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Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
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Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
BUENISIMO!!!! SIMPLEMENTE INCREÍBLE!!!
CADA VEZ ME GUSTA MÁS!!!!!
ME ENCANTA LA PERSONALIDAD DE SAN! ES TAN PROVOCADORA!! ME ENCANTA COMO MOLESTA A BRITT, COMO LA DESCONCENTRA!!! ME ENCANTA COMO PONE NERVIOSA A BRITT!!!! EN DEFINITIVA ME ENCANTA SAN!!!!
BRITT, POBRE QUE SERÁ LO QUE LE PASO, EN SERIO HABRÁ SIDO SAN??!! ES UN MISTERIO……………y ENTIENDO SU MIEDO…………PERO TMB PARECE QUE SE SIENTE ATRAÍDA HACIA SAN!! QUIEN NO PODRÍA RESPONDER A SU MANERA DE SEDUCIR!!!
RACHEL ME GUSTA TMB ES MUY GRACIOSA, EN FIN MUY SIMPATICA!!!
ESE TAL ELIOT ES COMO SAM EVANS??!! ES SOLO UNA DUDA……………………
BUENO QUE DECIR, ESPERO EL PROX CAP!! ME ENCANTA ESTA HISTORIA!! CON RESPECTO A TUS PROBLEMAS LO SIENTO, ESPERO QUE TODO VALLA MEJOR!!
SALUDOS! NAT!
CADA VEZ ME GUSTA MÁS!!!!!
ME ENCANTA LA PERSONALIDAD DE SAN! ES TAN PROVOCADORA!! ME ENCANTA COMO MOLESTA A BRITT, COMO LA DESCONCENTRA!!! ME ENCANTA COMO PONE NERVIOSA A BRITT!!!! EN DEFINITIVA ME ENCANTA SAN!!!!
BRITT, POBRE QUE SERÁ LO QUE LE PASO, EN SERIO HABRÁ SIDO SAN??!! ES UN MISTERIO……………y ENTIENDO SU MIEDO…………PERO TMB PARECE QUE SE SIENTE ATRAÍDA HACIA SAN!! QUIEN NO PODRÍA RESPONDER A SU MANERA DE SEDUCIR!!!
RACHEL ME GUSTA TMB ES MUY GRACIOSA, EN FIN MUY SIMPATICA!!!
ESE TAL ELIOT ES COMO SAM EVANS??!! ES SOLO UNA DUDA……………………
BUENO QUE DECIR, ESPERO EL PROX CAP!! ME ENCANTA ESTA HISTORIA!! CON RESPECTO A TUS PROBLEMAS LO SIENTO, ESPERO QUE TODO VALLA MEJOR!!
SALUDOS! NAT!
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Chicas les dejo el capitulo número cinco espero les guste
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CAPITULO 5
-“¿Te puedo ayudar?”
Sonreí forzadamente a la secretaria de la oficina principal, esperando no verme tan deshonesta como me sentía. - “Tengo una medicina recetada que debo tomar diariamente en la escuela y mi amiga…”
Mi voz se estancó en la palabra. Me pregunto si después de hoy tendré ganas de considerar a Rachel otra vez mi amiga.
-“Mi amiga me informó que se supone que yo lo debo registre con la enfermera. ¿Sabes si es eso correcto?” No podía creer que estaba aquí parada intentando hacer algo ilegal.
Últimamente estaba mostrando un comportamiento no característico en mí. Primero seguí a San a un billar de mala muerte tarde en la noche. Ahora estaba a punto de husmear en el archivo estudiantil. ¿Qué estaba pasando conmigo? No. ¿Qué estaba pasando con San? ¿Por qué cuando se trata de ella, no puedo evitar tener mal juicio?
- “Ah, sí,” dijo solemnemente la secretaria. “Todas las medicinas necesitan ser registradas. La oficina de la enfermera está allá detrás, tercera puerta a la izquierda, al frente del archivo estudiantil.” Ella hizo señas hacia el pasillo detrás de ella. “Si la enfermera no está ahí, puedes sentarte en el catre. Ella regresará en cualquier momento.”
Fabriqué otra sonrisa. De verdad esperaba que no fuera tan fácil.
Mientras caminaba por el pasillo, me detuve par de veces para mirar sobre mi hombro.
Nadie venía tras de mí. El teléfono de la oficina principal estaba sonando, pero sonaba como un mundo aparte del oscuro pasillo en donde estaba. Estaba sola, libre para hacer lo que quisiera.
Me paré frente a la tercera puerta a la izquierda. Aguanté la respiración y toqué a la puerta, pero por la oscuridad en la ventana, era obvio que el cuarto estaba vacío. Empujé la puerta. Se movió con renuencia, haciendo un chirrido mientras se habría
hacia un pequeño cuarto con baldosas blancas. Por un momento me quedé parada en la entrada, casi deseando que la enfermera apareciera y así no tener otra opción que registrar mis píldoras de hierro e irme. Una rápida mirada a través del pasillo reveló una puerta con una ventana que decía Archivo estudiantil. También estaba oscura.
Concentré mi atención en un insistente pensamiento en el fondo de mi mente. San diciendo que no había ido a la escuela el año pasado. Estaba bien segura de que estaba mintiendo, pero y si no lo estaba ¿tendría una record estudiantil? Al menos sí tiene una dirección residencial, razoné. También la tarjeta de vacunas y las calificaciones del semestre pasado. Aún así, una posible suspensión parecía un precio muy alto para pagar por mirar la tarjeta de vacunas de San.
Recosté un hombro contra la pared y miré mi reloj. Rachel me dijo que esperara por su señal. Ella dijo que sería obvia. Grandioso.
El teléfono en la oficina principal volvió a sonar y la secretaria lo contestó.
Mordiéndome el labio, miré nuevamente a la puerta identificada como Archivo Estudiantil. Probablemente estaba cerrada con llave. El archivo estudiantil probablemente era considerado de mucha seguridad. No importaba que clase de distracción Rachel hubiera creado; si la puerta estaba cerrada, yo no iba a entrar. Cambié mi mochila al otro hombro. Otro minuto pasó. Me dije a mi misma que debía marcharme…
Por otro lado ¿y si Rachel tenía razón? ¿Y si San tiene un pasado criminal? Como su compañera de biología, el tener regularmente contacto con ella podría ponerme en peligro. Yo tenía la responsabilidad de protegerme… ¿cierto?
Si la puerta no estaba cerrada y los archivos estaban alfabetizados, no tendría ningún problema en localizar rápidamente el record de San. A eso añadámosle un par de segundos para leer por encima a ver si tiene record criminal y probablemente esté fuera del cuarto en menos de un minuto. Lo cual sería tan rápido que probablemente ni se sentiría que había entrado.
Todo estaba demasiado callado en la oficina principal. De repente, Rachel se apareció en la esquina. Ella se acercó a mí caminando agachada, pegada contra la pared, arrastrando sus manos por la pared y mirando furtivamente sobre sus hombros. Estaba caminando como los espías lo hacían en las películas viejas.
- “Todo está bajo control,” ella susurró.
- “¿Qué le pasó a la secretaria?”
- “Tuvo que dejar la oficina por un minuto.”
- “¿Tuvo? No la incapacitaste ¿cierto?”
- “Esta vez no.”
Gracias a dios por las pequeñas bondades.
- “Llamé desde el teléfono público y dije que hay una amenaza de bomba,” dijo Rachel. “La secretaria llamó a la policía y luego corrió para buscar al director.”
- “¡Rachel!”
Ella dio golpecitos en su muñeca. - “El reloj está contando. No queremos estar aquí
cuando llegue la policía.”. Rachel y yo fuimos a la puerta de los archivos de los estudiantes.
- “Muévete,” dijo Rachel, empujándome con su cadera. Ella cubrió su puño con la manga de su camisa e intentó perforar la ventana. Nada pasó.
- “Eso fue solo práctica,” dijo y luego retrocedió para dar otro golpe, pero yo agarré su brazo.
- “Podría estar abierta.” Giré el pestillo y la puerta se abrió.
- “Eso no fue nada divertido,” dijo Rachel. Cuestión de opiniones.
- “Entra tú,” ordenó Rachel. “Yo vigilo. Si todo va bien, nos encontraremos en una hora.Espérame en el restaurante mexicano en la esquina de Drake y Beech.” Luego caminó en cuclillas por el pasillo.
Me dejó allí parada, mitad adentro y mitad afuera del estrecho cuarto revestido de pared a pared con archiveros. Antes de que mi conciencia me dijera que me saliera de ahí, entré y cerré la puerta tras de mí, presionando mi espalda contra ella.
Con un profundo respiro, me quité la mochila y me adelanté, trazando con mis dedos la parte frontal de los archiveros. Encontré la gaveta marcada con LA-LU. La gaveta se abrió de un jalón. Las etiquetas de los archivos estaban identificadas a mano y me pregunté si Coldwater High era la última escuela en el país que aún no estaba computarizada.
Mis ojos se posaron sobre el apellido “Lopez”. De un tirón, saqué el archivo de la repleta gaveta. Por un momento lo sostuve en mis manos, tratando de convencerme de que no era tan malo lo que estaba a punto de hacer. ¿Qué importaba que allí adentro hubiera información privada? Como compañera de biología de San, tenía derecho a saber estas cosas.
Afuera, las voces llenaron el pasillo. Abrí el archivo con torpeza e inmediatamente me estremecí. No tenía sentido. Las voces avanzaban. Al azar, introduje el archivo dentro de la gaveta y la empujé, enviándola rápidamente devuelta al archivero. Mientras me giraba, me quedé paralizada. Al otro lado de la ventana, el director se detuvo en seco y su vista estaba fija sobre la mía.
Lo que sea que le estaba diciendo al grupo, el cual consistía de los más importantes de la facultad, se quedó en el olvido.
- “Discúlpenme un momento,” lo escuché decir. El grupo continuó caminando. Pero él no. Él abrió la puerta. - “Esta área es prohibida para los estudiantes.”
Intenté mostrar una expresión indefensa. - “Lo siento. Intento encontrar la oficina de la enfermera. La secretaria dijo que era la tercera puerta a la derecha, pero creo que conté mal…” Puse mis manos en alto. - “Estoy perdida.”
Antes de que él pudiera responder, abrí la cremallera del bolsillo de mi mochila.
-“Se supone que registre esto. Píldoras de hierro,” expliqué. “Soy anémica.”
Él me estudió por un momento frunciendo el ceño. Pensé que podía verlo balancear sus opciones: quedarse aquí y lidiar conmigo, o lidiar con una amenaza de bomba. El señaló hacia la puerta, alzando su barbilla, -“Necesito que salgas del edificio inmediatamente.”
Él abrió la puerta y yo pasé bajo su brazo, mientras mi sonrisa colapsaba.
Una hora después me senté en uno de los cubículos del restaurante mexicano en la esquina de Drake y Beech. Un cactus de cerámica y un coyote de peluche estaban puestos en la pared frente a mí. Un hombre que llevaba puesto un sombrero más ancho que él estaba paseándose por ahí, rasgueando acordes en su guitarra. El me dio una serenata mientras la chica de alterne ponía menús sobre la mesa. Fruncí el entrecejo cuando vi la insignia en la portada. The Borderline. Nunca antes había comido aquí, y sin embargo algo en el nombre se me hacía vagamente familiar.
Rachel vino detrás de mí y se sentó en la silla opuesta. Nuestro mesero estaba a sus pies.
- “Cuatro chimis, crema agria extra, un plato con nachos y otro con frijoles negros,” le dijo Rachel sin consultar el menú.
- “Un burrito rojo,” dije.
- “¿Cuentas separadas?” Preguntó él.
- “Yo no le voy a pagar a ella,” Rachel y yo dijimos al mismo tiempo.
Después de que nuestro mesero se fue, dije, - “Cuatro chimis. Estoy ansiosa por saber su conexión con las frutas.”
- “No empieces. Me muero de hambre. No he comido nada desde el almuerzo.” Ella hizo una pausa. “Si no cuentas el Hot Tamales, porque yo no lo estoy contando.”
Rachel es judía e increíblemente sexy de una manera no ortodoxa. Ha habido días en los que nuestra amistad era la única cosa que evitaba mi envidia. Junto a Rachel, la única cosa que tenía a mi favor eran mi cabello por ser rubia y tal vez mi metabolismo, pero definitivamente no mis piernas.
- “Más vale que traiga los nachos rápido,” dijo Rachel. “Me va a dar urticaria si no como algo salado en los próximos cuarenta y cinco segundos y de todas maneras las primeras tres letras de la palabra ‘dieta’ debería decirte que es lo que quiero hacer.”
- “Ellos hacen la salsa con tomates,” mencioné. “Eso es rojo y los aguacates son una fruta, creo.”
Su rostro resplandeció. - “Y ordenaremos daiquiris de fresa.”
Rachel tenía razón. Esta dieta era fácil.
- “Vuelvo enseguida,” dijo ella, saliendo del cubículo. “Ese tiempo del mes. Después de eso, voy hacer primera.”
Mientras esperaba por ella, me encontré concentrada en la chica que estaba unas mesas más al frente. Ella estaba trabajando duramente, estregando un trapo sobre la mesa. Había algo extrañamente familiar en la manera en que se movía, en la manera en que su camisa caía sobre el arco de su bien definida espalda. Casi como si ella sospechara que estaba siendo observada, se enderezó, se dio la vuelta y sus ojos se fijaron en los míos al mismo tiempo que yo comprendí por qué me era tan familiar.
San.
No podía creerlo. Pensé en golpearme la frente cuando recordé que ella me había dicho que trabajaba en el Borderline.
Limpiándose las manos en su delantal, caminó hacia mí, aparentemente disfrutando de mi incomodidad mientras yo miraba alrededor buscando alguna manera de escapar y descubriendo que no podía ir a ninguna parte, que solo podía hundirme más en el cubículo.
- “Vaya, vaya,” dijo. “¿Cinco días a la semana no son suficiente para mí? ¿También me tienes que dar una tarde?”
- “Me disculpo por la desafortunada coincidencia.”
Ella se sentó en la silla de Rachel. Cuando puso los brazos sobre la mesa, estos eran tan largos que cruzaron mi lado de la mesa. Tomó mi vaso, haciéndolo girar entre sus manos.
- “Todas las sillas aquí están ocupadas,” dije. Cuando no respondió, agarré mi vaso de vuelta y tomé un sorbo de agua, tragando accidentalmente un cubo de hielo que me lastimó la garganta. - “¿No deberías estar trabajando en lugar de estar fraternizando con clientes?” Dije ahogada.
San sonrió. - “¿Qué vas a hacer el domingo en la noche?”
Yo bufé. Accidentalmente. - “¿Me estas invitando a salir?”
- “Te estás volviendo presumida. Me gusta eso, ángel.”
- “No me importa lo que te gusta. No voy a salir contigo. No en una cita. Tampoco sola contigo.”
Quería patearme por experimentar un ardiente estremecimiento al imaginarme qué podría conllevar pasar una noche sola con San. Ella ni siquiera lo decía en serio, estaba provocándome por razones que sólo ella conocía. “Espera ¿me dijiste ángel?” Pregunté.
- “¿Y si lo hice?”
- “No me gusta.”
Ella sonrió abiertamente. - “Entonces lo dije. Ángel.”
Se inclinó en la mesa, levantando sus manos hasta mi cara y rozó su pulgar en la esquina de mi boca. Yo me alejé, muy tarde.
Ella frotó brillo labial entre su pulgar y el dedo índice. - “Te ves mejor sin eso.”
Intenté recordar de qué estábamos hablando, pero no me esforcé tanto como estaba haciendo para intentar parecer que su contacto no me había causado nada. Recogí mi pelo tras mi hombro, tomando de nuevo el hilo de nuestra previa conversación. “De todas maneras, no me dejan salir cuando hay clases al otro día.”
- “Que mal. Hay una fiesta en la costa. Pensé que podríamos ir.”
Ella de verdad parecía sincero, pero no podía saber si era cierto o no. En lo absoluto. El calor de antes seguía corriendo en mis venas y tomé un largo sorbido con mi pajilla, intentando enfriar mis sentimientos con un tiro de agua helada.
Tiempo a solas con San podría ser intrigante y peligroso. No estaba segura cómo exactamente, pero esta vez estaba confiando en mis instintos. Fingí un bostezo.- “Bueno, como ya dije, al otro día hay clases.” Con la esperanza de convencerme más a mí que a ella, añadí, “Si estas interesada en esa fiesta, yo casi puedo garantizarte que no estaré.”
Listo, pensé. Caso cerrado.
Y luego, sin ninguna advertencia en absoluto, dije,- “¿Por qué me estas invitando?”
Hasta este preciso instante, había estado diciéndome que no me importaba lo que San pensara de mí. Pero ahora, supe que era una mentira. Aunque probablemente me arrepentiría, estaba lo suficientemente curiosa sobre San hasta el punto de ir a cualquier parte con ella.
- “Quiero estar contigo a solas,” dijo San. Solo con eso, mis defensas regresaron.
- “Escucha, San, no quiero ser grosera, pero…”
- “Seguro que quieres serlo.”
- “¡Bueno, tú comenzaste!” Adorable. Muy madura. “No puedo ir a la fiesta. Fin de la historia.”
- “¿Porque no puedes salir en noches de escuela, o porque te da miedo estar sola conmigo?”
- “Ambas.” La confesión se me escapó.
- “¿Te dan miedo todas los chicas… o solo yo?”
Entorné mis ojos dejando claro que no me iba a molestar en contestar una pregunta tan estúpida.
- “¿Te hago sentir incómoda?” Su boca creó una línea neutral, pero detecté una sonrisa especulativa atrapada tras ellos.
Sí, en realidad ella tenía ese efecto en mí. También tenía la tendencia de eliminar de mi cabeza todo pensamiento lógico.
- “Lo siento,” dije. “¿De qué estábamos hablando?”
- “De ti.”
- “¿De mi?”
- “De tu vida personal.”
Yo reí, insegura de qué otra respuesta dar. “Si esto es sobre mi… y el sexo… Rachel ya me dio ese discurso. No necesito escucharlo dos veces.”
- “¿Y qué te dijo la sabia Rachel?”
Yo estaba jugando con mis manos y las deslicé fuera de la vista. - “No puedo imaginar por qué estas tan interesada.”
Ella sacudió suavemente su cabeza. “¿Interesada? Estamos hablando de ti. Estoy fascinada.” Sonrió y fue una sonrisa fantástica. El efecto fue un pulso agitado. Mi pulso agitado.
- “Creo que deberías regresar a trabajar,” dije.
- “Es bueno saberlo, me gusta la idea de que en la escuela no haya ninguna chica que junte todas tus expectativas.”
- “Olvidé que eres la autoridad de mis tan nombradas expectativas,” bufé.
Ella me estudió de una manera que me hizo sentir transparente. - “Tú no eres reservada, Brittany. Tampoco eres tímida. Solo necesitas una buena razón para salir de tu rutina y conocer a alguien.”
- “Ya no quiero hablar más sobre mí.”
- “Tú crees que lo sabes todo.”
- “No es cierto,” dije. “Por ejemplo, bueno, en este caso, yo no sé mucho sobre… ti.”
- “Tú no estás lista para conocerme.”
No había nada despreocupado en la manera en que ella lo dijo. En realidad, su expression era cortante.
- “Busqué en tu expediente.”
Mis palabras colgaron en el aire por un momento antes de que los ojos de San se alinearan con los míos.
- “Estoy bastante seguro de que eso es ilegal,” dijo calmadamente.
-“Tu expediente estaba vacío. No había nada. Ni siquiera tu record de vacunas.”
Ella ni siquiera fingió estar sorprendido. Se reclinó en su silla y sus ojos relucían como obsidianas. - “¿Y me estás diciendo esto porque tienes miedo de que pueda causar un brote de sarampión o paperas?”
- “Te estoy diciendo esto porque quiero que sepas que yo sé que algo no está bien contigo. Nos has engañado a todos. Voy a descubrir qué es lo que estas tramando. Te voy a descubrir.”
- “Estaré esperando que lo hagas.”
Yo me sonrojé, comprendiendo muy tarde la indirecta. Sobre la cabeza de San, pude ver a Rachel abriéndose camino entre las mesas.
- “Rachel viene. Te tienes que ir.”, Dije.
Ella se quedó ahí, mirándome, pensando.
- “¿Por qué me estas mirando así?” Le dije a manera de reto.
Ella se impulsó, preparándose para levantarse. - “Porque tú no eres como yo pensaba.”
- “Tú tampoco lo eres,” rebatí. “Eres peor.”
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Chicas espero que les guste. Besos
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CAPITULO 5
-“¿Te puedo ayudar?”
Sonreí forzadamente a la secretaria de la oficina principal, esperando no verme tan deshonesta como me sentía. - “Tengo una medicina recetada que debo tomar diariamente en la escuela y mi amiga…”
Mi voz se estancó en la palabra. Me pregunto si después de hoy tendré ganas de considerar a Rachel otra vez mi amiga.
-“Mi amiga me informó que se supone que yo lo debo registre con la enfermera. ¿Sabes si es eso correcto?” No podía creer que estaba aquí parada intentando hacer algo ilegal.
Últimamente estaba mostrando un comportamiento no característico en mí. Primero seguí a San a un billar de mala muerte tarde en la noche. Ahora estaba a punto de husmear en el archivo estudiantil. ¿Qué estaba pasando conmigo? No. ¿Qué estaba pasando con San? ¿Por qué cuando se trata de ella, no puedo evitar tener mal juicio?
- “Ah, sí,” dijo solemnemente la secretaria. “Todas las medicinas necesitan ser registradas. La oficina de la enfermera está allá detrás, tercera puerta a la izquierda, al frente del archivo estudiantil.” Ella hizo señas hacia el pasillo detrás de ella. “Si la enfermera no está ahí, puedes sentarte en el catre. Ella regresará en cualquier momento.”
Fabriqué otra sonrisa. De verdad esperaba que no fuera tan fácil.
Mientras caminaba por el pasillo, me detuve par de veces para mirar sobre mi hombro.
Nadie venía tras de mí. El teléfono de la oficina principal estaba sonando, pero sonaba como un mundo aparte del oscuro pasillo en donde estaba. Estaba sola, libre para hacer lo que quisiera.
Me paré frente a la tercera puerta a la izquierda. Aguanté la respiración y toqué a la puerta, pero por la oscuridad en la ventana, era obvio que el cuarto estaba vacío. Empujé la puerta. Se movió con renuencia, haciendo un chirrido mientras se habría
hacia un pequeño cuarto con baldosas blancas. Por un momento me quedé parada en la entrada, casi deseando que la enfermera apareciera y así no tener otra opción que registrar mis píldoras de hierro e irme. Una rápida mirada a través del pasillo reveló una puerta con una ventana que decía Archivo estudiantil. También estaba oscura.
Concentré mi atención en un insistente pensamiento en el fondo de mi mente. San diciendo que no había ido a la escuela el año pasado. Estaba bien segura de que estaba mintiendo, pero y si no lo estaba ¿tendría una record estudiantil? Al menos sí tiene una dirección residencial, razoné. También la tarjeta de vacunas y las calificaciones del semestre pasado. Aún así, una posible suspensión parecía un precio muy alto para pagar por mirar la tarjeta de vacunas de San.
Recosté un hombro contra la pared y miré mi reloj. Rachel me dijo que esperara por su señal. Ella dijo que sería obvia. Grandioso.
El teléfono en la oficina principal volvió a sonar y la secretaria lo contestó.
Mordiéndome el labio, miré nuevamente a la puerta identificada como Archivo Estudiantil. Probablemente estaba cerrada con llave. El archivo estudiantil probablemente era considerado de mucha seguridad. No importaba que clase de distracción Rachel hubiera creado; si la puerta estaba cerrada, yo no iba a entrar. Cambié mi mochila al otro hombro. Otro minuto pasó. Me dije a mi misma que debía marcharme…
Por otro lado ¿y si Rachel tenía razón? ¿Y si San tiene un pasado criminal? Como su compañera de biología, el tener regularmente contacto con ella podría ponerme en peligro. Yo tenía la responsabilidad de protegerme… ¿cierto?
Si la puerta no estaba cerrada y los archivos estaban alfabetizados, no tendría ningún problema en localizar rápidamente el record de San. A eso añadámosle un par de segundos para leer por encima a ver si tiene record criminal y probablemente esté fuera del cuarto en menos de un minuto. Lo cual sería tan rápido que probablemente ni se sentiría que había entrado.
Todo estaba demasiado callado en la oficina principal. De repente, Rachel se apareció en la esquina. Ella se acercó a mí caminando agachada, pegada contra la pared, arrastrando sus manos por la pared y mirando furtivamente sobre sus hombros. Estaba caminando como los espías lo hacían en las películas viejas.
- “Todo está bajo control,” ella susurró.
- “¿Qué le pasó a la secretaria?”
- “Tuvo que dejar la oficina por un minuto.”
- “¿Tuvo? No la incapacitaste ¿cierto?”
- “Esta vez no.”
Gracias a dios por las pequeñas bondades.
- “Llamé desde el teléfono público y dije que hay una amenaza de bomba,” dijo Rachel. “La secretaria llamó a la policía y luego corrió para buscar al director.”
- “¡Rachel!”
Ella dio golpecitos en su muñeca. - “El reloj está contando. No queremos estar aquí
cuando llegue la policía.”. Rachel y yo fuimos a la puerta de los archivos de los estudiantes.
- “Muévete,” dijo Rachel, empujándome con su cadera. Ella cubrió su puño con la manga de su camisa e intentó perforar la ventana. Nada pasó.
- “Eso fue solo práctica,” dijo y luego retrocedió para dar otro golpe, pero yo agarré su brazo.
- “Podría estar abierta.” Giré el pestillo y la puerta se abrió.
- “Eso no fue nada divertido,” dijo Rachel. Cuestión de opiniones.
- “Entra tú,” ordenó Rachel. “Yo vigilo. Si todo va bien, nos encontraremos en una hora.Espérame en el restaurante mexicano en la esquina de Drake y Beech.” Luego caminó en cuclillas por el pasillo.
Me dejó allí parada, mitad adentro y mitad afuera del estrecho cuarto revestido de pared a pared con archiveros. Antes de que mi conciencia me dijera que me saliera de ahí, entré y cerré la puerta tras de mí, presionando mi espalda contra ella.
Con un profundo respiro, me quité la mochila y me adelanté, trazando con mis dedos la parte frontal de los archiveros. Encontré la gaveta marcada con LA-LU. La gaveta se abrió de un jalón. Las etiquetas de los archivos estaban identificadas a mano y me pregunté si Coldwater High era la última escuela en el país que aún no estaba computarizada.
Mis ojos se posaron sobre el apellido “Lopez”. De un tirón, saqué el archivo de la repleta gaveta. Por un momento lo sostuve en mis manos, tratando de convencerme de que no era tan malo lo que estaba a punto de hacer. ¿Qué importaba que allí adentro hubiera información privada? Como compañera de biología de San, tenía derecho a saber estas cosas.
Afuera, las voces llenaron el pasillo. Abrí el archivo con torpeza e inmediatamente me estremecí. No tenía sentido. Las voces avanzaban. Al azar, introduje el archivo dentro de la gaveta y la empujé, enviándola rápidamente devuelta al archivero. Mientras me giraba, me quedé paralizada. Al otro lado de la ventana, el director se detuvo en seco y su vista estaba fija sobre la mía.
Lo que sea que le estaba diciendo al grupo, el cual consistía de los más importantes de la facultad, se quedó en el olvido.
- “Discúlpenme un momento,” lo escuché decir. El grupo continuó caminando. Pero él no. Él abrió la puerta. - “Esta área es prohibida para los estudiantes.”
Intenté mostrar una expresión indefensa. - “Lo siento. Intento encontrar la oficina de la enfermera. La secretaria dijo que era la tercera puerta a la derecha, pero creo que conté mal…” Puse mis manos en alto. - “Estoy perdida.”
Antes de que él pudiera responder, abrí la cremallera del bolsillo de mi mochila.
-“Se supone que registre esto. Píldoras de hierro,” expliqué. “Soy anémica.”
Él me estudió por un momento frunciendo el ceño. Pensé que podía verlo balancear sus opciones: quedarse aquí y lidiar conmigo, o lidiar con una amenaza de bomba. El señaló hacia la puerta, alzando su barbilla, -“Necesito que salgas del edificio inmediatamente.”
Él abrió la puerta y yo pasé bajo su brazo, mientras mi sonrisa colapsaba.
Una hora después me senté en uno de los cubículos del restaurante mexicano en la esquina de Drake y Beech. Un cactus de cerámica y un coyote de peluche estaban puestos en la pared frente a mí. Un hombre que llevaba puesto un sombrero más ancho que él estaba paseándose por ahí, rasgueando acordes en su guitarra. El me dio una serenata mientras la chica de alterne ponía menús sobre la mesa. Fruncí el entrecejo cuando vi la insignia en la portada. The Borderline. Nunca antes había comido aquí, y sin embargo algo en el nombre se me hacía vagamente familiar.
Rachel vino detrás de mí y se sentó en la silla opuesta. Nuestro mesero estaba a sus pies.
- “Cuatro chimis, crema agria extra, un plato con nachos y otro con frijoles negros,” le dijo Rachel sin consultar el menú.
- “Un burrito rojo,” dije.
- “¿Cuentas separadas?” Preguntó él.
- “Yo no le voy a pagar a ella,” Rachel y yo dijimos al mismo tiempo.
Después de que nuestro mesero se fue, dije, - “Cuatro chimis. Estoy ansiosa por saber su conexión con las frutas.”
- “No empieces. Me muero de hambre. No he comido nada desde el almuerzo.” Ella hizo una pausa. “Si no cuentas el Hot Tamales, porque yo no lo estoy contando.”
Rachel es judía e increíblemente sexy de una manera no ortodoxa. Ha habido días en los que nuestra amistad era la única cosa que evitaba mi envidia. Junto a Rachel, la única cosa que tenía a mi favor eran mi cabello por ser rubia y tal vez mi metabolismo, pero definitivamente no mis piernas.
- “Más vale que traiga los nachos rápido,” dijo Rachel. “Me va a dar urticaria si no como algo salado en los próximos cuarenta y cinco segundos y de todas maneras las primeras tres letras de la palabra ‘dieta’ debería decirte que es lo que quiero hacer.”
- “Ellos hacen la salsa con tomates,” mencioné. “Eso es rojo y los aguacates son una fruta, creo.”
Su rostro resplandeció. - “Y ordenaremos daiquiris de fresa.”
Rachel tenía razón. Esta dieta era fácil.
- “Vuelvo enseguida,” dijo ella, saliendo del cubículo. “Ese tiempo del mes. Después de eso, voy hacer primera.”
Mientras esperaba por ella, me encontré concentrada en la chica que estaba unas mesas más al frente. Ella estaba trabajando duramente, estregando un trapo sobre la mesa. Había algo extrañamente familiar en la manera en que se movía, en la manera en que su camisa caía sobre el arco de su bien definida espalda. Casi como si ella sospechara que estaba siendo observada, se enderezó, se dio la vuelta y sus ojos se fijaron en los míos al mismo tiempo que yo comprendí por qué me era tan familiar.
San.
No podía creerlo. Pensé en golpearme la frente cuando recordé que ella me había dicho que trabajaba en el Borderline.
Limpiándose las manos en su delantal, caminó hacia mí, aparentemente disfrutando de mi incomodidad mientras yo miraba alrededor buscando alguna manera de escapar y descubriendo que no podía ir a ninguna parte, que solo podía hundirme más en el cubículo.
- “Vaya, vaya,” dijo. “¿Cinco días a la semana no son suficiente para mí? ¿También me tienes que dar una tarde?”
- “Me disculpo por la desafortunada coincidencia.”
Ella se sentó en la silla de Rachel. Cuando puso los brazos sobre la mesa, estos eran tan largos que cruzaron mi lado de la mesa. Tomó mi vaso, haciéndolo girar entre sus manos.
- “Todas las sillas aquí están ocupadas,” dije. Cuando no respondió, agarré mi vaso de vuelta y tomé un sorbo de agua, tragando accidentalmente un cubo de hielo que me lastimó la garganta. - “¿No deberías estar trabajando en lugar de estar fraternizando con clientes?” Dije ahogada.
San sonrió. - “¿Qué vas a hacer el domingo en la noche?”
Yo bufé. Accidentalmente. - “¿Me estas invitando a salir?”
- “Te estás volviendo presumida. Me gusta eso, ángel.”
- “No me importa lo que te gusta. No voy a salir contigo. No en una cita. Tampoco sola contigo.”
Quería patearme por experimentar un ardiente estremecimiento al imaginarme qué podría conllevar pasar una noche sola con San. Ella ni siquiera lo decía en serio, estaba provocándome por razones que sólo ella conocía. “Espera ¿me dijiste ángel?” Pregunté.
- “¿Y si lo hice?”
- “No me gusta.”
Ella sonrió abiertamente. - “Entonces lo dije. Ángel.”
Se inclinó en la mesa, levantando sus manos hasta mi cara y rozó su pulgar en la esquina de mi boca. Yo me alejé, muy tarde.
Ella frotó brillo labial entre su pulgar y el dedo índice. - “Te ves mejor sin eso.”
Intenté recordar de qué estábamos hablando, pero no me esforcé tanto como estaba haciendo para intentar parecer que su contacto no me había causado nada. Recogí mi pelo tras mi hombro, tomando de nuevo el hilo de nuestra previa conversación. “De todas maneras, no me dejan salir cuando hay clases al otro día.”
- “Que mal. Hay una fiesta en la costa. Pensé que podríamos ir.”
Ella de verdad parecía sincero, pero no podía saber si era cierto o no. En lo absoluto. El calor de antes seguía corriendo en mis venas y tomé un largo sorbido con mi pajilla, intentando enfriar mis sentimientos con un tiro de agua helada.
Tiempo a solas con San podría ser intrigante y peligroso. No estaba segura cómo exactamente, pero esta vez estaba confiando en mis instintos. Fingí un bostezo.- “Bueno, como ya dije, al otro día hay clases.” Con la esperanza de convencerme más a mí que a ella, añadí, “Si estas interesada en esa fiesta, yo casi puedo garantizarte que no estaré.”
Listo, pensé. Caso cerrado.
Y luego, sin ninguna advertencia en absoluto, dije,- “¿Por qué me estas invitando?”
Hasta este preciso instante, había estado diciéndome que no me importaba lo que San pensara de mí. Pero ahora, supe que era una mentira. Aunque probablemente me arrepentiría, estaba lo suficientemente curiosa sobre San hasta el punto de ir a cualquier parte con ella.
- “Quiero estar contigo a solas,” dijo San. Solo con eso, mis defensas regresaron.
- “Escucha, San, no quiero ser grosera, pero…”
- “Seguro que quieres serlo.”
- “¡Bueno, tú comenzaste!” Adorable. Muy madura. “No puedo ir a la fiesta. Fin de la historia.”
- “¿Porque no puedes salir en noches de escuela, o porque te da miedo estar sola conmigo?”
- “Ambas.” La confesión se me escapó.
- “¿Te dan miedo todas los chicas… o solo yo?”
Entorné mis ojos dejando claro que no me iba a molestar en contestar una pregunta tan estúpida.
- “¿Te hago sentir incómoda?” Su boca creó una línea neutral, pero detecté una sonrisa especulativa atrapada tras ellos.
Sí, en realidad ella tenía ese efecto en mí. También tenía la tendencia de eliminar de mi cabeza todo pensamiento lógico.
- “Lo siento,” dije. “¿De qué estábamos hablando?”
- “De ti.”
- “¿De mi?”
- “De tu vida personal.”
Yo reí, insegura de qué otra respuesta dar. “Si esto es sobre mi… y el sexo… Rachel ya me dio ese discurso. No necesito escucharlo dos veces.”
- “¿Y qué te dijo la sabia Rachel?”
Yo estaba jugando con mis manos y las deslicé fuera de la vista. - “No puedo imaginar por qué estas tan interesada.”
Ella sacudió suavemente su cabeza. “¿Interesada? Estamos hablando de ti. Estoy fascinada.” Sonrió y fue una sonrisa fantástica. El efecto fue un pulso agitado. Mi pulso agitado.
- “Creo que deberías regresar a trabajar,” dije.
- “Es bueno saberlo, me gusta la idea de que en la escuela no haya ninguna chica que junte todas tus expectativas.”
- “Olvidé que eres la autoridad de mis tan nombradas expectativas,” bufé.
Ella me estudió de una manera que me hizo sentir transparente. - “Tú no eres reservada, Brittany. Tampoco eres tímida. Solo necesitas una buena razón para salir de tu rutina y conocer a alguien.”
- “Ya no quiero hablar más sobre mí.”
- “Tú crees que lo sabes todo.”
- “No es cierto,” dije. “Por ejemplo, bueno, en este caso, yo no sé mucho sobre… ti.”
- “Tú no estás lista para conocerme.”
No había nada despreocupado en la manera en que ella lo dijo. En realidad, su expression era cortante.
- “Busqué en tu expediente.”
Mis palabras colgaron en el aire por un momento antes de que los ojos de San se alinearan con los míos.
- “Estoy bastante seguro de que eso es ilegal,” dijo calmadamente.
-“Tu expediente estaba vacío. No había nada. Ni siquiera tu record de vacunas.”
Ella ni siquiera fingió estar sorprendido. Se reclinó en su silla y sus ojos relucían como obsidianas. - “¿Y me estás diciendo esto porque tienes miedo de que pueda causar un brote de sarampión o paperas?”
- “Te estoy diciendo esto porque quiero que sepas que yo sé que algo no está bien contigo. Nos has engañado a todos. Voy a descubrir qué es lo que estas tramando. Te voy a descubrir.”
- “Estaré esperando que lo hagas.”
Yo me sonrojé, comprendiendo muy tarde la indirecta. Sobre la cabeza de San, pude ver a Rachel abriéndose camino entre las mesas.
- “Rachel viene. Te tienes que ir.”, Dije.
Ella se quedó ahí, mirándome, pensando.
- “¿Por qué me estas mirando así?” Le dije a manera de reto.
Ella se impulsó, preparándose para levantarse. - “Porque tú no eres como yo pensaba.”
- “Tú tampoco lo eres,” rebatí. “Eres peor.”
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Chicas espero que les guste. Besos
dianna rivera* - Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
BUENISIMO!!!! SIMPLEMENTE INCREÍBLE!!!
CADA VEZ ME GUSTA MÁS!!!!!
ME ENCANTA LA PERSONALIDAD DE SAN! ES TAN PROVOCADORA!! ME ENCANTA COMO MOLESTA A BRITT, COMO LA DESCONCENTRA!!! ME ENCANTA COMO PONE NERVIOSA A BRITT!!!! EN DEFINITIVA ME ENCANTA SAN!!!!
BRITT, POBRE QUE SERÁ LO QUE LE PASO, EN SERIO HABRÁ SIDO SAN??!! ES UN MISTERIO……………y ENTIENDO SU MIEDO…………PERO TMB PARECE QUE SE SIENTE ATRAÍDA HACIA SAN!! QUIEN NO PODRÍA RESPONDER A SU MANERA DE SEDUCIR!!!
RACHEL ME GUSTA TMB ES MUY GRACIOSA, EN FIN MUY SIMPATICA!!!
ESE TAL ELIOT ES COMO SAM EVANS??!! ES SOLO UNA DUDA……………………
BUENO QUE DECIR, ESPERO EL PROX CAP!! ME ENCANTA ESTA HISTORIA!! CON RESPECTO A TUS PROBLEMAS LO SIENTO, ESPERO QUE TODO VALLA MEJOR!!
SALUDOS! NAT!
Hola, que bueno que te guste el fic, gracias, yo también espero que todo valla mejor (: bueno con respecto al fic, yo también estoy de acuerdo, quién se podría resistir a alguien así jajaja. Y respondiendo a tu pregunta, no, no es como Sam, creeme, Sam pronto aparecerá en la historia, soló no desesperen que todo se dará a s su tiempo (un secreto? te va a caer un poco mal cuando aparezca jajaja) Besos.
dianna rivera* - Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Estoy sin hacer nada así que creo que subiré dos capitulos más, bueno este es el primero, espero les guste. Besos.
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Capitulo 6
A la mañana siguiente estaba sorprendida de ver a Elliot entrar a la clase de Educación Física, justo cuando la campana tardía sonó. Él estaba vestido con unos pantalones de baloncesto que le llegaban hasta las rodillas y una sudadera Nike blanca. Sus tenis parecían nuevas y costosas. El me miró, luego de entregarle un papel a la Srta. Sully, me saludó de lejos y se reunió conmigo en las gradas.
- “Estaba pensando cuándo sería el día en que nos encontráramos otra vez,” él dijo. “La oficina principal se dio cuenta que no he cogido Educación Física en los últimas dos años. No es requerido en las escuelas privadas. Están debatiendo cómo cubriré cuatro años de EF en los próximos dos años y medio y, pues aquí estoy. Tengo Educación Física a primera hora y en el cuarto período.”
- “Nunca escuché por qué te transferiste aquí,” dije.
- “Era demasiado costoso para mis padres. Les estaba costando todo el dinero que habían ahorrado para su retiro.”
La Srta. Sully sopló su silbato.
- “Entiendo que el silbato significa algo,” me dijo Elliot.
- “Diez vueltas alrededor del gimnasio, sin cortar las esquinas.” Me levanté de las gradas. “¿Eres atleta?”
Elliot se levantó de un salto, bailando en la punta de sus pies. Tiró al aire unos cuantos ganchos y puños y terminó con un puño alto que terminó a solo centímetros de mi mentón. Sonriendo, él dijo, -“¿Un atleta? De corazón.”
- “Entonces vas a adorar la idea de diversión que tiene la Srta. Sully.”
Elliot y yo trotamos juntos diez vueltas, luego salimos fuera del gimnasio, dónde el aire estaba cubierto de una fantasmal niebla que parecía tapar mis pulmones y me ahogaba. Del cielo cayeron unas cuentas gotas, amenazando con una tormenta en la ciudad de Coldwater. Yo miré las puertas del edificio, pero supe que no tenía caso, la Srta. Sully era muy firme.
- “Necesito dos capitanes para el softball,” ella gritó. “Vamos, luzcan con vida. ¡Déjenme ver algunas manos en alto! Es mejor que lo hagan voluntariamente, porque de lo contrario yo escogeré los equipos y no siempre soy justa.”
Elliot levantó su mano.
- “Muy bien,” le dijo la Srta. Sully. “Ven aquí a la meta y… qué tal… Lexie Millar como capitán del equipo rojo.”
Los ojos de Lexie se movieron sobre el cuerpo de Elliot. - “Veamos quién es el
mejor.”
- “Elliot, es el primero en escoger los miembros del equipo,” dijo la Srta. Sully.
Cerrando sus dedos sobre su barbilla, Elliot examinó la clase, al parecer midiendo nuestras destrezas en el juego con solo mirarnos.- - “Britt” dijo.
Lexie echó su cuello hacia atrás y rió. - “Gracias,” le dijo a Elliot, enviándole una sonrisa tóxica que, por razones más allá de mi conocimiento, cautivaban al sexo opuesto.
- “¿Por qué?” Dijo Elliot.
- “Por regalarnos el juego.” Me señaló con un dedo. - “Hay cientos de razones por las cuales soy porrista y Brittany no. Coordinación es la primera.”
La fulminé con la mirada, luego caminé hasta ponerme al lado de Elliot y me puse una camiseta azul.
- “Britt y yo somos amigos,” le dijo Elliot a Lexie calmadamente, casi con frialdad. Era algo exagerado, pero yo no lo iba a corregir. Lexie parecía como si le hubieran echado un balde de agua helada y yo lo estaba disfrutando.
- “Eso es porque no has conocido a nadie mejor. Como yo.” Lexie enrolló su pelo en su dedo. “Lexie Millar. Pronto escucharás todo sobre mi.” O su ojo tenía un tic, o le lanzó una guiñada.
Elliot no dio ninguna respuesta en lo absoluto y continuó escogiendo a los miembros de su equipo. Cualquier otro chico se hubiera puesto de rodillas y rogaría a Lexie por un poco de atención.
- “¿Queremos quedarnos aquí toda la mañana esperando que venga la lluvia, o queremos comenzar con el juego?” Preguntó la Srta. Sully.
Luego de dividirnos en equipos, Elliot dirigió el nuestro a la caseta y determinó el orden de bateo. Entregándome un bate, puso un casco sobre mi cabeza. “Tú vas primero, Pierce. Todo lo que necesitamos es un imparable para llegar a base.”
Casi lo golpeo mientras practicaba con el bate y le dije, “Pero tenía ganas de hacer un cuadrangular.”
- “También tendremos uno de esos.” Él me dirigió hacia la meta. “Espera al lanzamiento y batea con fuerza.”
Yo balanceé el bate en mi hombro, pensando que quizá debí haber prestado más atención a la Serie Mundial. Mi casco me cubrió los ojos y yo lo empujé hacia arriba, intentando ver el parque, que estaba cubierto por una macabra espiral de neblina.
Lexie Millar tomó su lugar en el montículo del lanzador. Ella sostuvo la bola en frente de ella y noté que su dedo del medio estaba alzado para mí. Ella mostró otra sonrisa tóxica y lanzó hacia mí la bola.
Le di a una parte de ella, enviándola hacia el lado equivocado.
- “¡Eso es un strike!” Gritó la Srta. Sully desde su posición entre primera y segunda base.
Elliot gritó desde la caseta, “¡Esa bola tenía mucha curva, lánzale una buena!”
Me tomó un momento para darme cuenta de que él le estaba hablando a Lexie y no a mí.
Nuevamente la bola dejó la mano de Lexie, haciendo un arco en el sombrío cielo. Yo intenté golpearle, pero fallé.
- “Segundo strike,” dijo Anthony Amowitz a través de la máscara del receptor. Yo lo miré pesadamente.
Alejándome del plató, intenté nuevamente practicar con el bate. Casi ni sentí a Elliot venir tras de mí. Él estiró sus brazos alrededor de mi y posicionó sus manos en el bate, alineándose con las mías.
- “Déjame enseñarte,” él me dijo al oído. “Así. ¿Sientes eso? Relájate. Ahora gira tus caderas, todo está en las caderas.”
Podía sentir mi cara calentarse al ver que toda la clase nos estaba mirando. - “Creo que entendí, gracias.”
- “¡Vayan a un cuarto!” Nos gritó Lexie. Toda la clase rió.
- “Si le lanzaras decentemente,” Elliot le gritó, “ella golpearía la bola.”
- “Mi lanzamiento está bien.”
- “Y el bateo de ella está bien.” Elliot bajó la voz y me habló. “Tú pierdes contacto visual al minuto que ella suelta la bola. Sus lanzamientos no son rectos, así que tendrás que estar alerta para poder golpear.”
- “¡Estamos atrasando el juego, gente!” Gritó la Srta. Sully.
Justo en ese momento, algo en el estacionamiento más allá de la caseta llamó mi atención. Creí que alguien me llamaba. Me giré, pero mientras lo hacía, supe que mi nombre no había sido mencionado en alto. Lo había escuchado en mi mente.
Brittany.
San llevaba puesta una desgastada gorra de béisbol y tenía sus dedos enganchados en la verja de metal, recostándose contra ella. No llevaba abrigo a pesar del clima.
Simplemente iba de negro de la cabeza a los pies. Sus ojos eran opacos e inaccesibles mientras me observaba, pero sospeché que había mucho más oculto tras ellos.
Otra sucesión de palabras se introdujeron en mi mente.
¿Lecciones de bateo? Que rico… contacto.
Respiré profundamente y me dije que estaba imaginando las palabras. Porque la otra alternativa consideraba que San tenía el poder de transmitir pensamientos en mi mente. Lo cual no podía ser. Simplemente no podía. A menos que estuviera loca. Eso me asustó más que la idea de ella violando los métodos de comunicación normal, por voluntad propia, y hablándome sin ni siquiera abrir su boca.
- “¡Pierce! ¡Concéntrate en el juego!”
Yo pestañeé, volviendo a la vida justo a tiempo para ver la bola rodando hacia mí en el aire. Comencé a mover el bate, pero entonces escuché otro hilo de palabras.
Todavía… no.
Me detuve esperando que la bola viniera a mí y mientras descendía, me adelanté al frente del plató y bateé con toda la fuerza que tenía.
Se escuchó un enorme crujido y el bate vibró en mis manos. La bola condujo hacia Lexie, quién cayó de espaldas al suelo y apretujada entre segunda base y campo cortó, la pelota rebotó en la grama del parque.
- “¡Corre!” Gritó mi equipo desde la caseta. “¡Corre, Brittany!”
Corrí.
- “¡Tira el bate!” Gritaron.
Lo lancé a un lado.
- “¡Quédate en primera base!”
No lo hice.
Tropezando con una de las esquinas de la primera base, le di la vuelta, corriendo hacia la segunda. Ahora el campo izquierdo tenía la pelota, en posición para sacarme. Yo agaché la cabeza, estiré los brazos y traté de recordar cómo los profesionales en la ESPN se deslizaban hacia la base.
¿Primero los pies? ¿La Cabeza? ¿Detenerse, tirarse y dar vueltas?
La pelota navegó hacia donde estaba el de la segunda base, dejando una estela blanca en algún lado de mi visión. Un emocionado coro con la palabra “¡Deslízate!” vino desde la caseta, pero yo todavía no me había decidido qué iba a golpear primero el suelo: mis zapatos o mi cara.
El de la segunda base agarró la pelota fuera del aire. Yo me lancé de cabeza, con los brazos estirados. El guante vino de la nada descendiendo en picada sobre mí. Aterrizó en mi cara, apestando fuertemente a cuero. Mi cuerpo se abolló contra el suelo, dejándome con la boca llena de polvo y arena el cual se disolvió bajo mi lengua.
- “¡Fuera!” Gritó la Srta. Sully.
Me puse de lado, inspeccionando mis daños. Mis muslos ardían con una extraña mezcla de calor y frío y cuando levanté mi sudadera, decir que dos gatos habían estado jugando en mis muslos era poco. Cojeando hasta la caseta, me dejé caer en la banca.
- “Muy bonito,” dijo Elliot.
- “¿La maniobra que hice, o el rasgón en mi pierna?” Llevando mi rodilla contra mi pecho, sacudí el sucio lo más que pude.
Elliot se dobló y sopló en mi rodilla. Varios de los pedazos más grandes de tierra cayeron al suelo.
Un momento de incómodo silencio le siguió.
- “¿Puedes caminar?” Preguntó.
Parándome, demostré que aunque mi pierna era un desastre con rasgones y sucio, aún podía usarla.
- “Puedo llevarte a la enfermería, si quieres, para que te venden,” él dijo.
- “De verdad estoy bien.” Miré a la verja en donde había visto a San. Ella ya no estaba allí.
- “¿Esa que estaba parado en le verja era tu novia?” Preguntó Elliot.
Me sorprendió el que Elliot hubiera notado a San. Él había estado de espaldas a ella.
- “No,” dije. “Es solo un amiga. En realidad, ni siquiera es eso. Es mi compañera de bilogía.
- “Te estás sonrojando.”
- “Probablemente he estado demasiado tiempo expuesta al sol.”
La voz de San seguía haciendo eco en mi cabeza. Mi corazón latió más rápido y mi sangre se puso fría. ¿Ella habló directamente a mis pensamientos? ¿Había entre nosotras alguna inexplicable conexión que permitía que eso pasara? ¿Estaba enloqueciendo?
Elliot no pareció muy convencido. - “¿Estás segura que no hay nada entre ustedes dos? No quiero estar tras una chica que no está disponible.”
- “Nada.” Nada que yo fuera a permitir.
Espera. ¿Qué dijo Elliot?
- “¿Discúlpame, qué dijiste?”
Él sonrió. - “Delphic Seaport reabre el sábado en la noche, Finn y yo tenemos pensando ir. El clima no se supone que esté tan mal. Quizá tú y Rachel quieran ir…”
Tardé un momento en pensar sobre su oferta. Estaba muy segura que si le decía a Elliot que no, Rachel me mataría. Además, salir con Elliot parecía una buena manera para escapar de mi incómoda atracción hacia San.
- “Dalo por hecho,” dije.
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Les dejo este cap. y haber si subo el siguiente. Besos
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Capitulo 6
A la mañana siguiente estaba sorprendida de ver a Elliot entrar a la clase de Educación Física, justo cuando la campana tardía sonó. Él estaba vestido con unos pantalones de baloncesto que le llegaban hasta las rodillas y una sudadera Nike blanca. Sus tenis parecían nuevas y costosas. El me miró, luego de entregarle un papel a la Srta. Sully, me saludó de lejos y se reunió conmigo en las gradas.
- “Estaba pensando cuándo sería el día en que nos encontráramos otra vez,” él dijo. “La oficina principal se dio cuenta que no he cogido Educación Física en los últimas dos años. No es requerido en las escuelas privadas. Están debatiendo cómo cubriré cuatro años de EF en los próximos dos años y medio y, pues aquí estoy. Tengo Educación Física a primera hora y en el cuarto período.”
- “Nunca escuché por qué te transferiste aquí,” dije.
- “Era demasiado costoso para mis padres. Les estaba costando todo el dinero que habían ahorrado para su retiro.”
La Srta. Sully sopló su silbato.
- “Entiendo que el silbato significa algo,” me dijo Elliot.
- “Diez vueltas alrededor del gimnasio, sin cortar las esquinas.” Me levanté de las gradas. “¿Eres atleta?”
Elliot se levantó de un salto, bailando en la punta de sus pies. Tiró al aire unos cuantos ganchos y puños y terminó con un puño alto que terminó a solo centímetros de mi mentón. Sonriendo, él dijo, -“¿Un atleta? De corazón.”
- “Entonces vas a adorar la idea de diversión que tiene la Srta. Sully.”
Elliot y yo trotamos juntos diez vueltas, luego salimos fuera del gimnasio, dónde el aire estaba cubierto de una fantasmal niebla que parecía tapar mis pulmones y me ahogaba. Del cielo cayeron unas cuentas gotas, amenazando con una tormenta en la ciudad de Coldwater. Yo miré las puertas del edificio, pero supe que no tenía caso, la Srta. Sully era muy firme.
- “Necesito dos capitanes para el softball,” ella gritó. “Vamos, luzcan con vida. ¡Déjenme ver algunas manos en alto! Es mejor que lo hagan voluntariamente, porque de lo contrario yo escogeré los equipos y no siempre soy justa.”
Elliot levantó su mano.
- “Muy bien,” le dijo la Srta. Sully. “Ven aquí a la meta y… qué tal… Lexie Millar como capitán del equipo rojo.”
Los ojos de Lexie se movieron sobre el cuerpo de Elliot. - “Veamos quién es el
mejor.”
- “Elliot, es el primero en escoger los miembros del equipo,” dijo la Srta. Sully.
Cerrando sus dedos sobre su barbilla, Elliot examinó la clase, al parecer midiendo nuestras destrezas en el juego con solo mirarnos.- - “Britt” dijo.
Lexie echó su cuello hacia atrás y rió. - “Gracias,” le dijo a Elliot, enviándole una sonrisa tóxica que, por razones más allá de mi conocimiento, cautivaban al sexo opuesto.
- “¿Por qué?” Dijo Elliot.
- “Por regalarnos el juego.” Me señaló con un dedo. - “Hay cientos de razones por las cuales soy porrista y Brittany no. Coordinación es la primera.”
La fulminé con la mirada, luego caminé hasta ponerme al lado de Elliot y me puse una camiseta azul.
- “Britt y yo somos amigos,” le dijo Elliot a Lexie calmadamente, casi con frialdad. Era algo exagerado, pero yo no lo iba a corregir. Lexie parecía como si le hubieran echado un balde de agua helada y yo lo estaba disfrutando.
- “Eso es porque no has conocido a nadie mejor. Como yo.” Lexie enrolló su pelo en su dedo. “Lexie Millar. Pronto escucharás todo sobre mi.” O su ojo tenía un tic, o le lanzó una guiñada.
Elliot no dio ninguna respuesta en lo absoluto y continuó escogiendo a los miembros de su equipo. Cualquier otro chico se hubiera puesto de rodillas y rogaría a Lexie por un poco de atención.
- “¿Queremos quedarnos aquí toda la mañana esperando que venga la lluvia, o queremos comenzar con el juego?” Preguntó la Srta. Sully.
Luego de dividirnos en equipos, Elliot dirigió el nuestro a la caseta y determinó el orden de bateo. Entregándome un bate, puso un casco sobre mi cabeza. “Tú vas primero, Pierce. Todo lo que necesitamos es un imparable para llegar a base.”
Casi lo golpeo mientras practicaba con el bate y le dije, “Pero tenía ganas de hacer un cuadrangular.”
- “También tendremos uno de esos.” Él me dirigió hacia la meta. “Espera al lanzamiento y batea con fuerza.”
Yo balanceé el bate en mi hombro, pensando que quizá debí haber prestado más atención a la Serie Mundial. Mi casco me cubrió los ojos y yo lo empujé hacia arriba, intentando ver el parque, que estaba cubierto por una macabra espiral de neblina.
Lexie Millar tomó su lugar en el montículo del lanzador. Ella sostuvo la bola en frente de ella y noté que su dedo del medio estaba alzado para mí. Ella mostró otra sonrisa tóxica y lanzó hacia mí la bola.
Le di a una parte de ella, enviándola hacia el lado equivocado.
- “¡Eso es un strike!” Gritó la Srta. Sully desde su posición entre primera y segunda base.
Elliot gritó desde la caseta, “¡Esa bola tenía mucha curva, lánzale una buena!”
Me tomó un momento para darme cuenta de que él le estaba hablando a Lexie y no a mí.
Nuevamente la bola dejó la mano de Lexie, haciendo un arco en el sombrío cielo. Yo intenté golpearle, pero fallé.
- “Segundo strike,” dijo Anthony Amowitz a través de la máscara del receptor. Yo lo miré pesadamente.
Alejándome del plató, intenté nuevamente practicar con el bate. Casi ni sentí a Elliot venir tras de mí. Él estiró sus brazos alrededor de mi y posicionó sus manos en el bate, alineándose con las mías.
- “Déjame enseñarte,” él me dijo al oído. “Así. ¿Sientes eso? Relájate. Ahora gira tus caderas, todo está en las caderas.”
Podía sentir mi cara calentarse al ver que toda la clase nos estaba mirando. - “Creo que entendí, gracias.”
- “¡Vayan a un cuarto!” Nos gritó Lexie. Toda la clase rió.
- “Si le lanzaras decentemente,” Elliot le gritó, “ella golpearía la bola.”
- “Mi lanzamiento está bien.”
- “Y el bateo de ella está bien.” Elliot bajó la voz y me habló. “Tú pierdes contacto visual al minuto que ella suelta la bola. Sus lanzamientos no son rectos, así que tendrás que estar alerta para poder golpear.”
- “¡Estamos atrasando el juego, gente!” Gritó la Srta. Sully.
Justo en ese momento, algo en el estacionamiento más allá de la caseta llamó mi atención. Creí que alguien me llamaba. Me giré, pero mientras lo hacía, supe que mi nombre no había sido mencionado en alto. Lo había escuchado en mi mente.
Brittany.
San llevaba puesta una desgastada gorra de béisbol y tenía sus dedos enganchados en la verja de metal, recostándose contra ella. No llevaba abrigo a pesar del clima.
Simplemente iba de negro de la cabeza a los pies. Sus ojos eran opacos e inaccesibles mientras me observaba, pero sospeché que había mucho más oculto tras ellos.
Otra sucesión de palabras se introdujeron en mi mente.
¿Lecciones de bateo? Que rico… contacto.
Respiré profundamente y me dije que estaba imaginando las palabras. Porque la otra alternativa consideraba que San tenía el poder de transmitir pensamientos en mi mente. Lo cual no podía ser. Simplemente no podía. A menos que estuviera loca. Eso me asustó más que la idea de ella violando los métodos de comunicación normal, por voluntad propia, y hablándome sin ni siquiera abrir su boca.
- “¡Pierce! ¡Concéntrate en el juego!”
Yo pestañeé, volviendo a la vida justo a tiempo para ver la bola rodando hacia mí en el aire. Comencé a mover el bate, pero entonces escuché otro hilo de palabras.
Todavía… no.
Me detuve esperando que la bola viniera a mí y mientras descendía, me adelanté al frente del plató y bateé con toda la fuerza que tenía.
Se escuchó un enorme crujido y el bate vibró en mis manos. La bola condujo hacia Lexie, quién cayó de espaldas al suelo y apretujada entre segunda base y campo cortó, la pelota rebotó en la grama del parque.
- “¡Corre!” Gritó mi equipo desde la caseta. “¡Corre, Brittany!”
Corrí.
- “¡Tira el bate!” Gritaron.
Lo lancé a un lado.
- “¡Quédate en primera base!”
No lo hice.
Tropezando con una de las esquinas de la primera base, le di la vuelta, corriendo hacia la segunda. Ahora el campo izquierdo tenía la pelota, en posición para sacarme. Yo agaché la cabeza, estiré los brazos y traté de recordar cómo los profesionales en la ESPN se deslizaban hacia la base.
¿Primero los pies? ¿La Cabeza? ¿Detenerse, tirarse y dar vueltas?
La pelota navegó hacia donde estaba el de la segunda base, dejando una estela blanca en algún lado de mi visión. Un emocionado coro con la palabra “¡Deslízate!” vino desde la caseta, pero yo todavía no me había decidido qué iba a golpear primero el suelo: mis zapatos o mi cara.
El de la segunda base agarró la pelota fuera del aire. Yo me lancé de cabeza, con los brazos estirados. El guante vino de la nada descendiendo en picada sobre mí. Aterrizó en mi cara, apestando fuertemente a cuero. Mi cuerpo se abolló contra el suelo, dejándome con la boca llena de polvo y arena el cual se disolvió bajo mi lengua.
- “¡Fuera!” Gritó la Srta. Sully.
Me puse de lado, inspeccionando mis daños. Mis muslos ardían con una extraña mezcla de calor y frío y cuando levanté mi sudadera, decir que dos gatos habían estado jugando en mis muslos era poco. Cojeando hasta la caseta, me dejé caer en la banca.
- “Muy bonito,” dijo Elliot.
- “¿La maniobra que hice, o el rasgón en mi pierna?” Llevando mi rodilla contra mi pecho, sacudí el sucio lo más que pude.
Elliot se dobló y sopló en mi rodilla. Varios de los pedazos más grandes de tierra cayeron al suelo.
Un momento de incómodo silencio le siguió.
- “¿Puedes caminar?” Preguntó.
Parándome, demostré que aunque mi pierna era un desastre con rasgones y sucio, aún podía usarla.
- “Puedo llevarte a la enfermería, si quieres, para que te venden,” él dijo.
- “De verdad estoy bien.” Miré a la verja en donde había visto a San. Ella ya no estaba allí.
- “¿Esa que estaba parado en le verja era tu novia?” Preguntó Elliot.
Me sorprendió el que Elliot hubiera notado a San. Él había estado de espaldas a ella.
- “No,” dije. “Es solo un amiga. En realidad, ni siquiera es eso. Es mi compañera de bilogía.
- “Te estás sonrojando.”
- “Probablemente he estado demasiado tiempo expuesta al sol.”
La voz de San seguía haciendo eco en mi cabeza. Mi corazón latió más rápido y mi sangre se puso fría. ¿Ella habló directamente a mis pensamientos? ¿Había entre nosotras alguna inexplicable conexión que permitía que eso pasara? ¿Estaba enloqueciendo?
Elliot no pareció muy convencido. - “¿Estás segura que no hay nada entre ustedes dos? No quiero estar tras una chica que no está disponible.”
- “Nada.” Nada que yo fuera a permitir.
Espera. ¿Qué dijo Elliot?
- “¿Discúlpame, qué dijiste?”
Él sonrió. - “Delphic Seaport reabre el sábado en la noche, Finn y yo tenemos pensando ir. El clima no se supone que esté tan mal. Quizá tú y Rachel quieran ir…”
Tardé un momento en pensar sobre su oferta. Estaba muy segura que si le decía a Elliot que no, Rachel me mataría. Además, salir con Elliot parecía una buena manera para escapar de mi incómoda atracción hacia San.
- “Dalo por hecho,” dije.
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Les dejo este cap. y haber si subo el siguiente. Besos
dianna rivera* - Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
El segundo capitulo como se los dije, espero les guste. Besos.
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Capitulo 7
Era la noche del sábado y Dorothea y yo estábamos en la cocina. Ella acababa de meter una cacerola en el horno y yo estaba viento la magnitud de la lista de tareas que mi mamá había colgado en la nevera con un imán.
- “Tu mamá llamó. No regresará hasta el lunes en la noche,” dijo Dorothea mientras le echaba Ajax a nuestro fregadero y lo restregaba con tanto vigor, que hacía que mi codo doliera. “Dejó un mensaje en la máquina. Quiere que la llames. ¿La has llamado todas las noches antes de acostarte?”
Me senté en uno de los taburetes de la barra, mientras comía un panecillo con mantequilla. Acaba de dar un mordisco enorme y ahora Dorothea me estaba mirando como si quisiera una respuesta. “Mm-jmm,” dije, asintiendo con la cabeza.
- “Hoy llegó una carta de la escuela.” Ella señaló con su barbilla un grupo de cartas que había sobre la encimera. “Tal vez sepas a qué se deba.”
Alcé los hombros, intentando parecer lo más inocente posible y dije, - “Ni idea.”
Mentalmente, me di en la frente con la palma de mi mano. Doce meses atrás, abrí la puerta y me encontré con la policía. Tenemos malas noticias, dijeron. Una semana después fue el funeral de mi papá. Desde entonces, todos los lunes en la tarde me he presentado a mi sesión programada con el Dr. Pillsbury, la psicóloga de la escuela. He faltado a las últimas dos sesiones y si no enmendaba eso en esta semana, iba a tener problemas. La carta era más bien una advertencia.
- “¿Tienes planes para esta noche? ¿Tú y Rach tienen algo bajo la manga? ¿Van a ver una película en la casa?”
- “Quizá. Honestamente, Dorth, yo puedo limpiar el fregadero luego. Ven siéntate y… toma la otra mitad de mi panecillo.”
El moño canoso de Dorothea se estaba comenzando a deshacer mientras restregaba.
- “Mañana voy a una conferencia,” dijo. “En Portland. La Dra. Melissa Sánchez va hablar. Ella dice que la gente para ser más sexy, debe creer que es sexy. Las hormonas son una medicina poderosa. A menos que les digamos qué queremos, estas nos estarán traicionando.” Dorothea se dio la vuelta, apuntándome enfáticamente con el envasé de Ajax. “Ahora me despierto en las mañanas, llevo mi labial rojo al espejo y escribo: Soy sexy. Los hombres me desean. Sesenta y cinco es el nuevo veinticinco.”
- “¿Crees que está funcionando?” Le pregunté, esforzándome en no reír.
- “Está funcionando,” dijo con sobriedad.
Lamí la mantequilla de mis dedos, buscando una respuesta adecuada. - “Entonces vas a pasar el fin de semana reviviendo tu lado sexy.”
- “Toda mujer necesita revivir su lado sexy. Me gusta eso. Mi hija se hizo implantes. Ella dice que lo hizo por ella. ¿Pero para qué una mujer quiere senos más grande? Son una carga. Ella se hizo los senos para un hombre. Espero que no hagas cosas estúpidas por un chico o chica, Brittany.” Ella me señaló con el dedo.
- “Créeme, Dorth, no hay chicos ni chicas en mi vida.” Está bien, quizá hay dos acechando, rodeándome, pero como no conozco bien a ninguno de los dos, y una me asusta, se sentía más seguro cerrar mis ojos y fingir que no existían.
- “Eso es bueno y es malo,” dijo Dorothea, a regañadientes. “Si encuentras al chico o chica equivocados, buscarás problemas. Si encuentras al chico o chica adecuados, encontrarás amor.”
Su voz se suavizó nostálgicamente. “Cuando era una chiquilla en Alemania, tuve que decidir entre dos chicos. Uno era un chico muy malo. El otro era mi Henry. Hemos estado felizmente casados por cuarenta y un años.”
Era tiempo de cambiar de tema. - “¿Cómo está tu ahijado… Lionel?”
Sus ojos se estrecharon. “¿Te gusta el pequeño Lionel?”
- “Noooo.”
- “Podría arreglar algo…”
- “No, Dorothea, de verdad. Gracias, pero… en realidad ahora mismo estoy concentrada en mis estudios. Quiero entrar a una buena universidad.”
- “Si en el futuro…”
- “Te dejaré saber.”
Terminé mi panecillo con el sonido monótono del parloteo de Dorothea, respondiendo con algunos “ah-ja” cada vez que ella se detenía lo suficiente para esperar por mi respuesta. Yo estaba preocupada debatiéndome si en realidad quería encontrarme esta noche con Elliot. Al principio, salir con él me había parecido una gran idea, pero mientras más lo pensaba, más duda tenía. Conocía a Elliot desde hace solo unos días y además no estaba segura de cómo mi mamá se sentiría acerca de esto. Se me estaba haciendo tarde y el viaje hacia Delphic duraba al menos media hora y para añadir, en los fines de semana, Delphic tenía reputación de ser peligroso.
El teléfono sonó y el número de Rachel apareció en el registro de llamadas.
- “¿Vamos a hacer algo esta noche?” Ella quería saber.
Abrí la boca, pensando cuidadosamente mi respuesta. No habría marcha atrás una vez le dijera a Rachel sobre la invitación de Elliot.
Rachel chilló. - “¡Ay! ¡Ay dios ay dios! Acabo de derramar esmalte de uñas en el sofá. Espera, voy a buscar papel toalla. ¿El esmalte de uñas sale con agua?”
Momentos después, regresó. “Creo que arruiné el sofá. Tenemos que salir esta noche. No quiero estar aquí cuando mi último trabajo de arte accidental sea descubierto.”
Dorothea se había ido al pasillo, al tocador, y no tenía deseos de pasar toda la noche escuchándola gruñir acerca de las instalaciones del baño mientras limpiaba, así que hice mi decisión. - “¿Qué tal si vamos a Delphic Seaport? Elliot y Finn van a ir y quieren que nos encontremos allá.
- “¡Ocultaste pistas! Esto es información vital, Britt. Te recogeré en quince minutos.”
Y me dejó escuchando el tono muerto del teléfono.
Subí las escaleras y me puse un cómodo suéter blanco de cachemira, jeans oscuros y mocasines azul marino. Con mis dedos, acomodé mi pelo para que enmarcara mi rostro de la manera que aprendí a manejar mis rizos naturales y… voilá! Rizos más o menos decentes. Me alejé del espejo para verme completa y pensé que me veía como un cruce entre descuidada y casi sexy.
Exactamente quince minutos después, Rachel estaba con su Neón al frente de la casa y sonó su bocina al estilo staccato. A mí me toma diez minutos llegar a su casa, pero usualmente yo presto atención al límite de velocidad. Rachel entendía la palabra velocidad, pero límite no era parte de su vocabulario.
- “Voy a ir a Delphic Seaport con Vee,” le grité a Dorothea. “Si mi mamá llama, se lo dejas saber.”
Dorothea salió del tocador balanceándose. - “¿Vas a ir a Delphic tan tarde?”
- “¡Diviértete en tu conferencia!” Dije, escapando por la puerta antes de que ella pudiera protestar o llamar a mi mamá por el teléfono.
El cabello de Rachel estaba recogido en una cola de caballo alta, dejando caer sus grandes rizos. Aros colgaban de sus orejas. Llevaba puesto labial rojo cereza y rímel negro.
- “¿Cómo lo haces?” Pregunté. “Tuviste cinco minutos para estar lista.”
- “Siempre estoy preparada.” Rachel sonrió de oreja a oreja. “Soy el sueño de un Boy Scout.”
Rachel me observó con ojo crítico.
- “¿Qué?” Dije.
- “Esta noche nos vamos a reunir con chicos.”
- “La última vez que verifiqué, sí.”
- “A los chicos les gusta las chicas que lucen como… chicas.”
Yo alcé mis cejas. - “¿Y cómo luzco yo?”
- “Como si hubieras salido de la ducha y decidieras que eso solo era suficiente para parecer presentable. No me tomes a mal. La ropa está bien, el pelo está bien, pero el resto… Toma.” Ella buscó en su bolso. “Siendo la amiga que soy, te presto mi labial y mi rímel, pero solo si juras que tus ojos no tienen una enfermedad contagiosa.”
- “¡No tengo ninguna enfermedad contagiosa!”
- “Solo cumplo con preguntar.”
- “No lo quiero.”
Rachel se quedó boquiabierta, mitad jugando y mitad en serio. - “¡Te sentirás desnuda si no lo usas!”
- “Suena como la manera en que tú quieres lucir,” dije.
Con toda honestidad, tenía sentimientos encontrados con esto de ir sin maquillaje. No porque sí me sentía un poco desnuda, si no porque San había puesto en mi mente la sugerencia de no usar maquillaje. En un esfuerzo para hacerme sentir mejor, me dije que mi dignidad no estaba en juego y tampoco mi orgullo. Me dieron una sugerencia y yo estaba dispuesta a llevarla a cabo. Lo que no quería reconocer es que específicamente había escogido una noche en donde sabía que no vería a San para que ella la aprobara.
Media hora después Rachel condujo hasta la entrada de Delphic Seaport. Fuimos forzadas a estacionarnos en el lado más lejos del lote de estacionamiento, debido al pesado tráfico del fin de semana de inauguración. El pueblo se encuentra justo en la costa, así que Delphic no es conocido por su buen clima.
Un suave viento había comenzado, haciendo que las bolsas de hojuelas de maíz y envolturas de dulces se envolvieran alrededor de nuestros tobillos mientras Rachel y yo caminábamos hacia la ventanilla de entradas. Hacía mucho que los árboles habían perdido sus hojas y las ramas amenazaban sobre nosotras, como dedos inconexos. El auge de Delphic Seaport duraba todo el verano junto con un parque de diversiones, mascaradas, leedoras del tarot, músicos gitanos y un espectáculo de fenómenos. Jamás podré estar segura si las deformidades humanas eran reales o si solo eran una ilusión.
“Un adulto, por favor,” le dije a la mujer de la ventanilla de entradas. Ella cogió mi dinero y deslizó bajo la ventanilla una banda para la muñeca. Luego sonrió, mostrando unos colmillos plásticos de vampiros, pintados con labial rojo.
“Que la pasen bien,” dijo con una voz sin aliento. “No olviden probar nuestra recién remodelada atracción.” Ella golpeó su lado del cristal, señalando a una pila de mapas del parque y volantes.
Yo tomé uno de cada uno mientras caminaba hacia la entrada giratoria. El volante
decía: ¡La nueva sensación del Parque de Diversiones Delphic! El Arcángel ¡Remodelado y Renovado! Cae del cielo en esta caída vertical de cien pies.
Por encima de mi hombro, Rachel leyó el volante y sus uñas amenazaban con perforar la piel de mi brazo. - “¡Tenemos que ir a eso!” Exclamó.
- “A lo último,” prometí, esperando que si íbamos primero a las otras atracciones, ella se olvidaría de esta. Desde años no le he temido a las alturas, probablemente porque desde años he estado convenientemente evitándolas y no estaba segura si estaba lista para saber si el tiempo había borrado mi temor a ellas.
Después de montarnos en la estrella, en los carritos chocadores, en la atracción de la Alfombra Mágica y jugar en los juegos de las casetas, Rachel y yo decidimos que era tiempo de buscar a Elliot y a Finn.
- “Jmm,” dijo Rachel, mirando a todas partes del camino que cruzaba el parque.
Ambas nos quedamos calladas pensando.
- “En los videojuegos,” dije por último.
- “Bien pensado.”
Acabábamos de pasar por la entrada de los videojuegos cuando le vi. No a Elliot. Tampoco a Finn.
San.
Ella me miró desde su videojuego. Llevaba puesta la misma gorra de béisbol que cuando la vi en ED y esta le tapaba casi toda la cara, pero estaba segura de que vi una rápida sonrisa. A primera vista parecía amistoso, pero luego recordé cómo ella entró en mis pensamientos y me puse fría hasta los huesos.
Por suerte Rachel todavía no lo había visto y la llevé hacia donde estaba toda la gente, dejando a San fuera de la vista. Lo último que necesitaba era que ella sugiriera ir a donde ella y comenzar una conversación.
- “¡Allí están!” Dijo Rachel, moviendo el brazo sobre su cabeza. “¡Finn! ¡Elliot! ¡Por aquí!”
- “Buenas noches, damas,” dijo Elliot, abriéndose camino entre la multitud.
Finn caminaba tras él, luciendo tan entusiasmado como un pastel de carne hecho hace tres días. “¿Puedo comprarle a ambas una Coca-Cola?”
- “Me parece bien,” dijo Rachel. Ella estaba mirando directamente a Finn. “Que la mía sea dietética.”
Finn masculló una excusa de que tenía que ir al baño y se volvió a perder en la multitud.
Cinco minutos después, Elliot regresó con las Coca-Colas y luego de que nos las entregara, frotó sus manos y contempló el suelo. - “¿Por dónde comenzamos?”
- “¿Qué pasa con Finn?” Preguntó Rachel.
- “Él nos encontrará.”
- “Hockey de mesa,” dije inmediatamente. El hockey de mesa estaba al otro lado de los videojuegos. Mientras más lejos de San, mejor. Me dije que era una coincidencia el que ella estuviera aquí, pero mis instintos decían lo contrario.
- “¡Ah, mira!” Interpuso Rachel. “¡Fútbol de mesa!” Ella ya estaba zigzagueando entre la multitud, abriéndose camino hasta una mesa libre. “Finn y yo contra ustedes dos. Los perdedores comprarán pizza.”
- “Muy justo,” dijo Elliot.
El fútbol de mesa hubiera estado bien, si esta no hubiera estado a tan corta distancia de dónde San estaba jugando. Me propuse ignorarla. Si me mantenía de espaldas a ella, difícilmente notaría que estaba ahí. Quizá Rachel tampoco lo vería.
- “¿Oye, Britt, no es esa San?” Dijo Rachel.
- “¿Jmm?” Dije inocentemente.
Ella señaló. - “Allí. Ese es ella ¿cierto?”
- “Lo dudo. ¿Elliot y yo seremos el equipo blanco?”
- “San es la compañera de biología de Britt,” Rachel le explicó a Elliot. Ella me lanzó una guiñada traviesa, pero adoptó una expresión inocente al momento que Elliot le dio su atención. Sutilmente, sacudí la cabeza, transmitiéndole silenciosamente que se detuviera.
- “Ella sigue mirando para acá,” Rachel dijo bajando la voz. Ella se reclinó contra la mesa del fútbol, intentando que nuestra conversación pareciera privada, pero ella susurró tan alto, que Elliot no tuvo más opción que escuchar. “Se está preguntando qué haces aquí con…” Ella balanceó su cabeza hacia Elliot.
Yo cerré los ojos e imaginé que golpeaba mi cabeza contra una pared.
- “San ha dejado bien claro que quiere ser para Britt algo más que compañera de biología,” continuó Rachel “Y nadie puede culparla.”
- “¿Es cierto eso?” Dijo Elliot, mirándome de una manera que decía que no estaba sorprendido. Que él ya lo sospechaba. Noté que él se acercó más a mí. Rachel me lanzó una sonrisa triunfante. Me lo agradeces después, decía.
- “No es eso,” corregí. “Es…”
- “Peor que eso,” dijo Rachel. “Britt sospecha que la está siguiendo. La policía está a punto de envolverse.”
- “¿Por qué no jugamos?” Dije en voz alta y tiré la bola al centro de la mesa, pero nadie lo notó.
-“¿Quieres que hable con ella?” Me preguntó Elliot. “Le explicaré que no estamos buscando problemas. Le diré que estas aquí conmigo y que si tiene algún problema lo puede discutir conmigo.”
Esta no era la dirección que quería que tomara nuestra conversación. Para nada.
- “¿Qué le pasó a Finn?” Dije. “Se ha ido por mucho tiempo.”
- “Sí, quizá se cayó en el inodoro,” dijo Rachel.
- “Déjame hablar con San,” dijo Elliot.
Aunque apreciaba su preocupación, no me gustaba la idea de Elliot hablando cara a cara con San. San era un factor X: intangible, daba miedo y era desconocido. ¿Quién sabe de qué era capaz? Elliot era demasiado bueno para ser enviado en contra de San.
- “Ella no me asusta,” dijo Elliot, como desaprobando mis pensamientos. Obviamente esto era algo en lo que Elliot y yo no estábamos de acuerdo.
- “Mala idea,” dije.
- “Gran idea,” dijo Rachel. “De otra manera, San podría volverse… violenta. ¿Recuerdas la última vez?
¿La última vez? Le dije a Vee, articulando sin pronunciar palabra.
No tenía idea de por qué Rachel estaba haciendo esto, aparte de que ella tenía una tendencia a hacer todo lo más dramático posible. Su idea de drama era mi idea de una mórbida humillación.
- “Sin ofender, pero esta chica suena como una arrastrada,” dijo Elliot. “Dame dos minutos con ella.” Él comenzó a caminar.
- “¡No!” Dije, agarrándolo por la manga para detenerlo. “Ella, eh, podría ponerse otra vez violenta. Déjame lidiar con esto.” Fulminé a Rachel con la mirada.
- “¿Estas segura?” Dijo Elliot. “Estaría muy feliz de hacerlo.”
- “Creo que es mejor si se lo digo yo.”
Froté mis manos en mis jeans y luego de respirar tranquilamente, comencé a cerrar la distancia entre San y yo, la cual se trataba del ancho de unas cuantas consolas de videojuegos. No tenía idea de qué le iba a decir cuando llegara. Con suerte, solo un breve hola y luego podría regresar y asegurarle a Elliot y a Rachel que todo estaba bajo control.
San estaba vestida con su ropa usual: camisa negra, jeans negros y una delgada gargantilla de plata que brillaba sobre su oscura complexión. Sus mangas estaban enrolladas hasta los codos y podía ver sus músculos trabajando mientras presionaba botones. Era alta, delgada y sólida y no me hubiera sorprendido si bajo su ropa tuviera varias cicatrices, legados de peleas callejeras y otras conductas imprudentes. No es que yo quisiera ver bajo su ropa.
Cuando llegué a la consola de San, la golpeé por el lado para llamar su atención. Con la voz más calmada que pude lograr, dije, - “¿Pac-Man? ¿O es Donkey Kong?” La verdad, parecía un poco más violento y militar.
Una lenta sonrisa se expandió en su rostro. - “Béisbol. ¿Crees que puedas pararte tras de mí y darme un par de instrucciones?”
Bombas explotaron en la pantalla y cuerpos gritando navegaron en el aire. Obviamente no estaba jugando béisbol.
- “¿Cuál es su nombre?” San preguntó, señalando con la cabeza casi imperceptiblemente hacia la mesa de fútbol.
- “Elliot. Mira, debo hacer esto rápido. Me están esperando.”
- “¿Lo he visto antes?”
- “Él es nuevo. Se acaba de transferir.”
- “Primera semana en la escuela y ya hizo amigos. Que suerte tiene.” Ella me deslizó una mirada. - “Podría tener un lado tenebroso y peligroso del cual no conocemos.”
- “Parece ser mi especialidad.”
Esperé a que captara lo que yo quería decir, pero solo dijo, - “¿Quieres jugar?” Inclinó su cabeza hacia más allá de los videojuegos. Hacia la multitud en dónde solo podía ver mesas de billar.
- “¡Britt!” Gritó Rachel. “Ven aquí. ¡Elliot me está ganando!”
- “No puedo.” Le dije a San.
- “Si yo gano,” ella dijo, como si no tuviera ninguna intención de ser rechazado, “le dirás a Elliot que pasó algo. Le dirás que ya no estarás libre esta noche.”
No podía evitarlo; era demasiado arrogante. Dije, - “¿Y si yo gano?”
Sus ojos me observaron de la cabeza a los pies. Su sonrisa vino fácil. - “No creo que debamos preocuparnos por eso.”
Antes de que pudiera detenerme, golpeé su brazo.
- “Cuidado,” dijo en voz baja. “Ellos podrían creer que estamos flirteando.”
Me dieron ganas de patearme porque eso era exactamente lo que estábamos haciendo. Pero no era mi culpa, era de San. Estando cerca de ella, experimentaba una confusa polaridad de deseos. Parte de mi quería correr, alejarme de ella gritando, ¡fuego! y una parte más imprudente estaba tentada de ver qué tan cerca podía llegar sin… quemarme.
- “Una mesa de billar,” ella tentó.
- “Estoy aquí con otra persona.”
- “Ve hacia los billares, yo me encargo de lo demás.”
Yo me crucé de brazos, esperando lucir severa y un poco exasperada, pero al mismo tiempo, tuve que morderme el labio para no mostrar una reacción levemente más positiva. -“¿Qué vas a hacer? ¿Pelear con Elliot?”
- “Si tengo que hacerlo.”
Estaba casi segura de que estaba bromeando. Casi.
- “Se acaba de vaciar una mesa. Ve y ocúpala.” Yo… te… reto.
Me puse rígida. - “¿Cómo haces eso?”
Cuando no lo negó inmediatamente, sentí un poco de pánico. Era real. Ella sabía exactamente lo que estaba haciendo. Las palmas de mis manos comenzaron a sudar.
- “¿Cómo haces eso?” Repetí.
Ella me sonrió maliciosamente. - “¿Hacer qué?”
- “No hagas eso,” le advertí. “No finjas que no lo estas haciendo.”
Ella reclinó un hombro contra la consola y bajó la vista hacia mí. - “Dime qué es lo que se supone que estoy haciendo.”
- “Mis… pensamientos.”
- “¿Qué pasa con ellos?”
- “Ya basta, San”
Ella observó a todos lados de una manera teatral. - “No dirás… que estoy hablándole a tu mente ¿cierto? ¿Sabes lo loco que suena eso?”
Tragando, dije lo más calmada que pude, - “Tú me asustas y no estoy segura de que seas buena para mí.”
- “Yo podría hacerte cambiar de opinión.”
- “¡Britanyyyyyy!” Se escuchó la voz de Rachel llamar sobre todas las voces y los sonidos electrónicos.
- “Encuéntrame en el Arcángel,” dijo San.
Me alejé un paso. - “No,” dije impulsivamente.
San se me acercó por detrás y un escalofrío recorrió mi espina. - “Te estaré esperando,” me dijo al oído. Luego salió de los videojuegos.
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Espero que les guste este capitulo. Hasta la próxima actualización. Besos.
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Capitulo 7
Era la noche del sábado y Dorothea y yo estábamos en la cocina. Ella acababa de meter una cacerola en el horno y yo estaba viento la magnitud de la lista de tareas que mi mamá había colgado en la nevera con un imán.
- “Tu mamá llamó. No regresará hasta el lunes en la noche,” dijo Dorothea mientras le echaba Ajax a nuestro fregadero y lo restregaba con tanto vigor, que hacía que mi codo doliera. “Dejó un mensaje en la máquina. Quiere que la llames. ¿La has llamado todas las noches antes de acostarte?”
Me senté en uno de los taburetes de la barra, mientras comía un panecillo con mantequilla. Acaba de dar un mordisco enorme y ahora Dorothea me estaba mirando como si quisiera una respuesta. “Mm-jmm,” dije, asintiendo con la cabeza.
- “Hoy llegó una carta de la escuela.” Ella señaló con su barbilla un grupo de cartas que había sobre la encimera. “Tal vez sepas a qué se deba.”
Alcé los hombros, intentando parecer lo más inocente posible y dije, - “Ni idea.”
Mentalmente, me di en la frente con la palma de mi mano. Doce meses atrás, abrí la puerta y me encontré con la policía. Tenemos malas noticias, dijeron. Una semana después fue el funeral de mi papá. Desde entonces, todos los lunes en la tarde me he presentado a mi sesión programada con el Dr. Pillsbury, la psicóloga de la escuela. He faltado a las últimas dos sesiones y si no enmendaba eso en esta semana, iba a tener problemas. La carta era más bien una advertencia.
- “¿Tienes planes para esta noche? ¿Tú y Rach tienen algo bajo la manga? ¿Van a ver una película en la casa?”
- “Quizá. Honestamente, Dorth, yo puedo limpiar el fregadero luego. Ven siéntate y… toma la otra mitad de mi panecillo.”
El moño canoso de Dorothea se estaba comenzando a deshacer mientras restregaba.
- “Mañana voy a una conferencia,” dijo. “En Portland. La Dra. Melissa Sánchez va hablar. Ella dice que la gente para ser más sexy, debe creer que es sexy. Las hormonas son una medicina poderosa. A menos que les digamos qué queremos, estas nos estarán traicionando.” Dorothea se dio la vuelta, apuntándome enfáticamente con el envasé de Ajax. “Ahora me despierto en las mañanas, llevo mi labial rojo al espejo y escribo: Soy sexy. Los hombres me desean. Sesenta y cinco es el nuevo veinticinco.”
- “¿Crees que está funcionando?” Le pregunté, esforzándome en no reír.
- “Está funcionando,” dijo con sobriedad.
Lamí la mantequilla de mis dedos, buscando una respuesta adecuada. - “Entonces vas a pasar el fin de semana reviviendo tu lado sexy.”
- “Toda mujer necesita revivir su lado sexy. Me gusta eso. Mi hija se hizo implantes. Ella dice que lo hizo por ella. ¿Pero para qué una mujer quiere senos más grande? Son una carga. Ella se hizo los senos para un hombre. Espero que no hagas cosas estúpidas por un chico o chica, Brittany.” Ella me señaló con el dedo.
- “Créeme, Dorth, no hay chicos ni chicas en mi vida.” Está bien, quizá hay dos acechando, rodeándome, pero como no conozco bien a ninguno de los dos, y una me asusta, se sentía más seguro cerrar mis ojos y fingir que no existían.
- “Eso es bueno y es malo,” dijo Dorothea, a regañadientes. “Si encuentras al chico o chica equivocados, buscarás problemas. Si encuentras al chico o chica adecuados, encontrarás amor.”
Su voz se suavizó nostálgicamente. “Cuando era una chiquilla en Alemania, tuve que decidir entre dos chicos. Uno era un chico muy malo. El otro era mi Henry. Hemos estado felizmente casados por cuarenta y un años.”
Era tiempo de cambiar de tema. - “¿Cómo está tu ahijado… Lionel?”
Sus ojos se estrecharon. “¿Te gusta el pequeño Lionel?”
- “Noooo.”
- “Podría arreglar algo…”
- “No, Dorothea, de verdad. Gracias, pero… en realidad ahora mismo estoy concentrada en mis estudios. Quiero entrar a una buena universidad.”
- “Si en el futuro…”
- “Te dejaré saber.”
Terminé mi panecillo con el sonido monótono del parloteo de Dorothea, respondiendo con algunos “ah-ja” cada vez que ella se detenía lo suficiente para esperar por mi respuesta. Yo estaba preocupada debatiéndome si en realidad quería encontrarme esta noche con Elliot. Al principio, salir con él me había parecido una gran idea, pero mientras más lo pensaba, más duda tenía. Conocía a Elliot desde hace solo unos días y además no estaba segura de cómo mi mamá se sentiría acerca de esto. Se me estaba haciendo tarde y el viaje hacia Delphic duraba al menos media hora y para añadir, en los fines de semana, Delphic tenía reputación de ser peligroso.
El teléfono sonó y el número de Rachel apareció en el registro de llamadas.
- “¿Vamos a hacer algo esta noche?” Ella quería saber.
Abrí la boca, pensando cuidadosamente mi respuesta. No habría marcha atrás una vez le dijera a Rachel sobre la invitación de Elliot.
Rachel chilló. - “¡Ay! ¡Ay dios ay dios! Acabo de derramar esmalte de uñas en el sofá. Espera, voy a buscar papel toalla. ¿El esmalte de uñas sale con agua?”
Momentos después, regresó. “Creo que arruiné el sofá. Tenemos que salir esta noche. No quiero estar aquí cuando mi último trabajo de arte accidental sea descubierto.”
Dorothea se había ido al pasillo, al tocador, y no tenía deseos de pasar toda la noche escuchándola gruñir acerca de las instalaciones del baño mientras limpiaba, así que hice mi decisión. - “¿Qué tal si vamos a Delphic Seaport? Elliot y Finn van a ir y quieren que nos encontremos allá.
- “¡Ocultaste pistas! Esto es información vital, Britt. Te recogeré en quince minutos.”
Y me dejó escuchando el tono muerto del teléfono.
Subí las escaleras y me puse un cómodo suéter blanco de cachemira, jeans oscuros y mocasines azul marino. Con mis dedos, acomodé mi pelo para que enmarcara mi rostro de la manera que aprendí a manejar mis rizos naturales y… voilá! Rizos más o menos decentes. Me alejé del espejo para verme completa y pensé que me veía como un cruce entre descuidada y casi sexy.
Exactamente quince minutos después, Rachel estaba con su Neón al frente de la casa y sonó su bocina al estilo staccato. A mí me toma diez minutos llegar a su casa, pero usualmente yo presto atención al límite de velocidad. Rachel entendía la palabra velocidad, pero límite no era parte de su vocabulario.
- “Voy a ir a Delphic Seaport con Vee,” le grité a Dorothea. “Si mi mamá llama, se lo dejas saber.”
Dorothea salió del tocador balanceándose. - “¿Vas a ir a Delphic tan tarde?”
- “¡Diviértete en tu conferencia!” Dije, escapando por la puerta antes de que ella pudiera protestar o llamar a mi mamá por el teléfono.
El cabello de Rachel estaba recogido en una cola de caballo alta, dejando caer sus grandes rizos. Aros colgaban de sus orejas. Llevaba puesto labial rojo cereza y rímel negro.
- “¿Cómo lo haces?” Pregunté. “Tuviste cinco minutos para estar lista.”
- “Siempre estoy preparada.” Rachel sonrió de oreja a oreja. “Soy el sueño de un Boy Scout.”
Rachel me observó con ojo crítico.
- “¿Qué?” Dije.
- “Esta noche nos vamos a reunir con chicos.”
- “La última vez que verifiqué, sí.”
- “A los chicos les gusta las chicas que lucen como… chicas.”
Yo alcé mis cejas. - “¿Y cómo luzco yo?”
- “Como si hubieras salido de la ducha y decidieras que eso solo era suficiente para parecer presentable. No me tomes a mal. La ropa está bien, el pelo está bien, pero el resto… Toma.” Ella buscó en su bolso. “Siendo la amiga que soy, te presto mi labial y mi rímel, pero solo si juras que tus ojos no tienen una enfermedad contagiosa.”
- “¡No tengo ninguna enfermedad contagiosa!”
- “Solo cumplo con preguntar.”
- “No lo quiero.”
Rachel se quedó boquiabierta, mitad jugando y mitad en serio. - “¡Te sentirás desnuda si no lo usas!”
- “Suena como la manera en que tú quieres lucir,” dije.
Con toda honestidad, tenía sentimientos encontrados con esto de ir sin maquillaje. No porque sí me sentía un poco desnuda, si no porque San había puesto en mi mente la sugerencia de no usar maquillaje. En un esfuerzo para hacerme sentir mejor, me dije que mi dignidad no estaba en juego y tampoco mi orgullo. Me dieron una sugerencia y yo estaba dispuesta a llevarla a cabo. Lo que no quería reconocer es que específicamente había escogido una noche en donde sabía que no vería a San para que ella la aprobara.
Media hora después Rachel condujo hasta la entrada de Delphic Seaport. Fuimos forzadas a estacionarnos en el lado más lejos del lote de estacionamiento, debido al pesado tráfico del fin de semana de inauguración. El pueblo se encuentra justo en la costa, así que Delphic no es conocido por su buen clima.
Un suave viento había comenzado, haciendo que las bolsas de hojuelas de maíz y envolturas de dulces se envolvieran alrededor de nuestros tobillos mientras Rachel y yo caminábamos hacia la ventanilla de entradas. Hacía mucho que los árboles habían perdido sus hojas y las ramas amenazaban sobre nosotras, como dedos inconexos. El auge de Delphic Seaport duraba todo el verano junto con un parque de diversiones, mascaradas, leedoras del tarot, músicos gitanos y un espectáculo de fenómenos. Jamás podré estar segura si las deformidades humanas eran reales o si solo eran una ilusión.
“Un adulto, por favor,” le dije a la mujer de la ventanilla de entradas. Ella cogió mi dinero y deslizó bajo la ventanilla una banda para la muñeca. Luego sonrió, mostrando unos colmillos plásticos de vampiros, pintados con labial rojo.
“Que la pasen bien,” dijo con una voz sin aliento. “No olviden probar nuestra recién remodelada atracción.” Ella golpeó su lado del cristal, señalando a una pila de mapas del parque y volantes.
Yo tomé uno de cada uno mientras caminaba hacia la entrada giratoria. El volante
decía: ¡La nueva sensación del Parque de Diversiones Delphic! El Arcángel ¡Remodelado y Renovado! Cae del cielo en esta caída vertical de cien pies.
Por encima de mi hombro, Rachel leyó el volante y sus uñas amenazaban con perforar la piel de mi brazo. - “¡Tenemos que ir a eso!” Exclamó.
- “A lo último,” prometí, esperando que si íbamos primero a las otras atracciones, ella se olvidaría de esta. Desde años no le he temido a las alturas, probablemente porque desde años he estado convenientemente evitándolas y no estaba segura si estaba lista para saber si el tiempo había borrado mi temor a ellas.
Después de montarnos en la estrella, en los carritos chocadores, en la atracción de la Alfombra Mágica y jugar en los juegos de las casetas, Rachel y yo decidimos que era tiempo de buscar a Elliot y a Finn.
- “Jmm,” dijo Rachel, mirando a todas partes del camino que cruzaba el parque.
Ambas nos quedamos calladas pensando.
- “En los videojuegos,” dije por último.
- “Bien pensado.”
Acabábamos de pasar por la entrada de los videojuegos cuando le vi. No a Elliot. Tampoco a Finn.
San.
Ella me miró desde su videojuego. Llevaba puesta la misma gorra de béisbol que cuando la vi en ED y esta le tapaba casi toda la cara, pero estaba segura de que vi una rápida sonrisa. A primera vista parecía amistoso, pero luego recordé cómo ella entró en mis pensamientos y me puse fría hasta los huesos.
Por suerte Rachel todavía no lo había visto y la llevé hacia donde estaba toda la gente, dejando a San fuera de la vista. Lo último que necesitaba era que ella sugiriera ir a donde ella y comenzar una conversación.
- “¡Allí están!” Dijo Rachel, moviendo el brazo sobre su cabeza. “¡Finn! ¡Elliot! ¡Por aquí!”
- “Buenas noches, damas,” dijo Elliot, abriéndose camino entre la multitud.
Finn caminaba tras él, luciendo tan entusiasmado como un pastel de carne hecho hace tres días. “¿Puedo comprarle a ambas una Coca-Cola?”
- “Me parece bien,” dijo Rachel. Ella estaba mirando directamente a Finn. “Que la mía sea dietética.”
Finn masculló una excusa de que tenía que ir al baño y se volvió a perder en la multitud.
Cinco minutos después, Elliot regresó con las Coca-Colas y luego de que nos las entregara, frotó sus manos y contempló el suelo. - “¿Por dónde comenzamos?”
- “¿Qué pasa con Finn?” Preguntó Rachel.
- “Él nos encontrará.”
- “Hockey de mesa,” dije inmediatamente. El hockey de mesa estaba al otro lado de los videojuegos. Mientras más lejos de San, mejor. Me dije que era una coincidencia el que ella estuviera aquí, pero mis instintos decían lo contrario.
- “¡Ah, mira!” Interpuso Rachel. “¡Fútbol de mesa!” Ella ya estaba zigzagueando entre la multitud, abriéndose camino hasta una mesa libre. “Finn y yo contra ustedes dos. Los perdedores comprarán pizza.”
- “Muy justo,” dijo Elliot.
El fútbol de mesa hubiera estado bien, si esta no hubiera estado a tan corta distancia de dónde San estaba jugando. Me propuse ignorarla. Si me mantenía de espaldas a ella, difícilmente notaría que estaba ahí. Quizá Rachel tampoco lo vería.
- “¿Oye, Britt, no es esa San?” Dijo Rachel.
- “¿Jmm?” Dije inocentemente.
Ella señaló. - “Allí. Ese es ella ¿cierto?”
- “Lo dudo. ¿Elliot y yo seremos el equipo blanco?”
- “San es la compañera de biología de Britt,” Rachel le explicó a Elliot. Ella me lanzó una guiñada traviesa, pero adoptó una expresión inocente al momento que Elliot le dio su atención. Sutilmente, sacudí la cabeza, transmitiéndole silenciosamente que se detuviera.
- “Ella sigue mirando para acá,” Rachel dijo bajando la voz. Ella se reclinó contra la mesa del fútbol, intentando que nuestra conversación pareciera privada, pero ella susurró tan alto, que Elliot no tuvo más opción que escuchar. “Se está preguntando qué haces aquí con…” Ella balanceó su cabeza hacia Elliot.
Yo cerré los ojos e imaginé que golpeaba mi cabeza contra una pared.
- “San ha dejado bien claro que quiere ser para Britt algo más que compañera de biología,” continuó Rachel “Y nadie puede culparla.”
- “¿Es cierto eso?” Dijo Elliot, mirándome de una manera que decía que no estaba sorprendido. Que él ya lo sospechaba. Noté que él se acercó más a mí. Rachel me lanzó una sonrisa triunfante. Me lo agradeces después, decía.
- “No es eso,” corregí. “Es…”
- “Peor que eso,” dijo Rachel. “Britt sospecha que la está siguiendo. La policía está a punto de envolverse.”
- “¿Por qué no jugamos?” Dije en voz alta y tiré la bola al centro de la mesa, pero nadie lo notó.
-“¿Quieres que hable con ella?” Me preguntó Elliot. “Le explicaré que no estamos buscando problemas. Le diré que estas aquí conmigo y que si tiene algún problema lo puede discutir conmigo.”
Esta no era la dirección que quería que tomara nuestra conversación. Para nada.
- “¿Qué le pasó a Finn?” Dije. “Se ha ido por mucho tiempo.”
- “Sí, quizá se cayó en el inodoro,” dijo Rachel.
- “Déjame hablar con San,” dijo Elliot.
Aunque apreciaba su preocupación, no me gustaba la idea de Elliot hablando cara a cara con San. San era un factor X: intangible, daba miedo y era desconocido. ¿Quién sabe de qué era capaz? Elliot era demasiado bueno para ser enviado en contra de San.
- “Ella no me asusta,” dijo Elliot, como desaprobando mis pensamientos. Obviamente esto era algo en lo que Elliot y yo no estábamos de acuerdo.
- “Mala idea,” dije.
- “Gran idea,” dijo Rachel. “De otra manera, San podría volverse… violenta. ¿Recuerdas la última vez?
¿La última vez? Le dije a Vee, articulando sin pronunciar palabra.
No tenía idea de por qué Rachel estaba haciendo esto, aparte de que ella tenía una tendencia a hacer todo lo más dramático posible. Su idea de drama era mi idea de una mórbida humillación.
- “Sin ofender, pero esta chica suena como una arrastrada,” dijo Elliot. “Dame dos minutos con ella.” Él comenzó a caminar.
- “¡No!” Dije, agarrándolo por la manga para detenerlo. “Ella, eh, podría ponerse otra vez violenta. Déjame lidiar con esto.” Fulminé a Rachel con la mirada.
- “¿Estas segura?” Dijo Elliot. “Estaría muy feliz de hacerlo.”
- “Creo que es mejor si se lo digo yo.”
Froté mis manos en mis jeans y luego de respirar tranquilamente, comencé a cerrar la distancia entre San y yo, la cual se trataba del ancho de unas cuantas consolas de videojuegos. No tenía idea de qué le iba a decir cuando llegara. Con suerte, solo un breve hola y luego podría regresar y asegurarle a Elliot y a Rachel que todo estaba bajo control.
San estaba vestida con su ropa usual: camisa negra, jeans negros y una delgada gargantilla de plata que brillaba sobre su oscura complexión. Sus mangas estaban enrolladas hasta los codos y podía ver sus músculos trabajando mientras presionaba botones. Era alta, delgada y sólida y no me hubiera sorprendido si bajo su ropa tuviera varias cicatrices, legados de peleas callejeras y otras conductas imprudentes. No es que yo quisiera ver bajo su ropa.
Cuando llegué a la consola de San, la golpeé por el lado para llamar su atención. Con la voz más calmada que pude lograr, dije, - “¿Pac-Man? ¿O es Donkey Kong?” La verdad, parecía un poco más violento y militar.
Una lenta sonrisa se expandió en su rostro. - “Béisbol. ¿Crees que puedas pararte tras de mí y darme un par de instrucciones?”
Bombas explotaron en la pantalla y cuerpos gritando navegaron en el aire. Obviamente no estaba jugando béisbol.
- “¿Cuál es su nombre?” San preguntó, señalando con la cabeza casi imperceptiblemente hacia la mesa de fútbol.
- “Elliot. Mira, debo hacer esto rápido. Me están esperando.”
- “¿Lo he visto antes?”
- “Él es nuevo. Se acaba de transferir.”
- “Primera semana en la escuela y ya hizo amigos. Que suerte tiene.” Ella me deslizó una mirada. - “Podría tener un lado tenebroso y peligroso del cual no conocemos.”
- “Parece ser mi especialidad.”
Esperé a que captara lo que yo quería decir, pero solo dijo, - “¿Quieres jugar?” Inclinó su cabeza hacia más allá de los videojuegos. Hacia la multitud en dónde solo podía ver mesas de billar.
- “¡Britt!” Gritó Rachel. “Ven aquí. ¡Elliot me está ganando!”
- “No puedo.” Le dije a San.
- “Si yo gano,” ella dijo, como si no tuviera ninguna intención de ser rechazado, “le dirás a Elliot que pasó algo. Le dirás que ya no estarás libre esta noche.”
No podía evitarlo; era demasiado arrogante. Dije, - “¿Y si yo gano?”
Sus ojos me observaron de la cabeza a los pies. Su sonrisa vino fácil. - “No creo que debamos preocuparnos por eso.”
Antes de que pudiera detenerme, golpeé su brazo.
- “Cuidado,” dijo en voz baja. “Ellos podrían creer que estamos flirteando.”
Me dieron ganas de patearme porque eso era exactamente lo que estábamos haciendo. Pero no era mi culpa, era de San. Estando cerca de ella, experimentaba una confusa polaridad de deseos. Parte de mi quería correr, alejarme de ella gritando, ¡fuego! y una parte más imprudente estaba tentada de ver qué tan cerca podía llegar sin… quemarme.
- “Una mesa de billar,” ella tentó.
- “Estoy aquí con otra persona.”
- “Ve hacia los billares, yo me encargo de lo demás.”
Yo me crucé de brazos, esperando lucir severa y un poco exasperada, pero al mismo tiempo, tuve que morderme el labio para no mostrar una reacción levemente más positiva. -“¿Qué vas a hacer? ¿Pelear con Elliot?”
- “Si tengo que hacerlo.”
Estaba casi segura de que estaba bromeando. Casi.
- “Se acaba de vaciar una mesa. Ve y ocúpala.” Yo… te… reto.
Me puse rígida. - “¿Cómo haces eso?”
Cuando no lo negó inmediatamente, sentí un poco de pánico. Era real. Ella sabía exactamente lo que estaba haciendo. Las palmas de mis manos comenzaron a sudar.
- “¿Cómo haces eso?” Repetí.
Ella me sonrió maliciosamente. - “¿Hacer qué?”
- “No hagas eso,” le advertí. “No finjas que no lo estas haciendo.”
Ella reclinó un hombro contra la consola y bajó la vista hacia mí. - “Dime qué es lo que se supone que estoy haciendo.”
- “Mis… pensamientos.”
- “¿Qué pasa con ellos?”
- “Ya basta, San”
Ella observó a todos lados de una manera teatral. - “No dirás… que estoy hablándole a tu mente ¿cierto? ¿Sabes lo loco que suena eso?”
Tragando, dije lo más calmada que pude, - “Tú me asustas y no estoy segura de que seas buena para mí.”
- “Yo podría hacerte cambiar de opinión.”
- “¡Britanyyyyyy!” Se escuchó la voz de Rachel llamar sobre todas las voces y los sonidos electrónicos.
- “Encuéntrame en el Arcángel,” dijo San.
Me alejé un paso. - “No,” dije impulsivamente.
San se me acercó por detrás y un escalofrío recorrió mi espina. - “Te estaré esperando,” me dijo al oído. Luego salió de los videojuegos.
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Espero que les guste este capitulo. Hasta la próxima actualización. Besos.
dianna rivera* - Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
:O
Santana me da miedo :-/
Jajajaja me encanto el capitulo :D
Me hubiera gustado que santana peleara con Elliot :3
Por cierto! Se me paso comentar porque no tenia internet :(
Y lei que tuviste problemas, esta mejor?
Y si no lo estas aqui tienes a muchas Lectoras que te quieren y aman tu Fanfic :)
Santana me da miedo :-/
Jajajaja me encanto el capitulo :D
Me hubiera gustado que santana peleara con Elliot :3
Por cierto! Se me paso comentar porque no tenia internet :(
Y lei que tuviste problemas, esta mejor?
Y si no lo estas aqui tienes a muchas Lectoras que te quieren y aman tu Fanfic :)
aimechinita1*** - Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 30/06/2012
Edad : 29
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
WAAAA cada vez me encanta mas santana, tan misteriosa y sexy ajjajajajaj , pobre britt le pasa cada cosa , ojala eliot no se interponga entre ellas , me gusta muchooooooooooooooo tu fic , cada vez me gusta mas , ojala vaya a esa partida de billard plisss
.
siento lo de tu problema , oajla y se mejore.
saludossssss.
PD: por ahi se tepasan algunos detallas como nombres ajjajajaja :D
.
siento lo de tu problema , oajla y se mejore.
saludossssss.
PD: por ahi se tepasan algunos detallas como nombres ajjajajaja :D
brittana-bitches!!!***** - Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 02/09/2012
Edad : 27
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
POR DIOS!!!!! ME ENCANTA!!!! LO AMO!!!!!
NO ME VOY A CANSAR DE DECIRLO……….MUCHO MENOS CUANDO CADA VEZ SE PONE MÁS INTERESANTE!!!
ESTA BUENISIMO!!!!!
GRACIAS POR SUBIR LOS CAP!!! DE VERDAD AMO TU FIC!! y POR CONSIGUIENTE TE AMO A VOS!!! POR SUBIRLOS! MIL GRACIAS!!!!
BIEN ESTOS ULTIMOS TRES CAP! QUE SUBISTE SON DE INFARTO!
AMO A SAN!! TE JURO, YO ME MORIRÍA SI ME DIJERAN y ME SEDUJERAN COMO ELLA LO HACE CON BRITT!! ES INCREIBLE!! ME DERRITO!!
BRITT TMB ME GUSTA ESE “ME GUSTAS, PERO LO NIEGO A MUERTE” ES GENIAL POR DIOS!! ME ENCANTA ESA ATRACCIÓN QUE SE TIENEN y COMO BRITT LUCHA CONTRA SI MISMA, CUANDO A VECES EL IMPULSO LA HACE HABLAR! MÁS QUE EL MIEDO QUE LE TIENE!! EL CUAL SE VA POR DONDE VINO EN EL MOMENTO EN QUE SAN LE COQUETEA!!!!
EL DIALOGO y EL COQUETEO ENTRE ELLAS ES EL MEJOR QUE HALLA LEIDO, DELEITA TODOS MIS SENTIDOS!! GRACIA!! POR ESO……….
NO OBSTANTE, LOS MISTERIOS TMB ME TIENEN CON LOS PELOS DE PUNTA! NO ENTIENDO TODAVIA MUCHAS COSAS, SOBRE TODO ESTO ULTIMO DE QUE SAN LE HABLA DIRECTAMENTE A SUS PENSAMIENTOS ES WOOW!!! ME TIENES INTRIGADÍSIMA!!!!
BIEN, SIGO……….RACHEL!! ES!! TAN!!..........DONDE VIVO LE DIRIAMOS “LA LOCA LINDA!” ES DE ESAS AMIGAS QUE TE PUEDEN LEVANTAR EL ANIMO EN EL PEOR DE TUS DÍAS! CON SUS OCURRENCIAS………Y QUE TMB TE PUEDE METER EN LÍOS PERO INOCENTEMENTE!
AHORA ELIOT! EN VERDAD ME PARECE MUCHO A LA PERSONALIDAD DE SAM EVANS! PERO SI VOS DECIS QUE EL APARECERÁ MÁS ADELANTE………….BIEN ESPEREMOS…………MIENTRAS, ELIOT ES LINDO!! PERO SIN EMBARGO CUANDO TE ATRAE ALGUIEN MÁS QUE CUALQUIERA ASÍ ES!! Y NI EL CHICO MÁS SIMPATICO TE PUEDE CAMBIAR DE PARECER! LO SÉ!! EN SERIO QUE LO SÉ!!
EN EL ULTIMO CAP! ME HUBIERA ENCANTADO VER EL RETO EN LA MESA DE BILLAR! PERO BUENO ESPEREMOS HABER SI BRITT SE ENCUENTRA CON SAN EN EL ARCANGEL! YO CREO QUE SÍ!! LA ATRACIÓN ES DEMASIADA COMO PARA NO IR!! ES SAN!! POR DIOS!! YO IRIA RENDIDA A SUS PIES :P
BIEN YA ME DESCARGUE!! EN SERIO ME ENCANTA ESTE FIC!!
MUERO POR EL PROX CAP!
SALUDOS! NAT!
NO ME VOY A CANSAR DE DECIRLO……….MUCHO MENOS CUANDO CADA VEZ SE PONE MÁS INTERESANTE!!!
ESTA BUENISIMO!!!!!
GRACIAS POR SUBIR LOS CAP!!! DE VERDAD AMO TU FIC!! y POR CONSIGUIENTE TE AMO A VOS!!! POR SUBIRLOS! MIL GRACIAS!!!!
BIEN ESTOS ULTIMOS TRES CAP! QUE SUBISTE SON DE INFARTO!
AMO A SAN!! TE JURO, YO ME MORIRÍA SI ME DIJERAN y ME SEDUJERAN COMO ELLA LO HACE CON BRITT!! ES INCREIBLE!! ME DERRITO!!
BRITT TMB ME GUSTA ESE “ME GUSTAS, PERO LO NIEGO A MUERTE” ES GENIAL POR DIOS!! ME ENCANTA ESA ATRACCIÓN QUE SE TIENEN y COMO BRITT LUCHA CONTRA SI MISMA, CUANDO A VECES EL IMPULSO LA HACE HABLAR! MÁS QUE EL MIEDO QUE LE TIENE!! EL CUAL SE VA POR DONDE VINO EN EL MOMENTO EN QUE SAN LE COQUETEA!!!!
EL DIALOGO y EL COQUETEO ENTRE ELLAS ES EL MEJOR QUE HALLA LEIDO, DELEITA TODOS MIS SENTIDOS!! GRACIA!! POR ESO……….
NO OBSTANTE, LOS MISTERIOS TMB ME TIENEN CON LOS PELOS DE PUNTA! NO ENTIENDO TODAVIA MUCHAS COSAS, SOBRE TODO ESTO ULTIMO DE QUE SAN LE HABLA DIRECTAMENTE A SUS PENSAMIENTOS ES WOOW!!! ME TIENES INTRIGADÍSIMA!!!!
BIEN, SIGO……….RACHEL!! ES!! TAN!!..........DONDE VIVO LE DIRIAMOS “LA LOCA LINDA!” ES DE ESAS AMIGAS QUE TE PUEDEN LEVANTAR EL ANIMO EN EL PEOR DE TUS DÍAS! CON SUS OCURRENCIAS………Y QUE TMB TE PUEDE METER EN LÍOS PERO INOCENTEMENTE!
AHORA ELIOT! EN VERDAD ME PARECE MUCHO A LA PERSONALIDAD DE SAM EVANS! PERO SI VOS DECIS QUE EL APARECERÁ MÁS ADELANTE………….BIEN ESPEREMOS…………MIENTRAS, ELIOT ES LINDO!! PERO SIN EMBARGO CUANDO TE ATRAE ALGUIEN MÁS QUE CUALQUIERA ASÍ ES!! Y NI EL CHICO MÁS SIMPATICO TE PUEDE CAMBIAR DE PARECER! LO SÉ!! EN SERIO QUE LO SÉ!!
EN EL ULTIMO CAP! ME HUBIERA ENCANTADO VER EL RETO EN LA MESA DE BILLAR! PERO BUENO ESPEREMOS HABER SI BRITT SE ENCUENTRA CON SAN EN EL ARCANGEL! YO CREO QUE SÍ!! LA ATRACIÓN ES DEMASIADA COMO PARA NO IR!! ES SAN!! POR DIOS!! YO IRIA RENDIDA A SUS PIES :P
BIEN YA ME DESCARGUE!! EN SERIO ME ENCANTA ESTE FIC!!
MUERO POR EL PROX CAP!
SALUDOS! NAT!
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Chicas mil gracias por sus comentarios y una disculpa sino respondo a cada uno de ellos, prometo darme un tiempo y hacerlo. Aquí les dejo el siguiente capitulo. Espero les guste. Besos.
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Capitulo 8
Regresé a la mesa de fútbol un poco aturdida. Elliot estaba inclinado sobre la mesa y su rostro mostraba concentración competitiva. Rachel estaba gritando y riendo. Finn seguía perdido.
Rachel me miró. - “¿Y bueno? ¿Qué pasó? ¿Qué te dijo?”
- “Nada. Le dije que no nos molestara y se fue.” Dije con voz monótona.
- “no parecía molesta cuando se fue,” dijo Elliot. “Sea lo que sea que le hayas dicho, debió haber funcionado.”
- “Que mal,” dijo Rache. “Estaba esperando algo más emocionante.”
- “¿Estamos listos para jugar?” Preguntó Elliot. “Se me está antojando la pizza que me voy a ganar.”
- “Sí, si es que Finn regresa,” dijo Rachel. “Estoy comenzando a pensar que no le agradamos. Él sigue desapareciendo. Creo que es una indirecta.”
- “¿Estas bromeando? Él las adora,” Elliot dijo con demasiado entusiasmo. “Lo que pasa es que él es tímido con los extraños. Voy a buscarlo. No se vayan a ninguna parte.”
Tan pronto Rachel y yo estuvimos solas, dije, - “¿Sabes que te voy a matar, verdad?”
Rachel levantó las manos y dio un paso hacia atrás. - “Te estaba haciendo un favor. Elliot está loco por ti. Después de que te fuiste, le dije que tienes como a diez chicos que te llaman todas las noches. Debiste haber visto su cara. A penas contenía los celos.”
Gruñí.
- “Es la ley de oferta y demanda,” dijo Rachel. “¿Quién diría que economía sería tan útil?”
Me di en la frente con la palma de mi mano. - “Necesito algo.”
- “Necesitas a Elliot.”
- “No, necesito azúcar. Mucha. Necesito algodón de azúcar.” Lo que necesitaba era un borrador lo suficientemente grande como para borrar de mi vida toda evidencia de San. Particularmente eso de hablar a través de la mente. Me estremecí. ¿Cómo lo hacía? ¿Y por qué a mí? A menos que… lo haya imaginado.
Al igual que imaginé golpear a alguien con el Neón.
- “Yo también podría usar un poco de azúcar,” dijo Rachel. “Cuando llegamos, vi a un vendedor cerca de la entrada. Me quedaré aquí para que Finn y Elliot no piensen que huimos y tú puedas comprar el algodón de azúcar.”
Retrocedí hasta la entrada, pero cuando encontré al vendedor que vendía los algodones, me distraje por algo que vi a lo lejos del camino. El Arcángel se alzaba sobre la copa de los árboles. Una serpiente de carros montaba sobre la alumbrada vía y bajaba en picada hasta perderse de vista. Me pregunté por qué San quería reunirse conmigo. Sentí un pinchazo en el estómago y probablemente debí haber tomado eso como una respuesta, pero a pesar de mis mejores intensiones, me encontré caminando hacia el Arcángel.
Me movía junto a la corriente de todas las demás personas, manteniendo mis ojos en las distantes vías del Arcángel que serpenteaba en el cielo. El viento había cambiado de frío a helado, pero esa no era la razón por la cual me sentía mal.
La sensación había regresado. Esa fría y mortífera sensación de que alguien me estaba observando.
Miré hacia ambos lados y no vi nada. Di una vuelta de 180 grados. Un poco más atrás, parada entre un pequeño grupo de árboles, una figura encapuchada se dio la vuelta y desapareció en la oscuridad.
Con mi corazón latiendo velozmente, eludí a un enorme grupo de personas para alejarme de los árboles. Cuando ya estaba más lejos, volví a mirar hacia atrás. No vi a nadie que pareciera seguirme.
Cuando me giré para seguir caminando, me di contra alguien. - “¡Lo siento!” Dije, intentando recobrar el balance.
San sonrió de oreja a oreja. - “Soy difícil de resistir.”
La miré y parpadeé. -“Déjame sola.”
Traté de pasar por su lado, pero ella me agarró por el codo.
- “¿Qué pasa? Parece que vas a vomitar.”
- “Tienes ese efecto en mi,” dije bruscamente.
Ella rió y me dieron ganas de patear su espinilla.
- “Podrías tomarte algo.” Ella todavía me tenía del codo y me llevó hasta el carrito de limonadas.
No quise dar un paso más. - “¿Quieres ayudarme? Aléjate de mí.”
Ella apartó un rizo de mi cara. - “Amo tu cabello. Me gusta cuando esta fuera de control. Es como ver una parte de ti que necesita salir más a menudo.”
Con furia, alisé mi cabello. Tan pronto me di cuenta que me veía como si intentara parecer más presentable para ella, dije, - “Me tengo que ir. Rachel me está esperando.” Luego de una pausa agotada, dije, “Supongo que te veré el lunes en clase.”
- “Ven conmigo al Arcángel.”
Yo estiré el cuello para mirar hacia el Arcángel. Gritos agudos hacían eco desde los carros que hacían estruendos en las vías.
- “Dos personas en una silla.” Su sonrisa cambió a una lenta y atrevida.
- “No.” De ninguna manera.
- “Si sigues huyendo de mi, nunca descubrirás qué es lo que está pasando de verdad.”
Con ese comentario, debí haberme ido corriendo. Pero no lo hice. Fue casi como si San supiera exactamente qué decir para picar mi curiosidad. Como si supiera qué decir en el momento correcto.
- “¿Qué está pasando?”
- “Solo hay una manera para saberlo.”
- “No puedo. Le tengo miedo a las alturas. Además, Rachel me está esperando.” Solo que, de repente, la idea de ir tan alto en el aire no me asustó. Ya no me asustaba. De una manera absurda, el saber que estaba con San me hacía sentir a salvo.
- “Si aguantas toda la ronda sin gritar, le diré al entrenador que nos cambia de silla.”
- “Ya lo intenté. Él no va a cambiar de opinión.”
- “Yo podría ser más convincente que tú.”
Tomé su comentario como un insulto personal. - “Yo no grito,” dije. “No en atracciones de carnavales.” No por ti.
Junto a San, me abrí camino hasta lo último de la fila de espera para el Arcángel. Una ráfaga de gritos se levantó y luego se apagó lejos en el cielo nocturno.
- “No te había visto antes en Delphic,” dijo San.
- “¿Vienes aquí seguido?” Hice una nota mental de no viajar más a Delphic en los fines de semana.
- “Tengo una historia con este lugar.”
Llegamos hasta el principio de la fila, mientras los carros se vaciaban y un nuevo par de buscadores de emoción se montaban.
- “Déjame adivinar,” dije. “El año pasado venías aquí en lugar de ir a la escuela.”
Estaba siento sarcástica, pero San dijo, - “Contestar eso significaría dar pistas sobre mi pasado y prefiero mantenerlo en secreto.”
- “¿Por qué? ¿Qué tiene de malo tu pasado?”
- “No creo que ahora sea un buen momento para hablar de eso. Mi pasado podría asustarte.”
Demasiado tarde, pensé.
Ella se acercó y nuestros brazos se encontraron. Una leve conexión que causó que se me erizara el bello de mi brazo. - “Las cosas que tengo que confesar no son el tipo de cosas que le cuentas a tu irrespetuosa compañera de biología,” ella dijo.
El frío viento me envolvió y cuando respiré, me llenó de hielo. Pero no se comparó con el escalofrío que las palabras de San me causaron.
San movió bruscamente su barbilla hacia la rampa. -“Parece que es nuestro turno.”-
Yo empujé la salida giratoria. Cuando llegamos a la plataforma de abordar, los únicos carros vacíos eran el que estaba al frente y el que estaba en lo último. San se dirigió al primero.
La construcción de la montaña rusa no me inspiraba confianza. Estuviera o no remodelada, parecía que tenía un siglo de antiguo y estaba hecho de una madera que había pasado demasiado tiempo expuesta al severo clima de Maine. El arte que tenía pintado a los lados era menos inspirador.
El carro que San escogió tenía un grupo de cuatro pinturas. La primera representaba una turba de demonios con cuernos arrancándole las alas a un ángel masculino que gritaba. La siguiente pintura mostraba al ángel sin alas posado sobre una lápida, observando de lejos a unos niños jugando. En la tercera pintura, el ángel sin alas estaba parado cerca de los niños, haciendo señas con el dedo a una niña de ojos verdes, para que esta fuera a donde él. En la última pintura, el ángel se balanceó como un fantasma sobre el cuerpo de la niña. Los ojos de la niña estaban negros, su sonrisa se había ido y le salieron cuernos como a los demonios de la primera pintura. Una media luna colgaba sobre las pinturas.
Aparté la vista y me dije que era el frío del aire lo que estaba haciendo que mis piernas temblaran. Me deslicé en el carro junto a San.
-“Tu pasado no me asustará”- Dije, abrochando el cinturón sobre mi regazo. -“Creo que más que nada, estaré consternada.”-
-“Consternada”- Repitió ella. El tono de su voz me hizo creer que aceptaba la acusación.
Extraño, puesto que San nunca se degrada.
Los carros comenzaron a moverse en reversa y luego dieron bandazos hacia delante. De una manera no muy tranquila, nos alejamos de la plataforma, escalando la montaña sin cesar. El aire estaba lleno de olor a sudor, moho y del agua salada que soplaba del mar.
San estaba lo suficientemente cerca de mi como para poder olerlo. Capté un leve rastro de un costoso jabón de menta.
-“Te ves pálida”- Dijo, inclinándose para poder ser escuchado a través del ruido de las vías.
Me sentía pálida, pero no lo admití.
En la punta de la montaña, hubo un momento de vacilación. Podía ver millas a la distancia, notando donde la oscuridad del bosque se mezclaba con la luz de los suburbios y gradualmente se convertía en el cuadriculado de las luces de Portland. El viento se detuvo, permitiendo que el húmedo aire se posara en mi piel.
Sin proponérmelo, miré a San. Encontré consolación en tenerla a mi lado. Luego ella sonrió de oreja a oreja.
-“¿Asustada, ángel?”-
Agarré la barra de metal perforada en la parte frontal de los carros mientras sentía mi peso inclinarse hacia el frente. Una temblorosa risa se me escapó. Nuestro carro voló endemoniadamente rápido, mi cabello revoloteaba tras de mi. Virando bruscamente a la izquierda y luego a la derecha, repiqueteábamos sobre las vías. Adentro, sentía mis órganos flotar y caer en respuesta a la ronda. Miré hacia abajo, intentando concentrarme en algo que no se moviera. Fue entonces cuando noté que mi cinturón se había soltado. Intenté gritarle a San, pero mi voz fue tragada por el aire. Sentí que se hizo un hueco en mi estómago y solté una mano de la barra de metal para intentar asegurar el cinturón alrededor de mi cintura. El carro circuló hacia la izquierda. Mis hombros chocaron con los de San, presionándome contra ella tan fuerte que dolía. El carro comenzó a elevarse y sentí que se despegó de las vías, que no remachó completamente con ellas.
Estábamos descendiendo vertiginosamente. Las luces centelleantes de los lados de las vías me cegaron, no podía ver hacia dónde iba la vía al final del descenso. Era demasiado tarde. El carro viró bruscamente hacia la derecha. Sentí una sacudida de pánico y luego sucedió. Mi hombro izquierdo chocó contra la puerta del carro. Esta se abrió y yo fui expulsada del carro mientras la montaña rusa se alejaba sin mí. Rodé en las vías e intenté encontrar algo a qué agarrarme. Mis manos no encontraron nada y seguí rodando hacia el borde, precipitándome al vacío. El suelo se abalanzaba contra mí y abrí la boca para gritar.
Lo próximo que supe fue que la ronda terminó en la plataforma de desembarque.
Mi brazo dolía por lo fuerte que San me estaba agarrando. -“Vaya, eso sí que fue un grito”- Dijo ella sonriéndome de oreja a oreja.
Aturdida, la observé llevar una mano a su oído, como si mi grito todavía hiciera eco allí.
Sin estar segura de qué había pasado, observé al lugar en su mano en donde mis uñas habían dejado semicírculos tatuados en su piel. Luego mis ojos se movieron hacia mi cinturón de seguridad. Estaba abrochado alrededor de mi cintura.
-“Mi cinturón…”- Comencé. -“Creí…”-
-“¿Qué creíste?”- Preguntó San, sonando genuinamente interesada.
-“Creí… que me había caído del carro. Literalmente creí… que iba a morir.”-
-“Creo que ese es el punto.”-
A mi lado, mis manos temblaron. Mis rodillas tambalearon bajo el peso de mi cuerpo.
-“Supongo que nos quedamos como compañeras”- Dijo San. Sospeché un pequeño grado de victoria en su voz, pero estaba demasiado atónita para argumentar.
-“El Arcángel”- Murmuré, mirando sobre mi hombro a la montaña rusa, la cual estaba comenzando su siguiente ascenso.
-“Significa un ángel de alto rango.”- Definitivamente había petulancia en su voz. “Mientras más alto estas, peor es la caída.”-
Comencé a abrir la boca para decir otra vez cómo estaba segura de que por un momento había dejado el carro y fuerzas más allá de mi habilidad para explicar me habían puesto a salvo tras mi cinturón. En lugar de eso dije -“Creo que mejor soy un ángel guardián.”-
San sonrió otra vez. Guiándome por el camino, dijo “Te llevaré de regreso a los videojuegos.”
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Espero que les guste y lo disfruten chicas. Besos
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Capitulo 8
Regresé a la mesa de fútbol un poco aturdida. Elliot estaba inclinado sobre la mesa y su rostro mostraba concentración competitiva. Rachel estaba gritando y riendo. Finn seguía perdido.
Rachel me miró. - “¿Y bueno? ¿Qué pasó? ¿Qué te dijo?”
- “Nada. Le dije que no nos molestara y se fue.” Dije con voz monótona.
- “no parecía molesta cuando se fue,” dijo Elliot. “Sea lo que sea que le hayas dicho, debió haber funcionado.”
- “Que mal,” dijo Rache. “Estaba esperando algo más emocionante.”
- “¿Estamos listos para jugar?” Preguntó Elliot. “Se me está antojando la pizza que me voy a ganar.”
- “Sí, si es que Finn regresa,” dijo Rachel. “Estoy comenzando a pensar que no le agradamos. Él sigue desapareciendo. Creo que es una indirecta.”
- “¿Estas bromeando? Él las adora,” Elliot dijo con demasiado entusiasmo. “Lo que pasa es que él es tímido con los extraños. Voy a buscarlo. No se vayan a ninguna parte.”
Tan pronto Rachel y yo estuvimos solas, dije, - “¿Sabes que te voy a matar, verdad?”
Rachel levantó las manos y dio un paso hacia atrás. - “Te estaba haciendo un favor. Elliot está loco por ti. Después de que te fuiste, le dije que tienes como a diez chicos que te llaman todas las noches. Debiste haber visto su cara. A penas contenía los celos.”
Gruñí.
- “Es la ley de oferta y demanda,” dijo Rachel. “¿Quién diría que economía sería tan útil?”
Me di en la frente con la palma de mi mano. - “Necesito algo.”
- “Necesitas a Elliot.”
- “No, necesito azúcar. Mucha. Necesito algodón de azúcar.” Lo que necesitaba era un borrador lo suficientemente grande como para borrar de mi vida toda evidencia de San. Particularmente eso de hablar a través de la mente. Me estremecí. ¿Cómo lo hacía? ¿Y por qué a mí? A menos que… lo haya imaginado.
Al igual que imaginé golpear a alguien con el Neón.
- “Yo también podría usar un poco de azúcar,” dijo Rachel. “Cuando llegamos, vi a un vendedor cerca de la entrada. Me quedaré aquí para que Finn y Elliot no piensen que huimos y tú puedas comprar el algodón de azúcar.”
Retrocedí hasta la entrada, pero cuando encontré al vendedor que vendía los algodones, me distraje por algo que vi a lo lejos del camino. El Arcángel se alzaba sobre la copa de los árboles. Una serpiente de carros montaba sobre la alumbrada vía y bajaba en picada hasta perderse de vista. Me pregunté por qué San quería reunirse conmigo. Sentí un pinchazo en el estómago y probablemente debí haber tomado eso como una respuesta, pero a pesar de mis mejores intensiones, me encontré caminando hacia el Arcángel.
Me movía junto a la corriente de todas las demás personas, manteniendo mis ojos en las distantes vías del Arcángel que serpenteaba en el cielo. El viento había cambiado de frío a helado, pero esa no era la razón por la cual me sentía mal.
La sensación había regresado. Esa fría y mortífera sensación de que alguien me estaba observando.
Miré hacia ambos lados y no vi nada. Di una vuelta de 180 grados. Un poco más atrás, parada entre un pequeño grupo de árboles, una figura encapuchada se dio la vuelta y desapareció en la oscuridad.
Con mi corazón latiendo velozmente, eludí a un enorme grupo de personas para alejarme de los árboles. Cuando ya estaba más lejos, volví a mirar hacia atrás. No vi a nadie que pareciera seguirme.
Cuando me giré para seguir caminando, me di contra alguien. - “¡Lo siento!” Dije, intentando recobrar el balance.
San sonrió de oreja a oreja. - “Soy difícil de resistir.”
La miré y parpadeé. -“Déjame sola.”
Traté de pasar por su lado, pero ella me agarró por el codo.
- “¿Qué pasa? Parece que vas a vomitar.”
- “Tienes ese efecto en mi,” dije bruscamente.
Ella rió y me dieron ganas de patear su espinilla.
- “Podrías tomarte algo.” Ella todavía me tenía del codo y me llevó hasta el carrito de limonadas.
No quise dar un paso más. - “¿Quieres ayudarme? Aléjate de mí.”
Ella apartó un rizo de mi cara. - “Amo tu cabello. Me gusta cuando esta fuera de control. Es como ver una parte de ti que necesita salir más a menudo.”
Con furia, alisé mi cabello. Tan pronto me di cuenta que me veía como si intentara parecer más presentable para ella, dije, - “Me tengo que ir. Rachel me está esperando.” Luego de una pausa agotada, dije, “Supongo que te veré el lunes en clase.”
- “Ven conmigo al Arcángel.”
Yo estiré el cuello para mirar hacia el Arcángel. Gritos agudos hacían eco desde los carros que hacían estruendos en las vías.
- “Dos personas en una silla.” Su sonrisa cambió a una lenta y atrevida.
- “No.” De ninguna manera.
- “Si sigues huyendo de mi, nunca descubrirás qué es lo que está pasando de verdad.”
Con ese comentario, debí haberme ido corriendo. Pero no lo hice. Fue casi como si San supiera exactamente qué decir para picar mi curiosidad. Como si supiera qué decir en el momento correcto.
- “¿Qué está pasando?”
- “Solo hay una manera para saberlo.”
- “No puedo. Le tengo miedo a las alturas. Además, Rachel me está esperando.” Solo que, de repente, la idea de ir tan alto en el aire no me asustó. Ya no me asustaba. De una manera absurda, el saber que estaba con San me hacía sentir a salvo.
- “Si aguantas toda la ronda sin gritar, le diré al entrenador que nos cambia de silla.”
- “Ya lo intenté. Él no va a cambiar de opinión.”
- “Yo podría ser más convincente que tú.”
Tomé su comentario como un insulto personal. - “Yo no grito,” dije. “No en atracciones de carnavales.” No por ti.
Junto a San, me abrí camino hasta lo último de la fila de espera para el Arcángel. Una ráfaga de gritos se levantó y luego se apagó lejos en el cielo nocturno.
- “No te había visto antes en Delphic,” dijo San.
- “¿Vienes aquí seguido?” Hice una nota mental de no viajar más a Delphic en los fines de semana.
- “Tengo una historia con este lugar.”
Llegamos hasta el principio de la fila, mientras los carros se vaciaban y un nuevo par de buscadores de emoción se montaban.
- “Déjame adivinar,” dije. “El año pasado venías aquí en lugar de ir a la escuela.”
Estaba siento sarcástica, pero San dijo, - “Contestar eso significaría dar pistas sobre mi pasado y prefiero mantenerlo en secreto.”
- “¿Por qué? ¿Qué tiene de malo tu pasado?”
- “No creo que ahora sea un buen momento para hablar de eso. Mi pasado podría asustarte.”
Demasiado tarde, pensé.
Ella se acercó y nuestros brazos se encontraron. Una leve conexión que causó que se me erizara el bello de mi brazo. - “Las cosas que tengo que confesar no son el tipo de cosas que le cuentas a tu irrespetuosa compañera de biología,” ella dijo.
El frío viento me envolvió y cuando respiré, me llenó de hielo. Pero no se comparó con el escalofrío que las palabras de San me causaron.
San movió bruscamente su barbilla hacia la rampa. -“Parece que es nuestro turno.”-
Yo empujé la salida giratoria. Cuando llegamos a la plataforma de abordar, los únicos carros vacíos eran el que estaba al frente y el que estaba en lo último. San se dirigió al primero.
La construcción de la montaña rusa no me inspiraba confianza. Estuviera o no remodelada, parecía que tenía un siglo de antiguo y estaba hecho de una madera que había pasado demasiado tiempo expuesta al severo clima de Maine. El arte que tenía pintado a los lados era menos inspirador.
El carro que San escogió tenía un grupo de cuatro pinturas. La primera representaba una turba de demonios con cuernos arrancándole las alas a un ángel masculino que gritaba. La siguiente pintura mostraba al ángel sin alas posado sobre una lápida, observando de lejos a unos niños jugando. En la tercera pintura, el ángel sin alas estaba parado cerca de los niños, haciendo señas con el dedo a una niña de ojos verdes, para que esta fuera a donde él. En la última pintura, el ángel se balanceó como un fantasma sobre el cuerpo de la niña. Los ojos de la niña estaban negros, su sonrisa se había ido y le salieron cuernos como a los demonios de la primera pintura. Una media luna colgaba sobre las pinturas.
Aparté la vista y me dije que era el frío del aire lo que estaba haciendo que mis piernas temblaran. Me deslicé en el carro junto a San.
-“Tu pasado no me asustará”- Dije, abrochando el cinturón sobre mi regazo. -“Creo que más que nada, estaré consternada.”-
-“Consternada”- Repitió ella. El tono de su voz me hizo creer que aceptaba la acusación.
Extraño, puesto que San nunca se degrada.
Los carros comenzaron a moverse en reversa y luego dieron bandazos hacia delante. De una manera no muy tranquila, nos alejamos de la plataforma, escalando la montaña sin cesar. El aire estaba lleno de olor a sudor, moho y del agua salada que soplaba del mar.
San estaba lo suficientemente cerca de mi como para poder olerlo. Capté un leve rastro de un costoso jabón de menta.
-“Te ves pálida”- Dijo, inclinándose para poder ser escuchado a través del ruido de las vías.
Me sentía pálida, pero no lo admití.
En la punta de la montaña, hubo un momento de vacilación. Podía ver millas a la distancia, notando donde la oscuridad del bosque se mezclaba con la luz de los suburbios y gradualmente se convertía en el cuadriculado de las luces de Portland. El viento se detuvo, permitiendo que el húmedo aire se posara en mi piel.
Sin proponérmelo, miré a San. Encontré consolación en tenerla a mi lado. Luego ella sonrió de oreja a oreja.
-“¿Asustada, ángel?”-
Agarré la barra de metal perforada en la parte frontal de los carros mientras sentía mi peso inclinarse hacia el frente. Una temblorosa risa se me escapó. Nuestro carro voló endemoniadamente rápido, mi cabello revoloteaba tras de mi. Virando bruscamente a la izquierda y luego a la derecha, repiqueteábamos sobre las vías. Adentro, sentía mis órganos flotar y caer en respuesta a la ronda. Miré hacia abajo, intentando concentrarme en algo que no se moviera. Fue entonces cuando noté que mi cinturón se había soltado. Intenté gritarle a San, pero mi voz fue tragada por el aire. Sentí que se hizo un hueco en mi estómago y solté una mano de la barra de metal para intentar asegurar el cinturón alrededor de mi cintura. El carro circuló hacia la izquierda. Mis hombros chocaron con los de San, presionándome contra ella tan fuerte que dolía. El carro comenzó a elevarse y sentí que se despegó de las vías, que no remachó completamente con ellas.
Estábamos descendiendo vertiginosamente. Las luces centelleantes de los lados de las vías me cegaron, no podía ver hacia dónde iba la vía al final del descenso. Era demasiado tarde. El carro viró bruscamente hacia la derecha. Sentí una sacudida de pánico y luego sucedió. Mi hombro izquierdo chocó contra la puerta del carro. Esta se abrió y yo fui expulsada del carro mientras la montaña rusa se alejaba sin mí. Rodé en las vías e intenté encontrar algo a qué agarrarme. Mis manos no encontraron nada y seguí rodando hacia el borde, precipitándome al vacío. El suelo se abalanzaba contra mí y abrí la boca para gritar.
Lo próximo que supe fue que la ronda terminó en la plataforma de desembarque.
Mi brazo dolía por lo fuerte que San me estaba agarrando. -“Vaya, eso sí que fue un grito”- Dijo ella sonriéndome de oreja a oreja.
Aturdida, la observé llevar una mano a su oído, como si mi grito todavía hiciera eco allí.
Sin estar segura de qué había pasado, observé al lugar en su mano en donde mis uñas habían dejado semicírculos tatuados en su piel. Luego mis ojos se movieron hacia mi cinturón de seguridad. Estaba abrochado alrededor de mi cintura.
-“Mi cinturón…”- Comencé. -“Creí…”-
-“¿Qué creíste?”- Preguntó San, sonando genuinamente interesada.
-“Creí… que me había caído del carro. Literalmente creí… que iba a morir.”-
-“Creo que ese es el punto.”-
A mi lado, mis manos temblaron. Mis rodillas tambalearon bajo el peso de mi cuerpo.
-“Supongo que nos quedamos como compañeras”- Dijo San. Sospeché un pequeño grado de victoria en su voz, pero estaba demasiado atónita para argumentar.
-“El Arcángel”- Murmuré, mirando sobre mi hombro a la montaña rusa, la cual estaba comenzando su siguiente ascenso.
-“Significa un ángel de alto rango.”- Definitivamente había petulancia en su voz. “Mientras más alto estas, peor es la caída.”-
Comencé a abrir la boca para decir otra vez cómo estaba segura de que por un momento había dejado el carro y fuerzas más allá de mi habilidad para explicar me habían puesto a salvo tras mi cinturón. En lugar de eso dije -“Creo que mejor soy un ángel guardián.”-
San sonrió otra vez. Guiándome por el camino, dijo “Te llevaré de regreso a los videojuegos.”
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Espero que les guste y lo disfruten chicas. Besos
dianna rivera* - Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Lo van a amar y a odiar al mismo tiempo, creanme
Solo puedo decir...YO NO HUBIERA TENIDO TANTA FUERZA DE VOLUNTAD jajaja.
Besos.
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Capitulo 9
Me abrí paso entre la gente de los videojuegos, pasando el mostrador de los premios y los baños. Cuando pude ver las mesas de fútbol, Rachel no estaba en ninguna de ellas y tampoco Elliot ni Finn.
-“Parece que se fueron”- Dijo San. Sus ojos debieron sostener un poquito de diversión.
Pero tratándose de San, podría haber sido algo completamente diferente. -“Parece que necesitas a alguien que te lleve.”-
-“Rachel no me dejaría”- Dije, parada de puntas para ver sobre el gentío. “Probablemente estén jugando tenis de mesa.”-
Yo recorrí por todos lados mientras San me seguía, tomándose una soda que había comprado en el camino. Ella se ofreció a comprarme una, pero en mi actual estado, no estaba segura de poder tolerarla.
En el tenis de mesa no había ninguna señal de Rachel ni Elliot.
-“Quizá estén en las maquinas de pinball”- Sugirió San. Definitivamente ella se estaba burlando de mí.
Sentí que mi rostro se ponía un poco rojo. ¿Dónde estaba Rachel?
San sostuvo en alto su soda -“¿Segura que no quieres tomar algo?”
Miré a la soda y luego a San. Solo porque mi sangre se calentara de solo pensar en poner mi boca donde estuvo la suya, no significaba que tenía que decirle.
Busqué en mi bolso y saqué mi celular. La pantalla de mi teléfono estaba negra y se rehusaba a encender. No entendía como la batería estaba muerta cuando la había cargado justo antes de salir. Presioné una y otra vez el botón de encendido, pero nada pasó.
San dijo -“Mi oferta sigue en pie.”
Pensé que estaría más segura si algún extraño me llevara. Todavía estaba agitada con lo que había pasado en el Arcángel y no importaba cuantas veces intentara olvidarlo, la imagen de caer se repetía en mi cabeza. Me estaba… cayendo y luego la ronda había terminado. Así de simple. Era la cosa más aterradora por la cual había pasado.
Casi tan aterradora como el hecho de que yo fui la única que lo notó. Ni siquiera San, que estaba justo al lado mío.
Me di en la frente con la palma de mi mano. -“Su auto. Probablemente ella me esta esperando en el estacionamiento.”
Treinta minutos después había recorrido todo el estacionamiento. El Neon se había ido. No podía creer que Rachel se había ido sin mí. Tal vez había pasado alguna emergencia y no tenía ninguna forma de saberlo porque no podía verificar los mensajes de mi celular.
Traté de mantenerme tranquila, pero si ella me había dejado, tenía una amplia cantidad de coraje hirviendo a fuego lento y lista para rebosar.
-“¿Alguna otra opción?”- Preguntó San.
Mordí mi labio considerando mis otras opciones. No tenía ninguna otra opción.
Desafortunadamente, no estaba segura de estar lista para aceptar la oferta de San. En un día ordinario, ella emanaba peligro. Esta noche había una potente mezcla de peligro, amenaza y misterio.
Finalmente resoplé y recé por no estar a punto de cometer un error.
-“Me llevarás directo a casa”- Dije. Sonó más como una pregunta que como una orden.
-“Si eso es lo que quieres.”
Estuve a punto de preguntarle a San si había notado algo extraño en el Arcángel, pero me detuve. Estaba demasiado asustada para preguntar. ¿Qué pasa si no me había caído? ¿Qué pasa si lo había imaginado todo? ¿Qué pasa si estaba viendo cosas que en realidad no estaban pasando? Primero el chico con la máscara de esquiar. Ahora esto.
Estaba bastante segura que el que San me estuviera hablando a través de la mente era real, pero no estaba segura de lo demás.
San siguió pasando unos cuantos espacios del estacionamiento. Una lustrosa motocicleta negra descansaba en su soporte. Ella se sentó e inclinó su cabeza hacia el asiento de atrás. -“Móntate.”-
-“Vaya. Linda moto”- Dije. Lo cual era una mentira. Parecía como una lustrosa trampa mortal. Nunca antes había montado una motocicleta. Nunca. No estaba segura de que en esta noche quisiera cambiar eso.
-“Me gusta la sensación el viento en mi cara”- Continué, esperando que mi bravuconería disimulara el terror que me causaba el moverme a una velocidad mayor de sesenta y cinco millas por hora sin nada interponiéndose entre mi y la calle.
Solo había un casco, negro con la visera teñida, y San me lo ofreció.
Tomándola, balanceé mi pierna sobre la moto y me di cuenta de lo insegura que me sentía sin nada más que una estrecha silla debajo de mí. Deslicé el casco sobre mis rizos y lo abroché bajo mi mentón.
-“¿Es difícil conducirla?”- Pregunté. Lo que en realidad quería decir era, ¿Es segura?
-“No”- Dijo San, contestando mis dos preguntas, la que dije y la que no dije. Ella rió por lo bajo. -“Estás tensa. Relájate.”-
Cuando salió del estacionamiento, la explosión de movimiento me sobresaltó; había estado aguantándome de su camisa, teniendo entre mis dedos la cantidad de tela necesaria para mantenerme en balance. Ahora envolví mis brazos alrededor de ella, en un abrazo de oso al revés.
San aceleró en la autopista y mis caderas se apretaron contra ella. Deseé ser la única en haberlo notado.
Cuando llegamos a mi casa, San detuvo la motocicleta frente a mi casa, que estaba toda cubierta de neblina, apagó el motor y se bajó de ella. Yo me deshice del casco, balanceándolo cuidadosamente en el asiento frente a mi, y abrí la boca para decir algo como Gracias por llevarme, te veo el lunes.
Las palabras se disolvieron cuando San cruzó la calle y subió los escalones del balcón.
No pude comenzar a especular que estaba haciendo. ¿Llevándome hasta la puerta? Algo sumamente improbable. Entonces… ¿Qué?
Subí al balcón después de ella y la encontré en la puerta. Observé, dividida entre confusion y creciente preocupación, mientras ella sacaba de su bolsillo un juego de llaves bastante familiar e insertaba la llave de mi casa en la cerradura.
Yo bajé mi bolso de mi hombro y abrí el compartimiento en donde guardo las llaves. Ellas no estaban allí.
-“Devuélveme mis llaves”- Dije, desconcertada por no saber cómo mis llaves habían parado en su posesión.
-“Se te cayeron en los videojuegos cuando estabas buscando tu celular”- Dijo ella.
-“No me interesa en dónde las tiré. Devuélvemelas.”
San levantó sus manos, clamando inocencia, y se alejó de la puerta. Recostó un hombro contra los ladrillos y me observó acercarme hasta la cerradura. Intenté girar la llave, pero no se movió.
-“La atacaste”- Dije, moviendo la llave. Me alejé un paso. -“Adelante. Inténtalo. Está atorada.”
Con un agudo click, ella giró la llave. Con la mano puesta en el picaporte, ella arqueó sus cejas como diciendo ¿Puedo?
Tragué, enterrando una oleada de mutua fascinación e intranquilidad. -“Vete. No vas a entrar. Estoy sola en casa.”-
-“¿Toda la noche?”-
Inmediatamente me di cuenta de que eso no había sido la cosa más inteligente para decir. -“Dorothea vendrá pronto.”- Eso era mentira. Hacía tiempo que Dorothea se había ido. Era casi media noche.
-“¿Dorothea?”-
-“La señora que limpia. Ella es vieja, pero fuerte. Muy fuerte.”- Intenté pasar y dejarla atrás, pero no pude.
-“Suena aterrador”- Dijo, sacando la llave de la cerradura y ofreciéndomela.
-“Ella puede limpiar un inodoro por dentro y por fuera en menos de un minuto. Más que aterrador.”dije tomando la llave, pasé por su lado con toda la intención de cerrar la puerta entre nosotras, pero cuando lo iba a hacer, San se paró bajo el umbral, con sus brazos puestos en cada lado del marco.
-“¿No me vas a invitar a entrar?”- Preguntó sonriendo.
Yo pestañeé. ¿Invitarla a entrar? ¿A mi casa? ¿Estando yo sola?
San dijo -“Es tarde.”- Sus ojos me siguieron de cerca, reflejando un caprichoso brillo. - “Debes de tener hambre.”-
-“No. Sí. Digo, sí, pero…”-
De repente, ella estaba adentro.
Yo retrocedí tres pasos; ella cerró la puerta, empujándola con su pié. -“¿Te gusta la comida mexicana?”- Preguntó.
-“Yo…”- ¡Me gustaría saber qué estas haciendo dentro de mi casa!
-“¿Tacos?”-
-“¿Tacos?”- Repetí.
Esto pareció divertirlo. -“Tomates, lechuga, queso.”-
-“¡Sé lo que es un taco!”-
Antes de que pudiese detenerlo, cruzó la habitación a grandes zancadas y al final del pasillo, se dirigió a la izquierda. A la cocina. Fue hasta el fregadero y abrió el grifo mientras frotaba jabón hasta la mitad de sus brazos. Aparentemente se estaba sintiendo como en casa porque primero fue a la despensa, buscó en la nevera, sacó productos de aquí y allá (salsa, queso, lechuga y tomate) y luego buscó en las gavetas hasta encontrar un cuchillo.
Sospeché que estaba a mitad de camino para entrar en pánico por la imagen de San sosteniendo un cuchillo, cuando algo más capturó mi atención. Me adelanté dos pasos y miré a mi reflejo en uno de los sartenes que colgaban en el estante de ollas. ¡Mi pelo!
Parecía como si una planta rodadora gigante hubiese rodado hasta mi cabeza. Tapé mi boca con una mano.
San sonrió. -“¿Tu rubio es natural?”-
Yo me le quedé mirando. -“Si”-
-“Odio ser la que te de la noticia, pero ahora es rojo. Podría prenderlo en fuego y no se pondría más rojo.”-
-“Es rubio. Es la luz” - Dije.
-“Sí, quizá sean las bombillas.”- Su sonrisa llegó a ambos lados de su cara y un hoyuelo apareció.
-“Regreso en seguida”- Dije, saliendo de la cocina a toda prisa.
Subí por las escaleras y recogí mi pelo en una coleta. Resuelto ya eso, me puse a pensar.
No estaba del todo cómoda con la idea de San vagabundeando por mi casa… y armada con un cuchillo. Y mi mamá me mataría si se entera que dejé entrar a San cuando Dorothea no estaba.
-“¿Podemos dejar esto para otro momento?”- Pregunté luego de que dos minutos más tarde la encontrara trabajando duramente en la cocina. Puse una mano en mi estómago, señalando que me estaba molestando. -“Me siento algo mareada”- Dije. “Creo que fue por la moto.”-
Ella paró de cortar con el cuchillo y me miró. -“Casi termino.”-
Noté que ella había cambiado el cuchillo por una más grande y afilado.
Como si ella tuviera una ventana a mis pensamientos, sostuve el cuchillo en alto y lo examinó. La hoja brillaba bajo la luz. Mi estómago se contrajo.
-“Baja el cuchillo”- Le ordené con calma.
San dejó de mirar al cuchillo, me miró y luego volvió a mirar al cuchillo. Luego de un minuto, lo bajó frente a ella. -“No te voy a lastimar, Britt.”-
-“Eso es… tranquilizador”- Logré decir, pero mi garganta estaba tensa y seca.
Ella hizo girar el cuchillo, con el mango señalando hacia mí. -“Ven aquí. Te voy a enseñar cómo hacer tacos.”-
No me moví. Había una chispa en sus ojos que me hacía pensar que debería estar asustada… y lo estaba. Pero ese miedo era igualmente atractivo. Había algo extremadamente inquietante al estar cerca de ella. En su presencia, no podía confiar en mi misma.
-“¿Qué tal… un trato?”- Su rostro estaba bajo, ensombrecido, y me observó tras sus pestañas. El efecto fue una impresión de honradez. -“Ayúdame a hacer tacos y contestaré algunas de tus preguntas.”-
-“¿Mis preguntas?”-
-“Creo que sabes a qué me refiero.”
Sabía exactamente a qué se refería. Me estaba dando la oportunidad de saber un poco sobre su mundo privado. Un mundo en donde ella podía hablar a través de mi mente.
Otra vez, ella supo exactamente qué decir, en el momento correcto.
Sin decir palabra, me moví al lado de ella. Ella deslizó el picador hasta colocarlo en frente mío.
-“Primero”- Dijo ella, parándose detrás de mi y poniendo sus manos sobre la encimera, justo a lado de las mías, “escoge un tomate.” Ella agachó su cabeza para que su boca estuviera en mi oído. Su aliento era tibio y hacía cosquillas en mi piel. -“Bien. Ahora, agarra el cuchillo.”-
-“¿La chef siempre tiene que estar así de cerca?”- Pregunté sin estar segura si me gustaba o me asustaba el revoloteo que su cercanía causaba dentro de mi.
-“Cuando ella esta revelando secretos culinarios, sí. Agarra el cuchillo bien.”
- “Eso hago.”
-“Bien.”- Alejándose, ella me miró cuidadosamente, como inspeccionando cualquier imperfección. Sus ojos me recorrieron de arriba a bajo y de aquí a allá. Por un desconcertante momento, pensé ver una secreta sonrisa aprobatoria. -“El cocinar es algo que no se aprende”- Dijo. -“Es innato. Es algo que tienes o no. Como la química. ¿Crees que estas lista para química?”-
Yo presioné el cuchillo hasta atravesar el tomate, el cual se dividió en dos y cada mitad rodó sutilmente en la tabla de picar. -“Tú dime. ¿Estoy lista para química?”-
San hizo un sonido profundo el cual no pude descifrar y luego sonrió.
Luego de cenar, San llevó nuestros platos al fregadero. -“Yo los limpio y tú los secas.”-
Rebuscando en las gavetas al lado del fregadero, ella encontró una toalla y la lanzó juguetonamente hacia mi.
-“Estoy lista para hacerte esas preguntas”- Dije. -“Comenzando con la noche en la biblioteca. ¿Me seguiste…”-
Me quedé en blanco. San estaba recostada despreocupadamente contra la encimera. Su oscuro cabello se asomaba bajo su gorra de béisbol. Una sonrisa tiraba de sus labios.
Mis pensamientos se disolvieron y así como así, un nuevo pensamiento rompió la superficie de mi mente.
Quería besarla. Ahora mismo.
San arqueó sus cejas. -“¿Qué?”-
-“Eh, nada. Nada de nada. Tu limpias, yo seco.”-
¿Qué pasó para que tratara a San como tu peor vicio? Me pregunté. ¿Qué pasó para que ignorara lo malo y me quedara con lo bueno?
No nos tomó mucho tiempo en terminar de fregar los platos, y cuando lo hicimos, nos encontramos apretujados en el espacio al lado del fregadero. San se movió para quitarme la toalla y nuestros cuerpos se tocaron. Ninguna de las dos se movió, manteniendo el frágil enlace que nos mantenía unidos.
Yo me alejé primero.
-“¿Asustada?”- Murmuró ella.
-“No.”-
-“Mentirosa.”-
Mi pulso se aceleró. -“Tú no me asustas.”-
-“¿No?”-
Hablé sin pensar. -“Tal ves solo me asusta…”- Me maldije por a penas comenzar la oración. ¿Ahora qué se supone que dijera? No iba a admitirle a San que todo sobre ella me asustaba. Eso le daría permiso para provocarme más. -“Quizá tenga miedo a… a…”-
-“¿Qué yo te guste?”-
Aliviada por no tener que terminar mi propia oración, automáticamente respondí -“Sí,”- y me di cuenta muy tarde de lo que había confesado. -“¡Digo, no!-Definitivamente no. ¡Eso no era lo que estaba intentando decir!”
San rió suavemente.
-“La verdad es que parte de mi definitivamente no esta cómoda contigo alrededor”- Dije.
-“¿Pero?”-
Me aferré a la encimera tras de mi. -“Pero al mismo tiempo, siento una aterradora atracción hacia ti.”-
San sonrió.
-“Que creída eres”- Dije, empujándola con mi mano. Ella atrapó mi mano contra su pecho y bajó mi manga hasta mi muñeca, cubriendo mi mano con ella. Así de rápido, hizo lo mismo con la otra manga y sostuvo mi blusa por los puños, dejando mis manos capturadas y mi boca abierta en protesta.
Me jaló hasta tenerme cerca y no se detuvo hasta que estuve directamente en frente de ella. De repente, ella me levantó y me sentó en la encimera. Mi cara estaba al mismo nivel que la suya y me petrificó con una sonrisa oscura y tentadora. Fue entonces cuando me di cuenta que desde hace días, este momento había estado danzando los límites de mis fantasías.
-“Quítate lo gorra”- Dije y la palabras se escaparon antes de que pudiera detenerlas.
Ella la giró, poniendo la visera hacia atrás.
Me moví hasta el borde de la encimera y mis piernas colgaban a los lados de ella. Algo dentro de mí me decía que me detuviera, pero rechacé la voz hacia los confines de mi mente.
Ella puso sus manos en la encimera, justo al lado de mis caderas y se acercó inclinando su cabeza hacia un lado. Su olor, el cual era como de tierra mojada, me sobrecogió.
Inhalé dos veces. No. Esto no estaba bien. Esto no. Con San no. Ella era aterradora. De una manera buena, sí. Pero también de una manera negativa. Una muy negativa.
-“Deberías irte”- Susurré. -“Definitivamente deberías irte.”-
-“¿Ir aquí?”- Su boca estaba en mi hombro. -“¿O aquí?”- Se movió hasta mi cuello.
Mi cerebro no podía procesar ni un pensamiento lógico. La boca de San estaba moviéndose hacia el norte, hasta mi mandíbula, probando suavemente mi piel…
-“Mis piernas se están durmiendo”- Solté. No era del todo una mentira.
Estaba experimentando una sensación de hormigueo por todo mi cuerpo, las piernas incluidas.
-“Yo podría resolver eso.”- Las manos de San se cerraron sobre mis caderas.
De repente mi teléfono sonó, salté al escucharlo y lo saqué fuera de mi bolsillo.
-“Hola, cariño”- Mi mamá dijo alegremente.
-“¿Te puedo llamar después?”-
-“Seguro. ¿Qué pasa?”-
Cerré el celular. -“Tienes que irte”- Le dije a San. -“Ahora.”-
Ella volvió a girar la visera de su gorra. Ahora su boca era lo único que podía ver bajo ella y estaba curveada en una sonrisa pícara. -“No llevas maquillaje.”-
-“Debí haberlo olvidado.”-
-“Que tengas dulces sueños.”-
-“Seguro. No hay problema.”- ¿Qué fue lo que ella dijo?
-“Sobre la fiesta de mañana en la noche…”-
-“Lo pensaré”- Logré decir.
San guardó en mi bolsillo un pedazo de papel y su contacto envió una sensación de calor abajo en mis piernas. -“Aquí esta la dirección. Te estaré buscando. Ven sola.”-
Un momento más tarde escuché la puerta frontal cerrarse tras ella. Un fiero sonrojo se abrió camino hasta mi cara. Demasiado cerca, pensé. No había nada malo con el fuego…siempre y cuando no te le acercaras demasiado. Algo que tengo que tener en mente.
Me recosté de espalda a los gabinetes, respirando entrecortadamente.
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CASI! Lo ame y lo odie por eso, su mamá interrumpió todo y la verdad yo no hubiera tenido la fuerza para rechazarla . Espero que les haya gustado, hasta la próxima. Besos
Solo puedo decir...YO NO HUBIERA TENIDO TANTA FUERZA DE VOLUNTAD jajaja.
Besos.
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Capitulo 9
Me abrí paso entre la gente de los videojuegos, pasando el mostrador de los premios y los baños. Cuando pude ver las mesas de fútbol, Rachel no estaba en ninguna de ellas y tampoco Elliot ni Finn.
-“Parece que se fueron”- Dijo San. Sus ojos debieron sostener un poquito de diversión.
Pero tratándose de San, podría haber sido algo completamente diferente. -“Parece que necesitas a alguien que te lleve.”-
-“Rachel no me dejaría”- Dije, parada de puntas para ver sobre el gentío. “Probablemente estén jugando tenis de mesa.”-
Yo recorrí por todos lados mientras San me seguía, tomándose una soda que había comprado en el camino. Ella se ofreció a comprarme una, pero en mi actual estado, no estaba segura de poder tolerarla.
En el tenis de mesa no había ninguna señal de Rachel ni Elliot.
-“Quizá estén en las maquinas de pinball”- Sugirió San. Definitivamente ella se estaba burlando de mí.
Sentí que mi rostro se ponía un poco rojo. ¿Dónde estaba Rachel?
San sostuvo en alto su soda -“¿Segura que no quieres tomar algo?”
Miré a la soda y luego a San. Solo porque mi sangre se calentara de solo pensar en poner mi boca donde estuvo la suya, no significaba que tenía que decirle.
Busqué en mi bolso y saqué mi celular. La pantalla de mi teléfono estaba negra y se rehusaba a encender. No entendía como la batería estaba muerta cuando la había cargado justo antes de salir. Presioné una y otra vez el botón de encendido, pero nada pasó.
San dijo -“Mi oferta sigue en pie.”
Pensé que estaría más segura si algún extraño me llevara. Todavía estaba agitada con lo que había pasado en el Arcángel y no importaba cuantas veces intentara olvidarlo, la imagen de caer se repetía en mi cabeza. Me estaba… cayendo y luego la ronda había terminado. Así de simple. Era la cosa más aterradora por la cual había pasado.
Casi tan aterradora como el hecho de que yo fui la única que lo notó. Ni siquiera San, que estaba justo al lado mío.
Me di en la frente con la palma de mi mano. -“Su auto. Probablemente ella me esta esperando en el estacionamiento.”
Treinta minutos después había recorrido todo el estacionamiento. El Neon se había ido. No podía creer que Rachel se había ido sin mí. Tal vez había pasado alguna emergencia y no tenía ninguna forma de saberlo porque no podía verificar los mensajes de mi celular.
Traté de mantenerme tranquila, pero si ella me había dejado, tenía una amplia cantidad de coraje hirviendo a fuego lento y lista para rebosar.
-“¿Alguna otra opción?”- Preguntó San.
Mordí mi labio considerando mis otras opciones. No tenía ninguna otra opción.
Desafortunadamente, no estaba segura de estar lista para aceptar la oferta de San. En un día ordinario, ella emanaba peligro. Esta noche había una potente mezcla de peligro, amenaza y misterio.
Finalmente resoplé y recé por no estar a punto de cometer un error.
-“Me llevarás directo a casa”- Dije. Sonó más como una pregunta que como una orden.
-“Si eso es lo que quieres.”
Estuve a punto de preguntarle a San si había notado algo extraño en el Arcángel, pero me detuve. Estaba demasiado asustada para preguntar. ¿Qué pasa si no me había caído? ¿Qué pasa si lo había imaginado todo? ¿Qué pasa si estaba viendo cosas que en realidad no estaban pasando? Primero el chico con la máscara de esquiar. Ahora esto.
Estaba bastante segura que el que San me estuviera hablando a través de la mente era real, pero no estaba segura de lo demás.
San siguió pasando unos cuantos espacios del estacionamiento. Una lustrosa motocicleta negra descansaba en su soporte. Ella se sentó e inclinó su cabeza hacia el asiento de atrás. -“Móntate.”-
-“Vaya. Linda moto”- Dije. Lo cual era una mentira. Parecía como una lustrosa trampa mortal. Nunca antes había montado una motocicleta. Nunca. No estaba segura de que en esta noche quisiera cambiar eso.
-“Me gusta la sensación el viento en mi cara”- Continué, esperando que mi bravuconería disimulara el terror que me causaba el moverme a una velocidad mayor de sesenta y cinco millas por hora sin nada interponiéndose entre mi y la calle.
Solo había un casco, negro con la visera teñida, y San me lo ofreció.
Tomándola, balanceé mi pierna sobre la moto y me di cuenta de lo insegura que me sentía sin nada más que una estrecha silla debajo de mí. Deslicé el casco sobre mis rizos y lo abroché bajo mi mentón.
-“¿Es difícil conducirla?”- Pregunté. Lo que en realidad quería decir era, ¿Es segura?
-“No”- Dijo San, contestando mis dos preguntas, la que dije y la que no dije. Ella rió por lo bajo. -“Estás tensa. Relájate.”-
Cuando salió del estacionamiento, la explosión de movimiento me sobresaltó; había estado aguantándome de su camisa, teniendo entre mis dedos la cantidad de tela necesaria para mantenerme en balance. Ahora envolví mis brazos alrededor de ella, en un abrazo de oso al revés.
San aceleró en la autopista y mis caderas se apretaron contra ella. Deseé ser la única en haberlo notado.
Cuando llegamos a mi casa, San detuvo la motocicleta frente a mi casa, que estaba toda cubierta de neblina, apagó el motor y se bajó de ella. Yo me deshice del casco, balanceándolo cuidadosamente en el asiento frente a mi, y abrí la boca para decir algo como Gracias por llevarme, te veo el lunes.
Las palabras se disolvieron cuando San cruzó la calle y subió los escalones del balcón.
No pude comenzar a especular que estaba haciendo. ¿Llevándome hasta la puerta? Algo sumamente improbable. Entonces… ¿Qué?
Subí al balcón después de ella y la encontré en la puerta. Observé, dividida entre confusion y creciente preocupación, mientras ella sacaba de su bolsillo un juego de llaves bastante familiar e insertaba la llave de mi casa en la cerradura.
Yo bajé mi bolso de mi hombro y abrí el compartimiento en donde guardo las llaves. Ellas no estaban allí.
-“Devuélveme mis llaves”- Dije, desconcertada por no saber cómo mis llaves habían parado en su posesión.
-“Se te cayeron en los videojuegos cuando estabas buscando tu celular”- Dijo ella.
-“No me interesa en dónde las tiré. Devuélvemelas.”
San levantó sus manos, clamando inocencia, y se alejó de la puerta. Recostó un hombro contra los ladrillos y me observó acercarme hasta la cerradura. Intenté girar la llave, pero no se movió.
-“La atacaste”- Dije, moviendo la llave. Me alejé un paso. -“Adelante. Inténtalo. Está atorada.”
Con un agudo click, ella giró la llave. Con la mano puesta en el picaporte, ella arqueó sus cejas como diciendo ¿Puedo?
Tragué, enterrando una oleada de mutua fascinación e intranquilidad. -“Vete. No vas a entrar. Estoy sola en casa.”-
-“¿Toda la noche?”-
Inmediatamente me di cuenta de que eso no había sido la cosa más inteligente para decir. -“Dorothea vendrá pronto.”- Eso era mentira. Hacía tiempo que Dorothea se había ido. Era casi media noche.
-“¿Dorothea?”-
-“La señora que limpia. Ella es vieja, pero fuerte. Muy fuerte.”- Intenté pasar y dejarla atrás, pero no pude.
-“Suena aterrador”- Dijo, sacando la llave de la cerradura y ofreciéndomela.
-“Ella puede limpiar un inodoro por dentro y por fuera en menos de un minuto. Más que aterrador.”dije tomando la llave, pasé por su lado con toda la intención de cerrar la puerta entre nosotras, pero cuando lo iba a hacer, San se paró bajo el umbral, con sus brazos puestos en cada lado del marco.
-“¿No me vas a invitar a entrar?”- Preguntó sonriendo.
Yo pestañeé. ¿Invitarla a entrar? ¿A mi casa? ¿Estando yo sola?
San dijo -“Es tarde.”- Sus ojos me siguieron de cerca, reflejando un caprichoso brillo. - “Debes de tener hambre.”-
-“No. Sí. Digo, sí, pero…”-
De repente, ella estaba adentro.
Yo retrocedí tres pasos; ella cerró la puerta, empujándola con su pié. -“¿Te gusta la comida mexicana?”- Preguntó.
-“Yo…”- ¡Me gustaría saber qué estas haciendo dentro de mi casa!
-“¿Tacos?”-
-“¿Tacos?”- Repetí.
Esto pareció divertirlo. -“Tomates, lechuga, queso.”-
-“¡Sé lo que es un taco!”-
Antes de que pudiese detenerlo, cruzó la habitación a grandes zancadas y al final del pasillo, se dirigió a la izquierda. A la cocina. Fue hasta el fregadero y abrió el grifo mientras frotaba jabón hasta la mitad de sus brazos. Aparentemente se estaba sintiendo como en casa porque primero fue a la despensa, buscó en la nevera, sacó productos de aquí y allá (salsa, queso, lechuga y tomate) y luego buscó en las gavetas hasta encontrar un cuchillo.
Sospeché que estaba a mitad de camino para entrar en pánico por la imagen de San sosteniendo un cuchillo, cuando algo más capturó mi atención. Me adelanté dos pasos y miré a mi reflejo en uno de los sartenes que colgaban en el estante de ollas. ¡Mi pelo!
Parecía como si una planta rodadora gigante hubiese rodado hasta mi cabeza. Tapé mi boca con una mano.
San sonrió. -“¿Tu rubio es natural?”-
Yo me le quedé mirando. -“Si”-
-“Odio ser la que te de la noticia, pero ahora es rojo. Podría prenderlo en fuego y no se pondría más rojo.”-
-“Es rubio. Es la luz” - Dije.
-“Sí, quizá sean las bombillas.”- Su sonrisa llegó a ambos lados de su cara y un hoyuelo apareció.
-“Regreso en seguida”- Dije, saliendo de la cocina a toda prisa.
Subí por las escaleras y recogí mi pelo en una coleta. Resuelto ya eso, me puse a pensar.
No estaba del todo cómoda con la idea de San vagabundeando por mi casa… y armada con un cuchillo. Y mi mamá me mataría si se entera que dejé entrar a San cuando Dorothea no estaba.
-“¿Podemos dejar esto para otro momento?”- Pregunté luego de que dos minutos más tarde la encontrara trabajando duramente en la cocina. Puse una mano en mi estómago, señalando que me estaba molestando. -“Me siento algo mareada”- Dije. “Creo que fue por la moto.”-
Ella paró de cortar con el cuchillo y me miró. -“Casi termino.”-
Noté que ella había cambiado el cuchillo por una más grande y afilado.
Como si ella tuviera una ventana a mis pensamientos, sostuve el cuchillo en alto y lo examinó. La hoja brillaba bajo la luz. Mi estómago se contrajo.
-“Baja el cuchillo”- Le ordené con calma.
San dejó de mirar al cuchillo, me miró y luego volvió a mirar al cuchillo. Luego de un minuto, lo bajó frente a ella. -“No te voy a lastimar, Britt.”-
-“Eso es… tranquilizador”- Logré decir, pero mi garganta estaba tensa y seca.
Ella hizo girar el cuchillo, con el mango señalando hacia mí. -“Ven aquí. Te voy a enseñar cómo hacer tacos.”-
No me moví. Había una chispa en sus ojos que me hacía pensar que debería estar asustada… y lo estaba. Pero ese miedo era igualmente atractivo. Había algo extremadamente inquietante al estar cerca de ella. En su presencia, no podía confiar en mi misma.
-“¿Qué tal… un trato?”- Su rostro estaba bajo, ensombrecido, y me observó tras sus pestañas. El efecto fue una impresión de honradez. -“Ayúdame a hacer tacos y contestaré algunas de tus preguntas.”-
-“¿Mis preguntas?”-
-“Creo que sabes a qué me refiero.”
Sabía exactamente a qué se refería. Me estaba dando la oportunidad de saber un poco sobre su mundo privado. Un mundo en donde ella podía hablar a través de mi mente.
Otra vez, ella supo exactamente qué decir, en el momento correcto.
Sin decir palabra, me moví al lado de ella. Ella deslizó el picador hasta colocarlo en frente mío.
-“Primero”- Dijo ella, parándose detrás de mi y poniendo sus manos sobre la encimera, justo a lado de las mías, “escoge un tomate.” Ella agachó su cabeza para que su boca estuviera en mi oído. Su aliento era tibio y hacía cosquillas en mi piel. -“Bien. Ahora, agarra el cuchillo.”-
-“¿La chef siempre tiene que estar así de cerca?”- Pregunté sin estar segura si me gustaba o me asustaba el revoloteo que su cercanía causaba dentro de mi.
-“Cuando ella esta revelando secretos culinarios, sí. Agarra el cuchillo bien.”
- “Eso hago.”
-“Bien.”- Alejándose, ella me miró cuidadosamente, como inspeccionando cualquier imperfección. Sus ojos me recorrieron de arriba a bajo y de aquí a allá. Por un desconcertante momento, pensé ver una secreta sonrisa aprobatoria. -“El cocinar es algo que no se aprende”- Dijo. -“Es innato. Es algo que tienes o no. Como la química. ¿Crees que estas lista para química?”-
Yo presioné el cuchillo hasta atravesar el tomate, el cual se dividió en dos y cada mitad rodó sutilmente en la tabla de picar. -“Tú dime. ¿Estoy lista para química?”-
San hizo un sonido profundo el cual no pude descifrar y luego sonrió.
Luego de cenar, San llevó nuestros platos al fregadero. -“Yo los limpio y tú los secas.”-
Rebuscando en las gavetas al lado del fregadero, ella encontró una toalla y la lanzó juguetonamente hacia mi.
-“Estoy lista para hacerte esas preguntas”- Dije. -“Comenzando con la noche en la biblioteca. ¿Me seguiste…”-
Me quedé en blanco. San estaba recostada despreocupadamente contra la encimera. Su oscuro cabello se asomaba bajo su gorra de béisbol. Una sonrisa tiraba de sus labios.
Mis pensamientos se disolvieron y así como así, un nuevo pensamiento rompió la superficie de mi mente.
Quería besarla. Ahora mismo.
San arqueó sus cejas. -“¿Qué?”-
-“Eh, nada. Nada de nada. Tu limpias, yo seco.”-
¿Qué pasó para que tratara a San como tu peor vicio? Me pregunté. ¿Qué pasó para que ignorara lo malo y me quedara con lo bueno?
No nos tomó mucho tiempo en terminar de fregar los platos, y cuando lo hicimos, nos encontramos apretujados en el espacio al lado del fregadero. San se movió para quitarme la toalla y nuestros cuerpos se tocaron. Ninguna de las dos se movió, manteniendo el frágil enlace que nos mantenía unidos.
Yo me alejé primero.
-“¿Asustada?”- Murmuró ella.
-“No.”-
-“Mentirosa.”-
Mi pulso se aceleró. -“Tú no me asustas.”-
-“¿No?”-
Hablé sin pensar. -“Tal ves solo me asusta…”- Me maldije por a penas comenzar la oración. ¿Ahora qué se supone que dijera? No iba a admitirle a San que todo sobre ella me asustaba. Eso le daría permiso para provocarme más. -“Quizá tenga miedo a… a…”-
-“¿Qué yo te guste?”-
Aliviada por no tener que terminar mi propia oración, automáticamente respondí -“Sí,”- y me di cuenta muy tarde de lo que había confesado. -“¡Digo, no!-Definitivamente no. ¡Eso no era lo que estaba intentando decir!”
San rió suavemente.
-“La verdad es que parte de mi definitivamente no esta cómoda contigo alrededor”- Dije.
-“¿Pero?”-
Me aferré a la encimera tras de mi. -“Pero al mismo tiempo, siento una aterradora atracción hacia ti.”-
San sonrió.
-“Que creída eres”- Dije, empujándola con mi mano. Ella atrapó mi mano contra su pecho y bajó mi manga hasta mi muñeca, cubriendo mi mano con ella. Así de rápido, hizo lo mismo con la otra manga y sostuvo mi blusa por los puños, dejando mis manos capturadas y mi boca abierta en protesta.
Me jaló hasta tenerme cerca y no se detuvo hasta que estuve directamente en frente de ella. De repente, ella me levantó y me sentó en la encimera. Mi cara estaba al mismo nivel que la suya y me petrificó con una sonrisa oscura y tentadora. Fue entonces cuando me di cuenta que desde hace días, este momento había estado danzando los límites de mis fantasías.
-“Quítate lo gorra”- Dije y la palabras se escaparon antes de que pudiera detenerlas.
Ella la giró, poniendo la visera hacia atrás.
Me moví hasta el borde de la encimera y mis piernas colgaban a los lados de ella. Algo dentro de mí me decía que me detuviera, pero rechacé la voz hacia los confines de mi mente.
Ella puso sus manos en la encimera, justo al lado de mis caderas y se acercó inclinando su cabeza hacia un lado. Su olor, el cual era como de tierra mojada, me sobrecogió.
Inhalé dos veces. No. Esto no estaba bien. Esto no. Con San no. Ella era aterradora. De una manera buena, sí. Pero también de una manera negativa. Una muy negativa.
-“Deberías irte”- Susurré. -“Definitivamente deberías irte.”-
-“¿Ir aquí?”- Su boca estaba en mi hombro. -“¿O aquí?”- Se movió hasta mi cuello.
Mi cerebro no podía procesar ni un pensamiento lógico. La boca de San estaba moviéndose hacia el norte, hasta mi mandíbula, probando suavemente mi piel…
-“Mis piernas se están durmiendo”- Solté. No era del todo una mentira.
Estaba experimentando una sensación de hormigueo por todo mi cuerpo, las piernas incluidas.
-“Yo podría resolver eso.”- Las manos de San se cerraron sobre mis caderas.
De repente mi teléfono sonó, salté al escucharlo y lo saqué fuera de mi bolsillo.
-“Hola, cariño”- Mi mamá dijo alegremente.
-“¿Te puedo llamar después?”-
-“Seguro. ¿Qué pasa?”-
Cerré el celular. -“Tienes que irte”- Le dije a San. -“Ahora.”-
Ella volvió a girar la visera de su gorra. Ahora su boca era lo único que podía ver bajo ella y estaba curveada en una sonrisa pícara. -“No llevas maquillaje.”-
-“Debí haberlo olvidado.”-
-“Que tengas dulces sueños.”-
-“Seguro. No hay problema.”- ¿Qué fue lo que ella dijo?
-“Sobre la fiesta de mañana en la noche…”-
-“Lo pensaré”- Logré decir.
San guardó en mi bolsillo un pedazo de papel y su contacto envió una sensación de calor abajo en mis piernas. -“Aquí esta la dirección. Te estaré buscando. Ven sola.”-
Un momento más tarde escuché la puerta frontal cerrarse tras ella. Un fiero sonrojo se abrió camino hasta mi cara. Demasiado cerca, pensé. No había nada malo con el fuego…siempre y cuando no te le acercaras demasiado. Algo que tengo que tener en mente.
Me recosté de espalda a los gabinetes, respirando entrecortadamente.
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CASI! Lo ame y lo odie por eso, su mamá interrumpió todo y la verdad yo no hubiera tenido la fuerza para rechazarla . Espero que les haya gustado, hasta la próxima. Besos
dianna rivera* - Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
aguaaafiestaaaaas!!!!
AndreaDaru- ---
- Mensajes : 511
Fecha de inscripción : 20/02/2012
Edad : 31
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Buuu! : ( yo queria Brittana
Pero les dare su tiempo :)
Me encanto el capitulo pero no entiendo las visiones o las cosas que tiene Brittany
Y Santana es simplemente rara
Jajajj actualiza pronto me encantan tus actualizaciones!! :D
Pero les dare su tiempo :)
Me encanto el capitulo pero no entiendo las visiones o las cosas que tiene Brittany
Y Santana es simplemente rara
Jajajj actualiza pronto me encantan tus actualizaciones!! :D
aimechinita1*** - Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 30/06/2012
Edad : 29
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
WOOW!!!! INCREIBLE!!!
NUNCA ME VOY A CANSAR DE DECIRLO!! CADA CAP ES MEJOR QUE EL ANTERIOR!!!!!!!
VOS CASI LO AMASTE, YO LO AME POR COMPLETO!!!!
NO VOY A NEGAR QUE ES UN TANTO DESESPERANTE LA INTERRUPCIÓN DE LA LLAMADA DE LA MAMÁ DE BRITT..................
PERO EL SÓLO HECHO DEL CONTACTO QUE TUVIERON, ME LLENO DE PLENITUD!! UNA RECONFORTANTE PLENITUD! CUANDO LEES y QUERES QUE SUCEDA EL CONTACTO, EL ENCUENTRO, LA CONFIRMACIÓN DE UNA RELACIÓN MÁS ALLÁ DE LO AMISTOSO.......
ES SIMPLEMENTE FASCINANTE!!! ESE PEQUEÑO y CORTO MOMENTO..............................
POR DIOS!!! AMO ESTE PRINCIPIO DE RELACIÓN ENTRE MIS BRITTANA!!!!
ME DEJAS CON MUCHISÍMAS GANAS DE MÁS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ESTO YA ES UNA ADICIÓN PARA MÍ!! ME ESTAS ACOSTUMBRANDO A LEERTE!!! y POR LO TANTO ESPERO EL CAP!! CON ANSIAS!!!
ESO ES LO UNICO NEGATIVO QUE LE ENCUENTRO A LEER UN FIC!! EL HECHO DE ESPERAR.........AUNQUE NO NIEGO QUE SUBISTE DOS CAP!!! E INCREIBLES DOS CAPS!!! PERO PARA MI NO BASTA!! FUE MUY CORTITO..........y MÁS SI LO DEJASTE AHI.......DESPUES DE SEMEJANTE ESCENA..................................
COMO SIEMPRE ACA VOY A ESTAR ESPERANDO....................
TODO LO ANTERIOR: LA DESAPARICIÓN DE RACHEL y ELIOT......SOBRE TODO DE RACHEL, LA ALUCINACIÓN DE BRITT EN EL ARCANGEL!!! SIN DUDA ESTE FIC TIENE MUCHO MISTERIO..................ES INTRIGANTE!!! TENÍA QUE PONERLO AUNQUE AHORA ESTE MISTERIO QUEDA SECUNDARIO A LO ULTIMO QUE LEÍ DEL CAP :)
GRACIAS POR LOS CAPS!! FUERON DE INFARTO!!
SALUDOS! NAT!
NUNCA ME VOY A CANSAR DE DECIRLO!! CADA CAP ES MEJOR QUE EL ANTERIOR!!!!!!!
VOS CASI LO AMASTE, YO LO AME POR COMPLETO!!!!
NO VOY A NEGAR QUE ES UN TANTO DESESPERANTE LA INTERRUPCIÓN DE LA LLAMADA DE LA MAMÁ DE BRITT..................
PERO EL SÓLO HECHO DEL CONTACTO QUE TUVIERON, ME LLENO DE PLENITUD!! UNA RECONFORTANTE PLENITUD! CUANDO LEES y QUERES QUE SUCEDA EL CONTACTO, EL ENCUENTRO, LA CONFIRMACIÓN DE UNA RELACIÓN MÁS ALLÁ DE LO AMISTOSO.......
ES SIMPLEMENTE FASCINANTE!!! ESE PEQUEÑO y CORTO MOMENTO..............................
POR DIOS!!! AMO ESTE PRINCIPIO DE RELACIÓN ENTRE MIS BRITTANA!!!!
ME DEJAS CON MUCHISÍMAS GANAS DE MÁS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ESTO YA ES UNA ADICIÓN PARA MÍ!! ME ESTAS ACOSTUMBRANDO A LEERTE!!! y POR LO TANTO ESPERO EL CAP!! CON ANSIAS!!!
ESO ES LO UNICO NEGATIVO QUE LE ENCUENTRO A LEER UN FIC!! EL HECHO DE ESPERAR.........AUNQUE NO NIEGO QUE SUBISTE DOS CAP!!! E INCREIBLES DOS CAPS!!! PERO PARA MI NO BASTA!! FUE MUY CORTITO..........y MÁS SI LO DEJASTE AHI.......DESPUES DE SEMEJANTE ESCENA..................................
COMO SIEMPRE ACA VOY A ESTAR ESPERANDO....................
TODO LO ANTERIOR: LA DESAPARICIÓN DE RACHEL y ELIOT......SOBRE TODO DE RACHEL, LA ALUCINACIÓN DE BRITT EN EL ARCANGEL!!! SIN DUDA ESTE FIC TIENE MUCHO MISTERIO..................ES INTRIGANTE!!! TENÍA QUE PONERLO AUNQUE AHORA ESTE MISTERIO QUEDA SECUNDARIO A LO ULTIMO QUE LEÍ DEL CAP :)
GRACIAS POR LOS CAPS!! FUERON DE INFARTO!!
SALUDOS! NAT!
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Pronto entenderán todo lo que no entiendan :D Les dejo el siguiente capitulo. Besos.
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Capitulo 10
Fui despertada por el sonido del timbre de mi teléfono. Atrapada en mitad del sueño, puse mi almohada sobre mi cabeza e intenté amortiguar el ruido. Pero el teléfono sonó y sonó. La llamada pasó a mensajes de voz. Cinco segundos después, el timbre comenzó a sonar otra vez.
Estiré un brazo sobre el lado de la cama, buscando a tientas hasta que encontré mis jeans y saqué el celular del bolsillo.
-“¿Sí?”- Dije entre un gran bostezo y con los ojos cerrados.
Al otro lado, alguien estaba respirando con coraje. -“¿Qué pasó contigo? ¿Qué pasó con el algodón dulce? ¡Y mientras me dices eso, qué tal si me dices en dónde estas para poder ir a estrangularte con mis manos!”- Golpeé varias veces mi frente con la palma de mi mano.
-“¡Pensé que te habían raptado!”- Siguió Rachel -“¡Pensé que te habían secuestrado! ¡Pensé que te habían matado!”
Intenté encontrar el reloj en la oscuridad. Golpeé un marco de foto en la mesa de noche y todos los cuadros que estaban tras ese también se cayeron por el efecto dominó.
-“Me retrasé un poco”- Dije -“Para cuando regresé a los videojuegos, ya te habías ido.”-
-“¿Retrasada? ¿Qué clase de excusa es ‘retrasada’?”
Los números rojos del reloj se enfocaron. Era un poco después de las dos de la mañana.
-“Conduje por una hora en el estacionamiento”- Dijo Rachel. -“Elliot caminó todo el parque mostrando la única foto tuya que tengo en mi celular. Intenté llamar a tu celular un billon de veces. Espera. ¿Estas en tu casa? ¿Cómo llegaste a tu casa?”-
Me estrujé los ojos. -“San.”-
-“¿San la acosadora?”-
-“Bueno no tenía muchas opciones ¿o sí?”- Dije directo al grano. -“Tú te fuiste sin mi.”-
-“Suenas a la defensiva. Bien a la defensiva. No, no es eso. Suenas agitada… nerviosa… excitada.”- Podía sentir sus ojos ponerse como platos. -“Ella te besó ¿verdad?”- Ninguna respuesta.
-“¡Lo hizo! ¡Lo sabía! He visto la manera en que te mira. Sabía que esto iba a pasar. Lo vi desde una milla de distancia.”- No quería pensar en eso.
-“¿Cómo fue?”- Presionó Rachel. -“¿Un beso melocotón? ¿Un beso ciruela? ¿O fue un beso al-fal-fa?”-
-“¿Qué?”-
-“¿Fue un besito, las bocas se abrieron, o hubo lengua? Olvídalo. No tienes que contestar eso. San no es la clase de chica que lidia con preliminares. Allí hubo lengua. Garantizado.”
Cubrí mi cara con mis manos, escondiéndola tras ellas. San probablemente pensó que yo no tenía ningún auto control. Yo me derretí en sus brazos como mantequilla. Justo antes que le dijera que se tenía que ir, estaba bien segura que hice un sonido que era un cruce entre un suspiro de alegría y un gemido de éxtasis.
Eso explicaría su arrogante sonrisa.
-“¿Podemos hablar de esto después?”- Pregunté, presionando el puente de mi nariz.
-“De ninguna manera.”- Suspiré. -“Estoy muerta de cansancio.”
-“No puedo creer que estés pensando en dejarme con el suspenso.”
-“Estoy contando con que lo olvides.”
-“Muy poco probable.”
Traté de imaginar los músculos de mi cuello relajarse, anticipándose al dolor de cabeza que sentía avecinarse. -“¿Todavía esta en pie el ir de compras?”
-“Te recogeré a las cuatro.”-
-“Pensé que no nos íbamos a reunir hasta las cinco.”-
-“Las circunstancias han cambiado. Estaré allí más temprano si es que puedo escaparme de la hora familiar. Mi mamá esta teniendo un ataque de nervios. Ella piensa que mis malas calificaciones se deben a su mal trabajo como madre. Aparentemente pasar tiempo juntas es la solución. Deséame suerte.”
Cerré el celular y me hundí en mi cama. Imaginé la sonrisa cínica de San y sus brillantes ojos negros. Después de varios minutos dando vueltas en la cama, me rendí en intentar ponerme cómoda. La verdad es que, mientras San estuviera en mi mente, la comodidad estaba fuera del tema.
Cuando era pequeña, Lionel (el ahijado de Dorothea) rompió uno de los vasos de cristal en la cocina. Él recogió todos los pedazos de cristal excepto uno y me retó a lamerlo.
Imaginé que enamorarme de San era un poco como lamer un cristal roto. Sabía que era estúpido. Sabía que me iba a cortar. Después de todos estos años, una cosa no había cambiado: todavía seguía siento atraída por el peligro.
De repente me senté derecha en mi cama, alcancé mi celular y encendí la lámpara. La carga de la batería estaba completa. Un inquietante hormigueo recorrió mi espina vertebral. Se supone que mi celular estuviera muerto. ¿Entonces cómo fue que mi mamá y Rachel pudieron llamarme?
La lluvia caía en grandes cantidades sobre los coloridos toldos de las tiendas junto al muelle y se derramaba en la acera. Las anticuadas lámparas de gas que estaban estancadas en ambos lados de la carretera brillaron con vida. Con nuestros paraguas chocándose, Rachel y yo nos apresuramos por la acera hasta estar bajo el toldo de líneas blancas y rosadas de Victoria’s Secret. Cerramos nuestros paraguas al unísono y las colocamos afuera, junto a la entrada.
El estruendo de un trueno nos hizo correr hacia la puerta.
Sacudí la lluvia de mis zapatos y me estremecí por el frío. Varios difusores de aceite aromático estaban ardiendo sobre un mostrador en el centro de la tienda, rodeándonos de un exótico y potente olor.
Una mujer vestida con pantalones negros y una ajustada camiseta negra, se adelantó hacia nosotras. Ella tenía una cinta medidora enrollada en su cuello y comenzó a mover su mano para tomarla. -“¿Les gustaría que tome sus medidas gratuitamente…?”
-“Aparta esa maldita cinta”- Ordenó Rachel. -“Ya sé mi talla. No necesito que me lo recuerden.”-
Sonreí a la mujer a manera de disculpas mientras seguía a Rachel, quién se dirigía hasta la sección de rebajas que estaba en la parte de atrás.
-“Copa C no es algo por lo que deberías estar avergonzada”- Le dije a Rachel mientras tomaba un sostén de satín azul y buscaba la etiqueta de precio.
-“¿Quién dijo que estoy avergonzada?”- Dijo Rachel. -“No estoy avergonzada. ¿Por qué estaría avergonzada? Las únicas chicas de dieciséis años con senos como los míos es porque están cubiertos de silicona y todo el mundo lo sabe. ¿Qué razón tendría para estar avergonzada?”- Ella rebuscó en un perchero. -“¿Crees que aquí tengan algún sostén que hagan que mis bebés se vean planos?”
-“Eso se llama sostenes deportivos y tienen un horrible efecto secundario llamado uniteta”- Dije observando un sostén negro de encaje que estaba junto a otros.
No debería estar mirando lencería. Naturalmente me hace pensar en cosas sexy. Como besarse. Como San.
Cerré mis ojos y repetí nuestra noche juntas. La sensación de la mano de San en mi cadera, sus labios saboreando mi cuello…Rachel me sorprendió fuera de guardia lanzándome un par de bragas con estampado de tigre color turquesa. -“Esto luciría bien en ti”- Dijo. -“Todo lo que necesitas es un trasero como el mío para rellenarlas.”
¿En qué estaba pensando? Había estado muy cerca de besar a San. La misma San que posiblemente ha estado invadiendo mi mente. La misma San que me salvó de precipitarme hacia mi muerte en el Arcángel porque estaba segura de que eso era lo que había pasado, aunque no tenía ninguna explicación lógica. Me pregunto si ella de alguna forma detuvo el tiempo y me atrapó durante la caída. Si ella era capaz de hablarme a través de la mente, tal vez, solo tal vez, ella era capaz de otras cosas. O quizá, pensé con un escalofrío, ya no podía confiar en mi mente.
Todavía tenía el pedazo de papel que San había metido en mi bolsillo, pero de ninguna manera iba a ir a la fiesta esta noche. Secretamente disfrutaba la atracción entre nosotras, pero el misterio y el miedo lo sobrepasaban. De ahora en adelante iba a sacar a San de mi sistema y esta vez lo decía en serio. Iba a ser como una dieta purificadora. El problema era que la única dieta que había hecho, había actuado en mi contra. Una vez intenté pasar un mes entero sin comer chocolate. Ni si quiera un mordisco. Al final de las dos semanas, no pude más y comí más chocolates de los que hubiera comido en tres meses.
Esperaba que mi dieta libre de chocolates no presagiara lo que podría pasar si intentaba evitar a San.
-“¿Qué estas haciendo?”- Pregunté, esta vez atendiendo a Rachel.
-“¿Qué parece que estoy haciendo? Estoy despegando de este sostén este sello de rebaj para pegarlo en uno que no esté en rebaja. De esa manera puedo tener sostenes sexy al precio de uno barato.”
-“No puedes hacer eso. Cuando vayas a pagar, ella va a escanear las barras de código y sabrá lo que estas haciendo.”
-“¿Barras de código? Ellos no escanean las barras de código.”- Ella no sonaba muy segura.
-“Lo hacen. Lo juro. Atraviesa mi corazón”- Supuse que mentir era mejor que observar a Rachel ser llevada a la cárcel.
-“Bueno, parecía una buena idea…”
-“Tienes que comprartir esto”- Le dije a Rachel, arrojándole un pedazo de seda y esperando que eso la distrajera.
Ella sostuvo en alto la braga. Pequeños cangrejos rojos adornaban la tela. -“Esto es lo más asqueroso que haya visto. Por otro lado, me gusta ese sostén negro que tienes. Creo que deberías comprarlo. Ve y paga, yo seguiré viendo.”
Pagué. Luego, pensando que sería más fácil olvidar a San si buscaba algo más benigno, comencé a buscar en la sección de perfumes.
Estaba oliendo una botella de Dream Angels cuando sentí cerca una presencia familiar. Era como si alguien hubiera arrojado una bola de helado en la parte de atrás de mi blusa. Era la misma sacudida de escalofríos que experimentaba cada vez que San llegaba.
Rachel y yo seguíamos siendo las únicas en la tienda, pero al otro lado de la ventana de cristal, vi una figura encapuchada ocultarse bajo la sombra de un toldo al otro lado de la carretera. Nuevamente agitada, me quedé inmóvil un minuto entero antes de que recobrara la compostura y fuera a buscar a Rachel.
-“Es hora de irnos”- Le dije.
Ella estaba rebuscando en un perchero de batas de dormir. -“Vaya. Mira esto, pijamas de franela con un cincuenta por ciento de descuento. Necesito un par de pijamas de franela.”
Mantuve un ojo pegado a la ventana. -“Creo que me han estado siguiendo.”- Rachel levantó la cabeza.
-“¿San?”
-“No. Mira a través de la calle.”
Rachel miró. -“No veo a nadie.”
Tampoco yo. Un auto había pasado, interrumpiendo mi línea de visión. -“Creo que entraron a la tienda.”
-“¿Cómo sabes que te están siguiendo?”
-“Un mal presentimiento.”
-“Se parecían a alguien que conozcamos? Por ejemplo… si era un cruce entre Pippi Longstocking y la Malvada Bruja del Oeste obviamente era Lexie Miller.”
-“No era Lexie”- Dije, todavía mirando a la calle. -“Cuando anoche me fui de los videojuegos para comprar algodón de azúcar, vi que alguien me vigilaba. Creo que es la misma persona que esta aquí.”
-“¿Estas hablando en serio? ¿Por qué me dices eso ahora? ¿Quién es?”
Dirigí la voz a la vendedora. -“¿Esta tienda tiene una puerta trasera?”
Ella estaba ordenando una gaveta y me miró. -“Es solo para empleados.”
-“¿La persona es hombre o mujer?”- Quiso saber Rachel.
-“No sabría decir.”
-“¿Bueno, por qué crees que te están siguiendo? ¿Qué quieren?”
-“Asustarme.”- Parecía bastante razonable.
-“¿Por qué querrían asustarte?”
Quería decir ¿Quién no esta intentando asustarme?
-“Necesitamos una distracción”- Le dije a Rachel.
-“Exactamente lo que estaba pensando”- Dijo ella. -“Y sabemos que soy muy buena en eso. Dame tu chaqueta.”
Yo me le quedé mirando. -“De ninguna manera. No sabemos nada sobre esta persona. No voy a permitir que salgas vestida como yo. ¿Qué pasa si están armados?”
-“A veces tu imaginación me asusta”- Dijo Rachel.
Tenía que admitirlo, la idea de que ellos estuvieran armados y listos para matar era un poco exagerada. Pero con todas las cosas raras que estaban pasando últimamente, no me culpaba por sentirme alarmada y asumiera lo peor.
-“Yo saldré primero”- Dijo Rachel. -“Si ellos me siguen, tú los sigues. Voy a subir la colina, rumbo al cementerio y luego los vamos a acorralar y les sacaremos algunas respuestas.”
Un minuto después, Rachel dejó la tienda llevando puesta mi chaqueta y cogió mi paraguas rojo, sosteniéndolo muy bajo sobre su cabeza. Si descontáramos el hecho de que ella era unas cuantas pulgadas más bajita que yo y un poco más voluptuosa, se confundía conmigo. Agachada tras un perchero de batas de dormir, observé como la figura encapuchada salía de la tienda al otro lado de la calle y seguía a Rachel. Me acerqué sigilosamente hasta la ventana. Aunque la sudadera y los jeans anchos lo hacían lucir andrógeno, la manera de andar era femenina. Definitivamente femenina.
Rachel y la chica se perdieron de vista en la esquina y yo corrí hasta la puerta. Afuera la lluvia se había convertido en un aguacero. Agarrando el paraguas de Rachel, aceleré el paso manteniéndome bajo los toldos, libre de la lluvia. Podía sentir el borde de mis jeans mojarse. Deseé haber tenido botas.
Detrás de mi, el muelle se extendía hacia el océano gris. Frente a mi, la línea de tiendas terminaban en la base de una empinada y verde colina y sobre ella se podía ver la verja de hierro del cementerio local.
Abrí el Neon, subí la calefacción al máximo y encendí los limpiaparabrisas a toda velocidad. Conduje fuera del estacionamiento y giré hacia la izquierda, accelerando hacia lo alto de la colina. Hacía mucho viento, los árboles del cementerio se mecían y sus ramas parecían como si cobraran vida a través del loco vaivén de los limpiaparabrisas. Las lápidas de mármol blanco eran las únicas que se podían ver a través de la oscuridad. Las lápidas grises se disolvían en la atmósfera.
De la nada, un objeto rojo se lanzó contra el parabrisas, obstruyó mi línea de visión y luego voló sobre el auto. Frené en seco y el Neon patinó hasta detenerse a un lado de la carretera.
Abrí la puerta y salí. Corrí hasta la parte de atrás del auto para buscar lo que había golpeado. Hubo un momento de confusión mientras mi mente procesaba lo que estaba viendo. Mi paraguas rojo estaba enredado en la maleza. Estaba roto; un lado estaba colapsado exactamente de la manera que se esperaría si hubiese sido arrojado contra algo, un objeto más duro.
Escuché un ahogado sollozo a través de la violenta lluvia.
-“¿Rach?”- Dije. Troté por la carretera, protegiendo mis ojos contra la lluvia mientras recorría el paisaje. Más adelante yacía un cuerpo y comencé a correr.
-“¡Rachel!”- Me dejé caer de rodillas a su lado. Ella estaba acostada de lado, con sus piernas pegadas contra su pecho y luego gimió.
-“¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Te puedes mover?”- Eché mi cabeza hacia atrás, pestañeando contra la lluvia. ¡Piensa! Me dije. Mi teléfono celular está en el auto.
Tengo que llamar al 911.
-“Voy a buscar ayuda”- Le dije a Rachel.
Ella gimió y se aferró a mi mano.
Yo me bajé hasta quedar al nivel de ella y la aferré firmemente. Las lágrimas quemaron tras mis ojos. -“¿Qué pasó? ¿Fue la persona que te siguió? ¿Ellos te hicieron esto? ¿Qué hicieron?”
Rachel murmuró algo ininteligible que pudo haber sido “bolso”. Lo cierto era que su bolso no estaba.
-“Vas a estar bien.”- Luché por mantener mi voz firme. Tenía un oscuro presentimiento corroyéndome y estaba tratando de mantenerlo a raya. Estaba segura que la persona que me vigilaba en Delphic y la que me siguió hoy en las tiendas era la responsable, pero me culpé por poner a Rachel en peligro. Marqué al 911 en mi teléfono y el operador respondió.
Tratando de mantener la histeria fuera de mi voz, dije -“Necesito una ambulancia. Mi amiga fue atacada y asaltada.”-
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Espero les guste chicas y haber si puedo subir el siguiente capitulo en un rato más.
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Capitulo 10
Fui despertada por el sonido del timbre de mi teléfono. Atrapada en mitad del sueño, puse mi almohada sobre mi cabeza e intenté amortiguar el ruido. Pero el teléfono sonó y sonó. La llamada pasó a mensajes de voz. Cinco segundos después, el timbre comenzó a sonar otra vez.
Estiré un brazo sobre el lado de la cama, buscando a tientas hasta que encontré mis jeans y saqué el celular del bolsillo.
-“¿Sí?”- Dije entre un gran bostezo y con los ojos cerrados.
Al otro lado, alguien estaba respirando con coraje. -“¿Qué pasó contigo? ¿Qué pasó con el algodón dulce? ¡Y mientras me dices eso, qué tal si me dices en dónde estas para poder ir a estrangularte con mis manos!”- Golpeé varias veces mi frente con la palma de mi mano.
-“¡Pensé que te habían raptado!”- Siguió Rachel -“¡Pensé que te habían secuestrado! ¡Pensé que te habían matado!”
Intenté encontrar el reloj en la oscuridad. Golpeé un marco de foto en la mesa de noche y todos los cuadros que estaban tras ese también se cayeron por el efecto dominó.
-“Me retrasé un poco”- Dije -“Para cuando regresé a los videojuegos, ya te habías ido.”-
-“¿Retrasada? ¿Qué clase de excusa es ‘retrasada’?”
Los números rojos del reloj se enfocaron. Era un poco después de las dos de la mañana.
-“Conduje por una hora en el estacionamiento”- Dijo Rachel. -“Elliot caminó todo el parque mostrando la única foto tuya que tengo en mi celular. Intenté llamar a tu celular un billon de veces. Espera. ¿Estas en tu casa? ¿Cómo llegaste a tu casa?”-
Me estrujé los ojos. -“San.”-
-“¿San la acosadora?”-
-“Bueno no tenía muchas opciones ¿o sí?”- Dije directo al grano. -“Tú te fuiste sin mi.”-
-“Suenas a la defensiva. Bien a la defensiva. No, no es eso. Suenas agitada… nerviosa… excitada.”- Podía sentir sus ojos ponerse como platos. -“Ella te besó ¿verdad?”- Ninguna respuesta.
-“¡Lo hizo! ¡Lo sabía! He visto la manera en que te mira. Sabía que esto iba a pasar. Lo vi desde una milla de distancia.”- No quería pensar en eso.
-“¿Cómo fue?”- Presionó Rachel. -“¿Un beso melocotón? ¿Un beso ciruela? ¿O fue un beso al-fal-fa?”-
-“¿Qué?”-
-“¿Fue un besito, las bocas se abrieron, o hubo lengua? Olvídalo. No tienes que contestar eso. San no es la clase de chica que lidia con preliminares. Allí hubo lengua. Garantizado.”
Cubrí mi cara con mis manos, escondiéndola tras ellas. San probablemente pensó que yo no tenía ningún auto control. Yo me derretí en sus brazos como mantequilla. Justo antes que le dijera que se tenía que ir, estaba bien segura que hice un sonido que era un cruce entre un suspiro de alegría y un gemido de éxtasis.
Eso explicaría su arrogante sonrisa.
-“¿Podemos hablar de esto después?”- Pregunté, presionando el puente de mi nariz.
-“De ninguna manera.”- Suspiré. -“Estoy muerta de cansancio.”
-“No puedo creer que estés pensando en dejarme con el suspenso.”
-“Estoy contando con que lo olvides.”
-“Muy poco probable.”
Traté de imaginar los músculos de mi cuello relajarse, anticipándose al dolor de cabeza que sentía avecinarse. -“¿Todavía esta en pie el ir de compras?”
-“Te recogeré a las cuatro.”-
-“Pensé que no nos íbamos a reunir hasta las cinco.”-
-“Las circunstancias han cambiado. Estaré allí más temprano si es que puedo escaparme de la hora familiar. Mi mamá esta teniendo un ataque de nervios. Ella piensa que mis malas calificaciones se deben a su mal trabajo como madre. Aparentemente pasar tiempo juntas es la solución. Deséame suerte.”
Cerré el celular y me hundí en mi cama. Imaginé la sonrisa cínica de San y sus brillantes ojos negros. Después de varios minutos dando vueltas en la cama, me rendí en intentar ponerme cómoda. La verdad es que, mientras San estuviera en mi mente, la comodidad estaba fuera del tema.
Cuando era pequeña, Lionel (el ahijado de Dorothea) rompió uno de los vasos de cristal en la cocina. Él recogió todos los pedazos de cristal excepto uno y me retó a lamerlo.
Imaginé que enamorarme de San era un poco como lamer un cristal roto. Sabía que era estúpido. Sabía que me iba a cortar. Después de todos estos años, una cosa no había cambiado: todavía seguía siento atraída por el peligro.
De repente me senté derecha en mi cama, alcancé mi celular y encendí la lámpara. La carga de la batería estaba completa. Un inquietante hormigueo recorrió mi espina vertebral. Se supone que mi celular estuviera muerto. ¿Entonces cómo fue que mi mamá y Rachel pudieron llamarme?
La lluvia caía en grandes cantidades sobre los coloridos toldos de las tiendas junto al muelle y se derramaba en la acera. Las anticuadas lámparas de gas que estaban estancadas en ambos lados de la carretera brillaron con vida. Con nuestros paraguas chocándose, Rachel y yo nos apresuramos por la acera hasta estar bajo el toldo de líneas blancas y rosadas de Victoria’s Secret. Cerramos nuestros paraguas al unísono y las colocamos afuera, junto a la entrada.
El estruendo de un trueno nos hizo correr hacia la puerta.
Sacudí la lluvia de mis zapatos y me estremecí por el frío. Varios difusores de aceite aromático estaban ardiendo sobre un mostrador en el centro de la tienda, rodeándonos de un exótico y potente olor.
Una mujer vestida con pantalones negros y una ajustada camiseta negra, se adelantó hacia nosotras. Ella tenía una cinta medidora enrollada en su cuello y comenzó a mover su mano para tomarla. -“¿Les gustaría que tome sus medidas gratuitamente…?”
-“Aparta esa maldita cinta”- Ordenó Rachel. -“Ya sé mi talla. No necesito que me lo recuerden.”-
Sonreí a la mujer a manera de disculpas mientras seguía a Rachel, quién se dirigía hasta la sección de rebajas que estaba en la parte de atrás.
-“Copa C no es algo por lo que deberías estar avergonzada”- Le dije a Rachel mientras tomaba un sostén de satín azul y buscaba la etiqueta de precio.
-“¿Quién dijo que estoy avergonzada?”- Dijo Rachel. -“No estoy avergonzada. ¿Por qué estaría avergonzada? Las únicas chicas de dieciséis años con senos como los míos es porque están cubiertos de silicona y todo el mundo lo sabe. ¿Qué razón tendría para estar avergonzada?”- Ella rebuscó en un perchero. -“¿Crees que aquí tengan algún sostén que hagan que mis bebés se vean planos?”
-“Eso se llama sostenes deportivos y tienen un horrible efecto secundario llamado uniteta”- Dije observando un sostén negro de encaje que estaba junto a otros.
No debería estar mirando lencería. Naturalmente me hace pensar en cosas sexy. Como besarse. Como San.
Cerré mis ojos y repetí nuestra noche juntas. La sensación de la mano de San en mi cadera, sus labios saboreando mi cuello…Rachel me sorprendió fuera de guardia lanzándome un par de bragas con estampado de tigre color turquesa. -“Esto luciría bien en ti”- Dijo. -“Todo lo que necesitas es un trasero como el mío para rellenarlas.”
¿En qué estaba pensando? Había estado muy cerca de besar a San. La misma San que posiblemente ha estado invadiendo mi mente. La misma San que me salvó de precipitarme hacia mi muerte en el Arcángel porque estaba segura de que eso era lo que había pasado, aunque no tenía ninguna explicación lógica. Me pregunto si ella de alguna forma detuvo el tiempo y me atrapó durante la caída. Si ella era capaz de hablarme a través de la mente, tal vez, solo tal vez, ella era capaz de otras cosas. O quizá, pensé con un escalofrío, ya no podía confiar en mi mente.
Todavía tenía el pedazo de papel que San había metido en mi bolsillo, pero de ninguna manera iba a ir a la fiesta esta noche. Secretamente disfrutaba la atracción entre nosotras, pero el misterio y el miedo lo sobrepasaban. De ahora en adelante iba a sacar a San de mi sistema y esta vez lo decía en serio. Iba a ser como una dieta purificadora. El problema era que la única dieta que había hecho, había actuado en mi contra. Una vez intenté pasar un mes entero sin comer chocolate. Ni si quiera un mordisco. Al final de las dos semanas, no pude más y comí más chocolates de los que hubiera comido en tres meses.
Esperaba que mi dieta libre de chocolates no presagiara lo que podría pasar si intentaba evitar a San.
-“¿Qué estas haciendo?”- Pregunté, esta vez atendiendo a Rachel.
-“¿Qué parece que estoy haciendo? Estoy despegando de este sostén este sello de rebaj para pegarlo en uno que no esté en rebaja. De esa manera puedo tener sostenes sexy al precio de uno barato.”
-“No puedes hacer eso. Cuando vayas a pagar, ella va a escanear las barras de código y sabrá lo que estas haciendo.”
-“¿Barras de código? Ellos no escanean las barras de código.”- Ella no sonaba muy segura.
-“Lo hacen. Lo juro. Atraviesa mi corazón”- Supuse que mentir era mejor que observar a Rachel ser llevada a la cárcel.
-“Bueno, parecía una buena idea…”
-“Tienes que comprartir esto”- Le dije a Rachel, arrojándole un pedazo de seda y esperando que eso la distrajera.
Ella sostuvo en alto la braga. Pequeños cangrejos rojos adornaban la tela. -“Esto es lo más asqueroso que haya visto. Por otro lado, me gusta ese sostén negro que tienes. Creo que deberías comprarlo. Ve y paga, yo seguiré viendo.”
Pagué. Luego, pensando que sería más fácil olvidar a San si buscaba algo más benigno, comencé a buscar en la sección de perfumes.
Estaba oliendo una botella de Dream Angels cuando sentí cerca una presencia familiar. Era como si alguien hubiera arrojado una bola de helado en la parte de atrás de mi blusa. Era la misma sacudida de escalofríos que experimentaba cada vez que San llegaba.
Rachel y yo seguíamos siendo las únicas en la tienda, pero al otro lado de la ventana de cristal, vi una figura encapuchada ocultarse bajo la sombra de un toldo al otro lado de la carretera. Nuevamente agitada, me quedé inmóvil un minuto entero antes de que recobrara la compostura y fuera a buscar a Rachel.
-“Es hora de irnos”- Le dije.
Ella estaba rebuscando en un perchero de batas de dormir. -“Vaya. Mira esto, pijamas de franela con un cincuenta por ciento de descuento. Necesito un par de pijamas de franela.”
Mantuve un ojo pegado a la ventana. -“Creo que me han estado siguiendo.”- Rachel levantó la cabeza.
-“¿San?”
-“No. Mira a través de la calle.”
Rachel miró. -“No veo a nadie.”
Tampoco yo. Un auto había pasado, interrumpiendo mi línea de visión. -“Creo que entraron a la tienda.”
-“¿Cómo sabes que te están siguiendo?”
-“Un mal presentimiento.”
-“Se parecían a alguien que conozcamos? Por ejemplo… si era un cruce entre Pippi Longstocking y la Malvada Bruja del Oeste obviamente era Lexie Miller.”
-“No era Lexie”- Dije, todavía mirando a la calle. -“Cuando anoche me fui de los videojuegos para comprar algodón de azúcar, vi que alguien me vigilaba. Creo que es la misma persona que esta aquí.”
-“¿Estas hablando en serio? ¿Por qué me dices eso ahora? ¿Quién es?”
Dirigí la voz a la vendedora. -“¿Esta tienda tiene una puerta trasera?”
Ella estaba ordenando una gaveta y me miró. -“Es solo para empleados.”
-“¿La persona es hombre o mujer?”- Quiso saber Rachel.
-“No sabría decir.”
-“¿Bueno, por qué crees que te están siguiendo? ¿Qué quieren?”
-“Asustarme.”- Parecía bastante razonable.
-“¿Por qué querrían asustarte?”
Quería decir ¿Quién no esta intentando asustarme?
-“Necesitamos una distracción”- Le dije a Rachel.
-“Exactamente lo que estaba pensando”- Dijo ella. -“Y sabemos que soy muy buena en eso. Dame tu chaqueta.”
Yo me le quedé mirando. -“De ninguna manera. No sabemos nada sobre esta persona. No voy a permitir que salgas vestida como yo. ¿Qué pasa si están armados?”
-“A veces tu imaginación me asusta”- Dijo Rachel.
Tenía que admitirlo, la idea de que ellos estuvieran armados y listos para matar era un poco exagerada. Pero con todas las cosas raras que estaban pasando últimamente, no me culpaba por sentirme alarmada y asumiera lo peor.
-“Yo saldré primero”- Dijo Rachel. -“Si ellos me siguen, tú los sigues. Voy a subir la colina, rumbo al cementerio y luego los vamos a acorralar y les sacaremos algunas respuestas.”
Un minuto después, Rachel dejó la tienda llevando puesta mi chaqueta y cogió mi paraguas rojo, sosteniéndolo muy bajo sobre su cabeza. Si descontáramos el hecho de que ella era unas cuantas pulgadas más bajita que yo y un poco más voluptuosa, se confundía conmigo. Agachada tras un perchero de batas de dormir, observé como la figura encapuchada salía de la tienda al otro lado de la calle y seguía a Rachel. Me acerqué sigilosamente hasta la ventana. Aunque la sudadera y los jeans anchos lo hacían lucir andrógeno, la manera de andar era femenina. Definitivamente femenina.
Rachel y la chica se perdieron de vista en la esquina y yo corrí hasta la puerta. Afuera la lluvia se había convertido en un aguacero. Agarrando el paraguas de Rachel, aceleré el paso manteniéndome bajo los toldos, libre de la lluvia. Podía sentir el borde de mis jeans mojarse. Deseé haber tenido botas.
Detrás de mi, el muelle se extendía hacia el océano gris. Frente a mi, la línea de tiendas terminaban en la base de una empinada y verde colina y sobre ella se podía ver la verja de hierro del cementerio local.
Abrí el Neon, subí la calefacción al máximo y encendí los limpiaparabrisas a toda velocidad. Conduje fuera del estacionamiento y giré hacia la izquierda, accelerando hacia lo alto de la colina. Hacía mucho viento, los árboles del cementerio se mecían y sus ramas parecían como si cobraran vida a través del loco vaivén de los limpiaparabrisas. Las lápidas de mármol blanco eran las únicas que se podían ver a través de la oscuridad. Las lápidas grises se disolvían en la atmósfera.
De la nada, un objeto rojo se lanzó contra el parabrisas, obstruyó mi línea de visión y luego voló sobre el auto. Frené en seco y el Neon patinó hasta detenerse a un lado de la carretera.
Abrí la puerta y salí. Corrí hasta la parte de atrás del auto para buscar lo que había golpeado. Hubo un momento de confusión mientras mi mente procesaba lo que estaba viendo. Mi paraguas rojo estaba enredado en la maleza. Estaba roto; un lado estaba colapsado exactamente de la manera que se esperaría si hubiese sido arrojado contra algo, un objeto más duro.
Escuché un ahogado sollozo a través de la violenta lluvia.
-“¿Rach?”- Dije. Troté por la carretera, protegiendo mis ojos contra la lluvia mientras recorría el paisaje. Más adelante yacía un cuerpo y comencé a correr.
-“¡Rachel!”- Me dejé caer de rodillas a su lado. Ella estaba acostada de lado, con sus piernas pegadas contra su pecho y luego gimió.
-“¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Te puedes mover?”- Eché mi cabeza hacia atrás, pestañeando contra la lluvia. ¡Piensa! Me dije. Mi teléfono celular está en el auto.
Tengo que llamar al 911.
-“Voy a buscar ayuda”- Le dije a Rachel.
Ella gimió y se aferró a mi mano.
Yo me bajé hasta quedar al nivel de ella y la aferré firmemente. Las lágrimas quemaron tras mis ojos. -“¿Qué pasó? ¿Fue la persona que te siguió? ¿Ellos te hicieron esto? ¿Qué hicieron?”
Rachel murmuró algo ininteligible que pudo haber sido “bolso”. Lo cierto era que su bolso no estaba.
-“Vas a estar bien.”- Luché por mantener mi voz firme. Tenía un oscuro presentimiento corroyéndome y estaba tratando de mantenerlo a raya. Estaba segura que la persona que me vigilaba en Delphic y la que me siguió hoy en las tiendas era la responsable, pero me culpé por poner a Rachel en peligro. Marqué al 911 en mi teléfono y el operador respondió.
Tratando de mantener la histeria fuera de mi voz, dije -“Necesito una ambulancia. Mi amiga fue atacada y asaltada.”-
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Espero les guste chicas y haber si puedo subir el siguiente capitulo en un rato más.
dianna rivera* - Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
HOLA!!! DE NUEVO!!
SI PORFA NO NOS DEJES EN SEMEJANTE SUSPENSO....
QUE LE PASO A RACH??!
ACASO FUE SAN??? NO QUISIERA CREER QUE FUE ELLA.....DE VERDAD AMO SU MISTERIO Y SU PARTE OSCURA, POR ASI DECIRLO......SIN EMBARGO NO LA CREO CAPAZ DE HACER DAÑO A ALGUIEN O SI??!
ESO NO ME GUSTARIA....PORQUE HASTA AHORA ME HE TOMADO A LA LIGERA TODO ESO DE QUE OCULTA UN PASADO MALO....Y EL MIEDO QUE LE TIENE BRITT SERIA BIEN INFUNDADO??
MUCHAS DUDAS......PORFA ACTUALIZA!!!!
TE ESCRIBO DESDE MI CEL....POR SI TENGO FALTAS DE ORTOGRAFIA......NO SE MANEJAR BIEN EL TECLADO DEL CEL :(
PERO NO PODIA RESISTIRME A COMENTAR.....INCLUSO NO TENGO MI CARACTERISTICA FUENTE DE LETRAS ROJAS :(
PORFA ACTUALIZA!!!
SALUDOS!! NAT!
SI PORFA NO NOS DEJES EN SEMEJANTE SUSPENSO....
QUE LE PASO A RACH??!
ACASO FUE SAN??? NO QUISIERA CREER QUE FUE ELLA.....DE VERDAD AMO SU MISTERIO Y SU PARTE OSCURA, POR ASI DECIRLO......SIN EMBARGO NO LA CREO CAPAZ DE HACER DAÑO A ALGUIEN O SI??!
ESO NO ME GUSTARIA....PORQUE HASTA AHORA ME HE TOMADO A LA LIGERA TODO ESO DE QUE OCULTA UN PASADO MALO....Y EL MIEDO QUE LE TIENE BRITT SERIA BIEN INFUNDADO??
MUCHAS DUDAS......PORFA ACTUALIZA!!!!
TE ESCRIBO DESDE MI CEL....POR SI TENGO FALTAS DE ORTOGRAFIA......NO SE MANEJAR BIEN EL TECLADO DEL CEL :(
PERO NO PODIA RESISTIRME A COMENTAR.....INCLUSO NO TENGO MI CARACTERISTICA FUENTE DE LETRAS ROJAS :(
PORFA ACTUALIZA!!!
SALUDOS!! NAT!
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Soy nueva lectora& este fic está muy bueno:DD
Ya quiero saber que va a pasar en el prox. capítuloXD
Actualiza pronto
Cuidate :)
Ya quiero saber que va a pasar en el prox. capítuloXD
Actualiza pronto
Cuidate :)
ScarletteLópez*-** - Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Hola chicas como estan? Antes que nada bienvenidas sean las nuevas lectoras, espero les este gustando el fic, poco a poco empieza a tomar forma, no desesperen sino entienden algunas cosas, pronto las enenderan. Por otra parte muchas gracias, por seguir leyendome. Les dejo el capitulo número once. Espero les guste. Besos
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Capitulo 11
El lunes lo pasé en las nubes. Fui de clase en clase esperando que sonara la última campana del día. Antes de ir a la escuela llamé al hospital y me dijeron que el brazo izquierdo de Rachel fue roto durante el ataque y como el hueso no se había alineado, necesitaba cirugía. Quería verla pero no pude hasta más tarde, cuando la anesthesia cedió y los empleados del hospital la movieron hasta su habitación. Era especialmente importante el que yo escuchara su versión del ataque antes de que ella olvidara los detalles o los exagerara. Cualquier cosa que ella recordara podría ayudarme a descubrir quién hizo esto.
Mientras las horas se alargaban hasta llegar la tarde, dejé de pensar en Rachel y commence a pensar en la chica afuera del Victoria’s Secret. ¿Quién era ella? ¿Qué quería? Quizá se trataba de una perturbadora casualidad el que Rachel fuera atacada minutos después de que viera a la chica seguirla, pero mis instintos no estaban de acuerdo. Deseé poder haber tenido una imagen más clara de cómo era ella. La ancha sudadera, los jeans y la lluvia hicieron un buen trabajo disfrazándola. Por lo poco que sabía, bien pudo haber sido Lexie Millar. Pero muy en mi interior sabía que no podía ser ella.
Abrí la puerta de mi casillero para tomar mi libro de biología y luego me dirigí hacia mi última clase. Entré y encontré vacía la silla de San. Típicamente, ella llegaba al ultimo momento junto con la campana tardía, pero la campana sonó y el entrenador tomó su lugar ante la pizarra y comenzó a leer.
Comencé a reflexionar sobre la silla vacía de San. En el fondo de mi cabeza, una diminuta voz especulaba que su ausencia podría estar relacionada con el ataque hacia Rachel. Era un poco extraño que ella estuviera desaparecida en la mañana después y no podia olvidar el escalofrío que sentí momentos antes de mirar a las afueras del Victoria’s Secret y descubriera que estaba siendo vigilada. Todas las otras veces que me había sentido de esa manera, era porque San estaba cerca.
La voz de la razón extinguió rápidamente la implicación de San. Ella pudo haberse contagiado de algún resfriado. O se pudo haber quedado sin gasolina de camino a la escuela y estaba varado a millas de distancia. O tal ves había una gran apuesta en el billar de Bo’s Arcade y ella pensó que eso era más provechoso que pasar una tarde aprendiendo las complejidades del cuerpo humano.
Al final de la clase, el entrenador me detuvo mientras salía por la puerta.
-“Espera un minuto, Brittany.”-
Me regresé y subí mi mochila a mi hombro. -“¿Sí?” - Él me ofreció un pedazo de papel doblado. -“La Srta. Wilde pasó por aquí antes de la clase y me pidió que te diera esto”- Dijo.
Yo acepté el papel. -“¿La Srta. Wilde?”- No tenía ninguna maestra con ese apellido.
-“La nueva psicóloga estudiantil. Ella acaba de reemplazar a la Dra. Pillsbury.”
Yo desdoblé la hoja y leí el mensaje garabateado.
Querida Brittany.
Yo estaré reemplazando a la Dra. Pillsbury y seré tu nueva psicóloga escolar. He visto que has faltado a las últimas dos sesiones con la Dra. P. Por favor, ven ahora mismo par poder ponernos al día. He enviado una carta a tu madre para informarle del cambio. Todo lo mejor,
Srta. Wilde
-“Gracias”- Le dije al entrenador mientras doblaba la nota hasta volverla lo suficientemente pequeña para caber en mi bolsillo.
Afuera en el pasillo seguí a la corriente de personas. Ahora no lo estaba evitando. Tenía que ir. Me abrí camino por los pasillos hasta que pude ver la puerta cerrada de la oficina de la Dra. Pillsbury. Como era de esperar, en la puerta había una placa con un nombre nuevo. El latón pulido resplandecía contra la fea puerta de roble: Srta. K. Wilde, Psicóloga Escolar.
Toqué a la puerta y un momento después se abrió. La Srta. Wilde tenía una piel pálida y sin defectos. Sus ojos eran verdes y tenía una boca exuberante. Su pelo era fino, lacio y rubio; le llegaba más allá de los codos y estaba dividido en la coronilla de su ovalado rostro. Unas gafas puntiagudas color turquesa descansaban en la punta de su nariz y estaba vestida formalmente con una falda a la rodilla gris y ajustada, y una blusa de seda rosa. Su figura era esbelta, pero femenina. Ella parecía ser mayor que yo por no más de cinco años.
-“Tú debes ser Brittany Pierce. Luces igual que en la foto de tu expediente”- Dijo ella, dándome un firme apretón de mano. Su voz era abrupta, pero no ruda. Una voz de negocios.
Echándose para atrás, ella me indicó que entrara a la oficina.
-“¿Te traigo jugo o agua?”- Preguntó ella.
-“¿Qué le pasó a la Dra. Pillsbury?”-
-“Se retiró antes de tiempo. He estado pendiente a este trabajo desde hace tiempo, así que me lancé en cuanto estuvo abierta la plaza. Fui al Estado de Florida, pero crecí en Portland y mis padres todavía viven allí. Es bueno estar otra vez cerca de la familia.”
Yo contemplé la pequeña oficina. Había cambiado drásticamente desee la última vez que la vi unas cuantas semanas atrás. El librero que cubría la pared ahora estaba lleno de libros académicos de carpeta dura y apariencia genérica; todos encuadernados en colores neutrales y con letras doradas. La Dra. Pillsbury usaba las estanterías para colocar marcos de fotos familiares, pero allí no habían instantáneas de la vida personal de la Srta. Wilde. El mismo helecho colgaba en la ventana, pero bajo el cuidado de la Dra. Pillsbury, había sido más marrón que verde. Unos cuantos días con la Srta. Wilde y ya parecía coqueto y vivo. Había una silla de estampado rosa al otro lado del escritorio y varias cajas estaban amontonadas en la esquina más lejana.
-“El viernes fue mi primer día”- Explicó ella al ver que mis ojos caían sobre las cajas. - “Todavía estoy desempacando. Siéntate.”-
Bajé mi mochila hasta mi brazo y me senté en la silla estampada. Nada en ese pequeño cuarto me daban claves de la personalidad de la Srta. Wilde. En su escritorio tenía una pila de expedientes -no muy ordenados, pero tampoco muy desordenados- y una taza blanca con lo que parecía té. No había rastros de perfume ni de refrescadores de aire. El monitor de su computadora estaba negro.
La Srta. Wilde se inclinó sobre un archivero detrás de su escritorio y sacó una carpeta manila. Con un marcador negro escribió mi nombre en la lengüeta y lo puso en su escritorio, junto a mi expediente viejo, el cual tenía varias manchas de la taza de café de la Dra. Pillsbury.
“Pasé todo el fin de semana leyendo los expedientes de la Dra. Pillsbury” ella dijo” - “Aquí entre nos, su letra me da migraña, así que estoy copiando todos su expedientes. Me sorprendí al ver que ella no usaba una computadora para escribir sus apuntes. ¿Quién escribe grandes textos a mano en esta época?” - Ella se acomodó en su silla giratoria, cruzando sus piernas y sonriéndome cortésmente. - “Bueno ¿por qué no me cuentas un poco sobre la historia de tus sesiones con la Dra. Pillsbury? A penas pude descifrar sus apuntes. Parece que ustedes dos estaban discutiendo cómo te sentías acerca del nuevo empleo de tu mamá.”
-“No es tan nuevo. Ha estado trabajando allí por un año.”
-“Ella solía ser ama de casa ¿correcto? Y luego de que tu papá murió, ella tomó un empleo a tiempo completo.”- Ella se quedó mirando una hoja de papel que había en mi expediente. -“Ella trabaja para una compañía de subastas ¿cierto? Parece que coordina subastas estatales por toda la costa.”- Ella me observó por encima de sus gafas. -“Eso debe requerir mucho tiempo lejos de casa.”-
-“Nos quisimos quedar en nuestra granja”- Dije con una voz que casi sonaba a la defensiva. -“No hubiésemos podido pagar la hipoteca si ella hubiese tomado un empleo local.”- No es que yo amara mis sesiones con la Dra. Pillsbury, pero me encontré guardándole rencor por haberse retirado y por haberme abandonado con la Srta. Wilde. Estaba comenzando a sentir algo sobre ella. Parecía atenta a detalles.
Podía sentir como se moría de ganas por meterse en cada esquina oscura de mi vida.
-“Sí, pero tú debes sentirte muy solitaria estando sola en esa granja”
-“Tenemos una ama de llaves que se queda conmigo todas las tardes hasta las nueve o diez de la noche.”-
-“Pero una ama de llaves no es lo mismo que una mamá.”-
Yo miré a la puerta. Ni siquiera intenté ser discreta.
-“¿Tienes una mejor amiga? ¿Un novio o novia? ¿Alguien con quién hablar cuando tu ama de llaves no… esta disponible?”- Ella echó una bolsita de té en la taza y luego la levantó para beber de ella.
-“Tengo una mejor amiga.”- Me propuse decir lo menos posible. Mientras menos dijera, más corta sería la sesión. Mientras más corta la sesión, más pronto podría visitar a Rachel.
Sus cejas se arquearon. -“¿Novio, novia?”-
-“No.”-
-“Eres una chica atractiva. Me imagino que alguien debe tener algún interés en ti.”-
-“Este es el asunto”- Dije lo más paciente posible. -“De verdad aprecio que estés tratando de ayudarme, pero hace un año tuve exactamente esta misma conversación con la Dra. Pillsbury cuando mi papá murió. Es como regresar en el tiempo y revivirlo todo otra vez. Sí, fue trágico y horrible y aún sigo lidiando con eso todos los días, pero lo que en realidad necesito es seguir adelante.”-
El reloj en la pared hizo tic tac entre nosotras.
-“Bueno”- Dijo finalmente la Srta. Wilde, forzando una sonrisa. -“Me ayuda mucho conocer tu punto de vista, Brittany. Lo cual era lo que estaba tratando de entender. Escribiré sobre tus sentimientos en tu expediente. ¿Hay alguna otra cosa de la que quieras hablar?”
-“No.”- Sonreí para confirmar que, de verdad, estaba bien.
Ella hojeó unas cuantas páginas más de mi expediente. No tenía idea de qué observaciones la Dra. Pillsbury habrá inmortalizado allí, y no quería esperar lo suficiente para saberlo.
Levanté mi mochila del suelo y me moví hasta el borde de la silla. -“No es que quiera acortar esto, pero tengo que estar en otro lugar a las cuatro.”-
-“¿Ah sí?”-
No tenía ningún deseo de contarle a la Srta. Wilde sobre el ataque a Rachel. -“Tengo que buscar información en la biblioteca”- Mentí.
-“¿Para qué clase?”-
Dije la primera respuesta que me vino a la mente. -“Biología.”-
-“Hablando de clases ¿cómo te va en ellas? ¿Algún problema en esa área?”-
-“No.”-
Ella pasó unas cuantas páginas más de mi expediente. -“Excelentes calificaciones”- Observó ella. -“Dice aquí que eres tutora de tu compañera de biología, Santana Lopez.”-
Ella me miró, aparentemente queriendo mi confirmación.
Estaba sorprendida de que mi tarea como tutora era lo suficientemente importante para que llegara hasta el expediente del psicólogo escolar. -“Hasta ahora no hemos podido reunirnos. Conflicto de horarios.”- Me encogí de hombros como queriendo decir, qué se le puede hacer.
Ella le dio golpecitos a mi expediente, luego recogió todas las hojas sueltas y las guardó en el nuevo expediente que había identificado a mano. -“Para darte una advertencia justa, voy a hablar con el Sr. McConaughy para establecer ciertos parámetros en tus sesiones de tutoría. Me gustaría que todas las reuniones se hagan aquí en la escuela, bajo la supervisión directa de un maestro o cualquier otro miembro de la facultad. No quiero que le des tutorías a San fuera de la propiedad escolar. Especialmente no quiero que ustedes dos se reúnan a solas.”-
Un escalofrío recorrió mi piel. -“¿Por qué? ¿Qué pasa?”-
-“No puedo discutirlo.”-
La única razón que se me ocurría para explicar el por qué ella no me quería sola con San era que ella era peligrosa. Mi pasado podría asustarte, ella me había dicho en la plataforma de desembarque del Arcángel.
-“Gracias por su tiempo. No te retrasaré más”- Dijo la Srta. Wilde. Ella caminó a grandes pasos hasta la puerta, la mantuvo abierta con su delgada cadera y se despidió con una sonrisa que pareció mecánica.
Llamé al hospital después de dejar la oficina de la Srta. Wilde. La cirugía de Rach había terminado, pero ella seguía en la habitación de recuperación y no podía tener visitas hasta las siete de la noche. Consulté el reloj de mi teléfono. Tres horas. Encontré el Fiat en el estacionamiento de estudiantes y me metí en él esperando que pasar una tarde haciendo mis tareas en la biblioteca haría que la espera fuera más corta.
Me quedé en la biblioteca toda la tarde y antes de que me diera cuenta, el reloj en la pared había pasado calladamente al anochecer. Mi estómago rugió contra el silencio de la biblioteca y mis pensamientos fueron hacia la máquina expendedora que estaba en la entrada.
Lo último de mi tarea podía esperar hasta más tarde, pero aún quedaba un proyecto que requería la ayuda de los recursos de la biblioteca. En casa tenía una anticuada computadora IBM con conexión de Internet dial-up y normalmente evitaba bastantes gritos y tirones de cabello innecesarios utilizando el laboratorio de computadoras de la librería. A las nueve de la noche tenía que entregar una reseña de Othello al editor del eZin y me había propuesto ir a comer tan pronto lo terminara.
Guardando todas mis pertenencias, caminé hasta los elevadores. Ya adentro, presioné el botón para cerrar las puertas, pero no presioné el número del piso de inmediato. Saqué mi celular y llamé otra vez al hospital.
-“Hola”- Le dije a la enfermera que contestó. -“Mi amiga esta en recuperación por una cirugía y cuando verifiqué temprano en la tarde, me dijeron que saldría de recuperación esta noche. Su nombre es Rachel Berry.”-
Hubo una pausa en donde solo se escuchaba el clic del teclado de la computadora. - “Parece que dentro de una hora la van a llevar a un cuarto privado.”-
-“¿Cuándo termina las horas de visita?”-
-“A las ocho.”-
-“Gracias.”- Me desconecté, presioné el botón del tercer piso y comencé a ascender.
En el tercer piso, seguí los letreros hacia la sección de colecciones esperando que si leía varias reseñas de teatro en el periódico local, iluminaría mi musa.
-“Disculpe”- Le dije a la bibliotecaria detrás del escritorio de colecciones. -“Intento encontrar copias de crónicas o el Portland Press Herald del año pasado. Particularmente la sección de teatro.”-
-“No tenemos cosas tan recientes en la sección de colecciones”- Dijo ella -“Pero si buscas online, creo que el Portland Press Herald tiene archivos en su página. Sigue directo por el pasillo que esta tras de ti y verás a tu izquierda el laboratorio de computadoras.” – Dentro del laboratorio firmé para usar una computadora. Estaba apunto de sumergirme en mi tarea cuando una idea se me cruzó. No podía creer que no se me hubiera ocurrido antes.
Luego de confirmar que nadie estaba mirando sobre mi hombro, busqué “Santana Lopez” en Google. Tal vez encontraría algún artículo que arrojara luz sobre su pasado.
Tal vez tenía un blog.
Fruncí el ceño al ver los resultados de mi búsqueda. Nada. Ningún Facebook, ningún MySpace, ningún blog. Era como si ella no existiera.
-“¿Cuál es tu historia, San?”- Murmuré. -“¿Quién eres realmente?”-
Media hora después había leído varias reseñas y mis ojos estaban vidriosos. Extendí mi búsqueda online a todos los periódicos en Maine. Un enlace al periódico de la Preparatoria Kinghorn llamó mi atención y pasaron unos segundos antes de que reconociera el nombre. Elliot se había transferido de la Preparatoria Kinghorn. Por puro capricho, decidí leerlo. Si la escuela era tan elite como Elliot decía, probablemente tendría un periódico respetable.
Pinché el enlace, busqué en la página de archivo y al azar escogí febrero 10 de este año.
Luego de un momento tuve un encabezado.
ESTUDIANTE INTERROGADO POR ASESINATO EN LA PREPARATORIA KINGHORN
Moví mi silla para acercarme más, atraída por la idea de leer algo más emocionante que las reseñas de teatro.
El estudiante de dieciséis años de edad que asiste a la Preparatoria Kinghorn y fue interrogado por la policía en relación a lo que ha sido bautizado como “El Colgado de Kinghorn”, ha sido liberado sin ningún cargo. Después de que el cuerpo de Kjirsten Halverson, de dieciocho años de edad, fuera encontrado colgado de un árbol del campus de la Preparatoria Kinghorn, la policía interrogó al estudiante de segundo curso Elliot Saunders, quién fue visto con la víctima en la noche de su muerte.
Mi mente procesaba la información lentamente. ¿Elliot fue interrogado como parte de una investigación de asesinato?
Halverson trabajaba como mesera en Blind Joe’s. La policía confirmó que Halverson y Saunders fueron vistos caminando juntos en el campus, tarde en la noche del sábado. El cuerpo de Halverson fue descubierto en la mañana del domingo y Saunders fue liberado en la tarde del lunes luego de que una nota suicida fuera encontrada en el apartamento de Halverson.
-“¿Encontraste algo interesante?”-
Salté al escuchar la voz de Elliot detrás de mí. Me giré y lo encontré recostado del marco de la puerta. Sus ojos estaban estrechos y su boca parecía una línea recta. Algo frío me recorrió, como un sonrojo, pero al revés.
Moví mi silla un poco a la derecha, intentando ponerme frente al monitor de la computadora. -“Estoy… Estoy terminando mi tarea. ¿Y tú? ¿Qué estas haciendo? No te escuché venir. ¿Desde cuándo estas ahí parado?”- Mi voz se escuchaba por todo el lugar.
Elliot se alejó del marco y entró al laboratorio. Sin mirar, busqué a tientas el botón de apagar.
-“Estoy intentando inspirarme para una reseña de teatro que se supone debo entregar a mi editor más tarde en la noche.”- Todavía seguía hablando demasiad rápido. ¿Dónde estaba el botón?
Elliot observó alrededor mío. -“¿Reseñas de teatro?”-
Mis dedos rozaron un botón y escuché el monitor ponerse negro. -“Lo siento, ¿qué dijiste que estabas haciendo?”-
-“Estaba pasando por aquí cuando te vi. ¿Pasa algo? Pareces… nerviosa.”-
-“Ah, es un bajón de azúcar.”- Puse mis papeles y mis libros en una pila y los metí dentro de mi mochila. -“No he comido desde el almuerzo.”-
Elliot agarró una silla y la rodó hasta estar junto a mí. El se sentó con el espaldar de la silla frente a él y se acercó más, invadiendo mi espacio personal. -“Tal ves te pueda ayudar con la reseña.”-
Yo me alejé. -“Vaya. Eso es de verdad muy amable de tu parte, pero lo voy a dejar por ahora. Necesito comer algo. Es buen momento para un descanso.”-
-“Déjame comprarte comida”- Dijo él. -“¿No hay un restaurante a la vuelta de la esquina?”-
-“Gracias, pero mi mamá me estará esperando. Estuvo fuera del pueblo toda la semana y regresa hoy.”- Me paré y traté de pasarle, pero él sacó su celular y me detuvo con él en el ombligo.
-“Llámala.”
Yo miré el teléfono y pensé en una excusa. -“No me permiten salir en noches de escuela.”-
-“Se le llama mentir, Britt. Dile que tu tarea te tomó más tiempo del que pensabas. Dile que necesitas otra hora en la biblioteca. Ella no sabrá la diferencia.”
La voz de Elliot había cobrado un tono que nunca antes había escuchado. Sus ojos verdes me abofetearon con una frialdad recién descubierta y su boca se veía más delgada.
-“A mi mamá no le gusta que ande con chicos que no conoce”- Dije.
Elliot sonrió, pero no era una sonrisa cálida. -“Ambos sabemos que no te preocupan mucho las reglas de tu mamá porque la noche del sábado estuviste conmigo en Delphic.”-
Tenía mi mochila colgada de un hombro y estaba agarrando el mango. Ni dije nada. Pasé a Elliot y salí rápidamente del laboratorio, dándome cuenta de que si él encendía el monitor, vería el artículo. Pero no había nada que pudiera hacer ahora.
A mitad de camino hacia el escritorio de colecciones, me atreví a mirar sobre mi hombro.
La pared de cristal del laboratorio mostraba que estaba vacío. Elliot no se veía por ninguna parte. Regresé a la computadora, manteniéndome en guardia en caso de que él apareciera. Encendí el monitor; el artículo de la investigación del asesinato aún seguía allí. Envié una copia a la impresora más cercana, la guardé dentro de mi carpeta, cerré la ventana de internet y me apresuré a salir.
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Chicas espero les haya gustado el capitulo. Nos vemos en la siguiente actualización. Besos.
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Capitulo 11
El lunes lo pasé en las nubes. Fui de clase en clase esperando que sonara la última campana del día. Antes de ir a la escuela llamé al hospital y me dijeron que el brazo izquierdo de Rachel fue roto durante el ataque y como el hueso no se había alineado, necesitaba cirugía. Quería verla pero no pude hasta más tarde, cuando la anesthesia cedió y los empleados del hospital la movieron hasta su habitación. Era especialmente importante el que yo escuchara su versión del ataque antes de que ella olvidara los detalles o los exagerara. Cualquier cosa que ella recordara podría ayudarme a descubrir quién hizo esto.
Mientras las horas se alargaban hasta llegar la tarde, dejé de pensar en Rachel y commence a pensar en la chica afuera del Victoria’s Secret. ¿Quién era ella? ¿Qué quería? Quizá se trataba de una perturbadora casualidad el que Rachel fuera atacada minutos después de que viera a la chica seguirla, pero mis instintos no estaban de acuerdo. Deseé poder haber tenido una imagen más clara de cómo era ella. La ancha sudadera, los jeans y la lluvia hicieron un buen trabajo disfrazándola. Por lo poco que sabía, bien pudo haber sido Lexie Millar. Pero muy en mi interior sabía que no podía ser ella.
Abrí la puerta de mi casillero para tomar mi libro de biología y luego me dirigí hacia mi última clase. Entré y encontré vacía la silla de San. Típicamente, ella llegaba al ultimo momento junto con la campana tardía, pero la campana sonó y el entrenador tomó su lugar ante la pizarra y comenzó a leer.
Comencé a reflexionar sobre la silla vacía de San. En el fondo de mi cabeza, una diminuta voz especulaba que su ausencia podría estar relacionada con el ataque hacia Rachel. Era un poco extraño que ella estuviera desaparecida en la mañana después y no podia olvidar el escalofrío que sentí momentos antes de mirar a las afueras del Victoria’s Secret y descubriera que estaba siendo vigilada. Todas las otras veces que me había sentido de esa manera, era porque San estaba cerca.
La voz de la razón extinguió rápidamente la implicación de San. Ella pudo haberse contagiado de algún resfriado. O se pudo haber quedado sin gasolina de camino a la escuela y estaba varado a millas de distancia. O tal ves había una gran apuesta en el billar de Bo’s Arcade y ella pensó que eso era más provechoso que pasar una tarde aprendiendo las complejidades del cuerpo humano.
Al final de la clase, el entrenador me detuvo mientras salía por la puerta.
-“Espera un minuto, Brittany.”-
Me regresé y subí mi mochila a mi hombro. -“¿Sí?” - Él me ofreció un pedazo de papel doblado. -“La Srta. Wilde pasó por aquí antes de la clase y me pidió que te diera esto”- Dijo.
Yo acepté el papel. -“¿La Srta. Wilde?”- No tenía ninguna maestra con ese apellido.
-“La nueva psicóloga estudiantil. Ella acaba de reemplazar a la Dra. Pillsbury.”
Yo desdoblé la hoja y leí el mensaje garabateado.
Querida Brittany.
Yo estaré reemplazando a la Dra. Pillsbury y seré tu nueva psicóloga escolar. He visto que has faltado a las últimas dos sesiones con la Dra. P. Por favor, ven ahora mismo par poder ponernos al día. He enviado una carta a tu madre para informarle del cambio. Todo lo mejor,
Srta. Wilde
-“Gracias”- Le dije al entrenador mientras doblaba la nota hasta volverla lo suficientemente pequeña para caber en mi bolsillo.
Afuera en el pasillo seguí a la corriente de personas. Ahora no lo estaba evitando. Tenía que ir. Me abrí camino por los pasillos hasta que pude ver la puerta cerrada de la oficina de la Dra. Pillsbury. Como era de esperar, en la puerta había una placa con un nombre nuevo. El latón pulido resplandecía contra la fea puerta de roble: Srta. K. Wilde, Psicóloga Escolar.
Toqué a la puerta y un momento después se abrió. La Srta. Wilde tenía una piel pálida y sin defectos. Sus ojos eran verdes y tenía una boca exuberante. Su pelo era fino, lacio y rubio; le llegaba más allá de los codos y estaba dividido en la coronilla de su ovalado rostro. Unas gafas puntiagudas color turquesa descansaban en la punta de su nariz y estaba vestida formalmente con una falda a la rodilla gris y ajustada, y una blusa de seda rosa. Su figura era esbelta, pero femenina. Ella parecía ser mayor que yo por no más de cinco años.
-“Tú debes ser Brittany Pierce. Luces igual que en la foto de tu expediente”- Dijo ella, dándome un firme apretón de mano. Su voz era abrupta, pero no ruda. Una voz de negocios.
Echándose para atrás, ella me indicó que entrara a la oficina.
-“¿Te traigo jugo o agua?”- Preguntó ella.
-“¿Qué le pasó a la Dra. Pillsbury?”-
-“Se retiró antes de tiempo. He estado pendiente a este trabajo desde hace tiempo, así que me lancé en cuanto estuvo abierta la plaza. Fui al Estado de Florida, pero crecí en Portland y mis padres todavía viven allí. Es bueno estar otra vez cerca de la familia.”
Yo contemplé la pequeña oficina. Había cambiado drásticamente desee la última vez que la vi unas cuantas semanas atrás. El librero que cubría la pared ahora estaba lleno de libros académicos de carpeta dura y apariencia genérica; todos encuadernados en colores neutrales y con letras doradas. La Dra. Pillsbury usaba las estanterías para colocar marcos de fotos familiares, pero allí no habían instantáneas de la vida personal de la Srta. Wilde. El mismo helecho colgaba en la ventana, pero bajo el cuidado de la Dra. Pillsbury, había sido más marrón que verde. Unos cuantos días con la Srta. Wilde y ya parecía coqueto y vivo. Había una silla de estampado rosa al otro lado del escritorio y varias cajas estaban amontonadas en la esquina más lejana.
-“El viernes fue mi primer día”- Explicó ella al ver que mis ojos caían sobre las cajas. - “Todavía estoy desempacando. Siéntate.”-
Bajé mi mochila hasta mi brazo y me senté en la silla estampada. Nada en ese pequeño cuarto me daban claves de la personalidad de la Srta. Wilde. En su escritorio tenía una pila de expedientes -no muy ordenados, pero tampoco muy desordenados- y una taza blanca con lo que parecía té. No había rastros de perfume ni de refrescadores de aire. El monitor de su computadora estaba negro.
La Srta. Wilde se inclinó sobre un archivero detrás de su escritorio y sacó una carpeta manila. Con un marcador negro escribió mi nombre en la lengüeta y lo puso en su escritorio, junto a mi expediente viejo, el cual tenía varias manchas de la taza de café de la Dra. Pillsbury.
“Pasé todo el fin de semana leyendo los expedientes de la Dra. Pillsbury” ella dijo” - “Aquí entre nos, su letra me da migraña, así que estoy copiando todos su expedientes. Me sorprendí al ver que ella no usaba una computadora para escribir sus apuntes. ¿Quién escribe grandes textos a mano en esta época?” - Ella se acomodó en su silla giratoria, cruzando sus piernas y sonriéndome cortésmente. - “Bueno ¿por qué no me cuentas un poco sobre la historia de tus sesiones con la Dra. Pillsbury? A penas pude descifrar sus apuntes. Parece que ustedes dos estaban discutiendo cómo te sentías acerca del nuevo empleo de tu mamá.”
-“No es tan nuevo. Ha estado trabajando allí por un año.”
-“Ella solía ser ama de casa ¿correcto? Y luego de que tu papá murió, ella tomó un empleo a tiempo completo.”- Ella se quedó mirando una hoja de papel que había en mi expediente. -“Ella trabaja para una compañía de subastas ¿cierto? Parece que coordina subastas estatales por toda la costa.”- Ella me observó por encima de sus gafas. -“Eso debe requerir mucho tiempo lejos de casa.”-
-“Nos quisimos quedar en nuestra granja”- Dije con una voz que casi sonaba a la defensiva. -“No hubiésemos podido pagar la hipoteca si ella hubiese tomado un empleo local.”- No es que yo amara mis sesiones con la Dra. Pillsbury, pero me encontré guardándole rencor por haberse retirado y por haberme abandonado con la Srta. Wilde. Estaba comenzando a sentir algo sobre ella. Parecía atenta a detalles.
Podía sentir como se moría de ganas por meterse en cada esquina oscura de mi vida.
-“Sí, pero tú debes sentirte muy solitaria estando sola en esa granja”
-“Tenemos una ama de llaves que se queda conmigo todas las tardes hasta las nueve o diez de la noche.”-
-“Pero una ama de llaves no es lo mismo que una mamá.”-
Yo miré a la puerta. Ni siquiera intenté ser discreta.
-“¿Tienes una mejor amiga? ¿Un novio o novia? ¿Alguien con quién hablar cuando tu ama de llaves no… esta disponible?”- Ella echó una bolsita de té en la taza y luego la levantó para beber de ella.
-“Tengo una mejor amiga.”- Me propuse decir lo menos posible. Mientras menos dijera, más corta sería la sesión. Mientras más corta la sesión, más pronto podría visitar a Rachel.
Sus cejas se arquearon. -“¿Novio, novia?”-
-“No.”-
-“Eres una chica atractiva. Me imagino que alguien debe tener algún interés en ti.”-
-“Este es el asunto”- Dije lo más paciente posible. -“De verdad aprecio que estés tratando de ayudarme, pero hace un año tuve exactamente esta misma conversación con la Dra. Pillsbury cuando mi papá murió. Es como regresar en el tiempo y revivirlo todo otra vez. Sí, fue trágico y horrible y aún sigo lidiando con eso todos los días, pero lo que en realidad necesito es seguir adelante.”-
El reloj en la pared hizo tic tac entre nosotras.
-“Bueno”- Dijo finalmente la Srta. Wilde, forzando una sonrisa. -“Me ayuda mucho conocer tu punto de vista, Brittany. Lo cual era lo que estaba tratando de entender. Escribiré sobre tus sentimientos en tu expediente. ¿Hay alguna otra cosa de la que quieras hablar?”
-“No.”- Sonreí para confirmar que, de verdad, estaba bien.
Ella hojeó unas cuantas páginas más de mi expediente. No tenía idea de qué observaciones la Dra. Pillsbury habrá inmortalizado allí, y no quería esperar lo suficiente para saberlo.
Levanté mi mochila del suelo y me moví hasta el borde de la silla. -“No es que quiera acortar esto, pero tengo que estar en otro lugar a las cuatro.”-
-“¿Ah sí?”-
No tenía ningún deseo de contarle a la Srta. Wilde sobre el ataque a Rachel. -“Tengo que buscar información en la biblioteca”- Mentí.
-“¿Para qué clase?”-
Dije la primera respuesta que me vino a la mente. -“Biología.”-
-“Hablando de clases ¿cómo te va en ellas? ¿Algún problema en esa área?”-
-“No.”-
Ella pasó unas cuantas páginas más de mi expediente. -“Excelentes calificaciones”- Observó ella. -“Dice aquí que eres tutora de tu compañera de biología, Santana Lopez.”-
Ella me miró, aparentemente queriendo mi confirmación.
Estaba sorprendida de que mi tarea como tutora era lo suficientemente importante para que llegara hasta el expediente del psicólogo escolar. -“Hasta ahora no hemos podido reunirnos. Conflicto de horarios.”- Me encogí de hombros como queriendo decir, qué se le puede hacer.
Ella le dio golpecitos a mi expediente, luego recogió todas las hojas sueltas y las guardó en el nuevo expediente que había identificado a mano. -“Para darte una advertencia justa, voy a hablar con el Sr. McConaughy para establecer ciertos parámetros en tus sesiones de tutoría. Me gustaría que todas las reuniones se hagan aquí en la escuela, bajo la supervisión directa de un maestro o cualquier otro miembro de la facultad. No quiero que le des tutorías a San fuera de la propiedad escolar. Especialmente no quiero que ustedes dos se reúnan a solas.”-
Un escalofrío recorrió mi piel. -“¿Por qué? ¿Qué pasa?”-
-“No puedo discutirlo.”-
La única razón que se me ocurría para explicar el por qué ella no me quería sola con San era que ella era peligrosa. Mi pasado podría asustarte, ella me había dicho en la plataforma de desembarque del Arcángel.
-“Gracias por su tiempo. No te retrasaré más”- Dijo la Srta. Wilde. Ella caminó a grandes pasos hasta la puerta, la mantuvo abierta con su delgada cadera y se despidió con una sonrisa que pareció mecánica.
Llamé al hospital después de dejar la oficina de la Srta. Wilde. La cirugía de Rach había terminado, pero ella seguía en la habitación de recuperación y no podía tener visitas hasta las siete de la noche. Consulté el reloj de mi teléfono. Tres horas. Encontré el Fiat en el estacionamiento de estudiantes y me metí en él esperando que pasar una tarde haciendo mis tareas en la biblioteca haría que la espera fuera más corta.
Me quedé en la biblioteca toda la tarde y antes de que me diera cuenta, el reloj en la pared había pasado calladamente al anochecer. Mi estómago rugió contra el silencio de la biblioteca y mis pensamientos fueron hacia la máquina expendedora que estaba en la entrada.
Lo último de mi tarea podía esperar hasta más tarde, pero aún quedaba un proyecto que requería la ayuda de los recursos de la biblioteca. En casa tenía una anticuada computadora IBM con conexión de Internet dial-up y normalmente evitaba bastantes gritos y tirones de cabello innecesarios utilizando el laboratorio de computadoras de la librería. A las nueve de la noche tenía que entregar una reseña de Othello al editor del eZin y me había propuesto ir a comer tan pronto lo terminara.
Guardando todas mis pertenencias, caminé hasta los elevadores. Ya adentro, presioné el botón para cerrar las puertas, pero no presioné el número del piso de inmediato. Saqué mi celular y llamé otra vez al hospital.
-“Hola”- Le dije a la enfermera que contestó. -“Mi amiga esta en recuperación por una cirugía y cuando verifiqué temprano en la tarde, me dijeron que saldría de recuperación esta noche. Su nombre es Rachel Berry.”-
Hubo una pausa en donde solo se escuchaba el clic del teclado de la computadora. - “Parece que dentro de una hora la van a llevar a un cuarto privado.”-
-“¿Cuándo termina las horas de visita?”-
-“A las ocho.”-
-“Gracias.”- Me desconecté, presioné el botón del tercer piso y comencé a ascender.
En el tercer piso, seguí los letreros hacia la sección de colecciones esperando que si leía varias reseñas de teatro en el periódico local, iluminaría mi musa.
-“Disculpe”- Le dije a la bibliotecaria detrás del escritorio de colecciones. -“Intento encontrar copias de crónicas o el Portland Press Herald del año pasado. Particularmente la sección de teatro.”-
-“No tenemos cosas tan recientes en la sección de colecciones”- Dijo ella -“Pero si buscas online, creo que el Portland Press Herald tiene archivos en su página. Sigue directo por el pasillo que esta tras de ti y verás a tu izquierda el laboratorio de computadoras.” – Dentro del laboratorio firmé para usar una computadora. Estaba apunto de sumergirme en mi tarea cuando una idea se me cruzó. No podía creer que no se me hubiera ocurrido antes.
Luego de confirmar que nadie estaba mirando sobre mi hombro, busqué “Santana Lopez” en Google. Tal vez encontraría algún artículo que arrojara luz sobre su pasado.
Tal vez tenía un blog.
Fruncí el ceño al ver los resultados de mi búsqueda. Nada. Ningún Facebook, ningún MySpace, ningún blog. Era como si ella no existiera.
-“¿Cuál es tu historia, San?”- Murmuré. -“¿Quién eres realmente?”-
Media hora después había leído varias reseñas y mis ojos estaban vidriosos. Extendí mi búsqueda online a todos los periódicos en Maine. Un enlace al periódico de la Preparatoria Kinghorn llamó mi atención y pasaron unos segundos antes de que reconociera el nombre. Elliot se había transferido de la Preparatoria Kinghorn. Por puro capricho, decidí leerlo. Si la escuela era tan elite como Elliot decía, probablemente tendría un periódico respetable.
Pinché el enlace, busqué en la página de archivo y al azar escogí febrero 10 de este año.
Luego de un momento tuve un encabezado.
ESTUDIANTE INTERROGADO POR ASESINATO EN LA PREPARATORIA KINGHORN
Moví mi silla para acercarme más, atraída por la idea de leer algo más emocionante que las reseñas de teatro.
El estudiante de dieciséis años de edad que asiste a la Preparatoria Kinghorn y fue interrogado por la policía en relación a lo que ha sido bautizado como “El Colgado de Kinghorn”, ha sido liberado sin ningún cargo. Después de que el cuerpo de Kjirsten Halverson, de dieciocho años de edad, fuera encontrado colgado de un árbol del campus de la Preparatoria Kinghorn, la policía interrogó al estudiante de segundo curso Elliot Saunders, quién fue visto con la víctima en la noche de su muerte.
Mi mente procesaba la información lentamente. ¿Elliot fue interrogado como parte de una investigación de asesinato?
Halverson trabajaba como mesera en Blind Joe’s. La policía confirmó que Halverson y Saunders fueron vistos caminando juntos en el campus, tarde en la noche del sábado. El cuerpo de Halverson fue descubierto en la mañana del domingo y Saunders fue liberado en la tarde del lunes luego de que una nota suicida fuera encontrada en el apartamento de Halverson.
-“¿Encontraste algo interesante?”-
Salté al escuchar la voz de Elliot detrás de mí. Me giré y lo encontré recostado del marco de la puerta. Sus ojos estaban estrechos y su boca parecía una línea recta. Algo frío me recorrió, como un sonrojo, pero al revés.
Moví mi silla un poco a la derecha, intentando ponerme frente al monitor de la computadora. -“Estoy… Estoy terminando mi tarea. ¿Y tú? ¿Qué estas haciendo? No te escuché venir. ¿Desde cuándo estas ahí parado?”- Mi voz se escuchaba por todo el lugar.
Elliot se alejó del marco y entró al laboratorio. Sin mirar, busqué a tientas el botón de apagar.
-“Estoy intentando inspirarme para una reseña de teatro que se supone debo entregar a mi editor más tarde en la noche.”- Todavía seguía hablando demasiad rápido. ¿Dónde estaba el botón?
Elliot observó alrededor mío. -“¿Reseñas de teatro?”-
Mis dedos rozaron un botón y escuché el monitor ponerse negro. -“Lo siento, ¿qué dijiste que estabas haciendo?”-
-“Estaba pasando por aquí cuando te vi. ¿Pasa algo? Pareces… nerviosa.”-
-“Ah, es un bajón de azúcar.”- Puse mis papeles y mis libros en una pila y los metí dentro de mi mochila. -“No he comido desde el almuerzo.”-
Elliot agarró una silla y la rodó hasta estar junto a mí. El se sentó con el espaldar de la silla frente a él y se acercó más, invadiendo mi espacio personal. -“Tal ves te pueda ayudar con la reseña.”-
Yo me alejé. -“Vaya. Eso es de verdad muy amable de tu parte, pero lo voy a dejar por ahora. Necesito comer algo. Es buen momento para un descanso.”-
-“Déjame comprarte comida”- Dijo él. -“¿No hay un restaurante a la vuelta de la esquina?”-
-“Gracias, pero mi mamá me estará esperando. Estuvo fuera del pueblo toda la semana y regresa hoy.”- Me paré y traté de pasarle, pero él sacó su celular y me detuvo con él en el ombligo.
-“Llámala.”
Yo miré el teléfono y pensé en una excusa. -“No me permiten salir en noches de escuela.”-
-“Se le llama mentir, Britt. Dile que tu tarea te tomó más tiempo del que pensabas. Dile que necesitas otra hora en la biblioteca. Ella no sabrá la diferencia.”
La voz de Elliot había cobrado un tono que nunca antes había escuchado. Sus ojos verdes me abofetearon con una frialdad recién descubierta y su boca se veía más delgada.
-“A mi mamá no le gusta que ande con chicos que no conoce”- Dije.
Elliot sonrió, pero no era una sonrisa cálida. -“Ambos sabemos que no te preocupan mucho las reglas de tu mamá porque la noche del sábado estuviste conmigo en Delphic.”-
Tenía mi mochila colgada de un hombro y estaba agarrando el mango. Ni dije nada. Pasé a Elliot y salí rápidamente del laboratorio, dándome cuenta de que si él encendía el monitor, vería el artículo. Pero no había nada que pudiera hacer ahora.
A mitad de camino hacia el escritorio de colecciones, me atreví a mirar sobre mi hombro.
La pared de cristal del laboratorio mostraba que estaba vacío. Elliot no se veía por ninguna parte. Regresé a la computadora, manteniéndome en guardia en caso de que él apareciera. Encendí el monitor; el artículo de la investigación del asesinato aún seguía allí. Envié una copia a la impresora más cercana, la guardé dentro de mi carpeta, cerré la ventana de internet y me apresuré a salir.
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Chicas espero les haya gustado el capitulo. Nos vemos en la siguiente actualización. Besos.
dianna rivera* - Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
HOLA!!!
MÁS y MÁS MISTERIO!!!! OK!! ENTIENDO ESO DE QUE TODO SE IRÁ RESOLVIENDO y ACABAREMOS ENTENDIENDO LO SUCEDIDO CAP TRAS CAP!! COMO SIEMPRE DECÍS!! SIN EMBARGO ME MATA EL MISTERIO :)……………………..ES UN TANTO ATERRADOR!! LA PARTE OSCURA QUE PARECE TENER ESTA HISTORIA, y AL MISMO TIEMPO ES ADICTIVA EN PARTE POR EL MISTERIO PERO NI DUDAS QUE PARA MI, EN MÁS PARTE POR LA RELACIÓN BRITTANA QUE ES DE LO MÁS INUSUAL CON TODO LO QUE HAY ALREDEDOR DE SAN!
QUE MÁS TE PUEDO DECIR, CADA CAP UNA NUEVA SORPRESA!!! ES FASCINANTE!!!
LO DE ELIOT ME DEJO “WTF!!!” EN SERIO???!! ENCIMA LO DESCRIBÍAS SOMBRÍO CUANDO HABLO CON BRITT EN LA BIBLIOTECA y EL SUSTO POR QUE LA DESCUBRIESE!! SI ES QUE YA NO SE DIO CUENTA NO??!
CUANDO LEÍ ESA PARTE LO PRIMERO QUE SE ME VINO A LA MENTE ES SAN!! CREO QUE SI NO ME EQUIVOCO ELLA LE HABÍA SOLTADO A BRITT QUE TENDRIA QUE FIJARSE EN QUIEN CONFIA O ALGO ASÍ NO??!! REFIRIENDOSE A ELIOT……………….NO SE MI MEMORIA LLEGA HASTA AHÍ :) ESPERO NO ESTAR TAN EQUIVOCADA……………………..
SI ES ASÍ, ENTONCES QUE SABE SAN DE ELIOT?? PERO LO MÁS IMPORTANTE: QUIEN ES ELIOT?? ES UN PELIGRO PARA BRITT?? EL TUVO QUE VER CON LO DE RACHEL?? Y NO FUE SAN?? SAN FALTO AL COLEGIO y ENCIMA WILDE NO QUIERE QUE BRITT ESTE A SOLAS CON SAN!!!
POR DIOS!!! ADEMÁS DE LOS HECHOS RAROS QUE OCURREN ALREDEDOR DE BRITT, EL MISTERIO MAXIMO SOBRE QUIEN ES SAN! LO OCURRIDO CON RACHEL :( AHORA SE LE AGREGA ELIOT!!!
ESTO ESTA DE INFARTO!!!!! MUCHO POR DESCUBRIR!!!
PORFA ACTUALIZA, ME TIENES ANONADADA CON SEMEJANTE FIC MISTERIOSO QUE HAS EMPEZADO A SUBIR :)
SALUDOS!! NAT!
MÁS y MÁS MISTERIO!!!! OK!! ENTIENDO ESO DE QUE TODO SE IRÁ RESOLVIENDO y ACABAREMOS ENTENDIENDO LO SUCEDIDO CAP TRAS CAP!! COMO SIEMPRE DECÍS!! SIN EMBARGO ME MATA EL MISTERIO :)……………………..ES UN TANTO ATERRADOR!! LA PARTE OSCURA QUE PARECE TENER ESTA HISTORIA, y AL MISMO TIEMPO ES ADICTIVA EN PARTE POR EL MISTERIO PERO NI DUDAS QUE PARA MI, EN MÁS PARTE POR LA RELACIÓN BRITTANA QUE ES DE LO MÁS INUSUAL CON TODO LO QUE HAY ALREDEDOR DE SAN!
QUE MÁS TE PUEDO DECIR, CADA CAP UNA NUEVA SORPRESA!!! ES FASCINANTE!!!
LO DE ELIOT ME DEJO “WTF!!!” EN SERIO???!! ENCIMA LO DESCRIBÍAS SOMBRÍO CUANDO HABLO CON BRITT EN LA BIBLIOTECA y EL SUSTO POR QUE LA DESCUBRIESE!! SI ES QUE YA NO SE DIO CUENTA NO??!
CUANDO LEÍ ESA PARTE LO PRIMERO QUE SE ME VINO A LA MENTE ES SAN!! CREO QUE SI NO ME EQUIVOCO ELLA LE HABÍA SOLTADO A BRITT QUE TENDRIA QUE FIJARSE EN QUIEN CONFIA O ALGO ASÍ NO??!! REFIRIENDOSE A ELIOT……………….NO SE MI MEMORIA LLEGA HASTA AHÍ :) ESPERO NO ESTAR TAN EQUIVOCADA……………………..
SI ES ASÍ, ENTONCES QUE SABE SAN DE ELIOT?? PERO LO MÁS IMPORTANTE: QUIEN ES ELIOT?? ES UN PELIGRO PARA BRITT?? EL TUVO QUE VER CON LO DE RACHEL?? Y NO FUE SAN?? SAN FALTO AL COLEGIO y ENCIMA WILDE NO QUIERE QUE BRITT ESTE A SOLAS CON SAN!!!
POR DIOS!!! ADEMÁS DE LOS HECHOS RAROS QUE OCURREN ALREDEDOR DE BRITT, EL MISTERIO MAXIMO SOBRE QUIEN ES SAN! LO OCURRIDO CON RACHEL :( AHORA SE LE AGREGA ELIOT!!!
ESTO ESTA DE INFARTO!!!!! MUCHO POR DESCUBRIR!!!
PORFA ACTUALIZA, ME TIENES ANONADADA CON SEMEJANTE FIC MISTERIOSO QUE HAS EMPEZADO A SUBIR :)
SALUDOS!! NAT!
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Auuh me gusto mucho este capi . El fic esta cada vez mas bueno me muero paa que san y britt se besennnnnnnn porfaa que.sea luegooooo
saludosssssssss
saludosssssssss
brittana-bitches!!!***** - Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 02/09/2012
Edad : 27
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Muy buen capítulo¡
En serio la historia me tiene cada vez más metida:c
Actualiza Pronto¡
Cuidate:D
En serio la historia me tiene cada vez más metida:c
Actualiza Pronto¡
Cuidate:D
ScarletteLópez*-** - Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
WOW me encanto el capitulo... nueva lectora y fiel... me llamo mucho la atencion esta historia es muy misteriosa me re prendi esta excelente y me deja intrigada... Actualiza pronto por favor YA QUIERO SABER QUE PASAR!! ACTUALIZA
caariitooj*** - Mensajes : 127
Fecha de inscripción : 08/04/2013
Edad : 27
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Pronto, pronto chicas, los besos llegaran pronto, no desesperen, les dejo el siguiente capitulo espero les guste. Besos.
----
Capitulo 12
Mi teléfono celular zumbó en mi bolsillo y después de confirmar que ninguna bibliotecaria me estaba mirando de mala manera, contesté.
-“¿Mamá?”
-“Buenas noticias”- Dijo ella. -“La subasta terminó antes. Estoy de camino una hora antes de lo planeado y llegaré a casa pronto. ¿Dónde estas?”
-“¡Hola! No te esperaba hasta más tarde. Justo ahora me estoy yendo de la biblioteca. ¿Cómo estuvo Nueva York?”
-“El norte de Nueva York estuvo… largo.”- Ella rió, pero sonaba agotada. -“Si esperas cuarenta y cinco minutos, te puedo llevar a casa. Estoy en la I-95, justo afuera de Portsmouth.”
Busqué alrededor un reloj. Antes de ir a casa quería ir al hospital para ver a Rachel.
-“El asunto es que”- Le dije a mi mamá. -“Necesito visitar a Rachel. ¿Esta bien si nos reunimos en casa? No voy a tardar mucho… lo prometo.”
-“Por supuesto.”- Detecté un poco de decepción. -“¿Hay noticias nuevas? Esta mañana recibí tu mensaje acerca de su cirugía.”-
-“Ya le hicieron la cirugía y en cualquier momento la estarán llevando a un cuarto.”-
-“Brittany”- Escuché que su voz se inflamaba con emoción. -“Estoy tan feliz de que no hubieras sido tú. No podría vivir conmigo misma si algo te hubiera pasado. Especialmente desde que tu padre…”- Ella rompió en silencio. -“Nada más estoy muy feliz de que ambas estemos a salvo. Dile hola a Rach de mi parte. Te veo pronto. Besos y abrazos.”-
-“Te amo, mamá.”-
El Centro Médico Regional de Coldwater es una estructura de tres pisos construidos en ladrillo y con una acera techada que lleva hacia la entrada principal. Pasé por la puerta giratoria de cristal y me detuve en el escritorio principal para preguntar sobre Rachel. Me dijeron que hacía media hora que la habían movido a un cuarto y que las horas de visitas terminaban en quince minutos. Localicé los elevadores y presioné el botón que me elevaría al siguiente piso.
Cuando llegué a la habitación 207, empujé la puerta. -“¿Rcah?”- Aparté un ramillete de globos que estaban tras de mi, atravesé el pequeño vestíbulo y encontré a Rachel reclinada en la cama, con su brazo izquierdo enyesado y colgado sobre su cuerpo.
-“¡Hola!”- Dije cuando vi que estaba despierta.
Rcahel dejó escapar un lujurioso suspiro. -“Amo a las drogas. De verdad. Son fantásticas. Mucho mejor que un capuchino de Enzo. Oye, eso rimó. Enzo Capuchino. Es una señal. Estoy destinada a ser poeta. ¿Quieres escuchar otro poema? Soy buena improvisando.”
-“Eh…”
Una enfermera entró calladamente y empezó a hacer ajustes alrededor de la VI de Rachel. - “¿Te sientes bien?”- Le preguntó a Rcahel.
-“Olvida lo de ser poeta”- Dijo Rachel. -“Estoy destinada a ser una comediante. Toc, toc.”
-“¿Qué?”
La enfermera entornó los ojos. -“¿Quién es?”
-“Garra”- Dijo Rachel.
-“¿Garra qué?”
-“¡Agarra tu toalla que nos vamos a la playa!”
-“Quizá necesite menos analgésicos”- Le dije a la enfermera.
-“Demasiado tarde. Le acabo de dar otra dosis. Espera a que la veas dentro de diez minutos.”- Ella salió por la puerta.
-“¿Y?”- Le pregunté a Rachel. -“¿Cuál es el veredicto?”
-“¿El veredicto? Mi doctor es un culo mantecoso. Así de cerca me recuerda a un Umpa Lumpa. No me mires así. La última vez que vino, fue al Funky Chicken y siempre está comiendo chocolate. La mayoría de las veces son animales cubiertos de chocolate. ¿Conoces esos conejitos de chocolate que venden en pascua? Eso es lo que el Umpa Lumpa cenó y un pato de chocolate en el almuerzo con un malvavisco amarillo como acompañante.”
-“Me refiero al veredicto…”- Señalé a la parafernalia médica que la adornaba.
-“Ah. Un brazo roto, una concusión y varios cortes, rasguños y moretones. Gracias a mis reflejos rápidos, salté fuera del camino antes de que pudiera sufrir peores daños. Cuando se trata de reflejos, soy como un gato. Soy Gatúbela. Soy invulnerable. La única razón de que me pudiera hacerme daño fue por la lluvia. A los gatos no les gusta el agua. Nos afecta. Es nuestra kriptonita.”-
-“Lo siento tanto”- Le dije a Rachel con sinceridad. -“Debería ser yo la que estuviera en la cama del hospital.”-
-“¿Y coger todas las drogas? Ah-ah. De ninguna manera.”-
-“¿La policía ha encontrado alguna pista?”- Pregunté.
-“Nada, zilch, zero.”-
-“¿Ningún testigo?”-
-“Estábamos en un cementerio en medio de un aguacero”- Señaló Rachel. -“La mayoría de la gente normal estaba bajo techo.”-
Ella tenía razón. La mayoría de la gente normal estaba bajo techo. Por supuesto Rachel y yo habíamos estado afuera… junto con la chica misteriosa que siguió a Rachel cuando salió del Victoria’s Secret.
-“¿Cómo pasó?”- Pregunté.
-“Estaba caminando al cementerio como habíamos planeado, cuando de la nada escuché pasos que se acercaban desde atrás”- Explicó Rachel. -“Ahí fue cuando miré hacia atrás y todo fue demasiado rápido. Hubo un flash de una pistola y él arremetiendo contra mí. Como le dije a los policías, mi cerebro no estaba exactamente transmitiendo ‘coge una ID visual’. Era más como ‘¡Santos espectáculos fenomenales, estoy a punto de que me aparruchen!’ Él gruñó, me golpeó tres o cuatro veces con la pistola, agarró mi bolso y corrió.”- Estaba más confundida que nunca.
-“Espera. ¿Era un chico? ¿Viste su cara?”-
-“Por supuesto que era un chico. Él tenía ojos oscuros… ojos color carbón. Pero es todo lo que vi. Él llevaba puesta una máscara de esquiar.”-
Cuando mencionó la máscara de esquiar, mi corazón comenzó a latir rápidamente. Era el mismo chico que saltó frente al Neon, estaba segura de eso. No lo había imaginado. Rachel era la prueba. Recordé la manera en que desapareció toda la evidencia del choque. Quizá tampoco había imaginado esa parte. Este chico, sea quien fuera, era real y estaba ahí afuera. Pero, si no había imaginado los daños al Neon ¿Qué pasó en realidad esa noche? ¿Mi vista o mi memoria fue de alguna manera… alterada?
Después de un momento, un montón de preguntas secundarias corrieron a mi mente.
¿Qué quería él esta vez? ¿Tenía él alguna conexión con la chica que estaba a fuera del Victoria’s Secret? ¿Sabía él que yo estaba de compras en el muelle? Llevar puesta una máscara constituía un plan avanzado, así que él debió haber sabido de antemano dónde yo iba a estar. Y él no quería que yo reconociera su rostro.
-“¿A quién le dijiste que íbamos a ir de compras?”- Le pregunté a Rachel de repente. Ella puso una almohada detrás de su cuello, intentando estar más cómoda. -“Mi mamá.”
-“¿Eso es todo? ¿A nadie más?”-
-“Tal ves se lo mencioné a Elliot.”-
Mi sangre pareció detenerse súbitamente. -“¿Le dijiste a Elliot?”-
-“¿Por qué tanto escándalo?”-
-“Hay algo que necesito decirte”- Dije discretamente. -“¿Recuerdas la noche que conduje el Neon hasta casa y choqué con un venado?”-
-“¿Sí?”- Ella dijo, frunciendo el ceño.
-“No fue un venado. Fue un chico. Un chico con una máscara de esquiar.”-
-“No jodas”- Ella susurró. -“¿Me estas diciendo que mi ataque no fue al azar? ¿Me estás diciendo que este chico quiere algo de mí? No, espera. El quiere algo de ti. Yo llevaba puesta tu chaqueta. Él pensó que yo era tú.”-
Todo mi cuerpo se sintió pesado.
Luego de un momento de silencio, ella dijo -“¿Estas segura que no le dijiste a San que íbamos a ir de compras? Porque ahora pensando, creo que el chico tenía la complexion de San. Alto. Delgado. Fuerte. Sexy, sin contar la parte del ataque.”-
-“Los ojos de San no son color carbón. Son negros”- Señalé. Pero estaba incómodamente conciente de que yo sí le había mencionado a San que íbamos a ir de compras al muelle.
Rachel levantó un hombro indecisamente. -“Tal ves sus ojos eran negros. No recuerdo. Todo pasó muy rápido. Puedo ser específica con la pistola,” ella dijo amablemente. “Estaba apuntando directamente a mi.”-
Mentalmente moví un par de piezas del rompecabezas. Si San atacó a Rachel, ella debió haberla visto salir de la tienda llevando puesta mi chaqueta y pensó que era yo. Cuando se dio cuenta que había seguido a la chica equivocada, golpeó a Rachel con la pistola por coraje y desapareció. El único problema era que no podía imaginar a San siendo tan brutal con Rachel. No era su estilo. Además, se supone que ella iba estar toda la noche en una fiesta en la costa.
-“¿Tu atacante se parecía en algo a Elliot?”- Pregunté.
Observé a Rachel absorber la pregunta. La droga que le habían administrado parecía que la estaban haciendo pensar más lento y prácticamente podía escuchar a los engranajes de su cerebro entrar en acción.
-“Era como veinte libras más delgado y cuatro pulgadas más bajo que Elliot.”-
-“Todo esto es culpa mía”- Dije. -“Nunca debí haber dejado que salieras de la tienda llevando puesta mi chaqueta.”-
-“Sé que no quieres escuchar esto”- Dijo Rachel, luciendo como si estuviera luchando contra un bostezo inducido por los analgésicos. -“Pero mientras más lo pienso más similitudes veo entre San y mi atacante. La misma complexión. Caminaba igual y tenía piernas largas. Que pena que su expediente escolar estuviera vacío. Necesitamos una dirección. Necesitamos investigar su vecindario. Necesitamos encontrar a una abuelita crédula a quién podamos convencer de poner una webcam en su ventana y apuntar a la casa de ella. Porque hay algo en San que no está bien.”-
-“¿De verdad crees que San te pudo haber hecho esto?”- Pregunté todavía sin haberme convencido.
Rachel se mordió el labio. -“Yo creo que ella esta ocultando algo. Algo grande.”-
Yo no iba a discutir eso. Rachel se acomodó en su cama. -“Siento hormigueo en todo mi cuerpo. Me siento toda bien.”-
-“No tenemos una dirección”- Dije -“Pero si sabemos en dónde trabaja.”-
-“¿Estas pensando lo que yo estoy pensando?”- Preguntó Rachel con sus ojos resplandeciendo brevemente a través de la sedación química.
-“Basado en experiencias anteriores, espero que no.”-
-“La verdad es que debemos pulir nuestras destrezas detectivescas”- Dijo Rachel. - “Úsalas o déjalas, eso fue lo que el entrenador dijo. Debemos descubrir más sobre el pasado de San. Oye, apuesto a que si lo documentamos, el entrenador hasta nos dará créditos extras.”-
Completamente dudable puesto que, si Rachel estaba envuelta, la tarea detectivesca probablemente tomaría un giro ilegal. Sin mencionar que este trabajo detectivesco en particular no tenía nada que ver con biología. Ni siquiera remotamente.
La leve sonrisa que Rachel me había causado se borró. Con todo y lo divertido que era ver las cosas de una manera jocosa, yo estaba asustada. El chico de la máscara estaba ahí afuera planeando su próximo ataque. Tenía sentido que tal ves San sabía lo que estaba pasando. El chico de la máscara había saltado frente al Neon el día después de que San se había vuelto mi compañero de biología. Tal vez no era una coincidencia.
Justo en ese momento la enferma asomó su cabeza por la puerta. -“Son las ocho”- Me dijo ella, dando golpecitos a su reloj. -“Las horas de visitas terminaron.”-
-“Salgo en seguida”- Dije.
Tan pronto sus pasos se perdieron por el pasillo, cerré la puerta del cuarto de Rachel. Quería privacidad antes de decirle lo de la investigación de asesinato en donde estaba envuelto Elliot. No obstante, cuando regresé a la cama de Rachel, era aparente que su medicación había tocado fondo.
-“Aquí viene”- Dijo ella con una expresión de puro éxtasis. -“El torrente de droga… en cualquier momento… la oleada de calor… adiós, Sr. Dolor…”-
-“Rach…”-
-“Toc, toc.”-
-“Esto de verdad es importante.”-
-“Toc, toc.”-
-“Es sobre Elliot.”-
-“Toc, toooooooc”- dijo con una voz cantarina.
Yo suspiré. -“¿Quién es?”-
-“Madre.”-
-“¿Madre qué?”
- “¡Madre mía, alguien esta llorando y no soy yo!”- Ella rompió a reír histéricamente.
Comprendiendo que no tenía caso intentar hablar del tema, dije -“Llámame mañana si te dan de alta.”- Abrí el cierre de mi mochila. -“Antes de que se me olvide, te traje tu tarea. ¿Dónde quieres que la ponga?”-
Ella señaló al bote de basura. -“Allí estará bien.”-
Detuve el Fiat en el garaje y guardé las llaves en el bolsillo. De camino a casa el cielo carecía de estrellas y obviamente una liviana lluvia comenzó a caer. Jalé la puerta del garaje, llevándola hasta el suelo y asegurándola. Fui a la cocina. En algún lugar del segundo piso había una luz encendida y momento después mi mamá bajó las escaleras corriendo y arrojó sus brazos alrededor mío. Mi mamá tiene pelo oscuro, ondulado y tiene ojos verdes. Ella es una pulgada más baja que yo, pero tenemos la misma estructura ósea. Ella siempre huele a Love de Ralph Lauren.
-“Estoy tan feliz de que estés a salvo”- Dijo, apretándome con fuerza. Más o menos, pensé.
----
Chicas a lo mejor estos capítulos, les parezcan de relleno por el hecho de que San no aparece mucho y sólo se le menciona, pero ya viene el tan esperado beso Brittana y muchas intrigas que estan naciendo ahora, pronto se resolverán, espero que les guste el capítulo. Besos.
----
Capitulo 12
Mi teléfono celular zumbó en mi bolsillo y después de confirmar que ninguna bibliotecaria me estaba mirando de mala manera, contesté.
-“¿Mamá?”
-“Buenas noticias”- Dijo ella. -“La subasta terminó antes. Estoy de camino una hora antes de lo planeado y llegaré a casa pronto. ¿Dónde estas?”
-“¡Hola! No te esperaba hasta más tarde. Justo ahora me estoy yendo de la biblioteca. ¿Cómo estuvo Nueva York?”
-“El norte de Nueva York estuvo… largo.”- Ella rió, pero sonaba agotada. -“Si esperas cuarenta y cinco minutos, te puedo llevar a casa. Estoy en la I-95, justo afuera de Portsmouth.”
Busqué alrededor un reloj. Antes de ir a casa quería ir al hospital para ver a Rachel.
-“El asunto es que”- Le dije a mi mamá. -“Necesito visitar a Rachel. ¿Esta bien si nos reunimos en casa? No voy a tardar mucho… lo prometo.”
-“Por supuesto.”- Detecté un poco de decepción. -“¿Hay noticias nuevas? Esta mañana recibí tu mensaje acerca de su cirugía.”-
-“Ya le hicieron la cirugía y en cualquier momento la estarán llevando a un cuarto.”-
-“Brittany”- Escuché que su voz se inflamaba con emoción. -“Estoy tan feliz de que no hubieras sido tú. No podría vivir conmigo misma si algo te hubiera pasado. Especialmente desde que tu padre…”- Ella rompió en silencio. -“Nada más estoy muy feliz de que ambas estemos a salvo. Dile hola a Rach de mi parte. Te veo pronto. Besos y abrazos.”-
-“Te amo, mamá.”-
El Centro Médico Regional de Coldwater es una estructura de tres pisos construidos en ladrillo y con una acera techada que lleva hacia la entrada principal. Pasé por la puerta giratoria de cristal y me detuve en el escritorio principal para preguntar sobre Rachel. Me dijeron que hacía media hora que la habían movido a un cuarto y que las horas de visitas terminaban en quince minutos. Localicé los elevadores y presioné el botón que me elevaría al siguiente piso.
Cuando llegué a la habitación 207, empujé la puerta. -“¿Rcah?”- Aparté un ramillete de globos que estaban tras de mi, atravesé el pequeño vestíbulo y encontré a Rachel reclinada en la cama, con su brazo izquierdo enyesado y colgado sobre su cuerpo.
-“¡Hola!”- Dije cuando vi que estaba despierta.
Rcahel dejó escapar un lujurioso suspiro. -“Amo a las drogas. De verdad. Son fantásticas. Mucho mejor que un capuchino de Enzo. Oye, eso rimó. Enzo Capuchino. Es una señal. Estoy destinada a ser poeta. ¿Quieres escuchar otro poema? Soy buena improvisando.”
-“Eh…”
Una enfermera entró calladamente y empezó a hacer ajustes alrededor de la VI de Rachel. - “¿Te sientes bien?”- Le preguntó a Rcahel.
-“Olvida lo de ser poeta”- Dijo Rachel. -“Estoy destinada a ser una comediante. Toc, toc.”
-“¿Qué?”
La enfermera entornó los ojos. -“¿Quién es?”
-“Garra”- Dijo Rachel.
-“¿Garra qué?”
-“¡Agarra tu toalla que nos vamos a la playa!”
-“Quizá necesite menos analgésicos”- Le dije a la enfermera.
-“Demasiado tarde. Le acabo de dar otra dosis. Espera a que la veas dentro de diez minutos.”- Ella salió por la puerta.
-“¿Y?”- Le pregunté a Rachel. -“¿Cuál es el veredicto?”
-“¿El veredicto? Mi doctor es un culo mantecoso. Así de cerca me recuerda a un Umpa Lumpa. No me mires así. La última vez que vino, fue al Funky Chicken y siempre está comiendo chocolate. La mayoría de las veces son animales cubiertos de chocolate. ¿Conoces esos conejitos de chocolate que venden en pascua? Eso es lo que el Umpa Lumpa cenó y un pato de chocolate en el almuerzo con un malvavisco amarillo como acompañante.”
-“Me refiero al veredicto…”- Señalé a la parafernalia médica que la adornaba.
-“Ah. Un brazo roto, una concusión y varios cortes, rasguños y moretones. Gracias a mis reflejos rápidos, salté fuera del camino antes de que pudiera sufrir peores daños. Cuando se trata de reflejos, soy como un gato. Soy Gatúbela. Soy invulnerable. La única razón de que me pudiera hacerme daño fue por la lluvia. A los gatos no les gusta el agua. Nos afecta. Es nuestra kriptonita.”-
-“Lo siento tanto”- Le dije a Rachel con sinceridad. -“Debería ser yo la que estuviera en la cama del hospital.”-
-“¿Y coger todas las drogas? Ah-ah. De ninguna manera.”-
-“¿La policía ha encontrado alguna pista?”- Pregunté.
-“Nada, zilch, zero.”-
-“¿Ningún testigo?”-
-“Estábamos en un cementerio en medio de un aguacero”- Señaló Rachel. -“La mayoría de la gente normal estaba bajo techo.”-
Ella tenía razón. La mayoría de la gente normal estaba bajo techo. Por supuesto Rachel y yo habíamos estado afuera… junto con la chica misteriosa que siguió a Rachel cuando salió del Victoria’s Secret.
-“¿Cómo pasó?”- Pregunté.
-“Estaba caminando al cementerio como habíamos planeado, cuando de la nada escuché pasos que se acercaban desde atrás”- Explicó Rachel. -“Ahí fue cuando miré hacia atrás y todo fue demasiado rápido. Hubo un flash de una pistola y él arremetiendo contra mí. Como le dije a los policías, mi cerebro no estaba exactamente transmitiendo ‘coge una ID visual’. Era más como ‘¡Santos espectáculos fenomenales, estoy a punto de que me aparruchen!’ Él gruñó, me golpeó tres o cuatro veces con la pistola, agarró mi bolso y corrió.”- Estaba más confundida que nunca.
-“Espera. ¿Era un chico? ¿Viste su cara?”-
-“Por supuesto que era un chico. Él tenía ojos oscuros… ojos color carbón. Pero es todo lo que vi. Él llevaba puesta una máscara de esquiar.”-
Cuando mencionó la máscara de esquiar, mi corazón comenzó a latir rápidamente. Era el mismo chico que saltó frente al Neon, estaba segura de eso. No lo había imaginado. Rachel era la prueba. Recordé la manera en que desapareció toda la evidencia del choque. Quizá tampoco había imaginado esa parte. Este chico, sea quien fuera, era real y estaba ahí afuera. Pero, si no había imaginado los daños al Neon ¿Qué pasó en realidad esa noche? ¿Mi vista o mi memoria fue de alguna manera… alterada?
Después de un momento, un montón de preguntas secundarias corrieron a mi mente.
¿Qué quería él esta vez? ¿Tenía él alguna conexión con la chica que estaba a fuera del Victoria’s Secret? ¿Sabía él que yo estaba de compras en el muelle? Llevar puesta una máscara constituía un plan avanzado, así que él debió haber sabido de antemano dónde yo iba a estar. Y él no quería que yo reconociera su rostro.
-“¿A quién le dijiste que íbamos a ir de compras?”- Le pregunté a Rachel de repente. Ella puso una almohada detrás de su cuello, intentando estar más cómoda. -“Mi mamá.”
-“¿Eso es todo? ¿A nadie más?”-
-“Tal ves se lo mencioné a Elliot.”-
Mi sangre pareció detenerse súbitamente. -“¿Le dijiste a Elliot?”-
-“¿Por qué tanto escándalo?”-
-“Hay algo que necesito decirte”- Dije discretamente. -“¿Recuerdas la noche que conduje el Neon hasta casa y choqué con un venado?”-
-“¿Sí?”- Ella dijo, frunciendo el ceño.
-“No fue un venado. Fue un chico. Un chico con una máscara de esquiar.”-
-“No jodas”- Ella susurró. -“¿Me estas diciendo que mi ataque no fue al azar? ¿Me estás diciendo que este chico quiere algo de mí? No, espera. El quiere algo de ti. Yo llevaba puesta tu chaqueta. Él pensó que yo era tú.”-
Todo mi cuerpo se sintió pesado.
Luego de un momento de silencio, ella dijo -“¿Estas segura que no le dijiste a San que íbamos a ir de compras? Porque ahora pensando, creo que el chico tenía la complexion de San. Alto. Delgado. Fuerte. Sexy, sin contar la parte del ataque.”-
-“Los ojos de San no son color carbón. Son negros”- Señalé. Pero estaba incómodamente conciente de que yo sí le había mencionado a San que íbamos a ir de compras al muelle.
Rachel levantó un hombro indecisamente. -“Tal ves sus ojos eran negros. No recuerdo. Todo pasó muy rápido. Puedo ser específica con la pistola,” ella dijo amablemente. “Estaba apuntando directamente a mi.”-
Mentalmente moví un par de piezas del rompecabezas. Si San atacó a Rachel, ella debió haberla visto salir de la tienda llevando puesta mi chaqueta y pensó que era yo. Cuando se dio cuenta que había seguido a la chica equivocada, golpeó a Rachel con la pistola por coraje y desapareció. El único problema era que no podía imaginar a San siendo tan brutal con Rachel. No era su estilo. Además, se supone que ella iba estar toda la noche en una fiesta en la costa.
-“¿Tu atacante se parecía en algo a Elliot?”- Pregunté.
Observé a Rachel absorber la pregunta. La droga que le habían administrado parecía que la estaban haciendo pensar más lento y prácticamente podía escuchar a los engranajes de su cerebro entrar en acción.
-“Era como veinte libras más delgado y cuatro pulgadas más bajo que Elliot.”-
-“Todo esto es culpa mía”- Dije. -“Nunca debí haber dejado que salieras de la tienda llevando puesta mi chaqueta.”-
-“Sé que no quieres escuchar esto”- Dijo Rachel, luciendo como si estuviera luchando contra un bostezo inducido por los analgésicos. -“Pero mientras más lo pienso más similitudes veo entre San y mi atacante. La misma complexión. Caminaba igual y tenía piernas largas. Que pena que su expediente escolar estuviera vacío. Necesitamos una dirección. Necesitamos investigar su vecindario. Necesitamos encontrar a una abuelita crédula a quién podamos convencer de poner una webcam en su ventana y apuntar a la casa de ella. Porque hay algo en San que no está bien.”-
-“¿De verdad crees que San te pudo haber hecho esto?”- Pregunté todavía sin haberme convencido.
Rachel se mordió el labio. -“Yo creo que ella esta ocultando algo. Algo grande.”-
Yo no iba a discutir eso. Rachel se acomodó en su cama. -“Siento hormigueo en todo mi cuerpo. Me siento toda bien.”-
-“No tenemos una dirección”- Dije -“Pero si sabemos en dónde trabaja.”-
-“¿Estas pensando lo que yo estoy pensando?”- Preguntó Rachel con sus ojos resplandeciendo brevemente a través de la sedación química.
-“Basado en experiencias anteriores, espero que no.”-
-“La verdad es que debemos pulir nuestras destrezas detectivescas”- Dijo Rachel. - “Úsalas o déjalas, eso fue lo que el entrenador dijo. Debemos descubrir más sobre el pasado de San. Oye, apuesto a que si lo documentamos, el entrenador hasta nos dará créditos extras.”-
Completamente dudable puesto que, si Rachel estaba envuelta, la tarea detectivesca probablemente tomaría un giro ilegal. Sin mencionar que este trabajo detectivesco en particular no tenía nada que ver con biología. Ni siquiera remotamente.
La leve sonrisa que Rachel me había causado se borró. Con todo y lo divertido que era ver las cosas de una manera jocosa, yo estaba asustada. El chico de la máscara estaba ahí afuera planeando su próximo ataque. Tenía sentido que tal ves San sabía lo que estaba pasando. El chico de la máscara había saltado frente al Neon el día después de que San se había vuelto mi compañero de biología. Tal vez no era una coincidencia.
Justo en ese momento la enferma asomó su cabeza por la puerta. -“Son las ocho”- Me dijo ella, dando golpecitos a su reloj. -“Las horas de visitas terminaron.”-
-“Salgo en seguida”- Dije.
Tan pronto sus pasos se perdieron por el pasillo, cerré la puerta del cuarto de Rachel. Quería privacidad antes de decirle lo de la investigación de asesinato en donde estaba envuelto Elliot. No obstante, cuando regresé a la cama de Rachel, era aparente que su medicación había tocado fondo.
-“Aquí viene”- Dijo ella con una expresión de puro éxtasis. -“El torrente de droga… en cualquier momento… la oleada de calor… adiós, Sr. Dolor…”-
-“Rach…”-
-“Toc, toc.”-
-“Esto de verdad es importante.”-
-“Toc, toc.”-
-“Es sobre Elliot.”-
-“Toc, toooooooc”- dijo con una voz cantarina.
Yo suspiré. -“¿Quién es?”-
-“Madre.”-
-“¿Madre qué?”
- “¡Madre mía, alguien esta llorando y no soy yo!”- Ella rompió a reír histéricamente.
Comprendiendo que no tenía caso intentar hablar del tema, dije -“Llámame mañana si te dan de alta.”- Abrí el cierre de mi mochila. -“Antes de que se me olvide, te traje tu tarea. ¿Dónde quieres que la ponga?”-
Ella señaló al bote de basura. -“Allí estará bien.”-
Detuve el Fiat en el garaje y guardé las llaves en el bolsillo. De camino a casa el cielo carecía de estrellas y obviamente una liviana lluvia comenzó a caer. Jalé la puerta del garaje, llevándola hasta el suelo y asegurándola. Fui a la cocina. En algún lugar del segundo piso había una luz encendida y momento después mi mamá bajó las escaleras corriendo y arrojó sus brazos alrededor mío. Mi mamá tiene pelo oscuro, ondulado y tiene ojos verdes. Ella es una pulgada más baja que yo, pero tenemos la misma estructura ósea. Ella siempre huele a Love de Ralph Lauren.
-“Estoy tan feliz de que estés a salvo”- Dijo, apretándome con fuerza. Más o menos, pensé.
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Chicas a lo mejor estos capítulos, les parezcan de relleno por el hecho de que San no aparece mucho y sólo se le menciona, pero ya viene el tan esperado beso Brittana y muchas intrigas que estan naciendo ahora, pronto se resolverán, espero que les guste el capítulo. Besos.
dianna rivera* - Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
beso brittana!! no puedo esperar!!
jjejeje ame esta prte:
-“Antes de que se me olvide, te traje tu tarea. ¿Dónde quieres que la ponga?”-
Ella señaló al bote de basura. -“Allí estará bien.”-
jajajaja rachel drogada....me encanta!
bye
jjejeje ame esta prte:
-“Antes de que se me olvide, te traje tu tarea. ¿Dónde quieres que la ponga?”-
Ella señaló al bote de basura. -“Allí estará bien.”-
jajajaja rachel drogada....me encanta!
bye
aimechinita1*** - Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 30/06/2012
Edad : 29
Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
POR DIOS!!!!!
DENTRO DE TANTO MISTERIO, PROBLEMAS, TENSIÓN BRITTANA!! y TODO EXISTE RACHEL!!!!
POR DIOS!!!! COMO LA AMO!!!!!! LE DA UN TOQUE TAN DIVERTIDO, PARA TODO LO QUE HAY AL REDEDOR DEL ASUNTO, RACHEL ES UNA MARAVILLA!!! DESPUÉS DE LO QUE LE SUCEDIÓ y AHI ESTA!! TAN GRACIOSA COMO SIEMPRE!!!!!
ES GENIAL!! COMO DIJE y AHORA YA NO DUDO "UNA LOCA LINDA" QUE SERÍA LA MEJOR DE TUS AMIGAS y TE LEVANTARÍA HASTA EL DÍA MÁS TRISTE...........................
AHORA DEJANDO DE LADO A NUESTRA QUERÍDISIMA BERRY!! TODO SIGUE REVUELTO!!
LO PERO ES QUE RACHEL VE A SU AGRESOR MUY PARECIDO A SAN! ESO NO ME GUSTA................TODO APUNTA A ELLA...........y PARA EL CASO NO SE LE HIZO PARECIDO A ELIOT!...........................TODO NOS DIRECCIONA A SAN!! PERO COMO DIJE YO NO LA CREO CAPAZ.......................
EN CAMBIO ELIOT!! DE EL SI PUEDO PENSAR CUALQUIER COSA................AUNQUE TAL VEZ PUEDA SER OTRA PERSONA............ESTO ME CONFUNDE............
LO QUE SI ME TIENE FASCINADA ES SABER QUE ESTAMOS CERCA DE UN BESO BRITTANA!!!!! WOOOOOW!!!!!!
COMO DIJE ENTRE TANTA TENCIÓN SERIA "ÉL BESO!!" ESPERADÍSIMO y TAL VEZ DADO EN UN CONTEXTO DEMASIADO LLAMATIVO COMO ES TODA ESTA HISTORIA!!!
YA LO QUIERO LEER!!!! POR DIOS YA SEGURO QUE ES GENIAL!!!!! ESPERO CON TODAS LAS ANSIAS QUE PUEDO CONTENER!!!!
POR DIOS!! (DE NUEVO:P) TU FIC ME MATA!! DE TANTO MISTERIO y TODO!!! LO ADORO!!!
SALUDOS!! NAT!
DENTRO DE TANTO MISTERIO, PROBLEMAS, TENSIÓN BRITTANA!! y TODO EXISTE RACHEL!!!!
POR DIOS!!!! COMO LA AMO!!!!!! LE DA UN TOQUE TAN DIVERTIDO, PARA TODO LO QUE HAY AL REDEDOR DEL ASUNTO, RACHEL ES UNA MARAVILLA!!! DESPUÉS DE LO QUE LE SUCEDIÓ y AHI ESTA!! TAN GRACIOSA COMO SIEMPRE!!!!!
ES GENIAL!! COMO DIJE y AHORA YA NO DUDO "UNA LOCA LINDA" QUE SERÍA LA MEJOR DE TUS AMIGAS y TE LEVANTARÍA HASTA EL DÍA MÁS TRISTE...........................
AHORA DEJANDO DE LADO A NUESTRA QUERÍDISIMA BERRY!! TODO SIGUE REVUELTO!!
LO PERO ES QUE RACHEL VE A SU AGRESOR MUY PARECIDO A SAN! ESO NO ME GUSTA................TODO APUNTA A ELLA...........y PARA EL CASO NO SE LE HIZO PARECIDO A ELIOT!...........................TODO NOS DIRECCIONA A SAN!! PERO COMO DIJE YO NO LA CREO CAPAZ.......................
EN CAMBIO ELIOT!! DE EL SI PUEDO PENSAR CUALQUIER COSA................AUNQUE TAL VEZ PUEDA SER OTRA PERSONA............ESTO ME CONFUNDE............
LO QUE SI ME TIENE FASCINADA ES SABER QUE ESTAMOS CERCA DE UN BESO BRITTANA!!!!! WOOOOOW!!!!!!
COMO DIJE ENTRE TANTA TENCIÓN SERIA "ÉL BESO!!" ESPERADÍSIMO y TAL VEZ DADO EN UN CONTEXTO DEMASIADO LLAMATIVO COMO ES TODA ESTA HISTORIA!!!
YA LO QUIERO LEER!!!! POR DIOS YA SEGURO QUE ES GENIAL!!!!! ESPERO CON TODAS LAS ANSIAS QUE PUEDO CONTENER!!!!
POR DIOS!! (DE NUEVO:P) TU FIC ME MATA!! DE TANTO MISTERIO y TODO!!! LO ADORO!!!
SALUDOS!! NAT!
naty_LOVE_GLEE- ---
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Re: Fic BRITTANA "SILENCIO" CAPITULO 12
Me tiene intrigada lo que pasa con Britt! Quiero saber quien anda x ahi observandola & demas... aunque esas malas pasadas de su mente le juegan la confunden... espero poder leer pronto ese beso Brittana, y esos acercamientos entre las chicas *-* me encantan..
Actualiza pronto! Siempre leo pero no siempre comento.. aun asi tienes una fiel lectora por aca!
Besos, espero actualices pronto!
Actualiza pronto! Siempre leo pero no siempre comento.. aun asi tienes una fiel lectora por aca!
Besos, espero actualices pronto!
Elita- - Mensajes : 1247
Fecha de inscripción : 17/06/2012
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