó? Dímelo Quinn! Me quede preocupada toda la mañana..” – Respondía con su típico hablar.
“Jaja, tranquila.. La verdad es que me salvé, cuando llegué a la casa mi madre no estaba.. Solo me dejo una nota que decía que salieron de viaje y que me quedaba sola una semana y que ya hablaríamos cuando regresaran… Así que todo esta bien, no te preocupes” – Respondí interrumpiéndola.
“Vaya!.. El mundo está a nuestro favor! Jajajaja – Reía Rachel contagiándome con ella. – ¿Y que haces ahorita?”
“Pues.. Justo ahora nada, pero pienso bajar y a prepararme el desayuno porque tengo hambre, luego creo que dormiré un ratito. – Pensé, intuí que si Rachel preguntaba, era por algo. - ¿Quieres que te vea más tarde?”.
“Me gusta la idea!.. – Pude escuchar su sonrisa y sentía que la tenía a mi lado. – Te espero para la hora de comer y comemos juntas. ¿Te parece?”
“Suena perfecto.. – Hice una pausa al escuchar un ruido en las escaleras. – Rachs.. Tengo que dejarte, te veo en un rato ok?”.
“Claro cielo, yo igual me tengo que ir.. Un beso.. y Quinn”. – Esperó mi respuesta.
“Dime”
“Deja de fumar.. Ciao cielo, te veo en un rato”. – Respondió de manera divertida, dando por terminada la conversación.
Al cortarse la llamada, di un salto para tocar el piso y miré por todos lados buscando a Rachel. Tomé mi celular y le mandé un mensaje.
Me espías?. Q
Jajajaja, tonta! Te acabas de quemar!. R
Que? Porque? Cómo Sabes?. Q
Lo digo porque anoche vi tu cajetilla de cigarros en tu mochilita, no porque te haya visto fumando. Pero gracias por confirmarme que lo hacias!. R
Oh.. ya.. ahm.. ya te dije que te extraño?. Q
Jajaja, hazte! Te veo al rato “corderito” un beso! Póntelo donde quieras ;). R
“Que estúpida que soy” – Reí para mi misma.
¿Alguna vez se han sentido tan felices, que todo marcha a su favor, que todo esta tan pero tan bien; que incluso esa sensación les da temor?.. Sabes que ya esta! Caíste, estas.. Por más que me cueste decir la palabra, estas enamorada.. ¿Y cómo lo sabes? Porque te quedas mirando el celular cada vez que suena pensando que es ella, sea mensaje o llamada, porque siempre tienes unas ganas de verla a todo momento.
Y es ahí y es así cuando conoces a tu “primer amor” el amor que normalmente llega entre los 16 y los 18 años.
Yo conocí a Rachel a los 16 años y medio aproximadamente, en un evento anual de Lima que se realiza a principios del mes de Julio. Conocerla le dio un giro de 180° a mi vida, no he dejado de pensar en ella desde que vi aquellos ojos cafés mientras hacíamos de las nuestras en la pista de baile de aquel lugar. ¿Qué puedo decir? Mirar esos profundos ojos me inspira una ternura extrema, y eso es una de las cosas que amo de Rachel Berry. Eso y su rápido hablar, su asombrosa voz, su rápido caminar, su entusiasmo, su alegría, su seguridad.
Su seguridad.
Seguridad que yo no tenía, yo siempre viví en constante miedo.
¿Sabes por qué? Crecí en una familia unida, siempre fuimos esa familia modelo, idealismo de mi padre, siempre fui la princesa de sus ojos las cosas eran perfectas; la familia perfecta. Y la familia perfecta no comete errores como el que yo cometí un año atrás en Nueva York.
Estaba tan entusiasmada, los hermanos de mi padre (igual de exitosos) viven ahí, y en las reuniones familiares como la Navidad, el día de Acción de Gracias o el cumpleaños de la abuela, siempre íbamos a Nueva York. Ellos eran igual de “perfectos” que nosotros, en aquellas reuniones recuerdo tener elegantes charlas (en las que yo me aburría) con mis primas de un par de años mas que yo, de igual manera eran las princesas de sus padres; ellas siempre soñaban con ir a la más prestigiada escuela secundaria de Nueva York.
Aquella forma de vida, aunque me aborrecía, me hizo pensar: “Bueno, yo soy hija de mi padre, una Fabray”. Veas como lo veas siempre quise complacerlo. Así que cuando mis primas entraron, lo primero que hice fue pensar “¿porque yo no?”. Tenía que enorgullecer a mi padre, quizás para mi era, o mejor dicho es, una manera de agradecerle el esfuerzo de verme crecer.
Tenía que hacerlo sentir orgulloso de mí. Se lo debía.
Así que le rogué que me dejara ir a aquella prestigiosa secundaria de Nueva York, tenía que seguir con ese “legado familiar” de prestigio. ¿Qué te puedo decir? Su cara de orgullo y su “Esa es mi princesa” me hacían sonreír de manera espontánea. Tenía que ser perfecta, así me crecieron.
Oh! Gran error.
Caí en el abismo de aquella desagradable soledad, lejos de casa. Cuando intentas ser perfecto, en el fondo casi nunca lo eres. Cuando llegue conocí a fondo a mis primas, eran barbies perfectas pero eran tan falsas dentro de un mundo galante. Ya sabes, de aquellas que van a fiestas VIP gastando el nuevo salario de papa y a sus espaldas consumen drogas y estupefacientes y martinis bien preparados. Fue en una de esas fiestas donde conocí a Puck.
¿Qué hacía Puck en esa fiesta? Fácil, el era el encargado de llevar a la fiesta aquel “producto de clase” como el lo llamaba.
~ New York 3años y 6 meses atrás ~
Yo llegué a aquella fiesta a “acompañar” a mis primas, vivía con ellas y mi tío prácticamente me obligó.
Puck llegó como cada fiesta con su bien peinado moicano, su chaqueta de cuero, sus flojos pantalones de mezclilla y su esencia de chico malo. Yo estaba sentada en un enorme y lujoso sofá observando a todos, cuando Puck llegó a sentarse a mi lado.
“¿Qué tal?.. – Extendió la mano para presentarse. – Noah Puckerman, pero tu puedes decirme Puck.. – Dudé en tomar su mano, lo miré unos segundos; él se dio cuenta de mi actitud. – ¿Tiene nombre esta guapa rubia?.. Sabes, es de mala educación dejar a alguien con la mano extendida”.
“Quinn.. – Respondí tomando su mano, y con una cara seria. – Ahora puedes perderte por donde veniste”. – Regrese la mirada hacia mis primas, acomodándome en el sillón. Puck parece no haber entendido mi directa y se sentó a un lado.
“¿Es aburrido verdad?.. No entiendo como llaman fiesta a estos eventos de niños ricos, nunca lo comprendí.. – Decía mirando a su alrededor, giré la vista hacia el con la ceja alzada. – Tu no pareces pertenecer a este lugar.. Esto es demasiado falso, tu no eres de estas personas”. – Terminó señalando con la mano a mis primas que bailaban entretenidas y fuera de lugar.
“Y.. ¿Qué te hace pensar eso?”. – Pregunté interesada, Puck era guapo y siempre me permití ese ligero coqueteo; vamos! ¿A quien no le gusta que coqueteen con uno?.
“Es solo cuestión de mirarte a los ojos, notar que esta fiesta te aburre es sencillo porque de lo contrario no estarías aquí sentada”. – Finalizó esbozando su coqueta sonrisa.
No se si sea su sonrisa boba, o su “look” de chico malo; pero Puck me pareció atractivo en ese momento, estaba sola y aun no me había acostumbrado a este cambiante ritmo de vida. Fue sencillo caer en sus brazos. El chico se portó lindo y elegante, sabía cómo tratar a las chicas que se envuelven en ese círculo. Al final terminó convenciéndome de acompañarlo a una fiesta divertida. Y ya sabemos como terminó.
~ Fin Flashback ~
Ese día conocí lo que yo llamo “la verdadera perdición” y no una fiesta VIP como las de mis primas; y ahora que lo pienso, si me dieran la oportunidad de volver a elegir entre irme a una de las fiestas divertidas que llama Puck o las fiestas VIP de mis primas.. No dudaría y escogería la de mis primas.
Puck era un dealer, salí con el cerca de 1 año. Con el conocí todo tipo de drogas, malas compañías, incluso aprendí a tratar a la mafia. Vamos! Era su novia, el confiaba en mi y yo, pensaba que eso era vida. Todo adolescente desea esa independencia! A los seis meses de estar con el, finalmente decidí salirme de casa de mis primas y esa fue la primera decepción de mi padre.
La segunda llegó con mi embarazo. Y cómo dicen, la tercera es la vencida; y la tercera termino en un hospital psiquiátrico donde tratan a pacientes con enfermedades mentales. Sí, ese fue mi castigo; la manera de “enmendarme” según mi padre, y vaya que tenía razón.
No les contare mucho de aquello, pues es algo que hoy día prefiero no recordar. Pasé mis nueve meses restantes encerrada en esa clínica a cargo de una de las mejores psiquiatras de nueva york que parecía estar mas loca que yo: Terri Del Monico. Ella fue la encargada de abrir mi primer historial clínico, el que me perseguiría toda la vida: Cuadros psicóticos con alucinaciones, trastornos de ánimo, ansiedad, de sueño y trastornos perceptivos (flashbacks). De ahí que mi estado de salud mental se viera altera en los próximos años.
Estaba dañada, perdida, tenía el cabello pintado de rosa, vestía de negro y tenía un tatuaje irónico de Ryan Seacrest, resultado de mi “nueva vida” junto a Puck. No me reconocía, me distancie de mis mejores amigas Santana y Brittany que en ese entonces se dedicaban a regañarme, y el único amigo que me quedaba era Sam. Mi padre se había hecho de la vista gorda todo este tiempo aclamando la decepción que tenía, cosa que me importo poco en ese entonces.
~ Nueva York, 2 años atrás ~
“Es hora de salir a comer Fabray..” – Decía la regordeta señora de color encargada de hacerla de seguridad en la habitación completamente blanca en la que me encontraba. – Después, la Dra. Del Mónico quiere que pases a su oficina para tu medicamento.. ¿Entendido?”.
“Entendido.. – Respondí secamente mientras me colocaba la camisa blanca que era el uniforme de los pacientes en aquel blanco hospital.
Salí al comedor, tomando mi porción diaria de comida cuyo sabor era similar al del plástico. Y me senté tranquilamente en la mesa mas alejada y solitaria que encontraba, siempre permanecía sola, a mi alrededor solo veía gente que a mi pensar, era menos cuerda que yo.
Terminada mi comida me dispuse a caminar con mi ya costumbre de jugar con mis manos, ya sea tronándome los dedos o simplemente frotándolas, me dirigía hacia la oficina de la Doctora Terri Del Monico.
Y cómo siempre cada vez que caminaba por ese pasillo me topaba con mi peor pesadilla. Una morena que tenía cara de loca, más que la Dra. Del Monico era la encargada de hacerme la vida imposible en ese lugar, nuestros encuentros siempre terminaban en baños con una manguera de agua helada a presión, empezábamos con peleas donde los guardias de seguridad nos separaban y nos llevaban a un habitáculo donde nos mojaban para “enmendarnos”. Siempre fue la misma historia y yo ya no soportaría más aquel suplicio.
“¿Quería verme doctora?”. – Me asome por la puerta de la oficina de la Doctora Terri.
“Si Quinn, pasa.. – Me respondió señalándome una silla frente a su escritorio. – Toma, son tus pastillas habituales, estos procedimientos son largos y lo que intentamos combatir es esa adicción que tienes a las drogas, que es lo que te ha traído aquí”.
“Es irónico.. Sustituir una droga por otra, me parece absurdo” – Respondí
“Es por tu bien, tu padre ha sido demasiado estricto con tu progreso.. Y aunque debo decir que has estado mejorando, aún faltan otras cosas que debemos tratar”.
“Yo ya quiero irme de aquí!”. – Supliqué.
“Tranquila.. Estarás solamente el tiempo necesario.. Y por favor quiero que dejes de pelear con esa chica, ya sabes cómo es la situación aquí.”
“Pero si es ella la que siempre empieza! Yo solamente camino por los pasillos y cuando me la topo.. No se porque siempre me dan ganas de meterle el puño en la boca para que se calle de una maldita vez!”. Respondía dejándome caer en la silla mientras tomaba las pastillas que según me tranquilizarían.
“Quinn.. La ira que sientes es una de las consecuencias que trae la abstinencia de las drogas, es normal.. Pero a estas alturas ya deberías haberla controlado, por lo que tu estadía en este hospital se ve aplazada, no puedo dejarte ir si no estás completamente curada.. Un segundo. – Me dijo mientras contestaba una llamada que le hacían a su teléfono de oficina. – Doctora Del Monico.. – Contestó. – Okey.. Perfecto en un momento le informo está aquí conmigo, gracias.. – Colgó el teléfono y se dirigió a mi. – Quinn, tu madre está aquí, ha dicho que quiere verte”.
“¿Mi madre?.. ¿Qué quiere que?. – Respondí aturdida. – Pues no quiero verla, no si esta con mi padre”.
“Quinn, ha venido sola, y quiere hablar contigo.. Es tu madre, y de eso ya hablaremos mas tarde en tu terapia ¿Entendido?.. – Asentí con desgana. – Bien, ahora ve a tu habitación y espera a tu madre”.
Después de media hora, mi madre hacía acto de presencia en la habitación donde yo me encontraba sentada sobre el incómodo colchón recargada en una esquina de la pared con los brazos abrazando mis piernas.
“Corderito.. – Saludó mi madre, entrando y abalanzándose sobre mi en un protector abrazo. – No tienes idea de lo mucho que te extraño, me preocupo por ti”.
“Vaya pues, no lo parece..” – Respondí con desgana sin inmutarme en el abrazo, yo mantuve mi posición.
“Quinn.. Mirame.. – Me dijo tomando mi rostro haciendo que la vea a los ojos. – No es justo, ¿Tu crees que esto no es suficiente martirio para nosotros? Verte aquí, tratando de ayudarte a regresar a ser quien eras.. ¿Tu crees que para mi no es difícil tratar de comprender el momento en el que te perdimos?..”
“Tan difícil como escuchar decir a Russel que soy su peor decepción”. – Le dije desviando la mirada, mientras mi madre aun me sostenía limitándome a regresar a verla.
“No estamos decepcionados de ti Quinnie.. Somos tus padres y te queremos, hablé con el, si es verdad fue duro con su decisión. – Los ojos de mi madre comenzaban a llenarse de lágrimas. – Pero fuera de eso.. Te queremos, y estamos desesperados por ayudarte.. Conforme vas creciendo nosotros estamos aprendiendo a ser padres, lo único que buscamos es tú felicidad, una felicidad sana.. Te extraño tanto”. – Sentenció abrazándome con fuerza mientras en mi hombro sentía como sus lágrimas caían.
Lágrimas de dolor.
Fue ahí donde comprendí que había cometido el mayor error de mi vida, los decepcione, así lo sentía. Pero a pesar de eso, mi madre aun me acogía en sus brazos. No pude evitar llorar junto a ella.
“Perdóname.. – Susurre, abrazándola con fuerza. – Perdóname mama.. Quiero salir de aquí, por favor.. – Rogaba. – Sácame de aquí, prometo que cambiaré.. Pero por favor ya no quiero estar aquí.. Me arrepiento”.
Esas son algunas de las palabras que recuerdo con claridad. Al día siguiente estaba quitándome aquel uniforme blanco y saliendo por la puerta de la habitación con mi maleta en mano hacia mi nuevo destino. Lima, ese era mi regreso.
~ Fin del Flashback ~
Mi llegada a Lima hacía ya 6 meses había marcado un nuevo rumbo en mi vida, que se había desviado del “buen camino” por 1 año. Guardo muchos secretos desde que llegue, secretos, que permanecerían en el rincón mas obscuro de mi ser y que jamás volverían a salir a la luz. Y esos recuerdos marcaron mi nuevo comienzo, cambié como bien le prometí a mi madre.
El miedo de vivir nuevamente aquel suplicio me ayudo a regresar a mi camino. El miedo al ver los ojos llenos de dolor de mi madre me hizo prometer que jamás la volvería a decepcionar. El miedo de que pensarían los demás de mí.El miedo de que aquellos recuerdos me alcancen destruyendo cosas que ahora tengo, como mi relación con Rachel Berry. El miedo al fracaso.
Estaba insegura, dudaba al dar un paso hacia adelante por miedo de fracasar. Yo era una Fabray y debía imponer y recuperar esa perfección para que la sociedad no me mire con malos ojos y que me respetaran. Que me respetaran al pasar.
Cometer otro error ya no estaba en mi lista.
Y eso me dejaba en la cuerda floja entre mi felicidad con Rachel, y lo que aquella felicidad pudiera provocar en boca de otros, sobre todo las de mis padres.
Sí, hasta ahora, suelo divagar mucho por mi mente entre recuerdos. Me habré quedado unos minutos sumergida en aquellos pensamientos. Recordando lo que fue para mi Nueva York.
Regresé a la realidad al escuchar nuevamente un ruido en las escaleras, con el celular aun en la mano y el último mensaje de Rachel aún abierto.
No entendía porque se escuchaba aquel ruido, se supone que estaba sola en la casa. Pero la llamada de Puck ya me había puesto en alerta, tome un trozo de madera que no se qué hacía en el balcón de mi cuarto y me dispuse a caminar sigilosamente hacía las escaleras.
Rory Nayru Luna* - Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 06/11/2012
Edad : 34
Re: FanFic Faberry // "Marea de Recuerdos" - Capitulo 18 "Recuerdos dolorosos" Parte I
sin palabras puck quede en shock
mary04- - Mensajes : 1296
Fecha de inscripción : 30/09/2011
Edad : 31
Re: FanFic Faberry // "Marea de Recuerdos" - Capitulo 18 "Recuerdos dolorosos" Parte I
hola acabo de leer tu fic y me encanto no me puedes dejar asi continua ......
:DANG** - Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 14/07/2013
Edad : 27
Re: FanFic Faberry // "Marea de Recuerdos" - Capitulo 18 "Recuerdos dolorosos" Parte I
cvlbrittana-*- - Mensajes : 2510
Fecha de inscripción : 27/02/2012
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