(FIC-Klaine) TRUE LOVE IS TRUE LOVE Cap. 4

El con 38 y supongo Kurt con 19, no es algo joven :P

Aun asi esta interesante

amo los fic amor prohibido síguelo tienes una fiel lectora

alexa-unicornio-15 escribió:El con 38 y supongo Kurt con 19, no es algo joven :P

Aun asi esta interesante

Créeme cuando te digo que la edad no es un límite para el amor, porque yo estoy enamorada de un hombre de 38 y pronto yo cumpliré 19 así que yo creo que esta historia será genial.

Actualiza pronto, porque yo también seré una fiel lectora de esta historia.

Actualiza pronto se ve súper, y como tu dices en el amor no hay edad.

me encanto no importa la edad tienes razon y amo los fics de amores prohibidos y que tengan muchos obstáculos para llegar a estar juntos. te espero

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-No hay soledad más grande, que el estar acompañado de la
persona equivocada.



NARRA BLAINE

Finales felices... ¿quién diría que esos finales estarían tan lejos de la realidad? Esos finales que todos leímos alguna vez en algún cuento de hadas. Donde el valiente príncipe tarde o temprano se quedaba con la bella doncella y el mal nunca lograba ganar. Los finales felices no existen en el mundo real… bueno, por lo menos no en el mío. Soy Blaine Anderson y esta es mi historia.

Todo empezó una cálida tarde de otoño, mi último año de escuela comenzaba. Solo tenía 18 años, centenares de sueños por cumplir. La adrenalina corría por cada una de mis venas solo con pensar que por fin los haría realidad… o eso intentaría. Estaba caminando tan distraídamente por los pasillos de Dalton Academy hundido en mis pensamientos que no me percate de la persona que acababa de chocar contra mí, caí al suelo junto a él. Sebastian. Mi primer amor. Cegados por toda esa basura de “almas gemelas”, “juntos por siempre” y “amor eterno” después de un noviazgo color de rosa y terminados nuestros estudios secundarios en Dalton decidimos dar el siguiente paso. Solo teníamos 19 años, pero ¿Qué podíamos hacer? Éramos un par de ingenuos adolescentes enamorados. No contamos con el apoyo de nuestros amigos y mucho menos con el de nuestras familias, solo nos teníamos el uno al otro. Después de contraer nupcias comenzamos nuestra nueva vida juntos en New York, nos mudamos a un pequeño departamento o como solíamos llamarlo: “nuestro nidito de amor” Dios, éramos tan tontos. Tres meses tardamos en convertir ese reducido espacio en un hogar, la misma cantidad de meses que tardaron en llegar las quejas, los reclamos, los típicos “mis padres tenían razón con respecto a ti” y las peleas… esas peleas que solían terminar con ojos morados y labios rotos, esas que empeoraron cuando Sebastian comenzó a beber. Solía llorar todas las noches mientras esperaba que mi esposo volviera del bar que había empezado a frecuentar a diario, lloraba mientras recalentaba la cena una y otra vez. El hombre de mirar esmeralda siempre se dignaba a aparecer alrededor de las tres de la mañana con un fuerte aliento a alcohol y con sus vestimentas machadas en fluidos de desconocidos. Sebastian me era infiel. La palabra “perdón” se convirtió en mi debilidad.

Hice todo lo que tenía a mi alcance para que nuestro matrimonio funcione. Y así siguieron pasando los meses, las cosas estaban empezando a mejorar, gracias a la terapia de pareja que sugerí tomar y que tras largas discusiones, Sebastian acepto. El dejo la bebida… o eso creí. Todo volvió a la normalidad. Aunque en realidad Sebastian cada vez se parecía menos a la persona de la cual yo me enamore en la secundaria, quizás nunca lo conocí realmente.

Todo dejo de tener sentido ese frio día de lluvia, ese día que mis sueños finalmente se destrozaron. No era un secreto que mi más grande sueño era poder asistir a la prestigiosa NYU, a estudiar lo que más me apasionaba. La música. Pero terminó siendo solo eso, un sueño.


Flashback

—Cariño, ya llegue —dije colocando el paraguas mojado a un lado y dirigiendo mi vista hacia mi esposo, que permanecía sentado en el sillón mirando un punto fijo—. ¿Pasa algo? —pregunté mientras me acercaba con una sonrisa para, acto seguido, besar la superficie de su cabeza.

—¡¿Cuándo pensabas decírmelo!? —respondió sin mirarme, con una notable molestia en su voz.

—Sebastian… —suspiré. Ya estaba cansado de los reproches diarios de mi marido—. ¿De qué estás hablando?

—¿De qué estoy hablando? —rio irónicamente para luego pararse y mirarme fijamente—. De esto, Blaine —su voz sonaba herida. Me entrego un sobre abierto, leí detenidamente cada palabra. Una genuina sonrisa se apodero de mi rostro y una lágrima de alegría recorrió mi mejilla.

"—Estimado Blaine Devon Anderson, a través de la presente la New York University (NYU) le informa que su solicitud de ingreso ha sido aceptada por los directivos de esta honorable institución—”

La felicidad. En realidad, no la conocía verdaderamente hasta ese momento.

—Esto-esto es increíble —fue lo único que pude decir en apenas un susurro mientras las lágrimas bajaban libremente por mi rostro. Me acerque para unirme a Sebastian en un abrazo, pero por alguna razón retrocedió—. ¿Qué te sucede? —Pregunté sin siquiera mirarlo, estaba muy ocupado leyendo una y otra vez la carta.

Volvió a reír. —Blaine… —dijo mientras tomaba mi mano y nos sentabamos juntos en el sillón, mirándonos fijamente—. Yo no-no quiero que vayas a esa universidad.

¿Qué? No podía estar hablando enserio ¿O sí?

—Escucha —susurró mientras tomaba mi rostro entre sus manos—. No creo que sea... umh...conveniente. Es decir… tu-tu quieres… ya sabes ¿formar una familia conmigo? ¿No? —asentí levemente—. Y… ¿tú crees que siendo músico traerás pan a nuestra mesa para alimentar a nuestros futuros hijos? ¡Eso no es un trabajo, Blaine! —elevó la voz haciéndome sobresaltar. Aleje sus manos, que todavía permanecían bajo mi barbilla—. Era divertido cantar en “The Warblers” y toda la cosa pero… no.

Esto no podía estar pasando. ¿Él en serio no me dejaría ir?

—Pe-pero yo podría tener un trabajo de medio tiempo mientras estudio, fun-funcionara. Estoy seguro —dije sollozando. Las lágrimas de felicidad se habían transformado en unas de desesperación en menos de cinco minutos—. No puedes hacerme esto…

—¡¿Hacer que!? ¿Pensar en nuestro futuro? Maldita sea. —sus ojos se oscurecieron de ira. Aunque nunca lo admitiría en voz alta, le temía a Sebastian—. ¡Eres un maldito egoísta! —gritó mientras se ponía de pie.

Repetí su acción—. Y tu-tu ¡Eres un maldito idiota! —oh no. Esto terminará mal, muy mal.

Eso fue lo último que pensé antes de ver como Sebastian se acercaba a mí con un puño levantado. Un dolor punzante se apodero de mi cabeza. Luego todo se volvió oscuro.

Fin flashback


Tres semanas pasaron desde ese incidente. Estaba listo para comenzar mi carrera en administración de empresas.

Todo cambio. Cada segundo de mi vida junto al castaño se volvió completamente insufrible. Sus besos no me transmitían nada. Sus caricias me tensaban. Y hacer el amor con él hacía que se me revuelvan las tripas en el estomago. Yo no lo amaba. Creo que nunca lo hice.

Fue entonces, después de un año, que finalmente tuve el coraje de hacerlo. Le pediría el divorcio. Mi vida se derrumbo completamente ese día.


Flashback

Sebastian se había ido al médico a hacerse un control de rutina. Hoy era el día. La puerta se abrió dejando ver al castaño.

—Sebastian… —me apresure en decir—. Ven, siéntate. Tenemos… que hablar —hice una seña para que ocupara el lugar vacio en el sillón, junto a mí. Él lo hizo—. Yo-yo tengo que decirte algo… —maldición. Estuve ensayando esto por horas "no eres tú, soy yo” pero parece que mi cerebro no está de mi lado hoy.

No sé cómo ni cuándo pero Sebastian ahora se encontraba apretándome en un firme abrazo mientras lloraba desconsoladamente. Dios, esto va a ser más difícil de lo que pensé.

—Yo–yo también debo decirte algo… —levanto la vista para mirarme con los ojos hinchados. Todavía no dejaba de llorar.

—¿Qué sucede?

—Blaine, me diagnosticaron cáncer de hígado.

¿Qué? No. No. No. Esto no podía estar pasando. Esto debe ser un maldito sueño. Pronto despertaré en mi cama teniendo 18 otra vez.

—No-que ¿Cómo? —mi cerebro todavía trataba de asimilar la información—. Tu-tu habías dejado de beber… tu-tu lo hiciste ¿No? —me estaba desesperando. Lagrimas calientes se amontonaron en mis pestañas—. Maldición —dije al comprender lo que la mirada de Sebastian me quería transmitir. El no había dejado de beber.

—Yo... lo siento —dijo firmemente mientras se secaba las lágrimas con la manga de su chaqueta—. Prométeme que nunca me dejaras solo. Por favor, promételo. —nuevas lágrimas corrían por el rostro rojo de Sebastian—. Por favor… —rogó.

—Yo-yo… lo prometo —el castaño sonrió levemente y pego su cuerpo fuertemente al mío.

Fin flashback


Me sentía completamente derrotado. Mi vida se estaba cayendo a pedazos y no podía hacer nada para impedirlo. Pero eso no era lo importante en ese momento, lo que en verdad importaba era la salud de Sebastian. No lo amaba. Pero él seguía siendo una persona. Y yo prometí nunca dejarlo solo...


Flashback


—¿Acepta usted como esposo a Sebastian Smythe, prometiendo cuidarlo y respetarlo; en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe? —preguntó el padre de ceremonia mirándome con mucha atención.

—Acepto —respondí firmemente. Observando por última vez a mi novio y por primera vez a mí esposo.

Fin flashback


...Y yo nunca rompo una promesa.

ahhhhhhhh me fascina esta historia sigue por favor sigue

Actualiza pronto, esta súper.

he quedado en shock, ni yo soy tan cruel como para escribir que Blaine deje a Sebastian con cáncer.
Actualiza pronto.

P.D. Ojalá pudiera conocer a tu hermana para que me diera algunos consejos de cómo conquistar a un hombre de 38 jejejejejeje

me encanta el fic
pobre blaine que le pasa eso espero la actualizacion

-Miradas que te obligan a creer en el amor a primera vista.








-Hoy todo saldrá bien. —Se repetía a sí mismo Kurt mientras abría lentamente sus grades ojos azules. En realidad, últimamente, las cosas no le salían tan mal al joven castaño. Luego de ser rechazado en la New York Academy of the Dramatic Arts decidió de todos modos mudarse a la gran manzana. –New York no es solo NYADA, Kurt. —Recordó las palabras, que su padre, alguna vez le había dicho. Un año pasó desde entonces. Ahora se encontraba viviendo en un, no-muy-lujoso, pero lindo departamento con su mejor amiga Rachel.

Gracias a su insistencia, finalmente, se encuentra cursando su primer año en NYADA. Las personas en su nueva universidad son muy agradables. Se dirigían a él con un simple —¡Hey!— o un —Hola Kurt— en vez de un —Hey homo— o el típico —Hola princesa—. Kurt se sentía aceptado. Todo el acoso sufrido en la secundaria volvió a su mente. Lo habían dañado emocionalmente y físicamente, todos los días. Todavía recordaba los insultos, los golpes, las miradas de asco. Todo ese infierno que vivió después de salir del closet. Recordó llegar a su casa llorando cada día, deseando más que nada que su mamá estuviera ahí y  lo abrazara con fuerza mientras le susurraba que todo iba a estar bien. Su madre murió cuando tenía 8 años. Su padre fue la única persona que lo ayudo a superarlo, pero eso, no quería decir que Kurt no la necesitara. También recordó el año que todo empeoro, su tercer año de secundaria. El acoso se volvió sumamente doloroso, pero nadie parecía notarlo. No fue hasta que su matón personal, David Karofsky, lo amenazo de muerte que todo el mundo se preocupo por su seguridad. Karofsky. Mejor conocido como Dave te-odio-pero-estoy-en-el-closet-y-me-gustas Karofsky. Después de eso se decidió que era mejor que Kurt cursara su tercer año en casa. Regreso a William Mckinley High School a comienzos de su ultimo año. El acoso disminuyo notablemente y Karofsky ya no asistía a la institución. Kurt tuvo que vivir con la idea de que su primer beso real con un chico allá sido con él, en realidad, su único beso con un chico. Su “vida amorosa” era un desastre. Solo había salido un par de veces con un chico, Chandler Kiehl. No funcionó.

Kurt quería buscar aventuras y nuevas experiencias en New York pero… ¿amor? No. El se había resignado a dejar de buscarlo, quizás el amor lo encontraría a él… Una frase muy cliché.

Kurt llegó al edificio agitado y sudando. Se dirigió rápidamente al escritorio más cercano.

-Hola… uhm. Mi nombre es Kurt —La mujer de cabello rubio y un lápiz labial excesivamente rojo se concentraba plenamente en limar sus uñas.— ¡Disculpe!

-¿En qué puedo ayudarte, cariño? —Preguntó con una extraña voz nasal sin quitar la vista de sus uñas.

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N/A: ¡Hello everybody! ¡Gracias por los comentarios!

El sorafenib* es el primer medicamento comprobado que es útil para el tratamiento del cáncer de hígado. Actúa bloqueando una vía de señales del ciclo celular, impidiendo la proliferación de células cancerosas y la creación de nuevos vasos sanguíneos que alimenten al tumor, con lo que se logra la paralización del crecimiento del tumor y esto trae como consecuencia una mejor calidad de vida para el paciente.

Gracias de vuelta. Klisses.

¡Ya se conocieron! Me encantó como se encontraron, no puedo esperar para leer lo que seguirá. Maldito Sebastian espero que el cáncer lo mate bueno no, pero qué mala onda, Blaine se está matando por e´l y ¿qué hace? SEGUIR BEBIENDO

Actualiza pronto, me encanta este fic.

wow me gusta mucho tu historia y pobre Blaine, Sebastian no lo merece todo lo que hace y el se quiere morir mas rápido tomando

No, lo dejas en lo más emocionante, actualiza pronto por favor.

me fascina actualiza pronto ya se conocieron

enserio muy buena historia, me gusta mucho, y que bueno que ya se conocieron

Hola... no era para que se enojaran conmigo era solo mi opinion :( :(
Lo siento si se malinterpreto :( :(

Me gusta mucho tu fic :/ :)


LO SIENTO :(

Actualiza , esta buenisimo el fic
Saludos

Omg!!!, estuvo súper espero que actualizes pronto.

nueva lectora me encanto tu fic esta genial la entrevista de kurt fue graciosa jeje actualiza pronto

en realidad no me parecio nada aburrido, enserio, estuvo genial y ya quiero ver su interaccion, jefe-asistente, claro, si lo contrata