Fic: Brittana - "Danzas Élficas" - Cap. 9 y 10

Había hecho muchas hipótesis de cómo es que Brittany sabía tanto de la familia de Santana, pero no se me ocurrió esta. Aparentemente, esta historia solo se pone mejor.

espero k San cumpla ahora su promesa y se haga tan fuerte que podra defender a Britt si fuese necesario

Aquí va otro capitulo. Nuevamente, muchísimas gracias a todos por sus comentarios. Por falta de tiempo, aún no os he contestado uno a uno pero prometo cuando acabe mis exámenes, os atendere uno a uno.

Un beso!

- Capitulo 5:

Un pequeño bullicio se levantaba en el comedor principal del palacio de Caras Galadhon. No era ruidoso ni molesto pero era un constante susurro y murmullo, tanto en élfico como en lengua común, entre la pequeña multitud de elfos, enanos y hombres que se encontraban allí. Santana estaba apartada, apoyada en el marco de un ventanal estrecho y alto. Simplemente miraba el cielo estrellado, perdida en sus pensamientos.

Galadriel la había convocado en este extraño concilio, así que se había vestido acorde a la ocasión, unos pantalones negros de cuero apretados, sus botas de costura élfica, altas e impolutas, y un jubón élfico de cuello abierto, brillante y de mangas largas, las cuales acaban en un corte en diagonal. Su pelo lo llevaba suelto y ondulado, brillaba ante la luz blanquecina y se podían distinguir pequeñas flores blancas trenzadas en su pelo. Estaba hermosa y ella lo sabía… Por eso desde el primer instante, en el cual, recibió más de una mirada lujuriosa de los hombres, alguna que otra de los enanos y miradas discretas de los elfos, que pisó está sala, se retiro discretamente a una ventana para estar sola. Ya se acercaría cuando acabara el aperitivo y se diera comienzo a la reunión. Además no conocía a casi nadie… Galadriel y su esposo hablaban con Eldron de Rivendel, Quinn había desaparecido y Brittany, ni había aparecido.

Brittany… Con solo la mención de su nombre hacía temblar su cuerpo… No podía quitarse de la mente lo de anoche… Lloró y lloró hasta quedarse sin lagrimas que llorar, y Brittany no se movió de ahí, abrazándola con fuerza, sin importar que su vestido estuviera empapado por sus lagrimas, y siguió ahí, sollozando en sus brazos hasta que se quedó rendida. Cuando despertó, la elfa había desaparecido y ella se encontraba arropada en su cama. Desde entonces no la había vuelto a ver, era como si se la hubiera tragado la tierra.

Santana aún no se creía que esa rubia elfa había estado siempre a su lado, no entendía como diablos había podido olvidarse de esos ojos cerúleos… Bueno… En realidad, nunca los ha olvidado, solo olvido quién era en realidad… Se atribuía la excusa de que era demasiado pequeña pero una punzada en su pecho, le indicaba que eso no podría ser cierto… Sabía que aunque fuera una enana de setenta centímetros de altura, no podría haberse olvidado de ella… ¿Quién se olvidaría de ella? Un pensamiento rondaba su mente desde esta mañana, por mucho que lo intentara negar, por muy retorcido que fuera… Sabía que era una opción posible, más bien, la única explicación coherente en este mundo de magia. Brittany le había borrado la memoria… Santana apretó con fuerza sus brazos cruzados contra su pecho... Lo que no entendía era el porque le borraría la memoria, solo era una niña indefensa… Pero de lo que si estaba convencida, era que tenía que ver con el ataque de los orcos a su familia.

Pero esa no era la única cuestión a resolver… Tenían otra pendiente que hacía arder todo su cuerpo cada vez que la recordaba… El beso… Ese beso pasional y nada inocente que le robó a la rubia. No habían tocado el tema pero sabía que debían hablarlo… Cosa que no le gustaba nada a Santana, pues la respuesta iba a ser de todo menos positiva, y seguramente, le haría daño… Le haría daño porque sencillamente, aunque por mucho que tratara de negarse, le gustaba la rubia, le gustaba y mucho, y hablar con ella de eso, implicaba aceptarlo… Cosa que no estaba dispuesta, no quería sufrir. Frunció el ceño… ¿Por qué tenía que ser todo tan complicado?

-¿En que piensas? –ese susurró en su oído hizo que pegará un brinco, saltando hacía atrás con el corazón latiendo a mil.

-¡Brittany! –siseó Santana llevándose una mano al pecho. –Casi me das un infarto.

Brittany sonrió divertida mientras se encogía de hombros inocentemente. Santana suspiró mientras la miraba con una ceja arqueada. A buenas horas aparecía… La miró de arriba abajo… Esta vez, llevaba un vestido perlado con una capa gruesa gris sobre sus hombros. Las gotitas de humedad que se adherían en ella, mostraba que había estado fuera y en un sitio húmedo y frio.

-Has venido… -dijo Santana dándole la espalda, volviendo a mirar por la ventana mientras se cruzaba de brazos. Había sonado demasiado seca pero estaba molesta porque no la había visto en todo el día que se pasó buscándola.

-Te dije que no me iba a ir de tu lado. –dijo divertida Brittany, inspeccionando por el rabillo del ojo, a Santana, quién estaba seria. –Tuve que ir a recibir a unos viejos amigos que venían a este concilio, y por eso no he podido ir a verte.

-No te he pedido explicaciones. –respondió la morena sonando indiferente, aunque en el fondo, suspiraba aliviada y tranquila, de que la elfa no se hubiera ido.

Brittany se rió entre dientes ante la respuesta de la morena y apoyó una mano en su hombro.

-Te conozco como mi propio cuerpo, Santana… -sonrió Brittany mientras buscaba su mirada oscura. -¿Pensabas que me había ido?

-No pensaba nada. –dijo Santana altiva intentando mirar a otro lado que no fueran los ojos azules de Brittany, la cual bufó ante la terquedad de la morena.

Brittany la agarró de un brazo, obligándola a acompañarla a la salida.

-¿Qué haces? –preguntó Santana.

-Te voy a llevar a un sitio. –contestó pero al ver a la morena indecisa, tiró de su brazo. –Venga… Vamos… Te gustará.

-Britt… ¡Britt! –la aludida ignoraba las quejas de la norteña. La agarró de la mano, insistiéndola ir más rápido.

Atravesaron velozmente varias escaleras y pasillos, hasta que la morena notó sus pies en suelo firme y blando, miró al suelo, musgo y hierba. Brittany sonrió mientras seguía tirando de su mano, dejando el palacio atrás.

-Espera… ¿Qué pasa con el concilio? –replicó Santana no muy convencida.

-Tardaran un buen rato en empezar… - Brittany le tendió las riendas de su caballo que estaba cerca, seguramente el mismo con el que había venido hasta aquí. Vio la duda reflejada en el rostro de la morena. –Creía que eras una aventurera… Pero veo que me equivocaba… -sonrió maliciosamente dándose la vuelta, provocándola.

-Dame eso. –gruñó Santana, ofendida, arrebatándole las riendas de la mano y subiendo de un salto al caballo.

Le tendió una mano a la rubia, quién se subió a su espalda y rodeó su cintura con fuerza para intentar acomodarse en la estrecha silla. Santana inspiró hondo, intentando calmarse al notar el cuerpo de la rubia pegado a su espalda… Su jubón no es que fuera precisamente fino y el vestido de la elfa, menos. Notó la respiración pesada de la rubia en su oído, y sonrió interiormente, no era la única que estaba acelerada. Santana abrió los ojos con sorpresa al notar como las manos que estaban en su cintura se movían lentamente hacia abajo, acariciando sus muslos para luego agarrar las suyas propias que sujetaban la rienda con demasiada fuerza. Notó la risilla pícara de Brittany en su oído, no se lo pensó dos veces, estiró un codo hacia atrás, dándole un golpe en su costado. Santana refunfuño entre dientes mientras notaba como toda su cara ardía en un rojo carmesí.

-¿Puedes dejarme las riendas? –susurró dulcemente, Brittany, en su oído, rozándoselo con sus labios.

-¿Q-qué…? –balbuceó Santana distraída por la sensación.

-Tengo que guiar al caballo. –dijo divertida, Brittany.

-Ah, claro…

Santana iba a soltar las riendas pero las manos de Brittany sobre las suyas, lo impidieron, es más, le obligó a acortar y agarrar las cuerdas más fuertes, entrelazando sus dedos. Santana esbozó una pequeña sonrisa al notar como Brittany dejaba descansar su cabeza, apoyándola en ella, mientras espoleaba al caballo, poniéndose en marcha. ¿Cómo demonios no podía gustarle esa rubia? Era sencillamente encantadora. Tras un buen rato de trote y silencio, donde Santana simplemente se concentro en contar cada expiración de la rubia en su oído, llegaron a lo que parecía ser la cima de una colina.

-¿Dónde estamos? –preguntó Santana, admirando el paisaje.

-La cima de las Luciérnagas. –murmuró Brittany en su oído. –Es mi lugar favorito de Lorien, bueno, uno de ellos… Me gusta venir aquí a relajarme.

La cima de las Luciérnagas, era una extensión mediana, no muy grande pero bastante alta. A sus pies se extendía todo el bosque de Lorien. A la derecha, se veían las refulgentes luces de Caras Galadhon, y más allá las montañas nevadas, donde sabía que al otro lado estaba la Comarca y más tierras. A su izquierda observó la larga extensión del bosque, así como los llanos y campos que le precedían pero lo que más destacó, fue el Bosque Negro, de donde sobresalía un puntito, Do Guldur, la fortaleza oscura. Notó como una mano acariciaba el reverso de la suya y aflojaba los dedos que había empuñado con gran fuerza. Ladeó la cabeza y observó la mirada preocupada de Brittany.

-Lo siento… -susurró Santana. Brittany negó con la cabeza mientras soltaba las riendas, obligando a la morena hacer lo mismo y la rodeó entre sus brazos, abrigándola con su capa. Santana dejo descansar su cuerpo sobre el de la rubia, se sentía tan bien ahí, tan… Cálido. -¿Por qué se llama la cima de las Luciérnagas? –preguntó curiosa, la morena.

-Ahora lo veras… -y como si las palabras de Brittany hubieran sido un hechizo, toda la cima se ilumino de pequeños haces brillantes, innumerables luciérnagas brillaban y aleteaban a su alrededor. Santana sonrió emocionada.

-Es precioso. –dijo mientras miraba a la rubia. –Gracias. –susurró dejándole un beso en la mejilla.

Brittany abrió los ojos sorprendida para luego sonreír mientras un pequeño rubor carmín adornaban sus mejillas. Y así permanecieron un rato más en silencio, hasta que Santana suspiró pesadamente, sacando a la rubia de sus pensamientos.

-¿Qué te pasa ahora? –preguntó Brittany, arqueando una ceja.

-Nada… Será mejor que volvamos. –respondió cortante, Santana. Antes de que Brittany pudiera replicar algo, la morena agarró las riendas y emprendió la marcha, algo bruscamente, obligando a la elfa a sostenerse en la silla. Recuperó el equilibrio y agarró la cintura de su acompañante.

-¡Santana! –gruñó Brittany ante el brusco movimiento. Estiró una mano dispuesta a agarrar las suyas y detenerse pero se detuvo al ver la mirada seria de Santana… Seria no, triste, furiosa y confusa. Tragó saliva mientras dejaba descansar sus manos en su cintura otra vez. Sabía que ahora sería imposible razonar con ella… También sabía que tenía la culpa en parte de esa batalla interior de Santana, ella y su silencio.

Llegaron enseguida a la sala, justo cuando estaban todos sentándose en la gran mesa circular. Bajo la mirada inquisidora de Galadriel se fueron a su sitio a pasos rápidos. Santana se sentó al lado de Quinn y Brittany al lado de Galadriel, justo enfrente de la morena.

-¿Dónde estabas? –susurró apenas imperceptiblemente, Quinn.

-Por ahí. –respondió igual de bajito, Santana. -¿Y tú?

-Por ahí. –repitió sarcásticamente la misma respuesta que su amiga. Santana solo rodó los ojos y se cruzo de brazos. No estaba de humor.

Galadriel se levantó, callando el murmullo que había en el aire al alzar su mano pidiendo silencio.

-Antes de empezar esta reunión, quiero agradecer a todos los presentes por tomarse parte de su escaso tiempo en venir hasta aquí. –empezó a hablar en un perfecto acento de lengua común. –Como ya sabéis, hemos encontrado un partida de Uruk-hai en nuestras fronteras.

-¿Y que problema hay? Tu mascota se encargó de ellas. –gruñó una alta elfa, de porte amenazante, con el pelo rubio corto y el rostro envejecido. Santana apretó las manos sobre sus muslos con fuerza, mientras se mordía la lengua.

-Se llama Santana. –siseó Brittany mirándola amenazante. –Y hace más que tú, Sue… Tú solo estas en tu trono de hojas, vagueando como cual mendigo pordiosero, sin ofender. –añadió mirando a los hombres de la sala.

Todos miraron asombrados a Brittany, quién no se cortó ni un pelo. Quinn se tapaba la boca con la mano, pero entre las rendijas de los dedos, se podía divisar como intentaba no reírse. Santana miró sorprendida a Brittany, tragó saliva, no sabía porqué, pero su corazón había empezado a palpitar fuertemente.

-Basta, Sue… No hemos venido a discutir. Y tú, Brittany, cálmate. –cortó Celeborn con voz potente.

-El problema, Sue… Es que los orcos son del Bosque Negro. –dijo Galadriel mirándola seriamente. Sue abrió la boca pero no dijo nada, simplemente bajó la cabeza. –La Fortaleza de Do Guldur vuelve a estar gobernada y los orcos vuelven a tomar el poder en contra nuestra.

-Pero Sauron ha sido aniquilado y Mordor destruido, además la fortaleza fue destruida en la Primera Edad. –dijo uno de los hombres presentes.

-No es Sauron, ni Mordor nuestro enemigo… -dijo Brittany levantándose. –Es uno de los nuestros.

Un murmullo se levantó de golpe ante la revelación. Galadriel volvió a levantar la mano pidiendo calma.

-Por eso he convocado este concilio… No podemos posponer este asunto más, demasiados inviernos han pasado, demasiado dolor por nuestra causa… -habló Galadriel. –Artie, el elfo oscuro, no puede seguir siendo ignorado.

-¿Y que pasó con esa batalla de hace 11 inviernos? Pediste nuestros efectivos y de buena gana te los dimos… Nadie sobrevivió… Solo ella. –dijo un enano señalando a Brittany. –Nos dejaste en el campo de batalla. –acusó.

-Eso no es cierto… -murmuró Brittany. –Era una trampa…

-Exacto… -esta vez, fue Quinn, quién se levantó de la mesa. –Estaba con ella, la sustituí cuando vimos que todo era una artimaña… Una artimaña para acabar con los últimos Montaraces de Fuego… -Quinn miró a Santana y su voz se volvió débil. –La casa de los Satheo fue aniquilada.

Santana apretó la mandíbula con fuerza y abrió sus ojos sorprendida, su barbilla temblaba.

-Es culpa mía… -Santana giró su rostro bruscamente y miró incrédula a Brittany, quiénmiraba sus manos y su voz estaba cargada de dolor.

-¡Claro que es culpa tuya! Eran tus mascotas… -soltó Sue, ácidamente. -¿Y que hiciste? Irte. –gesticuló irónicamente mientras agitaba sus manos. –Y mira a donde nos has llevado… Mira ha donde nos ha llevado todo esto. Si nunca hubierais hecho ningún pacto con esos estúpidos montara…

-¡BASTA! –rugió furiosa Santana, levantándose de golpe, mirando a Sue. -¡No permitiré que insultes a mi familia!

-¿Y que vas a hacer? –rió la otra.

-Te mataré. –siseó fríamente, con una mirada de tal odio, que hizo enmudeció a Sue.

La tensión se podía cortar con un chuchillo. Varios guardias ya habían echado mano a sus espadas ante la tensión de sus señores. Santana miraba fijamente a Sue sin moverse del sitio. Quinn la agarraba de un brazo, por si acaso, y Brittany miraba a la morena, dispuesta a saltar la mesa para detener cualquier locura de ella o defenderla de Sue.

-Sue, por favor, abandona esta sala. –dijo Celeborn fríamente. –Si no aceptas a nuestros amigos, no te mereces ser llamada amiga. Lárgate para no volver nunca.

Una vez que la elfa hubiera abandonado la sala, Santana respiró profundamente, calmándose y sentándose en la silla.

-Lo siento. –murmuró débilmente Santana.

Galadriel negó la cabeza con una sonrisa. Brittany la miró, enfrente suyo, intentando trasmitirle todo su apoyo a través de esa mirada.

-¡Lo has hecho bien, chica! –gruñó un enano levantando la jarra de cerveza. –Ya era hora de darle una lección a esa frígida. –Todos los enanos exclamaron mostrando su apoyo.

Santana se rió entre dientes. Quinn simplemente rodó los ojos. Brittany suspiró llevándose una mano a la frente.

-Enanos… -murmuró la rubia por lo bajo al ver la fiesta que se montaban ellos solos. –Puck, por favor… -le pidió al enano que había hablado.

Puck, hijo Puckerton era un enano bastante grande para su media, ancho y fuerte. Con los lados de su cabeza afeitada, dejando solo una larga cresta por su cráneo. También llevaba afeitada la barba. Según él, se veía más sexy así. Es un viejo amigo de la rubia elfa de siempre.

-Yo nunca he oído quejarte cuando estabas con nosotros, rubia… Incluso hubo un día q-

-¡Puck! –cortó Brittany al enano mientras sus mejillas se tornaban rojizas.

-¡Vale! ¡Vale! –dijo levantando las manos.

Santana miró curiosa al enano. Parecía llevarse bastante bien con Brittany.

-Bueno… Vamos a ir al grano, antes que a alguien se le ocurra interrumpirnos otra vez o de repente caiga un rayo… -dijo sarcásticamente, Quinn, mientras apoyaba las manos en la mesa.

-Estoy de acuerdo. –dijo otro de los hombres.

-Tenemos que detener a Artie… Vivo o muerto, me da igual… Pero hay que acabar con esa fortaleza. –dijo Eldron, quien no había hablado hasta ahora. –Hemos obtenido información de que hay una base oculta en el Bosque Negro, que conecta con la fortaleza mediante unos túneles olvidados. Necesitamos una compañía que se infiltre en la fortaleza y obtener información del próximo ataque, así como descubrir donde está ese malnacido. No podemos fallar otra vez.

-¿Ese es tu plan? –resopló uno de los elfos. –¿Mandar a unos seis contra miles de orcos?

-No. Sacaremos a todos los orcos de ahí. Formaremos un ejercito y los atacaremos de frente. –dijo Galadriel. –Le obligaremos a sacar todo su poder, vaciaremos la fortaleza.

-No es tan fácil así como así… Tenemos orcos, sí… Pero nos olvidamos de la verdadera fuente de su poder… Los espectros. –dijo Brittany, suspirando cansada. –No se les puede matar, al no ser que acabemos con su creador, él.

-Esa es la misión del grupo infiltrado, matarle. –dijo Celeborn.

Un silencio adornó la sala, tenso.

-Estáis locos… -gritó uno. -¡Es un suicidio! –y entonces todo estalló. Las voces se elevaron, las lenguas se mezclaron y todos empezaron a discutir.

Santana se encontraba inmersa en sus propios pensamientos… Siempre quería saber quien era el asesino pero ahora que tenía la verdad en sus manos, se dio cuenta de que era demasiado pesada. No sabía que hacer pero lo que más le dolía era que Brittany estaba en medio de todo esto… Sue podía ser muchas cosas, pero siempre hablaba con la verdad a la cara, por muy negra y ácida que fuera. Observó como todos se peleaban, negándose a ese plan… ¿Pero que otra opción tenían? Entonces miró a Brittany, que se encontraba ajena, en su propio mundo. ¿Qué estaría pensando? Su mirada se cruzó con la cerúlea de la elfa y entonces la percibió, triste, suplicando perdón, se estaba rindiendo… El color se le fue de la cara. No podía ser… Brittany inspiró aire y estaba levantando la mano. Todo era a cámara lenta a ojos de Santana. No podía irse otra vez… No… No… ¡No!

-¡Me ofrezco voluntaria! –gritó Santana levantándose de golpe, cortando a Brittany, quién la miró sorprendida. Todo se quedó en silencio.

-¿Q-que…? –murmuró Quinn, igual de impactada.

-Me ofrezco voluntaria para infiltrarme en la Fortaleza. –repitió Santana, segura.

-Pero… Santana… Eres la ultima que queda de los Satheo… No puedes ir. –replicó Quinn.

-Precisamente por eso debo ir… Artie creo que todos los montaraces de fuego están muertos. No se lo esperara… Tenemos ventaja. –dijo Santana. –Es mi decisión. –finalizó sentándose.

Galadriel suspiró mientras la miraba. Sabía que nadie puede hacerle cambiar de opinión. Asintió con la cabeza lentamente.

-Yo también iré. –dijo Brittany, saliendo del shock en el que se había metido. –No me pienso separar de ti. –añadió sentándose también, ignorando la mirada desaprobatoria que le lanzó Santana.

-Esto suena interesante… -dijo Puck. –Me apunto. No le vamos a dejar toda la diversión… Estoy contigo, rubia.

-Si Puck va... Yo también debería ir. Si no lo hiciera, quedaría en muy mala posición como amiga de Brittany, cosa que no me gusta nada. Ya es bastante ofensivo tener que aguantar a este enano con esa cresta de ardilla en la cabeza y encima que me confundan por uno de ellos. –dijo una voz femenina. Santana parpadeó perdida ante la larga y rapidez expulsión de palabras. Observó como una mujer, bajita y de un pelo castaño oscuro se sentaba. Portaba una túnica, era una maga.

-Yo también te quiero, Rachel. –suspiró irónicamente, Puck.

-Yo también iré… Alguien tiene que ayudar en nombre de Rohan. –dijo otro de los hombres, rubio, alto y fornido pero con una boca tan grande como la de un pez.

-Gracias, Sam. –sonrió Brittany.

-Yo también iré, estoy cansada de no hacer nada. –suspiró Quinn, estirándose. –No pienso dejar que esta montaraz se me adelante.

Santana sonrió y le dio un puñetazo amistoso en el hombro.

-Bien… -sonrió Eldron. –Santana, Brittany, Quinn, Rachel, Puck y Sam… Seréis la Compañía del Bosque Negro.

Esto esta muy interesante!

venga que empieza la aventura, haver si Santana puede asumir la verdad de lo k paso en el pasado y aceptar lo k siente x la elfa

Estaba extrañando tu historia. La espera se me hizo larga, pero valió totalmente la pena. Al parecer, tendremos acción en los siguientes capítulos.
Me gustan los personajes que estás incluyendo y las razas que les estás asignando. Creo que estás dando en el blanco.
Espero tu pronta actualización.
Saludos.

luisa triana escribió:Esto esta muy interesante!

Gracias! Me alegro de que te guste.

Haruka escribió:venga que empieza la aventura, haver si Santana puede asumir la verdad de lo k paso en el pasado y aceptar lo k siente x la elfa

A ver, a ver... Pero yo creo que nadie es incapaz de resistirse a Brittany. Gracias por comentar! un beso!

UruD escribió:Estaba extrañando tu historia. La espera se me hizo larga, pero valió totalmente la pena. Al parecer, tendremos acción en los siguientes capítulos.
Me gustan los personajes que estás incluyendo y las razas que les estás asignando. Creo que estás dando en el blanco.
Espero tu pronta actualización.
Saludos.

Gracias! Me alegro de que te guste. Siento la tardanza pero entre los examenes y quehaceres no doy abasto pero ahora tengo más tiempo libre... Tratare de ser consecuente. Los personajes me costaron un poco pero creo que estos roles son los más adecuados para ellos, me alegro mucho de que pienses igual.
Gracias por leer y comentar, un beso!

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Bueno aquí tenéis el proximo capitulo y próximamente, el siguiente capitulo de mi otro fic, All This Time.

Sus comentarios son siempre bienvenidos! Besos a todos!



Capitulo 6:

Santana estaba terminando de ensillar a su caballo, ajustando las ultimas bolsas y provisiones, pues sería un largo viaje. Su montura, era un hermoso caballo de gran porte, de linaje puro, negro como la noche, capaz de aguantar largas distancias junto a su fiel jinete. Santana sonrió mientras palmeaba el cuello de su caballo.

-Nos vamos de aventuras, Snix... –susurró al caballo, quien relinchó en respuesta, haciendo reír a la morena. –Ya veo que estas contento.

Entonces se fijó en que su protector del antebrazo derecho, tenía los cordones sueltos. Se los ató más fuerte pero aún seguían los cordones descompensados. Trató de desenredar ese lió pero su poca paciencia y nerviosismo de la mañana, solo hizo que se enredaran más. Soltó una maldición por lo bajo hasta que unas manos blancas sustituyeron las suyas, soltando los cordones y tirando con fuerza de ellos para atarlos apropiadamente. Levantó la vista, encontrándose con Brittany que miraba concentrada su tarea.

-Ya esta. –dijo Brittany, soltando su brazo.

-Gracias. –murmuró Santana, mirando a la rubia de arriba abajo, iba exactamente igual que la primera vez que la vio, a diferencia de que su armadura estaba totalmente reparada, lisa y pulida, y la capa esta vez, era completamente negra, bastante gruesa y con capucha.

-No hay de que. –contestó Brittany sin despegar los ojos de la morena.

Un silencio se adueño del lugar. Brittany observó detenidamente a Santana, iba casi igual que ella, pantalones de cuero, camiseta, chaleco y chaqueta, todo negro pero además de una malla fina, antes del chaleco y encima de la camiseta. Portaba una armadura a piezas, y por lo visto pesada. Los protectores cubrían sus antebrazos, de donde en el derecho lo llevaba totalmente cubierto hasta el hombro, de donde sobresalía una hombrera metálica hermosamente diseñada. En el izquierdo en cambio, solo llevaba el protector del antebrazo. En la espalda portaba a Itiniel y a ambos lados de su cadera llevaba dos dagas élficas, además del muslo, donde tenía atados en una hilera cuatro dagas más pequeñas, de la extensión de la palma de una mano. Brittany sonrió, Santana estaba hermosa.

-Te queda bien. –sonrió la rubia dándole un golpe con el dedo a la armadura de su brazo derecho. Santana sonrió mientras lo flexionaba orgullosa, haciendo reír a Brittany.

-No utilizo escudo. Además prefiero llevar esto, ya que suelo manejar siempre una espada a dos manos. –explicó Santana mientras terminaba de ajustar su arco y el carcaj de flechas, envueltas en una funda, en los fardos de la silla.

-Toma. –dijo Brittany sacando un bulto negro de sus provisiones. La extendió, revelando otra larga capa negra, igual que la suya. –Esto te protegerá. Esta hilada en las lejanas tierras del sur.

-No hac… -Brittany ignoró el intento de negación de Santana, acercándose a ella y con un rápido movimiento, soltando la capa que llevaba. Extendió la otra, dejándola caer sobre sus hombros.

-Prefiero que lleves esta, te cubrirá del frio y… -murmuró acercándose más a Santana, inclinándose hasta rozar su oído con sus labios. –También es mía.

Santana sintió un escalofrió recorrer su piel mientras un extraño nudo se asentaba en su estomago, provocándole cosquilleos. Realmente conseguía que perdiera el control… Inspiró hondo, tratando de controlar su frecuencia cardiaca y mantener la mente fría. Las manos de Brittany terminaron de anudar la capa y se deslizaron al cuello de la morena, acariciándolo suavemente antes de agarrar sus mejillas y obligarle a levantar la vista hasta encontrarse con la mirada cerúlea de la elfa. Miró profundamente esos ojos azules, tomándose su tiempo en analizarlos. No sabría como definir la cantidad de sentimientos que portaba… Inseguridad, preocupación… ¿Miedo?

-¿Estas asustada? –murmuró Santana sin despegar la vista de Brittany. Esta bajo la mirada soltando su rostro, provocando que la morena levantara su barbilla con una mano, obligándole a cruzar sus miradas otra vez.

-No deberías haberte ofrecido voluntaria. Es muy peligroso. –dijo Brittany, seria.

-Creo que soy lo suficientemente mayor como para decidir que es lo mejor para mi. –contestó Santana, paciente.

-Esto es muy grande, Santana. Eres la última de los Satheo. Si Artie sabe que estas viva… -Brittany se mordió el labio angustiada. –Te matará.

-Que lo intente. –sonrió burlona Santana, alejándose de Brittany y cruzándose de brazos.

-No lo entiendes.

-No. –le cortó Santana. –Tú no lo entiendes. No voy a estar escondida en un agujero mientras el imbécil que destruyo a mi familia anda por ahí libre como una perdiz. No soy una niña… Ya no. ¡Asúmelo! –exclamó elevando su voz.

-Pues ahora te estas comportando como una. –siseó Brittany frunciendo el ceño.

-Al menos yo siempre digo la verdad a la cara. –contraatacó Santana acercándose a Brittany. -¿Qué más me ocultas? ¿Qué ocurrió realmente esa noche?

Brittany la miró enfadada mientras abría la boca, pero simplemente la cerró y apartó la mirada a otro lado. Santana la miró decepcionada.

-A veces el silencio daña, no protege. –dijo Santana. –Y tu lo único que tienes es miedo… Cobarde.

Brittany la miró, esta vez fríamente. Santana retrocedió, la había hecho enojar. Ahora ya no sabía si extorsionar a la rubia a este limite hubiera sido buena idea. Brittany dio dos pasos y antes de que Santana pudiera retroceder, la agarró del cuello de la capa, manteniéndola bien sujeta hacia ella.

-¿Quieres la verdad? –siseó Brittany. –¿Realmente crees que podrás con ella? No sabes de que hablas, Santana.

-¿Y tú que sabes? ¡Nada!

-No vuelvas mencionar este tema. Es mi última palabra. –ordenó Brittany, y la soltó. –La venganza es el camino hacia el mal, Santana.

-Oh… Y tu eres la dulce elfa pura sabia que guía a los perdidos como yo. –rió sarcásticamente, la morena. -Encargándote de ellos… Como si fuera un estor-

-Ni se te ocurra decirlo. –le interrumpió Brittany, picándole el pecho con un dedo mientras se acercaba a ella. –Nunca… -susurró acercándose más a ella, hasta quedar su rostro separado apenas unos centímetros. –Nunca… -la miraba fijamente con una intensidad que nunca antes había visto en la rubia. –Nunca serás un estorbo para mí… Eres lo mejor que me ha pasado en esta larga vida. –susurró esto último, provocando que el corazón de la norteña se acelerara hasta límites indefinidos.

-Britt… -susurró con voz ronca, Santana mientras intercalaba su mirada entre esos ojos azules y esos labios finos que estaban demasiado cerca. Tragó saliva mientras inclinaba un poco su rostro, acercándose, notó la respiración pesada de la rubia sobre su rostro, solo un poco más… Sus labios ya se rozaban… Un poco más…

-Esto no esta bien. –susurró Brittany, rompiendo el momento mientras se apartaba, apretando la mandíbula con fuerza. Santana cerró los ojos, dolida ante el rechazo, sabía que iba a ponerle pegas.

-Olvídalo. –murmuró seca mientras se alejaba en dirección a su caballo.

-Espera. –Brittany la agarró de la muñeca. –No quiero que te enojes… Sabes perfectamente que entre tu y yo tenemos una diferencia muy grande…

-¿Por qué me das explicaciones? –dijo sin volverse, Santana.

-Y-yo… - “Porque me gustas de verdad… Porque eres lo más importante para mi” pensó, Brittany.

Santana se libró de su agarre y se subió de un salto a su caballo. Brittany miró como se alejaba. Sabía que Santana estaba dolida pero lo que no se imaginaba era que a Santana lo que dolía más era aceptar que todo esto realmente le dolía, aceptar esos sentimientos. Brittany se llevó la mano a los ojos, realmente no sabía si alegrarse o llorar. Todo esto solo lo hacía más complicado y ahora, es cuando más se preguntaba, si realmente hizo bien en volver.


-Hasta que llegáis… -exclamó Quinn. –Me sangran los oídos de tanto escuchar a esta enana parlante. –dijo señalando con el pulgar a la castaña que estaba más atrás.

-¡Eh! –se quejo, Rachel. –No me provoques, pues sabes perfectamente de lo que soy capaz y si me provo…

-Ahí vamos de nuevo… -suspiró Quinn tapándose los oídos con ambas manos, haciendo reír a Brittany. Santana simplemente se limitó a mirar si estaban todos ya.

Quinn montaba sobre un gran caballo bayo, donde detrás se sujetaba Puck, pues los enanos nunca han tenido tolerancia a las monturas y él, no iba a ser la excepción, así que a pesar de que sí sabía montar, habían quedado en que mejor fuera con alguien, por si las moscas, pues no podían perder el tiempo si el enano se extraviaba o se caía por descontrolar el caballo. En realidad, las palabras exactas de Quinn fueron ‘Lo llevo yo, me servirá como un torpedo humano si se nos cruzan enemigos’ punzando el orgullo del enano. Y detrás, estaban Rachel sobre un caballo moteado, sujetando las riendas con una mano y el báculo con otra, y Sam, con la resplandeciente armadura de Rohirrim.

-Es la hora. Vamos. –dijo Santana, espoleando su caballo. Enseguida, Brittany se puso a su alcance, sobre su yegua blanca, ambas cruzaron miradas brevemente pero Santana la apartó, seguía enojada. Quinn las miró curiosa, detrás.

-¿Les ha pasado algo a estas dos? –susurró Quinn al Puck que tenía detrás.

-No se, rubia… Pero ahí huelo tensión sexual no resuelta. Igual necesitan un par de polvos… -rió Puck.

-Tu y tus fantasías sexuales… -negó Quinn con la cabeza, aunque no pudo evitar pensar que tal vez, solo tal vez… Puck tendría razón pero no pudo decir nada más, pues Brittany aceleró el paso, saltando a un galope ligero, encabezando la marcha y los demás no tuvieron más remedio que imitarla.

Santana no sabía cuanto tiempo había pasado, solo que había caído el sol y aún seguían cabalgando. Habían dejado ya el frondoso bosque atrás y atravesaban un llano descampado, de donde solo se veía hierba amarillenta y rocas desnudas. Tenía el culo resentido y le dolían las piernas a morir, notaba la piel sudorosa de Snix pegada a su pierna y su respiración errática. Llevaban horas galopando sin descanso, siguiendo a Brittany, quién no se había vuelto ninguna vez desde que empezaron la marcha. Los demás le seguían de cerca, ninguno se había quejado, ni siquiera Rachel había abierto la boca en todo el rato. Entonces, Brittany frenó la marcha, dejándose caer a trote suavemente para finalmente acabar a paso. Brittany desmontó de un saltó y los demás la imitaron rápidamente con el alivio reflejado en sus rostros, aterrizando de pie en la hierba reseca. Puck no tubo tanta suerte y se estrelló contra el suelo, haciendo reír a los demás.

-Callaros, idiotas. –refunfuñó Puck levantándose.

Santana sonrió mientras le tendía la mano, ayudándolo. Le palmeó la espalda amistosamente.

-Vamos, enano. No eres el único que estas molido. –sonrió Santana, agarrando las riendas de su caballo y siguiendo a Brittany que los esperaba más allá.

Por fin se detuvieron, junto a un pequeño claro de agua, resguardado en unas rocas. Desmontaron las sillas y dejaron a los caballos sueltos, que bebieran agua y se alimentaran del pasto de alrededor. Se resguardaron junto a las rocas. Santana se apoyó en una de ellas y extendió su manta, notó como Brittany se dejaba caer a su lado pero simplemente la ignoró. El resto se apiño junto a ellas y en el centro prendieron una pequeña fogata. Puck fue el primero en empezar a hacer comida junto a Sam, el olor a salchichas y carne recién hecha hizo que el estómago de Santana se retorciera con fuerza. Quinn que estaba más lejos, enfrente de ella, al lado de Rachel (que no entendía que hacía al lado de ella, si según ella no la soporta) le lanzó el botijo, el cual lo atrapó con la mano dándole un largo sorbo para luego toser.

-¿Hidromiel? ¿En serio, Quinn? –resopló Santana mientras Quinn hacía una mueca divertida.

Brittany le arrebató el botijo de sus manos y antes de que Santana pudiera quejarse le tendió un plato con tres salchichas asadas y carne de ciervo cazado recientemente, cortesía de Sam, pues las elfas se negaban a comer carne en redondo. También venía acompañado de pan lembas (pan élfico).

-Come. –dijo simplemente, Brittany mientras le daba un largo trago al hidromiel de Quinn.

Santana simplemente hizo caso mientras tragaba trozo a trozo su comida, no tenía ganas de discutir ahora. Por el rabillo del ojo, observó como Brittany permanecía pensativa, en su propio mundo, mordisqueando una manzana. Entonces el silencio se vio roto por la entretenida charla de Puck con Sam.

-¿Y como conociste a Brittany? –preguntó Sam a Puck. Santana prestó atención, curiosa.

-Fue algo estúpido. –empezó a hablar, Puck. Brittany arqueó una ceja –Algo estúpido que me salvó la vida. –corrigió con una sonrisa. –Estaba en las montañas Nubladas, al pie, a punto de entrar en las minas cuando de repente, una avalancha de rocas caía directamente a mi cabeza y entonces ella apareció y como un relámpago dorado me agarró salvándome por los pelos de ser aplastado como mugre de troll.

-Después de salvarle, me invitó a sus minas con su casta, donde estuve varios días festejando sin parar , sin que me dejaran salir… -rió Brittany. –Eras pesado como una lapa.

-Y bien que te gustaba, rubia… Porque eras nuestra mejor bailarina… -suspiró Puck. -¡Oh, que bien lo recuerdo! Tú subida en las mesas, bailando al compás de nuestra música, con esas deliciosas y largas piernas…

-Puck… -advirtió la elfa.

-… Sin contar que te perdiste por las cuevas dado que acabaste con varios tragos de más…

-¡Puck! –gritó Brittany roja de vergüenza, haciendo reír a los demás. Santana no pudo evitar sonreír al ver como Brittany hacia aspavientos con las manos intentando callar al enano.

Santana escuchó atentamente los demás relatos, de cómo chocó con Rachel por casualidad, debido a un hechizo fallido de está que provocó una crecida anormal en una de las enredaderas del bosque donde estaba entrenado para que después, tras varios días, Brittany la encontró totalmente enredada en ella, colgada a varios metros de altura gritando auxilio a pleno pulmón… O de cómo Sam se obsesionó con ella, siguiéndola por todos los lados, cortejándola y pidiendo su amor, exasperando a la rubia quién le respondía con negativas una y otra vez, hasta que al final le entró en la cabeza que solo podrían ser amigos… Realmente eran un grupo extraño.

-¿Y vosotras? –preguntó Sam, después de calmar sus risas, mirando a Santana y Brittany alternativamente.

-Uhm… Desde pequeña… Supongo… -murmuró Santana, incomoda, sin saber que decir.

-Estuve cuando su madre dio a la luz… -sonrió Brittany, mientras miraba de reojo a Santana. –No eras más que un bultito de carne canela llorón y entonces te cogí con la intención de calmarte, y… -Brittany calló, mientras tragaba saliva, aumentando la expectación de su público. Miró a Santana, quién la miraba expectante, esos ojos oscuros, esos mismos ojos oscuros que vio por primera vez.

-¿Y? –preguntó Rachel, intrigada, sacando a Brittany de sus pensamientos.

-Y dejo de llorar. –sonrió, aunque fue más bien, una mueca extraña.

-Supongo que ha estado toda la vida ahí… Incluso cuando no me enteraba. –dijo Santana, encogiéndose de hombros. –Siempre hemos estado juntas.

Un silencio se adueño del ambiente, cada uno en sus propios pensamientos. No tardaron mucho en concretar las guardias y enseguida, uno a uno fueron cayendo presos del sueño. Santana se quedó despierta, pues su turno era el primero. Se sentó en una roca más apartada con la espada clavada en el suelo y apoyada en su hombro, arrebujándose en esa capa negra que olía exactamente igual que a ella, a Brittany. Escuchó unos pasos ligeros. Realmente empezaba a considerar que la invocaba con el pensamiento al ver que Brittany se apoyaba sobre una pierna a su lado, quedando de pie con los brazos cruzados, mirando el firmamento.

-¿No puedes dormir? –susurró Santana, rompiendo ese silencio tormentoso.

-No soy muy amiga del sueño… -dijo Brittany acercándose a Santana. –De todas formas, estoy acostumbrada.

-Deberías descansar… -aconsejó Santana. –Mañana tenemos un día largo.

-No te preocupes por mi. –sonrió Brittany ante el detalle. –Tengo energía de sobra.

Un nuevo silencio se adueño de ellas. Hasta que Brittany miró a Itiniel, Santana le siguió la mirada hasta dar con la espada apoyada sobre su hombro.

-¿Has aprendido a manejarla? –preguntó Brittany.

-Más o menos… Estoy acostumbrada a manejar espadas grandes pero ese flujo de energía no se manejarlo muy bien. –admitió Santana.

-Es cuestión de práctica… ¿Puedo? –ante la mirada vigilante de Santana, agarró la espada y la desenvaino, levantándola sin ninguna dificultad para sorpresa de la norteña. –Simplemente siente la espada como si fuera una parte más de ti misma… -murmuró mientras hacia varias fintas elegantes al aire. –Y cuando lo hayas conseguido, cuando tu espada y tú seáis uno… Entonces podrás hacer lo que quieras. –Brittany aceleró sus movimientos y entonces giró haciendo tres rápidas fintas horizontales de donde de repente la hierba que la rodeaba estalló en un corte de viento profundo. Santana notó como la energía vibraba en el aire y miró sorprendida la roca a la que apuntaba la rubia, que tenía a más de trescientas zancadas resquebrajada en tres trozos por la magia lanzada de la espada.

-Guau… -murmuró Santana. –Podrías haber hecho menos ruido… -riñó la morena.

Brittany se rió suavemente mientras enfundaba la espada y se la devolvía a la morena.

-Tranquila, esta es una zona segura. Nadie nos atacará esta noche. –dijo mientras se agachaba para estar a la altura de la morena. –Recuerda esto, Itiniel es simplemente un canalizador de tu propia energía, en tu caso se manifiesta en fuego… En el mío, viento. Sé una con tu espada y podrás manejarla… Yo puedo enseñarte.

-¿Cómo es que puedes manejarla? Quinn…

-Quedaría un poco mal si no supiera, ¿No crees? Después de todo he cuidado de tu familia por generaciones. –sonrió divertida la elfa, interrumpiendo a Santana. –Vete a dormir, yo seguiré con la guardia.

Santana asintió mientras se levantaba y empezaba a acercarse al campamento, pero se detuvo ante el llamado de la rubia.

-San… -la llamó, Brittany. -¿Sigues enfadada?

-Nunca podría enfadarme contigo realmente… -suspiró Santana, haciendo respirar aliviada a la rubia. –Supongo que te debo una disculpa por… Por el beso de ese día.

-Y yo otra por aplastarte contra el suelo. –contestó Brittany mirando la espalda de la morena, quién no se había vuelto. Se acercó hasta estar a unos centímetros de ella.

-Y por casi romperme el brazo y la espalda. –rió Santana, pero la risa le salió muy forzada. Notó la respiración de la rubia en su nuca.

-También. –susurró con una pequeña risa.

-Debería irme…

-Deberías…

Santana no lo aguantó más y se volvió mirando fijamente a Brittany. Sus ojos brillaban con fuerza en esta noche brillante. Dio un paso acercándose más a Brittany sin romper su contacto visual, hasta notar que sus respiraciones se entremezclaban.

-¿Realmente quieres que me vaya? ¿Realmente quieres todo esto? –preguntó Santana mirándola fijamente con una seguridad que hizo temblar a la rubia.

-No puedo darte más, Santana… -susurró con un hilo de voz, Brittany, mareada ante la cercanía de la morena.

-Yo no te pido nada, Britt… Solo que seas sincera. –habló, Santana. Ante el silencio de la rubia, suspiró, no tenía caso. Se giró dispuesta a irse pero Brittany la agarró rápidamente de la muñeca con una mano.

Santana miró extrañada a la rubia pero tragó saliva al ver como, Brittany decidida, se acercó a ella de una zancada, agarrando su nuca con la otra mano, y entonces la besó.

El capítulo estuvo genial, como todos los anteriores.
Olvidadé comentarte que una de las cosas que más me gustan del Fic, es que aparecen algunos personajes de la saga. Amo que Santana esté relacionada con Aragorn; sin duda él y Arwen son mis favoritos.
Por algún motivo, se me ocurrió que Sam iba a cortejar a Santana. Creí que podría abrir trecho para algo de drama, pero supongo que ya tienes una mejor idea. De todos modos, empiezo a sospechar que lo que sea que pongas historia, me gustará.
Me entretiene mucho que describas los lugares por donde pasan o la ropa y armadura que usan, porque el mismo tiempo que leo, me lo paso buscando fotos de la ropa y revisando los mapas de la Tierra media. Sí, lo sé... bastante geek de mi parte. No me disculparé por eso jaja
Espero el siguiente capítulo. Tranquila con la demora, entiendo que todos tenemos vida. Mientras no abandones el Fic, no hay problema.
Saludos!

Lo dejaste en la mejor parte!!!!! No tardes y actualiza!!! Me encantan las dos y cuando Santana se enojda!!! jaja!!! Kis!!!!!

siiiii, los capitulos son geniales, no nos hagas sufrir mucho con la espera esta vez

No soy nada amante a esto de "El señor de los anillos" ni esas cosas. De hecho me he llegado a medio dormir en las películas como en la ultima de "El hobbit" y solo me mantuve/trate de mantener despierta porque si no me golpeaban, pero fue poquito mi siesta en el cine :D logre que solo fueran como 10 minutos :P y lo peor es que cuando le pregunte a mi amiga que cuanto faltaba me dijo que dos horas mas y dije: QUE?!?! Y solo me contesto: Pues si! Aun falta la lucha contra el dragon! Cabe destacar que mi cara fue algo asi: con una mezcla de y solo un poco Y como 5 minutos después solo enfocaron como el dragon abre el ojo y se acaba... La unica reacción que pude tener fue: QUE? YA ACABO?! (Claro que gritando y todos en el cine escucharon y riéndose de mi) Y mi amiga solo me dijo: Que? A poco me creíste?... Se burlo de mi todo el dia y yo sali decepcionada del cine porque pense que había una pelea grandiosa para recuperar (creo entendi) un legado/reino.

Pero regresando al fic esto es REALMENTE GENIAL! Hasta pense en llegar a leer los libros! (Y eso ya es bastante) Nunca había comentado creo, y si hay alguna cosas o bueno términos que no entiendo pero buee, se los he preguntado a una amiga (la del cine )y maso me explico bien :) ya que a ella si que le gusta! Y hace demasiado que no se sabe de este grandioso fic! Es ilogico que me quede dormida en el señor de los anillos porque me encanta todo eso de otros mundos y realidades extrañas, elfos, brujas, duendes, orcos, magos, hechiceros, etc,etc. Pero da igual, con este fic realmente me empezó a agradar! Asi que por favoor te pido que no tardes mas en que disfrutemos de esta historia tan buena!

Saludiiiiineeeeees!!!!!

queremos actualizacion yaaaaaaaaa, el fic esta genial ^^

UruD escribió:El capítulo estuvo genial, como todos los anteriores.
Olvidadé comentarte que una de las cosas que más me gustan del Fic, es que aparecen algunos personajes de la saga. Amo que Santana esté relacionada con Aragorn; sin duda él y Arwen son mis favoritos.
Por algún motivo, se me ocurrió que Sam iba a cortejar a Santana. Creí que podría abrir trecho para algo de drama, pero supongo que ya tienes una mejor idea. De todos modos, empiezo a sospechar que lo que sea que pongas historia, me gustará.
Me entretiene mucho que describas los lugares por donde pasan o la ropa y armadura que usan, porque el mismo tiempo que leo, me lo paso buscando fotos de la ropa y revisando los mapas de la Tierra media. Sí, lo sé... bastante geek de mi parte. No me disculparé por eso jaja
Espero el siguiente capítulo. Tranquila con la demora, entiendo que todos tenemos vida. Mientras no abandones el Fic, no hay problema.
Saludos!

Hola! Me alegro mucho de que te haya gustado el capitulo. Sinceramente es uno de mis favoritos sin dudarlo. Y tambien pienso como tu, Arwen y Aragorn tambien son mis personajes favoritos pero tengo tambien adoro a Legolas.

Respecto a lo de Sam es una muy buena idea, no había pensado en eso. Lo tendre en cuenta. Como dices tu, tengo una trama desarrollada pero puedo añadirle y variar ideas.

Y tranqui, lo de buscar mapas, ropas, paisajes y demas no es nada tonto... Entre tu y yo, yo tambien lo hago para inspirarme ;)

Gracias por leer y por tu paciencia!

Heather_Rivera escribió:Lo dejaste en la mejor parte!!!!! No tardes y actualiza!!! Me encantan las dos y cuando Santana se enojda!!! jaja!!! Kis!!!!!

Gracias! Me encanta dejar suspenso a los lectores, no puedo evitarlo. Yo tambien adoro cuando Brittany y Santana estan en fase odio-amor, es una de mis facetas favoritas.

Un beso y gracias por leer!

Haruka escribió:siiiii, los capitulos son geniales, no nos hagas sufrir mucho con la espera esta vez

Hola! Lo siento por la tardanza pero ando de arriba en examenes de la uni y el tiempo es algo valioso. Tranquila, que el proximo capitulo esta en proceso. Si quieres para entretenerte, puedes leer el resto de mis historias y one-shots.

Un saludo y gracias por leer! Es adorable tener a gente que les guste tanto los capitulos.

Dess escribió:No soy nada amante a esto de "El señor de los anillos" ni esas cosas. De hecho me he llegado a medio dormir en las películas como en la ultima de "El hobbit" y solo me mantuve/trate de mantener despierta porque si no me golpeaban, pero fue poquito mi siesta en el cine :D logre que solo fueran como 10 minutos :P y lo peor es que cuando le pregunte a mi amiga que cuanto faltaba me dijo que dos horas mas y dije: QUE?!?! Y solo me contesto: Pues si! Aun falta la lucha contra el dragon! Cabe destacar que mi cara fue algo asi: con una mezcla de y solo un poco Y como 5 minutos después solo enfocaron como el dragon abre el ojo y se acaba... La unica reacción que pude tener fue: QUE? YA ACABO?! (Claro que gritando y todos en el cine escucharon y riéndose de mi) Y mi amiga solo me dijo: Que? A poco me creíste?... Se burlo de mi todo el dia y yo sali decepcionada del cine porque pense que había una pelea grandiosa para recuperar (creo entendi) un legado/reino.

Pero regresando al fic esto es REALMENTE GENIAL! Hasta pense en llegar a leer los libros! (Y eso ya es bastante) Nunca había comentado creo, y si hay alguna cosas o bueno términos que no entiendo pero buee, se los he preguntado a una amiga (la del cine )y maso me explico bien :) ya que a ella si que le gusta! Y hace demasiado que no se sabe de este grandioso fic! Es ilogico que me quede dormida en el señor de los anillos porque me encanta todo eso de otros mundos y realidades extrañas, elfos, brujas, duendes, orcos, magos, hechiceros, etc,etc. Pero da igual, con este fic realmente me empezó a agradar! Asi que por favoor te pido que no tardes mas en que disfrutemos de esta historia tan buena!

Saludiiiiineeeeees!!!!!

Hola! En serio te quedaste dormida en la pelicula? eso es imperdonable! si hubiera estado contigo te hubiera dado un buen zapo para despertarte jajajaja XD

Yo tambien estuve asi en toda la pelicula, no dormida, sino mordiendome las uñas y disfrutando de las locuras de los enanos. Es irónico, porque cuando empecé a escribir este fic, aún no había visto la pelicula ni he leido los libros. Se me ocurrio en una tanda de finde que me tragué una maratón del señor de los anillos en version extendida, adoro esas peliculas. Y justo me entro la inspiración y pense, ¿que mejor lugar para nuestras chicas favoritas que la Fortaleza Negra? Y justo, pasan los dias, por fin estrenan la pelicula y entonces, flash!, hablan tambien de la fortaleza! Pero no dire nada más, sino soltaría muchos spoilers y no es justo, hay que verse la pelicula.

Como he mencionado antes, los libros no me los he leido pero los tengo en lista para leermelos cuando tenga tiempo, pues me encanta como escribe su autor.

Gracias por leer y me alegro de que te guste la historia. Espero verte mas por aqui y que no te duermas en mas peliculas. (Aunque siendo sinceras, me dormi en la de Los Miserables, que podía hacer? no salian kurt ni rachel cantando bring home XD)

Haruka escribió:queremos actualizacion yaaaaaaaaa, el fic esta genial ^^

Holaaa! Gracias por comentar, me alegro de que te guste el fic.
La actualizacion esta en proceso. No la subire hoy, igual mañana como muy pronto o el miercoles como muy tarde.

Siento la tardanza y muchas gracias por tu paciencia! Espero recompensarlo en el proximo capitulo, pues digamos que tiene varias escenas sensuales... ;)

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Hola a todos! Se que estado desaparecida y lo lamento mucho pero entre practicas y examenes, la universidad no me da para mucho.

Lamentablemente, no paso a dejaros un nuevo cap, sino a avisaros de que estoy viva y que proximamente el capitulo estara completo y subido. ¿Cuando? No lo se, pero si que lo subire. Tambien os anuncio que lo que subire nuevo sera un one-shot brittana basado en el capitulo de shotting star. Espero que le deis una oportunidad.

Me despido y otra vez, muchas gracias a todos los que leeis este fic y me animas a seguir. Eso es muy lindo de vuestra parte.

Cambio y corto! :>.<:

Elisa.

Capitulo 7

Tan rápido como Brittany se acercó, estampando sus labios contra los suyos, se alejó provocando un quejido de protesta de Santana, pero Brittany la calló seria y tensa. Santana la miró sorprendida sin entenderla, entonces la mano de Brittany la jaló con fuerza contra el suelo, ocultándose en la hierba espesa. Dejó un brazo en su espalda, teniéndola bien sujeta contra el suelo, indicándole que no se moviera.

-¿Que diantres ocurre? -siseó, Santana, mirando a Brittany, que miraba a la nada.

-Cállate, Santana. -ordenó, bruscamente, Brittany, sin dejar de mirar al horizonte negro. Unas sombras oscuras se movían imperceptiblemente. -He oído algo. 

Santana resopló pero le hizo caso. No se atrevía a contradecirla. Tras unos minutos tensos, Brittany relajó su cuerpo. Aflojó el agarre que tenía sobre Santana y simplemente dejó el brazo ahí apoyado. La rubia giró su cabeza para mirar a Santana.

-Ya se han ido. -murmuró, Brittany.

-¿Qué era eso? -gruñó, Santana. -¿Hacía falta exaltarse por eso? Si eran orcos podríamos haber acabado con ellos. 

Brittany la miró perpleja y luego negó con la cabeza divertida, mientras soltaba un suspiro impaciente. 

-Era una manada de cuatro trolls, Santana. -replicó, divertida. -Pero si quieres ir a por ellos, adelante. Se han bajado hacia el este. 

Santana abrió la boca varias veces para decir algo, pero no se le ocurrió nada. Simplemente apartó la vista con las mejillas encendidas. Brittany sonrió mientras la agarraba del mentón, obligando a mirarla.

-Eso no es lo que realmente te ha enfadado. -afirmó, con una sonrisa de suficiencia. Ambas sabían a lo que se refería.

-No estoy enfadada. -espetó, Santana. 

-Ya, claro... -ironizó, Brittany, poniendo los ojos en blanco. -Y yo tengo cerebro de Tuk.

Santana se rió entre dientes al escuchar su expresión. (Cerebro de Tuk, es como decir, cerebro de estúpido. Los Tuk son un clan de Hobbit que no son los más inteligentes, incluso insensatos.) Brittany sonrió de lado mientras se ponía de pie. Santana la imitó al instante, sacudiéndose la ropa.

-Tienes... -murmuró, Santana, cohibida mientras miraba a Brittany.

-¿Que? -farfulló, Brittany, distraída, sacudiendo su ropa.

Santana sonrió mientras se acercaba a ella y se ponía de puntillas para quitarle una hoja seca enredada en los tirabuzones rubios de la elfa. Brittany tensó todo su cuerpo al notar como Santana acercaba su cuerpo más de lo debido al suyo, rozando sus narices al incorporarse sobre los dedos de los pies. Un escalofrío pasó recorrió por toda su columna dorsal.

-Una hoja. -dijo, la morena, con simpleza.

-Oh... Gracias...

Silencio, pesado y asfixiante, ninguna sabia que decir o más bien... Sabían que decir pero no como... Santana carraspeó incomoda y agitó las manos, señalando el campamento de atrás.

-Será mejor que me vaya a dormir... -murmuró, sin saber muy bien que decir.

Brittany asintió mientras se apoyaba en la roca. Le lanzó una pequeña sonrisa de despedida y al ver como se alejaba, bajo la mirada. Suspiró cansada, aunque por otro lado estaba frustrada, realmente quería haberla besado como dios manda, pero tal vez era mejor así... Las cosas tenían un nivel de complicación que Santana nunca llegaría a imaginar ni a entender, ni ningún mortal pero Santana no era ningún mortal común, era una Dúnedain, tenía el don de la larga vida pero ni aún así, lo entendería. Brittany miró hacia las estrellas y apretó la mandíbula con fuerza, tenía demasiados pecados sobre sus espaldas, no iba a cargar ninguno a Santana. Miró el camino por el que había desaparecido Santana y se sorprendió al ver como una sombra iba a paso ligero hacia ella.

-Aún no toca el cambio... -Brittany se interrumpió al ver que era Santana, que se acercaba pisando fuerte hacia ella. -¿Sant-?

No pudo decir nada más, Santana agarró su rostro con ambas manos y la besó con fuerza, obligándole a separar sus labios para que su lengua recorriera toda su boca con furor. Brittany gimió sorprendida. El aire escaseó y ambas se separaron mirándose fijamente. Esta vez, Santana se quedo quieta, retándola con la mirada a ver si se atrevía a hacer algo. Brittany sabía perfectamente lo que buscaba decirle la morena: ''Atrévete si puedes'', decía su mirada. La miró fijamente, seria. Entonces movió sus manos, acariciando los muslos de Santana hasta llegar a sus nalgas, apretándoselas con fuerza haciendo que la morena soltara un quejido sorprendido, apenas pudo decir nada más porque Brittany la cargó con fuerza, levantándola y obligándola a rodear con sus piernas la cintura de la rubia. Brittany se apoyó en la roca, con Santana encima de ella. La elfa abrió más las piernas y empujó a Santana contra su cuerpo, haciendo que ambas soltaran un suspiro placentero. Se miraron fijamente. Santana rodeó con sus brazos el cuello y fue en busca de sus labios sin perder tiempo. Esta vez, Brittany la esperó gustosa. El beso era ardiente, necesitado, una lucha por tener el control. Brittany mordió el labio inferior de Santana y luego fue regando besos por la comisura de sus labios, mejilla, mandíbula hasta llegar a su cuello. Apartó el pelo de su camino y chupó con fuerza el primer trozo de piel canela del cuello. Santana se revolvió sin poder evitarlo, haciendo que los brazos de Brittany se fijaran como barras de hierro en su espalda, manteniéndola bien sujeta contra su cuerpo.

-Brittany... -gimió, Santana, al notar como Brittany volvía a repetir su acción pero por todo su cuello.

-Quieta. -susurró, Brittany contra su piel, dejando un beso. -Te gustará.

Santana suspiró al notar como Brittany seguía besando su cuello. Se mordió el labio con fuerza. Estaba tan, tan caliente, que si seguía así no iba a poder aguantar y se iba a tirar a Brittany ahí encima, le daba igual que hubiera trolls, orcos, trasgos, brujos, magos, dragones... Solo la quería a ella. Y entonces se dio cuenta de que sus caderas hacían un vaivén sobre el muslo de Brittany. Se detuvo avergonzada, maldiciéndose internamente pero se sorprendió al notar como las manos de Brittany empujaban su cadera, obligándola a seguir. Gimió al notar como se movía, apretando su muslo contra su entrepierna, provocando una fricción más intensa. 

-Tranquila. -susurró, Brittany, besando el lóbulo de su oreja. -Sigue.

-Britt... Yo... -mustió, Santana, tan avergonzada que no podía mirarla a los ojos.

-Todo esta bien, preciosa... Sigue.

Brittany la besó con pericia mientras obligaba a Santana a mover sus caderas en un ritmo tortuoso. Adelante, atrás, adelante, atrás... Levantó un poco la pierna, ejerciendo más presión. Notaba  lo húmeda que estaba, estaba prácticamente en llamas. Santana echó la cabeza hacia atrás, soltado un gemido quedo al notar como Brittany presionaba más. La rubia aprovechó eso para seguir besando su cuello. Bajó por la clavícula, clavando sus dientes en ella hasta llegar a su escote, que era lo máximo que le permitía la camiseta, lamió y recorrió con sus dientes la parte desnuda mientras sus manos obligaban a Santana friccionar más rápido. Santana no iba aguantar más, su centro pulsaba con fuerza y los besos de la rubia la estaban volviendo loca. Y entonces, Brittany hizo un movimiento que no se esperaba, mientras la besaba, recorriendo toda su boca con su lengua, bajó una de sus manos hasta su entrepierna acariciando con fuerza toda la zona, sobre la tela, y golpeó, realizando un tortuoso circulo sobre su clítoris, haciendo estallar a la morena con un fuerte gemido. Santana jadeó mientras trataba de controlar los espasmos de su cuerpo. Brittany la acarició dulcemente la espalda, esperando pacientemente a que se recuperara. 

Santana ocultó su rostro en el cuello de Brittany, no se atrevía a mirarla. ¡Por dios! Había tenido un orgasmo con solo estar encima de ella. Sentía que la cabeza le iba a estallar de la sangre acumulada en ella. ¡Que vergüenza!

-Santana, mírame. -habló, Brittany. -Vamos... Mírame...

Santana obedeció a regañadientes. Brittany sonrió, derritiéndose de ternura, al ver el rostro ruborizado de la morena con un mohín culpable. 

-Lo siento. -susurró, Santana, avergonzada. 

-¿Por qué? ¿Por tener un glorioso orgasmo? -río, divertida, entre dientes, Brittany. -Santana, estas cosas son normales en todas la personas... Elfos, enanos, hombres.

-Dijiste que no podíamos hacer nada... Que no podías darme más. -murmuró, Santana. Brittany sonrió mientras la miraba fijamente a sus ojos oscuros.

-Prácticamente no hemos hecho nada... -corrigió con una mueca burlona, poniendo más roja a Santana. -Además... Estoy cansada de estar lejos de ti. -admitió, Brittany, en voz baja, más seria.

Una pequeña sonrisa victoriosa empezó a adornar el rostro de la morena. Entonces uno de los dedos de Brittany golpeó su frente, haciendo que frunciera el ceño como una niña pequeña.

-No te emociones, Santana. Seguiré manteniendo mi decisión... -gruñó, Brittany. -Que acepte mimos no significa que este bien. No podemos tener nada más.

-¿A esto le llamas mimos? -soltó, irónica, Santana, bajándose de Brittany y enderezándose. -Y luego soy yo la tonta...

-Santana... -murmuró, apesadumbrada, Brittany.

-No, Brittany. Si no lo quieres decir en voz alta esta bien. -dijo, Santana, recalcando cada palabra con fuerza, acercándose a la rubia. -Pero no puedes negar a tu propio cuerpo de lo que quiere... -siseó en su oído, mientras pegaba su cuerpo al de la rubia y bajaba una mano que serpenteó por su cintura colándose debajo del pantalón y acariciando toda su zona por encima de la ropa interior. Sucedieron dos cosas instantáneas, Brittany se quedó paralizada ante tal atrevimiento y Santana se quedó perpleja ante la gran humedad que tenía... ¿Realmente tenía ese efecto en ella? -No puedes negar que realmente me deseas tanto como yo te deseo a ti... -susurró en su oído, antes de separarse de ella rápidamente con una sonrisa victoriosa. Esta batalla la había ganado. ¿Pero que decía? La había ganado desde que la había besado casi a la fuerza.

Santana se llevó los dos dedos impregnados de la humedad de la rubia a la boca, saboreándolos lentamente sin dejar de mirar fijamente a Brittany. Los ojos celestes de la rubia se oscurecieron, incluso relucían como dos fulgores, ni siquiera ella podía controlarlo. Se acercó lentamente a Santana, erguida como una fiera, hasta quedar a unos centímetros de su rostro.

-Vete a dormir, Santana. -gruñó, con voz ronca. -O te juro que te... -se interrumpió, apretando la mandíbula con fuerza.

-¿O qué? -retó, la morena, desafiante.

-Vete, Santana, por favor... -el tono de voz de Brittany se había suavizado, su expresión se había relajado y solamente la miraba triste. Santana suspiró y cerró los ojos, dándose la vuelta.

-Buenas noches. -se despidió, Santana, sin volverse.

Tras mojarse el rostro con el agua de su botijo, respiro hondo. Y había conseguido enfriarse del todo y ahora la suave brisa que se levantaba, refrescaba su cuerpo. Aún sentía la piel de su muslo ardiendo. Había perdido el control totalmente, había sido egoísta... Suspiró mientras enterraba su cara entre sus manos. La iba a volver loca de mil y una maneras y ella no sabía como evitarlo. Cerro los ojos y suspiró mientras se dejaba llevar, agudizó todos sus sentidos y relajo su cuerpo, permaneciendo en un estado aparente de meditación. 

No sabía cuanto tiempo había pasado, pero notó perfectamente como Puck llegaba arrastrando sus pies por el suelo a sustituirla. Antes de que el enano pudiera saludarla ni siquiera, Brittany ya se había alejado palmeando su espalda como despedida. Se acercó al campamento sigilosamente. Sam estaba durmiendo a pierna suelta y con la cabeza colgando a un lado. Rachel estaba de lado, cruzada de brazos y con los ojos abiertos, murmurando cosas por lo bajo, pero su respiración era profunda. Nunca entendería porque los magos se empeñan en dormir con los ojos abiertos y además, siempre susurran en sueños. Es espeluznante. Quinn estaba tumbada, utilizando su mochila como almohada. Simplemente abrió un ojo verdoso, curiosa, al pasar al lado de ella, y lo volvió a cerrar. 

Brittany se acercó lentamente a Santana, estaba tumbada de lado mirando hacia la pared rocosa, envuelta en la capa negra que le había regalado, su cuerpo temblaba imperceptiblemente. Brittany notó como se le estrujaba el corazón, estaba sollozando en silencio. Se acercó a ella, y saltó hacia el hueco, dejajándose caer entre Santana y la pared, provocándole un sobresalto a la morena. Santana la miró sintiéndose descubierta y trató de alejarse pero Brittany la agarró con fuerza, abrazándola. Se colocó la capa por encima tapando a las dos de miradas indiscretas. Paso el pulgar limpiando una lágrima solitaria y la atrajo hacia su cuerpo. Santana escondió la cabeza en el hueco del cuello y el hombro de Brittany. Entonces la elfa, se inclinó levemente sobre su oído, susurrando una palabra que la hicieron sonreír y Santana, por fin se quedo dormida.

-Melane. ('Te quiero', en élfico)

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Bueno, aquí teneis un nuevo capitulo, dedicado sobre todo a gatituu *_*, aquí tienes el premio por esperarme y seguir mis historias. Que sepas que estoy impaciente por que continues Room 47, lo dejaste en la mejor parte.  Y obviammente tu historia. 

Pronto aparecere con nuevos capitulos. Ya estoy de vacaciones oficialmente, y aunque tengo varios viajes planeados (Camino de Santiago, Málaga, Madrid, Barcelona) seguire escribiendo y aprovechando la inspiracion de cada unoo de elloos.

Nos leemos pronto y espero vuestros comentarios ¿Os ha gustado este capitulo? ¿Lo esperabais asi u de otra forma?

me ah encantafo este capitulo , ya era hora de que pasara algo , pobre san , espero que despues de eso intenten algo , y que salga bien todo , muy buen capitulo
saludos :D

Hola, chicas! Ya por fin, nuevo capitulo. Se que me he tardado mucho en contestar pero este capitulo me ha llevado un siglo, ya que no tenía la chispa de la inspiración y no me convencía como quedaba pero al final tras varios dias borrando y volviendo a escribir creo que el resultado os gustara mucho.

Se que tardo mucho en escribir, pido disculpas por eso, no os prometo que escriba tan seguido porque no lo se, puede que si o puede que no, lo que si que os digo es que soy muy perfeccionista y me gusta tener los capitulos bien escritos y redactados, en resumen, bien hecho para que vosotros los disfrutéis y eso me puede llevar mucho tiempo o poco. Lo que si trato de hacer, es si tardo mucho en actualizar, compensaros con capitulos bien largos.

Este en especial es muy ardiente, os aviso de antemano y creo que lo disfrutareis mucho. Así como que los próximos son de ese nivel o incluso más.


Capitulo 8

El silencio se adueñaba del ambiente, apenas roto por el susurro del viento, el suave roce de las hojas de los arboles y los juegos de alguna ardilla osada. Brittany trotaba en cabeza, como siempre, dirigiendo la comitiva.

Santana la miraba desde atrás, esta vez, trotaba al lado de Quinn y Puck. La morena esta inusualmente callada, sus ojos no se despegaban de la rubia de enfrente. La mañana había sido totalmente extraña. Se habían despertado con las primeras luces del alba. Las elfas fueron las primeras que estaban listas para marchar, y habían dejado un desayuno rápido listo, pan con queso y frutos secos. Brittany no le había vuelto a dirigir la palabra más que para despertarla y darle su desayuno, ese había sido el único contacto con ella en toda la mañana. El resto de la mañana permaneció alejada, distante y fría.

-¿Que mosca le ha picado a la rubia? -preguntó, Puck. -Lleva toda la mañana gruñendo como una osa en celo...

-Eso mismo me pregunto yo... -murmuró, Santana.

Puck achicó los ojos y sonrió convencido mientras se acariciaba la barbilla. Siempre hacia lo mismo cuando se le encendía la bombilla, la única diferencia con los demás, era que sus ideas eran estúpidas.

-¡Oh, ya sé! -el enano se inclino sobre Quinn. -¿No estará en la fase esa del meado rojo? Eso que tenéis las mujeres... Espera... ¿También lo tenéis las elf-? ¡Ay!

Quinn le había soltado un buen codazo hacia atrás, dándole en toda la nariz.

-No creo que sea eso. -gruñó, Quinn, malhumorada. -Y si fuera así, no es asunto tuyo. Enano estúpido...

Puck refunfuñó algo, pero al tener ambas manos sobre la nariz, no se le entendió nada. Santana miraba divertida la escena, esos dos nunca cambiarían.

-No sé en que estará pensando ahora Brittany, pero cuando esta así lo mejor es dejarla sola... -hablo, Quinn, -Creedme, su mal humor lo paga muy caro si alguien se mete por el medio... -susurró, por lo bajo, para que la rubia no la oyera. -Lo digo por experiencia.

-Te creo. -dijo una voz, al lado de Santana. La morena giró la cabeza para ver a Rachel que se había puesto a su altura, curiosa por la conversación. -Es la única persona que conozco que se atreve a desafiar a la Dama de la Luz.

-Brittany es especial, siempre ha sido un espíritu libre y fiero. No acepta mandatos. -rió, Quinn, con una sonrisa de medio lado. -Siempre ha sido así. No órdenes y ningún lugar fijo. Precisamente por eso es la mejor embajadora de nuestro pueblo.

-¿Nunca se ha quedado en ningún lugar fijo por algún tiempo? -preguntó, Santana, sorprendida.

Quinn reflexiono, y frunció el ceño pensativa mientras una de sus manos acariciaba, distraídamente, el pelaje de su montura.

-Creo que fue solo una vez, cuando le toco cuidar de tu familia. Fue justo la época que naciste tu. Se quedó ahí asentada con los Montaraces de Fuego, durante creo que... Cinco años. -dijo, Quinn, mirando fijamente a Santana con sus ojos verdosos. -Demasiado tiempo para alguien como ella... -susurró. -Me preguntó que es lo que vio ahí...

Santana frunció el ceño, incomoda. Se revolvió tensa en su montura. Le había sonado más bien como a "Me preguntó que es lo que vio en ti". El rostro de Quinn no reflejaba nada, era imperturbable pero Santana lo sabía, sabía que la rubia se olía algo sino es que lo sabía ya todo. No era tonta y menos cuando se trata de su hermana.

-¿Que paso después? -preguntó, Rachel, ávida de saber más.

-¿Qué? -farfullo, Quinn, distraída. Se había perdido en sus pensamientos momentáneamente.

-¿Que paso para que Brittany se fuera? -repitió, Rachel.

-Que la curiosidad mato al gato. -replico una voz, seca y malhumorada, de repente, sobresaltando al grupo.

Los cuatro miraron a Brittany, que se había detenido. Sam los miró, curioso, desde atrás, no se había enterado de nada. Sus ojos azules estaban fríos como el hielo, y furiosa, realmente furiosa aunque su rostro estuviera serio. Lanzó una mirada gélida a Quinn, quien tragó saliva nerviosamente. Tal vez había hablado de más. Nadie dijo nada.

-Nos queda poco menos de medio día de camino para llegar a la primera aldea. -habló, Brittany, seria. -Llegaremos y dormiremos en casa de unos viejos conocidos.

Todos asintieron en voz alta. Brittany parpadeó un par de veces y se puso en marcha otra vez, mandando a su caballo a galope ligero. Santana, frunció el ceño y acelero el galope para ponerse a la misma línea que Brittany, a su lado. La rubia ni se inmutó, prácticamente mantuvo la vista al frente, como si la morena no existiera. Santana frunció el ceño, irritada, no entendía a esa elfa.

-¿Me vas a decir que diablos te pasa? -gruñó, Santana.

-No me pasa nada. -siseó, Brittany, cortante.

-¿Y por eso te has vuelto la princesa de hielo? -soltó, irónica, Santana. -Brittany, dime que ocurre.

Silencio.

-... ¿Es por mi...? -susurró, tan bajito, que Santana dudaba de si la había oído.

Pero Brittany sí la había oído, ya que la miró furiosa. Santana se echó para atrás intimidada.

-No todo gira en torno a ti, Santana. -gruñó.

Santana la miró estupefacta, más por la violencia de su respuesta que por su contenido, aunque en el fondo le había molestado.

-Tranquila, que no me volveré a preocupar por ti. -murmuró, enfadada, Santana.

Brittany suspiró al ver que Santana estaba dispuesta a darse la vuelta y marcharse. La agarró del brazo, impidiéndoselo.

-Lo siento. -murmuró, ablandando su mirada cerúlea. La soltó al ver que Santana no se movía de su lado. Abrió la boca varias veces, pensando que decir. -En realidad... Oí hablar a Sam con Puck, y dijo que tratará de cortejarte.

-Oh... -Santana trató de reprimir una sonrisa, a duras penas, al escuchar el tono de asco que puso Brittany. -¿Y eso es un problema porque...?

-No quiero que nada os distraiga de la misión y cuando Sam se pone semental empedernido es más un estorbo que otra cosa. -gruñó, Brittany. Santana se rió entre dientes.

-¿Por que no admites que estas celosa? -sonrió, Santana.

-Porque sería darte la razón. -dijo simplemente, Brittany, con una sonrisa torcida.

Santana frunció el ceño ante la avispada respuesta de la rubia. Resopló entre dientes. ¡Vaya que sí era cabezota la rubia! La morena sabía que no servía de nada seguir insistiendo con el tema, así que decidió cambiarlo.

-Quinn menciono que estuviste viviendo con nosotros pero luego te fuiste... -recordó, Santana, el relato anterior. -Y que nunca te quedabas mucho tiempo en un mismo lugar... ¿Que es lo que ocurrió? -preguntó, curiosa.

El rostro de Brittany se había ensombrecido. Miró fijamente a Santana, analizando su expresión pero solo percibió curiosidad sincera y pura, junto a un ávido interés en ella. Su interior se removió ante esa intensa mirada marrón. Brittany se mordío el labio, pensativa.

-Algún día te lo contare. -respondió, escueta.

-¿Algún día, cuando? ¿Por que nunca me quieres contar nada? -refunfuñó, Santana.

-Porque no estas preparada.

-Siempre dices lo mismo...-silencio. -Pruébame.

-¿Qué?

-Que me pongas una prueba. Te demostrare que puedo con cualquier cosa.

Brittany la miró divertida.

-¿Me lo estas diciendo en serio? -preguntó, la rubia.

-Sí. Pruébame. -repitió, Santana, seria.

-Muy bien. -aceptó, Brittany. -Pero recuerda, tú lo has querido.

Santana sonrió satisfecha. Por fin le demostraría a la rubia lo merecido que tenía su titulo. Siguieron caminando a paso tranquilo, hasta que a lo lejos del sendero empezaron a divisar las casas hogareñas de la aldea. Todas apiladas en un circulo apretado, resguardado por unos altos muros de madera y piedra. Las puertas, custodiadas por cuatro guardias, estaban abiertas y la gente, compuesta por comerciantes, viajeros y extraños de tierras lejanas entraban y salían sin cesar. Santana sonrió contenta y soltó una exclamación de alegría, avisando a los de atrás. Por fin podrían tomarse un descanso merecido. Brittany se rió divertida, observando a sus compañeros, y antes de que pudiera darse cuenta, Santana estaba galopando a toda velocidad, cuesta abajo, seguida de cerca de Rachel, Sam y un poco más atrás, Quinn con un Puck en pánico aferrado a la cintura de la elfa. Brittany negó con la cabeza, nunca cambiarían. La rubia espoleó su caballo, y bajo ágil a máxima velocidad pero se metió por otro camino, oculto entre los arboles y arbustos.

Santana bajo su velocidad brevemente para mirar como iban los demás. Era la primera, acababa de llegar al final del camino y doscientos metros más adelante se levantaba la aldea. Observo como Rachel bajaba seguida de Sam, que se habían quedado atrás. Y al parecer, Quinn se había hartado del abrazo asfixiante del enano, ya que había reducido su galope a un trote ligero, pero no veía a Brittany por ninguna parte. ¿Donde diablos se había metido? Antes de que pudiera pensar ni decir nada, de entre las sombras salió de un salto, un corcel blanco majestuoso a toda velocidad, asustando al caballo de Santana y haciéndola retroceder. Brittany sonreía fiera y divertida, con su pelo dorado ondeando con el viento. Pasó como un rayo, rozando a Santana, y antes de que la morena pudiera reaccionar, la rubia ya estaba en la puerta de la ciudad. Santana la miro con la boca abierta, era rápida, la persona más rápida que había visto jamás. Había oído historias suyas de que ninguna presa se le escapaba o que nunca la alcanzarían en una persecución pero oírlas a verlo con tus propios ojos era totalmente distinto. Era tan rápida con Arwen Undómiel, una de las jinetes más veloces de la Tierra Media, quizá la más veloz. Santana reacciono rápidamente y enseguida se echó al galope, alcanzando enseguida a Brittany, quien había bajado de su caballo.

-¿Como diablos has hecho todo eso? -preguntó, Santana, bajándose del caballo.

-Experiencia y práctica. -se encogió de hombros, Brittany.

-Recuérdame nunca competir con vosotras. -se quejo, Rachel, apareciendo. -Mañana me va a doler todo el culo.

-Creo que a quien le va a doler de verdad es a Puck... Nunca lo había visto tan verde. -argumentó, Sam, señalando a los rezagados.

Quinn tenía una cara de un humor de perros y el rostro de Puck variaba entre el verdoso y el blanco pálido. Cuando el enano toco el suelo, su cara reflejo una expresión de alivio tal que parecía que estaba a punto de besarlo. Brittany dio varias palmadas de animo en la espalda de Puck mientras agarraba las riendas.

-Anda venga, marchando. -dijo, empezando a andar hacia el interior de la aldea. Los demás la siguieron enseguida.

***

-¿Esta es la casa de 'tus viejos amigos'? -refunfuñó, Rachel, incrédula, viendo la fachada de una enorme y bien labrada casa de piedra, con puertas y ventanas de un negro carbon. Un cartel colgaba ondeante donde se distinguía una rosa negra envuelta en filigranas rúnicas. -¿En serio? ¿Un burdel? ¡Un burdel, Brittany!

Santana simplemente miraba la puerta con la boca abierta de par en par. Claro que había estado en burdeles pero muy pocos, ya que los elfos no tienen esas costumbres, más propias de los humanos y los enanos. Miro vacilante a Quinn, preguntándole con la mirada si eso era una puñetera broma y que Brittany solo se había confundido de casa, pero la expresión divertida y pícara de Quinn, se lo negó. Este era el lugar.

-Por dios, Rachel, cállate. -resopló, exasperada, Brittany, harta de las quejas de la castaña. -Siempre vengo aquí.

-Hacía siglos que no venía... -sonrió, Sam. -Me pregunto como estarán las chicas.

-Tan preciosas como siempre, si señor. -rió, Puck.

Al parecer no era la primera visita de los chicos, pues entraron sin dudar, atravesando la puerta abierta por Brittany. Tras apenas unos segundos, los siguió Quinn y finalmente, Rachel, no sin antes apuntar amenazante con su dedo a Brittany, quién puso los ojos en blanco ante el dramatismo de la maga. Santana se acercó con una mirada escrutadora, se detuvo mirando a la rubia fijamente.

-¿Qué? -espetó, Brittany.

-No te tomaba por esas. -murmuró, Santana, con una sonrisa de medio lado.

-No soy como los demás... ¿Como los llamáis los humanos? Orejas picudas. -sonrió, Brittany, maliciosamente. Se acercó a Santana y se inclinó hacia ella. -A diferencia de los frígidos de mi especie, me gusta disfrutar de los placeres de la vida. -ronroneó en su oído.

Santana se estremeció de pies a cabeza al notar el aliento juguetón de Brittany en su oído. Fue como un chispazo que atravesó su columna vertebral, aterrizando en su entrepierna. La morena notó como su temperatura corporal se elevaba. Hasta entonces no se había dado cuenta de la magnitud que producía la rubia en ella... O más bien, quizás no lo quería admitir. Brittany pareció notar el estremecimiento de la morena, ya que dio un paso atrás, con un brillo malicioso en sus ojos. Santana gruñó para sus adentros, estaba jugando y lo sabía. Entonces una chispa vengativa se encendió en su mente.

-No esperaba que tuvieras que buscarlo en lugares así... Casi es caer bajo. -se encogió de hombros, Santana. Brittany frunció el ceño. -Es más divertido cogerlo de la nada.

-¿Y de que nada hablas tú? -siseó, Brittany.

-Quizás... Sam. -sonrió, Santana, relamiendose los labios. -¿Que dices? Seguro que tiene un buen polvo.

La mirada de Brittany se había vuelto de acero. Pero su rostro ni se inmuto ni dijo nada, simplemente se encogió de hombros.

-Allá tú... Pero te advierto que es muy malo en la cama. -dijo, dándose la vuelta para entrar.

-¿Qué? -exclamó, Santana, atónita. -¿Te has acostado con ese boca-trucha? ¡Su boca podría llenar media ciénaga de muertos! -siseó, asqueada. Brittany apenas consiguió reprimir una carcajada, se rió entre dientes. Santana estaba oficialmente celosa.

Justo cuando ambas dieron un paso hacia dentro, la puerta se cerró detrás de ellas, sumiéndolas en una leve oscuridad donde un poco más lejos se veía una fuerte luz que se filtraba hasta la entrada, iluminando el camino. Brittany dio un paso pero Santana la agarró de la muñeca y antes de que pudiera darse cuenta, la acorraló contra un hueco de la pared, impidiendo cualquier movimiento. Entonces la boca de Santana apresó la suya con fuerza, haciendo que su cabeza se golpeara contra la pared de atrás. Inundo su boca con su lengua marcando un ritmo rápido y furioso. Brittany jadeó, intentando recuperarse de la sorpresa inicial. Consiguió separarse de Santana pero ella pegó su cuerpo más al suyo y hundió su rostro en el cuello. Trató de moverse pero Santana había apresado sus muñecas hacia abajo contra la pared, además de que el escaso o prácticamente nulo espacio que había, le impedía maniobrar. Notaba como la empuñadura de su espada se clavaba contra su costado. ¿Como diablos se había dado cuenta Santana de este hueco? ¿O simplemente había sido un golpe de suerte? No... Recordó a Santana mirar brevemente detrás suyo en medio de su pequeña disputa, lo tenía planeado.

-Santana. -siseó, Brittany, cabreada pero por lo bajo para que no las pillaran esta situación tan... comprometedora. -¿En que estas pensando, idiota? ¿Quieres hacer una colección de besos robados? Suéltame.

-Dime... -susurró, la morena en su oído, con una voz ronca y sexy. -¿Sam te hizo temblar así? -Santana perfiló la oreja alargada de la elfa, mordiéndole el lóbulo. Brittany se estremeció sin poder evitarlo.

-Suéltame, Santana, o te arrepentirás. -amenazó, Brittany, con una voz ronca. -Gritaré.

-No lo harás. -susurró, segura, Santana, mirándola fijamente a los ojos. -Lo último que quieres es que nos descubran así.

Brittany se revolvió con fuerza pero Santana, ayudándose de la pared, la mantuvo quieta, incluso aprovechó para separarle las piernas. Brittany se sintió por primera vez, vulnerable ante la morena. La miró fijamente sin dar su brazo a torcer pero al ver la mirada ardiente y excitada de esos ojos oscuros, sus entrañas se revolvieron. Empezaba a hacer mucho calor. Santana volvió a acercar su rostro, rozando con su nariz su oído.

-Me pregunto si eres tan fuerte como para mantener el temple... -susurró, rozando su oído provocativamente. -Imagina mis manos rozando tus costados, estas caliente, tan caliente que no puedes aguantar. Hace calor y necesitas apagarlo...Aquí... Necesitas descargarte desde ayer...

Santana levantó uno de sus muslos apretando el centro de Brittany. La rubia suspiró con los ojos fuertemente cerrados. Inmediatamente los recuerdos de ayer inundaron su mente, Santana sobre ella, Santana gimiendo y temblando, su orgasmo incontrolable, sus ganas de más... Enseguida notó como su centro se volvía una piscina, su cuerpo temblaba excitado recordando se necesidad negada de ayer, necesitaba a Santana.

-Dime que quieres. -susurró, Santana, lamiendo su oreja.

-Que me sueltes. -mustió, Brittany, maldiciéndose por tener la voz débil.

-Mentirosa. -Santana la mordió no muy fuerte pero si lo suficiente para dejarle una marca, en su cuello. -Te lo preguntaré otra vez, dime que quieres. -esta vez, pasó su lengua por toda la longitud de su cuello, arrancándole un gemido a la rubia.

-Suéltame... Ah. -la morena la volvió a morder.

-Mal, otra vez... -canturreó, dejando besos húmedos por su mandíbula. Se acercó rozando sus labios. -Última oportunidad.

Brittany gruñó y aprovechó el breve despiste de Santana para liberarse de su agarre. Santana abrió los ojos sorprendida y se preparó para retenerla pero la rubia la sorprendió otra vez, agarrándola de la cabeza, hundiendo sus largos dedos en la cabellera negra. La miró fijamente con unos ojos de un azul tan oscuro, que la hizo temblar.

-Quiero que me folles. -siseó, Brittany, ronca. -Rápido y duro.

No esperó más. Santana fundió su boca con la de la rubia con pasión. Sus lenguas resbalaban una contra otra con violencia. La morena apretó su cuerpo contra el de la rubia. Una mano serpenteo por el pecho de la rubia, apretándole el izquierdo con fuerza, haciéndola gemir. Su pezón se endureció al instante. Brittany tiró de la cabeza de Santana, pegándola más a ella, tratando de hundirse más en su beso. La mano bajó, buscando colarse en los pantalones ajustados de cuero. Santana soltó varios cordones ágilmente y rápidamente la metió dentro, atravesando la tela interior. Ambas suspiraron al notar el contacto. Santana sonrió mientras le daba cortos besos a la rubia. Brittany estaba empapada. Su mano se deslizo de arriba abajo fácilmente entre sus fluidos. Entonces apretó su clítoris hinchado y Brittany dio un brinco, no se lo esperaba. Entonces Santana la penetró fuertemente con tres dedos, sin esperar más, arrancándole un gruñido a Brittany desde lo más profundo de su garganta. Rápidamente la embistió con dureza, dentro y fuera, dentro y fuera. Se ayudo de su muslo mientras el pulgar jugaba con ese botoncito de placer.

Brittany tenía los ojos fuertemente cerrados mientras se mordía una mano, tratando de no hacer ruido. Había levantando las piernas, rodeando la cadera de Santana, abriéndose más a ella.

-Más rápido... -siseó, Brittany.

Santana demando sus ordenes. Mordió su cuello con fuerza y la besó apasionadamente mientras aceleraba el movimiento de su mano. Notó como la carne de Brittany se estrechaba más y más.

Brittany prácticamente clavaba sus dedos en la cabeza de Santana ahogando sus gemidos en sus besos. Entonces notó como Santana embestía con más fuerza, notó como su hundía más en ella. ¿Tan largos eran sus dedos? Una punzada placentera atravesó su vientre, salió y volvió a entrar más fuerte, esta vez la punzada fue mucho más intensa, arrancándole un gritillo de su garganta y entonces notó como se retorcía en su interior, haciéndola explotar. Prácticamente se le nublaron los ojos en una explosión de luces centelleantes mientras todo su cuerpo temblaba sin control. Todo era un fuego tan abrasador que desapareció de un golpe gélido. ¡Dios! ¡Nunca había tenido un orgasmo tan intenso!

Santana salió de ella suavemente y la mantuvo sujeta por las caderas. Ambas se miraron fijamente, jadeantes. Brittany acarició la nuca de Santana con una expresión que la morena no supo identificar. ¿Amor, cariño, gratitud...? Nunca había visto los ojos de Brittany tan brillantes. Abrió la boca para decir algo pero entonces Brittany la empujó hacia atrás con fuerza. La morena se tambaleó hacia atrás y antes de que pudiera protestar, unos pasos resonaron haciendo eco y en menos de cinco segundos una figura femenina emergió de las sombras.

-¿Brittany? ¿Por que diablos tardas tanto? -dijo, la figura, con una voz completamente desconocida, dulce pero intimidante.

-Ahora vamos, Kitty. -contestó Brittany, serena. Santana la admiró, admiró el poder recuperar su temple y mantener su rostro enmascarado, aunque no pudiera ocultar el rubor ni su melena revuelta.

Kitty asintió con la cabeza mientras se daba la vuelta despreocupada y empezaba a andar. Santana y Brittany la imitaron, caminando lado a lado, pegadas. La morena sonrió recordando los minutos anteriores y no pudo evitarlo, se llevo los tres dedos a sus labios, saboreando la miel de la elfa. De repente notó una mano en su cabeza, revolviéndole el pelo y luego tirando de él, echando su cabeza hacia atrás, arrancándole un quejido molesto. Miró sorprendida a Brittany que le advertía con la mirada pero en sus labios se asomaba una pequeña sonrisa pícara. Santana entrecerró sus ojos maliciosamente y le devolvió la sonrisa. Entonces se dio cuenta de una cosa antes de entrar al amplió salón iluminado y es que, los ojos de Brittany seguían tan oscurecidos como el fondo marino.








Entraremos en una etapa donde Santana y Brittany tratan de decirse las cosas la una a la otra pero como no son buenas con las palabras o no se atreven a admitirlo en voz alta, acaban hablándose 'carnalmente'. Supongo que me entenderéis xD

Como os habréis fijado ambas son muy propensas a botar una encima de otra debido a que sienten tanto pero que lo reprimen tanto, que lo unico que haces es explotar sin poder evitarlo, celosas, enfadadas, vengativas, excitadas... Veremos muchas facetas de tratarse de dominar a la otra. Santana quiere que Brittany lo reconozca abiertamente, Brittany huye de eso y esa va a ser la constante pelea entre ambas, así como los secretos no desvelados.

Besos y hasta la próxima!.

Debo decir que lei esta historia hace unas semanas y me deprimi cuando vi que no actualizabas seguido! Ojala no te pierdas mucho... Es bastante buena!

Saludos!

Capitulo 9

Santana miró a su alrededor, la sala era enorme y estaba hermosamente decorada. Las paredes estaban labradas a mano y parecía ser obra de los hombres del sur por las distintas filigranas entrecruzadas y exóticas, las rosas eran su principal adorno, inumerables rosas dibujadas por todos los lados. La madera era de un caoba oscuro e hipnotizante, que junto a los numerosos candelabros creaba una atmósfera sensual. Al fondo había una tarima con varias barras alargadas de madera oscura, era el escenario, que estaba separado por un amplio espacio para bailar, de donde seguían las mesas y barriles. Había mesas de todo tipo, grandes, pequeñas, alargadas, pegadas a la pared... Abarcaba casi toda la zona de la izquierda y gran parte del centro. Y a la derecha había una hermosa barra tallada, de piedra y madera, una hermosa manufactura de los enanos. Era ancha y brillante, abarcaba casi toda la largura de la pared (la cual estaba forrada de estanterías con innumerables botellas de arriba abajo) de la derecha, desde la entrada hasta al fondo, abarcando numerosas puertas y las escaleras. Seguramente era para mantener controlado al personal y ver quién entraba o salía. Nadie podía acceder al piso superior sin el permiso de los cantineros. En resumen, era un burdel puro y duro donde cada esquina recitaba: 'Sexo' pero estaba hermosamente decorado y era acogedor para tomarte un par de cervezas negras tras una intensa jornada de trabajo.

-Es hermoso. -comentó, Santana, distraída, mirando a su alrededor.

-Gracias. -dijo, una voz, a sus espaldas.

Santana se giró para ver como una alta castaña pasaba por su lado y abrazaba con demasiada efusividad a Brittany. Frunció el ceño, incomoda. Era alta, de piel blanquecina y ojos de un azul hielo impresionante. Su pelo castaño lo llevaba recogido en una coleta alta y caía ondulado en todas las direcciones. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue la ropa. Pantalones negros ajustados, botas del mismo color que caían arrugadas y de donde sobresalían unos puños alargados, camisa ancha blanca de lino, escotada, donde en su cintura tenía un largo pañuelo de un rojo sangre, enrollado varias veces para luego caer en el lado izquierdo. También tenia varios cinturones, negros, anchos y con hebillas llamativas de plata, atados por encima del pañuelo, que caían en sus caderas. A la derecha, sujeto a uno de los cinturones, tenía enfundada una espada corta con una empuñadura curvada. Santana se giró rápidamente mirando a la mencionada Kitty y ella también llevaba la misma ropa, exceptuando que; su camisa era de tirantes y negra, y llevaba un chaleco ajustado que resaltaba sus pechos exageradamente, su pelo rubio estaba sujeto por un pañuelo negro y no llevaba una espada, sino una daga corta atada al muslo. Eran piratas... ¡Piratas!

Santana dio un paso atrás y llevo una mano a la empuñadura de su espada. Los ojos verdosos de Kitty relucieron divertidos y su boca se torció en un ademán burlón. Brittany levantó la mano hacía Santana.

-Calma, Santana. No son siervos de la oscuridad. -dijo, Brittany, tranquila.

-Son piratas. -murmuró, desconfiada, Santana. -Nunca te fíes de un pirata.

-Es cierto, somos piratas. -dijo, la castaña de ojos azules, tendiendo su mano llena de anillos de distintos tamaños, hacia Santana. -Pero de los buenos... Me llamo Marley Rose, y ella es Kitty. -dijo, señalando a la rubia. -Somos piratas del Este, del Mar del Dragón.

-¿De las tierras de Neferu? -dijo, Santana, sorprendida, bajando la guardia. -Estáis lejos de casa. -dijo, estrechando la mano de Marley. -Santana, de la casa de Satheo.

-Así que tu eres la famosa dúnedain montaraz de fuego... -susurró, Marley, intrigada. -He oído historias tuyas.

Santana se encogió de hombros desinteresada por su creciente fama. Puck estaba alabando cada rincón de la casa.

-Maravilloso, sencillamente maravilloso. Una obra perfecta. -felicitó, Puck. -Me cuesta creer que hayáis dejado vuestro barco por un burdel.

-Necesitábamos un cambio de aires. -dijo, Kitty.

-¿Y un burdel es un cambio de aires? -gruñó, irónica, Rachel.

Marley se encogió despreocupada de hombros.

-Nos da mucho oro. -dijo, sencillamente.

-Mucho oro, sexo y ron, enana... -sonrió, Kitty acercándose a la castaña. Le paso la mano sin ningún pudor por sus pechos hasta abajo. -¿Que más pedir? -ronroneó, Kitty en su oído, juguetona.

El rostro de Rachel cambio en un sin fin de colores en menos de medio segundo, pasando del blanco sorprendido a un rojo rubí rabioso. Kitty retrocedió riéndose en voz alta, esquivando por los pelos el bastón de la maga. Rachel extendió sus dedos apuntando a Kitty y la rubia salió despedida hacia atrás con un grito de sorpresa, chocando contra varias mesas.

-¡Eso dolió, maldita maga! -gimió, Kitty, sobándose la espalda. Quinn se inclinó a su lado, con las manos en la espalda.

-Yo que tú, no me metería con ella. -aconsejó, la elfa de ojos verdes.

Marley se rió entre dientes, mientras negaba con la cabeza, avergonzada de su compañera. Se dirigió a la barra, abriendo una pequeña puerta y pasando al otro lado. Agito una mano indicando que la siguiéramos.

-Vamos, os mostrare donde podréis dormir. -sonrió, afable.

Los demás las seguimos, subiendo por las escaleras, dejando a una Kitty malhumorada abajo.

-Ese lado pertenecen a los clientes... -dijo, Marley, señalando hacia la izquierda, un pasillo con una docena de puertas negras. -Y este, son los aposentos privados. -introdujo una llave en una puerta pintada de un rojo sangre y la abrió, dando a otro pasillo alargado con más puertas. -Tenéis estas tres, las dos del fondo son la de Kitty y mía. Elegid las que queráis. Abajo, al lado del establo tenéis los baños, le diré a Kitty que os caliente el agua. Me voy abajo a preparar la cena.

Los seis observaron como Marley desaparecía por la puerta. Puck y Sam se cogieron la puerta más alejada de las tres y tras quitarse el armamento pesado, dejándose algunos cuchillos ocultos bajaron rápidamente a por el resto del equipaje, desmontar a sus caballos y tomarse un baño. Las cuatro chicas se miraron entre ellas. Brittany levantó un puño, empujando amistosamente el hombro de Quinn.

-Nosotras nos quedaremos aquí. -dijo Brittany, señalando la puerta del medio.

-Perfecto. -sonrió, Rachel, agarrando la muñeca de Santana y tirando de ella hacia lo que sería su habitación.

Santana miró a Brittany, un poco mosca por no haberla elegido a ella como compañera de habitación pero sus ojos estaban serenos y con un movimiento de cabeza y una sonrisa tranquilizadora dirigida a la morena, desapareció tras la puerta.

-Buf... ¡Estoy molida! -chilló, Rachel, tirándose a la cama.

-Que poco aguante tienes... -se burló, Santana.

-Búrlate lo que quieras, al menos yo no voy acosando a un elfa de más de dos siglos de edad. -sonrió, Rachel, astuta.

Santana se quedó fría al oírla. ¿Lo había notado?

-¿De que hablas? -susurró, tensa.

-¿No sabías que soy psíquica? -dijo, tan seriamente, Rachel, que Santana se lo hubiera creído si la castaña no hubiera roto a reír rodando por la cama. -Ay... Jajajaja... Lo siento, lo siento... Mal chiste... ¿Pero a que te lo has creído?

-Rachel... -gruñó, Santana, con un tic nervioso en el ojo. Ahora entendía a Quinn.

Rachel se echó el pelo hacia atrás mientras se quitaba la larga capa blanca. Hizo un ademán despreocupado con la mano.

-Cálmate, Santana... No hace falta leeros la mente para saberlo. -dijo, distraída mientras trataba de quitarse la túnica. -Es como este lugar... Todo huele a sexo y vosotras apestáis tanto que creo que se os olería desde Mordor.

Santana se quedó muda, sin saber que decir. ¿Realmente se veían así?

-Mira, Santana... Conozco desde hace mucho tiempo, tiempo inimaginable a Brittany, y nunca la había visto tan protectora con alguien. Desde que naciste nunca la vi tan... feliz.

Santana suspiró mientras se dejaba caer en la cama con la cara enterrada en sus manos.

-Realmente me gusta de verdad... Nunca había tenido esa conexión tan fuerte con alguien. -era la primera vez que lo admitía en voz alta. -Pero no se que hacer, no la entiendo, a veces parece que me quiere y otras solo quiere apartarme de su lado.

Rachel sonrió comprensiva mientras se sentaba a su lado. La miró en silencio un rato y luego le palmeó la mano.

-Es complicado... ¿Lo sabes? -dijo, Rachel.

-Me estoy hartando de esa palabra. -gruñó, Santana. -¿Complicado porqué? Mira a Aragorn y Arwen, no ent-

-Tu eres mortal, Santana. -interrumpió, Rachel. -Y ella inmortal, tú morirás aunque tengas el don de la larga vida... Morirás. -Santana abrió la boca para protestar. -No me interrumpas... -la volvió, a cortar Rachel. -Pero eso no le importa a Brittany, dios... Si la conozco como la conozco, ella es la última persona que tendría prejuicios. El problema viene de más adentro.

-¿Más adentro?

-Brittany tiene su propio conflicto interno, eso es lo único que te puedo decir. Se debate entre su propia culpa y deber con el quererte.

-¿Y que hago, quedarme de brazos cruzados?

-Es sencillo... ¿La quieres?

-Sí... Dios... Se que es extraño y que apenas la conozco pero es como si ya lo hiciera.

-Entonces simplemente quédate a su lado. Utiliza tu poder. Eres más fuerte de lo que crees, Santana. Lo llevas en la sangre.

-¿Que poder?

-Amor, Santana, amor. -sonrió, Rachel, guiñándole un ojo mientras se levantaba.

-Rachel... -la llamó, Santana. -Gracias.

Rachel le sonrió ampliamente y se despidió con un ademan antes de salir por puerta, directa seguramente a los baños. Santana se quedó un rato más sentada, pensando en lo que le había dicho... ¿Amor? ¿Realmente eso era un poder? Inspiró hondo y no pudo evitar sonreír al recordar el momento de la puerta, su cuerpo se estremeció en una pequeña oleada de placer. Había sido rápido pero intenso. Definitivamente estaba dispuesta a romper esas barreras de la rubia y protegerla, incluso si era de ella misma. Un golpe en la puerta la distrajo de sus pensamientos. Se levantó, quitándose la capa y las armas, dejando un simple cuchillo en sus lumbares, y abrió la puerta.

-¿Sam? -preguntó,sorprendida Santana, al ver al rubio, con el pelo húmedo y una camiseta negra con unos pantalones y botas marrones limpios, de pie en su puerta con lo que parecían ser sus pertenencias.

-Toma. Te he traído esto. -sonrió, Sam, entrando y dejando las bolsas a un lado.

-Emm... Gracias, supongo... -mustió, confusa, Santana, desde la puerta.

-De nada.

Sam sonrió y salió otra vez, quedándose enfrente de la morena. Sam abrió la boca y pareció decirle algo pero Santana no lo escuchaba, había percibido un reflejo rubio por encima del hombro y era Brittany que estaba apoyada en el marco de su habitación, de brazos cruzados, mirándolos seria. Al parecer también acababa de salir del baño, pues se había cambiado de ropas y llevaba el pelo ondulado y húmedo. En sus hombros tenía una toalla. Santana se perdió en ese cuerpo fresco y limpio, el jubón élfico azul hacía juego con sus ojos. Los ojos de Brittany chispearon divertidos.

-... salir conmigo.


Santana dio un brinco al oír esa palabra y se percató del rostro ruborizado y apenado de Sam, aunque más bien lo que le parecía era un salmón con esos labios tan grandes.

-¿Qué? -preguntó, distraída, Santana, quien no había escuchado nada de lo anterior.

-¿Que si te gustaría salir conmigo a dar una vuelta? -repitió, Sam, con una pequeña sonrisa.

Santana suspiró mientras se apartaba el pelo de su cara.

-Okey, a ver... -recitó, Santana. -Uno, eres un encanto de chico pero tus labios de pez atemorizarían a cualquier orco... Dos, no me interesas, es más, no me interesa nadie de tu liga... Tres, un consejo, búscate a una mujercita de Gondor con tus mismos labios y así no te preocuparas de ahogarla con tus bocados de rana.

Sam se quedó perplejo y ofendido. Se llevó una mano a los labios y gruñó frustrado. Se fue dando largas zancadas furiosas. Santana se despidió con una sonrisa maliciosa. Miró hacía donde estaba la rubia. Brittany estaba riéndose entre dientes con una mano en la cara.

-¡Santana, no tienes remedio! -rió, la elfa, divertida.

-¿Qué? Es un plasta. -se encogió de hombros, la morena.

Brittany negó con la cabeza, y la miró arqueando una ceja.

-No tenías porque ser tan violenta.

-¿Preferirías que le hubiera dicho que sí? -dijo, acercándose a la rubia.

-Prefiriría que hubieras sido un pelín suave para no tener que aguantar a un borracho llorón esta noche. -susurró, Brittany acercándose a Santana.

Ambas se miraron con un brillo en los ojos. Estaban demasiado cerca, solo faltaba que Brittany se inclinara para capturar los labios de Santana pero no lo hizo. Simplemente dio un paso a un lado.

-Vete a darte un baño. Te esperare abajo. -ordenó, Brittany.

-No podrás escapar siempre, Britt. -canturreó, Santana. -Tenemos que hablar. -dijo, seria.

-¿De que hay que hablar? -contestó, Brittany, haciéndose la tonta. Miro brevemente a una Santana mosqueada antes de desaparecer.


-¡Maldita elfa! -la piedra rebotó con fuerza contra la pared. -¡Cabezota! -Santana volvió a tirar otra piedra. -¡Tonta rubia terca!

-¡Wow! -exclamó, Kitty, esquivando una piedra por los pelos, que rebotó contra la pared. -¿Que te ha hecho la pared?

Santana se percató de la compañía y simplemente farfulló algo enojada mientras se dejaba hundir en el agua de la terma. El baño no era muy grande pero super acogedor. Era una terma de piedras que mantenían el agua caliente gracias a los pequeños hornos de carbón que tenía por debajo. A Santana le recordaba totalmente a la laguna que tenía al lado del Roble Blanco, solo que en vede de estar rodeada de bosques frondosos, tenía cuatro paredes de piedra maciza que mantenían el calor.

-¿Que haces aquí? -gruñó, mordaz, Santana.

-Calma, mal genio, solo vengo a comprobar los hornos. -bufó, Kitty. -No me interesa estar alrededor de tu bordería.

Santana solo bufó entre dientes mientras se incorporaba, mostrando su cuerpo desnudo sin pudor alguno. Con un movimiento de cabeza su larga melena azabache cayó hacia atrás. El agua resbalaba por ese tonificado cuerpo canela. Kitty se llevó una mano a la barbilla y la analizó de arriba abajo, mientras asentía conforme con la cabeza. Cuando levantó la vista se percató de que Santana la miraba con una ceja alzada.

-¿Ves algo interesante? -dijo, Santana, irónica.

-Tía, te felicito... ¡Estas buenísima! Lastima que me pierdan los hombres, aunque por una mujer como tú... -sonrió, Kitty, lasciva mientras inclinaba más su cabeza.

-Eres rara. -bufó, Santana, alcanzando la larga tela sedosa y rodeándose con ella mientras salía del agua.

-No, cariño, soy un pirata... -siseó, Kitty, con una voz escalofriante, poniendo la piel de gallina a Santana.

Fue visto y no visto, Kitty la rodeó con sus brazos por detrás llevando su afilado puñal hacia el cuello de la morena. Santana reaccionó por instinto, levantando su mano, agarrando la de Kitty y deteniendo su trayectoria. Rápida como un rayo, Santana se la retorció y empujó hacia atrás a Kitty, quién se tambaleó hacia atrás. Santana dio un salto hacia atrás y agarró su propia arma escondida entre sus ropajes. Kitty era increíblemente rápida y se movía de una forma que nunca había visto antes, Santana saltó esquivando una patada directa a sus piernas y lanzó la tela, creando una cortina momentánea entre ella y su atacante. Kitty realizó un corte ascendente, rajando a tela en dos pero había perdido de vista a Santana. La morena se abalanzó sobre ella, golpeando su espalda con fuerza y ambas cayeron rodando por el suelo. Al final Santana se quedó acorralada con Kitty encima y su puñal acariciando su cuello. Kitty sonrió al notar como la daga de Santana pinchaba sus costillas, solo un rápido empujón y se la clavaría justo en el corazón. Estaban a pares. La morena es buena.

-Eres buena, montaraz. -rió, Kitty, mientras se separaba de ella, guardando su arma. -Has pasado la prueba.

Santana la miró perpleja, apuntándola con su cuchillo.

-¿Qué? -articuló, sin entender.

-Brittany me pidió que supervisara tus dotes. -se encogió de hombros, Kitty. -Peleas bien, eres rápida, ágil, conoces tus limites y te adaptas fácilmente. Tienes muy buen instinto. -en el rostro de Santana se fue formando una sonrisa socarrona. -Pero eres impulsiva, demasiado emocional, cabezota y te dejas llevar por tus sentimientos, haciendo sufrir a una pobre pared que no tiene culpa de nada. No piensas con frialdad y piensas que hagas lo que hagas esta bien... Emocionalmente, eres una niña, Santana. -suspiró, Kitty, ignorando el rostro ofendido de Santana. -Eso en un hombre de mar no se ve bien...

-Pero yo no soy un pirata. -susurró, seca, la morena.

-Exacto. -dijo, Kitty. -Quizás por eso eres buena. Tus sentimientos te dan fuerza... Pero recuerda, que también pueden hacerte caer. Hasta un hombre fornido y curtido puede perder si sabes con que atacar... Los sentimientos son un arma de doble filo.

-Pero eso es lo que nos hace humanos. -defendió, Santana.

Kitty sonrió.

-Digna de tu nombre, Santana, hija de Satheo, Dúnedain Montaraz del norte. Me recuerdas a tu padre.

-¿Conociste a mi padre?

-Si, estuve un tiempo viajando con Brittany. Eras un bebe baboso y regordete... Me vomitaste encima un par de veces. -se estremeció, Kitty. Santana casi sonrió maliciosamente: 'Te lo merecías, vieja bruja.' Entonces una chispa se encendió en la mente de Santana.

-¿Estuviste con Brittany cuando los orcos del Bosque Negro atacaron mi casta o antes? -preguntó, seria.

-Me fui antes... Lo único que sé es que Brittany estaba obsesionada con que alguien quería derrocar tu casa, e incluso convoco varios concilios pero le fueron negados por falta de pruebas.

Santana abrió los ojos sorprendida. Eso no lo sabía. ¿Que más ocultaba la rubia? Santana abrió la boca para volver a preguntar pero Kitty suspiró con un ademán de mano.

-No me preguntes a mi... Puck fue quien estuvo con ella ayudándola. Lo sé porque me encontré con ellos un par de veces, iban a toda velocidad como si fueran perseguidos una vez, ni me saludaron, estúpidos ingratos... -maldijo, Kitty, mientras se iba farfullando blasfemias por lo bajo.


¡Puck! Es cierto, no había pensado en él... El era un amigo de toda la vida de Brittany. Él seguramente sabría algo. Agarró sus pantalones ajustados marrones y una camiseta negra de algodón, no le apetecía nada ponerse esos jubones élficos, pues llegaban a cansar y realmente prefería la moda de su especie. Se dirigió a la puerta dando saltitos, intentando ponerse la bota que le faltaba y justo cuando abrió casi se dio de bruces con Quinn.

-Ehy, Q... Mira por donde vas. -se quejó, Santana.

-Eres tú la que estas en la puerta. -dijo, Quinn, arqueando una ceja.

-Si, si, si... Lo que tu digas... -silbó, Santana, ignorándola mientras se colocaba el arma en el cinto.

Cuando salió al patio, se encontró a Rachel con la misma ropa de antes. ¿No se había bañado aún? Rachel apenas miró en su dirección, simplemente le sonrió mientras se dirigía al baño. Santana se giró extrañada, ahí estaba Quinn. ¡Bah, tonterías!




Capitulo 10

El patio era pequeño pero tenía unas buenas vistas de la aldea. Santana se percató de una sombra en lo alto de la pared que tapiaba el patio. Reconoció la larga cabellera rubia. Santana bufó, disgustada y se agachó cogiendo una pequeña nuez, seguramente caída del enorme nogal que tenían plantado a un lado. La sujeto firme entre sus dedos y la lanzó contra la cabeza de Brittany con una puntería excelente, asustando a la rubia que casi se cae hacia atrás si no tuviera buenos reflejos. Brittany se sujetó a tiempo a la esquina del muro con sus piernas pero eso no evito, debido a lo larga que era, se quedara balanceándose bocabajo. Distinguió a Santana de pie con los brazos cruzados y una expresión huraña. Esa chica algún día la mataría.

-¡¿Cual es tu problema?! -gritó, Brittany, impulsándose hacia atrás, girando su cuerpo en el aire para aterrizar suavemente en el suelo. -¡Eso ha dolido!

-¡El problema es que la estúpida pirata rubia tiene como fetiche atacarme en un baño desnuda por orden tuya! -gritó, Santana a Brittany, quien se quedo fría durante unos segundos.

-¡¿Que ha hecho qué?! -gritó, Brittany, abriendo mucho los ojos. -La mato. -siseó.

-Ha sido idea tuya.

-¡No! ¡Nunca haría eso! -se defendió, Brittany. -Le dije que te pusiera a prueba pero ella es una pirata imbécil arrogante que hace lo que viene en gana. -murmuró, Brittany, apretándose con el indice y pulgar el puente de la nariz. -Es idiota pero es una de las mejores maestras que he conocido en todo mi tiempo. Es letal y sabe perfectamente la valía de una persona con solo cruzar espadas.

-Y por lo visto una pervertida también.

Brittany abrió la boca pero no dijo nada. Suspiró mientras dejaba caer sus brazos a ambos lados.

-Hablaré con ella. -dijo, Brittany. -Lo único que me ha dicho era que habías pasado la prueba que tenías una manía rara de desquitarte con una... ¿Pared? -habló, confusa.

Santana abrió los ojos con sorpresa mientras un pequeño rubor carmesí se asomaba en sus mejillas. Carraspeó un par de veces y se dio la vuelta.

-Da igual... Ya he pasado la prueba, ya he demostrado lo que querías. -dijo, Santana, cambiando de tema.

-Santana, eres fuerte y eso nadie te lo pone en duda. Te confiaría mis espaldas sin dudarlo. -Brittany dio un paso, dubitativa, y apoyo una mano en el hombro de la morena. -¿Confías en mi?

Santana la miró, tensa, intentando adivinar los tormentosos pensamientos de la elfa. Al final, asintió lentamente.

-Con los ojos cerrados. -susurró, Santana.

-Entonces confía cuando te digo que hay cosas que es mejor no removerlas. La curiosidad mató al gato.

-Britt... ¿Como puedes pedirme eso? Necesito saber la verdad. ¡Tengo derecho a saberla! -rugió, Santana, encolerizada. -¿Qué paso esa noche? -murmuró, fríamente. -¿Quién mató a mi familia? ¿Y porque no estabas allí?

Brittany suspiró exasperada, agarró a Santana de la muñeca y la arrastró hasta quedar ocultas bajo la sombra del enorme nogal.

-Tu familia tenía muchos enemigos, Santana. -susurró, Brittany, irritada.

-Era tu misión protegernos de ellos y no estabas. -acusó, Santana. Eso fue como un puñal en el pecho de Brittany.

Brittany cerró los ojos mientras dejaba caer la cabeza hacia delante. Sus hombros se hundieron, derrotados. Santana juraría que vio una lagrima fugaz caer de su mejilla.

-Brittany... -susurró, anonada, la morena, al ver por primera vez a la elfa tan... derrotada.

-Es cierto... Si hubiera actuado a tiempo, quizás todo eso no habría pasado. -empezó a habla, Brittany. -Cometí un error... Me traicionaron y cuando me di cuenta era demasiado tarde. Los orcos asaltaron tu casa... Traté de llegar lo antes posible... -los ojos azules de la rubia se ensombrecieron mientras se perdía en los recuerdos.

Brittany galopaba desesperada, esquivando arboles y saltando troncos caídos. La capa ondeaba con violencia contra su cuerpo, y la capucha parecía que se le iba a caer en cualquier momento. Gracias a sus ojos de elfo veía arder a lo lejos la fortaleza de los montaraces. Su corazón martilleaba con fuerza contra su pecho, su único pensamiento era una morena. Nada más llegar al portón, desenvainó sus espada y sin desacelerar su montura, fue pasando por encima de los orcos. Aquel que se cruzaba en su camino, probaba su filo afilado. Sin miedo, espoleó a su caballo al interior del castillo. Los cascos del caballo resonaban en el suelo de piedra. La elfa buscaba por todos los lados algún superviviente pero todos estaban muertos. Tosió varias veces mientras los ojos le lagrimeaban por el humo negro, cada vez más espeso. El fuerte calor de las llamas hacía que su ropaje se pegara a la piel. Llegó a la habitación de Santana y con ayuda de las fuertes patas delanteras de su fiel montura, tiró la puerta abajo. Buscó desesperada a la pequeña morena. Abrió el armario, tiró la cama abajo... No había ni rastro de la morena. Subió de un salto a su montura y siguió buscando. Llegó al vestíbulo principal para encontrar los cadáveres fríos de Maribel, la madre de Santana, y sus hermanos, uno de ellos de apenas cinco inviernos, se hallaba aferrado al cuerpo de su madre. Brittany se dejo caer de rodillas mientras las lagrimas caían de su rostro, furiosa, gritó.

-Nunca pensaría ver a la fiera elfa Brittany perder la calma... -susurró, una voz detrás.

Brittany la reconoció y su mirada se empaño de rabia pura y dura. Aferró con fuerza la empuñadura de su espada mientras se daba la vuelta rápidamente.

-Artie. -escupió, con odio, Brittany. -¡Asesino de mierda!

-Duele que me acuses por algo que no he hecho... -murmuró, afligida, el largo cuerpo cubierto por una capa oscura que solo dejaba ver sus ojos de un azul opaco.

Brittany no lo escuchó, se abalanzó sobre él pero se vio atravesando una neblina negra. El cuerpo se esfumó en un humo negro y a unos pocos segundos, recobró su forma original. La tétrica risa de Artie resonaba por todas las paredes. ¡Magia negra!

-Como ves, querida Brittany, no estoy aquí... ¿Por que ir si tengo unos servidores excelentes? -dijo Artie. -Pero no deberías estar perdiendo el tiempo aquí... ¿No buscabas a esa repugnante enana?

¡Santana! Brittany escuchó unos chillidos a lo lejos. Corrió hacia el balcón, y a través de la densa humareda lo vio, vio como numerosos puntos rojos corrían por el bosque hacia los altos acantilados helados. No perdió el tiempo, corrió hacia su montura, ignorando a Artie.

-Te mataré. -juró, Brittany, antes de desaparecer. Lo último que escuchó Brittany era el eco de la risa divertida de Artie.

Tras unos minutos agónicos, la encontró, peleándose fieramente con ese orco. El corazón se le paró al ver como caían por la pendiente y Santana perdía el conocimiento. Saltó sin preocuparse de parar su montura y sacó su arco, disparando hacia el orco, matándolo al instante. Corrió rápidamente hasta llegar a la morena. La giró para observarla bien. Estaba pálida y helada. Los labios se le estaban poniendo morados. Un hilo de sangre caía de su cabeza y sus manos estaban congeladas. Le quitó la espada y se quitó su propia capa, cubriendo con ella a la pequeña morena. Sin esfuerzo la levantó entre sus brazos y la subió a la montura. Necesitaba atención medica ya. La pegó todo lo que más pudo a su cuerpo, incluso sacó otra capa, rodeando a ambas con ella. Brittany espoleó a su caballo sin perder tiempo. Miraba a ratos a la morena, que permanecía fría, con los ojos cerrados. Cogió una de sus manos, la besó y le echó vaho caliente mientras la frotaba con fuerza.

-Vamos, Santana, aguanta. -susurró, Brittany.

Los párpados de morena temblaron y se abrieron débilmente. Brittany suspiró aliviada al ver la vidriosa mirada morena, vio como parpadeó varias veces antes de perder el conocimiento otra vez. Aceleró el paso, su única meta era llegar a tiempo.

-... Llegamos a Lorien y Galadriel te sanó. -terminó, Brittany. -No pude salvar a tu familia, pero al menos te pude encontrar.

Ambas se habían quedado sentadas lado a lado, apoyadas en el árbol, ocultas por su sombra. Santana se había quedado en silencio escuchando toda su historia.

-¿Por que no te quedaste? -preguntó, Santana, con un hilo de voz. -¿Por qué no podía recordarte?

-Le pedí a Galadriel que borrara todos los recuerdos que tenías sobre mi. Necesitaba mantenerte a salvo y lo mejor era que estuvieras alejada de mi. -Brittany, se rió suavemente. -Pero por lo que me dijo, seguías empeñada en recordarme.

-Nunca podría olvidar tus ojos. -dijo sin pensar, Santana, quién al darse cuenta de lo que había dicho se sonrojó inevitablemente.

Brittany sonrió enternecida mientras le acariciaba una mejilla, tiernamente.

-Eres dulce. -susurró, Brittany, mirándola de esa manera tan... Santana no sabía explicarlo, solo que se derretía cuando la miraba con tanto... Amor y veneración.

Se quedaron en silencio un rato y entonces Santana se percató de una cosa.

-¿Y mi padre? No has dicho nada de él. -preguntó, confusa.

-Muerto. -contestó, Brittany fríamente. -Cuando te dejé allí me fui a buscarle y ya era demasiado tarde. Recupere a Itiniel y fui en busca de Aragorn para que la guardara hasta que llegara el momento. Y me marché.

Santana sintió como una punzada de dolor atravesaba su corazón, había tenido la esperanza de que por un breve momento... Solo por un momento, de que él estuviera vivo. Observó el rostro imperturbable de Brittany, parecía afligida al hablar sobre su padre. Su instinto le decía que aún quedaba algo, algo que no cuadraba.

-¿Juras que me estas diciendo la verdad? -susurró, Santana, en el idioma antiguo. Brittany la miró sorprendida. Santana la miró seria.

-Lo juro. -contestó, Brittany, en el mismo idioma, mirándola fijamente a los ojos. -¿Estas satisfecha ahora? -volvió a hablar, ya en la lengua común.

Santana asintió con una sonrisa triste. Las nubes oscuras de su mente se habían despejado. Se levantó sacudiendo su pantalón. Y le tendió una mano a Brittany, quien la aceptó agradecida. Y sin previo aviso la abrazó con fuerza, ocultando su rostro en el cuello de Brittany.

-Gracias. -gimió, con voz rota, Santana.

-Oh, Santana... -suspiró, Brittany, correspondiendo su abrazo con fuerza y besando su coronilla. -Cometí dos veces el error de alejarme de ti, nunca lo volveré a hacer... Al no ser que me lo pidas. -susurró, Brittany en su oído.


-Eres la única familia que me queda, Britt... -murmuró, Santana, con los labios pegados en la piel blanquecina de su cuello. -Te necesito.

Brittany se estremeció ante la confesión llena de necesidad de Santana. Solo atinó a abrazarla con más fuerza. Tras varios minutos se separaron con unas risitas.

-Venga, va... Que nos estarán echando en falta ahí dentro. -dijo, Brittany, tendiendo una mano que Santana aceptó encantada. La morena sonrió al ver como Brittany entrelazaba sus dedos inconsciente. Entonces se le ocurrió una idea.

Brittany se dio la vuelta al ver que Santana se negaba a moverse.

-¿Santana? -preguntó, confusa, Brittany.

-¿Tu crees que Aragorn y Arwen deberían estar juntos? -preguntó, la morena.

-¿Qué? -soltó, una risita, Brittany. -Por supuesto... Siempre los defendí ante Galadriel y Eldron. ¿Por qué lo pre-... ¡Oh! -exclamó, ya entendía a donde iba a parar la morena. -¿Crees que tengo complejos con la edad? -preguntó divertida, Brittany.

El rostro interrogante de Santana se lo confirmó. Brittany se echó a reír mientras empujaba a Santana hacia ella. Su pulgar acariciaba la piel de Santana en círculos.

-Pensaba que me conocías más que eso... Por dios, nunca tengo prejuicios con estas cosas. Creo que todo el mundo tiene la libertad de amar a quien quiera. -explicó, Brittany con una sonrisa.

-¿Entonces que problema hay?

-¿Problema de que? -farfulló, Brittany, confusa.

-De nosotras. -dijo, Santana, seria. La morena notó como la mano de Brittany se quedó rígida.

-Y-yo... -tartamudeó, Brittany. -No puedo... Es-

-Como digas que es complicado otra vez, te pego una bofetada. -bufó, Santana, haciendo reír a Brittany, quien levantó las manos.

-Vale, vale.

-En serio, Britt... Te quiero. -confesó, Santana, haciendo estremecer de pies a cabeza a la rubia. -Diablos, me vuelves loca... ¿Que tan complicado es? Te quiero, creo que desde la primera vez que te vi...

Brittany se quedó muda. Sus ojos brillaban con adoración y sentía que el corazón iba a salirse del pecho. Santana dio un paso mirando fijamente a Brittany a los ojos, nunca había estado tan segura.

-Solo dime una cosa... Olvídate de toda esa maldita mierda de tu deber y honor. ¿Tu me quieres? -preguntó, Santana, con un deje temeroso.

-No... -susurró, la rubia viendo como el rostro de Santana se contraía de dolor y rápidamente puso un dedo en sus labios, impidiéndole hablar, no había acabado. -Te amo... Ni siquiera esas dos palabras explicarían lo que me haces sentir. Me desarmas, Santana. -murmuró, Brittany, con las mejillas encendidas. -Pero... Mphf.

Santana no la dejó acabar, le rodeó el cuello con sus brazos y la besó con fuerza. Ambas se tambalearon por el ímpetu de la morena. Cuando se separaron, Santana negó con la cabeza.

-¿Siempre tienes que poner pegas a todo? -bromeó, con una sonrisa.

-¿Siempre tienes que robarme besos? -murmuró, Brittany, divertida.

Ambas se rieron. Esta vez fue Brittany quién inclinó la cabeza, empezando un nuevo beso, lento y suave. Santana adoraba la maestría con la que Brittany movía sus labios, rozando los suyos en caricias tiernas y suaves, con algún que otro mordisco juguetón.

-Veo que alguien ha conseguido domar a la fiera. -dijo una voz, sobresaltándolas a ambas. No la había oído llegar.

Kitty estaba con una sonrisa burlona. En sus brazos llevaba varios taburetes. Brittany esbozó una sonrisa cínica mientras su mano serpenteaba por la cadera de Santana. La morena bajó la mirada mirando a donde quería ir a parar y antes de percatarse, Brittany había lazado su daga con toda su fuerza hacia Kitty. La rubia levantó el primer taburete que agarraron sus dedos, dejando caer los demás al suelo. La daga silbó y vibro al clavarse en la madera. Kitty tragó saliva, el color se le había ido de la cara. Si no llegaba a interponer el taburete, probablemente tendría un tajo en la cara o quizás un ojo menos. Miró a Brittany con la boca abierta. Santana estaba riéndose entre dientes con una sonrisa satisfecha.

-¿Tu también quieres matarme? -bufó, Kitty, indignada.

-La última vez que vea que entres a un baño sin permiso. -advirtió, Brittany, con una mirada amenazante. -No seré tan condescendiente.

-Otra aburrida... No sois más que unas aburridas... -farfulló, Kitty entre dientes mientras se iba, recogiendo los taburetes. Tiro el cuchillo al suelo. -No sabéis darle emoción a la vida...

Brittany y Santana se echaron a reír cuando Kitty desapareció. Brittany se acercó a donde estaba la pirata antes y agarró la arma, girándola entre sus dedos. Santana la siguió con las brazos apoyados en sus caderas y una sonrisa en la cara. Observó como la rubia elfa la agarraba de su cinto tirándola hacia ella para guardar el cuchillo.

-Una puntería excelente. -alabó, Santana. Brittany levantó la cabeza dandole un casto beso en los labios.

-En realidad he fallado. -dijo, Brittany, con una sonrisa maliciosa. Santana se quedó sorprendida.

-¿Lo dices en serio?

Brittany simplemente guiñó un ojo divertida mientras agarraba la mano de Santana y tiraba de ella. Santana se echó a reír en voz alta al ver que la rubia no bromeaba.

-Vamos a cenar. -dijo, la rubia sonriente, rodeando los hombros de la morena con su brazo.

-Estas loca. -suspiró, Santana.

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Bueno, no os quejareis no? Doble actualización para compensaros mis largas tardanzas en actualizar.

Quería dar las gracias a Fernanda Pearce! por comentar y leer mi historia, y he decirte que he leido las tuyas y son geniales. También que tienes razón, que tardo mucho en actualizar pero estoy intentando cambiar eso.

Este verano ha sido un poco extraño, no os aburriré con mis lamentos personales, pues son cosas que cada uno tenemos en nuestra vida y que debemos sobrellevar. Pero ahora os puedo decir que estoy activa al cien por cien y tratare de ser mas consecuente con todo.

Espero que os hayan gustado los capitulos. Me gustaría para mantener un poco activo este tema que me comentarais vuestra opinión al respecto:

-¿Os ha gustado como se va desarrollando la trama? ¿Va muy rápida o muy lenta?
-¿Deseais más acción o menos?
-¿Os parece bien que vaya incluyendo a más personajes, como Kitty y Marley? ¿Os gustan ellas en su papel de piratas?
-Sugerencias e ideas que os gustarían.

Espero vuestras respuestas y la semana que viene estaré con otro capitulo, lo más probable el fin de semana espero o antes.

Besos!

estuvo excelente, estan bien kitty y marley, solo espero que puedas actualizar pronto!

Hola a todos!

Madre mía, tanto tiempo ha pasado desde que publiqué el otro capitulo que las moderadoras me han dado un aviso. Menos mal porque al menos así os puedo mantener un poco informadas. La historia por supuesto y absolutamente que la continuare, solo que ira lenta porque ando muy liada con los estudios y el trabajo. Y ahora estoy en plena época de exámenes, asi que iré algo tortuga, ademas de que de momento la inspiración se me ha quedado clavada con la otra. Esta también la estoy continuando pero va mucho mas lenta, aunque ya tenga las ideas colocadas y el final pensado ya.

Gracias por vuestra paciencia y espero que me disculpéis de tardar tanto. Al menos no estoy completamente desaparecida.

Nos leemos pronto, con cariño

Elisika-sama

Hola! Jajajaj tus capítulos son algo esporádicos...  
pero la verdad desde que vi el titulo no pude resistirme a leer tu Fic, es muy bueno! y en vista de que si continuarás con tu historia, dejame decirte que tienes una nueva lectora!!   
Saludos!