El pediatra. {klaine}

El pediatra.

Blaine Anderson, un hombre rico con todo a su alcance, tiene una vida relativamente normal: una hermosa esposa llamada Quinn y un hijo tierno como algodón; pero, por alguna razón, él se siente vacío y piensa que su vida no lleva un camino correcto. Un día como cualquiera, su esposa le pide a Blaine que lleve a su hijo al control médico habitual, ya que ella es incapaz de hacerlo ese día.
Pero él nunca en su vida imaginó que el nuevo doctor rutinario sea tan lindo y el causante de unos nuevos y extraños sentimientos que empezaban a florecer en Blaine.

<<–Eso que sientes se llama amor.
–Pero estoy casado, con una mujer.
–¿Y nunca sentiste que faltaba algo? Blaine, ese algo era amor real, amor de el único sexo que puede dártelo.>>

¡Hola! bueno, esta es mi segunda fic de klaine y.... nada, ojalá les guste y comenten :).

se ve que esta interesante espero el primer capitulo espero y lo pongas pronto para ver como esta la historia

me encanto la sinopsis sigue espero que actualices pronto

Me encanto la sinopsis, espero que pronto este el primer capítulo.

El sipnosis estuvo muy interesante espero y puedas actualizar rapido pir que me encanto espero ansiosamente el primer capitulo ya quiero saber que pasara actualiza porfiss!!!! :3. :DDD

Wow... Kurt Doctor... Me encanta, siguelo ;D

sigue! es muy llamativo ;-)

oh que sexy e interesante ya quiero saber que pasara actualiza pronto

¡MUCHAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS! srly, me alegra que les guste la sinosis, acá está el primer cap :).

Capítulo 1.

Blaine Anderson corría con su hijo Jonathan en brazos. Los rizos de ambos, controlados por gel, se sacudían al aumentar la velocidad de esa carrera. El pequeño reía, pero el mayor sólo tenía el ceño fruncido.
Llegaba tarde a su cita con el nuevo doctor de su hijo; lo único que sabía de él era su nombre: Kurt Hummel.

–Papá, nos vamos a caer –rió divertido el pequeño al ver a su padre tan alarmado y urgente– tranquilo, el doctor Kurt será bueno y nos perdonará que nuestra llegada tarde.

Blaine miró a su hijo y frunció el ceño. Odiaba llegar tarde a algo, no había nada que no le gustara menos. "Bueno, sí la hay..." pensó, pero desterró sus pensamientos con un movimiento de cabeza tan rápido que fue imperceptible para todos. Blaine Anderson odiaba el desorden, la tardanza, lo -no-perfecto. Era un obsesivo, lo sabía, su esposa se lo repetía cada vez que se presentaba su oportunidad, y no le agradaba eso. Otra cosa más para agregar a la lista de cosas que no le gustaban.

–Jonathan, esto no es por el doctor, sino por nuestra responsabilidad como ciudadanos y personas que tratan con respeto a los demás –Blaine comenzó a dar un discurso sobre porqué era importante ser ordenado y pulcro... El pequeño Jonathan sólo rodó los ojos, amaba a su papá, pero sabía su dicursito de memoria y lo hartaba de manera sobrehumana. Jonh suspiró y le pegó en el hombro a su papá, por lo que este se quejó.

–¿Por qué hiciste eso, jovencito? –preguntó con una mirada de fastidio.

¡Genial, simplemente genial! Llegaba quince minutos tarde a su cita con el doctor y su hijo le pegaba sin razón aparente. Todo le salía mal, y no entendía porque.
Tenía una esposa, un hijo, un trabajo, ¿qué le faltaba? Oh, claro, no lo sabía. Ese vacío existencial que lo inundaba siempre se encontraba allí y no quería irse, ni siquiera quería dar una pista a Blaine de lo que estaba haciendo mal.

–Papá, papá, estoy hablando hace cinco minutos –bufó molesto el moreno de rizos menos predominantes– ¿vamos a la cita con Kurt?

Blaine sólo asintió y tomó a su hijo de nuevo, corriendo las cuatro manzanas restantes.


Kurt Hummel se dedicó a admirar el paisaje desde su ventana, esperaba a un paciente llamado Jonathan Anderson, al parecer nuevo en el hospital. Pero esa no es razón para no aparecer por aquí, pensó el castaño, cerrando su maletín, dando por cerrado que el pequeño no iría esa tarde. Al terminar de guardar los papeles, iba a levantarse de la silla pero algo lo detuvo.

Un joven moreno, bastante bajo y de rizos marrones estaba aferrado al picaporte de la puerta. Sus ojos eran avellanas de muerte, y sus labios... ¡Oh por dios! Eran tentadores.
Ardiente, ardiente, ardiente... reía por lo bajo Kurt y lo pensaba. Lástima que no era de su lado. ¿verdad?

–No llegamos tan tarde, ¿no? –preguntó Blaine subiendo la mirada para encontrarse con algo impactante.

Un hombre castaño, con piel como la porcelana tan fina, tersa y blanca, ojos azules como mar y boca fina y deseosa. ¿Qué...? ¿Él acababa de decir que la boca de un hombre era deseosa? De acuerdo, esto iba mal.
Sí, lo admitía, es ehombre que estaba parado frente a él poseía un gran atractivo pero Blaine estaba casado, y con una mujer. Deben ser alucinaciones mías, se dijo para él mismo e intentó calmarse, no soy gay, soy totalmente hetero. Sonrió orgulloso de su pensamiento y pregntó:
–Y usted... ¿quién es?

El castaño se sonrojó, y eso le pareció a Blaine malditamente adorable.

–¡Oh, lo siento, qué tonto! Soy Kurt Hummel, el nuevo doctor de Jonathan –sonrió sin mostrar los dientes y estrecharon sus manos.

"Sus manos son tan suaves, tan lindas, tan encantadoras... sin duda, mejor que las de Quinn" pensó el moreno mientras sentía como una chispa recorría su cuerpo entero al tocar al doctor.

Esta súper, no tardes en actualizar por favor.

me gusto el capitulo ya quiero ver que pasa en el siguiente tambien quiero ver como se desarrolla la historia espero pronto actualices esperare ansioso el siguiente

Espero actualices pronto, me encanto el nombre del hijo de Blaine: Jonathan <3 que hermoso nombre... Cuidate besos

ooo se ve que va estar muy bonito me gusto mucho el primer capitulo espero y actualices rapido por favor es que ya quiero saber que pasara!!!! :DDD

aww que amor, la verdad es que está muy bonito, no sé e donde la gente saca estas deas geniales, pero te agradezco, porque la verdad me hubiera muerto de aburrimiento toda la tarde y tu capítulo hizo que me sintiera mejor, menos con ganas de matar a todos :) graias por un super capítulo y una genial idea y nos llemos? cuando actualices, sin presiones, tomate tu tiempo.

Capítulo 2.

Blaine no podía creer lo dulce que era Kurt Hummel, era un ángel dispuesto a todo. Observaba cada movimiento que hacía, desde su sutil compás de manos hasta su poco discreto sonido con los pies. Y no sabía porque le gustaba tanto hacerlo, lo más extraño era que nunca lo había intentado con Quinn... o con ninguna otra mujer.
De acuerdo, Blaine, es obvio que esta visita te está afectando la cabeza, se dijo a sí mismo sin despegar la mirada de los labios entreabiertos del joven doctor y se permitió pensar por un nanosegundo cómo sería poder besar esos labios tan delicados y finos.
Siguió admirando la belleza del lugar -el lugar era Kurt, por supuesto- bajando la mirada por su espalda, ancha pero no exageradamente; era más bien delicada pero a la vez tan fuerte. Bajó un poco más y vio -según Blaine- el mejor trasero del mundo. Sin exagerar.
Pero... ¿¡qué hacía él viendo esa parte de un hombre!? Luego de esta sesión, Blaine debería conseguirse un terapeuta.

Tanto tiempo estuvo sumido en sus pensamientos, que no se percató de que Kurt había terminado de examinar al pequeño y sano Jonathan y esperaba a que su padre reaccionara.

–Señor Anderson... –repetía el castaño, pero Blaine sólo podía pensar en lo bien que se oía su apellido entre sus labios– Señor Anderson –soltó con una risita que derritió al moreno.

–Lo lamento, estaba distraído –sonrió y Kurt negó con la cabeza restándole importancia.

–De acuerdo. Verá, su hijo está bastante sano y no hay nada de que preocuparse, pero tengo cierta curiosidad por su, em –sonrió nervioso– altura. Tiene cinco años, con un peso de 20 kg, pero su medida es de 1, 31 cm. Es lo más raro que he visto.

–Bueno, eso viene de familia, ¿sabe? –explicó Blaine mientras su hijo esperaba afuera– es algo normal, créame, yo también lo sufrí.

–Oh, no es sufrimiento, señor Anderson, sólo estaba intrigado ya que nunca había visto algo así. Pero si usted dice que es genético, le creeré –sonrió tranquilo y posó su mano arriba del escritorio pulcro de fina madera de roble.

Blaine tuvo un impulso de tomarla y apreciar que tan tersa era esa piel blanca y semejante a la porcelana. ¡Está bien, Blaine! esto está llegando demasiado lejos, ¿qué te ocurre? se reprochó a sí mismo por sus pensamientos. Algo estaba mal con él desde que entró a esa maldita oficina y vio al jodido y caliente doctor. ¡Mierda!

–Dado que la salud de Jonathan está perfecta, no necesitarán verme por unos tres meses, felicidades por un hijo tan saludable, señor Anderson –habló Kurt.

–Dígame Blaine, no me gustan las formalidades –ambos sonrieron y el moreno se preguntó cuanta profundidad tenían esos ojos que lo miraban expectantes– y sólo para hablar... –estaba nervioso, ¿por qué?– dígame, ¿usted tiene hijos?

Kurt rió bastante tiempo y con gran intensidad. Blaine no entendía que era lo gracioso.

–¿No te has dado cuetna, verdad? –Blaine frunció en ceño– soy gay, señor Anderson –eso no se lo esperaba, de ninguna manera. Pero, por alguna razón en particular, una llama de esperanza se encendió en el pecho de Blaine, como si tuviera la oportunidad ee algo– mi novio y yo intentamos adoptar pero... simplemente no se da –Kurt se encogió de hombros.

Esa pequeña llamita que crecía en Blaine se apagó totalmente cuando escuchó "novio". ¡Por supuesto tenía pareja! Una criatura tan perfecta como Kurt Hummel debía estar acompañada, sería un delito dejarlo estar solo, sin nadie a su lado. Por un segundo, imaginó como sería si ellos dos estuvieran juntos... y se aterró.

Sus pensamientos estaban llendo demasiado lejos, y no podía dejarlos seguir. Debía salir de aquella habitación endemoniada, dónde vivía el diablo -más parecido a un ángel, a decir verdad-.

–Oh, ero ya verá que podrán –alentó Blaine rápido mientras se alejaba con una sonrisa nerviosa– Me encantaría quedarme a charlar pero debo irme, ¡adiós! –y salió disparado por a puerta.

Kurt suspiró, ¿por qué rayos le había dicho a ese hombre desconocido que era gay? No era un secreto, claro, pero...
Suspiró y se tiró en su silla. Había sentido algo con aquel hombre misterioso que se distraía fácilmente, pero no sabía que. Y que más daba, ya que estaba casado y era hetero.
Y, para sumar la cereza al postre, homofóbico. La reacción que había presenciado de salir corriendo con cualquier excusa barata era de un real homófobo y eso le producía asco instantáneamente.
Usualmente, Blaine sólo le dio una gran decepción. Pero no era tiempo de pensar en ese moreno, claro que no.

¡GRACIAS POR TODOS SUS COMENTARIOS, srly! me animan a seguir escribiendo :).

me gusto el capitulo espero el proximo espero actualices pronto ya quiero ver como sigue la historia

gleeclast escribió:me gusto el capitulo espero el proximo espero actualices pronto ya quiero ver como sigue la historia

¡me alegra que te guste! después actualizo :).

ME ENCANTO!!
nueva lectora y enserio hermoso fic me encanto que el amor se hiciera rápido y mutuo lo malo es que Blaine tiene a Quinn y tampoco merece que sufra): pero aun asi me encanto lo de la risita de Kurt en ese momento me lo imagine sigue, sigue

annyhummel escribió:ME ENCANTO!!
nueva lectora y enserio hermoso fic me encanto que el amor se hiciera rápido y mutuo lo malo es que Blaine tiene a Quinn y tampoco merece que sufra): pero aun asi me encanto lo de la risita de Kurt en ese momento me lo imagine sigue, sigue

¡hola! me re alegra que te guste :).
algunos dicen amor a primera vista... ¿who knows?
ya sigo, ya sigo.

Capítulo 3.

Ni siquiera al conducir pudo sacarse de la cabeza a Kurt Hummel. ¿Qué le estaba pasando? Estaba confundido, y mucho. No porque ese chico lo atrapara de una manera que no sentía con su esposa, o que sólo sintió en secundaria al jugar al juego antiguo de la botellita y le tocó besar a su mejor amigo. Seguro que no.
Mordió su labio y, mirando aún a la carretera, comenzó a hablar con su hijo, ya que este había estado callado todo el camino -y era raro, Jonathan siempre se calificó por ser un charlatán de coñazo-.
–¿Qué pasa, campeón? –dijo con un nudo en la garganta. Aún no sacaba al maldito de Kurt Hummel de su cabeza y eso no le agradaba.

"Claro que te agrada, idiota, te agrada más que nada..." le susurró una vocesita en su interior y, por más que quería negarlo, sabía que le era imposible.

–¿Qué pasa? –preguntó su hijo con aire distraído y disperso.

–La pregunta es que pasa contigo, cariño, no has dicho nada en todo el trayecto, eso es algo extraño –bromeó el mayor, pero no puedo formar ni siquiera una sonrisa verdadera, estaba tenso.

–Nada.

Y ahí terminó la charla entre ellos dos. El aire estaba cargado con una nube de tensión e incomodidad, y podáis cortar con una tijera el hilo de preocupación de los dos hombres-niños que iban en ese auto. Pero la pregunta era... ¿qué los tenía tan agobiados? Fácil, la respuesta era Kurt.

Al llegar a la gran mansión de los Anderson-Fabray, bajaron en silencio y casi corrieron a abrir la puerta y encontrarse con Quinn.

–¡Mamá!
–¡Cariño! –dijeron los dos a la vez, y la rubia sonrió. Hacía bastante tiempo que notaba a su esposo muy distante, no sólo durante las horas del día, sino, también en su intimidad. ¿Su hijo? pasaba más o menos igual, aunque ella se encargaba de llevarlo a todos los lugares posibles y hacer de su chofer personal, Jonathan nunca tuvo esa conexión madre e hijo; eso hería a Quinn internamente, pero no quería decirlo, ya que pensaba que era sólo una etapa.
Al ver a sus dos muchachos preferidos dándole cariño repentinamente, sonrió y corrió hacia ellos tan feliz como el mismísimo gato de "alice in wonderland".
Jonathan abrazó a su madre con sus pequeñas manos y puso su cabeza en el cuello de esta. Quinn suspiró feliz, y luego Blaine se acercó para depositar un beso dulce y tierno en su boca, que luego pasó a pasional y lujurioso.

¡Sin duda era el mejor día de Quinn! Su esposo quería intimidar, su hijo le mostraba más cariño en cinco minutos que en toda su vida... valla. Pero no pudo evitar pensar que quizás, todo esto se debía a algo, algún problema con el nuevo doctor o cosas así.
Pero dudaba que Kurt Hummel fuera el causante, ya que había escuchado maravillas sobre él.
Todas sus amigas lo habían recomendado como médico de cabecera para sus pequeños –Rachel, Santana, Brittany, Mercedes y Lauren– diciendo que era uno de los mejores y no tomaba nada personal.
Los muchachos, en cambio –Finn, Puck y Sam–, lo recomendaron ya que sabían que era gay y no podría coquetearle a sus esposas.
¡Sin duda, ese hombre era un ángel!

–¿Por qué de repente se muestran tan cariñosos? –habló Quinn sin procesar las palabras antes de que salgan de su boca.

–¿No puedo besar a mi esposa y demostrarle cuanto la amo? –preguntó inocentemente Blaine haciendo puchero, aunque sólo él sabía que mentía.

–Mami, quería un abrazo –rió el pequeño.

–De acuerdo, amo esto, de veras lo hago, pero si no me sueltan, la tarta se quemará –bromeó Quinn y los dos hombrecitos la soltaron. Morían de hambre.

En la cena, todos reían divertidos, como una normal familia feliz. Pero algo faltaba, pensaba Blaine. "Algo falta..."
Era extraño, porque ese sentimiento de vacío que sentía todos los días se había evaporado en la oficina médica. Pero, no, tenía que ser su mente jugando. Sí, eso era seguro.

¿O no...?

me gusto el capitulo aaaaa no se como le haces pero me gusta mucho la historia ya quiero ver el siguiente capitulo espero actualices pronto ya quiero ver como sigue la historia

Espero que actualizes pronto.

sube más por favor te digo eres genial continua sí no iré a tú casa con nutella y las temporadas de glee y no te daré nada, pobre Quinn necesita ser amada de verdad y me doy cuenta que su hijo noto la atracción de Kurt y Blaine, a demás como quinn no se dio cuenta que mando con un Doctor guapo sexy y tierno gay? tal vez debió ir con el jajaja

Me perdi un capitulo... No lo puedo creer... Al fin ya lo lei todo & me sigue gustando como en el principio... Esperare capitulos nuevos pronto... Cuidate :)

yo tambien me perdi un capitulo :( pero ya lo lei ooo pero como me gusta tu fic espero ansiosa el siguiente capitulo :DDD