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Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
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Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
All this Time
Prefacio:
¿Que hacer cuando la vida te da un giro inesperado? De repente todo lo que conocías cambia radicalmente... Encuentras a esa persona que te hace vibrar el pecho con fuerza, sentirte débil bajo una mirada suya... Sin embargo no queremos... ¡Que hipócritas somos! No queremos pero en el fondo, anhelamos encontrar a una persona a quién amar, pues siempre que miramos una pareja feliz, la envidia nos carcome aunque no queramos... Irremediablemente o no, deseamos amor en nuestra vida, un amor correspondido y feliz.
***
-¡Por aquí!
-Esto es un callejón sin salida…
-Juraría que era por aquí… Hemos doblado por la izquierda…
-¿En serio…? ¡Creo que lo único que tendríamos que doblar es tu cabeza, Berry!
-¡Y lo dice quién no ha tenido la decencia de parar a preguntar!
-¿Podéis parar de discutir?
-¡Cállate, Fabrey! –exclamaron a coro las otras dos voces.
Quinn Fabrey suspiró mientras miraba al par de chicas que tenía delante. Santana López y Rachel Berry no dejaban de discutir. Su tono empezaba a elevarse, lo que no era nada bueno, pues pronto las encontrarían. Entonces se percató de un pequeño detalle. Extendió los dedos señalando a Santana y luego a Rachel.
-Uno… Dos… -se señaló a si misma. –Tres… Y… -se giró esperando a encontrar a la cuarta integrante pero no había nadie más. –Chicas… -susurró Quinn, pero ninguna la escuchaba. -¡Chicas! –gritó, ya con la paciencia al límite.
-¿Qué demonios te pasa? No grites. –siseó Santana. Quinn esbozó una sonrisa irónica mientras intentaba no soltarle cuatro palabras que eran de todo, menos amables.
-¿Dónde esta Brittany? –preguntó Quinn, temiendo la respuesta.
-Pues a-aquí… ¿No?-Santana palideció al ver que solo estaban ellas tres.
Las tres se miraron en silencio y entonces, una explosión sacudió el suelo. Se agarraron a la pared y miraron como un humo empezaba a elevarse más allá. Un solo pensamiento cruzó sus mentes, Brittany. Las tres de un salto, se echaron a correr, doblando la esquina por donde habían venido. Los callejones eran estrechos y oscuros. Las cajas y cubos de basura se apilaban en los extremos, pero ni eso las detenía. Santana corría con el corazón desbocado. ¿Cómo diablos habían podido perder a Brittany? Cuando la encontraran iba a echarle una buena bronca. A lo lejos, la calle parecía abrirse en una pequeña plaza, donde había un pequeño parque en el centro, o lo que quedaba de él… Estaba totalmente carbonizado. De ahí, el humo.
-¡Brittany! ¿Dónde estás? –llamó Quinn, intentando distinguir algo.
-¡Brittany Pierce! –gritó Rachel, al lado de la oreja de Quinn, provocándole un tic nervioso en el ojo.
-¿Me quieres dejar sorda? –le gritó Quinn a Rachel.
-No es culpa mía que tus gritos sean como los siseos de los ancianos. –dijo Rachel, encogiéndose de hombros. El rostro de Quinn se iba tornado cada vez más rojo de furia. Su paciencia se estaba acabando.
-Callaros. –gruñó Santana, entrecerrando los ojos. –Creo… Que veo algo… Ahí… Al fondo.
En efectivo, una sombra borrosa empezaba a emerger entre la humareda que se levantaba del parque. La sombra se hacía cada vez más nítida, hasta tomar adoptar el cuerpo de una joven. Apenas pudieron sonreír aliviadas, cuando Brittany, sin detener su carrera pasó como si se la llevara el viento, entre las chicas. Solo entendieron un grito a la lejanía, algo parecido como a ‘Corred’.
-¿Pero a donde va…? –dijo Rachel dándose la vuelta, mirando como Brittany se hacía más pequeña conforme se iba alejando. –Ni que la persiguiera el diablo… -rió.
Santana y Quinn palidecieron, mirando como una sombre enorme emergía del humo, y Rachel, seguía ahí riéndose. Quinn fue la primera en reaccionar, rompió a correr detrás de Brittany.
-Rachel, tienes la oportunidad de hacer algo importante. Entretenlo mientras escapamos. –exhaló, Santana a la velocidad de la luz, antes de imitar a Quinn, dejando a la castaña ahí parada.
-¿Pero qué carajos…? –maldijo entre dientes Rachel, girándose. –Oh… -exclamó al descubrir que no estaba sola.
Santana y Quinn corrían codo a codo y en menos de un minuto habían alcanzado a Brittany, que había frenado un poco la marcha. Las tres se detuvieron jadeantes. Habían llegado hasta un edificio bastante alto, el ayuntamiento de Lima, Ohio. Brittany apoyó sus manos en su cadera, mientras respiraba hondo. Santana no tenía tanta suerte, abrió la boca para reprenderle algo pero se limitó a recuperar el aire. Quinn giró varias veces sobre sí misma y luego miró a Santana.
-¿Dónde está Rachel? –preguntó, ya furiosa. -¿Siempre tiene que faltar una?
-Eh… -dijo Santana, jugando con los dedos. –Digamos que se ha quedado como… ¿Cebo? –esbozó una sonrisa inocente.
-¡Santana! –la reprendió, Brittany.
-¿Qué? –exclamó. –Siempre se queja de que no hace nada. Ahora tiene algo que hacer.
Quinn se llevó las manos a la cabeza, mientras Brittany negaba con la cabeza. Nunca cambiaría. Entonces una figura apareció delante, poniendo en guardia a las chicas, pero se relajaron al reconocer a Rachel, quién venia jadeante.
-Hombre, Gay-Berry… Ya te tardabas. –exclamó Santana alegremente, ganándose una mirada asesina por parte de Rachel.
-Te voy a matar, López… -siseó Rachel acercándose amenazante a Santana.
-Espera… -la detuvo, Brittany. -¿Dónde está el demonio?
-No lo sé… Lo perdí cuando giré hacia la carretera… -dijo Rachel mirando a todos los lados.
Se miraron en silencio, hasta que algo goteó en medio las cuatro, una especie de sustancia viscosa y verdosa, con un olor putrefacto.
-Asqueroso… -susurró Brittany.
-Dime que no esta donde creo que está… -dijo Santana cerrando los ojos al notar como algo caía sobre su cabeza, provocándole un estremecimiento de pies a cabeza.
-Te queda bien, Satanás. –rió Rachel mirando el pringue verdoso sobre la cabeza de la morena. –Te hacía falta un nuevo look.
Un rugido gutural provocó que las cuatro levantaran la vista para ver como un ser… No… Un monstruo gruñía sobre sus cabezas, al borde del tejado del Ayuntamiento.
-Genial… Odio las alturas. –dijo Rachel, cruzándose de brazos.
-¿Quién hace los honores? –ofreció Quinn.
-Permitidme… -siseó Santana, furiosa. –Le debo un par de cosas… ¡Nadie toca mi pelo! –gritó mientras una gran bola de fuego se formaba en su mano derecha.
Quinn suspiró mientras se apretaba el puente de la nariz… Otro día más, empezaba en Lima.
________________________________________________________________________
¿Como estais? Esta es una nueva historia que me ha dado por escribir, aún no se muy bien como se desarrollara pero espero que os guste, tendrá mucho drama y comedia, como a vosotros os gusta pero con unas pinceladas de pequeños misterios y ficción. :>.<:
Espero que os haya gustado la introducción y que le deis una oportunidad. Espero vuestros comentarios con ansias. Llevare ambas historias que escribo, algo lentas, pero dispuesta a terminarlas.
Espero vuestras opiniones. Besos.
Última edición por Elisika-sama el Mar Mar 04, 2014 3:50 pm, editado 11 veces
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
Fecha de inscripción : 01/12/2012
Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
Holaaa! Algo loco este primer capitulo.. espero que lo sigas, me da algo de intriga ver como empezó! esta san es terrible ! Como va a dejar a Rach de cebo? JAJJAJAJA
Espero la actuuu!
Espero la actuuu!
Invitado- Invitado
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
ESTA MUY BUENO tu ic , me rei mucho jajaj espero con asnsias a que actualices y desarrolles la historia que esta muuuuuuuuy buena
saludos
saludos
brittana-bitches!!!***** - Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 02/09/2012
Edad : 27
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
SofiRivera escribió:Holaaa! Algo loco este primer capitulo.. espero que lo sigas, me da algo de intriga ver como empezó! esta san es terrible ! Como va a dejar a Rach de cebo? JAJJAJAJA
Espero la actuuu!
Me alegro de que te haya gustado, espero que lo vayas disfrutando. Si es que esta Santana no cambia, siempre con su vena diabólica, jajajaja.
Besos.
brittana-bitches!!! escribió:ESTA MUY BUENO tu ic , me rei mucho jajaj espero con asnsias a que actualices y desarrolles la historia que esta muuuuuuuuy buena
saludos
Gracias! Y eso que es solo la introducción. Me alegro de que te haya gustado. Ahora dejaré el próximo capitulo.
Besos.
_________________________________________________________________________
Bueno aquí tenéis el primer capitulo, es algo cortito pero poco a poco los iré haciendo más largos. Enjoy!
- Capitulo I
The Corrs: Summer Sunshine
Everyone's changing
I stay the same
I'm... a solo cello outside a chor-us
I've got a secret,
It's time for me to tell that you've been keeping me warm
I stay the same
I'm... a solo cello outside a chor-us
I've got a secret,
It's time for me to tell that you've been keeping me warm
¿Qué es la vida? ¿Por qué existimos? Son preguntas que nos hacemos en algún momento, siempre, todos, aunque sea solo una vez… Siempre nos hemos preguntado porque demonios estamos aquí… Pero hay una diferencia muy grande, están los que tiene una suertuda vida de lujos sin preocupaciones y los que tienen que soportar este asqueroso mundo, de donde a los últimos somos los que nos toca pringar, sin embargo, tenemos otra diferencia dentro de esta, por un lado están los que son felices y por otro los que no… En esta última rama se sentía Santana López, una joven que miraba por la ventana con gesto serio y huraño.
-Santana… -ese suspiro hizo que mirara hacía el asiento del conductor, donde su madre se aferraba con seguridad al volante. -¿Vas a seguir enfadada toda tu vida?
-Déjame en paz… No te importa. –contestó mordaz, Santana. –Igual que no te ha importado mi opinión respecto a mudarnos.
-Santana. –ese tono serio, similar al suyo, hizo que la morena dejara de estar a la defensiva contra su madre. –Sabes porque lo hemos hecho.
-Lo sé… -susurró Santana, más calmada. –Pero ya no soy una niña, mamá. Se cuidarme sola.
-Venga, cariño… Hace más de diez años que no pisamos Lima. Tu abuela estará contenta de tenernos con ella. –habló animada, Maribel López, intentando cambiar el humor a su hija. –Además podrás ver a tus amigos de cuando eras pequeña... ¿Te acuerdas de tu casa de acogida? ¿Cómo se llamaba esa chica con la que estabas siempre…?
-Mamá, me da igual quién este o no. Solo quiero largarme de aquí… Además tenía doce años. ¿Cómo pretendes que me acuerde de esos “amigos”? –siseó remarcando la comilla con sus dedos.
-La verdadera amistad nunca se olvida. Además... Aún tienes contacto con Quinn. –Santana chasqueó la lengua mientras ponía los ojos en blanco, ante esa respuesta, que para ella era sencillamente estúpida.
-Porque a Quinn la adoptó tu mejor amiga... Sino no tendríamos nada. -cortó Santana, volviendo su vista al paisaje en movimiento de la ventana.
¿Verdadera amistad? Ni siquiera los mejores amigos se vuelven a hablar teniendo dieciséis años de vacío, sin contacto, sin nada. Santana apenas se acordaba de cuando era pequeña, si recordaba la hilera de casas blancas de su calle, el patio y el enorme jardín donde siempre jugaban todos los niños de su casa de acogida... Incluso le venían breves retratos de una niña alta y desgarbada, con un pelo rubio, tan rubio que destellaba al sol... Solo ella permanecía en su memoria... Desde que se marcharon de Lima, una noche de lluvia y tormenta, cuando su nombre sin apellido pasó a ser Santana López, en contra de su voluntad –otra vez– no volvió a tener contacto con ese pueblucho, solo con su abuela, Alma López.
-Hemos llegado. –la voz de su madre la sacó de sus pensamientos. Notó como la gravilla temblaba bajo los neumáticos antes de aparcar frente a la casa de su abuela.
Just sweet beginnings and bitter en-dings
In coffee city, we borrowed hea-ven
Don't give it back, I've never felt so wanted
Are you taking me home?
You tell me you have to go…
In coffee city, we borrowed hea-ven
Don't give it back, I've never felt so wanted
Are you taking me home?
You tell me you have to go…
Santana salió del coche y lo primero que hizo, fue estirar sus entumecidos músculos. Después de las innumerables horas de viaje desde Atlanta, por fin podía pisar tierra. Se levantó las gafas de sol, dejándolas descansar en su frente y se dedicó a observar la larga calle. No había cambiado nada, las casas seguían igual de impolutas y blancas, más viejas, quizás. Se giró y observó la casa de su abuela, esa, definitivamente si que no tiene cambios. Miró a su madre que estaba sacando las maletas y entonces lo vio, una pequeña sonrisa feliz, ese pequeño brillo en los ojos como si hubiera encontrado la paz pero ella no podía encontrarla, le era imposible. Maribel se volvió a ver a Santana, quién seguía ahí de pie sin moverse. Observó en sus ojos su indecisión, su miedo.
-Ven aquí. –dijo Maribel extendiendo la mano. Santana dio unos pasos y cuando su madre la tuvo a su alcance, la agarró de la muñeca, atrayéndola hacia ella y abrazándola con fuerza. –Tranquila, cariño. Ya verás como todo irá bien.
-Siempre dices lo mismo. –rió sarcásticamente, Santana.
-Te prometo una cosa, Santana. –dijo Maribel agarrando a su hija por los hombros y mirándola a los ojos. –Solo te pido una oportunidad… Si pasado todo este verano, realmente sigues sin querer estar aquí, nos vamos, a donde tu quieras.
-¿Me lo estas diciendo en serio? –murmuró incrédula, Santana. Pero la mirada seria y fuerte de su madre, ya le contestaba.
-Prométeme que trataras de disfrutar este verano aquí… Una oportunidad, Santana… Hazlo por tu padre, él querría que llevaras una vida normal.
Santana suspiró, asintiendo con la cabeza.
-Entendido… Pero cuando llegue el fin del verano, nos largamos de este pueblo olvidado en la mano de Dios.
Maribel sonrió mientras abrazaba con fuerza a su hija y le susurraba agradecimientos mientras le besaba por toda la cara. Santana rió ante los mimos de su madre y la agarró de los brazos, separándola. Agarró varias maletas y entre las dos subieron al porche. Antes de que Santana pudiera tocar el timbre, la puerta se abrió de golpe, revelando a Alma López, la figura materna de la familia.
-¡Mi’ja! –gritó extasiada, su abuela, mientras apachurraba el rostro de Santana entre sus manos. –¡Pero que mayor estás! ¡Estás toda una mujer! –Santana balbuceó algo, intentando librarse del agarre de su abuela, mientras Maribel se reía.
Ya calmada, la abuela López, Santana cogió sus maletas y se dirigió hacia su habitación. Subió las escaleras y se detuvo confusa, mirando las puertas.
-¡Yaya! –gritó, Santana. -¿Mi habitación es la de siempre?
-¡Si, mi’ja! No la he cambiado desde la última vez. –gritó su abuela desde la cocina, abajo.
Santana se dirigió a la última puerta del pasillo, a la derecha. Empujó el picaporte y parpadeó sorprendida al ver su habitación. Es cierto, no había cambiado nada. Dejó las maletas junto al armario y se acercó a la ventana, corriendo las cortinas, permitiendo el paso a la luz. Estornudo varias veces ante la nube de polvo traicionera que se levanto. Su ventana daba la vista, justo enfrente de la cabaña del árbol y el jardín trasero de la casa de su abuela. No había cambiado nada, esa cabaña de madera siendo sujetada por el viejo roble, que construyeron el abuelo López para sus hijos, hace tiempo atrás. Sonrió de medio lado perdiéndose en sus recuerdos, donde unas vocecillas infantiles inundaron su mente.
-Me gustaría que tuviéramos un casa.
-¿Para que quieres una casa, si ya tenemos una?
-Yo quiero una casa solo para nosotras dos, un castillo, como los príncipes y princesas. Nuestro escondite.
-Es imposible. –respondió, una mini Santana, de doce años, con un pantalón corto y una camiseta. –Porque tu y yo somos una princesa y una princesa.
El gimoteo de la niña que le acompañaba, le hizo volverse y mirar a esa pequeña de cabellos rubios como el sol.
-Y por eso… Prometo conseguirte el mejor castillo del mundo, único, solo para ti y para mi. –sonrió Santana acercándose a la niña, quién sonreía también…
Al día siguiente ambas corrían saltando la valla que separaba el jardín trasero de la casa de los señores López del descampado que tenían detrás.
-¡Rápido! -apremió Santana mientras vigilaba por si aparecían los dueños de la casa.
La paz y felicidad que sintieron ambas pequeñas en ese momento era indescriptible, estaban en su propio castillo pero no duró mucho, pues un gritó hizo que ambas bajaran asustadas y huyeran de los brazos de un enfurecido señor López. que gritaba a pleno pulmón.
-¡Malditos críos! -gritó al ver como las niñas se perdían a lo lejos, atravesando esa valla otra vez.
-¿Que ocurre? -preguntó Alma López, mirando por la ventana a su marido.
-Los críos de Ms. Shue colándose otra vez en la cabaña... Eso es lo que pasa... Esos desagradecidos, incompetentes no saben respetar que es una propiedad privada...
Santana sonreía al escuchar la risa de la rubia que tenía agarrada a su mano, definitivamente nunca se cansaría de escucharla.
Santana volvió a la realidad, al escuchar como se cerraba la puerta principal. Se asomó por las escaleras y vio a su abuela y a su madre con las bolsas de la compra llevándolas a la cocina. Seguramente era el repartidor. Frunció el ceño, y suspiró mientras se palmoteaba ambas mejillas con sus manos, tratando de dispersar todos sus pensamientos. Bien, era hora de ponerse en acción. Miró su habitación, había que reformarla, no podía estar con sus veintidós años cumplidos, en una habitación de ocho. Tras una buena limpieza a fondo, pelea con diversas arañas y tirar varios trastos inservibles junto a algunas cajas, que ni quería abrirlas por el apestoso olor nauseabundo, tenía la habitación lista con su armario –el cual bastante grande, donde aún le quedaba hueco, y eso ya es decir.– se dirigió a la estanterías, limpiándolas y llenándolas hasta que dio con una cajita de madera en lo alto de una de ellas. La agarró con una mano, mientras con la otra terminaba de limpiar.
Santana observó la caja, era sencilla y pulida. Se sentó en la cama mientras la abría y una sonrisa se asomó en sus labios, sin poder evitarlo. Un dibujo, a crayolas, de la casa del árbol, donde había dos niñas pintadas, una morena y una rubia. Observó la firma, ‘B.’
-B… -susurró, Santana, y no pudo evitar pensar que sonaba demasiado bien en sus labios.
Pero otra cosa le llamó la atención, sacó un dije de planta, de donde colgaba un corazón. Un extraño nudo se colocó en su estómago, sabía que esta pulsera, es especial. Giró el corazón entre sus dedos y observó otra ‘B’ , grabada en la plata. Santana cerró los ojos, con angustia, pensando en la niña rubia de sus recuerdos, una promesa, una promesa que no pudo cumplir…
-Brittany… -mustió débilmente, Santana, mientras apretaba la pulsera entre sus manos.
In the heat of summer sunshine
I miss you like nobody else
In the heat of summer sunshine
I kiss you, and nobody needs to know
***
I miss you like nobody else
In the heat of summer sunshine
I kiss you, and nobody needs to know
***
-¡Brittany!
La muchacha se volvió ante el llamado, observando como un joven se acercaba a ella corriendo.
-Se… De... jo… Esto… -jadeó entre palabras mientras le tendía una cazadora.
-Gracias, Matt. –sonrió Brittany, mostrando una preciosa hilera de dientes blanquecinos.
-De nada, profesora. –sonrió el niño, haciendo reír a la mayor.
-Os tengo mil veces dicho que no me llaméis así, me hacéis sentirme vieja. –replicó divertida pero Matt simplemente le sacó la lengua y se despidió con un ademán de mano, volviendo dentro del edificio.
Brittany sonrió y se colocó la cazadora de cuero. Se giró, provocando que su pelo largo rubio ondulara en el aire, atrayendo miradas de más de un ciudadano, que se quedaba prendido ante ella. Cogió el casco y arrancó la motocicleta, después de ponérselo. Se subió y con un giro de muñeca, que provocó que la manga se subiera revelando una pulsera de plata con un corazón, arrancó a toda velocidad, perdiéndose en las calles de Lima.
Última edición por Elisika-sama el Sáb Jun 22, 2013 3:49 pm, editado 2 veces
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
Fecha de inscripción : 01/12/2012
Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
ahhh......es tan grato encontrar hermosas historias como esta..........jejejeje no pude parar de reir de solo pensar en la situacion en la que San deja de "cebo" a Rachel............uhhh, ya estoy ansiosa por nuevos capitulos de esta historia
Saludos, hasta la proxima actualizacion
*Te invito a leer mi fic. Me gustaria contar con tus criticas, opiniones, sugerencias, toda idea es bienvenida.........
http://www.gleeklatino.com/t16799-fic-brittana-it-started-in-my-dreamsnow-staying-and-you-re-forever-in-my-heart
Saludos, hasta la proxima actualizacion
*Te invito a leer mi fic. Me gustaria contar con tus criticas, opiniones, sugerencias, toda idea es bienvenida.........
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_Claudia_100%fanGLEE_Bol-* - Mensajes : 1976
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
la verdad que tiene muy buena pinta el fic con las faberrytanas con poderes ^^
Haruka****** - Mensajes : 367
Fecha de inscripción : 19/12/2011
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
UUUUUU santana se acordo? ajjaaj ahora de donde naceran sus poderes?, britt prefesora en moto super hot jajaja ya quiero que se veannnn
actualiza prontoooooo .saludos. :D
actualiza prontoooooo .saludos. :D
brittana-bitches!!!***** - Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 02/09/2012
Edad : 27
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
asdfasdf San se acordó! :B Que tiernas que eran cuando era peques :3
Muy lindo cap... Santana no se va a querer ir más de Ohio jajajajaj
Esa pulseraa?? Será algun regalito de San cuando eran chicas ? :B
Espero que actualiceees rapido :B Besosss!
Muy lindo cap... Santana no se va a querer ir más de Ohio jajajajaj
Esa pulseraa?? Será algun regalito de San cuando eran chicas ? :B
Espero que actualiceees rapido :B Besosss!
Invitado- Invitado
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
guaaaaaaa que bien que encontre tu fic esta maravilloso sigue por favor el trama es increible tiene todoooooooooo
esperando actu para ver el reencuentro
esperando actu para ver el reencuentro
scarlet17* - Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 17/12/2012
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
_Claudia_100%fanGLEE_Bol escribió:ahhh......es tan grato encontrar hermosas historias como esta..........jejejeje no pude parar de reir de solo pensar en la situacion en la que San deja de "cebo" a Rachel............uhhh, ya estoy ansiosa por nuevos capitulos de esta historia
Saludos, hasta la proxima actualizacion
*Te invito a leer mi fic. Me gustaria contar con tus criticas, opiniones, sugerencias, toda idea es bienvenida.........
http://www.gleeklatino.com/t16799-fic-brittana-it-started-in-my-dreamsnow-staying-and-you-re-forever-in-my-heart
Hola! Me alegro de que te haya gustado! Esa es la idea, que os podáis reír. Me pasaré por tu fic y te comento. Gracias por comentar. Un beso!
Haruka escribió:la verdad que tiene muy buena pinta el fic con las faberrytanas con poderes ^^
Me alegro de que te guste... Si es que las faberritanas sin poderes ya son irresistibles pero con poderes las vuelven adictivas totales
Un beso! Y gracias por comentar.
brittana-bitches!!! escribió:UUUUUU santana se acordo? ajjaaj ahora de donde naceran sus poderes?, britt prefesora en moto super hot jajaja ya quiero que se veannnn
actualiza prontoooooo .saludos. :D
Por supuesto que se acordó Santana, un mundo donde Santana no se acuerda de Britt no es mundo desde mi punto de vista hahahaha. Lo de los poderes tendrás que esperar a verlo... Aún estoy pensando en como desarrollar esa parte.
Britt por supuesto con una moto, mucho más candente y sexy ;)
Un beso!
SofiRivera escribió:asdfasdf San se acordó! :B Que tiernas que eran cuando era peques :3
Muy lindo cap... Santana no se va a querer ir más de Ohio jajajajaj
Esa pulseraa?? Será algun regalito de San cuando eran chicas ? :B
Espero que actualiceees rapido :B Besosss!
Me alegro de que te haya gustado! Esa pulsera será la llave que desvelara todos los secretos. Tendrás que seguir leyendo para saber que pasa ;)
Un beso!
scarlet17 escribió:guaaaaaaa que bien que encontre tu fic esta maravilloso sigue por favor el trama es increible tiene todoooooooooo
esperando actu para ver el reencuentro
Me alegro de que te haya gustado y tranqui, que el reencuentro será más pronto de lo que crees. Un beso!
_________________________________________________________________________
Gracias a todos por leer y comentar y sin más demora, os dejo el proximo capitulo. Espero que os guste!
Capitulo 2:
Uno y dos… Uno y dos… Santana contaba en silencio cada trote que hacía en su rutina de ejercicio mañanera. Siempre había tenido la costumbre de salir a correr por las mañanas en Atlanta, y ahora aquí tampoco la iba a cambiar, y así de paso aprovechaba para recorrer un poco este pueblucho aburrido. Tras recorrer unos tres kilómetros, en los cuales no vio nada interesante, se detuvo justo enfrente de un parque, elongando sus músculos tranquilamente. La música la llevaba a tope en sus audífonos conectados a su IPhone.
-I’m a, a diva, I’m a, I’m a, a diva… Na-na-na… Diva is the female version of the hustla… -tarareó Santana perdida en su canción mientras andaba por el parque con las manos en los bolsillos de su sudadera.
Santana se acercó a un puesto de helados y pidió una botella de agua. Entonces se percató en una pequeña multitud amontonada en uno de los claros del parque. Se soltó uno de los cascos y pudo escuchar la música a tope, era un espectáculo.
-Deberías asomarte. –dijo el señor del puesto ambulante mientras le tendía la botella de agua.
-¿Qué hay ahí? –preguntó curiosa, sin apartar la vista de la multitud.
-Es un pequeño grupo de baile… Los conozco, son muy buenos chavales. Asómate. –le insistió con una sonrisa. –Te gustará.
Santana le sonrió como agradecimiento y se giró acercándose a la multitud. Pudo divisar un hueco momentáneo y se coló rápidamente por él, aunque tampoco fue muy dulce que digamos, pues más de uno se quejo por sus empellones. Cuando por fin consiguió ponerse delante, su primera reacción fue quedarse boquiabierta. No fue por la increíble e improvisada coreografía que estaban montando… O por las espectaculares acrobacias de un chico asiático… O por los pasos provocadores de un rubio sin camiseta revelando un cuerpazo que a más de uno le gustaría tener… Era por la espectacular rubia que dirigía el grupo, bailando en el centro, sin ningún paso fuera de lugar. Era hermosa, de piel blanquecina, alta y atlética. Su pelo destellaba como el propio sol, rubio y largo, caía en unas perfectas ondas sobre su rostro simétrico y dulce, con unos ojos azul cielo que rebosaban de bondad y algo que nunca pudo disfrutar Santana, felicidad y libertad. Entonces en ese momento, fue cuando sus miradas se cruzaron por primera vez, azul con café oscuro. Santana no podría describir con palabras lo que sintió en este instante… Era como si todo el mundo se hubiera esfumado, como si nunca hubieran existido ninguna preocupación, sin dolor, sin temor… Solo estaba con ella… Su mano, sin pensar se dirigió a su propia muñeca, palpando la pulsera plateada bajo sus dedos. Brittany danzaba y giraba a su alrededor con una habilidad envidiable y su sonrisa, esa sonrisa perfecta, nunca abandonó su rostro. Los aplausos de su alrededor la sacaron de su lapsus momentáneo. Sin despegar la mirada de la rubia, aplaudió con los demás.
En un parpadeo, la multitud empezó a dispersarse tranquilamente. Santana se quedó ahí parada sin saber que hacer. Tragó saliva nerviosamente mientras su cerebro iba a mil, pensando como acercarse pero al ver que la rubia simplemente se giraba recogiendo sus cosas, sus compañeros ya se habían adelantado más allá lejos. Dio dos pasos titubeantes sin saber que decir pero cortó rápidamente la distancia al ver que Brittany se colgaba la bolsa al hombro y empezaba a andar.
-E-espera… -cortó suavemente, Santana, dándole un leve toque en el hombro. Brittany se volvió sorprendida y miró a la morena, quien se había quedado sin palabras otra vez ante la cercanía de la rubia… Hacía tanto… Tanto tiempo que no la veía… Realmente estaba hermosa.
-Hola. –saludo Brittany, intrigada. –Nunca te había visto… ¿Eres nueva en el pueblo?
-¿Q-que nunca me has…? -tartamudeó Santana, dando un paso atrás. ¿Realmente se había olvidado de ella? No puede ser... Lo prometió… Lo prometimos. –Britt… Soy yo… Santana.
-¿Cómo sabes mi nombre…? -la mirada extraña de Brittany lo decía todo, no la reconocía. -Lo siento… -dijo nerviosa, Brittany, esto empezaba a asustarle. –Debes haberme confundido con alguien.
Brittany retrocedió apartando la vista de esos ojos oscuros, profundos. Estaba incomoda ante la mirada penetrante de la morena, le parecía sumamente familiar. Se apartó unos pasos para marcharse pero Santana fue más rápida y la agarró del brazo con fuerza, deteniéndola. Ahora, Brittany empezaba a asustarse de verdad.
-Brittany… No puedes haberte olvidado de mi. –dijo Santana, frunciendo el ceño, mientras trataba de buscar su mirada cerúlea y entonces lo vio, algo no estaba bien. –Maldita sea… ¿Qué te han hecho?
-¡Suéltame! –siseó Brittany, sacudiendo su brazo, asustada ante la actitud brusca de la morena. -¡No te conozco! –gritó.
Entonces la mano morena que se aferraba como una segunda piel en su brazo, se deslizó por el para agarrar su muñeca, rápidamente pero aun así no evitó que la rubia sintiera escalofríos ante el roce. Entonces Santana dio varios pasos acercándose a la rubia mientras levantaba su muñeca a la vista de sus ojos.
-Entonces si no me conoces… ¿Por qué aún llevas esto? –murmuró Santana con voz ronca. La pulsera plateada brillaba ante la luz del sol mientras el dije en forma de corazón giraba en vaivén ante el movimiento brusco, mostrando una ‘S’ titilante. Entonces Brittany la vio, en la muñeca de la morena, otra pulsera exactamente igual, otro mismo corazón de donde la ‘B’ brillaba con todo su esplendor.
-Y-yo… -tartamudeó confundida, Brittany. –Fue un regalo… ¿De nacimiento? –susurró esto último pero aún así, la morena la escuchó.
-Britt… -susurró, Santana, acercándose más a ella. Entonces, la morena soltó un siseó de dolor, soltando bruscamente la muñeca de la rubia mientras se agitaba su mano adolorida, le había atravesado un buen calambrazo. Miró a Brittany incrédula. Frunció el ceño y se volvió acercar a ella, en una postura amenazante, provocando que la rubia retrocediera asustada.
-¡Brittany! –gritó una voz. Ambas se volvieron bruscamente al ver como un rubio, el mismo rubio-cuerpo-de-infarto-sexy que bailaba con ella, se acercaba corriendo. -¿Por qué tardas tanto? Sabes que luego… Oh. –calló al ver a la morena.
-Vámonos, Sam. –cortó la rubia, alejándose sin mirar atrás.
-Claro, nena. –murmuró alcanzando a la rubia, tras echar un último vistazo a la morena, que se había quedado fría como una estatua.
Santana observo como la pareja se alejaba pero lo que le dolió fue ver como ese rubio teñido le daba un beso, nada inocente, en los labios a Brittany… Pero no se comparaba en nada con el dolor que sentía al ver que su rubia no la reconocía. Se abrazó a si misma mientras cerraba los ojos con fuerza y empezaba a andar, aguantándose las ganas de llorar… Esto no podía estar pasando. Hasta que al final no pudo ni con el propio peso de su cuerpo, se dejo caer al suelo apoyando la espalda con una valla del parque y enterrando su rostro en sus rodillas, a las cuales se abrazaba con fuerza… Se lo prometió… Y una promesa era para toda la vida pero por lo visto no era así…
***
-¿Qué te pasa, Britt? –preguntó Sam dejando la carretera para mirar a su copiloto, por tercera vez. –Estas muy callada.
-Nada. –repitió las mismas respuestas anteriores. Se frotaba la muñeca, jugando con su pulsera nerviosamente. -¿Sabes… Sabes de donde salió esta pulsera?
-La tienes desde siempre… Eso me dijiste cuando te conocí. –contestó Sam sin apartar la vista de la carretera.
-Si… Supongo… -susurró no muy convencida. Se reclinó en el asiento mientras dejaba descansar su frente contra el cristal. El frío alivió un poco el dolor de su cabeza, mareada por la encrucijada de pensamientos que tenía, en donde todos coincidían en algo, Santana.
***
Santana salió de la ducha, quitándose los restos de humedad de su cabello negro con una toalla. Nada más llegar a casa, pasó como un borrón directa a su cuarto, ignorando a su madre y a su abuela olímpicamente. No quería ver ni hablar con nadie. Tiró la toalla sobre la cama y sin importarle que estuviera plenamente desnuda, cogió el teléfono y marcó rápidamente. El sonido de la señal se le hizo eterno, hasta que por fin descolgaron.
“Vaya, vaya… Mira quien se digna a llamar…”
-He visto a Brittany. –cortó bruscamente, Santana a su interlocutora.
“¿Qué?”
-He visto a Brittany… Brittany Pierce. –dijo Santana desconsolada mientras se dejaba caer en la cama.
“Wow… Y…¿Qué tal?”
-Mal, Quinn… Esta todo terriblemente mal. –gruñó Santana apretándose el puente de la nariz. –No sé que cojones ha pasado todos estos años desde la última vez que la vi pero ella no me recuerda, no me reconoce.
“¿Estas segura? Igual es porque habéis cambiado mucho…”
-No, Quinn… ¡No! –cortó exasperada. –Me atacó, reacciono defensivamente cuando nunca lo hizo conmigo… Algo ha pasado con ella, le han hecho algo, no lo sé…
“Escúchame bien, Santana. Si lo que dices es cierto, estamos en algo muy serio.”
-No se que hacer… ¡Y encima tiene novio! –casi gritó eso último. –Aún lleva mi pulsera… Eso significa que me ha olvidado en contra de su voluntad.
“Santana…”
-Quinn, créeme… Tu me conoces… Nos conoces… Es imposible que ella me haya olvidado sí porque sí… -murmuró angustiada, desesperada en que le creyera, necesitaba a alguien… No podía con esto sola.
“Te creo…”
Santana soltó un suspiro de alivio al escuchar esas palabras.
"Pero no vamos a conseguir nada estando así…"
-¿De que hablas?
"Volveré a Lima mañana… Necesitamos averiguar que esta pasando."
***
Quinn colgó el teléfono tras hablar un buen rato con Santana y preparar unos planes previos respecto a mañana. Miró el teléfono, dubitativa hasta que marcó un numero y esperó contando la señal hasta que contestaron.
-¿Qué cojones nos has estado ocultando? –siseó Quinn, sin dejar hablar al que estaba al otro lado de la línea.
“¿Qué ocurre, Quinn?”
-No se haga el inocente conmigo, Ms. Shue. –gruñó Quinn. –Santana ha vuelto a Lima y sabes perfectamente con quién se ha encontrado.
“Brittany Pierce…” La voz del hombre se escuchó terriblemente cansada. “No esperaba que sucediera tan pronto… Ha habido… Complicaciones.”
-Pues espero que sus ‘complicaciones’ pueda solucionarlas… Porque yo mañana vuelvo también a Lima y no le gustará encontrarnos enojadas porque no mantuvo su palabra.
“Cálmate, Quinn. Necesitamos hablar cara a cara, busca a Santana y tráela contigo… Tengo que hablar con las dos. Las cosas ya no son lo que eran… Os espero mañana en la noche, donde los viejos tiempos.”
-Entendido. –dijo Quinn, antes de cortar la llamada.
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
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Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
uhhhh......... ¿que le sucedio a Britt como para que no reconociera a San?.......espero ansiosamente el siguiente capitulo
Saludos, hasta la proxima actualizacion
Saludos, hasta la proxima actualizacion
_Claudia_100%fanGLEE_Bol-* - Mensajes : 1976
Fecha de inscripción : 26/06/2012
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
Os comento que he hecho una edición en el primer capitulo, para cambiar un poco la historia y así que sea coherente con lo próximo que va a suceder. Pronto os dejare el nuevo capitulo, a mucho tardar estará el viernes que viene.
Un beso a todos!
Un beso a todos!
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
Fecha de inscripción : 01/12/2012
Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
Holaaaa! Buenisimo el cap, me quedé re asombrada de que britt no la recuerde :(
Que abrá pasado??? Aaaah, estoy re intrigada ! Pbre San :(
En el lugar de siempre, esto es raro de verdad...
Espero la actuu! Besoote :)
Que abrá pasado??? Aaaah, estoy re intrigada ! Pbre San :(
En el lugar de siempre, esto es raro de verdad...
Espero la actuu! Besoote :)
Invitado- Invitado
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
Nueva Lectora !!!!
woow tengo el presentimiento de que ms. shue es el malo
Esperando la Actualización
Chaii
woow tengo el presentimiento de que ms. shue es el malo
Esperando la Actualización
Chaii
CATAlovesGLEE* - Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 28/01/2013
Edad : 24
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
Hola a mis queridas lectoras, se que he tardado mucho en actualizar. Pido disculpas por mi tardanza pues ando atareada. Ahi teneis el nuevo capitulo y pronto os contestare como os corresponde.
Disfruten!
Capitulo 3:
Santana suspiró mientras se apoyaba en la valla del aeropuerto. Sus dedos replicaban contra la barra metálica mientras miraba impaciente el reloj. Buscó entre la gente una cabellera rubia familiar pero no vio nada. Miró el móvil, exasperada. ¿Cuánto diablos tardaría esta chica?
-Tan impaciente como siempre… -dijo una voz a su espalda, haciendo volver a la morena.
-Y tú tan impuntual como siempre… -replicó Santana con una media sonrisa.
Silencio. Santana inspecciono a Quinn de arriba abajo, estaba espectacular, el pelo se lo había vuelto a cortar y ahora lo llevaba ‘elegantemente’ peinado, aunque consistía simplemente en llevar las puntas disparadas para todos los lados. Sus ojos verdes relucían bajo el flequillo. Santana dio unos pasos, cruzándose de brazos, mirándola fijamente. Quinn aguantó la mirada sin temblar mientras una sonrisa burlona se asomaba en los labios. Dio un paso soltando la maleta y estrechó a Santana entre sus brazos, ambas se mecieron de un lado a otro entre risas, hasta que al final se separaron un poco para mirarse a los ojos. Santana levantó una mano apartando el flequillo de sus ojos y luego rozar su mejilla, bajando por su mandíbula en una caricia suave.
-Uhm… -sonrió burlona, Santana. –No te queda mal… -dijo refiriéndose al corte de pelo. –Estas muy wanky, leoncita… -susurro Santana con una sonrisa pícara, haciendo reír a Quinn.
-Y tú, ardiente como siempre… -dijo Quinn, mientras le dejaba un rápido beso en la nariz a Santana. –Te echado de menos.
-Y yo… -contestó Santana, separándose de Quinn y empezando a ir hasta su coche.
Santana le agarró la maleta a Quinn mientras le abría la puerta del copiloto en un ademán burlón, ganándose una mirada divertida de la rubia que se rió entre dientes. Tras dejar la maleta atrás y haberse colocado en su asiento, se pusieron en marcha.
-Hacía tiempo que no venía a Lima… -murmuró Quinn, mirando por la ventana. –No ha cambiado nada.
-Si no te conociera, diría que echaste de menos este pueblucho. –rió Santana.
-¿Y tú no? –dijo Quinn mirando a la morena, quien cambio su expresión relajada a una seria. –Aquí hicimos los cimientos de nuestra vida, nada cambiará eso.
Santana paró el coche en un semáforo y se giró para encarar a Quinn.
-Llamaste a Ms. Shue. –no era una pregunta. Quinn sonrió de medio lado, su mejor amiga siempre la pillaba. Simplemente asintió -¿Qué te dijo?
-Que nos reuniéramos con él, esta noche, donde siempre. –contestó, Quinn.
El rugido del motor indicó que el coche volvía a ponerse en marcha.
-¿Debería preocuparme? –mustió seria Santana.
-¿Sinceramente? –Quinn suspiró mientras se apartaba el pelo de la frente. –Sí…
Ambas miraron por sus respectivas ventanas en silencio.
-¿Lo sientes, Santana? –susurró Quinn entrecerrando los ojos.
-Desde el primer día que vine… -contestó, la latina. –Todo ha cambiado.
Tras parar en casa de la latina y dejar las cosas en el cuarto donde estaría instalada la rubia, ambas salieron a andar un rato, un vez después de que Quinn pudiera liberarse de los brazos de Maribel López que la achuchaba como si fuera otra hija más suya. Salieron a la calle y una brisa veraniega se levantó, agitando sus ropas y sus melenas. Empezaron a caminar calle abajo mientras se ponían al día, hablando de cosas sin importancia.
-Y entonces pillé a Finn en la cama con otra… -explicaba Quinn gesticulando enojada. –Necesite de todo mi autocontrol para no hacer una tortilla humana con ese saco flácido de morsa…
-Ya te dije que ese gigante no era para ti… -rió Santana, mientras observaba el ceño fruncido típico de Fabray. –A ti te pega más la otra acera. –bromeó.
-Odio a los hombres, a todos y cada uno de ellos… No puedes confiar en nadie. –refunfuñó Quinn, mientras se cruzaba de brazos.
Santana sonrió mientras escuchaba a su amiga tranquilamente. Iban abandonando lo que sería su vecindario para pasar a la zona más apartada de Lima. Las casas dejaron de estar lustrosas e impecablemente blancas a ser secas y mugrientas, los jardines pasaron del verde primaveral al amarillento abandonado. La pobreza y abandono se respiraba en cada uno de los rincones de este rincón abandonado de Lima. Ambas se detuvieron observando todo a su alrededor. Un escalofrió recorrió toda la espina dorsal de Quinn y se abrazó a si misma, siempre era lo mismo en este lugar, siempre la misma sensación. El barrio Fae, un lugar recóndito donde solo podías ver huérfanos, pobres, mendigos, borrachos y drogadictos, la clase más baja de todas las clases, personas sin futuro que han tocado fondo cayendo en vicios de dinero, alcohol, drogas y sexo.
Santana inspiró hondo mientras cerraba los ojos… Sí… Lo sabía bien… Miró a Quinn, ambas lo sabían bien… Habían pertenecido a este lugar.
-Nada cambia. –susurró Santana, ladeando la cabeza a su amiga. –Es la hora. –su rostro, antes relajado y tranquilo, se volvió pétreo y frio, con una mirada de desdén a todo lo que se moviera, empezó a caminar altiva. Quinn no se quedo atrás, relajó su cuerpo y levantó la barbilla, mostrando una mirada helada que congelaría hasta el mismísimo infierno. Estaba claro quienes mandaban aquí y lo pensaban demostrar a la fuerza si era necesario.
Ambas se internaron en las viejas y apestosas calles, apartando de un empujón e insulto a alguno que se atreviera a acercarse demasiado. Entonces se detuvieron ante un viejo bar, donde colgaban restos de luces de neón que apenas titilaban. Quinn se acercó ante la puerta gruesa, de un negro desgastado y con marcas de violencia. Golpeo la puerta tres veces con fuerza y un par de ojos se asomaron por la rendija camuflada. Tras un par de segundos y un susurró de palabras por parte de Quinn, abrieron la puerta, revelando a un portero gigante con un rostro desagradable y aliento fétido. Quinn entro primero haciéndole una mueca de asco al portero que salivaba embobado.
-¿Santana? –dijo Quinn, volviéndose a ver a la morena que se había quedado parada mirando un punto en particular. Santana sacudió la cabeza apartando la vista de ese coche. Apostaría toda su mano izquierda a que era el coche del rubio teñido que estaba con Brittany pero era imposible… ¿Qué iba a estar haciendo él en un lugar como este? Sin querer rayarse más, se internó el bar donde la puerta se cerró detrás de ellas con un sonoro chasquido.
Brittany se revolvió en la cama, soltó un jadeo angustiado mientras fruncía el ceño revelando una delgada capa de sudor en la frente. Volvió a girarse y manoteó con violencia la almohada que estaba a su lado. La misma pesadilla la invadía otra vez, como todas las noches, la misma puerta, la misma persona sin rostro…
Brittany corrió desesperada atravesando un pasillo alargado, donde las luces brillaban con fuerza y resaltaban el blanco del techo y las paredes. Una sombra se cruzó en su camino y ella asustada le pegó un empellón, lanzando a la otra persona varios metros atrás. Entonces otra persona apareció por el otro lado. Brittany sin perder tiempo se agachó esquivando los disparos y lo agarró de la muñeca, lanzándolo brutalmente contra la pared. Recogió la pistola y siguió corriendo con el corazón latiendo a mil por hora, que parecía que en cualquier momento iba a resquebrajar sus costillas y salirse de su cuerpo. Patinó por el suelo y doblo por el hacia otro pasillo donde había una puerta. Escuchó como varios pasos se acercaban rápidamente a donde estaba, ellos estaban cerca…
Corrió lo hacia la puerta, los disparos ya empezaban a oírse en el pasillo. La rubia notó como varias balas le rozaban su cuerpo, incluso una le alcanzó el brazo izquierdo pero aún así no se detuvo, sino que se lanzó de cabeza contra la puerta, abriéndola violentamente con su hombro y por la fuerza de inercia, cayó al suelo arrastrando la puerta consigo. Levantó la visto y observó a una chica siendo reducida por cuatro soldados que la sujetaban con violencia. Con una mueca de dolor levantó la pistola, dando cuatro certeros tiros en la cabeza, vaciando el cargador. Suspiró mientras tiraba la pistola al suelo. Por el rabillo del ojo vio como sus perseguidores se acercaban más. Trató de levantarse pero no tenía fuerzas, la adrenalina empezaba a abandonar su cuerpo, entonces, notó un tirón y como alguien la obligaba a ponerse en pie.
-Vamos, Britt… ¡No me falles! –susurró una voz sumamente familiar.
Su acompañante pasó su brazo sobre sus hombros, cargando con ella hasta resguardarse en otra habitación. Brittany se dejó caer en el suelo. La herida de su brazo no dejaba de sangrar.
-La bala… -siseó Brittany.
Entonces una mano fría se apoyó en su herida y al instante notó un terrible dolor que acalambro todo su brazo, primero caliente y luego frio. Brittany soltó un grito de la impresión y observó como unos dedos ensangrentados tiraban la bala que le había extraído del brazo y se lo envolvían con rapidez y precisión. Cuando Brittany levantó la vista para ver el rostro de su acompañante las luces instantáneamente se apagaron, solo pudo divisar unos ojos oscuros brillantes. Un pitido las sacó de su ensoñación. El rebote de un metal contra el suelo duró apenas unos segundos antes de que se dieran cuenta del sonido, una granada. Corrieron tirándose por un conducto, notando el ardor de la granada a sus espaldas, que las llevó hasta aterrizar en una cesta de ropa sucia e inservible. Sin perder tiempo salieron y Brittany divisó una salida más allá, su conducto de salvación, llevaba a las alcantarillas y estas hasta las afueras de la ciudad. Entonces antes de que pudiera hacer o decir nada, unas luces se encendieron bruscamente y rápidamente se vieron rodeadas por soldados. Brittany corrió detrás de la chica, observando como su largo pelo azabache se agitaba violentamente y entonces ella empezó a volverse mostrando una piel canela…
Brittany se despertó de un sobresalto al escuchar el sonido de vidrios rotos. Jadeó agitada mientras se llevaba las manos a la cara, notando como el pijama se pegaba como una segunda piel debido el sudor de su cuerpo.
-Mierda… -siseó Brittany en la penumbra de su habitación.
Se frotó energéticamente la cara entre sus manos, reprimiendo un sollozo. Siempre era lo mismo, la misma pesadilla, el mismo pasillo, la misma puerta, la misma chica desconocida… Pero esta vez había sido diferente… Antes ni llegaba al conducto de ropa, simplemente estallaba la granada viendo esos ojos oscuros y se despertaba agitada. Ahora había visto parte de todo su cuerpo… Suspiró mientras respiraba hondo, si tan solo no hubiera habido esa interrupción… ¿Podría a ver visto, por fin, el rostro de la persona que tanto la llevaba acompañando y atormentando en esta pesadilla desde los últimos seis meses? Se levantó y observó el lado vacío de su cama, Sam no estaba, nunca suele estar por la noche. Su trabajo solía ocuparle sobre todo horas nocturnas. Se acercó al salón y pudo divisar varios trozos de cristal en el suelo, observó como su gato, maullaba encima del mueble. Él había sido quien había tirado su jarrón favorito al suelo. Le soltó varios insultos impropios de ella, asustándolo y haciendo que saltara huyendo lejos de su ama. Brittany resopló enfurecida mientras recogía los restos del cristal. No había ni un solo buen día desde que se encontró a esa morena en el parque, a Santana. Sus pesadillas que parecían haber desaparecido, volvieron con fuerza y a otro nivel totalmente distinto. Resopló mientras se cambiaba de ropa y se recogía el pelo en una coleta alta, sabía que no iba a poder dormirse otra vez. Necesitaba despejarse un poco. Agarró una cazadora y salió a la calle nocturna de Lima.
El frio veraniego permitió despejar su mente un poco. Las calles estaban solitarias y abandonadas. A estas horas de madrugada no solía haber nadie. Siguió caminada perdida en sus pensamientos. Hizo un repaso mental…
`Me llamo Brittany Susan Pierce, tengo veintitrés años, soy bailarina profesional, llevo seis años con Sam, vivo en Lima…’
Ese dialogo interior se lo repetía cada vez que despertaba de su realidad alterna, de sus sueños… Pero cada vez que lo hacía sonaba más irreal, como si algo no estuviera bien ahí… Como si realmente fuera una persona que no es… Entonces un siseo llamó su atención.
-Eh, eh… -susurró alguien desde las sombras de una esquina. –Si, tú… -afirmó al ver que Brittany no parecía convencida de si se refería a ella.
Brittany dio un paso vacilante u se quedo plantada. Con un ademán de cabeza indicó al otro que hiciera lo mismo, quería verle la cara.
-¿Qué es lo que quieres? –murmuró seca, Brittany, aparentando fortaleza e indiferencia aunque por dentro, en realidad, temblaba como una hoja.
Ese extraño dio otro paso, saliendo de las sombras y la luz de la luna revelo un anciano asiático menudito y arropado en capas de abrigos. Señalo con una mano huesuda a la rubia que lo miraba con cierto temor reflejado en los ojos.
-¿Qué es lo que quieres tú? –respondió el anciano con otra pregunta. –Veo que no puedes dormir…
-Todos tenemos una mala noche… -respondió Brittany dándose la vuelta, dispuesta a alejarse de ese loco.
-¿Mala noche o malos sueños? –habló el anciano, deteniendo a Brittany. –Oh, sí… Los malos sueños atormentan pero reflejan una realidad… ¿No te gustaría vivir esa realidad? Acabar con esos sueños tu misma… -la voz susurrante del anciano inundo todos sus sentidos.
-Solo son sueños.
-Oh, querida… Los sueños muchas veces son respuestas a lo que buscamos en nuestra vida… -sonrió mostrando una hilera de dientes amarillentos.
-¿Y que recomiendas, señor de los sueños? –siseó irónicamente, Brittany.
-Ven a una sesión a Dreafae, pregunta por Mike y te garantizo que vivirás la aventura más maravillosa de tu vida, la aventura de tus sueños… -sonrió entregándole una tarjeta a Brittany.
Brittany leyó la tarjeta Dreafae, un mundo de sueños. y abajo tenia una dirección, la reconoció enseguida, era en el barrio Fae, un escalofrío recorrió su columna. Cuando levantó la vista vio que ese loco extraño había desaparecido. Giró sobre sus talones sin dejar de mirar la tarjeta mientras caminaba hacia casa… Había oído hablar de esta terapia, si es que se le podía llamar así, no era más que una mafia que juega con sustancias químicas capaces de alterar los sistemas nerviosos del cerebro… Toda la gente que había ido, acabaron desvariando en sus propios sueños, incapaces de distinguir lo real de lo irreal, se volvieron completamente locos… Muchos intentaban desmantelarla y acabar con ella pero eran astutos, sabían esconderse y sabían ganarse muchos clientes. Y encima estaba en el barrio Fae, el barrio que nunca recuerda haber pisado en toda su vida, el barrio que Sam le prohibió expresamente ir porque era ‘muy peligroso’. No sabía que hacer, todo le daba vueltas pero si no trataba de resolver esto, las noches agotadoras de insomnio volverían y esta vez, si que acabarían con ella. Cerró los ojos y optó por la respuesta más sensata, seguir su instinto. Cuando los abrió, ya estaba caminando dirección contraria, calle abajo, hacia el barrio Fae.
***
Santana y Quinn se sentaron en una mesa apartada, oculta de miradas indeseables. Entonces una mano dejo un sombrero sobre la mesa mientras se despojaba de su abrigo. Las dos miraron a su nuevo acompañante. Los años habían pasado por el, pero nunca cambiaria esos rizos engominados hacia atrás o esa barbilla-culo que siempre llevaba. El señor Shue miró a las dos chicas seriamente, antes de levantar la mano y hacer una seña al cantinero. Tras unos breves segundos, apareció un camarero dejando varios vasos de whisky. El silencio se adueñó de la mesa mientras bebían de sus respectivas copas, hasta que Santana dejó caer con fuerza el vaso sobre la madera, provocando un golpe seco molesto que no sorprendió a Quinn e hizo sonreír al hombre, Santana nunca cambiaría.
-¿Y bien? –dijo Santana, cruzándose de brazos. Estaba molesta y no pensaba ocultarlo.
-Santana, Quinn… Me alegro de verlas. –sonrió Ms. Shue. –Están hechas todas unas damas.
-Al grano, Ms. Shue. –chasqueó, Quinn, la lengua. –Sabe a que hemos venido.
La expresión afable del viejo hombre, que antes fue su cuidador en el orfanato, se volvió sombría.
-Brittany volvió hace seis años a Lima. –empezó a hablar, Ms. Shue. –Y no lo hizo sola…
-¿Por qué no me lo dijiste? –gruñó Santana, enfurecida. -¡Maldita sea! ¡Tú sabes cuanto la he buscado durante todo este tiempo! ¡Desde aquel día…! –acusó señalándolo con el dedo.
-¡Porque ya no es Brittany! –elevó su voz, sorprendiendo a las otras dos. Ms. Shue carraspeo antes de seguir hablando. –Santana, Brittany ya no es la persona que conocemos…
-¿De que estas hablando? –preguntó Quinn extrañada mirando a uno y luego a otro. Observó como Santana palidecía. -¿Santana?
-No puede ser… Tenía razón… Le hicieron algo… -susurró Santana enterrando sus manos en su cabeza. –Ella lo sabía desde el principio, sabía que la buscaban y aún así… Aún así… -Santana miró al Ms. Shue, más calmada. –Empiece desde el principio.
***
Brittany observó la vieja puerta china que tenía enfrente. Giró la tarjeta entre sus dedos sin dejar de mirar el letrero, Dreafae. Ignoró el olor pestilente de las bocacalles que tenía a su alrededor, así como el sonido de ratas correteando de esquina en esquina y lamentos y súplicas de los mendigos y borrachos. Ya le había costado mucho llegar hasta aquí, había tenido que esquivar a varios drogadictos y locos viciados, así como preguntar por el lugar y lo único que consiguió fue una respuesta salivosa que salpicó su rostro por parte de una vieja mendiga sin dientes a cambio de los dos únicos billetes que llevaba encima. Ya no podía echarse atrás, ahora ya no. Sacando fuerzas de quién sabe donde, empujo la puerta, entrando en ese viejo y nauseabundo local, que cambiaría su vida… ¿Para bien o para mal?
Disfruten!
Capitulo 3:
Santana suspiró mientras se apoyaba en la valla del aeropuerto. Sus dedos replicaban contra la barra metálica mientras miraba impaciente el reloj. Buscó entre la gente una cabellera rubia familiar pero no vio nada. Miró el móvil, exasperada. ¿Cuánto diablos tardaría esta chica?
-Tan impaciente como siempre… -dijo una voz a su espalda, haciendo volver a la morena.
-Y tú tan impuntual como siempre… -replicó Santana con una media sonrisa.
Silencio. Santana inspecciono a Quinn de arriba abajo, estaba espectacular, el pelo se lo había vuelto a cortar y ahora lo llevaba ‘elegantemente’ peinado, aunque consistía simplemente en llevar las puntas disparadas para todos los lados. Sus ojos verdes relucían bajo el flequillo. Santana dio unos pasos, cruzándose de brazos, mirándola fijamente. Quinn aguantó la mirada sin temblar mientras una sonrisa burlona se asomaba en los labios. Dio un paso soltando la maleta y estrechó a Santana entre sus brazos, ambas se mecieron de un lado a otro entre risas, hasta que al final se separaron un poco para mirarse a los ojos. Santana levantó una mano apartando el flequillo de sus ojos y luego rozar su mejilla, bajando por su mandíbula en una caricia suave.
-Uhm… -sonrió burlona, Santana. –No te queda mal… -dijo refiriéndose al corte de pelo. –Estas muy wanky, leoncita… -susurro Santana con una sonrisa pícara, haciendo reír a Quinn.
-Y tú, ardiente como siempre… -dijo Quinn, mientras le dejaba un rápido beso en la nariz a Santana. –Te echado de menos.
-Y yo… -contestó Santana, separándose de Quinn y empezando a ir hasta su coche.
Santana le agarró la maleta a Quinn mientras le abría la puerta del copiloto en un ademán burlón, ganándose una mirada divertida de la rubia que se rió entre dientes. Tras dejar la maleta atrás y haberse colocado en su asiento, se pusieron en marcha.
-Hacía tiempo que no venía a Lima… -murmuró Quinn, mirando por la ventana. –No ha cambiado nada.
-Si no te conociera, diría que echaste de menos este pueblucho. –rió Santana.
-¿Y tú no? –dijo Quinn mirando a la morena, quien cambio su expresión relajada a una seria. –Aquí hicimos los cimientos de nuestra vida, nada cambiará eso.
Santana paró el coche en un semáforo y se giró para encarar a Quinn.
-Llamaste a Ms. Shue. –no era una pregunta. Quinn sonrió de medio lado, su mejor amiga siempre la pillaba. Simplemente asintió -¿Qué te dijo?
-Que nos reuniéramos con él, esta noche, donde siempre. –contestó, Quinn.
El rugido del motor indicó que el coche volvía a ponerse en marcha.
-¿Debería preocuparme? –mustió seria Santana.
-¿Sinceramente? –Quinn suspiró mientras se apartaba el pelo de la frente. –Sí…
Ambas miraron por sus respectivas ventanas en silencio.
-¿Lo sientes, Santana? –susurró Quinn entrecerrando los ojos.
-Desde el primer día que vine… -contestó, la latina. –Todo ha cambiado.
Tras parar en casa de la latina y dejar las cosas en el cuarto donde estaría instalada la rubia, ambas salieron a andar un rato, un vez después de que Quinn pudiera liberarse de los brazos de Maribel López que la achuchaba como si fuera otra hija más suya. Salieron a la calle y una brisa veraniega se levantó, agitando sus ropas y sus melenas. Empezaron a caminar calle abajo mientras se ponían al día, hablando de cosas sin importancia.
-Y entonces pillé a Finn en la cama con otra… -explicaba Quinn gesticulando enojada. –Necesite de todo mi autocontrol para no hacer una tortilla humana con ese saco flácido de morsa…
-Ya te dije que ese gigante no era para ti… -rió Santana, mientras observaba el ceño fruncido típico de Fabray. –A ti te pega más la otra acera. –bromeó.
-Odio a los hombres, a todos y cada uno de ellos… No puedes confiar en nadie. –refunfuñó Quinn, mientras se cruzaba de brazos.
Santana sonrió mientras escuchaba a su amiga tranquilamente. Iban abandonando lo que sería su vecindario para pasar a la zona más apartada de Lima. Las casas dejaron de estar lustrosas e impecablemente blancas a ser secas y mugrientas, los jardines pasaron del verde primaveral al amarillento abandonado. La pobreza y abandono se respiraba en cada uno de los rincones de este rincón abandonado de Lima. Ambas se detuvieron observando todo a su alrededor. Un escalofrió recorrió toda la espina dorsal de Quinn y se abrazó a si misma, siempre era lo mismo en este lugar, siempre la misma sensación. El barrio Fae, un lugar recóndito donde solo podías ver huérfanos, pobres, mendigos, borrachos y drogadictos, la clase más baja de todas las clases, personas sin futuro que han tocado fondo cayendo en vicios de dinero, alcohol, drogas y sexo.
Santana inspiró hondo mientras cerraba los ojos… Sí… Lo sabía bien… Miró a Quinn, ambas lo sabían bien… Habían pertenecido a este lugar.
-Nada cambia. –susurró Santana, ladeando la cabeza a su amiga. –Es la hora. –su rostro, antes relajado y tranquilo, se volvió pétreo y frio, con una mirada de desdén a todo lo que se moviera, empezó a caminar altiva. Quinn no se quedo atrás, relajó su cuerpo y levantó la barbilla, mostrando una mirada helada que congelaría hasta el mismísimo infierno. Estaba claro quienes mandaban aquí y lo pensaban demostrar a la fuerza si era necesario.
Ambas se internaron en las viejas y apestosas calles, apartando de un empujón e insulto a alguno que se atreviera a acercarse demasiado. Entonces se detuvieron ante un viejo bar, donde colgaban restos de luces de neón que apenas titilaban. Quinn se acercó ante la puerta gruesa, de un negro desgastado y con marcas de violencia. Golpeo la puerta tres veces con fuerza y un par de ojos se asomaron por la rendija camuflada. Tras un par de segundos y un susurró de palabras por parte de Quinn, abrieron la puerta, revelando a un portero gigante con un rostro desagradable y aliento fétido. Quinn entro primero haciéndole una mueca de asco al portero que salivaba embobado.
-¿Santana? –dijo Quinn, volviéndose a ver a la morena que se había quedado parada mirando un punto en particular. Santana sacudió la cabeza apartando la vista de ese coche. Apostaría toda su mano izquierda a que era el coche del rubio teñido que estaba con Brittany pero era imposible… ¿Qué iba a estar haciendo él en un lugar como este? Sin querer rayarse más, se internó el bar donde la puerta se cerró detrás de ellas con un sonoro chasquido.
***
Brittany se revolvió en la cama, soltó un jadeo angustiado mientras fruncía el ceño revelando una delgada capa de sudor en la frente. Volvió a girarse y manoteó con violencia la almohada que estaba a su lado. La misma pesadilla la invadía otra vez, como todas las noches, la misma puerta, la misma persona sin rostro…
Brittany corrió desesperada atravesando un pasillo alargado, donde las luces brillaban con fuerza y resaltaban el blanco del techo y las paredes. Una sombra se cruzó en su camino y ella asustada le pegó un empellón, lanzando a la otra persona varios metros atrás. Entonces otra persona apareció por el otro lado. Brittany sin perder tiempo se agachó esquivando los disparos y lo agarró de la muñeca, lanzándolo brutalmente contra la pared. Recogió la pistola y siguió corriendo con el corazón latiendo a mil por hora, que parecía que en cualquier momento iba a resquebrajar sus costillas y salirse de su cuerpo. Patinó por el suelo y doblo por el hacia otro pasillo donde había una puerta. Escuchó como varios pasos se acercaban rápidamente a donde estaba, ellos estaban cerca…
Corrió lo hacia la puerta, los disparos ya empezaban a oírse en el pasillo. La rubia notó como varias balas le rozaban su cuerpo, incluso una le alcanzó el brazo izquierdo pero aún así no se detuvo, sino que se lanzó de cabeza contra la puerta, abriéndola violentamente con su hombro y por la fuerza de inercia, cayó al suelo arrastrando la puerta consigo. Levantó la visto y observó a una chica siendo reducida por cuatro soldados que la sujetaban con violencia. Con una mueca de dolor levantó la pistola, dando cuatro certeros tiros en la cabeza, vaciando el cargador. Suspiró mientras tiraba la pistola al suelo. Por el rabillo del ojo vio como sus perseguidores se acercaban más. Trató de levantarse pero no tenía fuerzas, la adrenalina empezaba a abandonar su cuerpo, entonces, notó un tirón y como alguien la obligaba a ponerse en pie.
-Vamos, Britt… ¡No me falles! –susurró una voz sumamente familiar.
Su acompañante pasó su brazo sobre sus hombros, cargando con ella hasta resguardarse en otra habitación. Brittany se dejó caer en el suelo. La herida de su brazo no dejaba de sangrar.
-La bala… -siseó Brittany.
Entonces una mano fría se apoyó en su herida y al instante notó un terrible dolor que acalambro todo su brazo, primero caliente y luego frio. Brittany soltó un grito de la impresión y observó como unos dedos ensangrentados tiraban la bala que le había extraído del brazo y se lo envolvían con rapidez y precisión. Cuando Brittany levantó la vista para ver el rostro de su acompañante las luces instantáneamente se apagaron, solo pudo divisar unos ojos oscuros brillantes. Un pitido las sacó de su ensoñación. El rebote de un metal contra el suelo duró apenas unos segundos antes de que se dieran cuenta del sonido, una granada. Corrieron tirándose por un conducto, notando el ardor de la granada a sus espaldas, que las llevó hasta aterrizar en una cesta de ropa sucia e inservible. Sin perder tiempo salieron y Brittany divisó una salida más allá, su conducto de salvación, llevaba a las alcantarillas y estas hasta las afueras de la ciudad. Entonces antes de que pudiera hacer o decir nada, unas luces se encendieron bruscamente y rápidamente se vieron rodeadas por soldados. Brittany corrió detrás de la chica, observando como su largo pelo azabache se agitaba violentamente y entonces ella empezó a volverse mostrando una piel canela…
Brittany se despertó de un sobresalto al escuchar el sonido de vidrios rotos. Jadeó agitada mientras se llevaba las manos a la cara, notando como el pijama se pegaba como una segunda piel debido el sudor de su cuerpo.
-Mierda… -siseó Brittany en la penumbra de su habitación.
Se frotó energéticamente la cara entre sus manos, reprimiendo un sollozo. Siempre era lo mismo, la misma pesadilla, el mismo pasillo, la misma puerta, la misma chica desconocida… Pero esta vez había sido diferente… Antes ni llegaba al conducto de ropa, simplemente estallaba la granada viendo esos ojos oscuros y se despertaba agitada. Ahora había visto parte de todo su cuerpo… Suspiró mientras respiraba hondo, si tan solo no hubiera habido esa interrupción… ¿Podría a ver visto, por fin, el rostro de la persona que tanto la llevaba acompañando y atormentando en esta pesadilla desde los últimos seis meses? Se levantó y observó el lado vacío de su cama, Sam no estaba, nunca suele estar por la noche. Su trabajo solía ocuparle sobre todo horas nocturnas. Se acercó al salón y pudo divisar varios trozos de cristal en el suelo, observó como su gato, maullaba encima del mueble. Él había sido quien había tirado su jarrón favorito al suelo. Le soltó varios insultos impropios de ella, asustándolo y haciendo que saltara huyendo lejos de su ama. Brittany resopló enfurecida mientras recogía los restos del cristal. No había ni un solo buen día desde que se encontró a esa morena en el parque, a Santana. Sus pesadillas que parecían haber desaparecido, volvieron con fuerza y a otro nivel totalmente distinto. Resopló mientras se cambiaba de ropa y se recogía el pelo en una coleta alta, sabía que no iba a poder dormirse otra vez. Necesitaba despejarse un poco. Agarró una cazadora y salió a la calle nocturna de Lima.
El frio veraniego permitió despejar su mente un poco. Las calles estaban solitarias y abandonadas. A estas horas de madrugada no solía haber nadie. Siguió caminada perdida en sus pensamientos. Hizo un repaso mental…
`Me llamo Brittany Susan Pierce, tengo veintitrés años, soy bailarina profesional, llevo seis años con Sam, vivo en Lima…’
Ese dialogo interior se lo repetía cada vez que despertaba de su realidad alterna, de sus sueños… Pero cada vez que lo hacía sonaba más irreal, como si algo no estuviera bien ahí… Como si realmente fuera una persona que no es… Entonces un siseo llamó su atención.
-Eh, eh… -susurró alguien desde las sombras de una esquina. –Si, tú… -afirmó al ver que Brittany no parecía convencida de si se refería a ella.
Brittany dio un paso vacilante u se quedo plantada. Con un ademán de cabeza indicó al otro que hiciera lo mismo, quería verle la cara.
-¿Qué es lo que quieres? –murmuró seca, Brittany, aparentando fortaleza e indiferencia aunque por dentro, en realidad, temblaba como una hoja.
Ese extraño dio otro paso, saliendo de las sombras y la luz de la luna revelo un anciano asiático menudito y arropado en capas de abrigos. Señalo con una mano huesuda a la rubia que lo miraba con cierto temor reflejado en los ojos.
-¿Qué es lo que quieres tú? –respondió el anciano con otra pregunta. –Veo que no puedes dormir…
-Todos tenemos una mala noche… -respondió Brittany dándose la vuelta, dispuesta a alejarse de ese loco.
-¿Mala noche o malos sueños? –habló el anciano, deteniendo a Brittany. –Oh, sí… Los malos sueños atormentan pero reflejan una realidad… ¿No te gustaría vivir esa realidad? Acabar con esos sueños tu misma… -la voz susurrante del anciano inundo todos sus sentidos.
-Solo son sueños.
-Oh, querida… Los sueños muchas veces son respuestas a lo que buscamos en nuestra vida… -sonrió mostrando una hilera de dientes amarillentos.
-¿Y que recomiendas, señor de los sueños? –siseó irónicamente, Brittany.
-Ven a una sesión a Dreafae, pregunta por Mike y te garantizo que vivirás la aventura más maravillosa de tu vida, la aventura de tus sueños… -sonrió entregándole una tarjeta a Brittany.
Brittany leyó la tarjeta Dreafae, un mundo de sueños. y abajo tenia una dirección, la reconoció enseguida, era en el barrio Fae, un escalofrío recorrió su columna. Cuando levantó la vista vio que ese loco extraño había desaparecido. Giró sobre sus talones sin dejar de mirar la tarjeta mientras caminaba hacia casa… Había oído hablar de esta terapia, si es que se le podía llamar así, no era más que una mafia que juega con sustancias químicas capaces de alterar los sistemas nerviosos del cerebro… Toda la gente que había ido, acabaron desvariando en sus propios sueños, incapaces de distinguir lo real de lo irreal, se volvieron completamente locos… Muchos intentaban desmantelarla y acabar con ella pero eran astutos, sabían esconderse y sabían ganarse muchos clientes. Y encima estaba en el barrio Fae, el barrio que nunca recuerda haber pisado en toda su vida, el barrio que Sam le prohibió expresamente ir porque era ‘muy peligroso’. No sabía que hacer, todo le daba vueltas pero si no trataba de resolver esto, las noches agotadoras de insomnio volverían y esta vez, si que acabarían con ella. Cerró los ojos y optó por la respuesta más sensata, seguir su instinto. Cuando los abrió, ya estaba caminando dirección contraria, calle abajo, hacia el barrio Fae.
***
Santana y Quinn se sentaron en una mesa apartada, oculta de miradas indeseables. Entonces una mano dejo un sombrero sobre la mesa mientras se despojaba de su abrigo. Las dos miraron a su nuevo acompañante. Los años habían pasado por el, pero nunca cambiaria esos rizos engominados hacia atrás o esa barbilla-culo que siempre llevaba. El señor Shue miró a las dos chicas seriamente, antes de levantar la mano y hacer una seña al cantinero. Tras unos breves segundos, apareció un camarero dejando varios vasos de whisky. El silencio se adueñó de la mesa mientras bebían de sus respectivas copas, hasta que Santana dejó caer con fuerza el vaso sobre la madera, provocando un golpe seco molesto que no sorprendió a Quinn e hizo sonreír al hombre, Santana nunca cambiaría.
-¿Y bien? –dijo Santana, cruzándose de brazos. Estaba molesta y no pensaba ocultarlo.
-Santana, Quinn… Me alegro de verlas. –sonrió Ms. Shue. –Están hechas todas unas damas.
-Al grano, Ms. Shue. –chasqueó, Quinn, la lengua. –Sabe a que hemos venido.
La expresión afable del viejo hombre, que antes fue su cuidador en el orfanato, se volvió sombría.
-Brittany volvió hace seis años a Lima. –empezó a hablar, Ms. Shue. –Y no lo hizo sola…
-¿Por qué no me lo dijiste? –gruñó Santana, enfurecida. -¡Maldita sea! ¡Tú sabes cuanto la he buscado durante todo este tiempo! ¡Desde aquel día…! –acusó señalándolo con el dedo.
-¡Porque ya no es Brittany! –elevó su voz, sorprendiendo a las otras dos. Ms. Shue carraspeo antes de seguir hablando. –Santana, Brittany ya no es la persona que conocemos…
-¿De que estas hablando? –preguntó Quinn extrañada mirando a uno y luego a otro. Observó como Santana palidecía. -¿Santana?
-No puede ser… Tenía razón… Le hicieron algo… -susurró Santana enterrando sus manos en su cabeza. –Ella lo sabía desde el principio, sabía que la buscaban y aún así… Aún así… -Santana miró al Ms. Shue, más calmada. –Empiece desde el principio.
***
Brittany observó la vieja puerta china que tenía enfrente. Giró la tarjeta entre sus dedos sin dejar de mirar el letrero, Dreafae. Ignoró el olor pestilente de las bocacalles que tenía a su alrededor, así como el sonido de ratas correteando de esquina en esquina y lamentos y súplicas de los mendigos y borrachos. Ya le había costado mucho llegar hasta aquí, había tenido que esquivar a varios drogadictos y locos viciados, así como preguntar por el lugar y lo único que consiguió fue una respuesta salivosa que salpicó su rostro por parte de una vieja mendiga sin dientes a cambio de los dos únicos billetes que llevaba encima. Ya no podía echarse atrás, ahora ya no. Sacando fuerzas de quién sabe donde, empujo la puerta, entrando en ese viejo y nauseabundo local, que cambiaría su vida… ¿Para bien o para mal?
Última edición por Elisika-sama el Lun Abr 21, 2014 6:09 pm, editado 1 vez
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
Fecha de inscripción : 01/12/2012
Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
¿Ya no lo vas a seguir? :(
YoyoMay***** - Mensajes : 206
Fecha de inscripción : 11/04/2013
Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
holaa! claro que lo seguire pero esta en pausa hasta despues de cuando acabe los examenes me pondre con todas mis historias vale? promise!
gracias por acordarte de la historia
besos!
gracias por acordarte de la historia
besos!
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
Fecha de inscripción : 01/12/2012
Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
Hola a todas! Aqui teneis un nuevo capitulo! Por fin! Me queda solo un examen y es el miercoles, asi que enseguida me pondre manos a la obra para ir actualizando mis historias. Os agradezco todos vuestros comentarios y vuestra paciencia. Espero que os este gustando esta historia.
Ya sabeis, cualquier comentario, sugerencia u opinion es más que bienvenida.
Nos leemos pronto!
Atte: Elisa
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Brittany empujó la puerta oxidada y entró a un largo pasillo amarillento. Apenas estaba iluminado por unas pocas luces activas, mientras que otras titilaban, en un vano intento de alumbrar. Un olor a basura y orina inundó sus fosas nasales, revolviéndole el estomago. Realmente se les estaban quitando las ganas de estar ahí. Suspiró mientras volvía a mirar la tarjeta.
-Último piso... -susurró, mientras caminaba hasta el final del pasillo, donde se doblaba a la izquierda, mostrando unas escaleras y un ascensor viejo.
Miró el ascensor y apretó el botón. No sucedió nada, ni siquiera se encendió la luz indicadora de funcionamiento. Brittany suspiró impaciente y frustrada mientras apretaba violentamente varias veces el botón. Dio dos pasos a un lado, mirando las escaleras y se dio cuenta de la cantidad de pisos que tendría que subir. Había mínimo unos ocho, si no se equivocaba.
-Joder... -maldijo entre dientes, mientras golpeaba frustrada el panel del ascensor. Entonces unas chispas saltaron y de repente la luz se encendió, haciendo botar hacia atrás de un susto, a la rubia.
Brittany parpadeó sorprendida como el ascensor se abría con un tañido enfrente de ella. Se acercó cautelosa mientras lo observaba por dentro. Era sencillo, pequeño y tenía las paredes desgastadas y marcadas, pero por lo demás no aparentaba tener ningún desperfecto. Dio un paso, como probando si aguantaría su peso y tras unos segundos indecisos entró y apretó el botón del último piso, un octavo. Funcionaba sin problemas.
Mientras subía, se miró las manos, apretándolas varias veces. ¿Que diablos había pasado? Juraría que el ascensor estaba apagado. Las manos le picaban, como si tuviera una capa electroestática recorriendo toda su piel. Se las frotó nerviosamente contra sus muslos, intentando hacer desaparecer ese picor. Estaba harta de todo, parecía que últimamente solo estaba rodeada de fenómenos extraños y raros. Ya había llegado a su piso. Salió para encontrarse otro pasillo como el anterior, pero esta vez tenía un mostrador en el hueco de la izquierda, ocupado por una chica asiática.
-Uh... ¿Hola? -susurró, Brittany, tensa.
La chica la miró fijamente, sorprendida, quizás porque no esperaba a nadie, quizás por verla salir del ascensor o quizás porque nunca había visto a una chica tan rubia como ella en el barrio Fae. Sus ojos rasgados eran tan oscuros como su pelo, el cual estaba adornado de varias mechas azules, que junto con su vestimenta, le daba un aspecto gótico. No... Era una chica gótica. La miraba fijamente sin pestañear. Brittany se encogió de hombros incómoda.
-Hola. Veo que el ascensor si que funciona... -habló, la chica asiática. -Soy Tina Cohen-Chan. Pasa a la última puerta del final... Mike te esta esperando.
-Oh... Okey. -murmuró, sorprendida, mientras se giraba sobre sus talones. -Gracias. Adiós. -se despidió, Brittany.
La rubia camino un par de pasos y antes de desaparecer por la esquina, volvió a escuchar la voz de Tina.
-Buena suerte, Brittany. -dijo, en voz alta, Tina.
¿Qué? Brittany se volvió sobresaltada al oír su nombre pero Tina, ya había desaparecido. Nunca se lo había dicho. Siguió caminando confusa. Esto cada vez le empezaba a asustar más y más. Primero, el ascensor, Tina claramente había dejado caer que estaba roto antes de llegar ella. Segundo, la estaban esperando... ¿Ya sabían que iba a ir? Tercero, sabía su nombre, y que ella recuerde, nunca había visto a esta chica en su vida. Miró la puerta, estaba coronada por un cartel que ponía 'Drefae'. Tragó saliva, ya no estaba tan segura de querer saber a donde llevaba esto. Miró por encima de su hombro. Ya no podía echarse para atrás, necesitaba respuestas y este parecía ser el único sitio que podía dárselas. Respiro hondo tres veces antes de abrir la puerta y dar un paso adelante.
Brittany parpadeó mientras entrecerraba los ojos, molesta por la luz repentina que le atravesó al abrir la puerta. Se frotó los ojos, tratándose de acostumbrarse a la nueva luminosidad de la sala. Observó a su alrededor, la sala era grande y espaciosa y nueva, al contrario de lo que esperaba. Estaba toda forrada de madera, suelo, paredes y techo. Era cuadrada y completamente abierta, con cuatro altas columnas siguiendo la linea diagonal de esquina a esquina de las paredes, formando otro cuadrado en el centro. Brittany dio varios pasos observando todo. Las paredes estaban con cuadros y pinturas orientales, además de símbolos y jeroglíficos antiguos. Cuatro grandes focos estaban en el techo, donde uno de ellos apuntaba a la puerta por donde había entrado, eso explicaba su ceguera momentánea.
-¿Hola? -llamó, Brittany, en voz alta. -¿Hay alguien aquí?
Brittany bajó las escaleras hasta el centro de la sala, donde había una camilla blanca. A su lado tenía una mesa con varios monitores, pantallas y cables que conectaban con la pared del fondo. Algo le llamó la atención, unos tubos alargados con una sustancia morada estaban encima de la mesa, eran inyecciones. Un ruido la hizo volverse rápidamente. Un joven alto, asiático también (Parecía que todo este mundillo era una mafia asiática), apareció por una de las paredes. Brittany achicó la mirada y se dio cuenta de la puerta oculta que se cerraba tras él.
-Hola, Brittany. -dijo, su acompañante, acercándose a ella y tendiéndole la mano. -Soy Mike Chang.
-Hola. -respondió, la rubia, estrechando su mano con fuerza.
Brittany miró de arriba abajo a Mike. Parecía tener unos años más que ella, alto, atlético, pelo moreno, camiseta, vaqueros y deportivas... Parecía un chico normal y corriente, parecía...
-Te explicaré el procedimiento. -dijo Mike acercándose a la camilla. -¿Que sabes de este sitio?
-Que utilizáis sustancias químicas para inducir al paciente en una especie de sueño irreal que los acaban volviendo locos. -explicó, rápida y sin dudar, pues eso era lo que había oído. Mike se rió entre dientes.
-Es cierto que utilizamos sustancias químicas, básicamente usamos una droga para inducirte al sueño profundo y de ahí, mediante unos pulsos electromagnéticos con esto. -levantó uno de los cables, rojo y con una almohadillas en los extremos, electrodos. -Y trabajamos con tu subconsciente, dándote todo la realidad que quieras... Ser agente, millonaria, una superheroína... No te mentiré, hemos tenido comas y muertes cerebrales, pero no por nuestra culpa, sino por la del paciente de no querer despertar. Podemos suprimirte la droga pero depende de ti, salir o no de la hipnosis. ¿Que me dices?
Brittany permaneció un rato en silencio. ¿Realmente era esto lo que necesitaba?
-¿Y que hay de... recordar los sueños? Repetir un sueño y poder... Terminarlo. -murmuró, Brittany, seria.
-Quieres recuperar la memoria de un sueño. - afirmó, Mike, cruzándose de brazos pensativo. -¿Y puedo saber porqué?
-El porqué es cosa mía. -gruñó, Brittany, tajante. -¿Puedes o no puedes hacerlo?
Mike la miró en silencio y asintió con la cabeza.
-Te saldrá más caro.
Brittany se encogió de hombros mientras rebuscaba en su chaqueta.
-¿Cuanto? -preguntó.
-Diez mil dólares.
A Brittany casi se le cae la cartera de la impresión. Miró boquiabierta al asiático.
-¿Me estas vacilando?
-Necesitamos ganarnos la vida. -dijo, simplemente.
-Bien. -gruñó, mientras sacaba un cheque. -Dame un bolígrafo. -Mike le tendió uno. Brittany suspiró mientras firmaba el cheque. A Sam no le iba hacer ninguna pizca de gracia. Ya se las apañaría después. Le tendió el cheque de mala gana. Mike lo cogió y lo verificó antes de metérselo en el bolsillo.
-Ha sido un placer hacer negocios contigo. -sonrió, satisfecho. -Túmbate en la camilla mientras preparamos todo.
Brittany se tumbó en la camilla y de repente unas manos frías tocaron su frente. Brittany se sobresaltó al ver como Tina estaba a su lado, poniéndole los electrodos en las sienes y en las partes posteriores de su cabeza. ¿De donde había salido? Tan rápido como acabó su trabajo, volvió a desaparecer por una de las puertas de la pared. ¿Era la misma o era otra? ¿Acaso tenían todo con puertas secretas? Miró el reloj, pronto iban a dar las cinco de la mañana. Suspiró mientras miraba el techo, tenía que estar antes de que Sam llegara del trabajo.
-Muy bien, ya esta todo listo. -dijo Mike, mirando las pantallas. -Que sepas que esto no lo podemos hacer en personas 'chipeadas', no esta en el trato. Tu no eres una de ellas... ¿O sí?
-¿Qué? -preguntó, Brittany sin entender.
-Así llamamos a la gente que les han borrado la memoria o se les ha modificado, implantando otra, como una especie de chip. Poniendo otros recuerdos, otra identidad. Lo hace el gobierno y varias compañías con las que no me llevo bien. -su voz, ahora sonaba totalmente amenazante, y en uno de los movimientos de los brazos, Brittany pudo divisar la forma de una arma en el cinturón de su pantalón.
-No. -mustió, Brittany, tragando saliva. Nunca había perdido la memoria... O eso creía, ahora ya no estaba tan segura.
-Enseguida empezamos. -contestó.
Mike cogió la jeringuilla y agarró el brazo de Brittany entre sus dedos. La rubia cerró los ojos esperando el pinchazo pero este nunca llegó. Fue visto y no visto. Un enorme y ensordecedor pitido llenó toda la sala. Las pantallas brillaban con la alerta, bien grande y en rojo. De repente los equipos se sobrecargaron mientras varias chispas saltaban de todos los cables. Los electrodos de su cabeza, saltaron, como repelidos por una fuerza extraña. Brittany notó como le hormigueaba todo su cuerpo. Tenía la piel en punta, como antes en el ascensor, pero esta vez no era solo en sus manos, sino en todo su cuerpo. Miró a Mike, quien se había quedado brevemente paralizado y entonces, la tensión se rompió.
-¡Me mentiste, puta chipeada! -rugió, enfurecido, Mike, llevándose una mano al costado.
Brittany no pensó, solo actuó por instinto. Se lanzó hacia delante, golpeado su mano, haciendo que soltara la jeringuilla. Esta cayó pero Brittany la atrapó al vuelo y a una velocidad inhumana se la clavó brutalmente en el cuello a Mike, inyectando su contenido de golpe y seguidamente, le lanzó una violenta patada que lo lanzó hacia atrás, contra una de las paredes.
Mike cayó de bruces, inerte, desmayado. Ahora solo era cuatro miembros flácidos. Brittany se levantó con el corazón a mil. No sabía muy bien que había pasado. Unos ruidos la hicieron volverse hacia la puerta por la que había entrado. Se quedo quieta. ¿Había más hombres? Mierda, se había metido en buen lío. Entonces una fuerte explosión mando a la puerta, volar. Brittany se tiró al suelo esquivándola por los pelos. ¿Pero que cojones...? Varias pisadas entraron en la sala y desde el suelo vio seis pares de botas negras, así como seis puntos rojos apuntado su cuerpo. Levantó la vista viendo a seis policías uniformados y armados hasta los dientes del gobierno, no eran policías corrientes, eran los privados, los reconoció por el dibujo del uniforme.
-¡No te muevas! -gritó uno, mientras todos apuntaban a Brittany.
-¡Soy inocente! -gritó, Brittany, levantándose del suelo con las manos pegadas a los lados.
-¡Quieta, las manos a la cabeza o dispararemos!
Brittany les hizo caso, sin saber muy bien que hacer, su instinto le decía que se defendiera, que huyera. Por el rabillo del ojo vio que el cuerpo de Mike había desaparecido. ¡Maldito capullo! Seguro que había sido la asiática vampiresa. Miró a los seis soldados que tenía enfrente, no tenían intenciones de arrestarla. Tragó saliva mientras veía como uno de ellos (El jefe, seguramente.) hablaba por el intercomunicador, en otro idioma. Sin embargo, una de las palabras la entendió perfectamente: 'Dispara'. No pensó simplemente actuó, todo fue a cámara lenta, se lanzó contra el soldado que tenía más cerca, encajándole una patada en todo el estomago, doblándolo en dos. Lo agarró del cuello antes de darle un cabezazo y agarrar su arma. Veloz como un rayo dio tres certeros disparos en la cabeza contra el soldado que tenía al lado, que cayó muerto al suelo. Los demás eran demasiado lentos a los ojos de Brittany. Agarró al primer soldado que había aturdido, utilizándolo como escudo pero sus compañeros no dudaron, una ráfaga de balas cayeron sobre ellos, matando al instante a su compañero y dando tiempo a Brittany a tirarse contra una de las columnas, refugiándose en ellas. Se le revolvieron las tripas... ¿Que clases de personas mataban a sus propios compañeros? Respiró agitada mientras recargaba el arma inconscientemente, sin darse cuenta, de que se suponía que ella no sabía hacer eso.
-¡Matadla! -rugían los soldados de atrás.
No había tiempo para respirar. Rodó sobre el suelo disparando contra otro soldado, primero en las piernas y justo cuando caía en la cabeza. Quedaban tres, se estaban acercando, uno de ellos en la pared y los otros dos en el centro. Tiró el arma, sin balas ya, a un lado mientras se refugiaba en otra columna. No perdió el tiempo, corrió hacia la pared. Su oponente se giró disparando rápidamente. Brittany saltó contra la pared, corriendo por ella y utilizándola como impulso para lanzarse contra el policía. Ambos rodaron por el suelo. Brittany trató de quitarle el arma y golpearle pero el otro se resistía. Pasó las manos rápidamente por el cinturón hasta que sus dedos se cerraron en el mango de un cuchillo. Lo sacó rápidamente clavándoselo en la yugular, matándolo al instante. Agarró el fusil y dio varios tiros rápidos tratando de acabar con los dos que faltaban, uno cayó al suelo pero el otro se cubrió contra una de las columnas. Se levantó de un salto y corrió hacia la columna. Se abalanzó sobre el último de ellos pero el tenía un tiro directo, sin embargo, Brittany no se preocupo, algo le decía que iba a estar bien, así que siguió corriendo directa contra él. El sonido de los disparos perforaron sus oídos, sin embargo, no notó el impacto de ninguna de ellas en su cuerpo, notó como unos golpes que rebotaban contra su piel, como si tuviera un escudo invisible. Le soltó un derechazo contra la mandíbula del otro, mandándolo al suelo. Le soltó una patada y le agarró de la cabeza con una mano, mientras que con la otra empuñaba su cuchillo con fuerza.
-¡No, por favor! Déjame vivir. -gimoteó, desesperado. Brittany lo miró fijamente.
-Lo siento. -dijo, simplemente, antes de clavarle el cuchillo en el corazón, dándole una muerte rápida.
Brittany se levantó agitada y miró a su alrededor asustada. Había matado a seis policías privados y expertos del gobierno. ¡Seis! ¡Ella sola! Se pasó las manos desesperadas por el pelo. ¿Que demonios había hecho? ¿Que diablos había pasado? ¿Desde cuando sabía pelear así? ¿Desde cuando sabía manejar un arma? ¿Y porque cojones no le afectaban las balas? Sintió como empezaba a hiperventilar de la impresión. Nuevos ruidos la hicieron volverse. Se asomó por lo que quedaba de la puerta y escuchó pasos rápidos. Refuerzos. No podía salir por ahí. Se giró buscando otra salido y recordó las puertas secretas. Miró hacia la pared y respiro hondo. Corrió de cabeza contra ella, huyendo de las nuevas balas de los soldados que empezaban a aparecer por la puerta. La pared cedió ante su fuerza y cayó hacia delante. Brittany no perdió el tiempo, se levantó y siguió corriendo por el pasillo hasta llegar a unas escaleras, donde directamente saltó la barandilla para caer en las del piso inferior y así sucesivamente, hasta llegar a abajo. Sin embargo, un hombre uniformado la sorprendió. Bloqueó el puñetazo que iba directo a su cara pero no pudo evitar retroceder. Se agachó esquivando un nuevo ataque y le lanzó una patada a su ingle, haciendo que cayera de rodillas. Le agarró de la cabeza y se la giró en un tirón brusco, oyendo como su cuello se crujía bajo sus manos. El hombre cayó desplomado al suelo. Brittany se agachó y cogió su arma y un par de cartuchos. Se lo metió por detrás del pantalón y se recogió el pelo en un moño mientras se quitaba la chaqueta blanca que llevaba, tirándola a un lado y agarrando la sudadera negra del hombre muerto, que llevaba por debajo del uniforme. Se la quitó y se la puso ella, subiéndose la capucha y ocultando su rostro. Tenía que salir de aquí. Abrió la puerta y salió a paso rápido a las callejuelas del barrio Fae. Camino con la cabeza gacha mientras se perdía en la oscuridad del callejón.
Ms. Shue se vio interrumpido en su larga charla por el timbrazo de su móvil. Santana y Quinn le miraron curiosas, como descolgaba y empezaba a hablar en voz baja y rápida. Tras apenas dos minutos colgó y se levantó lanzando el dinero a la mesa.
-¿Que ocurre? -preguntó, Santana, imitándole.
-Ha habido un ataque en Drefae. Les han detectado. Mike está allí, ha sido atacado. -explicó mientras salía apresurado. -Tenemos que ir allí.
-¿Mike? ¿Mike Chang? -farfulló, Quinn, confusa. -¿El niño que vino y se fue un año después? ¿Ha vuelto? -Ms.Shue asintió mientras caminaba rápidamente por las calles, siendo seguidas por las otras dos.
-¿Cómo le han detectado? Ese tio es prácticamente invisible. Nadie ha conseguido atrapar a Drefae antes. - habló, Santana.
-Al parecer una de sus clientas era una chipeada.
Santana asintió entendiendo todo. Pues claro, le detectarían enseguida. Nadie más que él, juega con la cabeza y memoria de la gente. Llegaron enseguida al complejo pero se mantuvieron alejados, observando como la policía lo precintaba todo. El señor Shue se dirigió hacia los callejones más apartados, alejándose del edificio. Doblaron por una esquina y justo cuando Santana iba a imitarlos, se chocó con alguien, trastabillando hacia atrás y haciendo que la otra persona cayera al suelo. Esta se levantó rápidamente y siseó algo parecido a una disculpa, era una chica. Santana la miró pero apenas pudo distinguir unos ojos azules y unos mechones rubios bajo la capucha negra. Apenas pudo decir nada porque la chica desapareció enseguida, casi corriendo. Se sobó el hombro dolorido y frunció el ceño, se le había quedado adormilado. Sacudió la cabeza mientras se colocaba al lado de los otros dos. Llegaron a lo que parecía un pequeño apartamento oscuro. Entraron sin llamar.
-¿Mike? ¿Tina? -susurró, Ms.Shue en voz baja.
Unas sombras al fondo de la habitación se movieron, poniendo a las chicas alerta. Santana rápidamente levantó la mano amenazante pero una mano en su hombro la calmó. Miró a Quinn, que negaba con la cabeza. No eran una amenaza. Eran ellos.
-Estamos aquí. -susurró, una voz, en las sombras. Hubo movimiento y entonces dos personas emergieron de la oscuridad. Era Tina con Mike colgado al hombro. Estaba cara de idiota y drogado prácticamente.
Ms. Shue se acercó rápidamente a ayudarlos, tumbando a Mike en el suelo y revisandolo rápidamente.
-¿Que ha pasado? -preguntó, mientras sacaba de su maletín una inyección.
-La chica le clavó la droga de golpe y lo lanzó contra la pared, justo cuando saltaron las alarmas. -explicó, Tina, seria, mientras miraba como el señor Shue le ponía la inyección a Mike.
-¿Era de ellos? -preguntó, Santana, cruzada de brazos.
-No... No parecía saber nada... Estaba confusa y asustada, solo lo hizo en defensa propia, ya que este idiota estaba dispuesto a dispararla. -gruñó, Tina, golpeando la cabeza de Mike que se quedó colgando a un lado, haciendo que un hilo de baba se escurriera por su boca.
-¿Como estas tan segura? -preguntó, Quinn.
-Ella sabe cuando las personas mienten. Es imposible poder ocultarle algo a Tina... Al no ser que te borres la memoria. -explicó, Ms. Shue. -Puede controlar las mentes.
Santana la miró fijamente sorprendida y sonrió de medio lado al ver como Tina le aguantaba la mirada sin dudar, ya lo entendía, era tan especial como ella. Entonces Tina abrió la boca sorprendida, señalándola.
-Tú la conoces. -acusó.
-¿Qué? -no sabía de que estaba hablando.
-A la chica rubia... -Tina frunció el ceño, como haciendo memoria. -A Brittany, se llama Brittany.
Santana se quedo perpleja, en shock. ¿Brittany? ¿Su Brittany? Un movimiento la sacó de sus pensamientos. Mike se había despertado y trataba de incorporarse.
-Maldita perra rubia... -gimió, Mike, adolorido.
Fue visto y no visto, Santana le agarró del cuello, impactandolo contra la pared.
-¡Santana! -gritaron.
-¡Cabrón de mierda! ¡¿Estabas dispuesto a dispara a Brittany?! -gritó, Santana fuera de sí.
-N-no... -jadeó, Mike, asustado. -R-res-pirar... A-ai-re.
-¡Santana! -gritó Quinn, agarrándola de los brazos y apartándola de Mike. Este cayó tosiendo varias veces. Respiró hondo antes de ponerse de pie.
-También me alegro de verte, Santana. -espetó, Mike, sarcástico, mientras se acariciaba el cuello.
-No juegues conmigo, Chang, si sabes lo que te conviene. -respondió, mordaz, Santana, separándose de Quinn. -Habla.
-No es culpa mía... Ya sabes las normas. Y no sabía que era tu famosa Brittany que tanto buscabas. No la conozco. -gruñó, Mike, colocándose bien la camiseta. -Hay miles de Brittany por el mundo. Fue una burra, me dejó K.O en un instante.
Santana gruñó, amenazante, acercándose a él pero Ms. Shue le agarró del hombro, calmándola.
-Basta. Así no arreglaremos nada. -dijo, en tono pacifico. -Tú no la conocías y menos sabías que le habían modificado sus recuerdos, así que es comprensible que actúes como actúes. ¿Sabes algo más? ¿Dijo algo en especial?
-Era... Diferente... No quería una realidad alternas como todos... Solo quería recuperar la memoria de un sueño, se veía desesperada, como si necesitara respuestas. -informó, Mike.
-Eso quiere decir que parece que la implantación memorial no fue tan efectiva como esperaron... Parece estar recuperando sus recuerdos, sin embargo debe estar confundida. -murmuró, Ms. Shue, pensativo. -¿Que más viste, Tina?
-No pude ver mucho... Tenía como una barrera extraña que me impedía entrar del todo en su mente. Al principio no parecía tener nada pero luego cuando dije su nombre, se asustó y su mente se cerró al completo. -murmuró, Tina. -Además, no se como diablos hizo que funcionara el dichoso ascensor, podía haber venido antes, así no me pego media hora subiendo esas escaleras.
-Tiene activo su poder de forma inconsciente, sobre todo cuando esta asustada. -asintió, Santana. -También le paso conmigo.
-También tenemos otro problema... Salían dos personas en su mente, una eres tú. -dijo, Tina señalando a Santana. -En el parque... Y otra, es un hombre rubio.
-¿Es este? -preguntó, Santana, pensando en el rubio tonto.
-¡Sí! ¿Como...? -murmuró, sorprendida, Tina.
-Se llama Sam y eso su novio o lo que sea, eso es todo lo que sé. -gruñó, la morena.
Mike y Tina se miraron serios y luego miraron a Santana.
-No se en que diablos está metida tu Brittany, pero tiene un follón de los gordos. -dijo Tina.
-Santana... -habló, Mike. -Ese rubio, Sam, es Sam Evans, agente secreto de la República. Es su asesino por excelencia, fue quién atrapó y mató a la mayoría de los nuestros. Es la mano derecha de Sylvester. Mató a Artie y a Mercedes. Es nuestro enemigo.
Santana palideció, estaba blanca como un cadáver. Había oído hablar de ese hijo de puta. Era un profesional. Miró a Quinn, quién estaba tan asustada como ella. Entonces un breve flash recorrió su mente. ¡La chica de antes! Con la que se había chocado, juraría que esos ojos azules eran los de Brittany. Se tocó su hombro aún dormido, era uno de los efectos de su barrera, repelía todo. Se levantó de golpe. Tenía que encontrarla, si eso era cierto, estaba en peligro.
-Necesito encontrarla. Está en peligro. -siseó, Santana, desesperada, casi corriendo hacia la puerta.
-¡Espera! -la llamó, Mike. Le tendió un papel blanco donde se leía el nombre entero de Brittany y una cuenta bancaria, además de su firma. Era el cheque de antes, vio la cifra y casi asesinó a Mike con la mirada. Él se encogió de hombros. -Espero que te sirva.
Santana asintió mientras salía por la puerta, seguida de Quinn. Ni se molestó en despedirse.
-Así que... ¿Volvemos a las andadas? -murmuró, Quinn, mirando hacia el cielo negro. Santana la miraba fijamente.
-Sí, necesitamos encontrarla... Ya es la hora, ha pasado demasiado tiempo. -dijo, Santana, metiéndose la mano en el bolsillo y sacando el móvil. Quinn la imitó.
''¿Diga?''
-¿Hobbit? -gruñó, Santana.
''¿Santana? ¿Que ocurre?''
-Es la hora. Mueve tu apretado culo hasta Lima. Te necesitamos. La hemos encontrado.
Santana colgó y escuchó a Quinn, que seguía con el móvil.
-Puckerman, si no apareces aquí en menos de ocho horas congelaré tu huevos y los romperé trocito a trocito... Hemos encontrado a Brittany. -finalizó, Quinn.
''Contad conmigo.''
Quinn colgó y miró a Santana. Marcó otro numero mientras Santana le tendió el papel.
-¿Blaine? -habló Quinn. -Si... Soy yo... Escucha, necesitamos que nos consigas una dirección a partir de una cuenta... Lo antes posible... Si... Es Brittany... Entendido. -Quinn colgó y alcanzó rápidamente a Santana, quién prácticamente corría hacia casa.
Era la hora.
Ya sabeis, cualquier comentario, sugerencia u opinion es más que bienvenida.
Nos leemos pronto!
Atte: Elisa
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Capitulo 4
Brittany empujó la puerta oxidada y entró a un largo pasillo amarillento. Apenas estaba iluminado por unas pocas luces activas, mientras que otras titilaban, en un vano intento de alumbrar. Un olor a basura y orina inundó sus fosas nasales, revolviéndole el estomago. Realmente se les estaban quitando las ganas de estar ahí. Suspiró mientras volvía a mirar la tarjeta.
-Último piso... -susurró, mientras caminaba hasta el final del pasillo, donde se doblaba a la izquierda, mostrando unas escaleras y un ascensor viejo.
Miró el ascensor y apretó el botón. No sucedió nada, ni siquiera se encendió la luz indicadora de funcionamiento. Brittany suspiró impaciente y frustrada mientras apretaba violentamente varias veces el botón. Dio dos pasos a un lado, mirando las escaleras y se dio cuenta de la cantidad de pisos que tendría que subir. Había mínimo unos ocho, si no se equivocaba.
-Joder... -maldijo entre dientes, mientras golpeaba frustrada el panel del ascensor. Entonces unas chispas saltaron y de repente la luz se encendió, haciendo botar hacia atrás de un susto, a la rubia.
Brittany parpadeó sorprendida como el ascensor se abría con un tañido enfrente de ella. Se acercó cautelosa mientras lo observaba por dentro. Era sencillo, pequeño y tenía las paredes desgastadas y marcadas, pero por lo demás no aparentaba tener ningún desperfecto. Dio un paso, como probando si aguantaría su peso y tras unos segundos indecisos entró y apretó el botón del último piso, un octavo. Funcionaba sin problemas.
Mientras subía, se miró las manos, apretándolas varias veces. ¿Que diablos había pasado? Juraría que el ascensor estaba apagado. Las manos le picaban, como si tuviera una capa electroestática recorriendo toda su piel. Se las frotó nerviosamente contra sus muslos, intentando hacer desaparecer ese picor. Estaba harta de todo, parecía que últimamente solo estaba rodeada de fenómenos extraños y raros. Ya había llegado a su piso. Salió para encontrarse otro pasillo como el anterior, pero esta vez tenía un mostrador en el hueco de la izquierda, ocupado por una chica asiática.
-Uh... ¿Hola? -susurró, Brittany, tensa.
La chica la miró fijamente, sorprendida, quizás porque no esperaba a nadie, quizás por verla salir del ascensor o quizás porque nunca había visto a una chica tan rubia como ella en el barrio Fae. Sus ojos rasgados eran tan oscuros como su pelo, el cual estaba adornado de varias mechas azules, que junto con su vestimenta, le daba un aspecto gótico. No... Era una chica gótica. La miraba fijamente sin pestañear. Brittany se encogió de hombros incómoda.
-Hola. Veo que el ascensor si que funciona... -habló, la chica asiática. -Soy Tina Cohen-Chan. Pasa a la última puerta del final... Mike te esta esperando.
-Oh... Okey. -murmuró, sorprendida, mientras se giraba sobre sus talones. -Gracias. Adiós. -se despidió, Brittany.
La rubia camino un par de pasos y antes de desaparecer por la esquina, volvió a escuchar la voz de Tina.
-Buena suerte, Brittany. -dijo, en voz alta, Tina.
¿Qué? Brittany se volvió sobresaltada al oír su nombre pero Tina, ya había desaparecido. Nunca se lo había dicho. Siguió caminando confusa. Esto cada vez le empezaba a asustar más y más. Primero, el ascensor, Tina claramente había dejado caer que estaba roto antes de llegar ella. Segundo, la estaban esperando... ¿Ya sabían que iba a ir? Tercero, sabía su nombre, y que ella recuerde, nunca había visto a esta chica en su vida. Miró la puerta, estaba coronada por un cartel que ponía 'Drefae'. Tragó saliva, ya no estaba tan segura de querer saber a donde llevaba esto. Miró por encima de su hombro. Ya no podía echarse para atrás, necesitaba respuestas y este parecía ser el único sitio que podía dárselas. Respiro hondo tres veces antes de abrir la puerta y dar un paso adelante.
Brittany parpadeó mientras entrecerraba los ojos, molesta por la luz repentina que le atravesó al abrir la puerta. Se frotó los ojos, tratándose de acostumbrarse a la nueva luminosidad de la sala. Observó a su alrededor, la sala era grande y espaciosa y nueva, al contrario de lo que esperaba. Estaba toda forrada de madera, suelo, paredes y techo. Era cuadrada y completamente abierta, con cuatro altas columnas siguiendo la linea diagonal de esquina a esquina de las paredes, formando otro cuadrado en el centro. Brittany dio varios pasos observando todo. Las paredes estaban con cuadros y pinturas orientales, además de símbolos y jeroglíficos antiguos. Cuatro grandes focos estaban en el techo, donde uno de ellos apuntaba a la puerta por donde había entrado, eso explicaba su ceguera momentánea.
-¿Hola? -llamó, Brittany, en voz alta. -¿Hay alguien aquí?
Brittany bajó las escaleras hasta el centro de la sala, donde había una camilla blanca. A su lado tenía una mesa con varios monitores, pantallas y cables que conectaban con la pared del fondo. Algo le llamó la atención, unos tubos alargados con una sustancia morada estaban encima de la mesa, eran inyecciones. Un ruido la hizo volverse rápidamente. Un joven alto, asiático también (Parecía que todo este mundillo era una mafia asiática), apareció por una de las paredes. Brittany achicó la mirada y se dio cuenta de la puerta oculta que se cerraba tras él.
-Hola, Brittany. -dijo, su acompañante, acercándose a ella y tendiéndole la mano. -Soy Mike Chang.
-Hola. -respondió, la rubia, estrechando su mano con fuerza.
Brittany miró de arriba abajo a Mike. Parecía tener unos años más que ella, alto, atlético, pelo moreno, camiseta, vaqueros y deportivas... Parecía un chico normal y corriente, parecía...
-Te explicaré el procedimiento. -dijo Mike acercándose a la camilla. -¿Que sabes de este sitio?
-Que utilizáis sustancias químicas para inducir al paciente en una especie de sueño irreal que los acaban volviendo locos. -explicó, rápida y sin dudar, pues eso era lo que había oído. Mike se rió entre dientes.
-Es cierto que utilizamos sustancias químicas, básicamente usamos una droga para inducirte al sueño profundo y de ahí, mediante unos pulsos electromagnéticos con esto. -levantó uno de los cables, rojo y con una almohadillas en los extremos, electrodos. -Y trabajamos con tu subconsciente, dándote todo la realidad que quieras... Ser agente, millonaria, una superheroína... No te mentiré, hemos tenido comas y muertes cerebrales, pero no por nuestra culpa, sino por la del paciente de no querer despertar. Podemos suprimirte la droga pero depende de ti, salir o no de la hipnosis. ¿Que me dices?
Brittany permaneció un rato en silencio. ¿Realmente era esto lo que necesitaba?
-¿Y que hay de... recordar los sueños? Repetir un sueño y poder... Terminarlo. -murmuró, Brittany, seria.
-Quieres recuperar la memoria de un sueño. - afirmó, Mike, cruzándose de brazos pensativo. -¿Y puedo saber porqué?
-El porqué es cosa mía. -gruñó, Brittany, tajante. -¿Puedes o no puedes hacerlo?
Mike la miró en silencio y asintió con la cabeza.
-Te saldrá más caro.
Brittany se encogió de hombros mientras rebuscaba en su chaqueta.
-¿Cuanto? -preguntó.
-Diez mil dólares.
A Brittany casi se le cae la cartera de la impresión. Miró boquiabierta al asiático.
-¿Me estas vacilando?
-Necesitamos ganarnos la vida. -dijo, simplemente.
-Bien. -gruñó, mientras sacaba un cheque. -Dame un bolígrafo. -Mike le tendió uno. Brittany suspiró mientras firmaba el cheque. A Sam no le iba hacer ninguna pizca de gracia. Ya se las apañaría después. Le tendió el cheque de mala gana. Mike lo cogió y lo verificó antes de metérselo en el bolsillo.
-Ha sido un placer hacer negocios contigo. -sonrió, satisfecho. -Túmbate en la camilla mientras preparamos todo.
Brittany se tumbó en la camilla y de repente unas manos frías tocaron su frente. Brittany se sobresaltó al ver como Tina estaba a su lado, poniéndole los electrodos en las sienes y en las partes posteriores de su cabeza. ¿De donde había salido? Tan rápido como acabó su trabajo, volvió a desaparecer por una de las puertas de la pared. ¿Era la misma o era otra? ¿Acaso tenían todo con puertas secretas? Miró el reloj, pronto iban a dar las cinco de la mañana. Suspiró mientras miraba el techo, tenía que estar antes de que Sam llegara del trabajo.
-Muy bien, ya esta todo listo. -dijo Mike, mirando las pantallas. -Que sepas que esto no lo podemos hacer en personas 'chipeadas', no esta en el trato. Tu no eres una de ellas... ¿O sí?
-¿Qué? -preguntó, Brittany sin entender.
-Así llamamos a la gente que les han borrado la memoria o se les ha modificado, implantando otra, como una especie de chip. Poniendo otros recuerdos, otra identidad. Lo hace el gobierno y varias compañías con las que no me llevo bien. -su voz, ahora sonaba totalmente amenazante, y en uno de los movimientos de los brazos, Brittany pudo divisar la forma de una arma en el cinturón de su pantalón.
-No. -mustió, Brittany, tragando saliva. Nunca había perdido la memoria... O eso creía, ahora ya no estaba tan segura.
-Enseguida empezamos. -contestó.
Mike cogió la jeringuilla y agarró el brazo de Brittany entre sus dedos. La rubia cerró los ojos esperando el pinchazo pero este nunca llegó. Fue visto y no visto. Un enorme y ensordecedor pitido llenó toda la sala. Las pantallas brillaban con la alerta, bien grande y en rojo. De repente los equipos se sobrecargaron mientras varias chispas saltaban de todos los cables. Los electrodos de su cabeza, saltaron, como repelidos por una fuerza extraña. Brittany notó como le hormigueaba todo su cuerpo. Tenía la piel en punta, como antes en el ascensor, pero esta vez no era solo en sus manos, sino en todo su cuerpo. Miró a Mike, quien se había quedado brevemente paralizado y entonces, la tensión se rompió.
-¡Me mentiste, puta chipeada! -rugió, enfurecido, Mike, llevándose una mano al costado.
Brittany no pensó, solo actuó por instinto. Se lanzó hacia delante, golpeado su mano, haciendo que soltara la jeringuilla. Esta cayó pero Brittany la atrapó al vuelo y a una velocidad inhumana se la clavó brutalmente en el cuello a Mike, inyectando su contenido de golpe y seguidamente, le lanzó una violenta patada que lo lanzó hacia atrás, contra una de las paredes.
Mike cayó de bruces, inerte, desmayado. Ahora solo era cuatro miembros flácidos. Brittany se levantó con el corazón a mil. No sabía muy bien que había pasado. Unos ruidos la hicieron volverse hacia la puerta por la que había entrado. Se quedo quieta. ¿Había más hombres? Mierda, se había metido en buen lío. Entonces una fuerte explosión mando a la puerta, volar. Brittany se tiró al suelo esquivándola por los pelos. ¿Pero que cojones...? Varias pisadas entraron en la sala y desde el suelo vio seis pares de botas negras, así como seis puntos rojos apuntado su cuerpo. Levantó la vista viendo a seis policías uniformados y armados hasta los dientes del gobierno, no eran policías corrientes, eran los privados, los reconoció por el dibujo del uniforme.
-¡No te muevas! -gritó uno, mientras todos apuntaban a Brittany.
-¡Soy inocente! -gritó, Brittany, levantándose del suelo con las manos pegadas a los lados.
-¡Quieta, las manos a la cabeza o dispararemos!
Brittany les hizo caso, sin saber muy bien que hacer, su instinto le decía que se defendiera, que huyera. Por el rabillo del ojo vio que el cuerpo de Mike había desaparecido. ¡Maldito capullo! Seguro que había sido la asiática vampiresa. Miró a los seis soldados que tenía enfrente, no tenían intenciones de arrestarla. Tragó saliva mientras veía como uno de ellos (El jefe, seguramente.) hablaba por el intercomunicador, en otro idioma. Sin embargo, una de las palabras la entendió perfectamente: 'Dispara'. No pensó simplemente actuó, todo fue a cámara lenta, se lanzó contra el soldado que tenía más cerca, encajándole una patada en todo el estomago, doblándolo en dos. Lo agarró del cuello antes de darle un cabezazo y agarrar su arma. Veloz como un rayo dio tres certeros disparos en la cabeza contra el soldado que tenía al lado, que cayó muerto al suelo. Los demás eran demasiado lentos a los ojos de Brittany. Agarró al primer soldado que había aturdido, utilizándolo como escudo pero sus compañeros no dudaron, una ráfaga de balas cayeron sobre ellos, matando al instante a su compañero y dando tiempo a Brittany a tirarse contra una de las columnas, refugiándose en ellas. Se le revolvieron las tripas... ¿Que clases de personas mataban a sus propios compañeros? Respiró agitada mientras recargaba el arma inconscientemente, sin darse cuenta, de que se suponía que ella no sabía hacer eso.
-¡Matadla! -rugían los soldados de atrás.
No había tiempo para respirar. Rodó sobre el suelo disparando contra otro soldado, primero en las piernas y justo cuando caía en la cabeza. Quedaban tres, se estaban acercando, uno de ellos en la pared y los otros dos en el centro. Tiró el arma, sin balas ya, a un lado mientras se refugiaba en otra columna. No perdió el tiempo, corrió hacia la pared. Su oponente se giró disparando rápidamente. Brittany saltó contra la pared, corriendo por ella y utilizándola como impulso para lanzarse contra el policía. Ambos rodaron por el suelo. Brittany trató de quitarle el arma y golpearle pero el otro se resistía. Pasó las manos rápidamente por el cinturón hasta que sus dedos se cerraron en el mango de un cuchillo. Lo sacó rápidamente clavándoselo en la yugular, matándolo al instante. Agarró el fusil y dio varios tiros rápidos tratando de acabar con los dos que faltaban, uno cayó al suelo pero el otro se cubrió contra una de las columnas. Se levantó de un salto y corrió hacia la columna. Se abalanzó sobre el último de ellos pero el tenía un tiro directo, sin embargo, Brittany no se preocupo, algo le decía que iba a estar bien, así que siguió corriendo directa contra él. El sonido de los disparos perforaron sus oídos, sin embargo, no notó el impacto de ninguna de ellas en su cuerpo, notó como unos golpes que rebotaban contra su piel, como si tuviera un escudo invisible. Le soltó un derechazo contra la mandíbula del otro, mandándolo al suelo. Le soltó una patada y le agarró de la cabeza con una mano, mientras que con la otra empuñaba su cuchillo con fuerza.
-¡No, por favor! Déjame vivir. -gimoteó, desesperado. Brittany lo miró fijamente.
-Lo siento. -dijo, simplemente, antes de clavarle el cuchillo en el corazón, dándole una muerte rápida.
Brittany se levantó agitada y miró a su alrededor asustada. Había matado a seis policías privados y expertos del gobierno. ¡Seis! ¡Ella sola! Se pasó las manos desesperadas por el pelo. ¿Que demonios había hecho? ¿Que diablos había pasado? ¿Desde cuando sabía pelear así? ¿Desde cuando sabía manejar un arma? ¿Y porque cojones no le afectaban las balas? Sintió como empezaba a hiperventilar de la impresión. Nuevos ruidos la hicieron volverse. Se asomó por lo que quedaba de la puerta y escuchó pasos rápidos. Refuerzos. No podía salir por ahí. Se giró buscando otra salido y recordó las puertas secretas. Miró hacia la pared y respiro hondo. Corrió de cabeza contra ella, huyendo de las nuevas balas de los soldados que empezaban a aparecer por la puerta. La pared cedió ante su fuerza y cayó hacia delante. Brittany no perdió el tiempo, se levantó y siguió corriendo por el pasillo hasta llegar a unas escaleras, donde directamente saltó la barandilla para caer en las del piso inferior y así sucesivamente, hasta llegar a abajo. Sin embargo, un hombre uniformado la sorprendió. Bloqueó el puñetazo que iba directo a su cara pero no pudo evitar retroceder. Se agachó esquivando un nuevo ataque y le lanzó una patada a su ingle, haciendo que cayera de rodillas. Le agarró de la cabeza y se la giró en un tirón brusco, oyendo como su cuello se crujía bajo sus manos. El hombre cayó desplomado al suelo. Brittany se agachó y cogió su arma y un par de cartuchos. Se lo metió por detrás del pantalón y se recogió el pelo en un moño mientras se quitaba la chaqueta blanca que llevaba, tirándola a un lado y agarrando la sudadera negra del hombre muerto, que llevaba por debajo del uniforme. Se la quitó y se la puso ella, subiéndose la capucha y ocultando su rostro. Tenía que salir de aquí. Abrió la puerta y salió a paso rápido a las callejuelas del barrio Fae. Camino con la cabeza gacha mientras se perdía en la oscuridad del callejón.
***
Ms. Shue se vio interrumpido en su larga charla por el timbrazo de su móvil. Santana y Quinn le miraron curiosas, como descolgaba y empezaba a hablar en voz baja y rápida. Tras apenas dos minutos colgó y se levantó lanzando el dinero a la mesa.
-¿Que ocurre? -preguntó, Santana, imitándole.
-Ha habido un ataque en Drefae. Les han detectado. Mike está allí, ha sido atacado. -explicó mientras salía apresurado. -Tenemos que ir allí.
-¿Mike? ¿Mike Chang? -farfulló, Quinn, confusa. -¿El niño que vino y se fue un año después? ¿Ha vuelto? -Ms.Shue asintió mientras caminaba rápidamente por las calles, siendo seguidas por las otras dos.
-¿Cómo le han detectado? Ese tio es prácticamente invisible. Nadie ha conseguido atrapar a Drefae antes. - habló, Santana.
-Al parecer una de sus clientas era una chipeada.
Santana asintió entendiendo todo. Pues claro, le detectarían enseguida. Nadie más que él, juega con la cabeza y memoria de la gente. Llegaron enseguida al complejo pero se mantuvieron alejados, observando como la policía lo precintaba todo. El señor Shue se dirigió hacia los callejones más apartados, alejándose del edificio. Doblaron por una esquina y justo cuando Santana iba a imitarlos, se chocó con alguien, trastabillando hacia atrás y haciendo que la otra persona cayera al suelo. Esta se levantó rápidamente y siseó algo parecido a una disculpa, era una chica. Santana la miró pero apenas pudo distinguir unos ojos azules y unos mechones rubios bajo la capucha negra. Apenas pudo decir nada porque la chica desapareció enseguida, casi corriendo. Se sobó el hombro dolorido y frunció el ceño, se le había quedado adormilado. Sacudió la cabeza mientras se colocaba al lado de los otros dos. Llegaron a lo que parecía un pequeño apartamento oscuro. Entraron sin llamar.
-¿Mike? ¿Tina? -susurró, Ms.Shue en voz baja.
Unas sombras al fondo de la habitación se movieron, poniendo a las chicas alerta. Santana rápidamente levantó la mano amenazante pero una mano en su hombro la calmó. Miró a Quinn, que negaba con la cabeza. No eran una amenaza. Eran ellos.
-Estamos aquí. -susurró, una voz, en las sombras. Hubo movimiento y entonces dos personas emergieron de la oscuridad. Era Tina con Mike colgado al hombro. Estaba cara de idiota y drogado prácticamente.
Ms. Shue se acercó rápidamente a ayudarlos, tumbando a Mike en el suelo y revisandolo rápidamente.
-¿Que ha pasado? -preguntó, mientras sacaba de su maletín una inyección.
-La chica le clavó la droga de golpe y lo lanzó contra la pared, justo cuando saltaron las alarmas. -explicó, Tina, seria, mientras miraba como el señor Shue le ponía la inyección a Mike.
-¿Era de ellos? -preguntó, Santana, cruzada de brazos.
-No... No parecía saber nada... Estaba confusa y asustada, solo lo hizo en defensa propia, ya que este idiota estaba dispuesto a dispararla. -gruñó, Tina, golpeando la cabeza de Mike que se quedó colgando a un lado, haciendo que un hilo de baba se escurriera por su boca.
-¿Como estas tan segura? -preguntó, Quinn.
-Ella sabe cuando las personas mienten. Es imposible poder ocultarle algo a Tina... Al no ser que te borres la memoria. -explicó, Ms. Shue. -Puede controlar las mentes.
Santana la miró fijamente sorprendida y sonrió de medio lado al ver como Tina le aguantaba la mirada sin dudar, ya lo entendía, era tan especial como ella. Entonces Tina abrió la boca sorprendida, señalándola.
-Tú la conoces. -acusó.
-¿Qué? -no sabía de que estaba hablando.
-A la chica rubia... -Tina frunció el ceño, como haciendo memoria. -A Brittany, se llama Brittany.
Santana se quedo perpleja, en shock. ¿Brittany? ¿Su Brittany? Un movimiento la sacó de sus pensamientos. Mike se había despertado y trataba de incorporarse.
-Maldita perra rubia... -gimió, Mike, adolorido.
Fue visto y no visto, Santana le agarró del cuello, impactandolo contra la pared.
-¡Santana! -gritaron.
-¡Cabrón de mierda! ¡¿Estabas dispuesto a dispara a Brittany?! -gritó, Santana fuera de sí.
-N-no... -jadeó, Mike, asustado. -R-res-pirar... A-ai-re.
-¡Santana! -gritó Quinn, agarrándola de los brazos y apartándola de Mike. Este cayó tosiendo varias veces. Respiró hondo antes de ponerse de pie.
-También me alegro de verte, Santana. -espetó, Mike, sarcástico, mientras se acariciaba el cuello.
-No juegues conmigo, Chang, si sabes lo que te conviene. -respondió, mordaz, Santana, separándose de Quinn. -Habla.
-No es culpa mía... Ya sabes las normas. Y no sabía que era tu famosa Brittany que tanto buscabas. No la conozco. -gruñó, Mike, colocándose bien la camiseta. -Hay miles de Brittany por el mundo. Fue una burra, me dejó K.O en un instante.
Santana gruñó, amenazante, acercándose a él pero Ms. Shue le agarró del hombro, calmándola.
-Basta. Así no arreglaremos nada. -dijo, en tono pacifico. -Tú no la conocías y menos sabías que le habían modificado sus recuerdos, así que es comprensible que actúes como actúes. ¿Sabes algo más? ¿Dijo algo en especial?
-Era... Diferente... No quería una realidad alternas como todos... Solo quería recuperar la memoria de un sueño, se veía desesperada, como si necesitara respuestas. -informó, Mike.
-Eso quiere decir que parece que la implantación memorial no fue tan efectiva como esperaron... Parece estar recuperando sus recuerdos, sin embargo debe estar confundida. -murmuró, Ms. Shue, pensativo. -¿Que más viste, Tina?
-No pude ver mucho... Tenía como una barrera extraña que me impedía entrar del todo en su mente. Al principio no parecía tener nada pero luego cuando dije su nombre, se asustó y su mente se cerró al completo. -murmuró, Tina. -Además, no se como diablos hizo que funcionara el dichoso ascensor, podía haber venido antes, así no me pego media hora subiendo esas escaleras.
-Tiene activo su poder de forma inconsciente, sobre todo cuando esta asustada. -asintió, Santana. -También le paso conmigo.
-También tenemos otro problema... Salían dos personas en su mente, una eres tú. -dijo, Tina señalando a Santana. -En el parque... Y otra, es un hombre rubio.
-¿Es este? -preguntó, Santana, pensando en el rubio tonto.
-¡Sí! ¿Como...? -murmuró, sorprendida, Tina.
-Se llama Sam y eso su novio o lo que sea, eso es todo lo que sé. -gruñó, la morena.
Mike y Tina se miraron serios y luego miraron a Santana.
-No se en que diablos está metida tu Brittany, pero tiene un follón de los gordos. -dijo Tina.
-Santana... -habló, Mike. -Ese rubio, Sam, es Sam Evans, agente secreto de la República. Es su asesino por excelencia, fue quién atrapó y mató a la mayoría de los nuestros. Es la mano derecha de Sylvester. Mató a Artie y a Mercedes. Es nuestro enemigo.
Santana palideció, estaba blanca como un cadáver. Había oído hablar de ese hijo de puta. Era un profesional. Miró a Quinn, quién estaba tan asustada como ella. Entonces un breve flash recorrió su mente. ¡La chica de antes! Con la que se había chocado, juraría que esos ojos azules eran los de Brittany. Se tocó su hombro aún dormido, era uno de los efectos de su barrera, repelía todo. Se levantó de golpe. Tenía que encontrarla, si eso era cierto, estaba en peligro.
-Necesito encontrarla. Está en peligro. -siseó, Santana, desesperada, casi corriendo hacia la puerta.
-¡Espera! -la llamó, Mike. Le tendió un papel blanco donde se leía el nombre entero de Brittany y una cuenta bancaria, además de su firma. Era el cheque de antes, vio la cifra y casi asesinó a Mike con la mirada. Él se encogió de hombros. -Espero que te sirva.
Santana asintió mientras salía por la puerta, seguida de Quinn. Ni se molestó en despedirse.
-Así que... ¿Volvemos a las andadas? -murmuró, Quinn, mirando hacia el cielo negro. Santana la miraba fijamente.
-Sí, necesitamos encontrarla... Ya es la hora, ha pasado demasiado tiempo. -dijo, Santana, metiéndose la mano en el bolsillo y sacando el móvil. Quinn la imitó.
''¿Diga?''
-¿Hobbit? -gruñó, Santana.
''¿Santana? ¿Que ocurre?''
-Es la hora. Mueve tu apretado culo hasta Lima. Te necesitamos. La hemos encontrado.
Santana colgó y escuchó a Quinn, que seguía con el móvil.
-Puckerman, si no apareces aquí en menos de ocho horas congelaré tu huevos y los romperé trocito a trocito... Hemos encontrado a Brittany. -finalizó, Quinn.
''Contad conmigo.''
Quinn colgó y miró a Santana. Marcó otro numero mientras Santana le tendió el papel.
-¿Blaine? -habló Quinn. -Si... Soy yo... Escucha, necesitamos que nos consigas una dirección a partir de una cuenta... Lo antes posible... Si... Es Brittany... Entendido. -Quinn colgó y alcanzó rápidamente a Santana, quién prácticamente corría hacia casa.
Era la hora.
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
Fecha de inscripción : 01/12/2012
Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
guaaa es muy interesante tu fic.. me encanta pero esty algo perdida osea ke onda britt es especial igual ke santa.. y ke es eso de ke llego la ora ???
mi cabeza da muxas pero muxas vueltas y amo esoooo jajaja
me gust espero actualises prontoo ehehe
me encanto tu fic
see you
mi cabeza da muxas pero muxas vueltas y amo esoooo jajaja
me gust espero actualises prontoo ehehe
me encanto tu fic
see you
Sara Pinel****** - Mensajes : 326
Fecha de inscripción : 30/01/2013
Edad : 28
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
AAAAAAAAAY que bueno que actualizas :D! No había visto...
Me encantaaaaaaaa! O sea, ¿TIENEN POLELEEES(Poderes, pero yo así les llamo:P)? ¡No juegues, qué emoción! A ver si entiendo... Hasta donde puedo entender, Tina lee mentes... O bueno, no necesariamente leer mentes, pero sabe cuando mientes o no, que es casi lo mismo... (pero no lo es, igual) Y Santana... Mmmmh, no sé... ¿Tiene súper fuerza y lanza fuego? Bueno, quizá con eso de la súper fuerza exagerooo:P No puedo entender aún que clase de poder tienen Brittany y los demás (si es que tienen) Estoy un tanto confusa...
¡Y luego de que se van a juntar todoooooos! ME ENCANTAAAAAAAAA. Vuelven a las para mí desconocidas andadas :')
No tienes una idea de lo enganchada que estoooooooy. Igual, trato de entender como se está desarrollando todo esto... Mucha información... Tú sabes...
¡Igual, no puedo esperar a tu próxima seguramente interesante y emocionante actualización! Quizá la necesito para aclararme las ideas.
Besoooooooooos:D
Me encantaaaaaaaa! O sea, ¿TIENEN POLELEEES(Poderes, pero yo así les llamo:P)? ¡No juegues, qué emoción! A ver si entiendo... Hasta donde puedo entender, Tina lee mentes... O bueno, no necesariamente leer mentes, pero sabe cuando mientes o no, que es casi lo mismo... (pero no lo es, igual) Y Santana... Mmmmh, no sé... ¿Tiene súper fuerza y lanza fuego? Bueno, quizá con eso de la súper fuerza exagerooo:P No puedo entender aún que clase de poder tienen Brittany y los demás (si es que tienen) Estoy un tanto confusa...
¡Y luego de que se van a juntar todoooooos! ME ENCANTAAAAAAAAA. Vuelven a las para mí desconocidas andadas :')
No tienes una idea de lo enganchada que estoooooooy. Igual, trato de entender como se está desarrollando todo esto... Mucha información... Tú sabes...
¡Igual, no puedo esperar a tu próxima seguramente interesante y emocionante actualización! Quizá la necesito para aclararme las ideas.
Besoooooooooos:D
YoyoMay***** - Mensajes : 206
Fecha de inscripción : 11/04/2013
Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
Sara Pinel escribió:guaaa es muy interesante tu fic.. me encanta pero esty algo perdida osea ke onda britt es especial igual ke santa.. y ke es eso de ke llego la ora ???
mi cabeza da muxas pero muxas vueltas y amo esoooo jajaja
me gust espero actualises prontoo ehehe
me encanto tu fic
see you
Holaaa, me alegro de que te guste el fic! :D
La frase de que llego la hora se atribuye a muchas cosas; una de ellas el el recuperar a la verdadera Brittany, sin embargo para conseguirlo se movilizaran grandes fuerzas y obstaculos con los que tendran que pelear y entonces, ambas se daran cuanta que estaran luchando en algo mucho mas grande.
Uno de los detalles más importantes de la historia es responder y averiguar si, al recuperar a Brittany: ¿Será la misma Brittany que ellos conocen?
Espero que no te resulte muy lioso el fic, poco a poco ire explicando las cosas. Cualquier duda, preguntas.
Besos!
YoyoMay escribió:AAAAAAAAAY que bueno que actualizas :D! No había visto...
Me encantaaaaaaaa! O sea, ¿TIENEN POLELEEES(Poderes, pero yo así les llamo:P)? ¡No juegues, qué emoción! A ver si entiendo... Hasta donde puedo entender, Tina lee mentes... O bueno, no necesariamente leer mentes, pero sabe cuando mientes o no, que es casi lo mismo... (pero no lo es, igual) Y Santana... Mmmmh, no sé... ¿Tiene súper fuerza y lanza fuego? Bueno, quizá con eso de la súper fuerza exagerooo:P No puedo entender aún que clase de poder tienen Brittany y los demás (si es que tienen) Estoy un tanto confusa...
¡Y luego de que se van a juntar todoooooos! ME ENCANTAAAAAAAAA. Vuelven a las para mí desconocidas andadas :')
No tienes una idea de lo enganchada que estoooooooy. Igual, trato de entender como se está desarrollando todo esto... Mucha información... Tú sabes...
¡Igual, no puedo esperar a tu próxima seguramente interesante y emocionante actualización! Quizá la necesito para aclararme las ideas.
Besoooooooooos:D
Jajajaja Hola! Ame tu comentario.
Pues si, como podra ver todos tienen unos 'dones' que les hace especiales. Poco a poco ireis descubriendo los de todos.
Acertaste con Tina, Tina es una telépata, que como la propia palabra indica, controla la mente, asi que hace todo lo que has dicho tú o incluso más.
Y de Santana, solo dare una pista, un poder ya ha sido revelado en la historia y tiene dos. :P
Y de Brittany he ido dejando varias pistas por ahi, asi que os tocara descubrilo a vosotros, simplemente teneis que leer los detalles pequeños. Las cosas pequeñas son las cosas que más verdad revelan. ;)
Gracias por leer y comentar :) Besos.
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Hola! Aquí teneis otro capitulo, espero que os guste y espero vuestros comentarios, críticas opiniones y surguerencias, realmente se agradecen que comenteis y anima mucho.
Sin mas demora, os dejo el cap.
Capitulo 5
Brittany suspiró cansada nada más cerrar la puerta y se dejó caer sobre ella. Enterró la cabeza entre sus piernas. Solo se escuchaban sollozos en el apartamento. ¿Que demonios está pasando? ¡Había matado a siete hombres! Se sorbió la nariz y trató de respirar hondo pero sus lagrimas no cesaban. ¿Que podía hacer ahora? Un ruido le llamó la atención. Levantó la vista para ver como Lord Tubbington se restregaba con su pierna. Brittany no pudo evitar esbozar una sonrisa mientras le rascaba detrás de la oreja.
-Siempre hay solución... ¿No crees, Lord T? -susurró, Brittany, ya más calmada.
-¿Brittany? -sonó, una voz, desde el dormitorio.
Brittany se levantó de golpe al ver aparecer a Sam por el pasillo y se lanzó a sus brazos. Este la abrazó, perplejo. Apenas acababa de llegar al apartamento cuando le habían llamado otra vez y estaba a punto de irse pero se encontró con Brittany (llorando), que por fin había aparecido.
-Shhh... Tranquila, nena. -susurró, Sam, tratando de calmarla.
Brittany farfulló algo entre gemidos pero no la entendió bien. Estuvieron un buen rato así, hasta que la rubia dejo de llorar. Brittany se separó de Sam con una tímida sonrisa y se secó los restos de lagrimas.
-¿Me vas a decir porque estas así? -preguntó, preocupado.
Brittany, tragó saliva, pensando que decirle. Era Sam, Sam siempre la apoyaba, siempre la entendía. No podía pasar nada malo... ¿No? Entonces se percató de que Sam no se había cambiado. Aún llevaba el uniforme, la placa colgada al cuello, y la cartuchera puesta.
-¿Te vas a algún lado? -cambió de tema radicalmente, Brittany. -Acabas de llegar. -reprochó.
-Lo sé, cariño. -suspiró, Sam, caminando hacia el salón. -Me acaban de llamar, resulta que han asesinado a un pelotón entero de guardias privados del Gobierno en el barrio Fae. Tengo que ir.
El rostro de Brittany cambió radicalmente, pasando a uno serio. Miró a Sam con el miedo infundado en sus ojos.
-Sam... Yo... -susurró, asustada. -Tengo que decirte algo...
-¿Tiene que ver el porque estabas así? -Brittany asintió.
-Yo... -se mordió el labio inferior y levantó la vista, mirándolo fijamente a los ojos. -Yo he matado a esos hombres.
-¿Que? -Sam se rió, negando con la cabeza. -Imposible, Brittany... Son hombres experimentados y tú... Tú no sabes pelear.
-Sam. -siseó, seria, Brittany. -YO he matado a esos siete hombres.
Sam la miró fijamente, serio ya. Su rostro era una mascara imperturbable.
-Con que siete... -mustió, sin cambiar su expresión, perdido en sus pensamientos. Había clavado el número exacto.
-Di algo, por favor... No era mi intención... No se que paso... Solo quería respuestas... Respuestas a todos estos sueños... -gimió, desesperada, Brittany, enterrando sus dedos en su pelo, nerviosa. -Últimamente solo he sentido que he estado viviendo una mentira... Entraron esos hombres... Y-y... No sabía que hacer... ¡Iban a matarme! Actué sin pensar...
Sam la abrazó con fuerza por el cuello.
-Shhhh... Tranquila, mi amor... -susurró, Sam, con voz apaciguadora. -Te creo... Tranquila...
Brittany respiró aliviada mientras se dejaba envolver por esos brazos fuertes. Sam la abrazaba con fuerza... Demasiada fuerza. Empezaba a notar como le faltaba el aire. Le empujó por los hombros suavemente pero el apretó aún más el abrazo.
-S-s-am... -gimió, ahogada, Brittany.
Sam simplemente apretó aún más su llave. Su rostro ya no era apacible. Ahora era un rostro frío sin emociones. Y entonces, Brittany lo vio, todo era una mentira. Estaba dispuesto a estrangularla hasta la muerte. Levantó la rodilla con fuerza, golpeando sus partes y haciendo que la soltara con un grito. Sam se llevó las manos a su entrepierna mientras que Brittany retrocedía tosiendo, tratando de tomar varias bocanadas de aire. Miró a Sam sin poder creérselo. Este se incorporó, sacando su arma y apuntándola.
-¿Por qué...? -gimió, con voz rota, Brittany.
-Lo siento, mi amor... Solo es trabajo. -se encogió de hombros, Sam. -Me ordenaron ser tu pareja y ''vivir felices y comer perdices'' para vigilarte hasta que despertaras, si lo hacías, tenía que matarte... Lástima... Eres una fiera en la cama, preciosa.
-¿Qué? ¿Despertar?
-Oh... -Sam ladeó la cabeza, curioso. -¿No lo sabes? Eres una chipeada. Tus recuerdos, toda tu vida es una mentira... ¿Ves? En algo tenías razón. -sonrió, burlón.
Brittany se quedó en shock... Ya no escuchaba nada más... Solo un pitido ensordecedor sonaba en su cabeza... Todo era una farsa... Ella era una mentira... ¿Quien era? ¿Su familia es realmente su familia? Los ojos le picaban, solo quería llorar. Miró a Sam, aturdida, el como levantaba la pistola y le quitaba el seguro... ¿Todo acabará así? No pudo cumplir sus sueños... Espera... ¿Acaso sus sueños eran reales? No... Seguro que no... Solamente serían recuerdos implantados... Nada fue real... Excepto, excepto... Quizá esa morena, esa bella latina que la acosó en el parque... Brittany cerró los ojos, aferrándose a ese recuerdo, pues era lo más real que nunca había tenido en años. El disparo resonó en todo el apartamento.
Brittany abrió los ojos mirando a Sam, que la miraba perplejo, el miedo era palpable en sus ojos. Brittany se había movido rápidamente a un lado, sin pensar, esquivando el disparo. No podía morir, ahora no... Algo le decía que no, por esa morena, tenía que encontrarla. Ella seguramente tendría sus respuestas y entonces un pequeño flash, atravesó su mente, como si se le hubiera encendido la bombilla, ese sueño, esa chica, ese pelo moreno, esa piel canela... Ahora le cuadraba todo, era Santana.
-Lo siento, Sam. -murmuró, Brittany, con una seguridad y una tranquilidad atemorizante. -No puedo permitirme morir.
Sam se recuperó de su shock y esbozo una sonrisa divertida. Se sacudió el cuello y se pasó la mano por el pelo, echándoselo hacia atrás.
-Perfecto... Eres perfecta... -susurró, con voz casi sádica. -Hace muchísimo que no tengo ninguna presa decente.
Brittany tragó saliva, no iba a mentir, estaba asustada, totalmente aterrorizada. No reconocía al hombre que tenía delante, tenía todos sus sentidos en alerta, la piel le picaba, su cuerpo le decía que ese hombre era extremadamente peligroso. Tenía que salir de allí... ¡Ahora!
Brittany saltó hacia un lado, rodando por el suelo y cubriéndose con una estantería, esquivando los nuevos disparos de Sam. No lo pensó dos veces, empujó la estantería contra Sam, quién retrocedió para evitar ser aplastado. Brittany la saltó al mismo tiempo que caía, giró sobre si misma lanzándole una patada lateral que tiró a Sam contra el suelo. No se detuvo, corrió agarrando a Lord Tubbington y corrió hacia la terraza, justo cuando Sam se levantaba y volvía a disparar, dando un salto y cubriéndose con su cuerpo, atravesando la cristalera con un fuerte estrépito. Los cristales salieron volando por todas las direcciones. Apoyó una mano en la barandilla y la saltó sin dudarlo, cayendo al piso de abajo, rodando sobre el suelo para minimizar el impacto. Actuaba solo por instinto, su cuerpo le decía que hacer. Golpeó con fuerza, la puerta de la terraza de su vecina de abajo.
-¿Britt? ¿Que pas-? -preguntó, sorprendida, su vecina, Sugar. Brittany no dijo nada, simplemente le dio a Lord T.
-Necesito que lo cuides un tiempo. -siseó rápidamente, inclinándose y dándole un beso en la cabeza al gato y luego otro a Sugar. -Nunca me has visto, nunca me has conocido.
-¿Pero que pasa? -murmuró, Sugar, asustada, sin entender.
-Por favor.... -gimió, Brittany, mirándola a los ojos. -No quiero que te pase nada.
-Entendido.
Sugar no pudo decir nada más, Brittany corrió hacia la barandilla, ante la mirada perpleja de su vecina, y la saltó.
***
Santana, conducía a toda velocidad, esquivando los coches. Quinn iba indicando el camino a medida que miraba por el GPS.
-¡Ahí! ¡Para, para! -repitió, Quinn.
Santana hizo que el coche derrapara con un fuerte chirrido, girando el coche 180º para tener un rápido escape. Ambas salieron del auto justo cuando un fuerte ruido hizo que miraran hacia arriba. Vieron como millares de diminutos trozos de cristal caían sobre ellas, se cubrieron rápidamente la cabeza con un brazo. Santana volvió a levantar la vista y vio como Brittany saltaba una barandilla ágilmente, al parecer huyendo de alguien. Notó como un nudo se asentaba en su garganta al ver que era perseguida fieramente por ese idiota, Sam Evans.
-¡Brittany! -rugió, Santana, llamándole la atención.
Ambos rubios miraron hacia abajo. Brittany sorprendida y Sam, extrañado.
-Santana... -susurró, Brittany. Miró a Sam que estaba enfrente suyo. -¡Eh! -le llamó. -Cuidado con la tierra. -advirtió, Brittany.
-¿De que mierda hablas? -resopló, Sam, confuso, pero apenas pudo reaccionar cuando Brittany le tiró violentamente una maceta en toda la cara. Soltó un grito de dolor y Brittany aprovechó para saltar los últimos pisos.
Santana se movió rápidamente y la agarró entre sus brazos pero ella era más grande, por lo que ambas se precipitaron al suelo. Brittany se apartó rápidamente y ayudó a Santana a levantarse.
-Lo siento. -jadeó, Brittany. Ambas se miraron fijamente en silencio, sin decir nada.
Entonces, Santana miró hacia arriba y empujó a Brittany hacia un lado. Tres disparos sonaron. Brittany cuando apenas se dio cuenta, vio a Santana de rodillas en suelo, jadeando, mientras un charco de sangre se formaba a sus pies. Quinn fue rápida, sacó una Glock, de a saber donde, y disparó contra Sam, quién se refugió de sus disparos.
-¡Santana! -gritó, asustada, Brittany, tirándose enfrente de ella. Tenía tres disparos en el pecho, sangrantes. -Oh, dios... -mustió, sollozando, la rubia, sentía morirse junto a ella.
-Tranquila, Brittany. -gimió, Santana, con una mueca de dolor, limpiándose la sangre que se escurría de su boca. -Tranquila. Respira. Tenemos que salir de aquí.
-¡No! ¡Necesitas un médico! -gritó, Brittany.
-¡Hay que salir de aquí! ¡Ya! -gritó, Quinn.
-¿Confías en mi? -susurró, Santana, mirando fijamente esos ojos celestes.
-Si. -susurró, sin pensar, Brittany, hipnotizada por esos ojos oscuros.
-Entonces salgamos de aquí. -dijo, Santana incorporándose con dificultad, ante la mirada atónita de Brittany.
Brittany pasó un brazo por su hombro ayudándola hasta llegar al coche y ambas entraron. Quinn ya estaba en el asiento conductor y pisó a fondo, saliendo a toda velocidad. Brittany se inclinó sobre Santana, abriéndole la camisa con brusquedad para encontrarse con que las heridas se estaban cerrando por completo, sacando las balas que rodaban por la piel de Santana hasta caer al suelo del coche. Agarró una, era el casquillo, había sido un tiro directo y sin embargo no le había afectado. Pasó la mano por la piel canela impoluta, sin cicatrices, de Santana. Esta la miraba fijamente sin decir nada. Brittany notaba la respiración de la morena bajo la palma de su piel, era cálida y notaba sus latidos fuertes y rápidos.
-¿Estas más tranquila ahora? -dijo, suavemente, Santana, mirándola fijamente.
Brittany levantó la vista, el cerebro no le funcionaba, se le había desconectado literalmente. Y entonces, todo se volvió negro en una sucesión de luces y colores.
***
Sam se incorporó soltando una maldición al ver que el Ford negro desaparecía a toda velocidad. Se llevó una mano a la cara con gesto de dolor, la sangre salpicaba todo el suelo. Le había abierto un tajo de abajo a arriba en toda la mejilla, ademas de tener el labio hinchado y roto y seguramente toda la cara morada y llena de tierra.
-Juro que te mataré, maldita perra... Sea quien seas. -siseó, Sam, enfurecido.
Metió la mano en el bolsillo y llamó a sus superiores, pidiendo refuerzos y explicándoles la situación.
-Señora... Si, ha escapado... Ha empezado a recobrar sus recuerdos... -mustió, Sam, mientras se presionaba la herida, contestando a las preguntas de sus jefes. -Hice lo que me ordenaron... Me ordenaron matarla si despertaba... Pero, señora... ¿Quién es realmente?... -la cara de Sam se puso blanca como la cal. -Pero, señora, si eso es cierto, hay que ir a matar o sino nos matará ella... ¡No, no quiero desobedecer órdenes!... Pero... -Sam exhalo un suspiro de resignación. -Sí, señora... Necesito también que me busque información... Sí, una tal Santana y una rubia de pelo corto y ojos verdes... Enseguida paso las grabaciones... Si... Nos vemos. -Sam colgó y miró el móvil pensativo.
Sam bajó en silencio y salió a la calle, donde apareció una gran furgoneta negra. Las puertas se abrieron y varios hombres armados e uniformados se acercaron a él. Uno de ellos, con un maletín médico, empezó a atender sus heridas, mientras que otro le cogía su arma y le sacaba un disquete de memoria y archivaba los datos en el portátil.
-Búscame toda la información posible de la morena y la rubia. Quiero todo, hasta el último detalle. -gruñó, Sam, mientras entraban en el coche.
-¿Que órdenes tenemos, capitán? -preguntó uno de los soldados.
-Tenemos que ir a por Brittany Pierce. Si la veis, disparad a matar. -ordenó, Sam entrando en la furgoneta.
-Pero, señor... Los altos mandos la quieren viva. -susurró, confuso, otro soldado.
-Hazme caso. Esa mujer es peligrosa... O disparáis a matar u os matará ella... Creedme, no morirá tan fácilmente.
Un pitido interrumpió la conversación y Sam cogió el portátil que le tendían, donde varios documentos empezaban a abrirse. Observó la foto de una morena de piel canela y luego otra, con una rubia de ojos verdes. Las habían encontrado.
-Santana López y Quinn Fabray... -leyó, Sam. Tras un breve silencio, Sam cerró el portátil y miró a su equipo. -Bueno, chicos... Tenemos trabajo que hacer, es hora de cazar a varias especiales.
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
Fecha de inscripción : 01/12/2012
Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
mm bueeno lo bueno de est britt recordo a santana y pelio muy bien para no saber aserlo..
ahora van a estar juntas siiii....
me gusto siiiiiiii
¡¡¿¿¿¿ESPECIALES????
ya kiero ver el sig cap
ahora van a estar juntas siiii....
me gusto siiiiiiii
¡¡¿¿¿¿ESPECIALES????
ya kiero ver el sig cap
Sara Pinel****** - Mensajes : 326
Fecha de inscripción : 30/01/2013
Edad : 28
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
Ojalá tú pudieras decirme el por que nunca me entero de cuando actualizas :( Siempre termino enterándome por medio de la búsqueda de arriba -.-
Creo que ya me voy enterando de algunos podercillos de Santana... Aunque no quiero decir por miedo a estar equivocada :P así que dejaré que mis suposiciones se confirmen o se desmientan solitas n.n
Y de Britt... NI IDEA. Tengo que confesar (con el dolor en mi corazón y un gran hematoma en mi orgullo) que soy SÚPER DESPISTADA. Podría estar releyendo y releyendo esta completamente interesante y emocionante historia y te lo juro que si son solo por medio de pequeñas pistas que podría enterarme JAMÁS lo haría :C No sé, creo que estar al tanto de pequeños detalles y esas cosas no está en mi ADN.
Otra cosa que me encantó y que se me olvidó comentar: ¡OMG SYLVESTER DE MALOTA! Tengo que decir que me parece jodidamente perfecto *o* ¡O sea, nadie mejor que ella para ser la jefa malota!
No sabes lo que anheeeeeeelo tu próxima actuuuuuu!! besosss:D
YoyoMay***** - Mensajes : 206
Fecha de inscripción : 11/04/2013
Edad : 30
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
que historia, mejor imposible!!!!!! por favor no tardes en actualizar!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Fanfic: Brittana, Faberry - All this Time - Capítulo 10 (4-03-14)
Gracias a todas! Aquí os dejo rápidamente el próximo capitulo, disfrutadlo! Lamento no poderos contestaros a los comentarios pero que sepais que los he leido.
Besos!
Le pesaban los párpados como rocas. No quería abrir los ojos, realmente estaba tan cómoda aquí... Brittany se revolvió y abrió pesadamente los ojos... Suspiró mientras se llevaba las manos a la cara. ¿Todo había sido un sueño? Miró el techo oscuro y frunció el ceño, ese no era el techo de su casa. Se levantó bruscamente, saltando al suelo y miró a su alrededor. Esta no era su habitación. Se llevo las manos al pelo, angustiada, no había sido un sueño... Todo había sido horriblemente real.
Estaba en un habitación, no muy grande pero acogedora. Una cama doble ocupaba el centro, mientras que una pared estaba entera forrada de estanterías, la otra tenía empotrada un armario. Había dos puertas, una seguramente sería el baño y otra la salida de la habitación. Justo debajo de la ventana, que estaba al lado de la larga estantería, había un escritorio con varios papeles y un portátil con la tapa algo bajada.
Brittany se acercó a la ventana y observó un amplio jardín verdoso y cuidado, donde justo al final había un enorme roble con una cabaña en lo alto. No pudo evitar temblar al ver esa casa-árbol... Se abrazó a sí misma, le era familiar pero no recordaba de donde. Cerró los ojos con fuerza, la cabeza le estaba empezando a doler. Se dejó caer al suelo y no pudo evitarlo, sollozó en silencio, angustiada.
Unos pasos replicaron sobre el suelo de madera y la puerta se abrió con un chirrido. Brittany levantó la cabeza viendo como una cabellera rubia se asomaba por la puerta. Era la chica de ojos verdes y pelo alborotado que estaba con Santana.
-Hola. -saludó, suavemente, Quinn.
-Hola. -repitió, Brittany, automáticamente.
-¿Estas bien? -preguntó, acercándose a ella y de repente, se golpeo la frente, dejando perpleja a Brittany. -Lo siento, no tengo modales... Soy Quinn Fabray. -dijo, tendiéndole la mano, mano que ella rechazó olímpicamente mirando hacia la ventana.
-Quinn. -repitió, Brittany -¿Donde estoy?
Quinn frunció el ceño al ver como Brittany pasaba de ser educada con ella. Carraspeó intentando mantenerse tranquila.
-Estás a salvo. La cena esta lista. Estamos todos abajo. -dijo, levantándose. -Te lo explicaremos todo.
-¿Todos quienes? -preguntó, desconfiada, Brittany, imitando a Quinn y siguiéndola, saliendo a un largo pasillo.
Nada más llegar al final del pasillo, había una escalera y abajo se oían voces, estaba bastante animado pero sin armar alboroto. Reconoció una de ellas y su gesto se endureció. Quinn no se había dado cuenta que Brittany se había parado en seco. La rubia se llevó una mano a la parte de atrás de su pantalón y la cerró en torno de la pistola que había cogido, una Walther P99, irónicamente, su arma favorita de todas. Bajó tranquila pero sin bajar la guardia, dejando la mano relajada detrás de su espalda.
-No, no, Rachel, te he dicho que no pienso echarle soja a esto. -esa voz, dulce y ronca, Santana.
-Por que yo sea vegetariana no significa que me trates como una racista. -chilló, otra voz más aguda.
-Normal que te miremos raro... ¿A que clase de persona no le gusta la carne en los tacos? No me extraña que seas tan enana... Solo te alimentas de hierba.
-Vete a la mierda, Puck.
-Acabas de llegar hace una hora y ya estas molestando... -gruñó, otra voz familiar.
Quinn entró en el comedor, seguida de cerca de Brittany, quién rápidamente escaneo el lugar. Santana estaba detrás de la barra americana, en la cocina con una enana, bajita, castaña con flequillo y una nariz algo prominente, junto a unos grandes y expresivos ojos marrones. En la mesa estaba sentado un joven morocho, piel tostada como la de Santana y pelo negro en forma de una cresta con los lados rapados, le recordó a un maleante punk sin gusto de moda. Pero no estaban solos, Tina estaba sentada en un sillón, leyendo con aparente indiferencia y justo enfrente el estúpido asiático que había tratado de matarla, Mike. El silencio se adueñó de la sala al ver a entrar a las dos rubias.
Santana sonrió aliviada al ver a Brittany despierta pero su sonrisa desapareció al ver el rostro serio de Brittany y su mirada, esa mirada que por muchos recuerdos falsos le implantaran nunca cambiara, esa mirada de miedo, furia y desconfianza, esa mirada que era sinónimo de 'matar'. Y ahora, esa mirada estaba precisamente dirigida a Mike. Observó que la mano derecha de Brittany estaba oculta en su espalda y se maldijo interiormente al no haberla examinado antes.
-Brittany. -advirtió, Santana, erguida, mirándola fijamente. Dio dos pasos hacia delante, colocándose delante de la barra y apoyándose en ella, mientras se cruzaba de brazos. -Yo que tú no lo haría... Puedes salir bastante mal.
Brittany la miró de reojo, sin relajar su postura tensa. ¿Había descubierto sus intenciones? ¿De que habla? ¿Que puede salir mal? Solo era un tiro fácil de ceja en ceja, y confiaba en sus reflejos para escapar.
-¿Que hacen ellos aquí? -siseó, Brittany, sin dejar de mirar a los asiáticos.
-Ellos son viejos conocidos nuestros. -explicó suavemente, Santana, aparentemente relajada. Pero Mike no lo estaba tanto, se había levantado, parecía tranquilo pero los nervios eran notables en sus ojos. -Ellos son Puck y Rachel. -señaló, a los otros.
-Vaya, vaya... Si es la chipeada. -dijo, Mike, con una pequeña sonrisa. Se escucho un gruñido de Santana, por lo que Mike rápidamente abrió la boca. -Lo siento... ¿Brittany, no?
Brittany no dijo nada, simplemente lo miraba seriamente con una expresión fría e imperturbable. Por lo que Mike, lo tomó como una señal para continuar.
-Supongo que te debo una disculpa por lo de ayer... Pero espero que comprendas que era solo trabajo. -se encogió de hombros, Mike.
-Solo trabajo, eh... -susurró, por lo bajo, Brittany, con una sonrisa sarcástica. Estaba empezando a odiar esa frase. No pudo controlarse, eran demasiadas cosas, demasiadas emociones retenidas. -¿Sabes que te digo? Me importa una mierda tu trabajo.
Un disparo sonó en toda la casa, parece que estaban de moda ahora. Brittany miró sorprendida a Santana como la agarraba de la muñeca con fuerza, levantándosela hacia el techo, donde ahora tenía un precioso boquete por la bala. Mike estaba en el suelo, asustado, las piernas le temblaban, un segundo más y la bala estaba en su cráneo. Si algo que sabía de Brittany, era que nunca jamás, fallaba un tiro.
-Déjalo, Brittany. No se lo merece. -murmuró, Santana, seria, mirándola fijamente. -Además te arrepentirías...
Brittany frunció el ceño y la empujó con fuerza pero Santana ya estaba preparada, dio un paso a un lado y la agarró con fuerza de los brazos, al mismo tiempo que pasaba el pie por detrás del tobillo de Brittany, tratando de derribarla pero Brittany mantuvo el equilibrio por los pelos, colgándose del cuello de Santana, sin embargo en medio del forcejeo, se le había caído la pistola. Entonces Santana la empujó con todo su cuerpo hacia el pasillo. Brittany se cayó de culo haciendo una mueca de dolor. Santana suspiró, apartatándose el pelo de la cara, mientras miraba a la rubia sentada en el suelo. Brittany estaba furiosa, lo notaba en lo cargado que estaba el ambiente. De repente las luces explotaron soltando varias chispas, arrancando unos gritos de asombro de los que estaban en el comedor.
-Id cenando vosotros y luego largaros... Yo me encargo de ella. -dijo, Santana, acercándose a paso seguro a Brittany, que retrocedió hacia atrás, arrastrándose por el suelo, intimidada por la morena.
Entonces, Brittany vio su escapatoria, al ver la puerta trasera del casa. De un salto se levantó y corrió hacia ella, pero Santana también era rápida, muy rápida. Se abalanzó sobre Brittany justo cuando la rubia abría la puerta y ambas cayeron rodando al jardín.
-¡Suéltame! -gritó, Brittany, tratándose de quitarse a Santana de encima pero esta la tenía firmemente sujeta al suelo. -¡Desde que apareciste toda mi vida se ha vuelto una mierda! -gritó, furiosa.
Y entonces sucedió algo que ni en sueños hubiera imaginado, unas largas corrientes azules brillantes salieron de las manos de Brittany recorriendo todo su cuerpo hasta llegar al de Santana, quien hizo una mueca de dolor al notar la descarga pero no la soltó. Eran rayos eléctricos, salía electricidad de sus manos. Brittany se quedó estática y miró a Santana, quién la miraba con paciencia, culpabilidad y... ¿Amor? ¡No! ¡No quería ver esa mirada! ¡Ella lo había jodido todo!
-Hazlo, Britt... Descárgate en mi. -susurró, Santana, sin apartar su vista de los ojos cerúleos.
Brittany gritó como nunca lo había echo mientras las lagrimas recorrían su rostro. Una gran explosión azulada sacudió la tierra. Todas las luces del barrio se fueron abruptamente, acompañados de un alarido de Santana.
-Wow... -exclamó, Puck, sujetando la mesa, que temblaba. -Espero que no carbonice a Santana. Tenga recuerdos o no, Brittany da miedo.
-Estarán bien. Solo necesita descargarse... Ha acumulado demasiadas emociones como para contenerlas. -dijo Quinn, llevándose una mano a los ojos para protegerse de las fuertes luces azuladas que salían por las ventanas. -Será mejor que las dejemos a solas. Mañana hablaremos con ellas.
-Les he dejado unas velas por aquí, por si las necesitan. -habló, Rachel, encendiendo la última.
-Esa loca ha intentado matarme. -gruñó, Mike, consternado al ver la explosión de poder.
-Como si no te lo merecieras... -dijo, Tina, sin apartar la vista de su libro, ganándose una mirada fulminante de Mike.
Brittany jadeó sin fuerzas ya. Una capa de sudor cubría su cuerpo. Dejó de resistirse y relajó todo su cuerpo. Extrañamente se sentía mejor, más liviana. Santana jadeó encima suyo, estaba sentada en su estomago. Tenía el pelo totalmente alborotada y enmarañado, su ropa estaba hecha jirones y su piel estaba brillante y ardiendo, carbonizada, sin embargo se estaba regenerando a una velocidad envidiable, músculo, tendón e incluso huesos. Brittany lo había visto, había visto como la electrocutaba a no más poder que incluso su piel se había evaporizado dejando a la vista sus huesos. Suspiró exasperada... ¿Acaso esa morena es indestructible? Sin embargo un sentimiento de alivio se asentó en su estómago, contenta de que no pueda recibir daño. Frunció el ceño ante esa molestia y agitó la cabeza. ¿Como puede preocuparse por alguien que no conoce? Preocuparse más de lo normal. Entonces se fijó en su mano derecha, donde la pulsera plateada brillaba con fuerza, candente, con un tenue rojo vivo, quemando la piel canela, pero eso a Santana no parecía importarle, y entonces se fijo en que la morena había entrelazado su mano con la suya, apretándosela con fuerza y contra el suelo. Miró las pulseras colgantes, eran idénticas, una con una B y otra con una S. ¿Que significaban?
-Tú... -murmuró, Brittany, llamando la atención de la morena, quién la miro fijamente. -¿Por qué?
Santana sonrió de lado mientras se echaba el pelo hacia atrás con su mano libre.
-Porque hice una promesa y pase lo que pase, nunca la romperé. -susurró.
-¿Promesa...? -repitió, Brittany.
-Tú me sacaste de la oscuridad... Ahora me toca a mi sacarte de la tuya.
-¿Qué diablos eres? ¿Qué demonios esta pasándome? -mustió, Brittany, con la voz rota.
-Ven conmigo. -murmuró, Santana, levantándose y tendiéndole la mano. Brittany dudo, pero al final acepto su mano y se incorporó.
El contacto con su piel era cálido, embriagante e incluso atrayente, sentía como la palma de su mano tenía un cosquilleo agradable. Brittany se soltó rápidamente, si Santana había notado su nerviosismo, no lo sabía... Si lo había hecho no dijo nada, simplemente caminó hacia la casa quitándose la camiseta rota por el camino y tirándola a un cubo de basura que había al lado de la puerta trasera del jardín. El pantalón corrió la misma suerte.
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Brittany mientras admiraba la espalda desnuda de Santana. Tragó saliva. La boca la tenía insoportablemente seca... ¿Era ella o hacía calor? Admiró la tersa piel canela, sin ninguna cicatriz, sin ninguna marca, impoluta, la piel perfecta de un recién nacido, de abajo arriba. Su espalda no era muy ancha, pero estilizada y elegante. Se le notaban en su trasero firme y sus músculos tersos, el ejercicio y deporte realizados. La mano le cosquilleaba, no era ese cosquilleo estático de antes, esa electricidad extraña que sentía en sus dedos, era diferente... Era un cosquilleo de ansias, ansias de tocar y acariciar esa piel, hacerla suya. Brittany apretó con fuerza sus manos y cerró los ojos, tratando de calmarse. Su respiración se había acelerado y no sabía porque.... Se sentía una extraña dentro de su propio cuerpo, no reconocía su cuerpo ya.
-¿Estas bien, Brittany?
La rubia abrió los ojos y vio como Santana la miraba preocupada. Entonces se dio cuenta que se había quedado parada en el pasillo.
-Um... S-si... -mustió, confusa y nerviosa. Las manos le temblaban. Santana se acercó un paso y Brittany retrocedió instantáneamente. Y entonces percibió dolor en esos ojos oscuros. Brittany abrió la boca para tratar de excusarse. -Lo siento... Estoy nerviosa. No conozco mi cuerpo ya... No creo poder controlarme con nada.
-Brittany. -habló, serena y tranquila, Santana, con una mirada intensa. -No tienes porque reprimirte aquí. Esta es tu casa. Y te lo he dicho antes, puedo ayudarte y si necesitas descargarte, hazlo en mí, aguantaré lo que sea. -esbozó una sonrisa torcida. -Aunque si vas a esa potencia tendrás que aguantarme desnuda. Has destrozado mi camisa favorita.
Un rubor intenso recorrió las mejillas de la rubia, arrancado una risa por lo bajo de la morena. Santana le hizo un ademán con la mano y ambas se dirigieron al comedor. Brittany se sorprendió al verlo vacío. Todos se habían ido.
-¿Y los demás? -preguntó, mientras tomaba asiento.
-Los he mandado a casa. -respondió, Santana, poniéndose una camiseta que le iba tres tallas grande pero al menos tapaba casi todo su cuerpo, hasta los muslos. -Pensé que así estarías más tranquila.
-Gracias.
Santana respondió con una pequeña sonrisa y empezó a servir los platos. Se sentó enfrente de ella y ambas empezaron a comer en silencio. Santana acabó primero y simplemente se quedó mirando fijamente a Brittany, con las menos entrelazadas sobre su boca. Brittany se revolvió incomoda ante la mirada de la morena. Terminó y agarró los platos llevándolos al fregadero. Al menos ahora se sentía tranquila... Si... Si era con Santana, estaba tranquila... Manteniendo las distancias.
-¿Me vas a explicar lo que esta pasando? -habló, Brittany, por fin, rompiendo con ese cómodo silencio.
-¿Que quieres saber? -murmuró, Santana, apartando las manos de su boca.
-Todo.
-Ven... Será mejor que te lo enseñe.
Brittany siguió en silencio a Santana y ambas subieron al primer piso. Estaban en la misma habitación que antes, donde ella se había despertado.
-¿Es tu habitación? -preguntó, Brittany.
-Así es...
Santana se dirigió hacia el escritorio y rebuscó entre varias carpetas. Entonces agarró la más grande, de un rojo escarlata y la llevó a la cama. Se sentó en ella, de piernas cruzadas y con la carpeta sobre sus muslos. Brittany aguantó la respiración, al ver como la camiseta subía dejando ocho centímetros de piel descubierta. Santana parecía no darse cuenta de toda esa tentación y ese olor a fermonas sexuales, que emitía. Resopló casi con fuerza. ¡Nunca se había interesado por una mujer! Bueno, mentira, siempre le han ido los dos bandos, pues tuvo un crush extraño con Sugar, su vecina. Sin embargo, nunca una desconocida -bellísima y atrayente, había que reconocer- le había revolucionado el cuerpo de esa manera. Una voz la distrajo de sus pensamientos.
-¿Brittany? Ultimamente te estas perdiendo mucho... ¿Estas bien, de verdad? -murmuró, preocupada, Santana.
-¡Sí! -exclamó, casi exageradamente, carraspeó, tratando de normalizar el tono de su voz. -Estaba pensando en si tenías algo para cambiarme. Llevo con esto desde ayer...
-Oh... -un pequeño rubor apareció en las mejillas de Santana, pero fue tan rápido, que la rubia pensó que lo había soñado. -En el armario, elige lo que quieras.
Brittany asintió, distraída, y abrió el armario empotrado. La mandíbula se le descoloco al ver el largo pasillo de ropa que había, era prácticamente otra habitación, mil veces más grande que la del dormitorio. Miro a Santana, con la boca abierta, quien se encogió de hombros.
-Me gusta la ropa... Además, este es nuestro pequeño refugio de operaciones, asi que viene bien tener todo tipo de ropa. -explicó, Santana, ordenando los papeles de la carpeta.
-¿Operaciones? -habló, Brittany, desde el armario. -¿Que sois? ¿Espías, CIA, FBI, mafia rusa?
Santana se rió entre dientes.
-Cerca, señorita Pierce. -replicó, burlona, -Digamos que somos una organización que se dedica a ayudar a los nuestros.
Santana perdió el hilo de sus pensamientos al ver como Brittany salía con solo un pantalón ancho de chandal, amarillo chillón. No pudo evitar recorrer todo el torso semidesnudo con su mirada. Brittany se giró, inocentemente, pero una sonrisa maliciosa se asomó en sus labios, era su venganza. Se colocó la camiseta con una lentitud torturante. Brittany juraría que el calor de la habitación había aumentado varios grados. Miró a Santana, que la miraba seria, sus ojos oscuros ardían con una pasión intimidante. Se preguntó si todas las latinas serían así. No dijo nada. Simplemente se sentó al lado de Santana, intentando no rozarla en lo más mínimo, no quería arriesgarse.
-Bien... Empezaremos por el principio. -susurró, ronca, Santana. -Toma.
Le tendió una foto. Brittany la cogió con dedos temblorosos y la inspecciono. Era dos niñas, una morena y una rubia. Miró la foto y luego a Santana, atónita. Eran ellas. Igual tenía ocho años.
-Brittany... -susurró, Santana, mientras le cogía de la mano, Brittany estaba demasiado sorprendida para reaccionar. -Tú y yo nos conocemos de toda la vida... Prácticamente de bebes. Eramos huérfanas. Vivíamos en el orfelinato del Barrio Fae, bajo la protección del señor Shue.
-No... Yo t-ten-go fa-milia... -tartamudeó, sin creérselo.
-Eso es lo que quieren que recuerdes, Brittany. Te modificaron la memoria, borrando tu verdadera vida, tus verdaderos recuerdos.
Brittany negó con la cabeza, era demasiado surrealista. Santana la agarró de la cara con ambas manos, obligándola a mirarla y a seguir escuchándola.
-Mírame, Brittany, créeme. -siseó, Santana. -Tú sabes perfectamente cuando la gente miente, sabes cuando miento o no.
Brittany miró los profundos ojos café de Santana. Eso era verdad, sabía perfectamente cuando la gente mentía, era como una intuición, un cambio en el aire, el aire vibraba más cargado, más acelerado cuando la gente miente. Siempre pensó que sería algún sexto sentido suyo. Cerró los ojos mientras una lagrima se escapaba. Santana la limpió con el pulgar. Todo lo que decía era una dolorosa verdad.
-¿Por qué? -mustió, la rubia.
-Fue mi culpa. -la voz de Santana estaba cargada de dolor. -A los diez años, me adoptaron... Los López. Mi nombre pasó de ser solo Santana a ser Santana López. Recuerdo perfectamente esa noche, no quería irme, no quería separarme de ti. Caía una tormenta fuerte y sabía el miedo que les tenías pero Ms. Shue no me dejó ir a buscarte. Me tuvieron que sacar prácticamente a la fuerza, al parecer nos buscaban y todos teníamos que desaparecer...
Brittany ya no escuchaba nada de lo que decía Santana, un pitido llenó sus oídos, la cabeza le había empezado a palpitar dolorosamente, otra vez. Gimió con dolor, llevándose las manos a las sienes. Vio como Santana le agarraba de los hombros y le decía algo pero no podía oírla, dos emociones simultáneas atravesaron los ojos de la latina, miedo y furia.
-Santana, haz que pare. -gimió, Brittany.
Santana se levantó y agarró el móvil marcando a toda prisa. Parecía estar gritando por teléfono. Lo último que recordó Brittany, fue como la puerta se abrió de golpe y varios hombres entraron violentamente. Santana la cubrió con su cuerpo y de repente sus manos brillaron llameantes, formándose bolas de fuego y entonces se sumió en una oscuridad con luces anaranjadas y brillantes.
Besos!
Capitulo 6
Le pesaban los párpados como rocas. No quería abrir los ojos, realmente estaba tan cómoda aquí... Brittany se revolvió y abrió pesadamente los ojos... Suspiró mientras se llevaba las manos a la cara. ¿Todo había sido un sueño? Miró el techo oscuro y frunció el ceño, ese no era el techo de su casa. Se levantó bruscamente, saltando al suelo y miró a su alrededor. Esta no era su habitación. Se llevo las manos al pelo, angustiada, no había sido un sueño... Todo había sido horriblemente real.
Estaba en un habitación, no muy grande pero acogedora. Una cama doble ocupaba el centro, mientras que una pared estaba entera forrada de estanterías, la otra tenía empotrada un armario. Había dos puertas, una seguramente sería el baño y otra la salida de la habitación. Justo debajo de la ventana, que estaba al lado de la larga estantería, había un escritorio con varios papeles y un portátil con la tapa algo bajada.
Brittany se acercó a la ventana y observó un amplio jardín verdoso y cuidado, donde justo al final había un enorme roble con una cabaña en lo alto. No pudo evitar temblar al ver esa casa-árbol... Se abrazó a sí misma, le era familiar pero no recordaba de donde. Cerró los ojos con fuerza, la cabeza le estaba empezando a doler. Se dejó caer al suelo y no pudo evitarlo, sollozó en silencio, angustiada.
Unos pasos replicaron sobre el suelo de madera y la puerta se abrió con un chirrido. Brittany levantó la cabeza viendo como una cabellera rubia se asomaba por la puerta. Era la chica de ojos verdes y pelo alborotado que estaba con Santana.
-Hola. -saludó, suavemente, Quinn.
-Hola. -repitió, Brittany, automáticamente.
-¿Estas bien? -preguntó, acercándose a ella y de repente, se golpeo la frente, dejando perpleja a Brittany. -Lo siento, no tengo modales... Soy Quinn Fabray. -dijo, tendiéndole la mano, mano que ella rechazó olímpicamente mirando hacia la ventana.
-Quinn. -repitió, Brittany -¿Donde estoy?
Quinn frunció el ceño al ver como Brittany pasaba de ser educada con ella. Carraspeó intentando mantenerse tranquila.
-Estás a salvo. La cena esta lista. Estamos todos abajo. -dijo, levantándose. -Te lo explicaremos todo.
-¿Todos quienes? -preguntó, desconfiada, Brittany, imitando a Quinn y siguiéndola, saliendo a un largo pasillo.
Nada más llegar al final del pasillo, había una escalera y abajo se oían voces, estaba bastante animado pero sin armar alboroto. Reconoció una de ellas y su gesto se endureció. Quinn no se había dado cuenta que Brittany se había parado en seco. La rubia se llevó una mano a la parte de atrás de su pantalón y la cerró en torno de la pistola que había cogido, una Walther P99, irónicamente, su arma favorita de todas. Bajó tranquila pero sin bajar la guardia, dejando la mano relajada detrás de su espalda.
-No, no, Rachel, te he dicho que no pienso echarle soja a esto. -esa voz, dulce y ronca, Santana.
-Por que yo sea vegetariana no significa que me trates como una racista. -chilló, otra voz más aguda.
-Normal que te miremos raro... ¿A que clase de persona no le gusta la carne en los tacos? No me extraña que seas tan enana... Solo te alimentas de hierba.
-Vete a la mierda, Puck.
-Acabas de llegar hace una hora y ya estas molestando... -gruñó, otra voz familiar.
Quinn entró en el comedor, seguida de cerca de Brittany, quién rápidamente escaneo el lugar. Santana estaba detrás de la barra americana, en la cocina con una enana, bajita, castaña con flequillo y una nariz algo prominente, junto a unos grandes y expresivos ojos marrones. En la mesa estaba sentado un joven morocho, piel tostada como la de Santana y pelo negro en forma de una cresta con los lados rapados, le recordó a un maleante punk sin gusto de moda. Pero no estaban solos, Tina estaba sentada en un sillón, leyendo con aparente indiferencia y justo enfrente el estúpido asiático que había tratado de matarla, Mike. El silencio se adueñó de la sala al ver a entrar a las dos rubias.
Santana sonrió aliviada al ver a Brittany despierta pero su sonrisa desapareció al ver el rostro serio de Brittany y su mirada, esa mirada que por muchos recuerdos falsos le implantaran nunca cambiara, esa mirada de miedo, furia y desconfianza, esa mirada que era sinónimo de 'matar'. Y ahora, esa mirada estaba precisamente dirigida a Mike. Observó que la mano derecha de Brittany estaba oculta en su espalda y se maldijo interiormente al no haberla examinado antes.
-Brittany. -advirtió, Santana, erguida, mirándola fijamente. Dio dos pasos hacia delante, colocándose delante de la barra y apoyándose en ella, mientras se cruzaba de brazos. -Yo que tú no lo haría... Puedes salir bastante mal.
Brittany la miró de reojo, sin relajar su postura tensa. ¿Había descubierto sus intenciones? ¿De que habla? ¿Que puede salir mal? Solo era un tiro fácil de ceja en ceja, y confiaba en sus reflejos para escapar.
-¿Que hacen ellos aquí? -siseó, Brittany, sin dejar de mirar a los asiáticos.
-Ellos son viejos conocidos nuestros. -explicó suavemente, Santana, aparentemente relajada. Pero Mike no lo estaba tanto, se había levantado, parecía tranquilo pero los nervios eran notables en sus ojos. -Ellos son Puck y Rachel. -señaló, a los otros.
-Vaya, vaya... Si es la chipeada. -dijo, Mike, con una pequeña sonrisa. Se escucho un gruñido de Santana, por lo que Mike rápidamente abrió la boca. -Lo siento... ¿Brittany, no?
Brittany no dijo nada, simplemente lo miraba seriamente con una expresión fría e imperturbable. Por lo que Mike, lo tomó como una señal para continuar.
-Supongo que te debo una disculpa por lo de ayer... Pero espero que comprendas que era solo trabajo. -se encogió de hombros, Mike.
-Solo trabajo, eh... -susurró, por lo bajo, Brittany, con una sonrisa sarcástica. Estaba empezando a odiar esa frase. No pudo controlarse, eran demasiadas cosas, demasiadas emociones retenidas. -¿Sabes que te digo? Me importa una mierda tu trabajo.
Un disparo sonó en toda la casa, parece que estaban de moda ahora. Brittany miró sorprendida a Santana como la agarraba de la muñeca con fuerza, levantándosela hacia el techo, donde ahora tenía un precioso boquete por la bala. Mike estaba en el suelo, asustado, las piernas le temblaban, un segundo más y la bala estaba en su cráneo. Si algo que sabía de Brittany, era que nunca jamás, fallaba un tiro.
-Déjalo, Brittany. No se lo merece. -murmuró, Santana, seria, mirándola fijamente. -Además te arrepentirías...
Brittany frunció el ceño y la empujó con fuerza pero Santana ya estaba preparada, dio un paso a un lado y la agarró con fuerza de los brazos, al mismo tiempo que pasaba el pie por detrás del tobillo de Brittany, tratando de derribarla pero Brittany mantuvo el equilibrio por los pelos, colgándose del cuello de Santana, sin embargo en medio del forcejeo, se le había caído la pistola. Entonces Santana la empujó con todo su cuerpo hacia el pasillo. Brittany se cayó de culo haciendo una mueca de dolor. Santana suspiró, apartatándose el pelo de la cara, mientras miraba a la rubia sentada en el suelo. Brittany estaba furiosa, lo notaba en lo cargado que estaba el ambiente. De repente las luces explotaron soltando varias chispas, arrancando unos gritos de asombro de los que estaban en el comedor.
-Id cenando vosotros y luego largaros... Yo me encargo de ella. -dijo, Santana, acercándose a paso seguro a Brittany, que retrocedió hacia atrás, arrastrándose por el suelo, intimidada por la morena.
Entonces, Brittany vio su escapatoria, al ver la puerta trasera del casa. De un salto se levantó y corrió hacia ella, pero Santana también era rápida, muy rápida. Se abalanzó sobre Brittany justo cuando la rubia abría la puerta y ambas cayeron rodando al jardín.
-¡Suéltame! -gritó, Brittany, tratándose de quitarse a Santana de encima pero esta la tenía firmemente sujeta al suelo. -¡Desde que apareciste toda mi vida se ha vuelto una mierda! -gritó, furiosa.
Y entonces sucedió algo que ni en sueños hubiera imaginado, unas largas corrientes azules brillantes salieron de las manos de Brittany recorriendo todo su cuerpo hasta llegar al de Santana, quien hizo una mueca de dolor al notar la descarga pero no la soltó. Eran rayos eléctricos, salía electricidad de sus manos. Brittany se quedó estática y miró a Santana, quién la miraba con paciencia, culpabilidad y... ¿Amor? ¡No! ¡No quería ver esa mirada! ¡Ella lo había jodido todo!
-Hazlo, Britt... Descárgate en mi. -susurró, Santana, sin apartar su vista de los ojos cerúleos.
Brittany gritó como nunca lo había echo mientras las lagrimas recorrían su rostro. Una gran explosión azulada sacudió la tierra. Todas las luces del barrio se fueron abruptamente, acompañados de un alarido de Santana.
-Wow... -exclamó, Puck, sujetando la mesa, que temblaba. -Espero que no carbonice a Santana. Tenga recuerdos o no, Brittany da miedo.
-Estarán bien. Solo necesita descargarse... Ha acumulado demasiadas emociones como para contenerlas. -dijo Quinn, llevándose una mano a los ojos para protegerse de las fuertes luces azuladas que salían por las ventanas. -Será mejor que las dejemos a solas. Mañana hablaremos con ellas.
-Les he dejado unas velas por aquí, por si las necesitan. -habló, Rachel, encendiendo la última.
-Esa loca ha intentado matarme. -gruñó, Mike, consternado al ver la explosión de poder.
-Como si no te lo merecieras... -dijo, Tina, sin apartar la vista de su libro, ganándose una mirada fulminante de Mike.
Brittany jadeó sin fuerzas ya. Una capa de sudor cubría su cuerpo. Dejó de resistirse y relajó todo su cuerpo. Extrañamente se sentía mejor, más liviana. Santana jadeó encima suyo, estaba sentada en su estomago. Tenía el pelo totalmente alborotada y enmarañado, su ropa estaba hecha jirones y su piel estaba brillante y ardiendo, carbonizada, sin embargo se estaba regenerando a una velocidad envidiable, músculo, tendón e incluso huesos. Brittany lo había visto, había visto como la electrocutaba a no más poder que incluso su piel se había evaporizado dejando a la vista sus huesos. Suspiró exasperada... ¿Acaso esa morena es indestructible? Sin embargo un sentimiento de alivio se asentó en su estómago, contenta de que no pueda recibir daño. Frunció el ceño ante esa molestia y agitó la cabeza. ¿Como puede preocuparse por alguien que no conoce? Preocuparse más de lo normal. Entonces se fijó en su mano derecha, donde la pulsera plateada brillaba con fuerza, candente, con un tenue rojo vivo, quemando la piel canela, pero eso a Santana no parecía importarle, y entonces se fijo en que la morena había entrelazado su mano con la suya, apretándosela con fuerza y contra el suelo. Miró las pulseras colgantes, eran idénticas, una con una B y otra con una S. ¿Que significaban?
-Tú... -murmuró, Brittany, llamando la atención de la morena, quién la miro fijamente. -¿Por qué?
Santana sonrió de lado mientras se echaba el pelo hacia atrás con su mano libre.
-Porque hice una promesa y pase lo que pase, nunca la romperé. -susurró.
-¿Promesa...? -repitió, Brittany.
-Tú me sacaste de la oscuridad... Ahora me toca a mi sacarte de la tuya.
-¿Qué diablos eres? ¿Qué demonios esta pasándome? -mustió, Brittany, con la voz rota.
-Ven conmigo. -murmuró, Santana, levantándose y tendiéndole la mano. Brittany dudo, pero al final acepto su mano y se incorporó.
El contacto con su piel era cálido, embriagante e incluso atrayente, sentía como la palma de su mano tenía un cosquilleo agradable. Brittany se soltó rápidamente, si Santana había notado su nerviosismo, no lo sabía... Si lo había hecho no dijo nada, simplemente caminó hacia la casa quitándose la camiseta rota por el camino y tirándola a un cubo de basura que había al lado de la puerta trasera del jardín. El pantalón corrió la misma suerte.
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Brittany mientras admiraba la espalda desnuda de Santana. Tragó saliva. La boca la tenía insoportablemente seca... ¿Era ella o hacía calor? Admiró la tersa piel canela, sin ninguna cicatriz, sin ninguna marca, impoluta, la piel perfecta de un recién nacido, de abajo arriba. Su espalda no era muy ancha, pero estilizada y elegante. Se le notaban en su trasero firme y sus músculos tersos, el ejercicio y deporte realizados. La mano le cosquilleaba, no era ese cosquilleo estático de antes, esa electricidad extraña que sentía en sus dedos, era diferente... Era un cosquilleo de ansias, ansias de tocar y acariciar esa piel, hacerla suya. Brittany apretó con fuerza sus manos y cerró los ojos, tratando de calmarse. Su respiración se había acelerado y no sabía porque.... Se sentía una extraña dentro de su propio cuerpo, no reconocía su cuerpo ya.
-¿Estas bien, Brittany?
La rubia abrió los ojos y vio como Santana la miraba preocupada. Entonces se dio cuenta que se había quedado parada en el pasillo.
-Um... S-si... -mustió, confusa y nerviosa. Las manos le temblaban. Santana se acercó un paso y Brittany retrocedió instantáneamente. Y entonces percibió dolor en esos ojos oscuros. Brittany abrió la boca para tratar de excusarse. -Lo siento... Estoy nerviosa. No conozco mi cuerpo ya... No creo poder controlarme con nada.
-Brittany. -habló, serena y tranquila, Santana, con una mirada intensa. -No tienes porque reprimirte aquí. Esta es tu casa. Y te lo he dicho antes, puedo ayudarte y si necesitas descargarte, hazlo en mí, aguantaré lo que sea. -esbozó una sonrisa torcida. -Aunque si vas a esa potencia tendrás que aguantarme desnuda. Has destrozado mi camisa favorita.
Un rubor intenso recorrió las mejillas de la rubia, arrancado una risa por lo bajo de la morena. Santana le hizo un ademán con la mano y ambas se dirigieron al comedor. Brittany se sorprendió al verlo vacío. Todos se habían ido.
-¿Y los demás? -preguntó, mientras tomaba asiento.
-Los he mandado a casa. -respondió, Santana, poniéndose una camiseta que le iba tres tallas grande pero al menos tapaba casi todo su cuerpo, hasta los muslos. -Pensé que así estarías más tranquila.
-Gracias.
Santana respondió con una pequeña sonrisa y empezó a servir los platos. Se sentó enfrente de ella y ambas empezaron a comer en silencio. Santana acabó primero y simplemente se quedó mirando fijamente a Brittany, con las menos entrelazadas sobre su boca. Brittany se revolvió incomoda ante la mirada de la morena. Terminó y agarró los platos llevándolos al fregadero. Al menos ahora se sentía tranquila... Si... Si era con Santana, estaba tranquila... Manteniendo las distancias.
-¿Me vas a explicar lo que esta pasando? -habló, Brittany, por fin, rompiendo con ese cómodo silencio.
-¿Que quieres saber? -murmuró, Santana, apartando las manos de su boca.
-Todo.
-Ven... Será mejor que te lo enseñe.
Brittany siguió en silencio a Santana y ambas subieron al primer piso. Estaban en la misma habitación que antes, donde ella se había despertado.
-¿Es tu habitación? -preguntó, Brittany.
-Así es...
Santana se dirigió hacia el escritorio y rebuscó entre varias carpetas. Entonces agarró la más grande, de un rojo escarlata y la llevó a la cama. Se sentó en ella, de piernas cruzadas y con la carpeta sobre sus muslos. Brittany aguantó la respiración, al ver como la camiseta subía dejando ocho centímetros de piel descubierta. Santana parecía no darse cuenta de toda esa tentación y ese olor a fermonas sexuales, que emitía. Resopló casi con fuerza. ¡Nunca se había interesado por una mujer! Bueno, mentira, siempre le han ido los dos bandos, pues tuvo un crush extraño con Sugar, su vecina. Sin embargo, nunca una desconocida -bellísima y atrayente, había que reconocer- le había revolucionado el cuerpo de esa manera. Una voz la distrajo de sus pensamientos.
-¿Brittany? Ultimamente te estas perdiendo mucho... ¿Estas bien, de verdad? -murmuró, preocupada, Santana.
-¡Sí! -exclamó, casi exageradamente, carraspeó, tratando de normalizar el tono de su voz. -Estaba pensando en si tenías algo para cambiarme. Llevo con esto desde ayer...
-Oh... -un pequeño rubor apareció en las mejillas de Santana, pero fue tan rápido, que la rubia pensó que lo había soñado. -En el armario, elige lo que quieras.
Brittany asintió, distraída, y abrió el armario empotrado. La mandíbula se le descoloco al ver el largo pasillo de ropa que había, era prácticamente otra habitación, mil veces más grande que la del dormitorio. Miro a Santana, con la boca abierta, quien se encogió de hombros.
-Me gusta la ropa... Además, este es nuestro pequeño refugio de operaciones, asi que viene bien tener todo tipo de ropa. -explicó, Santana, ordenando los papeles de la carpeta.
-¿Operaciones? -habló, Brittany, desde el armario. -¿Que sois? ¿Espías, CIA, FBI, mafia rusa?
Santana se rió entre dientes.
-Cerca, señorita Pierce. -replicó, burlona, -Digamos que somos una organización que se dedica a ayudar a los nuestros.
Santana perdió el hilo de sus pensamientos al ver como Brittany salía con solo un pantalón ancho de chandal, amarillo chillón. No pudo evitar recorrer todo el torso semidesnudo con su mirada. Brittany se giró, inocentemente, pero una sonrisa maliciosa se asomó en sus labios, era su venganza. Se colocó la camiseta con una lentitud torturante. Brittany juraría que el calor de la habitación había aumentado varios grados. Miró a Santana, que la miraba seria, sus ojos oscuros ardían con una pasión intimidante. Se preguntó si todas las latinas serían así. No dijo nada. Simplemente se sentó al lado de Santana, intentando no rozarla en lo más mínimo, no quería arriesgarse.
-Bien... Empezaremos por el principio. -susurró, ronca, Santana. -Toma.
Le tendió una foto. Brittany la cogió con dedos temblorosos y la inspecciono. Era dos niñas, una morena y una rubia. Miró la foto y luego a Santana, atónita. Eran ellas. Igual tenía ocho años.
-Brittany... -susurró, Santana, mientras le cogía de la mano, Brittany estaba demasiado sorprendida para reaccionar. -Tú y yo nos conocemos de toda la vida... Prácticamente de bebes. Eramos huérfanas. Vivíamos en el orfelinato del Barrio Fae, bajo la protección del señor Shue.
-No... Yo t-ten-go fa-milia... -tartamudeó, sin creérselo.
-Eso es lo que quieren que recuerdes, Brittany. Te modificaron la memoria, borrando tu verdadera vida, tus verdaderos recuerdos.
Brittany negó con la cabeza, era demasiado surrealista. Santana la agarró de la cara con ambas manos, obligándola a mirarla y a seguir escuchándola.
-Mírame, Brittany, créeme. -siseó, Santana. -Tú sabes perfectamente cuando la gente miente, sabes cuando miento o no.
Brittany miró los profundos ojos café de Santana. Eso era verdad, sabía perfectamente cuando la gente mentía, era como una intuición, un cambio en el aire, el aire vibraba más cargado, más acelerado cuando la gente miente. Siempre pensó que sería algún sexto sentido suyo. Cerró los ojos mientras una lagrima se escapaba. Santana la limpió con el pulgar. Todo lo que decía era una dolorosa verdad.
-¿Por qué? -mustió, la rubia.
-Fue mi culpa. -la voz de Santana estaba cargada de dolor. -A los diez años, me adoptaron... Los López. Mi nombre pasó de ser solo Santana a ser Santana López. Recuerdo perfectamente esa noche, no quería irme, no quería separarme de ti. Caía una tormenta fuerte y sabía el miedo que les tenías pero Ms. Shue no me dejó ir a buscarte. Me tuvieron que sacar prácticamente a la fuerza, al parecer nos buscaban y todos teníamos que desaparecer...
Brittany ya no escuchaba nada de lo que decía Santana, un pitido llenó sus oídos, la cabeza le había empezado a palpitar dolorosamente, otra vez. Gimió con dolor, llevándose las manos a las sienes. Vio como Santana le agarraba de los hombros y le decía algo pero no podía oírla, dos emociones simultáneas atravesaron los ojos de la latina, miedo y furia.
-Santana, haz que pare. -gimió, Brittany.
Santana se levantó y agarró el móvil marcando a toda prisa. Parecía estar gritando por teléfono. Lo último que recordó Brittany, fue como la puerta se abrió de golpe y varios hombres entraron violentamente. Santana la cubrió con su cuerpo y de repente sus manos brillaron llameantes, formándose bolas de fuego y entonces se sumió en una oscuridad con luces anaranjadas y brillantes.
Elisika-sama**** - Mensajes : 194
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Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
» Busco fanfic brittana
Lun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66
» Busco fanfic
Sáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken
» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
Jue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604
» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
Mar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28
» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
Dom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28
» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
Vie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604
» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
Mar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Lun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es
» Que pasó con Naya?
Miér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es
» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
Jue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es
» No abandonen
Miér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303
» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
Vie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303
» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Lun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli
» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
» brittana. amor y hierro capitulo 10
Miér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic
» holaaa,he vuelto
Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Miér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
Miér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Lun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1